T 448 18
T 448 18
T 448 18
Magistrado Sustanciador:
ANTONIO JOSÉ LIZARAZO OCAMPO
SENTENCIA
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En la revisión del fallo proferido el 22 de febrero de 2018 por la Corte
Suprema de Justicia, Sala de Casación Penal, mediante la cual declaró
improcedente la tutela en estudio y, por consiguiente, revocó la sentencia
dictada el 5 de diciembre de 2017 por el Tribunal Superior del Distrito
Judicial de Caquetá, Sala Única de Decisión, mediante la cual se había
accedido a las pretensiones.
I. ANTECEDENTES
1. Solicitud
2. Fundamentos de la demanda
2.1.2. Ante la denuncia, la Fiscalía 17 Delegada ante los Jueces Penales del
Circuito de Puerto Rico (Caquetá), el 9 de noviembre de 2016, presentó
1
Sentencia T-119 de 2016, reiterada en la Sentencia T-735 de 2017.
3
escrito de acusación y el 11 de mayo de 2017 formuló acusación contra el
señor HMV por el delito de “acto sexual con menor de 14 años agravado”,
con fundamento en lo siguiente:
“El acusado señor (HMV), identificado con c.c. No. (…) de El Paujil,
manifiesta que es su deseo libre, voluntario e informado, allanarse a los
cargos por la conducta de acoso sexual (artículo 210 A CP), con
circunstancias de agravación punitiva (art. 211, numeral 2) en calidad de
autor a título de dolo. // Preacuerdo que la Fiscalía Diecisiete Delegada ante
los jueces penales del circuito celebra y acepta, atendiendo a los elementos
materiales probatorios, evidencia física y demás medios de convicción con
que cuenta a la fecha, los cuales se han recaudado debida y oportunamente,
2
El material probatorio que fundamentó la acusación fue el que se enuncia a continuación:
“1. Informe único de noticia criminal en formato FPJ-2 de septiembre 22 de 2015.
2 Informe investigador de campo en formato FPJ-11 de fecha noviembre 5 de 2016, suscrito por Asblidy
Pulido Pinilla (entrevista forense).
3. CD que contiene la entrevista forense.
4. Informe investigador de campo en formato en formato FPJ-11 de fecha noviembre 4 de 2015, suscrito por
el (señor) Juan Carlos Morales Rodríguez (CTI).
5. Entrevista que rinde MAVN de fecha 9 de octubre de 2105.
6. Informe de visita detallada de consulta del procesado.
7. Copia de la cédula de ciudadanía del procesado.
8. Reseña dactilar del procesado.
9. Entrevista informal que rinde la menor ADGV de fecha 21 de septiembre de 2015 ante comisaría de
Familia, suscrita por doctor Carlos Andrés Leal Cuellar.
10. Valoración médico legal practicada a la menor de fecha 21 de septiembre de 2015, suscrita por el doctor
Edgar Sismey Campo Olea.
11. Copia de la tarjeta de identidad de la menor víctima.
12. Orden de captura emitida en contra del procesado con número 392930.
13. Cotejo datiloscopico para identificación del procesado (se enuncia)”.
4
considerando así mismo y, salvo mejor criterio, que no se desconocen o
quebrantan las garantías fundamentales y derechos procesales de las partes
//. En consecuencia, procese (sic) a preacordar la conducta de acoso sexual
(art. 210A) con circunstancias de agravación punitiva (art.211 numeral 2º) en
calidad de autor, a título de dolo, frente a las circunstancias enunciadas y con
base en los medios de convicción que se ha aportado y hacen parte de la
presente investigación. // Es así, que la pena a imponer por la conducta penal
objeto de acusación está tasada entre 1 y 3 años, equivalentes a 12 y 36 meses
de prisión. Ahora bien, teniendo en cuenta las circunstancias de agravación
que aumenta las penas anteriormente citadas 1/3 parte a la 1/2 por lo que las
penas quedaran finalmente en sus límites mínimo y máximo de 16 a 72 meses
de prisión y que las partes acuerdan como pena definitiva la de 24 meses de
prisión, atendiendo las circunstancias de atenuación punitiva reconocidas por
carecer de antecedentes penales, además que con la aceptación de cargos se
evita la injusta sindicación a terceros”. (Resaltado propio).
Este documento fue firmado por la Fiscalía 17 Delegada ante los Jueces
Penales del Circuito de Puerto Rico (Caquetá), la defensora del procesado, el
señor HMV y el representante de la víctima.
2.1.4. El señor HMV fue dejado en libertad Auto Interlocutorio No. 397 del 7
de marzo de 2018 por disposición del Juzgado Primero de Ejecución de Penas
y Medidas de Seguridad y Florencia (Caquetá), por “pena cumplida”.
Disposición efectiva a partir del 14 de marzo de 2018.
3
Es decir, el fallo no se dictó “desconociendo la prohibición expresa que establece el artículo 199 de la Ley
1098 de 2006, sino amparado la potestad que posee el ente acusador para calificar los hechos materia de
investigación”.
4
Puntualmente, el Ministerio Público resalta que de acuerdo con la Corte Suprema de Justicia, Sala Penal,
“no se trata de una intromisión en la facultad constitucional que posee la Fiscalía (…), solo se trata de que el
procesado fue imputado y acusado por el delito de Acto Sexual Abusivo con menor de 14 años agravado y
solo en virtud de la celebración de un preacuerdo la conducta se le degradó a Acoso Sexual Agravado”.
6
otros, el fiscal desconoce las expresas prohibiciones de que trata la Ley para
conceder descuentos.
3. Pretensiones
4. Pruebas relevantes
5.2. La Defensora Pública del señor HMV, Jenny Fernanda López Castillo,
por medio de escrito presentado el 17 de noviembre de 2017, solicitó negar las
pretensiones. Reiteró lo manifestado por la Fiscalía en relación con la
procedencia y agregó que no se contraviene el artículo 44 Superior atinente al
interés superior del menor de edad, pues el asunto se concentra en el artículo
29, debido proceso, dado que “el actor central no es el menor sino el
acusado”. Adicionalmente, alegó que el preacuerdo realizado se acoge a la
realidad fáctica evidenciada con la entrevista forense realizada ante la
5
El delito por el cual fue acusado el señor HMV no fue el de acceso carnal abusivo con menor de 14 años,
sino por el delito de acto sexual abusivo agravado con menor de 14 años y, con el preacuerdo, fue cambiado a
acoso sexual agravado.
6
El escrito de acusación fue presentado el 9 de noviembre de 2016 y la Formulación de Acusación se celebró
el 11 de mayo de 2017.
8
Psicóloga adscrita al CTI de la Fiscalía General de la Nación. Así, reiteró que
no existieron elementos probatorios que tuvieran fuerza vinculante frente al
delito consistente en el acto sexual abusivo y, por ende, se acogió el
allanamiento propuesto y se impuso condena por el delito de acoso sexual, al
que se agregó la agravación punitiva de que trata el artículo 211.4 del Código
Penal. Proceder que, en su criterio, demuestra que no se trató de un beneficio
sino de la simple terminación anticipada del proceso y, en esa medida, no se
desconoció el artículo 199.7 de la Ley 1098 de 2006.
1. Primera instancia
El Tribunal Superior del Distrito Judicial, Sala Única, por medio de Sentencia
del 5 de diciembre de 2017, accedió a las pretensiones de la demanda.
