viernes, octubre 24, 2008

REVISTA WOMAN, OCTUBRE 08

1) “Si vuelves te contaré el secreto” ha sido reseñado en la revista para mujeres por excelencia (no, no es el Cosmo) WOMAN del mes de Octubre, junto con MTuent mi alter ego. No sé qué pensará J. Grisham o Murakami de que les hayan customizado con una de mis piezas de bisutería antigua, a Ray Loriga sí me encantaría poder preguntárselo.

2) Luis García Director de contenidos de www.Literaturas.com me pidió muy amablemente si me apetecería colaborar con ellos. Sobra decir cuál ha sido mi respuesta.

3) Hace ya tiempo que está en línea la revista virtual y visual que conduce esa mujer multifunciones (como mi Canon), encantadora, entrañable y que tiene la suerte de comer el pan de oro a diario que es Luisa Miñana y su “Cronista en la red”. Uno de mis relatos ha sido publicado en compañía de Tapies. Todo un honor.

4) Por último y no menos importante había olvidado lo que era escribir. Me explico. No se puede olvidar lo que se realiza a diario, como beber agua, pero sí había olvidado esa sensación extenuante que implica. Los lugares a los que te puede llevar sin que te enteres la mente si la sueltas del todo dentro del universo cerrado de una novela. Estoy en ello. Bebiendo ya las tazas humeantes de té chino en la isla de la Atlántida. ¿Qué no existe? Hay tantas cosas que no existen…
No recordaba que el proceso fuera tan duro, tan gratificante y tan intenso. Así que perdonarán mis ausencias (físicas y mentales), los correos no contestados, las llamadas perdidas, no contestadas, los cafés pendientes, porque la que está perdida por otros mundos es mi cabeza...

Un abrazo a todos


martes, octubre 07, 2008

REVISTA NARRATIVAS NÚMERO 11

Ya está en línea el número 11 de la REVISTA NARRATIVAS. Este número es especial para mí, ya que como algunos sabéis he comenzado a colaborar desde dentro gracias a la generosidad de su editor Carlos Manzano.
Podéis descargarlo aquí: REVISTA NARRATIVAS.

Por otro lado he tenido el enorme placer de poder entrevistar a la escritora nacida en la tierra del cierzo Soledad Puértolas. No sólo ha sido un honor, también una especie de aprendizaje. Una autora a la que sigo desde que no levantaba un palmo del suelo.
Incluyo aquí la entrevista en agradecimiento a su tiempo y el talento que nos regala con cada párrafo de sus obras.



"La mente siempre está tramando algo, siempre hay algo vivo por dentro, eso es lo mejor de todo. Por eso, cuando se termina una novela, el vacío resulta insoportable."


Soledad Puértolas ha vuelto a deleitarnos y hablarnos con sus letras después de años en silencio con una gran obra, Cielo Nocturno, una novela muy esperada de esta autora aragonesa prolífica y polifacética.


Soledad hace un tiempo dio vida a su primera obra: El bandido doblemente armado, creando un espacio que sale de las páginas y nos permite tomarnos un café mientras disfrutamos de un buen libro. Un proyecto llevado a cabo junto a su hijo Diego Pita en el barrio de Chamberí de Madrid.


Hemos tenido el placer y el privilegio de que nos abra las puertas para contarnos cómo ha vivido y vive la literatura. Y su peculiar manera de ver y contar la vida a través de sus personajes. Probablemente teniendo cerca al compañero más fiel del hombre, que para ella siempre es una buena compañía a la hora de escribir, de perderse en otros mundos.

NARRATIVAS : Tu primera novela, El bandido doblemente armado, obtuvo el Premio Sésamo en el año 1979, lo que te facilitó una brillante entrada en el panorama literario nacional. ¿Qué evolu-ción literaria y personal observas entre la Soledad Puértolas de aquella época y la actual?



SOLEDAD PUÉRTOLAS: Ha pasado mucho tiempo desde entonces, casi treinta años, así que es-pero haber evolucionado, si no, sería terrible... Naturalmente, hay algo que se mantiene, pero es muy vago, es una forma de mirar, una tendencia estética. Lo que la vida te enseña, lo que te da, lo que te quita, todo eso se refleja en lo que se escribe. Sigo recordando con mucho afecto al Ban-dido, porque allí encontré una voz que no era yo, pero que me permitía expresar cosas que me importaban. Esa es una lección que aprendí entonces y que todavía me sirve. En cada narración, busco una voz por la que transitar y descubrir cosas, a partir de algo que conozco y con la idea de avanzar en lo desconocido. El proceso es más o menos el mismo, pero los puntos de partida han ido cobrando matices distintos.



N.: ¿Qué influencia ha llegado a tener en tu obra tu temprana marcha de España y tu experiencia en Noruega y Estados Unidos? ¿Ya entonces tenías claro que querías ser escritora?
SP.: No me planteaba si sería escritora o no, como si eso fuera una profesión, pero escribí desde niña, desde que descubrí los cuentos. Si existían los cuentos, era porque alguien los escribía, ¿por qué no yo? Pero más bien pensaba que era una actividad secreta, casi clandestina, algo que se hace al margen de la vida que muestras a los otros. Y, en cierto modo, es así, sigue siendo así. Escribir es mi actividad esencial, mi identidad, es algo exclusivamente mío. Al publicar, se com-parte. Mientras se escribe, no.
Los viajes le dieron giros a mi vida, me hicieron ver el mundo de otra manera. Y, sobre todo, a mí misma. Me mostraron cómo era yo lejos de casa, me hicieron descubrir muchas cosas personales. Por eso están presentes en mis libros. En mis relatos, siempre hay alguien que viaja, que se va, que se aleja. Los regresos también son interesantes. Lo que más me gusta es ese punto del viaje en que la desconexión se convierte, por extrañas razones, en una forma de conexión.

