Marco Aurelio-Meditaciones - EDITORIAL GREDOS PDF
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MARCO AURELIO
MEDITACIONES
INTRODUCCIN DE
CARLOS GARCA GUAL
TRADUCCIN Y NOTAS DE
R A M N B A C H PELLICER
EDITORIAL
CREDOS
E D I T O R I A L G R E D O S , S. A.
Snchez Pacheco, 85, Madrid, 1977.
www.editorialgredos.com
D e p s i t o Legal: M. 8 1 3 8 - 2 0 0 5 .
ISBN 84-249-3497-0.
Impreso en Espaa. Printed in Spain.
Grficas Cndor, S. A.
Esteban Terradas, 12. Polgono Industrial. Legans (Madrid), 2005.
Encuademacin Ramos.
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con afirmaciones tericas de sus creencias, sino con su carcter digno y su virtuosa conducta.
El papel histrico del rey filsofo o, ms sencillamente,
del filsofo con actuacin poltica, es arriesgado por la tensin perenne entre las urgencias de la praxis concreta y la
abstracta tica filosfica. En el mundo romano podemos encontrar dos figuras polticas interesantes desde esta perspectiva: la del estoico Sneca, ambiguo y retrico, y la de
este estoico emperador, cuyo rasgo distintivo es, como A.
Puech afirmaba, la sinceridad. Todo eso justifica que, segn
el uso tradicional, anotemos los datos ms notables de su
biografa, precediendo al estudio de sus escritos.
Las Meditaciones comienzan con una evocacin escueta
de cuatro figuras familiares: la de su abuelo paterno, su padre, su madre y su bisabuelo materno. Son las personas que
influyeron en la niez y adolescencia del futuro emperador,
y las primeras con quien l quiere cumplir una deuda de
gratitud al recordarlas.
La ms lejana de ellas es la de su padre, que muri
cuando l tena unos diez aos. Por eso alude a la fama y la
memoria dejadas por mi progenitor. Y menciona de l el
sentido de la discrecin y la hombra (I 2).
Su abuelo, M. Anio Vero, que seguramente trat de suplir con sus atenciones tal ausencia, era un personaje importante en la poltica de la poca. Fue prefecto de Roma
(del 121 al 126) y cnsul en tres ocasiones. De l destaca
Marco Aurelio el buen carcter y la serenidad, rasgos amables en un poltico y en un abuelo.
Marco Aurelio traza (I 3) un emotivo recuerdo de su
madre, piadosa, generosa y sencilla en sus hbitos cotidia-
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en la numerosa serie de muertes familiares que Marco Aurelio ha de vivir, en el sentido de que slo se viven las
muertes de los dems. Ser una experiencia muy repetida
luego: su padre, su abuelo, Adriano, Antonino, su madre, su
hennano adoptivo L. Vero, su esposa, ms de la mitad de
sus hijos, irn murindose cerca de l a lo largo de los aos.
Esta vivencia de las muertes familiares, ms que las muertes
broncas y amontonadas de las guerras y la peste, puede haber influido en el sentir de Marco Aurelio hondamente. En
las Meditaciones, la idea de la muerte reaparece constantemente, y el emperador, que parece sentir la suya acercarse,
est siempre en guardia contra su asalto sorendente e inevitable. Con cierto tono melanclico, Marco Aurelio menciona asociada a ella no la gloria ni la inmortalidad, sino el
olvido.
La educacin juvenil de Marco Aurelio fue muy esmerada, con los mejores maestros particulares. Sus nombres y
sus mejores cualidades estn rememorados, a continuacin
de los de sus familiares y antes de la evocacin de Antonino
(es decir, de I 5 a I 15). Su preceptor, Diogneto, Rstico,
Apolonio, Sexto, Alejandro el Gramtico, Frontn, Alejandro el Platnico, Catulo, Severo, Mximo, desfilan por los
apuntes del antiguo discpulo agradecido. Junto a las lecciones de gramtica, retrica y filosofa, aprecia en ellos otras,
ms duraderas, de carcter o de moral, y sus trazos rpidos
recuerdan, sobre todo, esas enseanzas de bondad o de firmeza tica. Entre estos profesores hay que destacar la posicin antittica de los que profesaban retrica o gramtica y
los que profesaban la filosofa (platnica o estoica). La disputa clsica entre los adeptos de una u otra disciplina como
orientacin vital la misma que haba enfrentado a Platn e
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admirable en muchos sentidos. Como administrador diligente del Imperio durante veintitrs aos en paz, y como
persona de carcter humanitario y sencillo, la fama de este
emperador sobre el que, casualmente, tenemos muy pocos testimonios histricos nos lo presenta en una imagen
favorable. Ya en el 138 el Senado, que detestaba a Adriano,
extravagante, enigmtico y atrabiliario en sus ltimos aos,
acogi con alivio la designacin de este maduro y aplomado
jurisconsulto, al que consideraba uno de sus miembros eminentes, y que pareca personificar las virtudes domsticas de
un romano de vieja cepa. (Aunque, como los Veros, los
Antoninos eran tambin una familia de origen provinciano
de ascensin bastante reciente.) Es un contraste curioso el
suscitado por la contraposicin de Adriano y Antonino, un
contraste que, como ya advertimos, las notas de Marco Aurelio sobre este ltimo parecen evocar, tal vez inconscientemente. Farquharson lo explicita con claridad: Su amor
por las formas antiguas, su conservadurismo religioso se
opone a la variabilidad y al capricho de Adriano, su economa pblica y su frugalidad privada a la extravagancia de
Adriano, su sencillez a la pasin de Adriano por las construcciones, los suntuosos banquetes y los jvenes favoritos.
Adriano era, adems, envidioso e intolerante hacia sus rivales, aun con gente de gran talento como el arquitecto
Apolodoro; y la fantstica extravagancia de su famosa villa
en Tivoli puede habrsele ocurrido a Marco Aurelio en extrao contraste con las anticuadas residencias campestres de
Antonino Po. Cuando leemos acerca del sencillo y prctico caballero campesino, nos acordamos del hombre genial
desazonado, irritable a menudo (especialmente al final de
su vida), infeliz y enfermo Adriano (Farquharson, I, pg.
276).
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Roma, a su familia, Marco Aurelio envejece. De salud enfermiza toma pequeas dosis de opio para calmar sus
dolores ms fuertes, avanza al frente de sus ejrcitos por
esas comarcas boscosas y fras, entre el lgamo amarillento
y la neblina gris, costeando el largo ro, contra las hordas de
unos enemigos que parecen multiplicarse y desaparecer como en una pesadilla.
Cuando en el 175 parece haber obtenido la victoria,
mientras trata de organizar las nuevas provincias de Marcomania y Sarmacia, llega de Oriente una terrible noticia:
Avidio Casio se ha proclamado emperador en Siria. Por
fortuna para Marco Aurelio, que se preparaba a combatirle,
sus propios soldados asesinaron a este duro y ambicioso
soldado a los tres meses de su rebelin, y le trajeron la cabeza del usuador. Aunque el peligro remita con ello, la
tentativa era un golpe brutal para la confianza del emperador. Marco Aurelio perdona a los conjurados y prefiere silenciar los nombres de los comprometidos en este complot,
ordenando destruir las pruebas del mismo. Se dirige a Oriente, visitando Antioqua, Alejandra y llegando hasta Tarso.
En el camino de vuelta muere su mujer (en Halala, luego
Faustinpolis, en el 176).
La muerte de Faustina caus a su esposo una pena difcil
de medir. Era la hija de Antonino, una compaera desde la
adolescencia y la madre de trece hijos (de los que slo Cmodo y cuatro hijas les sobrevivan). Marco Aurelio le dedic un templo, celebr su funeral solemne concedindole
los ttulos de Diva y Pa, y fund un colegio de hurfanas,
las Puellae Faustinianae, dedicado a su memoria. En sus
Meditaciones (I 17) da gracias a los dioses por haberle dado
una esposa tan obediente, tan amorosa, tan sencilla.
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brbaros una paz vergonzante y regresar a Roma para escandalizar al Senado con sus caprichos y excesos.)
Por una irona del destino, Marco Aurelio pas la mayor
parte de su gobierno empeado en esas guerras interminables contra los brbaros. Quien haba recibido tan esmerada
educacin intelectual se vio envejecer en los frentes de
campaas, en aquellos combates para los que nadie le haba
adiestrado.
Tras un largo perodo de paz, las convulsiones de los
partos y de los germanos, preludio amenazador de las futuras invasiones que descuartizarn el Imperio Romano, le
obligaron a asumir ese papel militar. Recibi los ttulos de
Armeniacus, Medicas, Parthicus, Germanicus y Sarmaticus
por las victorias de las tropas, l que prefera otros ttulos
ms sencillos.
Supo continuar la labor jurdica de Antonino. Como l,
trabaj asiduamente en la organizacin de los servicios pblicos. Hizo redactar alrededor de 300 textos legales, de los
cuales ms de la mitad tienden a mejorar la condicin de
los esclavos, de las mujeres y de los nios. Se ha discutido
si esta actividad humanitaria est basada en sus convicciones estoicas (cf. P. Noyen en L'Antiquit Classique, 1955,
pgs. 372-83; G. R. Stanton en Historia, 1969, pgs. 570-87;
y Hendrickx en Historia, 1974, pgs. 225 y ss.) o si, ms
bien, se debe a razones pragmticas. En todo caso, si Marco
Aurelio renunciaba a la utopa platnica como algo imposible (cf. IX 29), se preocup por mejorar, poco a poco, la
condicin de sus sbditos ms necesitados.
En algunos bustos d e varia poca, en algunos excelentes relieves de su Columna y de su Arco de Triunfo re-
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liquias de esta construccin, hoy destruida y en su broncnea estatua ecuestre hoy en la colina del Capitolio,
podemos ver la fisonoma del emperador. La imagen mejor
es la de la gran estatua de bronce (conservada tal vez porque
los cristianos la respetaron al creerla de Constantino). Marco Aurelio avanza con solemnidad. Cubierto de su armadura, como imperator, con la mano alzada en un gesto dominante y pacificador. El rostro barbado le da la prestancia de
un viejo filsofo. La mirada serena se adivina perdida a lo
lejos, sobrepasando la escena inmediata, ensimismado tal vez.
Sus representaciones confirman su actitud, y esa voluntad
romana y estoica de cumplir con el deber asignado por la divinidad; en su caso, el de luchar por el Imperio amenazado
interiormente por su anquilosada estructura social y sus agravadas crisis econmicas, y en el exterior, por las presiones
de los brbaros.
El arte de vivir escribe Marco Aurelio se acerca
ms al de la lucha que al de la danza. Y esa postura del
guerrero, digno y noble ante lo que le acontezca: muertes
familiares, desastres pblicos, engaos e hipocresas, cuadra
al personaje. Como buen actor desempe su papel en la vida, sin irritarse con el director de escena cuando ste le
oblig a retirarse. Porque fija el trmino el que un da fue
tambin responsable de tu composicin, como ahora de tu
disolucin. T eres irresponsable en ambos casos. Vete,
pues, con nimo propicio, porque te aguarda propicio el que
ahora te libera. As concluye el ltimo libro de las Meditaciones, con ese smil teatral que recuerda una cita de Epicteto. (Menos pesimista que el smil de que los hombres son
marionetas movidas por hilos, repetido en otros textos de
Marco Aurelio.) Hizo lo posible por ofrecer la imagen del
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sabio que se propuso: la del peasco inquebrantable al oleaje, y por servir la consigna de Antonino: Ecuanimidad en
todo momento.
II
El ttulo de la obra de Marco Aurelio vara ligeramente
en las versiones a otros idiomas. El griego: Ta eis heautn
puede deberse al propio autor o al secretario que ordenaba
sus libros o al editor de la obra. El artculo ta sobrentiende
un plural neutro: biblia (libros) o hypomnmata (comentarii,
recuerdos, c. III 14). Eis heautn puede significar acerca
de s mismo. (Pudo ser, por ejemplo, el ttulo puesto sobre
ciertos rollos de su biblioteca, en oposicin a otros escritos
vecinos de carcter pblico.) O bien a s mismo. (En tal
caso aludira a la idea de reflexin o recogimiento interior,
expresada por el autor en varios pasajes: cf. IV 3, VI 11, VII
28, IX 42.) Ya Casaubon, en 1643, notaba esa ambigedad
en su traduccin latina, titulada De Seipso et Ad Seipsum.
Gataker (1652) lo verta en una perfrasis aclaratoria: De rebus suis sive de eis quae ad se pertinere censebat.
Tal vez una versin asptica en castellano habra sido la
de Notas o apuntes personales, que, sin embargo, nos resulta demasiado fra. La ms tradicional es la de Soliloquios, consagrada por la traduccin de F. Daz de Miranda
(1785) y recogida por otros (p. e., por M. Dol en 1945),
que nos parece hoy de sabor un tanto arcaizante. Hemos
preferido el ttulo de Meditaciones, ya utilizado por otros
traductores. (Corresponde bien al ttulo Mditations, tradicional en ingls. Los traductores franceses prefieren Pen-
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ses, tal vez por el eco pascaliano que les suscita la palabra
o incluso el de Penses pour moi-mme, que parece un tanto
rebuscado. En alemn se han utilizado el de Selbstbetrachtungen o el de Wege zu sich selbst [W. Theiler].)
