Propuesta Metodologica para La Documenta
Propuesta Metodologica para La Documenta
Propuesta Metodologica para La Documenta
Sevilla. 2015
1
PROPUESTA METODOLÓGICA PARA LA DOCUMENTACIÓN Y GESTIÓN
DEL PATRIMONIO CULTURAL INMATERIAL COMO ESTRATEGIA DE
DESARROLLO SOCIAL Y TERRITORIAL.
TESIS DOCTORAL !
CODIRECTORES
2
Dedicatoria
“Un paese ci vuole, non fosse che per il gusto di andarsene via. Un paese vuol dire non essere soli, sapere
che nella gente, nelle piante, nella terra c’è qualcosa di tuo, che anche quando non ci sei resta ad
aspettarti”
(La luna e i falò, Cesare Pavese)
“un pueblo, se quiere aunque sea por el gusto de irse. Un pueblo significa no estar nunca sólo,
saber que en la gente, en las plantas, en la tierra, hay algo tuyo, que incluso cuando no estás se
queda esperándote”
(La Luna y la hoguera, Césare Pavese)
3
Agradecimientos
Corría el año 1997 cuando terminé los cursos de doctorado y el año 2000 cuando hice la suficiencia
investigadora. Pero, a pesar de todo, para mí esta tesis no ha llegado tarde. Es el resultado de gran parte de
mi vida y no hubiera sido posible, sin todas las demás. Esta tesis es el producto de muchas experiencias y de
todas las personas con las que he realizado este trayecto. A todas ellas agradezco el haber podido hacerla.
En primer lugar quiero agradecérsela a mis directores de tesis. A Juan Agudo por haberme
acompañado en este recorrido investigador y profesional; y a David Florido, por ser un ejemplo para mí
desde hace muchos años, tan modestamente brillante, tan generosamente amigo. Por supuesto, a mis
maestras y maestros, por haberme aportado instrumentos para mirar y enfocar la realidad con una actitud
crítica, valiente y curiosa, intentando desentrañar razones, comprender comportamientos. En cada proyecto,
en cada reflexión hay una parte de lo que aprendí con vosotros: Isidoro Moreno, Juan Agudo, Javier
Escaleras, Cristina Cruces, Emma Martín, Antonio Mandly, Encarna Aguilar, Pablo Palenzuela. Gracias
también a todos lo colegas de GEISA porque la discusión y puesta en común de ideas, conceptos y métodos
es siempre una fuente de conocimientos y de enseñanza.
Este trabajo se lo debo en gran medida a mis colegas del IAPH, a quienes me acompañaron en mis
inicios, como Elodia Hernández y Victoria Quintero y a quienes me acompañan diariamente compartiendo
tantas experiencias y algunos sin sabores. Con todas y todo ellos he aprendido gran parte de lo que sé hacer,
y a su lado he madurado durante estos quince años de experiencia. A Román Fernández-Baca agradezco la
confianza que ha depositado en mí, dándome la oportunidad, entre otras, de coordinar el proyecto del Atlas
del Patrimonio Inmaterial de Andalucía. Una apuesta necesaria, ambiciosa y valiente con la que tanto he
aprendido. A todo el equipo del Atlas y en especial a Inmaculada y a Aniceto, agradezco el haberme
acompañado en esta aventura. Juntos, nos hemos permitido el lujo de atender a gran parte de la diversidad
cultural que nos ofrece esta región, con la curiosidad y el rigor que nos inculcaron nuestros maestros. Ello
también ha sido motivo de esta tesis. No olvido a las compañeras y compañeros que he ido encontrando en
este recorrido en la Dirección General, en el Ministerio y en otras Comunidades, al otro lado del Atlántico y
a la otra orilla del Mediterráneo.
Esta tesis se la debo principalmente a quienes me han permitido hacer este trabajo con sus saberes y
conocimientos, Isidoro, Antonio Gordillo, todos los caleros de Morón y habitantes de las Caleras de la Sierra,
Manuel Gil, Laurent Coquemont, María, Manuel Reyes, Raymundo, Andrés, Lola, Margarita, Rosario. A mis
vecinos del mayorazgo de Vejer que me han acogido como una familia en los últimos meses. A Giulio por el
encierro final.
Se la debo en gran medida a mis amigas y amigos porque en nuestro interactuar han nacido parte de
nuestros sueños, de nuestras ilusiones, de nuestras inquietudes, de nuestras complicidades. Sin su ayuda,
especialmente en los últimos meses, no hubiera sido posible.
Y como no, a mis padres y a mis hermanos, porque ellos alimentaron mi curiosidad por conocer lo
que me rodea y de ellos aprendí el significado del esfuerzo, del afecto y del disfrute. A Fulvio, a Clara y a
Sandro, mi segunda familia, sin la que ya no sería yo.
Y por fin, a Piero, a Lidia y a Ivan, por llenarlo todo de sentido.
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Resumen
Este trabajo de investigación se centra en los elementos culturales designados como “Patrimonio
Cultural Inmaterial” (PCI) y en los procesos de patrimonialización en torno al mismo auspiciados
por instituciones culturales públicas de carácter internacional, estatal o andaluz, entidades privadas
y grupos o movimientos sociales; así como en las ventajas y problemas que este nuevo concepto
comporta.
Además de analizar una experiencia concreta de documentación y gestión del PCI, el Atlas
del Patrimonio Inmaterial de Andalucía, este estudio se centrará en el ámbito de los oficios,
saberes, conocimientos y técnicas productivas tradicionales, atendiendo a su doble vertiente,
económica y simbólica, en relación con los socioecosistemas en los que éstas se enmarcan. Se
analizan algunos casos concretos relacionados con las actividades primarias y los procesos de
patrimonialización que han generado y se realiza un estudio de caso centrado en la producción de
cal artesanal en Morón de la Frontera (Sevilla). El propósito de este trabajo es ofrecer una propuesta
metodológica a partir de mi propia experiencia en la gestión del patrimonio para la documentación
y salvaguarda del PCI, que puede ser útil en el ámbito de la gestión patrimonial para el desarrollo
social y territorial. Partimos de la idea, que constatamos con el desarrollo del trabajo, de que las
iniciativas de patrimonialización tienen más éxito cuando son propuestas desde entidades y
personas ancladas en el territorio, con perspectivas y conocimientos locales (si entendemos el éxito
en relación con la capacidad de resiliencia o respuestas creativas ante un marco estructural que pone
en peligro la reproducción de los mismos). Por el contrario, cuando las iniciativas de
patrimonialización son resultado de procesos institucionales construidos de arriba a abajo, con
escasas conexiones con el entorno local, tienen escasas posibilidades de garantizar la sostenibilidad
de las prácticas y conocimientos patrimonializados.
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INDICE
CAPÍTULO 1. INTRODUCCIÓN Y CUESTIONES METODOLÓGICAS 16
1.1. Introducción. 16
1.3. Objetivos 26
2.0. Introducción. 42
2.1.La cultura como contexto y el patrimonio como construcción social: del tesoro 44
nacional a la identidad
2.2. Las visiones reduccionistas del PCI: esencialista o inmaterial, objetual o material, e 59
instrumental o mercantilista
2.3. La dialéctica patrimonial: una perspectiva integradora y holística 65
3.0. Introducción 78
3.1. De la protección jurídica del objeto a la salvaguarda de los procesos sociales en el 83
contexto internacional.
6
3.1.5. La orientalización de UNESCO. Una nueva concepción del mundo y el nuevo 108
orden económico Internacional.
3.2. La Convención para la Salvaguarda del Patrimonio Cultural Inmaterial (París, 2003). La 115
antropologización del patrimonio.
3.2.2. La salvaguardia versus protección. La mirada amplia. 120
CASO 4.1. El Patrimonio Inmaterial de Andalucía en las Listas de Patrimonio Inmaterial de 193
UNESCO
CAPÍTULO 5: PROPUESTA METODOLÓGICA PARA LA DOCUMENTACIÓN DEL 200
PATRIMONIO INMATERIAL. EL CASO DEL “ATLAS DEL PATRIMONIO INMATERIAL DE
ANDALUCÍA”
0. Introducción 200
5.1. ¿Cómo nace un proyecto de documentación del Patrimonio inmaterial? La triple 202
activación patrimonial: política, social y académica en el origen del Atlas del Patrimonio
Inmaterial de Andalucía
5.1.1. Dinámicas Institucionales y Políticas 203
5.2. Objetivos de un Inventario de Patrimonio Inmaterial. “El inventario como instrumento 210
de salvaguardia” La mirada amplia en la gestión.
5.3. Criterios para un inventario de patrimonio inmaterial 214
7
5.3.2. Criterio Territorial, extensivo y abierto 215
5.3.5. La gestión integrada del PCI y protagonismo de los colectivos sociales en la 220
salvaguardia del PCI
5.4. Desarrollo del trabajo y cronograma de un proyecto de documentación del PCI 222
5.4.1. FASE 0: Diseño y preparación del proyecto 222
5.4.2. Fases de Registro ¿Cómo abordar un proyecto de documentación del PCI en un 225
territorio de 778 municipios en tres años?
5.4.3. Fase de validación y transferencia de la información. 235
5.5. Una visión holística de la documentación del patrimonio cultural. Los ámbitos 239
temáticos, tipos de bienes y sus relaciones.
5.5.1 El acercamiento a los rituales festivos y su documentación como patrimonio 242
inmaterial
5.5.1.b. ¿Cómo documentar un fenómeno cultural tan complejo, vivo y dinámico 250
como la fiesta? El modelo de datos del APIA para el ámbito de rituales festivos
5.5.2. Los oficios y saberes tradicionales como patrimonio cultural Inmaterial 256
5.7. Evaluación e Impactos del APIA en los procesos de patrimonialización institucionales- 295
sociales del PCI
CAPÍTULO 6. ANÁLISIS DE RIESGOS, POSIBILIDADES DE SALVAGUARDA Y PROCESOS 302
DE PATRIMONIALIZACIÓN DE LOS OFICIOS Y SABERES TRADICIONALES EN
ANDALUCÍA.
6.0. Introducción 302
8
6.2.1. Patrimonio Inmaterial, cultura forestal y procesos de Patrimonialización. 318
6.4. Recolección en la mar: los corrales de pesca en la costa noroeste de Cádiz 363
7.2. Las caleras de la Sierra. Territorio calero: entre la Campiña y la sierra de Montegil 394
7.3. La cal en la Historia de Morón 396
9
7.5.b. Cochura, calcinación de la piedra caliza y producción de cal viva. 437
7.7. Ser “calero artesanal” y la dialéctica del patrimonio. Procesos de patrimonialización 450
de la cal de Morón y la revitalización del oficio calero.
