Por Que Deje El Catolicismo

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Cbrarp ofhe CHeolocjcai Seminar?

PRINCETON

NEW JERSEY

.y.\ gL

PRESENTED BY
G-.

W,

Elderkln

POR

QU DEJ EL CATOLICISMO?

POR QU DEJ EL
CATOLICISMO?
POR
LUIS
Ex
Ex

religioso

PADROSA

sacerdote catlico

de

la

Compaa de

Jess

Director-fundador
del

Instituto

Loyola de orientacin psicolgica

Vicepresidente del Comit Internacional

de psiclogos y psiquiatras catlicos.

"LA AURORA"
BUENOS AIRES

EDITORIAL
CORRIENTES 728

CASA

UNIDA

APARTADO

DE

97 BIS

PUBLICACIONES
MEXICO, D. F.

Hecho
marca

IMPRESO EN LA ARGENTINA
Printed in Argentina

depsito que
Ley N u.723

el
la

PROLOGO
ii

Y creca

palabra del Seor y el nmero de los


mucho en Jerusalem; tambin una gran multitud de los sacerdotes obedeca
a la je." Esto leemos en los Hechos de los Apstoles,
a continuacin y como corolario de los primeros relatos de persecucin del naciente Cristianismo.
la

discpulos se multiplicaba

La

historia se repite.

En

la

misma proporcin en que

es

combatida una

creencia religiosa se atrae el inters pblico y aun


de los mismos enemigos hacia ella. La oposicin y
difamacin de una idea invita a estudiarla, a examinarla, a cerciorarse de sus argumentos y de las afirmaciones oponentes y cuando stas carecen de razn,
como ocurri con la contradiccin pagana del Cristianismo en los primeros siglos de nuestra Era, los
resultados suelen ser del todo contraproducentes para
los opositores.

Tal es el caso de Espaa.


Bast que el actual Gobierno Espaol proclamara
una tolerancia mucho ms restringida que la que haban gozado desde hace casi un siglo los cristianos
evanglicos de este pas, para que el clero pusiera el
grito en el cielo. Cartas pastorales y furibundos ar-

POR QU DEJ EL CATOLICISMO?

la prensa, obligando al

tculos

inundaron

limitar

muchsimo ms

la

menguada

Gobierno a

tolerancia con-

cedida por la Ley.

Y cul ha sido el resultado? Desde los das de la


conversin del Rdo. Cipriano Tornos, ex confesor de
la reina Isabel II, hace tres cuartos de siglo, el Cristianismo Evanglico no haba obtenido tan sealados
y repetidos triunfos como los conseguidos en los ltimos dos aos.

A causa de esta injusta y exagerada campaa antiprotestante, no solamente son atrados muchos ateos
e indiferentes a los cultos evanglicos, sobre todo en
las

grandes ciudades, donde hay menos temor de

re-

presalias clericales, sino que la luz del Evangelio pe-

netra en lugares al parecer inaccesibles, ganando las


conciencias de elementos distinguidos del clero catlico.

Nada menos que el Secretario General de las Congregaciones Marianas de Espaa y despus de todo
el mundo, el Rdo. Carrillo de Albornoz, S. J., va de
Espaa a Roma y desaparece misteriosamente del escenario catlico para reaparecer en Ginebra, donde
hace pblico repudio de su fe Catlica Romana en
una Iglesia Evanglica de la ciudad de Calvino. La
cosmopolita urbe que ostenta en uno de sus parques
el gran monumento a la Reforma con su lema "Post
Tenebras Lux" acoge al ilustre eclesistico espaol,
quien manifiesta haber pasado de las tinieblas de un
Cristianismo mediatizado, ensombrecido y anquilosado por enseanzas y dogmas humanos desconocidos

PRLOGO
para

el

Cristianismo Apostlico, a la luz radiante del

glorioso Evangelio de Cristo.

Le siguen en
de

el

mismo ao

diversas dicesis de

1950 varios sacerdotes

Espaa (Gerona, Mallorca,

etctera).

ahora el reputado fundador del Instituto hoyla,


conocidsimo psiquiatra, conferenciante y orador
sagrado, Rdo. Luis Padrosa Roca, deja estupefactos a
propios y extraos con su conversin al Cristianismo
Evanglico.
el

Solamente el que conoce la idiosincrasia del pueblo


espaol y ha vivido por aos en ese pas donde catlico significa todo y el Protestantismo es objeto de
todos los odios y vejmenes, puede tener idea del sacrificio enorme que significa para personas de la
talla y posicin del Rdo. Luis Padrosa o del Rdo.
Carrillo de Albornoz una decisin de tal naturaleza.
Cuando el Cristianismo Evanglico apenas logra algunos millares de adeptos entre las clases obreras de
Espaa, mientras que es generalmente despreciado
por

la

cmo puede llegar a ganar la


corazn de estas figuras prominentes del

aristocracia,

mente y

el

mismo clero catlico romano?


La explicacin es lgica y comprensiva.
Para el fiel catlico es casi imposible un cambio
de religin, porque el temor de caer en pecado le
impide realizar ninguna investigacin en asuntos de
fe; el catlico debe confiar implcitamente en su Iglesia, bajo pecado mortal; por esto su mirada se dirige
tmidamente en busca del "Nihil Obstat" cuando al-

POR QU DEJ EL CATOLICISMO?

gn

libro de religin viene a caer

este

modo

en sus manos. De

evita las dudas, pero se encierra dentro


crculo pernicioso, con grandes desventajas pa-

de un
ra s mismo cuando tiene que discutir con otros sobre
temas religiosos, y se inhabilita totalmente para ver
la luz de la verdad acerca de la fe cristiana.
Esta limitacin no existe, empero, en la misma medida para los elementos del clero. Ellos estn puestos
para defender la religin y es natural que procuren
saber algo acerca de aquello que tienen el deber de
combatir. Aun existe cierto temor en muchos sacerdotes, los cules no se atreven a leer un libro hertico,
ni sostendran una controversia con un protestante
sin permiso del obispo, autorizacin que raramente
se consigue; pero ese temor supersticioso no poda
existir en personas de la talla intelectual del Secretario General de las Congregaciones Marianas o del
Rdo. Luis Padrosa. Nadie temera, ni aun ellos mismos lo creyeron al principio, que personas tan bien
asesoradas en Teologa y Apologtica Catlica hubieran de apostatar de su fe por el hecho de permitirse
investigar un poco las doctrinas y razn de ser del
Cristianismo Evanglico. "Pero la Verdad es conocida de todos sus hijos" y Nuestro Salvador afirmaba:
"Todo aquel que es de la Verdad oye mi voz." El
hombre sincero y de conciencia delicada que se pone
a estudiar el Evangelio queda ganado por la sublimidad y sencillez de su doctrina.
He encontrado que no hay base en el Evangelio
para los dogmas de la Iglesia Catlica Romana
tales fueron las primeras palabras con que el Rdo, Luis

PRLOGO

Padrosa, vistiendo an hbitos talares, dej asombrado al primer pastor evanglico con quien se puso en
contacto en Espaa.
Ese ministro del Evangelio se haba preparado concienzudamente para una aguda polmica desde que
la extraordinaria visita le fu anunciada, pues el Padre Padrosa no era, en modo alguno, un polemista
dbil. Difcilmente poda vencrsele en dialctica, ni
en conocimientos de historia, ni en teologa patrstica;
seguramente estara tambin versado en Sagrada Escritura, aunque no sea ste el punto fuerte de los
catlicos. Pero toda preparacin result intil. El
Reverendo Padrosa no iba a convertir ni a ser convertido. Iba persuadido por el mismo Espritu de
Dios y la fuerza de la Verdad, ansioso de expresar lo
que por s mismo haba descubierto en las pginas de
las Sagradas Escrituras, guiado en su investigacin
por algunas buenas obras de teologa protestante que
no haba reparado en leer, creyndolas de fcil refutacin.

El Rdo. Padrosa se revel como una persona de


conciencia extraordinariamente delicada. Un hombre
"en el cual no hay engao", como deca Cristo de
Natanael. Un sincero y verdadero cristiano catlico,
que amaba a Dios con toda su alma, sus fuerzas y su
mente, y no poda soportar la idea de que estuviese
contradiciendo y contrariando con su enseanza y sus
prdicas de sacerdote catlico la doctrina del Evange-

de Nuestro Seor Jesucristo.


decidido a dar el paso doloroso y peligroso,
sobre todo en Espaa, de renunciar a sus cargos, su

lio

Y estaba

POR QU DEJ EL CATOLICISMO?

10

posicin y su fama que haba ganado como conferenciante y director de los Institutos hoyla de Barcelona
y Tarrasa, para poder ser fiel a la luz que haba
recibido.

Desde

el

primer momento expres

el

deseo de hacer

partcipes de su glorioso hallazgo a otras almas turba-

das por la duda y el temor.


No tienen entre su feligresa almas atormentadeca el Padre Luis Padrosa en
das por la duda?

esta primera entrevista.

Los

cristianos evanglicos sabemos en quien hecomo deca el gran


credo y estamos cierto ...
Apstol de los Gentiles, fu la respuesta del ministro

mos

del Evangelio.

Ah, s, lo presenta! Esta es la diferencia entre


apoyarse en enseanzas de hombres, o en la palabra
infalible de Dios.
Es verdad.
Y lo cierto es que no hay gozo ni paz en el alma
hasta que una persona ha recibido a Cristo como su
nico y suficiente Salvador y se halla dispuesta a
cumplir su sacratsima voluntad cueste lo que cueste.
El Rdo Padrosa pas a explicar cmo esta paz y
gozo inund su corazn, desde el da que se decidi
a seguir las enseanzas del Evangelio.
Hoy se encuentra en Amrica ganando su pan honradamente en trabajos de profesorado y anuncia voluntariamente el Evangelio en muchas Iglesias que le

invitan.

Pero su corazn est en Espaa, donde tiene todos


sus amores.

PRLOGO

11

En sus compaeros de Orden, por los cuales no


cesa de orar.
En sus numerosos discpulos y clientes del Instituto
Loyola que ms de una vez le han abierto su corazn
sin que l pudiera abrirles totalmente el suyo.
En sus parientes segn la carne, a quienes quisiera
ver salvos y seguros por la verdadera fe en Cristo,
como otrora deseara para los suyos el Apstol Pablo.

En sus vilipendiados hermanos evanglicos, a quienes apenas tuvo tiempo de conocer, dada la premura
y sigilo con que tuvieron que realizarse los preparativos de su viaje.
Estamos seguros que los talentos del Rdo. Luis
Padrosa. puestos al servicio del Evangelio mediante
su palabra y su pluma, reportarn bendicin a las
iglesias evanglicas de Hispano-Amrica, sobre todo
en la Repblica Argentina.
Pensamos que cierto nmero de sus libros pueden
llegar a manos de antiguos conocidos del Director de
los Institutos Loyola en Espaa,
y fervorosamente
pedimos a Dios tenga a bien usar estas pginas para
iluminar sus almas.
Es posible que algn ejemplar llegue tambin a
catlicos fanticos e intolerantes de la madre Patria.
A los tales nos permitimos decirles como Nuestro Seor al cegado Saulo de Tarso: "Dura cosa te es dar coces contra el aguijn." Todos los enemigos de la verdad
evanglica han hecho esta dolorosa experiencia a travs de veinte siglos y no vuede ser menos en el
nuestro y en un pas como Espaa donde quedan tantas almas sinceramente religiosas y temerosas de Dios.

POR QU DEJ EL CATOLICISMO?

12

Yo nunca habra pensado en estudiar atentamenProtestantismo a la luz de la Biblia, y mucho


menos en hacerme protestante nos ha dicho
no hubiese sido obligado a
Rdo. Luis Padrosa
te el

el

si

combatir el Cristianismo Evanglico. Pero cuando el


Cardenal Segura desde Sevilla y el Arzobispo Monseor Vizcarra de Zaragoza tocaron a rebato con sus
cartas pastorales contra el Protestantismo, poniendo
en movimiento todas las fuerzas clericales y aun polticas de Espaa contra la hereja, sent que no podamos, all en Tarrasa, donde el Protestantismo estaba arraigado y haciendo progresos, eludir la llamada
de la Iglesia. Tenamos que hacer algo especial y
notable para diezmar las filas enemigas- Debamos
convencer a los protestantes de su error. Para ello
era necesario, ante todo, estudiar el Protestantismo
y ensear a los Catlicos a combatirlo con el arma
predilecta de los mismos Protestantes, las Sagradas
Escrituras. Mas las Sagradas Escrituras me vencieron.

He

aqu el resultado, catlicos de Espaa, he aqu


desastrosa consecuencia para la Iglesia que pretendis servir, de no atender el consejo de Aquel a quien
todos llamamos Maestro y Seor, quien dijo a sus
discpulos, acerca de uno que invocaba su santo nombre sin hallarse adherido al Colegio Apostlico: "No
se lo prohibis, pues ninguno que haga un milagro en
mi nombre hablar luego mal de M. El que no est
contra nosotros, est con nosotros'" i 1 )
la

(!)

9: 39.

Sagrada

Biblia,

Nacar-Colunga. Ev. de San Marcos

PRLOGO

13

Cunto mejor an, amados creyentes catlicos, que


en lugar de combatir la fe evanglica por los mtodos
innobles de la intolerancia extendierais vuestros esfuerzos a persuadir a tantos incrdulos y escpticos
como quedan en la caballerosa Espaa acerca de los
principios bsicos de la fe cristiana!
Y al considerar la humilde y heroica labor de vuestros conciudadanos evanglicos o protestantes, decid
como el sabio Gamaliel en los tiempos apostlicos:
"Ahora os digo, dejad a estos hombres; dejadlos, porque si esto es consejo u obra de hombres, se disolver,
pero si viene de Dios no podris disolverlo y quiz
algn da os hallis con que habis hecho la guerra
a Dios" ( 2 )

LOS EDITORES

2
(

Hechos de

los

Apstoles 5; 38-39.

