El lugar donde he sido mandado a vivir sin ninguna experiencia previa en el medio de la más huérfana inconstancia. El que me obliga a tomar por sorteo hasta la más inocente de mis decisiones, como la de creer en la más pálida idea...

enero 24, 2006

Semblanza del escritor vacante

Intro
Primera entrega inspirada en la saga de textos recientes de El Fantasma y Póstumos ( links en la solapa inferior derecha de esta página ). Aclaro que cualquier parecido con algún bloger en particular es impura coincidencia. Por momentos la lectura los animará a realizar acertijos, en otros, en cambio, los desorientará. Es que el escritor vacante anda por todas partes, todos podemos ser él, y todos somos él. Pero quién es quién por ahora es lo que menos importa.


El escritor vacante es una falla del sistema

Y que no lea nada peyorativo en esto y en lo que vendrá, la historia de la oscuridad eterna prueba que las fallas en los sistemas son la fuente más prolífica en materia de luces, de las que balizan para bien los caminos.

El escritor vacante es aquel que proclama escribir para nadie y para el no-lector, para al mismo tiempo confirmar esta contradicción escribiendo un blog hecho y pensado para satisfacción pura de ese lector, casi como una guía obsesiva y constante que no falla un día en realizar todas las operaciones burocráticas y necesarias de mantenimiento, actos exclusivamente administrativos en función de satisfacer lúdicamente al lector. Que cumple el servicio de actualizarlo diariamente como una rutina casi empresarial.

Es aquel que como el tero pone los huevos en un lugar y canta en el otro. Es político, no se si correcto o incorrecto, pero si político, porque su posicionamiento siempre es político. Pero no busca réditos como los políticos partidarios, juega a que los encuentra y no los recoge. Es una opción, una motivación para la escritura, un modo de colgar su diploma existencial, una forma subliminal de mantener regado el jardín de las jerarquías para que no se vean como esa cruda y anárquica proliferación de yuyos donde lo que más se lamenta es que se mezclen los pastos silvestres con el fino rye-grass perenne.


La estrategia de “inmersión- emersión”

Periódicamente nominará como al pasar a algún referente jerárquico de un evidente oficialismo del talento literario. Se lo calificará de “escritor que tiene un blog”. Por consiguiente, los demás blogers no son escritores, dejando en claro lo que no se puede decir. Porque eso de andar ocultando las cosas a los gritos no hace más que ponerlas toscamente en evidencia. Enmascararlas a través de toda una trama articulada para su negación irónica, entre dudosas humoradas de humildad, no hacen más que confirmarlas.

El escritor vacante es aquel que metaboliza día a día su desembarco en el blog como una infiltración en los dominios de la escritura plebeya. Incluye la adopción de sus hábitos, sus valores, el empaparse de su corrección, capturar sus obsesiones y los que es urgente e indispensable, sus debilidades. Ser vecino reconocido y que goza de la confianza políticamente correcta del barrio blog es un primer paso en la sustentación del goteo. No olvidemos que la presencia de una sustancia en la piel parece ocasionar sólo cosquillas improductivas, pero no se debe subestimar su alta y efectiva capacidad de absorción. Y de tanto buscar les brechas aprende varias cosas: es divertido manipular la pusilanimidad natural de algunos novatos de espíritu, acariciar y cachetear su dulce amateurismo, ver como la inseguridad de su pletórica escritura festejante juega a su favor. Montarse sobre esa falla con su discurso hegemónico, puesto por encima desde el impostado lamento de la paridad.

La operación básica de su estrategia de “inmersión-emersión” es que primero se auto desvaloriza para desvalorizar a los otros a la vez que planea su estrategia para emerger límpido y rejerarquizado desde esa desvalorización simuladamente compartida. La primera oración casi siempre es del tipo “Los blogs son una cagada”. La segunda, que cuida de agregar bien rápido y de corrido para evitar cualquier confusión es “Y el mío también los es”. Es la cuota de consanguinidad en el fracaso que predisponga a la simpatía pero que no podrá ocultar la actitud de querer oscurecer a los demás aún a costa de esa declamada auto-prescindencia. La mediocridad del Otro es instalada a través de una sospechosa visita de solidaridad. Sucede que incluirse en el hundimiento no alcanza para oscurecer su responsabilidad autoral en él, como los suicidas islámicos que se inmolan abrazando a sus enemigos para llevarlos a donde no eligieron ir. La diferencia es que para los inmolados la estrategia de retorno es una confianza de jerarquización mística a realizarse fuera del campo de la vida terrena, en cambio la estrategia de regreso del escritor vacante es bien de este mundo y se presenta siempre a continuación como un perfecto mecanismo.

El escritor vacante disfraza su deseo de recibirse de escritor habilitado, pero lo hace a la vez actuando desde el rol de escritor habilitado, actuando sus escenas de forma verosímil, y –milagrosamente- sin que nadie lo note demasiado. Su impostación no es deliberada, sino inevitable consecuencia del juego de trampas que invade sus pasiones y al que se somete en busca de sobrevivir en una comunidad irremediablemente insuficiente. Una serie de simulacros hacia adentro y hacia fuera. De tanto jugar con espejos, negaciones y dobleces, se termina doblado, negado y espejado.

Es un escritor capaz de estar del otro lado, o que viene del otro lado, con los autorizados y consagrados, pero que a causa de algunas excentricidades de su enternecedora historia personal ha decidido desperdiciar tal condición ofrendando su entrega al mundo de la inferioridad de los blogs. Un extraño bohemio de la excelencia que se define como icono estatutario detrás de sus excesos de conducta, los que expone con puntillosa regularidad para sostener el modelo. Es el hijo pobre y descarriado del alto talento habilitado que en vez de dedicarse a convivir con sus pares, optó por regalarnos el privilegio de descender a compartir este condado menor del arte, aquel donde supone predomina la conformista autoindulgencia, esa periferia entusiasta de su propia imposibilidad. Pero al final se da cuenta que se aburre.

