Contaduría y Administración
ISSN: 0186-1042
[email protected]
Universidad Nacional Autónoma de México
México
Treviño Cantú, Jesús Antonio
Gobernanza en la administración pública. Revisión teórica y propuesta conceptual
Contaduría y Administración, núm. 233, enero-abril, 2011, pp. 121-147
Universidad Nacional Autónoma de México
Distrito Federal, México
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Gobernanza en la administración pública
Revisión teórica y propuesta conceptual
Fecha de recepción: 21.09.2009
Fecha de aceptación: 03.03.2010
Jesús Antonio Treviño
Cantú
Facultad de Arquitectura, Universidad Autónoma de Nuevo
León
[email protected]
Resumen
El objetivo de este trabajo es la búsqueda de la definición del
término gobernanza y, por extensión, de la gobernanza metropolitana (metropolítica) en la teoría de la administración pública. En esta búsqueda se encontró que hay varias definiciones de gobernanza que sólo tienen sentido desde sus distintos
enfoques de la administración pública. Se concluye que una
buena gobernanza, de cualquier manera como se le defina en
administración pública, puede favorecer situaciones indeseables (paradoja de la circularidad de las intenciones). Este escrito explica esta posible contradicción ubicando a los enfoques
revisados y al cuerpo conceptual propuesto en el marco del
ejercicio y las fuentes de poder.
Palabras clave: gobernanza, metropolítica, administración pública, economía política.
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Jesús Antonio Treviño Cantú
Governance in public administration. Theoretical review and a conceptual
proposal
Abstract
The aim of this article is to search a definition of governance and, by extension, of metropolitan governance (metropolitics) in public administration theory. This searching finds
that definitions of governance only make sense from the specific conceptual approach
addressing them. The essay concludes that actions to promote good governance may generate negative situations (the circularity of intentions paradox). A conceptual body articulated and suggested in this paper explains this paradox by locating all public administration
approaches reviewed within a framework of social practices and sources of power.
Keywords: Governance, Metropolitics, Public Administration, Political Economy.
Introducción
A partir de los años noventa, el concepto de gobernanza cobró interés cuando las
agencias internacionales de ayuda reportaron que la mala, o la ausencia de, gobernanza era una barrera importante para el desarrollo económico de los países subdesarrollados. El uso constante de la palabra gobernanza se difundió entre distintas
campos del conocimiento: administración pública y política pública, relaciones
internacionales, Unión Europea, política comparativa, países (buena o mala gobernanza) y corporaciones. Rohdes (2007: 5) advirte que la palabra tiene distintos
significados entre los distintos campos, encuentra razonable delimitar o enmarcar
la definición de gobernanza en la administración pública. Los párrafos siguientes
retoman esta misma postura y señalan que la variedad de significados no sólo existe entre distintos campos, sino que también abunda entre las distintas perspectivas
dentro del campo de la administración pública.
En administración pública, en general, gobernanza significa dirigir la economía
y la sociedad hacia algunas metas colectivas (Peters, 2007: 554). La tesis básica
en mi revisión es que, independientemente de su historia, este significado de gobernanza se reescribe en cada uno de los distintos enfoques de la administración
pública, incluyendo el marco conceptual que propongo al final de este artículo.
El trabajo sustenta este argumento en cuatro partes. La primera parte presenta la
emergencia de un “estado hueco” (hollow state) que sustituye su intervención di-
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recta y capacidad ejecutiva por la negociación o diplomacia; se argumenta que los
retos del “estado hueco” y las definiciones de gobernanza pueden analizarse desde
cuatro enfoques de la teoría de la administración pública. La segunda parte señala
cada uno de estos cuatro enfoques. La tercera parte indica que los análisis anteriores se localizan en el nivel analítico de las prácticas sociales y necesitan ser vistos
como parte de un marco conceptual que aborde simultáneamente el ejercicio y las
fuentes de poder; por esta razón, se sugiere enmarcar el estudio de la gobernanza
desde la economía política. La cuarta parte sostiene que los enfoques de la administración pública y el marco propuesto no compiten entre sí porque pertenecen
a niveles analíticos complementarios; en esta última parte también señala y explica que la búsqueda de la buena gobernanza puede generar situaciones sociales
antidemocráticas.
Nuevos desafíos del ¨estado hueco¨ (hollow state)
No hay duda de que las reglas y las regulaciones, los programas y los procesos
que guían la sociedad han experimentado un cambio dramático. Este cambio en
los mecanismos que guían y regulan la sociedad gira alrededor de tres temas o
principios unificadores sobre el papel de la administración pública y la definición
de la gobernanza (Peters y Pierre, 1998; Denhardt y Denhardt, 2007: 84-86; Frederickson y Smith, 2003: 207-210; Arnouts y Arts, 2009):
• El estado es desplazado como el actor principal de la política pública (Strange,
1996). Este desplazamiento ocurre por las presiones globales sobre los
gobiernos nacionales a través de los mercados internacionales de capital y de
organizaciones supranacionales (empresas trasnacionales, Banco Mundial,
Fondo Monetario Internacional, Organización de Libre Comercio, Green
Peace).
• Emergencia de redes de actores sociales. Son lazos formales e informales entre
el estado y otros actores sociales, tales como profesionistas, sindicatos y grandes
empresas. Los actores sociales también desarrollan redes de interacción entre
ellos que son ajenas al estado. Las redes no-estatales son capaces de diseñar y
operar políticas que anteriormente eran administradas de manera jerárquica por
el estado.
• Cambios en la relación sector público-sector privado. Predomina la corriente de
la nueva gerencia pública (ngp) que propone la adopción de la administración
y técnicas de distribución de los recursos con base en las reglas del mercado;
mayor ingerencia del sector privado en la provisión de los servicios públicos.
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La subcontratación de los servicios públicos reducen el papel del estado como
oferente directo de los bienes públicos. Un esfuerzo deliberado para “adelgazar”
el gobierno y descentralizar sus funciones con el fin de que deje de ser actor
central en la formulación de políticas.
