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Sobre la producción de la teoría darwinista

1984, Actas Ii Congreso De La Sociedad Espanola De Historia De Las Ciencias Jaca 27 De Septiembre 1 De Octubre 1982 Vol 1 1984 Isbn 84 398 1449 6 Pags 365 370

La realización de esta comunicación responde a diferentes causas. En primer lugar, sumarme al homenaje, que representa este Congreso, a la figura de Charles Darwin, en el centenario de su muerte. Por otra parte, supone un intento de aplicación de nuestra concepción de la historia de la ciencia, que he expuesto en la comunicación Historicidad e historicismo de la Ciencia. Notas para una teoría histórica de la Ciencia, en este mismo Congreso, a la Biología, mostrando de esta manera las posibilidades de nuestra posición. Hay que advertir claramente que éste no es mi campo de trabajo, por lo que nos movemos a un nivel superficial, pero que no cabe duda, que puede sugerir soluciones a problemas de la historia de la Biología y, plan

COMUN'IICAGl[e)PJSOBRE LA PRODUCGION DE L A TEORIA DARWINISTA Manuel del PINO BERENCUEL ~isico.Almería. La realización de esta comunicación responde a diferentes causas. En primer lugar, sumarme al homenaje, que representa este Congreso, a la figura de Charles Darwin, en el centenario de su muerte. Por otra parte, supone un intento de aplicación de nuestra concepción de la historia de la ciencia, que he expuesto en la comunicación Historicidad e historicismo de la Ciencia. Notas para una teoría histórica de la Ciencia, en este mismo Congreso, a la Biología, mostrando de esta manera las posibilidades de nuestra posición. Hay que advertir claramente que éste no es mi campo de trabajo, por lo que nos movemos a un nivel superficial, pero que no cabe duda, que puede sugerir soluciones a problemas de la historia de la Biología y, plantear otros nuevos. Por esta razón, no realizo investigación directa, sino que, aprovecho los trabajos de otros autores, reinterpretándolos en mi problemática; lo que explica el continuo recurso que hago a citas de autores. Antes de nada, vamos a ver las explicaciones que se dan sobre la constitución de la teoría darwinista. Normalmente, se distinguen dos problemas: ¿por qué Darwin se hace evolucionista?, por otra parte, ¿cómo descubrió el mecanismo de la evolución?. Las respuestas a estas cuestiones es casi unánime: por un lado, Darwin se hizo evolucionista por las observaciones biogeológicas realizadas durante un viaje en el Beagle y, gracias o no, a la lectura de los Principles of Geology de Charles Lyell; por otra parte, el descubrimiento del mecanismo de la evolución, se hace posible por la observación de la selección artificial y/o la lectura de An Essay on the Principie of population de Thomas Robert Malthusl. Desde nuestro punto de vista, esta es una explicación que podemos calificar de lectura directa del Origen de las Especies y demás libros realizados por Darwin, y no difiere demasiado de la propia interpretación que, sobre si mismo y su obra, nos da Darwin. 366 Manuel del Pino Berenguel Ahora bien, es sabido que la lectura directa presenta un grave inconveniente: el de no diferenciar -y por consiguiente confundir- la interpretación que da el autor de lo que hace, con lo que realmente hace, o, en otras palabras, es considerar que el autor no tiene ideología y que por lo tanto, d a una visión imparcial de su quehacer. (Por otra parte, la lectura directa sólo es posible a partir de unos determinados presupuestos, pero esto ahora no nos interesa). Consideramos esta explicación independientemente de cómo se haya realizado, como portadora de hechos reales, pero no los explica; es cierta pero incompleta. Porque en efecto, en su viaje en el Beagle, observó muchos problemas geobiológicos; en efecto, observó la selección artificial; en efecto, leyó a Lyell y a Mallthus; y, en efecto, todo esto hizo que se hiciera transformista y creara la teoría de la selección natural. Pero se