Contratos Intern

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AMDIPC 2020 No.

El dépeçage en los contratos internacionales


Carlos Eduardo Torres Giraldez*
Resumen
Se pretende con este trabajo hacer un estudio de la figura del dépeçage,
que emerge en el seno de la doctrina internacional privatista en el ám-
bito del Derecho de los contratos, como una figura que permite a las
partes la elección de múltiples ordenamientos jurídicos para regular un
mismo contrato en virtud del principio de la autonomía conflictual. Es
necesario para este estudio analizar la legislación que admite esta fi-
gura, así como aquellos elementos que la caracterizan y las ventajas que
su uso puede suponer.
Abstract
This research pretends to study the concept of dépeçage, which has
emerged in international conflict of law doctrine in the field of contract
law as a concept that allows the parties to choose multiple legal systems
to regulate the same contract by virtue of the principle of party auton-
omy. It is necessary for this study to analyse the legislation that admits
this figure, as well as those elements that characterize it, likewise the
advantages that its use may entail.
Palabras clave
Dépeçage. Contrato internacional. Autonomía conflictual. Derecho in-
ternacional privado.
Sumario
I. Primer acercamiento al dépeçage. II. Sistema nacional e internacio-
nal. A. Sistema internacional. B. Sistema internacional. III. Elementos.
A. Elemento internacional. B. Separación lógica. IV. Ventajas que su-
pone su aplicación.

I. Primer acercamiento al dépeçage


“Dépeçage” es un vocablo de origen francés, en castellano “desmembra-
miento” o en los idiomas angloparlantes “dismembering”, término que po-
dríamos encontrar cercano a otros como, división; fraccionamiento; ruptura
o fragmentación. Es pues, el dépeçage voluntario un concepto que la doctrina
internacional privatista ha construido en el Derecho de contratos, para defi-
nirlo como la posibilidad que tienen las partes, en virtud del principio de la

*
Estudiante de 5to año de Derecho, UCV.

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autonomía conflictual1, de someter la regulación de un contrato a distintos


ordenamientos jurídicos2.
La selección de un Derecho o varios, para regular un contrato, goza de rele-
vante importancia pues determinará el destino de la interpretación de dicha
relación jurídica que hará el juez o tribunal arbitral, según sea el caso, una vez
que surja un conflicto con relación a lo pactado en el que no se alcance un
arreglo amigable. Hay que ser sumamente cuidadoso a la hora de elegir un
Derecho u otro para regir una relación jurídica pues la solución a la que lle-
gará el intérprete podría variar considerablemente dependiendo del Derecho
que gobierne el contrato. De igual manera, el Derecho elegido por las partes
determinará el límite de sus derechos y obligaciones respecto a esa relación
jurídica concreta. Algunos autores consideran que la palabra dépeçage ha
sido utilizada de manera despectiva para referirse a la ruptura de un todo,
como sería en este caso el contrato3.

1
Hernández-Bretón, Eugenio, Las obligaciones convencionales en la Ley de Derecho Inter-
nacional Privado, en: F. Parra Aranguren (ed.), Ley de Derecho Internacional Privado de 6
de agosto de 1998 (antecedentes, comentarios y jurisprudencia), libro homenaje a Gonzalo
Parra Aranguren, Caracas, TSJ, Colección Libros Homenaje Vol. I, 2001, pp. 325 ss., espe-
cialmente p. 329. “La autonomía conflictual o autonomía de las partes es un instituto de
Derecho Internacional Privado, por lo tanto, ideado para resolver problemas de conflicto
de leyes, y cuya admisibilidad depende de las normas de conflicto del foro. Según este prin-
cipio, las partes pueden determinar mediante un acuerdo de voluntades, el derecho aplicable
a una relación jurídica”.
2
Dos Santos, Olga María, Contratos internacionales en el ordenamiento jurídico venezolano,
Caracas, Vadell Hermanos Editores, 2000, p. 78. Al respecto señala la autora: “La libertad
de elección del derecho aplicable permite incluso a las partes el someter los diversos aspectos
del contrato a diferentes ordenamientos jurídicos (dépeçage voluntario)”; Romero, Fabiola,
Artículo 29. Autonomía de las partes, en: T. Maekelt / I. Esis / C. Resende (coords.), Ley
de Derecho Internacional Privado comentada, Caracas, UCV, 2005, Vol. II, pp. 739 ss.,
especialmente p. 764. “La autonomía de las partes se extiende hasta la posibilidad de que
las partes puedan elegir varios derechos para regir todo el contrato o diferentes aspectos del
mismo –dépeçage voluntario–”.
3
Carrascosa González, Javier, Elección múltiple y elección parcial de la ley aplicable al con-
trato internacional, en: Anales del Derecho. Universidad de Murcia, 2000, No. 18, pp. 7 ss.,
especialmente pp. 32-33. “La palabra francesa dépeçage, tiene un origen claramente despec-
tivo o peyorativo. Como vocablo que reclama la ruptura de una totalidad […] Este signo
peyorativo ha marcado ciertamente el instituto del dépeçage hasta nuestros días con el dis-
tintivo de posibilidad no deseable o desviación de la regla general que debe ser evitada”.

