Presentación Dosier
Emigración, exilio y emociones
Dossier Presentation
Emigration, exile and emotions
CONCHA LANGA-NUÑO
Universidad de Sevilla, Doña María de Padilla s/n, 41004 Sevilla (España).
[email protected]
ORCID: 0000-0002-9120-3676
MARÍA JOSÉ FERNÁNDEZ VICENTE
Université de Bretagne Occidentale,20 rue Duquesne 29200 Brest (Francia).
[email protected]
ORCID: 0000-0003-1984-1929
LUÍS MANUEL CALVO SALGADO
Kunsthistorisches Institut der Universität Zürich, Rämistrasse 73, 8006 Zürich (Suiza).
[email protected]
ORCID: 0000-0002-2100-9544
Cómo citar/How to cite: LANGA-NUÑO, Concha, FERNÁNDEZ VICENTE, María
José y CALVO SALGADO, Luís Manuel, “Presentación Dosier. Emigración, exilio y
emociones”, en Investigaciones Históricas, época moderna y contemporánea, 43 (2023),
pp. 1-11. DOI: https://doi.org/10.24197/ihemc.43.2023.1-11
Artículo de acceso abierto distribuido bajo una Licencia Creative Commons Atribución
4.0 Internacional (CC-BY 4.0). / Open access article under a Creative Commons
Attribution 4.0 International License (CC-BY 4.0).
Algunos de los historiadores de las emociones más reconocidos han
escrito sobre aspectos relacionados con las emociones y el espacio en la
historia que están íntimamente ligados a los problemas de movilidad
geográfica y, por ello, a las migraciones. Conviene repasar algunas de sus
aportaciones metodológicas en este ámbito para comprender mejor las
implicaciones teóricas de los conceptos empleados para el análisis de las
emociones tanto de los migrantes como de los exiliados.
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ISSN: 2530-6472
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Barbara Rosenwein no sólo ha definido la idea de las “comunidades
emocionales”1 en la Edad Media sino que las ha puesto en relación con las
nociones de espacio de la época.2 Sus reflexiones sobre el espacio y las
comunidades emocionales sirven para comprender mejor los sentimientos
localizados en el espacio también en épocas posteriores. Según ella, las
personas viven en una variedad de comunidades emocionales o
microsociedades, cada una de las cuales puede aceptar, suscitar y dar forma a
las emociones de manera diferente. La mayoría de las personas vive en un
número muy reducido de comunidades al mismo tiempo que suelen ser
emocionalmente congruentes, pero algunas viven en comunidades
emocionales difícilmente compatibles. Las comunidades ocupan
normalmente un espacio físico, aunque una comunidad emocional puede
también crearse a partir de textos que se envían a distancia y que permiten que
la comunidad emocional no se caracterice por la contigüidad física. Estas
características son muy importantes para entender y aplicar el concepto de
comunidades emocionales en contextos de comunidades de migrantes,
también en la historia contemporánea, de una manera flexible y enriquecedora
desde el punto de vista metodológico.
Barbara Rosenwein analiza, además, las nociones de espacio medievales
y determina dónde encajaban los sentimientos en esos espacios, teniendo en
cuenta también las transformaciones emocionales ligadas a la movilidad entre
espacios de diferentes comunidades emocionales. Así, describe y explica
cómo desde la Alta Edad Media, la Iglesia puso en relación emociones con
espacios concretos, elaborando rituales para la entrada, la travesía y la salida
de esos espacios. Los lugares sagrados, por ejemplo, se convirtieron en el
destino de los peregrinos y de los cruzados, que vivían transformaciones
emocionales a lo largo de sus desplazamientos. Espacios como los interiores
de las Iglesias eran considerados en los relatos de milagros espacios de la
alegría, mientras los espacios del exterior eran espacios de la tristeza. Se
tendía a asociar los sentimientos con lugares particulares (como las tumbas de
los santos) y había diversas interpretaciones de la carga emocional de los
lugares y los límites espaciales entre los mismos. Fenómenos similares de
transformación emocional durante procesos migratorios se dan en la historia
más reciente, aunque se hayan adaptado a un mundo secularizado.
