Doña Ramona
Doña Ramona
Doña Ramona
DOLORES.- Est bien, est bien. Basta de tus sacrificios! (Inicia mutis.)
AMPARO. -Y el primero fue ocupar el lugar de nuestro padre y nuestra
madre! Que Dios los tenga en su Santa Gloria! (Al ver que Dolores se va sin
hacerle caso.) Dije: i Que - Dios - los - tenga - en - su Santa Gloria!
DOLORES- (Sin ganas). - Amn.
AMPARO - A veces pienso que de haberme casado, yo no sera la solterona a
quien todos se complacen en fastidiar...
DOLORES. - Novio conociste, Y dicen que se "conocieron bastante...
AMPARO - Cuidado! Nada de insinuar cosas ni en broma!
DOLORES- (Abrazndola). Bueno, basta ya. No fue mi intencin ofenderte. Y
en cuanto a eso de solterona, todava est por verse.
AMPARO. - Eso es lo peor: solterona. Por qu, Seor, no me cas cuando
tuve la oportunidad?... Porque a m me tocaba primero. Soy la mayor, no!
DOLORES. - Y te casars. Vers que el da menos pensado tendremos
confites en tu honor.
AMPARO (Incrdula). - Anda, anda... confites.
DOLORES. - El futuro se anuncia lleno de promesas! Gente nueva, nuevas
costumbres, la ciudad entera crece...
AMPARO. El vicio crece.
DOLORES. Modas paquetas y lujosas: gente nueva y fascinante...
AMPARO. Bah, puro gringo.
IV
DOLORES. Deja ese crochet! Mir, mir estos modelos, ves? Este te podra
quedar bien.
AMPARO. Qu? Eso para m? Ests loca?
DOLORES. Por qu? No seas antigua, mujer, ven.
AMPARO. Pero que chiquilina zonza!
DOLORES. No me digas que no te gusta.
AMPARO. Es un mamarracho. Y adems me parece indecente. Quin se
pone un escote as?
DOLORES. Quedte quieta. Sacte ese delantal.
AMPARO. Mira que me enojo. iSoltame!
Entra CONCEPCIN.
CONCEPCIN (Desprolija, con aire de sueo y vistiendo bata de entrecasa). Ustedes no saben hablar si no es a los gritos...?
DOLORES. - Zas...!
VII
DE LEJOS PROVIENE EL SONIDO DE UNA ORQUESTITA, TAL VEZ UNA POLKA
O UN VALS. DE VEZ EN CUANDO EL SONAR DE CASCOS SOBRE EL
EMPEDRADO O LAS CAMPANADAS DE ALGN RELOJ DE IGLESIA. ENTRA
DOLORES Y ENCUENTRA A CONCEPCIN RECLINADA.
CONCEPCIN. - Sos vos, Dolores?
DOLORES.- S. Milagro ya no ests acostada.
DOLORES. - Enciendo la luz?
CONCEPCIN. - No; as parece que estuviera ms fresco.
DOLORES. - Desvelada, eh?
CONCEPCIN. - Para dormir siempre hay tiempo... Escuchas?
DOLORES -(Sonre). - S, ya empez la farra en el bajo.
CONCEPCION.- Es en lo de Pepe el Jerezano. Siempre empieza primero.
Habr jarana hasta que aclare.
DOLORES. - Quien te oye a vos... Sabes todo lo que pasa, y sin embargo
nunca te sacs ese batn.
CONCEPCIN. - Desgraciadamente, informacin de segunda mano. Escucho
el comentario de los proveedores, miro por la celosa.... Escucho, siempre
escucho.
DOLORES (Re). - Ves? Si por lo menos te diera por salir por vestirte...
CONCEPCIN. - Vestirme? Para ir a dnde?... (Pequea pausa.)
DOLORES. - No dijiste qu opinabas sobre el ama de llaves. Alfonso la
estuvo esperando en la plaza pero todava no lleg.
CONCEPCIN. - Una vieja beata que nos ayudar a asfixiarnos. Ahora
seremos cinco mujeres. Lindo futuro!...
VIII
EN UNO DE LOS RINCONES EN PENUMBRA SE VA AMPLIANDO LA ZONA DE
LUZ HASTA DESCUBRIR UNA SILUETA FEMENINA SEVERAMENTE VESTIDA,
CORONADA POR UN SOMBRERO QUE LE CUBRE EL ROSTRO CON UN CONO,
DE SOMBRA. A SU LADO, UNA GRAN MALETA.
DOLORES- (Asustada). Concepcin!
CONCEPCIN (igual, pero luego ms decidida y dominante). Qu, quin es?