INTRODUCCION
"POR QU DEJ EL CATOLICISMO?"

Esta pre-

gunta muchsimos la formularn. Unos con amor


otros con desprecio; otros con la duda.
Con amor los menos. Por qu los hombres sern
as?

San Ignacio, el fundador de la Compaa de Jess,


comienza su clebre libro de los Ejercicios Espirituales con un presupuesto que l considera esencial:
"Todo buen cristiano ha de ser ms pronto a salvar
la proposicin del prjimo que a condenarla y si no
la puede salvar, inquiera cmo la entiende, y si mal
la entiende, corr jala con amor; y si no basta, busque
todos los medios convenientes para que bien enten;

dindola, se salve."
Esto quisiera que consideraran los que juzgarn mi
decisin.
que no olviden las palabras de Jess:

"No juzguis y no

seris juzgados."

Mis pblicas actuaciones como predicador de grandes multitudes han hecho que mis amigos y conocidos
se cuenten por millares. He dado pblico testimonio
de una doctrina y he convencido a muchos que vivan alejados de

He

sido

ella.

un hipcrita que predica

lo

que no cree?

INTRODUCCIN

15

a muchos del camino de la Verdad?


Prefiero que lo juzgue el Seor. Pero el hecho me
obliga a dar alguna satisfaccin a mis familiares, amigos y conocidos, y a no marcharme como quien huye
avergonzado de un delito cometido.
No. Puedo presentarme ante todos con la cabeza
bien levantada, y lo hara pblicamente si las leyes
y las circunstancias de mi Patria lo permitieran.

He desviado

No pudiendo
folleto,

ser as, lo hago por


que deseara leyeran todos

escrito,

los

que

con este

me

co-

nocen, serenamente, sopesando las razones que en


l escribo.

un escrito literario. No miren pues el


Es como una carta que envo a todos los
que amo, y deseo que brille en su alma la luz que
brill en la ma.
No es un libro de teologa ni un manual de apolo-

No

es ste

estilo.

gtica.

Los protestantes encontrarn que tiene todava

sa-

bor de catolicismo.

Es natural. En l expongo las razones principales


que me movieron a dar el paso que di. Cada captulo
ser ms adelante explanado en obras ms profundas y ms extensas. Aqu una simple enumeracin.
La respuesta que darn los ms a la pregunta "Por
qu dej el Catolicismo?" la conozco bien. En otros
casos parecidos han dicho lo mismo que dirn ahora:
Unos que me he vuelto loco. Otros que me enamor
de alguna mujer. El catlico convencido no puede
creer haya otras razones por las que uno abandone
la religin catlica:

locura o pasin.

POR QU DEJ EL CATOLICISMO?

Pero yerran los que as juzgan, como yerra casi


siempre el que juzga de prisa sin profundizar el caso.
Los motivos que me decidieron no son uno, sino
muchos.

Despus de 43 aos de vida sinceramente catlica,


de profunda formacin eclesistica, 10 de sacerdote predicador de grandes multitudes y de pblicos especializados y 23 de vida religiosa en la Compaa de
Jess, llego al convencimiento de que la Iglesia Catlica Romana no es la verdadera Iglesia de Jesucristo.
Y no lo es, porque est llena de sofismas. Y no puede ser la Iglesia de Jesucristo la que no est apoyada
nica y exclusivamente en la Verdad.
La Iglesia Catlica est alejada de la verdad cristiana y lo que es peor, no tiene posibilidad de volver
a la pureza de la fe de Jesucristo.
15

Un corazn sincero y que de veras quiere conseguir su salvacin, ante el convencimiento de esta verdad, debe dar un nuevo rumbo a su vida.
As lo hice, y al hacerlo entr en mi corazn una
paz desconocida.
Trece aos de estudio intenso de la apologtica me
a un convencimiento inquebrantable. Conozco los argumentos de ambas partes. Los he analizado, y al hacerlo, unos se me han desmenuzado en
mis manos como arena movediza, y los otros se han
robustecido como roca firme, capaz de sostener el
formidable edificio de la fe.

han llevado

Aquellos que mejoraron su vida oyendo mi preque no vuelvan atrs. Fu cierto lo que les

dicacin,

INTRODUCCIN

17

dije. Recuerden que nunca les prediqu sobre la divinidad de la Iglesia Catlica, ni sobre la infalibili-

dad del Pontfice Romano.


Acepten lo que les dije y den un paso ms. Busquen, que el Seor est cerca. Al catlico le es esenencontrar la Verdad religiosa, por
censura eclesistica. Si no puede
leer y no puede comparar, le ser difcil encontrar
el Camino. Si hasta la Palabra de Dios, la Biblia,
debe leerla con una interpretacin impuesta por los
hombres, difcil le ser saber lo que dijo el Salvador:
cialmente

los lmites

difcil

de

la

"Buscad y encontraris."
"Pedid y se os dar."
"Llamad y se os abrir."
Nadie crea que abandono la Compaa de Jess
por disgustos personales con mis superiores. Desgraciadamente no siempre los superiores de las rdenes religiosas tienen entraas de caridad y espritu
paternal. Pero quiero dejar claro aqu en este mi
primer escrito despus de mi conversin al Evangelio, mi ms sincera gratitud y admiracin al P. Provincial y al P. Superior de la Residencia.
Los he visto proceder siempre con espritu sincera-

mente sobrenatural.
Siento en el alma tener que abandonar el Instituto Loyola que con tanta ilusin y tan sangrientos sacrificios fund y sostuve durante cinco aos. Pero
como que la direccin de este Instituto debe ser catlica, no puedo continuar en l mientras no se modifiquen los Estatutos del mismo. Agradezco la valiosa ayuda que me han prestado los amigos y bien-

POR QU DEJ EL CATOLICISMO?

hechores del mismo, y sepan que la labor se ha realizado tal como ellos deseaban.
A mi padre y dems parientes que en estos momentos estarn afligidos pensando que apostat de la fe,
que lean este folleto despacio, y pidan luz al Seor,
y se convencern de que no es apostatar de la religin cristiana el buscar el Evangelio en toda su pureza, libre de las aadiduras y tergiversaciones que
en el transcurso de los aos han acumulado los hombres.

Luis Padrosa

Captulo

INFALIBILIDAD PONTIFICIA
El dogma Catlico de la infalibilidad del Pontfice
Romano lo deduce la Iglesia Catlica del hecho de
concesin de las llaves del Reino de los Cielos
que hizo Jesucristo a S. Pedro.
"Y yo a mi vez te digo que t eres Pedro, y sobre
esta Piedra edificar mi Iglesia, y las puertas del infierno no prevalecern contra ella. Te dar las llaves del reino de los cielos, y cuanto atares sobre la
tierra, quedar atado en los cielos, y cuanto desatares sobre la tierra, quedar desatado en los cielos."

la

(Mat.

16, 18-20).

Esto es lo que dice Jesucristo textualmente.

Qu

dice la Iglesia

"Te dar

las llaves a

Romana?
ti

y a tus sucesores ..."

"Sobre esta piedra que eres t y tus sucesores. ."


"Todo lo que t y tus sucesores atareis atado quedar, y todo lo que t y tus sucesores desatareis,
desatado quedar."
La Iglesia Catlica sabe que Jesucristo no dijo
"tus sucesores", pero asegura, como cosa de fe, que
lo quera decir.
Y claro est que si los sucesores de S. Pedro, o sea

POR QU DEJ EL CATOLICISMO?

20

Obispos de

Roma

tienen las llaves del Reino de


que el nico medio de entrar
en el cielo es hacer lo que la Iglesia Catlica Romana ordene.
Por esto afirma decididamente: "Fuera de la Iglesia no hay salvacin."

los

los Cielos, es evidente

Analicemos serenamente este hecho evanglico.


Si cuando Pedro y sus sucesores cierran las puertas a alguno, Jesucristo se las abre, y cuando Pedro
y sus sucesores abren Jesucristo cierra, no tiene sentido haberle dado las llaves. Hubiera sido un mero
juego de palabras. De nada les servira a Pedro y
a sus sucesores haber recibido las llaves con esta condicin.

Si Pedro

y sus sucesores han recibido de

Jesucris-

to las llaves del reino de los cielos, cuando ellos abran


abierto ha de quedar, y cuando ellos cierren, cerrado

ha de quedar.
Y es en realidad

as?

afirma la Iglesia Catlica. Pero nosotros decimos: si as es, hemos de aceptar como consecuencia lgica que Jesucristo renunci para siempre y
en todos los casos a juzgar a los hombres.
Pedro y sus sucesores son los jueces absolutos y los
dueos de cielos y tierra por lo que se refiere a la
salvacin de los hombres.
Entrarn los que Pedro y sus sucesores digan, y se
quedarn fuera los que Pedro y sus sucesores digan.
Si es as, preguntamos: Cmo dice Jesucristo por
As

lo

INFALIBILIDAD PONTIFICIA

21

San Mateo: "Y sern reunidas delante de l todas


y los apartar los unos de los otros, como
pondr
aparta el pastor las ovejas de los cabritos.
las ovejas a su derecha v los cabritos a su izquierda. Entonces el Rey dir a los que estarn a su derecha: Venid, benditos de mi Padre, heredad el reino preparado para vosotros desde la fundacin del
mundo: Porque tuve hambre y me disteis de colas gentes:

mer..." (25. 32-35).


"Entonces dir tambin a los que estarn a la izquierda: Apartaos de m, malditos, al fuego eterno
preparado para el diablo y sus ngeles: Porque tuve
hambre y no me disteis de comer. ." (25, 41-46).
Y en el captulo anterior dice: "Dichoso el siervo
a:uel a quien su seor a su vuelta hallar obrando
as. En verdad os digo que le pondr al frente de sus
.

haciendas." (46-47).

hablando del siervo infiel dice: "y le partir


le deparar la misma suerte de los
hipcritas: all ser el llanto y el rechinar de dienpor la mitad, y

tes"

(51).

en S. Lucas: "Procurad con empeo entrar por


la puerta estrecha, porque muchos, os lo aseguro, tratarn de entrar y no lo lograrn. Una vez que el amo
de casa se levante y cierre la puerta, si os quedis
afuera, por ms que os pongis a golpear la puerta,
diciendo: "Seor, brenos", l os responder diciendo: "No s de dnde sois vosotros" (13, 24-30).
En la parbola de la cizaa Jesucristo explica con
claridad que los siervos, al saber que en el campo un
hombre enemigo sembr cizaa, le dicen: "Quieres

POR QU DEJ EL CATOLICISMO?

22

que vayamos y la recojamos?" l les dice: "No, no


sea que al recogerla arranquis juntamente con ella
el trigo. Dejadlos crecer juntamente uno y otro hasta la siega, y al tiempo de la siega dir a los segadores: Recoged primero la cizaa y atadla en gavillas
para quemarla, pero el trigo recogedlo en mi granero" (Mat. 13, 24-30)
la
la

Pidieron los discpulos explicacin de esta parboy e Seor les aclara el sentido: "El que siembra
buena semilla es el Hijo del hombre; el campo es

mundo;

la buena semilla son los hijos del reino;


son los hijos del malvado.
Enviar el Hijo
del hombre sus ngeles, los cuales recogern de su
reino todos los escndalos y todos los que obran iniquidad y los arrojarn en el horno de fuego".
Notemos que en ningn sitio dice Jess que recibir a los que los Apstoles hayan perdonado o juzgado como buenos. Siempre aparece l juzgando directamente o sirvindose de sus ngeles. Pero el Juez
que dar la sentencia y separar los buenos de los
malos es solamente Cristo Jess.
Acaso no decimos en el Credo: "Desde all ha
de venir a juzgar a los vivos y a los muertos"?
Arguyamos, pues: Es que acaso en el da del Juicio quitar Jesucristo las llaves a Pedro y a sus sucesores y revisar las causas sentenciadas por ellos?
Si as fuera, volvemos a preguntar: De qu sirve
que ahora Pedro y sus sucesores abran, si despus Jesucristo ha de cerrar, y viceversa?
el

la cizaa

Para nada

es acaso

les sirven las llaves.

que en

el da del Juicio,

Jesucristo so-

INFALIBILIDAD PONTIFICIA

23

lamente vendr a ratificar solemnemente lo que Pedro y sus sucesores han hecho?
En este caso no dice la verdad Jesucristo cuando
afirma que vendr a juzgar, ni tampoco cuando decla_
ra en el Apocalipsis: "Esto dice el Santo, el Verdadero, el que tiene la llave de David, que abre y na-

y cierra y nadie abre" (Apoc. 3, 7)


el catlico no lo puede resolver, y ningn apologista catlico relaciona nunca la concesin
de las llaves a Pedro con el Juicio final, por temor a

die cierra

Este dilema

la

evidente consecuencia.
*

Hemos

repetido muchas veces "Pedro y sus suporque esto es lo que dice la Iglesia Catlica.
Pero hemos de hacer notar que Jesucristo y sus Apstoles no lo dijeron ni una sola vez.
Esto solo ya hace pensar en la posibilidad de un
sofisma a toda persona que juzga serenamente y que
busca sinceramente la verdad.
Jesucristo dice explcitamente: "A ti, te doy las
llaves". Para que lo que t abras abierto quede, y lo
que t cierres cerrado quede".
Ni una sola vez dijo: "A ti y a tus sucesores".
Ni una sola vez dijo: "Lo que t y tus sucesores
cesores",

abris abierto quede".

Ni una sola

No

vez-

entreg tampoco a la Iglesia.


Ni una sola vez dijo: "Sobre esta piedra edificar
mi Iglesia y a ella entregar las llaves del reino de
las

los cielos".

POR QU DEJ EL CATOLICISMO?

24

No

las entreg tampoco al Colegio Apostlico.


