11 años de Cine 9009 en línea.

El próximo 19 de febrero de 2017, Cine 9009 cumplirá once años en línea. Sí, jodíos, cuéntenlos, once en total desde su inauguración en el ya lejano 2006. Y para celebrar, estamos embarcados en una minimaratón de posteos. De manera que entre el domingo 12 y el domingo 19 del febrero que ya mencionamos, habrá un posteo nuevo con una peli nueva cada día, en donde aprovecharemos de repasar algunas que vimos en el cine, y que por un motivo u otro no acabaron publicadas en su día. Y a no quejarse de que llegó demasiado tarde, que ya no las podemos ver en el cine y otras cosas. También está el cable, el streaming, los DVDs para los cuatro gatos que todavía los compran, y... er... well... medios menos legales para conseguírselas. Además, si fuera por eso, no habría posteado pelis de cine mudo que se estrenaron hace sus buenos 90 o 100 años atrás. De manera que... disfruten, y saludos para todo el mundo (eeeeeexcepto para ese perejil de allá... sí, tú, a tí te hablo... el de la IP chistosa... te reconozco, eres el imbécil que no apagó el smartphone el otro día en el cine. Cretino. Pero para el resto, saludos).
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jueves, 8 de noviembre de 2012

"El cuarto poder" (1997).


-- "Mad City". Estados Unidos. Año 1997.
-- Dirección: Costa-Gavras.
-- Actuación: John Travolta, Dustin Hoffman, Mia Kirshner, Alan Alda, Robert Prosky, Blythe Danner, William Atherton, Ted Levine, Tammy Lauren, William O'Leary, Raymond J. Barry, Lucinda Jenney, Akosua Busia, Ebbe Roe Smith, Bingwa.
-- Guión: Tom Matthews, basado en una historia de éste y de Eric Williams.
-- Banda Sonora: Thomas Newman.

-- "El cuarto poder" en IMDb.
-- "El cuarto poder" en la Wikipedia en inglés.

¿DE QUÉ SE TRATA?

Un periodista que está sepultado en un town de mierda y condenado a dar noticias de mierda para una filial de mierda de una cadena de m... er... eso no, que la cadena es de las grandes. El caso es que este tipo quiere sacar a la luz a unos banqueros que han metido las manos en esto o aquello, pero le dicen que no, que la prensa no está para fiscalizar a nadie sino para entretener a la gente, etcétera. Y lo mandan a un museo de mierda a hacer una nota de mierda sobre cómo el museo de mierda gestiona unas mierdas de despido, ¡¡¡WOW!!!, hay carrera aquí. El caso es que nuestro periodista parte, con una reportera más joven que está para meterle un tajalón de notas al cuaderno, a cubrir el magno evento. Después de terminar la nota, la periodista buena para que se la reporteen en la sección lencería de la tienda sale al exterior, mientras que el periodista se queda adentro, en el baño, cuando de pronto uno de los económicamente reducidos (un guardia, porque el museo dijo que dos guardias no, que para qué, que eso de robarse huesos de dinosaurio está bueno para las historietas de Batman, y bueno, por antigüedad se queda el negro y el white trash para afuera), bueno, el white trash despedido entra al museo y amenaza a la directora. Con una escopeta, para marcar el punto. Un pequeño incidente, una cosa de ná, hace que un tiro se dispare accidentalmente, y el guardia que sí estaba contratado, el negro, le llegue todo el disparo de sopetón (y es que ya saben: el negro siempre muere). El caso es que, de milagro por tratarse del negro, el tipo sobrevive, se lo llevan al hospital, pero el follón está armado: ahora el white trash tiene a un puñado de niños como rehenes en el museo, y el periodista es el único que tiene la primicia. Let the feast begin.

EL ESPÍRITU DE LOS TIEMPOS.

Cuando los venerables y pelucones Padres de 1776 pensaban en la libertad de imprenta, se referían a la posibilidad de que los disidentes políticos pudieran fortalecer la democracia defendiendo sus ideas en contra de toda arbitrariedad por parte de un abusivo poder central. Poco se imaginaban que dos siglos después, esa misma libertad de imprenta o más modernamente libertad de expresión que, bueno, aún servía para "Los papeles del Pentágono" o "Todos los hombres del Presidente", iba a servir también para que nos enteráramos con lujo de detalles que Lindsay Lohan se va de tortillas con exceso de copas y que sus tetas están saltando por la borde del buque abandonándose a la ley de gravedad, lo que sin duda es una noticia mucho más importante para el público que la procesión de ataúdes sellados que venían desde Irak, con vaya uno a saber qué partes de qué recluta metidos en qué féretros, si al final entre bomba y bomba el asunto es una juguera. En medio de todo esto surgieron pelis de denuncia acerca del rol de la prensa, y de cómo está se las arregla para convertir situaciones triviales en un festín mediático, apoyado por el morbo de las audiencias (no me vengan con monsergas, los medios de comunicación masiva sólo entregan lo que la gente quiere recibir, o de lo contrario quiebran). ¿Me refiero a esta peli, a "El cuarto poder"? Bueno, sí, también, pero en forma primaria hablaba de "Cadenas de roca", peli a la cual "El cuarto poder" le roba... bueno, le roba su buen poco. O a ese histórico capítulo de "Los Simpsons" en que Bart se cae a un pozo ("Bart y la radio", temporada 3). (En menor medida podemos mencionar también "Tarde de perros", y por qué no, la chilena "Johnny Cien Pesos", que tangencialmente también se refieren a la prensa volviendo una situación criminal con rehenes en un payaseo). Resulta interesante que el tema haya caído en las manos de Costa-Gavras, cineasta apto para estos menesteres (la denuncia es su constante), pero que se mueve mejor en las aguas del cine político ("Z", "Estado de sitio", "Missing", "Amén"). La peli resultó bastante decepcionante, y costando más de 50 millones, recaudó apenas 10. De acuerdo en que no es la mejor peli de la Historia ni la joya de la corona ni para Costa-Gavras ni para el cine de denuncia en general, pero mirándola, se merecía mejor suerte.

¿POR QUÉ VERLA?

-- ¿Una peli en la cual el siempre bonachón y querible Dustin Hoffman interpreta a un pobre diablo que quiere recuperar su trabajo, siendo manipulado por un cínico y carajo John Travolta interpretando a un periodista de mierda que lo orquesta todo a su reverendo antojo? ¿Quién no querría ver una peli como ésa? Y sin embargo... si leyeron bien... si vieron la peli... si leyeron la lista de créditos en IMDb... habrán notado el detalle. Hoffman NO ES el pobre diablo al que todos hubiéramos querido de ser el tomarehenes, y Travolta NO ES el periodista cínico que etcétera. Es exactamente al revés: Hoffman es el periodista cínico, y Travolta es el pobre weón. Sí, ponen al bonachón a hacer el papel de villano y al pasado de roscas a hacer el papel de chato buena gente. Y ya con esto la peli se fue al carajo. Porque Dustin Hoffman está notablemente bien, aunque sea resolviendo la papeleta a punta de oficio, mientras que John Travolta sobreactúa descaradamente y nunca llegamos a sentir toda la compasión que supuestamente deberíamos sentir por su personaje. Es este desafortunado miscasting en donde naufragan los intentos por llegar al pódium. Sumémosle además un dibujo de personajes no demasiado inteligente, en particular para el personaje de Dustin Hoffman (que a veces se nos revela como un tiburón cínico tan cabrón como el resto de la prensa, sólo que él está abajo por culpa de otros tiburones más mandibulosos que él, y a veces muestra su corazón, lado humano, etcétera), y ya la tenemos liada. Es lógico que esta peli no haya sido tan vista, y olvidada por quienes la vieron. Pero no se crea, que esta peli tiene sus aspectos positivos. El principal es Alan Alda, que compone a un periodista de los grandotes que es el rostro más querido de América o algo así, pero que es un cabrón de cuidado cágomentodo, en un rol inesperadamente distinto a los que suele abordar por lo general. Y mención aparte para Mia Kirchner como una periodista mosquita-muerta-pero-trepa, cumpliendo muy bien sin achicarse ante Hoffman, algunos añitos antes de sus escarceos lésbicos como la lúbrica asesina Mandy de "24" o como el personaje esto-o-aquello de "The L Word" (de su paso por "La Dalia Negra" mejor ni hablemos, mejor-mejor-mejor), con unos kilitos más en ese tiempo que le hacían muy bien, porque en la actualidad, hay que ver lo desmejorada y esquelética que está la pobre.

-- Para ver esta peli, debemos tener en consideración que estamos frente a un tipo especial de cine, que es el cine de denuncia, y esto impone ciertas coordenadas narrativas. Si hay algo que debe rescatarse de Costa-Gavras como cineasta, es la enorme consecuencia narrativa que tiene su cinematografía, en donde en pos de conseguir marcar lo más posible el mensaje, deja de lado toda posible floritura y se queda con la austeridad más espartana (todo lo contrario de un Oliver Stone, por ejemplo, que se embeleca con hacerlo bonito y termina por hundir la propia denuncia que quiere hacer). Sin ser la mejor peli de su cinematografía, Costa-Gavras salva muy bien la cara acá, más allá de los errores que reseñamos antes, y si bien la peli a ratos es un poco cartonesca, incluso caricaturesca, se lo perdonamos porque es cine de denuncia, y en el cine de denuncia siempre vamos a encontrar el mundo dividido en pobrecitas víctimas y en cabrones de cuidado que deben ser denunciados etcétera. Es así, este tipo de cine es así, y si no lo aceptas de ese modo, ya te puedes ir yendo. Si no puede decirse que esta peli sea original, ni siquiera que nos cuente algo que no supiéramos de antemano (a saber, la tendencia de los medios de comunicación a hacer carnaval de cualquier tragedia humana), al menos se esfuerza, y logra, quedar bien hechita, bien narradita, bien llevadita y bien entregadita. No será la madera con la que se hacen los clásicos, pero sí aquella por la que vale la pena ver una peli, incluso revisitarla si se tercia.

IDEAL PARA: Periodistas que aún no hayan perdido la virginidad profesional.

VIDEOS.

-- Trailer de la peli [en inglés, sin subtítulos].

jueves, 28 de junio de 2012

"La princesa que quería vivir" (1953).


