IBLIOTECA
DE
ABEL
Revista de Filología Hispánica
Volumen extraordinario 1
2023
Volumen en memoria de
José Portolés Lázaro
Editado por Biblioteca de Babel, Madrid, 2023.
Con el apoyo del Departamento de Filología Española de la UAM.
ISSNe: 2695-6349
DOI: https://doi.org/10.15366/bibliotecababel2023.extra1.
C/ Francisco Tomás y Valiente, 1
Módulo IV, 3.14
Facultad de Filosofía y Letras
Universidad Autónoma de Madrid
Ciudad Universitaria de Cantoblanco, 28049, Madrid
https://revistas.uam.es/bibliotecababel
[email protected]
Diseño original: Juan Cerezo Soler
Monograma: Ernesto Valerio
Maquetación: Alberto Ferrera Lagoa
IBLIOTECA
DE
ABEL
Revista de Filología Hispánica
Volumen extraordinario 1
2023
Volumen en memoria de
José Portolés Lázaro
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azUcena penas ibáñez (UniveRsidad aUtónoma de madRid)
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álvaRo Recio diego (UniveRsidad de salamanca)
FRancesc Roca URgell (UniveRsitat de giRona)
JavieR RodRígUez molina (UniveRsidad complUtense de madRid)
eUgenia sainz gonzález (UniveRsità ca’FoscaRi venezia)
maRía montseRRat villagRá teRán (sapienza-UniveRsità di Roma)
caRlos yndURáin paRdo de santayana (UniveRsidad del atlántico medio)
Índice
Textos introductorios
Tabula gratulatoria ............................................................................................. 13-16
Introducción
Paloma Serrano García ................................................................................ 21-29
Conversar con Portolés
Santiago U. Sánchez Jiménez ........................................................................ 31-34
Palabras de admiración y cariño en recuerdo de Pepe Portolés
María Antonia Martín Zorraquino .......................................................... 35-41
Artículos
1.
Estudio pragmático del componente fonoprosódico en
la conversación coloquial: de la fonopragmática
a la fono(des)cortesía
Antonio Hidalgo Navarro ................................................................... 45-70
2.
Censura manifiesta y actividad lingüística
Fernando García Murga ........................................................................ 71-93
3.
De nuevo sobre marcadores del discurso: marcadores de ajuste
cohesivo y tipología funcional
Luis Cortés Rodríguez .......................................................................... 95-115
4.
An instructional account for on the contrary based
on studies on counterargumentative connectors
Silvia Murillo Ornat ......................................................................... 117-136
5.
Aproximación al uso del sustantivo zasca en la red social Twitter
y en los textos periodísticos
Paloma Serrano García ..................................................................... 137-161
6.
Más allá de la suficiencia argumentativa: pero y la miratividad
Susana Rodríguez Rosique ................................................................. 163-178
7.
Variación dialectal, diafásica y concepcional: el mejor dicho colombiano
Eugenia Sainz........................................................................................ 179-213
8.
El cuantificador que vino del este: historia de unos cuantos
Álvaro S. Octavio de Toledo ............................................................ 215-235
9.
El principio de cooperación en Quino y la rueda de emociones
de Robert Plutchik y Lindsay Braman
M.ª Azucena Penas Ibáñez .................................................................. 237-256
10. Ocasionalismos, neologismos y lexicalizaciones: estudio de la
propagación y lexicalización de palabras recientes en -azo en
el español de México, Colombia, España y Argentina
Alberto Anula Rebollo...................................................................... 257-275
11. Empleos interjectivos y discursivos de la partícula ojito
Patricia Carmen Hernández............................................................. 277-299
12. Context and coordination in discourse
Joaquín Garrido ................................................................................... 301-320
13. Caracterización morfológica y proceso de fijación de
algunos marcadores de reformulación en coreano
Heejung Kim .......................................................................................... 321-340
14. «Que la tierra te sea en plan leve»: estereotipos, comunidades
lingüísticas y virtualidad en la partícula modalizadora en plan
Carlota Piedehierro Sáez .................................................................. 341-369
15. Las pausas en torno al marcador discursivo pues en secuencias
narrativas en español
Beatriz Méndez Guerrero.................................................................. 371-390
16. «Fuerte como una carrasca, alto como la flor del espligo»: fitónimos
orientales en el español
Inés Fernández-Ordóñez .................................................................... 391-408
17. El hablar y los participantes en la interacción comunicativa:
cuando el interlocutor es artificial
María Noemí Domínguez García ...................................................... 409-431
Reseñas
Portolés, José (2023), La pasión por el discurso: marcadores discursivos y
pragmática, edición de Margarita Borreguero, Silvia Murillo y Eugenia Sainz.
Sevilla, Universidad de Sevilla, 388 pp. [ISBN: 978-84-472-2477-7]
Jorge Aparicio Pacheco ....................................................................................I-IV
Patricia Carmen Hernández (ORCID: 0000-0002-2430-8611), «Empleos interjectivos y discursivos de la partícula ojito».
Biblioteca de Babel: Revista de Filología Hispánica, vol. extra. 1 (2023), pp. 277-299.
DOI: 10.15366/bibliotecababel2023.extra1.011 · ISSNe: 2695-6349 · Recibido: 03/09/2023 · Aceptado: 26/11/2023
Empleos interjectivos y discursivos
de la partícula ojito
Patricia Carmen Hernández
Universidad de Buenos Aires
[email protected]
Resumen: Este trabajo presenta un estudio de la partícula ojito.
Generalmente empleada como interjección, esta forma aparece, en
determinados contextos, con valores que se aproximan a los de un
marcador discursivo. Los objetivos de esta investigación son (i) describir su comportamiento semántico-pragmático y (ii) caracterizar
sus usos interjectivos así como sus usos discursivos dentro de un
continuum. Enmarcado en la lingüística cognitiva, nuestro trabajo
integra conceptos como el de prototipicidad, gramática emergente y
gramaticalización. Sobre la base de ocurrencias extraídas de corpus en
línea, se realiza un análisis cualitativo que nos permite llegar a las siguientes conclusiones: la partícula puede marcar (i) refuerzo enfático,
(ii) llamado de atención, (iii) advertencia. En sus usos prototípicamente interjectivos, ojito puede constituir un enunciado exclamativo
independiente con marcas ortográficas de exclamación mientras que,
en sus empleos discursivos, se integra a enunciados no exclamativos, con mayor plasticidad posicional y, por su valor exclusivamente
procedimental, resulta prescindible.
Palabras clave: interjección, marcador discursivo, diminutivo,
comportamiento semántico-pragmático, continuum.
