La Semiótica de Los Bordes
La Semiótica de Los Bordes
La Semiótica de Los Bordes
OS
...-1
Crtica filosfica de la epistemologa filosfica
6 Discurso que explica cmo el Discurso 5 explica cmo el Discurso 4 explica cmo los Discursos 2 3 enuncian el Mundo o
enuncian el Discurso que enuncia el Mundo
Signo
5
OS
6
: Metasemiosis
3
Epistemologa filosfica
5 Discurso que explica cmo el Discurso 4 explica cmo los Discursos 2 3 enuncian el Mundo o el Discurso que enuncia el
Mundo
Signo
4
OS
5
: Metasemiosis
2
Epistemologa de las semiosis particulares
4 Discurso que explica cmo el Discurso 2 enuncia el Mundo cmo el Discurso 3 enuncia el Discurso 2 que enuncia el Mundo
Signo
3
OS
4
: Metasemiosis
1
Anlisis de las semiosis particulares utilizadas
3 Discurso que enuncia el Discurso 2 que enuncia el Mundo
Signo
2
OS
3
: Enunciado referencial
2
Semiosis que identifica una semiosis particular [p.e.: imagen, novela, museo] que enuncia un fenmeno
171
2 Discurso que enuncia el Mundo
Signo
1
OS
2
: Enunciado referencial 1
Semiosis particular [p.e.: imagen, novela, museo] que enuncia un fenmeno
1 - OBJETO SEMITICO
1
: Mundo ontolgico
Fenmeno perceptible en cuanto ha sido enunciado
0 - x?: Entorno entrpico (ntico)
Existente imperceptible en cuanto nunca ha sido enunciado
10.2 Hacia un principio de formalizacin de los MSPs
Desde un enfoque operativo, por "mundos semiticos posibles" se entiende, en este trabajo, aquel conjunto constituido por un
texto
4bis
y las posibilidades de interpretarlo que tienen a su disposicin (con relativa permanencia) o que construyen
(coyunturalmente)
5
los integrantes de una determinada sociedad.
En una sntesis provisionalmente inicial, se formula la afirmacin hipottica de que un sistema semitico tiene la forma
lgica de un conjunto de mundos semiticos posibles (MSP) y que las relaciones que vinculan a los individuos que componen
alguno de tales mundos con los individuos que componen a cada uno de los restantes tienen el carcter de operaciones
cognitivas
6
.
La primera parte de la hiptesis precedente requiere establecer el valor de la afirmacin de que "un sistema semitico tiene la
forma lgica de un conjunto de mundos semiticos posibles". Esta forma lgica posee determinadas caractersticas, cuya
especificidad identifica a lo semitico propiamente dicho
7
.
La segunda parte de esa misma hiptesis requiere establecer el valor de la afirmacin de que "los individuos que componen
un sistema semitico son operaciones cognitivas". Estas operaciones cognitivas tienen caractersticas especficas que identifican
las funciones y procesos de todo sistema semitico
8
.
El alcance de este trabajo se limita a identificar tales operaciones y a situarlas en su lugar metodolgicamente necesario.
10.2.1 Caracterizacin general de la forma lgica de un sistema de mundos semiticos posibles.
i. Sea la representacin simblica de un sistema semitico. Siguiendo la terminologa de Hintikka, tendr la forma de
un sistema de modelos y estar constituida por dos conjuntos de modelos bsicos, a los que aqu se simboliza mediante T y M, y
por otros mltiples conjuntos de modelos resultantes de las operaciones semiticas aplicables entre los bsicos y que renan
determinadas condiciones, a los que aqu se simboliza mediante
i
.
ii. Los conjuntos de modelos bsicos contienen, a su vez, cada uno de ellos, un nmero determinado de MSPs, a cada uno de
los cuales se designa, por su funcin semitica, como "
i
" (o MSPs textuales o sustituidos o interpretables), tal que "
i
T", y
como "
i
" (o MSPs discursivos o sustituyentes o interpretantes)
9
, tal que "
i
M". Todos los MSPs de un determinado sistema
semitico pertenecen, por tanto, a uno u otro de los dos grandes conjuntos de modelos, simbolizados mediante T y M
172
respectivamente
10
. Por consiguiente, estos MSPs: [(
1
,
2
,...
n
) T] y [(
1
,
2
,...
n
) M]
11
, considerados exhaustivamente,
abarcan la totalidad de los textos disponibles en un sistema semitico (u objetos interpretables) y la totalidad de sus
interpretaciones en ese mismo sistema, siendo ste completo y decidible pero inconsistente. No obstante, a partir de los conjuntos
T y M pueden identificarse subconjuntos "
ji
", constituidos por la conjuncin de un [(
x
y
...
z
) T], seleccionado en el
interior del sistema semitico en estudio, y todos aquellos [(
x
,
y
,... ,
z
) M] que son sus interpretaciones posibles en ese
mismo sistema. Pues bien, algunos de estos subconjuntos (
ji
) cumplirn la condicin de constituir un subconjunto completo,
decidible y consistente, al que denominaremos "
i
".
iii. Una vez identificados los conjuntos "
i
", para la simbolizacin de cada uno de ellos son vlidas las condiciones (C ~;
C &; C v; C E; C U; C auto (); C =) enunciadas por Hintikka (1969: 71), con las aclaraciones y/o agregados que se
derivan de los siguientes pargrafos.
iv. Desde la teora semitica puede afirmarse que existe(n): i) un mundo posible (t
j
) diferenciable en el conjunto de los T,
cuyo dominio consiste en el conjunto de los individuos que concurren a la efectiva actualizacin de un determinado texto u
objeto semitico (en definitiva: el conjunto de los T es el conjunto de las semiosis sustituidas, en cuanto su eficacia est
expresada, metasemiticamente, desde el conjunto de los M); ii) un mundo posible (m
j
) diferenciable en el conjunto de los M,
cuyo dominio consiste en el conjunto de los individuos que concurren a la efectiva actualizacin de lo real
12
(o sea, el conjunto
de los M es el conjunto de las semiosis sustituyentes con las que se le confiere existencia cognitiva a lo ontolgico producido por
el conjunto de los T); iii) los mundos posibles virtuales, en el conjunto de los T, que representan los enunciados contrafactuales
acerca de los textos no sustituidos desde el universo de los M y, por tanto, no interpretables; iv) los mundos posibles virtuales, en
el conjunto de los M, que representan los enunciados contrafactuales acerca de los discursos no-dichos o cuya capacidad
metasemitica sustituyente no ha sido aplicada a la explicacin de la capacidad sustituyente en el universo de los T; v) los
mundos posibles actuales, resultantes de la efectiva interpretacin (funcin , de Hintikka) de un T, tal como ha sido explicada
desde todos aquellos M identificables en el corpus en estudio.
v. Ordenando las precedentes simbolizaciones, se tendr:
1) [(
x
,
y
, ...,
z
) T]
2) [(
x
,
y
, ...,
z
) M]
3) [(T M) ], completo, decidible e inconsistente
13
4) [<
x1
(
x1
,
x2
, ...,
xn
...) > <
x1
,
x2
, ...,
xn
>]
x
[<
y1
(
y1
,
y2
, ...,
yn
...) > <
y1
,
y2
, ...,
yn
>]
y
[<
z1
(
z1
,
z2
, ...,
zn
...) > <
z1
,
z2
, ...,
zn
>]
z
etc.
...
5)
x
, completo, decidible y consistente
14
y
completo, decidible y consistente
z
completo, decidible y consistente, etc.
6) [(
x
y
z
...) , tiende a ser y en algn momento resulta ser completo, decidible e inconsistente
15
.
10.2.2 Operaciones sintcticas elementales y necesarias para la formacin de conjuntos de modelos pertenecientes a un
sistema de mundos semiticos posibles.
173
Las iniciales operaciones de formacin de un conjunto-modelo (CM) en un sistema de MSPs son las siguientes:
i. Identificacin-constructiva de las constantes individuales en cuanto unidades semiticas mnimas
16
, atendiendo a la materia
prima semitica que las constituye: Iconos, ndices y Smbolos y/o sus combinaciones
17
, segmentada conforme a las
caractersticas de la gramtica
18
que regula su uso relativamente contingente pero efectivo
19
.
ii. Identificacin-constructiva de las relaciones sintcticas/contextuales mnimas a las que, con independencia de cul sea la
materia prima (o combinacin de materias primas) semitica(s) que las constituyan, se designa en este trabajo "enunciados" y
que, en consecuencia, pueden definirse como la representacin de las expresiones bien-formadas
20
que vinculan dos functores
semiticos
21
mnimos mediante un determinado conector (y que la operacin de contrastarlas con otras expresiones bien-
formadas del mismo tipo, permite atribuirles ya bien un valor de identidad inmanente en funcin del conjunto en el que se
integran, ya bien un valor de identidad diferencial en funcin del conjunto del que se excluyen).
iii. Identificacin-constructiva de las composiciones sintcticas medias a las que, con independencia de cul sea la materia
prima (o combinacin de materias primas) semitica(s) que las constituyan, se designa, en este trabajo, "redes"
22
y que, en
consecuencia, pueden definirse como la representacin de las expresiones bien formadas que agotan los modificadores textuales
de cada uno de los functores semiticos y/o de su conector, tal como aparecen coyuntural y efectivamente usados con ocasin de
la construccin de determinado enunciado (y que la operacin de contrastarlas con otras expresiones bien-formadas del mismo
tipo, permite atribuirles ya bien un valor de identidad inmanente en funcin del conjunto en el que se integran, ya bien un valor
de identidad diferencial en funcin del conjunto del que se excluyen). Constituye el lugar especifico de representacin de los
MSPs, identificando y describiendo cada red la estructura interna de un MSP.
iv. Identificacin-constructiva de las composiciones sintcticas principales a las que, con independencia de cul sea la
materia prima (o combinacin de materias primas) semiticas que las constituyan, se designa, en este trabajo, "hiper-redes
secuenciales" (HRS)
23
y que, en consecuencia, pueden definirse como la representacin de las expresiones bien formadas que
integran el conjunto de redes direccionalmente
24
vinculadas con una red determinada, con posibilidad de agotar la totalidad de
las redes coyuntural y efectivamente usadas con ocasin de la construccin de un determinado texto (y que la operacin de
contrastarlas con las restantes expresiones bien-formadas del mismo tipo, permite atribuirles un valor de identidad inmanente en
funcin del conjunto en el que se integran). Cada HRS identifica y describe el conjunto de MSPs que se articulan de modo
hipotticamente homogneo en el interior de un mismo texto
25
.
v. Identificacin-constructiva de las composiciones sintcticas dialcticas a las que, con independencia de cul sea la materia
prima (o combinacin de materias primas) semitica(s) que las constituyan, se designa, en este trabajo, "hiper-redes
contrastantes" (HRC)
26
y que, en consecuencia, pueden definirse como la representacin de las expresiones bien formadas que
determinan el conjunto (siempre incompleto) de los sistemas de identidades, diferencias y contradicciones entre las relaciones
ordenadas de las que es functor cada enunciado de cada MSP y/o cada MSP de cada HRS
27
. El conjunto de todas las HRC
integra un sistema de modelos, al que, aqu, se denomina "sistema semitico" ("")
28
.
vi. Descripcin de las operaciones necesarias para traspasar los lmites de cada uno de los niveles precedentes, siguiendo
necesariamente el orden establecido en su enunciacin.
vi.1. Por integracin
29
, en cuanto operacin por la cual dos functores semiticos mnimos se vinculan mediante un conector,
se pasa de los functores semiticos mnimos a los enunciados.
vi.2. Se pasa de los enunciados a las redes mediante las operaciones de identificacin y representacin de (la totalidad de) los
modificadores que, en el interior de un texto, afectan a los dos functores y/o al conector con que se construyen los enunciados en
estudio.
vi.3. Se pasa de las redes a las hiper-redes secuenciales mediante las operaciones de listado y direccionamiento, en cuanto
aquellas que listan las redes, identificadas y representadas mediante la operacin anterior, segn la direccin secuencial del texto
original y con especificacin del conector inter-redes (cuando lo haya).
vi.4. Se pasa de los enunciados o de las redes o de las hiper-redes secuenciales a las hiper-redes contrastantes mediante la
operacin de construccin de los respectivos conjuntos-modelo (cada uno de ellos completo, decidible y consistente) y mediante
las operaciones de articulacin de los diversos conjuntos-modelos isomrficos
30
en un nico conjunto-modelo (que contina
174
siendo completo, decidible y consistente) y de diferenciacin entre conjuntos-modelo no-isomrficos (siendo el conjunto de los
conjuntos-modelo diferenciados completo, decidible e inconsistente).
10.2.3 Operaciones semnticas elementales y necesarias para la interpretacin de conjuntos de modelos pertenecientes
a un sistema de mundos semiticos posibles.
i. Entre los MSPs tales que [((
i
T) (
i
M)) ] se definen: una funcin de interpretacin y las relaciones de
accesibilidad y de alternatividad.
ii. La funcin de interpretacin consiste en una operacin cognitiva que establece las regularidades del contexto de
interpretacin
31
que hacen posible la disponibilidad alternativa y la accesibilidad respecto de los MSPs vigentes, de modo tal que
para cada constante individual "a" de alguno de los MSPs "
i
" (sustituidos) se selecciona un (a) que es miembro del
dominio de individuos "I" correspondientes a determinados otros MSPs "
1
,
2
, ...,
n
" (sustituyentes).
32, 33, 34
iii. La alternatividad es la operacin cognitiva que asocia, para una constante individual dada "a" y para un MSP
i
(tal que a
i
), un conjunto de MSPs
1
,
2
, ...,
n
(tales que (a) M) que sern sus alternativas. La alternatividad semitica se caracteriza,
justamente, por esta relacin de un MSP (algn
i
) a mltiples MSPs (
n(n>1)
)
35, 36
iv. La accesibilidad es la operacin cognitiva que decide la calidad de
i
en cuanto identifica a
i
como su ancestro;
accesibilidad que puede ser necesaria, si para todos los MSPs de M se identifica a
i
como su ancestro, o posible, si se lo
identifica para al menos uno
37, 38
. Esta operacin de accesibilidad entre los MSPs interpretantes as identificados y un
determinado MSP textual, en el interior de un determinado CM, rene las condiciones de reflexividad, transitividad y simetra.
v. As considerados, 1, 2 y 3 enmarcan aspectos fundamentales del universo metodolgico de las ciencias sociales.
Notas
Se han incorporado importantes variantes a este trabajo publicado, inicialmente, en Los fundamentos lgicos de la semitica.
Buenos Aires: Edicial, 1996.
[Modificado: 20-10-2008]
1
Estas CMAC pueden considerarse como el instrumento metodolgico que permite construir y utilizar operativamente lo que
Michel Foucault denomina "formaciones discursivas" (1969: 44ss).
2
Con lo que sera utilizable su descripcin en el Sistema 5 de Lewis and Langford (1932: 501; Hughes y Cresswell, 1973: 72,
198).
3
Utilizo "dual" en el sentido en que lo utilizan Hilbert y Ackermann, 1962: 29.
4
Teniendo en cuenta que un MSPs interpretacional-1 puede ser, a su vez, MSP textual para otro nivel de MSP interpretacional-2,
queda incluida en la relacin de alternatividad la problemtica de la transposicin (parafrstica, descriptiva o metalingstica) del
sentido que, para algunos (ver H. Parret, 1983: 78) constituye "la esencia del arte semitico".
4bis
"Texto" aqu se entiende como "semiosis sustituida", ya que deber estar necesariamente interpretada; o sea, se trata de una
semiosis sustituyente que ya ha sido sustituida desde otra semiosis sustituyente; es la situacin en la que un signo cumple la
funcin de objeto semitico por estar siendo interpretado desde otro signo de un nivel metasemitico ms alto. (Ver, aqu: 2.1.8
Objeto semitico y 5.4 Primera identificacin de los 4 signos). As, bien puede considerrselo como texto, en cuanto semiosis
verbal, o como objeto semitico, en cuanto perteneciente a cualquier otra semiosis. Lo fundamental es que se lo percibe, en todo
caso, como ya interpretado.
5
Otra forma de plantear esta disyuncin puede formularse como la que se da entre las interpretaciones cannicas, en cuanto
vigentes y, por tanto, socialmente aceptadas en determinada comunidad y las interpretaciones desviantes que puede construir
175
determinado miembro o subgrupo de dicha comunidad como superacin, posiblemente inaceptable en su actualidad, de tales
interpretaciones cannicas.
6
Obsrvese que la hiptesis afirma que la relacin se da entre los individuos de alguno de los MSPs con los de cada uno de los
restantes MSPs. Esta es una caracterstica especfica de la lgica de los MSPs, sobre la que habr de volverse.
7
"Sistema semitico", en este trabajo, abarca: 1) la funcin semitica que vincula un representamen con un fundamento para un
interpretante (aceptando en sus lneas generales la concepcin peirceana) y 2) la totalidad de la materia prima disponible y
vigente en una comunidad para la construccin del representamen (aceptando, tambin en sus lneas generales, la distribucin
peirceana en iconos, ndices y smbolos, con la expansin proveniente de la combinatoria de sus tres categoras). A la funcin
semitica relativa a algn tipo de representmenes construido con una determinada clase de materia prima disponible y vigente o
con alguna combinatoria de tales materias primas igualmente disponible y vigente en la comunidad en estudio, la denomino
"semiosis".
8
Algunas caractersticas de estas "operaciones cognitivas" son las siguientes: a) son de algn modo signos, pero no a modo de
mera traduccin o sinonimia entre este termino y aquella expresin, sino estrictamente en cuanto funcin semitica entre los
conjuntos de mundos semiticos involucrados; b) esto reafirma que de ninguna manera habrn de considerarse entidades en
cuanto algo completa y efectivamente realizado; c) por lo mismo que no son entidades, tampoco es posible originarlos en
realidad ingenua alguna; d) son operaciones que poseen la capacidad especfica para la produccin de constructos posibles de
interpretacin.
9
Los MSPs sustituidos son aquellos ya siempre dichos precedentemente que, ante la nueva interpretacin (MSP sustituyente),
quedan dichos de otra manera.
10
Si a T y a M se los considera temporalmente ordenados, se observa que tienen cierta capacidad de intercambiar sus funciones.
O sea, en un momento (t) determinado, los conjuntos de modelos T(tn) pueden consistir en textualizaciones de interpretaciones
M(tn-1) de otros conjuntos de textos T(tn-1). Esta recurrencia tiene tambin otras direcciones que aqu no tomo en consideracin.
11
Si se analiza el conjunto de modelos (
1
,
2
,...
n
) que constituyen M, se podr establecer, en cada situacin concreta de
interpretacin, que uno de tales modelos se realiza efectivamente; es el mundo efectivamente cognoscible o mundo semitico, o
sea, el mundo tal como lo construye, para alguien, alguna (o cada una) de las interpretaciones vigentes en determinado momento
y comunidad (o sector, todo lo acotado que se desee, de tal comunidad), quedando al margen del conocimiento posible el entorno
entrpico o realidad ntica.
12
Con esto se define aqu, provisionalmente, lo real como lo ya efectivamente interpretado. Se excluye por tanto toda referencia
al conocimiento posible de lo real como conocimiento del entorno entrpico, lo que implicara la contradiccin de conocer lo
ntico que, al ser conocido, deja de ser ntico para transformarse a ontolgico y depender por tanto de un sistema de
conocimiento que le confiere sentido. Lo que percibimos como realidad verdadera es una realidad interpretada.
13
Equivale a decir que la interpretacin de determinado texto vigente en una comunidad por el conjunto de todas las
interpretaciones que pueda recibir: a) permite obtener todas aquellas interpretaciones que provienen de determinado texto; b)
permite establecer si a partir de determinado texto puede obtenerse determinada interpretacin; c) pero no puede impedir que, en
el conjunto universal de las interpretaciones de un determinado texto, aparezcan correctamente derivadas una interpretacin y
su dual.
14
Equivale a decir que la interpretacin de determinado texto vigente en una comunidad por determinado subconjunto de las
interpretaciones que puede recibir: a) permite obtener todas aquellas interpretaciones que provienen de determinado texto; b)
permiten establecer si a partir de determinado texto puede obtenerse determinada interpretacin; c) y, por las reglas de su
construccin, no es posible que, en ese determinado subconjunto de las interpretaciones de un determinado texto, aparezcan
correctamente derivadas una interpretacin y su dual.
15
El conjunto constituido por la totalidad de los pares de subconjuntos de textos y de interpretaciones constituye el sistema
semitico en estudio, con las caractersticas de completitud, decidibilidad e inconsistencia (ver tambin nota 28).
176
16
Este carcter de ser "mnimas" no es absoluto sino dependiente de las dimensiones impuestas por el mundo interpretable en
estudio o a producir.
17
Se acepta, en principio, la tradicional clasificacin de C. S. Peirce (ver nota 7), con las observaciones al ndice formuladas en
otro lugar (Magarios de Morentin, 1994: 74).
18
Toda materia prima o combinacin de materias primas semiticas se organiza en estructuras sintcticas que estn en funcin de
alguna (o de la combinacin de algunas) de las gramticas (con independencia de su formalizacin estricta o relativamente
arbitraria) vigentes en determinado momento y comunidad (a las que cumplen o de las que se desvan en mayor o menor grado).
19
La reconstruccin de las caractersticas gramaticales/semiticas efectivamente actualizadas en determinada estructura
sintctica es el objetivo de esta etapa analtica de los MSPs. Hablamos de "caractersticas" y no de "reglas", ya que el uso que
las manifiesta es "relativamente contingente", en el sentido de que nada obliga a que sean unas y no otras las relaciones
sintcticas vigentes en una comunidad (en cuanto gramtica/semitica histricamente cambiante, pero con permanencia, al
menos relativa, de las operaciones lgicas fundamentales), pero es "efectivo" en cuanto necesariamente deben estar presentes
determinadas relaciones sintcticas.
20
Buena-formacin, relativizada a su vinculacin a la contingencia histrica de su efectiva vigencia.
21
En el sentido en que usa Hjelmslev el trmino "Funktiv" ("functive", en la trad. inglesa, "functivo", en la espaola) (ver L.
Hjelmslev, 1971: 33 y Def.9).
22
En otros (Magarios de Morentin y col., 1990: 26ss; 1993: 12 y 16), de mayor incidencia lingstica, se ha preferido la
expresin "definicin contextual", reservndose en ellos el trmino "red" para la representacin de la secuencia ordenada de
operaciones cognitivas efectivamente aplicadas por el usuario e identificadas en la correspondiente definicin contextual.
23
Con este nombre se desarrollan tambin en Magarios de Morentin y col., 1993: 79ss.
24
Se est utilizando "direccin" en el interesante sentido que le atribuye Ives Lecerf, en cuanto lo afirma como plano autnomo
"respecto de los otros dos planos del sentido y de la forma" (1979: 89ss) y que se analiza semiticamente en Magarios de
Morentin 1994: 64.
25
Aqu, las hiper-redes secuenciales representan estructuras cognitivas muy semejantes a lo que Michel Foucault denomina
"formaciones discursivas" (M. Foucault, 1969: 44ss).
26
Con este nombre se desarrollan tambin en Magarios de Morentin y col., 1993: 84ss.
27
Las que, a su vez, constituyen la definicin intensional de tales individuos y/o, en su caso, de los MSPs intervinientes.
28
A cuyas caractersticas de completo, decidible e inconsistente (ver nota 15) puede ahora aadirse la de estar ordenado.
29
Con este nombre se la define tambin en Magarios de Morentin, 1986: 145.
30
Este isomorfismo se replantea, para la semitica, desde una perspectiva con ciertas diferencias respecto de la de Wittgenstein
("La proposicin es una figura de la realidad. La proposicin es un modelo de la realidad tal como la pensamos", 1973: 4.01).
No en el sentido atomista en el que Russell funda la verificacin de las proposiciones, sino en el sentido pansemitico en el que
Peirce funda las posibilidades de conocimiento del mundo, el isomorfismo se establece (o no) entre la estructura de diversos
campos simblicos en estudio o tambin, p.e., entre la estructura de un campo simblico y la de uno (o mltiples) campos
indiciales, y viceversa con el mismo derecho (aunque quiz con mucho menor conocimiento de la gramtica que estructura el
campo indicial). Este "campo indicial" es lo que Wittgenstein designa como "realidad"; semiticamente el pargrafo citado puede
parafrasearse: "La proposicin simblica es una figura de la proposicin indicial. La proposicin simblica es un modelo de la
proposicin indicial tal como la pensamos"). El isomorfismo constata la accesibilidad entre MSPs.
31
Vase un desarrollo metodolgico del 'contexto de interpretacin' en Magarios de Morentin, 1993.
177
32
De donde, "sustituido" e "interpretado" aparecen como sinnimos, en cuanto sustituido se dice de aquel recorte del mundo
(simblico, indicial o icnico) que ha quedado interpretado de determinada manera (por alguna de las interpretaciones posibles y
vigentes en determinada sociedad para determinado texto).
33
El isomorfismo y/o el no-isomorfismo entre los MSPs sustituidos se establece en virtud de determinada clave (que, aqu, se
representa mediante "") segn la que se correlacionan elementos de T con elementos de M, a condicin de ser de la misma
categora (individuos con individuos, propiedades con propiedades y predicados con predicados, segn Hintikka, 1976: 42; o
trminos con trminos, enunciados con enunciados y redes con redes, segn la segmentacin y representacin en Magarios de
Morentin, 1993: 9, 16 y 79).
34
La expresin "funcin de interpretacin", pierde su eventual residuo metafsico cuando se observa que el propio Hintikka
(ibidem: 42) la corporeiza en la operacin de correlacin entre campos articulados, a la que denomina "clave"; no obstante,
diferencia entre clave e interpretacin, exigiendo a esta ltima la correlacin no slo de los lugares argumentales con el
predicado representado, sino del smbolo predicativo con ese mismo predicado (Hintikka, op.cit.: 48).
35
La oposicin de Hintikka (ibidem: 44) entre palabras-tipo y palabras-seal (correlativa de la peirceana entre type y token) no
se corresponde (en la explicacin de esta relacin) con la particular asimetra que se afirma, desde la semitica, respecto de la
relacin de alternatividad. En sta, trminos o enunciados o redes de los MSPs textuales se correlacionan uno-a-muchos (o, al
menos, uno-a-ms de uno) con trminos o enunciados o redes de los MSPs interpretantes o modelos (a posteriori) de
construccin de la realidad.
36
La operacin de alternatividad y la funcin de interpretacin estn ntimamente vinculadas. La funcin de interpretacin
permite establecer la relacin entre el MSP textual en estudio y los MSPs interpretantes que constituyen los MSPs alternativos
del primero. As como una funcin de verdad de oraciones atmicas no nos presenta una figura simple del mundo, sino que
admite ciertas posibilidades acerca de ese mundo y excluye otras (Hintikka: 52), la funcin de interpretacin, en virtud de las
diferentes claves vigentes en determinado momento de determinada sociedad, permite la construccin de los correspondientes
MSPs interpretantes, en cuanto conjunto de figuras alternativas del mundo, a partir de determinado MSP textual.
37
Para establecer las condiciones de accesibilidad es necesario haber identificado previamente: 1) la totalidad o, 2) para el caso
concreto, el conjunto considerado necesario de los MSPs interpretantes que surgen a partir de un determinado MSP textual, ya
que dicha accesibilidad requiere un estudio de la conservacin de la consistencia ante cada MSP interpretado que se incorpora al
conjunto-modelo correspondiente; dando origen las inconsistencias a nuevos conjuntos-modelo que, en cada caso, conservarn su
propia consistencia (de nuevo, las diversas "formaciones discursivas" foucaultianas).
38
La accesibilidad encuentra la explicacin de su calidad de posible (lo que, en definitiva, hace a la calidad de los Mundos
Semiticos Posibles) en consideraciones afines a las que constituyen la teora figurativa de Wittgenstein y la concepcin
figurativa expandida del propio Hintikka a la que he aludido en este trabajo. Si desde un MSP textual es accesible un nmero
(por lo general, indeterminado) de MSPs interpretantes, ello es en virtud de una capacidad de representacin latente en dicho
MSP textual y manifestada en cada uno de los MSPs interpretantes. Si se tiene en cuenta que la naturaleza de estos MSPs
interpretantes es lo que, en el lenguaje cotidiano (y tambin en el fenomenolgico y en el positivista), se entiende por "la
realidad", podr comprenderse el papel que le corresponde aqu a la wittgensteiniana "teora figurativa". El MSP textual deber
contener, para que sea posible entenderlo (o sea, interpretarlo), en alguno de sus niveles de eficacia, la posibilidad de compararlo
con "la realidad". Como afirma Hintikka, para la eficacia de esta comparacin no es suficiente que se conozcan los individuos a
los que se refieren cada uno de los trminos singulares libres de determinada expresin (Hintikka: 66); pero tampoco basta con el
agregado, por l propuesto, de las reglas que establecen la lgica de las construcciones de conjuntos-modelo y no sera pertinente
el agregado, tambin propuesto por Hintikka, de las reglas que establecen la lgica de las comparaciones escalonadas entre
lenguaje y realidad. Aceptando, tanto la base wittgensteiniana, como el incremento de exigencia de la propuesta de Hintikka, para
que pueda establecerse la pretendida correlacin figurativa es necesario, tambin, determinar que ambos conjuntos, el de los
MSPs textuales y el de los MSPs interpretantes son lenguaje o mejor, para evitar la excesiva expansin metafrica de este
trmino, son semiosis. Esto equivale a decir que estamos exhaustivamente rodeados de signos, en su aspecto de objetos
semiticos, en el sentido de que todo lo que percibimos tiene un significado para alguien. No hay signo sin sintaxis/contexto, ya
que si sus posibilidades combinatorias fuesen absolutamente aleatorias no tendra posibilidad alguna de ser identificado; no hay
signo sin pragmtica, ya que si no estuviese vinculado a algn uso en algn momento de alguna sociedad no podra adquirir
sentido alguno, ya que slo el uso puede conferrselo; no hay signo sin semntica, ya que su significado no es un aspecto
perceptual del fenmeno (objeto o evento), pero no existe fenmeno percibible sin significado. Por tanto, toda realidad es una
semiosis (por lo general, indicial, pero tambin icnica e incluso simblica y en todos los casos, teniendo en cuenta las
especificidades pertinentes, con sintaxis, pragmtica y semntica propia). Si se concuerda en esto, la teora o la concepcin
178
figurativa del lenguaje tiene mucha mayor posibilidad de demostrar su razonabilidad. El problema se desplaza, pues, al
establecimiento de las relaciones sintcticas de esa semiosis que es la realidad, con las cuales ser posible correlacionar la
sintaxis del discurso utilizado para interpretarla o sea, para conferirle un significado. Por eso creo poder afirmar que no es
suficiente con multiplicar los pasos del proceso que va desde el lenguaje a la realidad, sino que para que esos pasos lleguen, sin
saltos inferenciales injustificados, a algn destino, que ser alguna realidad interpretada, es necesario sustituir la consideracin
ingenua de esa realidad por su consideracin explicativa como semiosis y que sea acerca de los signos de esa semiosis acerca de
los que se evale su correspondencia con los signos del lenguaje que la nombra. En definitiva, se adopta la hiptesis de la calidad
intersemitica del significado (hiptesis que, desde una perspectiva fenomenolgica, esboza H. Ruthrof, 1995). Esta correlacin
entre determinado conjunto de signos de un lenguaje que apetecen algn significado y los diversos conjuntos de signos de todos
aquellas semiosis que, a travs de su capacidad de interpretacin, pretenden, competitivamente, atribuirle dicho significado, se
cumple mediante lo que aqu denomino Mundos Semiticos Posibles.
10.3 LOS MUNDOS SEMITICOS POSIBLES DE LA MUERTE EN J. R. JIMNEZ
Y EN J. GELMAN
Tarea de Investigacin (con eficacia ejemplificativa):
Identificar los MSPs correspondientes a cada uno de los dos poemas siguientes. Establecer si el conjunto de los sentidos que
se van construyendo en cada uno de ellos constituye un CONJUNTO CONSISTENTE o no. O sea, establecer si los dos poemas
pueden incluirse en un mismo MSP o no.
POEMA 1
Juan Gelman
Claro que morir y me llevarn...
Claro que morir y me llevarn
en huesos o cenizas
y que dirn palabras y cenizas
y yo habr muerto totalmente
claro que esto se acabar
mis manos alimentadas por tus manos
se pensarn de nuevo
en la humedad de la tierra
yo no quiero cajn
ni ropa
que el barro asuma mi cabeza
que sus orines me devoren
ahora
179
desnudo de ti
POEMA 2
Juan Ramn Jimnez
El viaje definitivo
...Y yo me ir. Y se quedarn los pjaros
cantando,
y se quedar mi huerto, con su verde rbol,
y con su pozo blanco.
Todas las tardes, el cielo ser azul y plcido,
y tocarn, como esta tarde estn tocando
las campanas del campanario.
Se morirn aquellos que me amaron,
y el pueblo se har nuevo cada ao,
y en el rincn aquel de mi huerto florido y encalado,
mi espritu errar nostljico ...
Y yo me ir, y estar slo, sin hogar, sin rbol
verde, sin pozo blanco,
sin cielo azul y plcido...
y se quedarn los pjaros cantando.
10.3.1 Etapa 1: NORMALIZACIN + SEGMENTACIN
Las operaciones que van a aplicarse se encuentran descriptas en 10 Manual operativo para la construccin de definiciones
contextuales y redes contrastantes.
POEMA 1
1.1 (es) claro que (yo) morir
1.2 {y}* (es claro que ellos) me llevarn en huesos o (en) cenizas
1.3 {y} (es claro) que (ellos) dirn palabras y cenizas
1.4 {y} (es claro que) yo habr muerto totalmente
180
1.5 (es) claro que esto se acabar
1.6 mis manos
1
**
alimentadas por tus manos
2
se pensarn de nuevo en la humedad de la tierra
1.7 yo no quiero cajn ni ropa
1.8 (yo quiero) que el barro asuma mi cabeza
1.9 (yo quiero) que {sus} (del barro) orines me devoren ahora [que yo estoy] desnudo de ti
POEMA 2***
2.1 {y} yo me ir
2.2 {y} se quedarn los pjaros cantando
2.3 {y} se quedar mi huerto con su verde rbol y con su pozo blanco
2.4 todas las tardes
1
el cielo ser azul y plcido
2.5 {y} (todas las tardes
1
) tocarn como esta tarde
2
estn tocando las campanas del campanario
2.6 se morirn aquellos que me amaron
2.7 {y} el pueblo se har nuevo cada ao
2.8 {y} en el rincn aquel de mi
1
huerto florido y encalado mi
2
espritu errar nostljico
1
2.9 {y} yo me ir
2.10 {y} (yo) estar slo sin hogar sin rbol verde sin pozo blanco sin cielo azul y plcido
2.11 {y} se quedarn los pjaros cantando
Comentarios:
*Uso las llaves "{}" para sealar los elementos que no intervendrn en las definiciones contextuales, si bien seguirn
marcados como para poder ser reutilizadas si la recuperacin de algn sentido as lo requiriese.
**Cuando la misma palabra reaparece en un mismo segmento pero construyendo otro referente, ambas palabras se
diferencian mediante un subndice.
***El anlisis segn los MSPs no pretende (ya que no est entre sus objetivos) recuperar, explicativamente, la eficacia
potica de estos textos, sino mostrar y (si corresponde) contrastar el (o los) universo(s) de significados identificables a partir de
tales textos.
10.3.2 Etapa 2: Construccin de DEFINICIONES CONTEXTUALES
POEMA 1
1.1.1 YO: aqul que es claro que morir
1.2.1 (ELLOS): aqullos que (es claro que) me llevarn en huesos o cenizas {y: 1.1}
181
1.2.2 HUESOS: aqullos o (en) cenizas que (es claro que) son el modo como ellos me llevarn {y: 1.1}
1.2.3 CENIZAS: aqullas o en huesos que (es claro que) son el modo como ellos me llevarn {y: 1.1}
1.2.4 ME: aqul a quien (es claro que ellos) llevarn en huesos o (en) cenizas {y: 1.1}
1.3.1 (ELLOS): aqullos que (es claro que) dirn palabras y cenizas {y: 1.1}
1.3.2 PALABRAS: aqullas y cenizas que (es claro que ellos) dirn {y: 1.1}
1.3.3 CENIZAS: aqullas y palabras que (es claro que ellos) dirn {y: 1.1}
1.4.1 YO: aqul que (es claro que) habr muerto totalmente
1.5.1 ESTO: aquello que (es) claro que se acabar
1.6.1 MANOS
1
: aqullas mas alimentadas por tus manos
2
que se pensarn de nuevo en la humedad de la tierra
1.6.2 MANOS
2
: aqullas tuyas alimentadas por las cuales mis manos
1
se pensarn de nuevo en la humedad de la tierra
1.6.3 HUMEDAD: aqulla de la tierra en la que mis manos
1
alimentadas por tus manos
2
se pensarn de nuevo
1.6.4 TIERRA: aqulla en cuya humedad mis manos
1
alimentadas por tus manos
2
se pensarn de nuevo
1.6.5 MIS: aqul cuyas manos
1
alimentadas por tus manos
2
se pensarn de nuevo en la humedad de la tierra
1.6.6 TUS: aqul(la) cuyas manos
2
alimentaron mis manos
1
que se pensarn de nuevo en la humedad de la tierra
1.7.1 YO: aqul que no quiere cajn ni ropa
1.7.2 CAJN: aqul ni ropa que yo no quiero
1.7.3 ROPA: aqulla ni cajn que yo no quiero
1.8.1 [YO]: aqul [que quiere] que el barro asuma su cabeza
1.8.2 BARRO: aqul que, que asuma mi cabeza [yo quiero]
1.8.3 CABEZA: aqulla ma que, que el barro asuma [yo quiero ]
1.8.4 MI: aqul cuya cabeza [yo quiero] que el barro asuma
1.9.1 [YO]: aqul [que quiere] que los orines (del barro) le devoren ahora desnudo de ti
1.9.2 (BARRO): aqul cuyos orines que, que me devoren ahora desnudo de ti [yo quiero]
1.9.3 ORINES: aqullos suyos (del barro) que, que me devoren ahora desnudo de ti [yo quiero]
1.9.4 ME: aqul al que, que sus (del barro) orines devoren ahora [que yo estoy] desnudo de ti [yo quiero]
1.9.5 [YO]: aqul [que est] desnudo de ti
182
1.9.6 TI: aqul(la) desnudo del(a) cual [yo quiero] que sus (del barro) orines me devoren ahora
Comentarios:
*No se marcan, en las Definiciones Contextuales, los elementos textuales incorporados para mantener el sentido del texto
original.
*Cuando hay una conjuncin del tipo de "huesos o cenizas" o de "palabras y cenizas", podra segmentarse reiterando la parte
comn de la frase. Si no resulta indispensable para mantener el sentido, parece preferible incluirla en un nico y mismo
segmento.
*Las definiciones contextuales pueden resultar comunicacionalmente inaceptables, por la transformacin sintctica a la que se
somete el texto, pero siempre debern ser gramaticales.
*Cuando el segmento comienza con la conjuncin "y", a sta se la excluye de la Definicin Contextual, pero se conserva su
referencia, al final de la definicin, indicando el segmento con el que se conecta.
*El nmero que va entre parntesis, al final de cada Definicin Contextual, establece una secuencia ordenada y total para
dichas Definiciones.
*Recurdese que el objetivo de las Definiciones Contextuales es registrar el sentido de los trminos utilizados en funcin del
efectivo contexto en el que aparecen.
POEMA 2
2.1.1 YO: aqul que se ir {y: 0}
2.2.1 PJAROS: aqullos que se quedarn cantando {y: 2.1}
2.3.1 HUERTO: aqul mo que se quedar con su verde rbol y con su pozo blanco {y: 2.2}
2.3.2 RBOL: aqul verde del huerto con el cual y con su pozo blanco se quedar mi huerto {y: 2.2}
2.3.3 POZO: aqul blanco del huerto con el cual y con su verde rbol se quedar mi huerto {y: 2.2}
2.3.4 MI: aqul cuyo huerto se quedar con su verde rbol y con su pozo blanco {y: 2.2}
2.3.5 SU: aquel huerto mo con cuyo verde rbol y pozo blanco se quedar {y: 2.2}
2.4.1 TARDES
1
: aqullas todas en las que el cielo ser azul y plcido
2.4.2 CIELO: aqul que todas las tardes
1
ser azul y plcido
2.5.1 (TARDES
1
): aqullas (todas) en las que tocarn como esta tarde
2
estn tocando las campanas del campanario {y: 2.4}
2.5.2 TARDE
2
: aqulla que como en esta estn tocando las campanas del campanario tocarn (todas las tardes
1
) {y: 2.4}
2.5.3 CAMPANAS: aqullas del campanario que como esta tarde
2
estn tocando tocarn (todas las tardes
1
) {y: 2.4}
2.6.1 (AQULLOS
1
): aqullos
*
que se morirn que me amaron
2.6.2 AQULLOS
2
: aqullos
*
que me amaron que se morirn
183
2.6.3 ME: aqul al que amaron aquellos que se morirn
2.7.1 PUEBLO: aqul que se har nuevo cada ao {y: 2.6}
2.7.2 AO: aqul cada cuanto que el pueblo se har nuevo {y: 2.6}
2.8.1 RINCN: aqul de mi
1
huerto florido y encalado en el cual mi
2
espritu errar nostljico {y: 2.7}
2.8.2 HUERTO: aqul mo
1
florido y encalado en aquel rincn del cual mi
2
espritu errar nostljico {y: 2.7}
2.8.3 ESPRITU: aqul mo
2
que errar nostljico en aquel rincn de mi
1
huerto florido y encalado {y: 2.7}
2.8.4 MI
1
: aqul en el rincn aquel de cuyo huerto florido y encalado mi
2
espritu errar nostlgico {y: 2.7}
2.8.5 MI
2
: aqul cuyo espritu errar nostljico en aquel rincn de mi
1
huerto florido y encalado {y: 2.7}
2.9.1 YO: aqul que se ir {y: 2.8}
2.10.1 (YO): aqul que estar slo sin hogar sin rbol verde sin pozo blanco sin cielo azul y plcido {y: 2.9}
2.10.2 HOGAR: aqul sin el cual sin rbol verde sin pozo blanco sin cielo azul y plcido yo estar slo {y: 2.9}
2.10.3 RBOL: aqul verde sin el cual sin hogar sin pozo blanco sin cielo azul y plcido yo estar slo {y: 2.9}
2.10.4 POZO: aqul blanco sin el cual sin hogar sin rbol verde sin cielo azul y plcido yo estar slo {y: 2.9}
2.10.5 CIELO: aquel azul y plcido sin el cual sin hogar sin rbol verde sin pozo blanco yo estar slo {y: 2.9}
2.11.1 PJAROS: aquellos que se quedarn cantando {y: 2.10}
Comentarios:
*El trmino con asterisco ("aquellos
*
") est en su funcin anafrica de pronombre relativo para la construccin de la
Definicin Contextual y no constituye un trmino que requiera definicin; como s lo requiere el doble "aquellos" que es sujeto
de los verbos "se morirn" y "amaron", por lo que se lo diferencia con los sufijos "
1
" y "
2
".
10.3.3 Etapa 3
10.3.3.1 Diseo de REDES CONTRASTANTES
Hasta ahora, al conferirles la forma de DEFINICIONES CONTEXTUALES, se han identificado los SENTIDOS que, en cada
uno de los poemas, adquieren los trminos utilizados para construirlos.
Corresponde analizar tales SENTIDOS y sus RELACIONES para establecer las SEMEJANZAS y DIFERENCIAS que
permitan ir identificando los MSPs correspondientes a cada poema.
En cuanto esta puesta en relacin se basa en semejanzas y diferencias semnticas, se introduce, inevitablemente, UNA
COMPONENTE DE SUBJETIVIDAD en su diagramacin. No obstante, dicha componente es mnima ya que el criterio para
incluirlas en el mismo nivel es la reiteracin del lexema (en alguna de sus variantes) o la aceptacin de algn tipo de sinonimia
entre lexemas distintos. La sinonimia puede consolidarse (no digo "probarse") aportando muestras de otros discursos en que los
lexemas distintos (que se postulan como sinnimos) aparecen incluidos en el mismo contexto.
P1 = POEMA 1
184
P2 = POEMA 2
N1 = NIVEL 1
N2 = NIVEL 2
N3 = NIVEL 3 ...
YO
P1
(YO): aqul que es claro que MORIR
1.1.1---------- N1.1
YO: aqul que (es claro que) HABR MUERTO
totalmente
1.4.1----------N1.2
(YO): aqul [que QUIERE] que el barro asuma su cabeza
1.8.1----------N2.1
(YO): aqul [que QUIERE] que los orines (del barro)
le devoren desnudo de ti
1.9.1----------N2.2
YO: aqul que NO QUIERE cajn ni ropa
1.7.1----------N3
(YO): aqul [que EST] desnudo de ti
1.9.5----------N4
(ME): aqul al que (es claro que ellos) LLEVARN en huesos o (en)
cenizas
1.2.4----------N5
(MIS): aqul cuyas MANOS
1
alimentadas por tus manos
2
se pensarn de
nuevo en la humedad de la tierra
1.6.5----------N6
Comentarios:
*Con la identificacin de niveles ("N1", "N2"...) se trata de establecer desarrollos relativamente homogneos en el interior de
cada texto, as como hacer evidentes y, por tanto, fijar posibles puntos de contraste (desde la identidad a la contradiccin) entre
textos diferentes en estudio.
YO
P2
YO: aqul que SE IR
2.1.1----------N1.1
YO: aqul que SE IR
2.9.1---------N1.2
----------N2
185
----------N3
(YO): aqul que ESTAR SLO sin
hogar sin rbol verde sin pozo blanco sin
cielo azul y plcido
2.10.1----------N4
(ME): aqul al que AMARON aquellos
que se morirn
2.6.3----------N5
(MI): aquel cuyo HUERTO se quedar
con su verde rbol y con su pozo blanco
2.3.4----------N6.1
(MI
1
): aqul en el rincn aquel de cuyo
HUERTO florido y encalado mi
2
espritu errar nostljico
2.8.4----------N6.2
(MI
2
): aqul cuyo ESPRITU errar
nostljico en el rincn aqul de mi
1
huerto florido y encalado
2.8.5 N6.3
10.3.3.2 Aproximacin a un anlisis contrastante
Posibilidad 1
N1.1/2/3: el "YO" aparece como sujeto del verbo "MORIR", en P1-N1.1/2; mientras que en P2 se vincula con la forma verbal
metafrica "IRSE" (N1.1/2); en todos los casos, en futuro. El YO as construido recibe, en P2 respecto de P1, el efecto de un
desplazamiento semntico que debilita, en P2, la contundencia de la accin de la que es sujeto en P1 (los aspectos especficos de
los verbos "MORIR" e "IRSE" y de "ESTAR SLO" se analizarn ms adelante, en funcin de las FRASES NOMINALES de
las que dependen).
N2, N3: en P1, hay dos niveles: N2 y N3, que utilizan el "YO" como sujeto del verbo "QUERER" y de su negacin "NO
QUERER"; esta relacin no existe en P2. El YO as construido es agente de deseo del contexto fsico de la muerte y de no-deseo
del contexto cultural de la muerte; slo existe en P1 y no existe en P2.
N4: en P1, aparece el "YO" implcito con la calificacin de "[ESTAR] DESNUDO"; en P2, aparece el "YO" implcito con la
calificacin de "[ESTAR] SLO". El YO as construido adquiere, en P1 y en P2, una calidad de desposesin.
N5: tanto en P1 como en P2, el "YO" aparece con la forma del acusativo "ME", en cuanto destinatario de las acciones de
otros: "LLEVAR", en P1, y "AMAR", en P2. El YO as construido es objeto de la accin fsica de ser llevado en P1 y del
movimiento emocional de ser amado en P2 (los aspectos especficos de los pronombres "ELLOS" y "AQUELLOS" de una y otra
acciones se analizarn ms adelante).
N6.1/2/3: tanto en P1 como en P2, el "YO" aparece con la forma del posesivo "MIS" y "MI" respectivamente, en cuanto
poseedor, en P1, de "MANOS", en P2.1/2, de "HUERTO" y, en P.2.3 de "ESPRITU" . El YO as construido regresa, en P1,
sobre su propio cuerpo, y, en P2.3, sobre su propio interior, y se proyecta hacia su exterior, en P2.1/2 (los aspectos especficos
de los sustantivos "MANOS", "HUERTO" y "ESPRITU" se analizarn ms adelante).
T
P1
(TUS) aqul(la) CUYAS MANOS
2
alimentaron mis manos
1
que se pensarn de nuevo en la humedad de la tierra
1.6.6----------N1
186
(TI) aqul(la) DESNUDO DEL(DE LA) CUAL [yo quiero] que sus (del barro) orines me devoren ahora
1.9.5----------N2
T
P2
----------N1
----------N2
Posibilidad 2
N1: en P1-N1, el "T" aparece con la forma del posesivo "TUS" en cuanto poseedor de "MANOS
2
". El T as construido
regresa sobre su propio cuerpo; carece de identidad, ni siquiera respecto del gnero; slo existe en P1 y no existe en P2 (los
aspectos especficos del sustantivo "MANOS
2
" se analizarn ms adelante).
N2: en P1-N2, el "T" aparece con la forma preposicional "DE TI" que indica de quien el "YO" est desnudo. El T as
construido es una carencia del YO; slo existe en P1 y no existe en P2 (carece de aspectos especficos que identifiquen, al menos,
el gnero).
ELLOS
P1
/AQUELLOS
(ELLOS) aqullos que (es claro que) ME LLEVARN en huesos o
(en) cenizas
1.2.1----------N1.1
(ELLOS) aqullos que (es claro que) DIRN palabras y
cenizas
1.3.1----------N1.2
ELLOS / AQUELLOS
P2
AQULLOS
2
: aqullos**** que ME AMARON que se
morirn
2.6.2----------N1.1
(AQULLOS
1
) aqullos* que SE MORIRN que me
amaron
2.6.1----------N1.2
**** Este pronombre pertenece a la estructura sintctica de la definicin contextua ; remite a "AQUELLOS" en cuanto
pronombre perteneciente a la estructura semntica de P2.
Posibilidad 3
N1: en P1-N1.1, el "ELLOS" aparece como sujeto del verbo "LLEVAR". El ELLOS as construido sita a los ajenos como
protagonistas que reducen al YO a la condicin de ser llevado. En P1-N1.2, el "ELLOS" aparece como sujeto del verbo
"DECIR". El ELLOS as construido sita a los ajenos como protagonistas del uso de la palabra. En P2-N1.1/2, el
187
"AQULLOS" aparece como sujeto de un doble verbo: en pasado "AMAR" y en futuro "MORIR". El AQUELLOS as
construido sita a los ajenos como protagonistas del amor pasado y de la muerte futura.
TRMINOS DIFERENCIALES
QUE YA APARECIERON EN LAS REDES PRECEDENTES
POEMA 1
En las redes precedentes ya aparecieron TODOS los trminos utilizados en este poema, con excepcin de "ESTO".
Esto implica que todos aquellos trminos del poema, salvo "ESTO", estn vinculados con "YO", "TU", "ELLOS", en sus
diversas formas de presencia.
1.2.2 HUESOS: aqullos y (en) cenizas que (es claro que) son el modo como ellos me llevarn {y: 1.1}
1.2.3 CENIZAS: aqullas y en huesos que (es claro que) son el modo como ellos me llevarn {y: 1.1}
1.3.3 CENIZAS: aqullas y palabras que (es claro que ellos) dirn {y: 1.1}
1.3.2 PALABRAS: aqullas y cenizas que (es claro que ellos) dirn {y: 1.1}
1.6.1 MANOS
1
: aqullas mas alimentadas por tus manos
2
que se pensarn de nuevo en la humedad de la tierra
1.6.2 MANOS
2
: aqullas tuyas alimentadas por las cuales mis manos
1
se pensarn de nuevo en la humedad de la tierra
1.6.3 HUMEDAD: aqulla de la tierra en la que mis manos
1
alimentadas por tus manos
2
se pensarn de nuevo
1.6.4 TIERRA: aqulla en cuya humedad mis manos
1
alimentadas por tus manos
2
se pensarn de nuevo
1.7.2 CAJN: aqul ni ropa que yo no quiero
1.7.3 ROPA: aqulla ni cajn que yo no quiero
1.8.2 BARRO: aqul que que asuma mi cabeza [yo quiero]
1.9.2 (BARRO): aqul cuyos orines que me devoren ahora desnudo de ti [yo quiero]
1.8.3 CABEZA: aqulla ma que que el barro asuma [yo quiero]
1.9.3 ORINES: aqullos suyos (del barro) que que me devoren ahora desnudo de ti [yo quiero]
POEMA 2
En las redes precedentes ya aparecieron los trminos de este poema, registrados en esta lista.
Esto implica que estos trminos aqu registrados estn vinculados con "YO" y "AQUELLOS", en sus diversas formas de
presencia.
2.3.1 HUERTO: aqul mo que se quedar con su verde rbol y con su pozo blanco {y: 2.2}
2.8.2 HUERTO: aqul mo
1
florido y encalado en aquel rincn del cual mi
2
espritu errar nostljico {y: 2.7}
188
2.3.2 RBOL: aqul verde del huerto con el cual y con su pozo blanco se quedar mi huerto {y: 2.2}
2.10.3 RBOL: aqul verde sin el cual sin hogar sin pozo blanco sin cielo azul y plcido yo estar slo {y: 2.9}
2.3.3 POZO: aqul blanco del huerto con el cual y con su verde rbol se quedar mi huerto {y: 2.2}
2.10.4 POZO: aqul blanco sin el cual sin hogar sin rbol verde sin cielo azul y plcido yo estar slo {y: 2.9}
2.10.5 CIELO: aquel azul y plcido sin el cual sin hogar sin rbol verde sin pozo blanco yo estar slo {y: 2.9}
2.8.1 RINCN: aqul de mi
1
huerto florido y encalado en el cual mi
2
espritu errar nostljico {y: 2.7}
2.8.3 ESPRITU: aqul mo
2
que errar nostljico en aquel rincn de mi
1
huerto florido y encalado {y: 2.7}
2.10.2 HOGAR: aqul sin el cual sin rbol verde sin pozo blanco sin cielo azul y plcido yo estar slo {y: 2.9}
Posibilidad 4
En P1, los trminos, vinculados a "YO", "T", "ELLOS", aqu listados: "HUESOS", "CENIZAS", "PALABRAS",
"MANOS
1
", "MANOS
2
", "HUMEDAD", "TIERRA", "CAJN", "ROPA", "BARRO", "CABEZA" Y "ORINES" estn
utilizados para construir un discurso de COMPENETRACIN con los elementos y el contexto FSICO de la MUERTE.
En P2, los trminos, vinculados a "YO" y "AQUELLOS", aqu listados: "HUERTO", "RBOL", "POZO", "CIELO",
"RINCN", "ESPRITU" Y "HOGAR" estn utilizados para construir un discurso de PRIVACIN de los elementos y del
contexto fsico de la VIDA.
TRMINOS DIFERENCIALES
QUE NO APARECIERON EN LAS REDES PRECEDENTES
POEMA 1
El siguiente es el nico trmino que no apareci en las redes precedentes. O sea, no est vinculado con "YO", "T" ni "ELLOS",
en ninguna de sus diversas formas de presencia.
1.5.1 ESTO: aquello que (es) claro que se acabar
POEMA 2
En las redes precedentes no aparecieron los trminos de este poema, registrados en esta lista.
Esto implica que estos trminos aqu registrados no estn vinculados con "YO" y "AQUELLOS", en ninguna de sus diversas
formas de presencia.
2.2.1 PJAROS: aqullos que se quedarn cantando {y: 2.1}
2.11.1 PJAROS: aquellos que se quedarn cantando {y: 2.10}
2.4.1 TARDES
1
: aqullas todas en las que el cielo ser azul y plcido
2.5.1 (TARDES
1
): aqullas (todas) en las que tocarn como esta tarde
2
estn tocando las campanas del campanario {y: 2.4}
189
2.5.2 TARDE
2
: aqulla que como en esta estn tocando las campanas del campanario tocarn (todas las tardes
1
) {y: 2.4}
2.4.2 CIELO: aqul que todas las tardes
1
ser azul y plcido
2.5.3 CAMPANAS: aqullas del campanario que como esta tarde
2
estn tocando tocarn (todas las tardes
1
) {y: 2.4}
2.7.1 PUEBLO: aqul que se har nuevo cada ao {y: 2.6}
2.7.2 AO: aqul cada cuanto que el pueblo se har nuevo {y: 2.6}
Posibilidad 5
En P1, "ESTO" aparece como sujeto de "ACABARSE". El ESTO as construido es la nica alusin a la vida, semantizada
como lo que acabar.
En P2, se construye, con los trminos nuevos registrados en esta lista, la perduracin del contexto fsico de la vida.
REGLAS IDENTIFICABLES
QUE SON CONSTITUTIVAS
DE LOS MSPs
DEL POEMA 1 Y DEL POEMA 2
La identificacin de estas reglas supone, de nuevo, la intervencin de una componente de subjetividad. Al consistir, cada una
de ellas, en parfrasis abstractivas y sintetizadoras de las correspondientes definiciones contextuales, requieren de una tarea de
construccin discursiva, cuya lexematizacin depender de la formacin discursiva (o modo de hablar) de su productor (analista-
investigador que formula las reglas). Ello exige, para mantener el mayor rigor posible, la expresa identificacin de la o las
definiciones contextuales de donde proceden. As, eventualmente, un lector crtico podr disentir con el criterio del investigador,
pero ste habr hecho explcito su fundamento de racionalidad al formular cada una de dichas reglas.
Cada conjunto de reglas, correspondiente, en este caso, a cada uno de los poemas en estudio, establece el total de las
relaciones semnticas que atribuyen sentido a cada uno de los lexemas identificados en dichas reglas. El conjunto de relaciones
semnticas establecido por estas reglas constituye el MSP del correspondiente poema, en cuanto fija los contextos en que pueden
situarse a cada uno de tales lexemas sin que cambie su identidad. Si el anlisis ha sido efectuado correctamente, un determinado
lexema, ubicado en el dominio de alguno de los contextos autorizados por (o que pueden derivarse de) alguna de tales reglas de
alguno de tales MSPs, no podr exportarse al otro poema (al otro MSP) sin que rompa la coherencia semntica del poema al que
se pretende importarlo, salvo los casos en que los contextos fuesen homogneos en uno y otro poema, lo que no se da en el caso
en estudio; o sea, cada lexema, registrado en alguna de las reglas correspondientes, posee una identidad especfica en cada poema
y la presencia del mismo lexema en los dos poemas, al estar necesariamente vinculado a un contexto diferente en cada uno de
ellos, hace que su sentido ya no sea el mismo, o sea, hace que se trate de otro signo lingstico diferente.
Esto es lo que constituye un determinado y no ambiguo MSP: que determinado lexema mantenga, en todas sus presencias en
el o los textos en estudio, un nico y mismo sentido o un conjunto de sentidos que pueden complementarse (sin resultar
antagnicos). Cuando en un nico texto o en determinado conjunto de textos (identificado y constituido por inters de la
investigacin en curso) aparece, en distintas ubicaciones (por tanto, en distintos contextos) un mismo lexema, si tales contextos le
atribuyen distintos sentidos no complementarios, se estar en presencia de otros tantos MSPs; si tales contextos mantiene,
respecto de dicho lexema, un mismo y nico sentido o un conjunto de sentidos complementarios, se estar en presencia de un
nico MSP.
PRIMER CRITERIO TENTATIVO PARA LA IDENTIFICACIN DE LAS REGLAS
190
REGLAS/ P1
-1/ La futura muerte del yo ser total (1.1.1/1.4.1)
-2/ El yo se integra en el contexto fsico de la muerte
(1.8.1/1.8.2/1.8.3/1.8.4/1.9.1/1.9.2/1.9.3/1.9.4/1.6.5)
-3/ El yo excluye el contexto cultural de la muerte (1.7.1/1.7.2/1.7.3)
-4/ El yo est desposedo del t (1.9.5/1.9.6)
-5/ El yo ser destinatario pasivo de la accin de otros (1.2.1/1.2.2/1.2.3/1.2.4)
-6/ Partes del yo se renovarn en el contexto fsico de la muerte (1.6.1/1.6.2/1.6.3/1.6.4/1.6.5)
-7/ Partes del t nutrieron (en vida) partes del yo (1.6.6)
-8/ El t carece de identidad de gnero (1.6.6/1.9.6)
-9/ Ellos son los que construirn el contexto simblico de la muerte (1.3.1/1.3.2/1.3.3)
-10/ Esto (la vida) es lo que acabar (1.5.1)
Debe observarse que las REGLAS 1 y 6, pueden considerarse antagnicas; tngase en cuenta que se tarta de un texto
potico; esto sera inadmisible en un texto cientfico.
REGLAS/ P2
-1/ "Irse" es la metfora de "morir" (2.1.1/2.9.1)
-2/ El yo es agente del propio comportamiento (2.1.1/2.9.1)
-3/ El yo estar desposedo del contexto cultural de la vida (2.10.2)
-4/ El yo estar desposedo del contexto fsico de la vida (2.10.1/2.10.3/2.10.4/2.10.5)
-5/ El yo ha sido destinatario de las emociones de otros (2.6.3)
-6/ Lo que permanecer es el contexto fsico de la vida
(2.2.1/2.3.1/2.3.2/2.3.3/2.3.4/2.3.5/2.4.1/2.4.2/2.5.1/2.5.2/2.5.3/2.11.1)
-7/ Lo que se renovar es el contexto fsico de la vida (2.7.1/2.7.2)
-8/ El espritu del yo permanecer en el contexto fsico de la vida (2.8.1/2.8.2/2.8.3/2.8.4/2.8.5)
-9/ El morir les ocurrir a los que amaron al yo (2.6.1/2.6.2)
Las REGLAS 6 y 7 no son antagnicas ni meramente diferentes, sino que la 7 incrementa lo afirmado en 6
Anlisis comparativo de las REGLAS de los MSPs de los POEMAS 1 y 2
191
PARES CONTRASTANTES:
PAR 1
REGLA 1 DE P1/ La futura muerte del yo es total (1.1.1/1.4.1)
es antagnica
2
con
REGLA 7 DE P2/ El espritu del yo permanecer en el contexto fsico de la vida (2.8.1/2.8.2/2.8.3/2.8.4/2.8.5)
PAR 2
REGLA 2 DE P1/ El yo se integra en el contexto fsico de la muerte
(1.8.1/1.8.2/1.8.3/1.8.4/1.9.1/1.9.2/1.9.3/1.9.4/1.6.5)
es independiente de
REGLA 3 DE P2/ El yo estar desposedo del contexto fsico de la vida (2.10.1/2.10.3/2.10.4/2.10.5)
PAR 3
REGLA 3 DE P1/ El yo excluye el contexto cultural de la muerte (1.7.1/1.7.2/1.7.3)
es independiente de
REGLA 2 DE P2/ El yo estar desposedo del contexto cultural de la vida (2.10.2)
PAR 4
REGLA 4 DE P1/ El yo est desposedo del t (1.9.5/1.9.6)
no tiene correlato en P2
PAR 5
REGLA 5 DE P1/ El yo ser destinatario pasivo de la accin de otros (1.2.1/1.2.2/1.2.3/1.2.4)
es diferente a la
REGLA 4 DE P2/ El yo ha sido destinatario de las emociones de otros (2.6.3)
PAR 6
REGLA 6 DE P1/ Partes del yo se renovarn en el contexto fsico de la muerte
(1.6.1/1.6.2/1.6.3/1.6.4/1.6.5)
es diferente a la
192
REGLA 6 DE P2/ Lo que se renovar es el contexto fsico de la vida (2.7.1/2.7.2)
PAR 7
REGLA 7 DE P1/ Partes del t nutrieron (en vida) partes del yo (1.6.6)
no tiene correlato en P2
PAR 8
REGLA 8 DE P1/ El t carece de identidad de gnero (1.6.6/1.9.6)
no tiene correlato en P2
PAR 9
REGLA 9 DE P1/ Ellos son los que construirn el contexto simblico de la muerte (1.3.1/1.3.2/1.3.3)
no tiene correlato en P2
PAR 10
REGLA 10 DE P1/ Esto (la vida) es lo que acabar (1.5.1)
es antagnica con
REGLA 6 DE P2/ Lo que se renovar es el contexto fsico de la vida (2.7.1/2.7.2)
PAR 11
REGLA 1 DE P2/ "Irse" es la metfora de "morir" (2.1.1/2.9.1)
no tiene correlato en P1
PAR 12
REGLA 5 DE P2/ Lo que permanecer es el contexto fsico de la vida
(2.2.1/2.3.1/2.3.2/2.3.3/2.3.4/2.3.5/2.4.1/2.4.2/2.5.1/2.5.2/2.5.3/2.11.1)
no tiene correlato en P1
193
PAR 13
REGLA 7 DE P2/ El espritu del yo permanecer en el contexto fsico de la vida
(2.8.1/2.8.2/2.8.3/2.8.4/2.8.5)
no tiene correlato en P1
PAR 14
REGLA 8 DE P2/ El morir les ocurrir a los que amaron al yo (2.6.1/2.6.2)
no tiene correlato en P1
SEGUNDO CRITERIO TENTATIVO PARA LA IDENTIFICACIN DE LAS REGLAS
Si se admite la
REGLA 1 DE P1/ La futura muerte del yo es total (1.1.1/1.4.1)
---no es posible la
REGLA 1 DE P2/ "Irse" es la metfora de "morir" (2.1.1/2.9.1)
---no es posible la
REGLA 2 DE P2/ El yo es agente del propio comportamiento (2.1.1/2.9.1)
es posible la
REGLA 3 DE P2/ El yo estar desposedo del contexto cultural de la vida (2.10.2)
es posible la
REGLA 4 DE P2/ El yo estar desposedo del contexto fsico de la vida (2.10.1/2.10.3/2.10.4/2.10.5)
es posible la
REGLA 5 DE P2/ El yo ha sido destinatario de las emociones de otros (2.6.3)
es posible la
REGLA 6 DE P2/ Lo que permanecer es el contexto fsico de la vida
194
(2.2.1/2.3.1/2.3.2/2.3.3/2.3.4/2.3.5/2.4.1/2.4.2/2.5.1/2.5.2/2.5.3/2.11.1)
es posible la
REGLA 7 DE P2/ Lo que se renovar es el contexto fsico de la vida (2.7.1/2.7.2)
---no es posible la
REGLA 8 DE 92/ El espritu del yo permanecer en el contexto fsico de la vida
(2.8.1/2.8.2/2.8.3/2.8.4/2.8.5)
es posible la
REGLA 9 DE P2/ El morir les ocurrir a los que amaron al yo (2.6.1/2.6.2)
Comentarios:
La separacin en dos MSPs viene exigida por las relaciones de "no es posible" entre la REGLA 1 DE P1 y las Reglas 1, 2
y 8 de P2.
Si se admite la
REGLA 2 DE P1/ El yo se integra en el contexto fsico de la muerte
(1.8.1/1.8.2/1.8.3/1.8.4/1.9.1/1.9.2/1.9.3/1.9.4/1.6.5)
es posible la
REGLA 1 DE P2/ "Irse" es la metfora de "morir" (2.1.1/2.9.1)
es posible la
REGLA 2 DE P2/ El yo es agente del propio comportamiento (2.1.1/2.9.1)
es posible la
REGLA 3 DE P2/ El yo estar desposedo del contexto cultural de la vida (2.10.2)
es posible la
REGLA 4 DE P2/ El yo estar desposedo del contexto fsico de la vida (2.10.1/2.10.3/2.10.4/2.10.5)
es posible la
REGLA 5 DE P2/ El yo ha sido destinatario de las emociones de otros (2.6.3)
es posible la
REGLA 6 DE P2/ Lo que permanecer es el contexto fsico de la vida
(2.2.1/2.3.1/2.3.2/2.3.3/2.3.4/2.3.5/2.4.1/2.4.2/2.5.1/2.5.2/2.5.3/2.11.1)
195
es posible la
REGLA 7 DE P2/ Lo que se renovar es el contexto fsico de la vida (2.7.1/2.7.2)
---no es posible la
REGLA 8 DE P2/ El espritu del yo permanecer en el contexto fsico de la vida (2.8.1/2.8.2/2.8.3/2.8.4/2.8.5)
es posible la
REGLA 9 DE P2/ El morir les ocurrir a los que amaron al yo (2.6.1/2.6.2)
Comentarios:
La separacin en dos MSPs viene exigida por la relacin de "no es posible" entre la REGLA 2 DE P1 y la Regla 8 de P2.
Si se admite la
REGLA 3 DE P1/ El yo excluye el contexto cultural de la muerte (1.7.1/1.7.2/1.7.3)
es posible la
REGLA 1 DE P2/ "Irse" es la metfora de "morir" (2.1.1/2.9.1)
es posible la
REGLA 2 DE P2/ El yo es agente del propio comportamiento (2.1.1/2.9.1)
es posible la
REGLA 3 DE P2/ El yo estar desposedo del contexto cultural de la vida (2.10.2)
es posible la
REGLA 4 DE P2/ El yo estar desposedo del contexto fsico de la vida (2.10.1/2.10.3/2.10.4/2.10.5)
es posible la
REGLA 5 DE P2/ El yo ha sido destinatario de las emociones de otros (2.6.3)
es posible la
REGLA 6 DE P2/ Lo que permanecer es el contexto fsico de la vida
(2.2.1/2.3.1/2.3.2/2.3.3/2.3.4/2.3.5/2.4.1/2.4.2/2.5.1/2.5.2/2.5.3/2.11.1)
es posible la
196
REGLA 7 DE P2/ Lo que se renovar es el contexto fsico de la vida (2.7.1/2.7.2)
es posible la
REGLA 8 DE P2/ El espritu del yo permanecer en el contexto fsico de la vida
(2.8.1/2.8.2/2.8.3/2.8.4/2.8.5)
es posible la
REGLA 9 DE P2/ El morir les ocurrir a los que amaron al yo (2.6.1/2.6.2)
Comentarios:
No es necesaria la separacin en dos MSPs, en funcin de la relacin de "es posible" entre la REGLA 3 DE P1 y la totalidad
de las Reglas de P2.
Si se admite la
REGLA 4 DE P1/ El yo est desposedo del t (1.9.5/1.9.6)
es posible la
REGLA 1 DE P2/ "Irse" es la metfora de "morir" (2.1.1/2.9.1)
es posible la
REGLA 2 DE P2/ El yo es agente del propio comportamiento (2.1.1/2.9.1)
es posible la
REGLA 3 DE P2/ El yo estar desposedo del contexto cultural de la vida (2.10.2)
es posible la
REGLA 4 DE P2/ El yo estar desposedo del contexto fsico de la vida (2.10.1/2.10.3/2.10.4/2.10.5)
es posible la
REGLA 5 DE P2/ El yo ha sido destinatario de las emociones de otros (2.6.3)
es posible la
REGLA 6 DE P2/ Lo que permanecer es el contexto fsico de la vida
(2.2.1/2.3.1/2.3.2/2.3.3/2.3.4/2.3.5/2.4.1/2.4.2/2.5.1/2.5.2/2.5.3/2.11.1)
es posible la
REGLA 7 DE P2/ Lo que se renovar es el contexto fsico de la vida (2.7.1/2.7.2)
es posible la
197
REGLA 8 DE P2/ El espritu del yo permanecer en el contexto fsico de la vida
(2.8.1/2.8.2/2.8.3/2.8.4/2.8.5)
es posible la
REGLA 9 DE P2/ El morir les ocurrir a los que amaron al yo (2.6.1/2.6.2)
Comentarios:
No es necesaria la separacin en dos MSPs, en funcin de la relacin de "es posible" entre la REGLA 4 DE P1 y la totalidad
de las Reglas de P2.
Si se admite la
REGLA 5 DE P1/ El yo ser destinatario pasivo de la accin de otros (1.2.1/1.2.2/1.2.3/1.2.4)
es posible la
REGLA 1 DE P2/ "Irse" es la metfora de "morir" (2.1.1/2.9.1)
---no es posible la
REGLA 2 DE P2/ El yo es agente del propio comportamiento (2.1.1/2.9.1)
es posible la
REGLA 3 DE P2/ El yo estar desposedo del contexto cultural de la vida (2.10.2)
es posible la
REGLA 4 DE P2/ El yo estar desposedo del contexto fsico de la vida (2.10.1/2.10.3/2.10.4/2.10.5)
es posible la
REGLA 5 DE P2/ El yo ha sido destinatario de las emociones de otros (2.6.3)
es posible la
REGLA 6 DE P2/ Lo que permanecer es el contexto fsico de la vida
(2.2.1/2.3.1/2.3.2/2.3.3/2.3.4/2.3.5/2.4.1/2.4.2/2.5.1/2.5.2/2.5.3/2.11.1)
es posible la
REGLA 7 DE P2/ Lo que se renovar es el contexto fsico de la vida (2.7.1/2.7.2)
---no es posible la
REGLA 8 DE P2/ El espritu del yo permanecer en el contexto fsico de la vida
(2.8.1/2.8.2/2.8.3/2.8.4/2.8.5)
198
es posible la
REGLA 9 DE P2/ El morir les ocurrir a los que amaron al yo (2.6.1/2.6.2)
Comentarios:
La separacin en dos MSPs viene exigida por la relacin de "no es posible" entre la REGLA 5 DE P1 y la Regla 8 de P2.
Si se admite la
REGLA 6 DE P1/ Partes del yo se renovarn en el contexto fsico de la muerte
(1.6.1/1.6.2/1.6.3/1.6.4/1.6.5)
es posible la
REGLA 1 DE P2/ "Irse" es la metfora de "morir" (2.1.1/2.9.1)
es posible la
REGLA 2 DE P2/ El yo es agente del propio comportamiento (2.1.1/2.9.1)
es posible la
REGLA 3 DE P2/ El yo estar desposedo del contexto cultural de la vida (2.10.2)
es posible la
REGLA 4 DE P2/ El yo estar desposedo del contexto fsico de la vida (2.10.1/2.10.3/2.10.4/2.10.5)
es posible la
REGLA 5 DE P2/ El yo ha sido destinatario de las emociones de otros (2.6.3)
es posible la
REGLA 6 DE P2/ Lo que permanecer es el contexto fsico de la vida
(2.2.1/2.3.1/2.3.2/2.3.3/2.3.4/2.3.5/2.4.1/2.4.2/2.5.1/2.5.2/2.5.3/2.11.1)
es posible la
REGLA 7 DE P2/ Lo que se renovar es el contexto fsico de la vida (2.7.1/2.7.2)
---no es posible la
REGLA 8 DE P2/ El espritu del yo permanecer en el contexto fsico de la vida
(2.8.1/2.8.2/2.8.3/2.8.4/2.8.5)
es posible la
REGLA 9 DE P2/ El morir les ocurrir a los que amaron al yo (2.6.1/2.6.2)
199
Comentarios:
La separacin en dos MSPs viene exigida por la relacin de "no es posible" entre la REGLA 6 DE P1 y la Regla 8 de P2.
Si se admite la
REGLA 7 DE P1/ Partes del t nutrieron (en vida) partes del yo (1.6.6)
es posible la
REGLA 1 DE P2/ "Irse" es la metfora de "morir" (2.1.1/2.9.1)
---no es posible la
REGLA 2 DE P2/ -2/ El yo es agente del propio comportamiento (2.1.1/2.9.1)
es posible la
REGLA 3 DE P2/ -3/ El yo estar desposedo del contexto cultural de la vida (2.10.2)
es posible la
REGLA 4 DE P2/ -4/ El yo estar desposedo del contexto fsico de la vida
(2.10.1/2.10.3/2.10.4/2.10.5)
es posible la
REGLA 5 DE P2/ -5/ El yo ha sido destinatario de las emociones de otros (2.6.3)
es posible la
REGLA 6 DE P2/ Lo que permanecer es el contexto fsico de la vida
(2.2.1/2.3.1/2.3.2/2.3.3/2.3.4/2.3.5/2.4.1/2.4.2/2.5.1/2.5.2/2.5.3/2.11.1)
es posible la
REGLA 7 DE P2/ Lo que se renovar es el contexto fsico de la vida (2.7.1/2.7.2)
es posible la
REGLA 8 DE P2/ El espritu del yo permanecer en el contexto fsico de la vida
(2.8.1/2.8.2/2.8.3/2.8.4/2.8.5)
es posible la
200
REGLA 9 DE P2/ El morir les ocurrir a los que amaron al yo (2.6.1/2.6.2)
Comentarios:
La separacin en dos MSPs viene exigida por la relacin de "no es posible" entre la REGLA 7 DE P1 y la Regla 2 de P2.
Si se admite la
REGLA 8 DE P1/ El t carece de identidad de gnero (1.6.6/1.9.6)
es posible la
REGLA 1 DE P2/ "Irse" es la metfora de "morir" (2.1.1/2.9.1)
es posible la
REGLA 2 DE P2/ El yo es agente del propio comportamiento (2.1.1/2.9.1)
es posible la
REGLA 3 DE P2/ El yo estar desposedo del contexto cultural de la vida (2.10.2)
es posible la
REGLA 4 DE P2/ El yo estar desposedo del contexto fsico de la vida (2.10.1/2.10.3/2.10.4/2.10.5)
es posible la
REGLA 5 DE P2/ El yo ha sido destinatario de las emociones de otros (2.6.3)
es posible la
REGLA 6 DE P2/ Lo que permanecer es el contexto fsico de la vida
(2.2.1/2.3.1/2.3.2/2.3.3/2.3.4/2.3.5/2.4.1/2.4.2/2.5.1/2.5.2/2.5.3/2.11.1)
es posible la
REGLA 7 DE P2/ Lo que se renovar es el contexto fsico de la vida (2.7.1/2.7.2)
es posible la
REGLA 8 DE P2/ El espritu del yo permanecer en el contexto fsico de la vida
(2.8.1/2.8.2/2.8.3/2.8.4/2.8.5)
es posible la
REGLA 9 DE P2/ El morir les ocurrir a los que amaron al yo (2.6.1/2.6.2)
Comentarios:
201
No es necesaria la separacin en dos MSPs, en funcin de la relacin de "es posible" entre la REGLA 8 DE P1 y la totalidad
de las Reglas de P2.
Si se admite la
REGLA 9 DE P1/ Ellos son los que construirn el contexto simblico de la muerte (1.3.1/1.3.2/1.3.3)
es posible la
REGLA 1 DE P2/ "Irse" es la metfora de "morir" (2.1.1/2.9.1)
es posible la
REGLA 2 DE P2/ El yo es agente del propio comportamiento (2.1.1/2.9.1)
es posible la
REGLA 3 DE P2/ El yo estar desposedo del contexto cultural de la vida (2.10.2)
es posible la
REGLA 4 DE P2/ El yo estar desposedo del contexto fsico de la vida (2.10.1/2.10.3/2.10.4/2.10.5)
es posible la
REGLA 5 DE P2/ El yo ha sido destinatario de las emociones de otros (2.6.3)
es posible la
REGLA 6 DE P2/ Lo que permanecer es el contexto fsico de la vida
(2.2.1/2.3.1/2.3.2/2.3.3/2.3.4/2.3.5/2.4.1/2.4.2/2.5.1/2.5.2/2.5.3/2.11.1)
es posible la
REGLA 7 DE P2/ Lo que se renovar es el contexto fsico de la vida (2.7.1/2.7.2)
es posible la
REGLA 8 DE P2/ El espritu del yo permanecer en el contexto fsico de la vida
(2.8.1/2.8.2/2.8.3/2.8.4/2.8.5)
es posible la
202
REGLA 9 DE P2/ El morir les ocurrir a los que amaron al yo (2.6.1/2.6.2)
Comentarios:
No es necesaria la separacin en dos MSPs, en funcin de la relacin de "es posible" entre la REGLA 9 DE P1 y la totalidad
de las Reglas de P2.
Si se admite la
REGLA 10 DE P1/ Esto (la vida) es lo que acabar (1.5.1)
---no es posible la
REGLA 1 DE P2/ "Irse" es la metfora de "morir" (2.1.1/2.9.1)
se posible la
REGLA 2 DE P2/ El yo es agente del propio comportamiento (2.1.1/2.9.1)
se posible la
REGLA 3 DE P2/ El yo estar desposedo del contexto cultural de la vida (2.10.2)
se posible la
REGLA 4 DE P2/ El yo estar desposedo del contexto fsico de la vida (2.10.1/2.10.3/2.10.4/2.10.5)
se posible la
REGLA 5 DE P2/ El yo ha sido destinatario de las emociones de otros (2.6.3)
---no es posible la
REGLA 6 DE P2/ Lo que permanecer es el contexto fsico de la vida
(2.2.1/2.3.1/2.3.2/2.3.3/2.3.4/2.3.5/2.4.1/2.4.2/2.5.1/2.5.2/2.5.3/2.11.1)
---no es posible la
REGLA 7 DE P2/ Lo que se renovar es el contexto fsico de la vida (2.7.1/2.7.2)
---no es posible la
REGLA 8 DE P2/ El espritu del yo permanecer en el contexto fsico de la vida
(2.8.1/2.8.2/2.8.3/2.8.4/2.8.5)
es posible la
REGLA 9 DE P2/ El morir les ocurrir a los que amaron al yo (2.6.1/2.6.2)
Comentarios:
203
La separacin en dos MSPs viene exigida por la relacin de "no es posible" entre la REGLA 10 DE P1 y las Reglas 1, 6, 7 y 8
de P2.
Hay dos puntos cuya elaboracin considero que es, todava, poco rigurosa. Se trata de la formulacin de las reglas y de las
categoras relacionales que pueden establecerse entre ellas.
Sobre estas ltimas, las categoras relacionales, creo que conviene pensarlas a partir de la operacin de accesibilidad. Para
ello, conviene diferenciar entre enunciados (en este caso, reglas) textuales y enunciados (o reglas) interpretacionales. En
principio, a cualquiera de los dos poemas se le puede atribuir el carcter de textual, con tal de que al otro se lo considere como
interpretacional. Dado el orden del anlisis efectuado, opto por considerar al poema de Gelman como textual y al de J. R.
Jimnez como interpretacional. La comprensin de la operacin de accesibilidad requiere aceptar (provisionalmente) que las
reglas construidas a partir de las definiciones contextuales surgidas del poema de J. R. Jimnez pueden considerarse
interpretaciones posibles de cada una de las reglas construidas a partir de las definiciones contextuales surgidas del poema de
Gelman. Esto, como puede observarse, no se da en todos los casos.
El anlisis seguira con la verificacin de los caracteres de CONSISTENCIA, COMPLETITUD Y DECIDIBILIDAD de cada uno
de los MSPs de los POEMAS 1 y 2 (y el desarrollo puede continuar; a efectos ejemplificativos, me detengo aqu).
Notas
1
Sera absurdo modificar la consciente ortografa de J. R. Jimnez
2
Prefiero hablar de "antagonismo" ms que de "contradiccin", ya que esta ltima categora requiere incluir a los enunciados en
estudio en la oposicin binaria: afirmacin/negacin y, por tanto, no podrn ser ambos verdaderos ni ambos falsos. Entiendo por
"antagnico" aquel enunciado cuya fuerza (semntica) se opone a la de otro enunciado, si se pretendiera considerarlos como
integrantes de un mismo sistema, con lo que se rompera la pretendida unidad (ver Brandt, Per Aage, 1989: 152). Por tanto, dos o
ms enunciados que puedan considerarse antagnicos entre s no pueden incluirse en un mismo MSP; tal sera lo que ocurre con
los PARES 1, 2, 3 y 10.
204
III
SEMITICA ICNICA
205
11 LA(S) SEMITICA(S) DE LA IMAGEN VISUAL*
11.1 Introduccin
Para intentar una construccin rigurosa de una semitica de la imagen visual o, quiz con mayor precisin, de las diversas
semiticas posibles a partir de la imagen visual, puede comenzarse esbozando las relaciones que constituiran el signo especfico
de dicha semitica o de cada una de dichas semiticas, en cuanto particularizacin del correspondiente signo de la semitica
general. Para ello utilizar un repertorio de operaciones cognitivas vinculadas, muy prximamente pero sin dogmatismos, a la
semitica peirceana.
Como primer acercamiento, es necesario ubicarse en el mbito de las percepciones visuales. Mi trabajo pone especial cuidado
en diferenciar a la semitica de la imagen visual respecto de la semitica del habla o de la lengua o, tambin, respecto de
cualquier otro tipo de semitica particular que no sea la visual. As pues, quedarn excluidas de este trabajo las reflexiones
pertinentes a otras percepciones que no sean visuales y se desarrollarn, por el contrario, reflexiones que pretendern ser
especficas, exclusivamente, a la problemtica de la percepcin visual. Esto tampoco implica aislar lo visual, ya que, como
cualquier otra semiosis, requiere de las restantes, vigentes en determinado momento de determinada sociedad, para su
interpretacin.1
Pero no es suficiente con esta ubicacin centrada en la percepcin visual. Para que una percepcin visual (el algo peirceano;
2.228) sea el objeto de estudio de una semitica, se requiere que cumpla con un conjunto de condiciones necesarias para su
caracterizacin como signo. De lo contrario, la percepcin se limitara a tener las cualidades informativas que D. Marr (1982: 3)
le atribuye a la visin: saber qu hay dnde, mirando (to know what is where by looking); mientras que, al incluirla en una
semitica, o sea, al modificar la percepcin en cuanto signo2, se le atribuye, fundamentalmente, la cualidad de suscitar en una
mente la posibilidad de que se la considere como sustituyente de otra forma que no es la que se est percibiendo.
As, la aproximacin a una definicin de signo, correspondiente, de modo todava general, a una semitica de la imagen
visual, puede formularse del siguiente modo:
(algo -something) una propuesta de percepcin visual,
(que est en alguna relacin -which stands... in some respect or capacity) considerada como representacin,
(por algo -...for something) destinada a la configuracin de una forma,
(para alguien -to somebody) para su valoracin por el perceptor ([22] Figura 1).
A este tipo de percepcin visual lo designar imagen material visual. Esta exigencia de que la imagen sea material se
refiere a la necesidad de un soporte fsico, para admitirla como punto de partida de un anlisis semitico, sin diferenciar, al
menos por el momento, entre las distintas calidades de tal soporte fsico: tela, papel, pantalla, etc., ni entre los diversos sistemas
de produccin de la imagen: pintura al leo, fotografa, pixels, etc. Pretendo, en cambio, dejar establecida la diferencia de estas
imgenes materiales visuales, tanto respecto de las imgenes perceptuales como de las imgenes mentales. Las imgenes
perceptuales o visuales son una clase de imgenes sensoriales, teniendo en cuenta que una experiencia sensorial primaria es un
acontecimiento cognitivo evocado directamente por la estimulacin de un rgano sensorial (A primary sensory experience is a
cognitive event evoked directly by the stimulation of a sensory organ, R. W. Langacker, 1987: 111). De modo semejante,
Kosslyn se refiere al procesamiento visual de bajo nivel en cuanto , se gua exclusivamente por el input de los estmulos (is
driven purely by stimulus input, 1996: 53).
206
[22] Figura 1: [9 canales trabajando en paralelo]
En lo que respecta a las imgenes mentales, su existencia ha sido reiteradamente negada o se las ha considerado, en especial
por Pylyshyn (1973), como epifenmenos que tendran poca o ninguna utilidad para el clculo, incluso en el caso de que
pudieran tomarse en cuenta desde un punto de vista calculatorio (depictive images would have little or no computational
utility, even if they were computationally tractable, citado en S. M. Kosslyn, 1996: 404) o como una metfora originaria que
anticipa el concepto de representacin (E. Mac Cormac & M. I. Stamenov, 1996: 19), hasta estabilizarse el concepto de que las
imgenes son representaciones internas que reemplazan a (re-presentan) los correspondientes objetos (images are internal
representations that stand in for (re-present) the corresponding objects, Kosslyn, 1996: 3) .3 Uno de los argumentos utilizados
para confirmar la existencia de tales imgenes mentales, proviene de la experiencia realizada por Shepard y Metzler (en D. Marr,
1982: 10-11) acerca de la rotacin mental de ciertas imgenes y del tiempo requerido para efectuarla. Proponen dos lneas de
objetos [23], pareciendo, en principio, que la diferencia entre la superior y la inferior es una mera cuestin de rotacin
tridimensional asociada o no a su reflejo; no obstante, esto no se cumple en uno de los casos. Determinar cul sea ese caso, es la
tarea que por el tiempo que insume descubrirlo, as como por la rotacin imaginaria que debe imprimirle el observador a la
207
imagen material percibida, probara la existencia de las imgenes mentales, sin ser suficiente su mera remisin a enunciados
proposicionales en el lenguaje de la mente (mentalese, Jerry A. Fodor, 1984).
[23]
Frente a estas dos clases de imgenes, las imgenes materiales son un objeto ms del mundo exterior que puede ser percibido
y que, por tanto, como todos los restantes objetos del mundo, puede dar lugar a una o mltiples imgenes perceptuales y puede
almacenarse y transformarse en la memoria visual como una o mltiples imgenes mentales. La diferencia respecto a los
restantes objetos del mundo consiste en la caracterstica, sealada en su anterior definicin, acerca de su capacidad para que un
eventual perceptor considere a dicha imagen material como una representacin, destinada a la configuracin de una forma, para
su valoracin. En cambio, el perceptor considera a la percepcin de los restantes objetos del mundo como informacin visual
destinada a organizar algn tipo de comportamiento.
La vinculacin entre las caractersticas de la imagen material visual y los procesos simblicos que se cumplen en el sistema
visual es fuerte, como ya la advirti D. Marr: El punto que quiero establecer es que, a partir de nuestra habilidad para interpretar
determinadas clases de dibujos, podemos inferir con cierta consistencia que deben existir determinadas clases de procesos
simblicos en nuestros sistemas visuales (The point I wish to make is that from our ability to interpret certain kinds of
drawings, we can infer with some confidence that certain kinds of symbolic processes must exist in our visual systems; D. Marr,
1976: 653); slo que, adems, aqu me interesa explorar la validez posible y, eventualmente, aplicar la proposicin inversa, segn
la cual dados ciertos procesos neurolgicos y simblicos inherentes a nuestro sistema visual, es posible conocer cmo opera el
proceso de interpretacin de las imgenes materiales visuales.
