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Dark Rainbow
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Libro electrónico431 páginas6 horas

Dark Rainbow

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Información de este libro electrónico

Jake, era un chico normal de 20 años, salvo por la condición de sus ojos negros heredado por su padre, que eran realmente llamativos y otras veces aterrador para algunas personas, condición que no encontraban explicación lógica ni médica.

Su vida da un giro total, luego de que tres desconocidos, en el cual se encontraba una hermosa pelirroja, aparecen en su casa revelándole importantes sucesos sobre la vida de su padre, la explicación del color de sus ojos y la explicación de diferentes situaciones extrañas que ha vivido; de igual forma, seria reclutado a una organización llamada Dark Rainbow donde descubrirá que su poder tiene que ver con uno de los elementos.

 

Con la práctica diaria iría mejorando sus habilidades, además que comenzaría un idilio con Ariana, pero no todo era color de rosa para él, ya que comenzaría una enemistad con uno de sus compañeros de equipo que podría afectar el rendimiento de todo el grupo.

 

Luchando juntos, tanto dentro como fuera en una batalla final contra Lucas y sus seguidores, Ariana y Jake dan todo de sí mismos para así terminar con el mal y poder vivir felizmente juntos.

 

IdiomaEspañol
EditorialJ. L. Guedez
Fecha de lanzamiento26 nov 2022
ISBN9798201895167
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    Dark Rainbow - J. L. Guedez

    RESUMEN

    Jake, era un chico normal de 20 años, salvo por la condición de sus ojos negros heredado por su padre, que eran realmente llamativos y otras veces aterrador para algunas personas, condición que no encontraban explicación lógica ni médica.

    Su vida da un giro total, luego de que tres desconocidos, en el cual se encontraba una hermosa pelirroja, aparecen en su casa revelándole importantes sucesos sobre la vida de su padre, la explicación del color de sus ojos y la explicación de diferentes situaciones extrañas que ha vivido; de igual forma, seria reclutado a una organización llamada Dark Rainbow donde descubrirá que su poder tiene que ver con uno de los elementos.

    Con la práctica diaria iría mejorando sus habilidades, además que comenzaría un idilio con Ariana, pero no todo era color de rosa para él, ya que comenzaría una enemistad con uno de sus compañeros de equipo que podría afectar el rendimiento de todo el grupo.

    Luchando juntos, tanto dentro como fuera en una batalla final contra Lucas y sus seguidores, Ariana y Jake dan todo de sí mismos para así terminar con el mal y poder vivir felizmente juntos.

    1. INICIO

    Era una tarde de septiembre, me preparaba para salir a correr como era costumbre desde los diecisiete años, antes de salir de mi habitación, me miré al espejo para comprobar que estuviera bien peinado y al ver mis ojos recordé las preguntas que le hacía a mi padre cuando era niño, sobre de donde él venía y por qué solo nosotros dos teníamos lo ojos negros, si el resto de las personas que conocemos los tiene de otro color, también recordé que siempre me daba la misma respuesta.

    - Vengo de un lugar que queda un poco lejos y allí, los ojos negros son tan comunes como los de otro color aquí.

    No sé si me decía eso para que yo no preguntara más o simplemente me molestaba, al cabo de los años dejo de interesarme y luego de su muerte no seguí pensando más en ello, pero en ese momento, simplemente lo pensé.

    Sin darle más importancia, terminé de acomodarme y me disponía a bajar, cuando me percaté de ciertas voces que se escuchaban fuera de la casa, vivía solo y no era muy normal recibir visitas, las únicas personas que me visitaban eran, mi madre y mis amigos los fines de semana, pero era apenas martes, así que sabía que ninguno de los que siempre vienen podrían ser, además, las voces eran bastante diferentes.

    Mientras me acercaba a la puerta, con mucho cuidado de no hacer ningún ruido, escucho como tocaban el timbre, por la cantidad de voces que escuchaba ahora que estaba cerca, parecía que eran tres personas y, por la voz, deduje que eran dos mujeres y un hombre, que confirmé al ver por el ojo de la puerta.