1
ROSENWEIN, Barbara H., Emotional communities in the early middleages. Cornell
University Press, 2006.
2
Para todo lo que sigue véase ROSENWEIN, Barbara H., «Emotional Space», en: C. Stephen
Jaeger, Ingrid Kasten (eds.), Codierungen von Emotionen im Mittelalter/ Emotions and
Sensibilities in the Middle Ages, Berlin, 2003, pp. 287-303.
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Los individuos podían, por su parte, otorgar un peso emocional diferente
a los diferentes espacios dependiendo de sus objetivos personales. El espacio
familiar y la comunidad emocional de la familia podía ser de mayor
importancia en una fase de la vida que en otra, y los espacios vinculados a
otras comunidades emocionales podían sustituir o coexistir con el espacio de
la casa familiar. El paso de la casa y del espacio familiar al monasterio y al
espacio de la comunidad emocional de los monjes suponía, por ejemplo, una
transformación emocional para los jóvenes que ingresaban en un monasterio.
Norbert Elias es uno de los historiadores y sociólogos precursores de la
actual historia de las emociones que escribe sobre estos temas ya desde los
años treinta. Sus obras sobre el proceso de la civilización, 3 la corte como lugar
de socialización de las élites en el Estado Moderno 4 y los procesos de
exclusión y de inclusión en las sociedades del siglo XX, 5 son pioneras y hacen
hincapié tanto en la transformación emocional de los individuos en contextos
y lugares de poder como en el papel del espacio en la diferenciación de las
actitudes emocionales. La corte en la Edad Moderna por oposición a otros
espacios de sociabilidad, el mundo urbano frente al mundo rural, el control de
las emociones como parte del proceso de ascenso social ligado a espacios en
los que el comportamiento se rige por reglas diferentes según el origen social
y geográfico, constituyen algunos de sus objetos de estudio. Y ya en el siglo
XX el rechazo de los forasteros en las ciudades que crecen en la Inglaterra
posterior a la II Guerra Mundial, incluso cuando esos forasteros no son
extranjeros sino inmigrantes del interior del país. Las reflexiones contenidas
en el estudio que escribió junto con John L. Scotson abordan la construcción
social del forastero dentro de una pequeña ciudad que llaman “Winston
Parva” (en realidad Leicester) y permiten comprender la construcción de
alteridades también en las migraciones interiores. 6 Los autores se centran en
el papel de los barrios dentro de la ciudad, de los barrios de los establecidos
que se conciben a sí mismos como mejores que los barrios de los recién
llegados o forasteros, y que lo expresan en sus prejuicios, creando rumores y
3
ELIAS, Norbert, Über den Prozeß der Zivilisation. Soziogenetische und psychogenetische
Untersuchungen. Basilea: Verlag Haus zum Falken, 1939.
4
ELIAS, Norbert, Die höfische Gesellschaft. Untersuchungen zur Soziologie des Königtums
und der höfischen Aristokratie (basada en su habilitación de 1933). Neuwied/Berlín:
Luchterhand 1969.
5
ELIAS, Norbert; SCOTSON, John L., The Established and the Outsiders. A Sociological
Enquiry into Community Problems, Londres: Frank Cass, 1965.
6
ALCALDE, Rosa. "De los outsiders de Norbert Elias y de otros extraños en el campo de la
sociología de las migraciones", Papers: revista de sociologia 96.2 (2011), pp. 0375-387.
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tabúes en torno al grupo considerado inferior, situados en otras partes de la
ciudad. Como emigrante alemán de origen judío que tuvo que abandonar la
Alemania de Hitler en los años treinta, el interés de Norbert Elias por todos
estos procesos de exclusión tiene mucho que ver con sus propias experiencias
vitales.
