Academia.eduAcademia.edu

El Poema de Mio Cid en la literatura posterior

El Poema de Mio Cid data del siglo XII. Fue el iniciador una larga tradición literaria que llega a nuestros días. En este trabajo, realizo una breve trayectoria desde la Edad Media hasta la Modernidad. Además analizo el tratamiento que realiza Rubén Darío en un poema suyo de 1900.

UNIVERSIDAD NACIONAL DE CUYO FACULTAD DE FILOSOFÍA Y LETRAS DEPARTAMENTO DE LETRAS Cátedra: Literatura española I (Medieval) TÍTULO DEL TRABAJO:Proyecciones del Poema de Mio Cid en la literatura posterior AUTOR: Gabriel Andres Ravera Registro n° 23869 Mail: [email protected] Fecha: 13 de noviembre de 2018 INTRODUCCIÓN El presente trabajo pretende exponer algunas proyecciones literarias en torno al Poema de Mio Cid. Para esto, la investigación tendrá tres objetivos fundamentales. El primero es mencionar algunas proyecciones literarias de la Modernidad. El segundo es buscar los orígenes de estas proyecciones en la literatura medieval y renacentista. Por último, explicar cómo Rubén Darío (1867-1916) recrea una leyenda muy conocida sobre el Cid en una de sus obras. La investigación contará con las siguientes partes. La primera, Las proyecciones literarias de la obra en la Edad Media y el Renacimiento se divide en dos apartados. “El PMC en la literatura medieval posterior” en la cual se comentarán algunos textos relevantes que iniciaron la historia del Cid. “Las proyecciones literarias del Poema en los siglos XVI y XVII”, las cuales marcan un cambio de actitud del Cid. La segunda parte, Las proyecciones literarias del Poema en la Modernidad se divide, a su vez, en tres apartados. “Panorama general”, en el cual se describen brevemente las apariciones del Poema de Mio Cid en la literatura de los siglos XVIII, XIX y XX. “Cosas del Cid, de Rubén Darío” y “Análisis del poema a la luz del PMC” explican el poema rubendariano teniendo en cuenta al Poema de Mio Cid y su tradición literaria. La importancia de esta investigación radica en la necesidad de hacer conocer proyecciones literarias medievales, renacentistas y modernas del Poema de Mio Cid. Estas son muy poco conocidas en los estudios académicos actuales, debido a que estos se han centrado en la obra misma. Las proyecciones en la literatura muestran qué se ha rescatado del Poema en la posterioridad. Por último, permiten apreciar las diversas perspectivas con las que se ha abordado el poema en la literatura a lo largo de los siglos. LAS PROYECCIONES LITERARIAS DE LA OBRA EN LA EDAD MEDIA Y RENACIMIENTO El PMC en la literatura medieval posterior El Poema de Mio Cid es un poema compuesto en el siglo XII por un autor desconocido. Trata sobre las gestas de Ruy Díaz de Vivar contra los moros tras ser este desterrado por el rey Alfonso VI de Castilla. Estas terminan con el perdón del rey al Cid Campeador, las afrentas a los infantes de Carrión, y las bodas de las hijas del Cid, Elvira y Sol, con los infantes de Navarra y Aragón. La historia del Cid a través del tiempo posee una gran variedad de textos en diferentes lenguas. También fue usada “como cantera de la que se extrajeron nuevos bloques de material poético y dramático" (Smith, 1998). Esta historia sigue trascendiendo el tiempo, y las proyecciones literarias continúan aun en el siglo XXI. Entre las obras medievales posteriores sobre el Cid se pueden nombrar la Historia de Valencia (1110), la Historia Roderici (1144-1147), el Poema de Almeria (1147-1149), Linaje de Rodrigo Díaz el Campeador (1194), Estoria del Cid (1272), Crónica de veinte reyes (hacía 1300), Crónica particular del Cid (fines del siglo XIV) y las Mocedades de Rodrigo (siglo XV). Todas estas historias y crónicas cuentan la historia del Cid desde diferentes perspectivas, teniendo en cuenta las características de la época en que vivían sus autores. Las proyecciones literarias del Poema en los siglos XVI y XVII En estos siglos se componen numerosos romances que cantan las hazañas del Cid. Estos eran coleccionados en obras como Romancero del Cid (1605), Romancero