El Hijo Prodigo Dios Te Ama y Quiere Una Relacion Contigo

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DIOS TE AMA Y QUIERE UNA RELACIÓN CONTIGO

Lucas 15:11-24
Por: Juan Ramón Chávez

INTRODUCCIÓN
Una ocasión Jesús entrando a la ciudad de Jerusalén expreso estas palabras:
“¡Jerusalén, Jerusalén, que matas a los profetas, y apedreas a los que te son
enviados! ¡Cuántas veces quise juntar a tus hijos, como la gallina junta sus
polluelos debajo de las alas, y no quisiste!” (Mateo 23:37). Esta declaración de
Jesús, es la historia de Dios desde que puso al hombre sobre la tierra. Dios siempre
ha querido tener al hombre junto a Él y el hombre siempre rehúye estarlo. Dios
siempre ha querido cobijarlo bajo su protección y el hombre no ha querido. Una y
otra vez Dios ha buscado un acercamiento con el hombre, pero este se reúsa. ¿Por
qué Dios no se ha cansado? ¿Por qué Dios ha estado insistiendo a pesar que el
hombre no quiere? ¿Por qué no lo ha abandonado? Hay una explicación lógica y
sencilla es: Porque lo ama y quiere una relación con él.

Definición de relación: Una relación es una conexión o vínculo entre dos personas.
Lográndose así una interacción entre ellos.

I). QUÉ CLASE DE RELACIÓN DIOS QUIERE CON NOSOTROS?


A. Una relación amorosa.
Porque esta no era la relación que había entre el prodigo y su padre. Al menos
no de parte de él. Lucas 15:11-12 dice: “También dijo: Un hombre tenía dos
hijos; 12 y el menor de ellos dijo a su padre: Padre, dame la parte de los bienes
que me corresponde; y les repartió los bienes”. En esta familia no se menciona
a la madre. Quizás porque en esta cultura no se tomaba en cuenta a la mujer y
por eso no se mencione. Pero también quizás porque pudo haber muerto y que
este padre haya sido padre soltero (En esta cultura no era probable que la esposa
haya abandonado al esposo). No lo sabemos con exactitud. Lo cierto es que el
hijo prodigo creció como hijo de un padre amoroso. Esta parábola ha sido
llamada tradicionalmente como el “hijo prodigo” pero en realidad debería
llamarse la parábola del “padre bueno”. Porque toda la parábola demuestra el
amor tierno y compasivo de Dios.

Todavía no se moría el padre de familia y el hijo menor ya le estaba pidiendo su


parte de la herencia. Demandaba 1 tercio de todo por cual el padre había
trabajado arduamente toda su vida. Lo cual significaba un golpe financiero
considerable para el resto de la familia. Porque se habrían que vender
propiedades, animales y sacar dinero del banco, etc. Aunque su padre ha
derramado todo su amor por él, lo único que recibe a cambio es la amargura del
rechazo de un hijo ingrato.
Esta no es la clase de relación que Dios quiere. Dios quiere una relación de amor
recíproco. La clase de amor que Dios espera de nosotros es el mismo que Dios
nos da, un amor apasionado. Por eso Marcos 12:30 dice: “Y amarás al Señor tu
Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente y con todas
tus fuerzas”.

B. Una relación voluntaria.


Es interesante observar la actitud del padre ante la exigencia del hijo. “y les
repartió los bienes” (Lucas 15:12). A ambos hijos les dio derecho sobre la
herencia. Aunque sabía que era algo perjudicial para el hijo prodigo, le entrego
la herencia.
1. Lo pudo haber obligado a quedarse pero no lo hizo.
2. Podría haber intentado comprarlo mediante “un mimo” importante para el
muchacho para que no se fuera, pero no lo hizo.
Al contrario le concedió lo que le pidió. No quiso comprar ni su respeto ni su
amor. Quería que su hijo se quedara con él, pero no por obligación. El pródigo
estaba a punto de arruinar su vida y el Padre amoroso le permitió hacerlo.
3. Una vez que se fue, el padre podría haber mandado por él, pero no lo hizo.
Porque si iba a regresar debía ser porque él lo quería.

Dios respeta el libre albedrío que dio a los humanos y sus decisiones de hacer el
mal o el bien. Dios no nos obligará a amarlo ni a que le seamos fieles. Dios nos
quiere a su lado, pero no a la fuerza. Si tenemos amor verdadero a nuestro padre
Dios nos quedaremos con él y nuestro servicio no será por obligación, sino algo
voluntario, algo que anhelamos hacer.

El consejo que David le dio a Salomón su hijo cuando iba a empezar su reinado
fue este: “Y tú, Salomón, hijo mío, reconoce al Dios de tu padre, y sírvele con
corazón perfecto y con ánimo voluntario; porque Jehová escudriña los
corazones de todos…” (1 Crónicas 28:9). Este consejo debemos hacerlo nuestro.

