Este artículo es copia fiel del publicado en la revista Nueva sociedad No 270,
julio-agosto de 2017, ISSN: 0251-3552, <www.nuso.org>.
Europa-América
Latina: retos
regionales y
globales
compartidos
Ante la posible retirada internacional
de Estados Unidos, América Latina
y Europa tendrán que asumir más
responsabilidades para bregar por una
gobernanza global. Temáticas como
el cambio climático o la política de
drogas son parte de una nueva agenda
compartida que debería reemplazar
la vieja lógica del interregionalismo,
basada en una forma de integración
que pierde peso en América Latina
y la Unión Europea. Desarrollo,
populismo e inseguridad dominan la
agenda interna de ambas regiones,
que comparten problemas similares
y deberían preguntarse qué pueden
hacer juntas, en lugar de qué
SuSanne GratiuS
puede hacer la ue por América Latina.
A
mérica Latina está muy por debajo del peso que podría y debería tener en una política exterior de la Unión Europea demasiado ocupada en
apagar fuegos en su vecindad y con poca capacidad de relexión estratégica.
El resultado es una relación muy dispersa, dividida entre cumbres ue-Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac) y una amplia red de
cooperación subregional, bilateral y local que carece de un enfoque y una
hoja de ruta claros. En lugar de construir la alianza que anunciaron ambos
Susanne Gratius: es profesora de Ciencia Política y Relaciones Internacionales en la Universidad
Autónoma de Madrid (uam) e investigadora asociada senior en cidob, Barcelona. Ha trabajado en
diferentes centros de investigación y think tanks europeos (Fundación para las Relaciones Internacionales y el Diálogo, fride, Madrid; Instituto de Relaciones Europeo-Latinoamericanas, irela,
Madrid; Stiftung Wissenschaft und Politik, swp, Berlín; German Institute for Global and Area
Studies, giga, Hamburgo) y ha publicado textos sobre las relaciones entre la ue y América Latina,
política exterior latinoamericana, integración regional, promoción de la democracia y potencias
emergentes.
Palabras claves: cambio climático, cooperación para el desarrollo, interregionalismo, narcotráico, populismo, América Latina, Unión Europea.
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Susanne Gratius
socios hace casi 20 años en su primera cumbre en Río de Janeiro, y ante la
falta de impulso e ideas, América Latina y Europa se están distanciando. La
ue afronta una crisis existencial y concentra su política exterior en sus vecinos
del este y el sur, mientras que América Latina desvía sus relaciones externas
hacia Asia-Pacíico.
América Latina nunca ha ocupado un lugar importante en la política de la ue.
Esta «negligencia benigna» hacia la región que en términos políticos y culturales es la más cercana a Europa se debe a la naturaleza de la ue, que constituye un actor regional con una política de vecindad, pero cuya presencia
e inluencia global son fragmentadas. El hecho de que España sea el Estado
miembro con más intereses culturales, políticos y económicos en América
Latina no ha contribuido a elevar su peso en la agenda europea. Por un lado,
España se integró tarde y económicamente debilitada a la ue, y por otro, Madrid sigue su propia política a través de las Cumbres Iberoamericanas, que se
intercalan con las europeo-latinoamericanas sin ningún tipo de coordinación
o sinergia con Bruselas.
Más sorprendente que la habitual inercia de Bruselas hacia América Latina
es la creciente «deseuropeización» de América Latina. La ue tiene un menor
peso en la agenda exterior de los países latinoamericanos, que aprovechan
las ventajas de la globalización para diversiicar a sus socios –por estar geográicamente situados entre el Atlántico y el Pacíico– y siguen la corriente
autonómica en la política exterior, frente a la estrategia de la aquiescencia1. La
demanda de materias primas por parte de China reemplazó en gran medida
el mercado europeo, que impone muchas restricciones y jamás ha renunciado
al proteccionismo agrícola para irmar un acuerdo de libre comercio con el
Mercado Común del Sur (Mercosur), el único bloque que sigue concentrando
una cuarta parte de sus compras y ventas en la ue.