11.2 Identificacin
Pero ya advert que la consideracin unitaria de una semitica de la imagen visual no daba cuenta de las diversas
posibilidades, ni de las distintas exigencias, abarcadas bajo la expresin de imagen material visual. Esta, en efecto, puede estar
construida para mostrar (1) cualidades o (2) existentes o (3) normas o (4) la combinatoria de dos o tres de estos aspectos, lo cual,
con mayor o menor presencia de uno u otro, es lo habitual. En sus propuestas puras o meramente predominantes, las imgenes
visuales se distribuyen, aproximadamente, entre las tres variedades a las que se pueden aplicar las denominaciones que genera
Peirce de: cualisignos icnicos (la forma de las cualidades), sinsignos icnicos (la forma de los existentes) y legisignos
icnicos (la forma de las normas; 2.254, 2.255 y 2.258). Pero me interesa destacar algunos aspectos que especifican estas tres
clases de imgenes materiales visuales, en cuanto modos posibles de presentacin (Modes of possible Presentation; 8.347)
aun cuando no coinciden especficamente con la propuesta peirceana.
11.2.1 Imagen material visual plstica
208
Entiendo, en este trabajo, por cualisigno icnico a una imagen material visual que muestre puras cualidades visuales, ya
correspondan a color, a textura o a forma, sin que, en ninguno de estos casos, remita a algn existente o a norma alguna. Ms
adelante podr decir, pese a su carcter negativo, que la condicin es que no configuren ningn atractor existencial ni simblico.
Pero s necesita configurar algn atractor (lo que es inherente a toda imagen perceptual), que, en este caso, ser abstractivo o
signo de abstraccin, (abstracciones tales como color, masa, blancura, etc.; abstractives such as Color, Mass, Whiteness,
etc.; Peirce, 8.366), para conservar su carcter representativo. Se supone, en este caso, que el productor propone una
percepcin visual y que el intrprete percibe una propuesta visual cuya nica relacin de representacin se establece respecto
de determinadas sensaciones subjetivas o qualia en cuanto posibles propiedades de la experiencia [en nuestro caso, visual]
consciente (properties of conscious experience; aun cuando, como veremos, negadas por D. C. Dennett, en A. I. Goldman
(Ed.), 1993: 381).4 Cuidando de no permitir cierto margen al equvoco, se corresponde con lo que se ha llamado signo
plstico, entre otros, en los trabajos del Grupo , donde, al margen de lo que se entiende por arte no-figurativo en el transcurso
del siglo XX, se citan como ejemplos los emplomados de los vitraux cistercienses, los trazos de las ilustraciones irlandesas, los
trabajos femeninos de pasamanera, etc. (les plombs des vitraux cisterciens, les entrelacs des enluminures irlandaises, los
ouvrages de dames en macram, etc.; 1992: 186).
11.2.2 Imagen material visual figurativa
Entiendo, en este trabajo, por sinsigno icnico a una imagen material visual que muestre una concreta analoga con un
existente, lo que enfatiza Peirce: donde la slaba sin se toma como significando ser el nico, como en singular, simple, en latn
semel, etc. (where the syllable sin is taken as meaning being only once as in single, simple, Latin semel, etc.; 2.245, y
tambin, de modo semejante, en 8.334). El problema central de esta clase de imgenes se sita en un mbito conceptual afn al
cognitivamente conocido como reconocimiento de objetos, con la particularidad de que estas imgenes proponen el
reconocimiento de objetos a travs de su representacin, lo que da origen la problema conocido como iconicidad (Santaella &
Nth, 1998: 39ss). En general, ofrecen la apariencia de imgenes perceptuales, hasta el punto de poder proponerse como trompe
oeil, en los casos en que simula verse el objeto no como representado sino como efectivamente existente. La construccin de
estas imgenes materiales est destinada a provocar, en el intrprete, la operacin de configurar un atractor existencial, con las
componentes dinmicas que posea almacenadas en su memoria visual. La calidad del existente, no obstante, puede ser
imaginaria, con todas las posiciones intermedias del gradiente que distancie a la imagen material visual de la realidad, o sea, de
la efectiva imagen perceptual tal como se la ha aprendido a construir filogentica (Hoffman, 1998: 71) y socialmente. Se supone,
en este caso, a diferencia del anterior cualisigno icnico, que el productor propone una percepcin visual y que el intrprete
percibe una propuesta visual cuya fundamental relacin de representacin se establece como sustituto de la imagen
perceptual que hubiera sido el resultado, en la retina, de una efectiva percepcin o de una percepcin posible y an imposible
pero imaginable. As, la imagen material visual que puede designarse sinsigno icnico participa de la imagen perceptual, en
cuanto el intrprete efecta una efectiva percepcin (del objeto imagen material), y participa tambin de la imagen mental, en
cuanto representacin no determinada por el mundo exterior sino neurolgica y culturalmente construida como interpretacin
(mendaz, segn D. D. Hoffman, 1998: 18) de la propuesta visual, sin ser, no obstante, ninguna de las dos. El productor finge la
efectiva presencia de un objeto que se estara percibiendo, sea ste real o imaginario. Esta presencia fingida exige la actualizacin
de determinadas cualidades del existente (segn, como veremos, su correspondiente registro mnemnico), por lo que el sinsigno
icnico necesita del cualisigno icnico (Peirce, 2.245). Se corresponde, a grandes rasgos, con lo que se denomina imagen
figurativa y con uno de los usos ms genricos y banales del trmino cono.
5
11.2.3 Imagen material visual conceptual
En tercer trmino, entiendo, en este trabajo, por legisigno icnico a una imagen material visual que muestre la forma de
determinadas relaciones ya normadas en determinado momento de determinada sociedad. Estas formas son rplicas de aquellas
leyes o normas, de tal modo que no seran significativas si no fuera por la ley que las constituye en tales (nor would the
Replica be significant if it were not for the law wich renders it so; Peirce, 2.246). La norma o ley que permite desentraar su
carcter representativo, o sea, saber qu formas se estn configurando de modo que pueda evocarlas quien las percibe, preexiste
en la sociedad, y la imagen material visual, al utilizar determinadas cualidades formales preestablecidas, actualiza, en la memoria
visual del intrprete, el atractor simblico que se corresponde con tales normas o leyes. Peirce desarroll una de las partes ms
importantes de su obra: Existential Graphs (al menos, una que l estim tanto como para aadirle, como epgrafe, la expresin
My chef doeuvre) de modo que constituyera una clara propuesta icnica representativa de determinadas leyes de su lgica
simblica: Un grafo lgico es un grafo que representa las relaciones lgicas icnicamente, constituyendo una ayuda al anlisis
lgico (A logical graph is a graph representing logical relations iconically, so as to be an aid to logical analysis; 4.420). Cada
uno de tales grafos constituye un legisigno icnico en su ms estricto sentido
6
.
209
En este caso, el productor propone una percepcin visual y el intrprete percibe una propuesta visual cuya relacin de
representacin consiste en la actualizacin de los rasgos socialmente asignados para la comunicacin de determinadas
estructuras y procesos conceptuales o hbitos y valores ideolgicos. En definitiva, no hay pura experiencia perceptual, como es
el caso de los cualisignos icnicos, ni analoga existencial, como es el caso de los sinsignos icnicos, que sean suficientes para
comprender el carcter representativo de la imagen material visual que se designa como legisigno icnico. Para llegar a
comprenderlo se requiere adems y predominantemente el conocimiento de determinada convencin y de aquellas leyes o
normas que la actualizan en la configuracin propuesta. Esto reafirma el carcter simblico o conceptual de estas imgenes
materiales visuales y su dependencia de un determinado sistema interpretativo, temporal y/o espacialmente delimitado.
Modificado el sistema cultural vigente de interpretacin, la misma imagen material (que, no obstante, ya no es la misma)
provoca, en el intrprete, un comportamiento cognitivo que se corresponde con otra semitica. La imaginera religiosa, en la baja
edad media, tena una cualidad predominante de legisigno icnico, ya que formas y colores estaban codificados y respondan a
normas precisas. Para el intrprete actual, perdidos o mayoritariamente desconocidos aquellos cdigos, las mismas obras han
pasado a ser contempladas, predominantemente, como sinsignos icnicos.
11.2.4 Imagen material visual por combinatoria de las anteriores
Las tres clases de imgenes materiales visuales cuya diferencia y especificidad acabo de esbozar se presentan, en la prctica,
como combinatoria y predominio de unas respecto de las otras y/o, tambin, pasando de ser consideradas como unas a ser
consideradas como las otras, segn la vigencia de estructuras diferentes en diferentes tiempos y/o en diferentes sistemas sociales.
O sea, podr afirmarse que, en determinado momento de determinada sociedad, determinada imagen material visual es
predominantemente, por ejemplo, un sinsigno icnico, pero su anlisis mostrar que incorpora aspectos de cualisigno icnico que
son indispensables para su configuracin y que incluye entre sus propuestas visuales aspectos de legisignos icnicos que
provienen de simbolizaciones vigentes en el mbito social en el que circula. Y lo mismo ocurre cuando predomina alguna de las
otras dos clases de imgenes materiales visuales.
No obstante, al menos en el espacio de esta triple divisin, cada clase de imagen material resulta interpretada por la mente de
su perceptor mediante la activacin de operaciones cognitivas diferentes. Esto motiva la necesidad de desarrollar semiticas
especficas y diferentes para cada clase de imagen material visual.
11.3 Reconocimiento
En el punto 1, relativo a la calidad representativa de la imagen material visual, se establecieron las variantes perceptuales
que activaran las correspondientes operaciones mentales, cada una de ellas conducente a una identificacin especfica. Ahora, en
este punto relativo a los componentes que intervienen en la configuracin de determinada forma, se establecern las entidades
que irn asocindose hasta actualizar, en la memoria de un perceptor, el atractor correspondiente, por aceptacin del cual se
producir el reconocimiento que satisfaga la calidad representativa de la imagen material visual.
Segn esto, la produccin de una imagen material visual est destinada a configurar, en la mente del intrprete, una forma.
Esta tarea de configuracin se cumplir mediante operaciones cognitivas especficas y diferenciales, segn que las propuestas
perceptuales seleccionadas por su productor consistan en cualidades, existentes o normas.
El objeto o fundamento de esta imagen material visual (el por algo peirceano; 2.228) consiste en aquello que est
efectivamente representado por ella. Pero, por una parte, el proceso de tal representacin habr de cumplirse mediante alguna o
varias de las operaciones de reconocimiento puestas en funcionamiento segn sea la construccin plstica, figurativa o
conceptual que se realice sobre la imagen material visual; y, por otra parte, lo que se obtiene como efectivamente representado en
tales imgenes no debe confundirse con objeto real alguno. En el caso, mucho ms abstracto, del lenguaje verbal y pese a la
insistencia positivista, est adecuadamente argumentado que lo que la tradicin filosfica llama la referencia de la palabra [...]
no concierne a la contraparte mundo-real del concepto sino a las representaciones mentales vinculadas al concepto segn las
modalidades perceptuales y motrices (what the philosophical tradition calls the reference of the word [...] it concerns not the
real-world counterpart of the concept but the mental representations linked to the concept in the perceptual and motor
modalities; R. Jackendoff, 1993: 56). La eficacia configuradora de la imagen material visual, en cuanto resultado de la
aplicacin de las operaciones de reconocimiento a la propuesta perceptual, tampoco remite a determinadas formas del mundo
real, sino a determinadas representaciones mentales, archivadas en la memoria visual, para las que utilizar el nombre de
atractores. ste es el mbito existencial 7 en el que se encuentra el objeto o fundamento de la imagen material visual: la
memoria visual.8 Lo que la mente del intrprete configura, a partir de la propuesta consistente en la imagen material visual, es
una forma respecto de la cual tratar de encontrar la efectiva imagen mental mnemnica que, con mayor semejanza, resulte
210
activada por la percepcin de aquella imagen material; y, a su vez, la disponibilidad de determinadas imgenes mentales
mnemnicas conducirn a que, en la percepcin, se construya determinada y no otra configuracin. La coincidencia de las redes
corticales de la percepcin y de la memoria ha conducido a su inclusin en un conjunto al que se designa como memoria
perceptual (J. M. Fuster, 1995: 114), mbito de pertenencia del atractor en el que se articulan percepcin y memoria, lo que
tambin permite afirmar que los mecanismos de la percepcin visual de alto nivel se utilizan tambin en la imaginera visual
mental (the mechanisms of high-level visual perception are also used in visual mental imagery; Kosslyn, 1996: 285).
Denomino, en general, atractor a un conjunto de formas, que, en un momento dado, ya est organizado, con cierta
constancia, en una imagen mental (sin que corresponda evaluar lo correcto o incorrecto de tal organizacin, sino su vigencia o
falta de vigencia, dejando lugar a las plurales variaciones culturales), cuya relativa reiteracin o constriccin psicolgica u
operacin voluntaria de fijacin (J. M. Fuster, 1995: 101) ocasiona su permanencia en la memoria, y que, por tanto, se
encuentra disponible para contrastarse con un determinado conjunto de formas ocasionalmente percibido, permitiendo
identificar (o no) a este ltimo como una de sus variantes posibles.
Denomino, en particular, atractor de una imagen material visual a un conjunto de formas, que, en un momento dado, ya
est organizado, con cierta constancia, en una imagen mental almacenada en la memoria visual, la cual se actualiza o no por su
correspondencia o falta de correspondencia con la configuracin que el perceptor efecta a partir de dicha imagen material
visual propuesta.
Lo que fundamenta la necesidad de considerar un conjunto plural de semiticas de la imagen visual, en vez de tratarlas de
forma unitaria, son las diferentes clases de operaciones que resultan exigidas por las diversas materias primas perceptuales
(cualisignos, sinsignos, legisignos), para la recuperacin del atractor correspondiente.
11.3.1 Propuestas perceptuales normadas o conceptuales: atractor simblico
Hablar de tipos como formas cuya configuracin responde a determinadas exigencias taxativamente normadas, tiene, en
una semitica de la imagen visual, un espacio conceptual sumamente acotado y especfico. Slo si se trata de legisignos icnicos,
o sea, de una seleccin de elementos perceptuales socialmente normados, los atractores simblicos (en cuanto exclusivamente
constituidos a partir de una convencin o acuerdo establecido en un determinado sector social; we do find symbol early and
often used to mean a convention or contract, dir Peirce: 2.297) posedos por el intrprete y que intervienen en el
reconocimiento de cada una de las figuras que se proponen a la percepcin visual pueden considerarse organizados en un sistema
y, por tanto, tendrn el carcter de tipos. Esto sin perjuicio de que, en la actualidad, la extensin del universo de tales legisignos
icnicos sea grande y creciente. Tal es el caso, por ejemplo, de las palabras de un texto escrito, las relaciones de conexin y
distribucin visual de un diagrama, los pictogramas que organizan la circulacin pblica o la seguridad de los pasajeros en las
aeronaves o la orientacin pblica en las exposiciones internacionales y en la celebracin de juegos olmpicos, etc., etc. (ver O.
Aicher & M. Krampen, 1979). Estos y su sistema pertinente preexisten, como estereotipos preconfigurados, en el mbito social
al que pertenece el intrprete. En estos casos, las propuestas de la imagen material visual tienen una libertad de variacin
relativamente acotada, debiendo adecuarse a las caractersticas con que circulan socialmente tales percepciones (o sea, a la
estructura de cada una de las formas de los smbolos constitutivos de esta clase de imgenes materiales visuales). Del mismo
modo, las configuraciones que puede organizar el perceptor estn tambin sometidas a las caractersticas del registro o sistema
con que las organiza en su memoria visual, conforme a pautas sociales aprendidas. Este atractor, por tanto, sera una forma
cannica que slo admitira mnimas posibilidades de variacin. Con este enfoque, ciertas propuestas como las de los geones de
I. Biederman (1995: 12ss), el esquema codon propuesto por Hoffman y Richards (citado en S. Ullman, 1996: 27 y ver, tambin,
en D. D. Hoffman, 1998: 84 y 89 las reglas de pliegues cncavos y mnima, que segmenta la imagen usando este criterio, sin
mencionar el trmino codon) e, incluso, el catlogo de los modelos 3D de D. Marr (1982: 318), seran ms adecuadas para
configurar estos atractores que estamos denominando simblicos, que para el objetivo inicialmente propuesto por estos autores
consistente en configurar las formas de los objetos del mundo. Los esquemas propuestos por estos autores, han estereotipado las
formas del mundo, perdiendo o, al menos, debilitando el carcter figurativo y transformndose o, al menos, fortaleciendo su
carcter simblico; por ello, su notable semejanza con los pictogramas actualmente vigentes.
Una caracterstica, quiz la fundamental, de los atractores simblicos correspondientes a estas propuestas perceptuales
normadas consiste en estar constituidos, en lo necesario, por una cantidad mnima de partes. Dinmicamente, el atractor se
actualiza en base a las operaciones de reconocimiento mediante las que se determinarn los componentes perceptuales de
estructura-sostn y morfologa (Ctedra Fontana, 1996: 40) que constituyen los componentes analtico-constructivos de estas
imgenes. O sea, la tarea constructiva deber actualizar y proponer a la percepcin la estructura-sostn capaz de generar la
imagen conceptual correspondiente y, a partir de ella, podr introducir las transformaciones posibles sin llegar a destruir dicha
estructura-sostn. Tal el caso, por ejemplo, de las letras miniadas de los cdices medievales, en las que la riqueza del arabesco o
211
del paisaje entrevisto no impiden la recuperacin de la estructura bsica de la letra en cuestin. Por su parte, la tarea analtica
deber actualizar y reconocer, tras las transformaciones inmediatamente evidentes, la estructura-sostn normativa, socialmente
aprendida, que avala su carcter simblico.
11.3.2 Propuestas perceptuales existenciales o figurativas: atractor existencial
Si se trata de una seleccin de elementos perceptuales existenciales, los correspondientes atractores existenciales no estn
organizados en sistema o sistemas, o sea, no ostentan el carcter de tipos, sino que constituyen imgenes de transformacin
dinmica, en base a polos diferenciales y espacios intermedios de posibilidad de reconocimiento. Los tipos tienen que ver con el
conocimiento y, en su devenir histrico, con determinado estado del sistema en el que se incluyen y que corresponde a la verdad
de ese momento de esa sociedad. Los atractores existenciales tienen que ver con el reconocimiento, que se produce con
independencia de su verdad o falsedad y slo tiene en cuenta la vigencia de determinado tipo de discurso (visual, en este caso) en
determinado momento de determinada sociedad. El ejemplo correspondiente a este tipo de imgenes materiales visuales lo
constituye cualquier representacin de las denominadas figurativas, basadas en procesos de reconocimiento analgico (Fig. 3)
y la explicacin de las caractersticas, plenitud o limitaciones de cuya semejanza ha dado lugar a la polmica sobre la iconicidad
que U. Eco describe y respecto de la cual toma posicin (entre otros textos, en 1977: 325ss y 1999: 391ss; tambin Groupe ,
1992: 124ss; G. Sonneson, 1989: 220ss)
Dinmicamente, el atractor se actualiza en base a las operaciones de reconocimiento que determinarn las marcas, los ejes y
los contornos de oclusin, en cuanto componentes perceptuales mediante cuyo agrupamiento interior y/o exterior se ir
configurando la forma, hasta que se concrete el atractor. Nocionalmente, me aproxim a este tema en un trabajo anterior (J.
Magarios de Morentin, 1999a).
Las marcas, para el Grupo , son entidades que se encuentran fuera del lmite a partir del cual el significante se articula en
determinantes,
ms all de ese lmite, las entidades correspondientes a los tipos dejan de articularse en subentidades
correspondientes a los tipos subordinados. Sin embargo, es posible describirlas como el resultado de la articulacin de
manifestaciones icnicas complejas. Llamamos marcas a esas manifestaciones. Se definen por la falta de correspondencia
con un tipo; frente a esto ltimo, preferira decir que se definen por su incapacidad para determinar un atractor (Au-del
de cette limite, les entits correspondant des types cessent de sarticuler en sous-entits correspondant des types
subordonns. Il est cependant possible de les dcrire comme le rsultat de larticulation de manifestations iconiques
complexes. Nous nommons marques ces manifestations. Elles se dfinissent par labsence de correspondance avec un
type: 1992: 151).
El concepto de marca conserva toda su importancia en la semitica figurativa que intento desarrollar, especialmente
atendiendo a su aspecto operativo, con la sola condicin de transformar lo que el Grupo m dice acerca de su articulacin o falta
de articulacin respecto de un tipo, en su capacidad constructiva respecto de un atractor, pudiendo definirse, desde una semitica
cognitiva, tal marca como la mayor porcin de imagen cuya percepcin todava no actualiza un atractor existencial. Por
supuesto que no se trata de un mero cambio terminolgico, sino que el rechazo de la designacin tipo est excluyendo del
repertorio de formas mnemnicas a las constituidas por conjuntos de rasgos normales y relativamente invariables, que acot al
mbito de una semitica simblica; as como la opcin por la designacin atractor est suponiendo que el correspondiente
repertorio de formas mnemnicas no est constituido por unidades perceptuales discretas, sino por zonas de variacin
identificables en un continuum de transformaciones. Los lmites de admisibilidad de tal variacin vienen establecidos por la
vigencia espacial y/o temporal de los hbitos sociales de percepcin (los discursos visuales vigentes).
Los ejes (D. Marr, 1982: 296ss) constituyen uno de los aspectos de la representacin visual de la forma de un objeto (por lo
que los ejes se establecen respecto de la figura) que es fundamental para la tarea de su reconocimiento y diferenciacin. La
informacin proporcionada por los ejes proviene de la tarea de establecer su disposicin espacial (distribucin de los ejes
componentes, especificando sus ngulos de inclinacin, a lo largo del eje principal; D. Marr, 1982: 318, 323), orientacin y
tamao relativo. Para Marr, un sistema cannico de coordenadas centrado en el objeto debe basarse en ejes [cannicos]
determinados por las caractersticas geomtricas sobresalientes de la forma [...]. Los ejes naturales de una forma pueden definirse
por alargamiento, simetra o incluso movimiento (p.e., el eje de rotacin), de modo que el sistema de coordenadas para una
salchicha se definira por su eje principal y la direccin de su curvatura, mientras que el de un rostro por su eje de simetra
(must be based on axes determined by salient geometrical characteristics of the shape [...] A shapes natural axes may be
defined by elongation, symmetry or even motion (e.g. the axis of rotation), so that the coordinate system for a sausage should be
defined by its major axis and the direction of its curvature, and that of a face by its axis of symmetry; 1978: 276).
212
El nico distanciamiento que, aqu, planteo respecto de la propuesta de Marr consiste en evitar la consideracin cannica,
tanto de los ejes en particular como de un pretendido sistema de coordenadas. En este trabajo y, especialmente, atendiendo a su
operatividad, defino los ejes (toda figura posee ms de uno) como el conjunto de lneas que puede trazarse articulando los
diversos atractores que componen a la imagen en estudio, articulacin que admite variaciones en mrgenes relativamente
amplios. De este conjunto de lneas, una ser su eje principal y las restantes sern los ejes componentes o subcomponentes, de
cuya interrelacin podr establecerse la disposicin espacial de la imagen como totalidad, la orientacin de esa imagen total y la
de cada una de sus partes en relacin al eje principal, as como el tamao relativo de cada uno de los ejes componentes, tanto
entre s como respecto de la figura global. Esto le permite construir inequvocas (para nuestra cultura) representaciones de
diversas formas de animales mediante limpiadores de pipa, doblados, enrollados, enganchados, cortados, etc. (1982: 299). Los
ejes permiten pasar del reconocimiento de las partes al reconocimiento de las figuras o, en trminos de D. D. Hoffman: Para
construir objetos, se necesita construir partes. Pero tambin se necesita [...] ensamblar esas partes en relaciones espaciales
coherentes (To construct objects we must construct parts. But we must also [...] assemble these parts in coherent spatial
relationships, 1998: 104).
Otro aspecto es la representacin de los contornos de oclusin, sin que con ello se agoten las operaciones cognitivas
involucradas en dicho reconocimiento, pero que, junto con las marcas y los ejes, proporcionan una carga de informacin eficaz y
aceptable. Marr define los contornos de oclusin simplemente como un contorno que marca una discontinuidad en la
profundidad y que se corresponde habitualmente con la silueta de un objeto visto en una proyeccin bidimensional (is simply a
contour that makes a discontinuity in depth, and it usually corresponds to the silhouette of an object as seen in two-dimensional
projection; D. Marr, 1982: 218).
El reconocimiento de los contornos de oclusin est ntimamente vinculado con la percepcin del movimiento. En efecto, el
reconocimiento de objetos es, en principio, el resultado de la permanente movilidad de la actividad de mirar. Ante la mirada,
nada permanece esttico: se mueve el objeto visto y/o se mueve la mirada. El elemento ficcional bsico de las imgenes
materiales visuales fijas es su inmovilidad. Cada objeto visto, en este perpetuum mobile, es percibido como una superficie de
oclusin recortndose sobre otra superficie de oclusin. La prueba de la autonoma del objeto y, por tanto, su posibilidad de
reconocimiento, es que una superficie de oclusin se desplaza sobre otra superficie de oclusin. Esto elimina la carga de
subjetividad que Marr le atribuye a la forma (de los objetos) y que ha constituido la crtica fundamental contra las hiptesis de la
Gestalt. El movimiento registrado visualmente es el origen del reconocimiento de las formas del objeto y, en consecuencia, por la
representacin de las correspondientes superficies de oclusin mediante las lneas que delimitan sus bordes, es el origen del
reconocimiento de las imgenes estticas (fotografas, cuadros, esculturas) y dinmicas (TV, cine) que representan a determinado
objeto. El contorno oclusivo es previo (sin poder afirmar si, adems, es un primitivo), siendo la lnea un elemento disponible para
su representacin. Por supuesto, en esta operacin, no hay un anlisis hacia el interior de la superficie de oclusin (que estar a
cargo del reconocimiento de las marcas y los ejes constitutivos), sino una mera y elemental posibilidad de reconocer un atractor a
partir del reconocimiento de sus bordes. Lo que agrega el movimiento es su percepcin como totalidad (el desplazamiento, por
delante de otras superficies indiferenciadas, de un borde continuo y cerrado sobre s mismo) y la posible percepcin de la
totalidad de sus formas (el conjunto cambiante de las superficies de oclusin generadas por el borde al girar el objeto, efectiva o
virtualmente, sobre sus diversos ejes posibles). Todo esto tiene una cierta vinculacin con las experiencias sobre rotacin mental
de Shepard & Metzler (ver, por ejemplo, en D. Marr, 1982: 11 y en R. Jackendoff, 1987: 179ss), pero estas ltimas estn
orientadas a comprobar un efecto en mbitos relativamente diferentes; estos autores lo indagan respecto de la imaginera visual
("visual imagery") como prueba del efectivo cumplimiento de operaciones imaginarias de rotacin mental y, por tanto, como
prueba de la efectiva existencia de las imgenes mentales (en definitiva, los atractores disponibles), mientras que aqu se lo
propone en el campo de la percepcin de las imgenes materiales visuales y referido a la posibilidad de su reconocimiento
mediante los correspondientes atractores.
11.3.3 Propuestas perceptuales cualitativas o plsticas: atractor abstractivo
Una tercera posibilidad, en cuanto a la calidad de la propuesta perceptual, consiste en que sta sea de naturaleza estrictamente
cualitativa, sin que intervengan elementos figurativos o simblicos en su composicin. As formulado, se tratara del caso puro,
que aqu me interesa desarrollar para establecer su especificidad y sus lmites; he dejado ya establecido que, en la mayora de las
imgenes materiales visuales, constituir slo uno de sus componentes, siendo relativamente reducido el porcentaje de los casos
en que la totalidad de la propuesta perceptual est constituida, exclusivamente, por propuestas perceptuales cualitativas.
En toda actividad perceptual-cognoscitiva, hay aspectos elementales, constitutivos de los niveles primarios de lo que se est
percibiendo, que se asimilan sin participacin de la conciencia, pero dejando su huella mnmica, recuperable como propuesta o
como reconocimiento perceptual. Superado ese nivel primario, que vara en diferentes culturas o segn educaciones diferentes o
por especializacin de la experiencia profesional, se llega a la posibilidad de la percepcin consciente de objetos que estn, en
213
consecuencia, subjetivamente delimitados. En la comunicacin verbal percibimos habitualmente frases, podemos atender a
palabras, pero atendemos al timbre y tono de la voz del que habla slo fugazmente y perdiendo al menos parte de la informacin
de lo que se est diciendo y slo con gran esfuerzo podramos individualizar e identificar cada uno de los sonidos que emite la
garganta del hablante. Esto se invierte en el caso del canto, en el que la atencin del oyente se fija en los sonidos que emite la
garganta del cantante, en su timbre y tono y slo complementariamente llega a atender a las frases que construyen lo que
efectivamente significa, lo que canta. Las pinceladas de Tintoretto, del Greco o de Velzquez son lo ms interesante de su obra,
cuya temtica carece de vigencia y constituye una informacin complementaria y anecdtica. Pero la textura se elimina
intencionalmente en el caso de las imgenes conceptuales o simblicas (Figura 2) y, ante un hiperrealismo, por ejemplo del tipo
de Richard Estes (Figura 3), slo con dificultad se recupera la pincelada, siendo objeto de conocimiento su desaparicin, hasta
que se logra identificarla como evidencia de que no se trata de una fotografa. Pero en otras obras, como las de Antoni Tpies
(Figura 4) o Lszl Pri (Figura 5), la aplicacin de materia, el cromatismo o el juego de formas y planos es la propuesta
fundamental, si no la nica (en Tpies siempre aparece la otra semiosis; aqu la semiosis simblica; en otras obras, como en la
Figura 6, adems de la semiosis simblica, la ndicial, mediante concretos objetos o pedazos de objetos mostrados en su
unicidad). En esto consiste lo cualitativo, en lo estructurante, aunque no estructure ms que a s mismo; toda imagen material
visual lo contiene y existen imgenes materiales visuales que slo proponen su percepcin.
Lo que se activa, en la mente de un espectador, ante el aspecto cualitativo de una imagen material visual es un atractor
abstractivo. Sus caractersticas, bajo otras denominaciones, han sido poco exploradas. Ha generado no obstante mucha literatura,
y lo digo en sentido encomistico y delimitador de campos de conocimiento: provoca a la produccin de textos que proponen su
comprensin fenomenolgica, pero pocos han sido los textos que han trabajado este aspecto puramente cualitativo de las
propuestas visuales desde la perspectiva de una semitica rigurosa y cognitiva.
En una sntesis elemental, que por ahora apenas expandir en los comentarios que siguen, propongo, tentativamente, que el
atractor abstractivo es un quale o sensacin perteneciente a una semiosis privada y, en cuanto tal, a la experiencia individual, de
modo que la tarea correspondiente al productor de tales propuestas cualitativas consiste en lograr formular una expresin visual
que trae determinados qualia, de los que el espectador tiene que poder disponer en su memoria no-consciente, al plano de la
comunicacin y, por tanto, los hace socialmente compartibles.
Con la expresin semiosis privada, intento establecer la existencia, en la memoria, de determinados atractores abstractivos,
originados en la experiencia o vivencia perceptual, que se van acumulando de modo inconsciente o no-consciente.
Existe una experiencia o sensacin cromtica que no pueda traducirse en palabras y que slo pueda recuperarse a travs de
una imagen material visual? Tenemos la seguridad de que nuestras experiencias cromticas son las mismas que las experiencias
cromticas de otros? Conocemos y compartimos los nombres y las expresiones que designan a esas experiencias, pero estamos
seguros de que los nombres y las expresiones compartidas designan experiencias compartidas o nunca podremos saber si al
nombrar un color no estamos nombrando una experiencia muy distinta a la que otro designa con ese mismo nombre? Esta es
fundamentalmente la problemtica que se plantea Wittgenstein al referirse a la existencia de un lenguaje privado (1953: 243ss)
y tambin de una experiencia privada, que no consistira tanto en afirmar que cada persona posee su propio ejemplar, sino que
nadie sabe si el resto de la gente tambin tiene esto o alguna otra cosa. Sera posible (pero inverificable) suponer que una parte de
la humanidad tiene una sensacin de rojo y otra otra (The essential thing about private experience is really not that each person
possesses his own exemplar, but that nobody knows whether other people also have this or something else. The assumption
would thus be possible -though unverifiable- that one section of mankind had one sensation of red and another section another,
1953: 272). O, en otro sentido, admitir la existencia de experiencias privadas tambin implica quedar atrapado, uno mismo, en la
dualidad entre significar y referirse a: la palabra 'rojo' significa algo conocido por todos; y, adems, para cada persona,
significa algo slo conocido por ella? (O quiz, ms bien: se refiere a algo slo conocido por ella.); (The word 'red' means
something know to everyone; and in addition, for each person, it means something known only to him? (Or perhaps rather: it
refers to something known only to him.). 1953: 273).9
[24][Figura 2: semitica simblica; Mijksenaar Paul & Piet Westendorf, 1999]
[25][Figura 3: semitica figurativa; Richard Estes, Avenue of the Americas at Spring Street, 1998]
[26] [Figura 4: semitica plstica (y simblica); Antoni Tpies, Taula negra, 1966]
[27] [Figura 5: semitica plstica; Lsl Pri, Trkonstrukci 16, 1922]
214
[24]
[25]
[26]
[27]
Esto comenzara a perfilar el concepto de semiosis privada. La idea consiste en proponer la existencia de experiencias que
no son conscientes, que en modo alguno son verbalizables, pero que pueden actualizarse y, en el caso de tratarse de experiencias
visuales, su actualizacin (y el xito de su aceptabilidad por otros) constituye la tarea del productor de este tipo (cualisignos
icnicos) de imgenes materiales visuales. No se excluyen de estas experiencias a las imgenes figurativas efectivamente vistas
pero no registradas como tales, ni a las imgenes simblicas percibidas pero no atendidas en cuanto a su eficacia socializante, ya
que todo ello puede ser objeto de la propuesta perceptual que se materializa en una imagen material visual. Pero en la base
(delimitacin, coloracin y textura) de la construccin de estas imgenes figurativas o simblicas intervienen elementos cuya
eficacia, en la mente del espectador, depende de su preexistencia en la memoria, con la calidad de rastros de experiencias
delimitadoras, cromticas y texturales, eficaces en la construccin del universo visual pero de las que no haba especfica
conciencia.
Creo que los trminos quale y qualia (respectivamente, en singular y plural) son los adecuados para designar la o las
sensaciones constitutivas de ese atractor abstractivo que requiere ser activado por la propuesta perceptual de las imgenes
visuales puramente cualitativas (o por el aspecto cualitativo de las propuestas perceptuales en general) para que se reconozca su
215
existencia y su eficacia como elemento dinmico, constitutivo del aspecto visual de la semiosis privada. Con el origen de su uso
filosfico en Locke y Berkley, la expresin conciencia-del-quale (quale-consciousness) es retomada por Ch. Peirce, quien,
en su Metafsica Cientfica, le dedica 16 pargrafos (6.222 6.237). Los enunciados principales con los que Peirce construye
este objeto de conocimiento pueden sintetizarse as.
(1) Existe una conciencia-del-quale, respecto de la cual el sujeto ser completamente inconsciente, que es diferente de la
conciencia que se intensifica por la atencin; a esta, objetivamente considerada, Peirce la llama intensidad y, en cuanto
facultad, vivacidad (6.222)10.
(2) El quale es en s y por s mismo (6.234)11, sin referencia a ningn otro (6.224)12, es una unidad en la que se originan las
diversas unidades sintticas (Kant) con las que opera el intelecto, y tambin la unidad de los objetos individuales (6.225)13, lo
que no excluye que la conciencia del quale no se limite a las sensaciones simples; el ejemplo peirceano es el del quale del
prpura, en cuanto mezcla de rojo y azul (6.223)14.
(3) La unidad de la conciencia-del-quale es lgica, ya que sentir, ser repentinamente consciente, supone una conciencia y no
dos o ms (6.230)15.
(4) Si la cualidad, en cuanto conciencia-del-quale relativa al promedio general de la experiencia, fuera doble, el principio de
contradiccin se derrumbara (6.232)16. Un mismo objeto no puede ser y no ser azul simultneamente; pero puede ser azul y
duro, ya que ambas cualidades no se piensan asociadas a una nica y misma conciencia-del-quale (6.231)17.
(5) Todas las operaciones del intelecto implican introducir el conflicto donde slo estaba la propia conciencia-del-quale
(6.233)18.
(6) Diferentes conciencias-del-quale no pueden mezclarse sin perder su identidad (6.235)19.
(7) De esto surge una consecuencia importante: no existe comprobacin posible acerca de la gran variedad y diversidad de
conciencias-del-quale, tal como se le hacen evidente al intelecto que compara. No hay elemento comn a comparar, ya que cada
conciencia-del quale es sui generis y por s mismo. Lo que es absolutamente simple debe ser absolutamente libre. Cada
conciencia-del-quale es totus, teres, atque rotundus (6.236)20.
(8) Por esta lgica, la unidad de la conciencia-del-quale, que implica simplicidad y libertad, deriva necesariamente en una
multiplicidad y variedad interminable (6.237)21
Tales seran las caractersticas, desde el enfoque de Peirce, que deber reunir la entidad que estoy tratando de construir
mediante el trmino atractor abstractivo.
Por su parte, D. C. Dennett redefine el trmino qualia como los modos como se nos presentan las cosas (The ways
things seem to us, 1995: 381). De estos modos afirma que se supone que son propiedades del estado mental del sujeto, las
cuales consisten en ser (1) inefables, (2) intrnsecas, (3) privadas y (4) directa o inmediatamente aprehensibles en la conciencia
(qualia are supposed to be properties of a subjects mental state that are (1) ineffable, (2) intrinsic, (3) private, (4) directly or
immediately apprehensible in consciousness, 1995: 385). A travs de 14 ejemplos va trasmitiendo una comprensin intuitiva
(denomina a cada uno de sus ejemplos intuition pump) de tales qualia. Algunos de ellos (en especial: 3: que pone en duda la
constancia, 4: que atribuye a otro y 5: que atribuye a uno mismo, la diferencia en los colores efectivamente percibidos) se
refieren a temas que podemos retomar, a su vez, como ejemplos de la semiosis privada22 de naturaleza visual.
Las cuatro caractersticas que, pese a su escepticismo, atribuye Dennett a los qualia coinciden con el desarrollo peirceano, del
cual, adems, se pueden recuperar otras caractersticas como: ser materia prima de las operaciones intelectuales (6.225), su
unicidad (6.230), su suficiencia (6.236) y su capacidad para generar una multitud de rplicas (6.237). Todo ello distancia al
atractor abstractivo de los atractores existenciales y simblicos, y justifica la propuesta de constituir con ellos, no un sistema
conceptual ni un repertorio analgico, sino una semiosis privada sin leyes ni taxonomas, en la que buscan su objeto o
fundamento representativo las propuestas perceptuales puramente cualitativas (o, como dije, el aspecto cualitativo de las
propuestas perceptuales existenciales o simblicas).
11.4 Interpretacin
216
Como vena diciendo: en el punto 1, relativo a la calidad representativa de la imagen material visual, se establecieron las
variantes perceptuales que activaran las correspondientes operaciones mentales, cada una de ellas conducente a la produccin de
una identificacin especfica. En el punto 2, relativo a los componentes que intervienen en la configuracin de determinada
forma, se identificaron las entidades que se iran asociando hasta actualizar, en la memoria de un perceptor, el atractor
correspondiente, por aceptacin del cual se producir el reconocimiento que satisfaga la calidad representativa de la imagen
material visual. Ahora, en este 3
er
punto, relativo a la atribucin de un efecto de sentido a la imagen material visual, se
considerarn los mecanismos de su posible interrelacin con las restantes semiosis vigentes en determinado momento de
determinada sociedad; de esta interrelacin habrn de surgir los discursos interpretativos que le atribuyan su especfica
significacin o el conjunto de especficas significaciones efectivamente disponibles en determinado momento de determinada
sociedad.
Como ya observ inicialmente, las imgenes visuales no son autosuficientes para interpretarse en s mismas, requiriendo de
ese complemento externo al que alude M. Foucault con su metfora de la transformacin de los documentos en monumentos
(1969: 15) y que constituye el eje de su concepto de enunciado: Una serie de signos pasar a ser un enunciado a condicin de
que tenga con otra cosa [...] una relacin especfica que le concierna a ella misma y no a su causa, ni a sus elementos (Une
srie de signes deviendra nonc condition quelle ait autre chose [...] un rapport spcifique que la concerne elle-mme, -et
non point sa cause, non point ses lments. (1969: 117). As, una imagen material visual slo adquirir su significado por
eficacia de otra u otras semiosis (incluso de otras manifestaciones de la propia semiosis visual). En definitiva, las imgenes
materiales visuales, por s solas, no significan, sino que tan slo llegan a producir un efecto de mostracin.
Esta necesidad de interaccin con otras semiosis o con otras manifestaciones de la propia semiosis de la imagen visual,
requiere que la investigacin semitica est en condiciones de dar cuenta de cules sean esas otras semiosis, as como de las
caractersticas de tal interaccin. El instrumento sugerido para ello es el que, en otros trabajos (1996a, 1996b, 1999a, 1999b), he
denominado Mundos Semiticos Posibles. Tambin pueden derivarse operaciones interesantes y eficaces de los trabajos de
Gilles Fauconnier (1984) y de G. Fauconnier & Mark Turner (1998), sobre los espacios mentales y las redes de integracin
conceptual. Como intuicin operativa puede decirse que el investigador tiene que dar respuesta a preguntas que derivan de la
siguiente: Qu necesita saber el espectador para interpretar esta imagen? Esta necesidad de conocimiento es la que nunca se
agota en la propia imagen. Pero todo ello queda aqu meramente enunciado.
11.4.1 Mostracin de carencia, en la semitica plstica
En el caso de las imgenes materiales constituidas por cualisignos, la demostracin de su eficacia interpretativa consistir,
por parte del investigador semilogo, en mostrar la preexistencia, en la memoria del espectador, de un atractor abstractivo o
sensacin o experiencia perceptual (los qualia pertenecientes a una semiosis privada), de la relacin con el cual extraer su
significado actual; mientras que la demostracin de su eficacia creativa consistir, por parte del investigador semilogo, en
mostrar una carencia, en cuanto ausencia de memoria consciente de la experiencia visual propuesta.
11.4.2 Mostracin de semejanza/diferencia, en la semitica figurativa
Respecto de las imgenes materiales constituidas por sinsignos, la demostracin de su eficacia interpretativa consistir, por
parte del investigador semilogo, en mostrar la preexistencia, en la memoria del espectador, de un atractor existencial, de la
relacin con el cual extraer su significado actual; mientras que la demostracin de su eficacia creativa consistir, por parte del
investigador semilogo, en mostrar la existencia de una relacin de semejanza /diferencia respecto de algn atractor existencial,
en cuanto imagen mnemnica dinmica.
11.4.3 Mostracin del lugar en un sistema, en la semitica conceptual
En cuanto a las imgenes materiales constituidas por legisignos, la demostracin de su eficacia interpretativa consistir, por
parte del investigador semilogo, en mostrar la preexistencia, en la memoria del espectador, de un atractor simblico, de la
relacin con el cual extraer su significado actual; mientras que la demostracin de su eficacia creativa consistir, por parte del
investigador semilogo, en mostrar el lugar, en el correspondiente sistema de percepciones visuales socialmente normadas, donde
se actualiza el atractor simblico previamente aprendido y disponible en la sociedad correspondiente.
Notas
217
* Publicado, con pequeas variaciones, en Cuadernos 17, Revista de la Facultad de Humanidades y Ciencias Sociales de la
Universidad Nacional de Jujuy; noviembre, 2001; 295-320.
1 ste ha sido uno de los primeros aportes del estudio de la semiosis visual y no el menos importante: comprender que ninguna
semiosis, incluyendo por supuesto la semiosis verbal, es autosuficiente para la obtencin de su interpretacin. Una interesante
tarea emprica, que se desprende de esta afirmacin, consiste en, ante cualquier semiosis sustituyente (verbal, visual, musical,
etc.), preguntarse qu informacin necesito poseer para comprenderla, o sea, para atribuirle un significado? Cada sociedad en
cada momento de su historia proveer esa informacin mediante alguna o varias de las semiosis que circulan entre sus
integrantes; y en cada momento y en cada sociedad esas semiosis sern diferentes.
2 Modificacin que opera la cultura a partir de la aptitud natural para ver, aptitud que expresa Kosslyn: La razn por la que la
visin nos resulta tan simple es que venimos equipados con una enorme cantidad de maquinaria sofisticada. Esas habilidades
innatas son nuestras para ser usadas; no necesitamos aprender a ver. (The reason vision is so easy for us is that we come
equipped with an enormous amount of sophisticated machinery. These inborn abilities are ours for the using; we do not need to
learn to see. 1996: 70. El destacado es mo.)
3 Por otra parte, entre las imgenes perceptuales y las mentales se establecen tres grandes diferencias: Primero, las imgenes
mentales se desvanecen rpidamente, a diferencia de las percepciones... En la percepcin, el mundo sirve de depsito exterior...
Segundo, las imgenes mentales se crean a partir de informacin almacenada; el mundo exterior no determina, en ningn
momento, el contenido de la propia imaginera. Las imgenes mentales surgen a partir de diversos contextos y puede no existir
ninguna semejanza con las representaciones perceptuales que se estn teniendo. Tercero, las imgenes [mentales], a diferencia de
las percepciones de la gente normal, se destacan por su maleabilidad. Pueden imaginarse objetos retorcidos, rotados, curvados,
etc.; pero la percepcin no coopera tanto (y no convendra que lo haga, en beneficio de nuestra propia supervivencia) (First,
mental images fade rapidly, unlike percepts... In perception, the world serves as an external store... Second, mental images are
created from stored information; the external world does not dictate the contents of ones imagery at any specific time. Mental
images arise under a variety of contexts, and may not have any resemblance to the on-line perceptual representations. Third,
images, unlike the perceptions of normal people, are remarkably malleable. One can image objects twisting, turning, bending,
and so on -but perceptions not (and should not be, for the sake of ones survival) so cooperative; S. M. Kosslyn, 1996: 74-5).
Adems, el estudio de las imgenes perceptuales requiere conocer con detalle los mecanismos de la retina, lo que puede decirse
que ya se ha alcanzado, mientras que acerca del proceso cortical superior que es responsable de la memoria visual, constituida
por las imgenes mentales, slo puede hablarse de modo muy general (Kosslyn, 1996: 53).
4 Es lo que Peirce denomina quale-consciousness, tomndola en su completa simplicidad (6.231) y, tambin, tone en cuanto
los tonos son signos de cualidades viscerales del sentimiento (tones are signs of visceral qualities of feeling) y los analiza, en
especial, respecto de los olores y aromas (1.313), mientras que aqu interesa respecto de las formas visuales (Figura 3 Tpies).
Desde otra perspectiva los denomina potisigns: Objetos que son signos en cuanto son meramente posibles, pero sentidos
como efectivamente posibles (Objects which are signs so far as they are merely possible, but felt to be positively possible...) y
los vincula al plano de la abstraccin, como, por ejemplo, el sptimo rayo que pasa a travs de tres intersecciones de los lados
opuestos del hexagrama de Pascal (as, for example, the seventh ray that passes through the three intersections of opposite sides
of Pascals hexagrams; 8.347)
5 Uso la acentuacin argentina (cono) y no la espaola ("icono") porque aqu vivo.
6 Al desarrollar las convenciones que habrn de regir las cualidades perceptuales de los grafos, o con mayor precisin, de las
rplicas o instancias de los grafos, puntualiza su carcter representativo: Su belleza [se refiere a los diagramas de Euler][...] y
sus otros mritos, que son considerables, provienen del hecho de ser verdaderamente icnicos, naturalmente anlogos a la cosa
[concepto lgico] representada... (Its beauty [...] and its other merits, which are fairly considerable, spring from its being
veridically iconic, naturally analogous to the thing represented...; 4.368) Estas convenciones se suponen mutuamente
comprendidas por dos personas: un Grafista que expresa las proposiciones conforme al sistema de expresin llamado el de los
Grafos Existenciales y un Intrprete que las interpreta y acepta sin discusin. Un grafo es la expresin proposicional en el
Sistema de los Grafos Existenciales de cualquier estado posible del universo (These Conventions are supposed to be mutual
understanding between two persons: a Graphist, who expresses propositions according to the system of expression called that of
Existential Graphs, and an Interpreter, who interprets those propositions and accepts them without dispute. A graph is the
propositional expression in the System of Existential Graphs of any possible state of the universe; 4. 395)
218
7 The secondness peirceano; de sus mltiples tratamientos, ver 5.45, con su ejemplo acerca de la necesaria resistencia de una
imagen mental geomtrica para garantizar el mantenimiento de su identidad pese a las metamorfosis a que la someta una
demostracin geomtrica.
8 Memoria que posee la categora de lo fctico (the category of fact), ya que supone una necesidad incondicional, o sea, sin
ley ni razn (whatever involves an unconditional necessity, that is, force without law or reason; 1.427); carcter existencial de
la memoria que proviene del hecho de proporcionarnos un conocimiento del pasado mediante una especie de fuerza bruta, una
accin efectivamente binaria, sin razonamiento alguno (Memory supplies us a knowledge of the past by a sort of brute force, a
quite binary action, without any reasoning, 2.86).
9 Y aade: "Cmo es posible que nos tiente pensar que usamos una palabra para significar, en un momento, el color conocido
por todos y, en otro momento, la 'impresin visual' que estoy teniendo ahora? [...] Yo no atiendo al color de la misma manera en
los dos casos. Cuando pienso en la impresin de color que (por as decir) me pertenece a m slo, me sumerjo a m mismo en el
color; casi como cuando ante un color 'no puedo apartar la vista'" ("But how is even possible for us to be tempted to think t hat we
use a word to mean at one time the colour known to everyone -and at another the 'visual impression' which I am getting now? [...]
I don't turn the same kind of attention on the colour in the two cases. When I mean the colour impression that (as I should like
say) belongs to me alone I immerse myself in the colour -rather like when I 'cannot get my fill of a colour'." 1953: 277).
1
0
[...] This illustration puts into a high light the distintion between two kinds of consciousness, the quale-consciousness and
that kind of consciousness which is intensified by attention, which objectively considered, I call vividness, and as a faculty we
may call liveliness (6.222).
11 [...] Quality or quale-consciousness is all that it is in and for itself [...] (6.234).
12 Each quale is in itself what it is for itself, without reference to any other [...] (6.224).
13 [...] In so far as qualia can be said to have anything in common, that which belongs to one and all is unity; and the various
synthetical unities which Kant attributes to different operations of the mind, as well as the unity of logical consistency, or specific
unity, and also the unity of the individual object, all these unities originate, not in the operations of the intellect, but in the quale-
consciousness upon which the intelect operates (6.225).
1
4
The quale-consciousness is not confined to simple sensations. There is a peculiar quale to purple, though it be only a mixture
of red and blue. [...] (6.223).
15 I say then that this unity is logical in this sense, that to feel, to be immediately conscious, so far as possible, without any
action and reaction nor any reflection, logically supposes one consciousness and not two nor more.[...] (6.230).
16 [...] The quality itself is nothing in the world but a quale-consciousness of a composite photograph or general average of
experience. And if the quality can be double, the principle of contradiction falls to the ground. (6.232).
17 [...] Any object, A, cannot be blue and not blue at once. It can be blue and hard, because blueness and hardness are not
thought of as joined in quale-conciousness, one appealing to one experiment and the other to another.[...] (6.231).
18 All the operations of the intellect consist in taking composite photographs of quale-consciousnesses. Instead of introducing
any unity, they only introduce conflict that was not in the quale-consciousness itself.[...] (6.233).
19 [...] Quale-consciousness cannot blend with quale-consciousness without loss of its identity. (6.235).
20 [...] I now call attention to a remarkable consequence of it. Namely it follows that there is not check upon the utmost variety
and diversity of quale-consciousness as it appears to the comparing intellect. For if consciousness is to blend with consciousness,
there must be common elements. But if it has nothing in itself but just itself, it is sui generis and is cut loose from all need of
agreeing with anything. Whatever is absolutely simple must be absolutely free; for a law over it must apply to some common
feature of it. And if it has no feature, no law can seize upon it. It is totus, teres, atque rotundus.[...] (6.236).
219
21 [...] This is the logic by which the unity of quale-consciousness, implying simplicity, and through simplicity, freedon,
necessarily results in endless mutiplicity and variety. [...] (6.237).
22 En su intuition pump 3 , recupera, como tambin lo haban hecho Ch. Peirce y L. Wittgenstein, el espectro [cromtico]
invertido de Locke: cmo s que t y yo vemos el mismo color subjetivo cuando miramos algo? Dado que ambos aprendimos
los nombres de los colores mediante la ostensin pblica de objetos coloreados, nuestro comportamiento verbal coincidir
aunque experimentemos colores subjetivos enteramente distintos (how do I know that you and I see the same subjective colour
when we look at something? Since we both learned colour words by being shown public coloured objects, our verbal behaviour
will match even if we experience entirely different subjective colours, 1995: 387). La intuition pump 4 supone que existe
algn aparato neurocientfico que encaja en tu cabeza e incorpora tu experiencia visual dentro de mi cerebro [...]. Con los ojos
cerrados, me informo con precisin de todo lo que t ests viendo, salvo que me asombro de que el cielo sea amarillo, el cesped
rojo, etc. No confirmara esto, empricamente, que nuestros qualia son diferentes? (there were some neuroscientific apparatus
that fits on your head and feeds your visual experience into my brain [...]. With eyes closed I accurately report everything you are
looking at, except that I marvel at how the sky is yellow, the grass red, and so forth. Would this not confirm, empirically, that our
qualia were different?, 1995: 387). Da un paso ms y, en la fuente de intuicin 5: la travesura neuroquirrgica, las
experiencias que se comparan estn en una misma mente. Te levantas una maana y te encuentras con que el cesped se ha vuelto
rojo, el cielo amarillo, etc. [...]. (y ms tarde se descubre, si quieres, cmo los perversos neurofisilogos manipularon tus
neuronas para lograrlo. Parecera, en principio [...], que los qualia, despus de todo, son propiedades aceptables, porque las
proposiciones que se refieren a ellas puede afirmarse justificadamente, verificarse empricamente e, incluso, explicarse)
(intuition pump 5: the neurosurgical prank, the experiences to be compared are all in one mind. You wake up one morning to
find that the grass has turned red, the sky yelow, and so forth [...]. (and we later discover, if you like, just how the evil
neurophysiologists tampered with your neurons to accomplish this). Here it seems at first [...], that qualia are acceptable
properties after all, because propositions about them can be justifiably asserted, empirically verified, and even explained, 1995:
387-388). No obstante, Dennett desarrolla su trabajo apuntando, pesimistamente, a la conclusin de que, frente a lo que parece
obvio, los qualia no existen: So contrary to what seems obvious at first blush, there simply are no qualia at all, 1995: 409.
220
12 OPERACIONES SEMITICAS
EN EL ANLISIS DE LAS HISTORIETAS
1
12.1 El anlisis metasemitico de las imgenes grficas
El anlisis del discurso verbal se satisface, tanto desde el enfoque sintctico como desde el semntico, utilizando con toda
naturalidad categoras y operaciones metalingsticas (por ejemplo, entre otras, el anlisis gramatical y las definiciones
contextuales). O sea, se considera a la palabra como instrumento adecuado para el anlisis de la palabra. Se opta por una
perspectiva metalingstica o metadiscursiva, dejndose de lado el recurso a cualquier otro discurso exterior (ver Descls, J.P. y
Z.G. Descls, 1977: 2), por considerar que este ltimo aportara al anlisis categoras y operaciones ajenas a lo verbal y, por
tanto, perturbadoras y distorsionadoras del objetivo analtico consistente en describir y explicar su funcionamiento especfico.
No obstante, cuando se efecta el anlisis de las imgenes grficas, el instrumento habitual es el lenguaje verbal. O sea, un
discurso exterior que trasplanta conceptos tericos y relaciones composicionales que slo de modo metafrico son aplicables a la
semitica visual especfica de la imagen grfica. En el comienzo histrico de una disciplina, cabe esta utilizacin metafrica de
trminos procedentes de otras disciplinas relativamente afines y ms desarrolladas, por la potencia heurstica que puede
proporcionar a la consolidacin del nuevo campo terico (Boyd, R., 1979: 357). Es lo que viene ocurriendo, en el caso de la
imagen grfica, con expresiones como: gramtica de la imagen, sintaxis visual, grafemas, etc. En otros casos, son trminos
y expresiones que requieren una reflexin ms profunda para determinar su pertinencia en una semitica de la imagen, como:
significado de la imagen (las imgenes significan?), pensamiento visual (existe un pensamiento construido con imgenes y
qu proximidad o distancia tendra con la mente visual, la imaginacin, la imaginera o el conocimiento producido mediante
imgenes, si es que es admisible, y postulo que s, tal conocimiento?), tipos visuales (las unidades disponibles en el repertorio
mnemnico tienen las caractersticas que se requieren para poder denominarlas tipos o se trata ms bien de atractores o
imgenes dinmicas y con qu capacidad y lmite a tal variabilidad?). Los estudios acerca de la imagen tienen ya una historia y
una abundacia documental que permiten plantear la necesidad de disponer, no slo de una terminologa propia sino, sobre todo,
de la consiguiente especificidad en la caracterizacin de las operaciones visuales que le son pertinentes. O sea, que se hace
necesario disponer de una metasemitica que utilice los recursos propios de la imaginera
2
para dar cuenta de los distintos
aspectos inherentes al estudio de la imagen.
Por qu, entonces, este mismo texto verbal que estoy escribiendo acerca de la problemtica de la imagen? Porque este texto,
por el momento, no est analizando imgenes, sino planteando un tema, de cierto alcance epistemolgico, acerca de la
representacin de nuestro conocimiento de las imgenes, lo que pertenece especficamente al mbito de eficacia del discurso
verbal. Tambin, porque una comunicacin impresa que ofreciese inmediata y exclusivamente imgenes, la mostracin de su
eventual descomposicin y recomposicin en otras consiguientes imgenes, carecera de los antecedentes indispensables para que
el perceptor pudiese comprender lo que se le estaba proponiendo. Pero llegar el momento en que as se expongan las
operaciones inherentes a una metasemitica visual.
12.2 Operaciones fundamentales de una metasemitica de la imagen visual
En un anlisis metasemitico de la imagen visual confluyen tres operaciones fundamentales que pueden designarse como
identificacin, reconocimiento e interpretacin. La descripcin verbal de estas operaciones, tal como aqu las enuncio,
tratar de ser una traduccin, lo menos distorsionante posible, de lo que se efecta, grficamente, en su produccin y,
visualmente, en su percepcin. La exposicin de cada una de tales operaciones requiere un orden secuencial (inherente al
discurso verbal), pero conviene tener en cuenta que, tanto grfica como visualmente, ocurren en paralelo: su procesamiento
cerebral/mental
3
es simultneo y se cumple en un tempus que, provisionalmente, puede inscribirse en la instantaneidad.
Entiendo por identificacin, en este trabajo, la operacin perceptual de registro de las marcas componentes de una imagen. El
trmino marca ha sido utilizado por el Grupo (1992: 151) y lo tomo en un sentido muy prximo al que le otorgan estos
autores.
221
Habra dos modos de lograr esta identificacin. Uno es deductivo y consiste en establecer un paradigma de determinadas
formas primarias elementales con las que podra componerse o descomponerse cualquier imagen visual; tal es la propuesta de los
geones de Biederman (Biederman, I., 1987; 1995: 12ss) o del esquema codon propuesto por Hoffman y Richards (citado en
Ullman, S., 1996: 27). Otro es inductivo y consiste en identificar, en una imagen determinada, la marca mxima que todava no
es representativa o sea que no activa ningn atractor
4
. El conjunto de estas marcas, tal que agota la imagen visual en estudio,
constituye el repertorio virtual de las marcas utilizado por el productor de dicha imagen e identificado (a nivel subsemitico, en
cuanto no actualizado conscientemente pero con efectiva entrada de informacin a la red neuronal) por el eventual perceptor.
Asumo este modo inductivo, coherente con mi opcin (justificada en otro trabajo: Magarios de Morentin, J., 1996: 260) por
registrar operaciones y no aplicar modelos, siendo este ltimo el caso, por ejemplo, del anlisis propuesto por Biederman.
Entiendo por reconocimiento, en este trabajo, la operacin perceptual de integrar la mnima cantidad de marcas necesaria para
activar un atractor, o sea, para producir una representacin. En esta operacin se plantea la exigencia de establecer qu se
entiende por representacin
5
, ya que este trmino se vincula, en el caso de las imgenes visuales, con el problema de la
iconicidad. Aunque sta no es la oportunidad para profundizar una respuesta, esbozo el criterio que permite superar tal problema.
Su eje est constituido por las crticas que suscita el concepto de semejanza o el de isomorfismo (Eco, U., 1977: 325; Grupo ,
1992: 124), cuando se considera a la imagen como algo comparable con determinada entidad real o imaginariamente existente y
perceptible. Esta crtica supone un concepto muy limitado de icono. Ubicndolo en una dimensin ms amplia, como puede ser el
criterio seguido por Ch. S. Peirce, el icono como representacin de la existencia es slo una de las posibilidades del signo
icnico, aquella a la que Peirce denomina sinsigno icnico o segundo correlato. Pero tambin es posible que el icono
represente una cualidad (por ejemplo, cromtico/textural, como puede ser el caso de la pintura concreta), posibilidad a la que
Peirce denomina cualisigno icnico o primer correlato. O tambin es posible que el icono represente un valor convencional
(por ejemplo, la escritura o un diagrama o la grfica de una proyeccin estadstica), representacin a la que Peirce denomina
legisigno icnico o quinto correlato (Peirce, Ch. S., 1965/1931: 2.235ss y 8.341). Con este enfoque ampliado, la operacin
de reconocimiento se cumplir cuando, a partir de la integracin de una cantidad mnima de marcas, se active el atractor
correspondiente a una entidad existencial (reconocimiento, por ejemplo, de un mnimo de marcas que ya constituyen un rostro o
una mano o un telfono, etc.; ver Figura 4-C), o el atractor correspondiente a una cualidad (reconocimiento, por ejemplo de un
mnimo de marcas que ya constituyen una determinada variacin tonal del azul o un determinado entrecruzamiento de lneas de
determinada inclinacin, interseccin y/o tangencia, etc.) o el atractor correspondiente a un valor convencional (reconocimiento,
por ejemplo, del mnimo de marcas que ya constituyen una determinada letra o nmero o red o rbol de dependencias, etc.).
Finalmente, entiendo por interpretacin, en este trabajo, la operacin perceptual-conceptual por la que el resultado de la
operacin de reconocimiento se articula en el sistema cultural de quien lo percibe. Slo las dos primeras operaciones se cumplen
mediante relaciones exclusivamente visuales o grficas (o sea, con exclusiva intervencin de las componentes visuales o grficas
de la cultura del perceptor), por lo que son las especficas a una metasemitica visual y deben resolverse en este especfico
mbito semitico. En la operacin de interpretacin confluyen componentes de las distintas semiosis de que dispone el perceptor:
fundamentalmente de la semiosis visual (valor diferencial respecto de otras propuestas perceptuales que provocan otros
reconocimientos), pero tambin de la semiosis verbal (traducibilidad del reconocimiento en estudio a un discurso histrico,
narrativo, potico, etc.), as como de la semiosis musical, etc.
12.3 Las imgenes (caricaturas) de las historietas
Las imgenes de las historietas pueden encuadrarse, en principio y por lo general, en las que, en la propuesta peirceana, se
han caracterizado como sinsignos icnicos, o sea, aquellas cuyo atractor est constituido por la imagen mental de entidades
existenciales u objetos semiticos y de sus actitudes y comportamientos.
La operacin de reconocimiento integra las marcas que constituyen a tales imgenes produciendo determinada transformacin
retrica respecto del reconocimiento producido por otras imgenes grficas que preservan, en mayor medida, el resultado de la
percepcin visual de los correspondientes objetos semiticos. Con esto sito a la retrica grfica como una transformacin entre
imgenes y no entre la imagen en estudio y el objeto percibido. En distintos momentos de una cultura o en distintas culturas
existen conjuntos de imgenes que la sociedad correspondiente considera como ms prximas a sus modos de percibir (con
mayor potencia para activar determinado atractor). Esto constituira un grado cero de la imagen; no, por supuesto, un cero
absoluto o universal, sino un cero (en cuanto lo menos modificado) en relacin con la cultura a la que pertenecen la imagen, por
un lado, y el perceptor, por otro. A partir de la identificacin de las marcas y del resultado del reconocimiento que operan en la
produccin y percepcin de tales imgenes de grado cero (en nuestra coyuntura, quiz especialmente vinculadas a la fotografa
de objetivo limpio, sin filtros ni trucaje), se produce, diferencialmente, la identificacin y el reconocimiento de las imgenes
retricamente transformadas que pueden denominarse genricamente caricaturas y que constituyen la propuesta de experiencia
222
perceptual de las historietas. Son slo una de las formas posibles de retorizacin de las imgenes grficas; es evidente que
Escher, Magritte o Picasso entre otros muchos (cada creador de imgenes, respecto de las imgenes que le precedieron o que le
son contemporneas) tambin retorizan el grado cero de la imaginera grfica de su poca.
Las historietas que tengo en cuenta en este trabajo son las grficamente humorsticas. En un caso, la correspondiente a la
Figura 1, la produccin del humor visual se completa mediante la concurrencia de las semiosis grfica y verbal, no siendo
suficiente, por s sola, ninguna de tales semiosis para la produccin del humor. En el otro, la correspondiente a la Figura 3, el
humor se logra plenamente mediante la exclusiva presencia de la imagen visual. En ambos casos, estas imgenes proponen una
experiencia perceptual que retoriza a las imgenes mnemnicas originadas en la experiencia visual de otras imgenes afines,
convencionalmente aceptadas como no modificadas.
La historieta de Quino, en la Figura 1 [28], es una excelente representacin grfica y muy oportuna utilizacin humorstica de
los conceptos de marca y atractor aqu desarrollados: la simple curva que el personaje encuentra en el suelo es una marca,
respecto de la cual se pregunta por cul es el atractor que corresponde actualizar: si el significante simblico del dinero o la luz
trasera daada del automvil, hasta que tiene que aceptar que dicha marca perteneca al atractor constituido por el recuerdo de
una parte de la anatoma de la amiguita de su hija.
[28] (Figura 1. Quino I)
La Figura 2 muestra cmo de un repertorio hipottico de marcas pueden originarse diversas entidades, determinantes o
determinados segn la terminologa del Grupo (1992: 149ss), que son la materializacin, en imagen grfica, de los
correspondientes atractores mnemnicamente disponibles. Las integraciones realizadas, en esta Figura 2 [29], no agotan la
posibilidad de producir otras entidades, segn la exploracin de su memoria que realice el experimentador en busca de otros
atractores. Es la tarea a la que se aboca el personaje de Quino en la historieta de la Figura 1.
[29] (Figura 2. Marcas y entidades)
223
De la Figura 3 [30] he tomado la ltima vieta para realizar una tarea inversa a la anterior y que es la que ms puede tener
relacin con el anlisis metasemitico de la imagen grfica. Inductivamente, en la Figura 4-B [31], he ido seleccionando las
marcas con las que estaban construidas las dos imgenes que componen dicha vieta, como puede comprobarse mediante las
indicaciones numricas de la Figura 4-A [31]. O sea, he identificado los mximos conjuntos de rasgos grficos que, todava, no
actualizaban ningn atractor. Ninguna de las 39 marcas identificadas, en la Figura 4-B, evoca alguna imagen reconocible, que es
lo que ocurrira si se le agregase cualquier otro de los rasgos, adyacentes a las marcas identificadas, utilizados por Caloi. En
cambio, los ocho conjuntos construidos en la Figura 4-C [31] ya pueden reconocerse, por ser referibles a concretos atractores.
Esta correspondencia con atractores mnemnicos procedentes de experiencias visuales precedentemente mantenidas con otras
imgenes grficas o con la percepcin y reconocimiento de objetos (semiticos), tiene sentido en este caso por pertenecer las
historietas a la categora de sinsignos icnicos y tener por tanto como referente a entidades existenciales, a sus actitudes y a sus
comportamientos.
La operacin de interpretacin no est mostrada en este desarrollo grfico, justamente por excederlo y requerir el
establecimiento de conexiones intersemiticas con otros sectores de la cultura del perceptor. Es lo que se cumple en la mayora
de los ensayos acerca de la historieta y de otras manifestaciones plsticas. No se da cuenta aqu acerca de cmo han sido
construidas estas historietas, ni del proceso mental que nos permite identificar, a partir de determinados trazos grficos, a
personajes y situaciones de la experiencia de cualquier perceptor. Las operaciones metasemiticas de identificacin y de
reconocimiento nos exigen enfrentar una seria tarea de investigacin. La operacin de interpretacin es, simplemente, la que
logra hacernos sonreir.
[30] (Figura 3. Caloi I)
224
Notas
1
El presente trabajo ha sido publicado en scar Quezada Macchiavello (editor), Fronteras de la semitica. Homenaje a Desiderio
Blanco. Per: Universidad de Lima-Fondo de Cultura Econmica, 1999.
2
En otro trabajo (Magarios, 1996b) justifiqu el empleo de este trmino para designar al conjunto de las imgenes mentales; no
es el sentido habitual que tiene "imaginera" en castellano, ya que se refiere preferentemente a la materialidad de la estatuaria
religiosa artesanal pero, en el contexto del presente trabajo, se le propone este sesgo de representacin mental y del conjunto de
operaciones que intervienen en la produccin e interpretacin de la imagen.
3
Sin tomar, por ahora, posicin en cuanto a las dos tesis en pugna: dualista y monista (Rastier, F., 1991: 34ss; King, Ch., 1996:
179ss).
4
Entiendo, en este trabajo, por atractor la imagen mental, almacenada en la memoria corta o larga, que resulta activada por los
rasgos componentes de determinada percepcin visual, de modo tal que no puede haber identificacin ni reconocimiento (en el
sentido de las operaciones que estoy definiendo) de algn perceptum sin la existencia de algn atractor que lo especifique y
diferencie.
5
"La representacin": trmino demasiado amplio. Se necesitaran nombres distintos para designar relaciones diferentes a las que
se incluye bajo este mismo trmino. A nivel cognitivo, podran diferenciarse, al menos y en principio: (a) una representacin
perceptual o sea lo que uno ve del mundo, en un momento determinado, en forma directa; (b) una forma que conoca (registrada
en la memoria) y en virtud de cuyo conocimiento puede reconocer la que percibe (lo que, aqu, denomino "atractor"); (c) el
proceso mediante el cual una forma, mnemnicamente presente (el mencionado atractor), est en el lugar de otra forma ya
conocida (en cuanto ya percibida) o que se est percibiendo; (d) una imagen material que se le presenta a alguien y que contiene
una forma que puede reconocer; (e) una forma que conoca y en virtud de cuyo conocimiento puede reconocer la que se le
presenta mediante una imagen material; (f) el proceso mediante el cual una forma, presente en una imagen material, est en el
lugar de una forma ya conocida (en cuanto ya percibida) o que se est percibiendo.
225
[31] (Figura 4; descomposicin en marcas y atractores)
226
227
13 LA ABDUCCIN EN LA INTERPRETACIN DE LAS
IMGENES VISUALES*
13.1 Mundos Semiticos Posibles
Al enfocar la semitica como una metodologa de base en ciencias sociales, la designacin mundos semiticos posibles
permite identificar un conjunto sistemtico, fructfero y eficaz de operaciones analticas. En principio tiene que ver con la
bsqueda de una descripcin precisa y de una explicacin fundamentada de la tarea de interpretacin, tal como sta se evidencia
en el enunciado que establece el significado de determinado fenmeno social (entre los cuales: de determinada imagen material
visual).
Interpretar es una operacin; por tanto implica la puesta en accin de un determinado o de varios comportamientos, cuyas
caractersticas es necesario que puedan identificarse a partir de la observacin, ya que, de lo contrario, el trmino "interpretar" y
sus transformaciones posibles ("interpretacin", "intrprete", "interpretante", etc.) designaran una entelequia, o sea, la pretensin
de poseer lo que ya es perfecto y que, en cuanto tal, no requiere del contraste emprico, lo que equivale al absurdo. Disponer de
una descripcin precisa de los comportamientos que intervienen en la tarea de interpretacin es, por tanto, una exigencia
ineludible para entender de qu hablamos cuando hablamos de mundos semiticos posibles.
Pero no es suficiente. Identificados los comportamientos, ser necesario establecer cmo actan cuando lo que producen
consista en atribuirle un significado a algo (si en eso, como estoy afirmando provisionalmente, consiste lo que denomino
"interpretar"). o sea, para que sea til el concepto de interpretacin que estamos construyendo, ser necesario explicar las
caractersticas de la intervencin dinmica de ese o esos comportamientos y explicar cul es y por qu es se y no otro el
resultado que tal o tales comportamientos alcanzan.
A esta integracin de descripcin y explicacin es a lo que denomino mundos semiticos posibles, del cual tambin habr
que proponer la representacin simblica de la forma en que descripcin y explicacin interactan para que pueda ser un
instrumento eficaz, al menos en este momento y en nuestra sociedad (con la amplitud que cada uno atribuya a tal momento y a tal
sociedad), para proporcionar un contenido especfico a lo que designamos como "interpretacin".
Quiz parezca que me he ido muy lejos o demasiado atrs en la bsqueda de consistencia y rigor para un trmino que
utilizamos muy habitualmente, sin hacernos semejantes problemas. pero es que, al incluir el tema de la interpretacin en el
campo operativo de la semitica como metodologa, no me estoy refiriendo al uso cotidiano, intuitivo y creativo del trmino
"interpretacin", tal como lo permite la puesta en prctica de la facultad semitica, sino al desarrollo conceptual mediante el cual
se puede disponer explicativamente de la operacin que se construya con el nombre de "interpretacin" como instrumento
operativo integrante de la disciplina semitica (que, sin embargo no deber contradecir al otro, salvo la concurrente demostracin
de una superacin del sentido cotidiano de ese trmino).
Hablar de los mundos semiticos posibles supone intentar identificar, ordenar, sistematizar y mostrar cmo interactan
algunos elementos determinados de ese conjunto de conocimientos, experiencias, sensaciones, valores y cuantos recuerdos
tenemos almacenados en nuestra memoria asociativa y que se activan para producir la interpretacin de una determinada
propuesta perceptual. Constituyen, asimismo, la forma que adopta la abduccin en su tarea de formular un juicio perceptual que
le confiere sentido a una determinada percepcin (o percepto). El concepto de memoria asociativa pertenece a la neurologa
cognitiva y lo utilizo en un sentido muy prximo al que propone Stephen Kosslyn (1996: 73):
Los resultados (outputs) de los sistemas de encodificacin ventral (propiedades de los objetos) y dorsal (propiedades del
espacio) se renen en una memoria asociativa (que aparece realizndose en parte en el lbulo temporal superior-posterior), donde
se los contrasta con la informacin almacenada. La memoria asociativa no slo contiene asociaciones entre representaciones
perceptuales, sino tambin informacin "conceptual" ms abstracta (nombres, categoras, partes del habla y otros). A la
informacin, en la memoria asociativa, pueden acceder las entradas procedentes de todos los sistemas sensoriales; una vez se ha
accedido a la informacin adecuada, se ha identificado el objeto.
En cuanto a percepto, por lo que conserva de su estructura de participio latino, se refiere a lo percibido o perceptum, que es,
justamente, el trmino que Peirce propone para indicar lo que vemos antes de saber qu es lo que estamos viendo (CP 2.141) y
que es la instancia en la que interviene la abduccin, como inicial hiptesis interpretativa de lo percibido (CP 2.776). Cuando lo
228
sabemos, o aceptamos lo que suponemos que vemos, ya hemos construido un juicio perceptual (perceptual judgement, CP
4.593) y, por tanto, ya le hemos asignado una interpretacin al percepto. Con la expresin: hecho perceptual (perceptual
fact), Peirce nombra a la visin consciente o descripcin intelectual de la evidencia de los sentidos, realizada por propio
esfuerzo (CP 2.141) y con la expresin juicio perceptual (perceptual judgement) designa su [del percepto] Interpretante
Dinmico (CP 5.540).
Para llegar a eso: transformar al percepto en juicio perceptual, hace falta una bsqueda en la memoria asociativa, que tiene la
facultad de relacionar lo que ya est archivado con la informacin que est entrando retinalmente. Y ese archivo, con esas
relaciones (que, con todo lo que tiene de participacin social, o sea, en cuanto vinculado a una cultura y a un momento histrico
determinado, es constitutivo de lo individual e identificador de las posibilidades interpretativas de cada sujeto percibiente) es lo
que intervendr para conferirle una determinada interpretacin a lo que un determinado sujeto est percibiendo, y ese archivo con
esas relaciones, tal como se presenta en un momento determinado de un individuo o de una sociedad determinados, es lo que
intuyo y trato de configurar como mundo semitico posible, como instrumento imprescindible para producir determinada
interpretacin de una determinada imagen material visual; y la mostracin de su estructura y relaciones proporcionar la
explicacin efectiva y socialmente adecuada de tal interpretacin.
[32] (Figura 1. Imagen figurativa; en Azorn (1966). Fot. 12. La seleccin de fotografas y montaje del libro ha sido realizado
por Miguel Buuel)
13.2 Del percepto a la interpretacin
La propuesta consiste, por tanto, en identificar cules son, y en recuperar, los pasos sucesivos que van del percepto a la
interpretacin. La sugerencia de tomar como objeto de anlisis a las tres imgenes materiales visuales propuestas, se basa en que
cada una de ellas corresponder a cada una de las tres semiticas, en cuanto disciplina, en las que se distribuye la pretendida
unidad de la semitica visual, lo que dej enunciado (Magarios de Morentin, 2000: 665-695) como identificable y diferenciable
en funcin de los tres grandes grupos de operaciones cognitivas diferentes que se ponen en funcionamiento para interpretarlas, en
cuanto facultad semitica.
229
En este sentido, la Figura nmero 1 [32] puede incluirse en el grupo de las imgenes materiales visuales figurativas
(peirceanamente: sinsignos icnicos); la Figura nmero 2 [33], en el grupo de las imgenes materiales visuales simblicas
(peirceanamente: legisignos icnicos); y la Figura numero 3 [34], en el grupo de las imgenes materiales visuales cualitativas
(peirceanamente: cualisignos icnicos).
Si esto ltimo es vlido, entonces la percepcin de la Figura nmero 1 [31] (o sea, la Figura nmero 1 como percepto) va a
tender a producir un juicio perceptual que enuncie una configuracin existencial.
[33] (Figura 2. Imagen simblica; en
Mijksenaar, Paul & Westendorp, Piet (1999);
p. 110)
[34] (Figura 3. Imagen cualitativa;
Maarten Beks (1929). Nest-building)
La percepcin de la Figura nmero 2 [33] (o sea, la Figura nmero 2 como perceptum) va a tender a producir un juicio
perceptual que enuncie una configuracin convencionalizada.
La percepcin de la Figura nmero 3 [34] (o sea, la Figura nmero 3 como perceptum) va a tender a producir un juicio
perceptual que enuncie una configuracin emocional (trmino todava muy ambiguo, pero que dejo provisionalmente como
expresivo de que va a producir o a recuperar una pura experiencia perceptual; quedando aqu por ajustar esa calificacin de
"pura").
El usar la expresin va a tender a es una manera de darle lugar a la posibilidad de hablar del percepto, aun sabiendo que
ello implica una contradiccin: el percepto es lo visto antes de saber qu se est viendo, entonces cmo podramos decir algo
acerca de lo que no sabemos qu es? Esto quiere decir que el percepto es una pura posibilidad y, en cuanto tal, no admite una
concrecin y, quiz cometiendo una pequea trampa lgica, pueda decirse que no es todava, pero que tiende a ser (o a producir)
algo.
Para avanzar lo menos posible (a los efectos de no saltear eventuales etapas; pese a lo cual quiz advirtamos despus que las
hemos salteado), pero constituyendo ya, desde un punto de vista cognitivo, lo que creo que puede ser un avance importante, dira
que, aunque todava no sepamos qu va a enunciar el futuro juicio perceptual, s podemos anticipar el tipo (identificador-
diferenciador) de enunciado en que va a consistir.
230
En el caso de la Figura 1 [32], el juicio perceptual construir (fuera de la imagen, pero a partir de ella, y como su objeto) un
fenmeno existencial percibible; y todos, intuitiva o abductivamente, sabemos (porque, en este momento, ya hemos visto e
interpretado la imagen consiguiente), cules son las caractersticas de tal fenmeno, pero nada nos autoriza a afirmarlas como
socialmente vlidas (lo que no quiere decir verdaderas). O sea, como analistas (la semitica como disciplina) todava no podemos
fundamentar por qu vemos lo que sabemos que estamos viendo (la semitica como facultad); y lo que me prohbo (e infrinjo mi
propia prohibicin) es decir que estoy viendo una localidad costera (en base a qu podra afirmarlo?).
En el caso de la Figura 2 [33], el juicio perceptual construir (fuera de la imagen, pero a partir de ella, y como su finalidad) un
fenmeno conceptual interpretable; y todos, intuitiva o abductivamente, sabemos (porque, en este momento, ya hemos visto e
interpretado la imagen consiguiente), cules son las caractersticas de tal fenmeno, pero nada nos autoriza a afirmarlas como
socialmente vlidas (lo que no quiere decir verdaderas). O sea, como analistas (la semitica como disciplina) todava no podemos
fundamentar por qu vemos lo que sabemos que estamos viendo (la semitica como facultad): y lo que me prohbo (e infrinjo mi
propia prohibicin) es decir que estoy viendo una instruccin acerca de la necesidad de agitar de determinada manera un
envase (en base a qu podra afirmarlo?).
En el caso de la Figura 3 [34], el juicio perceptual construir (fuera de la imagen, pero a partir de ella, y como su objeto) un
fenmeno emocional experimentable; y todos, intuitiva o abductivamente, sabemos (porque, en este momento, ya hemos visto e
interpretado la imagen consiguiente), cules son las caractersticas de tal fenmeno, pero nada nos autoriza a afirmarlas como
individualmente (ojo, modifiqu el adverbio que vena siendo: "socialmente") vlidas (lo que tampoco quiere decir verdaderas).
O sea, como analistas (la semitica como disciplina) todava no podemos fundamentar por qu vemos lo que sabemos que
estamos viendo (la semitica como facultad): y lo que me prohbo (e infrinjo mi propia prohibicin) es decir que (yo) estoy
viendo algo que me hace sentir estimulado por una apetencia de sensacin tctil (en base a qu podra afirmarlo?).
Esta ltima pregunta que cuelga entre parntesis, al final de cada uno de estos ltimos tres prrafos, es el desafo por donde
creo que tendr que continuar la construccin de los correspondientes mundos semiticos posibles, cuyas iniciales relaciones
aparecen en el contenido que he intentado conferirle a aquella expresin de tender a.
13.3 El silogismo de la abduccin
La respuesta a la pregunta que he planteado, en cada uno de los tres casos: "en base a qu podra afirmarlo?", despus de
anticipar la construccin, en cada caso, de un provisional (provisional, porque habra en l mucho que justificar) juicio
perceptual, puede construirse por intuicin o por abduccin.
Por intuicin, implica dejar el peso de la prueba de su aceptabilidad a cargo de la experiencia dependiente del
comportamiento futuro; por ejemplo, la posibilidad de compartir, con otros que perciban las mismas imgenes, lo que se afirma
como interpretacin de cada una de ellas (salvo la tercera, el carcter subjetivo de cuya validez, en cuanto semiosis privada,
admite que su contenido sea incompartible, pero requiere igualmente que se comparta su carcter de constituir una configuracin
emocional).
Por abduccin, implica dejar el peso de la prueba de su aceptabilidad a cargo de la experiencia proveniente del
comportamiento pasado, el manejo de cuya memoria implica, a su vez, dejarlo a cargo del razonamiento construido segn el
esquema lgico correspondiente. Lo afirmado, en cada una de las tres imgenes, es un caso (Figura 1: "es una localidad costera";
Figura 2: "es una instruccin acerca de la necesidad de agitar de determinada manera un envase"; Figura 3: "estoy siendo
estimulado por una apetencia de sensacin tctil") cuya validez depende de la aceptacin de la relacin de un resultado con una
regla.
Recordemos la estructura silogstica y el ejemplo de Peirce: la abduccin afirma o hipotetiza algo acerca de un caso ("estas
habas son de esta bolsa") que se fundamenta en la relacin de un resultado observable ("estas habas son blancas") con una regla
("todas las habas de esta bolsa son blancas") cuya validez se asume apriorsticamente (CP 2.623).
Pero, en el caso de las 3 imgenes que estamos considerando, cul es el resultado y cul la regla de los que depende la
validez del caso: lo abductivamente afirmado (y que, por lo tanto, requiere ser probado) en el juicio perceptual que da cuenta de
lo efectivamente percibido?
231
Voy a intentar construir, para cada una de las Figuras que estudio, los tres elementos, con su trabazn lgica, con los que
Peirce estructura el silogismo de la abduccin: determinado caso es vlido, porque es coherente con lo que se afirma en el
resultado, que proviene de la vigencia de determinada regla.
Por supuesto, el proceso abductivo es diferente e independiente ante cada una de las tres Figuras (lo que confirma mi
afirmacin de encontrarnos en presencia de 3 semiticas); pero en cada supuesto nos dice qu tenemos que relacionar para saber
qu estamos viendo, o sea, para formular el correspondiente juicio perceptual.
Respecto de la Figura 1:
Caso: interpreto esta imagen ("estas habas") como la representacin de una localidad costera ("son de esta bolsa");
Resultado: porque interpreto esta imagen ("estas habas") como la representacin de los frentes de algunas casas situadas
detrs y por encima de una superficie de agua en la que flotan algunos botes ("son blancas");
Regla: dado que cualquier interpretacin de esta imagen ("todas las habas") como representacin de una localidad costera
("de esta bolsa") requiere reconocer los frentes de algunas casas situadas detrs y por encima de una superficie de agua en la que
flotan algunos botes ("son blancas").
Donde el trabajo ha recado predominantemente sobre la representacin icnica de lo existencial.
Respecto de la Figura 2:
Caso: interpreto esta imagen ("estas habas") en cuanto instruccin acerca de cmo hay que agitar el contenido de determinada
botella, antes de usarlo ("son de esta bolsa");
Resultado: porque interpreto esta imagen ("estas habas") como el requisito de agitar la botella poniendo una mano en la boca
y la otra en la base de tal botella y sacudindola de derecha a izquierda y de izquierda a derecha ("son blancas");
Regla: dado que cualquier interpretacin de esta imagen ("todas las habas") en cuanto instruccin acerca de cmo hay que
agitar el contenido de determinada botella, antes de usarlo ("de esta bolsa") requiere que se agite la botella poniendo una mano en
la boca y la otra en la base de tal botella y sacudindola de derecha a izquierda y de izquierda a derecha ("son blancas").
Donde el trabajo ha recado predominantemente sobre la representacin icnica de lo simblico.
Respecto de la Figura 3:
Caso: interpreto esta imagen ("estas habas") como estimuladora de una apetencia de sensacin tctil ("son de esta bolsa");
Resultado: porque interpreto esta imagen ("estas habas") como la representacin de una textura de oquedades y de un
entramado sutil ("son blancas");
Regla: dado que cualquier interpretacin de esta imagen ("todas las habas") como estimuladora de una apetencia de sensacin
tctil ("de esta bolsa") proviene, para m, de la representacin de una textura de oquedades y de un entramado sutil ("son
blancas").
Donde el trabajo ha recado predominantemente sobre la representacin icnica de lo cualitativo (y, por ello: vlido
individual e intransferiblemente, en cuanto semiosis privada).
Todava son innumerables los conocimientos visuales y conceptuales que concurren y no han sido enunciados en este texto,
pese a ser necesarios, para producir, ante cada Figura, la interpretacin propuesta (pienso, por ejemplo en la representacin
retinocntrica de la imagen, sin formas reconducibles a existentes, del Esbozo Primario de David Marr [1982], como condicin
perceptual bsica para construir el Esbozo 2 Dimensiones y concluir en el Modelo Tridimensional.).
232
13.4 Hacia la explicacin de la interpretacin pretendida
Tratar de mostrar el proceso de interpretacin de cada una de estas tres imgenes materiales visuales, reducido a lo muy
elemental (no digo "a lo mas elemental", porque ese mnimo sera prcticamente inalcanzable), que formul con la forma lgica
del silogismo propuesto por Peirce para explicar el funcionamiento de la abduccin, enuncindolo, ahora, de modo ms
coloquial, pero sin olvidar aquella formulacin y lo que de instrumento metodolgico puede contener, para ordenar la explicacin
de la interpretacin pretendida (mediante la formulacin del correspondiente juicio perceptual).
La cuestin sera poder y lograr explicar el proceso de interpretacin de las imgenes materiales visuales utilizando, en vez
de (o con la menor participacin posible de) discursos verbales, imgenes visuales, de las que, replicando su posible interrelacin
en la memoria asociativa, deber mostrarse la concurrencia y la transformacin que ofrecen a la mente, mediante las relaciones
de accesibilidad y de alternatividad pertinentes a la construccin de los mundos semiticos posibles, ante el estmulo de una
percepcin visual que requiere ser interpretada. Pero todava no he podido preparar el programa de computacin que me
permitir (quiz) replicar, en la medida de lo posible, ese funcionamiento visual de la memoria asociativa.
Contino recurriendo, por tanto, al incmodo, impreciso y distorsionante discurso verbal (cuando se lo utiliza para explicar el
proceso de interpretacin de las imgenes visuales), pero utilizndolo slo para designar a, e indicar cmo se produce la
interrelacin de las imgenes visuales que deberamos estar viendo (o imaginando o recuperando mnemnicamente) como base
del programa de computacin que permita mostrar y comprender este tipo de anlisis pretendidamente explicativo.