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II. Sistema nacional e internacional


Adentrarse al estudio de los contratos internacionales en Venezuela de-
manda especial atención a dos cuerpos normativos4; el primero, la Conven-
ción Interamericana sobre Derecho Aplicable a los Contratos Internaciona-
les (CIDACI), suscrita en México D.F., el 17 de marzo de 1994; y, de igual
forma, la Ley de Derecho Internacional Privado (LDIP) del 6 de agosto de
1998.

A. Sistema internacional
En cuanto a la CIDACI, Convención que determina el Derecho aplicable a
los contratos internacionales5, vale destacar que su ámbito de aplicación
como tratado internacional es muy limitado pues solo ha sido suscrito y rati-
ficado por Venezuela y México, por lo tanto, según el sistema de fuentes
establecido en la LDIP6, como tratado internacional solo podrá ser aplicado
en una relación contractual entre estos dos países. Sin embargo, es válida su
aplicación entre Venezuela y un país distinto a México, pero esta vez como
principio de Derecho internacional privado generalmente aceptado.
Existe una ausencia del término dépeçage en los instrumentos normativos
nacionales e internacionales que analizaremos, sin embargo, es aceptado en
el lenguaje jurídico internacional como antes dijimos, para conceptualizar el

4
Madrid Martínez, Claudia, Un contrato internacional sometido al Derecho venezolano y la
lex mercatoria, en: C. Madrid (ed.), Derecho de las Obligaciones. Homenaje a José Mélich
Orsini, Caracas, ACPS, 2012, pp. 333 ss., especialmente p. 333. “Dos circunstancias deter-
minan las particularidades del sistema venezolano en materia de Derecho aplicable a los
contratos internacionales: en primer término, la ratificación, por parte de Venezuela, de la
Convención Interamericana sobre Derecho Aplicable a los Contratos Internacionales en
1995 (Convención de México o CIDACI) y, en segundo lugar, la aprobación de la Ley de
Derecho Internacional Privado (LDIPV) en 1998, y su entrada en vigencia en 1999”; Her-
nández-Bretón, Las obligaciones convencionales en la Ley de Derecho Internacional Pri-
vado…, ob. cit., p. 326. “La CIDACI, es sin duda alguna, la fuente matriz de las disposiciones
de la LDIP en materia de obligaciones convencionales”.
5
CIDACI, art. 1: Esta Convención determina el derecho aplicable a los contratos interna-
cionales […].
6
LDIP, art. 1: Los supuestos de hecho relacionados con los ordenamientos jurídicos extran-
jeros se regularán, por las normas de Derecho Internacional Público sobre la materia, en
particular, las establecidas en los tratados internacionales vigentes en Venezuela; en su de-
fecto, se aplicarán las normas de Derecho Internacional Privado venezolano; a falta de ellas,
se utilizará la analogía y, finalmente, se regirán por los principios de Derecho Internacional
Privado generalmente aceptados.

