Llamados a ser santos

Llamados a ser santos
“Todos estamos llamados a la santidad, y sólo los santos pueden renovar la humanidad.” (San Juan Pablo II).
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miércoles, 23 de octubre de 2024

La doctrina de Montfort, fuente de espiritualidad mariana de Juan Pablo II – François Marie Léthel, ocd (2 de 2)

 


Juan Pablo II hizo referencia muchas veces a San Luis Maria, como por ejemplo en la Redemptoris  Mater (nr 48). Pero, de modo especial y hacia el final de su pontificado, nos dejo una preciosa síntesis de su doctrina interpretada a la luz del Concilio Vaticano II en la Carta a los Religiosos y Religiosas de las Familias Montfortianas, escrita el 8 de diciembre de 2003. 

Este texto, poco conocido, es en realidad, el más importante para entender el significado profundo de Totus Tuus. Es quizás, una de las mejores claves para entrar en la profundidad de su alma, para contemplar la raíz de su santidad y también para volver a descubrir la importancia y la actualidad del Tratado. Conviene, pues, publicar esta Carta de Juan Pablo II como la mejor introducción a la lectura de este Tratado, asi como ha hecho P. Cortinovis en su excelente publicación del texto (Ed. Shalom)

Al inicio de esta carta (Nr 1) el Tratado de Montfort viene presentado como un texto  clásico de la espiritualidad mariana, que ha tenido una extraordinaria acogida eclesial y que se puede entender mejor después del Concilio. Efectivamente, haciendo referencia al Evangelio mencionado (Jn 19, 25-27), la Carta cita continuamente los textos de la Lumen Gentium, del Tratado de la Verdadera Devocion y del Secreto de Maria (breve resumen del Tratado hecho por el mismo Montfort). Seguidamente, a la luz del cap. VIII de la Lumen Gentium sobre la Virgen Maria en el misterio de Cristo y de la Iglesia, la enseñanza del Tratado es considerada, en primer lugar, desde el punto de vista cristológico, después eclesiológico. El cristocentrismo es expuesto bajo el titulo “Ad Iesum per Mariam” (Nr 24) Le sigue el resumen sobre le aspecto eclesiológico titulado Maria, miembro eminente del Cuerpo mistico y Madre de la Iglesia (nr 5)  Al final de la Carta, a la luz del cap. Vi de la Lumen Gentium sobre la vocación universal a la santidad, viene ilumnado el camino eclesial de santidad vivido con Maria en la caridad, la fe y la esperanza.  De este modo, los tres últimos capítulos son: La santidadperfección de la caridad (n 6), La “peregrinación de la fe” (nr 7) y Signo de esperanza cierta (Nr 8), citando también los textos del Concilio y de Montfort.

Es esta una síntesis preciosa para interpretar todo el Magisterio de Juan Pablo II sobre su maravilloso cristocentrismo (primera Enciclica Redemptor Hominis) su riquísima enseñanza sobre Dios y sobre le hombre y la mujer, etc. Es igualm,ente preciosa para interpretar su vida santa, su “existencia teología”, completamente animada por la caridad, la fe y la esperanza, llamadas por santo Tomas virtutes theologicae, es decir virtudes teológicas (mejor que teologales). Son sus principales  “virtudes heroicas”, continuamente vividas ocn Maria.  Acerca de la caridad, que es “la más grande” (1 Cor 13,13) el Papa no teme recurrir al fuerte símbolo de la esclavitud de amor, citando el párrafo más importante del Tratado (nr 72) en el que se evidencia la raíz bíblica. Es la misma radicalidad del amor que Teresa de Lisieux expresara con el símbolo del holocausto al amor. Con estas expresiones fuertes, las dos santos iluminan el mismo camino de santidad para todos: vivir la gracia del bautismo en el Totus tuus, es decir en el don total de si a Jesus en la caridad del Espíritu Santo, a través de las manos y del Corazón de Maria. Tal caridad vivida con Maria es amor inseparable al Señor y al prójimo, a cada hombre, y es este el primer y fundamental testimonio de Juan hablo II, inseparable también de su testimonio de fe y de esperanza.  En efecto, junto a su caridad, Maria comparte ocn la Iglesia Peregrina la perfeccion de su fe y de su esperanza. El Papa cita un largo texto del Tratado que es como un “himno” a la fe de Maria (nr 214), a la luz de la expresión característica del Concilio la peregrinación de la fe, ampliamente comentada por él en la Redemptoris Mater (nr 25-27) , y en la que hace referencia también a san Juan de la Cruz, otro gran maestro suyo (su tesis de doctorado en teología en Roma, en 1948, tuvo precisamente como objeto la fe en san Juan de la Cruz).  Asi, en la presente Carta (nr 7) Juan Pablo II cita la palabra más fuertes de su Encíclica: «La Cruz es el momento culminante de la fe de Maria, como escribí en la Enciclica Redemptoris Mater: “Por medio de esta fe Maria está unida perfectamente a Cristo en su desposamiento […]. Es esta tal vez la más profunda kénosis de la fe en la historia de la humanidad” (nr 18) . El título del último punto de su Carta (nr 8)  es un reclamo del Papa a la Lumen Gentium, allí donde trata de Maria como “signo de esperanza cierta y de consuelo para el Pueblo peregrinante de Dios” (LG nr 68)   ofreciendo la correcta interpretación de los textos del Tratado sobre los “santos de los últimos tiempos” (nr 49-50), citando un hermoso texto en el que el santo aplica a Maria el gran símbolo de la esperanza, el ancora (nr 175, en referencia a Heb 6,19), y usando una expresión que recuerda la doctrina de Teresa de Lisieux: “Junto a la Virgen Maria, con el mismo Corazón de Madre, la Iglesia reza, espera e intercede por la salvación de todos los hombres.” Como la joven carmelita, declarada por él Doctora de la Iglesia, Juan Pablo II ha sido un excepcional testigo de la esperanza, incluso hasta “esperar por todos”.

 François-Marie Léthel, París 1948, presbítero y teólogo francés de la  Orden de los  Carmelitas Descalzos, enseña teologia dogmatica y espiritual en la Pontificia Facultad teológica Teresianum, fue consultor de la Congregación para las Causas de los Santos, prelado secretario de la Academia Pontificia de teología,  y se lo considera uno de los principales expertos en la espiritualidad de Santa Teresa de Lisieux.