Las entreg solamente a Pedro: "A ti".
En qu consistan, pues, estas llaves que un solo
hombre poda tener y usar?
No se referan al poder de ligar y desligar, pues
este mismo poder fu dado en el captulo 18 del mismo evangelio de San Mateo, a todos los Apstoles:
"En verdad os digo que cuanto atareis en la tierra,
ser atado en el cielo, y cuanto desatareis en la tierra
ser desatado en el cielo".
Aun ms: "Os digo en verdad que si dos de vosotros os conviniereis sobre la tierra en pedir cualquier cosa, os lo otorgar mi Padre que est en los
cielos. Porque donde estn dos o tres congregados en
mi nombre, all estoy Yo en medio de ellos".
No hay que confundir, pues, el privilegio de las
llaves, que es dado a uno, con el de atar y desatar, que
es dado a muchos.
Solamente hay una cosa que San Pedro hizo de un
modo exclusivo y nadie ms ha podido hacer. Inaugurar la Era de la Iglesia, abriendo las puertas del
Reino de los Cielos, primero a los judos y proslitos
del judaismo el da de Pentecosts (Hechos 2, 38)
despus a los gentiles en casa de Cornelio (Hechos
10,

44-48).

Evidentemente, Jesucristo quiso dar las llaves a


San Pedro como se dan al ministro o al gobernador
las llaves de un edificio que va a ser inaugurado.
El mismo Apstol San Pedro se refiere con satisfaccin y legtimo orgullo a este privilegio nico concedido por su Seor, en el Concilio de Jerusaln:

INFALIBILIDAD PONTIFICIA

25

"Despus de una larga deliberacin se levant Pedro y les dijo: "Hermanos, vosotros sabis cmo desde mucho tiempo ha, determin Dios aqu entre vosotros que por mi boca oyesen los gentiles la palabra
del Evangelio y creyesen" (Hechos 15, 7)

Observemos que San Pedro no dice: "Varones hermanos, vosotros sabis cmo desde mucho tiempo ha,
Dios escogi que yo fuese el jefe infalible de la
Iglesia y por lo tanto yo declaro y defino ex ctedra
el asunto que viene debatindose en este Concilio".
Sino tan solamente: "Dios determin que por mi
boca oyesen los gentiles la palabra del Evangelio y
creyesen".
As interpret el propio San Pedro el privilegio de
las llaves. Podemos entenderlo nosotros de algn
otro modo?
"A ti, Pedro
dice Cristo
dar las llaves." Porque es caso nico su declaracin y su privilegio.
No "a ti y a los dems Apstoles" pues basta uno
solo para inaugurar.

"Pero t segn este texto, y ellos segn el captuy desatar moviendo los poderes del
cielo desde la tierra por medio de la oracin."
No a ti y a tus sucesores, pues la idea de sucesor
apostlico es totalmente desconocida en el Nuevo Teslo 18, podis atar

tamento.
Los Apstoles eran un grupo exclusivo de testigos
de Cristo, hasta el punto de que se discuta el apostolado de Pablo porque no haba andado con Cristo
en los das de su carne, si bien l se defiende declarando que vi al Seor en su gloria y esto le da de-

POR QU DEJ EL CATOLICISMO?

26

recho a llamarse apstol (l 5. Cor.


9,

12,

1-6

.2*

Cor.

1-3).

Cul de

los

Papas ha tenido alguno de estos dos

privilegios?

Con qu razn pueden,

pues, pretender los Obisderechos apostlicos?


Dnde est la declaracin de Cristo y de San Pedro de que tales derechos pudieran ser conferidos a
otra persona fuera del grupo de los doce?

pos de

Roma

Jesucristo habla con exactitud y sabe expresar lo

que quiere.
Distingue bien Jesucristo entre t, vosotros y ella.
T, Pedro, sers la piedra fundamental o sea, dicho sin metfora, el arquitecto fundador de mi Iglesia. El que puso la primera piedra del edificio con la
declaracin de mi divinidad y lo inaugurar.

ti,

te dar las llaves, confirindote este

honor

es-

pecial.

Vosotros, Apstoles, apoyados en Pedro, junto a l,


mi Iglesia. Lo que vosotros hagis en esta

edificaris

edificacin, inspirados por el Espritu Santo

que os

guiar a toda verdad (Juan, 16, 13) Yo lo dar por


bien hecho.
Vosotros, los doce, juntos y apoyados en Pedro,
cuya declaracin de fe en mi divinidad es la base, la
piedra fundamental de mi iglesia ( a )

O) San

Cirilo,

en su libro

IV sobre

la Trinidad, dice:
los

que or la roca debis entender la fe invariable de

"Creo
Aps-

toles".

San

Hilario, obispo de Poitiers, en su II libro sobre la Tri-

INFALIBILIDAD PONTIFICIA

27

Ella, la Iglesia, tendr una asistencia, una fuerza


sobrenatural, contra la que se estrellarn las potencias infernales.

ti,

Pedro, las llaves para abrir, para inaugurar la

Era de Gracia.

A Ella, la Iglesia, la fuerza para resistir hasta la


consumacin de los siglos.
Por tanto, se ve claramente que Jesucristo sabe
distinguir con propiedad y dar a cada uno lo que
quiere sin ninguna confusin.
Pero el caso es que, a pesar de la evidencia de lo
dicho, hay un texto en el que se apoyan los catlicos,
como prueba de su parecer concluyente de su dogmtica afirmacin.

Jesucristo dijo: "Estar con vosotros hasta la con-

sumacin de los

siglos".

que ni Jesucristo ni los Apstoles


pensaban que viviran hasta el fin del mundo.
es evidente

Luego, concluye

la Iglesia Catlica:

refera a los sucesores de


toles.

De

lo

Jesucristo se

San Pedro y de

los

Aps-

contrario no tena sentido esta afirma-

cin.

A esto respondemos que es cierto que Jesucristo


hizo esta promesa a los Apstoles y que ciertamente
nidad, dice: "La roca (piedra) es la bendita
fe confesada por boca de San Pedro".

y sola roca de

la

San Juan Crisstomo, en su Homila 55 del Evangelio de


San Mateo, dice: "Sobre esta roca edificar mi iglesia. Es
decir, sobre la fe de su confesin". Ahora bien: Cul fu la
confesin del Apstol? Hela aqu: "T eres el Cristo, el Hijo
de Dios vivo".

POR QU DEJ EL CATOLICISMO?


Jesucristo no crea en una vida temporal de los Apstolesh tan prolongada.
Lo que les promete Jesucristo lo ha cumplido y

cumplir, tal como lo dijo, hasta la consumacin


de los siglos.
Y qu es lo que cumplir?
Lo que prometi: Estar con Ellos hasta la consumacin de los siglos.
En lenguaje evanglico: "Consumacin de los siglos", "Siempre".
Jesucristo les asegura con esta afirmacin la salvacin eterna. l y ellos no se separarn nunca ms.
Tienen asegurada la salvacin eterna, en virtud de
su genuina fe en l como declar en San Juan (5, 24)
"En verdad, en verdad os digo, que el que escucha
mi palabra y cree en El que me envi tiene la vida
lo

eterna".

Por esto es que les asegura que estar con ellos


mientras estn en este mundo y despus eternamente.
"Voy a prepararos
les dice
una mansin para
que donde yo est, tambin estis vosotros" (San

Juan

14, 2).

Jesucristo prevea la discusin que traera este


asunto y quiso insistir y hablar con precisin y claridad excepcionales, puesto que de ello dependa hallar la Verdad o errar para siempre.

Notemos que

como en el caso de
"con vosotros" no con "vuestros

insiste Jesucristo,

las llaves a Pedro:

sucesores".

No

"con mi Iglesia" como organizacin o Sociedad

jerrquica, sino con vosotros.

INFALIBILIDAD PONTIFICIA

29

Este "vosotros" no admite sino dos interpretaciones:


literal: el grupo apostlico como acabamos de

Una

referir.

Otra general: pensando en los Apstoles como representantes de la Iglesia entera.


Pero esta interpretacin general, incluye a todos
los creyentes grandes y pequeos de todos los tiempos: no hace referencia a ninguna jerarqua.
Es cierto que Cristo tambin estar con nosotros
hasta la consumacin de los siglos, los que le buscamos, le amamos y creemos en l y en su Evangelio.
Lo confirma en otro pasaje al decir: "Porque donde estn dos o tres congregados en mi nombre all
estoy yo en medio de ellos" (San Mateo 18, 20)
No nos abandonar jams. Pero es evidente que

no nos da infalibilidad.
que las puertas del infierno no podrn
destruirla. Mientras haya hombres, habr quien le
ame y observe sus mandamientos, y all estar la
Iglesia fundada por l.
Todo esto es verdad, y es muy consolador. Pero no
da pruebas de infalibilidad para nadie.
esto

es cierto

Dicen los Catlicos que si la Iglesia pudiera caer


en errores doctrinales habra sido vencida por las
potencias del infierno. Habra triunfado sobre ella
el demonio que es el padre del error y de la mentira.
Errar la Iglesia en la doctrina es errar en lo principal. No se cumplira, pues, la promesa de Jess.
Para que se pueda cumplir la divina promesa: "Y

POR QU DEJ EL CATOLICISMO?

30

no prevalecern contra ella",


que en sus afirmaciones doctrinales no
pueda haber nunca ningn error.
A esto respondemos que cuando Jesucristo deca
que las fuerzas infernales no prevaleceran contra ella,
se refera a la conservacin o duracin de la Iglesia.
Jams quiso indicar que en su Iglesia no habra pecados de todas clases.
Entre los doce Apstoles, escogidos por l, uno fu
traidor, y los dems cometieron faltas a granel y cayeron en errores sin cuento.

las puertas del infierno

es menester

Jesucristo tena que corregirlos continuamente. Y


despus de la Asuncin del Seor, los Apstoles tenan que luchar siempre contra los errores doctrinales y las desviaciones que brotaban entre sus discpulos.

No; Jesucristo no di ningn privilegio de infalibimenos no consta que lo diera a nadie, fuera del Colegio Apostlico, cuando stos hablaran y
lidad, o al

escribieran inspirados por el Espritu Santo, o sea en


materias doctrinales.

advirtamos bien que la infalibilidad de los Apspara que el que quiera encontrar
Verdad pueda conseguirlo con certeza.

toles es suficiente
la

Sabiendo que la Verdad est en Cristo y en lo que


dijeron e hicieron los Apstoles despus de la venida del Espritu Santo, ya no es menester dar la infalibilidad a nadie ms. Al que quiera conocer la Ver-

dad basta sealarle la Escritura Santa y decirle: "Aqu


est lee y practica lo que aqu se te ensea. Quien
;

INFALIBILIDAD PONTIFICIA

31

esto haga vivir. Quien de esto se aparte no tendr


vida eterna bienaventurada".
Y es evidente que para decir esto no es menester

ser infalible.

Y como

que siempre habr quien esto diga y esto


pudo decir en verdad, "que las
puertas del infierno no prevaleceran contra Ella".
Es decir: que no la destruirn jams.
practique, Jesucristo

este propsito quiero narrar

rosamente

una ancdota

rigu-

histrica.

En un tren iba un grupo de jvenes evanglicos


conversando alegremente de vuelta de una concentracin juvenil bautista.
Llevaban insignias de la Unin Bautista de Jvenes a la que pertenecan.
Un Padre Jesuta se les acerc y, sospechando lo
i

que eran,

les dijo:

Qu insignia es esta que llevis?


De la Unin Bautista de Jvenes.
Posible? Protestantes? Pero quin

mado

el

os ha to-

pelo?

Y tras unas breves frases, el irnico jesuta quiso


disparar el tiro de gracia contra la fe de aquellos jvenes.
Vamos a ver. Quin os dice lo que habis de
creer?
La Biblia
contestaron ellos.
Magnfico! Pero la Biblia ya sabis que est
formada por varios libros seleccionados entre muchos.

POR QU DEJ EL CATOLICISMO?

32

unos

llamaron santos e inspirados por Dios y a

los

apcrifos o simplemente historia humana. Decidme: quin ha seleccionado estos libros santos y
quin garantiza que sean stos y no aqullos los que

otros

debis creer? Si no hay una autoridad infalible, queda sin fundamento vuestra creencia en la Biblia sola.
De momento quedaron todos en silencio como sor-

prendidos por la argumentacin. Pero uno de ellos se


dirigi cortsmente al jesuta y le pregunt:
Usted sabe cuntas partes tiene la Divina Comedia de Dante?
Tres
Infierno, Purgatorio
dijo el jesuta

Cielo.
y
Y usted sabe de quin es la Odisea y la Ilada?
Claro De Homero.
Est usted seguro?
Segursimo.
Si yo le dijera a usted que la Divina Comedia
.

una cuarta parte describiendo el LimOdisea y la Ilada son de Virgilio, qu


me dira usted?
Que es usted un ignorante.
Y tendra usted razn. Pero ahora le pregunto:
para tener esta certeza, ha necesitado usted consultar a un magisterio de crticos e historiadores infa-

de Dante tiene
bo,

y que

la

libles?

No.

Evidente que no. Ni usted ni nadie. El hombre


que para admitir que la Divina Comedia tiene tres
partes y no cuatro, y que para creer que la Odisea es
de Homero y la Eneida de Virgilio, exigiera una Ac-

INFALIBILIDAD PONTIFICIA

33

el don de la Infalibilidad, lo tendramos por ignorante y por necio. Sabemos o podemos saber con certeza, si queremos, qu dijo Homero, qu dijo Horacio y qu dijo Virgilio. Y no slo
qu dijo, sino cmo lo dijo. Y distinguimos las ediciones con supresiones, interpolaciones o deformaciones de su estilo, sin necesidad de un magisterio in-

demia Literaria con

falible.