William Reddy estudia la Revolución Francesa, sus antecedentes y sus
consecuencias en la Francia decimonónica desde el punto de vista de la
historia de las emociones y recogiendo aportaciones teóricas de la
neurociencia sobre el papel de las emociones en el lenguaje.7 Ya en la Francia
del absolutismo surgen lo que él llama “refugios emocionales”, una metáfora
de claro contenido espacial, pero que el autor utiliza para subrayar la
necesidad de encontrar nuevas formas de sociabilidad. Los refugios
emocionales permitían escapar a un código de honor cada vez más sofisticado
y atraían a los que no encontraban ninguna satisfacción en el simple disimulo
de una desviación de la norma. En los salones y en los pequeños círculos
íntimos se suspendían durante algún tiempo las estrictas reglas de interacción
jerárquicas que dominaban el resto de los espacios. Los hombres y las mujeres
unidos por lazos de amistad buscaban los placeres estéticos que se extendían
a continuación a los placeres intelectuales. En ellos se mostraba entusiasmo
por las manifestaciones de emoción y de intimidad.8 Los refugios
emocionales pueden encontrarse en épocas posteriores y en regímenes
políticos diversos, los migrantes y los exiliados los crean a menudo para
mantener vivos lazos y vínculos de unión con el lugar de origen y con los que
consideran cercanos a sus ideas e intereses.
Otro término fundamental de William Reddy es el de “régimen
emocional”. El estado puede utilizar sus medios de control para influir sobre
las emociones de la población en mayor o menor grado, con mayor o menor
fuerza coercitiva. En su reflexión sobre el cambio emocional que supuso la
Revolución Francesa Reddy escribe:
La Revolución fue un intento de transformar a toda Francia en una especie de
refugio emocional por medio de reformas pacíficas. Pero la comprensión
errónea que el siglo XVIII tenía de las emociones, asociada al esfuerzo
paradójico de utilizar la fuerza coercitiva del estado para ponerla al servicio de
la buena voluntad y de la generosidad transformó esta aspiración a un refugio
7
Reddy, William M.: The navigation of feeling: A framework for the history of emotions.
Cambridge University Press, 2001.
8
Ibidem, 141-172.
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emocional en el espacio de sólo cuatro años en un sufrimiento emocional intenso
encarnado por el Terror 9.
La etapa del Terror, bajo Robespierre, inaugura la función del estado
contemporáneo que se repetirá a menudo en las dictaduras del siglo XIX y
que se intensificará en las del siglo XX, poniendo a muchas personas ante el
dilema de poner en riesgo su vida quedándose en su país o exiliándose, por
un tiempo o definitivamente. En cualquier caso, la Revolución Francesa
evolucionó, según Reddy, hacia un radicalismo cada vez mayor hasta 1794 y
cambió de repente tras la caída de Robespierre en julio de 1794, hacia un
republicanismo claramente moderado. Las ideas de Rousseau se
transformaron en las mentes de los revolucionarios durante la etapa de
radicalismo. Rousseau creía haber descubierto su inocencia y su virtud en sí
mismo, y, como hombre virtuoso, podía mezclarse con otros hombres
virtuosos. La pena de muerte podía ser legítima para los que rechazaban esta
fusión virtuosa. Pero la brutalidad podía parecer también un sacrificio.10
Como dijo Danton: “Seamos terribles, para evitarle al pueblo tener que
serlo”11. El miedo se desarrollaba ahora en el espacio de la nación y con los
instrumentos del estado y huir era para muchos el único remedio.
***
Si nos centramos en el terreno de lo historiográfico, cabe señalar que la
llegada de las emociones al ámbito de la escritura de la historia ha sido por lo
general tardío, y más aún en lo que a la historiografía migratoria española
atañe.
Para el caso español, esta tardía consideración de las migraciones como
objeto de estudio histórico estuvo marcada por la extrema compartimentación
de sus temáticas en función de las épocas, los destinos, pero igualmente de la
naturaleza (económica o política) de estos flujos. Así, a partir de los años 1990
se han ido configurando diferentes historiografías migratorias que con
temáticas, sensibilidades y metodologías diferentes han abordado los
diferentes flujos migratorios españoles.