 (Texto tomado de Totus Tuus, Nr 5 Oct/Nov 2000, Boletín de la Postulación de la Causa de Beatificación y Canonización del siervo de Dios Juan Pablo II)

 


 

 

La doctrina de Montfort, fuente de espiritualidad mariana de Juan Pablo II – François Marie Léthel, ocd (1 de 2

 


La principal fuente de la espiritualidad  cristocéntrica y mariana de San Juan Pablo II es el Tratado de la Verdadera Devoción a la Virgen Maria de San Luis Maria Grignion de Montfort (1673-1716), auténtica obra de arte de este santo y síntesis de toda su doctrina espiritual. EL lema Totus Tuus, que resume la doctrina de Montfort, ha sido, en efecto, el hilo conductor de toda la vida de Karol Wojtyla, “hilo mariano” de un largo y continuo camino hacia la santidad.

Estas dos palabras Totus Tuus son una oración dirigida a Jesus por medio de Maria y en su Corazón Inmaculado. Es un acto de Amor como don total de sí. En este mismo sentido define santa Teresa de Lisieux el Amor en su última poesía a Maria: “Amar es dar todo y darse a si mismo” (¿Por qué te amo, Maria!, estrofa 22)   Te amo significa: Me entrego todo a ti, soy todo tuyo y para siempre. El Totus Tuus es, pues, la oración breve y esencial que ha animado continuamente toda la vida de Karol Wojtyła,  una vida totalmente entregada al Señor, a la Iglesia, a todos los hombres, vivida con Maria, Madre de Jesus y Madre nuestra. Luis Maria de Montfort y Teresa de Lisieux son, en efecto, como dos “faros de santidad” que ha n iluminado en modo particular el Pontificado de Juan Pablo II, en la perspectiva del Concilio Vaticano II trazada por la Lumen Gentium, En los capítulos VIII, sobre Maria en el Misterio de Cristo y de la Iglesia, y V, sobre la vocación universal a la santidad. Montfort es el santo que mas ha influido en la vida de Karol Wojtyła, mientras Teresa de Lisieux es la única santa declarada por el Doctora de la Iglesia. Después del Doctorado de Teresa en 1997, Juan Pablo II hubiese deseado dar el mismo titulo a san Luis Maria, y de hecho había iniciado el camino para ello.

En la vida de Karol Wojtyła, el lema Totus Tuus se convirtió en la respiración de su alma, en el latido de su corazón a partir de 1940 cuando descubrió, a la edad de 20 años, el Tratado de Montfort. Juan Pablo II conto este hecho muchas veces. Lo hizo en modo especial en el momento del 50º aniversario de su sacerdocio, en el libro Don y Misterio (1996), recordando como este descubrimiento le había ayudado a dar un paso decisivo en su camino espiritual, superando una cierta crisis concerniente precisamente a su devoción mariana: «Hubo un momento en el cual me cuestioné de alguna manera mi culto a Maria, considerando que éste, si se hace excesivo, acaba por comprometer la supremacía del culto debido a Cristo. Me ayudó entonces el libro de San Luis Maria Grignion de Montfort titulado “Tratado de la verdadera devoción a la Santisima Virgen.” En el encontré la respuesta a mis dudas. Efectivamente, Maria nos acerca a Cristo, con tal de que se viva su misterio en Cristo. El tratado de San Luis Maria Grignion de Montfort puede cansar un poco por su estilo un tanto enfático y barroco, pero la esencia de las verdades teologicas que contiene es incontestable. El autor es un teólogo notable. Su pensamiento mariológico esta basado en el Misteri trinitario y en la verdad de la Encarnacion del Verbo de Dios, (..) Esto explica el origen del Totus Tuus. La expresión deriva de San Luis Maria.. Es la abreviatura de la forma más completa de la consagración a la Madre de Dios, que dice: Totus tuus ego sum et omnia mea Tua sunt. Accipio Te in mea omnia. Praebe mihi cor Tuum, Maria.» (Don y Misterio, p. 38-39) Estas palabras en latín, que Karol Wojtylł continuamente rezó y copió en las primeras páginas de sus manuscritos, siendo primero seminaristas, después sacerdote, obispo y papa, se encuentran al final del Tratado (Nº 266), donde Montfort invita al fiel a vivir la Comunión eucarística con Maria y en Maria. Es la mejor expresión de la consagración (o acto de entrega) a Jesus por Maria, en referencia al texto del Evangelio en el que el mismo san Juan acoge el don que el Redentor le hace de su Madre. “el discípulo la recibió en su casa” (Jn 19,27): Accepit ceam discipulus in sua) .  Esta es la raíz evangélica simbolizada en el escudo episcopal elegido por Karol Wojtyla en 1978 junto con el lema Totus Tuus. Todos los días, Juan Pablo II leía algún trozo del tratado, y al final, cuando ya no podía hablar después de la traqueotomía, escribió una vez más su Totus Tuus. Fueron las últimas palabras escritas y pronunciadas por él.

 

(Texto tomado de Totus Tuus, Nr 5 Oct/Nov 2000, Boletín de la Postulación de la Causa de Beatificación y Canonización del siervo de Dios Juan Pablo II)

 


viernes, 27 de septiembre de 2024

Santuario del Divino Amor, Roma

 


Con la dedicación de este nuevo santuario se cumple hoy, al menos en parte, un voto que los romanos, invitados por el Papa Pío XII, hicieron a la Virgen del Amor Divino en el año 1944, cuando las tropas aliadas estaban a punto de lanzar el ataque decisivo sobre Roma, ocupada por los alemanes. Ante la imagen de la Virgen del Amor Divino, el 4 de junio de ese año, los romanos suplicaron la salvación de Roma, prometiendo a María que cambiarían su conducta moral, construirían el nuevo santuario del Amor Divino y realizarían una institución de caridad en Castel di Leva. Ese mismo día, algo más de una hora después de la lectura del voto, el ejército alemán abandonó Roma sin oponer resistencia, mientras las fuerzas aliadas entraban por la puerta de San Juan y la Puerta Mayor, acogidos por el pueblo romano con manifestaciones de júbilo.

(Juan Pablo II 4 de julio de 1999)


Los dato históricos del Santuario de la Madonna del Divino Amotienen su inicio en el siglo XIII, cuando en aquella zona de la campiña romana surgía una especie de fortaleza de la familia Savelli-Orsini, llamada Castel di Leva. En una torre del castillo, había una imagen de la Virgen, representada sentada en un trono con el Niño Jesus en brazos, y con la paloma descendiendo sobre ella cual símbolo del Espíritu Santo, que es precisamente el Divino Amor. La imagen, pintada al fresco en aquella misma época, era muy venerada por los pastores de la zona.

En la primavera de 1740, un viandante que se dirigía a Roma, al llegar cerca de la torre, fue asaltado por una jauría de perros y estaba a punto de ser devorado. El pobrecillo levanto los ojos, vio la sagrada imagen y pidió ayuda a la Madre de Dios. Sucedió el milagro: de improviso los perros se dispersaron y huyeron por la campiña. ¡el que invoca a Maria supera todos los obstáculos, retoma el camino y alcanza la meta!

