Dentro de la filmografía de Álex de la Iglesia (Bilbao, 1965), 800 balas es una rara avis. Pese a que cumplía parte de los estándares de lo que habían sido las películas del realizador vasco no fue muy reconocida, en la taquilla no...
moreDentro de la filmografía de Álex de la Iglesia (Bilbao, 1965), 800 balas es una rara avis.
Pese a que cumplía parte de los estándares de lo que habían sido las películas del
realizador vasco no fue muy reconocida, en la taquilla no terminó de funcionar y la critica le fue poco favorable. Casi veinte años después de su estreno se podría afirmar que el filme es una anécdota, una cita a pie de página en la historia reciente del cine español. Pero 800 balas recuperaba una parte esencial de la historia del cine –y del cine español– siendo una producción cuyo nexo argumental se estructuraba sobre el recuerdo de películas importantes rodadas en Almería, así como las del subgénero del spaghetti western en cuyo ADN está inserto el desierto de Tabernas. Además, esas producciones contaron con especialistas y personal de Tabernas y Carboneras. La película se articulaba sobre la nostalgia de un tiempo fabuloso que no volverá jamás y que marcó indefectiblemente la vida y los recuerdos de todos aquellos que participaron en el sueño cinematográfico en la Almería del desarrollismo. Lo que resulta extraordinario es que paralelamente a 800 balas se generó un melancólico retorno a la mitología del spaghetti western por partida doble. En España se produjeron una serie de documentales financiados mayoritariamente por entidades
públicas que recuperaban la memoria de las figuras invisibilizadas señaladas en el filme.
Casi todos ellos se estructuraban entorno a los testimonios de los especialistas para
desplazarse a los recuerdos de productores, directores, actrices y actores que habían
intervenido en la aventura cinematográfica del desierto español. Del mismo modo, se
revisitó la figura de Sergio Leone (1929-1989) y la de los otros directores italianos que
contribuyeron a crear la fascinación por la ficticia Norteamérica almeriense. Por su parte, Quentin Tarantino (1963) se apropió de imaginario del spaghetti western en su
filmografía última, haciendo mención explícita al subgénero cinematográfico italiano en contraposición a las propuestas de los príncipes de la industria norteamericana en Érase una vez en Hollywood (Once Upon at Time in… Hollywood, 2019) en la que cita
explícitamente las películas de almerienses de Sergio Corbucci (1927-1990) y el extraño periplo de algunas estrellas venidas a menos por tierras españolas e italianas.
Si hay algo que define 800 balas es la emoción por el cine y su facultad para
representar los sentimientos y anhelos más complejos del ser humano. En cierto sentido, la filosofía de la película está íntimamente ligada con la del director, que reivindica el cine como un espacio de ficción que modifica y articula la existencia. Más allá de la crítica sesuda y esquizofrénica, nuestro planteamiento reclama el mensaje principal de la película, es decir, el del cine como el espacio para la felicidad.