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Instrúyanse, porque tendremos necesidad de toda vuestra inteligencia. Agítense, porque tendremos necesidad de todo vuestro entusiasmo. Organícense, porque tendremos necesidad de toda vuestra fuerza.

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Instrúyanse, porque tendremos necesidad de toda vuestra inteligencia. Agítense, porque tendremos necesidad de todo vuestro entusiasmo. Organícense, porque tendremos necesidad de toda vuestra fuerza.

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28/1/15

JUDÍOS EN ARGENTINA Y EXTREMA DERECHA







"Argentina’s Jews are serving the far right’s silent revolution"

I ask myself how these wise and good-hearted people could have fallen into a trap and wound up on the same side as the country’s fascists.

http://www.haaretz.com/opinion/.premium-1.639110


TRADUCCIÓN: 

"Judios de la Argentina están sirviendo a la revolución silenciosa de la extrema derecha".

Me pregunto cómo estas personas sabias y de buen corazón podrían haber caído en una trampa y terminan en el mismo lado que los fascistas del país...





nota completa traducida de Meir Margalit :

«Una vez más se demostró que en la Argentina la verdad es más extraña que la ficción. Lo que parecía una teoría conspirativa tomó forma real; quién sabe qué está tramando el monstruo. Vuelven fuerzas oscuras del pasado, deseosas de cobrar venganza de la familia Kirchner porque el fallecido presidente Néstor Kirchner, esposo de su sucesora Cristina Fernández de Kirchner, los llevó a juicio por crímenes contra la humanidad.

»Hace cerca de una semana escribí en la edición en hebreo de Haaretz que el asesinato del fiscal Alberto Nisman olía a una oportuna conspiración de derecha, apañada con ex agentes policiales y militares, para tumbar al Gobierno y destruir la democracia argentina, todavía endeble después de 30 años.

»En efecto, mientras se va filtrando la información se fortalece la conclusión de que la Argentina atraviesa un intento de “revolución”. Es ésta una revolución elegante, sofisticada y refinada. No se lleva adelante con tanques o ataques a la Casa Rosada, la Casa Blanca de la Argentina, sino fomentando el tipo de caos social y económico que tumbó al presidente chileno Salvador Allende en 1973, método que Naomi Klein describió tan bien en su libro La doctrina shock.

»Y aquí, entre toda la conmoción, humo y desinformación, asoma la conexión judía –principalmente porque el asunto gira en torno del ataque terrorista de 1994 contra el centro comunitario judío AMIA de Buenos Aires– y las 85 víctimas enterradas debajo. En segundo lugar, el periodista Damián Pachter, que dio la primicia de la muerte de Nisman recibió amenazas de muerte y se fue a Israel, dejando tras de sí una serie de especulaciones sobre sus razones.

»Peor aún es el papel que sin querer está jugando en este lamentable asunto la comunidad judía, mientras protesta contra el acuerdo que firmó la Argentina con Irán en lo que considera un intento de absolver a Teherán de su responsabilidad por el ataque terrorista. 

»El acuerdo es sin dudas controvertido y problemático, pero no se compara con los acuerdos de venta de armas de Israel a la Argentina durante la dictadura que comenzó en 1976. En los años ’70, el número de judíos asesinados por la Junta con armas israelíes fue varias veces superior al número de judíos asesinados más tarde por los secuaces de Teherán en Buenos Aires.

»Y la comunidad no nota que la ultraderecha se está montando en la protesta legítima para construir los fundamentos de la revolución desde su crítica. No sólo esta intentona no sirve a los judíos, sino que no hay que ser historiador para saber que tarde o temprano apuntará contra ellos.

»Nisman, asesinado hace una semana, es un ejemplo del drama judío en la Argentina. Estaba infectado por la obsesión con Irán que infectó a toda la comunidad. Estaba alimentado por materiales que le proporcionaba Israel (según medios locales) y fue usado por la derecha para impulsar una revolución que probablemente nunca quiso. Al final, pagó con su vida.

»Esta es la historia de los judíos argentinos en pequeña escala. Me pregunto cómo esta gente inteligente y de buen corazón pudo haber caído en una trampa para terminar del mismo lado que los fascistas de la Argentina.

»Si no fuera suficiente, está la conexión israelí. Israel se ha convertido en un actor del drama argentino, y no trabaja para la empresa de producción adecuada. Los argentinos creen que le dio información de Inteligencia a Nisman, y ahora el periodista que dio la primicia encontró refugio allí.

»Israel probablemente no esté directamente involucrado en el asunto, pero los argentinos lo ven como un jugador extremadamente poderoso que complica las cosas fundamentalmente por dos razones: por un lado, porque es una oportunidad de pegarle a Irán; por otro lado, porque Israel tiene cuentas pendientes con los gobiernos latinoamericanos de “izquierda” que abrazaron a los palestinos y votaron contra Israel en la ONU.

»Aun si la teoría es exagerada, las dos razones parecen lógicas. En lo que concierne a Israel, la derecha argentina es más sionista que el actual gobierno, y ésa es razón suficiente para acelerar un cambio de régimen.