Manifestó que la tutela cumple con los requisitos de procedencia generales,
debido a que (i) el asunto tiene relevancia constitucional, por estar
comprometidos los derechos fundamentales de la menor de edad agenciada;
(ii) la demanda fue presentada 4 meses después de que fue dictado el Fallo;
(iii) el agente oficioso identificó razonablemente la supuesta vulneración de
los derechos fundamentales de la menor de edad con respecto a la
irregularidad procesal y su incidencia en el proceso; (iv) fueron debidamente
relatados los hechos; y(v) no se trata de una tutela contra providencia judicial.
2. Impugnación
12
Igualmente, indicó que diferentes despachos del país han accedido a la
variación de la conducta punible a través de la degradación de la misma y, por
ello, debió vincularse a todos los jueces de circuito que hayan incurrido en esa
práctica y presentarse acciones de tutela contra todas las sentencias dictadas
bajo el mismo proceder.
3. Segunda instancia
1.1. La Fiscalía 17 Delegada ante los Jueces Penales del Circuito de Puerto
Rico (Caquetá), por medio de oficios del 28 de mayo y 23 de agosto de 2018,
manifestó que el material probatorio tenido en cuenta para el proceso penal
consistió en “algunos EMP (Elemento Material Probatorio) y EF (Evidencia
Física), entre los que se encuentra la entrevista forense a la menor víctima
(2015/11/5), en la que esta indica que solamente en una ocasión fue objeto de
asedio por parte del indiciado (…), pero luego entra en contradicción cuando
asevera que otra ocasión le tocó sus partes íntimas, cuando estaba en el aula
de clase, en horario académico”. (Resalta la Sala)
1.2. El Juzgado Promiscuo del Circuito de Puerto Rico (Caquetá), por medio
de Oficios del 28 de mayo y del 15 de agosto de 2018, solicitó negar la acción
de tutela. Para el efecto, reiteró sus consideraciones sobre la falta de
legitimación por activa por parte del Ministerio Público y agregó que “si
quería ejercer su función como Ministerio Público en esta comprensión
territorial debió mediar autorización del Procurador regional para así
desplazar la actuación de quien funge como tal en el municipio multicitado”.
Refirió que une vez leyó el Acta de preacuerdo, consideró que con los
elementos materiales probatorios no se podría generar una condena por “acto
sexual abusivo” sino por “acoso sexual agravado”. Por ende, sostiene que el
señor HMV “fue condenado sin beneficios o subrogados y fue separado de la
docencia”. Y, si este obtuvo su libertad, ello no es una situación que dependa
de su resorte o responsabilidad disciplinaria ni penal.
1. Competencia
2. Legitimación
7
Sentencia T-718 de 2017.
8
Corte Suprema de Justicia, Sala Penal, Sala de Decisión de Tutelas nº 1, MP Fernando León Bolaños
Palacios, (STP1009-2018)
9
Artículo 111 Ley 906 de 2004 «Son funciones del Ministerio Público en la indagación, la investigación y el
juzgamiento: 1. Como garante de los derechos humanos y de los derechos fundamentales: (…)»
10
Corte Suprema de Justicia, Sala Penal, Sala de Decisión de Tutelas nº 1, MP Fernando León Bolaños
Palacios, (STP1009-2018)
20
escasos recursos económicos y, por consiguiente, no se puede exigir el
cumplimiento de los requisitos de procedencia con el mismo formalismo que
en otros casos. Tercero, el Procurador accionante es un funcionario público
quien por mandato constitucional y legal debe velar por el cumplimiento de la
Constitución y la ley, puntualmente, el artículo 277.7 CP establece como una
de sus funciones “intervenir en los procesos y ante las autoridades judiciales
o administrativas, cuando sea necesario en defensa del orden jurídico, del
patrimonio público, o de los derechos y garantías fundamentales”. Cuarto,
ante la presunta vulneración de los derechos fundamentales de la menor de
edad como consecuencia del preacuerdo, la Procuraduría no solo estaba
facultada sino obligada a presentar la demanda. Quinto, la falta de asistencia
de la Procuraduría a las audiencias, según esta entidad informó y no fue
controvertido por las partes, obedeció a circunstancias de fuerza mayor
derivadas del fallecimiento del Personero Municipal. Y, sexto, la representante
legal de la menor de edad, allegó un escrito a esta Sala manifestando su
“gratitud” hacia la Procuraduría accionante por haber presentado la demanda,
promoviendo la protección de los derechos fundamentales de su hija, los
cuales también alegó vulnerados como consecuencia de la actuación procesal
desplegada en el asunto demandado.
3. Problema jurídico
11
Sentencia T- 416 de 1997, reiterada en la Sentencia T-249 de 2018.
22
lineamientos jurisprudenciales dictados al respecto por la Corte Constitucional
y la Corte Suprema de Justicia; segundo, al alcance jurídico de la participación
de la víctima; y, tercero, a las funciones de la fiscalía y del juez de
conocimiento en este escenario. Finalmente, se resolverá el (x) caso concreto.
12
Sentencia T-429 de 2011.
23
Los defectos que ha señalado la Corte son los siguientes: “a. Defecto
orgánico, que se presenta cuando el funcionario judicial que profirió la
providencia impugnada, carece, absolutamente, de competencia para ello; b.
Defecto procedimental absoluto, que se origina cuando el juez actuó
completamente al margen del procedimiento establecido; c. Defecto fáctico,
que surge cuando el juez carece del apoyo probatorio que permita la
aplicación del supuesto legal en el que se sustenta la decisión; d. Defecto
material o sustantivo, como son los casos en que se decide con base en
normas inexistentes o inconstitucionales o que presentan una evidente y
grosera contradicción entre los fundamentos y la decisión; e. Error inducido,
que se presenta cuando el juez o tribunal fue víctima de un engaño por parte
de terceros y ese engaño lo condujo a la toma de una decisión que afecta
derechos fundamentales; f. Decisión sin motivación, que implica el
incumplimiento de los servidores judiciales de dar cuenta de los fundamentos
fácticos y jurídicos de sus decisiones en el entendido que precisamente en esa
motivación reposa la legitimidad de su órbita funcional; g. Desconocimiento
del precedente, hipótesis que se presenta, por ejemplo, cuando la Corte
Constitucional establece el alcance de un derecho fundamental y el juez
ordinario aplica una ley limitando sustancialmente dicho alcance. En estos
casos la tutela procede como mecanismo para garantizar la eficacia jurídica
del contenido constitucionalmente vinculante del derecho fundamental
vulnerado; y h. Violación directa de la Constitución”13.
4.1.2. Agotar todos los medios de defensa judicial posibles: este presupuesto
se relaciona con el carácter subsidiario y excepcional de la acción de tutela,
acorde con el cual la parte activa debe “desplegar todos los mecanismos
judiciales ordinarios que el sistema jurídico le otorga para la defensa de sus
derechos”.15 En todo caso, este criterio puede flexibilizarse ante la posible
configuración de un perjuicio irremediable16.
13
Sentencia T-360 de 2018.
14
Sentencia C-590 de 2005.
15
Sentencia C-590 de 2005.
16
Sentencia T-924 de 2014.
24
judiciales estarían siempre pendientes de una eventual evaluación
constitucional.
17
Sentencia C-590 de 2005, ver también Sentencia T-926 de 2014.
18
Sentencia C-590 de 2005, ver también Sentencia T-926 de 2014.
19
Sentencia C-590 de 2005, ver también Sentencia T-926 de 2014.
