Presentación Psicofisiología Experimental

Descargar como pptx, pdf o txt
Descargar como pptx, pdf o txt
Está en la página 1de 17

Teoría de los espíritus animales

Para Galeno de Pérgamo (siglo II) los nervios eran tubos huecos por los que discurren
los llamados «espíritus animales», causantes de la actividad orgánica. El limento, una
vez digerido por el aparato digestivo, pasa al hígado, en el que se producen los
«espíritus naturales»; de ahí, estos van al corazón, que los convierte en «espíritus
vitales., y por la sangre llegan a los ventrículos del cerebro, donde se transforman en
«espíritus animales», que discurren por los nervios y al llegar a los músculos son los
que provocan la actividad orgánica. R. Descartes (1596-1650) enriquece la teoría de
Galeno con principios y nociones de la mecánica, Descartes no distinguía
anatómicamente los nervios motores de los sensoriales. Dentro de un mismo nervio la
parte sensorial estaría representada por los filamentos, mientras que el flujo motor
era causado por los «espíritus animales».
Los «espíritus animales» son definidos por Descartes, en el Discurso del método,
.como un viento muysutil, o mejor, como una llama extremadamente pura y viva»;
en otras panes los llama sutilísimo licor». Es algo así como el vapor de la sangre que se
desprende al ser calentada ésta por el corazón y fluye desde ahí abundantemente
hacia la llamada glándula pineal, alli sitúa Descartes el punto de contacto del espíritu
(res cogitans, o alma pensante propia del hombre) con el cuerpo (mecanismo
perfecto) ejerciendo sobre él la doble función: control y guía sobre sus movimientos
desmesurados (pasiones) y, lo que es más importante, haciendo que la actividad de
esa máquina cobre una nueva dimensión, la psicológica (es decir, tenga conciencia,
sufra y goce con lo que hace, y tenga sentimiento).

Darwin, en la segunda mitad del siglo XIX, se encargará de recuperar el


comportamiento animal para la psicología, al necesitar demostrar en la Expresión de
las emociones en el hombre y animales (1872) (por medio de observaciones,
descripciones y a través de datos obtenidos en comportamientos emocionales de
enfermos mentales, hombres primitivos y niños) que la diferencia que separaba a los
animales de los hombres era simplemente gradual, pudiendo ser el animal más
perfecto (simios) y el hombre descendientes de un antepasado común.
La naturaleza eléctrica del impulso nervioso,

La fisiología había trabajado hasta el momento con el supuesto de que todos los
nervios tienen idéntica naturaleza morfológica, cumplen una misma función,
conducen en ambas direcciones y son vehículos pasivos de la corriente nerviosa.
El conocimiento científico del impulso nervioso experimentó un salto espectacular
cuando un discípulo de J. Müller (que le sucedió en la Cátedra de Berlín), E. du Bois-
Reymond (1818-1896), descubrió experimentalmente su naturaleza eléctrica, como
quedó reflejado en su teoría de la «polarización de los tejidos animales», de 1848. El
nuevo descubrimiento constituyó un gran paso, tanto para la fisiología de la corriente
nerviosa como para la psicología de la sensación, pues eliminaba definitivamente
varias rémoras históricas nunca probadas (por ejemplo, teorías de los «espíritus
animales», de la neumática del alma y de la vis nervosa)
En 1850 su discípulo otro discipulo de Muller, H. L. F. von Helmholtz (1821-1894) dio a
conocer su hallazgo de la medición de los tiempos de reacción nerviosa en animales y
hombres. Tras construir un miógrafo 3, aplicó la siguiente estrategia experimental:
sobre un preparado nervomuscular de pata de rana, estimuló un nervio en dos puntos,
a diferentes distancias del lugar de conexión con el músculo correspondiente; midió el
tiempo de reacción muscular en cada punto de estimulación y sustrajo un tiempo de
otro; esto le permitió conocer el tiempo real invertido en el espacio entre ambos
puntos. Luego, aplicando la fórmula clásica v(elocidad) = e(spacio)/ t(iempo), concluyó
que para el nervio motor de la rana la velocidad de propagación es de unos 27,4
metros/segundo (con sujetos humanos dicha velocidad era de unos 35 m/s).
F. C. Donders (1818-1889), profesor de la Universidad de Utrech, Donders pensó que
una extensión del experimento de Helmholtz sobre la medición de la velocidad de
transmisión del impulso nervioso podía servir para conseguir datos cuantitativos
capaces de proporcionar una traducción exacta de aquellas funciones. Su estrategia
consistió en transformar aquel experimento fisiológico de Helmholtz en un
experimento de tipo psicológico cuantificacionista.
Conocido en un primer ensayo el valor del tiempo de reacción fisiológica (tiempo de
reacción simple), en un segundo ensayo el experimentador agrega algún proceso
mental que complique aquel primer proceso, en cuyo caso el tiempo de reacción
simple se alarga. Donders interpretó que este plus temporal constituía la medida del
tiempo de reacción correspon diente al proceso mental añadido. La aplicación del
procedimiento sustractivo proporcionaba el valor cuantitativo exacto del tiempo de
reacción de la función psicológica implicada.
Estudio del Sistema Nervioso