La obra est dividida en doce libros, bastante breves. El
origen de una tal divisin en libros parece remontar al autor
mismo. As, el libro I es claramente autnomo, y fue compuesto probablemente al final, para servir de prlogo o eplogo a los dems. Tambin otros, como el II, el III y el V,
tienen un cierto carcter unitario, con un principio y un final
marcados estilsticamente. El II y el III ofrecen una referencia inicial al lugar donde fueron compuestos: la regin de
los cuados y el campamento de Camuntum. En otros casos
no se percibe la razn de la separacin por libros conforme
al orden tradicional, y, en cambio, pueden sugerirse otras
pausas. (As, por ejemplo, Farquharson piensa que, por el
contenido, conviene marcar una tras XI 18 y que desde XI
19 al final del libro XII podra obtenerse as un libro bastante definido formalmente.) En un anlisis detallado pueden advertirse muestras de dislocacin entre unos fragmentos y otros. Sobre el tema se han sugerido varias hiptesis
(por ejemplo, que los escritos, dejados en cierto desorden,
habran sido reagrupados y ordenados por un editor, pstumamente, o que Marco Aurelio los habra dejado sin revisar
del todo en forma definitiva, o que algunos libros proceden
de una seleccin de escritos), que es difcil admitir. No es
necesario exigir una ordenacin demasiado sistemtica a
apuntes de este tipo. Por otra parte, es cierta la advertencia
de que ciertos pasajes de extractos y citas de carcter potico o filosfico aparecen como intercalados en VII 35-51 y
IX 22-39, y la continuidad de los pensamientos anotados se
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entendera mejor considerando aparte estos prrafos. (Aunque, desde luego, tales citas proceden de lecturas predilectas
de Marco Aurelio.)
En fin, cualquier intento de substituir la actual ordenacin por otra (ms sistemtica, por temas, por ejemplo), nos
parece arriesgada y artificial. Tal vez el aparente desorden
de nuestro texto ayude a comprender, en cierto modo, la
manera en que fue compuesto, por anotaciones espordicas,
con reiteracin de motivos, con retoques y saltos, y elaborado en ratos sueltos, en vigilias arduas, y sin una intencin
escolstica.
El estilo de los apuntes personales refleja el carcter de
Marco Aurelio, despojado de artificios retricos, conciso y
austero. En su intencin parentica, unas veces intenta alcanzar expresiones punzantes, a modo de mximas lapidarias; acaso al modo de aquellas de ciertos presocrticos (Herclito o Demcrito) que gusta de evocar. As, por ejemplo,
VI 54: Lo que no conviene al enjambre, tampoco a la abeja, o V 28: Ni actor trgico ni prostituta, o VI 6: El
mejor modo de defenderse es no asimilarse (a ellos). Otras
veces trata de exponer en cierto orden algunos temas de
meditacin, un tanto tpicos en la filosofa estoica, reiterados aqu con un sincero empeo personal. (As, por ejemplo, en los primeros prrafos del libro III.) Tales temas son
los elementos de ese botiqun filosfico de primera urgencia, que Marco Aurelio aconseja tener a mano siempre (III
13). En general, estos pasajes estn compuestos en un estilo
cuidado y preciso, en contraste con algunos otros prrafos
ms descuidados y un tanto confusos, incluso en su construccin gramatical. (Estos pasajes ms oscuros pueden haber sido daados por la tradicin del texto, pero es probable
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acogida con agradecimiento, como la madurez de la aceituna que cae gozosa de la rama (IV 48). Todas estas imgenes
intentan conciliar el pesar de la existencia humana al reintegrarlo en una imagen de la naturaleza, regida por un ritmo
eterno. Son hermosas y apaciguadoras, como los smiles del
viejo Homero, al intercalarse como pausas entre pasajes que
recuerdan la lucha y el desnimo. Intentan desvanecer el aspecto irrepetible que la vida individual presenta. El hombre
no muere de modo tan sencillo como las aceitunas, porque no
se repite como ellas; y el combate del sabio contra los infortunios es ms sensible y doliente que el del peasco contra las tempestades. Marco Aurelio intenta combatir con esos
pensamientos consoladores a su enemigo: el tiempo, tenaz
aliado de la muerte, y a la historia.
Las Meditaciones no son un diario, ni siquiera la dramtica historia de un alma (M. Dol), en el sentido de que en
ellas no hay referencias al momento en que fueron escritas.
(A no ser de modo indirecto, por ejemplo, las localizaciones
de los libros II y III, o la referencia a la guerra contra los
srmatas en el pasaje aludido hace poco.) No hay en ellas ni
fechas ni paisaje. Nos habra gustado a los modernos saber a
qu se refieren este o aquel prrafo de disgusto o de admiracin, y en qu momento de la noche o ante qu fro paraje
danubiano se haba escrito tal o cual meditacin. Pero, en su
desprecio por lo cooral y mundano, Marco Aurelio slo
anota lo esencial: el razonamiento desnudo de lo accesorio y
la incitacin moral.
Como pensador, Marco Aurelio no es un filsofo original ni complicado. Como otros estoicos de la poca imperial
(es decir, de la Estoa Nueva), como Sneca y Epicteto, su
originalidad bsica consiste en la reduccin de la filosofa a
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la vida diaria. Esta solucin paradjica funcionara an durante algunos siglos, y llegara a encamarse e n un admirable coup de thtre de la historia en la persona de un
emperador. La figura de Marco Aurelio resulta, en verdad,
un fenmeno fascinante para el estudioso de las ideologas,
pues su entraa psicolgica radica en esa unitaria incooracin viviente de una ideologa cuya operacin prctica se
apoyaba en la radical escisin de la conciencia: la duplicidad de un hombre que, como primer ciudadano, serva fielmente a un orden de dominacin que, como sujeto moral,
haba de eludir constantemente para alcanzar la beatitud.
Ambos imperativos se le presentaban como igualmente derivados de cierta concepcin del ksmos en cuanto proceso
unitario y fatal del lgos universal).
Psicolgicamente la personalidad de Marco Aurelio atrae
nuestro inters por su ascetismo y su descontento interior.
Descontento de s mismo en su afn de ser mejor y de
comportarse de acuerdo con sus intenciones ticas en todo
y de los dems (cf. V 10 y muchos otros textos), Marco Aurelio se reitera una y otra vez los mismos consejos y mximas,
como si no acabara de convencerse. La insistencia en repetir
el remedio sugiere que ste no es del todo eficaz. Un cierto
escepticismo latente en esta filosofa de consolacin le da un
tono dramtico; como si las heridas y los dolores acallados,
como si las quejas reprimidas y los impulsos detenidos necesitaran, en su subconsciente rebelin, de una nueva dosis de la
fannacopea. La resignacin aristocrtica, el asctico desprecio del mundo y la carne, la sumisin al deber de filsofo y
de ciudadano romano en lo ms alto de la jerarqua son
muestras de una actitud que rehuye el patetismo, pero que no
puede alcanzar esa apata inhumana del sabio estoico.
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IV
La historia de la tradicin del texto de las Meditaciones
es bastante extraa. En el s. m parece que Herodiano y Din
Casio conocan la obra. A mediados del s. iv, Juliano el
Apstata y el orador Temistio recuerdan con elogio a Marco Aurelio. En Temistio (en el ao 364) se encuentra la primera referencia a su obra con un ttulo expreso, el de Admoniciones de Marco (Mrkou parenglmata). El bigrafo de
Avidio Casio en la Historia Augusta alude a unas Exhortaciones que Marco Aurelio habra declamado durante tres
das antes de partir a la guerra contra los marcomanos. (Este
bigrafo, que da esta noticia, tal vez confundida, puede ser
de la poca de Juliano.) Despus, desde el s. iv al ix, nadie
va a acordarse de los escritos de Marco Aurelio. As, por
ejemplo, no hay ni una cita suya en la amplia seleccin de
filsofos y poetas recopilada por Estobeo a mediados del
siglo V.
Pero a comienzos del x, Aretas, un humanista y biblifilo bizantino, que luego fue arzobispo de Cesarea en Capadocia, escribe a Demetrio, arzobispo de Heraclea, que le enva un volumen antiguo de las Meditaciones, un viejo libro
muy deteriorado, del que l ya se ha sacado una copia. Esta
copia se ha perdido, pero es probable que est en el origen
de la tradicin manuscrita de nuestras ediciones modernas.
Hacia 950, en su inestimable diccionario. Suidas se refiere a
los escritos ticos de Marco Aurelio: Eis heautn en 12 libros. Y dos siglos despus, Tzetzes (1110-1185) cita algunos prrafos en sus Chilades.
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BIBLIOGRAFA
A . S . L . FARQUHARSON,
C.
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espaolas:
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Ml:i:)ITACI()Nl:S
En el ao siguiente (1786) aparecieron unos Pensamientos escogidos de Marco Aurelio, por J. Villa Lpez.
En la Biblioteca Econmica Filosfica se publica una
nueva traduccin, de A. Zozaya (en 1885). Las Meditaciones, en seleccin y traduccin de R. Baeza reaparecen en
Madrid, 1919. Con el ttulo de Soliloquios las vierte M.
Dol en Barcelona, 1945, en un bello formato y con cuidadoso estilo, sobre el texto griego fijado por Trannoy. Otros
traductores: Joaqun Delgado (Pars, s. a.), J. Prez Ballester
(Barcelona, 1954) y A. C. Gavald (autor de una seleccin
con notas, publicada en Palma de Mallorca, 1956).
La presente traduccin, de Ramn Bach Pellicer, aventaja a las anteriores en fidelidad al texto griego, ya que en
todos los pasajes difciles se ha preferido la precisin a una
falsa elegancia. El texto de Marco Aurelio no es un texto fcil, por motivos ya indicados en esta introduccin, y su inteleccin total requerira la constante alusin a la terminologa del original griego, as como profusin de notas. En ese
aspecto el amplio comentario de Farquharson sigue siendo
la obra de referencia ineludible.
C) Biografas de Marco Aurelio:
A. ^wiuiY, Marcus Aurelius, Londres, 1966.
A . CRISSON, Marc-Aurle: sa vie, son oeuvre, Pars, 1962.
W . G O I R L I T Z , Marc Aurel, Kaiser unc Philosoph, Stuttgart, 1954.
(Hay traduccin francesa, Paris, 1 9 6 2 . )
C . , Marc-Aurle, Paris, 1 9 5 7 .
E. R I N A N , Marc-Aurle et la fin du monde antique, Paris, 1882.
(Traduccin espaola de A. Ulquiano, Buenos Aires, 1965.)
J . R O M A I N S , Marco Aurelio o el emperador de buena voluntad,
Madrid, 1971. (Traduccin de F. Ximcnez de Sandoval. El
original francs es de Pars, 1968.)
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Entre estas biografas la famosa obra de E. Renan conserva an cierto inters por su concepcin histrica general,
acompaada por la exposicin en su brillante y apasionado
estilo; si bien slo algunos captulos de su libro tratan propiamente de Marco Aurelio. La mejor desde el punto de vista
historiogrfico es la de A. Birley, admirable por su precisin
critica y detallada erudicin, por ejemplo, en la abundancia de
referencias prosopogrficas. La ms asequible al lector espaol es la de Jules Romains, publicada en la Coleccin Austral. No es, sin embargo, a nuestro parecer, una de las mejores obras del tan conocido autor. Con un estilo similar, nos
parece muy superior la obra de W. Goriitz, a pesar de su tendencia a relacionar, temerariamente, los textos de Marco Aurelio con ciertos momentos concretos de su vida.
D) Obras de consulta
A continuacin indicamos algunas obras de consulta o de
referencia oportuna para algunos aspectos literarios o filosficos de la obra de Marco Aurelio en su contexto histrico:
Pagan and Christian in an Age of Anxiety, Cambridge, 1965. (Traduccin espaola de J. Valiente, Malla, Madrid, 1974, con el ttulo Paganos y cristianos en una poca de
angustia.)
E . E L O R D U Y , El estoicismo, 2 tomos, Madrid, 1972,
A. Livi, Historia de la Jllosofia romana, Buenos Aires, 1969. (El
original italiano es de Florencia, 1949.)
F . M A R T I N A Z Z O L I , La Succesio di Marco Aurelio: struttura e
spirito del primo libro dei Pensieri, Bari, 1951.
G. Misen, Geschichte der Autobiographie, Leipzig, 1907. (Traduccin inglesa, Cambridge, 1951, 2 tomos.)
M. PoHLiiNZ, Die Stoa, 2 vols., Gotinga, 1948-49. (Trad. italiana
en dos vols. La Stoa. Storia di un movimento spirituale, Florencia, 1967.)
E. R. DODDS,
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GUAL
MEDITACIONES
El texto de Marco Aurelio presenta especiales dificultades debido a su escasa tradicin manuscrita y a la problemtica inteleccin de su terminologa filosfica. En
nuestra traduccin hemos procurado seguir el texto establecido por A. L Trannoy (Les Belles Lettres, Pars,
1964,
edicin de 1925), que, en principio, es notablemente conservador. No obstante, hemos tenido en cuenta
continuamente, y aceptado en determinados lugares, la
leccin propuesta por Farquharson (The Mditations of the
Emperor Marcas Antoninus, 2 vols., Oxford, 1944). Por
este motivo hemos considerado ms oportuno no dar una
lista inicial de variantes preferidas, sino indicarlas mediante nota a pie de pgina.
