Presentación
Magaly Thill
Profesora de Derecho Constitucional
Universidad Rey Juan Carlos
Durante los últimos años, las tensiones entre igualdad de género y multiculturalismo
han ido ocupado un lugar preponderante, no tan sólo en los debates académicos sobre
derechos humanos, políticas públicas y relaciones internacionales, sino también en la
opinión pública y publicada. Desde posiciones posmodernas relativistas, se ha llegado a
defender que los derechos humanos y, con especial énfasis, el acervo internacional sobre
igualdad entre mujeres y hombres, son productos de una visión occidental y etnocéntrica
que ha sido impuesta al resto de sistemas culturales. Paralelamente, hemos asistido a una
instrumentalización nada inocente del argumento de la igualdad de género, desde posiciones tradicionalmente opuestas a las demandas feministas, para justiicar narrativas y
medidas discriminatorias hacia minorías étnicas y religiosas.
El feminismo, lógicamente, también ha sido atravesado por estos debates. De la mano
del pensamiento posmoderno y poscolonial, se ha visto como las políticas de reconocimiento y las reivindicaciones identitarias, incluyendo las culturales, se contraponían y
pugnaban por desplazar a las políticas de redistribución. Sin embargo, como ha tematizado
Nancy Fraser, lejos de constituir orientaciones opuestas o excluyentes, la redistribución,
el reconocimiento y la representación constituyen tres ejes necesarios y complementarios
de la justicia democrática, siendo de especial importancia abarcar estas tres áreas de reivindicación para el logro de la siempre postergada justicia de género 1.
Partiendo de esta premisa, el presente monográico ofrece relexiones de pensadoras
de Europa, América Latina y el mundo árabe, sobre los encuentros, desencuentros y reencuentros entre identidad cultural e igualdad de género, en un contexto en que la globalización y las diásporas migratorias han generado nuevos escenarios de interacción cultural
no exentos de tópicos, estigmatizaciones y conlictos. Por ello, siguiendo la estela de Celia
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N. Fraser, Fortunas del feminismo, Traicantes de Sueños, Madrid, 2015, p. 272.
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PRESENTACIÓN
Amorós que postula que «conceptualizar siempre es politizar» 2, el presente volumen recoge
relexiones que exploran, desde la teoría feminista, las tensiones entre el derecho a la
igualdad de género y los derechos culturales. Se analizan distintas problemáticas fácticas,
teóricas y políticas que emergen de las interacciones entre culturas y género, haciendo
especial hincapié en la brecha Norte-Sur (a su vez atravesada por diferencias de clase) y
señalando las posibles contradicciones o controversias entre los distintos enfoques. De lo
que se trata es, en deinitiva, de ofrecer propuestas teóricas que apuesten por la justicia de
género sin renunciar a la diversidad cultural.
Con tal inalidad, el presente monográico se ha estructurado en tres partes. El primer
bloque, compuesto de cinco artículos, introduce marcos teóricos interpretativos sobre la
intersección entre el género y las políticas culturales. Con objeto de superar la tensión
existente entre aquellos postulados que deienden que el multiculturalismo refuerza la
jerarquía sexual y los que reclaman el reconocimiento de las diferencias culturales, se
ofrecen diferentes propuestas epistemológicas, teóricas y metodológicas, que comparten
en mayor o menor medida la importancia de mantener un horizonte normativo universal
en el que se inscriban los derechos de las mujeres.
María Luisa Femenías y Graciela Vidiella analizan desde una perspectiva feminista
las principales críticas del multiculturalismo al liberalismo, llegando a concluir que los
derechos de las mujeres y/o miembros de minorías -étnicas, religiosas u otras- encuentran su anclaje óptimo en un modelo de democracia deliberativa que garantice el derecho
individual a la igualdad de oportunidades y de reconocimiento. Para Alda Facio y Anya
Victoria, el sistema universal de los derechos humanos, lejos de oponer los derechos de
las mujeres a los derechos culturales, permite armonizarlos. La Convención sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra la Mujer (CEDAW ) proporciona,
en opinión de la autoras, un marco sólido para interpretar adecuadamente la intersección
entre unos y otros.
Celia Amorós, cuyas relexiones no podían faltar en este debate, contrapone a las
posiciones poscoloniales que subsumen el patriarcado dentro del colonialismo y etnocentrismo occidental, una crítica feminista que, en vez de impugnar la Ilustración, la
radicaliza. Propone favorecer el diálogo entre culturas partiendo de la disponibilidad a
interpelar y a ser interpeladas. Sólo desde este lugar, se podrán tender puentes de «vetas
de Ilustración» a «vetas de Ilustración», avanzando así hacia una Ilustración multicultural
o un multiculturalismo ilustrado.