e Historia del muy valeroso caballero el Cid, Ruy Díaz de Vivar (1612) y Las mocedades del Cid (1618). Estos textos completan la escasa biografía del Cid Campeador. Este deja de ser parte de la historia, y se convierte en una leyenda. Como personaje legendario, el héroe adquiere los rasgos de la imaginación popular. Algunas características novedosas, en este sentido, es que el Cid ya no lucha contra los moros. David Muñoz López (2012) dice al respecto: “Aparece un Cid reflexivo, a veces agobiado por las costumbres o las conveniencias sociales que le obligan a actuar incluso contra sus propias convicciones morales, en ocasiones caritativo, generoso…”. Se presenta otra faceta del Cid, menos guerrera, más humana. LAS PROYECCIONES LITERARIAS DEL POEMA EN LA MODERNIDAD Panorama general Las ramificaciones de la historia del Cid son imposibles de seguir. Desde mediados del siglo XVII no se tiene noticias del poema. Pero, en 1719, aparece Antigüedades de España, de fray Francisco de Berganza. No es la intención de este trabajo profundizar en este tema, así que no se desarrollará. En el siglo XIX y principios del XX, los dramas, poemas y óperas recrean episodios del Cid, ya con otra mirada. Ya se privilegian temas poco conocidos sobre el caballero castellano. Dos ejemplos de esto son los poemas compuestos por los modernistas y la Generación del 27. En este trabajo se analizará el poema titulado “Cosas del Cid”, de Rubén Darío. Este ha sido publicado en la segunda edición deProsas profanas (1900), en la sección de “Recreaciones arqueológicas”. “Cosas del Cid”, de Rubén Darío Durante su estadía en Francia, Rubén Darío conoce el Poema de Mio Cid mediante el poema “Le Cid” (1872), de Jules-AmadéeBarbeyd’Aurevilly. En 1900 publica una versión modernista del mismo, llamada “Cosas del Cid”. Es curioso que esté en la sección “Recreaciones arqueológicas”, junto a otros poemas, también de recreaciones de textos medievales. Cuenta Barbey, en versos que valen bien su prosa,  una hazaña del Cid, fresca como una rosa,  pura como una perla. No se oyen en la hazaña  resonar en el viento las trompetas de España,  ni el azorado moro las tiendas abandona  al ver al sol el alma de acero de Tizona.  Babieca descansando del huracán guerrero,  tranquilo pace, mientras el bravo caballero  sale a gozar del aire de la estación florida.  Ríe la Primavera, y el vuelo de la vida  abre lirios y sueños en el jardín del mundo.  Rodrigo de Vivar pasa, meditabundo,  por una senda en donde, bajo el sol glorioso,  tendiéndole la mano, le detiene un leproso.  Frente a frente, el soberbio príncipe del estrago  y la victoria, joven, bello como Santiago,  y el horror animado, la viviente carroña  que infecta los suburbios de hedor y de ponzoña.  Y al Cid tiende la mano el siniestro mendigo,  y su escarcela busca y no encuentra Rodrigo.  ?¡Oh, Cid, una limosna! ?dice el pobrecito.  ?Hermano,  ¡te ofrezco la desnuda limosna de mi mano!  ?dice el Cid; y, quitando su férreo guante, extiende  la diestra al miserable, que llora y que comprende.  Tal es el sucedido que el Condestable escancia  como un vino precioso en su copa de Francia.  Yo agregaré este sorbo de licor castellano:  *  Cuando su guantelete hubo vuelto a la mano,  el Cid siguió su rumbo por la primaveral  senda. Un pájaro daba su nota de cristal  en un árbol. El cielo profundo desleía  un perfume de gracia en la gloria del día.  Las ermitas lanzaban en el aire sonoro  su melodiosa lluvia de tórtolas de oro;  el alma de las flores iba por los caminos  a unirse a la piadosa voz de los peregrinos  y el gran Rodrigo Díaz de Vivar, satisfecho,  iba cual si llevase una estrella en el pecho.  Cuando de la campiña, aromada de esencia  sutil, salió una niña vestida de inocencia,  una niña que fuera una mujer, de franca  y angélica pupila, y muy dulce y muy blanca.  Una niña que fuera un hada, o que surgiera  encarnación de la divina Primavera.  Y fue al Cid y le dijo: «Alma de amor y fuego,  por Jimena y por Dios un regalo te entrego,  esta rosa naciente y este fresco laurel».  