Desarrollada a partir del empuje que los eventos conmemorativos en
torno al quinto aniversario del descubrimiento de América dieron a los
estudios de temática latinoamericanista, la historiografía relativa a la corriente
migratoria masiva a destinación de América latina ha generado numerosos
9
Ibídem, pp. 146-147. Traducción de Luís Manuel Calvo Salgado.
Ibídem, pp. 173-199.
11
Ibídem, p. 181.
10
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estudios sobre las dinámicas migratorias y los procesos de integración de los
españoles en los países del continente latinoamericano durante los llamados
años de la emigración masiva.12 La importancia de esta corriente ultramarina
ha sido tal que ha tendido a eclipsar impulsos historiográficos centrados en
otras importantes corrientes migratorias de estos mismos años, como los
estudios de Juan B. y María José Vilar sobre la emigración española a la
Argelia francesa.
La emergencia de estos estudios migratorios sobre la corriente
ultramarina fueron paralelos al nacimiento de una corriente dentro de la
historiografía española dedicada al estudio del exilio republicano de la guerra
civil; corriente que llegaba igualmente tarde, habida cuenta de los avances
producidos en su estudio desde la perspectiva de los países de acogida.13
Durante esta misma última década del siglo XX, desde el ámbito de la
historia económica y la historia agraria empezaron a surgir igualmente
numerosos trabajos centrados en el importante éxodo rural producido en la
España de mediados de la centuria. Estos trabajos seguían la estela de los
abundantes estudios que, desde el ámbito de la economía, la geografía o la
sociología venían estudiando este fenómeno desde los años 1960. 14
A medida que estas tres corrientes historiográficas ganaban en
proliferación y dinamismo, con el cambio de milenio empezaron a despuntar
estudios históricos centrados en la otra gran ola migratoria de la etapa
contemporánea: la que durante los años 1960 y principios de los 1970 se
dirigió masivamente a los países desarrollados de Europa (Francia, RFA y
Suiza, sobre todo). Los trabajos pioneros de Carlos Sanz y Gloria Sanz
12
Sobre la historiografía de las migraciones en su conjunto, consúltese SILVESTRE
RODRÍGUEZ, Javier, «Aproximaciones teóricas a los movimientos migratorios
contemporáneos: Un estado de la cuestión», Historia agraria: Revista de agricultura e
historia rural, no 21, 2000, pp. 157-194; GARCÍA ABAD, Rocío, «Un estado de la cuestión
de las teorías de las migraciones», Historia contemporánea, 26 (2003), pp. 329-351. Para el
caso concreto de la historiografía española, centrada sobre todo en su variante ultramarina,
consúltense los artículos de Xosé M. Núñez Seixas: «Historiografía española reciente sobre
migraciones ultramarinas: un balance y algunas perspectivas», Estudios Migratorios
Latinoamericanos 16, 48 (2001), pp. 269‑296 así como «A historiografia das migrações
ultramarinas espanholas: Uma visão global», Revista Maracanan 6, 6 (2010), pp. 11‑45.
13
Sobre la historiografía del exilio republicano en general, con una mención particular al
carácter pionero de los estudios realizados desde la historiografía mexicana, véase Jorge de
Hoyos Puente, “La historiografía sobre refugiados y exiliados políticos en el siglo XX: el caso
del exilio republicano español de 1939”, Ayer, 106 (2017), pp. 293-305.
14
SILVESTRE RODRÍGUEZ, Javier, “Las emigraciones interiores en España durante los
siglos XIX y XX: una revisión bibliográfica, Ager, 2 (2002), pp. 227-248.
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Lafuente sobre la emigración a Alemania, los de Luís Calvo Salgado sobre
los gallegos en Suiza, o los centrados en la emigración a Francia de María
José Fernández Vicente, José Babiano, Ana Fernández Asperilla o Natacha
Lillo, entre otros, marcaron el despegue de una corriente historiográfica
española centrada en esta llamada emigración “continental”.