Sepideh Labani examina el debate en el seno del feminismo entre las corrientes
inscritas en la tradición ilustrada y las aines a posturas posmodernas (como el feminismo
multiculturalista, poscolonial o posorientalista), para evidenciar las implicaciones de ambas
posiciones en términos de empoderamiento y emancipación de las mujeres. Finalmente,
2
C. Amorós, La gran diferencia y sus pequeñas consecuencias… para las luchas de las mujeres, Cátedra,
Madrid, 2005, p. 295.
PRESENTACIÓN
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Alicia Miyares distingue las opresiones que se explican por una «problemática universal»,
como es la opresión de género, de aquellas de carácter identitario que emergen debido a
«problemáticas situacionales». Alerta de las implicaciones políticas que suponen ignorar
las primeras para centrarse exclusivamente en las segundas.
Tras estos planteamientos teóricos generales, la segunda parte del presente monográico aborda las tensiones entre igualdad de género e identidades culturales en el marco
geopolítico de las desigualdades Norte-Sur, evidenciando la instrumentalización de
los derechos de las mujeres por los poderes patriarcales enfrentados. Así, Sophie Bessis nos
presenta los tira y aloja entre universalidad y especiicidades culturales en el mundo árabe,
demostrando como los derechos de las mujeres se sitúan, precisamente, en el centro del debate
entre los diferentes modelos de sociedad en los países de confesión musulmana mayoritaria.
Por su parte Itziar Ruiz-Jiménez denuncia en el «Naufragio de Europa» que las políticas europeas y el discurso de excepcionalidad y de miedo ante el fenómeno migratorio,
están vinculados a tres grandes negocios: la seguridad, la «industria de la ilegalidad» y una
economía política patriarcal de las migraciones estrechamente vinculada a la trata con ines
de explotación sexual. Finalmente, Alicia Puleo se adentra en otro mercado globalizado de
la desigualdad: el alquiler de úteros como última modalidad de extractivismo capitalista
y patriarcal que se apoya en la intersección de la explotación de sexo, clase y raza. Ambos
análisis nos recuerdan que lejos de excluirse de forma antagónica, las desigualdades de
género y etno-raciales interseccionan dando lugar a discriminaciones múltiples que no se
visibilizan en toda su dimensión desde la mera crítica al imperialismo occidental.
En la última parte, se alojan análisis críticos acerca de problemáticas concretas que
nacen de la colisión de algunas prácticas culturales de minorías étnicas o religiosas con
el principio de igualdad de género y no discriminación por razón de sexo. Asimismo, se
formulan orientaciones y recomendaciones para una praxis jurídica y política que contemplen las intersecciones entre la opresión de las mujeres y la que se basa en la pertenencia
a un grupo cultural minoritario.
A partir del ejemplo de la Mutilación Genital Femenina (MGF), Laura Nuño Gómez
analiza el papel de los mitos, ritos y marcas en la construcción de la identidad de género
y cultural, una identidad que en los países de destino se convierte en una triple alteridad
de difícil salida, situando a mujeres y niñas de grupos étnicos minoritarios ante un dilema
identitario marcado por la exclusión. Tras identiicar algunos elementos problemáticos de
las políticas públicas europeas destinadas a combatir la MGF, presenta recomendaciones
concretas encaminadas a prevenir de forma eicaz esta forma de violencia de género. La
misma práctica cultural es analizada desde una perspectiva poscolonial por Ruth Mestre
i Mestre en un intento de esclarecer las ventajas e inconvenientes de considerar las MGF
como una forma cultural de violencia contra las mujeres en el Convenio del Consejo de
Europa sobre prevención y lucha contra la violencia contra las mujeres y la violencia doméstica
(Convenio de Estambul).
De la mano de Geneviève Fraisse, este monográico también se acerca a la polémica
prohibición del uso del burkini en algunas playas francesas, que fue decretada al calor
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PRESENTACIÓN
del atentado de Niza durante el verano 2016. En un artículo breve pero contundente, la
ilósofa francesa nos lleva a relexionar sobre el uso discursivo y político que unos y otros
hacen del cuerpo de las mujeres. Finalmente, a modo de paradigma de la manipulación a
las que pueden ser sometidas las políticas anti-discriminatorias en contextos supremacistas,
el artículo de Ghadir Shaie ofrece un análisis, contado en primera persona, del pinkwashing israelí como doble estrategia de lavado de imagen hacia fuera y, en clave interna, como
agenda desmovilizadora del activismo LGBTI palestino.