Pero, qu hace usted aqu?!... Cmo no la vimos entrar?
RAMONA. - Debern perdonarme, pero el cochero dijo que sta es la casa de
los Fernndez y Fernndez. Creo que la ta de ustedes les avis de mi
llegada. Encontr el zagun abierto... ustedes perdonen, seoritas...
CONCEPCIN. - Entonces...
DOLORES. -...Usted debe ser...
LAS TRES. - ...Ramona.
RAMONA. - Para servirles.
DOLORES (Estupefacta gira en su torno, a cierta distancia, divertida). - Con
que doa Ramona!
RAMONA.- La diligencia lleg con un atraso de medio da.
DOLORES. Pero mira Concepcin, ella solita carg con su enorme valija.
CONCEPCIN. - Qu fracaso de hermano. Sabe, buena voluntad tuvimos, l
fue a esperarla. Dolores, ayudala con su valija.
DOLORES. - Enseguida. Debi mandar al cochero y decirle nuestra direccin,
aqu todos nos conocen... iufa! cmo pesa!
marcha. Antes del mutis gira con cierta solemnidad)- Que Dios y la Virgen
los acompaen.
XI
AMPARO y ALFONSO han quedado solos y algo preocupados.
AMPARO.- Pues bien!
ALFONSO.- Pues bien.
AMPARO.- As que sta es doa Ramona.
ALFONSO.- Es doa Ramona.
AMPARO.- T dirs.
ALFONSO.- Lo que t digas.
AMPARO. - Tendrs opinin formada.
ALFONSO.- No muy diferente a la tuya.
AMPARO. - Tan joven, no deja de ser un problema.
ALFONSO.- Una responsabilidad que nos echamos encima.
AMPARO.- Saludable es; por ese lado al menos, no tendremos
preocupaciones.
ALFONSO.- Otra ventaja para nosotros: su rendimiento.
AMPARO.- Otra cuestin: su jerarqua en la casa.
ALFONSO.- Ah, s, por supuesto, su jerarqua.
AMPARO.- No olvides que administrar nuestra casa y mucho depende de su
buena voluntad para con nosotros.
ALFONSO.- Cierto, muy cierto. Pero a dnde quers ir a parar?
AMPARO. Creo que debera comer con nosotros, en nuestra mesa.
ALFONSO. Me opongo!
AMPARO. Ya lo saba! Deb decrtelo al revs!
ALFONSO. En la cocina estar mejor!
AMPARO. Conozco familias bien, que dejan sentar a sus empleados la mesa.
ALFONSO. Es posible, pero no me gustan los cambios.
AMPARO. Hay que brindarle la ilusin de compartir la familia!
ALFONSO. Olvidas que no es pariente! iA cada cual su lugar!
AMPARO- (Al borde del berrinche). - Es que ya no puedo disponer ni en mi
propia casa?! Nadie me reconoce?! Quin soy yo, a lo ltimo...?!
ALFONSO- (Asustado). - Est bien! Est bien. No grites ahora. Se har como
vos digas.
AMPARO- - Que coma con la familia no quiere decir que sea de la familia. Y
sin embargo es otra cosa... yo qu se
ALFONSO- (Inician el mutis). - Me pregunto por qu le dirn "doa Ramona.
AMPARO- Qu doa ni doa; yo le dir Ramona y basta.
ALFONSO. - Quin sabe, quin sabe... (Salen. Apagn breve.)
XII
ENTRA DOA RAMONA. SE PASEA POR LA SALA MIRANDO, TOCANDO ALGO.
OBSERVA CON INTERS... LUEGO SALE. ES DE MAANA. MAGDALENA
CRUZA 1 ESCENA SOMNOLIENTA, SORBIENDO SU MATE Y ARRASTRANDO DE
CUALQUIER MANERA UN ATADO DE ROPA. TOMANDO PRECAUCIONES, AN
EN CAMISN, LA INTERCEPTA CONCEPCIN.
CONCEPCIN. - i Tcht! Magdalena... Con vos quiero hablar. (Le extiende un
papelito.)
MAGDALENA. - Un mandado a esta hora? (Ve el papel) Otra vez con eso?
Esta semana ya me hizo ir tres veces. A m me da vergenza
CONCEPCIN. - Mir que dentro del papel hay dos pesos y el libro slo
cuesta uno.
MAGDALENA.- De veras hay dos pesos?
CONCEPCIN.- Alguna vez te ment? Aqu est escrito el nombre del libro.
Se lo das al librero. Slo a l! Entendido? Y sobre todo cuidate de doa
Ramona. Ella es muy... inocente.