C. Una relación dedicada.


El hijo prodigo tenía un hermano mayor que, a diferencia de el:
1. Trabajaba en el campo. Lucas 15:25 “Y su hijo mayor estaba en el campo”.
2. Había servido a su padre durante años. Lucas 15:29 dice: “Mas él,
respondiendo, dijo al padre: He aquí, tantos años te sirvo”.
3. Siempre fue obediente. Lucas 15:29 dice “no habiéndote desobedecido
jamás”.
4. No derrochaba los bienes con sus amigos. Lucas 15:29 dice: “y nunca me
has dado ni un cabrito para gozarme con mis amigos”.
5. Nunca le pidió a su padre su parte de la herencia.
Era un hijo ejemplar. Muy diferente a su hermano menor. Tal parece que:
1. El mayor cumplía obligaciones y el menor disfrutaba privilegios.
2. El mayor era responsable, el menor era libertino.
3. El mayor era ahorrador, el menor era despilfarrador.

El tipo de relación que Dios quiere con nosotros debe ser dedicada como la del
hijo mayor. Dios no quiere que solo lo utilicemos cuando necesitamos de su
ayuda y que después nos olvidemos de él. A nadie le gusta ser utilizado por los
demás y luego desechado como algo que ya no nos sirve. El salmista dijo una
gran verdad: “La comunión íntima de Jehová es con los que le temen, Y a ellos
hará conocer su pacto” (Salmos 24:12). Nuestra mayor ambición en este mundo
debe ser querer pasar más tiempo con Dios. Porque él quiere tener una relación
con nosotros.

II). PORQUE DIOS QUIERE UNA RELACIÓN CON NOSOTROS?


A. Porque toda persona viene de Dios.
El hijo prodigo había sido criado y educado como hijo porque lo era. Había
crecido viendo a su padre ser responsable con él y su hermano mayor. En su
casa nunca había faltado nada. Su padre los había tratado con disciplina y amor a
la vez. Había tratado de llenar los espacios vacíos por la ausencia de la madre.

Sin embargo, el hijo prodigo, no aprendió los principios y valores enseñados en


su casa. Era hijo y nadie lo podía negar, pero su comportamiento decía lo
contrario. En lugar de traerle honra a su casa y orgullo a su padre, le trajo
vergüenza. Porque su padre no le había enseñado así.

Una de las razones del porque Dios quiere una relación con los seres humanos es
porque todo ser humano tiene su origen en Dios. Aunque no lo parezca. Todos
fuimos creados a imagen y semejanza de Dios (Génesis 1:26). Es por eso que
podemos establecer una relación cercana con Dios. ¿Te has preguntado porque
razón está en este mundo? La Biblia enseña que estamos aquí para buscar a
Dios. “Y de una sangre ha hecho todo el linaje de los hombres, para que
habiten sobre toda la faz de la tierra; y les ha prefijado el orden de los tiempos,
y los límites de su habitación; 27 para que busquen a Dios…”. (Hechos 17:26-
27).

Como el ser humano se alejó de Dios para vivir en una “provincia apartada” en
el pecado, ya no reconoce de donde viene. Ahora dice que viene del mono o de
alienígenas. Lo que Dios expresa en Oseas 11:1-4 sigue siendo verdad hoy:
“Cuando Israel era muchacho, yo lo amé, y de Egipto llamé a mi hijo. 2 Cuanto
más yo los llamaba, tanto más se alejaban de mí; a los baales sacrificaban, y a
los ídolos ofrecían sahumerios. 3 Yo con todo eso enseñaba a andar al mismo
Efraín, tomándole de los brazos; y no conoció que yo le cuidaba. 4 Con cuerdas
humanas los atraje, con cuerdas de amor; y fui para ellos como los que alzan el
yugo de sobre su cerviz, y puse delante de ellos la comida”. Dios ama al ser
humano y lo cuida porque es su creación perfecta. Y es por eso que busca tener
una relación cercana contigo.

B. Porque el hombre se siente solo.


El hijo prodigo no supo lo que era la soledad hasta que se le acabo el dinero. Los
amigos de parranda se han ido. Las mujeres ahora no lo conocen. Porque se ha
acabo el dinero. Está en un país que no es el suyo, sin ningún peso en su bolsa y
nadie que le eche una mano. A los compañeros que aspiraba eran animales mal
olientes. No tenía el calor de un hogar ni la protección del Padre. Estaba
completamente solo.

Los sicólogos dice que “La soledad es el sentimiento que surge tras la
percepción de no formar parte de nada ni de nadie, de que algo en el interior está
vacío, aislado, sin sentido de pertenencia.

Las personas que experimentan soledad describen una sensación de estar


desconectadas del mundo, sin rumbo, con una vida carente de sentido, sin
posibilidades de poder identificarse con los demás” (http://psicologosenmadrid.eu/soledad/).

La soledad es un mal que más afecta a la raza humana. Los índices de suicidio
debido a la soledad van en aumento. A pesar de que vivimos en un mundo con
sobre población el hombre sigue teniendo esa sensación de soledad y vacío.

Pero el hombre necesita saber que solo Dios puede llegar lo que nadie más
puede. Solo Dios nos puede dar ese sentido de pertenencia. Por eso quiere una
relación con nosotros. Pero no una relación superficial de simpatía. Mucha gente
siente una simpatía por Dios, dice creer en él. Pero no tienen una relación con
Dios. Dios quiere una relación íntima, estrecha y personal.