Históricamente, los encuentros entre culturas han sido acompañados por la incomprensión, el prejuicio, el miedo y el conlicto. Pero también por la curiosidad, el razonamiento, la conianza y el diálogo. Las narrativas actuales relativas a una supuesta
incompatibilidad entre multiculturalismo y feminismo, o entre derechos culturales e
igualdad de género, no pueden ser analizadas sin tener en mente el contexto geopolítico
en el que emergen. Asimismo, conviene recordar que los patriarcados en litigio (sean éstos
liberales, neoliberales, conservadores, religiosos, etc.) utilizan el cuerpo y la vida de las
mujeres, no solo como objeto de intercambio, sino también, en palabra de Fraisse, como
«lugar del intercambio» o del conlicto.
Alejándonos de posiciones que consideran las culturas como totalidades uniicadas,
inmutables y homogéneas, es necesario reconocer, como nos anima Seyla Benhabib, los
«procesos culturales de resigniicación y reinterpretación en los que están involucradas las
mujeres de las comunidades étnicas minoritarias» y alentar «su agencia autónoma frente
a las identidades que les son asignadas» 3. Sirva este monográico para ayudarnos a seguir
esta senda, la de contribuir desde el pensamiento crítico feminista a los esfuerzos pasados,
presentes y futuros por defender la igualdad y la dignidad de todas las personas.
3
S. Benhabib, Las reivindicaciones de la cultura: igualdad y diversidad en la era global, traducido por A.
Vassallo, Katz, Buenos Aires/Madrid, 2006, p. 151.
Presentation
Magaly Thill
Professor of Constitutional Law
Universidad Rey Juan Carlos
Over the last two decades, tensions between gender equality and multiculturalism
have come to the fore not only in academic debates on human rights, public policies
and international relations, but also in the public opinion and in the media. Relativist
postmodern stances have asserted that human rights, with special emphasis on the international acquis of gender equality, are products of Western and ethnocentric views that
have been imposed to every other cultural system. On the other hand, we have seen an
instrumentalization, not innocent, of the argument of gender equality, from positions
traditionally opposed to the feminist demands, to justify discriminatory discourses and
measures towards ethnic and religious minorities.
Logically, these debates have also afected feminism. Under the inluence of postmodern and postcolonial thinking, policies of recognition and identity revindications,
including cultural ones, have challenged and pretended to sideline policies of distribution.
Nonetheless, as theorized by Nancy Fraser, far from constituting contradictory orientations that exclude each other, redistribution, recognition and representation are necessary
and complementary axes of democratic justice. It is therefore especially important to
embrace those three ields of revindication to reach the repeatedly delayed gender justice 1.
Having said that, the present monographic ofers relexions of thinkers from Europe,
Latin America and the Arab world, about agreements, disagreements and new agreements
between cultural identity and gender equality, in a context where globalization and migratory diaspora have generated new settings of cultural interactions not exempted of clichés,
stigmas and conlicts. For this reason, in the footsteps of Celia Amorós, who hypothesizes
that “to conceptualize is to politicize” 2, this book collects relexions that explore, from
1
N. Fraser, Fortunas del feminismo, Traicantes de Sueños, Madrid, 2015, p. 272.
C. Amorós, La gran diferencia y sus pequeñas consecuencias… para las luchas de las mujeres, Cátedra,
Madrid, 2005, p. 295.
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PRESENTATION
feminist theory, the existing tensions between the right to gender equality and cultural
rights. It explores various factual, theoretical and political problems that emerge from the
interactions between cultures and gender, putting emphasis on the inequality between
North and South (a gap which is also traversed by class diferences) and on the possible
contradictions or controversies between the diferent perspectives. he challenge is, in
essence, to ofer theoretical proposals aimed at both gender justice and cultural diversity.
With this objective, the present monographic is divided into three parts. he irst one
is composed of ive articles and introduces theoretical interpretative frameworks about
intersections between gender and cultural policies. In order to overcome the tension
between postulates that defend that multiculturalism strengthens sexual hierarchy and
those claiming for recognition of cultural diferences, diferent epistemological, theoretical
and methodological proposals that share, in a smaller or greater extent, the importance of
maintaining a universal normative horizon which women’s rights pertain to.
María Luisa Femenías and Graciela Vidiella analyze from a feminist perspective
the main criticism of liberalism made by multiculturalism, and come to the conclusion
that women’s rights and the rights of minorities -ethnic, religious or others- are better
anchored within a model of deliberative democracy that protects the individual right to
equal opportunities and recognition. In Alda Facio and Anya Victoria’s views, far from
opposing women’s rights and cultural rights, the universal system of human rights allows
harmonizing both tenets. According to those authors, the Convention for the Elimination
of all forms of Discrimination against women (CEDAW ) provides a solid framework to
interpret adequately the mentioned dilemma.
Celia Amorós’ relexions, which must nurture this debate, respond to the postcolonial
positions that subsume patriarchy within colonialism and Western ethnocentrism, drawing
on a feminist critical theory that radicalizes the Enlightenment instead of rejecting it.