"Es absurda esta exigencia de una autoridad infaque tienen los catlicos para poder interpretar
a su capricho lo que dijeron los que ciertamente eran
infalibles. Nos basta saber lo que dijeron ellos para
estar seguros de nuestra fe.
"Y le aado ms: Qu autoridad puede haber en
este mundo que pueda impedir a nadie leer a San
Mateo, a San Juan, a San Pedro y a San Pablo? Y la
Iglesia lo prohibe. Slo permite su lectura a condicin de que el texto del escritor sagrado vaya aclarado por algn telogo catlico.
Y esto es de sentido comn dijo el jesuta
porque no todo el mundo est capacitado para entender lo que dice la Biblia.
Cierto como tampoco est todo el mundo capacitado para entender a Dante y aunque sentimos la
conveniencia de comentarios, a nadie se le ha ocurrido jams impedir la lectura directa del texto orilible

ginal.

"Si el P. Bover, el P. Pons, o Nacar-Colunga, po-

nen alguna acotacin al margen del texto sagrado, ya


podemos leer a San Lucas y a San Juan. Si no hay
ningn catlico que le ponga notas, lo que escribi

POR QU DEJ EL CATOLICISMO?

54

San Juan hay que ponerlo en

el

Indice de Libros

Prohibidos.

"Y

lo

que escribi San Mateo, puesto en

el Indi-

ce de Libros Prohibidos!
"Y lo que escribi San Pablo, en el Indice de Li-

bros Prohibidos!

"Y
lo que dice "el priel colmo del absurdo!
mer Papa, piedra fundamental de la Iglesia, puesta
por el mismo Jesucristo", condenado entre los libros
prohibidos, si no hay algn telogo catlico que le
ponga acotaciones !"
"De modo que uno que no es infalible, da licitud y
ortodoxia al texto de los que haban recibido el don de
la infalibilidad doctrinal."

Hay

otra verdad en el Evangelio que tiene ntima

relacin con lo que acabamos de decir.


Jesucristo les ha prometido a los Apstoles que,
en el da del Juicio, Ellos, o sea Pedro y los dems
Apstoles, se sentarn en doce tronos y con l juz-

garn, formando parte del tribunal, a las doce

bus de

tri-

Israel.

Observemos aqu de nuevo que Jesucristo limit


gran privilegio a sus doce Apstoles. Ni uno
ms. No habla de tronos para los sucesores de San
Pedro a travs de los siglos.
Todos los dems, o sea los que no sean los doce: Paeste

pas, Cardenales, Obispos, Sacerdotes

y laicos estarn

abajo, o delante de los doce presididos por Jesucristo,

para ser juzgados.


Los Apstoles no. Ellos estarn con
Jesucristo Nuestro Seor.

el

Supremo Juez

INFALIBILIDAD PONTIFICIA

35

Luego, consecuencia evidente: Pedro y los dems


Apstoles estn separados por un abismo de los Papas y Obispos que les sucedieron.
Esto prueba una vez ms que los privilegios que
Cristo les concedi a sus Apstoles fueron personales,
intransferibles; concedidos por haber sido sus compaeros, miembros del Colegio Apostlico y fundadores de la Iglesia de Jesucristo, junto con l.
Concluyamos este captulo tan claro para nosotros
que tomamos las enseanzas del Evangelio tal como
son, y tan oscuro para los catlicos romanos que cierran los ojos a la Verdad, con el siguiente dilema:
Para probar la Infalibilidad Pontificia se debera
demostrar que,
19 Jesucristo di las llaves a la Iglesia, o sea a

Pedro y a sus sucesores.


2? o bien, que Pedro, que era el nico que por s
mismo poda hacer y deshacer, transmiti todos sus
privilegios a sus sucesores, o sea a los Obispos de
Roma.
Como no se demuestra ni lo 1? ni lo 2?, no puede
nadie de este mundo adjudicarse el don de infalibilidad.

Captulo

II

NECESIDAD DE UNA IGLESIA


VISIBLE
Para demostrar que

el

Papa y

la Iglesia

Romana

argumento.
"Es menester
dice
una autoridad que sea depositarla de las Escrituras y del tesoro doctrinal de
es infalible, usa la Iglesia Catlica otro

Jesucristo."

Verdad

es

que no pueden

las Escrituras

las en-

seanzas de Jesucristo estar abandonadas en manos


de todos impunemente, para que las destruyan o modifiquen a capricho de los particulares.
Esto lo admiten incluso todos los Protestantes.
Pero esta necesidad
nosotros llamaramos conveniencia
no demuestra la existencia de una autori-

dad infalible.
Siempre fu necesario o conveniente a los hombres
para acertar en materia de religin una fuente segura de enseanzas, y no existi jams.
Bien les habra sido a los israelitas tener una autoridad infalible que interpretara las Escrituras. De
haberla tenido los judos, el tribunal eclesistico no
habra condenado a Jesucristo como reo de muerte
por blasfemo e impostor.

NECESIDAD DE UNA IGLESIA VISIBLE

37

Si Dqs dej durante tantos siglos las cuestiones


vitales del hombre en peligro de discusiones per-

ms

petuas, por qu no puede ahora continuar haciendo


lo

mismo?
Lo nico que

se sigue lgicamente del raciocinio


antes indicado es que debe haber una autoridad, llammosla Iglesia, Sinagoga, Convencin, Comit, etc.,
que vele por la doctrina cristiana, como se hace en
todas las ciencias y dems asuntos humanos.
No se puede mutilar, aunque alguien lo pretendiera, a Homero, a Virgilio, ni a ninguno de los autores
clsicos. Existen documentos crticos, especialistas autorizados que salen en defensa del original.

No son infalibles. La gente sabe que no lo son,


pero les cree.
No se ve por qu no puede ser igual en lo religioso,
aunque no haya infalibilidad pontificia ni eclesistica. Para conservar un libro o varios, no es menester
ser infalible. Los judos conservaron los libros sagrados durante muchos siglos y no lo eran.
La conveniencia, por tanto, no demuestra la existencia de la infalibilidad.
El error de los catlicos est en creer que la Iglesia ha de dar a los hombres doctrinas nuevas y sealarles el camino de su salvacin eterna.
En esto est su error capital. Si as fuera, cierto

que necesitara, como necesitaron

los Apstoles

Evangelistas, la infalibilidad.

Pero la misin de la Iglesia no es sta.


La misin de la Iglesia es ensear a los hombres
que el Camino, la Verdad y la Vida est en el cum-

38

POR QU DEJ EL CATOLICISMO?

plimiento de la palabra de Dios; y que sta est expresada en la Sagrada Escritura, especialmente y de
una manera completa y definitiva, en el Nuevo Testamento.
Lo que Pedro y los dems Apstoles afirmaron, esto
es lo cierto. Lo que ellos condenaron es indiscutible-

mente un

error.

Despus de ellos, todo el que quiere conocer la Verdad ha de acudir a las enseanzas que ellos dejaron
escritas.

Esta es la Piedra puesta por Jesucristo. Nos basta


su infalibilidad.
Pero la Iglesia Catlica quiere modificar a su gusto la doctrina de Jess y de los Apstoles. Quiere que
dependa de ella la salvacin de los hombres.
Y la salvacin de los hombres depende solamente
de Jesucristo Nuestro Divino Redentor.
l es el Camino. Nunca dijo que el Camino fuera
la Iglesia. "Yo soy el camino."
En cambio la Iglesia Catlica quiere ser ella el Camino, y ser duea absoluta de la Verdad, para modificarla a su capricho. Para obtenerlo ha puesto al clero en lugar de Jesucristo, y la Iglesia en lugar de la
Palabra de Dios.

Captulo

III

UNIDAD
Para conocer cul es la Iglesia verdadera, se sealan cuatro notas con las que se distingue la verdadera iglesia de las que no lo son:
Debe ser: Una, Santa, Catlica y Apostlica.
Slo una Iglesia, la verdadera, las puede tener todas.
Pero la ms caracterstica de la verdadera Iglesia
es la

UNIDAD.

Dicen los Catlicos que la Iglesia Romana es la


nica que tiene las cuatro notas, especialmente la de
la unidad: un solo rebao y un solo pastor.
Las dems iglesias tienen muchos rebaos y muchos pastores.

Luego,

la

Iglesia

verdadera es

la Iglesia Catlica

Romana.

esto respondemos: Si se mira sinceramente y sin


apriorismos el Cristianismo, nunca ha sido uno. Ya
San Pablo se quejaba de que unos decan "yo soy
de Pablo", "yo de Apolo", "yo de Cefas". "Acaso
deca San Pablo
Jesucristo est dividido?"
Desde los primeros siglos hubo cismas y lo que ellos

llamaban herejas. Notemos que estas herejas no

POR QU DEJ EL CATOLICISMO?

40

eran de fuera de la Iglesia. Nacan dentro, y las defendan miembros de la misma Iglesia de Cristo.
De modo que se puede afirmar que la Iglesia de
Jesucristo todava no ha formado nunca un solo rebao y un solo Pastor, con aquella unidad que quera
Jesucristo, imitando la unin entre el Padre y el
Hijo.

Se

dice:

"Actualmente

slo

hay una

Iglesia

que

tenga un solo Pastor y un solo rebao: La Iglesia


Catlica

Romana".

Sofisma grande! Todas las iglesias pueden decir


igualmente que son una, lo mismo que la Iglesia Catlica, y que tienen un solo Pastor, que es el de ms
autoridad.
Incluso en el Protestantismo, que parece el ms
dividido, cada iglesia es una. Una es la Luterana, una
la Calvinista, una la Anglicana, una la Metodista.

Contestan: "Pero todas pertenecen al Protestantismo, y por eso decimos que est dividido".
Cierto. Pero no hay que olvidar que todas ellas,
junto con la Catlica, pertenecen a la Cristiana, que
para los que no son cristianos, est dividida como ninguna otra religin.
Los que echan en cara al Protestantismo, que est
dividido, deben pensar que con ms razn se puede
echar en cara al Cristianismo la misma acusacin,
pues es la religin ms dividida.

Un
do a

budista o
los

un mahometano podra decir, sealanCambiis? Luego no sois la

Cristianos:

verdad.

Ya

se ve, pues,

que

este

argumento

oratorio,

que se

LUIS
en

el

PADROSA ROCA

S.

motivo de ana conferencia celebrada


Centro Mercantil de Alicante, en el ao 1945.

Fotografa tomada

con

El Rvdo. Luis Padrosa, convertido


las

al

Cristianismo Evanglico, explica

Sagradas Escrituras en un culto celebrado en una Iglesia Evanglica de Buenos Aires, en marzo de 1951.

UNIDAD

41

hizo tan clebre en labios de Bossuet, es arma de dos


filos, y nada arguye contra el Protestantismo.
Cmo conoceremos, pues, cul es la verdadera religin entre tantas?
No por la nota de unidad, pues todas la tienen, sino

por

el

nmero y calidad de

caracteres cristianos que

contenga.

La que viva una doctrina ms cercana a la contenida en el Santo Evangelio de Cristo ser la verdadera.
No por ser una, sino por ser una con Cristo.

Captulo IV

TRADICION
La

Iglesia Catlica dice

nuestra
la

fe,

no slo en

que debemos fundamentar


tambin en

las Escrituras sino

Tradicin.

Es natural que la Iglesia Catlica no prescinda de


la Tradicin para cimentar sus dogmas, porque no
puede. De prescindir de la Tradicin no podra justificar muchas de las doctrinas que propone, o mejor
dicho, impone como de fe.
A los argumentos sobre la validez de la Tradicin
para probar nuestra fe, nosotros respondemos:
1? Las cosas que nos propone la Tradicin y ya
estn contenidas en la Biblia, las admitimos por la
Biblia. No es menester el argumento de la Tradicin.

que no estn propuestas en la Bipero las presenta la Tradicin y la Iglesia las


impone como de fe, las aceptamos si estn conformes
con el espritu de la Biblia.
2? Las verdades

blia,

De los Apstoles y Evangelistas nos consta que


eran infalibles en sus enseanzas y escritos, y que

TRADICIN

43

que ellos hicieron, dijeron o escribieron bajo la


direccin del Espritu Santo, era todo del Seor.
No las aceptamos, pues, por ser Tradicin sino por
estar fundadas en la Palabra de Dios.
Es evidente que si los Doctores y los Padres de la
lo

cada uno no es infalible, tampoco lo sern todos juntos, si Jesucristo no les da esta prerrogativa
extraordinaria. Darn ms o menos certeza, pero inIglesia,

falibilidad,

En

no.

verdades que estn en la Biblia, pero a las


que la Tradicin da un sentido distinto del texto Sagrado, decimos: "Si no podemos fiarnos de Jesucristo
y de los Apstoles, menos podremos fiarnos de lo que
3?

las

vosotros decs".

No

se ve por

ningn lado razn ninguna para que


por tradicin tengan para

las doctrinas transmitidas

nosotros fuerza de fe, como quiere la Iglesia Catlica.


Se insiste entre los catlicos que al principio la fe
se propagaba por la predicacin, o sea de viva voz, no

por lecturas.
Dicen que nunca
Biblia

si

"Leed

la

grandes sofismas de

la

los Apstoles dijeron:


queris tener fe y ser salvos".

Pero ste es otro de

los

Iglesia Catlica.

Al principio Jesucristo' no escribi nada porque pretenda formar a los Apstoles y discpulos que despus deban predicar y escribir lo que l les haba
enseado.
Los Apstoles tampoco podan decir a la gente que
leyeran la doctrina de Jesucristo, porque no exista
la

imprenta y no se podan propagar

las

enseanzas

POR QU DEJ EL CATOLICISMO?