El desplazamiento del estado como actor central de la política pública, la emergencia de redes sociales autosuficientes, los cambios recientes en la relación sector público-sector privado generan un ‘estado hueco’ (hollow state). H. Brinton
Milward, Keith Provan y Barbara Else, basados en un concepto que describe la
estrategia de las empresas trasnacionales en la época de la globalización (hollow
corporation), introdujeron en la administración pública la expresión “estado hueco” para señalar que un gobierno sustituye la provisión directa de servicios por la
subcontratación, privatización y desregulación de actividades (Terry 2006). Los
gobiernos centrales transfieren su capacidad de mando y descentralización de los
servicios a los gobiernos locales y, por extensión, a terceros (actores no lucrativos
y sector privado).1 Esta sustitución de funciones replantea el diseño de mecanismos para la rendición de cuentas, la comunicación y coordinación de decisiones
entre los distintos actores y la creación de nuevas herramientas intelectuales en la
administración pública (Rhodes, 2007: 1248; Bevir, 2007a: 419).
Enfoques de la teoría de la administración pública y definición de la
gobernanza
Los retos del “estado hueco” y las definiciones de gobernanza en general, y de la
gobernanza metropolitana en particular, pueden analizarse desde cuatro enfoques
de la teoría de la administración pública:2
1
Algunos sinónimos del ¨estado hueco¨ (hollow state) en la literatura de la administración pública son ¨estado
sombra¨ (shadow state), ¨gobierno por aproximaciones¨ (government by proxy), ¨gobierno de terceros¨ (thirdparty government), y ¨regímenes de contratación” (contracting regimes).
2
Se escoge esta opción sugerida por Frederickson y Smith (2003) con la intención de tener a las teorías de la administración pública como un referente conceptual familiar. Sin embargo, una alternativa igualmente importante
es seguir los cinco modelos de gobernanza propuestos por Pierre y Peters (2005): a) estatista, el estado es el
actor principal y controla la participación de otros actores sociales; b) liberal-democrático, el estado es el actor
principal bajo presión de otros actores sociales; c) centrado en el estado, todo gira en torno al estado, pero su
relación con otros actores sociales está institucionalizada; d) escuela holandesa, el estado es un actor más en la
red social de la gobernanza; y e) gobernanza sin gobierno, el estado pierde legitimidad y poder frente a otros
actores sociales.
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1. Gobernanza como administración pública tradicional o progresiva3 (autores
clásicos, antes de 1968). La gobernanza es el diseño e implementación de
políticas dirigidas a objetivos específicos, políticamente definidos. Los
funcionarios públicos canalizan estas políticas a través de las diversas
dependencias de gobierno organizadas jerárquicamente y están sujetas a los
principios marcados por la ley y la realidad política. El gobierno es el actor
más importante en la dirección de la sociedad, sin que ello implique que otros
intereses no sean representados. Los funcionarios públicos reportan a los líderes
políticos elegidos democráticamente.
Problemas. La política pública es formulada y controlada por expertos que
determinan la naturaleza del interés público y diseñan las políticas óptimas
para alcanzarlo. Las personas son inducidas por un sistema de premios y
castigos para lograr las metas de las políticas científicamente elaboradas. No
hay participación ciudadana que integre directamente los deseos sociales en la
política pública.
2. Gobernanza como nueva gerencia pública (ngp) (Kettl, 2002). La gobernanza
es la ngp. La gobernanza es la adopción de los valores y prácticas empresariales
en el sector público. Las dos variantes principales de la ngp son el modelo
Westminster (Nueva Zelanda, Australia, Canadá y el Reino Unido) y el modelo
de la reinvención del gobierno (EE.UU.). Este segundo enfoque considera que
la suma de los intereses particulares genera un resultado congruente con el
de los grupos mayores de ciudadanos (consumidores). Las vertientes teóricas
principales de la ngp son la teoría gerencial racionalista (managerialism), la
teoría de la acción racional para la maximización de utilidades (public-choice
theory), la economía de los costos de transacción (transaction costs) y la teoría
del agente principal (principal-agent).
Problemas. La noción de gobernanza en la ngp es demasiado reducida. En
situaciones de corrupción y/o poca transparencia, tal como lo señala Stiglitz
3
Pareciera contradictorio utilizar ¨tradicional¨ y ¨progresivo¨ como sinónimos. En los inicios de la administración
pública norteamericana, el movimiento ´progresivo´ de finales del siglo XIX e inicio del XX buscó la separación
de la política y la administración con el fin de asegurar la eficiencia en la provisión de servicios y eliminar la corrupción burocrática. Estos principios del movimiento progresivo son el eje central de la administración pública
tradicional que pasó de la gerencia científica de Taylor a la gerencia administrativa del POSDCORB (Planning,
Organizing, Staffing, Directing, Coordinating, Reporting and Budgeting). Otros nombres de la administración
pública tradicional son ¨gerencia administrativa,¨ ¨administración clásica¨ o ¨modelo burocrático racional.¨
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(2003) para el caso de Rusia, la privatización que propone la ngp beneficia
a unos pocos amigos del grupo en el poder. Además, la administración de
los asuntos privados es muy distinta de la administración pública. Mientras
en la administración pública se rinden cuentas a diversos grupos sociales
bajo criterios sociales, en la administración privada se rinden cuentas a un
propietario o grupo de accionistas asociados por el afán de lucro; por otro
lado, los proveedores de servicios rinden cuentas a sus contratistas en vez de
servir directamente al interés público. La filosofía y la práctica de la ngp crean
instituciones administrativas frágiles que erosionan la confianza en el gobierno
(Terry, 2006: 111) y su ideología cuestiona el papel cultural y filosófico de la
democracia (Peters y Pierre, 1998).