Interjective and discursive uses of the particle ojito
Abstract: This paper presents a study of the particle ojito. Generally
used as an interjection, it appears in certain contexts with values that
are close to those of a discourse marker. The aims of this research are
(i) to describe its semantic-pragmatic behaviour and (ii) to characterise
its interjective uses as well as its discursive uses within a continuum.
Framed in cognitive linguistics, our work integrates concepts such as
prototypicality, emergent grammar and grammaticalisation. On the
basis of occurrences extracted from online corpora, a qualitative analysis is carried out which allows us to reach the following conclusions:
277
Patricia Carmen Hernández
Empleos interjectivos y discursivos de la partícula ojito
the particle can mark (i) emphatic reinforcement, (ii) a call for attention, (iii) a warning. As for its prototypical interjective uses, ojito can
constitute an independent exclamatory utterance with orthographic
marks of exclamation while, in its discursive uses, it is integrated into
non-exclamatory utterances, with greater positional plasticity and, due
to its exclusively procedural value, it is dispensable.
Keywords: interjection, discourse marker, diminutive, semantic-pragmatic behaviour, continuum.
1. Introducción
odesto homenaje a los aportes fundamentales de José Portolés
Lázaro para la descripción de los marcadores discursivos, el
presente trabajo propone un acercamiento a la forma ojito,
partícula que no registra estudio específico en la literatura. Centrado
en los usos aislados de esta unidad lingüística (sin constituir grupo
interjectivo), nuestro estudio se plantea dos objetivos: (i) describir el
comportamiento semántico-pragmático de ojito y (ii) distinguir entre
usos prototípicamente interjectivos y empleos discursivos, concebidos
como dos extremos de un continuum.
M
Desde el punto de vista teórico, esta indagación recupera, en grandes líneas, la literatura existente sobre la interjección, la categoría
de los marcadores del discurso, el diminutivo, e integra conceptos
provenientes de la lingüística cognitiva (tal es el caso de la teoría de
los prototipos) y los conceptos de gramática emergente del discurso
y gramaticalización. El estudio que aquí se ofrece se sustenta en el
análisis cualitativo de ocurrencias provenientes de corpus en línea
(CREA, CORPES XXI, Corpus del español NOW) tanto en el español
peninsular como en el de Argentina. Se analizan enunciados escritos
provenientes de textos literarios y de obras teatrales así como comentarios espontáneos en línea.
En las páginas que siguen, se traza un marco general que comprende una somera presentación de la categoría de las interjecciones
(apartado 2), las afinidades entre interjecciones y marcadores discursivos (apartado 3), los fenómenos de cambio lingüístico (apartado 4) y
los valores apreciativos asociados al diminutivo (apartado 5). Luego,
se aborda específicamente la forma bajo análisis: en primer lugar, se
procede a la descripción del comportamiento semántico-pragmático
de ojito (apartado 6) y luego se examina el caso de los empleos prototípicos más cercanos al polo interjectivo y aquellos más próximos al polo
discursivo (apartado 7). Al término de este recorrido, se presentan las
278
Patricia Carmen Hernández
Empleos interjectivos y discursivos de la partícula ojito
primeras conclusiones de nuestro estudio y se esbozan nuevas pistas
de investigación.
2. La interjección
Sin contenido referencial y con un particular valor modal, i.e. que
muestra la actitud del hablante hacia el enunciado y el vínculo con su
interlocutor (López Bobo 2003), la interjección constituye, por sí sola,
un acto ilocutivo (Alcaide Lara 1994, 1996, 1997, 2008; Alonso Cortés
1999; NGLE 2009; Fuentes Rodríguez 2022, 2023, entre otros). En efecto,
esta forma lingüística condensa en una unidad, generalmente breve,
un alto contenido emocional (una explosión afectiva). Es tal vez por
este impacto fulgurante que tal clase de palabras suele caracterizarse,
extensivamente, por la predominancia de monosílabos (ah) y bisílabos
(epa) aunque también, en ocasiones, se registran trisílabos (socorro) y
también polisílabos (caracoles).
La clase de las interjecciones representa, según se consigna en Alcina
Franch y Blecua (1979 [1975]: § 6.1), una categoría abierta que puede
enriquecerse por aportaciones lexemáticas inmovilizadas morfológicamente. A este respecto, se distingue, en general, entre las denominadas
interjecciones propias, primarias o simples, con una estructura fonética
sencilla, que no cumplen otra función que la simplemente interjectiva (bah), e interjecciones impropias, secundarias, derivadas o traslaticias,
generadas a partir de formas nominales (cuidado), verbales (venga),
adverbiales (fuera) o adjetivales (bravo) (NGLE 2009: § 32.1g; DLE) que
han perdido su valor veritativo-condicional e indican actitudes del
hablante (Torres Sánchez 2000: 52). Puede advertirse que estas últimas
exhiben, en general, una materialidad más extensa que la de las partículas consideradas como interjecciones propias.
Desde el punto de vista sintáctico, la interjección es un elemento
autónomo que puede constituir un enunciado en sí (Alarcos Llorach
1999 [1994]: § 302; NGLE 2009: § 32.1f; Fuentes Rodríguez 2022: 24,
entre otros) cuya interpretación activa inferencias a partir tanto de la
información contextual y situacional como del conocimiento compartido. Son estos usos independientes no elípticos, que ocupan un turno
de habla, los que suelen considerarse típicamente interjectivos. Pero la
interjección puede también acompañar oraciones exclamativas («¡Uf,
en París le van a sacar los cuartos indignamente!», Arniches, La pobre
niña, ejemplo de Alonso Cortés 1999: § 62.7.1) e incluso integrarse al
texto ya sea como complemento de una estructura oracional («El agua
está helada, meto un pie y digo: uff», Mañas, Kronen, ejemplo de NGLE
2009: § 32.4c) ya sea como partícula intercalada, expresando reacciones
emotivas del hablante al hilo de su discurso («ese chocolate infalible
279
Patricia Carmen Hernández
Empleos interjectivos y discursivos de la partícula ojito
que se tomaba de a pastillita por taza pero que ay, ay, ay, ya no se
toma más», Vallejo, Virgen, ejemplo de NGLE 2009: § 32.4j). En estos
usos intercalados, las formas interjectivas parecen asumir las funciones
de una partícula parentética susceptible de eliminación puesto que no
afecta la estructura sintáctica del enunciado que la alberga.
