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CORTE SUPREMA DE JUSTICIA SALA PENAL TRANSITORIA

DE LA REPÚBLICA RECURSO DE NULIDAD N.° 1812-2023


NACIONAL

IMPRESCRIPTIBILIDAD DEL DELITO DE ASOCIACIÓN ILÍCITA PARA


DELINQUIR, EN EL CASO CONCRETO, DEBIDO A SU CONNOTACIÓN DE
LESA HUMANIDAD POR GRAVE AFECTACIÓN A LOS DERECHOS
HUMANOS, SEGÚN NORMAS IMPERATIVAS DE DERECHO
INTERNACIONAL (IUS COGENS) CON RECONOCIMIENTO
JURISPRUDENCIAL DE LA CORTE SUPREMA, EL TRIBUNAL
CONSTITUCIONAL Y LA CORTE INTERAMERICANA DE DERECHOS
HUMANOS
Sumilla. Se atribuye a los imputados su intervención en
el caso Caraqueño (también conocido como
Pativilca) y Cantuta, los cuales, según la imputación
del Ministerio Público, se enmarcaron en la década de
los años noventa, con la conformación del grupo o
destacamento Colina, con una política estatal de
eliminación de supuestos elementos terroristas, cuyo
mando principal y medio (posición que
presuntamente los acusados habrían asumido)
formaron una asociación ilícita desde la cual habrían
ordenado el asesinato y desaparición forzada de los
agraviados, cuyo marco fáctico es subsumible en el
inciso K del artículo 7 del Estatuto de Roma.
Para analizar la prescripción, cabe apreciar la
naturaleza de los hechos, los que en este caso se
encuentran vinculados a una grave vulneración de
derechos humanos, los mismos que constituyen delitos
de lesa humanidad, aspecto reafirmado y
desarrollado por la Corte IDH, el Tribunal Constitucional
y por esta suprema Corte en senda jurisprudencia.
En virtud de ello, es aplicable el artículo 1 de la
Convención sobre la Imprescriptibilidad de los
Crímenes de Guerra y de los Crímenes de Lesa
Humanidad; por tanto, el delito de asociación ilícita,
para este caso concreto, es imprescriptible por que se
habría cometido en el contexto descrito.
La Convención sobre la Imprescriptibilidad de los
Crímenes de Guerra y de los Crímenes de Lesa
Humanidad ha establecido, en el artículo 1, que tales
comportamientos: “Son imprescriptibles cualquiera
que sea la fecha en la que se hayan cometido”, pues
se trata de normas de ius cogens (imperativas de
derecho internacional susceptible de aplicarse erga
omnes y que no admiten pacto en contrario).

Lima, veintidós de mayo de dos mil veinticuatro

VISTO: el recurso de nulidad interpuesto por el


PROCURADOR PÚBLICO ESPECIALIZADO EN DELITOS CONTRA EL ORDEN PÚBLICO DEL MINISTERIO DEL

INTERIOR contra la Resolución 119 del trece de octubre de dos mil veintitrés (fojas
366 al 373) emitida por la Cuarta Sala Penal Superior Nacional Liquidadora
Transitoria de la Corte Superior Nacional de Justicia Penal Especializada.
Mediante dicha resolución se declaró fundada la prescripción de la acción

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NACIONAL

penal a favor de ALBERTO FUJIMORI, VLADIMIRO MONTESINOS TORRES, NICOLÁS DE BARI


HERMOZA RÍOS Y LUIS AUGUSTO PÉREZ DOCUMET en el proceso que se les siguió por el
delito de asociación ilícita para delinquir, en perjuicio del Estado peruano; con
lo demás que contiene.

De conformidad, en parte, con la opinión de la fiscal suprema en lo penal.

Intervino como ponente el juez supremo Guerrero López.

CONSIDERANDO

PRIMERO. MARCO LEGAL DE PRONUNCIAMIENTO


El recurso de nulidad está regulado en el artículo 292 del Código de
Procedimientos Penales (en adelante, C de PP) y constituye el medio de
impugnación de mayor jerarquía entre los recursos ordinarios de aquel
ordenamiento procesal1. Está sometido a motivos específicos y no tiene (salvo las
excepciones de los artículos 330 y 331 del C de PP) efectos suspensivos, de conformidad
con el artículo 293 del mismo texto procesal. El ámbito de análisis de este tipo de
recurso permite la revisión total o parcial de la causa sometida a conocimiento
de la Corte Suprema, tal y como lo regula el contenido del artículo 298 del C de
PP.

SEGUNDO. IMPUTACIÓN FÁCTICA Y JURÍDICA

2.1. Hechos

La acusación fiscal del presente expediente incluyó a diversas personas; no


obstante, en lo que concierne a la impugnación venida en grado, es suficiente
apreciar el extremo imputado a Alberto Fujimori, Vladimiro Montesinos Torres,
Nicolás De Bari Hermoza Ríos y Luis Augusto Pérez Documet, y su intervención
delictiva por el delito de asociación ilícita para delinquir que fue materia del
auto apertorio de instrucción2, en los casos denominados Caraqueños (también

1 Cfr. MIXÁN MASS, Florencio, en SAN MARTÍN CASTRO, César Eugenio. Derecho procesal penal.
Lima: Grijley, 2014, p. 892.
2 Previsto en el primer párrafo del texto original del artículo 317 del Código Penal, que a la fecha

de los hechos establecía:


Artículo 317.Asociación ilícita
El que forma parte de una agrupación de dos o más personas destinada a cometer delitos será
reprimido, por el sólo hecho, de ser miembro de la agrupación, con pena privativa de libertad no
menor de tres ni mayor de seis años.
Cuando la agrupación esté destinada a cometer los delitos de genocidio, contra la seguridad y
tranquilidad públicas, contra el Estado y la defensa nacional o contra los Poderes del Estado y el

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conocido como caso Pativilca) y Cantuta3. Los cargos según el Ministerio Público son
los siguientes:

A. ANTECEDENTES. EL DESTACAMENTO COLINA

En la década de 1990, en el Perú se dio una práctica de violaciones de


derechos humanos, las cuales fueron planificadas y organizadas desde las
instituciones pertenecientes al Poder Ejecutivo. Estos delitos obedecieron a un
plan criminal que desarrollaba una política de Estado para enfrentar al
terrorismo de la época; en ese sentido, la perpetración de atroces eventos
criminales (como son los de Barrios Altos, Santa, Caraqueño y La Cantuta) respondieron a
un acuerdo criminal y supuso previamente la formación de un escuadrón
conformado por agentes de Inteligencia del Ejército que se conoció como
Destacamento Colina, el cual fue creado, implementado y después protegido
por el entonces asesor presidencial Vladimiro Montesinos Torres, con total
aprobación y conocimiento del presidente de la República, Alberto Fujimori.

Con la creación del mencionado Destacamento Colina se buscaba crear un


escuadrón de represión clandestino, mediante el cual, en aplicación de una
política de Estado, se realicen procedimientos paralelos e ilegales para
enfrentar a quienes se consideraba vinculados a organizaciones terroristas
(Sendero Luminoso y/o Movimiento Revolucionario Túpac Amaru); sin embargo,
en muchas ocasiones se afectó a personas quienes, en realidad, no tenían
ninguna relación con actividades terroristas. Con el tiempo, el Destacamento
Colina fue utilizado, además, para enfrentar y atentar contra quienes no

orden constitucional, la pena será no menor de ocho años, de ciento ochenta a trescientos
sesenta y cinco días-multa e inhabilitación conforme al artículo 36, incisos 1, 2 y 4.
3 Cabe precisar que en la acusación (en la que se solicitó la prescripción por asociación ilícita) se
les atribuyó los delitos de asesinato y desaparición forzada, que a la fecha de los hechos
establecían:
Artículo108.Homicidiocalificado
Será reprimido con pena privativa de libertad no menor de quince años, el que mata a otro
concurriendo cualquiera de las circunstancias siguientes:
[…]
3. Con gran crueldad, alevosía o veneno.
[…]
Artículo 320. Desaparición forzada
El funcionario o servidor público que prive a una persona de su libertad, ordenando o ejecutando
acciones que tenga por resultado su desaparición debidamente comprobada, será reprimido
con pena privativa de libertad no menor de quince años e inhabilitación, conforme al Artículo 36
incisos 1) y 2).
Sin embargo, estos extremos no son materia del presente pronunciamiento y se ha continuado el
proceso según el trámite correspondiente del juicio oral.