3. Gobernanza como nuevo servicio público (nsp) (Denhardt y Denhardt, 2007).
La gobernanza es el ejercicio de la autoridad pública. Es un concepto más
amplio que el de gobierno. Son las tradiciones, instituciones y procesos que
determinan el ejercicio del poder en una sociedad, incluyendo cómo se toman
las decisiones en asuntos de interés público y cómo los ciudadanos participan
en las decisiones públicas (Denhardt y Denhardt, 2007: 86). En esta modalidad
de gobernanza los ciudadanos escogen los servicios públicos que desean,
deciden las cantidades y definen el modo de provisión mediante mecanismos de
participación ciudadana, tales como fondos, contratos, sociedades y convenios
(Callahan, 2007: cap. 9). En el nsp el estado depende cada vez más de otras
organizaciones para llevar a cabo sus metas, aplicar sus políticas y definir su
estilo de gobierno. Este enfoque tiene como antecedente la nueva administración
pública (no confundirla con la nueva gerencia pública previamente descrita),
surgida después de la conferencia de Minnowbrook (NY, 1968), “refundada”
por el Manifiesto de Blacksburg (VA, 1983) y revaluada por las conferencias
de Minnowbrook II (1988) y III (2008).4
Problemas. El nsp sólo es real como planteamiento. En el mundo hay un
continuum de gobernanzas que van desde el modelo estatista (el gobierno es
el actor principal) hasta la “gobernanza sin gobierno” (los actores sociales son
más importantes que el gobierno). Los modelos de gobernanza que se acercan al
modelo ideal del nsp serían la escuela holandesa (el estado es uno de los muchos
Los reportes de la conferencia reciente de Minnowbrook III (2008) no muestran avances significativos o tan
importantes como los de la conferencia de Minnowbrook I (1968).
4
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actores que participan en las redes sociales de gobierno) y el de “gobernanza
sin gobierno,” ya mencionado (Pierre y Peters, 2005). La gobernanza del nsp es
más democrática que en los enfoques anteriores porque intervienen más actores
sociales dispersos en diferentes niveles en la toma de decisiones. Sin embargo,
esta multiplicación o ¨sobrecarga¨ de actores no garantiza que se resuelvan los
problemas y dificulta saber quién está a cargo o con quién realizar acuerdos
generales (Arnouts y Arts, 2009: 210). Por esta razón, Peters (2007: 554)
aclara que el incremento de la importancia de los actores no-gubernamentales
no implica la desaparición del estado, sino una atenuación de las decisiones
jerárquicas en la toma de las decisiones públicas.
4. Gobernanza como conjunción administrativa (ca) (Frederickson, 1999).
La gobernanza es el intento de crear una imagen coherente de las relaciones
laterales e interinstitucionales en la administración pública frente a los nuevos
retos al nivel local:
• Límites jurisdiccionales porosos. Los problemas rebasan los límites
municipales y los residentes tienen compromisos sociales, políticos y
financieros en áreas diferentes a la que viven o trabajan.
• Erosión de la capacidad de las jurisdicciones para contener y administrar los
problemas complejos sociales, económicos y políticos. Las ciudades más
grandes tienen los problemas mayores y menor capacidad individual para
resolverlos por sí mismas.
• Problemas para distinguir lo público de lo privado. Los servicios públicos se
subcontratan cada vez más en algunas jurisdicciones.
• El liderazgo político es más importante al interior de los municipios que
entre ellos.
La teoría de la conjunción administrativa —planteada originalmente a nivel metropolitano, gobernanza metropolitana o metropolítica en términos de Myron Orfield— destaca dos aspectos:
a) Los retos metropolitanos se parecen mucho a los que debe afrontar la
diplomacia en el nivel internacional. Los sistemas o redes de cooperación
interjurisdiccionales son como los de la diplomacia entre las naciones-estado:
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En la ausencia de una autoridad central, y bajo condiciones de gran
interdependencia, hay sistemas de cooperación y acuerdo altamente desarrollados
en áreas metropolitanas que sirven esencialmente al mismo propósito que
las prácticas de la diplomacia entre naciones estado. Como en el caso de la
diplomacia, los patrones de cooperación y acuerdo en la metrópolis varía según
la materia de que se trate, el estatus e intereses de los actores, la permanencia o
inestabilidad de los problemas y el nivel relativo de la formalidad del proceso y
procedimiento. Frederickson (1999: 707)
b) Para la política, las jurisdicciones políticas todavía son importantes en el sentido
de las campañas electorales; la política aún es jurisdiccional. Si las estructuras
jurisdiccionales jerárquicas se consideran como edificios, la conjunción
administrativa es como los puentes peatonales que los conectan; es decir,
la conjunción administrativa necesita de las jurisdicciones como entidades
políticas. La conjunción administrativa es el arreglo y carácter horizontal de
la asociación formal e informal entre los actores que representan unidades, con
una conducta pública y administrativa interconectada.
Para sustentar su teoría, Frederickson (1999) señala que los oficiales de alto rango en Kansas City dedican aproximadamente 15% de su tiempo a las actividades
de conjunción o cooperación interjurisdiccional. Esta conjunción se basa en los
valores, creencias y experiencia del servicio público profesional más que en la
autoridad formal.
Actualmente, la conjunción administrativa, la asociación horizontal de redes de
varios actores públicos y la conducta administrativa resultante de la red describen
mejor la administración metropolitana en la arena urbana. Se crean colaboraciones
metropolitanas en redes de sinergia (Meijers, 2007) que, como un todo, actúan
como un régimen urbano de participantes interconectados con intereses mutuos y
contradictorios (Meek, 2003: 929). Existe una conjunción metropolitana práctica
porque las metrópolis deben funcionar como unidades coherentes y articuladas
para competir en la economía mundial y capitalizar las ventajas de las aglomeraciones urbanas. Más aún, la naturaleza de los problemas son de índole intermunicipal: hay muchos problemas públicos, tales como la calidad del aire, el transporte,
el uso del suelo, la protección civil o la seguridad pública, que rebasan los límites
municipales y deben ser atendidos como parte de la gobernanza regional, ya sea
formal o informal (Hall, 2005: 211-212). Como la política de los municipios me-
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tropolitanos es de naturaleza interna (i.e., campañas electorales), los acuerdos de
cooperación intermunicipal generalmente son delegados a los profesionales o a los
expertos sobre una base de conocimiento, no de autoridad formal. Como lo notara
Holden (1964: 634):
Los burócratas municipales importantes son los oficiales con experiencia más o
menos permanentes de las oficinas de gobierno y un juicio rápido muestra que
la mayoría de los contactos intergubernamentales se lleva a cabo en este nivel
(de director de finanzas a director de finanzas o de oficial de salud a oficial de
salud).
La clave de la cooperación entre los municipios de una metrópoli es la naturaleza
interjurisdiccional de sus problemas. No hay organizaciones e instituciones más
interdependientes que las metropolitanas. No debería sorprender que las mejores
formas de cooperación se encuentren en las áreas metropolitanas; aunque no hay
dos áreas metropolitanas iguales, son relativamente similares en términos gubernamentales; por lo tanto, los hallazgos y puntos teóricos hechos para los estudios
de caso son generalizables.