Respecto de la Figura 1 [32]:
Vindola, s que puedo designarla como localidad costera.
Pero esto supone que, a su vez, lo ms inmediato que veo lo puedo designar cmo los frentes de algunas casas situadas
detrs y por encima de una superficie de agua en la que flotan algunos botes.
Todo esto supone que, a su vez, cuando lo que veo (como individualizacin de las partes de una configuracin) lo puedo
designar como "los frentes de algunas casas situadas detrs y por encima de una superficie de agua en la que flotan algunos
botes", s que lo que veo (como integracin de partes en una configuracin) lo puedo designar como "localidad costera".
Si dispongo de una secuencia de diferentes imgenes visuales en las que lo que veo lo puedo designar como "los frentes de
algunas casas situadas detrs y por encima de una superficie de agua en la que flotan algunos botes", podr constatar si, en todos
los casos, a la integracin de tales imgenes las puedo designar como "localidad costera" o si hay algn caso en que, pese a que
lo que veo lo puedo designar como "los frentes de algunas casas situadas detrs y por encima de una superficie de agua en la que
flotan algunos botes", no podra identificarlas como "localidad costera", lo que sera una prueba de falsacin de lo que pretenda
afirmar como interpretacin de las imgenes percibidas. Desde ya surge la posibilidad de que la calificacin de "costera" se
refiera al mar o a un ro, pero no creo que destruyese la interpretacin pretendida.
Lo que habra que probar, todava, es que cada una de las partes de la imagen que parecen permitir designar lo que estoy
viendo como "frentes de alguna casas", "casas", "casas situadas detrs" de algo, "casas situadas por encima" de algo, algo "detrs
de una superficie de agua", algo "encima de una superficie de agua", "agua en la que flotan botes", etc., se corresponde
justamente como interpretacin de cada una de tales partes de la imagen visual conjunta. Por supuesto, no importa tanto que estos
nombres sean designativos de lo que estoy viendo, como probar que las otras posibles imgenes que podra estar recuperando de
mi memoria asociativa y que aceptara como la historia visual de mi experiencia acerca de cada una de tales posibles
percepciones, confluye de modo no contradictorio como para permitir, entre todas ellas y respecto a la que ahora estoy viendo
(nuestra Figura n 1), una no interrumpida relacin de reflexividad, transitividad y simetra, que las ira asociando y vinculando
hasta constituir esa determinada interpretacin pretendida.
Respecto de la Figura 2 [33]:
Vindola, s que se me est dirigiendo una instruccin que me indica cmo hay que agitar el contenido de determinada
botella, antes de usarlo.
233
Pero, antes de construir esa interpretacin, los juicios perceptuales de base (o sea, los primeros atractores) que puedo
formular se refieren a ciertas imgenes "empobrecidas" (en cuanto limitadas a la representacin de los bordes trazados mediante
lneas y a una representacin abstracta del contenido, mediante una superficie de puntos) consistentes en la representacin de 3
botellas parcialmente superpuestas, una central, completa y vertical, con la tapa hacia arriba, y dos parcialmente ocultadas por la
primera, en posicin diagonal o angular respecto de la primera, con la tapa, en ambos casos, hacia la izquierda del espectador
(esta farragosa descripcin sera innecesaria, caso de poder mostrar cada una de las imgenes, con autonoma, en su forma de
aparicin y desglosadas de la imagen completa, lo que sera el objetivo de la explicacin mediante imgenes y no mediante el
discurso verbal).
Tambin son imgenes "empobrecidas" las consistentes en la representacin del perfil (siempre el izquierdo, o tal vez el
derecho? y, en todo caso, un error de proyeccin visual?) de 4 manos, contextualizadas, 2 sobre las tapas de 2 de las 3 botellas y
2 sobre las bases correspondientes a las 2 mismas botellas de las 3. Una botella carece de las manos como de cualquier otro
elemento en su contexto, o sea, est aislada y carente de sostn (pero es que, como veremos, aqu no se est representando la
existencia, ni la imaginaria ni la experiencial, sino que se est trasmitiendo una convencin.)
Otros dos elementos grficos completan lo que puede percibirse en el conjunto de esta imagen: 2 pares de flechas, uno a la
izquierda y otro a la derecha, en cada caso constituido por una flecha hacia arriba y otra hacia abajo y, tambin en cada caso,
estableciendo una continuidad entre la superior y la inferior, mediante un trazo grueso, decrecientemente segmentado hacia el
centro, que las vincula.
Lo que considero importante es que todava falta algo (no en la imagen, sino para su interpretacin): la botella concreta, no
como referente de esta imagen, sino como elemento complementario del instructivo y que es lo que hay que agitar, ya que, si esa
botella faltase, ste sera un mensaje ineficaz (como lo sera bautizar sin disponer de agua). La representacin icnica de lo
simblico, como es aqu el caso, podra quedar incluida, mutatis mutandis, entre los enunciados ms prximos a los austinianos
actos de habla, de modo que, como propuse en alguna oportunidad (Magarios de Morentin, 2003b), a la eficacia de este tipo
de imgenes podramos denominarla iconopoitica.
He percibido todo esto (como lo hace cualquier perceptor) de modo casi simultneo y siguiendo la propuesta de integracin
(por configuracin, o sea, por contextualizacin de imgenes) que el productor de la imagen ha construido. Como consecuencia,
agrego, de modo indudable, algo ms que no est en esta imagen esttica: el movimiento. O sea, abductivamente, interpreto esta
imagen como una instruccin que me indica cmo hay que agitar el contenido de determinada botella, antes de usarlo.
Al ver la Figura 2 [33], constituida por este conjunto de imgenes convencionales, formulo el juicio perceptual, con valor de
hiptesis, de que "hay que agitar el contenido de determinada botella, antes de usarlo". Cmo pruebo que esa hiptesis es
correcta?
Aqu, la memoria asociativa no me proporciona (o no slo me proporciona) imgenes que pueda utilizar para reconstruir una
secuencia no interrumpida de reflexividad, transitividad y simetra, lo que nicamente me permitira reconocer la imagen de la
botella, la de la mano y hasta la flecha (a la que no corresponde designar como "imagen de la flecha", sino como "flecha"). Lo
que tiene que proporcionarme la memoria asociativa es el cdigo socialmente establecido que contiene el significado conceptual
del conjunto de imgenes en cuestin. Y este proceso slo se incorpora a la memoria asociativa mediante el aprendizaje, lo
mismo que ocurre con las palabras o con los nmeros, por ejemplo, y con sus contextualizaciones permitidas, prohibidas o
creativas.
La prueba de que el juicio perceptual (con valor de hiptesis) acerca de que la instruccin: "hay que agitar el contenido de
determinada botella, antes de usarlo" que construyo a partir de la percepcin de esta imagen, est vigente, proviene de la
generalizacin de la interpretacin de tal imagen, en determinada comunidad y en determinado momento histrico, por estar esa
interpretacin convencionalmente vinculada a esa imagen (con las variantes morfolgicas que preserven su estructura de base).
Ya no es mi memoria asociativa individual la que tiene la clave de la validez de la respuesta (contiene, no obstante, la condicin
necesaria: mi previo aprendizaje, para que yo pueda interpretar el mensaje convencional), sino que la clave de la validez de
aquella respuesta la tienen los cdigos sociales trasmitidos mediante ese tipo de memoria asociativa que es el aprendizaje.
Respecto de la Figura 3 [34]:
234
Tratar, ahora, de enunciar el conjunto cognitivo de relaciones interpretativas visuales, que justifican que formule, en el caso
de la Figura 3 [34], el siguiente juicio perceptual: interpreto esta imagen como estimuladora de una apetencia de sensacin
tctil.
Lo que veo, cuando s que veo la representacin de una textura de oquedades y de un entramado sutil, yo, sin pretensin de
compartirlo pero como consecuencia emocional y experiencial, lo interpreto como estimulador de una apetencia de sensacin
tctil.
En estos casos (me refiero a las imgenes cualitativas o cualisignos icnicos) mi interpretacin, sa que me permite construir
el juicio perceptual: "esta imagen me estimula una apetencia de sensacin tctil", proviene de mi propia historia de emociones
perceptuales y emerge en un proceso abductivo, centrando esa apetencia en la percepcin visual concreta como "representacin
de una textura de oquedades y de un entramado sutil". Y aqu es donde se produce la identidad diferencial de las imgenes
cualitativas. La conciencia de esta percepcin, que sera la inicial y bsica para llegar a la construccin del juicio perceptual que
materializa la interpretacin, no tiene un soporte verbalizable sino que se basa puramente en una secuencia emocional
efectivamente experimentada. Slo mucho despus (quiz en este ahora) en que me fuerzo a racionalizar lo experimentado,
puedo construir enunciados que recuperen todo lo ya experimentado (y, de ese modo, conocido) a partir de la percepcin
consciente de la Figura 3 [34]. O sea, el juicio perceptual, en el caso de las imgenes cualitativas, no se construye con palabras;
no adquiero la conciencia de saber lo que estoy viendo como consecuencia de saber-poder enunciarlo, sino que s lo que me
produce lo que estoy viendo quiz sin tener conciencia de lo que lo provoca. S que deseo tocar, pero no s de dnde proviene
ese deseo (hasta este ahora, quiz totalmente artificial y provocado por el compromiso de pretender explicarlo, en que lo atribuyo
a la percepcin de "la representacin de una textura de oquedades y de un entramado sutil").
La abduccin, en el caso de las imgenes cualitativas, no puede probarse, slo es posible afirmarla o negarla. Y, por ser el
resultado de una construccin basada en una semiosis interior (en ese lenguaje privado al que se refiri Wittgenstein: 1953: par.
243ss, o en ese quale que caracteriz Peirce como nico, intransferible, pura intensidad o vivacidad sin comprobacin posible:
CP 6.223-6.237), tampoco puede comunicarse, si no es como la mencin del nombre ("apetencia de sensacin tctil") de un
sentimiento ya padecido, pero no de un fenmeno constatable. La comunicacin de la interpretacin de las imgenes cualitativas
tiene que ver con la honestidad personal en la manifestacin de las emociones, no con vigencia alguna socialmente explicable del
proceso de actualizacin de tales emociones.
La Figura 3 [34] (y sus afines posibles: por negacin incluyente, la pintura no figurativa y la pintura no simblica) es un
ejemplo prototpico. Pero la componente cualitativa est en todas las imgenes materiales visuales de cualquier tipo, en cuanto
todas estn construidas mediante la combinatoria de forma-textura-color que, con mayor o menor protagonismo, acompaa la
construccin del especfico referente. Esto quiere decir que nuestra percepcin de cualquier imagen material visual, aparte (si
corresponde) de hacer consciente su recuperacin existencial (lo que de sinsigno icnico pueda tener) o de hacer consciente (si
corresponde) su eficacia de instruccin convencional (lo que de legisigno icnico pueda tener), propone una experiencia
emocional (por lo que de cualisigno icnico necesariamente tiene) que, de modo intransferible, permanece en el subconsciente (y
tambin sin entrar en, pero advertidos de su problemtica inconsciente) como el ms profundo efecto de lo que se est
percibiendo.
* La versin inglesa de este trabajo fue publicada como Performance of abduction in the interpretation of visual images, en
Semiotica, Vol 153, 1/4, 2005; pp. 375-388
235
14 LA RECUPERACIN DE LA MEMORIA VISUAL *
14.1 La especificidad de lo visual
De todos los problemas que se suscitan cuando se pretende trabajar una semitica visual como una semitica particular, o
sea, tratando de identificar las reglas y las operaciones especficas segn las cuales produce el significado que le es pertinente, en
esta oportunidad enfoco el de determinar las posibilidades que tiene un investigador para conocer los procesos cognitivos
mediante los cuales un intrprete interpreta una determinada imagen material visual. Fundamentalmente, se tratar de llegar a
saber (o intuir con cierto fundamento) qu interpreta un intrprete cuando interpreta lo que le proponemos que interprete.
Afirm antes (13 La(s) semitica(s) de la imagen visual) que la interpretacin de las imgenes materiales visuales supone el
cumplimiento previo de las operaciones de identificacin y de reconocimiento. Posiblemente, la secuencia de estas tres
operaciones (que slo para el anlisis requieren del desarrollo procesual, cumplindose su efectiva realizacin en paralelo, o sea,
de forma simultnea) la comparten las distintas semiosis (icnica, indicial y simblica) que utiliza la mente/cerebro humana/o
cuando debe entender o comprender lo que est percibiendo. Aqu, me voy a referir exclusivamente a cmo esas operaciones
intervienen para construir una interpretacin, a partir de la percepcin consciente de una imagen material visual y, ms
especficamente, a cmo un investigador puede llegar a conocer, dentro de determinados lmites, los procesos y hbitos que
posee otro individuo y que comparte con los restantes integrantes del sector social al que pertenece, para reconocer (lo que no es,
todava, interpretar), determinada imagen material visual que est percibiendo.
La operacin de reconocimiento, en una semitica visual, consiste en poner en relacin una determinada propuesta
perceptual visual (que aqu restrinjo a la posible percepcin de una imagen material visual: fotografa, dibujo, pintura, "mancha",
smbolo grfico, etc.) con un determinado atractor mnemnico grfico (o sea, con una imagen visual mental estabilizada y
disponible en la memoria), coincida o no esta puesta en relacin con las opciones vigentes en ese sector de esa sociedad, o sea, al
margen de la verdad o falsedad de tal reconocimiento. Que se d esta puesta en relacin es el requisito mnimo indispensable,
aunque no suficiente, para que pueda llegar a producirse la interpretacin de una especfica imagen material visual.
Obsrvese que no es el objetivo de este trabajo participar en el debate acerca del reconocimiento de objetos (sean estos
imgenes o no), pese a su importancia y pese a que, de algn modo, estar afirmando algunas posiciones y negando otras, sino
que lo que pretendo es encontrar algunos recursos metodolgicos que permitan, a un investigador, identificar las imgenes
mentales de que dispone un intrprete y las relaciones que establece entre ellas, cuando cumple la tarea de percibir una imagen
material visual a la que trata de reconocer para llegarla a interpretar.
Desde luego, ya anticipo que considero que el nico camino de llegada a la mente de ese intrprete lo ofrecen los discursos
(o con mayor amplitud: las semiosis sustituyentes) que este mismo intrprete produce.
Una investigacin acerca de las caractersticas segn las cuales un determinado intrprete realiza su especfica tarea de
reconocimiento de una imagen material visual que est percibiendo, requiere enfrentar e intentar resolver dos problemas: (1)
identificar las distintas semiosis que tiene a su disposicin un intrprete, en un momento y en una sociedad determinada, para
atribuir significado a esa concreta imagen material visual. Esto implica aceptar, como ampliacin del requisito mnimo antes
enunciado, que en el proceso de interpretacin participa informacin proveniente de y en asociacin con otras semiosis: verbales,
comportamentales, sensoriales, etc., almacenadas y disponibles en la memoria, adems de la especfica semiosis visual a la que
pertenece la imagen que est interpretando. Como afirmacin apodctica, podra expresar que ninguna semiosis es autosuficiente
para producir su interpretacin.
Adems, (2) se requiere establecer cul sea el especfico atractor visual que, posiblemente junto con otros de naturaleza no
visual, se pone en relacin con la imagen material visual propuesta para la interpretacin, lo que de modo general, puede
enunciarse como el problema de formular y probar una hiptesis acerca de cul sea el concreto proceso de recuperacin de la
memoria visual que pone en funcionamiento un determinado individuo perteneciente a una determinada comunidad en un
determinado momento histrico, para proyectarla sobre la imagen material visual que est percibiendo y as lograr reconocerla.
Considero que, desde el enfoque metodolgico, si este problema es efectivamente solucionable, deber poder probarse otra
hiptesis metaterica (respecto de la anterior y pertinente a la Semitica General, en cuanto aplicable a todas y a cualquiera de la
semiosis disponibles), consistente en afirmar que el proceso de produccin de la significacin, en un momento y en el seno de un
236
grupo social determinado, es simtrico del proceso de interpretacin de la significacin, tal como se produce en ese mismo
momento y grupo social (Peirce, CP: 4.551; Marty, 1990).
O sea, que esta hiptesis est implicando, a su vez, que un mismo sistema lgico-mnemnico de conceptos, imgenes y
experiencias se pone en funcionamiento tanto para producir como para interpretar una determinada semiosis sustituyente.
La mayor dificultad estriba en que este sistema, tal como est disponible en la mente / cerebro de determinado sujeto, slo
puede conocerse por inferencia a partir del anlisis de determinadas semiosis sustituyentes efectivamente producidas por dicho
sujeto. As, primero habr que inferir el sistema lgico-mnemnico puesto en funcionamiento para producir, ya que ste es el
efectivamente describible y verificable y, slo a partir de esta inferencia, el investigador podr formular una hiptesis acerca de
cmo intervendr ese mismo sistema lgico-mnemnico para interpretar a otra determinada semiosis sustituyente, producida por
otro sujeto.
Un simple ejemplo permitir hacer evidente que esto es lo que ocurre cuando se realizan determinadas operaciones en un
estudio de mercado o de opinin, destinadas a lograr que creativos publicitarios o que determinados polticos, por ejemplo,
produzcan mensajes que resulten interpretados de modo que los eventuales intrpretes le atribuyan, dentro de mrgenes
relativamente acotados de variabilidd, determinada y no otra significacin a determinado producto o fenmeno social, que es la
que el publicitario o el poltico desea que se le atribuya. El estudio de mercado o de opinin busca (entre otros aspectos que aqu
no nos interesan) que los eventuales usuarios / consumidores o votantes produzcan, contestando a determinadas entrevistas,
respuestas en las que construyan significados y valores, ya que al hacerlo harn evidente el modo como utilizan el lenguaje para
construirlos. De este modo, los publicitarios o los polticos podrn aplicar esa misma tcnica para construir los textos de sus
propios mensajes (los de los publicitarios o los polticos). As, podrn inducir a esos usuarios/consumidores o votantes para que
acepten que los productos o fenmenos sociales que les estn comunicando mediante sus discursos publicitarios o polticos
poseen efectivamente los significados y valores que estn interesados en que los usuarios/consumidores o votantes acepten que
poseen. Lo que convence no consiste tanto en hablar de lo mismo como en decirlo de la misma manera.
Todo esto puede resultar relativamente aceptable tratndose del habla; pero, cmo recuperar el camino hacia las imgenes
visuales almacenadas en la memoria del intrprete, dado que la produccin de imgenes grficas es una tarea inusual o, al menos,
mucho menos usual que la del habla y an que la de la escritura?
14.2 Operaciones semiticas utilizables
La bsqueda de datos que confirmen la presencia de imgenes en la mente / cerebro es compleja, se desarrolla por
inferencias sustentadas en indicios (en el pleno sentido semitico de este trmino y tambin en el coloquial de pequeos atisbos
que requieren confirmacin) y motiva todava arduos debates cientficos (ver, p.e.: Stephen M. Kosslyn, 1996).
De una forma casi exclusivamente enumerativa, voy a proponer, a ttulo tentativo y necesariamente incompleto, algunas
operaciones concretas, la mayora ampliamente conocidas, pero que pueden servir para constatar que existe la posibilidad de
intentar la recuperacin de la memoria visual, al menos en forma fragmentaria. El desafo consistir en lograr organizar estos
indicios, cuando se refieren (que es en lo que consiste su importancia) al archivo mnemnico de las imgenes posedas por una
persona o por un grupo de personas, de modo que puedan establecerse las regularidades que justifiquen la inclusin del conjunto
de imgenes mentales as recuperadas en un especfico y diferencial Mundo Semitico Posible, que as justificara tambin la
consideracin de tal grupo como una comunidad vinculada por el uso relativamente compartido de tales imgenes y de tales
relaciones entre imgenes. A mi saber y entender, esto no se ha logrado y hasta sera discutible para algunos, no para m, que
pueda lograrse. Y eso en los casos en que aquellas concretas operaciones demuestren su eficacia en la identificacin de
atractores, respecto de lo cual habr que estar muy vigilantes antes de dar a tal eficacia por demostrada.
Enumero, por tanto, algunas operaciones posibles de las cuales, al menos someramente, tratar de ir comentando sus
caractersticas y discutiendo su eficacia y la validez de la recuperacin alcanzada. Supongamos que estamos tratando de
actualizar como imagen percibible un molino de viento. Tngase en cuenta que se trata de producir una imagen material visual,
no slo de imaginarla (como seguramente ya ocurre en la mente de cada lector) ni, tampoco, de copiarla de otra imagen ya dada.
Se trata de establecer qu imagen de molino de viento puede materializar cada uno, producindola o reconocindola mediante
configuraciones grficas, de modo que se puedan valorar las semejanzas y diferencias identificables entre ellas, lo que no es
posible si slo disponemos de las inaccesibles imgenes mentales tal como se encuentran recluidas en el cerebro de cada uno.
Con distinto xito (y conscientes de que tambin puede ser con absoluto fracaso), podemos utilizar: 1/ la descripcin verbal de
imgenes visuales; 2/ dibujar las imgenes de las que se habla; 3/ identificar al atractor a partir de marcas; 4/ identificar al
237
atractor a partir de manchas; 5/ identificar los atractores comprometidos en imgenes ambiguas; 6/ identificar al atractor a partir
de imgenes degradadas; 7/ identificar al atractor a partir de carencias; 8/ identificar al atractor a partir de modificaciones en los
hbitos perceptuales; 9/ identificar al atractor a partir de fragmentos de imgenes estereotpicas; 10/ identificar al atractor a partir
de sus partes; 11/ modificar imgenes materiales visuales "incorrectas"; 12/ modificar lo necesario para eliminar el humor de un
chiste exclusivamente grfico.
14.3 Primera operacin: la descripcin verbal de las imgenes visuales
La primera operacin mencionada consiste en formular una descripcin verbal que permita recuperar el atractor conservado
en la memoria visual de un hablante. Si la pretensin fuera la de recuperar, mediante la descripcin verbal, la efectiva calidad
visual de una imagen, tal como sta se encuentra almacenada en la memoria del hablante en estudio, me animo a decir que el
intento est condenado al fracaso.
A travs de las palabras que alguien emite, un oyente puede construir ciertas imgenes mentales, de naturaleza visual, que
responden a los atractores visuales que este oyente actualiza cuando interpreta las palabras del hablante. Pero el que construye
imgenes a partir de las palabras es el oyente, ya que el hablante lo que hizo fue construir palabras acerca de ciertas imgenes
mentales que posea mientras hablaba o antes de empezar a hablar; pero no existe ninguna posibilidad de establecer la
proximidad o distancia que tienen las imgenes construidas por el oyente con las imgenes que tena en su mente el hablante,
cuando hablaba acerca de ellas. Se puede saber cmo las nombra, pero eso no les atribuye una forma especfica, sino que las
remite a un estereotipo conceptual. la imagen individual de la que habla el hablante (pero a la que no muestra) es un interpretante,
social, histrica y laboriosamente organizado, y, en su transitorio estado presente, absolutamente individual y especfico. La tarea
de lograr que un sujeto al que se estudia muestre la imagen mental que posee est, mientras se limite a describirla verbalmente,
todava por realizar.
Cuando a alguien se le pregunta, por ejemplo: "Qu es para usted un museo?", la respuesta nos proporciona, mediante la
selectiva actualizacin (o las rplicas) de los signos y de las relaciones posibles del sistema de la lengua, los componentes
conceptuales mediante los que se individualiza y materializa, hasta cierto punto, aquello abstracto y conceptual de lo que el
hablante habla cuando habla de "un museo". Nos proporciona, tambin, los nombres de los otros conceptos que asocia al nombre
del concepto de "museo" y con los que define al "museo" y la sintaxis que usa para asociarlos. Sus palabras efectivamente dichas,
tanto en cuanto texto (slo sintaxis) como en cuanto discurso (aadida la semntica), son fundamentales para conocer el proceso
cognitivo utilizado para la construccin del concepto de "museo" por ese hablante y, por tanto, para inferir el sistema lgico
simblico que tena, en su mente/cerebro, efectivamente a su disposicin. Tambin lo son, para establecer la proximidad o la
distancia que tena su modo de construir el concepto de "museo" con el modo que tenan a su disposicin, para construirlo, otros
integrantes de su entorno social, constituyendo cada uno de esos ncleos de proximidad lo que puede denominarse un Mundo
Semitico Posible del concepto "museo" y constituyendo los diversos mundos semiticos posibles as identificados por el
investigador-analista, el conjunto de los sistemas conceptuales disponibles en esa sociedad, para definir el concepto de "museo".
Pero si a alguien se le propone: "Imagine un molino de viento. Ahora, descrbalo", su descripcin va a generar en la mente /
cerebro del oyente aquellas imgenes de las que ese oyente disponga o aquellas que pueda construir con las propiedades
categricas o los rasgos de identidad individual que haya ido almacenando social, histrica y laboriosamente, en su memoria
asociativa, acerca de los molinos de viento; y sta ser su (del oyente) interpretacin visual de las palabras del hablante. Pero esto
no proporciona una va de acceso a las imgenes efectivamente existentes en la memoria asociativa del hablante, ni asegura en
modo alguno que tales imgenes del oyente coincidan con las que posea el hablante o con las que poda construir con las
propiedades categricas o los rasgos de identidad individual que haya ido almacenando social, histrica y laboriosamente dicho
hablante y de las que daba cuenta traducindolas en palabras cuando describa el molino de viento que haba imaginado; y sta
ser su (del hablante) interpretacin verbal de sus propias imgenes mentales. El discurso verbal se instala como mediador entre
el que lo oye e interpreta y las imgenes efectivamente posedas por el que habla, de las que al hablar proporciona una
interpretacin (la del propio hablante y dueo de las imgenes mentales) pero de las que no actualiza una presencia.
Un trabajo que nos permite comprobar esta distancia es el realizado por Jos Saramago en su obra El Evangelio segn
Jesucristo (Saramago, 1998). La situacin de produccin de su discurso (en su momento, escrito) acerca de una imagen (la
Crucifixin; atribuida a Durero, sin que Saramago se comprometa en ello), en la que el productor (Saramago) tiene en presencia a
la imagen y se propone convertirla en palabras, es simtrica con la situacin de interpretacin de ese discurso (ahora, ledo), en la
que el intrprete tambin tiene en presencia la misma imagen y se propone verla tal como lo escrito le va indicando. El trabajo
literario ha consistido en permitir diferenciar lo que Saramago va interpretando,
238
[35] La crucifixin (atribuida a Durero [no
por Saramago, que no lo menciona], sin
firma), en Saramago, Jos (1998; p. 10)
[36] Saramago, Jos (1998; p. 11)
al decir las imgenes que ve, a partir de los atractores que tales imgenes actualizan en su memoria asociativa, con lo que
nosotros construiramos si tuviramos que enunciar verbalmente lo que vemos en la misma imagen. La aventura, como lectores,
consiste en seguir las otras asociaciones propuestas por el escritor (de las que aqu slo reproduzco la primera de las nueve
pginas que dedica a la descripcin de la imagen en la obra citada), contraponindolas y disfrutando la distancia resultante, con
nuestras propias asociaciones, aquellas que nosotros interpretamos al ver la misma imagen. En el caso de quien nos relata lo que
vio o lo que so o imagin, se produce una simetra contrastante con la del texto-imagen de Saramago; tenemos un nico
discurso: la enunciacin verbal del que habla, y, en principio, ninguna imagen. A las imgenes mentales del que habla, no
tenemos acceso ms que en la forma lingstica que le confiere el que habla, quien remite sus palabras a los atractores visuales de
los que dispone en su memoria asociativa; como oyentes, tenemos su texto verbal, y, al remitir sus expresiones lingsticas a
nuestra propia memoria asociativa, construimos las imgenes que, para nosotros, actualiza su enunciacin. No tenemos
posibilidad de contrastar lo que vamos construyendo imaginariamente, con aquello de lo que el hablante dispona cuando lo fue
enunciando verbalmente para nosotros; pero as como, al leerlo a Saramago, constatamos la diferencia entre las interpretaciones
posibles de una misma imagen, la que l vea al escribir y nosotros vemos al leer, y en eso consiste lo literario, respecto del que
nos habla de sus imgenes mentales no podemos constatar la diferencia porque no compartimos un mismo referente visual; pero
lo ocurrido con la lectura de Saramago no comprueba la diferencia entre las imgenes mentales de las que parte el hablante y
aquellas otras en las que desembocamos nosotros al escucharlo.
Hasta aqu, el fracaso de esta primera operacin: no podemos acceder a las imgenes visuales mentales de alguien mediante
la descripcin verbal que ese alguien nos haga de ellas.
14.4 Segunda operacin: dibujar las imgenes de las que se habla
239
La segunda de las operaciones exploratorias de las imgenes mentales posedas por determinada persona consiste en
solicitarle que dibuje la imagen en la que est interesado el investigador; por ejemplo, estableciendo como consigna de la tarea a
realizar: "Imagine un molino de viento. Ahora, dibjelo."
As como la descripcin verbal es la operacin especfica y apropiada para recuperar los conceptos simblicos que
determinado sujeto en estudio posee en su mente / cerebro y el proceso mediante el cual los construye, dibujar es la operacin
especfica y apropiada para recuperar las imgenes visuales que determinado sujeto en estudio posee en su mente / cerebro y el
proceso mediante el cual las construye.
El pedido de que dibuje determinada imagen es una forma sinttica de expresar la necesidad que tiene el investigador de que
la persona, cuyos atractores visuales se estn estudiando, los represente grficamente, en alguna de las instancias de toda la gama
que va desde el dibujo lineal propiamente dicho, hasta la pintura o, incluso, hasta la escultura. Conviene tener en cuenta, no
obstante, que, en la prctica, la situacin ms habitual consistir en facilitarle una hoja de papel y un lpiz y pedirle, como en
nuestro ejemplo, que dibuje un molino de viento, si se trata de investigar las imgenes que de los molinos de viento tenga en su
cabeza.
Si la persona acepta la consigna y dibuja la imagen solicitada, esa configuracin, resultante de su tarea de dibujante, es un
dato fundamental para establecer qu imagina cuando se le pide que imagine un molino de viento o cmo aceptar o qu deber
modificar de su atractor visual, tal como lo tena previamente almacenado, para interpretar como molino de viento a una imagen
que se le propone a su percepcin. O sea, a partir de la imagen o imgenes producidas ser posible, para el investigador, inferir el
sistema de representacin grfica que utiliza en la construccin mental de su imaginera (o conjunto de imgenes que posee o
puede llegar a producir mentalmente), para contrastar a dicha imaginera con las percepciones que se le proponen voluntaria u
ocasionalmente y as poder inferir la interpretacin que atribuir a estas ltimas.
No es ste el momento oportuno para desplegar los diversos aspectos de una analtica grfica (que, no obstante, constituye la
tarea fundamental que tiene por delante la Semitica Visual). O sea, realizar de modo adecuado la tarea que se est sugiriendo,
requiere disponer de un repertorio de articulaciones que expliquen y organicen la configuracin en estudio, para evaluar las
caractersticas constructivas de la imagen visual realizada por el sujeto. Sin pretender enumerarlas exhaustivamente ni
describirlas fundada y adecuadamente, menciono que, por ejemplo, si se trata de una imagen figurativa, el analista-investigador
deber poder responder, entre otras, a las siguientes cuestiones, respecto a la imagen concreta que el sujeto en estudio (se del
que queremos saber qu imagen de molino de viento tiene en su memoria visual) est produciendo y con las que dicho analista-
investigador podr inferir el sistema de representacin grfica de que dispone el sujeto al que estudia: cmo las marcas (mxima
superficie grfica que todava no activa ningn atractor) se organizan en atractores; como los atractores (mnima superficie
grfica que ya aparece dotada de identidad visual) se organizan segn ejes; como los ejes (la combinacin de las inclinaciones
que vinculan a un conjunto determinado de atractores) se organizan en contornos de oclusin; y cmo los contornos de oclusin
(la percepcin de una discontinuidad como seal de profundidad) se organizan en modelos 3D, segn los cuales el individuo en
estudio reconoce a los objetos representados (cunta deuda en todo esto con el Grupo , 1992; y con David Marr, 1982!). Tales
algunos de los elementos mnimos que sustentarn la posibilidad de inferir un determinado sistema mental de representacin
grfica y que he tratado de ir esbozando en los textos que completan este mismo captulo.
"Yo no s dibujar" es la respuesta que amenaza con acabar con la tarea propuesta, pese a considerarla como la especfica y
apropiada para recuperar la calidad visual de determinadas imgenes. La posibilidad de tal respuesta es una lamentable
consecuencia de la instancia cultural en la que vivimos, en la que se supone que "para saber dibujar hay que haber nacido con esa
capacidad". Por supuesto, no todo el que escribe es Borges, pero no se supone que para saber escribir hay que haber nacido con
alguna particular capacidad. Quiz pueda decirse que para ser un artista plstico o un escritor se requiera algo innato; aunque ms
bien creo que se requiere trabajo y oportunidad social y que todo lo que de innato se requiere consista en que le guste a uno ese
trabajo. Pero todos podemos escribir si nos ensean a hacerlo y slo algunos sern escritores; todos podemos dibujar si nos
ensean a hacerlo y slo algunos sern artistas plsticos (y algo semejante ocurre con saber entonar y con tener odo musical). O
sea, el camino hacia la recuperacin de la memoria visual individual mediante el dibujo es una aptitud que todos compartimos,
aunque es cierto que no podremos (o nos avergonzar) utilizarla si no nos han enseado a hacerlo. Que se ensee, en los niveles
elementales de instruccin, a dibujar es tan importante como que se ensee a escribir. Slo cuando se est ante una imagen (y la
comunicacin mediante imgenes grficas, o sea, mediante los videos, tiene, actualmente y en gran cantidad de mbitos, una
vigencia mucho ms expandida que la comunicacin mediante imgenes simblicas, o sea, mediante la escritura) adquiere
sentido la expresin, trivial y absurda por otra parte, "una imagen vale ms que mil palabras." Es que no hay una ni mil palabras
que puedan sustituir lo que se puede interpretar a partir de la percepcin de una imagen; ni hay tampoco una ni mil imgenes que
puedan sustituir lo que se puede interpretar a partir de una frase o de un enunciado. En uno y otro caso se trata de otra clase de
interpretacin y, consiguientemente, de otro contenido significativo (los que, no obstante, podrn concurrir). Hay dos propuestas
240
que, por ahora, dejo en su versin apodctica, pero a las que me he referido en diversas oportunidades y sobre las que continuar
trabajando: 1) cada semiosis (icnica, indicial o simblica) tiene su capacidad significativa especfica y no sustituible por
ninguna otra; y 2) ninguna semiosis es autosuficiente, requiriendo de las otras para la produccin e interpretacin de su especfico
significado.
14.5 Tercera operacin: identificar el atractor a partir de marcas
Contino recorriendo algunas operaciones que pueden conducir a inferir la presencia de determinadas imgenes visuales en
la memoria de alguien. Esta exploracin se basa siempre en la supuesta correspondencia entre interpretacin y produccin, En el
punto 2 de este mismo trabajo, la enumeracin de operaciones posibles segua con la (3): proponer al sujeto testigo que lo
identifique (por ejemplo, al supuesto molino de viento) como atractor a partir de marcas. Como el trmino "marca", tal como lo
uso en este y otros escritos (Magarios de Morentin, J., 1999: 435) tiene una fuerte componente tcnica, creo conveniente aclarar
que entiendo por tal la mayor extensin de un grfico que todava no es reconocible ya que no suscita la actualizacin de ningn
atractor, o bien (segn el Grupo , 1992: 151), aquellas que se definen por su falta de correspondencia con un tipo.
Cuando comienzo a trazar un dibujo de algo, qu sea este algo no surge inmediatamente en la imaginacin de un eventual
intrprete, espectador de mi tarea de dibujante. Es ms, suele ocurrir que la primera configuracin que construye ese intrprete,
agregndole imaginariamente rasgos que todava no he trazado en mi dibujo, y de la que me entero porque la identifica
nombrndola ("una raja de sanda" o "un barco" o "una boca" o "una copa", etc.) no sea la que yo me propona trazar; o bien,
puedo hacer trampa y cambiar el dibujo final, siguiendo otra configuracin distinta a la que l nombr, si esto era posible a partir
de los trazos de que dispona.
Establezcamos los papeles que se desempean en esta situacin semitica. Yo voy elaborando, progresivamente, un dibujo
que se corresponde con la disponibilidad de imgenes visuales que tengo en mi memoria. La imagen final que tengo en mi
memoria (o aquellas que he ido sustituyendo sucesivamente, porque eran construibles a partir de lo parcial y efectivamente
dibujado) es lo que he denominado "atractor". Lo parcial y efectivamente dibujado, que todava no concluye necesariamente en
un atractor, es lo que he denominado "marca".
[37] Marca 1
Obsrvese que, cuando hago el juego de cambiar el destino final de la representacin construida por mi dibujo, lo que hago
es demostrar que el pretendido atractor, que se anticipa a nombrar en un momento dado el intrprete, puede ser una mera marca,
respecto de otro atractor. Por supuesto, como productor de mi dibujo, yo estoy actualizando imgenes mentales de mi memoria
visual. Pero no es mi imaginera mental la que est siendo objeto de estudio en esta situacin, sino la del eventual intrprete.
241
Entonces, al darle la consigna de que, en cuanto pueda identificar una imagen especfica en el dibujo que voy trazando, lo
diga, estoy provocando una exteriorizacin de su tarea de intrprete que permite identificar algunas de las imgenes mentales de
las que l dispone en su memoria visual, lo que constituye el objetivo de esta operacin.
De algn modo, lo instituyo en productor de la misma imagen que yo voy trazando, slo que yo s cul es esa imagen y l lo
descubre. Es semejante a cuando uno garabatea con un bolgrafo sobre el papel y, de pronto, reconoce una imagen visual que no
tena intencin de producir, pero cuyos rasgos identificatorios se le hacen evidentes en lo garabateado. El intrprete, en la
situacin que vengo comentando, es un productor sustituto que asume como suya mi tarea de dibujante. Por eso Peirce afirma la
existencia de dos cuasi-mentes, simultneamente, productora e interpretante, en toda situacin de comunicacin (CP. 4.551). Esta
idea peirceana la he encontrado tambin recuperada por Robert Marty (1990), en uno de los fragmentos (Cap. 2, Sec. 5:
"Interpretation vs Production: la communication) de su libro L'Algbre des Signes.
En todo caso, la operacin de recuperar el atractor a partir de una marca resulta ser eficaz para inferir la presencia, en la
memoria visual del sujeto testigo, de una determinada imagen o de una secuencia de imgenes determinadas, a partir del estmulo
visual propuesto. Por ms que seduzca a los psiclogos, la bsqueda que propongo la mantengo, con prescindencia de la
posibilidad y la riqueza de interpretaciones que puedan formularse a partir de la opcin elegida, en el plano de lo estrictamente
semitico, o sea, como operacin adecuada para identificar los efectivos contenidos de la memoria visual.
[38] Atractores 1, 2, 3, 4, 5 y 6
242
14.6 Cuarta operacin: identificar al atractor a partir de manchas
Esta operacin consiste en proponer al sujeto testigo que lo identifique (a un eventual molino de viento o a cualquier otra
imagen en estudio) como atractor a partir de "manchas" o sea, ya bien, por ejemplo, en lminas del Rorschach o en otros
"cualisignos-icnicos" de la plstica, en cuanto imgenes materiales visuales no figurativas e, incluso, mediante el plcido
entretenimiento de descubrir figuras en el entresijo de las nubes que pasan.
Tambin aqu prescindo, muy respetuosamente, del valor psicolgico que pueda tener la opcin por una u otra representacin
construida por el intrprete sobre la base de las formas arbitrarias, simtricas y cromticas o no, que constituyen el soporte visual
del conocido "Test de Rorschach" (Klopfer, B. y Davidson, H. H., 1966). Su valor semitico consiste en recuperar la actividad
mental identificatoria llevada a cabo por el intrprete, tal como se evidencia al delimitar determinadas zonas de las
correspondientes lminas y marcarlas como configuradoras de la imagen cuya presencia afirma. Dado que la propuesta visual de
las lminas de Rorschach no es unvoca, o sea, cada una de ellas no propone una nica representacin figurativa, la identificacin
de esos lmites y, eventualmente, la de algunos elementos del interior de la figura delimitada, constituye una tarea individual del
sujeto testigo quien, al exteriorizar, sealndolos sobre la lmina, los aspectos que la constituyen, permite al investigador
243
recuperar la forma de la imagen mental que el intrprete est actualizando, de entre otras muchas posibles (cuya posibilidad ha
sido demostrada por las opciones de otros testigos) a las que no actualiza por no estar contenidas en su memoria visual o por no
tenerlas disponibles.
[39] [Las 10 imgenes del test de Rorschach.
Rorschach, Hermann (2006)]
El mismo tipo de inferencia puede alcanzarse partiendo de pinturas abstractas y/o no figurativas. La tarea consiste, al igual
que en el supuesto anterior, en pedirle al sujeto testigo que reconozca, sealando o remarcando, sobre la mancha, los bordes de
determinada figura y, si se diera, algn rasgo interior identificatorio. As como la psicologa ha producido la secuencia de las
lminas de Rorschach para reinterpretar la interpretacin producida por el intrprete, en el caso de los cualisignos-icnicos
interviene la filosofa con el objetivo de inferir la existencia de experiencias subjetivas intransferibles, a travs de sus rastros en
la experiencia esttica, elaborando el tema de los "qualia", de Peirce (CP. 6.222-6.237) a Dennett (1995), incluyndolo a Manuel
Garca-Carpintero (1996), o bien desde la perspectiva de los "lenguajes privados" de Wittgenstein (1953: 243ss), aspectos ambos
que me he permitido sintetizar exploratoriamente, desde la Semitica, como las "semiosis privadas" (Magarios de Morentin,
2000).
Lo que, en definitiva y en este caso, propongo, como eficaz para la recuperacin de la memoria visual, es la operacin de
marcar los lmites que identifican una imagen visual figurativa y de sealar algn o algunos rasgos individualizadores de tal
imagen, en el interior de propuestas visuales amorfas. Parto, para as afirmarlo, del supuesto de que, para la realizacin de esta
identificacin, el intrprete actualiza el correspondiente atractor, disponible en su memoria visual, como lo demuestra el hecho de
que sea sa y no otra la figura que "ve" en la mancha plstica. As, su tarea interior interpretativa se hace evidente mediante la
produccin de su tarea externa delimitadora, reiterndose la simetra peirceana de interpretacin y produccin. Por ello, no es
244
suficiente con que diga que ve "la cabeza de una cabra"; semiticamente es fundamental que seale sus bordes y caractersticas,
para establecer de qu concreta imagen de cabeza de cabra se trata.
14.7 Cinco nuevas operaciones: identificar al atractor a partir de imgenes
deterioradas
Mientras que las dos operaciones inmediatamente anteriores proponan anticipar o configurar una imagen que todava no
exista, en cuanto (en la 3) no haba sido completada (slo se dispona de marcas) o (en la 4) se parta de una percepcin amorfa
(de lo que se dispona era de una "mancha"), las cinco primeras de las operaciones que siguen le proponen al intrprete que
actualice un atractor, a partir de diversas situaciones en las que la imagen ya est construida en la propuesta perceptual que se le
presenta, pero aparece afectada por alguna clase de deterioro. Contina la idea de hacerlo trabajar para que exteriorice la imagen
de la que dispone en la memoria.
La 5 operacin consiste en proponer una imagen ambigua: en una nica figura podran estar representados dos o ms
objetos, debiendo el intrprete sealar los bordes o los rasgos identificatorios o la disposicin que corresponden a una y,
eventualmente (si los ve) los que corresponden a la otra imagen. La tarea productiva que implica resaltar un perfil, seleccionado
lmites posibles, o nombrar partes que cumpliran funciones distintas en una y otra figura, permite que el investigador infiera la
preexistencia de la imagen en la mente / cerebro del intrprete.
[40] ririfleur.centerblog.net
(DC2007)
[41] (Beever, Julian. 1998)
La 6 operacin propone la reconstruccin e identificacin a partir de una imagen degradada: con una materia prima
absolutamente impertinente, inadecuada e insuficiente, se representa algo cuya posibilidad de identificacin se mantiene por la
presencia de sus ejes, o sea, rasgos direccionales y estructurales mnimos. Es el caso de los animales (jirafas, caballos, avestruces,
gatos, etc.) construidos con limpiapipas (Marr, 1982: 299 [42]). Su reconocimiento requiere que el intrprete posea en su
memoria visual una imagen suficientemente estable, como para continuar identificndola cuando ha sido reducida a su sntesis
ms elemental.
[42] (Ejes; Marr, David. 1980: 299)
245
Una 7 operacin consistir en mostrar la ausencia de determinada imagen, provocada, en un conjunto perceptual complejo,
por la eliminacin de uno de sus elementos constitutivos, fcilmente deducible por su presencia habitual, en configuraciones
semejantes a la que se le muestra al intrprete. Como presencia actualizada, es lo que suele denominarse una "superficie de
oclusin". Dado que de la imagen eliminada slo se muestran sus bordes, de modo que aparece como un orificio con una forma
arbitraria, se necesita el manejo virtual, por giro y rotacin, de la imagen disponible en la memoria visual, para hacerla
corresponder con la carencia efectivamente mostrada.
Se sabe que la interpretacin que hacemos de los volmenes, en funcin de las sombras que proyectan, sigue un
automatismo, en algn modo filogentico (asumiendo la direccin de la iluminacin solar), que supone una iluminacin
procedente de la altura, o sea, de la parte superior de la imagen (Ernst, B., 1992: 28). Cambiar esta direccin de la iluminacin
implica reacomodar lo percibido, de modo que se lo reconozca en esa nueva configuracin. Tal es la intervencin de la 8
operacin, que requiere que el intrprete reconstruya lo percibido "a la luz" de la nueva iluminacin, como imagen modificada
por la perturbacin de los hbitos preceptales [43]. En general, ser suficiente con solicitarle que indique cules son las partes
entrantes y cules las salientes, ya que la transformacin de concavidades en convexidades es decisiva para el reconocimiento de
la imagen que se est percibiendo, o sea, para que se correlacione la imagen que se ve con su simtrica inversa, almacenada en la
memoria visual.
[43] (Hoffman, D. D., 1998: 116)
246
[44] (Marr, David. 1982: 217)
Y la ltima: 9, de estas 5 operaciones, consiste en desplegar un conjunto de fragmentos estereotipados de una forma
conocida, pero no individualizada, hasta lograr que adquiera una individualizacin que permita diferenciarla de cualquier otra
semejante. Es el caso de la correspondencia entre el "identikit", produccin de imagen por intermedio (IDK, 2000) de un objeto
ausente o, como es el ms habitual uso policial que se hace de estas tcnica, de un rostro igualmente ausente, con aquella imagen
efectivamente existente en la mente del sujeto testigo, que le permite afirmar el xito o el fracaso de dicha correspondencia.
[45] Identikit(DC2007).
247
14.8 Dcima operacin: identificar al atractor a partir de los estudios sobre las
Agnosias Visuales
Es evidente que el estudio de las Agnosias Visuales (Farah, 1995) o deterioro de los procesos visuales superiores, necesarios
para el reconocimiento de los objetos, nos proporciona importante informacin acerca de las operaciones semiticas involucradas
en la atribucin de significacin a las imgenes visuales, o sea, en su interpretacin.
Por eso, la 10 de las operaciones semiticas, que propongo, parte de la aceptacin del supuesto que acabo de mencionar y
establece que un camino para inferir la presencia de imgenes en la memoria visual va a consistir en ofrecer a la percepcin del
sujeto testigo imgenes que estn, en sus caracteres materiales percibibles, afectadas por alguno de tales deterioros, lo que exigir
al eventual intrprete acudir a la imagen, o sea, al atractor, supuestamente intacto, que posee archivado en su memoria visual.
Si el testigo elegido sufriera de algn tipo de agnosia visual no podra recuperar dicho atractor; pero nuestro objetivo no
consiste en formular un diagnstico, por lo que tendramos que proponerle la tarea a otro sujeto que no padezca de tal dolencia,
sin perjuicio de recomendarle al primero que acuda a un neurlogo. Es decir, la imagen material visual que se propone a la
percepcin del testigo deber tener la configuracin que se supone que adopta la organizacin de dicha percepcin en la mente /
cerebro de un paciente afectado por alguna clase de agnosia visual; si el testigo no est enfermo, podr organizar dicha
percepcin en una totalidad visualmente significativa, que es la imagen o atractor cuya presencia en su memoria visual estamos
tratando de inferir.
[46] [Farah, M. J. (1995) 1 y 2]
De las mltiples clases de agnosia que se conocen, voy a comentar algunas de las ms expresivas, en relacin con nuestro
objetivo especfico.
Uno de los problemas bsicos, que, en estado de salud, resolvemos sin tomar ni siquiera conciencia de que exista como
problema, consiste en la integracin de partes en una totalidad. Pero esta totalidad puede ser de las partes de una determinada
entidad perceptual (los rasgos categoriales identificatorios de un objeto o de una persona) o de las partes de una escena compleja
(las caractersticas de la ubicacin espacial constituida por varias entidades) (M. Farah, 1995:35-47). La imagen propuesta deber
permitir inferir si el sujeto en estudio puede reconducir la percepcin de los fragmentos de la entidad o de la escena, que estn
representados en la imagen material visual que se le propone, a la totalidad constituida por la imagen visual mental o al atractor
de alguna entidad o de alguna escena conservada en su memoria visual y reconocer cul sea sta, coincida o no con la que el
248
investigador quiso producir. Toda persona sana podr hacerlo, salvo que no haya tenido la experiencia visual necesaria para
poder almacenarla en su memoria visual.
La tarea es semejante al juego que consiste en el armado de un "rompecabezas", especialmente sin la plantilla de gua; o sea,
a la tarea de ir asociando las superficies aparentemente incoherentes de un conjunto de cubos o de un conjunto de recortes
irregulares de formas que encastran entre s, hasta construir una figura o escena; figura o escena que tiene que preexistir en la
memoria visual del jugador (por eso indiqu: "sin la plantilla de gua") para reconocerla, conforme se va produciendo u
organizando. La situacin de agnosia visual sera aquella en la que el paciente, ante una figura o escena, la percibe como las
piezas revueltas del rompecabezas sin armar; identifica cada una de ellas, pero no logra reconstruir la figura o escena que le dara
sentido visual del conjunto: por eso, slo puede armar el rompecabezas el que no la padece, sino que posee en su memoria visual
la imagen de esa figura o escena.
[47] Huevo 1 y 2 DC2007
La imagen mnemnica no tiene por qu ser esttica. El movimiento tambin est tomado en cuenta en el estudio de las
agnosias, dando lugar a un tipo de agnosia visual llamada "asociativa" (M. Farah, 1995: 57-80). Ante la imagen de un
mecanismo (un molino de viento, un dispositivo para hacer cigarros, la nave Voyager, etc.), puede preguntrsele al testigo
"Cmo funciona?" La respuesta, por lo general integrando lo verbal, lo grfico y lo gestual, permitir inferir la secuencia de
imgenes en transformacin que dicho testigo almacena en su memoria visual (o en su imaginacin, en cuanto reelaboracin
posible a partir de esa memoria); salvo que padezca de agnosia visual asociativa, en cuyo caso deberemos actuar como indiqu
antes: buscar otro testigo y a ste recomendarle un neurlogo. A esta eficacia de la interpretacin de la imagen la desarrollo ms
adelante: 20 Iconopoiesis o la eficacia de la forma.
[48] Iconopoiesis 1 - Como se usa esto?
Mijksenaar, Paul & Westendorp, Piet (1999)
249
Este aspecto dinmico de las imgenes contenidas en la memoria visual ha dado lugar, tambin, a las llamadas "Anforas
Pragmticas", en las que el uso anafrico del pronombre queda sustituido por el uso anafrico del gesto, y que, como
consecuencia, tambin requieren de la preexistencia de determinadas imgenes visuales mentales acerca del movimiento o de la
transformacin ocurrida, inherente a determinados comportamientos, para poder dar respuesta a (e, incluso, para comprender) las
preguntas caractersticas de dicho tipo de anfora:
"Ejemplos de anforas pragmticas:
a. -"Tu saco est aqu (apuntando) y tus zapatos all (apuntado)
-"Se fue por all (apuntando)
b. -"Puedes hacer eso (apuntando)?
-"Puedes hacer esto (demostrando)?
c. -"Que eso (apuntando) no vuelva a ocurrir!
d. -"Coloca as (demostrando) los libros
e. -"El pez que se me escap era as (demostrando) de grande...
"... la estructura conceptual debe contener constituyentes cuyas caractersticas fundamentales son: [cosa], [lugar], [direccin],
[accin],[acontecimiento], [modo], [cantidad]" (R. Jackendoff, 1983: 49 y 50)
Queda, de este modo, esbozada esta 10 operacin semitica de recuperacin de las imgenes visuales mentales, inferidas a
partir de los estmulos propuestos, tal como result sugerida por las agnosias visuales y, como expansin temtica relacionada,
por las Anforas Pragmticas.
[48 bis] Iconopoiesis 2 - As
Mijksenaar, Paul & Westendorp, Piet (1999)
14.9 Undcima operacin: identificar al atractor modificando imgenes supuestamente
incorrectas
La 11 operacin le propone a un intrprete que observe una lmina con un dibujo, por ejemplo, alguno de los muy
conocidos de Giovanni B. Piranesi, Maurits C. Escher, Sandro del Prete, Ren Magritte, Marcel Duchamp, Shigeo Fukuda,
Bruno Ernst, etc. La consigna ser pedirle que seale qu habra que transformar para "corregir" la imagen, de modo que sta
represente a un objeto o una configuracin posible.
Esto replantea el tema de si las imgenes pueden mentir. Su desarrollo, considerado desde lo visual, converge hacia el mismo
punto en el que encuentra su explicacin el problema de la verdad y la falsedad en el lenguaje verbal, ya que no se trata de la
250
divergencia semitica entre lo visual y lo verbal, sino de la unicidad del tratamiento de la mentira. En el lenguaje verbal slo
podr afirmarse una u otra de tales alternativas si se da por absolutamente vlido, cientfica o dogmticamente (y Peirce dira que
en ambos casos lo sera dogmticamente) a otro discurso verbal, externo (en cuanto diferente) a aquel acerca de cuya verdad o
falsedad se debate. Con lo cual, ste ser verdadero si no contradice al que se ha establecido como vlido y ser falso en el caso
contrario. La verdad o la mentira del discurso verbal no se contrapone a los modos de la existencia, sino a los modos de hablar de
la existencia que se establecen como vlidos para tal fin.
A las imgenes de los autores mencionados suelen llamrseles "ilusiones pticas", lo que no es lo mismo que considerarlos
mendaces. Sin embargo, considero que se trata, justamente de mentiras y no de ilusiones pticas, ya que los correspondientes
dibujos han sido trazados para que se los vea tal como se los ve. En este sentido, lo que el intrprete ve son percepciones
correctas de la propuesta visual que representa de modo incorrecto o mendaz al mundo.
Seran ilusiones pticas si fueran percepciones falsas o distorsionadas de objetos o de configuraciones del mundo, y no sus
representaciones. O sea, un arquitecto, al construir su obra, puede crear una ilusin ptica; como tambin es ilusin ptica el
agigantado tamao de la luna cuando se apoya sobre el horizonte. No obstante, pueden usarse imgenes como ilusiones pticas
cuando aparentan suplantar la existencia de objetos y configuraciones inexistentes, caso tpico de los "trompe-l'oeil"; como la
pared en la que parece abrirse una ventana hacia un determinado paisaje que resulta ser la imagen de una ventana y de un paisaje,
o el muro en una calle sobre el que parece abrirse un arco que da acceso a otra parte de la ciudad, pero que resulta ser un ficticio
acceso meramente visual. Pero, cuando estn propuestos como representacin de objetos o configuraciones, no crean una ilusin
ptica sino que puede ocurrir que mientan, como ocurre en los casos en que muestran, como posibles, en la bidimensionalidad de
la imagen grfica, formas o relaciones tridimensionalmente imposibles, al menos desde una geometra estrictamente euclideana,
capaz de dar cuenta del aprendizaje filogentico. Y ya hemos encontrado el otro discurso, el euclidiano, externo al que estamos
evaluando como verdadero o falso, y que ser imprescindible para determinar su mentira.
[49] [Ernst, Bruno (1992)]
[50] [Marcel Duchamp. 1916; en Mink, Janis (2002)]
Al pedirle, por tanto, a alguien, que seale dnde habra que corregir la imagen que se le presenta a su percepcin, se
presupone que posee la memoria de la imagen visual correspondiente al objeto, tal como lo ha percibido con anterioridad, segn
el aprendizaje correspondiente. Y sta es la imagen que se pretende recuperar, mediante esta operacin.
14.10 Duodcima operacin: destruir el humor visual
En este caso se trata de imgenes que construyen humor exclusivamente visual. El humor grfico, en sentido amplio, incluye
propuestas que combinan la palabra y el dibujo y otras que slo contienen dibujos. An entre las que combinan palabras y
dibujos, hay casos en que el humor se construye exclusivamente con la palabra y el dibujo meramente acompaa la situacin o
escena en la que se dice algo humorstico; y hay otros casos en que palabra y dibujo se complementan, sin que pudiera surgir el
humor con uno slo de ambos.
251
La 12 operacin, destinada a explorar la memoria visual del intrprete, consiste en que dicho intrprete, seale y modifique
alguna parte o partes de la imagen humorstica, de modo tal que se destruya el efecto de humor que produca en su forma
original. Ello indica que el intrprete (que, mediante la realizacin de esa operacin, se transforma, simultneamente, en
productor de imagen) posee efectivamente la imagen que construye en sustitucin de la propuesta grfica que percibe.
El humor, grfico o verbal o con cualquier otra semiosis con que se lo construya, requiere asociar dos isotopas que no suelen
encontrarse unidas en la prctica social o, al menos, que no se conectan en el punto en que lo hace el relato verbal o la
configuracin grfica. Sin embargo, ambas isotopas deben contener un punto de proximidad, que probablemente ser meramente
visual, pero no semntico, y el humor surge al resemantizar, homogeneizndolos, los fragmentos grficos que compartan, en
ambas isotopas, esa semejanza visual. As, la tarea del intrprete-productor consiste en identificar ese punto y en disociar las
isotopas intervinientes. En realidad, recupera, de su memoria visual, dos imgenes: las correspondientes a cada una de las
isotopas que confluyen en la produccin del humor.
Vase, por ejemplo, una secuencia, muy simple, de humor grfico producida por Quino [51]. Un hombre se acerca a la
entrada del "subte" (o "metro"), comienza a bajar las escaleras, sigue bajando escaleras, baja por escaleras derechas, baja por
escaleras que doblan, baja por escaleras que conectan con otras escaleras por las que sigue bajando, hasta que, en la ltima
imagen aparece asomado al alto balcn de un rascacielos, al que, finalmente, lleg.
[51] Quino II (1999)
La escalera es el conector de isotopas que, en este caso, son, por una parte, la que corresponde a la representacin visual de
la actividad de subir y, por otra parte, la que corresponde a la representacin visual de la actividad de bajar, actividades a las
cuales se presta de igual manera una escalera. El intrprete (yo, viendo la secuencia) tiene que disponer de la imagen del tipo de
lugares a los que es posible llegar bajando y de la imagen del tipo de lugares a los que es posible llegar subiendo. Ese intrprete
se transforma en productor, ya que tiene que actualizar a ambas para entrar en el juego que propone Quino; el humor consiste en
hacer que, mostrando a un personaje que baja constantemente, se termine mostrando a ese mismo personaje que llega a donde
slo se llega subiendo.
Dos observaciones sobre este ejemplo. Por una parte, la semejanza con algunos de los juegos con lo bidimensional de
Escher, cuando logra una cada de aguas que se vuelcan sobre el mismo nivel en que se originan, sin que nada justifique la subida
252
que, despus permita el derrame de la cascada. O sea, tambin Quino juega con el absurdo en la representacin de la
tridimensionalidad, pudiendo muy bien haberse inspirado en Escher.
Y la otra observacin, se refiere al absurdo de pretender reconstruir con palabras el efecto de significacin que producen las
imgenes visuales, a lo que ya me he referido un poco antes. Es casi imposible, sustituir, aqu, la carencia de imgenes por su
descripcin; ms bien se convierten en su explicacin, por lo general, empobrecedora del significado que visualmente construyen
con tanta potencia. Y, ratificando lo dicho en aquella oportunidad, mis palabras generan imgenes en la mente de mis lectores,
que yo no puedo inferir ni, por tanto, recuperar; por su parte los lectores no puede inferir ni recuperar las imgenes de las que
parto para dar cuenta verbal de ellas (salvo que mi descripcin les recuerde haber visto la imagen de la que hablo y la
superpongan a mis palabras). Son universos de imgenes aislados el uno del otro, sin que el puente de palabras logre unirlos, sino
que genera otros en una secuencia indefinida (una de las realizaciones de la semiosis infinita peirceana).
14.11 Lo inconcluso
Todava algo ms, sobre lo que tendr que volver. Estas 12 operaciones nos permiten, caso de resultar efectivamente
exitosas, inferir las imgenes que alguien almacena en su memoria visual. Pero es una inferencia que las recupera una a una o
cada una de ellas en su aislada existencia virtual y posible. Lo que todava no se resuelve es la manera de conocer el sistema
visual de interpretacin que posee ese intrprete en estudio, ni, por tanto, acceder al sistema visual de interpretacin de la
comunidad a la que pertenece.
Y ya aqu, tengo que advertir que, desde mi punto de vista, considero que no existe, en rigor, dicho sistema, ya que este
trmino es slo adecuado cuando se trata de entidades simblicas cuyas reglas de interrelacin identifican a cada elemento frente
a los restantes, como fue el caso del sistema de la lengua, establecido por Saussure. Entre el conjunto de imgenes que un
intrprete conserva disponibles en su memoria visual, no creo que se establezca un sistema, sino un conjunto de relaciones por
dependencias de contigidad y/o simultaneidad, junto con posibilidades de transformacin y/o integracin con otros sistemas
semiticos que determinado sujeto y determinada sociedad en determinado momento histrico tienen disponibles. Pero ese ser
otro gran tema que tratar en otra oportunidad.
*
Una versin inicial y sin grficos fue publicada en deSignis 4: 139-156.
15 SEMNTICA VISUAL
DE LAS IMGENES SIMBLICAS
15.1 Preguntas de base y las tres semiticas
Despus de mi ltimo trabajo sobre Semitica Visual (Juan Magarios, 2002b, en prensa) en que me refer al problema de
esbozar algunas operaciones que pudieran sustentar las inferencias necesarias para recuperar las imgenes visuales efectivamente
contenidas en la memoria visual de determinado sujeto, el tema que les propongo compartir, consiste en tratar de encontrar las
conexiones, tanto materialmente configuradas en el interior de una misma y concreta imagen material visual, como
cognitivamente susceptibles de ser establecidas con otras imgenes y con los signos de otras semiosis, que permitan inferir una
explicacin acerca de cmo, ese mismo sujeto, en su correspondiente contexto social e histrico, interpreta una determinada
imagen.
Inevitablemente, surgir con frecuencia la semejanza cognitiva y calculatoria de esta tarea con la del reconocimiento de
objetos y de rostros (por ejemplo, Shimon Ullman, 1996), siempre teniendo en cuenta y estando advertidos de que la proximidad
conceptual no sesgue de modo tendencioso la pertinencia de la construccin de una semntica visual especfica para una
semitica visual. Pero, tampoco puede desaprovecharse lo alcanzado en ese campo y, en especial, las posibilidades de
253
implementar, sobre programas de computacin, la obtencin de resultados semejantes a los derivados del funcionamiento de los
razonamientos e hiptesis elaboradas o llegar incluso, si se acepta tal alcance epistemolgico, a su justificacin.
Mucho se ha hecho sobre este tema y, con todo respeto hacia quienes lo han hecho (ver Jean-Marie Klinkenberg, 1985; Gran
Sonesson, 1989; Fernande Saint-Martin, 1990; Jean-Marie Floch, 1991; Lucia Santaella e Winfried Nth, 1998; entre otros),
estoy dispuestos a explorar otros caminos que continen, corran paralelos o contradigan los de ellos.
A grandes rasgos, que luego ir precisando, hay tres preguntas fundamentales a las que habr que ir encontrando la respuesta
adecuada y bien fundada.
1/ Cules son los pasos que se siguen efectivamente para producir el significado de una imagen visual y cules son, y si se
corresponde o no o hasta qu punto, con los pasos a seguir en el anlisis de los modos posibles de produccin del significado de
una imagen visual?
2/ Qu significa "el significado de una imagen visual" (sin necesidad de regresar hasta el clsico de C. K. Ogden & I. A.
Richards, 1923)? o bien, cul es el significado posible de una imagen visual? y, adems, cmo vara ese significado segn se
trate de imgenes visuales plsticas, figurativas o simblicas? Quiz signifique interpretarla, pero entonces:
3/ Qu significa "interpretar una imagen visual"? Quiz saber qu representa como conocimiento posible del mundo, o sea,
de los fenmenos sociales, o sea, de aquellos que lo son porque estn construidos o modificados mediante imgenes visuales, o
sea, saber cmo determinada imagen visual construye, ratifica o modifica mi (del intrprete que sea) conocimiento del mundo?
Estas preguntas, en definitiva, podran resumirse en la siguiente: qu, cmo y por qu significan las imgenes? cuya
respuesta, si se pretende que exceda el mbito del sentido comn, es bastante compleja. Para elaborarla, adopto, como vengo
hacindolo habitualmente, un enfoque cognitivo y peirceano.
El enfoque cognitivo, en su actual versin de las Ciencias Cognitivas o, como prefiere decir Franois Rastier (1991), "de las
Investigaciones Cognitivas", implica reflexionar y ensayar explicaciones que se correspondan (1) con los avances en el
conocimiento del procesamiento de las imgenes visuales en la mente/cerebro humano (Stephen M. Kosslyn, 1996) y (2) con la
posibilidad de su implementacin en programas de inteligencia artificial/robtica (Paul Thagard, 1993), que demuestren la
operatividad de tales explicaciones.
El enfoque peirceano me ha permitido diferenciar, en el espacio problemtico de la semitica visual, tres objetos de
conocimiento, relativamente independientes, que exigen respuestas diferentes: (1) la semitica de las imgenes visuales
puramente cualitativas o plsticas, (2) la semitica de las imgenes visuales predominantemente figurativas y (3) la semitica de
las imgenes visuales especficamente simblicas.
Mi hiptesis de trabajo afirma que el conocimiento y la explicacin de los procedimientos de produccin e interpretacin de
cada una de ellas no pueden homogeneizarse en un tratamiento conjunto, ya que ello conduce a equvocos y disputas que se
originan al estar razonando de la misma manera acerca de cosas muy distintas. En mi estudio "La(s) Semiticas(s) de la Imagen
Visual" (Juan Magarios de Morentin, 2001), he comenzado este anlisis diferencial. Sin embargo, no he llegado, en l, ms que
a los aspectos de su identificacin y reconocimiento, teniendo el estudio de su interpretacin, o sea, de su semntica, apenas
poco ms que un desarrollo tentativo y elemental. Este es el trabajo que, ahora, me propongo profundizar, al menos en lo que se
refiere a las imgenes simblicas.
Para poder tener los referentes empricos concretos, en relacin con los cuales y como demostracin del modo en que irn
adquiriendo progresivamente su significado especfico, conforme avance la tarea de su interpretacin, he incorporado a este texto
tres imgenes que corresponden respectivamente a las imgenes plsticas o "cualisignos icnicos" (Figura 1 [52]), imgenes
figurativas o "sinsignos icnicos" (Figura 2 [53]) e imgenes simblicas o "legisignos icnicos" (Figura 3 [54]).
[52] [Figura 1. Ron Van Der Werf: Sin ttulo
(1958)]
[53] Figura 2. Frida Kahlo hacia
1938/39. Fotografa de Nicholas Murray
254
Creo que resulta evidente que son muy distintas las operaciones cognitivas que se ponen en funcionamiento para darse cuenta
de que lo que se est percibiendo es una propuesta de percepcin abstracta de slo forma, color y textura (imagen plstica) o bien
que lo que se est percibiendo es una fotografa de Frida Kahlo (imagen figurativa) o bien que lo que se est percibiendo es un
conjunto de indicaciones acerca de comportamientos posibles, sugeridos o prohibidos (imagen simblica).
En todos los casos, interviene la bsqueda de un atractor, en la memoria visual, que permita organizar los datos
proporcionados por la percepcin, de modo que se reconozca la imagen construida. El atractor de la imagen plstica se
recuperar a partir de la proyeccin del residuo subconsciente de experiencias acerca de la percepcin de cualidades posedo por
el intrprete, sobre los datos proporcionados por la percepcin. El atractor de la imagen figurativa se recuperar a partir de la
proyeccin de la informacin acerca de las formas del mundo poseda por el intrprete, sobre los datos proporcionados por la
percepcin. El atractor de la imagen simblica se recuperar a partir de la proyeccin del conocimiento de los sistemas de
enunciacin grfica posedo por el intrprete, sobre los datos proporcionados por la percepcin.
Esto implica la exploracin y aplicacin de experiencia cualitativa y/o de informacin formal y/o de conocimiento sistmico,
en cada caso provenientes de mbitos mnemnicos especficos y que utilizan operaciones de procesamiento cognitivo netamente
diferenciales, para la produccin de la interpretacin de las imgenes que se estn percibiendo.
La formacin de estos tres grupos constituye una aproximacin terica y experimental, que considero necesaria para el
adecuado estudio de la semntica de las imgenes visuales. Como suele ocurrir en semitica, no slo se hace necesaria la
consideracin de una semntica diferente para cada uno de tales tres grupos, sino tambin habr que tener en cuenta que, por lo
general y salvo casos excepcionales, se trata de predominios, por lo que, en la mayora de los casos, cada imagen, tras ser
encuadrada en un grupo: plstico, figurativo o simblico evidenciar, ante la percepcin, la presencia de rasgos componentes
pertenecientes a los otros grupos.
[54] (Imagen simblica: Figura 3. Fragmento de contratapa
Open here. The Art of Instructional Design.Paul Mijksenaar
& Piet Westendorp. 1999)
255
15.2 Lo que se muestra y cmo se lo muestra
Todo estudio semntico requiere dar cuenta de, al menos, dos aspectos fundamentales, que se formulan en trminos diferentes
segn la semiosis que se est considerando.
1 Si se trata de una semiosis verbal, habr que establecer (A) de qu se habla y (B) cmo se lo dice.
2. Si se trata de una semiosis visual, habr que establecer (A) qu se muestra y (B) cmo se lo muestra.
3. Si se trata de una semiosis indicial, habr que establecer (1) qu se indica y (2) cmo se lo indica.
Dado que el foco de atencin, en esta oportunidad, lo he puesto en la semntica visual, tengo la suerte de no tener que tratar
con el inconmensurable tema de la semntica verbal, de la que tanto se ha escrito y, por fortuna, se sigue escribiendo, ni con el de
la semntica indicial, a la que, no obstante, espero poder dedicarme pronto, ya que poco es lo que se ha escrito y, por tanto, hay
mucho para escribir respecto de ella (un esbozo puede encontrarse en Magarios de Morentin, 2002a).
Con independencia de lo que ocurra en los casos de la semntica verbal y de la semntica indicial (con lo que estoy diciendo
que tampoco en esos mbitos las cosas son tan simples y claras como los enunciados 1 y 3 parecen establecer), en el caso de la
semntica visual, los dos aspectos que he sealado como fundamentales, se construyen de modo diferente segn la clase de
semiosis visual a la que uno se refiera: la constituida por imgenes cualitativas o plsticas, la constituida por imgenes figurativas
o la constituida por imgenes simblicas.
(I) Respecto de las imgenes figurativas (Figura 2).
Lo que se muestra, cuando la propuesta perceptual est constituida por imgenes figurativas, es la forma con que se
identifica, en la mente/cerebro, a los objetos del mundo.
Cmo se lo muestra, en este mismo caso de las imgenes figurativas, es el resultado de construir una configuracin de un
modo posible de existir, tanto hacia el interior de la imagen, como hacia el exterior.
256
Como desarrollo ejemplificativo, puede verse que, en el caso de la Figura 2:
se muestra la forma con la que la mente/cerebro, en la cultura a la que pertenecemos quienes leemos este texto, identifica a
una mujer (porque actualiza el atractor que la memoria socialmente construida le atribuye a la forma de mujer) y, segn la
riqueza de la informacin visual que posea el espectador, identificar (sin necesidad de leer el ttulo de la imagen) a esa mujer
como determinada mujer llamada Frida Kahlo (de cuya forma especfica tambin poseer el atractor correspondiente). Si carece
de este ltimo atractor, lo constituir por primera vez (o lo fijar) mediante la asociacin de las dos semiticas que intervienen: la
simblica que, mediante el texto escrito, vincula un nombre con esa imagen, y la figurativa que le atribuye una imagen a ese
nombre. Tambin se vincular (si no lo estaba previamente) a la imagen con el nombre del fotgrafo; y, si el intrprete no sabe
quin es Frida Kahlo, quedar como una mera denominacin de alguien, hasta que otras Semiticas, conjuntamente Figurativas,
Simblicas y Plsticas, vinculen el nombre a una obra, una poca, otros personajes, etc.
cmo se la muestra constituye la configuracin de un modo posible de existir que adquiere la imagen de mujer (de Frida
Kahlo), como resultado de la representacin figurativa de gestos y actitudes, vestuario y cromatismo, as como por contraste y
asimilacin con los motivos y el cromatismo del fondo. Me gua, en esta enunciacin de componentes y operaciones mnimas
para comenzar la construccin del anlisis semntico de una imagen visual, el inters por lograr un programa relativamente
formalizable que excluya apreciaciones subjetivas en mayor o menor medida imponderables (David Marr, 1982).
El comentario acerca de que las tres semiticas visuales (figurativas, simblicas y plsticas) constituyen tres mbitos
diferentes de pensamiento, en cuanto se construyen a partir de distintas operaciones mentales, puedo fundamentarlo en la
inaplicabilidad de cuanto acabo de mencionar acerca de las imgenes figurativas, si pretendiera aplicarlo como un comienzo de
explicacin del proceso semntico que se requiere para interpretar las imgenes simblicas y las plsticas.
Todava no elaboro, respecto a las otras imgenes (las simblicas y las plsticas), el anlisis de esos dos aspectos claves: (A)
lo que se muestra y (B) cmo se lo muestra, aspectos en los que ir profundizando progresivamente. Lo nico que har, por el
momento, es un breve esquema de las respuestas que podran corresponderles a ambas cuestiones en cada una de las otras dos
variantes de semitica visual:
(II) Respecto de las imgenes simblicas (Figura 3).
La respuesta al interrogante acerca de lo que se muestra, ya no puede consistir en "la forma con que se identifica, en la
mente/cerebro, a los objetos del mundo," sino, como veremos pronto, lo que se muestra, en el caso de las imgenes simblicas,
consistir en las rplicas de los tipos grficos que constituyen un cdigo figurativo destinado a instruir, prohibir o sugerir
determinados comportamientos. Nada ms distante de las operaciones que se activan para interpretar la propuesta perceptual que
permite actualizar la imagen mnemnica (el atractor) de Frida Kahlo.
La respuesta al interrogante acerca de cmo se lo muestra, formulado ante esa misma imagen simblica tampoco puede
consistir, en "construir la configuracin de un modo posible de existir, que adquiere la imagen de mujer (de Frida Kahlo) como
resultado de la representacin figurativa de gestos y actitudes, vestuario y cromatismo...," etc., que es propia de las imgenes
figurativas, sino que, como veremos pronto, la respuesta al interrogante acerca del modo de mostrar cada rplica de un tipo
grfico, en el caso de las imgenes simblicas, consiste en identificarla como clase (ver Shimon Ullman, 1996; p. 163) y no
como individuo y en asociarla a otra u otras rplicas de tipos grficos, estando convencionalmente codificada esta asociacin para
que se la interprete como una determinada consigna relativa a un determinado comportamiento.
(III) Respecto de las imgenes cualitativas o plsticas (Figura 1).
La respuesta al interrogante acerca de lo que se muestra en ella no puede consistir en "la forma con que se identifica, en la
mente/cerebro, a los objetos del mundo," lo que es propio de las imgenes figurativas, ni, por supuesto, tampoco, en "las rplicas
de los tipos grficos que constituyen un cdigo figurativo destinado a instruir, prohibir o sugerir determinados comportamientos"
como ocurre en el caso de las imgenes simblicas, sino que lo que se muestra, en el caso de las imgenes plsticas, consistir en
residuos de experiencias personales acerca de la percepcin de cualidades visuales ("qualia").
Por otra parte, el modo de mostrar especfico de las imgenes plsticas, tampoco puede consistir, en "construir la
configuracin de un modo posible de existir, que adquiere la imagen de mujer (de Frida Kahlo) como resultado de la
representacin figurativa de gestos y actitudes, vestuario y cromatismo...," etc., que es propia de las imgenes figurativas, ni
tampoco en el proceso de asociacin de las rplicas de los tipos grficos que por convencin instruyen, prohben o sugieren
257
determinados comportamientos, como ocurre en el caso de las imgenes simblicas, sino que la respuesta al interrogante acerca
del modo de mostrar esos residuos de experiencias personales acerca de la percepcin de cualidades visuales, que son especficos
de las imgenes plsticas, se configurar de modo que preserven y actualicen la recuperacin de esas experiencias personales no-
conscientes.
En resumen, lo que se interpreta como forma de los objetos del mundo, en las imgenes figurativas, no tiene ninguna relacin
con lo que se interpreta como rplicas de tipos grficos, en las imgenes simblicas, ni con los que se interpretan como residuos
de experiencias sensoriales, en el caso de las imgenes plsticas.
Adems, lo que se interpreta como la configuracin de un modo de existir, en las imgenes figurativas, no tiene ninguna
relacin con lo que se interpreta como la instruccin acerca de un comportamiento, al que se lo sugiere o se lo prohbe, en las
imgenes simblicas, ni con los que se interpretan como configuraciones destinadas a la recuperacin de experiencias
sensoriales perceptuales y visuales no-conscientes.
De momento, slo una observacin ms: aqu hay demasiadas palabras y, si bien la funcin de la semiosis verbal es explicar
los procesos de produccin e interpretacin de las restantes semiosis, me quedo con la sensacin de que tambin interfiere en esa
explicacin con su carga de verbalizacin o, como dicen los franceses, de "langagerie" o con el peligro de contaminacin
irreflexiva de las estructuras sintcticas al que aluda Wittgenstein (1953), por lo que, todo esto (y gran parte de lo que sigue)
convendr investigarlo en cuanto a la posibilidad de explicarlo, al menos complementariamente, con y a partir de imgenes.
15.3 Qu muestran las imgenes simblicas y cmo lo muestran
Vistos ya o, al menos, esbozados los rasgos bsicos ms elementales de la semntica visual para los tres casos polares de las
imgenes figurativas, las imgenes simblicas y las imgenes plsticas, corresponde comenzar a profundizar en la problemtica
de la semntica especfica de cada una de ellas. Elijo, quiz por considerarlo analticamente ms simple, explorar, en el presente
trabajo, el universo semntico que se construye mediante las imgenes simblicas, comenzando por estudiar, en su especfico
caso, (1) qu se muestra y (2) cmo se lo muestra.
17.3.1 Lo que muestran las imgenes simblicas
Lo que se muestra, cuando la propuesta perceptual est constituida por imgenes simblicas, son las rplicas de signos
grficos. Al decir que lo que se muestra son "las rplicas", sigo la observacin peirceana acerca del carcter virtual, en cuanto
tipos, que poseen los signos en el sistema al que pertenecen. En el sistema, cada signo es uno nico, no percibible y slo
pensable; lo que vemos, en la configuracin, cuando el signo se actualiza (es decir, cuando pasa de ser una virtualidad, o sea, una
posibilidad, a ser un existente, o sea, cuando accede a su actualidad), es una rplica de ese signo (Charles Peirce, 1965/1931;
parg. 2.261)
Lo que aqu interesa es que los signos grficos se articulan en un sistema, lo que no ocurre con los signos correspondientes a
las imgenes figurativas, ni con los signos correspondientes a las imgenes plsticas, de las cuales (de estas dos ltimas) dira,
como primer esbozo, que tienen sus atractores mentales en el registro de la memoria a largo plazo de las imgenes visuales. Lo
que destaco, con esto, es que el conjunto de tales atractores (cualitativos o plsticos y figurativos) no posee, por la modalidad de
su almacenamiento en la memoria, una estructura de sistema, sino de lo que, tentativamente, podra designarse como un
"registro dinmico", en cuanto componente de lo imaginario, correlativo con lo habitualmente referido como carcter continuo de
las imgenes figurativas y como carcter experiencial de las imgenes plsticas. Por tanto, las caractersticas sistmicas,
especficas de los signos grficos, son las pertinentes a los smbolos, siempre teniendo en cuenta que hablo de "smbolo" en
sentido peirceano: el resultado de una convencin social (C. P.: 2.249).
Entonces, los signos grficos, en cuanto imgenes simblicas, pueden negar, afirmar condicionalmente, identificar el
consecuente de determinado antecedente, recomendar, exigir, prohibir determinado comportamiento, ser falsos o verdaderos,
constituir expresiones bien o mal formadas, y poseer la eficacia y los lmites de los "actos de habla" (a los que, ahora, habra que
explorar como "actos grficos"; ver tambin, ms adelante, en "8 Conclusin"). Difcilmente, algn sistema de signos grficos va
a poder realizar todas estas posibilidades, pero s, unos unas, otros algunas y otros pocos la mayora. Las imgenes simblicas
estn destinadas a producir en el interpretante intrprete
2
alguno de estos o semejantes efectos semnticos.
258
Por el contrario, basta con recorrer la imagen de la Figura 2 para comprender que la imagen de Frida Kahlo no podra cumplir
con ningunas de estas posibilidades; ejemplo que apunta a comprobar que las imgenes figurativas tienen una capacidad de
mostracin, en cuanto eficacia semntica mnima, diferente a la de las imgenes simblicas. Las imgenes figurativas muestran
para individualizar un existente actual o imaginario.
Como tampoco la propuesta de color y textura de la Figura 1 podra cumplir con las posibilidades que he enumerado; ejemplo
que apunta a comprobar que las imgenes cualitativas o plsticas tienen una capacidad de mostracin, en cuanto eficacia
semntica mnima, diferente a la de las imgenes simblicas. Las imgenes cualitativas o plsticas muestran para inducir una
experiencia sensorial subjetiva e intransferible.
En cambio, un recorrido por las variantes propuestas en la Figura 3 muestra cmo cada una de esas imgenes simblicas,
rplicas de los correspondientes signos grficos, est cumpliendo efectivamente con alguna o con varias de aquellas posibilidades
especficas: negar, afirmar, recomendar, exigir, prohibir, etc. Distinto comportamiento cognitivo que desarrollamos como
intrpretes, ante cada una de tales clases de propuestas perceptuales y que fortalece la comprensin del carcter diferencial de las
distintas imgenes y la incorreccin metodolgica que supondra su tratamiento indiferenciado.
17.3.2 Cmo lo muestran las imgenes simblicas
Creo que resultara imposible pretender la exhaustividad en el tratamiento de este punto. Al tratarse de imgenes simblicas,
el desarrollo de cmo stas muestran lo que muestran equivale a una enciclopedia de todas las sintaxis segn las que se
relacionan, en las correspondientes configuraciones (o sea, en los contextos integrados por imgenes visuales), los signos
grficos efectiva y socialmente disponibles.
Porque, en principio, las relaciones que vinculan entre s (al menos) a las imgenes simblicas en configuraciones ya
producidas, o las relaciones que pueden llegar a vincularlas en configuraciones posibles, constituye una autntica sintaxis.
Dos observaciones: una sobre el uso del trmino "sintaxis" y otra sobre la especificidad de cada conjunto de imgenes
simblicas.
El trmino "sintaxis" tiene una fuerte connotacin lingstica. Como es mi preocupacin constante, trato de evitar ese tipo de
trminos por lo que arrastran de su calidad metalingstica, por lo general inadecuada cuando se estn considerando otros signos
diferentes a los lingsticos. De todas formas, este trmino se vincula a la lingstica por el uso que los lingistas han hecho de l,
lo cual es mucho y difcil de superar. En su estructura etimolgica, sin embargo, no contiene nada necesariamente lingstico:
"sin", en griego, significa "con" y "taxis", tambin en griego, significa "orden"; as "sintaxis" sugiere "orden conjunto", o sea, un
orden que rene elementos diversos, lo que se ajusta adecuadamente a la disposicin ordenada de los signos, como se requiere
para la produccin comunicable de una Semiosis Sustituyente. En definitiva, podemos permitirnos hablar de la sintaxis de una
configuracin sin temor (pero atentos) al peligro de contaminacin lingstica, cuidando de referirnos a las reglas que permiten
establecer un orden en un conjunto de imgenes simblicas.
Y aqu interviene la segunda observacin sobre la especificidad de cada conjunto de imgenes simblicas. Como dije en el
apartado anterior, las imgenes simblicas son rplicas de signos grficos, los cuales se definen por las relaciones que los
vinculan entre s, en el interior del sistema al que pertenecen y por el hecho de que, por ser smbolos, necesariamente pertenecen
a algn sistema. Es la vieja idea saussureana de valor, mediante la cual pudo constituir en ciencia a la lingstica, a partir de
reconocer que los signos lingsticos son entidades discretas (o sea, con una identidad diferencial neta y estable o con reglas
precisas de transformacin) que se vinculan mediante relaciones que abarcan desde lo muy, hasta lo relativamente formalizable;
por lo que, los saussureanos signos lingsticos son tambin, peirceanamente, smbolos. Entonces, como enfoque general,
recurdese mi afirmacin de que los signos grficos ostentan una calidad simblica en cuanto estn identificados y relacionados
segn normas convencionalmente establecidas y/o aceptadas. Esto es lo que, tambin segn mi propuesta, los diferencia de las
restantes imgenes visuales, tanto de las imgenes figurativas, como de las imgenes plsticas, de ninguna de las cuales
podramos afirmar ni un carcter discreto, ni una vinculacin necesaria mediante relaciones relativamente formalizables, ni, por
tanto, su pertenencia a sistema alguno.
Pero, de qu conjuntos de imgenes simblicas hablamos cuando hablamos de sistemas de signos grficos?
El espectro de propuestas perceptuales abarcado por la expresin "imgenes simblicas" es muy amplio. Es muy diversa la
materia prima con la que estn constituidas las imgenes que pueden incluirse en esa expresin. Porque lo que justifica la
259
inclusin de unas y la exclusin de otras es lo relativo al carcter de sistema que se establece entre unas y que no puede
constituirse entre las otras (o no se admite socialmente tal posibilidad).
Por supuesto, el conjunto de las imgenes simblicas mostradas en Figura 3 tiene el carcter de ser la actualizacin o las
rplicas existenciales de los correspondientes signos grficos del respectivo sistema simblico virtual. Pero, antes de seguir con
su estudio, hay que tener en cuenta que las letras (y las palabras con ellas construidas) de este texto son, igualmente, imgenes
simblicas.
En qu se diferencian estas letras de aquellos dibujos? En lo que puede llamarse "la materia prima" o base perceptual de la
correspondiente capacidad de representacin. Peirce dira, mejor, "en la calidad del representamen", absolutamente convencional
en el caso de estas letras y relativamente convencional (en cuanto conos estereotipados) en el caso de aquellos dibujos.
En que se parecen estas letras y aquellos dibujos? En que unas y otros se relacionan segn vnculos estables, o sea, segn
relaciones sintcticas relativamente duras e inmodificables. Esto permite establecer que, tras la presencia de las configuraciones
que se ofrecen a la percepcin visual, existe un sistema de normas relacionales que convalidan o rechazan la capacidad de
Semiosis Sustituyentes que se pretende atribuir a tales configuraciones.
Observemos la siguiente configuracin de letras:
"ytop kklesc iwqixpttol zamlskeincxsk sdi tr pewwlsoenri hderuenfritmosetrhu zxzirtmfelt adsn"
Salvo algn hallazgo casual, no hay regularidad, en sus relaciones, que permita esbozar algunas de las reglas que, por
definicin, son constitutivas de un sistema. El concepto de sistema rechaza a esa configuracin como posible Semiosis
Sustituyente proveniente de algn sistema. Por el contrario, en esta otra configuracin de letras:
"Salvo algn hallazgo casual, no hay regularidad, en sus relaciones, que permita esbozar algunas de las reglas que, por
definicin, son constitutivas de un sistema"
existen relaciones estables que, justamente, permiten esbozar algunas de las reglas que, por definicin, son constitutivas de un
sistema. El concepto de sistema convalida esta configuracin como posible semiosis sustituyente, o sea, susceptible de ser
interpretada por un intrprete. El ejemplo puede parecer poco interesante, en cuanto sabemos leer desde la infancia y lo
percibimos como lengua escrita y no como imgenes visuales que requieren una previa interpretacin en cuanto signos grficos
pertenecientes a un determinado sistema.
Sin embargo, ste es el aspecto en que esa configuracin de letras se asemeja a los dibujos de la Figura 3. Una tarea
interesante y que es base de diversos trabajos de investigacin destinados a explicar el proceso de produccin de la significacin
de muchos fenmenos sociales, consiste en recuperar el sistema subyacente tras un mensaje manifiesto. Es tarea especialmente
vinculada al aprendizaje de la interpretacin de los lenguajes (idiomas, seas, morse, banderas, criptogramas, jeroglficos,
sealtica en computadoras, envases, edificios pblicos, etc.; para los que, por su diversidad posible, ms que "lenguaje"
preferira nombrar, como vengo reiterando, "semiosis"), todos los cuales estn constituidos por imgenes visuales simblicas que
se relacionan segn reglas preexistentes (o recuperables como transformacin) en el correspondiente sistema.