La interjección admite asimismo la adjunción de un complemento
con el que forma un grupo sintáctico interjectivo (NGLE 2009: § 32.2c),
introducido por las preposiciones de, por ejemplo en ¡Ay de mí!, y con,
de uso extendido con numerosas interjecciones, como en ¡Cuidado con
el perro! (NGLE 2009: § 32.8e). En cuanto acto de habla, los usos interjectivos pueden ir acompañados de causales explicativas del tipo:
¡Auxilio, que me ahogo!1.Tanto en su empleo «desnudo» como dentro
de una estructura más compleja, la interjección no actúa sobre ningún
elemento concreto de la proposición (Torres Sánchez 2000: 102) y puede sobrepasar los límites del enunciado: así, Fuentes Rodríguez (2022:
24) la estudia dentro de la macrosintaxis puesto que su entorno supera
la dimensión oracional. Desde el punto de vista posicional, las interjecciones se ubican, generalmente, en posición inicial (Alonso Cortés
1999: § 62.7.1), si bien, en ocasiones, como se ha mencionado, pueden
ocupar una posición final o intermedia, en general como expresión
parentética (cf. ut supra).
En cuanto a su comportamiento semántico-pragmático, se atribuye
a estas formas un significado «enteramente expresivo» (Alonso Cortés
1999: § 62.7.1) dado que su cometido es dar libre curso a la emotividad
del hablante2.Así, Alonso Cortés (1999: § 62.7.2) tipifica las interjecciones en asertivas, instantivas (directivas o conativas) y expresivas. A este
respecto, la Nueva Gramática de la Lengua Española (NGLE) identifica
interjecciones expresivas, sintomáticas u orientadas hacia el hablante, que
manifiestan su emotividad y su estado de ánimo e interjecciones apelativas o directivas, orientadas hacia el oyente, con la intención de suscitar
en él determinados sentimientos, actitudes o acciones (NGLE 2009: §
32.1h)3. En este último caso, los usos interjectivos, en su calidad de
Para más detalle sobre las causales explicativas puede consultarse, por ejemplo Herrera y Pascual (2020). Por su parte, Rodríguez Ramalle (2011) observa el caso de determinadas interjecciones impropias derivadas de imperativos (anda, vaya) o de sustantivos (cuidado) que coaparecen
con complementos introducidos por la conjunción que, tal el caso de «Pero, ¡mira que eres pesado!»
con la presencia de una lectura de grado que se interpreta como «Eres muy pesado».
2
Por su alto valor expresivo, se las correlaciona frecuentemente con gestos codificados para determinadas acciones, como un comportamiento ostensivo intencional por parte del emisor que
busca dirigir la atención del receptor (López Bobo 2003: 188, NGLE 2009: § 32.1e). Por ejemplo, en
el caso de ¡ojo!, puede combinarse la verbalización con el gesto de colocar el dedo índice debajo
de un ojo exhortando a mirar atentamente (Vázquez Veiga y Alonso Ramos 2004: 400). Véase
también el ejemplo (8) en la sección 7.1.
3
Nótese que, en el discurso, tal dicotomía registra a menudo inestabilidades o solapamientos entre ambas categorías según los contextos de uso (tal el caso de adiós que puede interpretarse tanto
como saludo, con orientación al interlocutor, o como marca de contrariedad o decepción, con
valor estrictamente expresivo) (NGLE 2009: § 32.1i). Cabe resaltar, igualmente, que existen clasificaciones de esta clase de palabras según otros criterios. Para más detalles, pueden consultarse
1
280
Patricia Carmen Hernández
Empleos interjectivos y discursivos de la partícula ojito
actos de habla, pueden alternar con el empleo del imperativo (¡Ojo!
puede eventualmente parafrasearse por ¡Tengan/Tened/Tenga/Ten/
Tené cuidado!), y con expresiones construidas con verbos realizativos
(¡Palabra! se interpreta como ¡Se/os/te lo prometo!) (NGLE 2009: § 32.1b).
Se destaca, particularmente, el carácter esencialmente pragmático
de estas formas lingüísticas y su estrecha relación con el contexto
comunicativo, de fundamental importancia para la interpretación de
los usos interjectivos (Alarcos Llorach 1999 [1994]: 240 § 302; Torres
Sánchez 2000: 102-106; López Bobo 2003: 179; entre otros). Así, estas
partículas pueden suscitar diferentes lecturas según su relación con
su entorno lo cual dificulta la atribución de un significado fijo para
cada interjección. En efecto, su interpretación supone, ineludiblemente, la consideración del contexto integrado por elementos lingüísticos
y extralingüísticos propios a cada intercambio, así como también las
representaciones mentales activadas durante la interlocución. En este
marco, la interjección guía las inferencias del receptor para descifrar la actitud del emisor y co-construir la información relevante del
enunciado. Es por eso que se atribuye a estas partículas un contenido
procedimental que aproxima su comportamiento semántico-pragmático
al de los denominados marcadores del discurso.
3. Interjecciones y marcadores discursivos
Observemos la definición de marcador discursivo:
Los marcadores del discurso son unidades lingüísticas invariables, no
ejercen una función sintáctica en el marco de la predicación oracional
—son, pues, elementos marginales— y poseen un cometido coincidente
en el discurso: el de guiar, de acuerdo con sus distintas propiedades morfosintácticas, semánticas y pragmáticas, las inferencias que se realizan en
la comunicación. (Martín Zorraquino y Portolés Lázaro 1999: § 63.1.2).
Así, invariables desde el punto de vista morfológico, con alcance
extrapredicativo a nivel sintáctico, y con contenido procedimental
en su comportamiento semántico-pragmático, los marcadores discursivos exhiben características comunes con las interjecciones. Cabe
agregar que ambas clases de palabras se caracterizan, fonéticamente,
por una entonación particular y una posición entre pausas (Torres
Sánchez 2000: 102). Desde luego, tales coincidencias no habilitan
una asimilación apresurada entre ambas categorías ni desdibujan
la singularidad de las interjecciones, que pueden constituir enunciados independientes no elípticos ocupando un turno de palabra y
cuya entonación presenta rasgos prosódicos especialmente enfáticos,
Almela Pérez (1985), Alcaide Lara (1996), Torres Sánchez (2000) y López Bobo (2003), entre otros.
281
Patricia Carmen Hernández
Empleos interjectivos y discursivos de la partícula ojito
entre otras peculiaridades4. Afinidades y divergencias entre ambas categorías, con las implicancias que esto supone, nutren un debate sobre
el que volveremos más adelante, en este mismo apartado.
Observando extensivamente la categoría de los marcadores discursivos, se advierte que, agrupados según su comportamiento
semántico-pragmático, estos conforman una clase difusa susceptible
de albergar formas lingüísticas de variados orígenes y características:
conjunciones (¿y?), adverbios o locuciones adverbiales (por tanto) y
también interjecciones propias, como ah, eh, etc. y derivativas a partir de
otras unidades: verbos (vaya), adjetivos (bravo) o sustantivos (ojo). Así,
en su descripción de los marcadores del discurso, Martín Zorraquino y
Portolés Lázaro (1999) incluyen, entre los marcadores conversacionales,
las formas hombre, bueno, vamos, mira/mire, oye/oiga, como enfocadores
de la alteridad, y la forma eh como marcador metadiscursivo conversacional. Estas expresiones se encuentran descriptas, asimismo, en
el Diccionario de partículas discursivas del español (Briz Gómez, Pons
Bordería y Portolés Lázaro 2008). Con una perspectiva afín, otros estudios analizan específicamente formas como eh (Blas Arroyo 1995) o
vamos, vaya (Polanco Martínez 2018). Fuentes Rodríguez (2022, 2023),
por ejemplo, examina los casos en los que las construcciones interjectivas malsonantes pueden comportarse como operadores discursivos5.
