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viernes, 2 de diciembre de 2022

MONÓLOGO ─ LA ENCINA


 Imagen encontrada en la red

─ ¿Te acuerdas cuando me regalaste aquellas semillas que decías eran mágicas?

─Las sembré en el jardín alrededor de la encina que un día trajo del sur, el abuelo José.

─Siempre estuve pendiente de ver que crecería, pero todos los años, a lo más, eran tréboles, hierbas y un año crecieron unos jacintos y otro, un poco de hierbabuena.

─ La magia que me dijiste tenían aquellas semillas, no las veía. Todo lo que paría la tierra, era muy bonito y aromático, pero mágico creo que no, o eso creí.

─Han pasado muchos años y cuando un día miré por el balcón, vi como asomaban unas uñas. Al otro día eran dedos y al final he visto una mano gigante que sostiene la encina, o eso parece.

─En ese momento recordé, que el abuelo decía que la encina sería la que sostuviera esta familia. Que cuando la miráramos viéramos en ella, su mano amiga, su sostén y todo el amor que nos tenía.

─Ahora he descubierto la magia y lo que tantas veces nos quiso decir el abuelo.

─ El amor lo hemos tenido siempre, pero hemos necesitado algo visible para entenderlo. Lo mismo ha sido fugaz o lo que queríamos ver. Igual salimos al jardín y esa mano gigante ha desaparecido, pero lo que nunca se irá, será el amor que nos enseñó el abuelo y la realidad que nunca fuimos capaces de apreciar.

Nani. Diciembre 2022


martes, 31 de agosto de 2021

SOY AFGANA

 



Foto "Ururgallen", artista Uğur Gallenkuş

No puedo salir de esta atroz guerra. A ellos no les importa nada más que sirva para criar a sus hijos. Las mujeres solo hemos servido para ser violadas, masacradas y ser las que cuando ya no servimos para criarles varones, nos dejan en la más triste miseria y cuantas más mujeres mueran, mejor para ellos. Para lo único que les servimos, es para que ellos nos tomen con tanta violencia, que ya no nos quedan ganas de nada en la vida. Si nos preñan y son hijos los que tenemos, nos dejan amamantarlos y nos dan algo de comida para que tengamos teta; después, patadas para que hagamos lo que ellos desean. Hoy no me quedan ganas de vivir. Esta niña muerta tras el bombardeo y que tengo en mis brazos, es la que se ha llevado las pocas ganas que me quedaban. Quiero irme con ella. No puedo seguir adelante. Aquel hijo que amamanté, cuando ya se defendía solo, desapareció y no le vi nunca más. Igual es aquel soldado joven, que vino a violar a toda chica que encontró a su paso, cuando llegó a la aldea. No siento piedad por estos hombres. Ya no siento ni dolor, ni miedo, ni temor. Tan solo quiero ir al lugar que van las mujeres de mi raza, cuando no sirven para nada. No me queda nada y no tengo fuerzas. Solo quiero cerrar los ojos y no ver nada. ¡Quiero ir con todas las que ya se fueron y no volvieron más!

 #ugurgallen 📷

Nani. Agosto 2021

martes, 1 de abril de 2008

MONÓLOGO DE UNA FUTURA MADRE







La luz de la salita está en penumbra. La chica con los ojos entornados, está recostada en la butaca, con las piernas estiradas sobre un pequeño taburete y las manos posadas sobre el vientre abultado y que acaricia instintivamente y repitiendo los movimientos en circulo.

Chica: Estás creciendo bastante. A veces, cuando te mueves recuerdo la primera vez y el sobresalto que me llevé. No podía imaginar que te manifestaras como lo hiciste. Cuando seas grandote y estés aquí fuera, te contaré como me llamaste la atención y como me asusté porque debes saber que eres “un jodio niño” y te lo digo con mucho cariño, pero es que puñeta, me asustaste. Sentí como si unas manos me tocaran por detrás (igual que hace tu padre cuando estoy fregando los platos y llega todo solapao y claro, consigo dar un respingo). Pues como te decía, esa fue la impresión que tuve la primera vez que te moviste aquí dentro ¡so puñetero, me diste un susto de “órdago”!

La chica sigue acariciando su barriga, mientras cambia de posición las piernas y estira el torso.

¡
Cómo te gusta puñetero, que te pase así la mano! ¡Estoy segura que cuando estés aquí fuera, te gustará aún más que nos acurruquemos y nos sigamos diciendo estas cosas!


Nani. Abril 2008

lunes, 10 de marzo de 2008

MONÓLOGO (al desnudo)

Un hombre de mediana edad está sentado en la salita de casa. Es una habitación sencilla y muy bien organizada. Una pequeña librería, una mesita central, un sillón ocupado por el mismo y sobre la mesita, un vaso, una botella de agua y un libro que abre para continuar una lectura interrumpida. A los pocos minutos, se pasa una mano por la frente, cierra de nuevo el libro que deja otra vez sobre la mesa. Su cara muestra preocupación e intenta relajarse dejándose caer y entornando los ojos.

HOMBRE: No puedo con esta situación, Desde que nos separamos no me deja ver al niño. Es mi hijo y lo echo de menos. Necesito tenerle en mis brazos, besarlo y abrazarlo. El abogado dice que no cometa una locura, pero tengo que obligarla a que me deje tenerlo. Necesito ver como crece, necesito ver como sonríe y como comienza a pronunciar sus primeras sílabas.

El hombre se vuelve a pasar las manos por la cara, suben hacía la frente para ir bajando hacía la nuca, donde se detienen un buen rato.

Ya no puedo más, mañana mismo voy a verla. Nunca me porté mal con ella, ni la maltraté. Debería ser yo el ofendido, puesto que fue ella la que comenzó otra relación. Fue ella la que se marchó, primero con la excusa del posparto y quererse reponer en casa de sus padres y luego..., mejor no lo pienso, no lo soporto, todavía no lo he superado, pero lo del niño..., eso no lo consiento, eso... Es verdad que me equivoqué al querer retenerla hay cosas que cuando cambian, ¡cambian!, pero en lo que no me equivoco, es en querer compartir a nuestro hijo. Es de los dos y quiero disfrutar de él y tampoco se merece crecer sin su verdadero padre. Tengo que hacérselo comprender, todavía no sé como lo voy a hacer, pero... Sí, me equivoqué, pero no quiero volver a meter la pata. Quiero vivir en paz y esto es la guerra entre los dos y la víctima va a ser como siempre, el más inocente.

Nani. Marzo 2008.