Pero nunca podramos afirma algo semejante, en el caso de la fotografa de Frida Kahlo (en cuanto imagen figurativa) o en el
de los colores y texturas de la obra de R. van der Werf (en cuanto imagen cualitativa). No hay ningn sistema de relaciones
normadas y relativamente necesarias que pueda recuperarse tras estas ltimas propuestas perceptuales. Otras tienen que ser las
operaciones cognitivas que intervienen en su interpretacin. Es decir, pertenecen a otra semitica visual, que no es la simblica.
15.4 Recuperar el sistema al que pertenecen las reglas que construyen el sentido
Tal la tarea con la que continuar, a partir de cada una de las configuraciones grficas que aparecen en la Figura 3.
Para ello, hay que tener en cuenta que lo que estoy tratando de identificar son comportamientos que ocurren efectivamente, en
la mente del interpretante intrprete y creo, tambin, que ocurren despus de haberse producido los resultados de otras varias
operaciones previas que considero interesantes, especialmente desde el enfoque de una semitica cognitiva.
260
Esta preocupacin por establecer y, en lo posible, describir el desempeo de los comportamientos mentales mnimos es
coherente con el enfoque de las investigaciones cognitivas que, de algn modo, han invertido, frente a las que fueron las
concepciones dominantes de la Gestalt, el orden en que se considera que se producen los comportamientos perceptuales. En
especial, desde David Marr (1982; p. 41 ss.), se considera que la percepcin va desde lo elemental hacia lo global y general; sin
perjuicio de continuar teniendo en cuenta otras muchas explicaciones valiosas que propuso la Gestalt. Lo que est afirmando
Marr es que para cuando reconocemos las grandes formas (o sntesis o imgenes) ya hemos asumido un compromiso subjetivo
con ellas, viendo lo que sabemos o lo que queremos ver.
La exigencia de que lo que se propone como explicacin pueda servir de base a un programa de computacin, puede
discutirse en cuanto a su valor epistemolgico o puede plantearse como una mera demostracin de la utilidad emprica de dicha
explicacin, pero un enfoque cognitivo de la semitica requiere conciliar su convergencia con las neurociencias, y con la
informtica (Paul Thagard, 1993: 2 ss). Y para eso necesita comenzar por la identificacin, lo ms elemental posible, de las
relaciones mnimas y eficaces para la produccin de resultados que se integran en nuevas relaciones eficaces para la sucesiva
produccin de nuevos resultados que resulten a su vez eficaces, hasta la obtencin de respuestas que repliquen los
comportamientos observables.
Me resultara imposible elaborar, aqu y ahora, un programa de computacin con los datos intuitivamente identificables en las
imgenes simblicas propuestas en la Figura 3. Pero, a mero ttulo exploratorio, tratar de esbozar algunas operaciones analticas
que podran resultar pertinentes para su posterior diseo.
A los efectos de poder ir siguiendo las reflexiones que propongo, identifico a cada una de las 25 imgenes simblicas que
contiene la Figura 3, mediante los nmeros que escribo aqu y cuya posicin, en un rectngulo de 5 x 5 entradas, reproduce las
posiciones de las correspondientes imgenes, para su identificacin y para saber de qu estoy hablando en cada caso.
Numero las imgenes de izquierda a derecha y de arriba hacia abajo:
1 2 3 4 5
6 7 8 9 10
11 12 13 14 15
16 17 18 19 20
21 22 23 24 25
Al calificarlas de "imgenes simblicas" se est afirmando que, respecto de los componentes de cada una y de la manera de
relacionarse en el interior de cada imagen, existe un acuerdo social cuyo conocimiento es imprescindible para interpretar el
significado de cada imagen. As que, de cada una tendr que hacer explcito lo que considero que debe saberse y, a partir de ese
conocimiento previo, describir la relacin sintctica de la que, en definitiva, habr de provenir la interpretacin correspondiente,
la cual hace explcito el significado construido.
Comienzo por el anlisis de la imagen n 1, o sea, la correspondiente a la esquina izquierda superior.
La percepcin ms evidente es la del dibujo de una mano. Esto no quiere decir que se capte inicialmente y sin necesidad de
instancias previas que se trata de una forma de mano. Las lneas que la componen, incluso las que aparecen tras el contorno de
oclusin constituido por el dibujo de lo que, tambin tras su integracin y depuracin correspondiente, establecemos que es la
representacin de un frasco, constituyen la percepcin visual de una imagen material que actualiza, en la memoria asociativa, de
entre diversos modelos posibles, el modelo atractor de una mano, que es con el que, en definitiva, nos quedamos (Shimon
Ullman, 1996: 44 ss). Otro supuesto, que de inmediato rechazamos como absurdo por lo simple que resulta admitir que se trata
de una mano, hubiera consistido en interpretar esas lneas como representando a tres motores de un Boeing vistos en perspectiva,
sobre un espacio en blanco (el cielo, todo visto desde la ventanilla del avin), o en interpretarlas como una bala y los rastros (la
simbolizacin grfica) de su desplazamiento. Estos modelos alternativos de atractores los rechazamos porque las
transformaciones que habra que realizar para ponerlos en correspondencia con los objetos pretendidamente representados son
mucho ms artificiales y atpicas que las que tenemos que realizar para admitir que se trata del estereotipo de una mano. Y digo
261
"estereotipo" porque contiene los rasgos convencionales para el dibujo de una mano humana, en cuanto clase de objeto y sin
rasgo alguno de individualidad que permitiera identificarla frente a otras posibles manos.
As, por procedimientos semejantes de seleccin de rasgos de los otros dibujos componentes, que no describo para no hacer
insoportable este texto, llegamos a aceptar que las propuestas perceptuales incluyen la representacin de un frasco y de una
pequea nube de vaporizacin (objeto y fenmeno de los que tenemos disponibles como atractores, en nuestra memoria
asociativa, los correspondientes modelos, por nuestra pertenencia a una cultura en la que se registra que puede percibrselos).
Quiero mencionar, aunque no he terminado la enumeracin de lo percibible en esa imagen material, el hecho sintctico que
permite interpretar lo que he llamado "una pequea nube de vaporizacin" como tal. Los otros objetos: la mano y el frasco,
resultaban tales por una opcin de su correspondencia con los modelos disponibles. "Una pequea nube de vaporizacin" no
podra interpretarse por simple asociacin con algn modelo mnemnico, sino por su ubicacin sintctica a partir del extremo
superior del frasco, parcialmente ocluido por uno de los dedos de la mano. Es suficiente con tapar el resto de la imagen, dej ando
percibible, tan slo, la mencionada como "nube de vaporizacin" para que deje de ser tal (sin que quede definido ningn otro
objeto representado por esa imagen). O sea, la dichosa "pequea nube de vaporizacin" es una interpretacin que dependen
enteramente de su relacin con el resto de la imagen, o sea, es una construccin puramente sintctica.
Un par de imgenes ms completan el desarrollo de esta imagen simblica. Son las dos flechas cada una de ellas con su punta
duplicada sobre s misma y enfrentadas en posiciones contrapuestas, una en la direccin vertical de arriba hacia abajo y la otra en
la direccin vertical de abajo hacia arriba. Es necesario conocer el cdigo visual de la duplicacin o reiteracin, habitualment e
utilizado para obtener una interpretacin de movimiento o, construido con otro tipo de rasgos semejante pero no idnticos, de la
velocidad. La sintaxis que asocia, por proximidad, la mano sosteniendo el frasco entre la representacin del pulgar y la del ndice
y el par de flechas de puntas duplicadas y de direcciones contrapuestas, es la que permite una interpretacin (que aparentemente
tenamos desde el principio) de la propuesta visual, en cuanto destinada a comunicarnos que, determinado frasco (con seguridad,
el que, como objeto efectivamente existente, acompaa a la imagen simblica; con lo que entraramos en el mbito de la
disposicin o sintaxis indicial) debe utilizarse realizando ese movimiento de aproximacin entre los dedos pulgar e ndice,
mientras estos lo sostienen en la posicin mostrada.
Tambin necesitamos del conocimiento cultural de que la produccin de "una pequea nube de vaporizacin" es el objetivo
interesante a realizar mediante la manipulacin del frasco en cuestin.
Slo he querido esbozar, por una parte los a priori culturales o construcciones semiticas procedentes de la misma o
diferente semiosis de los que necesitamos disponer para interpretar una imagen tan obvia como la presentada en el 1er cuadro de
la Figura 3. Por otra parte, tambin he querido poner de manifiesto cmo la interpretacin del interpretante comunicativo
necesita, complementaria pero fundamentalmente, de la sintaxis para que el interpretante intrprete construya la interpretacin
que el interpretante productor est interesado en que construya. Estos son los aspectos normativos o regulares que, integrados
con otros identificables en las restantes imgenes (2, 3, 4..., etc.), hacen de estas reflexiones un comienzo de descripcin de las
relaciones constitutivas de un determinado sistema de signos grficos.
Contino, pues, con el anlisis de otros aspectos de las 25 imgenes simblicas de la Figura 3.
1. La representacin de la mano. Tratndose de un corpus de configuraciones propuestas a la interpretacin como Semiosis
Sustituyentes acerca de (predominantemente) la manipulacin de determinados objetos e instrumentos, uno de los estereotipos
ms reiterados es el de la mano o manos. Optar por esta representacin, como acabo de afirmar, requiere haberla seleccionado, de
entre otras posibles representaciones, por proyeccin del modelo correspondiente disponible en la memoria asociativa y por ser el
que menores transformaciones requiere, para producir una interpretacin aceptable de las imgenes percibidas. Est presente
(total o parcialmente) en 11 de las imgenes del conjunto (1, 3, 7, 10, 11, 13, 15, 17, 20, 23 y 24) y en otras 7 se la infiere (2, 4, 6,
14, 16[?], 19 y 22) como necesaria para completar la configuracin imaginaria de la accin efectivamente representada y
socialmente reconocible. En los casos en que la mano est presente, sus relaciones sintcticas fundamentales son las siguientes:
(en 1) la representacin de una mano (derecha) y de un frasco con su base sobre la representacin de un pulgar de esa mano y
su tapa bajo la representacin de un ndice de esa misma mano, para construir, visualmente, el significado de un "sostener"; que
no es el mismo que el construido con esta palabra;
(en 3) la representacin de una mano (izquierda) como superficie de oclusin (que, junto con el "contorno de oclusin", son
expresiones muy utilizadas por David Marr para referirse a este efecto de obstculo visual y a su eficacia en la identificacin de
262
la nocin referencial de objeto; 1982: 218 ss y 295 ss) sobre la representacin de la parte media de un tubo de telfono, para
construir, visualmente, el significado de un "asir"; que no es el mismo que el construido con esta palabra;
(en 7: dos manos) la representacin de una mano (izquierda), en la parte inferior de una imagen y sobre el borde de una
representacin de una bolsa (de basura?), y la representacin de otra mano (derecha), en la parte superior de esa imagen, con la
representacin de un dedo ndice de esa mano ocluyendo la representacin de un papel arrugado (?) el cual, a su vez, ocluye el
resto de la misma mano, para construir el significado, mediante una de ellas (la izquierda), de un "sostener" y, mediante la otra
(la derecha), de un "asir" (que no es el mismo que el visualmente construido en 3 ya que sabemos que es una instruccin
intermedia que, en definitiva, construye un "arrojar", pero eso surgir a partir de la integracin de este dibujo en una determinada
sintaxis existencial; por atractor mnemnico de esa sintaxis, nos anticipamos a interpretar la grfica en estudio como una
instruccin de "arrojar", aunque la estemos viendo fuera de su sintaxis existencial especfica); construccin visual del significado
de "sostener", "asir" y "arrojar", que no es ya el mismo que el construido con estas palabras;
(en 10) la representacin de una mano (derecha) , con los dedos cerrados ocluyendo parcialmente la representacin de un
cable que termina en la representacin de la ficha de un enchufe, para construir, visualmente, el significado de un "asir"; que ya
no es el mismo "asir" que el visualmente construido en 3 y en 7, ni es el mismo que el construido con esta palabra (el
complemento de "retirar" o "desenchufar" requiere la integracin sintctica del dibujo de la flecha, con su direccin mostrada);
(en 11) la representacin del dedo (ndice?) de una mano (derecha) apoyado sobre la representacin de la parte inferior e
interna de una oreja humana, para construir, visualmente, el significado de un "introducir" (o "limpiar" o "hurgar"?); que no es
el mismo que el construido con esta palabra;
(en 13) la representacin de la punta de dos dedos, posiblemente pulgar e ndice, de una mano (izquierda), apoyados sobre la
representacin de los dos alambres componentes de la representacin de un alfiler de gancho, para construir, visualmente, el
significado de un "desenganchar"; que no es el mismo que el construido con esta palabra (el complemento del "empujar" previo,
que se necesita para "desenganchar", ha sido solucionado con palabras escritas, las que tambin son imgenes simblicas);
(en 15) la representacin de dos manos, una (la izquierda) en la parte superior de la imagen, ocluyendo la representacin de
un costado de una cmara fotogrfica, puesta en direccin vertical, y la otra (la derecha) en la parte inferior de la imagen,
ocluyendo la representacin del otro costado de la misma cmara fotogrfica, la cual ocluye la representacin del ojo (izquierdo)
y de la mitad (izquierda) de un rostro femenino, para construir, visualmente, el significado de un "sostener dirigiendo"; que no es
el mismo que el construido con esta palabra (que ello sea una instruccin de una posicin posible para tomar una fotografa
requerir de otras informaciones visuales, verbales y comportamentales, complementarias);
(en 17) la representacin del dorso de una mano (derecha) con el ndice extendido y los dems dedos doblados sobre la
palma, apoyando la punta de ese ndice sobre la representacin de una etiqueta, para construir, visualmente, el significado de un
"pulsar"; que no es el mismo que el construido con esta palabra;
(en 20) la representacin de una mano (derecha) al final de la representacin del antebrazo y la representacin de un
fragmento del otro antebrazo (izquierdo) con el resto y la mano correspondiente ocluidos por la representacin de un envoltorio
al que se lo representa sostenido por ambas manos (inferida la izquierda), rodeado, por debajo y por los costados, por la
representacin de una caja abierta, para construir, visualmente, el significado de un "meter" o un "sacar" (necesitndose de la
sintaxis existencial para decidir acerca de esa alternativa); pero que no es el mismo que el construido con estas palabras;
(en 23) la representacin de dos manos, la izquierda arriba, apoyada sobre la representacin de la tapa de un pequeo
botelln, y la derecha abajo, sosteniendo la base de ese mismo pequeo botelln, con la caracterstica grfica de que ambas
manos estn duplicadas, acudiendo a ese recurso visual (como ya vimos en las flechas de la imagen n 1) como representacin
del movimiento , para construir, visualmente, el significado de un "sacudir" (cuya direccin necesitar de las flechas para quedar
construida); y que no es el mismo significado que el construido con esta palabra;
(y en 24) la representacin de tres dedos (y de un cuarto semiocluido) de una mano (derecha), de los cuales la punta del ndice
est apenas ocluida por la representacin del orificio central de un CD y la punta del pulgar, del medio y del anular estn en
contacto con la representacin del borde de ese mismo CD, para construir, visualmente, el significado de un "sostener"; que no es
el mismo que el construido con esta palabra (y el modo en que el objeto quedar sostenido se reitera mediante palabras. Sin
perjuicio de que los elementos grficos mostrados haran innecesaria esta presencia del lenguaje verbal).
263
En todos los casos, las representaciones lo son de estereotipos de los elementos representados.
Los aspectos aqu identificados son absolutamente incompletos para explicar el proceso visual de produccin del significado
de estas imgenes simblicas, lo que ir completando, pero, posiblemente, sin poder agotarlo, por estar trasladando a lo verbal lo
que est propuesto grficamente para la produccin de su correspondiente eficacia significativa.
En efecto, en estos mensajes estoy acudiendo a la palabra (ya que no hago ms que escribir) como explicacin de la eficacia
semitica de los dibujos, y tal considero que es la eficacia cognitiva, por conceptual, de la palabra (su eficacia para explicar). Lo
que no considero como equivalente, ni tampoco que sea visible porque sea decible (o sea, no considero a la palabra una
condicin de la visin), es la relacin entre el dibujo y la palabra o discurso verbal que lo representa. O sea, desde la concepcin
de independencia pero complementariedad que sostengo como la que interrelaciona las diversas semiosis socialmente
concurrentes para conferir significado a los fenmenos sociales, puede decirse que el dibujo (en el caso al que me estoy
refiriendo, o sea, en cuanto imgenes simblicas; lo que no ocurre con las imgenes figurativas ni con las cualitativas) es una
semiosis sustituyente que construye instrucciones, informando, sugiriendo o prohibiendo acerca de un tipo determinado de
fenmeno social (en estos casos, manipulaciones de objetos), que adquiere significado (o sentido, si lo consideramos como
componente atmico de procesos ms complejos que los incluyen) por eficacia de tales dibujos. Los fenmenos o las
manipulaciones que estn representados por los dibujos son Semiosis Sustituidas o, si los enriquecemos con las restantes
informaciones (construidas por la confluencia de todas las semiosis: verbal, visual, indicial, etc.) que pueden aplicrsele, son
Objetos Semiticos (Juan Magarios de Morentin, 2004: Apartado 3). El discurso verbal puede intervenir, a su vez, por supuesto,
como Semiosis Sustituyente del dibujo que, as, quedara, provisionalmente, constituido como Semiosis Sustituida, acerca de la
cual la palabra siempre tendr algo que decir diferente a lo dicho por el dibujo; del mismo modo como el dibujo, en cuanto
Semiosis Sustituyente de un supuesto discurso verbal, siempre tendr algo diferente que mostrar acerca de lo que la palabra, que,
provisionalmente, quedara constituida como Semiosis Sustituida, puede decir como construccin verbal de esa misma accin,
que ya no ser la misma.
15.5 Intervalo
La caracterstica predominante de la representacin visual del objeto, en este corpus de imgenes, es su dinmica. El dibujo
muestra lo que se est haciendo con o en el objeto, su uso o su transformacin. En este sentido, la imagen simblica presupone,
por lo general, la situacin existencial en la que se manipula o a la que se aplica el objeto. Conviene recordar que mi idea es
demostrar cmo estas imgenes se diferencian, hasta el punto de constituir otra semitica particular, de las imgenes figurativas
y de las imgenes cualitativas o plsticas.
As, en (2), la imagen simblica representa, con notables carencias que imposibilitan la individualizacin de la persona
representada, la imagen especular de un hombre que se est haciendo el nudo de la corbata: situacin existencial acerca de cuya
correcta realizacin instruye la imagen en estudio. La representacin de los lazos y vueltas de la corbata actualizan, en la
simultaneidad de la imagen, los que son pasos secuenciales, sucesivos y temporalmente diferenciados, del comportamiento de
anudarse la corbata. Obsrvese que fue necesario representar la cabeza, para que la sintaxis de su ubicacin por debajo de ella, al
sugerir la representacin de que est en torno y a partir del cuello, identificase que lo que se representa es una corbata y no,
meramente, una cinta en la que se hace un nudo o, incluso, una serpiente desenrollndose. Obsrvese, tambin que se ha
prescindido de las manos, las que, posiblemente, complicaran excesivamente el dibujo y, por su carcter perceptual de
superficies de oclusin, impediran percibir visualmente lo que se est haciendo con la corbata. Presencias, ausencias y vueltas y
pliegues del objeto que van construyendo la sintaxis visual efectivamente significativa. Sintaxis que materializa, determinadas
relaciones virtuales, convencionalmente establecidas, pertenecientes, en este caso, al sistema de uso de la indumentaria. La
imagen simblica tiene por objetivo actualizar, exclusivamente, esta caracterstica virtual o esta posibilidad de un concreto
aspecto del sistema social, convencionalmente establecido, de la manipulacin de objetos.
Destaco lo exclusivo de este objetivo, porque en los casos de las imgenes figurativas y de las imgenes cualitativas, lo
efectivamente mostrado, pese a constituir su eficacia fundamental (individualizadora, en el primer caso y experiencial en el
segundo), no agota lo que se muestra, sino que suele ser una mera excusa para actualizar otras asociaciones hacia las que habr
de apuntar, en definitiva, la interpretacin; mientras que, en las imgenes simblicas, mostrar lo que se muestra cumple y agota
su propuesta para la interpretacin.
Por otra parte, las palabras, aqu, fuera del uso explicativo que les estoy dando, no tendran eficacia demostrativa respecto del
comportamiento visualmente representado. Creo que puede afirmarse que las palabras no estn, en las imgenes simblicas, ni
antes ni despus del dibujo (en cuanto, si el correspondiente dibujo est bien resuelto, resultan innecesarias para su
264
comprensin), sino que estn eficazmente reemplazadas por el dibujo (en cuanto expresivo de lo que, de otro modo, sera
indecible).
15.6 Aquello que podemos denominar "elementos estrictamente simblicos"
Identifiquemos los elementos estrictamente simblicos que aparecen incorporados en cada una de las imgenes de ese
conjunto representado en la Figura 3. Entiendo por "elementos estrictamente simblicos" aquellos que carecen totalmente de
referencia figurativa, incluso de la que aqu hemos considerado como "estereotipada," utilizando este trmino en el sentido de
que no sustituyen a ninguna individualidad, sino que meramente representan a una clase, identificada por sus rasgos
perceptuales genricos y prototpicos (G. Kleiber, 1991: 108 ss). Pues bien, los elementos estrictamente simblicos son formas
elaboradas para representar slo por convencin, o sea, que resulta imprescindible reconocer a tales elementos en cuanto
pertenecientes a un cdigo, cuya interpretacin requiere necesariamente un aprendizaje.
En este sentido, las palabras son prototipos de lo que estoy denominando "elementos estrictamente simblicos". Y
encontramos palabras en las imgenes simblicas nmeros 13, 17 y 24. Las expresiones verbales representadas grficamente
(como escritura) en las imgenes 13 y 24 expresan instrucciones cuyo sentido se integra con los restantes elementos grficos (los
cuales, en los casos que estamos revisando, representan comportamientos que realizan instrucciones que pueden o no requerir
expresarse verbalmente). Quiere decir que, al menos en los casos 13 y 24, el intrprete productor considera que la representacin
visual del comportamiento se considera insuficiente para su correcta realizacin, por lo que se le agrega una especfica indicacin
verbal acerca de cmo actuar.
En la imagen 13, la expresin verbal nombra una accin ("pull/saque") con la que se logra un resultado ("to open/para
abrir"). Visualmente, la imagen ofrece la percepcin del resultado: al alfiler de gancho (o imperdible) ya se lo ve abierto, que es
lo que est enseando a hacer la imagen. Y lo ensea con otro tipo de elementos simblicos no verbales que, en este conjunto de
imgenes, slo aparece en esta imagen 13 y que su productor consider insuficientemente expresivos por lo que recurri al
complemento verbal: son esas pequeas lneas paralelas a la aguja mvil, tres desde la cabeza del alfiler hacia el centro de la
imagen y seis entre la cabeza del alfiler y el dedo que se apoya en la punta abierta. En otro tipo de imgenes, como las de las
historietas grficas, es habitual recurrir a este tipo de imagen expresiva para representar el movimiento (de un auto que avanza,
de un pie que corre, de un pjaro que vuela, etc.); justamente lo que se busca representar aqu: un pequeo movimiento hacia
adentro (las tres lneas) y un movimiento ms amplio hacia fuera (las seis lneas). Tambin estas lneas son elementos
estrictamente simblicos, en cuanto requieren ser aprendidos, pero, por supuesto, diferentes a las palabras.
En la imagen 24, la expresin verbal es redundante, como ya anticip, puesto que afirma ("this way/de este modo") lo que la
imagen muestra, al representar la posicin de los dedos, como el modo correcto de sujetar un CD. Salvo las imgenes que
prohben algo, todas las dems podran agregar esta expresin, ya que sa es la semntica que construyen visualmente: el modo
de hacer algo.
Es distinto el caso de la imagen 17. Aqu, lo verbal es el nombre del objeto hacia el que se dirige la accin del dedo extendido
de la mano representada. Conociendo el contexto habitual, todo aparato movido con algn tipo de energa elctrica o nuclear
tiene un pulsador que activa la fuente. Aqu se designa, explcitamente, ese lugar de activacin de la energa ("power"),
recuadrando la propia palabra que lo designa, como a veces aparece sobre la carcaza del propio aparato; con la representacin
de cuyo recuadro incrementa la representacin visual de la tecla, llave o pulsador digital, a establecer la necesidad de activar el
cual se dirige la propuesta semntica de la imagen. As que, en este caso, la representacin de la palabra es una representacin
del objeto a manipular.
Tambin los nmeros son prototipos de elementos estrictamente simblicos. Aparecen nmeros en la imagen 22; tambin en
las imgenes 18 y 21, pero, como estn asociados con otros elementos simblicos prefiero dejar el comentario de estos ltimos
para un poco ms adelante.
En la imagen 22, los nmeros representados: un "1" y un "2" identifican respectivamente cada una de dos puntas de algn
aparato que se supone conocido o al que se lo ve, simultneamente, por estarlo manipulando. La configuracin total de la imagen
con la representacin convencionalizada de un pelo, saliendo de su alvolo y quebrndose al estar representada la accin de la
punta n 1, junto con la experiencia indicial de nuestro comportamiento depilatorio, y con nuestro papel admitido o impuesto de
intrpretes frecuentes de mensajes publicitarios, tiende a que lo interpretemos como la eficacia de determinado artefacto,
posiblemente una afeitadora, que, despus de la eficaz accin de la punta designada como "1", todava se reserva la eficacia
incrementada por la presencia de la punta designada como "2", quedando fuera del universo semntico aqu representado la
265
eventual formulacin de una norma acerca de su manipulacin correcta, limitndose a informar acerca de una caracterstica de su
funcionamiento.
La flecha o la pluralidad de flechas, constituye otro de los elementos estrictamente simblicos incorporados a la sintaxis
visual de estas imgenes simblicas. La representacin de una flecha ha pasado de ser la representacin de un arma que se lanza
hacia un objetivo (blico o deportivo) a ser la representacin de la direccin en la que se encuentra ese objetivo o segn la que
deber desplazarse determinado objeto, por supuesto dotado de movilidad. Aparecen una o varias flechas en las imgenes
simblicas 1, 3, 6, 10, 11, 14, 23 y 25. Tambin en las numeradas como 18 y 21; pero, de nuevo, dejo su anlisis por concurrir
con otros: letras y/o nmeros. En todos los casos primero mencionados, siempre se integra junto a la representacin de
determinado objeto: (1) frasco, (3) tubo de telfono, (6) solapa de envase, (10) enchufe, (11) dedo, (14) par de cucharones, (23)
otro frasco mayor que el primero y (25) seal de bifurcacin caminera. En todos estos casos, la sintaxis de esta asociacin aade
la representacin de un movimiento direccional, conforme al cual deber manipularse el objeto representado: (1) sacudirlo
reiteradamente hacia arriba y hacia abajo, (3) levantarlo separndolo, (6) abrir levantndolo, (10) sacarlo horizontalmente, (11)
girarlo sobre s mismo, (14) girarlos circular y simultneamente, (23) sacudirlo reiterada y lateralmente y (25) separar y juntar la
marcha de los vehculos sobre una ruta; siempre teniendo presente que la representacin de estas acciones tal como aqu quedan
dichas no es la misma que la construida visualmente. Si sacamos la flecha, se pierde el sentido; dejo la reflexin sobre el efecto
que producira esa carencia al ejercicio de vuestra imaginacin.
Los casos 18 y 21 tienen de particular que, en el 18, junto a la representacin del objeto: una especial conexin elctrica,
estn tambin representados, (a) una pequea flecha destacada con un crculo, (b) una letra "H" tambin incluida en un crculo y
(c) el nmero "10" entre dos lneas paralelas, en el exterior de las cuales se contraponen dos flechas. Cada uno de estos tres
elementos estrictamente simblicos aporta, al relacionarse sintcticamente con una parte especfica de la conexin elctrica
representada, o sea, (a) con la representacin de un tipo de cable visualmente diferenciado, (b) con la representacin de un tope
que representa un lmite y un impedimento de deslizamiento y (c) con la representacin de la dimensin de un margen que habr
que preservar (con las flechas indicando, contrapuestas a cada lado, el ajuste de dicho margen), aporta, deca, por esta relacin
sintctica, un incremento semntico que hace, de esta imagen simblica un discurso mucho ms complejo que los de las restantes
imgenes simblicas de este conjunto.
Por su parte, la imagen simblica, que he numerado como "21", integra sintcticamente la representacin del perfil de un
cuerpo humano, con (a), a nuestra izquierda (a la derecha de la figura humana representada), una columna constituida por una
serie de nmeros subrayados; con (b) sobre el mismo lado, una llave de diagrama entre esa columna de nmeros y la
representacin de la figura; con (c), sobre el mismo lado, una fina flecha que llega desde el medio de esa llave hasta la
representacin de la cintura de la figura; con (d) una lnea de puntos horizontal sobre la representacin de dicha cintura. Esto
permite interpretar esa columna de nmeros como las medidas que puede llegar a tener la cintura representada. Pero, adems, la
representacin del perfil de un cuerpo humano tambin se integra sintcticamente, con (e), a nuestra derecha (a la izquierda de la
figura humana representada), otra columna constituida por otra serie de nmeros subrayados; con (f) sobre el mismo lado, un
lnea vertical terminada en sendas y contrapuestas puntas de flecha; con (g) dos lneas de puntos horizontales que vinculan a la
punta de flecha superior con el pice de la representacin de la cabeza de la figura humana y la punta de flecha inferior con la
representacin de la planta de los pies de la misma figura. Esto permite interpretar esta columna de nmeros como las medidas
que puede alcanzar la estatura de la figura humana representada. El subrayado de cada uno de los nmeros de cada una de las
columnas acenta visualmente la correspondencia entre los del mismo nivel de una y otra columnas, construyendo la relacin
semntica entre altura y dimensin lineal de la cintura.
Estas tediosas descripciones tienden a identificar los aspectos visuales que explican la interpretacin que, en la comunicacin
cotidiana, logramos de manera inmediata e intuitiva. Y no puedo dejar de asociar esta reflexin con la "comunicacin oral" de un
"no especialista" que cita M. Pcheux, en la introduccin al artculo de Courtine (1981); no-especialista que se pregunta
irnicamente, refirindose a la tarea del anlisis de discurso: "Es esa disciplina gracias a la cual se emplean diez aos en
establecer lo que un lector medianamente ilustrado capta en diez minutos?" No perdamos de vista que una cosa es interpretar y
otra explicar por qu interpretamos lo que interpretamos; que una cosa es disear una imagen para que quien la perciba sepa
cmo comportarse y otra explicar por qu esa imagen trasmite esa informacin. No me estoy justificando (o s?), pero estoy
explicando por qu la semitica es una metodologa de investigacin en ciencias sociales.
15.7 Necesidad de una sintaxis, al menos virtual
266
Las imgenes 2, 4, 12, 16 y 19 representan exclusivamente objetos, sin integrarlos sintcticamente con la representacin de
las manos que eventualmente pudieran manipularlos o de alguno de los otros elementos estrictamente simblicos a los que ya he
hecho referencia: flechas, letras o palabras, ni nmeros.
Pero, en todos los casos, se proponen a la percepcin efectivas relaciones entre representaciones de objetos, de modo tal que
siempre se perciben representaciones de ms de uno, ya que, de lo contrario, no construiran ninguna instruccin ni informacin,
sino que meramente consistiran en la mostracin de una representacin empobrecida, en cuanto estereotipada, la cual, sin
ninguna configuracin de uso que la justifique, carecera de significacin. Es lo que parecera ocurrir con la imagen 12 que
consiste en la representacin del sol, desplazado hacia la derecha y hacia la parte superior del recuadro, y de algunos de sus
rayos. Se requiere la experiencia de haberla visto estampada en la carrocera de algunos mnibus o vehculos pblicos, cerca de
la puerta de acceso y junto a otras imgenes simblicas que informan acerca de comodidades que se ofrecen al potencial
pasajero, para que la interpretemos como informando acerca de la polarizacin de los vidrios de la ventanilla que protegen de la
crudeza de la luz solar.
O sea, que la sintaxis necesaria puede establecerse, no slo entre aspectos grficamente representados en el interior de la
imagen, sino que tambin puede establecerse relacionndola con actividades o con otros elementos externos a la imagen, pero en
una proximidad que permita establecer la vinculacin entre ellos. Una imagen que tuviera una nica representacin de un objeto
o que no pudiera vincularse a otra representacin, actividad u objeto existencial externo a esa imagen, o sea, una imagen sin
relaciones sintcticas internas o externas a la propia imagen, no sera nunca una imagen simblica, en cuanto no construira
significacin alguna.
La necesidad de poseer las claves interpretativas que permitan identificar las representaciones propuestas a la percepcin y las
relaciones que se establecen entre ellas, vincula estas imgenes al campo de lo simblico, en cuanto convencionalmente vigente.
Es el caso de la dificultad o, incluso, imposibilidad de interpretar la imagen 16: se identifica la representacin de dos dientes, uno
en la parte superior y otro en la inferior que corresponderan a ambos maxilares. Incluso puede interpretarse, en la zona
intermedia, la representacin de un cepillo de dientes, si bien en un extrao escorzo. Pero el cuarto elemento resulta, al menos
para m, imposible de interpretar, ya que, aunque representase a la pasta dentfrica, no advierto cul pueda ser la accin que se
sugiere o el modo correcto de realizarla que se propone, con lo que la imagen en su totalidad, al carecer de una estructura
sintctica reconocible, pierde su capacidad semntica y se hace opaca.
Quedan tres imgenes que incluyen dos modos grficos de representar la prohibicin, mediante los correspondientes
elementos estrictamente simblicos: las aspas o la "X", por una parte, con su representacin generalizada de lo "tachado" o
"eliminado" y, por otra, el trasplante metafrico de la seal (que, en estricta terminologa semitica, no es tal o que no lo es en
todos los casos, ya que la funcin semitica de la "seal" consiste en anticipar la presencia futura del objeto representado) de
trnsito que establece la prohibicin de circular o, superpuesta a una "E" o una "P" representativas (la ltima por influencia
anglosajona) de estacionar y que se generaliza hasta establecer la idea de prohibicin respecto a transportar el tipo de objetos o
realizar el tipo de comportamiento, que aparezca representado bajo ella.
En realidad, slo la imagen 9 es clara en su prohibicin de baarse, por la metfora de la superposicin de la prohibitiva seal
de trnsito sobre la representacin de la baadera con la representacin del agua cayendo de la ducha abierta.
La imagen 5 se sabe que prohbe, pero no se sabe exactamente qu es lo que prohbe: si prohbe beber agua (en el contexto de
algn comportamiento determinado, posiblemente alimenticio) o volcar en un vaso algn lquido (del que por la disposicin de
su uso se sabr de cual se trata). Y de la imagen 8 tambin se sabe que prohbe, por la "X" tachando las tres lneas paralelas, pero
tampoco es claro lo que prohbe, salvo por el indicio (que tampoco es tal en estricta terminologa semitica, ya que la funcin
semitica del "indicio" consiste en recuperar la presencia histrica del objeto representado, sino ambiguo estereotipo de no se
sabe bien qu objeto pretendidamente representado) de que las lneas levemente curvadas del rectngulo que contiene la
informacin prohibitiva, aludan a un televisor; con lo que lo prohibido sera encender la televisin.
En el prximo apartado, procurar sistematizar las laboriosas observaciones realizadas con relativa minuciosidad, elaborando
lo que considero seran las reglas del sistema simblico al que pertenecen estas imgenes.
O sea, por una parte, pretendo sostener la afirmacin de que, si se dispone de un corpus de configuraciones grficas (como
tambin ocurrira si se dispusiera de un corpus de contextos verbales o de disposiciones existenciales) junto con el conjunto de
las relaciones sintcticas efectivamente aplicadas para su construccin, sera posible conocer el sistema del cual proceden,
267
siempre suponiendo que, en todos los casos en estudio, se trata de signos (imgenes, palabras o comportamientos) simblicos,
por tanto relativamente unvocos y convencionales.
Y, por otra parte, tambin pretendo sostener la afirmacin de que, slo si se conocen las reglas de un sistema de signos
simblicos, ser posible explicar cmo la interpretacin podr atribuir determinada y no otra significacin a las
configuraciones grficas (o los contextos verbales o las disposiciones existenciales) que se estn percibiendo en un momento
dado.
15.8 Las reglas del sistema de las imgenes simblicas
Voy a tratar de describir las reglas que constituyen el sistema de donde han surgido las configuraciones de las imgenes
simblicas sobre las que he estado trabajando. Cumpliendo con esas reglas, un interpretante productor podra proponer, a los
eventuales interpretantes intrpretes, otras configuraciones visuales destinadas a comunicar, mediante las correspondientes
propuestas de percepciones visuales, otras instrucciones, informando, sugiriendo o prohibiendo otros determinados
comportamientos, igualmente relativos a la manipulacin de objetos. O sea, a partir de determinado sistema de signos simblicos
puede construirse una cantidad indeterminada de textos (configuraciones icnicas, disposiciones existenciales o contextos
simblicos).Tal es el mbito en el que se cumple la eficacia semntica de las imgenes simblicas procedentes del sistema de
reglas identificadas en el anlisis.
Esta enumeracin no agota las reglas posibles ni las reglas necesarias para la existencia eficaz de un sistema de
generacin/interpretacin de configuraciones visuales, con caractersticas de imgenes simblicas. Slo registra (algunas de) las
efectivamente utilizadas para la construccin del repertorio de imgenes simblicas sobre las que he trabajado. Otras
configuraciones nos permitiran acceder a otras reglas que se integraran en el mismo sistema o en otro sistema afn. Por
ejemplo, las identificaciones visuales de los respectivos baos (o "toilettes") de hombres y de mujeres, por lo general se
construyen con la imagen estereotipada del perfil o borde de una superficie de oclusin que representa frontalmente, en un caso,
a una mujer, identificable por estar representada con melenita y pollera (o falda) y, en el otro, a un hombre, identificable por estar
representado con saco y pantaln (existen variantes, por supuesto, que se orientan, en todos los casos, a producir una
identificacin visual diferencial, por gnero). O sea, no se representa la actividad que va a cumplirse, ni el modo de cumplirla, ni
el mobiliario sanitario a utilizar, sino que se vincula a cada imagen con el correspondiente espacio asignado a uno u otro sexo (o,
ms bien, a una u otra forma de vestir), ya bien asocindolo a la imagen mediante la correspondiente flecha direccional o ya bien
situando las respectivas imgenes visuales sobre las puertas de los correspondientes espacios. Se trata de dos reglas no utilizada
por las imgenes estudiadas, pero (suponiendo que incluimos a las correspondientes imgenes simblicas que acabo de describir
en nuestro repertorio) con las que podramos comenzar la descripcin normativa del sistema en estudio:
Proponer una representacin del protagonista de la accin, sin ninguna referencia a la accin en cuestin; un implcito
visual, fuertemente motivado por el respeto a las "buenas costumbres" y fuertemente establecido en el imaginario social, como
para identificar inequvocamente el significado de la imagen en cuestin;
identificar una diferenciacin de gnero por criterios convencionales de la representacin del uso diferencial de la
vestimenta, con independencia de la actualidad o de la prdida de vigencia de dicha vestimenta; y contino, ahora s, con el
registro de las reglas emergentes de nuestras 25 imgenes simblicas;
utilizar la imagen de una o varias flechas para representar el movimiento y/o la direccin, en casos, como el presente, que
solo incluyen imgenes grficas estticas;
utilizar la imagen de la "X" o la metfora de la imagen de "no estacionar" o de "no avanzar" superpuesta a la representacin
de un objeto o accin para prohibir dicha accin o la manipulacin de dicho objeto. El uso de la "X" para trasmitir la idea de
eliminar o prohibir, as como su significado ms inmediato de "tachar", no deja de ser una exploracin interesante: por qu se
tacha con una "X"?; sera una peticin de principio explicarlo afirmando que la "X" se construye con el doble ademn que
constituye un gesto de rechazo;
representar la accin o el estado de cosas inmediatamente anterior a la produccin del resultado deseado;
duplicar con palabras lo representado con la imagen. Esta duplicacin, o es innecesaria, y por tanto criticable, dado que ya
lo expresa adecuada y suficientemente la imagen, o es necesaria para entender lo representado, pero igualmente criticable, por
268
haber aceptado la comunicacin basada en una imagen insuficientemente expresiva para identificar la instruccin
correspondiente;
utilizar letras y/o nmeros para remitir a instrucciones escritas, ajenas a la configuracin visual propuesta (pertenecientes a
algn folleto en el que se integra o que acompaa a la imagen instructiva);
utilizar nmeros para aportar informacin mtrica no representable visualmente o no representable en cuanto totalidad de
sus variaciones posibles, por economa comunicativa;
asociar la representacin de una caracterstica o cualidad con el objeto o mbito del que se destaca esa caracterstica o
cualidad, superponiendo, fsicamente, la imagen instructiva sobre el objeto o mbito;
la mayora de las acciones representadas consisten en "manipulaciones", no obstante, es posible que la concreta
representacin de la mano est elidida, representndose a los objetos como entidades metafricamente "animadas" o dotadas de
movimiento propio. Puede haber otras reglas; por el momento llego hasta aqu y dejo a la observacin del lector la identificacin
de las otras posibles.
15.9 Conclusin
Me parece oportuno concluir (provisionalmente) estos desarrollos acerca de la semntica de las imgenes simblicas, con
algunas reflexiones que las encuadren y fundamenten en la correspondiente problemtica semitica y cognitiva.
En principio, considero haber justificado mi hiptesis acerca de la diversidad de problemticas tanto semiticas como
cognitivas que comparten, a veces de modo equvocamente indiferenciado, el espacio epistemolgico de la iconicidad visual.
Supongo que se habr hecho evidente que lo que he ido explorando es pertinente para explicar la eficacia semntica de un tipo
de imgenes a las que he calificado de "simblicas" y que eso mismo no sera en absoluto pertinente como explicacin de la
eficacia semntica de los otros dos tipos de imgenes que (provisionalmente) he calificado como "figurativas" (ejemplificadas
con la fotografa de Frida Kahlo de la Figura 2) y como "plsticas" o "cualitativas" (ejemplificadas con la propuesta de Ron Van
Der Werf de la Figura 1).
Un aspecto que surge como interesante del anlisis que he ido realizando, sobre las configuraciones de las imgenes
simblicas, consiste en su aspecto "dectico" en cuanto construye el significado de la manipulacin de objetos o la realizacin o
impedimento de comportamientos determinados que estn involucrados en el concreto acto de comunicacin que se est
produciendo. La calificacin de "dectico" corresponde a una posibilidad en el caso de los enunciados lingsticos, los que
pueden no ser decticos; y la diferencia radica en que, en el caso de las imgenes simblicas, los enunciados visuales que stas
configuran no pueden dejar de ser decticos. Es decir, las configuraciones de imgenes simblicas no construyen significados
universales o abstractos, sino que siempre estn referidos a existentes especficos. Los 25 grficos analizados
3
encuentran su
sentido en la medida en que son aplicables al manipuleo de objetos determinados o a la realizacin eficaz de determinados
comportamientos o a su prohibicin.
Esto tiene dos derivaciones: por una parte, la necesidad de explorar los que podemos denominar "actos grficos" o bien
iconopoisis. Semejantes a los actos de habla ("hacer cosas con palabras") en que, as como stos requieren, para ser eficaces,
la concurrencia de otros factores adems de determinados enunciados lingsticos, los actos grficos ("hacer cosas con
imgenes") requieren el complemento de otras instancias, adems de la propuesta comunicativa de la propia imagen simblica.
As como, por ejemplo, la eficacia de la promesa, en el caso de los actos de habla, no se cumple si el que promete ha decidido no
cumplir su promesa y/o si aquel al que se le promete algo no desea lo que se le promete; as tambin la eficacia informativa, por
ejemplo, de la imagen simblica del n 12 (el recuadro con el sol y los rayos de luz) no se cumple si se la adhiere al respaldo de
una silla, o tampoco se cumple la eficacia de la instruccin de la imagen simblica n 13 (la instruccin para abrir el alfiler de
gancho) si correspondiese a un folleto acerca del modo de lograr el correcto funcionamiento de una fotocopiadora. Por el
contrario, los actos grficos difieren de los actos de habla en que su eficacia semntica se obtiene con independencia de la
voluntad del que lo formula y de que aquel al que se instruye siga o no lo que se le propone grficamente; el comportamiento de
este ltimo podr fracasar, pero ello no anula la eficacia del acto grfico; cmo abrir un alfiler de gancho (un imperdible) est
correctamente enunciado en la imagen simblica n 13, aunque su destinatario prefiera abrirlo de otro modo (por ejemplo,
doblndolo). O sea, en el acto grfico, la eficacia semntica es independiente de la eficacia comunicativa para que se cumpla la
instruccin que formula; mientras que, en el acto de habla, no se produce su eficacia semntica, salvo que se den las restantes
condiciones implicadas.
269
Por otra parte, la relacin entre la imagen simblica y determinado objeto o comportamiento constituye fundamentalmente
una proposicin pertinente a la semitica indicial. O sea, semnticamente, organiza un comportamiento, por lo que necesita, tanto
si se lo cumple correcta como incorrectamente, integrarse en una disposicin existencial; tiene que tener realizacin fsica,
alcance sta o no el xito. As pues, estas imgenes simblicas pertenecen a la semitica visual en cuanto configuraciones
perceptuales, pero cumplen su eficacia en el mbito de la semitica indicial.
Y esto nos lleva a reflexionar acerca del tipo de temporalidad que generan, como especfico efecto semntico, estas imgenes
simblicas. En general, creo poder afirmar que las imgenes simblicas se sitan siempre en un presente, el de la accin
representada, desde el que se construye el futuro de determinado resultado del que se explica como conseguirlo o se prohbe su
realizacin. A veces (figuras 3, 6, 10, 13, 18, 24) el presente en que se sita la imagen simblica representa la forma correcta del
estado-resultado, con lo que tal presente es el futuro de un proyecto que se representa ya realizado
4
.
Siendo todo esto claramente distinto de lo que, tanto semitica como cognitivamente, ocurre con las imgenes figurativas (lo
escrito no aporta nada a la explicacin de la eventual eficacia semntica de la fotografa de Frida Kahlo) o con las imgenes
plsticas (tampoco aporta nada a la explicacin de la eventual eficacia semntica de la propuesta visual de Van Der Werf), creo
haber demostrado efectivamente que se trata de tres semiticas distintas.
Notas
1
El otro implcito, subyacente en lo que voy desarrollando, rechaza categricamente la opcin, caracterstica del enfoque
positivista, de privilegiar un objeto observable real, en el sentido concreto, existente fuera de mi mente. Yo opto por privilegiar
la tarea de explicar cmo conozco a ese existente (y, para eso, tengo que explorar las caractersticas y operaciones de mi
mente/cerebro), con independencia del problema de su existencia. Por supuesto que no cuestiono lo ntico; no creo que seamos el
sueo de un loco en el rincn de un manicomio. Pero como no me interesan, y esa es mi opcin personal, las caractersticas
metafsicas de la semitica, sino sus aspectos metodolgicos, lo que s me interesa es tratar de encontrar una explicacin posible
(hasta que se desgaste y se requiera otra) acerca de cmo puede construirse el significado del mundo mediante las semiosis que
estn disponibles, en este momento y en este espacio (latinoamericano) de la historia y de la cultura. Y no considero que esta
actitud metodolgica sea superior en algo a la actitud metafsica, ni considero a sta superior en algo a la ma. Lo que expuse y lo
que voy trabajando es el camino que considero eficaz para llegar a donde pretendo y lo seguir explorando hasta que note que
aquello a lo que no da respuesta junto con el conjunto de las contradicciones en las que inevitablemente incurro (pero de las que
tomo conciencia porque hasta all llegu) plantean una exigencia insoslayable, me toque a m asumirla o a otro, de superar el
lenguaje con el que construyo ese fragmento de la explicacin del mundo en cuya elaboracin he comprometido mi existencia.
2
Esta expresin "interpretante intrprete" encuentra sentido en la correlacin peirceana con las de "interpretante productor" e
"interpretante comunicativo"; con dudas acerca de la autonoma conceptual del ltimo, he utilizado fructferamente las otras dos
variantes del interpretante (ver Robert Marty, 1990 y Juan Magarios de Morentin, 2002a: apartado 13).
3
Entre estas imgenes simblicas a las que he venido analizando, se incluyen tambin, entre otras muchas, los ideogramas, la
escritura jeroglfica, los jeroglficos (tambin conocidos con la designacin francesa, de vetusta reminiscencia latina, "rebus" o
acertijos grficos o dibujos enigmticos), los dibujos de ciertos textos cientficos y tcnicos de plantas y flores, maquinarias,
anatoma, etc., los planos y representaciones provenientes de los sistemas grficos utilizados en arquitectura, las frmulas
estructurales de la qumica, las configuraciones herldicas en los escudos de armas y, por supuesto, los Grafos Existenciales
("Existential Graphs") de Charles Sanders Peirce (CP. 4.347-4.584). La versin actual que, por su quasi-omnipresencia, hace
imprescindible su conocimiento, abarca las indicaciones de las computadoras (con una fuerte implantacin del trmino "iconos"),
de informaciones deportivas, universitarias, hospitalarias, de circulacin vehicular, de agricultura y ganadera, de industria textil,
lavado y planchado y cuidado de prendas, de super e hipermercados, ferrocarriles, aeropuertos, aduana, cambio de moneda,
bancos, turismo, correos y telfonos, informaciones para minusvlidos, identificaciones religiosas: cristianismo, judasmo,
islamismo, budismo, etc. (ver Otl Aicher & Martin Krampen, 1979).
4
Sugiero relacionar esto ltimo con la siguiente cita de Peirce: 2.270 (Volumen II. ELEMENTOS DE LGICA / Libro II.
GRAMTICA ESPECULATIVA / Cap. 2: La divisin de los signos / 9. La tricotoma de los argumentos) "Una abduccin es un
mtodo de formular una prediccin general sin ninguna seguridad positiva de que tendr xito, tanto para un caso especial como
de modo general, consistiendo su justificacin en que es la nica esperanza posible de regular nuestra conducta futura
racionalmente y de que la Induccin a partir de la experiencia pasada nos proporcione un fuerte estmulo para confiar en que ser
exitosa en el futuro." O sea, la eficacia lgica de las imgenes simblicas, en el caso especfico de las instrucciones acerca de
comportamientos y de la manipulacin de objetos (y no s, todava, si no se podr generalizar a la totalidad restante de tales
270
imgenes), sera la de la abduccin o retroduccin, con interesantes consecuencias (todava por explorar) acerca de su
procesamiento analtico y de su contenido semntico.
16 LO QUE EXPLICA LA SEMNTICA VISUAL*
16.1 Prolegmeno
La actitud bsica de todo investigador que trata de explicar cmo se produce el significado de algn fenmeno de su entorno,
consiste en asumir que la capacidad del ser humano para percibir un fenmeno, requiere haber conocido previamente algn o
algunos enunciados que le atribuyen existencia ontolgica. Este enunciado puede tener cualquiera de las caractersticas
semiticas identificables: ser un texto verbal, visual, auditivo, comportamental, etc., o por combinatoria de los anteriores;
requiere ser diferente del fenmeno y referirse o contener referencia(s) al mismo; el intrprete puede haberlo registrado
intencionalmente o de modo subconsciente o, incluso, inconsciente. El Esquema 1, en el Anexo, sintetiza e interrelaciona estas
caractersticas. Esta conceptualizacin de la Facultad Semitica, como ya hemos visto anteriormente, supone por tanto que se
requiere un enunciado semitico para que determinado fenmeno tenga existencia ontolgica, o sea, para que tal fenmeno
exista para el conocimiento (ver tambin: Magarios de Morentin, 2005b).
Un interesante repertorio de tales enunciados posibles, capaces de conferir existencia ontolgica a los fenmenos del entorno,
puede provenir de la reflexin acerca de lo que Charles S. Peirce denomin Los 10 signos (ver, antes, 6.4.2 Los 10 signos de
Ch. S. Peirce, en la gnesis de las semiticas particulares).
En este trabajo, me limitar a desarrollar la capacidad cognitiva exigida al intrprete a partir de los enunciados de
naturaleza icnica, en su especificidad visual y a travs del anlisis de sus 3 variantes fundamentales: (1) imgenes visuales
plsticas (Figura 1); (2) imgenes visuales figurativas (Figura 2); y (3) imgenes visuales conceptuales (Figura 3).
16.2 Qu se entiende por semntica visual?
La respuesta ms inmediata a esta pregunta puede intentarse diciendo que la semntica visual es una expresin que, en
principio, designara, por una parte, la capacidad de las imgenes materiales visuales para dar cuenta del significado de
determinados fenmenos y, por otra, la disciplina que se propone explicar el proceso mediante el cual ello ocurre.
Plantear la pregunta a la que trato de responder implica que considero problemtico identificar de qu se habla, cuando se
habla de semntica visual. No obstante, es un tema que, por lo general, slo aparece incidentalmente tratado en los estudios de
semitica visual sin que, en la medida en que he podido informarme, haya sido tomado como tema central de algn desarrollo
expositivo o de alguna investigacin emprica. Se ha estudiado el significado de las imgenes visuales, pero predominantemente
como resultado de la produccin artstica; considero, no obstante, que una semntica visual comienza desde mucho antes de la
transformacin retrica, al simple nivel de la percepcin visual de una imagen material visual. Dejo tambin de lado el uso de la
expresin semntica visual en estudios de lgica computacional, donde se la vincula con la representacin visual de estructuras
cognitivas, utilizando como instrumento especfico a la semntica formal. No es que este enfoque sea ajeno a la problemtica de
la semitica, ya que, pese a una casi completa exclusin de cualquier referencia a la semitica, esos estudios parten de definir al
lenguaje visual como equivalente en poder expresivo a los lenguajes de inclusin de trminos expresados en forma textual
(Gaines, B. R., 1995). Exclusin bastante inexplicable ya que fue Peirce, en sus Grafos Existenciales (CP: 4.347-584), uno de
los que mayor utilidad y consistencia le dieron a la representacin grfica de las estructuras lgicas. Pero mi intencin no es
seguir esta lnea de investigacin (con una interesante temtica que incluye la imposibilidad de comprender las explicaciones
geomtricas si se prescinde de las correspondientes figuras), sino establecer los alcances del trmino semntica cuando,
calificada como visual, se utiliza la expresin resultante para designar las caractersticas de las imgenes materiales visuales a
partir de las cuales un intrprete puede representarse determinadas caractersticas de determinados fenmenos del entorno
natural y social, as como tambin para designar a la disciplina que estudia el proceso correspondiente.
271
Pero ya he transformado lo que empec diciendo; esta ltima definicin designativa no es equivalente a la inicial; veamos sus
diferencias. Ya no se trata de una capacidad de las imgenes materiales visuales sino de las caractersticas de las imgenes
materiales visuales a partir de las cuales un intrprete puede... Es bastante frecuente en el lenguaje de las ciencias sociales que,
mediante el uso de parfrasis y con la estructura de metforas (y, en especial, de metforas muertas, en la designacin de Paul
Ricoeur, 1977, p. 427 ss, o sea, tan habituales que ni percibimos que son metforas y producen la falacia de considerarlas
referencialmente descriptivas), se atribuyan a entidades inorgnicas (tanto materiales como ideales) cualidades que corresponden
a la actividad de un sujeto agente e, incluso, aquellas que requieren el uso del pensamiento. Tal la falacia de atribuir a las
imgenes materiales visuales la capacidad... de dar cuenta del significado... Ajustando la expresin, digo ahora que las
imgenes materiales visuales tienen caractersticas... a partir de las cuales un intrprete puede..., con lo cual quien produce la
significacin es el interpretante intrprete (Magarios de Morentin, J., 2003a, Cap. 12) y no las imgenes (como, mutatis
mutandis, no es el texto, sino el lector), coincida o no esta interpretacin con la que se propuso el intrprete productor (autor) al
configurar la imagen en estudio. En definitiva, las imgenes materiales visuales no tienen capacidad para dar cuenta del
significado de determinados fenmenos; pero las imgenes materiales visuales poseen caractersticas que permitirn a un
intrprete representarse otras determinadas caractersticas de determinados fenmenos.
Esta es otra modificacin: ni siquiera refirindome al intrprete digo que mediante determinadas caractersticas de las
imgenes materiales visuales el intrprete capte el significado de determinados fenmenos. Digo que por su intermedio un
intrprete podr representarse determinadas caractersticas de determinados fenmenos, lo que evidentemente no constituye un
sinnimo del significado de determinados fenmenos. Con lo cual, cuestiono tambin que las imgenes o determinadas de sus
caractersticas puedan ser utilizadas para la representacin o la construccin del significado de determinados fenmenos; pueden
representar otras determinadas caractersticas de determinados fenmenos, que no necesariamente constituyen su significado.
Esto puede comprenderse teniendo en cuenta que ninguna semiosis es autosuficiente, y que cuando un intrprete contempla una
imagen material visual, como cuando contempla cualquier otro tipo de espectculo natural o artificial, le est agregando aquel
texto simblico que considera ms afn con lo percibido, desde su propio sistema ideolgico, construyendo as un significado que
no procede de la pura percepcin (Magarios de Morentin, J. 2005a). O sea, el lmite de lo que puede llegar a afirmarse es que
mediante determinadas caractersticas de las imgenes materiales visuales, un intrprete puede representarse otras
determinadas caractersticas de determinados fenmenos. Explicar lo cual sera el objetivo de la disciplina a la que llamamos
semntica.
Al no tratar, al menos en principio y necesariamente, del significado, el nombre de tal disciplina se distancia tambin de lo
que habitualmente se interpreta como su pertinencia especfica y slo nos queda el nombre, irreflexivamente aplicado, de una
disciplina que, respecto de otro objeto de conocimiento, da cuenta de otro proceso diferente. Nuestro objeto de conocimiento est
constituido por las imgenes materiales visuales y lo que un intrprete puede producir a partir de ellas (exclusivamente) slo
merecera el nombre de representacin de determinadas caractersticas de determinados fenmenos, lo que, de ser as, est
muy distante de lo que se designa como significado de determinados fenmenos, para cuya produccin se requerira la
concurrencia de otras semiosis diferentes de la visual.
Si decidimos conservar la designacin de semntica para tal disciplina, deberemos aclarar que su objeto de conocimiento
consiste en establecer cules son las caractersticas de las imgenes visuales a partir de las cuales un intrprete puede
representarse otras caractersticas de determinados fenmenos, que ya no son las imgenes materiales visuales sino lo por ellas
representado, y establecer cules sean estas otras caractersticas de esos otros fenmenos y cmo se produce la representacin
de estas ltimas a partir de las primeras.
Si furamos admitiendo lo qu pretende decir todo esto y estuviramos de acuerdo en el desplazamiento del campo de estudio
que he propuesto y con la necesidad de estudiar las consecuencias lgicas de tal desplazamiento, estaramos ms cerca de
comprender qu entendemos por semntica visual.
16.3 Tres semnticas visuales, una para cada operacin cognitiva diferente
Hay todava otra dificultad. Esa operacin, que realiza el intrprete para relacionar determinadas caractersticas de
determinada imagen material visual con determinadas caractersticas de determinado fenmeno por ella representado, vara segn
tres parmetros claramente diferenciables.
Primero (y sigo el orden lgico propuesto por Peirce al estructurar su faneroscopa: CP. 1.300-1.353; y su gramtica
especulativa: CP. 2.219-2.444) el intrprete selecciona, en la imagen material visual, determinados rasgos perceptuales con los
que dicho intrprete actualiza, en su mente, la pura representacin de una experiencia sensorial en cuanto tal; libre, por tanto,
272
de su vinculacin con el fenmeno que la produce. Imagina que configuro y que, en un estado sooliento, tengo una vaga, no
objetivada, menos todava subjetivada, sensacin de rojez o de gusto de sal, o un dolor o pesadumbre o alegra, o la sensacin de
una prolongada nota musical. Esto sera lo ms cercano posible a un estado de sentimiento puramente mondico (CP. 1.303).
Tal sera el encuadre ms general de la imagen material visual plstica. (Figura 1 [55])
[55] [Figura 1. Imagen material visual
plstica: Jackson Pollock: Male and
Female (1942)]
[56] Figura 2. Imagen material visual figurativa:
Vincent Van Gogh: Paysanne (1888)
Segundo, el intrprete selecciona, en la imagen material visual, determinados rasgos perceptuales con los que dicho
intrprete actualiza, en su mente, la concreta representacin de un existente individual. En la idea de realidad, la Segundidad
(Secondness) es predominante, ya que lo real es aquello que se impone, exigiendo ser reconocido como otro distinto de lo que
la mente crea (CP. 1.325). Tal sera el encuadre ms general de la imagen material visual figurativa. (Figura 2 [56])
Tercero, el intrprete selecciona, en la imagen material visual, determinados rasgos perceptuales con los que dicho
intrprete actualiza, en su mente, la representacin convencional de una norma o valor social o significado. Terceridad
(Thirdness), en cuanto categora, es lo mismo que mediacin (CP. 1.328). Un Smbolo es un signo que se refiere al Objeto
que denota en virtud de una ley, habitualmente una asociacin de ideas generales, que hacen que se interprete el Smbolo como
referido a ese Objeto" (CP. 2.249). Tal sera el encuadre ms general de la imagen material visual conceptual. (Figura 3 [57]:
propuesta contempornea, y Figura 4 [58]: propuesta medieval)
[57] Figura 3. Imagen material visual conceptual: Otto Neurath; Isotipos desde 1924
273
La descripcin de las caractersticas semiticas fundamentales de estas tres clases de imgenes materiales visuales la he
realizado en otro trabajo (Magarios de Morentin, J., 2000). All, en el aspecto semntico, apenas esboc un tratamiento de lo que
seran las operaciones de interpretacin posibles para cada una de ellas, lo que ahora me propongo ampliar, bajo la designacin
genrica de "Semntica Visual". Este enfoque requiere formular las hiptesis adecuadas para disponer de una respuesta
explicativa a los siguientes interrogantes: qu ve el intrprete cuando mira la imagen visual?; con lo que ve, qu reconstruye
en el mundo? y a partir de lo visto, qu variaciones archiva en su memoria?
274
[58] Figura 4. Imagen material visual conceptual:
Marfiles de San Milln de la Cogolla, 1068.
16.3.1 Semntica de la imagen plstica
Qu ve el intrprete cuando mira una imagen material visual plstica? Ver, como lo define D. Marr (1982, p. 3), consiste en
"saber qu hay dnde, mirando", y lo que ve el intrprete en este tipo de imgenes son percepciones sensoriales visuales opacas.
Si bien esto es lo que se ve cuando miramos algo (Primal Sketch, en D. Marr, 1982: 42), en el caso de la visin dirigida hacia una
imagen material visual figurativa o conceptual se trata de ver algo diferente a lo que se est mirando: no interesa (al margen de
las valoraciones estticas) la imagen sino lo representado (2-dimensional Sketch; ibidem. Y tambin: 3D Model Representation;
D. Marr, 1982: 305). Pero, en el caso de la imagen material visual plstica, lo que est mirando es todo lo que el intrprete ve; o
sea, son percepciones sensoriales visuales destinadas a configurar la apariencia visual de la propia imagen material visual en
cuanto objeto percibido. Las relaciones de asociacin, superposicin y distancia entre las percepciones sensoriales visuales
disponibles (textura, color, forma) son vistas como propuesta definitiva y no referencial.
Con lo que ve, qu reconstruye en el mundo? Nada. La calidad de objeto que tiene lo percibido slo consiste en el conjunto
de las percepciones sensoriales visuales que se estn percibiendo; no hay otro, ni siquiera su soporte fsico (el cuadro) como algo
independiente de tales percepciones, ni, mucho menos, algo distinto construido a partir de tales percepciones. Slo se recupera su
eficacia en cuanto signo en la medida en que puede afirmarse que el propio intrprete forma parte del mundo que se est
construyendo, de modo que las percepciones sensoriales visuales que el intrprete ve en una imagen material visual plstica lo
reconstruyen a l mismo en cuanto constituyen una nueva experiencia perceptual-emocional o la actualizacin de una
experiencia perceptual-emocional ya experimentada previamente. O sea, la imagen material visual plstica nicamente modifica
el universo de experiencias perceptuales que configuran al propio intrprete.
A partir de lo visto, qu variaciones archiva en su memoria? Una reiteracin, variacin o ruptura respecto de alguna otra
experiencia perceptual que hubiera tenido precedentemente (por ejemplo, el sentimiento provocado por las texturas de los dibujos
de Piranesi). O sea, el recuerdo reforzado o transformado de los qualia, las sensaciones, emociones o sentimientos de que
dispona, en funcin de percepciones visuales anteriores, o un nuevo recuerdo del que dispondr para elaborar otras sensaciones,
emociones o sentimientos como resultado de la interpretacin de otras determinadas futuras situaciones de percepcin visual
(sobre los qualia ver Peirce: C. P. 6.222-6.237; Wittgenstein, 1953: 243ss; y actualmente, por ejemplo, Dennet, 1995: 381).
16.3.2 Semntica de la imagen figurativa
275
Qu ve el intrprete cuando mira una imagen material visual figurativa? El intrprete ve determinadas propuestas de
percepciones sensoriales visuales (textura, color, forma) entre las que establece determinadas relaciones de asociacin,
superposicin y distancia, generando marcas (Grupo , 1992, p. 151), ejes y contornos de oclusin (Marr, D., 1982, p. 307 ss y p.
218 ss), tendientes a fijar la unicidad de las relaciones establecidas. Con esta tarea, y respecto de las relaciones propuestas por el
intrprete productor, el interpretante intrprete las admite o rechaza o se sita en cualquiera de los puntos intermedios del
gradiente que separa la admisin del rechazo.
Con lo que ve, qu reconstruye en el mundo? Mediante las relaciones que establece actualiza esas mismas o semejantes o
contradictorias relaciones histricamente percibidas en el mundo o en otras imgenes materiales visuales figurativas y
conservadas en su memoria visual asociativa (Kosslyn, S. M., 1996: 214ss) como atractores. Lo que percibe lo proyecta como
mostracin de las formas del mundo. Por tratarse de imgenes materiales figurativas lo que el intrprete reconstruye es la
identidad individualizadora de tales formas del mundo (lo irrepetible de la silla de Van Gogh) atribuyndole existencia
ontolgica.
A partir de lo visto, qu variaciones archiva en su memoria? Asociaciones de rasgos, que se registran como nuevos
atractores tendientes a ratificar, contradecir o expandir las reglas de relacin que construan los precedentes atractores, con lo
que se constituye la calidad dialctica de la identificacin visual, situada entre el reconocimiento y el descubrimiento.
16.3.3 Semntica de la imagen conceptual
Qu ve el intrprete cuando mira una imagen material visual conceptual? El intrprete ve determinadas propuestas de
percepciones sensoriales visuales (textura, color, forma) entre las que establece determinadas relaciones de asociacin,
superposicin y distancia, generando marcas, ejes y superficies de oclusin. Pero estas relaciones no representan
individualidades sino clases y categora convencionales de representaciones. El intrprete necesita conocer los cdigos de
identificacin de formas y las reglas de relacin entre tales formas, vigentes en determinada comunidad y momento histrico, as
como un orden de recorrido visual de la imagen, y deber establecer las mencionadas relaciones tal y como esos cdigos y reglas
lo establecen. De este modo, las imgenes percibidas adquieren la eficacia semntica de proponerse a la interpretacin como
descripciones, rdenes, prohibiciones, manuales de uso, etc. (tngase en cuenta que la escritura ofrece las posibilidades
cognitivas inherentes a la imagen conceptual, cuyas caractersticas la constituyen).
Con lo que ve, qu reconstruye en el mundo? Casi cualquier situacin vinculada con el hacer: hacer correctamente o
equivocarse, indicando cmo y/o indicando dnde; ordenar, permitir y prohibir; tomar precauciones; identificar clases de partes o
elementos, lugares; determinar secuencias de actos a realizar en un orden determinado; establecer movimientos a realizar
predominantemente con las manos y tambin con los pies; establecer mediciones espaciales de peso, volumen, distancia,
direccin, o temporales de espera, funcionamiento, velocidad; modos de armar elementos compuestos mediante ensamblaje,
conexiones, situacin relativa y orientacin; vincular causas y efectos; mostrar cmo deber o cmo no deber percibirse el
resultado final; y as una gran cantidad de comportamientos reglados (Mijksenaar, P. & Westendorp, P., 1999).
A partir de lo visto, qu variaciones archiva en su memoria? Las reglas sintcticas de los lenguajes grficos. Todo mi
tradicional rechazo a la asociacin entre la imagen visual y el lenguaje (cualquier tipo de lenguaje simblico: verbal, matemtico,
braile, morse, amslang, etc.) desaparece ante este tipo de imgenes materiales visuales de naturaleza conceptual (a las que
identifiqu, en Magarios de Morentin, J., 2001, p. 300, como legisignos icnicos). Aqu las imgenes visuales no funcionan por
la reelaboracin que el eventual intrprete pueda llevar a cabo a partir de las caractersticas perceptuales observadas, sino en
virtud de la interpretacin posible a partir del conocimiento que deber tener el intrprete de la codificacin que determinado
sociedad (aunque sea, como lo es ms cada vez, la sociedad global) les atribuye a determinados elementos perceptuales visuales
bsicos: texturas, colores y formas y a sus conexiones normadas.
(Otro orden en estas contraposiciones, que puede ayudar a comprender las relaciones cognitivas diferenciales que identifican a
cada una de las tres semiticas visuales propuestas, puede encontrarse en el ANEXO: Los tres problemas bsicos de la semntica
visual, al final de este mismo trabajo.)
16.4 Un aspecto complementario de la semntica visual: las incrustaciones
Por lo general, estas tres direcciones interpretativas vinculadas a cada una de las posibilidades expresivas de las imgenes
materiales visuales: su respectiva calidad (1) plstica, (2) figurativa y (3) conceptual, no se dan aisladas sino en combinatoria
mutua. Las variantes de esta combinatoria son: a) cmo 1 aparece en 2 y en 3, o sea, cmo la imagen plstica se integran en la
276
figurativa y en la conceptual; b) cmo 2 aparece en 3, o sea, cmo la imagen figurativa se integra en la conceptual; y c) cmo 3
aparece en 2, o sea, cmo la imagen conceptual se integran en la figurativa.
La primera variante se hace evidente al comprender que no existe imagen figurativa ni conceptual que no est construida en
base a las percepciones sensoriales visuales bsicas: textura, color y forma. Estas percepciones, consideradas de modo aislado,
constituyen lo que he denominado "imgenes materiales visuales plsticas", las que pueden percibirse sin presencia ni relacin
alguna con las imgenes figurativas ni conceptuales, pero sin las cuales ninguna imagen, ni figurativa ni conceptual, podra llegar
a percibirse (ver lo ejemplificado en la Figura 5 [59]).
[59] (Figura 5. Incrustaciones: imgenes plsticas en imgenes figurativas; El Greco: San Pablo, 1610-1614.)
La segunda variante cuenta, por lo general, con la presencia, al menos complementaria, de las imgenes figurativas. La
imagen conceptual se puede construir con imgenes puramente simblicas, como ocurre por ejemplo con la escritura de signos
lingsticos, matemticos, musicales, etc. No obstante, es frecuente la presencia conceptual de imgenes figurativas (como la
madre e hija que aparecen en la Figura 6 [60]) que, alcanzan tal presencia perdiendo su carcter figurativo fundamental: la
mostracin de la identidad individual; cuando forman parte de una imagen visual conceptual se constituyen en mostracin de
una clase (y no de un individuo) de entidades del mundo (la mujer y la nia mostrados en la Figura 6 son cualesquier mujer,
cualquier nia e, incluso, cualquier pasajero, en cuanto destinatarios posibles de ese instructivo).
[60] [Figura 6. Incrustaciones: imgenes figurativas en imgenes simblicas; American Airlines, 1990]
277
La tercera variante es sutil y peligrosa. La bandera de un pas es una entidad fundamentalmente conceptual (o sea, simblica);
pero la fotografa o la pintura que representa a una bandera (como las de los parisinos festejos de Raoul Dufy, en la Figura 7
[61]) es una imagen material visual figurativa, como es figurativa la fotografa o la pintura de un hombre vestido con uniforme
militar, pese a que tal uniforme sea simblico (salvo que se lo proponga en cuanto imagen de militar y no en cuanto persona
individual). En cambio, la mostracin, por ejemplo, en una enciclopedia, de las banderas de diversos pases constituye una
imagen material visual conceptual, ya que no estn propuestas para establecer la identidad individual de la forma mostrada, sino
para establecer su potencia simblica como clase de instrumento con eficacia identificatoria (no confundir identidad individual de
una propuesta visual con normas constructivas y relacionales que le confieren un carcter simblico identificador de determinado
pas).
[61] [Figura 7. Incrustaciones: imgenes simblicas en imgenes figurativas; Raoul Dufy: Paris 14 Juillet (1912)]
16.5 Anexo
LOS TRES PROBLEMAS BSICOS DE LA SEMNTICA VISUAL
[Resumen de lo anterior. Lectura contrastante y comparativa de las 3 semiticas visuales para cada una de los 3 problemas]
Bajo la designacin genrica de "Semntica Visual" se requiere formular las hiptesis adecuadas para disponer de una respuesta
explicativa a los siguientes interrogantes:
1) qu ve el intrprete cuando mira una imagen visual?;
2) con lo que ve, qu reconstruye en el mundo? y
3) a partir de lo visto, qu variaciones archiva en su memoria?
278
1
Semntica de la imagen plstica: Qu ve el intrprete cuando mira (plsticamente) una imagen material visual?
Lo que ve el intrprete en este tipo de imgenes son percepciones sensoriales visuales opacas. Las relaciones de asociacin,
superposicin y distancia entre las percepciones sensoriales visuales disponibles (textura, color, forma) son vistas como
propuesta definitiva y no referencial.
Semntica de la imagen figurativa: Qu ve el intrprete cuando mira (figurativamente) una imagen material visual?
El intrprete ve determinadas propuestas de percepciones sensoriales visuales (textura, color, forma) entre las que establece
determinadas relaciones de asociacin, superposicin y distancia, para la generacin de marcas, ejes y contornos de oclusin,
tendientes a fijar la unicidad de las relaciones establecidas en cuanto representaciones posibles.
Semntica de la imagen conceptual: Qu ve el intrprete cuando mira (conceptualmente) una imagen material visual?
El intrprete necesita conocer los cdigos convencionales vigentes para la identificacin de las formas y de las reglas de relacin
entre tales formas, as como un orden de recorrido visual de la imagen. Con ello, estar en condiciones de interpretar las
mencionadas relaciones tal y como esos cdigos y reglas lo establecen, generando clases y categoras convencionalizadas de
representaciones (rdenes, instrucciones, prohibiciones, etc.).
2
Semntica de la imagen plstica: Con lo que ve, qu reconstruye el intrprete en el mundo?
Nada. La calidad de objeto que tiene lo percibido slo consiste en el conjunto de las percepciones sensoriales visuales que se
estn percibiendo; no hay otro, ni siquiera su soporte fsico (el cuadro) como algo independiente de tales percepciones, ni, mucho
menos, algo distinto construido a partir de tales percepciones. O sea, la imagen material visual plstica nicamente modifica el
universo de experiencias perceptuales que configuran al propio intrprete.
Semntica de la imagen figurativa: Con lo que ve, qu reconstruye el intrprete en el mundo?
Mediante las relaciones que establece actualiza esas mismas o semejantes o contradictorias relaciones histricamente percibidas
en el mundo. Por tratarse de imgenes materiales figurativas lo que el intrprete reconstruye es la identidad individualizadora de
tales formas del mundo, atribuyndoles existencia ontolgica.
Semntica de la imagen conceptual: Con lo que ve, qu reconstruye el intrprete en el mundo?
Casi cualquier situacin vinculada con la regulacin o la factibilidad del hacer dando lugar a la representacin de una gran
cantidad posible de comportamientos reglados. [Esta respuesta exige elaborar el concepto de iconopoiesis o cmo hacer
cosas con imgenes (con cierta vinculacin con la propuesta de J. L. Austin, 1962/1982, Cmo hacer cosas con palabras).
Puede verse la propuesta inicial que formulo aqu mismo, en 18 Iconopoiesis o la eficacia de la forma.]
3
Semntica de la imagen plstica: A partir de lo visto, qu variaciones archiva el intrprete en su memoria?
Nuevos qualia, o sea, el recuerdo reforzado o transformado de las sensaciones, emociones o sentimientos de que dispona, en
funcin de percepciones visuales anteriores, u otro recuerdo del que dispondr para elaborar otras sensaciones, emociones o
sentimientos como resultado de la interpretacin de otras determinadas futuras situaciones de percepcin visual.
Semntica de la imagen figurativa: A partir de lo visto, qu variaciones archiva el intrprete en su memoria?
279
Asociaciones de rasgos que conducen a ratificar, contradecir o expandir las reglas de relacin que construan los precedentes
atractores, con lo que se constituye la calidad dialctica de la identificacin visual, situada entre el reconocimiento y el
descubrimiento.
Semntica de la imagen conceptual: A partir de lo visto, qu variaciones archiva el intrprete en su memoria?
Las reglas sintcticas de los lenguajes grficos. Aqu las imgenes visuales funcionan en virtud de la codificacin que
determinado sociedad (aunque sea, como lo es ms cada vez, la sociedad global) les atribuye como interpretacin convencional
vigente de los elementos perceptuales visuales bsicos: texturas, colores y formas y de sus conexiones normadas.
* Trabajo presentado en el II Congreso Internacional de Semitica; Universidad Nacional de Colombia, Bogot, 30 de
noviembre y 1 de diciembre, 2006.
17 LOS MUNDOS SEMITICOS POSIBLES DE LAS
IMGENES VISUALES*
17.1 Introduccin
17.1.1 Advertencias preliminares
Creo conveniente establecer una base comn para desarrollar esta propuesta o, al menos, hacer explcitas cules puedan llegar
a ser las diferencias a partir de las cuales se construirn nuestros respectivos discursos de productor y de intrprete. Para ello,
reitero las definiciones fundamentales que utilizar y mantendr a lo largo de este trabajo, as como una justificacin de ciertas
restricciones provisionales, en el campo de las imgenes visuales a cuyo anlisis voy a dedicarme.
Entiendo por semitica un conjunto de conocimientos y operaciones destinado a explicar cmo y por qu un determinado
fenmeno adquiere, en una determinada sociedad y en un determinado momento histrico de tal sociedad, una determinada
significacin y cul sea sta, cmo se la comunica y cules sean sus posibilidades de transformacin. Adopto, por tanto, un
enfoque metodolgico de la semitica y le atribuyo una funcin explicativa; me sito en la perspectiva de un relativismo objetivo
y considero a la significacin, en cuanto posible objeto de conocimiento, como el emergente textualizado que resulta del proceso
de interpretacin.
Entiendo por un mundo semitico posible (en adelante: MSP) al conjunto no contradictorio de propuestas perceptuales, con
los atractores mnemnicos que se requieren para su interpretacin, con sus interpretaciones posibles, y con los referentes
construidos por las interpretaciones de tales propuestas, tal como todo ello resulta identificable en un concreto mbito social.
Cuando se produce la contradiccin en alguna de las instancias sealadas (propuestas perceptuales, atractores mnemnicos,
interpretaciones, referentes construidos) o entre algunas de ellas, estamos ante otro y diferente mundo semitico posible. Esto lo
enuncio as por suponer que las interpretaciones de toda propuesta perceptual requieren de la actualizacin de determinados
atractores mnemnicos (histricos, por tanto) y que, a partir de tales interpretaciones, se proyectan los referentes que le confieren
significacin a los fenmenos de la experiencia humana.
Con propuesta perceptual entiendo el resultado material y, por tanto, sensorialmente percibible, que un humano ofrece a
los otros, para su interpretacin. 2
Con la expresin atractores mnemnicos designo a las imgenes mentales disponibles en la memoria asociativa (S.
Kosslyn, 1996: 214ss) que debern actualizarse, necesariamente, para producir la interpretacin de una propuesta perceptual.
280
Con interpretacin entiendo lo que podra enunciar como la atribucin de un significado a una determinada propuesta
perceptual, lo que podra considerarse adecuado, salvo por la indeterminacin de la expresin atribucin de un significado;
preguntado acerca del significado que le atribuyo a una imagen, posiblemente responder diciendo cules son las formas que
identifico, o qu emocin me provoca, o qu norma o instruccin o convencin me est trasmitiendo, siendo alguna o la
combinatoria de ellas lo que puede denominarse interpretacin. Tanto la interpretacin como el significado necesitan
textualizarse para poder ser comunicados y, por tanto, conocidos por quien no sea su propio productor.
Entiendo por referentes construidos las caractersticas que adquieren los objetos, las emociones o las convenciones, tras
haber interpretado la correspondiente propuesta perceptual.
Aparte de estas precisiones terminolgicas, creo conveniente aclarar que no voy a referirme a los aspectos estticos de las
imgenes visuales con las que ejemplificar mi desarrollo terico. Me interesa explorar el campo de las operaciones semitico-
cognitivas que intervienen en la interpretacin de las imgenes visuales. Lo esttico tambin es explicable mediante las
correspondientes operaciones semitico-cognitivas, pero ello implica situarse al nivel de la retrica, en cuanto segunda (o
ensima) transformacin de la propuesta perceptual, cuya forma convencional se satisface con una bsica, (nunca inicial, pero
quiz ya como metfora muerta: P. Ricoeur, 1975) interpretacin socialmente vigente. Opto en este trabajo por intentar
explicar la produccin de este ltimo tipo de interpretacin.
Tambin, como un lmite econmico, frente a la complejidad que implicara la opcin alternativa, opto por restringirme a
buscar la explicacin de la produccin de interpretacin al caso de las imgenes visuales fijas. Esto excluye a las imgenes
materiales visuales en movimiento (Cine, TV, algunos Hipertextos, etc.) y a las imgenes materiales visuales secuenciales, en
cuanto series ordenadas de imgenes materiales visuales fijas que construyen un transcurso narrativo mediante la sustitucin de
la propuesta perceptual del continuum, por una secuencia de determinados cortes sucesivos fijos, en cada uno de los cuales se
registra un estado de la transformacin de la propuesta perceptual, sucesividad que permite la recuperacin interpretativa de la
secuencialidad narrativa respecto de la representacin visual de determinado comportamiento (Historieta o Comics).
17.1.2 Una problemtica abierta
La expresin los MSPs de las imgenes visuales pretende designar, por tanto, el conjunto de (a) la propuesta perceptual,
(b) las operaciones semitico-cognitivas, (c) la interpretacin producida y (d) la eficacia semntica o el referente finalmente
construido, que estn involucrados en la tarea interpretativa de las imgenes materiales visuales. Hablar de imgenes
materiales visuales implica dar por supuesto que existen imgenes materiales que no son visuales, por ejemplo, acsticas; que
existen imgenes visuales que no son materiales, por ejemplo, mentales. An en el mbito de las imgenes visuales mentales
podr diferenciarse entre las imgenes visuales mentales perceptuales, que son las producidas en la mente como resultado
contemporneo del acto de percibir, y las imgenes visuales mentales imaginarias que son las almacenadas en la memoria visual
y disponibles para su actualizacin como resultado o no, y contemporneas o no, de determinado comportamiento perceptual y
no slo de ste. Entre las imgenes visuales materiales y las imgenes visuales mentales (perceptuales o imaginarias) existe una
interaccin como condicin necesaria para la produccin de la interpretacin.
Por propuesta perceptual entiendo, en el mbito que estoy tratando de acotar ahora, la concreta imagen material visual que
est siendo percibida en un determinado momento, por un sujeto determinado. Para que un sujeto sepa que lo que est
percibiendo es una imagen material visual es necesario que realice determinadas operaciones semitico-cognitivas mediante las
cuales actualice en su mente-cerebro la configuracin de otra entidad que no es la consistente en la imagen material visual que
est percibiendo, sino que consiste en lo por ella representado, conforme a los atractores de que dispone.
[62] (Figura 1: Pgina/12.
Woody Allen)
[63] (Figura 2: Archimboldo. El
otoo)
[64] (Figura 3: Sandro del Prete.
La ventana de enfrente)
281
As, la identificacin de las imgenes correspondientes a las Figuras 1, 2, 3, [62], [63] y [64], requiere una particular
construccin en la mente, ya que, en ningn caso la propuesta perceptual coincide, respectivamente, con la representacin de
Woody Allen sino con la mostracin de una banana y un armazn de anteojos quebrado, colocado todo ello sobre la superficie
blanca de un trapecio irregular, con un recuadro ocre en su parte superior y todo ello, a su vez, sobre un fondo azul, pero que, por
las caractersticas de su contextualizacin, actualiza, como atractor, a alguna imagen de Woody Alen guardada en nuestra
memoria; ni con la construccin de un rostro sino con la mostracin de un conglomerado de representaciones de objetos otoales,
pero que, por las caractersticas de su contextualizacin, actualiza, como atractor, la posible forma del perfil de una cabeza; ni
con la mostracin de un desnudo femenino que es, justamente, lo ausente entre los bordes de las entidades efectivamente
representadas, bordes que, por las caractersticas de su contextualizacin, actualizan, como atractor, la posible forma de un
desnudo femenino. Otro tipo de imgenes, que en definitiva recurren al atractor para su interpretacin, pero que requieren un
previo y especial ejercicio ptico para recuperar la propuesta material de la imagen que va a ser interpretada, es el conocido como
estereograma o imgenes esteroscpicas [65]. Tras un ejercicio de adaptacin visual contraintuitivo, ya que para poder percibir se
requiere desenfocar lo que se est viendo, se obtiene una imagen tridimensional, por lo general sorprendente, de compleja
resolucin para su explicacin neurofisiolgica y con profundas implicaciones en el problema de la interrelacin mente-cuerpo
(Bela Julesz, 1995).
Una posible referencia peirceana permite afirmar que esta (1) entidad que se configura (como Interpretante) en la mente del
intrprete, a partir de la percepcin de (2) una determinada imagen material visual (como Representamen), y que le confiere
determinadas caractersticas perceptuales a (3) otra determinada entidad (como Objeto/Fundamento), constituye el resultado o la
eficacia semntica de dicha imagen material visual, y de cuyo proceso de produccin me propongo esbozar una explicacin
aceptable mediante el instrumentos metodolgico de los MSPs.
[65] (Estereograma Gatic S.A. Clarn, Viva; 22-01-1995)
282
17.1.3 Los MSPs como campo y estructura de la semitica visual
Un sistema semitico, con su natural dimensin socio-histrica, tiene la forma lgica de un conjunto de MSPs y las relaciones
de los individuos (en el sentido lgico de entidades mnimas constitutivas) pertenecientes a uno de tales mundos con los
individuos pertenecientes a cada uno de los restantes son operaciones cognitivas. Los MSPs de las imgenes visuales se
constituyen, como afirm poco antes, por las relaciones lgicas identificables entre una determinada propuesta perceptual (o MSP
textual), la interpretacin que le atribuye un intrprete (o MSP interpretacional) y el referente construido a partir de tal
interpretacin (o MSP referencial).
Analizar, exclusivamente (una nueva restriccin), las llamadas imgenes figurativas o sinsignos-icnicos en la
terminologa peirceana que he utilizado en Magarios de Morentin, 2001; excluyo por tanto referirme a los MSPs
correspondientes a las llamadas imgenes cualitativas o cualisignos-icnicos y 6 a los correspondientes a las llamadas
imgenes conceptuales o legisignos-icnicos (acerca del proceso de semantizacin de de estos ltimos, no obstante, puede
consultarse Magarios de Morentin, 2002). Los que pueden designarse como individuos en determinado MSP textual de una
imagen figurativa, se corresponden con las marcas, en cuanto designan la mayor parte de una imagen perceptual que todava no
provoca la actualizacin de ningn atractor (Fig. 4 [66] y 5 [67]). Los individuos en determinado MSP interpretacional de una
imagen figurativa se corresponden con los atractores, en cuanto designan la menor parte de una imagen perceptual que se
corresponde con determinado registro mnmico (Fig. 6 [68] y 7 [69]). Los individuos, en determinado MSP referencial de una
imagen figurativa, se corresponden con los referentes identificatorios proyectados sobre alguna entidad del entorno, diferente (en
principio) de la propuesta perceptual en estudio. Marcas, atractores y referentes identificatorios no consisten en rasgos
perceptuales unvocos, sino que distintos intrpretes pueden seleccionar diferentes marcas, atractores y referentes identificatorios
igualmente eficaces para la interpretacin de determinada propuesta perceptual, interpretacin que, por supuesto, no coincidir
con la efectuada por otro intrprete que parta de otras marcas, atractores y referentes identificatorios, siendo cada una de tales
interpretaciones vlida en cuanto proceso de interpretacin socio-histricamente aceptable, por corresponderse con marcas,
atractores y referentes identificatorios socio-histricamente vigentes.
En los MSPs Textuales pueden distinguirse: una funcin de interpretacin y las relaciones de accesibilidad y de
alternatividad. La funcin de interpretacin consiste en un conjunto de reglas (identificacin de relaciones observables) mediante
las cuales cada uno de los individuos (marcas) del MSP Textual en estudio (y el paradigma de sus relaciones efectivas) se
corresponde con determinado conjunto de individuos (atractores) de los MSPs Interpretacionales en estudio (y con el
paradigma de sus relaciones virtuales, lo que dara lugar a otras interpretaciones posibles). Ello requiere disponer de la
representacin de la articulacin (sintctica) de cada uno de dichos MSPs (el textual y los interpretacionales que se tomen en
consideracin), de modo tal que puedan proyectarse el uno sobre el otro u otros y, en consecuencia, puedan afirmarse o negarse
las relaciones de accesibilidad y de alternatividad entre ellos.
