BEUTER, PERE-ANTONI
(ca. 1490-1554)
Al. Pedro Antonio Beuter, Pero (Per) Anton (Peranton) Beuter (Beuther)
Lat. Petrus Antonius Beuter (vel Beuther)
1. Vida y obra
Poco se sabe sobre los orígenes familiares de Beuter, para el que se han propuesto
antecedentes germánicos o eslavos, que se
habrían instalado en Valencia atraídos por
su actividad como centro comercial (M.
Batllori 1971). Por su apellido podemos
descartar la hipótesis eslava: en la forma
Beuther, este apellido alemán no es sino el
gentilicio de la ciudad polaca de Bytom, en
la Alta Silesia, llamada Beuthen por la población germánica, muy abundante hasta
los masivos desplazamientos étnicos que
siguieron a la redelimitación de las fronteras
polacas en 1945. Nos parece muy probable,
tanto por el tipo de apellido como por la
difusión del mismo, que los Beuther fueran
hebreos, lo que explicaría también su emigración. Dado que las guerras husitas habían llegado a su fin hacia 1436 y Silesia
atravesaba por un período de relativa calma, la llegada de los Beuther se habría debido a intereses económicos. Nuestro autor
escribe siempre su apellido en la forma
Beuter. Ahora bien, la grafía adoptada por su
hijo Pere-Lluís Beuter es inequívocamente
Beuther cuando se halla en Portugal, y Beutherius cuando latiniza su apellido1.
De Pere-Antoni Beuter las fuentes
coinciden en que nació en Valencia hacia
1490, se supone que como inmigrante de
segunda o tercera generación, y en que
estudió en su Estudi General. Con toda
probabilidad era competente en la lengua
alemana y, si estamos en lo cierto, también
––––––––––
1 Sobre este Pere-Lluís Beuter véase M. Batllori 1976.
G. J. Escolano (1610, 967), además de añadir el dato de
que falleció cuando preparaba la edición de la biografía
de santo Tomás de Villanueva, le concede la discreta
condición de sobrino del historiador.
en la hebrea. En nuestra opinión, por su
origen germánico, unido a su condición de
germanohablante, fue nombrado capellán, y
acaso también confesor, al servicio del
alemán Erhard von der Mark, obispo de
Lieja desde 1506 y cardenal y arzobispo
metropolitano de Valencia entre 1520 y
1538, quien regía la diócesis por medio de
los obispos auxiliares Ausiàs Carbonell y
Francesc Estanyà. La influencia de Von der
Mark no parece extraña a la rápida carrera
que Beuter inicia a la sazón: en el año 1522
se le abre el ejercicio de la docencia en el
Estudi General, donde llegó a ocupar desde
1523 la cátedra de Súmulas, desde 1534 la
de Biblia, desde 1550 la de Teología y desde
1552 la de Teología del Antiguo Testamento. Pocos años más tarde, en 1530, la ciudad de Valencia lo nombra predicador
oficial de la ciudad, cargo que, por otra
parte, solían desempeñar a lo largo de ese
siglo los catedráticos de Teología de la
universidad. Ya a una cierta edad intenta la
aventura italiana: en el año 1540 se traslada
a Roma formando parte del séquito del
joven cardenal Enrique de Borja, comendador mayor de la orden de Montesa, quien
muere en Viterbo en el curso del viaje.
Beuter obtendrá de todos modos buen
provecho de su experiencia, ya que sus
obras se difundirán en mayor medida, como enseguida veremos. Su fallecimiento se
produjo en el año 1554, y sólo por el testamento, que se nos ha conservado, sabemos que dejó un hijo natural, el ya mencionado Pere-Lluís 2, al que legó bienes no
escasos.
