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'Beuter, Pere-Antoni'

2012, Diccionario biográfico y bibliográfico del humanismo español (siglos XV-XVII)

BEUTER, PERE-ANTONI (ca. 1490-1554) Al. Pedro Antonio Beuter, Pero (Per) Anton (Peranton) Beuter (Beuther) Lat. Petrus Antonius Beuter (vel Beuther) 1. Vida y obra Poco se sabe sobre los orígenes familiares de Beuter, para el que se han propuesto antecedentes germánicos o eslavos, que se habrían instalado en Valencia atraídos por su actividad como centro comercial (M. Batllori 1971). Por su apellido podemos descartar la hipótesis eslava: en la forma Beuther, este apellido alemán no es sino el gentilicio de la ciudad polaca de Bytom, en la Alta Silesia, llamada Beuthen por la población germánica, muy abundante hasta los masivos desplazamientos étnicos que siguieron a la redelimitación de las fronteras polacas en 1945. Nos parece muy probable, tanto por el tipo de apellido como por la difusión del mismo, que los Beuther fueran hebreos, lo que explicaría también su emigración. Dado que las guerras husitas habían llegado a su fin hacia 1436 y Silesia atravesaba por un período de relativa calma, la llegada de los Beuther se habría debido a intereses económicos. Nuestro autor escribe siempre su apellido en la forma Beuter. Ahora bien, la grafía adoptada por su hijo Pere-Lluís Beuter es inequívocamente Beuther cuando se halla en Portugal, y Beutherius cuando latiniza su apellido1. De Pere-Antoni Beuter las fuentes coinciden en que nació en Valencia hacia 1490, se supone que como inmigrante de segunda o tercera generación, y en que estudió en su Estudi General. Con toda probabilidad era competente en la lengua alemana y, si estamos en lo cierto, también –––––––––– 1 Sobre este Pere-Lluís Beuter véase M. Batllori 1976. G. J. Escolano (1610, 967), además de añadir el dato de que falleció cuando preparaba la edición de la biografía de santo Tomás de Villanueva, le concede la discreta condición de sobrino del historiador. en la hebrea. En nuestra opinión, por su origen germánico, unido a su condición de germanohablante, fue nombrado capellán, y acaso también confesor, al servicio del alemán Erhard von der Mark, obispo de Lieja desde 1506 y cardenal y arzobispo metropolitano de Valencia entre 1520 y 1538, quien regía la diócesis por medio de los obispos auxiliares Ausiàs Carbonell y Francesc Estanyà. La influencia de Von der Mark no parece extraña a la rápida carrera que Beuter inicia a la sazón: en el año 1522 se le abre el ejercicio de la docencia en el Estudi General, donde llegó a ocupar desde 1523 la cátedra de Súmulas, desde 1534 la de Biblia, desde 1550 la de Teología y desde 1552 la de Teología del Antiguo Testamento. Pocos años más tarde, en 1530, la ciudad de Valencia lo nombra predicador oficial de la ciudad, cargo que, por otra parte, solían desempeñar a lo largo de ese siglo los catedráticos de Teología de la universidad. Ya a una cierta edad intenta la aventura italiana: en el año 1540 se traslada a Roma formando parte del séquito del joven cardenal Enrique de Borja, comendador mayor de la orden de Montesa, quien muere en Viterbo en el curso del viaje. Beuter obtendrá de todos modos buen provecho de su experiencia, ya que sus obras se difundirán en mayor medida, como enseguida veremos. Su fallecimiento se produjo en el año 1554, y sólo por el testamento, que se nos ha conservado, sabemos que dejó un hijo natural, el ya mencionado Pere-Lluís 2, al que legó bienes no escasos. –––––––––– 2 M. Batllori (1976, 296) desvela cómo por propia indicación de Pere-Lluís Beuter sabemos que su madre vive aún en el año 1561, y que tiene dos hermanos, 131 BEUTER, PERE-ANTONI Destaca en la obra de Beuter el conjunto de ensayos de carácter teológico, formado por