La terminología empleada para la designación de estas unidades no
es objeto de consenso generalizado: coexisten denominaciones, en ocasiones con sutiles diferencias, como marcadores pragmáticos, marcadores
discursivos, operadores discursivos y partículas discursivas6. Sobre este
punto, conviene señalar que el hiperónimo partícula discursiva permite
agrupar no solo los marcadores discursivos sino también elementos tales
como los usos no canónicos de conjunciones subordinantes (¡Que te
estés quieto!), ciertas locuciones preposicionales (lejos de), adverbios de
foco (incluso) que, aun sin independencia sintáctica, exhiben invariabilidad morfológica y poseen un significado procedimental (Portolés
Lázaro 2016; Portolés Lázaro, Sainz González y Murillo Ornat 2020).
Finalmente, vale destacar que existen discrepancias en cuanto a los
criterios de inclusión categorial7. En el caso que nos ocupa, no parece
haber acuerdo en lo atinente a los usos discursivos de determinadas
Para mayor detalle, pueden consultarse, entre otros, López Bobo (2003: 197-200), Polanco Martínez (2018: 343-347) y Fuentes Rodríguez (2022: 27-28).
5
Además de las referencias citadas, otros estudios significativos sobre los marcadores discursivos pueden encontrarse en, por ejemplo, Fuentes Rodríguez 1987, 1996, 2009; Martín Zorraquino
y Montolío Durán 1998; Pons Bordería 1998; Montolío Durán 2002.
6
Para una presentación diferencial de los conceptos de marcador, operador, conector, referirse a,
por ejemplo, Portolés Lázaro (1993, 2016) y Fuentes Rodríguez (2003, 2009).
7
Acerca de esta cuestión, pueden consultarse, por ejemplo, las conclusiones elaboradas por Fischer (2006: 11). Sobre la base de intercambios entre lingüistas provenientes de diversos horizontes
teóricos, la autora plantea un continuum de diferentes aprehensiones que coexisten para la misma
categoría.
4
282
Patricia Carmen Hernández
Empleos interjectivos y discursivos de la partícula ojito
interjecciones, particularmente a la adscripción categorial de ciertas
formas interjectivas. Si algunos estudios analizan el comportamiento
discursivo de formas interjectivas susceptibles de ser categorizadas
como marcadores (por ejemplo Alcaide Lara 1996; Martín Zorraquino
y Portolés Lázaro 1999; Torres Sánchez 2000; Portolés Lázaro 2001
[1998]; Fuentes Rodríguez 2022, 2023), otros señalan «una identificación casi indiscriminada de ambas y una multitud de vacilaciones»
(López Bobo 2003: 197)8.
En este punto, adquiere especial relevancia la perspectiva teórica
desde la cual se aborda el estudio de las formas lingüísticas: una visión
dicotómica, en términos de condiciones necesarias y suficientes o, en
cambio, una visión continuista con usos más cercanos o más alejados
de ambos extremos de un continuum. En el caso de las interjecciones y
los marcadores discursivos, un posicionamiento por sí o por no supone
la elección de uno u otro campo (así una unidad considerada originalmente como interjección extenderá su uso a un posicionamiento
parentético, por ejemplo, sin perder su estatus interjectivo). En cambio,
una perspectiva continuista aceptará la existencia de usos prototípicamente interjectivos (tal el caso de la proferencia de interjecciones
como enunciados independientes) y usos menos interjectivos y más
discursivos (por ejemplo, la inserción de formas interjectivas que, intercaladas en el hilo discursivo, resultan prescindibles sin modificación
de la vericondicionalidad del enunciado). Es esta última perspectiva,
propugnada por la lingüística cognitiva, la que orienta nuestro análisis
dentro de un sistema que se caracteriza por su notable dinamismo.
4. La evolución de las unidades lingüísticas en un sistema
dinámico
Se considera que las interjecciones impropias, denominadas también
derivativas o traslaticias son la convencionalización de usos novedosos de diversas unidades lingüísticas (verbos, sustantivos, adjetivos,
adverbios) que han experimentado modificaciones tanto en su comportamiento semántico-pragmático como en su capacidad relacional.
Prueba del dinamismo del sistema de la lengua, esta mutación categorial (por ejemplo, de sustantivo a interjección), lejos de ser un cambio
consumado e inmutable, representa una estabilización provisoria
dentro de un proceso constante de evolución y reposicionamiento según rutinas que se sedimentan en el discurso en lo que constituye una
gramática emergente (Hopper 1987).
Proceso complejo y multifactorial (Diewald 2011: 366), esta constante evolución puede caracterizarse en términos de gramaticalización,
8
Para más detalle, ver también Polanco Martínez (2018).
283
Patricia Carmen Hernández
Empleos interjectivos y discursivos de la partícula ojito
esto es un proceso diacrónico en el que una unidad léxica adquiere estatus gramatical o una unidad gramatical aumenta su gramaticalidad
(Traugott y König 1991; Hopper y Traugott 1993; Company Company
2008; Elvira 2009; Portolés Lázaro 2014; Garachana 2015; entre otros).
Según las interpretaciones más restrictivas de este concepto, en el ámbito estrictamente gramatical, se estudia, por ejemplo, diacrónicamente
el paso de una forma verbal plena a un empleo auxiliar o la aparición de
desinencias de determinados tiempos verbales. Pero según una visión
más extendida, con interés en el comportamiento semántico-pragmático de las unidades lingüísticas, se observan y analizan evoluciones y
reposicionamientos de formas con diferentes orígenes categoriales. Se
advierte así que la descripción lingüística dista de ser una representación inmutable; antes bien, ofrece, según el momento de observación,
inestabilidades, solapamientos y reconfiguraciones. En tal sentido, la
perspectiva teórica que alienta nuestro trabajo se aleja de una visión
dicotómica según un conjunto de condiciones necesarias y suficientes y asume que las categorías lingüísticas pueden ser aprehendidas
según criterios de prototipicidad (Rosch 1973), con formas lingüísticas
o usos más prototípicos, y unidades o empleos menos característicos
pero igualmente pertinentes situados en los márgenes categoriales9.