––––––––––
2 M. Batllori (1976, 296) desvela cómo por propia indicación de Pere-Lluís Beuter sabemos que su madre
vive aún en el año 1561, y que tiene dos hermanos,
131
BEUTER, PERE-ANTONI
Destaca en la obra de Beuter el conjunto de ensayos de carácter teológico, formado por las Annotationes decem ad Sacram Scripturam, editado en Valencia en 1547 y dedicado al cabildo de la catedral; la obra, que
va precedida de un poema en latín de Joan
Baptista Anyes (Agnesius) en honor del
autor y de la obra, comprende los capítulos
De ordine librorum sanctorum, apud Synagogam et
Ecclesiam, Qui libri sunt Canonici, Quomodo
Ecclesia suscepit quos non susceperat Synagoga,
Quomodo Ecclesia mutavit ordinem Synagogae, De
libris desideratis, De autoribus librorum sanctorum, De multiplici sensu Sacrae Scripturae, De
clavibus Sacrae Scripturae decem, De translatoribus Sacrae Scripturae, y An Vulgata editio sit
Hieronymi. Esta obra merece una especial
consideración por tratar sobre una temática
muy concreta, la relación entre la práctica
religiosa hebrea y veterotestamentaria en
general, y la práctica cristiana. Guarda relación con ella el opúsculo inédito titulado De
feriis et diebus festis Iudaeorum, cuyo manuscrito se conserva en la Biblioteca Ambrosiana.
Tienen para nosotros un interés menor los
tratados relativos a la liturgia sacramental,
Ceremoniae ad missam (Valencia, 1527), y
Iudicium in confessiones sacerdotum (Valencia,
1532), dedicados ambos al cardenal Von
der Mark; De recta sacrificii oblatione et caeremoniis ad missam (Lyon, 1542), que reelabora
los contenidos del tratado de 1527 y está
dedicado al papa Pablo III; y Sumario del
libro de las ceremonias de la misa (Valencia,
1544), que es en realidad una versión abreviada de la obra precedente.
La labor que, no obstante, le ha dado
fama literaria es la de la vertiente historiográfica, que el propio Beuter calificaba de
secundaria dentro de su habitual dedicación
a la teología. Componen la producción
––––––––––
casado el uno y ordenado sacerdote el otro, y dos hermanas, una casada y la otra monja. Al no haber en el
testamento de Pere-Antoni Beuter indicación alguna
sobre estas cuatro personas, hemos de inferir que se trata
de hermanastros de su hijo, sin relación con nuestro
autor.
historiográfica de Beuter una primera obra
en catalán, titulada Primera part de la història
de València, que tracta de les antiquitats
d’Espanya y fundació de València, publicada en
esta ciudad en 1538 y reeditada en versión
ampliada y traducción castellana en 1546
con el título de Primera parte de la Coronica
general de toda España, y especialmente del reyno
de Valencia (Valencia, Juan de Mey), con un
poema latino del citado Agnesius en los
preliminares; a esta obra siguió, también en
castellano, una Segunda parte de la Coronica
general de España, y especialmente de Aragon,
Cathaluña y Valencia, publicada asimismo en
Valencia por Juan de Mey en 1551 (en el
colofón figura la fecha de 1550), con dos
breves poemas latinos de Jaime Juan Falcó
en los preliminares. Ambas partes se reeditaron en 1604 (Valencia, por Pedro Patricio
Mey). De la primera parte publicó Alfonso
de Ulloa una versión italiana en Venecia en
1556 (Cronica generale d’Hispagna et del regno di
Valenza, In Vinegia, appresso Gabriel Giolito de’Ferrari, 1556). Hubo una tercera
parte de esta misma Crónica general, preparada ya para la imprenta, pero el manuscrito
se perdió. Esta obra historiográfica de
Beuter ha generado opiniones divergentes.
Nicolás Antonio (1788, 170) lo alaba como
primer historiador de España en lengua
castellana y también Gaspar Escolano le
dedica un recuerdo elogioso3. Gregorio
Mayans, en cambio, lo mismo califica a
Beuter de insigne teólogo que le niega el
menor reconocimiento como historiador4.
