MEDITERRANEO

Descargar como docx, pdf o txt
Descargar como docx, pdf o txt
Está en la página 1de 24

MEDITERRANEO.

Planteo resumir la evolución que ha experimentado la ciudad, nuestra ciudad, a lo largo del
tiempo. En principio reflejaba el espíritu urbano mediterráneo, que adjudica un gran
protagonismo al espacio público: es aquello de hacer vida en la calle. Es consecuencia del
espléndido clima de que gozamos, que conjuga temperaturas benignas con pocos días de
lluvia (a veces demasiado pocos), y así surge la genuina cultura urbana, acostumbrada a
vivir en un ambiente artificial. El urbanista Chueca Goitia la denominó «ciudad pública», y
también ha sido calificada de «ciudad del peatón». Es la manifestación evidente de la
implantación de la artificialidad sobre la superficie terrestre por parte de los humanos.

En ella, los ciudadanos no solamente transitan por el espacio público, totalmente accesible
para todos, sino que también se pasean y se asientan en él. No obstante, nos hemos pasado
millones de años en un ambiente básicamente natural, de manera que arrastramos un
atavismo que no podemos obviar. A partir de cierta dimensión es necesario diseñar una
buena red de parques urbanos, pero sin olvidar que el protagonismo recae en la ciudad.

En Estados Unidos predomina otro modelo muy diferente, en el que el espacio exterior solo
sirve para circular en coche y lo que hay son guetos de diversos tipos. Se ha adoptado una
cultura absolutamente suburbana en la que el protagonismo corresponde a la vegetación.
No es una verdadera ciudad tal como siempre la habíamos entendido desde nuestra
perspectiva.

Siguiendo con el modelo, menciono la Revolución Industrial, que hizo crecer las ciudades
hasta entonces encerradas dentro de murallas que agravaban el problema higienista de las
viviendas, poco soleadas y mal ventiladas. Eso obligó a derruir los muros que las
atenazaban. Desgraciadamente, no se creó una red de parques suficientemente potente, que
era lo que convenía. Representó, pues, una marcha atrás en la calidad urbana.

En pleno siglo XX hubo dos circunstancias que también perjudicaron el modelo. Hablo de
una modernidad banal (las hay sólidas) proveniente de Estados Unidos. Por una parte, una
serie de imágenes de rascacielos aislados que han conseguido deslumbrar en todo el mundo,
incluida Asia, pero que rompen las características de la ciudad. Ahora bien, rechazar este
tipo de construcciones no significa hacerlo de una manera drástica, porque ciertas
excepciones son bienvenidas, y como ejemplo menciono en Barcelona la Torre Agbar. Por
otra parte, hay un caso surgido del mundo urbanístico que ha tenido menos influencia pero
que vale la pena citar. Es lo que se conoce como Movimiento Moderno, que fue positivo en
una arquitectura que necesitaba un replanteamiento pero que en urbanismo se apartó del
buen camino. Cuestionó la ciudad clásica e introdujo la racionalista, que no responde a un
concepto verdaderamente urbano. Ahora es oportuno mencionar a Le Corbusier, que brilló
como arquitecto pero no precisamente como urbanista. Es mi opinión.
Otro hecho que ha deteriorado la ciudad es la gran invasión que ha sufrido el espacio
público por parte de coches y motos. En efecto, ocupan las calles no solamente circulando
sino también aparcados. Se añade a ello el deterioro de la calidad del aire.

Hacia el siglo XXI aparecen dos cuestiones positivas cara al futuro si las implementamos
bien. La primera son las tecnologías de la información y la comunicación (TIC), que
permiten una mejora de la gestión urbana y proporcionan información interesante al alcance
de los ciudadanos. Es lo que se ha dado en llamar smart cities o ciudades inteligentes, pero
teniendo claro que no afectan a la estructura propiamente urbana. Es decir, sin confundirse
con un nuevo modelo urbano. La segunda es que hemos llegado a tener conciencia del
concepto de ecologismo, absolutamente necesario de aplicar en el diseño de las ciudades
porque podríamos caer en la insostenibilidad del planeta.

Así pues, el proceso que ha seguido nuestra ciudad ha pasado por altibajos, pero hay que
ser fieles a su espíritu obviando aspectos que la desmienten e incorporando los dos últimos
instrumentos, que la enriquecen y la hacen sostenible. Por cierto, la ciudad mediterránea es
fácilmente adaptable al gran reto del ecologismo. El resultado es una ciudad compleja,
segura, fractal y preparada para el futuro al ser la menos insostenible posible.

Se trata de pasar lista al proceso para después tener claras las actualizaciones pertinentes a
realizar, corregir les mixtificaciones, incorporar las TIC y adaptarse a las exigencias que
reclama el ecologismo. Desgraciadamente, es difícil mejorar la calidad urbana en el marco
de la ciudad construida a causa de su gran inercia.

BIBLIOGRAFIA

LA EVOLUCIÓN URBANA. La ciudad mediterránea, Josep Oliva Casas Arquitecto y


urbanista. 28 de agosto del 2016. Actualizada 29 de agosto del 2016 a las 18:42.
https://www.elperiodico.com/es/opinion/20160828/la-ciudad-mediterranea-5348139

Las orillas del Mare Nostrum, como fue denominado el Mediterráneo por los habitantes del
Lacio, vieron nacer, crecer, desarrollarse e incluso morir a algunas de las ciudades más
ricas y prósperas de la historia de la humanidad. Estas polis fueron escenario de las grandes
batallas y aventuras de la antigüedad, residencia de héroes, reyes y sabios, y cuna de un
legado que traspasó las fronteras del tiempo para llegar a la actualidad.
Sobre estas líneas, maqueta que recrea de la ciudad de Tarraco imperial, 2010. Arriba, vista actual del anfiteatro de
Tarragona.

Este quinto ciclo dedicado a las ciudades de la antigüedad mediterránea tendrá como
protagonistas a seis enclaves: la más remota de la civilización griega, la legendaria patria de
Agamenón, Micenas, descubierta por H. Schliemann en el siglo XIX gracias a los textos
homéricos; la polis donde Platón proyectó instaurar su República y donde vivieron Teócrito
y Arquímedes; Siracusa, recordada por su papel en la Guerra del Peloponeso y por su eterna
enemistad con Cartago, y Éfeso, cuya acrópolis conserva el Templo de Artemisa, meca de
peregrinación y una de las Siete Maravillas del Mundo Antiguo según la afamada lista de
Antípatro de Sidón.

Yacimiento fenicio de Sa Caleta (Ibiza), el núcleo urbano más antiguo de la isla, erigido en el siglo VIII a.C.

La antigua Ibiza, la Ebusus fenicio-púnica, fue un importante enclave productor y


exportador, desde su colonización en el siglo VII a.C. y durante la dominación romana,
llegando a integrarse plenamente al Imperio en el siglo I d.C. como municipio latino. El
legado de Tarraco se erige como testimonio de la que fue una de las grandes urbes romanas
de la península ibérica, cuyos monumentos son considerados Patrimonio Mundial de la
Unesco desde el año 2000. Tusculum, en sus orígenes míticos, fue una de las ciudades
líderes en la formación de la Liga latina contra Roma, y sin embargo, en los años de la
República romana, sus lazos se estrecharon, tomando importancia capital en la política
romana y siendo residencia de algunas de sus más notables figuras.
Vista del yacimiento de Micenas.