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fenómeno en materia contractual en el que un contrato es regulado por dis-


tintos ordenamientos jurídicos, así, la CIADI en su artículo 7 refleja:
El contrato se rige por el derecho elegido por las partes. El acuerdo de las
partes sobre esta elección debe ser expreso o, en caso de ausencia de acuerdo
expreso, debe desprenderse en forma evidente de la conducta de las partes y
de las cláusulas contractuales, consideradas en su conjunto. Dicha elección
podrá referirse a la totalidad del contrato o a una parte del mismo.
La selección de un determinado foro por las partes no entraña necesaria-
mente la elección del derecho aplicable.
Vemos como la CIADI hace que prevalezca la autonomía conflictual dán-
dole a las partes la capacidad de elegir, a su conveniencia, el Derecho que
regirá el contrato, pudiendo ser esta elección expresa o no. Se observa, que
no se utiliza el término dépeçage en la Convención, sin embargo, el mismo
está presente en el artículo citado al disponer que la elección del Derecho
aplicable a un contrato pueda estar dirigida tanto al todo como a una parte
del mismo, es decir, se puede fraccionar. Es de vital importancia lo estable-
cido en el único aparte del citado artículo, del que se desprende que el De-
recho aplicable no está sujeto a la elección de las partes de un determinado
foro si estas así lo desean, por lo tanto, no siempre tendría que coincidir el
Derecho aplicable seleccionado por las partes a un contrato, con la autoridad
elegida por ellas para conocer del caso, es decir el foro, esto sin perjuicio de
que se aplicarán necesariamente las disposiciones del Derecho del foro
cuando tengan carácter imperativo7 y discrecionalmente podrá el juez o árbi-
tro aplicar las normas imperativas del derecho de otro Estado con el cual el
contrato mantenga vínculos estrechos.
Es importante también hacer referencia a lo establecido en el último aparte
del artículo 9 de la CIDACI8, en el que a falta de elección del Derecho apli-
cable al contrato o cuando esta elección no resultara válida, el juez puede

7
CIADI, art. 11: “No obstante lo previsto en los artículos anteriores, se aplicarán necesaria-
mente las disposiciones del derecho del foro cuando tengan carácter imperativo.
Será discreción del foro, cuando lo considere pertinente, aplicar las disposiciones imperati-
vas del derecho de otro Estado con el cual el contrato tenga vínculos estrechos”.
8
CIDACI, art. 9: Si las partes no hubieran elegido el derecho aplicable, o si su elección
resultara ineficaz, el contrato se regirá por el derecho del Estado con el cual tenga los vínculos
más estrechos. […]
No obstante, si una parte del contrato fuera separable del resto del contrato y tuviese una
conexión más estrecha con otro Estado, podrá aplicarse, a título excepcional, la ley de este
otro Estado a esta parte del contrato”.

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aplicar la ley de otro Estado con el que el contrato presente un vínculo más
estrecho. Esto es a lo que el Profesor Eugenio Hernández-Bretón ha deno-
minado dépeçage judicial, al respecto comenta:
…el ultimo aparte del artículo 9 de la CIDACI permite que a falta de elección
del derecho aplicable si una parte del contrato fuera separable del resto del
contrato y tuviese una conexión más estrecha con otro Estado podrá aplicarse,
a título excepcional, la ley de este otro Estado a esta parte del contrato. Se
trata de la admisión del dépeçage judicial9.
Vale la pena también mencionar otros instrumentos normativos internacio-
nales que contemplan la figura del dépeçage, entre ellos, el Convenio sobre
la Ley aplicable a las Obligaciones Contractuales o Convención de Roma de
198010, hoy sustituido por el Reglamento (CE) No. 593/2008 del Parlamento
Europeo y del Consejo de 17 de junio de 2008 sobre la Ley aplicable a las
obligaciones contractuales (Roma I)11, en el artículo 3.1; y el Convenio de La
Haya de 22 de diciembre de 1986 sobre la ley aplicable a los contratos de
compraventa internacional de mercaderías en su artículo 7.112.