10
Lista de Tablas
Tabla 1.1 Cuadro sinóptico del proceso de la investigación
Tabla 3.2. Documentos Internacionales.
Tabla 3.3. Distribución de elementos del PCI por tipos de Listas.
Tabla 3.4. Distribución de elementos del PCI UNESCO por ámbitos o tipologías
Tabla 3.5. Lista de candidaturas UNESCO evaluadas
Tabla 4.6. Leyes estatales y autonómicas y títulos que tutelan el patrimonio inmaterial
Tabla 4.7. Bienes del PCI protegidos en las CC.AA del Estado español
Tabla 4.8. Leyes, figuras jurídicas y bienes protegidos por las CC.AA.
Tabla 4.9. Patrimonio Inmaterial Protegido en Andalucía como Actividad de Interés Etnológico
Tabla 4.10. Lista de solicitudes para las candidaturas UNESCO de Patrimonio Inmaterial en Andalucía
Tabla 5.11. Comarcas por fase y provincia.
Tabla 5. 12. Distribución de registro por Fase, Zona, Comarca
Tabla 5.13 El sector artesano en España por comunidades autónomas. Número de talleres y de empleos. 2003
Tabla 5.14. Legislación y patrocinio de las artesanías y conocimientos tradicionales en el Estado Español
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Lista de Figuras
Figura 3.1. Registros de la Lista del Patrimonio Mundial (UNESCO)
Figura 3.2. Registros de la Lista del patrimonio mundial por categoría.
Figura 3.3. Registros de la Lista del Patrimonio Mundial por categoría y región
Figura 3.4. Evolución de registros de la Lista del patrimonio mundial por regiones.
Figura 3.5. Distribución geográfica del Patrimonio Inmaterial en las Listas UNESCO
Figura 3.6. Distribución de elementos del PCI por Listas
Figura 3.7. Distribución de elementos del PCI por ámbito temáticos
Figura 4.8. Distribución de Bienes protegidos del PCI en el Estado español
Figura 4.9. Distribución de Bienes protegidos por tipo de patrimonio (mueble, inmueble,
inmaterial) en el Estado Español
Figura 4.10. Distribución de Bienes protegidos por tipo de patrimonio en las CC.AA
Figura 4.11. Distribución de registros del SIPHA por tipo de bienes
Figura 5.12. Dinámicas políticas, sociales y científicas que influyen en la génesis del APIA
Figura 5. 14. Distribución de registros del APIA por fase y ámbito temático
Figura 5. 15. Distribución de Registros por Ámbito temático y comarca en la provincia de Sevilla
Figura 7.28. Esquema del análisis y estrategia local de continuidad de la actividad calera
Figura 7.29 . Agentes Patrimonializadores de las Caleras de la Sierra, de la Actividad Calera y de la Sierra de
Esparteros.
Figura 7.30. Esquema del Plan de Salvaguarda del oficio de la cal en Andalucía y Marruecos (Proyecto
Transhabitat)
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Lista de Abreviaturas
ACRIMUR Asociación de Criadores de la cabra murciano-granadina
HD Alta Definición
H Horno
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ICOMOS Comité Internacional del Consejo de Monumentos y Sitios
La convención Convención para la Salvaguarda del Patrimonio Cultural Inmaterial. UNESCO, París, 2003
LPCTIB Ley 1/2002, de 19 de marzo, de Cultura Popular y Tradicional de las Islas Baleares
M Meseta
ME Modos de Expresón
OMPI / WIPO Organización Mundial para la Protección Intelectual/ World Intelectual Property
Organization
ONGS Organización no gubernamentales
OS Oficios y Saberes
PD Plan Director
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PRODER Programa Operativo de Desarrollo y Diversificación Económica de Zonas Rurales
RF Rituales Festivos
UE Unión Europea
15
CAPÍTULO 1. INTRODUCCIÓN Y CUESTIONES
METODOLÓGICAS
1.1. Introducción.
De lo tangible y lo intangible
En las últimas décadas y de manera creciente, actores guiados por diversos motivos demandan o
provocan activaciones patrimoniales desde distintas lógicas, muchas veces relacionadas entre sí. La
preponderancia de la lógica identitaria y referencial a partir de la ampliación del concepto de
patrimonio cultural y el auge del tratamiento político del patrimonio etnológico, especialmente en
los años noventa (Agudo, 1999a, Prats, 1997, Padiglione, 1999) o del patrimonio cultural
inmaterial1 -en adelante, PCI-, fundamentalmente a partir de la Convención par la Salvaguarda del
Patrimonio Cultural Inmaterial (UNESCO, París, 2003)2-en adelante la Convención-, me interesa
fundamentalmente en este trabajo, sobre todo en su relación con las dinámicas de
desterritorialización-territorialización provocada por la globalización (Hernández y Martí, 2005,
García Canclini, 1999; Moreno Navarro, 2005; Aguilar Criado, 2003) y relacionada con la
1 “Se entiende por “patrimonio cultural inmaterial” “los usos, representaciones, expresiones, conocimientos y
técnicas -junto con los instrumentos, objetos, artefactos y espacios culturales que les son inherentes- que
las comunidades, los grupos y en algunos casos los individuos reconozcan como parte integrante de su
patrimonio cultural. Este patrimonio cultural inmaterial, que se transmite de generación en generación, es
recreado constantemente por las comunidades y grupos en función de su entorno, su interacción con la
naturaleza y su historia, infundiéndoles un sentimiento de identidad y continuidad y contribuyendo así a
promover el respeto de la diversidad cultural y la creatividad humana. A los efectos de la presente
Convención, se tendrá en cuenta únicamente el patrimonio cultural inmaterial que sea compatible con los
instrumentos internacionales de derechos humanos existentes y con los imperativos de respeto mutuo entre
comunidades, grupos e individuos y de desarrollo sostenible.” (art. 2. Convención para la salvaguarda del
patrimonio cultural inmaterial. UNESCO. París, 2003). Consultado en URL: < http://unesdoc.unesco.org/
images/0013/001325/132540s.pdf>
2 En adelante, la Convención.
Capítulo1
16
activación patrimonial de elementos culturales encuadrados en esta categoría de patrimonio cultural
inmaterial.
Por tanto, en este trabajo de investigación me centraré en los elementos culturales
designados como “Patrimonio Cultural Inmaterial” por la Convención, o según nuestra legislación,
“Actividades de Interés Etnológico” (Ley 14/2007 de Patrimonio Histórico de Andalucía) y en los
procesos de patrimonialización (Padiglione, 1999) en torno al mismo auspiciados por instituciones
culturales públicas de carácter internacional, estatal o andaluz, entidades privadas y grupos o
movimientos sociales; así como a las ventajas y problemas que este nuevo concepto comporta
(Bortolotto, 2011, 2014).
Me interesa fundamentalmente dentro de esta acotación patrimonial, el ámbito de los oficios,
saberes, conocimientos y técnicas productivas tradicionales, atendiendo a la doble vertiente,
económica y simbólica de las mismas y en relación con los socioecosistemas en los que éstas se
enmarcan (Fernández de Paz, 2012; Florido 2003b)
“Cualquier esfuerzo para salvaguardar el artesanado tradicional debe tender, esencialmente, no a
preservar los objetos artesanales–por muy hermosos, preciosos, raros o importantes que sean–, sino a
implantar las condiciones que animarán a las artesanas y artesanos a continuar produciendo obras de
todas clases, y a transmitir sus habilidades y su destreza a otros, en particular a los miembros más
jóvenes de su propia comunidad.” (Sekik, 2010:189)
Este interés por los oficios y saberes tradicionales por encima de otros elementos culturales
patrimonializados (como las fiestas o los modos de expresión), se debe a que los primeros están
sometidos a tensiones particularmente críticas en el contexto global, dada la aceleración de las
transformaciones sociales producidas por la globalización mercantilista; además de la
instrumentalización económica y política que de ellas se hace por parte de algunos sectores que las
“patrimonializan”. Ello está también relacionado con la conversión en recurso económico y el
peligro de mercantilización, espectacularización o turistización de la cultura (Fernández de Paz,
2006, Agudo Torrico, 2005, Florido, 2011, 2012; Moreno Navarro, 2012b, 2002a). Algunas de las
evidencias de estas dinámicas globales son la gentrificación de los centros históricos, la
sobreexplotación de acuíferos en zonas rurales y reformas dirigidas a la “eficiencia” hidráulica, la
industrialización y posterior reconversión agraria, ganadera y pesquera; la falta de “soberanía
alimentaria”, la industrialización de los materiales constructivos y su expansión en el mercado…. A
ello se le suman las visiones reduccionistas y descoordinada de la gestión política de estos
fenómenos desde el punto de vista ambiental, económico o cultural etc., que afectan a espacios
culturales, actividades productivas, rituales y territorios.
Capítulo1
17
Ante estas situaciones, diferentes colectivos sociales activan procesos de patrimonialización
esperando garantizar su viabilidad y continuidad como grupo y como socioecosistema (Quintero,
2009; Hernández Ramírez, 2003; Gómez Ferri, 2004b). En este contexto, la antropología, en su
relación con el patrimonio cultural, puede tener un papel fundamental como mediadora entre
diversos actores e intereses en los procesos de patrimonialización (Prats, 2005; Bortolotto, 2014).
Mi desempeño como antropóloga, en el centro de documentación del IAPH y en la gestión
del patrimonio cultural y mi posición ante estas situaciones, me llevan a interesarme especialmente
por los conocimientos y actividades productivas tradicionales por considerar que son las más
expuestas a estas dinámicas globales y por creer que es posible aportar esa capacidad de mediación
desde la posición que ocupo empleando enfoques y perspectivas amplias del patrimonio cultural y
de su capacidad para servir para el desarrollo social y territorial.
Trataré, para ello, de descifrar los factores que han desembocado en la definición del
concepto de patrimonio cultural inmaterial, atendiendo a los procesos y a los colectivos que han
contribuido o participado en esta construcción y las respectivas lógicas desde las que estos ponen en
marcha procesos de activación patrimonial en torno a los denominados “oficios y saberes” o
actividades productivas relacionadas con conocimientos vernáculos.