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comulgaban con el gobierno de Fujimori y/o resultaban molestos para su


administración.

Este destacamento especial de Inteligencia se gestó en los primeros meses de


1991 con un equipo de análisis integrado por seis agentes, entre los que ya se
encontraban Santiago Enrique Martín Rivas y Carlos Eliseo Pichilingue Guevara
quienes realizaron su labor de análisis en las instalaciones de la Dincote; pero
luego fueron trasladados al taller de mantenimiento ubicado en el SIN, donde
además (por disposición superior) se les dotó de numeroso personal subalterno
perteneciente al Servicio de Inteligencia del Ejército (SIE); y es posteriormente
que adoptó el nombre de Colina, en memoria de un agente de Inteligencia
que fue asesinado por terroristas en Huánuco.

Para 1992, el Destacamento Colina dependía operativa y funcionalmente de la


Dirección de Inteligencia del Ejército (Dinte), a cargo de Juan Nolberto Rivero
Lazo, mientras que los recursos logísticos para el desarrollo de las llamadas
operaciones especiales de Inteligencia, tales como armas de fuego, municiones,
equipos de comunicación, entre otros, les eran proporcionados por el SIE (a
cargo de Alberto Segundo Pinto Cárdenas en 1992). En cuanto a su estructura,
para 1992, la comandancia del referido destacamento fue asumida por Federico
Augusto Navarro Pérez, pero el cargo de jefe operativo estaba asignado a
SANTIAGO ENRIQUE MARTÍN RIVAS, mientras que el cargo de jefe administrativo
recaía en CARLOS ELISEO PICHILINGUE GUEVARA; además, el destacamento
contaba con unos treinta agentes operativos, aproximadamente, quienes se
encontraban divididos en tres subgrupos o equipos, cuyos líderes eran JESÚS
ANTONIO SOSA SAAVEDRA, JULIO CHUQUI AGUIRRE y WILMER YARLEQUÉ
ORDINOLA.

Sobre su forma de actuar, el Destacamento Colina ejecutaba los planes


operativos que eran previamente formulados por la Dinte, y aprobados por la
Comandancia General del Ejército Peruano, a cargo del procesado NICOLÁS
DE BARI HERMOZA RÍOS, pero siempre conforme con las órdenes impartidas por
VLADIMIRO MONTESINOS TORRES y JULIO ROLANDO SALAZAR MONROE (jefe real
y jefe formal del SIN, respectivamente) y, por supuesto, con el conocimiento y la
aquiescencia del presidente ALBERTO FUJIMORI, quien incluso llegó a oficiar un
reconocimiento para algunos miembros de este destacamento por: “Sus

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eficientes servicios en materia de seguridad nacional y defensa de los altos


valores de la democracia”, y posteriormente se encargaría de promover,
gracias a su mayoría parlamentaria, una Ley de Amnistía que favorecía
directamente a los miembros del Destacamento Colina.

B. IMPUTACIONES CONCRETAS EN EL CASO CARAQUEÑO (EXPEDIENTE 649-2011)

Al procesado Alberto Fujimori se le imputó que al asumir la presidencia de la


República aprobó e implementó la política antiterrorista del Estado, diseñada y
ejecutada por VLADIMIRO MONTESINOS TORRES, consistente en la eliminación de
presuntos elementos terroristas; para ello reestructuró el Sistema de Defensa
Nacional al amparo de las facultades legislativas sobre pacificación nacional
(obtenidas mediante la Ley 25327), expidiendo las nuevas leyes de Defensa
Nacional y del Sistema de Inteligencia Nacional (decretos legislativos 743 y 746,
respectivamente) con las cuales se colocaba al jefe del Servicio de Inteligencia
Nacional (SIN), organismo que proporcionaba al presidente de la República la
inteligencia requerida para el planteamiento de la defensa nacional, como la
máxima autoridad dentro de Sistema de Inteligencia Nacional (SINA). De esta
forma se dio el marco normativo por medio del cual el jefe del SIN podía utilizar el
“canal de Inteligencia” y así disponer a la Dinte la realización de “Operaciones
Especiales de Inteligencia" (OEI) que tuvieran como propósito la eliminación de
presuntos elementos terroristas. Fue una de estas operaciones especiales de
Inteligencia la ejecutada por el Destacamento Colina el 29 de enero de 1992 en
la Pampa San José y Caraqueño del distrito de Pativilca (Barranca), consistente
en el asesinato de los pobladores Jhon Gílber Calderón Ríos, César Olimpio
Rodríguez Esquivel, Toribio Joaquín Ortiz Aponte, Pedro Damián Agüero Rivera,
Nieves Ernesto Arias Velásquez y Felandro Castillo Manrique.

Al procesado Vladimiro Montesinos Torres se le imputa que como hombre de


confianza del expresidente de la República, ALBERTO FUJIMORI, propuso el
nombramiento de personas de su confianza en puestos claves de las
instituciones armadas, es así como en el año 1991 nombra como jefe del Estado
Mayor del Ejército peruano a su coprocesado NICOLÁS DE BARI HERMOZA RÍOS,
quien llegó a ocupar en el citado año la Comandancia General del Ejército
Peruano y la Presidencia del Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas, a
inicios de 1992; también llega a nombrar a JULIO ROLANDO SALAZAR MONROE

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como jefe de Inteligencia Nacional, y a Víctor Silva Mendoza como jefe del
Servicio de Inteligencia del Ejército, quien en 1992 es reemplazado por el
procesado ALBERTO SEGUNDO PINTO CÁRDENAS; además a VLADIMIRO
MONTESINOS TORRES se le imputa haber compartido el control y dominio del SIN
con JULIO ROLANDO SALAZAR MONROE, donde se desempeñó como jefe de
facto del SIN, y que al asumir la responsabilidad de la lucha contra la subversión,
diseñó una política de Estado consistente en la eliminación de presuntos
elementos terroristas, la misma que ejecutó valiéndose del amplio poder
otorgado al SIN (mediante los decretos legislativos 743 y 746) y del Manual ME
38-20 (aprobado en 1991), en el cual se establece que el más alto nivel de
planteamiento y decisión de una operación de Inteligencia, está a cargo del
Servicio de Inteligencia Nacional (SIN); de esta forma fue el encargado de
implementar una lucha ilegal contra la subversión a través del desarrollo de las
“operaciones especiales de Inteligencia”, las cuales ordenaba a la Dinte por
medio del “canal de Inteligencia”, con autorización del comandante general
del Ejército, órdenes que serían finalmente realizadas por el Destacamento
Colina. Por ello se le imputa que al ser informado de que se había identificado a
presuntos elementos terroristas en el distrito de Pativilca, ordenó (con el
imprescindible conocimiento y consentimiento del presidente Alberto Fujimori
Fujimori) que el Destacamento Colina realice un operativo especial de
Inteligencia destinado a lograr la intervención y posterior eliminación de los
supuestos elementos terroristas. Esta orden fue comunicada y retransmitida a
todos los mandos intermedios con capacidad de decisión, a efectos de que
autoricen la realización de dicho operativo por parte de los miembros del
Destacamento Colina.