Problemas de la gobernanza como conjunción administrativa. La política de cualquier jurisdicción puede crear fuerzas opositoras a la cooperación; los funcionarios
pueden tener fricciones por diferencias de personalidad, partido político o presupuesto; no hay un estudio satisfactorio en nivel regional o subnacional.
La gobernanza metropolitana como conjunción administrativa, por las características de operación de redes metropolitanas, pudiera considerarse más cercana al
enfoque del nuevo servicio público que al de la nueva gerencia pública.
Los cuatro enfoques revisados hasta aquí, siguiendo los pasos metodológicos de
Denhardt y Denhardt (2007) y Pierre y Peters (2005), pueden graficarse como
un continuum desde la administración pública tradicional (apt), centrada en el
estado, hasta el nuevo servicio público (nsp), caracterizado por redes sociales. La
nueva gerencia pública (ngp) se localiza en un punto intermedio entre la apt y el
nsp. En este continuum, algunos autores identifican nueve (Van Kersbergen y Van
Waarden, 2004), siete (Rhodes, 2000) o cinco (Hirst, 2000; Pierre y Peters, 2005)
definiciones distintas de gobernanza. Si esta profusión de significados no fuera suficiente, Arnouts y Arts (2009: 205) señalan que el desplazamiento de la gobernanza desde la administración pública tradicional hacia las redes el nuevo servicio púContaduría y Administración, No. 233, enero-abril 2011: 121-147
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blico genera dos tipos de gobernanza: buena gobernanza, también conocida como
positiva o democrática, y mala gobernanza, también llamada negativa (ver figura
1). Ninguna clasificación o taxonomía es definitiva. En algunas situaciones, las
acciones para la buena gobernanza pueden llevar a la paradoja de la circularidad de
las intenciones: ceteris paribus, la gobernanza legitima situaciones antidemocráticas o propicia su emergencia (Hewitt, 1998). Esta paradoja se explica en la última
parte de este trabajo con un cuerpo conceptual articulado en la siguiente sección.
Figura 1
Desplazamiento de la gobernanza en las teorías de la administración pública
Fuente: Elaboración propia con conceptos e ideas de Denhardt y Denhardt (2007), Pierre y Peters
(2005) y Arnouts y Arts (2009).
Gobernanza y metropolítica en la economía política (ep)
La gobernanza implica un conjunto de instituciones y procesos que tienen que ver
con el ejercicio del poder en la sociedad. Las instituciones, en el sentido amplio,
son patrones individuales o de grupo obligados por sanciones en leyes, costumbres
o prácticas sociales informales (Bellah et al., 1991: 10-11, citado en Wamsley y
Wolf, 1996: 29). El proceso de gobernanza se relaciona con la manera de tomar
decisiones en una sociedad y cómo los ciudadanos y los grupos interactúan en la
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formulación de metas públicas y en la implementación de la política pública. Este
proceso involucra muchos grupos y organizaciones diferentes con distintos grados
de participación e interés (Denhardt y Baker, 2007: 131). En estas líneas no sólo
interesa la definición de gobernanza sino también su ubicación en el nivel del ejercicio y fuentes de poder. Es importante subrayar también que se necesitan técnicas
para el análisis de los procesos de negociación de los diversos grupos con niveles
de interés y participación desigual.
La gobernanza, como ejercicio del poder institucionalizado en el nivel de las prácticas sociales, es importante en el proceso de estructuración porque es el proceso
por el que se fortalecen las fuentes de poder que, a su vez, determinan el alcance
de la acción (institucional o no institucional) de los actores sociales. Parafraseando
a Giddens (1976: 161), la gobernanza es parte del proceso por el que los actores
sociales ejercen su poder y, en esa medida, robustecen —o debilitan— sus fuentes
de poder. Esas fuentes de poder fortalecidas —o disminuidas— a su vez determinan las posibilidades de la acción social. De esta manera, las fuentes de poder son
construidas por la acción social y la acción social, a su vez es determinada por las
fuentes de poder (ver figura 2). Es obvio que en esta perspectiva la realidad social
es una construcción dinámica con intereses específicos que guían acciones deliberadas o intencionadas.
En esta sección se aborda la gobernanza y la metropolítica (gobernanza metropolitana) en el marco de la economía política; por lo tanto, conviene desglosar
a mayor detalle las ideas anteriores. La sección siguiente adapta a la gobernanza
algunos desarrollos teórico-metodológicos de la economía política internacional
(epi). La idea clave que une estos dos temas es la gobernanza metropolitana como
problema de diplomacia, no en el sentido sugerido por Holden (1964), sino en el
de la “diplomacia triangular” en el ámbito de la epi. En su síntesis de las teorías de
la gobernanza, Frederickson y Smith (2003) redescubren la propuesta de Holden
(1964) que considera a la gobernanza metropolitana como un problema de diplomacia. Después de revisar someramente el trabajo de Susan Strange (1996) sobre
la pérdida de fuerza de los estados nacionales frente a las empresas trasnacionales
y la permeabilidad de las fronteras nacionales a las fuerzas de la globalización
(Retreat of the State), Frederickson y Smith (2003) limitan su análisis a la diplomacia en el sentido tradicional concluyendo que los problemas de la gobernanza
metropolitana son resueltos por una “conjunción administrativa.” Frederickson y
su equipo dedican su obra reciente a medir el tiempo que los servidores públicos
electos y los burócratas dedican a la conjunción administrativa en Kansas (1999 y
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2009) y a la tipología de la administración de las ciudades americanas (2004); es
decir, Frederickson et al., tal como lo hiciera en su tiempo Holden para la diplomacia tradicional, se interesan en las lecciones que pueden aprender de los problemas
y soluciones de cooperación interjurisdiccional. Con ello, sin embargo, Frederickson et al. omiten todo el desarrollo conceptual sobre “diplomacia triangular” de
Susan Strange y su potencialidad para ser adaptado al ámbito metropolitano.
Método Burke-Aristóteles en la “gramática de los motivos”
Susan Strange (1988, 1991 y 1996) propone una serie de preguntas básicas para el
estudio del sistema global similares a las que utiliza un antiguo método esbozado
por Aristóteles (Poética y Retórica) y rescatado y mejorado por Kenneth Burke
(1945) para el análisis del discurso.