20
Sentencias T-773 de 2011, T-1093 de 2014 y T-1048 de 2008.
21
Sentencia SU-050 de 2017.
25
Si en contravía de lo anterior, un operador judicial desconoce la Constitución
o la ley, incurre en un defecto sustantivo, haciendo procedente la acción de
tutela para que se corrija el error judicial. La independencia y autonomía de
los jueces “es para aplicar las normas, no para dejar de aplicar la
Constitución (artículo 230 de la C.P.). Un juez no puede invocar su
independencia para eludir el imperio de la ley, y mucho menos para no
aplicar la ley de leyes, la norma suprema que es la Constitución (…)”22.
22
Auto 071 de 2001.
23
Sentencia T-637 de 2010
24
Sentencia T-176 de 2015.
25
Sentencia T-790 de 2010 y T-510 de 2011.
26
Sentencia SU-770 de 2014.
27
Sentencias T-1101 de 2005, T-1222 de 2005 y T-051 de 2009.
28
Sentencia T-001 de 1999 y T-462 de 2003.
26
injustificadamente regresiva29 o contraria a la Constitución30; o (f) cuando
dejan de aplicarse normas constitucionales o legales pertinentes.
Así las cosas, el defecto sustantivo se configura cuando el juez “en ejercicio
de su autonomía e independencia, desborda la Constitución o la ley en
desconocimiento de los principios, derechos y deberes superiores”32. Lo cual
puede ocurrir, entre otros, por la errónea interpretación o aplicación de la
norma. Como puede suceder, por ejemplo, cuando se desborda el contenido de
la norma y se imponen mayores barreras a las exigidas por el legislador para
conceder el derecho o se desconocen normas que debían aplicarse.
29
Sentencia T-018 de 2008.
30
SentenciaT-086 de 2007.
31
Sentencia SU-050 de 2017.
32
Sentencia SU-573 de 2017.
33
Sentencia T-656 de 2011.
34
Sentencia T-1317 de 2001.
35
Sentencia T-292 de 2006.
27
fácticos análogos, los jueces profieran decisiones semejantes36. En
consecuencia, el sistema jurídico ha previsto la figura del precedente, “bajo el
supuesto de que la independencia interpretativa es un principio relevante pero
que se encuentra vinculado por el respeto del derecho a la igualdad en la
aplicación de la ley y por otras prescripciones constitucionales que fijan
criterios para la interpretación del derecho”37.
El respeto del precedente obedece, entre otros: (i) a la protección del derecho
fundamental a la igualdad (art. 13 Constitucional), en virtud del cual resulta
arbitrario resolver casos con elementos fácticos similares o análogos de
manera diferente; (ii) al principio de buena fe (art. 86 Superior), el cual
“incorpora el valor ético de la confianza y significa que el hombre cree y
confía que una declaración de voluntad surtirá, en un caso concreto, sus
efectos usuales, es decir, los mismos que ordinaria y normalmente ha
producido en casos análogos”38; criterios a partir del cual se desarrolla la
confianza legítima, la cual se erige a partir de expectativas favorables, que
generan convicción de estabilidad sobre determinadas situaciones jurídicas
que permiten reclamar el respeto de expectativas legítimas con protección
jurídica; y (iii) a razones de seguridad jurídica, en atención a que las normas
deben tener un significado estable para guiar la conducta de los seres humanos
y, por ende, los jueces deben interpretarlas y aplicarlas de manera coherente,
de forma tal que sus decisiones judiciales sean razonablemente previsibles39.
36
Sentencia C-634 de 2011.
37
Sentencia T-683 de 2006. Respecto al derecho a la igualdad, también ver C-816 de 2011: “En suma, el
deber de igualdad en la aplicación de las normas jurídicas, al ser un principio constitucional, es a su vez
expresión del otro principio constitucional mencionado, el de legalidad. El ejercicio de las funciones
administrativa y judicial transcurre en el marco del estado constitucional de derecho y entraña la concreción
del principio de igualdad de trato y protección debidos a los ciudadanos, en cumplimiento del fin estatal
esencial de garantizar la efectividad de los derechos, y en consideración a la seguridad jurídica de los
asociados, la buena fe y la coherencia del orden jurídico. Lo que conduce al deber de reconocimiento y
adjudicación igualitaria de los derechos, a sujetos iguales, como regla general de las actuaciones judiciales y
administrativas.
Precisamente, tanto (i) la extensión administrativa de las sentencias de unificación -ordenada en la norma
legal demandada- como (ii) la fuerza de los precedentes judiciales, son mecanismos puestos a disposición de
los jueces y la administración, para concretar la igualdad de trato que unos y otros deben a las personas.”
38
Sentencia C-131 de 2004. La Corte estudió el artículo 51 de la ley 769 de 2002, en la cual se ordenaba la
revisión técnico mecánica, que fue acusada de desconocer el principio de la buena fe, y por tanto se entró a
analizar el tema, concluyendo que la norma no desconocía el principio de confianza legítima.
39
Al respecto, ver Sentencia SU-264 de 2015.
40
Sentencia C-447 de 1997.
28
En consecuencia, cuando una autoridad judicial considere necesario cambiar
el precedente puede hacerlo en ejercicio de su autonomía e independencia
judicial. Sin embargo, para ello debe cumplir como mínimo con dos
requisitos: (i) especificar las razones por las cuales decide apartarse de la
jurisprudencia en vigor; y (ii) evidenciar suficientemente que el alcance e
interpretación alternativa que se ofrece desarrolla de mejor manera los
derechos, principios y valores constitucionales. Así entonces, “para que la
objeción al precedente jurisprudencial resulte válida, conforme a la
perspectiva expuesta, deberá demostrarse que esa opción es imperiosa, en
tanto concurren razones sustantivas y suficientes para adoptar esta postura,
en tanto el arreglo jurisprudencial existente se muestra inaceptable. Estas
razones, a su vez, no pueden ser otras que lograr la vigencia de los derechos,
principios y valores constitucionales”41.
41
Sentencia T-656 de 2011.
42
Constitución Política, artículo 4º.
43
Sentencia T-292 de 2006.
44
Sentencias C-590 de 2005, T-292 de 2006, T-230 de 2011 y SU-091 de 2016.
45
Sentencia SU-091 de 2016.
29
Conforme con lo dicho, el desconocimiento del precedente constitucional
puede alegarse en razón del desconocimiento de las decisiones emitidas con
arreglo a las funciones de control abstracto de constitucionalidad; o concreto,
adelantado en la revisión de decisiones de tutela, en ambos casos obligatorios.
En el primer caso, debido a que la decisión asumida por la Corte
Constitucional hace tránsito a cosa juzgada y tiene efectos erga ommes. Y, en
el segundo, debido a que a esta Corporación le asiste el deber de definir el
contenido y el alcance de los derechos constitucionales46. En esa medida el
carácter vinculante del precedente en materia de tutela, se ha determinado que
lo tienen las decisiones adoptadas por la Sala Plena de esta Corporación, como
por las Salas de Revisión47.
46
Sentencia T-656 de 2011. Puntualmente, se ha precisado que: “Los fallos de la Corte Constitucional, tanto
en ejercicio del control concreto como abstracto de constitucionalidad, hacen tránsito a cosa juzgada y
tienen fuerza vinculante, tanto en su parte resolutiva (erga ommes en el caso de los fallos de control de
constitucionalidad de leyes, e inter partes para los fallos de revisión de tutela) y, en ambos casos, las
consideraciones de la ratio decidendi, tienen fuerza vinculante para todas las autoridades públicas. Esto en
razón de la jerarquía del sistema de fuentes formales de derecho y el principio de supremacía constitucional,
que obligan a la aplicación preferente de las disposiciones de la Carta Política y, en consecuencia, de los
contenidos normativos identificados por la jurisprudencia constitucional, en ejercicio de su labor de
intérprete autorizado del Texto Superior” C-634 de 2011.