Después de aquel prodigio, el 5 de septiembre del mismo año, la imagen mariana fue separada de la pared y transferida a la finca vecina llamada La Falconiana, donde se hallaba la pequeña iglesia de Santa Maria de los Magos.  Cinco años después, el 19 de abril de 1745, la imagen fue reconducida a su antigua sede, donde entretanto se había construido una iglesia que sería consagrada en 1750 por el Cardenal Carlo Rezzonico, quien fue después Papa Clemente XIII. Desde entonces, iniciaron las peregrinaciones populares, cada vez más numerosas y que continúan hoy día.

El 13 de mayo de 1883, el Capítulo Vaticano coronó esta imagen de la Virgen. En 1930 fue nombrado rector Don Umberto Terenzi.  El 8 de diciembre de 1932 el Santuario se convirtió en parroquia y Don Umberto fue su primer párroco. El 25 de marzo de 1942 Don Umberto fundó la Congregación de Hijas de la Madonna del Divino Amor, a lo que siguieron, en 1962 los sacerdotes oblatos, que desde entonces custodian el Santuario.

En 1944, mientras Roma corría  peligro de ser destruida por los eventos bélicos, el 24 de enero el cuadro de la Virgen se transfirió a la ciudad, pasó por varias iglesias quedando en la de San Ignacio, donde el 4 de junio de 1944 el pueblo romano, para conseguir la liberación de la ciudad, hizo voto a la Virgen de reformar la propia vida, de erigir un nuevo santuario y de realizar una obra de caridad en su honor. La Virgen obró el milagro y Roma se salvó. El Papa Pio XII, el 12 de junio de 1944, acudió a rezarle con los romanos, y le confirió a la Virgen del Divino Amor el titulo de Salvadora de la Ciudad.

Después de la guerra, el Santuario reabrió sus puertas: se llevan a cabo obras de caridad, culturales y de apostolado. Se da inicio a la publicación de  las revistas Parrocchia en 1946, y La Madonna en 1954,  y se reanuda la publicación del  boletín La Madonna del Divino Amore, que había surgido en 1931. En la casa de las religiosas se da acogida a los primeros huérfanos, mientras poco a poco se abren otras casas religiosas en varias partes de Italia y del extranjero: las misiones de Colombia se inauguran en 1971, en Brasil en 1991, en Perú en 1993, en  Filipinas en 1998, en la India en 1999 y en 2000 en Nicaragua.   

El 3 de enero de 1974 muere don Umberto Terenzi, sus restos reposan en le Santuario de la cripta de la Dolorosa. En 1975 comienza la Tendópolis mariana nacional de los jóvenes. El 1 de mayo de 1979el Papa Juan Pablo II visita el Divino Amor y lo define el Santuario mariano de Roma. Lo visita de nuevo el 7 de junio de 1987 para la apertura del Año Mariano y el 4 de julio de 1999 para la consagración del nuevo santuario.  

Desde 1983, está en funcionamiento la casa del Peregrino para congresos, retiros y ejercicios espirituales. Desde ese año, el Domingo de Ramos y el Viernes Santo a las ocho y media de la tarde, tiene lugar la  espectacular represetacion del Via Crucis,  inspirada en la Sabana Santa. El 29 de febrero de 1991, el Cardenal Vicario Camillo Ruini promulgó el edicto con el que se abríala causa de beatificación del Siervo de Dios Don Umberto Terenzi, fundador de la Obra de la Madonna del Divino Amore. 

El santo Padre Juan Pablo II consagró solemnemente el santuario el 4 de julio de1999,  cumpliendo asi el voto que los romanos habían hecho el 4 de junio de 1944.  El Santuario fue construido a los pies de la colina, fuera de las antiguas murallas, sin alterar el encanto de la campiña romana. Con ocasión del Jubileo del  año 2000  el Santuario se asocio a las basílicas romanas como meta para obtener la indulgencia jubilar. El 1 de mayo de 2006 Benedicto XVI  inauguro el mes de Maria con el rezo del Santo Rosario en el viejo Santuario. Mencionaba el Papa Benedicto en su discurso:  Siento alegría en especial al pensar que así estoy renovando la experiencia de mi amado predecesor  Juan Pablo II, el cual, hace exactamente veintisiete años, el primer día del mes de mayo de 1979, realizó su primera visita como Pontífice a este santuario

Todos los sábados a partir de Pascua de Resurrección hasta finales de octubre se realiza una peregrinación nocturna a pie, (15 kms) que parte desde la plaza de Porta Capena de Roma  a medianoche y llega al santuario a las cinco de la mañana de domingo. También se realiza una peregrinación ccada 14 de agosto Vigilia de la Asunción y el 7 de diciembre Vigilia de la Inmaculada.

Los peregrinos nocturnos recorren la famosa Via Appia Antica hasta el Quo Vadis, alli toman la Via Ardeatina, pasan por las Catacumbas de san Calixto y delante del Mausoleo de las Fosas Ardeatinas, poniendo a los pies de la Virgen, junto a las propias intenciones, también las necesidades, las esperanzas y la misión de toda la Iglesia de Roma.

 Pasquale Silla - "El Divino Amor y aquel voto para la salvacion de Roma" publicado en la revista Totus Tuus Nro5 Oct/Nov 2010

 

 

viernes, 24 de mayo de 2024

Marija Pomagaj de Brezje, la Maria Auxiliadora de los eslovenos

 


Alejado tan solo unos cientos de metros de la autopista, el pueblo alpino de Brezje - donde se encuentra el Santuario de Marija Pomagaj - no ha perdido el encanto de las pequeñas aldeas eslovenas.

Brezje aparece en los registros históricos en el siglo 11, dependiendo de la parroquia de Mošnje. Se desconocen datos precisos, pero se cree que alrededor del siglo XV Brezje ya contaba con su propia pequeña iglesia en honor a San Vito, donde se celebraban misas tres veces por año.

 En el año 1800, por iniciativa del párroco de Mošnje el Dr. Urban Ažbe, a la pequeña iglesia le fue agregada una capilla en honor a María Auxiliadora – que con el tiempo seria el corazón del Santuario - para que los fieles pudieran acudir a Ella en esa época de incertidumbres y crecientes penurias, causadas por las ocupaciones francesas.