»Y así los judíos argentinos, cuyo dolor es real, se convirtieron en peones en manos de intereses extranjeros que no tienen nada que ver con ellos. Peor aún, son funcionales a un proceso histórico orquestado por fuerzas a las que no sólo no les interesan los judíos, sino que ajustarán cuentas con ellos a la primera de cambio.

»Irónicamente, pareciera que los judíos argentinos que la semana pasada salieron a la calle con carteles que decían “Somos Nisman” sabían de qué estaban hablando».



Meir Margalit es Coordinador de la oficina de América latina en el Foro de Organizaciones de Paz. Encabeza el Centro para el Progreso de Iniciativas de Paz. Nota publicada ayer en el diario israelí Haaretz, donde también había salido la columna de Damián Pachter.




5/9/13

TODO SE PUEDE ESPIAR






Una nueva publicación de Wikileaks muestra hasta qué punto las nuevas tecnologías de espionaje masivo vulneran todas las barreras posibles del derecho a la privacidad. Se trata de la publicación de unos doscientos documentos de unas 80 empresas de la industria privada del espionaje y muestran que las nuevas tecnologías permiten espiar en tiempo real las comunicaciones de millones de personas. Programas ocultos (o “pasivos”, en la jerga) que reconstruyen al instante conversaciones de Facebook, MSN o WhatsApp, sin que se enteren ni el usuario ni el proveedor. Software que permite no sólo interceptar y grabar una conversación sino también al mismo tiempo identificar quién está hablando y desde dónde. Troyanos que infectan computadoras para robarles sus comunicaciones secretas y claves de encriptación. Todo lo que uno hace con el celular, Internet, handy o teléfono satelital, o sea todas las comunicaciones. Todo puede ser interceptado y, en algún lugar del mundo, está siendo interceptado. Ni siquiera se salva la conversación cara a cara, porque hoy se ofrecen al mercado poderosos micrófonos para escuchar a cualquiera en cualquier lado. Hasta venden equipos para pinchar satélites.

Los documentos, que fueron analizados en una investigación conjunta entre Wikileaks y 19 medios del mundo, entre ellos Página/12, muestran que no hay defensa contra las nuevas tecnologías de espionaje masivo disponibles en el mercado. Se trata, además, de una industria opaca y prácticamente sin control, que ofrece desde misiles hasta celulares para fuerzas especiales en zonas peligrosas, con botones de pánico conectados a un GPS, y sensores para detectar y enviar una señal si el usuario del celular está muerto. Al ser una industria privada, no tiene control estatal y al no cotizar en Bolsa no tiene el control público de las grandes empresas, aunque prácticamente sus únicos clientes son gobiernos y grandes empresas de telefonía e Internet.

“La industria de la vigilancia corporativa trabaja codo a codo con gobiernos en todo el mundo para permitir el espionaje ilegal de ciudadanos”, dijo Julian Assange, director de Wikileaks, acerca de la nueva publicación, llamada “Los archivos de los espías”, que a partir de hoy estará disponible en el sitio de Wikileaks (www.wikileaks.org). “Con poca supervisión y sin regulaciones mandatorias este abusivo espionaje de redes nos cubre a todos contra nuestra voluntad, y, muchas veces, sin nuestro conocimiento. Wikileaks se ha comprometido a exponer y educar acerca de esta industria, con el objetivo de que juntos podamos generar el conocimiento y las herramientas para protegernos de su mirada.”

Entre los documentos más destacados hay un contrato para instalar el programa FinFly en la central telefónica de la ex república soviética de Turkmenistán. El programa permite infectar computadoras con un troyano que se baja cada vez que un usuario acepta una actualización de iTunes, Winamp, Open Office o programas similares. Inclusive ofrece actualizaciones truchas disponibles, que el usuario baja pensando que son de empresas reconocidas, cuando en realidad son troyanos indetectables mandados por FinFly. Los documentos muestran que la empresa Dreamlab habría instalado un servidor de FinFly en Omán.

Los “Archivos de los espías” tienen tres partes. La primera contiene folletos explicativos de los productos que ofrecen las distintas empresas. La segunda muestra algunos contratos y acuerdos de confidencialidad. La tercera consiste en la lista de países que visitaron los principales responsables de estas empresas en los últimos años a través de un seguimiento que se habría realizado de sus celdas telefónicas. Este archivo muestra que Sudamérica es por lejos la región menos visitada por estos especialistas. Apenas se registra una visita a Brasil de tres especialistas en junio pasado, para participar de un seminario de entrenamiento de la empresa IPP, que se hizo para adiestrar a fuerzas de seguridad de la región en técnicas de inteligencia. La página web de IPP muestra que el próximo seminario en Brasil será en noviembre del 2015. Otro país, Chile, aparece mencionado en la parte dos de los archivos. Es en un contrato firmado entre las empresas Dreamlab y Gamma, escrito en alemán, donde se identifica a Chile, además de Suiza, Bulgaria y Hungría como clientes de Dreamlab. O sea, según el contrato, Chile sería cliente de la empresa que instaló el programa de infección de computadoras FinFly en servidores de Turkmenistán y Omán.

Otro país latinoamericano aparece en las planillas de viaje. Los seguimientos satelitales de los empresarios de la industria del espionaje muestran ocasionales visitas a México, país que también aparece mencionado en un folleto de la empresa Thales, que explicaba cómo había instalado un centro de comunicaciones con capacidad para 750 policías, en la capital mexicana, una especie de call center policial para llamadas de emergencia.