Con el fin de facilitar al lector la localizacin y consulta de los nombres propios, hemos confeccionado un ndice de los mismos con las correspondencias oportunas
cuando un mismo personaje se encuentra mencionado de
modos diferentes o aparece en diversas ocasiones a lo largo de la obra. Son objeto de comentario en nota a pie de
pgina, y no en el ndice general, donde slo sealamos su
localizacin, aquellos nombres propios que, a nuestro en-
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LIBRO I '
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Marciano'^; haber escrito dilogos en la niez; y haber deseado el catre cubierto de piel de animal, y todas las dems
prcticas vinculadas a la formacin helnica.
7. De Rstico
el haber concebido la idea de la necesidad de enderezar y cuidar mi carcter; el no haberme desviado a la emulacin sofistica, ni escribir tratados tericos ni
recitar discursillos de exhortacin ni hacerme pasar por persona asctica o filntropo con vistosos alardes; y el haberme
apartado de la retrica, de la potica y del refinamiento
cortesano. Y el no pasear con la toga^' por casa ni hacer
otras cosas semejantes. Tambin el escribir las cartas de
modo sencillo, como aquella que escribi l mismo desde
Sinuesa'^ a mi madre; el estar dispuesto a aceptar con indulgencia la llamada y la reconciliacin con los que nos han
ofendido y molestado, tan pronto como quieran retractarse;
la lectura con precisin, sin contentarme con unas consideraciones globales, y el no dar mi asentimiento con prontitud
a los charlatanes; el haber tomado contacto con los Recuerdos de Epicteto, de os que me entreg una copia suya.
^ Baquio y Tandasis son nombres p o c o conocidos. En cuanto a Marciano, algunos editores han sustituido este nombre por el del jurista L.
Volusio.
Junio Rstico, f i l s o f o estoico; fue, junto con Frontn, uno de los
maestros ms queridos por Marco Aurelio. A d e m s de ser su asesor personal, le inici en el estudio de la filosofa estoica y le hizo aprender y
estimar los Recuerdos
de Epicteto.
" La toga era entre los romanos la prenda principal exterior que usaban en las ceremonias y sesiones de gala; el vestido propio de la vida ordinaria era la tnica.
Ciudad de la Campania.
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LIBRO
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rrespondencia mantenida entre ambos se c o n c l u y e que les una una sincera y profunda amistad.
N o coinciden los comentaristas al sealar la identidad de Alejandro
el platnico. Se tratara, segn Farquharson, de un retrico que habra sido secretarig griego de Marco Aurelio.
C. Catulo, filsofo estoico p o c o conocido. T a m p o c o p o s e e m o s datos relativos a la personalidad de Domicio. Atendoto fue maestro de
Frontn.
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gn caso precipitacin o lentitud, ni impotencia, ni abatimiento, ni risa a carcajadas, seguidas de accesos de ira o de
recelo. La beneficencia, el perdn y la sinceridad; el dar la
impresin de hombre recto e inflexible ms bien que corregido; que nadie se creyera menospreciado por l ni sospechara
que se consideraba superior a l; su amabilidad en...^^
16. De mi p a d r e l a mansedumbre y la firmeza serena
en las decisiones profundamente examinadas. El no vanagloriarse con los honores aparentes; el amor al trabajo y la
perseverancia; el estar dispuesto a escuchar a los que podan
hacer una contribucin til a la comunidad. El distribuir sin
vacilaciones a cada uno segn su mrito. La experiencia para distinguir cundo es necesario un esfuerzo sin desmayo, y
cundo hay que relajarse. El saber poner fin a las relaciones
amorosas con los adolescentes. La sociabilidad y el consentir a los amigos que no asistieran siempre a sus comidas y
que no le acompaaran necesariamente en sus desplazamientos; antes bien, quienes le haban dejado momentneamente por alguna necesidad le encontraban siempre igual.
El examen minucioso en las deliberaciones y la tenacidad,
sin eludir la indagacin, satisfecho con las primeras impresiones. El celo por conservar los amigos, sin mostrar nunca
disgusto ni loco apasionamiento. La autosuficiencia en todo
y la serenidad. La previsin desde lejos y la regulacin previa de los detalles ms insignificantes sin escenas trgicas.
La represin de las aclamaciones y de toda adulacin dirigida a su persona. El velar constantemente por las necesidades
Existe en el texto griego una laguna. Farquharson, para salvar el
sentido de la frase, sobrentiende: (en la vida de sociedad).
^^ Antonino Po, su to poltico y padre adoptivo. La norma de conducta de este Emperador dej profunda huella en Marco Aurelio, su sucesor al frente del Imperio.
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SOS son propiedades de un hombre que tiene un alma equilibrada e invencible, como mostr durante la enfermedad que
le llev a la muerte ^^
17. De los dioses: el tener buenos abuelos, buenos progenitores, buena hermana, buenos maestros, buenos amigos
ntimos, parientes y amigos, casi todos buenos; el no haberme dejado llevar fcilmente nunca a ofender a ninguno
de ellos, a pesar de tener una disposicin natural idnea para
poder hacer algo semejante, si se hubiese presentado la ocasin. Es un favor divino que no se presentara ninguna combinacin de circunstancias que me pusiera a prueba; el no
haber sido educado largo tiempo junto a la concubina de mi
abuelo; el haber conservado la flor de mi juventud y el no
haber demostrado antes de tiempo mi virilidad, sino incluso
haberlo demorado por algn tiempo; el haber estado sometido a las rdenes de un gobernante, mi padre, que deba
arrancar de m todo orgullo y llevarme a comprender que es
posible vivir en palacio sin tener necesidad de guardia personal, de vestidos suntuosos, de candelabros, de estatuas y
otras cosas semejantes y de un lujo parecido; sino que es
posible ceirse a un rgimen de vida muy prximo al de un
simple particular, y no por ello ser ms desgraciado o ms
negligente en el cumplimiento de los deberes que soberanamente nos exige la comunidad. El haberme tocado en
suerte un hermano capaz, por su carcter, de incitanne al
cuidado de m mismo y que, a la vez, me alegraba por su
respeto y afecto; el no haber tenido hijos subnormales o deformes; el no haber progresado demasiado en la retrica, en
la potica y en las dems disciplinas, en las que tal vez me
^^ (que le llev a la muerte) aceptando la conjetura de A. I.
ad loe. FARQUIIARSON corrige la lectura y traduce: (de Mximo).
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travs de sueos, remedios, sobre todo para no escupir sangre y evitar los mareos, y lo de Gaeta^^, a modo de orculo;
el no haber cado, cuando me aficion a la filosofa, en manos de un sofista ni haberme entretenido en el anlisis de
autores o de silogismos ni ocupanne a fondo de los fenmenos celestes.
Todo esto requiere ayudas de los dioses y de la Fortuna.
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chresi
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5. A todas horas, preocpate resueltamente, como romano y varn, de hacer lo que tienes entre manos con puntual y no fingida gravedad, con amor, libertad y justicia, y
procrate tiempo libre para liberarte de todas las dems distracciones. Y conseguirs tu propsito, si ejecutas cada accin como si se tratara de la ltima de tu vida, desprovista
de toda irreflexin, de toda aversin apasionada que te alejara del dominio de la razn, de toda hipocresa, egosmo y
despecho en lo relacionado con el destino. Ests viendo cmo son pocos los principios que hay que dominar para vivir
una vida de curso favorable y de respeto a los dioses. Porque los dioses nada ms reclamarn a quien observa estos
preceptos.
6. Te afrentas, te a f r e n t a s a l m a ma! Y ya no tendrs
ocasin de h o n r a r t e B r e v e es la vida para cada uno! T,
prcticamente, la has consumido sin respetar el alma que te
pertenece, y, sin embargo, haces depender tu buena fortuna
del alma de otros.
7. No te arrastren los accidentes exteriores; procrate
tiempo libre para aprender algo bueno y cesa ya de girar
como un trompo. En adelante, debes precaverte tambin de
otra desviacin. Porque deliran tambin, en medio de tantas
ocupaciones, los que estn cansados de vivir y no tienen
blanco hacia el que dirijan todo impulso y, en suma, su imaginacin.
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8. No es fcil ver a un hombre desdichado por no haberse detenido a pensar qu ocurre en el alma de otro. Pero
quienes no siguen con atencin los movimientos de su propia alma, fuerza es que sean desdichados.
9. Es preciso tener siempre presente esto: cul es la naturaleza del conjunto y cul es la ma, y cmo se comporta
sta respecto a aqulla y qu parte, de qu conjunto es; tener
presente tambin que nadie te impide obrar siempre y decir
lo que es consecuente con la naturaleza, de la cual eres
parte.
10. Desde una perspectiva filosfica afirma Teofrasto^^
en su comparacin de las faltas, como podra compararlas
un hombre segn el sentido comn, que las faltas cometidas
por concupiscencia son ms graves que las cometidas por
ira. Porque el hombre que monta en clera parece desviarse
de la razn con cierta pena y congoja interior; mientras que
la persona que yerra por concupiscencia, derrotado por el
placer, se muestra ms flojo y afeminado en sus faltas. Con
razn, pues, y de manera digna de un filsofo, dijo que el
que peca con placer merece mayor reprobacin que el que
peca con dolor. En suma, el primero se parece ms a un
hombre que ha sido vctima de una injusticia previa y que se
ha visto forzado a montar en clera por dolor; el segundo
se ha lanzado a la injusticia por s mismo, movido a actuar
por concupiscencia.
^^ Teofrasto, discpulo de Platn y Aristteles. ste le nombr su sucesor en la jefatura del Liceo y tutor de su hijo N i c m a c o . Escritor fecundo, y cientfico. Autor de los Caracteres,
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Teeteto,
174 b.
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MI:NANDRO, f r a g m e n t o 2 4 9 KOCK.
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cin O contra la verdad. En quinto lugar, cuando se desentiende de una actividad o impulso que le es propio,
sin perseguir ningn objetivo, sino que al azar e inconsecuentemente se aplica a cualquier tarea, siendo as
que, incluso las ms insignificantes actividades deberan llevarse a cabo referidas a un fin. Y el fin de los
seres racionales es obedecer la razn y la ley de la ciudad y constitucin ms venerable.
17. El tiempo de la vida humana, un punto; su sustancia, fluyente; su sensacin, turbia; la composicin del
conjunto del cueO, fcilmente corruptible; su alma, una
peonza; su fortuna, algo difcil de conjeturar; su fama,
indescifrable. En pocas palabras: todo lo que pertenece
al c u e o , un ro; sueo y vapor, lo que es propio del alma; la vida, guerra y estancia en tierra extraa; la fama
pstuma, olvido. Qu, pues, puede darnos compaa?
nica y exclusivamente la filosofa. Y sta consiste en
preservar el gua"^^ interior, exento de ultrajes y de dao,
dueo de placeres y penas, sin hacer nada al azar, sin
valerse de la mentira ni de la hipocresa, al margen de lo
que otro haga o deje de hacer; ms an, aceptando lo que
acontece y se le asigna, como procediendo de aquel lugar
de donde l mismo ha venido. Y sobre todo, aguardando
la muerte con pensamiento favorable, en la conviccin
de que sta no es otra cosa que disolucin de elementos
de que est compuesto cada ser vivo. Y si para los mismos elementos nada temible hay en el hecho de que cada
uno se transforme de continuo en otro, por qu recelar
de la transformacin y disolucin de todas las cosas? Pues
El damon
o g e n i o o divinidad.
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MODITACIONUS
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4. No consumas la parte de la vida que te resta en hacer conjeturas sobre otras personas, de no ser que tu objetivo apunte a un bien comn; porque ciertamente te privas
de otra tarea; a saber, al imaginar qu hace fulano y por
qu, y qu piensa y qu trama y tantas cosas semejantes
que provocan tu aturdimiento, te apartas de la observacin
de tu gua interior Conviene, por consiguiente, que en el
encadenamiento de tus ideas, evites admitir lo que es fruto
del azar y superfluo, pero mucho ms lo intil y pernicioso. Debes tambin acostumbrarte a formarte nicamente
aquellas ideas acerca de las cuales, si se te preguntara de
sbito: En qu piensas ahora?, con franqueza pudieras
contestar al instante: En esto y en aquello, de manera
que al instante se pusiera de manifiesto que todo en ti es
sencillo, benvolo y propio de un ser sociable al que no
importan placeres o, en una palabra, imgenes que procuran goces; un ser exento de toda codicia, envidia, recelo o
cualquier otra pasin, de la que pudieras ruborizarte reconociendo que la posees en tu pensamiento. Porque el
hombre de estas caractersticas que ya no demora el situarse como entre los mejores, se convierte en sacerdote y servidor de los dioses, puesto al servicio tambin de la divinidad que se asienta en su interior, todo lo cual le inmuniza
contra los placeres, le hace invulnerable a todo dolor, intocable respecto a todo exceso, insensible a toda maldad,
atleta de la ms excelsa lucha, lucha que se entabla para
no ser abatido por ninguna pasin, impregnado a fondo de
justicia, apegado, con toda su alma, a los acontecimientos
y a todo lo que se le ha asignado; y raramente, a no ser
por una gran necesidad y en vista al bien comn, cavila
lo que dice, hace o proyecta otra persona. Pondr nicamente en prctica aquellas cosas que le corresponden, y
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do con la ley natural propia de la comunidad, con benevolencia y justicia. Con todo, respecto a las cosas indiferentes, me decido conjeturando su valor.