-- "Roman Holiday". Estados Unidos. Año 1953.
-- Dirección: William Wyler.
-- Actuación: Gregory Peck, Audrey Hepburn, Eddie Albert, Hartley Power, Harcourt Williams, Margaret Rawlings, Tullio Carminati, Paolo Carlini, Claudio Ermelli, Paola Borboni, Alfredo Rizzo, Laura Solari, Gorella Gori, Heinz Hindrich, John Horne.
-- Guión: Ian McLellan Hunter y John Dighton, sobre una historia atribuida al primero, aunque original de Dalton Trumbo, sin acreditar este último para evitarle la persecusión por parte del Comité de Actividades Antiamericanas.
-- Banda Sonora: Georges Auric.

-- "La princesa que quería vivir" en IMDb.
-- "La princesa que quería vivir" en la Wikipedia en inglés.

¿DE QUÉ SE TRATA?

En una Europa que todavía se las daba de Gran Dama y Señora (ésta es una de esas pelis postguerrerosas en que no se ve WWII por ninguna parte), y más concretamente en Roma, Ciudad Eterna donde las haya, hay una princesa que, como es tradición en muchas partes, es cualquier cosa menos gobernanta, porque ya ven, hay gente tan frustrada en esta vida que se allegan a los que son más y les empiezan a leer toda la cartilla de deberes y responsabilidades, y la princesa que debería mandar como señora y reina, en realidad viene a ser otra lacaya más de esos que tratan de empinarse mandoneando a los que mandan. El caso es que tiene un colapso nervioso y revienta, y medio ida por una inyección de ésas para subirte el ánimo (diga NO a las drogas...), acaba por deslizarse palacio afuera, y metida en medio de la noche de Roma. La recoge un tipo medio tunante que se la lleva a su departamento, y que aunque la pilla media sobre el borde de la olla, decide no echársela entre pecho y espalda, miren que caballerito él (seis décadas después, en estos tiempos de fotos de tías borrachas en bolas, vaya uno a saber), y la deja dormir sin problemas. Como son los '50s y la gente leía en vez de mirar fotos, el tipo no la reconoce, a pesar de ser periodista. Pero cuando va a la agencia noticiosa y se entera por primera plana de que la princesa ha desaparecido, con así peazo foto para estrujársela por la cara, él se dice algo así como: "¡Rediantres, todos preguntándose por la princesita, y yo la tengo tan cobijadita en mi departamento!". Y el tipo, en vez de ir y sacarle una bendita entrevista, empieza a marrullar alrededor de ella, a seguirla, a hacerse el encontradizo... Todo para escribir su columna de "un día de la princesa dando vueltas por la calle". ¿Conseguirá el periodista llevar a cabo su frío e inflexible plan, a costa de la princesita que quería vivir? ¿O acaso la ternura y los ojazos de gato de Audrey Hepburn terminarán por comérselo vivo...? Hagan sus apuestas, señores, que como ya sabemos, la Audrey es mucha Audrey...

EL ESPÍRITU DE LOS TIEMPOS.

Los '50s. La década que golpeó a un Estados Unidos que quería vivir con pastel de manzana en una ventana de los suburbios, y en vez de eso tuvo que bancarse a los beatniks, al rock'n'roll y a Betty Page. En Europa se vivió distinto pero igual. O sea, venían saliendo de la Segunda Guerra padre, se habían hundido en Neorrealismo hasta las prusias, y lo que quedaba de antes del hundimiento (las monarquías, el inefable Pío XII) se lanzaron a una vida inercial y glamorosa teñida de nostalgia por los buenos y viejos tiempos en que había un lugar para cada hombre y cada hombre en su lugar. ¡Si se armó el escándalo de los demonios cuando la yanki ésa, la Grace Kelly, que aparecía en pelis como "La llamada fatal" luciendo atrevidos camisones, llegó a la Costa Azul a rodar "Para atrapar al ladrón", y acabó no sólo encamándose con Rainiero de Mónaco, sino además CASÁNDOSE con él! Bueno, en su favor digamos que todavía no pasaban por la humillación aún más suprema de que Estefanía de Mónaco se dejara agarrar por la espalda por el guardaespaldas, o peor aún, se masturbara llorando al lado de una piscina, o incluso aún peor si es que cabe, dedicara su terrible hilillo de voz a una desafortunada y por suerte corta carrera de cantante. Pero en fin, volviendo a los '50s, ahí tenemos a las pobres monarquías europeas, las escasas supervivientes del Diluvio Universal, tratando de mantenerse tan compuestitas y tan... er... elizabetianas, por decirlo así, que Isabel II de Inglaterra fue coronada en aquellos años. Era material demasiado tentador como para dejarlo pasar, y efectivamente no lo dejaron pasar. De manera que rodaron esta peli premonitoria de lo que después sería Estefanía de Mónaco. Con el plus de que Audrey Hepburn tiene de lejos más clase que la monegasca ésa.

¿POR QUÉ VERLA?

-- La verdad es que esta comedia, dirigida por William Wyler himself (el tipo que algunos años después podrá decir 'me gané once Oscares por "Ben Hur", a ver quién se hace esa de nuevo... ah, hola James Cameron'...), ha envejecido lo suyo. No es culpa de la peli, por cierto. La idea de una princesa escapándose para vivir la vida loca allá afuera podía tener su encanto en los '50s, pero hoy en día, después de que le supimos millones de cosas a Diana, a Estefanía, etcétera, como que la cosa ya no suena tan impactante. Para colmo la fotografía en B/N tira pa'trás que es un gusto, dándole un look incluso más anticuado todavía. Además, cuando la cosa arranca de verdad (o sea, cuando la princesa y el periodista unen fuerzas para empezar sus vacaciones romanas, que es el núcleo de la trama) ya ha pasado como una hora de las dos que dura. Pero se le perdona. Después de todo, éste es el primer rol estelar de la que después sería la gran y única y nunca igualada Audrey Hepburn. Verla en esta peli es decir que nació para el rol de princesa. Quienes nunca hayan visto una peli con la Hepburn simplemente no saben qué es tener en la pantalla frente a ti, a una mujer de un carisma arrollador y una simpatía a prueba de balas. A su lado, el mismísimo Gregory Peck luce bastante disminuido, e incluso uno se pregunta qué le ve una chica como ella a un tipejo como él (lo siento, Gregory, te queremos mucho y has tenido una gran carrera actoral, pero no siempre se gana, y ésta es una de ésas). Además, por una vez en la vida tratándose de una comedia romántica, el final es inesperado, y bien mirado, es el mejor final de todos los posibles que podían escribir y escenificar.

IDEAL PARA: Conocer o seguir conociendo a la gran Audrey Hepburn.

domingo, 27 de mayo de 2012

"El caza recompensas" (2010).


-- "The Bounty Hunter" (título original en inglés), "Ex-Posados" (título en España). Estados Unidos. Año 2010.
-- Dirección: Andy Tennant.
-- Actuación: Jennifer Aniston, Gerard Butler, Christine Baranski, Jason Sudeikis, Jeff Garlin, Coral Anderson, Peter Greene, Dorian Missick, Cathy Moriarty, Ritchie Coster.
-- Guión: Sarah Thorp.
-- Banda Sonora: George Fenton.

-- "El caza recompensas" en IMDb.
-- "El caza recompensas" en la Wikipedia en inglés.

¿DE QUÉ SE TRATA?

Desfile del 4 de Julio. Todo el mundo está celebrando a lo loco porque algunos años atrás, en esta fecha, los terrícolas con la inestimable ayuda de Roland Emmerich crearon una liga para patearle el trasero a los extraterrestres que invad... er... perdón, de veras que ID4 no era un documental. ¿En qué estaba? Ah, sí. July 4th. Todos celebran y saltan y cantan y lanzan fuegos artificiales... ¿Todos? ¡No! Porque para nuestro cazarrecompensas prota (un antiguo policía expulsado del cuerpo por razones que el guión no trata en ningún minuto de hacer creíbles... como todo el guión, ya que estamos) es día de trabajo. Arduo día de trabajo, dejándose el pellejo para ir tras un fugitivo. Mientras tanto, una pizpireta periodista está tras la investigación del suicidio de un colega, y como ella es más lista que el hambre, descubre lo que la policía no, o sea, que por mucho CSI que le pongan, al final no fue suicidio sino asesinato (el tipo cayó de lo alto de un edificio, pero para el lado de los árboles, no para el lado del pavimento en donde el golpazo sería mucho más fatal que sólo fatal... más o menos ése es el razonamiento. Seriously). Pero por estar tan metida en la investigación que toma llamadas por celular cuando debería estar en la corte (está en problemas con la ley por otro puñado de razones que el guión tampoco se molesta en hacernos creíbles... lo dicho más arriba), ordenan su arresto por desacato. ¿Adivinan quién recibe la orden de ir a por la periodista? El cazarrecompensas, pues. ¿Y adivinan qué más? Antaño, el cazarrecompensas y la periodista fueron marido y mujer (por razones que, y me estoy haciendo repetitivo en esto, el guión no se molesta en hacer creíbles). Así es que él va a por ella. Y ella lo esquiva. Y el la atrapa. Y ella trata de fugarse recurriendo a todo, incluyendo sus artes femeninas (nadie dijo que esta peli no fuera machista). Y de por medio, los tipos que mataron a la presunta víctima de suicidio (sí, la periodista tenía razón, leñe) andan tras la pista, y la investigación de la periodista podría servir para que al cazarrecompensas lo reintegren a la policía... Voy a preguntar lo de siempre. ¿Realmente necesitan un mapa?

EL ESPÍRITU DE LOS TIEMPOS.

Existen pelis cuya justificación son los protas. No creo que haya sido escrita pensando específicamente en la dupleta Butler/Aniston, pero ya que están a bordo del barco, haremos que todo gire en torno a ellos y su extraña química. No se puede decir que la hayan rodado en horas bajas. Gerard Butler nos ha regalado roles tan diversos e incluso extraños como el Fantasma de "El Fantasma de la Opera", el Leónidas de "300", e incluso el mismísimo Conde Drácula ("Dracula 2000"... ya los veo corriendo a ver esa curiosidad, pero no tienen por qué apurarse tanto, amigos míos). Jennifer Aniston, la más exitosa del sexteto emergido de esa serie de "diez temporadas, mismo capítulo" que fue "Friends", ya había desarrollado una carrera fílmica en donde más o menos se defendía, aunque saltó realmente a la fama cuando posó de víctima despechada frente a la malvada dicen-que-bisexual Angelina Jolie, después de que ella le levantó a su esposo con, er... tácticas de mujer... en el set de rodaje de "Sr. y Sra. Smith". Hay quienes piensan que esos carpatacios son toda la legitimidad que necesita una peli para salir a las salas de cine y reventar la taquilla. Los productores de Hollywood, por ejemplo. Bien por ellos. Después de todo costó 40 millones e hizo cerca de 140. Nada mal para una comedia bastante destartalada y sin mayores cartones por detrás (no viene de una serie televisiva, ni de un cómic, ni de una fórmula excesivamente original, ni de ser la secuela de "Sex and the City"...). Y yo acá quemándome posteo tras posteo. No hay justicia en este mundo.