Vale aclarar que ninguna de estas empresas, que se sepa, actúa de manera ilegal. En muchos países, como Argentina, no hay leyes contra la venta de estas herramientas, pero sí contra su uso, ya que la ley del 2010 de Delitos Informáticos castiga la “penetración” de computadoras, y sólo la Secretaría de Inteligencia está autorizada a pinchar teléfonos. Pero tanto las empresas telefónicas como los grandes proveedores de Internet deben adquirir algunos de estos programas para cumplir órdenes judiciales. Sin embargo, estos equipos de espionaje van mucho más allá de lo que ningún juez pueda pedir, al menos en Argentina, porque una cosa es ordenar el cierre de un sitio o el retiro de una foto intrusiva y otra cosa es ordenar el espionaje de chats o correos electrónicos.

Según Eric Rabe, abogado de Hacking Team, una de las empresas que estuvieron en el seminario IPP en Brasil, Hacking Team, se maneja con transparencia, pero no puede garantizar que sus equipos se usen siempre de manera legal. “Proveemos software sólo a gobiernos y agencias de gobierno –señaló–. No vendemos productos a individuos o empresas privadas. Además no vendemos productos a los países en las listas negras de EE.UU., Unión Europea, Naciones Unidas, OTAN o Asean (países del sudeste asiático). Revisamos a nuestros potenciales clientes antes de una venta para determinar si existe evidencia objetiva o sospechas creíbles de que la tecnología provista por Hacking Team sería usada para facilitar violaciones a los derechos humanos.(...) Por supuesto, HT no puede monitorear el uso del software directamente porque sus clientes deben tener la capacidad para conducir investigaciones confidenciales. Sin embargo, monitoreamos la prensa y la comunidad de activistas para saber si el producto está siendo mal utilizado. Si sospechamos que ha ocurrido un abuso, investigamos. Si encontramos que nuestros contratos han sido violados u otro abuso ha ocurrido, tenemos la opción de suspender el mantenimiento del software. Sin el mantenimiento, el software rápidamente deja de ser efectivo.”

A continuación, algunos de los chiches que aparecen en los folletos de las empresas de espionaje:

- VasTech: Monitoreo masivo de telefonía satelital. Descubre la comunicación, analiza el protocolo y extrae información. Redes de telefonía móvil e Internet: monitoreo masivo, almacenaje de datos de redes, reconocimiento de voces, procesamiento de datos de tráfico. Con el programa Zebra puede apoderarse de voz, SMS, MMS, email y fax. Puede almacenar “miles” de terabytes de información (un tera es igual a mil gigas). Puede escuchar hasta cien mil conversaciones al mismo tiempo o capturar mil millones de intercepciones por día.

- Cassidian: Misiles y sistemas antiaéreos. Sensores y radares. Equipos de detección de armas químicas y explosivos nucleares. Más de 25.000 empleados en todo el mundo en 700 proyectos en 80 países para más de 400 clientes.

- Hidden Technology: Todo tipo de aparatos y aparatitos conectados con señales de GPS, incluyendo dispositivos con imanes para pegarlos debajo de los autos.

- Glimmerglass, NetOptic, NetQuest: Tecnología para fibra óptica. Puede interceptar los caños de fibra óptica submarinos que llevan y traen comunicaciones de un continente a otro, para interceptar comunicaciones de países enteros desde afuera de esos países, sin que los países se enteren. Por ejemplo, los servidores Gmail, Hotmail y Skype están fuera de la Argentina, van y vienen por esos caños de fibra óptica y pueden ser interceptados.

- Cobham: Intercepción táctica. A medida que una persona se va moviendo, va cambiando la antena celular de donde recibe la señal. Este programa permite ir saltando de antena a antena con la pinchadura.

- Scantarget: Analiza la web en tiempo real. Busca en SMS, Twitter, Facebook, blog, foros de chat, etc., palabras claves para saber si alguien está planeando un atentado terrorista.

- IpoQue: Intercepción masiva y monitoreo de red. Detecta protocolos encriptados como Skype, Bit Torrent, SSLand y túneles VPN. Puede buscar en la web hasta 25.000 palabras clave al mismo tiempo.

- Qosmos: Software que intercepta 550 mil terabyts en tiempo real. También permite cumplir más de mil “reglas” o instrucciones al mismo tiempo.

- Silicom: Ofrece un “redirector”, que actúa como un enchufe triple para redireccionar electricidad a más de un lugar. En este caso puede redireccionar millones de datos a otro país o a una agencia de espionaje sin que el usuario ni el proveedor de servicios se entere, usando la técnica “man in the middle” (hombre en el medio), que en este caso vendría a ser el interceptor, que duplica y redirecciona la comunicación.

- Autonomy Virage: Cámaras de video para vigilancia y software de reconocimiento facial.

- CRFS: Monitoreo de radiofrecuencias. Detección de radios truchas. Intercepción de comunicaciones por radio.

- Berkeley electronics: Detecta micrófonos que producen interferencias en comunicaciones por celular.