A la hora de analizar estas diferentes dinámicas migratorias desde el
ámbito de la historia, dos fueron las perspectivas que se privilegiaron. Por un
lado, una mirada positivista y macrosocial que consideraba el flujo migratorio
como la unidad de análisis a partir de la cual habían de estudiarse estos
desplazamientos de población, tratando sobre todo de entender el impacto de
estos flujos en los ámbitos demográficos y socioeconómicos. Por otro,
numerosos estudios adoptaron una perspectiva microsocial con la que se
buscaba resaltar la importancia de las cadenas y las redes sociales en las
dinámicas migratorias, insistiendo igualmente en las identidades colectivas,
en los grupos étnicos y en las redes sociales derivadas de estas dinámicas
migratorias.
Centradas en la dimensión colectiva de las migraciones, estas diferentes
historiografías dejaron por lo general de lado la dimensión subjetiva, íntima y
personal del fenómeno migratorio.15 Las fuentes a partir de las cuales podía
indagarse en esta dimensión (fuentes orales, epistolares, etc.) fueron por lo
general utilizadas en la medida en la que podían aportar datos racionales y
objetivos, considerados como complementarios de los aportados por las
fuentes procedentes de los archivos. La subjetividad de estas fuentes
personales era percibida con una enorme desconfianza por unos historiadores
que las consideraban a menudo como una trampa que les impedía acceder a
las motivaciones y racionalidades que marcaban las decisiones de los
emigrantes. Seixas?
El objetivo de este dossier es pues doble. Por un lado, hacer dialogar las
diferentes modalidades migratorias (económicas y forzadas, exteriores e
interiores, continentales y ultramarinas) y por otro abordar las migraciones
desde el prisma de las emociones, proponiendo algunas pistas de reflexión
15
Este hecho ha sido igualmente señalado para la mayor parte de las historiografías
migratorias, no siendo pues España una excepción al respecto. Ver: Gerber, David A. Authors
of Their Lives. The Personal Correspondence of British Immigrants to North America in the
Nineteenth Century. Nueva York – London: New York University Press, 2007, y DA ORDEN,
María Liliana: “Migración de posguerra y epistolarios privados: Notas para el análisis de la
construcción de identidades a partir del caso gallego en la Argentina”, Estudios Migratorios
Latinoamericanos, 71, (jul.-dic. 2011), pp. 313-340.
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relativas a la manera en que las migraciones permiten indagar en las
subjetividades y experiencias personales.
***
Los doce artículos que forman parte de este monográfico tratan temas
muy diversos pero todos ellos confirman la estrecha relación entre emociones
y migraciones. Desde las migraciones económicas a las forzosas, también
cubren zonas geográficas y temporales diversas, aunque la mayoría de ellos
están centrados en las migraciones y los exilios ocurridos durante la etapa
franquista. Para su mejor interpretación se han reunido en tres bloques. Los
dos primeros se refieren a las migraciones económicas en los que las
migraciones españolas son protagonistas, con excepción de un artículo sobre
la emigración sefardí procedente de Marruecos a Venezuela. Los textos sobre
emigración también pueden dividirse en los que tratan la emigración al
extranjero, sobre todo a Europa en el caso español, y los que hablan de
migraciones interiores. Los primeros forman un primer bloque mientras las
migraciones interiores constituyen el segundo. Un tercer conjunto se destina
a los textos que abordan migraciones forzosas o exilios. Aquí se han trabajado
diferentes exilios. Además del franquista, también se analizan el saharaui y el
tangerino, ambos muy relacionados con España.
Como se comprobará, en los estudios se repiten algunas de las
metodologías que se acaban de explicar. Así, muchos enfocan a los
emigrantes y exiliados como comunidades emocionales. En cuanto a las
emociones, la nostalgia surge en estos trabajos como la más repetida entre los
expatriados. Pero también aparecen el miedo, la vergüenza o el orgullo a
veces cuando se superan las condiciones más adversas del comienzo de la
emigración. En general, lo que demuestran los textos aquí reunidos es el fuerte
componente emocional que supone la marcha forzada por motivos políticos o
económicos de la casa, del pueblo o del país en el que se ha nacido.