Según esta concepción, las categorías no son espacios discretos
sino «inestables, flexibles, redefinibles y manipulables de manera
creativa por los hablantes» (Company Company 2016: 5). Así, los conceptos de ambigüedad categorial o recategorización se encuentran
en el centro de los estudios sobre el cambio lingüístico (Company
Company 2016: 7).
Vale decir que la gramaticalización del sustantivo ojo y su diminutivo como interjecciones directivas no supone el final absoluto de su
evolución: es posible imaginar un nuevo deslizamiento que, a partir
de la forma interjectiva, se desplace hacia el polo de los marcadores del
discurso. En el siguiente apartado, abordaremos el valor apreciativo
del diminutivo que da origen a la interjección ojito.
5. El valor apreciativo del diminutivo
Suele considerarse que el diminutivo de los sustantivos remite a una
aminoración dimensional o escasa relevancia (se considera que una
puertita es de menor tamaño que una puerta y un problemita parece
ser menos importante que un problema). Sin embargo, como sufijos
apreciativos, las formas diminutivas expresan una gran diversidad de
matices ligados a la afectividad: familiaridad, cercanía, cortesía… pero
Una aplicación de este criterio para el estudio de los marcadores discursivos puede encontrarse,
por ejemplo, en Pons Bordería (2006: 82).
9
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Patricia Carmen Hernández
Empleos interjectivos y discursivos de la partícula ojito
también, en ocasiones, ironía o menosprecio, exhibiendo una particular polivalencia semántica y una amplia polifuncionalidad pragmática
(Martín Zorraquino 2012: 556)10.
Tal plasticidad semántico-pragmática permite al hablante operar con
la indeterminación inherente a estas formas puesto que la apreciación
subjetiva evocada por el sufijo se perfilará gradualmente gracias al conocimiento compartido (Hummel 1997: 197). De allí la productividad
de los diminutivos, que permiten un particular juego interpretativo11.
En el caso que nos ocupa, veremos que el uso interjectivo o parentético
de ojito, no supone una disminución con respecto a su base nominal ojo,
sino un añadido de subjetividad. De modo general, por su componente
altamente subjetivo, los diminutivos se emplean en el ámbito familiar, de confianza entre los interlocutores, y aparecen usualmente en
géneros cercanos a la oralidad —esta familiaridad es particularmente
evidente en el caso de ojito, como podrá apreciarse en los ejemplos—.
Los valores del diminutivo han sido objeto de sistematizaciones que
dejan atrás una visión simplemente dimensional y toman en consideración los matices particulares que emergen en la interlocución. Así,
Alonso (1935) identifica, en el uso de estos sufijos, una determinada
actitud hacia el objeto nombrado o hacia lo dicho (valores nocionales, emocionales, de frase y estético-valorativos), hacia el interlocutor
(afectivo activos, de cortesía, efusivos) y hacia ambos a la vez (valores representacionales elocuentes). Montes Giraldo (1972) traza su
clasificación en términos de tensión volitiva entre los interlocutores.
Más recientemente, Reynoso Noverón (2005) plantea su análisis siguiendo como parámetro los tipos de valoración expresados por el
diminutivo (cuantificadora, cualificadora o relacional). Desde una
visión que toma en cuenta la complejidad del entramado interlocutivo,
Martín Zorraquino (2012), sitúa el empleo del diminutivo dentro de
las estrategias de cortesía verbal. Por su parte, tanto Kornfeld (2016)
como Albelda Marco y Estellés Arguedas (2021) enfocan el estudio
del diminutivo como recurso de atenuación para regular la relación
entre los interlocutores.
Se advierte entonces que el diminutivo, como sufijo apreciativo,
juega un rol particular en el espacio de la interlocución aportando un
componente de subjetividad (la visión del hablante sobre el evento
comunicativo) y de intersubjetividad (su relación con el interlocutor).
Amado Alonso (1935) atribuye al diminutivo una función particularmente afectiva, de mayor
predominancia que la función disminuidora. La NGLE consigna, a este respecto, «los sentidos
primarios —en particular, los que aluden al escaso tamaño o la poca relevancia de algo— no
pueden considerarse con independencia de los matices afectivos» (NGLE 2009: § 9.6a). Para más
detalle sobre el debate entre las visiones teóricas focalizadas en el contenido connotativo-afectivo
de estas formas y aquellas ligadas al significado denotativo-dimensional, ver, entre otros, Hummel (1997) y Martín Zorraquino (2012).
11
No aludimos aquí a los diminutivos ya lexicalizados del tipo camilla o bolsillo.
10
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Empleos interjectivos y discursivos de la partícula ojito
En el caso de ojito, tal carga subjetiva refuerza y matiza notablemente el
contenido procedimental de su uso interjectivo y discursivo.
6. El comportamiento semántico-pragmático de ojito
Registrada a partir de principios del siglo xx, la interjección ojito
aparece como derivación de la forma directiva ojo, derivada a su vez
del predicado verbal tener ojo a: su valor interjectivo surgiría de endosar al sustantivo los rasgos modales asociados al verbo soporte en
imperativo (Tirado y Suñer 2012)12.
6.1. Los valores de la forma básica ojo
Vázquez Veiga y Alonso Ramos (2004) describen lexicográficamente
la interjección ¡ojo! como una unidad lingüística no descriptiva (ULND)
cuyo significado, de tipo procedimental, no describe un estado de cosas, sino que alude al hablante, al oyente y a la relación entre ambos.
Pueden distribuirse en tres grandes campos los valores pragmáticos
asociados a ojo13:
(i) Expresión del estado cognitivo del hablante (intensa impresión),
con un llamado de atención a su interlocutor. («¿Ese es Antonio? ¡Ojo
lo que ha cambiado!») En estos casos, la partícula ojo funciona como reforzador enfático con un valor similar a vaya o caramba. Tirado y Suñer
(2012) sitúan la emergencia de esta forma en el siglo xx y la describen
como intensificador focal: la interjección directiva se ha tornado un elemento exclamativo.
(ii) Llamado de atención sobre un miembro del discurso para que el
interlocutor no pase por alto cierta información o no realice determinadas inferencias («Es la primera vez que van a participar veinticuatro
clubes, dos españoles, campeón y subcampeón, y ¡ojo! podría entrar el
Atlético de Madrid […]»). La forma ojo se comporta como interjección
directiva, orientada hacia el oyente.
(iii) Aviso al interlocutor para que tenga cuidado ante algo y también advertencia que, en ocasiones, puede adquirir matiz de amenaza
(«Ojo, tu actitud puede ser malinterpretada»; «Ojo, no me chilles.»).
Para la relación entre el sustantivo polisémico (‘órgano de la vista’ y también ‘atención’) y la
interjección derivada, ver también Vázquez Veiga y Alonso Ramos (2004).