[66] [Figura 4: Dallenbach; Marca 1 (Ernst, Bruno;
1992. Pg. 14)]
[67] [Figura 5: Marca 2
(Biederman, Irving;
1995. Pg. 19)]
283
La Figura 7 [69] muestra, tambin, las relaciones de las marcas (columna derecha) con los atractores (columna central;
construidos con la mostracin de conexiones) y de cualquiera de stas con la representacin de la construccin del referente
(columna izquierda)
Esta relacin de accesibilidad entre los MSPs Interpretacionales as identificados y un determinado MSP Textual, estar bien
formada cuando rena las condiciones de reflexividad, transitividad y simetra (o, lo que es lo mismo, de equivalencia). En
cuanto reflexividad ello quiere decir que siempre ser posible, mediante la investigacin correspondiente, acceder a cualquier
MSP textual o interpretacional desde s mismo (lo que explica la produccin seriada de las imgenes frecuentes en Andy Warhol,
Fig. 8 [70a]; la quiebra de esta condicin en las dos reproducciones del Guernica de Picasso, en la Fig. 8bis [70b], es lo que
origina el humor).
[68] [Figura 6: Dallenbach; Atractor 1
correspondiente a Marca 1 (Ernst, Bruno; 1992.
Pg. 16)]
[69] Figura 7: Atractor 2 correspondiente a Marca
2. (Biederman, Irving; 1995, Pg. 19)
En cuanto transitividad quiere decir que, dado un MSPII Interpretacional, que es interpretacin de otro MSPI Interpretacional,
que lo es, en definitiva, de un determinado MSP Textual, si, mediante la investigacin correspondiente, se demuestra que MSPII
284
es accesible respecto de MSPI, el cual lo es, a su vez, respecto de MSP Textual, entonces MSP Textual y MSPII se relacionan
tambin entre s por la relacin de accesibilidad.
La simetra quiere decir que siempre ser posible, mediante la investigacin correspondiente, acceder al MSP Textual desde
todos y cualquiera de los MSP Interpretacionales y que, en tales circunstancias, siempre ser posible tambin acceder a
cualquiera de los MSPs Interpretacionales desde el MSP Textual (ver Fig. 9 [71]; considerando MSP Textual a los dibujos y
MSPs Interpretacionales a las fotografas [metafricamente, o sea, en cuanto representacin de la imgenes conservadas en la
memoria del intrprete y actualizadas para interpretar el correspondiente dibujo], las fotografas permiten interpretar los dibujos,
pero tambin los dibujos permiten interpretar las fotografas).
[70a] (Figura 8: Andy Warhol)
[70b] (Figura 8bis: Quino III)
285
En cuanto a la relacin de alternatividad queda con ella planteado el tema de la direccionalidad de la funcin de
interpretacin; sta deber aplicarse: desde el MSP Textual sobre alguno de los MSPs Interpretacionales y viceversa, as como
interrelacionando diversos (al menos dos) MSPs Interpretacionales pertenecientes a un mismo Sistema Semitico. En efecto, en
virtud de la relacin de alternatividad y en el interior de un Sistema Semitico, debe ocurrir que dado un determinado individuo,
ubicado en el contexto de un determinado MSP Textual, sea posible identificar uno o un conjunto de MSPs Interpretacionales en
que el individuo que constituye la interpretacin del primero aparezca ubicado en un contexto homlogo al textual, pudiendo
entonces decirse que tal o tales MSPs Interpretacionales son alternativas del correspondiente MSP Textual (ver, en la Fig. 10
[72], las alternativas interpretacionales [fotografas] del MSP Textual [dibujo] propuesto).
[71] (Figura 9: simetra entre MSPs Textuales y
MSPs Interpretacionales)
[72] (Figura 10; alternatividad entre MSP
textuales y MSPs Interpretacionales)
Asimismo, puede entonces decirse que dicho MSP Textual es la alternativa de cualquiera de los MSPs Interpretacionales. Y,
con la condicin de operar en la interioridad de un determinado Sistema Semitico, tambin puede decirse que uno y cualquiera
de los MSPs Interpretacionales es la alternativa de cualquiera de los restantes MSPs Interpretacionales.
Desde el enfoque de la teora semitica, puede afirmarse que existen: i) un MSP identificable en el conjunto de los textos,
cuyo dominio consiste en el conjunto de individuos que concurren para concretar la presencia de un determinado discurso; ii) un
MSP identificable en el conjunto de los referentes, cuyo dominio consiste en el conjunto de los individuos que concurren para
proyectar la realidad proyectada (construida) por aquellos textos; iii) los MSPs virtuales de los enunciados contrafactuales
acerca de los discursos no-dichos, identificables en el conjunto de los textos, o; iv) los MSPs virtuales de los enunciados
contrafactuales acerca de la realidad no-interpretada, identificables en el conjunto de los referentes.
286
17.2 Tres hiptesis bsicas
17.2.1 Primera hiptesis: INSTRUMENTAL
Si se dispone de una metasemitica visual capaz de dar cuenta de las operaciones visuales efectivamente aplicables a o
identificables en determinada imagen material visual, el estudio de la produccin, eficacia e interpretacin de las imgenes
visuales se resuelve produciendo MSPs con un mayor rigor, consistencia y comprensin (profundidad explicativa). Se han
utilizado excesivamente, para explicar la eficacia de las imgenes visuales, los instrumentos metalingsticos, con los que cuenta
la lingstica para explicar la eficacia semntica de la lengua en la proyeccin del universo referencial. Frente a ello se hace
necesario un distanciamiento conceptual y terminolgico respecto de la lingstica. Esta distancia respecto de lo lingstico tiene
diversos aspectos, entre ellos:
(a) el discurso verbal y la imagen visual estn constituidos por conjuntos contextuales de signos, por tanto comparten
conceptos, operaciones y la eficacia de la semitica en lo que sta tiene de general o comn a todas las clases de signos. Por
ejemplo, entre otros: que necesitan ser interpretados; que son diferentes del objeto al que representan; que su capacidad
representativa y las caractersticas de tal representacin dependen del contexto de signos que constituye a cada discurso y a cada
imagen; que no poseen una nica interpretacin efectiva y definitivamente vlida, sino que dicha interpretacin depende, al
menos, del sistema conceptual y de la memoria asociativa intra e intersemitica de que disponga cada intrprete, la que ser
evaluada segn la hegemona social del sistema de pensamiento y de las interrelaciones semiticas aplicadas;
(b) el discurso verbal y la imagen visual no comparten otras mltiples caractersticas que son fundamentales para explicar y,
por tanto, para comprender la eficacia semntica especfica de uno y otra. Tan slo las que en otro trabajo he caracterizado
como imgenes materiales visuales conceptuales o simblicas (Magarios de Morentin, 2001: 300) pueden aproximarse
notablemente a las caractersticas de la lengua (ver, por ejemplo, los isotipos de Otto Neurath, 1936, y los Blissymbols de la
semantografa de Charles Kasiel Bliss, 1948-9). Pero en lo que se refiere tanto a las imgenes materiales visuales figurativas
como a las imgenes materiales visuales plsticas, la distancia respecto de una semitica verbal es contundente. As por ejemplo,
entre otras, que la estructura prosdica y la contigidad lineal de la frase verbal carece de presencia en la superficie de la imagen
visual; que la imagen visual se compone de entidades con variacin continua, o sea, sin la configuracin discreta que identifica a
los signos lingsticos; que ni la imagen visual figurativa ni la plstica contienen o proponen razonamientos (como s lo hace la
imagen visual simblica o convencional), por lo que no es pertinente la pregunta acerca de su verdad o, lo que es lo mismo, la
pregunta acerca de si las imgenes materiales visuales pueden mentir (la mentira, a cuya pregunta le quito pertinencia, no se
referira a la eventual discordancia entre imagen y realidad, ya que al rechazar tal calidad de realidad la pregunta sera
potica o metafsica, sino entre imagen material visual y percepcin o imagen mental perceptual visual, que es dnde s podra
llegar a tener pertinencia, lo que, no obstante, igualmente niego);
(c) existe, tambin, cierto riesgo en calificar a lo visual como paralingstico por el equvoco de acotar lo visual como lo
no-lingstico, o sea, lo que queda como resto o residuo cuando se excluye lo lingstico. Sera semejante a calificar a lo verbal
como paravisual, generando el equvoco de acotar lo lingstico como lo no-visual, o sea, lo que queda como resto o residuo
cuando se excluye lo visual. Ninguna semiosis es el residuo de ninguna otra, ni de todas las restantes, sino que cada una comparte
con las otras, atenindose a sus caractersticas diferenciales y a su necesaria complementacin intersemitica, el espacio
conceptual y productivo de significacin de la semitica;
(d) queda el difcil tema de conferirle una forma visual comunicativa a la metasemitica visual. De forma meramente
tentativa, podra mostrarse una parte de tal metasemitica como la confluencia de atractores mnemnicos que se actualizan ante
la presencia de una determinada propuesta visual. Como la secuencia de pasos que van construyendo, a partir de marcas (ver
Groupe , 1992: 149), la imagen que finalmente actualiza un determinado atractor (entidades, en la terminologa del Grupo ).
17.2.2 Segunda hiptesis: DIFERENCIAL
Si se utiliza un acceso (cognitivo) para el estudio de la eficacia semitica de las imgenes visuales, se identifican, en el
universo de sus posibilidades perceptuales, 3 MSPs: el plstico, el figurativo y el simblico que no son reconducibles a una nica
semitica icnica
17.2.3 Tercera hiptesis: INTERPRETACIONAL
287
Si se analiza la especificidad interpretativa de cada uno de los conjuntos perceptuales as identificados, se obtienen 3 MSPs:
el de la identidad, el de la perlocucin o iconopoiesis y el de la experiencia-cin (emocin / energa) respecto de lo efectivamente
percibido.
(Un nocional desarrollo de las hiptesis segunda y tercera puede encontrarse en Magarios de Morentin, 2001.)
17.3 Identificacin de las operaciones elementales de una semntica visual
Al referirme a las operaciones elementales de una semntica visual enfatizo que se trata de producir una explicacin acerca
de cul, cmo y por qu se produce determinada interpretacin a partir de determinada imagen visual, de cualquier imagen
visual, no de una imagen visual necesariamente esttica o artstica; en sta intervienen otros aspectos, posiblemente retricos
(mencionados al principio), que no aparecen o no aparecen de modo destacado en la problemtica de base, si bien no puede
contradecirlos, por lo que esta problemtica de base tiene que preverlos. O sea, diferencio la semntica de la crtica y me intereso,
ahora, especialmente, en las operaciones que explican el proceso de produccin de lo que suele denominase el significado de
una imagen material visual fija, con independencia de la calidad esttica que pueda atribuirse a tal imagen.
Pero, de inmediato, considero necesario intervenir en ese concepto de el significado de una imagen visual (propuesta para
un concepto de significado: la interpretacin generada y externalizada / externalizable). Las imgenes visuales significan? O,
meramente, las imgenes visuales muestran? Esta alternativa requiere reflexionar y tomar posicin respecto de una hiptesis que,
provisionalmente, doy por vlida: ninguna semiosis se basta a s misma. O sea, para que una propuesta perceptual signifique
requiere de la presencia, al menos mnemnica, de otras propuestas perceptuales construidas con otras clases diferentes de signos.
Pese a lo trado y llevado del concepto de significado, lo toco un momento para que podamos compartir un punto comn de
referencia y para que no estemos utilizando un trmino que remite a un concepto ambiguo o incluso a conceptos contradictorios,
en la interpretacin de cada uno. Alguna vez, ya he propuesto entender el trmino significado como la materializacin textual
de una interpretacin. Pretendo, as, evitar el universo metafsico que suele abrirse tras ese trmino. La dimensin social del
significado provendr de la extensin y la vigencia de la aceptacin social de esa textualizacin de esa interpretacin. Pero, el
significado no es una cualidad intrnseca o inherente a determinada propuesta perceptual (como representacin de otra cosa o
como la otra cosa percibida), sino una cualidad atribuida, por el discurso social (o, ms especficamente, por determinados
sectores del discurso social) en determinado momento de determinada sociedad, a determinada propuesta perceptual; con lo cual
el significado no es uno, ni universal, ni por tanto verdadero. Una semntica tiene como objetivo explicar el proceso de
produccin de determinado significado tal como aparece vigente (o sea, tal como est siendo o puede llegar a ser enunciado) en
determinado sector de determinada sociedad y en determinado momento histrico.
Entonces, podramos decir que la semntica de las imgenes visuales consiste en el conjunto de operaciones que resultan
adecuadas para explicar por qu determinada imagen material visual adquiere, en determinado momento histrico de
determinada sociedad una determinada significacin y cul sea sta y cmo ha llegado a atribursele esa significacin a esa
imagen.
Cul sea la significacin de determinada imagen visual implica establecer qu propone (por duplicacin, expansin o ruptura
de las interpretaciones vigentes) como interpretacin posible de lo representado por esa imagen en estudio.
Cmo una determinada imagen visual construye esa propuesta de interpretacin posible de lo representado por la imagen en
estudio implica establecer las caractersticas perceptuales utilizadas para construir la representacin mental de lo representado
por esa imagen en estudio.
Por qu lo representado por la imagen en estudio adquiere la posibilidad de ser interpretado de determinada manera implica
establecer los cdigos sociales vigentes que han sido utilizados en la produccin de dicha imagen en estudio.
O sea, la semntica de una imagen visual estudia la eficacia que dicha imagen tiene en un mbito ajeno a la propia imagen
visual. La semntica de las imgenes visuales estudia la eficacia de las imgenes visuales para transformar el significado del
objeto representado que es siempre diferente a la propia imagen visual que lo representa. Se trata de un efecto que se produce
fuera de la imagen visual, pero que depende fundamentalmente de la propuesta perceptual concreta de la propia imagen visual.
288
17.4 La metodologa semitica en la explicacin de la interpretacin de las imgenes
visuales
Quisiera resumir y actualizar algunas consideraciones, metodolgicamente fundadas, acerca de la diferencia entre la
interpretacin de las imgenes visuales y la interpretacin de los textos verbales.
1. No se aprende a ver /vs./ hay que aprender a hablar
*Esta es la propuesta que mayor escndalo provoca entre los semilogos, que nos consideramos los caballeros andantes de la
cultura (esa Dulcinea, o sobajeada seora, tan vilipendiada por los positivistas). Lo que dicha propuesta viene a afirmar es que
la cultura configura, social e histricamente, el modo de ver, o sea, el mirar; pero el ver como posibilidad de ser modalizado, lo
aporta el organismo. En cambio, la cultura aporta el habla, sin que sea el organismo el que nos la ofrece ab origine (pese a la
chomskyana gramaticalidad innata). Al nio lobo le falta el habla y no le falta la visin; si el nio lobo pierde, despus de cierto
tiempo, la posibilidad de alcanzar la humanidad, eso ocurre porque la humanidad es un efecto social y no individual: lo que
perdi fue la oportunidad de aprender a hablar (y slo le queda el rugido de lo gutural) y la oportunidad de aprender a mirar (pero
sigue viendo e identificando la comida, la pareja sexual y el agresor, entre otras cosas; no es lo mismo ver [lo cual no se aprende]
que mirar [lo que requiere aprendizaje]). El argumento busca concluir que las operaciones que explican el habla no resultan
adecuadas para explicar la visin.
2. Las imgenes son formas dinmicas /vs/ las palabras (o los signos lingsticos, pese a no ser lo mismo) son formas
discretas.
*Esto apunta a limitar el concepto de tipo y de sistema, que no tendran eficacia en el caso de los repertorios de imgenes en
la memoria (los atractores), salvo en el caso de las imgenes que tienen el valor de smbolos (como las seales de trnsito). Con
lo que, salvo en el caso de estos ltimos (los menos habituales cuando se habla de imgenes visuales, aunque eso est
cambiando y nos lleva a comprender que esta pgina escrita es, ante todo, imagen y, despus, palabra), las operaciones
provenientes de la gramtica, de la retrica, de la lectura, etc., no son aplicables a la explicacin del significado de las imgenes
visuales, salvo de modo metafrico y, por tanto, peligroso. Y no slo tales operaciones, sino la propia adjetivacin: gramtica
visual, retrica visual, lectura de la imagen, etc., produce enunciados equvocos y su aparente expresividad oculta lo
diferente y exalta lo semejante (al contrario de lo postulado por Foucault).
3. El habla es una metasemiosis (el referente es otra semiosis) de la imagen perceptual /vs./ las imgenes perceptuales son
una semiosis-objeto (su referente es el mundo).
*Sigo, en esto, la propuesta conceptual de Quine (1977: 81 ss). Luego, las operaciones que explican el habla se desenvuelven
en un nivel metaterico de 2 grado, que no tiene por qu ser adecuado para desarrollar las operaciones que explican las imgenes
visuales, las cuales se desenvolvern con mayor eficacia en un nivel metaterico de 1er grado.
*(Estas tres tesis, con una argumentacin que no es idntica a sta, constituyeron mi presentacin en el VI Congreso de la
IASS, en Guadalajara, Mxico, 1997 [Magarios de Morentin, J., 2000b]. Estaban dirigidas a rechazar la ingerencia de los
mtodos lingsticos en el estudio de las imgenes, las cuales requieren de operaciones especficas, vinculadas a las
caractersticas de las operaciones mentales que intervienen para interpretarlas)
4. Toda semiosis necesita de otra u otras para producir la significacin.
*Por eso la imagen visual puede necesitar de la palabra para explicar el proceso de produccin de la significacin que le es
pertinente. Pero, no menos la palabra necesita de la imagen para explicar su especfico proceso de produccin de la significacin.
No es que la imagen deba concluir (pese a lo afirmado por Barthes, 1964c), necesariamente, en la palabra, que sera donde puede
alcanzar su plenitud significativa, sino que ninguna semiosis es autosuficiente.
*(Esta tesis, con otra argumentacin, la propuse en el III Congreso Latino-Americano de Semitica, en Sao Paulo, Brasil,
1996; ver Magarios de Morentin, J., 1988)
5. No puede abarcarse en una nica semitica el estudio de todas las formas de manifestacin de las imgenes materiales
visuales; ser necesario hablar de laS semiticaS de la imagen visual.
*Habra tres grandes grupos de imgenes materiales visuales, diferenciables por exigir la intervencin de operaciones
cognitivas diferentes para lograr su interpretacin. Para ello nos sirven las operaciones cognitivas que se describen bajo los
289
cualisignos icnicos (para las puras percepciones), los sinsignos icnicos (para las percepciones figurativas) y los legisignos
icnicos (para las percepciones conceptuales o simblicas).
6. En la construccin de estas semiticas parece conveniente diferenciar, por una parte, las operaciones cognitivas que
conducen a su identificacin y reconocimiento y, por otra, las que conducen a su interpretacin.
*El trabajo semitico sobre las imgenes visuales no se limita a explicar cmo adquieren la significacin que les atribuye
determinado sector de la sociedad, en determinado momento histrico. En ltima instancia, para un semilogo, explicar cmo se
produce la interpretacin de determinadas imgenes materiales visuales (y estoy tratando de modo muy semejante la adquisicin
de la significacin y la produccin de la interpretacin) le va a requerir identificar qu y cmo se actualizan, en la memoria (de
determinado individuo, perteneciente a determinada sociedad), aquellos rasgos perceptuales que se seleccionen para identificarlas
y reconocerlas (que no son siempre, ni para todos, los mismos; no todos vemos lo mismo cuando miramos una misma imagen),
actualizacin que se manifiesta a travs de los discursos (en el sentido amplio que, a continuacin, le doy a este trmino).
7. El significado puede considerarse como la interpretacin de determinada semiosis sustituyente, tal como resulta
producido por el conjunto de los discursos (verbales, plsticos y comportamentales) que son construidos desde dicha semiosis,
por una sociedad dada en un momento dado.
* Con esto, el trmino significado deja de referirse a la entelequia metafsica o al sinsentido que criticaba Wittgenstein, y
se contrapone a la significacin que designara la interpretacin de determinada semiosis sustituida producida desde las semiosis
sustituyentes que estn vigentes en una sociedad y en un momento dados. Esto se aplica a las semiticas de lo visual, de modo
que el trabajo semitico consiste en establecer cules son los discursos que intervienen y cules los que quedan excluidos (as
como, cules son los conceptos que construyen, qu tipo de sujeto-perceptor permiten construir, que estrategias discursivas
desarrollan y, con todo ello, de cules se distancian, cules estn excluyendo de los posibles ya que disponibles, en determinado
momento de determinada sociedad), cuando, en determinada sociedad se atribuye determinado conjunto de interpretaciones a
determinada imagen material visual propuesta a la percepcin de esa sociedad.
8. El objeto representado por una imagen no pertenece a la realidad sino a la memoria; en otras palabras, la eficacia
de una imagen consiste en actualizar un determinado ATRACTOR, en cuanto configuracin de rasgos mnemnicos
dinmicos.
*No vemos el abuelo sentado bajo la higuera cuando miramos la correspondiente fotografa, sino que recuperamos la
imagen que habamos guardado en la memoria acerca de cmo era (o cmo hubiera podido ser) la situacin cuando el abuelo se
sentaba bajo la higuera. El agente de aduana no compara la foto de nuestro pasaporte con nuestra cara, sino que, al mirar la foto,
la compara con el archivo (en la memoria de corto plazo) que se ha formado o se est formando, en funcin de que, un instante
antes, nos mir la cara (no puede mirar las dos cosas al mismo tiempo, por lo tanto compara a una con el archivo de la otra).
*Texto publicado, parcialmente, en Sobresentidos. Estudios sobre comunicacin, cultura y sociedad. Jujuy: EdiUnju, 131-149.
2007
18 ICONOPOIESIS O LA EFICACIA DE LA FORMA*
18.1 Introduccin a la Iconopoiesis
Para este estudio acerca de la eficacia semitica de la forma, se parte de Ch. S. Peirce, dejando un adecuado margen a la
heterodoxia, y se considera, inicialmente, a la forma como posibilidad, que necesita de una materia prima singular para
concretarse como un existente y adquirir, por convencin en el seno de una concreta comunidad, un determinado valor.
290
En cuanto posibilidad, la forma dispone, por parte del interpretante, tanto en el productor como en el intrprete, de diversos
sistemas de cualidades emocionales histricas, como atractores actualizables. La materia prima que le da existencia consistir en
estmulos fsicos aptos para configurar una imagen visual o auditiva o gustativa o tctil o pertinente a cualquiera de las
sensaciones sensoriales identificables o a su combinatoria. La convencin social que le atribuye un valor a determinada forma
optar por (1) privilegiar lo puramente cualitativo, considerndola portadora de emociones; (2) o lo predominantemente
identificatorio, considerando su capacidad para conferir existencia ontolgica a las entidades del entorno; (3) o lo conceptual que
informa, propone, ordena o prohbe determinado comportamiento en relacin con determinada situacin. En estos tres casos,
cuando, en el primero, la imagen genera un qualia o emocin ntima antes no experimentada, o cuando en el segundo la imagen
permite percibir una entidad que hasta su configuracin icnica permaneca imperceptible, y cuando, en el tercero, la forma se
comporta como un enunciado simblico con eficacia performativa respecto de determinado comportamiento, es en
[73]
los que puede hablarse de iconopoiesis en cuanto a su capacidad para configurar el sentimiento, la entidad o el
comportamiento referido, como eficacia resultante de la interpretacin atribuida a ese tipo de formas. Y de la iconopoiesis es de
lo que me propongo hablar.
18.2 El anlisis de la eficacia semitica de la forma
Para estudiar la iconopoiesis, en cuanto eficacia semitica de una forma determinada, se requiere tomar en cuenta 3 aspectos:
(1) la situacin del entorno de un perceptor, a la que remite la forma; (2) la transformacin posible, en el interpretante de ese
perceptor, a la que induce la percepcin de la forma; (3) la aceptabilidad de intervenir en el entorno, por parte del perceptor,
realizando la transformacin sugerida.
Estos 3 aspectos varan y se hacen especficos segn la calidad: [a] predominantemente cualitativa; [b] predominantemente
identificatoria; [c] predominante y convencionalmente simblica; o [d] por combinatoria entre las anteriores, de la forma cuya
iconopoiesis se estudia. En este esbozo inicial, me limitar a desarrollar las variantes relativas a estos 3 aspectos, en funcin de la
forma consistente en una imagen visual (Magarios de Morentin, J., 2000), dejando para posteriores desarrollos lo que ocurrira
en el caso de formas consistentes en otras percepciones sensoriales: acsticas, tctiles, olfativas, etc., y su interaccin.
18.2.1 Eficacia semitica por interpretacin de las imgenes predominantemente cualitativas.
291
El primer paso de la iconopoiesis de: (1.a) una imagen visual predominantemente cualitativa, tomando en cuenta la
situacin del entorno de su perceptor, supone la disposicin de tal perceptor para reducir a lo cromtico toda percepcin posible
de dicho entorno. Dispongo, como perceptum visualmente enunciativo de mi entorno, de la propuesta cromtica de [74] como
exclusivo universo perceptual apto para identificar el posible cromatismo de la existencia ontolgica del mundo semitico
posible, a partir de cuyo reconocimiento construyo mi identidad emocional.
El segundo paso de la iconopoiesis de: (2.a) una imagen visual predominantemente cualitativa, tomando en cuenta la
transformacin posible en el interpretante de ese perceptor, supone la generacin, en su universo ntimo, de emociones
diferentes a las que, hasta entonces, tena histricamente almacenadas. La percepcin de [74] me aporta, en cuanto perceptor, una
sensacin original e intransferible, en cuanto, al intentar la posible verbalizacin de tal emocin, me limitara a enunciar una
generalidad necesariamente inespecfica, respecto a lo efectivamente sentido.
[74] Iconopoiesis de imagen predominantemente cualitativa (Elizabeth Murray, Her Story, 1984)
El tercer paso de la iconopoiesis de: (3.a) una imagen visual predominantemente cualitativa, tomando en cuenta la
aceptabilidad, por parte de ese perceptor, de intervenir en el entorno, supone la inclusin de tales nuevas emociones como
componentes cualitativas de su universo sensorial. He experimentado como intrprete, al percibir la propuesta de Murray [74],
una sensacin emocionalmente nueva, que queda incorporada, como un nuevo quale disponible en mi memoria emocional, para
su disponibilidad histrica como reconocimiento de otras sensaciones afines.
Por tanto, la eficacia de una forma puramente cualitativa consiste (i) en la generacin de qualia (ntimas emociones
intransferibles; Dennet, D.C., 1995; Peirce, Ch.S., CP 6.222 6.237, 1965), (ii) en su disponibilidad para identificar el mundo
semitico posible como forma cromtica del entorno en el que existo y (iii) en su disponibilidad como memoria emocional
actualizable pero indecible.
18.2.2 Eficacia semitica por interpretacin de las imgenes predominantemente identificatorias
Pasando a la siguiente cualidad: [b] predominantemente identificatoria de la imagen visual en estudio [75], tendramos los
siguientes nuevos 3 pasos:
El primer paso de la iconopoiesis de: (1.b) una imagen visual predominantemente identificatoria, tomando en cuenta la
situacin del entorno de su perceptor, supone la disposicin de tal perceptor para identificar nuevas entidades posibles en tal
entorno. Dispongo, como perceptum visualmente enunciativo de mi entorno, de la propuesta existencialmente identificatoria,
visualmente enunciada en [75], para constituirse en un fragmento exclusivo de mi universo perceptual posible, apto para
identificar la posible individualidad de su anecdtica existencia ontolgica en un mundo semitico posible.
El segundo paso de la iconopoiesis de: (2.b) una imagen visual predominantemente identificatoria, tomando en cuenta la
transformacin posible en el interpretante de ese perceptor, supone la generacin de nuevas entidades posibles en su sistema
conceptual con eficacia identificadora del entorno. La percepcin de [75] me aporta, en cuanto perceptor, la identificacin
existencial de una entidad efectiva o potencialmente presente en mi mundo construido a partir de la eliminacin de la carencia
que, antes de haberla percibido, no me permita constatar, en mi entorno, la posibilidad de su existencia para el conocimiento.
292
El tercer paso de la iconopoiesis de: (3.b) una imagen visual predominantemente identificatoria, tomando en cuenta la
aceptabilidad, por parte de ese perceptor, de intervenir en el entorno, supone la inclusin de tales nuevas entidades como
existentes ontolgicos efectivamente presentes en su mundo. He experimentado como intrprete, al percibir la propuesta de
Hanson [75], la configuracin, en mi memoria asociativa, de un atractor que me permite reconducir los fragmentos preceptales
captados en el
[75] Iconopoiesis de imagen predominantemente figurativa (Duane Hanson, Woman with Dog, 1977)
entorno a la configuracin de esa entidad existente, que queda as incorporada al reconocimiento del mundo semitico
posible, a partir de cuyo reconocimiento construyo mi identidad contextual.
Por tanto, la eficacia de una forma identificatoria consiste (i) en la posibilidad de atribucin de identidad a las entidades de
mi entorno (Varela, F., 1992), (ii) en la atribucin de existencia ontolgica a las percepciones que quedan interpretadas por la
forma visualmente enunciada, y en (iii) la construccin de mi propia identidad como modo especfico de existir entre esas cosas
18.2.3 Eficacia semitica por interpretacin de las imgenes predominante y convencionalmente simblicas
[76] Iconopoiesis de imagen predominantemente simblica
293
(A) [Cmo hacer; Instruir]
(Paul Mijksenaar & Piet Westendorp, 1999; pg.
49)
(B)[Cmo no hacer; hacer mal] (Paul
Mijksenaar & Piet Westendorp, 1999; pg.
141)
(C) [Permitir hacer] (Alternativas; Swiss Army,
1886)
(D) [Prohibir hacer] (India; Rajesh Vora)
(E) [Prohibir no hacer; tener que hacer]
(Aerolneas Argentinas)
(F) [Estimular a hacer] (Relax Air
France)
294
(G) [Identificar espacios] (Thailand; Carlos
Mustienes)
(H) [Descontextualizacin] (Brasil; J.
Stein)
(I) [Estimular a no hacer; desalentar] (Italia;
Carlos Mustienes)
(J) [Prohibir prohibir]
(D, G, H, I: Mustienes, Carlos & Thomas Hilland; 2006)
Desde la tercera cualidad: [c] predominante y convencionalmente simblica de la imagen visual en estudio, tendramos los
siguientes ltimos 3 pasos:
El primer paso de la iconopoiesis de (1.c) una imagen visual predominante y convencionalmente simblica, tomando en
cuenta la situacin del entorno de su perceptor, supone la disposicin de tal perceptor para aceptar las normas visualmente
establecidas como gua de su conducta al intervenir en tal entorno. Dispongo, como perceptum visualmente enunciativo de mi
entorno, de la convencional propuesta normativa (visualmente enunciada en los ejemplos de [76]), como fragmento eficaz de mi
posible universo comportamental, apto para identificar las acciones necesarias o convencionales para obtener un resultado
prohibido, deseado, desaconsejado, impuesto, etc., como consecuencia de determinadas acciones, a partir de cuya realizacin
construyo mi identidad social.
El segundo paso de la iconopoiesis de: (2.c) una imagen visual predominante y convencionalmentesimblica, tomando en
cuenta la transformacin posible en el interpretante de ese perceptor, supone la disponibilidad del nuevo comportamiento
normado como conducta futura realizable en su entorno. La percepcin de [76] me aporta, en cuanto perceptor, un conjunto de
enunciados acerca de la identificacin existencial de determinadas acciones, necesarias o convencionalmente establecidas, para
lograr producir en mi mundo semitico posible determinados efectos individualmente deseados o socialmente impuestos,
prohibidos o desaconsejados, en cuanto resultado existencial efectiva o potencialmente presente en mi mundo construido a partir
de la eliminacin de una ineptitud para determinado comportamiento que, antes de haberla percibido, no me permita constatar,
en mi entorno, la necesidad de su existencia para el conocimiento de su realizacin exitosa, peligrosa o rechazada.
El tercer paso de la iconopoiesis de (3.c) una imagen visual predominante y convencionalmente simblica, tomando en
cuenta la aceptabilidad, por parte de ese perceptor, de intervenir en el entorno, supone la efectiva manipulacin, conforme a las
normas visualmente establecidas, de determinada entidad del entorno. He experimentado como intrprete, al percibir las
propuestas enunciadas en [76], la configuracin, en mi memoria asociativa, de un atractor que me permitir reconducir los
295
fragmentos preceptales de comportamientos posibles a la configuracin de un completo comportamiento existencial, que queda
as incorporado a mis posibilidades de intervencin en el mundo semitico posible, a partir de la cual construyo mi identidad
social.
La capacidad enunciativa de las imgenes visuales, predominante y convencionalmente simblicas, abarca una pluralidad
muy prxima a la de los enunciados preformativos de la lengua (ver Austin, J. L., 1982). Podran sistematizarse como imgenes
visuales que:
-instruyen sobre cmo hacer
-instruyen sobre cmo no hacer
-permiten hacer
-permiten no hacer
-prohben hacer
-prohben no hacer (exigen hacer)
-prohben prohibir
-estimulan a hacer
-estimulan a no hacer (desalientan)
-identifican formas de hacer (deportes, trabajos, profesiones, etc.)
-identifican espacios y comportamientos posibles
-contextualizan
-descontextualizan, etc.
Por tanto, la eficacia de una forma predominante y convencionalmente simblica consiste en el aprendizaje y la prctica de
conductas socialmente normadas (Mijksenaar, P, & P. Westendorp, 1999).
De este modo, las formas (en el caso considerado: las imgenes visuales) intervienen en la produccin de emociones
intransferibles, de existentes ontolgicos y de pautas de comportamiento, que transforman al entorno en mundo (Varela, F.,
1992) y, a travs del proceso de su interpretacin, confieren identidad especfica al perceptor e intrprete de tales formas.
* La versin inicial, mucho ms reducida, de este trabajo fue presentada en Sema. Forma y Simetra: Arte y Ciencia. Congreso
de Buenos Aires, 7 a 10 de noviembre de 2007
296
IV
SEMITICA INDICIAL
297
19 HACIA UNA SEMITICA INDICIAL
Acerca de la interpretacin de los objetos y los comportamientos
Advertencia
Desde una semitica peirceana, hay dos posibilidades de elaborar el concepto de ndice, o de Signo Indicial, o de Semitica
Indicial. Una parte de la tridica definicin de Signo (por ejemplo, la que formula en CP. 2.228) y es la que desarrollo con cierta
extensin, a continuacin, en el apartado 21.1 Hacia una semitica indicial. La otra se obtiene al reflexionar sobre los cuatro
casos que incluyen la presencia del ndice en el proceso generativo de las Diez Clases de signos (CP. 2.254 a 2.264); esto es lo
que desarrollo ms concisamente en el apartado 22 La(s) Semitica(s) Indicial(es) a partir de Ch. S. Peirce, o cmo hacer signos
con cosas.
19.1 Hacia una semitica indicial*
19.1.1 La interpretacin de la semiosis sustituyente en la semitica indicial. Su diferencia respecto a la semitica verbal
Inicio este tentativo esbozo de una problemtica que apunta al diseo de una Semitica Indicial, o sea, de aquella semitica
en la cual los signos de la Semiosis Sustituyente son comportamientos u objetos en su calidad de existentes o los contenidos de la
memoria, segn la propuesta peirceana (Peirce, CP. 1.427; 2.86). Me parece conveniente esclarecer, primero, el tema de la
interpretacin de una Semiosis Sustituyente (sobre los trminos "Semiosis Sustituyente", "Semiosis Sustituida" y "Objeto
Semitico", ver, en este mismo texto los temas complementarios 27 y 29), para, despus de encuadrarlo en la Semitica General,
reconducirlo al mbito de la Semitica Indicial, mostrando la especificidad que en sta adquiere.
A. Con respecto a todas las semiosis: una pregunta que propongo como importante para el analista-investigador, ante una
determinada propuesta textual, o sea, ante una Semiosis Sustituyente, cualquiera sea la materia prima de tal semiosis, sera la
siguiente: qu hay que saber para entender (interpretar, atribuirle un significado a) lo que se est percibiendo?
El saber al que me estoy refiriendo, por lo general, es no-consciente por parte del intrprete. ste no suele darse cuenta de que
est buscando y recorriendo su memoria asociativa (Kosslyn, 1996: 214-225), en el afn de encontrar otras Semiosis
Sustituyentes o Sustituidas que pueda asociar con la que est percibiendo y, en virtud de tal asociacin, entenderla, o sea,
atribuirle un significado (es lo que est haciendo cada uno de los que leen estas lneas, para establecer lo que en otro momento ya
ha ledo y coincide de forma casi idntica con lo que est leyendo, lo que contradice otras cosas ledas y lo que, al menos, es
semejante a esto que est leyendo; en definitiva, sin correlato en la experiencia histrica personal no puede construirse un
significado).
Una respuesta posible: en todos los casos, pero en especial en el caso de los objetos y los comportamientos, habr que
actualizar y utilizar (comparando, contraponiendo, transformando) las distintas semiosis (verbal, visual, comportamental) que
estn vigentes en la sociedad a la que pertenece el intrprete y, de entre ellas, aquellas de las que tal intrprete dispone y asocia
como relacionadas con lo que percibe. De dnde resulta, como observaba Peirce (CP. 2.303, passim), la produccin de una
semiosis infinita a partir del interpretante; o sea, salvo desde una perspectiva dogmtico-hermenutica, no existe interpretacin
verdadera, sino interpretacin coherente con determinadas semiosis sociales vigentes; ni interpretacin falsa, sino interpretacin
divergente respecto de determinadas semiosis sociales vigentes; todo dependiendo de lo que dispone y de cmo lo maneja, lo
relaciona, lo mezcla el intrprete.
O sea, que cuando percibimos como Sustituyente a determinada Semiosis (a la que siempre podremos tambin percibir como
Sustituida, o sea, como Objeto Semitico) necesitamos ponerla en relacin con un conjunto de otras semiosis para que podamos
entenderla; en este sentido se plantea el concepto de funcin como caracterstica definicional de los que Foucault denomina
"enunciados" y el de la exterioridad del significado y de su explicacin (Foucault, 1969: 105ss).
298
Esas otras semiosis a las que se acude tienen el carcter de atractores mnemnicos, o sea, de imgenes (experiencias
cualitativas, figurativas y/o normativas) conservadas en la memoria, que reconducen lo que se est percibiendo a otras
percepciones ya dotadas de sentido (o dotadas de un significado histrico), atribuyndoselo, contraponindolo, transfirindolo o
proponindolo como el sentido (o como la bsqueda del significado) de la nueva propuesta perceptual.
Esto sera lo que realiza, en su proceso intuitivo y cotidiano de comunicacin, el intrprete social y cuya explicacin,
encuadrada en las exigencias de una metodologa rigurosa, es la tarea del analista-investigador que trabaja desde la semitica.
B. Con respecto a los objetos y a los comportamientos: los objetos sern considerados, habitualmente, como Objetos
Semiticos, pero, en determinada situacin o respecto de algunos de sus aspectos, se requerir que se los considere como
Semiosis Sustituyentes, siendo ste el aspecto de mayor importancia en relacin a la posible constitucin de una Semitica
Indicial.
Tal es lo que ocurre cuando se presentan exhibidos en los museos (y, ms trivialmente, en la vidriera/escaparate de un
comercio). En el caso de los museos, los objetos expuestos estn (o deberan estar) rodeados de textos escritos, imgenes
fotogrficas, dispositivos audio-visuales, los discursos de las/os guas y hasta pueden instalarse talleres para la produccin de
objetos similares a los que estn expuestos. Todos estos recursos estn destinados a actualizar, en la mente del intrprete-visitante
y de modo entre imperativo y sugerente, segn la ideologa del curador del museo (o del diseador de la vidriera/escaparate
comercial), esas otras semiosis que resultan indispensables o meramente convenientes o incluso originales para que el objeto
exhibido produzca determinado significado.
Los comportamientos individuales o grupales sern considerados, habitualmente, como Objetos Semiticos, pero, en
determinada situacin o respecto de algunos de sus aspectos, se requerir que se los considere como Semiosis Sustituyentes,
siendo ste el aspecto de mayor importancia en relacin a la posible constitucin de una Semitica Indicial. Comencemos a
esbozar algunos ejemplos al respecto.
Las llamadas "maneras de mesa" son comportamientos que se cumplen como Semiosis Sustituyentes en la medida en que dan
cuenta de valores culturales histrica y socialmente vinculados a la ingesta de alimentos. Comer es un Objeto (comportamiento)
Semitico, en cuanto accin que concreta esa ingesta y a la que las maneras de mesa confieren un determinado significado.
El corte de rutas y los comportamientos de los piqueteros son, predominantemente, Semiosis Sustituyentes. A poco que se
tenga contacto con la cultura en la que se produce ese comportamiento (actualmente, casi en una dimensin global), quien lo
percibe sabe (porque lo relaciona con informacin preexistente en su memoria semitica) que no se trata de un festejo (como, en
la regin andina del noroeste argentino, lo seran los comportamientos correspondientes a la celebracin de la Pachamama) sino
de una protesta concretamente vinculada a la falta de trabajo o de pago de salarios adeudados. Este significado est construido a
partir de determinados comportamientos aislados y de los diversos grupos o conjuntos de comportamientos que se perciben en
esa situacin. Esa percepcin est redirigida o reorientada, en el caso individual de cada perceptor o intrprete, por la
informacin conceptual, la experiencia personal y la memoria de imgenes visuales ya percibidas que atraigan lo que se est
percibiendo, generando asociaciones, oposiciones y transformaciones que vayan construyendo el significado de tal percepcin;
de aqu el inters de la prensa, de los polticos, de los gremialistas en producir discursos verbales que reinterpreten (redirijan,
reorienten) el significado original para cuya produccin se produjo el discurso comportamental.
Lo que no puede exigirse, como pretendida prueba para establecer el carcter discursivo o de Semiosis Sustituyente, en el
caso de comportamientos existenciales (en principio, afines a los objetos existenciales), es que estos cumplan con las
posibilidades enunciativas que son propias y exclusivas del discurso verbal (ver apartado 28).
Los comportamientos (individuales o grupales), as como los objetos (en especial los exhibidos en un museo) y las imgenes
materiales visuales (cualitativas y figurativas, pero no las simblicas), no construyen enunciados condicionales (con "si...
entonces"), ni causales (con "porque..."), ni muestran relaciones de concordancia en gnero, nmero y caso, etc., ya que se trata,
en todos estos casos, de categoras estrictamente lingsticas.
En cambio, el discurso verbal no puede mostrar, ni puede realizar acciones (mal que le pese a Austin), ni puede utilizar
configuraciones 3D, 2D y ni siquiera 2D para construir el significado, como s lo hacen los comportamientos, los objetos y las
imgenes (en cada caso, mutatis mutandis), junto con otras muchas posibilidades de eficacia especfica que posee lo existencial-
material cuando est socialmente propuesto como Semiosis Sustituyente.
299
Decir que el comportamiento (al igual que los objetos y las imgenes) necesita de la construccin conceptual que realiza el
lenguaje verbal para alcanzar la capacidad de producir un significado es tan vlido como la inversa: el lenguaje verbal necesita de
la memoria de los comportamientos (y/o de los objetos y/o de las imgenes) para que se produzca el significado verbal. O sea,
ninguna semiosis se basta a s misma, sino que su interpretacin necesita de otra u otras semiosis (y/o de ms elementos de la
propia semiosis) para que signifique.
As, la tarea del investigador en semitica consiste, al menos en parte, en buscar las reglas propias y pertinentes a cada una de
las semiosis con las que se construye determinada significacin en un determinado momento de una determinada sociedad.
Algunos de los problemas bsicos son:
1. Cmo encontrar esas reglas que son especficas de una determinada semiosis? o bien, cmo se diferencian en cada caso
de las que pueden considerarse como reglas comunes pertenecientes a la Semitica General? O sea, cules son las reglas que
rigen las relaciones entre comportamientos o entre objetos (o entre imgenes; las que estn vigentes entre smbolos son ms
conocidas o lo estn originaria y explcitamente) para que produzcan determinado y no otro significado? O sea, cmo se
diferencian las relaciones comportamentales que producen el significado "festividad" de las que producen el significado
"protesta"?
2. No confundir el anlisis de la capacidad de producir el significado de otra entidad diferente a la semiosis que lo produce,
con el anlisis del significado que tiene un determinado fenmeno y que proviene de otras semiosis. O sea, una cosa es analizar
cmo produce su significado de protesta el comportamiento de los piqueteros (en cuanto Semiosis Sustituyente) y otra distinta es
analizar el significado que adquiere la falta de trabajo tal como resulta construido (en cuanto Objeto Semitico) por el
comportamiento de los piqueteros, a diferencia del que resulta construido en una eventual editorial de un diario.
3. Identificar, en cada caso concreto, cules son las semiosis que concurren para construir la interpretacin de cmo una
determinada semiosis produce un determinado significado. O sea, qu imgenes, qu recuerdos de lo visto, ledo o participado,
confluyen para que quien es testigo del comportamiento de los piqueteros le d una u otra interpretacin de entre las muchas
posibles.
19.1.2 Exploracin del objeto en el museo, como introduccin a una semitica indicial
Me propongo explorar las lneas bsicas y tentativas de un estudio semitico acerca del significado de los objetos, en cuanto
constituye uno de los aspectos fundamentales de la Semitica Indicial. Lo cual, en cuanto tal expresin: "estudio semitico
acerca del significado de los objetos", requiere algunas precisiones preliminares que, no obstante, ya constituiran parte de esa
misma semitica. Para situarnos en el campo de lo observable y con un relativo acotamiento del dominio cuasi universal que
correspondera al concepto de objeto, elijo la particular experiencia del museo como mbito de exhibicin de determinados
objetos.
Por el momento, slo pretendo dejar planteadas algunas lneas de reflexin acerca del tema. Creo que lo bsico es tener en
cuenta que, enfrentar el estudio del significado del objeto, en el especfico contexto del museo, supone una tarea de exploracin
de la eficacia de la semitica, en cuanto metodologa de investigacin, para explicar el proceso de proposicin, interpretacin y
transformacin del significado de lo exhibido, as como su resultado, por el hecho de estar exhibido, segn las caractersticas del
diseo de la exhibicin y adecundose a los sistemas de interpretacin de los visitantes de dicha exhibicin.
Esta significacin ser diferente a la que adquirira ese mismo objeto en un comercio, en la habitacin de un domicilio
particular, en un hospital, en una iglesia, en un hotel, en un cuartel, en un parque o calle, en una escuela, en un club deportivo de
barrio, etc. Tambin ser diferente a la significacin que adquirira ese mismo objeto al estar representado en una imagen grfica,
bi o tridimensional y a la significacin de esta misma imagen en cuanto objeto. Por ello tambin excluyo, provisionalmente, de
este trabajo, a la clase de objetos cuyo dominio est constituido por los que son representaciones de otros objetos; aun cuando su
presencia constituye uno de los objetos ms habitualmente exhibidos en los museos: preferentemente, museos de pintura y de
escultura, pero tambin museos de maquetas, de fotografas, de reproducciones artsticas, de la voz, etc.
Por consiguiente, todo aquello acerca de lo que vayamos reflexionando en este trabajo se entender como referido a la
exhibicin del objeto, en su calidad bsica de Objeto Semitico, en un museo, y no a la exhibicin de aquellos que se exhiben en
virtud de su calidad bsica de Semiosis Sustituyentes, salvo que, por exigencias de una semntica diferencial, se indique lo
contrario. Hay que advertir que al exhibir, en un museo, cualquier objeto, ste deja de ser Objeto Semitico y se transforma en
300
Semiosis Sustituyente. Al hablar de "su calidad bsica", me estoy refiriendo a la que, previa e histricamente, posee el objeto,
con independencia de la que llegar a adquirir por el hecho de estar exhibido, que ser siempre la de Semiosis Sustituyente.
El motivo de esta exclusin de objetos cuya calidad bsica es la de Semitica Sustituyente, consiste en que dicha calidad
bsica es ya metasemitica, dado que los que se exhiben son discursos acerca de objetos, o sea, objetos que son, originariamente,
representaciones de otros objetos, como es el caso de una exposicin de imgenes visuales figurativas. Por el contrario, cuando la
calidad bsica es semitica lo que se exhiben son objetos que no poseen, originariamente, carcter representativo, como es el
caso, por ejemplo, de un museo de nutica. Excluyo a los primeros y me circunscribo a los segundos, por considerar que la
problemtica y las operaciones analticas que habrn de utilizarse en uno y otro caso (el de la metasemitica y el de la semitica)
son diferentes.
No obstante, esta exclusin no abarca a los discursos, en funcin co-textual (ver, para diferenciar "contexto" y "co-texto", el
apartado 8), mediante los cuales los objetos exhibidos son propuestos como dotados de determinada significacin, al menos en el
diseo comunicativo del curador del museo; estos tendrn una particular importancia para establecer la relacin entre el Mundo
Semitico Posible del curador tal como lo propone al disear la exhibicin y los Mundos Semiticos Posibles de los visitantes tal
como estos los construyen a partir de la propuesta del curador y de su propia capacidad de interpretacin (ver, para "Mundos
Semiticos Posibles", los apartados 32, 33 y 34).
No obstante, al estar exhibido, el objeto en el museo deja de ser lo que es "en s mismo" (lo que, no obstante, ya lo incluye en
una cultura y por tanto le confiere el carcter bsico de Objeto Semitico) y comienza a estar en representacin de algo (lo que le
confiere el carcter derivado de Semiosis Sustituyente).
En el museo, los objetos presentes nos conducen a una ausencia, a otro objeto y/o a otro espacio y/o a otro tiempo en el cual,
ese objeto, siendo el mismo, ya no es el que est en la vitrina o sobre el pedestal. No teniendo como estructura bsica
convencionalmente admitida la de Semiosis Sustituyente (la que, en cambio, s tienen las imgenes materiales visuales) se
constituyen en tales por la eficacia del contexto. O sea, sin dejar de ser Objeto Semitico (que, en cuanto tal, admite el conjunto
de las Semiosis Sustituyentes que producen su especfica significacin: los textos escritos, las imgenes fotogrficas, los
audiovisuales, etc., que acompaan habitualmente al objeto exhibido, y a las que acabo de denominar "su co-texto"), queda
propuesto, adems, como Semiosis Sustituyente para la construccin de la significacin de otros objetos o comportamientos,
efectivamente ausentes del contexto de exhibicin del museo (tal lo que ocurre con los objetos exhibidos en un museo de historia,
por ejemplo).
19.1.3 Ms sobre el objeto en el museo; ms sobre Semitica Indicial
Lo que llegu a proponer en el apartado anterior es considerar a ese objeto como un Objeto Semitico al que se exhibe y que,
al exhibrselo, adquiere una potencia representativa; se tratar por tanto de proponerlo como Semiosis Sustituyente, aun cuando
(originariamente) es un Objeto Semitico y slo por eficacia de esa situacin de exhibicin se constituye en Semiosis
Sustituyente sui generis.
Parece una contradiccin. Pero, de lo que se trata es de exhibir (o sea, transformar en Semiosis Sustituyentes) objetos que no
tienen la cualidad de ser Semiosis Sustituyentes. Una cosa es exhibir una pipa en un museo y otra muy distinta es exhibir la
imagen de una pipa en un museo, situacin esta ltima que le llevar a R. Magritte a escribir junto a dicha imagen: "esto no es
una pipa" (lo que retomar M. Foucault, 1973, en un delicioso librito con ese ttulo y sobre este tema). Si lo que se exhiben son
imgenes de pipas, se estn exhibiendo Semiosis Sustituyentes; si lo que se exhiben son pipas se estn exhibiendo Objetos
Semiticos; pero, mientras estn exhibidas son Semiosis Sustituyentes, ya que representan a otras pipas de determinado estilo o
fabricante o cultura o etnia o, incluso, representan a determinado fumador que las utiliz. Slo que esta capacidad de
representacin es tal que ni R. Magritte ni M. Foucault podran decir "esto no es una pipa", ya que, efectivamente, son pipas
As es como adquiere la calidad representativa especfica el objeto exhibido en el museo. La tarea cognitiva de base que se
propone al exhibir un objeto en un museo (como en otros muchos mbitos en los que podra exhibirse) consiste en que se lo
perciba. Esta tarea se corresponde con el objetivo fundamental de la visin, segn lo formul D. Marr: "Saber qu hay dnde,
mirando" (1982: 3). Pero, hasta aqu, no se produce la especificidad identificadora del objeto en el museo; al objeto se lo
identificara, del modo que propone Marr, como a cualquier otro objeto al que identificamos y situamos en coordenadas
espaciales, por lo general intuitivas. En el museo, es necesario percibir, pero no basta con ello; habr de asignarle una particular
calidad a esa percepcin: la de consistir en la percepcin de una representacin. Creo que ayuda a comprender esto si se tiene
clara la diferencia entre uso y exhibicin (que algo le debe a W. v. O. Quine, 1962: 77).
301
El objeto usado requiere percibir su colocacin en el espacio y saber manipularlo con la eficacia pertinente segn sus
caractersticas. Pero es posible que no se lo perciba conscientemente, ni se tenga constante conciencia de los conocimientos que
requiere su manipulacin, como ocurre, por ejemplo, en mi relacin con el teclado en el que escribo.
El objeto exhibido se propone explcitamente a la percepcin, en una determinada situacin que lo privilegia (o debera
privilegiarlo) para su contemplacin, y actualiza ante la conciencia del visitante determinada informacin, mediante la que se
constituye como representacin, en cuanto no se agota en s mismo sino que su presencia propone algn tipo de relacin con al go
diferente al propio objeto. Pero esta relacin con algo diferente tiene diversas variantes.
Por una parte, que no se agote en s mismo no excluye que su nica posibilidad representativa consista en poder estar en
representacin de s mismo. Esto ocurre, en especial, con los llamados "objetos nicos". En tales casos, el objeto exhibido y el
representado resultan no ser el mismo, pese a su aparente unicidad; el mismo objeto no posee una misma identidad en cuanto
percibido y en cuanto interpretado.
En el caso del objeto nico, el objeto representado se caracteriza siempre como una ausencia que contradice la efectiva
presencia del objeto exhibido. El sable de San Martn, custodiado en el Regimiento de Granaderos en la Ciudad de Buenos Aires,
no es (salvo desde una visin positivista "de secano", como dira N. Hanson, 1977: 21) el sable que se cea San Martn, sino que
lo representa o evoca en cuanto posibilidad ya agotada o inexistente y, en todo caso, efectivamente ausente, respecto al sable
exhibido; el Mundo Semitico Posible del sable actual no es el Mundo Semitico Posible del sable que manipulaba San Martn;
esta diferencia en los mundos posibles hacen que se haya perdido la identidad entre lo que hoy percibimos y lo que percibi San
Martn cuando lo buscaba para cerselo. Lo que no le quita valor, sino que le aade el valor de ser su propia representacin y el
inalcanzable valor de no poder volver a ser de San Martn; el caso de las rplicas o copias, como lo es el sable exhibido en el
Museo Histrico, es ya el de los objetos que tienen el carcter de ser, originariamente, Semiosis Sustituyentes (pero advierto que
al trmino "rplica" lo voy a usar en un sentido peirceanamente ms riguroso y como tercer conjunto posible de las clases de
objetos exhibibles en un museo; ver apartados 8 y 26).
No obstante el caso ms habitual es aquel en que el objeto exhibido est en representacin de todo un dominio de objetos, del
cual l es, adems, uno de sus integrantes. Tal es el caso de los objetos llamados "prototipos". Aqu, el objeto comparte sus
caractersticas perceptuales y/o simblicas con un conjunto de otros objetos, ostentndolas como determinantes y definitorias de
su capacidad representativa de tales objetos (Rosch, E., 1973; Dubois, D., 1991: 15). Estos otros objetos son semejantes entre s y
respecto al exhibido, pero, adems, estn ausentes. Tal es el caso de la vieja moneda espaola de un maraved, exhibida en un
museo de numismtica. All exhibida, tampoco esa moneda es tal, sino que se representa a s misma y a todas las dems de su
tipo y valor que alguna vez existieron. Esta distancia necesaria, creo poder afirmar que es lo que constituye la caracterstica
esencial de un objeto de museo, lo que le confiere su estatuto como signo y lo que lo hace objeto de conocimiento de una
Semitica Indicial.
19.1.4 Una primera aproximacin al interpretante del objeto en el museo: el visitante
Uno de los aportes fundamentales de Ch. S. Peirce consisti en establecer el interpretante como el lugar de la plenitud
(siempre provisional) del signo. No hay signo hasta tanto una determinada percepcin no haya encontrado su lugar en el sistema
mental de interpretacin a donde lo remite el observador. No es que, mientras tanto, exista un signo no interpretado, es que no
hay signo (coincidentemente, en relacin con la modalidad de re: Kripke, 1980: 110).
Desde esta perspectiva, el objeto en el museo slo adquiere su valor especfico cuando resulta interpretado por cada uno de
los visitantes que lo perciben efectivamente y segn las caractersticas que, en la mente de cada uno de tales visitantes, adquiere
esa percepcin.
Vuelve a actualizarse una observacin que formul, en otro trabajo (Magarios de Morentin, 2000: 691), respecto de las
semiticas de la imagen visual y que considero generalizable a la interpretacin de cualquier clase de signo: ninguna semiosis es
autosuficiente para la obtencin de su interpretacin. Esto quiere decir que el interpretante necesita poner en relacin la
percepcin actual que pretende interpretar con la huella mnmica, en cuanto ya interpretada, de otra o de otras mltiples
percepciones, experiencias sensoriales, nombres, expresiones y frases verbales, comportamientos percibidos o protagonizados,
etc., etc., y en los que, por semejanza o diferencia, se basar para interpretar dicha percepcin actual. Tal la funcin que cumple
la parte del modelo cerebral de identificacin del objeto visual al que, como mencion antes, S. M. Kosslyn (1996: 214-225)
denomina "Memoria Asociativa".
302
El trmino "interpretacin" involucra una doble tarea: la de reconocimiento y la de interpretacin propiamente dicha. La
primera culmina cuando el espectador sabe qu es lo que est viendo. Suele asimilrsela a estar capacitado para asignarle un
nombre. La segunda cuando el espectador lo vincula con diversos aspectos del sistema cultural del que dicho espectador
participa. Supone la capacidad para asignarle un contexto, fundamentalmente existencial o utilitario y/o para incluirlo en un
sistema, fundamentalmente conceptual o virtual.
Este es el mbito de concurrencia, que puede abarcar desde la complementariedad hasta el conflicto, entre la propuesta del
curador de la exhibicin y el universo de significaciones con el que el visitante llega al museo, acerca de todo lo cual hay mucho
para precisar.
19.1.5 La contraposicin de los mundos semiticos posibles del curador y del visitante
El apartado anterior conclua comprometindome a continuar el desarrollo acerca del objeto en el museo, en cuanto parte de
la Semitica Indicial, aproximndome a ese espacio de complementariedad o conflicto que est constituido por la concurrencia
entre la propuesta del curador de la exhibicin y el universo de significaciones con el que el visitante llega al museo.
Tngase en cuenta que cuando me refiero al "curador" lo hago como designacin de un sujeto colectivo, ya que en el diseo,
organizacin y puesta en prctica de la exhibicin, interviene siempre y necesariamente un equipo de diversas personas con
diversos conocimientos y habilidades (comunicacin personal de la museloga Alicia Sarno). Por supuesto, tambin el trmino
"visitante", sin ser de mi entera satisfaccin, tambin designa un sujeto colectivo: el conjunto de personas que concurren al
museo y establecen contacto con el objeto exhibido.
Pero retomando el hilo inicial, lo que ahora me interesa es considerar al objeto exhibido como un punto de encuentro entre los
Mundos Semiticos Posibles del curador y del visitante.
Creo que la expresin "Mundo Semitico Posible" va a requerir, en algn momento, un desarrollo atento (con algo
contribuyo, en este mismo trabajo, en los apartados 32, 33 y 34 de los Temas Complementarios). Yo lo he trabajado, al menos,
en un par de oportunidades (Magarios de Morentin, 1996 y 1999) Enfoques diferentes pueden encontrarse en la revista Versus
N 17, 1977; en S. A. Kripke (1980), con la exploracin metafsica de las relaciones entre lo designativo y lo ntico; en la muy
atractiva recopilacin que hace S. Alln (1989) del Nobel Symposium 65, con un interesante trabajo de U. Eco ("Report on
Session 3: Literature and Arts"); en J. Hintikka (1996), con la dureza y la fascinacin propia de un excelente lgico, entre otros
muchos. Asimismo, resulta muy fructfero el concepto de "las formaciones discursivas" de M. Foucault (1969: 62; 72; 90; 97
passim) que yo, al menos, postulo como afn al de los Mundos Semiticos Posibles.
En la Semitica Indicial, uno de estos Mundos Semiticos Posibles surge a partir de una situacin emprica concreta,
construida segn determinadas relaciones espaciales y, en el caso del museo, decidida por el curador para la exhibicin del
objeto.
Algunas de estas relaciones espaciales pueden recaer sobre el mismo objeto y estn destinadas a proponer una determinada
visualizacin de dicho objeto. Otras a ponerlo en relacin con un universo de conceptos e imgenes textuales de las que
provendr la informacin necesaria para su semantizacin. Otras, en fin, a vincularlo con un universo de comportamientos
tendientes a la construccin de su dimensin pragmtica. En cualquier caso, ese conjunto de relaciones espaciales implica una
propuesta de ideologizacin del objeto, segn determinaciones con las que el curador pretende controlar, o, al menos, desde la
que pretende orientar la capacidad interpretativa del visitante.
El otro de estos Mundos Semiticos Posibles, es aquel constituido por un conjunto de posibilidades interpretativas
predeterminadas, segn el cual cada intrprete o, en el caso del museo, visitante se ubica en presencia del objeto para configurar
una situacin emprica imaginaria, construida segn determinadas relaciones espaciales, en la que ese visitante est dispuesto a
situar al objeto.
Algunas de estas relaciones espaciales pueden recaer sobre el mismo objeto y estn destinadas a establecer las caractersticas
que el visitante puede aceptar como adecuadas para la visualizacin de dicho objeto. Otras a poner a este objeto en relacin con
un universo de conceptos e imgenes mnemnicas de las que proviene, al tiempo de la puesta en presencia del visitante ante el
objeto, la informacin necesaria para la semantizacin que ese visitante puede conferirle. Y otras relaciones espaciales, en fin,
vincularn al objeto, en el imaginario del visitante, con un universo de comportamientos tendientes a la construccin de su
dimensin pragmtica. En cualquier caso, ese conjunto de relaciones espaciales implica una propuesta de reconocimiento del
303
objeto, segn determinaciones desde las cuales el visitante estar dispuesto o no a aceptar la propuesta ideologizadora del
curador.
En su forma ms elemental, los Mundos Semiticos Posibles del curador y del visitante estn constituidos por las
posibilidades dialcticas, en cuanto opositivas y eventualmente contradictorias, de visualizacin, semantizacin y utilizacin
pragmtica aplicables al objeto. Estas tres dimensiones son los mbitos en los que se juega la posibilidad de intercambio
comunicativo entre el curador colectivo y el conjunto de los visitantes individuales del museo. Se materializan en la forma de
exhibicin del objeto, los textos, los grficos y audiovisuales a los que se lo asocia y las actividades pedaggicas o ldicas que se
programan como experiencia kinsica con el objeto o con sus rplicas o sus componentes o sus resultados.
Cmo lo exhibe el curador versus cmo lo hubiera querido percibir el visitante? Qu informacin le asocia el curador
versus qu saba de l el visitante? Qu relacin fsica admite el curador que puede establecerse con el objeto versus cul es la
que al visitante le interesa establecer?
Tales considero, en principio, que pudieran ser los tres temas bsicos para el anlisis de los objetos de un museo en cuanto
propuesta de comunicacin.
19.1.6 La "puesta en escena" de objetos y comportamientos
Contino con algunas reflexiones en el marco de una Semitica Indicial. El tema se centra en la posibilidad de identificar
cundo nos encontramos ante una percepcin de objetos y/o comportamientos que nos sugiere o, quiz, nos impone, proyectarnos
hacia un universo diferente del que tenemos presente y, por tanto, construir una interpretacin semitica de dicha percepcin a la
que, en principio, consideramos como Objeto Semitico pero que, posteriormente, se nos impone como Semiosis Sustituyente.
En este sentido propongo que todo despliegue de objetos/comportamientos tiene siempre algn aspecto de "puesta en escena"
y la puesta en escena es una condicin inicial y necesaria para toda comunicacin. Por tanto, los objetos puestos en escena se
diferencian de s mismos (dejando de ser simples Objetos Semiticos) por ese plus al que remiten (y que les atribuye, en alguna
medida, el carcter de Semiosis Sustituyentes).
La perspectiva semitica, en esta reflexin, es general y abarca, una vez analizadas las propuestas simblicas (por ejemplo,
las lenguas verbales o de seas, la aritmtica o la lgica simblica) y las propuestas figurativas (por ejemplo, fotografas, pinturas
y esculturas), a todas las entidades existentes y posibles, tanto artificiales como naturales. Vistas por el hombre, tales entidades
estn vistas (o dispuestas o construidas) para el hombre y ya no son lo que (supuesta pero inaccesiblemente) seran en s, ni lo
que seran (hacindosenos igualmente inaccesibles) al ser vistas por un aliengena de otra galaxia, por alguna inteligencia eterna
peirceana (el "on" de CP. 3.433 que transcribo ms adelante) o por el ms cercano marciano de Chomsky; pero obsrvese que
siempre tendran que ser para alguien ya que de lo contrario simplemente no seran (o, al menos, no seran objeto posible de
ninguna percepcin consciente para ninguna mente imaginable).
La hiptesis, pues, consistira en afirmar que todo Objeto Semitico participa en algo, simultneamente, de la calidad de
Semiosis Sustituyente. Aun en su mero carcter (ontolgico) de Objeto Semitico, ninguna entidad se situara (retomando la
conocida expresin de R. Barthes, 1967a, 1967b) en "el grado cero" de alguna semitica. Esto quiere decir que ningn objeto
podra ser considerado como total y definitivamente terminado o construido en cuanto resultado final de alguna interpretacin
semitica, ni podra ser considerado sin potencia alguna para semiotizar a algo que ya no es l mismo sino otro al que tal objeto
se refiere o representa (otro objeto junto al cual aparecera o cuya ausencia revelara; el propietario del objeto o su manipulador;
un gesto o ademn que fue necesario, etc.), sino que, por negacin de dicho "grado cero", conservara siempre, adems, la (al
menos) potencia para estar remitiendo a algo distinto de s mismo. Al estar puesto en algn lugar, inevitablemente con otros o
junto a otros objetos, para ser visto en ese lugar y no en otro lugar posible, ni en asociacin con otras entidades posibles, para ser
visto por alguien (o por muchos), pero no por otros (o por alguno), est puesto para comunicar algo ms que su mera presencia:
algo que puede remitir a identidad, estatus, compromiso, poder, veneracin, mentalidad, ideologa, creatividad, moda,
exclusin..., y tantos otros aspectos que los objetos construyen y para los que no alcanzan las palabras que los designen o los
describan, pero cuya eficacia se constata al percibirlos o al estar o al circular entre ellos.
Hay "puestas en escena" explcitas de objetos, en cuanto, socialmente reconocibles como exhibidos para ser vistos: tal es el
caso de los museos, colecciones y exposiciones, jardines botnicos, zoolgicos y reservas naturales, vidrieras o escaparates de
establecimientos comerciales, gndolas de supermercados, plazas, jardines y parques, fachadas de edificios, la ropa que se lleva
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puesta, el amoblamiento de una habitacin en una vivienda particular, en un hotel, en un hospital, en una empresa, en la celda de
una crcel, etc.
Hay "puestas en escena" explcitas de comportamientos, en cuanto, socialmente reconocibles como exhibidos para ser vistos:
los desfiles militares, las funciones de ballet, de teatro de mimos (para atender predominantemente a situaciones con mnima
presencia de lo verbal), los espectculos deportivos, las manifestaciones polticas y/o gremiales, ceremonias cvicas o religiosas,
la consulta mdica (en especial en la medicina social en la que el mdico manipula el cuerpo del paciente con mnima
participacin e inters en la informacin verbal que le trasmite), desfiles de modelos, concurrencia y desplazamiento por lugares
de encuentro y paseo urbano, como la Alameda en Santiago de Compostela, la vieja "vuelta del perro" en Tandil, la Recoleta en
Buenos Aires (y cada habitante de cada ciudad, pueblo o villorrio sabe dnde y cundo), las acrobacias areas, etc.
Es como un desafo el identificar este repertorio, prcticamente inagotable, de mbitos destinados a la exhibicin de objetos
y/o comportamientos. Todos ellos son propuestas perceptuales (evito decir "textos" ni "discursos" para eludir la intromisin de la
lingstica; pero, entre comillas y entre parntesis, lo digo; ms adelante, en los apartados 22 y 23, utilizar el trmino
"disposicin") acerca de las cuales la semitica tiene (o tendra o debera tener) mucho que decir y explicar. sta es la opulenta
lnea de investigacin y estudio en la que incluyo este tipo particular de reflexin: el de una Semitica Indicial.
Ahora bien, la hiptesis que estoy esbozando es que, al margen de estas situaciones explcitas de puesta en escena de objetos
y/o comportamientos, constitutivos inequvocamente de Semiosis Sustituyentes, tambin los objetos usados en la prctica social,
segn su finalidad especfica y aunque, aparentemente, no estn destinados a ser exhibidos, o sea, en cuanto simples Objetos
Semiticos, siempre e ineludiblemente incurren en alguna especie de situacin implcita de puesta en escena y aparecen, por ello,
dotados de una tensin semitica que los constituye en objetos de estudio de una Semitica Indicial.
La nica exclusin estara constituida por el conjunto de los que se podran considerar como Objetos Semiticos imposibles
(en la lnea de las configuraciones ideadas por Escher). Pero, existe el objeto imposible?
19.1.7 La semitica como proceso de transformacin y la asistematicidad peirceana en la caracterizacin del ndice
Estoy pretendiendo desarrollar las lneas fundamentales de una Semitica Indicial. Ya he anticipado algunos comentarios,
cuando me he referido a los objetos, en especial exhibidos en un museo, y a los comportamientos, particularmente en el caso de
los "piqueteros".
Pero ms que reflexiones aisladas, tratara de ir sistematizando conceptos y operaciones que permitan ir construyendo esta
parte de la semitica que, segn la informacin de que dispongo, es la menos desarrollada.
Por supuesto, Charles Sanders Peirce es quien ha construido el concepto de ndice con mayor profundidad y riqueza (CP.
2.284-2.291, passim). Lo tendr presente permanentemente, pero advirtiendo que no me preocupar por ser ortodoxo; ms bien
preveo la necesidad de una notable heterodoxia o, al menos, la bsqueda de desarrollos alternativos.
En este sentido, comienzo planteando un par de temas, sobre los que ser necesario continuar trabajando, para avanzar sobre
una Semitica Indicial.
El primero se refiere a la semiosis de base de esta Semitica Indicial, que estara constituida, por ejemplo, por los objetos y
los comportamientos (as como por los contenidos de la memoria, que dejo para una elaboracin posterior) a los que ya me he
referido. Pero, como sabemos, una semitica no se identifica por el tipo de referente que construye ni por la sensacin sensorial
de la que parte, sino por la transformacin a que somete a percepciones y referentes y, en virtud de la cual, los constituye en
signos. As, las palabras, que son predominantemente smbolos, en la sistemtica peirceana, tienen un (importante) aspecto
indicial: por ejemplo, su calidad fsica y su presencia como existentes que se hacen or o ver; y, por supuesto, un (importante)
aspecto icnico: por ejemplo, la modulacin de quien las pronuncia y la tipografa o caligrafa de su escritura, en ambos casos
respetando una estructura formal de base. Y las imgenes, que son predominantemente iconos, tienen tambin un (importante)
aspecto indicial: por ejemplo, su soporte fsico y su presencia como existentes que ocupan un espacio en una pared (cuadros) o un
volumen en un mbito (estatua), etc.; y, por supuesto, un (importante) aspecto simblico: por ejemplo, la cotizacin o precio en
el mercado del arte o bien su carcter de pieza revolucionaria que inicia un nuevo perodo o de pieza pasatista que no aporta nada
nuevo. O sea, considero que no es suficiente con decir que una Semitica Indicial trata acerca, por ejemplo, de objetos o de
comportamientos, ya que unos y otros tienen (importantes) aspectos icnicos y simblicos, al margen de su predominante (en
nuestra cultura) presencia existencial. En todos los signos predomina un aspecto, que har que se los considere iconos, ndices o
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smbolos, segn circunstancias y/o condicionamientos socio-histricos, pero que no excluye los otros aspectos semiticos (ms
sobre esta copresencia de todos los signos en cada signo, en el apartado 11). El ndice es, por tanto, una manera de representar y
no una materia prima o sensacin, aunque tambin debe tenerse en cuenta que esa manera de representar recae
predominantemente (al menos en nuestra/s cultura/s) en los que llamamos "objetos" y "comportamientos".
El segundo tema es, conceptualmente, bastante complejo. Se refiere a cierta asistematicidad que pareciera manifestarse en el
criterio seguido por Peirce para su construccin del ndice, frente al criterio, ms coherente e inambiguo, seguido para
caracterizar al icono y al smbolo. Mientras estos ltimos se identifican por adquirir su especfica calidad representativa (su
calidad de signo) situndose o apareciendo "en lugar de", en el caso del ndice, ste pareciera identificase por adquirir su
especfica calidad representativa (su calidad de signo) segn las caractersticas de su asociacin fsica con otro u otros signos, o
sea, por su capacidad y sus caractersticas de contextualizacin, o sea, situndose o apareciendo "en una conexin dinmica" con
el objeto al que representa. Cuando se estudian los signos, la operacin semitica que se plantea como general es la de
sustitucin; o sea, se tratara de una dinmica de metfora (representa porque est en lugar de). Por otra parte, cuando se estudian
los contextos, la operacin semitica que se plantea como general es la de integracin, o sea, se tratara de una dinmica de
metonimia (representa porque es parte de). Pero, en el caso del ndice la operacin semitica que, segn Peirce, lo caracteriza, en
cuanto signo, es la de integracin (en un contexto ms amplio), o sea, su identificacin como signo respondera a la dinmica de
la metonimia (representa por ser una parte de).
Esta opcin por caracterizar al ndice desde la perspectiva de su integracin con otros signos se manifiesta, inicialmente,
cuando establece la calidad de contexto existencial que atribuye Peirce al mbito de valoracin del ndice, o sea, al que denomina
"dicisigno" o "signo dicente" (CP. 2.250-251) frente a la calidad de sistema virtual que le atribuye al mbito de valoracin del
icono, al que denomina "rhema" (CP. 2.250) o al del smbolo, al que denomina "argumento" (CP. 2.252-253). Esto se potencia
cuando Peirce (CP. 2.283) diferencia, con trminos evaluativos, entre el ndice genuino, que consiste en una relacin existencial
(por tanto, vinculada a la integracin y, en cuanto tal, relativamente prxima a lo metonmico), y el ndice degradado, que
consiste en una relacin de referencialidad (por tanto, relativamente prxima a la sustitucin y, por tanto, a lo metafrico). Y, sin
aclarar si lo hace en el mismo sentido que antes, en la nota 23 al pargrafo 8.368 de CP., distingue entre dos clases de ndices: los
que "stand for..." o "designations", o sea, los que designan, ya que estn en lugar de algo (lo que permite considerarlos
relativamente prximos a los que estableci como ndices degradados, por tanto segn una relacin metafrica con su objeto) y
los que llama "reagents" o sea, los reactivos (quiz como un rastro de su formacin acadmica de qumico), en cuanto ponen a la
mente en conexin con determinado fenmeno al que sealan o indican o del que son ndices (lo que permite considerarlos
relativamente prximos a los que estableci como ndices genuinos y, por tanto, segn una relacin metonmica con su objeto).
19.1.8 Cmo se define y se acota un contexto
Considero importante detenerme y tratar de esclarecer una doble operacin que vamos a necesitar con mucha frecuencia, en
nuestra tarea de esbozar una Semitica Indicial. Se trata de la comprensin terica y la adecuacin emprica del problema acerca
de (1) cmo se define y (2) cmo se acota un contexto.
Casi nada de la semitica se puede responder en dos palabras, pero sugiero tomar estos breves comentarios como esquemas
mnimos para la comprensin del tema que se propone, y que requieren continuar siendo objeto de reflexin y profundizacin y
de un ms preciso ajuste en otros momentos.
(1) Con esta restriccin, puede decirse entonces que el contexto, en principio, es el conjunto de signos, efectivamente
existentes, que aparecen asociados a otro determinado signo, efectivamente existente, segn las reglas de integracin de la
semiosis a la que pertenecen.
Adems (como criterio analtico provisional e irreal, pero conveniente en funcin del rigor, y que deber modificarse, como
lo propondr ms adelante, para adecuarse a situaciones efectivas), slo se tomarn en cuenta, para afirmar que se est en
presencia de mismo contexto, los signos que pertenecen a la misma semiosis que el signo cuyo contexto se estudia. Esto quiere
decir que el contexto de un signo lingstico estar constituido por otros signos lingsticos, el de un signo grfico por otros
signos grficos, el de un signo musical por otros signos musicales, etc. Si esos otros signos aparecen asociados, pero no pertenece
a la misma semiosis que el signo en estudio, suele hablarse de "co-texto", un trmino por el que confieso que siento poca
simpata, por considerarlo no suficientemente definido y, sobre todo, poco definidas sus relaciones con el texto al que acompaa,
por lo que no creo que pueda utilizarse para eliminar la irrealidad del anterior criterio; y hablo de "irrealidad" porque es
prcticamente imposible encontrar una determinada secuencia de signos, o sea, un contexto, en la que todos sus componentes
intervengan desempeando una misma funcin semitica: todos como y slo como iconos o todos como y slo como ndices o
todos como y slo como smbolos. Ejemplos de situaciones a considerar desde una perspectiva co-textual seran los gestos que
306
acompaan a las palabras o el ttulo que acompaa a una pintura o a una escultura o las imgenes de la TV mientras se trasmite
un concierto (sean paisajes naturales o detalles o panormicas de los msicos y del director, etc.; interesante tema en el caso de
los videoclips) o los mencionados textos informativos (escritos, audiovisuales, fotografas, etc.) que se yuxtaponen a un objeto
exhibido en un museo.
El contexto, del que esboc una definicin, es el instrumento natural de toda semiosis, mediante el cual cada signo adquiere el
sentido que le confieren los restantes signos del determinado contexto en el que aparece incluido (ver, respecto a la
caracterizacin de "sentido" frente a "significado" y a "concepto", el apartado 18). Todo contexto siempre lo es de algn signo
determinado; adems, lo es de algn signo efectivamente existente, o sea, todo contexto es siempre un fenmeno material y no
virtual.
Esto, a su vez, quiere decir que no sera semiticamente correcto hablar de contextos abstractos, por lo que no se podra decir
(pese a que se lo dice con bastante frecuencia) que un sistema cultural o las reglas de una gramtica o las ideas polticas vigentes
en un momento dado, sean contextos de "algo" o que "algo" adquiera sentido en el contexto de un sistema o de unas reglas o de
determinadas ideas. Puede decirse (pese a que casi nunca se lo dice) que algo adquiere sentido en el sistema de determinada
cultura, o de las reglas de una gramtica o de las ideas polticas de un determinado momento histrico, en cuyo caso, el algo del
que se habla no se considera como un existente concreto sino como una virtualidad o abstraccin. El contexto de algo concreto
est constituido por elementos existenciales presentes en su entorno fsico, mientras que el sistema lo est por elementos
abstractos, conceptuales y/o virtuales. Por eso puede decirse que "algo" adquiere sentido en el contexto de un discurso poltico
concreto o en el de los discursos polticos emitidos en el Parlamento, en determinada sesin o en determinado perodo, o en el
contexto de las relaciones percibibles en una imagen publicitaria o en el de los libros de que dispone determinada biblioteca.
Curiosamente, mientras parecera aceptable, pese a ser contradictorio, decir que "algo adquiere sentido en el contexto de
determinado sistema", nadie se animara a decir que "algo adquiere sentido en el sistema de determinado contexto", donde la
contradiccin se percibe como ms evidente.
En el uso que le doy al trmino "contexto", las expresiones que critico no seran semiticamente correctas, en cuanto al uso
adecuado (o incluso, cientfico o riguroso) de los trminos y las relaciones propias de la semitica, sino que corresponderan a
una utilizacin del lenguaje coloquial, con su carga definitoria de ser el lugar semntico del equvoco (en el acertado decir del
viejo estructuralista Galvano della Volpe, 1966), pese a toda la potencia creativa o potica de dicho lenguaje coloquial. La
utilizacin correcta del trmino "contexto", si se comparten los criterios que estoy haciendo explcitos, consistir en decir que
"algo" aparece en el contexto, o sea, en el interior de un discurso concreto, o de una propuesta visual determinada, o de un
determinado comportamiento individual o colectivo, pero, en todos los casos, existente en el tiempo y en el espacio (todo lo cual,
por supuesto, proviene de la actualizacin existencial de las posibilidades virtuales de un sistema).
Para comprender todo esto es necesario tener en cuenta que el signo tiene dos niveles (o dos mbitos) de existencia posibles:
(a) una existencia abstracta o virtual en un sistema (o paradigma o formacin discursiva, etc.) y (b) una existencia concreta o
efectiva en un contexto (o sintagma o enunciado, etc.); a esta existencia concreta Peirce la denomina "la rplica" del signo en
cuanto instancia de su aplicacin (CP. 2.246), ya que el signo siempre acta a travs de su rplica (CP. 2.249). Aado, incluso,
que es en este nivel de existencia concreta donde, al ser interpretado, el signo va modificando su significado, mientras que, en el
nivel de su existencia abstracta, el signo se encuentra disponible, como el registro o archivo del conjunto de posibilidades que, en
algn momento (pasado o presente), han sido o estn siendo existencialmente realizadas. La creatividad supone una ruptura
(futura) de tales posibilidades (de modo que toda creatividad depende siempre de las posibilidades ya creadas que le precedieron;
o sea, no se crea de la nada; se transforman las posibilidades preexistentes) y siempre es un acontecimiento discursivo (o de
alguna determinada Semiosis Sustituyente) y nunca un estado del sistema. Por eso tambin, un sistema de signos no es
directamente cognoscible, sino tan slo mediante una inferencia a partir del anlisis de uno o varios determinados contextos en
los que se actualizan algunas de sus formas o rplicas posibles y algunas de sus relaciones posibles.
(2) La doble operacin a la que me estoy refiriendo contina con el tema de cmo se acota un contexto, o sea, cmo se lo
identifica o cmo se establece dnde comienza y dnde termina.
En el mbito de los signos lingsticos, en otro trabajo (Magarios de Morentin, 1998) he aplicado el criterio de segmentar la
textualidad verbal conforme al criterio del mnimo sintctico y semntico. O sea, se trata de identificar y segmentar
(provisionalmente) aquella parte de un texto que constituye una estructura gramatical completa y que construye un determinado
significado. En definitiva, identificar el contexto de un signo implica segmentar el texto que los contiene (al signo y a su
contexto) y esto constituye un operacin que requiere de una definicin y de una descripcin de su aplicacin, adecuadas y
rigurosas. En el mbito de la semitica verbal, es a lo que he tratado de aproximarme en la propuesta formulada en dicho trabajo.
307
Pero no me arriesgara ahora a proponer criterios de segmentacin para acotar contextos ni en las semiticas de las imgenes
visuales, ni, menos an, en la Semitica Indicial. Incluso mantengo en suspenso, por el momento, la decisin acerca de si es
efectivamente oportuno hablar en estos casos (que no son los lingsticos) de "contexto". Puede arrastrar una extrapolacin de
categoras lingsticas (al menos en cuanto designacin) a mbitos semiticos en los que podra no ser pertinente. Es un tema que
voy a tratar ms adelante (ver los apartados 18, 19, 20 y 22), pero del que ahora slo digo que el anlisis de un signo, para
establecer el sentido que est adquiriendo, siempre va a requerir tomar en cuenta sus relaciones con los otros signos con los que
comparte determinada existencia concreta. En "La(s) semitica(s) de las imgenes visuales" hablo de "componentes perceptuales
mediante cuyo agrupamiento interior y/o exterior se ir configurando la forma, hasta que se concrete el atractor" (Magarios de
Morentin, 2000: 677), pero slo lo considero provisional y hay all mucho para repensar.
Creo que con esto aporto algo (o ms bien, me disculpo por lo poco que aporto) al tema acerca de cmo proceder para el
reconocimiento y la identificacin de la dimensin precisa (o sea, cul es el lmite hasta el que se extiende la eficacia
semantizadora que un contexto ejerce sobre determinado signo contenido en l) de los contextos en situaciones de Semiosis
Indicial, particularmente, en los casos referidos a los comportamientos. Qu fragmento del comportamiento colectivo de los
"piqueteros" constituye un signo y qu valor adquiere, en cada situacin concreta, por su vinculacin con el resto del
comportamiento colectivo que lo incluye, as como de qu modo determinar la dimensin necesaria o el lmite mximo de ese
comportamiento colectivo? Prefiero que la discusin del tema se vaya produciendo al trabajar sobre las propias caractersticas
que el concepto de contexto, u otro concepto afn que haya que elaborar, adquiera en el conjunto del desarrollo de la Semitica
Indicial. Desde luego que siempre habr que referirse a la existencia concreta de Semiosis Sustituyentes construidas con la
materia prima de la correspondiente Semiosis Indicial.
19.1.9 Primer esquema peirceano del signo indicial
Un modo de producir un discurso riguroso con el que se construya un espacio terico organizado en base a relaciones
semiticas, consiste en explorar el tema en estudio aplicndole la estructura del signo. He seguido esta estrategia para replantear
el anlisis semitico de las imgenes visuales y considero que el resultado ha sido especfico y sugerente (Magarios de
Morentin, 2000), sin dejar de ser discutible. Mi intento ahora es aplicar el mismo procedimiento para encuadrar, al menos
elementalmente, las nociones constitutivas de una Semitica Indicial.
Adopto el esquema lgico que utiliza Ch. S. Peirce para definir el Signo, tomndome cierta libertad para interpretar sus
relaciones: "A sign, or representamen, is something which stands to somebody for something in some respect or capacity" (CP.
2.228); o sea: "Un signo o representamen es algo que est para alguien por algo en algn aspecto o capacidad".
En una primera aproximacin, tratar de hacer expresivas las relaciones propuestas por Peirce mediante nmeros y niveles de
lneas de escritura.
""/ El Signo es el resultado de la transformacin de algo; intencionalmente, lo he sealado con el signo de "infinito", en
alusin a la inagotable riqueza de las relaciones implicadas en la trada peirceana, conocidas como la semiosis infinita (CP. 1.339;
2.92; 2.274; 2.303; 8.339, passim);
"0"/ este primer algo (el que apareci en el prrafo anterior y se acerca del que Peirce va a ir dicindolo todo; o sea, ese del
que dice: "es algo que...") es lo que va a resultar transformado en signo pero que, todava, no lo es. Es importante porque va a
plantear gran parte de la problemtica semitica. En lo verbal (que ya es signo) ese algo (que todava no lo es) sera la fonacin
del habla (no como objeto de conocimiento de la pragmtica, sino como algo muy prximo al "sonido y la furia" con que
Shakespeare evoca el lenguaje de los dementes), en cuya interioridad (o en cuyo mbito) va a producirse la segmentacin de la
materia acstica destinada a ser interpretada y con capacidad para designar (o identificar) a un referente; la construccin terica
resultante dar lugar a una Semitica Verbal. En el caso de la imagen visual (que ya es signo) ese algo (que todava no lo es)
sera la percepcin (no como objeto de conocimiento del neuropsiclogo, sino como algo muy prximo al sistema del control de
vuelo de una mosca que sabe esquivar obstculos y cmo posarse), en cuya interioridad (o en cuyo mbito) va a producirse la
segmentacin del estmulo visual destinado a ser interpretado y con capacidad para configurar a un referente; la construccin
terica resultante dar lugar a una Semitica Visual. El problema, para una Semitica Indicial, es que, en el caso del ndice (que
ya es signo), ese algo (que todava no lo es) es lo que fue el referente de las otras dos semiticas: lo designado por la semitica
verbal y/o lo configurado por la semitica visual; por supuesto, antes de haber sido referente de ninguna de ellas pero no como
objeto de conocimiento de alguna ciencia natural positivista, ni del enfoque pretendidamente ntico de alguna metafsica, sino
como algo muy prximo al caos en que se hubieran movido los "nios-lobo" si creyramos las poco crebles historias del siglo
XIX acerca de lactantes abandonados y sobrevivientes (Lenneberg, 1975: 170). Y, para complicar el panorama, el "algo" de una
Semitica Indicial es tambin la materia prima de cada una de tales semiticas (o de otras que podamos imaginar: olfativas,
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kinsicas, etc.) en cuanto a los sonidos y la informacin visual o de los restantes sentidos, que perdura en la base de los signos
verbales o visuales o cualesquiera otros ya constituidos. Ese es el algo que estar sometido a determinadas transformaciones para
constituirse en Signo Indicial.
Con esto se est abarcando el universo de todos los existentes: objetos, comportamientos y contenidos de la memoria. Para
entendernos, afirmo explcitamente que se excluyen los valores y los conceptos, o sea, los significados que slo existen despus
de haber sido producidos por alguna Semiosis Sustituyente.
De alguna manera, estoy aludiendo, quiz peligrosamente, a lo ntico, a lo pre-significativo. Es necesario tener presente que
estoy tratando de darle un contenido al algo peirceano, que va a ser construido como signo pero que todava no lo es. Por eso,
slo puedo proponer esta ida y vuelta dialctica entre lo significativo, para que pueda referirme a ello, y su negacin, para
mantenerlo en el espacio de la significacin posible. Su existencia es necesaria y su significacin es virtual.
En este punto es cuando puede intervenir determinada semiosis (verbal o visual, por ejemplo) y transformarlo en signo. Pero
tambin es posible que ello mismo se transforme en signo, de modo que, invirtiendo la relacin dialctica, llegue a ser, no un
existente, sino un referente de s mismo. Todo el proceso por el cual esto llega a ocurrir es lo que es necesario describir mediante
las relaciones que constituyen el Signo Indicial, si se pretende llegar a disponer (despus de haberla elaborado) de una Semitica
Indicial.
Supongamos, provisionalmente, que estas reflexiones nos proporcionan, abductivamente, una intuicin de eso que va a
transformarse en signo. Esto que acabo de enunciar constituye una hiptesis de trabajo y, como dice el mismo Peirce, slo falta
probarla.
