Resaca. Salir anoche un rato, beber, reírse. ¿Venga, la última? Se dice la penúltima, nunca la última. Ah, guay, así me bebo un par más. Bueno, qué, ¿echamos la penúltima y nos vamos? No, yo la última ya, que llevo cebollazo, jijiji. ¿En qué quedamos? ¿No era que siempre es la penúltima?
Y por esa regla no entramos en la excepción: copas de más. Llegar a casa de lado, ji-ji-ja-ja y echar un polvo alcoholizado que quizás estuvo bien. Yo creo que están bien esos polvos con tanto descontrol, desinhibición y risa. Si logrará acordarme... No ya del polvo físico en sí; de la sensación. Pero no, lo que ayer debió estar bien hoy es una laguna emotiva. Laguna de tal calibre que escribo esto porque restos secos de semen en mi estómago me han hecho exclamar al ir a mear tras levantarme: "Ahí va, si anoche follamos, por lo visto".
Resaca.
Hay personas que no saben lo que son. Mi amada no sabe que ella es sindicalista o vendedora de zoco de la morería, alguna de esas dos cosas. Mi amada se pasa la vida negociando conmigo, de tal manera que cosas que me sacaría sin negociar las negocia, por gusto suyo sin duda, y pierde algo en la negociación. Me da igual que lea esto; no puede evitarlo.
Resaca. Cara de zalamera e inicia la negociación: "si vas tú a comprar hago yo una comida muy buena". Se me ocurre negociar con el término "comida" y sus implicaciones. Se me ocurre, pero no lo hago. No, mejor no forzar resacosos esas bromas que están demasiado en el límite del si me sienta mal o no.
Ufff. ¿A comprar? ¿Al Mercamona? Ufff...
(¿Seguro que no debiera negociar con las implicaciones del término "comida"? No sé yo si mi inseguridad no me está haciendo perder algo bueno...)
Alguien tiene que ir... Va, venga, voy. Ah, pues si vas tú aprovecho y te hago una lista, te llevas el carrito y... ¿Para qué me voy a llevar el carrito? Para que traigas, ya de paso, una garrafa de aceite de 5 litros y así ya no hay que comprar en tiempo y...
("Una comida muy buena", "una comida muy buena", "una comida muy buena". ¡Aparta ese pensamiento de mi mente, Satanás!)
... traes también 2 ó 3 de leche de paso y...
Vale, vale, vale, vale... hazme la lista, calla ya, mujer, por favor, calla, vale, voy.
Resaca. Sensación de flotabilidad no grata. Inconcreción en mis movimientos. Toma, coge el carro, aquí está la lista, el arroz acuérdate que es el de los lagos canadienses. ¿Pero tú te crees que en los putos lagos canadienses habrá una manada de indios majaretas cultivando arroz, joder? Es que les ponen un nombre bonito a las cosas y os las venden por el nombre. Si, ya, pero que sea de los lagos canadienses.
Cojo el carro. Ascensor. La calle, qué frío hace, se está la mar de bien en la calle, el fresco parece mejorar la resaca. ¿Estará hoy en el Mercadona la cajera que me pone? Vaya, mira, por ahí viene Fulanito.
- ¿Qué pasa, Descla, que vas a comprar?
- No, coño, llevo el carro porque me han dicho que así ligo más; está de moda el hombre sensible que ayuda en casa y esas cosas...
- No, ya, si cuando te he visto el carro es lo que he pensado...
- ¿Qué pasa con el puto carro? ¡Ahívalahostiaaaa!
- ¡Hostia, qué carro! ¿Pero dónde fabricarán estas putas cosas?
- ¿No me jodas que no lo habías visto?
- ¿Qué coño voy a ver yo esto? Me ha dicho María que vaya a comprar y me ha endilgado la puta nave de las galaxias esta y ni lo había mirado...
- No, pues te queda bien, te hace juego con... con la chaqueta mismo, jua, jua, jua.
- Y a ti te hace juego tu, tu, tu...