47
Auto 131 de 2001 y 153 de 2015.
48
Sentencia T-309 de 2013, T-654 de 1998 y T-544 de 2015, entre otras.
30
mismo y el cumplimiento de las condiciones necesarias para que éste pueda
cumplir a cabalidad con su función. Por lo demás, las aptitudes para conducir
una defensa dependen del profesional individualmente considerado, y sus
fallas son, en principio de su exclusiva responsabilidad49.
En estos casos, la prevalencia del orden superior debe asegurarse aun cuando
las partes no hubieren solicitado la inaplicación de la norma para el caso
particular51.
49
Sentencia T-612 de 2016.
50
Sentencia SU-024 de 2018.
51
Sentencia SU-024 de 2018.
31
5. Interés superior de los niños, niñas y adolescentes ante delitos de
violencia sexual
52
Ratificada por Colombia mediante la Ley 12 de 1991.
53
“Aunque es la Convención Internacional sobre Derechos del Niño, la que consolida la doctrina integral de
protección de la niñez, incluyendo como principio orientador el interés superior de las y los niños, el primer
instrumento internacional que hizo referencia a ese postulado fue la Declaración de Ginebra de 1924 sobre
derechos del niño. Después fue reproducido en la Declaración Universal de Derechos Humanos (artículo 25.
2°), la Declaración de los Derechos del Niño (Principio 2º), el Pacto Internacional de Derechos Civiles y
Políticos (artículos 23 y 24) y la Convención Americana sobre Derechos Humanos (artículo 19).” T-955 de
2013, citada en la Sentencia T-119 de 2016.
54
Convención Internacional Sobre los Derechos del Niño de 1989, Artículo 3.1. Igualmente se determinó que
“los Estado Partes adoptarán todas las medidas administrativas, legislativas y de otra índole para dar
efectividad a los derechos reconocidos”. Respecto a los derechos económicos, sociales y culturales se dispuso
que “los Estados Partes adoptarán las medidas hasta el máximo de los recursos de que dispongan”.
Adicionalmente, se señaló que deben garantizar al máximo el desarrollo del menor de edad. Artículo 6º.
55
T-408 de 1995.
56
Por medio de la Sentencia T-408 de 1995 “la Corte tuteló el derecho invocado por una abuela materna en
nombre de su nieta, para que se le garantizara a la menor el derecho a visitar a su madre, recluida en prisión,
ya que el padre de la menor le impedía hacerlo. Allí también se explicó lo siguiente: “La más especializada
doctrina coincide en señalar que el interés superior del menor se caracteriza por ser: (1) real, en cuanto se
relaciona con las particulares necesidades del menor y con sus especiales aptitudes físicas y sicológicas; (2)
independiente del criterio arbitrario de los demás y, por tanto, su existencia y protección no dependen de la
voluntad o capricho de los padres, en tanto se trata de intereses jurídicamente autónomos; (3) un concepto
relacional, pues la garantía de su protección se predica frente a la existencia de intereses en conflicto cuyo
ejercicio de ponderación debe ser guiado por la protección de los derechos del menor; (4) la garantía de un
interés jurídico supremo consistente en el desarrollo integral y sano de la personalidad del menor”.
32
niña y adolescente, el imperativo que obliga a todas las personas a garantizar
la satisfacción integral y simultánea de todos sus Derechos Humanos, que son
universales, prevalentes e interdependientes”. Dicha prevalencia, según el
artículo 9º implica que toda decisión judicial que deba adoptarse respecto de
este sector poblacional “prevalecerán los derechos de estos, en especial si
existe conflicto entre sus derechos fundamentales con los de cualquier otra
persona.” En esa medida, “en caso de conflicto entre dos o más disposiciones
legales (…) se aplicará la norma más favorable al interés superior del niño,
niña o adolescente” (resaltado propio).
57
Sentencia T-510 de 2003. En sentido similar pueden consultarse, entre otras, las Sentencias T-397 de 2004,
T-572 de 2010, T-078 de 2010, C-840 de 2010 y C-177 de 2014.
58
Sentencia T-510 de 2003.
59
Al respecto, revisar entre otras, las sentencias T-510 de 2003 y C-683 de 2015 y T-119 de 2016, entre otras.
60
Ibidem.
61
El desarrollo es armónico cuando comprende las diferentes facetas del ser humano (intelectual, afectiva,
social, cultural, política, religiosa, etc.); y es integral cuando se logra un equilibrio entre esas dimensiones o
cuando al menos no se privilegia ni se minimiza o excluye desproporcionadamente alguna de ellas.
62
Implica una interpretación de las normas que procure maximizar todos sus derechos
63
“La prevalencia de los derechos e intereses de los niños no significa que sean absolutos o excluyentes, no
obstante, si se altera dicho equilibrio, debe adoptarse la decisión que mejor satisfaga sus derechos”. Al
respecto, revisar entre otras, las sentencias T-510 de 2003 y C-683 de 2015 y T-119 de 2016, entre otras.
64
Exige que los menores deben poder desenvolverse adecuadamente en un ambiente de cariño, comprensión y
protección. T-510 de 2003
65
T-510 de 2003, T-397 de 2004, T-572 de 2010, C-683 de 2015 y T-119 de 2016.
33
que amenacen el desarrollo armónico, tales como la violencia física o moral y,
en general, el irrespeto por la dignidad humana en todas sus formas66.
34
humillantes y degradantes, entre otros. Así mismo, en el artículo 41 se
establece entre las obligaciones del Estado prevenir y atender la violencia
sexual y el maltrato infantil. Adicionalmente, en el artículo 44 siguiente, se
establece que son obligaciones complementarias de las instituciones
educativas, lo que incluye a directivos y docentes, establecer la detección
oportuna y el apoyo y la orientación en casos de abuso sexual.
35
5.2.1. La violencia contra las niñas y, en especial, la violencia de carácter
sexual, tiene un componente de género. Breve referencia a la violencia
institucional
68
Sentencia T-718 de 2017.
69
Ver Sentencia T-735 de 2017.
70
Sentencia T-843 de 2011.
36
las obligaciones que exige esta especial protección, implica que son también
responsables de los delitos en que se hubiese incurrido y sus consecuencias71.
