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"La Belleza es el aire que mueve las alas de la Victoria de Samotracia" |
Estamos rodeados de cosas bellas. Me refiero sobre todo a aquellas en que el ser humano deja la impronta de su saber hacer. Esa maravilla de vajillas chinas milenarias de las que solo emperadores de uñas afiladas podían hacer uso, ese magnífico mobiliario que relucía en las estancias del Segundo imperio francés, aquella perfección de las paredes bordadas de "La Casita del labrador" de Aranjuez para solaz de rey en tiempo de ocio. Magnificencia para los poderosos, joyas cuajadas de piedras brillantes engastadas cada una con exquisitez, digna solo de las más excelsas gargantas. Son objetos bellos sin duda, pero no es esa la belleza "que escalofría". Aunque acaso sí sean capaces de despertar a nuestro "fenicio"; ese atávico impulso de atesorar, sopesar, evaluar, mercadear, poseer.