Ažbe había estudiado, cuando ya era sacerdote, en Austria y se había inspirado en la imagen de Maria Auxiliadora de la Iglesia de San Jacobo en Innsbruck, una pintura del conocido artista alemán Luka Cranach. Al regresar a a su tierra, trajo consigo una estampa de la pintura y le encargo al pintor esloveno Leopold Layer (1752 - 1828) que hiciera una copia basándose en ese cuadro, que Layer pintó volcando en el su propia maestría.



El cuadro de Marija Pomagaj (oleo en tela de 1mx0,80cm) es, por lo tanto, una copia libre del cuadro de Cranach. La imagen fue colocada en la capilla y fue testigo de numerosos milagros a partir de 1863. Con el tiempo la iglesia se fue haciendo pequeña para albergar a tantos peregrinos y se construyo entonces una nueva, que fue consagrada el 7 de octubre de 1900 por el Arzobispo de Gorica Jakob Missia. Anexo a la Iglesia fueron bendecidas las instalaciones destinadas a la orden franciscana, a quienes se encomendó la custodia del Santuario.

 


Cuando construyeron la iglesia actual se mantuvo el diseño original de la capilla, cubierta por otra cúpula, pero lamentablemente los frescos pintados por Layer se fueron perdiendo con el tiempo. Como la Iglesia acostumbra coronar las imágenes sagradas muy populares entre los fieles, los franciscanos presentaron la idea de coronar la imagen de Marija Pomagaj. El Obispo Jeglič, gran devoto de la Virgen Maria, solicito el permiso correspondiente y tuvo el honor de coronar solemnemente la imagen de Marija Pomagaj como Madre y Reina de los eslovenos el 1ro de septiembre de 1907 en presencia de numerosos fieles.

El milagroso cuadro se “ausento” de su Santuario en diferentes oportunidades. Por primera vez en 1935 cuando “peregrino” a Ljubljana para estar presente en el Congreso eucarístico Nacional, entre el 28 y el 30 de junio de 1935. La segunda vez no fue ni tan solemne ni tan voluntaria, pues durante la ocupación alemana los franciscanos debieron abandonar el Santuario y fueron prohibidas todas las celebraciones religiosas. Solo había quedado allí un hermano franciscano que logro salvar la imagen llevándola en su mochila a Ljubljana. Después de pasar por varios lugares la imagen finalmente fue albergada en la Catedral de Ljubljana, que se convirtió en la segunda Brezje hasta que el 15 de junio de 1947 pudo volver a su Santuario.

Fueron tiempos difíciles, - un periodo muy triste de la historia de Eslovenia - pero los fieles no dejaron de acudir al Santuario aún en los momentos más duros, si bien quienes peregrinaban a Brezje sabían que de alguna manera se exponían a ser objeto de algún tipo de represalia.

 Por tercera vez la imagen dejo su Santuario durante la primer visita del Papa Juan Pablo II en 1996 para ocupar un lugar de honor en la Santa Misa celebrada en el Hipódromo de Stozice el 18 de mayo. Y por ultima vez durante el Congreso Eucaristico Nacional Esloveno en Celje en junio 2010.

El pueblo esloveno se consagro a Maria Pomagaj el 15 de agosto de 1992, consagración que se renueva todos los años en la Fiesta de la Asunción de la Santísima Virgen María. El 7 de septiembre de 1999, por iniciativa de los custodios franciscanos la Iglesia, que el 5 de octubre de 1988 había sido nominada Basilica menor por el Papa Juan Pablo II, fue declarada Santuario Nacional de Eslovenia. La solemnidad de la proclamación fue presidida por el entonces Arzbispo de Ljubljana Dr. Franc Rode el 1ro de enero del 2000.

 


El Santuario guarda entre sus recuerdos mas preciados aquella fecha del 17 de mayo de 1996, cuando en su  primer viaje a Eslovenia (Volvería a hacerlo en  1999 para la beatificación del Obispo Anton Martin Slomsek) el Papa Juan Pablo II pidió visitar el Santuario (fuera de programa) y allí rezo ante la santa imagen. En el libro de visitas escribió sencillamente  Marija pomagaj! Maria ayúdanos!


 

lunes, 20 de mayo de 2024

Maria Madre de la Iglesia


 El concilio Vaticano II, después de haber proclamado a María «miembro muy eminente», «prototipo» y «modelo» de la Iglesia, afirma: «La Iglesia católica, instruida por el Espíritu Santo, la honra como a madre amantísima con sentimientos de piedad filial» (Lumen gentium, 53).

A decir verdad, el texto conciliar no atribuye explícitamente a la Virgen el título de «Madre de la Iglesia», pero enuncia de modo irrefutable su contenido, retomando una declaración que hizo, hace más de dos siglos, en el año 1748, el Papa Benedicto XIV (Bullarium romanum, serie 2, t. 2, n. 61, p. 428).

En dicho documento, mi venerado predecesor, describiendo los sentimientos filiales de la Iglesia que reconoce en María a su madre amantísima, la proclama, de modo indirecto, Madre de la Iglesia.

2. El uso de dicho apelativo en el pasado ha sido más bien raro, pero recientemente se ha hecho más común en las enseñanzas del Magisterio de la Iglesia y en la piedad del pueblo cristiano. Los fieles han invocado a María ante todo con los títulos de «Madre de Dios», «Madre de los fieles» o «Madre nuestra», para subrayar su relación personal con cada uno de sus hijos.

Posteriormente, gracias a la mayor atención dedicada al misterio de la Iglesia y a las relaciones de María con ella, se ha comenzado a invocar más frecuentemente a la Virgen como «Madre de la Iglesia».

La expresión está presente, antes del concilio Vaticano II, en el magisterio del Papa León XIII, donde se afirma que María ha sido «con toda verdad madre de la Iglesia» (Acta Leonis XIII, 15, 302). Sucesivamente, el apelativo ha sido utilizado varias veces en las enseñanzas de Juan XXIII y de Pablo VI.

(…)

El Papa Pablo VI habría deseado que el mismo concilio Vaticano II proclamase a «María, Madre de la Iglesia, es decir, Madre de todo el pueblo de Dios, tanto de los fieles como de los pastores ». Lo hizo él mismo en el discurso de clausura de la tercera sesión conciliar (21 de noviembre de 1964), pidiendo, además, que «de ahora en adelante, la Virgen sea honrada e invocada por todo el pueblo cristiano con este gratísimo título» (AAS 56 [1964], 37).

De este modo, mi venerado predecesor enunciaba explícitamente la doctrina ya contenida en el capítulo VIII de la Lumen gentium, deseando que el título de María, Madre de la Iglesia, adquiriese un puesto cada vez más importante en la liturgia y en la piedad del pueblo cristiano.

