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MÚSICA RELIGIOSA

Una de las más importantes y significativas tradiciones artísticas que registra la cultura occidental es, sin duda alguna, la música religiosa. Su trascendencia, creo yo, va más allá del simple dato o hecho estético y artístico, ya que se trata, en esencia, de una música compuesta a la gloria de Dios, de una música destinada a establecer, más que una comunica ción, una comunión con lo sagrado.

MÚSICA RELIGIOSA MARIO LAVISTA zyxwvutsrqponmlkjihg Miembro de El Colegio Nacional Una de las más importantes y significativas tradiciones artísticas que registra la cultura occidental es, sin duda alguna, la música religiosa. Su trascendencia, creo yo, va más allá del simple dato o hecho estético y artístico, ya que se trata, en esencia, de una música compuesta a la gloria de Dios, de una música destinada a establecer, más que una comunicación, una comunión con lo sagrado. Una comunión que en los primeros tiempos del cristianismo se llevaba a cabo a través de una de las más portentosas creaciones de la civilización occidental: me refiero al Canto llano —que, como se sabe, consiste en una simple melodía sin acompañamiento—, conocido también como Canto Gregoriano, en honor al Papa Gregorio I, el Grande, quien en el siglo vil ordenó que se reunieran y clasificaran todos los cantos litúrgicos que se encontraban hasta entonces dispersos a lo largo y ancho del Sacro Imperio Romano. Estos cantos se reunieron en un solo libro, el llamado Liber Usualis, cuyo original se encuentra en el Vaticano y que, repito, incluye todos los cantos aceptados por la liturgia cristiana. Si una iglesia, o una catedral, o una basílica es, en principio, una construcción arquitectónica que aspira a crear un espacio sagrado, el Canto Gregoriano y, en general, la gran música religiosa, crean un espacio acústico sagrado. Y fueron precisamente los cantos gregorianos los que sirvieron de base para la construcción de las primeras músicas polifónicas que se crearon, que se inventaron en Occidente. Los antiguos compositores polifonistas medievales solían agregar una o varias voces arriba y/o debajo de un canto gregoriano, dando origen así a un tipo inédito de textura musical que da origen a las nuevas estructuras polifónicas de la civilización occidental. La enseñanza de este tipo de construcciones contrapuntas ticas la encontramos en el primer tratado de música polifónica que ha llegado hasta nosotros; este libro de texto se titula Scolica Enchiriadis, y data del zyxwvutsrqponm 239 Festa Septembris. 14. 1630 Offert. 2. zyxwvutsrqponmlkjihgfedcbaZYXWVUTSRQPONMLKJIHGFEDCBA *—n­i»i­*—a^?KS¿^zyxwvutsrqponmlkjihgfedcbaZ *¿ ^ P 4-r tege, * D ó - mi-ne, Ró- JM* . . ' V zyxwvutsrqponmlkjihgfedcbaZYXWVUTSRQPONMLKJIHGFEDCBA T >♦ Í — » am, per sí- C­Tr^í 8 ­y­r ó- a­ gnum *y i ■ ut tí- ­8*­a !*■ _■ ? bi grá- tam 'tpS^É^Z^l»m^ser- san- ite M cri-fí- ctae Crú- cis, ab • ftn­zyxwvutsrqponmlkjihgfedcbaZYXWVUTSRQPONMLKJIHG ^ l in-imi- có-rum ómni- um : ■ ....§ .. áJS. exhibe-á- fr ■ > ¡ V vi-tú- tem, et acceptá- <"V* =J **v­a—w.­^ mnibus ín- sí-di- is ­Hh sa­ plé-bem tú-zyxwvutsrqponm i ' ' i> I mus f" a ■ , a ^ T 1 ^ bi- le tí-bi fí- at fjfl tt~ |8 ,N3V >tf­^r ci- um nó-strum, alle- lu- ía. Secreta. T'Esu Christi Dómini nostri cór- noster; ut, sicut illud adorare raeCA pore et sánguine saginándi, rúimus, ita perénniter ejus glóriae per quem Crucis est sanctificátum salutáris potiámur efféctu. Per eúmvexíllum : quaésumus Dómine Deus dem Dóminum. Praefatio de Cruce, 8. Communio. Per sígnum Crúcis. 1457. Postcommun io. Désto nobis, Dómine Deus no- perpétuis defénde subsídiis. P e ster : et quos sanctae Crucis Dóminum nostrum. laetári facis honóre, ejus quoque Vesperae de sequenti, commemoratio praecedentis. II Sicubi tamen dicendae sint II. Vesperae de Exaltatione S. Crucis, omnia H dicuntur ut in I.a Vesperis, praeter Antiphonam ad Magníficat, O Crux. (Cant. Magníficat 1. D . 207), ut infra, 1631. Ejemplo de un canto gregoriano tomado del Líber Usualis. 