Tarraco. La ciudad romana que dio nombre a una provincia, Joaquín Ruiz de Arbulo

Unos restos monumentales a los cuales tenemos que añadir la mayor colección de lápidas
escritas latinas conservadas de todo el Occidente romano (más de 1200) junto a estatuas,
mosaicos, elementos arquitectónicos, joyas, metales, cerámicas, vidrios y todo tipo de
materiales arqueológicos expuestos en los cinco museos de cariz histórico-arqueológico de
que dispone la ciudad, encabezados por el Museo Nacional Arqueológico de Tarragona.

Pero en realidad la declaración de Patrimonio Mundial no podía valorar únicamente la


singularidad de estos restos, sino precisamente la convivencia a la vez difícil y
enriquecedora de una ciudad moderna con su patrimonio arqueológico.

Sarcófago romano en dependencias subterráneas del antiguo circo romano de Tarraco (Tarragona).

Micenas: ciudad capital de la Grecia de Homero, Manuel Bendala

Pausanias, erudito griego del siglo II d. C., escribió una Descripción de Grecia en la que,
llegado a Micenas, entonces un conjunto de venerables ruinas, escribió: “Quedan trozos de
muralla y la puerta, sobre la que hay unos leones. Todo esto se dice que es obra de los
Cíclopes, que también construyeron para Preto la muralla de Tirinto”.

Detalle de la Puerta de los Leones, en la ciudad de Micenas.

Los griegos históricos veían en las murallas de Micenas o Tirinto los restos de un pasado
legendario, obra sobrehumana de gigantes, los cíclopes, de donde la denominación de
aparejos “ciclópeos” para los de grandes piedras. Eran el testimonio material de una
poderosa civilización borrada de la memoria histórica, pero conservada en la memoria
poética de Homero. En el siglo XIX, H. Schliemann tuvo una fe ciega en la historicidad de
los poemas de Homero, y decidió excavar, además de las ruinas de la ilustre Troya, la patria
de Agamenón, Micenas. Desenterró, de la tierra y del olvido, los excepcionales vestigios de
una ciudad y de las tumbas de sus dirigentes, que son testimonio de uno de los momentos
más brillantes y trascendentes de la Historia de la Humanidad. La gran arquitectura de
Micenas, de las murallas y de sus mausoleos monumentales, y los riquísimos ajuares de sus
tumbas principescas ilustran el primer gran capítulo de la historia de la civilización griega.

La cuádruple Siracusa, Antonio Alvar

Siracusa fue la ciudad más importante de Sicilia en la antigüedad; también fue una de las
ciudades más importantes del Mediterráneo. Fundada por colonos de Corinto a mediados
del s. VIII a. C., creció desde la isla de Ortigia, su primer emplazamiento, por la tierra firme
cercana y fundó, a su vez, otras colonias.
Vista del teatro griego de Siracusa (Sicilia).

Durante su periodo de máximo esplendor fue gobernada por varias dinastías de tiranos, con
breves intervalos de gobiernos oligárquicos o democráticos. Son abundantes los episodios
de gran interés histórico relacionados con Siracusa, como la expedición ateniense durante la
Guerra del Peloponeso, la presencia en ella de Platón con la intención de instaurar allí su
República, el largo conflicto con Cartago o su caída en el poder romano en el 212 a. C. Son
numerosos los personajes relevantes relacionados con Siracusa, pero entre todos ellos
destacan el sabio Arquímedes y el poeta Teócrito, iniciador de la poesía bucólica. Hoy es
una gran ciudad que guarda en magníficos restos arqueológicos la memoria de su
esplendor.

La ciudad de Ibiza en época fenicio-púnica, Ana Mezquida

La singular ubicación geográfica de Ibiza la convirtió, en el curso de la historia, en un


enclave estratégico en el mundo antiguo.

Dana oferente púnica, realizada entr el siglo V y el III a.d.C,. se encontró en la Necrópolis de Puig des Molins (Ibiza).
Ahora se exhibe en en el Museo Arqueológico de Cataluña (Barcelona)

Según los datos aportados por las investigaciones arqueológicas, fue colonizada en el siglo
VII a. C. por los fenicios. Durante la época púnica la isla fue un punto clave de las rutas
comerciales entre el norte de África y las demás colonias fenicias del Mediterráneo. Entre
sus yacimientos más destacados se encuentra, a escasos 500 metros de la urbe, la
Necrópolis de Puig des Molins, cementerio de la ciudad durante la antigüedad y una de las
más importantes necrópolis del Mediterráneo occidental, Patrimonio de la Humanidad con
más de 3.000 tumbas talladas en la roca y enterramientos de época fenica hasta época
romana.
Tras la Segunda Guerra Púnica, Ibiza pasó a ser ciudad federada de Roma para finalmente
integrarse plenamente al Imperio en el siglo I d. C. como municipio latino con el nombre de
Municipium Flavium Ebusum.

Tusculum: la legendaria ciudad del Lacio donde se miraba Roma, Oliva Rodríguez

La ciudad de Tusculum fue fundada en la reparada región interior de origen volcánico de


los Colli Albani, a aproximadamente 30 km de Roma. Su localización, para los momentos
más antiguos, se relaciona con el control estratégico de vías pecuarias, tan importantes para
las comunidades del Lacio del primer milenio antes de la Era. La relevancia que adquirió
entre los notables romanos en las posteriores épocas republicana e imperial hizo que
diferentes textos literarios dieran cuenta de sus orígenes míticos e históricos legendarios,
como aquellos que la vinculaban a Telégono o los que recogían su protagonismo en la
formación de la Liga latina contra Roma, episodio asociado a la caída definitiva de la
monarquía. En adelante, influyentes familias originarias de Tusculum tuvieron un papel
relevante en la política romana y, como Cicerón, otros muchos la eligieron como
residencia.

El anfitteatro de Tusculum y las montañas Albano, Roma, por Thomas Worthington Whittredge, 1860, óleo
sobre lienzo, Washington D.C., Smithsonian American Art Museum.

Esta predilección por Tusculum y su entorno se mantuvo aún muchos siglos después, en
forma de suntuosas villas de recreo desde época renacentista en adelante. Será precisamente
la atracción que la antigua ciudad romana ejerza sobre nobles, eruditos, intelectuales y
artistas la que marcará el nuevo descubrimiento de Tusculum.

De aquellos primeros pasos, que discurrían a la par con el despertar de la disciplina


arqueológica, se conservan abundantes relatos, dibujos, registros de piezas… aunque otros
muchos se han perdido. Frente a ello, la investigación moderna de Tusculum tendrá lugar
mucho después, en los años noventa del siglo XX, cuando la Escuela Española de Historia
y Arqueología en Roma, centro dependiente del Consejo Superior de Investigaciones
Científicas (CSIC), decida comenzar un vasto y comprometido proyecto de excavaciones y
estudio en el yacimiento. Las diferentes campañas arqueológicas realizadas entonces
permitieron sacar a la luz valiosos datos desde los orígenes arcaicos de la ciudad hasta su
definitiva destrucción a fines del siglo XII, a manos del ejército romano.

Un paseo por Éfeso, la ciudad de Artemis, José María Luzón

Biblioteca de Celso en la ciudad de Éfeso, actual Turquía. Fue construida por el cónsul Gayo Julio Aquila
Polemeano, en honor a su padre, Tiberio Julio Celso Polemeano.