(Juan Pablo II de la  AudienciaGeneral 17 de septiembre de 1997)

Aprovecho la oportunidad de esta festividad mariana para recordar mi post 

Juan Pablo II y la dimensión de su carisma mariano (2 de 2) Catequesis sobre la Santisima Virgen Maria 

sábado, 9 de marzo de 2024

Naturaleza del culto mariano

 


El concilio Vaticano II afirma que el culto a la santísima Virgen «tal como ha existido siempre en la Iglesia, aunque del todo singular, es esencialmente diferente del culto de adoración, que se da al Verbo encarnado, lo mismo que al Padre y al Espíritu Santo, pero lo favorece muy poderosamente» (Lumen gentium66).

Con estas palabras la constitución Lumen gentium reafirma las características del culto mariano. La veneración de los fieles a María, aun siendo superior al culto dirigido a los demás santos, es inferior al culto de adoración que se da a Dios, y es esencialmente diferente de éste. Con el término «adoración» se indica la forma de culto que el hombre rinde a Dios, reconociéndolo Creador y Señor del universo. El cristiano, iluminado por la revelación divina, adora al Padre «en espíritu y en verdad» (Jn 4, 23). Al igual que al Padre, adora a Cristo, Verbo encarnado, exclamando con el apóstol Tomás: «¡Señor mío y Dios mío!» (Jn 20, 28). Por último, en el mismo acto de adoración incluye al Espíritu Santo, que «con el Padre y el Hijo recibe una misma adoración y gloria» (DS, 150), como recuerda el símbolo niceno-constantinopolitano.

(…).

Entre el culto mariano y el que se rinde a Dios existe, con todo, una continuidad, pues el honor tributado a María está ordenado y lleva a adorar a la santísima Trinidad.

El Concilio recuerda que la veneración de los cristianos a la Virgen «favorece muy poderosamente» el culto que se rinde al Verbo encarnado, al Padre y al Espíritu Santo. Asimismo, añade, en una perspectiva cristológica, que «las diversas formas de piedad mariana que la Iglesia ha aprobado dentro de los límites de la doctrina sana y ortodoxa, según las circunstancias de tiempo y lugar, y según el carácter y temperamento de los fieles, no sólo honran a la Madre. Hacen también que el Hijo, Creador de todo (cf. Col 1, 15-16), en quien "quiso el Padre eterno que residiera toda la plenitud" (Col 1, 19), sea debidamente conocido, amado, glorificado, y que se cumplan sus mandamientos» (Lumen gentium66).

Ya desde los inicios de la Iglesia, el culto mariano está destinado a favorecer la adhesión fiel a Cristo. Venerar a la Madre de Dios significa afirmar la divinidad de Cristo, pues los padres del concilio de Éfeso, al proclamar a María Theotókos, «Madre de Dios», querían confirmar la fe en Cristo, verdadero Dios.

(…)

El culto mariano, además, favorece, en quien lo practica según el espíritu de la Iglesia, la adoración al Padre y al Espíritu Santo. Efectivamente, al reconocer el valor de la maternidad de María, los creyentes descubren en ella una manifestación especial de la ternura de Dios Padre.

El misterio de la Virgen Madre pone de relieve la acción del Espíritu Santo, que realizó en su seno la concepción del niño y guió continuamente su vida.

Los títulos: Consuelo, Abogada, Auxiliadora, atribuidos a María por la piedad del pueblo cristiano, no oscurecen, sino que exaltan la acción del Espíritu Consolador y preparan a los creyentes a recibir sus dones.

(…)

El culto mariano expresa la alabanza y el reconocimiento de la Iglesia por esos dones extraordinarios. A ella, convertida en Madre de la Iglesia y Madre de la humanidad, recurre el pueblo cristiano, animado por una confianza filial, a fin de pedir su maternal intercesión y obtener los bienes necesarios para la vida terrena con vistas a la bienaventuranza eterna.

(de la Audiencia General de Juan Pablo II 22 de octubre de1997)

viernes, 13 de octubre de 2023

13 de octubre de 1917 El Milagro del sol en Fatima

 




Hoy recordamos aquel 13 de octubre de 1917 cuando la Virgen se apareció a los tres pastorcitos juntos por última vez, aparición presenciada por 70.000 testigos que vieron el “milagro del sol”, acontecimiento del cual se ocupó entonces toda la prensa y todos los periodistas, un milagro que sigue creando polémicas, pero un milagro que se sigue multiplicando en diversas partes del mundo durante celebraciones marianas o eucarísticas, creando inquietudes por una parte y fortalecimiento de la fe por otra.


También Mehmet Alí Agca al haber querido asesinar a Juan Pablo II había quedado atónito ante el desvió de las balas, se “sentía angustiado por el hecho que existían fuerzas que lo superaban” dice el cardenal Stanislaw Dziwisz en Una vida con Karol .

Inquietudes y angustia que se intuyen en nuestro mundo secularizado, en nuestra “dictadura del relativismo”, expresión del Papa Benedicto XVI” citada por el cardenal lituano Audrys Backis, en sus intenciones para la peregrinación que preside hoy en Fatima agradeciendo la libertad en su país pero sintiendo la necesidad de “rezar por Europa que está olvidando sus raíces cristianas…. Más que nunca, nosotros debemos implorar la Misericordia Divina, mensaje que nos dejó el Papa Juan Pablo II, el que tanto amó a la Virgen de Fátima”.

 

Durante su visita del año 2000 el Santo Padre le dono a la Virgen un regalo preciado : “Este anillo, con la efigie de Nuestra Señora y las palabras “Totus Tuus”, me lo dio el Cardenal Stefan Wyszynski, en los primeros días de mi Pontificado. Con mucha alegría, lo ofrezco a Nuestra Señora de Fátima en señal de mi profunda gratitud por la protección que me tiene concedida”, decía Juan Pablo II en Fátima un “Santuario impregnado del Papa Wojtyla” (Giuseppe De Carli) .

viernes, 15 de septiembre de 2023

Kalwaria Zebrzydowska


 Kalwaria Zebrzydowska , el Santuario polaco de la Pasión de Cristo y de María, es uno de los lugares de peregrinaje más frecuentados de Polonia. Esta ubicado entre dos cadenas de montañas bajas, en la zona fronteriza entre Beskid Makowski y Pogorze Welickie, al pie del monte Žar a 335-340 m sobre el nivel del mar, 35 km al sudoeste de Cracovia y 15 kms al este de Wadowice.