¿POR QUÉ VERLA?

-- Nunca pensé que en la vida iba a volver a ver una peli como "Misión explosiva". Que era más entretenida porque la presa era Erika Eleniak, y hasta mostraba sus tetitas y se las dejaba amasar y todo (Jennifer Aniston su reemplazo tiene los dos serios defectos de ser más respondona y más pacata). Y además mezcla los elementos de la buddy movie de toda la vida (pareja dispareja, guerra de sexos, etcétera). Como podría colegirse del resumen que entregué algunos pixeles de pantalla más arriba, el asunto no habría por dónde agarrarlo. Lo curioso del caso es que sí se puede agarrar, y hasta sirve para pasar una noche distendida y todo. El quid del asunto es que nadie acá se toma demasiado en serio el asunto, y todo está rodado un poco en clave de farsa. En ese contexto, el guión no diré incongruente pero sí bastante forzado, pasa... ¿soplado? A ratos la peli es entretenida y muy llevadera, y a ratos un latazo de proporciones. La secuencia final, cuando se resuelve todo, es de un absurdo de campeonato, pero como hasta el momento todo ha sido una gran broma (o una gran joda, a según el humor con que se tome, claro), pues hasta resulta un final divertido y todo. En medio de todo esto, se supone que el peso del asunto recae sobre la dupleta protagónica, y la verdad es que están muy bien. Jennifer Aniston y Gerard Butler no tienen química-lo-que-se-llama-química (no como los tenían los legendarios Michael Douglas y Kathleen Turner en "Dos bribones tras la esmeralda perdida" y "La Joya del Nilo"), pero como los dos personajes son autopagados, autorreferentes, autoindulgentes y autosuficientes, pues estando los dos arriba de un auto la cosa funciona de lo más bien. ¿La trama policíaca? Bueno, está puesta ahí para que los protas tengan algo que hacer, así es que no pidamos "El Halcón Maltés" tampoco (no se adivina bien por dónde van los tiros, pero eso no es que importe tampoco). Al final queda una peli absolutamente intrascendente, es cierto, pero que tampoco aspira a ser nada más que un divertimento para chicos ávidos de esposar a sus chicas, y chicas ávidas de ser esposadas por sus chicos (pueden creerlo o no, pero entre las puritanas que suelen consumir esta clase de subproductos, hay más de alguna que trina por esa clase de, er... diversiones).

IDEAL PARA: Esas noches en que se quiera ver algo livianito por TV, ojalá en pareja para reirse con tanto despropósito, o consolarse de ellos a según.

VIDEOS.

jueves, 17 de diciembre de 2009

"La mujer del año" (1942).


-- "Woman of the Year". Estados Unidos. Año 1942.
-- Dirección: George Stevens.
-- Actuación: Spencer Tracy, Katharine Hepburn, Fay Bainter, Reginald Owen, Minor Watson, William Bendix, Gladys Blake, Dan Tobin, Roscoe Karns, William Tannen, Ludwig Stössel, Sara Haden, Edith Evanson, George Kezas.
-- Guión: Ring Lardner Jr., Michael Kanin y John Lee Mahin (este último sin acreditar).
-- Banda Sonora: Franz Waxman.

-- "La mujer del año" en IMDb.
-- "La mujer del año" en la Wikipedia en inglés.

¿DE QUÉ SE TRATA?

Un grupo de coleguetes de esos de trabajo, que están en el muy viril deporte de pasaportar grados de vaso a hígado en un bar, escuchan la radio (bueno, eran los '40s, aunque no lo crean hubo una época en donde no había SKY TV en cada barucho de la ciudad), y allí sale una comentarista de esas súperdupy-listillas que "soy mujer y le hago a too, que yo no limpio trapos sino que soy muy liberá" y todo eso, que de pronto demuestra su más supina ignorancia en materia de deportes. A uno de los escuchas, que es periodista deportivo, le baja la indignación suprema, porque cómo esa chica, que es periodista y se cree la Enciclopedia Británica con patas, no va a saber algo tan americano como el béisbol. Y le escribe una editorial con harta sal y pimienta. A la chica, que no nació chica liberá para andar agachando el moño delante de ningún hombre, oiga usté (de hecho... ¡ni siquiera usa moño! ¡miren ustedes qué indecencia, qué falta de femeneidad!), le cae en muy mala gracia que el otro sea tan respondón en vez de un ca'allero de los de toda la vida, y le contesta en plan "mí-mujer-tú-orangután". El otro está listo para dejarle caer una nueva filípica desde todo lo que se llama el interior del recio macho americano, cuando de pronto es llamado a cuarteles desde la planta superior del periódico. Y allí está... ¡ups! ...la chica. Que es para mirarla y babearse, y es que Katharine Hepburn es mucha Katharine Hepburn, oiga usté. Al otro se le mueren todas las cruces en la punta de la boca (por no aplicar la palabra "punta" a una expresión anatómica que algunos considerarían más soez), y el switch le cambia de "macho recio" a "macho galante". Pero, ¿cómo se puede cortejar a una chica que se la pasa permanentemente ocupada, atendiendo teléfono, hablando "in castehyanou" con Batista (faltaban 17 años para Fidel, ¿vale?), leyendo la prensa en chino y todo eso...? ¿cómo...? Bueno, vean esta peli y entérense. Mmpf. Yo, dando consejos sentimentales. A este paso voy a acabar cerrando Cine 9009 y abriendo Corazones 9009 o algo así. En fin, ¿en qué estábamos? Ah, sí, íbamos a...

...EL ESPÍRITU DE LOS TIEMPOS.

¡Liberación femenina, cuántos crímenes se cometen en tu nombre! Así habría dicho Madame Roland, de levantar hoy en día la cabeza (bueno, no creo que pudiera, después de todo se la guillotinaron). Lo he dicho y pontificado urbi et orbi, y lo vuelvo a decir y pontificar: la liberación femenina no ha sido ni de lejos la panacea para resolver esa eterna conflagración para la cual se ha acuñado el manoseado término de "guerra de los sexos". Con eso no quiero decir que la mujer debería volver a coser, zurcir, cocinar, planchar y un etcétera de otras labores eisenhowerianas de pro, sino remarcar lo que de tan obvio a veces se pierde de vista: no hay recetas universales para nada. Que la mujer ganó mucho con la liberación femenina, ganó. Pero que también perdió, perdió lo suyo. Porque algunas (probablemente las menos) fueron sensatas, levantaron la cabeza y dijeron: "bueno, ahora que estamos en pie de igualdad, lleguemos a un nuevo acuerdo y a ver qué sale". Pero otras (una importante mayoría, mucho me temo, y acepto diagnósticos en contrario) salieron al mundo a avasallarlo, exactamente igual que los hombres, con filosofía "no hay peor amo que el que antes fue esclavo", y como pensar eso incluso para sí mismas sería algo feo ("no-no-no-no-no, yo no soy una mala persona"), entonces lo cubren con excusas ("es que ellos empezaron"), con victimizaciones ("en un mundo hecho para hombres, las mujeres tienen que trabajar el doble o si no..."), con la bandera de los derechos civiles ("¡no es mi lucha, es la lucha de todas las mujeres del mundo, mujeres del mundo uníos!"), con juzgamientos ("sí, soy una perra, pero ellos se lo merecen"), ¡incluso con espíritu de perfecta comprensión social por sus semejantes! ("si es que al final les gusta que los maltraten"), etcétera. ¿Es que entonces todas las mujeres son unas bellacas, mi General Gato? No, no, no, no me están entendiendo el punto. Hay seres humanos buenos y hay seres humanos malos, ser bueno o malo es cuestión de opciones personales, y hay mujeres que han usado la liberación femenina para mejorar como personas, y otras para... bueno, lo dicho, así como hay hombres "a la antigua" que son unos perfectos gentlemen, y otros que son unos cabrones de cuidado (y hombres "a la moderna" también, para qué vamos a andarnos con rodeos). Las personas son así, independientemente de su sexo. Bueno, volviendo a esta peli. El tema de la guerra de los sexos ya era viejo en tiempos de las comedias de Aristófanes (que le dedicó al tema su bonita comedia "Lisístrata", en donde las mujeres paran la Guerra del Peloponeso "cortándoles el agua" a sus maridos atenienses y espartanos hasta que ellos, sedientos, deben firmar la paz), y el cine no se iba a quedar atrás. En particular porque cuando empezó el despegue del cine "de verdá" con la llegada del sonoro, ya se llevaba como una década de liberación femenina a ultranza con la androginia de la ropa de Coco Chanel, y las flappers y todo eso. Si consideramos que la chica de "La mujer del año" debería rondar sus 30 (la Hepburn tenía 35 al rodar la peli), entonces tenemos que es una especie de post-flapper, de la primera camada de chicas verdaderamente liberadas e independientes que vio la cultura occidental. "La mujer del año" es así una de las primeras reflexiones que nos ha entregado el cine sobre la liberación femenina, y por qué no decirlo, una de las más potentes incluso a casi ochenta años de su estreno, lo que no es poco (y cuando se cumplan los ochenta años cabales se acabará el mundo, como "2012" se encargó de recordarnos).

¿POR QUÉ VERLA?

-- Lo dicho. "La mujer del año", a pesar de su vetustez, sigue siendo un potente ejemplo de lo que pasa cuando una chica descarría el camino y trata de convertirse en superwoman, tratando de demostrar (aunque sea inconscientemente) que no sólo puede lo mismo que un hombre, sino que además más y mejol. Pero no se crea que es una de esas pelis conservadoras en las que al final la mujer, después de haberse perdido en el árido desierto del feminismo militante, acaba por descubrir la luz y la felicidad eternas entregándose a su hombre por completo y transformándose en una geisha sumisa, como una comedia de Reese Witherspoon o de Sandra Bullock al uso (que bueno, incluso en "Amor a segunda vista", tan liberada esa peli, caía un tanto en eso). Bueno, el final tiene algo de eso (no lo adelantaré por aquello de los spoilers, pero aunque se sepa, sigue siendo desopilante igual), pero viene también cargado con su poca de inquina y mala leche subliminal, porque con el diálogo final del periodista (Spencer Tracy por todo lo alto, creo que no lo había dicho) queda claro que tampoco el camino es "bueno, eso de la liberación fue una cagada, mejor mandemos a todas las chicas de vuelta a los colegios de monja a que aprendan a ser buenas amas de casa", sino el llegar a un nuevo acuerdo en que hombres y mujeres puedan comprenderse y apoyarse. Moraleja simple hasta lo obvio, pero que por simple muchas veces es desatendida (sí, no sólo por las "superwomen", sino también por más de algún machorro que anda dando vueltas por ahí).