Si quieres entender el mundo, tienes que hacerte estas preguntas: ¿Quién
obtiene qué? ¿Por qué la estructura es de la manera que es? ¿Cuáles son las
consecuencias? ¿Quién arriesga? ¿Quién tiene las oportunidades? ¿Quién paga?
¿Quién se beneficia? (Susan Strange, Entrevista personal, 1997).
El método de Burke-Aristóteles se conoce como “análisis pentáico” (pentadic
analysis) por apoyarse en cinco preguntas: 1) ¿qué ocurrió?, 2) ¿cuándo o dónde
pasó?, 3) ¿quién lo hizo?, 4) ¿cómo lo hizo? y 5) ¿porqué lo hizo? Estas interrogaciones se traducen en cinco categorías que definen cualquier acción humana: qué
ocurrió (acto), cuándo y dónde pasó (escena), quién lo hizo (agente), cómo o de
qué modo lo hizo (agencia), y por qué (propósito). Estas cinco preguntas comparten ciertas interrelaciones formales por ser atributos de una misma cosa o sustancia. Por la interrelación de estos elementos en la estructura de la acción, en lo que
Burke llama la “gramática de los motivos,” la respuesta a una de estas preguntas
afecta a las restantes.
En el caso del sistema económico global, los principales actores son las empresas
transnacionales y los estados nación; sus interrelaciones dan lugar a la llamada la
“diplomacia triangular” (Strange y Stopford, 1991): relación empresa-empresa,
de la que se ocupa la economía; relación estado-estado, materia de la diplomacia
tradicional; y relación estado-empresa, considerada por la ciencia política y otras
disciplinas. Es claro que el método de la diplomacia triangular no sólo identifica
los principales actores de la escena global sino que, por omisión, clasifica al resto
de los actores por su grado de participación, interés o lejanía en un caso especí132
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fico. Existen métodos complementarios que apoyan la clasificación y análisis de
la diplomacia triangular, tales como “el método Gordon de rectángulos o círculos
concéntricos” (Weiss, 1990; Gordon, 1977; Dekmejian y Simonian, 2003), la negociación por “áreas problema” (Brewer, 1992) o el “cubo de negociación” (Behrman y Grosse, 1990: Ch.1 y Ch. 8). Los enfoques complementarios sobre el interés
y desempeño de actores diversos, primarios y secundarios, tienen el inconveniente
de aplicarse al nivel de las negociaciones, en circunstancias cambiantes, sin referir
explícitamente las fuentes de poder en operación. Los métodos para el estudio de
las negociaciones entre los actores son importantes siempre que se les ubique en la
dimensión adecuada, el de la negociación y acuerdos, no en la economía política
metropolitana. Los métodos de rectángulos o círculos concéntricos, áreas problema o cubos de negociación pueden ser de gran utilidad si las relaciones entre los
actores se remiten a sus fuentes de poder, tal como lo hace el análisis de las relaciones en la “diplomacia triangular”.
Una tarea importante en el análisis de la gobernanza metropolitana es identificar
los principales actores y analizar sus relaciones. Como no hay adaptaciones del
método de Susan Strange en el nivel local se puede considerar, por ejemplo, que
hay dos actores principales que forman una diplomacia triangular: gobiernos municipales y desarrolladores inmobiliarios.5
Economía política metropolitana: de la gramática de los motivos a la gramática
de la acción social
El método de Burke-Aristóteles, originalmente apoyado en cinco preguntas: ¿qué
ocurrió?, ¿cuándo o dónde pasó?, ¿quién lo hizo?, ¿cómo lo hizo? y ¿por qué lo
hizo? puede extenderse a seis interrogantes agregando: ¿qué posibilidades tuvo?
De igual manera, a las cinco categorías respectivas (acto, escena, agente, agencia,
propósito o motivo) se suma una sexta: fuentes de poder, es decir, ¿qué hace que
los actos sean posibles?, ¿qué hace que las cosas sean como son? La pregunta
Esto no significa que no haya otros grupos locales importantes, tales como grupos ecologistas, sindicatos, universidades. La identificación y multiplicación de los actores sociales considerados depende del problema específico.
De hecho, Holden (1964), en su diplomacia metropolitana, y Frederickson y Smith (2003), en su conjunción
administrativa, restringen la identificación de sus actores principales a los gobiernos municipales. En realidad,
poco importa si la diplomacia es triangular (Strange y Stopford 1991), pentagonal (Lawton 1996) o poligonal. Lo
relevante es considerar que las negociaciones de los actores sociales expresan y modifican sus fuentes de poder.
Estas últimas, a su vez, determinan los temas de la agenda, el proceso y resultado final de las negociaciones.
5
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natural es, ¿por qué agregar una sexta interrogante? La respuesta directa es: para
llevar la gramática de los motivos a un cuerpo coherente de teoría social.6 Un tema
central en la literatura sobre el sistema global (Strange 1988 y Strange y Stopford
1991, principalmente) es el de las posibilidades de la acción (fuentes de poder). La
introducción de la sexta pregunta, al llevar la gramática de los motivos al contexto
del poder, desplaza la discusión del cómo se describen o comunican las cosas al
por qué ocurren los hechos. Por el traslado de la descripción o comunicación a
la explicación, las primeras líneas de esta sección muestran que las preguntas de
Susan Stranage son similares, no iguales a las del método Burke-Aristóteles. En
su Gramática de los motivos, Burke intuyó la economía política, pero no fue su
interés principal:
Según Aristóteles, Tales creía que “todas las cosas están llenas de Dioses.” Para
nuestros propósitos esto podría interpretarse como el reconocimiento del hecho
de que en todo hay un poder, o motivo, de algún tipo (Burke, 1945: 118).
La incorporación de las fuentes de poder como determinantes de lo posible (¿qué
posibilidades tuvo?). En los últimos veinte años, una parte importante de la literatura en la economía política internacional aborda el estudio del poder en dos
dimensiones simultáneas (Strange, 1988, 1991 y 1996; Nye 1990, 2004 y 2008): la
dimensión relacional7 (en el nivel de los actores o prácticas sociales) y la dimensión estructural (en el nivel de las fuentes de poder) (ver figura 2). Max Weber
proporciona la definición más breve y conocida de la dimensión relacional: un
actor social, A, tiene poder relacional si hace que otro actor social, B, haga algo
que no hubiera hecho en otra circunstancia (Weber, 1957: 202-203).8 John W.