A ttulo de ejemplo y para tratar de fortalecer la mencionada intuicin: la mesa sobre la que trabajo puede ser dicha, como lo
estoy haciendo, y as hacer que, en la mente de un intrprete (quienes lo leen y yo mismo), surja como un signo particular. O
puedo fotografiarla de modo que su encuadre y la luminosidad a la que la someta, etc., hagan que, en la mente de un intrprete,
surja como un signo particular (y diferente al anterior). O puedo tomar conciencia de que estoy trabajando sobre ella y de su
relacin con la biblioteca, con la computadora, con la ventana, etc., y hacer as que (1), en mi mente, la interprete como un signo
(Objeto Semitico) particular (y diferente a los dos anteriores). O bien hacer que (2) en la mente de alguien que la contempla y a
m trabajando en ella, se la interprete como un signo particular (Semiosis Sustituyente), segn lo que ese intrprete tenga en su
mente como informacin acerca de las mesas, del trabajo de escritorio y de mi propia actividad y lo considere como el modo
como yo he querido ser visto por ese determinado intrprete (mediante determinada "puesta en escena"); en todo caso,
construyendo un signo particular y diferente a todos los anteriores. Bien, como ejemplo, quiz trivial y no exento de problemas,
en estos casos (1) y (2), lo que se est construyendo es un ndice.
Termino aqu este apartado, pero de todas formas anticipo los otros niveles del anlisis que estoy diseando (posteriores al
"" y al "0" por los que comenc este desarrollo) acerca de este Signo Indicial y con cuyo estudio continuar este pretendido
esbozo de Semitica Indicial.
"1"/ El aspecto o disposicin segn el cual se manifiesta, con su pretensin de ser un representamen, o sea, de no ser pero
sustituir y hacer presente a otro algo que no es l mismo (de alguna manera, eso que hace que nos relacionemos con las cosas
como portadoras de un significado). Slo ahora hemos llegado al primer componente del signo; lo anterior era previo, materia
prima pero no semiosis.
"2"/ El algo en lugar del cual est el Signo Indicial; o sea, el referente de ese pre-referente una vez que es capaz de sealarlo
o sustituirlo.
"3"/ La operacin que se cumple en la mente del interpretante para valorar y dar significado a ese existente, no por l mismo
sino por su capacidad para ser sustituto del otro.
19.1.10 El primer componente del signo indicial: la relacin que establece con su objeto
Termin el apartado anterior caracterizando al primer componente como: "el aspecto o capacidad segn el cual se manifiesta
(el Signo Indicial), con su pretensin de ser un representamen, o sea, de no ser pero sustituir y hacer presente a otro algo que no
es l mismo (de alguna manera, eso que hace que nos relacionemos con las cosas como portadoras de un significado)"
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Para entender esto, es necesario tener en cuenta que, en el caso de los Signos Indiciales, nos encontramos, por ejemplo, con
comportamientos (u objetos o contenidos de la memoria) producidos a partir de una semiosis que es existencial; a diferencia, por
ejemplo, de las imgenes materiales visuales (o de las esculturas o diagramas, etc.) cuya semiosis es formal, en cuanto formas o
configuraciones perceptuales, con la que se producirn signos icnicos; y a diferencia, por ejemplo, de las palabras (o de los
nmeros o de la escritura musical, etc.) cuya semiosis es valorativa y, por tanto, convencional, con la que se producirn signos
simblicos.
Pues bien, este aspecto o disposicin o, dicho en forma ms castellana: la relacin que establece con su objeto para
proponrsela a su interpretante (siendo "interpretante", en uno de sus sentidos, la designacin con la que Peirce se refiere al
aspecto ms sistemtico y menos psicolgico del intrprete), en el caso del Signo Indicial que se est comenzando a construir, es
una relacin de presencia actual. Con esto se diferencia del signo icnico, que se relaciona con su objeto para proponerle a su
interpretante una configuracin visual que no es tal objeto sino que sustituye su forma. Tambin se diferencia del signo
simblico, el cual se relaciona con su objeto para proponerle a su interpretante un sustituto convencional de su respectivo objeto.
La pregunta es de qu manera se produce la sustitucin del objeto de un Signo Indicial para su interpretante? Qu le
proporciona el Signo Indicial a su interpretante como sustituto del objeto que, por definicin, no puede estar presente?
Y aqu surge la alternativa: el Signo Indicial puede adquirir, ya bien un aspecto o capacidad designativa o ya bien un aspecto
o capacidad reactiva o de conexin dinmica.
En la primera posibilidad, a la que Peirce denomina "designativa", el ndice le proporciona a su interpretante un sustituto (con
componentes operativos afines a los que se utilizan para transformar el lenguaje comn en lenguaje retrico, mediante la
metfora; Jakobson, R., 1963: 43-67); lo que constituye la funcin ms general de todo signo.
En la segunda posibilidad, a la que Peirce denomina "reactiva" (si bien posteriormente la denominar "indicativa", trmino
que preferir adoptar), el ndice le proporciona a su interpretante una conexin dinmica con algo diferente al propio signo que
est operando (con componentes operativos afines a los que se utilizan para transformar el lenguaje comn en lenguaje retrico,
mediante la metonimia; ibidem), pero al que este signo identifica y actualiza inequvocamente, salvo los casos desviantes de
ambigedad o polisemia.
Como ejemplo elemental de la primera posibilidad o eficacia designativa de un Signo Indicial puede considerarse a los
objetos exhibidos en una vidriera o escaparate. Cuando quiero comprarme una camisa que he visto en la vidriera, le digo al
vendedor: "Quiero llevarme esa camisa" y el vendedor se da vuelta hacia la estantera y saca otra camisa que me muestra; yo
ratifico que es esa la que quiero, la pago y me la llevo. Es evidente que la camisa en la vidriera es un ndice que estaba en lugar
de la que, en definitiva, me llev.
Como ejemplo de la segunda posibilidad o eficacia "indicativa", se despliega toda una serie de variantes que concretan la
conexin dinmica que el Signo Indicial puede establecer con su objeto para determinado interpretante. Me refer antes, en este
caso, a la operacin retrica de construccin de la metonimia, en la que algo est en representacin de la totalidad, en definitiva,
de la otra parte del todo que no estoy percibiendo. As, siempre hay una ausencia que se hace presente por esta funcin semitica
del Signo Indicial. Al anticipar que hay toda una serie de variantes, me refiero a que tratndose la conexin dinmica de
relaciones efectivamente existenciales con su objeto, es posible establecer ciertas regularidades tmporoespaciales que, a su vez,
permiten identificar diversas relaciones semiticas entre el ndice presente y su objeto ausente, pero fsicamente conectado, de
modo que se reactualice o se haga presente para el interpretante.
Pero vayamos a "la serie de variantes" del ndice en conexin dinmica con su objeto. En la multitud de designaciones que se
utilizan para nombrar a los signos, en general en forma equvoca y poco tcnica, estn los trmino "seal", "indicio" (acerca de
cuya diferencia con el ndice propiamente dicho dejo sentada la consiguiente advertencia) y "sntoma"; creo, no obstante, que son
recuperables semiticamente. Mi propuesta, sintetizando y reelaborando los tratamientos que estos trminos han recibido en
Morris (1955: 23, 46, 354), Wallon (1965: 164) y el mismo Peirce (con enfoques discordantes, en CP. 5.473, 6.338, 7.357, 8.313,
8.335) e, incluso Rastier (1991: 80, 84) entre otros, es la siguiente (me interesa ms el acuerdo acerca de las operaciones que
describo aqu muy elementalmente, que el eventual acuerdo acerca de la asignacin de dichas operaciones a los trminos que
sugiero). En los tres casos se trata de rplicas particulares del Signo Indicial; o sea, considero a la seal, al indicio y al sntoma
como ndices.
Seal: es un signo que aparece en el mismo contexto que otro y antes de que ese otro sea percibible. Ejemplo: las nubes son
una (eventual) seal de lluvia (elijo este ejemplo con toda intencin, ya que rechazo la categora de signos naturales de la que
310
habl Charles Morris, 1955: 5,6; la relacin semitica que constituye al signo la establece la mente humana; en este sentido, todo
signo es artificial, si as consideramos a la intromisin del hombre atribuyndole sentido a los fenmenos de la naturaleza). Hay
una conexin dinmica de anticipacin: el objeto (la lluvia), que todava no est, aparece anticipado mediante la seal (la nube).
Es coherente con la segunda posibilidad de la definicin de ndice: el ndice le proporciona a su interpretante una conexin
dinmica con algo diferente al propio signo, pero al que este signo identifica y actualiza inequvocamente, salvo los casos
desviantes de ambigedad o polisemia.
Indicio: es un signo que aparece en el mismo contexto que otro y despus de que ese otro sea percibible. Ejemplo: la huella
de una pisada en la arena de la playa (tambin, los tradicionalmente llamados "indicios" de las novelas y de los acontecimientos
policiales). Hay una conexin dinmica de recuperacin: el objeto (el pie que pis), que ya no est, aparece recuperado mediante
el indicio (la huella). Es coherente con la segunda posibilidad de la definicin de ndice: el ndice le proporciona a su
interpretante una conexin dinmica con algo diferente al propio signo, pero al que este signo identifica y actualiza
inequvocamente, salvo los casos desviantes de ambigedad o polisemia.
Sntoma: es un signo que aparece en el mismo contexto que otro y de modo simultaneo con la posible percepcin de ese otro
(estratgicamente o para la plena expresividad del sntoma es preferible la situacin en que, coexistiendo, no es percibible el otro
signo). Ejemplo: la columna de humo que se eleva al otro lado de un muro (tambin, los clsicos sntomas de la semiologa
clnica: la palidez, la rubicundez del rostro; la temperatura; el sarpullido; el dolor; en general no son la enfermedad sino que son
sus sntomas; tambin sera un sntoma el ejemplo ms conocido que da Peirce del ndice: la veleta y el viento). Hay una
conexin dinmica testimonial: el objeto (el fuego, la enfermedad, la direccin del viento), que no se percibe pero que coexiste,
aparece recuperado mediante el sntoma (el humo, la temperatura, la veleta), el cual se percibe y coexiste de modo inapreciable
con su objeto. La propuesta sigue siendo coherente con la segunda posibilidad de la definicin de ndice: el ndice le proporciona
a su interpretante una conexin dinmica con algo diferente al propio signo, pero al que este signo identifica y actualiza
inequvocamente, salvo los casos desviantes de ambigedad o polisemia.
19.1.11 El segundo componente del signo indicial: su eficacia en la construccin de su objeto o fundamento
He caracterizado, al menos tentativamente, el primer componente del Signo Indicial, o sea, su representamen o aspecto
perceptual segn el cual se manifiesta, como lo existencial, en cuanto presencia material actual, que es, en el caso del Signo
Indicial, el instrumento mediante el cual otro algo, su objeto o fundamento, se actualiza para alguien, su interpretante.
Lo que corresponde desarrollar ahora es ese segundo componente del Signo Indicial al que acabo de aludir como su objeto o
fundamento. O sea, plantea para una Semitica Indicial el problema de establecer la calidad del referente al que un ndice puede
representar/proyectar/construir.
Conviene tener presente, en todo lo que sigue, que el primer aspecto (o componente del Signo Indicial) constituye lo que
vengo denominando "Semiosis Sustituyente" y que el segundo constituye lo que vengo denominando "Objeto Semitico" o
"Semiosis Sustituida".
Para comprender este segundo aspecto creo que es conveniente ponernos de acuerdo acerca de una regla de la Semitica
General, muy bsica y elemental, pero cuyo relegamiento puede ocasionar problemas. Quiz no sea fcil el acuerdo, pero como
en tantas otras cuestiones de la semitica, lo importante es saber que el tema (o el problema) existe y, eventualmente, reflexionar
sobre l para tomar una posicin al respecto.
La regla de la Semitica General a la que me refiero puede enunciarse del siguiente modo:
Cualquier clase de signo: icono, ndice o smbolo puede permitir representar/ proyectar/ construir un referente de naturaleza
icnica, indicial o simblica.
O sea, los smbolos no son las operaciones necesarias para representar/ proyectar/ construir smbolos, ni tampoco estn
limitados a representar/ proyectar/ construir smbolos. Con smbolos se pueden representar/ proyectar/ construir tanto iconos
como ndices y smbolos.
Por ejemplo: con smbolos se construyen iconos cuando, con palabras (smbolos), se describe (icono) un paisaje. Con
smbolos se construyen ndices cuando, con palabras (smbolos), se narra un acontecimiento (ndice). Con smbolos se construyen
smbolos cuando, con palabras (smbolos), se definen conceptos (smbolos); y tambin es el caso de la matemtica, cuyos signos
311
son smbolos, en cuanto convencionalmente establecidos y utilizados, con los que se definen y/o analizan cantidades y/o
relaciones entre cantidades, que son smbolos en cuanto convencionalmente establecidos y utilizados. Por supuesto estoy usando
el trmino "smbolo" en sentido peirceano en cuanto norma convencional.
Pero contino: los iconos no son las operaciones necesarias para representar/ proyectar/ construir iconos, ni tampoco estn
limitados a representar/ proyectar/ construir iconos. Con iconos se pueden representar/ proyectar/ construir tanto iconos como
ndices y smbolos.
Por ejemplo: con iconos se construyen iconos cuando, con imgenes (iconos), se reproducen imgenes (iconos); tal es el caso
de un libro con reproducciones (iconos) de pinturas (iconos) de Jheronimus Bosh. Con iconos se construyen ndices cuando, con
imgenes (iconos), se representan objetos, personas o acontecimientos (ndices); tal es el caso de una fotografa del edificio de
Gaud conocido como "La Pedrera" o el cuadro "Madison Square, 1944" de Richard Estes. Con iconos se construyen smbolos
cuando, con imgenes (iconos), se representan palabras (smbolos), tal es el caso de la escritura; o con imgenes (iconos) se
formulan rdenes, prohibiciones o recomendaciones (smbolos) como es el caso de los comnmente llamados "iconos",
habitualmente colocados en aeropuertos, computadoras y prendas de vestir.
Y termino: los ndices no son las operaciones necesarias para representar/ proyectar/ construir ndices, ni tampoco estn
limitados a representar/ proyectar/ construir ndices. Con ndices se pueden representar/ proyectar/ construir tanto iconos, como
smbolos e ndices.
Por ejemplo: con ndices se construyen iconos cuando, con comportamientos (ndices), se actualizan las formas (iconos) de
otros comportamientos, como es el caso del mimo que representa/ proyecta/ construye el imaginario encuentro con un amigo; o
ciertos tipos de danza experimental (ndice) que exploran las posibilidades posturales y expresivas (iconos) del cuerpo humano.
Con ndices se construyen ndices cuando, con objetos (ndices), se representan objetos (ndices), como es el caso de un museo de
mineraloga (pero, cuidado con los museos, ya que puede tratarse de situaciones en que con objetos (ndices) se representan
formas (iconos) que es lo que se produce en un museo de pintura o de escultura o de situaciones en que con objetos (ndices) se
representan valores (smbolos), como es el caso de un museo histrico). Con ndices se construyen smbolos cuando, con objetos
(ndices), se actualizan valores (smbolos), como, aparte de los objetos exhibidos en el museo histrico recin mencionado, es el
caso de la veleta de Peirce, ya que el objeto veleta (ndice) lo que representa es la direccin (smbolo) del viento y no al viento
(ndice) propiamente dicho; o, tambin, una lpida (ndice) funeraria (smbolo).
Para una Semitica Indicial interesa especialmente, por supuesto, esta ltima parte, relativa a las posibilidades constructivas a
partir de los ndices.
Todava hay otro aspecto, tambin bsico y elemental (pero sin acuerdo sobre el cual no podremos debatir coherentemente
sobre nuestras opiniones) a tener en cuenta y que no conviene confundir con el anterior: es el relativo a que cada icono, ndice y
smbolo tiene su correspondiente aspecto icnico, indicial y simblico, lo que constituye una lectura operativa de la peirceana
"divisin de relaciones tridicas" (CP. 2.233-2.242).
Rpidamente:
1/ El aspecto icnico de un icono consiste en sus caractersticas puramente formales o cualitativas: por ejemplo, la tipografa
(aspecto icnico) de la escritura (icono) de un libro; o los trazos del dibujo sobreagregado (aspecto icnico) en una pintura
(icono) de Georges Rouault.
2/ El aspecto indicial de un icono consiste en sus caractersticas existenciales: por ejemplo, la tinta y el papel (aspecto
indicial)que constituyen el soporte fsico de la escritura (icono) de un libro; o la textura en la aplicacin del leo (aspecto
indicial) en una pintura (icono) de Georges Rouault.
3/ El aspecto simblico de un icono consiste en sus caractersticas valorativas: por ejemplo, el significado de una palabra
(aspecto simblico) escrita (icono) en un libro; o la protesta expresionista (aspecto simblico) en una pintura (icono) de Georges
Rouault.
4/ El aspecto icnico de un ndice consiste en sus caractersticas puramente formales o cualitativas: por ejemplo, el diseo
en cuanto forma especfica (aspecto icnico) de una silla concreta (ndice).
312
5/ El aspecto indicial de un ndice consiste en sus caractersticas existenciales: por ejemplo, la madera, la pintura y el barniz
(aspectos indiciales)que intervienen en la efectiva construccin de una silla concreta (ndice).
6/ El aspecto simblico de un ndice consiste en sus caractersticas valorativas: por ejemplo, el precio, el estilo, el recuerdo
familiar (todos ellos aspectos simblicos) de una silla concreta (ndice).
7/ El aspecto icnico de un smbolo consiste en sus caractersticas puramente formales o cualitativas: por ejemplo, la
modulacin de la voz en cuanto forma especfica (aspecto icnico) de una determinada educacin o clase social (smbolo).
8/ El aspecto indicial de un smbolo consiste en sus caractersticas existenciales: por ejemplo, el tono y el timbre como
efecto del aliento pasando por las cuerdas vocales de determinada persona (aspecto indicial) cuando habla (smbolo).
9/ El aspecto simblico de un smbolo consiste en sus caractersticas valorativas: por ejemplo, los temas (aspecto simblico)
de los que alguien habla (smbolo).
Otra cosa a tener en cuenta es que el hecho de asumir la presencia de estas combinatorias y su eficacia semitica en cada
caso, no las equipara arbitrariamente, sino que determinada cultura (y determinado individuo o grupo en determinada cultura), en
determinado momento histrico, utilizar predominantemente una u otra de estas variantes constructivas, segn una dialctica
histrica que puede ser investigada.
19.1.12 Hacia el tercer componente del signo indicial: sobre texto, discurso, productor e interpretante
Hasta ahora vimos determinados aspectos acerca de (1) la materia prima con la que se puede construir una Semiosis
Sustituyente de carcter indicial y (2) la materia prima que resulta actualizada (en cuanto representada), como Objeto Semitico
o Semiosis Sustituida a consecuencia de la intervencin del Signo Indicial. Debe tenerse presente que falta (3) un estudio acerca
del conjunto de conocimientos mediante cuya sistematizacin se constituye el interpretante del Signo Indicial, y cules sean sus
caractersticas fundamentales.
Esto lo planteo, porque me parece fundamental a los efectos de entender que, con cuanto hasta ahora he tratado de desarrollar,
todava no tenemos un Signo Indicial operando, sino tan solo ciertos rasgos que caracterizan a sus dos primeros componentes.
Pero no hay signo hasta que no se completan las relaciones tridicas con la presencia dinmica del tercer componente que es el
interpretante.
Siempre anticipando, pero sin meterme todava en ello, llamo la atencin sobre una caracterstica especfica del interpretante:
ser una entidad semitica radicada en dos sujetos distintos, cada uno de los cuales la aplica con una eficacia contrapuesta, si bien
simtrica. Ser, por tanto, necesario estudiar al interpretante en sus dos posibles posiciones (que, en el apartado siguiente, como
veremos, Peirce lleva a tres): en cuanto interpretante productor de la Semiosis Sustituyente y en cuanto interpretante intrprete
de esa misma Semiosis Sustituyente, constituyndose a su vez, en este ltimo sentido, en productor de la Semiosis Sustituida u
Objetos Semiticos actualizados, que slo surgen al interpretar la Semiosis Sustituyente. Recupero, en esta instancia meramente
como aforismos metodolgicos, este par de enunciados, en relacin quasi parafrstica:
1/ sin sintaxis no hay semntica, y
2/ sin texto no hay discurso
O sea, (a) que el interpretante, en cuanto productor de la Semiosis Sustituyente, no hace ms que proponernos ciertas
relaciones sintcticas entre representmenes o manifestaciones del aspecto perceptual del signo, con las que trata,
ideolgicamente, de que veamos el mundo (o los aspectos especficos en los que interviene la Semiosis Sustituyente) tal como
puede verse desde esa propuesta sintctica que nos est ofreciendo. O sea, (b) el interpretante productor sabe o, al menos,
supone, que determinada comunidad en determinado momento histrico va a interpretar esa Semiosis Sustituyente de modo que
produzca determinados significados, que son los que l pretende que se le atribuyan al mundo (o que quiere impedir que se le
atribuyan). O sea, (c) que el interpretante productor nos ofrece un texto en el que ha ubicado y distribuido estratgicamente
determinadas relaciones sintcticas que son las productoras de determinada significacin (o sea, determinada semntica), con lo
cual espera que su texto se transforme en el discurso que l desea (Magarios, 1983: 44-57; 1991: 121-138; 2002b).
313
Pero lo que efectivamente ocurra nunca puede estar enteramente manipulado por el interpretante productor que produjo su
texto. La comunidad y cada uno de sus integrantes, en cuanto interpretantes intrpretes de ese texto, pueden encontrar, en los
elementos fsicos o representmenes del texto propuesto, la actualizacin de otras relaciones mnemnicas con la misma o con
otras semiosis que les lleve a interpretarlo como constructor de otra semntica (o sea, de otras significaciones).
En definitiva: el discurso que construye el interpretante intrprete de la Semiosis Sustituyente (o, en principio, el destinatario
del texto) no es, necesariamente, el mismo discurso que el interpretante productor del texto pretendi (esper e intent) que
construyese ese otro interpretante intrprete.
Lo que falta estudiar se refiere a esta doble capacidad operativa del interpretante intrprete: (1) como (re)productor de un
texto que se (el otro productor originario) supone que va a ser interpretado como un determinado discurso (o sea, de determinada
y no otra manera); y (2) como intrprete de ese mismo texto, pero, eventualmente, no (o s) del modo como el otro lo esperaba, o
sea, (re)interpretndolo como otro (o el mismo) determinado discurso.
Este estudio del interpretante, tanto productor como intrprete, para el investigador semilogo, requerira el conocimiento de
todos los sistemas semiticos que tienen (tales interpretantes) a su disposicin para la produccin y/o para,
correspondientemente, la interpretacin del mismo texto; esto es imposible, as que slo se utilizarn aquellos que se supone que
se activan para interpretar el texto en cuestin. Una observacin tcnica: si se conocen las reglas de produccin textual aplicadas
por un interpretante para la produccin de sus propios textos, se conocen tambin las reglas de interpretacin que tiene
disponibles para interpretar el texto de otro; de dnde la importancia de conocer las formaciones discursivas a las que se refiere
Foucault (1969: 53, passim), tarea de la cual se desprender la posible explicacin de la eficacia interpretativa que puede alcanzar
determinado texto al ser interpretado por los miembros de determinada comunidad, con lo que ya no ser texto sino discurso.
Creo que, en cuanto antecede est lo que quera introducir como parntesis y lo que quera recordar y anticipar como
continuacin del estudio de nuestro Signo Indicial. Dejo al gusto de los lectores (mis interpretantes intrpretes) decidir si aceptan
convertir este texto en el discurso que yo, como interpretante productor, estoy pretendiendo producir o si prefieren leer de otra
manera lo aqu escrito, para producir otro discurso ms afn con su propio sistema de interpretacin. Yo escrib desde el mo;
cada cual lo leer (as creo que es inevitable que lo haga) desde el suyo.
19.1.13 Ms sobre el tercer componente del signo indicial: la concurrencia de los interpretantes productor e intrprete en
el interpretante comunicativo
El intento de trabajar en la identificacin de las caractersticas del interpretante en la estructura del Signo Indicial, ha tenido
importantes aportes, en especial la posibilidad de focalizar ese tercer interpretante: comunicativo, sobre cuyas caractersticas, en
la obra de Peirce, profundiz Robert Marty (1990).
Disponer del constructo terico consistente en la triple perspectiva desde la que puede estudiarse al interpretante: como
productor, como intrprete y como confluencia comunicativa, permite disear la eventual investigacin que conducira a
disponer de un eficaz instrumento constructivo y analtico para organizar una posible Semitica Indicial.
Creo que a estas alturas ya todos coincidimos (aun cuando algunos discutan su efectiva existencia o su autonoma; trgico
destino para una Semitica Indicial: que se discuta su existencia!) en que una Semitica Indicial consiste en un sistema terico-
operativo que puede dar cuenta de la capacidad y eficacia significativa que poseen determinadas entidades que tienen la calidad
de objetos, comportamientos o recuerdos mnemnicos, as como del proceso mediante el cual objetos, comportamientos o
recuerdos mnemnicos producen determinados y especficos significados (no sustituibles por su representacin verbal o grfica).
Un objeto, comportamiento o recuerdo, en cuanto representamen en sentido estricto, o sea, como propuesta perceptual
existencial, es un estmulo fsico (que es entrada para mltiples y concurrentes informaciones multisensoriales) que requiere
(como cualquier otra clase de semiosis) el cumplimiento de un proceso de interaccin entre las tres categoras de interpretantes
para llegar a constituirse en un juicio perceptual y, en cuanto tal, en un existente significativo. Desde la perspectiva de la
investigacin, se necesita, a su vez, de un sistema analtico-inferencial para describir ese proceso y esbozar una explicacin de su
eficacia.
Este sistema del que deber disponer el investigador requiere, en principio, (1) que el analista hipotetice y construya el
clculo pertinente, acerca de cmo el interpretante productor ha establecido la correspondencia entre la entrada multisensorial
que va proponiendo al construir un objeto, al actuar un comportamiento o al recuperar un recuerdo y determinado atractor que se
314
habr ido activando en su memoria experiencial intermedia, conforme avanza en esa construccin. Posteriormente, se requiere
(2) explorar las posibles relaciones de la imagen existencial generada por ese interpretante productor, con atractores
pertenecientes a otros sistemas semiticos, disponibles en su memoria asociativa, en cuanto sujeto partcipe de determinada
sociedad en determinado momento histrico, que le confieran, a dicha imagen existencial, la interpretacin que le atribuye.
En una segunda instancia, se requiere (3) que el analista hipotetice y construya el clculo pertinente, acerca de la
correspondencia entre la entrada multisensorial de la imagen existencial percibida por el interpretante intrprete y determinado
atractor que se active en la memoria experiencial intermedia de ese interpretante intrprete. Posteriormente, se requiere (4)
explorar, a travs de la memoria asociativa, las posibles relaciones de la imagen existencial percibida con los atractores
pertenecientes a otros sistemas semiticos de los que dispone ese interpretante intrprete, en cuanto sujeto partcipe de
determinada sociedad en determinado momento histrico, y que le conferirn a la imagen existencial percibida la interpretacin
que habr de atribuirle ese determinado sujeto en cuanto tal interpretante intrprete.
Todo esto no tendra posibilidad de producirse, si el analista (5) no pudiera hipotetizar y construir el clculo pertinente
destinado a demostrar que, entre el interpretante productor y el interpretante intrprete, se da una coincidencia, al menos relativa,
en lo que Peirce denomin "interpretante comunicativo". Coincidencia que podr referirse o no tanto a una parte de los atractores
disponibles en uno y otro y activables a partir de la imagen existencial propuesta y/o percibida, como a determinada parte de las
relaciones posibles que vinculen a esa imagen existencial con otros atractores semiticos vigentes y disponibles tanto por el
interpretante productor como por el intrprete, en cuanto partcipes ambos de determinada sociedad en determinado momento
histrico. Todo lo cual podr llevarlos o no a construir una nueva coincidencia, siempre relativa, acerca de la interpretacin
definitiva que ambos le atribuyan a dicha imagen existencial. Si no se construye tal coincidencia, la interpretacin propuesta no
se corresponder con la interpretacin que le atribuya el intrprete: el productor del objeto, del comportamiento o del recuerdo no
habr logrado que la interpretacin que l le atribuye sea la misma que la interpretacin que le atribuye el intrprete.
Parece difcil, pero quiz yo me expres complejamente y no lo es tanto. Por de pronto (revelando el secreto), he seguido un
esquema que es el mismo para cualquier semitica ya que basta con sustituir, en este apartado, "imagen existencial" por "imagen
visual" o por "imagen simblica" para que pueda disponerse del clculo necesario para construir las correspondientes semiticas.
19.1.14 Las operaciones cognitivas en la produccin y la interpretacin del significado
El tema del interpretante es fundamental en muchos aspectos, cualquiera sea el tipo de signo que se est estudiando. Pero, en
el caso de los signos icnicos (en cualquiera de las tres clases sobre las que trabajo: plsticos, figurativos o simblicos;
Magarios de Morentin: 2000) y, muy particularmente, en el caso de los Signos Indiciales, constituye un autntico desafo, por
otra parte, ineludible. Y lo califico de autntico desafo ineludible por estar poco estudiado y constituir no obstante la clave para
cualquier explicacin plausible que se pretenda dar acerca de la eficacia significativa de iconos o ndices. O sea, el concepto de
interpretante es necesario para explicar, con rigor, el proceso de atribucin de un significado a una imagen o a un objeto o a un
comportamiento (dejo, por el momento, el tema del recuerdo mnemnico).
Propongo, tentativamente, el siguiente esquema analtico-inferencial, al que he aludido en varias oportunidades: para conocer
cmo un intrprete puede interpretar un mensaje es necesario conocer cmo, ese eventual intrprete, produce sus mensajes,
porque (y sta es la hiptesis central), en ambos casos, se est poniendo en prctica un mismo sistema cognitivo.
Por tanto ser necesario partir del anlisis de determinada cantidad de mensajes producidos por el eventual intrprete (o
comunidad intrprete) para saber cmo contextualiza los signos que sita en su mensaje, ya que, a partir de las reglas as y all
identificadas, ser posible reconstruir (en este caso, por inferencia) las reglas de las que dispone para aceptar o rechazar la
contextualizacin de los signos que se le proponen en un determinado mensaje ajeno, o sea, para aceptar o rechazar el significado
que se pretende que le atribuya.
(Utilizo "intrprete" en un sentido muy prximo a uno de los sentidos en que Peirce define a su "interpretante", o sea, como
un sistema lgico de interpretacin; en el otro sentido, identifica las distintas instancias de la eficacia del signo en la mente de
alguien (ver las diferencias que seala entre el Interpretante Dinmico, por una parte, y los Interpretantes Inmediato y Final, por
otra; CP. 8.315, passim). Pero conste que no es cierto que Peirce no se refiera tambin a ese sujeto como "intrprete" (p.e., CP.
8.346); lo hace, pero, cuando utiliza el trmino "interpretante", en lugar de "intrprete", simplemente quiere distanciarse de la
construccin psicolgica, sin eliminarla, y afincarse en la construccin lgica de la operacin de interpretacin. Tampoco yo
excluyo, en esta propuesta, las componentes psico-sociales del intrprete o interpretante en estudio.)
315
Si se trata de estudiar el sistema de interpretacin de que dispone un interpretante para atribuir significacin a determinado
texto (por ejemplo, cmo alguien, en cuanto integrante de determinada comunidad, va a interpretar determinado discurso poltico
en determinado momento) es necesario conocer cul es el sistema de atribucin de sentido que pone en funcionamiento cuando
construye un texto (o sea, en el ejemplo anterior, habr que estudiar cmo produce su discurso cotidiano cuando habla de lo que
habla el poltico).
En el caso de la lengua, es posible que el analista reconstruya esas relaciones con relativa precisin, por el hecho de estar
materializadas en concretos textos que puede analizar. O sea, las relaciones interpretativas se materializan tanto en el texto cuya
eficacia se pretende averiguar (el del poltico), como en los textos de aquellos que van a atribuirle significado al primer texto (o
sea, los textos que produce la comunidad a la que va destinado el discurso producido por el poltico).
Esas redes y esas reglas se supone que son las que maneja efectivamente el intrprete. O sea, el analista construye, a partir de
la aplicacin concreta de sus operaciones analticas al texto en estudio, una inferencia consistente en determinada configuracin
con la que se representan las posibilidades cognitivas de los intrpretes; por supuesto, del mismo modo que quedan reconocidas y
representadas las posibilidades cognitivas del productor del texto poltico. Y aqu, aunque no es el tema que pretendo desarrollar
por el momento, aparece el instrumento de los Mundos Semiticos Posibles (ver los apartados 32, 33 y 34) para establecer el
contraste y determinar el posible gradiente, desde la identidad hasta la contradiccin, que media entre ambos sistemas de
posibilidades cognitivas.
Pero, qu ocurre cuando de lo que se trata es de explicar la eficacia significativa que determinada imagen tiene para
determinada comunidad? Qu ocurre cuando se trata de explicar la eficacia significativa de un objeto o de un comportamiento?
La pregunta operativa que se planteara es: cmo recuperar las operaciones cognitivas que se aplican a la produccin del
significado de una imagen o, por otra parte, de un objeto o de un comportamiento? (los separo, no slo para seguir la estructura
de Peirce, sino porque considero que son operaciones notablemente diferentes).
O sea, cmo se recupera la memoria visual o, en la Semitica Indicial, la memoria de los objetos y de los comportamientos?
Porque en la memoria de cada uno (y en la memoria socialmente compartida) se conservan las posibilidades relacionales que
construyen el significado de tales imgenes, objetos y comportamientos, o sea, donde pueden recuperarse las operaciones
cognitivas productoras de la respectiva significacin.
Podemos tener discursos verbales acerca de tales relaciones, pero parece que, as como se puede hacer que un sujeto produzca
un discurso verbal en el que, despus, se analicen las relaciones utilizadas, no se podra hacer o no se lo podra hacer con la
misma simplicidad, que produjese un discurso visual, o sea, que construya una imagen, en la que descubrir sus hbitos para
establecer las relaciones visuales con las que construye el especfico significado de lo visual (he avanzado en la exploracin de
este tema en Magarios de Morentin, 2002a, en prensa). Tampoco, o por su propia naturaleza semitica menos an, se podra
conseguir que produjese discursos indiciales, con objetos o con comportamientos, tales que permitan conocer sus reglas de
produccin del significado de lo indicial. Intuitivamente, y de modo semejante a como G. Moore (1974: 257) calificaba al sentido
comn, todos entendemos tales significados, lo difcil es explicarlos. No obstante, es el nico procedimiento que garantizara la
validez de la explicacin que se alcance. Creo que es posible, pero hay que construir el conjunto de experiencias que
proporcionen la adecuada posibilidad de anlisis con el adecuado rigor como para justificar la inferencia que se elabore.
19.1.15 Signo indicial y ejemplos
Para no perdernos en el bosque, ste ser un avance ms hacia una definicin del ndice. Por parfrasis libre del concepto de
signo en Peirce (CP. 2.228), se puede decir que un Signo Indicial es:
0/ (Something which stands...) (Algo que est...) un existente puesto por un interpretante productor, ...
1/ (... in some respect or capacity...) (... en algn aspecto o disposicin) ... mediante determinadas relaciones de contigidad o
sustitucin, ...
2/ (... for something...) (... por algo...) ... para actualizar a otro existente, ...
316
3/ (... to somebody.) (... para alguien.) ... la eficacia de cuya actualizacin habr de ser valorada por un interpretante
intrprete.
Diversos aspectos de estas tres relaciones y de su semiosis de base: (Something which stands... (Algo que est...), un existente
puesto...), han sido el tema que he venido comentando en los apartados anteriores. Mi objetivo es continuar con estos
comentarios, pero creo que se hace necesario un acotamiento del problema, que lo ordene y que permita explorarlo en su
aplicacin a concretas situaciones empricas ejemplares.
Por de pronto, propongo, a ttulo de ejemplos, algunas observaciones (al margen o con independencia de los ejemplos
peirceanos), la comprensin de cuya significacin se enriquece cuando se parte de considerar (y discutir) la calidad indicial de la
o las semiosis involucradas.
El punto crtico consiste en diferenciar los que aparecen a la observacin como Objetos Semiticos indiciales (que son
significativos en virtud de alguna otra u otras Semiosis Sustituyentes de diversas clases posibles que los constituyen en tales;
pero que, en la situacin en que se los observa, no constituyen una Semiosis Sustituyente generadora de una significacin para
otra entidad distinta) y los que aparecen a la observacin como Semiosis Sustituyentes indiciales, o sea, productoras de la
significacin de otra u otras entidades por la eficacia de su propia calidad indicial; o sea que, con independencia de la intencin
de su productor, cumplen efectivamente, por las valoraciones sociales vigentes, una funcin de sustitucin o de integracin, por
lo que se los percibe con eficacia representativa.
Hay que diferenciar la calidad semitica de la Semiosis Sustituyente que se est analizando, a la que se exige su carcter
indicial, de la calidad semitica de la significacin construida que, como dije en el apartado 11, puede ser tanto indicial, como
icnica o simblica.
Tambin hay que tener en cuenta que no puede darse una Semiosis Sustituyente constituida por una sola clase de signos, en
nuestro caso por ndices, sino que siempre podremos encontrar rastros o presencias importantes de los otros dos: iconos y
smbolos. Se trata de una identificacin por predominio o vigencia cultural en la sociedad donde se hace presente o circula.
Es importante, tambin, tener en cuenta que, aunque se mencionen mayoritariamente en plural, los ejemplos no se refieren a
la clase de los fenmenos mencionados, sino a la individualidad de cada una de sus manifestaciones.
Y, en definitiva, hay que reconocer las particulares caractersticas mediante las cuales la Semiosis Sustituyente indicial
produce su especfico efecto de significacin, sin hipostasiar los efectos de significacin de las Semiosis Sustituyentes verbales o
visuales mediante las cuales se da cuenta de las primeras. Cualquier otra Semiosis Sustituyente, y en especial la verbal, puede
explicar el proceso de produccin del efecto de significacin originado por una Semiosis Sustituyente indicial, pero no puede
producirlo. Son, pues, ejemplos de Semiosis Sustituyentes de carcter indicial:
1- la actuacin de un mimo
2- los objetos exhibidos en un museo
3- los objetos exhibidos en la vidriera o escaparate de un comercio
4- los animales de un zoolgico
5- la ropa que se usa
6- el mobiliario de un domicilio, de una empresa o institucin, de un consultorio
7- los jardines pblicos o privados, las plazas o parques
8- una partida de ajedrez (Hjelmslev le niega carcter semitico; 1971: 139-143)
9- las "promociones" publicitarias
317
10- las maneras de mesa
11- el tono y la modulacin de la voz
12- las representaciones teatrales
13- las funciones de ballet
14- todos los deportes
15- los juegos manuales de ingenio (incluida la Torre de Hanoi)
16- los sueos
17- los restos arqueolgicos
18- los monumentos, obras y edificios histricos
19- los desfiles militares
20- las ceremonias civiles, religiosas, acadmicas, etc.
21- cualquier entidad tridimensional (necesita serlo?) situada en el contexto adecuado, o sea, con eficacia para mostrarla y
no slo para utilizarla.
etc.
19.1.16 Estereotipos e identikits
El hecho de haber planteado el tema de la Semitica Indicial genera, en los grupos de trabajo sobre temas semiticos,
reflexiones que los enriquecen o que modifican, al menos, su enfoque.
Una tarea puntual, (integrada en un Proyecto de Investigacin ms amplio: el estudio de la construccin de la identidad
individual y social en la Provincia de Buenos Aires), sobre la que estamos trabajando en la Universidad Nacional de La Plata,
consiste en un anlisis de los Escudos de las Municipalidades de esa Provincia. Se trata de establecer la imagen socio-
institucional que, en los distintos momentos histricos en que fueron elaborados y aprobados dichos escudos, se tena y/o se
propona, a propios y ajenos, como identificacin de cada comunidad.
El anlisis semitico de las imgenes que integran a tales escudos se propone establecer las especficas caractersticas de su
calidad simblica, lo que tambin es el objetivo del anlisis de las expresiones verbales, cuando aparecen en el espacio de esos
mismos escudos. O sea, imgenes y escrituras se analizan teniendo en cuenta su eficacia semitica en cuanto legisignos icnicos
o representaciones simblicas (CP. 2.258; el fundamento, las exigencias y las consecuencias analticas que de ello se derivan
pueden encontrarse en mi trabajo, varias mencionado "La(s) semitica(s) de la imagen visual", Magarios de Morentin, 2000).
La mayora de las imgenes que aparecen en los escudos son esquematizaciones de otras posibles imgenes adecuadamente
figurativas. O sea, que se ha producido un estereotipo por eliminacin de los rasgos de semejanza o individualizacin con
concretos existentes. El proceso y su resultado es el mismo que conduce a los llamados iconos, en sentido vulgar y no tcnico-
semitico, tanto los que aparecen en la propia computadora: el icono de la impresora, el de la lupa sobre el papel para la visin
preliminar, el del cesto de papeles para la papelera de reciclaje, etc.; como los de la sealtica en las calles, cines, instituciones
pblicas, aeropuertos, etc.: el hombre y la mujer que indican la existencia de los respectivos toilettes; el crculo en rojo con una
barra roja cruzndolo diametralmente, bajo el cual aparece el cigarrillo, el telfono celular, el frasco con calavera, etc., con los
que se prohibe fumar, utilizar comunicaciones telefnicas, transportar sustancias corrosivas, etc.; el hombre o mujer doblado
sobre su asiento para indicar la posicin en caso de aterrizaje de emergencia, etc. En estas imgenes se reconoce la clase de
318
personas u objetos representados, pero no se identifica a ningn individuo concreto de tales clases, ya que la finalidad es que
todos y cualquiera de los integrantes de dichas clases se sientan apelados.
Por eso podemos llamarlos "estereotipos" y la tarea de su elaboracin ha requerido todo un proceso de distanciamiento que va
de los eventuales rasgos individualizadores (los que, en nuestra interpretacin de la sistemtica peirceana, seran los sinsignos
icnicos o representaciones figurativas; CP. 2.255) a la representacin genrica (los que, en esa misma sistemtica, seran los
legisignos icnicos o representaciones simblicas).
Por eso, tambin, adquieren un valor simblico, desde el que se interpreta la propuesta icnica. Y si puede hablarse de
legisignos icnicos es porque permiten una interpretacin prxima a la de las palabras, las cuales no remiten a un determinado
ejemplar (en cuanto existente), sino a la correspondiente clase de objetos (en cuanto concepto). Recordemos que, en su carcter
de signo lingstico, la palabra es un legisigno simblico (CP. 2.263; ya que son conjuntos virtuales de rasgos convencionalmente
identificados, en cada lengua, como aceptados para ser, en su existencia intangible de tipos, portadores de determinada capacidad
sustitutiva), si bien a su presencia visual, en cuanto escritura, corresponde considerarla un legisigno icnico (ya que son
conjuntos de rasgos visualmente percibibles y convencionalmente identificados, en cada lengua, como aceptados para ser
portadores de determinada capacidad sustitutiva: ser la representacin visual de determinado signo lingstico); y sera una
propuesta a discutir si su manifestacin oral, en cuanto acontecimiento de enunciacin, podra considerarse como un legisigno
indicial (CP. 2.269; ya que son conjuntos de rasgos existencialmente producidos y convencionalmente identificados, en cada
lengua, como aceptados para ser la rplica de determinado signo lingstico y, por tanto, como portadores de determinada
capacidad sustitutiva).
As pues, pese a la prdida de la posibilidad de representar a un determinado individuo, los legisignos icnicos o estereotipos,
presentes en los escudos (en nuestro caso de las Municipalidades o Intendencias o Alcaldas o Ayuntamientos, que todos esos y
quiz otros nombres adquiere la institucin a la que me refiero en los pases de habla hispnica; pero tambin, en general, las
imgenes que intervienen en la herldica), aquellos legisignos icnicos o estereotipos, deca, poseen un fuerte efecto identificador
de la comunidad, familia, persona, regin, actividad econmica, etc. Esta eficacia identificadora proviene del segundo proceso al
que se somete a cada uno de los legisignos icnicos que componen el escudo en estudio: su reelaboracin, o sea, la morfologa
que adquiere por transformacin de la estructura de base (Fontana, R., 1996: 40); y esto reforzado por la contextualizacin en la
que la imagen en estudio aparece incluida, o sea, el resto de las otras imgenes y su segmentacin en "cuarteles".
As, y sin entrar en ms detalle en esto que ya va siendo excesivo, cuando miramos las imgenes de un escudo, estamos
viendo el resultado de un proceso de abstraccin o estereotipacin que va de lo figurativo que identifica al individuo a lo
genrico que identifica la clase en la que se incluyen un conjunto de individuos y que, en cuanto convencionalmente aceptado (lo
que incluye a lo coactivamente impuesto) adquiere un valor de identificacin simblica.
Cuando, en el Equipo de Investigacin al que he hecho referencia inicialmente (compuesto por Guillermo Seminara, Ariel
Barbieri e Irene Silin), se estaban discutiendo algunos de estos aspectos, surgi, como un proceso de construccin simtrico al
del legisigno icnico o estereotipo, pero lgicamente inverso, el tema del proceso de construccin que conducira al tipo de
imgenes conocido como "identikit" o sinsigno icnico, de particulares caractersticas en su produccin, entre las que atribuyo
una particular incidencia a la Semitica Indicial: comportamiento del productor, por aproximaciones sucesivas, al identikit
apetecido.
A partir de un conjunto de variantes representativas de determinados elementos "estereotpicos", cuyo archivo est
disponible para ser integrado en un contexto especfico, el de un rostro humano, se trata de llegar a una representacin
individualizadora de un concreto existente que, por su intermedio, pudiera ser reconocido.
O sea, en este caso se trata de un proceso que va del legisigno icnico (determinada secuencia de rasgos estereotpicos que se
seleccionan) hasta llegar al sinsigno icnico (una representacin figurativa identificable).
Cabe, entonces, preguntarse, cules son las operaciones cognitivas mediante las cuales un interpretante intrprete efecta la
interpretacin pertinente en el caso de interpretar un estereotipo o "icono" (en sentido vulgar) versus las que un interpretante
intrprete deber aplicar para realizar la interpretacin de un identikit?
Y tambin, cules son las operaciones cognitivas que ha ido utilizando sucesivamente el interpretante productor de un
estereotipo o "icono" (en sentido vulgar) hasta llegar a l, desde su arranque en determinada representacin figurativa, versus las
319
sucesivamente utilizadas por el interpretante productor de un identikit hasta llegar a l, desde su arranque en un conjunto
fragmentario de estereotipos no figurativos?
19.1.17 Los ndices por relacin de contigidad y los ndices por relacin de sustitucin
A riesgo de reiterar algunos conceptos, me parece til tratar de organizar, mediante una cierta sistematizacin, el universo de
los fenmenos a los que podemos identificar como Signos Indiciales.
Considero que una de las dificultades mayores para su estudio lo constituye la cantidad y diversidad de las propuestas
perceptuales a las que podemos denominar como "Signos Indiciales". Como de costumbre, seguir de cerca las propuestas de
Peirce, pero sin el compromiso de mantenerme en el interior de su especfica ortodoxia.
Adoptando un criterio amplio, puede dividirse a los Signos Indiciales en dos grandes conjuntos (vase el apartado 7, sobre
cierta asistematicidad en el criterio seguido por Peirce en la caracterizacin del ndice):
1/ Los que lo son mediante la relacin por contigidad que establecen con su objeto. Peirce lo expresa como "que tiene una
Relacin genuina con ese Objeto, con independencia del Interpretante. Tal, por ejemplo, es la exclamacin "Eh!" ["Hi!"], como
indicativa de un peligro presente, o un golpe en la puerta como indicativa de un visitante" (CP 2.92), a los que, utilizando
ejemplos ya conocidos, se pueden agregar: determinadas nubes como indicativas de lluvia, la huella del pie en la arena como
indicativa del paso de alguien, o el humo que sale de una chimenea como indicativo del fuego encendido en el hogar. Reiter
estos ejemplos, para proponer el mantenimiento de la subclasificacin de esta clase de ndices, como ya lo he hecho antes, en
seales, indicios y sntomas (correlativamente a cada uno de los tres ejemplos precedentes). Observad que retengo el trmino
peirceano de "indicativo/a" para designar a la especial relacin que establecen estos Representmenes (en cuanto aspecto
perceptual del signo) con su Objeto; en otro lugar (CP. nota 23 al pargrafo 8.368) es la relacin que nombra como "reactiva".
Pero cuestiono las expresiones "relacin genuina" y "con independencia del interpretante"; esta ltima considero que constituye
una incoherencia terica, ya que "con independencia del interpretante" nada puede relacionarse con nada. Frente al contenido
axiolgico inherente a la calificacin de "genuina" atribuida a la relacin constitutiva del Signo Indicial, creo que se trata ms
bien de una concreta relacin por contigidad (y no, de contigidad), en cuanto proximidad fsica, efectiva o imaginaria, entre el
representamen y su objeto representado; lo que no es ms que una variante del proceso de sustitucin, operacin central en el
proceso semitico. Al establecerla como relacin por contigidad queda abierta la posibilidad de que tal contigidad slo exista
en (o est propuesta por) la mente de su interprete o en (o por) los presupuestos culturales de determinado sector social. As, por
ejemplo, integran este conjunto de Signos Indiciales por contigidad las supersticiones. Pasar por debajo de una escalera,
derramar la sal, que se cruce un gato negro, matar una araa de noche, etc. quedan asociadas a la ocurrencia de otro
acontecimiento que, adems, tendr el carcter de no deseado o perjudicial. La semitica no tiene por objetivo establecer la
verdad o la falsedad de un signo, ni de un texto, ni de una Semiosis Sustituyente, sino su efectiva vigencia en determinada
sociedad. Por eso, esta relacin por contigidad no puede derivarse hasta convertirla en una relacin de causalidad. Ni importa si
la contigidad establecida por el intrprete, a partir de la propuesta del Signo Indicial, forma parte de las relaciones
"cientficamente" establecidas o si se integran en determinadas "creencias mticas" o si slo resulta as interpretada por la mente
de un paciente neurtico o psictico. En todos los casos, estamos en presencia de un Signo Indicial con su especfica eficacia
para actualizar a un determinado objeto, para un determinado intrprete. Aqu el objeto es indicativo de la presencia efectiva o
imaginaria de otro objeto futuro, pasado o contemporneo del primero.
2/ Los que por una relacin de designacin, resultan ser Signos Indiciales, con independencia de la proximidad fsica que
pueda o no existir entre el Representamen y su Objeto. La subclasificacin que se abre en este caso es la menos desarrollada por
Peirce y, no obstante, de fuerte expresividad. El mimo que designa a un polica ebrio; la camisa en la vidriera que designa a la
camisa que decido comprar; el acento con que alguien habla que designa un lugar de origen, etc. Aqu el objeto designa la
presencia posible o efectiva o convencional de otro objeto.
Me limito, por ahora, a esbozar una distribucin tentativa de variantes indiciales designativas (estoy tratando de evitar hablar
de clasificacin, porque no me parecen oportunas las taxonomas):
2.1/ Un existente que designa puras cualidades posible de otro existente: por ejemplo, el ballet en cuanto designacin
(exploracin, propuesta y mostracin) de las posibilidades kinsicas del cuerpo humano.
2.2/ Un existente que designa a otro existente, que puede ser ese mismo existente, en otro Mundo Semitico Posible, u otro
existente de la misma especie: un ejemplo del primer caso (ya mencionado antes) sera el objeto nico (el ejemplo haba sido la
320
espada del General San Martn) exhibido en el museo que ya no es l mismo, sino que se designa a s mismo en otro contexto.
Para el segundo caso, el ejemplo sera el prototipo (el tigre en la reserva que designa a todos los restantes tigres); o la rplica (la
punta ltica de flecha que designa a las dems de una misma cultura).
2.3/ Un existente que designa a un valor o norma: como ejemplo tambin en otra oportunidad me refer a los "piqueteros"
como comportamiento existencial que designa a determinada situacin existencial de falta de trabajo o de falta de pago de
salarios. Ms trivialmente, pero con plena eficacia indicial, el envase de plstico puesto sobre el techo de un automvil que
designa la situacin de compra-venta en que se encuentra ese vehculo (al menos en Argentina, as se acostumbra).
19.1.18 Volviendo sobre el anlisis contextual / 1
El anlisis contextual es bsico en los estudios semiticos, porque identificar el contexto al que pertenece o en el que aparece
determinada entidad es fundamental para conocer su significado y, por tanto, para relacionarse con el mundo y sobrevivir en l.
Al margen de decidir si se trata de una capacidad innata de la mente/cerebro del ser humano (o de todos los mamferos; o de
todo organismo; o generalizable a la totalidad de lo biolgico?), filogenticamente disponible, o si es una capacidad adquirida y,
por tanto, vinculada a la cultura, y dejando provisionalmente sin decidir cules seran los restantes mbitos en los que resulta
eficaz el proceso de contextualizacin, creo que puede afirmarse que la significacin es siempre el resultado de un proceso de
contextualizacin, aun cuando, por tratarse ese proceso de algo acontecido en un pasado cuya memoria, generalmente, se ha
perdido, nos deslumbre su por carcter categorial e, incluso, apodctico. Esta prdida de memoria histrica hace que parezca que
muchas entidades significan por s mismas, o sea, con independencia de la presencia de interpretante alguno. Sin embargo,
primero la lingstica y despus las restantes semiticas pudieron demostrar que el significado proviene, ya bien de una voluntad
normativa socialmente aceptada y compartida (los signos simblicos y el aspecto simblico de todos los signos) o ya bien de una
fijacin de determinadas relaciones contextuales socialmente aceptada y compartida (los signos indiciales y el aspecto indicial de
todos los signos). Pero el conocimiento, tanto emprico como especulativo, de ese significado se adquiere ya bien compartiendo
el uso, ya bien observndolo, o sea, recuperando y analizando la presencia de determinados signos en su contexto de utilizacin.
A este proceso lo he identificado (Magarios de Morentin, 1996: 113) con el nombre de "atribucin", como una de las
operaciones bsicas de la semitica y, en ese lugar, defino esa operacin como "aquella mediante la cual se pone en relacin una
forma con un valor", o sea, se le atribuye un valor a una forma, habiendo establecido previamente que, siendo forma "la
existencia posible del resultado de una percepcin sensorial", corresponde entender por valor "la relacin entre (al menos) dos
formas", establecindose, as, la relacin contextual mnima como la condicin necesaria para que se actualice una calidad
semntica mnima: semntica intrasemitica que constituye una sintaxis. Pretendo decir que el significado (o valor) mnimo de
cualquier signo est constituido por el conjunto de sus posibilidades de relacin con los restantes signos de la misma semiosis
(Magarios de Morentin, 2002b).
Por cuanto antecede, la definicin normativa de un signo no es vlida si carece de vigencia, o sea, si el signo en estudio no se
materializa en efectivas relaciones contextuales que, en determinado momento, le atribuyen ese y no otro valor. Un Diccionario
de Uso, especialmente en el caso de los signos lingsticos, registra la vigencia del significado de un trmino o expresin,
dependiendo su validez de la aceptacin institucional de esa vigencia en cuanto a su conformidad con determinado sistema
normativo (Winchkler, 2002). Pero, en el transcurso histrico, siempre se imponen las relaciones contextuales vigentes sobre las
normativas, constituyndose aquellas en nuevas normas destinadas a ser superadas por otra nueva y diferente vigencia. A este
proceso lo he identificado (Magarios, 1996: 205) con el nombre de "superacin".
Me animo, pues, a reiterar la afirmacin, al menos como hiptesis metodolgica exploratoria, de que la contextualizacin, en
el ser humano, es necesaria tanto para producir el fenmeno de la significacin (aunque la ausencia de la necesidad de estar
realizando conscientemente tal contextualizacin no lo haga evidente) como para explicarlo (que es donde se hace necesario
evidenciar la intervencin de la contextualizacin) y que las componentes histricas y sociales le confieren a dicha
contextualizacin la materia prima a la que se aplica y los concretos procesos operativos que se ponen en funcionamiento.
Quisiera, muy brevemente, acotar algunas precisiones acerca de la productividad de la nocin de contexto en relacin a las
nociones de sentido, significado y concepto, as como a una orientacin hacia su definicin. Los trminos "sentido",
"significado/cin" y "concepto", etc., tiene, cada uno de ellos, una cierta movilidad semntica, en cuanto pueden verse afectados
por leves desplazamientos que, fundamentalmente, creo que responden a la perspectiva desde la que los diversos autores los
consideran. En el enfoque que vengo desarrollando, no interesa tanto o interesa menos un ajuste que tome en consideracin sus
aspectos vinculados, por ejemplo, a la enunciacin, sino que interesan aquellos relativos al anlisis contextual. As pues, y sin
pretender que estos elementales esbozos completen una definicin, establezco provisionalmente que utilizo "sentido" como la
significacin mnima que recibe un trmino por la eficacia del contexto en que se lo incluye (en el que aparece incluido; donde lo
321
sita el productor del texto, etc.). Utilizo "significado" como el conjunto de "sentidos" atribuidos por el uso a determinado
trmino. Implica necesariamente un recorte o seleccin de los textos que habrn de tomarse en cuenta. Se construirn, por tanto,
conjuntos segn criterios de temporalidad (histricos), de espacialidad (grupos sociales), de ambos (socio-histricos) o de algn
otro (temtico) pertinente a la investigacin que se est realizando. Finalmente, utilizo "concepto" como el resultado de la
abstraccin de alguno o algunos de tales significados. En oposicin al anlisis de contenido, considero que el concepto es
siempre posterior y consecuencia de la utilizacin, en el discurso, del trmino o expresin en estudio, por el simple hecho de que
tambin el significado y su unidad generativa, el sentido, son posteriores y consecuencia de la utilizacin, en el discurso, del
trmino o expresin en estudio. Hay conceptos histricos, pero no hay conceptos innatos (inherentes a la mente/cerebro), ni
sustanciales (inherentes a los entes o fenmenos); todos provienen de su uso en contextos vulgares, cientficos o poticos (Della
Volpe, 1966: 120-125), sin otro axioma (lgico) ni premisa (emprica) que lo previamente construido mediante otras
contextualizaciones ya histricas para cualquier nueva contemporaneidad. O sea, el hecho de que los sentidos, significados y
conceptos vigentes en determinado momento de determinada sociedad se adquieran por definicin y, por tanto, adopten la forma
de definiciones sustanciales o categricas, no debe oscurecer ni desviar la atencin del investigador respecto a la calidad
contextual de su proceso histrico de constitucin, del cual es resumen y sntesis la definicin de los conceptos cientficos,
filosficos, ticos y estticos, ofrecidos por cada cultura para el funcionamiento social de los integrantes de cada sociedad.
Disponer de definiciones, sin tener que recrearlas cada nueva generacin, es la condicin para que exista una cultura, la que
proporciona, a su vez, un mnimo de seguridad social; seguridad de los individuos para el desarrollo de su convivencia y
seguridad de la sociedad ante la eventual dispersin cognitiva de sus integrantes. Pero explicar el origen y la eficacia de los
conceptos efectivamente vigentes en determinada sociedad, tiene que quebrar el espejismo de su necesariedad apodctica y
encuadrarlos en la productividad convencional y contingente de los correspondientes procesos de contextualizacin.
Todo esto viene a cuento, en relacin a la necesidad de dotar al investigador, que decide trabajar desde la semitica los temas
relativos a la produccin, interpretacin y transformacin del significado de los fenmenos sociales, de instrumentos adecuados y
rigurosos para resolver los problemas que se plantean cuando pretende realizar tales anlisis contextuales, sin eludirlos ni
sustituirlos por la aceptacin acrtica de definiciones preestablecidas desde algn discurso hegemnico.
Y lo especfico del problema analtico comienza del siguiente modo: si las unidades que integran un contexto son unidades
discretas, o sea, acotadas diferencialmente en cuanto formas perceptuales y con normas explcitas acerca de cmo producir la
interrelacin de tales entidades para la produccin de determinada significacin, el anlisis contextual es factible y puede
exponerse con rigor explicativo.
Ocurre que tal factibilidad solo se da o, quiz mejor, slo se hace evidente ante construcciones simblicas y, en mayor
medida, conforme estas construcciones provienen de sistemas completa o relativamente formalizados, o sea, de construcciones
simblicas bien formadas. Esto ocurre con las proposiciones lgicas y/o matemticas y, todava de un modo relativamente fuerte,
con el lenguaje verbal. Qu ocurre con las restantes semiosis? Cmo puede analizarse el contexto de entidades provenientes de
la(s) semiosis visual(es) y, en especial, como es el caso que hemos comenzado a estudiar y que ha provocado todo este largo
exordio, con las pertenecientes a alguna de las posibles Semiosis Indiciales?
En unas y otras (visuales e indiciales) parece predominar lo continuum vs lo discreto (impidiendo aparentemente la
especificacin de la identidad y de la diferencia y de las posibles operaciones que las relacionen) y, as, se dificulta o, incluso,
para algunos autores, se excluye la posibilidad de realizar un anlisis contextual riguroso de las imgenes visuales en cuanto
representacin o un anlisis contextual riguroso de los comportamientos individuales o grupales y de los objetos naturales o
artificiales tambin en cuanto representacin.
Es nuestra responsabilidad, en cuanto tericos de una disciplina que pretende explicar la significacin, resolver este conflicto
y dotar a la comunidad cientfica de los instrumentos especficos y adecuados para resolver las diversas dimensiones del
problema enunciado.
19.1.19 Volviendo sobre el anlisis contextual / 2
Como adverta en el apartado anterior, el estudio del contexto, en el caso de las semiosis icnica e indicial tiene una
complejidad que, segn la informacin de la que dispongo, todava no ha sido adecuadamente estudiada.
Por supuesto, no me refiero a la interpretacin verbal de tales semiosis, ni, por consiguiente, al anlisis del contexto resultante
de tal interpretacin, ya que eso pertenece a la problemtica de la semiosis simblica.
322
En los otros casos, cuando se trabaja con iconos o con ndices, surge, con caractersticas propias, el problema de lo discreto
(aparentemente ausente) vs. lo continuo (aparentemente presente). Para comprender que existe un problema y de qu se trata ese
problema es necesario aplicar un concepto unvoco de icono y de ndice, (y, pese al pleonasmo, aado: no equvoco, ni ambiguo),
que se mantenga invariable (salvo la exigencia de un cambio que, si se decide, deber hacerse explcito y aplicarse a la totalidad
de lo escrito), de modo que nos permita establecer un acuerdo acerca de aquello de lo que estamos hablando. Adems deber ser
adecuado, en cuanto dotado de eficacia para construir la interpretacin de los fenmenos en los que pretendemos intervenir, y
sistemtico, en cuanto pueda atribursele un lugar en un sistema conceptual que posea (o se aproxime lo ms posible a) las
caractersticas que suelen exigirse a los sistemas rigurosos (o relativamente rigurosos): completo: que d cuenta de la implicacin
semntica de todo lo que afirme; consistente: que no incurra en contradiccin; y decidible: que pueda establecer si un nuevo
concepto o una nueva afirmacin pertenece o no al sistema propuesto.
Sin embargo, como formulacin temtica general, anticipo la idea gua que tratar de ir elaborando y desarrollando, la cual se
refiere a la posibilidad de identificar, en los contextos pertinentes, la presencia y las caractersticas relacionales de sus iconos e
ndices constitutivos, ya que, segn el supuesto que vengo desarrollando es el contexto el que atribuye significado a cada uno de
sus componentes (o, al menos, le atribuye un sentido a cada uno de tales componentes, de cuyo conjunto surgir el significado).
Resumiendo: esbozo un problema consistente en la dificultad existente para identificar las entidades de un contexto, cuando
est compuesto por imgenes perceptuales de imgenes materiales visuales (y comienzo a buscar el ncleo que propongo para el
concepto de icono) o de imgenes perceptuales de objetos y/o comportamientos en cuanto existentes (como aproximacin inicial
al concepto de ndice).
Al haber identificado un problema, se hace posible formular por abduccin (o sea, como resumen intuitivo de experiencias,
conocimientos y emociones) una hiptesis, cuyo nico requisito es que sea comprobable, o sea, que pueda probarse (Peirce. CP.
5.145 y 8.209) o, desde la perspectiva inversa, pero con la misma eficacia, que sea falsable (Popper, 1974: 185; 1977: 75-88; ).
Formulo, pues, como hiptesis, que pretende explicar aquel problema, la siguiente: La identificacin de entidades presentes y
constitutivas de contextos icnicos y/o indiciales se produce por comparacin contrastante entre, al menos, dos contextos: el
contexto que est siendo efectivamente percibido por determinado interprete y "el contexto ms semejante" que puede
recuperarse en la memoria de ese mismo interprete; la diferencia establece lo discreto.
Esa ltima frase enuncia la eficacia operativa que se pretende como derivacin del procesamiento cognitivo propuesto. Como
anticipo provisional, ensayo la siguiente reflexin: aquella mnima entidad efectivamente percibida que puede ser sustituida por
otra, mantenindose la posibilidad de atribuirle un sentido a la totalidad resultante de tal sustitucin (aunque no sea el mismo
sentido) es lo que podemos considerar una entidad discreta constitutiva de dicha totalidad, en cuanto su contexto. De todo el
prrafo se requerirn definiciones explcitas de los trminos e, incluso, ajustar el rigor de expresiones todava un tanto
indefinidas, como la de "el contexto ms semejante". Al margen de estas precisiones, la formulacin de la hiptesis se vincula a
la problemtica del reconocimiento de objetos y comportamientos en sus correspondientes disposiciones y de imgenes en sus
configuraciones (ver apartado 22), en cuanto "escenas" complejas y a su explicacin, y trata, explcitamente, de apartarse de las
propuestas de comprensin holstica de tales escenas.
19.1.20 Bsqueda del contexto ms semejante frente al cual, la diferencia establece lo discreto
Slo dos breves aproximaciones al planteo que trato de esbozar, relativo a la posibilidad de anlisis de los contextos indiciales
y/o icnicos (mientras la problemtica de unos y otros muestre un desarrollo relativamente paralelo).
Por una parte, una reflexin que nos ayude (tambin a m) a entender las caractersticas de los que he designado (un tanto
intuitivamente, todava) como "contexto efectivamente percibido" y "contexto ms semejante" y a la parfrasis de estos mediante
lo que tambin puede enunciarse como "escena compleja".
La situacin emprica a la que se trata de encontrar explicacin, desde una semitica cognitiva, est constituida por los casos
en que se est produciendo la interpretacin de determinadas Semiosis Sustituyentes correspondientes a iconos o ndices. O sea,
se atiende a la actividad interpretativa que se cumple ante una imagen figurativa visual o ante la percepcin de objetos o
comportamientos en museos o escenarios respectivamente.
En tales casos el supuesto hipottico (que deber probarse), afirma que se est produciendo un anlisis contrastante entre lo
efectivamente presente y registrado mediante la percepcin visual (en ambos casos: icnico e indicial) y el registro en la memoria
323
de otra imagen compleja. sta se supone actualizada por un subsistema de bsqueda de propiedades categricas (identificadoras)
y de coordenadas espaciales (situacionales), hasta actualizar el correspondiente atractor complejo (imagen mental mnemnica)
que permita un reconocimiento del contexto efectivamente percibido, que configure de determinada manera la entrada de
informacin sensorial, permitiendo el margen de variaciones necesarias para identificar lo nuevo u original de la percepcin
actual, versus la histrica.
El proceso sera, en algunos aspectos, semejante al que realizamos cuando comparamos fotografas del mismo motivo: un
mismo paisaje urbano o rural o el rostro de una misma persona (el rostro como escena), con la nica variante del transcurso del
tiempo o bien, con muchas restricciones, cuando la variante consiste en un cambio de ngulo en el encuadre o de la iluminacin.
Supongamos que tenemos un archivo con muchas fotografas, pero sabemos que del motivo que acabamos de fotografiar y cuya
fotografa tenemos ante nosotros, hay otras fotografas, "sacadas" en otro momento, con las que quisiramos comparar la actual.
La diferencia perceptible, en tales casos, constituira lo que mencion, en el apartado anterior, diciendo que "la diferencia
establece lo discreto". As, el primer trabajo interpretativo consistira en encontrar la "escena diferencial" de la que se est
percibiendo y, en ese par, establecer los puntos de semejanza y de diferencia, pudiendo asegurar que lo diferente nos asegura la
presencia de una unidad discreta.
La otra aproximacin al mismo problema consiste en una cita de Peirce. Sin considerar que Peirce tenga necesariamente la
respuesta a problemas que, hoy en da, la semitica y las corrientes cognitivas se plantea de modo notablemente diferente al que
l organiz en su momento (fallece en 1914), sigue siendo til la organizacin lgica de los problemas que tom en
consideracin, entre la inmensa cantidad de los cuales hay alguno relativamente prximo al que estamos esbozando. Me limito a
transcribir mi traduccin del pargrafo correspondiente de Collected Papers, poniendo en cursiva las expresiones sobre las que
pretendo llamar la atencin.
"3.433: [...] Cuando se hace una afirmacin, existe efectivamente algn hablante, escritor u otro hacedor-de-signos
que la comunica; y l supone que hay, o habr, algn oyente, lector o otro intrprete que lo recibir. Puede ser un
desconocido en otro planeta, un ltimo en; o puede ser este mismo hombre como ser un segundo despus. De
cualquier modo, el comunicador le hace seas al receptor. Algunos de estos signos (o al menos uno de ellos) se
supone que provoca en la mente del receptor imgenes familiares, figuras o, casi podramos decir, sueos; o sea,
reminiscencias de vistas, sonidos, sentimientos, gustos, olores u otras sensaciones, ahora totalmente alejadas de
las circunstancias originales de su primera manifestacin, de modo que son libres de asociarse a nuevas
ocasiones. El comunicador puede evocar, en su propia mente, esas imgenes a su arbitrio (con mayor o menor
esfuerzo); y supone que el receptor puede hacer lo mismo. Por ejemplo, los vagabundos tienen la costumbre de
llevar trozos de tiza y de hacer marcas en los vallados para indicar los hbitos de la gente que vive all, en beneficio
de otros vagabundos que puedan llegar ms tarde. As, si un vagabundo deja una afirmacin acerca de que la gente
es tacaa, supone que el lector de la seal habr encontrado gente tacaa con anterioridad y podr evocar una
imagen de tal persona atribuible a la persona que an no ha conocido. No slo es signo la palabra significante
externa o la marca, sino que tambin lo ser la imagen que se espera que suscite en la mente del receptor (una
imagen por semejanza o, como decimos, un icono) de la imagen semejante en la mente del comunicador y,
mediante ella, tambin un signo de la efectiva cualidad de la cosa. A este icono se lo llama el predicado de la
afirmacin. Pero en vez de un icono nico, o signo por semejanza con una imagen familiar o "sueo", evocable a
voluntad, puede haber un complejo de tales iconos, formando una imagen compuesta cuya totalidad no es familiar.
Pero aunque la totalidad no sea familiar, sin embargo no slo las partes son imgenes familiares, sino que
tambin habr una imagen familiar de su modo de composicin. En realidad, ser bastante con dos tipos de
complejidad. Por ejemplo, puede haber una combinacin conjuntiva o una combinacin disyuntiva. La
combinacin conjuntiva se da cuando se usan dos imgenes a la vez; y disyuntiva cuando se usa una u otra. (Esta
no es la ms cientfica seleccin de tipos; pero servir al presente objetivo.) La clase de idea que un icono
materializa, si debe ser tal que lleve alguna concreta informacin, siendo aplicable a algunas cosas pero no a
otras, se llama una primera intencin. La idea materializada por un icono que no puede llevar ninguna
informacin por s slo, siendo aplicable a todo o a nada, pero que, sin embargo, puede ser til para modificar
otros iconos, se llama una segunda intencin".
19.1.21 Semitica indicial: ratificacin y ejemplificacin
Repaso lo que vengo escribiendo, para ir dando cuenta de aspectos, problemas, conceptos que puede ser conveniente o
necesario aclarar o resolver o ampliar.
324
Con respecto a las dos grandes conjuntos en que pueden dividirse los Signos Indiciales, ratifico y sintetizo la diferencia
fundamental:
1/ Los que operan en una relacin de contigidad entre signo y objeto, la que depende de la relacin fsica que se establece
entre ellos. Me parece interesante y til atender al trmino "indicativo" que utiliza Peirce para referirse a la especfica eficacia de
la forma perceptual de esta clase de Signos Indiciales; o sea, a la eficacia del representamen, en cuanto capacidad para actualizar,
en la mente del intrprete, al (todava o ya o contemporneamente) objeto ausente. El trmino "indicativo" se vincula
semnticamente con el trmino "ostensivo" y, en definitiva, ambos confluyen en el propio trmino "indicial", en cuanto lo
sealado (con el dedo).
2/ Los que operan en una relacin de sustitucin entre signo y objeto, con independencia de la relacin fsica que pueda
reconocerse entre ellos. Tambin aqu es plenamente recuperable el trmino "designativo" que utiliza Peirce para referirse a la
especfica eficacia de la forma perceptual de esta clase de Signos Indiciales; o sea, a la eficacia del representamen, en cuanto
capacidad para actualizar, en la mente del intrprete, al (con independencia de cualquier relacin temporal) objeto ausente. El
trmino "designativo" se vincula semnticamente con el trmino "denominativo", en cuanto recupera y mantiene la diferencia y
la independencia entre el representamen y el objeto, y adopta la convencionalidad en cuanto necesidad del conocimiento de los
cdigos de determinada comunidad para comprender la relacin semitica producida por esta clase de Signos Indiciales.
Con respecto a los ejemplos que propuse en un determinado momento (ver apartado 17), quisiera retomarlos (aadiendo,
posiblemente, otros) y, sin pretender construir una taxonoma (a lo que con reiteracin me he manifestado especialmente
renuente), remitirlos a esta gran (y, por eso mismo, un tanto burda) divisin de los ndices; conviene tener especialmente en
cuenta que, ni siquiera a grandes rasgos, resultar totalmente convincente esta asignacin de unos ejemplos a una categora y la
de otros a la otra; siempre estamos refirindonos a predominios de uno u otro carcter (lo indicativo y lo designativo) y no a
inclusiones o exclusiones categricas. Aprovecho para dar un paso ms en el anlisis de tales ejemplos, diferenciando
explcitamente entre el representamen y el objeto, ya bien en el caso de la indicacin, o ya bien en el de la designacin.
(En lo que sigue, lase, lo que va antes de la doble barra /xxx/, como enunciacin verbal del representamen y, lo que
va despus de la doble barra /xxx/, como enunciacin verbal de su objeto; lo que va entre barras /xxx/ enuncia la calidad
del signo indicial que le atribuyo al ejemplo. Tngase en cuenta que el interpretante es el signo que, en base a lo anterior,
construye cada intrprete en su sistema de conocimientos)
A/ Son ejemplos de Signo Indicial Indicativo:
- el estado de las piezas de ajedrez, en un determinado momento de una partida /es predominantemente indicativo (como
seal)/ del desenlace tcnicamente inevitable (otra cosa es la capacidad de la mente para descubrir la secuencia que conduce a l)
- las "promociones" publicitarias /son predominantemente indicativas (como sntoma)/ del contenido del producto publicitado
- todos los deportes como espectculo /son predominantemente indicativos (como sntoma)/ de las posibilidades y habilidades
del cuerpo humano
- todos los deportes como competencia /son predominantemente indicativos (como seal)/ de la superioridad del estado fsico
del cuerpo de determinado individuo o equipo de individuos respecto de otro u otros
- el mobiliario de un consultorio /es predominantemente indicativo (como sntoma)/ de las acciones y operaciones que en l
se realizan
- los juegos manuales de ingenio (incluida la Torre de Hanoi) /son predominantemente indicativos (como sntoma)/ de la
capacidad mental de configuracin de las relaciones espaciales coordinadas para guiar la accin
- los sueos /son predominantemente indicativos (como indicio)/ de la actividad diurna realizada en estado de vigilia (sin
entrar en, pero respetando a, las sutilezas del psicoanlisis)
325
- los restos arqueolgicos /son predominantemente indicativos (como indicio)/ de la actividad y/o acaecimientos que, en el
pasado, les sobrevinieron de modo individual y/o social (incluida la cultura material) al o a los integrantes de determinada
comunidad sin presencia activa en el presente
- los monumentos, obras y edificios histricos /son predominantemente indicativos (como sntoma)/ de opciones y vigencias
culturales pertinentes a determinado momento y lugar de una comunidad
- los jardines pblicos o privados, las plazas o parques /son predominantemente indicativos (como sntoma)/ de las
actividades de esparcimiento, de reposo o de salubridad que estn vigentes en determinada comunidad
- cualquier entidad tridimensional (necesita serlo?) situada en el contexto adecuado, o sea, dotado de eficacia para mostrarla
y no slo para utilizarla /es predominantemente indicativa (como sntoma)/ de esa eficacia (pensar en la necesaria dependencia de
los "ready-made" p.e. de Duchamp, respecto del contexto en el que se los sita)
B/ Son ejemplos de Signo Indicial Designativo:
- la actuacin de un mimo /es predominantemente designativa (como icono)/ de una situacin o comportamiento individual o
social
- los objetos exhibidos en un museo /son predominantemente designativos (como ndices (de modo, a su vez, indicativo o
designativo)) de otros objetos de su misma clase (como ndice-designativo-designativo) o de otros con los que estuvieron
asociados (como ndice-designativo-indicativo)
- los objetos exhibidos en la vidriera o escaparate de un comercio /son predominantemente designativos (como ndices)/ de
los objetos disponibles en determinado establecimiento comercial
- los animales de un zoolgico o de una reserva natural /son predominantemente designativos (como ndices)/ de los restantes
animales de su especie
- la ropa que se usa /es predominantemente designativa (como smbolo)/ de la situacin econmica, profesional o ideolgica
del individuo que la viste
- el mobiliario de un domicilio, de una empresa o institucin /es predominantemente designativa (como smbolo)/ del
significado social que se le pretende atribuir
- las maneras de mesa /son predominantemente designativas (como smbolo)/de la cultura de una persona, familia o grupo
social
- el tono y la modulacin de la voz /es predominantemente designativa (como smbolo)/ del tipo de educacin que ha tenido
una persona
- las representaciones teatrales /son predominantemente designativas (como icono)/ de situaciones y acontecimientos total o
relativamente imaginarios
- las actuaciones de un cuerpo de baile o ballet /son predominantemente designativas (como smbolo)/ de las cualidades
estticas del movimiento del cuerpo humano
- los desfiles militares /son predominantemente designativos (como ndice)/ de la potencia militar de un pas
- las ceremonias civiles, religiosas, acadmicas, etc. /son predominantemente designativas (como smbolo)/ de determinados
valores civiles, religiosos, acadmicos, etc.
19.1.22 Semitica indicial: contexto, configuracin y disposicin
326
Contino las reflexiones tendientes a ir elaborando una Semitica Indicial, en cuanto conjunto de operaciones disponibles
para proponer explicaciones adecuadas y rigurosas acerca de los procesos de produccin e interpretacin de la significacin de
los pertinentes fenmenos sociales. Ya he comenzado a esbozar una aproximacin a esta "pertinencia" (de los fenmenos
sociales que requieren ser estudiados desde una Semitica Indicial) mediante los ejemplos mencionados en algunos de los
apartados anteriores.
Tambin haba anticipado la reflexin acerca de que, para el anlisis conducente a la pretendida propuesta explicativa, resulta
imprescindible un adecuando conocimiento e identificacin del contexto en que se encuentran situados los Signos Indiciales
constitutivos del fenmeno en estudio. Y habamos entrevisto algunos problemas vinculados tanto al concepto como a la
produccin/interpretacin de lo que se entienda por "contexto".
En principio, recuerdo la conveniencia de tomar distancia de las reflexiones vinculadas con la lingstica, a los efectos de que
sus trminos y procesos analticos no sesguen la investigacin, reconducindola hacia lo verbal. Esto requiere que se construya
un conjunto de trminos y procesos analticos especficos de lo existencial, en el caso de los fenmenos indiciales, o de lo
cualitativo, en el caso de los fenmenos icnicos. En este ltimo universo de los fenmenos icnicos, haba sugerido utilizar el
trmino "configuracin" en vez de "contexto" y, para el universo de los fenmenos indiciales propongo sustituirlo por el trmino
"disposicin". O sea:
1/ se propone "contexto" para designar el mbito en el que existen y adquieren o reproducen su significacin los fenmenos
simblicos;
2/ se propone "configuracin" para designar el mbito en el que existen y adquieren o reproducen su significacin los
fenmenos icnicos;
3/ se propone "disposicin" para designar el mbito en el que existen y adquieren o reproducen su significacin los
fenmenos indiciales.
No es un capricho por complicar la terminologa. Es que las relaciones (contextuales) mediante las cuales adquieren
significado los smbolos, no son las mismas relaciones (configurativas) mediante las cuales adquieren significado los iconos, ni
son las mismas relaciones (dispositivas) mediante las cuales adquieren significado los ndices, todas las cuales, si no las
diferenciamos mediante los respectivos trminos, especficos para cada tipo de relacin, tenderan a homogeneizarse (como lo
estn actualmente) mediante el uso compartido del trmino "contexto".
(Si bien el trmino "disposicin" o "dispositio" tambin tiene un uso particular en la retrica, ste no est tan difundido ni
estereotipado como "contexto", por lo que admite su redefinicin en otra u otras disciplinas, sin tener que someterse a
predeterminaciones conceptuales hereditarias. No obstante, en todos los casos, estos ajustes terminolgicos deben considerarse
tentativos, hasta tanto su uso, en la prctica semitica, justifique o excluya su conveniencia. Sin ser, tampoco, excesivamente
optimista en que se instaure el uso de estos trminos; pero, al menos, el intento de precisarlos y de desarrollar sus peculiaridades
ayudar a comprender que el mbito existencial y las relaciones que, en l, vinculan a smbolos, iconos e ndices son diferentes
en cada caso.)
Pero, de inmediato, nos encontramos tambin con que contexto, configuracin y disposicin no son estructuras generalizables
sin ms a cada una de las tres semiticas; pero tienen la utilidad de focalizar la calidad simblica, icnica e indicial que
predomina en cada uno de estos tres grandes conjuntos de fenmenos sociales.
As, para no quedarnos en lo puramente terminolgico y para aproximarnos a la calidad existencial de los mbitos en que se
materializa cada una de estas tres clases de signos, convendr esbozar las tres hiptesis de trabajo siguientes:
1/ Referirse al contexto estar implicando referirse a un conjunto de elementos (a) efectivamente existentes (con lo que se
excluye del trmino "contexto" toda alusin a su existencia virtual, la cual, en cuanto constitutiva de los correspondientes tipos,
pertenece a un sistema determinado) y (b) relacionados segn reglas fuertemente convencionales, adoptadas por una determinada
comunidad (cualquiera sea su dimensin cuantitativa o espacial) para su interpretacin. Como resultado del anlisis de las
relaciones con las que se vincula dicho conjunto de elementos efectivamente existentes, (c) podr afirmarse o negarse su carcter
de buena formacin (en cuanto el cumplimiento de aquellas reglas constituye el requisito elemental para su aceptabilidad). En
funcin de esta buena formacin (d) se lo interpretar a dicho contexto, construyndose, por su intermedio, el significado de cada
uno de tales elementos efectivamente existentes y el de la totalidad.
327
2/ Referirse a la configuracin estar implicando referirse a un conjunto de elementos (a) efectivamente existentes (con lo que
se excluye del trmino "configuracin" toda alusin a su existencia virtual, la cual, en cuanto constitutiva de los correspondientes
atractores, pertenece al archivo perceptual de lo mnemnico) y (b) relacionados segn cualidades dbilmente convencionales,
propuestas a una determinada comunidad (cualquiera sea su dimensin cuantitativa o espacial) para su interpretacin. Como
resultado de la percepcin de las cualidades con las que se vincula dicho conjunto de elementos efectivamente existentes, (c)
podr afirmarse o negarse su carcter de semejanza/diferencia respecto al preexistente atractor mnemnico. En funcin de esta
semejanza/diferencia (d) se la interpretar a dicha configuracin, construyndose, por su intermedio, el significado de cada uno
de tales elementos efectivamente existentes y el de la totalidad.
3/ Referirse a la disposicin estar implicando referirse a un conjunto de elementos (a) efectivamente existentes (con lo que se
excluye del trmino "disposicin" toda alusin a su existencia virtual, la cual, en cuanto constitutiva de las correspondientes
posibilidades, pertenece al archivo experiencial de lo mnemnico) y (b) relacionados segn conexiones tridimensionales
dbilmente convencionales, propuestas a una determinada comunidad (cualquiera sea su dimensin cuantitativa o espacial) para
su interpretacin. Como resultado de la percepcin de las conexiones tridimensionales con las que se vincula dicho conjunto de
elementos efectivamente existentes, (c) podr afirmarse o negarse su carcter designativo y/o indicativo respecto de la
preexistente experiencia mnemnicamente registrada. En funcin de este carcter designativo y/o indicativo (d) se la interpretar
a dicha disposicin, construyndose, por su intermedio, el significado de cada uno de tales elementos efectivamente existentes y
el de la totalidad.
19.1.23 Semitica indicial: sobre los modos de disposicin
Las reflexiones que les voy a proponer han surgido en ocasin de la visita que realic (octubre, 2001), en el Museo de Arte
Moderno de Buenos Aires, a la Exposicin itinerante "Ms all de los preconceptos", de la que fue curadora Milena Kalinovska
y que viene recorriendo los principales museos del mundo, en funcin de cierta actualizacin del inters por el arte conceptual de
la dcada de los 60 y principio de los 70.
No me interesa, ahora, referirme a las caractersticas del arte conceptual en cuanto propuesta esttica. Ms bien, tratar de
destacar cmo intervinieron ciertas manipulaciones (o el recurso a determinadas formas de disposicin) a las que han sido
sometidos algunos de los objetos exhibidos y cmo, mediante las correspondientes operaciones cognitivas aplicadas por el
productor y reconocidas, admitidas y utilizadas en la interpretacin por los espectadores, algunas de las propuestas exhibidas
(objetos dispuestos de determinado modo) adquieren la capacidad de actualizar, en la memoria del intrprete, otro u otros obj etos
ausentes, o sea, adquieren un determinado significado y, por tanto, su eventual calidad esttica y, en todos los casos, su efectiva
calidad semitica, pudiendo calificar a esa calidad adquirida como indicial.
Lo que sigue constituye una enumeracin, no sistemtica, tentativa y experimental (a partir de efectivas observaciones
realizadas en la Exposicin mencionada), de algunos modos de disposicin, segn los cuales se puede hacer que determinado
objeto o conjunto de objetos sean percibidos por determinado sector de los integrantes de una determinada comunidad como una
Semiosis Sustituyente, resultante de un tipo de procesamiento cognitivo al que, por hiptesis, le atribuyo una calidad operativa de
naturaleza indicial y que, a travs de los correspondientes ejemplos, tratar de ir desentraando en qu consiste.
En todos los casos se requiere que las disposiciones que aqu se mencionan sean propuestas por alguien o por algunos (como
productor/es de la Semiosis Sustituyente) y sean percibidas por muchos o por algunos o, en caso extremo, por uno (como
intrprete que construye la Semiosis Sustituida). O sea, estoy suponiendo que no existe eficacia semitica si no es en una
situacin de comunicacin (o sea, no existe eficacia semitica si no se construye un interpretante en la mente de algn, al menos
uno, intrprete).
Modos de disposicin identificados:
1/ Distribucin de un conjunto de objetos relativamente semejantes, de un modo que no es aquel segn el cual se los percibe
habitualmente en determinada comunidad, pero que es similar a como suelen distribuirse, con notable frecuencia y, por tanto, de
modo bastante o muy conocido, en esa misma comunidad, otro conjunto de objetos diferentes a los anteriores.
2/ Situando un objeto masivo o un conjunto de objetos idnticos (en cuanto producidos en serie) dentro de una vitrina o sobre
un pedestal o asociado con algn otro soporte que, en determinada sociedad, est destinado a recibir, mostrar o sostener objetos
singulares o dotados de alguna caracterstica que los hace o los aproxima a ser nicos.
328
3/ Asociando (por proximidad) dos (o ms) objetos pertenecientes a mbitos socio-culturales que no guardan entre s ninguna
conexin, y reforzando, adems, la asociacin al realzar alguna cualidad (por ejemplo, determinada semejanza de cromatismo)
que se reproduce en ambos.
4/ Evidenciando la ausencia de un objeto, mediante la mostracin de un dispositivo que, habitualmente, es el receptculo de
algo, pero sin el algo cuya carencia se invita a construir.
5/ Reproduciendo la estructura de algo habitual, cuya disposicin cotidiana requiere, por convencin social, determinado tipo
de materia prima, pero trastocando la materia prima que sostiene esa estructura; trastocamiento que, por lo general, pasa de una
materia prima considerada socialmente valiosa (lo ausente, pero representado), a otra materia prima socialmente desvalorizada
(lo presente, con eficacia representativa).
6/ Presentando un objeto vinculado a otro objeto (o a varios objetos, en una cadena de vinculaciones) como fragmento de un
comportamiento, por ejemplo laboral, que actualiza al sujeto ausente y a un resultado en elaboracin.
Habra muchas disposiciones posibles, adems de las mencionadas. stas, las mencionadas, no son ni las bsicas, ni siquiera
ejemplos efectivamente diversos que marquen series posibles de disposiciones posibles. Slo son (si consiguen serlo) muestras
de por dnde creo que podra avanzar la reflexin que buscase identificar formas o modos posibles de relacionarse objetos
presentes, de modo tal que adquieran la posibilidad de constituirse en representaciones (porque designan sustituyendo o porque
sealan al faltante) de otros objetos ausentes, o sea, de modo tal que adquieran la posibilidad de constituirse en Signos Indiciales.