2. El pensamiento de Beuter
La posición de Beuter en la sociedad valenciana de la época se define por su sintonía con la aristocracia, a cuyo frente figuraban Germana de Foix, virreina del reino de
Valencia desde 1523, y quien desde 1525
––––––––––
3 G. J. Escolano (1610, 155): «Nuestro docto cronista
Beuter nos alumbró en parte de esta ceguedad…».
4 G. Mayans, carta a Andrés M. Burriel de 21 de agosto de 1745 (cf. H. Rausell 2001b, 129).
132
BEUTER, PERE-ANTONI
fue su marido, el infante Ferran de Aragón.
Ambos eran dueños de una de las mejores
bibliotecas de la época, formada a partir de
la biblioteca regia del palacio de Nápoles.
Por un lado, por tanto, Beuter frecuentaba
el trato de la oligarquía que había liquidado
a sangre y fuego las revueltas de las Germanías, en los años 1520 a 15225. Pero por
otro abrazaba causas renovadoras como la
del erasmismo6, dentro de una preocupación manifiesta por las humanidades, que se
extendía a la revisión del patrimonio intelectual recibido tanto del pensamiento
cristiano como de la Antigüedad clásica.
Junto al erasmismo, se ha reconocido en
Beuter la influencia del movimiento de la
devotio moderna, así como la del reformismo
impulsado por Cisneros en Alcalá (H. Rausell 1997). Derivada de la primera es la
primacía otorgada al sacramento de la eucaristía, cuya traslación a la obra beuteriana se
plasma en el tratado de la misa que lo ocupó largo tiempo, y que dio origen a las
obras de 1527, 1542 y 1544. Derivada de la
segunda es la atención a la exégesis conjunta del Antiguo y del Nuevo Testamento,
basada en el perfecto conocimiento de las
tres lenguas consideradas clásicas, el latín, el
griego y el hebreo.
Su testamento, otorgado a 5 de octubre
de 1554, justo dos meses antes de su muerte, nos revela que hace beneficiario único
de su biblioteca, así como curador de su
obra, publicada o inédita, a su hijo natural
Pere-Lluís (1538-1603):
Ítem, do e leix a Pere Lluís Beuter, studiant,
fill meu il.legítim (…) tots los meus llibres,
així los del meu studi com los que jo he
compost.
––––––––––
5 Sirva como ejemplo su relación con Estefanía de
Requesens, condesa de Palamós, a la que se dirige en el
prólogo del Sumario de la misa como «mi especial Señora,
cuyo soy antiguo servidor…». Por otra parte, la obra está
dedicada a Juan de Zúñiga, comendador mayor de
Castilla.
6 Lo califica de erasmista moderado J. Fuster (1971, s.
p.). Véase también S. García Martínez 1986.
Pocos días después se hace inventario de
dicha biblioteca, formada por más de trescientos volúmenes7, y en la que se incluyen
el Enchiridion militis Christiani Erasmi, las
Adnotationes Erasmi super epistolas Pauli, las
Adnotationes Erasmi in Novum Testamentum y
las Parafraseis Erasmi a los evangelios sinópticos. En sus propias Annotationes decem ad
Sacram Scripturam, Beuter califica a Erasmo
de non satis laudatus vir8, elogio que destaca
aún más si se piensa en el tipo de obra en la
que se inscribe, en la dedicatoria al conjunto del cabildo catedralicio, y en la fecha de
1547, harto avanzada para la polémica entre
erasmistas y antierasmistas. A pesar de una
cierta imagen en este sentido (H. Rausell
1997 y 1998), no se reduce el interés de
Beuter a la obra de Erasmo. Más aún, PereLluís Beuter, ordenado jesuita y formado en
las universidades de Valencia y Coimbra,
sería catedrático de Teología tomista en la
de Évora, donde sucedió a Luis de Molina,
cuyas tesis sobre la concesión de la gracia
divina o la condenación del pecador nos
trasladan de nuevo al ámbito del librepensamiento, el intercambio de ideas entre
catolicismo y protestantismo, y la acomodación de la tradición hebrea en el seno de
la sociedad y religión cristianas. El nexo
que une a padre e hijo no es, por tanto, el
de la legitimación dinástica, o el del disfrute
del poder, sino el de la búsqueda de la verdad a despecho de las teorías establecidas y
de las limitaciones impuestas por quienes
todo administran en nombre de los demás
para el solo beneficio propio.
