Las 2 Turquias
Las 2 Turquias
Las 2 Turquias
6 EUROS
NMERO 32 JULIO / SEPTIEMBRE 2009
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Las dos
TURQUAS
Binnaz Toprak
Andrew Davison
Murat Akan
Serif Mardin
Bilal Sambur
mit Cizre
D. Ali Arslan
Mustafa Kutlay
Nilfer Gle
Graham E. Fuller
Donald Bloxham
Sey Tashan
F. Stephen Larrabee
Omer Taspinar
001 PORTADA.indd 1 11/6/09 11:04:15
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VANGUARDIA | DOSSIER 3
E D I T O R I A L
Xavier Batalla
ILUSTRACIONES DE RAFAEL GRIERA
Dualismo turco
a idea de un pas partido en dos naciones no la ha tenido
Turqua. La imagen se debe a Benjamin Disraeli, que la expuso
en Sybil, or the Two Nations, de 1845. En Espaa, la idea la encon-
tramos en Larra, Galds y Ortega y Gasset. Y el dualismo ha
presidido la historia francesa: primero, con las guerras de reli-
gin y el enfrentamiento entre iglesia y Estado; ms tarde,
entre monarqua y repblica; despus, entre colaboracionis-
mo y resistencia, y finalmente, entre derecha e izquierda. Esta
monografa de VANGUARDIA DOSSIER es un anlisis poltico, cultural, econ-
mico y social de las dos Turquas, repblica laica de mayora musulmana.
Turqua vive una guerra cultural entre un bando laico, dirigido por los
militares (Cizre), y otro islamista, fuerte en las zonas rurales (Toprak). La
nacin laica es la obra del kemalismo, la ideologa que lleva el nombre de
Mustaf Kemal, Atatrk, el fundador de la repblica cuyo ideario es un corpo-
rativismo (Akan), y sus elites militar, poltica, empresarial y meditica cons-
tituyen un gobierno invisible frente al Gobierno de Recep Tayyip Erdogan,
un islamista moderado (Arslan). Esta Turqua laica, que asiste a la aparicin
de una nueva elite que ya controla la presidencia, el gobierno y el legislativo,
vive en el temor de que el laicismo no haya conquistado el imaginario social
de los turcos (Mardin). Y la nacin que apoya al islamista Partido de la Justicia
y el Desarrollo (AKP), en el poder desde 2002, representa a quienes exigen la
reforma en un escenario donde el autntico poder es el ejrcito (Sambur),
que ya ha protagonizado siete intervenciones. En este enfrentamiento no hay
que preguntarse si hay modernidad en Turqua, sino cul es la naturaleza de
la modernidad (Davison). Las mujeres turcas, por ejemplo, tienen un papel
para determinar el rumbo del cambio, pero, al mismo tiempo, son vctimas
de las divisiones religiosas, tnicas y culturales (Gle).
La experiencia histrica de Turqua provoca una relacin de amor y odio
con Occidente (Kutlay). Pero la situacin actual es paradjica: el principal pro-
blema turco sera un creciente resentimiento nacionalista contra Occidente,
ya que los kemalistas sospechan de los occidentales, a los que ven permisivos
hacia los islamistas (Taspinar). La importancia estratgica de Turqua para
Occidente se debe a su capacidad para hacer de puente con el mundo musul-
mn y para ser una fuerza estabilizadora en Oriente Medio, Cucaso y Asia
central (Larrabee). Pero hay cuestiones, como la armenia y la minora kurda,
que alteran las relaciones cambiantes con Estados Unidos y la Unin Europea
(Bloxham). Turqua ya aborda la cuestin kurda de manera abierta por prime-
ra vez (Fuller), aunque el sentimiento antiestadounidense ha crecido porque
los turcos consideran que Washington apoya tcitamente a los kurdos.
Erdogan ha acelerado el paso reformista hacia Europa ms que todos sus
predecesores. Queda, sin embargo, mucho camino por recorrer (kurdos, ar-
menios, Chipre, democracia, derechos humanos). Y Francia y Alemania son
contrarias a abrirle las puertas. Pero si se excluye a Turqua, los intereses
estratgicos europeos (gaseoductos y oleoductos) podran verse amenazados
por la presin nacionalista (Tashan). El futuro del pasado turco es incierto.
L
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4 VANGUARDIA | DOSSIER VANGUARDIA | DOSSIER 5
48| EL LARGO BRAZO MILITAR
52| La elite contempornea del poder
por D. Ali Arslan
Las elites poltica, militar, empresarial y meditica constituyen la
elite del poder o gobierno invisible frente al Gobierno encabe-
zado por Recep Tayyip Erdogan, un islamista moderado.
.
60| La economa durante la era republicana
por Mustafa Kutlay
La economa turca ofrece un aspecto ms slido que en el pasado
gracias a sus experiencias con las crisis y a las mejoras del pe-
rodo posterior a 2001. Los antecedentes histricos determinan
las relaciones (amor y odio) con los pases occidentales.
68| Ms all del velo. Las mujeres, figuras de
pluralismo, enfrentamiento y reconciliacin
por Nilfer Gle
Las mujeres turcas son marcadores simblicos, mediadoras
culturales, agentes comprometidas, portavoces pblicos y de-
sempean un papel decisivo para determinar el rumbo de la
democracia turca. Pero, al mismo tiempo, son vctimas de las
divisiones religiosas, tnicas y culturales de la propia sociedad.
73| El desafo kurdo
por Graham E. Fuller
Aunque es imprevisible saber a donde llevar el proceso de la
cuestin kurda (ms de 28 millones de personas en los territo-
rios histricos), por primera vez durante la repblica el tema
est siendo abordado de una manera abierta, realista y seria.
74| LA NACIN KURDA
78| La cuestin armenia
por Donald Bloxham
La cuestin de las matanzas de armenios a principios del siglo XX
est vinculada a las relaciones cambiantes de Turqua con Esta-
dos Unidos, la Unin Europea y el propio Estado de Armenia.
84| CRONOLOGA. DE ATATRK A ERDOGAN.
HISTORIA DE UNA REPBLICA LAICA CON UNA
MAYORA ISLAMISTA
92| La Unin Europea-Turqua: obstculos
y perspectivas
por Seyfi Tashan
Si Turqua es excluida de la UE, la favorable posicin econmica
y poltica de los europeos en el pas podra verse muy presionada
por el nacionalismo, y el islamismo podra radicalizarse.
94| EL PUENTE DE LA ENERGA
98| Revitalizar las relaciones con Estados Unidos
por F. Sthepen Larrabee
La importancia estratgica de Turqua para Estados Unidos se debe
a la capacidad turca como puente entre Occidente y el mundo mu-
sulmn, as como de poder actuar como una fuerza estabilizadora
en Oriente Medio, Asia central y el Cucaso.
105| La compleja poltica turca
para Oriente Medio
por Omer Taspinar
Mientras el Gobierno de AKP asume un papel ms activo en el
contencioso israelo-palestino y estrecha relaciones con Irn, Iraq
y Siria, el establishment kemalista sospecha de las polticas
occidentales, que consideran permisivas hacia los islamistas y
peligrosamente tolerantes con el nacionalismo kurdo.
106| EL MOTOR DEL CRECIENTE FRTIL
6| Las dos Turquas: islamismo, laicismo
y democracia
por Binnaz Toprak
El debate sobre el papel del islam en la sociedad ha provocado una
profunda divisin entre las elites defensoras del laicismo y las que
alimentan la corriente islamista. Nunca en la historia de la rep-
blica la poblacin ha estado tan polarizada como hasta ahora.
16| LOS PODERES TURCOS
18| La modernidad: mito y realidad,
tormenta y verdad
por Andrew Davison
La modernidad en Turqua dista de ser un simple mito. La cuestin
clave no consiste en analizar si hay modernidad o no, sino cul es
la autntica naturaleza de la modernidad en su sociedad.
24| La Turqua de Atatrk: las races, ramas
y mitos del laicismo kemalista
por Murat Akan
Nacionalismo, populismo, estatismo, laicismo, republicanismo y
reformismo definen en mayor medida el contenido del ideario ke-
malista, que es una ideologa de tercera va, ni socialista ni liberal.
26| ASIA MENOR EN LA HISTORIA
32| Renacer islmico y laicismo turco
por erif Mardin
Las elecciones locales de marzo de 2009 han evidenciado que para
comprender el resurgir del islamismo en Turqua y disponer de una
visin inteligente de las promesas del islam para el futuro del pas,
hay que partir de los datos surgidos del contexto local.
38| La gran transformacin del islam como
ideologa poltica (el caso del AKP y Erdogan)
por Bilal Sambur
La ideologa islamista rechaza el statu quo y trata de cambiar
la poltica y la sociedad. El Partido de la Justicia y el Desarrollo
(AKP) representa la occidentalizacin del islam como ideologa
poltica, no la islamizacin de la poltica.
46| El papel poltico del ejrcito en el siglo XXI:
democracia, laicismo y golpes con hermosos
seudnimos
por mit Cizre
Las atribuciones del ejrcito turco, el segundo en importancia de la
OTAN, exceden a las de sus homlogos de las democracias occiden-
tales. No es nicamente una organizacin militar profesional, sino el
elemento nuclear del sistema poltico del Estado.
SUMARIO
JULIO / SEPTIEMBRE 2009
113| LIBROS
116| LITERATURA
118| CINE
120| VIAJES
122| WEBS
PARA SABER MS
DOSSIER
Patrocinado por
VANGUARDIA DOSSIER
www.vanguardiadossier.com
Nmero 32 / AO 2009
Editor: Javier God, Conde de God
Consejera editorial: Ana God
Director: Jos Antich
Directores adjuntos: Xavier Batalla /
Alex Rodrguez
Redaccin: Joaquim Coca / Toni Merig
Marc Bello (diseo e infografa)
LA VANGUARDIA EDICIONES S.L.
BARCELONA, 2007. TODOS LOS
DERECHOS RESERVADOS.
Esta publicacin no puede ser repro-
ducida; ni en todo ni en parte, ni
registrada en, o transmitida por, un
sistema de recuperacin de infor-
macin, en ninguna forma ni por
ningn medio, sea mecnico, foto-
qumico, electrnico, magntico,
electroptico, por fotocopia, o cual-
quier otro, sin el permiso previo por
escrito de la empresa editora.
Edita La Vanguardia Ediciones S.L.
Avenida Diagonal, 477, 9 planta
08036 Barcelona
[email protected]
Publicidad: Publipress Media, S.A.
Av. Diagonal, 475 - 08036 Barcelona.
Tel.: 93 344 31 20
[email protected]
Suscripcin y distribucin:
Pere IV, 467 - 08020 Barcelona
Tel.: 93 361 36 00. Fax: 93 361 36 68
[email protected]
Depsito Legal: B-12.026.02
ISSN: 1579-3370
Impreso en: ROTOCAYFO-QUEBECOR
Distribuye: Marina Press
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4 VANGUARDIA | DOSSIER VANGUARDIA | DOSSIER 5
48| EL LARGO BRAZO MILITAR
52| La elite contempornea del poder
por D. Ali Arslan
Las elites poltica, militar, empresarial y meditica constituyen la
elite del poder o gobierno invisible frente al Gobierno encabe-
zado por Recep Tayyip Erdogan, un islamista moderado.
.
60| La economa durante la era republicana
por Mustafa Kutlay
La economa turca ofrece un aspecto ms slido que en el pasado
gracias a sus experiencias con las crisis y a las mejoras del pe-
rodo posterior a 2001. Los antecedentes histricos determinan
las relaciones (amor y odio) con los pases occidentales.
68| Ms all del velo. Las mujeres, figuras de
pluralismo, enfrentamiento y reconciliacin
por Nilfer Gle
Las mujeres turcas son marcadores simblicos, mediadoras
culturales, agentes comprometidas, portavoces pblicos y de-
sempean un papel decisivo para determinar el rumbo de la
democracia turca. Pero, al mismo tiempo, son vctimas de las
divisiones religiosas, tnicas y culturales de la propia sociedad.
73| El desafo kurdo
por Graham E. Fuller
Aunque es imprevisible saber a donde llevar el proceso de la
cuestin kurda (ms de 28 millones de personas en los territo-
rios histricos), por primera vez durante la repblica el tema
est siendo abordado de una manera abierta, realista y seria.
74| LA NACIN KURDA
78| La cuestin armenia
por Donald Bloxham
La cuestin de las matanzas de armenios a principios del siglo XX
est vinculada a las relaciones cambiantes de Turqua con Esta-
dos Unidos, la Unin Europea y el propio Estado de Armenia.
84| CRONOLOGA. DE ATATRK A ERDOGAN.
HISTORIA DE UNA REPBLICA LAICA CON UNA
MAYORA ISLAMISTA
92| La Unin Europea-Turqua: obstculos
y perspectivas
por Seyfi Tashan
Si Turqua es excluida de la UE, la favorable posicin econmica
y poltica de los europeos en el pas podra verse muy presionada
por el nacionalismo, y el islamismo podra radicalizarse.
94| EL PUENTE DE LA ENERGA
98| Revitalizar las relaciones con Estados Unidos
por F. Sthepen Larrabee
La importancia estratgica de Turqua para Estados Unidos se debe
a la capacidad turca como puente entre Occidente y el mundo mu-
sulmn, as como de poder actuar como una fuerza estabilizadora
en Oriente Medio, Asia central y el Cucaso.
105| La compleja poltica turca
para Oriente Medio
por Omer Taspinar
Mientras el Gobierno de AKP asume un papel ms activo en el
contencioso israelo-palestino y estrecha relaciones con Irn, Iraq
y Siria, el establishment kemalista sospecha de las polticas
occidentales, que consideran permisivas hacia los islamistas y
peligrosamente tolerantes con el nacionalismo kurdo.
106| EL MOTOR DEL CRECIENTE FRTIL
6| Las dos Turquas: islamismo, laicismo
y democracia
por Binnaz Toprak
El debate sobre el papel del islam en la sociedad ha provocado una
profunda divisin entre las elites defensoras del laicismo y las que
alimentan la corriente islamista. Nunca en la historia de la rep-
blica la poblacin ha estado tan polarizada como hasta ahora.
16| LOS PODERES TURCOS
18| La modernidad: mito y realidad,
tormenta y verdad
por Andrew Davison
La modernidad en Turqua dista de ser un simple mito. La cuestin
clave no consiste en analizar si hay modernidad o no, sino cul es
la autntica naturaleza de la modernidad en su sociedad.
24| La Turqua de Atatrk: las races, ramas
y mitos del laicismo kemalista
por Murat Akan
Nacionalismo, populismo, estatismo, laicismo, republicanismo y
reformismo definen en mayor medida el contenido del ideario ke-
malista, que es una ideologa de tercera va, ni socialista ni liberal.
26| ASIA MENOR EN LA HISTORIA
32| Renacer islmico y laicismo turco
por erif Mardin
Las elecciones locales de marzo de 2009 han evidenciado que para
comprender el resurgir del islamismo en Turqua y disponer de una
visin inteligente de las promesas del islam para el futuro del pas,
hay que partir de los datos surgidos del contexto local.
38| La gran transformacin del islam como
ideologa poltica (el caso del AKP y Erdogan)
por Bilal Sambur
La ideologa islamista rechaza el statu quo y trata de cambiar
la poltica y la sociedad. El Partido de la Justicia y el Desarrollo
(AKP) representa la occidentalizacin del islam como ideologa
poltica, no la islamizacin de la poltica.
46| El papel poltico del ejrcito en el siglo XXI:
democracia, laicismo y golpes con hermosos
seudnimos
por mit Cizre
Las atribuciones del ejrcito turco, el segundo en importancia de la
OTAN, exceden a las de sus homlogos de las democracias occiden-
tales. No es nicamente una organizacin militar profesional, sino el
elemento nuclear del sistema poltico del Estado.
SUMARIO
JULIO / SEPTIEMBRE 2009
113| LIBROS
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Binnaz Toprak
UNIVERSIDAD BAHEEHIR, ESTAMBUL.
Las dos Turquas
islamismo, laicismo
y democracia
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Binnaz Toprak
UNIVERSIDAD BAHEEHIR, ESTAMBUL.
Las dos Turquas
islamismo, laicismo
y democracia
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L A S DOS T UR QU A S : I S L A MI S MO, L A I C I S MO Y DE MOC R AC I A L A S DOS T UR QU A S : I S L A MI S MO, L A I C I S MO Y DE MOC R AC I A
N ABRIL DE 2007 Y DURANTE LOS
meses posteriores, se produje-
ron varias manifestaciones
convocadas por organizacio-
nes no gubernamentales con-
tra lo que se perciba como
una grave amenaza para los
fundamentos laicos de la rep-
blica turca. Dirigidas contra
las polticas del Gobierno del Partido de la Jus-
ticia y el Desarrollo (AKP) y en especial contra
su postura en relacin con la eleccin de un
nuevo presidente, se
celebraron en el inter-
valo de unas pocas se-
manas; la primera, en
la capital, Ankara, la si-
guiente en la segunda
ciudad ms importante
del pas, Estambul, y
varias ms en diversas
ciudades de Anatolia. Si
bien los clculos difieren, a la manifestacin de
Estambul asistieron entre 300.000 y un milln
de personas. Hay un acuerdo general en que
fueron las manifestaciones ms multitudina-
rias de la historia de la repblica, como afir-
man cuantos vieron desfilar por la televisin a
las interminables mareas humanas. En los das
posteriores, la prensa extranjera inform de
que esas manifestaciones ponan de manifiesto
la divisin del pas en dos Turquas.
El motivo de la polmica la eleccin pre-
sidencial acab por convertirse en un tira y
afloja entre quienes se mostraban sensibles a
la cuestin del laicismo y los partidarios o
simpatizantes del AKP, un partido cuyas races
se encuentran en la poltica islamista de las
dcadas de 1980 y 1990. El AKP lleg al poder
en las elecciones del ao 2002, tras la divisin
del Partido Refah de Necmettin Erbakan y la
fundacin de un nue-
vo partido bajo la di-
reccin de los llama-
dos reformistas.
El AKP intent
distanciarse del anti-
guo partido islamista
dirigido por Erbakan,
hizo campaa en tor-
no a un nuevo progra-
ma por el que se comprometa a consolidar
las reformas democrticas y el ingreso de Tur-
qua en la Unin Europea y, en sus primeros
cinco aos de mandato tras 2003, sigui apli-
cando unas polticas que demostraron ese
compromiso; no obstante, nunca logr con-
vencer a la opinin pblica laica de que su
direccin y sus cuadros haban modificado de
modo radical sus anteriores posiciones.
Gran parte de las dudas surgen del estilo
de vida de su direccin y sus seguidores; y, en
especial, de la abrumadora presencia de muje-
res cubiertas entre las esposas, as como de la
conservadora postura del partido en relacin
con los temas morales (por ejemplo, el intento
a finales de 2005 de criminalizar el adulterio).
A ello se aadi el ms reciente temor de que el
partido estuviera islamizando poco a poco el
pas nombrando para importantes posiciones
de poder a seguidores que comparten ese estilo
de vida. El debate empez con el nombramien-
to del nuevo presidente del Banco Central, cuya
mujer va cubierta, y con los posteriores nom-
bramientos de otros cargos pblicos importan-
tes. El ltimo episodio de este debate fue la
candidatura del ministro de Asuntos Exteriores
Abdullah Gl a la presidencia de la repblica.
Aunque Gl es un poltico respetado dentro y
fuera del pas y entre los crculos comunitarios,
tena un inconveniente: una esposa que usa
pauelo y que, adems, haba denunciado al
Estado turco ante el Tribunal Europeo de
Derechos Humanos por ese tema (una denun-
cia, de todos modos, que retir cuando Gl se
convirti en ministro de Asuntos Exteriores).
Para el bando laico, resultaba inaceptable que
un hombre con una mujer que luce el pauelo
islmico ocupara un cargo que representa la
repblica laica.
Los acontecimientos que se produjeron
tras su candidatura pusieron claramente de
manifiesto la divisin existente en el seno del
pas. La primera vuelta de las elecciones presi-
denciales fue muy contestada por el partido de
la oposicin laica, el Partido Republicano del
Pueblo (CHP). El CHP recurri al Tribunal
Constitucional por esta polmica y por el gran
debate constitucional acerca del nmero de
votos necesario para llevar a cabo un proceso
electoral presidencial. Mientras el tribunal deli-
beraba, el ejrcito emiti un aviso a travs de
internet manifestando su preocupacin ante la
creciente oleada de fundamentalismo islmi-
co del pas; las manifestaciones y las protestas
civiles se extendieron de ciudad en ciudad; el
tribunal acab decidindose en favor de las
objeciones de la oposicin; se paraliz el proce-
so electoral y a ello sigui la convocatoria de
elecciones anticipadas. El resultado fue la re-
eleccin del AKP por un abrumador 47 por
ciento, un cambio constitucional en la eleccin
del presidente por votacin popular directa y la
eleccin de Gl como presidente. El ltimo in-
tento laico de detener lo que se perciba como
una amenaza fundamentalista fue el inicio de
E
El AKP nunca convenci a la
opinin pblica laica a pesar
de sus intentos para distanciarse
de los postulados islamistas del
viejo partido de Erbakan y de sus
reiteradas promesas reformistas
La postura del
Gobierno sobre
la moralidad
y el abrumador
uso del pauelo
por parte de
esposas de
altos dirigentes
ha atizado el
debate sobre
los estilos de
vida islmica
de la nueva
direccin
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L A S DOS T UR QU A S : I S L A MI S MO, L A I C I S MO Y DE MOC R AC I A L A S DOS T UR QU A S : I S L A MI S MO, L A I C I S MO Y DE MOC R AC I A
N ABRIL DE 2007 Y DURANTE LOS
meses posteriores, se produje-
ron varias manifestaciones
convocadas por organizacio-
nes no gubernamentales con-
tra lo que se perciba como
una grave amenaza para los
fundamentos laicos de la rep-
blica turca. Dirigidas contra
las polticas del Gobierno del Partido de la Jus-
ticia y el Desarrollo (AKP) y en especial contra
su postura en relacin con la eleccin de un
nuevo presidente, se
celebraron en el inter-
valo de unas pocas se-
manas; la primera, en
la capital, Ankara, la si-
guiente en la segunda
ciudad ms importante
del pas, Estambul, y
varias ms en diversas
ciudades de Anatolia. Si
bien los clculos difieren, a la manifestacin de
Estambul asistieron entre 300.000 y un milln
de personas. Hay un acuerdo general en que
fueron las manifestaciones ms multitudina-
rias de la historia de la repblica, como afir-
man cuantos vieron desfilar por la televisin a
las interminables mareas humanas. En los das
posteriores, la prensa extranjera inform de
que esas manifestaciones ponan de manifiesto
la divisin del pas en dos Turquas.
El motivo de la polmica la eleccin pre-
sidencial acab por convertirse en un tira y
afloja entre quienes se mostraban sensibles a
la cuestin del laicismo y los partidarios o
simpatizantes del AKP, un partido cuyas races
se encuentran en la poltica islamista de las
dcadas de 1980 y 1990. El AKP lleg al poder
en las elecciones del ao 2002, tras la divisin
del Partido Refah de Necmettin Erbakan y la
fundacin de un nue-
vo partido bajo la di-
reccin de los llama-
dos reformistas.
El AKP intent
distanciarse del anti-
guo partido islamista
dirigido por Erbakan,
hizo campaa en tor-
no a un nuevo progra-
ma por el que se comprometa a consolidar
las reformas democrticas y el ingreso de Tur-
qua en la Unin Europea y, en sus primeros
cinco aos de mandato tras 2003, sigui apli-
cando unas polticas que demostraron ese
compromiso; no obstante, nunca logr con-
vencer a la opinin pblica laica de que su
direccin y sus cuadros haban modificado de
modo radical sus anteriores posiciones.
Gran parte de las dudas surgen del estilo
de vida de su direccin y sus seguidores; y, en
especial, de la abrumadora presencia de muje-
res cubiertas entre las esposas, as como de la
conservadora postura del partido en relacin
con los temas morales (por ejemplo, el intento
a finales de 2005 de criminalizar el adulterio).
A ello se aadi el ms reciente temor de que el
partido estuviera islamizando poco a poco el
pas nombrando para importantes posiciones
de poder a seguidores que comparten ese estilo
de vida. El debate empez con el nombramien-
to del nuevo presidente del Banco Central, cuya
mujer va cubierta, y con los posteriores nom-
bramientos de otros cargos pblicos importan-
tes. El ltimo episodio de este debate fue la
candidatura del ministro de Asuntos Exteriores
Abdullah Gl a la presidencia de la repblica.
Aunque Gl es un poltico respetado dentro y
fuera del pas y entre los crculos comunitarios,
tena un inconveniente: una esposa que usa
pauelo y que, adems, haba denunciado al
Estado turco ante el Tribunal Europeo de
Derechos Humanos por ese tema (una denun-
cia, de todos modos, que retir cuando Gl se
convirti en ministro de Asuntos Exteriores).
Para el bando laico, resultaba inaceptable que
un hombre con una mujer que luce el pauelo
islmico ocupara un cargo que representa la
repblica laica.
Los acontecimientos que se produjeron
tras su candidatura pusieron claramente de
manifiesto la divisin existente en el seno del
pas. La primera vuelta de las elecciones presi-
denciales fue muy contestada por el partido de
la oposicin laica, el Partido Republicano del
Pueblo (CHP). El CHP recurri al Tribunal
Constitucional por esta polmica y por el gran
debate constitucional acerca del nmero de
votos necesario para llevar a cabo un proceso
electoral presidencial. Mientras el tribunal deli-
beraba, el ejrcito emiti un aviso a travs de
internet manifestando su preocupacin ante la
creciente oleada de fundamentalismo islmi-
co del pas; las manifestaciones y las protestas
civiles se extendieron de ciudad en ciudad; el
tribunal acab decidindose en favor de las
objeciones de la oposicin; se paraliz el proce-
so electoral y a ello sigui la convocatoria de
elecciones anticipadas. El resultado fue la re-
eleccin del AKP por un abrumador 47 por
ciento, un cambio constitucional en la eleccin
del presidente por votacin popular directa y la
eleccin de Gl como presidente. El ltimo in-
tento laico de detener lo que se perciba como
una amenaza fundamentalista fue el inicio de
E
El AKP nunca convenci a la
opinin pblica laica a pesar
de sus intentos para distanciarse
de los postulados islamistas del
viejo partido de Erbakan y de sus
reiteradas promesas reformistas
La postura del
Gobierno sobre
la moralidad
y el abrumador
uso del pauelo
por parte de
esposas de
altos dirigentes
ha atizado el
debate sobre
los estilos de
vida islmica
de la nueva
direccin
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un proceso judicial contra el AKP por parte del
ministro de Justicia basndose en el endeble
argumento de que el partido haba violado el
laicismo de la repblica, amparado por la
Constitucin. La decisin del Tribunal Cons-
titucional fue advertir al AKP de que se haba
convertido efectivamente en el centro de la
oposicin al laicismo, pero el partido escap a
la disolucin.
En el ncleo de este tira y afloja se en-
cuentra un debate sesquicentenario acerca del
papel del islam en la sociedad turca, un debate
que ha provocado una profunda divisin del
pas en los ltimos aos. Sus inicios pueden
remontarse a mediados del siglo XIX, cuando
empez a modernizarse el imperio otomano.
Como otros grandes imperios que se haban
quedado atrs en la carrera de la industria-
lizacin, tambin los otomanos encontraron la
panacea en la imitacin de ejemplos occidenta-
les para reformar sus instituciones.
Las postrimeras del siglo XIX presencia-
ron la aceleracin de este debate entre los
bandos islamista y occidentalista, que desem-
boc en la creacin de la repblica en 1923
por parte de unos cuadros revolucionarios
completamente comprometidos con un pro-
grama de occidentalizacin total. Por medio
de la represin de la oposicin y los levanta-
mientos islamistas durante los aos de parti-
do nico, los fundadores de la repblica lo-
graron expulsar el islam del mbito pblico y
marginar a quienes deseaban que tuviera un
papel ms visible en la vida poltica y social de
Turqua. Sin embargo, ese xito fue efmero.
Tras la transicin a la democracia en 1946, el
movimiento islamista decidi seguir las reglas
del juego y hacer avanzar su programa me-
diante la competencia partidista. A partir de
la dcada de los aos 1950 se inici en torno al
papel de la religin un intenso debate poltico
que ha continuado hasta el da de hoy.
En un bando de esta divisin se encuen-
tran los laicos. Tradicionalmente, el bando
laico ha estado formado por los jueces, la
burocracia, la universidad, la intelligentsia, los
principales crculos empresariales, la prensa, el
ejrcito y las clases medias y medias altas cul-
tas urbanas. Sin embargo, las posiciones han
cambiado con el tiempo. Dentro de cada una de
esas categoras, con excepcin del ejrcito, han
aparecido nuevos partidarios de las peticiones
de los islamistas y personas que ven ahora que
el verdadero problema se encuentra en la radi-
cal y represiva interpretacin republicana de
las cuestiones relacionadas con la identidad.
En el otro bando se encuentran los isla-
mistas. stos han sido, tradicionalmente, per-
sonas procedentes de zonas rurales y pequeas
ciudades o de las clases medias bajas que no
formaban o no podan formar parte de la
elite occidentalizada del centro y representa-
ban la periferia musulmana. Estaban exclui-
dos de la esfera del poder poltico los grupos de
gran posicin social y los crculos de prestigio
intelectual de la repblica. Al mismo tiempo,
eran quienes menos se beneficiaron de un sis-
tema econmico que sigui polticas de sus-
titucin de importaciones hasta 1980, un pe-
rodo durante el cual los contactos con el Es-
tado fueron la clave para el xito empresarial.
Como ha ocurrido en el bando laico, su po-
sicin ha cambiado con los aos, y sus partida-
rios ocupan hoy importantes posiciones de po-
der dentro de la burocracia estatal, el Gobierno
y la economa. Gracias al islam poltico y sus
xitos electorales, constituyen hoy lo que cabra
definir como una contraelite de polticos,
empresarios, intelectuales, periodistas, estu-
diantes universitarios y clases medias y medias
altas. Lo que divide en la actualidad esos gru-
pos son las cuestiones relacionadas con el estilo
de vida y, en especial, las relaciones de gnero.
La posicin de las mujeres en la sociedad
se encuentra en la base de los proyectos repu-
blicano e islamista. Para el objetivo republica-
no de formar parte de lo que los padres funda-
dores consideraron el Occidente civilizado,
la posicin de las mujeres en la sociedad mu-
sulmana debe alterarse de modo radical. La re-
estructuracin de las relaciones de gnero du-
rante los primeros aos republicanos fue uno
de los logros ms importantes del kemalismo.
Muchas de las reformas legales y educativas de
los primeros aos de la repblica se disearon
para dotar de poder a las mujeres y lograr que
gozaran de idntica posicin que los hombres
en el mbito pblico. En esa transformacin, la
repblica fue efectivamente radical en su
abolicin de la ley islmica y la apertura de
oportunidades educativas y profesionales para
las mujeres. Ya a principios de la dcada de
1930 haba muchas mujeres en mbitos profe-
sionales hasta entonces masculinos, como la
judicatura, la medicina o la universidad.
Turqua es hasta la fecha el nico pas del
mundo musulmn con un sistema legal sin
sesgo de gnero y progresista por lo que hace
a los derechos de las mujeres.
Consideremos, por ejemplo, la
reciente enmienda del cdigo penal
que reconoce como delito la viola-
cin marital, una disposicin que
slo existe en pocos pases del
mundo, por no hablar de su inexis-
tencia en los pases de mayora mu-
sulmana. Aunque, por supuesto, no
todas las mujeres han conseguido
beneficiarse de estos cambios, cada
vez han sido ms numerosas las que
han podido hacerlo a medida que
Turqua se haca econmicamente
ms avanzada y las mujeres goza-
ban de mayores oportunidades de
acceder a la educacin superior y a
los puestos de trabajo. El estilo de vida que
acompaa este proyecto republicano se basa en
la mezcla de gneros en los espacios pblicos,
ya sean escuelas, restaurantes, bares, discote-
cas, playas, etctera.
En cambio, el proyecto islamista mundial
se basa en la segregacin de los sexos. Si bien
los islamistas turcos deben distinguirse de los
islamistas radicales de otros lugares y no pro-
pugnan una vida pblica segregada en funcin
de los sexos, su interpretacin de cmo deben
situarse hombres y mujeres en el mbito p-
blico difiere de la republicana. Esta diferencia
se hace patente sobre todo en la exigencia del
pauelo en las mujeres y en la separacin de
los sexos en algunas actividades como, por
ejemplo, las zonas de bao separadas en los
balnearios, los institutos privados masculinos o
femeninos, as como en diferentes cdigos de
conducta, como la prohibicin de servir al-
cohol en restaurantes u hoteles propiedad de la
comunidad islamista o frecuentada por ella,
una poltica ampliada recientemente a todos
los establecimientos situados dentro de los
lmites urbanos en los ayuntamientos goberna-
dos por el AKP en muchas pequeas ciudades
de Anatolia.
Aunque, en general, esas diferencias no se
han traducido en una imposicin a gran esca-
la, se han producido diversos intentos en esa
direccin por parte del Gobierno o los ayunta-
mientos islamistas, como se analizar ms
adelante. La tenaz oposicin de los grupos lai-
cos ha conseguido frenar hasta ahora la
aplicacin de las polticas propuestas. Por otro
lado, abundan los ejemplos de intentos de
imposicin pblica por parte de los partidos
islamistas en el Gobierno (inclui-
dos los predecesores del AKP) o en
la administracin municipal:
multas a individuos que comen
en pblico durante el Ramadn,
separacin por sexos en los auto-
buses urbanos, inclusin de tex-
tos islamistas pedaggicamente
inaceptables en las escuelas pri-
marias y secundarias, traslado de
restaurantes y bares a las afueras
de las ciudades, criminalizacin
del adulterio, tipificacin del cas-
tigo por violacin segn distincio-
nes normativas de la situacin de
la mujer violada (virgen, casada,
divorciada), prohibicin del alco-
hol dentro de los lmites de la ciudad e incluso
modificacin por el verde islmico de las se-
ales amarillas internacionales que prohben
detenerse en las calles.
En el corazn de esta polmica se encuen-
tra lo que cabra denominar una guerra cultu-
ral. Est relacionada con la cuestin de lo que
constituye el comportamiento moral. Tradicio-
nalmente, la interpretacin islmica del com-
portamiento moral guarda una estrecha rela-
cin con la teologa islmica que considera so-
metida a los principios de la ley religiosa la
vida comunitaria de los creyentes. La traduc-
cin histrica de esta insistencia islmica en el
control social ha sido dotar a los especialistas
en la teologa y la jurisprudencia islmicas de
la autoridad para decidir sobre los lmites de la
vida moral. En consecuencia, tanto en los ejem-
plos histricos del Estado islmico como en sus
versiones contemporneas, el modo de vida is-
lmico ha significado la ordenacin de las re-
laciones de gnero sobre la base de la segre-
gacin sexual. A menudo, ello ha llevado a la
represin de las mujeres en la esfera pblica y
a su reclusin tras prendas que las ocultan y en
espacios segregados, como en Afganistn bajo
el rgimen de los talibanes.
Esta concepcin islmica de la moralidad
en tanto que cuestin que debe regularse en la
vida pblica y privada mediante el control del
Estado choca de modo frontal con la inter-
pretacin laica que deja ese tema a la concien-
cia y la eleccin individual. Es aqu donde se
libra con mayor ferocidad en Turqua la gue-
rra cultural entre islamistas y laicos. En el
corazn de los universos islamista y laico se
encuentra el ocultamiento de las mujeres.
La regulacin
de la moralidad
como cuestin
de conciencia
individual
o como
responsabilidad
del Estado son
las trincheras
de la feroz
guerra
cultural que
libran laicos
e islamistas
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un proceso judicial contra el AKP por parte del
ministro de Justicia basndose en el endeble
argumento de que el partido haba violado el
laicismo de la repblica, amparado por la
Constitucin. La decisin del Tribunal Cons-
titucional fue advertir al AKP de que se haba
convertido efectivamente en el centro de la
oposicin al laicismo, pero el partido escap a
la disolucin.
En el ncleo de este tira y afloja se en-
cuentra un debate sesquicentenario acerca del
papel del islam en la sociedad turca, un debate
que ha provocado una profunda divisin del
pas en los ltimos aos. Sus inicios pueden
remontarse a mediados del siglo XIX, cuando
empez a modernizarse el imperio otomano.
Como otros grandes imperios que se haban
quedado atrs en la carrera de la industria-
lizacin, tambin los otomanos encontraron la
panacea en la imitacin de ejemplos occidenta-
les para reformar sus instituciones.
Las postrimeras del siglo XIX presencia-
ron la aceleracin de este debate entre los
bandos islamista y occidentalista, que desem-
boc en la creacin de la repblica en 1923
por parte de unos cuadros revolucionarios
completamente comprometidos con un pro-
grama de occidentalizacin total. Por medio
de la represin de la oposicin y los levanta-
mientos islamistas durante los aos de parti-
do nico, los fundadores de la repblica lo-
graron expulsar el islam del mbito pblico y
marginar a quienes deseaban que tuviera un
papel ms visible en la vida poltica y social de
Turqua. Sin embargo, ese xito fue efmero.
Tras la transicin a la democracia en 1946, el
movimiento islamista decidi seguir las reglas
del juego y hacer avanzar su programa me-
diante la competencia partidista. A partir de
la dcada de los aos 1950 se inici en torno al
papel de la religin un intenso debate poltico
que ha continuado hasta el da de hoy.
En un bando de esta divisin se encuen-
tran los laicos. Tradicionalmente, el bando
laico ha estado formado por los jueces, la
burocracia, la universidad, la intelligentsia, los
principales crculos empresariales, la prensa, el
ejrcito y las clases medias y medias altas cul-
tas urbanas. Sin embargo, las posiciones han
cambiado con el tiempo. Dentro de cada una de
esas categoras, con excepcin del ejrcito, han
aparecido nuevos partidarios de las peticiones
de los islamistas y personas que ven ahora que
el verdadero problema se encuentra en la radi-
cal y represiva interpretacin republicana de
las cuestiones relacionadas con la identidad.
En el otro bando se encuentran los isla-
mistas. stos han sido, tradicionalmente, per-
sonas procedentes de zonas rurales y pequeas
ciudades o de las clases medias bajas que no
formaban o no podan formar parte de la
elite occidentalizada del centro y representa-
ban la periferia musulmana. Estaban exclui-
dos de la esfera del poder poltico los grupos de
gran posicin social y los crculos de prestigio
intelectual de la repblica. Al mismo tiempo,
eran quienes menos se beneficiaron de un sis-
tema econmico que sigui polticas de sus-
titucin de importaciones hasta 1980, un pe-
rodo durante el cual los contactos con el Es-
tado fueron la clave para el xito empresarial.
Como ha ocurrido en el bando laico, su po-
sicin ha cambiado con los aos, y sus partida-
rios ocupan hoy importantes posiciones de po-
der dentro de la burocracia estatal, el Gobierno
y la economa. Gracias al islam poltico y sus
xitos electorales, constituyen hoy lo que cabra
definir como una contraelite de polticos,
empresarios, intelectuales, periodistas, estu-
diantes universitarios y clases medias y medias
altas. Lo que divide en la actualidad esos gru-
pos son las cuestiones relacionadas con el estilo
de vida y, en especial, las relaciones de gnero.
La posicin de las mujeres en la sociedad
se encuentra en la base de los proyectos repu-
blicano e islamista. Para el objetivo republica-
no de formar parte de lo que los padres funda-
dores consideraron el Occidente civilizado,
la posicin de las mujeres en la sociedad mu-
sulmana debe alterarse de modo radical. La re-
estructuracin de las relaciones de gnero du-
rante los primeros aos republicanos fue uno
de los logros ms importantes del kemalismo.
Muchas de las reformas legales y educativas de
los primeros aos de la repblica se disearon
para dotar de poder a las mujeres y lograr que
gozaran de idntica posicin que los hombres
en el mbito pblico. En esa transformacin, la
repblica fue efectivamente radical en su
abolicin de la ley islmica y la apertura de
oportunidades educativas y profesionales para
las mujeres. Ya a principios de la dcada de
1930 haba muchas mujeres en mbitos profe-
sionales hasta entonces masculinos, como la
judicatura, la medicina o la universidad.
Turqua es hasta la fecha el nico pas del
mundo musulmn con un sistema legal sin
sesgo de gnero y progresista por lo que hace
a los derechos de las mujeres.
Consideremos, por ejemplo, la
reciente enmienda del cdigo penal
que reconoce como delito la viola-
cin marital, una disposicin que
slo existe en pocos pases del
mundo, por no hablar de su inexis-
tencia en los pases de mayora mu-
sulmana. Aunque, por supuesto, no
todas las mujeres han conseguido
beneficiarse de estos cambios, cada
vez han sido ms numerosas las que
han podido hacerlo a medida que
Turqua se haca econmicamente
ms avanzada y las mujeres goza-
ban de mayores oportunidades de
acceder a la educacin superior y a
los puestos de trabajo. El estilo de vida que
acompaa este proyecto republicano se basa en
la mezcla de gneros en los espacios pblicos,
ya sean escuelas, restaurantes, bares, discote-
cas, playas, etctera.
En cambio, el proyecto islamista mundial
se basa en la segregacin de los sexos. Si bien
los islamistas turcos deben distinguirse de los
islamistas radicales de otros lugares y no pro-
pugnan una vida pblica segregada en funcin
de los sexos, su interpretacin de cmo deben
situarse hombres y mujeres en el mbito p-
blico difiere de la republicana. Esta diferencia
se hace patente sobre todo en la exigencia del
pauelo en las mujeres y en la separacin de
los sexos en algunas actividades como, por
ejemplo, las zonas de bao separadas en los
balnearios, los institutos privados masculinos o
femeninos, as como en diferentes cdigos de
conducta, como la prohibicin de servir al-
cohol en restaurantes u hoteles propiedad de la
comunidad islamista o frecuentada por ella,
una poltica ampliada recientemente a todos
los establecimientos situados dentro de los
lmites urbanos en los ayuntamientos goberna-
dos por el AKP en muchas pequeas ciudades
de Anatolia.
Aunque, en general, esas diferencias no se
han traducido en una imposicin a gran esca-
la, se han producido diversos intentos en esa
direccin por parte del Gobierno o los ayunta-
mientos islamistas, como se analizar ms
adelante. La tenaz oposicin de los grupos lai-
cos ha conseguido frenar hasta ahora la
aplicacin de las polticas propuestas. Por otro
lado, abundan los ejemplos de intentos de
imposicin pblica por parte de los partidos
islamistas en el Gobierno (inclui-
dos los predecesores del AKP) o en
la administracin municipal:
multas a individuos que comen
en pblico durante el Ramadn,
separacin por sexos en los auto-
buses urbanos, inclusin de tex-
tos islamistas pedaggicamente
inaceptables en las escuelas pri-
marias y secundarias, traslado de
restaurantes y bares a las afueras
de las ciudades, criminalizacin
del adulterio, tipificacin del cas-
tigo por violacin segn distincio-
nes normativas de la situacin de
la mujer violada (virgen, casada,
divorciada), prohibicin del alco-
hol dentro de los lmites de la ciudad e incluso
modificacin por el verde islmico de las se-
ales amarillas internacionales que prohben
detenerse en las calles.
En el corazn de esta polmica se encuen-
tra lo que cabra denominar una guerra cultu-
ral. Est relacionada con la cuestin de lo que
constituye el comportamiento moral. Tradicio-
nalmente, la interpretacin islmica del com-
portamiento moral guarda una estrecha rela-
cin con la teologa islmica que considera so-
metida a los principios de la ley religiosa la
vida comunitaria de los creyentes. La traduc-
cin histrica de esta insistencia islmica en el
control social ha sido dotar a los especialistas
en la teologa y la jurisprudencia islmicas de
la autoridad para decidir sobre los lmites de la
vida moral. En consecuencia, tanto en los ejem-
plos histricos del Estado islmico como en sus
versiones contemporneas, el modo de vida is-
lmico ha significado la ordenacin de las re-
laciones de gnero sobre la base de la segre-
gacin sexual. A menudo, ello ha llevado a la
represin de las mujeres en la esfera pblica y
a su reclusin tras prendas que las ocultan y en
espacios segregados, como en Afganistn bajo
el rgimen de los talibanes.
Esta concepcin islmica de la moralidad
en tanto que cuestin que debe regularse en la
vida pblica y privada mediante el control del
Estado choca de modo frontal con la inter-
pretacin laica que deja ese tema a la concien-
cia y la eleccin individual. Es aqu donde se
libra con mayor ferocidad en Turqua la gue-
rra cultural entre islamistas y laicos. En el
corazn de los universos islamista y laico se
encuentra el ocultamiento de las mujeres.
La regulacin
de la moralidad
como cuestin
de conciencia
individual
o como
responsabilidad
del Estado son
las trincheras
de la feroz
guerra
cultural que
libran laicos
e islamistas
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Esta cuestin debe re-
lacionarse con la me-
moria colectiva de la
opinin laica acerca
de la historia pasada
turca durante el pero-
do otomano, cuando
se excluy a las muje-
res musulmanas de la
vida pblica. Para los
hombres y mujeres
que han interiorizado
la nocin republicana
de la igualdad de g-
nero, las mujeres que
utilizan el velo son
smbolos de una se-
xualidad reprimida y de una concepcin sexis-
ta de la vida pblica.
Para los islamistas tambin constituyen
un smbolo, pero de una forma de vida musul-
mana destruida por la repblica. Para ambos
bandos, el tema del velo se envuelve en cuestio-
nes relacionadas con la libertad de creencia y
los derechos democrticos de eleccin por
parte de las personas. Para los islamistas, las
mujeres que se cubren el cuerpo lo hacen debi-
do a sus creencias (un argumento constante-
mente repetido por las propias mujeres, como
reflejan los estudios acadmicos basados en
encuestas o entrevistas), y tambin mencionan
el derecho civil de la persona a vestir como
desee. Para los laicos, en cambio, el velo feme-
nino no puede ser considerado como una
eleccin libre dado que las familias obligan a la
mayora de las muchachas a cubrirse a una
edad en que no pueden decidir por s mismas;
tampoco puede ser considerado como un dere-
cho civil cuando su exigencia se extiende al
mbito pblico, como es el caso de las universi-
tarias o las funcionarias que, segn ese punto
de vista, deberan regirse por principios laicos
de imparcialidad religiosa.
Tambin entra en juego cierto resenti-
miento de las elites establecidas ante el hecho
de que quienes fueron marginados por la re-
pblica y expulsados de los crculos de poder
y los grupos de prestigio constituyan hoy lo
que podra denominarse una contraelite. Es
cierto que siempre hubo muchas mujeres que
ocultaron su cuerpo a pesar de las medidas de
la repblica orientadas a desalentar esa prc-
tica. Segn un estudio reciente basado en un
trabajo de campo realizado por arkolu y
Toprak, el 64 por ciento de las mujeres turcas
se cubren el cuerpo.
1
A diferencia del fez, pro-
hibido en la dcada de 1920, el velo nunca se
prohibi salvo en el caso de las funcionarias.
No obstante, las capas sociales superiores se
adaptaron con rapidez al estilo de vestir occi-
dental que, para las mujeres, significaba des-
hacerse del velo. Quienes lo usaban eran en
gran medida, las campesinas, las mujeres
urbanas pertenecientes a familias tradiciona-
les o las inmigrantes rurales en las ciudades.
Por ello, el pauelo se ha vinculado desde
hace tiempo en el establishment social turco con
unos orgenes sociales rurales o bajos. Sin
embargo, con el creciente xito de los partidos
islamistas a partir de mediados de la dcada de
1970 y, de modo especial, en las ltimas d-
cadas, ha aparecido en Anatolia una nueva
clase empresarial de familias religiosas conser-
vadoras que se han beneficiado de las vincula-
ciones con el Gobierno, as como nuevos gru-
pos en las principales ciudades que ahora ocu-
pan importantes posiciones de poder en la
poltica y la burocracia estatal.
Por primera vez en la historia de la rep-
blica, existe un nmero creciente de mujeres
que usan la indumentaria islmica y gozan de
una situacin econmica desahogada, que no
viven ya en los mrgenes de la sociedad turca y
que desean educarse. La cabeza cubierta de las
mujeres campesinas o de clase baja nunca fue
percibida como una amenaza importante por
los laicos, pero el hecho de que las mujeres de la
nueva clase media procedentes de medios con-
servadores lleven lo que en Turqua se llama
trban se ha convertido de repente en un impor-
tante motivo de preocupacin.
Por ejemplo, los laicos proclaman con fre-
cuencia que no tienen objeciones al hecho
mismo de que las mujeres se cubran la cabeza,
puesto que admiten que las mujeres tradiciona-
les, campesinas o de ciudades pequeas siem-
pre lo han hecho, pero el trban es un estilo
nuevo que supone una declaracin poltica por
parte de los grupos islamistas. Aunque segn el
trabajo mencionado ms arriba las mujeres
que dijeron llevar el trban slo representaban
el 11 por ciento del 64 por ciento que se cubra
la cabeza y aunque se ha producido una cada
del 10 por ciento en el porcentaje total de muje-
res cubiertas desde el 74 por ciento de hace
siete aos
2
, las percepciones son las contra-
rias. Muchos laicos sostienen que las mujeres
con trban estn en todas partes y que no
dejan de aumentar. De ah que la principal
razn del resentimiento parezca ser la visibili-
dad de mujeres cubiertas en espacios pblicos,
ocupados con anterioridad slo por la elite
laica, o incluso en el plano internacional, en
tanto que mujeres de polticos.
El caso es que los antiguos grupos de pres-
tigio se sienten amenazados y resentidos por la
aparicin de una nueva clase media que ha
adoptado un estilo de vida diferente al suyo. El
argumento es que, a medida que Turqua avan-
ce en el terreno econmico, esa nueva clase
media con medios econmicos y acceso a los
crculos de poder poltico acabar islamizan-
do el pas. Y su resentimiento surge de que el
estilo de vida de esta nueva clase es semejante
al del campo, un estilo de vida que siempre
haban menospreciado y que en el pasado
haba sido relegado a las zonas rurales, las pe-
queas ciudades conservadoras o las afueras de
las grandes ciudades. Psicolgicamente, cabe
comparar este cambio con el resentimiento de
la vieja aristocracia europea cuando, gracias a
su riqueza econmica, los nuevos burgueses
empezaron a incidir en ese mismo espacio p-
blico ocupado hasta entonces por quienes po-
sean un ttulo aristocrtico. Los islamistas son
conscientes de que, a pesar del xito que ten-
gan en el mbito econmico, poltico o intelec-
tual, quedarn excluidos de los crculos socia-
les del antiguo establishment. En realidad, los
islamistas sealan a menudo que son los ne-
gros de Turqua y que los grupos de prestigio
son como castas, reservados slo para los tur-
cos blancos.
Tambin se encuentra en juego en este
conflicto lo que podramos llamar un proble-
ma de imagen. Para los laicos, que han interio-
rizado el ideal republicano de colocar a Turqua
entre los pases civilizados de Occidente (lo
que los izquierdistas turcos de las dcadas de
1960 y 1970 tildaron de revolucin del arma-
rio), los turcos que se parecen en su forma de
vestir o de vivir a los musulmanes reacciona-
rios y atrasados del antiguo rgimen o del
resto del mundo musulmn constituyen una
imagen inaceptable del pas en el plano inter-
nacional. La mirada aqu es exterior, es decir,
qu pensarn los occidentales cuando la esposa
del primer ministro Erdogan, por ejemplo, se
encuentre con la reina de Jordania o con las
esposas de los funcionarios de los pases de la
Unin Europea, o cuando los peridicos occi-
dentales publiquen fotos de mujeres cubiertas
o manifestaciones de
multitudes islamistas,
o cuando los turistas
extranjeros hagan fo-
tos de los barrios pob-
res. Se oyen a menudo
quejas de que eso no
representa a Turqua.
Existe cierta actitud
acomplejada y, a veces,
defensiva ante los ex-
tranjeros procedentes
de Occidente, como si
su juicio sobre los tur-
cos y el pas supusiera
automticamente un
examen. En resumen,
existe en la psique colectiva de los turcos laicos
cierta esquizofrenia hacia el mundo occidental
que est cargada de admiracin y de suspicacia
al mismo tiempo.
Esta actitud esquizofrnica tambin est
relacionada con la conciencia histrica de los
laicos, el hecho de que la repblica les pidi
que olvidaran el pasado, que cambi incluso el
alfabeto y el vocabulario de la lengua para que
las nuevas generaciones no tuvieran acceso a
ese pasado, que su historiografa oficial equi-
par con el oscurantismo la civilizacin is-
lmica construida por los otomanos, que la
repblica representa un mundo ilustrado ba-
sado en el progreso y que la civilizacin occi-
dental es la nica alternativa viable para for-
mar parte del mundo ilustrado.
El debate se remonta a la polmica entre
dos escuelas de pensamiento de finales del
siglo XIX y principios del siglo XX, los islamis-
tas y los occidentalistas. Los segundos favore-
cieron la adopcin de instituciones y la civili-
zacin occidentales junto con su tecnologa y
su industria; los primeros optaron slo por lo
ltimo y sostuvieron que la civilizacin y la
cultura islmicas eran superiores a la de
Occidente. La repblica fue creada por los occi-
dentalistas y las reformas emprendidas duran-
te sus aos de formacin se concibieron para
sustituir la civilizacin islmica por la occiden-
tal. As, aunque esta visin del islam frente a
Occidente ya no es una descripcin vlida de la
cultura turca actual, la visibilidad pblica de
un modo de vida islmico, ms aparente en sus
formas de vestir, tiene en la psique de los laicos
el impacto negativo de un temido retorno al
pasado islmico.
El hecho de
que cada vez
se vea en todas
las ciudades a
ms mujeres
de la nueva
clase media
conservadora
utilizando el
trban se ha
convertido
en un nuevo
motivo de
preocupacin
A menudo
los islamistas
sealan que
ellos son
los negros
de Turqua
mientras que
los grupos de
prestigio son
como castas,
reservadas
exclusivamente
para los turcos
blancos
1. Ali arkolu y Binnaz
Toprak, Deien Trkiyede
Din, Toplum ve Siyaset [Reli-
gin, sociedad y poltica en una
Turqua en cambio], TESEV
Yaynlar (Estambul), 2006.
2. Ali arkolu y Binnaz
Toprak, Trkiyede Din, To-
plum ve Siyaset [Religin, socie-
dad y poltica en Turqua], TE-
SEV Yaynlar (Estambul),
2000.
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12 VANGUARDIA | DOSSIER VANGUARDIA | DOSSIER 13
L A S DOS T UR QU A S : I S L A MI S MO, L A I C I S MO Y DE MOC R AC I A L A S DOS T UR QU A S : I S L A MI S MO, L A I C I S MO Y DE MOC R AC I A
Esta cuestin debe re-
lacionarse con la me-
moria colectiva de la
opinin laica acerca
de la historia pasada
turca durante el pero-
do otomano, cuando
se excluy a las muje-
res musulmanas de la
vida pblica. Para los
hombres y mujeres
que han interiorizado
la nocin republicana
de la igualdad de g-
nero, las mujeres que
utilizan el velo son
smbolos de una se-
xualidad reprimida y de una concepcin sexis-
ta de la vida pblica.
Para los islamistas tambin constituyen
un smbolo, pero de una forma de vida musul-
mana destruida por la repblica. Para ambos
bandos, el tema del velo se envuelve en cuestio-
nes relacionadas con la libertad de creencia y
los derechos democrticos de eleccin por
parte de las personas. Para los islamistas, las
mujeres que se cubren el cuerpo lo hacen debi-
do a sus creencias (un argumento constante-
mente repetido por las propias mujeres, como
reflejan los estudios acadmicos basados en
encuestas o entrevistas), y tambin mencionan
el derecho civil de la persona a vestir como
desee. Para los laicos, en cambio, el velo feme-
nino no puede ser considerado como una
eleccin libre dado que las familias obligan a la
mayora de las muchachas a cubrirse a una
edad en que no pueden decidir por s mismas;
tampoco puede ser considerado como un dere-
cho civil cuando su exigencia se extiende al
mbito pblico, como es el caso de las universi-
tarias o las funcionarias que, segn ese punto
de vista, deberan regirse por principios laicos
de imparcialidad religiosa.
Tambin entra en juego cierto resenti-
miento de las elites establecidas ante el hecho
de que quienes fueron marginados por la re-
pblica y expulsados de los crculos de poder
y los grupos de prestigio constituyan hoy lo
que podra denominarse una contraelite. Es
cierto que siempre hubo muchas mujeres que
ocultaron su cuerpo a pesar de las medidas de
la repblica orientadas a desalentar esa prc-
tica. Segn un estudio reciente basado en un
trabajo de campo realizado por arkolu y
Toprak, el 64 por ciento de las mujeres turcas
se cubren el cuerpo.
1
A diferencia del fez, pro-
hibido en la dcada de 1920, el velo nunca se
prohibi salvo en el caso de las funcionarias.
No obstante, las capas sociales superiores se
adaptaron con rapidez al estilo de vestir occi-
dental que, para las mujeres, significaba des-
hacerse del velo. Quienes lo usaban eran en
gran medida, las campesinas, las mujeres
urbanas pertenecientes a familias tradiciona-
les o las inmigrantes rurales en las ciudades.
Por ello, el pauelo se ha vinculado desde
hace tiempo en el establishment social turco con
unos orgenes sociales rurales o bajos. Sin
embargo, con el creciente xito de los partidos
islamistas a partir de mediados de la dcada de
1970 y, de modo especial, en las ltimas d-
cadas, ha aparecido en Anatolia una nueva
clase empresarial de familias religiosas conser-
vadoras que se han beneficiado de las vincula-
ciones con el Gobierno, as como nuevos gru-
pos en las principales ciudades que ahora ocu-
pan importantes posiciones de poder en la
poltica y la burocracia estatal.
Por primera vez en la historia de la rep-
blica, existe un nmero creciente de mujeres
que usan la indumentaria islmica y gozan de
una situacin econmica desahogada, que no
viven ya en los mrgenes de la sociedad turca y
que desean educarse. La cabeza cubierta de las
mujeres campesinas o de clase baja nunca fue
percibida como una amenaza importante por
los laicos, pero el hecho de que las mujeres de la
nueva clase media procedentes de medios con-
servadores lleven lo que en Turqua se llama
trban se ha convertido de repente en un impor-
tante motivo de preocupacin.
Por ejemplo, los laicos proclaman con fre-
cuencia que no tienen objeciones al hecho
mismo de que las mujeres se cubran la cabeza,
puesto que admiten que las mujeres tradiciona-
les, campesinas o de ciudades pequeas siem-
pre lo han hecho, pero el trban es un estilo
nuevo que supone una declaracin poltica por
parte de los grupos islamistas. Aunque segn el
trabajo mencionado ms arriba las mujeres
que dijeron llevar el trban slo representaban
el 11 por ciento del 64 por ciento que se cubra
la cabeza y aunque se ha producido una cada
del 10 por ciento en el porcentaje total de muje-
res cubiertas desde el 74 por ciento de hace
siete aos
2
, las percepciones son las contra-
rias. Muchos laicos sostienen que las mujeres
con trban estn en todas partes y que no
dejan de aumentar. De ah que la principal
razn del resentimiento parezca ser la visibili-
dad de mujeres cubiertas en espacios pblicos,
ocupados con anterioridad slo por la elite
laica, o incluso en el plano internacional, en
tanto que mujeres de polticos.
El caso es que los antiguos grupos de pres-
tigio se sienten amenazados y resentidos por la
aparicin de una nueva clase media que ha
adoptado un estilo de vida diferente al suyo. El
argumento es que, a medida que Turqua avan-
ce en el terreno econmico, esa nueva clase
media con medios econmicos y acceso a los
crculos de poder poltico acabar islamizan-
do el pas. Y su resentimiento surge de que el
estilo de vida de esta nueva clase es semejante
al del campo, un estilo de vida que siempre
haban menospreciado y que en el pasado
haba sido relegado a las zonas rurales, las pe-
queas ciudades conservadoras o las afueras de
las grandes ciudades. Psicolgicamente, cabe
comparar este cambio con el resentimiento de
la vieja aristocracia europea cuando, gracias a
su riqueza econmica, los nuevos burgueses
empezaron a incidir en ese mismo espacio p-
blico ocupado hasta entonces por quienes po-
sean un ttulo aristocrtico. Los islamistas son
conscientes de que, a pesar del xito que ten-
gan en el mbito econmico, poltico o intelec-
tual, quedarn excluidos de los crculos socia-
les del antiguo establishment. En realidad, los
islamistas sealan a menudo que son los ne-
gros de Turqua y que los grupos de prestigio
son como castas, reservados slo para los tur-
cos blancos.
Tambin se encuentra en juego en este
conflicto lo que podramos llamar un proble-
ma de imagen. Para los laicos, que han interio-
rizado el ideal republicano de colocar a Turqua
entre los pases civilizados de Occidente (lo
que los izquierdistas turcos de las dcadas de
1960 y 1970 tildaron de revolucin del arma-
rio), los turcos que se parecen en su forma de
vestir o de vivir a los musulmanes reacciona-
rios y atrasados del antiguo rgimen o del
resto del mundo musulmn constituyen una
imagen inaceptable del pas en el plano inter-
nacional. La mirada aqu es exterior, es decir,
qu pensarn los occidentales cuando la esposa
del primer ministro Erdogan, por ejemplo, se
encuentre con la reina de Jordania o con las
esposas de los funcionarios de los pases de la
Unin Europea, o cuando los peridicos occi-
dentales publiquen fotos de mujeres cubiertas
o manifestaciones de
multitudes islamistas,
o cuando los turistas
extranjeros hagan fo-
tos de los barrios pob-
res. Se oyen a menudo
quejas de que eso no
representa a Turqua.
Existe cierta actitud
acomplejada y, a veces,
defensiva ante los ex-
tranjeros procedentes
de Occidente, como si
su juicio sobre los tur-
cos y el pas supusiera
automticamente un
examen. En resumen,
existe en la psique colectiva de los turcos laicos
cierta esquizofrenia hacia el mundo occidental
que est cargada de admiracin y de suspicacia
al mismo tiempo.
Esta actitud esquizofrnica tambin est
relacionada con la conciencia histrica de los
laicos, el hecho de que la repblica les pidi
que olvidaran el pasado, que cambi incluso el
alfabeto y el vocabulario de la lengua para que
las nuevas generaciones no tuvieran acceso a
ese pasado, que su historiografa oficial equi-
par con el oscurantismo la civilizacin is-
lmica construida por los otomanos, que la
repblica representa un mundo ilustrado ba-
sado en el progreso y que la civilizacin occi-
dental es la nica alternativa viable para for-
mar parte del mundo ilustrado.
El debate se remonta a la polmica entre
dos escuelas de pensamiento de finales del
siglo XIX y principios del siglo XX, los islamis-
tas y los occidentalistas. Los segundos favore-
cieron la adopcin de instituciones y la civili-
zacin occidentales junto con su tecnologa y
su industria; los primeros optaron slo por lo
ltimo y sostuvieron que la civilizacin y la
cultura islmicas eran superiores a la de
Occidente. La repblica fue creada por los occi-
dentalistas y las reformas emprendidas duran-
te sus aos de formacin se concibieron para
sustituir la civilizacin islmica por la occiden-
tal. As, aunque esta visin del islam frente a
Occidente ya no es una descripcin vlida de la
cultura turca actual, la visibilidad pblica de
un modo de vida islmico, ms aparente en sus
formas de vestir, tiene en la psique de los laicos
el impacto negativo de un temido retorno al
pasado islmico.
El hecho de
que cada vez
se vea en todas
las ciudades a
ms mujeres
de la nueva
clase media
conservadora
utilizando el
trban se ha
convertido
en un nuevo
motivo de
preocupacin
A menudo
los islamistas
sealan que
ellos son
los negros
de Turqua
mientras que
los grupos de
prestigio son
como castas,
reservadas
exclusivamente
para los turcos
blancos
1. Ali arkolu y Binnaz
Toprak, Deien Trkiyede
Din, Toplum ve Siyaset [Reli-
gin, sociedad y poltica en una
Turqua en cambio], TESEV
Yaynlar (Estambul), 2006.
2. Ali arkolu y Binnaz
Toprak, Trkiyede Din, To-
plum ve Siyaset [Religin, socie-
dad y poltica en Turqua], TE-
SEV Yaynlar (Estambul),
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Por otra parte, la repblica simboliza en la
psique colectiva de los islamistas la derrota
decimonnica de su postura en el dilema que
enfrent la civilizacin a la tecnologa y la
industrializacin. Si bien los diversos partidos
islamistas que han existido desde la dcada de
1970 se han mostrado partidarios del desarrollo
industrial y la transferencia tecnolgica, su vi-
sin de la sociedad musulmana sigue siendo
sustancialmente la misma. El AKP en el Gobier-
no, por ejemplo, suscribe el liberalismo poltico
y econmico. Se ha comprometido con la entra-
da de Turqua en la Unin Europea, ha empren-
dido importantes reformas para consolidar la
democracia y ha seguido una poltica econmica
de libre mercado orientada al crecimiento. Sin
embargo, es un partido conservador en las cues-
tiones sociales y su direccin y sus cuadros
siguen un modo de vida que se ajusta a las con-
cepciones islmicas de la vida social.
As, mientras que para los laicos el proyec-
to de desarrollo incluye el cambio cultural,
para los islamistas el cambio est limitado a
los mbitos econmico y poltico. Ello ha dado
lugar a dos interpretaciones diferentes de
cmo se sita Turqua a s misma en la escena
internacional. A los laicos les gustara ver una
Turqua transformada que fuera como cual-
quier otro pas occidental. Esto no significa de
modo necesario que el islam no sea importan-
te en su vida, sino que desean considerarlo
como un sistema de creencias perteneciente al
mbito privado. A los islamistas, en cambio,
les gustara ver una Turqua transformada en
trminos econmicos y polticos que fuera, a
pesar de ello, visiblemente islmica en la vida
social y concebir el islam como una weltans-
chauung total.
Ahora bien, da tambin la impresin de
que esta guerra cultural lo es en el plano de
la elites de cada bando, ya sean polticas o
intelectuales. Es decir, a diferencia de la im-
presin que cabra extraer siguiendo los deba-
tes pblicos intelectuales, los ciudadanos co-
rrientes no parecen demasiado interesados en
las cuestiones culturales. Quiz de forma simi-
lar a la opinin pblica de otros lugares (sobre
todo, en los pases menos desarrollados que no
poseen un gran nmero de ciudadanos posin-
dustriales), la poblacin se muestra ms inte-
resada por las cuestiones relacionadas con la
economa y su propio bienestar. Uno tras otro,
los estudios basados en trabajos de campo
ponen de manifiesto que, a la pregunta sobre la
identificacin de los principales problemas de
Turqua, un porcentaje muy elevado de la po-
blacin seala cuestiones econmicas, como la
inflacin, el desempleo y similares. La prohi-
bicin de que las universitarias lleven pauelo
ocupa la atencin pblica desde hace ms de
dos dcadas y el 75 por ciento de los ciudada-
nos est a favor de levantarla, pero las encues-
tas muestran que el tema del pauelo slo es
sealado por un 1-2 por ciento de la poblacin
entre los problemas ms importantes a los que
se enfrenta Turqua.
3
En el estudio realizado en el 2006 por
arkolu y Toprak que se menciona ms arriba,
esta divisin en dos del pas result ser un claro
indicador de las diferencias de opinin sobre
temas polticos y sociales. Una tercera parte de
la poblacin tiene un mayor nivel educativo,
mayores ingresos y riquezas, es menos religio-
sa, se percibe como de izquierdas, considera
que el fundamentalismo islmico est en auge
y se siente preocupada por l; mientras que los
dos tercios que viven sobre todo en grandes o
pequeas ciudades poseen un menor nivel edu-
cativo, menos ingresos y riquezas, son ms reli-
giosos y se perciben como de derechas. En
todos los temas, el cruce de los datos puso de
manifiesto que un tercio respalda opiniones
ms liberales y democrticas, mientras que los
otros dos tercios son ms conservadores y
muestran una menor preocupacin por los de-
rechos de las minoras.
En general, el trabajo de arkolu y Toprak
de 2006, considerado junto con su trabajo pre-
vio de 1999, revel que la mayora de ciudada-
nos turcos consideraba que las reformas repu-
blicanas haban conducido al progreso, que el
respaldo a un Estado islmico basado en la ley
islmica es muy bajo, que el terrorismo islmico
debe condenarse y que hay un gran respaldo a
la tolerancia hacia las personas con estilos de
vida diferentes. Sin embargo, los trabajos tam-
bin revelaron que esa tolerancia aparente es
limitada y no se extiende a grupos que son mi-
noritarios, ya sean de confesiones musulma-
nas, no musulmanes, otros grupos tnicos o
personas con preferencias sexuales diferentes.
En este contexto, los trabajos tambin mostra-
ron que la interpretacin de una vida pblica
basada en derechos encuentra poco apoyo en
Turqua y que existe una clara divisin entre
nosotros y ellos, donde nosotros son los
musulmanes-sunes-turcos, y ellos, los aleves-
no musulmanes-kurdos.
Un reciente trabajo realizado
a lo largo de un ao por Toprak y
otros
4
en 12 ciudades anatolias y
dos barrios de Estambul a partir de
entrevistas en profundidad a 401
personas de diferentes identidades
ha mostrado el grado de intoleran-
cia y represin estatal de las perso-
nas cuyos valores y estilo de vida no
se adecua a los de los musulmanes
sunes devotos o que tienen orgenes
religiosos o tnicos diferentes. En-
tre ellos se encuentran los aleves,
una minora religiosa que se queja
de la presin social y el ostracismo
de que es objeto por parte de la ma-
yora sun, as como de la discri-
minacin estatal a la hora de encontrar em-
pleos en el sector pblico all donde gobierna el
AKP. Los funcionarios (como los mdicos, las
enfermeras o los maestros de hospitales o es-
cuelas estatales) que definen su identidad como
laica se quejaban de una discriminacin
sistemtica en los nombramientos, puesto que
son exiliados a destinos lejanos o deben reali-
zar los turnos de noche y otras tareas difciles.
Los empresarios, los comerciantes y los profe-
sionales con una identidad laica se quejaban de
los boicots lanzados por las hermandades reli-
giosas y de su incapacidad para conseguir
crditos y contratos pblicos, de resultas de lo
cual se vean progresivamente expulsados de la
competencia econmica y se enfrentaban a la
quiebra. Los estudiantes kurdos estaban someti-
dos no solamente a la discriminacin, sino
tambin a la violencia por parte de la juventud
nacionalista conservadora, por hablar kurdo en
lugares pblicos o incluso por escuchar cancio-
nes en kurdo. Las jvenes que llevaban faldas
cortas o blusas sin mangas se quejaban de los
insultos que reciban en los lugares pblicos.
Los jvenes con el pelo largo, pendientes o
camisetas de colores eran objeto de insultos y
palizas. Quienes coman o fumaban en pblico
durante el Ramadn tambin se enfrentaban a
la violencia. Los ayuntamientos del AKP haban
prohibido dentro de los lmites urbanos los
restaurantes o bares que servan alcohol o bien
no concedan nuevas licencias.
En conjunto, los entrevistados sentan que
su ciudad se volva ms conservadora e intole-
rante y que, a menos que uno viviera y actuara
como un musulmn devoto, resultaba difcil
conseguir mejores puestos de trabajo o ascen-
sos. Todos perciban una islami-
zacin general de la sociedad.
Tras la publicacin de los
resultados de ese estudio se produ-
jo una inmediata reaccin pblica,
con ms de 700 editoriales, artcu-
los, noticias y debates televisivos en
el plazo de una semana. Esto, en s
mismo, revelaba la magnitud de la
divisin en el seno de la sociedad
en torno a las cuestiones del estilo
de vida, as como la polarizacin
existente entre laicos e islamistas.
Con el abandono por parte del AKP
de su celo reformista y de su com-
promiso con el ingreso en la UE
tras las ltimas elecciones celebra-
das en 2007, parecen estar aumentando los
miedos de los ciudadanos laicos de que Turqua
est cambiando de rumbo y se convierta poco a
poco en una sociedad musulmana conservado-
ra. En realidad, la sorprendente conclusin del
citado trabajo acerca de la incongruencia entre
el aparente desarrollo econmico de las ciuda-
des anatolias y su aparente conservadurismo
constituye un motivo de preocupacin. Como
puso de manifiesto el trabajo, la existencia de
amplios bulevares, grandes centros comercia-
les, hoteles de cinco estrellas, nuevos edificios
en muchas de esas ciudades, son seales de una
nueva riqueza y de una nueva esperanza en el
futuro econmico de Turqua. Sin embargo,
esta actividad econmica no ha logrado abrir
socialmente esas ciudades.
Puede afirmarse que en ningn momento
de la historia de la repblica ha estado la po-
blacin tan polarizada y dividida como en la
actualidad. Tras 80 aos de laicismo republica-
no y ms de medio siglo de gobierno demo-
crtico, laicos e islamistas estn aprendiendo a
compartir el mismo espacio pblico. En com-
paracin con los primeros aos de la repblica,
cuando el laicismo fue impuesto desde arriba
al resto de la poblacin rural por la elite estatal
y cuando quienes seguan un modo de vida is-
lmico quedaron completamente marginados,
los islamistas hoy se han integrado en los gru-
pos de poder y prestigio de la sociedad turca.
Sin embargo, la cuestin del papel de la religin
en la sociedad, as como la lucha entre los dos
bandos, sigue ocupando un lugar central en la
poltica turca y es posible que un modo de vida
dotado de sentido dependa de una mayor de-
mocratizacin de Turqua.
Poco a poco
Turqua se est
convirtiendo en
una sociedad
musulmana
conservadora y
puede afirmarse
que nunca como
hasta ahora
en la historia
de la repblica
la poblacin
ha estado
tan dividida
3. Vase Ersin Kalaycolu y
Binnaz Toprak, Yaam,
st Ynetim ve Siyasette Kadn
[Las mujeres en la fuerza de
trabajo, el alto funcionariado y
la poltica], TESEV Yaynlar
(Estambul), 2004.
4. Binnaz Toprak (en co-
laboracin con rfan Bo-
zan, Tan Morgl y Nedim
ener), Trkiyede Farkl Ol-
mak: Din ve Muhafazakrlk
Ekseninde tekiletirilenler [Ser
diferente en Turqua: la religin,
el conservadurismo y los otros],
Metis Yaynlar (Estambul),
2009..
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Por otra parte, la repblica simboliza en la
psique colectiva de los islamistas la derrota
decimonnica de su postura en el dilema que
enfrent la civilizacin a la tecnologa y la
industrializacin. Si bien los diversos partidos
islamistas que han existido desde la dcada de
1970 se han mostrado partidarios del desarrollo
industrial y la transferencia tecnolgica, su vi-
sin de la sociedad musulmana sigue siendo
sustancialmente la misma. El AKP en el Gobier-
no, por ejemplo, suscribe el liberalismo poltico
y econmico. Se ha comprometido con la entra-
da de Turqua en la Unin Europea, ha empren-
dido importantes reformas para consolidar la
democracia y ha seguido una poltica econmica
de libre mercado orientada al crecimiento. Sin
embargo, es un partido conservador en las cues-
tiones sociales y su direccin y sus cuadros
siguen un modo de vida que se ajusta a las con-
cepciones islmicas de la vida social.
As, mientras que para los laicos el proyec-
to de desarrollo incluye el cambio cultural,
para los islamistas el cambio est limitado a
los mbitos econmico y poltico. Ello ha dado
lugar a dos interpretaciones diferentes de
cmo se sita Turqua a s misma en la escena
internacional. A los laicos les gustara ver una
Turqua transformada que fuera como cual-
quier otro pas occidental. Esto no significa de
modo necesario que el islam no sea importan-
te en su vida, sino que desean considerarlo
como un sistema de creencias perteneciente al
mbito privado. A los islamistas, en cambio,
les gustara ver una Turqua transformada en
trminos econmicos y polticos que fuera, a
pesar de ello, visiblemente islmica en la vida
social y concebir el islam como una weltans-
chauung total.
Ahora bien, da tambin la impresin de
que esta guerra cultural lo es en el plano de
la elites de cada bando, ya sean polticas o
intelectuales. Es decir, a diferencia de la im-
presin que cabra extraer siguiendo los deba-
tes pblicos intelectuales, los ciudadanos co-
rrientes no parecen demasiado interesados en
las cuestiones culturales. Quiz de forma simi-
lar a la opinin pblica de otros lugares (sobre
todo, en los pases menos desarrollados que no
poseen un gran nmero de ciudadanos posin-
dustriales), la poblacin se muestra ms inte-
resada por las cuestiones relacionadas con la
economa y su propio bienestar. Uno tras otro,
los estudios basados en trabajos de campo
ponen de manifiesto que, a la pregunta sobre la
identificacin de los principales problemas de
Turqua, un porcentaje muy elevado de la po-
blacin seala cuestiones econmicas, como la
inflacin, el desempleo y similares. La prohi-
bicin de que las universitarias lleven pauelo
ocupa la atencin pblica desde hace ms de
dos dcadas y el 75 por ciento de los ciudada-
nos est a favor de levantarla, pero las encues-
tas muestran que el tema del pauelo slo es
sealado por un 1-2 por ciento de la poblacin
entre los problemas ms importantes a los que
se enfrenta Turqua.
3
En el estudio realizado en el 2006 por
arkolu y Toprak que se menciona ms arriba,
esta divisin en dos del pas result ser un claro
indicador de las diferencias de opinin sobre
temas polticos y sociales. Una tercera parte de
la poblacin tiene un mayor nivel educativo,
mayores ingresos y riquezas, es menos religio-
sa, se percibe como de izquierdas, considera
que el fundamentalismo islmico est en auge
y se siente preocupada por l; mientras que los
dos tercios que viven sobre todo en grandes o
pequeas ciudades poseen un menor nivel edu-
cativo, menos ingresos y riquezas, son ms reli-
giosos y se perciben como de derechas. En
todos los temas, el cruce de los datos puso de
manifiesto que un tercio respalda opiniones
ms liberales y democrticas, mientras que los
otros dos tercios son ms conservadores y
muestran una menor preocupacin por los de-
rechos de las minoras.
En general, el trabajo de arkolu y Toprak
de 2006, considerado junto con su trabajo pre-
vio de 1999, revel que la mayora de ciudada-
nos turcos consideraba que las reformas repu-
blicanas haban conducido al progreso, que el
respaldo a un Estado islmico basado en la ley
islmica es muy bajo, que el terrorismo islmico
debe condenarse y que hay un gran respaldo a
la tolerancia hacia las personas con estilos de
vida diferentes. Sin embargo, los trabajos tam-
bin revelaron que esa tolerancia aparente es
limitada y no se extiende a grupos que son mi-
noritarios, ya sean de confesiones musulma-
nas, no musulmanes, otros grupos tnicos o
personas con preferencias sexuales diferentes.
En este contexto, los trabajos tambin mostra-
ron que la interpretacin de una vida pblica
basada en derechos encuentra poco apoyo en
Turqua y que existe una clara divisin entre
nosotros y ellos, donde nosotros son los
musulmanes-sunes-turcos, y ellos, los aleves-
no musulmanes-kurdos.