Comenzamos por el bloque dedicado a la emigración exterior. El primer
artículo es el que firma la profesora de la Universidad de Bretaña Occidental
María José Fernández Vicente. En “El papel de las emociones en la
construcción identitaria de los españoles en Francia” Fernández trata de
entender el papel de las emociones en la construcción de la identidad de los
españoles expatriados (económica y políticamente) marcada por su falta de
integración en el país de acogida a lo largo del siglo XX. Para ello tiene en
cuenta varios momentos claros en esa construcción. Se centra en la esperanza
en un pronto retorno en los emigrantes económicos frente a los exiliados, y en
la frustración que esa esperanza provocó creando desarraigo y nostalgia.
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A continuación, encontramos otro caso de emigración española a Europa,
en este caso a Suiza. Luis Manuel Calvo Salgado, de la Universidad de Zúrich
se concentra en una emoción concreta. En “El asociacionismo gallego y el
consumo de la nostalgia” se inspira en el concepto de las emociones como
mercancías en la cultura de consumo capitalista de la socióloga Eva Illouz y
de los trabajos sobre la nostalgia de la rusa Svetlana Boym, además de las
teorías de William Reddy, para trabajar sobre el asociacionismo gallego en
Suiza. Calvo utiliza distintas fuentes, objetos, artefactos culturales y
experiencias, como la fotografía o la música, que remitían a la idea de Galicia.
Una fuente fundamental en su estudio ha sido el programa Galiza sempre
emitido en los años ochenta y que fomentó esa nostalgia.
Siguiendo con la emigración española en Suiza a continuación se
encuentra el texto firmado por la profesora de la Universidad de Sevilla
Concha Langa Nuño. En “Emociones, comunidades y emigración. El caso de
los padres de familia españoles en Suiza” analiza el discurso que éstos,
reunidos en la Confederación de Asociaciones y Consejos Escolares
Españoles en Suiza, CACEES, ofrecieron en sus congresos sobre educación
(1975 y 1983). En las ponencias escritas por ellos explican su situación y
problemas en las que se perciben con claridad tres comunidades emocionales
que conviven y se solapan: la comunidad emocional de los emigrantes
españoles en Suiza; la de padres de familia; y, por último, comunidades de
género, donde destaca la comunidad emocional de las mujeres emigrantes.
El caso de la emigración española en Alemania es trabajado por Carlos
Sanz Díaz en “Ilusión y desencanto en la emigración y el retorno de los
españoles en Alemania. Una aproximación desde la historia transnacional de
las emociones”. El profesor de la Universidad Complutense también acude al
concepto de comunidad emocional para aproximarse a la emigración española
a Alemania. En su caso se concentra en dos categorías de análisis: la ilusión
y el desencanto a las que añade la desilusión que provocaba la distancia entre
expectativas y experiencias según comprueba en las fuentes orales. No
obstante, considera la desilusión un motor para la acción de la emigración.
Cierra este bloque el artículo de Jo-Ann Peña-Angulo, de la Universidad
de Sevilla con “Nostalgia y conciencia histórica en la diáspora sefardí del
norte de Marruecos a Venezuela (siglo XX)”. A partir de distintas fuentes
textuales, estudia la diáspora judeomarroquí en Venezuela como comunidad
de nostalgia partiendo de nuevo del concepto de comunidad emocional. Peña
observa que la nostalgia es el sentimiento que conforma estas comunidades y
el núcleo para la construcción de la memoria colectiva y la conciencia
histórica.
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Tres artículos componen el segundo bloque en el que hemos dividido este
monográfico y que se centran en la emigración interior española. El primero,
de Carla Bezanilla Rebollo, de la Universidad París 8 Vicennes-Saint Denis,
es el único contextualizado en la primera mitad del siglo XX. El artículo “Del
pueblo a la ciudad: El feminismo conservador ante el éxodo rural en los años
veinte a partir de la revista femenina Las Subsistencias” utiliza la perspectiva
de género para trabajar las reacciones ante la emigración rural a Madrid. A
partir de esta revista, referente de un feminismo conservador, se observa el
temor que estas jóvenes emigrantes provocaban dentro de las mujeres de clase
media a las que estaba destinada, lo que ocasionó su estigmatización y
maniobras para evitar su emigración.