Sería, no obstante, un error identificar a
Beuter con el reformismo, salvo que entendamos por tal la reconsideración de la monarquía como único elemento rector de la
sociedad en su conjunto. Así, la orientación
––––––––––
7 A modo de comparación, téngase en cuenta que la
biblioteca de los duques de Calabria estaba formada, en
el momento en que es trasladada al monasterio de Sant
Miquel dels Reis, por 795 volúmenes.
8 Annotationes, p. 251r.
133
BEUTER, PERE-ANTONI
que fue dándole al discurso historiográfico
de sus obras lleva, por una parte, la impronta del regalismo, que se fortalecía con la
extensión de los poderes de la Corona y de
la Inquisición, y, por otra, de la perspectiva
providencialista de un Ximénez de Rada.
Uno y otro conceptos no carecen de algunos vínculos con la historiografía catalana,
como la magnificación de la figura del monarca y la idea de la protección divina que
guía a éste. Pero, si tomamos como referencia a ésta última, la tradición cronística
de la Corona de Aragón nada tiene que ver,
por ejemplo, con la subordinación de las
coronas hispánicas a la de Castilla, como
preconizaba el Toledano. Y tampoco en los
panegíricos de la acción de gobierno de los
reyes de Aragón se formula la sujeción de
todo poder a la voluntad real. Ciertamente,
la represión de toda forma de pensamiento
que hiciera concesiones al protestantismo
obligaba a adoptar mecanismos de autocensura (H. Rausell 2001a). Pero Beuter lleva
su idea de servicio a la casa real a un extremo para el que no hallamos la más adecuada explicación, al tratarse al fin y a la postre
de una persona ajena a la cultura áulica. Tal
vez haya que reducir el sentido de la propaganda beuteriana a un bien definido programa para afianzar una carrera eclesiástica9. Sea como fuere, Beuter se sitúa en una
línea opuesta a la del catalán cardenal Margarit, y especialmente el aragonés Gualberto
Fabricio de Vagad, y próxima en cambio a
Carbonell y a Tarafa, según Batllori (1979,
133-134) por la falta, fuera de Italia, tanto
de medios materiales como de un ambiente
favorable para la elaboración de una historiografía plenamente humanística. Creemos,
por el contrario, que los presupuestos ideológicos juegan en este campo un papel
primordial: en Beuter pesaba más no la falta
de medios o de jueces de su labor historiográfica, sino la supeditación del discurso a
––––––––––
9
Arroja luz sobre la cuestión J. V. Escartí (2003).
un plan propagandístico perfilado desde un
principio y precisado aún con el paso del
tiempo.
En la formación del pensamiento de
Beuter debía tener una capital importancia
la obra de Giovanni Nanni –conocido
como Annio de Viterbo– Commentaria super
opera auctorum diversorum de antiquitatibus
loquentium (Roma, 1498), y cuya capital
influencia no se debería al tratamiento
dispensado a la ciudad de Valencia10, sino a
la relectura de la historia de España a la luz
del providencialismo.
3. Beuter y las lenguas clásicas
Durante siglos se ha discutido sobre si
Beuter era o no competente en griego y en
hebreo11, y no ha faltado quien lo acusara
de no tener ni siquiera un mínimo conocimiento de latín. Sería hora de cerrar esta
polémica en lo que hace a su competencia,
si bien queda abierta la cuestión de si llegó
a desempeñar la docencia en la cátedra de
Hebreo del Estudi General, que se cree
vacante entre 1534 y 154412. Pues bien, si
no supiéramos de cierto cuál era el dominio
de las lenguas hebrea y griega, la hipótesis
del origen familiar judío ofrecería por sí
misma ventajas evidentes, en primer lugar
la de explicar por qué Beuter se aplicó durante largos años al análisis de los textos
veterotestamentarios y de la liturgia hebrea,
y por qué se le confiaron la docencia tanto
de la lengua hebrea como de la teología del
––––––––––
10
Así lo cree J. V. Escartí (1998, 17).