A Nicolás de Bari Hermoza Ríos se le imputó que en su calidad de comandante


general del Ejército peruano y presidente del Comando Conjunto de las Fuerzas
Armadas, tenía control y dominio de la organización castrense, por lo que
autorizaba y ordenaba la realización de operaciones especiales de Inteligencia
dispuestas por el SIN a los miembros del Destacamento Colina, quienes eran
efectivos militares en actividad destacados en la Dinte; por ello tenía pleno
conocimiento de las operaciones realizadas por este destacamento,
participando en su implementación al aprobar que se le otorgue armamento,
municiones, granadas, equipos de comunicación, vehículo y dinero en efectivo

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para el cumplimiento de sus objetivos, como lo realizado el 29 de enero de 1992


en la Pampa San José y Caraqueño del distrito de Pativilca (Barranca), en que
se eliminó a Jhon Gílber Calderón Ríos, César Olimpio Rodríguez Esquivel, Toribio
Joaquín Ortiz Aponte, Pedro Damián Agüero Rivera, Nieves Ernesto Arias
Velásquez y Felandro Castillo Manrique, incluso el mencionado procesado llegó
a realizar una reunión en la propia comandancia del Ejército para los
integrantes del Destacamento Colina, en el cual alentó a seguir realizando la
labor encomendada en la política de “pacificación nacional”, esto es, en clara
alusión a la eliminación de presuntos elementos terroristas.

C. IMPUTACIONES CONCRETAS POR EL CASO CANTUTA (EXPEDIENTE 56-2013)

Al procesado Vladimiro Montesinos Torres se le imputa que, en su condición de


asesor presidencial de Alberto Fujimori y asesor de la dirección del Sistema de
Inteligencia Nacional, se desempeñaba también como jefe de facto del
Servicio de Inteligencia Nacional (SIN), para lo cual actuaba de manera
principal y activa en la decisión y planificación de políticas del Gobierno de
turno para combatir el terrorismo, entre ellas la eliminación de personas con
posibles vínculos terroristas. Por ello, se imputa a Vladimiro Montesinos Torres que
el 17 de julio de 1992, al ser informado de que se había identificado a presuntos
elementos terroristas dentro de la Universidad de Educación Enrique Guzmán y
Valle-La Cantuta (de quienes se sospechaba estaban vinculados al atentado
de Tarata, realizado el día anterior), ordenó (con el imprescindible
consentimiento del presidente Alberto Fujimori Fujimori) que el Destacamento
Colina realice un “operativo especial de Inteligencia” destinado a lograr la
detención y posterior eliminación de los supuestos elementos terroristas.

Esta orden fue comunicada y retransmitida a todos los mandos intermedios con
capacidad de decisión, a efectos de que autoricen y faciliten la realización de
dicho operativo por parte de los miembros del Destacamento Colina, quienes
debían constituirse hasta el interior de la Universidad La Cantuta.

Con relación al procesado Nicolás De Bari Hermoza Ríos, se tiene que en 1992
ostentaba el cargo de comandante general del Ejército y presidente del
Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas, y como tal tenía a su cargo a
todas las direcciones que integraban el Estado Mayor del Ejército,
especialmente de la Dirección de Inteligencia del Ejército (Dinte), y además

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tenía la potestad de disponer de la División de Fuerzas Especiales (DIFFEE). Por


ello, se le imputó que, al tomar conocimiento del operativo de Inteligencia
ordenado por VLADIMIRO MONTESINOS TORRES, y en su condición de
comandante general del Ejército, autorizó al jefe de la Dinte (su coprocesado
JUAN NOLBERTO RIVERO LAZO) para que el Destacamento Colina realice el
operativo especial de Inteligencia destinado a detener y posteriormente
ejecutar extrajudicialmente a las personas identificadas como elementos
terroristas; además, se le imputó que en horas de la tarde del 17 de julio de 1992
se comunicó (vía telefónica) con el entonces jefe de la División de Fuerzas
Especiales (DIFFEE) su coprocesado LUIS AUGUSTO PÉREZ DOCUMET, y le ordenó
que colabore con el jefe de la Dinte en la ejecución del operativo y facilite el
ingreso del Destacamento Colina a la Universidad Enrique Guzmán y Valle-La
Cantuta.

Por su parte, en cuanto al procesado Luis Augusto Pérez Documet, este no


integraba la estructura de poder jerarquizada a la que pertenecía el
Destacamento Colina, pero en 1992 ostentaba el cargo de jefe DIFFEE, y en tal
condición tenía bajo su mando a la Base de Acción Cívica acantonada en la
Universidad Enrique Guzmán y Valle-La Cantuta. De ahí que se le imputó que
ante lo ordenado por el comandante del Ejército, NICOLÁS DE BARI HERMOZA
RÍOS, y al tener conocimiento de que el objetivo del operativo era intervenir a
estudiantes y profesores sospechosos de tener vínculos con Sendero Luminoso,
es que autorizó el ingreso del Destacamento Colina a la mencionada
universidad, comisionando a un subordinado suyo (al teniente Aquilino Carlos
Portella Núñez) para que acompañe al destacamento de Inteligencia
proveniente de la Dinte, y colabore en identificar con mayor rapidez a las
personas que se pretendía intervenir (cuyos nombres ya estaban consignados
en una lista).

2.2. Dado el trámite del proceso, con el pedido del fiscal superior y la postura de
la defensa en cuanto a la prescripción de la acción penal por el delito de
asociación ilícita para delinquir, la Sala penal superior emitió la Resolución 119
del 13 de octubre de 2023 que declaró fundada la prescripción de la acción
penal a favor de Alberto Fujimori, Vladimiro Montesinos Torres, Nicolás De Bari
Hermoza Ríos y Luis Augusto Pérez Documet por el mencionado delito.

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2.3. Esta decisión fue cuestionada por la Procuraduría Pública mediante recurso
de nulidad fundamentado dentro del plazo legal de diez días y cuyos agravios
se detallan a continuación.

TERCERO. FUNDAMENTOS DEL IMPUGNANTE


El procurador público especializado en delitos contra el orden público del
Ministerio del Interior, en su recurso de nulidad (fojas 391 al 401) solicita que se
ordene la nulidad de la resolución que declaró la prescripción a favor de los
acusados y se disponga un nuevo pronunciamiento a cargo de otro colegiado
superior con base en los siguientes argumentos:

3.1. La Sala penal superior no evaluó las razones jurídicas que presentó la
Procuraduría Pública en contra de la prescripción, sino solo los argumentos del
representante del Ministerio Público quien se limitó a invocar el artículo 7 del
Estatuto de Roma de la Corte Penal Internacional.

3.2. Se soslayaron las obligaciones internacionales respecto a la investigación de


juzgamiento de crímenes de lesa humanidad, entre ellas los principios del
Estatuto de Nuremberg, el criterio adoptado por la Corte Internacional de
Justicia de La Haya y la Convención sobre Imprescriptibilidad de los Crímenes
de Guerra y Crímenes de Lesa Humanidad. Así como también los
pronunciamientos de la Corte Interamericana de Derechos Humanos (en adelante
Corte IDH) en los casos Barrios Altos vs. Perú, Bulacio vs. Argentina, Almonacid
Arellano y otros vs. Chile, y La Cantuta vs. Perú, en los que fijó la posición de que
se debe abolir todo obstáculo que impida las investigaciones y sanción de
hechos relacionados con las violaciones de derechos humanos.

3.3. En el ámbito nacional, con anterioridad se han recibido solicitudes de


prescripción de la acción penal por el delito de asociación ilícita para delinquir
en los casos como el Grupo Colina, lo que ya ha sido resuelto por esta suprema
Corte, precisamente con base en los pronunciamientos de la Corte IDH
mencionados. Por lo que ya existe una línea jurisprudencial que considera que
el delito de asociación ilícita para delinquir constituye un crimen de lesa
humanidad pese a que no se encuentre expresamente señalado en el Estatuto
de Roma.

3.4. Por lo anotado, no es aceptable la interpretación restrictiva de la Fiscalía


Superior en consonancia con la del Colegiado superior respecto al Estatuto de

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Roma, cuando corresponde que a los acusados se les investigue por los
crímenes de lesa humanidad y afines, dado que los graves hechos que
cometieron, afectaron, entre otros, el bien jurídico tranquilidad pública.