    Al estar algo oscuro no logré visualizar bien sus rostros, lo que si alcancé a percibir es que una de las chicas, la que estaba más cerca de la puerta, era de piel blanca con el cabello rojizo, el cual llevaba recogido en un muy elegante peinado, sus ojos eran oscuros casi tanto como los míos y cargaba un vestido corto, color dorado con un cinturón negro.

    La otra chica, pude darme cuenta solamente que era rubia, pero no pude distinguir más porque, como si se hubiese dado cuenta que la estaba viendo, se hizo a un lado quedando fuera de mi vista, por último, el hombre que estaba con ellas era robusto, bastante más alto que ellas, y para mi desgracia, se veía más alto que yo, el hombre era moreno y cargaba una camisa blanca con corbata, un pantalón negro y unos zapatos bastante elegantes.

    Pensé que tal vez serian de la iglesia, pero me retracté de la idea al ver a la primera chica de nuevo, no es una ropa que muchas mujeres de la iglesia utilicen, al descartar esa idea, pensé que tal vez iban de camino a una fiesta y se habían perdido.

    Una voz en mi cabeza me detuvo cuando estaba a punto de abrir, la voz era de mi padre que me decía una frase, la cual siempre me la repetía cuando estaba más pequeño – No confíes en nadie -, esa misma frase se repitió en mi cabeza una y otra vez mientras me alejaba lentamente del pomo de la puerta.

    Se me ocurrió la idea de que, tal vez, si no hacía ningún ruido que me delatara que estaba allí, las tres personas se irían sin más, pensando que no había nadie, pero no fue así.

    De forma insistente comenzaron a tocar el timbre hasta que una de las voces, una voz aguda que deduje, era de una de las chicas, habló, no entendí muy bien que fue lo que dijo ya que estaba concentrado en no hacer ruido y también en la forma de escapar en caso de que entraran a la fuerza, pero por el hecho de que dejo de sonar el timbre, lo más probable era que les dijo a algunos de sus dos acompañantes que no tocara más.

    Habían pasado cinco minutos desde que me encontraba ahí en la sala, cerca de la puerta pensando en si abrir o no, las dos mujeres no parecían representar ningún peligro a simple vista, pero no podía decir los mismo de su acompañante que, aunque no logré verlo bien, con su tamaño y porte, intimida a cualquiera y como no era mucho lo que peleaba, claramente saldría perdiendo.

    - Jake por favor, abre, sé que estás ahí - dijo la chica que había escuchado primero, con voz suave y bastante calmada.

    Al escuchar que dijo mi nombre, mi corazón comenzó a latir más deprisa, ¿Cómo es posible que una chica que no había visto nunca en mi vida, supiera mi nombre?, me pregunté al instante mientras intentaba buscar algo que decir, diez segundos después volvió a hablar

    – No tienes que tener miedo, confía en mi – dijo manteniendo el mismo tono de voz que antes.

    - ¿Cómo voy a confiar en ti? si ni si quiera te conozco - pregunté enojado a la desconocida, no sabía porque había respondido, quizás fue el simple reflejo a la pregunta que ella había hecho, o el que ya no tenía caso de estar ahí sin hacer ruido. Sabían que me encontraba ahí y si decidieran entrar a la fuerza, no había nada que pudiera hacer para detenerlos

    Comencé a maldecirme mentalmente mientras el pánico invadía mi cuerpo y sentía como, al mismo tiempo, una sensación extraña recorría cada centímetro de mi piel, extendiéndose por todas partes, que me hacían sentir el cuerpo más pesado que de costumbre.

    - Confía en mí, no te vamos a hacer daño, solo abre y déjanos explicarte quienes somos – dijo la contraria.

    - Qué técnica usan ahora – dije riendo un poco, más por nervios que por otra cosa - ahora usan chicas para que uno se confié y les abran la puerta, y cuando lo hacen ya es historia.

    - Si quisiéramos entrar a hacerte daño o a robar tus cosas, ya lo hubiésemos hecho no crees, porque sé que nos viste por el ojo de la puerta y viste a mi amigo aquí presente – dijo, su tono de voz no cambiaba, parecía destinada a no alterarse con nada que asumiera o dijera, más bien, intentaba hacer que confiara en ella lo suficiente para que le abriera.