Cf. H. Rausell (2001b, 58-60) sobre el nivel del conocimiento del hebreo por parte de Beuter. Según su
criterio, «Beuter posee algún conocimiento de griego
porque en las Annotationes aparecen palabras en este
idioma, aunque Mey parece no tener un juego de caracteres helenos porque las palabras aparecen manuscritas»
(ibid., p. 59). En realidad, los términos griegos están, en
efecto, impresos, si bien Rausell tiene razón al notar las
deficiencias de la edición, en la que faltan acentos y
espíritus. En cuanto al hebreo, Rausell reconoce «un
interés» por parte de Beuter (ibid.).
12 Lo reconocen como catedrático de Hebreo, entre
otros, G. J. Escolano (1610, 1060) y J. Rodríguez (1747,
371).
134
11
BEUTER, PERE-ANTONI
Antiguo Testamento. Ahora bien, contamos con el doble testimonio del inventario
de la biblioteca de Beuter, y el más decisivo
de su propia práctica. Si tomamos en primer lugar dicho inventario, hallaremos que
para el estudio y enseñanza de la lengua
hebrea disponía en su casa de hasta tres
gramáticas diferentes13, lo que es suficiente
indicación de su interés. Y hay todavía otro
argumento de peso en el que no se ha reparado: Pere-Lluís Beuter recuerda cómo
aprendió el griego y el hebreo fuera y dentro
de casa, indicación incontrovertible que
Batllori desvirtúa sin razón aparente14, y
que en nuestra opinión señala que tuvo
maestro(s) de hebreo en la universidad,
pero en casa a su padre. En segundo lugar,
conforme leemos la obra beuteriana advertiremos el no ya frecuente, sino sistemático
recurso a la filología hebrea. En una definición concisa y clara, dice Beuter:
Scis autem, quod ubi dubium occurrit in
nostra lectione Latina, in novo Testamento
recurrendum est ad Graecos, in veteri autem ad Hebraeos15.
En las Annotationes, obra que reclama un
estudio detenido desde la perspectiva del
humanismo y de la filología, Beuter no sólo
imprime términos en hebreo y griego16,
sino que escribe un auténtico tratado sobre
la transmisión de los textos sagrados. Algu––––––––––
13 Una de ella es descrita tan sólo como Grammatica
ebrea, lo que hace dificil su identificación. Pero el título
de la citada en segundo lugar, Introductiones artis gramatice
ebrayce, permite reconocer, cruzado con una cita de
Annotationes, pág. 164r, el libro primero de las Introductiones artis grammatice Hebraice de Alfonso de Zamora, cuya
segunda edición se publica en Alcalá en 1526. Por último, el título Ysagoge elemetodus (?) in ebraicam linguam
Sebastiani Munsterre se corresponde con la Isagoge elementalis
perquam succinta in Hebraicam linguam: Item lectio Hebraica ex
evangelio divi Matthaei, que Sebastian Münster publicó en
Basilea, si bien no sabemos si Beuter leía la edición de
1535 o la de 1540.
14 M. Batllori (1971, 287): «com que al Col.legi de
València hom no hi feia classes, l’expressió ‘fora i dins de
casa’ vol dir abans i després d’entrar a la Companyia».