Y el Cid, sobre su yelmo las frescas hojas siente,  en su guante de hierro hay una flor naciente,  y en lo íntimo del alma como un dulzor de miel. “Cosas del Cid” (Prosas Profanas, 2° ed., 1900) En el poema, Rubén Darío cuenta su versión de la leyenda del leproso. El Cid paseaba meditabundo por una senda, y se encuentra con un leproso. Este le pide una limosna. El Cid le ofrece “la desnuda limosna de su mano”. El poeta nicaragüense agrega que el caballero seguía por la senda, y sale a su encuentro “una niña vestida de inocente” y le entrega “por Jimena y por Dios” “esta rosa naciente y este fresco laurel”. El Cid coloca las “frescas hojas” en su yelmo, y en su guante lleva “una flor naciente”. Análisis del poema a la luz del PMC Al comienzo del poema, el poeta nombra a Barbey, el autor del poema que le sirvió de fuente para componer el suyo. Hay un juego de metatextualidades, ya que lo nombra. Luego, entre la primera y segunda estrofa se mencionan algunos datos que provienen del poema épico del siglo XII: las trompetas de España, el moro, la espada Tizón y Babieca. Luego cuenta el encuentro del Cid con el leproso, y como este se sacó el guante y le tendió “la diestra al miserable, que llora y que comprende”. Este fragmento es de tradición bíblica y medieval, ya que las dos fuentes de origen son la curación de un leproso por Jesús y el romance medieval que narra este suceso. Finalmente, se encuentra con “una niña vestida de inocente” que es franca, angélica y muy blanca, quién le entrega una “rosa naciente” y un “fresco laurel”. El caballero se coloca en su armadura estos regalos. Acá se puede interpretar de múltiples maneras quién es la niña, y qué representan la rosa y el laurel. Inclusive se puede preguntar qué significan estos elementos a la luz del poema y la tradición literaria que precede a Rubén Darío. CONCLUSIONES Para concluir, destacaré tres aspectos relevantes. El primero es el Cid y la tradición literaria medieval, debido a que a lo largo de la Edad Media, el PMC inspiró la escritura de varias crónicas e historias. El segundo, como en el renacimiento cambió su imagen. Es decir, el Cid pasó de ser un caballero que combate contra los moros a ser un caballero que reflexiona, es generoso, y disfruta de la vida. Y por último, la importancia que tiene Rubén Darío en la tradición literaria del Cid, ya que es el primero entre fines del siglo XIX y principios del XX en considerar al poema épico castellano como objeto de reflexión. Esta tarea será continuada posteriormente por la Generación de 1927. BIBLIOGRAFÍA Alfonso M. (27 de octubre de 2007). “El Cid y el leproso”. Recuperado de: http://hechos2006.blogspot.com/2007/10/el-cid-y-el-leproso.html Barbey d’Aurevilly, J-A (1872). “Le Cid”. Disponible en: https://paroles2chansons.lemonde.fr/auteur-jules-barbey-d-aurevilly/poeme-le-cid.html Bible Gateway. “Mateo 8”. Recuperado de: https://www.biblegateway.com/passage/?search=Mateo+8&version=NVI Darío, R. (1900). “Cosas del Cid”. Disponible en: https://www.poemas-del-alma.com/cosas-del-cid.htm Darío, R (1948). “Cosas del Cid”. En: Prosas Profanas (pp. 119-121). 3°ed. Buenos Aires: Espasa-Calpe. Díaz D. (7 de febrero de 2016). “Línea de tiempo sobre la vida y obra de Rubén Darío: Recorrer el camino del inmortal”. Recuperado de: https://www.nacion.com/viva/cultura/linea-de-tiempo-sobre-la-vida-y-obra-de-ruben-dario-recorrer-el-camino-del-inmortal/3QDH4ZLOI5D3TCHELPOMKBMF54/story/ Díez de Revenga, F.J. (2001-2002). “El Poema de Mío Cid y su proyección artística posterior (Ficción e imagen)”. Recuperado de: https://dialnet.unirioja.es/descarga/articulo/722823.pdf “El Cid y el leproso” (3 de diciembre de 2015). Recuperado de: http://leyendas333.blogspot.com/2015/12/el-cid-y-el-leproso.html Muñoz López, D. (26 de junio de 2012). “Romances del Cid” (1999)”. Recuperado de: https://cancioneroderomances.com/2012/06/26/romances-del-cid-1999/ Poema de Mio Cid (1998). 1° ed. Prólogo e introducción de Colin Smith. Trad. De Abel Martínez-Loza. Madrid: Cátedra.