CUARTO. DICTAMEN DE LA FISCAL SUPREMA EN LO PENAL


Mediante el Dictamen 115-2024-MP-FN-SFSP (fojas 418 al 426 del cuadernillo formado en
esta instancia suprema), la fiscal suprema en lo penal opinó que se declare nula la
resolución recurrida puesto que adolece de vicios de motivación al no haberse
analizado la imprescriptibilidad de los hechos relacionados con crímenes de
lesa humanidad, que a su vez constituyen el delito de asociación ilícita para
delinquir, por tanto, otro Colegiado emita una nueva resolución.

En esencia, la fiscal suprema en lo penal estima que la Sala penal superior


indebidamente declaró fundada la prescripción de la acción penal por el delito
de asociación ilícita para delinquir, solo porque este no se encuentra
taxativamente previsto en el artículo 7 del Estatuto de Roma de la Corte Penal
Internacional, en tanto obvió los pronunciamientos de la Corte IDH en los casos
Barrios Altos vs. Perú y la Cantuta vs. Perú, sumado a lo antes decidido por esta
suprema Corte en el Recurso de Nulidad 4104-2010/Lima.

Dicha jurisprudencia internacional y nacional versa sobre la aplicación del principio


de imprescriptibilidad de la acción penal de los hechos que constituyan crímenes
de lesa humanidad y la obligación del Estado peruano de actuar con debida
diligencia en su investigación y sanción de los autores de graves violaciones de
derechos humanos.

QUINTO. LA PRESCRIPCIÓN DE LA ACCIÓN PENAL, RELEVANCIA CONSTITUCIONAL Y EXCEPCIONES


A LA REGLA

5.1. En forma previa a analizar la cuestión de fondo y dado que los agravios se
refieren a la prescripción de la acción penal, es preciso señalar que el Tribunal
Constitucional en reiterada jurisprudencia expresó que la prescripción tiene
relevancia constitucional, entre estas, la sentencia del Expediente 00371-2011-
PHC/TC, caso Robinson Ramírez Quintanilla que en su fundamento 3 señala:
La prescripción de la acción penal goza de relevancia constitucional, en tanto se
encuentra vinculada al contenido del plazo razonable del proceso. Ello ha permitido que
este Tribunal Constitucional emita pronunciamientos de fondo en casos en los que se ha
alegado prescripción de la acción penal (cfr. las STC 2506-2005-PHC/TC, 4900-2006-
PHC/TC, 2466-2006-PHC/TC y 331-2007-PHC/TC).

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5.2. La prescripción en el derecho sustantivo se define como el límite temporal


que tiene el Estado para ejercer su poder penal cuando ha transcurrido el plazo
de tiempo máximo establecido en la Ley sustantiva para el delito incriminado
(pena abstracta)4.

5.3. Es una causal de extinción de la responsabilidad criminal fundada en la


acción del tiempo sobre los acontecimientos humanos o la renuncia del Estado
a la persecución penal, en razón de que el tiempo transcurrido borra los efectos
de la infracción, existiendo apenas memoria social de la misma. En otras
palabras, mediante la prescripción se limita la potestad punitiva del Estado,
dado que se extingue la posibilidad de investigar un hecho criminal y, con él, la
responsabilidad del supuesto autor o autores del mismo5.

5.4. Esta figura se justifica por la presencia de la garantía constitucional del


plazo razonable, que constituye un límite temporal al ejercicio de la potestad
persecutoria del Estado, ya que la acción penal no puede ejercerse de modo
indeterminado.

5.5. Al respecto, el Código Penal en su artículo 80 establece que el plazo


ordinario de la prescripción es igual a la pena máxima prevista en el tipo penal
imputado. Cabe acotar, sin embargo, que se interrumpe por las actuaciones
del Ministerio Público o de las autoridades judiciales y se aplica el último párrafo
del artículo 83 del citado Código, que regula el plazo extraordinario que suma el
plazo ordinario más su mitad; esto último aplicable al presente caso por las
circunstancias descritas.

5.6. No obstante, los plazos mencionados no rigen para todos los delitos, por
ejemplo, nuestro ordenamiento según modificaciones de los últimos años ha
dispuesto la imprescriptibilidad para un grupo de ellos por cuestiones de política
criminal interna, tal como los delitos de corrupción de funcionarios en los
supuestos más graves6, la trata de personas, sus formas agravadas, la

4 Fundamento jurídico 5 del Acuerdo Plenario 1-2010/CJ-116.


5 Sentencias del Tribunal Constitucional emitidas en los expedientes 1805-2005-HC/TC (fundamentos
jurídicos 6 y 7) y 07451-2005-PHC/TC (fundamento jurídico 4).
6 Artículo 41 de la Constitución Política del Estado:

[…] El plazo de prescripción de la acción penal se duplica en caso de los delitos cometidos contra
la Administración Pública o el patrimonio del Estado, tanto para los funcionarios o servidores
públicos como para los particulares. La acción penal es imprescriptible en los supuestos más graves,
conforme al principio de legalidad.

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explotación sexual, la esclavitud y otras formas de explotación, así como los


delitos de violación sexual7.

Asimismo, en atención a las obligaciones internacionales asumidas por el Estado


peruano, se considera la imprescriptibilidad de otro grupo de delitos por su
grave afectación a los derechos fundamentales, entre estos, los crímenes de
guerra y lesa humanidad, aspecto que será desarrollado en extenso en el
análisis del caso por cuanto precisamente este es el punto cuestionado por la
Procuraduría Pública.

SEXTO. ANÁLISIS DE LA PRESCRIPCIÓN DE LA ACCIÓN PENAL EN EL CASO CONCRETO

A. ESTATUTO DE ROMA: INFLUJO Y APLICABILIDAD

6.1. Con base en los fundamentos jurídicos anotados, este Tribunal resolverá los
agravios planteados por la Procuraduría Pública, con el fin de determinar si la
decisión de la Sala penal superior fue correcta o no.

6.2. El agravio medular de la recurrente es que la citada Sala realizó una


interpretación restrictiva del artículo 7 del Estatuto de Roma de la Corte Penal
Internacional, pues si bien dicho dispositivo contiene una lista de delitos
considerados como crímenes de lesa humanidad, no se trata de un numerus
clausus, tal como pretende sostener la Sala penal superior, ya que de ser así se
obstaculizaría el procesamiento y la consecuente sanción de personas que
podrían haber cometido graves crímenes contra la humanidad.

En relación a ello, debe destacarse que la Constitución de 1993 otorga


insoslayable jerarquía constitucional a los tratados de derechos humanos en los
artículos 3 y 57, así como en la Cuarta Disposición Final y Transitoria8, que
establece que las normas relativas a los derechos y libertades que la
Constitución reconoce se interpretan de conformidad con la Declaración
Universal de Derechos Humanos y con los tratados y acuerdos internacionales
sobre las mismas materias ratificados por el Perú.

7
Mediante Ley 30838 del 4 de agosto de 2018 se incorporó el artículo 88-A al Código Penal, en los
términos siguientes: “Artículo 88-A. Imprescriptibilidad de la pena y de la acción penal. La pena y la
acción penal son imprescriptibles en los delitos previstos en los artículos 153, 153-A, 153-B y 153-C y
en los capítulos IX, X y XI del Título IV del Libro Segundo del Código Penal.
8 Tal connotación también se ha destacado en varias sentencias recaídas del propio Tribunal

Constitucional, por ejemplo, en los expedientes 2798-04-HC/TC (9 de diciembre de 2004,


fundamentos 7 y 8); y 0026-2005-PI/TC, 25 de abril de 2006 (fundamentos del 25 al 34).