Un reciente trabajo realizado
a lo largo de un ao por Toprak y
otros
4
en 12 ciudades anatolias y
dos barrios de Estambul a partir de
entrevistas en profundidad a 401
personas de diferentes identidades
ha mostrado el grado de intoleran-
cia y represin estatal de las perso-
nas cuyos valores y estilo de vida no
se adecua a los de los musulmanes
sunes devotos o que tienen orgenes
religiosos o tnicos diferentes. En-
tre ellos se encuentran los aleves,
una minora religiosa que se queja
de la presin social y el ostracismo
de que es objeto por parte de la ma-
yora sun, as como de la discri-
minacin estatal a la hora de encontrar em-
pleos en el sector pblico all donde gobierna el
AKP. Los funcionarios (como los mdicos, las
enfermeras o los maestros de hospitales o es-
cuelas estatales) que definen su identidad como
laica se quejaban de una discriminacin
sistemtica en los nombramientos, puesto que
son exiliados a destinos lejanos o deben reali-
zar los turnos de noche y otras tareas difciles.
Los empresarios, los comerciantes y los profe-
sionales con una identidad laica se quejaban de
los boicots lanzados por las hermandades reli-
giosas y de su incapacidad para conseguir
crditos y contratos pblicos, de resultas de lo
cual se vean progresivamente expulsados de la
competencia econmica y se enfrentaban a la
quiebra. Los estudiantes kurdos estaban someti-
dos no solamente a la discriminacin, sino
tambin a la violencia por parte de la juventud
nacionalista conservadora, por hablar kurdo en
lugares pblicos o incluso por escuchar cancio-
nes en kurdo. Las jvenes que llevaban faldas
cortas o blusas sin mangas se quejaban de los
insultos que reciban en los lugares pblicos.
Los jvenes con el pelo largo, pendientes o
camisetas de colores eran objeto de insultos y
palizas. Quienes coman o fumaban en pblico
durante el Ramadn tambin se enfrentaban a
la violencia. Los ayuntamientos del AKP haban
prohibido dentro de los lmites urbanos los
restaurantes o bares que servan alcohol o bien
no concedan nuevas licencias.
En conjunto, los entrevistados sentan que
su ciudad se volva ms conservadora e intole-
rante y que, a menos que uno viviera y actuara
como un musulmn devoto, resultaba difcil
conseguir mejores puestos de trabajo o ascen-
sos. Todos perciban una islami-
zacin general de la sociedad.
Tras la publicacin de los
resultados de ese estudio se produ-
jo una inmediata reaccin pblica,
con ms de 700 editoriales, artcu-
los, noticias y debates televisivos en
el plazo de una semana. Esto, en s
mismo, revelaba la magnitud de la
divisin en el seno de la sociedad
en torno a las cuestiones del estilo
de vida, as como la polarizacin
existente entre laicos e islamistas.
Con el abandono por parte del AKP
de su celo reformista y de su com-
promiso con el ingreso en la UE
tras las ltimas elecciones celebra-
das en 2007, parecen estar aumentando los
miedos de los ciudadanos laicos de que Turqua
est cambiando de rumbo y se convierta poco a
poco en una sociedad musulmana conservado-
ra. En realidad, la sorprendente conclusin del
citado trabajo acerca de la incongruencia entre
el aparente desarrollo econmico de las ciuda-
des anatolias y su aparente conservadurismo
constituye un motivo de preocupacin. Como
puso de manifiesto el trabajo, la existencia de
amplios bulevares, grandes centros comercia-
les, hoteles de cinco estrellas, nuevos edificios
en muchas de esas ciudades, son seales de una
nueva riqueza y de una nueva esperanza en el
futuro econmico de Turqua. Sin embargo,
esta actividad econmica no ha logrado abrir
socialmente esas ciudades.
Puede afirmarse que en ningn momento
de la historia de la repblica ha estado la po-
blacin tan polarizada y dividida como en la
actualidad. Tras 80 aos de laicismo republica-
no y ms de medio siglo de gobierno demo-
crtico, laicos e islamistas estn aprendiendo a
compartir el mismo espacio pblico. En com-
paracin con los primeros aos de la repblica,
cuando el laicismo fue impuesto desde arriba
al resto de la poblacin rural por la elite estatal
y cuando quienes seguan un modo de vida is-
lmico quedaron completamente marginados,
los islamistas hoy se han integrado en los gru-
pos de poder y prestigio de la sociedad turca.
Sin embargo, la cuestin del papel de la religin
en la sociedad, as como la lucha entre los dos
bandos, sigue ocupando un lugar central en la
poltica turca y es posible que un modo de vida
dotado de sentido dependa de una mayor de-
mocratizacin de Turqua.
Poco a poco
Turqua se est
convirtiendo en
una sociedad
musulmana
conservadora y
puede afirmarse
que nunca como
hasta ahora
en la historia
de la repblica
la poblacin
ha estado
tan dividida
3. Vase Ersin Kalaycolu y
Binnaz Toprak, Yaam,
st Ynetim ve Siyasette Kadn
[Las mujeres en la fuerza de
trabajo, el alto funcionariado y
la poltica], TESEV Yaynlar
(Estambul), 2004.
4. Binnaz Toprak (en co-
laboracin con rfan Bo-
zan, Tan Morgl y Nedim
ener), Trkiyede Farkl Ol-
mak: Din ve Muhafazakrlk
Ekseninde tekiletirilenler [Ser
diferente en Turqua: la religin,
el conservadurismo y los otros],
Metis Yaynlar (Estambul),
2009..
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18 VANGUARDIA | DOSSIER VANGUARDIA | DOSSIER 19
Andrew Davison
PROFESOR DE TEORA POLTICA Y POLTICA DE ORIENTE MEDIO DEL
VASSAR COLLEGE, HUDSON VALLEY (POUGHKEEPSIE, NUEVA YORK).
a modernidad (modern-
lik) en Turqua dista de
ser un simple mito.
Ser, o convertirse en
ada contemporneo o
de la poca ha constituido
un elemento y un empeo
esencial en el seno de la vida
social, poltica y cultural tur-
ca durante mucho tiempo. La cuestin
clave, en consecuencia, no es la de si hay (o
habr) modernidad en Turqua, sino la de
cul es la naturaleza de la modernidad en
Turqua. Para abordar esta cuestin, adopto
la perspectiva her-
menutica propia
de la teora social
contempornea que
dice que las cate-
goras en que y me-
diante las que pen-
samos y describimos
fenmenos como el
de la modernidad deberan tener origen en
un compromiso de dilogo con los len-
guajes de la vida social, los diversos trmi-
nos y significados que constituyen la expe-
riencia de la modernidad. En este sentido,
podemos transformar continuamente nues-
tros modos de pensar sobre la moderni-
dad, dondequiera que sea.
Valindome de la forma de un dilogo,
propongo adems que tras la oportuna re-
flexin los numerosos fenmenos arquetpi-
cos de la modernidad modernizacin, ra-
cionalizacin, desarrollo, secularizacin,
liberalizacin, ilustracin, emancipacin,
desencanto, estandarizacin, diferencia-
cin estructural, reforma, nueva vida, de-
mocratizacin, movilizacin y movimiento
social, prosperidad, progreso tecnolgico y
social, ampliacin de derechos, relaciones
de mercado y capitalismo, homogeneizacin
cultural, globalizacin, europeizacin, occi-
dentalizacin, civilizacin, urbanizacin,
participacin, formalizacin, moderniza-
cin alternativa, mo-
dernizacin mlti-
ple, adaptacin, cre-
dulidad e increduli-
dad, etctera, etcte-
ra sugieren la ima-
gen de una tormenta
de acuerdo con la
naturaleza y carcter
de la vida de quienes la experimentan. O de
varias tormentas. Tal vez incluso de un tsu-
nami. De qu forma, por consiguiente, esta
tormenta la de la modernidad, se entien-
de es entendida por quienes experimentan
sus distintas propiedades, sus vientos y llu-
vias, sus truenos retumbantes y sus co-
rrientes arrolladoras en una palabra, su
fuerza y su poder?
La modernidad
mito y realidad, tormenta y verdad
L
Desde hace mucho tiempo,
pertenecer a la modernidad se
ha convertido en un elemento
y un empeo esencial en el
seno de la vida poltica, social
y cultural de los turcos
Un retazo de vida
En la premiada pelcula de Semih
Kaplanolu, Yumurta (Egg, 2007), el joven
electricista, Haluk (representado por Ufuk
Bayraktar) y una amiga ntima, Ayla uno
de los dos personajes principales de la pe-
lcula (representado por Saadet Il Ata-soy)
se dirigen una tarde en la moto del primero
hacia una colina cercana a su localidad,
Tire. Haluk presta primero atencin a
paisajes familiares y luego se sientan ambos
sobre el csped entre unos rboles, obser-
vando el panorama ligeramente neblinoso.
Haluk inicia una conversacin sobre las cla-
ses de Ayla para preparar los exmenes de
ingreso en la universidad.
Qu tal van las clases?
Bien. La ltima fue bien (...). Y an irn
mejor inallah, ya veremos (daha iyi
olacak inallah, bakalm), afirma.
l prosigue: Si te va bien en los
exmenes, te irs?
Gidecem tabii, dice ella, en voz baja
pero resuelta. Por supuesto, me ir.
Nereye mesela?. Adnde, por ejem-
plo?, pregunta l.
A Estambul, a Esmirna, adonde pueda,
dice ella. stanbul, zmir, neresi olur-
sa
Uzak, yani, aade l. Lejos, sa es la
cuestin.
Uzak, tabii. Lejos, por supuesto.
Llegados a este punto, Haluk inquiere
sobre una cuestin ms compleja. Volviendo
la cabeza hacia ella, Sen benim hakknda
ne dnyorsun, Ayla? Ayla, qu piensas
de m?
Ne dneyim ite iyi bir insansn,
sonra sana guveniyorum... bu kadar Que
qu pienso, bueno, que eres una buena
persona, y que confo en ti. Eso es lo que
pienso.
Sadece iyi bir insan mym..? Slo
una buena persona? pregunta l, con cier-
ta preocupacin.
Y ella responde, un tanto decepciona-
da: Ne olmasn bekliyorsun ki Qu
esperabas?
l se inclina hacia delante, transmi-
tiendo su actitud lo que de hecho podemos
observar que siente: Ayla, ben ciddiyim.
Hablo en serio, Ayla. Y, en un impulso, ella
dice: Ben de ciddiyim... Yo tambin hablo
en serio.
A continuacin se hace el silencio entre
ambos. Gorjean los pjaros. Haluk aparta la
vista y luego la dirige hacia ella, que mues-
tra los ojos bajos. l vuelve a observar la
lejana un instante antes de que ella alce la
vista para mirarle. Gidelim artk..., dice
Ayla poco despus. Vmonos
La escena llega a su fin mientras ella se
aleja en una direccin y Halu a bordo de su
El dilogo
entre dos
personajes
de la pelcula
Yumurta
refleja la
importancia
que la
modernidad
tiene para los
jvenes y las
complejidades
que plantea
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18 VANGUARDIA | DOSSIER VANGUARDIA | DOSSIER 19
Andrew Davison
PROFESOR DE TEORA POLTICA Y POLTICA DE ORIENTE MEDIO DEL
VASSAR COLLEGE, HUDSON VALLEY (POUGHKEEPSIE, NUEVA YORK).
a modernidad (modern-
lik) en Turqua dista de
ser un simple mito.
Ser, o convertirse en
ada contemporneo o
de la poca ha constituido
un elemento y un empeo
esencial en el seno de la vida
social, poltica y cultural tur-
ca durante mucho tiempo. La cuestin
clave, en consecuencia, no es la de si hay (o
habr) modernidad en Turqua, sino la de
cul es la naturaleza de la modernidad en
Turqua. Para abordar esta cuestin, adopto
la perspectiva her-
menutica propia
de la teora social
contempornea que
dice que las cate-
goras en que y me-
diante las que pen-
samos y describimos
fenmenos como el
de la modernidad deberan tener origen en
un compromiso de dilogo con los len-
guajes de la vida social, los diversos trmi-
nos y significados que constituyen la expe-
riencia de la modernidad. En este sentido,
podemos transformar continuamente nues-
tros modos de pensar sobre la moderni-
dad, dondequiera que sea.
Valindome de la forma de un dilogo,
propongo adems que tras la oportuna re-
flexin los numerosos fenmenos arquetpi-
cos de la modernidad modernizacin, ra-
cionalizacin, desarrollo, secularizacin,
liberalizacin, ilustracin, emancipacin,
desencanto, estandarizacin, diferencia-
cin estructural, reforma, nueva vida, de-
mocratizacin, movilizacin y movimiento
social, prosperidad, progreso tecnolgico y
social, ampliacin de derechos, relaciones
de mercado y capitalismo, homogeneizacin
cultural, globalizacin, europeizacin, occi-
dentalizacin, civilizacin, urbanizacin,
participacin, formalizacin, moderniza-
cin alternativa, mo-
dernizacin mlti-
ple, adaptacin, cre-
dulidad e increduli-
dad, etctera, etcte-
ra sugieren la ima-
gen de una tormenta
de acuerdo con la
naturaleza y carcter
de la vida de quienes la experimentan. O de
varias tormentas. Tal vez incluso de un tsu-
nami. De qu forma, por consiguiente, esta
tormenta la de la modernidad, se entien-
de es entendida por quienes experimentan
sus distintas propiedades, sus vientos y llu-
vias, sus truenos retumbantes y sus co-
rrientes arrolladoras en una palabra, su
fuerza y su poder?
La modernidad
mito y realidad, tormenta y verdad
L
Desde hace mucho tiempo,
pertenecer a la modernidad se
ha convertido en un elemento
y un empeo esencial en el
seno de la vida poltica, social
y cultural de los turcos
Un retazo de vida
En la premiada pelcula de Semih
Kaplanolu, Yumurta (Egg, 2007), el joven
electricista, Haluk (representado por Ufuk
Bayraktar) y una amiga ntima, Ayla uno
de los dos personajes principales de la pe-
lcula (representado por Saadet Il Ata-soy)
se dirigen una tarde en la moto del primero
hacia una colina cercana a su localidad,
Tire. Haluk presta primero atencin a
paisajes familiares y luego se sientan ambos
sobre el csped entre unos rboles, obser-
vando el panorama ligeramente neblinoso.
Haluk inicia una conversacin sobre las cla-
ses de Ayla para preparar los exmenes de
ingreso en la universidad.
Qu tal van las clases?
Bien. La ltima fue bien (...). Y an irn
mejor inallah, ya veremos (daha iyi
olacak inallah, bakalm), afirma.
l prosigue: Si te va bien en los
exmenes, te irs?
Gidecem tabii, dice ella, en voz baja
pero resuelta. Por supuesto, me ir.
Nereye mesela?. Adnde, por ejem-
plo?, pregunta l.
A Estambul, a Esmirna, adonde pueda,
dice ella. stanbul, zmir, neresi olur-
sa
Uzak, yani, aade l. Lejos, sa es la
cuestin.
Uzak, tabii. Lejos, por supuesto.
Llegados a este punto, Haluk inquiere
sobre una cuestin ms compleja. Volviendo
la cabeza hacia ella, Sen benim hakknda
ne dnyorsun, Ayla? Ayla, qu piensas
de m?
Ne dneyim ite iyi bir insansn,
sonra sana guveniyorum... bu kadar Que
qu pienso, bueno, que eres una buena
persona, y que confo en ti. Eso es lo que
pienso.
Sadece iyi bir insan mym..? Slo
una buena persona? pregunta l, con cier-
ta preocupacin.
Y ella responde, un tanto decepciona-
da: Ne olmasn bekliyorsun ki Qu
esperabas?
l se inclina hacia delante, transmi-
tiendo su actitud lo que de hecho podemos
observar que siente: Ayla, ben ciddiyim.
Hablo en serio, Ayla. Y, en un impulso, ella
dice: Ben de ciddiyim... Yo tambin hablo
en serio.
A continuacin se hace el silencio entre
ambos. Gorjean los pjaros. Haluk aparta la
vista y luego la dirige hacia ella, que mues-
tra los ojos bajos. l vuelve a observar la
lejana un instante antes de que ella alce la
vista para mirarle. Gidelim artk..., dice
Ayla poco despus. Vmonos
La escena llega a su fin mientras ella se
aleja en una direccin y Halu a bordo de su
El dilogo
entre dos
personajes
de la pelcula
Yumurta
refleja la
importancia
que la
modernidad
tiene para los
jvenes y las
complejidades
que plantea
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L A MODE R NI DA D: MI T O Y R E A L I DA D, T OR ME NT A Y V E R DA D L A MODE R NI DA D: MI T O Y R E A L I DA D, T OR ME NT A Y V E R DA D
moto por otra. Sus rumbos se han separado.
Los vientos y corrientes de la modernidad
soplan y discurren para Haluk y Ayla en
direcciones distintas.
Una lectura
Existen, naturalmente, muchas formas
de considerar la escena anterior. La conver-
sacin constituye una ruptura en su rela-
cin. Nos hacemos cargo de las grandes
esperanzas de Halkuk de que el noviazgo y
la intimidad entre ambos progresen. Ob-
servamos que es l quien da pie a que se
produzca la difcil y para l, necesaria
conversacin. Reflexiona seriamente sobre
lo que sobrevendr a ambos y sobre sus
planes de vida. Observamos tambin cmo
acta Ayla. Ella tambin reflexiona seria-
mente sobre sus planes de vida.
Lo que ambos nos brindan, de forma
dialogada si se quiere, son distintos modos
o elementos constitutivos en los que se
encarnan los cambios ssmicos de la mo-
dernidad. Ciddiyet o ciddilik, seriedad
franca y sincera. Ben ciddiyim. Ben de
ciddiyim. Hablo en serio. Im ciddi, yo
tambin. Una cierta irona de modernidad
aparece en la propia palabra trmino deri-
vado del rabe, hoy parte integrante de la
viva y global lengua turca y, como tal, tenaz
superviviente de algunas tendencias nacio-
nalistas de reforma de la lengua. No hay
mejor manera de decir lo que queran decir
que la manera en que lo dijeron.
Dos clases de conciencia de la gravedad
de la situacin. Dos seriedades enfrentadas.
Adems, hay muchas cosas sobre las que ser
serios. El mundo tiembla bajo sus pies. Las
expectativas de Haluk sobre su propia vida
tocan techo. Del modo ms atento, y acom-
paado de su voluntad ms seria de un
futuro en permanente compaa de Ayla,
expone la cuestin difcil y delicada con la
mxima sutilidad que su relacin requiere
(en otros momentos de la pelcula observa-
mos que mantienen su relacin de manera
totalmente confidencial). Cuando se ha fun-
dido un fusible en casa de Ayla, el otro per-
sonaje principal, Yusuf, va por la tarde a
reponerlo. Haluk y Ayla siguen la escena sin
dar signos de mutua familiaridad, si bien
Yusuf la percibe.
La ruptura hace su aparicin para ilus-
trar la fuerza de la modernidad. Viejos
ideales y fidelidades patrias y locales se ven
devaluados. Ayla su persona, su cuerpo, su
inteligencia, su voluntad pueden ahora
moverse (al comps de las corrientes) y
soar ms all de los contornos de lo dado,
de las tradiciones. Haluk cae en la cuenta
de lo que suceder probablemente a con-
tinuacin. Cree que el prximo paso de Ayla
guardar relacin con la palabra lejos.
Ella no sabe exactamente a donde ir, pero
sabe que si obtiene buenos resultados en los
exmenes se ir.
Se han traspasado, pues, los antiguos
lmites y fronteras. El antiguo amor es
ahora imposible. Lo antes imposible ser a
partir de ahora objeto de amor y de temor.
La novedad ha irrumpido en el mundo,
como la ilusin y la tristeza. Por supuesto,
hay una partida. Lejos, a cualquier parte.
Todo lejos del lugar donde Haluk se sienta
en este momento.
Qu otra cosa podra Haluk haber
esperado? Cmo iban a ir en otra direccin
sus expectativas? Cmo no iban a ser lo
que fueron? Y qu expectativas podra
posiblemente abrigar? Hace tan slo un
rato Haluk y Ayla surcaban juntos las co-
rrientes de la modernidad, a bordo de su
motocicleta
La imaginacin sociolgica y la pro-
pia de la teora poltica pueden constatar
que la concepcin de la escena responde
esencialmente a las nuevas estructuras y
significados de la modernidad: el sistema
educativo neutro y sus oportunidades de
carcter neutro desde el punto de vista del
gnero; el examen de ingreso abierto, uni-
versal y estndar, basado en principio en
los criterios de mrito e igualdad de opor-
tunidades; la propia universidad... Es decir,
un sistema integral de puesta en prctica de
los plenos derechos de ciudadana y partici-
pacin econmica en un mercado en expan-
sin. Desafo a la tradicin, a la vida do-
mstica, a las seguridades y proposiciones
asociadas a un matrimonio precoz, a la rei-
teracin de pasados predecibles. Novedad,
cambio y futuros inciertos son ahora posi-
bles. Todo ello da cuenta manifiestamente
de iniciativas, debates, luchas, resistencias
y rectificaciones de rumbo de muchas clas-
es de decenios y siglos de duracin. Procesos
cumplidos a travs de instituciones grandes
y pequeas, y de actuaciones polticas,
Ahora son
posibles
actitudes como
desafiar a la
tradicin, a la
seguridad, a la
vida domstica
y al matrimonio
precoz, as
como tambin
afrontar el
cambio, la
novedad y el
futuro incierto
econmicas, sociales y culturales.
La senda de Ayla, erizada de numerosos
obstculos, se nos presenta asimismo para
que teoricemos sobre ella. No es seguro que
apruebe los exmenes. Debe cumplimentar
satisfactoriamente el grenci Seme Snav
pruebas de seleccin denominadas SS,
para poder optar a un nmero limitado de
plazas en las mejores universidades. Es-
tambul, Izmir... en fin, ha de competir con
los dems. Entre los estudiantes que se pre-
sentan (inquietos) habr eliminados. La
inquietud propia de la modernidad: Daha
iyi olacak inallah. inallah. Ayla tiene
esperanza. Abriga cierta esperanza. Y cierto
temor. Algunos entrarn en la facultad, no
as muchos otros. A algunos se les abrirn
amplios caminos por recorrer, no as a
muchos otros. Las concretas y reales venta-
jas y desventajas comparativas disfrutadas y
sufridas en el seno del sistema educativo
turco se ofrecen a nuestra vista para que
reflexionemos sobre ellas. Por otra parte,
Ayla es una joven pudorosamente vestida
cuyo recato no incluye el velo en la cabeza
de modo que podemos apreciar que sus sue-
os son efectivamente singulares en com-
paracin con los de otras mujeres merced a
su indumentaria. Ayla no se enfrenta a una
barrera poltica clara y evidente en la per-
secucin de sus sueos, como por ejemplo
Kadife, la lder de las chicas del velo en la
novela Nieve, de Orhan Pamuk. La escena
invita a realizar esta clase de anlisis com-
parativos, sobre todo con otros momentos
sugestivos y notables de la historia del cine
y la literatura modernos de Turqua.
Los orgenes sociales de Ayla apuntan
que las inquietudes encajan ms con su
personaje que, por ejemplo, con el de
alkuu, ttulo y apodo del personaje prin-
cipal de la novela de Reat Nuri Gntekin,
de 1922, clsico relato de la modernidad en
Turqua. alkuu necesitaba ocultarse y
huir de las trabas y restricciones de un
patriarcado socialmente dominante e insti-
tucionalizado que permeaba todos los poros
de la sociedad turca al amparo de la oscuri-
dad; sin embargo, merced a su selecto esta-
tus y nivel acadmico alcanzado en una
escuela francesa, probablemente obtendra
buenas calificaciones en los exmenes de
ingreso en la universidad.
De momento, Ayla slo se enfrenta a
las mencionadas pruebas de seleccin o,
para ser ms precisos, a las calificaciones
que pueda obtener despus de todos sus
esfuerzos. Si obtiene buenos resultados, se
marchar y puede esperar en principio
encontrar un buen sitio en alguna insti-
tucin al trmino de su viaje. El hemeri,
1
de Ayla, Mehmet, en Gnee Yolculuk (Viaje
hacia el Sol, 1999), de Yeim Ustaolu, acude
asimismo a la memoria. Trabajador cualifi-
cado y estudiante aplicado, su trayectoria
hacia el xito y la prosperidad se ven inter-
rumpidos cuando es tomado por activista
poltico kurdo y sometido a una amalgama
de discriminaciones sociales, de clase, racia-
les y militaristas en unin de tortura y en-
carcelamiento. Todas estas experiencias y
tensiones, actos de exclusin y formas de
dominio permanentes, adems de las con-
tinuas luchas polticas para acabar con ellas
a favor de la justicia y del trato equitativo,
del ejercicio de los derechos y de la digni-
dad ante la ley, de los recursos educativos,
de la reconfortante esperanza de labrarse
una buena fortuna personal se ofrecen
asimismo a nuestra mirada.
Lo cierto es que Ayla es un personaje
del mximo inters. Pertenece a una familia
extensa de Yusuf (papel representado por
Nejat ler), que ha venido de Estambul
para asistir al funeral de su madre, a la que
ha cuidado Ayla durante muchos aos. Ayla
vive en la vivienda familiar de Yusuf, y le
transmite la ltima voluntad de su madre
que (como ella ha apremiado) debe cum-
plirse antes de que l regrese a Estambul.
Consiste en sacrificar un carnero, una ofren-
da que compendia los recuerdos de su ma-
dre en su honor, amor hacia ella y duelo por
su muerte.
Ayla acompaa a Yusuf durante la ce-
remonia y durante ella se presenta como
una autntica representacin de todo lo
bueno de la vida que ella comenta con
Yusuf. As, cuando ella dice que l es una
buena persona, cuando habla de la confian-
za, lo hace con toda su alma. No maquina
escapar a la realidad de su propia vida.
Aunque se vaya de Tire, no por eso renuncia
a la vida ni al amor. En su sueo de ir a
la universidad, no hace otra cosa que apro-
vechar las ddivas de la modernidad sobre
todo, las oportunidades de cursar una edu-
cacin superior.
1. Conciudadano; residente
de la misma localidad o lu-
gar del pas.
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moto por otra. Sus rumbos se han separado.
Los vientos y corrientes de la modernidad
soplan y discurren para Haluk y Ayla en
direcciones distintas.
Una lectura
Existen, naturalmente, muchas formas
de considerar la escena anterior. La conver-
sacin constituye una ruptura en su rela-
cin. Nos hacemos cargo de las grandes
esperanzas de Halkuk de que el noviazgo y
la intimidad entre ambos progresen. Ob-
servamos que es l quien da pie a que se
produzca la difcil y para l, necesaria
conversacin. Reflexiona seriamente sobre
lo que sobrevendr a ambos y sobre sus
planes de vida. Observamos tambin cmo
acta Ayla. Ella tambin reflexiona seria-
mente sobre sus planes de vida.
Lo que ambos nos brindan, de forma
dialogada si se quiere, son distintos modos
o elementos constitutivos en los que se
encarnan los cambios ssmicos de la mo-
dernidad. Ciddiyet o ciddilik, seriedad
franca y sincera. Ben ciddiyim. Ben de
ciddiyim. Hablo en serio. Im ciddi, yo
tambin. Una cierta irona de modernidad
aparece en la propia palabra trmino deri-
vado del rabe, hoy parte integrante de la
viva y global lengua turca y, como tal, tenaz
superviviente de algunas tendencias nacio-
nalistas de reforma de la lengua. No hay
mejor manera de decir lo que queran decir
que la manera en que lo dijeron.
Dos clases de conciencia de la gravedad
de la situacin. Dos seriedades enfrentadas.
Adems, hay muchas cosas sobre las que ser
serios. El mundo tiembla bajo sus pies. Las
expectativas de Haluk sobre su propia vida
tocan techo. Del modo ms atento, y acom-
paado de su voluntad ms seria de un
futuro en permanente compaa de Ayla,
expone la cuestin difcil y delicada con la
mxima sutilidad que su relacin requiere
(en otros momentos de la pelcula observa-
mos que mantienen su relacin de manera
totalmente confidencial). Cuando se ha fun-
dido un fusible en casa de Ayla, el otro per-
sonaje principal, Yusuf, va por la tarde a
reponerlo. Haluk y Ayla siguen la escena sin
dar signos de mutua familiaridad, si bien
Yusuf la percibe.
La ruptura hace su aparicin para ilus-
trar la fuerza de la modernidad. Viejos
ideales y fidelidades patrias y locales se ven
devaluados. Ayla su persona, su cuerpo, su
inteligencia, su voluntad pueden ahora
moverse (al comps de las corrientes) y
soar ms all de los contornos de lo dado,
de las tradiciones. Haluk cae en la cuenta
de lo que suceder probablemente a con-
tinuacin. Cree que el prximo paso de Ayla
guardar relacin con la palabra lejos.
Ella no sabe exactamente a donde ir, pero
sabe que si obtiene buenos resultados en los
exmenes se ir.
Se han traspasado, pues, los antiguos
lmites y fronteras. El antiguo amor es
ahora imposible. Lo antes imposible ser a
partir de ahora objeto de amor y de temor.
La novedad ha irrumpido en el mundo,
como la ilusin y la tristeza. Por supuesto,
hay una partida. Lejos, a cualquier parte.
Todo lejos del lugar donde Haluk se sienta
en este momento.
Qu otra cosa podra Haluk haber
esperado? Cmo iban a ir en otra direccin
sus expectativas? Cmo no iban a ser lo
que fueron? Y qu expectativas podra
posiblemente abrigar? Hace tan slo un
rato Haluk y Ayla surcaban juntos las co-
rrientes de la modernidad, a bordo de su
motocicleta
La imaginacin sociolgica y la pro-
pia de la teora poltica pueden constatar
que la concepcin de la escena responde
esencialmente a las nuevas estructuras y
significados de la modernidad: el sistema
educativo neutro y sus oportunidades de
carcter neutro desde el punto de vista del
gnero; el examen de ingreso abierto, uni-
versal y estndar, basado en principio en
los criterios de mrito e igualdad de opor-
tunidades; la propia universidad... Es decir,
un sistema integral de puesta en prctica de
los plenos derechos de ciudadana y partici-
pacin econmica en un mercado en expan-
sin. Desafo a la tradicin, a la vida do-
mstica, a las seguridades y proposiciones
asociadas a un matrimonio precoz, a la rei-
teracin de pasados predecibles. Novedad,
cambio y futuros inciertos son ahora posi-
bles. Todo ello da cuenta manifiestamente
de iniciativas, debates, luchas, resistencias
y rectificaciones de rumbo de muchas clas-
es de decenios y siglos de duracin. Procesos
cumplidos a travs de instituciones grandes
y pequeas, y de actuaciones polticas,
Ahora son
posibles
actitudes como
desafiar a la
tradicin, a la
seguridad, a la
vida domstica
y al matrimonio
precoz, as
como tambin
afrontar el
cambio, la
novedad y el
futuro incierto
econmicas, sociales y culturales.
La senda de Ayla, erizada de numerosos
obstculos, se nos presenta asimismo para
que teoricemos sobre ella. No es seguro que
apruebe los exmenes. Debe cumplimentar
satisfactoriamente el grenci Seme Snav
pruebas de seleccin denominadas SS,
para poder optar a un nmero limitado de
plazas en las mejores universidades. Es-
tambul, Izmir... en fin, ha de competir con
los dems. Entre los estudiantes que se pre-
sentan (inquietos) habr eliminados. La
inquietud propia de la modernidad: Daha
iyi olacak inallah. inallah. Ayla tiene
esperanza. Abriga cierta esperanza. Y cierto
temor. Algunos entrarn en la facultad, no
as muchos otros. A algunos se les abrirn
amplios caminos por recorrer, no as a
muchos otros. Las concretas y reales venta-
jas y desventajas comparativas disfrutadas y
sufridas en el seno del sistema educativo
turco se ofrecen a nuestra vista para que
reflexionemos sobre ellas. Por otra parte,
Ayla es una joven pudorosamente vestida
cuyo recato no incluye el velo en la cabeza
de modo que podemos apreciar que sus sue-
os son efectivamente singulares en com-
paracin con los de otras mujeres merced a
su indumentaria. Ayla no se enfrenta a una
barrera poltica clara y evidente en la per-
secucin de sus sueos, como por ejemplo
Kadife, la lder de las chicas del velo en la
novela Nieve, de Orhan Pamuk. La escena
invita a realizar esta clase de anlisis com-
parativos, sobre todo con otros momentos
sugestivos y notables de la historia del cine
y la literatura modernos de Turqua.
Los orgenes sociales de Ayla apuntan
que las inquietudes encajan ms con su
personaje que, por ejemplo, con el de
alkuu, ttulo y apodo del personaje prin-
cipal de la novela de Reat Nuri Gntekin,
de 1922, clsico relato de la modernidad en
Turqua. alkuu necesitaba ocultarse y
huir de las trabas y restricciones de un
patriarcado socialmente dominante e insti-
tucionalizado que permeaba todos los poros
de la sociedad turca al amparo de la oscuri-
dad; sin embargo, merced a su selecto esta-
tus y nivel acadmico alcanzado en una
escuela francesa, probablemente obtendra
buenas calificaciones en los exmenes de
ingreso en la universidad.
De momento, Ayla slo se enfrenta a
las mencionadas pruebas de seleccin o,
para ser ms precisos, a las calificaciones
que pueda obtener despus de todos sus
esfuerzos. Si obtiene buenos resultados, se
marchar y puede esperar en principio
encontrar un buen sitio en alguna insti-
tucin al trmino de su viaje. El hemeri,
1
de Ayla, Mehmet, en Gnee Yolculuk (Viaje
hacia el Sol, 1999), de Yeim Ustaolu, acude
asimismo a la memoria. Trabajador cualifi-
cado y estudiante aplicado, su trayectoria
hacia el xito y la prosperidad se ven inter-
rumpidos cuando es tomado por activista
poltico kurdo y sometido a una amalgama
de discriminaciones sociales, de clase, racia-
les y militaristas en unin de tortura y en-
carcelamiento. Todas estas experiencias y
tensiones, actos de exclusin y formas de
dominio permanentes, adems de las con-
tinuas luchas polticas para acabar con ellas
a favor de la justicia y del trato equitativo,
del ejercicio de los derechos y de la digni-
dad ante la ley, de los recursos educativos,
de la reconfortante esperanza de labrarse
una buena fortuna personal se ofrecen
asimismo a nuestra mirada.
Lo cierto es que Ayla es un personaje
del mximo inters. Pertenece a una familia
extensa de Yusuf (papel representado por
Nejat ler), que ha venido de Estambul
para asistir al funeral de su madre, a la que
ha cuidado Ayla durante muchos aos. Ayla
vive en la vivienda familiar de Yusuf, y le
transmite la ltima voluntad de su madre
que (como ella ha apremiado) debe cum-
plirse antes de que l regrese a Estambul.
Consiste en sacrificar un carnero, una ofren-
da que compendia los recuerdos de su ma-
dre en su honor, amor hacia ella y duelo por
su muerte.
Ayla acompaa a Yusuf durante la ce-
remonia y durante ella se presenta como
una autntica representacin de todo lo
bueno de la vida que ella comenta con
Yusuf. As, cuando ella dice que l es una
buena persona, cuando habla de la confian-
za, lo hace con toda su alma. No maquina
escapar a la realidad de su propia vida.
Aunque se vaya de Tire, no por eso renuncia
a la vida ni al amor. En su sueo de ir a
la universidad, no hace otra cosa que apro-
vechar las ddivas de la modernidad sobre
todo, las oportunidades de cursar una edu-
cacin superior.
1. Conciudadano; residente
de la misma localidad o lu-
gar del pas.
018 DAVISON.indd 20-21 11/6/09 12:19:12
22 VANGUARDIA | DOSSIER
L A MODE R NI DA D: MI T O Y R E A L I DA D, T OR ME NT A Y V E R DA D
La declaracin de seriedad de la pareja
en la que cada uno de sus miembros se
refiere a la seriedad en un sentido propio y
personal indica ciertamente una mutua
comprensin de su comn condicin. Ambos
expresan sus promesas contrapuestas en un
lenguaje comn. Ms all de las palabras,
adems, parecen compartir una condicin
comn. A quienes juzgan que la moderni-
dad en Turqua no es ms que un mito y
pueden pensar que no existe iniciativa ni
libertad en el pas, cabe recordar que su
condicin comn pertenece precisamente a
la esfera de la accin humana, patente en su
modo de expresarse y en sus convicciones:
en la conducta de Haluk en realidad, su
libertad, al reclamar que sus expectativas
se cumplan en su totalidad y se tomen con
seriedad; en la conducta de Ayla, al desear
que su rectitud e integridad se tomen con la
misma seriedad. En suma, dos seriedades
profundamente sinceras y opuestas.
En consecuencia, qu cabe afirmar del
objetivo de la modernidad de aportar la
emancipacin o liberacin mediante la
transformacin social, cultural y poltica?
Se trata de manifestaciones recprocas
motivadas por las estructuras bsicas de la
modernidad? O apuntan en el sentido de
que la iniciativa de cada cual para vivir e
impulsar sus planes es algo dado, propiciado
tal vez por otras estructuras? Necesitan
Haluk y Ayla ms libertad, o ya son poseedo-
ras de ella? A qu mayor grado de libertad
pueden acceder que no posean ya? Qu fac-
tor adicional es menester para que sean
libres? Tal vez la cuestin de la modernidad/
modernizacin pueda entonces plantearse
de este modo: Qu clase de estructuras po-
lticas son menester no para proveer de lo
que falta sino para garantizar y posibilitar el
nivel de iniciativa ya existente? Y, en caso de
poder responder a esta pregunta, cmo
podramos entonces dar forma a las estruc-
turas generadoras de tales estructuras, las
susceptibles de posibilitar su despliegue? En
el caso que nos ocupa, y teniendo presentes
la seriedad e iniciativa de Haluk y Ayla, segu-
ramente poco nos equivocaremos si respon-
demos: Europa.
2
La seriedad puede ser su libertad. A
fin de proceder precisamente con serie-
dad, puede Europa empezar por la serie-
dad de Haluk y Ayla? Puede empezar la
modernidad por su seriedad en lugar de
la libertad de Europa?
Ben ciddiyim. Ben de ciddiyim. Biz
ciddiyiz (somos serios). El concepto inter-
subjetivo de seriedad parece crucial a la
hora de entender la condicin de la mo-
dernidad en Turqua. Es un concepto en el
que y a travs del que estos personajes
entienden y expresan su situacin y sus
relaciones en el mundo entre s, con la
sociedad en sentido amplio, con respecto al
presente y al futuro (y ms an porque el
dilogo no ha hecho ms que empezar). Se
trata de una comprensin de las cosas que
comparten, aunque aplicada a posibles es-
peranzas e ideales discrepantes entre s.
Para entender las realidades en plu-
ral de la modernidad en Turqua, debera-
mos empezar por otorgar el debido peso y
sentido a los significados principales, a las
rectas y sinceras seriedades, tambin en
plural, de quienes viven y hacen estas
realidades. Un enfoque postorientalista y
hermenutico puede apuntar nada menos
que hacia la misma condicin de la existen-
cia humana, a los supuestos concretos de la
condicin histrica de la persona de su
estar-en-el-mundo-con-sentido: tanto en la
realidad como en la imaginacin, en los
hechos y en la fantasa.
3
Desde tales trmi-
nos interpretativos, ciddiyet y otros con-
ceptos similares deberan incorporarse, a
travs del dilogo, a nuestras maneras de
entender la modernidad en Turqua. Tales
formas de comprensin logradas de modo
dialogal eliminaran la distancia entre pen-
sar la modernidad como mito en este caso y
nos ayudaran a considerarla, posiblemente,
como una serie de realidades vividas, bsi-
camente ricas y plurales.
NOTA
Una versin anterior de este artculo se pre-
sent en la reunin titulada Turkish Modernity
and the Social Sciences: A Crisis in Knowledge?,
en el Instituto Princeton de Estudios Internacio-
nales y Regionales (Princeton University), el 20 de
marzo de 2009. Expreso mi profundo agradec-
imiento a mis colegas del seminario por sus ideas,
y a Cemil Aydin, Andrew Bush, Mark Hoffman,
Paul Soper, Sultan Tepe, Greg White y Steve Wolf
por las conversaciones ms amplias mantenidas
con ellos.
2. Para una mayor explica-
cin del trmino Europa en
este sentido, consultar mi
trabajo Laiklik and Turkeys
Cultural Modernity: Releasing
Turkey Into Conceptual Space
Occupied by Europe, en E.
Fuat Keyman: Remaking Tur-
key: Globalization, Alternative
Modernities, and Democracy,
Lexington Books (Lanham,
Maryland), 2007, pp. 35-46.
3. Hamid Dabashi, Truth and
Narrative, Curzon Press (Lon-
dres), 1999, p. 23.
018 DAVISON.indd 22 11/6/09 11:58:11
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Todo, para que cada persona tenga ms oportunidades.
dos023 1 11/6/09 16:24:41
24 VANGUARDIA | DOSSIER VANGUARDIA | DOSSIER 25
Murat Akan
PROFESOR AYUDANTE DEL DEPARTAMENTO DE CIENCIA
POLTICA Y RELACIONES INTERNACIONALES, UNIVERSIDAD
DEL BSFORO (ESTAMBUL).
l laicismo kemalista, conside-
rado en sus races y formas
contemporneas, es anticle-
rical, pero no antirreligioso.
La nocin de que en realidad
el kemalismo no existe sin
la religin de forma conco-
mitante est presente en to-
dos los documentos constitu-
yentes de la repblica turca y se halla habi-
tualmente en boca de los republicanos
kemalistas a la hora
de oponerse a los is-
lamistas en los de-
bates pblicos tanto
actuales como pasa-
dos. Se trata a un
tiempo de una defen-
sa pugnaz y de una
manifestacin de
pragmatismo kema-
lista en un pas donde la religin siempre
ha formado parte integrante del tejido
social y el populismo religioso ha funciona-
do como fuente de votos de los partidos de
derecha y centroderecha; en consecuencia,
adoptar una postura pblica explcita con-
tra la religin ha tenido su correspondiente
coste poltico, como tambin la propia defi-
nicin del mecanismo institucional que
regula la relacin entre Estado y religin en
Turqua. Las declaraciones ms explcitas y
reiteradas de Mustaf Kemal, Atatrk, sobre
la religin en los aos 1920 y 1930 preten-
dieron precisamente impedir que la reli-
gin se convirtiera en un instrumento de la
poltica y, para alcanzar este objetivo, la
administracin de los asuntos religiosos se
someti a una insti-
tucin estatal, la Di-
reccin de Asuntos
Religiosos. Esta direc-
cin ha dado prefe-
rencia al islamismo
sun, dejando fuera a
los no musulmanes
y a las formas islmi-
cas no sunes, po-
niendo al islam sun al servicio de la cons-
truccin de un Estado-nacin homogneo.
A travs de la citada direccin, el
Estado turco ha establecido siempre dnde
radica la religin correcta y justa en Tur-
qua y tal postura ha adoptado tanto for-
La Turqua de Atatrk
las races, ramas y mitos
del laicismo kemalista
E
Ya en las dcadas de 1920 y 1930,
Atatrk se esforz por impedir
que la religin se convirtiera en
un instrumento de la poltica y, a
tal fin, se cre una entidad oficial
que ha dado preferencia a las
corrientes del islamismo sun
mas violentas como moderadas. Esta insti-
tucionalizacin especfica de las relaciones
entre Estado y religin en los aos iniciales
de la repblica se supedit al mayor y prin-
cipal objetivo que Atatrk estableci para
s y su Partido Republicano del Pueblo, con
sus propias palabras elevar a Turqua al
nivel de la civilizacin contempornea. La
va a la civilizacin contempornea pas
por el desmantelamiento de las institucio-
nes del imperio otomano y la construccin
del Estado-nacin.
En el decenio de 1920, la abolicin del
sultanato, el califato y la charia fueron las
principales iniciativas que desmontaron
las alas polticas y religiosas del imperio; la
soberana popular, el cdigo civil, la defen-
sa de la ciencia positiva y la unificacin
educativa fueron las piedras fundacionales
del edificio del rgimen republicano. Con-
siderada a travs de este prisma de un cam-
bio de rgimen la fuente de legitimidad
poltica haba cambiado, se instaur una
prctica laicista al nivel del propio rgi-
men. No obstante, el lugar y el papel de la
religin en el nuevo Estado-nacin mostra-
ron notable continuidad en relacin con su
lugar y papel en el imperio. En ambos ca-
sos, el islamismo sun fue el cemento social
de la entidad poltica en cuestin, del im-
perio y posteriormente de la repblica. La
soberana popular, el cdigo civil, la defen-
sa de la ciencia positiva, la gratuidad y obli-
gatoriedad de la enseanza pblica consti-
tuyeron la columna vertebral del nuevo r-
gimen, en tanto que el pago de los sueldos
de los guas religiosos a travs de la Direc-
cin de Asuntos Religiosos contribuy a la
creacin de un funcionariado encargado
de asuntos religiosos fiel, en primer lugar,
a la repblica. Tal fue precisamente la for-
ma en que el pago de los sueldos del clero
durante la III Repblica francesa fue consi-
derado por algunos republicanos, antes de
la separacin entre la iglesia y el Estado en
1905, como herramienta de control; en el
supuesto de que algn miembro del clero
hablara contra el rgimen republicano, po-
da ser despedido.
Estos acontecimientos no siguieron en
Turqua una senda democrtica ni la demo-
cracia fue tampoco una de las seis flechas
del kemalismo; las flechas fueron el nacio-
nalismo, el populismo, el estatismo, el lai-
Las races
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24 VANGUARDIA | DOSSIER VANGUARDIA | DOSSIER 25
Murat Akan
PROFESOR AYUDANTE DEL DEPARTAMENTO DE CIENCIA
POLTICA Y RELACIONES INTERNACIONALES, UNIVERSIDAD
DEL BSFORO (ESTAMBUL).
l laicismo kemalista, conside-
rado en sus races y formas
contemporneas, es anticle-
rical, pero no antirreligioso.
La nocin de que en realidad
el kemalismo no existe sin
la religin de forma conco-
mitante est presente en to-
dos los documentos constitu-
yentes de la repblica turca y se halla habi-
tualmente en boca de los republicanos
kemalistas a la hora
de oponerse a los is-
lamistas en los de-
bates pblicos tanto
actuales como pasa-
dos. Se trata a un
tiempo de una defen-
sa pugnaz y de una
manifestacin de
pragmatismo kema-
lista en un pas donde la religin siempre
ha formado parte integrante del tejido
social y el populismo religioso ha funciona-
do como fuente de votos de los partidos de
derecha y centroderecha; en consecuencia,
adoptar una postura pblica explcita con-
tra la religin ha tenido su correspondiente
coste poltico, como tambin la propia defi-
nicin del mecanismo institucional que
regula la relacin entre Estado y religin en
Turqua. Las declaraciones ms explcitas y
reiteradas de Mustaf Kemal, Atatrk, sobre
la religin en los aos 1920 y 1930 preten-
dieron precisamente impedir que la reli-
gin se convirtiera en un instrumento de la
poltica y, para alcanzar este objetivo, la
administracin de los asuntos religiosos se
someti a una insti-
tucin estatal, la Di-
reccin de Asuntos
Religiosos. Esta direc-
cin ha dado prefe-
rencia al islamismo
sun, dejando fuera a
los no musulmanes
y a las formas islmi-
cas no sunes, po-
niendo al islam sun al servicio de la cons-
truccin de un Estado-nacin homogneo.
A travs de la citada direccin, el
Estado turco ha establecido siempre dnde
radica la religin correcta y justa en Tur-
qua y tal postura ha adoptado tanto for-
La Turqua de Atatrk
las races, ramas y mitos
del laicismo kemalista
E
Ya en las dcadas de 1920 y 1930,
Atatrk se esforz por impedir
que la religin se convirtiera en
un instrumento de la poltica y, a
tal fin, se cre una entidad oficial
que ha dado preferencia a las
corrientes del islamismo sun
mas violentas como moderadas. Esta insti-
tucionalizacin especfica de las relaciones
entre Estado y religin en los aos iniciales
de la repblica se supedit al mayor y prin-
cipal objetivo que Atatrk estableci para
s y su Partido Republicano del Pueblo, con
sus propias palabras elevar a Turqua al
nivel de la civilizacin contempornea. La
va a la civilizacin contempornea pas
por el desmantelamiento de las institucio-
nes del imperio otomano y la construccin
del Estado-nacin.
En el decenio de 1920, la abolicin del
sultanato, el califato y la charia fueron las
principales iniciativas que desmontaron
las alas polticas y religiosas del imperio; la
soberana popular, el cdigo civil, la defen-
sa de la ciencia positiva y la unificacin
educativa fueron las piedras fundacionales
del edificio del rgimen republicano. Con-
siderada a travs de este prisma de un cam-
bio de rgimen la fuente de legitimidad
poltica haba cambiado, se instaur una
prctica laicista al nivel del propio rgi-
men. No obstante, el lugar y el papel de la
religin en el nuevo Estado-nacin mostra-
ron notable continuidad en relacin con su
lugar y papel en el imperio. En ambos ca-
sos, el islamismo sun fue el cemento social
de la entidad poltica en cuestin, del im-
perio y posteriormente de la repblica. La
soberana popular, el cdigo civil, la defen-
sa de la ciencia positiva, la gratuidad y obli-
gatoriedad de la enseanza pblica consti-
tuyeron la columna vertebral del nuevo r-
gimen, en tanto que el pago de los sueldos
de los guas religiosos a travs de la Direc-
cin de Asuntos Religiosos contribuy a la
creacin de un funcionariado encargado
de asuntos religiosos fiel, en primer lugar,
a la repblica. Tal fue precisamente la for-
ma en que el pago de los sueldos del clero
durante la III Repblica francesa fue consi-
derado por algunos republicanos, antes de
la separacin entre la iglesia y el Estado en
1905, como herramienta de control; en el
supuesto de que algn miembro del clero
hablara contra el rgimen republicano, po-
da ser despedido.
Estos acontecimientos no siguieron en
Turqua una senda democrtica ni la demo-
cracia fue tampoco una de las seis flechas
del kemalismo; las flechas fueron el nacio-
nalismo, el populismo, el estatismo, el lai-
Las races
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26 VANGUARDIA | DOSSIER VANGUARDIA | DOSSIER 27
1. Taha, Parla y Andrew
Davison, Corporatist ideology
in Kemalist Turkey: Progress or
order?, Syracuse University
Press, 2004, p. 279.
cismo, el republicanismo, las reformas. El
kemalismo en cuanto a su contenido, defi-
nido por estas seis flechas, fue una ideolo-
ga de tercera va, ni liberal ni socialista, y
fue mejor descrita por Taha Parla y Andrew
Davison en su libro La ideologa corporativista
en la Turqua kemalista: orden o progreso? co-
mo una forma de corporativismo. Las ra-
ces del corporativismo en kemalismo pro-
cedieron de Ziya Gkalp, el pensador nacio-
nalista ms sistemtico, que desempe la
primera ctedra de sociologa en la Uni-
versidad de Estambul, diputado en el pri-
mer Parlamento de la repblica, influen-
ciado por mile Durkheim.
En el sistema organicista del corporati-
vismo que daba preferencia a la cohesin
del conjunto sobre el individuo y las clases
econmicas, la religin encontr un lugar
como factor contribuyente a la cohesin
de la sociedad donde la cohesin no tena
ninguna connotacin democrtica. Sin em-
bargo, haciendo plena justicia a Ziya G-
kalp, Parla y Davison subrayan elementos
del universalismo en Gkalp quien, inclu-
so como corporativista, contempl la civi-
lizacin como una esfera donde todas las
naciones participan en un conjunto co-
mn,
1
mientras que el kemalismo como
ideologa promovi la superioridad de la
nacin turca sobre las restantes naciones.
Las races del laicismo kemalista se
insertaban en la bsqueda del estadio de la
civilizacin contempornea a travs de un
cambio de rgimen del imperio al Estado-
nacin con estrategia corporativa.
Las ramas
Atatrk muri en 1938 y el Partido
Republicano del Pueblo permaneci en el
poder hasta 1950, en que perdi las eleccio-
nes frente al Partido Demcrata. En 1937,
las seis flechas del kemalismo recibieron
rango constitucional y la constitucin de-
clar explcitamente a Turqua como pas
laico, mientras que las polticas beligeran-
tes contra las minoras por parte del Estado
republicano en el proceso de construccin
del Estado-nacin culminaron en la ma-
tanza de Dersim en 1938 y la Direccin de
Asuntos Religiosos permaneci en su sitio.
El advenimiento del multipartidismo en
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26 VANGUARDIA | DOSSIER VANGUARDIA | DOSSIER 27
1. Taha, Parla y Andrew
Davison, Corporatist ideology
in Kemalist Turkey: Progress or
order?, Syracuse University
Press, 2004, p. 279.
cismo, el republicanismo, las reformas. El
kemalismo en cuanto a su contenido, defi-
nido por estas seis flechas, fue una ideolo-
ga de tercera va, ni liberal ni socialista, y
fue mejor descrita por Taha Parla y Andrew
Davison en su libro La ideologa corporativista
en la Turqua kemalista: orden o progreso? co-
mo una forma de corporativismo. Las ra-
ces del corporativismo en kemalismo pro-
cedieron de Ziya Gkalp, el pensador nacio-
nalista ms sistemtico, que desempe la
primera ctedra de sociologa en la Uni-
versidad de Estambul, diputado en el pri-
mer Parlamento de la repblica, influen-
ciado por mile Durkheim.
En el sistema organicista del corporati-
vismo que daba preferencia a la cohesin
del conjunto sobre el individuo y las clases
econmicas, la religin encontr un lugar
como factor contribuyente a la cohesin
de la sociedad donde la cohesin no tena
ninguna connotacin democrtica. Sin em-
bargo, haciendo plena justicia a Ziya G-
kalp, Parla y Davison subrayan elementos
del universalismo en Gkalp quien, inclu-
so como corporativista, contempl la civi-
lizacin como una esfera donde todas las
naciones participan en un conjunto co-
mn,
1
mientras que el kemalismo como
ideologa promovi la superioridad de la
nacin turca sobre las restantes naciones.
Las races del laicismo kemalista se
insertaban en la bsqueda del estadio de la
civilizacin contempornea a travs de un
cambio de rgimen del imperio al Estado-
nacin con estrategia corporativa.
Las ramas
Atatrk muri en 1938 y el Partido
Republicano del Pueblo permaneci en el
poder hasta 1950, en que perdi las eleccio-
nes frente al Partido Demcrata. En 1937,
las seis flechas del kemalismo recibieron
rango constitucional y la constitucin de-
clar explcitamente a Turqua como pas
laico, mientras que las polticas beligeran-
tes contra las minoras por parte del Estado
republicano en el proceso de construccin
del Estado-nacin culminaron en la ma-
tanza de Dersim en 1938 y la Direccin de
Asuntos Religiosos permaneci en su sitio.
El advenimiento del multipartidismo en
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28 VANGUARDIA | DOSSIER VANGUARDIA | DOSSIER 29
L A T UR QU A DE A T A T R K: L A S R A C E S , R A MA S Y MI T OS DE L L A I C I S MO L A T UR QU A DE A T A T R K: L A S R A C E S , R A MA S Y MI T OS DE L L A I C I S MO
1945 fue un importante punto
de inflexin en la poltica del
Partido Republicano del Pueblo
sobre la cuestin religiosa. La
oposicin en auge construy
en parte su plataforma sobre
las crticas al Partido Repu-
blicano del Pueblo por haber
mantenido la infraestructura
religiosa del pas en nivel de
subdesarrollo. Aunque la Direc-
cin de Asuntos Religiosos se-
gua intacta en su lugar, el ta-
mao de la institucin sigui
siendo reducido. Enfrentado a
la plataforma opositora y te-
miendo una prdida del poder,
el Partido Republicano del
Pueblo puso inters en el incremento del
presupuesto de la citada direccin, la reno-
vada oferta de cursos de orientacin sun
en la enseanza pblica y la reapertura de
escuelas de formacin de imanes; justific
el cambio de poltica reiterando que el rgi-
men republicano se hallaba consolidado;
las medidas no implicaban riesgo de una
contrarrevolucin y, por tanto, invertir en
la infraestructura de la religin no era con-
trario a los principios republicanos sino
que, por el contrario, era factor fundamen-
tal para la formacin de la juventud fiel a la
repblica; respaldaba tal postura con ejem-
plos de pases europeos donde figuras pol-
ticas argumentaban que la religin se-gua
siendo una fuerza vigorosa del tejido social.
En la previsible disputa por el electora-
do religioso, el sentido prctico del Partido
Republicano del Pueblo se anticip expre-
sando un pleno compromiso con el laicis-
mo como poltica estatal en la poltica dia-
ria y circunscribi el tema del laicismo a la
cuestin del rgimen. Tal poltica circuns-
tancialista de fortalecimiento de la infraes-
tructura de la religin no fue el ltimo
ejemplo de su clase en Turqua. El caso ms
significativo se debi a iniciativa de la pro-
pia institucin militar, la autodeclarada
heredera del kemalismo. En el golpe mili-
tar de 1980, el ejrcito, exactamente como
sus homlogos en Latinoamrica, asest un
duro golpe a los movimientos y organiza-
ciones de izquierda, y la constitucin de
1982 present expresamente la religin co-
mo un baluarte contra la izquierda poltica
recalcando el papel de la citada
direccin en el mantenimiento
de la solidaridad nacional y la
introduccin de cursos obligato-
rios de religin en la enseanza
pblica. Durante la redaccin de
la Constitucin se produjeron
declaraciones explcitas que ne-
gaban la existencia de las mino-
ras en Turqua y se extendan
sobre la forma en que la religin
podra contribuir a devaluar la
poltica de izquierda.
El centro del espectro polti-
co se desplaz an ms a la dere-
cha en el perodo posterior al
rgimen militar de 1980-1983 (el
presidente de la repblica fue un
mando del ejrcito hasta 1989 y las prime-
ras elecciones despus del golpe se celebra-
ron en 1983). En tal contexto, los partidos
religiosos conservadores cobraron fuelle. La
siguiente aparicin importante en escena
de los militares se registr en 1997 en forma
de una advertencia contra de la coalicin de
gobierno la que formaba parte el Refah Par-
tisi (Partido del Bienestar) con Necmettin
Erbakan como primer ministro. En relacin
con la intervencin contra el Refah Partisi
figuraban los discursos de Necmettin Er-
bakan, discursos que incluan elementos de
violencia explcita y sugerencias favorables
a un sistema multijurdico; como teln de
fondo asomaba el auge del capital musul-
mn a travs de la recaudacin de dinero de
ciudadanos religiosos en forma de partici-
pacin en beneficios. La mayora de las
empresas que generaban capital por esta va
ha ido a la quiebra, abandonando a sus
accionistas en la penuria econmica.
Una de las principales consecuencias
de este episodio que comenz con una
advertencia militar y termin con la deci-
sin del Tribunal Constitucional de clausu-
rar el Refah Partisi por ser punto de mira de
las actividades antilaicas fue la imposicin
por parte de los militares (al Gobierno pos-
terior) de un incremento de la duracin de
la enseanza primaria obligatoria de cinco
a ocho aos. Sin embargo, la situacin de la
infraestructura escolar no poda atender a
tal ampliacin y el resultado fue la fractura
del principal elemento constitutivo del lai-
cismo, la unidad de la enseanza. El auto-
nombrado defensor del laicismo kemalista,
el estamento militar, aceler mediante su
intervencin e imposicin el corte de la raz
principal del laicismo. El nmero de escue-
las primarias privadas en Turqua se ha
disparado de 204 escuelas en el ao acad-
mico 1992-93 a 866 escuelas en el ao esco-
lar 2007-08 y las escuelas secundarias priva-
das, de 218 escuelas a 711.
2
Estas escuelas
cobran de promedio una matrcula anual
de unas 15.000 YTL (nuevas liras turcas),
unos 6.900 euros.
Los mitos
La poltica turca se describe siempre
en los medios de comunicacin estadouni-
denses y europeos como realidad domina-
da por una lucha entre los kemalistas lai-
cistas y los islamistas. Esta dicotoma mu-
tuamente excluyente oculta ms que reve-
lar. Las races y ramas del laicismo kemalis-
ta rebosan de declaraciones sobre la reli-
gin correcta y su valor como instrumen-
to cohesionador de la sociedad. La privati-
zacin de la enseanza y la inversin en la
Direccin de Asuntos Religiosos son dos
ejemplos de cmo los laicistas kemalistas
en Turqua han cortado la rama sobre la
que estaban sentados. En estas dos polti-
cas coinciden con el islamismo poltico
que es tambin una ideologa de tercera
va, ni liberal ni socialista. As se manifies-
ta expresamente en un libro de Necmettin
Erbakan, Milli Grs (Perspectiva nacional),
publicado en 1975. El actual primer minis-
tro, Recep Tayyip Erdogan, del
partido gubernamental Justicia y
Desarrollo, ha declarado pblica-
mente en mltiples ocasiones
que la religin es el cemento de
la sociedad y ha aumentado con-
tinuamente el presupuesto de la
Direccin de Asuntos Religiosos
desde que el partido lleg al po-
der en 2002. Se ha sealado que
el presupuesto de la direccin pa-
ra 2009 alcanza la suma de 2.400
millones de nuevas liras turcas,
superior a la cantidad asignada a
instituciones de poltica social y
superior incluso al de algunos
ministerios. La privatizacin de
la enseanza ha beneficiado,
entre otros, al movimiento religioso de Fe-
thullah Glen, cuyas escuelas florecen en
Turqua como tambin en Iraq, frica, Eu-
ropa, Norteamrica, Centroamrica, Sud-
amrica, Asia central y algunas repblicas
postsoviticas (algunas le han denegado
autorizacin), y eruditos y polticos laicis-
tas incluidos los de la izquierda republi-
cana de Blent Ecevit, lder del Partido de
Izquierda Democrtica, fallecido en 2006
han expresado por escrito su valoracin
positiva de las escuelas Glen
3
.
Son tales coqueteos con movilizacio-
nes y organizaciones religiosas propios del
contexto turco? Cabe recordar la lamenta-
ble declaracin de Mustaf Kemal, Atatrk,
slo nos parecemos a nosotros mismos;
asimismo, en todas las decisiones del
Tribunal Constitucional turco en relacin
con el laicismo desde la creacin del tribu-
nal con la Constitucin de 1961, los funda-
mentos de cada decisin han incluido una
declaracin sobre la excepcionalidad del
caso turco; es decir, el laicismo kemalista
es diferente de su homlogo occidental de
Estados Unidos y Europa a causa de la espe-
cificidad del contexto. La principal especifi-
cidad contextual se ha referido a la religin
del islam. El argumento seala que el islam
como religin posee una tendencia inhe-
rente a introducirse en el espacio poltico y
pblico, y por tanto, demanda un tipo par-
ticular de laicismo que lo abrace.
Este argumento culturalista no es con-
vincente, porque pasa por alto el contexto
econmico y poltico en que se insertan las
culturas. Teniendo en cuenta
el contexto histrico, poltico
y en parte econmico que he
mencionado anteriormente,
cmo podemos concluir que
el problema es la religin del
islam? Habida cuenta de las
pruebas empricas provenien-
tes de Europa y Estados Unidos
sobre el modo en que la polti-
ca estatal condiciona cual-
quier determinacin cultural,
cmo podemos concluir que
tales coqueteos con las movili-
zaciones y organizaciones reli-
giosas son exclusivamente
aplicables al caso de Turqua?
Por ejemplo, George W.
Los partidos
religiosos
conservadores
cobraron fuerza
en el perodo
posterior al
rgimen militar
que se prolong
hasta 1989,
pero el ejrcito
volvi a advertir
a la coalicin
islamista
liderada
por Erbakan
El laicismo
turco slo
difiere de otros
homlogos
occidentales
como el
estadounidense
o el europeo en
la especificidad
del contexto:
en Turqua
la diferencia
est en que la
religin es
la islmica
2. Turkish Statistical Year-
book.
3. Ver coleccin de artcu-
los de Toktam Ate, Eser
Karaka e lber Ortayl
(eds.), Bar Kprleri: Dnya-
ya Alan Trk Okullar. (Puen-
tes de paz: escuelas turcas
abiertas al mundo), Da Yayn-
clk (Estambul), 2005.
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28 VANGUARDIA | DOSSIER VANGUARDIA | DOSSIER 29
L A T UR QU A DE A T A T R K: L A S R A C E S , R A MA S Y MI T OS DE L L A I C I S MO L A T UR QU A DE A T A T R K: L A S R A C E S , R A MA S Y MI T OS DE L L A I C I S MO
1945 fue un importante punto
de inflexin en la poltica del
Partido Republicano del Pueblo
sobre la cuestin religiosa. La
oposicin en auge construy
en parte su plataforma sobre
las crticas al Partido Repu-
blicano del Pueblo por haber
mantenido la infraestructura
religiosa del pas en nivel de
subdesarrollo. Aunque la Direc-
cin de Asuntos Religiosos se-
gua intacta en su lugar, el ta-
mao de la institucin sigui
siendo reducido. Enfrentado a
la plataforma opositora y te-
miendo una prdida del poder,
el Partido Republicano del
Pueblo puso inters en el incremento del
presupuesto de la citada direccin, la reno-
vada oferta de cursos de orientacin sun
en la enseanza pblica y la reapertura de
escuelas de formacin de imanes; justific
el cambio de poltica reiterando que el rgi-
men republicano se hallaba consolidado;
las medidas no implicaban riesgo de una
contrarrevolucin y, por tanto, invertir en
la infraestructura de la religin no era con-
trario a los principios republicanos sino
que, por el contrario, era factor fundamen-
tal para la formacin de la juventud fiel a la
repblica; respaldaba tal postura con ejem-
plos de pases europeos donde figuras pol-
ticas argumentaban que la religin se-gua
siendo una fuerza vigorosa del tejido social.
En la previsible disputa por el electora-
do religioso, el sentido prctico del Partido
Republicano del Pueblo se anticip expre-
sando un pleno compromiso con el laicis-
mo como poltica estatal en la poltica dia-
ria y circunscribi el tema del laicismo a la
cuestin del rgimen. Tal poltica circuns-
tancialista de fortalecimiento de la infraes-
tructura de la religin no fue el ltimo
ejemplo de su clase en Turqua. El caso ms
significativo se debi a iniciativa de la pro-
pia institucin militar, la autodeclarada
heredera del kemalismo. En el golpe mili-
tar de 1980, el ejrcito, exactamente como
sus homlogos en Latinoamrica, asest un
duro golpe a los movimientos y organiza-
ciones de izquierda, y la constitucin de
1982 present expresamente la religin co-
mo un baluarte contra la izquierda poltica
recalcando el papel de la citada
direccin en el mantenimiento
de la solidaridad nacional y la
introduccin de cursos obligato-
rios de religin en la enseanza
pblica. Durante la redaccin de
la Constitucin se produjeron
declaraciones explcitas que ne-
gaban la existencia de las mino-
ras en Turqua y se extendan
sobre la forma en que la religin
podra contribuir a devaluar la
poltica de izquierda.
El centro del espectro polti-
co se desplaz an ms a la dere-
cha en el perodo posterior al
rgimen militar de 1980-1983 (el
presidente de la repblica fue un
mando del ejrcito hasta 1989 y las prime-
ras elecciones despus del golpe se celebra-
ron en 1983). En tal contexto, los partidos
religiosos conservadores cobraron fuelle. La
siguiente aparicin importante en escena
de los militares se registr en 1997 en forma
de una advertencia contra de la coalicin de
gobierno la que formaba parte el Refah Par-
tisi (Partido del Bienestar) con Necmettin
Erbakan como primer ministro. En relacin
con la intervencin contra el Refah Partisi
figuraban los discursos de Necmettin Er-
bakan, discursos que incluan elementos de
violencia explcita y sugerencias favorables
a un sistema multijurdico; como teln de
fondo asomaba el auge del capital musul-
mn a travs de la recaudacin de dinero de
ciudadanos religiosos en forma de partici-
pacin en beneficios. La mayora de las
empresas que generaban capital por esta va
ha ido a la quiebra, abandonando a sus
accionistas en la penuria econmica.
Una de las principales consecuencias
de este episodio que comenz con una
advertencia militar y termin con la deci-
sin del Tribunal Constitucional de clausu-
rar el Refah Partisi por ser punto de mira de
las actividades antilaicas fue la imposicin
por parte de los militares (al Gobierno pos-
terior) de un incremento de la duracin de
la enseanza primaria obligatoria de cinco
a ocho aos. Sin embargo, la situacin de la
infraestructura escolar no poda atender a
tal ampliacin y el resultado fue la fractura
del principal elemento constitutivo del lai-
cismo, la unidad de la enseanza. El auto-
nombrado defensor del laicismo kemalista,
el estamento militar, aceler mediante su
intervencin e imposicin el corte de la raz
principal del laicismo. El nmero de escue-
las primarias privadas en Turqua se ha
disparado de 204 escuelas en el ao acad-
mico 1992-93 a 866 escuelas en el ao esco-
lar 2007-08 y las escuelas secundarias priva-
das, de 218 escuelas a 711.
2
Estas escuelas
cobran de promedio una matrcula anual
de unas 15.000 YTL (nuevas liras turcas),
unos 6.900 euros.
Los mitos
La poltica turca se describe siempre
en los medios de comunicacin estadouni-
denses y europeos como realidad domina-
da por una lucha entre los kemalistas lai-
cistas y los islamistas. Esta dicotoma mu-
tuamente excluyente oculta ms que reve-
lar. Las races y ramas del laicismo kemalis-
ta rebosan de declaraciones sobre la reli-
gin correcta y su valor como instrumen-
to cohesionador de la sociedad. La privati-
zacin de la enseanza y la inversin en la
Direccin de Asuntos Religiosos son dos
ejemplos de cmo los laicistas kemalistas
en Turqua han cortado la rama sobre la
que estaban sentados. En estas dos polti-
cas coinciden con el islamismo poltico
que es tambin una ideologa de tercera
va, ni liberal ni socialista. As se manifies-
ta expresamente en un libro de Necmettin
Erbakan, Milli Grs (Perspectiva nacional),
publicado en 1975. El actual primer minis-
tro, Recep Tayyip Erdogan, del
partido gubernamental Justicia y
Desarrollo, ha declarado pblica-
mente en mltiples ocasiones
que la religin es el cemento de
la sociedad y ha aumentado con-
tinuamente el presupuesto de la
Direccin de Asuntos Religiosos
desde que el partido lleg al po-
der en 2002. Se ha sealado que
el presupuesto de la direccin pa-
ra 2009 alcanza la suma de 2.400
millones de nuevas liras turcas,
superior a la cantidad asignada a
instituciones de poltica social y
superior incluso al de algunos
ministerios. La privatizacin de
la enseanza ha beneficiado,
entre otros, al movimiento religioso de Fe-
thullah Glen, cuyas escuelas florecen en
Turqua como tambin en Iraq, frica, Eu-
ropa, Norteamrica, Centroamrica, Sud-
amrica, Asia central y algunas repblicas
postsoviticas (algunas le han denegado
autorizacin), y eruditos y polticos laicis-
tas incluidos los de la izquierda republi-
cana de Blent Ecevit, lder del Partido de
Izquierda Democrtica, fallecido en 2006
han expresado por escrito su valoracin
positiva de las escuelas Glen
3
.
Son tales coqueteos con movilizacio-
nes y organizaciones religiosas propios del
contexto turco? Cabe recordar la lamenta-
ble declaracin de Mustaf Kemal, Atatrk,
slo nos parecemos a nosotros mismos;
asimismo, en todas las decisiones del
Tribunal Constitucional turco en relacin
con el laicismo desde la creacin del tribu-
nal con la Constitucin de 1961, los funda-
mentos de cada decisin han incluido una
declaracin sobre la excepcionalidad del
caso turco; es decir, el laicismo kemalista
es diferente de su homlogo occidental de
Estados Unidos y Europa a causa de la espe-
cificidad del contexto. La principal especifi-
cidad contextual se ha referido a la religin
del islam. El argumento seala que el islam
como religin posee una tendencia inhe-
rente a introducirse en el espacio poltico y
pblico, y por tanto, demanda un tipo par-
ticular de laicismo que lo abrace.
Este argumento culturalista no es con-
vincente, porque pasa por alto el contexto
econmico y poltico en que se insertan las
culturas. Teniendo en cuenta
el contexto histrico, poltico
y en parte econmico que he
mencionado anteriormente,
cmo podemos concluir que
el problema es la religin del
islam? Habida cuenta de las
pruebas empricas provenien-
tes de Europa y Estados Unidos
sobre el modo en que la polti-
ca estatal condiciona cual-
quier determinacin cultural,
cmo podemos concluir que
tales coqueteos con las movili-
zaciones y organizaciones reli-
giosas son exclusivamente
aplicables al caso de Turqua?
Por ejemplo, George W.
Los partidos
religiosos
conservadores
cobraron fuerza
en el perodo
posterior al
rgimen militar
que se prolong
hasta 1989,
pero el ejrcito
volvi a advertir
a la coalicin
islamista
liderada
por Erbakan
El laicismo
turco slo
difiere de otros
homlogos
occidentales
como el
estadounidense
o el europeo en
la especificidad
del contexto:
en Turqua
la diferencia
est en que la
religin es
la islmica
2. Turkish Statistical Year-
book.
3. Ver coleccin de artcu-
los de Toktam Ate, Eser
Karaka e lber Ortayl
(eds.), Bar Kprleri: Dnya-
ya Alan Trk Okullar. (Puen-
tes de paz: escuelas turcas
abiertas al mundo), Da Yayn-
clk (Estambul), 2005.
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30 VANGUARDIA | DOSSIER
L A T UR QU A DE A T A T R K: L A S R A C E S , R A MA S Y MI T OS DE L L A I C I S MO
Bush cre en 2001,
mediante decreto
presidencial de la
Casa Blanca, la Ofi-
cina de Iniciativas
basadas en la Fe, que
promueve median-
te incentivos econ-
micos movilizacio-
nes y organizaciones
religiosas en la socie-
dad. Debe entender-
se el florecimiento
de las movilizacio-
nes y organizacio-
nes religiosas en vir-
tud de incentivos
econmicos en Esta-
dos Unidos como un
fenmeno cultural?
Nicolas Sarkozy cre el Consejo Mu-
sulmn francs en 2003. En su libro La Re-
pblica, las religiones, la esperanza establece el
papel de la religin de la forma siguiente:
En todos los lugares de Francia, y mucho
ms en los barrios perifricos donde se con-
centra la desesperacin, es preferible con
diferencia que los jvenes puedan abrigar
una esperanza espiritual en lugar como
nica religin de la violencia, las drogas
y el dinero.
4
Por ejemplo, a su juicio no es
importante que la prctica religiosa dismi-
nuya y slo un 15 por ciento de los musul-
manes sean practicantes habituales. En su
libro responde a tal hecho desviando la
cuestin de la religin y la organizacin
religiosa de una cuestin de culto (reli-
gin) a un asunto de cultura.
Al abordar la cuestin de la disminu-
cin de la prctica religiosa en Francia, in-
cluso entre los musulmanes, Sarkozy res-
ponde como sigue: La religin no es sim-
plemente un fenmeno cultural (de fe reli-
giosa). Es tambin un elemento de identi-
dad cultural... La religin no posee nica-
mente una dimensin espiritual. Posee
tambin una dimensin cultural Decir
los musulmanes de Francia, no excluye a
los musulmanes ateos y agnsticos; por el
contrario, califica un elemento de la socie-
dad francesa cuya integracin debemos
articular de modo que la tentacin de reti-
rarse [de la sociedad] y la tentacin comuni-
tarista (ya muy presentes) puedan evitarse.
5
Dada tal poltica estatal de empleo de la
religin como instrumento de desmoviliza-
cin, cmo podemos concluir que el pro-
blema sea un elemento inherente al islam y
especfico de l?
En marzo de 2007, una jueza alemana
se bas en un pasaje del Corn para recha-
zar una demanda de divorcio de una mujer
alemana musulmana por motivos de vio-
lencia domstica. Segn International He-
rald Tribune, la juez Christa Datz-Winter,
dijo que la joven proceda de un medio
cultural marroqu en el que, segn afirm,
era comn que los maridos golpearan a sus
esposas. El Corn, dijo, sanciona tales malos
tratos fsicos.
6
Dnde radica el elemento
cultural en este caso?
Los das 12 y 13 de noviembre de 2006,
los comunicados de prensa tras la cuarta
reunin de la Alianza de Civilizaciones, el
proyecto liderado por el presidente del Go-
bierno espaol, Jos Luis Rodrguez Zapate-
ro. y el primer ministro, Recep Tayyip Erdo-
gan, en Estambul, titulado La poltica, no
la religin, se halla en el corazn de la cre-
ciente brecha entre musulmanes y Occi-
dente, induca a creer que se estaba produ-
ciendo un desplazamiento de una com-
prensin cultural (religiosa, en este caso
concreto) de los problemas del mundo a
una comprensin poltica
7
hasta leer el
informe en cuestin y encontrar, entre los
principios que menciona para alcanzar una
solucin, el factor de la religin: La reli-
gin es una dimensin cada vez ms impor-
tante de muchas sociedades y fuente impor-
tante de valores para los individuos. Puede
desempear un papel fundamental a la
hora de promover la valoracin del recono-
cimiento de otras culturas, religiones y
modos de vida para contribuir a construir
la armona entre ellos.
8
Las races y las ramas del laicismo ke-
malista tienen sus propios orgenes hist-
ricos y races respectivas, pero estos orge-
nes y races no son exclusivos y nicos, y
en absoluto en el contexto de los aconteci-
mientos actuales en algunos pases euro-
peos y en Estados Unidos, que tienen por
objeto la sustitucin de todos lazos religio-
so-morales por otros polticos, la poltica
sobre la religin por la poltica social, la
desmovilizacin religiosa por los movi-
mientos sociales, la cultura por la justicia.
Las races
y las ramas
del laicismo
kemalista
tienen sus
propios
orgenes
histricos y
peculiaridades,
pero no son
ni exclusivos
ni nicos en el
contexto de lo
que ocurre en
otros pases
no islmicos
4. Nicolas Sarkozy, La R-
publique, les religions, lesp-
rance, 19.
5. bid., 23-5.
6. Germany Cites Koran in
Rejecting Divorce, Interna-
tional Herald Tribune, 22-
3-2007.
7. Politics, not religion, at the
heart of growing Muslim-West
divide, new report argues,
Alliance of Civilizations
Press Release Fourth High
Level Group Meeting, 12-13/
11/2006.
8. Alliance of Civilizations
Report of the High-Level
Group, 13-11-2006, 3.
024 AKAN.indd 30 17/6/09 10:06:56
dos031 1 11/6/09 16:20:09
32 VANGUARDIA | DOSSIER VANGUARDIA | DOSSIER 33
Renacer islmico
y laicismo turco
erif Mardin
PROFESOR DE LA UNIVERSIDAD SABANCI, FACULTAD DE ARTE Y
CIENCIAS SOCIALES.
032 MARDIN.indd 32-33 11/6/09 12:55:18
32 VANGUARDIA | DOSSIER VANGUARDIA | DOSSIER 33
Renacer islmico
y laicismo turco
erif Mardin
PROFESOR DE LA UNIVERSIDAD SABANCI, FACULTAD DE ARTE Y
CIENCIAS SOCIALES.