240 La Naturaleza le presenta a Machaut a sus tres hijas: la razón, la retórica y la música. siglo ix. En él se describen y se enseñan a construir las primeras formas Organum y el Discanto. Estas dos formipolifónicas occidentales como elzyxwvutsrqponmlkjihgfedcbaZYXWVUTSRQPONMLKJIHGFEDCBA dables estructuras musicales alcanzaron su apogeo en la segunda mitad del siglo XII y primera del siglo xin con Leonin y su discípulo Perotin al frente de lo que se conoce como Escuela de Nótre Dame, fundada y establecida en París en la recién construida Catedral de Nótre Dame. Con estos dos inmensos compositores el arte de la polifonía alcanza su primer momento de gloria y esplendor. Tiempo después, en los primeros años del siglo xrv, aparece en Francia una nueva música llamada por los estudiosos de esa época Ars Nova, y que tiene a Franco de Colonia, Philippe de Vitry y Guillaume de Machaut como sus más notables representantes. Esta nueva música puso en tela de juicio los principios compositivos de la Escuela de Nótre Dame, a cuya música se refirieron los teóricos como Ars Antiqua. Al Ars Nova francés le debemos, entre tantas otras cosas, la invención de nuevos e intrincados valores rítmicos y la creación de la técnica isorrítmica, técnica basada en patrones melódicos {color) y rítmicos (talea) que se repiten incesantemente a lo largo de la composición. Son notables los llamados motetes isorrítmicos, verdaderas geometrías sonoras. 241 Es en esta época, a mediados del siglo xiv, que se compone la primera Misa escrita por un solo compositor, se trata de lazyxwvutsrqponmlkjihgfedcbaZYXW Misa de Nuestra Señara compuesta por Machaut alrededor de 1364. A partir de entonces los compositores comienzan a escribir misas y la Misa como estructura musical se convirtió en la principal forma musical del Renacimiento (como la fuga y la ópera en el Barroco y la sonata en el Clasicismo). Apenas si necesito nombrar a algunos de los grandes compositores de misas: Gillaume Dufay, Johannes Ockeghem, Josquin Desprez, Orlando di Lasso, Palestrina, Tomas Luis de Victoria, Monteverdi, y en épocas posteriores mencionemos a Bach, Vivaldi, Haydn, Mozart, Beethoven, Schubert, Rossini, Dvorak, Bruchner, Stravinski y Arvo Párt, y en México a Manuel de Jesús Aréchiga, Miguel Bernal Jiménez, Gerhart Muench y Juan Trigos, por citar a algunos cuantos. Así pues, el término "misa" no remite al músico a la liturgia católica, sino a la composición unificada de las cinco secciones del Ordinañum Missae, estas cinco partes son: Kyrie, Gloria, Credo, Sanctus-Benedictus y Agnus Dei. Estas secciones se emplean a lo largo del año litúrgico independientemente de cualquier celebración especial y han permanecido sin cambio alguno, en el sentido en que siempre se usan las mismas palabras cada vez que se compone una nueva música para ellas. Los cantos del Ordinañum representan el pensamiento y el sentimiento de la cristiandad, sin enfatizar ningún día en particular, ya que estos cantos, repito, aparecen a lo largo de todo el año litúrgico. Sucede lo contrario con el Propñum Missae (que incluye el Introito, el Gradual, el Ofertorio y la Comunión); aquí los textos y los cantos se emplean en determinadas fechas para festividades litúrgicas especiales. Resulta claro que el Ordinañum Missae es el responsable de la estructura musical unificada que llamamos "Misa". En el contexto de una forma musical, las cinco partes del Ordinañum expresan varios estadios de emoción religiosa. Las secciones externas —Kyrie y Agnus Dei— se corresponden una a otra en su triple imploración de misericordia. Alrededor del punto central que sostiene al Credo y su declaración de fe, se encuentran el Gloria y el Sanctus que cantan loas al Señor. Vemos así cómo el Ordinañum Missae es una forma perfectamente equilibrada y de una maravillosa simetría. Esta noche escucharemos tres obras muy diferentes una de otra, pero con un rasgo común: las tres han sido escritas para celebrar y honrar a la Virgen María. Las obras son La Profecía de Simeón para soprano, alto, dos tenores y bajo del compositor inglés Ivan Moody (1964), Ave María zyxwvutsr 242 MISSA (1994-95) Ad Consolationis Dominam Nostram zyxwvutsrqponmlkjihgfedcbaZYXWVUT para coro mixto a cappella KYRIE Mario Lavista (b. 1943) J =36­40 Sos!enutzyxwvutsrqponmlkjihgfedcbaZYXWVUTSRQPONMLKJIHGFEDCBA o t mesúralo Soprano* Bajos 243 Stella,zyxwvutsrqponmlkjihgfedcbaZYXWVUTSRQPONMLKJIHGFEDCBA cantata sacra para cuatro voces solistas y ensamble instrumental del norteamericano Cary Boyce (1955) y mi MissaAd Consolationis Dominara Nostram para coro mixto a cappella en la versión de Carmen Helena Téllez para cuatro voces y ensamble instrumental. Permítanme añadir que para mí, como compositor, y también como oyente, la música religiosa no tiene otro fin que establecer una relación con la divinidad, tratar de crear a través de los sonidos un espacio acústico sagrado. Tengo la certeza de que dentro de ese espacio sagrado se está llevando a cabo un diálogo entre el hombre y la divinidad, o tal vez no un diálogo, pero sí una profunda comunión. Creo, además, en lo que ha afirmado el poeta Alvaro Mutis: que la música es la más alta forma de oración. Doy ahora la bienvenida al espléndido grupo coral e instrumental Aguavá New Music Studio y a su directora Carmen Helena Téllez. Es un privilegio tenerlos entre nosotros esta noche. (Octubre 27 de 2003) zyxwvutsrqpon 244