Gardner (1990: 55) proporciona una definición similar para el poder relacional: es
la capacidad de modificar intencionalmente la conducta de otros. La dimensión estructural es la que determina el resultado en la dimensión relacional. La dimensión
estructural también es conocida como “bases” (French y Raven, 1959, en Shafritz
6
Se pueden agregar todas las preguntas que sean, pero por distintas razones. Siguiendo la retórica de Aristóteles,
se puede agregar una pregunta relativa a la actitud o al marco. El marco de una situación se refiere a la idea,
ideología o intención implícita en la escena: puede ser una visión del mundo, patrón de comportamiento o razón
que legitima la conducta de los actores. Un conjunto de marcos da el argumento de una narrativa; por ejemplo,
los cuatro marcos de un argumento de “satanización” o “villanización” son: 1) identificar al oponentes, 2) exagerar el poder del enemigo, 3) mostrar al oponente en situaciones completamente negativas, y 4) mostrar que el
oponente tiene motives perversos o corruptos. Generalmente este proceso se acompaña de otro de “santificación”
del “bueno” por contraste al “malo.”
7
Después de todo, el poder sólo es concebido en relación con otro (s).
8
Algunos autores atribuyen esta definición a Robert Dhal (i.e., Pfeffer, 1981, en Shafritz y Ott 1987: 310).
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Gobernanza en la administración pública
Revisión teórica y propuesta conceptual
y Ott, 1987), “fuentes” (Strange, 1988; Gardner 1990) o “recursos” (Nye, 2004 y
2008) de poder. Nye (2004 y 2008) proporciona la definición más clara de la dimensión estructural: hay sólo dos tipos de poder estructural: duro (hard) y blando
(soft). Mientras el poder duro es la fuerza y la economía; el poder blando se refiere
a los valores, el conocimiento las reglas y cualquier cosa que busque “atrapar la
mente y el corazón de la gente”9 Aunque todos los tipos de poder duro y suave
son interdependientes, algunos ejemplos representativos son Stalin o Hitler (poder
duro-fuerza), Bill Gates o Carlos Slim (poder duro-economía) y el Papa (poder
blando-valores):
El soft power es la capacidad de hacer creer a la gente que las ideas de uno son
las mejores, que nuestros valores son los adecuados. Es el poder de moldear
las ideas de la gente. Es más sutil que decir “si no me das tu dinero te mato,” o
“si no eres de esta manera te hago sufrir.” Es sobre cómo comunicamos y qué
comunicamos. Lo que comunicamos son creencias y sistemas o preferencias de
valores (Susan Strange, Entrevista personal 1997).
En resumen. Se puede colocar en un librero de tres niveles la materia tratada en las
seis preguntas anteriores: los agentes (actores) desarrollan acciones (actos o hechos) en una situación (escena), utilizando ciertos medios (agencia) para lograr sus
fines (propósitos) posibles (fuentes de poder) (ver figura 2). Estos seis elementos
son parte de un sistema interdependiente gobernado por relaciones históricas y dialécticas; históricas porque los actos del presente son consecuencia de las acciones
de ayer; dialécticas porque los actos de hoy son resultado de la acción y reacción
de los diversos agentes con intereses convergentes y/o divergentes en un momento
determinado.
¿Economía política o gramática de la acción social? La gramática de los motivos
de Burke, al agregarse un término sobre las posibilidades de la acción, se transforma en economía política más que en una gramática de la acción social10, por
dos razones:
Galbraith (1985) sugiere una clasificación parecida a la de Nye: Poder condigno (sumisión por la fuerza o el
castigo), compensatorio (sumisión por retribución) y condicionado (sumisión voluntaria à la La Boétie: por
convencimiento, persuasión, educación o compromiso social).
10
Ésta es una expresión transitoria por motivos expositivos. Expresiones equivalentes a la gramática de la acción
social serían la referida a la sociedad en general (gramática de las prácticas sociales) o a un ámbito específico
(gramática del sistema global o gramática de la ciudad).
9
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Jesús Antonio Treviño Cantú
Figura 2
Librero de tres niveles para el estudio de la gobernanza
* ¨Otros¨ incluyen actores no-gubernamentales, empresas trasnacionales y otras empresas nacionales, sindicatos, organizaciones científicas y culturales, ambientalistas.
a) La introducción del tema del poder no sólo crea un cambio cuantitativo
(en el número de preguntas), sino también cualitativo (en el enfoque del
136
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Gobernanza en la administración pública
Revisión teórica y propuesta conceptual
análisis). La economía política reinterpreta las cinco preguntas de BurkeAristóteles desde el ámbito de las fuentes de poder. La economía política
no es la simple extensión de la gramática de los motivos. Al introducir el
tema del poder en el sistema global o en la gobernanza metropolitana, la
gramática de los motivos deja de ser gramática porque sustituye el interés
por la forma con la explicación de las causas; abandona la retórica para
convertirse en economía política (metropolitana, en el caso que nos ocupa).11
b) La preocupación en la economía política es analizar por qué ocurren las cosas;
la preocupación en la gramática de los motivos es la forma en que se comunican
los acontecimientos. Cuando el interés es analizar por qué ocurren los hechos
en vez de cómo se reportan en la noticia, se abandona el análisis del discurso o
de los medios para adentrarse en el estudio de los determinantes de la realidad
social y sus procesos de estructuración. Al buscar los elementos determinantes
de una retórica de acontecimientos (i.e., los reportes que se presentan en los
medios de comunicación) nos alejamos de la gramática de los motivos para
entrar al ámbito de la economía política.
Las dos razones anteriores muestran cómo la gramática de los motivos presta a la
economía política sus cinco preguntas sin confundirse con ella. Teniendo esto muy
claro, es posible usar con toda libertad las preguntas de la gramática de los motivos
en la economía política. Una vez identificado el tema de interés, en la economía
política hay tres tareas principales: la identificación de los principales actores, de
sus relaciones más importantes y de sus fuentes de poder. La identificación de los
actores más importantes filtra en el análisis la multiplicidad de hechos irrelevantes. La razón por la que deben identificarse las relaciones más importantes de los
actores principales es la siguiente: un actor social, como un hombre singular, hace
muchas cosas y no todas ellas son congruentes o articuladas entre sí. Por eso, conviene seleccionar las relaciones y los elementos que se consideren relevantes a la
acción que se busca analizar.