El éxito de la iii Cumbre Celac-ue, que se reunirá en septiembre de 2017
en El Salvador, depende de la capacidad para superar la parálisis de las relaciones y construir un relato que trascienda el viejo modelo de una cooperación Norte-Sur basada en un interregionalismo que no funciona, ya que
ninguno de los dos bloques es un actor cohesionado. Si las cumbres sirven
para solucionar problemas, habría que deinir tales problemas y construir
sobre ellos, en lugar de suscribir declaraciones y planes de acción de dudoso
1. Roberto Russell y Juan Gabriel Tokatlian: «América Latina y su gran estrategia: entre la aquiescencia y la autonomía» en Revista cidob d’Afers Internacionals No 104, 2013, pp. 177-180.
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Tema ceNTral
Europa-América Latina: retos regionales y globales compartidos
destino o implementar programas de cooperación técnica que no requieran la
presencia de 33 jefes de Estado y de Gobierno latinoamericanos y 28 europeos.
Pero todo indica que habrá continuidad de la inercia multitemática2 en la próxima cumbre, que producirá otra declaración y otro plan de acción imposibles
de cumplir ya que, como reza el dicho, «quien mucho abarca poco aprieta».
Para dar un nuevo impulso a una relación tibia y difusa, se propone una perspectiva centrada en compartir problemas y soluciones en lugar de exportar
recursos y conceptos de Europa. La crisis
Los hechos y datos
de la integración y del interregionalismo,
el desarrollo, la inseguridad ciudadana
demuestran sorprendentes
y el populismo que emana del declive
semejanzas entre los
de la democracia liberal serían parte de
desafíos latinoamericanos
una agenda de relaciones basada en el
aprendizaje mutuo. Los hechos y datos
y los europeos ■
demuestran sorprendentes semejanzas
entre los desafíos latinoamericanos y los europeos. Centrar la agenda en los
retos compartidos desde una perspectiva de socios sería una alternativa a la
continuidad de un modelo en crisis.
■■■Diagnóstico: crisis de integración y del interregionalismo Norte-Sur
La única mención de América Latina que hace la Estrategia Global de la ue
es para hablar del desarrollo de «vínculos multilaterales con la Celac y con
otros grupos regionales»3, lo cual responde a la vieja lógica de exportar la integración, pero no a la realidad de una región fragmentada que se encuentra
con una ue cada vez más dividida. El gran relato del interregionalismo entre
dos regiones integradas, que celebran cumbres con formato Celac-ue y que
comparten valores y principios, está agotado y superado por una realidad
que releja los límites de integración en ambas regiones:
- En su Estrategia Global, la ue constata «una crisis existencial de la integración», que se inició con la crisis en 2008 y culminará con el «Brexit», previsto
2. Los diez temas previstos de la cumbre son: ciencia, investigación, innovación y tecnología;
desarrollo sostenible, medio ambiente, cambio climático; biodiversidad, energía, integración regional e interconectividad para fomentar la integración y cohesión sociales; migración; educación y empleo para fomentar la integración y cohesión sociales; el problema mundial de la droga;
cuestiones de género; inversiones y espíritu empresarial con vistas a un desarrollo sostenible;
educación superior; y seguridad ciudadana.
3. Comisión Europea: «Una visión común, una actuación conjunta: una Europa más fuerte. Estrategia global para la política exterior y de seguridad de la Unión Europea», Bruselas, 2016.
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Susanne Gratius
para 2019. Por primera vez, no existe una clara hoja de ruta de integración
europea y su avance está siendo cuestionado por las propias instituciones
supranacionales. Por ejemplo, el Libro Blanco sobre el futuro de Europa diseña
cinco escenarios, entre ellos uno que predice el retorno al Mercado Único Europeo y otro referido a una «ue de diferentes velocidades» (Schengen, euro,
etc.) que, más que un escenario, es un hecho4. La futura integración a la ue de
los candidatos de Europa del Este (Albania, Montenegro, Macedonia y Serbia)
profundizará las fragmentaciones de una integración «a la carta». En este
contexto, un «Brexit suave», con pocos costos, abriría la puerta a que otros
países sigan el camino de salida de Reino Unido5, mientras que uno «duro»
podría servir de vacuna. En todo caso, por la crisis de los refugiados, la amenaza terrorista y la necesidad de asumir los costos de su propia defensa,
la ue podría avanzar hacia una comunidad de seguridad, pero en su sentido
negativo: devenir una «fortaleza Europa».