    Su voz hizo que la sensación que sentía, disminuyera un poco, y también, sus palabras me hicieran pensar en que tenía razón, el hombre con el que andaban era lo bastante grande como para derribar la puerta de un golpe, aunque tal vez no lo habían hecho para no alertar a la gente del vecindario, pero era casi de noche, no había muchas personas, por no decir que nadie, paseando por la acera o la calle.

    - Está bien, abriré, pero solo entraras tú, entendido – le dije a la chica, no sabía si era la mejor idea, pero fue la única que se me ocurrió en ese momento, si aceptaba, al menos tendría una oportunidad de escapar de ahí tomándola de rehén si el caso lo ameritaba y si se negaba, lo que haría era asegurar la puerta e intentar escapar por la puerta de atrás, tomar cualquier opción era muy arriesgado porque no sabía lo que el hombre podría hacer, pero en ese momento no tenía otras.

    - Esta bien, solo entrare yo, mis compañeros se quedarán afuera – contesta animadamente.

    - Bueno, abriré, que no intenten entrar que tengo... - dije, pero no logré terminar cuando la chica volvió a hablar.

    - Si, no te preocupes, además sabemos que no estas armado – dijo la chica riendo levemente.

    ¿Cómo lo sabían? me pregunté, será que me habían estado espiando desde hace días o solamente está jugando conmigo; intenté dejar de lado cualquier pensamiento y me concentré en la primera alternativa, que era tomarla de rehén para poder escapar si alguno de los dos de afuera hacia algún movimiento de querer entrar.

    Abrí la puerta un poco, lo suficiente para que la chica pasara, pero no para que pasara su amigo, la voz de mi padre volvía a retumbar en mi cabeza con la misma frase y, al mismo tiempo, la sensación volvía a hacerse presente nuevamente.

    2. REVELACIÓN

    La chica entró y rápidamente cerré la puerta colocando seguro, al enderezarme la observé bien, era bastante baja, un metro sesenta a lo mucho, cargaba unas zapatillas bajas que hacían juego con el cinturón del vestido, al verla bien, quede embobado por unos segundos, era bastante bonita, con un cuerpo bastante proporcional a su tamaño y al mirarla a los ojos observé un pequeño rubor en sus mejillas y me di cuenta que la había incomodado, ya que segundos antes la había visto de abajo hacia arriba.

    Al notar su rubor, no pude evitar sonrojarme y para evitar verla directamente, dirigí la vista hacia una pequeña estatua decorativa, que me había regalado mi madre por mi último cumpleaños, el cual estaba en una mesa situada cerca de la puerta, carraspeé un poco y antes de poder hablar, la chica intervino.

    - Disculpa por llegar así de repente, no era ni es nuestra intención molestarte acá en tu casa y mucho menos asustarte – dijo con la misma voz dulce y amable.

    No me había percatado que desde que entró, la extraña sensación había disminuido y conforme siguió hablando, desapareció por completo, volviendo a sentir mi cuerpo como antes.

    – Mi nombre es Ariana – agrego ella sonriendo y extendiendo su mano. Parecía un método para que bajara la guardia, aunque estaba más calmado, igual estaba pendiente de cualquier sonido que pudiera ocurrir afuera.

    La miré nuevamente, ya el rubor, tanto el de ella como el mío, habían desaparecido completamente.

    - Y... yo me llamo Jake, aunque eso ya lo sabes – pude decir y extendí mi mano para estrechar de ella.

    Su piel era suave y delicada, aunque es lo que imaginé al verla, segundos después nos soltamos y la vista de ella comenzó a pasearse por la casa observando todo lo que había allí.

    - Parece que vives bien aquí, bastante cómodo se ve, vives solo, ¿no? – me preguntó mientras seguía observando.

    - ¿Qué es lo que quieren conmigo? ¿Cómo es que conoces mi nombre y donde vivo? – le pregunté, no iba a perder tiempo en responder las preguntas de ella, quería saber que los había traído a mi casa y con qué intención.

    - Bueno, por donde comienzo – respondió de forma pensativa - ¿Está casa era de tú padre no es así? – me preguntó.