El propósito de mi análisis es ofrecer una propuesta metodológica a partir de mi propia
experiencia en la gestión del patrimonio para la documentación y salvaguarda del PCI que puede ser
útil en el ámbito de la gestión cultural y ambiental y para el desarrollo social y territorial. Para ello
me centraré en los conocimientos tradicionales, teniendo en cuenta los procesos de globalización y
localización en torno a los mismos y los procesos de activación patrimonial relacionados con ellos,
ya sea desde el ámbito, social, científico, institucional, político o privado.
En este análisis confluyen varios problemas que serán tenidos en cuenta en este estudio:
1. La tendencia fosilizadora y la ausencia de una perspectiva holística y participativa en la
gestión.
Aunque somos conscientes de que el concepto de patrimonio es una construcción social que en las
últimas décadas se ha ampliado enormemente, la mayor parte de las fórmulas de gestión,
conservación o activación diseñada para el patrimonio cultural inmaterial han sido similares a los
aplicados a los objetos muebles e inmuebles, terminando por museificar, cosificar, fosilizar,
espectacularizar o mercantilizar las expresiones culturales vivas. En las políticas relacionadas con la
protección del patrimonio cultural y en las herramientas y técnicas creadas para su documentación,
impera aún una visión vertical de la gestión, con una visión experta, monumental, material, singular,
Capítulo1
18
estética y un concepto de protección adaptado a estos valores. La protección, en la mayor parte de
los casos, se sigue relacionando con una idea de custodia, mantenimiento y conservación perenne de
objetos o actividades que deben transmitirse intactos a las nuevas generaciones. Una de las medidas
más recurrentes es la materialización o fijación en soportes materiales de las actividades y
expresiones vivas (registros documentales, sonoros o audiovisuales). Otra de ellas, por muy vivo y
vigente que sea un elemento cultural, es su museificación (museos de identidades, museos de pesca,
museos de la fiesta, museos de los patios, museo de la cal…). Por ello, atenderé a los marcos
legales aplicados al PCI en diferentes contextos (internacional, estatal, regional, comarcal o local) y
a las medidas de salvaguarda empleadas en algunos casos desde el punto de vista administrativo.
Las leyes de patrimonio y políticas culturales vigentes ha conducido a que quienes trabajan en las
administraciones competentes en materia de protección de patrimonio cultural a diseñar fórmulas de
protección ineficaces o inexistentes, desprovistos como están de suficientes instrumentos operativos
y directos para la protección de estas manifestaciones culturales, más bien adaptadas a bienes
muebles e inmuebles que a actividades, procesos o manifestaciones vivas de la cultura. O más bien,
a no operar: “no se puede proteger” (Lacarrieu, 2008). A veces, por temor a fosilizar la necesaria
dinámica cultural, no se han utilizado mecanismos disponibles, sino que, en el mejor de los casos,
se ha optado por la documentación y registro sonoro o audiovisual con el fin de “materializar” estos
fenómenos culturales vivos en soportes físicos inertes como única medida de protección posible. O
bien, se protegen los ámbitos territoriales (más materiales, espacios o inmuebles asociados)
afectados por una actividad ritual o productiva, pero no se prevén medidas que se salgan de sus
propias competencias para garantizar la continuidad de dicha actividad, sobre todo porque ello
requiere de la coordinación amplia y bien fundamentada con otras administraciones y con la
sociedad civil. O bien, porque su protección no comporta ningún tipo de medida de salvaguarda que
limite los riesgos que le afectan sino que se emplea como una mera distinción o reconocimiento, o
bien se utiliza como estrategia política, turística o económica. Mi experiencia en la gestión y
documentación del patrimonio cultural me sirve como base desde la cual poder analizar, desde una
perspectiva antropológica, algunos de los avances y problemas conceptuales, jurídicos, políticos y
sociales que conducen a ello (capítulo 3y 4).
Por otro lado, la instrumentalización del patrimonio cultural desde diversos ámbitos,
representando o privilegiando a determinados grupos sociales convierte al patrimonio cultural en un
objeto de conflicto social donde entran en discusión intereses de partido, intereses económicos o
reivindicaciones y presiones locales de distinta índole. Por tanto, ahora más que nunca, el
Capítulo1
19
patrimonio cultural se construye socialmente desde colectivos e intereses diversos (Quintero, 2009)
que también serán tenidos en cuenta en este estudio.
2. La descoordinación intersectorial en las administraciones públicas
La salvaguarda de este patrimonio (la cultura en sentido antropológico) no puede circunscribirse
exclusivamente a los límites de acción y operatividad de la administración competente en cultura, a
no ser que ésta tenga la suficiente presencia en otros ámbitos competenciales. Desde nuestro punto
de vista, todas las administraciones con competencias en otras materias como medioambiente,
agricultura y pesca, obras públicas, ordenación del territorio, vivienda, comercio, turismo, industria,
costas… actúan de forma directa o indirecta sobre la cultura entendida en sentido amplio o sobre el
patrimonio cultural inmaterial tal y como lo define la Convención citada (UNESCO, 2003). La
ampliación del concepto de patrimonio relacionado con el concepto amplio de cultura que define la
antropología social no ha llevado aparejado una ampliación de acuerdos entre las entidades
competentes en patrimonio y otras administraciones sectoriales. De forma que unas y otras, ante los
mismos fenómenos, mantienen posturas contradictorias. La economía, el medio ambiente, la
artesanía, la alimentación o las formas de habitar también forma parte de la cultura por lo que las
medidas que se toman sobre estos ámbito influyen directamente en la cultura y en el patrimonio
cultural. Por ello, atender a problemas medioambientales con una concepción conservacionista del
medio y la “naturaleza” sin tener en cuenta los vínculos creados entre medio y grupo humano, es
contraproducente para el medio ambiente y para los grupos sociales que tradicionalmente lo han
construido como espacio social y en condiciones socioecológicas adecuadas. La convivencia del
grupo social tradicionalmente presente en este espacio socializado y su implicación como parte de
este socioecosistema puede ser muy positiva, dotándolo de resiliencia, gracias a sus conocimientos
y saberes acumulados. Su modo de gestionarlo garantizan su biodiversidad para garantizar su propia
reproducción económica y simbólica así como sus vivencias rituales y cotidianas otorgando al
grupo sentido de pertenencia al lugar, considerado como propio (Escalera Reyes, 2013; Escaleras
Reyes y Ruiz Ballesteros, 2011). Ignorar la presencia de todos estos factores, separando al grupo
humano del ecosistema, mediante una intervención y gestión reduccionista puede ser muy
contraproducente para la biodiversidad y para la diversidad cultural. El concepto de patrimonio
cultural inmaterial sintetiza esta dialéctica y una salvaguarda holística y respetuosa de la misma es
necesaria, sobre todo en momentos de crisis estructural como el que vivimos.
Capítulo1
20
3. La ausencia de herramientas y metodologías para la documentación y gestión integrada del
patrimonio cultural.
Como consecuencia de lo anterior son escasas las herramientas adaptadas a enfoques más holísticos
e integradores que pongan el acento sobre los valores simbólicos e identitarios y en el caso del
patrimonio cultural inmaterial, sobre su carácter dinámico y procesual. Es por ello que he
convertido en objetivo de este trabajo la realización de una propuesta metodológica para la
documentación del patrimonio inmaterial, partiendo de mi experiencia y revisión crítica del
proyecto del Atlas del Patrimonio Inmaterial de Andalucía, en adelante APIA, (capítulo 5) en cuyo
diseño y coordinación he trabajado desde su gestación en 2008 en el IAPH. Éste, analizado en su
contexto, puede resultar un modelo de gestión del patrimonio inmaterial susceptible de ser mejorado
pero capaz de aportar algunas claves para la salvaguarda activa del PCI. Algunos de los oficios
tradicionales que he analizado (actividades productivas del sector primario), constituyen diferentes
ejemplos que me permitirán analizar parte de los resultados de este proyecto y, al mismo tiempo,
realizar una tipología de procesos de patrimonialización de oficios tradicionales que también
constituyen un objetivo de esta investigación (capítulo 6). Uno de estos oficios tradicionales es la
producción artesanal de cal en Morón que será analizado en profundidad constituyendo una de las
principales unidades de observación del mismo (capítulo 7).
Afortunadamente, Andalucía es rica en expresiones culturales que podríamos integrar en
este concepto de patrimonio inmaterial siendo practicadas muchas veces por y para los propios
colectivos que las realizan sin tratar de obtener a cambio beneficio económico, o al menos, no
únicamente, ni tratar de convertir sus tradiciones en espectáculos, sino que se viven como contextos
para autorreafirmarse como grupo social y como una comunidad simbólica. Como afirma Isidoro
Moreno (2000, 2002), en la superposición de temporalidades de la historia de Andalucía radica la
génesis de una de las grandes ventajas de la cultura andaluza. Frente a la deshumanización de las
relaciones impuestas por la lógica del mercado, la mayor parte de los códigos y formas de
expresarse de los andaluces son un factor de resistencia a las tendencias homogeneizadoras de la
sociedad actual: su antropocentrismo, su capacidad de socialización y su tendencia a organizarse
colectivamente en redes sociales no institucionalizadas; su tendencia hacia el igualitarismo y su
capacidad de relativizar constituyen algunos de estos valores de la cultura andaluza.
Algunas actividades productivas andaluzas patrimonializadas, se presentan así como un
laboratorio de análisis adecuado para el estudio de cómo los procesos de patrimonialización de la
Capítulo1
21
cultura pueden frenar o amortiguar los efectos de la globalización y la homogeneización que esta
comporta, pues “la activación de sus valores de uso puede hacer de la cultura andaluza el eje de
una identidad –resistencia que afirme a Andalucía en el actual contexto de glocalización” (Moreno
Navarro, 2002: 137).
