Contratos Intern
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Estudiante de 5to año de Derecho, UCV.
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Hernández-Bretón, Eugenio, Las obligaciones convencionales en la Ley de Derecho Inter-
nacional Privado, en: F. Parra Aranguren (ed.), Ley de Derecho Internacional Privado de 6
de agosto de 1998 (antecedentes, comentarios y jurisprudencia), libro homenaje a Gonzalo
Parra Aranguren, Caracas, TSJ, Colección Libros Homenaje Vol. I, 2001, pp. 325 ss., espe-
cialmente p. 329. “La autonomía conflictual o autonomía de las partes es un instituto de
Derecho Internacional Privado, por lo tanto, ideado para resolver problemas de conflicto
de leyes, y cuya admisibilidad depende de las normas de conflicto del foro. Según este prin-
cipio, las partes pueden determinar mediante un acuerdo de voluntades, el derecho aplicable
a una relación jurídica”.
2
Dos Santos, Olga María, Contratos internacionales en el ordenamiento jurídico venezolano,
Caracas, Vadell Hermanos Editores, 2000, p. 78. Al respecto señala la autora: “La libertad
de elección del derecho aplicable permite incluso a las partes el someter los diversos aspectos
del contrato a diferentes ordenamientos jurídicos (dépeçage voluntario)”; Romero, Fabiola,
Artículo 29. Autonomía de las partes, en: T. Maekelt / I. Esis / C. Resende (coords.), Ley
de Derecho Internacional Privado comentada, Caracas, UCV, 2005, Vol. II, pp. 739 ss.,
especialmente p. 764. “La autonomía de las partes se extiende hasta la posibilidad de que
las partes puedan elegir varios derechos para regir todo el contrato o diferentes aspectos del
mismo –dépeçage voluntario–”.
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Carrascosa González, Javier, Elección múltiple y elección parcial de la ley aplicable al con-
trato internacional, en: Anales del Derecho. Universidad de Murcia, 2000, No. 18, pp. 7 ss.,
especialmente pp. 32-33. “La palabra francesa dépeçage, tiene un origen claramente despec-
tivo o peyorativo. Como vocablo que reclama la ruptura de una totalidad […] Este signo
peyorativo ha marcado ciertamente el instituto del dépeçage hasta nuestros días con el dis-
tintivo de posibilidad no deseable o desviación de la regla general que debe ser evitada”.
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A. Sistema internacional
En cuanto a la CIDACI, Convención que determina el Derecho aplicable a
los contratos internacionales5, vale destacar que su ámbito de aplicación
como tratado internacional es muy limitado pues solo ha sido suscrito y rati-
ficado por Venezuela y México, por lo tanto, según el sistema de fuentes
establecido en la LDIP6, como tratado internacional solo podrá ser aplicado
en una relación contractual entre estos dos países. Sin embargo, es válida su
aplicación entre Venezuela y un país distinto a México, pero esta vez como
principio de Derecho internacional privado generalmente aceptado.
Existe una ausencia del término dépeçage en los instrumentos normativos
nacionales e internacionales que analizaremos, sin embargo, es aceptado en
el lenguaje jurídico internacional como antes dijimos, para conceptualizar el
4
Madrid Martínez, Claudia, Un contrato internacional sometido al Derecho venezolano y la
lex mercatoria, en: C. Madrid (ed.), Derecho de las Obligaciones. Homenaje a José Mélich
Orsini, Caracas, ACPS, 2012, pp. 333 ss., especialmente p. 333. “Dos circunstancias deter-
minan las particularidades del sistema venezolano en materia de Derecho aplicable a los
contratos internacionales: en primer término, la ratificación, por parte de Venezuela, de la
Convención Interamericana sobre Derecho Aplicable a los Contratos Internacionales en
1995 (Convención de México o CIDACI) y, en segundo lugar, la aprobación de la Ley de
Derecho Internacional Privado (LDIPV) en 1998, y su entrada en vigencia en 1999”; Her-
nández-Bretón, Las obligaciones convencionales en la Ley de Derecho Internacional Pri-
vado…, ob. cit., p. 326. “La CIDACI, es sin duda alguna, la fuente matriz de las disposiciones
de la LDIP en materia de obligaciones convencionales”.
5
CIDACI, art. 1: Esta Convención determina el derecho aplicable a los contratos interna-
cionales […].
6
LDIP, art. 1: Los supuestos de hecho relacionados con los ordenamientos jurídicos extran-
jeros se regularán, por las normas de Derecho Internacional Público sobre la materia, en
particular, las establecidas en los tratados internacionales vigentes en Venezuela; en su de-
fecto, se aplicarán las normas de Derecho Internacional Privado venezolano; a falta de ellas,
se utilizará la analogía y, finalmente, se regirán por los principios de Derecho Internacional
Privado generalmente aceptados.
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CIADI, art. 11: “No obstante lo previsto en los artículos anteriores, se aplicarán necesaria-
mente las disposiciones del derecho del foro cuando tengan carácter imperativo.
Será discreción del foro, cuando lo considere pertinente, aplicar las disposiciones imperati-
vas del derecho de otro Estado con el cual el contrato tenga vínculos estrechos”.