“Siempre soñé con venirme a Barcelona. Percepciones desde la
emigración andaluza a Cataluña durante el franquismo”, es el trabajo
presentado por Enrique Tudela Vázquez, de la Universitat Oberta de
Catalunya. Tudela también se centra en un grupo concreto, en este caso los
emigrantes en Cataluña procedentes de Andalucía oriental. La migración de
andaluces fue una de las más cuantiosas y relevantes durante el régimen de
Franco. La fuente oral, sobre todo, le permite recuperar su voz y conocer sus
sentimientos y los motivos que los llevaron a expatriarse relacionados, sobre
todo, con las duras condiciones de la guerra y posguerra en Andalucía.
Este bloque lo cierra el trabajo de Luis G. Martínez del Campo, de la
Universidad Complutense de Madrid. “Ciudadanos melancólicos. Narrativas
emocionales sobre la inmigración en el Bilbao franquista” indaga la misma
etapa en otro grupo concreto, en este caso aquellos que emigraron a otro gran
foco industrial como era Bilbao. El texto analiza, por un lado, el discurso
sobre la emigración del régimen, que presentó a éstos como sujetos
melancólicos. Igualmente estudia sus propias experiencias que pasaron de la
vergüenza primero por las malas condiciones de vida, en barrios chabolistas
muchos de ellos, al orgullo después por superar esa precariedad.
El último bloque de este monográfico se centra en los exilios. El primer
texto está firmado por la catedrática de la Complutense Carolina RodríguezLópez. “El franquismo como régimen emocional: la experiencia de los
exiliados españoles” ofrece un enfoque distinto sobre el complejo fenómeno
del exilio español. En el artículo se muestra el régimen franquista como
régimen emocional. Así fue vivido por los de dentro pero, sobre todo, por los
que tuvieron que marcharse. Los casos de profesores universitarios, como el
del poeta Pedro Salinas o el filólogo e historiador Américo Castro, le sirven
para confirmar sus teorías.
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El texto de Mónica Alonso Riveiro, de la Universidad Nacional de
Educación a Distancia (UNED) y Susana Ferreira, de la Universidad Antonio
de Nebrija, es quizás el más interdisciplinar por unir en su trabajo además de
la Historia de las emociones, los Estudios de Frontera, y los Estudios
Culturales, entre otros. “Narrativas de la migración. Miedos cruzados y
deshumanización” trabaja este sentimiento en los migrantes, pero también en
los otros, en los que los reciben con temor. Partiendo del exilio republicano
en Francia, pero comparado aquel fenómeno con ejemplos del presente,
analizan el miedo al migrante y el miedo del propio migrante intentando
cartografiar dónde y cómo opera ese miedo.
Dos textos sobre el exilio en el norte de África cierran el dossier. En
primer lugar, el de Rocío Rojas-Marcos Albert, de la Universidad de Sevilla.
En “Ramón Buenaventura: La literatura como único aval de la identidad” se
sumerge en la obra de este escritor y de la nostalgia por su Tánger natal una
vez emigra a España en los años cincuenta. La literatura le sirvió para
construir su identidad (creando un personaje de ficción) a partir de unos
recuerdos de un lugar, la ciudad internacional de Tánger, que ya solo existía
en su recuerdo.
Por último, presentamos el artículo de Mario Linares Díaz, de la
Complutense, quien publica: “Hacia una geografía del sentimiento:
emociones e identidad(es) en el proceso de exilio saharaui”. A partir de la
fuente oral Linares reconstruye las emociones cambiantes con el tiempo de
los refugiados saharauis en los campos de Tinduf. Linares observa cómo las
diferentes etapas de esta ya larga historia les han ido motivando distintas
respuestas emocionales, y cómo la dilatación de la situación les ha hecho
aferrarse a la nostalgia por sus lugares de origen.
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