En esa línea, la Sala advirtió que “los operadores judiciales, en tanto garantes
de la investigación, sanción y reparación de la violencia en contra de la mujer
71
Puntualmente, en relación con la sanción, esta Corporación ha considerado que “La Recomendación
General 19 del Comité de la CEDAW sobre Violencia contra la Mujer, en concordancia con el artículo 4.d de
la Declaración sobre la Eliminación de la Violencia contra la Mujer 71, recuerda que los estados deben
adoptar medidas legales que prevean sanciones penales y recursos judiciales para que las víctimas puedan
realizar sus derechos y sean oídas por las instancias judiciales. A esto agrega la Asamblea General de las
Naciones Unidas que los estados deben (i) “(…) velar por la estricta observancia de aquellas normas de sus
códigos y leyes y procedimientos relativos a la violencia contra la mujer, a fin de que el sistema de justicia
penal persiga todos los actos criminales de violencia contra la mujer y les dé la respuesta que corresponda”
y (ii) revisar, evaluar y enmendar sus políticas y prácticas en materia de condenas, a fin de que se cumplan,
entre otros, el objetivo de que todo infractor responda de sus actos de violencia contra una mujer. 71 La
Asamblea también exhorta a los estados para que alienten y asistan a las víctimas en la formulación de sus
demandas judiciales y durante el respectivo proceso. // En este punto vale la pena también destacar la
Observación general 13 del Comité de los Derechos de Niño, en la que se resalta que las medidas legislativas
deben incluir el presupuesto y las medidas necesarias para garantizar la observancia de las normas que se
expidan”. En lo que atañe a la reparación se destaca que la Convención de Belem do Pará determina que los
Estados deben (i) “establecer procedimientos legales justos y eficaces para la mujer que haya sido sometida a
violencia, que incluyan, entre otros, medidas de protección, un juicio oportuno y el acceso efectivo a tales
procedimientos” (artículo 7.f); y (ii) “establecer los mecanismos judiciales y administrativos necesarios para
asegurar que la mujer objeto de violencia tenga acceso efectivo a resarcimiento, reparación del daño u otros
medios de compensación justos y eficaces” (artículo 7.g).71 De forma similar, la Comisión Interamericana de
Derechos Humanos ha recomendado a los estados, entre otras medidas, (i) “(d)iseñar una política estatal
integral y coordinada, respaldada con recursos públicos adecuados, para garantizar que las víctimas de
violencia tengan un acceso pleno a una adecuada protección judicial para remediar los hechos sufridos, y
que los actos de violencia sean adecuadamente prevenidos, investigados, sancionados y reparados”71; (ii)
“(c)rear instancias y recursos judiciales idóneos y efectivos en zonas rurales, marginadas y en desventaja
económica, con el objeto de garantizar que todas las mujeres tengan un acceso pleno a una tutela judicial
efectiva ante actos de violencia”71; e (iii) “(i)ncrementar el número de abogados de oficio disponibles para
mujeres víctimas de violencia y discriminación”, entre otros.
37
deben ser especialmente sensibles a la realidad y a la protección reforzada
que las víctimas requieren. Esto para garantizar, a nivel individual, a la
denunciante el acceso a la justicia y, a nivel social, que se reconozca que la
violencia no es una práctica permitida por el Estado, de forma que otras
mujeres denuncien y se den pasos hacia el objetivo de lograr una igualdad
real.”
38
pruebas y las normas con base en interpretaciones sistemáticas de la realidad,
de manera que en ese ejercicio hermenéutico se reconozca que las mujeres han
sido un grupo tradicionalmente discriminado y como tal, se justifica un trato
diferencial; (x) evitar la revictimización de la mujer a la hora de cumplir con
sus funciones; reconocer las diferencias entre hombres y mujeres; (xi)
flexibilizar la carga probatoria en casos de violencia o discriminación,
privilegiando los indicios sobre las pruebas directas, cuando estas últimas
resulten insuficientes; (xii) considerar el rol transformador o perpetuador de
las decisiones judiciales; (xiii) efectuar un análisis rígido sobre las actuaciones
de quien presuntamente comete la violencia; (xiv) evaluar las posibilidades y
recursos reales de acceso a trámites judiciales; y (xv) analizar las relaciones de
poder que afectan la dignidad y autonomía de las mujeres74.
En ese sentido, la ONU mediante el “Estudio a fondo sobre todas las formas
de violencia contra la mujer”, informe del Secretario General del 2006, hizo
alusión a la “intersección de múltiples formas de discriminación”, en los
siguientes términos: “La intersección de la dominación masculina con la raza,
el origen étnico, la clase, la casta, la religión, la cultura, el lenguaje, la
orientación sexual, la condición de migrante o de refugiada y la discapacidad
– frecuentemente denominada “interseccionalidad”– opera en muchos
niveles en relación con la violencia contra la mujer. La discriminación
74
Sentencia T-145 de 2017.
75
Werneck,2007.
http://www.aragon.es/estaticos/GobiernoAragon/Organismos/InstitutoAragonesMujer/Documentos/4.%20Inte
rseccionalidad%20y%20violencia%20de%20g%C3%A9nero.pdf
39
múltiple moldea las formas de violencia que experimentan las mujeres.
Determina que algunas mujeres tengan más probabilidad de ser blanco de
determinadas formas de violencia porque tienen una condición social
inferior a la de otras mujeres y porque los infractores saben que dichas
mujeres tienen menos opciones de obtener asistencia o formular
denuncias.” (Resalta la Sala).
40
mayores por la confluencia de los factores”80. En consecuencia, ante la
“interseccionalidad, los Estados están obligados a adoptar medidas diferentes
para los distintos grupos poblacionales de mujeres discriminadas.” 81 Se trata,
en consecuencia, de mujeres expuestas a más de un factor de discriminación
como, por ejemplo, su edad, en el caso de las niñas o adultas mayores; su
situación financiera, cuando tienen escasos recursos económicos; su situación
de salud física o psicológica, como sucede en el caso de quienes se encuentran
en estado de discapacidad; su orientación sexual; su condición de víctimas de
violencia o del conflicto armado, de desplazamiento forzado, de refugiadas; de
migrantes; de mujeres que habitan en comunidades rurales o remotas; de
quienes se encuentran en condición de indigencia, las mujeres recluidas en
instituciones o detenidas; las mujeres indígenas, afro descendientes o
miembros de población Rrom; las mujeres en estado de embarazo, cabeza de
familia, víctimas de violencia intrafamiliar, entre otros.
5.3. Conclusiones
80
Sentencia C-754 de 2015.
81
Sentencia C-754 de 2015.
82
Sentencia T-808 de 2006.
41
debido a que comprenden el deber de defender los derechos y tomar medidas
de prevención, así como de abstenerse de incurrir en todo tipo de actos o
conductas que afecten su libertad, integridad y formación sexual y su
desarrollo armónico y pleno. Bajo ese entendido, se dispone su protección
frente a todo tipo de acto o conducta que implique maltrato infantil 83 y
violencia sexual84, incluyendo todo perjuicio, malos tratos, daño, sufrimiento o
abuso físico, sexual o psicológico y, en general, todo tipo de conductas que
atenten contra su dignidad humana. Derechos que tienen un alcance superior
en aquellos casos en los que exista una relación de indefensión, desigualdad
derivado de una relación de poder entre la víctima y el agresor. Ante delitos de
connotación sexual las víctimas tienen derecho a la investigación, sanción y
reparación, en desarrollo de lo cual se debe garantizar su participación y se
debe propender por la verdad, la justicia, la reparación y la no repetición.
Finalmente, cuando la víctima de violencia sexual se encuentra expuesta a
diferentes factores de discriminación, debe tenerse en cuenta, para analizar y
resolver el caso concreto, que dicha interseccionalidad las expone a mayores
condiciones de vulnerabilidad y, por consiguiente, se deben asumir las
medidas, adecuadas y necesarias, para una efectiva protección.
83
Ley 1098 de 2006, artículo 18.
84
Ley 1146 de 2007, artículo 2º.
85
Sentencia C-694 de 2015.
86
Sentencias T-091 Y T-966 de 2006 y C-372 de 2016, entre otras.
42
responsabilidad como autor o partícipe de los mismos, logrando de esa manera
la mayor eficiencia y eficacia en la aplicación de la justicia87.