14

de Jesucristo con la rapidez que convena. Se podan


muy pocos ejemplares, y eran pocas las personas que podan adquirirlos.
Pero aun as y todo, es falso que los Apstoles tuvieran como nico medio de propagar la fe de Jesucristo la predicacin, pues los Apstoles, especialmente San Pablo, enviaban siempre que podan, y cuando no les era factible ir personalmente, una carta,
para que los fieles reunidos la leyesen.
Adems escribieron los Santos Evangelios y los
Hechos de los Apstoles. Es de suponer que si los escribieron, era para que la gente los leyera y creyera
en Jesucristo.
Y si Jesucristo les da la infalibilidad doctrinal, no
es nicamente para lo que dicen de viva voz, sino tambin para lo que escriben.
Por esta razn, ahora, a pesar de que los Apstoles
murieron y ya no estn visiblemente entre nosotros,
cualquiera que tenga buena voluntad puede conocer
la verdadera doctrina de Jesucristo, porque sabemos
que hay una doctrina escrita por unos hombres que
recibieron de Jesucristo la potestad de ensear lo que
l ense, de una manera infalible.
Es cierto que hay que suponer que no todo lo que
dijo Jess y sus Apstoles qued escrito en el Nuevo
Testamento. Muchas cosas ensearan que no pudieron o no quisieron escribir.
escribir

"Y hay tambin


que

si

mundo

otras

muchas cosas que hizo Jess,


una por s, ni aun en el

se escribiesen cada

pienso que cabran los libros que se habran


de escribir" (Juan 21, 25).

TRADICIN

45

De aqu deduce la Iglesia Catlica la necesidad de


aceptar una Tradicin que nos pueda transmitir ntegras las doctrinas de fe.

respondemos que no es creble que los Apsy mucho menos Jesucristo, predicaran en una
ocasin una doctrina que estuviera en contradiccin
esto

toles

con lo que antes haban predicado, ni que escribieran


y secundario, y dejaran lo que es esencial para la vida eterna.
Por lo tanto, aun concediendo que no todo qued
escrito, estamos seguros de poseer en las Escrituras
toda la verdad de Jesucristo, y de conocer todo lo que
es necesario para la vida eterna.
La misin de la Iglesia, lo repetimos, no puede ser
otra que conservar este tesoro doctrinal, y no permitir que nadie lo modifique ni adultere.
Pero jams se demostrar que tenga autoridad para
aadir o modificar verdades de fe.
lo accidental

Captulo

MARIA, NUESTRA

MADRE

Despus de lo dicho hasta aqu, sorprender la afirmacin que voy a hacer:


Hay que amar y venerar a la Virgen Mara, madre
de Jess, con todo el afecto de nuestro corazn. Quien
ama a Dios ha de amar lo que es de Dios. De aqu
nace

de amar

prjimo.
todo lo que es de Jesucristo. Como quien ama a una persona, ama todo
lo que es de esa persona: su familia y sus amigos.
De aqu nace la obligacin de amar a la Virgen, Madre de Jess. Porque quin ms de Jess que su
Madre? Lo cuid con tanto cario, lo sirvi y am
tanto durante su vida, cumpli con tanta perfeccin
los mandatos de Jess, que los que amamos a Jesucristo no podemos menos de amarla entraablemente
y agradecerle lo que hizo por nuestro amado y buen
la obligacin

Quien ama

a Jesucristo,

al

ama

Jess.

Pero todo tiene su lmite. No hay que amar ms


Virgen que a Jess, ni ponerla por encima, ni
siquiera como centro de nuestra vida cristiana.
El lugar que corresponde a Jesucristo no lo puede
ocupar nadie ms, mientras l no lo ceda. Si en su
a la

MARA, NUESTRA MADRE

47

vida nos lo hubiese indicado, ahora lo haramos segn su divina voluntad.


Pero nunca nos indic, ni sus Apstoles tampoco,
que todas las gracias vinieran a los hombres por medio de Mara.
La Mediacin Universal de Mara es cosa aadida
posteriormente por los autores catlicos, sin funda-

mento

escriturstico.

el Nuevo Testamento hallamos lo


opuesto a esta glorificacin catlica de la Virgen
Mara.
Es cierto que Ella fu llamada "bendita entre todas las mujeres" por el ngel San Gabriel, y como a
tal la reconocen y ensalzan todos los cristianos evan-

Al contrario; en

glicos.

Tengo que decir que, como casi todos los catlicos,


yo tena un concepto equivocado del aprecio que les
merece a los cristianos evanglicos la bendita Virgen
Mara.
Al entrar en relacin con ellos se ha desvanecido
mi error. Nadie ama ms de corazn a la madre del
Salvador que los llamados protestantes. Pero ante las
enseanzas del Evangelio no se sienten con libertad
para ensalzarla por encima del mismo Seor Jesucristo. No encuentran en la Sagrada Escritura que Ella
sea Medianera Universal, Reina de los Angeles, dispensadora de todas las gracias y favores divinos.

Cuando

la

Virgen va en busca de Jess y

le

anun-

cian su llegada, dicindole: "Ah fuera estn tu madre y tus hermanos que te buscan", la respuesta del

Salvador sorprende

al catlico

avezado a pensar en

48

POR QU DEJ EL CATOLICISMO?

trminos de su Iglesia acerca de la llamada "Reina de los Cielos".


"Quin es mi madre y mis hermanos?" Y echando una mirada a los que estaban sentados en derredor suyo, dijo: "He aqu mi madre y mis hermanos.
Quien hiciere la voluntad de Dios, se es mi hermano, mi hermana y mi madre" (San Marcos 3, 33-35)
Del mismo modo, cuando una mujer se entusiasma oyendo la predicacin del Seor y lanza una exclamacin de exaltada glorificacin de la Virgen Mara, diciendo: "Dichoso el seno que te llev y los
pechos que te amamantaron", en lugar de ser aprobada por el Seor, anticipando las glorias que Mara debera recibir, segn la enseanza catlica y recomendar la devocin a su Madre, como habra hecho cualquier sacerdote de nuestros das, Jess responde simplemente:
"Ms bien dichosos los que oyen la palabra de Dios
y la guardan" (Luc. 11, 27-28).
Jesucristo no niega que la bendita Virgen Mara sea
bienaventurada. Pero en ambos casos restando importancia a la persona de la Virgen, ensalza la fe y obediencia a la Palabra de Dios.
Es decir: en lugar de actuar en catlico, Nuestro
Seor se porta exactamente igual como lo hara cualquier protestante de nuestros das.
No tiene fuerza esta argumentacin?
En cambio, en el Catolicismo vemos que el culto a
Mara ha absorbido la piedad del pueblo, y que son
los

muchos ms

los santuarios,

Mara, que a Jess.

ermitas y devociones a

MARA, NUESTRA

MADRE

49

Esta es sencillamente una inversin de valores.


Se dice como respuesta a esta argumentacin: "Es
nuestra madre".
Analicemos esta creencia catlica y veremos que
est fundada solamente en las palabras de Jess en
la Cruz: "He ah a tu madre" (Juan 19, 17).
San Juan es el nico evangelista que lo narra.
Glosando estas palabras de Jess, los comentaristas catlicos han credo entender que Jess entregaba a todos los hombres presentes, ausentes y futuros, a Mara como Madre. Y que a todos los hombres los encomendaba a Mara como hijos.
Pero lo que consta en el Evangelio es que Jesucristo encomienda los hombres a Pedro: "Apacienta mis
corderos, apacienta mis ovejas". Jesucristo no tena
rebaos de ovejas ni de corderos. Se refera evidentemente a los hombres.
Le encomendaba el cuidado de los que Cristo miraba como ovejas de un rebao que haban estado sin
pastor, y ahora iban a quedar otra vez sin l.
"Cuida de ellos, Pedro. Apacintalos con buena
doctrina. La doctrina que yo te he enseado."
Y nosotros preguntamos: Por qu los encomienda a Pedro si ya los haba confiado a Mara, y no simplemente como pastora sino como madre?
Es que no tiene confianza en su madre? O es
acaso que no basta su proteccin?
Es una redundancia que no tiene sentido, entendindolo como lo hacen los catlicos.
La realidad es que encomienda el Seor su madre a
Juan y los hombres a Pedro.

POR QU DEJ EL CATOLICISMO?

50

Adems, si Jesucristo quera que fuera nuestra mano le costaba ms esfuerzo decir: "Aqu tenis
a vuestra madre", dirigindose a los presentes, que
decirle slo a Juan: "Aqu tienes a tu madre".
Y nada le costaba decir a su Madre: "Aqu tienes
dre,

a tus hijos".
Si no hubiese habido en el Calvario nadie ms que
Juan, se poda quiz explicar ms la interpretacin
catlica. Pero estaba la Magdalena, las otras piadosas
mujeres, los discpulos, etc.
El Evangelio lo expresa bien claro. Se dirige slo
a Juan para que haga las veces de hijo y la cuide
con cario filial, y la consuele en su soledad como

verdadero

hijo.

que no se aflija demasiado. Que


mire a Juan el discpulo amado de su Hijo Jess, como
puesto en su lugar, como verdadero hijo.
Para que se aclare mejor este pasaje evanglico
pondremos una comparacin al alcance de todas las
a Ella le indica

inteligencias.

Un labriego quiere regalar un saco de trigo a un


amigo, en recompensa de favores recibidos o como
prueba de amistad. Se lleva a su amigo a los graneros que estn llenos de sacos de trigo y sealndole
uno, le dice: "Aqu tienes tu saco", le dara alguien
la razn a l? Entendera alguien que al decir "Este
es tu saco", se los daba todos?
Y si lo dado es un ser vivo, por ejemplo una paloma, que est en un palomar, la cual su dueo quiere regalar a un nio, dira el amo sealando a la
paloma ms bonita: "Aqu tienes a tu palomita". Y

MARA, NUESTRA

MADRE

51

quiz tomando a sta cariosamente en sus manos di"Vete, vete con l,


ste es tu amo".
Hay alguien que pueda entender que al amigo le
da todas las palomas del palomar, o que da la paloma a todos los nios del barrio como dueos de ella?
El mismo sentido tiene la expresin de Jess en
singular: "Aqu tienes a tu madre". Hay que entenderla tal como suena: en singular.
No se ve por qu hablar aqu metafricamente.
Pero el caso es que hubo un orador que comenz
a hacer literatura y poesa con esta frase. Gust, se
hizo popular, y la tradicin la ha conservado, fundando sobre ella la Mariologa Catlica.
No olvidemos lo que hemos dicho tratando del Pontificado Romano y de la entrega de las llaves a Pedro: Jess sabe hablar con propiedad y expresar lo
ra al entregarla a su amiguito:

que quiere.

Captulo VI

OBLIGACIONES
El culto en Latn
Si la Iglesia Catlica fuera infaliblemente la Iglede Jesucristo, no mandara cosas absurdas.

sia

Las manda, luego no es la Iglesia de Cristo.


Enumeraremos en este captulo las ms importantes.

Dice la Iglesia Catlica que "la Santa Misa es la


reproduccin autntica del Sacrificio de la Cruz, donde Jesucristo se inmola sobre el ara del altar incruentamente, como lo hizo cruentamente por todos nosotros en la cumbre del Calvario".
Dice que es "la reproduccin autntica de la ltima Cena del Seor, donde convirti el pan y el vino
en su Cuerpo y en su Sangre".
No es, pues, un simple recuerdo. Es el acto ms
importante del culto Catlico.
Ahora bien: aun admitiendo que en realidad fuera el mismo sacrificio de la Cruz y de la Cena, quedara patente una contradiccin absurda.
Esta reproduccin del sacrificio de la Cruz, segn la

OBLIGACIONES
Iglesia Catlica,

que no sea

no

se

53

puede celebrar en otra lengua

la latina.

esencial es para los catlicos el celebrarla en


no celebrar
segn ellos
que es preferible
el Santo Sacrificio, que celebrarlo en lengua vulgar.
Este es el hecho. Sabido de todos es que ni la ltima Cena, ni la Pasin del Seor fu hecha en latn.
Sabido es que los fieles que participan y para quienes el acto religioso se realiza, no entienden el latn.
Sabido es que la Misa puede ser ayudada, representando al pueblo, por un nio que no sabe pronunciar
correctamente el latn, y que al hacerlo dice grandes
disparates y no entiende lo que dice. Dicho en su

Tan

latn,

lengua verncula, lo dira correctamente, lo entendera y podra estar ms atento y devoto.


A pesar de todo esto, prefiere la Iglesia Catlica
no se reproduzca la Santa Cena, ni la Pasin del Seor,
antes que hacerlo en lengua del pas, o en la que lo
hizo Jesucristo, o escribieron los Apstoles.
Enorme inversin de valores! El fondo sacrificado
a la forma.

El fin convertido en medio y el medio convertido

en

fin.

todo esto con gravsimo detrimento de las almas.


sino con dificultad
el breviario. No sacan de l apenas ningn provecho.
Rezado en su lengua, lo entenderan, tendran devocin y adquiriran caudal de slida doctrina catlica.
A pesar de estas razones, el sacerdote que rece en
lengua vulgar comete pecado mortal, segn dice la

Muchos sacerdotes no entienden

Iglesia Catlica.

54

POR QU DEJ EL CATOLICISMO?

Nosotros preguntamos: Hay alguien que pueda


si a Dios se le dice "Miserere mei Deus secundum magnam misericordiam tuam", Dios le escucha y queda satisfecho pero si se le dice: "Ten piedad
ae m, Seor, segn tu gran misericordia", no slo no
lo escucha, sino que se ofende gravemente, de tal
modo que condena al atrevido sacerdote a una pena
eterna ?
De nuevo el fin convertido en medio y el medio convertido en fin, y con gravsimo dao para las almas.
No recuerda esto al espritu farisaico?
Cuando se administra a los fieles un sacramento,
ellos no entienden nada de lo que se les dice. Se les
habla un idioma que no entienden.
La Iglesia Catlica lo sabe, y a pesar de ello prefiere que no lo entiendan y pierdan la devocin, a que
lo entiendan y saquen provecho espiritual del magnfico sentido de los actos religiosos y administracin
de Sacramentos, si ha de ser en lengua distinta de
creer que

la latina.

Al que conoce la liturgia catlica le apena considerar lo que pierden los fieles con esta prescripcin.
Cmo gozaran los fieles entendiendo lo que se les
dice cuando se les bautiza, cuando se rezan los respon.
sos en un entierro, al darles la absolucin en la confesin, etc.!

Otra vez los medios como fin y el fin como medio.