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34 VANGUARDIA | DOSSIER VANGUARDIA | DOSSIER 35
R E NAC E R I S L MI C O Y L A I C I S MO T URC O R E NAC E R I S L MI C O Y L A I C I S MO T URC O
URANTE MUCHO TIEMPO LA
cobertura dada a Turqua
por Occidente en libros y
medios de comunicacin
reflej una admiracin por
los principios laicos adopta-
dos por el rgimen republi-
cano turco (1923). Segn
esas fuentes, el elemento is-
lmico asociado de forma tan dominante
con el imperio otomano se haba abandona-
do de modo definitivo. Lo que haba susti-
tuido la base cultural islmica como visin
del mundo hegemnica del nuevo rgimen
era su perspectiva laica y cientfica, inspi-
rada en la Ilustracin europea. Desde hace
ya unos 50 aos, la admiracin por el carc-
ter laico del rgimen
republicano turco
moderno se ha visto
reemplazada poco a
poco por una suspi-
cacia y un temor
ante el hecho de que
el laicismo no haya
conquistado de ver-
dad el imaginario
social de la poblacin de Turqua. La causa
de este cambio fue una serie de aconteci-
mientos ocurridos entre 1950 y 1960. En
1950, con ocasin de las primeras eleccio-
nes libres turcas, asumi el poder un nuevo
partido, el Partido Democrtico, que puso
fin al gobierno unipartidista del Partido
Republicano del Pueblo. El Partido De-
mocrtico introdujo la poltica multiparti-
dista y liberaliz diversas leyes fundaciona-
les que formaban parte del impulso laicista
del rgimen republicano. No fue difcil,
puesto que la base del laicismo consista en
un conjunto de leyes que haban tenido una
aplicacin variable. En 1960, el ejrcito dio
un golpe de Estado orientado sobre todo a
reinstaurar las polticas laicas de los inicios
republicanos. No obstante, el partido polti-
co sucesor del Partido Democrtico, el de la
Justicia, tuvo el cuidado de establecer un
equilibrio entre las prohibiciones de los
inicios republicanos y la promocin de la
vida cotidiana turca con un inevitable ele-
mento islmico. Tras el rgimen establecido
por el golpe de Estado, una modificacin
gradual condujo en 1970 al primer intento
de reintroducir con ms nitidez los princi-
pios islmicos en la
vida social y, hasta
cierto punto, polti-
ca de Turqua me-
diante la creacin de
un partido con una
clara la orientacin
islmica.
Visto de modo
superficial, entre los
aos 1950 y 1965 tuvo lugar un acuerdo
ms discreto con el islam, visible en la tole-
rancia religiosa del Partido de la Justicia. En
las diferentes elecciones nacionales, este
partido obtuvo los siguientes porcentajes
de voto: 34 por ciento (1961), 52 por ciento
(1965), 46 por ciento (1969), 30 por ciento
(1970) y 37 por ciento (1977). Un segundo
golpe militar (1971) estuvo a punto de tener
xito, pero al final desemboc en un siste-
El histrico Partido de la Justicia
se preocup por establecer un
equilibrio entre las prohibiciones
de los inicios republicanos y la
promocin de la vida cotidiana con
su inevitable componente islmico
ma de equilibrio entre laicos y tradi-
cionalistas religiosos. Con el tiempo,
los partidos conservadores surgidos
del tercer golpe militar (1980) vol-
vieron a intentar el restablecimien-
to del sistema de equilibrio. No obs-
tante, no se trat de una directriz
clara, pues esa vez los cabecillas del
golpe haban empezado a compren-
der la fuerza del islam y reintrodu-
jeron lo que podra describirse como
un islam laico, es decir, una mni-
ma base islmica en la vida diaria
turca. Entre 1970 y 1995, los xitos
electorales desequilibraron poco a
poco los viejos principios y propor-
cionaron una base para el apoyo
popular al islam. Entre los princi-
pios iniciales de la repblica se en-
contraba la prohibicin de la ley is-
lmica, uno de los xitos ms desta-
cados del laicismo. Si bien en las
dcadas de 1980 y 1990 incluso du-
rante el breve gobierno del islmico
Partido Refah (junio 1996-junio
1997) se produjeron algunos deba-
tes (en su mayora) secretos sobre el
lugar de las leyes religiosas en la
sociedad turca, nunca hubo una
verdadera islamizacin de la socie-
dad. Esos aos concluyeron con la
llegada al poder del Partido para la
Justicia y el Desarrollo (AKP), un
nuevo partido con credenciales isl-
micas dispuesto a lograr un equili-
brio entre lo viejo y lo nuevo. Esta
vez, la islamicidad tuvo mayor vi-
sibilidad que antes y de nuevo hubo
una serie de intentos fracasados de
modificar el sistema por parte de
los militares. En general, el discurso
mencionado ms arriba sesg el pu-
ritanismo laico periodstico promo-
vido por el avatar del antiguo laicis-
mo. La defensa del laicismo result
un tanto simplista; tampoco nos
ofreci indicio alguno del papel
dinmico del islam en Turqua. Es-
te desconocimiento de la dinmi-
ca, del proceso de cambio, nos hizo
aceptar ese discurso como explicati-
vo. En realidad existen muchas ca-
ractersticas del islam en el imperio
otomano y en la moderna repblica
que son caractersticos de Turqua.
Proporcionan una base para el dis-
curso de un equilibrio.
Empecemos por una caracters-
tica fundamental que est ausente
en otras culturas islmicas. A saber,
la presencia de un Estado bien cons-
truido. Siempre describo a mis estu-
diantes la relacin entre el Estado
otomano y el islam con una observa-
cin un tanto bsica: En el imperio
otomano, el Estado siempre estuvo
un milmetro por delante de la reli-
gin. Hago este comentario porque
en el imperio otomano hubo una
jerarqua islmica desarrollada y
controlada siempre en buena medi-
da por el centro de poder. Estoy
convencido de que este rasgo ha
tenido una gran influencia en el
papel moderno del islam en la socie-
dad turca en tanto que aspecto de la
gobernabilidad, cuando no del go-
bierno. De modo que la realidad del
islam en el imperio otomano es bas-
tante diferente de las ideas recibi-
das en relacin con el papel del
islam otomano. Un ejemplo de esta
posicin superficial fue el uso del
Corn y su discurso como propulsor
bsico del actual fenmeno revival.
Un segundo elemento que debe re-
cordarse en cualquier intento de es-
tudiar la dinmica del islam es que
no cabe comprender el lugar del is-
lam en Turqua sin tener alguna
idea de su estilo ontolgico. Incluso
una visin superficial de los profun-
dos canales de comunicacin entre
el islam y lo dems exige una mi-
rada a esa dimensin filosfica. En
realidad, abundan los estudios sobre
esa base filosfica, pero no en Tur-
qua. Existen muchos otros elemen-
tos estructurales que deberan estu-
diarse para llegar a comprender el
proceso mediante el cual el islam
ha reafirmado en Turqua su posi-
cin. Uno de ellos fue que, en el si-
glo XIX, los dirigentes de la jerar-
qua islmica empezaron a partici-
par en el discurso de la intelligentsia
otomana. Debo este descubrimiento
a Bedri Gencer, que se ha llevado a
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R E NAC E R I S L MI C O Y L A I C I S MO T URC O R E NAC E R I S L MI C O Y L A I C I S MO T URC O
URANTE MUCHO TIEMPO LA
cobertura dada a Turqua
por Occidente en libros y
medios de comunicacin
reflej una admiracin por
los principios laicos adopta-
dos por el rgimen republi-
cano turco (1923). Segn
esas fuentes, el elemento is-
lmico asociado de forma tan dominante
con el imperio otomano se haba abandona-
do de modo definitivo. Lo que haba susti-
tuido la base cultural islmica como visin
del mundo hegemnica del nuevo rgimen
era su perspectiva laica y cientfica, inspi-
rada en la Ilustracin europea. Desde hace
ya unos 50 aos, la admiracin por el carc-
ter laico del rgimen
republicano turco
moderno se ha visto
reemplazada poco a
poco por una suspi-
cacia y un temor
ante el hecho de que
el laicismo no haya
conquistado de ver-
dad el imaginario
social de la poblacin de Turqua. La causa
de este cambio fue una serie de aconteci-
mientos ocurridos entre 1950 y 1960. En
1950, con ocasin de las primeras eleccio-
nes libres turcas, asumi el poder un nuevo
partido, el Partido Democrtico, que puso
fin al gobierno unipartidista del Partido
Republicano del Pueblo. El Partido De-
mocrtico introdujo la poltica multiparti-
dista y liberaliz diversas leyes fundaciona-
les que formaban parte del impulso laicista
del rgimen republicano. No fue difcil,
puesto que la base del laicismo consista en
un conjunto de leyes que haban tenido una
aplicacin variable. En 1960, el ejrcito dio
un golpe de Estado orientado sobre todo a
reinstaurar las polticas laicas de los inicios
republicanos. No obstante, el partido polti-
co sucesor del Partido Democrtico, el de la
Justicia, tuvo el cuidado de establecer un
equilibrio entre las prohibiciones de los
inicios republicanos y la promocin de la
vida cotidiana turca con un inevitable ele-
mento islmico. Tras el rgimen establecido
por el golpe de Estado, una modificacin
gradual condujo en 1970 al primer intento
de reintroducir con ms nitidez los princi-
pios islmicos en la
vida social y, hasta
cierto punto, polti-
ca de Turqua me-
diante la creacin de
un partido con una
clara la orientacin
islmica.
Visto de modo
superficial, entre los
aos 1950 y 1965 tuvo lugar un acuerdo
ms discreto con el islam, visible en la tole-
rancia religiosa del Partido de la Justicia. En
las diferentes elecciones nacionales, este
partido obtuvo los siguientes porcentajes
de voto: 34 por ciento (1961), 52 por ciento
(1965), 46 por ciento (1969), 30 por ciento
(1970) y 37 por ciento (1977). Un segundo
golpe militar (1971) estuvo a punto de tener
xito, pero al final desemboc en un siste-
El histrico Partido de la Justicia
se preocup por establecer un
equilibrio entre las prohibiciones
de los inicios republicanos y la
promocin de la vida cotidiana con
su inevitable componente islmico
ma de equilibrio entre laicos y tradi-
cionalistas religiosos. Con el tiempo,
los partidos conservadores surgidos
del tercer golpe militar (1980) vol-
vieron a intentar el restablecimien-
to del sistema de equilibrio. No obs-
tante, no se trat de una directriz
clara, pues esa vez los cabecillas del
golpe haban empezado a compren-
der la fuerza del islam y reintrodu-
jeron lo que podra describirse como
un islam laico, es decir, una mni-
ma base islmica en la vida diaria
turca. Entre 1970 y 1995, los xitos
electorales desequilibraron poco a
poco los viejos principios y propor-
cionaron una base para el apoyo
popular al islam. Entre los princi-
pios iniciales de la repblica se en-
contraba la prohibicin de la ley is-
lmica, uno de los xitos ms desta-
cados del laicismo. Si bien en las
dcadas de 1980 y 1990 incluso du-
rante el breve gobierno del islmico
Partido Refah (junio 1996-junio
1997) se produjeron algunos deba-
tes (en su mayora) secretos sobre el
lugar de las leyes religiosas en la
sociedad turca, nunca hubo una
verdadera islamizacin de la socie-
dad. Esos aos concluyeron con la
llegada al poder del Partido para la
Justicia y el Desarrollo (AKP), un
nuevo partido con credenciales isl-
micas dispuesto a lograr un equili-
brio entre lo viejo y lo nuevo. Esta
vez, la islamicidad tuvo mayor vi-
sibilidad que antes y de nuevo hubo
una serie de intentos fracasados de
modificar el sistema por parte de
los militares. En general, el discurso
mencionado ms arriba sesg el pu-
ritanismo laico periodstico promo-
vido por el avatar del antiguo laicis-
mo. La defensa del laicismo result
un tanto simplista; tampoco nos
ofreci indicio alguno del papel
dinmico del islam en Turqua. Es-
te desconocimiento de la dinmi-
ca, del proceso de cambio, nos hizo
aceptar ese discurso como explicati-
vo. En realidad existen muchas ca-
ractersticas del islam en el imperio
otomano y en la moderna repblica
que son caractersticos de Turqua.
Proporcionan una base para el dis-
curso de un equilibrio.
Empecemos por una caracters-
tica fundamental que est ausente
en otras culturas islmicas. A saber,
la presencia de un Estado bien cons-
truido. Siempre describo a mis estu-
diantes la relacin entre el Estado
otomano y el islam con una observa-
cin un tanto bsica: En el imperio
otomano, el Estado siempre estuvo
un milmetro por delante de la reli-
gin. Hago este comentario porque
en el imperio otomano hubo una
jerarqua islmica desarrollada y
controlada siempre en buena medi-
da por el centro de poder. Estoy
convencido de que este rasgo ha
tenido una gran influencia en el
papel moderno del islam en la socie-
dad turca en tanto que aspecto de la
gobernabilidad, cuando no del go-
bierno. De modo que la realidad del
islam en el imperio otomano es bas-
tante diferente de las ideas recibi-
das en relacin con el papel del
islam otomano. Un ejemplo de esta
posicin superficial fue el uso del
Corn y su discurso como propulsor
bsico del actual fenmeno revival.
Un segundo elemento que debe re-
cordarse en cualquier intento de es-
tudiar la dinmica del islam es que
no cabe comprender el lugar del is-
lam en Turqua sin tener alguna
idea de su estilo ontolgico. Incluso
una visin superficial de los profun-
dos canales de comunicacin entre
el islam y lo dems exige una mi-
rada a esa dimensin filosfica. En
realidad, abundan los estudios sobre
esa base filosfica, pero no en Tur-
qua. Existen muchos otros elemen-
tos estructurales que deberan estu-
diarse para llegar a comprender el
proceso mediante el cual el islam
ha reafirmado en Turqua su posi-
cin. Uno de ellos fue que, en el si-
glo XIX, los dirigentes de la jerar-
qua islmica empezaron a partici-
par en el discurso de la intelligentsia
otomana. Debo este descubrimiento
a Bedri Gencer, que se ha llevado a
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R E NAC E R I S L MI C O Y L A I C I S MO T URC O
cabo una comparacin entre la civi-
lizacin occidental y la prctica
poltica y social otomana. Este nuevo
papel un tanto inesperado de la
jerarqua islmica condujo a la dife-
renciacin entre una parte de la
jerarqua, que entr en ese discurso,
y los niveles inferiores del clero. Los
musulmanes de clase baja del impe-
rio otomano quedaron entonces
abandonados a sus propios medios.
Ese proceso tiene una historia larga,
pero cualquier resumen debe sea-
lar que esas clases acudieron a los
elementos del islam tradicional pa-
ra reconstruir su vida religiosa. Un
tercer elemento del proceso decimo-
nnico de cambio en el islam fue la
medida en que una nueva fuerza
revivalista-misionera islmica se in-
filtr por toda Anatolia a fines del
siglo XIX y principios del siglo XX.
Esos movimientos revivalistas han
sido considerados errneamente
como msticos. La magnitud de su
influencia se manifiesta en que
todos tuvieron algn papel en la
formacin de los partidos polticos
conservadores entre 1940 y el pre-
sente. En esencia, la formacin de
los partidos polticos turcos no se
bas en asociaciones como las que
vemos en los partidos occidentales,
sino en una estrategia de redes ex-
tensas y en su capacidad para aglu-
tinar seguidores
Paradjicamente, la dimensin
laico-nacionalista de la poltica re-
publicana promovi en cierto modo
en la dcada de 1950 los elementos
culturales islmicos del imperio.
La repblica se describi a s
misma como nacionalista, y un
componente importante de ese na-
cionalismo fue el intento de extraer
de la sociedad cuanto era turco en
la cultura tradicional. Hasta ah to-
do bien. Diversos estudios del folclo-
re intentaron establecer elementos
culturales turcos con los que relle-
nar la promesa ideolgica de la re-
pblica. Sin embargo, a la hora de
pulir y salvaguardar los vestigios
materiales de la fenecida cultura
otomana, lo nico que uno encon-
traba era islmico. Realic parte de
mi servicio militar en Konya, pero
en esa ciudad no se poda explorar
nada turco. Todos los monumen-
tos, archivos y legajos legales eran
parte de la cultura islmica del im-
perio otomano. El investigador deci-
dido a rescatar la cultura material
turca no habra obtenido grandes
resultados en sus trabajos. Quedaban
mezquitas que eran antiguos cen-
tros de aprendizaje islmico, restos
de conventos de hermandades
msticas y piedras con inscripciones
en un alfabeto que la repblica ha-
ba prohibido definitivamente en
1928. No exista elemento alguno de
una cultura material turca que
pudiera restaurarse. Todo cuanto
uno vea era parte del islam. En ese
sentido, un museo del alma turca
en Konya estaba condenado a cen-
trarse en el alma islmica del impe-
rio otomano.
Los elementos que he intentado
enumerar aqu resultan necesarios
para una mejor comprensin de los
modos en que ha progresado el islam
en Turqua durante los ltimos cien
aos. Todos ellos son elementos un
tanto inexplorados de la relacin
triangular entre el Estado viejo-nue-
vo, la cultura islmica y los princi-
pios del laicismo. Podemos formular
una historia similar en el caso del
auge de los elementos culturales is-
lmicos de la Turqua contempor-
nea. Lo que sabemos del islam turco
contemporneo es bsicamente con-
jetural y meditico, y se ha utilizado
para especular sobre el marco polti-
co turco de los prximos 20 aos.
Donde el laicismo ha tenido su
xito ms evidente tras la dcada de
1920 ha sido en las instituciones
educativas creadas por la repblica.
En ese mbito, el nfasis republica-
no en las ideas de la Ilustracin y en
conceptos como las bases fsicas de
la medicina occidental promovieron
hasta cierto punto el crecimiento de
grupos de elite que se orientaron a
percibir el mundo tal como lo habra
percibido la Ilustracin. Sin embar-
go, incluso en esos esquemas haba
un fallo. Al fin y al cabo, en Occidente
esas ideas no eran esquemas, esta-
ban vinculadas a algo que podra-
mos describir como crtica, escepti-
cismo e irona. En el terreno polti-
co, estaban basadas en el fomento
del debate de alternativas polticas.
El proceso mismo se basaba en el
libre albedro individual. En cambio,
en Turqua la ciencia positiva fue
en buena medida una imposicin de
las ideologas laicas, no una integra-
cin en el tejido social de las polmi-
cas que haban promovido el creci-
miento de ese mecanismo en Occi-
dente. De nuevo de modo paradji-
co, fue mucho ms tarde, con la
promocin de un islam que proyec-
taba una imagen de tolerancia, esta-
bilidad y calma, cuando el estudio
de la ciencia perdi algunos elemen-
tos de su lnea dura.
De nuevo, las formas de apari-
cin del acuerdo entre la ideologa
laica y el contenido islmico son
todava muy poco conocidas. Las
ltimas elecciones locales, celebra-
das el 29 de marzo de 2009, han
mostrado un rasgo adicional indis-
pensable para el estudio del islam
en Turqua: para poder comprender-
lo, el resurgir del islam all donde
pudiera localizarse tena que ser
situado en el contexto local. Fuat
Keyman ha publicado hace poco
una serie de artculos sobre el creci-
miento de las ciudades turcas que
se centran en la integracin local de
la modernidad, el laicismo, el nacio-
nalismo y el islam.
Si queremos especular sobre el
futuro de la cultura islmica en la
Turqua moderna, debemos aadir
a la relacin triangular entre el Es-
tado, el laicismo y el islam los ele-
mentos locales capaces de propor-
cionarnos una visin razonable-
mente inteligente de la relacin que
el islam promete para el futuro de
Turqua. De otro modo, nos queda-
remos con unas especulaciones que
son intentos superficiales de proyec-
tar hacia el futuro la actual combi-
nacin un tanto confusa de la
poltica islmica.
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Bilal Sambur
DIRECTOR DE LA ASOCIACIN PARA EL PENSAMIENTO
AVANZADO DEL CENTRO PARA EL ESTUDIO DE LA
RELIGIN Y LA LIBERTAD.
E LA RELIGIN AL CELO RELIGIOSO
Numerosas personas
han considerado permanen-
temente que la poltica cons-
tituye una dimensin medu-
lar del islam. De resultas de
esta ptica ampliamente ex-
tendida, suele aludirse al is-
lam como religin poltica. Pero, frente a es-
te enfoque reduccionista, el islam es un fe-
nmeno multidimensional que incluye teo-
loga, filosofa, tica,
derecho y espirituali-
dad, adems de polti-
ca. Puede decirse que,
en determinado senti-
do, resulta apropiado
calificar el islam de re-
ligin poltica, pero no
es apropiado reducir el
islam exclusivamente a
la poltica. Identificar el islam con la poltica
es fuente de muchos malentendidos y pro-
blemas, porque tal identificacin da pie a
que el islam conste, nicamente, de poltica.
Si, por una parte, los islamistas se enorgulle-
cen en subrayar los estrechos vnculos exis-
tentes entre el islam y la poltica, la politiza-
cin de la religin da pie, por otra parte, a
que el islam deje de ser una religin para con-
vertirse en una ideologa poltica, lo cual po-
ne en peligro la esencia religiosa del islam.
Convertir el islam en una ideologa pol-
tica es un fenmeno moderno. La ideologiza-
cin de la religin no constituye un elemen-
to natural del islam, sino que es un fenme-
no secundario motivado principalmente por
factores contemporneos. Se ha calificado al
islam como ideolo-
ga poltica o isla-
mismo a esta ideolo-
gizacin del islam.
Es importante desta-
car que, aunque los
islamistas siempre
hablan en nombre
del islam, su ideolo-
ga impregnada de
celo religioso se ha basado en factores tanto
religiosos como no religiosos. En otras pala-
bras, es necesario entender el islam como
ideologa poltica no slo en trminos reli-
giosos, sino tambin no religiosos.
La gran transformacin
del islam como ideologa
poltica
(el caso del AKP y Erdogan)
D
Identificar el islam con la poltica
conduce a muchos problemas y
malentendidos; en otras
palabras, es necesario entender
el islam como ideologa poltica
en trminos religiosos pero
tambin como no religiosos
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Bilal Sambur
DIRECTOR DE LA ASOCIACIN PARA EL PENSAMIENTO
AVANZADO DEL CENTRO PARA EL ESTUDIO DE LA
RELIGIN Y LA LIBERTAD.
E LA RELIGIN AL CELO RELIGIOSO
Numerosas personas
han considerado permanen-
temente que la poltica cons-
tituye una dimensin medu-
lar del islam. De resultas de
esta ptica ampliamente ex-
tendida, suele aludirse al is-
lam como religin poltica. Pero, frente a es-
te enfoque reduccionista, el islam es un fe-
nmeno multidimensional que incluye teo-
loga, filosofa, tica,
derecho y espirituali-
dad, adems de polti-
ca. Puede decirse que,
en determinado senti-
do, resulta apropiado
calificar el islam de re-
ligin poltica, pero no
es apropiado reducir el
islam exclusivamente a
la poltica. Identificar el islam con la poltica
es fuente de muchos malentendidos y pro-
blemas, porque tal identificacin da pie a
que el islam conste, nicamente, de poltica.
Si, por una parte, los islamistas se enorgulle-
cen en subrayar los estrechos vnculos exis-
tentes entre el islam y la poltica, la politiza-
cin de la religin da pie, por otra parte, a
que el islam deje de ser una religin para con-
vertirse en una ideologa poltica, lo cual po-
ne en peligro la esencia religiosa del islam.
Convertir el islam en una ideologa pol-
tica es un fenmeno moderno. La ideologiza-
cin de la religin no constituye un elemen-
to natural del islam, sino que es un fenme-
no secundario motivado principalmente por
factores contemporneos. Se ha calificado al
islam como ideolo-
ga poltica o isla-
mismo a esta ideolo-
gizacin del islam.
Es importante desta-
car que, aunque los
islamistas siempre
hablan en nombre
del islam, su ideolo-
ga impregnada de
celo religioso se ha basado en factores tanto
religiosos como no religiosos. En otras pala-
bras, es necesario entender el islam como
ideologa poltica no slo en trminos reli-
giosos, sino tambin no religiosos.
La gran transformacin
del islam como ideologa
poltica
(el caso del AKP y Erdogan)
D
Identificar el islam con la poltica
conduce a muchos problemas y
malentendidos; en otras
palabras, es necesario entender
el islam como ideologa poltica
en trminos religiosos pero
tambin como no religiosos
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L A GR A N T R A NS F OR MAC I N DE L I S L A M C OMO I DE OL OG A P OL T I C A ( E L C A S O DE L A K P Y E R DOGA N) L A GR A N T R A NS F OR MAC I N DE L I S L A M C OMO I DE OL OG A P OL T I C A ( E L C A S O DE L A K P Y E R DOGA N)
El islam como ideologa poltica
en el sentido de ideologa secular
El islam como ideologa poltica en
tanto que hijo de la modernidad constituye
una ideologa de tipo secular. En otras pala-
bras, el islamismo es una ideologa no isl-
mica. Como cualquier otra ideologa secu-
lar moderna, el islamismo fija la atencin
en cuestiones no religiosas, como el Estado,
la sociedad y la poltica. El islam como
ideologa poltica no atribuye un valor
nuclear a la persona humana, construye la
sociedad, el Estado y la poltica de modo
desptico, a continuacin justifica su cons-
truccin a travs del islam y, por ltimo,
alumbra una militancia poltica y social. La
ideologa islamista rechaza el statu quo y
trata de cambiar la poltica y la sociedad. El
tradicionalismo religioso no es una parte
esencial del islam como ideologa poltica,
porque los adeptos del islamismo van ms
all de los lmites de la tradicin religiosa.
Aunque los islamistas subrayan la im-
portancia primordial de la religin, no fi-
jan su atencin nicamente en los proble-
mas religiosos. Emplean un lenguaje secu-
lar, abordan cuestiones y problemas secula-
res y hacen referencia al pensamiento,
principios e instituciones occidentales. Me-
diante el empleo de un lenguaje no religio-
so, los islamistas pueden relacionar efecti-
vamente el islam como ideologa con los
problemas sociales, culturales, econmicos
y polticos; esto es, con la pobreza, la co-
rrupcin, la democracia, las violaciones de
los derechos humanos, la libertad religio-
sa, la justicia social, el imperialismo, el
atraso cultural, la cuestin palestina y la
globalizacin. La interpretacin de estos
problemas a la luz de la religin dota de
sentido al islam como ideologa poltica,
realidad valiosa y perspectiva inexcusable
para numerosas personas.
El islam como ideologa poltica
en tanto que fenmeno pluralista
Para la mayora de la gente, Al Qaeda o
la revolucin iran constituyen los modelos
caractersticos del islam como ideologa
poltica. Pero, siendo estas dos formas de
islamismo, el islam como ideologa poltica
no se limita a ellas. Existe una gran plurali-
dad y diversidad en el mbito del islam
como ideologa poltica. Cada pas musul-
mn tiene su propia versin del islam
como ideologa poltica. La versin turca
no es la misma que la egipcia. Aunque los
partidos, organizaciones y movimientos
islamistas pueden compartir caractersti-
cas comunes, tambin poseen sus propios
rasgos e identidades distintas. La diversi-
dad del islam como ideologa poltica no
nos permite incurrir en ciertas generaliza-
ciones debido precisamente a sus peculiari-
dades y notas distintivas.
Un caso especial: el Partido de la
Justicia y el Desarrollo (AKP)
En poca reciente surgi un nuevo
movimiento poltico islamista como parti-
do poltico en Turqua, hecho de inters
que merece especial atencin. En Turqua,
el partido gobernante es de procedencia
islmica y ofrece de hecho un ejemplo
nico y singular por lo que se refiere al
islam como ideologa poltica. El Partido de
la Justicia y el Desarrollo (Adalet ve Kal-
knma Partisi, AKP) no es una organizacin
militante, no apoya un rgimen de estilo
talibn ni apunta a una revolucin de tipo
iran. El citado movimiento se constituy
en partido poltico y sus miembros son
polticos, no militantes. Rechaza de modo
permanente y expreso los tipos de islamis-
mo radical y militante, permanece al mar-
gen de la estricta observancia religiosa e
intenta generar un conservadurismo de to-
no liberal. El AKP no aprueba la violencia
ni la militancia en el nombre de la religin.
La exclusin de la militancia, de la obser-
vancia estricta y de la violencia permiten al
AKP dar cabida a la religiosidad, la plurali-
dad, la democracia, la secularidad y la mo-
dernidad de modo simultneo. El caso del
AKP no debera analizarse del modo en que
se ha descrito y presentado a los talibanes o
Al Qaeda en la prensa mundial. En lugar de
aparecer bajo una imagen de militancia, el
AKP debera entenderse de acuerdo con su
dimensin poltica, social y cultural.
El origen poltico del AKP: la
tradicin nacional de Visin Nacional
(Milli Grs)
La Repblica de Turqua fue fundada
en 1923 por Ataturk
1
como Estado kemalis-
ta, nacionalista y laicista.
2
Turqua fue
gobernada por un partido nico, el Partido
Republicano del Pueblo (Cumhuriyet Halk
Partisi, CHP) entre 1923 y 1950. En relacin
con este perodo no cabe hablar del islam
como ideologa poltica; la vida poltica se
circunscriba exclusivamente al mbito de
la ideologa oficial, a saber, el kemalismo
3
.
Despus de 1950, el Partido Demcrata, diri-
gido por Adnan Menderes, lleg al poder e
hizo gala de una poltica ms flexible y tole-
rante con las prcticas islmicas. Despus
de 1970 hicieron su entrada en el escenario
poltico turco varios partidos de ideologa
islamista. El primer partido de este carcter
fue el Partido de Orden Nacional (Milli Ni-
zam Partisi, MNP) clausurado por el Tribunal
Constitucional. Posteriormente se cre el
Partido de Salvacin Nacional (Milli Selamet
Partisi, MSP), socio de coalicin junto con el
Partido Republicano del Pueblo (Cumhuri-
yet Halk Partisi, CHP) en 1974. Despus de
1980 se cre el Partido del Bienestar (Refah
Partisi, RP), que accedi al poder en 1995 y
form un gobierno de coalicin con el
Partido del Camino de la Verdad (Dogru Yol
Partisi, DYP). Como consecuencia de la fuer-
te presin de las instituciones del establish-
ment laico, la coalicin cay en 1997 y el
Partido del Bienestar fue clausurado por
Tribunal Constitucional. La iniciativa inter-
vencionista se denomin Proceso del 28 de
Febrero, referido al golpe militar contra la
coalicin gubernamental liderada por el
Partido del Bienestar (RP). Despus de la
clausura del Partido del Bienestar (RP) se
cre el Partido de la Virtud (Fazilet Partisi,
FP), creado y posteriormente ilegalizado co-
mo sus antecesores. En la actualidad el
Partido de la Felicidad (Saadet Partisi, SP)
representa las ideas islamistas en el seno de
la poltica turca.
La figura clave de todos estos partidos
es Necmettin Erbakan, el ex primer minis-
tro de Turqua. Todos estos partidos se
declaran seguidores de Milli Grs (Visin
Nacional). El islamismo, el nacionalismo y
el antioccidentalismo son los tres rasgos
principales de su ideologa. Los seguidores
de Erbakan han empleado reiteradamente
las ideas de Visin Nacional sin revisarlas
en lo esencial, porque tal ideologa consti-
tuye a su entender la va verdadera que
caracteriza a sus representantes y seguido-
res como los autnticos turcos y musul-
manes. La ideologa de Visin Nacional
califica a los seguidores de Erbakan de au-
tnticos musulmanes y turcos, en tanto
tacha a los otros partidos de los imitado-
res de Occidente.
El nacimiento del AKP: de Visin
Nacional a democracia conservadora
El Partido de la Justicia y el Desarrollo
fue fundado por Recep Tayyip Erdogan y
sus colegas Abdullah Gl, Bulent Arinc, y
otros. Recep Tayyip Erdogan fue alcalde de
Estambul y goz de gran popularidad.
Logr alzarse como segundo lder carism-
tico en la tradicin ideolgica de Visin
Nacional despus de Necmettin Erbakan,
considerado por sus seguidores el funda-
dor y lder absoluto del movimiento desde
su inicio hasta hoy.
El AKP es fruto de muchos factores,
tales como el fracaso del establishment kema-
lista, el descubrimiento individual y social
de la religiosidad, el progreso y evolucin
de la religiosidad laical, los factores exter-
nos como la globalizacin y las relaciones
entre la Unin Europea y Turqua y la apari-
cin de una clase empresarial conservadora
en Anatolia entre otros elementos
4
. Aunque
estos factores son importantes hay uno que
por s solo es probablemente ms importan-
te que otros. El factor Erdogan es la clave de
la existencia del AKP. Su verdadero poder
reside en la carismtica personalidad de
Erdogan. Sin Erdogan, el AKP es como un
cuerpo sin alma. El primer ministro Erdogan
es el poltico ms popular tanto en Turqua
como en el extranjero.
Aunque el AKP y Erdogan procedan
de la tradicin de Visin Nacional de
Erbakan, difieren totalmente de ella. El
AKP ha ganado dos elecciones generales
en noviembre de 2002 y julio de 2007
con elevada participacin. El auge del AKP
demuestra que el islam como ideologa
poltica ha dejado de ser un movimiento
marginal de nivel secundario en Turqua.
Tras su victoria en dos recientes elecciones
generales, el AKP que posee races islmi-
cas pero que impulsa un programa no isla-
mista es el nico movimiento poltico po-
deroso en el mbito central de la poltica
turca. Erdogan y sus colegas han repudiado
las ideas islamistas de Visin Nacional y se
han remodelado como conservadores, par-
tidarios de la Unin Europea, proocciden-
1. Sobre la vida de Atatrk,
consultar: A. Mango, Ataturk:
biografa del fundador de la Tur-
qua moderna. Overlook Press
(Nueva York), 2002.
2. B. Lewis, El nacimiento de
la Turqua moderna, Oxford
University Press (Londres),
1975.
3. El kemalismo es la ideolo-
ga oficial de Turqua, basa-
da en los principios del na-
cionalismo, estatalismo y
laicismo turcos. La caracte-
rstica principal del kemalis-
mo es el laicismo, que aspira
a purificar la vida social y
cultural del factor religioso y
circunscribe la religin al
mbito individual. La liber-
tad y el pluralismo religiosos
no forman parte integrante
del laicismo kemalista.
4. Sobre el AKP, puede con-
sultarse: M. H. Yavuz (coord.),
El nacimiento de una nueva Tur-
qua: democracia y el AKP, Utah
University Press (Salt Lake
City), 2006.
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L A GR A N T R A NS F OR MAC I N DE L I S L A M C OMO I DE OL OG A P OL T I C A ( E L C A S O DE L A K P Y E R DOGA N) L A GR A N T R A NS F OR MAC I N DE L I S L A M C OMO I DE OL OG A P OL T I C A ( E L C A S O DE L A K P Y E R DOGA N)
El islam como ideologa poltica
en el sentido de ideologa secular
El islam como ideologa poltica en
tanto que hijo de la modernidad constituye
una ideologa de tipo secular. En otras pala-
bras, el islamismo es una ideologa no isl-
mica. Como cualquier otra ideologa secu-
lar moderna, el islamismo fija la atencin
en cuestiones no religiosas, como el Estado,
la sociedad y la poltica. El islam como
ideologa poltica no atribuye un valor
nuclear a la persona humana, construye la
sociedad, el Estado y la poltica de modo
desptico, a continuacin justifica su cons-
truccin a travs del islam y, por ltimo,
alumbra una militancia poltica y social. La
ideologa islamista rechaza el statu quo y
trata de cambiar la poltica y la sociedad. El
tradicionalismo religioso no es una parte
esencial del islam como ideologa poltica,
porque los adeptos del islamismo van ms
all de los lmites de la tradicin religiosa.
Aunque los islamistas subrayan la im-
portancia primordial de la religin, no fi-
jan su atencin nicamente en los proble-
mas religiosos. Emplean un lenguaje secu-
lar, abordan cuestiones y problemas secula-
res y hacen referencia al pensamiento,
principios e instituciones occidentales. Me-
diante el empleo de un lenguaje no religio-
so, los islamistas pueden relacionar efecti-
vamente el islam como ideologa con los
problemas sociales, culturales, econmicos
y polticos; esto es, con la pobreza, la co-
rrupcin, la democracia, las violaciones de
los derechos humanos, la libertad religio-
sa, la justicia social, el imperialismo, el
atraso cultural, la cuestin palestina y la
globalizacin. La interpretacin de estos
problemas a la luz de la religin dota de
sentido al islam como ideologa poltica,
realidad valiosa y perspectiva inexcusable
para numerosas personas.
El islam como ideologa poltica
en tanto que fenmeno pluralista
Para la mayora de la gente, Al Qaeda o
la revolucin iran constituyen los modelos
caractersticos del islam como ideologa
poltica. Pero, siendo estas dos formas de
islamismo, el islam como ideologa poltica
no se limita a ellas. Existe una gran plurali-
dad y diversidad en el mbito del islam
como ideologa poltica. Cada pas musul-
mn tiene su propia versin del islam
como ideologa poltica. La versin turca
no es la misma que la egipcia. Aunque los
partidos, organizaciones y movimientos
islamistas pueden compartir caractersti-
cas comunes, tambin poseen sus propios
rasgos e identidades distintas. La diversi-
dad del islam como ideologa poltica no
nos permite incurrir en ciertas generaliza-
ciones debido precisamente a sus peculiari-
dades y notas distintivas.
Un caso especial: el Partido de la
Justicia y el Desarrollo (AKP)
En poca reciente surgi un nuevo
movimiento poltico islamista como parti-
do poltico en Turqua, hecho de inters
que merece especial atencin. En Turqua,
el partido gobernante es de procedencia
islmica y ofrece de hecho un ejemplo
nico y singular por lo que se refiere al
islam como ideologa poltica. El Partido de
la Justicia y el Desarrollo (Adalet ve Kal-
knma Partisi, AKP) no es una organizacin
militante, no apoya un rgimen de estilo
talibn ni apunta a una revolucin de tipo
iran. El citado movimiento se constituy
en partido poltico y sus miembros son
polticos, no militantes. Rechaza de modo
permanente y expreso los tipos de islamis-
mo radical y militante, permanece al mar-
gen de la estricta observancia religiosa e
intenta generar un conservadurismo de to-
no liberal. El AKP no aprueba la violencia
ni la militancia en el nombre de la religin.
La exclusin de la militancia, de la obser-
vancia estricta y de la violencia permiten al
AKP dar cabida a la religiosidad, la plurali-
dad, la democracia, la secularidad y la mo-
dernidad de modo simultneo. El caso del
AKP no debera analizarse del modo en que
se ha descrito y presentado a los talibanes o
Al Qaeda en la prensa mundial. En lugar de
aparecer bajo una imagen de militancia, el
AKP debera entenderse de acuerdo con su
dimensin poltica, social y cultural.
El origen poltico del AKP: la
tradicin nacional de Visin Nacional
(Milli Grs)
La Repblica de Turqua fue fundada
en 1923 por Ataturk
1
como Estado kemalis-
ta, nacionalista y laicista.
2
Turqua fue
gobernada por un partido nico, el Partido
Republicano del Pueblo (Cumhuriyet Halk
Partisi, CHP) entre 1923 y 1950. En relacin
con este perodo no cabe hablar del islam
como ideologa poltica; la vida poltica se
circunscriba exclusivamente al mbito de
la ideologa oficial, a saber, el kemalismo
3
.
Despus de 1950, el Partido Demcrata, diri-
gido por Adnan Menderes, lleg al poder e
hizo gala de una poltica ms flexible y tole-
rante con las prcticas islmicas. Despus
de 1970 hicieron su entrada en el escenario
poltico turco varios partidos de ideologa
islamista. El primer partido de este carcter
fue el Partido de Orden Nacional (Milli Ni-
zam Partisi, MNP) clausurado por el Tribunal
Constitucional. Posteriormente se cre el
Partido de Salvacin Nacional (Milli Selamet
Partisi, MSP), socio de coalicin junto con el
Partido Republicano del Pueblo (Cumhuri-
yet Halk Partisi, CHP) en 1974. Despus de
1980 se cre el Partido del Bienestar (Refah
Partisi, RP), que accedi al poder en 1995 y
form un gobierno de coalicin con el
Partido del Camino de la Verdad (Dogru Yol
Partisi, DYP). Como consecuencia de la fuer-
te presin de las instituciones del establish-
ment laico, la coalicin cay en 1997 y el
Partido del Bienestar fue clausurado por
Tribunal Constitucional. La iniciativa inter-
vencionista se denomin Proceso del 28 de
Febrero, referido al golpe militar contra la
coalicin gubernamental liderada por el
Partido del Bienestar (RP). Despus de la
clausura del Partido del Bienestar (RP) se
cre el Partido de la Virtud (Fazilet Partisi,
FP), creado y posteriormente ilegalizado co-
mo sus antecesores. En la actualidad el
Partido de la Felicidad (Saadet Partisi, SP)
representa las ideas islamistas en el seno de
la poltica turca.
La figura clave de todos estos partidos
es Necmettin Erbakan, el ex primer minis-
tro de Turqua. Todos estos partidos se
declaran seguidores de Milli Grs (Visin
Nacional). El islamismo, el nacionalismo y
el antioccidentalismo son los tres rasgos
principales de su ideologa. Los seguidores
de Erbakan han empleado reiteradamente
las ideas de Visin Nacional sin revisarlas
en lo esencial, porque tal ideologa consti-
tuye a su entender la va verdadera que
caracteriza a sus representantes y seguido-
res como los autnticos turcos y musul-
manes. La ideologa de Visin Nacional
califica a los seguidores de Erbakan de au-
tnticos musulmanes y turcos, en tanto
tacha a los otros partidos de los imitado-
res de Occidente.
El nacimiento del AKP: de Visin
Nacional a democracia conservadora
El Partido de la Justicia y el Desarrollo
fue fundado por Recep Tayyip Erdogan y
sus colegas Abdullah Gl, Bulent Arinc, y
otros. Recep Tayyip Erdogan fue alcalde de
Estambul y goz de gran popularidad.
Logr alzarse como segundo lder carism-
tico en la tradicin ideolgica de Visin
Nacional despus de Necmettin Erbakan,
considerado por sus seguidores el funda-
dor y lder absoluto del movimiento desde
su inicio hasta hoy.
El AKP es fruto de muchos factores,
tales como el fracaso del establishment kema-
lista, el descubrimiento individual y social
de la religiosidad, el progreso y evolucin
de la religiosidad laical, los factores exter-
nos como la globalizacin y las relaciones
entre la Unin Europea y Turqua y la apari-
cin de una clase empresarial conservadora
en Anatolia entre otros elementos
4
. Aunque
estos factores son importantes hay uno que
por s solo es probablemente ms importan-
te que otros. El factor Erdogan es la clave de
la existencia del AKP. Su verdadero poder
reside en la carismtica personalidad de
Erdogan. Sin Erdogan, el AKP es como un
cuerpo sin alma. El primer ministro Erdogan
es el poltico ms popular tanto en Turqua
como en el extranjero.
Aunque el AKP y Erdogan procedan
de la tradicin de Visin Nacional de
Erbakan, difieren totalmente de ella. El
AKP ha ganado dos elecciones generales
en noviembre de 2002 y julio de 2007
con elevada participacin. El auge del AKP
demuestra que el islam como ideologa
poltica ha dejado de ser un movimiento
marginal de nivel secundario en Turqua.
Tras su victoria en dos recientes elecciones
generales, el AKP que posee races islmi-
cas pero que impulsa un programa no isla-
mista es el nico movimiento poltico po-
deroso en el mbito central de la poltica
turca. Erdogan y sus colegas han repudiado
las ideas islamistas de Visin Nacional y se
han remodelado como conservadores, par-
tidarios de la Unin Europea, proocciden-
1. Sobre la vida de Atatrk,
consultar: A. Mango, Ataturk:
biografa del fundador de la Tur-
qua moderna. Overlook Press
(Nueva York), 2002.
2. B. Lewis, El nacimiento de
la Turqua moderna, Oxford
University Press (Londres),
1975.
3. El kemalismo es la ideolo-
ga oficial de Turqua, basa-
da en los principios del na-
cionalismo, estatalismo y
laicismo turcos. La caracte-
rstica principal del kemalis-
mo es el laicismo, que aspira
a purificar la vida social y
cultural del factor religioso y
circunscribe la religin al
mbito individual. La liber-
tad y el pluralismo religiosos
no forman parte integrante
del laicismo kemalista.
4. Sobre el AKP, puede con-
sultarse: M. H. Yavuz (coord.),
El nacimiento de una nueva Tur-
qua: democracia y el AKP, Utah
University Press (Salt Lake
City), 2006.
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L A GR A N T R A NS F OR MAC I N DE L I S L A M C OMO I DE OL OG A P OL T I C A ( E L C A S O DE L A K P Y E R DOGA N) L A GR A N T R A NS F OR MAC I N DE L I S L A M C OMO I DE OL OG A P OL T I C A ( E L C A S O DE L A K P Y E R DOGA N)
tales, proglobalizacin y prodemocracia.
Aunque los fundadores del AKP, como
Tayyip Erdogan; Abdullah Gl, actual presi-
dente de Turqua, y Bulent Arinc, ex presi-
dente de la Asamblea Nacional, provenan
de la tradicin poltica islamista, nunca se
definen en trminos religiosos
5
. Han roto
sus vnculos con la tradicin de Visin
Nacional (Milli Gr) y se redefinen en
trminos seculares. El AKP define su identi-
dad poltica como la democracia conserva-
dora, lo que significa que el islam no forma
parte de su agenda poltica sino de la iden-
tidad sociocultural. El vocabulario de la
democracia conservadora del AKP se inscri-
be en la corriente principal del discurso
poltico. La democracia conservadora del
AKP constituye un rechazo del islam como
ideologa poltica, en particular de la ret-
rica de Erbakan (Visin Nacional). En lugar
de una agenda islamista, intenta de reunir
y armonizar los valores conservadores
como la moralidad, la identidad nacional,
el orgullo histrico y as sucesivamente con
la democracia, la economa de libre merca-
do, el pluralismo, el imperio de la ley y los
derechos humanos. El AKP se transforma
en sentido avanzado y de progreso y al
mismo tiempo aprecia la importancia de
mantener la identidad nacional, cultural y
religiosa turca y de sus valores en el con-
texto turco.
La autodefinicin del Partido de la Jus-
ticia y el Desarrollo como demcrata con-
servador expresa claramente la gran trans-
formacin relativa al papel y la funcin de
la religin en la poltica. Erdogan expresa
la relacin entre la poltica y la religin de
la siguiente manera: Un partido poltico
no puede tener una religin, slo los indivi-
duos La religin es una realidad tan su-
prema que no es susceptible de ser explota-
da o aprovechada para obtener un bene-
ficio.
6
Podramos decir que el AKP como
partido conservador ya no es el represen-
tante del islam como ideologa poltica. En
otras palabras, el AKP no es un partido mo-
vido por el celo religioso, sino que la reli-
giosidad es una caracterstica de sus nume-
rosos miembros. Hacer de la religiosidad en
lugar de la religin una parte implcita de
su discurso poltico significa una evolucin
indita que constituye una de las dimensio-
nes originales de la ideologa del AKP.
El AKP dice s a la religiosidad, pero
no al celo religioso. Esta actitud es un resul-
tado inevitable de las condiciones sociol-
gicas de Turqua. Aunque la religiosidad es
un aspecto importante de la vida indivi-
dual y social en Turqua, la mayora de la
sociedad turca no apoya un rgimen isla-
mista. Segn una encuesta de opinin, un
9 por ciento de la poblacin turca apoya un
rgimen estatal rgimen basado en la ley
islmica.
7
El AKP responde a las demandas
sociales de la mayora, no de una minora.
Suscribir la democracia conservadora como
marco ideolgico en lugar del islamismo
indica que un partido con races islmicas,
como el AKP, podra alcanzar efectivamen-
te nuevas sntesis, evolucionar y cambiar
en una direccin de progreso.
Para valorar el AKP de modo realista, es
necesario observar su evolucin dinmica.
La oposicin al AKP le ha acusado con fre-
cuencia de disimular una agenda islamista,
aunque no ha presentado base alguna con-
creta de tal afirmacin. La verdad es que
repetir tal acusacin no ayuda tampoco a
entender el fenmeno del islam como ideo-
loga poltica en el contexto de Turqua.
Cabe decir, en todo caso, que las condicio-
nes internas y externas influyen en los par-
tidos polticos islamistas, como el AKP, y les
obliga a transformarse en sentido progresis-
ta. Como muestra el ejemplo del AKP, la
sociologa se antepone a la ideologa.
Quin est en contra de Occidente?
El AKP o el establishment
kemalista?
El antioccidentalismo no es un ele-
mento integrante de la ideologa poltica
del AKP. El islam como ideologa poltica
no encaja en la democracia conservadora
del AKP; el AKP, adems, incorpora nuevos
valores compatibles con los valores occi-
dentales. El AKP apoya la economa de li-
bre mercado, la entrada de Turqua en la
Unin Europea, el desarrollo de los dere-
chos humanos, las reformas constituciona-
les, la democracia liberal, el Estado de de-
recho, la diversidad religiosa, la libertad
religiosa, etctera.
La transformacin ideolgica del AKP
representa la occidentalizacin del islam
como ideologa poltica, no la islamizacin
de la poltica. El AKP no puede ser calificado
de partido proislamista, porque es un parti-
do prooccidental. La postura prooccidental
del AKP es patente, sobre todo, en su acti-
tud favorable a la entrada de Turqua en la
Unin Europea. A fin de acercar a Turqua a
la mencionada entrada en la UE, el AKP ha
puesto en prctica grandes reformas consti-
tucionales y legales, en mayor medida que
cualquier otro gobierno anterior.
Aunque el AKP es firme partidario de
la UE, el establishment kemalista y la cpula
militar son contrarios a la entrada en la
Unin, porque consideran que la condicin
de pas miembro de la UE debilitar su
fuerza en minora y su poder poltico. El
establishment kemalista emplea y propaga la
retrica antieuropea. Por otra parte, el AKP
hace hincapi en la importancia de la de-
mocracia, los derechos humanos, el impe-
rio de la ley y la UE. Tras observar los tre-
mendos esfuerzos de reforma del AKP a
favor de Unin Europea, los pases euro-
peos han cado en la cuenta de que el esta-
blishment kemalista ya no es su aliado de
confianza, su nuevo aliado es el AKP. Las
polticas reformistas, de progreso y pro
europeas del AKP modifican la percepcin
del kemalismo en Occidente en el sentido
de que la ideologa firmemente comprome-
tida con la occidentalizacin es un mito
carente de verdad. El Partido de la Justicia
y el Desarrollo tambin ha descubierto que
su nuevo aliado contra el poderoso establish-
ment kemalista es Occidente, no el islam
como ideologa poltica.
AKP: el partido de toda la nacin
turca
El AKP recibe el apoyo de todas las
regiones del pas, sin circunscribirse a una
determinada religin, grupo tnico o clase.
El AKP sabe cmo llegar a los pobres y gru-
pos marginados de las zonas aisladas del
pas y obtener su respaldo a travs de su efi-
ciente organizacin de partido y municipal.
La nueva clase de empresarios, que emerge
en Anatolia, se halla en consonancia con el
AKP y respalda sus polticas econmicas de
libre mercado. El AKP no slo recibe apoyo
de la poblacin musulmana, sino que tam-
bin obtiene un considerable apoyo de las
minoras no musulmanas. Algunos miem-
bros de las minoras no musulmanas ani-
man al AKP a efectuar ms reformas demo-
crticas. En las localidades kurdas, el AKP es
el nico partido importante, que cuenta con
el apoyo del pueblo kurdo, junto con parti-
do kurdo, el Partido de la Sociedad De-
mocrtica (Demokratik Toplum Partisi, DTP).
Aparte del AKP y el DTP, la poblacin kurda
no vota por otros partidos.
El AKP capta sagazmente las exigen-
cias psicolgicas, culturales, econmicas y
polticas de la sociedad e intenta responder
a todas ellas de varios modos. El hecho de
responder a las diversas demandas sociales
propicia que el AKP sea el nico partido
que goza de apoyo en todos los puntos del
pas. El AKP es el nico partido que puede
franquear los lmites de mbito local para
convertirse en el partido de todo el pas.
Todos los partidos restantes gozan de apoyo
regional o tnico, pero no el voto de todos
los rincones del pas.
El auge de la vida religiosa cvica
y del AKP
El AKP cuenta con el apoyo de grandes
cofradas sufes, como Nakibendi, e impor-
tantes grupos religiosos, como el movi-
miento Glen. El apoyo de Nakibendi y
Glen es importante porque son muy influ-
yentes en la sociedad. Las organizaciones y
grupos sufes ms importantes promueven
una vida religiosa cvica en la sociedad y
proporcionan numerosos servicios en los
mbitos de la educacin, la salud, la econo-
ma y los socorros sociales a muchas perso-
nas. Son una especie de organizaciones de
base. Grupos religiosos y cofradas sufes
prestan servicios sociales a la sociedad me-
jor que el Estado. A travs de sus activida-
des de socorro social y de tipo social, econ-
mico, cultural, educativo, las organizacio-
nes y grupos religiosos se han convertido
en protagonistas activos en todos los mbi-
tos de la vida social.
Estas organizaciones y grupos des-
aprueban asimismo la politizacin de la
religin e insisten en el significado y fun-
cin individual, social y cultural de la reli-
gin. El AKP y estos grupos comparten una
mentalidad comn sobre la religin. El
AKP busca el apoyo de todos los grupos reli-
giosos y evita cualquier conflicto con ellos,
porque es consciente de su influencia social
y religiosa. La obtencin del respaldo de
numerosos grupos religiosos posibilita que
el AKP llegue a todos los segmentos de la
sociedad. El desarrollo de la vida religiosa
5. Erdogan se autocalifica de
conservador en una entrevis-
ta de la siguiente manera:
Somos demcratas conser-
vadores [] nuestra idea de la
democracia conservadora
estriba en ser fieles a las cos-
tumbres, tradiciones y valo-
res de nuestra sociedad, que
se basa en la familia [] Se
trata de una cuestin de or-
den democrtico, no religio-
so. Vincent Boland, Eastern
Premise, Financial Times,
3-12-2004.
6. D. Sontag, El experimento
Erdogan, The New York Ti-
mes, 11-5-2003
7. A. Carkolu, B. Toprak,
Deisen Trkiye de Din Toplum
Ve Siyaset, TESEV (Estambul),
2006, p. 11.
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tales, proglobalizacin y prodemocracia.
Aunque los fundadores del AKP, como
Tayyip Erdogan; Abdullah Gl, actual presi-
dente de Turqua, y Bulent Arinc, ex presi-
dente de la Asamblea Nacional, provenan
de la tradicin poltica islamista, nunca se
definen en trminos religiosos
5
. Han roto
sus vnculos con la tradicin de Visin
Nacional (Milli Gr) y se redefinen en
trminos seculares. El AKP define su identi-
dad poltica como la democracia conserva-
dora, lo que significa que el islam no forma
parte de su agenda poltica sino de la iden-
tidad sociocultural. El vocabulario de la
democracia conservadora del AKP se inscri-
be en la corriente principal del discurso
poltico. La democracia conservadora del
AKP constituye un rechazo del islam como
ideologa poltica, en particular de la ret-
rica de Erbakan (Visin Nacional). En lugar
de una agenda islamista, intenta de reunir
y armonizar los valores conservadores
como la moralidad, la identidad nacional,
el orgullo histrico y as sucesivamente con
la democracia, la economa de libre merca-
do, el pluralismo, el imperio de la ley y los
derechos humanos. El AKP se transforma
en sentido avanzado y de progreso y al
mismo tiempo aprecia la importancia de
mantener la identidad nacional, cultural y
religiosa turca y de sus valores en el con-
texto turco.
La autodefinicin del Partido de la Jus-
ticia y el Desarrollo como demcrata con-
servador expresa claramente la gran trans-
formacin relativa al papel y la funcin de
la religin en la poltica. Erdogan expresa
la relacin entre la poltica y la religin de
la siguiente manera: Un partido poltico
no puede tener una religin, slo los indivi-
duos La religin es una realidad tan su-
prema que no es susceptible de ser explota-
da o aprovechada para obtener un bene-
ficio.
6
Podramos decir que el AKP como
partido conservador ya no es el represen-
tante del islam como ideologa poltica. En
otras palabras, el AKP no es un partido mo-
vido por el celo religioso, sino que la reli-
giosidad es una caracterstica de sus nume-
rosos miembros. Hacer de la religiosidad en
lugar de la religin una parte implcita de
su discurso poltico significa una evolucin
indita que constituye una de las dimensio-
nes originales de la ideologa del AKP.
El AKP dice s a la religiosidad, pero
no al celo religioso. Esta actitud es un resul-
tado inevitable de las condiciones sociol-
gicas de Turqua. Aunque la religiosidad es
un aspecto importante de la vida indivi-
dual y social en Turqua, la mayora de la
sociedad turca no apoya un rgimen isla-
mista. Segn una encuesta de opinin, un
9 por ciento de la poblacin turca apoya un
rgimen estatal rgimen basado en la ley
islmica.
7
El AKP responde a las demandas
sociales de la mayora, no de una minora.
Suscribir la democracia conservadora como
marco ideolgico en lugar del islamismo
indica que un partido con races islmicas,
como el AKP, podra alcanzar efectivamen-
te nuevas sntesis, evolucionar y cambiar
en una direccin de progreso.
Para valorar el AKP de modo realista, es
necesario observar su evolucin dinmica.
La oposicin al AKP le ha acusado con fre-
cuencia de disimular una agenda islamista,
aunque no ha presentado base alguna con-
creta de tal afirmacin. La verdad es que
repetir tal acusacin no ayuda tampoco a
entender el fenmeno del islam como ideo-
loga poltica en el contexto de Turqua.
Cabe decir, en todo caso, que las condicio-
nes internas y externas influyen en los par-
tidos polticos islamistas, como el AKP, y les
obliga a transformarse en sentido progresis-
ta. Como muestra el ejemplo del AKP, la
sociologa se antepone a la ideologa.
Quin est en contra de Occidente?
El AKP o el establishment
kemalista?
El antioccidentalismo no es un ele-
mento integrante de la ideologa poltica
del AKP. El islam como ideologa poltica
no encaja en la democracia conservadora
del AKP; el AKP, adems, incorpora nuevos
valores compatibles con los valores occi-
dentales. El AKP apoya la economa de li-
bre mercado, la entrada de Turqua en la
Unin Europea, el desarrollo de los dere-
chos humanos, las reformas constituciona-
les, la democracia liberal, el Estado de de-
recho, la diversidad religiosa, la libertad
religiosa, etctera.
La transformacin ideolgica del AKP
representa la occidentalizacin del islam
como ideologa poltica, no la islamizacin
de la poltica. El AKP no puede ser calificado
de partido proislamista, porque es un parti-
do prooccidental. La postura prooccidental
del AKP es patente, sobre todo, en su acti-
tud favorable a la entrada de Turqua en la
Unin Europea. A fin de acercar a Turqua a
la mencionada entrada en la UE, el AKP ha
puesto en prctica grandes reformas consti-
tucionales y legales, en mayor medida que
cualquier otro gobierno anterior.
Aunque el AKP es firme partidario de
la UE, el establishment kemalista y la cpula
militar son contrarios a la entrada en la
Unin, porque consideran que la condicin
de pas miembro de la UE debilitar su
fuerza en minora y su poder poltico. El
establishment kemalista emplea y propaga la
retrica antieuropea. Por otra parte, el AKP
hace hincapi en la importancia de la de-
mocracia, los derechos humanos, el impe-
rio de la ley y la UE. Tras observar los tre-
mendos esfuerzos de reforma del AKP a
favor de Unin Europea, los pases euro-
peos han cado en la cuenta de que el esta-
blishment kemalista ya no es su aliado de
confianza, su nuevo aliado es el AKP. Las
polticas reformistas, de progreso y pro
europeas del AKP modifican la percepcin
del kemalismo en Occidente en el sentido
de que la ideologa firmemente comprome-
tida con la occidentalizacin es un mito
carente de verdad. El Partido de la Justicia
y el Desarrollo tambin ha descubierto que
su nuevo aliado contra el poderoso establish-
ment kemalista es Occidente, no el islam
como ideologa poltica.
AKP: el partido de toda la nacin
turca
El AKP recibe el apoyo de todas las
regiones del pas, sin circunscribirse a una
determinada religin, grupo tnico o clase.
El AKP sabe cmo llegar a los pobres y gru-
pos marginados de las zonas aisladas del
pas y obtener su respaldo a travs de su efi-
ciente organizacin de partido y municipal.
La nueva clase de empresarios, que emerge
en Anatolia, se halla en consonancia con el
AKP y respalda sus polticas econmicas de
libre mercado. El AKP no slo recibe apoyo
de la poblacin musulmana, sino que tam-
bin obtiene un considerable apoyo de las
minoras no musulmanas. Algunos miem-
bros de las minoras no musulmanas ani-
man al AKP a efectuar ms reformas demo-
crticas. En las localidades kurdas, el AKP es
el nico partido importante, que cuenta con
el apoyo del pueblo kurdo, junto con parti-
do kurdo, el Partido de la Sociedad De-
mocrtica (Demokratik Toplum Partisi, DTP).
Aparte del AKP y el DTP, la poblacin kurda
no vota por otros partidos.
El AKP capta sagazmente las exigen-
cias psicolgicas, culturales, econmicas y
polticas de la sociedad e intenta responder
a todas ellas de varios modos. El hecho de
responder a las diversas demandas sociales
propicia que el AKP sea el nico partido
que goza de apoyo en todos los puntos del
pas. El AKP es el nico partido que puede
franquear los lmites de mbito local para
convertirse en el partido de todo el pas.
Todos los partidos restantes gozan de apoyo
regional o tnico, pero no el voto de todos
los rincones del pas.
El auge de la vida religiosa cvica
y del AKP
El AKP cuenta con el apoyo de grandes
cofradas sufes, como Nakibendi, e impor-
tantes grupos religiosos, como el movi-
miento Glen. El apoyo de Nakibendi y
Glen es importante porque son muy influ-
yentes en la sociedad. Las organizaciones y
grupos sufes ms importantes promueven
una vida religiosa cvica en la sociedad y
proporcionan numerosos servicios en los
mbitos de la educacin, la salud, la econo-
ma y los socorros sociales a muchas perso-
nas. Son una especie de organizaciones de
base. Grupos religiosos y cofradas sufes
prestan servicios sociales a la sociedad me-
jor que el Estado. A travs de sus activida-
des de socorro social y de tipo social, econ-
mico, cultural, educativo, las organizacio-
nes y grupos religiosos se han convertido
en protagonistas activos en todos los mbi-
tos de la vida social.
Estas organizaciones y grupos des-
aprueban asimismo la politizacin de la
religin e insisten en el significado y fun-
cin individual, social y cultural de la reli-
gin. El AKP y estos grupos comparten una
mentalidad comn sobre la religin. El
AKP busca el apoyo de todos los grupos reli-
giosos y evita cualquier conflicto con ellos,
porque es consciente de su influencia social
y religiosa. La obtencin del respaldo de
numerosos grupos religiosos posibilita que
el AKP llegue a todos los segmentos de la
sociedad. El desarrollo de la vida religiosa
5. Erdogan se autocalifica de
conservador en una entrevis-
ta de la siguiente manera:
Somos demcratas conser-
vadores [] nuestra idea de la
democracia conservadora
estriba en ser fieles a las cos-
tumbres, tradiciones y valo-
res de nuestra sociedad, que
se basa en la familia [] Se
trata de una cuestin de or-
den democrtico, no religio-
so. Vincent Boland, Eastern
Premise, Financial Times,
3-12-2004.
6. D. Sontag, El experimento
Erdogan, The New York Ti-
mes, 11-5-2003
7. A. Carkolu, B. Toprak,
Deisen Trkiye de Din Toplum
Ve Siyaset, TESEV (Estambul),
2006, p. 11.
038 SAMBUR.indd 42-43 11/6/09 13:30:55
44 VANGUARDIA | DOSSIER VANGUARDIA | DOSSIER 45
L A GR A N T R A NS F OR MAC I N DE L I S L A M C OMO I DE OL OG A P OL T I C A ( E L C A S O DE L A K P Y E R DOGA N) L A GR A N T R A NS F OR MAC I N DE L I S L A M C OMO I DE OL OG A P OL T I C A ( E L C A S O DE L A K P Y E R DOGA N)
cvica aporta al AKP el xito poltico en las
elecciones locales y generales.
AKP, laicismo y libertad religiosa
El AKP no es un partido poltico cuyo
objetivo es captar la mxima cuota de
poder poltico. Calificar al AKP de fuerza
islamista que slo pretende el poder podra
causar algunos malentendidos. AKP se es-
mera en jugar segn las reglas del juego
democrtico para alcanzar por este medio
sus aspiraciones. En primer lugar, el AKP
quiere ser un activo e influyente actor en la
vida poltica. Y a continuacin, como actor
destacado, el AKP no quiere acaparar toda
la estructura de poder, sino ser una parte
legtima de la misma estructura de poder,
principal aspiracin del partido. Porque
hay que recordar que la legitimidad del
AKP an no se ha reconocido en los crcu-
los kemalistas de Turqua y en algunos
lugares del extranjero. El reconocimiento
es la base de las demandas y deseos del AKP,
no la aspiracin a monopolizar del poder.
Como partido legitimado y reconoci-
do, el AKP quiere transformar el significa-
do y la prctica del laicismo en Turqua.
Uno de los principales problemas de Tur-
qua no es el islam como ideologa poltica,
sino el laicismo totalitario. El estilo turco
de laicismo totalitario no distingue entre
Estado y religin sino que sita a la reli-
gin bajo el control del Estado
8
y no permi-
te la expresin de la religin en la vida
pblica.
9
El laicismo turco excluye la liber-
tad religiosa y el pluralismo, y tan slo
permite algunas formas de culto. Segn la
comprensin de kemalista del laicismo, la
religin se limita a la conciencia de las per-
sonas y se considera innecesaria en la vida
pblica. La esencia del laicismo turco es
imponer la ideologa oficial del Estado, el
kemalismo, a la sociedad y liberar a la so-
ciedad de la religin.
10
La prohibicin del
velo es el ejemplo ms importante del lai-
cismo turco, que manifiesta su carcter
antimusulmn.
11
El laicismo totalitario es uno de los
mayores obstculos situados frente a los
intentos de reforma del AKP, cuyo objetivo
es promover la liberalizacin y la democra-
tizacin del pas. Lamentablemente, cada
intento de reforma del AKP se ha calificado
de amenaza contra el rgimen secular por
los kemalistas y tal retrica cala en una
parte de la poblacin. La propaganda kema-
lista en nombre del secularismo perjudica
muchos intentos de reforma en Turqua. La
resistencia del ejrcito y de los crculos ke-
malistas impide al AKP aplicar un progra-
ma de reforma en el mbito de la libertad
religiosa. A diferencia de la propaganda
kemalista, el AKP no ha hecho nada hasta
ahora contra la naturaleza secular del esta-
blishment estatal. Su deseo es eliminar la
naturaleza totalitaria del laicismo y susti-
tuir el totalitarismo por la libertad religio-
sa y el pluralismo, de modo que las perso-
nas puedan vivir su religin y estilo de vida
sin ninguna intervencin externa, especial-
mente por parte del Estado.
El AKP, entre el cambio
y el conservadurismo oficial
El sistema poltico turco es un sistema
basado en una ideologa totalitaria y auto-
ritaria, esto es, el kemalismo, donde no
cabe la democracia liberal y el pluralismo
sociolgico. Muchos grupos sociales pien-
san que el establishment estatal no tolera ni
consiente un sistema democrtico liberal,
el factor que posibilita precisamente la re-
presentacin poltica de todos los grupos
sociales. Adems, la mayora de la pobla-
cin turca se siente distanciada y arrinco-
nada por la actitud y comportamiento del
propio Estado y considera que el establish-
ment poltico no le da oportunidad de satis-
facer sus aspiraciones sociales, culturales y
econmicas en el marco de los derechos
humanos, el imperio de la ley y la democra-
cia liberal. En tales condiciones, la ideolo-
ga oficial es la fuente principal de la exclu-
sin y el extraamiento social, circunstan-
cia que propicia que la poblacin sea muy
dbil y el Estado muy fuerte.
Algunas personas sostienen que existe
una lucha entre islamistas y kemalistas, o
una tensin entre centro y periferia en la
vida poltica turca.
12
Por supuesto, hay algo
de verdad en estos anlisis; sin embargo,
ms all de estas dicotomas, la verdadera
lucha se plantea en Turqua entre el Estado
y la sociedad. En otras palabras, se advierte
una fuerte tensin entre los sectores socia-
les y las elites estatales. Amplios grupos de
la sociedad han vivido excluidos de la vida
poltica turca a lo largo de la historia. Las
instancias principales del establishment ofi-
cial no les han considerado como personas
susceptibles de reclamar derechos y liberta-
des frente al Estado. En la actualidad, estos
grupos excluidos intentan convertirse en
actores en el espacio poltico a travs del
AKP. En perodos anteriores, la mayora de
los partidos polticos, como el Partido de la
Justicia (Adalet Partisi) o el Partido de la Va
Verdadera (Dogru Yol Partisi), consideraba
a la poblacin como una reserva o depsito
de votos, nada ms. Pero, a juicio de muchas
personas, el AKP es distinto de los partidos
polticos anteriores. Creen que el AKP es
ms que un partido poltico, porque ven el
AKP como una organizacin social integra-
da por diversos sectores sociales en forma
de partido poltico frente al gobierno de la
minora de la burocracia estatal.
El AKP capt el profundo sentimiento
de decepcin y la insatisfaccin de la mayo-
ra de las personas sobre las elites y se pre-
senta como autntico partido del pueblo,
y no como un partido del establishment esta-
tal. En otras palabras, el AKP es para muchos
la voz de la sociedad contra el Estado. Aun-
que existe una fuerte demanda de cambio
poltico en la sociedad, las lites estatales
tratan por todos los medios de evitar todo
intento de reforma susceptible de debilitar
su poder. Las fuerzas armadas turcas han
perpetrado cuatro golpes militares 27 de
mayo de 1960, 12 de marzo de 1971, 12 de
septiembre 1980 y 28 de febrero de 1997 y
han suprimido la vida poltica democrtica
en varias ocasiones. El verdadero poder en
la vida poltica turca es el ejrcito, no los
partidos polticos. En tal contexto, el Partido
de la Justicia y el Desarrollo surgi como
nuevo ncleo social y poltico que exige la
reforma y el cambio en el establishment pol-
tico turco y aboga por los derechos huma-
nos, la democracia, la entrada de Turqua
en la Unin Europea, los derechos de las
minoras y la libertad religiosa.
Aunque la sociedad turca no tiene gra-
ves problemas de libertad y de derechos
humanos propios de una democracia, el
establishment poltico turco no est an dis-
puesto a conceder los derechos y libertades
de las personas. Las elites estatales mues-
tran una gran resistencia efectiva contra
cualquier cambio fundamental en la natu-
raleza y esencia del establishment estatal. Su
insistencia en la salvaguarda del statu quo
y su feroz resistencia frente a cualquier
intento de democratizacin convierten al
AKP en representante del cambio y la refor-
ma, ncleo del discurso poltico del AKP.
La necesidad de responder a las demandas
de reforma de la sociedad obliga al AKP a
perseguir polticas democrticas liberales,
en lugar de promover una agenda islamis-
ta.
El AKP se enfrenta a un gran reto, que
determinar su futuro. Erdogan y su parti-
do han de elegir entre estas dos opciones:
ser el AKP precursor de la reforma y el
cambio o formar parte del statu quo pol-
tico? En la actualidad, las elites civiles y
militares intentan hacer del AKP un instru-
mento eficaz para reforzar su poder. Por
otra parte, el AKP se encuentra bajo una
fuerte presin social, lo que le fuerza a pro-
mover ms polticas de reforma para el
fomento de la democracia, la sociedad civil,
los derechos humanos y un papel menor
del poder estatal. En las ltimas elecciones
locales (29 de marzo de 2009) ha habido
una pequea disminucin del porcentaje
de voto del AKP (39 por ciento). Cabe inter-
pretarla como una advertencia al AKP por
parte de la sociedad, pues a muchos votan-
tes no les satisface el empleo de la retrica
poltica oficial por parte de Erdogan.
El AKP debe hacer todo lo posible para
transformar el establishment estatal en el
sentido de la democracia, los derechos hu-
manos y el imperio de la ley. No debe per-
mitir que los poderes del statu quo estatal
transformen el AKP. Si el statu quo transfor-
ma al AKP, ello representar su muerte,
pero si el AKP logra cambiar el statu quo a
travs de la democratizacin y la liberaliza-
cin, triunfar.
CONCLUSIN
El AKP ha logrado ser un movimiento
poltico y social esencial en Turqua. Ya no
tiene sentido considerar el AKP como isla-
mismo disfrazado. Su ideologa subraya
cuestiones polticas y sociales en mayor
medida que religiosas. A la luz de la gran
transformacin del AKP y Erdogan, podra-
mos decir que el AKP no pertenece a la era
del islam como ideologa poltica; es un
fenmeno nuevo, que pertenece a la era de
postislamismo.
8. J. B. White, Movilizacin isla-
mista en Turqua: un anlisis de
la poltica nacional, University
of Washington Press, 2002,
p. 35.
9. Consultar: Purificando el is-
lam de la esfera pblica, Jour-
nal of Internacional Affairs,
vol. 54, n. 1, 2000, pp. 21-42.
10. Consultar: Secularismo en
Turqua: pasado y presente, Tur-
kish Foreign Policy Institute
(Ankara), 1995.
11. Sobre el trmino antimu-
sulmn, consultar: F. Halli-
day, Islam y el mito de la confron-
tacin: religin y poltica en
Oriente Medio. Tauris (Lon-
dres), 1996, pp. 160-194.
12. Sobre la dicotoma cen-
tro-periferia, consultar: S.
Mardin, Relaciones centro-peri-
feria: una clave de la poltica
turca?, Daedalus, vol. 102,
1973, pp. 169-190.
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L A GR A N T R A NS F OR MAC I N DE L I S L A M C OMO I DE OL OG A P OL T I C A ( E L C A S O DE L A K P Y E R DOGA N) L A GR A N T R A NS F OR MAC I N DE L I S L A M C OMO I DE OL OG A P OL T I C A ( E L C A S O DE L A K P Y E R DOGA N)
cvica aporta al AKP el xito poltico en las
elecciones locales y generales.
AKP, laicismo y libertad religiosa
El AKP no es un partido poltico cuyo
objetivo es captar la mxima cuota de
poder poltico. Calificar al AKP de fuerza
islamista que slo pretende el poder podra
causar algunos malentendidos. AKP se es-
mera en jugar segn las reglas del juego
democrtico para alcanzar por este medio
sus aspiraciones. En primer lugar, el AKP
quiere ser un activo e influyente actor en la
vida poltica. Y a continuacin, como actor
destacado, el AKP no quiere acaparar toda
la estructura de poder, sino ser una parte
legtima de la misma estructura de poder,
principal aspiracin del partido. Porque
hay que recordar que la legitimidad del
AKP an no se ha reconocido en los crcu-
los kemalistas de Turqua y en algunos
lugares del extranjero. El reconocimiento
es la base de las demandas y deseos del AKP,
no la aspiracin a monopolizar del poder.
Como partido legitimado y reconoci-
do, el AKP quiere transformar el significa-
do y la prctica del laicismo en Turqua.
Uno de los principales problemas de Tur-
qua no es el islam como ideologa poltica,
sino el laicismo totalitario. El estilo turco
de laicismo totalitario no distingue entre
Estado y religin sino que sita a la reli-
gin bajo el control del Estado
8
y no permi-
te la expresin de la religin en la vida
pblica.
9
El laicismo turco excluye la liber-
tad religiosa y el pluralismo, y tan slo
permite algunas formas de culto. Segn la
comprensin de kemalista del laicismo, la
religin se limita a la conciencia de las per-
sonas y se considera innecesaria en la vida
pblica. La esencia del laicismo turco es
imponer la ideologa oficial del Estado, el
kemalismo, a la sociedad y liberar a la so-
ciedad de la religin.
10
La prohibicin del
velo es el ejemplo ms importante del lai-
cismo turco, que manifiesta su carcter
antimusulmn.
11
El laicismo totalitario es uno de los
mayores obstculos situados frente a los
intentos de reforma del AKP, cuyo objetivo
es promover la liberalizacin y la democra-
tizacin del pas. Lamentablemente, cada
intento de reforma del AKP se ha calificado
de amenaza contra el rgimen secular por
los kemalistas y tal retrica cala en una
parte de la poblacin. La propaganda kema-
lista en nombre del secularismo perjudica
muchos intentos de reforma en Turqua. La
resistencia del ejrcito y de los crculos ke-
malistas impide al AKP aplicar un progra-
ma de reforma en el mbito de la libertad
religiosa. A diferencia de la propaganda
kemalista, el AKP no ha hecho nada hasta
ahora contra la naturaleza secular del esta-
blishment estatal. Su deseo es eliminar la
naturaleza totalitaria del laicismo y susti-
tuir el totalitarismo por la libertad religio-
sa y el pluralismo, de modo que las perso-
nas puedan vivir su religin y estilo de vida
sin ninguna intervencin externa, especial-
mente por parte del Estado.
El AKP, entre el cambio
y el conservadurismo oficial
El sistema poltico turco es un sistema
basado en una ideologa totalitaria y auto-
ritaria, esto es, el kemalismo, donde no
cabe la democracia liberal y el pluralismo
sociolgico. Muchos grupos sociales pien-
san que el establishment estatal no tolera ni
consiente un sistema democrtico liberal,
el factor que posibilita precisamente la re-
presentacin poltica de todos los grupos
sociales. Adems, la mayora de la pobla-
cin turca se siente distanciada y arrinco-
nada por la actitud y comportamiento del
propio Estado y considera que el establish-
ment poltico no le da oportunidad de satis-
facer sus aspiraciones sociales, culturales y
econmicas en el marco de los derechos
humanos, el imperio de la ley y la democra-
cia liberal. En tales condiciones, la ideolo-
ga oficial es la fuente principal de la exclu-
sin y el extraamiento social, circunstan-
cia que propicia que la poblacin sea muy
dbil y el Estado muy fuerte.
Algunas personas sostienen que existe
una lucha entre islamistas y kemalistas, o
una tensin entre centro y periferia en la
vida poltica turca.
12
Por supuesto, hay algo
de verdad en estos anlisis; sin embargo,
ms all de estas dicotomas, la verdadera
lucha se plantea en Turqua entre el Estado
y la sociedad. En otras palabras, se advierte
una fuerte tensin entre los sectores socia-
les y las elites estatales. Amplios grupos de
la sociedad han vivido excluidos de la vida
poltica turca a lo largo de la historia. Las
instancias principales del establishment ofi-
cial no les han considerado como personas
susceptibles de reclamar derechos y liberta-
des frente al Estado. En la actualidad, estos
grupos excluidos intentan convertirse en
actores en el espacio poltico a travs del
AKP. En perodos anteriores, la mayora de
los partidos polticos, como el Partido de la
Justicia (Adalet Partisi) o el Partido de la Va
Verdadera (Dogru Yol Partisi), consideraba
a la poblacin como una reserva o depsito
de votos, nada ms. Pero, a juicio de muchas
personas, el AKP es distinto de los partidos
polticos anteriores. Creen que el AKP es
ms que un partido poltico, porque ven el
AKP como una organizacin social integra-
da por diversos sectores sociales en forma
de partido poltico frente al gobierno de la
minora de la burocracia estatal.