 Situado en el  pueblo de Kalwaria Zebrzydowska,  una pequeña localidad de unos 5 mil habitantes que ocupa una superficie de 550 hectáreas, Kalwaria Zebrzydowska es todo un complejo religioso-histórico, frecuentado anualmente por más de un millón de peregrinos y visitantes. Se compone de la basílica barroca dedicada a Nuestra Señora de los Ángeles, del convento de los Bernardinos (orden de frailes menores) y del conjunto de iglesias y capillas de estilo barroco y manierista, distribuidas en un espacio de 6 kms, donde por esos amplios senderos se meditan vida y obra de Jesús y la participación de Maria en ella. Podríamos decir que es un santuario con pueblo propio.  




Los senderos

Los inicios del santuario se remontan al año 1600 cuando Mikolaj Zebrzydowski, voivoda de Cracovia, colocara en el monte Žarek la piedra angular para la construcción de una primera capilla dedicada a la Crucifixión de Jesucristo,  al modelo de la capilla de Santa Cruz en Jerusalén. La capilla fue consagrada como iglesia el 4 de octubre de 1601 por el nuncio papal Klaudiusz Rangoni y estaba destinada a lugar de oración para la familia de los Zebrzydowski durante la Cuaresma.

Poco después Mikolaj Zebrzydowski decidió construir también una capilla en honor al Sepulcro de Cristo (según el modelo de la capilla del Sepulcro del Señor de Jerusalén) un pequeño convento y una iglesia, dedicada a Nuestra Señora de los Ángeles, que fue consagrada el 4 de octubre de 1609. Para entonces Zebrzydowski ya había decidido también hacer construir, siguiendo el ejemplo de Jerusalén, las estaciones de la Pasión de Nuestro Señor pues había observado la notable semejanza de sus tierras con la topografía de Jerusalén. Para el desarrollo del Calvario, el elemento decisivo fue la lectura de los escritos de Christian Adrian Cruys llamado Adrichomius. Sus obras, en las que describía la Tierra Santa en los tiempos de Jesucristo, fueron fuente de inspiración para fundar nuevos calvarios, y en ellas se basó Mikołaj Zebrzydowski para construir las estaciones dedicadas a la Pasión del Señor. De hecho, observó una notable similitud entre sus bienes, que se extendían entre Lanckorona y el monte Żar, y la topografía de Jerusalén. Así que la colina de Żarek pasó a llamarse Golgotha, una altura en los alrededores de Lanckorona Monte de los olivos, otra altura en los alrededores de la actual capilla “Casa de Caifás” El Monte Sión, la altura para la construcción del futuro Palacio de Pilatos Monte Moriah, y el río de Skawinka, Cedrón. Las triangulaciones de los terrenos para la construcción de las futuras capillas fueron realizadas por el cura Feliks Żebrowski, matemático y astrónomo, amigo de Zebrzydowski.


Las capillas, que se distinguirían por la originalidad de las soluciones arquitectónicas adoptadas, se erigieron entre 1605 y 1617 en el orden siguiente: Palacio de Pilatos, Sepulcro del Señor Jesús, Huerto de los olivos, Captura de Jesús, Casa de Ana, Casa de Caifás, Palacio de Herodes, Sepulcro de la Madre de Dios, Casa de la Madre de Dios, Jesús carga con la cruz, Ascensión, Cenáculo, Corazón de María, Segunda caída de Jesús (Portal Occidental), San Rafael, Eremitorio de los Cinco hermanos polacos con la capilla de Santa María Magdalena.

Cuando murió Mikołaj Zebrzydowski, en 1620, las obras de construcción del Calvario fueron continuadas por su hijo Jan Zebrzydowski, quién en los años 1623 - 1641 mandó construir las siguientes cinco capillas pasionales (Portal Oriental, Primera caída de Jesucristo, Cirenaico, Verónica) y las ocho capillas marianas (1632): cuatro de Funeral y cuatro del Triunfo de María. Además desarrolló las capillas ya construidas por Mikołaj Zebrzydowski: la de la Crucifixión (1623) y la del Sepulcro de la Madre de Díos (1623 aprox.). Jan Zebrzydowski también construyó los conocidos “escalones” en el Palacio de Pilatos (1633) y la capilla del Hallazgo de la Santa Cruz junto con el Eremitorio de Santa Elena (1623 - 1632).


El siguiente fundador fue Michał Zebrzydowski, hijo de Jan. Durante este periodo se desarrolla la parte septentrional del convento (1654-1655) y se construyó una capilla, cerca del muro meridional de la iglesia (actualmente el presbiterio), específicamente para el cuadro milagroso de la Madre de Dios. La capilla es uno de los elementos arquitectónicos de mayor belleza de Kalwaria Zebrzydowska.

Cuando murió Michał Zebrzydowski, en 1667, la tutela de Kalwaria pasó a la familia de los Czartoryski. La hija de Michał, Anna Zebrzydowska, se casó con Jan Karol Czartoryski y con esta unión los bienes de los Zebrzydowski pasaron a manos de los Czartoryski. Cuando murió la mujer en 1668, el señor Czartoryski contrajo matrimonio por segunda vez con Magdalena Konopacka, a quién se debe la ampliación de una nave de la iglesia (1702) y la construcción de dos torres delante de dicha iglesia (1720). La basílica actual se debe en gran parte a la labor de Magdalena Czartoryska, quién murió en 1694, y a su hijo Józef, quien continuó con la obra.

En los años 1810-1812, por iniciativa del padre Gaudente Thynel, el convento fue ampliado, de forma poco acertada, rebajando las bóvedas y alzando ligeramente los muros del primer piso. Esta reconstrucción luego fue corregida en los años 1897-1901, durante el ministerio abacial del padre Felicjan Fierek, bajo la supervisión y el proyecto del arquitecto de Cracovia Karol Knaus.

En los años 1906-1910, el padre Felicjan Fierek, prior del convento, propuso una significativa ampliación de la iglesia (actual basílica). Sin embargo, el conservador de los bienes culturales de Cracovia denegó la autorización con el objeto de salvaguardar el carácter monumental del complejo eclesiástico-conventual de Kalwaria Zebrzydowska


Por iniciativa del Arzobispo de Cracovia Karol Wojtyla (1963-1978) algunos años despues comenzaron a llevarse a cabo peregrinaciones anuales de hombres, mujeres, jóvenes y familias. A partir de 1982 la arquidiócesis celebra el día 13 de agosto como la fiesta de Nuestra Señora de Kalwaria. El Santuario esta íntimamente relacionado con  Juan Pablo II, quien peregrinó allí desde su temprana infancia y siguió haciéndolo frecuentemente antes de ser llamado a la Sede de Pedro. 

A partir de 1978 Kalwaria Zebrzydowska se transformo en lugar de oración por el Santo Padre celebrándose diariamente la santa misa por sus intenciones.
Durante su viaje de 1979 Juan Pablo II reitero su pedido a los allí reunidos: “no dejéis de orar -lo repito una vez más- mientras viva y después de mi muerte. Y yo, como siempre, os pagaré vuestra benevolencia encomendándoos a todos a Cristo misericordioso y a su Madre”.