MAGADALENA. -Qu doa, ni doa! Desconfe de esas "inocentes nia. Son
como la hiedra: vienen de abajo y se arriman al tronco hasta que lo
envuelven todito.
CONCEPCIN- (Inicia el mutis). - El libro, me lo dejas debajo de la almohada
cuando hagas las camas, estamos?
MAGDALENA. -Ay, qu quiere que le diga! A mi estas cosas me dan calor. El
librero lo toma a la chacota y me pone nerviosa.
CONCEPCIN -(Detenindose). - Y qu se tiene que meter, el muy
guarango? Es un libro como cualquier otro. No creers, en fin, que yo leo
cosas que no puede leer la gente de buena familia?... Vos comentaste con
alguien!
MAGDALENA. -Por esta luz, que no! Pero el librero, la ltima vez me dijo:
"Dgale a la seorita..."
CONCEPCIN. - i Dios mo! Y cmo supo que era para m? Cmo supo
Magdalena?
MAGDALENA.- Pero yo, seria como un tat, le contest: "Este no es pa
ninguna seorita, pa' que sepa!" Le dije que era pa' m.
CONCEPCIN- - Hiciste bien.
SEGUNDA PARTE
(UN AO DESPUS. ENTRA LA SRA. DE LAUTIER SEGUIDA DE AMPARO.)
SRA. LAUTIER. - Pero querida, por m no te molestes; vine slo un
momentito.
AMPARO. - No puedo permitir que se vaya sin siquiera tomar una copita de
licor. (Llamando.) Concepcin, Dolores ... ! Est la Sra. Lautier!
SRA. LAUTIER. - No, no, no llames a nadie, hijita ... ! Pero, Amparito djame
verte Para vos el tiempo no pasa mujer...
CONCEPCIN- . - Buenos das...
SRA. LAUTIER. - Concepcin, muchacha ... ! Ando volando... Volando. (A
Amparo.) Hay que sacar ms a esta joven, querida! Hay que mostrar esta
violeta escondida...!
CONCEPCIN. - Violeta... yo ... ?
DOLORES (Entra junto con Doa Ramona). - Sra. Lautier! Qu casualidad!
SRA. LAUTIER. - Dolores, chiquilina ... ! No, no, no vengo por vos... Aunque
tengo que recordarte que te esperamos este fin de semana. Muchos
preguntan por vos, mocosa...
AMPARO. - Quin pregunta?
SRA. LAUTIER. - Mucha gente! Una familia tan joven y agradable siempre
tan "sucuchada" en la casa ... Parecen monjas de clausura...!
AMPARO. - Ella es... doa Ramona...
SRA. LAUTIER. - Hmm,...! Qu jovencita para ser "doa"... muchas virtudes
ha de tener usted, muchacha...
AMPARO. - Doa Ramona es...
SRA. LAUTIER. - Ya s... ya s... En nuestra reuniones parroquiales ya se ha
hablado de usted, de su devocin ejemplar, de su contraccin al trabajo...
Pero, francamente, no la cre tan joven y buena moza !
RAMONA. -La seora es muy amable... con su permiso, debo atender ...
(Gira para irse.)
SRA. LAUTIER. - Atienda m'hijita... (Observa el mutis de doa Ramona.)
Hablando de juventud y buenas mozas, no he visto a Alfonso.
el presentimiento de que todo saldr mal... y que yo... y que yo... (La voz se
le quiebra.) "Escucha, oh, Seor, mi oracin. Y est atento a la voz de mis
ruegos. En el da de mi angustia te llamar..."'
MAGDALENA- (Conmovida). - Pero doa Ramona... Ve? Esas son cosas de la
edad, usted es muy joven y
RAMONA -(Interrumpe). - S, s, por supuesto. (Ya recuperada.) No me haga
caso, estoy rendida. Dir mis oraciones y me ir a acostar. Buenas noches y
hasta maana. (Vase decidida.)
MAGDALENA. - Hasta maana, criatura. (Meneando la cabeza la ve alejarse.)
III
ENTRAN CONCEPCIN Y AMPARO; TRAEN ABANICOS Y ALGUNA LABOR.
CONCEPCIN. - Reconozco que sabe llevar la casa pero lo de la misa
deberamos reconsiderarlo. Tanto prepararse y vestirse para despus
quedarnos en casa y recibir al cura. A mi dame la Catedral.
AMPARO. - Si te digo la verdad, tampoco me entusiasma. Pero entre
nuestros conocidos se ha corrido la voz y quedamos regias.