- ADS: Detectores para aeropuertos. Echa un chorro de aire y detecta si la ropa estuvo en contacto con drogas o explosivos.

- Agrinto: Herramientas biométricas. Reconocimiento de voz.

- Cleartrail: Monitoreo de red WiFi. Monitoreo de Gmail, Yahoo! y otros servicios Http. “Rompe” seguridad informática. Reconstruye conversaciones en redes sociales y chats. Intercepta comunicaciones entre un celular y su antena desde una camioneta, sin necesidad de meterse dentro del operador. Plataforma de monitoreo para redes Triple Play (teléfono, televisión e Internet). Grabación y monitoreo de Blackberry, chats y mails.

- FinSpy: Penetra sitios seguros (Https) con “hombre en el medio”.

- Arpege: Monitoreo de satélites a través de antenas y equipos. Monitoreo de comunicaciones en zonas remotas. Intercepción de teléfonos satelitales.

- Cambridge Consultants: Antenas de telefonía celular individuales potátiles y liviana para uso de policías y gobiernos. Es como tener tu propio proveedor de telefonía celular y cabe dentro de un portafolios chico.





☼ Participaron en esta investigación conjunta los siguientes medios: Al Akhbar (Líbano), Al-Masry Al-Youm (Egipto), Bivol (Bulgaria), CorpWatch (EE.UU.), Dagens Naeringsliv (Noruega), El Telégrafo (Ecuador), Fairfax (Australia), La Jornada (México), La Repubblica (Italia), L’Espresso (Italia), McClatchy (EE.UU.), NDR (Alemania), Página/12 (Argentina), Publica (Brasil), Público (España), RT (Rusia), Rue89 (Francia), Sud Deutche Zeitung (Alemania), y The Hindu (India).

Con la colaboración de los expertos en tecnología Julio López y Diego Weinstein.






12/7/13

LOS TENTÁCULOS DEL COMANDO SUR






Edward Snowden no es un héroe, pero la humanidad le debe un enorme favor. Los documentos que el ex topo de la CIA filtró al mundo demuestran lo que hasta acá la política global sabía pero no se atrevía a denunciar: que Estados Unidos no ahorrará en crímenes para seguir siendo lo que es. Un imperio voraz.

Los habitantes de América latina podríamos presumir que no necesitábamos de Snowden para saberlo. En esta región, Estados Unidos propició golpes, dictaduras genocidas, políticas económicas predatorias y elites financieras mafiosas con el evidente objetivo de succionar sus recursos naturales, materiales y humanos. La intervención fue tan vasta y letal que en la diplomacia regional aún se intercambia un viejo chiste: “¿Sabe por qué en Estados Unidos no hay golpes de Estado? Porque allí Estados Unidos no tiene embajada”.



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A pesar de las evidencias históricas, en varios países de Latinoamérica, como la Argentina, abundan quienes creen que la intervención estadounidense en asuntos domésticos es pura ficción. El equívoco fue alimentado por formadores de opinión aliados o cooptados por la diplomacia estadounidense, como lo revelaron los cables difundidos por Wikileaks, donde abundan referencias a los vínculos entre La Embajada y el sistema tradicional de medios que en nuestro país conduce el multimedios Clarín. Un detalle: referirse a la sede diplomática estadounidense como “La Embajada” explicita hasta qué punto se naturalizó a EE.UU. como faro político. Pero no son las sedes diplomáticas las únicas que perpetran las actividades intervencionistas de EE.UU. en la región. El país del Norte cuenta con una compleja red de organismos que, con fachadas varias, fueron y son utilizados para tareas sucias que van desde el espionaje y la formación de cuadros dirigenciales adictos hasta la desestabilización de gobiernos y economías con su consecuente costo político y social.

Una de las organizaciones más activas es la United States Agency International Development (USAID), un organismo que EE.UU. creó con la proclamada intención de desplegar tareas humanitarias en los países del Tercer Mundo. Su origen se remonta a la Alianza para el Progreso, creada el 13 de marzo de 1961 por los mismos funcionarios que varios años antes habían alumbrado el Plan Marshall con la intención de poner a su país a la cabeza de la reconstrucción de la Europa de posguerra. La Alianza fracasó a poco de nacer luego de que los países de la región rechazaran las condiciones de la “revolución pacífica y democrática” que pretendía imponer EE.UU. a cambio de los 20.000 millones que prometía invertir. Pero antes de que fuera cancelada, en noviembre de 1961 se fundó la USAID, una de sus agencias que, en las formas, debía vehiculizar parte de las inversiones a programas de desarrollo humanitario, fachada que se mantiene hasta hoy.

La fantasía filantrópica le permitió forjar, a través de generosos aportes financieros, una red de fundaciones y ONGs destinadas a difundir los beneficios del alineamiento con EE.UU. y su “american way of life” mediante propaganda y programas de formación. Pero esa es apenas la cara amable de su tarea. Apenas maquillado, el verdadero rostro de la agencia es más hostil: intervenir en los procesos políticos de la región con el pretexto de proteger la seguridad nacional de su país.