Fundada en Asia Menor en torno al 1044 a. C. por Androclos, hijo del último rey de
Atenas, Éfeso fue cuna de ilustres helenos como el filósofo Heráclito o el pintor Farrasio.
Su acrópolis conserva algunos vestigios del templo de Artemisa, una de las Siete maravillas
del mundo antiguo según el afamado texto de Antípatro de Sidón. La llegada de Alejandro
Magno, en el siglo iv a. C., supuso el desarrollo urbanístico de la ciudad, si bien su apogeo
discurrió bajo la dominación romana, durante el siglo ii d. C., con los emperadores Adriano
y Antonino, siendo la capital de la provincia romana de Asia. Los descubrimientos
arqueológicos han puesto en evidencia importantes monumentos de la época romana, como
la biblioteca de Celso, el templo de Adriano y el gran teatro.

Vista del gran teatro de Éfeso, fue el mayor de su época, tenía una capacidad para unas 25 000 personas.
BIBLIOGRAFIA

Ciudades de la antigüedad Mediterránea, 27 enero, 2018,


https://www.descubrirelarte.es/2018/01/27/ciudades-de-la-antiguedad-mediterranea.html

CIUDADES DE EUROPA

En estos comienzos del siglo XXI el 75 % de la población de la Unión Europea vive en


zonas urbanas. Veamos a través de las épocas como se va conformando la historia del
urbanismo y nuestras ciudades.

En el año 4.000 a.C. las gentes del entorno de los ríos Tigris y Eufrates (actual iraq)
empezaron a agruparse en núcleos agrarios o aldeas de los que surgirán las primeras urbes.

Desde estos valles de Iraq la idea de ciudad se propagó a Europa. Estamos hablando de
asentamientos en primeros nucleos urbanos como fruto del desarrollo de la agricultura que
fue reduciendo la vida itinerante y nómada hasta ese momento predominante.

Os vamos a mostrar esta evolución urbana, desde el punto de vista de territorio Europeo a
través de 3 etapas:

EDAD ANTIGUA Y EDAD MEDIA

Desde el año 4000 a.c. hasta el siglo XV d.c:

La antigua Grecia llegó a tener una red urbana formada por más de 500 ciudades, entre las
que destacaban Esparta y Atenas. Las ciudades griegas tenían dos centros: la acrópolis, la
parte donde estaban los principales templos y el ágora, o plaza pública, donde se situaba el
mercado.

Las ciudades romanas: Llegaron a formar la mayor red urbana de la antigüedad, todas
estaban supeditadas a la ciudad de ROMA, la capital del imperio y el centro del poder
político y económico. Así, muchas ciudades europeas actuales son de origen romano.

En la temprana edad media la gran urbe del continente es Córdoba, capital del Califato
musulmán que dominaba Al-Ándalus. De la antigüedad clásica solamente mantendría su
importancia Constantinopla (Estambul), que siguió siendo capital del Imperio bizantino,
mientras que Roma estaba en su franco retroceso

Otras grandes ciudades también se desarrollaron con el islam, por ejemplo Sevilla,
Granada, Toledo y Palermo. Así pues, las mayores urbes se situaban en el sur de Europa,
mientras que el centro y norte vivía bajo una sociedad agraria y feudal.
En esta época las ciudades estaban rodeadas por una muralla y presentaban un plano
irregular, con calles estrechas y sinuosas. En el centro se encontraban los edificios más
importantes, como la catedral, el ayuntamiento y los palacios.

En la tardía edad media florecieron nuevamente las ciudades en el resto del continente
gracias a la mejora de las condiciones de vida que impulsaron las ferias, la industria, los
negocios y, por tanto, el comercio. Así destacan por su importancia Medina del Campo,
Valencia, Barcelona, Brujas, Ypres, Bruselas, Génova, Milán, Venecia, Florencia, Colonia
y Hamburgo.

EDAD MODERNA. Siglos XVI al XVIII

Ciudades como Sevilla, Valencia, Lisboa, Londres, Amberes y Rotterdam, se desarrollan a


partir de sus puertos. Roma, centro del poder papal, recobraría su importancia, y
Constantinopla, ahora Estambul, seguiría siendo la gran urbe del Mediterráneo oriental al
ser la capital del Imperio otomano.

A partir del siglo XVI se vive en Europa una verdadera revolución demográfica y urbana,
impulsada principalmente por el incremento en el comercio internacional.

Durante los siglos XVI, XVII y XVIII, Se construyeron grandes palacios con jardines,
numerosas iglesias y monumentos que flanqueaban amplias avenidas. En la Edad Moderna,
se despertó la preocupación por embellecer y mejorar las ciudades como una forma de
exaltar el poder de los reyes y de la Iglesia.

La construcción de residencias reales de verano dio lugar a la aparición de nuevas urbes,


como Aranjuez (España) o Versalles (Francia). También se fundaron otras ciudades en
territorios que estaban deshabitados con el fin de poblarlos.

BIBLIOGRAFIA

Publicado el: Aug 10, Evolución de las Ciudades Europeas, VIVADOS,


https://www.vivados.es/noticias/economia/evolucion-de-las-ciudades-europeas#:~:text=As
%C3%AD%2C%20muchas%20ciudades%20europeas%20actuales%20son%20de
%20origen%20romano.&text=Otras%20grandes%20ciudades%20tambi%C3%A9n
%20se,una%20sociedad%20agraria%20y%20feudal.

La del urbanismo en Europa es la historia de las ciudades de dicho continente, sus inicios y
su desarrollo. En Europa, las primeras aglomeraciones importantes se desarrollaron en la
edad Antigua, en torno al mar Mediterráneo. El Imperio romano a partir de su capital,
Roma, que es la primera población que puede considerarse como gran ciudad, crea una
cultura urbana en sus dominios, entre los que se encontraba parte de Europa (desde el mar
Mediterráneo en todas sus márgenes, llegando hasta Gran Bretaña).1

Durante el siglo XX, el continente experimenta los más extremos contrastes en el desarrollo
de sus ciudades, que va desde la devastación planificada de varias de ellas (principalmente
en Alemania), durante la Segunda Guerra Mundial, el crecimiento por el éxodo rural en
España, y el denso crecimiento de las grandes ciudades y la expansión de sus límites,
generalmente a expensas de poblaciones cercanas más pequeñas. El proceso de
suburbanización fue acompañado por la pérdida de población de las ciudades centrales,
fenómeno que se ha detenido a partir del siglo XXI con la revitalización de las ciudades lo
que ha comportado un nuevo auge demográfico de estas, como es el caso de París, Londres,
Madrid o Viena.

Mientras que a comienzos del siglo XX las mayores aglomeraciones del mundo eran las
ciudades europeas, ya que de las 11 ciudades de más de un millón de habitantes, 7 se
encontraban en Europa, en la actualidad ninguna de ellas figura en la lista de las 10
primeras en el mundo y tan las áreas metropolitanas de Londres, París, Moscú y la Región
del Ruhr superan los 10 millones de habitantes. Europa es el continente más urbanizado,
con un porcentaje de población urbana superior al 70 %.2

La mayoría de los ciudadanos de la Unión Europea (UE) vive en zonas urbanas.3

Edad Antigua

Plano romano de Caesaraugusta, encuadrado en la Zaragoza actual. Puede verse el


decumanus maximus (1), el cardus maximus (2), el foro de Caesaraugusta (3), el puerto
fluvial (4), los baños públicos (5), el teatro (6) y la muralla (7).