19.1.24 Semitica indicial: de la escultura al juguete
Como, por mi propia reflexin sobre la Exposicin de Arte Conceptual, se ha rozado el tema de la esttica, creo conveniente
ensayar algunas reflexiones que la vinculen con la Semitica Indicial.
Segn ya se ha considerado aqu mismo (apartado 11), pero creo necesario actualizar, todo signo tiene caractersticas que
permiten analizarlo desde cualquiera de las tres perspectivas semiticas fundamentales: como icono, como ndice y como
smbolo. Lo que ocurre es que en determinada sociedad e, incluso, en determinada situacin de determinada sociedad, se
establece alguna de estas tres perspectivas como culturalmente predominante.
Lo indicial de la palabra hablada es el aliento que la sostiene, el tono, la cadencia y la tonada de la voz con que se emite e,
incluso, la sucesividad y el intercambio de todo ello en el monlogo o en el dilogo; no el intercambio o la sucesividad de las
significaciones, que pertenece a su aspecto simblico, el cual, en general y respecto de la palabra, constituye la perspectiva
semitica predominante; ni el reconocimiento o la imitacin de alguien, al que se lo identifica por rasgos especficos de su modo
de hablar, lo que pertenecera al aspecto icnico de la palabra.
Un cuadro, una tela o una tabla pintada, tambin tiene su aspecto indicial, que prevalece cuando se trata de decidir, por
ejemplo, de qu soporte se lo va a suspender o de qu modo va a dirigirse la luz hacia su superficie. Por supuesto que, en general,
la perspectiva semitica predominante consistir en su aspecto icnico. Pero, en determinados casos, cada vez ms frecuentes, en
la produccin de imgenes visuales va adquiriendo una mayor importancia su aspecto simblico, o sea, la capacidad de la imagen
visual para trasmitir informacin socialmente codificada, como en las indicaciones grficas de aeropuertos y aeronaves, estadios,
computadoras, prendas de ropa, etc.
Los objetos (dejando de lado, por el momento, a los comportamientos) no son ndices por ser objetos, sino que son ndices
cuando estn en representacin de otro u otros objetos, ya bien porque los designan sustituyendo (como el automvil exhibido en
una exposicin) o porque los sealan como faltantes (como un abrigo de piel denota al resto del cuerpo del animal que se ha
matado para obtenerla).
El arte conceptual, cuando utiliza objetos (ya que no slo utiliza objetos y entiendo, aqu, por "objetos" los que se emplean
habitualmente de modo utilitario y sin una finalidad predominantemente esttica), los muestra en alguna variante de esas dos
posibilidades genricas para construir ndices: sustituyendo o mostrando una ausencia (o una presencia incongruente, lo que es
una variante para mostrar la ausencia). O sea que el arte conceptual, sin dejar de proponer sus objetos a la percepcin, es decir,
sin dejar de constituirlos en iconos, agudiza o recupera o se basa para el salto esttico, en el desarrollo y la construccin del
propio carcter indicial de tales objetos.
329
ste es un momento oportuno para que se haga presente el trmino "escultura". De modo semejante (pero no idntico) a lo
que he planteado para la imagen visual (ya que la escultura lo es), dira que, (1) cuando es figurativa, se trata de un icono indicial
(o, mejor, un sinsigno-icnico), cuya pretensin de semejanza incluye lo tridimensional (a lo que la representacin sobre el plano
tiene que renunciar, salvo como trompe-loeil). Tal sera el caso de la imagen en [77a], perteneciente al grupo de esculturas
medievales conocidas como Muertos que leen. (2) Cuando la escultura es plstica (en el sentido en que usa el trmino el Grupo
, o sea, Klinkenberg, Edeline y Minguet, 1992: 186-196), se trata de un icono icnico (o, mejor, un cualisigno-icnico), cuya
pretensin ya no es de semejanza con algn concreto existente, sino que pretende actualizar el qualia de lo espacial, o sea, la
sensacin o vivencia interior de una experiencia, pretendidamente indita, de la espacialidad (CP. 6.222-6.237; Dennett, D. C.
1995: 381); tal sera el caso [77] del Large Upright Internal/External Form 1953-54 de Henry Moore. (3) Cuando la escultura
pretende ser portadora de una convencin socialmente vigente, se constituye en simblica, y puede decirse que se trata de un
icono simblico (o, mejor, de un legisigno icnico), como puede ser el caso [76] del Modelo del Monumento a la III
Internacional de Vladimir Tatlin.
[77a] (Don igo, primer conde de Tendilla 1479)
[77b] Moore, Henry (1954)
[78] [Tatlin, Vladimir (1920)]
O sea, el objeto escultrico es fundamentalmente icnico, en alguna de sus variantes, por el simple hecho de que est
propuesto como forma para su contemplacin. Por eso, tambin son esculturas, o sea, iconos, las rplicas de los juguetes (que
330
son juguetes ficticios o para ser vistos) construidos para mostrar caractersticas estructurales o dinmicas o texturales de los
juguetes (reales o para ser jugados; por lo cual son ndices, consistiendo el juego, precisamente, en aadir o completar lo
ausente). Y tambin esta reflexin se enriqueci con la visita a la Exposicin sobre el Juguete, en el Centro Cultural de La
Recoleta, en Buenos Aires; no obstante, salvo una parte: "The Dolls of Japan", con piezas demasiado delicadas para jugar con
ellas pero que, no obstante, eran efectivamente muecas y muecos (o sea, que no representaban juguetes, sino que lo eran y,
por tanto, eran ndices), el resto de los objetos expuestos no eran juguetes sino que los representaban y, por tanto, eran iconos.
En definitiva, tratando de ir comprendiendo en qu consiste la calidad indicial de determinados objetos, he llegado a los
juguetes a los que considero ndices pese a cierta semejanza que puede encontrrseles con las esculturas que seran iconos, si se
acepta la reflexin precedente. Creo que el anlisis de los juguetes se presta, todava, para mucho ms.
19.1.25 Semitica indicial: el registro de los objetos del museo y la semitica indicial
Quisiera ampliar un poco la propuesta de esta tarea, destinada a la investigacin sobre el museo, que he denominado:
"registro de las caractersticas interpretativas y representativas que poseen los objetos exhibidos en un Museo".
Se supone que una Investigacin que pretende conocer las caractersticas especficas de un determinado Museo (aparte de
aspectos coyunturales que tambin sern tenidos en cuenta en su oportunidad) debe proporcionar conocimiento acerca de tres
aspectos fundamentales:
Los objetos.
Los visitantes.
Las polticas de los curadores relativas a la exhibicin de los objetos a los visitantes.
No son aspectos simples, sino que poseen una notable complejidad, en la que habr que ir penetrando paulatinamente.
El tema del "registro de las caractersticas interpretativas y representativas que poseen los objetos exhibidos en un Museo",
pretende proporcionar conocimiento acerca de los objetos. En este sentido, su estudio pertenece al rea de la Semitica Indicial.
Existe un fuerte debate acerca de si el objeto es o no un elemento esencial y definitorio de lo que se entiende por Museo
(comentario personal de la museloga Alicia Sarno). Provisionalmente, considero que, tomando el concepto de objeto con
suficiente amplitud: cualquier entidad material existente susceptible de ser percibida por los sentidos y, en especial, considerado
el objeto desde la perspectiva cognitiva de una Semitica Indicial, puede afirmarse que, para que exista un Museo se requiere la
exhibicin de determinados objetos, en cuanto representacin de algo diferente a ellos mismos, sometidos a la percepcin de un
conjunto genrico (pero especificable) de visitantes.
Para avanzar en la posible elaboracin del registro de objetos (de los que excluyo a las imgenes) que estoy proponiendo,
considero conveniente distribuirlos en tres grandes grupos (a los que ya he hecho alusin):
El objeto nico.
El objeto ejemplar (prototipo).
El objeto rplica.
En el primer caso, como objeto nico, el objeto posee de modo exclusivo un determinado valor intrnseco, que lo constituye
en nico, en cuanto cualquier otro que pretenda equiparrsele (en alguna o varias de sus mltiples caractersticas) ser
considerado como una reproduccin o una falsificacin (y aqu puede seguir todo un interesante desarrollo semitico acerca de
las caractersticas diferenciales entre reproduccin y falsificacin).
En el segundo caso, como objeto ejemplar, el objeto es uno perteneciente al dominio existencial de un conjunto cuyos
elementos puede identificarse por poseer determinados rasgos morfolgicos y relacionales que los acreditan como pertenecientes
331
a dicho conjunto y que el denominado "objeto ejemplar" exhibe, adquiriendo, por esta capacidad de exhibirlos, el valor de
representar a los dems de ese determinado conjunto.
En el tercer caso, como objeto rplica, el objeto actualiza una posibilidad emergente de un sistema virtual, mostrando, en su
materialidad, rasgos formales y relaciones concretas que slo a travs de tal rplica pueden conocerse, por lo cual la percepcin
de esos rasgos y de esas relaciones, a partir de su presencia material en determinado contexto, permite inferir la vigencia del tipo
en el nivel virtual del sistema al que dicha rplica corresponde.
Desde luego, puede haber un objeto ejemplar que por la especial calidad de las caractersticas que lo hacen pertenecer a un
determinado conjunto, se constituya en objeto nico sin perder su calidad de "ejemplar". Por ejemplo, la belleza de determinados
rasgos de una vasija de la cultura Aguada.
Con independencia de esta divisin entre nico, ejemplar y rplica, en el objeto incide tambin
A/ su interpretacin (histrica) y
B/ su representacin (futura)
Creo que es posible decir que el conjunto de interpretacin y representacin constituye el significado del objeto. Por supuesto
que todo depende de cmo se defina interpretacin y representacin.
Para irnos acercando a las operaciones cognitivas que estoy tratando de esbozar, dira que la interpretacin de un objeto est
constituida por el conjunto de discursos/semiosis, disponibles en determinado momento por determinada sociedad, que lo van
construyendo (siempre desde, al menos, un instante previo a su percepcin) como referente. O sea, la interpretacin, aqu, la
estoy considerando como la suma de caractersticas de Semiosis Sustituida que pueden identificarse en determinado objeto, en
virtud del conocimiento que a l se refiere, o sea, en virtud del conjunto de discursos/semiosis que pueden aplicrsele; o sea, lo
que cada uno sabe (con toda la gama de diferencias que esto implica) acerca de un objeto. Esto constituye su modo posible (o sus
modos posibles) de interpretarlo; por tanto este sentido de interpretacin implica resumir el conocimiento histrico que se tiene
acerca de algo. Un importante aspecto que deber tener en cuenta todo curador de un Museo cuando comienza a pensar en
exhibir algo: qu sabe la comunidad acerca de ello.
Por su parte, la representacin es aquello que el objeto puede construir. En este caso, las caractersticas (representacionales)
de un objeto son las que se refieren a algo distinto de l mismo y en virtud de las cuales, eso distinto adquiere, as, una
determinada interpretacin. El objeto se constituye en Semiosis Sustituyente para hacer que (siempre desde, al menos, un instante
posterior a su percepcin) otra cosa se interprete de determinada manera, o sea, resulte ser un Objeto Semitico o Semiosis
Sustituida.
Lo interesante es que todo objeto participa de esta doble cualidad: ser el resultado de la eficacia de otro y ejercer su propia
eficacia de la que otro ser el resultado.
El primer aspecto es el que designo como interpretacin u objeto interpretado y quiz ahora pueda entenderse por qu
tambin puede designrsele como Objeto Semitico o como Semiosis Sustituida. Siempre, todo objeto es el resultado de la
accin de otro (siendo por lo general este otro un discurso verbal y/o una configuracin grfica y/o una disposicin de otros
objetos).
El segundo aspecto, la posibilidad de ejercer la propia eficacia para que otro resulte interpretado, es el que designo como
representacin o representamen (aprovechando el trmino peirceano) y quiz ahora pueda entenderse por qu tambin puede
designrsele como Semiosis Sustituyente, ya que vindolo no lo vemos como tal sino como forma que construye al otro (la tan
conocida "transparencia" del lenguaje, que se aplica a cualquier materia prima semitica en su propuesta representativa).
O sea, como en el caso del cambio en la direccin de la profundidad del cubo de Necker, cualquier objeto (lo que es
extensible a cualquier signo, ya que se trata de una caracterstica general de todos los sistemas semiticos) puede ser visto, ya
bien como interpretacin resultante de otros discursos/semiosis, o ya bien como agente representativo de algo diferente de l
mismo. Pero lo que no puede ocurrir, como tampoco ocurre con el cubo de Necker, es que se lo pueda considerar
simultneamente en los dos aspectos.
332
Para que un objeto produzca una representacin de otra cosa es preciso que se site como propuesta comunicativa, lo que ya
depende de los usos y costumbre de cada sociedad en cada poca. Y sta es la tarea del curador del Museo: ofrecer los objetos a
la percepcin de los visitantes de modo que estos construyan algo diferente al objeto que estn viendo pero que es lo que ese
objeto representa (o lo que el curador pretende que represente).
Quiz as se comprenda la resistencia a admitir que el objeto es esencial y necesario para la existencia del Museo; porque no
es en cuanto tal objeto o en s mismo, sino en funcin de la potencia representativa que la disposicin en que aparece en una
determinada exhibicin es capaz de atribuirle a un objeto. Lo que se exhibe en el museo no es el objeto en s, sino investido de su
potencia representativa.
Entonces, es tarea bsica en el estudio acerca de la identidad de un Museo existente o de uno que se est diseando o de una
exposicin determinada, parcial y temporal, disponer de lo que, provisionalmente, he denominado como el "registro de las
caractersticas interpretativas y representativas que poseen los objetos exhibidos en un Museo".
Si el resultado de este registro se interrelaciona con el resultado del repertorio de preguntas bsicas que se le habrn
formulado a los eventuales visitantes, para conocer los contenidos y las reglas de su capacidad de interpretacin, el curador del
Museo comienza a disponer del primer esbozo de informacin como para bocetar una poltica de exhibicin del patrimonio del
Museo.
Por eso, stas tareas pertinentes a una Semitica Indicial son tareas que estoy proponiendo a la reflexin de quienes se
interesen en la investigacin acerca del Museo y que sera importante explorar empricamente en distintos mbitos, con distintas
tradiciones culturales, ya que permitiran explicar la dispersin de los problemas de comunicacin de Museos distintos,
vinculados a distintas comunidades de visitantes posibles.
19.1.26 Semitica indicial: concepto y variantes del signo indicial
Aprovechando los distintos aspectos que han ido surgiendo, en los precedentes apartados, acerca de los rasgos pertinentes al
diseo de una Semitica Indicial, creo que disponemos de los fundamentos elementales y necesarios para proponer y desarrollar,
ordenada y enriquecidamente, las caractersticas identificatorias del Signo Indicial, que han venido siendo esbozadas.
Sigo, como lo he hecho anteriormente respecto del propio Signo Indicial y, en especial, con respecto al Signo Icnico (en
Magarios de Morentin, 2000), la estructura conceptual de la que se considera la ms completa, simple y difundida definicin del
Signo (pertinente a una Semitica General), la de C. P. 2. 228, de entre las elaboradas por Peirce (de ellas, 76 las registra Robert
Marty, 1996)
I/ El Signo Indicial es algo: un existente, o sea:
1/ un objeto o
2/ un comportamiento
II/ que est en alguna relacin: se lo propone (en cuanto Semiosis Sustituyente) como representacin:
1/ indicativa
2/ o designativa
III/ respecto de (otro) algo: su objeto o fundamento, respecto del cual
(A) si la relacin es indicativa, podr tener el carcter de:
1/ seal (si lo anticipa),
2/ indicio (si lo recupera) o
333
3/ sntoma (si son simultneos)
(B) si la relacin es designativa, podr tener el carcter de:
4/ objeto nico (que se representa a s mismo),
5/ prototipo (que representa a los dems de su propio conjunto) o
6/ rplica (que actualiza una posibilidad emergente de un sistema virtual)
IV/ para alguien: el que lo interpreta (en cualquiera de los dos casos: como Representacin Indicativa o Designativa),
atribuyndole (en cuanto Semiosis Sustituida y, por tanto, como nuevo signo en la mente del intrprete) una calidad de:
1/ icono (en cuanto valor formal),
2/ ndice (en cuanto valor existencial) o
3/ smbolo (en cuanto valor convencional o normativo).
Hasta aqu la derivacin de la definicin peirceana de Signo, para construir, especficamente, al Signo Indicial
La pretensin de este esquema es que, desde una Semitica Indicial, la propuesta de identificar a determinado Signo como un
ndice ser vlida si puede encuadrarse en sus categoras, permitiendo identificar, en el proceso de produccin de su eficacia
significativa, cada una de las sucesivas relaciones en l registradas.
De este modo, puede servir como instrumento de falsacin, o sea, permitira demostrar que la propuesta (de Signo Indicial)
formulada sera falsa, si fuera posible encontrar un signo existencial (o sea, un Objeto o un Comportamiento en situacin de
Semiosis Sustituyente) que no contenga ninguna o alguna de las relaciones identificadas en dicho esquema.
Pero el esquema propuesto tambin sirve para evidenciar el proceso mental y las caractersticas cognitivas de cada una de sus
etapas, cuando se pretende atribuir significado a algo mediante objetos o comportamientos, o sea, describir rigurosamente esas
situaciones en las cuales los objetos o los comportamientos son eficaces para que algo adquiera, en la mente de quien los
interprete, un determinado significado.
Lo que ahora paso a hacer, muy someramente, es proporcionar los recorridos de cada una de las combinatorias posibles,
correspondientes a cada una de las variantes establecidas en la definicin, aprovechando para evidenciar que se trata de 36
variantes de Signos Indiciales posibles. De todos los casos, ir proponiendo tambin los correspondientes ejemplos. Irn
precedidos por la identificacin numrica de cada variante y por (a) la descripcin tcnico-semitica de esa variante; (b) por la
descripcin emprica de las relaciones existenciales que componen la presencia social de la variante correspondiente; y (c),
finalmente, propondr el ejemplo (uno entre los innumerables) en el que se me ocurre que se materializan todos los rasgos
pertinentes a la variable en estudio (cuando alguna vez digo "y, por supuesto,...", me estoy refiriendo a algn ejemplo que ya he
utilizado en apartados anteriores).
1: I/ 1; II/ 1; III/ 1; IV/ 1 = (a) Un objeto indicativo como seal icnica; (b) algo que aparece en un lugar anticipando una
forma que va a sobrevenir; (c) un lpiz labial anticipa el color sobre los labios de alguien.
2: I/ 1; II/ 1; III/ 1; IV/ 2 = (a) Un objeto indicativo como seal indicial; (b) algo que aparece en un lugar anticipando una
existencia que va a sobrevenir; (c) un arma de fuego anticipa la produccin de un orificio en un blanco u objetivo; y, por
supuesto, las nubes que, eventualmente, anticipan la lluvia.
3: I/ 1; II/ 1; III/ 1; IV/ 3 = (a) Un objeto indicativo como seal simblica; (b) algo que aparece en un lugar anticipando un
valor que va a sobrevenir; (c) un traje de novia, en el taller de la modista, anticipa una unin matrimonial.
334
4: I/ 1; II/ 1; III/ 2; IV/ 1 = (a) Un objeto indicativo como indicio icnico; (b) algo que aparece en un lugar recuperando una
forma que ya no est; (c) una fotografa recupera el rostro de un ausente (o de un presente, en otro momento pasado).
5: I/ 1; II/ 1; III/ 2; IV/ 2 = (a) Un objeto indicativo como indicio indicial; (b) algo que aparece en un lugar recuperando un
existente que ya no est; (c) un cigarrillo que ha sido apagado recupera la presencia de un fumador; y, por supuesto, la huella del
pie, en la arena, recupera el pie de alguien que pas por all.
6: I/ 1; II/ 1; III/ 2; IV/ 3 = (a) Un objeto indicativo como indicio simblico; (b) algo que aparece en un lugar recuperando un
valor que ya no est; (c) un buen traje deshilachado, usado por alguien, recupera los tiempos de bonanza en que se lo us nuevo.
7: I/ 1; II/ 1; III/ 3; IV/ 1 = (a) Un objeto indicativo como sntoma icnico; (b) algo que aparece en un lugar evidenciando una
forma contempornea; (c) una trasmisin televisiva "en vivo" evidencia cmo "luce", en ese momento, el rostro de un personaje.
8: I/ 1; II/ 1; III/ 3; IV/ 2 = (a) Un objeto indicativo como sntoma indicial; (b) algo que aparece en un lugar evidenciando un
existente contemporneo; (c) la lamparilla encendida sobre la puerta de un estudio de radio evidencia que, dentro del estudio, se
est trasmitiendo; y, por supuesto, el humo, que se ve por encima de un muro y que evidencia la existencia de fuego.
9: I/ 1; II/ 1; III/ 3; IV/ 3 = (a) Un objeto indicativo como sntoma simblico; (b) algo que aparece en un lugar evidenciando
un valor contemporneo; (c) la estrella de David o la media luna o la cruz, etc., en lo alto de un edificio evidencia que se trata de
un lugar religioso.
Obsrvese que, a partir de aqu (para los Objetos), se pasa de la Relacin Indicativa ("II/1") a la Relacin Designativa ("II/2"),
por lo cual tambin sus variantes pasan de ser ("III") (1) Seal, (2) Indicio o (3) Sntoma (que son Relaciones Indicativas) a ser
("III/4") Objeto nico, luego ("III/5") Prototipo, y finalmente ("III/6") Rplica (que son Relaciones especficamente
Designativas), cada una con su posibilidad de ser interpretada como ("IV") (1) Icono, (2) ndice o (3) Smbolo.
10: I/ 1; II/ 2; III/ 4; IV/ 1 = (a) Un objeto designativo como objeto nico icnico; (b) algo que aparece en un lugar
representndose a s mismo en cuanto forma; (c) una pirmide egipcia se muestra a s misma como siendo esa forma que se ve en
las postales tursticas; o bien el rostro de un poltico cuando lo reconocemos en presencia, por haberlo visto en los medios.
11: I/ 1; II/ 2; III/ 4; IV/ 2 = (a) Un objeto designativo como objeto nico indicial; (b) algo que aparece en un lugar
representndose a s mismo en cuanto existente; (c) la voz de alguien que permite individualizarlo inequvocamente.
12: I/ 1; II/ 2; III/ 4; IV/ 3 = (a) Un objeto designativo como objeto nico simblico; (b) algo que aparece en un lugar
representndose a s mismo en cuanto valor; (c) El silln de Rivadavia que representa la presidencia; y, por supuesto, la espada
de San Martn.
13: I/ 1; II/ 2; III/ 5; IV/ 1 = (a) Un objeto designativo como prototipo icnico; (b) algo que aparece en un lugar
representando a los restantes de su dominio en cuanto formas; (c) un automvil en una exposicin que nos muestra cmo son los
restantes automviles de esa marca y modelo; y, por supuesto ,una moneda de un maraved que nos muestra cmo eran las
monedas de un maraved.
14: I/ 1; II/ 2; III/ 5; IV/ 2 = (a) Un objeto designativo como prototipo indicial; (b) algo que aparece en un lugar
representando a los restantes de su dominio en cuanto existentes; (c) un crneo representa la osamenta de un tipo de cabezas.
15: I/ 1; II/ 2; III/ 5; IV/ 3 = (a) Un objeto designativo como prototipo simblico; (b) algo que aparece en un lugar
representando a los restantes de su dominio en cuanto valores; (c) un billete de banco en circulacin representa el mismo valor
econmico que los restantes de su misma designacin.
16: I/ 1; II/ 2; III/ 6; IV/ 1 = (a) Un objeto designativo como rplica icnica; (b) algo que aparece en un lugar representando a
alguna de las posibilidades del sistema al que pertenece en cuanto formas; (c) el mismo billete de banco del ejemplo anterior,
visto como una de las variantes, diferencial e identificable, de los diversos diseos de billetes que circulan.
335
17: I/ 1; II/ 2; III/ 6; IV/ 2 = (a) Un objeto designativo como rplica indicial; (b) algo que aparece en un lugar representando a
alguna de las posibilidades del sistema al que pertenece en cuanto existentes; (c) un medicamento, en una farmacia, como
alternativa posible junto a otros de la misma o semejante eficacia.
18: I/ 1; II/ 2; III/ 6; IV/ 3 = (a) Un objeto designativo como rplica simblica; (b) algo que aparece en un lugar
representando a alguna de las posibilidades del sistema al que pertenece en cuanto valores; (c) un receptculo como fraccin
posible de un sistema de medidas de capacidad por litros o galones, etc.
[79] Esquema (1)
[80] Esquema (2)
I.1 OBJETO / I.2 COMPORTAMIENTO
II.1 En relacin
INDICATIVA
II.2 En relacin
DESIGNATIVA
III. Tendr el carcter de:
1. SEAL
IV. A la que se interpreta como:
1. ICONO
2. NDICE
III. Tendr el carcter de:
1. OBJETO NICO
IV. Al que se interpreta como:
1. ICONO
2. NDICE
336
3. SMBOLO 3. SMBOLO
III. Tendr el carcter de:
2. INDICIO
IV. Al que se interpreta como:
1. ICONO
2. NDICE
3. SMBOLO
III. Tendr el carcter de:
2. PROTOTIPO
IV. Al que se interpreta como:
1. ICONO
2. NDICE
3. SMBOLO
III. Tendr el carcter de:
3. SNTOMA
IV. Al que se interpreta como:
1. ICONO
2. NDICE
3. SMBOLO
III. Tendr el carcter de:
3. RPLICA
IV. Al que se interpreta como:
1. ICONO
2. NDICE
3. SMBOLO
A partir de aqu, comienza la primera de una secuencia de otras 18 posibilidades semejantes a las anteriores, slo que a partir
de un algo inicial consistente, ya no en un ("I/1") Objeto, sino en un ("I/2") Comportamiento.
19: I/ 2; II/ 1; III/ 1; IV/ 1 = (a) Un comportamiento indicativo como seal icnica; (b) determinadas acciones que se
producen en un lugar anticipando una forma que va a sobrevenir; (c) la tarea de un dibujante dibujando, que indica que va a
poder verse un dibujo.
20: I/ 2; II/ 1; III/ 1; IV/ 2 = (a) Un comportamiento indicativo como seal indicial; (b) determinadas acciones que se
producen en un lugar anticipando un existente que va a sobrevenir; (c) la tarea de un albail de la que resultar una pared.
21: I/ 2; II/ 1; III/ 1; IV/ 3 = (a) Un comportamiento indicativo como seal simblica; (b) determinadas acciones que se
producen en un lugar anticipando un valor que va a sobrevenir; (c) el trabajo de un empleado por el que le corresponder recibir
un salario.
22: I/ 2; II/ 1; III/ 2; IV/ 1 = (a) Un comportamiento indicativo como indicio icnico; (b) determinadas acciones que se
producen en un lugar recuperando una forma que ya no est; (c) mirarse en el espejo buscando lo que queda de la cara que se
tena hace 20 aos.
23: I/ 2; II/ 1; III/ 2; IV/ 2 = (a) Un comportamiento indicativo como indicio indicial; (b) determinadas acciones que se
producen en un lugar recuperando un existente que ya no est; (c) un gesto que alguien ejecuta automticamente, reproduciendo
el que haca cuando el que lo hace tena un gato como destinatario del gesto.
24: I/ 2; II/ 1; III/ 2; IV/ 3 = (a) Un comportamiento indicativo como indicio simblico; (b) determinadas acciones que se
producen en un lugar recuperando un valor que ya no est; (c) usar traje y corbata para dar clase como jerarquizacin de la tarea
docente.
337
25: I/ 2; II/ 1; III/ 3; IV/ 1 = (a) Un comportamiento indicativo como sntoma icnico; (b) determinadas acciones que se
producen en un lugar evidenciando una forma contempornea; (c) usar colores de ropa que armonicen con los ojos azules de
quien la usa.
26: I/ 2; II/ 1; III/ 3; IV/ 2 = (a) Un comportamiento indicativo como sntoma indicial; (b) determinadas acciones que se
producen en un lugar evidenciando un existente contemporneo; (c) el temblor como demostracin de miedo.
27: I/ 2; II/ 1; III/ 3; IV/ 3 = (a) Un comportamiento indicativo como sntoma simblico; (b) determinadas acciones que se
producen en un lugar evidenciando un valor contemporneo; (c) actitudes obedientes como reconocimiento de la autoridad de
otro.
28: I/ 2; II/ 2; III/ 4; IV/ 1 = (a) Un comportamiento designativo como objeto nico icnico; (b) determinadas acciones que se
producen en un lugar representndose a s mismas como formas; (c) el canto de Kiri Te Kanawa disfrutado por las cualidades
que le son propias.
29: I/ 2; II/ 2; III/ 4; IV/ 2 = (a) Un comportamiento designativo como objeto nico indicial; (b) determinadas acciones que se
producen en un lugar representndose a s mismas como existentes; (c) el viaje de Cristbal Coln, que lo representa en cuanto
slo fue capitaneado por l.
30: I/ 2; II/ 2; III/ 4; IV/ 3 = (a) Un comportamiento designativo como objeto nico simblico; (b) determinadas acciones que
se producen en un lugar representndose a s mismas como valores; (c) el manejo arbitrario de operaciones financieras
representan el concreto podero poltico-econmico de determinado Banco.
31: I/ 2; II/ 2; III/ 5; IV/ 1 = (a) Un comportamiento designativo como prototipo icnico; (b) determinadas acciones que se
producen en un lugar representando a los restantes de su dominio en cuanto formas; (c) las actitudes que aprende un clrigo para
ser visto por la sociedad como clrigo.
32: I/ 2; II/ 2; III/ 5; IV/ 2 = (a) Un comportamiento designativo como prototipo indicial; (b) determinadas acciones que se
producen en un lugar representando a los restantes de su dominio en cuanto existentes; (c) fumar un cigarrillo tras otro permite
identificar a un fumador compulsivo.
33: I/ 2; II/ 2; III/ 5; IV/ 3 = (a) Un comportamiento designativo como prototipo simblico; (b) determinadas acciones que se
producen en un lugar representando a los restantes de su dominio en cuanto valores; (c) el modo de manejar los cubiertos
permite identificar la educacin de una persona.
34: I/ 2; II/ 2; III/ 6; IV/ 1 = (a) Un comportamiento designativo como rplica icnica; (b) determinadas acciones que se
producen en un lugar representando a alguna de las posibilidades del sistema al que pertenecen en cuanto formas; (c) los gestos
y actitudes corporales que selecciona un mimo para representar a un ebrio.
35: I/ 2; II/ 2; III/ 6; IV/ 2 = (a) Un comportamiento designativo como rplica indicial; (b) determinadas acciones que se
producen en un lugar representando a alguna de las posibilidades del sistema al que pertenecen en cuanto existentes; (c) los
movimiento de un cirujano mientras opera provienen del aprendizaje de la prctica de la ciruga.
36: I/ 2; II/ 2; III/ 6; IV/ 3 = (a) Un comportamiento designativo como rplica simblica; (b) determinadas acciones que se
producen en un lugar representando a algunas de las posibilidades del sistema al que pertenecen en cuanto valores; (c) gastar
mucho "ad exhibendum".
19.2 Algunos temas complementarios
19.2.27 Semiosis sustituyente, semiosis sustituida y significacin. Aproximacin desde el tema de la semitica indicial
No creo que sea posible utilizar el trmino "significacin" como sinnimo ni de "Semiosis Sustituyente", ni de "Semiosis
sustituida".
338
La diferencia fundamental consiste en que "la significacin" (o, incluso, "el significado", con los matices que tienen de
diferentes ambos trminos, segn los autores o las corrientes) es el producto, mientras que el par "Semiosis sustituyente" y
"Semiosis sustituida" designa los dos polos de la actividad semiotizante; o sea, podra decirse que el primero de ellos designa al
agente y el segundo al paciente. Dicho de otra manera, "Semiosis Sustituyente" designa el instrumento con el que se pretende
producir determinado significado, mientras que "Semiosis Sustituida" designa al objeto o fenmeno sobre el que acta aquel
instrumento y en el que habr de manifestarse el resultado de la operacin que ese instrumento permite realizar, al adquirir un
determinado significado.
Por lo general es fcil identificar estos que he llamado "polos de la actividad semiotizante"; pero no siempre es as. En mi
reciente estada en la Universidad Nacional de Jujuy, en el extremo norte de la Argentina, surgi una pregunta, vinculada a los
problemas econmicos de esa provincia, formulada aproximadamente en estos trminos: "Cul es la Semiosis Sustituyente que
construye la significacin de los cortes de ruta o las actividades de los que se conocen como piqueteros (ver, sobre este tema, los
apartados 1, 7, 8, 17 y 28)?"
El tema es importante, porque toda investigacin semitica trata de explicar el significado de un fenmeno social, teniendo
especialmente en cuenta que se entiende por "social" a aquel fenmeno que esta representado/ interpretado en alguna semiosis
social. Corresponde advertir que no existe ningn fenmeno virgen, o sea, no interpretado, pero advirtiendo tambin que la tarea
del semilogo excluye una intervencin directa en el fenmeno, cuya posibilidad es siempre una falacia metafsica, sino que
exige una intervencin en los discursos (o semiosis, en general) con los que se construye su significacin.
Hay que tener en cuenta que "piqueteros" es la designacin popular con que se conoce a los participantes en piquetes o
grupos de gentes que interrumpen el trnsito, por lo general en carreteras o rutas, pero tambin en avenidas y calles, con la
finalidad de protestar por alguna situacin urgente que no parece ser atendida por el Gobierno, como la falta de trabajo o el largo
atraso en el pago de salarios de los empleados pblicos.
Aqu, el inters de la pregunta consisti en que permiti advertir la existencia de una serie de niveles escalonados o
interdependientes, en lo que se refiere al recorrido de las distintas Semiosis Sustituyentes que intervenan para darle determinado
significado a diversas Semiosis Sustituidas que estaban involucradas en el planteo de la situacin semitica.
Lo ms contundente, creo que fue poder constatar que el conjunto de comportamientos correspondientes a los cortes de ruta o
a las actividades de los piqueteros, no era el fenmeno social que se semantizaba, sino que constituan una Semiosis Sustituyente
que buscaba atribuir determinado significado a la falta de trabajo o al largo atraso en el pago de salarios. Por consiguiente, los
cortes de ruta y las actividades de los piqueteros constituan una Semiosis Sustituyente que se estaba utilizando como
instrumento semitico capaz de conferir una especfica significacin a una Semiosis Sustituida, que era, en definitiva, el
fenmeno social que se trataba de semantizar, consistente en la falta de trabajo o el largo atraso en el pago de salarios de los
empleados pblicos (concurrentemente con otras Semiosis Sustituyentes que tambin compiten para construir el significado de
este ltimo fenmeno).
Pero, como ya lo coment en alguna otra oportunidad, en semitica nada es definitivamente y para siempre de determinada
manera. Las actividades de los piqueteros son, en principio, un discurso o Semiosis Sustituyente que trata de darle determinado
significado al referente consistente en la falta de trabajo o Semiosis Sustituida. Pero, a su vez, son una Semiosis Sustituida que
aparece semantizada por los discursos o Semiosis Sustituyentes de los polticos, sindicalistas, conductores de vehculos que ven
impedido su trnsito y el de los propios participantes en los cortes de ruta o el de cualquier otro que opinara al respecto.
O sea, el discurso social se integra con distintos niveles semiticos interrelacionados y constituyentes, todos ellos, del
instrumento semantizador del fenmeno social; consistiendo este ltimo, en definitiva, en la falta de trabajo.
El otro aspecto interesante es que estos distintos discursos, el del comportamiento y el de las opiniones y discursos verbales
no operan exactamente como una intervencin metalingstica de un lenguaje en otro lenguaje, sino como la intervencin de un
lenguaje exterior al lenguaje en estudio (en cuanto intervencin de lo simblico o verbal en lo indicial o comportamental y
viceversa) lo que implica una transformacin de la eficacia interpretativa del lenguaje (exterior o diferente) que se utiliza para
atribuir significacin al otro lenguaje (Descls, J. P. et Guentcheva Descls, Z. 1977: 60-61). Pese al rechazo emocional que ello
puede provocar, la intervencin de la polica o de la gendarmera es la que constituira un metalenguaje del corte de rutas (o
quiz, mejor, una metasemiosis) en cuanto se tratara de "semiosis" de las mismas caractersticas semiticas que la de los
piqueteros, las que en ambos casos seran indiciales, o sea, comportamentales, y con la pretensin, en el caso de esta ltima, de
339
intervenir, modificndola, en la sintaxis de la primera. As pueden interpretarse las caractersticas diferenciales entre un debate
simblico (de argumentacin y crtica verbal) versus un debate indicial (de represin y violencia).
Hasta aqu llego, como aproximacin al uso tcnico de las expresiones "Semiosis Sustituyente" y "Semiosis Sustituida" y a
mi rechazo de que puedan considerarse como sinnimas del trmino "significacin".
19.2.28 La falacia del lenguaje verbal como modelo necesario de toda Semiosis sustituyente.
Aparentemente, se enfrenta un dilema: determinados comportamientos (o todos, pero algunos ms contundentemente que
otros) parece que podran ser considerados, alternativa y no conjuntamente, ya bien como referentes y, en cuanto tales, destinados
a que su significacin resulte construida por alguna otra semiosis (preferentemente la verbal, pero tambin la visual de las
imgenes de tv, p.e.); ya bien como Semiosis Sustituyentes y, en cuanto tales, productores de la significacin de alguna otra
entidad (el trabajo, el salario, etc.), que as resultara ser el referente construido por esta semiosis comportamental.
El dilema surgira si tuviramos que decidir entre una y otra posibilidad, o sea, si adoptar una exigiera, necesaria y
definitivamente, rechazar la otra. Pero sta sera una perspectiva positivista; desde la semitica, como ya vimos, algo puede, en
un momento determinado, ser considerado como Semiosis Sustituida y, por lo tanto, exigir al investigador que establezca cul es
la semiosis que construye su significado; mientras que, en otro momento, ese mismo algo puede ser considerado como Semiosis
Sustituyente y, por lo tanto, exigir al investigador que identifique la semiosis cuyo significado se est construyendo con ella. No
se trata de intervenir en el lbil campo de la subjetividad del analista ni en el de las intenciones del autor, sino que, en cada caso,
el investigador tiene que encontrar respuesta a este par de preguntas (y probar que se trata de la respuesta exigida por la
pregunta):
1/Hay "algo" cuyo significado resulta producido por alguna otra semiosis y cul sera ese "algo"? Entonces, es posible
considerar a ese "algo" como Semiosis Sustituida o, en otros trminos, como Objeto Semitico, e incluso, en otros trminos,
como referente.
2/ Hay "algo" que resulte necesario para producir el significado de alguna otra semiosis y cul sera ese "algo"? Entonces,
es posible considerar a ese "algo" como Semiosis Sustituyente o, en otros trminos, como signo, e incluso, en otros trminos,
como discurso.
Creo que, hasta aqu, puede haber bastante consenso. Desde la semitica, algo puede ser en un momento el instrumento para
la produccin del significado y, en otro momento, puede ser algo que recibe de otro su significado. Ahora bien, el problema se
replantea desde otra perspectiva, en cuanto parecera comnmente admitido que hay determinadas semiosis que han sido vistas,
histrica y predominantemente, como Semiosis Sustituidas, o sea, como Objetos Semiticos, o sea, como referentes; y lo que
habitualmente se llama "comportamiento" sera una de tales semiosis necesariamente sustituidas.
Hay, tambin, otras determinadas semiosis que han sido vistas, histrica y predominantemente, como Semiosis Sustituyentes,
o sea, como signos, o sea, como discursos. Y el habla es la ms habitualmente mencionada entre tales Semiosis Sustituyentes
(otras son las imgenes materiales visuales, la msica, los lenguajes gestuales de los mudos, de los mimos, etc.).
Entre estas ltimas semiosis, el lenguaje, verbal o escrito, se ha constituido en el modelo de las Semiosis Sustituyentes. O sea,
que ha llegado a considerarse que, si algo pretende tener eficacia para construir el significado de otro algo, deber compartir las
caractersticas fundamentales del lenguaje verbal o escrito.
Esto es una falacia, porque las caractersticas del lenguaje verbal o escrito dependen de las caractersticas de la materia prima
que lo constituye: los sonidos fonticos y, por tanto, su carcter discreto, su secuencialidad, ser no-superponibles, su
repetibilidad, su variabilidad formal a partir de la transformacin de rasgos mnimos, etc. , con todo lo cual se construye su
gramaticalidad especfica.
Del mismo modo, las caractersticas de cualquier otra semiosis, por ejemplo, visual o comportamental, van a depender de las
caractersticas de la materia prima que la constituye. As, respecto a las imgenes materiales visuales: su planaridad, la
admisibilidad de lo cromtico, la simultaneidad de elementos formales diferentes, sus amplios mrgenes de variabilidad formal
con mantenimiento de la identidad, entre otras caractersticas. Y con respecto a las actitudes comportamentales: su
tridimensionalidad, la integracin y desintegracin de unidades complejas por concurrencia o dispersin de unidades simples, su
340
movilidad necesaria, la constante produccin de transformaciones fsicas perceptuales, etc. (en uno y otro caso, no pretendo
establecer una taxonoma de rasgos, sino formular una enunciacin meramente ejemplificativa y exploratoria).
Esta falacia de la necesaria referencia modlica a las caractersticas del habla ha frenado y tergiversado el desarrollo, por
ejemplo, de las Semiticas de la Imagen Visual, limitando su estudio a lo que pudiera surgir del trasplante metafrico de
operaciones metalingsticas; ha frenado, por motivos semejantes, el surgimiento y desarrollo de una Semitica Indicial, tanto
como semitica de los objetos, la que resulta imprescindible, por ejemplo, cuando se pretende estudiarlos por su calidad
representativa en cuanto exhibidos en un museo; as como tambin, ha frenado el surgimiento y desarrollo de una semitica del
comportamiento individual y/o grupal, la que resulta fundamental, por ejemplo, cuando se pretende estudiarlos por su calidad
representativa en cuanto indicativos de acontecimientos o valores independientes de su carcter de comportamientos, como son
los de los "piqueteros" anteriormente aludidos.
19.2.29 Desarrollos peirceanos: Semiosis sustituyente-semiosis sustituida-objeto semitico
Regreso, aqu, a un tema fundamentalmente peirceano, si bien en su comprensin intervienen algunas reflexiones que son una
transformacin de las propuestas saussureanas. Pese a la aparente antinomia, nunca he considerado que Saussure y Peirce hayan
elaborado concepciones incompatibles. Y como siempre, el tema que propongo (no por primera vez, pero s tratando de ir
consolidndolo) est vinculado tanto a su implementacin como metodologa de anlisis en la explicacin de la produccin,
circulacin y transformacin de la significacin, como a su exploracin en funcin de las distintas semiosis sociales vigentes en
determinada sociedad, sean stas icnicas, indiciales o simblicas.
Como hemos venido viendo, suelen utilizarse, en semitica, tres expresiones que no son intercambiables, sino que cada una
se refiere a un aspecto determinado de la interrelacin semitica que produce el conocimiento e, incluso, a un estado determinado
en el progreso del signo hacia su eficacia especfica. Son las expresiones "Semiosis Sustituyente", "Semiosis Sustituida" y
"Objeto Semitico". En especial, en esta oportunidad, quisiera proponer algunas reflexiones acerca de la diferencia y proximidad
entre las dos ltimas expresiones: "Semiosis Sustituida" y "Objeto Semitico".
Cierto que estas ltimas no tienen sentido sino es en funcin de la Semiosis Sustituyente en cuanto esta semiosis es el
instrumento operativo que, percibido sensorialmente e interpretado desde alguna mente, da lugar a la produccin de la Semiosis
Sustituida y del Objeto Semitico.
Me interesa destacar el carcter de instrumento operativo que le atribuyo a la Semiosis Sustituyente. Puede ayudar a
comprenderlo, tener en cuenta que la pgina que se est leyendo es una Semiosis Sustituyente, como lo es una exhibicin en un
museo o los objetos situados tras la vidriera (o escaparate) de un comercio, etc. Son operativos porque construyen (y sta es su
operatividad) la idea y/o el concepto y/o el significado de otra cosa y, por eso, son sustituyentes de algo que es distinto de lo que
se est percibiendo e interpretando.
Vamos a explorar hasta qu punto puede ser metodolgicamente til y estar tericamente bien fundamentado considerar que
el Objeto Semitico es cualquier ente o fenmeno con el significado que las Semiosis Sustituyentes que circularon en la sociedad
en la que cada intrprete vive le han atribuido; exactamente as, dicho en pasado, ya que usaramos "Objeto Semitico" para
referirnos a lo que sabemos acerca de algo en algn momento en el que no estamos incrementando nuestro conocimiento acerca
de l, o sea, en un momento en el que no lo consideramos como lo que est siendo sustituido por alguna Semiosis Sustituyente,
sino que ya lo ha sido histricamente. El Objeto Semitico es cualquier objeto del mundo tal como nos lo han enseado a ver en
determinado momento.
La utilidad metodolgica de diferenciar entre el Objeto Semitico y la Semiosis Sustituida es que permite identificar a esta
ltima como lo nuevo que podemos conocer de ese objeto porque estamos percibiendo una Semiosis Sustituyente que le aade
algo, lo construye de otro modo, transforma su significado de modo que ya no es el anterior sino otro diferente. O sea, la
Semiosis Sustituida es un nuevo modo de ver y de interpretar al Objeto Semitico; o sea, es cualquier objeto del mundo al que se
lo construye, se lo ve, se lo interpreta desde otra Semiosis Sustituyente que, por tanto, le atribuye un nuevo significado.
Pero, qu es lo que hace que esa Semiosis Sustituyente sea otra y no ya aquella con la que histricamente (aunque sea la
historia que media entre el tiempo de lectura de un prrafo y el del otro prrafo que le sigue, cuando el cambio justifica que se
hable de "historia") se haba construido el significado de lo que habamos llegado a conocer? Esa alteridad de la Semiosis
Sustituyente consiste, de modo necesario y suficiente, en una transformacin de la sintaxis con la que se relacionaban los signos
que constituan cada uno de los contextos (o configuraciones o disposiciones) de la precedente (o de cada una de las precedentes)
341
Semiosis Sustituyente(s). Pero la sintaxis es la rplica o materializacin del valor del signo en su respectivo sistema, y este
concepto de "valor" es el que constituye en cientfica a la lingstica saussureana.
Saussure no quiso entrar en el estudio del habla; todo lo que, no obstante, despus se desarroll en la pragmtica. Por eso no
estudia el cambio, sino la situacin (una diacrona es el resultado de la transformacin identificable entre dos sincronas). Si
aceptamos la visin acerca del interpretante que propone Peirce (y en la que se basa todo lo que vengo diciendo) podemos
explicar el cambio, no slo en el sistema de signos desde el que se construye diferencialmente cada contexto de Semiosis
Sustituyente, sino en el significado que adquieren los fenmenos del mundo (significado que los constituye a su vez en signos de
algn sistema o de alguna semiosis); en cuanto han adquirido los significados que les atribuy determinada Semiosis Sustituyente
los podemos identificar como Objetos Semiticos, o sea, fenmenos semantizados. En cuanto, por la eficacia de (la sintaxis de)
cada Semiosis Sustituyente, tales fenmenos del mundo modifican el significado que tenan anteriormente y en cuanto el
intrprete est elaborando esa propuesta nueva de significado, al objeto que ese intrprete est interpretando es al que podemos
denominar "Semiosis Sustituida".
Ya s que todava quedan aspectos por aclarar, pero voy a sintetizar lo dicho hasta aqu:
Una Semiosis Sustituyente es un contexto de signos, vigente en determinada sociedad, que, en virtud de la sintaxis que
relaciona a los signos constitutivos de tal contexto, se aplica a algo diferente de ella misma, atribuyndole de ese modo un
determinado significado.
Un Objeto Semitico es una entidad o fenmeno del mundo que, en determinado momento de determinada sociedad, ha
adquirido un determinado significado por la accin eficaz de una Semiosis Sustituyente que se lo atribuye, en la mente de
determinado intrprete.
Una Semiosis Sustituida es el significado modificado de una entidad o fenmeno del mundo, que est siendo producido por
una Semiosis Sustituyente al constituirse en signo de esa entidad o fenmeno del mundo. Toda Semiosis Sustituida est destinada
necesariamente a transformarse en un Objeto Semitico, en cuanto ya queda admitida como la significacin (que ha entrado en la
historia) de determinada entidad o fenmeno del mundo; hasta que una nueva Semiosis Sustituyente sea capaz de atribuirle un
nuevo significado, con lo que se constituye en otra Semiosis Sustituida que, en cuanto socialmente reproducible, pasa a ser un
Objeto Semitico histrico hasta que una nueva Semiosis Sustituyente genere otra Semiosis Sustituida en cuanto nuevo objeto de
conocimiento para la mente de un intrprete.
La base peirceana de esta reflexin puede encontrase en la relativa correspondencia entre:
1/ Semiosis Sustituyente e Interpretante Inmediato, en cuanto el esquema que actualiza al signo (o conjunto de signos) en la
mente del intrprete (o sea, su eficacia representativa).
2/ Semiosis Sustituida e Interpretante Dinmico, en cuanto el efecto efectivamente producido en la mente por el signo (o sea,
el nuevo significado).
3/ Objeto Semitico e Interpretante Normal (o ltimo o Final), en cuanto el efecto que se producir en la mente del intrprete
por el signo, despus de suficiente desarrollo del pensamiento (o sea, el significado histrico).
19.2.30 Desarrollos peirceanos: el interpretante comunicativo
Peirce, (citado por Marty, R., 1990: n33 Annexe A) en su definicin del signo como "el medium para la comunicacin de
una forma" construye el concepto de Interpretante Comunicativo, que traduzco: "Est el Interpretante Intencional, que es una
determinacin de la mente del emisor; el Interpretante Eficaz, que es una determinacin de la mente del intrprete; y el
Interpretante Comunicativo o, digamos, el Cominterpretante, que es una determinacin de esa mente en la que las mentes del
emisor y del intrprete deben fundirse para que pueda tener lugar una comunicacin."
En la construccin de cada uno de estos tres Interpretantes: Intencional, Eficaz y Comunicativo (elaborados por Peirce, desde
una perspectiva terica diferente a la que le condujo a los conceptos de Inmediato, Dinmico y Normal, que acabamos de ver en
el apartado anterior) utiliza el trmino "determinacin", de profunda raigambre hegeliana (con quien Peirce siempre mantuvo una
342
dialctica relacin de amor-odio), en cuanto concrecin de ese aspecto de las mentes que se refiere a la tarea conjunta de
produccin e interpretacin, respectivamente, de determinada Semiosis Sustituyente.
Un poco ms me cuesta admitir la tercera mente, esa "en la que las mentes del emisor y del intrprete deben fundirse", porque
en este contexto ya hablamos de una entelequia en la que el trmino "mente" aporta su sentido metafrico, en cuanto mente
virtual: no pertenece a nadie en concreto, sino, como en un diagrama de Venn, a la parte comn a dos mentes (lo que no es una
tercera mente).
Y, prescindiendo de la referencia a esta mente en la que las otras se funden, esto es lo que me parece importante del concepto
de interpretante comunicativo: cuando el interpretante productor (designacin que incluye al peirceano Interpretante Intencional)
gener su Semiosis Sustituyente, aplic determinadas formas que tena disponibles y las aplic segn determinadas relaciones
que tambin tena disponibles (aparte de otras formas y otras relaciones que tambin tena disponibles pero que no aplic). Una
parte de esas forma y de esas relaciones que aplic efectivamente deber coincidir con las formas y las relaciones de las que el
interpretante intrprete (designacin que incluye al peirceano Interpretante Eficaz) dispone para aplicar a la interpretacin de tal
Semiosis Sustituyente y est dispuesto a aplicarlas y las aplica efectivamente; si no fuera as, no existira un acuerdo mnimo para
comunicarse acerca de algo (el contrato simblico implcito en todo acto de comunicacin o lo que la cita de Marty nos trae
como interpretante comunicativo).
Pero el interpretante intrprete dispone tambin de otras relaciones que puede aplicar para relacionar las formas propuestas
en la Semiosis Sustituyente y que no son las que proyect el interpretante productor, pero que tienen que ser posibles entre las
disponibilidades relacionales (la capacidad de contextualizacin) ostentadas por determinada comunidad en determinado
momento histrico, como para que pueda utilizarlas alguno y cualquiera de sus integrantes. O sea, el intrprete puede leer o
percibir lo que le propone el autor del texto, imagen o comportamiento, de un modo distinto a como ese autor supona y esperaba
que el intrprete lo leyese o percibiese.
El interpretante intrprete dispone, adems, de otros trminos que, posiblemente, hubiera preferido encontrar en la Semiosis
Sustituyente en lugar de encontrar los que aplic el interpretante productor, pero que tienen que ser posibles entre las
disponibilidades representacionales (otras designaciones con otra historia de contextualizacin que les proporciona otra carga
semntica) ostentadas por determinada comunidad en determinado momento histrico, como para que pueda utilizarlas alguno y
cualquiera de sus integrantes. O sea, el intrprete hubiera elaborado un texto, imagen o comportamiento utilizando otro
vocabulario, otras imgenes u otras actitudes diferentes a las que el autor del texto, imagen y comportamiento eligi para elaborar
el que propuso a la percepcin del intrprete.
EL conjunto compartido de trminos y relaciones es lo que establece el grado de comunicabilidad que se da entre los dos
interpretantes en funcin de una misma Semiosis Sustituyente respectivamente producida e interpretada y tal es la utilizacin que
hago de la expresin interpretante comunicativo, que viene a resultar en el cumplimiento concreto del imprescindible y ya
aludido contrato simblico. Ese conjunto compartido se aproxima a los que M. Foucault denomina discursos producidos a partir
de una misma "formacin discursiva" y a lo que vengo identificando como Mundos Semiticos Posibles compartidos.
En la medida en que tales trminos y relaciones divergen, la produccin de la Semiosis Sustituyente y su interpretacin
tambin divergen. Es lo que constituye la lucha poltica por instaurar una discursividad hegemnica (Foucault, M., 1971;
Pcheux, M., 1975) lucha poltica destinada, a largo o corto plazo, al fracaso en beneficio de la pluralidad ideolgica: en una
sociedad determinada y en un momento determinado, el conjunto de los Mundos Semiticos Posibles est caracterizado por su
inconsistencia, o sea, por la vigencia de lo contradictorio; o sea, si bien cada Mundo Semitico Posible debe ser consistente hacia
su propio interior, tambin se requiere reconocer la inconsistencia que afecta al conjunto de los Mundos Semiticos Posibles
simultneamente vigentes en determinada sociedad y en determinado momento histrico, lo que constituye la manifestacin
semitica de la pluralidad inherente a lo social.
Todo esto nos lleva, como en un agregado relativamente marginal, a reflexionar sobre la pasividad del representamen. Es
como decir que las propuestas perceptuales (las Semiosis Sustituyentes) no significan en s mismas, sino que las hacen
significativas los interpretantes. En una tarea de investigacin, en la que se est tratando de explicar las caractersticas segn las
que se produce la significacin de determinado fenmeno social, es importante no caer en esta especie de animismo de las formas
significantes, cualquiera sea su calidad: icnica, indicial o simblica. Esto se manifiesta atribuyendo un "anima" a determinadas
entidades materiales (en nuestro caso, la pgina, el dibujo, la partitura o el sonido musical, etc.) que asumiran la calidad de
sujeto agente de los llamados por Russell y Quine verbos de "actitudes proposicionales" (Quine, 1960: 150-156) o "de lengua"
(como "dice" o "habla" o "se expresa" o "propone", etc.; Snchez Mrquez, 1982: #289) En este sentido, habra, por tanto,
animismo en el concepto peirceano de tercera mente o mente por fusin de mentes, como acontecimiento cognitivo que dota de
343
eficacia por s misma al aspecto comunicativo del representamen, lo que lo lleva a Peirce a designarlo como "interpretante
comunicativo". Un discurso, la pgina de un libro, una imagen, una pieza musical, una reunin de personas interrumpiendo el
trnsito en la va pblica, etc., no "hablan", no son "elocuentes", no "dicen" nada por s mismas (por ms que su habitualidad, en
determinada cultura, atribuya ya una interpretacin a su mera presencia); en definitiva, por s mismas, no significan. Lo que tiene
capacidad para significar algo, o sea, para hacer significativo a algo, es el interpretante que lo produce y/o el que lo interpreta. O
sea, sin interpretante no hay significado; ahora bien, en lo que interviene el interpretante todo es significativo.
19.2.31 El conocimiento semitico
En el Tema Complementario 29, trataba de aportar algunos elementos ms acerca de las relaciones entre la "Semiosis
Sustituyente", la "Semiosis Sustituida" y el "Objeto Semitico". Con esto apuntaba (1) a identificar con mayor claridad cul es el
conocimiento que puede esperarse como resultado de una investigacin realizada con metodologa semitica y, por tanto, (2)
tambin permitira comprender mejor cul es la estructura y la formulacin adecuada de una hiptesis en un Proyecto de
investigacin semitica. Me referir ahora, ms detalladamente, a ambos aspectos.
1. En relacin al conocimiento que puede esperarse como resultado de una investigacin realizada con metodologa semitica,
dicho conocimiento estar referido a cmo y mediante qu instrumentos se ha producido la actualizacin del significado de
determinado fenmeno social, en un determinado momento de una determinada sociedad.
Todo fenmeno es social porque todos los fenmenos de los que tiene conocimiento el hombre han estado representados
desde alguna Semiosis Sustituyente (discurso simblico: verbal, matemtico, algortmico, etc., y/o configuracin visual y/o
disposicin de objetos o comportamientos y/o etc.) que es el instrumento operativo que permite que ese hombre ya haya
interpretado al correspondiente fenmeno (o sea, no se lo interpreta por observacin inmediata del fenmeno, sino por su
observacin mediada por alguna Semiosis Sustituyente que lo representa), atribuyndole significado, o sea, conocindolo, o sea,
constituyndolo en el Objeto Semitico que tal Semiosis Sustituyente o conjunto de Semiosis Sustituyentes haba(n) producido.
En cada propuesta de una nueva Semiosis Sustituyente, si sta efectivamente es nueva, el aporte significativo har que el
intrprete considere al fenmeno representado, no ya como un Objeto Semitico conocido (histrico), sino como una Semiosis
Sustituida diferente, directamente vinculada a alguna nueva Semiosis Sustituyente, o sea, como un fenmeno original. Y tambin
la investigacin semitica es la que posee los instrumentos necesarios y adecuados para establecer si se han dado o no esas
nuevas relaciones (que pueden llegar a constituir una superacin, en sentido dialctico, de las anteriores Semiosis Sustituyentes)
y, por tanto, si se da el caso o no de que, con respecto al fenmeno en estudio, se haya construido o no esa nueva Semiosis
Sustituida.
Como ejemplo, puede decirse que en cada discurso poltico, al hablar el poltico de la justicia, del trabajo, de la pobreza, de
las inversiones, de la deuda, etc., etc., se est constituyendo a esos fenmenos en sociales, o sea, en Objetos Semiticos. En el
plural panorama de los discursos polticos, cada discurso poltico, en cuanto particular Semiosis Sustituyente de cada uno de
aquellos fenmenos, construye de un modo diferente a esos Objetos Semiticos. El intento que hace cada poltico para que la
comunidad interprete de modo especfico y diferencial su propio discurso, se materializa en establecer relaciones sintcticas
diferentes al situar en su discurso a cada uno de tales signos lingsticos ("pobreza", "justicia", "trabajo", "deuda", etc.), de modo
que el intrprete construya relaciones semnticas diferentes (respecto al uso de esos mismos signos por otro poltico), o sea, que
la comunidad perciba como Semiosis Sustituidas y, por tanto, originales, a tales aspectos del acontecer social y, por supuesto, de
modo afn a como determinado sector de la comunidad (lo ms amplio posible, a efectos electorales) los construira. Esto lti mo
no es un enigma, sino que puede conocerse (al discurso poltico no emitido por la comunidad, pero emitible por ella, en cuanto
positivamente interpretable) mediante el anlisis semitico del discurso cotidiano (en el que se habla de los mismos fenmenos
de los que habla el poltico) de diversos integrantes de la comunidad en estudio; anlisis semitico que mostrar las relaciones
sintcticas diferenciales con las que esos integrantes de la comunidad construyen las relaciones semnticas diferenciales que
consideraran aceptables cuando se habla de esos aspectos del quehacer social (justicia, trabajo, pobreza, deuda, desarrollo, etc.).
En definitiva, cada poltico construye su discurso (o deseara construirlo) como una rplica de los discursos sociales vigentes y
no emitidos, pero emitibles (polticamente) que (y aqu se produce la necesaria decisin del poltico) ya bien construyen
relaciones sintcticas afines a las que el poltico desea proponer para que surjan las relaciones semnticas afines con su propia
ideologa (discurso emitido desde determinada plataforma poltica), o que ya bien construyan las relaciones sintcticas (la
"manire de parler", Marandin, 1979: 51-52 y 57-84) ms difundidas, de las que se sabe que surgirn las relaciones semnticas
que encontrarn aceptabilidad en los sectores mayoritarios de esa comunidad (discurso demaggico). Y todava hay otra
posibilidad consistente en que sin importar las relaciones sintcticas del discurso ni los significados emergentes de las relaciones
semnticas as construidas, el poltico acte, se muestre y se comporte situndose a s mismo (como "persona" en el sentido
griego de "personaje") en un particular modo de ser visto como para evocar sus actuaciones previas en determinado contexto,
cuyas relaciones sintcticas (el modo de comportarse) le confirieron un valor semntico personal, a l como signo ya socialmente
344
interpretado, con prescindencia (total o parcial) de los valores semnticos que construya con su discurso poltico. Tal es el caso
de la persona (en cuanto signo indicial de una Semiosis Sustituyente) que usa la sintaxis de su propia posicin en el conjunto de
las relaciones sociales (como actor, artista, deportista, etc.) sabiendo que ya ha sido positivamente interpretada como constructora
de una semntica, o sea, de un significado que resulta altamente aceptable por amplios (tambin aqu se busca que sean lo ms
amplios posibles, por fines exclusivamente electoralistas) sectores sociales. Todo lo anterior tiene muy semejante desarrollo y
aplicabilidad en el caso del discurso publicitario.
No se trata del mero gusto de utilizar trminos tcnicos: Semiosis Sustituyente, Sustituida, Objeto Semitico, relaciones
sintcticas, semnticas. Es que mediante la definicin precisa de tales trminos, el anlisis de la construccin del significado (por
ejemplo, la eficacia poltica o publicitaria de los distintos discursos) puede alcanzar una mayor precisin, al proporcionar la
explicacin, no de cul es el significado verdadero de determinado fenmeno (que siempre ser una inferencia dogmtico-
ideolgica; inferencia tambin explicable semiticamente, en cuanto al proceso de su produccin, pero no en cuanto al valor
absoluto de su verdad o falsedad), sino la explicacin de cul es la vigencia social y de qu discursos provienen las distintas
opciones que existen en determinado momento de determinada sociedad para construir el significado de determinados
fenmenos.
La investigacin semitica proporciona, por tanto, un conocimiento riguroso acerca de este proceso por el cual determinado
fenmeno adquiere determinado significado.
2. Con respecto a la estructura y formulacin adecuada de una hiptesis en un proyecto de investigacin semitica, lo que se
requiere es enunciar, lo ms concisamente posible, una conjetura (o abduccin, que, como lo platea Peirce, es lo que deber
probarse; de dnde la conveniencia de la concisin) acerca de las relaciones semnticas que constituyen la capacidad que posee
determinada Semiosis Sustituyente, vigente en un momento determinado de determinada sociedad, para construir determinado
significado para determinado fenmeno social.
La carga de la prueba recaer en la necesidad de evidenciar mediante qu relaciones sintcticas establecidas entre qu
entidades o signos se construyeron esas relaciones semnticas. ste aspecto analtico que parte de lo perceptual (la sintaxis) para
explicar lo conceptual (la semntica) es uno de los aspectos que le confieren rigor y especificidad a una hiptesis, tal como
requiere que se la formule y se la pruebe en una determinada investigacin en la que se utiliza la metodologa semitica. Por
supuesto, el conjunto de Semiosis Sustituyentes que confluyen en la produccin de tal significado (o sea, en la atribucin de un
contenido semntico a determinado fenmeno) hace necesario ampliar el conocimiento del funcionamiento de las distintas
semiosis que pueden estar vigentes en determinada sociedad: ello dar lugar, como simple esquema ya conocido, a las semiticas
icnicas, indiciales y simblicas, sin que sea suficiente con el manejo de las estructuras lingsticas (que slo son una parte o
variante de la semitica simblica).
Tambin requiere reflexionar sobre cierto ajuste a la nocin del lenguaje como la facultad, natural al hombre, de constituir
un sistema de signos distintos que correspondan a ideas distintas, segn la expresin de los alumnos amanuenses de Saussure, ya
que tal facultad sera lo que estoy denominado en este trabajo "facultad semitica", que incluye pero no se limita al lenguaje
verbal.
Una vez ms y en definitiva, el enunciado acerca de la facultad natural al hombre, de constituir un sistema de signos
distintos que corresponden a ideas distintas es, desde esta perspectiva, la definicin de la facultad semitica y no se reduce a ser
la definicin del lenguaje como facultad, sino que incluye al lenguaje como uno ms de los sistemas de signos distintos que
corresponden a ideas distintas.
Por esto mismo, prefiero la concepcin hjelmsleviana (como ya lo he manifestado en alguna oportunidad) que incluye al
lenguaje verbal en el universo de la semitica, y rechazo la concepcin barthiana que reconduce todas las semiticas al lenguaje
verbal, por ser ste capaz de dar cuenta de todas las dems. Este "dar cuenta" se refiere a producir una explicacin, lo que bien
puede ser la eficacia especfica de lo verbal en cuanto a su aptitud para la construccin de conceptos, pero nunca alcanzar la
posibilidad de producir la misma significacin, lo que depende de la especificidad de cada semitica.
Considero, tambin, que referirse a "procesos mentales" o a "procesos neurolgicos" es utilizar expresiones que tienen una
mayor relacin con y permiten una ms eficaz inclusin de los actuales conocimientos acerca del funcionamiento del cerebro,
que la saussureana expresin de "facultad natural al hombre". No lo planteo como un mero dilema terminolgico, sino como la
identificacin de un espacio de reflexin conceptual en el que se vayan explorando las nuevas hiptesis cognitivas. As, puede
345
decirse que la semitica, en singular, se refiere, de modo general, a los procesos (naturales y evolutivos) neurolgico-mentales,
de produccin de signos que sustituyen o representan ideas distintas.
Por su parte, las semiticas, en plural, se refieren, especficamente, a los procesos (naturales y evolutivos) neurolgico-
mentales de produccin de distintas clases de signos que sustituyen o representan, de modos diferentes, a ideas distintas.
Desde otra perspectiva, con la designacin de "semiosis sociales" se estn designando las diversas realizaciones histricas de
tales semiticas.
En cambio, desde una tercera perspectiva, hay que tener en cuenta que tambin se habla de "semitica" como de la disciplina
terica que da cuenta del proceso de produccin, interpretacin y transformacin del significado de los fenmenos sociales.
Otro aspecto a considerar es que ninguna semiosis es autosuficiente para su interpretacin; ni para producir, ni para explicar
el correspondiente proceso de interpretacin. As pues, para interpretar las Semiosis Sustituyentes de naturaleza verbal, se deber
disponer, en la memoria, de atractores icnicos e indiciales, adems de los especficamente simblico-verbales. Y la misma
reflexin, mutatis mutandis, ser aplicable a las restantes semiosis. Por eso, argumentar que se requiere la mediacin de la accin
del lenguaje como determinante de la naturaleza de las semiticas icnicas e indiciales, no es ms ni menos vlido, pero en modo
alguno determinante, que argumentar que se requiere la mediacin de la accin de las semiticas icnicas e indiciales como
determinante de la naturaleza del lenguaje verbal; ninguna semiosis determina la naturaleza de otra, pero todas confluyen en su
interpretacin.
Por todo esto, la hiptesis, en una investigacin en la que se aplique la metodologa semitica, consistir en una anticipacin
de la explicacin acerca de los procesos de produccin de la significacin de los fenmenos sociales, como el resultado del
funcionamiento de la facultad semitica, tal como se puede establecer que est constituida, en cuanto a las entidades y relaciones
disponibles, o sea, en cuanto a los plurales y competitivos Mundos Semiticos Posibles vigentes, en un momento determinado de
una sociedad determinada.
Todo esto lo digo desde mi buen saber y entender y, errores aparte, considero que todo es discutible y que, simplemente,
vamos buscando la posibilidad de disponer de la Semitica como instrumento analtico que nos permita entender, cada vez un
poco ms, por qu, cmo y cul sea la significacin de los fenmenos sociales, inmensamente complejos para cada
contemporaneidad.
19.2.32 Sobre los mundos semiticos posibles/1
Voy a intentar ordenar un poco el planteo del tema de los Mundos Semiticos Posibles (de ahora en adelante, MSP; ver el
prrafo con las referencias bibliogrficas del apartado 5).
En primer lugar, llamo la atencin hacia el aadido de "semiticos", que no es arbitrario, sino que pretende destacar que, en
las tareas de produccin y anlisis del significado de los Objetos Semiticos, los mundos posibles adquieren una eficacia que
depende de que hayan sido adecuadamente establecidas sus caractersticas semiticas particulares. Tambin, ese agregado
pretende acentuar el hecho del distanciamiento respecto de su mbito de origen en la lgica modal y su plena inclusin en el de la
semitica.
Tambin conviene tener en cuenta que la mayora de los trminos que voy a emplear requieren de una definicin explcita, ya
que pueden ser interpretados polismicamente. Se trata de que, en este trabajo, se los lea unvocamente, o sea, con una nica y
determinada significacin, para hacer posible la comprensin de la propuesta y su eventual discusin. No obstante, para no
extenderme excesivamente, esas definiciones explcitas las dejar provisionalmente en suspenso, para trasmitir ahora una idea
intuitiva y general.
El esquema que propongo, como organizador de la problemtica de los MSP es el siguiente.
En la construccin del significado de un Objeto Semitico intervienen diferentes Semiosis Sustituyentes.
En un momento dado de una sociedad dada (o de un grupo social dado) es posible identificar las semiosis desde las cuales
recibe su interpretacin el Objeto Semitico en estudio.
346
La construccin del significado de un Objeto Semitico se realiza mediante la produccin de las interpretaciones vigentes, o
sea, mediante las Semiosis Sustituyentes que lo interpretan.
Cada conjunto de interpretaciones que, en un momento y en una sociedad determinada, construyen la calidad semitica de un
Objeto Semitico determinado (su visibilidad y cognoscibilidad) constituyen un MSP de ese objeto.
La identificacin de estos MSPs (saber cules son), el conocimiento de sus reglas constructivas (saber cmo funcionan) y la
determinacin de su vigencia social compartida y contrastante (saber cul es su eficacia), son los objetivos y, por tanto, el
encuadre de la problemtica de toda investigacin social en la que se aplique la metodologa semitica.
Las Semiosis Sustituyentes que intervienen en la atribucin de "semioticidad" a un objeto determinado (uso "objeto" en
sentido amplio, abarcando entidades y fenmenos de cualesquiera naturalezas) provienen de conjuntos semiticos virtuales
(sistemas lingsticos, repertorios de imgenes, sonidos, comportamientos, etc.) disponibles en determinado momento de
determinada sociedad, conjuntos a los que dichas Semiosis Sustituyentes actualizan.
Cada Semiosis Sustituyente es un producto, perceptualmente identificable, constituido por determinada seleccin en el
conjunto de entidades semiticas virtuales y por determinada seleccin en el repertorio de reglas semiticas, disponibles unas y
otras en ese momento de esa sociedad.
En otro momento de esa misma sociedad (o grupo social), o en ese mismo momento de otra sociedad (o grupo social), o en
otro momento de otra sociedad (o grupo social), otras Semiosis Sustituyentes podran ser actualizadas por otros sujetos
productores (individuales o colectivos), para dar lugar a otras interpretaciones que construiran otros Objetos Semiticos al
aplicarse a la misma entidad, que ya no sera la misma.
Tenemos, entonces:
1) el conjunto de las Semiosis Sustituyentes que construyen la semioticidad de determinado entidad (o sea, que la interpretan
y, al interpretarla, la constituyen en Objeto Semitico), en un momento de una sociedad;
2) el conjunto de las Semiosis Sustituyentes que construyen la semioticidad de determinado entidad (o sea, que la interpretan
y, al interpretarla, la constituyen en Objeto Semitico), en otro momento de esa misma sociedad;
3) el conjunto de las Semiosis Sustituyentes que construyen la semioticidad de determinado entidad (o sea, que la interpretan
y, al interpretarla, la constituyen en Objeto Semitico), en ese mismo momento de otra sociedad;
4) el conjunto de las Semiosis Sustituyentes que construyen la semioticidad de determinado entidad (o sea, que la interpretan
y, al interpretarla, la constituyen en Objeto Semitico), en otro momento de otra sociedad.
Cada uno de los conjuntos sealados bajo 1, 2, 3 y 4 pueden ser (tericamente) consistentes, completos y decidibles
(Sacristn, M., 1973: 47), o no.
Se entiende por conjunto consistente aquel que no contiene una contradiccin entre las Semiosis Sustituyentes que lo
constituyen.
Se entiende por conjunto completo aquel que permite identificar a una determinada Semiosis Sustituyente como producida o
producible a partir de las reglas inherentes a dicho conjunto.
Se entiende por conjunto decidible aquel que permite establecer si una determinada Semiosis Sustituyente le pertenece o no.
El conjunto de conjuntos, resultante de intentar integrar cada uno de los conjuntos 1, 2, 3 y 4 con cada uno y/o todos los
conjuntos restantes, pueden ser, a su vez, (tericamente) consistentes, completos y decidibles, o no.
Siempre ser posible, en este conjunto de conjuntos, identificar, al menos, determinados subconjuntos de Semiosis
Sustituyentes que sean (tericamente) consistentes, completos y decidibles.
347
Cada conjunto o subconjunto de las Semiosis Sustituyentes efectivamente aplicadas a la semiotizacin de determinada
entidad (o sea, que la interpretan y, as, la constituyen en Objeto Semitico) que sea (tericamente) consistente, completo y
decidible, es lo que puede denominarse un MSP de esa entidad. O sea, un MSP es un conjunto de interpretaciones que
construyen un nico y mismo Objeto Semitico.
Cuando el conjunto o subconjunto en estudio evidencia que existe/n inconsistencia/s, incompletitud/es o indecidibilidad/es
entre las Semiosis Sustituyentes que lo integran, entonces pude decirse que no se est construyendo un mismo MSP, por lo que,
tambin puede decirse, que el Objeto Semitico que aparece (por lo general con el mismo "nombre" y/o "configuracin" y/o
"3D") no es el mismo, o sea, que no se da una relacin de identidad entre las designaciones de tales Objetos Semiticos en los
distintos MSP en los que se registra su presencia.
Por el contrario, cuando los MSP en los que se hace presente un determinado Objeto Semitico pueden agruparse en un
conjunto del que pueda demostrarse que es consistente, completo y decidible, entonces puede afirmarse que existe una relacin
de identidad entre las diversas presencias del "nombre" y/o "configuracin" y/o "3D" del Objeto Semitico en las diversas
Semiosis Sustituyentes en las que se registre su presencia.
19.2.33 Sobre los mundos semiticos posibles/2
Para ir elaborando el conjunto de operaciones que habrn de constituir los MSP, creo conveniente proponer un concepto
intuitivo, no tcnico, que los describa y muestre la eficacia que se pretende atribuirles, en el mbito de la semitica.
Los MSPs son constructos que el analista elabora al intervenir en un determinado corpus de Semiosis Sustituyentes. O sea,
los MSPs proceden siempre y exclusivamente de las Semiosis Sustituyentes.
Tentativamente, defino un MSP como una representacin que muestra las caractersticas relacionales segn las cuales
determinada entidad se vincula con otras, en el conjunto de contextos en los que efectivamente se registra su presencia (con la
dimensin que, en determinada investigacin, se considere adecuada para tal registro).
Cuando esta entidad sea un signo lingstico (o, en general, un smbolo) cada uno de tales contextos ser una definicin
contextual; cuando sea un signo grfico (o, en general, un icono) cada una de las configuraciones correspondientes ser una
definicin configurativa; cuando esta entidad sea un signo existencial (o, en general, un ndice) cada una de las disposiciones
correspondientes ser una definicin disposicional (ver apartado 22).
O sea, con un (1) MSP se tiene una serie o listado constituido por una nica entidad, que se repite en cada lnea de la serie o
listado, y varios contextos (o configuraciones o disposiciones) diferentes, cada uno constituido por cada una de las lneas que el
investigador haya ido agregando, durante la recopilacin de la informacin, a partir del anlisis de la semiosis sustituyente en
estudio.
Por tanto, cada MSP est constituido por mltiples definiciones contextuales y/o configuracionales y/o disposicionales, todo
ello referido a una nica entidad (slo icnica o slo indicial o slo simblica o transfirindose de una a otra de estas categoras
semiticas; transferencia hipottica, ya que habr que probar que la entidad ha permanecido con la misma identidad).
En el conjunto constituido por un (1) MSP es posible identificar las relaciones de cada entidad nica con los contextos y/o
configuraciones y/o disposiciones que la incluyen. El subconjunto de estas relaciones respecto de una nica entidad constituir la
identificacin de la entidad en estudio. O sea, identificar las relaciones es la operacin semitica que permite identificar la
entidad que se relaciona y no a la inversa.
Este subconjunto de relaciones mostrar similitudes e, incluso, diferencias que, mientras no perturben sus exigencias de
consistencia, completitud y decidibilidad (ya definidas nocionalmente en el apartado anterior), podr afirmarse que se est ante
un slo y mismo MSP.
Mientras se est ante un slo y mismo MSP podr afirmarse que, desde las Semiosis Sustituyentes analizadas, se est
construyendo un universo de significaciones en el cual, la significacin correspondiente a la entidad en estudio se mantiene como
idntica a s misma. Por ello, tambin puede decirse que la propuesta, circulacin e interpretacin de esas Semiosis Sustituyentes
identifican a un grupo social relativamente homogneo, con prescindencia de las variaciones sociales, culturales, econmicas,
348
etc. que pudieran haberse registrado desde una caracterizacin positivista. Desde el punto de vista que aqu sostengo, un grupo
social se identifica por su capacidad para generar una cantidad indefinida de Semiosis Sustituyentes en las que se atribuye la
misma significacin a la misma entidad, al hacerla aparecer situada en tales Semiosis Sustituyentes y participante en las mismas
u homogneas relaciones.
Tambin podr decirse que, cuando el subconjunto de relaciones muestre diferencias que perturben las exigencias de
consistencia, completitud y decidibilidad de dicho subconjunto, se estar ante tantos MSPs como sub-subconjuntos puedan
reconocerse que cumplan, cada uno hacia su propia interioridad, con las correspondientes exigencias de consistencia, completitud
y decidibilidad.
Cada uno de estos ltimos constituye, por tanto, un MSP diferente, en el cual la entidad en estudio encuentra su lugar, pero no
siendo ya la misma, sino habindose transformado en la medida en que se transforman las relaciones que mantiene con las
restantes entidades de cada Semiosis Sustituyente, por lo que habr resultado ser otra.
As puede llegar a constatarse, cuando se da esta ltima situacin (lo que es prcticamente universal, salvo en algunos de los
grupos constituidos en funcin de la adhesin a determinados postulados dogmticos), que un grupo social aparentemente
coherente no lo es tanto o que tiene determinados aspectos en que se disgrega, porque la construccin de los MSPs,
efectivamente cumplida por tal grupo, no es reconducible a la configuracin de un nico MSP consistente, completo y decidible.
Todo lo cual conduce a ratificar la pluralidad inherente a todo y a cualquier grupo social.
El instrumento de los MSPs servir, por tanto, para demostrar la cohesin de grupos sociales efectivamente vinculados por la
atribucin de identidad de significacin, pese a su eventual dispersin espacial, temporal, etaria, de gnero, ingreso o cultura. A
la inversa, tambin servir para demostrar la disgregacin de grupos sociales aparentemente dotados de unidad espacial,
temporal, etaria, de gnero, ingreso o cultura, etc.; y, por supuesto, tambin servir para demostrar la diferencia de grupos
sociales efectivamente dispersos y la semejanza de grupos sociales efectivamente prximos.
Los MSPs servirn, especularmente, para conocer los diferentes modos de interpretacin, efectivamente vigentes, de los que
disponen los diversos grupos sociales integrantes de determinada comunidad, ante la necesidad de producir comunicaciones
eficaces, como es el caso de los mensajes polticos, publicitarios, pedaggicos, etc. O sea, son el instrumento especfico para
conocer la identidad y la diferencia de los mundos construidos, que nunca sern ms que MSPs, a partir de las Semiosis
Sustituyentes producidas en el interior de un determinado grupo social.
19.2.34 Sobre los mundos semiticos posibles/3
Contino el trabajo sobre precisiones terminolgicas vinculadas al tema de los MSP.
Como resumen del apartado anterior, en lo que se refiere a la Semitica Verbal: el significado de un trmino o expresin se
mostrar mediante una red de definiciones contextuales que registre las relaciones de contextualizacin a que dicho trmino o
expresin ha estado efectivamente sometido en el/los texto/s seleccionado/s (Magarios de Morentin, 1998).
As creo que se va llegando a una expresin formal que estructure el diagrama de presentacin, para su lectura e
interpretacin, de los MSP. Yo la he denominado, por una parte "Redes Secuenciales", en cuanto conjunto de definiciones
contextuales que provienen de un texto o de un conjunto de textos relativamente homogneos; y, por otra, "Redes Contrastantes",
cuando muestran conjuntos de definiciones contextuales consistentes hacia el interior de cada uno de ellos, pero inconsistentes
(en cuanto contradictorios) entre ellos; o sea, no reunibles en un nico conjunto consistente. Tngase presente que el buen logro
de una investigacin sobre la construccin y vigencia de determinada significacin en determinado momento de determinada
sociedad, requiere haber definido la inconsistencia del modo como especficamente se produce en esas sociedad, o sea, haber
identificado los rasgos semnticos que construyen la contradiccin, a partir del supuesto de la pluralidad inherente a todo
formacin social.
Y con esto nos aproximamos a lo que M. Foucault denomin "Formaciones Discursivas" y que considero interesante
reconducir a la nocin de MSP (simplemente, al menos, para dar cabida a otras semiosis adems de la verbal).Se nos impone,
pues, la necesidad de dar cuenta de otra serie de definiciones vinculadas a estos MSP.
Puedo hablar de "mundos" como metfora acerca de la complejidad del conjunto o conjuntos de significados a los que se est
identificando como pertinentes a los fenmenos sociales de un determinado mbito a especificar. Tambin elijo considerarlo
349
metfora para excluir, del trmino "mundos", cualquier alusin a lo real o a la realidad, el conocimiento de la cual es un resultado
y no un antecedente de tales mundos. En vez de interpretacin de la realidad, el mundo de los MSP es el texto que la construye (a
la realidad) y que, si interpreta algo, interpreta a los textos con los que, precedentemente, se estaba construyendo aquella realidad.
Puedo hablar de "posibles" en cuanto se trata de algo todava no efectivamente realizado, sino de algo virtual o disponible
para ser utilizado en algn momento por alguien, para que algo adquiera algn significado; o bien de algo contingentemente
realizado a partir del mismo algo que estuvo disponible para que alguien en algn momento atribuyera a algo algn significado.
No tiene un carcter de necesariedad; pertenece a las modalidades enunciativas y est disponible en determinado momento de
determinada sociedad; disponibilidad que el analista conoce despus de haber analizado los textos y recuperado el sistema de
posibilidades de donde tales textos procedieron. El tema puede parecer un poco confuso, pero hay que diferenciar el trabajo
cumplido por el discurso social y el trabajo del analista. En determinada sociedad, si es posible decir algo segn determinada
modalidad enunciativa, es porque esa posibilidad preexista en el universo virtual de la significacin disponible en esa sociedad,
o sea, en los MSP de los que dispone para atribuirle significado al entorno; disponibilidad que la comunidad utiliza de modo ya
bien unvoco, ya bien equvoco o ya bien poli-sentido (Galvano della Volpe, ibidem), sepa o no, tenga o no conciencia (y, en
general, sin saberlo y sin tener conciencia) de tal disponibilidad.
Para el analista, en principio, si no est dicho no puede conocerlo. Por lo tanto el analista identifica el carcter de posible de
esos mundos semiticos, a posteriori, cuando ya se han concretado en el discurso y, por tanto, ya han construido el significado del
entorno. Pero lo interesante en la tarea del analista es que, aparte de la constatacin de la vigencia, tambin puede prever las
posibles transformaciones en funcin de la superacin de las contradicciones que identifique en los MSP de la sociedad en
estudio y, de ese modo, anticipar nuevas significaciones de las que podr disponer esa sociedad para, con ellas, construir su
realidad.
Puedo hablar de "semitico", hablando de "MSP", porque abarcan todas y cualquiera de las materias primas de la
comunicacin social (iconos, ndices, smbolos y su combinatoria) y porque se refieren a la construccin del significado de la
realidad, de por s in-significante, como resultado de la intervencin de la facultad semitica.
Puedo hablar de "mundos posibles" porque la realidad construida a partir de cada texto y como resultado de todos los textos,
puede ser interpretada, parafraseada, reformulada metalingsticamente, sustituida, abandonada, contradicha, en virtud de
determinada funcin de interpretacin (de otro determinado texto o textos, pero no respecto de realidad alguna). Un mundo
posible deriva siempre (es sucesor) de otro (su ancestro) y ello se puede determinar estableciendo las relaciones de accesibilidad
y de alternatividad que lo vinculan a los otros mundos posibles con los que coexiste. Permite identificar la relacin de
transformacin que lo ha generado; excluye la posibilidad de hablar de "mundos imposibles", porque slo seran tales aquellos
que no pueden pensarse ni imaginarse, porque no son sucesores de ningn otro mundo posible y, por tanto, carecen de ancestros
y, por tanto, nada los hace posibles (Magarios de Morentin, 1996: 454-459). O sea, el mundo posible del que hablo cuando
hablo de los MSP no es una alternativa respecto de la realidad, y ni siquiera respecto de un determinado texto (lo que nos
conducira a una clausura hermenutica y, por tanto, a una verdad, la dicha en tal texto originario y, por tanto, a hacer posibles
determinados Mundos Semiticos Imposibles, que seran los que contradiran tal verdad, si bien ya con otra calidad gnoseolgica
de lo posible/imposible,); sino que son alternativas recprocas entre las posibilidades enunciativas disponibles en una comunidad.
Cada conjunto de definiciones contextuales es una transformacin de otro conjunto de definiciones contextuales y se hace posible
por la eficacia de la existencia de ese otro mundo posible. Segn cul sea el que el analista-investigador tome de base, los
restantes sern sus variaciones posibles y construirn la polifona social de los significados vigentes.
Puedo hablar de "mundos semiticos" como metfora de lugares repletos de significados, como lo son los mundos habitados
por el hombre. Durante un mismo da circulamos por mltiples mundos semiticos diferentes, a veces sabindolo y a veces
inadvertidamente. Cada puerta que abrimos, cada persona con la que nos encontramos y cada actividad social en la que
participamos nos plantea una incgnita acerca de en qu mundo semitico vamos a integrarnos y si el nuestro poseer la distancia
y la proximidad necesarias para la comunicacin. Lo que no podemos es encontrar alguien o algo en un espacio que no est
todava semiotizado, que no sea ya algo diferente a lo que sera en s, si ese ser en s pudiera ser conocido.
Puedo, en definitiva, hablar de "Mundos Semiticos Posibles" como resumen y sntesis de cuanto vengo diciendo y como
anticipo de lo que habr de continuar diciendo como superacin (en sentido dialctico, no de progreso o mejoramiento
positivista) de lo ya dicho (Magarios de Morentin, 2001: 7); que es el modo como preveo e intuyo que habr de ser la
identificacin de "la realidad" en los MSP, a partir del conocimiento que pueda llegar a proporcionarnos una Semitica Indicial.
350
* Los apartados 19.1 y 19.2 corresponden, con algunas pequeas diferencias, a lo publicado como Hacia una semitica
indicial, en la Corua, por las Edicis do Castro, en 2003
351
20 La(s) Semitica(s) Indicial(es)
a partir de Ch. S. Peirce,
o cmo hacer signos con cosas.
En principio, los objetos, comportamientos y recuerdos de nuestro entorno tienen la calidad de objetos semiticos, o sea, son
entes que han sido enunciados mediante palabras, imgenes o rituales, proporcionando esta enunciacin la posibilidad de
percibirlos, por recibir existencia ontolgica de tal enunciacin.
Por consiguiente, no todo objeto, comportamiento, recuerdo es un signo, sino slo aqul que representa, enuncindolo, a otro
objeto, comportamiento o recuerdo diferente al que se est percibiendo, confirindole existencia ontolgica.
El objeto semitico recibe su existencia ontolgica (en cuanto puede ser conocido) del signo.
El signo confiere existencia ontolgica (en cuanto permite conocer) al objeto semitico.
Todo nuestro entorno est constituido por signos y objetos semiticos; tertium no datur.
Pensar y utilizar las entidades (objetos y comportamientos) de nuestro entorno como signos requiere un cierto esfuerzo, motivado
en especial por el carcter contraintuitivo de tal perspectiva; intuitivamente, a los objetos y comportamientos se los considera
como objetos semiticos; interpretarlos como signos requiere cierto esfuerzo. El anlisis de los 4 signos indiciales que surgen de
los 10 signos peirceanos aportan reflexiones, fundamentos y operatividad que contribuyen a considerar fructfera su
identificacin como signos (si corresponde y cuando corresponda) para el estudio de la construccin de la significacin de ese
entorno.
20.1 Los 10 signos de Charles S. Peirce, en la gnesis de la(s) semitica(s) indicial(es)
Recupero, del apartado 6.4.3 Los 10 signos de Charles S. Peirce, en la gnesis de las semiticas particulares, el grfico [15] que
mostraba las relaciones constitutivas de los 4 Signos Indiciales posibles.