12. Si ejecutas la tarea presente siguiendo la recta razn, diligentemente, con firmeza, con benevolencia y sin
ninguna preocupacin accesoria, antes bien, velas por la
pureza de tu dios, como si fuera ya preciso restituirlo, si
agregas esta condicin de no esperar ni tampoco evitar nada, sino que te conformas con la actividad presente conforme a la naturaleza y con la verdad heroica en todo lo
que digas y comentes, vivirs feliz. Y nadie ser capaz de
impedrtelo.
13. Del mismo modo que los mdicos siempre tienen a
mano los instrumentos de hierro para las curas de urgencia, as tambin, conserva t a punto los principios fundamentales para conocer las cosas divinas y las humanas, y
as llevarlo a cabo todo, incluso lo ms insignificante, recordando la trabazn ntima y mutua de unas cosas con
otras. Pues no llevars a feliz trmino ninguna cosa humana sin relacionarla al mismo tiempo con las divinas, ni tampoco al revs.
14. No vagabundees ms. Porque ni vas a leer tus
memorias, ni tampoco las gestas de los romanos antiguos y griegos, ni las selecciones de escritos que reservabas para tu vejez. Apresrate, pues, al fin, y renuncia
a las vanas esperanzas y acude en tu propia ayuda, si es
que algo de ti mismo te importa, mientras te queda esa
posibilidad.
15. Desconocen cuntas acepciones tienen los trminos: robar, sembrar, comprar, vivir en paz, ver lo que se
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psych
tiene el sentido de espritu vital, comn a hombres y animales, equivalente al hlito de la vida, el pneumtion
es el ms anti-
que en
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1. El dueo interior, cuando est de acuerdo con la naturaleza, adopta, respecto a los acontecimientos, una actitud
tal que siempre, y con facilidad, puede adaptarse a las posibilidades que se le dan. No tiene predileccin por ninguna
materia determinada, sino que se lanza instintivamente ante
lo que se le presenta, con prevencin, y convierte en materia
para s incluso lo que le era obstculo; como el fuego, cuando se apropia de los objetos que caen sobre l, bajo los que
una pequea llama se habra apagado. Pero un fuego resplandeciente con gran rapidez se familiariza con lo que se le
arroja encima y lo consume totalmente levantndose a mayor altura con estos nuevos escombros.
2. Ninguna accin debe emprenderse al azar ni de modo
divergente a la norma consagrada por el arte.
3. Se buscan retiros en el campo, en la costa y en el
monte. T tambin sueles anhelar tales retiros. Pero todo eso
es de lo ms vulgar, porque puedes, en el momento que te
apetezca, retirarte en ti mismo. En ninguna parte un hombre
se retira con mayor tranquilidad y ms calma que en su propia
alma; sobre todo aquel que posee en su interior tales bienes,
que si se inclina hacia ellos, de inmediato consigue una tran-
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MliDITACIONliS
quilidad total. Y denomino tranquilidad nica y exclusivamente al buen orden. Concdete, pues, sin pausa, este retiro y
recuprate. Sean breves y elementales los principios que, tan
pronto los hayas localizado, te bastarn para recluirte en toda
tu alma y para enviarte de nuevo, sin enojo, a aquellas cosas
de la vida ante las que te retiras. Porque, contra quin te
enojas? Contra la ruindad de los hombres? Reconsidera este
juicio: los seres racionales han nacido el uno para el otro, la
tolerancia es parte de la justicia, sus errores son involuntarios.
Reconsidera tambin cuntos, declarados ya enemigos, sospechosos u odiosos, atravesados por la lanza, estn tendidos,
reducidos a ceniza. Modrate de una vez. Pero, ests molesto
por el lote que se te asign? Rememora la disyuntiva o una
providencia o tomos, y gracias a cuntas pruebas se ha demostrado que el mundo es como una ciudad. Pero, te apresarn todava las cosas coorales? Date cuenta de que el pensamiento no se mezcla con el hlito vital que se mueve suave
o violentamente, una vez que se ha recuperado y ha comprendido su peculiar poder, y finalmente ten presente cuanto has
odo y aceptado respecto al pesar y al placer. Acaso te arrastrar la vanagloria? Dirige tu mirada a la prontitud con que se
olvida todo y al abismo del tiempo infinito por ambos lados, a
la vaciedad del eco, a la versatilidad e irreflexin de los que
dan la impresin de elogiarte, a la angostura del lugar en que
se circunscribe la gloria. Porque la tierra entera es un punto y
de ella, cunto ocupa el rinconcillo que habitamos? Y all,
cuntos y qu clase de hombres te elogiarn? Te resta, pues,
tenlo presente, el refugio que se halla en este diminuto campo
de ti mismo. Y por encima de todo, no te atormentes ni te esfuerces en demasa; antes bien, s hombre libre y mira las cosas como varn, como hombre, como ciudadano, como ser
mortal. Y entre las mximas que tendrs a mano y hacia las
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III
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que te inclinars, figuren estas dos: una, que las cosas no alcanzan al alma, sino que se encuentran fiiera, desprovistas de
temblor, y las turbaciones surgen de la nica opinin interior.
Y la segunda, que todas esas cosas que ests viendo, pronto se
transformarn y ya no existirn. Piensa tambin constantemente de cuntas transformaciones has sido ya por casualidad
testigo. El mundo, alteracin; la vida, opinin^.
4. Si la inteligencia nos es comn, tambin la razn, segn la cual somos racionales, nos es comn. Admitido eso,
la razn que ordena lo que debe hacerse o evitarse, tambin
es comn. Concedido eso, tambin la ley es comn. Convenido eso, somos ciudadanos. Aceptado eso, participamos de
una ciudadana. Si eso es as, el mundo es como una ciudad.
Pues, de qu otra comn ciudadana se podr afirmar que
participa todo el gnero humano? De all, de esta comn
ciudad, proceden tanto la inteligencia misma como la razn
y la ley. O de dnde? Porque al igual que la parte de tierra
que hay en m ha sido desgajada de cierta tierra, la parte
hmeda, de otro elemento, la parte que infunde vida, de
cierta fuente, y la parte clida e gnea de una fuente particular (pues nada viene de la nada, como tampoco nada desemboca en lo que no es), del mismo modo tambin la inteligencia procede de alguna parte.
5. La muerte, como el nacimiento, es un misterio de la
naturaleza, combinacin de ciertos elementos (y disolucin)^^ en ellos mismos. Y en suma, nada se da en ella por
lo que uno podra sentir vergenza, pues no es la muerte
DI-MCRITO, fr. I 15 D .
dilysis.
En la traduccin r e c o g e m o s la conjetura de
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opiniones. Sin embargo, preciso es que esta nueva orientacin tenga siempre su origen en cierta conviccin de justicia
o de inters a la comunidad y los motivos inductores deben
tener exclusivamente tales caractersticas, no lo que parezca
agradable o popular.
13. Tienes razn? Tengo. Por qu, pues, no la
utilizas? Pues si esto ya lo demuestra por s solo, qu
ms quieres?
14. Subsistes como parte. Te desvanecers en lo que te
engendr; o mejor dicho, sers reasumido, mediante un proceso de transfonnacin, dentro de tu razn generatriz.
15. Muchos pequeos granos de incienso se encuentran
sobre el mismo altar; uno se consumi antes, el otro ms
tarde; y nada importa la diferencia.
16. Dentro de diez das les parecers un dios, a quienes
das la impresin ahora de ser una bestia y un mono, si vuelves de nuevo a los principios y a la veneracin de la razn.
17. No actes en la idea de que vas a vivir diez mil
aos. La necesidad ineludible pende sobre ti. Mientras vives, mientras es posible, s virtuoso.
18. Cunto tiempo libre gana el que no mira qu dijo,
hizo o pens el vecino, sino exclusivamente qu hace l
mismo, a fin de que su accin sea justa, santa o enteramente
buena. No dirijas la mirada a negros caracteres, sino corre
directo hacia la lnea de meta, sin desviarte.
19. El hombre que se desvive por la gloria pstuma no
se imagina que cada uno de los que se han acordado de l
morir tambin muy pronto; luego, a su vez, morir el que
le ha sucedido, hasta extinguirse todo su recuerdo en un
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MliDITACIONliS
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III
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dencia all, se transforman, se dispersan y se inflaman reasumidas en la razn generatriz del conjunto, y, de esta manera, dejan sitio a las almas que viven en otro lugar. Esto
podra responderse en la hiptesis de la supervivencia de las
almas. Y conviene considerar no slo la multitud de cueos
que as se entierran, sino tambin la de los animales que cotidianamente comemos e incluso el resto de seres vivos.
Pues, cun gran nmero es consumido y, en cierto modo,
es sepultado en los cueos de los que con ellos se alimentan! Y, sin embargo, tienen cabida porque se convierten en
sangre, se transforman en aire y fuego. Cmo investigar la
verdad sobre este punto? Mediante la distincin entre la causa
material y la formal
22. No te dejes zarandear; por el contrario, en todo impulso, corresponde con lo justo, y en toda fantasa, conserva
la facultad de comprender.
23. Armoniza conmigo todo lo que para ti es armonioso,
oh, mundo! Ningn tiempo oportuno para ti es prematuro
ni tardo para m. Es fruto para m todo lo que producen tus
estaciones, oh naturaleza. De ti procede todo, en ti reside
todo, todo vuelve a ti. Aqul^^ dice: Querida ciudad de
Ccrope! Y t no dirs: Ah, querida ciudad de Zeus!?
24. Abarca pocas actividades, dice^^, si quieres mantener el buen humor. No sera mejor hacer lo necesario y todo cuanto prescribe, y de la manera que lo prescribe, la razn
del ser sociable por naturaleza?
Porque este procedimiento
Distincin propia de la doctrina estoica.
^^ ARISTI-ANIS, fr. 1 1 0 .
^^ P e n s a m i e n t o d e D e m c r i t o , c f . D I M C R I T O , fr. 3 D . C f . P L U T . ,
Tranquillitate 4 6 5
ARLST6TI:M:S, P o / . 1 2 5 3 a 2 .
De
MliDITACIONliS
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III
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ciego el que tiene cerrados los ojos de la inteligencia; mendigo el que tiene necesidad de otro y no tiene junto a s todo
lo que es necesario para vivir. Absceso del mundo el que
renuncia y se aparta de la razn de la comn naturaleza por
el hecho de que est contrariado con lo que le acontece;
pues produce eso aquella naturaleza que tambin a ti te produjo. Es un fragmento de la ciudad, el que separa su alma
particular de la de los seres racionales, pues una sola es el
alma.
30. El uno, sin tnica, vive como filsofo; el otro, sin
libro; aquel otro, semidesnudo. No tengo pan, dice, pero
persevero en la razn. Y yo tengo los recursos que proporcionan los estudios y no persevero
31. Ama, admite el pequeo oficio que aprendiste; y pasa el resto de tu vida como persona que has confiado, con
toda tu alma, todas tus cosas a los dioses, sin convertirte en
tirano ni en esclavo de ningn hombre.
32. Piensa, por ejemplo, en los tiempos de Vespasiano.
Vers siempre las mismas cosas
personas que se casan,
cran hijos, enferman, mueren, hacen la guerra, celebran
fiestas, comercian, cultivan la tierra, adulan, son orgullosos,
recelan, conspiran, desean que algunos mueran, murmuran
contra la situacin presente, aman, atesoran, ambicionan los
consulados, los poderes reales. Pues bien, la vida de aqullos ya no existe en ninguna parte. Pasa de nuevo ahora a los
tiempos de Trajano: nos encontraremos con idntica situacin; tambin aquel vivir ha fenecido. De igual modo con^^ Traducimos de acuerdo con la correccin de A. I. Trannoy que sita la negacin modificando a persevero y no a tengo.
^^ Correccin de Gataker.
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Camilo, clebre dictador que salv a Roma de los galos; Cesn Fabio, j e f e de los trescientos Fabios; V o l e s o , j e f e sabino; Leonato, posiblemente Dentato, vencedor de Pirro.
H O M I - R O , Od.
I 2 4 1 y s.
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necesario, como familiar, como fluyente del mismo principio y de la misma fiiente.
34. Confate gustosamente a Cloto^^ y djala tejer la
trama con los sucesos que quiera.
35. Todo es efmero: el recuerdo y el objeto recordado.
36. Contempla de continuo que todo nace por transformacin, y habitate a pensar que nada ama tanto la naturaleza del conjunto como cambiar las cosas existentes y crear
nuevos seres semejantes. Todo ser, en cierto modo, es semilla del que de l surgir. Pero t slo te imaginas las
semillas que se echan en tierra o en una matriz. Y eso es ignorancia excesiva.
37. Estars muerto en seguida, y an no eres ni sencillo
ni imperturbable, ni andas sin recelo de que puedan daarte
desde el exterior, ni tampoco eres benvolo para con todos,
ni cifras la sensatez en la prctica exclusiva de la justicia.
38. Examina con atencin sus guas interiores e indaga
qu evitan los sabios y qu persiguen.
39. No consiste tu mal en un gua interior ajeno ni tampoco en una variacin y alteracin de lo que te circunda.
En qu, pues? En aquello en ti que opina sobre los males.
Por tanto, que no opine esa parte y todo va bien. Y aun en el
caso de que su ms cercano vecino, el cueo, sea cortado,
quemado, alcanzado por el pus o podrido, permanezca con
todo tranquila la pequea parte que sobre eso opina, es decir, no juzgue ni nualo ni bueno lo que igualmente puede
acontecer a un hombre malo y a uno bueno. Porque lo que
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E P I C T H T O , fr. 2 6 S C I U - N K L . C f . M A R C O A U R I M O , I X 2 4 . L a i d e a e s
Crat. 4 0 0
A.
