"Creó, pues, Dios al hombre a imagen suya: a imagen de Dios les creó; los creó varón y hembra. Y les echó Dios su bendición y dijo: Creced y multiplicaos y henchid la tierra y enseñoreaos de ella, y dominad a los peces del mar y a las aves del cielo y a todos los animales que se mueven sobre la tierra". (Genesis, I. 27)
Lilith, aquella que surgió al mismo tiempo que Adán de las manos del Creador es, según el mito, una criatura espontánea y libre, de fascinante belleza, que posteriormente se convirtió en un ente maléfico, en un ser de la oscuridad pero que, en todo caso, guarda en sí, como símbolo, un sentido que la emparenta con la Gran Madre de las civilizaciones antiguas, sobre todo en su aspecto tenebroso.
Adán y Lilith nunca hallaron armonía juntos, pues cuando él deseaba tener relaciones sexuales con ella, Lilith se sentía ofendida por la postura acostada que él le exigía. «¿Por qué he de acostarme debajo de ti? —preguntaba—: yo también fui hecha con polvo, y por lo tanto soy tu igual». Como Adán trató de obligarla a obedecer, Lilith, encolerizada, pronunció el nombre mágico de Dios, se elevó por los aires y lo abandonó.
Está feo, desde este contexto, tener la osadía de querer asemejarse al varón reclamando paridad con el mismo, discutir el rol a tomar respecto a éste, desobedecer las órdenes del Hacedor con tanto atrevimiento, abandonar el Paraíso…
Lilith rompió con lo estipulado por el Creador para la raza humana. Quebrantó lo establecido, se querelló contra el orden natural de las cosas, abandonado el lugar propio de la Humanidad, transgredió los límites impuestos a los seres humanos (algo que también hizo Eva en su momento) y por ello se colocó fuera del mundo de los hombres y se convirtió a sí misma en apátrida, en exilada, en extraña…
Su situación de primera mujer antes del nacimiento de Eva la presenta como un ser previo a la adquisición de la conciencia humana, como un representante de una "humanidad previa"; por decirlo así, un grupo de seres anteriores a la humanidad que todos conocemos y de la cual todos participamos en la actualidad.
El simbolismo de Lilith, por tanto, apuntaría a un momento previo al actual orden social patricéntrico que ha prefijado determinadas pautas de relación entre hombres y mujeres. Y por "actual" entendemos vigente, en el sentido de que corresponde a unos códigos todavía en uso en los patrones culturales judeo-cristianos y en las sociedades a ellos adscritas; códigos que se remontan a los orígenes mismos de esta tradición. No hay más que ver cómo ha "desaparecido" Lilith, cómo aparece Eva en el Génesis, la interpretación y la divulgación tan particular que durante siglos se ha hecho de los actos de nuestra primera madre como portadora del mal y fuente del pecado para la Humanidad, además de las consecuencias sociales e individuales provocadas con tales transmisiones.
Adán se traduce literalmente como "Humanidad". Mitológicamente, él representa a hombres y mujeres, jóvenes y ancianos. Es, basicamente, civilización. En la psicología Cabalística, Malkuth se refiere al consciente. Así, Adán representa la conciencia, el ego. Adán funciona como eso que impulsa a comportarse de manera adecuada. Lilith, creada junto a él, es la sombra misma. Es el inconsciente, esa parte de nosotros animal, insolente, incivilizada, pasional, y basicamente natural. Ella es sexo. Ella es todo lo que la (enferma) sociedad rechaza; una sociedad que ha sido enseñada durante muchos años a reprimir lo que es natural y disfrutable. Eva es también nuestro inconsciente. Pero es muy pequeña en nuestros yoes internos comparada con la parte consciente aparentemente dominante. Ella no tiene voluntad propia —siendo parte entera de Adán. Ella es esa parte de nosotros, que como personas civilizadas, mostrarémos a los otros. Eva es lo que ha sido programado en nosotros como "aceptable". Ella es la parte polar opuesta de Lilith. Eva y Lilith forman juntas entera la parte del yo interno.
Por ejemplo, la insistencia de Adán de acostarse con Lilith en la posición del misionero se vuelve el intento de la mente civilizada de reinar y suprimir al animal interior, —ser superior a el. El vuelo de Lilith del Edén hacia la cueva, es el destierro de nuestros instintos animales naturales hacia regiones oscuras de nuestras mentes. Incluso cuando Adán quiere que vuelva, es demasiado tarde y el daño ya está hecho. ¿Qué daño es éste? Lilith dió a luz a miles de demonios niños. Esos demonios nacen dentro del camino cerrado y partes olvidadas de nuestras mentes. Incluso cuando intentemos, como los ángeles, cazar y matar a cuantos podamos, la marea es muy grande para contrarestarse; hemos suprimido eso que no debe suprimise. Lilith, en su oscuridad, ha hecho crecer las garras del búho. Lilith ahora tiene los medios y motivos para desgarrarnos en pequeñas trizas. Antes de que sea ultimada, se deslizará de regreso en nuestras mentes, —como la Serpiente en el Jardín. Nuestro conciente no lo verá llegar; mientras estemos ocupados día a día con nuestras intranscendencias, Lilith estará hablandole dulcemente a Eva hasta dar la mordida fatal. Nos atacará por debajo de la superficie, en esa parte de nosotros que ya hacía tiempo pensábamos conquistada. En un momento nos escontraremos de repente en colapsos, arranques, y caos. Habremos experimentado la caída de la gracia.
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