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NACIONAL

Al respecto, es preciso partir del tenor literal del artículo 7 del Estatuto de Roma
que establece:

Artículo 7. Crímenes de lesa humanidad


1. A los efectos del presente Estatuto, se entenderá por “crimen de lesa humanidad”
cualquiera de los actos siguientes cuando se cometa como parte de un ataque
generalizado o sistemático contra una población civil y con conocimiento de dicho
ataque:
a) Asesinato.
b) Exterminio.
c) Esclavitud.
d) Deportación o traslado forzoso de población.
e) Encarcelación u otra privación grave de la libertad física en violación de normas
fundamentales de derecho internacional.
f) Tortura.
g) Violación, esclavitud sexual, prostitución forzada, embarazo forzado, esterilización
forzada o cualquier otra forma de violencia sexual de gravedad comparable.
h) Persecución de un grupo o colectividad con identidad propia fundada en motivos
políticos, raciales, nacionales, étnicos, culturales, religiosos, de género definido en el
párrafo 3, u otros motivos universalmente reconocidos como inaceptables con arreglo al
derecho internacional, en conexión con cualquier acto mencionado en el presente
párrafo o con cualquier crimen de la competencia de la Corte.
i) Desaparición forzada de personas.
j) El crimen de Apartheid.
k) Otros actos inhumanos de carácter similar que causen intencionalmente grandes
sufrimientos o atenten gravemente contra la integridad física o la salud mental o física. […]
[Resaltado agregado]

B. LAS NORMAS DE IUS COGENS Y LA CLÁUSULA MARTENS

A propósito de este debate es necesario tener en cuenta que no se trata


únicamente de la evaluación del Estatuto de Roma, sino que es necesaria una
mirada histórica a la génesis, naturaleza y características de las normas del ius
cogens. Al respecto, de inicio debe tenerse presente que: “La idea de la existencia
de normas superiores de la comunidad internacional, imperativas, de ius cogens, tiene una larga

presencia histórica”9. En efecto:

9 Drnas de Clément, Z. (s. f.). Las Normas Imperativas de Derecho Internacional General (Jus
Cogens). Dimensión Sustancial. Obtenido de:
corteidh.or.cr: https://www.corteidh.or.cr/tablas/31463.pdf, pág. 1. Fecha de consulta: 22 de mayo
de 2024. Sobre el derrotero histórico, dicha autora destaca que: “La idea de jus cogens constituye
una concepción de milenaria raigambre en el mundo jurídico [...]. Así, la ‘Cláusula Martens’,
contenida en el preámbulo de la Segunda Convención de La Haya de 1899, sobre Leyes y
Costumbres de Guerra, expresa: ‘[…] las Altas Partes Contratantes juzgan oportuno constatar que,
en los casos no comprendidos en las disposiciones reglamentarias adoptadas por ellas, las
poblaciones y los beligerantes quedan bajo la protección y bajo el imperio de los principios del
derecho de gentes, tales como ellos resultan de las costumbres establecidas entre naciones
civilizadas, así como de las leyes de la humanidad y de las exigencias de la conciencia pública”.
Esta norma, [es el] primer documento internacional vinculante que aparece en la comunidad
internacional relativo a la idea de sanciones especiales para violaciones extremadamente graves
del derecho internacional y de establecimiento de una jurisdicción penal internacional, [que se]

13
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NACIONAL

Las normas de jus cogens constituyen derecho coactivo, compulsorio, imperativo,


absoluto, perentorio, terminante, inderogable, inmutable en esencia, pleno, que protege
bienes sociales fundamentales de una comunidad dada (se caracterizan por el hecho de
que su violación afecta a la comunidad jurídica internacional como tal, puesto que aun
cuando resulte que un solo Estado es el directamente afectado por una violación a tal
tipo de normas, las consecuencias son susceptibles de extenderse a la comunidad
considerada como un conjunto10. (Resaltado agregado)

C. CONVENCIÓN SOBRE LA IMPRESCRIPTIBILIDAD Y SU APLICABILIDAD A HECHOS COMETIDOS EN


CUALQUIER TIEMPO: RELACIÓN CON EL ESTATUTO DEL TRIBUNAL MILITAR INTERNACIONAL DE
NUREMBERG Y LOS ESTÁNDARES DE LAS NACIONES UNIDAS

Ahora bien, en lo que se refiere al marco jurídico aplicable, ha de tenerse en


cuenta que la Convención sobre la Imprescriptibilidad de los Crímenes de
Guerra y de los Crímenes de Lesa Humanidad11 ha establecido, en el artículo 1,
que: “Los crímenes siguientes son imprescriptibles cualquiera que sea la fecha
en la que se hayan cometido:
a) Los crímenes de guerra según la definición dada en el Estatuto del Tribunal Militar de
Nuremberg, de 8 de agosto de 1945 (…)
b) Los crímenes de lesa humanidad cometidos tanto en tiempo de guerra como en tiempo
de paz, según la definición dada en el Estatuto del Tribunal Militar de Nuremberg, de 8 de
agosto de 1945 y confirmada por las resoluciones de la Asamblea General de las
Naciones Unidas 3: I) del 13 de febrero de 1946, y 95: I) del 11 de diciembre de 1946, (…)
aún si esos actos no constituyen una violación del derecho interno del país donde fueron
cometidos (Resaltado agregado).

Dicha previsión trascendente puede comprenderse mejor al constatar los


principios contenidos en su preámbulo, en el sentido de que: “En ninguna de las
declaraciones solemnes, instrumentos o convenciones para el enjuiciamiento y castigo de los
crímenes de guerra y de los crímenes de lesa humanidad se ha previsto limitación en el tiempo,
[porque] los crímenes de guerra y los crímenes de lesa humanidad figuran entre los delitos de
derecho internacional más graves”12.

reiteró en la Cuarta Convención de La Haya de 1907 y fue incorporada en términos equivalentes en


los cuatro Convenios de Ginebra de 1949, disponiéndose que la denuncia de los Convenios: “No
tendrá efecto alguno sobre las obligaciones que las partes contendientes habrán de cumplir en
virtud de los principios del derecho de gentes, tales y como resultan de los usos establecidos entre
naciones civilizadas, de las leyes de la humanidad y de las exigencias de la conciencia pública
(resaltado agregado).
10 Ídem, pág. 12.
11 Con entrada en vigor del 11 de noviembre de 1970 aprobado en el Perú mediante Resolución

Legislativa 27998 del 2 de junio de 2003, publicada el 12 de junio de 2003 ratificada por Decreto
Supremo 082-2003-RE del 01 de julio de 2003, publicado el 02 de julio de 2003.
12 ídem, pág. 2.

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Ahora, como lo hace dicha Convención sobre la Imprescriptibilidad, al


remitirnos al Estatuto del Tribunal Militar Internacional de Nuremberg del 8 de
agosto de 1945, puede verificarse que el artículo 6 señala al respecto:
c) CRIMENES CONTRA LA HUMANIDAD. A saber, el asesinato, la exterminación, esclavización,
deportación y otros actos inhumanos cometidos contra población civil antes de la guerra
o durante la misma; la persecución por motivos políticos, raciales o religiosos en ejecución
de aquellos crímenes que sean competencia del Tribunal o en relación con los mismos,
constituyan o no una vulneración de la legislación interna de país donde se perpetraron.
Aquellos que lideren, organicen, inciten a la formulación de un plan común o
conspiración para la ejecución de los delitos anteriormente mencionados, así como los
cómplices que participen en dicha formulación o ejecución, serán responsables de todos
los actos realizados por las personas que sea en ejecución de dicho plan13.

D. DERROTEROS JURISPRUDENCIALES DE LA CORTE SUPREMA, EL TRIBUNAL CONSTITUCIONAL Y LA


CORTE IDH SOBRE EL ASUNTO MATERIA DE DISCUSIÓN

6.3. En ese contexto, con relación a los crímenes de lesa humanidad y


específicamente en los casos seguidos en contra del Estado peruano, existen
pronunciamientos uniformes tanto a nivel nacional como internacional.