^ C f . H I - R A C M T O , fr. 4 9 a D , y P L A T N ,
Crat.
4 0 2 A.
LIBRO
III
93
"
H I R C M T O , fr. 7 6 D .
^^ H I - R C L I T O , fr. 7 1 D . C f . t a m b i n e l fr. 1 1 7 D y M A R C O
AURI-MO,
VI 22.
^^ H I - R C L I T , fr. 7 2 D .
^^ H I ; R C M T , fr. 7 3 D .
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LIBRO
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Cadiciano, Fabio y Juliano eran nombres muy corrientes y lgicamente resulta difcil su identificacin. Lpido, posiblemente se trate del
triunviro.
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MliDITACIONliS
liada I
262.
LIBRO V
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MliDITACIONliS
LinRo
99
100
MliDITACIONliS
tiempo. Luego, es preciso encontrarse entre los que proceden as, en cierto modo, inconscientemente? S, pero hay
que darse cuenta de esto mismo; porque es propio del ser
sociable, manifiesta, darse cuenta de que obra de acuerdo y
conforme al bien comn, y, por Zeus!, lo es tambin querer
que su asociado se d cuenta. Cierto es lo que dices, pero
tergiversas lo que acabo de decir. Por ello t sers uno de
aquellos de los que anteriormente hice mencin, pues aqullos tambin se dejan extraviar por cierta verosimilitud lgica. Y si intentas comprender el sentido de mis palabras, no
temas por eso omitir cualquier accin til a la sociedad.
7. Splica de los atenienses: Envanos la lluvia, envanos la lluvia, Zeus amado, sobre nuestros campos de cultivo
y llanuras. O no hay que rezar, o hay que hacerlo as, con
sencillez y espontneamente.
8. Como suele decirse: Asclepio le orden la equitacin, los baos de agua fra, el caminar descalzo, de modo
similar tambin eso: La naturaleza universal ha ordenado
para ste una enfermedad o una mutilacin o una prdida de
un rgano o alguna otra cosa semejante. Pues all el trmino orden significa algo as como: te ha prescrito este
tratamiento como apropiado para recobrar la salud. Y aqu:
lo que sucede a cada uno le ha sido, en cierto modo, asignado como correspondiente a su destino. As tambin nosotros decimos que lo que nos acontece nos conviene, al
igual que los albailes suelen decir que en las murallas o en
las pirmides las piedras cuadrangulares se ensamblan unas
con otras annoniosamente segn determinado tipo de combinacin. En resumen, armona no hay ms que una, y del
mismo modo que el mundo, cueo de tales dimensiones, se
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VII
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LIBRO
VII
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' -,
Phasma 4 0 ,
fr. 5 3 0 K O C K .
104
MliDITACIONliS
conducen al lujo o a la fama, lo acogemos como pronunciado apropiada y elegantemente. Prosigue, pues, y pregunta si
deben estimarse e imaginarse tales cosas como buenas, esas
que si se evaluaran apropiadamente, se podra concluir que
su poseedor, debido a la abundancia de bienes, no tiene
dnde evacuar.
13. He sido compuesto de causa formal y materia; ninguno de esos dos elementos acabar en el no-ser, del mismo modo que tampoco surgieron del no-ser. Por consiguiente, cualquier parte ma ser asignada por transfonnacin a una parte
del universo; a su vez aqulla se transfonnar en otra parte del
universo, y as hasta el infinito. Y por una transformacin
similar nac yo, y tambin mis progenitores, siendo posible
remontamos hasta otro infinito. Porque nada impide hablar
as, aunque el universo sea gobernado por perodos limitados.
14. La razn y el mtodo lgico son facultades autosuficientes para s y para las operaciones que les conciemen.
Parten, en efecto, del principio que les es propio y caminan
hacia un fin preestablecido; por eso tales actividades se denominan acciones rectas, porque indican la rectitud del
camino.
15. Ninguna de las cosas que no competen al hombre,
en tanto que es hombre, debe ste observar. No son exigencias del hombre, ni su naturaleza las anuncia, ni tampoco
son perfecciones de la naturaleza del hombre. Pues bien,
tampoco reside en ellas el fin del hombre, ni tampoco lo que
contribuye a colmar el fin: el bien. Es ms, si alguna de estas cosas concerniera al hombre, no sera de su incumbencia
menospreciarlas ni sublevarse contra ellas; tampoco podra
ser elogiado el hombre que se presentase como sin necesi-
LIBRO
VII
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fluir, las actividades estn cambiando de continuo y las causas sufren innumerables alteraciones. Casi nada persiste y
muy cerca est este abismo infinito del pasado y del futuro,
en el que todo se desvanece. Cmo, pues, no va a estar loco el que en estas circunstancias se enorgullece, se desespera o se queja en base a que sufri alguna molestia cierto
tiempo e incluso largo tiempo?
24. Recuerda la totalidad de la sustancia, de la que participas mnimamente, y la totalidad del tiempo, del que te ha
sido asignado un intervalo breve e insignificante, y del destino, del cual, qu parte ocupas?
25. Comete otro una falta contra m? l ver. Tiene su
peculiar disposicin, su peculiar modo de actuar. Tengo yo
ahora lo que la comn naturaleza quiere que tenga ahora, y
hago lo que mi naturaleza quiere que ahora haga.
26. Sea el gua interior y soberano de tu alma una parte
indiferente al movimiento, suave o spero, de la carne, y no
se mezcle, sino que se circunscriba, y limite aquellas pasiones a los miembros. Y cuando stas progresen y alcancen la
inteligencia, por efecto de esa otra simpata, como en un
cueo unificado, entonces no hay que enfrentarse a la sensacin, que es natural, pero tampoco aada el gua interior
de por s la opinin de que se trata de un bien o de un mal.
27. Convivir con los dioses. Y convive con los dioses
aquel que constantemente les demuestra que su alma est
satisfecha con la parte que le ha sido asignada, y hace todo
cuanto quiere el genio divino ^^ que, en calidad de protector
Cf. PLATN,
14, 12.
Repblica
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Odisea
IV 690.
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LIBRO VI
1. La sustancia del conjunto universal es dcil y maleable. Y la razn que la gobierna no tiene en s ningn motivo
para hacer mal, pues no tiene maldad, y ni hace mal alguno
ni nada recibe mal de aqulla. Todo se origina y llega a su
tmiino de acuerdo con ella.
2. Sea indiferente para ti pasar fro o calor, si cumples
con tu deber, pasar la noche en vela o saciarte de dormir, ser
criticado o elogiado, morir o hacer otra cosa. Pues una de
las acciones de la vida es tambin aquella por la cual morimos. En efecto, basta tambin para este acto disponer bien
el presente.
3. Mira el interior; que de ninguna cosa te escape ni su
peculiar cualidad ni su mrito.
4. Todas las cosas que existen rapidsimamente se transformarn y, o se evaporarn, si la sustancia es una, o se dispersarn.
5. La razn que gobierna sabe cmo se encuentra, qu
hace y sobre qu materia.
6. La mejor manera de defenderte es no asimilarte a ellos.
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Ml:i:)ITACI()NliS
Cf. H()MI;R(),
llacla
VI 99.
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<euopsan>.
Grates de Tebas, f i l s o f o cnico, que utilizaba con agudeza y desenfado la stira. C f DICINHS LAIRCIO, VI 5, 85.
^^ Jencrates de Calcedn, f i l s o f o platnico. Sucedi a Espeusipo en
la direccin de la Academia. En su doctrina se aprecia un fuerte influjo
del pitagorismo.
1 16
MliDITACIONLS
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ni agniparse como rebaos, ni alimentarse; pues eso es semejante a la evacuacin de las sobras de la comida. Qu vale la
pena, entonces? Ser aplaudido? No. Por consiguiente, tampoco ser aplaudido por golpeteo de lenguas, que las alabanzas
del vulgo son golpeteo de lenguas. Por tanto, has renunciado
tambin a la vanagloria. Qu queda digno de estima? Opino
que el moverse y mantenerse de acuerdo con la propia constitucin, fin al que conducen las ocupaciones y las artes. Porque todo arte apunta a este objetivo, a que la cosa constituida
sea adecuada a la obra que ha motivado su constitucin. Y
tanto el hombre que se ocupa del cultivo de la vid, como el
domador de potros, y el que amaestra perros, persiguen este
resultado. Y a qu objetivo tienden con ahinco los mtodos
de educacin y enseanza? A la vista est, pues, lo que es
digno de estima. Y si en eso tienes xito, ninguna otra cosa te
preocupars. Y no cesars de estimar otras muchas cosas?
Entonces ni sers libre, ni te bastars a ti mismo, ni estars
exento de pasiones. Ser necesario que envidies, tengas celos,
receles de quienes pueden quitarte aquellos bienes, y tendrs
necesidad de conspirar contra los que tienen lo que t estimas.
En suma, forzosamente la persona falta de alguno de aquellos
bienes estar turbada y adems censurar muchas veces a los
dioses. Mas el respeto y la estima a tu propio pensamiento harn de ti un hombre satisfecho contigo mismo, perfectamente
adaptado a los que conviven a tu lado y concordante con los
dioses, esto es, un hombre que ensalza cuanto aqullos reparten y han asignado.
17. Hacia arriba, hacia abajo, en crculo, son los movimientos de los elementos. Mas el movimiento de la virtud
no se halla entre ninguno de sos, sino que es algo un tanto
divino y sigue su curso favorable por una senda difcil de
concebir.
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40. Un instrumento, una herramienta, un apero cualquiera, si hace el trabajo para el que ha sido construido, es
bueno; aunque est fuera de all el que los construy. Pero
tratndose de las cosas que se mantienen unidas por naturaleza, en su interior reside y persiste el poder constructor; por
esta razn es preciso tenerle un respeto especial y considerar, caso de que t te comportes y procedas de acuerdo con
su propsito, que todas las cosas te van segn la inteligencia. As tambin al Todo le van sus cosas conforme a la inteligencia.
41. En cualquier cosa de las ajenas a tu libre voluntad,
que consideres buena o mala para ti, es inevitable que, segn la evolucin de tal dao o la prdida de semejante bien,
censures a los dioses y odies a los hombres como responsables de tu cada o privacin, o como sospechosos de serlo.
Tambin nosotros cometemos muchas injusticias a causa de
las diferencias respecto a esas cosas. Pero en el caso de que
juzguemos bueno y malo, nicamente lo que depende de
nosotros, ningn motivo nos queda para inculpar a los dioses ni para mantener una actitud hostil frente a los hombres.
42. Todos colaboramos en el cumplimiento de un solo
fin, unos consciente y consecuentemente, otros sin saberlo;
como Herclito^^, creo, dice, que, incluso los que duennen,
son operarios y colaboradores de lo que acontece en el
mundo. Uno colabora de una manera, otro de otra, e incluso,
por aadidura, el que critica e intenta oponerse y destruir lo
que hace. Porque tambin el mundo tena necesidad de
gente as. En consecuencia, piensa con quines vas a formar
partido en adelante. Pues el que gobierna el conjunto del
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naturalezas agudas, magnnimos, diligentes, laboriosos, ridiculizadores de la misma vida humana, mortecina y efmera, como Menipo^^ y todos los de su clase. Medita acerca
de todos stos que tiempo ha nos dejaron. Qu tiene, pues, de
terrible esto para ellos? Y qu tiene de terrible para los que
en absoluto son nombrados? Una sola cosa merece aqu la
pena: pasar la vida en compaa de la verdad y de la justicia,
benvolo con los mentirosos y con los injustos.
48. Siempre que quieras alegrarte, piensa en los mritos
de los que viven contigo, por ejemplo, la energa en el trabajo de uno, la discrecin de otro, la liberalidad de un tercero y cualquier otra cualidad de otro. Porque nada produce
tanta satisfaccin como los ejemplos de las virtudes, al manifestarse en el carcter de los que con nosotros viven y al
ofrecerse agrupadas en la medida de lo posible. Por esta razn deben tenerse siempre a mano.
49. Te molestas por pesar tantas libras y no trescientas? De igual modo, tambin, porque debes vivir un nmero
determinado de aos y no ms. Porque al igual que te contentas con la parte de sustancia que te ha sido asignada, as
tambin con el tiempo.
50. Intenta persuadirles; pero obra, incluso contra su
voluntad, siempre que la razn de la justicia lo imponga. Sin
embargo, si alguien se opusiera haciendo uso de alguna
violencia, cambia a la complacencia y al buen trato, srvete
matemtico. Arqumedes de Siracusa, el f a m o s o matemtico e inventor
m e c n i c o del s. ni a. C.
^^ M e n i p o de Gdara, f i l s o f o cnico, cultiv el gnero satrico, y
mantuvo p o l m i c a s contra los estoicos (Cf. DKKINI-S LAI:RCIO, VI 99).
Para nosotros, c o n o c i d o sobre todo por sus repetidas apariciones en la
obra de Luciano.
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^^ El ordenado vivir de las abejas en comunidad era ya para Aristteles una muestra de la inteligencia de las abejas. Cf. ARIST.,
Metaf. 980 b.
Polt.
1253 a,
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simplemente como un deber, significa que todava no comprendes que te haces un bien a ti mismo.
14. Acontezca exterionnente lo que se quiera a los que
estn expuestos a ser afectados por este accidente. Pues aqullos, si quieren, se quejarn de sus sufrimientos; pero yo, en
tanto no imagine que lo acontecido es un mal, todava no he
sufrido dao alguno. Y de m depende no imaginarlo.