    - Si – respondí algo confundido al no saber a qué se debía su pregunta.

    - Bien, te conocemos porque conocemos a tu padre – dijo tranquila – o bueno, mi padre conocía al tuyo.

    - Pero eso no me dice cómo es que conoces mi nombre – le respondí algo intranquilo, ya que nada de lo que decía contestaba a la pregunta -. Mi padre murió hace algún tiempo y, desde que tengo uso de razón, nadie extraño lo visitaba.

    - Mi padre conoció al tuyo cuando él trabajaba en la organización – comentó mientras caminaba hacia uno de los sillones de la casa donde se sentó con las piernas cruzadas –. Ven, siéntate que la historia es algo larga y es mejor estar cómodos.

    Aunque dejar la puerta para sentarme a escuchar la historia no era la mejor de las opciones y ni siquiera había pasado por mi mente esa alternativa, también quería saber la historia, desde hace mucho se había dejado de interesar por la vida pasada de su padre y, de hecho, no había pensado en ello hasta minutos antes de que las tres personas aparecieran, pero ahora ella estaba ahí en la sala, con la promesa de contarme todo y dentro de ese todo debe estar inmersa la historia de mi padre.

    Con algo de desconfianza, me aparté de la puerta para ir a sentarme a uno de los sillones, lo coloqué estratégicamente de modo que mi vista diera a la entrada, así, no me tomarían desprevenido si sus dos compañeros llegasen a entrar.

    - Bien, ahora la historia – le dije luego de sentarme.

    - Como te decía, tu padre, Marcus, trabajaba con el mío en la organización Dark Rainbow – comenzó a contar mirándome, mi cara era entre incredulidad e impresión al escuchar ese nombre tan raro –, mi padre, Oliver, junto con el tuyo eran los mejores de la organización, no había nadie mejor que ellos.

    - Espera, primero que es esa organización, me dices que mi padre trabajaba allí, pero ¿de qué? - le pregunté interrumpiéndola.

    - Cierto, casi se me olvida mencionarlo – dijo ella riendo un poco –. La organización es de guerreros que se encargan de luchar contra la tiranía de Lucas y sus seguidores, o al menos de eso se encarga ahora.

    - ¿Guerreros? ¿Es una broma acaso? – le pregunté –. Y suponiendo que estés diciendo la verdad, que hacia mi padre ahí, a él no le gustaba pelear, de hecho, nos mudamos acá porque era un lugar más tranquilo que donde vivíamos antes – le comenté.

    La chica soltó un suspiro antes de comenzar a contar de nuevo -. Tu padre y el mío era la mejor pareja de guerreros que había, estuvieron a nada de derrotar a Lucas y darnos la victoria a nosotros, pero de un momento a otro, tu padre abandonó la organización, mi padre, que siguió luchando a pesar de todo, murió en manos de ellos y la organización ha perdido prestigio, muchos se fueron al lado de Lucas por miedo a morir, solo quedamos pocos que le hacemos cara aún, pero a pesar de ello, no somos suficientes.

    - Si todo eso es verdad ¿Por qué mi padre los abandonó? – le pregunté, mi cara era de completa incredulidad, no daba crédito a lo que ella decía, todo parecía una historia muy bien fundada para engatusar a cualquiera.

    - Fue por ti que nos abandonó – me respondió –. Tu padre siguió viniendo luego de tu nacimiento, pero dos años después simplemente se fue, y no lo culpo y tampoco a ti, si yo fuera él y tuviera un hijo pequeño también lo hubiera hecho, lastimosamente mi padre no pensaba lo mismo, prefirió morir a retirarse – dijo agachando la cabeza.

    - Bueno lo...lo lamento mucho – le contesté a la chica, ya que si lo que decía era verdad, en parte era mi culpa.

    Aunque sonaba muy inventado, estaba comenzando a aceptar el hecho de que mi padre tal vez si trabajaba en esa organización porque, por lo poco que me acuerdo, ya que tendría apenas dos años y también lo que mi madre me dijo cuando mi padre murió, que él se iba semanas a viajes de trabajo y siempre volvía algo distinto; además de ello, con algunos golpes y cicatrices.