13
Presentamos aquí apenas una síntesis de la pormenorizada descripción de Vázquez Veiga y
Alonso Ramos (2004) que completamos con observaciones de Tirado y Suñer (2012). Los ejemplos
están tomados de Vázquez Veiga y Alonso Ramos (2004). También puede consultarse la entrada
ojo del DPDE (2008). Ver asimismo el estudio de Bernardi (2014, 2022) sobre los usos interjectivos
de ojo y ojito.
12
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Empleos interjectivos y discursivos de la partícula ojito
En este caso, también se trata de un empleo directivo centrado
en el interlocutor.
En las páginas siguientes, realizamos un acercamiento al comportamiento semántico pragmático de ojito con el objeto de detectar si los
valores de la forma derivada coinciden con aquellos identificados para
su base nominal.
6.2. Valor expresivo y refuerzo enfático
Aunque con escasa presencia en el corpus —ningún caso en el
corpus CREA, ni en el CORPES XXI y solo dos casos pertinentes
(correspondientes al español peninsular) en el corpus NOW—, ojito
puede expresar la subjetividad del hablante frente a algo que le causa
una viva impresión. Es el caso del ejemplo (1), extraído de los comentarios de los lectores, en el que se emplea la partícula para enfatizar una
percepción de grado extremo14:
(1)
Ya lo dijo hace tiempo la EPA que teniamos los mismos
funcionarios que antes de la crisi y eso que antes había un
9% de paro y ahora un 19%, ojito lo que nos cuesta mantener
a los compañeros del presidente y allegados en mandatos.
(El economista, España ya tiene más funcionarios que antes
de la crisis… http://www.eleconomista.es/economia/
noticias/8544185/08/17/Espana-ya-tiene-mas-funcionariosque-antes-de-la-crisis-y-suponen-el-16-del-empleo-total-.html,
España, 09/08/2017).
Si se observa el empleo del diminutivo, puede advertirse que no se
trata de una minimización: ojito no resta énfasis a la expresión personal del comentador sino que la acentúa: «Ojito lo que nos cuesta…»
expresa, al igual que lo haría ojo, un grado extremo (de modo más
contundente que «lo que nos cuesta…»)15. Aunque el uso enfático de
ojito se encuentra orientado a canalizar la subjetividad del hablante, se
percibe igualmente la dimensión dialógica de esta intervención que integra a los demás comentadores («teníamos los mismos funcionarios»,
«lo que nos cuesta») con los que se establece una relación de cercanía —
el diminutivo contribuye a ello— dentro de un intercambio informal.
Los ejemplos se transcriben con la sintaxis, ortografía y puntuación de origen.
Para más detalles sobre las características de ojo como intensificador focal, ver Tirado y Suñer
(2012).
14
15
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Empleos interjectivos y discursivos de la partícula ojito
6.3. Llamado de atención
Como llamado de atención, ojito dirige la mirada del oyente o del
lector hacia un miembro del discurso cuyo contenido informativo es
considerado relevante por el hablante y podría pasar inadvertido:
(2)
Lo absurdo del tema trae cola y un rato después estamos corriendo por la arena, levantando una nube de polvo, luchando
unos con otros mientras gritamos cosas como «por el poder de
Hitman» o «Soy Wonder Woman». Sin gota de alcohol, ojito.
(E. Benavent, Toda la verdad de mis mentiras, España: Penguin
Random House, 2019)
En (2), el hablante describe una escena de juegos y despliegue físico
de la que desea resaltar un aspecto especialmente importante: sin gota
de alcohol. Así, la forma ojito es una llamada de atención hacia la información antepuesta. También en este caso, el sufijo –ito no sugiere una
disminución de la atención, sino que, por el contrario, orienta al interlocutor hacia una mayor percepción de la importancia informativa
del miembro destacado.
Al igual que ojo, la forma diminutiva puede suspender inferencias
no deseadas. Por caso, el lector podría considerar que, en (2), el derroche de energía se debe probablemente a algún euforizante. Mediante
la marcación explícita de lo contrario, se cancela tal inferencia (ojito,
no piensen que habíamos tomado alcohol). Esta suspensión de inferencias
sobre el dictum es aún más clara en el siguiente ejemplo. En (3), el hablante, con el fin de preservar su imagen, busca evitar que el lector
infiera que su comparación entraña una sobrevaloración nostálgica del
pasado (no estoy diciendo que los contenidos fueran mejores):
(3)
Te alcanzaría con sacar de la biblioteca un viejo manual del
alumno bonaerense y ver qué estudiaban en 1960 los chicos
en primer año de la secundaria. Te caerías sentado. Ahí sí que
se ven los cambios, y ojito, no estoy diciendo que los contenidos fueran mejores. El mundo se transformó. (Blog, http://
lamusaenelborde.blogspot.com/2014/10/orientacionvocacional-como-trabajar-de.html, Argentina, 11/10/2014)
En ambos ejemplos, la forma ojito se encuentra orientada hacia el
oyente: el hablante busca instaurar una relación de confianza para
influir sobre el estado cognitivo de su interlocutor (aportando información o deshabilitando posibles inferencias negativas para su imagen).
En nuestro cuerpo de datos, este valor de la forma bajo análisis se registra en empleos provenientes tanto de España como de Argentina.
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6.4. Advertencia
La partícula puede acompañar un aviso sobre un peligro o acechanza, un riesgo que conviene evitar o una precaución que debe tomarse
como en (4):
(4)
Comencé a experimentar con siena y azul de Prusia o con
verde esmeralda y carmín y un día me dije: «¡Qué idiota,
compro negro y le mezclo el color correspondiente y listo:
más fácil y el mismo resultado!» (Ojito, es peligroso, pero se
puede usar con cuidado).(Arrecifesciudad.com, http://www.
arrecifesciudad.com/eduardo-romero-de-arrecifes-no-me-haquedado-nada-sin-pintar/, Argentina, 24/07/2017)
En el ejemplo, se trata de tener cuidado en la manipulación de un
elemento que puede ocasionar daño. Pero también pueden encontrarse
empleos exhortativos, por parte del hablante, en los que se pone en
juego la relación interpersonal. Y, en ocasiones, la advertencia puede
tomar matiz de amenaza, como en (5):
(5)
Chiche: ¿Y con eso? ¡Cómo te pensás que voy a rematar la
casa de los viejos!
Chola: Ellos están muertos y nosotros no.
Chiche: Cuidadito, Chola, no me busques la mano... ¡Ojito, eh!
