LA POESIA Y LA PINTURA, 1626. Francesco Furini. Galería Palatina, Florencia. "La armonía es más fuerte que la luz"

Descripción de cuadros para Guillermo

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LA AMARGA VISIÓN DE GINEVRA D'ESTE -PISANELLO- (de Jesús Ponce Cardenas)

Alma casi de una edad agonizante
 Antonio Zayas 


 
Retrato de Ginevra D'Este. Pisanello,Museo del Louvre, Paris






Deja toda esperanza o un leve sopor 
entre las violetas carnosas 
y los dormidos asfódelos. 
Inmersa en un óvalo de claridad enferma, 
observarás tres presagios que surcan 
los senderos del aire imperceptibles. 
Con una brizna de jóvenes perfumes, 
el plisado de una llama moribunda 
circuanda tus nieves cansinas 
como un halo de agua va gestando 
aquellas perlas que en su túmulo 
de nácar sueñan con el rígido  enebro. 
Bajo los cielos fatigados de la tarde darías 
un relámpago de lino, 
cimeras, paramentos, bordaduras, 
lirios a manos llenas 
para ceñir tu cráneo 
entre serenas losas.
La ya tenue sonrisa 
o una leve canción para la muerte.

PISANELLI (de Henrik Norbrandt)


San Jorge salvando a la princesa de Trebisonda (1436)
Pisanello




























La ciudad de las torres y la luna verde.
Saber tanto. Aparearse
con un verdor semejante, el espacio lleno
de campanas verdes, sombras verdes
            de fríos cuartos azules.

Aparear lunas en aire y agua
las lunas que los otros no ven.
Comprar un transistor y sentarse
allá arriba en la colina sobre la ciudad y recibir
            el don especial:

El musgo verde en las piedras, el verdor
de la muerte y los limones verdes
que cuelgan en unas tinieblas verdiazules
y sueñan con ir al cielo.
             Ver su aura.

Dijeron que se llamaba Verona, pero las palmeras
parecían irreales en aquel frío
las tumbas quedaban colgadas en el aire
tanto frío hacía, lo juro:
            Una especie de Antiarabia.

"Diddalarabiya" en ese idioma quizá.
Soñar, proyectar sombras sonámbulas
sobre un muro cuidadosamente elegido
ser el patrono protector de la luna verde.
             Soy yo.

Y ser yo: el pintor que pintó
el fresco del caballero y la dama
y los hombres ahorcados al fondo.
Quién podía haber imaginado
             la sorpresa

que fue para mí ver esa pintura.
La había terminado
la noche anterior, y ahora ya estaba
desistegrándose de vieja.
            Lloré un poco.

Es siempre más difícil de lo que uno cree
reconocer lo que uno ha olvidado.
Y siempre demasiado tarde. Aún estoy pagando
a plazos el viaje en sangre, sangre verde
             el frío verde de Verona.




(del poemario "84 poemas". Ediciones Basarai)