La militarización de los objetivos de la USAID tocó cumbre en 2010 cuando el presidente Barack Obama incluyó al general Jeam Smith –un estratega militar que estuvo en la OTAN– en el Consejo de Seguridad sólo para que atendiera los programas de “asistencia social” que llevaba adelante la agencia. Y como director adjunto se nombró a Mark Feierstein, cuya hoja de servicios encajaba con los desafíos que EE.UU. percibe en la región: experto en guerras de cuarta generación –o campañas de desinformación–, y dueño de Greenbarg Quinlan Rosler, una firma que ofrece orientación estratégica sobre campañas electorales, debates, programación e investigación.

Alérgico a los gobiernos populares que se extienden por América latina, Feierstein probó la eficacia de su método como asesor de Gonzalo Sánchez de Lozada durante la campaña que lo depositó en la presidencia de Bolivia. Goñi, como lo llamaban en su patria, fue el paroxismo del coloniaje político que EE.UU. impartió en los 90 sobre los países del Sur. Criado, educado y formado en suelo estadounidense, Sánchez de Lozada volvió a su tierra de nacimiento para ser presidente de la mano de Feierstein. Duró en el cargo algo más de un año: la denominada “Masacre del Gas”, en 2003, donde murieron más de 60 personas, lo eyectó del poder y lo devolvió a EE.UU., donde vive como prófugo de la Justicia boliviana amparado por el gobierno que nombró a su amigo Feierstein al frente de la USAID.

Las correrías de su director no es lo único que liga a la agencia con Bolivia. El pasado 1 de mayo, el presidente Evo Morales no sabía que el escándalo Snowden lo llevaría a protagonizar una vergonzosa detención en Europa. Pero sí sabía de lo que la USAID era capaz. Por eso, en esa jornada emblemática donde los trabajadores celebran su día, el presidente anunció que expulsaba a la agencia de suelo boliviano por “injerencia política” y “conspiración”. Días después, el ministro de la Presidencia, Juan Ramón Quintana, detalló: “No se trata de una agencia inocente de cooperación filantrópica de Estados Unidos a Bolivia y al mundo. La agencia estadounidense sirvió para legitimar las dictaduras entre 1964 y 1982, para promover el neoliberalismo entre 1985 y 2005, además es un factor externo que alimenta la inestabilidad en el país desde 2006”.

Uno de los hechos que llamó la atención del gobierno boliviano fue la materialización, en 2007, de un convenio entre el prefecto de Pando, Leopoldo Fernández, y la USAID para llevar adelante “programas sociales” en Bolpedra, Cobija y El Porvenir. El apoyo logístico estuvo a cargo del Comando Sur y la cobertura institucional de la Iniciativa de Conservación de la Cuenca Amazónica. Otro episodio que motivó la expulsión fue la activa participación de la agencia estadounidense vía Wildlife Conservation Society (Sociedad de Conservación de la Vida Silvestre) en la disputa violenta entre los pobladores de Caranavi y Palos Blancos por el lugar de instalación de una planta procesadora de frutas en enero de 2010, a pocos días de que Evo Morales asumiera su primer mandato dentro del Estado Plurinacional.

La utilización de fundaciones y ONGs para tercerizar operaciones es una práctica habitual de la USAID. En la Argentina, por caso, hay una decena de fundaciones que operan por cuenta y orden de la agencia estadounidense. Que los movimientos sean más sigilosos no implica que sean menos potentes. Un ejemplo: entre el 8 y el 12 de abril de este año, la USAID financió una cumbre de la derecha internacional. Organizada por la Fundación Libertad –el tentáculo predilecto de la agencia en nuestro país–, a la cita concurrieron el Nobel Mario Vargas Llosa y su hijo Álvaro –reactivos a los gobiernos populares que habitan la región–; José María Aznar –ex presidente español que impulsó la invasión a Irak–; el pinochetista Joaquín Lavín; Marcel Granier, presidente de la emisora venezolana RCTV que apoyó e impulsó el golpe a Hugo Chávez en 2002, y la cubana anticastrista Yoani Sánchez, quien a último momento desistió de la visita.

El seminario abundó en críticas contra los procesos emancipadores de la región. Y los expositores, sin sutilezas, pidieron terminar con los gobiernos populares en curso para reemplazarlos por otros más “modernos”, a tono con los conceptos de “democracia” que EE.UU. impuso como doctrina global. No fue, por cierto, un planteo original. Cinco años atrás, en el mismo escenario empachado de prosperidad sojera, se había realizado un seminario similar, con el propio Vargas Llosa como animador principal.

Aquel seminario contó con varios “expertos” alineados con las políticas del Consenso de Washington como el periodista de La Nación Carlos Pagni, el ex candidato presidencial Ricardo López Murphy, y Mauricio Macri, regente del Pro y de la Fundación Pensar, co-organizadora del evento.

Estas fundaciones, como otras similares que operan en la región, cuentan con el aval financiero del National Endowment for Democracy (NED, Fundación Nacional para la Democracia), financiada oficialmente por el Congreso norteamericano. Pero la vinculación no se agota en los aportes. En los ochenta, mucho antes de ser director de la USAID, el inefable Feierstein trabajó para la NED en Nicaragua. Su objetivo: evitar el triunfo del sandinista Daniel Ortega. Lo logró patrocinando la candidatura de Violeta Chamorro.

