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Jóvenes y Cultura

País Andrade, Marcela Alejandra (2013) “Jóvenes y Cultura”. En Revista Del Observatorio De La Juventud. Año 4, número 12 (Consumo, Cultura y Juventudes), Ciudad Autónoma de Buenos Aires: Dirección General de políticas de la Juventud (GCBA), pp.12-14; ISSN 2314-3118.

Título del artículo: Jóvenes y Cultura. Autor/Autores: Marcela A. País Andrade. Pertenencia Institucional: UBA/CONICET Breve cv del /los autores: Socióloga y Doctora de la Facultad de Filosofía y Letras en el área de Antropología (UBA). Investigadora del CONICET. Docente de la Facultad de Ciencias Sociales (UBA) desde el año 2004. Dicta distintos seminarios de grado y posgrado en diversas Universidades. Participa desde el año 2001 en diferentes proyectos de investigaciones nacionales e internacionales. Desde al año 2010 ha dirigido diversos proyectos. Asimismo, es autora de distintos capítulos de libros y artículos científicos de ámbitos nacionales e internacionales. Contacto: [email protected] Referencia del artículo: (El artículo hace referencia a las conclusiones del libro citado en “Bibliografía” el cual se desprende de mi Tesis doctoral). JÓVENES Y CULTURA. Estas líneas son un breve recorrido de algunos resultados de mi investigación doctoral, desde una mirada socioantropológica. Dicho trabajo persiguió el objetivo general de analizar los consumos culturales ofrecidos por los Centros Culturales (CC) del Programa Cultural en Barrios (PCB) en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, focalizando en la relevancia de la participación de los jóvenes de sectores medios luego de la crisis del 2001. Ocupar el espacio cultural en la vida cotidiana juvenil. Para la comprensión de la problemática planteada, me resultó insuficiente concebir a los jóvenes como simples participantes de un Programa cultural o fundirlos en la imagen de un sujeto colectivo homogéneo (la juventud/ los jóvenes). Así, el primer nivel de análisis se orientó a explicar la(s) construcción(es) identitaria(s) de ciertos grupos jóvenes desde sus representaciones en tanto grupo etario, sus trayectorias culturales, su apropiación y usos del espacio público, las significaciones y usanzas que hacen de la noción del tiempo, los sentidos que le otorgan a “lo cultural”. En tal dirección, se observó que las/os jóvenes resinificaban sus experiencias culturales previas a la crisis del año 2001 para construir su legitimidad respecto a la ocupación del espacio1. Las trayectorias culturales de estos/as jóvenes, las capacidades para manejarse dentro del ámbito cultural, las participaciones anteriores en actividades relacionadas con disciplinas artísticas y/o expresivas (saber cultural y artístico), junto a la inquietud por “hacer cosas nuevas”, la valoración del “tiempo libre” y la reivindicación de lo gratuito se conformaron como estrategias de identidad, articulando expectativas de clase, género y de edad. Sostuve que la construcción de la noción de juventud reviste una gran complejidad y, por tanto, la necesidad de sumergirse en un concepto que implica tensiones económicas, políticas y culturales. “Ser joven”, interpela un momento de la vida representado en años, pero también se imbrica con la estructura de clase, género y etnia a la cual se pertenece, lo cual se materializa en las formas de socialización, las experiencias culturales y las elecciones de consumo situadas. Asimismo, la relación entre las expectativas sociales que se construyen “del joven” y la condiciones reales de existencia se han complejizado en el marco de los procesos históricos, económicos y políticos de las últimas décadas. Afirmé en este trabajo que los CC gratuitos del PCB se convirtieron durante la primera década de este siglo en ámbitos que posibilitaron cubrir las expectativas de ciertos grupos juveniles porteños. En esta dirección, ciertos CC se fue conformando como ámbitos barriales relevantes para las/os jóvenes de sectores medios empobrecidos, quienes se apropiaron del espacio a partir de diversos mecanismos, entre ellos la participación en los talleres y/o el uso y el cuidado del espacio cultural. Asimismo, los significados sobre los destinatarios de la política cultural también fueron cambiando en el transcurso de los años. Si en la década del 80 el discurso del PCB se construía en torno a la necesidad de intervenir en los sectores más carenciados de la sociedad, a fines de los 90 los documentos del PCB relevaban como destinatarios de su acción a los sectores medios; a los grupos y sectores de la ciudad que el Programa califica como los “más afectados luego de la crisis económica de 2001”. También fue relevante observar como el PCB perdió relevancia política en la década del 90, dada la primacía de aspectos de consumo ligados a lo cultural, que el Programa no podía contener. A la postre, la práctica cultural se fue construyendo como una forma social que se expresaba en líneas de acción y categorías sociales que definían modos de participación, técnicas de organización del espacio y el tiempo. Del mismo 1 En la década del 90, cierta parte de la juventud argentina construyó sus estrategias identitarias en diversos ámbitos - universidades, espacios culturales, academias, etcétera - privilegiando aquellos de carácter privado concebidas como especialmente “adecuados” para cumplir con dichas expectativas sociales. Sin embargo, los procesos de empobrecimiento de la sociedad - y en especial de los sectores medios – imposibilitaron a ciertos grupos juveniles el acceso a dichos espacios. modo, la práctica cultural expresaba diversas