Con ocasion de su viaje de 1987 le dono a Nuestra Señora la rosa de oro como expresión del agradecimiento por “lo que fue y no deja de ser en mi vida”.

A Kalwaria se referia Juan Pablo II cuando le decía a Vittorio Messori en Cruzando el Umbral de la esperanza:

“ Este santuario regional tiene una particularidad, la de ser no solamente mariano, sino también profundamente cristocéntrico. Y los peregrinos que llegan allí, durante su primera jornada junto al santuario de Kalwaria, practican antes que nada los "senderos", que son un Viacrucis en el que el hombre encuentra su sitio junto a Cristo por medio de María. La Crucifixión, que es también el punto topográficamente más alto, domina los alrededores del santuario. La solemne procesión mariana, que tiene lugar antes de la fiesta de la Asunción, no es sino la expresión de la fe del pueblo cristiano en la especial participación de la Madre de Dios en la Resurrección y en la Gloria de su propio Hijo. Desde los primerísimos ańos, mi devoción mariana estuvo relacionada estrechamente a la dimensión cristológica. En esta dirección me iba educando el santuario de Kalwaria”.

Kalwaria Zebrzydowska está inscripta en el Patrimonio Mundial de la UNESCO
bajo el criterio de “monumento cultural excepcional que utilizó el paisaje natural como escenario para una representación simbólica en forma de capillas y senderos de los hechos de la Pasión de Cristo resultando un paisaje cultural de gran belleza y calidad espiritual que combina armoniosamente la obra del hombre con la obra de la naturaleza”.

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Fuente: "Kalwaria Zebrzydowska" - Guía publicada por el Santuario https://kalwaria.eu/

viernes, 8 de septiembre de 2023

Juan Pablo II: Contemplar a Maria

 


Contemplar a María significa mirarnos en un modelo que Dios mismo nos ha dado para nuestra elevación y para nuestra santificación.

Y María hoy nos enseña, ante todo, a conservar intacta la fe en Dios, esa fe que se nos dio en el bautismo y que debe crecer y madurar continuamente en nosotros durante las diversas etapas de nuestra vida cristiana. Comentando las palabras de San Lucas (Lc 2, 19), San Ambrosio se expresa así: "Reconozcamos en todo el pudor de la Virgen Santa, que, inmaculada en el cuerpo no menos que en las palabras,  meditaba en su corazón los temas de la fe" (Expos. Evang. sec. Lucam II, 54: CCL XIV, pág. 54). También nosotros, hermanos y hermanas queridísimos, debemos meditar continuamente en nuestro corazón "los temas de la fe", es decir, debemos estar abiertos y disponibles a la Palabra de Dios, para conseguir que nuestra vida cotidiana —a nivel personal, familiar, profesional— esté siempre en perfecta sintonía y en armoniosa coherencia con el mensaje de Jesús, con la enseñanza de la Iglesia, con los ejemplos de los Santos.

María, la Virgen-Madre, proclama hoy de nuevo ante todos nosotros el valor altísimo de la maternidad, gloria y alegría de la mujer, y además el de la virginidad cristiana, profesada y acogida "por amor del Reino de los cielos" (cf. Mt 19, 12), esto es, como un testimonio en este mundo caduco, de ese mundo final en el que los que se salvan serán "como los ángeles de Dios" (cf. Mt 22, 30).

(de la Homilia de Juan Pablo II el 8 de septiembre de 1980 en Frascati)

 



 

 

 

Feliz cumpleaños Madre Maria

 


Celebramos hoy "con alegría el nacimiento de María, la Virgen: de Ella salió el Sol de Justicia, Cristo, nuestro Dios".

Esta festividad mariana es toda ella una invitación a la alegría, precisamente porque con el nacimiento de María Santísima Dios daba al mundo como la garantía concreta de que la salvación era ya inminente: la humanidad que, desde milenios, en forma más o menos consciente, había esperado algo o alguien que la pudiese liberar del dolor, del mal, de la angustia, de la desesperación, y que dentro del Pueblo elegido había encontrado, especialmente en los Profetas, a los portavoces de la Palabra de Dios, confortante y consoladora, podía mirar finalmente, conmovida y emocionada, a María "Niña", que era el punto de convergencia y de llegada de un conjunto de promesas divinas, que resonaban misteriosamente en el corazón mismo de la historia.

Precisamente esta Niña, todavía pequeña y frágil, es la "Mujer" del primer anuncio de la redención futura, contrapuesta por Dios a la serpiente tentadora: "Pongo perpetua enemistad entre ti y la mujer y entre tu linaje y el suyo; éste te aplastará la cabeza, y tú le morderás a él el calcañal" (Gén 3, 15).

Precisamente esta Niña es la "Virgen" que "concebirá y parirá un hijo, y le pondrá por nombre Emmanuel, que quiere decir 'Dios con nosotros'" (cf. Is 7, 14; Mt 1, 23). Precisomente esta Niña es la "Madre" que parirá en Belén "a aquel que señoreará en Israel" (cf. Miq 5, 1 s.).

La liturgia de hoy aplica a María recién nacida el pasaje de la Carta a los Romanos, en el que San Pablo describe el designio misericordioso de Dios en relación con los elegidos: María es predestinada por la Trinidad a una misión altísima; es llamada; es santificada; es glorificada.

Dios la ha predestinado a estar íntimamente asociada a la vida y a la obra de su Hijo unigénito. Por esto la ha santificado, de manera admirable y singular, desde el primer momento de su concepción, haciéndola "llena de gracia" (cf. Lc 1, 28); la ha hecho conforme con la imagen de su Hijo: una conformidad que, podemos decir, fue única, porque María fue la primera y la más perfecta discípulo del Hijo.

El designio de Dios en María culminó después en esa glorificación, que hizo a su cuerpo motal conforme con el cuerpo glorioso de Jesús resucitado; la Asunción de María en cuerpo y alma al cielo representa como la última etapa de la trayectoria de esta Criatura, en la que el Padre celestial ha manifestado, de manera exaltante, su divina complacencia.

Por tanto, toda la Iglesia no puede menos de alegrarse hoy al celebrar la Natividad de María Santísima, que —como afirma con acentos conmovedores San Juan Damasceno— es esa "puerta virginal y divina, por la cual y a través de la cual Dios, que está por encima de todas las cosas, hizo su entrada en la tierra corporalmente... Hoy brotó un vástago del tronco de Jesé, del que nacerá al mundo una Flor sustancialmente unida a la divinidad. Hoy, en la tierra, de la naturaleza terrena, Aquel que en un tiempo separó el firmamento de las aguas y lo elevó a lo alto, ha creado un cielo, y este cielo es con mucho divinamente más espléndido que el primero" (Homilía sobre la Natividad de María: PG 96, 661 s.).