las Annotationes decem ad Sacram Scripturam, editado en Valencia en 1547 y dedicado al cabildo de la catedral; la obra, que va precedida de un poema en latín de Joan Baptista Anyes (Agnesius) en honor del autor y de la obra, comprende los capítulos De ordine librorum sanctorum, apud Synagogam et Ecclesiam, Qui libri sunt Canonici, Quomodo Ecclesia suscepit quos non susceperat Synagoga, Quomodo Ecclesia mutavit ordinem Synagogae, De libris desideratis, De autoribus librorum sanctorum, De multiplici sensu Sacrae Scripturae, De clavibus Sacrae Scripturae decem, De translatoribus Sacrae Scripturae, y An Vulgata editio sit Hieronymi. Esta obra merece una especial consideración por tratar sobre una temática muy concreta, la relación entre la práctica religiosa hebrea y veterotestamentaria en general, y la práctica cristiana. Guarda relación con ella el opúsculo inédito titulado De feriis et diebus festis Iudaeorum, cuyo manuscrito se conserva en la Biblioteca Ambrosiana. Tienen para nosotros un interés menor los tratados relativos a la liturgia sacramental, Ceremoniae ad missam (Valencia, 1527), y Iudicium in confessiones sacerdotum (Valencia, 1532), dedicados ambos al cardenal Von der Mark; De recta sacrificii oblatione et caeremoniis ad missam (Lyon, 1542), que reelabora los contenidos del tratado de 1527 y está dedicado al papa Pablo III; y Sumario del libro de las ceremonias de la misa (Valencia, 1544), que es en realidad una versión abreviada de la obra precedente. La labor que, no obstante, le ha dado fama literaria es la de la vertiente historiográfica, que el propio Beuter calificaba de secundaria dentro de su habitual dedicación a la teología. Componen la producción –––––––––– casado el uno y ordenado sacerdote el otro, y dos hermanas, una casada y la otra monja. Al no haber en el testamento de Pere-Antoni Beuter indicación alguna sobre estas cuatro personas, hemos de inferir que se trata de hermanastros de su hijo, sin relación con nuestro autor. historiográfica de Beuter una primera obra en catalán, titulada Primera part de la història de València, que tracta de les antiquitats d’Espanya y fundació de València, publicada en esta ciudad en 1538 y reeditada en versión ampliada y traducción castellana en 1546 con el título de Primera parte de la Coronica general de toda España, y especialmente del reyno de Valencia (Valencia, Juan de Mey), con un poema latino del citado Agnesius en los preliminares; a esta obra siguió, también en castellano, una Segunda parte de la Coronica general de España, y especialmente de Aragon, Cathaluña y Valencia, publicada asimismo en Valencia por Juan de Mey en 1551 (en el colofón figura la fecha de 1550), con dos breves poemas latinos de Jaime Juan Falcó en los preliminares. Ambas partes se reeditaron en 1604 (Valencia, por Pedro Patricio Mey). De la primera parte publicó Alfonso de Ulloa una versión italiana en Venecia en 1556 (Cronica generale d’Hispagna et del regno di Valenza, In Vinegia, appresso Gabriel Giolito de’Ferrari, 1556). Hubo una tercera parte de esta misma Crónica general, preparada ya para la imprenta, pero el manuscrito se perdió. Esta obra historiográfica de Beuter ha generado opiniones divergentes. Nicolás Antonio (1788, 170) lo alaba como primer historiador de España en lengua castellana y también Gaspar Escolano le dedica un recuerdo elogioso3. Gregorio Mayans, en cambio, lo mismo califica a Beuter de insigne teólogo que le niega el menor reconocimiento como historiador4. 2. El pensamiento de Beuter La posición de Beuter en la sociedad valenciana de la época se define por su sintonía con la aristocracia, a cuyo frente figuraban Germana de Foix, virreina del reino de Valencia desde 1523, y quien desde 1525 –––––––––– 3 G. J. Escolano (1610, 155): «Nuestro docto cronista Beuter nos alumbró en parte de esta ceguedad…». 