El AKP capt el profundo sentimiento
de decepcin y la insatisfaccin de la mayo-
ra de las personas sobre las elites y se pre-
senta como autntico partido del pueblo,
y no como un partido del establishment esta-
tal. En otras palabras, el AKP es para muchos
la voz de la sociedad contra el Estado. Aun-
que existe una fuerte demanda de cambio
poltico en la sociedad, las lites estatales
tratan por todos los medios de evitar todo
intento de reforma susceptible de debilitar
su poder. Las fuerzas armadas turcas han
perpetrado cuatro golpes militares 27 de
mayo de 1960, 12 de marzo de 1971, 12 de
septiembre 1980 y 28 de febrero de 1997 y
han suprimido la vida poltica democrtica
en varias ocasiones. El verdadero poder en
la vida poltica turca es el ejrcito, no los
partidos polticos. En tal contexto, el Partido
de la Justicia y el Desarrollo surgi como
nuevo ncleo social y poltico que exige la
reforma y el cambio en el establishment pol-
tico turco y aboga por los derechos huma-
nos, la democracia, la entrada de Turqua
en la Unin Europea, los derechos de las
minoras y la libertad religiosa.
Aunque la sociedad turca no tiene gra-
ves problemas de libertad y de derechos
humanos propios de una democracia, el
establishment poltico turco no est an dis-
puesto a conceder los derechos y libertades
de las personas. Las elites estatales mues-
tran una gran resistencia efectiva contra
cualquier cambio fundamental en la natu-
raleza y esencia del establishment estatal. Su
insistencia en la salvaguarda del statu quo
y su feroz resistencia frente a cualquier
intento de democratizacin convierten al
AKP en representante del cambio y la refor-
ma, ncleo del discurso poltico del AKP.
La necesidad de responder a las demandas
de reforma de la sociedad obliga al AKP a
perseguir polticas democrticas liberales,
en lugar de promover una agenda islamis-
ta.
El AKP se enfrenta a un gran reto, que
determinar su futuro. Erdogan y su parti-
do han de elegir entre estas dos opciones:
ser el AKP precursor de la reforma y el
cambio o formar parte del statu quo pol-
tico? En la actualidad, las elites civiles y
militares intentan hacer del AKP un instru-
mento eficaz para reforzar su poder. Por
otra parte, el AKP se encuentra bajo una
fuerte presin social, lo que le fuerza a pro-
mover ms polticas de reforma para el
fomento de la democracia, la sociedad civil,
los derechos humanos y un papel menor
del poder estatal. En las ltimas elecciones
locales (29 de marzo de 2009) ha habido
una pequea disminucin del porcentaje
de voto del AKP (39 por ciento). Cabe inter-
pretarla como una advertencia al AKP por
parte de la sociedad, pues a muchos votan-
tes no les satisface el empleo de la retrica
poltica oficial por parte de Erdogan.
El AKP debe hacer todo lo posible para
transformar el establishment estatal en el
sentido de la democracia, los derechos hu-
manos y el imperio de la ley. No debe per-
mitir que los poderes del statu quo estatal
transformen el AKP. Si el statu quo transfor-
ma al AKP, ello representar su muerte,
pero si el AKP logra cambiar el statu quo a
travs de la democratizacin y la liberaliza-
cin, triunfar.
CONCLUSIN
El AKP ha logrado ser un movimiento
poltico y social esencial en Turqua. Ya no
tiene sentido considerar el AKP como isla-
mismo disfrazado. Su ideologa subraya
cuestiones polticas y sociales en mayor
medida que religiosas. A la luz de la gran
transformacin del AKP y Erdogan, podra-
mos decir que el AKP no pertenece a la era
del islam como ideologa poltica; es un
fenmeno nuevo, que pertenece a la era de
postislamismo.
8. J. B. White, Movilizacin isla-
mista en Turqua: un anlisis de
la poltica nacional, University
of Washington Press, 2002,
p. 35.
9. Consultar: Purificando el is-
lam de la esfera pblica, Jour-
nal of Internacional Affairs,
vol. 54, n. 1, 2000, pp. 21-42.
10. Consultar: Secularismo en
Turqua: pasado y presente, Tur-
kish Foreign Policy Institute
(Ankara), 1995.
11. Sobre el trmino antimu-
sulmn, consultar: F. Halli-
day, Islam y el mito de la confron-
tacin: religin y poltica en
Oriente Medio. Tauris (Lon-
dres), 1996, pp. 160-194.
12. Sobre la dicotoma cen-
tro-periferia, consultar: S.
Mardin, Relaciones centro-peri-
feria: una clave de la poltica
turca?, Daedalus, vol. 102,
1973, pp. 169-190.
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46 VANGUARDIA | DOSSIER VANGUARDIA | DOSSIER 47
mit Cizre
PROFESOR VISITANTE ERTEGN DE ESTUDIOS TURCOS MODERNOS.
UNIVERSIDAD DE PRINCENTON (ESTADOS UNIDOS).
ESDE LA FUNDACIN DE LA
Repblica de Turqua en
1923, seis de los once presi-
dentes del pas han sido de
extraccin militar, algo tal
vez comprensible porque
los padres fundadores eran
oficiales militares del impe-
rio otomano. Sin embargo,
el impacto de la institucin militar sobre el
Estado y la sociedad no es slo una cuestin
de memoria histrica.
El ejrcito turco es el segundo mayor
ejrcito de la OTAN despus del de Estados
Unidos. Las Fuerzas Armadas Turcas (FAT)
constan de tres armas,
ejrcito de tierra, mari-
na y fuerza area. La
gendarmera depende
del Ministerio de Asun-
tos Internos, pero se
halla encuadrada en el
sector militar en trmi-
nos de polticas de for-
macin, nombramien-
tos y ascensos, la polica y los servicios de
inteligencia civiles se sitan fuera de los ser-
vicios armados. Mientras el total de personal
de las fuerzas terrestres es de unos 400.000
efectivos, el personal de la marina es de
63.000 y de la fuerza area de unos 53.000
El servicio militar es obligatorio; los
libros de texto y la enseanza estn fuerte-
mente dominados por smbolos, relatos y ce-
remonias correspondientes al mbito militar;
los pronunciamientos pblicos prcticamen-
te diarios del alto mando sobre cuestiones no
militares son noticia preferente en los me-
dios de comunicacin. El Estado Mayor turco
excede el nivel de sus homlogos en otras
democracias occidentales, sencillamente,
porque las Fuerzas Armadas Turcas no son
nicamente una organizacin militar profe-
sional sino el elemento nuclear del sistema
poltico del Estado. No debe sorprender que
la posicin del jefe de Estado Mayor siempre
haya sido una cuestin polmica en trminos
de incompatibilidad de esa posicin con las
prcticas prevalecientes en la Unin Europea
y los principios globales del control democr-
tico civil de las fuerzas armadas. Desde 1961
el jefe de Estado Ma-
yor ha sido responsa-
ble directo ante el
primer ministro, en
lugar de ante el mi-
nistro de Defensa, su-
plantando as en gran
parte el papel del mi-
nistro de Defensa.
Cabe afirmar
que, hasta cierto punto, tras la debilidad y
falta de confianza propias de la poltica civil
de Turqua, figura la posicin especial de
papel de custodia del ejrcito entrelazado en
el propio tejido poltico y social del pas. La
clase poltica mira de soslayo por temor a
ofender al ejrcito. Adems, cuestiones consi-
deradas polticas, sociales, econmicas o cul-
turales en democracias normales se convier-
ten en cuestiones de seguridad ya que las
nociones tradicionales turcas sobre las ame-
El papel poltico del ejrcito
en el siglo XXI
democracia, laicismo y golpes
con hermosos seudnimos
D
Las Fuerzas Armadas Turcas
(seis de los once presidentes que
ha tenido el pas pertenecan al
ejrcito) no son nicamente una
organizacin militar profesional,
sino el elemento nuclear
del sistema poltico del Estado
nazas y la seguridad ya estn defini-
das de forma demasiado amplia y
demasiado centradas en la protec-
cin del Estado frente a amenazas
externas e internas. A menudo el
ejercicio de las libertades normales
se ha criminalizado en nombre de la
seguridad interna. En estas condicio-
nes, el espacio donde la clase polti-
ca puede actuar polticamente para
resolver los problemas es tan restrin-
gido que tal circunstancia provoca
una mayor ineficacia y descomposi-
cin de tal grupo, as como una falta
de apoyo popular y confianza en
ella. El rgimen est en manos civi-
les, pero el papel tutelar del ejrcito
es el que le da entrada libre a la
actuacin y juego polticos.
Un aspecto fundamental y per-
durable de la democracia parlamen-
taria multipartidista de Turqua
desde 1950 es el papel del ejrcito
turco a la hora de modelar la polti-
ca a travs de varias formas de inter-
vencin. Este poder se confirma si se
observa el nmero escandalosamen-
te elevado de intervenciones milita-
res logradas, abortadas y fracasadas
de distintas modalidades en 1960,
1971, 1980, 1997 y 2007. Otras dos
deberan aadirse a esta lista: comen-
zando en 2003, los mandos de la
fuerza de entonces conspiraron y
abortaron dos intentos de golpe con-
tra el Gobierno, Ayisigi (Luz de luna)
y Sarikiz (Muchacha rubia), dos
estrambticos pero hermosos seud-
nimos elegidos para estos golpes por
los conspiradores. La detencin de
una supuesta red antigubernamen-
tal, llamada Ergenekon, de ultralai-
cos y ultranacionalistas que inclua
antiguos mandos y oficiales en el
verano de 2008 por conspirar para
provocar un golpe militar en el 2009
incluso despus de que comenza-
ran las negociaciones de adhesin a
la Unin Europea en octubre de
2005 perpetrando asesinatos polti-
cos e incitando a la agitacin social
es la ltima salva en la guerra polti-
ca entre el Partido de la Justicia y el
Desarrollo (AKP) gobernante y las
FAT, la vieja guardia nacionalista y
acrrimamente laica de Turqua.
La historia tras el poder
poltico del ejrcito
Cul es la historia que figura
detrs de la exhibicin del poder
poltico del ejrcito y hasta qu
punto este papel ha sido cuestiona-
do o ha cambiado en los ltimos
aos? Las FAT dominan gracias a su
papel pionero de la modernizacin
y guardin del laicismo que defi-
nen y redefinen continuamente,
pero siempre en trminos tan am-
plios como separacin del Estado
de la religin. Su papel de guar-
din autoasignado, en otras pala-
bras, es el principal secreto existen-
te tras su poder, sinnimo de su
defensa del kemalismo, la ideologa
oficial que lleva el nombre del fun-
dador de la repblica, Mustaf Ke-
mal, Atatrk, En realidad, es tal posi-
cin doctrinal y su defensa de una
ideologa oficial lo que representa
un anacronismo propiamente dicho
y lo que genera el motivo ms pode-
roso para que las FAT puedan actuar
como un ejrcito poltico.
La misin de guardin queda
reforzada por la percepcin de que
Turqua ocupa una posicin estrat-
gica regional singular. Frecuente-
mente, los lderes militares y civiles
esgrimen este argumento subrayan-
do el valor militar y poltico del pas
para Occidente y justificando unas
amplias fuerzas armadas con un
presupuesto considerable. Se ha
producido un repetido nfasis en la
posicin geoestratgica del pas en
el mismo centro de una regin
repleta de riesgos y desafos como el
ultranacionalismo, el fundamenta-
lismo religioso, la proliferacin de
armas de destruccin masiva, el
terrorismo y los conflictos tnicos
que surgieron despus del perodo
de la guerra fra.
Adems la poltica, los objeti-
vos estratgicos, el tamao y las
estructuras de las fuerzas armadas,
el aprovisionamiento de armamen-
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46 VANGUARDIA | DOSSIER VANGUARDIA | DOSSIER 47
mit Cizre
PROFESOR VISITANTE ERTEGN DE ESTUDIOS TURCOS MODERNOS.
UNIVERSIDAD DE PRINCENTON (ESTADOS UNIDOS).
ESDE LA FUNDACIN DE LA
Repblica de Turqua en
1923, seis de los once presi-
dentes del pas han sido de
extraccin militar, algo tal
vez comprensible porque
los padres fundadores eran
oficiales militares del impe-
rio otomano. Sin embargo,
el impacto de la institucin militar sobre el
Estado y la sociedad no es slo una cuestin
de memoria histrica.
El ejrcito turco es el segundo mayor
ejrcito de la OTAN despus del de Estados
Unidos. Las Fuerzas Armadas Turcas (FAT)
constan de tres armas,
ejrcito de tierra, mari-
na y fuerza area. La
gendarmera depende
del Ministerio de Asun-
tos Internos, pero se
halla encuadrada en el
sector militar en trmi-
nos de polticas de for-
macin, nombramien-
tos y ascensos, la polica y los servicios de
inteligencia civiles se sitan fuera de los ser-
vicios armados. Mientras el total de personal
de las fuerzas terrestres es de unos 400.000
efectivos, el personal de la marina es de
63.000 y de la fuerza area de unos 53.000
El servicio militar es obligatorio; los
libros de texto y la enseanza estn fuerte-
mente dominados por smbolos, relatos y ce-
remonias correspondientes al mbito militar;
los pronunciamientos pblicos prcticamen-
te diarios del alto mando sobre cuestiones no
militares son noticia preferente en los me-
dios de comunicacin. El Estado Mayor turco
excede el nivel de sus homlogos en otras
democracias occidentales, sencillamente,
porque las Fuerzas Armadas Turcas no son
nicamente una organizacin militar profe-
sional sino el elemento nuclear del sistema
poltico del Estado. No debe sorprender que
la posicin del jefe de Estado Mayor siempre
haya sido una cuestin polmica en trminos
de incompatibilidad de esa posicin con las
prcticas prevalecientes en la Unin Europea
y los principios globales del control democr-
tico civil de las fuerzas armadas. Desde 1961
el jefe de Estado Ma-
yor ha sido responsa-
ble directo ante el
primer ministro, en
lugar de ante el mi-
nistro de Defensa, su-
plantando as en gran
parte el papel del mi-
nistro de Defensa.
Cabe afirmar
que, hasta cierto punto, tras la debilidad y
falta de confianza propias de la poltica civil
de Turqua, figura la posicin especial de
papel de custodia del ejrcito entrelazado en
el propio tejido poltico y social del pas. La
clase poltica mira de soslayo por temor a
ofender al ejrcito. Adems, cuestiones consi-
deradas polticas, sociales, econmicas o cul-
turales en democracias normales se convier-
ten en cuestiones de seguridad ya que las
nociones tradicionales turcas sobre las ame-
El papel poltico del ejrcito
en el siglo XXI
democracia, laicismo y golpes
con hermosos seudnimos
D
Las Fuerzas Armadas Turcas
(seis de los once presidentes que
ha tenido el pas pertenecan al
ejrcito) no son nicamente una
organizacin militar profesional,
sino el elemento nuclear
del sistema poltico del Estado
nazas y la seguridad ya estn defini-
das de forma demasiado amplia y
demasiado centradas en la protec-
cin del Estado frente a amenazas
externas e internas. A menudo el
ejercicio de las libertades normales
se ha criminalizado en nombre de la
seguridad interna. En estas condicio-
nes, el espacio donde la clase polti-
ca puede actuar polticamente para
resolver los problemas es tan restrin-
gido que tal circunstancia provoca
una mayor ineficacia y descomposi-
cin de tal grupo, as como una falta
de apoyo popular y confianza en
ella. El rgimen est en manos civi-
les, pero el papel tutelar del ejrcito
es el que le da entrada libre a la
actuacin y juego polticos.
Un aspecto fundamental y per-
durable de la democracia parlamen-
taria multipartidista de Turqua
desde 1950 es el papel del ejrcito
turco a la hora de modelar la polti-
ca a travs de varias formas de inter-
vencin. Este poder se confirma si se
observa el nmero escandalosamen-
te elevado de intervenciones milita-
res logradas, abortadas y fracasadas
de distintas modalidades en 1960,
1971, 1980, 1997 y 2007. Otras dos
deberan aadirse a esta lista: comen-
zando en 2003, los mandos de la
fuerza de entonces conspiraron y
abortaron dos intentos de golpe con-
tra el Gobierno, Ayisigi (Luz de luna)
y Sarikiz (Muchacha rubia), dos
estrambticos pero hermosos seud-
nimos elegidos para estos golpes por
los conspiradores. La detencin de
una supuesta red antigubernamen-
tal, llamada Ergenekon, de ultralai-
cos y ultranacionalistas que inclua
antiguos mandos y oficiales en el
verano de 2008 por conspirar para
provocar un golpe militar en el 2009
incluso despus de que comenza-
ran las negociaciones de adhesin a
la Unin Europea en octubre de
2005 perpetrando asesinatos polti-
cos e incitando a la agitacin social
es la ltima salva en la guerra polti-
ca entre el Partido de la Justicia y el
Desarrollo (AKP) gobernante y las
FAT, la vieja guardia nacionalista y
acrrimamente laica de Turqua.
La historia tras el poder
poltico del ejrcito
Cul es la historia que figura
detrs de la exhibicin del poder
poltico del ejrcito y hasta qu
punto este papel ha sido cuestiona-
do o ha cambiado en los ltimos
aos? Las FAT dominan gracias a su
papel pionero de la modernizacin
y guardin del laicismo que defi-
nen y redefinen continuamente,
pero siempre en trminos tan am-
plios como separacin del Estado
de la religin. Su papel de guar-
din autoasignado, en otras pala-
bras, es el principal secreto existen-
te tras su poder, sinnimo de su
defensa del kemalismo, la ideologa
oficial que lleva el nombre del fun-
dador de la repblica, Mustaf Ke-
mal, Atatrk, En realidad, es tal posi-
cin doctrinal y su defensa de una
ideologa oficial lo que representa
un anacronismo propiamente dicho
y lo que genera el motivo ms pode-
roso para que las FAT puedan actuar
como un ejrcito poltico.
La misin de guardin queda
reforzada por la percepcin de que
Turqua ocupa una posicin estrat-
gica regional singular. Frecuente-
mente, los lderes militares y civiles
esgrimen este argumento subrayan-
do el valor militar y poltico del pas
para Occidente y justificando unas
amplias fuerzas armadas con un
presupuesto considerable. Se ha
producido un repetido nfasis en la
posicin geoestratgica del pas en
el mismo centro de una regin
repleta de riesgos y desafos como el
ultranacionalismo, el fundamenta-
lismo religioso, la proliferacin de
armas de destruccin masiva, el
terrorismo y los conflictos tnicos
que surgieron despus del perodo
de la guerra fra.
Adems la poltica, los objeti-
vos estratgicos, el tamao y las
estructuras de las fuerzas armadas,
el aprovisionamiento de armamen-
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E L PA P E L P OL T I C O DE L E J RC I T O E N E L S I GL O X X I
to y los programas de moderniza-
cin de las FAT se guan principal-
mente por una importante preocu-
pacin acerca de la cuestin de la
seguridad. Durante la guerra fra,
su papel principal fue cumplir sus
responsabilidades como miembro
de la OTAN y detener la expansin
comunista. En la era posterior a la
guerra fra, el establishment militar
de Turqua elev de grado su papel
de guardin declarando formalmen-
te que el separatismo kurdo y el
islam como doctrina poltica eran
amenazas internas planteadas al
carcter del Estado turco, y puso
mayor nfasis en garantizar la segu-
ridad del rgimen.
Especialmente en los aos 90,
bajo el impacto de la situacin de
guerra civil con los rebeldes kurdos
y hasta cierto punto del auge del
islam como doctrina poltica, el
poder del ejrcito qued realzado.
Hizo y deshizo gobiernos, plante
exigencias pblicas y advertencias a
la poblacin civil, intervino en el
nombramiento o promocin de nue-
vos primeros ministros, estructur
nuevos proyectos de ley a travs de
sus propias unidades y departamen-
tos de investigacin, y se inmiscuy
en la actividad cotidiana de gobier-
nos electos. Como sus homlogos
latinoamericanos, la formulacin
de la poltica nacional de seguridad
en Turqua ha servido para marcar
la andadura de una democracia
fuerte en vez de una liberal.
El Consejo de Seguridad Nacio-
nal (CSN) es el elemento que susten-
ta el poder y la influencia del ejrci-
to en el escenario de la poltica p-
blica. Despus del golpe de 1980, la
constitucin de 1982 redujo las bases
y apoyos de la participacin poltica,
reforzando las instituciones del esta-
do y realzando el papel del CSN. En
concreto, la definicin de las amena-
zas y la formulacin y aplicacin de
polticas de seguridad nacional se
configuran de forma marcada por el
secretariado del CSN, que consulta
con el Estado Mayor y el Ministerio
de Asuntos Exteriores. Hasta el lti-
mo paquete de reformas de agosto
de 2003 introducido por el Gobierno
del AKP, el Consejo de Ministros
haba sido obligado a dar conside-
racin preferente a las decisiones
del CSN. El paquete de reformas
parte del compromiso de Turqua
de alinear las relaciones civiles-mili-
tares con las buenas prcticas de
la UE revoc los poderes ejecutivos
del CSN que coincidan, o a veces
excedan, al poder ejecutivo convir-
tindolo en un cuerpo consultivo,
aument sus miembros civiles hasta
una posicin de mayora de voto y
allan el camino al nombramiento
del primer secretario general civil
del consejo.
El AKP, el ejrcito y la UE
El consenso prcticamente uni-
versal que da cuenta de la dura con-
frontacin entre el bloque laico de
Turqua dirigido por los militares
y el AKP, de simpatas por el islam,
se nutre de la tensin histrica
entre la ideologa republicana mo-
derna y las expresiones polticas del
islam. Dado que el ejrcito es la lti-
ma lnea de defensa de la tradicin
laica de Turqua que protege atrin-
cherndose en polticas contra el
islamismo, se supone que tal ten-
sin y conflicto son inevitables.
Esta lnea de pensamiento ocul-
ta peligrosamente la relacin dialc-
tica entre los dos bandos porque, en
realidad, las polticas y las identida-
des de ambos bandos de hecho se
establecen en el seno de un conser-
vadurismo y nacionalismo centra-
dos en el Estado. La verdadera dispu-
ta no se dirime entre prohibir o
permitir el velo o la amenaza de la
islamizacin del Estado y la socie-
dad o la proteccin del estado laico.
El principal conflicto se refiere a la
cuestin vital del cambio del statu
quo. La elite tradicional laica en el
poder teme que el equilibrio de po-
der entre los dos campos haya cam-
biado de forma inalterable, ya que
el partido se ha apoderado de la
troika del poder legislatura, gobier-
no y presidencia y el AKP ha alcan-
zado una base de apoyo en los
medios de comunicacin y la comu-
nidad empresarial.
Aadidas a esas preocupacio-
nes figuran las reformas introduci-
das en la ltima dcada como parte
del esfuerzo de Turqua de adherir-
se a la Unin Europea que han ame-
nazado el statu quo existente y tam-
bin han ayudado a debilitar la in-
fluencia militar en la poltica, pro-
piciando mayor participacin civil
en cuestiones de seguridad y una
mayor supervisin parlamentaria
del presupuesto del ejrcito.
Desde la decisin de la cumbre
de Helsinki de la UE de 1999 de
extender el estatus de candidato a
Turqua, la posibilidad de la adhe-
sin a Europa se ha convertido en la
principal fuerza motriz de las refor-
mas democrticas en las relaciones
entre civiles y militares. Los infor-
mes sobre el progreso de la adhesin
publicados por la comisin de la UE
siguen sealando que, a pesar del
progreso alcanzado desde 2002, la
influencia poltica del ejrcito de
Turqua excede el de las fuerzas ar-
madas en estados miembros euro-
peos ya que las fuerzas armadas si-
guen ejerciendo una influencia pol-
tica significativa y Turqua debera
trabajar para alcanzar un mayor
grado de responsabilidad y transpa-
rencia en la conduccin de los asun-
tos de seguridad de acuerdo con las
mejores prcticas de los estados
miembros. Los informes sobre el
progreso nunca han dejado de sea-
lar los efectos del desbordamiento
de la autoridad militar y han expre-
sado sus consideraciones relativas a
la seguridad en importantes reas
de la poltica nacional sin que el
Parlamento haya tenido prctica-
mente voz al respecto. Han sealado
repetidamente que tal realidad
choca con el compromiso turco de
reducir el papel de las fuerzas arma-
das. Se ha convertido en una crtica
habitual de los mismos informes el
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to y los programas de moderniza-
cin de las FAT se guan principal-
mente por una importante preocu-
pacin acerca de la cuestin de la
seguridad. Durante la guerra fra,
su papel principal fue cumplir sus
responsabilidades como miembro
de la OTAN y detener la expansin
comunista. En la era posterior a la
guerra fra, el establishment militar
de Turqua elev de grado su papel
de guardin declarando formalmen-
te que el separatismo kurdo y el
islam como doctrina poltica eran
amenazas internas planteadas al
carcter del Estado turco, y puso
mayor nfasis en garantizar la segu-
ridad del rgimen.
Especialmente en los aos 90,
bajo el impacto de la situacin de
guerra civil con los rebeldes kurdos
y hasta cierto punto del auge del
islam como doctrina poltica, el
poder del ejrcito qued realzado.
Hizo y deshizo gobiernos, plante
exigencias pblicas y advertencias a
la poblacin civil, intervino en el
nombramiento o promocin de nue-
vos primeros ministros, estructur
nuevos proyectos de ley a travs de
sus propias unidades y departamen-
tos de investigacin, y se inmiscuy
en la actividad cotidiana de gobier-
nos electos. Como sus homlogos
latinoamericanos, la formulacin
de la poltica nacional de seguridad
en Turqua ha servido para marcar
la andadura de una democracia
fuerte en vez de una liberal.
El Consejo de Seguridad Nacio-
nal (CSN) es el elemento que susten-
ta el poder y la influencia del ejrci-
to en el escenario de la poltica p-
blica. Despus del golpe de 1980, la
constitucin de 1982 redujo las bases
y apoyos de la participacin poltica,
reforzando las instituciones del esta-
do y realzando el papel del CSN. En
concreto, la definicin de las amena-
zas y la formulacin y aplicacin de
polticas de seguridad nacional se
configuran de forma marcada por el
secretariado del CSN, que consulta
con el Estado Mayor y el Ministerio
de Asuntos Exteriores. Hasta el lti-
mo paquete de reformas de agosto
de 2003 introducido por el Gobierno
del AKP, el Consejo de Ministros
haba sido obligado a dar conside-
racin preferente a las decisiones
del CSN. El paquete de reformas
parte del compromiso de Turqua
de alinear las relaciones civiles-mili-
tares con las buenas prcticas de
la UE revoc los poderes ejecutivos
del CSN que coincidan, o a veces
excedan, al poder ejecutivo convir-
tindolo en un cuerpo consultivo,
aument sus miembros civiles hasta
una posicin de mayora de voto y
allan el camino al nombramiento
del primer secretario general civil
del consejo.
El AKP, el ejrcito y la UE
El consenso prcticamente uni-
versal que da cuenta de la dura con-
frontacin entre el bloque laico de
Turqua dirigido por los militares
y el AKP, de simpatas por el islam,
se nutre de la tensin histrica
entre la ideologa republicana mo-
derna y las expresiones polticas del
islam. Dado que el ejrcito es la lti-
ma lnea de defensa de la tradicin
laica de Turqua que protege atrin-
cherndose en polticas contra el
islamismo, se supone que tal ten-
sin y conflicto son inevitables.
Esta lnea de pensamiento ocul-
ta peligrosamente la relacin dialc-
tica entre los dos bandos porque, en
realidad, las polticas y las identida-
des de ambos bandos de hecho se
establecen en el seno de un conser-
vadurismo y nacionalismo centra-
dos en el Estado. La verdadera dispu-
ta no se dirime entre prohibir o
permitir el velo o la amenaza de la
islamizacin del Estado y la socie-
dad o la proteccin del estado laico.
El principal conflicto se refiere a la
cuestin vital del cambio del statu
quo. La elite tradicional laica en el
poder teme que el equilibrio de po-
der entre los dos campos haya cam-
biado de forma inalterable, ya que
el partido se ha apoderado de la
troika del poder legislatura, gobier-
no y presidencia y el AKP ha alcan-
zado una base de apoyo en los
medios de comunicacin y la comu-
nidad empresarial.
Aadidas a esas preocupacio-
nes figuran las reformas introduci-
das en la ltima dcada como parte
del esfuerzo de Turqua de adherir-
se a la Unin Europea que han ame-
nazado el statu quo existente y tam-
bin han ayudado a debilitar la in-
fluencia militar en la poltica, pro-
piciando mayor participacin civil
en cuestiones de seguridad y una
mayor supervisin parlamentaria
del presupuesto del ejrcito.
Desde la decisin de la cumbre
de Helsinki de la UE de 1999 de
extender el estatus de candidato a
Turqua, la posibilidad de la adhe-
sin a Europa se ha convertido en la
principal fuerza motriz de las refor-
mas democrticas en las relaciones
entre civiles y militares. Los infor-
mes sobre el progreso de la adhesin
publicados por la comisin de la UE
siguen sealando que, a pesar del
progreso alcanzado desde 2002, la
influencia poltica del ejrcito de
Turqua excede el de las fuerzas ar-
madas en estados miembros euro-
peos ya que las fuerzas armadas si-
guen ejerciendo una influencia pol-
tica significativa y Turqua debera
trabajar para alcanzar un mayor
grado de responsabilidad y transpa-
rencia en la conduccin de los asun-
tos de seguridad de acuerdo con las
mejores prcticas de los estados
miembros. Los informes sobre el
progreso nunca han dejado de sea-
lar los efectos del desbordamiento
de la autoridad militar y han expre-
sado sus consideraciones relativas a
la seguridad en importantes reas
de la poltica nacional sin que el
Parlamento haya tenido prctica-
mente voz al respecto. Han sealado
repetidamente que tal realidad
choca con el compromiso turco de
reducir el papel de las fuerzas arma-
das. Se ha convertido en una crtica
habitual de los mismos informes el
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hecho de que miembros militares
individuales del Consejo de Segu-
ridad Nacional, as como otros altos
miembros de las fuerzas armadas
han seguido de forma regular expre-
sando sus opiniones sobre temas de
poltica interior y exterior a travs
de discursos pblicos y comunica-
dos y reuniones informativas con la
prensa, situacin que persiste.
Desde la llegada al poder en
2002, el Gobierno del AKP ha segui-
do tres estrategias distintas en la
cuestin de la reforma civil-militar.
Desactivacin del problema
militar: primera fase
En los tres primeros aos de
vida del Gobierno desde las eleccio-
nes de 2002 al inicio de las negocia-
ciones con la Unin Europea en
octubre de 2005, el mandato demo-
crtico del AKP, estimulado por el
dinamismo de la victoria electoral
de 2002, actu como una poderosa
fuerza tras la iniciativa del Gobierno
de limitar las prerrogativas y la tute-
la poltica por parte de las fuerzas
armadas turcas como un pilar impor-
tante de la agenda de reforma. El
Gobierno consumi notable canti-
dad de energas en el importante
paquete de reformas democrticas
del 7 de agosto de 2003 concebido
para situar a Turqua en lnea con
los criterios de la UE. Este paquete
inclua una importante enmienda
constitucional diseada para poner
freno a los poderes del Consejo de
Seguridad Nacional (CSN), conside-
rado como el gobierno paralelo de
Turqua, a fin de convertirlo en un
cuerpo consultivo.
El liderazgo del AKP, segn se
inform, invirti cierto esfuerzo en
reformular el Documento de Poltica
de Seguridad Nacional (DPSN), lla-
mado la constitucin secreta del
pas bsicamente un documento
preparado por el ejrcito en 2005,
de acuerdo con la advertencia del
Informe Regular de la Comisin de
la UE de 2004 en el sentido de que
los civiles de Turqua deberan empe-
zar a desempear un papel ms
activo en la formulacin de la estra-
tegia de seguridad nacional y de su
aplicacin. Sin embargo, el DPSN
que apareci en octubre de 2005 no
difera notablemente de sus prede-
cesores: segn parece, mencionaba
el carcter reaccionario de la reli-
gin, el separatismo y la extrema iz-
quierda como las principales ame-
nazas para la seguridad mientras
suprima la extrema derecha de su
agenda. Cualesquiera que fueran los
mviles del AKP, sin embargo, se
logr cierto progreso a la hora de
fomentar la conciencia de la socie-
dad sobre la necesidad de desmitifi-
car la cuestin de una manera esca-
samente observada en el pasado.
El octavo paquete de enmiendas
constitucionales que aument la
supervisin civil sobre el presupues-
to de defensa fue aprobado el 21 de
mayo de 2004. Ese paquete tambin
elimin los representantes militares
del Consejo de Educacin Superior
(Yksek gretim Kurumu, YK) y
del Consejo Supremo de Radio y Te-
levisin. Tambin aboli los tribu-
nales de seguridad del Estado, un
legado del perodo posterior al golpe
militar de 1980, que juzgan crme-
nes contra el Estado. Finalmente, las
enmiendas limitaron las competen-
cias de los tribunales militares para
juzgar a civiles por ofensas relacio-
nadas con las crticas al ejrcito.
Segunda fase
En la segunda fase, que comen-
z poco despus de las conversacio-
nes de adhesin en octubre de 2005,
varios factores, notablemente la cre-
ciente ambigedad de la UE sobre la
adhesin de Ankara, junto con una
oposicin actualizada y organizada
de forma ms vocinglera por el esta-
blishment laico al Gobierno han con-
tribuido a los propios reveses pol-
ticos del AKP por parte de su direc-
cin en pos de reformas. El partido
del Gobierno perdi bro en su enfo-
que del proyecto de europeizacin y,
factor ms importante, el Gobierno
pareci encaminarse hacia una nue-
va convergencia con el sentimiento
popular conservador-nacionalista y
las prioridades polticas del ejrcito
sobre cuestiones clave. stas incluan
reinventar las consideraciones de
seguridad centradas en el Estado a
expensas de la seguridad ciudadana
y un retorno a un enfoque de lnea
dura sobre la cuestin kurda, el nor-
te de Iraq y la UE.
Fase final
Desde 2007, sin embargo, las
relaciones entre civiles y militares
en Turqua estn atravesando una
fase histrica ya que los generales
han pasado de la guerra de pala-
bras al verdadero campo de batalla
de guerra total con el partido
gobernante. Comenzando con el
E-memo, o sea, la declaracin de
advertencia divulgada en la pgina
web del Estado Mayor en la mediano-
che del 27 de abril del 2007 para
evitar que el Gobierno eligiera a su
propio candidato, Abdullah Gl,
como nuevo presidente de la rep-
blica en el Parlamento, tanto las FAT
como el AKP han pasado a adoptar
iniciativas de manera recproca.
En marzo de 2007, un destacado
semanario de Estambul, Nokta,
public los diarios de un antiguo
mando de la marina, el almirante
retirado Ozden, donde se revelaban
dos intentos de golpe abortados en
2003 y 2004. El fiscal del Estado pre-
sent una denuncia el 14 de marzo
de 2008 ante el Tribunal Constitu-
cional para clausurar el AKP como
un peligro claro y presente para el
orden laico, un partido que apenas
haca un ao haba obtenido casi de
la mitad del voto popular con una
participacin muy por encima del
80 por ciento y demostr que lejos
de ser una fuerza desgastada des-
pus de cinco aos en el poder, goza
an de un autntico apoyo y simpa-
ta popular.
Poco despus, una investigacin
policial revel una red Ergenekon
de periodistas, polticos, jueces, cri-
minales y generales retirados supuestamen-
te coordinada por el Estado Mayor para
conspirar para organizar un golpe contra el
Gobierno del AKP. Desde entonces, los docu-
mentos reveladores de los planes del golpe y
los esfuerzos del ejrcito para acercar a la
judicatura hacia la perspectiva militar se
han filtrado a los peridicos haciendo pen-
sar a la gente que el caso de la clausura pre-
sentado por el fiscal no era una cuestin
legal sino que tambin formaba parte de
esta campaa poltica contra el AKP. Esta
investigacin y el arresto de 130 personas no
fue ms que un contragolpe tramado por el
Gobierno con la ayuda de fuerzas de seguri-
dad no militares bajo el control del Ministerio
de Asuntos Internos y funcionarios de la
judicatura. Segn la acusacin, los conspira-
dores esperaban derrocar al AKP causando
suficiente caos con ataques terroristas y ase-
sinatos de alto nivel de modo que el ejrcito
se hubiera visto obligado a intervenir en
2009. Tambin estaban relacionados con va-
rios asesinatos de tinte poltico, incluyendo
el del intelectual armenio Hrant Dink. La
detencin de lderes destacados de la oposi-
cin nacionalista laica era una respuesta del
Gobierno hacia los del bloque contrario por
prestar su influencia al caso de la clausura
contra el partido cuatro meses antes.
Los acontecimientos desde el ao 2007
inducen a juzgar que las FAT siempre han
cuidado de fundamentar sus intervencio-
nes polticas en algn tipo de marco lega-
lista. Con las revelaciones acerca de la im-
plicacin de oficiales militares en los su-
puestos intentos de golpe y tambin en las
bandas criminales ilegales contra el Go-
bierno del AKP, ha desaparecido el elemen-
to de legalidad que las FAT han cuidado
de presentar y transmitir incluso cuando
protagonizaban golpes.
Adems, la falta de toda compostura
social, moral y profesional o inhibicin en
el comportamiento de los antiguos mandos
y las discusiones acerca de su propio supe-
rior, el jefe de Estado Mayor, el general
Hilmi Ozkok, constituy un descubrimien-
to asombroso para el pblico cuando
Nokta public los diarios del general reti-
rado Ozden Ornek. En la actualidad, se
acumulan pruebas tras pruebas para mos-
trarnos la existencia de una peligrosa y
patente divisin a todos niveles de la jerar-
qua militar, precio pagado por la extrema
politizacin. En estas condiciones, la con-
fianza pblica en los niveles profesionales
del ejrcito ha quedado definitivamente en
entredicho. Sin embargo, la verdadera preo-
cupacin debera ser de qu modo los jefes
de Estado Mayor presentes y futuros podran
controlar el dao causado y recuperar la
elevada disciplina, unidad y jerarqua sin
retirarse abiertamente de la poltica. Dado
que el Alto Mando no es nada reservado en
su guerra poltica contra el AKP, no hay
razn para pensar que tenga intencin algu-
na de reducir su papel poltico y retornar a
sus funciones naturales. El actual jefe de
Estado Mayor, el general Ilker Basbug, pro-
bablemente lucha en dos frentes simult-
neamente, uno para poner su casa en orden,
el otro contra el enemigo eterno del AKP.
Su estilo hacia este ltimo es ms intelec-
tual en trminos de sus declaraciones p-
blicas sobre una gran diversidad de cuestio-
nes. Pero ello no vara las cosas: las reas y
la sustancia de sus discursos van ms all
del terreno propio de los militares.
La experiencia nos hace ser muy cautos
a la hora de emitir conclusiones sobre una
transformacin gradual, tranquila y sin
sobresaltos hacia la normalidad en Tur-
qua en las relaciones entre civiles y milita-
res. Lo que ocurre es una poltica de ven-
ganza en ambos bandos. Sin un compromi-
so intelectual consciente y reflexivo de la
clase poltica civil con un restablecimiento
moral de la gestin democrtica civil de los
asuntos militares, el Gobierno del AKP no
puede resistir con vigor y solidez a los extre-
mismos del militarismo en Turqua.
El ejrcito sigue siendo la fuerza polti-
ca ms importante y el alcance del control
civil sobre l sigue siendo extremadamente
dbil. Sin embargo, ello no significa que
Turqua sea una dictadura militar. A pesar
de sus dbiles fundamentos e inestabilidad,
la experiencia multipartidista ha traducido
la diversidad, el pluralismo y el dinamismo
de la vida real a la poltica. La capacidad del
sistema civil de los gobiernos de afrontar los
desafos y las crisis es sorprendentemente
fuerte. En Turqua, el ejrcito goza de gran
influencia y de la capacidad de dominar en
algunas situaciones de crisis y cuestiones
concretas. Pero est muy lejos de gobernar o
controlar el pas en su conjunto.
El ejrcito, que
sigue teniendo
la capacidad
de dominar
algunas
situaciones
de crisis
y de intervenir
en cuestiones
concretas,
est muy lejos
de gobernar
o controlar
el pas en su
conjunto
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50 VANGUARDIA | DOSSIER VANGUARDIA | DOSSIER 51
E L PA P E L P OL T I C O DE L E J RC I T O E N E L S I GL O X X I E L PA P E L P OL T I C O DE L E J RC I T O E N E L S I GL O X X I
hecho de que miembros militares
individuales del Consejo de Segu-
ridad Nacional, as como otros altos
miembros de las fuerzas armadas
han seguido de forma regular expre-
sando sus opiniones sobre temas de
poltica interior y exterior a travs
de discursos pblicos y comunica-
dos y reuniones informativas con la
prensa, situacin que persiste.
Desde la llegada al poder en
2002, el Gobierno del AKP ha segui-
do tres estrategias distintas en la
cuestin de la reforma civil-militar.
Desactivacin del problema
militar: primera fase
En los tres primeros aos de
vida del Gobierno desde las eleccio-
nes de 2002 al inicio de las negocia-
ciones con la Unin Europea en
octubre de 2005, el mandato demo-
crtico del AKP, estimulado por el
dinamismo de la victoria electoral
de 2002, actu como una poderosa
fuerza tras la iniciativa del Gobierno
de limitar las prerrogativas y la tute-
la poltica por parte de las fuerzas
armadas turcas como un pilar impor-
tante de la agenda de reforma. El
Gobierno consumi notable canti-
dad de energas en el importante
paquete de reformas democrticas
del 7 de agosto de 2003 concebido
para situar a Turqua en lnea con
los criterios de la UE. Este paquete
inclua una importante enmienda
constitucional diseada para poner
freno a los poderes del Consejo de
Seguridad Nacional (CSN), conside-
rado como el gobierno paralelo de
Turqua, a fin de convertirlo en un
cuerpo consultivo.
El liderazgo del AKP, segn se
inform, invirti cierto esfuerzo en
reformular el Documento de Poltica
de Seguridad Nacional (DPSN), lla-
mado la constitucin secreta del
pas bsicamente un documento
preparado por el ejrcito en 2005,
de acuerdo con la advertencia del
Informe Regular de la Comisin de
la UE de 2004 en el sentido de que
los civiles de Turqua deberan empe-
zar a desempear un papel ms
activo en la formulacin de la estra-
tegia de seguridad nacional y de su
aplicacin. Sin embargo, el DPSN
que apareci en octubre de 2005 no
difera notablemente de sus prede-
cesores: segn parece, mencionaba
el carcter reaccionario de la reli-
gin, el separatismo y la extrema iz-
quierda como las principales ame-
nazas para la seguridad mientras
suprima la extrema derecha de su
agenda. Cualesquiera que fueran los
mviles del AKP, sin embargo, se
logr cierto progreso a la hora de
fomentar la conciencia de la socie-
dad sobre la necesidad de desmitifi-
car la cuestin de una manera esca-
samente observada en el pasado.
El octavo paquete de enmiendas
constitucionales que aument la
supervisin civil sobre el presupues-
to de defensa fue aprobado el 21 de
mayo de 2004. Ese paquete tambin
elimin los representantes militares
del Consejo de Educacin Superior
(Yksek gretim Kurumu, YK) y
del Consejo Supremo de Radio y Te-
levisin. Tambin aboli los tribu-
nales de seguridad del Estado, un
legado del perodo posterior al golpe
militar de 1980, que juzgan crme-
nes contra el Estado. Finalmente, las
enmiendas limitaron las competen-
cias de los tribunales militares para
juzgar a civiles por ofensas relacio-
nadas con las crticas al ejrcito.
Segunda fase
En la segunda fase, que comen-
z poco despus de las conversacio-
nes de adhesin en octubre de 2005,
varios factores, notablemente la cre-
ciente ambigedad de la UE sobre la
adhesin de Ankara, junto con una
oposicin actualizada y organizada
de forma ms vocinglera por el esta-
blishment laico al Gobierno han con-
tribuido a los propios reveses pol-
ticos del AKP por parte de su direc-
cin en pos de reformas. El partido
del Gobierno perdi bro en su enfo-
que del proyecto de europeizacin y,
factor ms importante, el Gobierno
pareci encaminarse hacia una nue-
va convergencia con el sentimiento
popular conservador-nacionalista y
las prioridades polticas del ejrcito
sobre cuestiones clave. stas incluan
reinventar las consideraciones de
seguridad centradas en el Estado a
expensas de la seguridad ciudadana
y un retorno a un enfoque de lnea
dura sobre la cuestin kurda, el nor-
te de Iraq y la UE.
Fase final
Desde 2007, sin embargo, las
relaciones entre civiles y militares
en Turqua estn atravesando una
fase histrica ya que los generales
han pasado de la guerra de pala-
bras al verdadero campo de batalla
de guerra total con el partido
gobernante. Comenzando con el
E-memo, o sea, la declaracin de
advertencia divulgada en la pgina
web del Estado Mayor en la mediano-
che del 27 de abril del 2007 para
evitar que el Gobierno eligiera a su
propio candidato, Abdullah Gl,
como nuevo presidente de la rep-
blica en el Parlamento, tanto las FAT
como el AKP han pasado a adoptar
iniciativas de manera recproca.
En marzo de 2007, un destacado
semanario de Estambul, Nokta,
public los diarios de un antiguo
mando de la marina, el almirante
retirado Ozden, donde se revelaban
dos intentos de golpe abortados en
2003 y 2004. El fiscal del Estado pre-
sent una denuncia el 14 de marzo
de 2008 ante el Tribunal Constitu-
cional para clausurar el AKP como
un peligro claro y presente para el
orden laico, un partido que apenas
haca un ao haba obtenido casi de
la mitad del voto popular con una
participacin muy por encima del
80 por ciento y demostr que lejos
de ser una fuerza desgastada des-
pus de cinco aos en el poder, goza
an de un autntico apoyo y simpa-
ta popular.
Poco despus, una investigacin
policial revel una red Ergenekon
de periodistas, polticos, jueces, cri-
minales y generales retirados supuestamen-
te coordinada por el Estado Mayor para
conspirar para organizar un golpe contra el
Gobierno del AKP. Desde entonces, los docu-
mentos reveladores de los planes del golpe y
los esfuerzos del ejrcito para acercar a la
judicatura hacia la perspectiva militar se
han filtrado a los peridicos haciendo pen-
sar a la gente que el caso de la clausura pre-
sentado por el fiscal no era una cuestin
legal sino que tambin formaba parte de
esta campaa poltica contra el AKP. Esta
investigacin y el arresto de 130 personas no
fue ms que un contragolpe tramado por el
Gobierno con la ayuda de fuerzas de seguri-
dad no militares bajo el control del Ministerio
de Asuntos Internos y funcionarios de la
judicatura. Segn la acusacin, los conspira-
dores esperaban derrocar al AKP causando
suficiente caos con ataques terroristas y ase-
sinatos de alto nivel de modo que el ejrcito
se hubiera visto obligado a intervenir en
2009. Tambin estaban relacionados con va-
rios asesinatos de tinte poltico, incluyendo
el del intelectual armenio Hrant Dink. La
detencin de lderes destacados de la oposi-
cin nacionalista laica era una respuesta del
Gobierno hacia los del bloque contrario por
prestar su influencia al caso de la clausura
contra el partido cuatro meses antes.
Los acontecimientos desde el ao 2007
inducen a juzgar que las FAT siempre han
cuidado de fundamentar sus intervencio-
nes polticas en algn tipo de marco lega-
lista. Con las revelaciones acerca de la im-
plicacin de oficiales militares en los su-
puestos intentos de golpe y tambin en las
bandas criminales ilegales contra el Go-
bierno del AKP, ha desaparecido el elemen-
to de legalidad que las FAT han cuidado
de presentar y transmitir incluso cuando
protagonizaban golpes.
Adems, la falta de toda compostura
social, moral y profesional o inhibicin en
el comportamiento de los antiguos mandos
y las discusiones acerca de su propio supe-
rior, el jefe de Estado Mayor, el general
Hilmi Ozkok, constituy un descubrimien-
to asombroso para el pblico cuando
Nokta public los diarios del general reti-
rado Ozden Ornek. En la actualidad, se
acumulan pruebas tras pruebas para mos-
trarnos la existencia de una peligrosa y
patente divisin a todos niveles de la jerar-
qua militar, precio pagado por la extrema
politizacin. En estas condiciones, la con-
fianza pblica en los niveles profesionales
del ejrcito ha quedado definitivamente en
entredicho. Sin embargo, la verdadera preo-
cupacin debera ser de qu modo los jefes
de Estado Mayor presentes y futuros podran
controlar el dao causado y recuperar la
elevada disciplina, unidad y jerarqua sin
retirarse abiertamente de la poltica. Dado
que el Alto Mando no es nada reservado en
su guerra poltica contra el AKP, no hay
razn para pensar que tenga intencin algu-
na de reducir su papel poltico y retornar a
sus funciones naturales. El actual jefe de
Estado Mayor, el general Ilker Basbug, pro-
bablemente lucha en dos frentes simult-
neamente, uno para poner su casa en orden,
el otro contra el enemigo eterno del AKP.
Su estilo hacia este ltimo es ms intelec-
tual en trminos de sus declaraciones p-
blicas sobre una gran diversidad de cuestio-
nes. Pero ello no vara las cosas: las reas y
la sustancia de sus discursos van ms all
del terreno propio de los militares.
La experiencia nos hace ser muy cautos
a la hora de emitir conclusiones sobre una
transformacin gradual, tranquila y sin
sobresaltos hacia la normalidad en Tur-
qua en las relaciones entre civiles y milita-
res. Lo que ocurre es una poltica de ven-
ganza en ambos bandos. Sin un compromi-
so intelectual consciente y reflexivo de la
clase poltica civil con un restablecimiento
moral de la gestin democrtica civil de los
asuntos militares, el Gobierno del AKP no
puede resistir con vigor y solidez a los extre-
mismos del militarismo en Turqua.
El ejrcito sigue siendo la fuerza polti-
ca ms importante y el alcance del control
civil sobre l sigue siendo extremadamente
dbil. Sin embargo, ello no significa que
Turqua sea una dictadura militar. A pesar
de sus dbiles fundamentos e inestabilidad,
la experiencia multipartidista ha traducido
la diversidad, el pluralismo y el dinamismo
de la vida real a la poltica. La capacidad del
sistema civil de los gobiernos de afrontar los
desafos y las crisis es sorprendentemente
fuerte. En Turqua, el ejrcito goza de gran
influencia y de la capacidad de dominar en
algunas situaciones de crisis y cuestiones
concretas. Pero est muy lejos de gobernar o
controlar el pas en su conjunto.
El ejrcito, que
sigue teniendo
la capacidad
de dominar
algunas
situaciones
de crisis
y de intervenir
en cuestiones
concretas,
est muy lejos
de gobernar
o controlar
el pas en su
conjunto
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D. Ali Arslan
SOCILOGO Y POLITLOGO. PROFESOR DE LA UNIVERSIDAD DE MERSIN,
(TURQUA). POSGRADUADO Y DOCTOR POR EL DEPARTAMENTO DE
SOCIOLOGA DE LA UNIVERSIDAD DE SURREY (REINO UNIDO).
La elite contempornea del poder
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D. Ali Arslan
SOCILOGO Y POLITLOGO. PROFESOR DE LA UNIVERSIDAD DE MERSIN,
(TURQUA). POSGRADUADO Y DOCTOR POR EL DEPARTAMENTO DE
SOCIOLOGA DE LA UNIVERSIDAD DE SURREY (REINO UNIDO).
La elite contempornea del poder
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54 VANGUARDIA | DOSSIER VANGUARDIA | DOSSIER 55
L A E L I T E C ONT E MP OR NE A DE L P ODE R L A E L I T E C ONT E MP OR NE A DE L P ODE R
structura general
del poder en Turqua
Existen dos principales
centros de poder en la Tur-
qua contempornea: cen-
tros internos de poder y
centros externos de poder
[figura 1]. La investigacin
de campo indica que
existe un cierto n-
mero de centros de
poder externos que
influyen en el proce-
so sociopoltico de
adopcin de decisio-
nes en Turqua.
Estados Unidos, y en
concreto la CIA, ocu-
pan la primera y ms poderosa posicin
entre tales centros de poder externos.
Adems, varias organizaciones internacio-
nales poseen cierto grado de influencia en
determinadas cuestiones: por ejemplo, el
Fondo Monetario Internacional y el Banco
Mundial tienen una influencia destacada
en los asuntos econmicos.
Por otra parte, como se indica en el
cuadro 1 (Arslan, 1999: 268), hay alrededor
de una decena de centros principales de
poder internos dominados por las elites
principales. Este conjunto conforma los
crculos superiores del pas. Ninguno de
ellos posee el mismo grado de poder, rique-
za y prestigio en el seno del sistema: mien-
tras algunos de ellos son ms influyentes en
el proceso de adopcin de decisiones, otros
poseen escasa influencia. Los cuatro grupos
principales de nivel de elite ostentan la
parte principal del
poder: elites polti-
ca, militar, empresa-
rial y de los medios
de comunicacin.
Tales grupos consti-
tuyen la elite del
poder o gobierno
invisible frente al
de Erdogan:
Generales de las fuerzas armadas: cpula
militar.
Directivos de la empresa y la industria.
Gobierno, lderes de los partidos polticos
y ministros del Gobierno.
Patrones de los medios de comunicacin,
periodistas famosos y directores de los me-
dios (televisin y prensa).
En consecuencia, la estructura de poder
E
Las elites poltica, militar,
empresarial y meditica
conforman el verdadero poder
autnomo o gobierno invisible
en Turqua; entre los centros
de poder externos estn la CIA,
el Banco Mundial o el FMI
Este trabajo se propone analizar la estructura general de poder de la sociedad turca y
emplea la nocin de la teora de las elites para comprender, analizar y explicar la
estructura de poder de la sociedad turca contempornea (Arslan, 2007; 2004-b & 2004-c).
La teora de las elites destaca las categoras de poder, control e influencia en su anlisis de
la cuestin. Segn esta teora, las sociedades se dividen en los pocos que poseen el poder
y el gobierno y los muchos que son gobernados (Jary & Jary, 1991: 188). El grupo
gobernante llamado elite monopoliza de hecho el poder y adopta las decisiones
importantes. Los dems (no elites), la sociedad o las masas carecen relativamente de poder
y no tienen ms opcin que aceptar la decisin de las minoras.
de Turqua se compone de varios
grupos de elite. Los cuatro grupos
citados constituyen centros de poder
notablemente autnomos de la Tur-
qua contempornea. El dinero, el
prestigio y el poder se concentran
en manos de polticos relevantes,
almirantes y generales, propietarios
y ejecutivos de las principales empre-
sas, periodistas influyentes y direc-
tores de medios de comunicacin.
Ningn rector de universidad posee
el poder e influencia que maneja,
por ejemplo, un miembro del Con-
sejo de Gobierno, ni ningn lder
sindical es tan influyente como un
empresario que acta en el proceso
de adopcin de decisiones. Y ningn
funcionario de alto nivel puede pre-
sionar a los lderes polticos de la
forma en que puede hacerlo un po-
deroso periodista.
2
Evolucin histrica
de la elite del poder turca
La influencia balcnica sobre la
clase dirigente otomana fue notable
(Lewis, 1961: 4-5). Numerosos cristia-
nos balcnicos permearon las elites
polticas y militares del imperio oto-
mano por el procedimiento del dev-
sirme o leva de muchachos cristia-
nos. Asimismo, la clase dirigente
(aristocracia rural) sobrevivi en su
mayora y se incorpor al sistema
otomano. De hecho, los elementos
turcos en el seno de la elite gober-
nante poltica y militar no eran
numerosos en el perodo del impe-
rio otomano. Como ha subrayado
Lewis (1961: 35), los ciudadanos mu-
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L A E L I T E C ONT E MP OR NE A DE L P ODE R L A E L I T E C ONT E MP OR NE A DE L P ODE R
structura general
del poder en Turqua
Existen dos principales
centros de poder en la Tur-
qua contempornea: cen-
tros internos de poder y
centros externos de poder
[figura 1]. La investigacin
de campo indica que
existe un cierto n-
mero de centros de
poder externos que
influyen en el proce-
so sociopoltico de
adopcin de decisio-
nes en Turqua.
Estados Unidos, y en
concreto la CIA, ocu-
pan la primera y ms poderosa posicin
entre tales centros de poder externos.
Adems, varias organizaciones internacio-
nales poseen cierto grado de influencia en
determinadas cuestiones: por ejemplo, el
Fondo Monetario Internacional y el Banco
Mundial tienen una influencia destacada
en los asuntos econmicos.
Por otra parte, como se indica en el
cuadro 1 (Arslan, 1999: 268), hay alrededor
de una decena de centros principales de
poder internos dominados por las elites
principales. Este conjunto conforma los
crculos superiores del pas. Ninguno de
ellos posee el mismo grado de poder, rique-
za y prestigio en el seno del sistema: mien-
tras algunos de ellos son ms influyentes en
el proceso de adopcin de decisiones, otros
poseen escasa influencia. Los cuatro grupos
principales de nivel de elite ostentan la
parte principal del
poder: elites polti-
ca, militar, empresa-
rial y de los medios
de comunicacin.
Tales grupos consti-
tuyen la elite del
poder o gobierno
invisible frente al
de Erdogan:
Generales de las fuerzas armadas: cpula
militar.
Directivos de la empresa y la industria.
Gobierno, lderes de los partidos polticos
y ministros del Gobierno.
Patrones de los medios de comunicacin,
periodistas famosos y directores de los me-
dios (televisin y prensa).
En consecuencia, la estructura de poder
E
Las elites poltica, militar,
empresarial y meditica
conforman el verdadero poder
autnomo o gobierno invisible
en Turqua; entre los centros
de poder externos estn la CIA,
el Banco Mundial o el FMI
Este trabajo se propone analizar la estructura general de poder de la sociedad turca y
emplea la nocin de la teora de las elites para comprender, analizar y explicar la
estructura de poder de la sociedad turca contempornea (Arslan, 2007; 2004-b & 2004-c).
La teora de las elites destaca las categoras de poder, control e influencia en su anlisis de
la cuestin. Segn esta teora, las sociedades se dividen en los pocos que poseen el poder
y el gobierno y los muchos que son gobernados (Jary & Jary, 1991: 188). El grupo
gobernante llamado elite monopoliza de hecho el poder y adopta las decisiones
importantes. Los dems (no elites), la sociedad o las masas carecen relativamente de poder
y no tienen ms opcin que aceptar la decisin de las minoras.
de Turqua se compone de varios
grupos de elite. Los cuatro grupos
citados constituyen centros de poder
notablemente autnomos de la Tur-
qua contempornea. El dinero, el
prestigio y el poder se concentran
en manos de polticos relevantes,
almirantes y generales, propietarios
y ejecutivos de las principales empre-
sas, periodistas influyentes y direc-
tores de medios de comunicacin.
Ningn rector de universidad posee
el poder e influencia que maneja,
por ejemplo, un miembro del Con-
sejo de Gobierno, ni ningn lder
sindical es tan influyente como un
empresario que acta en el proceso
de adopcin de decisiones. Y ningn
funcionario de alto nivel puede pre-
sionar a los lderes polticos de la
forma en que puede hacerlo un po-
deroso periodista.
2
Evolucin histrica
de la elite del poder turca
La influencia balcnica sobre la
clase dirigente otomana fue notable
(Lewis, 1961: 4-5). Numerosos cristia-
nos balcnicos permearon las elites
polticas y militares del imperio oto-
mano por el procedimiento del dev-
sirme o leva de muchachos cristia-
nos. Asimismo, la clase dirigente
(aristocracia rural) sobrevivi en su
mayora y se incorpor al sistema
otomano. De hecho, los elementos
turcos en el seno de la elite gober-
nante poltica y militar no eran
numerosos en el perodo del impe-
rio otomano. Como ha subrayado
Lewis (1961: 35), los ciudadanos mu-
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L A E L I T E C ONT E MP OR NE A DE L P ODE R L A E L I T E C ONT E MP OR NE A DE L P ODE R
sulmanes del imperio
otomano, de carcter
militar, funcionarial y
feudal, slo conocan
cuatro profesiones: el
gobierno, la guerra, la
religin y la agricultu-
ra. El comercio y la
industria se dejaban a
los no musulmanes.
Sin embargo, el
siglo XX introducira
en Turqua un nuevo
grupo de elite con el
conocimiento, la capa-
cidad, el sentido de la
responsabilidad y el
poder para llevar a cabo
la gran revolucin social y poltica
que cre la Turqua moderna. La
nueva elite posea una buena forma-
cin y orgenes muy heterogneos.
Como ha sealado Lewis (1961:
455-6), las elites poderosas que sur-
gieron en Turqua al final de la
poca otomana son las militares, las
funcionariales y las jurdicas.
La elite militar llev a cabo la
revolucin turca. Tras la guerra de
independencia turca, la mayora de
los mandos victoriosos se convirtie-
ron en la elite poltica del Parlamento
turco. Asimismo, los lderes de los
primeros partidos polticos turcos
eran elites ex militares (como Ata-
trk, Inonu, Cebesoy y Karabekir).
Las elites militares adquirieron deci-
siva importancia poltica y se con-
virtieron en miembros importantes
de la elite del poder turca.
Sin embargo, la influencia de
las elites militares turcas en la vida
sociopoltica de Turqua no puede
reducirse de forma simplista al ori-
gen militar de los lderes de la revo-
lucin. Como ha sealado la mayo-
ra de autores occidentales influ-
yentes, la revolucin turca y el movi-
miento por la independencia eran
movimientos civiles, pese al origen
militar de sus lderes. Por otra parte,
debe recordarse que las elites mili-
tares se han compuesto habitual-
mente de personas bien formadas
en el seno de la sociedad
turca. La cantidad y cali-
dad de sus conocimien-
tos, en todo caso, se ha
sumado a su fuerza y
capacidad profesional.
Otro factor impor-
tante es que en los inicios
del perodo republicano
no exista en Turqua una
clase capitalista. La eco-
noma se basaba enton-
ces en la agricultura y el
comercio. La declaracin
siguiente da una idea
aproximada de la natura-
leza de la estructura so-
cial de la nueva Turqua
durante los primeros aos de la
repblica: En este momento, mis
oyentes son agricultores, artesanos,
comerciantes y obreros en general.
Cualquiera de ellos puede cierta-
mente incomodar al otro. Pero,
quin negar que el agricultor ne-
cesita al artesano, el artesano al
agricultor, el agricultor al comer-
ciante, y todos ellos se necesitan
entre s y tambin al obrero? (dis-
curso de Mustaf Kemal, Atatrk, en
Esmirna, en 1923).
La burguesa turca (en sentido
moderno) empez a prosperar en la
poca republicana, pero no se forta-
leci hasta el periodo multipartidis-
ta. Naturalmente, ya haban existi-
do ingredientes propios de clase
media, pero sus componentes no
eran turcos ni musulmanes. Los
comerciantes y empresarios griegos,
armenios y judos constituan un
factor importante de la sociedad
otomana (Lewis, 1961: 466).
La nueva clase capitalista turca
empez a aflorar en la dcada de los
aos 40 con fuerza pujante, en cali-
dad de actor en el marco del sistema
poltico establecido. Esta circuns-
tancia modific la correlacin de
fuerzas sociales y polticas en el
pas. La composicin de la elite del
poder cambi a la par de la evolu-
cin social, poltica y econmica de
la sociedad turca.
3
Composicin social y
consecuencias de la elite del poder
La elite del poder turca o, en otras pala-
bras, las elites principales de la sociedad
turca contempornea, se componen de per-
sonas de similar origen social, similar nivel
de formacin (Arslan, 2004-j) y similar per-
fil profesional. Tambin se asemejan sus
estilos de vida y sus puntos de vista y actan
con creciente coordinacin. Sin embargo,
como observ Mills (1956: 20), tal coordina-
cin no es completa ni continua. Los resul-
tados de los estudios y anlisis sobre las
elites del poder turcas pueden destacarse
como sigue:
Se dan matrimonios interclasistas entre
los miembros de la elite del poder turca.
Sus miembros han seguido una forma-
cin similar en centros selectos privados o
pblicos.
Poseen un estatus social similar o, inclu-
so, intercambiable.
Son miembros de selectos crculos acad-
micos y clubs elitistas.
Disfrutan de estilos de vida similares.
Se benefician de grandes ventajas sociales
y educativas (familiares y acadmicas)
Proceden en su mayora de familias de
clase media y media-alta; en el caso de la
elite del poder turca, la procedencia de
clase alta representa un factor destacado.
La elite del poder est dominada por hom-
bres y la mujer est infrarrepresentada.
La mayora de miembros de esta elite son
de media edad, seguidos de otras personas
de edad ms avanzada.
5
Intercambio de posiciones
en el seno de la elite del poder
El dominio sobre las instituciones pol-
ticas, militares, empresariales y mediticas
conforma la realidad de la elite del poder
turca, que se halla en el centro del poder y
la toma de decisiones a nivel nacional. En
cuanto al ciudadano de a pie, sus posibilida-
des de acceder a tales crculos elitistas se
ven limitadas por motivos de formacin y
cualificacin, origen social, edad y sexo.
Las elites
de poder,
que controlan
los recursos
sociales y
personales
y que actan
de forma
coordinada,
determinan
tanto las tareas
y obligaciones
de millones
de turcos como
su futuro
La presencia de
los medios de
comunicacin
en el seno
de los cuatro
grupos que se
reparten el
poder es un
fenmeno
reciente,
estrechamente
vinculado
a la evolucin
tecnolgica
del sector
052 ALI ARSLAN.indd 56-57 11/6/09 13:44:16
56 VANGUARDIA | DOSSIER VANGUARDIA | DOSSIER 57
L A E L I T E C ONT E MP OR NE A DE L P ODE R L A E L I T E C ONT E MP OR NE A DE L P ODE R
sulmanes del imperio
otomano, de carcter
militar, funcionarial y
feudal, slo conocan
cuatro profesiones: el
gobierno, la guerra, la
religin y la agricultu-
ra. El comercio y la
industria se dejaban a
los no musulmanes.
Sin embargo, el
siglo XX introducira
en Turqua un nuevo
grupo de elite con el
conocimiento, la capa-
cidad, el sentido de la
responsabilidad y el
poder para llevar a cabo
la gran revolucin social y poltica
que cre la Turqua moderna. La
nueva elite posea una buena forma-
cin y orgenes muy heterogneos.
Como ha sealado Lewis (1961:
455-6), las elites poderosas que sur-
gieron en Turqua al final de la
poca otomana son las militares, las
funcionariales y las jurdicas.
La elite militar llev a cabo la
revolucin turca. Tras la guerra de
independencia turca, la mayora de
los mandos victoriosos se convirtie-
ron en la elite poltica del Parlamento
turco. Asimismo, los lderes de los
primeros partidos polticos turcos
eran elites ex militares (como Ata-
trk, Inonu, Cebesoy y Karabekir).
Las elites militares adquirieron deci-
siva importancia poltica y se con-
virtieron en miembros importantes
de la elite del poder turca.
Sin embargo, la influencia de
las elites militares turcas en la vida
sociopoltica de Turqua no puede
reducirse de forma simplista al ori-
gen militar de los lderes de la revo-
lucin. Como ha sealado la mayo-
ra de autores occidentales influ-
yentes, la revolucin turca y el movi-
miento por la independencia eran
movimientos civiles, pese al origen
militar de sus lderes. Por otra parte,
debe recordarse que las elites mili-
tares se han compuesto habitual-
mente de personas bien formadas
en el seno de la sociedad
turca. La cantidad y cali-
dad de sus conocimien-
tos, en todo caso, se ha
sumado a su fuerza y
capacidad profesional.
Otro factor impor-
tante es que en los inicios
del perodo republicano
no exista en Turqua una
clase capitalista. La eco-
noma se basaba enton-
ces en la agricultura y el
comercio. La declaracin
siguiente da una idea
aproximada de la natura-
leza de la estructura so-
cial de la nueva Turqua
durante los primeros aos de la
repblica: En este momento, mis
oyentes son agricultores, artesanos,
comerciantes y obreros en general.
Cualquiera de ellos puede cierta-
mente incomodar al otro. Pero,
quin negar que el agricultor ne-
cesita al artesano, el artesano al
agricultor, el agricultor al comer-
ciante, y todos ellos se necesitan
entre s y tambin al obrero? (dis-
curso de Mustaf Kemal, Atatrk, en
Esmirna, en 1923).
La burguesa turca (en sentido
moderno) empez a prosperar en la
poca republicana, pero no se forta-
leci hasta el periodo multipartidis-
ta. Naturalmente, ya haban existi-
do ingredientes propios de clase
media, pero sus componentes no
eran turcos ni musulmanes. Los
comerciantes y empresarios griegos,
armenios y judos constituan un
factor importante de la sociedad
otomana (Lewis, 1961: 466).
La nueva clase capitalista turca
empez a aflorar en la dcada de los
aos 40 con fuerza pujante, en cali-
dad de actor en el marco del sistema
poltico establecido. Esta circuns-
tancia modific la correlacin de
fuerzas sociales y polticas en el
pas. La composicin de la elite del
poder cambi a la par de la evolu-
cin social, poltica y econmica de
la sociedad turca.
3
Composicin social y
consecuencias de la elite del poder
La elite del poder turca o, en otras pala-
bras, las elites principales de la sociedad
turca contempornea, se componen de per-
sonas de similar origen social, similar nivel
de formacin (Arslan, 2004-j) y similar per-
fil profesional. Tambin se asemejan sus
estilos de vida y sus puntos de vista y actan
con creciente coordinacin. Sin embargo,
como observ Mills (1956: 20), tal coordina-
cin no es completa ni continua. Los resul-
tados de los estudios y anlisis sobre las
elites del poder turcas pueden destacarse
como sigue:
Se dan matrimonios interclasistas entre
los miembros de la elite del poder turca.
Sus miembros han seguido una forma-
cin similar en centros selectos privados o
pblicos.
Poseen un estatus social similar o, inclu-
so, intercambiable.
Son miembros de selectos crculos acad-
micos y clubs elitistas.
Disfrutan de estilos de vida similares.
Se benefician de grandes ventajas sociales
y educativas (familiares y acadmicas)
Proceden en su mayora de familias de
clase media y media-alta; en el caso de la
elite del poder turca, la procedencia de
clase alta representa un factor destacado.
La elite del poder est dominada por hom-
bres y la mujer est infrarrepresentada.
La mayora de miembros de esta elite son
de media edad, seguidos de otras personas
de edad ms avanzada.
5
Intercambio de posiciones
en el seno de la elite del poder
El dominio sobre las instituciones pol-
ticas, militares, empresariales y mediticas
conforma la realidad de la elite del poder
turca, que se halla en el centro del poder y
la toma de decisiones a nivel nacional. En
cuanto al ciudadano de a pie, sus posibilida-
des de acceder a tales crculos elitistas se
ven limitadas por motivos de formacin y
cualificacin, origen social, edad y sexo.
Las elites
de poder,
que controlan
los recursos
sociales y
personales
y que actan
de forma
coordinada,
determinan
tanto las tareas
y obligaciones
de millones
de turcos como
su futuro
La presencia de
los medios de
comunicacin
en el seno
de los cuatro
grupos que se
reparten el
poder es un
fenmeno
reciente,
estrechamente
vinculado
a la evolucin
tecnolgica
del sector
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58 VANGUARDIA | DOSSIER
L A E L I T E C ONT E MP OR NE A DE L P ODE R
Las funciones y cargos superiores son
intercambiables: se ha producido un inter-
cambio de personas entre el establishment
militar, empresarial y poltico. El sentido de
tal desplazamiento ha sido siempre desde el
establishment militar al resto. Todos los mili-
tares profesionales turcos de alto rango han
recibido formacin en programas de ges-
tin de la violencia. Desde el punto de vista
terico, su formacin acadmica y profesio-
nal y capacidad de gestin de elementos
humanos y materiales facilitan notable-
mente el grado de transferibilidad de sus
conocimientos del mbito militar al civil.
Cuando los miembros de la cpula militar
se retiran, muchos de ellos se convierten en
miembros de las juntas y consejos de direc-
cin de grandes empresas o comits estrat-
gicos de distintos organismos. Algunos tam-
bin se dedican a la poltica activa.
Los vectores de la posibilidad de inter-
cambiar posiciones en el seno de la elite del
poder turca se muestran en el siguiente
cuadro. (Arslan, 1999: 270).
Si bien cabe hablar de posibilidad de
intercambio entre los sectores mediticos,
empresarial y econmico, en realidad slo
cabe hablar de intercambiabilidad en sentido
estricto en el caso de las elites militares. En
otras palabras, desde el punto de vista teri-
co un miembro de la elite militar puede
convertirse en empresario, poltico o perio-
dista. Sin embargo, ningn miembro de las
elites polticas, mediticas o empresariales
tiene posibilidad de convertirse en miem-
bro de la elite militar terica o prctica-
mente debido al escrupuloso proceso de
seleccin, formacin especial y carrera mili-
tar desde temprana edad. Las similitudes
sociales y afinidades psicolgicas de los
miembros de la elite del poder intensifican
el intercambio entre las elites en general.
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68 VANGUARDIA | DOSSIER VANGUARDIA | DOSSIER 69
Nilfer Gle
ESCUELA DE ALTOS ESTUDIOS EN CIENCIAS SOCIALES (PARS).
MO HABLAR DE LAS MUJERES
TURCAS? Es posible generali-
zar el caso de las mujeres
espaolas o francesas? Las
generalizaciones refuerzan
la distincin entre el noso-
tros y el ellos. El hecho de
que las turcas se vuelvan ms
religiosas y adopten el modo
islmico de vestir y de cubrirse, de que se ven
obligadas a hacerlo bajo la ley patriarcal, de
que su vida est moldeada por los papeles
tradicionales, las discriminaciones y los casti-
gos de gnero (como las morales de la virgini-
dad y los asesinatos de
honor) son cuestiones
que condicionan la for-
ma en que son descritas
las mujeres turcas entre
las opiniones pblicas
europeas. La diferencia
religiosa y la omnipre-
sencia de las tradiciones
se han convertido en
marcadores habituales a la hora de definir los
lmites entre ellos y nosotros, entre las mu-
jeres laicas europeas y las mujeres musulma-
nas turcas.
En lugar de eso, desplazar el marcador
de la diferencia hasta la propia Turqua y
considerar las diferencias que separan a las
mujeres en el seno del propio pas. As, ms
que hablar de mujeres turcas, hablar de la
pluralidad de figuras de las mujeres en Tur-
qua y sealar las diferencias y los enfrenta-
mientos que mantienen. La divisin entre lo
religioso y lo laico, las separaciones tnicas
y nacionales, las minoras no musulmanas,
constituyen algunas de las tensiones centra-
les de la sociedad turca contempornea. Las
mujeres son marcadores simblicos, media-
doras culturales, agentes comprometidas,
portavoces pblicos y vctimas de esas di-
visiones religiosas, tnicas y culturales. De-
sempean un papel decisivo para determinar
el rumbo del cambio en la democracia turca.
En Turqua, el futuro de la democracia plural
se ver determinado por el hecho de si esas
divisiones caen en una espiral de enfrenta-
miento o llevan a nuevas formas de reconci-
liacin y consenso.
La sociedad tur-
ca contempornea
est moldeada tanto
por la dinmica de
pluralismo como por
la poltica de enfren-
tamiento a lo largo
de unas fallas reli-
giosas, tnicas y cul-
turales. Estudiando las trayectorias persona-
les de las mujeres, las historias de su vida y
sus compromisos pblicos, es posible descu-
brir las lneas de falla de la actual sociedad
turca. La polmica entre las mujeres religio-
sas y laicas, la divisin entre mujeres kurdas
y turcas y el reconocimiento de las minoras
no musulmanas son algunos de estos ejem-
plos. En el presente artculo analizar sobre
todo la divisin entre lo religioso y lo laico a
travs de algunas figuras pblicas de mujeres
diferentes y contrarias.
Ms all del velo
las mujeres, figuras de
pluralismo, enfrentamiento
y reconciliacin
C
A pesar de desempear un
papel decisivo para determinar
el rumbo del cambio en la
democracia, las mujeres turcas
son a la vez vctimas de las
divisiones religiosas, tnicas y
culturales de la propia sociedad
068 GOLE.indd 68-69 11/6/09 14:08:05
68 VANGUARDIA | DOSSIER VANGUARDIA | DOSSIER 69
Nilfer Gle
ESCUELA DE ALTOS ESTUDIOS EN CIENCIAS SOCIALES (PARS).
MO HABLAR DE LAS MUJERES
TURCAS? Es posible generali-
zar el caso de las mujeres
espaolas o francesas? Las
generalizaciones refuerzan
la distincin entre el noso-
tros y el ellos. El hecho de
que las turcas se vuelvan ms
religiosas y adopten el modo
islmico de vestir y de cubrirse, de que se ven
obligadas a hacerlo bajo la ley patriarcal, de
que su vida est moldeada por los papeles
tradicionales, las discriminaciones y los casti-
gos de gnero (como las morales de la virgini-
dad y los asesinatos de
honor) son cuestiones
que condicionan la for-
ma en que son descritas
las mujeres turcas entre
las opiniones pblicas
europeas. La diferencia
religiosa y la omnipre-
sencia de las tradiciones
se han convertido en
marcadores habituales a la hora de definir los
lmites entre ellos y nosotros, entre las mu-
jeres laicas europeas y las mujeres musulma-
nas turcas.
En lugar de eso, desplazar el marcador
de la diferencia hasta la propia Turqua y
considerar las diferencias que separan a las
mujeres en el seno del propio pas. As, ms
que hablar de mujeres turcas, hablar de la
pluralidad de figuras de las mujeres en Tur-
qua y sealar las diferencias y los enfrenta-
mientos que mantienen. La divisin entre lo
religioso y lo laico, las separaciones tnicas
y nacionales, las minoras no musulmanas,
constituyen algunas de las tensiones centra-
les de la sociedad turca contempornea. Las
mujeres son marcadores simblicos, media-
doras culturales, agentes comprometidas,
portavoces pblicos y vctimas de esas di-
visiones religiosas, tnicas y culturales. De-
sempean un papel decisivo para determinar
el rumbo del cambio en la democracia turca.
En Turqua, el futuro de la democracia plural
se ver determinado por el hecho de si esas
divisiones caen en una espiral de enfrenta-
miento o llevan a nuevas formas de reconci-
liacin y consenso.
La sociedad tur-
ca contempornea
est moldeada tanto
por la dinmica de
pluralismo como por
la poltica de enfren-
tamiento a lo largo
de unas fallas reli-
giosas, tnicas y cul-
turales. Estudiando las trayectorias persona-
les de las mujeres, las historias de su vida y
sus compromisos pblicos, es posible descu-
brir las lneas de falla de la actual sociedad
turca. La polmica entre las mujeres religio-
sas y laicas, la divisin entre mujeres kurdas
y turcas y el reconocimiento de las minoras
no musulmanas son algunos de estos ejem-
plos. En el presente artculo analizar sobre
todo la divisin entre lo religioso y lo laico a
travs de algunas figuras pblicas de mujeres
diferentes y contrarias.
Ms all del velo
las mujeres, figuras de
pluralismo, enfrentamiento
y reconciliacin
C
A pesar de desempear un
papel decisivo para determinar
el rumbo del cambio en la
democracia, las mujeres turcas
son a la vez vctimas de las
divisiones religiosas, tnicas y
culturales de la propia sociedad
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70 VANGUARDIA | DOSSIER VANGUARDIA | DOSSIER 71
M S A L L DE L V E L O. L A S MUJ E R E S , F I GUR A S DE L P L UR A L I S MO, E NF R E NT A MI E NT O Y R E C ONC I L I AC I N M S A L L DE L V E L O. L A S MUJ E R E S , F I GUR A S DE L P L UR A L I S MO, E NF R E NT A MI E NT O Y R E C ONC I L I AC I N
Velo en el Estado y laicismo
en las calles?