- A diferencia de la ue, América Latina nunca ha sido un actor cohesionado
por un único esquema de integración, sino una región fragmentada sin una
institucionalidad colectiva, más allá de la Organización de Estados Americanos (oea). El «Vexit» –la posible salida de Venezuela de la oea después de que
esta organización condenara el intento de desconocimiento del Parlamento y
la violencia6 – y el debate sobre el gobierno de Nicolás Maduro, acusado por
el secretario general Luis Almagro de haberse convertido en una dictadura,
revelan profundas divisiones ideológicas entre los países. Por su parte, la Celac culmina un largo proceso de cooperación intrarregional desde el Grupo
de Contadora al Grupo de Río, pero no es una alianza contrahegemónica ni
tampoco una contraparte de la ue, ya que carece de un entramado institucional. Países como Bolivia y Ecuador participan en múltiples esquemas de
cooperación –Alianza Bolivariana de los Pueblos de Nuestra América (alba),
Celac, Mercosur, Unión de Naciones Suramericanas (Unasur)–, sin una clara preferencia o compromiso de cumplir con lo irmado. El problema de la
«integración latinoamericana» no es la falta de supranacionalidad (que más
que el punto de partida, sería el resultado de una integración de hecho), sino
el predominio de gobiernos cuyo color político condiciona la evolución y el
diseño de las diferentes entidades. La constante redeinición de los objetivos
4. Comisión Europea: Libro Blanco sobre el futuro de Europa. Relexiones y escenarios para la Europa de
los Veintisiete, Bruselas, 2017.
5. Sobre los costos del Brexit, v. Parlamento Europeo: «An Assessment of the Economic Impact of
Brexit on the eu27: Study for the imco Committee», Bruselas, 2017.
6. Consejo Permanente de la oea: «Resolución sobre los sucesos recientes en Venezuela», oea,
Washington, dc, 3 de abril de 2017.
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Tema ceNTral
Europa-América Latina: retos regionales y globales compartidos
en función de la ideología de los presidentes hace que el debate académico sobre «regionalismo antihegemónico» o «posneoliberal» y la supuesta división
entre Mercosur y Alianza del Pacíico7 ya esté en crisis por un nuevo ciclo
político marcado por gobiernos conservadores en Argentina, Brasil y Perú.
Ante los constantes cambios de grupos intergubernamentales, parece más
realista hablar de «regionalismo modular»8 que de integración.
- La crisis de integración en ambas regiones conlleva el declive del «interregionalismo puro» como una relación entre bloques integrados9. Las fragmentaciones internas y el método intergubernamental que determinan la cooperación latinoamericana y el ritmo de la integración europea señalan los
límites de una relación Celac-ue. Tampoco ha funcionado el interregionalismo comercial, ya que el
El Mercosur y la ue
Mercosur y la ue llevan casi 20 años negociando
llevan casi 20 años
un imposible acuerdo de asociación. El declive del
negociando un
interregionalismo coincide con el auge del bilateralismo, que se maniiesta en los acuerdos de libre
imposible acuerdo
comercio entre la ue y países individuales (Chile,
de asociación ■
Colombia, Ecuador, México y Perú) y las asociaciones estratégicas de la ue con Brasil y México. El bilateralismo plantea la
necesidad de crear un sistema de seguimiento de las relaciones, una función
que no cumple la Fundación ue-lac, la única institución birregional.