4 G. Mayans, carta a Andrés M. Burriel de 21 de agosto de 1745 (cf. H. Rausell 2001b, 129). 132 BEUTER, PERE-ANTONI fue su marido, el infante Ferran de Aragón. Ambos eran dueños de una de las mejores bibliotecas de la época, formada a partir de la biblioteca regia del palacio de Nápoles. Por un lado, por tanto, Beuter frecuentaba el trato de la oligarquía que había liquidado a sangre y fuego las revueltas de las Germanías, en los años 1520 a 15225. Pero por otro abrazaba causas renovadoras como la del erasmismo6, dentro de una preocupación manifiesta por las humanidades, que se extendía a la revisión del patrimonio intelectual recibido tanto del pensamiento cristiano como de la Antigüedad clásica. Junto al erasmismo, se ha reconocido en Beuter la influencia del movimiento de la devotio moderna, así como la del reformismo impulsado por Cisneros en Alcalá (H. Rausell 1997). Derivada de la primera es la primacía otorgada al sacramento de la eucaristía, cuya traslación a la obra beuteriana se plasma en el tratado de la misa que lo ocupó largo tiempo, y que dio origen a las obras de 1527, 1542 y 1544. Derivada de la segunda es la atención a la exégesis conjunta del Antiguo y del Nuevo Testamento, basada en el perfecto conocimiento de las tres lenguas consideradas clásicas, el latín, el griego y el hebreo. Su testamento, otorgado a 5 de octubre de 1554, justo dos meses antes de su muerte, nos revela que hace beneficiario único de su biblioteca, así como curador de su obra, publicada o inédita, a su hijo natural Pere-Lluís (1538-1603): Ítem, do e leix a Pere Lluís Beuter, studiant, fill meu il.legítim (…) tots los meus llibres, així los del meu studi com los que jo he compost. –––––––––– 5 Sirva como ejemplo su relación con Estefanía de Requesens, condesa de Palamós, a la que se dirige en el prólogo del Sumario de la misa como «mi especial Señora, cuyo soy antiguo servidor…». Por otra parte, la obra está dedicada a Juan de Zúñiga, comendador mayor de Castilla. 6 Lo califica de erasmista moderado J. Fuster (1971, s. p.). Véase también S. García Martínez 1986. Pocos días después se hace inventario de dicha biblioteca, formada por más de trescientos volúmenes7, y en la que se incluyen el Enchiridion militis Christiani Erasmi, las Adnotationes Erasmi super epistolas Pauli, las Adnotationes Erasmi in Novum Testamentum y las Parafraseis Erasmi a los evangelios sinópticos. En sus propias Annotationes decem ad Sacram Scripturam, Beuter califica a Erasmo de non satis laudatus vir8, elogio que destaca aún más si se piensa en el tipo de obra en la que se inscribe, en la dedicatoria al conjunto del cabildo catedralicio, y en la fecha de 1547, harto avanzada para la polémica entre erasmistas y antierasmistas. A pesar de una cierta imagen en este sentido (H. Rausell 1997 y 1998), no se reduce el interés de Beuter a la obra de Erasmo. Más aún, PereLluís Beuter, ordenado jesuita y formado en las universidades de Valencia y Coimbra, sería catedrático de Teología tomista en la de Évora, donde sucedió a Luis de Molina, cuyas tesis sobre la concesión de la gracia divina o la condenación del pecador nos trasladan de nuevo al ámbito del librepensamiento, el intercambio de ideas entre catolicismo y protestantismo, y la acomodación de la tradición hebrea en el seno de la sociedad y religión cristianas. El nexo que une a padre e hijo no es, por tanto, el de la legitimación dinástica, o el del disfrute del poder, sino el de la búsqueda de la verdad a despecho de las teorías establecidas y de las limitaciones impuestas por quienes todo administran en nombre de los demás para el solo beneficio propio. Sería, no obstante, un error identificar a Beuter con el reformismo, salvo que entendamos por tal la reconsideración de la monarquía como único elemento rector de la sociedad en su conjunto. Así, la orientación –––––––––– 7 A modo de comparación, téngase en cuenta que la biblioteca de los duques de Calabria estaba formada, en el momento en que es trasladada al monasterio de Sant Miquel dels Reis, por 795 volúmenes. 