Visita al Sur
De mano, por el camino encontramos Cáceres, sitio del que nos habían hablado maravillas y del que no esperaba demasiado pero que me dejó muy gratamente sorprendida.
No me gusta poner fotos de las cosas habituales si no de aquello que te llama la atención así que aquí quedan unas cuantas de cosillas que salieron de este viaje.
Mirándolo desde este punto, sí que es un puntazo la escultura y seguro que ofende sensibilidades x-D
Hablando de miradas, esta te asalta al dar una esquina...
Y es que hasta las gárgolas se sorprenden...
... de cómo ciudad antigua y ciudad nueva se aproximan sin mezclarse.
Cáceres es un sitio precioso en el que sólo estuvimos un par de horas y al que habrá que volver con más tiempo, sin lugar a dudas.
Respecto a Mérida, el fin de nuestro viaje, he de decir que me dejó un poco desilusionada. Tantos años escuchando hablar de la gran Emérita Augusta, ese punto de la Ibérica tan marcado por la Roma Clásica... y te encuentras con una oficina de turismo que te da un mapa de una ciudad pequeñita con siete cosas marcadas como punto de interés: lógicamente el teatro y el anfiteatro, el circo, alguna villa medianamente excavada, el museo de arte romano, el circo y... un desastre conservacional de tres pares de cojones.
No sé si es que al haber visitado Conimbriga antes, la superficie enorme de terreno levantado y la extensión de las ruinas me hizo esperar de Mérida algo similar, cosa que no se encuentra, aunque sin lugar a dudas, en Mérida se levanta una baldosa del pavimento de las calles y aparece una ruina romana.
Me dio una sensación de abandono acrecentada por el hecho de que en algunos lugares como La Casa del Anfiteatro, el paseante directamente camina sobre mosaicos originales y zonas en abandono del trabajo aparecen por doquier marcadas como "zona en consolidación". Sin embargo, aparecen grandes aciertos constructivos y conservativos como es la zona de Morerías bajo los suelos del edificio administrativo, la "cripta" -mejor dicho "los bajos"- de Santa Eulalia donde me quedé con ganas de ver de cerca el enterramiento con sus pinturas originales en un estado impresionante al menos desde lejos..., y sin lugar a dudas el Museo: pequeñito pero matón. Me encantó.
Del resto, simplemente decir que en cualquier rincón mientras se callejea te puede asaltar un resto del foro o un templo, y que el Arco de Adriano da un poquito de pena.
Todo un detalle a agradecer es el siguiente: los monumentos visitables, salvo los que se encuentran en casco urbano abierto, conllevan el precio de una entrada cuyos precios se pueden agrupar en un "bono" de 12 euros junto con el cual te dan una guía de lo que vas a visitar. Una idea estupenda.
No sé por qué pero esperaba más. Le echaremos la culpa a Conimbriga...
Y claro, quien no podía faltar en ese viaje a Mérida fue el cumpleañero :-)
Por cierto, el queso este blandito que se le quita una tapa y se hunta, impresionante, igual que los "rabitos extremeños" -sin coñas que son bombones de higo y chocolate-. Del jamón... mejor no hablamos que se me hace la boca agua ;-)
Etiquetas: callejeando, turismo