Otra contradicción de la fórmula Celac-ue es la inclusión del Caribe, que tiene
un estatus muy diferente de América Latina respecto a la ue, ya que se beneicia del Fondo Europeo de Desarrollo (fed) y ha sido parte del Convenio de Cotonou y de los posteriores acuerdos regionales. Además, las Cumbres Celacue entre más de 60 países no son demasiado eicaces como foro de decisión y
motor de las relaciones. Ante las fragmentaciones existentes, funciona mejor
el multilateralismo «a la carta», con alianzas temáticas y canales bilaterales de
cooperación con Bruselas, por un lado, y los Estados miembros de la ue, por
otro. Sin embargo, falta un paraguas institucional con una sede birregional,
así como concentrar la agenda interregional en pocos temas estratégicos.
7. V., entre otros, los artículos de José Antonio Sanahuja, Andrés Serbin y Pia Riggirozzi en A.
Serbin et al. (coord.): El regionalismo «post-liberal» en América Latina y el Caribe: nuevos actores, nuevos temas, nuevos desafíos. Anuario de Integración Regional de América Latina y el Caribe 2012, cries,
Buenos Aires, 2012.
8. Gian Luca Gardini: «Towards Modular Regionalism: The Proliferation of Latin American Cooperation» en Revista Brasileira de Política Internacional vol. 58 No 1, 2015, pp. 210-229.
9. Heiner Hänggi, Rolf Rolof y Jürgen Rüland: Inter-Regionalism and International Relations, Routledge,
Londres-Nueva York, 2006; G.L. Gardini y Andrés Malamud: «Debunking Inter-Regionalism:
Concepts, Types and Critique», Atlantic Future Working Paper No 38, 2014.
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Susanne Gratius
■■■Desarrollo, inseguridad y populismo
La política latinoamericana de la ue tiene un enfoque unilateral. Casi siempre
responde a la pregunta: ¿qué puede hacer la ue por América Latina? y raras
veces a: ¿qué pueden hacer América Latina y la ue juntas? Una salida del laberinto de declaraciones y planes de acción incumplidos podría consistir en
reorientar la relación en pocos temas claves que permitan avances concretos.
Entre ellos, se destacan tres:
Desarrollo . Por su incorporación tardía a la política de cooperación de la ue
(tras el ingreso de España), América Latina es una «región no asociada». Este
estatus se ha acentuado por la concentración de la ayuda de la ue en países de
menor ingreso y por los recortes de 70% de la cooperación de España, que
de ser el sexto donante en 2009 pasó al lugar 16o en 201510. Al ser una región
de renta media, aunque con serios problemas de desigualdad, América Latina
ya no encaja en el esquema Norte-Sur, y la crisis ha mermado las perspectivas
de la cooperación triangular. Las consecuencias del estancamiento económico de la ue (con un crecimiento de 1,6% en 2016) y una América Latina en
recesión (el índice de crecimiento fue -0,9% en ese mismo año) plantean un
primer reto común. Ambas regiones afrontan crecientes desigualdades
sociales y divisiones entre países que avanzan y otros que retroceden. Aunque dentro del marco de una moneda común, el problema de la deuda pública
externa –que, por ejemplo, en España, aumentó de 60% del pib antes de la
crisis a 100% en 2016– guarda muchas semejanzas con las crisis inancieras
que sufrió América Latina, desde la primera en 1988 en México hasta la más
reciente en 2001 en Argentina11. La deuda pública de Grecia, Italia y Portugal
supera el 130% del pib, a gran distancia de la alemana, que representó en 2016
un 68%, el mismo nivel que la brasileña, la más alta de América Latina. Los
programas de ajuste económico (en el sur de Europa y en Argentina y Brasil) elevan la desigualdad. Aunque la concentración de ingresos en los países
latinoamericanos sigue siendo mucho mayor que el promedio europeo (un
coeiciente de Gini de 0,47 frente a 0,31 de Europa en 2015), la distancia ha
disminuido. Los países con el mejor coeiciente de Gini, Nicaragua o Uruguay,
están prácticamente a la par con Grecia, Portugal y España. En ambas regiones
se observa una polarización entre pocos países equitativos (Uruguay en América Latina y los países nórdicos en la ue) y los demás, con los peores niveles de
10. Con una contribución menor que Bélgica y Corea del Sur, España ya no igura entre los
diez principales donantes de América Latina que, no obstante, sigue recibiendo un tercio de
los fondos.