B. Sistema nacional
El otro instrumento normativo que nos interesa analizar, siempre que tenga-
mos un caso de contratos internacionales en Venezuela, es la LDIP. Esta se
aplicará como norma interna de Derecho internacional privado cuando no
exista una norma de Derecho internacional público que se refiera al Derecho
internacional privado que regule el caso. Es evidente que la aplicación de la
LDIP se da cuando hay supuestos de hecho relacionados con ordenamientos
jurídicos extranjeros, tal como lo establece su artículo 1.
Así pues, el artículo 29 de la LDIP indica que “[l]as obligaciones convencio-
nales se rigen por el Derecho indicado por las partes”. Vemos como la Ley
le da especial relevancia a la autonomía de las partes, para elegir el Derecho

9
Hernández-Bretón, Las obligaciones convencionales en la Ley de Derecho Internacional
Privado…, ob. cit., pp. 338.
10
Convención de Roma, 1980, art. 3.1: “Los contratos se regirán por la ley elegida por las
partes […] Para esta elección, las partes podrán designar la ley aplicable a la totalidad o sola-
mente a una parte del contrato”.
11
http://eur-lex.europa.eu/LexUriServ/LexUriServ.do?uri=OJ:L:2008:177:0006:0016:ES: PDF
12
Convenio de La Haya, 1986, art. 7.1: “El contrato de compraventa se regirá por la ley
elegida por las partes […] Dicha elección podrá limitarse a una parte del contrato”.

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que va a regir el contrato, mismo tratamiento que le da la CIDACI en este


apartado. Es importante tener en cuenta que el citado artículo regula única-
mente las obligaciones convencionales y no las de otra naturaleza distinta a
estas.
Por otro lado, se considera que la remisión hecha por las partes a un Derecho
extranjero en materia de contratos es una remisión mínima, es decir al Dere-
cho material y no a sus normas de conflicto o indirectas, aquí se denota otro
punto de encuentro entre la CIADI y la LDIP. El artículo 29 de la LDIP se
erige para que las partes gocen de seguridad jurídica, busca darles claridad en
la incertidumbre que supondría la norma de conflicto para la relación jurídica
que han emprendido y de esta manera saber en definitiva que Derecho la va
regular13. El citado artículo invita a las partes a que elijan el Derecho aplicable
a su relación contractual al indicar que serán ellas quienes lo determinen en
los términos que analizaremos más adelante.
El artículo 7 de la LDIP nos ayuda a entender cómo van a ser aplicados los
distintos derechos, escogidos por las partes que contratan, que regulan dife-
rentes aspectos una misma relación jurídica, pues establece que estos serán
aplicados armónicamente procurando realizar las finalidades perseguidas por
cada uno de dichos derechos. Además, plantea que, en caso de existir difi-
cultades en la aplicación de los distintos Derechos, el intérprete hará uso de
la equidad para resolverlo. Idéntica solución está planteada en el artículo 9
Convención Interamericana sobre Normas Generales de Derecho Interna-
cional Privado, vigente para Venezuela desde el 15 de junio de 198514.

Madrid Martínez, Un contrato internacional sometido al Derecho venezolano y la lex mer-


13

catoria…, ob. cit., pp. 4-5. Al respecto la autora comenta: “Para justificar la aceptación del
principio de conformidad con el cual las partes pueden elegir el Derecho aplicable al con-
trato, es decir, el principio de la autonomía conflictual, la doctrina ha esgrimido, en primer
término, la seguridad jurídica, pues las partes tienen la posibilidad de saber, a priori, el De-
recho al que deberán adecuar su conducta; y, en segundo término, la garantía de sus intereses
materiales, pues son las partes quienes se encuentran mejor legitimadas para determinar el
Derecho que más conviene a sus intereses”.
14
Hernández-Bretón, Las obligaciones convencionales en la Ley de Derecho Internacional
Privado…, ob. cit., pp. 338: al respecto el autor establece: “…la solución propuesta responde
a la idea que inspira la institución de la teoría general del Derecho Internacional Privado
denominada la adaptación”.