4. De lo tangible e intangible del PCI
Antes de iniciar, quisiera también realizar una aclaración en torno al controvertido término
inmaterial. La dicotomía sucedida desde la aparición del mismo como una pretendida categoría
patrimonial debe ser cuestionada y al menos puesta de relieve y aclarada. “Patrimonio cultural
material-inmaterial” constituye una dicotomía tan inconsistente en la teoría como en la
práctica. A pesar de que la historia del patrimonio cultural ha estado marcada durante mucho
tiempo por una preocupación por la protección de los objetos (muebles o inmuebles), los
valores otorgados a estos por los sujetos patrimonializadores (sin los cuales no habría
patrimonio) dentro de una cultura dada, han sido siempre inmateriales (basados ya sea en
cuestiones estéticas, históricas o identitarias). En este trabajo asumimos el término adoptado por
la Convención de UNESCO de 2003 por cuanto que consideramos que esta inmaterialidad afecta a
todo patrimonio, y en eso parece haber acuerdo, y porque en este caso se refiere a la componente
procesual de cualquier elemento cultural, pero cuestionamos su validez y abogamos por un cambio
de paradigma: ambas antonimias no son tales, sino que se encuentran íntimamente interrelacionadas
y son interdependientes, de manera que sólo una visión holística del patrimonio cultural que
comprenda tanto los aspectos materiales cuanto los inmateriales permitirán su reconocimiento,
tratamiento adecuado y salvaguardia (Desantes, 2013; Limón, 1988, 1999; Fernández de Paz,
2004c). Aunque parezca una simple cuestión terminológica, la distinción política entre ambas a
través de la UNESCO, que paradójicamente prevé esta relación dialéctica en todos sus documentos
( BOUCHENAKI, 2003; Declaración de Estambul, 2002), puede llevar a una confusión nada
favorable para sus objetivos: la salvaguarda del patrimonio cultural. La Teoría de los Bienes
culturales y el valor de “civilización”, que defendiera en los años sesenta la Comisión Franceschini
Capítulo1
22
(1966)3, fue un buen principio para este tratamiento holístico, aunque se refiriera sólo a los bienes
inmuebles. Los bienes culturales incluyen, desde esta perspectiva, la doble dimensión: material–
inmaterial.
El “patrimonio inmaterial” sí alberga en su definición, que no en su denominación, la doble
dimensión material-inmaterial aunque, con “inmaterial” pretenda hacer hincapié sobre los procesos
por encima de los objetos, intentando revertir la dinámica histórica de la gestión patrimonial, que
siempre ha dado importancia a la conservación material de los objetos, a sus “valores intrínsecos” y
a sus autores individuales por encima de los procesos, los conocimientos y su capacidad de
representar a sujetos colectivos que los producen y transmiten. La “Declaración de Nara sobre la
Autenticidad” afirmaba que “todas las culturas y sociedades tienen sus raíces en determinados
medios y formas de ambos patrimonios, el material y el inmaterial” (Citado por Munjeri, 2004).
Beatriz Santamarina ve en el término de “patrimonio inmaterial” un “re-bautizo” de lo antes
denominado científicamente “folklore", entendido como saber del pueblo. Explica este re-
conocimiento en un contexto de fuerte demanda patrimonial o “avidez de consumo patrimonialista”
que produce una “inflación patrimonial” muy funcional al mercado (Santamarina, 2013).
Victoria Quintero (2005), aunque reconocía la artificialidad de esta separación entre material
e inmaterial, admitía las ventajas del concepto por cuanto ello suponía romper con “el fetichismo de
la piedra y el “culto a los monumentos”. La mitificación del objeto, al que se otorga valores
intrínsecos y tasables, ha terminado por desvirtuar su significado. Desde la protección, por muy
amplios y dialécticos que hayan sido los instrumentos legales a aplicar, se ha tendido a proteger
siempre los elementos materiales aplicando un concepto clásico de conservación.
Lo que algunos autores han interpretado como una jerarquización planetaria del patrimonio,
Quintero, lo interpretó como una visualización de los grupos sociales subalternos, subordinados,
3 Ley 310 de 26 de abril de 1964 por la que se constituye la “Comisión de investigación para la tutela y valorización del
patrimonio histórico, arqueológico, artístico del paisaje” 26 de mayo de 1964. Gazzetta Ufficiale Italiana. Se le
encomendó una investigación y diagnóstico del patrimonio histórico italiano debido a sus deterioro tras los conflictos
bélicos, el robo y el expolio en yacimientos arqueológicos, archivos y bibliotecas y la elaboración de medidas concretas
que garantizaran su futura conservación y disfrute. Su presidente fue el diputado Francesco Franceschini de quien toma
el nombre.Aunque mucho menos evidente pero tan dañina como las otras amenazas, resultaba la especulación
urbanística que acechaba a los centros histórico urbanos. Uno de los grandes avances de esta comisión fue del definir
el “bien cultural” como testimonio material dotado de valor de civilización. Este valor se identifica en virtud del valor
publico y por naturaleza es inmaterial. El objeto se constituye en soporte material de un valor cultural, inmaterial e
inherente a él. Es por ello que el bien cultural es público, no por la propiedad sino en cuanto a bien de fruición (Martínez
Pino, J, 2012)
Capítulo1
23
dominados, minimizados en el escenario global. Y esta perspectiva, me convenció para usar este
término.
Por todo lo anterior, esta investigación parte de cuatro premisas fundamentales que han guiado la
producción de la información a lo largo de la misma.
1. La primera de ella es que existe un incremento de los procesos de patrimonialización activados
desde la administración, entidades empresariales o movimientos sociales en torno a los
conocimientos tradicionales y las actividades artesanales, entendidas como “patrimonio cultural
inmaterial”. Este incremento se debe a la dialéctica entre dos dinámicas que se dan en el mundo
contemporáneo: la globalización y la localización o “glocalización” que genera modificaciones
en el concepto de patrimonio, en los agentes que participan en los procesos de
patrimonialización y el tipo de activaciones que estos producen y en las políticas culturales que
se generan al respecto.
2. En segundo lugar, en este contexto se producen activaciones relacionadas con el “Patrimonio
Cultural Inmaterial” producto de diversos enfoques reduccionistas muy perjudiciales para la
cultura y el patrimonio, fundamentalmente de tres tipos: a) reduccionismo esencialistas, b)
objetuales y fosilizadores c) y economicistas o instrumentales. En este sentido, por un lado,
diversos agentes entienden los conocimientos tradicionales, sus productores y sus productos
como hechos susceptibles de ser rentabilizados desde el punto de visto turístico, económico o
político sin atender a los aspectos culturales, ambientales y simbólicos que estos entrañan. Y
por otro lado, la falta de holismo y una visión estática y objetual del patrimonio en la gestión
patrimonial institucional puede conducir a una desconsideración de estos elementos por parte de
los organismos competentes o una descoordinación entre los organismos competentes en cultura
y patrimonio, otras administraciones (medioambiente, obras públicas, turismo…) y la
ciudadanía y movimientos sociales que repercute negativamente en la cultura y en el patrimonio
cultural.
3. En tercer lugar, considero que diversos elementos culturales considerados PCI pueden llegar a
constituirse en ejes de proyectos societarios alternativos tanto en el plano económico como en
el social, ambiental, político y simbólico. En este sentido, diversos agentes activan procesos de
Capítulo1
24
patrimonialización que ponen el acento también en los valores dinámicos, simbólicos e
identitarios del patrimonio cultural. En gran medida se trata de movimientos sociales que ante
los efectos homogeneizadores de la globalización reaccionan ofreciendo lógicas culturales
alternativas a la hegemónica no asimilables por la lógica mercantilista pudiendo constituirse en
elementos de resistencia a su avance.
4. Y por último, considero que los conocimientos y saberes tradicionales y sus activaciones
patrimoniales pueden incidir positivamente en los socioecosistemas de los que forman parte,
proveyendo de mecanismos que contribuyen al mantenimiento de sus funciones ecológicas
fundamentales, propiciando la diversidad biológica y cultural y favoreciendo la resiliencia de
estos socioecosistemas y de los grupos humanos que los integran.
En este contexto, la pregunta fundamental que me planteo y a la que intentaré responder, es
cómo es posible desde la gestión y documentación del patrimonio convertir lo que es significativo
culturalmente para un colectivo, en patrimonialmente relevante, sin reduccionismos ni
conservadurismos de ningún tipo, respaldando las iniciativas sociales que conducen a la diversidad
cultural y a la biodiversidad y limitando los obstáculos que se les plantea desde los ámbitos del
mercado o desde la gestión administrativa. El interés en los conocimientos tradicionales se debe a
las tensiones particularmente críticas a las que están sujetos en el contexto global, debido a las
consecuencias de la globalización mercantilista, además de la instrumentalización económica y
política de algunos agentes patrimonializadores y a las formas desordenadas de gestión
administrativa que se les aplica.
En definitiva, partimos de la idea de que las iniciativas de patrimonialización tienen más
éxito cuando son propuestas desde entidades y personas ancladas en el territorio, con perspectivas y
conocimientos locales (si entendemos el éxito en relación con la capacidad de resiliencia o
respuestas creativas en un marco estructural que pone en peligro la reproducción de los mismos).
Por el contrario, cuando las iniciativas de patrimonialización son resultado de procesos
institucionales construidos de arriba a abajo, con escasas conexiones con el entorno local, tienen
escasas posibilidades de garantizar la sostenibilidad de las prácticas y conocimientos
patrimonializados.
Capítulo1
25
1.3. Objetivos
Por tanto, el objetivo general, y aportación fundamental de esta investigación, será realizar una
propuesta metodológica para la documentación y gestión del Patrimonio Cultural Inmaterial en
el contexto andaluz, partiendo de mi experiencia personal en la documentación y gestión del
PCI, teniendo en cuenta un concepto de salvaguarda participativo, amplio y no fosilizador, y
aplicado fundamentalmente a la salvaguarda de las actividades productivas vernáculas. Esta
metodología estará orientada a diseñar una política de gestión integradora, holística y social
del PCI.
1. Descifrar el proceso y los factores que han desembocado en la definición del concepto de
patrimonio cultural inmaterial, desde distintas perspectivas atendiendo a los procesos y a los
colectivos que han contribuido o participado en esta construcción y a sus respectivos objetivos.
2. Analizar y valorar los diferentes tipos de medidas aplicadas al Patrimonio cultural inmaterial en
distintos contextos (internacional, estatal, regional, comarcal o local) de acuerdo con diferentes
marcos legales vigentes desde el punto de vista administrativo, haciendo especial hincapié en
las artesanías, actividades productivas y conocimientos tradicionales.
4. Hacer una revisión crítica del APIA como punto de partida de una nueva propuesta
metodológica a partir de esta experiencia probada. Analizar varios oficios tradicionales
documentados en en el proyecto del APIA por equipo de campo4; o a partir de mi propia
práctica en la gestión patrimonial5. El objetivo será también atender a los procesos de
Capítulo1
26
patrimonialización activados en torno a estos oficios tradicionales desde una lógica identitaria
por parte de determinados agentes; así como a lógicas institucionales, académicas,
conservacionistas, turísticas, promocionales aplicadas desde otros colectivos que participan en
el proceso.