Es oportuno mencionar que economía política en estas notas refiere dos ideas principales: 1) la economía política no se restringe a la economía (producción y finanzas) como fuente de poder, también están la fuerza y
el conocimiento, los valores, las ideas. Estas fuentes de poder remiten a las causas e impiden que la economía
política sea considerada una mera gramática de la acción social, gramática de las prácticas sociales o gramática
de la ciudad; y 2) la economía política fusiona dos términos que corresponden a distintos ámbitos analíticos: la
economía, que corresponde al nivel de las fuentes de poder (de las posibilidades de la acción), y la política y las
políticas de gobierno que se ubican en el nivel de los actores sociales (de la acción social). Esta fusión de términos en la expresión “economía política” permite una visión completa de la acción social y sus posibilidades, pero
frecuentemente lleva a que el lector poco cuidadoso mezcle indistintamente los efectos con las causas (confusión
de conceptos de la acción social con sus fuentes de poder).
11
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La economía política no permite la ambigüedad de términos que ocurre en la gramática de los motivos. Los actores son los únicos provistos —o carentes— de
poder. Los casos donde un actor es sustituido por una escena o un medio por un
actor no son aceptables. Esto no quiere decir que no haya análisis ingenuos o intencionados que incurran en esta práctica.
Si queremos mostrar las distintas versiones de un mismo hecho para ganar la voluntad de la audiencia, la gramática de los motivos es la más apropiada. Si queremos
analizar los acontecimientos desde las fuerzas que les dieron origen, la economía
política es la indicada. La segunda incluye a la primera y la descubre preguntando:
¿cuáles son los actores principales y cuáles sus relaciones mas importantes?, ¿qué
posibilidades reales tienen esos actores de influir en otros?
Nota final sobre la diplomacia triangular y los cuatro enfoques administrativos o gerenciales de la gobernanza metropolitana
Las secciones anteriores muestran que la gobernanza tiene distinto significado,
según el enfoque que la trate. Se muestra también que los cinco enfoques revisados buscan la buena gobernanza. En esta búsqueda, sin embargo, la consideración
de las fuentes de poder marca una diferencia clara entre el enfoque propuesto y
las cuatro perspectivas en la teoría de la administración pública revisadas en este
trabajo. Enseguida se utiliza una metáfora basada en las ciencias naturales para
ilustrar mejor esta distinción. Es oportuno recordar que la búsqueda del bien social
—como quiera que se le defina— por medio de la gobernanza puede acarrear efectos de signo contrario. A esta posibilidad bien pudiera llamársele la “paradoja de la
circularidad de las intenciones”.
Diferencias en la idea de gobernanza en las teorías de la administración pública y
la economía política ilustradas mediante la metáfora de la astronomía y la geología. La gobernanza en las teorías administrativas o gerenciales y en la economía
política es tan diferente como el contenido de la teoría de la formación del universo y de la forma de los continentes. La teoría sobre el origen del universo, en
la astronomía, responde a la pregunta sobre el inicio del universo; no responde a
cómo se formaron los continentes o cómo tomaron forma. Esto último es materia
de otra teoría, la geología. La economía política de la gobernanza metropolitana,
como las teorías de formación del universo, considera a la ciudad en un contexto
amplio: ¿por qué ocurren las cosas?, ¿quién se beneficia o perjudica? Por otro lado,
las teorías administrativas y gerenciales de la gobernanza, como las teorías sobre
138
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Gobernanza en la administración pública
Revisión teórica y propuesta conceptual
la formación de los continentes aportan algo diferente: ¿cómo hacerlo?, ¿cómo
manejar el carro?, ¿cómo administrar la ciudad? Lee el manual o aprende las lecciones de otros que lo han hecho mejor que tú. Son manuales de instrucciones para
la “buena” administración de la ciudad, sin preocuparse por entenderla o explicarla. La economía política de la gobernanza, aunque más amplia en enfoque, no
es mejor que la visión correspondiente en las teorías administrativas y gerenciales
porque responden distintas preguntas. El reclamo de Denhardt y Denhardt (2007)
de valorar a la gente sobre la productividad o la invitación de Frederickson (1999)
de tomar a las áreas metropolitanas como el mejor referente empírico para el desarrollo de una teoría de la gobernanza basada en la conjunción administrativa son
importantes en el nivel de las prácticas sociales. Estas prácticas, recordemos, se
realizan a través de instituciones y procesos que representan la gobernanza en los
enfoques administrativos o gerenciales. Los enfoques gerenciales, sin embargo,
son de poca utilidad para explicar las consecuencias o las razones del ejercicio de
poder en la sociedad.
Paradoja de la circularidad de las intenciones: ceteris paribus, la búsqueda de un
bien propicia el efecto contrario. El Banco Mundial (bm) destaca entre los organismos internacionales que utilizan la palabra gobernanza para señalar una serie
de fallas en los gobiernos nacionales sin pecar, al menos en apariencia, de intervencionistas. Para el bm, la gobernanza es el conjunto de tradiciones e instituciones por las que se ejerce la autoridad en un país. Esta definición, en un enfoque
más cercano a la nueva gerencia pública que al nuevo servicio público, incluye el
proceso de selección, monitoreo y reemplazo de los gobiernos, la capacidad del
gobierno para formular e implementar políticas importantes, así como el respeto
de los ciudadanos y del estado por las instituciones que regulan las interacciones
económicas y sociales (Kaufmann, Kraay y Mastruzzi, 2009: 5). El redescubrimiento y adaptación de una sola palabra que combina todos estos elementos es
una alternativa diplomática excelente para señalar eufemísticamente situaciones
de corrupción o necesidades de reformas políticas y sociales. Sin embargo, las
recomendaciones para mejorar la posición en los indicadores de la buena gobernanza deben tomarse con cautela porque pueden generar situaciones indeseables
o contrarias a las esperadas (Hewitt, 1998). La buena gobernanza (o gobernanza
democrática, como prefiriere denominarla Gore en su National Performance Review y Denhardt y Denhardt, 2007), se promueve fortaleciendo la sociedad civil.