11. S. Gratius y José Antonio Sanahuja: «Enseñanzas latinoamericanas a la crisis del euro» en
Política Exterior No 151, 1-2/2013, pp. 144-156.
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Tema ceNTral
Europa-América Latina: retos regionales y globales compartidos
desigualdad en Honduras (0,54) y Letonia (0,38). El objetivo de la «cohesión
social» que asumieron las dos regiones implica un mayor gasto social. Según
datos de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) y
de Eurostat, en el caso latinoamericano, esta partida del presupuesto ha subido de 12,6% del pib en 1991-1992 a 19,5% en 2013-2014, una cifra casi igual al
gasto social de Hungría, Polonia y República Checa, pero más de diez puntos
por debajo del promedio en la ue (28,7%). Estos datos conirman importantes
divisiones intrarregionales y la necesidad de un nuevo modelo de desarrollo
basado en la Agenda 2030, el Estado de Bienestar y la sostenibilidad. Una
mayor cooperación birregional requiere abandonar las pautas tradicionales
de donante y receptor e iniciar una primera relexión común sobre los costos
de los programas de ajuste como única respuesta a las crisis.
Inseguridad ciudadana. Los actores transnacionales de la violencia, como
el narcotráico y el terrorismo, constituyen una amenaza a la democracia y
la seguridad en América Latina y Europa. Según el Latinobarómetro 2016,
20% de los latinoamericanos identiicaron el miedo a ser víctima de la delincuencia como principal preocupación, seguida por el desempleo (16% de los
ciudadanos, el mismo porcentaje que en la ue) y la economía, que 11% consideró un problema primordial. De acuerdo con el Eurobarómetro, en la ue, la
inmigración (45%) y el terrorismo (32%) son percibidos como las principales
preocupaciones. La «securitización» de la migración, contraria al tradicional
enfoque europeo de derechos humanos, por un lado, y mayores controles
de seguridad para responder a la amenaza del terrorismo, por el otro, reducen
La ue ha incorporado
las libertades y la credibilidad de la ue
el nexo entre desarrollo
como actor normativo12. En América Lay seguridad en su
tina, las recetas de «mano dura» contra
el crimen organizado tienen un efecto
cooperación con la región ■
similar. La ue ha incorporado el nexo entre desarrollo y seguridad en su cooperación con la región y particularmente
con América Central, pero sería importante ampliar el diálogo y la cooperación a países como Brasil, México y Venezuela (con la segunda tasa más
alta de homicidios de la región, tras Honduras), que afrontan problemas
similares y comparten con la ue el problema del narcotráico. La inseguridad ciudadana ha conducido, en algunos países, al reclamo de «salvadores de
la nación», lo que ha facilitado el auge del populismo o un mayor papel de las
fuerzas de seguridad en detrimento de las libertades democráticas.
12. Anna Ayuso y S. Gratius: «América Latina y Europa: ¿repetir o reinventar un ciclo?» en Pensamiento Propio No 44, 7-12/2016, pp. 249-295.
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Populismo . Los partidos, líderes y gobiernos populistas en Europa y América Latina conirman la necesidad de un diagnóstico conjunto para analizar
las causas y consecuencias de este fenómeno13. El retorno del nacionalismo y
de líderes populistas en Europa –que están en el poder en Polonia y Hungría
y crecieron en Francia y los Países Bajos– coincide con su declive en América
Latina. El caos en Venezuela simboliza el fracaso de la Revolución Bolivariana, que ha dejado de ser populista para convertirse en autoritaria y, ante
la hiperinlación y la crisis de suministros, parece inviable como alternativa
socioeconómica. Más allá del debate ideológico, el fracaso del poschavismo
señala la cara negativa del populismo en el poder, incapaz de solucionar la
inseguridad ciudadana, la pobreza o la desigualdad. Los populismos europeos de derechas comparten con su variante latinoamericana de izquierdas
el nacionalismo y el liderazgo carismático basado en un discurso simplista y
polarizador. Ambos son profundamente antiliberales: rechazan el libre comercio, la integración y la globalización, alimentan resentimientos hacia «el
otro», conspiran contra la democracia representativa y prometen recompensar a los excluidos. El populismo releja la crisis de la democracia liberal. Una
comparación de la conianza en las instituciones en América Latina y la ue
revela resultados sorprendentemente similares. En primer lugar, la mayoría
de los ciudadanos europeos y latinoamericanos confía sobre todo en la Iglesia
y en las Fuerzas Armadas.