8 Annotationes, p. 251r. 133 BEUTER, PERE-ANTONI que fue dándole al discurso historiográfico de sus obras lleva, por una parte, la impronta del regalismo, que se fortalecía con la extensión de los poderes de la Corona y de la Inquisición, y, por otra, de la perspectiva providencialista de un Ximénez de Rada. Uno y otro conceptos no carecen de algunos vínculos con la historiografía catalana, como la magnificación de la figura del monarca y la idea de la protección divina que guía a éste. Pero, si tomamos como referencia a ésta última, la tradición cronística de la Corona de Aragón nada tiene que ver, por ejemplo, con la subordinación de las coronas hispánicas a la de Castilla, como preconizaba el Toledano. Y tampoco en los panegíricos de la acción de gobierno de los reyes de Aragón se formula la sujeción de todo poder a la voluntad real. Ciertamente, la represión de toda forma de pensamiento que hiciera concesiones al protestantismo obligaba a adoptar mecanismos de autocensura (H. Rausell 2001a). Pero Beuter lleva su idea de servicio a la casa real a un extremo para el que no hallamos la más adecuada explicación, al tratarse al fin y a la postre de una persona ajena a la cultura áulica. Tal vez haya que reducir el sentido de la propaganda beuteriana a un bien definido programa para afianzar una carrera eclesiástica9. Sea como fuere, Beuter se sitúa en una línea opuesta a la del catalán cardenal Margarit, y especialmente el aragonés Gualberto Fabricio de Vagad, y próxima en cambio a Carbonell y a Tarafa, según Batllori (1979, 133-134) por la falta, fuera de Italia, tanto de medios materiales como de un ambiente favorable para la elaboración de una historiografía plenamente humanística. Creemos, por el contrario, que los presupuestos ideológicos juegan en este campo un papel primordial: en Beuter pesaba más no la falta de medios o de jueces de su labor historiográfica, sino la supeditación del discurso a –––––––––– 9 Arroja luz sobre la cuestión J. V. Escartí (2003). un plan propagandístico perfilado desde un principio y precisado aún con el paso del tiempo. En la formación del pensamiento de Beuter debía tener una capital importancia la obra de Giovanni Nanni –conocido como Annio de Viterbo– Commentaria super opera auctorum diversorum de antiquitatibus loquentium (Roma, 1498), y cuya capital influencia no se debería al tratamiento dispensado a la ciudad de Valencia10, sino a la relectura de la historia de España a la luz del providencialismo. 3. Beuter y las lenguas clásicas Durante siglos se ha discutido sobre si Beuter era o no competente en griego y en hebreo11, y no ha faltado quien lo acusara de no tener ni siquiera un mínimo conocimiento de latín. Sería hora de cerrar esta polémica en lo que hace a su competencia, si bien queda abierta la cuestión de si llegó a desempeñar la docencia en la cátedra de Hebreo del Estudi General, que se cree vacante entre 1534 y 154412. Pues bien, si no supiéramos de cierto cuál era el dominio de las lenguas hebrea y griega, la hipótesis del origen familiar judío ofrecería por sí misma ventajas evidentes, en primer lugar la de explicar por qué Beuter se aplicó durante largos años al análisis de los textos veterotestamentarios y de la liturgia hebrea, y por qué se le confiaron la docencia tanto de la lengua hebrea como de la teología del –––––––––– 10 Así lo cree J. V. Escartí (1998, 17). Cf. H. Rausell (2001b, 58-60) sobre el nivel del conocimiento del hebreo por parte de Beuter. Según su criterio, «Beuter posee algún conocimiento de griego porque en las Annotationes aparecen palabras en este idioma, aunque Mey parece no tener un juego de caracteres helenos porque las palabras aparecen manuscritas» (ibid., p. 59). En realidad, los términos griegos están, en efecto, impresos, si bien Rausell tiene razón al notar las deficiencias de la edición, en la que faltan acentos y espíritus. En cuanto al hebreo, Rausell reconoce «un interés» por parte de Beuter (ibid.). 