Así, pues, el Tribunal Constitucional en sendos pronunciamientos sostuvo que:

Los hechos […] forman parte de un conjunto atribuido al autodenominado Grupo Colina,
todos ellos cometidos bajo una modalidad delictiva que ha motivado el rechazo y la
condena de la comunidad nacional e internacional.
El Estado peruano no debe tolerar la impunidad de estos y otros graves crímenes y
violaciones a los derechos humanos, tanto por una obligación ética fundamental
derivada del estado de derecho, como por el debido cumplimiento de compromisos
expresos adquiridos por el Perú ante la comunidad internacional. [Expedientes 2798-04-
HC/TC (párr. 5) y 04677-2005-PHC/TC (párrs. 6 y 7)]

En esa misma línea, la Sala Penal Especial de esta suprema Corte, en el


Expediente A. V. 19-2001, al resolver la responsabilidad penal de diversas
personas vinculadas al Grupo o Destacamento Colina en el caso Barrios Altos,
estimó que para identificar a los delitos de lesa humanidad había que tomar en
cuenta lo siguiente:

[…] es de atender, para su debida identificación, a los elementos contextuales o a las


circunstancias –que son las que confieren a unos determinados hechos el carácter de
crimen internacional– que rodearon los ataques […]. La norma internacional
consuetudinaria exige que los atentados se produzcan en el curso de un ataque
generalizado o sistemático contra la población civil o una parte de ella, así como otros
elementos que en los párrafos siguientes se precisarán, todos los cuales están
debidamente predeterminados –presentan límites suficientemente definidos– por la
aludida norma internacional consuetudinaria. La concurrencia de estas circunstancias, a
su vez, justifica su perseguibilidad internacional, la improcedencia de la prescripción y la

13Véase en: https://www.cruzroja.es/principal/documents/1750782/1852538/estatuto_del_tribunal_


de_nuremberg.pdf/20090fa2-e5bf-447a-aa96-612403df2a66

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necesidad imperativa de su castigo. Podrá decirse, entonces, que se trata de delitos de


asesinato y lesiones graves que por sus características constituyen internacionalmente, en
el momento de su persecución, crímenes contra la humanidad (f. j. 711).
[…] Los asesinatos y lesiones graves de Barrios Altos y La Cantuta son también delitos
contra la humanidad. Fundamentalmente, porque ellos se cometieron en el marco de una
política estatal de eliminación selectiva pero sistemática de presuntos integrantes de
grupos subversivos. Esta política, de un lado, fue diseñada, planificada y controlada
desde los más altos niveles de poder del Estado, y ejecutada por agentes públicos –
efectivos de inteligencia militar– que se sirvieron del aparato castrense para hacerlo; y, de
otro lado, conforme a sus objetivos, afectó a un número importante de personas
indefensas de la población civil (f. j. 717).

Al respecto, es necesario recordar que ya anteriormente en un caso


relacionado con crímenes del denominado Grupo Colina, la Corte
Interamericana de Derechos Humanos, en el caso Barrios Altos versus Perú del 14
de marzo de 200114, expresó lo siguiente:

41. Esta Corte considera que son inadmisibles las disposiciones de amnistía, las
disposiciones de prescripción y el establecimiento de excluyentes de responsabilidad que
pretendan impedir la investigación y sanción de los responsables de las violaciones graves
de los derechos humanos, tales como la tortura, las ejecuciones sumarias, extralegales o
arbitrarias y las desapariciones forzadas, todas ellas prohibidas por contravenir derechos
inderogables reconocidos por el derecho internacional de los derechos humanos.

En esa misma línea, en la Resolución del 7 de septiembre de 2012 (supervisión de


cumplimiento de sentencia) en el caso Barrios Altos vs. Perú, señaló que:

[…] Los tribunales internos están obligados a remover cualquier práctica, norma o
institución procesal inadmisible en relación con el deber de investigar graves violaciones a
los derechos humanos. Es preciso, entonces, que las autoridades judiciales respectivas
analicen detenidamente las circunstancias y el contexto específico de cada caso para
no generar una restricción desproporcionada a los derechos de las víctimas (fundamento
62).

Muy específicamente, en el propio caso La Cantuta vs. Perú, Sentencia del 29


de noviembre de 2006 (fondo, reparaciones y costas), la Corte Interamericana
de Derechos Humanos señaló expresamente:

14 Este caso llegó a la Corte Interamericana de Derechos Humanos, debido a la emisión de leyes de
amnistía expedidas en el contexto de un proceso penal similar al presente por la naturaleza de los
delitos atribuidos. La reseña se encuentra en el apartado 2 de la referida sentencia del Caso Barrios
Altos vs. Perú. Basta referir en forma puntual que la jueza Antonia Saquicuray declaró que la Ley
26479 (que concedió una amnistía a todos los integrantes de las fuerzas de seguridad y civiles que
fueran objeto de denuncias, investigaciones, procedimientos o condenas, o que estuvieran
cumpliendo sentencias en prisión, por violaciones de derechos humanos) no era aplicable a los
procesos penales pendientes en su juzgado contra los cinco miembros del Servicio de Inteligencia
Nacional (SIN), debido a que la amnistía violaba las garantías constitucionales y las obligaciones
internacionales que la Convención Americana imponía al Perú […].

16
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225. En tal sentido, es oportuno insistir en que los hechos de La Cantuta, cometidos contra
las víctimas ejecutadas extrajudicialmente o desaparecidas forzadamente, constituyen
crímenes contra la humanidad que no pueden quedar impunes, son imprescriptibles y no
pueden ser comprendidos dentro de una amnistía (supra párr. 152). De tal manera,
resultan aplicables las consideraciones del Tribunal en el caso Almonacid Arellano y otros
vs. Chile:
[…] Según el corpus iuris del derecho internacional, un crimen de lesa humanidad es en sí
mismo una grave violación a los derechos humanos y afecta a la humanidad toda.
[…] Al ser el individuo y la humanidad las víctimas de todo crimen de lesa humanidad, la
Asamblea General de las Naciones desde 1946 ha sostenido que los responsables de tales
actos deben ser sancionados. Resaltan al respecto las resoluciones 2583 (XXIV) de 1969 y
3074 (XXVIII) de 1973.

6.4. De los pronunciamientos anotados es preciso concluir dos aspectos


relevantes para la resolución de la causa venida en grado: primero, el Estado
peruano tiene la obligación internacional de perseguir y sancionar sin mayores
obstáculos los delitos de lesa humanidad, entre ellos, los que según la
imputación del Ministerio Público habrían sido cometidos por el Grupo o
Destacamento Colina, que además habría sido creado exprofesamente para la
comisión de tales delitos, con aquiescencia del Estado.

Segundo, en el caso Barrios Altos, como se aludió precedentemente, se


estableció que el delito de lesiones graves es uno de lesa humanidad, pese a
que no se encuentra en la lista taxativa del artículo 7 del Estatuto Penal de
Roma, pues en esencia su naturaleza se establece básicamente por el contexto
de su comisión y la concurrencia de los elementos de los delitos de lesa
humanidad, y no de forma rígida por el listado del dispositivo enunciado. No
obstante, en todo caso, ha de considerarse que incluso en ese artículo existe un
supuesto fáctico amplio y omnicomprensivo, que es el inciso “k”, obviamente en
el contexto aplicable, y al que aludiremos más adelante.

6.5. Bajo un razonamiento similar, esta suprema Corte en el Recurso de Nulidad


2117-2010/Lima15 (fj. 7) en cumplimiento de lo dispuesto por la Corte IDH en el
caso Ivcher Bronstein, estableció que la imprescriptibilidad no solo estaba
determinada para aquellos casos de graves violaciones de derechos humanos,
sino también en los casos de violaciones de los derechos previstos en la
Convención Americana de Derechos Humanos u otra norma, disposición,
acuerdo o declaración internacional.

15 Conforme se advierte a fojas 842 al 849 del cuadernillo formado en esta suprema Corte. Contra

esta ejecutoria se interpuso una acción de hábeas corpus que fue declarada infundada, mediante
Sentencia del Pleno del 10 de noviembre de 2020. Sentencia 928/2020 EXP. 02548-2017-PHC/TC
Lima, caso Rolando Percy Escobar Lino.