(de la Homilia de Juan Pablo II el 8 de septiembre de 1980 en Frascati)


sábado, 12 de agosto de 2023

En el Magníficat María celebra la obra admirable de Dios

 

(Imagen: Paolo de Matteis)

Con la expresión Magníficat, versión latina de una palabra griega que tenía el mismo significado, se celebra la grandeza de Dios, que con el anuncio del ángel revela su omnipotencia, superando las expectativas y las esperanzas del pueblo de la alianza e incluso los más nobles deseos del alma humana.

Frente al Señor, potente y misericordioso, María manifiesta el sentimiento de su pequeñez: "Proclama mi alma la grandeza del Señor; se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador, porque ha mirado la humillación de su esclava" (Lc 1, 46­48). Probablemente, el término griego ταπείνωσς esta tomado del cántico de Ana, la madre de Samuel. Con él se señalan la "humillación" y la "miseria" de una mujer estéril (cf. 1 S 1, 11), que encomienda su pena al Señor. Con una expresión semejante, María presenta su situación de pobreza y la conciencia de su pequeñez ante Dios que, con decisión gratuita, puso su mirada en ella, joven humilde de Nazaret, llamándola a convertirse en la madre del Mesías.

Las palabras "desde ahora me felicitaran todas las generaciones" (Lc 1, 48) toman como punto de partida la felicitación de Isabel, que fue la primera en proclamar a María "dichosa" (Lc 1, 45). El cántico, con cierta audacia, predice que esa proclamación se irá extendiendo y ampliando con un dinamismo incontenible. Al mismo tiempo, testimonia la veneración especial que la comunidad cristiana ha sentido hacia la Madre de Jesús desde el siglo I. El Magníficat constituye la primicia de las diversas expresiones de culto, transmitidas de generación en generación, con las que la Iglesia manifiesta su amor a la Virgen de Nazaret.

 "El Poderoso ha hecho obras grandes por mí; su nombre es santo y su misericordia llega a sus fieles de generación en generación" (Lc 1, 49­50).

¿Que son esas "obras grandes" realizadas en María por el Poderoso? La expresión aparece en el Antiguo Testamento para indicar la liberación del pueblo de Israel de Egipto o de Babilonia. En el Magníficat se refiere al acontecimiento misterioso de la concepción virginal de Jesús, acaecido en Nazaret después del anuncio del ángel.

En el Magníficat, cántico verdaderamente teológico porque revela la experiencia del rostro de Dios hecha por María, Dios no sólo es el Poderoso, pare el que nada es imposible, como había declarado Gabriel (cf. Lc 1, 37), sino también el Misericordioso, capaz de ternura y fidelidad para con todo ser humano.

(Juan Pablo II de la Audiencia General del 6 de noviembre de 1996)

jueves, 11 de mayo de 2023

13 de mayo y la trayectoria mariana de Juan Pablo II

 

(Nuestra Señora del Perpetuo Socorro,  altar-capilla en la  lglesia parroquial de Wadowice)

La trayectoria mariana de Karol Wojtyla comenzo en su hogar de Koscielna 7,  (antiguamente Rynek 2) su iglesia doméstica en Wadowice. 

Desde su ventana cruzando la calle podia “abrazar” con su mirada a Nuestra Señora del Perpetuo Socorro de su iglesia parroquial (ahora Basílica). Alli acudía en horas de la tarde a rezarle a la Virgen cuando era estudiante. En “la colina” de los carmelitas recibió el escapulario del Carmen a los 10 años. 

Ya en Cracovia se unio al “Rosario vivo” de Jan Tyranowski. Desde niño y después como sacerdote y obispo los senderos marianos lo llevaban a menudo a Kalwaria Zebrzydowska, Santuario de la Pasion de Cristo y de Maria ese “misterio de amor donde uno se encuentra a si mismo, encuentra su vida..”. Czestochowa, el “santuario de la nación”, donde tambien iba desde pequeño, compartió sus secretos de joven sacerdote y de obispo. Alli en Jasna Gora “nació el deseo de que sus primeros pasos como Papa se dirigieran a un santuario mariano y asi comenzo su peregrinar mariano por el mundo con su viaje apostólico a Mexico en 1979.


Y el 13 de mayo de 1981 el mundo presenciaba atónito aquel atentado que estaba programado para ser fatal pero no lo fue….y el mundo se unió en oración en catedrales, iglesias y capillas acompañando la “marcha blanca” de su patria polaca por su recuperación, una recuperación que el cardenal Dziwisz, su secretario personal llamó “un don del cielo” ante el misterio del atentado. Era el dia de la Virgen de Fátima, de Ella "mi madre por siempre, y especialmente el 13 de Mayo de 1981 cuando sentí tu presencia providencial a mi lado".

Alli,  en Fátima,  estaria el 13 de mayo de 1982 para agradecerle a Ella que habia desviado la bala aquel 13 de mayo de 1981 a las 17.19 cuando él se abandonaba en las manos de Dios invocando a la Virgen. “Una mano habia disparado el gatillo y otra habia guiado la bala”. Mehmet Ali Agca nunca pudo comprender porque el Papa no habia muerto. Pero Juan Pablo II lo sabía y en el primer aniversario del atentado peregrinó a Fátima para agradecerle a Nuestra Señora por salvar su vida y llevar a cabo la consagración de Rusia.

El Santo Padre volvió nuevamente a Fátima en 1991 a visitar a la “Madre de la Iglesia, Madre de los hombres, Madre de las Naciones, Madre de la Vida, madre mia desde siempre en especial después de aquel 13 de mayo de 1981, madre de todos los hombres, madre de la humanidad”.

Y el 13 de mayo del 2000 el "Obispo vestido de blanco" en Fatima, en aquel lugar que “por designio divino, "una mujer vestida del sol" (Ap 12, 1) vino del cielo a esta tierra en búsqueda de los pequeños privilegiados del Padre” en Cova de Iría celebraba, junto con la comunidad católica, la beatificación de los pastorcitos Francisco y Jacinta Marto "en la misma tierra que fue su cuna y que ahora es su altar”


Invito visitar:
Peregrinación a Portugal 12 al 15 de mayo 1982
Viaje apostólico a Portugal 10-13 de mayo 1991
Beatificación Fátima 13 de mayo 2000
El Mensaje de Fátima

Página oficial del Santuario de Fátima