-- Spencer Tracy y Katharine Hepburn. Se encontraron en esta peli por primera vez, y formaron una de las parejas más incombustibles de Hollywood, no sólo en términos fílmicos (rodaron nueve pelis juntos), sino también personales (que se lo hacían juntos, vamos). La química entre Tracy y la Hepburn era, por decir lo menos, muy especial: mientras que el temperamento volcánico de la Hepburn y sus innegables dotes de seducción la hacían parecer llevar el pandero, en realidad era el carácter aplomado y rocoso de Spencer Tracy el que al final, de una manera o de otra, acababan tirando de las situaciones. Y esa química se trasladó a la pantalla grande de una manera tan brillante, que me c..., perdón, que es de verlos y defecarse en eso de la química de Brangelina en "Sr. y Sra. Smith" (allá puro físico, en lo de acá es esa cosa casi intangible y espiritual que rodea a dos seres cuando sus auras... er... bueno, mejor vuelvo a Cine 9009). Es cierto que el guión es soberbio, y que el drama está bien llevado, pero no es menos cierto que Tracy y la Hepburn se echan la peli al hombro y corren alegremente con ella. Sin ellos hubiera sido una buena peli. Con ellos, es un clásico indiscutible.

-- La historia, la trama, el guión. La peli parte con un declarado tono de comedia, y la verdad es que, incluso con lo inocentón que era el humor de los '40s en comparación a la actualidad, tiene algunas secuencias que son para partirse de la risa (el primer encuentro entre los dos periodistas rivales es una joya de comedia). Luego, poco a poco, la peli pasa a ser una comedia romántica y funciona muy bien. Después, a medida que las cosas se espesan, se desliza hacia el drama, y logra crear una potente situación sin caer en los trucos de melodrama barato, y sin chantajear al espectador en ningún minuto. Y luego, cuando la cosa parece un ya-no-va-más, retoma el tono de comedia ligera para un final grande como la vida. Que una peli se defienda bien en uno de esos rubros, es ya una gran cosa. Que se deslice por todos ellos y se mantenga incólumne, es casi un trabajo de genios.

-- Secuencias memorables. Spencer Tracy rabeando contra "esa mujer que no sabe de béisbol". El primer encuentro de ambos (ya dicho). Spencer Tracy invitando a su chica a ver el béisbol (¡¡!!). Spencer Tracy leyendo la prensa mientras espera a Katharine Hepburn. La despedida en el aeropuerto. Y no sigo para no soltar spoiler tras spoiler, pero... hay más. Ah, y bueno... el final, claro está.

IDEAL PARA: Ver una de las mejores pelis sobre "guerra de los sexos" que se hayan rodado jamás.

VIDEOS.

-- Comienzo de la peli [en inglés, sin subtítulos].

domingo, 17 de mayo de 2009

"El diario de Agustín" (2008).


-- "El diario de Agustín". Chile. Año 2008.
-- Dirección: Ignacio Agüero.
-- Actuación: Un equipo de tesistas de Periodismo en un flanco vs. un equipo de periodistas veteranos trabajando para el más poderoso medio editorial de Chile en el otro.
-- Guión: Ignacio Agüero y Fernando Villagrán.
-- Banda Sonora: Giorgio Varas y Cristián López.

-- "El diario de Agustín": su sitio oficial en Internet.

¿DE QUÉ SE TRATA?

Año 1957. El diario "El Mercurio" cumple 130 años siendo el decano de la prensa nacional chilena, el diario de mayor credibilidad y con mayor poder de convocatoria en la historia patria de Chile. Año 1974: la Honorable Junta de Gobierno, encabezada por Su Excelencia don Augusto Pinochet Ugarte, saluda al Mercurio en un nuevo aniversario. Año 2008: Un grupo de tesistas luchando por titularse como periodistas, empiezan a investigar el pasado de El Mercurio. Uno que principió en 1967, cuando acusó a los miembros de un movimiento universitario que pedía la renuncia de su rector, de ser todos comunistas y pekineses, y que creó en respuesta el inmortal eslogan: "El Mercurio miente". Uno que siguió en 1971, cuando Allende llegó al poder, y que, según documentos desclasificados por la CIA, su director Agustín Edwards viajó a Estados Unidos a suplic... perdón, a mendig... ehm, no estoy en vena hoy día. Vamos de nuevo. Viajó a Estados Unidos a solicitar que si Henry Kissinger y Richard Nixon fueran tan amables de soltarles unos fajitos de esos verdes que son cobrables contra la Reserva Federal del Tío Sam, por aquello de ayudar a derrocar al gobierno marxista de Salvador Allende (es lo que tiene la voluntad del pueblo, que a veces usan esa voluntad para votar por quien no se supone que deban hacerlo, los muy inconscientes). Y que continuó en 1973, cuando alegremente el Mercurio publicó un inserto en primera plana llamando a la ciudadanía a entregar a compatriotas suyos, con nombre, apellido y foto. O siguió en 1974, auspiciando la Operación Colombo para mostrar que los miristas eran tan malvados, que de pura rabia emponzoñada porque se les había ido el régimen marxista en Chile, se mataban entre ellos a tiros, como villanos de opereta televisiva (alguien en la DINACOS sufría de sobredosis del Batman sesentero, parece). O cuando en 1987, cuando Juan Pablo II visitó a Chile, el Mercurio aprovechó de cargarle la mano por algunos desmanes nunca bien aclarados, a dos tipos que ni estaban ahí ese día siquiera. O en 1991, cuando, después de haber creado una serie de montajes mediáticos sobre secuestros y desapariciones auspiciadas por la dictadura militar, Agustín Edwards debe sufrir en carne propia el secuestro de su propio hijo...

EL ESPÍRITU DE LOS TIEMPOS.

Quizás el punto más álgido en la historia del Periodismo fue aquel momento que retrata la peli "Todos los hombres del Presidente", basada en los reporteros que haciendo su poca de gasfitería en el hotel Watergate dieron con un intrincado laberinto de conspiraciones y contraconspiraciones hasta alcanzar nada menos que a la Casa Blanca y derribar al (corrupto) Presidente de los Estados Unidos, míster Richard Nixon. Pero después del incidente, las grandes corporaciones aprendieron la lección: CONTROL THE PRESS!!! La Guerra de Irak (1991), y la Segunda Guerra de Irak (desde 2003, hasta que el níspero dé lechones) fueron espectáculos mediáticos orquestados a ritmo de mambo por la CNN y el imperio Turner. De esta manera, el complejo militar-industrial ha conquistado a toda la prensa y la ha sometido bajo su férrea férula. ¿Toda? ¡No! Porque un grupo de irreductibles galos... periodistas jóvenes, perdón, se niegan a rendir pleitesía, y siguen en aquello de buscar la verdad, que para eso supone que eran periodistas en primer lugar. En Chile siempre hubo una tradición periodística muy fuerte, e incluso se permitía prensa violentamente antisistémica como "El padre Cobos", cuyo anticlericalismo en pleno XIX dejaba como niñatos de pecho a los modernos "rebeldes" de "The Clinic". Pero a partir del 12 de Septiembre de 1973 hubo un misterioso parón en la prensa de izquierda, que vaya uno a saber por qué todos se pusieron de acuerdo para no publicar nada más, y en los siguientes años, salvo por algunos nichitos por aquí y por allá (el "Fortín Mapocho", "La Epoca" en época más tardía, revistas como "Cauce", "Análisis" o "APSI"...), el grueso de la prensa se concentró en dos grandes conglomerados: COPESA ("La Tercera", "La Cuarta"...) como representante de la prensa derechista dizqueliberalistoide, y el Mercurio ("El Mercurio", "La Segunda", "Las Ultimas Noticias") como representante de la prensa derechista de tradición más conservadora y autocrática (¿notan como en el duopolio no hay nadie que sea del centro hacia "el otro lado"...?). En todo este contexto, la pregunta que cae de cajón es, ¿dónde demonios estaba la prensa durante la dictadura militar? Bueno, la gran excusa es que no se podía publicar cualquier cosa, que venían informaciones desde DINACOS (Dirección Nacional de Comunicación Social, el apparachitnik creado por la dictadura militar para practicar el goebbelsianismo con sabor a vino tinto y empanadas), que no había como contrastar las informaciones... Pero como apunta la periodista Raquel Correa para el documental: si el Mercurio hubiera denunciado ciertas cositas que ocurrían en dictadura, habría sido un gran aporte por su influencia y peso, ya que "¿se imaginan el escándalo internacional si hubieran cerrado el Mercurio?". Pero como decía, el espíritu contrawatergate todavía planea sobre las aguas, y he aquí que un grupo de valientes tesistas en busca de su título de periodistas, se atrevió a hurgar en el pasado, a estudiar cómo empezó el eslogan "el Mercurio miente", y entrevistó a cuanto Cristo se le puso a tiro, desde la Agrupación de Familiares de Detenidos Desaparecidos hasta las más altas cúpulas jerárquicas del Mercurio (bueno, las que accedieron, claro está). Desde el propio Mercurio hubo guerra para detener aquello: primero disputaron el dominio eldiariodeagustin.cl tratando de apoderárselo ellos (la maniobra no resultó, por cierto, porque el fallo arbitral les fue adverso), y luego sometieron a la peli a una sistemática campaña de silencio, no refiriéndose a ella ni por casualidad... gastándose en el proceso las rodillas implorándoles servilmente a sus cordiales enemigos de COPESA que hicieran otro tanto (bueno, no tan guatecallo, pero es que si lo escribo en esos términos suena más novelesco, ¿vale?). Ya sabemos: habrá rivalidad por copar el mercado, pero si le pasa a uno, quizás el día de mañana le pase al otro, y siempre hay que enterrar el hacha de batalla si viene una batalla externa aún mayor... El resultado: 80 minutos de viaje a través de la más gigantesca manipulación mediática que se haya acreditado la prensa a lo largo de toda la historia republicana chilena.