La divisin entre lo religioso y lo laico
no es nueva. Desde la poca otomana, la
historia de la modernizacin estuvo influi-
da por los debates entre lo conservador-reli-
gioso y lo occidentalista-laico. La cuestin
de las mujeres fue un elemento central en
tales debates. La participacin de las muje-
res en la vida pblica, la crtica de la poliga-
mia, el amor libre, la mezcla social de
hombres y mujeres, la abolicin del dere-
cho familiar islmico, el cdigo civil de fa-
milia, el derecho femenino a la herencia y
al divorcio, el sufragio activo y pasivo...
todos estos cambios y reformas que se ini-
ciaron con el reformismo otomano y siguie-
ron durante el perodo republicano abrie-
ron el camino de las mujeres hacia la igual-
dad de gnero y los estilos de vida laicos en
los mbitos privado y pblico.
Sin embargo, el rumbo del cambio no
es lineal; una mayor modernizacin no
supone siempre y en todos los lugares una
mayor laicizacin. En Turqua, pero tam-
bin en diferentes partes del mundo, pre-
senciamos un resurgir de los movimientos
religiosos. La reintroduccin del velo de las
mujeres se ha convertido en el smbolo ms
visible del resurgir de la fe y las prcticas
islmicas. Desde la dcada de 1980, las pre-
tensiones de que las mujeres adopten el
velo en las escuelas y universidades pbli-
cas se ha convertido en la cuestin ms
polmica de la vida pblica y poltica de
Turqua, pero tambin en muchos pases
europeos. En Francia, el debate sobre paue-
lo condujo a la aplicacin de una ley (la
llamada ley antivelo, aprobada el 15 de
marzo de 2004) que prohibi los pauelos y
otros smbolos religiosos en las escuelas
pblicas. En Turqua, la prohibicin del
pauelo se aplica desde la dcada de 1980 y
sigue vigente a pesar la mayora guberna-
mental del Partido para la Justicia y el
Desarrollo (AKP), de confesin musulmana.
La opinin pblica laica teme que la autori-
zacin del pauelo en las universidades
signifique no slo la derrota del laicismo,
sino que conduzca tambin a un proceso de
islamizacin forzada y a la imposicin de
que las estudiantes y las mujeres en general
se cubran la cabeza.
El pauelo islmico se convirti en un
asunto pblico, lo cual supone su identifi-
cacin como problema, cuando se percibi
y defini como amenaza al laicismo y los
derechos de las mujeres. Llevar el pauelo
era una prctica comn entre muchas
mujeres (en especial, en las ciudades peque-
as, las zonas rurales y la periferia urbana).
No estaba considerado como un smbolo
poltico o como un asunto pblico. Era
invisible a la mirada pblica. Slo se con-
virti en preocupacin pblica cuando el
pauelo fue readoptado por las muchachas
en escuelas pblicas y universidades. Em-
pez entonces a ser percibido, no como una
seal de fe religiosa o de unas costumbres
tradicionales, sino como smbolo del islam
poltico. De modo paradjico, el velo se con-
virti en asunto pblico cuando transgre-
di los lmites de lo rural, tradicional y pe-
rifrico y apareci en los espacios de lo mo-
derno, lo laico y la vida occidental. Se trata
de algo muy relacionado con nuestras per-
cepciones y nuestros discursos de la mo-
dernidad laica. Se espera que, al entrar en el
mbito de la modernidad, uno abandone la
fe religiosa y se aleje de las normas de vida
tradicionales. Por lo tanto, estar en una es-
cuela o universidad pblica laica supone
mostrar conformidad con sus normas. Por
ello, parece paradjico tener acceso a la
educacin superior y, sin embargo, afirmar
el propio compromiso con la devocin y el
modo de vida islmico. Es un rasgo comn
de los movimientos islmicos contempor-
neos. Los nuevos agentes del islam se distan-
cian de las tradiciones, pero no se asimilan
a las normas laicas de la modernidad. Combi-
nan religin y crtica, fe y poltica, en modos
que son desconocidos para el pensamiento
religioso y para la poltica progresista.
El pauelo es criticado por las feminis-
tas laicas en la medida en que simboliza la
segregacin de las mujeres y su clausura en
el terreno privado. Sin embargo y de nuevo
de forma paradjica, esas musulmanas
participan ya en la educacin laica, la vida
pblica, la convivencia con hombres en la
vida pblica y, por lo tanto, han abandona-
do los mbitos de vida y los papeles tradicio-
nales. Llevan a cabo una transgresin que
las conduce a experiencias vitales, lugares y
puestos nuevos que no pretenden incluirlas,
que no lo permiten, hasta que cumplan con
las normas. Al compartir las mismas escue-
Desde la
dcada de los
aos 80, la
pretensin de
que se permita
a las mujeres
el uso del velo
en escuelas y
universidades
pblicas se ha
convertido en
la cuestin ms
polmica de
la vida social
y poltica
las pblicas, la misma educacin
universitaria y el mismo Parlamento,
transgreden los lmites y normas
religiosos, pero tambin desobede-
cen las normas feministas laicas.
La prohibicin del pauelo en
las universidades turcas ha signifi-
cado que muchas jvenes quedaran
excluidas de los campus, y algunas
han encontrado vas alternativas
para proseguir su educacin supe-
rior: han viajado a Estados Unidos,
adoptado y reinventado nuevas for-
mas de cubrirse, como llevar som-
brero, gorra o incluso una peluca
para ocultar su cabello natural.
Semejantes actos han significado
subvertir la prohibicin, pero tam-
bin han introducido una sensacin
de alienacin y falsedad expresada
con amargura por las muchachas.
Adems, stas sienten resentimien-
to y humillacin porque su aparien-
cia est sometida al control diario
porque tienen que pasar por pues-
tos de control antes de entrar en
los campus. Asimismo, las adminis-
traciones de las universidades han
creado salas de persuasin para
convencer a las muchachas de que
se quiten los pauelos.
Los recintos y las aulas universi-
tarios no son el nico espacio que
prohbe el uso del velo. El Parlamen-
to tambin excluye la entrada a las
diputadas que pretenden lucirlo. Por
primera vez en su historia republica-
na, Turqua fue testigo en 1999 de la
eleccin de una musulmana cubier-
ta, una diputada por Estambul del
partido pro islmico Partido de la
Virtud (Fazilet Partisi). El 2 de mayo
de 1999, cuando Merve Kavaki, de
31 aos, con pauelo en la cabeza,
unas elegantes gafas sin montura y
un moderno traje de dos piezas de
falda larga, entr muy segura de s
misma en la Asamblea Nacional pa-
ra la sesin inaugural, todos los di-
putados, hombres y mujeres, se
levantaron y protestaron contra su
presencia con tanta vehemencia
(sobre todo, las mujeres del Partido
Republicano laico) gritando: Merve
fuera; ayatols a Irn y Turqua es
laica y seguir laica que Merve se
vio obligada a dejar el Parlamento
sin prestar juramento como legisla-
dora. El velo islmico de Kavaki de-
safi las leyes tcitas del Parlamento
y enfureci a los diputados y a la
opinin pblica (laica). La asociacin
feminista ms importante del pas
organiz actos y conden la presen-
cia del pauelo en el Parlamento
por ser un uniforme ideolgico del
fundamentalismo islmico que de-
safa al Estado republicano y las re-
formas laicas. Kavaki fue tildada de
agente provocadora por la prensa
turca, que la acus de tener estre-
chos vnculos con el grupo palestino
Hamas y de trabajar para potencias
extranjeras, como Irn y Libia. Se
descubri que haba conseguido la
ciudadana estadounidense poco
despus de ser elegida candidata
parlamentaria; y, dado que no haba
mencionado de modo oficial la pose-
sin de otro pasaporte, las autorida-
des utilizaron ese hecho para privar-
la de la ciudadana turca.
El pauelo sigue sin estar per-
mitido en el Parlamento y en las
universidades. Se sigue excluyendo
de las universidades a muchas jve-
nes que afirman su derecho a acce-
der a la educacin superior y, tam-
bin, a cubrirse la cabeza. En el Par-
lamento no se permite a las diputa-
das cubrirse la cabeza. Con todo, el
smbolo del velo sigue transgredien-
do los lmites prohibidos y se aden-
tra en los crculos del poder estatal
a travs de las esposas de los polti-
cos musulmanes.
Durante el verano de 2007, el
candidato presidencial Abdullah
Gl, de confesin musulmana y con
una esposa que lleva pauelo, provo-
c una ira y un temor pblicos que
llev a millones de personas a salir a
las calles en favor del laicismo y el
republicanismo. La esposa velada
del presidente de Turqua fue una
imagen muy perturbadora que trans-
miti un cubrimiento simblico
completo de la repblica laica. Signi-
ficaba desobediencia a las normas
de gnero laicas y una transgresin
religiosa en ese bastin de la poltica
laica que es el Estado republicano.
Las asociaciones de mujeres de
defensa del laicismo participaron
en gran medida en el movimiento
nacional. La conocida y respetada
figura pblica Trkan Saylan, diri-
gente de la asociacin en defensa
de la vida contempornea [es decir,
laica], se convirti en la portavoz
del movimiento laicista. Saylan, cu-
ya muerte acaba de producirse (ma-
yo de 2009), alcanz la categora de
icono femenino de progreso gracias
a sus logros como investigadora
mdica y activista humanitaria en
la lucha contra la lepra, pero tam-
bin gracias a su compromiso con la
causa del laicismo y la educacin de
las nias. Durante las manifestacio-
nes de 2007, hizo pblica su posi-
cin contra la sharia y el ejrcito.
Las manifestaciones contra el fin de
la prohibicin del velo en las univer-
sidades y la posibilidad de un presi-
dente de confesin musulmana y
una esposa con velo reunieron a
millones de participantes y se exten-
dieron por las ciudades, en una
multitudinaria defensa del Estado
republicano y el nacionalismo. La
cantidad de banderas, imgenes de
Atatrk y canciones nacionales
recordaron el repertorio de un movi-
miento de liberacin nacional con
un toque militar. Muchos sospecha-
ron que fueron instigadas por fuer-
zas deseosas de manipular el miedo
laico y llevar al ejrcito al poder.
La poltica del velo somete el
laicismo a una prueba democrtica.
Las manifestaciones dejan claro que
el laicismo no es slo una poltica
estatal, impuesta desde arriba por la
fuerza, sino que ha llegado a formar
parte de unos principios con gran
predicamento entre la sociedad
turca (en especial, entre las asocia-
ciones de mujeres). Por ello, el laicis-
mo, de ser una ideologa fomentada
desde arriba, se ha convertido cada
vez ms en un principio de base
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M S A L L DE L V E L O. L A S MUJ E R E S , F I GUR A S DE L P L UR A L I S MO, E NF R E NT A MI E NT O Y R E C ONC I L I AC I N M S A L L DE L V E L O. L A S MUJ E R E S , F I GUR A S DE L P L UR A L I S MO, E NF R E NT A MI E NT O Y R E C ONC I L I AC I N
Velo en el Estado y laicismo
en las calles?
La divisin entre lo religioso y lo laico
no es nueva. Desde la poca otomana, la
historia de la modernizacin estuvo influi-
da por los debates entre lo conservador-reli-
gioso y lo occidentalista-laico. La cuestin
de las mujeres fue un elemento central en
tales debates. La participacin de las muje-
res en la vida pblica, la crtica de la poliga-
mia, el amor libre, la mezcla social de
hombres y mujeres, la abolicin del dere-
cho familiar islmico, el cdigo civil de fa-
milia, el derecho femenino a la herencia y
al divorcio, el sufragio activo y pasivo...
todos estos cambios y reformas que se ini-
ciaron con el reformismo otomano y siguie-
ron durante el perodo republicano abrie-
ron el camino de las mujeres hacia la igual-
dad de gnero y los estilos de vida laicos en
los mbitos privado y pblico.
Sin embargo, el rumbo del cambio no
es lineal; una mayor modernizacin no
supone siempre y en todos los lugares una
mayor laicizacin. En Turqua, pero tam-
bin en diferentes partes del mundo, pre-
senciamos un resurgir de los movimientos
religiosos. La reintroduccin del velo de las
mujeres se ha convertido en el smbolo ms
visible del resurgir de la fe y las prcticas
islmicas. Desde la dcada de 1980, las pre-
tensiones de que las mujeres adopten el
velo en las escuelas y universidades pbli-
cas se ha convertido en la cuestin ms
polmica de la vida pblica y poltica de
Turqua, pero tambin en muchos pases
europeos. En Francia, el debate sobre paue-
lo condujo a la aplicacin de una ley (la
llamada ley antivelo, aprobada el 15 de
marzo de 2004) que prohibi los pauelos y
otros smbolos religiosos en las escuelas
pblicas. En Turqua, la prohibicin del
pauelo se aplica desde la dcada de 1980 y
sigue vigente a pesar la mayora guberna-
mental del Partido para la Justicia y el
Desarrollo (AKP), de confesin musulmana.
La opinin pblica laica teme que la autori-
zacin del pauelo en las universidades
signifique no slo la derrota del laicismo,
sino que conduzca tambin a un proceso de
islamizacin forzada y a la imposicin de
que las estudiantes y las mujeres en general
se cubran la cabeza.
El pauelo islmico se convirti en un
asunto pblico, lo cual supone su identifi-
cacin como problema, cuando se percibi
y defini como amenaza al laicismo y los
derechos de las mujeres. Llevar el pauelo
era una prctica comn entre muchas
mujeres (en especial, en las ciudades peque-
as, las zonas rurales y la periferia urbana).
No estaba considerado como un smbolo
poltico o como un asunto pblico. Era
invisible a la mirada pblica. Slo se con-
virti en preocupacin pblica cuando el
pauelo fue readoptado por las muchachas
en escuelas pblicas y universidades. Em-
pez entonces a ser percibido, no como una
seal de fe religiosa o de unas costumbres
tradicionales, sino como smbolo del islam
poltico. De modo paradjico, el velo se con-
virti en asunto pblico cuando transgre-
di los lmites de lo rural, tradicional y pe-
rifrico y apareci en los espacios de lo mo-
derno, lo laico y la vida occidental. Se trata
de algo muy relacionado con nuestras per-
cepciones y nuestros discursos de la mo-
dernidad laica. Se espera que, al entrar en el
mbito de la modernidad, uno abandone la
fe religiosa y se aleje de las normas de vida
tradicionales. Por lo tanto, estar en una es-
cuela o universidad pblica laica supone
mostrar conformidad con sus normas. Por
ello, parece paradjico tener acceso a la
educacin superior y, sin embargo, afirmar
el propio compromiso con la devocin y el
modo de vida islmico. Es un rasgo comn
de los movimientos islmicos contempor-
neos. Los nuevos agentes del islam se distan-
cian de las tradiciones, pero no se asimilan
a las normas laicas de la modernidad. Combi-
nan religin y crtica, fe y poltica, en modos
que son desconocidos para el pensamiento
religioso y para la poltica progresista.
El pauelo es criticado por las feminis-
tas laicas en la medida en que simboliza la
segregacin de las mujeres y su clausura en
el terreno privado. Sin embargo y de nuevo
de forma paradjica, esas musulmanas
participan ya en la educacin laica, la vida
pblica, la convivencia con hombres en la
vida pblica y, por lo tanto, han abandona-
do los mbitos de vida y los papeles tradicio-
nales. Llevan a cabo una transgresin que
las conduce a experiencias vitales, lugares y
puestos nuevos que no pretenden incluirlas,
que no lo permiten, hasta que cumplan con
las normas. Al compartir las mismas escue-
Desde la
dcada de los
aos 80, la
pretensin de
que se permita
a las mujeres
el uso del velo
en escuelas y
universidades
pblicas se ha
convertido en
la cuestin ms
polmica de
la vida social
y poltica
las pblicas, la misma educacin
universitaria y el mismo Parlamento,
transgreden los lmites y normas
religiosos, pero tambin desobede-
cen las normas feministas laicas.
La prohibicin del pauelo en
las universidades turcas ha signifi-
cado que muchas jvenes quedaran
excluidas de los campus, y algunas
han encontrado vas alternativas
para proseguir su educacin supe-
rior: han viajado a Estados Unidos,
adoptado y reinventado nuevas for-
mas de cubrirse, como llevar som-
brero, gorra o incluso una peluca
para ocultar su cabello natural.
Semejantes actos han significado
subvertir la prohibicin, pero tam-
bin han introducido una sensacin
de alienacin y falsedad expresada
con amargura por las muchachas.
Adems, stas sienten resentimien-
to y humillacin porque su aparien-
cia est sometida al control diario
porque tienen que pasar por pues-
tos de control antes de entrar en
los campus. Asimismo, las adminis-
traciones de las universidades han
creado salas de persuasin para
convencer a las muchachas de que
se quiten los pauelos.
Los recintos y las aulas universi-
tarios no son el nico espacio que
prohbe el uso del velo. El Parlamen-
to tambin excluye la entrada a las
diputadas que pretenden lucirlo. Por
primera vez en su historia republica-
na, Turqua fue testigo en 1999 de la
eleccin de una musulmana cubier-
ta, una diputada por Estambul del
partido pro islmico Partido de la
Virtud (Fazilet Partisi). El 2 de mayo
de 1999, cuando Merve Kavaki, de
31 aos, con pauelo en la cabeza,
unas elegantes gafas sin montura y
un moderno traje de dos piezas de
falda larga, entr muy segura de s
misma en la Asamblea Nacional pa-
ra la sesin inaugural, todos los di-
putados, hombres y mujeres, se
levantaron y protestaron contra su
presencia con tanta vehemencia
(sobre todo, las mujeres del Partido
Republicano laico) gritando: Merve
fuera; ayatols a Irn y Turqua es
laica y seguir laica que Merve se
vio obligada a dejar el Parlamento
sin prestar juramento como legisla-
dora. El velo islmico de Kavaki de-
safi las leyes tcitas del Parlamento
y enfureci a los diputados y a la
opinin pblica (laica). La asociacin
feminista ms importante del pas
organiz actos y conden la presen-
cia del pauelo en el Parlamento
por ser un uniforme ideolgico del
fundamentalismo islmico que de-
safa al Estado republicano y las re-
formas laicas. Kavaki fue tildada de
agente provocadora por la prensa
turca, que la acus de tener estre-
chos vnculos con el grupo palestino
Hamas y de trabajar para potencias
extranjeras, como Irn y Libia. Se
descubri que haba conseguido la
ciudadana estadounidense poco
despus de ser elegida candidata
parlamentaria; y, dado que no haba
mencionado de modo oficial la pose-
sin de otro pasaporte, las autorida-
des utilizaron ese hecho para privar-
la de la ciudadana turca.
El pauelo sigue sin estar per-
mitido en el Parlamento y en las
universidades. Se sigue excluyendo
de las universidades a muchas jve-
nes que afirman su derecho a acce-
der a la educacin superior y, tam-
bin, a cubrirse la cabeza. En el Par-
lamento no se permite a las diputa-
das cubrirse la cabeza. Con todo, el
smbolo del velo sigue transgredien-
do los lmites prohibidos y se aden-
tra en los crculos del poder estatal
a travs de las esposas de los polti-
cos musulmanes.
Durante el verano de 2007, el
candidato presidencial Abdullah
Gl, de confesin musulmana y con
una esposa que lleva pauelo, provo-
c una ira y un temor pblicos que
llev a millones de personas a salir a
las calles en favor del laicismo y el
republicanismo. La esposa velada
del presidente de Turqua fue una
imagen muy perturbadora que trans-
miti un cubrimiento simblico
completo de la repblica laica. Signi-
ficaba desobediencia a las normas
de gnero laicas y una transgresin
religiosa en ese bastin de la poltica
laica que es el Estado republicano.
Las asociaciones de mujeres de
defensa del laicismo participaron
en gran medida en el movimiento
nacional. La conocida y respetada
figura pblica Trkan Saylan, diri-
gente de la asociacin en defensa
de la vida contempornea [es decir,
laica], se convirti en la portavoz
del movimiento laicista. Saylan, cu-
ya muerte acaba de producirse (ma-
yo de 2009), alcanz la categora de
icono femenino de progreso gracias
a sus logros como investigadora
mdica y activista humanitaria en
la lucha contra la lepra, pero tam-
bin gracias a su compromiso con la
causa del laicismo y la educacin de
las nias. Durante las manifestacio-
nes de 2007, hizo pblica su posi-
cin contra la sharia y el ejrcito.
Las manifestaciones contra el fin de
la prohibicin del velo en las univer-
sidades y la posibilidad de un presi-
dente de confesin musulmana y
una esposa con velo reunieron a
millones de participantes y se exten-
dieron por las ciudades, en una
multitudinaria defensa del Estado
republicano y el nacionalismo. La
cantidad de banderas, imgenes de
Atatrk y canciones nacionales
recordaron el repertorio de un movi-
miento de liberacin nacional con
un toque militar. Muchos sospecha-
ron que fueron instigadas por fuer-
zas deseosas de manipular el miedo
laico y llevar al ejrcito al poder.
La poltica del velo somete el
laicismo a una prueba democrtica.
Las manifestaciones dejan claro que
el laicismo no es slo una poltica
estatal, impuesta desde arriba por la
fuerza, sino que ha llegado a formar
parte de unos principios con gran
predicamento entre la sociedad
turca (en especial, entre las asocia-
ciones de mujeres). Por ello, el laicis-
mo, de ser una ideologa fomentada
desde arriba, se ha convertido cada
vez ms en un principio de base
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M S A L L DE L V E L O. L A S MUJ E R E S , F I GUR A S DE L P L UR A L I S MO, E NF R E NT A MI E NT O Y R E C ONC I L I AC I N
considerado hoy por muchos como
una garanta de su libertad para
llevar una vida al margen de las
normas y las prohibiciones religio-
sas. Las manifestaciones dan fe del
paso del laicismo desde la poltica
estatal hasta la poltica en las calles.
Resulta fcil calificar la defensa del
laicismo como movimiento civil y
social. Se ha convertido en parte de
una fuerza social; sin embargo, si-
gue vinculado a la poltica autorita-
ria. La poltica del velo cristaliza los
problemas de articulacin entre lai-
cidad del Estado y laicismo en las
calles, entre nacionalismo e islam,
entre autoritarismo y pluralismo.
Si seguimos las trayectorias de
las mujeres, nos es posible sealar
que el velo se mueve de abajo a arri-
ba, de los mrgenes de la sociedad
al centro de su poder, de los pueblos
y las pequeas ciudades anatolias a
la cspide del Estado. El gesto de
cubrirse la cabeza de la esposa del
presidente, suscita el temor de que
la repblica se convierta por com-
pleto en islmica, en una repblica
donde los principios religiosos sean
los principios rectores que se impon-
gan a los dems. Por otra parte, el
laicismo, que se aplic en un princi-
pio como ideologa estatal de arriba
a abajo, se est convirtiendo en
parte de los valores sociales y la pol-
tica en las calles. Dos figuras de mu-
jeres, Hayrnnisa Gl, esposa del
presidente, y Trkan Saylan, diri-
gente del movimiento laicista, en-
carnan la divisin entre lo religioso
y lo laico y tambin a esos dos movi-
mientos opuestos. Son parte del te-
rreno plural en el que la presencia
de mujeres en tanto que profesio-
nales, esposas, agentes sociales y fi-
guras pblicas marcan el rumbo
del cambio.
Una esttica islmica
de la reconciliacin?
Hay muchas formas islmicas
de cubrirse y tambin reciben
muchos nombres: pauelo, velo,
hijab, trban, tesettr, burka, etctera.
No obstante, ninguna de ella capta
del todo el significado y los rasgos
de la forma contempornea de
cubrirse. Si observamos con aten-
cin, vemos que los nuevos cdigos
islmicos de vestir no siguen las
formas tradicionales, rurales, tni-
cas o religiosas de cubrirse. Se trata
de una nueva esttica hbrida; se
inspira en los tejidos y tendencias
modernas y reinventan las normas
del pudor. Nos encontramos ante
una especie de moda urbana isl-
mica en la medida en que las jve-
nes musulmanas combinan prendas
y accesorios para autopresentarse y
autocrearse. Ni las tiendas de prt--
porter ni la esttica conservadora y
tradicional del vestir satisfacen sus
necesidades y expectativas. Las mu-
jeres musulmanas buscan reinven-
tar la esttica islmica y aspiran a
conseguir un capital de distincin
cultural. La cuestin del velo no slo
es un tema polmico en el mbito
poltico y pblico, sino tambin en
el mbito de la esttica, donde se
encuentran y compiten entre s dife-
rentes sentidos de la belleza y la
feminidad.
El mbito de la esttica se est
convirtiendo en un campo de bata-
lla entre las nociones laicas y reli-
giosas de feminidad, sexualidad y
belleza, pero tambin en un lugar
donde los cruces entre ambas y los
prstamos mutuos conducen a nue-
vas formas de consenso. Uno de
estos ejemplos es la mezquita mo-
derna que acaba de construirse en
Estambul, abierta al culto el 8 de
mayo de 2009. La mezquita akirin,
financiada por tres hijos de una adi-
nerada familia turco-saud en me-
moria de su madre, cuenta con un
interior diseado por Zeynep Fa-
dllolu, una interiorista turca de
reconocido prestigio y propietaria
de algunos de los restaurantes, ba-
res-restaurantes y hoteles ms ele-
gantes de Estambul. Fadllolu re-
presenta el gusto de la elite cosmo-
polita de esa ciudad. Procedente de
una familia estambul muy antigua
y arraigada ha conseguido destacar
gracias a su propio trabajo. Por su
familia, sus orgenes, sus activida-
des profesionales, desde el diseo
de interiores hasta la gestin de la
vida nocturna, es una de las muje-
res ms de vanguardia. No cabe
duda de que su vida ejemplifica una
tendencia laica.
Concederle la responsabilidad
de decorar una mezquita moderna
en el lado anatolio del Bsforo
(menos cosmopolita que el europeo)
significa un nuevo cruce de los lmi-
tes musulmanes y laicos. Respaldar
la construccin de una mezquita
significa para ella la transgresin de
los lmites laicos. Adems, debe
compartir el malestar de las crticas
dirigidas contra ella por su medio
social, las mujeres de su propia cate-
gora social, por aceptar la decora-
cin de una mezquita y, por ello,
servir a la religin. Se trata de un
cruce en dos direcciones: no es slo
una transgresin de los lmites lai-
cos de la propia diseadora, desde el
lado europeo del Bsforo hasta el
conservador lado anatolio donde se
alza la mezquita. Tambin resultan
transgredidas las normas conserva-
doras religiosas por la arquitectura
moderna de la mezquita y por la
esttica cosmopolita y de clase alta
de su diseadora.
El nuevo espacio de la esttica
es producto de cruces en dos direc-
ciones, de prstamos mutuos, pero
tambin de nuevas formas de supe-
rar la divisin entre lo religioso y lo
laico. La presencia de la esposa del
primer ministro Erdogan marc el
respaldo del poder del Estado a esta
iniciativa cosmopolita para reinven-
tar una nueva esttica religiosa. Las
dos figuras, devota y laica, de muje-
res socialmente diferentes, la islmi-
ca junto a la cosmopolita, respaldan
cada una el proyecto de la otra, legi-
timan la presencia y la diferencia de
la otra en una mezquita que invita a
las dos orillas del Bsforo, a los habi-
tantes europeos y anatolios, a unirse
en busca de la reconciliacin.
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VANGUARDIA | DOSSIER 73
Graham E. Fuller
EX VICEPRESIDENTE DEL CONSEJO DE INTELIGENCIA NACIONAL DE LA CIA PARA
LA PLANIFICACIN ESTRATGICA. AUTOR DE LA NUEVA REPBLICA TURCA: EL PAPEL
CRUCIAL DE TURQUA EN ORIENTE MEDIO (2008).
OS KURDOS SON UNO DE LOS
mayores grupos tnicos del
mundo sin Estado propio. A
consecuencia de ello, los kur-
dos como pueblo han segui-
do siendo fuente de inesta-
bilidad internacional en
Oriente Medio durante casi
cien aos. En total, hay al
menos 30 millones de kurdos en el mundo
ms que suecos, noruegos, daneses, belgas,
holandeses o portugueses, por ejemplo, ca-
da uno de los cuales poseen su propio Estado
independiente.
Debido a numerosas razones histricas,
a los kurdos les ha costado hallar la unidad.
En primer lugar, estn repartidos entre al
menos cuatro pases di-
ferentes: alrededor del
55 por ciento de kurdos
viven en Turqua, apro-
ximadamente el 20 en
Irn, otro 20 en Iraq y
posiblemente alrede-
dor de un 5 por ciento
en Siria. No siempre es-
tuvieron distribuidos
de esta forma: durante los 600 aos del mul-
tinacional imperio otomano, la mayora se
situaba en el seno del imperio en calidad de
grupo tnico amplio y diferenciado y otro
amplio grupo se hallaba en Irn. Pero cuando
el imperio otomano se vino abajo al final de
la Primera Guerra Mundial, los imperialistas
europeos crearon nuevos estados y nuevas
fronteras en todo Oriente Medio, en un pro-
ceso de notable efecto desmembrador. Los
kurdos se dividieron en esta ocasin entre
cuatro pases diferentes: uno de lengua turca,
dos de lengua rabe y otro de lengua persa.
En trminos lingsticos, la lengua kur-
da es indoeuropea y est relacionada con el
persa. Lingsticamente, sin embargo, los
kurdos tampoco estn unidos: existen como
mnimo tres dialectos principales, compren-
sibles recprocamente slo de forma parcial.
Sin embargo, tales problemas no son privati-
vos de los estados-nacin: pases como Ale-
mania e Italia abordaron problemas impor-
tantes de dialectos regionales como los cita-
dos en pocas anteriores y los superaron para
conformar una lengua nacional. En trminos
geogrficos, los kurdos se hallan disemina-
dos en una regin montaosa que dificulta
todava ms la comunicacin y desplaza-
miento entre ellos y fomenta el separatismo.
Y, por ltimo, como resultado en parte de las
circunstancias citadas, las regiones kurdas
no se han situado en el centro de ninguno de
tales estados sino
ms bien en la peri-
feria. Por tanto, han
recibido menos re-
cursos financieros,
se han desarrollado
menos y han conser-
vado una suerte de
orden social feudal.
El principal reto
planteado a la identidad kurda sobrevino con
la aparicin, tras la Primera Guerra Mundial,
de estados-nacin de base tnica en Oriente
Medio Turqua, Irn, Siria e Iraq que inten-
taron integrar a los kurdos, a menudo por la
fuerza, en sus propias poblaciones. Pero, en
calidad de pueblo antiguo, los kurdos se han
opuesto a tal proceso de integracin de forma
que condujera a la desaparicin de la cultura
y la identidad kurda.
En Turqua, que posee la mayor pobla-
cin kurda del mundo, los kurdos constitu-
yen aproximadamente el 20 por ciento de la
poblacin total. Cuando Mustaf Kemal, Ata-
trk, fund el nuevo Estado-nacin turco, en
El desafo kurdo
L
Durante ms de cinco siglos, los
kurdos formaron un grupo tnico
diferenciado bajo el imperio
otomano, pero despus de la Gran
Guerra, los colonizadores
europeos los distribuyeron
entre Turqua, Iraq, Siria e Irn
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E L DE S A F O K UR DO E L DE S A F O K UR DO
1923, cre un nuevo sentido de
nacionalismo y cultura turcos que
neg efectivamente la existencia de
los kurdos como pueblo indepen-
diente y separado dentro del pas.
Durante la fase ms dura del movi-
miento nacionalista turco inicial,
algunos turcos sostuvieron que no
exista nada parecido a una lengua
o pueblo turco especficos, que el
kurdo es slo un dialecto turco y
que los kurdos son simplemente
turcos de la montaa; puede de-
mostrarse que todo ello es ridculo.
El verdadero nmero de la pobla-
cin kurda se ocult y las zonas kur-
das del sudeste fueron abandonadas
y se mantuvieron en notable atraso.
Los kurdos se alzaron en peridicas
llamaradas rebeldes, pero el ejrcito
las aplast de modo habitual.
Es importante subrayar, sin
embargo, que los turcos no practica-
ron una discriminacin tnica con-
tra los kurdos en tanto que indivi-
duos. Un kurdo en Turqua ha podi-
do siempre progresar en la escala
social y alcanzar incluso puestos
elevados en el ejrcito o el gobierno,
aunque bajo una condicin, no reco-
nocer nunca la condicin de kurdo.
La gente puede advertir por el
acento, la apariencia o ciudad de
origen la condicin kurda de una
persona, pero tal circunstancia no
ha sido un problema siempre que
esa misma persona no pretenda o
se reclame como tal kurdo. Muchos
mandos militares de alto rango han
sido kurdos, y el presidente turco
Turgut zal reconoci tranquila-
mente, que tena una abuela kur-
da en la dcada de los aos 80 co-
mo expresin de una mentalidad
abierta sobre el problema.
No obstante, el kurdo se prohi-
bi como lengua de uso pblico,
tambin se prohibi la msica kur-
da, la educacin en kurdo, el uso de
los apellidos kurdos y se prohibi
registrar a los nios con nombres
kurdos. Se deneg a los kurdos la
existencia y ejercicio de cualquier
derecho cultural y el Gobierno turco
argument que a ningn grupo t-
nico en Turqua se le permitira el
disfrute de privilegios especiales;
todo ello formaba parte de un fuer-
te impulso hacia el Estado unita-
rio sobre la base del antiguo mode-
lo francs que niega el pluralismo
cultural dentro del pas.
Sin embargo, el nacionalismo
kurdo ha perseverado, aunque en la
penumbra, durante dilatados pero-
dos de tiempo. Y, al propio tiempo,
se ha explotado a los kurdos como
instrumentos de las potencias ex-
tranjeras: Inglaterra, Rusia, Israel y
Estados Unidos en diversos momen-
tos de la historia moderna han apo-
yado rebeliones kurdas contra los
gobiernos de Irn, Siria, Iraq o Tur-
qua a fin de desestabilizar el gobier-
no segn la geopoltica de la poca.
Estos cuatro ltimos estados han fo-
mentado tambin levantamientos
kurdos en los pases vecinos como
instrumento de presin poltica.
En Turqua brot con fuerza el
nacionalismo kurdo a finales de la
dcada de 1970, cuando Abdullah
calan cre el PKK el Partido de los
Trabajadores Kurdos, en kurdo con
una fuerte inclinacin ideolgica
marxista-leninista-maosta. calan
es un lder carismtico de marcado
talante estalinista que lanz una
insurgencia armada interna en el
seno de Turqua desde 1984. La
insurgencia ha sido cruel y feroz,
con acciones guerrilleras y terroris-
tas contra objetivos militares y civi-
les turcos en el seno de Turqua. El
Estado ha respondido mediante la
imposicin de largos aos de rgi-
men militar en las reas kurdas y
severas operaciones que han provo-
cado decenas de miles de muertos
(en su mayora kurdos), una dura
represin de los derechos kurdos y
la creacin de grupos ultranaciona-
listas turcos que han llevado a cabo
ataques contra los kurdos.
El PKK destac por la adopcin
de una ideologa radical pankurda
que peda la unificacin de todos
los kurdos de la regin en un Estado
kurdo independiente, o Kurdistn.
Ningn otro importante lder kurdo
tuvo tales objetivos con anteriori-
dad; los movimientos kurdos ante-
riores se haban limitado a la bs-
queda de la independencia dentro
del Estado donde vivan, en Turqua,
Irn, Siria o Iraq. Dado el carcter
en cierto modo feudal y regional, e
incluso la naturaleza de clan del
liderazgo kurdo, el PKK represent
tambin una amenaza para el lide-
razgo kurdo tradicional debido a su
visin poltica y social radical.
La causa kurda se vio enorme-
mente espoleada y fortalecida por la
guerra del Golfo de 1991 en Kuwait,
cuando los kurdos de Iraq se benefi-
ciaron de la destruccin del ejrcito
iraqu por parte de Estados Unidos.
Los kurdos iraques declararon su
autonoma y obtuvieron proteccin
frente a ataques areos gracias a Es-
tados Unidos y a las fuerzas aliadas.
Esta situacin proporcion una au-
tonoma de facto a los kurdos en
Iraq, una realidad que inquiet tan-
to a Bagdad como a Ankara. Ankara,
en particular, interpret que tales
hechos propiciaban un nuevo nacio-
nalismo kurdo y sembraban las se-
millas de un Estado independiente
kurdo en Iraq, susceptible de exten-
derse a Turqua. Este proceso de
creciente independencia kurda de
hecho en Iraq ha constituido una de
las principales fuentes de friccin
entre Washington y Ankara.
La guerra del Golfo en Kuwait,
de hecho, situ el problema kurdo
en la agenda internacional por pri-
mera vez en tres cuartos de siglo.
Kurdos turcos e iranes se sintieron
animados por tales acontecimientos
a considerar las posibilidades de
una mayor independencia en el fu-
turo, si bien tal cuestin no es rea-
lista en la actualidad.
Otro momento crucial se produ-
jo en 1999 cuando calan fue expul-
sado de Siria, donde se haba refugia-
do durante muchos aos. Despus
de tratar de encontrar un nuevo
refugio a lo largo de meses, acab en
Kenia, donde fue capturado por fuer-
zas de los servicios de inteligencia
turcos con ayuda tcnica de Estados
Unidos. Fue encarcelado de por vida
en Estambul, aunque sigue hacien-
do declaraciones pblicas sobre
asuntos polticos kurdos, con el con-
sentimiento del Gobierno turco. Su
captura fue un golpe del que el PKK
nunca se ha recuperado y el movi-
miento ha tendido a escindirse de
acuerdo con inclinaciones persona-
les durante los aos siguientes.
Algunos observadores en Tur-
qua han afirmado que los militares
turcos, en realidad, favorecen la exis-
tencia y continuacin del PKK, pues
ello permite que las fuerzas arma-
das tengan notable voz en la poltica
interna. Adems, son las fuerzas ar-
madas las que han insistido en
manejar estrictamente la cuestin
kurda como un problema de seguri-
dad y no como una cuestin polti-
ca, y han buscado en consecuencia
una solucin militar en lugar de un
acuerdo poltico que entraara con-
cesiones por ambas partes.
Varios partidos kurdos han sur-
gido en Turqua de forma espordi-
ca, normalmente para ser declara-
dos ilegales por los tribunales y
prohibidos en consecuencia. No obs-
tante, en los escaos del Parlamento
turco se sientan bastantes kurdos
con activa presencia en la poltica
turca sin aludir explcitamente a la
cuestin kurda como tal. Con el
tiempo, sin embargo, los kurdos
han podido expresarse en mayor
medida como kurdos y hablar de
sus aspiraciones a alcanzar mayor
libertad cultural y el fin del rgi-
men militar en las reas kurdas.
En el ltimo decenio, el curso
de los acontecimientos internacio-
nales en la regin ha favorecido
constantemente a los kurdos, en
particular la guerra de Iraq de 2003,
que destruy el rgimen de Saddam
y otorg a los kurdos el papel ms
destacado en la poltica iraqu a lo
largo de la historia, incluida la elec-
cin de Jalal Talabani, un kurdo,
como presidente de Iraq. Turqua ha
presenciado el desarrollo de los
acontecimientos en Iraq con gran
sensacin de incomodidad. Se ha
visto obligada no slo a recibir a
destacados polticos kurdos de Iraq
en Turqua, sino a recibir de hecho
a Talabani como jefe de Estado kur-
do de Iraq, todo lo cual ha tendido a
legitimar la causa kurda.
No obstante, durante el ltimo
decenio aproximadamente han teni-
do lugar en Turqua una serie de
acontecimientos alentadores. En
primer lugar, tras la guerra del Gol-
fo en Kuwait, la palabra kurdo entr
en el debate pblico turco; se han
debatido ms abiertamente la exis-
tencia de los kurdos y el problema
kurdo. En segundo lugar, los kurdos
pueden hablar kurdo en pblico, se
han creado varios peridicos kurdos
y la radio y televisin kurdas han
autorizado emisiones en kurdo. Y
precisamente en el ao en curso
varios parlamentarios han hablado
en kurdo en el Parlamento turco,
simplemente para ejercer su dere-
cho. Se puede ensear el kurdo en
la escuela como asignatura opcio-
nal, con el turco como obligacin.
Los dirigentes y la sociedad
turca han cobrado conciencia de
que ya no pueden esconder la cabe-
za bajo tierra y deben comprender
la realidad kurda en Iraq. La aspira-
cin turca a entrar en la Unin Eu-
ropea incrementa tambin la nece-
sidad de una solucin al problema
kurdo. Empresarios de Turqua
tanto kurdos como turcos han
comenzado a invertir en empresas
en el Kurdistn iraqu y crecen
constantemente los lazos transfron-
terizos. Lo cierto es que durante
mucho tiempo he argumentado
que si los kurdos de Turqua se sien-
ten satisfechos, este factor consti-
tuir un imn para los kurdos de
Iraq, que podrn acudir a Turqua
donde existe una economa en au-
ge, un floreciente orden democrti-
co y estrechos vnculos con Europa.
Turqua podra convertirse en el
eje de un futuro mundo kurdo.
Los kurdos iraques, aunque no
necesariamente, han apoyado el
empleo de la violencia en Turqua,
han mantenido sus simpatas con
sus hermanos kurdos del PKK. En
los ltimos meses se advierten indi-
cios de que el liderazgo kurdo iraqu
se da cuenta de que la continuada
existencia de la insurgencia del PKK
dentro de Turqua, por dbil que
sea, ya no es deseable desde el punto
de vista simblico. El PKK forma
ahora parte ms del problema que
de la solucin. Dado que los comba-
tientes del PKK se han refugiado
durante decenios al otro lado de la
frontera en las montaas de Iraq,
existen algunas esperanzas de que
el liderazgo kurdo iraqu ponga fin
al PKK. La mayora de los kurdos en
Turqua, asimismo, que considera-
ron en su da al PKK como un instru-
mento para exponer sus problemas
sobre la mesa, juzgan ahora que ha
pasado la era de la violencia y que el
PKK debera tambin abandonar to-
da accin armada.
Sern suficientes una mayor
autonoma y libertad cultural a jui-
cio de los kurdos de Turqua? Al-
gunos analistas consideran que ste
es slo el primer paso en la pendien-
te que conducir inevitablemente
un da a las demandas kurdas de
autonoma poltica, a continuacin
al federalismo y, en ltima instan-
cia, a la independencia. A donde
llevar este proceso resulta imprevi-
sible. Estarn todos los kurdos de la
regin unidos un da en un solo
Estado? Las diferencias entre ellos
pueden parecer excesivas. Por otro
lado, es evidente que unos kurdos
insatisfechos en Turqua constitu-
yen una amenaza mucho mayor que
la que representan unos kurdos
satisfechos. Es alentador advertir
que Turqua aborda actualmente de
manera abierta, seria y realista la
cuestin kurda por primera vez en
la historia de la moderna repblica
turca. Existen slidos motivos para
el optimismo en el futuro.
073 FULLER.indd 76-77 11/6/09 14:18:58
76 VANGUARDIA | DOSSIER VANGUARDIA | DOSSIER 77
E L DE S A F O K UR DO E L DE S A F O K UR DO
1923, cre un nuevo sentido de
nacionalismo y cultura turcos que
neg efectivamente la existencia de
los kurdos como pueblo indepen-
diente y separado dentro del pas.
Durante la fase ms dura del movi-
miento nacionalista turco inicial,
algunos turcos sostuvieron que no
exista nada parecido a una lengua
o pueblo turco especficos, que el
kurdo es slo un dialecto turco y
que los kurdos son simplemente
turcos de la montaa; puede de-
mostrarse que todo ello es ridculo.
El verdadero nmero de la pobla-
cin kurda se ocult y las zonas kur-
das del sudeste fueron abandonadas
y se mantuvieron en notable atraso.
Los kurdos se alzaron en peridicas
llamaradas rebeldes, pero el ejrcito
las aplast de modo habitual.
Es importante subrayar, sin
embargo, que los turcos no practica-
ron una discriminacin tnica con-
tra los kurdos en tanto que indivi-
duos. Un kurdo en Turqua ha podi-
do siempre progresar en la escala
social y alcanzar incluso puestos
elevados en el ejrcito o el gobierno,
aunque bajo una condicin, no reco-
nocer nunca la condicin de kurdo.
La gente puede advertir por el
acento, la apariencia o ciudad de
origen la condicin kurda de una
persona, pero tal circunstancia no
ha sido un problema siempre que
esa misma persona no pretenda o
se reclame como tal kurdo. Muchos
mandos militares de alto rango han
sido kurdos, y el presidente turco
Turgut zal reconoci tranquila-
mente, que tena una abuela kur-
da en la dcada de los aos 80 co-
mo expresin de una mentalidad
abierta sobre el problema.
No obstante, el kurdo se prohi-
bi como lengua de uso pblico,
tambin se prohibi la msica kur-
da, la educacin en kurdo, el uso de
los apellidos kurdos y se prohibi
registrar a los nios con nombres
kurdos. Se deneg a los kurdos la
existencia y ejercicio de cualquier
derecho cultural y el Gobierno turco
argument que a ningn grupo t-
nico en Turqua se le permitira el
disfrute de privilegios especiales;
todo ello formaba parte de un fuer-
te impulso hacia el Estado unita-
rio sobre la base del antiguo mode-
lo francs que niega el pluralismo
cultural dentro del pas.
Sin embargo, el nacionalismo
kurdo ha perseverado, aunque en la
penumbra, durante dilatados pero-
dos de tiempo. Y, al propio tiempo,
se ha explotado a los kurdos como
instrumentos de las potencias ex-
tranjeras: Inglaterra, Rusia, Israel y
Estados Unidos en diversos momen-
tos de la historia moderna han apo-
yado rebeliones kurdas contra los
gobiernos de Irn, Siria, Iraq o Tur-
qua a fin de desestabilizar el gobier-
no segn la geopoltica de la poca.
Estos cuatro ltimos estados han fo-
mentado tambin levantamientos
kurdos en los pases vecinos como
instrumento de presin poltica.
En Turqua brot con fuerza el
nacionalismo kurdo a finales de la
dcada de 1970, cuando Abdullah
calan cre el PKK el Partido de los
Trabajadores Kurdos, en kurdo con
una fuerte inclinacin ideolgica
marxista-leninista-maosta. calan
es un lder carismtico de marcado
talante estalinista que lanz una
insurgencia armada interna en el
seno de Turqua desde 1984. La
insurgencia ha sido cruel y feroz,
con acciones guerrilleras y terroris-
tas contra objetivos militares y civi-
les turcos en el seno de Turqua. El
Estado ha respondido mediante la
imposicin de largos aos de rgi-
men militar en las reas kurdas y
severas operaciones que han provo-
cado decenas de miles de muertos
(en su mayora kurdos), una dura
represin de los derechos kurdos y
la creacin de grupos ultranaciona-
listas turcos que han llevado a cabo
ataques contra los kurdos.
El PKK destac por la adopcin
de una ideologa radical pankurda
que peda la unificacin de todos
los kurdos de la regin en un Estado
kurdo independiente, o Kurdistn.
Ningn otro importante lder kurdo
tuvo tales objetivos con anteriori-
dad; los movimientos kurdos ante-
riores se haban limitado a la bs-
queda de la independencia dentro
del Estado donde vivan, en Turqua,
Irn, Siria o Iraq. Dado el carcter
en cierto modo feudal y regional, e
incluso la naturaleza de clan del
liderazgo kurdo, el PKK represent
tambin una amenaza para el lide-
razgo kurdo tradicional debido a su
visin poltica y social radical.
La causa kurda se vio enorme-
mente espoleada y fortalecida por la
guerra del Golfo de 1991 en Kuwait,
cuando los kurdos de Iraq se benefi-
ciaron de la destruccin del ejrcito
iraqu por parte de Estados Unidos.
Los kurdos iraques declararon su
autonoma y obtuvieron proteccin
frente a ataques areos gracias a Es-
tados Unidos y a las fuerzas aliadas.
Esta situacin proporcion una au-
tonoma de facto a los kurdos en
Iraq, una realidad que inquiet tan-
to a Bagdad como a Ankara. Ankara,
en particular, interpret que tales
hechos propiciaban un nuevo nacio-
nalismo kurdo y sembraban las se-
millas de un Estado independiente
kurdo en Iraq, susceptible de exten-
derse a Turqua. Este proceso de
creciente independencia kurda de
hecho en Iraq ha constituido una de
las principales fuentes de friccin
entre Washington y Ankara.
La guerra del Golfo en Kuwait,
de hecho, situ el problema kurdo
en la agenda internacional por pri-
mera vez en tres cuartos de siglo.
Kurdos turcos e iranes se sintieron
animados por tales acontecimientos
a considerar las posibilidades de
una mayor independencia en el fu-
turo, si bien tal cuestin no es rea-
lista en la actualidad.
Otro momento crucial se produ-
jo en 1999 cuando calan fue expul-
sado de Siria, donde se haba refugia-
do durante muchos aos. Despus
de tratar de encontrar un nuevo
refugio a lo largo de meses, acab en
Kenia, donde fue capturado por fuer-
zas de los servicios de inteligencia
turcos con ayuda tcnica de Estados
Unidos. Fue encarcelado de por vida
en Estambul, aunque sigue hacien-
do declaraciones pblicas sobre
asuntos polticos kurdos, con el con-
sentimiento del Gobierno turco. Su
captura fue un golpe del que el PKK
nunca se ha recuperado y el movi-
miento ha tendido a escindirse de
acuerdo con inclinaciones persona-
les durante los aos siguientes.
Algunos observadores en Tur-
qua han afirmado que los militares
turcos, en realidad, favorecen la exis-
tencia y continuacin del PKK, pues
ello permite que las fuerzas arma-
das tengan notable voz en la poltica
interna. Adems, son las fuerzas ar-
madas las que han insistido en
manejar estrictamente la cuestin
kurda como un problema de seguri-
dad y no como una cuestin polti-
ca, y han buscado en consecuencia
una solucin militar en lugar de un
acuerdo poltico que entraara con-
cesiones por ambas partes.
Varios partidos kurdos han sur-
gido en Turqua de forma espordi-
ca, normalmente para ser declara-
dos ilegales por los tribunales y
prohibidos en consecuencia. No obs-
tante, en los escaos del Parlamento
turco se sientan bastantes kurdos
con activa presencia en la poltica
turca sin aludir explcitamente a la
cuestin kurda como tal. Con el
tiempo, sin embargo, los kurdos
han podido expresarse en mayor
medida como kurdos y hablar de
sus aspiraciones a alcanzar mayor
libertad cultural y el fin del rgi-
men militar en las reas kurdas.
En el ltimo decenio, el curso
de los acontecimientos internacio-
nales en la regin ha favorecido
constantemente a los kurdos, en
particular la guerra de Iraq de 2003,
que destruy el rgimen de Saddam
y otorg a los kurdos el papel ms
destacado en la poltica iraqu a lo
largo de la historia, incluida la elec-
cin de Jalal Talabani, un kurdo,
como presidente de Iraq. Turqua ha
presenciado el desarrollo de los
acontecimientos en Iraq con gran
sensacin de incomodidad. Se ha
visto obligada no slo a recibir a
destacados polticos kurdos de Iraq
en Turqua, sino a recibir de hecho
a Talabani como jefe de Estado kur-
do de Iraq, todo lo cual ha tendido a
legitimar la causa kurda.
No obstante, durante el ltimo
decenio aproximadamente han teni-
do lugar en Turqua una serie de
acontecimientos alentadores. En
primer lugar, tras la guerra del Gol-
fo en Kuwait, la palabra kurdo entr
en el debate pblico turco; se han
debatido ms abiertamente la exis-
tencia de los kurdos y el problema
kurdo. En segundo lugar, los kurdos
pueden hablar kurdo en pblico, se
han creado varios peridicos kurdos
y la radio y televisin kurdas han
autorizado emisiones en kurdo. Y
precisamente en el ao en curso
varios parlamentarios han hablado
en kurdo en el Parlamento turco,
simplemente para ejercer su dere-
cho. Se puede ensear el kurdo en
la escuela como asignatura opcio-
nal, con el turco como obligacin.
Los dirigentes y la sociedad
turca han cobrado conciencia de
que ya no pueden esconder la cabe-
za bajo tierra y deben comprender
la realidad kurda en Iraq. La aspira-
cin turca a entrar en la Unin Eu-
ropea incrementa tambin la nece-
sidad de una solucin al problema
kurdo. Empresarios de Turqua
tanto kurdos como turcos han
comenzado a invertir en empresas
en el Kurdistn iraqu y crecen
constantemente los lazos transfron-
terizos. Lo cierto es que durante
mucho tiempo he argumentado
que si los kurdos de Turqua se sien-
ten satisfechos, este factor consti-
tuir un imn para los kurdos de
Iraq, que podrn acudir a Turqua
donde existe una economa en au-
ge, un floreciente orden democrti-
co y estrechos vnculos con Europa.
Turqua podra convertirse en el
eje de un futuro mundo kurdo.
Los kurdos iraques, aunque no
necesariamente, han apoyado el
empleo de la violencia en Turqua,
han mantenido sus simpatas con
sus hermanos kurdos del PKK. En
los ltimos meses se advierten indi-
cios de que el liderazgo kurdo iraqu
se da cuenta de que la continuada
existencia de la insurgencia del PKK
dentro de Turqua, por dbil que
sea, ya no es deseable desde el punto
de vista simblico. El PKK forma
ahora parte ms del problema que
de la solucin. Dado que los comba-
tientes del PKK se han refugiado
durante decenios al otro lado de la
frontera en las montaas de Iraq,
existen algunas esperanzas de que
el liderazgo kurdo iraqu ponga fin
al PKK. La mayora de los kurdos en
Turqua, asimismo, que considera-
ron en su da al PKK como un instru-
mento para exponer sus problemas
sobre la mesa, juzgan ahora que ha
pasado la era de la violencia y que el
PKK debera tambin abandonar to-
da accin armada.
Sern suficientes una mayor
autonoma y libertad cultural a jui-
cio de los kurdos de Turqua? Al-
gunos analistas consideran que ste
es slo el primer paso en la pendien-
te que conducir inevitablemente
un da a las demandas kurdas de
autonoma poltica, a continuacin
al federalismo y, en ltima instan-
cia, a la independencia. A donde
llevar este proceso resulta imprevi-
sible. Estarn todos los kurdos de la
regin unidos un da en un solo
Estado? Las diferencias entre ellos
pueden parecer excesivas. Por otro
lado, es evidente que unos kurdos
insatisfechos en Turqua constitu-
yen una amenaza mucho mayor que
la que representan unos kurdos
satisfechos. Es alentador advertir
que Turqua aborda actualmente de
manera abierta, seria y realista la
cuestin kurda por primera vez en
la historia de la moderna repblica
turca. Existen slidos motivos para
el optimismo en el futuro.
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78 VANGUARDIA | DOSSIER VANGUARDIA | DOSSIER 79
Donald Bloxham
PROFESOR DE HISTORIA MODERNA DE LA ESCUELA DE HISTORIA, CLSICOS Y
ARQUEOLOGA, UNIVERSIDAD DE EDIMBURGO. AUTOR DE THE GREAT GAME OF
GENOCIDE: IMPERIALISM, NATIONALISM, AND THE DESTRUCTION OF THE
OTTOMAN ARMENIANS (OXFORD UNIVERSITY PRESS, 2005).
PROXIMADAMENTE UN MILLN
de armenios cristianos
fueron asesinados en
1915-16, bajo sancin de
las autoridades del Es-
tado otomano, dirigido
por la faccin gobernan-
te del Comit de Unin y
Progreso (CUP). Las prue-
bas de esta destruccin de una poblacin
ampliamente indefensa por parte de las
fuerzas de un Estado soberano son demasia-
do contundentes para perder el tiempo de-
mostrando por qu el polmico trmino
G, genocidio, es totalmente aplicable en
este caso. Queda espacio, sin embargo, para
un autntico y ms interesante debate inte-
lectual sobre los or-
genes y desarrollo
del genocidio, relato
que coadyuva a ex-
plicar por qu el Es-
tado turco se mues-
tra tan sensible so-
bre lo que su prede-
cesor, el Estado oto-
mano, hizo con los
armenios.
Comprender el trasfondo del genocidio
incluye no slo una inteligencia de la agen-
da ideolgica del CUP o de la Primera
Guerra Mundial sino que tambin guarda
relacin con la comprensin de la cambian-
te historia demogrfica del imperio otoma-
no, las tensiones externas e internas que
experiment el imperio en su ciclo final,
incluido el desarrollo del nacionalismo
armenio y su expresin a travs de partidos
nacionalistas y la implicacin de las poten-
cias europeas en la cuestin armenia.
Por discriminatorias que fueran las
actitudes tradicionales hacia los armenios
en una teocracia de predominio musulmn
y por penosa que fuera la vida del campesi-
no armenio otomano medio, fue nicamen-
te despus de que la cuestin armenia llega-
ra al tablero diplomtico internacional
durante la crisis del este de 1875-78 cuan-
do se convirti efectivamente en una cues-
tin tan envenenada
para sucesivos reg-
menes otomanos
que la respuesta con-
sisti en peridicas
matanzas. Estas ron-
das culminaron sin
que ello debiera ser
indefectible por nin-
gn concepto en el
genocidio; la internacionalizacin de la
cuestin armenia propici el principal con-
texto a largo plazo segn el cual deberan
enjuiciarse los acontecimientos, a corto pla-
zo, de la Primera Guerra Mundial.
La cuestin armenia
A
Despus de la crisis de 1875-78
el problema armenio se convirti
en una cuestin diplomtica
internacional y a partir de
entonces los sucesivos regmenes
otomanos respondieron
con peridicas matanzas
El genocidio y la Primera Guerra
Mundial
El da de la conmemoracin anual del
genocidio es el 24 de abril, la fecha de 1915
que segn numerosos especialistas seala
el inicio de la puesta en marcha de un pro-
grama de destruccin gubernamental pla-
nificado con antelacin que comenz con
el arresto de lderes polticos y sociales
armenios en Estambul y otros lugares. Sin
embargo, la idea de que el CUP abrigara un
plan preconcebido desde haca mucho tiem-
po antes para perpetrar el genocidio no
resiste el anlisis de la cuestin. Los aconte-
cimientos del 24 de abril no eran los prime-
ros ni los ltimos hitos importantes de lo
que cabe caracterizar con mayor precisin
como una creciente poltica de destruccin
modelada por los acontecimientos blicos.
En el otoo de 1914 haban comenzado
masacres localizadas de cristianos armenios
y asirios en las zonas fronterizas persas y
rusas y sus teatros militares. Las medidas
antiarmenias adoptaron una mayor escala
en marzo-abril de 1915, pero slo tras la pro-
mulgacin el 27 de mayo de una ley provi-
sional que sancionaba la autorizacin de
deportaciones en el inters de la seguri-
dad y la necesidad militar cabe hablar de
una poltica sistemtica de destruccin de
una comunidad. Desde finales de la prima-
vera y a lo largo del verano, un crculo cre-
ciente de deportaciones elimin las comuni-
dades armenias de Cilicia en la costa medi-
terrnea y su entorno, del este y despus el
oeste de Anatolia, e incluso del este de
Tracia, zonas que en su conjunto constitu-
yen la mayor parte del territorio de la
Turqua moderna. Los armenios se haban
asentado por ms tiempo, y en mayor nme-
ro, en el este de Anatolia, y en 1914 forma-
ban una sociedad plural con los kurdos,
siendo los turcos una destacada tercera
minora. Los convoyes de poblacin deporta-
da del este de Anatolia fueron sometidos a
ataques mortferos por parte de fuerzas irre-
gulares otomanas (la infame Organizacin
Especial), miembros de tribus musulmanas
locales y unidades del Tercer Ejrcito otoma-
no. Apenas el 20 por ciento de estos deporta-
dos lleg al destino acordado en el desierto
en Siria y Mesopotamia. Quienes completa-
ron el viaje, como los armenios de Cilicia y
el oeste de Anatolia, fueron recluidos por la
fuerza en campos de concentracin en el
desierto, donde otros centenares de miles
ms perecieron de enfermedad, sed y ham-
bre y en el curso de una nueva ronda de
matanzas a lo largo de 1916.
El contexto militar en la primavera de
1915 es revelador sobre los factores que
influyeron en la poltica del CUP a corto
plazo. El Gobierno otomano era consciente
de las tentativas de acercamiento rusas a
078 BLOXHAM.indd 78-79 17/6/09 10:11:28
78 VANGUARDIA | DOSSIER VANGUARDIA | DOSSIER 79
Donald Bloxham
PROFESOR DE HISTORIA MODERNA DE LA ESCUELA DE HISTORIA, CLSICOS Y
ARQUEOLOGA, UNIVERSIDAD DE EDIMBURGO. AUTOR DE THE GREAT GAME OF
GENOCIDE: IMPERIALISM, NATIONALISM, AND THE DESTRUCTION OF THE
OTTOMAN ARMENIANS (OXFORD UNIVERSITY PRESS, 2005).
PROXIMADAMENTE UN MILLN
de armenios cristianos
fueron asesinados en
1915-16, bajo sancin de
las autoridades del Es-
tado otomano, dirigido
por la faccin gobernan-
te del Comit de Unin y
Progreso (CUP). Las prue-
bas de esta destruccin de una poblacin
ampliamente indefensa por parte de las
fuerzas de un Estado soberano son demasia-
do contundentes para perder el tiempo de-
mostrando por qu el polmico trmino
G, genocidio, es totalmente aplicable en
este caso. Queda espacio, sin embargo, para
un autntico y ms interesante debate inte-
lectual sobre los or-
genes y desarrollo
del genocidio, relato
que coadyuva a ex-
plicar por qu el Es-
tado turco se mues-
tra tan sensible so-
bre lo que su prede-
cesor, el Estado oto-
mano, hizo con los
armenios.
Comprender el trasfondo del genocidio
incluye no slo una inteligencia de la agen-
da ideolgica del CUP o de la Primera
Guerra Mundial sino que tambin guarda
relacin con la comprensin de la cambian-
te historia demogrfica del imperio otoma-
no, las tensiones externas e internas que
experiment el imperio en su ciclo final,
incluido el desarrollo del nacionalismo
armenio y su expresin a travs de partidos
nacionalistas y la implicacin de las poten-
cias europeas en la cuestin armenia.
Por discriminatorias que fueran las
actitudes tradicionales hacia los armenios
en una teocracia de predominio musulmn
y por penosa que fuera la vida del campesi-
no armenio otomano medio, fue nicamen-
te despus de que la cuestin armenia llega-
ra al tablero diplomtico internacional
durante la crisis del este de 1875-78 cuan-
do se convirti efectivamente en una cues-
tin tan envenenada
para sucesivos reg-
menes otomanos
que la respuesta con-
sisti en peridicas
matanzas. Estas ron-
das culminaron sin
que ello debiera ser
indefectible por nin-
gn concepto en el
genocidio; la internacionalizacin de la
cuestin armenia propici el principal con-
texto a largo plazo segn el cual deberan
enjuiciarse los acontecimientos, a corto pla-
zo, de la Primera Guerra Mundial.
La cuestin armenia
A
Despus de la crisis de 1875-78
el problema armenio se convirti
en una cuestin diplomtica
internacional y a partir de
entonces los sucesivos regmenes
otomanos respondieron
con peridicas matanzas
El genocidio y la Primera Guerra
Mundial
El da de la conmemoracin anual del
genocidio es el 24 de abril, la fecha de 1915
que segn numerosos especialistas seala
el inicio de la puesta en marcha de un pro-
grama de destruccin gubernamental pla-
nificado con antelacin que comenz con
el arresto de lderes polticos y sociales
armenios en Estambul y otros lugares. Sin
embargo, la idea de que el CUP abrigara un
plan preconcebido desde haca mucho tiem-
po antes para perpetrar el genocidio no
resiste el anlisis de la cuestin. Los aconte-
cimientos del 24 de abril no eran los prime-
ros ni los ltimos hitos importantes de lo
que cabe caracterizar con mayor precisin
como una creciente poltica de destruccin
modelada por los acontecimientos blicos.
En el otoo de 1914 haban comenzado
masacres localizadas de cristianos armenios
y asirios en las zonas fronterizas persas y
rusas y sus teatros militares. Las medidas
antiarmenias adoptaron una mayor escala
en marzo-abril de 1915, pero slo tras la pro-
mulgacin el 27 de mayo de una ley provi-
sional que sancionaba la autorizacin de
deportaciones en el inters de la seguri-
dad y la necesidad militar cabe hablar de
una poltica sistemtica de destruccin de
una comunidad. Desde finales de la prima-
vera y a lo largo del verano, un crculo cre-
ciente de deportaciones elimin las comuni-
dades armenias de Cilicia en la costa medi-
terrnea y su entorno, del este y despus el
oeste de Anatolia, e incluso del este de
Tracia, zonas que en su conjunto constitu-
yen la mayor parte del territorio de la
Turqua moderna. Los armenios se haban
asentado por ms tiempo, y en mayor nme-
ro, en el este de Anatolia, y en 1914 forma-
ban una sociedad plural con los kurdos,
siendo los turcos una destacada tercera
minora. Los convoyes de poblacin deporta-
da del este de Anatolia fueron sometidos a
ataques mortferos por parte de fuerzas irre-
gulares otomanas (la infame Organizacin
Especial), miembros de tribus musulmanas
locales y unidades del Tercer Ejrcito otoma-
no. Apenas el 20 por ciento de estos deporta-
dos lleg al destino acordado en el desierto
en Siria y Mesopotamia. Quienes completa-
ron el viaje, como los armenios de Cilicia y
el oeste de Anatolia, fueron recluidos por la
fuerza en campos de concentracin en el
desierto, donde otros centenares de miles
ms perecieron de enfermedad, sed y ham-
bre y en el curso de una nueva ronda de
matanzas a lo largo de 1916.
El contexto militar en la primavera de
1915 es revelador sobre los factores que
influyeron en la poltica del CUP a corto
plazo. El Gobierno otomano era consciente
de las tentativas de acercamiento rusas a
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L A C UE S T I N A R ME NI A L A C UE S T I N A R ME NI A
Las matanzas
registradas
entre 1895
y 1896 se
perpretaron en
un ambiente de
resentimiento
contra la
intervencin
europea
y el temor
al separatismo
armenio en los
territorios
centrales
del imperio
los nacionalistas armenios otomanos desde
finales de 1914 y trataba de conseguir algo
muy similar incitando a los musulmanes
en territorio ruso a levantarse contra sus
gobernantes. En el contexto de la guerra
ruso-otomana las sospechas mutuas as sus-
citadas propiciaron masacres locales de ar-
menios en el curso del invierno, aunque en
realidad exista muy poca colaboracin
rusoarmenia. El nivel creciente de violencia
de Estado contra los armenios de las regio-
nes fronterizas orientales provoc, en lti-
mo trmino, el famoso levantamiento ar-
menio en la ciudad de Van en la primavera
de 1915, que los nacionalistas turcos han
invocado desde entonces como una seal de
la traicin y deslealtad armenia. El comien-
zo del episodio de Van (20 de abril) coinci-
di con los preparativos otomanos ante el
inminente asalto anglofrancs en la penn-
sula de Gallpoli (25 de abril) y es ilustrativo
sobre las detenciones del 24 de abril. La
accin defensiva armenia en Van concluy
mientras fuerzas rusas avanzaban en Ana-
tolia y los otomanos se retiraban (16-18 de
mayo); en conjunto tales acontecimientos
explican la ley de 27 de mayo.
La actitud del Estado hacia su pobla-
cin armenia no se produjo por arte de
magia despus del comienzo de la guerra
en 1914: la relacin simbitica entre inter-
vencin externa y violencia interna en el
imperio otomano persista tanto en tiem-
pos de paz internacional como en la guerra.
Un esquema ya perfilado 20 aos antes, en
1895, al inicio del primer asalto general
sobre la poblacin armenia, que elev la
cifra de muertos al menos a 80.000. En
aquella ocasin, la presin britnica favora-
ble a las reformas en beneficio de la seguri-
dad de los armenios suceda a una matanza
en 1894 de al menos 3.000 armenios en la
regin de Sasun, en la provincia de Bitlis.
(La matanza de 1894, a su vez, se haba pro-
ducido en el marco de factores especficos
locales.) La capitulacin otomana en octu-
bre de 1895 a tales demandas de reforma
por parte del sultn Abdul Hamid II fue
seguida rpidamente de una proliferacin
de matanzas en el curso de los meses si-
guientes, comenzando en el este de Anatolia
y extendindose al oeste y sur de esta re-
gin. Las matanzas no eran genocidas en el
sentido de que su intencin no era borrar
del mapa a la comunidad armenia como
tal; se conceban como represalia y adver-
tencia a una minora no musulmana supues-
tamente desleal que haba estado actuando
de una forma impropia tanto agitando su
situacin en el interior como en sus relacio-
nes con el mundo exterior sobre la cuestin
de las reformas.
Las races
del genocidio
Cabe detectar las directrices ideolgi-
cas del imperio otomano en su etapa final
en una serie de correcciones cambiantes
para afrontar el problema del declive impe-
rial planteadas por una parte por los euro-
peos ms avanzados econmica y militar-
mente y, por otra, por las tensiones internas
a medida que grupos cristianos en particu-
lar desarrollaron una conciencia nacional
que tenda a traducirse en demandas de
una mayor autonoma y/o secesin. Una de
estas soluciones fue el panislamismo de
Abdul Hamid II. El panislamismo represen-
taba un intento neoconservador de apelar a
los musulmanes sunes del imperio y de
ms all, e intentaba forjar la mayora mu-
sulmana en el seno de una unidad poltica
ms robusta. Por definicin, fue una reac-
cin contra la solucin precedente ms
integradora de la doctrina estatal del oto-
manismo, manifestada en las reformas
Tanzimat de mediados del siglo. Las refor-
mas Tanzimat haban legislado a favor de
una mayor igualdad musulmano-cristiana,
conjuntamente con otras medidas moder-
nizadoras, por el procedimiento de ligar los
intereses y el poder econmico de los cris-
tianos otomanos al futuro del Estado.
Sin embargo, la Tanzimat no haba fre-
nado el separatismo cristiano balcnico,
como qued demostrado con la prdida
formal o efectivamente de Serbia, Bosnia,
Herzegovina, Montenegro, Rumana y gran
parte de Bulgaria durante la crisis del este
de 1875-78. (Los armenios, debe subrayarse,
siguieron comprometidos con el Estado oto-
mano en aquel momento.) La Tanzimat
tampoco mejor la capacidad otomana de
combatir contra otras grandes potencias.
Durante 1877-78 el ejrcito ruso atraves el
Cucaso y ocup brevemente el nordeste de
Anatolia; segn los trminos del tratado de
1878, Rusia obtuvo entonces una serie de
territorios al sur del Cucaso, y, con ellos,
increment considerablemente el nmero
de armenios bajo su control. Finalmente,
las reformas tampoco consiguieron el efec-
to deseado sobre la racionalizacin de las
finanzas otomanas: los efectos de la guerra,
la depresin global y el excesivo consumo
en Estambul significaban que el imperio no
poda pagar sus prstamos y por consi-
guiente deba ceder de hecho el control fis-
cal dentro de sus propias fronteras a sus
principales acreedores, Gran Bretaa y Fran-
cia que, a su vez, crearon su propio mecanis-
mo de recaudacin de impuestos, la Ad-
ministracin otomana de la Deuda Pblica,
en el ao 1881.
Con la prdida de provincias europeas
clave y la simultnea expulsin despiadada
de muchos de sus sbditos musulmanes
por parte de los nuevos regmenes cristia-
nos balcnicos, la composicin de la pobla-
cin del imperio se torn mucho ms isl-
mica y su centro de gravedad se desplaz y
adentr en Anatolia. Sin embargo, la sobe-
rana otomana incluso sobre estas zonas no
se hallaba ni mucho menos garantizada.
Los armenios del este de Anatolia haban
sufrido matanzas y pillajes durante la gue-
rra de 1877-78 a manos de kurdos armados,
y haban acogido positivamente la seguri-
dad temporal ofrecida por las fuerzas rusas.
En la conferencia de paz los lderes arme-
nios apelaron por fin a las potencias a favor
de una autonoma administrativa propia,
pero Gran Bretaa se opuso a ello, deseosa
de mantener la integridad territorial oto-
mana contra Rusia a fin de proteger las
rutas por tierra hacia la posesin imperial
de Gran Bretaa, India. La alternativa pro-
puesta por Gran Bretaa consista nica-
mente en renovadas reformas y as, por
primera vez en los tratados internacionales,
los armenios quedaban caracterizados como
beneficiarios entre los muchos pueblos no
musulmanes otomanos. Sin embargo, fren-
te a una historia de resentimiento otomano
contra anteriores reformas pro cristianas de
influencia britnica, y la comprensin de
que el creciente control de Gran Bretaa de
la economa otomana era tan amenazador
para la soberana de Estambul como la pr-
dida territorial efectiva, Abdul Hamid
comenz a enfrentar entre s a las potencias
europeas, utilizando sobre todo a la recin
llegada Alemania como contrapeso de Gran
Bretaa, a fin de imposibilitar la aplicacin
de las reformas.
Los armenios concienciados poltica-
mente se dieron cuenta de que las reformas
quedaran en papel mojado sin una presin
exterior favorable a su aplicacin. Siguiendo
el xito del modelo de algunos revoluciona-
rios balcnicos en su apelacin a Rusia, los
partidos nacionalistas armenios fundados
en el decenio de 1880 empezaron a utilizar
espectaculares mtodos terroristas para lla-
mar la atencin sobre el difcil trance de sus
familiares. En este ambiente de notable re-
sentimiento contra la intervencin europea
y el temor de un posible separatismo arme-
nio en las que ahora se consideraban tierras
centrales del imperio, se perpetraron las
matanzas de 1895-96.
La tercera y ltima solucin proyecta-
da al declive otomano la proporcion el
CUP despus de su golpe de 1908. De modo
especial despus de que los acontecimien-
tos polticos de 1912-13 resultaran en la lle-
gada al poder de los elementos ms radica-
les del CUP, desaparecieron los vestigios de
compromiso o responsabilidad hacia los
cristianos que quedaban. Aunque miem-
bros importantes del CUP eran nacionalis-
tas laicos y se referan crecientemente a la
identidad turca en lugar de musulmana (lo
que por tanto pona en peligro a los kurdos
otomanos), las divisiones religiosas seguan
siendo bsicas en las concepciones de la
identidad tnica en el imperio y el anticris-
tianismo del CUP se agudiz durante las
guerras balcnicas de 1912-13 mientras que
el imperio perdi la mayor parte de Ma-
cedonia y recibi unos 400.000 refugiados
musulmanes ms, muchos expulsados de la
manera ms brutal. Aunque la suerte de los
armenios se halla ntimamente unida a ta-
les episodios demogrficos generales, po-
see tambin su propia dinmica. Al trmi-
no de las guerras balcnicas, Estambul se
top con un renovado plan armenio de re-
forma, patrocinado esta vez por una Rusia
oportunista que intentaba ampliar su in-
fluencia poltica en el Prximo Oriente.
La entrada otomana en la Primera
Guerra Mundial junto a las potencias cen-
trales fue una oportunidad para privar al
imperio de todas las formas de influencia
extranjera indeseada, desde el nuevo plan
El famoso
levantamiento
de 1915 en la
ciudad de Van
como reaccin
a la oleada de
atrocidades ha
sido invocado
desde entonces
por los
nacionalistas
turcos como
una seal de
traicin y
deslealtad de
los armenios
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L A C UE S T I N A R ME NI A L A C UE S T I N A R ME NI A
Las matanzas
registradas
entre 1895
y 1896 se
perpretaron en
un ambiente de
resentimiento
contra la
intervencin
europea
y el temor
al separatismo
armenio en los
territorios
centrales
del imperio
los nacionalistas armenios otomanos desde
finales de 1914 y trataba de conseguir algo
muy similar incitando a los musulmanes
en territorio ruso a levantarse contra sus
gobernantes. En el contexto de la guerra
ruso-otomana las sospechas mutuas as sus-
citadas propiciaron masacres locales de ar-
menios en el curso del invierno, aunque en
realidad exista muy poca colaboracin
rusoarmenia. El nivel creciente de violencia
de Estado contra los armenios de las regio-
nes fronterizas orientales provoc, en lti-
mo trmino, el famoso levantamiento ar-
menio en la ciudad de Van en la primavera
de 1915, que los nacionalistas turcos han
invocado desde entonces como una seal de
la traicin y deslealtad armenia. El comien-
zo del episodio de Van (20 de abril) coinci-
di con los preparativos otomanos ante el
inminente asalto anglofrancs en la penn-
sula de Gallpoli (25 de abril) y es ilustrativo
sobre las detenciones del 24 de abril. La
accin defensiva armenia en Van concluy
mientras fuerzas rusas avanzaban en Ana-
tolia y los otomanos se retiraban (16-18 de
mayo); en conjunto tales acontecimientos
explican la ley de 27 de mayo.
La actitud del Estado hacia su pobla-
cin armenia no se produjo por arte de
magia despus del comienzo de la guerra
en 1914: la relacin simbitica entre inter-
vencin externa y violencia interna en el
imperio otomano persista tanto en tiem-
pos de paz internacional como en la guerra.
Un esquema ya perfilado 20 aos antes, en
1895, al inicio del primer asalto general
sobre la poblacin armenia, que elev la
cifra de muertos al menos a 80.000. En
aquella ocasin, la presin britnica favora-
ble a las reformas en beneficio de la seguri-
dad de los armenios suceda a una matanza
en 1894 de al menos 3.000 armenios en la
regin de Sasun, en la provincia de Bitlis.
(La matanza de 1894, a su vez, se haba pro-
ducido en el marco de factores especficos
locales.) La capitulacin otomana en octu-
bre de 1895 a tales demandas de reforma
por parte del sultn Abdul Hamid II fue
seguida rpidamente de una proliferacin
de matanzas en el curso de los meses si-
guientes, comenzando en el este de Anatolia
y extendindose al oeste y sur de esta re-
gin. Las matanzas no eran genocidas en el
sentido de que su intencin no era borrar
del mapa a la comunidad armenia como
tal; se conceban como represalia y adver-
tencia a una minora no musulmana supues-
tamente desleal que haba estado actuando
de una forma impropia tanto agitando su
situacin en el interior como en sus relacio-
nes con el mundo exterior sobre la cuestin
de las reformas.
Las races
del genocidio
Cabe detectar las directrices ideolgi-
cas del imperio otomano en su etapa final
en una serie de correcciones cambiantes
para afrontar el problema del declive impe-
rial planteadas por una parte por los euro-
peos ms avanzados econmica y militar-
mente y, por otra, por las tensiones internas
a medida que grupos cristianos en particu-
lar desarrollaron una conciencia nacional
que tenda a traducirse en demandas de
una mayor autonoma y/o secesin. Una de
estas soluciones fue el panislamismo de
Abdul Hamid II. El panislamismo represen-
taba un intento neoconservador de apelar a
los musulmanes sunes del imperio y de
ms all, e intentaba forjar la mayora mu-
sulmana en el seno de una unidad poltica
ms robusta. Por definicin, fue una reac-
cin contra la solucin precedente ms
integradora de la doctrina estatal del oto-
manismo, manifestada en las reformas
Tanzimat de mediados del siglo. Las refor-
mas Tanzimat haban legislado a favor de
una mayor igualdad musulmano-cristiana,
conjuntamente con otras medidas moder-
nizadoras, por el procedimiento de ligar los
intereses y el poder econmico de los cris-
tianos otomanos al futuro del Estado.