    Ella levantó la vista y sonrío, no era una sonrisa alegre como la primera con la que llegó, era una más triste, que hacía notar que aún le causaba pesar que su padre no estuviera con ella, una sonrisa que también transmitía que no tenía que disculparme por nada.

    - Y a todo esto – dije intentando cambiar a otro tema -. ¿Para qué me buscas a mí? – le pregunté de forma curiosa.

    - A lo que iba perdón – dijo limpiándose una pequeña lagrima que le había rodado por su mejilla al contar lo que había sucedido –. Al tú ser hijo de Marcus, tienes sangre de guerrero así que vine para reclutarte a la organización y que nos ayudes.

    Al escucharla, mi cara paso de curiosidad a incredulidad, yo un guerrero, ni por la más mínima neurona de mi cerebro se me había cruzado tal idea, ni pelear sabía muy bien y ahora ella quiere que me convierta en guerrero para luchar contra alguien que mató al padre de ella.

    - Espera, ahí creo que me estas confundiendo, yo ni se pelear, como voy a convertirme en guerrero – le dije de forma incrédula.

    - ¡Así es! - exclamó ella -. Tú tienes sangre de guerrero en las venas, lo sé por el color de tus ojos y puedo asegurar que serás mejor que muchos, desde hace tiempo no se ve a alguien con unos ojos como los tuyos – dijo intentando no mostrar muchas emociones, aunque pude notar que había un toque de emoción en su voz y expresiones.

    Me quedé pensando por unos segundos mientras veía a la chica, en sus pupilas, las cuales eran negras también, aunque no tanto como las mías, se veía un brillo y de repente comenzó a pasar por mi mente diferentes escenas en lugares que nunca había visto en la vida.

    Primero, una ciudad que parecía haber sido devastada por una especie de guerra, luego aparecieron otras más, un campo de tierra, con personas peleando con diferentes armas y por lo que pude darme cuenta, algunos hasta lanzaban rayos, llamas y agua con sus manos, parecía como estar viendo una película de ciencia ficción o algo parecido.

    Luego apareció otra escena, en esta estaban como en una reunión, pero no eran exactamente una reunión de una empresa para decidir cómo hacer para dar publicidad a una marca si no, que había hombres y mujeres con armas en su espalda o frente a ellos en la mesa, era como si se estuvieran preparándose para la guerra y en esa misma escena, antes de desvanecerse, vi la silueta inconfundible de mi padre.

    Estaba completamente asombrado mirando ahora otra vez los ojos de la chica, quien no se había movido, no sabía cuánto había durado viendo todas esas escenas pasar por mis ojos, podrían haber sido solo segundos como también algunos minutos, no comprendía muy bien todo eso que había pasado.

    - Esos eran... - comencé a decir.

    - Recuerdos de mi padre – completo ella asintiendo -. Antes de morir, una de las personas que trabajan para la organización, que tiene el poder de extraer recuerdos de las personas, lo hizo con mi padre y años después, cuando cumplí dieciocho, los traspasaron a mí, pero no solo eso, los pasan de generación en generación así que, son todos los recuerdos de mi generación los que viste – me comentó.

    Ya estaba convencido de que definitivamente no era una broma de mal gusto ni que se inventó toda esa historia, aunque podía haberlo hecho, esas escenas muy difícilmente las pudo haber inventado.

    - ¿Ahora si me crees? – me preguntó, otra vez con voz dulce y amable.

    - Bueno con todo eso es difícil no creer – dije aun perplejo ante lo ocurrido hace unos instantes.

    - ¿Ahora si mis acompañantes pueden pasar? – me preguntó sonriendo.

    Su pregunta me saco de onda, estaba todavía analizando lo que acababa de ver, simplemente asentí y me levanté para ir a la puerta, aún me daba algo de miedo el dejar pasar a dos extraños a la casa y más cuando uno me doblaba en físico, pero ya no había vuelta atrás, al llegar les abrí para dejarlos pasar.

    3. CONFUSIÓN

    Luego de abrirles, todos se sentaron en la sala, cada uno al lado de Ariana y me dirigí nuevamente al sillón donde estaba en un principio, al estar ahí, pude notar bien a cada uno de ellos.