¿POR QUÉ VERLA?

-- Es un documental serio, riguroso y en toda regla. No hay voces en off que nos informen de nada, sólo algunos subtítulos (los justos y necesarios), además de portadas, portadas, portadas y más portadas del Mercurio para ilustrar los distintos puntos de la trama (aparece, por supuesto, el clásico titular "EXTERMINADOS COMO RATONES", de cuando dijeron que los miristas estaban tan envenenados con su propia ira que se mataban entre ellos de rabia por haber fracasado en llevar el extremismo a Chile, como escorpiones clavándose la propia cola o poco menos). El resto son imágenes de archivo desde 1967 hasta 1991, además de imágenes de los propios tesistas haciendo lo suyo. Y entrevistas. Toneladas de entrevistas. A parientes de detenidos desaparecidos. A jerifaltes del Mercurio. A otros periodistas que estaban en activo aquellos años. A jueces. A historiadores. A funcionarios de la dictadura militar. (Por cierto, los que están del lado "de allá", casi todos dijeron que bueno, sí hubo algunos excesos, pasaban cosas, se decía que no todo era tan limpio... ¡pero a mí no me miren, yo no sabía nada, yo no era responsable, todo eso pasaba por manos que no eran las mías!). A lo largo de sus 80 concentradísimos minutos, la peli va siguiendo como con escalpelo, con frialdad de cirujano, las mil y una mentiras que el Mercurio contribuyó a propagar para tapar la bolsa de gatos que estaban dejando los servicios de inteligencia del régimen militar en Chile. Tiene escenas muy reveladoras, incluyendo la opinión de cierto funcionario del régimen militar justificando abiertamente que se matara gente porque, después de todo, eran comunistas, y que si le preguntaban la opinión, en realidad habían matado a demasiado pocos. O la rabieta de cierto alto funcionario del Mercurio cuando descubrió que la entrevista no pretendía ser una apología complaciente al "decano de la prensa chilena". No hay en ningún minuto alardes de individualismo por parte de los realizadores, y salvando un soundtrack que a ratos trata de crear un efecto tétrico, y que en realidad salía sobrando, en realidad lo siniestro de la peli sale de las realidades que va sacando a la luz. No es nada que una persona medianamente enterada que lea la prensa con cierta asiduidad, ignorara de antes, vale, pero esta peli tiene la virtud de condensar todo eso, y aderezarlo con entrevistas de un espectro tan amplio, que es imposible decir que presente una visión sesgada de los hechos. Muchas de las frases pronunciadas por los entrevistados están para citarlas en cualquier investigación sobre el tema, al igual que un testimonio personal impreso sobre un libro. En resumen, se acepten o rechacen las tesis presentadas acá, es imposible siquiera empezar a debatir sobre el tema sin haber visto esta peli y lo que sus 80 minutos entregan para exponer, y cualquier investigación subsiguiente que aspire a explicar este período, deberá por fuerza en algún minuto u otro referirse a ella. Esto sí que es reflejar el período histórico, y no dramas blandengues como "Matar a todos" o similares. Pocas pelis logran ser así de indispensables.

IDEAL PARA: Tener un sumario de cómo funcionó el goebbelsianismo en la prensa derechista durante una dictadura derechista.

VIDEOS.

-- Trailer de la peli [en español].



-- Comienzo de la peli [en español].



martes, 17 de febrero de 2009

"La batalla de Anzio" (1968).


-- "Lo Sbarco di Anzio" (título italiano), "The Battle of Anzio" (título internacional). Italia / Estados Unidos. Año 1968.
-- Dirección: Duilio Coletti y Edward Dmytryk.
-- Actuación: Robert Mitchum, Peter Falk, Robert Ryan, Earl Holliman, Mark Damon, Arthur Kennedy, Reni Santoni, Joseph Walsh, Thomas Hunter, Giancarlo Giannini, Anthony Steel, Patrick Magee, Arthur Franz, Tonio Selwart, Elsa Albani.
-- Guión: H.A.L. Craig, sobre una adaptación de Duilio Coletti, Frank De Felitta y Giuseppe Mangione, del libro de Wynford Vaugham-Thomas.
-- Banda Sonora: Riz Ortolani.

-- "La batalla de Anzio" en IMDb.
-- "La batalla de Anzio" en la Wikipedia en inglés.

¿DE QUÉ SE TRATA?

En una de esas construcciones dizqueneoclásicas italianas ingresa un good american, con los muy viriles rasgos de Robert Mitchum (esta peli es los años en que habían larguísimas secuencias de créditos al comienzo en donde mencionaban hasta el perro y el gato mascotas del equipo realizador, mientras en pantalla no pasaba ná). Ingresa a una habitación, y ve a un puñao de soldadetes haciendo el mono mientras descansan de eso de ir al frente de batalla. Estamos en la época de la Segunda Guerra Mundial del Mundo, en que los Demócratas del Ritmo apaleaban malvados nazis y todo eso. El good american es en realidad un reportero de combate, en la época en que ser reportero de combate implicaba ir a meterse al horno, en medio de las balas y con el riesgo de que te saltaran el cráneo, no como ahora que se instalan cómodamente en tiendas de campaña cerca del Zerg Hatchery, esperando los partes de batalla para clonarlos a CNN. En medio del carrete desaforado vienen esas típicas conversas filosóficas de medio pelo, que mejor retírate, que no es lo tuyo, que con lo que has ganao ya podrías irte a tirar minorras en los Yueséi y dejarle todo el copropastel a los bisoños. Pero el otro no, que dale con querer conocer la verdadera naturaleza de la guerra y otras zarajandas pseudokantianas. Bueno, allá él. De pronto llegan las noticias: ¡irán al battlefront! La idea es desembarcar en un lugar llamado Anzio y doblegar la perversa resistencia alemana para tomar Roma, y así terminar la WWII (en realidad no, que ya sabemos los italianos son los soldaditos de polenta, pero como que viene más épico si lo ponemos así, ¿no?). Pero el general a cargo empieza a manifestar algunos extraños síntomas de eso que cuando es el alto mando se llama "exceso de prudencia", y cuando es en la tropa se llama "cobardía" a secas. Una operación anterior en Salerno resultó en una batalla desastrosa, y nuestro bien generalote no quiere repetir el riesgo, no sea que el éxito de la guerra, o las vidas de las tropas, o peor aún, su promoción, se vean perjudicados. De manera que desembarcará, gastará unos cuantos días cómodamente en consolidar una cabeza de playa, después dará una patrulladita por los alrededores para saber cuántas son las fuerzas alemanas, luego se tomará otro tiempecito entre tacita de té y tacita de té para ver cómo barrerlos, después los barrerá, y si para ese entonces la guerra no ha acabado, avanzará sobre Roma. Nuestro reportero, mientras tanto, no teniendo mucho que hacer, pide permiso para que le proporcionen un jeep y un conductor, y decide explorar los alrededores, mientras que nuestro buen generalote, inteligente él, decide que no hará reconocimientos para no alertar a los alemanes de su presencia allí (como si decenas de lanchas de desembarco pudieran disimularse con un poquito de pintura y a otra cosa, majo). Nuestros ragazzi emprenden así la marcha en el jeep (al que se suma otro soldado más), y avanzan, y avanzan, y avanzan, sólo por ver y pasear un poco... Y de pronto, así como así, de sopetón, se encuentran en Roma. Sin soldados. Sin tropas. Città aperta. Ante la mayúscula revelación, después de exclamar el correspondiente ¡mamma mia, ma che cosa, questo mascalzone tudeschi abandonaron el territorio di soldadinis di polenta!, emprenden el regreso a toda tarantela, e informan que están listos, Roma está ahí, llegar y llevar y páguese en tres cuotas precio contado... Nuestro generalote, al enterarse, dice entonces que los malvados alemanes han dejado pasar a la patrulla indemne para que los Aliados se confíen, e ir a parar a una trampa más adelante, sin haber consolidado aún la cabeza de playa. Desesperado, el reportero y su amiguete soldado emprenden el viaje con una patrulla, sólo para otra misión de inspección. Las consecuencias serán un largo viaje por territorio que los alemanes, ahora bien alertados del desembarco (exacto, al comienzo no había un p*** alemán en todo el territorio para hacer el heil muriendo por su patria), están fortificando a toda tallarinata. E questo está basado en una vera storia, mios caros lectores...

EL ESPÍRITU DE LOS TIEMPOS.

En los '60s, el cine bélico de toda la vida tuvo un repunte espectacular. Se habían hecho pelis sobre la WWII, pero tendían a ser melodramas pastelosos sobre aviadores sobrevolando el Pacífico y sufrientes doncellas esperando el regreso de sus pilotos, etcétera. Todo eso fue reemplazado por un cine más crudo y crítico (bueno, para los estándares de ese entonces). Ayudó, claro está, que en Estados Unidos el tema de la guerra se pusiera de moda otra vez por Vietnam. En los '60s vimos piezas como "Los cañones de Navarone", "El día más largo", "Los doce del patíbulo", "Donde las águilas se atreven", y otros en donde los buenos, rudos y sucios U.S.Army's privates se dejaban la vida liándose a balazos con los bien trajeados y siempre blackweared nazis. En medio de todo eso, el avispado productor Dino de Laurentiis, que se había hecho sus pinitos con espectaculares blockbusters Sword & Sandals como "Ulises", "Atila" y "Barrabás" (y entre medio produjo a... ¡sorpresa! ...el Federico Fellini de "La strada" y "Las noches de Cabiria"), después del trutrazo de "La biblia" se pasó a otro tipo de cine. "La batalla de Anzio" fue su intento de mantenerse a flote incorporando su piecita al Cine Bélico. Para eso compró los derechos sobre un libro escrito por Wynford Vaughan-Thomas, corresponsal de la BBC que efectivamente estuvo en Anzio (el personaje del prota está vagamente basado en él, o eso se supone al menos), y se decidió a adaptarlo. El resultado fue mediocre en lo relativo a la crítica y al público. Que a nadie le gustó, eso quiero decir. No fue un fracaso absoluto, pero tampoco fue un exitazo. Bueno, no es que Dino de Laurentiis (hombre que después produjo "Capricho a la italiana", "Barbarella", "Serpico", "Conan el bárbaro", "Dune" y "Hannibal") se preocupara mucho por ello, no en balde ha producido como desaforado y compensa así los fracasos con los éxitos, pero aún así "La batalla de Anzio" quedó como la gran peli que prometía ser, y no fue. Bueno, peor le fue a "La delgada línea roja", así es que...