Este fortalecimiento es condición indispensable para lograr la descentralización y
la administración participativa o participación ciudadana en la toma de decisiones
(Maheshwari, 2002: 240-242). En muchos países subdesarrollados, sin embargo, el
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apoyo indiscriminado a la sociedad civil debilita en vez de fortalecer las bases de
la democracia. La sociedad civil en los países pobres la constituyen organizaciones sociales que existen como estrategia de sobrevivencia. Sería absurdo suponer
que los incentivos a estas organizaciones, aunque buenos para mitigar el hambre,
llevan a una buena gobernanza. En otros casos, especialmente en países con guerra civil reciente, la sociedad civil es un grupo muy heterogéneo entre los que se
cuentan los traficantes de armas y drogas, torturadores y personas acostumbradas
a la violencia o dominadas por el odio étnico (Hewitt, 1998).
Además de las situaciones anteriores, en el espíritu de la economía política metropolitana en este artículo, la evaluación de términos que implican acción, tales
como gobernanza, revolución o democracia, debe remitirse tarde o temprano a
los resultados. Los individuos convocados en nombre del valor normativo de un
concepto debieran correr a esconderse porque no sólo no podrán negarse al llamado, sino que cualquier indicio de resistencia o rebeldía se convierte en falta
capital. ¿Quién osaría resistirse a la petición de la defensa de la revolución o al
fortalecimiento de la democracia y sus instituciones? Sin embargo, si los conceptos normativos fueran revisados por los resultados, la verdadera naturaleza de la
convocatoria queda al descubierto: revolución (escoja cualquiera) sería el movimiento armado donde la mayoría se mata entre sí para el beneficio de la minoría.
Del mismo modo, democracia (escoja cualquiera) sería el gobierno donde las minorías hacen creer a la mayoría que ella es la que gobierna; de no ser así, por la
magnitud e intensidad de la pobreza en muchos países democráticos, tendríamos
que redefinir a la democracia como el gobierno donde la mayoría gobierna contra
sí misma y para el beneficio de la minoría.12 Generalmente, se convoca a los individuos en nombre de un valor normativo o social para el beneficio particular o
minoritario. Lo que interesa resaltar, en todo caso, es la existencia de una literatura
importante que mide e incentiva la buena gobernanza o la gobernanza democrática
por las condiciones favorables o adversas para la participación de la mayoría, independientemente de la apropiación relativa de los beneficios. Esta actitud puede
llevar a la paradoja de que la búsqueda de la buena gobernanza sea el resultado de
situaciones antidemocráticas que intentan legitimarse o, en otros casos, provoque
y oculte esas situaciones. Esta paradoja es fácil de explicar en el marco de la eco12
El gobierno de la minoría con investidura de mayoría no es la única distorsión de la democracia. También existe
el riesgo de que la masa o chusma gobierne suprimiendo el derecho de las minorías (oclocracia), señalado por
Polibio. Aún en el mejor de los casos, el gobierno de la buena democracia, de la mayoría con respeto de las minorías, tampoco es perfecto y hace que la democracia sea la “peor forma de Gobierno exceptuando las demás”
(atribuida a Churchill), la menos mala.
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Gobernanza en la administración pública
Revisión teórica y propuesta conceptual
nomía política presentado en este artículo: Las acciones que no lleguen al nivel de
las fuentes de poder y propicien reacomodos favorables a la buena gobernanza en
el nivel de las prácticas sociales terminan por fortalecer la situación que pretenden
superar. Los representantes de una sociedad que tengan claro esta lógica no se
dejarán engañar por recetas internacionales que representan intereses particulares,
resistirán la adopción nacional acrítica de políticas públicas de moda y dudarán
de la retórica numérica de los reportes públicos. Por esta razón, el conocimiento y
difusión del marco propuesto en este trabajo es también útil a la construcción de
una buena gobernanza.
Cuadro 1
Enfoques y marco conceptual propuesto para el estudio de la gobernanza
Gobernanza
como
1. Administración
pública tradicional
(apt), (autores
clásicos, antes de
1968)
2. Nueva gerencia
pública (ngp)
(Kettl 2002)
3. Nuevo servicio
público (nsp)
(Denhardt y
Denhardt 2007)
¿Qué es la gobernanza?
Problemas
Es el diseño e implementación
de políticas dirigidas a objetivos
específicos, políticamente definidos
desde el gobierno.
Los deseos sociales son interpretados
e integrados en la política pública por
expertos al servicio del gobierno, no
por la participación ciudadana.
i) Concepto de gobernanza muy
estrecho.
ii) Las bases ideológicas de la ngp
La adopción de valores y prácticas
se contraponen al papel cultural y
empresariales por el sector público.
filosófico de la democracia (ver los
enfoques nsp y ca).
Son las tradiciones, instituciones y
procesos que determinan el ejercicio
del poder en una sociedad, incluyendo
cómo se toman las decisiones en
asuntos de interés público y cómo
los ciudadanos participan en las
decisiones públicas.
Sólo es real como planteamiento o
propuesta social. La multiplicación o
¨sobrecarga¨ de actores no garantiza
que se resuelvan los problemas y
dificulta saber quién está a cargo o con
quién realizar acuerdos generales.
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Continuación cuadro 1
Gobernanza
como
4. Conjunción
administrativa
(ca)
(Frederickson
1999)
5. Economía
política
(ep)
¿Qué es la gobernanza?
Es el arreglo y carácter horizontal
de la asociación formal e informal
entre los actores que representan
unidades, con una conducta pública
y administrativa interconectada.
Problemas
i) La política en cualquier
jurisdicción puede crear fuerzas que
se contrapongan a la cooperación.
ii) Existen riesgos de colisión de
personalidades entre los jefes de los
departamentos.
iii) No hay investigación satisfactoria
al nivel urbano, regional o
subnacional.
Son instituciones y procesos que
tienen que ver con el ejercicio
del poder en la sociedad. Los
Sólo hay ejemplos completos en
determinantes de este poder se
el nivel internacional (Strange y
remiten finalmente a la economía,
Stopford 1991).
la fuerza, y los valores, creencias y
costumbres.
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Contaduría y Administración, No. 233, enero-abril 2011: 121-147
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