UNESCOCIDIO

Descargar como docx, pdf o txt
Descargar como docx, pdf o txt
Está en la página 1de 2

Ser incluida en la lista de los lugares Patrimonio de la Humanidad de la unesco es el golpe de gracia

para una ciudad. En cuanto se estampa la marca, se acaba con la vida de la ciudad; est lista para el
taxidermista. Este urbicidio (palabra horrorosa) no se perpetra a propsito. Por el contrario, se comete
con toda la buena fe y la intencin ms noble del mundo: conservar (sin cambios) un legado de la
humanidad. Tal como la misma palabra sugiere, conservar significa embalsamar, congelar, salvar a
algo de la decadencia debida al paso del tiempo; pero en este caso tambin significa detener el
tiempo, fijar el objeto como lo hara una fotografa, protegindolo de todo crecimiento o cambio. Por
supuesto que hay monumentos que precisan cuidados y atencin, pero si la Acrpolis hubiera estado
sujeta a una orden de conservacin en el 450 a. C., ahora no tendramos el Partenn, el Propileo o el
Erecten. No es imposible alcanzar un equilibrio entre construccin y conservacin: vivir en ciudades
llenas de museos y obras de arte, en lugar de vivir en mausoleos con barrios dormitorio. Con
demasiada frecuencia, la operacin de rescate de Patrimonio de la Humanidad cura la enfermedad
matando al paciente. La ciudad antigua de Rodas y la acrpolis de Lindos, en la misma isla, son dos
casos relevantes. Salvar un montn de piedras no es lo mismo que salvar una ciudad y una cultura
urbana. En este sentido, la analoga entre los lugares con un legado cultural y los parques naturales
induce a errores. Las reservas naturales se establecen para multiplicar la flora y la fauna existentes,
mientras que la fauna humana de las ciudades Patrimonio de la Humanidad se ve forzada a huir al
resultar imposible llevar a cabo los asuntos prcticos de la vida cotidiana.
En este momento se puede plantear una objecin evidente. Cualesquiera que sean los problemas de
la etiqueta de Patrimonio de la Humanidad no hay acaso una amenaza de signo contrario quiz ms
peligrosa para el catico bullir de la vida urbana, esto es, la codicia insensata de los constructores
que destrozan todo para construir horrendos bancos, bloques de apartamentos y centros
comerciales? Es cierto que es difcil elegir entre vivir en un museo o a la sombra de una banco
gigantesco. Pero en realidad la oposicin entre lo turstico y lo financiero es falsa. El turismo es una
mquina inagotable de hacer dinero, cuyos activos se extraen incesantemente y se reinvierten en
algoritmos de alta velocidad en los rascacielos de vidrio y acero del sector financiero. Sin turismo, la
industria del automvil se vera muy reducida, as como el sector areo (la mayora de los aviones se
fabrican para el transporte turstico), el sector naval (barcos para cruceros), la construccin (hoteles,
casas de vacaciones, autopistas) y, por supuesto, la industria de la restauracin. El turismo es la
principal fuente de ingresos de la capital financiera del mundo, Nueva York.
Vender autenticidad
El turismo de masas es el legado ms perdurable del auge econmico de la posguerra. Comenz en la
dcada de 1950 y se aceler en las de 1960 y 1970. El caso de Grecia es ejemplar: en 1951 solo
50.000 turistas visitaron el pas; diez aos ms tarde esta cifra se haba elevado hasta el medio
milln; en 1981 lleg a 5,5 millones y en 2007 alcanz los 18,8 millones, casi el doble de la
poblacin nativa del pas3 . Por lo tanto, no es sorprendente que en la dcada de 1970 se creara la
etiqueta de Patrimonio de la Humanidad. En 1972, tras muchos aos de discusin, la Conferencia
General de la unesco aprob la Convencin sobre la proteccin del patrimonio mundial, cultural y
natural, que ha sido ratificada por ciento noventa pases desde entonces. En 1976, se estableci el
Comit del Patrimonio de la Humanidad, y dos aos ms tarde identific su primer bien. En otras
palabras, la marca se lanz coincidiendo con el despegue de la revolucin del turismo mundial,
representando tanto sus logros como la clave de su continua autopromocin . La marca unesco
permite a la industria turstica cobrar por el valor comercial de la autenticidadde la misma forma que
se hace con la etiqueta de un diseador de moda o con la clasificacin de vinos Grand Cru de las
denominaciones de origen controladas; de hecho, los bodegueros de Borgoa estn intentando
conseguir el estatus de Patrimonio de la Humanidad para sus vinos.
La marca Patrimonio de la Humanidad no es la causa del turismo, sino su sello de legitimidad, la
institucin bienhechora que proporciona a la industria su tapadera ideolgica. Aqu entramos en la
rbita de la filosofa escolstica medieval: el problema de los universales, la relacin entre los
nombres y las cosas. La etiqueta no es la cosa; pero tal como J. L. Austin sostena, las palabras