Las operaciones de la dupla USAID-NED en América latina fueron reveladas por Wikileaks, el sitio que difundió millones de telegramas internos del Departamento de Estado. En uno de ellos, el ex embajador estadounidense en Venezuela, William Brownfield, reveló cómo su país alimentó la oposición a Hugo Chávez con ideas y millones. El telegrama, enviado desde la embajada de EE.UU. en Caracas en noviembre de 2006, detallaba cómo docenas de organizaciones no gubernamentales recibían financiamiento del gobierno norteamericano por intermedio de la USAID y de la Oficina de Iniciativas de Transición (Office of Transition Initiatives –OTI–). Este operativo incluyó “más de 300 organizaciones de la sociedad civil venezolana”, que iban desde defensores de los discapacitados hasta programas educativos.

En apariencia, esos programas tenían objetivos humanitarios, pero fue el propio embajador Brownfield quien detalló los objetivos reales de esas inversiones: “La infiltración en la base política de Chávez... la división del chavismo... la protección de los intereses vitales de EE.UU... y el aislamiento internacional de Chávez”.

Brownfield escribió que el “objetivo estratégico” de desarrollar “organizaciones de la sociedad civil alineadas con la oposición representa la mayor parte del trabajo de USAID/OTI en Venezuela”. A confesión de partes…

En una excepción a su modus operandi, en Paraguay la agencia hizo el trabajo sucio sin intermediarios. Invirtió 65 millones de dólares en el proyecto “Umbral”, un programa que incluyó la confección de un Manual Policial, lo que le permitió hacer pie en una institución que resultaría clave en el devenir político del país. Fue la policía, con una brutal e injustificada represión rural, la que sirvió en bandeja la excusa para derrocar al presidente Fernando Lugo. Ya lo predijo el ministro de la Corte argentina Raúl Zaffaroni: sepultado el partido militar, son las fuerzas de seguridad quienes ejercerán el rol de fuerza de choque de los poderes fácticos de la región interesados en interrumpir procesos políticos que contraríen sus intereses.

Las operaciones de la agencia revelan que la verdadera amenaza para la consolidación del proceso político de la región no es el espionaje, sino las decisiones que EE.UU. tome a partir de esa información. Como se demostró en Irak –donde el Pentágono utilizó información falsa para justificar la invasión–, ni siquiera es necesario que los datos sean fiables. Basta con que la CIA o algún organismo similar evalúe que algún país de América latina representa una amenaza para la seguridad nacional estadounidense para que se avance con ataques preventivos hacia esa nación. La avanzada puede ser brutal, como en Irak, o más sofisticada, ejecutando tareas que desestabilicen a un gobierno popular. Una conspiración que nunca descansa.


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Todos bajo la lupa

A partir de las revelaciones de Edward Snowden, el ex empleado de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) y de la Agencia de Seguridad Nacional (NSA) de los Estados Unidos, se descubrió un manto que confirma la red de espionaje del gobierno de Barack Obama. Todo comenzó cuando le ofreció a The Guardian y The Washington Post la publicación de documentos e información confidencial. Siguió con el episodio del secuestro del presidente Evo Morales luego de visitar Rusia, donde se suponía que estaba Snowden, cuando no le permitieron usar el espacio aéreo de España, Italia, Portugal y Francia por sospechar que estaba escondido en su avión. El hecho mereció el repudio de todos los mandatarios de la Unasur que se reunieron en forma urgente en Bolivia, para brindar apoyo a Evo.

Mientras Snowden buscaba asilo político y con Estados Unidos tratando de cazarlo en todo el planeta, hace pocos días volvió a revelar nuevos documentos, esta vez fueron publicados en el diario brasileño O Globo. Se conoció que la red de espionaje de Estados Unidos se expandió por toda América latina, operando fuertemente en Brasil, México y Colombia, pero con una rigurosa vigilancia en países como la Argentina, Venezuela, Ecuador, Chile, Perú y Panamá.

Los datos confirman el espionaje vía satélite de comunicaciones telefónicas, correos electrónicos y conversaciones online, hasta por lo menos marzo de este año. El monitoreo se realizaba a través de los programas de software: el Prism (Prisma) que permite el acceso a e-mails, conversaciones online y llamadas de voz de usuarios de Google, Microsoft y Facebook y el Boundless Informant (Informante Sin Límites), que permitían violar toda clase de comunicaciones internacionales, faxes, e-mails, entre otros. Los temas más controlados por los espías fueron petróleo y acciones militares en Venezuela, energía y drogas en México, un mapeo de los movimientos de las FARC en Colombia, además de la agonía y muerte de Hugo Chávez.

La presidenta Cristina Fernández de Kirchner mostró su preocupación en el acto del 9 de julio en Tucumán y señaló: “Me corre frío por la espalda cuando nos enteramos que nos están espiando a todos a través de sus servicios de informaciones. Más que revelaciones, son confirmaciones que teníamos de lo que estaba pasando”. De paso, aprovechó para hacer un llamado de atención: “Los gobernantes de los pueblos de la América del Sur, que hemos dado batalla en esta década incluyendo a millones de compatriotas, tenemos el deber de mirar lo que está pasando y unir nuestras fuerzas”. El viernes 12.07 se reúnen los representantes del Mercosur y la Presidenta espera “un fuerte pronunciamiento y pedido de explicaciones” al gobierno de Obama.