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CIDACI, art. 9: Si las partes no hubieran elegido el derecho aplicable, o si su elección
resultara ineficaz, el contrato se regirá por el derecho del Estado con el cual tenga los vínculos
más estrechos. […]
No obstante, si una parte del contrato fuera separable del resto del contrato y tuviese una
conexión más estrecha con otro Estado, podrá aplicarse, a título excepcional, la ley de este
otro Estado a esta parte del contrato”.
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aplicar la ley de otro Estado con el que el contrato presente un vínculo más
estrecho. Esto es a lo que el Profesor Eugenio Hernández-Bretón ha deno-
minado dépeçage judicial, al respecto comenta:
…el ultimo aparte del artículo 9 de la CIDACI permite que a falta de elección
del derecho aplicable si una parte del contrato fuera separable del resto del
contrato y tuviese una conexión más estrecha con otro Estado podrá aplicarse,
a título excepcional, la ley de este otro Estado a esta parte del contrato. Se
trata de la admisión del dépeçage judicial9.
Vale la pena también mencionar otros instrumentos normativos internacio-
nales que contemplan la figura del dépeçage, entre ellos, el Convenio sobre
la Ley aplicable a las Obligaciones Contractuales o Convención de Roma de
198010, hoy sustituido por el Reglamento (CE) No. 593/2008 del Parlamento
Europeo y del Consejo de 17 de junio de 2008 sobre la Ley aplicable a las
obligaciones contractuales (Roma I)11, en el artículo 3.1; y el Convenio de La
Haya de 22 de diciembre de 1986 sobre la ley aplicable a los contratos de
compraventa internacional de mercaderías en su artículo 7.112.
B. Sistema nacional
El otro instrumento normativo que nos interesa analizar, siempre que tenga-
mos un caso de contratos internacionales en Venezuela, es la LDIP. Esta se
aplicará como norma interna de Derecho internacional privado cuando no
exista una norma de Derecho internacional público que se refiera al Derecho
internacional privado que regule el caso. Es evidente que la aplicación de la
LDIP se da cuando hay supuestos de hecho relacionados con ordenamientos
jurídicos extranjeros, tal como lo establece su artículo 1.
Así pues, el artículo 29 de la LDIP indica que “[l]as obligaciones convencio-
nales se rigen por el Derecho indicado por las partes”. Vemos como la Ley
le da especial relevancia a la autonomía de las partes, para elegir el Derecho
9
Hernández-Bretón, Las obligaciones convencionales en la Ley de Derecho Internacional
Privado…, ob. cit., pp. 338.
10
Convención de Roma, 1980, art. 3.1: “Los contratos se regirán por la ley elegida por las
partes […] Para esta elección, las partes podrán designar la ley aplicable a la totalidad o sola-
mente a una parte del contrato”.
11
http://eur-lex.europa.eu/LexUriServ/LexUriServ.do?uri=OJ:L:2008:177:0006:0016:ES: PDF
12
Convenio de La Haya, 1986, art. 7.1: “El contrato de compraventa se regirá por la ley
elegida por las partes […] Dicha elección podrá limitarse a una parte del contrato”.
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catoria…, ob. cit., pp. 4-5. Al respecto la autora comenta: “Para justificar la aceptación del
principio de conformidad con el cual las partes pueden elegir el Derecho aplicable al con-
trato, es decir, el principio de la autonomía conflictual, la doctrina ha esgrimido, en primer
término, la seguridad jurídica, pues las partes tienen la posibilidad de saber, a priori, el De-
recho al que deberán adecuar su conducta; y, en segundo término, la garantía de sus intereses
materiales, pues son las partes quienes se encuentran mejor legitimadas para determinar el
Derecho que más conviene a sus intereses”.
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Hernández-Bretón, Las obligaciones convencionales en la Ley de Derecho Internacional
Privado…, ob. cit., pp. 338: al respecto el autor establece: “…la solución propuesta responde
a la idea que inspira la institución de la teoría general del Derecho Internacional Privado
denominada la adaptación”.
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III. Elementos
Para que el dépeçage produzca efectos jurídicamente válidos, de esta manera,
un contrato esté regulado por Derechos de distintos Estados, es necesario
que estén presentes una serie de elementos, a saber:
A. Elemento internacional
En el tema que nos atañe, la relevancia de determinar el carácter internacio-
nal de un contrato radica en que al hacerlo podremos determinar si las dis-
tintas obligaciones que lo componen podrán o no estar reguladas por el De-
recho de más de un Estado. Aunque el objeto de este trabajo no es identificar
cuándo estamos en presencia de un contrato internacional, es importante ha-
cer algunas precisiones, pues la sola existencia de un elemento foráneo no le
daría necesariamente el carácter de internacional al contrato.