15. Dgase o hgase lo que se quiera, mi deber es ser
bueno. Como si el oro, la esmeralda o la pura dijeran
siempre eso: Hgase o dgase lo que se quiera, mi deber es
ser esmeralda y conservar mi propio color.
16. Mi gua interior no se altera por s mismo; quiero
decir, no se asusta ni se aflige. Y si algn otro es capaz de
asustarle o de afligirle, hgalo. Pues l, por s mismo, no se
mover conscientemente a semejantes alteraciones
Preocpese el cueo, si puede, de no sufrir nada. Y si sufre,
manifistelo. Tambin el espritu animal, que se asusta, que
se aflige. Pero lo que, en suma, piensa sobre estas afecciones, no hay ningn temor que sufra, pues su condicin no le
impulsar a un juicio semejante. El gua interior, por su
misma condicin, carece de necesidades, a no ser que se las
cree, y por eso mismo no tiene tribulaciones ni obstculos, a
no ser que se perturbe y se ponga obstculos a s mismo,
17. La felicidad es un buen numen o un buen 'espritu
f a m i l i a r ' Q u haces, pues, aqu, oh imaginacin? Vete,
^^ Aceptamos el texto de Farquharson en este pasaje, que alude a la
composicin tripartita del hombre en c u e o , espritu vital (psychrion) y
espritu racional (equivalente al nos o hgemonikn,
de otros pasajes).
^^ Gataker anota en el texto una laguna, que suple con
hgemonikn.
Farquharson suple daimnion,
siguiendo a March. De acuerdo con este
ltimo traducimos.
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por los dioses, como viniste! No te necesito. Has venido segn tu antigua costumbre. No me enfado contigo; nicamente, vete.
18. Se teme el cambio? Y qu puede producirse sin
cambio? Existe algo ms querido y familiar a la naturaleza
del conjunto universal? Podras t mismo lavarte con agua
caliente, si la lea no se transformara? Podras nutrirte, si
no se transformaran los alimentos? Y otra cosa cualquiera
entre las tiles, podra cumplirse sin transformacin? No
te das cuenta, pues, de que tu propia transfonnacin es algo
similar e igualmente necesaria a la naturaleza del conjunto
universal?
19. Por la sustancia del conjunto universal, como a travs de un torrente, discurren todos los cueos, connaturales
y colaboradores del conjunto universal, al igual que nuestros
miembros entre s. A cuntos Crisipos, a cuntos Scrates,
a cuntos Epictetos absorbi ya el tiempo! Idntico pensamiento acuda a ti respecto a todo tipo de hombre y a toda
cosa.
20. Una sola cosa me inquieta, el temor a que haga algo
que mi constitucin de hombre no quiere, o de la manera
que no quiere, o lo que ahora no quiere.
21. Prximo est tu olvido de todo, prximo tambin el
olvido de todo respecto a ti.
22. Propio del hombre es amar incluso a los que tropiezan. Y eso se consigue, en cuanto se te ocurra pensar que
son tus familiares, y que pecan por ignorancia y contra su
voluntad, y que, dentro de poco, ambos estaris muertos y
que, ante todo, no te da, puesto que no hizo a tu gua interior peor de lo que era antes.
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y, a la vista de esto, recuerda cmo las buscaras, si no estuvieran presentes. Pero al mismo tiempo ten precaucin, no
vaya a ser que, por complacerte hasta tal punto en su disfrute, te habites a sobrestimarlas, de manera que, si alguna
vez no estuvieran presentes, pudieras sentirte inquieto.
28. Recgete en ti mismo. El gua interior racional puede, por naturaleza, bastarse a s mismo practicando la justicia y, segn eso mismo, conservando la calma.
29. Borra la imaginacin. Detn el impulso de marioneta. Circunscrbete al momento presente. Comprende lo
que te sucede a ti o a otro. Divide y separa el objeto dado en
su aspecto causal y material. Piensa en tu hora postrera. La
falta cometida por aqul, djala all donde se origin.
30. Coteja el pensamiento con las palabras. Sumerge tu
pensamiento en los sucesos y en las causas que los produjeron.
31. Haz resplandecer en ti la sencillez, el pudor y la indiferencia en lo relativo a lo que es intermedio entre la virtud
y el vicio. Ama al gnero humano. Sigue a Dios. Aqul
dice: Todo es convencional, y en realidad slo existen los
elementos. Y basta recordar que no todas las cosas son
convencionales, sino demasiado pocas
32. Sobre la muerte: o dispersin, si existen tomos; o
extincin o cambio, si existe unidad.
33. Sobre el pesar
Lo que es insoportable mata, lo
que se prolonga es tolerable. Y la inteligencia, retirndose.
D I : M 6 C R I T O , fr. 9 , 1 1 7 , 1 2 5 D .
existen dema-
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Repblica VI 486 a.
Desconocemos su autor.
EURPIDI-S,
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41. Si los dioses me han olvidado a m y a mis dos hijos, tambin esto tiene su razn
42. El bien y la justicia estn conmigo
43. No asociarse a sus lamentaciones, ni a sus estremecimientos.
44. Mas yo le replicara con esta justa razn: Te equivocas, amigo, si piensas que un hombre debe calcular el
riesgo de vivir o morir, incluso siendo insignificante su vala, y, en cambio, piensas que no debe examinar, cuando
acta, si son justas o no sus acciones y propias de un hombre bueno o malo
45. As es, atenienses, en verdad. Dondequiera que uno
se site por considerar que es lo mejor o en el puesto que sea
asignado por el arconte, all debe, a mi entender, permanecer
y correr riesgo, sin tener en cuenta en absoluto ni la muerte ni
ninguna otra cosa con preferencia a la infamia ^ ' ^
46. Pero, mi buen amigo, mira si la nobleza y la bondad no sern otra cosa que salvar a los dems y salvarte a ti
mismo. Porque no debe el hombre que se precie de serlo
preocuparse de la duracin de la vida, tampoco debe tener
excesivo apego a ella, sino confiar a la divinidad estos cuidados y dar crdito a las mujeres cuando afirman que nadie
podra evitar el destino. La obligacin que le incumbe es
examinar de qu modo, durante el tiempo que vaya a vivir,
podr vivir mejor
E U R P I D I S,
Antiope, fr.
208 N.
EURPIDKS, fr. 9 1 8 N .
Apologa de Scrates
ATN, Apologa 28 d.
P L A T N , Gorgias 5\2 d.
28
b.
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MliDITACIONliS
47. Contempla el curso de los astros, como si t evolucionaras con ellos, y considera sin cesar las transformaciones mutuas de los elementos. Porque estas imaginaciones
purifican la suciedad de la vida a ras de suelo.
48. Bello el texto de Platn''^: Preciso es que quien
hace discursos sobre los hombres examine tambin lo que
acontece en la tierra, como desde una atalaya: manadas,
ejrcitos, trabajos agrcolas, matrimonios, divorcios, nacimientos, muertes, tumulto de tribunales, regiones desiertas,
poblaciones brbaras diversas, fiestas, trenos, reuniones pblicas, toda la mezcla y la conjuncin armoniosa procedente
de los contrarios
49. Con la observacin de los sucesos pasados y de
tantas transformaciones que se producen ahora, tambin el
futuro es posible prever. Porque enteramente igual ser su
aspecto y no ser posible salir del ritmo de los acontecimientos actuales. En consecuencia, haber investigado la vida humana durante cuarenta aos que durante diez mil da lo
mismo. Pues qu ms vers?
50. Lo que ha nacido de la tierra a la tierra retoma; lo
que ha genninado de una semilla etrea vuelve nuevamente
a la bveda celeste. O tambin esto: disolucin de los entrelazamientos en los tomos y dispersin semejante de los
elementos impasibles
Crisipo,
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Suplicantes
1110.
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la sociabilidad. En segundo lugar, la resistencia a las pasiones coorales, pues es propio del movimiento racional e
intelectivo marcarse lmites y no ser derrotado nunca ni por
el movimiento sensitivo ni por el instintivo. Pues ambos son
de naturaleza animal, mientras que el movimiento intelectivo quiere prevalecer y no ser subyugado por aqullos. En
tercer lugar, en la constitucin racional no se da la precipitacin ni la posibilidad de engao. As pues, el gua interior,
que posee estas virtudes, cumpla su tarea con rectitud, y posea lo que le pertenece.
56. Como hombre que ha muerto ya y que no^^^ ha vivido hasta hoy, debes pasar el resto de tu vida de acuerdo
con la naturaleza.
57. Amar nicamente lo que te acontece y lo que es
tramado por el destino. Pues qu se adapta mejor a ti?
58. En cada suceso, conservar ante los ojos a aqullos a
quienes acontecan las mismas cosas, y luego se afligan, se
extraaban, censuraban. Y ahora, dnde estn aqullos? En
ninguna parte. Qu, entonces? Quieres proceder de igual
modo? No quieres dejar estas actitudes extraas a quienes
las provocan y las sufren, y aplicarte enteramente a pensar
cmo servirte de los acontecimientos? Te aprovechars bien
de ellos y tendrs materia. Presta atencin y sea tu nico deseo ser bueno en todo lo que hagas. Y ten presentes estas dos
mximas: es indiferente el momento en que la accin...^
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Apologa de
Scrates 32 c.
ARISTI ANI S,
PLATN,
I. Trannoy, desde la frase citada hasta el punto existe una clara interpola-
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LIBRO VIII
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bre, si no le hace justo, sensato, valiente, libre; como tampoco nada es malo, si no le produce los efectos contrarios
a lo dicho.
2. En cada accin, pregntate: Cmo es sta respecto a
m? No me arrepentir despus de hacerla? Dentro de poco
habr muerto y todo habr desaparecido. Qu ms voy a
buscar, si mi presente accin es propia de un ser inteligente,
sociable y sujeto a la misma ley de Dios?
3. Alejandro, Csar y Pompeyo qu fueron en comparacin con Digenes, Herclito y Scrates? stos vieron cosas, sus causas, sus materias, y sus principios guas eran autosuficientes; pero aqullos, cuntas cosas ignoraban, de
cuntas cosas eran esclavos!
4. Que no menos harn las mismas cosas, aunque t revientes.
5. En primer lugar, no te confundas; pues todo acontece
de acuerdo con la naturaleza del conjunto universal, y dentro de poco tiempo no sers nadie en ninguna parte, como
tampoco son nadie Adriano ni Augusto. Luego, con los ojos
fijos en tu tarea, indgala bien y teniendo presente que tu
deber es ser hombre de bien, y lo que exige la naturaleza del
hombre, cmplelo sin desviarte y del modo que te parezca
ms justo: slo con benevolencia, modestia y sin hipocresa.
6. La misin de la naturaleza del conjunto universal
consiste en transportar lo que est aqu all, en transformarlo, en levantarlo de aqu y llevarlo all. Todo es mutacin,
Cf
F A R Q U I I A U S O N , O. C., p g . 3 6 6 , y t. , p g . 7 5 5 , e n
relacin
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conjetura de Gataker.
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vida del que elogia y del que es elogiado, del que recuerda y
del que es recordado. Adems, sucede en un rincn de esta
regin y tampoco aqu se ponen de acuerdo todos, y ni siquiera uno mismo se pone de acuerdo consigo; y la tierra
entera es un punto.
22. Presta atencin a lo que tienes entre manos, sea actividad, principio o significado. Justamente tienes este sufrimiento, pues prefieres ser bueno maana a serlo hoy.
23. Hago algo? Lo hago teniendo en cuenta el beneficiar a los hombres. Me acontece algo? Lo acepto ofrecindolo a los dioses y a la fuente de todo, de la que dimanan
todos los sucesos.
24. Cual se te presenta el bao: aceite, sudor, suciedad,
agua viscosa, todo lo que provoca repugnancia, tal se presenta toda parte de la vida y todo objeto que se nos ofrece.
25. L u c i l a s e p u l t a Vero; a continuacin, Lucila;
Secunda, a Mximo; seguidamente. Secunda; Epitincano, a
Ditimo; luego, Epitincano; Antonino, a Faustina; luego,
Antonino. Y as, todo. Cler, a Adriano; a continuacin,
Cler. Y dnde estn aquellos hombres agudos y perspicaces, ya conocedores del futuro, ya engredos? (As, por
ejemplo, agudos, Crax, Demetrio el Platnico, Eudemn y
sus semejantes). Todo es efmero, muerto tiempo ha. Algu-
Domicia Lucila y Vero, padres de Marco Aurelio. Secunda, nombre de la esposa de Mximo. Mximo, filsofo estoico y maestro de Marco
Aurelio. Epitincano, nombre poco conocido, probablemente relacionado
con Adriano. Ditimo, liberto de Adriano. Cler, retrico griego y secretario de Adriano. Crax, identificado por Mller con un filsofo de Pergamo. Demetrio era un filsofo cnico y no platnico como se cita en el
texto. Eudemn, nombre desconocido.
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C f . la c i t a d e EMP-DOCM;S e n X I I 3 .
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Liiniovm
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consecuencia, el que no se ha dado cuenta de eso es un ignorante; pero quien se ha dado cuenta y no se refugia en ella
es un desdichado.