    La chica rubia era de estatura media, más alta que Ariana pero más baja que yo, aproximadamente un metro sesenta y seis calculé, su piel era blanca, su cabello era liso y le llegaba un poco más abajo de los hombros, a diferencia de la primera, ella llevaba una chaqueta de cuero marrón, con una blusa blanca debajo, unos pantalones negros que, a simple vista, parecían ser del mismo material que la chaqueta, y unas botas negras.

    El hombre, a quien ya había detallado antes, era de cabello castaño oscuro un poco más claro que el mío, en un principio había pensado que tenía el cabello negro, pero al ver ahora que estaba dentro de la casa, pude detallarlo mejor.

    Media aproximadamente un metro ochenta y siete o tal vez un poco más, era bueno calculando el tamaño de las personas con solo verlas, una cualidad a la cual no le tomaba mucha importancia.

    Ambos, al igual que Ariana y yo, tenían los ojos negros, así que no tenía muchas preguntas que hacerles y simplemente me dispuse a escuchar lo que iban a terminar de decir con respecto a su visita.

    - Bueno, ellos son mis compañeros, Alex e Isis, ambos trabajan también en la organización, que creo que ya lo habías deducido – dijo Ariana retomando nuevamente la palabra luego de la pausa.

    Obviamente era lo más lógico, si venían con ella era de suponerse que trabajaban en la misma organización, así que solo asentí para no hacer ningún comentario que la ofendiera de alguna forma y tampoco sonar sarcástico.

    - Bien, ¿Tienes alguna pregunta qué hacer? – me preguntó.

    - De hecho, si, ahora que lo dices – dije, había estado preguntándome desde que comencé a hablar con ella, que tiene que ver los ojos negros con la organización, así que en mi mente formulé la pregunta antes de decirla para que fuera clara –. Bueno, me preguntaba, ¿a qué se deben los ojos negros? – le pregunté mientras alternaba la vista en los tres para al final posarse en Ariana, la cual ya había comenzado a responder.

    - Bien, me imaginé que algo así ibas a preguntar – dijo calmadamente –. Los ojos negros significan que tienes un poder especial dentro de ti.

    - ¿Poder especial? – pregunté algo perplejo, había pensado una respuesta ante cualquier tipo de respuesta que ella diera, pero esa no la había imaginado.

    - Si, un poder especial, algo enteramente tuyo que te hace ser diferente a los demás – contestó Isis, quien hasta ese momento no había hablado.

    - Es decir, todos ustedes tienen ese poder especial que mencionas ¿no? – pregunté, que cuando lo hice me pareció innecesario ya que era lo más obvio teniendo en cuenta lo que habían dicho ellas.

    - ¡Así es! – exclamó de nuevo la chica rubia –. Y no solo nosotros tenemos ese poder, tú al parecer también lo tienes – agregó calmadamente.

    - ¡Pero, yo no tengo ningún poder especial! – exclamé algo desconcertado –. Si así fuera, ¿creen que no me habría dado de cuenta? – les pregunté.

    - ¿Seguro que no te ha pasado nada fuera de lo normal? – me preguntó Ariana.

    Su respuesta me hizo dudar y recordé que aproximadamente hace cinco años, había tenido una discusión con un chico que se burlaba de mi en el colegio, mi enojo aquella vez, fue tan grande que sentí algo recorrer por toda mi piel y, en ese momento, las ventanas del salón se rompieron en mil pedazos.

    En otra ocasión, sin ninguna explicación, desperté en mi cama con las sábanas quemadas, recuerdo que fue un sueño que me lleno de ira y tristeza a la vez.

    - Ahora que lo dices – dije y les conté esas dos situaciones que me habían pasado.

    En ese momento los tres se miraron dejando notar una sonrisa en sus labios, antes de volver a verme. Era tan extraño y perturbador para mí, todavía me encontraba en shock de no entender que sucedía por completo. 