Sin embargo, la Tanzimat no haba fre-
nado el separatismo cristiano balcnico,
como qued demostrado con la prdida
formal o efectivamente de Serbia, Bosnia,
Herzegovina, Montenegro, Rumana y gran
parte de Bulgaria durante la crisis del este
de 1875-78. (Los armenios, debe subrayarse,
siguieron comprometidos con el Estado oto-
mano en aquel momento.) La Tanzimat
tampoco mejor la capacidad otomana de
combatir contra otras grandes potencias.
Durante 1877-78 el ejrcito ruso atraves el
Cucaso y ocup brevemente el nordeste de
Anatolia; segn los trminos del tratado de
1878, Rusia obtuvo entonces una serie de
territorios al sur del Cucaso, y, con ellos,
increment considerablemente el nmero
de armenios bajo su control. Finalmente,
las reformas tampoco consiguieron el efec-
to deseado sobre la racionalizacin de las
finanzas otomanas: los efectos de la guerra,
la depresin global y el excesivo consumo
en Estambul significaban que el imperio no
poda pagar sus prstamos y por consi-
guiente deba ceder de hecho el control fis-
cal dentro de sus propias fronteras a sus
principales acreedores, Gran Bretaa y Fran-
cia que, a su vez, crearon su propio mecanis-
mo de recaudacin de impuestos, la Ad-
ministracin otomana de la Deuda Pblica,
en el ao 1881.
Con la prdida de provincias europeas
clave y la simultnea expulsin despiadada
de muchos de sus sbditos musulmanes
por parte de los nuevos regmenes cristia-
nos balcnicos, la composicin de la pobla-
cin del imperio se torn mucho ms isl-
mica y su centro de gravedad se desplaz y
adentr en Anatolia. Sin embargo, la sobe-
rana otomana incluso sobre estas zonas no
se hallaba ni mucho menos garantizada.
Los armenios del este de Anatolia haban
sufrido matanzas y pillajes durante la gue-
rra de 1877-78 a manos de kurdos armados,
y haban acogido positivamente la seguri-
dad temporal ofrecida por las fuerzas rusas.
En la conferencia de paz los lderes arme-
nios apelaron por fin a las potencias a favor
de una autonoma administrativa propia,
pero Gran Bretaa se opuso a ello, deseosa
de mantener la integridad territorial oto-
mana contra Rusia a fin de proteger las
rutas por tierra hacia la posesin imperial
de Gran Bretaa, India. La alternativa pro-
puesta por Gran Bretaa consista nica-
mente en renovadas reformas y as, por
primera vez en los tratados internacionales,
los armenios quedaban caracterizados como
beneficiarios entre los muchos pueblos no
musulmanes otomanos. Sin embargo, fren-
te a una historia de resentimiento otomano
contra anteriores reformas pro cristianas de
influencia britnica, y la comprensin de
que el creciente control de Gran Bretaa de
la economa otomana era tan amenazador
para la soberana de Estambul como la pr-
dida territorial efectiva, Abdul Hamid
comenz a enfrentar entre s a las potencias
europeas, utilizando sobre todo a la recin
llegada Alemania como contrapeso de Gran
Bretaa, a fin de imposibilitar la aplicacin
de las reformas.
Los armenios concienciados poltica-
mente se dieron cuenta de que las reformas
quedaran en papel mojado sin una presin
exterior favorable a su aplicacin. Siguiendo
el xito del modelo de algunos revoluciona-
rios balcnicos en su apelacin a Rusia, los
partidos nacionalistas armenios fundados
en el decenio de 1880 empezaron a utilizar
espectaculares mtodos terroristas para lla-
mar la atencin sobre el difcil trance de sus
familiares. En este ambiente de notable re-
sentimiento contra la intervencin europea
y el temor de un posible separatismo arme-
nio en las que ahora se consideraban tierras
centrales del imperio, se perpetraron las
matanzas de 1895-96.
La tercera y ltima solucin proyecta-
da al declive otomano la proporcion el
CUP despus de su golpe de 1908. De modo
especial despus de que los acontecimien-
tos polticos de 1912-13 resultaran en la lle-
gada al poder de los elementos ms radica-
les del CUP, desaparecieron los vestigios de
compromiso o responsabilidad hacia los
cristianos que quedaban. Aunque miem-
bros importantes del CUP eran nacionalis-
tas laicos y se referan crecientemente a la
identidad turca en lugar de musulmana (lo
que por tanto pona en peligro a los kurdos
otomanos), las divisiones religiosas seguan
siendo bsicas en las concepciones de la
identidad tnica en el imperio y el anticris-
tianismo del CUP se agudiz durante las
guerras balcnicas de 1912-13 mientras que
el imperio perdi la mayor parte de Ma-
cedonia y recibi unos 400.000 refugiados
musulmanes ms, muchos expulsados de la
manera ms brutal. Aunque la suerte de los
armenios se halla ntimamente unida a ta-
les episodios demogrficos generales, po-
see tambin su propia dinmica. Al trmi-
no de las guerras balcnicas, Estambul se
top con un renovado plan armenio de re-
forma, patrocinado esta vez por una Rusia
oportunista que intentaba ampliar su in-
fluencia poltica en el Prximo Oriente.
La entrada otomana en la Primera
Guerra Mundial junto a las potencias cen-
trales fue una oportunidad para privar al
imperio de todas las formas de influencia
extranjera indeseada, desde el nuevo plan
El famoso
levantamiento
de 1915 en la
ciudad de Van
como reaccin
a la oleada de
atrocidades ha
sido invocado
desde entonces
por los
nacionalistas
turcos como
una seal de
traicin y
deslealtad de
los armenios
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L A C UE S T I N A R ME NI A L A C UE S T I N A R ME NI A
de reforma armenio a la Administracin de
la Deuda. La guerra ofreci tambin la posi-
bilidad de una renovada ampliacin del
imperio a las fronteras anteriores a 1878 y,
probablemente, alguna forma de reordena-
cin interna. Al propio tiempo, la derrota
significara indudablemente la particin
final. El CUP estaba llevando el imperio a
una lucha a vida o muerte. A pesar de la
reducida escala de la colaboracin blica
rusoarmenia en 1914-15, por entonces ya se
juzgaba a los armenios sospechosos debido
a su propia identidad tnica y en el contex-
to blico hizo falta bien poco para que el
CUP cruzara la lnea hacia el genocidio.
En cuanto a las potencias de la (Triple)
Entente, en 1915, efectivamente estaban
convergiendo hacia un acuerdo acerca de la
divisin del imperio otomano, cuando la
revolucin bolchevique de 1917 supuso para
los antiguos aliados otro implacable opo-
nente. En el ltimo ao de la guerra y ms
adelante, ello llev a Gran Bretaa a inten-
tar reafirmar su influencia en el Cucaso
protegiendo la ruta a India; por las mismas
razones la revolucin tambin llev a las
primeras conversaciones serias sobre un
Estado armenio independiente en Anatolia
como baluarte tanto contra el imperio oto-
mano como contra Rusia. El intento qued
frustrado ya que Mustaf Kemal capitane
un fuerte movimiento nacionalista turco
que condujo a una asombrosa serie de victo-
rias militares y diplomticas a partir de
1919 y, finalmente, al liderazgo del nuevo e
independiente Estado turco, aunque sin
evitar el espectro de una Armenia indepen-
diente rondando a los turcos durante los
aos venideros.
De hecho, el mismo estmulo al desafo
de Mustaf Kemal lo proporcion el propio
anhelo tosco y egosta de los objetivos impe-
riales europeos en Anatolia y el Cucaso al
final de la Primera Guerra Mundial, un
perodo en el cual griegos, turcos, kurdos,
armenios, azeres y georgianos se convirtie-
ron tanto en perpetradores como en vcti-
mas de la terrible atrocidad.
La nueva Turqua naci acompaada
de la violencia. Seguira sintindose muy
susceptible acerca de este aspecto de su
derecho de nacimiento, an ms aguda-
mente con relacin a la violencia inflingida
sobre los armenios y posteriormente sobre
los kurdos en orden al inters de mante-
ner el este de Anatolia bajo soberana turca.
Los historiadores nacionalistas siguen sir-
viendo a los intereses de los fundadores del
Estado con su negacin y distorsin de los
acontecimientos de 1915-16.
Del genocidio a la negacin
internacional
En 1919 Estados Unidos entr en la
vorgine de las agendas imperiales rivales y
conflictos intertnicos en Oriente Prximo.
Con anterioridad, la poltica de Estados
Unidos se haba guiado ampliamente por
las dobles tradiciones de no intervencin
poltica y ayuda caritativa a los cristianos
otomanos, ayuda que culmin en cuantio-
sas donaciones a los armenios que tanto
padecieron durante la Primera Guerra Mun-
dial. Con la tentativa posblica anglofrance-
sa de dividir los territorios otomanos, los
diplomticos estadounidenses comenzaron
a insistir enrgicamente en los derechos
estadounidenses (lo que debera interpre-
tarse como privilegios econmicos estado-
unidenses, al menos iguales que los que
perseguan Gran Bretaa y Francia). De
modo parecido a sus equivalentes alemanes
que luchaban con Gran Bretaa para dispo-
ner de un punto de apoyo otomano en el
decenio de 1890, una baza de negociacin
clave que posean estos diplomticos era la
negociabilidad de su actitud hacia la cues-
tin armenia en un momento en que otras
potencias la estaban utilizando como un
bastn con el que azuzar a los turcos.
La resolucin del circunspecto desen-
tendimiento oficial estadounidense con
relacin a su preocupacin por los arme-
nios estuvo en proporcin directa con la
fuerza del sentimiento interno estadouni-
dense (que continu hasta bien entrado los
aos 20) que presionaba, carente de realis-
mo, en favor de la creacin de una Armenia
independiente. Diplomticos estadouniden-
ses se embarcaron en una campaa de rela-
ciones pblicas en Estados Unidos para re-
visar la historia reciente a favor de los tur-
cos asediados y contra los armenios traicio-
neros, agresivos, delegados de hecho de
los europeos. Al mismo tiempo, los kema-
listas aprendieron rpidamente cmo pre-
sionar al Departamento de Estado cada vez
que se suscitaba la cuestin armenia, como,
en el caso ms conocido, en la exitosa cam-
paa de 1935 para hundir la produccin de
la pelcula de la MGM basada en la novela
de Franz Werfel sobre la resistencia arme-
nia durante el genocidio, Los cuarenta das de
Musa Dagh.
La negacin turca en propio inters y
con el apoyo del Estado de la suerte de los
armenios comenz as rpidamente des-
pus del genocidio y encontr una crecien-
te aceptacin internacional. Igual que
Estados Unidos, Gran Bretaa lleg a reco-
nocer como un hecho consumado el con-
trol kemalista de Anatolia, y el hecho de
que la nueva Turqua no expansionista y
antibolchevique podra as incorporarse
beneficiosamente a sus propias geopolti-
cas. Posteriormente, durante la guerra fra,
Turqua se aline firmemente en el campo
occidental. Despus de la guerra fra, Tur-
qua continu disfrutando de un trato sol-
cito de los americanos y en calidad de un
Estado laico con poblacin musulmana se
le consideraba un aliado til en la guerra
contra el terrorismo islamista.
La situacin contempornea
Ha aumentado la presin exterior para
que Turqua reconozca la suerte de los
armenios. Parte de la presin es de carc-
ter moral y proviene de una creciente con-
ciencia del genocidio despus del Ho-
locausto y de los genocidios de Ruanda y
Yugoslavia. Sin embargo, una importante
parte es poltica. Algunas organizaciones
nacionalistas armenias presionan por el
reconocimiento del genocidio como parte
de un paquete poltico que incluye com-
pensacin territorial y posiblemente eco-
nmica. Estas asociaciones han sido apun-
tadas por las elites nacionalistas turcas co-
mo signos de que los armenios todava al-
bergan intenciones perversas y perniciosas
hacia el Estado turco y estn dispuestos a
apelar a estados terceros para sus fines, in-
sistiendo de esta forma en actitudes antiar-
menias ya asentadas. Turqua ha amenaza-
do repetidamente con lesionar los intere-
ses de los estados que efectivamente reco-
nocen el genocidio y ha pronunciado ame-
nazas implcitas contra la pequea minora
armenia que todava queda en Turqua.
Por muy correcto que sea llamar al
genocidio genocidio, no resulta apropia-
do pensar en que una mayor presin estado-
unidense sobre Turqua a favor de su reco-
nocimiento sera tanto un resultado de
acontecimientos geopolticos (la decrecien-
te posicin de Turqua en las prioridades
estadounidenses en Oriente Medio desde la
invasin de Iraq de 2003) como de la pre-
ocupacin basada en los principios por la
actualidad histrica de 1915-16. La propia
idea de estados pronuncindose sobre cues-
tiones histricas debera hacer estremecer-
se al historiador. El historiador podra re-
flexionar asimismo sobre la irona de esta-
dos terceros (Estados Unidos, miembros de
la Unin Europea) cuya propia historia est
manchada con la sangre de los coloniza-
dos y que presumen de poseer autoridad
moral para pronunciarse sobre la cuestin
del genocidio.
No obstante, la intrincada complejidad
de las cuestiones histricas, morales y pol-
ticas no significa que los motivos y argu-
mentos de cada bando en la batalla del
reconocimiento puedan ser buenos o malos
a partes iguales. Y aunque es un factor nega-
tivo que los polticos dicten la interpreta-
cin de la historia, bajo ciertas circunstan-
cias puede ser un mal menor. El genocidio
habra quedado enterrado por Turqua hace
mucho tiempo si la dispora armenia no
hubiera mantenido viva la cuestin, y pre-
sentara un escenario mucho menos desea-
ble que el actual.
Existe cierta esperanza en un escena-
rio positivo sin ambigedades. Una cre-
ciente sociedad civil turca es cada vez ms
crtica con la lnea establecida por el Estado
sobre la cuestin armenia, y en diciembre
de 2008, 200 intelectuales turcos firmaron
una disculpa por la Gran Catstrofe a la
que posteriormente muchos miles ms de
ciudadanos turcos se han ido aadiendo.
Una reforma interna resultara ms acep-
table para el pueblo turco que una impues-
ta desde el exterior y, presumiblemente,
ms permanente. Pero las perspectivas de
mayores progresos relativas a un abordaje
en regla de los acontecimientos de 1915-16
se hallan vinculadas en Turqua a luchas
polticas partidistas y tambin a las rela-
ciones cambiantes de Turqua con Estados
Unidos, con la Unin Europea y con el pro-
pio Estado de Armenia. El futuro del pasa-
do sigue siendo incierto.
Atatrk frustr
la intentona de
Gran Bretaa
de reafirmar
su influencia
en el Cucaso
con la creacin
de un Estado
armenio
independiente
en Anatolia
como baluarte
tanto frente
al imperio
otomano como
frente a Rusia
La historia
del genocidio
habra quedado
liquidada por
Turqua desde
hace mucho
tiempo y el
escenario sera
muy distinto
al actual
si la dispora
armenia
no hubiera
mantenido viva
esta tragedia
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82 VANGUARDIA | DOSSIER VANGUARDIA | DOSSIER 83
L A C UE S T I N A R ME NI A L A C UE S T I N A R ME NI A
de reforma armenio a la Administracin de
la Deuda. La guerra ofreci tambin la posi-
bilidad de una renovada ampliacin del
imperio a las fronteras anteriores a 1878 y,
probablemente, alguna forma de reordena-
cin interna. Al propio tiempo, la derrota
significara indudablemente la particin
final. El CUP estaba llevando el imperio a
una lucha a vida o muerte. A pesar de la
reducida escala de la colaboracin blica
rusoarmenia en 1914-15, por entonces ya se
juzgaba a los armenios sospechosos debido
a su propia identidad tnica y en el contex-
to blico hizo falta bien poco para que el
CUP cruzara la lnea hacia el genocidio.
En cuanto a las potencias de la (Triple)
Entente, en 1915, efectivamente estaban
convergiendo hacia un acuerdo acerca de la
divisin del imperio otomano, cuando la
revolucin bolchevique de 1917 supuso para
los antiguos aliados otro implacable opo-
nente. En el ltimo ao de la guerra y ms
adelante, ello llev a Gran Bretaa a inten-
tar reafirmar su influencia en el Cucaso
protegiendo la ruta a India; por las mismas
razones la revolucin tambin llev a las
primeras conversaciones serias sobre un
Estado armenio independiente en Anatolia
como baluarte tanto contra el imperio oto-
mano como contra Rusia. El intento qued
frustrado ya que Mustaf Kemal capitane
un fuerte movimiento nacionalista turco
que condujo a una asombrosa serie de victo-
rias militares y diplomticas a partir de
1919 y, finalmente, al liderazgo del nuevo e
independiente Estado turco, aunque sin
evitar el espectro de una Armenia indepen-
diente rondando a los turcos durante los
aos venideros.
De hecho, el mismo estmulo al desafo
de Mustaf Kemal lo proporcion el propio
anhelo tosco y egosta de los objetivos impe-
riales europeos en Anatolia y el Cucaso al
final de la Primera Guerra Mundial, un
perodo en el cual griegos, turcos, kurdos,
armenios, azeres y georgianos se convirtie-
ron tanto en perpetradores como en vcti-
mas de la terrible atrocidad.
La nueva Turqua naci acompaada
de la violencia. Seguira sintindose muy
susceptible acerca de este aspecto de su
derecho de nacimiento, an ms aguda-
mente con relacin a la violencia inflingida
sobre los armenios y posteriormente sobre
los kurdos en orden al inters de mante-
ner el este de Anatolia bajo soberana turca.
Los historiadores nacionalistas siguen sir-
viendo a los intereses de los fundadores del
Estado con su negacin y distorsin de los
acontecimientos de 1915-16.
Del genocidio a la negacin
internacional
En 1919 Estados Unidos entr en la
vorgine de las agendas imperiales rivales y
conflictos intertnicos en Oriente Prximo.
Con anterioridad, la poltica de Estados
Unidos se haba guiado ampliamente por
las dobles tradiciones de no intervencin
poltica y ayuda caritativa a los cristianos
otomanos, ayuda que culmin en cuantio-
sas donaciones a los armenios que tanto
padecieron durante la Primera Guerra Mun-
dial. Con la tentativa posblica anglofrance-
sa de dividir los territorios otomanos, los
diplomticos estadounidenses comenzaron
a insistir enrgicamente en los derechos
estadounidenses (lo que debera interpre-
tarse como privilegios econmicos estado-
unidenses, al menos iguales que los que
perseguan Gran Bretaa y Francia). De
modo parecido a sus equivalentes alemanes
que luchaban con Gran Bretaa para dispo-
ner de un punto de apoyo otomano en el
decenio de 1890, una baza de negociacin
clave que posean estos diplomticos era la
negociabilidad de su actitud hacia la cues-
tin armenia en un momento en que otras
potencias la estaban utilizando como un
bastn con el que azuzar a los turcos.
La resolucin del circunspecto desen-
tendimiento oficial estadounidense con
relacin a su preocupacin por los arme-
nios estuvo en proporcin directa con la
fuerza del sentimiento interno estadouni-
dense (que continu hasta bien entrado los
aos 20) que presionaba, carente de realis-
mo, en favor de la creacin de una Armenia
independiente. Diplomticos estadouniden-
ses se embarcaron en una campaa de rela-
ciones pblicas en Estados Unidos para re-
visar la historia reciente a favor de los tur-
cos asediados y contra los armenios traicio-
neros, agresivos, delegados de hecho de
los europeos. Al mismo tiempo, los kema-
listas aprendieron rpidamente cmo pre-
sionar al Departamento de Estado cada vez
que se suscitaba la cuestin armenia, como,
en el caso ms conocido, en la exitosa cam-
paa de 1935 para hundir la produccin de
la pelcula de la MGM basada en la novela
de Franz Werfel sobre la resistencia arme-
nia durante el genocidio, Los cuarenta das de
Musa Dagh.
La negacin turca en propio inters y
con el apoyo del Estado de la suerte de los
armenios comenz as rpidamente des-
pus del genocidio y encontr una crecien-
te aceptacin internacional. Igual que
Estados Unidos, Gran Bretaa lleg a reco-
nocer como un hecho consumado el con-
trol kemalista de Anatolia, y el hecho de
que la nueva Turqua no expansionista y
antibolchevique podra as incorporarse
beneficiosamente a sus propias geopolti-
cas. Posteriormente, durante la guerra fra,
Turqua se aline firmemente en el campo
occidental. Despus de la guerra fra, Tur-
qua continu disfrutando de un trato sol-
cito de los americanos y en calidad de un
Estado laico con poblacin musulmana se
le consideraba un aliado til en la guerra
contra el terrorismo islamista.
La situacin contempornea
Ha aumentado la presin exterior para
que Turqua reconozca la suerte de los
armenios. Parte de la presin es de carc-
ter moral y proviene de una creciente con-
ciencia del genocidio despus del Ho-
locausto y de los genocidios de Ruanda y
Yugoslavia. Sin embargo, una importante
parte es poltica. Algunas organizaciones
nacionalistas armenias presionan por el
reconocimiento del genocidio como parte
de un paquete poltico que incluye com-
pensacin territorial y posiblemente eco-
nmica. Estas asociaciones han sido apun-
tadas por las elites nacionalistas turcas co-
mo signos de que los armenios todava al-
bergan intenciones perversas y perniciosas
hacia el Estado turco y estn dispuestos a
apelar a estados terceros para sus fines, in-
sistiendo de esta forma en actitudes antiar-
menias ya asentadas. Turqua ha amenaza-
do repetidamente con lesionar los intere-
ses de los estados que efectivamente reco-
nocen el genocidio y ha pronunciado ame-
nazas implcitas contra la pequea minora
armenia que todava queda en Turqua.
Por muy correcto que sea llamar al
genocidio genocidio, no resulta apropia-
do pensar en que una mayor presin estado-
unidense sobre Turqua a favor de su reco-
nocimiento sera tanto un resultado de
acontecimientos geopolticos (la decrecien-
te posicin de Turqua en las prioridades
estadounidenses en Oriente Medio desde la
invasin de Iraq de 2003) como de la pre-
ocupacin basada en los principios por la
actualidad histrica de 1915-16. La propia
idea de estados pronuncindose sobre cues-
tiones histricas debera hacer estremecer-
se al historiador. El historiador podra re-
flexionar asimismo sobre la irona de esta-
dos terceros (Estados Unidos, miembros de
la Unin Europea) cuya propia historia est
manchada con la sangre de los coloniza-
dos y que presumen de poseer autoridad
moral para pronunciarse sobre la cuestin
del genocidio.
No obstante, la intrincada complejidad
de las cuestiones histricas, morales y pol-
ticas no significa que los motivos y argu-
mentos de cada bando en la batalla del
reconocimiento puedan ser buenos o malos
a partes iguales. Y aunque es un factor nega-
tivo que los polticos dicten la interpreta-
cin de la historia, bajo ciertas circunstan-
cias puede ser un mal menor. El genocidio
habra quedado enterrado por Turqua hace
mucho tiempo si la dispora armenia no
hubiera mantenido viva la cuestin, y pre-
sentara un escenario mucho menos desea-
ble que el actual.
Existe cierta esperanza en un escena-
rio positivo sin ambigedades. Una cre-
ciente sociedad civil turca es cada vez ms
crtica con la lnea establecida por el Estado
sobre la cuestin armenia, y en diciembre
de 2008, 200 intelectuales turcos firmaron
una disculpa por la Gran Catstrofe a la
que posteriormente muchos miles ms de
ciudadanos turcos se han ido aadiendo.
Una reforma interna resultara ms acep-
table para el pueblo turco que una impues-
ta desde el exterior y, presumiblemente,
ms permanente. Pero las perspectivas de
mayores progresos relativas a un abordaje
en regla de los acontecimientos de 1915-16
se hallan vinculadas en Turqua a luchas
polticas partidistas y tambin a las rela-
ciones cambiantes de Turqua con Estados
Unidos, con la Unin Europea y con el pro-
pio Estado de Armenia. El futuro del pasa-
do sigue siendo incierto.
Atatrk frustr
la intentona de
Gran Bretaa
de reafirmar
su influencia
en el Cucaso
con la creacin
de un Estado
armenio
independiente
en Anatolia
como baluarte
tanto frente
al imperio
otomano como
frente a Rusia
La historia
del genocidio
habra quedado
liquidada por
Turqua desde
hace mucho
tiempo y el
escenario sera
muy distinto
al actual
si la dispora
armenia
no hubiera
mantenido viva
esta tragedia
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84 VANGUARDIA | DOSSIER VANGUARDIA | DOSSIER 85
La desintegracin del imperio Otomano se
aceler a principios del siglo XX con la emanci-
pacin del emir de Hedjaz en Arabia, la con-
quista italiana de Tripolitania y las islas del
Dodecaneso en 1912 y la derrota en la primera
guerra de los Balcanes, que prcticamente ex-
puls a los otomanos de Europa, con la excep-
cin de Constantinopla y de la Tracia oriental.
La posterior entrada en la Primera Guerra
Mundial en el bando de las potencias centrales
significara la puntilla. La derrota supuso la
amputacin territorial del mundo rabe y
abri las puertas del poder a Mustaf Kemal,
Atatrk (padre de los turcos), uno de los oficia-
les de los jvenes turcos, que proclam la
repblica y el final del imperio y del califato.
Atatrk cre el concepto de nacin turca,
en sustitucin de la versin nacional-religiosa
otomana que fue el califato. Es decir, cre una
Turqua secular, pero que no era por ello me-
nos islmica en cuanto a creencia. Hoy da,
Turqua tiene un sistema poltico que, aunque
limitado democrticamente, es visto como un
ejemplo a seguir por quienes pretenden mo-
dernizar el mundo musulmn, en oposicin
di-recta a los regmenes teocrticos de Irn y
Arabia Saud.
En Turqua, el ejrcito, segn una Cons-
titucin diseada a su medida, es el garante
del carcter laico de la repblica. Pero, al mis-
mo tiempo, el eco de la revolucin iran ha ge-
nerado un renacimiento del islamismo. Este
equilibrio acerca Turqua al mundo occidental,
pero tambin la aleja. Turqua tiene un pie en
suelo europeo, es miembro de la OTAN desde
que en los aos 50 envi tropas a la guerra de
Corea y ha realizado importantes contribucio-
nes a la defensa de los intereses occidentales.
Pero Turqua, que sigue esperando a las puer-
tas de la Unin Europea, an no se conside-
ra recompensada.
De las numerosas ideologas que sacudie-
ron el continente europeo en la dcada de
1920, el kemalismo sigue siendo el gran super-
viviente. Atatrk muri hace 71 aos, pero el
kemalismo permanece. Los principios kemalis-
tas incluyen el mantenimiento de una repbli-
ca prooccidental y laica en un pas de mayora
musulmana; una economa estatalizada; un
nacionalismo turco a prueba de bombas, sobre
todo kurdas, y, por encima de todo, la omnipre-
sencia del ejrcito. Turqua, sin embargo, no
slo es kemalista. Hay dos Turquas que se dis-
putan a un solo pueblo: una es la urbana, que
dice tener valores europeos, y la otra es la
rural, de la que se dice que es inasimilable a lo
europeo. Y este enfrentamiento es analizado
generalmente como la prueba del nueve de un
choque de civilizaciones en el que kemalistas e
islamistas dibujan a escala la lnea de fractura
entre dos mundos.
El Estado laico que surgi de las cenizas del
imperio otomano desconfa de los islamistas
del Partido de la Justicia y el Desarrollo (AKP),
en el poder desde el ao 2002, porque conside-
ra que tiene una agenda oculta para desman-
telar la repblica laica. Por eso, dicen los ke-
malistas, el Tribunal Constitucional anul a
principios de junio de 2008 la ley del velo, una
reforma de los islamistas que permiti que
las mujeres pudieran estudiar en la universi-
dad con la cabeza cubierta por el turban o
pauelo islmico.
Los herederos de Atatrk tambin descon-
fan del primer ministro, Recep Tayyip Erdogan,
un islamista moderado, por otros motivos. En
los ltimos siete aos, Turqua ha disfrutado
de un perodo de estabilidad poco usual, lo que
ha permitido al primer ministro acelerar el
paso reformista. Segn el Banco Mundial, Tur-
qua fue el segundo pas en cuanto al volumen
de privatizaciones entre los aos 2004 y 2005.
Y esto ha provocado la alarma entre la elite
laica, que desde los tiempos de Atatrk ha
dominado la poltica y la economa estataliza-
da. Los kemalistas, que controlan el ejrcito, la
justicia, la enseanza pblica y la burocracia,
temen tambin por sus privilegios.
DE ATATRK A ERDOGAN
La victoria de los
nacionalistas turcos
sobre el ejrcito griego
en Dumlupinar (agosto
de 1922) puso fin a los
tres aos de la guerra
de la independencia.
Turqua iniciara un
nuevo ciclo histrico
con el general Mustaf
Kemal (en la foto
pasando revista).
1922
Historia de una repblica laica
con una mayora islamista
Abdullah Gl, presidente de Turqua y alia-
do de Erdogan, personifica la nueva clase emer-
gente. Gl naci en Kayseri, una poblacin de
Anatolia, en la Turqua profunda, con fama de
ciudad comercial y situada en la antigua ruta
de la seda. Un viejo amigo de Gl explic hace
dos aos a The Wall Street Journal este espri-
tu empresarial: Dice una chanza que si tu hijo
es malo en los negocios, entonces lo debes
enviar a la universidad. Gl es islamista, pero,
segn los suyos, cree en algo ms: la economa
de libre mercado. Hace tres decenios, cuando
Gl se doctor en economa, el mercado turco
estaba dominado por grandes corporaciones
industriales que, no por casualidad, estaban
dirigidas por empresarios bien conectados pol-
ticamente, lo que significaba, entre otras cosas,
subsidios y tarifas proteccionistas. Esos aos
fueron los del nacimiento de una nueva clase
media, tanto en las zonas rurales de Anatolia
como en los suburbios de Estambul y otras ciu-
dades, que peda menos impuestos y menos in-
tervencionismo estatal. Abdullah Gl es ahora
el jefe del Estado.
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La desintegracin del imperio Otomano se
aceler a principios del siglo XX con la emanci-
pacin del emir de Hedjaz en Arabia, la con-
quista italiana de Tripolitania y las islas del
Dodecaneso en 1912 y la derrota en la primera
guerra de los Balcanes, que prcticamente ex-
puls a los otomanos de Europa, con la excep-
cin de Constantinopla y de la Tracia oriental.
La posterior entrada en la Primera Guerra
Mundial en el bando de las potencias centrales
significara la puntilla. La derrota supuso la
amputacin territorial del mundo rabe y
abri las puertas del poder a Mustaf Kemal,
Atatrk (padre de los turcos), uno de los oficia-
les de los jvenes turcos, que proclam la
repblica y el final del imperio y del califato.
Atatrk cre el concepto de nacin turca,
en sustitucin de la versin nacional-religiosa
otomana que fue el califato. Es decir, cre una
Turqua secular, pero que no era por ello me-
nos islmica en cuanto a creencia. Hoy da,
Turqua tiene un sistema poltico que, aunque
limitado democrticamente, es visto como un
ejemplo a seguir por quienes pretenden mo-
dernizar el mundo musulmn, en oposicin
di-recta a los regmenes teocrticos de Irn y
Arabia Saud.
En Turqua, el ejrcito, segn una Cons-
titucin diseada a su medida, es el garante
del carcter laico de la repblica. Pero, al mis-
mo tiempo, el eco de la revolucin iran ha ge-
nerado un renacimiento del islamismo. Este
equilibrio acerca Turqua al mundo occidental,
pero tambin la aleja. Turqua tiene un pie en
suelo europeo, es miembro de la OTAN desde
que en los aos 50 envi tropas a la guerra de
Corea y ha realizado importantes contribucio-
nes a la defensa de los intereses occidentales.
Pero Turqua, que sigue esperando a las puer-
tas de la Unin Europea, an no se conside-
ra recompensada.
De las numerosas ideologas que sacudie-
ron el continente europeo en la dcada de
1920, el kemalismo sigue siendo el gran super-
viviente. Atatrk muri hace 71 aos, pero el
kemalismo permanece. Los principios kemalis-
tas incluyen el mantenimiento de una repbli-
ca prooccidental y laica en un pas de mayora
musulmana; una economa estatalizada; un
nacionalismo turco a prueba de bombas, sobre
todo kurdas, y, por encima de todo, la omnipre-
sencia del ejrcito. Turqua, sin embargo, no
slo es kemalista. Hay dos Turquas que se dis-
putan a un solo pueblo: una es la urbana, que
dice tener valores europeos, y la otra es la
rural, de la que se dice que es inasimilable a lo
europeo. Y este enfrentamiento es analizado
generalmente como la prueba del nueve de un
choque de civilizaciones en el que kemalistas e
islamistas dibujan a escala la lnea de fractura
entre dos mundos.
El Estado laico que surgi de las cenizas del
imperio otomano desconfa de los islamistas
del Partido de la Justicia y el Desarrollo (AKP),
en el poder desde el ao 2002, porque conside-
ra que tiene una agenda oculta para desman-
telar la repblica laica. Por eso, dicen los ke-
malistas, el Tribunal Constitucional anul a
principios de junio de 2008 la ley del velo, una
reforma de los islamistas que permiti que
las mujeres pudieran estudiar en la universi-
dad con la cabeza cubierta por el turban o
pauelo islmico.
Los herederos de Atatrk tambin descon-
fan del primer ministro, Recep Tayyip Erdogan,
un islamista moderado, por otros motivos. En
los ltimos siete aos, Turqua ha disfrutado
de un perodo de estabilidad poco usual, lo que
ha permitido al primer ministro acelerar el
paso reformista. Segn el Banco Mundial, Tur-
qua fue el segundo pas en cuanto al volumen
de privatizaciones entre los aos 2004 y 2005.
Y esto ha provocado la alarma entre la elite
laica, que desde los tiempos de Atatrk ha
dominado la poltica y la economa estataliza-
da. Los kemalistas, que controlan el ejrcito, la
justicia, la enseanza pblica y la burocracia,
temen tambin por sus privilegios.
DE ATATRK A ERDOGAN
La victoria de los
nacionalistas turcos
sobre el ejrcito griego
en Dumlupinar (agosto
de 1922) puso fin a los
tres aos de la guerra
de la independencia.
Turqua iniciara un
nuevo ciclo histrico
con el general Mustaf
Kemal (en la foto
pasando revista).
1922
Historia de una repblica laica
con una mayora islamista
Abdullah Gl, presidente de Turqua y alia-
do de Erdogan, personifica la nueva clase emer-
gente. Gl naci en Kayseri, una poblacin de
Anatolia, en la Turqua profunda, con fama de
ciudad comercial y situada en la antigua ruta
de la seda. Un viejo amigo de Gl explic hace
dos aos a The Wall Street Journal este espri-
tu empresarial: Dice una chanza que si tu hijo
es malo en los negocios, entonces lo debes
enviar a la universidad. Gl es islamista, pero,
segn los suyos, cree en algo ms: la economa
de libre mercado. Hace tres decenios, cuando
Gl se doctor en economa, el mercado turco
estaba dominado por grandes corporaciones
industriales que, no por casualidad, estaban
dirigidas por empresarios bien conectados pol-
ticamente, lo que significaba, entre otras cosas,
subsidios y tarifas proteccionistas. Esos aos
fueron los del nacimiento de una nueva clase
media, tanto en las zonas rurales de Anatolia
como en los suburbios de Estambul y otras ciu-
dades, que peda menos impuestos y menos in-
tervencionismo estatal. Abdullah Gl es ahora
el jefe del Estado.
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86 VANGUARDIA | DOSSIER VANGUARDIA | DOSSIER 87
DE A T A T R K A E R DOGA N. HI S T OR I A DE UNA R E P B L I C A L A I C A C ON UNA MAY OR A I S L A MI S T A DE A T A T R K A E R DOGA N. HI S T OR I A DE UNA R E P B L I C A L A I C A C ON UNA MAY OR A I S L A MI S T A
1923 1945
El profesor turco Cemil Bilsel, junto al delegado de Arabia
Saud en la reunin de juristas de 44 pases que en abril de
1945 estudi en Washington los condicionantes legales de la
constitucin de las Naciones Unidas. Turqua fue uno de los
51 miembros fundadores de la organizacin.
Turqua form parte de los 16 pases de la ONU que en
1950 enviaron tropas de apoyo a los efectivos de Estados
Unidos en la guerra de Corea. El contingente turco, de ms
de 5.000 hombres, permaneci en el pas hasta 1954 y se
caracteriz por su efectividad en los combates.
El general Cemal Grsel (en el
centro de la foto), junto a otros
miembros del Comit de Unin
Nacional que asumi el poder
tras el golpe militar de 1960 por
estimar que los principios del
kemalismo estaban en peligro.
El primer ministro Adnan
Menderes y otras figuras
destacadas del Partido
Demcrata, vencedor de las
legislativas de 1950, fueron
juzgados por alta traicin y
ejecutados en 1961. Fue el
primer aviso del poder militar.
El Tratado de Lausana de julio de
1923 corrigi algunas de las
imposiciones del Tratado de Svres
que tres aos antes haba liquidado
el imperio otomano. Turqua no
recuperaba los territorios de Siria,
Palestina, Arabia e Iraq, pero
eliminaba definitivamente la
presencia griega en Asia Menor y
dejaba sin efecto las cesiones
territoriales a armenios y kurdos.
Sabri Bey, Ahmed Thsan y Arif Bey
fueron tres de los representantes
turcos en la ciudad suiza.
1938
Mustaf Kemal Atatrk (1881-
1938), fundador de la Turqua
moderna, fue proclamado
presidente de la repblica el 29 de
octubre de 1923. El nuevo rgimen
aboli el califato y marc radicales
transformaciones en la vida
cotidiana de los ciudadanos con el
establecimiento del laicismo y la
constitucin de un Parlamento
elegido por sufragio popular. El
ejrcito, sin embargo, se eriga en
guardin del proceso. Esta
fotografa fue tomada en 1937, un
ao antes del fallecimiento del
padre de todos los turcos.
1950
1960
084 FOTOCRONO TURQUIA.indd 86-87 11/6/09 18:51:11
86 VANGUARDIA | DOSSIER VANGUARDIA | DOSSIER 87
DE A T A T R K A E R DOGA N. HI S T OR I A DE UNA R E P B L I C A L A I C A C ON UNA MAY OR A I S L A MI S T A DE A T A T R K A E R DOGA N. HI S T OR I A DE UNA R E P B L I C A L A I C A C ON UNA MAY OR A I S L A MI S T A
1923 1945
El profesor turco Cemil Bilsel, junto al delegado de Arabia
Saud en la reunin de juristas de 44 pases que en abril de
1945 estudi en Washington los condicionantes legales de la
constitucin de las Naciones Unidas. Turqua fue uno de los
51 miembros fundadores de la organizacin.
Turqua form parte de los 16 pases de la ONU que en
1950 enviaron tropas de apoyo a los efectivos de Estados
Unidos en la guerra de Corea. El contingente turco, de ms
de 5.000 hombres, permaneci en el pas hasta 1954 y se
caracteriz por su efectividad en los combates.
El general Cemal Grsel (en el
centro de la foto), junto a otros
miembros del Comit de Unin
Nacional que asumi el poder
tras el golpe militar de 1960 por
estimar que los principios del
kemalismo estaban en peligro.
El primer ministro Adnan
Menderes y otras figuras
destacadas del Partido
Demcrata, vencedor de las
legislativas de 1950, fueron
juzgados por alta traicin y
ejecutados en 1961. Fue el
primer aviso del poder militar.
El Tratado de Lausana de julio de
1923 corrigi algunas de las
imposiciones del Tratado de Svres
que tres aos antes haba liquidado
el imperio otomano. Turqua no
recuperaba los territorios de Siria,
Palestina, Arabia e Iraq, pero
eliminaba definitivamente la
presencia griega en Asia Menor y
dejaba sin efecto las cesiones
territoriales a armenios y kurdos.
Sabri Bey, Ahmed Thsan y Arif Bey
fueron tres de los representantes
turcos en la ciudad suiza.
1938
Mustaf Kemal Atatrk (1881-
1938), fundador de la Turqua
moderna, fue proclamado
presidente de la repblica el 29 de
octubre de 1923. El nuevo rgimen
aboli el califato y marc radicales
transformaciones en la vida
cotidiana de los ciudadanos con el
establecimiento del laicismo y la
constitucin de un Parlamento
elegido por sufragio popular. El
ejrcito, sin embargo, se eriga en
guardin del proceso. Esta
fotografa fue tomada en 1937, un
ao antes del fallecimiento del
padre de todos los turcos.
1950
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88 VANGUARDIA | DOSSIER VANGUARDIA | DOSSIER 89
DE A T A T R K A E R DOGA N. HI S T OR I A DE UNA R E P B L I C A L A I C A C ON UNA MAY OR A I S L A MI S T A DE A T A T R K A E R DOGA N. HI S T OR I A DE UNA R E P B L I C A L A I C A C ON UNA MAY OR A I S L A MI S T A
Soldados
desplegados en las
calles de Ankara
durante el golpe del
general Kenan Evren
(1980) para frenar los
excesos de la extrema
derecha. Se disolvi el
Parlamento, fueron
detenidas unas 30.000
personas y prohibidos
los partidos polticos.
Evren (derecha), el
nuevo hombre
fuerte, presidi la
repblica hasta 1989.
El 20 de julio de 1974 el ejrcito turco inici la invasin de Chipre. La operacin Atila,
culminada con la particin de la isla en dos, fue la fulminante respuesta de Ankara al
golpe de fuerza de los nacionalistas griegos de Nicos Sampson contra el Gobierno
chipriota con la intencin de integrar el pas a Grecia. La guerra caus el desplazamiento
de unos 180.000 grecochipriotas y de 11.000 turcochipriotas En la foto de arriba, un
blindado turco pasa frente al hotel Saray de Nicosia el 24 de julio de 1974. A la derecha,
paracaidistas turcos toman posiciones (20 de julio) al norte de la capital.
1974 1993
1980
En 1993 los civiles
recuperaron el poder.
Turgut zal (1927-
1993), fundador del
Partido de la Madre
Patria, impuls
reformas de signo
neoliberal, primero al
frente del Ejecutivo
(1983-1989) y despus
como jefe del Estado
(1989-1993). Partidario
de la apertura a
Occidente, mantuvo
contactos personales
con los presidentes
Reagan (foto, 1985) y
George H. W. Bush. En
abril de 1987 pidi la
adhesin de Turqua a
la Unin Europea.
Suleiman Demirel, lder del Partido Conservador,
en una imagen tomada en 1992, a mediados de su
quinto y ltimo mandato como primer ministro
(1965-71, 1975-77, 1977-78, 1979-80 y 1991-93) y
antes de suceder a zal como noveno jefe de
Estado (1993-2000).
1999
En 1999 se
cumplieron los 25
aos de la intervencin
militar turca en Chipre.
La lnea verde que
divida la isla (en la
foto, un puesto de
control en Nicosia)
empez a desdibujarse
cuando, un ao antes,
representantes
turcochipriotas
comenzaron a
negociar el ingreso del
pas en la Unin
Europea.
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88 VANGUARDIA | DOSSIER VANGUARDIA | DOSSIER 89
DE A T A T R K A E R DOGA N. HI S T OR I A DE UNA R E P B L I C A L A I C A C ON UNA MAY OR A I S L A MI S T A DE A T A T R K A E R DOGA N. HI S T OR I A DE UNA R E P B L I C A L A I C A C ON UNA MAY OR A I S L A MI S T A
Soldados
desplegados en las
calles de Ankara
durante el golpe del
general Kenan Evren
(1980) para frenar los
excesos de la extrema
derecha. Se disolvi el
Parlamento, fueron
detenidas unas 30.000
personas y prohibidos
los partidos polticos.
Evren (derecha), el
nuevo hombre
fuerte, presidi la
repblica hasta 1989.
El 20 de julio de 1974 el ejrcito turco inici la invasin de Chipre. La operacin Atila,
culminada con la particin de la isla en dos, fue la fulminante respuesta de Ankara al
golpe de fuerza de los nacionalistas griegos de Nicos Sampson contra el Gobierno
chipriota con la intencin de integrar el pas a Grecia. La guerra caus el desplazamiento
de unos 180.000 grecochipriotas y de 11.000 turcochipriotas En la foto de arriba, un
blindado turco pasa frente al hotel Saray de Nicosia el 24 de julio de 1974. A la derecha,
paracaidistas turcos toman posiciones (20 de julio) al norte de la capital.
1974 1993
1980
En 1993 los civiles
recuperaron el poder.
Turgut zal (1927-
1993), fundador del
Partido de la Madre
Patria, impuls
reformas de signo
neoliberal, primero al
frente del Ejecutivo
(1983-1989) y despus
como jefe del Estado
(1989-1993). Partidario
de la apertura a
Occidente, mantuvo
contactos personales
con los presidentes
Reagan (foto, 1985) y
George H. W. Bush. En
abril de 1987 pidi la
adhesin de Turqua a
la Unin Europea.
Suleiman Demirel, lder del Partido Conservador,
en una imagen tomada en 1992, a mediados de su
quinto y ltimo mandato como primer ministro
(1965-71, 1975-77, 1977-78, 1979-80 y 1991-93) y
antes de suceder a zal como noveno jefe de
Estado (1993-2000).
1999
En 1999 se
cumplieron los 25
aos de la intervencin
militar turca en Chipre.
La lnea verde que
divida la isla (en la
foto, un puesto de
control en Nicosia)
empez a desdibujarse
cuando, un ao antes,
representantes
turcochipriotas
comenzaron a
negociar el ingreso del
pas en la Unin
Europea.
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90 VANGUARDIA | DOSSIER VANGUARDIA | DOSSIER 91
DE A T A T R K A E R DOGA N. HI S T OR I A DE UNA R E P B L I C A L A I C A C ON UNA MAY OR A I S L A MI S T A DE A T A T R K A E R DOGA N. HI S T OR I A DE UNA R E P B L I C A L A I C A C ON UNA MAY OR A I S L A MI S T A
1996
Por primera vez, un partido islamista gan las
elecciones legislativas en 1995. Fue el Refah Partisi
(RP, Partido del Bienestar), fundado en 1983 por
Necmettin Erbakan (foto) y que en 1994 haba
arrasado en las municipales. Erbakan ocup la
jefatura del Gobierno en junio de 1996 y los
militares forzaron su dimisin justo 11 meses
despus. Aunque fue juzgado y condenado en 2000
por incitar al odio racial y religioso, slo cumpli
cinco meses de prisin atenuada. En la actualidad
sigue representando a la vieja guardia del
islamismo activo.
1999
Abdullah calan, lder del independentista Partido Kurdo de los Trabajadores (PKK), en el avin que le
trasladaba a Turqua desde Nairobi custodiado por agentes del Servicio Turco de Inteligencia (MIT). Fue
detenido en Kenia en febrero de 1999, 35 aos despus de que se registraran los primeros ataques de la
guerrilla. Condenado a muerte pena conmutada por la cadena perpetua, est confinado en una isla. Los
choques con las fuerzas gubernamentales y los rebeldes causaron unos 37.000 muertos hasta el ao 2008.
2003
En 2002 el partido
islamista de la Justicia
y el Desarrollo (AKP)
gan las elecciones
con el discurso
moderado y
prooccidental de su
lder Recep Tayyip
Erdogan, quien asumi
la jefatura del
Gobierno en 2003.
Ofreci hacer
compatibles los
valores seculares y
religiosos con los
principios kemalistas
de la Constitucin.
2005
2007
El ministro turco del
Exterior Abdullah Gl y
Jack Straw, secretario
del Foreign Office, en
la conferencia de
Luxemburgo (octubre
de 2005), inicio de las
negociaciones para el
ingreso de Turqua en
la Unin Europea.
Gl y Erdogan,
exultantes tras
conseguir el AKP la
mayora parlamentaria
en las elecciones de
2007. Desde entonces,
y por primera vez, dos
islamistas moderados
ocupan la jefatura del
Estado y la presidencia
del Gobierno de la
repblica laica.
El primer ministro
Erdogan y otros
miembros del
Gobierno participan en
el funeral (julio de
2008) por las 17
personas muertas en
el atentado contra
civiles en una
concurrida plaza de
Estambul. La
ceremonia fue una
multitudinaria
manifestacin
islamista contra
el terrorismo.
2008
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90 VANGUARDIA | DOSSIER VANGUARDIA | DOSSIER 91
DE A T A T R K A E R DOGA N. HI S T OR I A DE UNA R E P B L I C A L A I C A C ON UNA MAY OR A I S L A MI S T A DE A T A T R K A E R DOGA N. HI S T OR I A DE UNA R E P B L I C A L A I C A C ON UNA MAY OR A I S L A MI S T A
1996
Por primera vez, un partido islamista gan las
elecciones legislativas en 1995. Fue el Refah Partisi
(RP, Partido del Bienestar), fundado en 1983 por
Necmettin Erbakan (foto) y que en 1994 haba
arrasado en las municipales. Erbakan ocup la
jefatura del Gobierno en junio de 1996 y los
militares forzaron su dimisin justo 11 meses
despus. Aunque fue juzgado y condenado en 2000
por incitar al odio racial y religioso, slo cumpli
cinco meses de prisin atenuada. En la actualidad
sigue representando a la vieja guardia del
islamismo activo.
1999
Abdullah calan, lder del independentista Partido Kurdo de los Trabajadores (PKK), en el avin que le
trasladaba a Turqua desde Nairobi custodiado por agentes del Servicio Turco de Inteligencia (MIT). Fue
detenido en Kenia en febrero de 1999, 35 aos despus de que se registraran los primeros ataques de la
guerrilla. Condenado a muerte pena conmutada por la cadena perpetua, est confinado en una isla. Los
choques con las fuerzas gubernamentales y los rebeldes causaron unos 37.000 muertos hasta el ao 2008.
2003
En 2002 el partido
islamista de la Justicia
y el Desarrollo (AKP)
gan las elecciones
con el discurso
moderado y
prooccidental de su
lder Recep Tayyip
Erdogan, quien asumi
la jefatura del
Gobierno en 2003.
Ofreci hacer
compatibles los
valores seculares y
religiosos con los
principios kemalistas
de la Constitucin.
2005
2007
El ministro turco del
Exterior Abdullah Gl y
Jack Straw, secretario
del Foreign Office, en
la conferencia de
Luxemburgo (octubre
de 2005), inicio de las
negociaciones para el
ingreso de Turqua en
la Unin Europea.
Gl y Erdogan,
exultantes tras
conseguir el AKP la
mayora parlamentaria
en las elecciones de
2007. Desde entonces,
y por primera vez, dos
islamistas moderados
ocupan la jefatura del
Estado y la presidencia
del Gobierno de la
repblica laica.
El primer ministro
Erdogan y otros
miembros del
Gobierno participan en
el funeral (julio de
2008) por las 17
personas muertas en
el atentado contra
civiles en una
concurrida plaza de
Estambul. La
ceremonia fue una
multitudinaria
manifestacin
islamista contra
el terrorismo.
2008
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92 VANGUARDIA | DOSSIER VANGUARDIA | DOSSIER 93
Seyfi Tashan
PRESIDENTE DEL FOREIGN POLICY INSTITUTE.
L INFRUCTUOSO INTENTO TURCO
de ingresar en la Unin
Europea tiene una historia
semicentenaria. Grecia y
Turqua, en el lmite sud-
oriental de la OTAN, han
sido pases valiosos en la
defensa y la construccin
de la futura unin de Eu-
ropa, puesto que han formado parte de to-
das las organizaciones europeas desde 1949.
Turqua sigui el ejemplo de Grecia al fir-
mar con la Comunidad Econmica Euro-
pea en 1963 un acuerdo de asociacin que
contena todos los
requisitos de la pre-
adhesin (como la
libre circulacin de
individuos y servi-
cios, as como de bie-
nes y capitales) de
acuerdo con un ca-
lendario acordado
en 1959 segn el
cual se considerara la pertenencia plena
tras la creacin de una unin aduanera.
Aunque la intervencin militar turca en
Chipre para impedir la anexin de la isla
proclamada por la junta militar griega y sus
partidarios en la isla y para impedir el exter-
minio de la comunidad turcochipriota que
viva en guetos desde 1964 tras la expulsin
de los turcos del gobierno de Chipre se ade-
cuaba plenamente a los tratados fundacio-
nales de la repblica chipriota, este hecho
tuvo grandes consecuencias sobre las rela-
ciones de Turqua con Europa y Estados
Unidos. Grecia fue aceptada como miembro
de la Unin Europea en lo que se percibi
como gesto de proteccin y apoyo en las
disputas no resueltas en el mar Egeo. Con la
entrada de Grecia en la Unin Europea en
1981, las relaciones de Turqua con la Unin
entraron en un perodo de hibernacin.
Todas las acciones
comunitarias de na-
turaleza positiva ha-
cia Turqua fueron
bloqueadas por los
griegos durante ms
de dos dcadas.
Mientras tanto,
el deshielo de las re-
laciones Este-Oeste y
las importantes reformas econmicas lleva-
das a cabo en Turqua modificaron la posi-
cin marginal del pas frente a Europa, el
mundo sovitico y Oriente Medio. Con la
descomposicin de la Unin Sovitica, la
posicin marginal de Turqua empez a
Unin Europea-Turqua
obstculos y perspectivas
E
Desde hace unos 50 aos, la
adhesin de Turqua a Europa
ha estado obstaculizada primero
por el ingreso de Grecia, luego por
el de Chipre y en la actualidad por
los partidos conservadores, en
especial de Francia y Alemania
transformarse en centralidad de una amplia
regin. Este cambio positivo de la economa
turca y su zona de influencia no escap a la
atencin de la Unin Europea. Al tiempo
que aceptaba observar el calendario para el
establecimiento de la unin aduanera, la
Unin intent silenciar a los detractores de
un eventual ingreso turco iniciando nego-
ciaciones de adhesin con Chipre, pasando
completamente por alto la existencia de la
parte turca de Chipre y decidiendo en Ma-
drid en diciembre de 1995 que Turqua se-
guira siendo un vecino estratgico, al igual
que Rusia, Ucrania y los pases del sur del
Mediterrneo. Sin embargo, en la actitud de
la UE se produjo un vuelco tras la llegada al
poder del SDP en Alemania y la promesa a
Grecia del ingreso de Chipre en la siguiente
ampliacin comunitaria. En la cumbre de
Helsinki de 1999 Turqua fue declarada can-
didata a la adhesin mientras continuaban
las negociaciones con Chipre.
Los aos que siguieron resultaron cru-
ciales para Chipre: mientras el secretario
general de las Naciones Unidas supervisaba
las negociaciones entre las comunidades
turca y griega para la formacin de una
unin chipriota en la que sus dos elementos
constitutivos tuvieran igual estatuto, los
grecochipriotas negociaron la adhesin a la
Unin Europea en nombre de toda la rep-
blica. Las propuestas finales del secretario
general de las Naciones Unidas, apoyadas
tambin por la Unin Europea, fueron la
convocatoria de sendos referndums en las
dos partes de la isla en el ao 2004; si bien
los turcochipriotas aceptaron dichas pro-
puestas, los grecochipriotas las rechazaron.
Sin embargo, la suerte estaba echada, y los
grecochipriotas se convirtieron en miem-
bros de la Unin Europea el mismo ao en
que la Unin no cumpli su promesa de
levantar los embargos que pesaban sobre
los turcochipriotas.
La Unin intent compensar este golpe
iniciando negociaciones de adhesin con
Turqua. Sin embargo, la buena noticia
qued atemperada por la estrategia comu-
nitaria seguida en dichas negociaciones.
Aunque la economa y la estructura social
turcas posean el desarrollo suficiente para
completar el proceso de negociacin en
unos pocos aos siguiendo un estricto calen-
dario de reformas, el heterodoxo carcter
de la estrategia exigi un proceso de nego-
ciacin abierto sin calendarios ni criterios
de referencia. Todos los miembros de la
Unin Europea tendran que aprobar la
apertura y el cierre de cada uno de los 35
captulos. Los captulos se cerraran slo de
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92 VANGUARDIA | DOSSIER VANGUARDIA | DOSSIER 93
Seyfi Tashan
PRESIDENTE DEL FOREIGN POLICY INSTITUTE.
L INFRUCTUOSO INTENTO TURCO
de ingresar en la Unin
Europea tiene una historia
semicentenaria. Grecia y
Turqua, en el lmite sud-
oriental de la OTAN, han
sido pases valiosos en la
defensa y la construccin
de la futura unin de Eu-
ropa, puesto que han formado parte de to-
das las organizaciones europeas desde 1949.
Turqua sigui el ejemplo de Grecia al fir-
mar con la Comunidad Econmica Euro-
pea en 1963 un acuerdo de asociacin que
contena todos los
requisitos de la pre-
adhesin (como la
libre circulacin de
individuos y servi-
cios, as como de bie-
nes y capitales) de
acuerdo con un ca-
lendario acordado
en 1959 segn el
cual se considerara la pertenencia plena
tras la creacin de una unin aduanera.
Aunque la intervencin militar turca en
Chipre para impedir la anexin de la isla
proclamada por la junta militar griega y sus
partidarios en la isla y para impedir el exter-
minio de la comunidad turcochipriota que
viva en guetos desde 1964 tras la expulsin
de los turcos del gobierno de Chipre se ade-
cuaba plenamente a los tratados fundacio-
nales de la repblica chipriota, este hecho
tuvo grandes consecuencias sobre las rela-
ciones de Turqua con Europa y Estados
Unidos. Grecia fue aceptada como miembro
de la Unin Europea en lo que se percibi
como gesto de proteccin y apoyo en las
disputas no resueltas en el mar Egeo. Con la
entrada de Grecia en la Unin Europea en
1981, las relaciones de Turqua con la Unin
entraron en un perodo de hibernacin.
Todas las acciones
comunitarias de na-
turaleza positiva ha-
cia Turqua fueron
bloqueadas por los
griegos durante ms
de dos dcadas.
Mientras tanto,
el deshielo de las re-
laciones Este-Oeste y
las importantes reformas econmicas lleva-
das a cabo en Turqua modificaron la posi-
cin marginal del pas frente a Europa, el
mundo sovitico y Oriente Medio. Con la
descomposicin de la Unin Sovitica, la
posicin marginal de Turqua empez a
Unin Europea-Turqua
obstculos y perspectivas
E
Desde hace unos 50 aos, la
adhesin de Turqua a Europa
ha estado obstaculizada primero
por el ingreso de Grecia, luego por
el de Chipre y en la actualidad por
los partidos conservadores, en
especial de Francia y Alemania
transformarse en centralidad de una amplia
regin. Este cambio positivo de la economa
turca y su zona de influencia no escap a la
atencin de la Unin Europea. Al tiempo
que aceptaba observar el calendario para el
establecimiento de la unin aduanera, la
Unin intent silenciar a los detractores de
un eventual ingreso turco iniciando nego-
ciaciones de adhesin con Chipre, pasando
completamente por alto la existencia de la
parte turca de Chipre y decidiendo en Ma-
drid en diciembre de 1995 que Turqua se-
guira siendo un vecino estratgico, al igual
que Rusia, Ucrania y los pases del sur del
Mediterrneo. Sin embargo, en la actitud de
la UE se produjo un vuelco tras la llegada al
poder del SDP en Alemania y la promesa a
Grecia del ingreso de Chipre en la siguiente
ampliacin comunitaria. En la cumbre de
Helsinki de 1999 Turqua fue declarada can-
didata a la adhesin mientras continuaban
las negociaciones con Chipre.
Los aos que siguieron resultaron cru-
ciales para Chipre: mientras el secretario
general de las Naciones Unidas supervisaba
las negociaciones entre las comunidades
turca y griega para la formacin de una
unin chipriota en la que sus dos elementos
constitutivos tuvieran igual estatuto, los
grecochipriotas negociaron la adhesin a la
Unin Europea en nombre de toda la rep-
blica. Las propuestas finales del secretario
general de las Naciones Unidas, apoyadas
tambin por la Unin Europea, fueron la
convocatoria de sendos referndums en las
dos partes de la isla en el ao 2004; si bien
los turcochipriotas aceptaron dichas pro-
puestas, los grecochipriotas las rechazaron.
Sin embargo, la suerte estaba echada, y los
grecochipriotas se convirtieron en miem-
bros de la Unin Europea el mismo ao en
que la Unin no cumpli su promesa de
levantar los embargos que pesaban sobre
los turcochipriotas.
La Unin intent compensar este golpe
iniciando negociaciones de adhesin con
Turqua. Sin embargo, la buena noticia
qued atemperada por la estrategia comu-
nitaria seguida en dichas negociaciones.
Aunque la economa y la estructura social
turcas posean el desarrollo suficiente para
completar el proceso de negociacin en
unos pocos aos siguiendo un estricto calen-
dario de reformas, el heterodoxo carcter
de la estrategia exigi un proceso de nego-
ciacin abierto sin calendarios ni criterios
de referencia. Todos los miembros de la
Unin Europea tendran que aprobar la
apertura y el cierre de cada uno de los 35
captulos. Los captulos se cerraran slo de
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UNI N E UROP E A- T UR QU A: OB S T C UL OS Y P E R S P E C T I VA S
94 VANGUARDIA | DOSSIER
forma provisional y se volveran
a negociar y cerrar al trmino de
las negociaciones. En la actuali-
dad, slo diez captulos estn
abiertos, y uno ha sido abierto y
cerrado; pero no se ha cerrado
ningn otro, aunque slo provi-
sionalmente, en los ltimos cinco
aos. Adems, como Turqua se
niega a abrir sus puertos y aero-
puertos a los barcos y aviones
grecochipriotas (y, de hecho, a
reconocer a la Administracin
grecochipriota que usurp el
poder y se arrog el Gobierno de
Chipre) y en tanto continen los
embargos sobre la parte turca de
la isla, la Unin Europea ha deci-
dido suspender las negociaciones
en ocho captulos. Chipre tambin veta la
apertura del captulo energtico. El proceso
de negociacin prosigue si bien de forma
titubeante, pero los partidos polticos con-
servadores (sobre todo, en Francia y Ale-
mania) han empezado a oponerse a la adhe-
sin turca. El presidente Sarkozy, que hizo
de la oposicin a la entrada de Turqua uno
de los pilares de su campaa electoral, de-
clara pblicamente que Turqua no debera
formar parte de la Unin Europea y que,
aun cuando las negociaciones concluyeran
con xito, debera convocarse un refern-
dum en Francia. Con esta poltica en mente,
Francia ha suspendido de modo unilateral
las negociaciones en otros cinco captulos
que abriran el camino a la adhesin. La
canciller alemana Angela Merkel no est in-
terfiriendo de momento en las negociacio-
nes, si bien es una partidaria ferviente de
un estatuto de no miembro para Turqua.
Los pases (como Espaa, Italia y los pases
nrdicos) que expresan su deseo de ver a
Turqua en la UE no pueden controlar los
actuales avances negativos provocados por
los dos miembros griegos y Francia.
En los primeros das de la asociacin,
la adhesin de Turqua goz de un amplio
respaldo en el seno de la Unin Europea.
Para Turqua, miembro y socio fundador de
todas las organizaciones europeas, la perte-
nencia a la Unin Europea es un deseo na-
tural. En tanto que pas laico, comparte con
Europa sus normas estatales plasmadas en
la Constitucin, las leyes y las instituciones.
Es cierto que, debido al predo-
minio de las preocupaciones
relacionadas con la seguridad
durante la guerra fra, el pas
ha prestado menos atencin a
la reforma de sus normas e ins-
tituciones democrticas para
adecuarlas a las exigencias de
los acontecimientos europeos
posteriores a la guerra fra. No
obstante, las etapas preparato-
rias de las negociaciones se han
convertido en el mayor estmu-
lo para que los polticos turcos
adopten y lleven a cabo refor-
mas orientadas a mejorar la
democracia y los derechos hu-
manos. Se han dado grandes
pasos en esa direccin, aunque
no cabe duda de que debemos realizar mayo-
res progreso en las reformas y en su aplica-
cin en todo el pas, as como en todas los
planos de la vida nacional.
Turqua es un pas relativamente gran-
de, con una poblacin slo superada por
Alemania en Europa occidental y con una
geografa fsica y demogrfica muy variada.
Como consecuencia de ello, resulta muy di-
fcil proporcionar una homogeneidad en los
ingresos, la educacin, las infraestructuras y
los niveles sociales. Si bien la renta per c-
pita media ronda los 10.000 dlares, es mu-
cho ms elevada en el oeste y las zonas cos-
teras y mucho ms baja en Turqua oriental,
donde existe un problema de subdesarrollo
que necesitar grandes inversiones en todos
los sectores durante una o dos dcadas.
El progreso a cmara lenta del proce-
so negociador y las declaraciones desfavora-
bles de la opinin pblica y de varios diri-
gentes europeos parecen haber reducido el
respaldo a la adhesin y tambin el afn re-
formista turco. Otro factor de desencanto
son las selectivas exigencias de carcter po-
ltico de la Comisin, que pasan por alto en
muchos casos los principios fundacionales y
los intereses nacionales turcos, respaldando
mayoritariamente a los grecochipriotas y la
iglesia ortodoxa griega (y ello a pesar de que
muchos turcos acogen bien las exigencias
de reforma democrtica de la UE).
En la actualidad, todos los partidos pol-
ticos del Parlamento turco respalda la even-
tual adhesin del pas a la Unin Europea,
A pesar de
que de los 35
captulos de la
negociacin
slo diez estn
abiertos (no
se ha cerrado
ninguno en los
ltimos cinco
aos), el
proceso para
el ingreso sigue
abierto, aunque
de una manera
titubeante
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forma provisional y se volveran
a negociar y cerrar al trmino de
las negociaciones. En la actuali-
dad, slo diez captulos estn
abiertos, y uno ha sido abierto y
cerrado; pero no se ha cerrado
ningn otro, aunque slo provi-
sionalmente, en los ltimos cinco
aos. Adems, como Turqua se
niega a abrir sus puertos y aero-
puertos a los barcos y aviones
grecochipriotas (y, de hecho, a
reconocer a la Administracin
grecochipriota que usurp el
poder y se arrog el Gobierno de
Chipre) y en tanto continen los
embargos sobre la parte turca de
la isla, la Unin Europea ha deci-
dido suspender las negociaciones
en ocho captulos. Chipre tambin veta la
apertura del captulo energtico. El proceso
de negociacin prosigue si bien de forma
titubeante, pero los partidos polticos con-
servadores (sobre todo, en Francia y Ale-
mania) han empezado a oponerse a la adhe-
sin turca. El presidente Sarkozy, que hizo
de la oposicin a la entrada de Turqua uno
de los pilares de su campaa electoral, de-
clara pblicamente que Turqua no debera
formar parte de la Unin Europea y que,
aun cuando las negociaciones concluyeran
con xito, debera convocarse un refern-
dum en Francia. Con esta poltica en mente,
Francia ha suspendido de modo unilateral
las negociaciones en otros cinco captulos
que abriran el camino a la adhesin. La
canciller alemana Angela Merkel no est in-
terfiriendo de momento en las negociacio-
nes, si bien es una partidaria ferviente de
un estatuto de no miembro para Turqua.
Los pases (como Espaa, Italia y los pases
nrdicos) que expresan su deseo de ver a
Turqua en la UE no pueden controlar los
actuales avances negativos provocados por
los dos miembros griegos y Francia.
En los primeros das de la asociacin,
la adhesin de Turqua goz de un amplio
respaldo en el seno de la Unin Europea.
Para Turqua, miembro y socio fundador de
todas las organizaciones europeas, la perte-
nencia a la Unin Europea es un deseo na-
tural. En tanto que pas laico, comparte con
Europa sus normas estatales plasmadas en
la Constitucin, las leyes y las instituciones.
Es cierto que, debido al predo-
minio de las preocupaciones
relacionadas con la seguridad
durante la guerra fra, el pas
ha prestado menos atencin a
la reforma de sus normas e ins-
tituciones democrticas para
adecuarlas a las exigencias de
los acontecimientos europeos
posteriores a la guerra fra. No
obstante, las etapas preparato-
rias de las negociaciones se han
convertido en el mayor estmu-
lo para que los polticos turcos
adopten y lleven a cabo refor-
mas orientadas a mejorar la
democracia y los derechos hu-
manos. Se han dado grandes
pasos en esa direccin, aunque
no cabe duda de que debemos realizar mayo-
res progreso en las reformas y en su aplica-
cin en todo el pas, as como en todas los
planos de la vida nacional.
Turqua es un pas relativamente gran-
de, con una poblacin slo superada por
Alemania en Europa occidental y con una
geografa fsica y demogrfica muy variada.
Como consecuencia de ello, resulta muy di-
fcil proporcionar una homogeneidad en los
ingresos, la educacin, las infraestructuras y
los niveles sociales. Si bien la renta per c-
pita media ronda los 10.000 dlares, es mu-
cho ms elevada en el oeste y las zonas cos-
teras y mucho ms baja en Turqua oriental,
donde existe un problema de subdesarrollo
que necesitar grandes inversiones en todos
los sectores durante una o dos dcadas.
El progreso a cmara lenta del proce-
so negociador y las declaraciones desfavora-
bles de la opinin pblica y de varios diri-
gentes europeos parecen haber reducido el
respaldo a la adhesin y tambin el afn re-
formista turco. Otro factor de desencanto
son las selectivas exigencias de carcter po-
ltico de la Comisin, que pasan por alto en
muchos casos los principios fundacionales y
los intereses nacionales turcos, respaldando
mayoritariamente a los grecochipriotas y la
iglesia ortodoxa griega (y ello a pesar de que
muchos turcos acogen bien las exigencias
de reforma democrtica de la UE).
En la actualidad, todos los partidos pol-
ticos del Parlamento turco respalda la even-
tual adhesin del pas a la Unin Europea,
A pesar de
que de los 35
captulos de la
negociacin
slo diez estn
abiertos (no
se ha cerrado
ninguno en los
ltimos cinco
aos), el
proceso para
el ingreso sigue
abierto, aunque
de una manera
titubeante
092 TASHAN.indd 94-95 17/6/09 10:14:40
96 VANGUARDIA | DOSSIER
UNI N E UROP E A- T UR QU A: OB S T C UL OS Y P E R S P E C T I VA S
por ms que ese apoyo no es demasiado visi-
ble dado el desfavorable clima general exis-
tente en Europa. Es evidente que los polti-
cos no harn gala de ardor europesta si se
encuentran con actitudes negativas por
parte de la UE. Adems, no aciertan a encon-
trar el modo de superar la oposicin griega
que ha llegado a dominar las actitudes co-
munitarias hacia Turqua.
En Chipre, las negociaciones entre diri-
gentes turcos y griegos se reanudaron en
2008 bajo los auspicios del secretario gene-
ral de las Naciones Unidas. Al parecer, se ha
logrado acordar que su objetivo ser la crea-
cin de un Chipre federal bizonal y bicomu-
nitario con dos estados constituyentes. El
lado turco, con apoyo del Gobierno turco,
est negociando de forma seria para alcan-
zar una solucin; sin embargo, el presidente
grecochipriota intenta afirmar una posicin
dominante estableciendo sin consultar con
su socio turco unos acuerdos que compro-
metern el futuro gobierno comn de la
isla. Est utilizando los instrumentos legales
de la Unin Europea para evitar la solucin
del problema de las propiedades inmuebles
en las dos partes de Chipre, sin atender a
que esa cuestin debe resolverse durante las
negociaciones bicomunitarias.
De vez en cuando, la estructura tnica
de Turqua y las actividades terroristas del
PKK crean malentendidos acerca de la
estructura estatal turca. Los principios bsi-
cos de la Constitucin se desarrollaron tras
la creacin de la Turqua moderna en la
dcada de 1920. Turqua (como tambin su
antecesor, el imperio otomano) tiene una
composicin multitnica, pero todos los
habitantes del pas son considerados, al
margen de sus orgenes tnicos o religiosos,
ciudadanos turcos con derechos legales
idnticos e inalienables garantizados por el
sistema legal y el Convenio Europeo para la
Proteccin de los Derechos Humanos y de
las Libertades Fundamentales. Quienes ha-
blan el kurdo como lengua materna se con-
centran en el sudeste, aunque son muchos
ms los que viven en las principales ciuda-
des de Turqua. Dado que la regin sud-
oriental linda con Siria, Iraq e Irn donde
hay otros grupos kurdos que han sido perse-
guidos ocasionalmente, la poblacin kur-
dohablante intenta conseguir cierto grado
de autonoma. Durante la guerra fra, la
Unin Sovitica respald todo tipo de activi-
dades subversivas en Turqua. Uno de los
grupos terroristas creados en esa poca fue
el marxista-leninista PKK, que estableci su
base primero en Siria y luego, tras la prime-
ra guerra del Golfo, en Iraq. La montaosa
zona fronteriza proporcion al PKK un exce-
lente terreno para las acciones de guerrilla.
Esta actividad terrorista, que afirma tener
un objetivo nacionalista, tambin est invo-
lucrada en el trfico de drogas con objeto
de financiarse y mantiene en varios pases
europeos centros de actividad secretos y a
veces declarados. Mientras no sean erradica-
das sus races exteriores, el terrorismo del
PKK seguir con sus acciones, si bien las
actividades militares podran concluir, co-
mo ha ocurrido en otros pases.
Como conclusin de este artculo, qui-
siera referirme a las perspectivas futuras. Si,
con la ayuda de la Unin Europea y otros
agentes, resulta posible convencer a los diri-
gentes grecochipriotas para que lleguen en
Chipre a un acuerdo razonable y viable con
sus homlogos turcos, se habr eliminado
un importante obstculo al proceso de nego-
ciacin entre Turqua y la Unin Europea.
No cabe duda de que los dirigentes conserva-
dores franceses y alemanes desean que Tur-
qua se vincule con fuerza a Europa por
motivos econmicos y de seguridad. Muchos
ciudadanos europeos se dan cuenta de que,
si Turqua es excluida de la Unin Europea,
su favorable posicin econmica, estratgi-
ca y poltica en Turqua podra verse en pe-
ligro debido a la presin del nacionalismo
de la zona, y el islamismo podra radicalizar-
se y extenderse por las comunidades turcas
de otros lugares. A Turqua y a otros pases
europeos les interesa impedir esta posibili-
dad. La mejor manera de lograrlo sera con-
tinuar de forma seria con las negociaciones
estableciendo criterios de referencia y lle-
vando a cabo la gradual inclusin de Turqua
en las instituciones comunitarias. Esta orien-
tacin, que supondra una resurreccin de
la confianza mutua, permitira a los polti-
cos turcos hacer avanzar nuevas reformas y
su aplicacin. La cuestin de la adhesin o
no de Turqua a la UE debera postergarse
hasta la conclusin con xito de las negocia-
ciones, cuando ambas partes puedan reafir-
mar sus posiciones y ver si quieren ser socios
de verdad en el seno de la Unin.
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98 VANGUARDIA | DOSSIER VANGUARDIA | DOSSIER 99
F. Stephen Larrabee
PRESIDENTE DE SEGURIDAD EUROPEA EN LA RAND CORPORATION.
urqua y Estados Unidos
han sido estrechos socios
en materia de seguridad
durante ms de medio
siglo. Su alianza se forj
en los primeros das de la
guerra fra y tom forma
debido a la amenaza sovi-
tica. Las exigencias territo-
riales de Stalin despus de la Segunda Gue-
rra Mundial incluyendo las exigencias de
una base en los estrechos y ajustes fronteri-
zos a expensas de Turqua fueron la fuer-
za motriz de la crea-
cin de una alianza
con Turqua en ma-
teria de seguridad.
La enunciacin
de la doctrina Tru-
man el 12 de marzo
de 1947 dio lugar a
la ampliacin de los
vnculos de defensa
de Estados Unidos con Turqua y sentaron
las bases de la incorporacin final de
Turqua a la OTAN en l952. Durante la gue-
rra fra, Turqua sirvi de barrera impor-
tante a la expansin del poder sovitico
hacia el Mediterrneo y Oriente Medio. An-
kara tambin proporcion importantes ins-
talaciones para el seguimiento y verifica-
cin del cumplimiento sovitico de los
acuerdos de control de armas.
Intereses estadounidenses y turcos
El final de la guerra fra elimin el
mpetu inicial de la alianza entre Turqua y
Estados Unidos en materia de seguridad,
pero no ha mermado la importancia estra-
tgica de Turqua como muchos turcos
teman inicialmente a ojos de Estados
Unidos. Por el con-
trario, la importan-
cia estratgica de
Turqua ha aumen-
tado desde la cada
del muro de Berln.
Sin embargo, el mo-
tivo y justificacin
de la alianza en ma-
teria de seguridad
ha cambiado significativamente. En la ac-
tualidad, la importancia estratgica de Tur-
qua no se circunscribe en disuadir una
amenaza de Mosc, sino en su capacidad
para ofrecer un puente al mundo musul-
T
La importancia estratgica de
Turqua para Estados Unidos
no se circunscribe a la disuasin
de una amenaza procedente
de Mosc, sino en su capacidad
de actuar como estabilizador
en Oriente Medio y Asia central
mn y actuar como una fuerza esta-
bilizadora en Oriente Medio y Asia
central/Cucaso, dos zonas de cre-
ciente importancia estratgica para
Estados Unidos.
El acceso permanente a bases
turcas, especialmente la base area
en Incirlik, sigue siendo importan-
te para proteger los intereses de
Estados Unidos en el Gran Oriente
Medio (en su sentido amplio). Ms
del 70 por ciento del cargamento
militar enviado a Iraq pasa por la
base area de Incirlik o es enviado
por rutas terrestres a travs de
Turqua
1
.
Si los turcos limitaran o
negaran el acceso de Estados Unidos
a instalaciones turcas, especialmen-
te Incirlik, ello podra ejercer un
serio impacto sobre la capacidad de
Estados Unidos para mantener los
suministros a las fuerzas de Estados
Unidos en Afganistn y podra com-
plicar la retirada de las fuerzas de
combate de Estados Unidos de Iraq.
En el caso de Turqua, la rela-
cin de seguridad sigue teniendo
importancia. Turqua vive en un
entorno difcil e inestable y mantie-
ne diferencias con varios pases
vecinos (Siria, Iraq, Grecia, Armenia).
Asimismo se halla en el radio de
alcance de misiles disparados desde
Irn e Iraq. En consecuencia, Tur-
qua contempla su relacin de segu-
ridad con Estados Unidos como una
importante pliza de seguros con-
tra su creciente exposicin a distin-
tos riesgos en Oriente Medio. Aun-
que la involucracin de Estados
Unidos en Oriente Medio tambin
acarrea riesgos para Turqua, este
pas se beneficia en conjunto de la
presencia militar de Estados Unidos
en regiones adyacentes.
Estados Unidos tambin es el
suministrador ms importante de
armas a Turqua. A pesar de recien-
tes esfuerzos de diversificacin,
Turqua todava mantiene aproxi-
madamente el 80 por ciento de su
actividad comercial en materia de
defensa e industrial con Estados
Unidos. Un gran nmero de oficia-
les turcos han sido entrenados en
Estados Unidos. Esto ha permitido
que las fuerzas armadas turcas
mantengan estrechos vnculos con
sus homlogos americanos y acce-
dan a un conocimiento ms profun-
do de la doctrina y pensamiento
operativo militar estadounidense.
Por ltimo, Estados Unidos ha
atendido importantes prioridades
estratgicas distintas de la esfera de
la defensa. Estados Unidos ha sido
un gran adalid de la construccin
del oleoducto Bak-Ceyhan, disea-
do para conducir petrleo caspio a
los mercados mundiales a travs de
una terminal en la costa mediterr-
nea de Turqua. Washington tam-
bin ha dado su apoyo a la solicitud
de adhesin de Turqua a la Unin
Europea y apoy la lucha de Turqua
contra los separatistas del PKK de
forma mucho ms vigorosa que los
aliados europeos de Ankara.