CONCEPCIN. - Para m que doa Ramona la propuso para agradarte. Lo que
es yo, tratar de recuperar mi Catedral.
AMPARO. - Pues tendrs que esperar a que doa Ramona se mejore.
CONCEPCIN. - Si est mejor que vos y que yo. (Se palpa la cintura.) Casi
dira que mucho mejor.
AMPARO. - No creas. Sabes...? Ayer le dio otro de esos ataques.
CONCEPCIN. - Ataques...?
AMPARO. - Bueno, anda como ida, suspirando, olvidando lo que tiene entre
manos. Lo que nunca, hasta rompi una copa.
CONCEPCIN. - Esos "ataques"... le vienen muy a menudo?
AMPARO. - Cinco veces. En un mes, cinco ataques. (Estudiando a su
hermana.) Ella dice que no tiene importancia; que es... la bola".
CONCEPCIN. - Ay, AMPARO, la bola, la bola de qu ... ?
AMPARO. - Algo as como una bola que le sube a la garganta y le oprime el
pecho; despus un temblor fro. Que no se te escape. Me lo confi slo a m.
CONCEPCIN. - A ella le parecer una... una bola.
AMPARO. - Despus llora mucho. Para el mdico no es nada. Son cosas que
se van como vienen, dijo. La ltima vez le sucedi cuando estaba poniendo
a secar la ropa de cama y unos calzoncillos de Alfonso.
CONCEPCIN. - Y no siente como que el estmago le da vueltas y se le van
las fuerzas?
AMPARO. - Ahora que lo decs, s; tambin eso.
CONCEPCIN. -Tan pronto fro como calor. Despus las piernas flojas y
ganas... como de llorar, sin saber por qu.
AMPARO. - Eso mismo, eso mismo! Por eso reza tanto, pobrecita. A veces, a
una todos los sntomas se le antojan presagios. Que te tocas aqu y te duele;
que la garganta nunca la tuviste tan inflamada; a la vez, todo te hiere, la
menor palabra te ofende, te sensibiliza... Y enseguida, el pensamiento fijo!
CONCEPCIN- Y... cul es tu "pensamiento fijo" (Pequea pausa.)
AMPARO- Tisis!
CONCEPCIN- - i Vos y tus "pensamientos" Me voy a dormir. Prefiero
escuchar la msica de los bailongos del bajo!
AMPARO. - No penss en otra cosa? Te puede or la que te dije.
CONCEPCIN. -i Ufa! Doa Ramona nos ha convertido en estacas! Andamos
todos estirados, como damas antiguas.
AMPARO.- Pues todas nos la envidian, che. Adems, es susceptible como
una monja. Y vos no habls de otra cosa que del bajo!
CONCEPCIN. - Pues hasta las monjas saben que all solo hay quilombos.
AMPARO. -Concepcin!
CONCEPCIN.- Uno despus del otro, por las dos veredas.
AMPARO. -Lo decs de gusto, desgraciada!
CONCEPCIN - - Bueno, si las monjas no lo saben no tardarn mucho; los
tienen poco menos que enfrente.
AMPARO. -Tambin en esa cuadra est el Templo de los Ingleses! Sabs?
IV
DOLORES- (Irrumpe con un diario bajo el brazo). - Nombraste la nica casa
de esa cuadra que no es un quilombo.
AMPARO.- Gaste una en ama de llaves!
DOLORES (Hojeando el diario). Bah slo a vos te sirve.
CONCEPCIN.- No creas, Alfonso la mira mucho.
AMPARO- - No sean degeneradas lenguas largas!
DOLORES. -Degeneradas! No salimos ni a misa!
CONCEPCIN- . - Me voy a leer a la cama (Le arrebata el diario)
DOLORES. -AMPARO, decile que me devuelva El Da! (Le lanza un
manotn.)
CONCEPCIN- (Esquivando el manotn). Leyendo este pasqun vas a
terminar como Amparo.
RAMONA- - Yo s muy poco de esas, cosas; slo entiendo que quiere discutir
con el seor Alfonso. Y si alguna dice yo amo a Dios y aborrece a su
hermano, es mentirosa. Pues el que no ama a su hermano, a quien ha visto,
cmo puede amar a Dios a quien no ha visto.
AMPARO. - Yo amo a mi hermano...
CONCEPCIN. - Y yo.
DOLORES. - Tambin yo!
RAMONA- Entonces... para qu discutir sobre opiniones? El que come, no
menosprecie al que no come; y el que no come no juzgue al que come.
DOLORES- Y entonces, qu, doa Ramona?