87
Sentencia C-425 de 1996.
88
Sentencia T-794 de 2007: Entre otros se estableció que ante estas situaciones “no se otorgará el beneficio de
la casa por cárcel, no procederá la extinción de la acción penal en aplicación del principio de oportunidad, ni
la suspensión condicional de la ejecución de la pena, ni la libertad condicional, el beneficio de sustitución de
la ejecución de la pena, ni procederán las rebajas de pena con base en los preacuerdos y negociaciones entre la
fiscalía y el imputado o acusado.”
89
Sentencia T-794 de 2007.
43
condición de vulnerabilidad por el desequilibrio, poder y temor que se ha
causado.
44
intimide o coaccione de cualquier manera para que declare en algún u otro
sentido o para que no lo haga. Tales prácticas vulneran gravemente la
Constitución y comprometen la responsabilidad penal y disciplinaria del
funcionario que las cometa.”92 (Resaltado propio).
92
Sentencia T-554 de 2003.
93
Sentencia T-718 de 2015.
94
Señaló que “la participación criminal a tribuida debía ser por el delito de actos sexuales abusivos con
menor de 14 años y no por el de acoso sexual”, con fundamento en lo cual se negó a aprobar el preacuerdo.
45
equilibrio quebrantado con la comisión del delito. En ese mismo sentido, se
indicó que la Fiscalía “debe abordar su función de manera rigurosa con el fin
de acometer un despliegue preciso y atinado de la acción penal, para lo cual
el Estado ha de brindarle herramientas tendientes a una intensa preparación
y solvencia en el tema dentro de parámetros concatenados de política
criminal, bajo la égida de criterios uniformes responsables y pertinentes con
ese cometido, siempre verificando los requerimientos y las necesidades
reales de las víctimas en coherencia con tales directrices” (Resaltado
propio). Igualmente, señaló que el proceder del Juzgado de conocimiento
quebrantó el principio de imparcialidad, el cual también era una garantía
procesal para el procesado. Consideraciones con fundamento en las cuales
determinó vulnerado el derecho constitucional al debido proceso y, bajo ese
entendido, dejó sin efectos la sentencia que había improbado el preacuerdo.
95
CSJ-SP, 12 de septiembre de 2007, rad. 27759.
47
6.2. En el preacuerdo debe tenerse en cuenta el alcance de la participación
de la víctima
96
Al efecto, consideró que el consenso debe ser construido teniendo en cuenta el punto de vista de la víctima,
pues no existe fundamento constitucional ni legal que implique esa omisión en el proceso y, al contrario, es
una garantía de justicia y verdad, puesto que la víctima está en condiciones de suministrar información
relevante para decidir y determinar si la pena propuesta es o no aceptable y para rectificar información
aportada por la defensa y por la Fiscalía.
48
En cualquier caso, debido a la prohibición de celebrar preacuerdos que
generen rebaja de pena, ante delitos contra la liberta, integridad y formación
sexual contra menores de edad (artículo 199.7 de la Ley 1098 de 2006), en
este tipo de casos, aun cuando la víctima participe, no resulta posible la
negociación.
Bajo este entendido, si bien esta entidad tiene la titularidad de la acción penal
también tiene un límite consistente en el respeto de las garantías
constitucionales y, en especial, de la protección de las víctimas. En ejercicio
de sus funciones, la Fiscalía junto con el imputado o acusado97 pueden llegar a
un preacuerdo sobre los “hechos imputados y sus consecuencias” (artículos
351 y 352 Ley 906 de 2004). Igualmente, pueden adelantar un acuerdo
conforme con el cual este último se declara culpable del delito imputado o de
uno relacionado de pena menor, a cambio de que el Fiscal: (i) elimine de la
acusación alguna causal de agravación punitiva o algún cargo específico o (ii)
tipifique la conducta de una forma específica con miras a disminuir la pena,
con el limitante de que el fiscal, según lo establecido en la Sentencia C-1260
de 2005 no puede crear tipos penales y, en todo caso, a los hechos invocados
en su alegación conclusiva no les puede dar sino la calificación jurídica que
corresponda conforme a la ley penal preexistente98 (artículo 350 Ley 906 de
2004).
97
Sentencia C-516 de 2007.
98
Sentencia C-1260 de 2005 y C-516 de 2007.
99
Sentencia C-516 de 2007.
49
6.3.2. Una vez realizados los preacuerdos, estos son sometido a control
judicial, el cual está a cargo de juez de conocimiento, quien los puede aprobar
siempre y cuando no “desconozcan o quebranten las garantías
fundamentales”. El juez debe estudiar y constatar que no se incurra en la
vulneración de dichas garantías. Por consiguiente, únicamente “recibirán
aprobación y serán vinculantes para el juez de conocimiento cuando superen
este juicio sobre la satisfacción de las garantías fundamentales de todos los
involucrados en la actuación (Arts. 350 inciso 1° y 351 inciso 4° y 5°)”
(Resaltado propio).
100
Sentencia T-794 de 2007.
50
por medio de denuncia, petición especial o de oficio, cuidando en la actividad
de recaudo probatorio de atender siempre al interés superior del menor y el
respeto a su dignidad humana, evitando cualquier acto que conduzca a su
revictimización.”101
En este sentido, la Corte Suprema de Justicia ha sostenido que “el Juez, como
director del proceso, está en la obligación de examinar cada caso, y
establecer cuándo y en qué eventos, es que debe actuar no solo en
acatamiento riguroso de las formas establecidas por la norma adjetiva, sino,
más allá de eso, como autoridad veladora del cumplimiento de los principios
que gobiernan la labor judicial y la práctica del derecho, así como la
preponderancia del derecho constitucional trasladado al campo procesal,
cuando se percibe la necesidad de proteger a un sujeto en especiales
condiciones, que lo hacen merecedor de un trato preferente”.
6.3. Conclusiones
101
Los anteriores lineamientos constitucionales han sido recopilados en las Sentencias C-059 de 2010, C-694
de 2015 y C-372 de 2016.
102
Sentencia C-1260 de 2005.
51
formación sexual cometidos contra niños, niñas ni adolescentes. En esa
medida, la norma expresamente señala que no resulta admisible la rebaja
de pena derivada de los artículos 348 a 351 de la Ley 906 de 2004. En
consecuencia, el fiscal debe abstenerse de celebrar este tipo de preacuerdos y
el Juez de aprobarlos, pues en casos que afecten la integridad sexual de
menores el Legislador prohibió expresamente la negociación que pudiera
realizarse entre la Fiscalía y el imputado o acusado que generen la rebaja de
pena; (vi) la Fiscalía General de la Nación y el Juez de conocimiento tienen la
obligación de velar por la protección de los derechos fundamentales de las
víctimas en los procesos penales, responsabilidad de mayor exigencia ante
personas en condición de vulnerabilidad como los menores de edad. En
contraste, conforme se indicó previamente, el incumplimiento de este deber,
por acciones u omisiones en las que dichos funcionarios incurran, puede
generar violencia institucional cuando dicha conducta le cause daño a la
víctima. En esa medida, el Estado puede llegar a constituirse en el segundo
agresor contra la misma103.
103
Ver la Sentencia T-735 de 2017.
