Hoy se me ha acercado un perro, era un chucho, un mil leches, de dos colores canela y blanco. Se ha puesto a mi lado muy contento, movía el rabo con alegría.
Lo he mirado a los ojos y le hacían chiribitas... Al verme quieto sin reaccionar, se ha alejado despacio.
Lo he llamado... Tán... Taaán... y ha acudido raudo, alegre, juguetón... saltarín.
Su dueña me ha dicho: No se llama Tán, lo llamamos Antonio.
Yo me he reido, Antonio qué curioso, he dicho.
Mientras me alejaba, Antonio me ladraba como llamándome, la mujer lo sostenía con la correa porque se quería venir conmigo.
En mi casa, cuando yo tenía 5 ó 6 años, había un perro, era un chucho, un mil leches, de dos colores canela y blanco, era mi perro, se llamaba Tán.
Lo he mirado a los ojos y le hacían chiribitas... Al verme quieto sin reaccionar, se ha alejado despacio.
Lo he llamado... Tán... Taaán... y ha acudido raudo, alegre, juguetón... saltarín.
Su dueña me ha dicho: No se llama Tán, lo llamamos Antonio.
Yo me he reido, Antonio qué curioso, he dicho.
Mientras me alejaba, Antonio me ladraba como llamándome, la mujer lo sostenía con la correa porque se quería venir conmigo.
En mi casa, cuando yo tenía 5 ó 6 años, había un perro, era un chucho, un mil leches, de dos colores canela y blanco, era mi perro, se llamaba Tán.