La puesta en flotación sucia de todas las jerarquías establecidas que pone en juego la oscilante vibración del blog lo desacomoda, porque por más que proclame lo contrario, todavía es esclavo de su estructura ordenadora, desde su sólido engreimiento de pertenecer y desde su sincera obediencia a los que pertenecen.

El escritor vacante es un líquido al que no le alcanza el envase que ha conseguido para contenerlo. Porque sobrestima el envase que no lo contiene, o porque subestima al que lo contiene.

Yo no le permitiría que quede vacante por nada del mundo, es más, ya tengo un puesto para ofrecerle en mi nómina de favoritos.

6 comentarios:

inx dijo...

Este post, como el de "la cita como chaleco antibalas" me parece, sencillamente genial. Quiero la Tinoantología ¡ya! Tu indulgente comentarista. (Yo soy mujer, y te perdono, al revés que en el tango)

vadinho dijo...

tino: a través de tu escrito acabo de leer la kenosis-blog.

Tino Hargén dijo...

Gracias inx ! Y no hay problema con la indulgencia, "prefiero tu perdón a tu indiferencia..... chán, chán"

Anónimo dijo...

Hola, Tino:
La retórica de tu argumentación es impecable. Pero yo profundizaría en tu análisis, o más bien en tu construcción de un caso hipotético, describiendo este hipotético caso como el de un artista escritor tan obediente al mandato social de la modestia que su clase le dicta, tan entrampado en el goce de la identificación entre su yo y su ideal del yo ("tengo que ser humilde"), que sacrifica a este goce los placeres de tratar con sus iguales, promover la difusión de su obra, competir por imponerla, e incluso (en primer lugar) realizarla y completarla. Son placeres prohibidos que la moral pequeñoburguesa condena como "autopromoción", "vanidad" o "narcisismo", pero a la vez son esfuerzos necesarios para un mínimo logro profesional.
Me resulta poco creíble este paradigma: demasiado ascético. Estás hablando de un hombre que renuncia a todos los honores que merece, sólo para tener la conciencia tranquila. ¿Existe, hoy, alguien tan santo que busque la paz a ese costo? Te creo si me lo contás en relación a la vida de Sor Juana Inés de la Cruz. Pero aún ella fue presionada por coerciones institucionales...
Saludos,

Tino Hargén dijo...

Gracias por lo de la retórica.
Ahora después, che, ¿Donde está mi toma partido en mi post por la humidad o la modestia? ¿Donde establece a la "inmodestia" como una bajeza deleznable y a la "modestia" como sacra virtud?


Se trató de dilucidar modelos de comportamientos, no de juzgarlos y hacer politica.

Vos viste la conexión del post con todo aquello, te acordás, los debates antes y después de tu salida de Kaputt, que están conectados a este post mio de ahora. En ese momentos creo que tomé posicion pero no en esos terminos, sino en relacion a no ser esclavo de los sistemas de reconocimiento establecidos en lo indivuaal, pero que tampoco la ambicion individual de obtener "recompensas" no debiera verse para anda como "pecado" frente a lo demás.

El tema pasa por asumir los posicionamientos y fundamentarlos, definir esa tensión, a vos te costó y creo que lo fuiste definiendo. Cada uno que busque el motor de su acción, si les sirve “motivarse” como diría el Bambino Veira en la competitividad tipo deportiva con los demás escritores que lo haga, si les sirve ponerse en un lugar hegemónico que lo hagan, si les sirve la actitud de no deslumbrarse por los oropeles individuales que da el sistema, bárbaro.

Igual creo que tu visión es a veces demasiado competitivista para mi gusto, en el sentido que se entrega demasiado al rigor de las leyes impuestas por no se quién de que el valor artístico pasa por obtener los correspondientes “resultados”. Una cosa es vivir en el sistema y otra es creerse todo, comprar todo su sistema de valores.

Tema para charlando en otra ocasión

Saludos

xenia dijo...

Tino:
A vos no te considero "vacante".
El personaje que describís en este post no sos vos. De entrada, vos te definiste como "comentador", dejando en claro que tenés la madurez necesaria para no tomarte a vos mismo demasiado en serio.
Con todo el respeto que me merece tu esfuerzo, bastante logrado, por alcanzar una posición objetiva ante las cuestiones planteadas por otros bloggers ("¿es posible ser un escritor sin obra?"), me sigue sonando religioso tu discurso: la penúltima frase de tu comentario me remite a aquello de "estar en el mundo pero no ser del mundo".
Como vos mismo dijiste una vez, hay diferencias generacionales. Una cosa son los que llegaron a vivir los 70s y otra los que tenemos de ellos un vago recuerdo.
Ustedes son más inconformistas.
Respecto de mi posición, como vos bien decís la fui construyendo con cierto esfuerzo, pero no sé si la supe formular cabalmente. Mi idea es que hay que jugar con las reglas de juego que hay, y con las cartas que a uno le tocan, ni más ni menos. No tengo nada contra quienes elijan otros caminos, siempre y cuando no jodan con prejuicios y moralinas. Yo viví en mi propia casa los feos resultados de la desdicha de un artista, mi abuelo, demasiado buena persona para luchar por las recompensas que él sentía que merecía. Trato de no repetir aquellos errores. Pero si cometo errores nuevos no será tan grave; después de todo no somos presidentes ni ministros...
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