Capítulo1
27
asistencia técnica para el Ministerio de Cultura como miembro del Órgano subsidiario de UNESCO
para la evaluación de candidaturas de diversos países a la Lista Representativa de la Convención de
UNESCO de 2003 durante los años 2012 y 2013; o en la Comisión de Expertos de UNESCO para
la elaboración de un modelo de código de ética para el patrimonio cultural inmaterial (Valencia,
2015); la participación en proyectos de cooperación internacional en materia de PCI con diversos
países de Latinoamérica -Brasil, Ecuador, Nicaragua-; o de proyectos de cooperación transfronteriza
con Marruecos, han sido algunos de los factores que me han permitido desarrollar esta investigación
en torno al PCI con el objetivo de realizar una propuesta metodológica para su gestión desde una
perspectiva holística y como modo de contribuir al desarrollo social y territorial.
Por tanto, se trata de un trabajo de investigación que llevo desarrollando desde hace algunos
años de forma paralela y en constante relación con mi desarrollo personal y con mi desempeño
profesional como antropóloga en el IAPH al cual agradezco enormemente la oportunidad que me ha
brindado para poder ejercer con plenitud mis intereses sociales, culturales, académicos y
profesionales.
Una vez aclarado el planteamiento del problema, las premisas de partida, los objetivos y motivación
de esta investigación, me propongo describir la estrategia metodológica empleada, teniendo en
cuenta las unidades de análisis, las unidades de observación, las fuentes y técnicas empleadas para
el análisis, el periodo en el que se ha desarrollado el trabajo y cómo se refleja todo ello en su
estructura. Si he de recalcar una peculiaridad de lo que ha supuesto metodológicamente este trabajo
ha sido la necesidad de ir conjugando continuamente diferentes niveles de análisis, observación y
distintas herramientas y técnicas de investigación. Entre ellas, cabe destacar la experiencia
profesional en la gestión, documentación y tutela del patrimonio cultural; técnicas documentales,
diseño conceptual de modelo de datos y manejo de bases de datos relacionales para la gestión del
patrimonio cultural; técnicas de gestión de proyectos; técnicas de coordinación de equipos; técnicas
para la obtención de registros gráficos, sonoros y audiovisuales para la documentación del
patrimonio cultural; y estudio de casos que comportan el manejo diferentes fuentes (historiografía,
Capítulo1
28
fuentes bibliográficas, fuentes documentales de archivos, técnicas de diálogo o entrevistas,
observación participante..).
En una primera parte del análisis iré de lo general (políticas internacionales-estatales-
regionales) a lo concreto (actuaciones en la documentación patrimonial como el Atlas del
Patrimonio Inmaterial de Andalucía; oficios registrados en el mismo y tipos de procesos de
patrimonialización en torno a los mismo para ir realizando la propuesta metodológica); para en el
último capítulo, abordar el análisis a través de un estudio de caso que me permitirá realizar el
recorrido a la inversa: de un caso, a consideraciones generales sobre procesos de patrimonialización
en torno a elementos de la cultura categorizados como patrimonio cultural inmaterial
(especialmente los relacionados con actividades productivas), entendiendo este concepto desde su
acepción más holística. Como culminación del trabajo, estas tareas desembocarán en la aportación
metodológica que pretende este estudio.
En el siguiente cuadro metodológico (Tabla 1.1.) se puede apreciar sintéticamente la
identificación de las unidades de análisis de este trabajo, las unidades de observación y parte de
las técnicas o estrategias de investigación empleadas en cada caso. Todo ello se describe a
continuación, haciendo referencia constante a la propia estructura del trabajo y a su
temporalidad, así como a la relación orgánica entre todos estos elementos.
Capítulo1
29
Tabla 1.1. Cuadro sinóptico del proceso de la investigación
Unidades de Fuentes, técnicas y estrategias de investigación Etapa capítulos
Análisis
1. Políticas F u e n t e s b i b l i o g r á fi c a s o d o c u m e n t a l e s ( C a r t a s , 2000- 3,4
culturales Recomendaciones, Convenciones, normas, leyes, 2015
internacionales, reglamentos); archivos y Bases de datos. Fuentes orales,
estatales y entrevistas y observación participante.
regionales sobre (véase Tablas 3.2, 3.5, 4.6, 4.7, 4.8, 4.9, 4.10, 5.13, 5.14,
Patrimonio Cultural 7.23)
Capítulo1
30
1.5.1. Unidad de análisis 1:
Con respecto a esta unidad de análisis, realizaré a través de los documentos internacionales6,
estatales y regionales un análisis del proceso de construcción del concepto de patrimonio inmaterial,
terminología, discursos legales y prácticas de salvaguarda aplicadas desde las administraciones
competentes o desde otras instancias albergando en mayor o menor medida las crecientes iniciativas
sociales en la gestión patrimonial. Un análisis crítico de esta producción nos permitirá comprender
las geopolíticas pretéritas y actuales de los procesos patrimoniales (Kirshenblatt-Gimblett, 2004a,
Santamarina, 2013).
Capítulo1
31
IAPH10 en cuestiones relacionados con el patrimonio inmaterial). Realizaré este análisis en los
capítulos 3 y 4.
En cada uno de estos capítulos he introducido ejemplos o casos relacionados con mi práctica
profesional que pueda servir para ejemplificar el análisis teórico: en el capítulo 3, dedicado a las
políticas internacionales, expondré algunas de las conclusiones a partir de mi participación en el
análisis y evaluación de candidaturas UNESCO a la Lista Representativa (2013-2014)11,
permitiéndome analizar, por un lado, los criterios de selección aplicados por UNESCO; y en
segundo lugar, si se trata de activaciones más sociales, científicas o institucionales.
En el capítulo 4, gran parte del análisis sobre las políticas estatales o regionales, es producto,
de una evaluación no sólo teórica sino de mi participación directa en el desarrollo de algunos de los
instrumentos analizados (Reglamento de la ley; Plan Nacional de Patrimonio cultural Inmaterial, la
gestión del patrimonio etnológico en el IAPH); o del asesoramiento técnico o evaluación crítica que
de ellos he debido hacer como práctica de mi trabajo o desempeño profesional (Anteproyecto,
Proyecto de Ley y Ley 10/ 2015 de Patrimonio Cultural Inmaterial; candidaturas andaluzas a las
Listas de Patrimonio Inmaterial de UNESCO (véase tabla 4.10).
Capítulo1
32
1.5.2. Unidad de análisis 2.
12Además de la autora como coordinadora técnico-científica, han participado en el desarrollo del mismo
como Equipo de campo: Ana Belén García Muñoz; José Miguel Mejías del Río; Rosa Satué López; Isabel
Aguilar Majarón; Mª del Rosario Ortiz Amores; Alesandra Olivi; Erica Bredy; Eva Cote Montes; Marc
Ballester Torrents; Felipe García Leiva; Elena Ramírez Guerra; Victor Gañán; Francisco Jiménez Rabasco.
Como Dirección Institucional: Román Fernández Baca-Casares, Silvia Fernández Cacho Equipo de gestión
y tratamiento de la Información: Aniceto Delgado e Inmaculada Álvarez (Especialistas en patrimonio
etnológico -IAPH-); Anjhara Gómez Aragón (Becaria de Investigación IAPH 2008); José Manuel Díaz Iglesia
y David Villalón (Especialista en SIG y cartografía, IAPH); Daniel Ortega Dianez (Especialista en sistemas
de Información-MOSAICO) Juan Carlos Cazalla (Especialista en documentación gráfica); Teresa Rubio,
Isabel Dugo (tratamiento de la información gráfica y metadatación); en el proyecto audiovisual, Hèlléne
Guigére y en la documentación audiovisual de calidad, Alfredo Penellas y Antonio Cadenas. En calidad de
asesores científicos: Juan Agudo Torrico, Profesor titular de Antropología Social de la Universidad de Sevilla,
para el ámbito de Rituales festivos); Esther Fernández de Paz, Profesora Titular de Antropología Social de la
Universidad de Sevilla para el ámbito de Oficios y Saberes; Reynaldo Fernández Manzano, Director del
Centro de Documentación Musical de Andalucía y Alberto Alonso Fernández , experto en etnomusicología y
Tradición oral para el ámbitos de Modos de Expresión; Pedro Cantero Martín, profesor de Antropología.
Universidad Pablo de Olavide para el ámbito de Alimentación y Cocinas. Ha sido fundamental el apoyo y la
participación puntual de asesoramiento de los miembros del grupo de investigación GEISA, incluido su
director, Isidoro Moreno Navarro. Han colaborado la DGBC, CEA, IPCE, IAF.
Capítulo1
33
de documentación del patrimonio cultural inmaterial partiendo del valor identitario como eje de
afirmación –resistencia en los procesos de glocalización..
En este caso se han seguido dos métodos fundamentales. En primer lugar, he realizado el análisis de
una selección de una muestra de información a partir del APIA u otras actuaciones relacionadas con
la gestión y acción social (capítulo 6) y en segundo lugar, me he centrado en un estudio de caso
sobre un oficio concreto y los procesos de patrimonialización activados en torno al mismo
(capítulo7)
Para ello, he empleado la documentación disponible en las bases de datos del IAPH al
respecto, las fichas, registros sonoros de entrevistas, documentos gráficos y audiovisuales; así como
otras fuentes bibliográficas o documentales. Otra parte de la información obtenida y analizada en
13 véase tabla 6.17 (se han analizado los señalados en rojo) y 6.18.
Capítulo1
34
este capítulo procede de mi observación directa o recogida de información a través de entrevistas o
documentación gráfica a raíz de un nuevo tipo de relación establecida con determinados colectivos,
con quienes he iniciado un nuevo tipo de colaboración a partir de sus solicitudes de asesoramiento
debido a la situación de riesgo en la que se encuentran o porque inician procesos de
patrimonialización al respecto, con diferentes objetivos e intereses, solicitando su inclusión en el
Atlas, en el Catálogo General de Patrimonio Histórico de Andalucía y fundamentalmente en las
Listas de UNESCO. En este caso cabe destacar las posibilidades de aplicación de la antropología a
la gestión patrimonial y a la acción social. Ello me permitirá manejar el suficiente número de casos
como para establecer una casuística entre procesos de patrimonialización en torno a los oficios
tradicionales en las dinámicas actuales de globalización y localización.