12 Lo reconocen como catedrático de Hebreo, entre otros, G. J. Escolano (1610, 1060) y J. Rodríguez (1747, 371). 134 11 BEUTER, PERE-ANTONI Antiguo Testamento. Ahora bien, contamos con el doble testimonio del inventario de la biblioteca de Beuter, y el más decisivo de su propia práctica. Si tomamos en primer lugar dicho inventario, hallaremos que para el estudio y enseñanza de la lengua hebrea disponía en su casa de hasta tres gramáticas diferentes13, lo que es suficiente indicación de su interés. Y hay todavía otro argumento de peso en el que no se ha reparado: Pere-Lluís Beuter recuerda cómo aprendió el griego y el hebreo fuera y dentro de casa, indicación incontrovertible que Batllori desvirtúa sin razón aparente14, y que en nuestra opinión señala que tuvo maestro(s) de hebreo en la universidad, pero en casa a su padre. En segundo lugar, conforme leemos la obra beuteriana advertiremos el no ya frecuente, sino sistemático recurso a la filología hebrea. En una definición concisa y clara, dice Beuter: Scis autem, quod ubi dubium occurrit in nostra lectione Latina, in novo Testamento recurrendum est ad Graecos, in veteri autem ad Hebraeos15. En las Annotationes, obra que reclama un estudio detenido desde la perspectiva del humanismo y de la filología, Beuter no sólo imprime términos en hebreo y griego16, sino que escribe un auténtico tratado sobre la transmisión de los textos sagrados. Algu–––––––––– 13 Una de ella es descrita tan sólo como Grammatica ebrea, lo que hace dificil su identificación. Pero el título de la citada en segundo lugar, Introductiones artis gramatice ebrayce, permite reconocer, cruzado con una cita de Annotationes, pág. 164r, el libro primero de las Introductiones artis grammatice Hebraice de Alfonso de Zamora, cuya segunda edición se publica en Alcalá en 1526. Por último, el título Ysagoge elemetodus (?) in ebraicam linguam Sebastiani Munsterre se corresponde con la Isagoge elementalis perquam succinta in Hebraicam linguam: Item lectio Hebraica ex evangelio divi Matthaei, que Sebastian Münster publicó en Basilea, si bien no sabemos si Beuter leía la edición de 1535 o la de 1540. 14 M. Batllori (1971, 287): «com que al Col.legi de València hom no hi feia classes, l’expressió ‘fora i dins de casa’ vol dir abans i després d’entrar a la Companyia». 15 Annotationes, p. 163v. 16 Términos hebreos se leen en las páginas 5, 70, 71, etc.; griegos, en las páginas 1, 38, etc. nas de sus opiniones en materia de filología neotestamentaria resultan hoy día trasnochadas: sostiene que Mateo compuso su evangelio en hebreo y que más tarde lo tradujo él mismo al griego17, y que Marcos compuso el suyo en griego, pero que lo tradujo al latín durante su estancia en Roma al lado del apóstol Pedro, aunque a la muerte de éste habría repristinado el texto en versión griega18. Merece, en cambio, mayor atención cuando reconoce en la lengua hebrea una serie de usos sintácticos particulares, de los que carecen el griego y el latín19. Anótese también cómo observa la pertinencia semántica de la acentuación en hebreo y latín20, o cómo compara las oscilaciones en el vocalismo del hebreo a las variaciones que se producen en francés entre la escritura de los términos y su pronunciación