Los partidos políticos son las instituciones peor evaluadas (con 17% de conianza en América Latina y un punto menos en la ue) y también prevalece
una visión negativa de los parlamentos (25% y 32%, respectivamente) y de
Tabla
Confianza en las instituciones democráticas
Latinobarómetro 2016
Gobiernos
Congresos
Partidos
Fuerzas Armadas
Iglesia
Justicia
28%
25%
17%
50%
66%
26%
Eurobarómetro 2016 (otoño)
31%
32%
16%
74%
40%
51%
Fuente: elaboración de la autora con datos del Latinobarómetro y de varias ediciones del Eurobarómetro (acceso online).
13. Cas Mudde y Cristóbal Rovira Kaltwasser (eds.): Populism in Europe and the Americas: Threat or
Corrective for Democracy?, Cambridge University Press, Cambridge, 2013.
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Tema ceNTral
Europa-América Latina: retos regionales y globales compartidos
los gobiernos (respaldados por 28% y 31%, respectivamente). Los resultados
se deben a la corrupción y la crisis, pero también a la percepción de que
la elite política (liberal o tecnocrática) no puede solucionar los problemas
de la población. Afrontar conjuntamente estos y otros retos compartidos
fortalecería los procesos de integración en ambas regiones y la posición
internacional de América Latina y Europa frente a los desafíos que plantea el
gobierno de Donald Trump.
■■■Convergencias globales en contraposición a Washington
Ante el cuestionamiento del orden liberal en eeuu, los países latinoamericanos y europeos tendrán que asumir más responsabilidades dentro y fuera de
sus regiones. El enfriamiento de la relación transatlántica e interamericana
con eeuu podría generar una nueva alianza europeo-latinoamericana, al abrir
una ventana de cooperación en aquellos ámbitos conlictivos –como el cambio climático, las drogas, las migraciones o el comercio– en los que América
Latina y la ue comparten un mayor consenso y diieren de la posición nacionalista de eeuu.
Cambio climático. Desde la cumbre birregional de 2008 en Lima, la lucha contra el cambio climático ha sido un tema estelar en las relaciones. La estrecha
cooperación europeo-latinoamericana –en el marco del programa Euroclima
o el Fondo Amazónico de Brasil– contribuyó a la irma del Acuerdo de París
en diciembre de 2016. Gran parte de la labor conjunta se debe a visiones compartidas, aunque desde diferentes perspectivas. El concepto del Buen Vivir
acogido en las constituciones de Bolivia y Ecuador releja una nueva cosmovisión que coincide, en parte, con el ecologismo y las políticas medioambientales
en Europa. La retirada de eeuu del Acuerdo de Cambio Climático transiere
un mayor liderazgo internacional a los países europeos y latinoamericanos
que han sido claves en la negociación y que lo serán para mantener y cumplir
los compromisos asumidos. En este ámbito convergen los intereses y agendas
y se ha producido una cooperación estrecha y positiva que habría que profundizar y, eventualmente, institucionalizar más allá del irregular foro de
diálogo sectorial.
