Guardianes de la noche: Tren Infinito

Tanjiro y sus compañeros suben a Infinito, un tren donde se están produciendo muchas bajas de civiles y cazademonios, para unirse a Kyojuro Rengoku, un extrovertido pilar de los cazademonios, para averiguar quién, o quiénes, es el culpable y acabar con él. Todo parece ir viento en popa, pero las cosas no son siempre lo que parecen.

Que a pesar de la pandemia Guardianes de la noche: Tren Infinito (Kimetsu no Yaiba: Mugen Ressha-Hen, 2020) arrasara en Japón el pasado año, desbancando a El viaje de Chihiro como la película más taquillera del país, tiene mérito. Supongo que tal éxito se debe a una combinación de la gran popularidad del manga de Koyoharu Gotouge, una buena campaña publicitaria, cierta ausencia de grandes competidoras y el hecho de que sea una continuación directa del serial televisivo, o sea, que no sea una historia original sino que adapta un arco argumental del cómic. Pero eso son solo suposiciones, ya que lo que importa es que la película dirigida por Haruo Sotozaki (director también de la serie), y escrita por la misma Koyoharu Gotouge, haya llegado a un buen número de salas y encima haya conseguido el primer puesto de la taquilla española en su primer fin de semana.

Nomadland

Tras la muerte de su marido y el colapso económico de su región, sin un lugar al que poder llamar hogar, Fern se desprende de todo y decide llevar una vida errante en su furgoneta, yendo de pueblo en pueblo en busca de un empleo temporal, y recorriendo a su vez los Estados Unidos.

Nomadland (ídem, 2020) es una de las películas independientes del momento (y, pienso, perdurará), cuarto largometraje de Chloé Zhao (que tiene pendiente de estreno la nada indie Los Eternos) en la dirección, se ha convertido en uno de los favoritas de la crítica y la temporada de premios (con galardones en Venecia, en los Globos de Oro y gran triunfadora en los BAFTA, entre muchos otros certámenes y festivales). El hecho de que tenga a Frances McDormand (Tres anuncios en las afueras) encabezando el reparto tiene mucha culpa de ello.

Promare

Hace más de 30 años la superficie de la Tierra entró en combustión espontánea por culpa de los burnish, un fenómeno que hace que las personas ardan en llamas. Pero la humanidad resurgió de sus cenizas gracias a Kray, al cual está eternamente agradecido Galo, un integrante de la brigada de bomberos Burning Rescue, encargados de combatir los incendios y, en caso necesario, de detener a los miembros de los Mad Burnish.

Muy (relativamente) sonado fue el anuncio del estreno de Promare (Promare: Puromea, 2019) por parte de Selecta Visión, lo cual despertó mi curiosidad y, como todo anime, se quedó en mi lista mental "para ver en cines". No obstante, ni se me ocurrió mirar de qué iba la historia, e incluso eludí ver los dos cortos precuela que la mencionada editora publicó en su web, con la secreta esperanza de que la película escrita por Kazuki Nakashima (Batman Ninja) y dirigida por Hiroyuki Imaishi (Kill La Kill) me sorprendiera.

Cómo piensan los niños y otros recuerdos de mi vida, de Hayao Miyazaki

Hay obras a las que uno se acerca con tanto entusiasmo como con respeto e incluso temor. Se trata de películas, series, cómics o libros que llevas ansiando mucho tiempo o cuya publicación sea algo muy inaudito e inesperado (aunque probablemente deseado). Esto último puede ser el caso de Cómo piensan los niños y otros recuerdos de mi vida, un libro que no trata sobre Hayao Miyazaki, no es un ensayo de un autor patrio o extranjero sobre el cineasta, su filmografía o uno de sus largometrajes, sino de un libro escrito por él mismo.

Desde su inesperado anuncio, por tanto, se convirtió en un volumen muy ansiado, y cuando lo tuve en mis manos no dudé en saltarme la lista de lecturas (tengo no pocos ensayos relacionados con Ghibli a la espera de ser leídos) y zambullirme en sus páginas rápidamente.

Godzilla vs. Kong

Han pasado más de tres años desde que Godzilla impuso la paz y su reinado tras vencer a Ghidorah, y desde todo ese tiempo no ha aparecido, pero de repente ataca la ciudad de Pensacola, donde tiene una de sus sedes la multinacional Apex, la cual cree haber encontrado la solución definitiva contra los titanes. Para ello deberán sumergirse en la Tierra Hueca, el ancestral hogar de los monstruos gigantes, con la imprescindible ayuda de Kong.

Después de dos estimables entregas del Monsterverse (o monsterverso), especialmente el dedicado a King Kong (y un agradable revisionado de la segunda película del saurio nipón), tenía muchas ganas de ver la lucha de dos de los monstruos más míticos del cine en Godzilla vs. Kong (ídem, 2021), pelea encargada en esta ocasión a Adam Wingard (The Guest, Tú eres el siguiente), otro realizador que ha obtenido cierto prestigio a través del cine de género (más o menos) independiente, aunque no sé yo si los ejecutivos le habrán dejado la libertad creativa que le hubiese gustado.