15 Annotationes, p. 163v.
16 Términos hebreos se leen en las páginas 5, 70, 71,
etc.; griegos, en las páginas 1, 38, etc.
nas de sus opiniones en materia de filología
neotestamentaria resultan hoy día trasnochadas: sostiene que Mateo compuso su
evangelio en hebreo y que más tarde lo
tradujo él mismo al griego17, y que Marcos
compuso el suyo en griego, pero que lo
tradujo al latín durante su estancia en Roma
al lado del apóstol Pedro, aunque a la muerte de éste habría repristinado el texto en
versión griega18. Merece, en cambio, mayor
atención cuando reconoce en la lengua
hebrea una serie de usos sintácticos particulares, de los que carecen el griego y el latín19. Anótese también cómo observa la
pertinencia semántica de la acentuación en
hebreo y latín20, o cómo compara las oscilaciones en el vocalismo del hebreo a las
variaciones que se producen en francés
entre la escritura de los términos y su pronunciación real21.
El estudio de la lengua y la cultura hebreas encaja también con la idea de un
Beuter más moderno que medieval, más
humanista que tomista. El sentido humanístico de Beuter no es ajeno, por tanto, a
esta dedicación al conocimiento del hebreo,
y al del griego, en la línea de cuanto se
apuntaba en el epígrafe precedente.
La atención de Beuter a la filología hebrea no ha de hacer pasar por alto su alta
valoración de la lengua griega. No en vano
nuestro autor coincidió en la universidad
con helenistas de la talla de Pere Joan Olivar, Cosme Damià Çavall, Miquel Jeroni
Ledesma y Pere Joan Nunyes, especialmente con el segundo y el tercero. Beuter no
muestra ambage alguno en la defensa del
griego como lengua de los cristianos, y
como humanista atento a la vertiente filo––––––––––
17
Annotationes, p. 163.
Annotationes, pp. 96v y 100r.
19 Annotationes, p. 149v, donde cita el pasado pro futuro,
el futuro pro praeterito, el perfecto pro imperfecto, el perfecto
pro plusquamperfecto y el pretérito pro infinitivo.
20 Annotationes, p. 133r.
21 Annotationes, p. 164v. No son muy exactas las referencias al francés (la incorrección boutigues en lugar de
boutiques puede ser mera errata de imprenta).
135
18
BEUTER, PERE-ANTONI
lógica destaca su percepción de la importancia de la traducción de los Setenta.
4. Características de la obra historiográfica de Beuter
La historia beuteriana no se limita a reinvidicar en el plano retórico la importancia
del legado clásico, sino que recurre de manera regular a las fuentes, incluidas las de la
historiografía griega22. Este es el perfil de
Beuter que más lo acerca a la figura del
humanista capaz de discernir, por medio de
una metodología crítica contrastada, no
sólo las lecciones auténticas de un texto,
sino también las ideas originales, exentas
unas y otras de toda manipulación. Sin
embargo, pesa sobre Beuter la acusación de
haberse comportado de un modo infantil,
impropio de un verdadero sabio, al dar por
ciertas las invenciones de algunos antiguos
y modernos. También se le acusa de no
haber ofrecido interpretaciones correctas
de los datos arqueológicos y epigráficos a
su alcance. Se le reprocha, pues, que se
dedicara al género historiográfico, en el que
no pasaría de ser un advenedizo poco escrupuloso23.
En el procedimiento historiográfico de
Beuter destaca en primer lugar la búsqueda
de fuentes, que lo hace lamentarse de sus
carencias al respecto:
no he pogut haver en mon poder i llegir tots
los llibres que porien aprofitar 24;
luego, la verificación de dichas fuentes, que
lo lleva a apartarse a menudo de las que
––––––––––
22 Véanse al respecto los estudios de S. Sancho Montés (2005a y 2005b).
23 J. Rodríguez (1747, 372): Nolens tantum commentariis
quibusdam theologicis, quamvis doctissimis, ad memoriam hominum consecrari, tentare historiam ausus est. Conscripsitque
magnam partem, eius, quae sibi designaverat, vulgari lingua; (…)
credulum hominem, et quae conjectaretur ipse, pro vero non semel
venditantem, pluraque, sine testimonio idoneo aliquo, parum
verosimilia, referentem, haud obscure aversantur. Offendit quoque
passim in Antiquitatis ignoratione, ac Romani Aevi monimentorum interpretatione, quae frequenter ad Historiam advocat.