Chola: Y ahora querés fajarme... Podés hacerlo, no me vas
a cambiar el pensamiento. Eso no podés... (M. Lloberas
Chevalier, Acordate de la Francisca, Buenos Aires, Teatro
Municipal General San Martín, 1987)
En este fragmento, Chiche pone límite a las insinuaciones de Chola:
si esta insiste con sus alusiones, deberá atenerse a una respuesta violenta (no me busques la mano). Chola infiere inmediatamente que se
trata de una amenaza física (ahora querés fajarme). La exhortación (en
imperativo) se acentúa mediante dos expresiones de advertencia: cuidadito y ojito. Nótese la coocurrencia de los dos diminutivos de registro
informal y, particularmente, la combinación de ojito con la interjección
eh, de función fática, que refuerza el matiz de amenaza: quien emite
la advertencia quiere asegurarse de que se ha tomado debida nota
de su exhortación16.
En su análisis de usos interjectivos, Bernardi (2014, 2022) considera que el matiz de amenaza
constituye un rasgo distintivo del empleo de ojito en Argentina. Entendemos que, en enunciados
con un juego pragmático particular, el límite entre la advertencia (aviso, con niveles de severidad
variables, para que el interlocutor realice o desista de una acción) y la amenaza (intimidación con
el anuncio de provocación de un mal grave) puede, eventualmente, parecer difuso. En nuestro
estudio hemos encontrado, para el español de Argentina, usos que suponen efectivamente amenaza, como en (5), pero también advertencia, llamado de atención y suspensión de inferencias.
16
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Empleos interjectivos y discursivos de la partícula ojito
Asimismo, por el valor subjetivo del diminutivo, ojito puede encontrarse en enunciados irónicos, como en (6):
(6)
Total, que el problema de la inmigración va cogiendo tintes de
chapapote...y ante esto, el gran estadista occidental que acude
sonriente al nombre de «José Luis», ha decidido que sean
los subalternos los que lidien este toro y así tenemos a The
Mummy Fernández de la Vega, Rubalcaba (qué escalofrío...)
y a Caldera A presión poniendo cara de «Harry el Sucio» y
diciendo «Ojito, ojito... que como vengáis más... os... os... os...
vamos que... os quedáis sin bocadillo». Amedrentador, sin
duda. (Blog, http: //javicrespo.blogspot.com/2006/, España,
08/09/2006)
Aquí, las designaciones caricaturescas y las expresiones hiperbólicas (gran estadista occidental, qué escalofrío) marcan el tono del escenario
ficcional. Surge la ironía (prácticamente el sarcasmo) a partir de una
escena en la que determinados miembros del gabinete, adoptando la
actitud de un oficial de policía implacable como Harry el Sucio, verbalizan una amenaza (Ojito, ojito…) que parece desvanecerse al hilo
del discurso: si no se cumplen las condiciones, la represalia (os quedáis
sin bocadillo) es lo suficientemente pueril como para mover a risa. La
escena se completa con elementos de modalización y puntuación que
evocan las vacilaciones de quien, en la ficción, se dirige a quienes entiende atemorizar. Vale destacar la duplicación del empleo interjectivo
y la adjunción de una causal explicativa (que como vengáis más…).
De lo expuesto se desprende que ojito comparte algunos contextos
de uso con la forma ojo y se emplea, tanto en el español peninsular
como en la variedad argentina, para: (i) llamar la atención sobre un
miembro del discurso y suspender inferencias no deseadas por el hablante y (ii) advertir con distintos grados de severidad e incluso con
matiz de amenaza. De manera mucho más marginal, según nuestro
cuerpo de datos, ojito puede cumplir funciones de reforzador enfático,
especialmente en el español peninsular.
Pasemos ahora al segundo objetivo de este trabajo: la aprehensión
de los diferentes valores de ojito en un continuum entre empleos más o
menos interjectivos y empleos más o menos discursivos.
El número de empleos pertinentes registrados para esta variedad en el corpus analizado aquí (2
ocurrencias de un total de 42 en el corpus CREA, 12 de un total de 175 en el CORPES XXI y 37 de
2.638 en el NOW) no nos permite avanzar conclusiones en este estadio de nuestra investigación.
Con respecto a la notable diferencia entre las ocurrencias contabilizadas y el total registrado en
cada corpus, cabe recordar que, para este trabajo, se han apartado todos los empleos en los que
el sustantivo ojito designa el órgano de la visión como en tener un ojito amoratado y en expresiones
figuradas como leer de ojito.
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Empleos interjectivos y discursivos de la partícula ojito
7. Un continuum de empleos
En su estudio sobre la interjección, López Bobo (2003: 199) reconoce
que el estatuto de vamos, claro, bueno, en fin… en determinados usos no
es interjectivo: se trata de unidades multicategoriales y polifuncionales
que solo en algunos casos funcionan como interjecciones17. En este mismo orden de ideas, cabe considerar entonces que los empleos de ojito
no son necesariamente categorizables según un único criterio, a saber,
el interjectivo.
Antes bien, considerando la existencia de un continuum entre miembros dentro de una categoría, con ejemplares más o menos centrales,
y asimismo entre categorías, con fronteras lábiles y solapamientos, es
dable esperar que se presenten innovaciones y reposicionamientos.
En tal sentido, adoptamos aquí una visión continuista para las unidades lingüísticas que registran, a nuestro entender, empleos más o
menos prototípicos, sujetos, en ocasiones, a ambigüedad categorial o
recategorización. En los siguientes apartados, describiremos los usos
de ojito que se acercan a ambos polos de un continuum entre empleos
interjectivos y discursivos.
7.1. Empleos interjectivos directivos
El empleo de ojito como enunciado independiente con puntuación exclamativa puede considerarse como típico de una interjección
directiva:
(7)
—¡Vaya con Alice Dupont y su cara de póquer! ¡Ojito! ¡No
pienso jugar a las cartas contigo! (D. Sánchez Arévalo, La isla
de Alice, Barcelona: Planeta, 2019)
Si, en el ejemplo, la puntuación refuerza el valor interjectivo de
ojito, la forma también puede encontrarse sin marcas de exclamación
aunque con un rol igualmente directivo, acompañada, en ocasiones, de
una expresión vocativa18:
(8)
Llegaba el Miguel y pegaba un bocinazo. Él también de pinta,
recién bañado y afeitado, la camisa impecable. Las chicas
corrían adentro de la casa […]. Mientras, nosotras nos acercábamos al auto y muy serias y sin decir nada nos bajábamos
un ojo con el dedo índice advirtiéndole que se portara bien. El
Miguel, riendo, nos devolvía el gesto: Ojito ustedes, mocosas
Recuérdese que, en general, López Bobo (2003) no convalida el deslizamiento categorial desde
la clase de las interjecciones hacia la clase de las partículas discursivas.
18
Empleadas en actos ilocutivos, las interjecciones directivas aparecen con frecuencia acompañadas de un vocativo (NGLE 2009: §32.2g).