49. No te digas a ti mismo otra cosa que lo que te anuncian las primeras impresiones. Se te ha anunciado que un tal
habla mal de ti. Esto se te ha anunciado. Pero no se te ha
anunciado que has sufrido dao. Veo que mi hijito est enfermo. Lo veo. Pero que est en peligro, no lo veo. Asi
pues, mantnte siempre en las primeras impresiones, y nada
aadas a tu interior y nada te suceder. O mejor, aade como persona conocedora de cada una de las cosas que acontecen en el mundo.
50. Amargo es el pepino. Tralo. Hay zarzas en el camino. Desvate. Basta eso? No aadas: Por qu sucede eso
en el mundo?. Porque sers ridiculizado por el hombre que
estudia la naturaleza, como tambin lo seras por el caintero y el zapatero si les condenaras por el hecho de que en sus
talleres ves virutas y recortes de los materiales que trabajan.
Y en verdad aqullos al menos tienen dnde arrojarlos, pero
la naturaleza universal nada tiene fuera; mas lo admirable de
este arte estriba en que, habindose puesto lmites a s mismo, transfonna en s mismo todo lo que en su interior parece destruirse, envejecer y ser intil, y que de nuevo hace
brotar de esas mismas cosas otras nuevas, de manera que ni
tiene necesidad de sustancias exteriores, ni precisa un lugar
donde arrojar esos desperdicios podridos. Por consiguiente,
se conforma con su propio lugar, con la materia que le pertenece y con su peculiar arte.
51. Ni seas negligente en tus acciones, ni embrolles en
tus conversaciones, ni en tus imaginaciones andes sin rum-
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ciado de estos vicios, sera una segunda tentativa para naveg a r C o n t i n a s prefiriendo estar alentado en el vicio y
todava no te incita la experiencia a huir de tal peste? Pues
la destruccin de la inteligencia es una peste mucho mayor
que una infeccin y alteracin semejante de este aire que
est esparcido en tomo nuestro. Porque esta peste es propia
de los seres vivos, en cuanto son animales; pero aqulla es
propia de los hombres, en cuanto son hombres.
3. No desdees la muerte; antes bien, acgela gustosamente, en la conviccin de que sta tambin es una de las
cosas que la naturaleza quiere. Porque cual es la juventud, la
vejez, el crecimiento, la plenitud de la vida, el salir los
dientes, la barba, las canas, la fecundacin, la preez, el
alumbramiento y las dems actividades naturales que llevan
las estaciones de la vida, tal es tambin tu propia disolucin.
Por consiguiente, es propio de un hombre dotado de razn
comportarse ante la muerte no con hostilidad, ni con vehemencia, ni con orgullo, sino aguardarla como una ms de las
actividades naturales. Y, al igual que t aguardas el momento en que salga del vientre de tu mujer el recin nacido,
as tambin aguarda la hora en que tu alma se desprender
de esa envoltura. Y si tambin quieres una regla vulgar, que
calle en tu corazn, sobre todo te pondr en buena disposicin ante la muerte la consideracin relativa a aquellos objetos de los cuales vas a separarte y con cuyas costumbres
(tu alma)'^^ ya no estar mezclada. Porque en absoluto es
preciso chocar con ellos, sino preocuparse de ellos y soportarlos con dulzura; recuerda, sin embargo, que te vers libre
Expresin proverbial deteros plos,
mal menor o un bien de segunda clase.
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ya en Platn. Equivale a un
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[taut].
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23. Al igual que t mismo eres un miembro complementario del sistema social, as tambin toda tu actividad
sea complemento de la vida social. Por consiguiente, toda
actividad tuya que no se relacione, de cerca o de lejos, con
el fin comn, trastorna la vida y no permite que exista unidad, y es revolucionaria, de igual modo que en el pueblo el
que retira su aportacin personal a la armona comn.
24. Enfados y juegos de nios, frgiles almas que
transportan c a d v e r e s c o m o para que ms claramente
pueda impresionamos lo de la evocacin de los muertos
25. Vete en busca de la cualidad del agente y contmplalo separado de la materia; luego, delimita tambin el
tiempo mximo, que es natural que subsista el objeto individual.
26. Has soportado infinidad de males por no haberte resignado a que tu gua interior desempeara la misin por la
que ha sido constituido. Pero ya basta.
27. Siempre que otro te vitupere, odie, o profieran palabras semejantes, penetra en sus pobres almas, adntrate en
ellas y observa qu clase de gente son. Vers que no debes
angustiarte por lo que esos piensen de ti. Sin embargo, hay
que ser benevolente con ellos, porque son, por naturaleza,
tus amigos. incluso los dioses les dan ayuda total, por medio de sueos, orculos, para que, a pesar de todo, consigan
aquellas cosas que motivan en ellos desavenencias.
Cf. IV 41.
Cf. H()MI:RC),
Odisea X I
y ss.
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reo
Yo les seguir si han comprendido cul era el deseo
de la naturaleza comn y se han educado ellos mismos. Pero
si representaron tragedias, nadie me ha condenado a imitarles. Sencilla y respetable es la misin de la filosofa. No me
induzcas a la vanidad.
30. Contempla desde arriba innumerables rebaos, infinidad de ritos y todo tipo de travesa martima en medio de
tempestades y bonanza, diversidad de seres que nacen, conviven y se van. Reflexiona tambin sobre la vida por otros
vivida tiempo ha, sobre la que vivirn con posterioridad a ti
y sobre la que actualmente viven en los pueblos extranjeros; y
cuntos hombres ni siquiera conocen tu nombre y cuntos lo
olvidarn rapidsimamente y cuntos, que tal vez ahora te
elogian, muy pronto te vituperarn; y cmo ni el recuerdo ni
la fama, ni, en suma, ninguna otra cosa merece ser mencionada.
31. Imperturbabilidad con respecto a lo que acontece
como resultado de una causa exterior y justicia en las cosas
que se producen por una causa que de ti proviene. Es decir,
instintos y acciones que desembocan en el mismo objetivo:
obrar de acuerdo con el bien comn, en la conviccin de
que esta tarea es acorde con tu naturaleza.
32. Puedes acabar con muchas cosas superfluas, que se
encuentran todas ellas en tu imaginacin. Y conseguirs
desde este momento un inmenso y amplio campo para ti,
abarcando con el pensamiento todo el mundo, reflexionando
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sobre el tiempo infinito y pensando en la rpida transformacin de cada cosa en particular, cun breve es el tiempo que
separa el nacimiento de la disolucin, cun inmenso el perodo anterior al nacimiento y cun ilimitado igualmente el
perodo que seguir a la disolucin.
33. Todo cuanto ves, muy pronto ser destruido y los
que han visto la destruccin dentro de muy poco sern tambin destruidos; y el que muri en la vejez extrema acabar
igual que el que muri prematuramente.
34. Cules son sus guas rectores y en qu se afanan y
por qu razones aman y estiman. Acostmbrate a mirar sus
pequeas almas desnudas. Cuando piensan perjudicarte con
vituperios o favorecerte celebrndote, cunta pretensin!
35. La prdida no es otra cosa que una transformacin.
Y en eso se regocija la naturaleza del conjunto universal;
segn ella, todo sucede desde la eternidad, suceda de la
misma forma y otro tanto suceder hasta el infinito. Por
qu, pues, dices que todas las cosas se produjeron mal, que
as seguirn siempre y que, entre tan gran nmero de dioses,
ningn poder se ha encontrado nunca para corregir esos defectos, sino que el mundo est condenado a estar inmerso en
males incesantes?
36. La podredumbre de la materia que subyace en cada
cosa es agua, polvo, huesecillos, suciedad. O de nuevo: los
mrmoles son callosidades de la tierra; sedimentos, el oro,
la plata; el vestido, diminutos pelos; la pura, sangre, y
otro tanto todo lo dems. Tambin el hlito vital es algo semejante, y se transforma de esto en aquello.
37. Basta de vida miserable, de murmuraciones, de astucias. Por qu te turbas?, qu novedad hay en eso?, qu
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igual que estos miembros han sido hechos para una funcin concreta, y al ejecutar sta de acuerdo con su particular constitucin, cumplen su misin peculiar, as tambin el hombre, bienhechor por naturaleza, siempre que
haga una accin benfica o simplemente coopere en cosas
indiferentes, tambin obtiene su propio fin.
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\physei].
Conjetura de Coraes.
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Pueblo germnico situado a orillas del Danubio contra el que Marco Aurelio emprendi diversas campaas militares.
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Conjetura de Lofft.
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los hombres a un hombre que vive de verdad en consonancia con la naturaleza. Si no te soportan, que te maten. Porque mejor es morir que vivir as.
16. No sigas discutiendo ya acerca de qu tipo de cualidades debe reunir el hombre bueno, sino trata de serlo.
17. Imagnate sin cesar la eternidad en su conjunto y la
sustancia, y que todas las cosas en particular son, respecto a
la sustancia, como un grano de higo, y, respecto al tiempo,
como un giro de trpano.
18. Detente en cada una de las cosas que existen, y concbela ya en estado de disolucin y transformacin, y cmo
evoluciona a la putrefaccin o dispersin, o bien piensa que
cada cosa ha nacido para morir.
19. Cmo son cuando comen, duermen, copulan, evacan, y en lo dems! Luego, cmo son cuando se muestran
altivos y orgullosos, o cuando se enfadan y, basndose en su
superioridad, humillan! Poco ha eran esclavos de cuntos y
por qu cosas. Y dentro de poco se encontrarn en circunstancias parecidas.
20. Conviene a cada uno lo que le aporta la naturaleza
del conjunto universal, y conviene precisamente en el momento en que aqulla lo aporta.
21. La tierra desea la lluvia; la desea tambin el venerable aire'^"^. Tambin el mundo desea hacer lo que debe
acontecer. Digo, pues, al mundo: Mis deseos son los tuyos.
No lo dice aquella frase proverbial: eso desea llegar a
ser?
^^^ E U R P I D E S . Fr. !
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Teeteto
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d.
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primaveral.
Banquete
Ilada V I
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a.
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y ss.
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todo lo que le sobrevenga. Y la que dice: Slvense mis hijos y alaben todos lo que haga es un ojo que busca lo
verde, o dientes que reclaman lo tierno.
36. Nadie es tan afortunado que, en el momento de su
muerte, no le acompaen ciertas personas que acojan con
gusto el funesto desenlace. Era diligente y sabio. En ltimo
trmino habr alguno que diga para s: Al fin vamos a respirar, libres de este preceptor. Ciertamente, con ninguno
de nosotros era severo, pero me daba cuenta de que, tcitamente, nos condenaba. Esto, en efecto, se dir respecto al
hombre diligente. Por lo que a nosotros se refiere, cuntas
y cun diferentes razones existen por las cuales muchos desean verse libres de nosotros! Esta reflexin te hars al morir, y te irs de este mundo con nimo bastante ms plcido
si te haces esas consideraciones: Me alejo de una vida tal,
que en el curso de ella mis propios colaboradores, por los
que tanto luch, supliqu, sufr desvelos, ellos mismos quieren retirarme, confiados en la posibilidad de obtener cierta
comodidad con mi partida. Por qu, pues, resistirse a una
estancia ms prolongada aqu? Mas no por eso te vayas con
nimo peor dispuesto con ellos; antes bien, conserva tu carcter propio, amistoso, benvolo, favorable, y no, al revs,
como si fueras arrancado, sino que, del mismo modo que en
una buena muerte el alma se desprende fcilmente del cuerpo, as tambin debe producirse tu alejamiento de stos.
Porque con stos la naturaleza te ensambl y te mezcl ntimamente. Pero ahora te separa. Me separo como de mis
ntimos sin ofrecer resistencia, sin violencia. Porque tambin esto es uno de los hechos conformes a la naturaleza.
37. En toda accin hecha por cualquiera, acostmbrate,
en la medida de tus posibilidades, a preguntarte: Con qu
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mimesis de lo natural.
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En cuarto lugar, que tambin t cometes numerosos fallos y eres otro de su estilo. Y, si bien es verdad que te abstienes de ciertas faltas, tienes, sin embargo, una disposicin
que te induce a cometerlas, aunque por cobarda, orgullo o
algn defecto te abstengas de las mismas.
En quinto lugar, que tampoco has comprendido enteramente si cometen fallos, porque se producen muchos, incluso
por defecto de administracin. Y, en suma, es preciso aprender de antemano muchas cosas, para poderse manifestar cabalmente sobre una accin ajena.
En sexto lugar, piensa que la vida del hombre es muy
corta y dentro de poco todos estaremos enterrados.
En sptimo lugar, que no nos molestan sus acciones, porque aqullas se encuentran en los guas interiores de aqullos,
sino nuestras opiniones. Elimina, pues, y sea tu propsito
desprenderte del juicio, como si se tratara de algo terrible, y se
acab la clera. Cmo conseguirs eliminado? Pensando
que no es un oprobio. Porque si no fuera el oprobio el nico
mal, forzoso sera que cometieras numerosos fallos, te convirtieras en bandido y hombre capaz de todo.
En octavo lugar, cuntas mayores dificultades nos procuran los actos de clera y las aflicciones que dependen de
tales gentes que aquellas mismas cosas por las que nos encolerizamos y afligimos.
En noveno lugar, que la benevolencia sera invencible si
fuera noble y no burlona ni hipcrita. Porque, qu te hara
el hombre ms insolente, si fueras benvolo con l y si, dada
la ocasin, le exhortaras con dulzura y le aleccionaras apaciblemente en el preciso momento en que trata de hacerte
dao? No, hijo; hemos nacido para otra cosa. No temo que
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21. Quien no tiene un solo e idntico objetivo en la vida, es imposible que persista durante toda ella nico e idntico. No basta lo dicho, si no aades eso: Cul debe ser ese
objetivo? Porque, del mismo modo que no es igual la opinin relativa a todas las cosas que parecen, en cierto modo,
buenas al vulgo, sino nicamente acerca de algunas, como,
por ejemplo, las referentes a la comunidad, as tambin hay
que proponerse como objetivo el bien comn y ciudadano.