    - ¡Woooww! ¡Eso es totalmente increíble! - dijo Ariana -. Aunque lo de las ventanas pudo ser una expulsión simplemente de energía, pero lo de las sábanas quemadas significa que posees la capacidad de fuego o de rayos, ya que son los únicos poderes que dejan quemaduras sobre alguna superficie - explicó ella nuevamente.

    Saber todo eso de golpe me abrumaba y pensar en ello como una posibilidad, me hacía doler un poco la cabeza.

    - Sabemos que es mucha información – dijo suavemente -, no esperamos que comprendas todo de una vez.

    - Pero lo que si queremos que entiendas – intervino Alex –. Que ahora mismo necesitamos toda la ayuda posible que puedas darnos.

    - Claro, me gustaría ayudar, pero, yo nunca he peleado y mucho menos con una espada – les dije. - ¿Cómo podría ser una ayuda para ustedes?

    - Eres hijo de uno de los mejores guerreros que tuvo la organización, como seguro la señorita Ariana te mencionó, la sangre de guerrero corre por tus venas – contestó el hombre.

    - Bueno, podría intentarlo – dije no muy seguro.

    Antes de continuar con la conversación, se apagaron todas las luces dejando la casa sumida en una completa oscuridad, era algo extraño, no el hecho de que se haya cortado la energía, sino más bien, el hecho de que la casa haya quedado completamente oscura de la nada, teniendo en cuenta que, había ventanas por donde se podría filtrar la luz de la luna y de la calle.

    - Que extraño – pensé en voz alta, pero antes de continuar, Isis, que era la que estaba más cerca de mí, colocó su mano en mi boca, evitando así que continué hablando e hizo una señal que guardara silencio, asentí rápidamente y ella retiró su mano, no sabía que sucedía, pero por la expresión de los tres, lo más seguro es que no fuera nada bueno.

    Fuera de la casa se comenzaron a escuchar voces de bastantes personas acercándose a ella, alrededor de seis voces distintas por lo que pude notar, de repente se callaron todos y comenzaron sonar como disparos chocando contra las paredes externas de la casa, no eran disparos normales, era más bien como si lanzaran rayos contra ella, el ambiente dentro se volvió un caos, los cuatro nos lanzamos al suelo inmediatamente, aunque en mi caso, fui jalado por Isis antes de poder reaccionar.

    Toda la casa temblaba, no tenía idea de que era lo que sucedía afuera ni de quien eran las voces que había escuchado antes, volteé a ver a donde estarían Ariana y compañía, pero no estaban ahí, ahora me encontraba completamente solo, tirado boca abajo en la sala de la casa mientras cuadros, estatuas, libros caían por todos lados por consecuencia de los estallidos e impactos que ocurrían en ese momento.

    Cerré los ojos y pensé en que tal vez sería un sueño y que la conversación que tuve con las chicas hace un instante nunca pasó, que todo ha ocurrido en mi mente mientras estaba dormido, en ese momento era lo que pensaba porque no podía ser que estuviera con tres personas más en una misma sala y de pronto, simplemente desaparecieran.

    Un movimiento repentino, como que me levantaran, hizo que volviera a la realidad, abrí los ojos y me di cuenta que estaba siendo cargado por Alex mientras corría hacia la puerta trasera que ya se encontraba abierta.

    Al salir, observé que, a ambos lados de esta, había dos hombres en el suelo, no parecían heridos, pero tampoco noté algún indicio que me dijera que estaban respirando.

    - ¿Qué sucede? – le pregunté al hombre, pero él no decía nada, simplemente corría alejándonos de la casa.

    Cuando ya estábamos algo lejos, observé como salía humo y llamas rojas por las ventanas, en ese momento solo podía observar desde el hombre de Alex, como la casa en la que había vivido gran parte de mi vida, donde tenía muchos recuerdos, se quemaba y no había nada que podía hacer.

    4. UN VIAJE INESPERADO

    Luego de varios minutos de silencio, donde el único sonido eran los pasos de Alex al pisar la tierra, escuché las voces de Ariana e Isis un poco más adelante, era extraño, tal vez siempre estaban adelante corriendo y no había notado sus pasos al estar sumergido en mis pensamientos.