Política de drogas. Las políticas de drogas, con enfoques similares entre países europeos y latinoamericanos, es otro tema en el que Europa y América
Latina pueden promover cambios globales. El debate en América Latina sobre la despenalización y el fracaso de la guerra contra el narcotráico encuentran su origen en una política europea que entiende el consumo como
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Susanne Gratius
un problema de salud, distingue entre drogas duras y blandas y ofrece el
desarrollo alternativo como contrapostura a la militarización y la criminalización representada por eeuu. Desde una perspectiva de corresponsabilidad (entre países productores y consumidores), existe un diálogo sobre
drogas y un Programa de Cooperación en Política de Drogas entre América Latina y la ue (Coplolad), pero en ambos casos se trata de vínculos
de índole técnica. Teniendo en cuenta que «un mundo libre de drogas»
sigue siendo el paradigma de la Organización de las Naciones Unidas (oNu)
–incluso después de la Sesión Especial de la Asamblea General de las Naciones Unidas sobre Drogas (uNgass) de 2016–, América Latina y Europa
podrían proponer un cambio radical en la política global contra las drogas,
contrario a la idea de que el prohibicionismo y la represión conducirán a
su erradicación. Conectar los debates latinoamericanos y europeos sobre la
legalización de determinadas drogas blandas como la marihuana, ya practicada en los Países Bajos y Uruguay, serviría para impulsar una nueva
política interregional y global.
Migración. La migración es un área de escaso interés en las relaciones bi-
rregionales, pero de gran relevancia en la agenda iberoamericana, ya que
la mayoría de los emigrantes latinoamericanos reside en España y la crisis
que elevó la tasa de desempleo juvenil en ese país a 47% ha aumentado
el número de españoles que buscan empleo en América Latina. La propuesta de Trump de completar el muro en la frontera de 3.200 kilómetros
que separa a eeuu de México contrasta con la reducción de barreras entre
América Latina y Europa. La ue eliminó en 2015 los visados para colombianos y ecuatorianos y España sigue concediendo un trato preferencial a
los ciudadanos de sus antiguas colonias. La ue y España como principal
socio europeo de México deberían condenar con más irmeza, en conjunto,
el proyecto del muro, por su carácter xenófobo que coloca a los mexicanos
como una amenaza de seguridad en el peor estilo populista.
eeuu del Acuerdo Transpacíico de Cooperación
Económica (tpp, por sus siglas en inglés) y la renegociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (tlcaN) contrastan con la continuidad de
la agenda de libre comercio entre América Latina y la ue. Ya se han irmado
acuerdos de libre comercio entre la ue y Centroamérica, Chile, Colombia,
Ecuador, México y Perú. Sin embargo, estos no han alterado la tendencia
hacia una desviación del comercio. En el caso chileno, por ejemplo, en 1990
25% del comercio era con la ue, que ahora representa 10% de los intercambios. Las estadísticas de Perú, en 2015, muestran que 22,5% del comercio fue
Comercio. La retirada de
129
Tema ceNTral
Europa-América Latina: retos regionales y globales compartidos
© Nueva Sociedad / Javier Jubera 2017
Javier Jubera (Logroño, 1982) ha desarrollado una carrera de ilustrador vinculada al mundo
editorial, musical, la prensa y la cartelería. Ha trabajado para Aristas Martínez, Pepitas de
Calabaza, El Desvelo, Salto de Página, Alfabia, La Esfera de los Libros y Plaza y Valdés, entre
otros sellos. También colabora habitualmente con publicaciones como El Malpensante (Colombia) o Picnic (México). Página web: <http://javierjubera.blogspot.com.ar/>.
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Susanne Gratius
con China, 18% con eeuu y solo 13% con la ue. Y México sigue concentrando la
exportación de sus bienes y servicios en un 85% en eeuu. China ha superado a
la ue como segundo socio comercial de América Latina. Para frenar esta tendencia, habría que concluir la «eterna» negociación de la ue con el Mercosur,
lo que mostraría que Bruselas sigue apostando al libre comercio que rechaza
Washington. Aunque los presidentes Mauricio Macri y Michel Temer parecen
más proclives a la apertura comercial, sus gobiernos tienen poca capacidad
de negociación y, en el caso del segundo, un limitado respaldo interno. Asimismo, las tendencias proteccionistas de una ue sin Reino Unido endurecerán
la posición europea. Continúa el juego de suma cero: las máximas ganancias
agrícolas del Mercosur son percibidas como máximas pérdidas desde la ue
y los beneicios europeos en servicios son considerados un costo demasiado
alto en el Mercosur. Pero sin un acuerdo con el Mercosur o socios individuales, Europa seguirá perdiendo mercado en América Latina y credibilidad
como bloque de cuatro libertades (bienes, servicios, capitales y personas).
