¿Qué hacer después?
Perder a un ser querido es complicado. Si como el cura que ofició la misa funeral dijo, esta persona era una “profeta de la esperanza y de la alegría”, más aún, porque tal como está el mundo, andamos necesitados de personas optimistas a nuestro alrededor, que siempre tengan para ti una sonrisa y una palabra amable. Si quien se va es una de esas personas, el golpe es mucho mayor. Te pones a pensar que querrías haberle dicho más a menudo cuánto la apreciabas, y haber pasado más tiempo con ella. Pero nunca pudiste imaginar que tu amiga se iba a marchar de repente, sin avisar. Que el destino nos la arrebataría sin darle tiempo siquiera a despedirse. Y te surge otra incógnita, que queda en la sombra. ¿Qué hacer con el rastro que esa persona ha dejado al fallecer? La hipoteca, la casa, los contratos de luz, agua y gas, la ropa, todas las posesiones materiales... Mucho papeleo, que probablemente solo contribuye a alargar el dolor de forma innecesaria. Pero en nuestros días hay algo llamado ...