Hoy, como ya hace más de un mes, en que decidí abrir este puerto, me he dado un paseo por mis costas al atardecer, quizá porque es la hora más propicia para recibir el calor que emana de la presencia humana que percibo allá en mi playa. Esa que emocionó tanto al bueno de Robinson Crusoe y que yo necesito tanto como él.
Observo el mapamundi, donde globitos diseminados o agrupados con profusión, señalan los lugares desde donde llegan mis internautas...Esas banderitas disparan mi imaginación y me emocionan... Ahí han dejado su huella balsas de solitarios, veleros veloces, cargados barcos de altura... Canadá, Francia, Haití, Chile inconmoviblemente fieles, una España que desborda en presencia...me saludan
Las banderas se amontonan en Europa y América, aunque también una barquita me llegó, solitaria, de Australia... y ¿quién será ese visitante mío, montevideano, que dispara todos mis recuerdos de la ciudad de mi adolescencia? y quién, que me lee desde Sonora..
Ayer, apareció, la India y estuve un buen rato imaginando una cocina de Nueva Delhi y a una mujer morena y delgada que leía...( como hubiera aliviado a mi madre, amante apasionada de la India, con esta historia si ahora fuese el agosto que fue...)
En fin, no puedo poneros nombre como hizo Robinson con Viernes pero... os siento cerca y el constatar vuestra desconocida huella cada noche se ha convertido en un ritual para mí.