24 J. V. Escartí (1998, 39) (esto es, «no he podido tener
en mi poder y leer todos los libros que podrían ser de
utilidad»).
otros consideran autoridades, como Manetón y Beroso:
i perquè molts han escrit pus tost segons lo
que somiaven que no segons lo que trobaven autèntic, los que hauran vist aquelles escriptures i llegiran est llibre, veent que discorden porien amb raó restar dubtosos a qui
es deu creure. Vull dar-los raó perquè em
són apartat dels que escriuen i tinc altre parer25;
en tercer lugar, sigue Beuter el principio
humanístico de la atención a los datos arqueológicos y epigráficos; a este respecto,
su interpretación y comentario de las inscripciones valencianas llegó a ser calificado
–¡por Mayans!– de delirante, hasta que la
crítica reciente ha valorado de nuevo la
labor de Beuter 26.
La biblioteca de Beuter incluía parte de
las Vidas de Plutarco –si bien no es posible
determinar de qué edición se trataba–, las
Antigüedades Judías de Josefo, la Historia
natural de Plinio y las Décadas de Tito Livio,
entre otras obras de la Antigüedad. Pero es
bien cierto que en la historiografía de nuestro autor subyacen también otro tipo de
fuentes, que la materia escogida hacía imprescindibles: ni Plutarco ni Josefo tratan
de la España antigua, y menos aún de la
fundación primero de Valencia y luego de
su reino. De ahí que Beuter hubiera de
armonizar sus fuentes clásicas, por un lado,
––––––––––
25 J. V. Escartí (1998, 40) (esto es, «y porque muchos
han escrito antes según lo que soñaban que según lo que
consideraban auténtico, los que habrán visto aquellas
obras y leerán este libro, al ver que no coinciden podrían
con razón dudar a quién se ha de creer. Quiero explicarles por qué me he apartado de los que escriben y tengo
diferente opinión»).
26 L. Abad y J. M. Abascal (1999, pág. 43, n. 20), donde de su labor epigráfica se afirma: sicut etiam in historia
delirare solet, juicio que Mayans apoya en Ambrosio de
Morales y Ludovico Nonio, y podría añadirse el juicio de
Gaspar Escolano (1611, VI 18, 3 y 14), que desprecia a
Beuter en términos muy duros, acusándolo de no saber
un mínimo de latín. Rehabilita a Beuter X. Gómez (2001,
218-219): «Hübner erra en no atorgar-li credibilitat, i erra
més encara en dir que totes les inscripcions que presenta
ja eren conegudes gràcies a d’altres autors més fiables»
(p. 219).
136
BEUTER, PERE-ANTONI
con las Sagradas Escrituras; por otro, con
las historias peninsulares o universales
compuestas por al-Razi, Lucas de Tuy y
Rodrigo Ximénez de Rada (de cuyo De
rebus Hispaniae hubo versión catalana)27.
Por otra parte, y a pesar de considerarse
un historiador ocasional, Beuter no pierde
ocasión de reivindicar no sólo la importancia del género desde el mismo Homero,
cuya obra había de servir para educar a las
generaciones futuras28, sino también los
nombres de sus predecesores, como
Heródoto y Livio29. Su posición crítica le
hace denunciar los peligros del recurso a los
poetas griegos, a los que califican de amigos
de la mentira:
Dels poetes grecs, basta per a tenir
l’autoritat sua en lo que es deu lo que diu
Cató in fragmentis d’ells, que fingiren més
mentires que no escrigueren versos 30.