real21. El estudio de la lengua y la cultura hebreas encaja también con la idea de un Beuter más moderno que medieval, más humanista que tomista. El sentido humanístico de Beuter no es ajeno, por tanto, a esta dedicación al conocimiento del hebreo, y al del griego, en la línea de cuanto se apuntaba en el epígrafe precedente. La atención de Beuter a la filología hebrea no ha de hacer pasar por alto su alta valoración de la lengua griega. No en vano nuestro autor coincidió en la universidad con helenistas de la talla de Pere Joan Olivar, Cosme Damià Çavall, Miquel Jeroni Ledesma y Pere Joan Nunyes, especialmente con el segundo y el tercero. Beuter no muestra ambage alguno en la defensa del griego como lengua de los cristianos, y como humanista atento a la vertiente filo–––––––––– 17 Annotationes, p. 163. Annotationes, pp. 96v y 100r. 19 Annotationes, p. 149v, donde cita el pasado pro futuro, el futuro pro praeterito, el perfecto pro imperfecto, el perfecto pro plusquamperfecto y el pretérito pro infinitivo. 20 Annotationes, p. 133r. 21 Annotationes, p. 164v. No son muy exactas las referencias al francés (la incorrección boutigues en lugar de boutiques puede ser mera errata de imprenta). 135 18 BEUTER, PERE-ANTONI lógica destaca su percepción de la importancia de la traducción de los Setenta. 4. Características de la obra historiográfica de Beuter La historia beuteriana no se limita a reinvidicar en el plano retórico la importancia del legado clásico, sino que recurre de manera regular a las fuentes, incluidas las de la historiografía griega22. Este es el perfil de Beuter que más lo acerca a la figura del humanista capaz de discernir, por medio de una metodología crítica contrastada, no sólo las lecciones auténticas de un texto, sino también las ideas originales, exentas unas y otras de toda manipulación. Sin embargo, pesa sobre Beuter la acusación de haberse comportado de un modo infantil, impropio de un verdadero sabio, al dar por ciertas las invenciones de algunos antiguos y modernos. También se le acusa de no haber ofrecido interpretaciones correctas de los datos arqueológicos y epigráficos a su alcance. Se le reprocha, pues, que se dedicara al género historiográfico, en el que no pasaría de ser un advenedizo poco escrupuloso23. En el procedimiento historiográfico de Beuter destaca en primer lugar la búsqueda de fuentes, que lo hace lamentarse de sus carencias al respecto: no he pogut haver en mon poder i llegir tots los llibres que porien aprofitar 24; luego, la verificación de dichas fuentes, que lo lleva a apartarse a menudo de las que –––––––––– 22 Véanse al respecto los estudios de S. Sancho Montés (2005a y 2005b). 23 J. Rodríguez (1747, 372): Nolens tantum commentariis quibusdam theologicis, quamvis doctissimis, ad memoriam hominum consecrari, tentare historiam ausus est. Conscripsitque magnam partem, eius, quae sibi designaverat, vulgari lingua; (…) credulum hominem, et quae conjectaretur ipse, pro vero non semel venditantem, pluraque, sine testimonio idoneo aliquo, parum verosimilia, referentem, haud obscure aversantur. Offendit quoque passim in Antiquitatis ignoratione, ac Romani Aevi monimentorum interpretatione, quae frequenter ad Historiam advocat. 24 J. V. Escartí (1998, 39) (esto es, «no he podido tener en mi poder y leer todos los libros que podrían ser de utilidad»). otros consideran autoridades, como Manetón y Beroso: i perquè molts han escrit pus tost segons lo que somiaven que no segons lo que trobaven autèntic, los que hauran vist aquelles escriptures i llegiran est llibre, veent que discorden porien amb raó restar dubtosos a qui es deu creure. Vull dar-los raó perquè em són apartat dels que escriuen i tinc altre parer25; en tercer lugar, sigue Beuter el principio humanístico de la atención a los datos arqueológicos y epigráficos; a este respecto, su interpretación y comentario de las inscripciones valencianas llegó a ser calificado –¡por Mayans!