No, no voy hablar de apartamentos en primera línea de playa, fruto de la especulación urbanística que tanto daño ha hecho al litoral español entre la década de los sesenta hasta la actualidad. Voy hablar de otros individuos que viven en la zona marítimo terrestre de nuestras costas y que precisamente ni especulan ni destrozan el entorno, todo lo contrario, forman parte de un ecosistema en el que coexisten estos y el medio dando lugar a un hábitat de gran riqueza.
Nos centramos en un territorio que consiste en pinares costeros limítrofes con áreas de playa y la zona intermareal. Cuando hablamos de playa es común que la asociemos a especies marinas, como peces, algas y miles de invertebrados marinos que viven en la zona que temporalmente queda inundada por las mareas. Pero cuando nos situamos en litorales que aún no han sido víctimas de la especulación urbanística, y esperemos que no llegue nunca, y que además van acompañados de pinares bien conservados, aparte de las especies marinas encontramos también otras especies asociadas a medios terrestres y que le dan aún más riqueza si cabe.
Ello nos lo demuestran los numerosos indicios de fauna carnívora que encontramos al caminar por estos interesantes enclaves. En un sosegado paseo parándonos y observando, dimos con una serie de rastros curiosos de esta fauna y que resultan interesantes de interpretar, los comento a continuación.
Ya adentrados en la zona de pinar encontramos esta escarbadura donde un detalle nos desveló directamente a su autor, justo delante de ella se había quedado impresa la huella de un zorro. Por el tamaño de la escarbadura posiblemente el zorro quiso desenterrar algún invertebrado que seguramente llegaría a formar parte de su dieta.
Escarbadura de zorro (Vulpes vulpes) donde ha dejado impresa una huella.
A través de los excrementos podemos averiguar la alimentación que tiene una especie concreta en un momento determinado. Este excremento también de zorro estaba compuesto exclusivamente por frutos de enebro, los enebros estaban cargados de ellos, de hecho este excremento estaba justo debajo de uno. Se ve que en esta fechas en esta zona de la costa los enebros deben cobrar gran importancia en la dieta del zorro, aunque por los restos parece no lo aprovechan demasiado en el proceso digestivo.
Excremento de zorro con restos de frutos de enebro.
Otra escarbadura de zorro nos revelaba otra versión. En este caso una galería había sido desmantelada con tenacidad, lo cual daba a entender que esta vez el raposo debió estar buscando algún micromamífero que vivía en su interior y que seguramente habría detectado gracias a su afinado olfato.
Escarbadura de zorro donde se observa la galería de un micromamífero.
Otra grata sorpresa fue saber que el tejón también campeaba por esta mismísima línea de playa. Encontramos un precioso rastro que seguimos y que nos llevó a sus posibles escarbaduras, algo diferente a las de zorro y conejo ya que es algo más vertical.
Huellas de tejón (Meles meles).
Posible escarbadura de tejón.
No faltaban los indicios de conejos que también abunda en estos densos pinares. Letrinas, escarbaduras y huellas nos lo mostraban durante el camino.
Letrina y huellas de conejo (Oryctolagus cuniculus).
Ya dentro del área de playa, numerosas huellas de zorro nos dan a entender que son asiduos de esta zona y parece que forma parte de sus campeos rutinarios.
Otro indico de su presencia en la zona de playa, fue este enorme excremento que seguramente actuaba como baliza territorial y que estaba compuesto en gran parte por élitros de coleópteros, una presa fácil y abundante en los sustratos arenosos del pinar.
Excremento de zorro compuesto mayoritariamente de élitros de coleópteros.
Pero sin lugar a dudas la gran alegría fue encontrar lo que buscábamos. También la nutria vive en primera línea de playa. Pero mejor dejemos este emocionante capítulo para otro momento...
Huellas de nutria (Lutra lutra).
Como siempre, gracias por vuestra visita.