¿POR QUÉ VERLA?

-- Si hay algo que tiene el infatigable cappo di tutti cappi Dino de Laurentiis como productor, es la capacidad de crear pelis con gran empaque visual. Una peli producida por de Laurentiis será al menos vistosa de ver, y "La batalla de Anzio" no es una excepción. Hay algunas cosas que cantan, eso sí (ese truco barato de ahorrar en FXs, insertando planos de noticiarios de la época para las escenas de lanzamiento de misiles y bombardeo), pero en general con un presupuesto más bien modesto se consigue bastante. La historia podrá ser mediocre, pero al menos el cuento está contado de manera vistosa.

-- Esta peli sufre del mal propio de muchas otras pelis, que buscan satisfacer dos tipos de cine distinto, el espectáculo puro y el discurso ideológico, y se queda un poco con lo peor de ambos mundos. Porque la parte espectáculo es un tanto lisérgica (en particular promediando la peli hacia adelante, pecado capital donde los haya), y la parte ideológica no tiene tanta garra. El hilo conductor del asunto es la peripecia existencial del reportero que trata de entender la guerra, el por qué de la guerra y todas esas sesudas preguntas pseudofilosóficas (alabémosle que al menos quiere buscar las respuestas donde los huevos se fríen, y no en un cómodo sillón o en la cátedra universitaria como tanto filósofo mediocre que existe). La peli tarda en arrancar, pero cuando vienen las secuencias del desembarco y las primeras incursiones, agarra tensión dramática. Sin embargo, lo que prometía ser una peli de escenas con varios extras a gran escala y todo eso, termina en el viejo argumento de la patrulla perdido en territorio enemigo. Y en medio de todo eso, cuando la peli se torna episódica y por ende aburrida, nuestro reportero finalmente ve la luz, un poco a santo de nada porque si hubiera visto la luz en Pearl Harbor 1941 (por ponerle), la peli habrían tenido que rodarla allá, ¿no? Con mucha mayor modestia, y tomando el mismo tema como tópico, la contemporánea peli chilena "Caliche sangriento" (1969, o sea, un año después) con mucho menos conseguía mucho más, con un argumento semejante y un personaje muy parecido (el abogado antiguerra metido a oficial chileno), y llegando a conclusiones ideológicas mucho más arriesgadas. La escena final, al menos, tiene su interés, siendo una profunda bofetada al triunfalismo yanki, cuando el prota melancólicamente concluye que al ser humano le gusta matarse porque sí, que esta guerra no ha terminado nada, y habrán nuevas guerras en el futuro. Quizás esto contribuyó a la falta de éxito entre el público: no en balde, en 1968 los Yueséi estaban metidos hasta el pescuezo en Vietnam, y el grueso de la audiencia lo que menos quería era que le recordaran lo injusta que era la maldita guerra contra los malditos vietcongs (los yankis siempre asimilan mejor las pelis en donde ellos son los héroes que salvan el mundo), y esta peli lo que les refregaba en la cara era justamente eso. Pero aún así, por seguir hurgando en pelis que buscan la ecuación "espectáculo + profundidad" en esto de ser peli antibélica, resultados mucho mejores los logró una peli tan aparatosamente hollywoodense como "Salvando al soldado Ryan".

IDEAL PARA: Ver una peli bélica antibélica que es espectáculo antiespectáculo. O algo así.

OTRAS PÁGINAS SOBRE "LA BATALLA DE ANZIO":

-- (Ir a la página) Comentario en Cinema de Perra Gorda.
-- (Ir a la página) Comentario en La Segunda Guerra Mundial En El Cine.

VIDEOS.

-- Trailer de la peli [en inglés, sin subtítulos].

martes, 10 de febrero de 2009

"El Sol sale para todos" (1947).


-- "Gentleman's Agreement". Estados Unidos. Año 1947.
-- Dirección: Elia Kazan.
-- Actuación: Gregory Peck, Dorothy McGuire, John Garfield, Celeste Holm, Anne Revere, June Havoc, Albert Dekker, Jane Wyatt, Dean Stockwell, Nicholas Joy, Sam Jaffe, Harold Vermilyea, Ransom M. Sherman.
-- Guión: Moss Hart, con revisión sin acreditar de Elia Kazan, basados en la novela de Laura Z. Hobson.
-- Banda Sonora: Alfred Newman.

¿DE QUÉ SE TRATA?

Un periodista con niñato inocente-pero-brillante, llega a la gran ciudad, a vivir con su madre (la del periodista, o sea la abuela del niñato, porque el hombre es viudo). Es la Gran Manzana, New York, décadas antes del 9-11, y América prospera después de la Segunda Guerra Mundial (¡o gracias a ella, hay que ver cómo reactivó la industria!). Nuestro héroe busca trabajo, y lo encuentra. Pero a cambio debe vender su alma a... ¡¡¡CHACHAAAAAÁNNNNNN!!! ¡¡¡LA CONSPIRACIÓN SIONISTA INTERNACIONAL!!! Porque el periódico para el que trabajará, es un medio liberal (ya sabemos lo que eso significa en EEUU: projudío, pronigga, proabortistas, proindigenistas, proetnocaceristas, promalkavian, procualquier-cosa-anti-WASP), y su director está emperrado en sacar una serie de grandes reportajes sobre el antisemitismo. Nuestro héroe, como que quiere entrar en vena y no puede, y eso que cuenta con la ayuda de la bella y dije sobrinita del director del pasq... perdón, periódico. Hasta que Yahveh Sabaoth le envía la inspiración suprema: ¡para escribir sobre los judíos, nada mejor que hacerse pasar por judío! Así podrá sentir en mortificada carne propia las laceraciones y tribulaciones de la Raza Elegida a manos de la malvada gentilidad. Sólo su familia directa, su prometida y su jefe están en el ajo, y lo apoyan. Todo el resto piensa que de verdad es judío. Y qué encuentra... ¿que América es una nación libre y democrática, en la cual todos te aceptan cuando eres diferente porque THIS... IS... SPART... perdón... THIS... IS... AMERICA? Si así fuera, no habría peli ni tensión dramática, en primer lugar. No, lo que nuestro prota encuentra es un nido de ratas. Un asqueroso nido de ratas. Un hórrido nido de ratas. Porque ya sabemos que nadie es antisemita, ¡oh, no, Señor, líbranos de semejante plaga moral!, pero por dentro, quién más quién menos, todos llevan su propio Adolfito en el interior...

EL ESPÍRITU DE LOS TIEMPOS.

Cómo pasa el tiempo. Hubo una época en que el antisemitismo era respetable. No importaba qué tan mal fueran los tiempos, siempre podía uno desquitarse agarrando a pedradas al perro judío en la judería, y santas pascuas, ahí estamos con el alma aliviada de regreso a las preocupaciones del diario vivir. No en balde España comenzó la decadencia cuando echó a los musulmanes y judíos en 1492 y a los moriscos a partir de 1609, y sin esa gran vía para quitarle presión a la olla social (pedradas a los judíos, repito), la economía fue de mal en peor. Con un poco de ayuda de la megalomaníaca política del Conde-Duque, claro está, pero fundamentalmente por no poder practicar el saludable y antiestresante deporte del tiro al judío. Además con eso se le hacía un favor a los judíos porque los hacía entrar en la guerra darwiniana por la existencia y sacaba lo mejor de ellos, haciéndolos grandes pensadores como Karl Marx, Albert Einstein... En Estados Unidos, el deporte del antisemitismo era también muy respetable, y una lista de notables proclives al antisemitismo abarcaría a Henry Ford, Ezra Pound, Charles Lindbergh... (¡en América, la Nación Masónica por excelencia, y luego hablan de la Conspiración JudeoMasónica!). Pero después de la Segunda Guerra Mundial el antisemitismo perdió respetabilidad, luego de que la compasión mundial cayera sobre los judíos debido a los excesos de la Shoah impulsada por los acólitos de Hitler, además de que como los judíos habían sido perseguidos en Europa, al llegar a América se habían hecho productores de cine, y por lo tanto toda la maquinaria propagandística de Hollywood estaba cargada de simpatías hacia la causa judía. Uno de esos productores filojudíos, Darryl F. Zanuck, decidió aprovechar la cresta de la ola llevando al cine una novelita antiantisemita de Laura Z. Hobson, de lo que resultó esta peli.

¿POR QUÉ VERLA?

-- ¿"La lista de Schindler"? ¿"Holocausto"? ¡Bah, paparruchas! Es fácil arrancarte lágrimas de simpatía por los pobrecitos judíos cuando los pones de víctimas en un ejercicio de carnaza sadomasoquista. Pero, ¿qué pasa cuando no puedes apilar pilas de cadáveres y contar los muertitos, y aún así tienes que conmover a la audiencia? Esta peli tiene la clave. Seguramente "El Sol sale para todos" es la peli de denuncia sobre el antisemitismo por excelencia. No es una peli de malos antisemitas versus buenos semitas. Las cosas no son tan claras aquí. El título original podría traducirse al castellano como "Un arreglo de caballeros" ("Gentleman's Agreement"), y en realidad esa es la más mortífera de las armas en la discriminación: el no querer verla, el ocultarla bajo la alfombra, el convencerse de que la discriminación es mala pero nosotros no discriminamos porque no decimos frases hirientes, ¡Oh, no, líbranos de eso, Dios de Abraham, Isaac y Jacob!, pero aguantar y aceptar montones de costumbres y comportamientos que en su esencia sí que son discriminatorios. ¿Y todo por qué? Por eso, porque son gente bien, porque como "acuerdo de caballeros" no se discutirá de ciertas cosas, y si alguien se pasa de la raya y se pone antisemita, pues bien, miramos para otro lado y no hacemos nada porque después de todo, somos gente bien y si armamos boche, pues qué van a decir nuestras amistades... Peor aún, la peli devela que incluso en el propio frente antiantisemita hay antisemitismo larvado: el pasquín liberal que ataca a los antisemitas tiene gente antisemita trabajando en sus propias filas, incluso inconscientemente de que lo son, e incluso también los propios judíos, aceptando y adecuándose a ciertas conductas (cambiándose el nombre y el apellido para desjudaizarse y hacerse más americanos, por ejemplo), también a su vez perpetúan el estigma del antisemitismo. Una anécdota sobre esta peli, es que cuando en los grandes estudios corrió el rumor de que Zanuck la iba a rodar, fueron sus propios coleguetes judíos de otros estudios quienes le dijeron "oye, Zanuck, mejor nada de denuncias, ¿eh? Mira que las cosas están bien cuando no se revuelve el caldero, así es que ¿para qué levantar otra vez el tema si nos está yendo tan bien con la conspiración de silencio?", a lo que Zanuck replicó incorporando esa escena en la peli, y poniendo una frase similar en boca de un personaje projudío. Sintomáticamente, lo más cercano que vemos aquí a la violencia física contra los judíos no viene del mundo de los adultos, que después de todo son caballeros y si se trenzan a golpes con un judío, pues, qué dirá la gente (además el ojo en tinta no se verá tan bonito en una reunión social), sino de los niños, cuando el hijo del prota es abusado porque unos matones de barrio lo consideran judío, y el pobre no entiende por qué lo odian tanto, y peor aún, no entiende qué de odioso podría tener un judío (o cualquiera) para ser tratado así.