tienen fuerza performativa y un certificado puede ser un instrumento poderoso. El Patrimonio de la


Humanidad es la schne Seele hegeliana de la industria turstica, la hermosa alma que nos permite
aceptar la devastacin del turismo en nombre de la conservacin esttica. Nunca ha habido una
anttesis entre cultura y turismo, conservacin y capital; no ha habido enfrentamientos titnicos entre
los operadores tursticos y los heroicos conservadores ilustrados que salvan los tesoros inestimables
de nuestro pasado.
La marca Patrimonio de la Humanidad padece dos contradicciones potencialmente dainas. La
primera es lo que podramos llamar fundamentalismo cronolgico, segn el cual cualquier cosa ms
antigua se considera ms merecedora de conservacin. Por lo tanto, la excavacin de una muralla
romana justifica la alteracin de un claustro medieval magnfico, como en la catedral de Lisboa. La
segunda contradiccin tiene un carcter ms filosfico: puesto que la unesco est multiplicando sus
lugares Patrimonio de la Humanidad, y la humanidad contina produciendo obras de arte (o eso
esperamos), si algunas partes del globo estn ya inmovilizadas por los restos, en qu condiciones
estar dentro de otros mil aos: estaremos todos viviendo en la Luna y comprando entradas para
visitar el planeta Patrimonio de la Humanidad? En el fondo est la cuestin del entendimiento que
este proceso establece entre pasado y presente. Es evidente que el presente produce
monstruosidades; pero siempre lo ha hecho. Lo mismo se deca en Roma durante la poca barroca:
Quod non fecerunt barbari, fecerunt Barberini, Lo que no hicieron los brbaros, lo hizo la familia
Barberini. Y el paso del tiempo no ha sido benvolo: nos ha dejado montones de literatura clsica de
tercera categora mientras que incontables obras maestras han desaparecido, entre ellas toda la
pintura de la Grecia clsica y la mayora de sus bronces ecuestres.
Las ciudades tursticas son el mximo ejemplo de un problema urbanstico ms general. El
capitalismo posmoderno ha intensificado la nocin reduccionista racionalista-modernista de
zonificacin, que lleg a dominar la planificacin urbana del siglo xx. La zonificacin se basa en la
monofuncionalidad: no se duerme donde se trabaja, no se sale de juerga donde se duerme, no se
hacen negocios donde se va de juerga. De esta forma, la ciudad queda segmentada en distritos
(turstico, financiero, DEramo: Patrimonio de la humanidad 59 comercial, residencial, industrial) que
nunca se cruzan o coinciden (nunca encontrarn un bar en un barrio residencial estadounidense). El
problema de la zonificacin es que las ciudades se levantaron con un objetivo diametralmente
opuesto: lugares de interconexin y articulacin entre las diversas actividades humanas. El urbicidio
bienintencionado de la unesco es un paso ms en lo que ya se ha conseguido por medio de la
monofuncionalidad.
Cualquier ciudad que dependa de una sola industria (sea el turismo o las finanzas) est condenada a
muerte.

También podría gustarte