Temprano me despierta el gallo cada día; y gallinas y perros lugareños... Tardío me adormece cada noche el frescor de los cielos estrellados, limpios de nubes y de mala ralea... Si acaso, la luna que se oculta entre sus montañas más hermosas y elevadas...
Y me creo en un paraíso; aislado, ajeno y solo; sí, pero libre y honesto con el mundo que me rodea.
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