52
7.2. Requisitos generales de procedencia de la acción de tutela contra
providencias judiciales
104
Similares consideraciones fueron desarrolladas en la Sentencia T-973 de 2011: “tratándose de una menor
de edad, las consecuencias de la falta de agotamiento de los recursos legales por parte de su representante
legal, no pude repercutir negativamente en detrimento de sus garantías fundamentales, pues no está en
condiciones de asumir dicha carga. En todo caso, es conveniente destacar que la apoderada de la accionante
en sede de tutela, en repetidas ocasiones, insistió ante las autoridades competentes para promover el Recurso
Extraordinario de Revisión, el cual resultó infructuoso, en razón de la no configuración de ninguna de las
causales previstas en la ley para dicho efecto”.
53
formas procesales, sino la indebida interpretación y aplicación normativa y en
el consecuente desconocimiento de los derechos fundamentales de la
agenciada.
54
7.3.1. Defecto sustantivo: según el artículo 199.7 de la Ley 1098 de 2006,
cuando se trate de los delitos contra la libertad, la integridad y la formación
sexuales (señalados en el Código Penal, en el Título IV, artículos 205 a 219-
C), cometidos contra niños, niñas y adolescentes, como el delito de acto
sexual abusivo en menor de 14 años, no procede la realización de preacuerdos.
Puntualmente, la norma señala que “(n)o procederán las rebajas de pena con
base en los “preacuerdos y negociaciones entre la fiscalía y el imputado o
acusado”, previstos en los artículos 348 a 351 de la Ley 906 de 2004”
(Resaltado y subrayado propio). De conformidad con la entrevista forense
realizada a la niña ADGV, esta narró los hechos así:
“(…) el profe comenzó a decirme que si lo quería y como tiene el pelo largo
que le hiciera moñas, un día me besó pero no le dije nada a mi mamá. // Un
viernes, que a él le gustaba mucho el jardín, dijo que llevara matas entonces
repartió así que Yeferson, Maicol y Raúl que desbarataran la gallera y que
hicieran otra cosa y los otros Jaider, Kerly, Esneider y Fernando allá en la
huerta, pero a mí no me nombre (sic), entonces le dije: “yo”. Respondió
“usted para mí. // Entonces comenzó, que, que (sic) me traía del pueblo. Le
respondía que nada. Entonces de ahí comenzó a tocarme las partes íntimas y
comenzó a decirme que le tocara las partes íntimas de él pero yo no se las
tocaba y el (sic) se ponía bravo (…) no me calificaba los cuaderno a veces
porque no iba a la pieza (…) él me decía que fuera a la pieza porque vivía en
la escuela”. Posteriormente, se le solicitó que indique en la fotocopia cuál
parte del cuerpo le tocó el profesor, a ello indicó que “la vagina” (Cuaderno 1,
folios 76 al 79).
La lectura literal del artículo 199.7 de la Ley 1098 de 2006 permite evidenciar
la contradicción entre esta norma y el preacuerdo realizado, lo cual se
justifica, según el sujeto pasivo de este caso, en que el alcance de esta
disposición se restringe a aquellos casos en los cuales se negocie en el
preacuerdo la rebaja de la pena, pero no cuando se cambie el nomen iuris y,
como consecuencia, se genere dicha rebaja.
55
Esta interpretación y aplicación del mencionado artículo es contraria a la
prohibición de realizar preacuerdos ante delitos que comprometan la libertad,
integridad y formación sexuales cometidos contra menores de edad, la cual
incluye las posibilidades negociación señaladas en los artículos 348 a 351 de
la Ley 906 de 2004, entre las que se encuentra el cambio de tipo penal. En esa
medida, se exige la aplicación taxativa de la Ley que prohíbe la realización de
preacuerdos ante elementos fácticos como los que se presentan en este caso.
56
especial trascendencia por estar involucrada una niña expuesta a graves
condiciones de vulnerabilidad
107
Respecto a este punto debe reiterarse que Si bien en la Sentencia dictada por la Corte Suprema de Justicia,
Sala de Casación Penal, el 27 de febrero de 2014, se dejó sin efectos una sentencia en la que el Juez de
conocimiento improbó el preacuerdo celebrado entre la Fiscalía y el procesado, que cambiaba el tipo penal en
un caso de violencia sexual contra menor de edad. Lo cierto es que alrededor de 2 años después, mediante la
Sentencia del 28 de julio de 2016 -Radicado 86993-, la misma Sala de Decisión de Tutelas precisó que dicho
fallo obedeció a que el Juez de conocimiento realizó una valoración probatoria que invadió las competencias
de la Fiscalía. Sin embargo, en el nuevo caso, se trataba de la simple aplicación del artículo 199.7 de la Ley
1098 de 2006 y, bajo ese entendido, el Preacuerdo revisado en esta nueva oportunidad fue anulado.
57
Ahora bien, si como lo alega el Juez Promiscuo del Circuito de Puerto Rico
(Caquetá), existen Juzgados adicionales que están incurriendo en la indebida
aplicación e interpretación del artículo 199.7 de la Ley 1098 de 2006, ello no
lo habilita de ninguna manera para desconocer, primero, el sentido literal y
constitucional de la norma y, segundo, desacatar los lineamientos
constitucionales sentados por la Corte Constitucional ni por la Corte Suprema
de Justicia, mucho menos si se tiene en cuenta que este última Alta Corte tiene
funciones de unificación jurisprudencial en la jurisdicción ordinaria y es su
superior jerárquico.
58
respecto a los defectos específicos enunciados, en consideración a la gravedad
de los hechos que suscitan el presente pronunciamiento, consistentes en un
delito de violencia sexual cometido contra una niña de 8 años, campesina y de
escasos recursos económicos, en el cual incurrió el docente que estaba a su
cargo, sometiéndola a una situación de desequilibrio y temor. No sin antes
precisar que, aun cuando no se hubiese incurrido en los defectos precisados a
continuación, se habría incurrido en la contradicción del artículo 199.7 de la
Ley 1098 de 2006.
109
Sentencia T-309 de 2013, T-654 de 1998 y T-544 de 2015, entre otras.
59
(c) Finalmente, las consecuencias de la falta de defensa técnica de ninguna
manera pueden ser atribuidos a la agenciada, pues, primero, se trataba de
solicitar la aplicación de una norma cuyo obligatorio conocimiento es para los
Fiscales, Jueces y abogados, pero no para la menor de edad ni para su
representante legal, quienes no tienen los estudios para ejercer su defensa
jurídica por cuenta propia. Al contrario, es a los mencionados profesionales
del derecho a quienes correspondía proteger y respaldar sus derechos
fundamentales vulnerados. En contraste, el representante de la víctima
manifiesta que prueba de que la madre de la víctima estuvo de acuerdo con el
proceso es que no presentó ningún recurso, cuando era él quien, con los
conocimientos jurídicos que tiene por su profesión, debió adelantar una debida
defensa técnica.
110
la Corte Constitucional estudió los artículos 348, 350, 351 y 352 de la Ley 906 de 2004 por medio de la
Sentencia C-516 de 2007 y los condicionó en el entendido de que “la víctima también podrá intervenir en la
celebración de acuerdos y preacuerdo entre la Fiscalía y el imputado o acusado, para lo cual deberá ser oída
e informada de su celebración por el fiscal y el juez encargado de aprobar el acuerdo” (negrillas y
subrayado fuera de texto).