Además, el empleo de leyendas no es en
Beuter sistemático, y cuando las relata procura hacerlo en términos racionalistas31. En
otros casos las rechaza por impropias de la
fe cristiana, además de contrarias a la
razón32. Buena parte de las leyendas que
––––––––––
27 Por poner un ejemplo, Beuter sigue a al-Razi al
afirmar que el emperador Contantino dividió a Hispania
en seis metrópolis; cf. D. Catalán & M. S. de Andrés
(eds.), Crónica del moro Rasis, Madrid, 1974, pp. 198 y 329,
J. V. Escartí (1998, 146).
28 J. V. Escartí (1998, 40).
29 J. V. Escartí (1998, 37).
30 J. V. Escartí (1998, 41) (esto es, «de los poetas griegos basta para considerar en sus justos términos su
autoridad aquello que dice de ellos Catón en su obra
fragmentaria, que simularon más mentiras que versos
escribieron»). La misma opinión se lee en las páginas 7172, apoyada en Varrón y Catón.
31 J. V. Escartí (1998, 52), sobre el mito de Andrómeda y Perseo, que desmiente; pp. 149-150, sobre las
amazonas, cuyo carácter mítico queda también reducido
a un hecho singular, aunque sometido a lógica.
32 J. V. Escartí (1998, 113): «Açò feien los mals esperits per a sostentar als gentils en la sua error, i per ço los
crestians no han de posar fe en coses d'esta qualitat,
perquè seria un error supersticiosa contro lo primer
manament de Déu, segons llargament tracten los doctors
catòlics» (esto es, «esto hacían los malos espíritus a fin de
sostener a los gentiles en su error, y por eso los cristianos
no han de poner su fe en tales casos, porque sería una
Beuter refiere no proceden del PseudoBeroso, esto es, de Giovanni Nanni, sino
del Valerio de las historias de Diego Rodríguez de Almela (Murcia, 1487), así como de
sendas obras de Lucio Marineo Sículo, De
laudibus Hispaniae (Burgos, 1496) y De rebus
Hispaniae memorabilibus libri XV (Alcalá,
1530), que figuraban en la biblioteca de
nuestro autor. Junto a este tipo de fuentes,
Beuter disponía también de obras como la
de Lluís Alanyà, Aureum opus regalium privilegiorum civitatis et regni Valentie (Valencia,
1515), o la de Pere Miquel Carbonell, Chròniques de Espanya (Barcelona, 1547). La
alusión a muchos de estos motivos legendarios se debe sin duda al respeto a lo que
consideraba la autoridad de sus predecesores, historiadores además de oficio, junto
a la conveniencia de atenerse a los tópicos
establecidos.
OBRAS
Impresas
1. Ceremoniae ad Missam, Valencia, Juan Joffre,
1527.
2. Iudicium in confessiones sacerdotum. Apud Valentiam, Franciscus Romanus, 1532.
3. Primera part de la historia de Valencia, que tracta
de les antiquitats d’Espanya y fundacio de Valencia.
Valencia, 1538.
4. De recta sacrificii oblatione et caeremoniis ad missam.
Lugduni, excudebat Gaspar Trechsel, 1542;
ibid. 1554.
5. Sumario del libro de las cerimonias de la Missa.
Valencia, por Iuan de Mey, 1544.
6. Annotationes decem ad Sacram Scripturam. Valentiae, per Ioannem Mey Flandrum, 1547.
7. Primera parte de la Coronica General de toda España, y especialmente del Reyno de Valencia. Valencia,
en casa de Ioan de Mey Flandro, 1546. Reed.
1563.
8. Segunda parte de la Coronica General de España, y
especialmente de Aragon, Cathaluña y Valencia.
Valencia, en casa de Ioan de Mey Flandro, 1551
[en el colofón: 1550].
––––––––––
falta por superstición contra el primer mandamiento de
Dios, según extensamente tratan los doctores católicos»).
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BEUTER, PERE-ANTONI
Inéditas
De feriis et diebus festis Iudaeorum.
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Escolano, Gaspar Joan, Decada primera de la
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JORDI REDONDO SÁNCHEZ
Universitat de València