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Manual del golpista ilustrado...









11/6/13

ESTADOS UNIDOS NOS ESPÍA






La foto de Edward Snowden, un rubiecito de 29 años y anteojos, de profesión informático y desconocido hasta hace unos días, ganó la tapa de los principales portales de los diarios europeos y norteamericanos. Es que el diario inglés The Guardian (originario de Manchester pero que se edita desde Londres desde hace medio siglo) publicó una historia que sacudirá al gobierno de Barack Obama y todo el complejo militar y del espionaje norteamericano. Desde Hong Kong y sin ocultar su identidad, Snowden dio una entrevista a The Guardian en la que asume haber trabajado 4 años para la Agencia Central de Inteligencia de Estados Unidos (CIA), y dio al periódico los detalles de un programa de intrusión en las llamadas telefónicas de millones de personas por parte de la Agencia de Seguridad Nacional (NSA) de Estados Unidos, dirigida por el General Keith Alexander (foto). Snowden tomó la precaución de mudarse a Hong Kong 20 días antes de que la historia fuera publicada. No duda en que las autoridades norteamericanas van a demonizarlo pero pide, a través de la entrevista, que sus conciudadanos reflexionen acerca del mundo en que quieren vivir.




"Mi única motivación era informar a la gente, y lo que hice es por ellos", aseguró. "No puedo permitir que Estados Unidos destruya la privacidad de las personas", dijo este joven que ganaba 200 mil dólares anuales por ser parte de ese entramado de espionaje masivo, según aclaró.

El tema del espionaje telefónico había saltado el miércoles pasado, cuando The Guardian publicó una orden judicial a la operadora telefónica Verizon de Estados Unidos en la que la empresa debía darle a diario la información de la actividad de sus usuarios.

La mencionada orden aclaraba que Verizon no puede dar a publicidad esta solicitud por cuestiones estrictas de seguridad nacional. Es decir, no se trataba de una orden judicial de un caso específico de alguien sospechado de alguna actividad puntual sino que el pedido era indiscriminado, para todos los clientes. No hay duda que forma parte de un programa de control político orientado a millones de norteamericanos.

Además del control de las comunicaciones telefónicas, el periódico inglés hablaba del programa PRISM, destinado a intrusión de comunicaciones de Internet. Así, queda claro que Google, Apple, Microsoft, Facebook y otras grandes compañías tecnológicas colaboran con el gobierno estadounidense para entregar información privada, revelaba el diario. Es decir, los correos electrónicos, las redes sociales o cualquier otra actividad es atentamente escaneada por la inteligencia norteamericana sin autorización de los usuarios. PRISM existe desde 2007 y constituye la principal fuente de información de inteligencia.

Las respuestas a las revelaciones del miércoles en The Guardian llegaron de inmediato. En un comunicado de prensa, James Clapper, director de Inteligencia Nacional norteamericano dijo que PRISM servía para "proteger al país de una gran variedad de amenazas" y pretendió suavizar el golpe aclarando que el espionaje se hacía "únicamente sobre personas que viven fuera del país".

Lo que destapaba The Guardian se convertía en el primer golpe al gobierno de Barack Obama por espionaje indiscriminado. El conservador Washington Post se sumaba a las denuncias. Sin dudas porque siempre corre por derecha a Obama. Pero acá las cosas se empastan porque el origen de todas las medidas de control masivo al interior de Estados Unidos fue de George Bush –a través del Acta Patriótica– inmediatamente después del ataque a las torres gemelas. Dicho sea de paso, jamás el espionaje norteamericano pudo dar una versión fehaciente sobre quién es Al Qaeda.

Así como el W Post aprovecha para pegarle a Obama por sus claros vínculos con los republicanos, nadie puede pensar que es el caso de The Guardian, de clara orientación liberal y que se opuso a las invasiones de Afganistán e Irak desde el inicio hace ya más de una década.


¿QUO VADIS OBAMA? 

Así las cosas a mitad de la semana pasada, Obama salía a la luz pública el viernes en una conferencia de prensa. Ya no era el hombre que pretendía contarles a los norteamericanos que tenía un sueño, emulando a Martin Luther King, sino que no tuvo problemas en mostrarse como un personaje de pesadillas y justificó la intrusión, creyendo quizá que era una denuncia leve. Pero Snowden, dos días después de la parada de Obama, dio la cara. Y eso redobló la apuesta: no se trataba de la filtración de un papel reservado enviado desde un juzgado hacia una empresa telefónica. Era un muchachito rubio de carne y hueso que puso las cosas, valga la paradoja, en blanco sobre negro. "Mi familia no sabe qué está pasando. Mi miedo es que van a ir a por mis padres, mis amigos y mi pareja", dijo en la entrevista.

Para algunos, Obama todavía podrá simbolizar el progreso, el acceso de la comunidad afroamericana a las máximas ligas de la administración pública y muchas otras cosas que no dejan de ser parte de los cambios en el país más poderoso de la Tierra. Pero es, en estas horas, la cúspide de la toma de decisiones de un aparato infernal. Y las decisiones no se delegan.