20.1.1 Para una Semitica Indicial
[15] 4 signos posibles, en funcin del ndice:
Representamen/ Objeto / Interpretante
352
1-SINSIGNO INDICIAL RHEMTICO [4-5-3: existente individual material (objeto, comportamiento, recuerdo)
interpretado por sus cualidades perceptuales]
Objeto Semitico considerado como Signo interpretable por cmo se lo percibe.
P.e.:
-un instrumento musical se lo interpreta, por su sonido, como piano, violn, trompeta, etc. es signo de posible emocin
originada en una sensacin acstica;
-un arco iris (no como "signo natural") se lo interpreta, por su cromatismo, como final de la lluvia es signo de
estabilizacin de las circunstancias climticas que se viven en determinado momento;
-un plato de comida preparada se lo interpreta, por su aroma y/o textura y/o color, como apetitoso, estando a punto,
quemado, etc. es signo de oferta culinaria apetecible (o no apetecible);
-una persona con su olor se lo interpreta, por su perfume, hediondez, ausencia de olor, como educado, marginal, etc. es
signo de sociabilidad/insociabilidad.
[2.256. Para Peirce: un grito espontneo; es cualquier objeto de la experiencia directa en la medida en que dirige la atencin
hacia un Objeto por el cual se origina su presencia.]
Resumen y puntualizacin: el Sinsigno Indicial Rhemtico atribuye un significado funcional al Objeto, Comportamiento o
Recuerdo mediante determinada cualidad sensorial constitutiva de su Interpretante; o sea, el intrprete valora la percepcin de
determinada cualidad sensorial como identificadora de la eficacia social del valor funcional de determinado Objeto,
Comportamiento o Recuerdo.
2-SINSIGNO INDICIAL DICISIGNO [4-5-6: existente individual material (objeto, comportamiento, recuerdo)
interpretado por su contextualizacin]
Objeto Semitico considerado como Signo interpretable por cmo se lo manipula.
P.e.:
-una puerta se la interpreta, por sus posiciones y movilidad, como posibilidad de entrada o salida es signo de accesibilidad
o inaccesibilidad;
353
-una ventana se la interpreta, por sus posiciones y movilidad, como posibilidad de mirar o de recibir luz, viento, temperatura a
travs de ella es signo de alcance y/o invasin;
-un objeto (prenda de vestir, automvil, instrumento electrnico, etc.) exhibido en la vidriera de un establecimiento se lo
interpreta como propuesta de venta-adquisicin de los objetos semejantes que se encuentran en el interior es signo de
disponibilidad.
[2.257. Para Peirce: una veleta; es cualquier objeto de la experiencia directa, en la medida en que es un signo y, en cuanto tal,
proporciona informacin concerniente a su Objeto. Considero, no obstante, que Peirce no toma en cuenta que la veleta contiene
un sealador con los puntos cardinales: N S E O, y esto la situara, ms bien, en el Legisigno Indicial Dicisigno.]
Resumen y puntualizacin: el Sinsigno Indicial Dicente atribuye un significado funcional al Objeto, Comportamiento o Recuerdo
mediante determinada relacin contextual constitutiva de su Interpretante; o sea, el intrprete valora la percepcin de
determinada relacin contextual como identificadora de la eficacia social del valor funcional de determinado Objeto,
Comportamiento o Recuerdo.
3-LEGISIGNO INDICIAL RHEMTICO [7-5-3: existente individual material (objeto, comportamiento, recuerdo)
interpretado como normativamente eficaz por sus cualidades perceptuales]
Objeto Semitico considerado como Signo interpretable por las convenciones que transportan sus caractersticas perceptuales.
P.e.:
-la enunciacin oral (palabras efectivamente pronunciadas) y, tambin, la enunciacin escrita (palabras efectivamente escritas)
se lo interpreta, por sus caractersticas acsticas y, en el otro caso, visuales, como portador prefijado de determinados contenidos
semnticos diferentes de la materialidad efectivamente presente es signo de comunicacin;
-la msica de un vals se la interpreta cmo generadora de determinados y no otros movimientos de baile es signo de
placidez y liviandad;
-el uniforme de un militar se lo interpreta como identificador de la presunta pertenencia al ejrcito de quien lo use es signo
de insercin en un lugar de una cadena de mando;
-un gesto obsceno se lo interpreta como ofensa a un eventual destinatario es signo de exhibicin de un rgano o accin
sexual convencionalmente ntimos.
[2.259. Para Peirce: un pronombre demostrativo; es cualquier tipo general o ley, de algn modo establecida, que requiere que
cada una de sus instancias est realmente afectada por su Objeto de modo que dirija la atencin hacia ese Objeto.]
Resumen y puntualizacin: el Legisigno Indicial Rhemtico atribuye un significado convencional a determinado Objeto,
Comportamiento o Recuerdo mediante determinada cualidad sensorial constitutiva de su Interpretante; o sea, el intrprete valora
la percepcin de determinada cualidad sensorial como identificadora de la eficacia social del valor convencional atribudo a
determinado Objeto, Comportamiento o Recuerdo.
4-LEGISIGNO INDICIAL DICISIGNO [7-5-6: existente individual material (objeto, comportamiento, recuerdo)
interpretado como normativamente eficaz por su contextualizacin]
Objeto Semitico considerado como Signo interpretable por las convenciones que se actualizan en determinado entorno.
P.e.:
-un semforo se lo interpreta como regulando el trnsito vehicular en funcin de su ubicacin es signo de avance o
detencin;
354
-un alambrado tendido sobre un campo se lo interpreta como identificando una propiedad es signo de delimitacin;
-un objeto cualquiera colocado sobre un pedestal en una sala de exposiciones se lo interpreta como propuesta esttica es
signo de arte.
[2.260. Para Peirce: un grito callejero; es cualquier tipo general o ley, de cualquier modo establecida, que requiere que cada una
de sus instancias est realmente afectada por su Objeto de modo tal que proporcione informacin definida relativa a tal Objeto]
Resumen y puntualizacin: el Legisigno Indicial Dicente atribuye un significado convencional a determinado Objeto,
Comportamiento o Recuerdo mediante determinada relacin contextual constitutiva de su Interpretante; o sea, el intrprete
valora la percepcin de determinada relacin contextual como identificadora de la eficacia social del valor convencional
atribudo a determinado Objeto, Comportamiento o Recuerdo.
20.2 Variables semiticas intervinientes en los signos indiciales
Por lo que hemos visto, todo signo indicial se identifica por la especfica combinatoria (no excluyente) de estas seis relaciones:
(1) Significado funcional o (2) Significado convencional
(3) Cualidad sensorial o (4) Relacin contextual
(5) Eficacia social del valor funcional o (6) Eficacia social del valor convencional
[81]
Significado funcional
Cualidad sensorial
Eficacia social del valor
funcional
Significado convencional
Relacin contextual
Eficacia social del valor
convencional
Comentarios, insistiendo en la investigacin acerca de la falsabilidad del concepto construido:
Las relaciones especificadas agotan las variantes posibles de las relaciones semiticas constitutivas de los signos indiciales
identificados?
Es posible identificar otro signo indicial que se genere articulando alguna otra variante diferente a las especificadas?
Lo que tenemos es:
* La atribucin de significado funcional a un Objeto, Comportamiento o Recuerdo mediante una cualidad sensorial. [El sonido de
un violn]
355
* La atribucin de significado funcional a un Objeto, Comportamiento o Recuerdo mediante las relaciones que lo integran a un
determinado contexto. [Una puerta]
* La identificacin del significado convencional atribuido a un Objeto, Comportamiento o Recuerdo mediante una cualidad
sensorial. [Una bandera]
* La identificacin del significado convencional atribuido a un Objeto, Comportamiento o Recuerdo mediante las relaciones que
lo integran a un determinado contexto. [El alambrado de una finca]
O sea, en un ndice concurren:
-Operaciones A: (1) se le atribuye un significado (original o no) funcional o (2) se identifica un significado convencional
atribuido.
Y esto ocurre:
-Operaciones B: (3) por la percepcin de sus cualidades sensoriales o (4) por la percepcin de sus relaciones situacionales
(contextuales).
Estas cuatro operaciones pueden concurrir (y de hecho concurren) en cada uno de los ndices que se tengan en presencia; no
obstante los usos sociales hacen predominar algunas de ellas (debiendo concurrir al menos dos: una de las A y otra de las B).
Por ejemplo:
(1-2-3-4) Ritual de homenaje1 a la bandera3 de la patria2 izada en el patio de una escuela4.
(1-2-3) Se reconoce, por su combinacin cromtica, la imagen de la bandera3 de determinado pas2 impresa en una
enciclopedia1.
(1-2-4) Ritual de utilizacin1 del agua bendita2 contenida en la pila del atrio de una iglesia4.
(1-3-4) La atribucin, por parte de la polica, de la calidad de actitud sospechosa1 a los gestos, formas de desplazamiento y
miradas de determinada persona3 en una determinada situacin y circunstancia4.
(1-3) El reconocimiento de alguien1 originado por la contemplacin de una fotografa de su rostro3.
(1-4) La atribucin a determinada persona de su presencia en determinado lugar1 por la identificacin de sus huellas digitales
sobre la superficie de determinado objeto4.
(2-3) La identificacin del valor de un billete de banco2 por la percepcin de sus caractersticas impresas3.
(2-4) Atribucin de la calidad de juez2 a determinada persona por su ubicacin en la sala del Tribunal4.
Addenda: Toda Rplica, en la propuesta peirceana, tiene una calidad indicial; para Peirce, se trata concretamente de un Sinsigno
Indicial; y todo Tipo tiene una calidad simblica; para Peirce, se trata concretamente de un Legisigno Simblico. Por ello,
requieren Rplica [Sinsigno Indicial] aquellos signos cuyo Interpretante es un Tipo [Legisigno Simblico]. El tipo es virtual y
carece de posibilidad de ser percibido por s mismo; por ello requiere de su versin existencial que lo haga percibible. En este
sentido, por ejemplo, las palabras no son signos lingsticos, sino rplicas [indiciales] de tales tipos [simblicos] (ver Peirce, CP
2.246); por eso, la cantidad de ejemplares de palabras que pueden producirse es ilimitado, mientras que el signo lingstico
correspondiente a tales palabras es uno nico (salvo cuando, considerando los diversos interpretantes construdos en la mente de
diversos intrpretes, se atiende a la calidad difrerencial de cada signo lingstico segn como resulte de las relaciones que
mantiene con los restantes signos lingsticos del mismo sistema de la lengua, en el estado en que lo posee, especficamente, cada
individuo intrprete). Tambin, por ejemplo, cada uno de los ejemplares de la ilimitable cantidad de billetes de banco de
determinada designacin es una rplica [indicial] de un nico tipo de valor [simblico] perteneciente a determinado sistema
356
monetario. El proceso lgico de generacin de una rplica (todava inexistente) a partir de un tipo (preexistente) es un proceso
deductivo; el proceso lgico de generacin de un tipo (todava inexistente; con la consiguiente generacin o modificacin del
correspondiente sistema) a partir de un existente (preexistente por creacin o azar; y que ser una rplica, cuando se genere el
tipo, pero que todava no lo es por no existir tal tipo) es un proceso inductivo; el proceso lgico de seleccionar una rplica (ya
conocida) como la ms adecuada para actualizar un tipo (preexistente) es un proceso abductivo.
V
EN QU TIENE QUE CAMBIAR LA
SEMITICA
357
21 LA SEMITICA DE LOS BORDES
Estar es venir hacia el ir.
I
Voy a retomar, como punto de arranque, el esquema, que expuse a fines del 2005 en el
congreso de la FELS en Maracaibo, en el que se interrelacionan los 3 elementos mnimos
y necesarios que intervienen en la identificacin ontolgica de un sujeto: pensamiento
- semiosis - mundo (este esquema puede recuperarse en: http://www.centro-de-
semiotica.com.ar/gio.htm).
Se trata de 3 elementos, ninguno de los cuales se define con independencia de los
otros dos. No hay pensamiento que no consista en el sistema de interpretaciones
emergente de las enunciaciones producidas a partir del estado de determinada semiosis
acerca de alguna entidad del mundo. No hay semiosis que no construya, para el
pensamiento, una determinada interpretacin de alguna entidad del mundo. Y no hay
entidad del mundo que no se identifique mediante la interpretacin de alguna semiosis
en el sistema del pensamiento posible.
En esta interaccin constructiva, la transformacin de cada uno de los 3 elementos es
constante, de modo que cualquier identificacin que se pretenda es instantnea y ya
histrica, apenas enunciada. Puede describirse la dinmica de las interrelaciones,
proyectada hacia la inmediata transformacin futura o recuperndola desde la inmediata
transformacin ya cumplida, pero no puede enuncirsela como estando ocurriendo, porque
apenas enunciada, y como consecuencia de tal enunciacin, ya es otra.
En el pensamiento, hay una transformacin de sus lmites posibles, en cuanto sistema
virtual de interpretacin, por la eficacia de la inclusin de un nuevo interpretante
que, construido a partir del enunciado emergente desde determinada semiosis, permite
percibir, en el mundo, un existente nuevo para el conocimiento.
Para cada individuo y para cada grupo social determinado, tanto en las diversas
semiosis disponibles, como en el margen disponible de cada semiosis, se hacen posibles
nuevos lmites enunciativos, por la transformacin posible de lo efectivamente
enunciado hasta determinado momento (transformacin que no era posible antes de
haberse enunciado lo que efectivamente se enunci), pudindose lograr, desde tales
nuevos lmites enunciativos, nuevos interpretantes que nutran de sentido, hacindolas
ontolgicamente perceptibles, a entidades del mundo, a las que se les gener un
espacio de relaciones admisibles en el sistema del pensamiento del individuo y/o del
grupo, tal como fue expandido por aquellos interpretantes.
En el mundo, se produce la transformacin de las entidades perceptibles, para
determinado individuo y/o para determinado grupo social, identificndose las que no
eran observables por carecer del nombre y a las que el nuevo estado de la semiosis
disponible permite ahora designar o interrelacionar de un modo diferente mediante la
vigencia de esos nuevos enunciados emergentes de ese nuevo estado de la semiosis
disponible, desde un nuevo estado del sistema virtual de posibilidades interpretativas
admisibles en que consiste la configuracin dinmica del pensamiento en esta nueva
instancia de trnsito.
Constituido, constituyente y superador de este triple modo, el sujeto carece de un
presente que permita atribuirle una permanencia, ya que no es (hoy) el mismo que fue
(en el instante precedente o 14 aos antes), sino que es el sucesor del que fue, ya
que fue su propio ancestro (trminos, el de "sucesor" y el de "ancestro", tomados en
el sentido lgico-matemtico de derivacin por transformacin de las posibilidades de
una proposicin y como funcin de variantes estocsticas). No le cabe al sujeto una
descripcin saussureana que lo homologue al estado sincrnico de un sistema, ni como
358
relacin diacrnica entre dos estados sincrnicos de un sistema, sino que se
constituye como una instancia de trnsito desde un ancestro hacia un sucesor que
tambin son, a su vez, instancias de trnsito.
Todo ello puede concretarse, provisionalmente, en la siguiente pregunta: En qu tiene
que cambiar la semitica, para seguir siendo [o para llegar a ser, de una vez por
todas?] un instrumento eficaz para explicar[hacer explcito el razonamiento que
permite enunciar] la produccin, interpretacin y transformacin del significado de
los fenmenos sociales?
II
Como un comienzo de respuesta posible, me animara a decir que la semitica, si
pretende llegar a explicarlos, antes que referirse al resultado logrado y al concepto
construido, tiene que acompaar, sistematizar o incluso promover la dinmica de los
concretos procedimientos segn los cuales, en determinado momento de determinada
sociedad, se considera que se producen, se interpretan y se transforman los
significados que, en ese momento de esa sociedad, se atribuyen a los mltiples,
diversos y dispersos fenmenos que constituyen el universo de lo social. O sea, habra
que explicar el proceso de su produccin para poder llegar a comprender el valor
semntico diferencial del resultado; lo que implica admitir al significado como un
resultado histricamente situado y no como una sustancia esencial y universal.
Segn esto, la primera tarea de la semitica, desde el punto de vista lgico, consiste
en explicar, no ya el significado de los fenmenos sociales, sino, antes que nada, el
proceso de produccin, interpretacin y transformacin de tal o de tales significados.
O sea, la semitica tiene que poder explicar, siempre en el sistema de la racionalidad
vigente en determinado momento de determinada sociedad, cmo se producen, se
interpretan y se transforman, en ese momento y lugar, los significados, para, as,
poder llegar a explicar adecuadamente (o sea: segn la racionalidad del momento
histrico y de la comunidad en el que formula sus enunciados y dando cuenta eficaz del
fenmeno que est en condiciones cognitivas de percibir) por qu a determinados
fenmenos se los percibe como portadores de determinados significados posibles.
As que, por el momento, voy a irme refiriendo, preferentemente, a las condiciones de
produccin, interpretacin y transformacin del o de los significados, antes que a las
caractersticas especficas constitutivas del valor del o de los significados de algn
determinado fenmeno social, en su correspondiente sistema semntico.
Tambin propongo, a la reflexin conjunta con el lector, considerar si corresponder
(como lo pretendo) establecer que, de estas tres condiciones, la fundamental es la de
transformacin. Porque el significado que, en determinado momento de determinada
sociedad, permite percibir la existencia de un determinado fenmeno, es un estado de
trnsito, que se hizo posible por haber existido un antes, desde el cual el
significado que en l tena ese fenmeno, contena tambin, en sus bordes, la
posibilidad de que se formulara el que tiene ahora. Constatacin de una inaprensible
actualidad, porque apenas comprendida y, en cuanto tal, percibida, ya se desborda
hacia un despus que, parafraseando la cita que Foucault hace de Althusser (1969; 12),
revelar a este presente, cuando ya sea pasado en el futuro inmediato, como
ideolgico, ya que ese futuro consistir tan slo en la posibilidad de formulacin de
significaciones diferentes, dialcticamente superadoras, que harn ver otros
fenmenos, en el mismo espacio donde est el que se percibe en el presente, el cual
tambin as lo haba hecho con los que se perciban en su pasado.
ste es el sentido de la interaccin constructiva a la que me refera antes y en
funcin de la cual consideraba que, en el borde de los pensamientos posibles en un
determinado momento, estn, todava borrosos, los nuevos pensamientos que requerirn
de las nuevas formas semiticas que sonaban, todava, como furia expresiva en el borde
de las semiosis disponibles en este momento, al que, en lo fugaz de su transicin,
consideramos presente, de modo que esas nuevas semiosis permitan percibir, en un mundo
futuro, fenmenos a cuya existencia no accede nuestro conocimiento presente, por
encontrarse todava en el borde entrpico de lo indiferenciable. En definitiva, slo digo
359
algo tan viejo como que el objeto de conocimiento de la semitica consiste en explicar
la transformacin histrica del significado, entendindose aqu historia como la
emergencia del cambio. La cuestin es asumir su dinmica, su racionalidad (actual y
transitoria) y construir los modos fugaces de explicarlo.
He centrado la problemtica de la semitica en la exploracin explicativa de las
condiciones de produccin, interpretacin y transformacin de los significados, tal
como estos existen en un momento determinado de un grupo social determinado y
reclamaba, para la transformacin, la calidad de ser fundamental respecto de las otras
dos condiciones. La transformacin construye la historia y, a su vez, la historia es
una caracterstica constitutiva del ser humano: no hay hombre/mujer si no es como una
transitoria funcin entre lo que fue y lo que ser, nunca detenida en el presente de
algn ser definitivo, hasta que llega su muerte y, an entonces, sometido a la
historia de las interpretaciones que de ese ser continen hacindose.
Pero ahora, lo que propongo a los lectores es que me acompaen en la exploracin de la
interpretacin, en cuanto trabajo necesario para la produccin de la transformacin.
Una interpretacin transformadora habr de consistir en la produccin de otro
significado derivado del anterior, que ya no ser el mismo, y, por tanto, en otra
posibilidad de percepcin del anterior fenmeno social, que ya no ser el mismo. Si la
transformacin, como he tratado de plantear, se proyecta en una dialctica
cronolgica, la interpretacin, como espero que lleguemos a ver, se proyecta en una
dialctica mental (e incluso cerebral, o sea, neurolgica, as como tambin situada
[Suchman, L. A., 1987]). De este modo, propongo ubicarnos en un borde del concepto de
interpretacin, para explorar su comportamiento dinmico o sea transformador. En este
sentido, considero que existen dos direcciones, relativamente autnomas, de
investigacin semitica.
Por una parte, un nuevo, cronolgicamente, estmulo perceptual (por ejemplo, algo
visto o tocado u olido, etc., en determinado momento, en el mundo) solicita, en la
memoria asociativa, la posible identificacin de un atractor, en cuanto residuo de la
significacin identificadora de otra percepcin ya histrica, que, ahora, se propone
como interpretacin de ese nuevo estmulo; o sea, se propone a tal significacin
histrica como la significacin atribuible a la configuracin existencial que se est
percibiendo.
Por otra parte, en un recorrido inverso al anterior, la actualizacin, en la memoria
asociativa, de la significacin de una percepcin histrica, permite, en el rgano
sensorial afn a la significacin de esa percepcin, la recuperacin actualizada de
determinados estmulos sensoriales histricos (en su estado coyuntural de
transformacin) que originan, en el rgano sensorial involucrado, una configuracin
imaginaria.
La primera situacin es aquella en la cual se percibe algo y, adems, se sabe qu es
lo que se percibe; en un sentido semejante, Peirce diferencia entre el "perceptum" en
cuanto sensorialmente activador pero sin interpretacin que lo identifique y el
"juicio perceptual"; por ejemplo en CP 7.630, siendo esta primera situacin ya el caso
del juicio perceptual. Esta capacidad de identificacin de algo en el mundo depende de
los resultados que aporte la comparacin de la imagen sensorial registrada (visual,
tctil, olfativa, etc.) con el atractor o registro mnemnico, o sea, con las imgenes
sensoriales anteriormente registradas y almacenadas en la memoria y en funcin de las
cuales la interpreta de alguna de estas tres maneras: (1) o coincide totalmente:
vuelve a verse lo ya visto; (2) o se ve a lo que se ve como una modificacin de algo
ya visto; (3) o no hay registro que coincida en parte alguna con lo que estara
propuesto a la percepcin; imposibilidad, esta ltima, de saber que se est viendo (no
ya qu sea lo que se ve, sino que se anula la posibilidad de ver lo que se est
viendo, ya que ver es identificar e identificar es reconocer). El proceso de conocer,
en este sentido, consiste en la posibilidad (o en ser capaz) de percibir lo diferente,
mientras que el proceso de reconocer consiste en reconducir lo diferente propuesto a
la percepcin a lo ya conocido, lo cual es desconocer lo que de nuevo tiene lo
percibido (y algo recupero en esto de la reflexin del althusseriano filsofo
360
argentino Sal Karsz, 1971). En el caso (1), la interpretacin de lo percibido duplica
lo ya conocido (lo reconoce sin incrementar el conocimiento). En el caso (2), la
interpretacin de lo percibido expande lo ya conocido (permite conocer a lo que se
percibe como una posibilidad antes desconocida, por inaccesible, en el registro de la
memoria asociativa; lo que implica expandirlo hasta llegar a sus bordes). En el caso
(3), no hay posibilidad de conocer lo que se percibe, salvo (a) a costa de negar la
existencia de lo percibido o (b) a costa de producir una ruptura que reestructure la
memoria asociativa segn reglas y relaciones diferentes a las que hasta entonces
estaban disponibles, lo que implica producirlas a partir de los bordes de aquellas
previamente disponibles; ruptura necesaria para generar una nueva forma de conocer, en
la que tenga cabida la interpretacin de lo percibido como un nuevo conocimiento (o
sea, ya bien (a) se niega la percepcin, ya bien (b) se niega el sistema con el que
se la pretenda interpretar; lo que implica la presencia de un nuevo sistema como
sucesor del precedente).
La segunda situacin es aquella en la cual alguien imagina algo. La capacidad de
imaginar depende de la posibilidad de actualizar recuerdos de efectivas percepciones
sensoriales precedentes. Se mezclan, se transforman para construir un imaginario
posible, pero en definitiva su materia prima (mnemnica) preexiste. Con esto se
rechaza el tradicional argumento de Z. W. Pylyshyn (1973), cuando niega la existencia
de imgenes mentales (sustituyndolas por secuencias proposicionales) por considerar
absurda la presencia, en el cerebro, de una "pantalla" a la que alguien est
contemplando desde su asiento. Ironas y metforas al margen, considero que las
terminales sensoriales (retina, papilas gustativas, tmpano, ...) son no slo el
receptculo (la "pantalla") que registra y transfiere, a las localizaciones
especficas del cerebro, la entrada de los estmulos sensoriales externos (percibir),
sino tambin la "pantalla" sobre la cual, desde la memoria asociativa, en una segunda
funcin de estimulacin, se proyectan las huellas perceptuales de estmulos
sensoriales histricos ya internalizados (imaginar), las que son "contempladas" (como
en un rebote) por la misma memoria asociativa, en su primera funcin de
reconocimiento.
Tanto al percibir una entidad del entorno, como al imaginarla, nos ubicamos en el
borde, en el primer caso del conjunto disponible de las variaciones efectiva e
histricamente percibidas, para poder percibir lo diferente en lo efectivamente
existente (percibo a partir de lo que conozco), y en el segundo tambin en el borde
del mismo conjunto disponible de las variaciones efectiva e histricamente percibidas,
para reproducir, en el rgano sensorial correspondiente, las huellas dejadas en el
registro neuronal por percepciones anteriores (imagino a partir de lo que he
percibido). Todos los rganos sensoriales son "de ida y vuelta": proyectan en el mundo
lo que pueden identificar por correlacin y contraste entre lo efectivamente percibido
y la informacin registrada en la memoria asociativa; y proyectan sobre el rgano
sensorial (sin necesidad de percepcin efectiva) configuraciones perceptuales
(imaginera), por activacin cerebral de la informacin registrada en la memoria
asociativa.
La realizacin de esta doble tarea de registro: percibir/proyectar (lo que ya no es lo
percibido) y doble tarea de estimulacin: proyectar/imaginar (lo que ya no es lo
proyectado) es la que encuadra las posibilidades transformadoras de la operacin de
interpretacin. Sobre ella, tras atender a la produccin enunciativa de las semiosis
socialmente vigentes/posibles en una determinada sociedad y en un momento histrico
determinado de esa sociedad, volver ms adelante, para, en definitiva, tratar de
identificar y describir las operaciones semiticas, que desde los bordes de la
semitica histrica, permitan explicar, en su dialctica cronolgica, mental-cerebral
y enunciativa, el proceso de la produccin dinmica de la significacin de los
fenmenos sociales.
Y ste sera el borde de la semitica: a partir del campo propio, construido con la
explicacin del significado de los fenmenos sociales (su estado vigente de
representacin/interpretacin) se alcanzan sus bordes, como delimitacin originada a
361
partir del lmite a la vigencia de las operaciones de produccin, interpretacin y
transformacin, en el campo propio, de las significaciones disponibles.
III
En diversas oportunidades he hecho alusin al mito adnico como metfora de la primera
produccin semitica (en nuestra cultura occidental) y, con ella, primera proyeccin,
desde la estructura conceptual del ser humano (ver Ray Jackendoff, 1983: 135-159), de
la existencia ontolgica de las entidades del mundo: "...y Yahveh Dios form del suelo
todos los animales del campo y todas las aves del cielo y los llev ante el hombre
para ver cmo los llamaba, y para que cada viviente tuviera el nombre que el hombre le
diera. El hombre puso nombres a todos los ganados, a las aves del cielo y a todos los
animales del campo..." (Biblia de Jerusaln, 1975, Gnesis, 19-20). Dejo para otra
oportunidad el tema del fracaso de esta primera tarea semitica, con la que Dios
pretenda que el hombre dejara de estar solo; lo que se revirti cuando el hombre se
encontr con lo que Dios, en un segundo intento, le haba preparado especialmente y
complet aquella primera produccin semitica nombrando a esa nueva presencia:
"entonces ste [el hombre] exclam: ... sta ser llamada mujer [varona: 'ih]
porque del Varn ['i] ha sido tomada" (Biblia de Jerusaln, 1975, Gnesis, 23; nota
2.23); con lo que, adems, se instaura al varn como punto de referencia en nuestra
historia (occidental). Lo que propongo a la reflexin es esta muestra de la eficacia
de la produccin semitica (en este caso, del discurso): todas las aves del cielo y
todos los animales del campo adquieren existencia ontolgica al ser nombrados por el
hombre, y lo mismo ocurre, en este relato, con la mujer. Antes de que el hombre los
hubiera nombrado, en virtud de haber sido nombrados por Dios, todos tenan existencia
ntica, pero la posibilidad de identificarlos, o sea, de atribuirles significado y
sentido en funcin de la identidad diferencial de cada uno, slo se da a partir de que
el hombre les hubo atribuido un nombre. Hay, en esta metfora, una cmoda situacin
inicial: nada tena nombre y ningn nombre haba sido usado previamente. La semitica
(discurso verbal, en este caso) no tena historia y, por eso mismo, el mundo tampoco;
hasta que, mediante la generacin de un femenino, se transforma la semiosis, lo que
hace posible la identificacin de una nueva presencia, que se diferencia de las
preexistentes dando lugar al primer cambio y con l a la historia.
Pero, al pasar de la sorpresa retrica a la pretensin explicativa, se enfrenta una
situacin diferente. El mundo que percibe (reconoce/conoce) el ser humano consiste en
un conjunto de entidades, que resulta determinado, a cada momento de su historia, por
las posibilidades enunciativas (reproduccin/produccin) verbales, visuales, tctiles,
etc. proporcionadas por el conjunto de semiosis de las que dispone en ese mismo
momento de su historia.
Si reproduce lo que antes ya poda enunciar, reconoce lo que poda percibir y tal como
ya antes poda percibirlo; si produce nuevas formas enunciativas que antes no poda
enunciar, conoce lo que no poda percibir y como antes no poda percibirlo. Hay una
correlacin fuerte entre lo enunciable y lo percibible. Y este orden sera tambin
ineludible e inalterable: tengo que poder enunciar para poder percibir y no a la
inversa. No es la nueva percepcin la que produce la necesidad de una nueva
enunciacin (aunque ello resulte contraintuitivo); para estar en condiciones de
percibir algo diferente, el hombre tiene que saber que lo puede percibir; de lo
contrario, lo negar como percepcin, negndose a percibirlo. Inversin de otra
metfora religiosa clsica: la que relaciona al apostol Santo Toms con el Cristo
resucitado; no se trata de que si lo viera lo creera, sino que deber creer (saber)
para poder ver. [Desde la escolstica, segn Toms de Aquino: Nihil volitum quin
precognitum; desde la generacin del 98, segn Miguel de Unamuno: Nihil cognitum quin
prevolitum; desde la semitica: Nihil perceptum quin precognitum.]
Si est dispuesto a modificar la estructura de su conocimiento, por intuir que puede
nombrar otras entidades a cuya percepcin no accede, es que ya se situ en el borde de
sus posibilidades semiticas y, ser en funcin de los contenidos y relaciones de
transformacin enunciativa que pueda proporcionarle ese borde como aceptar modificar
su estructura cognitiva para poder ver lo que supone que est dejando de ver. De
362
alguna manera, esto implica una teora de la creacin, que es en lo que consiste la
interpretacin transformadora.
As, sus posibilidades elementales son:
Historia
>>>
de la enunciacin: su cambio respecto
de otra enunciacin/percepcin
existencial precedente >>>
construccin analtica
diferencial, empricamente
comprobable; explicacin de la
percepcin efectiva.
Historia
>>>
de la enunciacin: su cambio respecto
de otra enunciacin/percepcin virtual
posterior >>>
construccin por abduccin,
mediante hiptesis como
probabilidad fundamentada; diseo
de creacin posible.
Historia
>>>
de la percepcin: su cambio respecto
de otra percepcin/enunciacin
existencial precedente >>>
construccin analtica
diferencial, empricamente
comprobable; explicacin de la
gnesis de la percepcin.
Historia
>>>
de la percepcin: su cambio respecto
de otra percepcin/enunciacin virtual
posterior >>>
construccin por abduccin,
hiptesis como probabilidad
fundamental; gnesis de nuevas
percepciones posibles.
Entonces, podramos ir dejando el campo de la epistemologa semitica (pese a todo lo
que queda por establecer y explicar) e irnos introduciendo en el de una metodologa
semitica. En funcin de lo vengo diciendo, tenemos dos accesos posibles a la
problemtica metodolgica, segn que dirijamos nuestra investigacin al momento previo
o al momento posterior respecto del momento en el que se produce el cambio.
(1) En el momento previo, si me interesa proponer (crear, producir) una enunciacin
semitica (en cuanto signo) que transforme una determinada percepcin semitica (en
cuanto objeto semitico): cmo puedo conocer y utilizar las nuevas caractersticas
que habr de tener la nueva semiosis? Cmo identificar los contenidos y las
relaciones que constituyen los bordes de la semiosis actual para, desde all,
descubrir los contenidos y las relaciones que constituyen el ncleo de la nueva
semiosis, que todava no existe? O todo lo que haga continuar siendo, tan slo, una
duplicacin o una expansin de la actual?
(2) En el momento posterior, si me interesa explicar de dnde proviene una determinada
enunciacin semitica (en cuanto signo) a la que atribuyo la eficacia de haber
transformado determinada percepcin semitica (en cuanto objeto semitico): cmo
puedo identificar las caractersticas y la forma de utilizacin de la semiosis de
donde proviene la enunciacin semitica en estudio? Cmo identificar los contenidos y
las relaciones que constituyen el ncleo de la semiosis actual para, desde all,
descubrir los contenidos y las relaciones que constituyeron los bordes de la semiosis
precedente de la que provino la nueva enunciacin? O la enunciacin semitica en
estudio resulta ser, tan slo, una duplicacin o una expansin de la precedente?
IV
Realmente, slo me siento en condiciones de ensayar la reflexin sobre algunos
ejemplos y, as, esbozar la intuicin acerca de la explicacin metodolgica posible de
lo que he designado como interpretacin transformadora.
363
Un pequeo y casi ya redundante ajuste previo. Hablar de los bordes de la semitica
supone aceptar la existencia de una diferencia entre un campo semitico y los bordes
de tal campo semitico.
Por campo semitico podemos entender un determinado conjunto de fenmenos
contextualmente situados en un momento de una sociedad determinada, a la emergencia de
cuya existencia ontolgica y perceptibilidad concurre el conjunto de enunciados y
significaciones construidos por determinado conjunto de operaciones establecidas y
vigentes en esa concreta sociedad.
Bordes de un campo semitico (borde
1
) son los marcados por la necesidad de superar el
fracaso de las operaciones mediante las que se construiran los enunciados y
significaciones posibles que haran percibibles otros determinados fenmenos posibles,
no incluidos entre los pertenecientes al campo semitico en estudio y que todava no
llegaran a adquirir existencia ontolgica hasta que se fueran concretando aquellos
nuevos enunciados y significaciones posibles que provocaran su emergencia (sobre las
formas de emergencia en el constructivismo, ver Visetti, Y-M., 2004; ver tambin
Peirce - Objeto/fundamento: ningn representamen [enunciado] agota las posibilidades
significativas de un objeto semitico [porque no registra realidad alguna, sino que se
construye en el pensamiento]).
Esto ira desplazando el campo semitico, asimilando los nuevos enunciados y
significaciones y haciendo perceptibles otros fenmenos cuya nueva existencia
ontolgica desplazara tambin los bordes de la posibilidad de identificacin
semitica. En el continuum de este desplazamiento, otro borde (borde
2
), dual del
anterior, se ira delineando a partir de los enunciados y significaciones que iran
dejando de ser posibles, con la consiguiente expansin entrpica de los fenmenos cuya
existencia ontolgica dejara de ser perceptible.
Los ejemplos.
La desuetudo como el borde
2
de lo jurdico. Qu comportamientos pierden su calidad
ontolgica de existentes jurdicos cuando la ley que contiene el enunciado que le
confera su especfica existencia deja de aplicarse? (borde
2
). Por ejemplo, la
despenalizacin del aborto cuando era una cuestin de hecho su no persecucin
judicial, mientras todava se lo inclua en la normativa del derecho penal. El borde
2
reclama la formulacin del enunciado legal que d efectiva existencia ontolgica
jurdica al fenmeno sobre el que recae. Y tambin puede observarse el efecto inverso
(borde
1
) en la aplicacin analgica, por extensin jurisprudencial, de la eficacia de
una norma cuando lo enunciado en ella recae sobre comportamientos inicialmente no
previstos. Por ejemplo, textos legales no especficos a los que se acude para otorgar
validez legal a los acuerdos del e-comercio; expresin sta que, a su vez, como
borde
1
, confiere existencia jurdica a los convenios acordados por e-mail o Internet.
La indagacin etimolgica como estudio de la superacin de los bordes de la eficacia
designativa de un nombre respecto a determinado comportamiento socialmente aceptado en
determinado momento histrico; eficacia que se agota y requiere modificar el campo
semntico en el que atribuye existencia ontolgica a un nuevo comportamiento, o bien a
transformar el nombre que lo designa. Manufactura no aparece en el Diccionario de
Autoridades de la Real Academia Espaola (1732/1963); sugiero que ello puede responder
a la inexistencia de la produccin mecnica, por lo que no sera necesario
diferenciar, en el universo del comportamiento laboral, el nombre que diese entidad
ontolgica al trabajo manual: el campo semitico no haba alcanzado ese borde
1
. En
cuanto tal borde
1
, sugiero que su presencia en el Diccionario de la Academia, a partir
de 1817 (Corominas, J. Pascual, J. A., 2001; p. 820), obedece al efecto inverso de
la misma razn; la utilizacin de maquinaria en el proceso laboral necesita enunciar
la existencia ontolgica diferencial de lo manual. Por otra parte, la desaparicin (o
el desuso) de un trmino estara mostrando el borde
2
; la baca designaba un
instrumento, a modo de receptculo metlico, utilizado por los barberos de la poca
del Quijote. Desde nuestra actualidad es un trmino que pertenece al borde
2
, ya que no
tiene eficacia para conferir existencia cognitiva a ningn objeto o fenmeno de
364
nuestro entorno (salvo en el repertorio de un museo). Es famosa, en el Quijote, por
usar este personaje a ese objeto a modo de yelmo; curiosamente, para lograrlo, Don
Quijote le asigna a dicho objeto, perteneciente al utillaje profesional del barbero
al que se lo arrebata (plena vigencia, en su contemporaneidad, del campo semitico que
contena al termino e identificaba a un existente) el nombre de yelmo, con lo que
recupera su eficacia de designar a un existente ontolgico: el yelmo de Mambrino,
propio del campo semitico (ya histrico e inactual para su poca) de los libros de
caballeras. La operacin mental de Don Quijote consisti en renombrar a un objeto
perteneciente a su contemporaneidad (interno al campo semitico en el que viva), con
un nombre perteneciente a otra contemporaneidad (en cuyo tiempo el nombre yelmo era
interno al campo semitico de ese pasado) con lo que le atribua la existencia
ontolgica que para ese objeto necesitaba. Yelmo de Mambrino para designar una
baca, perteneca, en el tiempo de Don Quijote, al borde
2
, o sea a lo que haba dejado
de ser un existente posible y se haba difuminado en el nivel entrpico de lo
inidentificable.
La carencia de metalenguajes icnicos e indiciales muestra la existencia de un borde
1
en el campo metodolgico de las ciencias sociales y en lo que se refiere a la tarea de
explicar el proceso de construccin de la interpretacin de los fenmenos sociales de
naturaleza icnica o indicial. El borde aqu se percibe cuando, por la necesidad de
recurrir al discurso verbal para explicar el significado de las imgenes o de los
objetos y comportamientos, no se alcanza una explicacin consistente acerca de la
eficacia que los componentes de las propuestas icnicas o indiciales poseen para
construir determinada significacin. Se necesita una metasemitica icnica para
explicar el proceso de produccin de las imgenes y una metasemitica indicial para
explicar el proceso de produccin del significado de los objetos y de los
comportamientos. El borde
1
est, aqu, constituido por la exigencia de conceptos
metodolgicos que identifiquen la existencia posible de operaciones coherentes con los
fenmenos que se analizan, mediante las cuales se evite la extrapolacin de las
explicaciones alcanzadas mediante la construccin de textos interpretacionales,
realizada exclusivamente por o con predominio del discurso verbal; lenguaje exterior
al carcter icnico o indicial del fenmeno en estudio, del cual se advierte ya el
carcter inactual e incompleto de la explicacin que permite alcanzar, derivndolo,
as, en esbozar un borde
2
, del que las ciencias sociales comienzan a desplazarse.
El presente trabajo est aceptado para su publicacin en Significacin y negatividad, Tpicos del Seminario N 18. Benemrita
Universidad Autnoma de Puebla, Seminario de Estudios de la Significacin; Puebla, Mxico. Tambin lo utilic como
convocatoria para la Mesa Temtica que coordin en el Congreso Mundial de IASS/AIS, celebrado en Helsinki/Imatra del 11 al
17 de junio de 2007 bajo el epgrafe "Communication:Understanding/Misunderstanding".
ltima modificacin: 17-10-2008
365
22 LA HUMANIDAD, LA FACULTAD SEMITICA Y LA
HISTORIA DEL ENTORNO
RESUMEN
La semitica como disciplina tiene el objetivo de explicar el proceso mediante el cual a un determinado fenmeno se lo identifica
mediante un conjunto de conceptos vigentes en una sociedad determinada, conjunto a cuya textualizacin designamos como su
significado. Asimismo deber explicar tambin la eficacia de un determinado enunciado en cuanto a su capacidad para atribuir
existencia ontolgica a un determinado fenmeno, su referente, capacidad a la que identificamos con el trmino de
significacin. El propsito de esta propuesta consiste en alcanzar este objetivo teniendo en cuenta el carcter histrico
inherente a todo enunciado, as como inherente tambin al fenmeno construido desde tal enunciado, identificando las
operaciones metodolgicas necesarias para explicar el proceso de cambio involucrado. En esto consistira la historia de la
facultad semitica, lamentablemente todava no escrita, que habr de proporcionarnos el registro progresivo de las
transformaciones de las semiosis mediante las cuales la humanidad concret su identidad al configurar su mundo, entendiendo
por tal la transformacin del entorno en funcin de sus capacidades cognitivas especficas.
I
Todo estudio semitico acerca del proceso mediante el cual un determinado fenmeno adquiere un determinado significado
o acerca de la eficacia de un determinado enunciado (icnico, indicial o simblico) en cuanto a su capacidad para atribuir una
concreta significacin a un determinado fenmeno tiene, desde una perspectiva temporal y contextualmente situada (Visetti,
Y-M; 2004), la posibilidad de diversos enfoques, cada uno con su especfica capacidad explicativa.
Por una parte se pueden estudiar, tanto al enunciado como al fenmeno, de modo acrnico, sincrnico o diacrnico. Como
es sabido, el primero excluye toda comparacin con otro enunciado-fenmeno, ya que elimina la temporalidad que la consentira;
el segundo contrasta, en los lmites de una de terminada contemporaneidad, la relacin entre un enunciado y un fenmeno o entre
dos enunciados o entre dos fenmenos; el tercero compara la relacin entre dos pares, al menos, de pares de enunciado-
fenmeno, un par cronolgicamente situado en el momento n y el otro par en el momento n+1, o entre dos pares de pares de
enunciados o de pares de fenmenos, ubicado siempre un par en el momento n y el otro par en el momento n+1; en este ltimo
caso, la relacin se sita en la historia, o sea, toma en consideracin al cambio.
No obstante, desde la perspectiva que propongo ahora explorar, en este tercer enfoque (dialctico-diacrnico) se pueden
estudiar tanto al enunciado que construye un determinado fenmeno como al fenmeno construido desde determinado enunciado:
(1) en su carcter de presencia y construccin significativa actual; (2) o en su carcter de consecuencia resultante de un proceso
previo de transformacin de otro u otros enunciados y/o fenmenos precedentes que condujo hasta la aparicin del actual
enunciado y/o fenmeno; (3) o en su carcter de antecedente del que derivar, por un proceso subsiguiente de transformacin, un
nuevo enunciado y/o fenmeno que sustituya al actual. Estos dos ltimos enfoques, considerados separadamente, o sea, cuando a
un enunciado y/o a un fenmeno se los considera ya bien como consecuencia o ya bien como antecedente de otro u otros, sitan
en la historia a toda la relacin constructiva del significado, o sea, no pueden prescindir de tomar en consideracin al cambio;
todo lo cual puede identificarse como el carcter metablico del significado (y adopto, provisionalmente la calificacin de
metablico para calificar al significado por su relacin de intercambio entre el concepto que constituye su contenido y la
situacin en que tal contenido se contextualiza).
El propsito de esta propuesta consiste en esbozar las caractersticas operativas necesarias para describir y analizar las
situaciones en cuyo procesamiento se pueda explorar la utilidad de la metodologa semitica, como instrumento especficamente
adecuado para explicar el carcter inherentemente histrico de todo enunciado y/o fenmeno constitutivo de su mbito de
conocimiento; o sea, la necesidad de disponer de las operaciones metodolgicas de una semitica con capacidad para explicar
el proceso de cambio que afect al enunciado y al fenmeno, en la concreta situacin que los vincula a ambos, como requisito
indispensable para alcanzar una explicacin aceptable de su interrelacin como condicin de eficacia del uno y como condicin
para que el otro se constituya en objeto de conocimiento posible. Plantea, por tanto, la hiptesis de que no se puede explicar el
significado de ningn fenmeno sin tener en cuenta el enunciado del que procede y el enunciado al que dar lugar para generar la
necesaria transformacin histrica de la mirada del intrprete.
366
II
Sostengo que, para enfrentar la posibilidad de llevar a cabo la tarea esbozada en el punto anterior, no puede partirse de los
contenidos significativos supuestos sino del criterio materialista del que proviene nuestra expresin: lo observable son fenmenos
perceptuales y, para inferir y explicar el significado (o contenido) que se les atribuye, se lo registra en determinado lenguaje
preferentemente simblico (Jackendoff, R.; 1993), pero que tambin puede ser icnico o indicial (tanto cotidiano como
cientfico), que es en lo que consisten los signos, convalidando plenamente la preponderancia metodolgica de estos sobre la que
pudiera llegar a tener un enfoque conceptual de los contenidos. La semitica estudia los signos, porque ellos son el nico acceso
relativamente objetivo y de una racionalidad relativamente verificable, compartible y adecuada como para dar cuenta de los
contenidos, a los que nunca podra llegarse sin aquellos. Desde mi perspectiva, no puede haber una teora de los contenidos ms
que en la forma de una metafsica o de un dogma, o sea de algo que se afirma conforme a determinada subjetividad o segn
determinada creencia. Y esto es lo que trata de evitar la semitica como disciplina del signo, elaborando un conjunto de
operaciones objetivas, verificables y rigurosas, basadas en la materialidad del signo, que permitan acceder, en la medida de lo
posible, a una explicacin acerca de por qu determinado conjunto de significados, relativos a determinado fenmeno, estn
efectivamente vigentes en determinado momento de determinada sociedad. Ya Wittgenstein (1953) advirti acerca del carcter
metafsico del significado. Por esta razn, mi posicin personal afirma a la semitica como una disciplina metodolgica que
explica cmo y por qu determinados signos (efectivamente enunciados, o sea, efectivamente existentes en una o en mltiples
situaciones concretas de enunciacin) atribuyen determinado contenido significativo a determinado fenmeno y cmo y por qu
determinado grupo social en determinada sociedad acepta compartir un determinado significado, frente a otro (u otros) grupo(s)
social(es) que comparte(n) otro(s) significado(s), diferente(s) y eventualmente contradictorio(s) con el primero. Yo, desde mi
posicin, y respetando las otras posibles, considero que la semitica estudia los signos para explicar el significado y a este orden
lo considero vlido y eficaz: (1) percibo (o me informo acerca de la existencia de) un fenmeno, (2) registro los signos con los
que se lo ha enunciado y que le confieren existencia ontolgica, (3) opero sobre tales signos, primero de modo analtico, despus
sinttico y posteriormente dialctico, y (4) as infiero el proceso por el cual determinado significado se le atribuye a aquel
fenmeno por el que me interes inicialmente; y nunca estara dispuesto a zambullirme directamente en reflexiones especulativas
acerca de su contenido significativo, porque considero que mi compromiso subjetivo privaran de rigor a lo que pretendiese
explicar (si bien quiz, podra escribir un hermoso poema, cuyo significado otro investigador tendra que explicar analizando los
signos que utilic y los que dej de utilizar, pese a estar socialmente disponibles, para elaborarlo).
III
de todas formas, el tema del contenido no nos es ajeno, en cuanto semilogos. A ttulo exploratorio propongo esta trada
de precisiones:
PRIMERA: entiendo por significado a la interpretacin de la textualizacin del concepto que determinados individuos de
determinada comunidad atribuyen a determinado fenmeno, como consecuencia de la interpretacin de determinado enunciado
que tiene a dicho fenmeno como referente.
Este concepto, en principio, es inaprensible, por pertenecer al sistema cognitivo del que lo posee. Pretender que ese concepto
(con independencia de su contextualizacin) es el significado es hacer del significado una entelequia de ningn modo explicable;
por lo tanto, as formulado, sera un trmino vaco de sentido o dotado de un sentido arbitrario.
Para recuperarlo, se requiere que dicho concepto sea textualizado (simblica, icnica o indicialmente) por quien lo posee y a
la interpretacin que realiza el eventual destinatario de tal textualizacin es a lo que podemos denominar, con posibilidad
explicativa del proceso y componentes de su produccin, significado.
O sea, a un fenmeno alguien (con lo colectivo que construye lo individual) lo enuncia desde determinada semiosis.
El intrprete de ese enunciado
(1)
, y como consecuencia de la percepcin de tal enunciado, construye, en su sistema
cognitivo, y comparte con otros, de modo relativamente semejante, un concepto acerca de ese fenmeno, que consiste en la
interpretacin que le atribuye a dicho enunciado.
Tenemos un concepto
(1)
construido por el intrprete de un enunciado que se refiere a determinado fenmeno.
367
Tenemos otro concepto
(2)
(en cierto modo un metaconcepto) construido por el intrprete del enunciado que, acerca del
primer concepto
(1)
que elabor al interpretar el primer enunciado
(1)
, formula ese intrprete de tal primer enunciado.
O sea, a ese concepto
(1)
, construido en la mente-cerebro del intrprete, quienes no somos tal intrprete, no tenemos acceso,
ms que (si ello se da), mediante la interpretacin de la textualizacin (en cuanto producto existencialmente percibible de la
enunciacin) que dicho intrprete puede hacernos del concepto
(1)
que elabor.
En la medida en que aquel enunciado
(2)
resulta interpretado de modo relativamente semejante por determinado sector de
determinada comunidad en determinado momento histrico de esa comunidad, puede afirmarse que ese concepto
(2)
est vigente
en dicha comunidad, o sea, que dicha comunidad atribuye ese significado a ese fenmeno.
SEGUNDA: entiendo por significacin al modo de existencia ontolgica de determinado fenmeno, tal como dicha
existencia le ha sido atribuida (o sea, ha sido posible percibirla de ese determinado modo) por el enunciado que lo tuvo como
referente.
Un fenmeno existe para el conocimiento en la medida en que ha sido enunciado desde determinada semiosis y en la medida
en que dicho enunciado le atribuye relaciones diferenciales y de identificacin que permiten percibirlo y en la medida en que las
relaciones atribuidas por dicho enunciado han sido interpretadas por alguien.
El que interpreta este enunciado es el que le atribuye, al fenmeno constituido por tal enunciado, un significado en su sistema
cognitivo; lo cual puede compartir con determinado sector de la comunidad a la que pertenece.
Para conocer la significacin de un fenmeno, o sea, las caractersticas existenciales que constituyen su modo de ser
conocido, es necesario que el intrprete del primer enunciado textualice, o sea, enuncie, el modo como lo conoce y que otro,
nosotros, estemos en condiciones de interpretar esa textualizacin. As, atribuimos a determinado fenmeno la significacin que
proviene de cmo el primer intrprete (en su identidad colectiva) lo hizo portador del significado que fue consecuencia de la
interpretacin del primer enunciado que lo tuvo como referente, permitiendo identificarlo diferencialmente (respecto de su
contexto); en lo cual consiste la atribucin de existencia ontolgica.
Para todo lo cual necesitamos las operaciones que analicen, sinteticen y contrapongan los signos utilizados en ambas
secuencias de enunciados constitutivos de la significacin del fenmeno y del significado del enunciado. En la identificacin y
aplicacin de tales operaciones es en lo que, desde mi perspectiva, consiste la semitica.
Reconozco la dificultad de seguir el desarrollo del pensamiento expuesto en lo que acabo de expresar. Tratar de hacerlo ms
comprensible mediante un esquema visual y su ejemplificacin correspondiente (ver [82] Esquema 1).
TERCERA: entiendo por enunciacin lo formulacin, en cualquiera de los sistemas semiticos socialmente disponibles, de la
textualidad que concreta los significados que le confieren significacin a los fenmenos del entorno. Porque no siempre es la
lengua la que primero enuncia lo que despus ser posible percibir, sino que quiz haya sido antes la imagen o el ritual o la
msica o la danza (o alguna integracin de relaciones y transducciones recprocas entre ellas) las que hayan permitido percibir,
desde cada semiosis, lo que era imperceptible hasta el momento de la enunciacin semitica correspondiente y que, despus, se
transform en enunciacin lingstica y as empez a decirse para reconocer su presencia lingsticamente construida; o que no,
nunca lo hizo y, as, se reconoci y sigue reconocindose su presencia icnica o indicialmente construida, sin disponerse de la
formulacin simblica (verbal). Valga esto para reafirmar que no slo la lengua transforma el entorno en mundo, sino que
tambin la transformacin ocurre como eficacia de las imgenes, los objetos exhibidos y los rituales. Quiz sea sta una nueva
perspectiva para percibir la existencia ontolgica de una nueva historia de los sistemas semiticos.
368
[82] Esquema 1: Semiosis, Percepcin, Interpretacin (su recurrencia)
I/ Semiosis (1) que produce la posibilidad de Percepcin (1) I/ Film en el que se podra ver un aula
II/ Percepcin (1) de la Semiosis (1) por el Intrprete (1) II/ Alguien ve ese film
III/ Interpretacin (1) de la Percepcin (1) de la Semiosis (1) por el
Intrprete (1)
III/ Alguien identifica la imagen de un aula en la
pelcula
IV/ Semiosis (2) que produce la posibilidad de Percepcin (2) IV/ Interior de un edificio en el que podra verse un
aula
V/ Percepcin (2) de la Semiosis (2) por el Intrprete (1) V/ Alguien ve el interior de ese edificio
VI/ Interpretacin (2) de la Percepcin (2) de la Semiosis (2) por el
Intrprete (1) que la reconduce, por su semejanza, a la Percepcin (1)
VI/ Alguien reconoce lo que ve en el interior del
edifico como un aula
VII/ Produccin de la Semiosis (3) por el Intrprete (1) en la que
enuncia la Interpretacin (2) que hiciera de la Percepcin (2) en cuanto
semejante a la Percepcin (1)
VII/ Alguien dice que lo que vio en el interior del
edificio es un aula [entrevistado]
VIII/ Interpretacin (3) de la semiosis (3) por el Intrprete (2) VIII/ Un investigador interpreta lo que le dijo
Alguien
IX/ Produccin de la Semiosis (4) por el Intrprete (2) que explica la
Semiosis (3) realizada por el Intrprete (1) acerca de la Percepcin (2)
asociada a la Percepcin (1)
IX/ El investigador informa por qu lo que le dijo
Alguien explica que considere lo que vio en el
edificio como un aula
369
IV
La historia de la facultad semitica contiene el registro de las transformaciones de los modos segn los cuales la humanidad
configur su mundo; y utilizo el trmino mundo en el sentido que le confiere F. Varela
(1992) cuando lo diferencia del
entorno atribuyndole el plus de significacin que acompaa persistentemente la comprensin de lo viviente y de la cognicin
y que est en la raz de cmo el individuo llega a ser tal. Considero, por tanto, que el entorno ntico es siempre el mismo e
incognoscible. Slo el mundo ontolgico, en cuanto transformacin de tal entorno en funcin del conocimiento que de l va
construyendo la humanidad, muestra la historia que le atribuyen las enunciaciones que el hombre puede llegar a formular, segn
las posibilidades del estado histrico de sus sistemas semiticos (y no slo, pero incluyndolo, el de la lengua) con las
interrelaciones y dependencia que se establezcan entre ellos. Lo lamentable es que tal historia no est escrita y para llegar a
escribirla es necesario que se conciba la transformacin de los signos (sean estos lingsticos, lo que incluye una historia de la
facultad de lenguaje, o de la competencia cognitiva para la produccin y/o transformacin de lenguas o de cualquier otra clase de
signos simblicos, as como tambin una historia de la facultad de produccin de signos indiciales, en cuanto comportamientos
ritualizados u objetos exhibidos o memoria almacenada, as como tambin una historia de la facultad de produccin de signos
icnicos, abarcando las diversas clases de imgenes sensoriales, sean visuales, acsticas, tctiles, etc., y su combinatoria) como
implicando la transformacin de ese mundo con la que se concreta la identidad, para Varela, de todo organismo (a su especfico
nivel) perceptor de tales signos. O sea, desde esta perspectiva, cada organismo, por elemental que sea, tiene un mundo que le
pertenece y que resulta de su posibilidad cognitiva de vincularse con el entorno, que comparte con el resto de lo orgnico,
transformndolo en su mundo, que es propio de cada especie (si lo que diferenciamos son organismos) o de cada cultura (si de la
especie humana se trata). Esto lo realiza el hombre a partir de su facultad semitica y de la capacidad que sta tiene para conferir
existencia ontolgica al entorno. Entonces, una historia de la facultad semitica no es un simple registro del cambio en el valor
de los signos (o sea, en las especficas interrelaciones con las que se vinculan entre s en el interior del sistema correspondiente)
que ha utilizado la humanidad en sus diversas pocas, sino que requiere el registro de cmo determinados signos agotaban su
capacidad identificadora de entidades del entorno y de cmo otros signos mostraban su apetencia de eficacia para construir otras
identidades para esas mismas entidades que ya no eran las mismas, sino que pasaban a constituir otro mundo. O sea, la historia de
todo sistema semitico e, incluso, la historia de la facultad semitica de la que dispone la humanidad, se basa en la constatacin
de la relacin de necesariedad identificable entre (a) las transformaciones observadas en la identidad y en las posibilidades de
interrelaciones internas entre los signos pertenecientes a determinado sistema semitico (icnico, indicial o simblico) y (b) las
correspondientes modificaciones en la capacidad de percepcin de nuevas entidades y nuevas relaciones que, al haber sido
enunciadas segn esas nuevas posibilidades semiticas, generen la progresiva transformacin del entorno en mundo.
En este tentativo esbozo, una historia de la facultad semitica requiere el conocimiento correlativo, al menos, de las
siguientes relaciones:
a) un estado determinado de las semiosis socialmente disponibles y reconocidas como eficaces para atribuir habitabilidad de
mundo identificable al entorno de los integrantes de una determinada comunidad;
b) una situacin de enunciacin en la que pueden producirse textos (de cualquier cualidad semitica) capaces de conferirle
una significacin diferente a determinada(s) entidad(es) de ese mundo, que primero se redujo a entorno por empobrecimiento de
los signos que lo identificaban y que despus recupera la calidad de mundo (pero que ya es otro diferente del anterior) al ser
enunciado en la nueva situacin;
c) una serie de intrpretes (al menos uno) que se hacen conscientes de estar percibiendo esa nueva enunciacin y que la
interpretan captando la propuesta de significado como un nuevo concepto con el que aquella enunciacin pretende modificar el
significado del mundo que dej de serlo para hacerse entorno y que vuelve a ser un nuevo mundo;
d) la textualizacin de ese nuevo concepto en una nueva situacin de enunciacin, como para que sea interpretado por
quienes no fueron intrpretes de la enunciacin anterior y tengan, as, acceso al significado que le estn atribuyendo al entorno, o
sea, al modo como, ahora, aquellos anteriores intrpretes lo transforman en un nuevo mundo;
e) la insatisfaccin de los nuevos intrpretes ante determinados aspectos de la propia textualizacin de los conceptos
significativos con los que organizan el mundo que les confiere su identidad y que les hace percibir el carcter de lmite o borde
que tienen las semiosis de las que disponen, en virtud de aquella textualizacin histrica, que ya se manifiesta como iniciando
una prdida de capacidad para producir la identidad de quienes las utilizan;
370
f) la disconformidad de quienes son actuales intrpretes de estos enunciados as textualizados o materializados por los
actuales enunciantes, y la correspondiente disconformidad con los mundos as producidos, lo que implica la necesidad de
construir otras semiosis que satisfagan las necesidades de identidad insatisfechas al interpretar aquellos enunciados;
g) la produccin de semiosis experimentales, destinadas a explorar nuevas configuraciones y/o relaciones diferentes entre
configuraciones preexistentes, tales que generen nuevos mundos en los que pueda desplegarse la identidad emergente de los
anteriores enunciados.
Determinar las concretas semiosis que intervienen en la interpretacin que produce concretos nuevos mundos y las concretas
caractersticas semiticas de su deterioro que transforma a los que fueron mundos nuevos en otros concretos y estriles entornos
(todo lo cual est exigiendo la produccin de otras semiosis que den lugar a otros nuevos mundos producto y gnesis de nuevas
identidades) es lo que tendra que escribirse para que pudiramos disponer de esa pretendida historia de la facultad semitica.
371
23 HACIA UNA NUEVA HISTORIA DE LOS SISTEMAS
SEMITICOS
El esquema que esboc inicialmente (en 2.1.6 Lenguaje / Facultad semitica; [2]) se fue haciendo, inevitablemente, cada vez
ms complejo. Se busc hacer expresivo en l ese desplazamiento de toda semiosis que, al modificar sus reglas de construccin
internas, provoca la modificacin de sus posibilidades enunciativas y, con ello, la modificacin de las posibilidades de
percepcin de las entidades del entorno que as pasan de la entropa o imposibilidad de identificarlas para el conocimiento, a la
constatacin de su existencia ontolgica como nuevos objetos semiticos. En consecuencia, ofrezco otro desarrollo [79] para
intentar graficar el proceso de transformacin que acontece en la historia de toda semiosis. Me limitar a leerlo, acompaando el
repaso visual que puede darle quien lo mire.
[83] (Historia de los sistemas semiticos III. Proceso histrico de transformacin de determinada semiosis, en
determinado momento de determinada sociedad, atendiendo al cambio que provoca en las posibilidades de percepcin,
interpretacin y transformacin del entorno)
El espacio terico representado en [83] contina integrndose con los tres mbitos: Pensamiento, Semiosis y Mundo (ver
aqu: 1.8.3 [1] y pueden recuperarse las dos instancias previas de este esquema en 2.1.6 [2] y en 8.10 [21]). Para no complicar
demasiado el esquema, valga esta somera enumeracin; quedan implcitos, pese a su eficacia en la configuracin del mundo, al
menos, la Emocin y la Sociedad; sus peculiaridades se incorporarn en otro trabajo. Sostengo que ningn esquema es
autosuficiente; es slo eso: un esquema y en cuanto tal puede representar e identificar, expresivamente, determinadas relaciones,
dejando a otras muchas, la mayora, sin presencia ni mencin. Mediante el uso de un determinado esquema, se trata de poner en
evidencia el funcionamiento de una operacin en cuya descripcin y/o explicacin se est interesado, para que sea tenida en
cuenta ya que se considera que interviene como sustento de otras operaciones ms complejas, o como exhibicin de un giro o de
372
una relacin que proporciona el conocimiento de una dinmica interpretada como fundamental o, al menos, importante para la
explicacin de otros procesos.
En la parte superior de este esquema, se representa al pensamiento vinculado al transcurso del tiempo, presentndolo en tres
momentos sucesivos (, t-1, t, t+1, ). El momento conveniente para iniciar su lectura (o el que se recomendara elegir para la
aplicacin analtica de este esquema a la determinacin de la eficacia de una enunciacin proveniente de determinada semiosis,
en el desarrollo de una investigacin concreta) es el que se representa a partir del Pensamiento
t
y que se vincula con la Semiosis
t
mediante la intervencin de un Sujeto Productor
t
, para su construccin transformadora, y la de un Sujeto Intrprete
t
, para su
percepcin e interpretacin. O sea, seala un momento, en la evolucin del pensamiento (del individuo y/o sociedad), en el cual
se produce e interpreta determinada semiosis (lo que quiere decir que un concreto estado de una determinada semiosis [icnica,
indicial o simblica o por combinatoria de estas] se hace presente en determinada sociedad, diferencindose de la que estaba
vigente en esa misma sociedad en un hipottico momento anterior).
La representacin, en este esquema [83], de la Semiosis
t
presenta un franja central entre dos franjas laterales (este modo de
representar las semiosis que se reitera en las de las otras dos: Semiosis
t-1
y Semiosis
t+1
y que tendra que aparecer en cualquier
otra semiosis que interesase representar: por ejemplo, Semiosis
t-n
o Semiosis
t+n
, da cuenta de los tres componentes inherentes a
toda semiosis: lo que permanece, lo que se innova y lo que deja de usarse). La franja central o Centro representa lo que no se
modifica, en la Semiosis
t
en estudio, respecto de sus otros estados evolutivos, que pueden precederla o seguirla en el tiempo. No
pretende registrar la existencia de determinados aspectos inamovibles o sustancialmente necesarios y permanentes en el
transcurso histrico de una semiosis. Si nada cambiase, tendramos, ya bien, la semiosis de la que disponen los organismos ms
simples (unicelulares, amebas, etc.), en la medida en que pueda afirmarse (corriendo un gran riesgo) que carecen de la
posibilidad de tener historia en cuanto especie, o ya bien la semiosis de una humanidad que hubiera alcanzado lo supremo en su
capacidad enunciativa (el Espritu Absoluto hegeliano) y que, por tanto, ya no fuese humanidad por carecer de historia posible. Si
todo cambiase, estaramos ante otra semiosis, con otra problemtica, tambin a-histrica por carecer de vnculos entre el
acabamiento de la precedente y el surgimiento de la siguiente, y cabra preguntarse (de lo que anticipo mi respuesta negativa) si,
conservndose la humanidad, puede darse tal sustitucin entre semiosis, desconectando a la nueva de toda dependencia respecto
a otra anterior. Considero que, cognitivamente, nada se crea de la nada y que toda creacin es una transformacin de otro
conocimiento previo, pudiendo ms bien hablarse de la unidad total y dinmica de la semitica humanizadora del humano, y an
habra que pensar si tal unidad intersemitica no lo es de todo lo orgnico. Algo cambia por tanto; pero esto que cambia no es lo
accidental o secundario, dejando lo que no cambia como lo fundamental; cambia lo que se deja de nombrar, como un efecto de la
insistencia enunciativa, y cambia lo que comienza a nombrarse, como un efecto exploratoria de las entidades y relaciones
semiticas todava no utilizadas pero utilizables para construir otras posibilidades de humanizacin, mediante la transformacin
del entorno en mundo. Esto es lo que est representado por las dos franjas laterales, correspondiendo, la de la derecha a lo que
se innova y la de la izquierda a lo que decae o deja de utilizarse. Propongo, para el de la derecha su designacin como Borde (1)
y para el de la izquierda la de Borde (2). Esto requiere aceptar que, en toda mutacin de una semiosis (y se supone que las
semiosis cambian constantemente), pueden identificarse esos tres estados de sus componentes: lo que permanece Centro, lo
que se innova: Borde (1), y lo que cae en desuso:Borde (2).
Esta diferencia encuentra su mbito de eficacia cuando se considera qu es lo que, sincrnicamente con este cambio
evolutivo de tal semiosis, est ocurriendo en el Mundo
t
. Como efecto de las nuevas enunciaciones que son posibles utilizando la
innovacin incorporada en la materia prima y en las relaciones, constitutivas ambas de las posibilidades enunciativas de la
Semiosis
t
(o sea, lo que se sintetiza en el esquema como Signo
t
y que contina incluyendo lo que se vena designando cmo
Texto / Discurso, Imagen, Objeto / Comportamiento), el Borde (1) permite pasar de ?
t-1
a L
t
, es decir, de un
determinado entorno entrpico (lo no percibible, no identificable desde la semiosis anterior: por eso, [?
t-1
]) a un determinado
mundo semitico (percibible, identificable desde la semiosis actual: por eso, [L
t
]). Tal el sentido de la innovacin enunciativa:
hacer percibible lo que era invisible (sensorial o conceptualmente). Ejemplo: para que exista un delito es necesaria su tipificacin
en algn texto legal; esta tipificacin es la nueva forma semitica o descripcin verbal, en este caso, de determinado
comportamiento. Tal comportamiento, antes de su tipificacin, no exista para el conocimiento jurdico como delito; podra
ocurrir tal comportamiento, pero jurdicamente perteneca al mbito entrpico de lo desconocido [?
t-1
] para el derecho penal
previo (Semiosis
t-1
)
a la nueva legislacin (Semiosis
t
)
,
en la cual se hace identificable como delito [L
t
]. Como comentario
complementario, anticipado, aqu mismo, en el desarrollo del paso de los 3 a los 9 y a los 27 signos, en 6.3.3.4 Peirce Derecho
[11], recurdese que la norma legislativa slo produce la posibilidad de que ese comportamiento sea considerado delito; para su
efectiva caracterizacin como tal se requiere que se dicte sentencia acerca de una situacin concreta, lo que se actualiza como la
efectiva enunciacin de la semiosis jurdica.
373
Ahora bien, esta opcin por una nueva posibilidad de enunciacin va acompaada (no como su causa, sino como
manifestacin del proceso de envejecimiento de toda semiosis, que es la consecuencia de su utilizacin o enunciacin) por la
prdida de disponibilidad de determinada forma de enunciacin (palabra, imagen, comportamiento, etc.) que deja de utilizarse
(por haberse opacado por el uso). ste es el resultado que se identifica en [83] como Borde (2) de la misma Semiosis
t
, haciendo
que determinadas configuraciones de un mundo semitico [K
t-1
] (que haba resultado histricamente percibible por la eficacia de
la Semiosis
t-1
) dejen de percibirse (por haber perdido eficacia su enunciacin; por haberse opacado; o sea, por haber perdido su
referencialidad) y se hagan inidentificables, incluyndose en un nuevo entorno entrpico [?
t
]. Este entorno entrpico [?
t
] que, en
el momento t, deja de ser percibible, fue lo que, histricamente, en algn momento t-1, se constituy como el referente
identificable mediante alguna enunciacin, nueva en ese momento t-1, que le atribuy existencia ontolgica al transformarlo en
mundo semitico [K
t-1
]. O sea, K, en el momento t-1, era lo identificable, por alguna nueva posibilidad enunciativa, a partir de
lo que previamente era el inidentificable ? y como consecuencia de la vigencia social de la Semiosis
t-1.
Cuando esa posibilidad
enunciativa deja de ser tal, en el momento t, por envejecimiento y la consiguiente opacidad referencial, la percepcin que
mostrara a K se pierde, volviendo a hacerse un ? inidentificable. O sea, lo que, en un momento, comienza a percibirse, en
otro momento posterior, dejar de percibirse. El cielo que nos mostr van Gogh en [84] (confirindole una particular existencia
ontolgica) no es el cielo que saba percibir Scrates, quien haba aprendido a percibirlo a partir de otras
[84] (Vincent van Gogh. Noche estrellada. 1889)
enunciaciones entonces disponibles. Pero nosotros tampoco podemos percibir el cielo que vea Scrates, ya que sus
posibilidades enunciativas no estn en la actualidad socialmente disponibles (quiz, ni tampoco nosotros podemos ver, pese a su
mayor proximidad temporal, el cielo que vea y enseaba a ver van Gogh, por saber ya demasiado qu se espera ver cuando se lo
ve, como para impedir que pueda vrselo en otro lugar que en el de un bello y opaco enunciado [paso del K al ?]. Por eso,
tomando a lo obvio como garanta que nos asegura nuestro lugar en el mundo, para algunos parecera resultarles preferible
afirmar que el cielo que vemos ahora es el cielo verdadero, siendo los cielos anteriores visiones ideolgicas inherentes al
discurso-semiosis que los enunciaba. En definitiva, la realidad (o entorno entrpico) no est simplemente disponible para ser
percibida, porque hay que aprender a percibirla, con lo que ya no es realidad sino conocimiento (o mundo semitico) construido,
porque slo se percibe lo que se aprende, y porque se aprende lo que est enunciado y del modo como se lo enuncia en cada
momento determinado de cada sociedad determinada, mientras dicha forma de enunciacin sea transparente y siendo conscientes
de que la reiteracin de tal enunciacin conducir a su opacamiento, lo que socialmente demandar otra semiosis que pueda ser
eficazmente enunciada. Habr, adems, que tener en cuenta que toda sociedad es plural y que, por tanto, coexisten
competitivamente formas de enunciacin que pretenden hacernos ver u opacarnos determinados fenmenos del entorno que,
ideolgicamente, se pretenden incluir /excluir en el mundo.
Mirar hacia delante implica suponer lo que, en el futuro ms o menos inmediato, podr enunciarse y, en consecuencia, lo que
podr percibirse. Un entorno entrpico, en el momento t+n, designa lo que, en un momento futuro, dejar de verse de todo lo que
hoy vemos; aquello que saldr del campo de atencin de la humanidad (o de determinada comunidad o, incluso, de determinada
persona) cuando, por la eficacia de nuevas formas de hablar, de nuevas formas de representar con imgenes, de nuevos gestos y
actitudes
realizados en comportamientos ritualizados, o sea, por la eficacia de las transformaciones que actualicen determinada
semiosis
t+n
, dando lugar a nuevos mundos semiticos [M
t+n
], haya otras tantas palabras, imgenes y gestos que habrn cado en
el desuso, sonando primero como arcaicas cuando pretenda utilizrselas, luego como inexpresivas, y finalmente ignoradas en el
olvido [?
t+n
].
Desde un enfoque metodolgico, es posible identificar, por tanto, una secuencia de operaciones analticas que permitan
establecer la gnesis y el opacamiento de formas enunciativas posibles, a partir de las que se determinan como vigentes en un
374
determinado momento [85]. La historia del mundo, en cuanto historia de la transformacin semitica del entorno, est vinculada
a la transformacin de los sistemas semiticos que intervinieron para identificarlo como mundo; del mismo modo que la historia
de los sistemas semiticos no consiste en la enumeracin de sus transformaciones internas, sino se requiere conocer las
transformaciones que tales cambios permitieron identificar en el mundo.
375
[85] Funcionamiento histrico de cada Semiosis con su Borde (1) y su Borde (2)
Y as previamente
1 -N/1
*Por eficacia del Borde (1) de la Semiosis
t-n
:
?
t-n
se habr transformado en J
t-n
[en el momento
t-n
, un entorno entrpico se habr transformado en mundo semitico].
Por la vigencia de nuevas entidades y/o relaciones entre entidades de la Semiosis
t-n
, habr comenzado
a percibirse lo que hasta el momento
t-n
no tena existencia ontolgica.
2 -1/2
*Por eficacia del Borde (2) de la Semiosis
t-1
:
J
t-n
se habr transformado en ?
t-1
[en el momento
t-1
, el mundo semitico precedente se habr transformado en entorno entrpico].
Por el opacamiento de entidades preexistentes y/o relaciones preexistentes entre entidades de la
semiosis precedente [
t-n
], habr dejado de percibirse lo que hasta el momento
t-1
tena existencia
ontolgica.
3 -1/1
*Por eficacia del Borde (1) de la Semiosis
t-1
:
?
t-1
se habr transformado en K
t-1
[en el momento
t-1
, el entorno entrpico se habr transformado en mundo semitico].
Por la vigencia de nuevas entidades y/o relaciones entre entidades de la Semiosis
t-1
, habr comenzado
a percibirse lo que hasta el momento
t-1
no tena existencia ontolgica.
3 0/2
*Por eficacia del Borde (2) de la Semiosis
t
:
K
t
se transforma en ?
t
[en el momento
t
,
el mundo semitico precedente se transforma en entorno entrpico].
Por el opacamiento de entidades preexistentes y/o relaciones preexistentes entre entidades de la
semiosis precedente [
t-1
], deja de percibirse lo que hasta el momento
t
tena existencia ontolgica.
4 0/1
*Por eficacia del Borde (1) de la Semiosis
t
:
?
t
se transforma en L
t
[en el momento
t
,
el entorno entrpico se transforma en mundo semitico].
Por la vigencia de nuevas entidades y/o relaciones entre entidades de la Semiosis
t
, comienza a
376
percibirse lo que hasta el momento
t
no tena existencia ontolgica.
5 +1/2
*Por eficacia del Borde (2) de la Semiosis
t+1
:
L
t+1
se transforma en ?
t+1
[en el momento
t+1
,
el mundo semitico precedente (actual) se transformar en entorno entrpico].
Por el opacamiento de entidades preexistentes y/o relaciones preexistentes entre entidades de la
semiosis precedente [
t
], dejar de percibirse lo que hasta el momento
t+1
tena existencia ontolgica.
6 +1/1
*Por eficacia del Borde (1) de la Semiosis
t+1
:
?
t+1
se transforma en M
t+1
[en el momento
t+1
, el entorno entrpico se transformar en mundo semitico].
Por la vigencia de nuevas entidades y/o relaciones entre entidades de la Semiosis
t+1
, comenzar a
percibirse lo que hasta el momento
t+1
no tena existencia ontolgica.
7 +N/2
*Por eficacia del Borde (2) de la Semiosis
t+n
:
M
t+n
se transforma en ?
t+n
[en el momento
t+n
,
el mundo semitico precedente (ya futuro del actual) se transformar en entorno
entrpico].
Por el opacamiento de entidades preexistentes y/o relaciones preexistentes entre entidades de la
semiosis precedente [
t+1
], dejar de percibirse lo que hasta el momento
t+n
tena existencia
ontolgica.
y as sucesivamente.
24 SEMITICA:
SU RIGOR Y SU INTERDISCIPLINARIEDAD.
Concluyo incluyendo, en lo que sigue, la reproduccin de dos mensajes que, en su oportunidad, dirig al Foro
SEMIOTICIANS (ver Referencias). Nadie piensa en soledad; es indispensable el aporte de los otros con los que
cada uno construye su mundo. Los incluyo como un homenaje a todos aquellos que me acompaan en la tarea de
reflexionar acerca de la metodologa semitica y cuyos conocimientos, propuestas y comentarios estn presentes en
cuanto escribo y en cuanto propongo desde mis ctedras.
24.1 Preguntar y responder desde la semitica
Fecha: Lunes, 13 de febrero, 2006, 6:41 pm
Estimadas/os SEMIOTICIANS:
377
Mi expectativa constante, que creo compartir con vosotros, respecto a este dilogo virtual que se va desarrollando en
SEMIOTICIANS desde hace seis aos y medio, consiste en que nos permita reflexionar y tomar decisiones acerca de las
caractersticas y la eficacia del trabajo semitico.
Para continuar con ello infatigablemente, sera conveniente que intercambiramos posibles respuestas a algunas preguntas
que comienzo (en realidad: que reitero una vez ms) aqu a formular. O sea, que cada uno proporcione la respuesta que considere
ms adecuada para que, as, podamos conocer nuestras diferencias y el espectro de posibilidades que nos proporciona la
semitica.
Y formulo tres observaciones. Una: si alguien cree que tiene la respuesta correcta, que no la esconda y atesore avaramente,
sino que se arriesgue a compartirla con generosidad (independientemente de que yo no crea en la verdad). Otra: que
compartamos, tambin, preguntas diferentes a las que yo formulo, pero que unos y otros vayamos proponiendo para saber si
nuestros colegas las consideran interesantes y para saber qu respuestas les daran. Y la tercera: que no tengamos temor a
equivocarnos y a ser criticados por nuestros lectores; ya propuse hace tiempo que consideremos nuestro teclado privado y la
pantalla de la computadora en la que compartimos nuestros saberes y nuestras ignorancias como un banco de carpintero, en el
que se trabaja, se cometen errores, se tiran materiales fallados y se llama al vecino para que nos diga qu le parece el resultado de
eso con lo que estamos trajinando y de lo que, de pronto, nos sentidos orgullosos.
O sea, como cierre de esta etapa de mi trabajo, me interesa reformular dos preguntas que considero centrales para
comprender el alcance que le atribuyo a este texto y para consolidar el concepto de la semitica como disciplina y, por
consiguiente, de la semitica como metodologa:
(1) Qu le podemos preguntar a la semitica?
Y (2) qu respuestas buscamos tras qu preguntas?
Son preguntas a las que pueden drseles distintas respuestas o criticar la pregunta o sustituirla por otra que se considere ms
adecuada; lo ms triste sera dejarlas pasar en silencio.
Cuando aplicamos la semitica tratamos de sacar de ella sus mejores resultados:
Cul es el resultado que se espera de la semitica?
Supongamos que, para aplicar la semitica, sea necesario que haya un problema que requiera explicacin. Pero, desde la
perspectiva del trabajo semitico: Es efectivamente necesario que haya un problema? Qu es un problema? En qu clases de
problemas interviene la semitica?
Supongamos que, cuando identificamos un problema que pretendemos resolver, nos movemos en la direccin que nos seala
la hiptesis que debera contener la explicacin a tal problema. Pero, desde la perspectiva del trabajo semitico: Cuando se
empieza a trabajar, es efectivamente necesario disponer de alguna hiptesis? Qu es una hiptesis en semitica? Qu clase de
explicacin semitica proporciona una hiptesis?
Pero tambin, desde la perspectiva del trabajo semitico: El trabajo semitico consiste en explicar algo? Qu es explicar?
Cundo puede considerarse que algo est semiticamente explicado?
Supongamos que, cuando comenzamos a investigar, para tratar de resolver un problema, o sea, para tratar de comprobar la
validez de la o las hiptesis que hemos formulado (conjeturalmente, como corresponde a una hiptesis), lo primero que haya que
hacer sea identificar y recopilar el corpus de informacin cuyo contenido acredite que la explicacin que propusimos para
determinado problema sea efectivamente la que corresponde. Pero, desde la perspectiva del trabajo semitico: Para probar una
hiptesis es necesario recopilar informacin? Qu es un corpus de informacin semiticamente pertinente? Cmo se establece
el vnculo que permite asociar, semiticamente, determinada informacin con determinada hiptesis?
Supongamos que, despus, haya que identificar, describir y justificar las operaciones metodolgicas con las que se
intervendr en el corpus de informacin recuperado, proporcionando los anlisis y las relaciones que satisfagan los
requerimientos probatorios de las hiptesis. Pero, desde la perspectiva del trabajo semitico: Es necesario utilizar operaciones
semiticas? Qu es una operacin semitica? Cmo se acredita el rigor metodolgico de una operacin semitica? Existen
en semitica operaciones analticas, operaciones sintticas y operaciones dialcticas, y si s, en qu consistiran unas y otras; y
si no, cules seran las operaciones semiticas efectivamente pertinentes?
Supongamos que, con los resultados as obtenidos, se construyan los mundos semiticos posibles en los que el problema
inicial encuentre su sentido y explicacin. Pero, desde la perspectiva del trabajo semitico: Cada problema surge
exclusivamente en un determinado mundo semitico posible diferente y especfico? Qu es un mundo semitico posible? Cul
es la dependencia entre determinada explicacin y determinado mundo semitico en el que esa explicacin sea posible y eficaz?
378
Supongamos que la explicacin efectivamente comprobada permita identificar la significacin vigente de determinado
fenmeno que, as, habr dejado de ser problemtico. Pero, desde la perspectiva del trabajo semitico: Establecer la explicacin
de un fenmeno proporciona su significacin? Qu es, o en qu consiste la significacin de un fenmeno? Toda hiptesis, una
vez comprobada, se convierte en la significacin del fenmeno cuya interpretacin problemtica ha quedado resuelta?
Habra muchas ms preguntas posibles, y otras muchas formas de plantear estas mismas preguntas. A lo largo de este texto
que ahora estoy concluyendo, he tratado de criticar su formulacin, tratando de encontrar la pregunta ms pertinente, y de
enunciar posibles respuestas. Me ha interesado (1) seguir los pasos necesarios para poder formular un proyecto de investigacin,
con la mayor racionalidad posible (lo cual no le atribuye estructura sustancial necesaria alguna, sino tan slo capacidad de
respuesta a la lectura crtica que pueda hacrsele en un momento determinado de una sociedad determinada), todo lo cual
constituye, desde mi perspectiva cognitiva, el campo especfico de aplicacin de la semitica como metodologa; y (2) mostrar
cmo la semitica puede constituirse en un instrumento vlido para conferirle rigor y adecuacin a cualquier investigacin que
se desarrolle en el mbito de cualquier disciplina, social o natural. O sea, contino tratando de darle respuesta al interrogante que
vengo formulando (y reformulndome), desde el Congreso de Semitica de la FELS, en Maracaibo, en octubre de 2005: Para
qu sirve la semitica?
Cordialmente.
Juan
24.2 La facultad semitica y la construccin del entorno
Fecha: Jueves, 23 de Ago, 2007, 2:38 pm
Estimadas/os SEMIOTICIANS:
Julio Csar tena inconsciente?
La pregunta se vincula con lo que me aventuro a afirmar en "Los bordes de la Semitica" acerca de que se necesita el
enunciado para que algo tenga existencia ontolgica. Tiene alguna relacin (como, incidentalmente, me lo evoc el borrador de
un trabajo de Alberto Marani) con lo que Molire dijo de M. Jourdan: que hablaba en prosa sin saberlo; pero era necesario que
los otros supieran lo que era hablar en prosa para identificar que l lo haca; si nunca nadie hubiera enunciado en qu consi sta
hablar en prosa, nadie sabra que hablaba en prosa.
Cordialmente.
Juan
Retomo tambin, ahora, otra pregunta salida del trabajo de Mirta Bialogorski, presentado en la Mesa Redonda del Congreso
de Helsinki (11 al 17 de junio de 2007): Haba artesanos en el 1300, cuando esa designacin todava no exista?
Al tema de la relacin entre enunciados (o entre enunciaciones) y la atribucin de existencia ontolgica al entorno, desde mi
perspectiva, lo considero inescindible de la historia de la lengua (y no slo de sta, sino de la totalidad de los sistemas semiticos
disponibles en determinado momento de determinada comunidad) y viceversa. Tal el sentido que he pretendido darle y que, en
general, as ha sido interpretado, a la formulacin de las preguntas para responder desde la semitica, que propuse en
SEMIOTICIANS, en febrero del ao pasado.
Esta misma intencin se contina con la temtica elegida para el debate en una de las Mesas Redondas: "El presente y su
carencia de entidad semitica. La semitica como la metodologa del cambio", que coordin en el VII Congreso de la AAS
(Rosario, noviembre, 2007). Implica el rechazo de un eventual carcter universal y definitivo atribuible a cualquier lengua (lo
que no permitira, no slo la propia historia de esa lengua, sino la produccin de cambio alguno en el mundo y, por tanto, negara
la historia de la humanidad), e implica, asimismo, la aceptacin de la atribucin de un carcter fundamentalmente cambiante a
cualquier lengua posible (lo que garantizara la historia del hombre en su mundo).
El entorno ntico, desde mi perspectiva, es siempre el mismo e incognoscible. Slo el mundo ontolgico, en cuanto
transformacin de tal entorno en funcin del conocimiento que de l adquiere la humanidad, muestra la historia que le atribuyen
los enunciados (o las enunciaciones) que el hombre puede llegar a formular segn el estado histrico de la totalidad de sus
sistemas semiticos (y no slo, pero incluyndolo, el de la lengua) con las interrelaciones y dependencias que (de modo tambin
histrico y cambiante) se establezcan entre ellos.
379
La construccin de la historia de toda lengua (o, con mayor precisin, de la historia de todo sistema semitico), desde mi
planteo, no slo consistira en el registro de una serie de transformaciones lxico-fonticas y gramaticales (o de los cualisignos,
sinsignos y legisignos correspondientes a la semiosis de que se trate, en la terminologa de Peirce) a lo largo del tiempo, sino
en la constatacin de la relacin de necesariedad identificable entre tales transformaciones en el interior de determinada lengua-
semiosis ocurridas en determinada sociedad y momento, y las correspondientes modificaciones en la capacidad de percepcin de
nuevas entidades y nuevas relaciones que acompaen a la progresiva (y en esto radicara el sentido histrico de la humanidad)
transformacin del entorno de sus usuarios en mundo.
Porque no siempre es la lengua la que primero enuncia lo que, despus, ser posible percibir, sino que quiz hayan sido
antes la imagen o el ritual o la msica o la danza (o las relaciones y transducciones recprocas entre ellas) las que hayan
permitido percibir, desde cada semiosis, lo que era imperceptible hasta el momento de la enunciacin semitica correspondiente,
y que, despus, se transform (o no, nunca) en enunciacin lingstica y que as empez a decirse o a percibirse para reconocer
su presencia semiticamente construida (o no, que no ha sido percibido todava). Quiz sea sta una nueva perspectiva para
acreditar la existencia ontolgica de una nueva historia de los sistemas semiticos.
En cuanto a la pregunta con la que inici este final, mi respuesta personal, con sincero respeto a la diversidad de las que
fueron construyendo los participantes en el dilogo de SEMIOTICIANS que motiv tal pregunta, es que, nticamente, Julio Csar
tena inconsciente, y ste intervena eficazmente en la mayora de sus actos y comportamientos; pero no tenemos acceso directo a
lo ntico, por lo que no podemos conocer la realidad en s. O sea, el inconsciente de Julio Csar, como instancia necesaria para
explicarse a s mismo su propio comportamiento, o para que los dems llegaran a poder explicar el significado de muchos de sus
comportamientos (aquellos que hoy pueden explicarse por la intervencin del inconsciente), no estaba entonces, ni lo est ahora
en lo que fue la ya irrecuperable fenomenologa de sus motivaciones individuales o sociales, disponible; o sea, ontolgicamente,
Julio Csar no tena inconsciente.
380
381
VI
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