Estos párrafos son un extracto de Historia de las ciudades § Edad Antigua.[editar]

En la antigua Grecia, la cultura se decanta por el pensamiento racional, por la autonomía


racional del hombre. Para los sofistas como Protágoras, “El hombre es la medida de todas
las cosas”, por tanto, la ciudad debe de estar también a la medida del hombre. El
racionalismo impregna tanto al pensamiento político griego como al filosófico que, en
cuanto tal, se inicia en ese momento. El inicio del pensamiento urbano se suele situar por
los estudiosos en las ciudades ideales de Platón y Aristóteles. La ciudad es, para Platón, un
espacio para la vida social y la vida espiritual y debe estar encaminada a elevar a los
hombres a la virtud. Platón diseña hasta tres modelos de ciudades teóricas o ciudades
ideales, siendo su característica común la planta circular que muchos autores atribuyen a
influencias indoarias en el pensamiento platónico; en concreto, al símbolo mandálico del
círculo utilizado por la mitología hindú para expresar la forma del macrocosmos y del
microcosmos.
Junto al ágora, destacan en la ciudad griega la relevancia de sus templos, palacios, museos,
gimnasios, teatros, parques urbanos, bibliotecas. Todo ello constituye un conjunto que
responde a la geometría espacial de la época. Otro elemento importante que aparece en el
urbanismo griego es la vía principal de la ciudad, sobre la que se alinean las edificaciones
más importantes.

Las ciudades romanas fueron herederas del urbanismo griego; de sus criterios de
racionalidad, funcionalidad, armonía y orden. Recogieron también la tendencia griega al
cercamiento de los espacios y el valor de la perspectiva o visión de conjunto. En la ciudad
romana destaca en primer lugar el foro, después los templos y palacios, las termas, los
anfiteatros y los circos, así como el arte urbano, que es en Roma más psicológico y
extrovertido que el griego, más estético e interiorista.

Pero la aportación romana más original se halla en los campamentos militares, como
corresponde al sentido práctico de esta civilización. Hay que distinguir entonces entre la
ciudad de Roma propiamente dicha y las ciudades incorporadas al imperio romano, es para
estas ciudades que el plan castrense desarrolla una estructura urbana, especialmente
pensada para controlar militarmente la ciudad tomada. Estas ciudades sometidas al yugo
romano deberán ceder su propia tradición urbana a las condicionantes impuestas por el
urbanismo romano, donde se encuentra de forma característica el desarrollo de las dos
calles principales, ortogonales con orientación este-oeste (decumano) y norte-sur (cardo)
permitiendo el desarrollo del Foro como ensanchamiento del punto de cruce de ambas
calles. Estas ciudades se amurallaban y las dos calles en cruz remataban sus extremos
exteriores en cuatro puertas de entrada y control a la ciudad. Otro elemento importante en el
desarrollo de la ciudad lo constituye el Acueducto, pieza de ingeniería hidráulica que
confiere a cada ciudad un desarrollo particular en su morfología y paisaje dependiendo de
su acceso, recorrido, necesidades de altura, así como del desarrollo de las pilas o bancos de
agua limpia que se repartían por la ciudad para proveer del líquido a la población.

Antigüedad Tardía

Estos párrafos son un extracto de Historia de las ciudades § Antigüedad Tardía.[editar]

La crisis del siglo III es el inicio de la decadencia de la ciudad clásica, en la mitad


occidental del Imperio. Las sucesivas invasiones, que se convirtieron en un fenómeno de
larga duración hasta el siglo VIII, obligaron a costosas inversiones defensivas, visibles en el
amurallamiento (un buen ejemplo son las murallas de Lugo). Junto con otros cambios
sociales y políticos internos del Bajo Imperio Romano (rebeliones como las bagaudas), la
ciudad decayó en importancia: las élites urbanas procuraron eludir el aumento de la presión
fiscal y optaron por la ruralización. Instituciones que constituían el corazón de la vida
urbana como los collegia de oficios (similares a gremios) y las autoridades públicas
(ediles), sometidos al principio hereditario forzoso para controlar la recaudación de
impuestos, son vistos ya no como un honor ventajoso, sino como una carga.
Es el momento en que las villae del campo se hacen más lujosas, y se orientan a la
autosuficiencia, lo que rompe los vínculos que conectaban el campo con la ciudad y la red
de ciudades con Roma. Las ciudades, con mucha menos población, ven desaparecer las
funciones lúdicas, sociales, políticas y religiosas de sus grandes hitos urbanos (anfiteatros,
termas, templos, basílicas), en beneficio de nuevas funciones religiosas en torno a la
imposición del cristianismo, nueva religión oficial a partir de Teodosio. El obispo pasa a ser
la principal autoridad urbana.

La desaparición del Imperio en el siglo V solamente reforzó una tendencia ya comenzada.

Edad Media

Las muy ricas horas del Duque de Berry.

En la Alta Edad Media la gran urbe del continente era Córdoba, capital del Califato de
Córdoba. Las otras grandes ciudades también se desarrollaron en el mundo islámico, por
ejemplo Sevilla, Almería, Granada, Toledo y Palermo. De la antigüedad clásica solamente
mantendría su importancia Constantinopla, que siguió siendo capital del Imperio bizantino,
mientras que Roma estaba en franco retroceso, así como otras poblaciones. Así pues, las
mayores urbes se situaban en el sur de Europa, mientras que el centro y norte vivía bajo una
sociedad agraria y feudal.

En la Baja Edad Media florecieron nuevamente las ciudades en el resto del continente
gracias a la mejora de las condiciones de vida que impulsaron la industria, las ferias, los
negocios y, por tanto, el comercio. Así destacan por su importancia Medina del Campo,
Barcelona, Valencia, Brujas, Ypres, Bruselas, Milán, Génova, Venecia, Florencia, Colonia
y Hamburgo. Otras ciudades como París, Londres y Viena, unieron a su prosperidad
comercial una creciente importancia política al convertirse en las capitales nacionales de
poderosos estados.

Centro histórico de Córdoba (España).