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III. Elementos
Para que el dépeçage produzca efectos jurídicamente válidos, de esta manera,
un contrato esté regulado por Derechos de distintos Estados, es necesario
que estén presentes una serie de elementos, a saber:

A. Elemento internacional
En el tema que nos atañe, la relevancia de determinar el carácter internacio-
nal de un contrato radica en que al hacerlo podremos determinar si las dis-
tintas obligaciones que lo componen podrán o no estar reguladas por el De-
recho de más de un Estado. Aunque el objeto de este trabajo no es identificar
cuándo estamos en presencia de un contrato internacional, es importante ha-
cer algunas precisiones, pues la sola existencia de un elemento foráneo no le
daría necesariamente el carácter de internacional al contrato.
Un elemento común entre las normas de la CIDACI y de la LDIP, que plan-
tean la posibilidad de regular una relación contractual a través del Derecho
sustantivo de distintos Estados es que exigen el elemento internacional en el
contrato, pues el artículo 1 de la LDIP establece que la Ley se aplicará a los
supuestos de hecho relacionados con ordenamientos jurídicos extranjeros,
este caso, la relación contractual. La CIDACI refleja la importancia del ca-
rácter internacional del contrato para la aplicación de sus disposiciones. Mu-
chas de las fuentes internacionales tanto de carácter universal como regional
plantean criterios para la definición del término contrato internacional o bien
una calificación autónoma del mismo15 En este sentido la CIDACI simplifica
el trabajo, ya que determina en qué caso estamos frente a un contrato inter-
nacional, estableciendo en su artículo 1:
Esta Convención determina el Derecho aplicable a los contratos internacio-
nales.
Se entenderá que un contrato es internacional si las partes del mismo tienen
su residencia habitual o su establecimiento en Estados Partes diferentes, o si
el contrato tiene contactos objetivos con más de un Estado Parte…
Vemos como el solo hecho de que las partes tengan su residencia habitual,
en el caso de las personas naturales, o el establecimiento, en el caso de las
personas jurídicas, en Estados diferentes le da carácter internacional al

15
Dos Santos, Contratos internacionales en el ordenamiento jurídico venezolano…, ob. cit.,
p. 3.

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contrato para la CIDACI, en cuanto a los elementos objetivos que no están


definidos en el artículo la profesora Claudia Madrid plantea, “…los elementos
objetivos no están limitados por el texto normativo, de manera que podría
tratarse del lugar de celebración o de ejecución del contrato, o del lugar de
ubicación de los bienes objeto del mismo, entre otros”16.
La LDIP no establece de forma explícita qué es un contrato internacional.
La doctrina no ha sido uniforme al respecto, este ha sido un tema discutido
y controvertido en el que se han presentado diversas tesis que podrían dar
solución al caso. Al respecto, se ha planteado el criterio económico para de-
terminar la internacionalidad de un contrato, que en una primera fase deter-
minó que se trataba de un movimiento de flujo y reflujo a través de las fron-
teras17, estableciendo lazos comerciales más allá de las propias fronteras, ex-
cediendo del marco de la economía interna. En un estadio más avanzado de
la tesis económica, se ha llegado a considerar internacional un contrato si su
objeto es relevante al comercio internacional y en el que este se vea intere-
sado.
Es necesario recalcar que no todo elemento extranjero, le dará al contrato el
carácter internacional, es oportuno entonces traer a colación la opinión de
Hernández-Bretón, quien ha sostenido que
[p]or contacto objetivo debe entenderse cualquier vinculación del contrato
con un Estado-Parte no derivado de la condición misma de los contratantes,
por ejemplo, lugar de celebración, lugar de cumplimiento del contrato, lugar
de ubicación del bien objeto del contrato, y sin que la sola declaración subje-
tivo o elección del Derecho aplicable por las partes contratantes sea suficiente
para atribuir “objetivamente” la internacionalidad al contrato respectivo18.
Por lo tanto, queda claro que la sola elección de un Derecho extranjero al
contrato no le otorgará a este el distintivo de internacional. La internaciona-
lidad muchas veces dependerá de que la fuente a la que se acuda disponga
de una regulación autónoma para determinar su carácter internacional o, en
su defecto, se acogerá alguna de las tesis esgrimidas por la doctrina.

Madrid Martínez, Un contrato internacional sometido al Derecho venezolano y la lex mer-


16

catoria…, ob. cit., p. 335.


17
Dos Santos, Contratos internacionales en el ordenamiento jurídico venezolano…, ob. cit.,
p. 2.
18
Madrid Martínez, Claudia, Un contrato internacional sometido al Derecho venezolano y
la lex mercatoria…, ob. cit., pp. 336.

