Si siento miedo del silencio,
si ves que la luna quema mi piel,
o crees que me apuñalo por la espalda,
y acaso me traicione mi locura,
o percibes
rebelión de mis demonios.
Cuando veas que mi enemigo soy yo…
Si sientes que destruyo mi esperanza.
Abre el fuego de la rama que posé sobre la mar
de la sombra que con mi magia un día iluminé
Y volando agarrado de tu mano
yo seguí la corriente de ese aire enhiesto
que te hizo un día soñar
Y si puedes, también,
déjame morir, solo una noche, sobre tu pecho
hasta que la luz de la mañana
vuelva al alma mía reencarnar.
Aunque parezca que me rindo,
dejando que derrame mi pluma
la sangre pusilánime de mi alma
del cansancio lenitivo
que no pude soportar.