h a perdido de vista lo esencial: lo realmente importante y trascendental de todo esto es la problemática ideológica (inconsciente) desde la cual, Darwin vivió e interpretó todas estas experiencias. Es esta problemática la que determina la postura de Darwin sobre estos hechos. Olvidar ésto es introducirse en un ''p~i~o1ogi~rno histórico'' que no nos explica nada, haciendo de la historia una sucesión de azares. Esto lo ve muy bien Camille Limoges cuando nos muestra: "No era necesario que Darwin o Wallace elaboraran su teoría para que surgiera; pero era necesario que la configuración conceptual de la historia natural de la época se modificara a partir del momento en que los trabajos de biogeografía producían resultados inconciliables para las mentalidades formadas en la teología natural inglesa- con la teoría admitida de Ia adaptación de los organismos a su medio. La teoria llamada darwiniana es el resultado de trabajos en la configuración teórica particular de la practica científica de los natualistas ingleses de Ia primera mitad del siglo XIX, al encuentro de las nuevas i~ivestigacionesen biogeografía. El acto científico que produce esa teoria no tiene su razón de ser en una subjetividad"2. Todo ésto es verdad. Pero se queda aún corto. Porque ¿qué es lo que hace que surja esta biogeografía en sus resultados contradictorios con la teología natural?, ¿y por qué en Inglaterra y no en Francia?, ¿y por qué en ese momento y no un siglo antes?. Por otra parte, hay otros problemas que no se plantea Limoges: ¿cómo se explica que el darwinismo esté apareado con unas determinadas ideologías?, ¿es la Biología quien se apoya en ellas? o por el contrario, jellas las que se apoyan en la Biología.. .?. Una opinión generalmente aceptada es que la Biología no se constituye como ciencia hasta que Darwin realiza su teoría. Pensadores tan diferentes como el filósofo de la Biología, netamente empirista, Michael Ruse-', hast a un historiador antipositivista como Limoges4, estdn de acuerdo en este punto. Este hecho no s6l0 se reconoce actualmente, sino que, también en Comunicación sobre la producción de la teoría darwinista 367 el siglo pasado se tenia conciencia de este hecho, como nos muestra un defensor del darwinismo en España, Rafael García Alvárez, en su obra Estudio sobre el transformisrnos. Esto constituye, pues, un síntoma suficientemente fuerte como para llevarlo a forma de proposición, trasladándolo a nuestra problemática: La Biología se constituye al hacerlo las relaciones de la fase clásica del capitalismo. Lo que tenemos que ver ahora es ¿qué tienen las relaciones de la fase clásica que hacen surgir a la Biología con sus peculiares características?. La característica más notable de la fase clásica es la implantación de la maquinización industrial. Para que se pueda realizar esta maquinización se tiene que producir una "normalización" en todos los aspectos del proceso productivo: hay, por tanto, una necesidad de normalizar tanto los instrumentos de trabajo como la fuerza de trabajo. Esta va a tener dos aspectos distintos: normalización ideológica y normalización orgánica, como se desprende de los análisis de Georges Canguilhems. Pues bien, es esa necesidad de normalización orgánica -debida a las relaciones sociales de la fase clásica y no de otras- la que va a hacer aparecer a la Biología como ciencia autónoma y diferente a la Física y con sus propias peculiaridades, cuyo dominio de aplicación será, como nos muestra M. Pécheux, "la práctica médica definida como conservación y adaptación de la fuerza de trabajo"'. Y ésto, ¿por qué es así?. Veamoslo. Canguilhem nos muestra: "El concepto de norma es un concepto original que no se deja reducir -en fisiología más que en ninguna otra parte- a un concepto objetivamente determinable por métodos científico^'^^. Entonces, nos encontramos que la Biología tiene que responder a una exigencia imposible de cumplir, cosa que no le sucede a la Física. Y es