A partir de este trabajo, podré abordar el objetivo de realizar una propuesta de clasificación
de procesos de patrimonialización a partir de un volumen de información lo suficientemente amplio
cuantitativamente y lo suficientemente diverso cualitativamente, manejando registros que
pertenecen a diferentes contextos territoriales y afectados por dinámicas globales (económicas y
políticas) de diferente índole que comportan riesgos ante los cuales los grupos sociales
protagonistas reaccionan. Algunas de estas estrategias patrimonializadoras pueden ser entendidas
como formas de resiliencia socioecosistémicas. Ante estas acciones sociales, he analizado
actuaciones de la administración y su forma de interactuar con los colectivos sociales, dificultando,
en ocasiones, su continuidad. La propuesta de clasificación de procesos de patrimonialización
concretos se basará en los siguientes criterios: tipos de agentes que participan en ellos; dinámicas
políticas en las que se insertan; objetivos y racionalidades que las conducen; y su relación con el
marco contextual.
Capítulo1
35
Campaneros de Utrera. 2013. Carrera Díaz, G.
Capítulo1
36
1.5.3.b. Estudio de caso: La elaboración artesanal de cal en Morón de la
Frontera
El segundo método empleado ha sido la aproximación etnográfica a un estudio de caso. Esta
herramienta metodológica para la investigación científica (el estudio de caso) es clave en la
antropología pues permite superar los requisitos de fiabilidad y validez científica asociados a los
métodos cuantitativos. A través de este método intentaré responder al cómo y el porqué de las
preguntas planteadas en esta investigación mediante el uso de múltiples fuentes y datos (fuentes
documentales y archivos, fuentes bibliográficas, observación participante, entrevistas, historias de
vida, descripción etnográfica de inmuebles y actividades)…
Como afirma Martínez Carazo (2006), con el uso de estudio de caso se pretende comprender
las dinámicas presentes en contextos singulares, combinado distintos métodos para la recogida de
evidencia cualitativa y/o cuantitativa con el fin de describir, verificar o generar teoría o para
diagnosticar y ofrecer soluciones a fenómenos verosímiles de la actualidad que ayuden a
comprender o solucionar problemas.
Capítulo1
37
Todo ello, se hará a partir de la labor etnográfica y trabajo de campo que he realizado en la
zona de manera discontinua, desde hace ya tres años y se reflejará en el guión de las entrevistas
realizadas a informantes seleccionados. Para el conocimiento de la actividad y su desarrollo actual
así como las estrategias locales de reproducción social y simbólica ha sido fundamental la técnica
de diálogo empleando entrevistas en profundidad, historias de vidas, entrevistas semidirigidas; la
descripción etnográfica del proceso productivo; análisis y descripción de inmuebles…). Haré
especial hincapié en la importancia y centralidad del conocimiento tradicional sobre el
conocimiento experto-técnico-científico.
En segundo lugar, para poder comprobar cómo este oficio constituye un ejemplo de
resiliencia socioecosistémica o una forma singular de adaptación a las condiciones ambientales del
entorno, hemos empleado diferentes técnicas. Las estancias en este territorio nos han permitido
conocer algunas de sus características y las formas de ocupación y producción que se han venido
dando desde finales del siglo XIX a través de los testimonios arquitectónicos y de la impronta que
Capítulo1
38
la actividad extractiva ha dejado en la campiña de Morón y en la Sierra de Esparteros. La
observación directa y la información oral me permitirán documentar y analizar de cerca las
estrategias emprendidas para mantener vigente esta actividad por sus protagonistas fundamentales,
los caleros. Analizaremos esta cualidad resiliente de este oficio tradicional, de sus productores y del
socioecosistema del que forman parte ante la irrupción en el mismo territorio de formas de
explotación industriales y extractivas que están suponiendo un fuerte impacto ecológico en el
territorio y un fuerte impacto económico en la actividad artesanal. Este caso nos permite realizar un
examen de la articulación de procesos a nivel macrosocial y comportamientos y lógicas a nivel local
o sectorial, que es una de las aspiraciones de este estudio atendiendo a la importancia de culturas
vernáculas y su patrimonialización. Para ello emplearemos también las técnicas de entrevistas a
diferentes informantes que han sido seleccionados en su calidad de productores artesanales,
industriales, ser miembros de un colectivo ecologista, o participar en la transferencia de este oficio
(caleros, director del museo, director de formación,….)
Por último, para constatar cómo en el contexto territorial en el que tiene lugar esta actividad,
la campiña y sierra de Morón, se están produciendo en las últimas décadas procesos de
patrimonialización vinculados con esta actividad o su entorno inmediato, la Sierra de Montegil o
Esparteros que resultan de gran interés y que pueden constituirse en estrategias de viabilidad de la
actividad calera artesanal al tiempo que en formas ejemplares de gestión patrimonial. En este
sentido, además de fuentes documentales y bibliográficas se emplearán técnicas de observación y de
diálogo orientadas a obtener información oral de parte de diferentes tipos de agentes (diversos tipos
de caleros, gerentes de la fábrica industrial de cal ; miembros de la asociación ecologista “Salvemos
Sierra Espartero”, director del museo de la cal; técnicos del IAPH expertos en restauración y en
análisis de materiales17).
Para poder exponer adecuadamente los resultados de esta investigación, este trabajo se
estructurará en 7 capítulos. El primero, es éste dedicado a las cuestiones metodológicas. En el
capítulo 2 expondré el marco teórico en el que se inscribe este trabajo. En el capítulo 3, analizaré las
formas de abordar, gestionar y salvaguardar el denominado “patrimonio cultural inmaterial” en el
ámbito internacional a lo largo de la historia y en el momento actual. En el capítulo 4 analizaré los
discursos de legislaciones estatales y autonómicas al respecto y el impacto de la Convención sobre
17 El uso de la cal artesanal para la restauración será una de las estrategias fundamentales empleadas
localmente como respuesta a las dinámicas globales (patrimonialización experta…)
Capítulo1
39
los procesos de patrimonalización en los ámbitos privados, público-administrativo y social en el
contexto andaluz. En el capítulo 5 analizaré el proyecto del “Atlas del Patrimonio Inmaterial de
Andalucía” (2008-2014). En el capítulo 6 analizaré una selección de oficios tradicionales y tipos de
procesos de patrimonialización. Por último, en el capítulo 7 me centraré en un estudio de caso
concreto al que he dedicado una labor etnográfica y de investigación especialmente profunda en los
últimos años: la producción de cal en Morón de la Frontera. Se aportan conclusiones parciales en
los capítulos 5, 6 y 7 y conclusiones finales dirigidas a perfilar la propuesta metodológica para la
documentación y gestión del patrimonio cultural funcional al desarrollo social y territorial.
Capítulo1
40
Capítulo 2
41
Hornos de Cal Morón de la Frontera, Sevilla Carrera Díaz, G 2014
2.0. Introducción.
Para alcanzar el objetivo general y algunos de los específicos que me he propuesto en esta
investigación, revisaré en este capítulo la literatura y reflexiones teóricas en el ámbito científico de
la antropología u otras disciplinas relacionadas con la construcción social del patrimonio, la
traslación al ámbito patrimonial del concepto antropológico de cultura, el reciente auge del
concepto del “patrimonio inmaterial” y las posiciones teóricas al respecto.
Actualmente, gran parte de las acciones y medidas políticas en torno a la cultura y al
patrimonio cultural parten de una ambigüedad estratégica en torno a los significados que se les
asigna a ambos términos. Prevenida de tanta polisemia, atenderé en los primeros epígrafes de este
apartado a las significaciones de ambos conceptos, aclarando y acordando desde el principio, las
acepciones del término “cultura” (tanto la acepción humanista como la antropológica); y la
importancia que han tenido ambas en la construcción del concepto “patrimonio cultural” a lo largo
del tiempo desde su gestación en el siglo XVIII hasta la actualidad.
Capítulo 2
42
Partimos de la idea de que este último, el patrimonio cultural, es una construcción
sociocultural, que ha ido modificándose con nuevos elementos (objetos, territorios, actividades,
conocimientos), atribución de valores y la relación con los sujetos (individuales o colectivos). Y
aunque parezca una evidencia, es necesario aclarar que no es lo mismo hablar de cultura que de
patrimonio cultural por muy amplios y acogedores que sean los significados que le atribuyamos a
ambos términos. Por lo que para iniciar esta contextualización teórica, se me antoja necesario
reflexionar sobre la construcciones y evolución teórica de ambos conceptos. Sobretodo, porque la
definición del concepto de “patrimonio cultural inmaterial”, en el que me voy a centrar, va a
suponer la adopción del concepto antropológico de cultura en el ámbito patrimonial y está basado
en la potencialidad de ésta para la consecución de “sostenibilidad” y “desarrollo” en el ámbito local
y en que las comunidades participen activamente en las estrategias de salvaguardia y de desarrollo
(Quintero, 2005, Matta, 2011, Carrera, 2005; 2009b).
La propuesta metodológica que haremos en este trabajo, recalcará en todo momento, la
constante relación dialéctica necesaria entre estos binomios. Teniendo en cuenta todo ello, intentaré
posicionarme junto a las visiones que conducen a una visión amplia de la cultura y del patrimonio
cultural, entendiendo que esta perspectiva es fundamental para la consecución de nuestro objetivo.
Por todo ello, y partiendo de los supuestos y objetivos anteriormente expuestos, el contexto
teórico en el que se inscribe esta investigación se articula en los siguientes ejes:
1. La construcción social del patrimonio y del concepto de “patrimonio inmaterial”.
2. Los enfoques reduccionistas en los procesos de patrimonialización en torno al
patrimonio cultural inmaterial y la tendencia a la mercantilización de la cultura.
3. La perspectiva holística del patrimonio cultural y su capacidad de servir para el
desarrollo social y territorial:
a) Patrimonio Inmaterial y participación social
b) Patrimonio inmaterial, glocalización y resistencia
c) Patrimonio Inmaterial, “oficios y saberes” y resiliencia
Capítulo 2
43
2.1.La cultura como contexto y el patrimonio como construcción social: del
tesoro nacional a la identidad
El patrimonio cultural se inscribe en un marco histórico-cultural que lo hace posible, con unos
atributos característicos, que además han sido cambiantes (Agudo Torrico, 1997; Kirshenblatt-
Gimblet, 1998; Bonfil, 1992; Quintero, 2009, Prats, 1997, 2003; García, 1998). El patrimonio
es una construcción de carácter sociopolítico, en cualquier caso atribuido de valores materiales
e inmateriales a partir del refuerzo simbólico de determinados elementos que sirve para la
consolidación de un determinado “nosotros colectivo” (Velasco, H., 2009) .