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De esa forma concluyó que como quiera que los hechos estarían referidos a la
intervención de una organización delictiva, instruida dentro del aparato estatal
se declaró infundada la excepción de prescripción por los delitos de asociación
ilícita para delinquir y prevaricato, en atención a la jurisprudencia de la Corte
IDH y por imperio del ius cogens internacional.

Sin duda, este pronunciamiento precedente comprende un cuadro fáctico


similar al caso que nos ocupa, pues, en este también los fácticos se habrían
realizado en el contexto de una asociación ilícita. El hecho de que
nominalmente el delito de asociación ilícita no se encuentre taxativamente en
el Estatuto de Roma, no impide esa consideración, por cuanto lo previsto en el
inciso K del artículo 7 (otros actos inhumanos de carácter similar que causen
intencionalmente grandes sufrimientos o atenten gravemente contra la integridad física o la salud

mental o física) es una cláusula abierta directamente relacionada con la


connotación imputada.

Lo expuesto no es óbice para aclarar que en el Recurso de Nulidad 4104-2010/Lima


del 20 de julio de 201216, se declararon nulas las condenas por el delito de
asociación ilícita para delinquir, debido a que los encausados fueron sometidos a
proceso penal sin que exista denuncia fiscal en ese extremo, (ver especialmente los
considerandos 73, 84, 333 y 334; así como los puntos XII y XIII de la parte resolutiva)
situación que no sucede en la presente causa.

Por el contrario, como bien dice la fiscal suprema, en el Recurso de Nulidad 4104-
2010/Lima del 20 de marzo de 2013, se expresó con destacable claridad:

436. […] de manera especial debe tenerse en cuenta en este proceso acumulado, que,
en el contexto de su realización, los hechos son considerados como una unidad que no
puede fragmentarse, ya que, la multiplicidad de actos violatorios de los derechos
humanos, fueron cometidos precisamente a partir de la conformación de una agrupación
que tuvo esa finalidad ilícita. Al respecto cabe traer a colación lo señalado en el fallo
judicial argentino recaído en el caso Etchecolatz: "Son distintos fragmentos de la totalidad
del plan instaurado".
437. De allí que no podría sostenerse que, si los asesinatos o ejecuciones extrajudiciales
son delitos contra la humanidad, el formar parte de una asociación destinada a
cometerlos no lo sea, pues constituiría un contrasentido tal afirmación, toda vez que eeste
último sería un acto preparatorio punible de los otros, posición que se recoge y comparte
de la jurisprudencia argentina. [Caso Arancibia Clavel, Enrique Lautaro, causa 259,
sentencia del 24 de agosto de 2004, expedida por la Corte Suprema de Argentina]

16 Corre a fojas 438 a 841 del cuadernillo formado en esta instancia.

18
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En esa línea, este supremo Tribunal no encuentra suficientemente justificada la


argumentación del Ministerio Público ante la Sala penal superior para solicitar la
prescripción del delito de asociación ilícita para delinquir, consistente en que si bien
los hechos se han calificado en los delitos de asesinato con alevosía y desaparición
forzada, ello conduciría necesariamente a la exclusión de dicho delito
(fundamentos de la solicitud para la declaratoria de prescripción efectuada por el
Ministerio Público ante la Sala superior fojas 174 y siguiente del Dictamen 81-2017),
pues este extremo es claramente viable, en la medida en que la tipicidad objetiva
está relacionada con la comisión delictiva de los otros delitos concernidos.

Paradójicamente ello ha sido desarrollado por la Fiscalía Superior, precisamente


por la objeción de la Sala en el control de la acusación, donde se hace amplia
alusión al componente fáctico en el propio dictamen aclaratorio (específicamente
a fojas 238 al 246 del Dictamen 84-2021-1°FSPN-MPFN), sin embargo, tiene una
inferencia contradictoria y no evalúa en modo alguno el inciso k del artículo 7 del
Estatuto de Roma ya glosado precedentemente, error que igualmente repitió la
Sala, al no efectuar mayor análisis al respecto, por lo que cabe la corrección
respectiva.

No obstante, el eventual impacto que podría tener en las consecuencias jurídicas


del delito deberá ponderarse, en su caso, en el estricto contexto del ordenamiento
jurídico vigente al momento de los hechos, sin duda con las precisiones
desarrolladas en la presente resolución.

En ese sentido, no es de recibo la objeción de que el Estatuto de Roma


únicamente es aplicable para el futuro17, por cuanto en este aspecto ha de
tenerse presente todo el derrotero sobre las normas imperativas de derecho
internacional, las normas de ius cogens, la jurisprudencia del sistema
interamericano y del propio Tribunal Constitucional, que han emitido parámetros
claros y contundentes, especialmente para nuestra región.

17 Adicionalmente, debe tenerse presente que el Estatuto de Roma en la “Parte III. De los principios

generales de derecho penal”, ha establecido en el artículo 22 Nullum crimen sine lege. 1. Nadie
será penalmente responsable, de conformidad con el presente Estatuto, a menos que la conducta
de que se trate constituya, en el momento en que tiene lugar, un crimen de la competencia de la
Corte. 2. La definición de crimen será interpretada estrictamente y no se hará extensiva por
analogía. En caso de ambigüedad, será interpretada en favor de la persona objeto de
investigación, enjuiciamiento o condena. 3. Nada de lo dispuesto en el presente artículo afectará a
la tipificación de una conducta como crimen de derecho internacional independientemente del
presente Estatuto (resaltado agregado).

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A propósito de lo expuesto, como bien citó la Procuraduría en su impugnación,


se denominan normas de ius cogens internacional a las normas imperativas de
derecho internacional.

En efecto, precisamente, sobre las normas de ius cogens, el Tribunal


Constitucional18 ha establecido que:

53. La esencial ontología de los derechos humanos afectados por los crímenes de lesa
humanidad, y las graves condiciones y circunstancias que caracterizan la realización de
estos, lleva a considerar que, en estos casos, la necesidad de la averiguación de la
verdad, así como el procesamiento y posterior sanción de los responsables, constituye una
norma de ius cogens, es decir, una norma imperativa de derecho internacional
susceptible de aplicarse erga omnes y que no admite pacto en contrario.
En relación con las normas de ius cogens, el artículo 53 de la Convención de Viena sobre
el Derecho de los Tratados, establece lo siguiente: “Es nulo todo tratado que, en el
momento de su celebración esté en oposición con una norma imperativa de derecho
internacional general. Para los efectos de la presente Convención, una norma imperativa
de derecho internacional general es una norma aceptada y reconocida por la
comunidad internacional de Estados en su conjunto como norma que no admite acuerdo
en contrario y que solo puede ser modificada por una norma ulterior de derecho
internacional general que tenga el mismo carácter”.
Las normas de ius cogens parecen, pues, encontrarse referidas a normas internacionales
consuetudinarias que bajo el auspicio de una opinio iuris seu necessitatis (esto es, el factor
espiritual o psicológico que liga con un comportamiento que se asume debido u
obligatorio internacionalmente) y de la extraordinaria importancia de los valores que
subyacen a tal obligación, son oponibles más allá de las voluntades expresas y solo son
derogables por normas futuras de la misma categoría.

Ahora bien, en la misma sentencia aludida se ha caracterizado cuándo nos


encontramos ante un delito de lesa humanidad, expresando lo siguiente:

49. A la luz de lo expuesto, resumidamente, puede sostenerse que un acto constituye un


crimen de lesa humanidad: a) cuando por su naturaleza y carácter denota una grave
afectación de la dignidad humana, violando la vida o produciendo un grave daño en el
derecho a la integridad física o mental de la víctima, en su derecho a la libertad personal
o en su derecho a la igualdad; b) cuando se realiza como parte de un ataque
generalizado o sistemático; c) cuando responde a una política (no necesariamente
formalmente declarada) promovida o consentida por el Estado; y, d) cuando se dirige
contra población civil. Siendo que estas condiciones deben presentarse copulativamente.
[Resaltado agregado]

Desde luego, en el caso que nos ocupa, según la imputación del Ministerio
Público, se cumplen todos y cada uno de estos requisitos, con la
complementación analítica efectuada en esta ejecutoria.