Estos párrafos son un extracto de Urbanística medieval.[editar]

La ciudad medieval aparece como lugar cerrado dentro del paisaje agrícola y forestal,
sirviendo de fortaleza defensiva y refugio de los habitantes y campesinos del entorno, a la
vez que constituye el mercado del área de influencia. Estas ciudades se desarrollaron con la
expansión agrícola iniciada en el siglo XII que generó prosperidad económica y favoreció
los intercambios comerciales que se realizaban en núcleos urbanos ya existentes, aunque
despoblados desde el fin del Imperio Romano. Estos intercambios también se llevaban a
cabo en los castillos y en los monasterios del feudo, especialmente si estaban situados en
alguna ruta comercial transitada o tenía puerto.4
A estos centros acudían los campesinos a vender sus excedentes (cereales, frutas, carne,
etc), a la vez que compraban artículos de uso cotidiano elaborados por los artesanos
(herramientas, cerámica, ropa, etc). Por ello el comercio ha sido caracterizado como su
función principal,5 y por ese motivo se requirió que hubiera disposición de plazas o
espacios públicos para poder realizar tareas de mercado.6 Poco a poco los artesanos y
comerciantes fueron estableciéndose allí, creando nuevos barrios llenos de talleres y
establecimientos de artesanos y mercaderes denominados burgos, por eso a los habitantes
de estas nacientes ciudades se les llamaban burgueses. Es así que la burguesía con el tiempo
logra constituir una nueva clase social cuya riqueza no está ligada a la posesión de tierras
pero, con el paso del tiempo, algunos de ellos se fueron haciendo ricos y prósperos, lo que
hizo que a su vez acumularan más poder. Este hecho hizo que se produjera dentro de esta
clase social una división.7

Las ciudades medievales estaban rodeadas de altas murallas para su protección y algunas
contaban con una fortaleza construida dentro del recinto de la ciudad conocida como
ciudadela. En sus puertas se cobraban los impuestos sobre las mercancías que entraban en
la ciudad. Las puertas se cerraban por la noche pero por el día permanecían abiertas. Los
edificios más destacados eran la catedral, la casa consistorial, la universidad, la lonja, las
Iglesias y conventos, las hospederías, los hospitales y los palacios de algunos nobles y
burgueses. La ciudad se dividía en barrios, cada uno con su propia parroquia. Disponían de
un gran espacio abierto, la plaza del mercado, donde los comerciantes y campesinos
instalaban sus tenderetes y en el que tenían lugar los principales acontecimientos de la
ciudad: las representaciones de los artistas, las celebraciones festivas y los ajusticiamientos.
El resto del espacio estaba ocupado por un enjambre de viviendas que propiciaban calles
estrechas y tortuosas, tras las cuales, se encontraban pequeños huertos y corrales.

El ambiente de las ciudades era insalubre en general, pero variaba dependiendo de cada
ciudad. Algunas ciudades y villas estaban empedradas y pavimentadas, era muy común el
pavimento de guijarros y adoquines, unas pocas ciudades continuaron la tradición romana
del opus spicatum como se puede ver en la Piazza del Campo de Siena, otras no contaban
con pavimento en absoluto y las calles se encontraban totalmente embarradas. Los
desperdicios se arrojaban en vertederos extramuros conocidos como vaciaderos. El sistema
de alcantarillado consistía en una serie de canales, unas veces cubiertos con losas y otras al
descubierto, conocidos como atarjeas que servían tanto para canalizar las aguas residuales
como para drenar el agua de lluvia hacia cuerpos de agua fuera de la ciudad, como ríos o
lagos. En algunas ciudades se siguieron utilizando las cloacas, acueductos y baños de
origen romano. Por ellas correteaban también los animales domésticos (gallinas, cerdos,
etc.) que poseían algunos habitantes. Por todo esto, las enfermedades eran frecuentes.
Muchas viviendas contaban con estructuras o elementos de madera lo que sumado al uso de
velas para la iluminación producía numerosos incendios.
Un ejemplo de la ciudad medieval es la ciudad de Angers, dónde la muralla del Imperio
Bajo ha sido edificada al final del siglo III o al principio del siglo IV, cercando un sector
incluyendo la catedral, la residencia del obispo, el forum antiguo (mencionado en
funcionamiento por las Fórmulas de Angers del siglo VI y probablemente un centro de
poder - el conde de Angers residía allí muy antes de 851. La ciudad de Angers ha formado
el núcleo del desarrollo urbano, alrededor del cual los barrios se han desarrollado.

Edad Moderna

A partir del siglo XV se vive en Europa una verdadera revolución demográfica y urbana,
impulsada principalmente por el incremento en el comercio internacional. Ciudades como
Sevilla, Valencia, Lisboa, Londres, Amberes y Róterdam, se desarrollan a partir de sus
puertos. Roma, centro del poder papal, recobraría su importancia, y Constantinopla, ahora
Estambul, seguiría siendo la gran urbe del Mediterráneo oriental al ser la capital del
Imperio otomano.

Urbanismo renacentista

La ciudad de Sforzinda, de Filarete, es una utopía urbanística renacentista.

Estos párrafos son un extracto de Urbanismo renacentista.[editar]

El urbanismo renacentista se refiere a los proyectos de planeamiento urbano desarrollados


durante el Renacimiento. El auge del pensamiento racional durante este periodo determinó
un resurgir de las concepciones aristotélicas y platónicas sobre la ciudad. Se trata ahora de
una ciudad señorial donde los hombres se dedican a cultivar las artes y las letras, en la que
vuelve a resurgir el ágora como centro público donde compartir los conocimientos. Una
ciudad donde el arte urbano adquiere un protagonismo importante, cuyas calles invitan al
paseo y a la conversación. Los mejores ejemplos de este tipo de ciudades son Florencia y
Venecia en Italia.

Estas ideas influirían notablemente en el urbanismo de los nuevos territorios americanos.


En efecto, la conquista de América, iniciada en el siglo XVI, permitió a los urbanistas
llevar a la práctica en un territorio virgen las ideas utópicas del modelo griego,
construyendo ciudades conforme al planteamiento aristotélico. conforme al modelo político
de plaza mayor donde las cabeceras eran ocupadas por la iglesia y el Ayuntamiento o
consejo y en los laterales las casas de la gente principal (cuando eran de nueva planta y no
se asentaban sobre la edificación prehispánica).

El Renacimiento surge en la República de Florencia. Los grupos sociales dominantes pasan


a residir en el interior de las ciudades, formando la nobleza urbana. Así, a partir del siglo
XV el paisaje urbano verá aparecer el nuevo tipo edificatorio: los palazzi. Surge la figura
del arquitecto y el proyecto arquitectónico, entre los que destacarán Brunelleschi, Alberti,
Filarete, Scamozzi... que llevarán a cabo tratados sobre ciudades ideales.
Pienza

Pienza Piazza.

Estos párrafos son un extracto de Pienza § Historia.[editar]

La ciudad hasta 1462 no era más que un pequeño pueblo llamado Corsignano. El evento
que cambió su suerte fue el nacimiento en 1405 de Enea Silvio Piccolomini, que 53 años
más tarde se convirtió en el Papa Pío II. Un simple viaje del pontífice a Mantua lo llevó a
cruzar el lugar de nacimiento y la degradación que encontró le llevó a decidir la
construcción de una nueva ciudad ideal sobre la antigua aldea, confiando el proyecto de
renovación al arquitecto Bernardo Rossellino. La construcción duró aproximadamente
cuatro años y sacó a la luz una ciudad armoniosa con formas típicamente del siglo XV. La
muerte prematura del papa Pío II también cerró la historia de la nueva ciudad, que desde
entonces ha sufrido cambios limitados.

Por la belleza de su histórico centro renacentista, en 1996 Pienza se convirtió en parte del
patrimonio natural, artístico y cultural de la UNESCO, seguido en 2004 por la misma zona
del valle en la que se encuentra: el Valle d'Orcia.

Historia natural: en 2003, en la reserva natural de Lucciola Bella, los restos fósiles de un
Etruridelphis giulii (un mamífero marino similar a un delfín) vivieron en el área hace más
de 4,5 millones de años, en un período en el que los barrancos actuales Eran el fondo del
mar Tirreno. El fósil ha sido considerado por estudiosos de gran valor científico, porque es
el hallazgo más completo de las especies existentes en el mundo.8

Pienza se encuentra entre las ciudades decoradas con valor militar para la guerra de
liberación, galardonada con la medalla de plata por valor militar por los sacrificios de su
gente y por su actividad en la lucha partidista durante la Segunda Guerra Mundial.9

Addizione Erculea

El Palazzo dei Diamanti y el quadrivio de la Addizione Erculea.