Es justo, laudable y til que la Iglesia tenga su idioma propio e internacional, puesto que ella no tiene
fronteras y que cuando el Papa o la Iglesia reunida da
normas morales o dogmticas, lo haga en su lengua

OBLIGACIONES

55

propia, ya que no ha heredado el don de lenguas concedido a los Apstoles.

Pero notemos

lo

que hace

casos que le interesa que las

observe

el

pueblo

fiel.

en

los

normas que propone

las

la Iglesia Catlica

Se enva

la Encclica o

titucin Apostlica, o la Bula, en latn a todo el

Cons-

mundo.

Luego se procura que en cada nacin se traduzca a la


lengua del pas para que la entiendan todos.
Y aqu preguntamos: Y no le interesa a la Iglesia
Catlica que los fieles se aprovechen lo ms posible de
los actos religiosos que se realizan en el templo y de
1? administracin de los Sacramentos?
Si no le interesa a la Iglesia Catlica, a los Apstoles maestros infalibles de la Verdad Evanglica s
que les interesa grandemente.
Oigamos a San Pablo en su primera carta a los
Corintios:

"Las cosas inanimadas que dan un sonido, sea flausea ctara, si no dan distincin a los sonidos, cmo
se conocer lo que con la flauta o la ctara se toca? Y
a la verdad si una trompeta diera un sonido indefinido, quin se aprestar nara la batalla? As tambin
vosotros con la lengua, si no profers un lenguaje que
tenga buen sentido, cmo se va a entender lo que se
habla? Serais como quien habla al aire."
ta,

"Si yo, pues, desconociera la significacin del sonipara el que habla un brbaro, y el que me
habla, un brbaro para m. As tambin vosotros, ya
que estis vidos de espritu, procurad, para edificacin de la Iglesia, aventajaros en ellos".
do, ser

"Gracias dov a Dios, que hablo en lenguas

ms que

POR QU DEJ EL CATOLICISMO?

56

todos vosotros; pero en la Iglesia ms quiero hablar


cinco palabras con mi seso, en razn de instruir tam-

bin a otros, que no diez mil palabras en lengua desconocida" (14.7-21).


A todo esto responden: "La Iglesia permite aue se
traduzca todo".
"Palabras, palabras, palabras", responderamos como Shakespeare.

Es muy triste que en cosa de tanta trascendencia se


juegue con las palabras y con los sofismas de consecuencias tan trgicas para la verdadera religin de los
pueblos.
Cierto que se permite que se traduzca todo. Pero
no es esto lo que necesitamos. Lo que necesitamos es
que en el momento de la celebracin y administracin
o en el rezo del breviario sacerdotal, se pueda hacer

en la lengua comprensible para el que lo realiza y


para el que lo oye.
Imaginemos lo que significa para los fieles que en el
momento de la celebracin hayan de buscar la traduccin de todo lo que va diciendo el sacerdote en otra
lengua seguirlo aunque el sacerdote vaya ms aprisa,
leer aunque haya poca luz, como sucede en la mayora
de las iglesias catlicas; tener que leer, aunque la
persona que asiste al acto litrgico tenga la vista o la
cabeza cansada, o que sepa poco leer.
Adems tener la traduccin de toda la liturgia catlica no siempre est al alcance de todos los bolsillos,
sobre todo si la familia es numerosa, dado los elevados
precios de los misales y dems libros litrgicos.
No es poner demasiadas dificultades para una cosa
;

OBLIGACIONES

57

es obligatoria para la salvacin, segn la Iglesia


Catlica?
Notemos que Jesucristo siempre emple la lengua
de los que le escuchaban. A los Apstoles les di el
don de lenguas para que cada oyente los oyera en su
propia lengua.
Qu diferente manera de proceder la de Jesucristo
y la de los que dicen ser su Iglesia!

que

Ayuno

eucarstico

Jesucristo di su Eucarista a los Apstoles inmedia.

tamente despus de cenar.


A pesar de todo, cuando el catlico quiere comulgar
ha de estar en ayunas desde la media noche.
Si alguno por necesidad de salud, toma una pequea
pastilla, o si por descuido toma un poco de agua, ya
no es digno de recibir el Cuerpo del Seor.
En cambio, el que ha murmurado, o se ha impacientado, o robado quinientas pesetas, puede ir a comulgar, porque la moral catlica dice que ste es solamente pecado venial.
De manera que es ms digno, segn la Iglesia Catlica, de recibir al Seor, el que ha hecho un pecado
venial deliberado, que el que ha realizado una accin
que no es siquiera imperfeccin.
Hay alguien que pueda creer que donde ha entrado
un poco de agua o una pastilla insignificante, ya no
puede entrar Jesucristo?
No dijo l: "Lo que sale de vuestro corazn es lo
que mancha no lo que entra por la boca"?

POR QU DEJ EL CATOLICISMO?

58

Se dice que si se pide permiso a Roma, en caso de


necesidad, se concede siempre la dispensa del ayuno.

De nuevo

la

palabra carente de sentido y

el hipcri-

ta sofisma!

Cmo puede acudir a Roma, preguntamos nosotros,


cardaco que siente 'alterado su corazn y que sabe
que se le calma tomando un sedante a las pocas horas,
o el que ha trabajado mucho el da anterior, o cenado
poco y se siente desfallecido y que sabe que con unas
galletas o un huevo podr aguantar hasta la hora de la

el

Comunin, si la peticin del permiso, para ir a Roma


y volver concedido, necesita quince das por lo menos?
Adems, preguntamos: qu permiso necesita uno
para seguir e imitar a Jesucristo? No dijo l: "Yo
soy el Camino"?
Pues a ir por l hemos sido llamados todos y nadie
nos lo puede impedir.
Explcitamente dice el Evangelio: "Y estando ellos
comiendo tom Jess el pan, y bendicindolo, lo parti y les dijo: Tomad, esto es mi cuerpo" (Marc. 14,22)
Si para l no hubo inconveniente alguno en que este
Pan se mezclara con los dems manjares de la Cena
Pascual, por qu ha de tenerlo la Iglesia Catlica?
Puede ser sta ms escrupulosa o ms sabia que
Nuestro Seor?
Confesin

de la Iglesia Catlica se le ocurre a uno


"Fuera de la Iglesia Catlica quin
perdonar los pecados?"

Al

salir

esta pregunta:

me

La

Iglesia Catlica

impone

la confesin auricular

OBLIGACIONES
como

59

obligatoria para obtener el perdn de los pe-

cados.

Todo

el

fundamento de

este

dogma

catlico est

en

texto de San Juan: "A quienes perdonareis los


pecados, perdonados les sern; a quienes los retuvie-

el

reis,

En

retenidos quedarn"

como en

(20, 23)

de las llaves del reino, cabe


preguntar: A quin dijo esto Jesucristo?
En el asunto de las llaves, era a un solo apstol, San
Pedro y la Iglesia Catlica sin razn ni fundamento
alguno lo extiende a muchos.
este caso,

el

En este caso, la promesa es hecha a muchos que se


hallan reunidos con los Apstoles. El Evangelista
San Lucas nos dice que los discpulos de Emas encontraron reunidos a los once y a sus compaeros (24, 33)

Y San Juan narrando el hecho dice textualmente:


"Estando cerradas, por miedo a los judos, las puertas
de la casa donde estaban los discpulos (notemos que
no dice "los Apstoles", o los doce) vino Jess y se
present en medio de ellos y les dijo: Paz sea con
vosotros" (Juan 20, 19-22)
"Esto dicho, sopl sobre ellos (notemos que no hace
distincin entre los que estaban presentes) y les dice:
Recibid el Espritu Santo. A quienes perdonareis los
pecados, perdonados les son; a quienes retuviereis,
,

retenidos quedan"

(20, 22-23)

Por tanto, no fu un privilegio exclusivo concedido


al Colegio Apostlico para que stos lo transmitieran
a sus sucesores.

Pero cmo es posible


dirn los catlicos
que
Jesucristo diera a todos los discpulos, aun a los que no

POR QU DEJ EL CATOLICISMO?

60

eran Apstoles,
pecados?"

el

poder sacerdotal de perdonar los

Ciertamente que no se concibe un tal privilegio concedido en tal forma, tal como lo interpreta la Iglesia
Catlica Romana. Pero no parece ser esta la interpretacin que dieron los mismos Apstoles y discpulos a
tales palabras del Seor.

En efecto: Poseemos bastantes cartas apostlicas y


qu nos dice esta literatura santa, inspirada e infalible, acerca del perdn de los pecados? Nos ensea que
los Apstoles o los discpulos del Seor u otros ministros por ellos ordenados, oyeran confesiones sacramentales y dieran absoluciones al estilo catlico romano?
Ni en un solo pasaje del Nuevo Testamento se recomienda confesar los pecados a un Apstol, presbtero
u obispo, ni tenemos ejemplo de ello en los Hechos de
los Apstoles.

Por

un pecador como Simn el mago,


de esa tu maldad y
Seor para que te perdone el mal pensa-

el contrario, a

le dijeron "Arrepintete, pues,

ruega al
miento de tu corazn" (Hechos, 8, 22-23)
miendan hacer una buena confesin-

No

le reco-

Poda San Pedro haber echado en olvido su propia


facultad de perdonar?

San Juan

dice:

"Hijitos mos, esto os escribo pa-

todava alguno pecare, abogado


Padre, a Jesucristo, justo. Y l es
propiciacin por nuestros pecados" (I Juan 2, 1).
No dice: "Si alguno pecare, que no se desespere.
ra que no pequis:

tenemos ante

el

si

OBLIGACIONES

61

Venga

a nosotros, pues hemos recibido facultad del


Seor para perdonar vuestros pecados".
No, no dice esto ninguno de los Apstoles.
La falta de alusiones a la confesin auricular en
todo el Nuevo Testamento hace pensar en la ltima
interpretacin que darse puede a las palabras de Jess.
Si ellos hubiesen entendido que slo quedaran perdonados los pecados que ellos perdonaran, hubieran
predicado insistentemente, como hacen los sacerdotes
catlicos, la necesidad de ir a confesar los pecados con
alguno de los Apstoles o a aquellos que ellos ordenaran. No siendo as, quiere decir que no entendieron
ellos las palabras de Jess como lo hace la Iglesia Catlica. Porque aun concediendo que las palabras de
Jess en este caso expresaban lo que textualmente
decan, los Apstoles y los Discpulos del Seor, no
ejercieron nunca este privilegio.
Podan dejar los Apstoles a todos los fieles con
sus pecados sin perdonar, pudiendo borrarlos todos?
No se concibe que el Seor vinculara la salvacin
de los hombres a que otros hombres les perdonaran sus
pecados, y no lo entendieron as los Apstoles.
Entonces qu sentido hay que dar a aquellas pa-

labras?

Debo recordar aqu que este libro no es un libro de


un manual de apologtica, como ya indico

teologa, ni

en la introduccin.
Por tanto no es ste

el

lugar de dar exgesis com-

pletas del texto evanglico sino indicar el porqu


dej el Catolicismo.
Indicar, con todo,

que slo una puede ser

la inter-

62

POR QU DEJ EL CATOLICISMO?

pretacin que le dieron los Apstoles y discpulos, y


por tanto la nica que debemos darle nosotros.
Los Apstoles haban sido escogidos para esparcir
por el mundo la buena nueva del Evangelio. Jess
les dice: "Id y predicad el Evangelio al mundo entero.
El que creyere y fuere bautizado se salvar; mas el
que no creyere ser condenado".
Para ser salvado es menester que se le perdonen
los pecados. Y para condenarse es menester que los
pecados no le queden perdonados.
Quedarn perdonados los pecados de los que creyeren, es decir, por la fe y el arrepentimiento al or
la palabra de Dios predicada por los Apsteles.
Se condenarn, es decir no se les perdonarn los
pecados a los que al or la palabra de Dios predicada
por los Apstoles, no crean y no se arrepientan.
Siendo pues ellos, los Apstoles, el medio para que
los hombres obtengan la fe y con ella la salvacin y el
perdn de los pecados, les puede decir el Seor en
verdad: "Los pecados que quedarn perdonados por
vuestra predicacin, perdonados quedarn, y los pecados que no sern perdonados por vuestra predicacin quedarn sin perdonar".
Slo la fe en Jesucristo, obtenida por la Palabra de
Dios, puede perdonar los pecados. No hay otro medio
de remisin.
Celibato eclesistico

Muchos son los argumentos que pueden ponerse


norma eclesistica. Nosotros aqu pondremos solamente la refutacin de los argumentos princontra esta

OBLIGACIONES

63

cipales puestos por los catlicos, sobre los

ya esta grave obligacin del sacerdote

que

se apo-

catlico.

Dicen: "El celibato virginal tiene su origen al tomar


carne el Hijo de Dios. Inaugur en la tierra una familia virginal".

A esto hemos de decir que conviene no olvidar que


cuando Jesucristo fund su Iglesia, que era su familia
espiritual y la nuestra, no tuvo en cuenta esta virginidad, sino que escogi para piedra fundamental y para
miembros de su Colegio Apostlico, hombres no vrgenes.

Todas las maravillas y excelencias que describen los


autores catlicos cuando pretenden demostrar la necesidad de que el sacerdote sea virgen, son las mismas
razones que haba para exigir la misma virginidad a

y sacerdotes de la Antigua
Ley, y todos sabemos que no fu as, sino todo lo

los Profetas, Patriarcas,

contrario.

Jams manifest Dios ser impedimento para las dignidades sacerdotales y divinas, ser esposo y padre.
Por qu ahora se exige como condicin esencial?
esta tesis les diramos lo que se dice en filosofa:
"Lo que prueba demasiado, no prueba nada".

En

Dirn, quiz, que la dignidad del sacerdote actual es


superior a la del antiguo.

muy

Pero nosotros decimos que es absurda esta resCundo Dios ha dicho esto? Cierto que las
actividades del ministro del Evangelio son santas,
pero aunque as sea, por qu Jesucristo no escogi a
puesta.

todos los Apstoles vrgenes

como San Juan?