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B. Separación lógica
Aplicar el Derecho material de distintos Estados a diferentes partes de un
contrato, requiere ejecutar un proceso en el que se divida el contrato en par-
tes que se puedan separar unas de otras, según su naturaleza, sin contrade-
cirse, en el que cada elemento separado del todo, es decir del contrato, pueda
ser regulado por el Derecho elegido por las partes a partir de la autonomía
conflictual. De esta manera es que un contrato internacional puede ser cons-
truido sobre la base de distintos ordenamientos jurídicos.
Regular distintos aspectos de una relación contractual con Derechos de dife-
rentes Estados es útil cuando su puesta en práctica sirve para la mejor reali-
zación del propósito de las partes en el contrato otorgándole resultados útiles
a las mismas. Generalmente se puede encontrar esta figura en contratos que
son complejos pero que se pueden separar sin generar conflicto o contradic-
ciones en virtud de los Derechos escogidos. Al respecto, Eugenio Hernán-
dez-Bretón escribe:
…en este caso además de exigirse que el contrato, en realidad este compuesto
por varios contratos o que siendo uno solo fuese separable en partes econó-
mica y jurídicamente independientes, resulta indispensable que la elección
del derecho sea lógicamente consistente, que se refiera a elementos del con-
trato que puedan estar sometidos a distintos Derechos sin causar contradic-
ciones19.
En caso de que las partes escogieran el Derecho aplicable únicamente a una
parte del contrato no puede el intérprete extender su aplicación a la totalidad
del contrato, pues esto violaría el principio de autonomía conflictual, es decir
la elección de un Derecho para regular una parte de un contrato no consti-
tuye automáticamente evidencia de una elección global20.

IV. Ventajas que supone su aplicación


Aplicar el Derecho sustantivo de distintos países a distintas partes de un con-
trato debe hacerse con sumo cuidado para que la elección no resulte ilógica
y contradictoria, pero su correcta utilización podría favorecer los intereses de

19
Hernández-Bretón, Las obligaciones convencionales en la Ley de Derecho Internacional
Privado…, ob. cit., p. 339.
20
Dos Santos, Contratos internacionales en el ordenamiento jurídico venezolano…, ob. cit.,
p. 2.

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las partes integrantes del contrato. En casos como este es deseable contar con
un abogado con conocimiento en Derecho comparado.
La adaptabilidad que admite el uso del dépeçage, permite a las partes ade-
cuarse al sistema que deseen, a partir de la autonomía conflictual, eligiendo
el Derecho que más les convenga sin ser necesario que el contrato tenga
vínculos con el país del Derecho escogido. Por lo tanto, los Derechos esco-
gidos le permiten construir un contrato con las normas de su preferencia. Por
otro lado, les da mayor flexibilidad a la hora del proceso de elaboración del
contrato, pues amplía las posibilidades de las partes a la hora de elegir el
Derecho aplicable al convenio, pudiendo así evitar la aplicación de normas
que le resulten desfavorables y aplicar aquellas que le favorezcan. Existen
contratos en los que las partes pueden tener diferencias en cuanto a la elec-
ción del Derecho aplicable y el dépeçage podría resolver esto, al darle mayor
flexibilidad. La posibilidad de aplicar el dépeçage es una tendencia para
atraer inversión extranjera, pues esta se podría ver seducida a constituir rela-
ciones jurídicas en el país, ante la posibilidad de incluir normas que regulen
de una manera más favorable el objeto del contrato y la relación de las partes
con el contracto.
Un correcto uso de esta técnica en materia de Derecho internacional privado,
en el ámbito contractual, ante a un mundo cada vez más globalizado y avan-
zado tecnológicamente que ha hecho surgir operaciones cada vez más com-
plejas y que requieren una regulación jurídica para proteger los derechos de
las partes, así como los de terceros, podría ser considerada por las partes a la
hora de regularlas, pues podría ser beneficiosa para la relación contractual
per se así como para ellas. Es evidente que se trata de un ejercicio complejo
que requiere de un estudio profundo de la legislación a la que se acude, tanto
para las partes que lo han elegido como para el juez o árbitro. Sin embargo,
hemos detallado en las páginas que anteceden beneficios que podrían signi-
ficar la aplicación de ordenamientos jurídicos diversos a una misma relación
contractual.

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