esa exigencia la que constitutivamente hacer marchar a la biología. Ahora podemos comprender, claramente, quizá con un significado diferente al que le da él mismo, las afirmaciones de Georges Canguilhem: "El vitalismo es simplemente el reconocimiento de la originalidad del hecho vital ... y una exigencia más que un métodoHg.Igualmente podemos comprender lo que nos dice Francois Jacob: "Hasta finales del siglo XVIII rio existe una frontera clara entre los seres y las cosas"10, o lo que dice el propio Canguilhem: "Es un hecho que la denominación de vitalismo conviene, a título aproximativo y en razón del significado que ha tomado desde el siglo XVIII, a toda Biología preocupada por su independencia en cuanto a las ambiciones anexionistas de la ciencia de la materia"" que concuerdan perfectamente con las consecuencias de nuestras proposiciones y que hace comprender por qué estos autores piensan -y nosotros con ellos- que 368 Manuel del Pino Berenguel es el vitalismo la ideología progresiva en biología y no el mecanicisrno como cree, por ejemplo, C.U.M. Smith12. Así pues, el vitalisrno -como la Biología- es una consecuencia de la necesidad de normalización de la fuerza de trabajo; se establece, por tanto, al hacerlo las relaciones de la fase clásica. Como consecuencia, el vitalismo no es una reducción de la extensión del animismo (propio de la transición), como creen mrlchos de los que ven la historia del pensamiento separada de la historia material y que podemos observar por ejemplo en Jacques Monod13. Pero lo fundamental de todo esto es, como señala Michel Pecheux, que: "La organización de las relaciones sociales plantea a la biologia un problema que ésta no puede resolver científicamente, lo que no significa que deje de intervenir de manera activa en esta cuestión bajo la forma de una reinscripción ideológica en la coyuntura de las ciencias h~rnanas"'~.¿Que quiere decir ésto?. Sencillamente, que hemos resuelto el problema de la relación entre las ideologías prácticas y la teoría de la biología: La exigencia que pesa sobre la biologia hace que sus conceptos se deriven -y hagan derivar- de nociones de la ideología social. Ya no podemos decir que Darwín logró realizar su teoría de la selección natural por la influencia de la ideoIogía progresisia del 5iglo XIX 91-aciasa la lectiira dc Malthus; considerando, así la teoría científica coiisecucncia de la ideología. Tainpoco podemos decir que, por ejemplo Hitler se apoyó en una teoría científica, como es la de Darwin, para justificar sus posiciones políticas; considerando, así la ideología como consecuencia de la ciencia. Se trata de que, por su especial constitución, las teorías biológicas llevan constitutivamente elementos de las ideologías practicas, y esto tanto ayer como hoyi5. Se acaba así la eterna discusión de qué fue antes: la gallina o e2 huevo. El problema de por qué la constitución de la ciencia biológica se realiza en Inglaterra y no en otro sitio es ahora, a la vista de nuestras pi-oposiciones, relativamente sencillo de aclarar. Es allí y no en otro sitio donde se realiza la revolución industrial en su forma más pura, desapareciendo por cornpleto la pequeña producción, convirtiéndose en el país dominante y predominando la ideología estrictamente burguesa (el empirismo). Es lógico, pues, pensar que es allí donde más posibilidades había para que surgiera la biología. El hecho de que el terreno de la ruptura, como nos señalaba CamiIle Límoges, sea el de la Teología natural queda también explicado. Se debe a que en Inglaterra, y debido a las características especiales con las que se realiza allí la transición del feudalismo al capitalismo (es la misma nobleza quien capitalizando sus tierras toma las riendas de la transición en favor del ca- Comunicación sobre la producción de la teoría darwinista 3 69 pitalismo), se produce una persistencia del animismo de la transición en la fase clásica; y es precisamente en este animismo donde