En este contexto, durante los siglos XVII y XVIII nace la primera acepción de
patrimonio como histórico artístico y perdura hasta los años 50 del siglo XX. Se inicia así la
construcción social de este concepto, cambiante y dinámico, que ha ido evolucionando
progresivamente desde su nacimiento. Actores sociales, desde posiciones y lógicas dominantes,
activaron los primeros procesos de patrimonialización, en contextos de fuertes
transformaciones, destacando los valores estéticos, materiales, expresivos o identitarios, de
tipo homogeneizador y asimilacionista, relativas a ciertas producciones objetuales (muebles o
inmuebles) de las élites sociales occidentales.18 Solo una parte de la sociedad occidental, que
privatiza y se apropia de bienes ajenos logrando establecer criterios de definición de lo que se
18 Para algunos autores, la consolidación del concepto de patrimonio histórico en el XIX está ligado desde
sus inicios a una reacción ante los cambios sociales y culturales que empezaba a producir la
industrialización (Casado Galván, 2009). Se trata de una paradoja de la cultura moderna destructora y
conservadora. La consciencia de pérdida conduce entonces a la burguesía de la época a la búsqueda
idealizada del pasado (Guiddens, 1994, Augé, 1995, García Canclini, 1999). La modernidad produce un
vaciado temporal y espacial que conduce al rescate de los orígenes y del sentimiento de pertenencia a
través de esta paradoja patrimonializadora de la modernidad (Ortega Valcárcel, 1998; Gosse, M. 1997).
Capítulo 2
44
considera arte, obteniendo prestigio y universalizando sus gustos. No existe aún, por tanto, aún
un concepto de patrimonio como bien colectivo y de dominio público. “El patrimonio cultural
sirve así como recurso para reproducir las diferencias entre los grupos sociales y la hegemonía de
quienes logran un acceso preferente a la producción y distribución de los bienes” (García Canclini,
1999). Este proceso de selección que incide sobre el valor intrínseco del bien (belleza,
antigüedad, excepcionalidad…) hará que durante mucho tiempo, y aún hoy, no se le conceda
valor a las producciones de otros colectivos sociales o de las sociedades no occidentales o bien
a las producciones de grupos sociales subordinados que producen bienes y objetos utilitarios,
funcionales, abundantes y cotidianos (el actual patrimonio etnológico). Este proceso de
selección y modelación del gusto incide sobre el valor asignado al bien (belleza, antigüedad,
excepcionalidad…) y parte de una de las disciplinas que más han influido en la construcción
del concepto de patrimonio y de las fórmulas de gestión e intervención sobre el mismo: la
Historia del Arte. Su concepción de la obra de arte determinará los criterios de valor, las
categorías y las normas que regirán la gestión patrimonial desde el sector público y privado
durante mucho tiempo. Estos elementos culturales se convertirán, en breve, en parte de los
“tesoros nacionales” que servirán como instrumento para enaltecer los recién nacidos Estados
Nación, iluministas y racionalistas o bien románticos y antirracionalistas, y reflejar así los
intereses y poderes de sus élites burguesas, nobiliarias, eclesiásticas y militares, a través de sus
“tesoros y obras maestras” a las que adjudicaban un valor intrínseco, o emplear la idea de
“pueblo” relacionadas con los Estados Nación, como estructuras sociales culturalmente
homogéneas.
Capítulo 2
45
diferentes culturas y sociedades" y la exigencia del respeto mutuo (Berlin, 2000; Bolívar
Espinoza, A 2002). El romanticismo y el historicismo apreciarán también objetos producidos
en otras épocas, como el medievo, que los ilustrados consideraban periodos oscuros de la
historia y poco relevantes.
Desde finales del siglo XIX y durante el siglo XX se apuntaba ya a la visión holística,
colectiva y no jerárquica de la cultura englobando elementos culturales, hábitos y conductas
que se adquieren mediante el aprendizaje y que tienen un carácter social.
“todo complejo que comprende conocimiento, creencias, arte, moral, derecho, costumbres
y cualesquiera otras capacidades y hábitos adquiridos por el hombre en tanto miembro de
una sociedad…puede ser investigada según principios generales” constituyendo “un tema
apto para el estudio de las leyes del pensamiento y la acción humanos” (E.B. Tylor,1881).
Capítulo 2
46
objeto de nuestro interés (capítulo7). Uno de los rasgos más interesantes de la cultura es su
capacidad de apropiación del entorno al tiempo material y simbólica, creando un juego de
contrapuntos ecológico-culturales que nos permiten adivinar aquella conexión entre la
apropiación material y no material. En este sentido, los elementos culturales que forman parte
del concepto de patrimonio cultural inmaterial, en los que nos vamos a centrar y que hemos y
seleccionado como estudios de caso, son precisamente aquellos que muestran esta capacidad de
apropiación simbólica y material de los grupos sociales con respecto a su entorno. Las
sociedades comprenden su entorno según la forma en que lo usan y viven su inserción en él.
Los modos de interactuar con el entorno moldean los modos de comprenderlo (esto influye en
la relación entre las diferentes esferas de la cultura-económica, simbólica, ritual, política..).
Atenderemos, por tanto, a los mecanismos culturales de comunicación con el entorno –tanto
ecológico como social. Así la tecnología, los oficios y saberes, la organización política o los
rituales nos permiten vislumbrar esa conexión de un elemento cultural constituyendo distintos
socioecosistemas con distintos grados de sustentabilidad/no-sustentabilidad. Por lo que se
establece una relación entre las formas de apropiación material (economía-tecnología), política
(territorial) y cognitiva (valores, cosmovisiones). Esta concepción de la cultura está
relacionada, en cierto sentido, con la tradición marxiana. Si bien es cierto que en las obras de
Marx –ni siquiera en su contexto intelectual, existía aún una noción de cultura que pueda
satisfacer las expectativas actuales de la Antropología Social. La perspectiva menos
determinista del filósofo de Tréveris sí nos permite interpretar el modo social de producción (y
reproducción social) de un modo omnicomprensivo, holista. Esto es, facilitando un enfoque
integral de prácticas más significados que nos permite vislumbrar la conexión que hay entre las
formas de hacer (apropiarse del mundo a través del trabajo) y las formas de pensar (apropiarse
simbólicamente del mundo), a través de relaciones conflictivas. Una perspectiva,
multidimensional y dialéctica, que no fue recuperada en Europa occidental hasta los años 60.
Capítulo 2
47
Unesco, 1989, 2003, 2005). A partir de este concepto, cualquier elemento cultural es
susceptible de ser patrimonializado, siempre que haya un reconocimiento social.
“La capacidad, tan variable entre pueblos como entre individuos, para percibir el significado de
las pinturas (o de poemas, melodías, edificios, cerámicas, dramas y estatuas) es, como todas las
restantes capacidades humanas, un producto de la experiencia colectiva que la trasciende
ampliamente” (Geertz, 1994: 133).
Capítulo 2
48
social y cultural, contribuyeron a cambiar o enriquecer al concepto de patrimonio cultural y a
convertirlo en una herramienta de reivindicación de los grupos más desfavorecidos y hasta el
momento, silenciados en las prácticas patrimonialistas. El propio concepto de cultura antropológico
ayudó, por su difusión mediante las investigaciones emprendidas por antropólogos, a una toma de
conciencia de la propia cultura, convertida esta en herramienta política de descolonización. Además,
esta toma de consciencia sirvió al mismo tiempo para renegociar los valores y contenidos de este
otro concepto asociado al de cultura: el concepto de patrimonio cultural (Jiménez de Madariaga y
Agudo Torrico, 2008; Carrera, 2005).
En la segunda mitad del siglo XX, el concepto de Patrimonio Cultural alberga a todo el
conjunto de bienes (objetos, territorios, conocimientos y procesos) relacionados con la actividad
humana. La potencialidad de la noción de patrimonio cultural como herramienta para la
consecución de una sociedad plural frente a las dinámicas homogeneizadoras actuales debe
enmarcarse históricamente en este periodo y conceptualmente en la incorporación del concepto
antropológico de “cultura” a la gestión patrimonial. El desarrollo a partir de los años cincuenta de la
Teoría de los bienes culturales pone en cuestión el valor intrínseco de los mismos asignado desde
perspectivas decimonónicas. Su valor no proviene tanto de su materialidad, rareza, antigüedad,
prestigio de autor, o belleza estética, como de su valor simbólico como testimonios de una cultura
presente o pasada (Comisión Franceschini (1964-67)). La Unesco incorporará este concepto en la
Convención de 1972 y el Estado español lo hará con la Ley de Patrimonio Histórico Español de
1985 y en sus ulteriores leyes autonómicas. Se logra así un modesto triunfo frente al sacrosanto
derecho de la propiedad privada en el campo de los bienes culturales. Así, se comienza a plasmar en
las constituciones y legislaciones europeas el reconocimiento y reglamentación de la tutela y
custodia pública de los bienes culturales como bienes colectivos. Y ello se hace necesario dado los
fuertes y rápidos cambios socioeconómicos producidos desde el final de la Segunda Guerra
Mundial, a partir del poder destructivo del propio conflicto bélico y de la percepción de riesgo que
el progreso y modernidad provoca sobre los bienes culturales. Este proceso unido al liberalismo
económico que rige la globalización del mercado lleva a la mayor y más rápida pérdida de
arquitectura vernácula, tradiciones culturales, paisajes, sistemas de subsistencia y formas de vida,
etc.,., esto es, a la desaparición o aguda transformación –hasta el punto de suspender o dificultar su
reproducción social de distintos elementos clave de sistemas culturales diseminados por el mundo.
Capítulo 2
49
Desde mi punto de vista y coincidiendo con Agudo Torrico (2003), las modificaciones
sustanciales del concepto de patrimonio cultural que se dan en este periodo postbélico son
consecuencia de la combinación de tres factores o dinámicas generadas por diferentes tipos de
actores que interactúan entre sí, produciendo sus respectivas acciones un efecto de
retroalimentación sobre la de los otros: movimientos sociales, políticas culturales, desarrollo de la
antropología social.