    Finalmente nos detuvimos y Alex me bajó, comencé a observar a mi alrededor para ver donde estábamos, me di cuenta que estábamos en un campo que se encontraba casi afueras de la ciudad, aproximadamente a dos kilómetros de distancia de donde era mi casa, como era posible que en tan poco tiempo recorriéramos tanto terreno.

    - ¿Estas bien? – me preguntó Ariana viendo que estaba un poco desorientado.

    - Si ¿ustedes están bien? – Les pregunté, pero luego recordé lo que había sucedido, en medio del caos, me habían dejado solo, lo que no sabía era por qué lo habían hecho o que sucedió en los escasos segundos que tuve cerrados los ojos –. Me habían dejado solo allí – les reclamé airadamente.

    - Tal vez lo viste de ese modo, pero no fue así – dijo ella con su mismo tono de voz suave, para ella era una manera de tranquilizarme.

    - ¿Cómo que no fue así? – le pregunté enojado –. Los busqué con la mirada y no estaban, se habían ido y me habían dejado ahí a la suerte.

    - No fue así como sucedió – vuelve a decir ella.

    No había cambiado su tono de voz, seguía hablando con la misma calma y tranquilidad, como era posible que aun, después de todo lo que sucedió, mantuviera la misma serenidad, tal vez era algo normal para ellos, algo que les sucedía seguido y estaban acostumbrados, pensé.

    - Si, al comenzar todos nos arrojamos al suelo al igual que tú, pero de una vez, pensamos cual era la mejor vía de escape y la única salida era la puerta de atrás – comentó -. Luego de asegurarnos que podíamos escapar sin problemas por ahí, Alex fue a buscarte.

    - ¿Pero que fue todo eso? – Les pregunté mirando a cada uno, al ver al hombre, noté que tenía un pequeño corte en un brazo, no parecía muy grave, pero si era reciente por lo que supuse que algunos de los dos hombres que estaban en la puerta desmayados, lo provoco.

    - Aun no lo sabemos – comentó Isis –. Puede que nos hayan estado siguiendo sin que nos diéramos cuenta o te estaban vigilando.

    - ¿Has visto a alguien extraño en los últimos días? ¿Alguien que no era nada común verlo por tu vecindario? – me preguntó Ariana.

    - Pues no, a todos los que veía siempre frecuentaban por allí, aunque – dije y en ese momento recordé que hace poco se había mudado alguien nuevo al vecindario –. Hace unas semanas se mudó alguien a unas cuantas casas de distancia de la mía, no era una persona particularmente extraña, era como todos los demás.

    - Puede ser algún infiltrado de Lucas y si nos vio llegar, le aviso – comento Alex, su voz era bastante grave, aunque era lo que suponía, así que no me impresiono mucho.

    - Si, sea como sea, hay que volver a la base, no estamos seguros aquí, es muy abierto y además es de noche, nos pueden agarrar por sorpresa por cualquier lado – dijo Ariana para luego ponerse en marcha.

    Luego de esa pequeña parada para hablar sobre lo sucedido, comenzamos a caminar en dirección a la calle más próxima que se encontraba como a kilómetro y medio en dirección norte, no sabía dónde era la base, ni que tan lejos quedaba y mucho menos en que nos iríamos hacia ese lugar, pero para no hace preguntas, simplemente los seguí en silencio.

    ––––––––

    Caminamos por alrededor de cuarenta minutos cuando nos encontramos con un estacionamiento de un pequeño centro comercial, ninguno había dicho nada más desde que comenzamos a caminar, era un silencio que no decía nada pero a la vez decía mucho, supuse que estarían preocupados por la situación que sucedió en mi casa, seguro habían sido precavidos al llegar y no esperaban ninguna visita repentina, aunque era lo que me imaginaba que estaban pensando, igual estaba esperando que hablaran más, que dijeran alguna cosa que fuera importante o, al menos, decirme como nos movilizaríamos.  

    - A todo esto ¿Cómo llegaron ustedes a mi casa? – Les pregunté de manera curiosa, no se me había ocurrido preguntar antes porque había asumido que habían llegado en auto, pero no estaba completamente seguro ya que no había escuchado ninguno detenerse en frente.

    - Llegamos caminando –

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