– de delirante, hasta que la crítica reciente ha valorado de nuevo la labor de Beuter 26. La biblioteca de Beuter incluía parte de las Vidas de Plutarco –si bien no es posible determinar de qué edición se trataba–, las Antigüedades Judías de Josefo, la Historia natural de Plinio y las Décadas de Tito Livio, entre otras obras de la Antigüedad. Pero es bien cierto que en la historiografía de nuestro autor subyacen también otro tipo de fuentes, que la materia escogida hacía imprescindibles: ni Plutarco ni Josefo tratan de la España antigua, y menos aún de la fundación primero de Valencia y luego de su reino. De ahí que Beuter hubiera de armonizar sus fuentes clásicas, por un lado, –––––––––– 25 J. V. Escartí (1998, 40) (esto es, «y porque muchos han escrito antes según lo que soñaban que según lo que consideraban auténtico, los que habrán visto aquellas obras y leerán este libro, al ver que no coinciden podrían con razón dudar a quién se ha de creer. Quiero explicarles por qué me he apartado de los que escriben y tengo diferente opinión»). 26 L. Abad y J. M. Abascal (1999, pág. 43, n. 20), donde de su labor epigráfica se afirma: sicut etiam in historia delirare solet, juicio que Mayans apoya en Ambrosio de Morales y Ludovico Nonio, y podría añadirse el juicio de Gaspar Escolano (1611, VI 18, 3 y 14), que desprecia a Beuter en términos muy duros, acusándolo de no saber un mínimo de latín. Rehabilita a Beuter X. Gómez (2001, 218-219): «Hübner erra en no atorgar-li credibilitat, i erra més encara en dir que totes les inscripcions que presenta ja eren conegudes gràcies a d’altres autors més fiables» (p. 219). 136 BEUTER, PERE-ANTONI con las Sagradas Escrituras; por otro, con las historias peninsulares o universales compuestas por al-Razi, Lucas de Tuy y Rodrigo Ximénez de Rada (de cuyo De rebus Hispaniae hubo versión catalana)27. Por otra parte, y a pesar de considerarse un historiador ocasional, Beuter no pierde ocasión de reivindicar no sólo la importancia del género desde el mismo Homero, cuya obra había de servir para educar a las generaciones futuras28, sino también los nombres de sus predecesores, como Heródoto y Livio29. Su posición crítica le hace denunciar los peligros del recurso a los poetas griegos, a los que califican de amigos de la mentira: Dels poetes grecs, basta per a tenir l’autoritat sua en lo que es deu lo que diu Cató in fragmentis d’ells, que fingiren més mentires que no escrigueren versos 30. Además, el empleo de leyendas no es en Beuter sistemático, y cuando las relata procura hacerlo en términos racionalistas31. En otros casos las rechaza por impropias de la fe cristiana, además de contrarias a la razón32. Buena parte de las leyendas que –––––––––– 27 Por poner un ejemplo, Beuter sigue a al-Razi al afirmar que el emperador Contantino dividió a Hispania en seis metrópolis; cf. D. Catalán & M. S. de Andrés (eds.), Crónica del moro Rasis, Madrid, 1974, pp. 198 y 329, J. V. Escartí (1998, 146). 28 J. V. Escartí (1998, 40). 29 J. V. Escartí (1998, 37). 30 J. V. Escartí (1998, 41) (esto es, «de los poetas griegos basta para considerar en sus justos términos su autoridad aquello que dice de ellos Catón en su obra fragmentaria, que simularon más mentiras que versos escribieron»). La misma opinión se lee en las páginas 7172, apoyada en Varrón y Catón. 31 J. V. Escartí (1998, 52), sobre el mito de Andrómeda y Perseo, que desmiente; pp. 149-150, sobre las amazonas, cuyo carácter mítico queda también reducido a un hecho singular, aunque sometido a lógica. 