motivaciones y experiencias previas de los sujetos que participaban en ella. La mayoría de los/as jóvenes de sectores medios llegaban al CC con la expectativa de encontrar un espacio de identificación y pertenencia. Esas expectativas se vinculaban, por un lado, con la falta de espacios culturales tradicionales desde donde construir su identidad cultural como grupo sectorial, y por otro, con las formas de funcionamiento del CC que les permitía cierta flexibilidad en la participación en esos espacios. Desde estas observaciones, sostuve que el PCB no contempló específicamente las demandas de los/as jóvenes de los sectores medios en sus lineamientos principales. En cambio, fueron los procesos de mediación entre la oferta/demanda de los participantes del PCB y el Estado, los que construyeron dicha expectativa y posibilitaron el cumplimiento de dicha perspectiva identitaria. A modo de reflexión final. En el camino de investigación, me interesó dar cuenta de las complejidades que presentaba la relación oferta-demanda de las prácticas culturales enmarcadas en las políticas públicas y destinados a los jóvenes porteños. Se problematizó dicha acción cultural en un doble sentido, por un lado en su función de garantizar el acceso y la “democratización cultural” a todos/as; por otro, en su dimensión de generar respuestas a las necesidades, expectativas y sentidos de ciertos grupos jóvenes de los sectores medios de la ciudad. Esta investigación articuló dos procesos simultáneos en la (re) construcción de las prácticas culturales del PCB que realizan los jóvenes. Por un lado, el referido a la definición y reproducción de “lo cultural” en el marco del PCB y su articulación con las transformaciones de la coyuntura argentina. Por otro, aquel referido a la conexión entre las trayectorias culturales de ciertos grupos juveniles - sus formas de ver el mundo, sus prácticas y sus formas de comportarse - y sus posibilidades y limitaciones para la negociación y la disputa en el espacio cultural actual. Considerar los consumos culturales dentro de los espacios mencionados en relación con la construcción identitaria de los/as jóvenes de sectores medios me llevó a incorporar en el análisis la dimensión histórica de una política cultural sostenida en el tiempo (el PCB). Esto me permitió articular las relaciones entre Estado, economía y cultura en el espacio cultural desde el sentido y las prácticas de los diversos actores intervinientes. Dichas relaciones dan especificidad a las formas en que estos grupos jóvenes (re)elaboraban las prácticas culturales en los CC, en el contexto de la Argentina, tras la crisis de 2001. Asimismo, la creciente oferta/demanda de los consumos culturales en la ciudad de Buenos Aires respondía a un modelo difundido mundialmente que propone la valorización de la cultura como recurso económico, político, ciudadano, etc. Este contexto exige la necesidad política de integrar los grupos minoritarios en un marco de globalización económica nacional. Ante esto “lo cultural” se ha vuelto política de Estado. A contrapelo, las políticas culturales locales presentan grandes dificultades para llevar adelante una democratización de los derechos culturales para todas y todos los jóvenes. Las mismas tienden a mantener ciertos estereotipos en relación a lo juvenil como también a reproducir las diferencias sociales y culturales existentes, las cuales sostiene y/o profundiza. Por tanto, sería posible pensar que por medio de los Centros Culturales barriales -como nuevos espacios de encuentro público y cotidiano al que pueden acceder los ciudadanoslas Políticas Culturales puedan generar sitios de construcción mixta. Quiero decir, por un lado, proyectos culturales en donde el Estado, no solamente ofrezca diferentes Prácticas culturales/recreativas, sino que capacite, promocione, distribuya los recursos de la misma forma para todos/as y, fundamentalmente, forje espacios de participación, discusión, crítica, reflexión y elección de esas prácticas supervisando y coordinando a los CC. Por otro lado, que los ciudadanos, en participación real de sus políticas culturales, puedan aprender y ejercer el concreto ejercicio de la democracia en los espacios culturales, participando, discutiendo, criticando, reflexionando (¿Qué hacer? ¿Por qué? ¿Para qué? ¿De qué manera? Etc.). A la vez de poder controlar el cumplimiento de las acciones del Estado. Entiendo que las reflexiones que surgieron de la investigación generan, en los estudios y la gestión de la temática planteada un aporte doble, por un lado, a los estudios de juventud subrayando la importancia de integrarlos con las prácticas y consumos culturales en los análisis de sus construcciones identitarias, por otro, a la comprensión y reflexión de las políticas culturales desde la mirada de quienes participan en sus prácticas. Participantes que no son "usuarios” ingenuos sino actores activos que elaboran y reelaboran sus propias nociones de cultura, sus construcciones de identidad y sus estrategias de consumo. Esta mirada convierte a las/os jóvenes en efectivos consumidores y productores (de producir) culturales dentro de la construcción de sus propias prácticas que están en permanente movimiento tensión y conflicto con las políticas culturales. Bibliografía. País Andrade, Marcela Alejandra (2011) Cultura, Juventud, Identidad: una mirada socioantropológica del Programa Cultural en Barrios. - 1a ed. - Buenos Aires: Estudios So-ciológicos Editora. - (Colección Tesis) E-Book. ISBN 978-987-26922-3-0. C/Referato. Pp. 247. Disponible en: http://estudiosociologicos.com.ar/portal/blog/cultura-juventud/