Cuando tenemos esta relación podemos decir lo que dijo el salmista: “Jehová es
mi pastor; nada me faltará. 2 En lugares de delicados pastos me hará
descansar; Junto a aguas de reposo me pastoreará. 3 Confortará mi alma; Me
guiará por sendas de justicia por amor de su nombre. 4 Aunque ande en valle
de sombra de muerte, No temeré mal alguno, porque tú estarás conmigo; Tu
vara y tu cayado me infundirán aliento” (Salmos 23:1-4).

III). COMO SE DA ESA RELACIÓN CON NOSOTROS?


A. Necesitamos reconocer nuestra necesidad de Dios.
1. El hijo prodigo había buscado diversión y ahora está deprimido.
2. Había buscado independencia y ahora es siervo cuidando cerdos.
3. Había salido a encontrase consigo mismo y ahora está perdido.
4. Había salido buscar la gran vida y ahora está en un estado de muerte (Lucas
15:24).

Este muchacho ya no era ni el reflejo de lo que un día fue. Ahora estaba solo
deprimido y necesitado. Tenía que tragarse su orgullo y reconocer que había
hecho mal y que necesitaba de su padre. Y eso es lo que hace: Lucas 15:17-18
dice: “Y volviendo en sí, dijo: ¡Cuántos jornaleros en casa de mi padre tienen
abundancia de pan, y yo aquí perezco de hambre! 18 Me levantaré e iré a mi
padre, y le diré: Padre, he pecado contra el cielo y contra ti”.

A veces el hombre cuando no quiere aprender por las buenas, tiene que aprender
por las malas. A veces tenemos que pasar por una serie de tragedias en nuestra
vida y tocar fondo, para que podamos reaccionar. A veces los duros golpes de la
vida nos hacen entender. Entender que solos no podemos. Que necesitamos de la
ayuda de Dios. Que vivir con Dios es muchísimo mejor que vivir sin él.

La relación con Dios solo se puede dar si nosotros reconocemos que lo


necesitamos. Porque si lo necesitamos buscaremos acercarnos a él. Santiago 4:8
dice: “Acercaos a Dios, y él se acercará a vosotros”. Permanecer cerca de Dios
es un requiso para tener acceso a su gracia. No se trata de acercarnos a Dios
físicamente, sino acercar el corazón “acerquémonos con corazón sincero…”
(Hebreos 10:22) Lo cual se manifestara en el cumplimiento de Su Voluntad. La
promesa de volver a Dios es que Dios volverá a ellos. (Salmos 145:18, Lucas
15:20) Dios estará listo en recibirnos si nos volvemos a Él.

B. Necesitamos abandonar las prácticas pecaminosas.


El hijo prodigo para volver a tener la relación con su padre que antes tenía, le era
necesario abandonar de una vez por todas, esa vida. Una vida en compañía de
cerdos y comiendo chatarra que no quita el hambre. Una vida ambulante y llena
de mugre.

El propósito del diablo siempre ha sido reducir al hombre a un nivel de


sufrimiento y miseria. Quiere que vivamos y comamos con cerdos y como
cerdos. Pues, a veces hay quien quiere llenar su vida con el alcohol, con las
drogas, el trabajo, el juego, etc. Pero siguen siendo infelices. Porque no es allí
donde reside la felicidad y la satisfacción, sino en Dios.

Para tener una relación con Dios tenemos que abandonar a nuestro pasado
pecaminoso. Todas las acciones y actitudes dañinas. Todas las compañías
perjudiciales. Porque nuestra relación con Dios es nueva, pura y exclusiva.
Porque “Nadie puede servir a dos señores” (Mateo 6:24).
C. Necesitamos regresar a casa con Dios.
Para que hijo prodigo disfrutara de las bendiciones de ser hijo, necesitaba estar
en casa. Se dio cuenta que fuera de casa no hay nada. Lo que antes no había
valorado, ahora lo considera un paraíso.

Para tener una relación con Dios necesitamos estar en su casa. Las relaciones a
distancia no son fructíferas ni se mantienen. Y la casa de Dios según Pablo es la
iglesia (1 Timoteo 3:15). Tú necesitas estar en la iglesia el cuerpo de Cristo para
tener una relación con Dios.

CONCLUSIÓN
Hemos visto que Dios quiere una relación con nosotros. Y hemos visto la clase
de relación que Dios quiere, las razones por la que la quiere y el cómo tenerla.
Dios es experto en relaciones. Dios es la clase de persona que te gustaría tener
cerca. Dios nunca rompe relaciones, los hombres la rompen con él, pero él no las
provoca. Dios le gusta relacionarse con los seres humanos y quiere tener una
relación con todos, una relación de padre a hijos. ¿Te gustaría tener esta relación
con Dios en la que él sea tu padre? Necesitas nacer de Dios a través del agua y
del Espíritu (Juan 3:3-5) a través del bautismo. Te invitamos.

Juan Ramón Chávez


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