Se llama Benito, pero ya nadie se acuerda. Apenas era un niño cuando ya perdió el nombre. Fue Julián, el rubito de la clase, el de la mirada angelical y la intención de diantre, que solía tener cosas de peón caminero. Le tiró un playmobil con tanta saña y puntería, que desde ese día pasó de ser Benito a ser “El Tuerto”. Y a vagar de médico en médico, y de prótesis en prótesis, y de sorna en sorna, y de mirada compadecida en mirada compadecida. Fue cuando estuvo ya harto de todo cuando, a modo de broma cínica, se compró el parche. Queréis un tuerto, pues vais a tener un tuerto. Y se lo puso de fieltro negro, atado con una cinta a la cabeza. Como un pirata. Fue entonces que empezaron a llamarle Patapalo. Benito, entusiasmado, se dejó el pelo largo y barba. Hasta se compró un loro. Porque a la gente, con la tontería, se le había olvidado eso de “El Tuerto”. Y qué más le da que le llamen Patapalo. Si total, no está cojo.
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26 comentarios:
Siempre certera... :)
Y como siempre, gusta leerte.
Hola guapa, graciaspor tus palabras, eres muy amable,he regresado para quedarme, me encanta tu casa, pasa buena tarde,gracias,besos.
En cuanto empiecen a llamarlo "Corsario" no va a caber en sí de gozo.
yo le conocí. me invitó a un trago de ron. le pregunté cómo había perdido el ojo. me dijo hijo de puta. no le guardo rencor, mi madre es equilibrista.
Ya lo imagino con el tatuaje de una sirena gorda en el brazo.
Es lo que dicen por los pasillos, "Crea fama y vete a dormir."
Saludos,
Ya se sabe, mejor un parche que la cirugia estética, desde luego más barato.
A mal tiempo, buena cara. Aunque tenga un parche. El loro lo consuela. Y el ron también.
Con viento en popa y a toda vela, te van mis besos.
Me gustó este micro, Elena.
Enlazo a La Espabilá desde mi blog para llegar por aquí más seguido.
Saludos,
PABLO GONZ
Yo he pasado por varios nombres. Aún tengo un par de personalidades guardadas en el cajón, a las que recurro de vez en cuando. Me ha costado mucho llegar a que me guste mi nombre. Ahora estoy contento.
De Julián, corrió al poco el rumor, de que la venganza se había consumado sobre sus más delicadas partes, y que apodado 'el jilguero' había destacado como castrati en la escolanía auspiciada por don Servando, el párroco local, a la que fue a parar en cumplimiento de la penitencia que él mismo le impuso y que ayudó a cumplir con numerosas muestras de afecto y cariño. Con el paso del tiempo, y tras alcanzar la madurez, 'el jilguero' acabó sus días como soplón de la policía franquista, para la que recababa información en los tugurios de ambiente homosexual de Barcelona. Falleció vícitma de una agresión con una pata de palo por parte de un transformista que actuaba en La Diagonal, denominado 'el pirata', en un incidente aún sin esclarecer cuando este último y sin mediar discusión aparente, saltó del escenario para emprenderla a golpes con el desafortunado 'jilguero'. Descanse en paz.
Quizás es que siempre lo que se esconde suscita más interés que lo que se muestra...
(Y sí, me siento algo menos nómada... hasta que cambie el viento).
Un par de tibias y una calavera en la camiseta, y atrezo perfecto.
Sonrío.
R.
Eso es acomodarse a las circunstancias, oye.
Un saludo
Me sorprende la originalidad y buena letra con la que consigues dejar al descubierto el complejo entresijo de las emociones humanas. Tus relatos llenan, saludos.
Sin lesiones por medio, el apodo me recuerda al de mi amigo Javi, "el Gancho", que viene de uno anterior: "el Pirata".
Y Pirata viene de Patatorcía. Y Patatorcía, de García. Porque, a todo esto, el nombre de mi amigo es Javier García, hombre casado, con dos hijos, dos manos, dos ojos. Y dos piernas, algo curvadas, eso sí es cierto.
Besos.
Chico listo, eso es saber sacar provecho a una tara. Creí que al final le ibas a cortar una pierna.
Me encantan tus escritos porque siempre me dejan sin palabras. Siempre tenés las palabras justas, la expresión precisa y la imagen delineada a la perfección.
Me encanta, me encanta.
Interesante forma de aprovechar nuestros defectos para crear un personaje, como dicen los gringos, cool.
Recuerdo que por mi creciente calvicie para todos era el "pelado", "pelón" o "calvito" hasta que un día decidí empezar a cortarme el pelo al raz, en ese momento para todos volví a ser Luis.
Un abrazo.
Qué bueno! me alegra leerte otra vez.
Qué coincidencia .De pequeña tiré una piedra rebotó en la pared y le dio a un niño que era mi vecino del segundo, en el ojo.Se llamaba Benito.Menos mal que no le dejé tuerto.Ahora, ya no se´si le llaman patapalo, me fui del barrio hace tiempo.
Un beso
Entre esto y tu último comentario en mi blog lo mismo me busco un flotador y me voy a buscar delfines, así termino mi conversión en personaje de ficción. Sería un bañista a la deriva.
De perdidos al río.
Lo que da de sí un playmobil....
Una sonrisa
Hombre, gran ascenso. Ahora lo vemos muy fácil, pero antes un mote sólo lo sacaba otro mote, bien por Benito, un auténtico superviviente.
Hola, vengo buscando a una perdía.
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FELICES FIESTAS
Felices fiestas chica linda
Hay un cantante que se llama Vito, su grupo es Sinkope, que esta tuerto y es super guasón y dice que su madre siempre le decía que le echara un ojo a la comida y el se lo echó. Ahora lleva un parche en el ojo y resulta hasta con morbo.
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