POR QU DEJ EL CATOLICISMO?

04

Vamos

a considerar

como indignidad

que Jesucristo jams consider como

impureza

lo

tal?

La misin de los Profetas y Sacerdotes del Antiguo


Testamento era santa, y en aquellas circunstancias la
ms santa que poda desear hombre alguno. Representaban a Dios, eran intrpretes de la Ley Divina, y
ofrecan holocaustos al Seor en nombre del pueblo.
Siendo esta misin tan santa, cmo no les exiga
Dios la continencia? En ciertas actuaciones sacerdotales el Seor les exiga que en aquellos das de su actuacin sacerdotal, se consagraran exclusivamente a
las actividades espirituales, apartados de todo comercio carnal y de todos los asuntos profanos.
Pero esto era un pequeo parntesis en su vida matrimonial, perfectamente aceptado y bendecido por
Dios. Como en el caso en que el sacerdote del Nuevo
Testamento ha de realizar algn acto extraordinario
de conversin de pecadores obstinados, o cuando quiere obtener del Seor una gracia extraordinaria, o una
bendicin especial para sus fieles, etc., se le recomienda ms oracin, ayuno, penitencia y abstenerse
de todo lo que pudiera disiparle y hacerle menos
eficaz.

:iS

Pero deducir de aqu

f0

necesidad incondicional de
una continencia absoluta es un apriorismo infundado
y una obligacin impuesta al sacerdote sin fundamenla

to escriturstico.

"La continencia, dice Jess, que

slo la

pueden en-

tender aquellos a quienes es dado".

Luego, no se

les obligue a

quienes no se les ha dado

OBLIGACIONES
Y

65

que no se les ha dado a todos los sacerporque no la entienden ni pueden practicarla.


El Dr. Rau, argumenta con el P. Monsabr: "Despus de la vida divina (una), nada tan uno como la
vida anglica despus de la vida anglica nada tan
uno como la vida virginal". (Teologa del celibato
es evidente

dotes,

virginal, p. 55)

Lstima de que se olviden de que tambin Jesu"Y sern los dos una sola carne. As que
ya no son dos sino una carne. Lo que Dios, pues, junt,
el hombre ne lo separe" (Mat. 19,6)
El Dr. Rau reconoce en su libro sobre "Teologa del
Celibato Virginal" que la virginidad es un don de
Dios, "naturalmente imposible", pero a todos posible
con el auxilio de la gracia y es a todos ofrecido"
cristo dijo:

(p. 76).

Cmo puede, preguntamos, ofrecer Dios una cosa a


todos no queriendo que la tengan todos sino poqusimos?
Por un lado al principio del mundo nos dice: "Creced y multiplicaos".
Cunta ligereza y superficialidad en el hablar!".
San Agustn, el gran doctor de la Iglesia Catlica
argumenta as: "Porque la Iglesia es virgen en sus
races y toda entera es virgen espiritualmente, el sacerdote ha de ser virgen".
Qu linda argumentacin! Acaso una sociedad,
ente moral, puede ser virgen o incontinente?
Si lo dice por los miembros que la componen, hay
que decir que en sus races no lo es. Los Apstoles,
varios, y sobre todo el "Jefe de la Iglesia y primer

66

POR QU DEJ EL CATOLICISMO?

Papa", San Pedro, no lo era. Y durante los primeros


siglos del Cristianismo no lo fueron.
El mismo San Pablo recomienda al Obispo, que sea
esposo de una sola mujer.
Y en la 1^ Epstola a los Corintios (7, 34) indica claramente que el casarse es cosa buena, aunque el no
casarse (es un consejo personal) sea mejor.
Es pues cuestin de preferencia personal o aun si se
quiere de ms o menos perfeccin, pero no una cosa
mala ni en el Obispo siquiera, segn el mismo San
,

Pablo.
Si el matrimonio es un sacramento, no se ve por qu
debe considerarse el peor pecado y la accin ms
abominable para un sacerdote, el tener legtima es-

posa.

CONCLUSION
Con

dicho en los captulos anteriores puede ver


inconsistencia de los dogmas catlicos y el
porque no creo en ellos.
lo

el lector la

Pero

si es verdad que stas fueron las razones que


decidieron a dejar el Catolicismo, no explican qu
es lo que acept en su lugar.

mo

Esto quiero exponer tambin aqu como final de


este folleto.

Tenemos un alma inmortal, y al nacer se nos propone este terrible dilema: "O salvacin o condenacin
eternas".

No basta, pues, dejar una doctrina


aceptar la verdadera.

es

menester

el Catolicismo es el primer paso que debe dar


que ansia vivir de lleno en la Verdad pero hay que

Dejar
el

dar

segundo, si se quiere ser salvo eternamente.


"Es necesario nacer otra vez" (Juan 3, 7)
Ese segundo paso tambin lo di.
Es frecuente or entre los catlicos que quien sale
del Catolicismo no sabe dnde refugiarse. Trece aos
me ha costado encontrar la Verdad desde dentro del
Catolicismo, pero al salir de l, hall dnde refugiarme
el

sin titubear.

POR QU DEJ EL CATOLICISMO?

68

Dnde? En

el

Evangelio de Nuestro Seor Jesu-

cristo.

1,

Abrimos el Evangelio de San Mateo en el captulo


21 y leemos:
"Llamars su nombre Jess, porque l salvar a su

pueblo de sus pecados".


Y en los Hechos de los Apstoles leemos: "Y en
ningn otro hay salud porque no hay otro nombre debajo del cielo, dado a los hombres, en que podamos
ser salvos"

(4,

12).

en otro pasaje nos presenta San Lucas a un fariseo que critic a Jess porque reciba a la Magdalena
que le unga los pies. Ella era pecadora pblica; el
fariseo era pblicamente religioso. Pero l no qued
justificado en Cristo Jess. No hall en aquel mo-

mento

la salvacin.

En cambio

la pecadora oy de labios de Jess: "Quedan perdonados tus pecados" (Lucas, 7, 48). Y como
vi Jess que los comensales dudaban, les di el motivo de la justificacin de Magdalena: "Tu fe te ha

salvado

vete en paz" (Lucas

7,

47-50)

me

ensearon desde mi ms
tierna infancia que lo que salva o condena son las
obras que uno realiza que de nosotros depende nuestra salvacin que son menester devociones a la Virgen cuya devocin dicen ser prenda segura de salvacin, a los Santos con novenas y medallas, a los difun.
tos con sufragios, a la Iglesia dando dinero para que
celebren misas, comprando Bulas y pidiendo indul-

Pero en

el

Catolicismo

gencias, etc.

Esto

me

haca dudar.

Me

causaba turbacin.

CONCLUSIN

69

Pero abra de nuevo la Sagrada Escritura y oa a


Jesucristo diciendo a los ms grandes pecadores: "Te
son perdonados los pecados".
Y yo exclamaba: " Pero si este ladrn no est
bautizado !".
A pesar de ello Jesucristo le dice: "Hoy estars
conmigo en el Paraso".
Y yo exclamaba: "Pero si esta meretriz no ha hecho confesin de sus pecados!".
A pesar de ello, Jess le dice: "Quedan perdonados
tus pecados".
Y yo insista: "Pero si no invoca a la Virgen ni
espera de ella la salvacin de su alma!".
A pesar de ello Jess afirma: "Quien cree en m no
morir eternamente". "Yo soy el camino: nadie viene
al Padre sino por m" (Juan 14, 6)
Y segua leyendo a los Apstoles: "El que cree en
el Hijo tiene vida eterna: mas el que es incrdulo al
Hijo, no ver la vida, sino que la ira de Dios est sobre
l" (Juan 3, 36)
"Dios nos ha dado la vida eterna y esta vida est en
su Hijo. El que tiene al Hijo, tiene la vida: el que no
tiene al Hijo de Dios no tiene la vida" (I Juan 5,
11-12).

"Pero y

las

"Qu obras
Jess en

el

buenas obras?", replicaba yo.


realiz el ladrn que agonizaba con

Calvario?", responda el Evangelio.

"Qu obras

realiz el hijo prdigo para que su padre le aceptara como hijo"?


"A los que creen en su nombre, les di potestad de
ser hijos de Dios; los cuales

no de la sangre, ni de

la

70

POR QU DEJ EL CATOLICISMO?

voluntad de

la carne, ni

de

la

voluntad del hombre,

sino de Dios nacieron" (Juan 1, 12-14).


Los veintitrs aos de intensa formacin catlica

haban dejado profunda huella, y la duda angustiosa


disminua, pero no cesaba.
"Las obras! La necesidad de las obras! La eficacia
santificadora de las obras sealadas por la ley!"
Esto me torturaba.
Dej la familia y cuanto tena en el mundo. Renun.
ci a todo con voto de pobreza, castidad y obediencia
a una Orden religiosa. Hice penitencias, largas horas
de oracin, prediqu la Doctrina Cristiana segn la
ms estricta ortodoxia Catlica, me entregu a una
observancia fiel de las reglas de mi Orden
No es esto suficiente para justificarme? Puedo
.

esperar as tranquilo la muerte y el juicio?


Abro de nuevo las Escrituras y San Pablo responde
de lleno a mi torturadora pregunta:
"Si alguno se cree poder confiar en la carne ( o sea
las obras realizadas) yo ms circunciso del octavo
da, del linaje de Israel, de la tribu de Benjamn, hebreo de hebreos por lo que mira a la ley, fariseo (era
la secta que profesaba ms rigor religioso)
en cuanto

en

a celo, perseguidor de la Iglesia, (crea que era


falsa religin, y no poda tolerar que creciera)

cuanto a

la justicia

que puede darse en

una
;

en

hombre
eran para m

la ley,

pesar de todo, cuantas cosas


ganancias, sas por Cristo las he reputado prdida.
ciertamente, aun todas las cosas estimo ser una prdida comparadas con el eminente conocimiento de
Cristo Jess, mi Seor, por quien di al traste con todas
sin tacha.

CONCLUSIN

71

y las tengo por basura, a fin de ganarme a Cristo y ser


hallado en l, no poseyendo una justicia propia, aquella que proviene de la ley, sino la que viene por la fe
de Cristo, la justicia que proviene de Dios, basada
sobre la fe a fin de conocerle a l y sentir en m el
poder de su resurreccin y la comunicacin de sus
padecimientos" (Fil. 3, 4-10).
Mi corazn lata con vehemencia, pero la mente se
iluminaba y la paz entraba en mi interior.
Ms claro todava?
"Si por la ley se alcanzase la justicia, entonces Cris,
to hubiera muerto en vano" (Gal. 2, 21).
Y me pareca ver a San Pablo dirigirse a m repitiendo sus apostrofes a los Glatas: "Oh miserables
Glatas! Quin os fascin a vosotros, ante cuyos ojos
fu presentada la figura de Jesucristo clavado en
Cruz? Esto slo quiero saber de vosotros: recibisteis
el Espritu en virtud de las obras de la ley o bien por
;

la fe

que habis odo?"

(3, 1-3).

"Y que en

virtud de la ley nadie se justifica en el


acatamiento de Dios es cosa manifiesta, porque "el
justo por la fe vive"."
"Cristo nos rescat de la maldicin de la ley"
(3,

7-14).

Entonces, segua yo preguntando, las obras exteriores, mandadas por la ley, justifican o son intiles?
"Antes 'de venir la fe
responde San Pablo
estbamos bajo la custodia de la ley, encerrados con
vistas a la fe que deba ser revelada. De manera que
la ley ha sido pedagogo nuestro con vistas a Cristo,
para que por la fe seamos justificados: mas venida la

POR QU DEJ EL CATOLICISMO?

72

fe, ya no estamos sometidos


dos sois hijos de Dios, por

(Gl.

3,

al

pedagogo. Porque toen Cristo Jess"

la fe,

23-29).

Las buenas obras agradan a Dios. Debemos hacerlas como gratitud, para agradarle y para hacernos
semejantes a l. Pero no son causa de justificacin.
Slo los mritos de Jess son de valor infinitamente
justificadores.

Ya slo me faltaba aceptar a Cristo como Redentor


mo, y creer en la eficacia salvadora de la Cruz. Mis
pecados estn perdonados!
Mi deuda, contrada con el Padre Celestial, saldada
La fe en Cristo Salvador era lo nico que poda justificar mi alma. Lo acept. Cre!
Desde aquel momento sent que Jesucristo cumpla
en m su palabra: "Del seno de aquel que cree en M
manarn ros de agua viva" (Juan 7, 38)

TESTIMONIOS DE LA PRENSA ESPAOLA


acerca del Rdo.

Quin
(De

es el

LUIS

PADROSA ROCA

Padre Padrosa?

Villafrav.ca del

Panads)

El que se haya podido lograr que el P. Luis Padrosa,


gran psiclogo a la vez que orador famoso
venga a Villafranca a desarrollar un ciclo de conferencias dedicadas exclusivamente a hombres, es un acontecimiento absolutamente digno de ser subrayado. No
cabe, ahora, calibrar sus frutos inmediatos, pero s
podemos avanzar que el inters que ha de despertar
es inusitado entre nosotros.
El P. Padrosa tiene una oratoria slida y profunda.
Es de los que, con dialctica de precisin, va
como
decimos
directamente al grano. A esto aade una
diccin precisa, acurada, que sin vanos perifollos retS. J.

nimo y subyuga la atencin.


dems, spase que, dondequiera que ha ido

ricos sacude el

Por

lo

han llenado a rebosar.


Por una y otra cosa, el solo anuncio de este ciclo de
conferencias para hombres solos, en el Teatro Principal, bajo unos temas cuya sugestin no puede escapar a nadie, durante una semana de esta apacible
los locales se

POR QU DEJ EL CATOLICISMO?

74

poca del ao, tan propicia a escuchar las pocas cuesque constantemente atosigan al hombre, ha de
producir la ms viva expectacin.
(De una hoja de propaganda publicada por "Accin

tiones

Catlica").