N.: Hace ya mucho tiempo, siendo casi una niña, tuve el placer de escucharte en una charla litera-ria. Aún guardo tu dedicatoria: "Mucho ánimo y adelante". Me encantó que alguien consagrado como tú me lo dijera. Siempre lo interpreté como que no todo iba a ser tan romántico y fácil como piensan muchos. Unos años después me gustaría preguntártelo: ¿Piensas que es duro tomar la decisión de vivir rodeado de personajes?

SP.: Toda actividad solitaria resulta dura. Lo que no tiene un reflejo directo en los otros apenas tiene existencia. Se hace difícil poner la fe en algo que sólo ves tú. No es una actitud muy cuerda, implica mucho aislamiento. Es el precio que se paga y va más allá de tomar una decisión o no. Simplemente, es así. Y tiene muchas compensaciones. La mente siempre está tramando algo, siempre hay algo vivo por dentro, eso es lo mejor de todo. Por eso, cuando se termina una novela, el vacío resulta insoportable.

N.: Tus obras pocas veces ofrecen universos cerrados y simples, e incluso has afirmado alguna vez que buscas un lector activo, que participe en la historia y no se limite al papel de mero receptor. ¿Podríamos decir que el papel del lector en el proceso de construcción de una novela es casi tan importante como el del propio autor?

SP.: El lector lee la novela que quiere o puede o desea leer. Sin él, es una obra estéril, un callejón sin salida. Cuentas con él mientras escribes, pero de una forma muy vaga. Es invisible, no tiene cara ni cuerpo, nada. Pero sabes perfectamente que está, que es tu cómplice. Si esa sensación desaparece, caes en un agujero negro. Ni siquiera me lo puedo imaginar. Esta es la premisa de la literatura: existe el lector.

N.: Se ha destacado en más de una ocasión el papel que juega el silencio de los personajes en tus obras.


SP.: El silencio es la otra cara del lenguaje. Más aún, de la literatura, donde el lenguaje se ha hecho original. El silencio, los huecos, los espacios vacíos. Es el tiempo, también. Para poder hacer tuya una obra, para poder interpretarla, tiene que existir el silencio. Si se dice todo –lo cual, por otra parte, es imposible–, ¿qué queda para la imaginación, para la creación?

N.: Has escrito también ensayo. ¿Qué lugar ocupa este género en el conjunto de tu producción literaria?


SP.: Me gusta divagar, escribir sobre obras que admiro, sobre los mil asuntos que rodean la literatura. Así se emplea un poco la razón, todo el aparato discursivo. Es entretenido y, de pronto, por sorpresa, encuentras algo. O crees que encuentras algo. No está en el centro de mis intereses, pero me gusta mucho.

N.: Se observa asimismo en tus obras cierto poso de desilusión y desengaño, sueles crear personajes poco seguros de sí mismos, inmersos en la duda permanente.


SP.: Es difícil hablar de lo propio. Pero no veo desilusión o desengaño, sino personajes que no saben cómo vivir. Es una etapa anterior. Se asombran de los ilusionados y de los desilusionados. Ellos se han quedado un poco al margen, andan a ciegas, como en un túnel. Este es asunto difícil de resolver. Buscan la armonía y quizá la armonía no exista. Tienen buenos momentos, eso sí.

N.: ¿Cómo calificarías la situación actual de la literatura actual y, más en concreto, del mercado editorial en España?
SP.: No soy muy buena con los dictámenes, pero todo indica que el mercado editorial atraviesa un momento muy duro. Lo que no se vende de forma inmediata desaparece. La venta de libros ha descendido y sólo los best sellers siguen teniendo lectores, y muchos. Luego están los baremos de prestigio, de calidad, pero ¿quién los administra? En fin, el panorama no anima nada.

N.: ¿Cómo logras dar forma a unos universos tan hermosos, llenos de sensibilidad y a la vez de realismo para qué funcionen y tengan esa estructura digna del mejor arquitecto de las letras?
SP.: Gracias por la opinión. Lo único que sé es que escribir, inventar, me gusta mucho. Y me he propuesto confiar, como si fuera un don. Así que me olvido de todo, dejo la mente en blanco y que me invadan... Ya me las arreglaré, me digo.

N.: Por último: ¿Tiene Soledad alguna manía confesable o inconfesable a la hora de inventar, de crear, de escribir?


SP.: Inconfesable, no sé. Me gusta escribir con una taza de café. Más tarde, una cerveza. Los perros, cerca. Y música.

* Preguntas redactadas junto con Carlos Manzano.

Espero que disfrutéis con la lectura de este número y por supuesto que os animéis a colaborar para el próximo número.

* Imagen de Soledad del archivo de" El Mundo", elegida por Antón Castro, me parece realmente preciosa.