32 J. V. Escartí (1998, 113): «Açò feien los mals esperits per a sostentar als gentils en la sua error, i per ço los crestians no han de posar fe en coses d'esta qualitat, perquè seria un error supersticiosa contro lo primer manament de Déu, segons llargament tracten los doctors catòlics» (esto es, «esto hacían los malos espíritus a fin de sostener a los gentiles en su error, y por eso los cristianos no han de poner su fe en tales casos, porque sería una Beuter refiere no proceden del PseudoBeroso, esto es, de Giovanni Nanni, sino del Valerio de las historias de Diego Rodríguez de Almela (Murcia, 1487), así como de sendas obras de Lucio Marineo Sículo, De laudibus Hispaniae (Burgos, 1496) y De rebus Hispaniae memorabilibus libri XV (Alcalá, 1530), que figuraban en la biblioteca de nuestro autor. Junto a este tipo de fuentes, Beuter disponía también de obras como la de Lluís Alanyà, Aureum opus regalium privilegiorum civitatis et regni Valentie (Valencia, 1515), o la de Pere Miquel Carbonell, Chròniques de Espanya (Barcelona, 1547). La alusión a muchos de estos motivos legendarios se debe sin duda al respeto a lo que consideraba la autoridad de sus predecesores, historiadores además de oficio, junto a la conveniencia de atenerse a los tópicos establecidos. OBRAS Impresas 1. Ceremoniae ad Missam, Valencia, Juan Joffre, 1527. 2. Iudicium in confessiones sacerdotum. Apud Valentiam, Franciscus Romanus, 1532. 3. Primera part de la historia de Valencia, que tracta de les antiquitats d’Espanya y fundacio de Valencia. Valencia, 1538. 4. De recta sacrificii oblatione et caeremoniis ad missam. Lugduni, excudebat Gaspar Trechsel, 1542; ibid. 1554. 5. Sumario del libro de las cerimonias de la Missa. Valencia, por Iuan de Mey, 1544. 6. Annotationes decem ad Sacram Scripturam. Valentiae, per Ioannem Mey Flandrum, 1547. 7. Primera parte de la Coronica General de toda España, y especialmente del Reyno de Valencia. Valencia, en casa de Ioan de Mey Flandro, 1546. Reed. 1563. 8. Segunda parte de la Coronica General de España, y especialmente de Aragon, Cathaluña y Valencia. Valencia, en casa de Ioan de Mey Flandro, 1551 [en el colofón: 1550]. –––––––––– falta por superstición contra el primer mandamiento de Dios, según extensamente tratan los doctores católicos»). 137 BEUTER, PERE-ANTONI Inéditas De feriis et diebus festis Iudaeorum. ESTUDIOS Abad, L. & J. M. Abascal (eds.), Gregorio Mayans y Siscar. Introductio ad veterum inscriptionum historiam literariam, Madrid, 1999. Antonio, Nicolás, Bibliotheca Hispana Nova, vol. II, Torino, 1963 (= Matriti, 1788). Batllori, M., «Pere-Lluís Beuther, teòleg valencià a Portugal: el seu probable origen germànic, la seva jovenesa: 1538-1558», en Catalunya a l’època moderna. Recerques d’història cultural i religiosa (ed. J. M. Benítez i Riera), Barcelona, 1971, pp. 281-299. —, «Reflexions sobre la cultura catalana del Renaixement i del Barroc», A través de la història i la cultura, Abadia de Montserrat, 1979, pp. 129-152 [original de 1978]. Escartí, J. V. (ed.), Pere Antoni Beuter. Primera part de la Història de València, València, Universitat, 1998. —, «Intencionalitats polítiques en les cròniques de Pere Antoni Beuter i de Rafael Martí de Viciana», Miscel·lània Homenatge a Rafael Martí de Viciana en el V Centenari del seu naixement, 1502-2002, Borriana, 2003, pp. 205-218 Escolano, Gaspar Joan, Decada primera de la historia de la insigne y coronada ciudad y reyno de Valencia. Primera parte. Valencia, por Pedro Patricio Mey, 1610. —, Segunda parte de la Decada primera de la historia de la insigne y coronada ciudad y reyno de Valencia. Valencia, por Pedro Patricio Mey, 1611. Fuster, J., «Nota preliminar», Pere Antoni Beuter. Primera part de la Història de València (València, 1538), Valencia, 1971, s. p. 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