18 Sentencia del pleno jurisdiccional del Tribunal Constitucional del Perú del 21 de marzo de 2011.
Proceso de Inconstitucionalidad 25 % del Número Legal de Congresistas contra el Poder Ejecutivo,
Expediente 0024-2010.PI/TC Lima.

20
CORTE SUPREMA DE JUSTICIA SALA PENAL TRANSITORIA
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También es cierto lo citado por la Procuraduría impugnante en el sentido de


que, a nivel internacional, en el caso Almonacid Arellano y otros vs. Chile, la
Corte IDH en sentencia del 26 de septiembre de 2006, en el f. j. 153, sostuvo que:
“Aun cuando Chile no ha ratificado dicha Convención, esta Corte considera
que la imprescriptibilidad de los crímenes de lesa humanidad surge como
categoría de norma de derecho internacional general (ius cogens) que no nace
con tal Convención, sino que está reconocido en ella. Consecuentemente,
Chile no puede dejar de cumplir esta norma imperativa".

Finalmente, cabe destacarse que en la sentencia recaída en el Expediente


0024-2010-PI/TC, Lima, del 21 de marzo de 2011, el Tribunal Constitucional
declaró inconstitucional la primera disposición complementaria final del Decreto
Legislativo 1097 que establecía que la Convención sobre la Imprescriptibilidad
de los Crímenes de Lesa Humanidad surtía efectos solo a partir del 9 de
noviembre de 2003, con lo que ha quedado definida su aplicación sin límites
temporales, es decir, al margen de la fecha en la que se hayan producido los
fácticos.

E. CONCLUSIÓN: EL ORDENAMIENTO JURÍDICO NACIONAL E INTERNACIONAL IMPIDEN LA


PRESCRIPCIÓN CONCERNIDA

6.6. De este modo, se concluye que, en una interpretación teleológica,


sistemática, constitucional y convencional, los hechos atribuidos, calificados
como asociación ilícita para delinquir, en la medida en que están ligados a
graves violaciones a derechos humanos, pueden ser también considerados
como de lesa humanidad.

En esa línea de análisis, cabe acotar finalmente que en este tipo de eventos
criminales es obligatorio el control de convencionalidad que no solo tiene esa
connotación imperativa solo para todos los magistrados del sistema judicial sino,
incluso, para todos los funcionarios públicos19, en la medida en que el Estado
peruano es parte del Sistema Interamericano de Derechos Humanos.

19 Según los términos de la Sentencia Almonacid Arellano versus Chile del 26 de setiembre de 2006

(fundamento 124). “La Corte es consciente de que los jueces y tribunales internos están sujetos al
imperio de la ley y, por ello, están obligados a aplicar las disposiciones vigentes en el ordenamiento
jurídico. Pero cuando un Estado ha ratificado un tratado internacional como la Convención
Americana, sus jueces, como parte del aparato del Estado, también están sometidos a ella, lo que
les obliga a velar porque los efectos de las disposiciones de la Convención no se vean mermadas
por la aplicación de leyes contrarias a su objeto y fin, y que desde un inicio carecen de efectos

21
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Por ello, se rechaza la interpretación asumida por la Sala penal superior al ser
contraria a los lineamientos expuestos en los párrafos anteriores, a las normas de
ius cogens, a las convenciones sobre materia de derechos humanos, a los
pronunciamientos de la Corte Interamericana de Derechos Humanos y de esta
suprema Corte en los casos vinculados al Grupo o Destacamento Colina.

6.7. Superado lo anterior, conforme se aprecia de los hechos que comprenden


la acusación fiscal descrita en el fundamento 2.1 de la presente ejecutoria
suprema, se le atribuyó el delito de asociación ilícita para delinquir a los
acusados Alberto Fujimori Fujimori, Vladimiro Montesinos Torres, Nicolás De Bari
Hermoza Ríos y Luis Augusto Pérez Documet. El contexto en que se habrían
cometido los delitos es en los años 90, con la conformación del Grupo o
Destacamento Colina bajo una política estatal de eliminación de supuestos
elementos terroristas, cuyo mando principal y medio (posición que presuntamente los
acusados habrían asumido) en el marco de una asociación ilícita habrían ordenado
el asesinato y desaparición forzada de los agraviados (caso Caraqueño y Cantuta).
Desde luego, la inocencia o la responsabilidad de cada uno de los concernidos
será determinada oportunamente en la resolución de mérito. En esta resolución
únicamente se analiza el tema de la prescripción, mas no el fondo, es decir, no
se ha resuelto la responsabilidad o inocencia de los concernidos, por lo que no
es razonable ni necesario el cambio del colegiado, como solicitó la fiscalía
suprema, sino que, simplemente debe continuar la causa según su estado.

6.8. Por lo expuesto, de conformidad con lo opinado por la fiscal suprema en lo


penal, es preciso estimar el recurso interpuesto por la Procuraduría Pública y
corregir la resolución recurrida.

jurídicos. En otras palabras, el Poder Judicial debe ejercer una especie de ‘control de
convencionalidad’ entre las normas jurídicas internas que aplican en los casos concretos y la
Convención Americana sobre Derechos Humanos. En esta tarea, el Poder Judicial debe tener en
cuenta no solamente el tratado, sino también la interpretación que del mismo ha hecho la Corte
Interamericana, intérprete última de la Convención Americana”. De igual manera, en el caso
Gelman vs. Uruguay del 24 de febrero de 2011 (fundamento 193: “Cuando un Estado es parte de un
tratado internacional como la Convención Americana, todos sus órganos, incluidos sus jueces,
están sometidos a aquel, lo cual les obliga a velar por que los efectos de las disposiciones de la
Convención no se vean mermados por la aplicación de normas contrarias a su objeto y fin, por lo
que los jueces y órganos vinculados a la administración de justicia en todos los niveles están en la
obligación de ejercer ex officio un ‘control de convencionalidad’ entre las normas internas y la
Convención Americana, evidentemente en el marco de sus respectivas competencias y de las
regulaciones procesales correspondientes y en esta tarea deben tener en cuenta no solamente el
tratado, sino también la interpretación que del mismo ha hecho la Corte Interamericana, intérprete
última de la Convención Americana)” [resaltado agregado].

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CORTE SUPREMA DE JUSTICIA SALA PENAL TRANSITORIA
DE LA REPÚBLICA RECURSO DE NULIDAD N.° 1812-2023
NACIONAL

DECISIÓN
Por estos fundamentos los jueces integrantes de la Sala Penal Transitoria de la
Corte Suprema de Justicia acordaron:

I. Declarar HABER NULIDAD en la Resolución 119 del trece de octubre de dos mil
veintitrés emitida por la Cuarta Sala Penal Superior Nacional Liquidadora
Transitoria de la Corte Superior Nacional de Justicia Penal Especializada que
declaró fundada la prescripción de la acción penal a favor de ALBERTO FUJIMORI
FUJIMORI, VLADIMIRO MONTESINOS TORRES, NICOLÁS DE BARI HERMOZA RÍOS y LUIS AUGUSTO
PÉREZ DOCUMET en el extremo referido al delito de asociación ilícita para delinquir,
en perjuicio del Estado peruano; y, reformándola, declararon INFUNDADA la
prescripción de la acción penal a favor de los antes mencionados por el delito
de asociación ilícita para delinquir, en perjuicio del Estado peruano, en
consecuencia, se prosiga la causa en este extremo, según su estado.

II. DISPONER se notifique la ejecutoria a las partes apersonadas a esta instancia,


se devuelvan los actuados a la sala superior de origen y se archive el
cuadernillo.

Intervinieron los jueces supremos Peña Farfán y Sequeiros Vargas por las
vacaciones e impedimento de los magistrados Prado Saldarriaga y Castañeda
Otsu respectivamente.

S. S.

BROUSSET SALAS

SEQUEIROS VARGAS

GUERRERO LÓPEZ

PEÑA FARFÁN

ÁLVAREZ TRUJILLO

ISGL/rbb

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