■■■¿Quo vadis?
En torno de estos retos regionales y globales se podría construir una verdadera alianza atlántica entre Europa y América Latina, que parta de problemas
y soluciones comunes y mantenga la bandera del multilateralismo y de la
gobernanza global cuestionada por eeuu. Es importante resaltar que la ue percibe a América Latina como un socio del Atlántico Sur14 que, ante la ausencia
de Washington, podría reemplazar al Atlántico Norte.
Cabe recordar que, en un contexto internacional centrado en Asia, América Latina tiene una posición geoestratégica privilegiada, por ser una región
puente entre las Américas y Europa, por un lado, y entre el Atlántico y el
Pacíico, por el otro. Como Atlántico Sur15, en términos de valores es una región híbrida de «Occidente»: la región se ve afectada por problemas similares
a los europeos, pero a la vez forma parte de la cooperación Sur-Sur a través de
los brics, el tpp y estrechas relaciones con Asia. Por todo ello, Europa debería
identiicar a América Latina como aliado y no como receptor de ayuda o contraparte interregional. Esta perspectiva más pragmática requiere reconocer
14. Discurso de Federica Mogherini durante la Conferencia de Seguridad de Múnich, 18/2/2017,
disponible en <https://eeas.europa.eu/headquarters/headquarters-homepage_en/20832/Speech
%20by%20Federica%20Mogherini%20at%20the%20Munich%20Security%20Conference>
(en inglés).
15. Jorge Bacaria y Laia Tarragona (eds.): Atlantic Future: Shaping a New Hemisphere for the 21st
Century, cidob, Barcelona, 2016.
131
Tema ceNTral
Europa-América Latina: retos regionales y globales compartidos
las semejanzas, las fragmentaciones y las diferencias entre países y subregiones, para desarrollar políticas aún más especíicas (en vez de «café para
todos») y construir sobre una base de igualdad.
El paradigma de socios implicaría revisar el actual formato de Cumbre
Celac-ue y los programas de cooperación regionales e identiicar, en un ejercicio conjunto, los ejes temáticos donde convergen intereses, valores y posibles
soluciones. Pueden ser los retos señalados u otros de la demasiado amplia
«lista de compra» birregional, que incluye todo, pero resuelve poco. Solucionar conjuntamente problemas similares en vez de seguir el viejo paradigma
de promover las «entidades regionales latinoamericanas» parece el verdadero reto de una relación sólida, pero difusa y poco estratégica. Ante la posible
retirada de eeuu, Europa y América Latina tendrán que asumir nuevas responsabilidades para afrontar la crisis del multilateralismo y de la gobernanza
global. Un primer paso sería reconocerse como semejantes.
Marzo de 2017
Lima
No 245
ARTÍCULOS: Algunas notas sobre el “pueblo de Dios” en Aparecida, Juan Pablo Espinosa
Arce. La tributación como vía para el desarrollo. Reto del nuevo gobierno, Ana Gamarra
Rondinel. No sólo ideología. Reapropiémonos del género, Chiara Giaccardi. La repam, un
servicio con la mirada en los más pobres. Entrevista al cardenal Hummes. La educación en la
agenda pública, Gloria Helfer, Ricardo Cuenca y Manuel Iguiñiz. El padre Hermógenes
López Coarchita. Testigo de la misericordia. rema: una respuesta a matrimonios en crisis. El
desafío es dar esperanza, Ángelo Enrique Camacho, op. 50a. Jornada Mundial de la Paz. 1 de
enero del 2017, Papa Francisco. Pronunciamientos de la Conferencia Episcopal Peruana. Pronunciamiento sobre la educación. Equipos Docentes del Perú (edop). Mensaje de los obispos de
Centroamérica, Chalena Vásquez. Cuando muere alguien valioso, Carlos Flores Lizana.
Edita y distribuye Centro de Estudios y Publicaciones, Camilo Carrillo 479, Jesús María –
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