She suggests to promote the dialogue between cultures, departing from the availability
to question and to be questioned. Only from there, bridges can be built between “veins
of Enlightenment” as a way to progress towards a multicultural Enlightenment or an
enlightened multiculturalism.
Sepideh Labani analyses the debate between enlightened and postmodern (multiculturalist, postcolonial or postorientalist) feminist trends, to make visible the implications
of both positions in terms of empowerment and emancipation of women. Finally, Alicia
Miyares distinguishes oppressions derived from a universal issue, like those based on
gender, and oppressions pertaining to identity, which emerge from a situational context.
She alerts about the political implications of ignoring the irst set of oppressions to focus
on the second group only.
After these general theoretical approaches, the second part of the present monographic addresses the tensions between gender equality and cultural identities within the
geopolitical context of inequalities between North and South, revealing how women’s
rights are instrumentalized by conlicting patriarchal powers. In this way, Sophie Bessis
presents tug-of-war between universalism and cultural speciicities in the Arab world,
PRESENTATION
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showing how women’s rights are at the very centre of the debate between diferent models
of societies in countries with a majority of Muslim population.
On her hand, Itziar Ruiz-Jiménez denounces in her article “he Failure of Europe”,
that European policies and the discourse of exceptionality and fear against the background
of migratory phenomenon, are related to three big businesses: security, the industry of
“illegality” and a political patriarchal economy of migrations tied to women’s traicking for
sexual exploitation. Finally, Alicia Puleo explores another globalized market of inequality:
the renting of wombs as the most recent mode of capitalist and patriarchal extractivism
that relies upon the intersection between exploitations based on gender, class and race.
Both authors remind us that, far from excluding each other in an antagonist way, gender
and ethno-racial discriminations intersections give rise to multiple discriminations, which
cannot be weighed in all their dimension from the mere criticism of Western imperialism.
he last part of the present monographic features critical analysis about concrete
issues that stem from the contradiction between some cultural practices of ethnic or
religious minorities and the principle of gender equality and non-discrimination on the
gound of gender. Furthermore, orientations and recommendations are put forward to promote a legal and political praxis that takes into account the intersections between women’s
oppression and the oppression, which stems from pertaining to a cultural minority.
Baseed on the analysis of female genital mutilation, Laura Nuño Gómez explores
the role of myths, rites and marks in the construction of gender identity. In countries
of destination, gender identity gives rise to a triple otherness from which it is diicult to
escape and puts women and girls of ethnic minorities in front of an identity dilemma
characterized by exclusion. After identifying some problematic elements of European
public policies aimed at combatting FGM, she advances concrete recommendations to
prevent in an efective way this form of gender based violence. he same harmful practice
is reviewed by Ruth Mestre i Mestre from a postcolonial perspective, in an attempt to
clarify the advantages and disadvantages of considering MGF as a cultural form of violence against women in the Council of Europe Convention on preventing and combating
violence against women and domestic violence (Istanbul Convention).
his monographic also explores, through the eyes of Geneviève Fraisse, the polemic
prohibition of the burqini on the beach in several cities in France during the summer
2016. In a short and sharp article, this philosopher leads us to relect on the discursive
and political use that one another makes out of women’s bodies. Finally, Ghadir Shaie’s
article ofers a ist hand paradigm of how anti-discrimination policies may be manipulated in supremacist contexts. She analyses how Israeli pinkwashing is a double strategy of
image washing at external level and an internal agenda aimed at demobilizing Palestinian
LGTBIQ activism.
Historically, encounters between cultures have come along with misunderstanding,
stereotypes, fear and conlict. But also with curiosity, reasoning, trust and dialogue. Current narratives about a presumed incompatibility between multiculturalism and feminism,
or between cultural rights and gender equality, cannot be analized properly if we do not
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PRESENTATION
keep in mind the geopolitical context in which they come through. Similarly, it is convenient to remind that conlicting patriarchies (be they liberal, neoliberal, conservative,
religious, etc.) use the body and the life of women, not only as object of exchange, but
also, in Fraisse’s words, as the place of the exchange or conlict.
Away from positions that take cultures as uniied, immutable and homogeneous totalities, it is necessary to acknowledge, as Sheyla Benhabib encourages us to do, the “cultural
process or resigniication and reinterpretation of involved women of ethnic minorities”
and “to promote their autonomous agency in front of identities which are assigned to
them”3. Hopefully this monographic may help us to keep on the path of contributing
from critical feminist thinking, to the past, present and future eforts to defend equality
and dignity of all people.
3
S. Benhabib, Las reivindicaciones de la cultura: igualdad y diversidad en la era global, traducido por A.
Vassallo, Katz, Buenos Aires/Madrid, 2006, p. 151.