(De Calatayud)

La

tercera conferencia ofrecida por el P. Padrosa en


Teatro Municipal no slo no decay en nmero, sino
que ha planteado el problema insoluble: no hay ms
el

cabida.

Los obreros cambian los turnos en sus industrias,


para alternarse y or la docta palabra.
Los indiferentes se agolpan en el teatro a coger sitio
como si se tratase de una conferencia slo para ellos.
Con demostraciones convincentes y con galanura
inigualables, el auditorio ha salido de la conferencia
entusiasmado, y se espera que hoy, dos horas antes,
no haya sitio disponible.

(De Alicante)
Nuestro espritu, asfixiado por el materialismo que
enrarece el aire de nuestras modernas ciudades, recibi un empuje ascensional hacia regiones ms puras,
con las conferencias del P. Padrosa. El local donde se
han celebrado result insuficiente. Altavoces estratgicamente colocados transmitan a las personas estacionadas en las calles la clida palabra del imponente
orador.

TESTIMONIOS DE LA PRENSA

75

(De Palma de Mallorca)


El hermoso templo de Palma de Mallorca es insufinumerosa concurrencia. La satisfaccin
espiritual y el fervor religioso se refleja en todos los
semblantes. Fuera del templo, en la ciudad y en toda
la isla, millares de radioyentes escuchan la fogosa palabra del elocuente orador.
ciente para la

(De Badalona)
El P. Padrosa, con su verbo clido, subyugador, durante una hora mantuvo en intensa emocin a una
multitud verdaderamente extraordinaria.

(De Barcelona)

Y emple una gran virtud que no todos los conferenciantes conocen: la brevedad. De esa brevedad, de
esa magistral diccin y de esas demostraciones concluyentes, lograba para el da siguiente un lleno imponente, pblico para dos teatros los asistentes salan
trocados en fervorosos propagandistas.
;

(De Sevilla)
Satisfechos pueden estar los organizadores el xito
ha rebasado sus clculos ms optimistas, y de antemano tienen ya garantizada la continuidad ascendente
;

de pblico.
El P. Padrosa ha respondido plenamente a su fama
de extraordinario conferenciante.

Apndice

EN DEFENSA PROPIA
Ante las numerosas calumnias que se han propagado
con motivo de mi abandono de la religi.n catlicoromana, me han pedido los verdaderos amigos y autnticos cristianos que aadiese a mi libro "Por qu dej
el Catolicismo'' un apndice "En defensa propia", refutando las ignominiosas calumnias que tan groseramente han manchado el prestigio que hasta mi conversin al Evangelio jams nadie discuti.
Siempre me ha. parecido poco cristiano emplear
tiempo y energas en defensa propia. Pero en mi caso,
va el nombre de la causa evanglica y por ella debo
responder a los que tienen buena voluntad y desean
sobre el caso informacin seria.
Debo manifestar que aado este apndice con gran
pena y profundo escepticismo. El mal que causa la
difamacin no se puede reparar: y los que estn empeados en desacreditar una causa no se detienen ni
ante pruebas evidentes.
Ha llegado a mis manos una see de artculos periodsticos

llamndome "Judas",

''criminal"

"lujurioso"

APNDICE
y "estafador" y que todos estos papeles

como

77
los

represent

villano histrin.

de Jess siquiera con los ms peque nos orden hiciramos con ellos? A
Judas lo llama "amigo" y le da un beso de paz. A
la oveja perdida la busca y no descansa hasta encontrarla para llevarla con cario sobre sus divinos hom-

Es ste

cadores y

el estilo

lo

bros al redil del Buen Pastor.


Pero en nuestros das al que busca la Verdad en el
Evangelio y quiere practicarla a toda costa se le insulta sin misericordia.
"No juzguis para que no seis juzgados", dice
Jess.

Han

de que haca tiempo que yo


de la Compaa de Jess preparaban mi expulsin de la Orden, y que al
hacerse inminente el decreto de expulsin, me fugu
quebrantando los ms sagrados deberes de mi pro-

viva

difundido

mal y que

la idea

los superiores

fesin religiosa.

Ayudar a comprender cun falsa es este acusacin


que envi a mi Provincial, que transcribo a

la carta

quisiera publicar con la


continuacin.
tensin la respuesta, de lo que nicamente

misma

me

exabsten-

go por motivos de discrecin, ya que fu escrita con


carcter confidencial y no para ser dada a la publicidad.

POR QU DEJ EL CATOLICISMO?

78

Barcelona, 31 de enero de 1951.

Rdo. P. Provincial:

Muy amado

en Cristo,

P.:

Siento en el alma tener que darle un disgusto grande, pues V. R. no merece sino sincero afecto y profunda gratitud. Pero hay circunstancias que obligan a
hacer lo que uno no quisiera. Y sta es una.
Mi decisin es de salir de la Compaa cuanto antes.
Desde que estudi teologa, sent la desilusin de la
fe catlica. Las pruebas no me resultaban convincentes. Los profesores podan creer que no tena talento
o que me faltaba aficin a la teologa. Pero la verdad
era que me decepcionaba cada vez ms. Nuestros argumentos estn llenos de sofismas, y el dogma catlico, muy alejado del Evangelio de Jesucristo. He estudiado y ledo mucho y con verdadera pasin por la
Verdad. Y cuanto ms avanzo, ms alejado veo el
Catolicismo de la religin cristiana. He discutido mucho con todos los que dicen conocer a fondo la teologa catlica, y no slo no me han convencido, sino
que me han alejado ms y ms de nuestras afirmaciones dogmticas.
Es intil, pues, discutir. Lo que no han conseguido
las tesis, los libros catlicos y los profesores en trece
aos, no lo van a conseguir en unos meses. S los argumentos que me propondran, lo mismo que ellos.
Sera perder tiempo. Debo ser sincero con mi conciencia delante de Dios y no puedo continuar haciendo
comedia, fingiendo y predicando lo que no siento ni
creo.

APNDICE
La semana de

79

Inmaculada fu decisiva para m.


y los dediqu ntegros, con toda
intensidad, a resolver ste mi problema. Sent una
paz, una alegra y una claridad interior como nunca
haba sentido. Quiero seguir el Evangelio en su pureza, y lo que ensearon los Apstoles, sin aadiduras posteriores. Veo que la Iglesia Catlica est muy
alejada de la Palabra de Dios. La "Santa Madre Iglesia", puesta en primer plano, ocupando el lugar que
pertenece slo a la Sagrada Escritura; y al "Sacerdocio Romano" ocupando el lugar que slo perteHice

la

los Ejercicios

nece a Jesucristo.
Fruto de los Ejercicios de este ao fu confirmarme en la verdad de Jesucristo y determinar decidi-

damente abandonar la religin catlica.


Dado que mis actuaciones como predicador de grandes multitudes han causado mucha conmocin en
toda Espaa, si ahora actuara en sentido evanglico
causara lucha e inquietud. Luego creo que lo mejor
es que me aleje de Espaa, y desde all ya llegar
a su tiempo la noticia de mi salida de la Compaa.
Si ahora puedo decir que V. R. me da permiso para
ir a hacer un viaje de estudios por Amrica del Sur,
se evitaran

muchos males y muchos

disgustos.

No

que sea cosa de mujeres.


Ni es problema de castidad, ni arre-

crea, querido P. Provincial,

Igual se lo dira.
bato de momento. Cuando los nuestros se enteren,
dirn, como han dicho del P. Carrillo de Albornoz,
que me he vuelto loco; otros que me he enamorado
de alguna mujer. Otros que mi poca ciencia teolgica no ha podido contrarrestar los ataques de los

80

POR QU DEJ EL CATOLICISMO?

Y no faltar, y esto es lo que ms sienquien diga con satisfaccin que V. R. tiene la


culpa por darme tanta libertad y fiarse tanto de mi.
S tambin que al leer esta carta V. R. pensar en
seguida qu puede hacer para disuadirme. Le digo
que es perfectamente intil. Adems, la afeccin cardaca que tengo no me permite pasar la fuerte emocin que sera para m tener que comparecer delante
de V. R. o del P. Superior. Para evitar esto, yo no
volver a la Residencia. Como que estoy fuera con
frecuencia, nadie notar nada. Las cosas que hay en
mi aposento, libros, apuntes, etc., si quieren ponerlo
dentro del bal y quieren enviarlo al Instituto Loyola de Barcelona, se lo agradecer, pues me pueden
ser tiles. Si no quieren hacerlo, pueden quedarse
con todo.
Sobre cmo queda el Instituto Loyola, V. R. recibir dentro de pocos das una copia de los Estatutos,
para que nombre un sustituto para llevar la direccin
La Compaa no tiene
si V. R. quiere nombrarlo.
ninguna obligacin. Si V. R. dentro de un mes no ha
dicho nada, el Patronato nombrar otro director o
protestantes.
to,

liquidar el Instituto.
Sirva tambin esta carta de dimisorias, pues no
ir a firmarlas a no ser que quiera que las firme
en Amrica. Desde este momento dejo internamente
la

Compaa y

la Iglesia Catlica.

Externamente,

si

V. R. quiere darme permiso, continuar como jesuta


hasta que tenga arreglado el pasaje.
El portador de la presente espera que V. R. le diga
por escrito simplemente, s o no. El no sabe nada de

APNDICE

81

Si V. R. dice que s, saldr de Espaa


cuanto antes como si fuera por obediencia, sin que
nadie sospeche mi cambio. Si me dice que no, o da
largas al asunto, entender que no, y entonces tendr
que dar a conocer la verdad. Si me pusieran los Superiores obstculos para que me concedan la salida
y el pasaje, me pondra a trabajar entre los conocidos
de Espaa como evanglico, con los inconvenientes
antes indicados. Creo que V. R. tambin preferir que
me vaya a Amrica.
la cuestin.

Le suplico como ltimo favor, que no me busquen


ni intenten dialogar conmigo. Est tomada la deci-

Y tambin, que quiera aceptar en


adelante ms cartas mas, en plan de amistad.
Crea, Padre, que conservar mientras viva, su grato recuerdo con profunda gratitud. V. R. y el P. Artigues slo merecen atenciones y gratitud.
sin irrevocable.

Dios le pagar lo que por m ha hecho, y queden


convencidos que la libertad que me han dado la he
empleado como debe un buen jesuta. No tengo nada
de qu arrepentirme en este sentido. He extremado
la observancia de las reglas en el trato con los dems
y en el visitar a domicilio particular.
He amado y amo cordialmente lo esencial de la
Compaa, pero veo claramente que no es ste mi
camino.
Un abrazo de despedida de ste que fu su hijo y
continuar siendo con el mismo afecto, hermano en
el Seor hasta la muerte.

Luis Padrosa,

S. J.

POR QU DEJ EL CATOLICISMO?

82

La respuesta del Padre Provincial no hace la menor alusin a los cargos que ahora se me imputan,
antes al contrario expresa el ms profundo pesar y
como lo demuestra el siguiente prrafo:
"Ya puede imaginar la pena con que le escribo.

respeto,

Esta maana, al leer la suya del 31, he quedado anonadado y sin capacidad para reaccionar y poder darle
una inmediata respuesta. Por ello, y para poder serenarme y pensar, he dicho al portador que volviera
a las seis de la tarde."
Esto solo basta para probar que mis superiores no
solamente no pensaban echarme, sino que me tenan

en gran aprecio.
No creo que se necesite ser muy inteligente para
comprender que si yo viva mal y quera seguir viviendo mal, no necesitaba cambiar de vida perdiendo

mi

prestigio,

abandonando

Loyola y quedndome sin

el

acreditado

Instituto

de tantos
distinguidos e incondicionales amigos. Si alguien gozaba de libertad para vivir sin escrpulos dentro de
la Orden, era yo. Unicamente el temor de Dios y
el peso de convicciones muy profundas adquiridas en
largos aos de estudio y reflexin pueden determinar
una decisin como la ma. Otros motivos, no; en modo alguno.
Si alguno cree que los protestantes me cegaron con
sus promesas, sepan todos mis detractores que nada
me fu ofrecido, y que cinco meses despus de mi salida de Espaa todava no tena ni trabajo ni hogar.
Y como que de Espaa no llev ms que mi ropa
y mis libros (aunque sobre esto tambin las malas
el aprecio sincero

APNDICE

83

lenguas han querido hablar), fu preciso vivir en los


primeros meses de la caridad de los hermanos evanglicos.

En

hoyla quedaron fondos para pagar


y todos los gastos del mismo, desde el mes
de febrero que part, hasta el mes de mayo inclusive.
Como que el Instituto hoyla no tena fondos, fu
preciso pedir algunos donativos para que mientras el
Patronato decida de los muebles de la institucin se
pudieran pagar todas las facturas que fueran llegando y los alquileres, sin sacrificio de nadie.
Termino este apndice convencido de que a pesar
de lo que digo, y que se puede comprobar, continuarn
las calumnias de todos los colores y matices.
Un solo consejo puedo ofrecer al que desee poseer
la Verdad:
hea con la mayor frecuencia que pueda el Santo
Evangelio y las Epstolas contenidas en el Nuevo Testamento. All ver qu es lo que debe creer y practicar el que pretende ser cristiano.
"Por qu tambin vosotros traspasis el mandamiento de Dios por vuestra tradicin?" (Mateo, 15:3).
"Bien profetiz de vosotros Isaas, diciendo: Este
pueblo de labios me honra, mas su corazn lejos est
de m.
"Mas en vano me honran, enseando doctrinas y
mandamientos de hombres" (Mat., cap. 15:7. 9).
Dejemos, pues, a los hombres, y oigamos al Seor
Jess, que slo l tiene palabras de vida eterna.
el Instituto

el alquiler

Buenos Aires,

2?

de julio de

1951.

Se termin la impresin de este libro,


da 21 de marzo de 1952, en los talleres
Grficos Yunque, Pozos 968,

el

Buenos \iies

Date Due
|

fACULlt

PRINTED

IN U. S. A.

1012 01011 3761

AURORA
/

/EDITORIAL^

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