Estos párrafos son un extracto de Addizione Erculea § Diseño.[editar]

Fue Hércules I quien puso en marcha un ambicioso proyecto urbanístico, una verdadera
duplicación de la ciudad siguiendo principios racionales, y encargó su diseño al arquitecto
Biagio Rossetti. El proyecto empezó en 1484, tras el asedio de Ferrara por parte de la
República de Venecia. Los objetivos principales eran expandir la superficie de la ciudad y
reforzar el sistema defensivo de las murallas, que constituyen uno de los ejemplos más
antiguos de fortificación construida según el estilo de la traza italiana. La obra, que fue
realizada entre 1492 y 1510, aumentaba el prestigio de la corte estense y la ponía en
competición con las cortes más importantes de Europa.
En primer lugar se rellenó el foso de la Giovecca, construyendo en su lugar una ancha calle
que sirviera de bisagra entre la parte nueva y la parte antigua de la ciudad. Hizo
prolongaciones regulares de las calles medievales al otro lado de esta arteria, fundiendo así
de manera orgánica lo viejo y lo nuevo. La parte nueva, que se inspira en el urbanismo
romano a través de las descripciones de Vitruvio, tenía una red viaria ortogonal que se
articulaba sobre dos ejes principales:

El segundo eje, en particular, era completamente nuevo y tenía un ambiente plenamente


«público» (frente al otro eje, que seguía vinculado al paso de los duques). Fue enfatizado
con una gran plaza arbolada, la actual Piazza Ariostea.10

La parte «nueva» de la ciudad se llamó Arianuova. Para integrar la ampliación con el resto
de la ciudad y mitigar la posible rigidez del esquema, Rossetti dejó zonas verdes que
actuarían como «pausas» del tejido urbano y, en los edificios que proyectó él, continuó
usando los tradicionales ladrillos de arcilla. Fue precisamente paseando en esta nueva
ciudad, todavía sin casas ni habitantes, hecha solo de aire, donde Torquato Tasso completó
el primer poema europeo moderno, Jerusalén liberada.

Urbanística barroca

Plaza de San Pedro de Roma, ejemplo de plaza barroca.

Estos párrafos son un extracto de Urbanística barroca § En Europa.[editar]

En las cortes más poderosas de Europa, la estructura urbana intentará ostentosamente


asentar los valores y la estructura política creada por los dirigentes. Así, en 1585 el Papa
Sixto V inició las obras para la transformación urbana de Roma, encargando a Domenico
Fontana la conexión entre los principales edificios religiosos de la ciudad por medio de
grandes ejes viarios rectilíneos. El proyecto, que se basaba en la ratificación de Roma como
ciudad santa, estableció el precedente para las intervenciones que se habrían de llevar a
cabo en diversas ciudades europeas.

En Roma, los centros focales del panorama urbano se subrayaron mediante la colocación de
antiguos obeliscos egipcios y altas cúpulas, mientras que en París los nodos del sistema
viario se definieron por medio de plazas simétricas, en cuyo centro se colocaba la estatua
del soberano. En líneas generales, la plaza barroca cedió su función tradicional cívica y
pública para convertirse en un medio de exaltación de la ideología religiosa o política,
como en el caso de las plazas reales francesas (la Plaza de los Vosgos o la Plaza Vendôme,
por ejemplo) o de la Plaza de San Pedro de Roma. La ciudad se va a estructurar en torno a
un centro, como el poder absoluto tiene como centro el Rey, al que confluyen grandes vías,
rectas de amplias perspectivas. Las plazas serán uno de los grandes elementos, reflejo y
símbolo del poder civil o religioso, entendidas como escenarios de fiestas y representación.
Sin embargo, los cambios se van a reflejar mejor en las pequeñas cortes europeas, donde las
realizaciones pueden cambiar y determinar la imagen de toda la ciudad, como es el caso de
Würzburg, mientras que en los grandes organismos urbanos como París o Roma, la
complejidad y la aparatosidad de los proyectos se va a enfrentar con la ciudad preexistente,
que dificulta en gran medida la transformación pretendida, consiguiéndose mejores
resultados en las nuevas residencias de los soberanos, fuera de la ciudad, como es el caso de
Versalles.

Edad Contemporánea

Maqueta de la Welthauptstadt Germania (Alemania nazi).

El siglo XIX fue marcado por un crecimiento sin precedentes de París, Viena, Moscú, San
Petersburgo y las ciudades inglesas y alemanas, en especial las capitales, Londres y Berlín.

Estos párrafos son un extracto de Historia de las ciudades § Edad Contemporánea.[editar]

A partir de la segunda mitad del siglo XIX, el proceso colonial y la consecuente apertura de
nuevos mundos amplían la geografía económica de Europa y hacen surgir un nuevo modo
de entender la actividad empresarial. Resulta ahora necesario poner al servicio de la
producción nuevos medios tecnológicos, nuevas condiciones de accesibilidad y, sobre todo,
una nueva distribución del espacio.11 La entrada en escena de la energía eléctrica favorece
el surgimiento de las coronas periféricas de las ciudades, cuyos suelos vacantes son
ocupados por los nuevos asentamientos industriales y laborales, dando lugar a una nueva
concepción de separación espacial entre producción y gestión.

La población urbana se distribuye formando arcos más o menos amplios en torno al núcleo
urbano, en un movimiento centrífugo. En el arco exterior se sitúan las crecientes masas
residenciales, constituidas por la nueva mano de obra inmigrante para la industria. Son los
“barrios obreros”, típicos de los extrarradios de las grandes ciudades, densamente poblados,
con escasos servicios y en general con pocas condiciones de habitabilidad. En estos barrios
se concentra la masa laboral, que comparte la periferia con las grandes e insalubres
instalaciones industriales.

Hasta la llegada de la Revolución industrial la intervención de los poderes públicos en el


campo urbanístico había sido muy limitada, en su mayor parte se trataba de medidas
orientadas a la sanidad y a la reglamentación de las edificaciones situadas en los conjuntos
monumentales o en áreas centrales de la ciudad. Ahora, el nuevo entramado de intereses
nacido al amparo del “desarrollismo industrial”, convertirá al urbanismo en una trama
social y política,12 donde los poderes públicos tendrán que intervenir para reducir las
tensiones que se generan en este campo cada vez más conflictivo.

Estos elementos fueron los que provocaron un cambio profundo en todo lo referente a la
morfología urbana de las ciudades, creando espacios que llevaron a la búsqueda de
soluciones reformatorias en el marco de las teorías políticas del utilitarismo que
proporcionarían una preocupación en la ordenación urbana de las ciudades.13 Nacen así
elementos indispensables en las ciudades industriales: Un sistema eliminación de las aguas
negras, uno de distribución de agua potable, y otro de transportes dentro una misma ciudad.

