Anduve conduciendo sin destino elegido.
Y sin más, llegué hasta aquí
Y sin más, llegué hasta aquí
la ciudad que pidió mi olvido.
Donde las tardes eran tertulias de humo y café.
Hallé nuestra mesa del ayer
Y mi mano fue caricia en su calidez
Buscando huellas, que un día albergaron presencia.
Mi silencio se oía a pesar del rumor que percibía.
Y mis ojos te buscaron
Como recuerdo en la memoria.
Y mi corazón palpitó.
Al oír de lejos, tu voz.
Un café en tus manos.
Y una palabra en tus labios.
Los amigos a tu lado.
Y tú sonrisa en los labios.
Te veo bien, en el sosiego del tiempo.
Y ése gris en tus cabellos
Me dicen que hace tiempo, me perdía entre ellos.
Mi alma se arrimó
Hallando el roce en la tuya
Y en un mover de tu cuello
Tus ojos vieron mi mirar.
Y mi silencio se hizo eco.
Y tu palabra fue beso.
Busqué con deseo aquel viejo café
Donde las tardes eran tertulias de humo y café.
*