17
291
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Empleos interjectivos y discursivos de la partícula ojito
atrevidas. (S. Almada, «Chicas lindas». El desapego es una
manera de querernos, Buenos Aires: Random House, 2015)
En este caso, sin marcas exclamativas, la advertencia se encuentra
especialmente sugerida por el gesto (nos bajábamos un ojo con el dedo
índice advirtiéndole que se portara bien). La diferencia en la puntuación
entre (7) y (8) sugiere una entonación particular en cada uno de los
casos. Nótese, asimismo, que en el último fragmento prevalece la familiaridad entre los interlocutores (riendo, nos devolvía el gesto) en el marco
de un discurso referido que plasma una visión subjetiva del pasado.
Cabe añadir, aunque tales formas no sean objeto de este estudio,
que la interjección puede integrar grupos sintácticos interjectivos, por
ejemplo, junto a un sintagma introducido por la preposición con:
(9)
SIRENA: ¡Chist, chist, ojito con la boca!... Si te dejé estar acá es
porque soy agradecida, pero en cualquier momento te puedo
dar el raje... (C. Merelli, Nidito de amor. www.celcit.org.ar,
Argentina, 23/04/2013)
Estos empleos, así como los analizados en (5) y (6), con un marcado valor de advertencia o amenaza, según el caso, se ubican cerca del
polo interjectivo con función claramente directiva, orientada hacia el
oyente. Puede observarse que, en ellos, la forma interjectiva constituye
un enunciado en sí misma (o integra un grupo sintáctico interjectivo),
lo que la caracteriza inequívocamente con respecto a los marcadores
u operadores discursivos que solo pueden aparecer de manera independiente como intervención reactiva ante otro acto de habla (Torres
Sánchez 2000: 45; Fuentes Rodríguez 2022: 25-26; entre otros).
Así, podríamos esbozar afinidades entre los dos aspectos estudiados aquí y concluir, aunque sea provisoriamente, que los empleos
directivos de ojito como advertencia o amenaza tienden a materializarse como enunciado independiente, ya sea como interjección o como
grupo interjectivo, tal el caso de (9), en cuanto acto de habla en sí.
Ahora bien, en ocasiones, ojito puede insertarse de modo parentético en un enunciado como marca de modalidad, tal como se verá en la
siguiente sección.
7.2. Empleos discursivos
Observemos los siguientes ejemplos:
(10)
—Ya veo que trabajas con profesionalidad. Como premio,
te voy a dar una exclusiva; pero, ojito, no se la cuentes a
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Empleos interjectivos y discursivos de la partícula ojito
nadie antes de publicarla. (F. Aramburu, Ávidas pretensiones,
Barcelona: Seix Barral, 2014)
(11)
Entonces entramos en el sitio […]. Todo lleno de humo y
de música y de tías buenas y de marinos americanos que se
abrían, ojito, se abrían con mucho, pero que mucho respeto
y sigilo cuando pasábamos. (F. Casavella, Los juegos feroces,
Barcelona: Mondadori, 2002)
Puede advertirse que en (10) y (11) —también en (3)—, ojito no se
emplea como enunciado independiente sino que se encuentra intercalado, entre pausas representadas por comas —en (3), se combina con la
conjunción y—. Esta puntuación parece traducir un contorno melódico
propio con características parentéticas. Además, ojito puede ocupar
diversas posiciones con respecto al miembro discursivo que afecta: en
(4), se ubica en posición frontal, en (3), (10) y (11), en posición intermedia y en (2) en posición final.
Nótese que desaparece la puntuación exclamativa, como marca de
la entonación enfática —típica de la interjección, aunque su empleo no
sea condición indispensable—. Es decir que no solo ojito deja de constituir un enunciado independiente sino que los enunciados a los que
se integra no son exclamativos. Compárense las ocurrencias mencionadas aquí con (9), enunciado en el que ojito forma un grupo interjectivo.
A esto se suma que, en los ejemplos citados, la partícula tiene un
significado procedimental cercano al de un marcador discursivo: dirige la atención del interlocutor hacia un determinado miembro del
discurso o suspende inferencias no deseadas. Sin contenido conceptual, su presencia es opcional dado que su supresión no provoca un
cambio en las condiciones de verdad del enunciado.
Podemos concluir que, con similitud al comportamiento de los
marcadores del discurso, estos usos se sitúan cerca del polo discursivo con una función eminentemente modalizadora: en sus empleos
discursivos, ojito suele indicar llamado de atención o suspensión de
inferencias. Desde luego, entre ambos polos, restan casos más complejos, en especial cuando se trata de empleos menos típicos de las dos
categorías analizadas aquí como extremos de un continuo.
Al cabo de este recorrido, presentamos nuestras primeras
conclusiones.
293
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Empleos interjectivos y discursivos de la partícula ojito
8. Conclusiones
A lo largo de estas páginas, se ofreció un primer acercamiento a
la partícula ojito. Como ha podido comprobarse, el diminutivo no
conlleva, en este caso, una minimización, sino un notable contenido
apreciativo interpretable según los contextos. El comportamiento semántico-pragmático de la partícula se asemeja al del término de base
ojo y presenta valores de refuerzo enfático en un reducido número de
casos, siendo predominantes los empleos como llamado de atención
(en ocasiones con suspensión de inferencias no deseadas) y advertencia, con diferentes grados de severidad.
Nuestro análisis se centró en el empleo aislado de la partícula, sin
constituir grupo interjectivo, configuración en la que pueden presentarse solapamientos entre el comportamiento de una interjección y el
de un marcador discursivo. En cuanto a los usos prototípicos identificados para los dos polos del continuum de empleos, se identifica una
neta diferencia entre (i) usos claramente interjectivos en los que ojito
constituye un enunciado independiente con indicación de entonación
enfática, como explosión de subjetividad, y tiende a marcar advertencia o amenaza y (ii) empleos discursivos como llamado de atención o
suspensión de inferencias en los que la partícula integra enunciados
sin marcas exclamativas, en posición variable (frontal, intermedia o
final) y con presencia opcional, ya que puede ser omitida sin alterar
la vericondicionalidad del enunciado. Si bien no es objetivo de este
breve trabajo decidir sobre cuestiones de adscripción categorial, puede
concluirse del análisis realizado que existe una fuerte tendencia de
ojito a comportarse como un marcador discursivo, lo cual podría dar
indicios de su deslizamiento intercategorial en casos específicos o de
su multicategorialidad.
Este estudio ha sido parcial por una cuestión de extensión: queda
para futuras indagaciones, entre otros, el tratamiento de la partícula
en grupos interjectivos (con las preposiciones a y con) así como su
frecuente coocurrencia con la forma de base (ojo, ojito y, muy dudosamente, ojito, ojo, por ejemplo). Tales pistas nos invitan a profundizar
esta primera aproximación.
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