En el Reino Unido habían visto la luz durante la segunda mitad del siglo XIX movimientos
a favor de los parques urbanos, se habían creado barriadas de iniciativa pública, existía ya
una prolija legislación en materia sanitaria y de reforma de la viviendas, habiéndose
establecido formas de control del crecimiento de las ciudades industriales, de la calidad de
los edificios, normas sobre estética, volúmenes, etc. La ciudad jardín se plantea no
solamente como una inversión ventajosa en el plano social, sino también como un proyecto
financieramente rentable.

París y el “haussmannianismo” (1853-1870)

Le boulevard Haussmann.

Georges-Eugène Haussmann fue un funcionario público, diputado y senador francés.


Napoleón III le otorgó el título de barón, y juntos trabajaron en reformar y renovar París.

Estos párrafos son un extracto de Transformaciones de París durante el Segundo Imperio §


La estética haussmanniana: la «calle-muro».[editar]

El «haussmannianismo» no se contentó solamente con trazar calles y crear los


equipamientos adecuados. Intervino también en el aspecto estético de los inmuebles
privados.

El frente de la calle de la manzana ( en francés, islote, îlot) fue concebido como un


conjunto arquitectónico homogéneo. El inmueble no era autónomo y debía contribuir a un
paisaje urbano unificado con los otros edificios apoyados en las nuevas aperturas. Sin
embargo, la manzana haussmanniana sigue siendo heterogénea: únicamente las parcelas
situadas' en las nuevas aperturas se vieron afectadas por la modernización, y las otras
parcelas de la manzana anterior no se destruyeron; las edificaciones de siglos anteriores
cohabitaban con los nuevos edificios, y el azar de las parcelas inedificables, revelaba la
parte trasera de esas construcciones en patios o en las nuevas alineaciones.

El Reglamento de urbanismo de París y las servidumbres impuestas por los poderes


públicos favorecieron una tipología que llevó a término la evolución clásica del inmueble
parisino hacia la fachada característica del París haussmanniano:

La fachada se organiza alrededor de líneas horizontales fuertes que a menudo continúan de


un edificio a otro: balcones, cornisas, alineación perfecta de fachadas sin retiros ni salientes
importantes. El modelo de la calle de Rivoli se extiende al conjunto de las nuevas vías
parisinas, a riesgo de una uniformización de ciertos barrios. Sobre la fachada, los progresos
de las técnicas de aserradura y de transporte permitieron utilizar la piedra de sillería en
«gran aparejo», es decir en forma de gruesos bloques y no como un simple aplacado. Las
calles producen un efecto monumental que dispensaba a los edificios de recurrir a la
decoración: las escultura o moldeados no se multiplicarán hasta finales del siglo.

Ensanches de poblaciones en España

Plan de los alrededores de la ciudad de Barcelona y del proyecto para su mejora y


ampliación de Ildefonso Cerdá y Suñer (1859).

Estos párrafos son un extracto de Ensanche de poblaciones en España.[editar]

En la segunda mitad del siglo XIX, en plena Revolución industrial, cuando el crecimiento
demográfico y las nuevas actividades industriales, que necesitaban gran cantidad de
terreno, obligaron a la actuación urbanizadora sobre terrenos rústicos extramuros de la
ciudad, toda vez que las antiguas murallas que constreñían las poblaciones habían perdido
su función militar. Este crecimiento permitió adaptar las ciudades a los nuevos medios de
transporte como el ferrocarril a la par que se trataba de solucionar los problemas de
salubridad e higiene que presentaban muchas poblaciones.

La percepción de esta necesidad indujo a los gobiernos a legislar este aspecto. El primer
intento fue el Proyecto de Ley General para la Reforma, Saneamiento, Ensanche y otras
Mejoras de las Poblaciones, propuesto por el Ministro de Gobernación José Posada Herrera
en 1861 y rechazado por el Senado. Establecía la cesión gratuita de viales, régimen de
parcelas mínimas indivisibles, generalización del régimen de licencias, compensación de
beneficios y cargas de la urbanización, edificación forzosa de solares, regulación de
linderos, proyecto técnico y económico previo a toda urbanización, etc. La ley tuvo que
esperar hasta 1864 para su aprobación, seguido en 1867 del Reglamento. La influencia de
esta ley en el desarrollo de los Ensanches fue determinante y contribuyó a que el resultado
final se alejase de los proyectos iniciales.

En 1892 el sistema se hace definitivo con una nueva Ley que regula los ensanches de
Madrid y Barcelona y faculta al Gobierno para extenderla a otras poblaciones. Para aprobar
cada uno de estos Planes Generales era necesaria una Ley Especial. En 1895, se promulgó
la Ley de Saneamiento y Mejora de las Poblaciones, pensada para resolver los problemas
de los cascos históricos.

Tomando como referencia estas leyes, el proyecto de Bilbao y la experiencia pionera del
Ensanche de Barcelona diseñado por Ildefonso Cerdá, numerosos municipios acometieron
ensanches: Madrid, Valencia, Bilbao, Málaga, San Sebastián, León, Alcoy, Santander,
Vitoria, Tarragona, Pamplona y Mataró, entre otros. En 1854 se autorizó el derribo de las
murallas de Barcelona y, en 1857, el ayuntamiento convocó un concurso en el que se
establecía que el ensanche sería ilimitado. En 1860 se publicó el decreto de puesta en
marcha del proyecto de ensanche de Ildefonso Cerdá quien planteó su ensanche como una
ciudad completamente nueva, no articulada en torno al casco antiguo. Su característica
principal es el trazado ortogonal uniforme, con tres ejes oblicuos (Diagonal, Meridiana y
Paralelo) que facilitan su recorrido. La unidad básica del Ensanche es la manzana de 113
metros de lado y achaflanada en sus esquinas, de manera que se crean pequeñas plazas en
los cruces. Se preveían cuatro anchuras de calle (20, 30, 50 y 100 metros), la existencia de
jardines en el interior de las manzanas y una edificabilidad mucho menor que la que
finalmente se autorizó.

En la misma época se planteó la necesidad del Ensanche de Madrid. En 1857 el Ministerio


de Fomento ordenó el estudio de un futuro Ensanche, cuya dirección fue encomendada a
Carlos María de Castro. El ensanche de Castro se asemeja al de Cerdà en el trazado
ortogonal y en no prolongar la ciudad histórica sino en constituirse en una ciudad nueva por
el este y el norte. Fruto de la misma ley es el plan para construir una gran vía transversal en
Madrid, para dotar a la ciudad vieja del eje este-oeste del que carecía. Sin embargo,
completar el proyecto de la Gran Vía llevó cuatro décadas.

Los ensanches se caracterizan, a menudo, por seguir una cuadrícula de calles regular con lo
que suelen presentar una imagen característica peculiar, por la rectitud de sus calles y su
homogeneidad. El primer paso solía consistir en lograr la autorización del ejército para
derribar las murallas. Su construcción solía ser lenta y a lo largo del proceso la regularidad
de la edificación y algunas de las normas no se respetaban. Los destinatarios de estos
ensanches pertenecían generalmente a la clase burguesa de la ciudad, atraídos por un
entorno de más calidad. Con frecuencia los ensanches se convirtieron en zonas de
especulación ya que los propietarios de los terrenos obtuvieron beneficios fiscales, y en
función de sus intereses pudieron mantener solares sin construir mientras que en otras
zonas se superaba con creces la edificabilidad prevista.