-- Esta peli trata sobre antisemitismo, pero sus conclusiones son válidas para muchas formas de discriminación. De manera no demasiado sorprendente, denuncia con fuerza la discriminación de la clase bien de América contra los judíos (Segunda Guerra Mundial, Holocausto, ¿recuerdan?), pero no se atreve con otras formas de discriminación bien larvaditas en el seno de la América de ese tiempo, y eso en vísperas de que se inicie el Macartismo anticomunista y el movimiento de los derechos civiles a favor de los negros, temas ambos sobre los cuales la peli no dice una sola palabra (irónicamente Elia Kazan, director de esta peli, años después se convirtió en bocafloja y entregó nombres de varios antiguos camaradas, de la época en que él estaba metido con grupos comunistas). Pero el análisis de caso es muy similar. Hoy en día, decir algo contra los judíos es sacrilegio porque ¡pobrecitos! ellos padecieron el Holocausto (qué importa que algunos agresivos filojudíos utilicen esa piedad para tratar a los palestinos más o menos como los nazis los trataron a ellos), pero a cambio tenemos mucha otra gente a la cual se les puede arrojar piedras: los musulmanes, los inmigrantes ilegales, los asiáticos, los negros, los indígenas... Y por idénticas razones. Desafortunadamente, no porque la ola antisemita haya remitido su tanto quiere decir que esta peli haya perdido actualidad.

-- El apartado técnico es notable. Elia Kazan es, por supuesto, uno de los grandes directores de Hollywood, y tiempo después de esta peli rodaría clásicos como "Pánico en las calles", "¡Viva Zapata!", "Un tranvía llamado deseo", "Nido de ratas", "Al este del Edén" y "Esplendor en la hierba", y en esta peli muestra ya de lo que es capaz. Gregory Peck entrega también una gran actuación (además, para las chicas, está hecho un crío, el hombre), y del resto del elenco no caben sino elogios. Tanto el guión como la banda sonora (a cargo de Alfred Newman, un habitué de las pelis de Zanuck) están en su punto. Salvo por la primera media hora inicial, soporífera a más no poder, el resto de la peli no sólo aguanta notablemente bien el paso del tiempo, sino que posee un gran ritmo y una solidez narrativa que ya se la quisieran muchos directores actuales que por tratar de ser "de denuncia" no pasan del aburrido panfleto y se olvidan de lo principal a la hora de hacer cine: hacer cine, precisamente.

IDEAL PARA: Ver una sólida peli sobre un tema también por desgracia bastante sólido, como es la discriminación.

ENLACES.

-- (Ir a la página) Entrada en IMDb.
-- (Ir a la página) Artículo de la Wikipedia en inglés.

VIDEOS.

-- Escena antisemita de la peli [en inglés, sin subtítulos].



domingo, 29 de julio de 2007

"Scoop" (2006).


-- "Scoop". Estados Unidos / Inglaterra. Año 2006.
-- Dirección: Woody Allen.
-- Actuación: Scarlett Johansson, Woody Allen, Hugh Jackman, Ian McShane. Estados Unidos / Inglaterra. Año 2006.
-- Guión: Woody Allen.
-- Banda Sonora: Edvard Grieg, Johann Strauss hijo, Piotr Ilich Tchaikovski...

-- "Scoop" en IMDb.
-- "Scoop" en la Wikipedia en inglés.

¿DE QUÉ SE TRATA?

Despidamos con un sentido pésame a nuestro buen amigo Joe, el periodista, el métomentodo, el que nunca dejaba escapar una historia, el que ahora no contará su mejor reportaje... El que está de pasajero en la barca con un tipo de capucha que no muestra la cara y que por más señas usa una ostensible guadaña. Entre conversación y conversación, descubre una insólita novedad: hay un tipejo de la upper class que en realidad parece estar relacionado con los crímenes de un tal Asesino del Tarot... De manera que el periodista se hace el timberlake y como que no quiere, se arroja al agua para regresar al mundo de los vivos... o a algo parecido. Contacta así a una despistada periodista que, a su vez, alguna vez intentó estudiar odontología, que en vez de obtener a un entrevistado obtiene que el entrevistado se la faene a ella... y que ahora está en la caja de los misterios misteriosos con un mago arriba de un escenario. Así, la periodista se entera de la gran primicia, y arrastra consigo al mago para descubrir la verdad. Este no quiere y no quiere, pero al último, consiguen fraguar un plan para conocer al tipo denunciado de manera tan arcangélica como asesino en serie. El plan, por supuesto, empieza a torcerse, porque lo que iba a ser inicialmente un puro encuentro, termina en el mago fingiendo ser el padre de la chica y un magnate yanki, y con la chica enamorándose cada vez más del sujeto en cuestión...

EL ESPÍRITU DE LOS TIEMPOS.

Hay cineastas que producen una película cada diez años y se obsesionan con que salga perfecta y catedralicia (léase Stanley Kubrick). Lógicamente, algunos de sus filmes son monumentales, y otros en cambio son monumentales bodrios. Hay otros, en cambio, que recurren al sistema de la guerrilla y filman lo que sea, con tal de estar en la cartelera todos los años, y con este sistema de guerrilla le dan alguna vez el palo al gato, y otras veces no; Woody Allen es de estos últimos. Su cita del 2006 fue esta película sobre magos (otra más, porque ése fue el año de "El ilusionista" y "El gran truco", en la última de las cuales también actuaba la Johansson). Se dice que Woody Allen, impresionadísimo con la perfomance de Scarlett Johansson en "Match Point", se decidió a escribir una película entera para el lucimiento de ella. Y ella debería agradecérselo. Porque la película en sí misma importa poco; su argumento es cretino y su desarrollo avanza como la respiración de un asmático, pero Scarlett... ¡oh, Scarlett...!

¿POR QUÉ VERLA?

--Scarlett Johansson. Ya lo dijimos, y lo repetimos de nuevo. Actuando para Woody Allen, Scarlett Johansson parece haberse encontrado a sí misma. Había actuado un excelente papel en "La joven de la perla" y tenía garra en la por otra parte sobrevalorada "Perdidos en Tokio", pero de alguna manera, por alguna razón, había ido quedándose en el camino... Todos recordamos como en "La isla" delegó aquello de "actuar" en el par de duraznos más cercano (la tienda de ropa deportiva debería estar agradecida), algo que también habíamos observado en "En buena compañía", y ni eso en "El gran truco". Con "Match Point" empezó el despegue, y aquí está, por fin, a sus anchas, haciendo un rol que requiere un poco más de esfuerzo que posar como florero. Su papel, por cierto, es más o menos la versión femenina del clásico chico tímido, nervioso e inseguro que el propio Woody interpretara hace chupetecientas décadas atrás (y que ahora ya no está en condiciones cronológicas de protagonizar). Por el desempeño de la Johansson, es notorio que el papel fue escrito para ella... y también porque Woody aprovecha de incrustar en el guión, entre brisa y calma chica, alguna escena con ella en traje de baño (lo hizo, el viejo zorro, y por eso te damos gracias, Woody)...

-- Démosle también crédito a Hugh Jackman, quien aquí se redime de haber interpretado a Wolverine. Porque la verdad sea dicha, es que desde "X-Men" que al pobre Jackman lo llaman para hacer de Wolverine, y si trata de cambiar el interruptor probablemente le dicen "sí, eso está bien, pero ¿podrías hacer tu personaje un poquito más Wolverine?". Aquí lo dejan actuar en paz, y qué creen, resulta que tenía un mayor registro actoral del que le habíamos visto, después de todo. Algo de lo cual ya dudábamos, porque actuar a Wolverine fue una cosa (y le salió estupendamente bien el papel, por cierto), y otra muy distinta es ir clonando a Wolverine de película en película. Bien por Jackman, que al fin puede mostrar de qué está hecho, más allá del cliché.

-- Del resto, qué decir... Pues bien... Es entretenida. Ligera. Liviana. Está hecha como un divertimento, y si van a buscar al Woody Allen más pesado, reflexivo o denso, olvídenlo. Es simplemente "una más de Woody". Así es que más vale verla con humor, y obtener un par de risas de ello (que se obtienen), en vez de buscarle la quinta pata al gato.

-- El final. Si hubiera sido una producción hollywoodense, capaz que el asesino hubiera sido la periodista y el mago, en una inesperada y retorcida vuelta de tuerca final que contradice la mitad de las pistas arrojadas en el filme. En cambio aquí el final es, quizás algo previsible, pero en todo caso más inteligente que las pelis de asesino al uso.

IDEAL PARA: Verla distendidamente y disfrutarla (me refiero a la película, no a la Johansson, aunque una cosa no excluye la otra)...

domingo, 12 de marzo de 2006

"Buenas noches y buena suerte" (2005).


-- "Good Night, and Good Luck". Japón / Francia / Estados Unidos / Inglaterra. Año 2005.
-- Dirección: George Clooney.
-- Actuación: David Strathairn, George Clooney, Robert Downey, Jr., Patricia Clarkson, Frank Langella, Jeff Daniels, Tate Donovan, Ray Wise.
-- Guión: George Clooney y Grant Heslov.
-- Banda Sonora: Dianne Reeves, Peter Martin, Christoph Luty, Jeff Hamilton y Matt Catingub, intérpretes de jazz.

¿DE QUÉ SE TRATA?