El conocimiento del sistema nervioso anterior al siglo xix quedaba reducido


básicamente a las explicaciones de la medicina clásica griega. Hipócrates
(460-370 a. C., aprox.) y Galeno (129-199 d. C., aprox.) habían localizado
la sede de la vida psíquica en el cerebro, frente a Aristóteles (384-322 a.
C.), que la situaba en el corazón. Galeno pro-puso tres importantes teorías
médico-psicológicas: la idea del sistema nervioso como una red
neumática de tubos huecos, que van desde los ventrículos cerebrales,
donde se originan, a todo el organismo como vías sensoriales y motrices;
la distinción de los nervios en sensitivos y motores, y la idea de los
espíritus animales, que circulan por aquella red.

A mediados del siglo xvn, Descartes propuso una versión hidráulica del
modelo galénico,El siglo xvni, preocupado por la cuestión de la naturaleza de la corriente
nerviosa, modificó sustancialmente aquellas doctrinas: los nervios pasaron a ser considerados
como fibras sólidas a las que se dotó de ciertas cualidades físicas que las hacía aptas para
explicar las clásicas
cuestiones de la corriente nerviosa, la sensación y el movimiento.
Al alborear el siglo xIx, aquella psicofisiología permanecía aún limitada
a los temas de la sensación y el movimiento, y apenas tenía nada que decir de la
naturaleza del sujeto psicológico y de sus procesos superiores.
Bell hizo además otras contribuciones de interés para las ciencias: enunció la Ley
de la dirección única [en la conducción] del sistema nervioso (importante para la
comprensión psicológica de la acción involuntaria y del arco reflejo), La fisiología
había trabajado hasta el momento con el supuesto de que todos los nervios
tienen idéntica naturaleza morfológica, cumplen una misma función, conducen en
ambas direcciones y son vehículos pasivos de la corriente nerviosa.

Ya en 1801 el médico M. Bichat (1771-1802) había localizado las funciones de


percepción, memoria e inteligencia en el cerebro, y las emociones en las vísceras.
Otros científicos (por ejemplo, Bel] o Rolando) habían supuesto que el cerebro
podía estar formado estructuralmente de componentes distintos, con funciones
distintas para cada uno.
No obstante, la figura más relevante en este campo fue el anatomista y
fisiólogo parisino P. Flourens
Tras dividir el sistema nervioso en seis unidades o estructuras anatómicas
naturales y operar sobre cada una de ellas, concluyó que «todas estas
distintas partes del sistema nervioso tienen propiedades específicas,
funciones propias, efectos distintos: y (que), a pesar de la maravillosa
diversidad de sus propiedades, funciones y efectos, constituyen, sin
embargo, un sistema único» (Flourens, 1824). Categorizó la «acción
funcional específica» de cada parte como principio de «acción propia», y
la «acción funcional común» del cerebro como principio de «acción
común». De acuerdo con el prime-ro, Flourens señaló cuáles eran las
funciones correspondientes a los lóbulos cerebrales, el cerebelo, la
médula oblongada, los tubérculos cuadrigéminos, la médula espinal y los
nervios; y, de acuerdo con el segundo, defendió la tesis de que el cerebro
actúa como un sistema funcional único, en sí mismo y con el resto del
sistema nervioso, de manera que se puede afirmar que «la unidad lo rige
todo, está en todas partes y lo domina todo».
Ya en la década de 1830 se descubrió la naturaleza celular de los tejidos nerviosos
(por ejemplo, Lister, Remak, Ehremberg), lo cual condujo, en la década de los
cincuenta, a considerar el sistema nervioso como un conjunto de células (o
centros) conectadas por La obra más importante del movimiento frenológico es
Anatomía y fisiología del sistema nervioso en general, y del cerebro en particular
(1810-1819), de Gall. que fue reeditada con el título Acerca de las funciones del
cerebro (1822-1825).
La diferenciación de los nervios sensoriales y nervios
motores

los fisiólogos Ch. Bell (1774-1842), en 1811, y F. Magendie (1783-1855), en 1826,


demostraron experimentalmente que existe una distinción estructural y funcional entre
nervios sensitivos y nervios motores (Ley de Bell-Magendie): los nervios conectados con
la médula por sus raíces posteriores (sensoriales) transmiten señales del ambiente
externo al interno, mientras que los conectados por sus raíces anteriores (motores)
transmiten impulsos desde el cerebro a la periferia.
Aquel descubri miento era importante tanto para la fisiología como para la psicología,
pues ponía las bases para una investigación experimental de la sensación y del
movimiento como funciones fisiológicas y psicológicas separadas. Bell hizo además otras
contribuciones de interés para ambas ciencias: enunció la Ley de la dirección única [en la
conducción] del sistema nervioso (importante para la comprensión psicológica de la
acción involuntaria y del arco reflejo) y descubrió el sentido muscular (capacidad
sensorial, además de motora, de las fibras musculares) que, pasado un tiempo, se
convertiría en la base teórica de la explicación científica del automatismo de las
conductas reflejas complejas (W. James, Pavlov, Watson).
La cuestión de las energías específicas de los nervios, conocida desde la antigüedad,
fue retomada ahora por el experimentalista J. Müller (1801-1858), catedrático de
Fisiología en Berlín y padre de la fisiología experimental en Alemania, formuló de
manera exacta en su Tratado de fisiología del hombre. la Ley de Müller contiene los
siguientes principios:

1) Primacía del nervio sobre la mente en el proceso del conocimiento:


2) Especificidad de los nervios
3)Correspondencia objeto-nervio:
4) Localización de la fuente de la especificidad nerviosa en el cerebro.
5) Poder selectivo de la mente sobre las energías específicas: intensidad» y tiene
poder de darle a un sentido una «actividad predominante». Su discípulo Helmholtz
saludó la Ley de Müller como un evento científico comparable en importancia a la Ley
de la gravitación universal de Newton.
El conocimiento científico del impulso nervioso experimentó un
salto espectacular cuando un discípulo de J. Müller (que le
sucedió en la Cátedra de Berlín), E. du Bois-Reymond (1818-
1896), descubrió experimentalmente sunaturaleza eléctrica,
como quedó reflejado en su teoría de la «polarización de los
tejidos animales», de 1848.
Desarrollo de la frenología.
La frenología tiene su antecedente más inmediato en la fisiognomía
(1874) de J. G. Lavater (1741-1801), El protagonista más destacado de
la Frenología fue el anatomista F. J. Gall (1758-1828), médico en Viena.
La obra más importante del movimiento frenológico es Anatomía y
fisiología del sistema nervioso en general, y del cerebro en particular
(1810-1819), de Gall. No obstante, la frenología cumplió un
importante papel histórico, pues, mientras popularizaba sus
resultados, acostumbró a los intelectuales a oír hablar de los estudios
científicos sobre el cerebro, despejando así el camino de las
prevenciones sociales contra tales estudios y posibilitando el inicio de
una investigación verdaderamente científica sobre su estructura y
funciones
a figura más relevante en este campo fue el anatomista y
fisiólogo parisino P. Flourens (1794-1867), con sus investigaciones
experimentales sobre las funciones del sistema nervioso, de 1824, quien
criticó la «mala» frenología o frenología fantástica (de Gall) y estableció, en su
lugar, una fisiología cerebral auténticamente científica, que calificó como «la
buena» frenología.

• Flourens dominaba a la perfección la técnica quirúrgica de las ablaciones


cerebrales, estaba dotado de un singular ingenio para proyectar
experimentos y de una sobresaliente capacidad para extraer conclusiones
científicas precisas a partir de los datos de laboratorio.
• Realizaba extirpaciones de partes del cerebro de un organismo vivo sin
dañar las partes contiguas y observaba los efectos subsiguientes sobre el
comportamiento del animal.
• Categorizó la «acción funcional específica» de cada parte como principio de
«acción propia», y la «acción funcional común» del cerebro como principio
de «acción común».
Además, sus demostraciones experimentales y sus conclusiones teóricas, más
allá de su valor propio, dejaron clara la necesidad de hacer de la fisiología un
soporte esencial de la psicología. Su posición teórica moderada (no una
localización cerebral puntual, sino en grandes áreas) ayudó a una aceptación
general de sus doctrinas por parte de la comunidad científica.
Posteriormente la historia inmediata posterior rompió el equilibrio instituido
por Flourens, apostando claramente por una solución más atomista.

Hitzig confirmó sus observaciones con con el resultado fue la distribución de


la corteza cerebral en zonas motrices que mueven determinados músculos) y
zonas sensoriales (que no desencadenan movimiento alguno). Utilizando la
técnica del estimulación eléctrica del cerebro, complementada con otras
técnicas experimentales y clínicas, el neurólogo D. Ferrier (184-1928) llegó en
1876 a conclusiones muy precisas en la definición de las zonas
corticales motrices7.
Finalmente, aunque algunos fisiólogos se pusieron a localizar centros
sensoriales en el cerebro, los resultados experimentales resultaron mucho
más modestos. Evidentemente, aquel movimiento en favor de las
localizaciones cerebrales puntuales, además de dejar claro que el sistema
nervioso central constituye el sustrato físico de la actividad mental, era un
apoyo fisiológico y experimental importante para la psicología.

Donders pensó que una extensión del experimento de Helmholtz sobre la


medición de la velocidad de transmisión del impulso nerviosos. El nuevo
esquema del experimento —que se denominaría posteriormente de
«cronometría mental»- era sencillo.
Después de Donders, se embarcarían en este proyecto el fisiólogo austríaco S.
Exner (que en 1873) comprobó que los tiempos de reacción psicológica se
hallan afectados por la motivación del sujeto), el psicólogo norteamericano J.
Mc. Cattel (en 1886; posteriormente experimentó sobre tiempos de
percepción, de discriminación, de cognición, de selección —voluntad—, etc.),

También podría gustarte