se apoya la teología natural. Además podemos comprender el significado que adquiere la polémica darwinismo-antidarwinismo en Inglaterra. Se trata del reflejo de lo que ocurre en otro sitio: la lucha entre la figura del gentleman y del snob basados en relaciones de belleza del alma, y la de los empresarios pragmáticos dedicados a obtener provecho de todo; lucha entre el animismo (inglés) y el empirismo; lucha, en definitiva, de las relaciones sociales propias de la fase de la transición y las propias de la fase clásica que se ponen de relieve a todos los niveles16. En Francia, la situación es diferente: la revolución francesa confirma definitivamente los cimientos de la pequeña producción; como consecuencia la revolución industrial no tiene el mismo sentido que en Inglaterra, IIO dándose la mecanización a gran escala. Esto hace que el vitalismo no sea dominante en Francia; así, Lamarck no es vitalista, como señala Camille Limoges y confirma Pierre Thuillier17. De ahí también que Cuvier, conociendo datos geobiológicos, realizara su teoría de las catástrofes dominando el campo de los naturalistas franceses con tanta solidez. En España, el poder político e ideológico corresponde a la nobleza feudalizante, y no se ha realizado la revolución burguesa, tal como señala Diego Nuñez18. Domina una ideología sustancialista-organicista feudalizante, que no deja a la burguesía española establecer un nivel ideológico propio y autónomo a pesar de los intentos liberalistas. Así pues, la polémica darwinistaantidarwinista tiene un significado totalmente diferente que en Inglaterra: Allí todos son burgueses, aquí dominan los feudalizantes y los burgueses luchan por salir a flote. Pero todo ésto lo van a explicar mejor otros compañeros. NOTAS 1 De estos planteamientos podemos encontrar numerosos ejemplos. Así Faustino Cordón en la introducción de DARWIN, Ch.: El origen de las especies; Madrid, Edaf. (1980); págs. 18-19; FARRINGTON, B.: El evolucionismo Barcelona. Laia. (1979), 2a edición; págs. 45 y SS.;QUERNER H.: El descubrimiento de Darwin en QUERNER, H . y otros: Del origen de las especies; Madrid, Alianza Editorial, (1 980), pdgs. 60-61. 2 LIMOGES, C.: La seleccidn natural; México, siglo XXI, (1976), pág. 158. 3 RUSE, M.: Lafilosofía de la Bic~logía;Madrid, Alianza Editorial (1979), p8g. 10. 4 Op. Cit.; pág. 157 op. cit., pag. 157. 5 GARCIA ALVAREZ, R.: Estudio sobre el transformismo: Granada, Imprenta de Ventura Sabatel (1883), pág. 368. 370 Manuel del Pino Berenguel 6 "Normal es el término mediante el cual el siglo XIX va a designar el prototipo escolar y el estado de saluda orgánica", GANCiUILHEM, G.: L o n o r ~ ? ~ alo l j patológico; ) Buenos Aires, siglo XXI (1971), pág. 185. 7 PECHEUX, M.: Ideología e historia de las ciencias en FICHANT, M. Y PECHEUX, M.: Sobre la historia de las ciencias; Buenos Aires, siglo XXI, (1975), 2a. edicibn, p8g. 42. 8 Op. cit. pág. 176. 9 El conocimiento de la vida; Barcelona, Anagrama, (1976), pág. 100. 10 La lógica de lo viviente; Barcelona, Laia (1973), pág. 42. 11 Op. cit., pág. 96. 12 SMITH, C.U.M.: El problema de la vida; Madrid, Alianza Editorial (1977). 13 MONOD, J.: El azar y la necesidad; Barcelona, Tusquets Editores (1981); pdg. 37. 14 Op. cit., pág. 43. 15 La ideología influyente hoy día en la biología es la ideología de la comunicación. Ver Pécheux en la obra citada, pág. 40 y RODRIGUEZ, J.C.: Ideologla y lingüistica teórica (de Saussurr. o Chomskyl en Gaceta Literaria, núm. 1, (mayo 1973), págs. 11-13. 16 Para todo lo que tiene que ver con la transición ver: RODRIGUEZ, J.C.:Teoria e hatoria de la producción ideológica; Madrid, Akal(1974) y POULANTZAS, N.: Poder politico y clases sociales en el estado capitalista; Madrid, siglo XXI de EspaAa (1976), 4a. edicicin. págs. 212-233. 17 LIMOGES, en op. cit. y THUILLIER, P.: La Manipulacidn de la Ciencia;Madrid, Fundamentos (1975), pág. 152. 18 NUÑEZ, D.: El darwinismo en Espaiia; Madrid, Castalia (1977).