61
la protección especial contra delitos que afecten su libertad, integridad y
formación sexual, que en el caso de las niñas, tiene una connotación de
género, por las condiciones de discriminación que han afrontado las mujeres
históricamente. La familia, la sociedad y el Estado eran los llamados a
proteger a la agenciada ante el delito de violencia sexual cometido en su
contra y, si bien su madre y representante legal activó el inicio del proceso
penal, conforme correspondía, lo cierto es que tanto las entidades públicas
responsables de continuar con el proceso como quien fue designado como
representante de la víctima, desconocieron el alcance de la protección que se
requería y se exige por la Constitución Política, los instrumentos jurídicos
internaciones y la ley.
111
ONU, “Estudio a fondo sobre todas las formas de violencia contra la mujer”.
62
No obstante, la actuación del sujeto pasivo en el presente asunto condujo a
desconocer las garantías superiores incorporadas en el ordenamiento jurídico
en favor de la agenciada. Se recuerda que estas garantías constitucionales se
han ido desarrollando, en procura de que el Estado pueda contrarrestar los
delitos de violencia sexual cometidos contra los menores de edad que, en el
caso de las niñas, exige especial cuidado por el factor de discriminación al que
per se están expuestas derivado del género. Por consiguiente, no resulta
posible desconocer los desarrollos que se han implementado en el
ordenamiento jurídico para lograr dicha protección (como el artículo 199.7 de
la Ley 1098 de 2006). Punto respecto al cual debe recordarse que el
desconocimiento de las obligaciones de las autoridades judiciales relacionadas
con la protección de las mujeres, ya sea por indiferencia o por el
desconocimiento de su obligación de no discriminación, puede generar
responsabilidad a cargo del Estado, conforme se indicó en la Sentencia T-735
de 2017. La impunidad promueve la repetición de este tipo de agresiones, que
pueden tornarse sistemáticas y, a la vez, generar desconfianza y temor de las
víctimas a denunciar. Por consiguiente, se “reproduce la violencia que se
pretende atacar, sin perjuicio de que constituye en sí misma una
discriminación en el acceso a la justicia”112. Consideración de mayor
gravedad cuando en un caso concreto se produce la interseccionalidad de
diversos factores de vulnerabilidad, como sucedió en el presente caso.
Puntualmente, en relación con cada una de las partes que compone el sujeto
pasivo, debe advertirse lo siguiente:
En relación con la Fiscalía 17 Delegada ante los Jueces Penales del Circuito
de Puerto Rico (Caquetá), si bien esta entidad gozaba de cierta
discrecionalidad en el proceso penal bajo estudio para definir el tipo penal, lo
cierto es que la menor de edad fue víctima de un delito de violencia sexual y,
por ende, dicha entidad debió asegurar su protección integral y un trato digno
y respetuoso de sus garantías Constitucionales y Legales. En contraste, esta
entidad desconoció una garantía establecida en el ordenamiento jurídico para
la protección de los derechos a la libertad, integridad y formación sexual
señalada en el artículo 199.7 de la Ley 1098 de 2006, el precedente
constitucional y ordinario dictado al respecto y, aunado a ello, incurrió en
afirmaciones contrarias a la dignidad de la menor de edad agenciada.
112
Sentencia T-735 de 2017.
63
indefensión y, en todo caso, los menores de edad tienen viciado su
consentimiento. Situación que es palmaria en el presente caso por la edad de la
víctima y por las diversas condiciones de vulnerabilidad a las que fue
expuesta, que fueron agravadas por el desequilibrio y el temor que le fue
causado por su agresor debido a que era un docente de la institución en la que
ella estudiaba quien incurrió en la conducta. Se recuerda que la Corte Penal
Internacional113 estableció en los Principios de prueba en casos de violencia
sexual que: “a) El consentimiento no podrá inferirse de ninguna palabra o
conducta de la víctima cuando la fuerza, la amenaza de la fuerza, la coacción
o el aprovechamiento de un entorno coercitivo hayan disminuido su
capacidad para dar un consentimiento voluntario y libre; b) El
consentimiento no podrá inferirse de ninguna palabra o conducta de la
víctima cuando ésta sea incapaz de dar un consentimiento libre; c) El
consentimiento no podrá inferirse del silencio o de la falta de resistencia de la
víctima a la supuesta violencia sexual; d) La credibilidad, la honorabilidad o
la disponibilidad sexual de la víctima o de un testigo no podrán inferirse de la
naturaleza sexual del comportamiento anterior o posterior de la víctima o de
un testigo.”
64
la menor de edad agenciada fue víctima de “acceso carnal” (artículo 208 de la
Ley 599 de 2000). Sin embargo, lo cierto es que el delito por el cual se inició
el proceso y continuó hasta la formulación de acusación fue el de “acto sexual
abusivo en menor de 14 años” (artículo 209 de la Ley 599 de 2000), con la
circunstancia de agravación punitiva consistente en que “el responsable
tuviere cualquier carácter, posición o cargo que le dé particular autoridad
sobre la víctima o la impulse a depositar en él su confianza” (artículo 211.2
de la Ley 599 de 2000), delito que fue modificado, mediante el preacuerdo,
por la conducta punible de “acoso sexual agravado” (artículo 210 A de la Ley
599 de 2000). En consecuencia, conforme lo manifiesta el Juzgado
insistentemente, es cierto que el material probatorio recaudado no evidenció,
en criterio de la Fiscalía, que el delito cometido fuera el de “acceso carnal”,
este delito no fue objeto de imputación ni fue en consideración a este que se
formuló la acusación. Se insiste, las pruebas existentes en el proceso le
permitieron al ente investigador constatar que contra la agenciada se cometió
el delito de “acto sexual abusivo en menor de 14 años con circunstancia de
agravación punitiva” y no se adjuntaron pruebas adicionales que sustentaran
la decisión del ente investigador para modificar el delito al de “acoso sexual”.
Se advierte que el artículo 199.7 de la Ley 1098 de 2006 era una garantía para
la protección la dignidad humana de la menor de edad agenciada, debido a que
habría permitido el respeto y protección de sus derechos fundamentales a la
verdad, a la justicia y a la reparación. Igualmente, habría permitido garantizar
su igualdad real y efectiva, pues no se la podía exponer a un proceso penal
ordinario, como procedía en criterio del Juez Promiscuo Municipal de Puerto
Rico (Caquetá). Se reitera que los derechos de la agenciada, por ser menor de
edad, son “prevalentes” (artículo 9º Ley 1098 de 2006) y, en esa medida, en
caso de que surgiera una duda o dos interpretaciones posibles respecto al
alcance de una norma debió aplicarse la que fuese más favorable para ella.
65
efectiva a la representante legal de la víctima para que tuviera conocimiento
sobre alcance de los derechos de la agenciada.
Si bien es cierto que la aplicación del interés superior del niño que le asiste a
la agenciada no es absoluto, sí exigía a la Fiscalía, al Juez y al defensor de la
víctima, abstenerse de desconocer el alcance de la garantía legal reconocida en
su favor mediante el artículo 199.7 de la Ley 1098 de 2006, en concordancia,
era su responsabilidad asumir las medidas correspondientes y la protección
ante los “riesgos prohibidos” para los menores de edad, la cual implica
resguardar a los niños, niñas y adolescentes frente a condiciones que
amenacen su desarrollo armónico y generen violencia física y moral.
114
Sentencia T-843 de 2011.
66
1) El derecho a que se garantice su acceso a un recurso legal efectivo, de
tal manera que se asegure la efectividad de sus derechos a la verdad, a la
justicia, a la reparación y a la no repetición y se de aplicación del artículo
199.7 de la Ley 1098 de 2006.
IV. DECISIÓN
RESUELVE
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