Observar rastros de fauna no implica solamente la identificación de una huella o la especie que la dejó, conlleva algo más, conocer a nuestra fauna y cómo funciona sin ser vista. Territorios, actividad diaria, cómo se desenvuelve, de qué se alimenta, cómo y cuándo caza, cuándo come, interacciones con otras especies..., en definitiva, obtener conocimientos sobre ella. Digamos que el primer paso será identificar la o las especies, y luego identificar momentos o escenarios.
Cuando tenemos delante un rastro, la mejor pregunta que hay que plantearse es, ¿qué sucedió?. Para ello debemos concentrarnos y no perder detalle no solo del rastro en sí, sino de todos los factores influyentes que rodean a un rastro, ya sean condiciones del entorno, temporalidad... Sin duda es un buen ejercicio de atención.
Se me van quedando en el tintero momentos bonitos que te encuentras en este mundo de observación a través de los rastros. Revisando encontré este en el que todo apunta a una escena de caza, las especies implicadas, una gineta y una rata. Un batiburrillo de huellas de ambas especies en diferentes direcciones y derrapes concentrados en un mismo punto nos sugiere este momento. Si prestamos atención, podremos imaginar dónde se situaron, sus movimientos y como podría haber terminado el entramado.
El mundo de los rastros no solo nos ayuda a identificar especies, nos cuenta historias, historias algunas enigmáticas que le dan ese toque de misterio a esta bonita pasión.