Son los años '50, y la caza de brujas comunistas mutantes está en su apogeo. Un puñado de valientes que trabajan haciendo un programa de tipo "investigación periodística" para la cadena CBS, se meten con el U.S. Army, cuestionando el despido de un fulano porque su padre lee diarios en serbio. El puñado de valientes entrometidos le cae muy mal al poderoso senador Joseph McCarthy, el George W. Bush de aquellos tiempos, quien comienza a lanzar sendos ataques contra el programa. En respuesta, los chicos del noticiario hacen un contundente reportaje sobre el senador. La batalla de los medios de comunicación libres contra la dictadura del Fascismo Americano ha comenzado.

EL ESPÍRITU DE LOS TIEMPOS.

En los últimos años hemos asistido a varias películas, del más diverso tipo (desde las intelectualizantes hasta las "para grueso público") que se han cuestiones sobre la libertad, la justicia y la religión, temas todos candentes debido a que el Presidente George W. Bush atribuye su victoria en las elecciones no a ser un neurótico con delirios mesiánicos votado por un grupo de asustados borregos, sino a Dios mismo. Tales cuestionamientos los hemos visto en escenarios tan disímiles a este filme como, por ejemplo "Las crónicas de Riddick" o "Star Wars, Episodio III, diga el título completo y gánese un premio especial en McDonalds", por no hablar de "Fahrenheit 9-11" y perlas similares. En el fondo, cualquier película que en estos tiempos revise la figura de McCarthy, quien estaba dispuesto a ahogar las libertades cívicas estadounidenses para defender las libertades cívicas estadounidenses (aunque suene a contrasentido) tenderá a estar hablando de Bush y de sus perros de presa. En ese sentido, la película es una cavilación sobre las libertades y la mejor manera de defenderlas. Subrepticiamente también, hay una reflexión bastante poderosa sobre los medios de comunicación y sobre el nuevo mundo virtual que actualmente aparece en el horizonte, ya que está filmada no como "eventos reales" sino como un programa de TV de la época, en blanco y negro, e incluso el personaje de McCarthy no es encarnado por un actor, sino que en un alarde inconsciente de "virtualidad", aparece en carne y hueso en películas de la época, interactuando con los actores. O sea, aunque la película esté ambientada en 1953, no está hablando de aquellos años sino de lo que está pasando en 2006 con los medios de comunicación y con los derechos civiles de las personas, de la interacción entre ambas cosas, e incluso de la progresiva desaparición de nuestro actual concepto ilustradorracionalista de "persona humana", debajo de todos esos fenómenos.

¿POR QUÉ VERLA?

-- Por el entramado filosófico. La película no es un discurso o apología de tipo filosófico, pero el espíritu de los tiempos se infiltra a cada momento entre líneas. Por cierto, la película defiende claramente la libertad y los derechos civiles de las personas, de quienes los pisotean pretendiendo defenderlos, dándole amplia tribuna a quienes cuestionan a McCarthy.

-- Aún sin el entramado filosófico, es una estupenda película en el sentido puramente fílmico. Está filmada con un enorme naturalismo, hasta el punto de que carece de banda sonora, como no sea por los ruidos ambientales, y por la inclusión de algunos segmentos de canciones de la época que no aparecen como "soundtrack", sino como un programa especial dentro de la CBS que justifica su inclusión como parte del ruido medioambiental.

-- El guión está llevado sin alardes de ningún tipo. La historia está resuelta a base de la interacción de los protagonistas, ninguno de los cuales es presentado como "el villano", aunque hay obvios intereses contrapuestos (presiones de los jefes de la cadena televisiva, esa clase de cosas). No hay salidas fáciles de guión como tiroteos, explosiones, sabotajes, actos de espionaje, traidores dentro de la organización, y toda esa clase de cosas. No es que despreciemos eso en un buen filme de acción, pero al césar lo que es del césar y a dios lo que es de dios: si estamos en un filme histórico, nada de concesiones a la galería, por favor. Esta no es una de Stallone, y eso está bien.

-- Los secundarios. Robert Downey Jr. actúa bien cuando quiere (y cuando está desintoxicado), y ésta es una de esas oportunidades, pero perderse a viejos veteranos como Ray Wise o Frank Langella siempre es un crimen imperdonable, y en este filme más aún. No puede decirse que sus roles sean descollantes, pero ésa es la gracia: se las arreglan para actuar bien, y al mismo tiempo pasar desapercibidos, como buenos secundarios que son. Eso es profesionalismo.

-- "Good night and good luck". La frasecita final que siempre repite el protagonista al terminar su programa de televisión, es en sí misma una joyita. Quizás, entre los entendidos de cine, termine por transformarse en una cuña como "yo soy tu padre" o "¡soy el rey del mundo!" entre un público más masivo.

IDEAL PARA: Recordar que aún en estos tiempos de cine pop corn, se puede hacer cine para reflexionar sin caer en el frikismo o en el narcisismo pseudointelectualoide.

domingo, 19 de febrero de 2006

"El ciudadano Kane" (1941).


-- "Citizen Kane". Estados Unidos. Año 1941.
-- Dirección: Orson Welles.
-- Actuación: Orson Welles, Joseph Cotten, Agnes Moorehead, Dorothy Comingore, Ruth Warrick, Everett Sloane, George Coulouris, Ray Collins.
-- Guión: Herman J. Mankiewicz y Orson Welles.
-- Banda Sonora: Bernard Herrmann.

-- "El ciudadano Kane" en IMDb.
-- "El ciudadano Kane" en la Wikipedia en inglés.

¿DE QUÉ SE TRATA?

Dentro de su mansión, un anciano expira. Pronuncia una última palabra: "Rosebud". Los buitres de los medios sensacionalistas anuncian la noticia de que Charles Foster Kane, el más poderoso empresario periodístico de Estados Unidos y alrededores, ha fallecido, y se ponen a buscar incansablemente a la famosa Rosebud, ya que encontrar a la amante de Kane sería el golpe periodístico sensacionalista farandulero del siglo. De esta manera van entrevistando pacientemente a diversos personajes que han rodeado a Kane, y que comparten dos cosas en común: una, le tienen una mala leche increíble al hombre que, bien mirado, destruyó las vidas de cada uno para ir ascendiendo por la escala social, y dos, no tienen ni la más peregrina idea de quien demonios es la tal Rosebud (¿una de sus esposas?, ¿una amante?, ¿una bataclana?). Y al final... OK, si usted es cinéfilo de verdad, ya sabe cuál es la clave de la historia, y si no lo es, no lo revelaremos aquí. Véala por usted mismo.

EL ESPÍRITU DE LOS TIEMPOS.

De la inmensa y abrumadora mayoría de las películas, se puede decir que siguen el espíritu de su época. De unas cuantas se puede decir que son rarezas o frikadas fuera de contexto y de su tiempo. Pero de pocas películas puede decirse que CREARON una época. No es exagerar si se dice que dentro de "Ciudadano Kane" puede encontrarse TODO el siglo XX, y quizás lo que llevamos de XXI. El espíritu de los tiempos es, en este caso, la historia completa del cine resumida en un par de horas. ¿De cuántas películas puede decirse lo mismo?

¿POR QUÉ VERLA?

-- Después de todo lo dicho, debería ser obvio. Es un clásico absoluto. Es irreemplazable. Es una de las tres películas que deberían salvarse, si es que los extraterrestres nos invadieran y quemaran todo el cine filmado desde 1895 hasta ahora. Siempre que los críticos se dedican al ocioso deporte de hacer el Top Ten de mejores películas, acaba en el primer lugar o lo ronda muy de cerca, y con razón. Lo peor es que el carajo de Welles, cuando la filmó, era un mocoso de 25 años, y para colmo, era su "opera prima", su primera película. Gusano infeliz.

-- Esta película lo tiene todo: una historia de superación personal a lo "Rocky", romance, drama, suspenso, investigación policial, metafísica y reflexión sobre el sentido de la existencia y otras cosas. Es gigante como la vida. Y todo aunado con tal armonía, que crea un espectáculo majestuoso sin que apenas reconozcamos los elementos como disgregados entre sí.

-- Aparte de dirigirla, la protagonizó Orson Welles himself. Todas las otras actuaciones que Welles hizo en su vida, son una vil caricatura de ésta, hechas para ganarse las lentejas, pero aquí está apoteósico, a sus anchas. Por cierto, ¿ya dijimos que este Welles fue el que hizo orinarse a medio Estados Unidos con su famoso radioteatro de la invasión de los marcianos en 1936? Y un dato de trivia: un papel bastante substancioso recayó en Agnes Moorehead, famosa un par de décadas después por ser la suegra pesada de la serie de TV "La hechizada" (aquí luce jovencita, o por lo menos, más que en la TV después)...

-- El hombre creó un nuevo lenguaje cinematográfico. Movió la cámara como nadie. Sus juegos de luces y sombras sentaron escuela. Cada pedazo de la historia está rodado con un enorme tacto. No hablemos del trabajo de edición, pionero para la época, la primera gran revolución fílmica desde que a Griffith se le ocurrió mover la cámara, treinta años antes. Y lo mejor de todo es que lo formal se funde tan bien con el resto de la película, que a primera vista ni se nota el trabajo invertido. Eso es arte.

-- Es la película que acabronó a William Randolph Hearst, el magnate del periodismo de la primera mitad del siglo XX, porque de que Kane se parece a Hearst, se parece (ambos, entre otras cosas, profitaron a lo grande de la guerra de Estados Unidos con Cuba en 1898). Hearst hizo lo imposible por pararla, sin éxito. Es como si hoy en día un cabroncito de 25 años rodara una genialidad fílmica sobre un computín de mierda llamado Willy Tate, y la película se pareciera a la biografía de Bill Gates como un huevo a otro. ¿No se acabronaría lo suyo el Black Windows?

-- ¿Darth Vader? Darth Vader puede ponerse de lustrabotas en la plaza del pueblo y limpiarme los zapatos de domingo. Charles Foster Kane lo deja chico como villano. Su palacio de Xanadú, en donde va a dar a parar sus últimos tristes días, es tantas mil veces más impresionante que la Estrella de la Muerte, y sin necesidad de tener instalado un cañoncito revientaplanetas. Y de que Kane es un joputa de la peor especie, lo es. Y todo para probar que tiene un par.

-- El final de la película es enormemente sencillo, y al mismo tiempo, terriblemente abrumador. Pocos finales de película son tan emotivos como éste. Después de ver la solución del misterio, es que dan ganas de hacer una hoguera con el final de "Blade Runner", y usar el final de "Gladiador" como leña.

IDEAL PARA: Amantes del cine de todo tiempo y lugar.

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