Un elemento común entre las normas de la CIDACI y de la LDIP, que plan-
tean la posibilidad de regular una relación contractual a través del Derecho
sustantivo de distintos Estados es que exigen el elemento internacional en el
contrato, pues el artículo 1 de la LDIP establece que la Ley se aplicará a los
supuestos de hecho relacionados con ordenamientos jurídicos extranjeros,
este caso, la relación contractual. La CIDACI refleja la importancia del ca-
rácter internacional del contrato para la aplicación de sus disposiciones. Mu-
chas de las fuentes internacionales tanto de carácter universal como regional
plantean criterios para la definición del término contrato internacional o bien
una calificación autónoma del mismo15 En este sentido la CIDACI simplifica
el trabajo, ya que determina en qué caso estamos frente a un contrato inter-
nacional, estableciendo en su artículo 1:
Esta Convención determina el Derecho aplicable a los contratos internacio-
nales.
Se entenderá que un contrato es internacional si las partes del mismo tienen
su residencia habitual o su establecimiento en Estados Partes diferentes, o si
el contrato tiene contactos objetivos con más de un Estado Parte…
Vemos como el solo hecho de que las partes tengan su residencia habitual,
en el caso de las personas naturales, o el establecimiento, en el caso de las
personas jurídicas, en Estados diferentes le da carácter internacional al
15
Dos Santos, Contratos internacionales en el ordenamiento jurídico venezolano…, ob. cit.,
p. 3.
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B. Separación lógica
Aplicar el Derecho material de distintos Estados a diferentes partes de un
contrato, requiere ejecutar un proceso en el que se divida el contrato en par-
tes que se puedan separar unas de otras, según su naturaleza, sin contrade-
cirse, en el que cada elemento separado del todo, es decir del contrato, pueda
ser regulado por el Derecho elegido por las partes a partir de la autonomía
conflictual. De esta manera es que un contrato internacional puede ser cons-
truido sobre la base de distintos ordenamientos jurídicos.
Regular distintos aspectos de una relación contractual con Derechos de dife-
rentes Estados es útil cuando su puesta en práctica sirve para la mejor reali-
zación del propósito de las partes en el contrato otorgándole resultados útiles
a las mismas. Generalmente se puede encontrar esta figura en contratos que
son complejos pero que se pueden separar sin generar conflicto o contradic-
ciones en virtud de los Derechos escogidos. Al respecto, Eugenio Hernán-
dez-Bretón escribe:
…en este caso además de exigirse que el contrato, en realidad este compuesto
por varios contratos o que siendo uno solo fuese separable en partes econó-
mica y jurídicamente independientes, resulta indispensable que la elección
del derecho sea lógicamente consistente, que se refiera a elementos del con-
trato que puedan estar sometidos a distintos Derechos sin causar contradic-
ciones19.
En caso de que las partes escogieran el Derecho aplicable únicamente a una
parte del contrato no puede el intérprete extender su aplicación a la totalidad
del contrato, pues esto violaría el principio de autonomía conflictual, es decir
la elección de un Derecho para regular una parte de un contrato no consti-
tuye automáticamente evidencia de una elección global20.
19
Hernández-Bretón, Las obligaciones convencionales en la Ley de Derecho Internacional
Privado…, ob. cit., p. 339.
20
Dos Santos, Contratos internacionales en el ordenamiento jurídico venezolano…, ob. cit.,
p. 2.
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las partes integrantes del contrato. En casos como este es deseable contar con
un abogado con conocimiento en Derecho comparado.
La adaptabilidad que admite el uso del dépeçage, permite a las partes ade-
cuarse al sistema que deseen, a partir de la autonomía conflictual, eligiendo
el Derecho que más les convenga sin ser necesario que el contrato tenga
vínculos con el país del Derecho escogido. Por lo tanto, los Derechos esco-
gidos le permiten construir un contrato con las normas de su preferencia. Por
otro lado, les da mayor flexibilidad a la hora del proceso de elaboración del
contrato, pues amplía las posibilidades de las partes a la hora de elegir el
Derecho aplicable al convenio, pudiendo así evitar la aplicación de normas
que le resulten desfavorables y aplicar aquellas que le favorezcan. Existen
contratos en los que las partes pueden tener diferencias en cuanto a la elec-
ción del Derecho aplicable y el dépeçage podría resolver esto, al darle mayor
flexibilidad. La posibilidad de aplicar el dépeçage es una tendencia para
atraer inversión extranjera, pues esta se podría ver seducida a constituir rela-
ciones jurídicas en el país, ante la posibilidad de incluir normas que regulen
de una manera más favorable el objeto del contrato y la relación de las partes
con el contracto.
Un correcto uso de esta técnica en materia de Derecho internacional privado,
en el ámbito contractual, ante a un mundo cada vez más globalizado y avan-
zado tecnológicamente que ha hecho surgir operaciones cada vez más com-
plejas y que requieren una regulación jurídica para proteger los derechos de
las partes, así como los de terceros, podría ser considerada por las partes a la
hora de regularlas, pues podría ser beneficiosa para la relación contractual
per se así como para ellas. Es evidente que se trata de un ejercicio complejo
que requiere de un estudio profundo de la legislación a la que se acude, tanto
para las partes que lo han elegido como para el juez o árbitro. Sin embargo,
hemos detallado en las páginas que anteceden beneficios que podrían signi-
ficar la aplicación de ordenamientos jurídicos diversos a una misma relación
contractual.
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