Porque quien encauza todos sus impulsos particulares a ese
objetivo, corresponder con acciones semejantes, y segn
eso, siempre ser el mismo.
22. El ratn del monte y el domstico; su temor y su
turbacin
23. Scrates llamaba a las creencias del vulgo Lamias
espantajos de nios.
24. Los lacedemonios, en sus fiestas, solan colocar los
asientos para los extranjeros a la sombra, pero ellos se sentaban en cualquier sitio.
25. Scrates explica a Perdicas que el motivo de no ir a
su casa era: para no perecer de la muerte ms desgraciada
es decir, por temor a no poder corresponder con los
mismos favores que le habra dispensado.
trica II 23.
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EI>ICTI;TO, III 8 6 .
EI>ICTI:T(), III 8 7 .
EPK^TI:T(), III 2 2 .
E P K ^ T I T O , fr. 2 7 .
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1. Todos los objetivos que deseas alcanzar en tu progreso puedes ya tenerlos si no te los regateas a ti mismo y por
recelos. Es decir: caso de que abandones todo el pasado,
confes a la providencia el porvenir y endereces el presente
hacia la piedad y la justicia exclusivamente. Hacia la piedad, para que ames el destino que te ha sido asignado, pues
la naturaleza te lo deparaba y t eras el destinatario de esto.
Hacia la justicia, a fm de que libremente y sin artilugios digas la verdad y hagas las cosas conforme a la ley y de
acuerdo con su valor. No te obstaculice ni la maldad ajena,
ni su opinin, ni su palabra, ni tampoco la sensacin de la
carne que recubre tu cueo. Pues eso incumbir al c u e o
paciente. Si, pues, en el momento en que llegues a la salida,
dejas todo lo dems y honras exclusivamente a tu gua interior y a la divinidad ubicada en ti; si temes no el poner fin
un da a tu vida, sino el hecho de no haber empezado nunca
a vivir conforme a la naturaleza, sers un hombre digno del
mundo que te engendr y dejars de ser un extrao a tu patria y dejars tambin de admirar como cosas inesperadas
los sucesos cotidianos, y de estar pendiente de esto y de
aquello.
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>'.:.;8, frs. 2 7 y 2 8 D .
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4. Muchas veces me he preguntado con admiracin cmo cada uno se tiene en ms estima que a todos y, sin embargo, toma en menos consideracin su propia opinin personal que la de los dems. Y, por ejemplo, si un dios o un
sabio maestro se personase junto a uno y le diese la orden
de que nada pensara o reflexionara en su interior que no lo
expresara al mismo tiempo a gritos, ni siquiera un solo da
lo aguantara. Hasta tal punto respetamos ms la opinin de
los vecinos sobre nosotros que la nuestra propia.
5. Cmo los dioses que un da dispusieron en orden todas las cosas sabia y amorosamente para el hombre pudieron descuidar slo este detalle, a saber, que algunos hombres extremadamente buenos, despus de haber establecido
con la divinidad como muchsimos pactos y despus que,
gracias a su piadosa actuacin y a sus sagrados cultos, fueron por mucho tiempo connaturales a la divinidad, una vez
que han muerto, ya no retoman de nuevo, sino que se han
extinguido para siempre! Y si, efectivamente, es eso as, sbete bien que si hubiera sido preciso proceder de otro modo,
lo habran hecho. Porque si hubiera sido justo, habra sido
tambin posible, y, si acorde con la naturaleza, la naturaleza
lo habra procurado. Precisamente porque no es as, si es que
ciertamente no es as, convncete de que no es preciso
que suceda de este modo. Porque t mismo ves tambin que
al pretender eso pleiteas con la divinidad, y no dialogaramos as con los dioses, de no ser ellos muy buenos y muy
justos. Y si esto es as no habran permitido que quedara
descuidado injustamente y sin razn nada perteneciente al
orden del mundo.
6. Acostmbrate a todo, incluso a cuantas cosas no te
merecen confianza, porque tambin la mano izquierda para
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causa, en su materia, en su finalidad, en su duracin temporal, en el transcurso de la cual ser preciso que tenga su fin.
19. Date cuenta de una vez que algo ms poderoso y
ms divino posees en tu propio interior que lo que provoca
las pasiones y que lo que, en suma, te agita a modo de marioneta. Cul es ahora mi pensamiento? Es el temor? Es
el recelo? Es la ambicin? Es otra pasin semejante?
20. En primer lugar, no hacer nada al azar, ni tampoco
sin un objetivo final. En segundo lugar, no encauzar tus acciones a otro fin que no sea el bien comn.
21. Que dentro de no mucho tiempo nadie sers en ninguna parte, ni tampoco vers ninguna de esas cosas que
ahora ests viendo, ni ninguna de esas personas que en la
actualidad viven. Porque todas las cosas han nacido para
transformarse, alterarse y destruirse, a fin de que nazcan
otras a continuacin.
22. Que todo es opinin y sta depende de ti. Acaba,
pues, cuando quieras con tu opinin, y del mismo modo
que, una vez doblado el cabo, surge la calma, todo est
quieto y el golfo sin olas.
23. Una sola energa cualquiera, que ha cesado en el
momento oportuno, ningn mal sufre por haber cesado;
tampoco el que ejecut esta accin, por esto mismo, a saber,
por haber cesado, sufre mal alguno. Del mismo modo, en
efecto, el conjunto de todas las acciones, que constituyen la
vida, caso de cesar en el momento oportuno, ningn mal
experimenta por el hecho de haber cesado, ni tampoco el
que ha puesto fin oportunamente a este encadenamiento sufre mal. Y la oportunidad y el lmite los proporciona la naturaleza, unas veces la naturaleza particular, como sucede con
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la vejez; pero generalmente la naturaleza del conjunto universal, cuyas partes se transforman para que el mundo en su
conjunto pennanezca siempre joven y en su pleno vigor. Y
todo lo que conviene al conjunto universal es siempre bello
y est en sazn. As pues, el trmino de la vida para cada
uno no es un mal, porque tampoco es un oprobio, pues no
est sujeto a nuestra eleccin y no daa a la comunidad, y s
es un bien, porque es oportuno al conjunto universal, ventajoso y adaptado a l. As, el que se comporta de acuerdo
con Dios en todo, es inspirado por un hlito divino y es llevado, gracias a su reflexin, a sus mismos objetivos.
24. Preciso es tener a mano estos tres pensamientos.
Respecto a lo que haces, si lo haces, que no sea ni a la ventura, ni de un modo distinto a como lo hubiese hecho la justicia misma. Respecto a los sucesos exteriores, piensa que
suceden o bien por azar, o bien por una providencia, y no
debes censurar al azar ni recriminar a la providencia. En segundo lugar, piensa cmo es cada uno desde que es engendrado hasta la posesin del alma, y desde sta hasta la devolucin de la misma. Piensa tambin de qu elementos se
compone y en cules se disolver. En tercer lugar, piensa
que si de pronto remontndote por el aire examinaras las cosas humanas y su multitud de formas, al ver simultneamente cun gran espacio ocupan los habitantes del aire y
etreos, las despreciaras; y que, cuantas veces te remontaras a lo alto, veras lo mismo, su uniformidad, su pequea
duracin. A esas cosas se refiere la vanidad humana.
25. Expulsa la opinin. Ests a salvo. Quin, pues, te
impide expulsarla?
26. Siempre que te molestas por algo, olvidas que todo
se produce de acuerdo con la naturaleza del conjunto uni-
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para venerarlos as? En primer lugar, son visibles a nuestros ojos. Y luego, tampoco yo he visto mi alma y, sin embargo, la honro; as tambin respecto a los dioses, por las
mismas razones que compruebo su poder repetidas veces,
por stas constato que existen y los respeto.
29. La salvacin de la vida consiste en ver enteramente
qu es cada cosa por s misma, cul es su materia y cul es
su causa. En practicar la justicia con toda el alma y en decir
la verdad. Qu queda entonces sino disfrutar de la vida,
trabando una buena accin con otra, hasta el punto de no
dejar entre ellas el mnimo intervalo?
30. Una sola es la luz del sol, aunque la obstaculicen
muros, montes, incontables impedimentos; nica es la sustancia comn, aunque est dividida en innumerables cuerpos de cualidades peculiares; una es el alma, aunque est
dividida en infinidad de naturalezas y delimitaciones particulares. Una es el alma inteligente, aunque parezca estar dividida. Las restantes partes mencionadas, como los soplos y
los objetos sensibles, carecen de sensibilidad y no tienen
relacin de parentesco mutuo; sin embargo, tambin a aqullas las contiene el poder unificador y el peso que las hace
converger. Y la inteligencia en particular tiende a lo que es
de su mismo gnero, y se le une, y esta pasin comunitaria
no encuentra impedimentos.
31. Qu pretendes? Seguir viviendo? Percibir las
sensaciones, los instintos? Crecer? Cesar de nuevo? Utilizar la palabra? Pensar? Qu cosa entre esas te parece
que vale la pena echar de menos? Y si cada una de stas te
parece bien despreciable, inclnate finalmente a ser sumiso a
la razn y a Dios. Pero se oponen el honrar estas cosas y
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un comediante, lo despidiera de la escena. Mas no he representado los cinco actos, sino slo tres. Bien has dicho.
Pero en la vida los tres actos son un drama completo. Porque fija el tnnino aquel que un da fue responsable de tu
composicin, y ahora lo es de tu disolucin. T eres irresponsable en ambos casos. Vete, pues, con nimo propicio,
porque el que te libera tambin te es propicio.
INDICES
Benedicta, I 17.
Bruto, I 14.
Cabrias, VIII 37.
Cadiciano, IV 50.
Caldeos, III 3.
Camilo, IV 33.
Capri, XII 27.
Crax, VIII 25.
Camunto, II 17.
Catn: de tica, I 14; el
Censor, IV 33.
Catulino, Fabio, XII 27.
Catulo, Cia, I 13.
Ccrope, cita de Aristf., IV
23.
Cler, VIII 25.
Csar, Cayo, III 3; VIII 3.
Cesn, IV 33.
Citern, cita, XI 6.
Cleantes, X 28.
Cloto, IV 34.
Crates, VI 13.
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Creso, X 27.
Crisipo, VI 42; VII 19.
Cristianos, XI 3.
Critn, X 3 1 .
Cuados, I 17.
Eutiquin, X 31.
Fabio, IV 50; XII 27.
Flaris, III 16.
Falereo, Demetrio, IX 29.
Faustina, esposa de M. ., I
17.
Gaeta, I 17.
Gran, I 17.
Hlice, IV 48.
Helvidio, I 14.
Herclito, IV 46; VI 42.
Herculano, IV 48.
Hesodo, V 3 3 ; X I 3 2 .
Himen,X31.
Hiparco, VI 47.
Hipcrates, III 3.
Homero, IV 33; V 31; VI 10;
IX 24; X 34; XI 31.
Jantipa, XI 28.
Jencrates, VI 13.
Jenofonte, X 31.
Juliano, IV 50.
Lamia, XI 23.
Lanuvio, I 16.
Leonato, IV 33.
Lpido, IV 50.
I N D I C L 1)1: N O M B R E S
Lorio, I 16.
Lucila, I 17; V 4, 13, 31; VIII
25; 1X21.
Lupo, Lucio, XII 27.
Marciano, I 6.
Mximo, I 15-17; VIII 25.
Mecenas, VIII 31.
Menandro, II 15; V 12.
Menipo, VI 47; IX 24.
Mnimo, II 15.
225
Stiro, X 31.
Secunda, VIII 25.
Severo, Catilio, I 4.
Severo, Claudio, I 14; X 31.
Sexto, Emprico, II 15; VI 14.
Sexto, de Queronea, I 9.
Silvano, X 31.
Sinuesa, I 7.
Scrates, I 16; III 3, 6; VI 47;
VII 19, 44-45, 66; VIII 3; XI
23,28, 39.
Sfocles, XI 6.
Tandasis, I 6.
Telauges, VII 66.
Tedoto, I 17.
Teofrasto, II 10.
Tiberio, XII 27.
Trajano, IV 32.
Traseas, I 14.
Tropeforo, X 31.
Tsculo, I 16.
Velio, Rufo, XII 27.
Vero, Anio, I 2; V 4, 13, 31;
VIII 25; 1X31.
Vero, Lucio, I 17; VIII 37.
Vero, M. Anio, I 1, 17; IX 21.
Voleso (= Voluso), IV 33.
Zeus, IV23; V 7 - 8 ; X I 8.
INDICE
GENERAL
Pgs.
PRLOGO
BIBLIOGRAFA
39
N O T A A LA P R L S L N T L T R A D U C C I N
45
LIBRO 1
47
L I B R O II
59
LIBRO III
69
LIBRO I V
81
LIBRO V
97
LIBRO V I
113
LIBRO V I I
129
LIBRO V I I I
145
LIBRO I X
161
LIBRO X
LIBRO X I
193
LIBRO X I I
207
C U A D R O GLNLALGICO
219
N D I C L DL N O M B R L S P R O P I O S Y C I T A S OL A U T O R L S . . .
223