Berlín y la “Reconstrucción crítica” desde los años 1980

En zonas como Potsdamer Platz los antiguos planos formaban la base para el diseño de los
nuevos edificios.14

Estos párrafos son un extracto de Reconstrucción crítica.[editar]

La reconstrucción crítica (en alemán, kritischer Rekonstruktion) es el nombre dado al


proceso de cambios arquitectónicos y urbanísticos que protagonizó la capital alemana tras
la caída del Muro de Berlín en 1989.1516 Constituye el instrumento regulador del
desarrollo urbanístico de la ciudad y sus contenidos se componen de una serie de
reglamentos o exigencias.17 El movimiento alentó el regreso a tipologías arquitectónicas
tradicionales y buscó contribuir al despertar de la memoria histórica oculta en la trama de
sus calles y espacios públicos, no mediante la reproducción de estos elementos, sino a
través de su reinterpretación.18 La reconstrucción crítica se fundamenta en la incorporación
de criterios y pautas estéticas de la ciudad antigua del siglo XIX en el urbanismo actual,
como método para no perder la identidad de la ciudad, frente a la disparidad de los estilos
de las propuestas arquitectónicas que se formulaban para Berlín.19

Las razones oficiales dadas para esta estrategia fueron dobles: en primer lugar, que era
necesario reparar no solo el daño causado por la Segunda Guerra Mundial, sino también el
causado por los planificadores durante la reconstrucción de los años posteriores y, en
segundo lugar, que no solo los edificios, sino la ciudad en su conjunto necesitaban ser
reconstruidos.20 Con la caída del muro la ciudad se encontró con franjas de tierra sin
construir allí donde dicha barrera se había levantado. Esta cicatriz cortaba la ciudad por su
centro por lo que la reunificación alemana cambió la estructura de Berlín donde zonas que
anteriormente eran periferia estaban ahora en el centro y varias calles que llevaban a
ninguna parte volvieron a ser principales.21 La situación hizo posible una serie de
proyectos destinados a unir las estructuras urbanas a ambos lados y en los que hubo que
decidir entre una réplica de los viejos edificios, una reconstrucción crítica basada en una
interpretación contemporánea o una ruptura total con el pasado.22 Así, en las décadas de
1990 y 2000 Berlín se convirtió en el terreno de obra más grande de Europa y se transformó
para cumplir nuevamente su función como capital de Alemania. La reconstrucción crítica
marcó la pauta de esta transformación.21

Originalmente el término reconstrucción crítica corresponde al nombre de una teoría de la


arquitectura y el urbanismo desarrollada por el arquitecto berlinés Josef Paul Kleihues que
se aplicó por primera vez en la Exposición Internacional de Edificios de Berlín (IBA) en la
década de 1980. Luego se usó en la planificación de la ciudad tras la reunificación alemana
a partir de 1991 con el apoyo del Senado de Berlín, pero su ejecución estuvo en gran parte
en manos de Hans Stimmann, quien fue director de construcción de la ciudad de 1990 a
1997 y hasta 2006 fue su director de planificación. Desde esta posición, el arquitecto llevó
a cabo la idea de Kleihues de reconstrucción crítica.23

A partir de las condiciones históricas de Berlín, Stimmann y Dieter Hoffman-Axthelm


tuvieron la responsabilidad de volver a unificar la ciudad con los criterios de la arquitectura
posmoderna. Los dos trabajaron en la supervisión del proyecto desde el Rotes Rathaus
(Ayuntamiento de Berlín), en la oficina de la administración del senado para el desarrollo
de la ciudad.24 Stimmann también usó la Reconstrucción crítica como base para su
Planwerk Innenstadt, un plan de desarrollo en el centro de Berlín que favoreció la
demolición de edificios de mediados de siglo y el relleno de parcelas vacías con estructuras
de uso mixto de mayor densidad urbana.25
Las autoridades de construcción de la ciudad impusieron pautas estrictas sobre el tamaño y
la apariencia de todos los edificios, excepto los federales.23 Este clima de relativa
hostilidad hacia la experimentación llevó a la reconstrucción del centro de la ciudad de una
manera que proporcionó una escena urbana relativamente homogénea, que sugirió que la
historia de esta ciudad debió haber continuado sin interrupción. En un esfuerzo por
reconstruir Berlín como una "ciudad europea" tradicional la oficina intentó evitar lo
vanguardista y dio prioridad a lo históricamente armonioso. Crearon un conjunto de reglas:
los edificios no deben tener más de 22 metros, las calles seguirían siendo estrechas, el 20
por ciento del edificio tenía que proporcionar espacio para apartamentos, los edificios no
podían ocupar bloques enteros, sino que tenían que romperse en estructuras de conexión
separadas, y la oficina del Senado podría vetar cualquier proyecto.26 Asimismo, según
palabras de Stimmann, éstas normas deben entenderse como una reacción ante el temor a la
creación de una situación caótica, resultado tanto de las ambiciones de inversores privados
y arquitectos, como del conflicto de interés entre el sector privado y la administración
pública.17

Los principales ejemplos de reconstrucción crítica en Berlín incluyen la Potsdamer Platz y


la Alexanderplatz. Uno de los proyectos más polémicos es la reconstrucción de la fachada
barroca del antiguo Palacio Real de Berlín, la que fue residencia principal de los
Hohenzollern desde el siglo XVIII hasta la caída del Imperio alemán en 1918.22

BIBLIOGRAFIA.

Historia del urbanismo en Europa, Mínguez, Víctor (2006). Publicacions de la Universitat


Jaume I, ed. Las ciudades del absolutismo: arte, urbanismo y magnificencia en Europa y
América durante los siglos XV-XVIII. ISBN 8480215771.Gravagnuolo, Benedetto (1998).
Akal, ed. Historia del urbanismo en Europa, 1750-1960. ISBN 84-460-0627-8. Boone, M.
Brepols, ed. Studies in European Urban History (1100-1800) (en inglés).
https://es.wikipedia.org/wiki/Historia_del_urbanismo_en_Europa

NUEVO MUNDO

El Nuevo Mundo es uno de los nombres históricos con que los europeos han denominado al
continente americano desde finales del siglo XV como consecuencia del descubrimiento de
América en 1492. El adjetivo nuevo se emplea para distinguirlo del "Viejo Mundo", es
decir, los continentes ya conocidos por los europeos: Europa, Asia y África. Por esa razón,
se justificaba el uso de un término inédito para designar al continente recién llegado.

En principio, Cristóbal Colón, creyó que había llegado al continente asiático, llamado
Indias por Marco Polo. Esa confusión hizo que los europeos denominasen Indias
Occidentales a las islas recién descubiertas, en oposición a las Indias ya conocidas que
desde entonces empezaron a llamarse Indias Orientales. Por esa misma equivocación, a los
nativos americanos se los denominó indios. No obstante, ya en su tercer viaje (1498-1500)
el mismo Colón advirtió que se trataba de un nuevo territorio, desconocido hasta entonces.
De esta forma, desde el año 1507 las cartografías comenzaron a mostrar a América como
un nuevo continente a partir de los trabajos de Americo Vespucio, Juan de la Cosa y Martín
Waldseemüller.

Esta designación no debe interpretarse como sinónimo de mundo moderno o mundo


contemporáneo, ya que estos dos últimos conceptos suelen referirse a periodos históricos
concretos, y no a una masa de tierra o continente específicos. Para el posterior
descubrimiento de Oceanía se utiliza el término novísimo mundo.

También podría gustarte