RAMONA (Exaltndose). - Si yo hablase lenguas humanas y anglicas y no
tengo amor, vengo a ser como metal que resuena o cmbalo que retie. Y si
repartiese todos mis bienes, y si entregase todo m cuerpo para ser
quemado, y no tengo amor, de nada me sirve...
DOLORES. - Entonces usted todo lo arregla con amor?
RAMONA. - El amor es sufrido, es benigno; el amor no -tiene envidia,. no
hace nada indebido, no busca lo suyo, no guarda rencor! El amor todo lo
sufre; todo lo crea, todo lo espera... todo lo soporta... (Llora.)
CONCEPCIN. - Pero criatura, est llorando!
DOLORES- (Conmovida y desconcertada) No quise importunarla...
RAMONA. - No... no... lloro por m; por m. Porque lo que hago, no lo
entiendo; pues no hago lo que quiero, sino lo que aborrezco. De manera
que ya no soy yo quien hace aquello, sino el pecado que mora en m!
Porque no hago el bien que quiero, sino el mal que no quiero! i Y si hago lo
que no quiero, ya no lo hago yo, sino el pecado que mora en m!
VIII
LAS HERMANAS ASISTEN FASCINADAS A LA CADA VEZ MS APASIONADA
LETANA. DETRS DE ELLAS, A LA VISTA DE RAMONA PERO NO DE SUS
HERMANAS, APARECE ALFONSO EN CAMISETA, O MEJOR AN, EN CAMISN Y
GORRO DE DORMIR, ABRIENDO LA BOCA ANTE EL SINGULAR ESPECTCULO.
A L ENTONCES, POR ENCIMA DE LAS HERMANAS, DIRIGE DOA RAMONA
SUS PALABRAS.
RAMNA. -...Miserable de m! Quin me librar de este cuerpo de muerte?
Yo misma con la mente sirvo a la ley de Dios, mas con la carne a la ley del
pecado! (Se lleva las manos a la garganta.) Aaah!... Me ahogo!... Me
ahogo!... (Cae desvanecida. Todos corren a auxiliarla.)
DOLORES. -Se ha desmayado!
AMPARO. -El ataque! Le ha dado el ataque!
ALFONSO. -Se muere, Dios mo, se muere!
RAMONA.- Lo que est siempre es muy ocupado. Con lo que trabaja ese
hombre ... !
CONCEPCIN- (Sonriendo) Cmo lo defiende, eh! A capa y espada. Hasta
dira que demasiado...
RAMONA.- Por favor, seorita, no me interprete mal.
CONCEPCIN.- Mal? Al contrario, me parece muy bien que usted y
Alfonso... quiero decir, que ustedes dos... bueno, usted me entiende...!
RAMONA (An desconfiada) Lo dice de verdad? Le parece bien que yo le
aprecie digamos... especialmente ...? Oh, usted est jugando conmigo.
CONCEPCIN. - Jugando? Le digo la verdad! Con usted mi hermano no
puede estar en mejores manos.
RAMONA. -No sabe el peso que me quita de encima! Y a la seorita
Dolores... tambin le parece correcto ... ?
CONCEPCIN.- Dolores est francamente entusiasmada. Es capaz de
agarrarse a cachetadas por su candidatura!
RAMONA (Conteniendo la alegra) En cambio, es muy posible que la
seorita Amparo no lo vea con buenos ojos.
CONCEPCIN -A Amparo, ya la conoce, no le gustan los cambios, se resiste...
RAMNA.- Bueno... quien lo ve de afuera...
CONCEPCIN.- Pero usted no se preocupe, aunque Amparo se oponga...
RAMONA. (Con algo de rabia) Entonces se opone ...
CONCEPCIN (Riendo). - Que se va a oponer! Con decirle que hasta lo
alienta... lo alienta!
RAMONA.- (Excitada.) Yo tambin he pensado en un regalo para el seor
Alfonso... le hice una camisa! Pero, no s si obsequirsela
CONCEPCIN.- Le sali mal...?
RAMONA. - Qu va! Si lo que yo hago, difcil me salga mal... modestia
aparte. Pero no s qu le parecer a la seorita Amparo, eso de regalarle
delante de todos, como corresponde.
CONCEPCIN. -Quedar encantada ... !
RAMONA.- Entonces! Significa que puedo regalar junto a toda la
familia ... ! Como un miembro ms ... ?
CONCEPCIN.- Le haremos los regalos todas juntas y usted, cerrar la
marcha.
RAMONA. (Apenas contiene su emocin) - Creo... creo que olvid un plato...
XIII
DESPEREZNDOSE, EN SALTO DE CAMA, ENTRA ALFONSO.