La erosin de la alianza entre
Estados Unidos y Turqua en
materia de seguridad
As, a pesar del fin de la guerra
fra, Turqua tiene slidas razones
Revitalizar las relaciones
con Estados Unidos
1 Consultar, por ejemplo,
David Cloud, U.S. Seeks Al-
ternatives if Turkey Cuts Off
Access The New York Ti-
mes, 11-10-2007.
098 LARRABEE.indd 98-99 17/6/09 10:21:37
98 VANGUARDIA | DOSSIER VANGUARDIA | DOSSIER 99
F. Stephen Larrabee
PRESIDENTE DE SEGURIDAD EUROPEA EN LA RAND CORPORATION.
urqua y Estados Unidos
han sido estrechos socios
en materia de seguridad
durante ms de medio
siglo. Su alianza se forj
en los primeros das de la
guerra fra y tom forma
debido a la amenaza sovi-
tica. Las exigencias territo-
riales de Stalin despus de la Segunda Gue-
rra Mundial incluyendo las exigencias de
una base en los estrechos y ajustes fronteri-
zos a expensas de Turqua fueron la fuer-
za motriz de la crea-
cin de una alianza
con Turqua en ma-
teria de seguridad.
La enunciacin
de la doctrina Tru-
man el 12 de marzo
de 1947 dio lugar a
la ampliacin de los
vnculos de defensa
de Estados Unidos con Turqua y sentaron
las bases de la incorporacin final de
Turqua a la OTAN en l952. Durante la gue-
rra fra, Turqua sirvi de barrera impor-
tante a la expansin del poder sovitico
hacia el Mediterrneo y Oriente Medio. An-
kara tambin proporcion importantes ins-
talaciones para el seguimiento y verifica-
cin del cumplimiento sovitico de los
acuerdos de control de armas.
Intereses estadounidenses y turcos
El final de la guerra fra elimin el
mpetu inicial de la alianza entre Turqua y
Estados Unidos en materia de seguridad,
pero no ha mermado la importancia estra-
tgica de Turqua como muchos turcos
teman inicialmente a ojos de Estados
Unidos. Por el con-
trario, la importan-
cia estratgica de
Turqua ha aumen-
tado desde la cada
del muro de Berln.
Sin embargo, el mo-
tivo y justificacin
de la alianza en ma-
teria de seguridad
ha cambiado significativamente. En la ac-
tualidad, la importancia estratgica de Tur-
qua no se circunscribe en disuadir una
amenaza de Mosc, sino en su capacidad
para ofrecer un puente al mundo musul-
T
La importancia estratgica de
Turqua para Estados Unidos
no se circunscribe a la disuasin
de una amenaza procedente
de Mosc, sino en su capacidad
de actuar como estabilizador
en Oriente Medio y Asia central
mn y actuar como una fuerza esta-
bilizadora en Oriente Medio y Asia
central/Cucaso, dos zonas de cre-
ciente importancia estratgica para
Estados Unidos.
El acceso permanente a bases
turcas, especialmente la base area
en Incirlik, sigue siendo importan-
te para proteger los intereses de
Estados Unidos en el Gran Oriente
Medio (en su sentido amplio). Ms
del 70 por ciento del cargamento
militar enviado a Iraq pasa por la
base area de Incirlik o es enviado
por rutas terrestres a travs de
Turqua
1
.
Si los turcos limitaran o
negaran el acceso de Estados Unidos
a instalaciones turcas, especialmen-
te Incirlik, ello podra ejercer un
serio impacto sobre la capacidad de
Estados Unidos para mantener los
suministros a las fuerzas de Estados
Unidos en Afganistn y podra com-
plicar la retirada de las fuerzas de
combate de Estados Unidos de Iraq.
En el caso de Turqua, la rela-
cin de seguridad sigue teniendo
importancia. Turqua vive en un
entorno difcil e inestable y mantie-
ne diferencias con varios pases
vecinos (Siria, Iraq, Grecia, Armenia).
Asimismo se halla en el radio de
alcance de misiles disparados desde
Irn e Iraq. En consecuencia, Tur-
qua contempla su relacin de segu-
ridad con Estados Unidos como una
importante pliza de seguros con-
tra su creciente exposicin a distin-
tos riesgos en Oriente Medio. Aun-
que la involucracin de Estados
Unidos en Oriente Medio tambin
acarrea riesgos para Turqua, este
pas se beneficia en conjunto de la
presencia militar de Estados Unidos
en regiones adyacentes.
Estados Unidos tambin es el
suministrador ms importante de
armas a Turqua. A pesar de recien-
tes esfuerzos de diversificacin,
Turqua todava mantiene aproxi-
madamente el 80 por ciento de su
actividad comercial en materia de
defensa e industrial con Estados
Unidos. Un gran nmero de oficia-
les turcos han sido entrenados en
Estados Unidos. Esto ha permitido
que las fuerzas armadas turcas
mantengan estrechos vnculos con
sus homlogos americanos y acce-
dan a un conocimiento ms profun-
do de la doctrina y pensamiento
operativo militar estadounidense.
Por ltimo, Estados Unidos ha
atendido importantes prioridades
estratgicas distintas de la esfera de
la defensa. Estados Unidos ha sido
un gran adalid de la construccin
del oleoducto Bak-Ceyhan, disea-
do para conducir petrleo caspio a
los mercados mundiales a travs de
una terminal en la costa mediterr-
nea de Turqua. Washington tam-
bin ha dado su apoyo a la solicitud
de adhesin de Turqua a la Unin
Europea y apoy la lucha de Turqua
contra los separatistas del PKK de
forma mucho ms vigorosa que los
aliados europeos de Ankara.
La erosin de la alianza entre
Estados Unidos y Turqua en
materia de seguridad
As, a pesar del fin de la guerra
fra, Turqua tiene slidas razones
Revitalizar las relaciones
con Estados Unidos
1 Consultar, por ejemplo,
David Cloud, U.S. Seeks Al-
ternatives if Turkey Cuts Off
Access The New York Ti-
mes, 11-10-2007.
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R E V I T A L I Z A R L A S R E L AC I ONE S C ON E S T A DOS UNI DOS R E V I T A L I Z A R L A S R E L AC I ONE S C ON E S T A DOS UNI DOS
para desear mantener lazos estrechos en
materia de seguridad con Estados Unidos.
Sin embargo, desde 1990, el entorno de
seguridad de Turqua ha sufrido un impor-
tante desplazamiento como resultado de
tres factores importantes: a) la cada de la
Unin Sovitica y el fin de la guerra fra, b)
la guerra del Golfo de 1990-91, y c) la inva-
sin por Estados Unidos de Iraq en 2003.
Estos tres factores han ejercido un profun-
do efecto sobre la percepcin turca en
materia de seguridad y sobre la solidez y
fortaleza de la alianza entre Estados Unidos
y Turqua en materia de seguridad.
La desaparicin de la amenaza soviti-
ca elimin el principal motivo y justifica-
cin de la alianza entre Estados Unidos y
Turqua en materia de seguridad y redujo
en la prctica el grado de dependencia de
Ankara de Estados Unidos. Asimismo, abri
nuevas oportunidades y perspectivas en
reas previamente olvidadas o vedadas de
hecho a la poltica turca, especialmente
Oriente Medio y el Cucaso/Asia central.
Habiendo dejado de ser un pas que cum-
pla la funcin de flanco meridional,
Turqua se encontr en la encrucijada de
un panorama estratgico que inclua reas
en las que posea intereses de larga dura-
cin y/o lazos histricos. Ankara intent
explotar esta nueva flexibilidad en trmi-
nos diplomticos estableciendo nuevas
relaciones en estas reas.
Adems, con el trmino de la guerra
fra, el ncleo de las amenazas y los desa-
fos a la seguridad turca se ha desplazado.
Durante la guerra fra, la principal amena-
za a la seguridad turca provena del norte
(de la Unin Sovitica). En la actualidad,
Turqua se enfrenta a un conjunto de ame-
nazas y desafos en materia de seguridad
mucho ms amplio y diverso el auge del
nacionalismo y el separatismo kurdo, el
aumento de la violencia sectaria en Iraq
que amenaza con extenderse y atraer a
potencias externas, la perspectiva de un
Irn con armas nucleares a sus puertas y
un dbil y fragmentado Lbano dominado
por grupos radicales con estrechos lazos
con Irn y Siria. Buena parte de estas ame-
nazas y desafos se encuentran en o cerca
de la frontera meridional de Turqua.
Como consecuencia, la atencin estra-
tgica en la actualidad se centra mucho
ms en Oriente Medio que en el pasado,
porque es aqu donde se sitan las amena-
zas y desafos clave a la seguridad turca. Al
mismo tiempo, el desplazamiento del n-
cleo de las amenazas y desafos hacia el sur
ha dotado a Turqua de un mayor inters
en mantener la estabilidad de su frontera
meridional y conservar relaciones cordia-
les con sus vecinos regionales, especial-
mente Irn y Siria, dos pases con los que
Estados Unidos tiene serias diferencias. El
resultado de todo ello es que los intereses y
polticas estadounidenses y turcas hacia
ambos pases y con relacin a Oriente
Medio en un sentido ms amplio han co-
menzado divergir crecientemente en los
ltimos aos.
2
.
El impacto de la guerra del Golfo
La guerra del Golfo de 1990-91 tam-
bin ejerci un notable impacto sobre la
seguridad y la percepcin de la propia
seguridad en el caso de Turqua. Mientras
muchos diplomticos y polticos estadouni-
denses tienden a considerar la guerra como
una especie de edad de oro de la coopera-
cin entre Estados Unidos y Turqua, la
percepcin turca es bastante distinta. Para
muchos turcos, como ha observado Ian
Lesser, la guerra del Golfo fue cuando
comenzaron los problemas.
3
El presidente Turgut zal consider
que la guerra era una oportunidad para
demostrar la persistente importancia estra-
tgica de Turqua y cimentar los lazos en
materia de defensa con Estados Unidos. Sin
embargo, las expectativas de zal no se
cumplieron. La alianza estratgica con Es-
tados Unidos nunca se materializ. El apoyo
de zal a Estados Unidos tambin fue de
escasa ayuda para avanzar en el ingreso de
Turqua a la Unin Europea. En el plano
econmico, Turqua pag un elevado pre-
cio por su apoyo a la campaa militar de
Estados Unidos en trminos de suministros
de petrleo y prdidas comerciales. Las pr-
didas econmicas sufridas por Turqua y la
falta de beneficios tangibles derivados de
su apoyo a Estados Unidos en la guerra del
Golfo contribuyeron a la creciente percep-
cin en Ankara de que Turqua reciba
mucho menos de la relacin recproca de
lo que obtena Estados Unidos.
Adems, la guerra marc una impor-
tante escalada del problema kurdo de
Turqua. El establecimiento de facto de un
Estado kurdo en el norte de Iraq bajo pro-
teccin occidental dio nuevas alas al nacio-
nalismo kurdo y proporcion una base
logstica para los ataques contra territorio
turco a cargo de separatistas kurdos del
Partido de los Trabajadores del Kurdistn
(PKK). Muchos turcos, en realidad, conside-
raron el apoyo de Estados Unidos a la enti-
dad kurda en norte de Iraq como parte de
un plan deliberado de apoyar la creacin
de un estado kurdo independiente en la
frontera meridional de Turqua.
Por ltimo, la guerra de Golfo reforz
las sensibilidades turcas en lo relativo a la
soberana nacional. La disposicin del pre-
sidente zal a permitir que Estados Unidos
utilizara instalaciones turcas para realizar
misiones contra Iraq en la guerra de Golfo
ha sido la excepcin, no la regla. En trmi-
nos generales, los turcos han sido muy rea-
cios a permitir que Estados Unidos utilizara
sus instalaciones para coyunturas ajenas a
la OTAN. Ankara se neg a permitir que Es-
tados Unidos lanzara ataques ofensivos con-
tra Bagdad, inclusive durante la crisis de
1996 sobre operaciones iraques en el norte
y durante la operacin Zorro del desierto.
El impacto generalizado de la guerra
de Golfo propiciara la agudizacin de la
discordia entre Estados Unidos y Turqua.
Por un lado, los turcos notaban que no
haban sido suficientemente recompensa-
dos por el apoyo que haban brindado a
Estados Unidos ni por las prdidas econ-
micas en que haban incurrido a resultas
de este apoyo. Por otro lado, la guerra exa-
cerb los desafos en materia de seguridad
en la frontera meridional de Turqua, espe-
cialmente el problema kurdo, que las auto-
ridades turcas consideraban como una
amenaza vital a la integridad territorial de
los turcos.
La invasin estadounidense
de Iraq
La causa principal de las actuales ten-
siones en las relaciones de Estados Unidos
con Turqua ha sido la invasin estadouni-
dense de Iraq, que exacerb buena parte de
las dificultades y tensiones que haban esta-
do bullendo bajo la superficie, dndoles
nuevo mpetu. Al mismo tiempo, sumi los
diferentes intereses de seguridad de ambos
bandos en un conflicto an ms agudo.
Los dirigentes turcos abrigaban serias
reservas sobre la invasin de Estados
Unidos. No sentan aprecio alguno por
Saddam Hussein, a quien consideraban
como un dictador brutal. Sin embargo,
Saddam aportaba estabilidad en la frontera
meridional de Turqua, y para Ankara esa
era la consideracin primordial. Teman
que el derrocamiento de Saddam pudiera
dar lugar a un aumento de la violencia sec-
taria, el fortalecimiento del nacionalismo
kurdo y la fragmentacin de Iraq como
Estado dotado de unidad, agravando as los
dilemas a que se enfrenta Turqua en mate-
ria de seguridad.
En el perodo subsiguiente a la inva-
sin, los dirigentes turcos comprobaron el
cumplimiento de sus peores temores. La
invasin tuvo cuatro consecuencias impor-
tantes para la seguridad turca todas ellas
negativas. En primer lugar, la invasin dio
lugar a un aumento de la violencia sectaria
y la fragmentacin del control del Gobierno
central sobre el propio Iraq. En segundo
lugar, la invasin result en un incremento
de la influencia iran tanto en Iraq como
en la regin en sentido amplio. En tercer
lugar, factor de la mayor importancia desde
el punto de vista turco, como resultado de
la invasin los esfuerzos de los kurdos ira-
ques por la autonoma y, en suma, la
independencia cobraron renovados bros.
Las autoridades turcas teman que la crea-
cin de un Estado kurdo en su frontera
meridional pudiera intensificar las presio-
nes separatistas en el seno de Turqua y
representar una amenaza a la integridad
territorial del pas.
En cuarto lugar, en el perodo poste-
rior a la invasin, Turqua se enfrent a un
rebrote de la violencia por parte de separa-
tistas kurdos en Turqua liderada por el
Partido de los Trabajadores de Kurdistn
(PKK). La insurgencia del PKK ha resultado
en la muerte de ms de 35.000 turcos y kur-
dos desde 1984.
4
Despus de la captura del
lder kurdo del PKK Abdullah calan en
l999, el PKK declar un cese el fuego unila-
teral y la violencia amain temporalmente.
Sin embargo, el PKK retom las armas en
junio del 2004 y ha lanzado repetidos ata-
ques en territorio turco desde santuarios
A causa de
las amenazas
y desafos
procedentes
del sur,
Turqua est
interesada en
conservar sus
relaciones
cordiales con
sus vecinos
regionales,
en especial
con Siria e Irn
2 Consultar F. Stephen
Larrabee, Turkey Rediscovers
the Middle East, Foreign
Affairs, vol. 86, n. 4, ju-
lio/agosto 2007, pp. 103-
114.
3 Consultar Ian O. Lesser,
Turkey, the United States and
the Geo-Politics of Delusion,
Survival, vol. 48, n.. 3,
otoo 2006, p. 2.
4 Sobre los orgenes, auge
y objetivos cambiantes del
PKK, ver Aliza Marcus, Tur-
keys PKK: Rise, Fall, and Rise
Again?, World Policy Jour-
nal, primavera 2007, pp.
75-84. Ver tambin Henri J.
Barkey y Graham E. Fuller,
Turkeys Kurdish Question,
Rowman & Littlefield Pu-
blishers, l998
098 LARRABEE.indd 100-101 17/6/09 10:22:14
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R E V I T A L I Z A R L A S R E L AC I ONE S C ON E S T A DOS UNI DOS R E V I T A L I Z A R L A S R E L AC I ONE S C ON E S T A DOS UNI DOS
para desear mantener lazos estrechos en
materia de seguridad con Estados Unidos.
Sin embargo, desde 1990, el entorno de
seguridad de Turqua ha sufrido un impor-
tante desplazamiento como resultado de
tres factores importantes: a) la cada de la
Unin Sovitica y el fin de la guerra fra, b)
la guerra del Golfo de 1990-91, y c) la inva-
sin por Estados Unidos de Iraq en 2003.
Estos tres factores han ejercido un profun-
do efecto sobre la percepcin turca en
materia de seguridad y sobre la solidez y
fortaleza de la alianza entre Estados Unidos
y Turqua en materia de seguridad.
La desaparicin de la amenaza soviti-
ca elimin el principal motivo y justifica-
cin de la alianza entre Estados Unidos y
Turqua en materia de seguridad y redujo
en la prctica el grado de dependencia de
Ankara de Estados Unidos. Asimismo, abri
nuevas oportunidades y perspectivas en
reas previamente olvidadas o vedadas de
hecho a la poltica turca, especialmente
Oriente Medio y el Cucaso/Asia central.
Habiendo dejado de ser un pas que cum-
pla la funcin de flanco meridional,
Turqua se encontr en la encrucijada de
un panorama estratgico que inclua reas
en las que posea intereses de larga dura-
cin y/o lazos histricos. Ankara intent
explotar esta nueva flexibilidad en trmi-
nos diplomticos estableciendo nuevas
relaciones en estas reas.
Adems, con el trmino de la guerra
fra, el ncleo de las amenazas y los desa-
fos a la seguridad turca se ha desplazado.
Durante la guerra fra, la principal amena-
za a la seguridad turca provena del norte
(de la Unin Sovitica). En la actualidad,
Turqua se enfrenta a un conjunto de ame-
nazas y desafos en materia de seguridad
mucho ms amplio y diverso el auge del
nacionalismo y el separatismo kurdo, el
aumento de la violencia sectaria en Iraq
que amenaza con extenderse y atraer a
potencias externas, la perspectiva de un
Irn con armas nucleares a sus puertas y
un dbil y fragmentado Lbano dominado
por grupos radicales con estrechos lazos
con Irn y Siria. Buena parte de estas ame-
nazas y desafos se encuentran en o cerca
de la frontera meridional de Turqua.
Como consecuencia, la atencin estra-
tgica en la actualidad se centra mucho
ms en Oriente Medio que en el pasado,
porque es aqu donde se sitan las amena-
zas y desafos clave a la seguridad turca. Al
mismo tiempo, el desplazamiento del n-
cleo de las amenazas y desafos hacia el sur
ha dotado a Turqua de un mayor inters
en mantener la estabilidad de su frontera
meridional y conservar relaciones cordia-
les con sus vecinos regionales, especial-
mente Irn y Siria, dos pases con los que
Estados Unidos tiene serias diferencias. El
resultado de todo ello es que los intereses y
polticas estadounidenses y turcas hacia
ambos pases y con relacin a Oriente
Medio en un sentido ms amplio han co-
menzado divergir crecientemente en los
ltimos aos.
2
.
El impacto de la guerra del Golfo
La guerra del Golfo de 1990-91 tam-
bin ejerci un notable impacto sobre la
seguridad y la percepcin de la propia
seguridad en el caso de Turqua. Mientras
muchos diplomticos y polticos estadouni-
denses tienden a considerar la guerra como
una especie de edad de oro de la coopera-
cin entre Estados Unidos y Turqua, la
percepcin turca es bastante distinta. Para
muchos turcos, como ha observado Ian
Lesser, la guerra del Golfo fue cuando
comenzaron los problemas.
3
El presidente Turgut zal consider
que la guerra era una oportunidad para
demostrar la persistente importancia estra-
tgica de Turqua y cimentar los lazos en
materia de defensa con Estados Unidos. Sin
embargo, las expectativas de zal no se
cumplieron. La alianza estratgica con Es-
tados Unidos nunca se materializ. El apoyo
de zal a Estados Unidos tambin fue de
escasa ayuda para avanzar en el ingreso de
Turqua a la Unin Europea. En el plano
econmico, Turqua pag un elevado pre-
cio por su apoyo a la campaa militar de
Estados Unidos en trminos de suministros
de petrleo y prdidas comerciales. Las pr-
didas econmicas sufridas por Turqua y la
falta de beneficios tangibles derivados de
su apoyo a Estados Unidos en la guerra del
Golfo contribuyeron a la creciente percep-
cin en Ankara de que Turqua reciba
mucho menos de la relacin recproca de
lo que obtena Estados Unidos.
Adems, la guerra marc una impor-
tante escalada del problema kurdo de
Turqua. El establecimiento de facto de un
Estado kurdo en el norte de Iraq bajo pro-
teccin occidental dio nuevas alas al nacio-
nalismo kurdo y proporcion una base
logstica para los ataques contra territorio
turco a cargo de separatistas kurdos del
Partido de los Trabajadores del Kurdistn
(PKK). Muchos turcos, en realidad, conside-
raron el apoyo de Estados Unidos a la enti-
dad kurda en norte de Iraq como parte de
un plan deliberado de apoyar la creacin
de un estado kurdo independiente en la
frontera meridional de Turqua.
Por ltimo, la guerra de Golfo reforz
las sensibilidades turcas en lo relativo a la
soberana nacional. La disposicin del pre-
sidente zal a permitir que Estados Unidos
utilizara instalaciones turcas para realizar
misiones contra Iraq en la guerra de Golfo
ha sido la excepcin, no la regla. En trmi-
nos generales, los turcos han sido muy rea-
cios a permitir que Estados Unidos utilizara
sus instalaciones para coyunturas ajenas a
la OTAN. Ankara se neg a permitir que Es-
tados Unidos lanzara ataques ofensivos con-
tra Bagdad, inclusive durante la crisis de
1996 sobre operaciones iraques en el norte
y durante la operacin Zorro del desierto.
El impacto generalizado de la guerra
de Golfo propiciara la agudizacin de la
discordia entre Estados Unidos y Turqua.
Por un lado, los turcos notaban que no
haban sido suficientemente recompensa-
dos por el apoyo que haban brindado a
Estados Unidos ni por las prdidas econ-
micas en que haban incurrido a resultas
de este apoyo. Por otro lado, la guerra exa-
cerb los desafos en materia de seguridad
en la frontera meridional de Turqua, espe-
cialmente el problema kurdo, que las auto-
ridades turcas consideraban como una
amenaza vital a la integridad territorial de
los turcos.
La invasin estadounidense
de Iraq
La causa principal de las actuales ten-
siones en las relaciones de Estados Unidos
con Turqua ha sido la invasin estadouni-
dense de Iraq, que exacerb buena parte de
las dificultades y tensiones que haban esta-
do bullendo bajo la superficie, dndoles
nuevo mpetu. Al mismo tiempo, sumi los
diferentes intereses de seguridad de ambos
bandos en un conflicto an ms agudo.
Los dirigentes turcos abrigaban serias
reservas sobre la invasin de Estados
Unidos. No sentan aprecio alguno por
Saddam Hussein, a quien consideraban
como un dictador brutal. Sin embargo,
Saddam aportaba estabilidad en la frontera
meridional de Turqua, y para Ankara esa
era la consideracin primordial. Teman
que el derrocamiento de Saddam pudiera
dar lugar a un aumento de la violencia sec-
taria, el fortalecimiento del nacionalismo
kurdo y la fragmentacin de Iraq como
Estado dotado de unidad, agravando as los
dilemas a que se enfrenta Turqua en mate-
ria de seguridad.
En el perodo subsiguiente a la inva-
sin, los dirigentes turcos comprobaron el
cumplimiento de sus peores temores. La
invasin tuvo cuatro consecuencias impor-
tantes para la seguridad turca todas ellas
negativas. En primer lugar, la invasin dio
lugar a un aumento de la violencia sectaria
y la fragmentacin del control del Gobierno
central sobre el propio Iraq. En segundo
lugar, la invasin result en un incremento
de la influencia iran tanto en Iraq como
en la regin en sentido amplio. En tercer
lugar, factor de la mayor importancia desde
el punto de vista turco, como resultado de
la invasin los esfuerzos de los kurdos ira-
ques por la autonoma y, en suma, la
independencia cobraron renovados bros.
Las autoridades turcas teman que la crea-
cin de un Estado kurdo en su frontera
meridional pudiera intensificar las presio-
nes separatistas en el seno de Turqua y
representar una amenaza a la integridad
territorial del pas.
En cuarto lugar, en el perodo poste-
rior a la invasin, Turqua se enfrent a un
rebrote de la violencia por parte de separa-
tistas kurdos en Turqua liderada por el
Partido de los Trabajadores de Kurdistn
(PKK). La insurgencia del PKK ha resultado
en la muerte de ms de 35.000 turcos y kur-
dos desde 1984.
4
Despus de la captura del
lder kurdo del PKK Abdullah calan en
l999, el PKK declar un cese el fuego unila-
teral y la violencia amain temporalmente.
Sin embargo, el PKK retom las armas en
junio del 2004 y ha lanzado repetidos ata-
ques en territorio turco desde santuarios
A causa de
las amenazas
y desafos
procedentes
del sur,
Turqua est
interesada en
conservar sus
relaciones
cordiales con
sus vecinos
regionales,
en especial
con Siria e Irn
2 Consultar F. Stephen
Larrabee, Turkey Rediscovers
the Middle East, Foreign
Affairs, vol. 86, n. 4, ju-
lio/agosto 2007, pp. 103-
114.
3 Consultar Ian O. Lesser,
Turkey, the United States and
the Geo-Politics of Delusion,
Survival, vol. 48, n.. 3,
otoo 2006, p. 2.
4 Sobre los orgenes, auge
y objetivos cambiantes del
PKK, ver Aliza Marcus, Tur-
keys PKK: Rise, Fall, and Rise
Again?, World Policy Jour-
nal, primavera 2007, pp.
75-84. Ver tambin Henri J.
Barkey y Graham E. Fuller,
Turkeys Kurdish Question,
Rowman & Littlefield Pu-
blishers, l998
098 LARRABEE.indd 100-101 17/6/09 10:22:14
102 VANGUARDIA | DOSSIER VANGUARDIA | DOSSIER 103
R E V I T A L I Z A R L A S R E L AC I ONE S C ON E S T A DOS UNI DOS R E V I T A L I Z A R L A S R E L AC I ONE S C ON E S T A DOS UNI DOS
en las montaas Kandil, en el norte
de Iraq. Estos ataques resultaron en
la muerte de varios centenares de
agentes de seguridad turcos.
En respuesta, el Gobierno de
Recep Tayyip Erdogan solicit repe-
tidamente ayuda militar de Estados
Unidos para eliminar los campos de
entrenamiento del PKK en el norte
de Iraq. Sin embargo, la Adminis-
tracin Bush era reacia a adoptar
acciones militares contra el PKK
porque un asalto contra el PKK ha-
bra desviado tropas necesarias para
combatir la insurgencia en Bagdad
y otras partes de Iraq. Las autorida-
des estadounidenses tambin te-
man que una accin militar contra
el PKK desestabilizara el norte de
Iraq, en calma relativa en compara-
cin con el resto de Iraq. Los kurdos
iraques eran los ms acrrimos par-
tidarios de la poltica de Estados
Unidos en Iraq y los representantes
de la Administracin consideraban
que el apoyo kurdo era esencial para
mantener un Iraq unificado.
Aunque Estados Unidos expre-
s un marcado apoyo de tipo verbal
a la lucha de Turqua contra el PKK,
Washington no estaba dispuesto a
proporcionar ayuda militar espec-
fica a Ankara contra el PKK. Y, extre-
mo an ms molesto y enojoso:
tambin se opona a ataques milita-
res transfronterizos de Ankara con-
tra los campos de entrenamiento y
santuarios del PKK en el norte de
Iraq. La reticencia de Estados Unidos
a adoptar acciones militares direc-
tas contra el PKK o a permitir que
Turqua los llevara a cabo propici
crecientes tensiones en las relacio-
nes con Ankara.
Creciente sentimiento
antiestadounidense
La negativa tambin contribu-
y a un aumento espectacular del
sentimiento antiestadounidense en
Turqua. Segn el sondeo realizado
por el Pew Charitable Trust en 2007,
menos de uno de cada diez turcos (9
por ciento) tena una opinin positi-
va de Estados Unidos una cada de
21 puntos desde el 2002.
5
Segn la
misma encuesta, el 83 por ciento
dijo que su actitud era desfavorable,
incluyendo el 75 por ciento que era
muy desfavorable. Es uno de los por-
centajes negativos ms elevados de
Oriente Medio, slo despus de la
sociedad palestina, donde el 86 por
ciento consideraba a Estados Unidos
de modo desfavorable.
Este pronunciado aumento del
sentimiento antiestadounidense es
principalmente una reaccin a la
poltica de Estados Unidos en Iraq,
en especial a la reticencia de Estados
Unidos a la hora de adoptar iniciati-
vas militares contra el PKK o de
permitir que Turqua lance ataques
militares contra los santuarios del
PKK en el norte de Iraq. Muchos
turcos lo consideran como una
prueba de un doble rasero y equiva-
lente a un tcito apoyo de Estados
Unidos al PKK contra Turqua. A
ojos de los turcos, Estados Unidos
invadi dos pases Afganistn e
Iraq para eliminar refugios terro-
ristas, pero neg la ayuda a Turqua
para hacer lo propio.
Las relaciones mejoraron algo
despus de la visita del primer mi-
nistro Erdogan a Washington en
noviembre de 2007. Durante la visi-
ta, el presidente Bush acord sumi-
nistrar Turqua informacin inme-
diata y operativa contra el PKK y
segn se inform tambin dio a
Erdogan su apoyo para que Turqua
llevara a cabo ataques quirrgicos
limitados contra los campos del
PKK en el norte de Iraq. Desde la vi-
sita, la cooperacin entre Estados
Unidos y los militares turcos contra
el PKK ha mejorado visiblemente.
Turqua ha llevado a cabo varios
ataques quirrgicos transfronteri-
zos contra el PKK segn parece,
con la ayuda de inteligencia de
Estados Unidos, pero ha evitado
cualquier incursin militar a gran
escala en el norte de Iraq. Los ata-
ques se planificaron contra campos
y unidades del PKK, no contra la
poblacin kurda iraqu o contra los
dirigentes del GRK (Gobierno Re-
gional de Kurdistn).
Sin embargo, el problema del
PKK no puede resolverse por medios
militares. La dura postura militar
contra el terrorismo del PKK debe
combinarse con iniciativas sociales,
econmicas y legales de amplia base
diseadas para que los kurdos sien-
tan que disfrutan de los mismos
derechos que el resto de la pobla-
cin turca. Sin dichos cambios so-
ciales, econmicos y legales, es
improbable que triunfe cualquier
esfuerzo para eliminar el problema
del PKK, un hecho que al parecer
algunos mandos militares turcos
empiezan a reconocer.
Revitalizar las relaciones
entre estados unidos y turqua
La llegada de una nueva Ad-
ministracin en Washington brinda
una oportunidad importante para
reparar las fisuras abiertas en la
alianza en materia de seguridad en-
tre Estados Unidos y Turqua y situar
las relaciones sobre un suelo ms
firme. La retirada de fuerzas de
combate de Estados Unidos de Iraq
eliminar un importante factor eno-
joso en las relaciones entre los dos
pases y debera facilitar estee proce-
so. La disposicin del presidente
Obama a abrir un dilogo con Irn y
Siria elimina otra fuente de discor-
dia y favorece el acercamiento de las
posiciones polticas entre Estados
Unidos y Turqua.
El viaje del presidente Obama a
Turqua en abril de 2009 fue un
importante primer paso para revita-
lizar las relaciones entre Estados
Unidos y Turqua. Subray la impor-
tancia que la Administracin atri-
buye a Turqua y ayud a crear un
clima nuevo y ms positivo en estas
relaciones. El estilo abierto y infor-
mal de Obama fue bien recibido en
Ankara y contrast ntidamente
con el tono amedentrador de la
Administracin Bush. En una pala-
bra, la visita fij un nuevo tono y
estilo. Sin embargo, si el esfuerzo de revita-
lizar las relaciones entre Estados Unidos y
Turqua ha de tener xito, la visita debe
consolidarse mediante acciones concretas.
En primer lugar, factor de suma impor-
tancia, Estados Unidos debera intensificar
su apoyo poltico y de inteligencia de la lu-
cha de Turqua contra el terrorismo del
PKK. Las autoridades turcas consideran que
el apoyo de Washington a Turqua en su
lucha contra el PKK es la prueba de fuego
del valor de la alianza entre Estados Unidos
y Turqua en materia de seguridad. El visi-
ble auge del sentimiento antiestadouniden-
se en Turqua en los ltimos aos se ha vis-
to impulsado principalmente por la percep-
cin de que Washington apoya tcitamente
a los kurdos iraques. Un apoyo firme a la
lucha de Turqua contra el PKK tendr un
impacto poltico y psicolgico positivo en la
opinin pblica turca y ayudar a rebajar
esta percepcin ampliamente extendida.
En segundo lugar, Estados Unidos
debera presionar ms al Gobierno Regional
de Kurdistn (GRK) para que adopte enrgi-
cas medidas contra el PKK y suspenda su
apoyo logstico y poltico a este grupo. Este
factor reducira significativamente las ten-
siones en la regin y mejorara la imagen
de Estados Unidos en Turqua. Sin embar-
go, Estados Unidos necesitar el apoyo de
los kurdos de Iraq para mantener el orden
poltico y la estabilidad a medida que vaya
reduciendo sus fuerzas en Iraq. As necesi-
tar evitar tomar medidas que podran de-
sestabilizar el norte de Iraq en tanto in-
tenta apaciguar los temores turcos en lo
concerniente a la seguridad.
En tercer lugar, debera animarse a
Turqua a llevar a cabo cambios sociales,
econmicos y legales diseados para que
los kurdos en Turqua experimenten que
disfrutan de los mismos derechos y venta-
jas que los turcos tnicos. Como se ha sea-
lado anteriormente, la amenaza del PKK no
puede resolverse por medios militares. Es
fundamental contar con un firme progra-
ma antiterrorista. Pero, para tener xito en
el empeo, debe combinarse con un pro-
grama de reformas sociales y econmicas
que aborden las causas profundas de los
motivos de agravio kurdos.
En cuarto lugar, Estados Unidos debe-
ra animar a Turqua a entablar un dilogo
directo con los lderes del Gobierno Re-
gional de Kurdistn en el norte de Iraq. No
puede haber estabilidad en la frontera me-
ridional de Turqua a largo plazo sin algu-
na clase de arreglo con el KRG. Esto no
significa que Turqua deba reconocer un
Estado kurdo independiente, pero en todo
caso para que sea posible una estabilidad
regional, Turqua necesita articular algn
modus vivendi con el GRK. En ltima instan-
cia, slo puede conseguirse por medio de
un dilogo directo con los lderes del
gobierno regional.
En quinto lugar, Estados Unidos debe-
ra seguir apoyando el ingreso de Turqua
en la UE. La integracin de Turqua en la
UE fortalecera a la UE y ayudara a desar-
mar la afirmacin de que Occidente espe-
cialmente Europa es connaturalmente
hostil a los musulmanes. Este factor ten-
dra un efecto saludable sobre las relacio-
nes de Occidente con el mundo musulmn.
De hecho, una Turqua moderada y demo-
crtica podra servir de puente importante
con Oriente Medio. Por otro lado, el recha-
zo de la candidatura de Turqua podra
provocar una reaccin violenta antiocci-
dental, reforzando las fuerzas que en Tur-
qua desean debilitar los lazos de Turqua
con Occidente. Situacin que no conviene a
la UE ni a Estados Unidos.
En sexto lugar, Estados Unidos debera
animar a Turqua a revitalizar el proceso de
democratizacin y reforma interna. Aunque
el Gobierno de Erdogan promovi una
agenda reformista durante los primeros
aos de su mandato, el proceso de demo-
cratizacin y reforma interna ha reducido
visiblemente su marcha desde el ao 2005
y precisa un renovado mpetu. Estas refor-
mas son necesarias no slo para infundir
nuevo vigor a la cuestin del ingreso de
Turqua en la UE, sino que tambin son
importantes por derecho propio.
Estas iniciativas no resolveran todos
los problemas de las relaciones entre Es-
tados Unidos y Turqua. Estos dos pases
no siempre coincidirn en cada cuestin.
Pero, en conjunto, estas iniciativas repre-
sentaran un esfuerzo importante para
revitalizar la alianza entre Estados Unidos
y Turqua en materia de seguridad y al
mismo tiempo aumentar el nivel de segu-
ridad en Oriente Medio.
Ankara
considera que
el apoyo de
Washington
contra el
terrorismo
del PKK es
la prueba de
fuego del valor
de la alianza
entre Estados
Unidos y
Turqua en
materia de
seguridad
5 Ver el Pew Global Atti-
tudes Project en lnea en
http://pewglobal.org. Ver
tambien los datos en Trans-
atlantic Trends: Key Fin-
dings (Washington DC),
2006, The German Marshall
Fund of the United States,
2006, pp. 18-19, que infor-
ma de actitudes negativas
similares turcas hacia Esta-
dos Unidos.
098 LARRABEE.indd 102-103 17/6/09 10:22:43
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en las montaas Kandil, en el norte
de Iraq. Estos ataques resultaron en
la muerte de varios centenares de
agentes de seguridad turcos.
En respuesta, el Gobierno de
Recep Tayyip Erdogan solicit repe-
tidamente ayuda militar de Estados
Unidos para eliminar los campos de
entrenamiento del PKK en el norte
de Iraq. Sin embargo, la Adminis-
tracin Bush era reacia a adoptar
acciones militares contra el PKK
porque un asalto contra el PKK ha-
bra desviado tropas necesarias para
combatir la insurgencia en Bagdad
y otras partes de Iraq. Las autorida-
des estadounidenses tambin te-
man que una accin militar contra
el PKK desestabilizara el norte de
Iraq, en calma relativa en compara-
cin con el resto de Iraq. Los kurdos
iraques eran los ms acrrimos par-
tidarios de la poltica de Estados
Unidos en Iraq y los representantes
de la Administracin consideraban
que el apoyo kurdo era esencial para
mantener un Iraq unificado.
Aunque Estados Unidos expre-
s un marcado apoyo de tipo verbal
a la lucha de Turqua contra el PKK,
Washington no estaba dispuesto a
proporcionar ayuda militar espec-
fica a Ankara contra el PKK. Y, extre-
mo an ms molesto y enojoso:
tambin se opona a ataques milita-
res transfronterizos de Ankara con-
tra los campos de entrenamiento y
santuarios del PKK en el norte de
Iraq. La reticencia de Estados Unidos
a adoptar acciones militares direc-
tas contra el PKK o a permitir que
Turqua los llevara a cabo propici
crecientes tensiones en las relacio-
nes con Ankara.
Creciente sentimiento
antiestadounidense
La negativa tambin contribu-
y a un aumento espectacular del
sentimiento antiestadounidense en
Turqua. Segn el sondeo realizado
por el Pew Charitable Trust en 2007,
menos de uno de cada diez turcos (9
por ciento) tena una opinin positi-
va de Estados Unidos una cada de
21 puntos desde el 2002.
5
Segn la
misma encuesta, el 83 por ciento
dijo que su actitud era desfavorable,
incluyendo el 75 por ciento que era
muy desfavorable. Es uno de los por-
centajes negativos ms elevados de
Oriente Medio, slo despus de la
sociedad palestina, donde el 86 por
ciento consideraba a Estados Unidos
de modo desfavorable.
Este pronunciado aumento del
sentimiento antiestadounidense es
principalmente una reaccin a la
poltica de Estados Unidos en Iraq,
en especial a la reticencia de Estados
Unidos a la hora de adoptar iniciati-
vas militares contra el PKK o de
permitir que Turqua lance ataques
militares contra los santuarios del
PKK en el norte de Iraq. Muchos
turcos lo consideran como una
prueba de un doble rasero y equiva-
lente a un tcito apoyo de Estados
Unidos al PKK contra Turqua. A
ojos de los turcos, Estados Unidos
invadi dos pases Afganistn e
Iraq para eliminar refugios terro-
ristas, pero neg la ayuda a Turqua
para hacer lo propio.
Las relaciones mejoraron algo
despus de la visita del primer mi-
nistro Erdogan a Washington en
noviembre de 2007. Durante la visi-
ta, el presidente Bush acord sumi-
nistrar Turqua informacin inme-
diata y operativa contra el PKK y
segn se inform tambin dio a
Erdogan su apoyo para que Turqua
llevara a cabo ataques quirrgicos
limitados contra los campos del
PKK en el norte de Iraq. Desde la vi-
sita, la cooperacin entre Estados
Unidos y los militares turcos contra
el PKK ha mejorado visiblemente.
Turqua ha llevado a cabo varios
ataques quirrgicos transfronteri-
zos contra el PKK segn parece,
con la ayuda de inteligencia de
Estados Unidos, pero ha evitado
cualquier incursin militar a gran
escala en el norte de Iraq. Los ata-
ques se planificaron contra campos
y unidades del PKK, no contra la
poblacin kurda iraqu o contra los
dirigentes del GRK (Gobierno Re-
gional de Kurdistn).
Sin embargo, el problema del
PKK no puede resolverse por medios
militares. La dura postura militar
contra el terrorismo del PKK debe
combinarse con iniciativas sociales,
econmicas y legales de amplia base
diseadas para que los kurdos sien-
tan que disfrutan de los mismos
derechos que el resto de la pobla-
cin turca. Sin dichos cambios so-
ciales, econmicos y legales, es
improbable que triunfe cualquier
esfuerzo para eliminar el problema
del PKK, un hecho que al parecer
algunos mandos militares turcos
empiezan a reconocer.
Revitalizar las relaciones
entre estados unidos y turqua
La llegada de una nueva Ad-
ministracin en Washington brinda
una oportunidad importante para
reparar las fisuras abiertas en la
alianza en materia de seguridad en-
tre Estados Unidos y Turqua y situar
las relaciones sobre un suelo ms
firme. La retirada de fuerzas de
combate de Estados Unidos de Iraq
eliminar un importante factor eno-
joso en las relaciones entre los dos
pases y debera facilitar estee proce-
so. La disposicin del presidente
Obama a abrir un dilogo con Irn y
Siria elimina otra fuente de discor-
dia y favorece el acercamiento de las
posiciones polticas entre Estados
Unidos y Turqua.
El viaje del presidente Obama a
Turqua en abril de 2009 fue un
importante primer paso para revita-
lizar las relaciones entre Estados
Unidos y Turqua. Subray la impor-
tancia que la Administracin atri-
buye a Turqua y ayud a crear un
clima nuevo y ms positivo en estas
relaciones. El estilo abierto y infor-
mal de Obama fue bien recibido en
Ankara y contrast ntidamente
con el tono amedentrador de la
Administracin Bush. En una pala-
bra, la visita fij un nuevo tono y
estilo. Sin embargo, si el esfuerzo de revita-
lizar las relaciones entre Estados Unidos y
Turqua ha de tener xito, la visita debe
consolidarse mediante acciones concretas.
En primer lugar, factor de suma impor-
tancia, Estados Unidos debera intensificar
su apoyo poltico y de inteligencia de la lu-
cha de Turqua contra el terrorismo del
PKK. Las autoridades turcas consideran que
el apoyo de Washington a Turqua en su
lucha contra el PKK es la prueba de fuego
del valor de la alianza entre Estados Unidos
y Turqua en materia de seguridad. El visi-
ble auge del sentimiento antiestadouniden-
se en Turqua en los ltimos aos se ha vis-
to impulsado principalmente por la percep-
cin de que Washington apoya tcitamente
a los kurdos iraques. Un apoyo firme a la
lucha de Turqua contra el PKK tendr un
impacto poltico y psicolgico positivo en la
opinin pblica turca y ayudar a rebajar
esta percepcin ampliamente extendida.
En segundo lugar, Estados Unidos
debera presionar ms al Gobierno Regional
de Kurdistn (GRK) para que adopte enrgi-
cas medidas contra el PKK y suspenda su
apoyo logstico y poltico a este grupo. Este
factor reducira significativamente las ten-
siones en la regin y mejorara la imagen
de Estados Unidos en Turqua. Sin embar-
go, Estados Unidos necesitar el apoyo de
los kurdos de Iraq para mantener el orden
poltico y la estabilidad a medida que vaya
reduciendo sus fuerzas en Iraq. As necesi-
tar evitar tomar medidas que podran de-
sestabilizar el norte de Iraq en tanto in-
tenta apaciguar los temores turcos en lo
concerniente a la seguridad.
En tercer lugar, debera animarse a
Turqua a llevar a cabo cambios sociales,
econmicos y legales diseados para que
los kurdos en Turqua experimenten que
disfrutan de los mismos derechos y venta-
jas que los turcos tnicos. Como se ha sea-
lado anteriormente, la amenaza del PKK no
puede resolverse por medios militares. Es
fundamental contar con un firme progra-
ma antiterrorista. Pero, para tener xito en
el empeo, debe combinarse con un pro-
grama de reformas sociales y econmicas
que aborden las causas profundas de los
motivos de agravio kurdos.
En cuarto lugar, Estados Unidos debe-
ra animar a Turqua a entablar un dilogo
directo con los lderes del Gobierno Re-
gional de Kurdistn en el norte de Iraq. No
puede haber estabilidad en la frontera me-
ridional de Turqua a largo plazo sin algu-
na clase de arreglo con el KRG. Esto no
significa que Turqua deba reconocer un
Estado kurdo independiente, pero en todo
caso para que sea posible una estabilidad
regional, Turqua necesita articular algn
modus vivendi con el GRK. En ltima instan-
cia, slo puede conseguirse por medio de
un dilogo directo con los lderes del
gobierno regional.
En quinto lugar, Estados Unidos debe-
ra seguir apoyando el ingreso de Turqua
en la UE. La integracin de Turqua en la
UE fortalecera a la UE y ayudara a desar-
mar la afirmacin de que Occidente espe-
cialmente Europa es connaturalmente
hostil a los musulmanes. Este factor ten-
dra un efecto saludable sobre las relacio-
nes de Occidente con el mundo musulmn.
De hecho, una Turqua moderada y demo-
crtica podra servir de puente importante
con Oriente Medio. Por otro lado, el recha-
zo de la candidatura de Turqua podra
provocar una reaccin violenta antiocci-
dental, reforzando las fuerzas que en Tur-
qua desean debilitar los lazos de Turqua
con Occidente. Situacin que no conviene a
la UE ni a Estados Unidos.
En sexto lugar, Estados Unidos debera
animar a Turqua a revitalizar el proceso de
democratizacin y reforma interna. Aunque
el Gobierno de Erdogan promovi una
agenda reformista durante los primeros
aos de su mandato, el proceso de demo-
cratizacin y reforma interna ha reducido
visiblemente su marcha desde el ao 2005
y precisa un renovado mpetu. Estas refor-
mas son necesarias no slo para infundir
nuevo vigor a la cuestin del ingreso de
Turqua en la UE, sino que tambin son
importantes por derecho propio.
Estas iniciativas no resolveran todos
los problemas de las relaciones entre Es-
tados Unidos y Turqua. Estos dos pases
no siempre coincidirn en cada cuestin.
Pero, en conjunto, estas iniciativas repre-
sentaran un esfuerzo importante para
revitalizar la alianza entre Estados Unidos
y Turqua en materia de seguridad y al
mismo tiempo aumentar el nivel de segu-
ridad en Oriente Medio.
Ankara
considera que
el apoyo de
Washington
contra el
terrorismo
del PKK es
la prueba de
fuego del valor
de la alianza
entre Estados
Unidos y
Turqua en
materia de
seguridad
5 Ver el Pew Global Atti-
tudes Project en lnea en
http://pewglobal.org. Ver
tambien los datos en Trans-
atlantic Trends: Key Fin-
dings (Washington DC),
2006, The German Marshall
Fund of the United States,
2006, pp. 18-19, que infor-
ma de actitudes negativas
similares turcas hacia Esta-
dos Unidos.
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dos104 1 11/6/09 16:21:29
VANGUARDIA | DOSSIER 105
Omer Taspinar
PROFESOR DE ESTRATEGIA DE SEGURIDAD NACIONAL,
NATIONAL WAR COLLEGE (WASHINGTON DC). DIRECTOR DEL
PROGRAMA SOBRE TURQUA DE LA BROOKINGS INSTITUTION
(WASHINGTON DC).
ESPUS DE MUCHOS DECE-
nios de pasividad y des-
preocupacin por Orien-
te Medio, Turqua vuelve
a ser un protagonista ac-
tivo en esta regin. Du-
rante gran parte de su
historia republicana co-
menzando en 1923 con
la fundacin de la Repblica Turca bajo el
liderazgo de Mustaf Kemal, Atatrk, An-
kara no consider
que Oriente Medio
fuera una prioridad
en poltica exterior.
La ideologa oficial
de la repblica, el
kemalismo, dio su
espalda al mundo
islmico y sigui un
camino exclusivamente occidental.
Esta orientacin unilateral comenz a
cambiar con el fin de la guerra fra simul-
tneamente a la aparicin de nuevos hori-
zontes geoestratgicos, amenazas y opor-
tunidades en regiones vecinas de Turqua.
En consecuencia, en primer lugar bajo Tur-
gut zal (primer ministro 1983-89; presi-
dente 1989-1993) y ms recientemente bajo
el Partido de la Justicia y el Desarrollo
(AKP), de 2002 hasta el presente, Turqua se
involucr en mayor medida en el gran
Oriente Medio. Para dar algunos ejemplos,
en aos recientes
Ankara adopt un
enfoque mucho ms
activo hacia la cues-
tin palestino-israe-
l, envi tropas a la
misin de la OTAN
en Afganistn, con-
tribuy a las fuerzas
de la ONU en Lbano, asumi una posicin
de liderazgo en la organizacin de la
La compleja poltica
turca para Oriente Medio
D
Desde el ao 2002, Turqua ha
adoptado un papel ms activo en
el contencioso palestino-israel, ha
participado en misiones de paz
en Afganistn y Lbano y, entre
otras iniciativas, ha estrechado
relaciones con Irn, Iraq y Siria
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106 VANGUARDIA | DOSSIER VANGUARDIA | DOSSIER 107
Conferencia Islmi-
ca, asisti a confe-
rencias de la Liga
rabe, estableci es-
trechos lazos con
Irn, Iraq y Siria, y
mejor sus relacio-
nes econmicas, po-
lticas y diplomti-
cas con la mayora
de los estados ra-
bes y musulmanes.
Ms recientemente,
en 2008, Turqua
cooper en la cele-
bracin de conversa-
ciones diplomticas
secretas entre Tel
Aviv y Damasco e
hizo lo propio entre Washington y Tehern.
Adems de estas iniciativas en Oriente
Medio, Turqua colabor asimismo en el
Cucaso, donde propuso una Plataforma
de Estabilidad y Cooperacin del Cucaso
en el perodo posterior a la guerra entre
Rusia y Georgia.
En circunstancias habituales, tales
iniciativas deberan juzgarse como pasos
positivos referidos a una potencia regio-
nal. Pero Turqua es un caso especial. El
pas se halla profundamente polarizado
sobre la cuestin de su identidad musul-
mana, laica y nacional. Y la orientacin en
poltica exterior del pas suele ser vctima
de estos problemas de identidad. En un
campo, los crticos laicos del AKP mantie-
nen que el activismo de Turqua en Orien-
te Medio traiciona la trayectoria occiden-
tal y laica de la repblica. Este campo, in-
tegrado por escpticos kemalistas, subraya
el pedigr poltico musulmn del AKP y
tiende a detectar una agenda islmica
oculta tras las recientes aperturas al mun-
do rabe.
En el campo contrario, normalmente
integrado por conservadores y liberales pro
AKP, figuran quienes sostienen que tal
agenda islmica, simplemente, no existe.
Su razonamiento es sencillo: el AKP es el
partido poltico de la escena poltica turca
ms a favor de la Unin Europea (UE). A
pesar de sus races islmicas, es un hecho
que el AKP ha trabajado mucho ms que
gobiernos turcos anteriores para mejorar
Turqua
se halla
profundamente
polarizada
sobre la
cuestin de
su identidad
musulmana,
laica y nacional,
y la orientacin
de su poltica
exterior suele
ser vctima
de estos
problemas
identitarios
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Conferencia Islmi-
ca, asisti a confe-
rencias de la Liga
rabe, estableci es-
trechos lazos con
Irn, Iraq y Siria, y
mejor sus relacio-
nes econmicas, po-
lticas y diplomti-
cas con la mayora
de los estados ra-
bes y musulmanes.
Ms recientemente,
en 2008, Turqua
cooper en la cele-
bracin de conversa-
ciones diplomticas
secretas entre Tel
Aviv y Damasco e
hizo lo propio entre Washington y Tehern.
Adems de estas iniciativas en Oriente
Medio, Turqua colabor asimismo en el
Cucaso, donde propuso una Plataforma
de Estabilidad y Cooperacin del Cucaso
en el perodo posterior a la guerra entre
Rusia y Georgia.
En circunstancias habituales, tales
iniciativas deberan juzgarse como pasos
positivos referidos a una potencia regio-
nal. Pero Turqua es un caso especial. El
pas se halla profundamente polarizado
sobre la cuestin de su identidad musul-
mana, laica y nacional. Y la orientacin en
poltica exterior del pas suele ser vctima
de estos problemas de identidad. En un
campo, los crticos laicos del AKP mantie-
nen que el activismo de Turqua en Orien-
te Medio traiciona la trayectoria occiden-
tal y laica de la repblica. Este campo, in-
tegrado por escpticos kemalistas, subraya
el pedigr poltico musulmn del AKP y
tiende a detectar una agenda islmica
oculta tras las recientes aperturas al mun-
do rabe.
En el campo contrario, normalmente
integrado por conservadores y liberales pro
AKP, figuran quienes sostienen que tal
agenda islmica, simplemente, no existe.
Su razonamiento es sencillo: el AKP es el
partido poltico de la escena poltica turca
ms a favor de la Unin Europea (UE). A
pesar de sus races islmicas, es un hecho
que el AKP ha trabajado mucho ms que
gobiernos turcos anteriores para mejorar
Turqua
se halla
profundamente
polarizada
sobre la
cuestin de
su identidad
musulmana,
laica y nacional,
y la orientacin
de su poltica
exterior suele
ser vctima
de estos
problemas
identitarios
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L A C OMP L E J A P OL T I C A T URC A PA R A OR I E NT E ME DI O L A C OMP L E J A P OL T I C A T URC A PA R A OR I E NT E ME DI O
las posibilidades de Ankara de
ingreso en la UE. Estos esfuer-
zos se vieron recompensados
en ltima instancia mediante
la apertura de negociaciones de
ingreso entre Turqua y la
Unin Europea en diciembre
de 2005. Sin embargo, las rela-
ciones de Turqua con la UE se
han deteriorado considerable-
mente durante los dos ltimos
aos. Desde la ampliacin de la
UE en 2005, la Repblica de
Chipre veta las negociaciones
de Ankara con Bruselas. Ade-
ms, tanto Francia como Ale-
mania se oponen firmemente a
la plena adhesin de Turqua.
Estos dos miembros esenciales
de la Unin preferiran una asociacin pri-
vilegiada con Turqua. Todo ello complica
gravemente el futuro de las relaciones entre
Turqua y la UE. Y para empeorar an ms
las cosas se alza la propia frustracin de
Turqua con relacin a Europa. De hecho, el
principal problema a que hoy se enfrenta
Turqua no es la islamizacin, sino un cre-
ciente resentimiento nacionalista contra la
UE y, en parte, contra Estados Unidos.
Ms all de cuestiones de identidad en
la poltica interior y exterior turca, se desa-
rrolla asimismo un debate poltico parale-
lo en Occidente sobre Turqua. La poltica
de Ankara presenta un dilema a los polti-
cos en Estados Unidos y Europa, que a me-
nudo se sienten desconcertados por el
acercamiento de Turqua a pases como Si-
ria e Irn. Y tambin a menudo se pregun-
tan: qu motivos hay tras el nuevo inters
de Ankara por Oriente Medio?
De hecho, existen dos tendencias en
conflicto tras la poltica de Oriente Medio
de Turqua. La primera es la preocupacin
kemalista por el nacionalismo kurdo. El
segundo es el neootomanismo. En la polti-
ca de Oriente Medio de Turqua pesa cada
vez ms la tensin entre estas dos visiones y
opciones alternativas. El neootomanismo
est reido con el nfasis en la cuestin
kurda por una sencilla razn. El reto kurdo
en Turqua viene caracterizado por las nor-
mas kemalistas republicanas, que el neo-
otomanismo intenta superar. El kemalismo
juzga la cuestin tnica y las aspiraciones
nacionalistas kurdas como una
verdadera amenaza a la integri-
dad territorial de Turqua. Incluso
los derechos lingsticos y cultu-
rales se tachan de asunto peligro-
so, con el argumento de que mo-
tivan que la integracin de los
kurdos poltica oficial de la
repblica desde 1923 sea mu-
cho ms difcil. Las aspiraciones
nacionalistas de los kurdos en
Irn, Iraq y Siria plantean un de-
safo similar a la poltica exterior
turca. En consecuencia, cuando
la cuestin kurda domina la
agenda de Ankara la poltica
exterior turca se torna inquieta y
suspicaz, susceptible e insegura.
La incursin militar de Turqua
en el norte de Iraq para combatir al PKK
(movimiento separatista kurdo) o las reac-
ciones nacionalistas de Ankara contra los
planes kurdos iraques para anexionarse
Kirkuk son claros ejemplos de las fuerzas y
tendencias kemalistas de la poltica de
Oriente Medio de Turqua.
El neootomanismo, en cambio, inten-
ta superar este enfoque kemalista en la
cuestin kurda. En comparacin con el ke-
malismo, las inclinaciones neootomanas
son ms firmes y claras; no se obsesionan
tanto por la amenaza kurda. El neootoma-
nismo abraza una gran visin geoestratgi-
ca en cuyo marco Turqua es un actor re-
gional eficaz y comprometido, que trabaja
para solucionar los problemas regionales
como puente entre el este y el oeste. Desde
que el AKP lleg al poder a finales de 2002,
su poltica exterior se ha basado en lo que
Ahmet Davutolu, el principal asesor de
Erdogan y desde mayo de 2009 ministro de
Asuntos Exteriores, denomina profundi-
dad estratgica. Davutolu sostiene que la
poltica exterior turca ha carecido de equi-
librio y ha puesto excesivo acento en los
lazos con Europa Occidental y Estados
Unidos con el consiguiente descuido de los
intereses de Turqua en relacin con otros
pases, particularmente en Oriente Medio.
Su perspectiva muestra conocidos aspectos
de neootomanismo, que se nutre del
enfoque del ex presidente Turgut zal. Se-
gn este punto de vista, Turqua debe re-
descubrir su legado imperial y buscar un
nuevo consenso nacional donde
puedan convivir las mltiples
identidades de Turqua.
Tres factores ayudan a defi-
nir las tendencias neootomanas
del AKP. El primero es la disposi-
cin de llegar a un acomoda-
miento con el patrimonio musul-
mn y otomano de Turqua en el
pas y en el extranjero. El neo-
otomanismo no reclama un go-
bierno islmico en Turqua o un
imperialismo turco en Oriente
Medio y los Balcanes. Lejos de
ello, aspira a una perspectiva
menos militante del laicismo en
el pas y una influencia turca
blanda en los antiguos territo-
rios otomanos. En la prctica, la
preferencia neootomana a favor de un lai-
cismo moderado significa ms tolerancia
hacia el islam, sobre todo en cuestiones
como el derecho de llevar el velo en la uni-
versidad. De modo similar, la predisposi-
cin del neootomanismo a abrazar el lega-
do imperial e islmico de Turqua abre la
puerta a un concepto menos tnico de lo
que representa ser turco. En otras pala-
bras, el neootomanismo est en paz con la
naturaleza multitnica y cosmopolita del
Estado. Gracias al denominador comn
que ofrece el islam, esta perspectiva no
aprecia gran amenaza tras los derechos
culturales y la expresin de la identidad
nacional kurda.
Esta perspectiva ms flexible, a su vez,
lleva a la segunda caracterstica del neo-
otomanismo: un sentido de grandeza y
autoconfianza en poltica exterior. El neo-
otomanismo considera a Turqua como
una superpotencia regional. Su visin es-
tratgica y cultural refleja el alcance geo-
grfico de los imperios otomano y bizanti-
no. Turqua, como pas que ocupa una po-
sicin crucial, debera as desempear un
papel diplomtico, poltico y econmico
muy activo en una amplia regin de la que
es el centro. Los kemalistas, sin embargo,
consideran que esta visin ambiciosa care-
ce de todo realismo. A su juicio, constituye
un peligroso alejamiento de las normas
republicanas como la idea de permitir a
los kurdos tener derechos culturales o dar
al islam un mayor espacio poltico. El
paradigma kemalista conside-
ra que el neootomanismo es
ingenuo, aventurero y poten-
cialmente daino para los inte-
reses nacionales de Turqua. La
poltica exterior tradicional
republicana se niega a contem-
plar aperturas panturcas o
islmicas en poltica exterior
por entender que estn en opo-
sicin con la visin estricta de
Atatrk de un nacionalismo
laico dentro de las fronteras
del Estado. En ese sentido, para
la poltica exterior kemalista
la estabilidad y el statu quo
ocupan una posicin primor-
dial, en oposicin al activismo
y el cambio.
El tercer aspecto del neootomanismo
es su objetivo de abrazar a Occidente tanto
como al mundo islmico. Como la ciudad
imperial de Estambul, a horcajadas entre
Europa y Asia, el neootomanismo ofrece
las dos caras de Jano. Incluso en su lecho
de muerte, el imperio otomano era conoci-
do como el hombre enfermo de Europa y
no de Asia o Arabia. En ese sentido, el lega-
do europeo es de suma importancia para el
neootomanismo. Estar abierto a Occidente
y a las influencias occidentales requiere
pragmatismo y una disposicin a adaptar-
se a normas que cambian. Semejante dis-
tancia del dogma y la flexibilidad ideolgi-
ca estn en gran parte ausentes en la pers-
pectiva de los kemalistas de lnea dura,
que consideran el islam, el multiculturalis-
mo y el liberalismo como enemigos poten-
ciales de la revolucin republicana. No es
sorprendente que la capacidad del AKP de
abrazar a Occidente no haya impresionado
a los kemalistas, que sospechan la existen-
cia de una agenda islmica oculta.
En realidad, comparado con el AKP
neootomano, el campo kemalista tiene
ms problemas con Occidente. Los kema-
listas ven a Washington y a la Unin Eu-
ropea como los principales propiciadores
del nacionalismo kurdo. Su lgica es sim-
ple. La UE quiere que Turqua reconozca
los derechos minoritarios kurdos. De forma
similar, los kurdos de Iraq se han converti-
do en los mejores amigos de Estados Unidos
en aquel pas. Por consiguiente, la mayor
El principal
problema
que tiene
que afrontar
Turqua en
la actualidad
no es la
islamizacin,
sino un
creciente
resentimiento
nacionalista
contra la Unin
Europea y, en
parte, contra
Estados Unidos
La capacidad
del AKP para
acercarse
a Occidente
ha hecho
sospechar
a los kemalistas
de lnea dura
de que hay
una agenda
islamista
oculta que
pone en peligro
las bases de
fundamentales
de la repblica
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las posibilidades de Ankara de
ingreso en la UE. Estos esfuer-
zos se vieron recompensados
en ltima instancia mediante
la apertura de negociaciones de
ingreso entre Turqua y la
Unin Europea en diciembre
de 2005. Sin embargo, las rela-
ciones de Turqua con la UE se
han deteriorado considerable-
mente durante los dos ltimos
aos. Desde la ampliacin de la
UE en 2005, la Repblica de
Chipre veta las negociaciones
de Ankara con Bruselas. Ade-
ms, tanto Francia como Ale-
mania se oponen firmemente a
la plena adhesin de Turqua.
Estos dos miembros esenciales
de la Unin preferiran una asociacin pri-
vilegiada con Turqua. Todo ello complica
gravemente el futuro de las relaciones entre
Turqua y la UE. Y para empeorar an ms
las cosas se alza la propia frustracin de
Turqua con relacin a Europa. De hecho, el
principal problema a que hoy se enfrenta
Turqua no es la islamizacin, sino un cre-
ciente resentimiento nacionalista contra la
UE y, en parte, contra Estados Unidos.
Ms all de cuestiones de identidad en
la poltica interior y exterior turca, se desa-
rrolla asimismo un debate poltico parale-
lo en Occidente sobre Turqua. La poltica
de Ankara presenta un dilema a los polti-
cos en Estados Unidos y Europa, que a me-
nudo se sienten desconcertados por el
acercamiento de Turqua a pases como Si-
ria e Irn. Y tambin a menudo se pregun-
tan: qu motivos hay tras el nuevo inters
de Ankara por Oriente Medio?
De hecho, existen dos tendencias en
conflicto tras la poltica de Oriente Medio
de Turqua. La primera es la preocupacin
kemalista por el nacionalismo kurdo. El
segundo es el neootomanismo. En la polti-
ca de Oriente Medio de Turqua pesa cada
vez ms la tensin entre estas dos visiones y
opciones alternativas. El neootomanismo
est reido con el nfasis en la cuestin
kurda por una sencilla razn. El reto kurdo
en Turqua viene caracterizado por las nor-
mas kemalistas republicanas, que el neo-
otomanismo intenta superar. El kemalismo
juzga la cuestin tnica y las aspiraciones
nacionalistas kurdas como una
verdadera amenaza a la integri-
dad territorial de Turqua. Incluso
los derechos lingsticos y cultu-
rales se tachan de asunto peligro-
so, con el argumento de que mo-
tivan que la integracin de los
kurdos poltica oficial de la
repblica desde 1923 sea mu-
cho ms difcil. Las aspiraciones
nacionalistas de los kurdos en
Irn, Iraq y Siria plantean un de-
safo similar a la poltica exterior
turca. En consecuencia, cuando
la cuestin kurda domina la
agenda de Ankara la poltica
exterior turca se torna inquieta y
suspicaz, susceptible e insegura.
La incursin militar de Turqua
en el norte de Iraq para combatir al PKK
(movimiento separatista kurdo) o las reac-
ciones nacionalistas de Ankara contra los
planes kurdos iraques para anexionarse
Kirkuk son claros ejemplos de las fuerzas y
tendencias kemalistas de la poltica de
Oriente Medio de Turqua.
El neootomanismo, en cambio, inten-
ta superar este enfoque kemalista en la
cuestin kurda. En comparacin con el ke-
malismo, las inclinaciones neootomanas
son ms firmes y claras; no se obsesionan
tanto por la amenaza kurda. El neootoma-
nismo abraza una gran visin geoestratgi-
ca en cuyo marco Turqua es un actor re-
gional eficaz y comprometido, que trabaja
para solucionar los problemas regionales
como puente entre el este y el oeste. Desde
que el AKP lleg al poder a finales de 2002,
su poltica exterior se ha basado en lo que
Ahmet Davutolu, el principal asesor de
Erdogan y desde mayo de 2009 ministro de
Asuntos Exteriores, denomina profundi-
dad estratgica. Davutolu sostiene que la
poltica exterior turca ha carecido de equi-
librio y ha puesto excesivo acento en los
lazos con Europa Occidental y Estados
Unidos con el consiguiente descuido de los
intereses de Turqua en relacin con otros
pases, particularmente en Oriente Medio.
Su perspectiva muestra conocidos aspectos
de neootomanismo, que se nutre del
enfoque del ex presidente Turgut zal. Se-
gn este punto de vista, Turqua debe re-
descubrir su legado imperial y buscar un
nuevo consenso nacional donde
puedan convivir las mltiples
identidades de Turqua.
Tres factores ayudan a defi-
nir las tendencias neootomanas
del AKP. El primero es la disposi-
cin de llegar a un acomoda-
miento con el patrimonio musul-
mn y otomano de Turqua en el
pas y en el extranjero. El neo-
otomanismo no reclama un go-
bierno islmico en Turqua o un
imperialismo turco en Oriente
Medio y los Balcanes. Lejos de
ello, aspira a una perspectiva
menos militante del laicismo en
el pas y una influencia turca
blanda en los antiguos territo-
rios otomanos. En la prctica, la
preferencia neootomana a favor de un lai-
cismo moderado significa ms tolerancia
hacia el islam, sobre todo en cuestiones
como el derecho de llevar el velo en la uni-
versidad. De modo similar, la predisposi-
cin del neootomanismo a abrazar el lega-
do imperial e islmico de Turqua abre la
puerta a un concepto menos tnico de lo
que representa ser turco. En otras pala-
bras, el neootomanismo est en paz con la
naturaleza multitnica y cosmopolita del
Estado. Gracias al denominador comn
que ofrece el islam, esta perspectiva no
aprecia gran amenaza tras los derechos
culturales y la expresin de la identidad
nacional kurda.
Esta perspectiva ms flexible, a su vez,
lleva a la segunda caracterstica del neo-
otomanismo: un sentido de grandeza y
autoconfianza en poltica exterior. El neo-
otomanismo considera a Turqua como
una superpotencia regional. Su visin es-
tratgica y cultural refleja el alcance geo-
grfico de los imperios otomano y bizanti-
no. Turqua, como pas que ocupa una po-
sicin crucial, debera as desempear un
papel diplomtico, poltico y econmico
muy activo en una amplia regin de la que
es el centro. Los kemalistas, sin embargo,
consideran que esta visin ambiciosa care-
ce de todo realismo. A su juicio, constituye
un peligroso alejamiento de las normas
republicanas como la idea de permitir a
los kurdos tener derechos culturales o dar
al islam un mayor espacio poltico. El
paradigma kemalista conside-
ra que el neootomanismo es
ingenuo, aventurero y poten-
cialmente daino para los inte-
reses nacionales de Turqua. La
poltica exterior tradicional
republicana se niega a contem-
plar aperturas panturcas o
islmicas en poltica exterior
por entender que estn en opo-
sicin con la visin estricta de
Atatrk de un nacionalismo
laico dentro de las fronteras
del Estado. En ese sentido, para
la poltica exterior kemalista
la estabilidad y el statu quo
ocupan una posicin primor-
dial, en oposicin al activismo
y el cambio.
El tercer aspecto del neootomanismo
es su objetivo de abrazar a Occidente tanto
como al mundo islmico. Como la ciudad
imperial de Estambul, a horcajadas entre
Europa y Asia, el neootomanismo ofrece
las dos caras de Jano. Incluso en su lecho
de muerte, el imperio otomano era conoci-
do como el hombre enfermo de Europa y
no de Asia o Arabia. En ese sentido, el lega-
do europeo es de suma importancia para el
neootomanismo. Estar abierto a Occidente
y a las influencias occidentales requiere
pragmatismo y una disposicin a adaptar-
se a normas que cambian. Semejante dis-
tancia del dogma y la flexibilidad ideolgi-
ca estn en gran parte ausentes en la pers-
pectiva de los kemalistas de lnea dura,
que consideran el islam, el multiculturalis-
mo y el liberalismo como enemigos poten-
ciales de la revolucin republicana. No es
sorprendente que la capacidad del AKP de
abrazar a Occidente no haya impresionado
a los kemalistas, que sospechan la existen-
cia de una agenda islmica oculta.
En realidad, comparado con el AKP
neootomano, el campo kemalista tiene
ms problemas con Occidente. Los kema-
listas ven a Washington y a la Unin Eu-
ropea como los principales propiciadores
del nacionalismo kurdo. Su lgica es sim-
ple. La UE quiere que Turqua reconozca
los derechos minoritarios kurdos. De forma
similar, los kurdos de Iraq se han converti-
do en los mejores amigos de Estados Unidos
en aquel pas. Por consiguiente, la mayor
El principal
problema
que tiene
que afrontar
Turqua en
la actualidad
no es la
islamizacin,
sino un
creciente
resentimiento
nacionalista
contra la Unin
Europea y, en
parte, contra
Estados Unidos
La capacidad
del AKP para
acercarse
a Occidente
ha hecho
sospechar
a los kemalistas
de lnea dura
de que hay
una agenda
islamista
oculta que
pone en peligro
las bases de
fundamentales
de la repblica
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L A C OMP L E J A P OL T I C A T URC A PA R A OR I E NT E ME DI O
parte de los turcos cree que la
UE y Estados Unidos apoyan
las aspiraciones nacionalistas
kurdas. Los kemalistas estn
igualmente preocupados por
el apoyo occidental al islamis-
mo moderado del AKP. Los
kemalistas ven el AKP como un
peligroso movimiento islmi-
co apoyado por una ingenua
superpotencia americana por
entender que servir de mode-
lo al islam moderado en
Oriente Medio. La percepcin
de que el AKP est utilizando
el proceso de democratizacin
de la Unin Europea para dis-
minuir el papel poltico del
ejrcito turco laico multiplica
an ms la frustracin kemalista con Oc-
cidente. Como resultado, el establishment
kemalista sospecha de los occidentales, a
los que ve como permisivos hacia los isla-
mistas y peligrosamente tolerantes con el
nacionalismo kurdo.
En resumen, hay claras diferencias en-
tre el kemalismo y el neootomanismo en
estos tres aspectos principales de la visin
cultural estratgica. Donde el neootoma-
nismo favorece una poltica regional ambi-
ciosa en Oriente Medio y ms all, el kema-
lismo opta por la modestia y la precaucin.
Donde uno favorece el multiculturalismo
y el laicismo liberal, el otro prefiere medi-
das estrictas contra el uso del velo y la
identidad tnica kurda. Donde uno se sien-
te crecientemente resentido con la Unin
Europea y Estados Unidos, el otro persigue
activamente la adhesin a la UE e intenta
con visin pragmtica mantener buenas
relaciones con Washington.
En la actualidad, la poltica de Turqua
en Oriente Medio parece hallarse desgarra-
da entre estas dos visiones alternativas de
la poltica exterior. Mientras que el desafo
kurdo obliga a Ankara a ser suspicaz, cau-
to, y a veces muy inseguro o titubeante, el
neootomanismo inclina a los polticos tur-
cos a ser ms audaces, imaginativos y pre-
visores. No hay que decir que la perspectiva
laica kemalista se siente muy incmoda
con la visin neootomana. La percibe como
irreal, aventurera y proislmica.
Bajo tales circunstancias, no es ningu-
na coincidencia que Israel repre-
sente el desafo ms serio al
mantenimiento de un sentido
de equilibrio neootomano y
kemalista en lo concerniente a
la poltica de Turqua sobre
Oriente Medio. Ankara mantie-
ne una alianza militar estratgi-
ca con Israel desde el ao 1997,
que permite a la fuerza area
israel hacer prcticas en el espa-
cio areo de Turqua. Por lo
tanto, no puede sorprender a
nadie que el AKP y la gran mayo-
ra de los ciudadanos turcos
estn descontentos con esta
alianza. Por otra parte, a los ke-
malistas les preocupa especial-
mente la disposicin del AKP a
defender a Hamas y culpar a Israel en la
escena internacional.
El contraste entre las tendencias neo-
otomanas y las centradas en la cuestin
kurda en la poltica exterior de Turqua es
obvio. En su relacin con Oriente Medio, el
desafo en el caso de Ankara estribar en
equilibrar sus inclinaciones kemalistas y
neootomanas. A corto plazo, es probable
que la cuestin kurda siga siendo un factor
central en la formulacin de la poltica de
seguridad nacional de Turqua. El desafo
que representa el PKK juega a favor de los
kemalistas de lnea dura en el seno del
ejrcito. Aunque Turqua abriga legtimas
inquietudes acerca del terrorismo, es evi-
dente que los instrumentos militares por
s solos no solucionarn la cuestin kur-
da. Buena parte de ello depende de si Tur-
qua logra convertirse en una democracia
ms liberal, donde los derechos culturales
y polticos en el caso de los kurdos no se
perciban como una amenaza a la seguri-
dad nacional.
En definitiva, la cuestin de si Turqua
es capaz de comprometerse en Oriente Me-
dio y solucionar su dilema kurdo exigir la
reconciliacin entre las visiones neooto-
mana y kemalista, tanto en el interior
como en la poltica exterior. En su relacin
con Turqua y la cuestin kurda, los polti-
cos en Europa y Estados Unidos tambin
deberan familiarizarse ms con la dinmi-
ca compleja existente tras los debates inter-
nos y de poltica exterior de Turqua.
Si Turqua
lograra
convertirse
en una
democracia
ms liberal,
los derechos
culturales y
polticos del
pueblo kurdo
no seran
considerados
como una
amenaza para
la seguridad
nacional
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ANDORRA
NO SABRS QU TRIAR
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dos111 1 11/6/09 16:51:02
Turqua es el tercer pas ms poblado de Europa (73 millones) y ha acumulado
un crecimiento de su PIB del 50% durante el periodo 2001-2007, lo que la
ha situado en la 17 economa mundial en trminos de produccin total.
Tras la crisis financiera en el 2001, las reformas institucionales emprendidas han
propiciado la estabilidad monetaria y el fortalecimiento del sistema financiero. Por
otro lado, el proceso de convergencia econmica con la Unin Europea ha posibilitado
la adaptacin del marco normativo turco al acervo comunitario y la adopcin de
una poltica aduanera comn. En consecuencia, la reduccin de la incerteza ha
constituido uno de los principales activos en la atraccin de inversin extranjera
en los ltimos aos.
El crecimiento econmico de Turqua ha sido el resultado de aprovechar las
condiciones favorables del entorno econmico global, beneficindose de ello una
amplia diversidad de actividades. Sin embargo, el contexto actual de crisis de
alcance global est afectando a Turqua con una retirada significativa de capital
por la aversin al riesgo y la consiguiente limitacin al crdito; esto, unido a la
cada de la actividad dirigida a la exportacin y en la construccin, hacen preveer
en definitiva una severa contraccin de la economa turca para el 2009.
No obstante lo anterior, una de las conclusiones del estudio en curso del Observatorio
de Mercados Exteriores de ACC1, que previsiblemente se presentar a finales de
ao, es que el impacto de la crisis es distinto entre pases y sectores, lo que podra
visualizar un conjunto de oportunidades tanto a medio como a corto plazo. A modo
tentativo, presentamos a continuacin algunas de stas en el caso de Turqua.
En primer lugar, Turqua es el principal pas productor y exportador agrcola de los
pases de la regin mediterrnea sur y oriental, especialmente de productos
hortcolas, y es de esperar que el potencial de exportacin aumente a medio plazo
como consecuencia de las inversiones recientes en la mejora de la calidad y los
estndares. La agricultura biolgica, por su parte, es otro sector que ha atrado
ltimamente inversin extranjera, atrada entre otras cosas por la existencia de
terrenos favorables y un marco normativo similar al europeo. Otro mbito de inters
reciente ha sido el de la inversin en invernaderos para la produccin hortcola no
comestible (ornamentacin) por la gran variedad vegetal poco explotada del pas.