Resaca, no estoy en forma, no me sale algo extremadamente agudo y ofensivo y cagarme en su puta madre está demasiado visto. Mejor cambio de tema.
- Bueno, qué, ¿cómo vas?
- Bien, bla bla bla.
...
- Venga, pues ya hablamos.
- Venga. Oye, es monísimo el gatito ese que se asoma por el carro, eh.
- Vale, ya me he cagado en tu puta madre, la que hacía lésbicos incestuosos con la sucia puta de tu abuela. ¿Era eso lo que ibas buscando, no?
- ¡Jajajajajajajaaaaaaa! Venga, tío, nos vemos.
- Venga.
¿Me está mirando todo el mundo? A la inseguridad de la resaca se suma el factor "llevouncarrodechicafrancamenteridículo". ¡Bah! ¿Acaso le voy a dar yo importancia a esas cosas? ¿Es que no soy un tío que se pasa esas gilipolleces por el culo? La verdad es que el carrito de los cojones es ridículo con ganas. ¿Estará la cajera que me pone? Ay, Dios mío, no, por favor que no esté, por favor, por favor, por favor... ¿Me está mirando todo el mundo? ¿Y esta mierda qué es, como para conservar los congelados? ¿Está como forrado para aguantar el frío, no? Dios: siempre he mentido; toda la vida he creído en ti; me hacía el chulo en público cuando me decía ateo, era por hacerme el interesante, el rebelde y tal. Dios, creo en ti: si haces que no esté la cajera te adoraré para los restos. Satanás: si te interesa un alma, ya sabes: que no esté la cajera... No hay que desestimar ninguna opción.
Entro en el supermercado. Perfecto: está la cajera que me pone. Hoy me parece que no voy a jugar mucho a las miraditas de punta a punta del supermercado. Perfecto: ella me ve entrar, le noto en el rostro que le gusta verme, un cambio de expresión muy leve, pero no por disimulado no perceptible para mí o son mis ganas. Ni mis ganas ni mis pollas: ha dirigido la mirada al carrito. Me cago en su puta madre. Creo que está hoy más guapa que nunca, ademas. Hoy justamente que yo soy un hombre hundido, maltratado por la vida, un hombre víctima de un carrito de la compra de la puta mierda. Un hombre que ya ni merece el nombre de hombre. Un hombrecillo ridículo, acomplejado y que hace la compra muy deprisa, pensando que todo el mundo mira el ca-rri-to-de-la-pu-ti-ta-mier-de-ci-ta.
No. Por primera vez desde hace mucho tiempo no me pongo en la cola de la cajera que me pone y me pongo en otra. Si se siente defraudada no lo sé, porque por primera vez desde hace mucho tiempo no la miro de soslayo. Puntillazo: la cajera en la que me he puesto, cuando me acaba de cobrar me dice: "¡Qué carro más mono!"
Le respondo a la muy XXXXXXXXXXXXXXXXX, o más bien le farfullo un: "sí, je-je-je. Se lo regaló a mi mujer su sobrina pequeña, je-je-je".
Mi amada en los fogones haciendo "una comida muy buena". Se ha matado de la risa cuando le he comentado que cómo se le ocurre tener un carro de la compra así. ¡Pero si es monísimo!, dice. Las mujeres están enfermas, me da igual que me denuncien las feministas; lo que es, es.
- Comemos tarde y así vamos luego a la mani, ¿vale?
- ¿Qué le vamos a hacer otra vez de comparsa a los vendidos de ugeté y comisiones? ¿Les vamos a poner la coreografía obrera para seguir legitimándolos?
- Hay que ir, no es por ellos...
Es lo malo del maltrato: si no lo cortas la primera vez se convierte en un suma y sigue. Por lo menos me doy cuenta: no he interiorizado que "son cosas que pasan y en todas las parejas es así": sé que soy un hombre maltratado.
El Desclasado ha hablado sin pedirle permiso a su amada, aún no está todo perdido, aún me queda algo de dignidad.