No bien tomó estado público la denuncia, quien dio una entrevista fue el fundador de WikiLeaks, Julian Assange. Se la dio a la agencia francesa AFP desde su reclusión, la embajada de Ecuador en Londres. Habló del "colapso catastrófico del derecho" en Estados Unidos. Todos recuerdan que una de las fuentes de Assange fue el analista de información de la CIA Bradley Manning, quien estuvo en Afganistán e Irak y lleva tres años preso en condiciones infrahumanas. El también joven, rubio y de anteojos Manning es ahora un pequeño héroe para Snowden. No faltan comentarios de prensa por estas horas que califican a Snowden como el nuevo Manning. Como tampoco faltan analistas que ponen a Obama en una línea de continuidad con Bush.


¡DEMOCRACIA AHORA! 


El control de la CIA y la Casa Blanca tiene sus motivos. El todavía joven pero ya veterano periodista de investigación Jeremy Scahill acaba de ganar un premio por un documental en la edición del prestigioso festival de cine de Sundance. En efecto, junto a Rick Rowley hizo Guerras Sucias (Dirty Wars), un documental que pone la piel de gallina mostrando las actividades de las tropas norteamericanas en operaciones secretas, en el uso de aviones no tripulados para eliminar adversarios y también en la actividad cotidiana de los soldados con uniforme que actúan en Afganistán, Pakistán y en otros destinos, donde las tropas norteamericanas actúan como ejército invasor. Scahill publicó hace unos años Blackwater, el auge del ejército mercenario más poderoso del mundo, donde se evidencia que no hay límites entre las tropas mercenarias de empresas privadas de seguridad y los ejércitos formales de Estados Unidos y Gran Bretaña.



Scahill forma parte de una nueva camada de periodistas investigativos que toman la posta de grandes plumas como Seymour Hersh, quien no dejó de publicar verdades en los últimos 50 años, pese a que los dueños de los medios dejaron a Hersh en un lugar marginal. Vale la pena recordarlo: Hersh saltó a la primera plana de los diarios cuando entrevistó a un oficial norteamericano preso, que le detalló cómo había sido la masacre de Mi Lay (1968) en plena ocupación norteamericana en Vietnam.




Poco tiempo después de las denuncias de Hersh salía a la luz en Estados Unidos un libro que se convertía en un ícono de la oposición a la invasión en Vietnam. Era Los ejércitos de la noche, de Norman Mailer, donde se mostraba el otro lado del gran Imperio, el de los que querían confraternizar con los vietnamitas en vez de intentar destriparlos y someterlos. Mailer murió en 2007, y pese a ser un autor de culto, los grandes medios ya no lo publicaban, porque sencillamente era un opositor feroz a las invasiones en Afganistán y en Irán. Hersh sigue en el camino.

Scahill es parte de Democracy Now, un colectivo que no claudica frente al poder. Es una emisión que sale por distintos canales de televisión, radio e Internet y que presenta Amy Goodman, y que en una de sus últimas emisiones puso a disposición de las audiencias Dirty Wars. Scahill estuvo en Irak, en Pakistán, en Afganistán, en Yemen, en Somalia, en Sudán y en muchos otros lugares donde las tropas norteamericanas realizaron acciones criminales. Las pone en evidencia en el documental y se las cuenta a Amy Goodman.

Es cierto que no puede construirse una visión paranoica de la política, pero peor aún es desconocer que el poderío militar norteamericano tiene un pacto implícito con los grandes medios de comunicación respecto de no incursionar en el sentido imperial de sus fuerzas armadas como punta de lanza de las grandes compañías multinacionales.

El control sobre los correos electrónicos y las llamadas telefónicas no son la persecución directa a Democracy Now y a otras asociaciones o grupos de norteamericanos contrarios a la ideología imperial reinante en ese país. Sin embargo, son parte del fantasma de la Casa Blanca y del Pentágono norteamericanos. Viven con espanto el recuerdo de la derrota de Vietnam, de la influencia interna de aquellos crímenes que nunca llegaron a los tribunales y que fueron destapados por Hersh, Mailer y otros valientes periodistas.

Scahill pone el acento en algunos aspectos ignorados por la gran prensa norteamericana. Los drones –aviones no tripulados– fueron utilizados a fines de mayo, en Pakistán para ejecutar a siete personas. Nadie se hace cargo de su utilización, sin embargo el mismo Obama durante la campaña electoral que le permitió la reelección se comprometió a controlar y disminuir drásticamente las operaciones con robots asesinos. Esto sucedió unos días antes de que tomara estado público la denuncia de Edward Snowden. Los drones actuaron a kilómetros de distancia de Estados Unidos y quizá resulte más fácil de ocultar para el gran público norteamericano. Lo que cuenta Snowden impacta sobre el corazón de la credibilidad del sistema. El mismo domingo por la noche, las portadas de los portales de noticias del Washington Post, el New York Times, el Financial Times y de otros diarios norteamericanos contaban la historia de Snowden. Habían pasado apenas 48 horas de la conferencia de prensa de Obama. Si la sociedad norteamericana llega a percibir que una y otra cosa –los drones y el PRISM forman parte de un mismo sistema de dominación y control, es posible que el sistema político de la nación más poderosa del planeta tenga que reconocer: Houston, estamos en problemas.