En relacin a la agricultura y la maquinaria agrcola, podra existir en el futuro un
mayor potencial si se adelantan los proyectos pblicos previstos, de unificacin y
de irrigacin de tierras, especialmente en las regiones de Anatolia occidental y del
sudeste (proyecto GAP). El subsector que resultara ms beneficiado sera el de la
maquinaria no producida localmente (tractores de alta potencia, material de carga,
segadoras-trilladoras, cortadoras de hierba, etc.). Adems, cabe sealar que la
maquinaria agrcola disfruta de aranceles cero por la vigencia de la unin aduanera
con la UE. Turqua es un productor de maquinaria agrcola que est en proceso de
actualizacin de las normas tcnicas europeas y que exporta a pases desarrollados
en forma creciente, por lo que podran existir posibilidades de asociarse con
productores turcos.
El desarrollo de la industria agroalimentaria turca se ha producido en forma reciente,
y destaca por su dinamismo la actividad de transformacin y congelados hortcolas.
Una vez se recuperen las condiciones anteriores a la crisis global, la agroindustria
contina presentando un potencial interesante tanto por el volumen de produccin
agrcola y del mercado domstico, como por la aparicin de nuevas pautas de
consumo, la mano de obra barata y el esfuerzo de modernizacin. En este ltimo
sentido, a medio plazo continuar existiendo la necesidad de las empresas locales
de cumplir con los estndares de normalizacin de los productos agroalimentarios
y de higiene, y de mejorar la calidad en investigacin e innovacin, lo que podr
requerir servicios de asesoramiento externos. Igualmente, el sector tambin ha
demandado un contenido mayor de marketing y marcas aunque, en el presente,
este tipo de proyectos se pueden retrasar por la actual situacin de incertidumbre
y falta de financiacin.
En otro sentido, Turqua es el segundo proveedor textil y de confeccin de la UE,
slo por detrs de China, y sus exportaciones representan ms del 4% mundial,
que alcanza el 11% en el caso de la ropa para el hogar. Turqua sola, casi dobla la
produccin y exportacin del resto de los pases mediterrneos. Aun tratarse de
una potencia mundial, la recesin global est afectando de pleno al sector: la
disminucin del consumo domstica y de las exportaciones se ha traducido en
cadas significativas de la produccin y el cierre de numerosas plantas en los ltimos
meses. Sin embargo, el sector podra reanimarse si se recupera el consumo y la
estabilidad macroeconmica, puesto que el pas sigue contando con activos
destacados: la integracin vertical de la industria del textil y la confeccin locales,
la existencia de materias primas (algodn, fibra sinttica y artificial), la calidad en
el textil y en los accesorios para la confeccin, la numerosa mano de obra joven y
cualificada con costes laborales relativamente bajos y, especialmente, la situacin
geogrfica estratgica de cercana a la UE, con quien se beneficia de la unin
aduanera y el cumplimiento de la regulacin europea y las especificaciones de
calidad. Paralelamente, la industria local turca ha ganado en competitividad a travs
de la flexibilidad para mover parte de la produccin a pases de Europa central y
del este, de las repblicas turcfonas de Asia central y del norte de frica.
Turqua es uno de los primeros exportadores mundiales de productos de cermica
y sanitarios. Tambin es fuerte en otros materiales de construccin: puertas y
ventanas con perfil de PVC, aislamiento trmico, revestimiento de suelos, etc. Existen
posibilidades de exportar desde Turqua a la regin y Asia central. Los materiales
de construccin, sin embargo, tambin sufren el impacto de la crisis principalmente
por el estancamiento del sector de la construccin y por la bajada de los precios
de algunos materiales como el cemento. An as, la migracin hacia la ciudad, el
aumento demogrfico, la urbanizacin rpida, el incremento de la renta y la
industrializacin son elementos reales que podran posibilitar que las necesidades
continen presentes a medio plazo.
Existe una veintena de empresas turcas de software con capacidad de operar
internacionalmente, que han desarrollado aplicaciones electrnicas con xito,
principalmente en los sectores de servicios: gobierno, salud, educacin, defensa,
comercio, telecomunicaciones, recursos humanos, banca, seguros, ERP, apoyo tcnico
y legal y seguridad de la informacin. En el futuro, podra aumentar la participacin
turca en el mercado internacional del desarrollo informtico en cuanto a material
informtico, software y equipos; ya empiezan a ser reconocidas algunas empresas
locales como Ko Sistem, Link Soft, Likom Yazilim Arena, etc.
Turqua es un gran exportador de electrodomsticos en Europa a travs de la
subcontratacin de marcas extranjeras como marcas blancas de electrodomsticos
en general: especialmente, hornos, frigorficos, lavadoras y lavavajillas. Un tercio
de las marcas blancas que se venden en Europa son de origen turco. Aunque
disminuye el consumo interno y europeo, la crisis financiera global ha beneficiado
en algn caso las exportaciones de electrodomsticos desde Turqua, en detrimento
de las asiticas, por la prdida de valor de la lira frente a las monedas europeas
(euro y libra esterlina) y la proximidad a los mercados (los bancos europeos han
reducido en general el plazo para financiar la operacin).
Los componentes del automvil haban representado la primera partida de las
exportaciones del pas en los ltimos aos con elevados crecimientos. Sin embargo,
la industria turca del automvil est sufriendo una contraccin importante a raz
de la crisis financiera global. La capacidad de produccin anual ha alcanzado los
1,4 millones de unidades. La gran parte de los fabricantes haba previsto aumentar
la capacidad en los prximos aos, pero las perspectivas se ven ahora reducidas.
Las ventas del sector dependen en ms del 80% de las exportaciones y principalmente
hacia el mercado europeo en recesin. Los principales exportadores turcos: Tofas
(Fiat-Ko), Ford Otosan (Ford-Ko) y Oyak-Renault, han suspendido la produccin
temporalmente los ltimos meses. Aunque todava existen oportunidades para
mejorar las capacidades de las plantas de produccin de componentes: tratamiento
del metal, moldes para la transformacin del plstico, mejora del tratamiento de
las superficies, sistemas de conexin, automatismos, etc. las limitaciones de
financiacin actuales no facilitan nuevas inversiones por parte de las empresas
locales.
En los ltimos aos, el impulso de las industrias del automvil y de los
electrodomsticos destinados a la exportacin, y de los sectores del embalaje y de
la construccin, haban aumentado fuertemente la demanda de termoplsticos por
encima de la capacidad local, de forma que haca falta recurrir a las importaciones.
Sin embargo, la recesin actual afecta tanto a los sectores exportadores como a
la construccin, por lo que este segmento podra sufrir un retroceso importante en
el corto plazo, aunque se recuperara en el momento en qu los sectores relacionados
tambin lo hicieran.
Finalmente, el mercado turco farmacutico es actualmente el dcimo tercero mundial
y el sexto europeo y tiene un potencial todava considerable, especialmente por la
gran poblacin en crecimiento, la entrada en vigor de la unin aduanera con la UE
y la suavizacin de la legislacin turca. As, el consumo anual de medicamentos en
Turqua todava es limitado en relacin a los niveles occidentales, pero se ha doblado
durante los ltimos 7 aos. Sin embargo, en este sentido, cabe destacar que las
exportaciones catalanas de medicamentos, que representan el 5% del total de
nuestras exportaciones mundiales, en los ltimos aos no han mantenido el mismo
ritmo de crecimiento que el aumento de las importaciones turcas, por lo que hemos
perdido cuota de mercado. Lo cual parecera indicar que se podran aprovechar an
ms las oportunidades de exportacin en este sector.
Sergi Barbens i Calv
www.acc10.cat
T
TURQUA, SOCIO ESTRATGICO
MS ALL DE LA CRISIS
dos112 1 11/6/09 16:38:32
VANGUARDIA | DOSSIER 113
LA BIBLIOGRAFA EN CASTELLANO SOBRE TURQUA ES ESCASA,
COSA SORPRENDENTE TRATNDOSE DE UN PAS CON EL QUE
CADA VEZ EXISTEN LAZOS MS SLIDOS, SEA POR COMPARTIR
PROYECTOS ESTRATGICOS, POR EL AUGE DEL TURISMO ES-
PAOL A ESE PAS O INCLUSO POR EL INTERS QUE DESPIER-
TAN SUS EXPERIENCIAS POLTICAS. NO DEJA DE SER INTE-
RESANTE, SIN EMBARGO, QUE COMIENCEN A APARECER AL-
GUNAS OBRAS, DE AUTORES ESPAOLES O TRADUCIDAS A
ESTE IDIOMA, QUE, AUN MANTENINDOSE EN EL MARCO DE
LAS OBRAS DE REFERENCIA, REFLEJAN UN ALENTADOR
CAMBIO DE ACTITUD.
literatura
cine
viajes
webs
libros
El turco. Diez siglos
a las puertas de Europa
FRANCISCO VEIGA. DEBATE (BARCELONA), 2007.
Sin ser el primero (es anterior la obra de Gloria Rubiol que
se citar posteriormente), s es quiz el ms completo y
complejo en la medida de que da cuenta de la compleji-
dad de la historia y la sociedad turcas de los escritos en
castellano sobre el tema. Muy centrado en las corrientes
profundas que animan la expansin y la decadencia de la
institucin imperial, as como, y sobre todo, la consolida-
cin de la repblica laica, no olvida sin embargo un as-
pecto crucial: las relaciones con esa Europa de la que
forma y ha formado parte no slo desde el punto de vista
geogrfico, sino como constituyente de su sistema de esta-
dos. Al poner de relieve las relaciones de antagonismo y
acuerdo con las potencias europeas, as como los factores
no slo exgenos, sino tambin endgenos de la moderni-
zacin del pas, esta obra es un instrumento indispensa-
ble para entender las prioridades internacionales del ac-
tual Estado turco.
para saber ms
113 s+ LIBROS.indd 113 17/6/09 10:29:10
114 VANGUARDIA | DOSSIER VANGUARDIA | DOSSIER 115
para saber ms libros
Alfonso Carlos Bolado. Director de la Biblioteca del Islam Contemporneo de Edicions Bellaterra
ple inters: en primer lugar,
por poner de manifiesto el
envidiable nivel de los estu-
dios turcos en Francia,
donde existen diversas
instituciones, colecciones y
revistas dedicadas al tema;
en segundo lugar, por pe-
netrar en las polidricas re-
laciones entre islam y mo-
dernidad en el bajo imperio
otomano, a travs de la
evolucin de las cofradas y
su relacin con la pujante
francmasonera otomana,
esencial para entender
el relativamente fcil triunfo
del republicanismo en la
Turqua postblica.
Por ltimo, esta obra ejem-
plar aborda el pensamiento
de Riza Revfik y otros
intelectuales, sufes ilustra-
dos que se movieron entre
el agnosticismo y la espiri-
tualidad suf, con unos
resultados fascinantes.
Turkey.
A Modern History
ERIK J. ZRCHER. I. B. TAURIS
(LONDRES), 2004. (ED. REVISADA).
Esta obra de referencia es
un verdadero clsico en
lengua inglesa de la especia-
lidad. Se trata de una obra
excepcionalmente
bien documentada en el
perodo histrico que trata,
el que convencionalmente
comienza en 1789 y que se
caracteriza por los esfuerzos
de modernizacin y los
obstculos a la misma, y
llega hasta la actualidad,
presidida por el ascenso
del islamismo moderado; el
tratamiento de la figura
de Atatrk destaca por su
sutileza, alejado de la
linealidad con que se suele
abordar este personaje.
La Turquie
DIRIGIDA POR SEMIH VANER. FAYARD
(PARS), 2005.
Esta obra ofrece la ms com-
pleta y accesible a pesar de
sus dimensiones panormi-
ca de la realidad actual de
Turqua. Est dividida en
partes que analizan distintos
aspectos, desde la transicin
del imperio a la repblica, la
tensin entre autoritarismo
y democracia, el laicismo y
la etnicidad (con, por
supuesto, la cuestin kurda),
la economa, la emigracin y
la cultura (con secciones
dedicadas a la novela, el cine
e incluso la gastronoma),
hasta los bien elaborados
anexos (glosario, cronologa,
bibliografa). La Turquie es
una obra omnicomprensiva,
til y rica de la que nica-
mente cabe lamentar que
an no est traducida
al castellano.
LOrient
arabe
HENRY LAURENS. ARMAND COLIN
(PARS), 1993.
Aunque esta obra trata un
tema ms general, pues tem-
poralmente cubre un lapso
que va desde 1789 a 1945,
buena parte de ella hace
referencia a la etapa en que
un considerable territorio de
Oriente Prximo formaba
parte del imperio otomano.
Sus captulos estn dedica-
dos a cuestiones como el
estado de las provincias
rabes en el siglo XVIII, las
reformas y su repercusin
en dichas provincias, el sur-
gimiento del nacionalismo,
el papel de los Jvenes
Turcos en el mundo rabe y
en la Primera Guerra
Mundial y el fin de la pre-
sencia otomana en la regin.
As pues, analiza una
regin del imperio que, sin
duda, ha tenido menos
fortuna bibliogrfica que
otras, como los Balcanes.
Atatrk.
El resurgir
de una nacin
LORD KINROSS. GRIJALBO
(BARCELONA), 1966.
De entre las muchas biogra-
fas de este personaje clave
en la construccin de la
Turqua moderna se ha
elegido sta, del periodista y
diplomtico britnico
lord Kinross por su ameni-
dad tiene una forma nove-
lada, actitud de simpata
hacia el personaje y rigor.
La obra recoge desde la
infancia de Mustaf Kemal,
su educacin, su militancia
poltica, su actividad mili-
tar... hasta el momento de su
muerte, haciendo hincapi
no slo en su actividad
pblica, sino tambin en su
vida privada.
Turqua, entre
Occidente
y el Islam
GLORIA RUBIOL. VIENA
(BARCELONA), 2004.
Este libro merecera respeto
aunque no fuera ms que
por una circunstancia: se
trata del primer manual de
historia de Turqua escrito
en castellano. Mucho ms
meritorio an por haber
sido elaborado por una per-
sona que, no procediendo
del mbito acadmico aun-
que s de las ciencias huma-
nas, ha sabido volcar en l
un slido conocimiento del
tema y agilidad en la redac-
cin, lo que le hace de
cmoda lectura. Sin duda le
falta el profundo calado y la
sutileza metodolgica de la
obra de Veiga, pero lo com-
pensa con claridad expositi-
va y vocacin pedaggica.
Turqua
VARIOS AUTORES. REVISTA
ECONOMA EXTERIOR, NMERO 32,
PRIMAVERA 2005.
Este nmero extraordinario
de la revista citada ofrece en
sus distintos artculos una
visin sectorial de la econo-
ma turca que es quiz la
nica disponible en castella-
no: la energa, los oleoduc-
tos, la agricultura, la banca
y el turismo son algunos de
los sectores analizados, al
margen de temas ms gene-
rales, como el comercio
exterior (incluidas las rela-
ciones con Espaa), la evolu-
cin histrica de la econo-
ma y las cuestiones relacio-
nadas con la posible
entrada del pas en la Unin
Europea: efectos de la unin
aduanera, agenda para
el ingreso...
El islam en la
Turqua actual
THIERRY ZARCONE. BELLATERRA
(BARCELONA), 2005.
Esta obra es en muchos
aspectos fundamental, pues
profundiza en un tema poco
frecuentado pero crucial
para entender Turqua: el
carcter del islam turco, su
posicin en la sociedad y su
pervivencia como fuerza
poltica fundamental en un
Estado que adopt un rgido
laicismo en su Constitucin.
Este ttulo descubre la exis-
tencia de distintos islames,
el popular de las cofradas,
el convencional de los docto-
res de la ley y el islam polti-
co, que surgi con fuerza a
partir de mediados del pasa-
do siglo. La concurrencia
entre ellos y con el laicismo
oficial ha dado a este islam
un tono abierto y, como se
ha demostrado reciente-
mente, pragmtico y
seguro de s mismo. De ese
modo, este ttulo no slo
ayuda a conocer una fuerza
esencial en la sociedad turca
actual y pasada, sino un
aspecto de la cultura nacio-
nal y, al tiempo, desmonta
algunos tpicos muy arrai-
gados en nuestra cultura
sobre la supuesta unidad
del islam.
La Turquie
ALI KAZANCIGIL. LE CAVALIER BLEU
(PARS), 2008.
Esta obra, pequea en
dimensiones pero grande en
ambicin y contenido,
forma parte de una intere-
sante coleccin llamada
ides reues (as, en minscu-
la) y se propone combatir
los tpicos que dominan la
visin general, en este caso
de Turqua. Con secciones
dedicadas a cuestiones como
El poder otomano fue la
encarnacin del despotismo
oriental, Midnight Express
ilustra el estado de los dere-
chos humanos en Turqua,
Turqua no es una verdade-
ra democracia o La mujer
turca contina sufriendo las
tradiciones patriarcal e isl-
mica, esta obra desmonta
tpicos y sita en su lugar
las verdades, las medias ver-
dades y las falsedades, ofre-
ciendo as una dimensin
ms cabal de una sociedad
diferente... pero no tanto. La
obra ofrece una amplia
bibliografa, desgraciada-
mente slo accesible
a francfonos.
Mystiques,
philosophes
et francs-maons
en islam
THIERRY ZARCONE. JEAN
MAISSONNEUVE (PARS), 1993.
Esta obra, a pesar de su
especializacin, tiene un tri-
113 s+ LIBROS.indd 114-115 17/6/09 10:29:41
114 VANGUARDIA | DOSSIER VANGUARDIA | DOSSIER 115
para saber ms libros
Alfonso Carlos Bolado. Director de la Biblioteca del Islam Contemporneo de Edicions Bellaterra
ple inters: en primer lugar,
por poner de manifiesto el
envidiable nivel de los estu-
dios turcos en Francia,
donde existen diversas
instituciones, colecciones y
revistas dedicadas al tema;
en segundo lugar, por pe-
netrar en las polidricas re-
laciones entre islam y mo-
dernidad en el bajo imperio
otomano, a travs de la
evolucin de las cofradas y
su relacin con la pujante
francmasonera otomana,
esencial para entender
el relativamente fcil triunfo
del republicanismo en la
Turqua postblica.
Por ltimo, esta obra ejem-
plar aborda el pensamiento
de Riza Revfik y otros
intelectuales, sufes ilustra-
dos que se movieron entre
el agnosticismo y la espiri-
tualidad suf, con unos
resultados fascinantes.
Turkey.
A Modern History
ERIK J. ZRCHER. I. B. TAURIS
(LONDRES), 2004. (ED. REVISADA).
Esta obra de referencia es
un verdadero clsico en
lengua inglesa de la especia-
lidad. Se trata de una obra
excepcionalmente
bien documentada en el
perodo histrico que trata,
el que convencionalmente
comienza en 1789 y que se
caracteriza por los esfuerzos
de modernizacin y los
obstculos a la misma, y
llega hasta la actualidad,
presidida por el ascenso
del islamismo moderado; el
tratamiento de la figura
de Atatrk destaca por su
sutileza, alejado de la
linealidad con que se suele
abordar este personaje.
La Turquie
DIRIGIDA POR SEMIH VANER. FAYARD
(PARS), 2005.
Esta obra ofrece la ms com-
pleta y accesible a pesar de
sus dimensiones panormi-
ca de la realidad actual de
Turqua. Est dividida en
partes que analizan distintos
aspectos, desde la transicin
del imperio a la repblica, la
tensin entre autoritarismo
y democracia, el laicismo y
la etnicidad (con, por
supuesto, la cuestin kurda),
la economa, la emigracin y
la cultura (con secciones
dedicadas a la novela, el cine
e incluso la gastronoma),
hasta los bien elaborados
anexos (glosario, cronologa,
bibliografa). La Turquie es
una obra omnicomprensiva,
til y rica de la que nica-
mente cabe lamentar que
an no est traducida
al castellano.
LOrient
arabe
HENRY LAURENS. ARMAND COLIN
(PARS), 1993.
Aunque esta obra trata un
tema ms general, pues tem-
poralmente cubre un lapso
que va desde 1789 a 1945,
buena parte de ella hace
referencia a la etapa en que
un considerable territorio de
Oriente Prximo formaba
parte del imperio otomano.
Sus captulos estn dedica-
dos a cuestiones como el
estado de las provincias
rabes en el siglo XVIII, las
reformas y su repercusin
en dichas provincias, el sur-
gimiento del nacionalismo,
el papel de los Jvenes
Turcos en el mundo rabe y
en la Primera Guerra
Mundial y el fin de la pre-
sencia otomana en la regin.
As pues, analiza una
regin del imperio que, sin
duda, ha tenido menos
fortuna bibliogrfica que
otras, como los Balcanes.
Atatrk.
El resurgir
de una nacin
LORD KINROSS. GRIJALBO
(BARCELONA), 1966.
De entre las muchas biogra-
fas de este personaje clave
en la construccin de la
Turqua moderna se ha
elegido sta, del periodista y
diplomtico britnico
lord Kinross por su ameni-
dad tiene una forma nove-
lada, actitud de simpata
hacia el personaje y rigor.
La obra recoge desde la
infancia de Mustaf Kemal,
su educacin, su militancia
poltica, su actividad mili-
tar... hasta el momento de su
muerte, haciendo hincapi
no slo en su actividad
pblica, sino tambin en su
vida privada.
Turqua, entre
Occidente
y el Islam
GLORIA RUBIOL. VIENA
(BARCELONA), 2004.
Este libro merecera respeto
aunque no fuera ms que
por una circunstancia: se
trata del primer manual de
historia de Turqua escrito
en castellano. Mucho ms
meritorio an por haber
sido elaborado por una per-
sona que, no procediendo
del mbito acadmico aun-
que s de las ciencias huma-
nas, ha sabido volcar en l
un slido conocimiento del
tema y agilidad en la redac-
cin, lo que le hace de
cmoda lectura. Sin duda le
falta el profundo calado y la
sutileza metodolgica de la
obra de Veiga, pero lo com-
pensa con claridad expositi-
va y vocacin pedaggica.
Turqua
VARIOS AUTORES. REVISTA
ECONOMA EXTERIOR, NMERO 32,
PRIMAVERA 2005.
Este nmero extraordinario
de la revista citada ofrece en
sus distintos artculos una
visin sectorial de la econo-
ma turca que es quiz la
nica disponible en castella-
no: la energa, los oleoduc-
tos, la agricultura, la banca
y el turismo son algunos de
los sectores analizados, al
margen de temas ms gene-
rales, como el comercio
exterior (incluidas las rela-
ciones con Espaa), la evolu-
cin histrica de la econo-
ma y las cuestiones relacio-
nadas con la posible
entrada del pas en la Unin
Europea: efectos de la unin
aduanera, agenda para
el ingreso...
El islam en la
Turqua actual
THIERRY ZARCONE. BELLATERRA
(BARCELONA), 2005.
Esta obra es en muchos
aspectos fundamental, pues
profundiza en un tema poco
frecuentado pero crucial
para entender Turqua: el
carcter del islam turco, su
posicin en la sociedad y su
pervivencia como fuerza
poltica fundamental en un
Estado que adopt un rgido
laicismo en su Constitucin.
Este ttulo descubre la exis-
tencia de distintos islames,
el popular de las cofradas,
el convencional de los docto-
res de la ley y el islam polti-
co, que surgi con fuerza a
partir de mediados del pasa-
do siglo. La concurrencia
entre ellos y con el laicismo
oficial ha dado a este islam
un tono abierto y, como se
ha demostrado reciente-
mente, pragmtico y
seguro de s mismo. De ese
modo, este ttulo no slo
ayuda a conocer una fuerza
esencial en la sociedad turca
actual y pasada, sino un
aspecto de la cultura nacio-
nal y, al tiempo, desmonta
algunos tpicos muy arrai-
gados en nuestra cultura
sobre la supuesta unidad
del islam.
La Turquie
ALI KAZANCIGIL. LE CAVALIER BLEU
(PARS), 2008.
Esta obra, pequea en
dimensiones pero grande en
ambicin y contenido,
forma parte de una intere-
sante coleccin llamada
ides reues (as, en minscu-
la) y se propone combatir
los tpicos que dominan la
visin general, en este caso
de Turqua. Con secciones
dedicadas a cuestiones como
El poder otomano fue la
encarnacin del despotismo
oriental, Midnight Express
ilustra el estado de los dere-
chos humanos en Turqua,
Turqua no es una verdade-
ra democracia o La mujer
turca contina sufriendo las
tradiciones patriarcal e isl-
mica, esta obra desmonta
tpicos y sita en su lugar
las verdades, las medias ver-
dades y las falsedades, ofre-
ciendo as una dimensin
ms cabal de una sociedad
diferente... pero no tanto. La
obra ofrece una amplia
bibliografa, desgraciada-
mente slo accesible
a francfonos.
Mystiques,
philosophes
et francs-maons
en islam
THIERRY ZARCONE. JEAN
MAISSONNEUVE (PARS), 1993.
Esta obra, a pesar de su
especializacin, tiene un tri-
113 s+ LIBROS.indd 114-115 17/6/09 10:29:41
116 VANGUARDIA | DOSSIER VANGUARDIA | DOSSIER 117
para saber ms literatura
Mercedes Monmany. Escritora y crtica literaria
Poemas finales.
ltimos poemas
II. 1962-1963
NZIM HIKMET. EDICIONES DEL
ORIENTE Y DEL MEDITERRNEO
(MADRID), 2008. TRADUCCIN DE
FERNANDO GARCA BURILLO Y
AGLA SOYKAN. 204 PGINAS.
Considerado como el ms
grande poeta contempor-
neo turco, Nzim Hikmet
(Salnica, imperio otomano,
1902-Mosc, 1963) ejerci
una gran influencia entre
los poetas de su poca, no
slo de su propio pas.
Admirador de la revolucin
rusa desde muy joven y mili-
tante comunista, luchador
junto a Atatrk en Anatolia
durante la guerra de inde-
pendencia, sus poemas siem-
pre lograron ser conocidos
en todo Occidente, traspa-
sando las barreras de las
sucesivas prisiones en las
que consumi 15 aos de su
vida. Alabado por los ms
grandes escritores (Asturias,
Tzara y Neruda, entre otros
muchos) que en su da for-
maron un comit interna-
cional por su liberacin,
Hikmet fue amnistiado en
1951, ao en que abandon
Turqua, despojado de su
nacionalidad. Un hecho
doloroso que le hizo morir
como ciudadano polaco y
que referira en el amargo
poema Traidor a la patria.
La bastarda
de Estambul
ELIF SHAFAK. EDITORIAL LUMEN.
(BARCELONA), 2009. TRADUCCIN DE
SONIA TAPIA. 382 PGINAS.
Esta novela causara un gran
revuelo en Turqua, al tratar
la tragedia histrica que
separ a turcos y armenios,
cuyas vidas en comn hasta
principios del siglo XX, antes
de la Primera Guerra
Mundial, se desarrollaban de
forma apacible, en especial
en la cosmopolita Estambul,
donde convivan distintas
nacionalidades, lenguas y
religiones. Elif Shafak narra
una saga familiar en la que
las mujeres son el centro del
relato y dictan su propia ley
dentro de un clan peculiar,
donde slo estn ellas ya que
los hombres tuvieron, o bien
que morir jvenes, o bien
irse lejos para olvidar
oscuros pasados. Su autora,
nacida en Estrasburgo en
1971, de padres turcos, vive
actualmente entre Estambul
y Tucson, y alterna indistin-
tamente el turco y el ingls
en sus obras.
Los turbantes
de Venecia
NEDIM GRSEL. ALIANZA EDITORIAL
(MADRID), 2005. TRADUCCIN
DE RAFAEL CARPINTERO. 348
PGINAS.
Nacido en Gaziantep, en
1951, Nedim Grsel est
considerado actualmente
como uno de los ms impor-
tantes escritores turcos,
junto a Orhan Pamuk y Yaser
Kemal. Instalado en Francia
tras el golpe de Estado de
1971 y profesor en la
Sorbona, con el tiempo
Grsel regresara a su pas,
teniendo que exiliarse una
vez ms a causa del nuevo
golpe militar del ao 1980.
Dos de sus principales y
ms conocidas novelas se
han traducido al espaol: Los
turbantes de Venecia y La novela
del conquistador, en Alianza
Editorial. Se da el caso de
que con su nueva obra Las
hijas de Al, se ha visto
implicado este ao en un
requerimiento judicial por
parte de las autoridades
turcas, que le acusan de
calumniar los sentimientos
religiosos de la poblacin
y con ello perturbar la
paz pblica.
El halcn
YASAR KEMAL. CRCULO DE
LECTORES (BARCELONA), 2000. 344
PGINAS.
Una de las ms grandes figu-
ras de la literatura contem-
pornea turca, Yasar Kemal
naci en Hemite en 1923,
procedente de una familia
de origen kurdo. Famoso por
la descripcin de la vida
buclica de la Anatolia
turca, Kemal se hara clebre
sobre todo por la figura de
Memed, el flaco (protagonis-
ta de su obra El halcn, de
1955), un chico que huye de
la explotacin de un ag
cruel, Ali Safa Bey, convir-
tindose en bandido legen-
dario, hroe de los campesi-
nos y de las clases ms desfa-
vorecidas. Gracias a l, a este
fuera de la ley, los actos de
resistencia se sucedern,
estallando la rebelin.
Mezcla de novela de aventu-
ras y epopeya lrica y popu-
lar, es una de las obras ms
ledas de la literatura turca.
El ltimo tren
a Estambul
AYSE KULIN. EDICIONES MBAR.
(BARCELONA), 2009. TRADUCCIN
DE VCTOR PALOMEQUE ORTIZ.
382 PGINAS.
Una de las autoras ms ven-
didas en la actualidad en
Turqua, Ayse Kulin (1941)
trabaj durante aos en
diversos medios de comuni-
cacin. Famosa por sus
libros de cuentos y por acla-
madas novelas biogrficas,
en El ltimo tren a Estambul
narra una historia de amor
prohibido entre la hija de un
baj otomano y un joven
judo, ambientada en la
poca de la Segunda Guerra
Mundial. La accin transcu-
rre en un variado escenario
internacional que recorre
Estambul, Marsella, Ankara,
El Cairo, Pars y Berln.
El Puente del
Cuerno de Oro
EMINE SEVGI ZDAMAR. EDITORIAL
ALFAGUARA (MADRID), 2000.
TRADUCCIN DE MIGUEL SNEZ
368 PGINAS.
Una de las autoras ms inte-
resantes del actual panora-
ma europeo, dotada de una
potica y cautivadora imagi-
nacin y de un notable senti-
do del humor, Emine Sevgi
zdamar (Malatya, 1946) per-
seguida por la dictadura de
su pas, abandon Turqua a
finales de los aos 60, insta-
lndose en Alemania, donde
es hoy una conocida actriz y
dramaturga, adems de
novelista de xito. Famosa
por obras como La lengua de
mi madre, La vida es un carava-
sar, Extraas estrellas o El
Puente del Cuerno de Oro (todas
aparecidas en Alfaguara), en
esta ltima narrar, con un
trasfondo autobiogrfico, la
llegada en 1967 de una joven
turca a Alemania, donde se
pone a trabajar como obrera,
mientras inicia un sueo lar-
gamente acariciado: hacerse
actriz de teatro.
Todos los caminos
estn abiertos
ANNEMARIE SCHWARZENBACH.
EDITORIAL MINSCULA.
(BARCELONA), 2009. TRADUCCIN DE
MARA ESPERANZA ROMERO. 178
PGINAS.
Gran viajera y personaje
fuera de todas las convencio-
nes, de gran carisma, de la
poca de entreguerras, la
escritora suiza Annemarie
Schwarzenbach (1908-1942)
comenz a escribir sus rela-
tos y novelas y a movilizarse
contra el nazismo, en el
Berln de la Repblica de
Weimar, donde se hace
amiga de los ms jvenes y
rebeldes de los Mann,
Erika y Klaus. Pocos meses
antes de comenzar la
Segunda Guerra Mundial,
en 1939, emprendera un
memorable viaje por los
Balcanes, Turqua, Irn
y Afganistn, que ahora ha
sido publicado.
Otros colores
ORHAN PAMUK. EDITORIAL MONDADORI. (BARCELONA), 2008. TRADUCCIN DE RAFAEL CARPINTERO. 480 PGINAS.
Primer premio Nobel de Literatura en lengua turca de la historia, Orhan Pamuk, ya antes de
serle concedido el galardn, era uno de los escritores del panorama internacional ms aprecia-
dos y ledos de nuestra poca. En l, la moderna Turqua ha encontrado su mejor portavoz y
representante, la figura ideal para cruzar literaria e intelectualmente, de la forma ms integra-
dora, natural y menos traumtica o reticente esas dos clebres orillas que supuestamente divi-
den mundos, planetas, latitudes: Europa y Asia. Nacido en Estambul en 1952, en el seno de una
familia de intelectuales laicos como refiri, de forma emocionante, en su discurso de acepta-
cin del Nobel, luego publicado en forma de libro con el ttulo de La maleta de mi padre
(Mondadori) ha sido llamado muchas veces el Umberto Eco turco. Un autor que a menudo ha
viajado a travs de universos fantsticos, de los laberintos de la imaginacin y la historia, o en
ese mundo paralelo que son los sueos y el tapiz mgico de la narrativa cuando abarca inslitos
senderos y posibilidades de la realidad, como igualmente llevaron a cabo en su da grandes
maestros como Borges y Calvino. En esplndidas novelas suyas aparecidas en los ltimos aos
como El libro negro, La casa del silencio, Me llamo Rojo (todas ellas en Alfaguara) o la bella e inquie-
tante Niev. ofrecera un vivo, polidrico, rico y muy denso cuadro de esa Turqua actual de
herencia orgullosamente kemalista. El libro Otros colores, con la atractiva y fragmentaria forma
de una mezcla de notas autobiogrficas, comentarios de la actualidad de su pas, reflexiones
sobre cine y literatura, as como de su querida ciudad natal Estambul, nos ofrece un variado
repertorio de cmo ser mediterrneos en nuestros das y nuestras realidades multicultura-
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116 VANGUARDIA | DOSSIER VANGUARDIA | DOSSIER 117
para saber ms literatura
Mercedes Monmany. Escritora y crtica literaria
Poemas finales.
ltimos poemas
II. 1962-1963
NZIM HIKMET. EDICIONES DEL
ORIENTE Y DEL MEDITERRNEO
(MADRID), 2008. TRADUCCIN DE
FERNANDO GARCA BURILLO Y
AGLA SOYKAN. 204 PGINAS.
Considerado como el ms
grande poeta contempor-
neo turco, Nzim Hikmet
(Salnica, imperio otomano,
1902-Mosc, 1963) ejerci
una gran influencia entre
los poetas de su poca, no
slo de su propio pas.
Admirador de la revolucin
rusa desde muy joven y mili-
tante comunista, luchador
junto a Atatrk en Anatolia
durante la guerra de inde-
pendencia, sus poemas siem-
pre lograron ser conocidos
en todo Occidente, traspa-
sando las barreras de las
sucesivas prisiones en las
que consumi 15 aos de su
vida. Alabado por los ms
grandes escritores (Asturias,
Tzara y Neruda, entre otros
muchos) que en su da for-
maron un comit interna-
cional por su liberacin,
Hikmet fue amnistiado en
1951, ao en que abandon
Turqua, despojado de su
nacionalidad. Un hecho
doloroso que le hizo morir
como ciudadano polaco y
que referira en el amargo
poema Traidor a la patria.
La bastarda
de Estambul
ELIF SHAFAK. EDITORIAL LUMEN.
(BARCELONA), 2009. TRADUCCIN DE
SONIA TAPIA. 382 PGINAS.
Esta novela causara un gran
revuelo en Turqua, al tratar
la tragedia histrica que
separ a turcos y armenios,
cuyas vidas en comn hasta
principios del siglo XX, antes
de la Primera Guerra
Mundial, se desarrollaban de
forma apacible, en especial
en la cosmopolita Estambul,
donde convivan distintas
nacionalidades, lenguas y
religiones. Elif Shafak narra
una saga familiar en la que
las mujeres son el centro del
relato y dictan su propia ley
dentro de un clan peculiar,
donde slo estn ellas ya que
los hombres tuvieron, o bien
que morir jvenes, o bien
irse lejos para olvidar
oscuros pasados. Su autora,
nacida en Estrasburgo en
1971, de padres turcos, vive
actualmente entre Estambul
y Tucson, y alterna indistin-
tamente el turco y el ingls
en sus obras.
Los turbantes
de Venecia
NEDIM GRSEL. ALIANZA EDITORIAL
(MADRID), 2005. TRADUCCIN
DE RAFAEL CARPINTERO. 348
PGINAS.
Nacido en Gaziantep, en
1951, Nedim Grsel est
considerado actualmente
como uno de los ms impor-
tantes escritores turcos,
junto a Orhan Pamuk y Yaser
Kemal. Instalado en Francia
tras el golpe de Estado de
1971 y profesor en la
Sorbona, con el tiempo
Grsel regresara a su pas,
teniendo que exiliarse una
vez ms a causa del nuevo
golpe militar del ao 1980.
Dos de sus principales y
ms conocidas novelas se
han traducido al espaol: Los
turbantes de Venecia y La novela
del conquistador, en Alianza
Editorial. Se da el caso de
que con su nueva obra Las
hijas de Al, se ha visto
implicado este ao en un
requerimiento judicial por
parte de las autoridades
turcas, que le acusan de
calumniar los sentimientos
religiosos de la poblacin
y con ello perturbar la
paz pblica.
El halcn
YASAR KEMAL. CRCULO DE
LECTORES (BARCELONA), 2000. 344
PGINAS.
Una de las ms grandes figu-
ras de la literatura contem-
pornea turca, Yasar Kemal
naci en Hemite en 1923,
procedente de una familia
de origen kurdo. Famoso por
la descripcin de la vida
buclica de la Anatolia
turca, Kemal se hara clebre
sobre todo por la figura de
Memed, el flaco (protagonis-
ta de su obra El halcn, de
1955), un chico que huye de
la explotacin de un ag
cruel, Ali Safa Bey, convir-
tindose en bandido legen-
dario, hroe de los campesi-
nos y de las clases ms desfa-
vorecidas. Gracias a l, a este
fuera de la ley, los actos de
resistencia se sucedern,
estallando la rebelin.
Mezcla de novela de aventu-
ras y epopeya lrica y popu-
lar, es una de las obras ms
ledas de la literatura turca.
El ltimo tren
a Estambul
AYSE KULIN. EDICIONES MBAR.
(BARCELONA), 2009. TRADUCCIN
DE VCTOR PALOMEQUE ORTIZ.
382 PGINAS.
Una de las autoras ms ven-
didas en la actualidad en
Turqua, Ayse Kulin (1941)
trabaj durante aos en
diversos medios de comuni-
cacin. Famosa por sus
libros de cuentos y por acla-
madas novelas biogrficas,
en El ltimo tren a Estambul
narra una historia de amor
prohibido entre la hija de un
baj otomano y un joven
judo, ambientada en la
poca de la Segunda Guerra
Mundial. La accin transcu-
rre en un variado escenario
internacional que recorre
Estambul, Marsella, Ankara,
El Cairo, Pars y Berln.
El Puente del
Cuerno de Oro
EMINE SEVGI ZDAMAR. EDITORIAL
ALFAGUARA (MADRID), 2000.
TRADUCCIN DE MIGUEL SNEZ
368 PGINAS.
Una de las autoras ms inte-
resantes del actual panora-
ma europeo, dotada de una
potica y cautivadora imagi-
nacin y de un notable senti-
do del humor, Emine Sevgi
zdamar (Malatya, 1946) per-
seguida por la dictadura de
su pas, abandon Turqua a
finales de los aos 60, insta-
lndose en Alemania, donde
es hoy una conocida actriz y
dramaturga, adems de
novelista de xito. Famosa
por obras como La lengua de
mi madre, La vida es un carava-
sar, Extraas estrellas o El
Puente del Cuerno de Oro (todas
aparecidas en Alfaguara), en
esta ltima narrar, con un
trasfondo autobiogrfico, la
llegada en 1967 de una joven
turca a Alemania, donde se
pone a trabajar como obrera,
mientras inicia un sueo lar-
gamente acariciado: hacerse
actriz de teatro.
Todos los caminos
estn abiertos
ANNEMARIE SCHWARZENBACH.
EDITORIAL MINSCULA.
(BARCELONA), 2009. TRADUCCIN DE
MARA ESPERANZA ROMERO. 178
PGINAS.
Gran viajera y personaje
fuera de todas las convencio-
nes, de gran carisma, de la
poca de entreguerras, la
escritora suiza Annemarie
Schwarzenbach (1908-1942)
comenz a escribir sus rela-
tos y novelas y a movilizarse
contra el nazismo, en el
Berln de la Repblica de
Weimar, donde se hace
amiga de los ms jvenes y
rebeldes de los Mann,
Erika y Klaus. Pocos meses
antes de comenzar la
Segunda Guerra Mundial,
en 1939, emprendera un
memorable viaje por los
Balcanes, Turqua, Irn
y Afganistn, que ahora ha
sido publicado.
Otros colores
ORHAN PAMUK. EDITORIAL MONDADORI. (BARCELONA), 2008. TRADUCCIN DE RAFAEL CARPINTERO. 480 PGINAS.
Primer premio Nobel de Literatura en lengua turca de la historia, Orhan Pamuk, ya antes de
serle concedido el galardn, era uno de los escritores del panorama internacional ms aprecia-
dos y ledos de nuestra poca. En l, la moderna Turqua ha encontrado su mejor portavoz y
representante, la figura ideal para cruzar literaria e intelectualmente, de la forma ms integra-
dora, natural y menos traumtica o reticente esas dos clebres orillas que supuestamente divi-
den mundos, planetas, latitudes: Europa y Asia. Nacido en Estambul en 1952, en el seno de una
familia de intelectuales laicos como refiri, de forma emocionante, en su discurso de acepta-
cin del Nobel, luego publicado en forma de libro con el ttulo de La maleta de mi padre
(Mondadori) ha sido llamado muchas veces el Umberto Eco turco. Un autor que a menudo ha
viajado a travs de universos fantsticos, de los laberintos de la imaginacin y la historia, o en
ese mundo paralelo que son los sueos y el tapiz mgico de la narrativa cuando abarca inslitos
senderos y posibilidades de la realidad, como igualmente llevaron a cabo en su da grandes
maestros como Borges y Calvino. En esplndidas novelas suyas aparecidas en los ltimos aos
como El libro negro, La casa del silencio, Me llamo Rojo (todas ellas en Alfaguara) o la bella e inquie-
tante Niev. ofrecera un vivo, polidrico, rico y muy denso cuadro de esa Turqua actual de
herencia orgullosamente kemalista. El libro Otros colores, con la atractiva y fragmentaria forma
de una mezcla de notas autobiogrficas, comentarios de la actualidad de su pas, reflexiones
sobre cine y literatura, as como de su querida ciudad natal Estambul, nos ofrece un variado
repertorio de cmo ser mediterrneos en nuestros das y nuestras realidades multicultura-
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118 VANGUARDIA | DOSSIER VANGUARDIA | DOSSIER 119
ngel Quintana. Profesor de Historia y Teora del Cine en la Universitat de Girona
para saber ms Cine
AL OTRO LADO. ALEMANIA TURQUA, 2007
DIRECTOR: FATIH AKIN. INTRPRETES: BAKI
DAVRAK, NURSEL KSE Y HANNA SCHYGULLA.
En 2007, coincidiendo con el anun-
cio de que Turqua quera entrar en la
Unin Europea, Al otro lado, de Fatih At-
kin, triunfaba en el festival de Cannes. La
condicin de ser una pelcula realizada
por un cineasta nacido en Berln, hijo de
emigrantes turcos y que se mantiene cer-
cano a unos postulados culturales del
pas de origen pero que es muy crtico
con la deriva poltica del pas de adop-
cin, constituye un hecho clave. El gran
tema de Al otro lado es la difcil armona
racial, cultural y poltica entre Turqua y
Alemania, dos culturas que la emigracin
ha puesto en contacto. Su estructura es la
de un melodrama, lleno de causalidades,
que gira en torno a seis personajes que
cruzan sus existencias. Entre stos nos en-
contramos con un padre turco que man-
tiene relaciones en Berln con una prosti-
tuta que enva dinero a una hija que vive
en Turqua. Una madre severa que no so-
porta que su hijo alemn tenga relacio-
nes con una joven activista turca que uti-
liza la universidad como plataforma pol-
tica. Todos los personajes buscan un lugar
en un mundo que ha sesgado sus vidas
entre dos culturas. Fatih Atkin articula su
pelcula alrededor de un discurso sobre el
valor del conocimiento y la formacin
como va para conseguir el conocimiento
y el entendimiento entre gente de cultu-
ras diversificadas. Su complejo, y a veces
excesivo relato, gan el premio al mejor
guin en el festival de Cannes y convirti
el filme en una reflexin sobre el destino
de la nueva Europa.
Todas estas cuestiones ya fueron an-
teriormente formuladas por Fatih Atkin
en Contra la pared (2004), una pelcula
centrada en la experiencia de dos alema-
nes de origen turco que, despus de
haber intentado suicidarse, viven una
historia de amor lmite, marcada por el
alcohol y las drogas.
AMRICA, AMRICA. ESTADOS UNIDOS, 1963. DIRECTOR:
ELIA KAZAN. INTRPRETES: STAHIS GIALLELIS, FRANK
WOLF, HARRY DAVIS.
En 1963, el cineasta Elia Kazan, nacido
en Estambul pero educado en Estados Unidos,
decidi relatar la epopeya de Stravos Topozou-
lou, su to de origen griego que vivi en una
ciudad armenia de Anatolia ocupada por los
turcos. La opresin de que fue objeto la fami-
lia de Stravos a finales del siglo XIX, la lucha
de los griegos para reconocer sus derechos y
poder hacer realidad el sueo de un nuevo
mundo. La pelcula narra la odisea que vive
Stravos, despus de que su amigo armenio
Vatran, vendedor de hielo en su ciudad natal,
fuera asesinado por los turcos. Stravos decide
abandonar el pas, por lo que emprende un
largo viaje, lleno de penalidades y mltiples
aventuras. El trayecto por las montaas, en
las que es robado, su destino en Estambul y el
difcil trayecto en barco hacia el nuevo
mundo, marcan el tono de una historia con la
que Elia Kazan quiso homenajear a sus ances-
tros y recordar que l tambin, como la mayo-
ra de los emigrantes, fue hijo de una familia
que un buen da vislumbr en barco la silue-
ta de Ellis Island.
YOL. TURQUA, 1982. DIRECTOR: YILMAZ GNEY.
INTRPRETES: TARIF AKAN, ERIF SEZER.
El kurdo Yilmaz Gney, considerado co-
mo el gran mito del cine de su pas, ingres en
prisin en 1975 acusado de un oscuro crimen
del que siempre se declar inocente. Debido a
su enorme popularidad Gney fue autorizado
a rodar Yol mientras estaba en la crcel y fue
montada despus de que escapara a Suiza. La
pelcula se present en Cannes, donde gan la
Palma de Oro. Gney muri dos aos despus.
Yol muestra el trayecto que llevan a cabo cinco
prisioneros que pueden viajar a sus casas du-
rante una semana. El viaje hacia la libertad se
convierte en una autntica pesadilla, ya que
acaba mostrando la violenta situacin en que
viven los protagonistas.
Gney es autor de una amplia obra que se
remonta a finales de los aos 50 y cuya revi-
sin es una tarea pendiente. El peculiar rodaje
de Yol dio lugar a Yolda (2005), de Erden Kiral,
antiguo ayudante de direccin de Gney.
El silencio de la familia turca
TRES MONOS. TURQUA, 2008. DIRECTOR: NURI
BILGE CEYLAN. INTRPRETES:
YAVUZ BINGL, HATICE ASLAN, ERCAN KESAL.
Mientras Fatih Atkin se ha converti-
do en el gran cineasta de la globabiliza-
cin y la emigracin turca, Nuri Bilge
Ceylan se ha consolidado en el panora-
ma cinematogrfico internacional como
el gran creador otomano, en el mximo
representante del cine de autor. Nacido
en Estambul en 1959, empez su prcti-
ca en el terreno de la fotografa. Sus pe-
lculas sorprenden porque a partir de
pequeas parbolas familiares acaba
dando pie a mltiples reflexiones de
ndole social o poltica. Su cine, de
mucha mayor solidez que el de Fatih
Atkin, nos muestra una Turqua poco
soleada y alejada de cualquier clich fol-
clrico y turstico. Estambul surge como
una ciudad gris, sus paisajes suelen ser
atrapados en invierno y el microcosmos
familiar da paso a un determinado
macrocosmos social. Su ltimo trabajo,
Tres monos, premio al mejor director del
festival de Cannes 2008, cuenta la histo-
ria de un padre que ha trabajado como
chfer de un reconocido poltico y que
acepta una importante suma de dinero a
cambio de declararse culpable por la
muerte de un hombre atropellado por
su jefe. Su familia seguir cobrando el
salario mientras cumple su condena,
pero la nueva situacin sacar a la luz
viejas contradicciones y mentiras que
harn resquebrajar las relaciones entre
ellos. Pero ante la perspectiva del fracaso
econmico y personal, prefieren ignorar
la verdad actuando como los conocidos
tres simios: no ver, no or y no decir nada
para protegerse cada cual del propio su-
frimiento. Con escasos dilogos, con un
sentido de la plstica del encuadre muy
acentuado y con un cuidado trabajo de
las texturas digitales, la pelcula lleva a
cabo una profunda diseccin de una cri-
sis moral y poltica.
Rodar desde
la crcel
Los choques culturales de la futura Europa
El sueo americano visto por Elia Kazan.
Secuencia de un melodrama sobre las diferencias culturales alemanas y turcas.
CABEZA DE TURCO. ALEMANIA,
1986. DIRECTORES: GNTER
WALLRAFF Y JRG GFRER.
Dentro del periodismo
de investigacin, la figura
de Gnter Wallraff ocupa
un lugar mtico. A lo largo
de su carrera ha ocupado
mltiples personalidades,
para acabar destapando los
intereses de la prensa sensa-
cionalista alemana, espe-
cialmente la cadena Bild.
Entre 1984 y 1985 adopt la
personalidad de un turco
llamado Ali Levent Sinirlio-
lu para infiltrase como tra-
bajador sobreexplotado en
las empresas de la compaa
Thyssen y como conejillo de
indias en diversos experi-
mentos farmacolgicos. El
resultado fue un polmico
libro editado en Espaa
por Anagrama en que de-
nunci los tratos racistas
que las grandes empresas
alemanas infligan a los
emigrantes turcos. Wallraff
decidi vivir en carne pro-
pia cmo los trabajadores
turcos eran tratados como
basura, siendo usados como
mano de obra barata para
todo tipo de trabajos, inclui-
dos los ms arriesgados y
peligrosos. El xito del libro
dio lugar a un documental
televisivo, filmado con c-
mara oculta, en el que mos-
traba la conducta racista de
los grandes directivos em-
presariales alemanes.
Emigrantes
turcos en
Alemania
Una odisea de la emigracin
La herencia dejada actualmente en el
cine turco por la figura de Nuri Bilge Ceylan
no ha tardado en ponerse de manifiesto en la
obra de otros cineastas, que han construido
sus pelculas a partir del estilo contemplativo
de su maestro y del juego constante con unos
encuadres de depurada construccin plstica.
El cineasta ms representativo en este terreno
es Semir Kaplanoglu, cuya pelcula Yumurta
(2007) triunf en la Quincena de los realiza-
dores del festival de Cannes. La pelcula cuen-
ta la historia de un poeta residente en Es-
tambul, que despus de la muerte de su
madre decide volver a su ciudad natal, Tira.
All, la mujer que cuidaba su madre le habla
de ritos ancestrales, mientras que l recupera
algo de esa infancia que perdi para siempre.
La pelcula forma parte de una triloga
completada por Angels Fall (2005) sobre la tur-
bulenta relacin entre un recepcionista de
hotel con su padre, y St (2008), sobre un estu-
diante que no pasa la selectividad pero que
triunfa como poeta.
Retorno
a los orgenes
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118 VANGUARDIA | DOSSIER VANGUARDIA | DOSSIER 119
ngel Quintana. Profesor de Historia y Teora del Cine en la Universitat de Girona
para saber ms Cine
AL OTRO LADO. ALEMANIA TURQUA, 2007
DIRECTOR: FATIH AKIN. INTRPRETES: BAKI
DAVRAK, NURSEL KSE Y HANNA SCHYGULLA.
En 2007, coincidiendo con el anun-
cio de que Turqua quera entrar en la
Unin Europea, Al otro lado, de Fatih At-
kin, triunfaba en el festival de Cannes. La
condicin de ser una pelcula realizada
por un cineasta nacido en Berln, hijo de
emigrantes turcos y que se mantiene cer-
cano a unos postulados culturales del
pas de origen pero que es muy crtico
con la deriva poltica del pas de adop-
cin, constituye un hecho clave. El gran
tema de Al otro lado es la difcil armona
racial, cultural y poltica entre Turqua y
Alemania, dos culturas que la emigracin
ha puesto en contacto. Su estructura es la
de un melodrama, lleno de causalidades,
que gira en torno a seis personajes que
cruzan sus existencias. Entre stos nos en-
contramos con un padre turco que man-
tiene relaciones en Berln con una prosti-
tuta que enva dinero a una hija que vive
en Turqua. Una madre severa que no so-
porta que su hijo alemn tenga relacio-
nes con una joven activista turca que uti-
liza la universidad como plataforma pol-
tica. Todos los personajes buscan un lugar
en un mundo que ha sesgado sus vidas
entre dos culturas. Fatih Atkin articula su
pelcula alrededor de un discurso sobre el
valor del conocimiento y la formacin
como va para conseguir el conocimiento
y el entendimiento entre gente de cultu-
ras diversificadas. Su complejo, y a veces
excesivo relato, gan el premio al mejor
guin en el festival de Cannes y convirti
el filme en una reflexin sobre el destino
de la nueva Europa.
Todas estas cuestiones ya fueron an-
teriormente formuladas por Fatih Atkin
en Contra la pared (2004), una pelcula
centrada en la experiencia de dos alema-
nes de origen turco que, despus de
haber intentado suicidarse, viven una
historia de amor lmite, marcada por el
alcohol y las drogas.
AMRICA, AMRICA. ESTADOS UNIDOS, 1963. DIRECTOR:
ELIA KAZAN. INTRPRETES: STAHIS GIALLELIS, FRANK
WOLF, HARRY DAVIS.
En 1963, el cineasta Elia Kazan, nacido
en Estambul pero educado en Estados Unidos,
decidi relatar la epopeya de Stravos Topozou-
lou, su to de origen griego que vivi en una
ciudad armenia de Anatolia ocupada por los
turcos. La opresin de que fue objeto la fami-
lia de Stravos a finales del siglo XIX, la lucha
de los griegos para reconocer sus derechos y
poder hacer realidad el sueo de un nuevo
mundo. La pelcula narra la odisea que vive
Stravos, despus de que su amigo armenio
Vatran, vendedor de hielo en su ciudad natal,
fuera asesinado por los turcos. Stravos decide
abandonar el pas, por lo que emprende un
largo viaje, lleno de penalidades y mltiples
aventuras. El trayecto por las montaas, en
las que es robado, su destino en Estambul y el
difcil trayecto en barco hacia el nuevo
mundo, marcan el tono de una historia con la
que Elia Kazan quiso homenajear a sus ances-
tros y recordar que l tambin, como la mayo-
ra de los emigrantes, fue hijo de una familia
que un buen da vislumbr en barco la silue-
ta de Ellis Island.
YOL. TURQUA, 1982. DIRECTOR: YILMAZ GNEY.
INTRPRETES: TARIF AKAN, ERIF SEZER.
El kurdo Yilmaz Gney, considerado co-
mo el gran mito del cine de su pas, ingres en
prisin en 1975 acusado de un oscuro crimen
del que siempre se declar inocente. Debido a
su enorme popularidad Gney fue autorizado
a rodar Yol mientras estaba en la crcel y fue
montada despus de que escapara a Suiza. La
pelcula se present en Cannes, donde gan la
Palma de Oro. Gney muri dos aos despus.
Yol muestra el trayecto que llevan a cabo cinco
prisioneros que pueden viajar a sus casas du-
rante una semana. El viaje hacia la libertad se
convierte en una autntica pesadilla, ya que
acaba mostrando la violenta situacin en que
viven los protagonistas.
Gney es autor de una amplia obra que se
remonta a finales de los aos 50 y cuya revi-
sin es una tarea pendiente. El peculiar rodaje
de Yol dio lugar a Yolda (2005), de Erden Kiral,
antiguo ayudante de direccin de Gney.
El silencio de la familia turca
TRES MONOS. TURQUA, 2008. DIRECTOR: NURI
BILGE CEYLAN. INTRPRETES:
YAVUZ BINGL, HATICE ASLAN, ERCAN KESAL.
Mientras Fatih Atkin se ha converti-
do en el gran cineasta de la globabiliza-
cin y la emigracin turca, Nuri Bilge
Ceylan se ha consolidado en el panora-
ma cinematogrfico internacional como
el gran creador otomano, en el mximo
representante del cine de autor. Nacido
en Estambul en 1959, empez su prcti-
ca en el terreno de la fotografa. Sus pe-
lculas sorprenden porque a partir de
pequeas parbolas familiares acaba
dando pie a mltiples reflexiones de
ndole social o poltica. Su cine, de
mucha mayor solidez que el de Fatih
Atkin, nos muestra una Turqua poco
soleada y alejada de cualquier clich fol-
clrico y turstico. Estambul surge como
una ciudad gris, sus paisajes suelen ser
atrapados en invierno y el microcosmos
familiar da paso a un determinado
macrocosmos social. Su ltimo trabajo,
Tres monos, premio al mejor director del
festival de Cannes 2008, cuenta la histo-
ria de un padre que ha trabajado como
chfer de un reconocido poltico y que
acepta una importante suma de dinero a
cambio de declararse culpable por la
muerte de un hombre atropellado por
su jefe. Su familia seguir cobrando el
salario mientras cumple su condena,
pero la nueva situacin sacar a la luz
viejas contradicciones y mentiras que
harn resquebrajar las relaciones entre
ellos. Pero ante la perspectiva del fracaso
econmico y personal, prefieren ignorar
la verdad actuando como los conocidos
tres simios: no ver, no or y no decir nada
para protegerse cada cual del propio su-
frimiento. Con escasos dilogos, con un
sentido de la plstica del encuadre muy
acentuado y con un cuidado trabajo de
las texturas digitales, la pelcula lleva a
cabo una profunda diseccin de una cri-
sis moral y poltica.
Rodar desde
la crcel
Los choques culturales de la futura Europa
El sueo americano visto por Elia Kazan.
Secuencia de un melodrama sobre las diferencias culturales alemanas y turcas.
CABEZA DE TURCO. ALEMANIA,
1986. DIRECTORES: GNTER
WALLRAFF Y JRG GFRER.
Dentro del periodismo
de investigacin, la figura
de Gnter Wallraff ocupa
un lugar mtico. A lo largo
de su carrera ha ocupado
mltiples personalidades,
para acabar destapando los
intereses de la prensa sensa-
cionalista alemana, espe-
cialmente la cadena Bild.
Entre 1984 y 1985 adopt la
personalidad de un turco
llamado Ali Levent Sinirlio-
lu para infiltrase como tra-
bajador sobreexplotado en
las empresas de la compaa
Thyssen y como conejillo de
indias en diversos experi-
mentos farmacolgicos. El
resultado fue un polmico
libro editado en Espaa
por Anagrama en que de-
nunci los tratos racistas
que las grandes empresas
alemanas infligan a los
emigrantes turcos. Wallraff
decidi vivir en carne pro-
pia cmo los trabajadores
turcos eran tratados como
basura, siendo usados como
mano de obra barata para
todo tipo de trabajos, inclui-
dos los ms arriesgados y
peligrosos. El xito del libro
dio lugar a un documental
televisivo, filmado con c-
mara oculta, en el que mos-
traba la conducta racista de
los grandes directivos em-
presariales alemanes.
Emigrantes
turcos en
Alemania
Una odisea de la emigracin
La herencia dejada actualmente en el
cine turco por la figura de Nuri Bilge Ceylan
no ha tardado en ponerse de manifiesto en la
obra de otros cineastas, que han construido
sus pelculas a partir del estilo contemplativo
de su maestro y del juego constante con unos
encuadres de depurada construccin plstica.
El cineasta ms representativo en este terreno
es Semir Kaplanoglu, cuya pelcula Yumurta
(2007) triunf en la Quincena de los realiza-
dores del festival de Cannes. La pelcula cuen-
ta la historia de un poeta residente en Es-
tambul, que despus de la muerte de su
madre decide volver a su ciudad natal, Tira.
All, la mujer que cuidaba su madre le habla
de ritos ancestrales, mientras que l recupera
algo de esa infancia que perdi para siempre.
La pelcula forma parte de una triloga
completada por Angels Fall (2005) sobre la tur-
bulenta relacin entre un recepcionista de
hotel con su padre, y St (2008), sobre un estu-
diante que no pasa la selectividad pero que
triunfa como poeta.
Retorno
a los orgenes
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120 VANGUARDIA | DOSSIER VANGUARDIA | DOSSIER 121
para saber ms viajes
Josep M. Palau Riberaygua. Periodista especializado en viajes y profesor de la Universidad Pompeu Fabra
de Barcelona.
n las calles de Diyarbakir hay muchos
nios, casi tantos como metros de muralla
de basalto rodeando la ciudad a la orilla del
Tigris. Los chicos, a diferencia de los adultos,
son amistosos, incluso demasiado, mientras
las calles lucen adoquinadas, con fachadas
aejas, transitadas por hombres vestidos con
bombachos y mujeres que se cubren con man-
tos negros. De repente nos cruzamos con algu-
nos personajes con chilaba, otros con el keffiyeh
ms propio de pases como Iraq. Porque Diyar-
bakir es, por vocacin y situacin geogrfica,
ciudad de frontera. A veces, incluso frontera
interior: no en vano es aqu donde se concen-
tra una cantidad impresionante de poblacin
kurda, hasta el punto que muchos la conside-
ran la capital de facto del Kurdistn. El com-
ponente armenio hace tiempo que fue borrado
del mapa, literalmente, durante el genocidio
vivido en el imperio otomano durante la Pri-
mera Guerra Mundial. El trasiego de etnias y
culturas es, por tanto, la nota caracterstica de
l puente suspendido sobre el Bsforo y que
une la parte europea de Estambul con la
asitica, proyecta sus luces cambiantes sobre las
terrazas de Ortaky. El barrio estuvo de moda en
el siglo XIX, cuando los sultanes empezaron a
construir palacios en las riberas, y hoy es el epi-
centro de la diversin nocturna, con clubs exclusi-
vos como el Reina, donde la gente guapa hace cola
los fines de semana y se escucha a todo volumen
una mezcla de chill out con incursiones en la dis-
cografa de Lolita Flores. Los acordes flamencos
tambin resuenan en los callejones que van a dar
a Istiklal, no muy lejos de donde se instalaron los
genoveses en la Edad Media. A altas horas de la
noche, all aparecen los puestos que ofrecen meji-
llones aderezados con limn. Un poco ms all se
levanta el monasterio Mevlevi, donde los msticos
girvagos, seguidores de la interpretacin suf del
islam, ejecutan una danza que se vende como
folclore o acto cultural pero que es seguida con
autntica devocin por los asistentes. Las mujeres
se cubren aqu la cabeza con un pauelo, lo mis-
mo que en el caf Pierre Loti, justo donde termina
el Cuerno de Oro. Se llega hasta l en un funicular
y resulta difcil ver algn turista sentado en sus
mesas, tal vez porque en ellas no se sirve alcohol.
Sin embargo, el ambiente, las vistas y el caf con
poso, servido junto con un vaso de agua y una
bolita de resina de Samos, respiran autenticidad.
En una ciudad que ha hecho del contraste su
carta de presentacin, queda abierto el debate so-
bre si an pesa ms el laicismo impulsado en 1923
por Mustaf Kemal, Atatrk, frente a la ortodoxia
musulmana. Pero Estambul siempre se ha defini-
do por su pragmatismo; no en vano, los magnfi-
cos mosaicos de pan de oro que decoran las pare-
des de Santa Sofa se salvaron al ser cubiertos con
una capa de yeso que convirti la iglesia en mez-
quita en slo tres das, tras caer en manos turcas.
E
ESTAMBUL
Un contraste pragmtico
Magnfico interior de la mezquita Azul o del Sultn Ahmed / SLOW IMAGES
DIYARBAKIR
La capital kurda del Tigris
BURSA
Cuna de la cultura turca
E
Para visitar
Un recorrido alrededor de las
murallas erigidas por Constantino II.
La Ulu Camii, mezquita de planta
rectangular ms usual en la
arquitectura rabe, y la Kasim
Padisah, con un minarete
soportado sobre cuatro columnas.
El Deliller Han, antiguo caravasar
reconstruido como hotel.
La iglesia ortodoxa de Meryemana
Kilises, que custodia las reliquias del
apstol Toms. La Gran Mezquita (Ulu Camii) / GETTY IMAGES.
Para visitar
La mezquita de Yesil, la mayor
de Bursa. Edificada por Mehmet
I, representa el paso del estilo
persa a uno genuinamente turco.
El Bat Pazan o mercado del
Ganso, donde encontrar de
todo, excepto gansos.
Los talleres y tiendas de
marionetas Karagoz en Eski
Aynali Carsi y el almacn de
capullos de seda de Koza Han,
ambos junto al mercado
cubierto de Bedesten.
Los magnficos baos termales
de elik Palas.
Las cercanas playas de
Armutlu, Kumla o Gzelyali,
en el mar de Mrmara.
la historia de Diyarbakir, funda-
da como Amida en el siglo XIII
aC. Lo que ha permanecido inal-
terado a lo largo de los siglos es
la calidad de sus sandas, que
eran transportadas en camello ya
que llegaban a pesar cien kilos y
se cortaban con una espada.
quel que se acerca en noviembre a Bursa
se da de bruces con el festival anual del
teatro de sombras Karagoz. Bajo su aspecto
inocente se esconde una fuerte carga de crti-
ca social, en otros tiempos nica va de escape
del pueblo llano en su crtica a los sultanes,
cuyos mausoleos se encuentran en esta ciu-
dad que en su da fue primera capital del
imperio otomano y cuna de la cultura turca
actual. Una crtica, por cierto, que no siempre
acababa bien. Segn la leyenda, Karagoz y Ha-
civat trabajaban en la construccin de una
mezquita pero perdan el tiempo entre chistes
y peleas, y el sultn Orhan Bey les cort la
cabeza para acabar con sus risas. Uno de ellos
leg su nombre a este teatro que hunde sus
races en China y el lejano Oriente, demos-
trando que Anatolia, por encima de todo, ha
sido y es puente entre dos mundos. Sirven de
La ciudad vieja de Bursa / MURAT TANER.
A
ejemplo la industria de la seda que lleg de
China en el siglo IV aC o la del automvil, que
de la mano de los franceses de Renault y los
italianos de Fiat dieron relevancia al lugar en
los 70 con la fabricacin del utilitario Murat.
Para visitar
Santa Sofa, hoy
desacralizada y
considerada museo, y la
mezquita Azul, separadas
entre s por una
explanada cubierta de
jardines, muy animada.
Las antiguas cisternas
de la ciudad, autntico
palacio sumergido
construido por el
emperador bizantino
Justiniano, con una gran
columnata que parece
flotar en el agua.
Navegar hasta la torre
de Leandro o Kizkulezi,
conocida por su aparicin
en una pelcula de James
Bond, desde donde se
obtiene una gran vista
de la ciudad y el mar
de Mrmara.
El palacio de Topkapi,
en especial la sala donde
se guardan las reliquias:
el brazo y el crneo de san
Juan, la vara de Moiss, la
barba de Mahoma
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120 VANGUARDIA | DOSSIER VANGUARDIA | DOSSIER 121
para saber ms viajes
Josep M. Palau Riberaygua. Periodista especializado en viajes y profesor de la Universidad Pompeu Fabra
de Barcelona.
n las calles de Diyarbakir hay muchos
nios, casi tantos como metros de muralla
de basalto rodeando la ciudad a la orilla del
Tigris. Los chicos, a diferencia de los adultos,
son amistosos, incluso demasiado, mientras
las calles lucen adoquinadas, con fachadas
aejas, transitadas por hombres vestidos con
bombachos y mujeres que se cubren con man-
tos negros. De repente nos cruzamos con algu-
nos personajes con chilaba, otros con el keffiyeh
ms propio de pases como Iraq. Porque Diyar-
bakir es, por vocacin y situacin geogrfica,
ciudad de frontera. A veces, incluso frontera
interior: no en vano es aqu donde se concen-
tra una cantidad impresionante de poblacin
kurda, hasta el punto que muchos la conside-
ran la capital de facto del Kurdistn. El com-
ponente armenio hace tiempo que fue borrado
del mapa, literalmente, durante el genocidio
vivido en el imperio otomano durante la Pri-
mera Guerra Mundial. El trasiego de etnias y
culturas es, por tanto, la nota caracterstica de
l puente suspendido sobre el Bsforo y que
une la parte europea de Estambul con la
asitica, proyecta sus luces cambiantes sobre las
terrazas de Ortaky. El barrio estuvo de moda en
el siglo XIX, cuando los sultanes empezaron a
construir palacios en las riberas, y hoy es el epi-
centro de la diversin nocturna, con clubs exclusi-
vos como el Reina, donde la gente guapa hace cola
los fines de semana y se escucha a todo volumen
una mezcla de chill out con incursiones en la dis-
cografa de Lolita Flores. Los acordes flamencos
tambin resuenan en los callejones que van a dar
a Istiklal, no muy lejos de donde se instalaron los
genoveses en la Edad Media. A altas horas de la
noche, all aparecen los puestos que ofrecen meji-
llones aderezados con limn. Un poco ms all se
levanta el monasterio Mevlevi, donde los msticos
girvagos, seguidores de la interpretacin suf del
islam, ejecutan una danza que se vende como
folclore o acto cultural pero que es seguida con
autntica devocin por los asistentes. Las mujeres
se cubren aqu la cabeza con un pauelo, lo mis-
mo que en el caf Pierre Loti, justo donde termina
el Cuerno de Oro. Se llega hasta l en un funicular
y resulta difcil ver algn turista sentado en sus
mesas, tal vez porque en ellas no se sirve alcohol.
Sin embargo, el ambiente, las vistas y el caf con
poso, servido junto con un vaso de agua y una
bolita de resina de Samos, respiran autenticidad.
En una ciudad que ha hecho del contraste su
carta de presentacin, queda abierto el debate so-
bre si an pesa ms el laicismo impulsado en 1923
por Mustaf Kemal, Atatrk, frente a la ortodoxia
musulmana. Pero Estambul siempre se ha defini-
do por su pragmatismo; no en vano, los magnfi-
cos mosaicos de pan de oro que decoran las pare-
des de Santa Sofa se salvaron al ser cubiertos con
una capa de yeso que convirti la iglesia en mez-
quita en slo tres das, tras caer en manos turcas.
E
ESTAMBUL
Un contraste pragmtico
Magnfico interior de la mezquita Azul o del Sultn Ahmed / SLOW IMAGES
DIYARBAKIR
La capital kurda del Tigris
BURSA
Cuna de la cultura turca
E
Para visitar
Un recorrido alrededor de las
murallas erigidas por Constantino II.
La Ulu Camii, mezquita de planta
rectangular ms usual en la
arquitectura rabe, y la Kasim
Padisah, con un minarete
soportado sobre cuatro columnas.
El Deliller Han, antiguo caravasar
reconstruido como hotel.
La iglesia ortodoxa de Meryemana
Kilises, que custodia las reliquias del
apstol Toms. La Gran Mezquita (Ulu Camii) / GETTY IMAGES.
Para visitar
La mezquita de Yesil, la mayor
de Bursa. Edificada por Mehmet
I, representa el paso del estilo
persa a uno genuinamente turco.
El Bat Pazan o mercado del
Ganso, donde encontrar de
todo, excepto gansos.
Los talleres y tiendas de
marionetas Karagoz en Eski
Aynali Carsi y el almacn de
capullos de seda de Koza Han,
ambos junto al mercado
cubierto de Bedesten.
Los magnficos baos termales
de elik Palas.
Las cercanas playas de
Armutlu, Kumla o Gzelyali,
en el mar de Mrmara.
la historia de Diyarbakir, funda-
da como Amida en el siglo XIII
aC. Lo que ha permanecido inal-
terado a lo largo de los siglos es
la calidad de sus sandas, que
eran transportadas en camello ya
que llegaban a pesar cien kilos y
se cortaban con una espada.
quel que se acerca en noviembre a Bursa
se da de bruces con el festival anual del
teatro de sombras Karagoz. Bajo su aspecto
inocente se esconde una fuerte carga de crti-
ca social, en otros tiempos nica va de escape
del pueblo llano en su crtica a los sultanes,
cuyos mausoleos se encuentran en esta ciu-
dad que en su da fue primera capital del
imperio otomano y cuna de la cultura turca
actual. Una crtica, por cierto, que no siempre
acababa bien. Segn la leyenda, Karagoz y Ha-
civat trabajaban en la construccin de una
mezquita pero perdan el tiempo entre chistes
y peleas, y el sultn Orhan Bey les cort la
cabeza para acabar con sus risas. Uno de ellos
leg su nombre a este teatro que hunde sus
races en China y el lejano Oriente, demos-
trando que Anatolia, por encima de todo, ha
sido y es puente entre dos mundos. Sirven de
La ciudad vieja de Bursa / MURAT TANER.
A
ejemplo la industria de la seda que lleg de
China en el siglo IV aC o la del automvil, que
de la mano de los franceses de Renault y los
italianos de Fiat dieron relevancia al lugar en
los 70 con la fabricacin del utilitario Murat.
Para visitar
Santa Sofa, hoy
desacralizada y
considerada museo, y la
mezquita Azul, separadas
entre s por una
explanada cubierta de
jardines, muy animada.
Las antiguas cisternas
de la ciudad, autntico
palacio sumergido
construido por el
emperador bizantino
Justiniano, con una gran
columnata que parece
flotar en el agua.
Navegar hasta la torre
de Leandro o Kizkulezi,
conocida por su aparicin
en una pelcula de James
Bond, desde donde se
obtiene una gran vista
de la ciudad y el mar
de Mrmara.
El palacio de Topkapi,
en especial la sala donde
se guardan las reliquias:
el brazo y el crneo de san
Juan, la vara de Moiss, la
barba de Mahoma
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122 VANGUARDIA | DOSSIER
para saber ms webs
Ainara Gmez. Institut Europeu de la Mediterrnia (IEMed)
otras webs
http://www.stgm.org.tr/
eng/
Sitio web publicado en el
marco de un programa de
la Unin Europea de apoyo
a la sociedad civil en Tur-
qua, con acceso a informes
y entrevistas y una amplia
base de datos de ONG.
http://www.humanrig
htsfirst.org/defenders/
hrd_turkey/hrd_turkey
_3.htm
La pgina web de la Human
Rights Foundation of Tur-
key da acceso a interesantes
informes anuales sobre la
situacin de los derechos
humanos en Turqua.
http://www.unaoc.org/
Pgina de las Naciones Uni-
das dedicada a la Alianza
de Civilizaciones. impulsa-
da conjuntamente por los
presidentes de Espaa y
Turqua.
http://www.monde-dipl
omatique.fr/indexpays/
turquie
Archivo anual de los artcu-
los publicados en Le Mon-
de Diplomatique. Tambin
aparecen artculos de otras
revistas y sobre los temas
kurdo y chipriota.
http://www.webislam.c
om/?sec=noticias&tag=
turquia
Webislam, portal islmico
de referencia en lengua es-
paola, incluye una selec-
cin de noticias de actuali-
dad sobre acontecimientos
de carcter internacional
que tienen a Turqua como
protagonista.
UNIN EUROPEA
http://ec.europa.eu/enlar
gement/candidate-count
ries/turkey/key_docume
nts_en.htm
El rea de Ampliacin de la
Comisin Europea presenta
en esta pgina el perfil gene-
ral de Turqua como pas
candidato a la adhesin, as
como informacin sobre el
avance de las negociaciones.
La pgina ofrece informa-
cin sobre los mecanismos
financieros de ayuda al pas,
enlaces a los principales
documentos sobre el progre-
so de las negociaciones y
noticias de actualidad.
MINISTERIO DE ASUNTOS
EXTERIORES DE TURQUA
http://www.mfa.gov.tr/de
fault.en.mfa
La pagina web del Ministerio
de Asuntos Exteriores de
Turqua presenta los ejes de
la poltica exterior turca, as
como una explicacin por-
menorizada de las relacio-
nes polticas de Turqua con
cada pas y regin del
mundo y con las organiza-
ciones internacionales ms
relevantes.
GLOBAL POLITICAL TRENDS
CENTER
http://www.gpotcenter.o
rg/
El Global Political Trends
Center es una unidad de
investigacin de la Istambul
Kultur University cuyo obje-
tivo es analizar las tenden-
cias contemporneas de la
poltica regional e interna-
cional y estudiar la posicin
de Turqua en el contexto
global actual. Dispone de
acceso a documentos de
investigacin recientes
sobre Turqua y relaciones
internacionales.
BANCO MUNDIAL
http://www.worldbank.or
g.tr/wbsite/external/cou
ntries/
Web del Banco Mundial dedi-
cada a Turqua. Ofrece gran
cantidad de datos recientes
sobre el pas, as como acce-
so a documentos de anlisis
econmico, poltico y social.
FUNDACIN TURCA DE
ESTUDIOS ECONMICOS
Y SOCIALES (TESEV)
http://www.tesev.org.tr/
TESEV es un think tank turco,
no gubernamental e inde-
pendiente, dedicado desde
1994 al anlisis de las cues-
tiones sociales, polticas y
econmicas a las que se
enfrenta Turqua. Su pgina
web dispone de una amplia
base de datos, informaciones
y documentos divididos en
tres secciones: democratiza-
cin, poltica exterior y
buena gobernanza.
ISTANBUL POLICY CENTER
http://www.ipc.sabanciun
iv.edu/eng/
El IPC es un centro acadmi-
co y de investigacin creado
para la mejora de la calidad
y efectividad de la apli-
cacin de las polticas pbli-
cas en Turqua y la regin.
Su web ofrece informacin
interesante sobre las rela-
ciones con la Unin Europea
y Estados Unidos, as como
anlisis en profundidad de
temas candentes en la ac-
tualidad del pas, como la
reforma de la educacin.
ISTANBUL FOUNDATION
FOR CULTURE AND ARTS
http://www.iksv.org/engli
sh
La pagina web de la Fundacin
de Estambul para la Cultura y
el Arte (IKSV) es una impor-
tante plataforma para promo-
ver a nivel internacional el
patrimonio cultural y artsti-
co de Turqua. Fomenta asi-
mismo la comunicacin entre
los artistas turcos y de otros
pases, contribuyendo as a la
creacin de un espacio de
dilogo multicultural.
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Ln undacn Tccnca csLancs ccnprcncLdcs ccn as
pcrscnas, ccn a scccdad. para quc csLc ccnprcnsc sc
naLcracc cn prcyccLcs y rcadadcs, Lraha|ancs a darc a
Lravcs dc rcnc, Lducakcd, ^rLc y Tccnccga, crun y cs
vcunLarcs dc Grupc Tccnca, para nc|crar a cadad dc
vda y cncnLar a guadad dc cpcrLundadcs cnLrc Lcdcs.
lundacin 1eleInica. Un paso mas hacia un IuIuro me|or.
rcnc
Lducakcd
crun
vcunLarcs Tccnca
^rLc y Tccnccga
n pasc nas para quc cs ncs vucvan a scr ncs.
n pasc nas cn a cducacn a Lravcs dc as nucvas Lccnccgas.
n pasc nas haca c dchaLc y c ccnccncnLc.
n pasc nas cn a scdardad.
n pasc nas cn a dusn dc arLc y dc a cuLura.
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