Todas ellas actúan contemporáneamente y su interrelación tiene como resultado una de las
de transformaciones más interesantes en el campo del patrimonio cultural a mitad del siglo XX: la
afirmación del carácter simbólico y referencial del patrimonio o su capacidad para representar
simbólicamente la identidad de grupos sociales desde posiciones subalternas, así como la
importancia de los procesos sociales y culturales por encima de los objetos producidos y espacios
en los que se producen (patrimonio cultural inmaterial), todo ello acompañado de la incorporación
de la antropología social a la gestión patrimonial, ahora menos vertical y con una mayor
participación social, tantas veces instrumentalizada (Prats, Ll. 1997:22, Ariño, 2001; Quintero,
2005; Moreno Navarro, 2000b).
En definitiva, el término “patrimonio cultural” no es equivalente al de cultura por más
que a veces queramos equipararlo. No lo es ni en su acepción restringida, relacionada con
valores artísticos, de antigüedad o de valor excepcional, ni en su acepción más expansiva
relacionada con el concepto amplio de cultura.
“Hubo un tiempo en que la cultura fue un término técnico, propio del arte de la
disciplina. Ahora los nativos les contestan hablando de cultura. “La cultura, el
vocablo o algún equivalente local está en la boca de todo el mundo”. Ha señalado
Marshall Sahlins. “tibetanos, y hawaianos, ojibway, Kwakiutl y esquimales, kazakos y
mongoles, aborígenes australianos, barineses naturales de cachemira y maoríes de
Nueva Zelanda: todos descubren que tienen “una cultura”- Los hablantes
monolingües de Kayapo en la selva tropical sudamenricana usan el término cultura
para describir sus ceremonias tradicionales. Maurice Godelier describe como un
Capítulo 2
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temporero vuelve con su pueblo en Nueva Guinea, los baruva, y declara: “Tenemos
que encontrar fuerza en nuestras costumbres; debemos basarnos en lo que los
blancos llaman costumbres”. Otro neoguineano le dice a un antropólogo “si no
tuviéramos “kastom” seríamos lo mismo que los hombres blancos”. Sahlins echa
mano de todas estas citas para ilustrar una proposición general: “la conciencia de la
propia cultura que se está desarrollando entre las otrora víctimas del imperialismo es
uno de los fenómenos más destacables de la historia mundial en el final del siglo XX”
(Kuper, 1999:20)
Ella misma destaca el importante papel que tiene la antropología al respecto, sobre en
relación a la importancia de la diversidad cultural (como ya lo hiciera Lévi -Strauss
(1952-1997)) y de la libertad creativa, lejos de medidas conservadoras, fosilizadoras y
banalizadoras de la cultura.
“El liderazgo que han ejercido los antropólogos, quienes han sido los principales asesores de
la UNESCO en el programa de patrimonio cultural intangible, hoy debe acoplarse con su
labor no sólo de proclamar y exaltar la diversidad cultural, sino también de contribuir a la
creación de nuevos modelos de coexistencia de esa diversidad.Estos nuevos modelos deben
enmarcarse en el desarrollo humano, otorgando a los creadores, portadores y activistas de
cada cultura la libertad de conservar o adaptar los rasgos culturales que ellos mismos valoran
por sus propias razones. Se trata de salvaguardar la coherencia de las culturas sin caer en la
Capítulo 2
51
trampa del conservadurismo. Y propiciar la libertad y creación cultural sin caer en la
folclorización, pulverización o trivialización del patrimonio y las culturas. De hecho, la
libertad de creación cultural es el único horizonte que hará posible inventar un futuro
sostenible en el marco de la diversidad cultural.” (Arizpe, 2006: 26)
Hacía años que la antropología había iniciado sus incursiones en la gestión patrimonial
y resultado de esta relación es la progresiva ampliación de concepto de patrimonio. En este
sentido, la convención para la Salvaguardia del Patrimonio Cultural Inmaterial (París, 2003)
supone un hito histórico en este proceso. Nuestra metáfora patrimonial se complejiza: el
término real y el término imagen se funden: la cultura en sentido antropológico y la
diversidad cultural se definen como patrimonio cultural inmaterial. La definición Patrimonio
Cultural Inmaterial que emplea la convención es equiparable al concepto antropológico de
cultura.
19 Con este concepto se valoran aspectos que relacionan al patrimonio cultural con la visión integradora,
holística y antropológica de la cultura: a) la importancia de los procesos por encima de los objetos; b) la
relación siempre presente entre lo material y lo inmaterial; c) la necesidad de reconocimiento no solo por los
especialistas de las diferentes disciplinas, sino especialmente, por los propios colectivos sociales
protagonistas como parte de su identidad y como autorreferencia; d) la transmisión generacional y
continuidad; e) el carácter vivo, la vinculación con la naturaleza, historia y entorno; f) su relación con el
contexto histórico y con la naturaleza. Es decir, con la Convención se produce una antropologización de la
definición de patrimonio cultural. La definición de Patrimonio Cultural Inmaterial de la Convención es, en
definitiva, la “cultura” en sentido antropológico, reconocida en un orden normativo con rango de Tratado
Internacional y que debe servir como instrumento útil para tutelar la diversidad cultural de la humanidad.
Capítulo 2
52
evaluación de las mismas (Bortolotto, 2014), criticamos el concepto por su instrumentalización
y su uso indiscriminado llegando, de tanta “inmaterialización” a homogeneizar la tan disputada
“diversidad cultural”.
“Es el proceso social y no el objeto producido lo que se debe preservar para garantizar la
creatividad continuada de una comunidad.”…”Por encima de todo, el deseo de preservación debe
estar encaminado a hacer posible que quienes son depositarios de culturas tradicionales continúen
ofreciendo modelos alternativos de comportamiento y criterios diferentes de “éxito” a los
encarnados en las formas de vida que compiten con ella” (Prott 2001: 156-157 ).
Capítulo 2
53
relación, sobre todo, con las identidades sociales y las tensiones y rivalidades entre diversos
colectivos de clase, de género, étnicos o territoriales. Los análisis y estudios sobre el patrimonio
cultural etnológico tangible e intangible, sus valores culturales y las políticas sobre el patrimonio
constituye una importante línea de investigación en la antropología andaluza. Se debate sobre la
prioridad de los valores de uso e identitarios o de los valores de mercado, convertidos
progresivamente en hegemónicos por el avance de la globalización mercantilista y el pensamiento
neoliberal. La relación entre patrimonio cultural y turismo, patrimonio cultural y movimientos
sociales (conservacionistas, ecologistas y ciudadanos) y entre patrimonio e identidades colectivas
son varias de las temáticas en las que actualmente se trabaja intensamente en Andalucía (véase
referencias bibliográficas de Agudo Torrico, Fernández de Paz, Hernández Ramírez, Escalera
Reyes, Quintero Morón, Hernández León, Carrera Díaz, Florido del Corral, Aguilar Criado, Carrera
Díaz..). Estos enfoques han sido trasladados al modelo de datos (tanto descriptivo como analítico)
empleado por para la documentación del patrimonio cultural inmaterial en el IAPH (Quintero, V.,
& Hérnandez, E., 2002; Carrera Díaz, 2004a, 2007a, 2009a, 2009b, 2012a). Por tanto, también en
Andalucía, la antropología ha contribuido a la generación de procesos de patrimonialización en
torno a distintos aspectos de la cultura andaluza.
Todo puede ser patrimonio, pero únicamente lo es aquel que ha pasado por lo que denominamos
proceso de patrimonialización. Esto significa que para que esa parte de la cultura, de la naturaleza o
del medio ambiente se convierta en patrimonio, debe haber experimentado un proceso –largo y
complejo- de adhesión por parte de determinados individuos o grupos. De este modo, el concepto de
Capítulo 2
54
‘patrimonio’ afecta a la relación entre esa selección de la cultura, de la naturaleza y del medio
ambiente, de una parte y, de la otra, el ser humano. Por lo tanto, no podemos hablar de patrimonio sin
que exista una proyección del ser humano sobre esa selección, de manera que la conozca, la comprenda,
la respete, la valore, la disfrute y la transite. El patrimonio es, por tanto, una construcción humana
asociada a los conceptos de ‘identidad’ y ‘pertenencia’” (Fontal, 2004: 17).
A partir de contextos de fuertes transformaciones sociales y ante la percepción de
pérdida20que han comportado determinados procesos de cambio social en la modernidad (Velasco,
2012), lógicas diversas interactúan generando y desarrollando el concepto de patrimonio cultural o,
lo que es lo mismo, diferentes formas de mostrarnos a nosotros mismos y a los otros, ya sea desde
posiciones hegemónicas o subalternas. Unos y otros, a lo largo del tiempo han participado en la
elaboración de este constructo, enfatizando en mayor o menor medida determinados valores
relativos a diferentes producciones culturales ya sean objetos muebles, inmuebles o actividades,
conocimientos o expresiones.
Cada sociedad selecciona contenidos específicos que están relacionados con la evolución
histórica del concepto de cultura. En este sentido, el significado de los bienes patrimoniales no es
intrínseco (García Canclini, 1997; Prats, 1998; García, JL. 1998, 2007; Drouin, 2006), sino que este
puede ser desactivado, reelaborado, activado, relativizado, minusvalorado e incluso rechazado por
unos u otros grupos. Por ello, analizar la construcción del discurso patrimonial es ahora un ejercicio
fundamental.
La construcción del discurso implica, en el caso del patrimonio “inmaterial” una selección y
legitimación de elementos de la diversidad cultural y de conocimientos “tradicionales”. Como en
toda selección, un cierto número de elementos integrarán el sistema discursivo y otros quedarán
fuera. Como en todo proceso de legitimación, un cierto número de individuos o grupos tendrán gran
incidencia en la formulación de un discurso convincente, unificador y que inspire confianza y, otros
20Esta idea de riesgo y amenaza ligada al patrimonio es muy evidente durante periodos bélicos, en los que
el patrimonio cultural es destruido, no solo como daños colaterales, sino como estrategia de ataque y
destrucción material y simbólica de los otros (González Alcantud, 2012). Este es uno de los motivos
fundamentales por los que surge la UNESCO tras la finalización de la Segunda Guerra Mundial, el cuatro de
noviembre de 1946 (Santamarina, 2005). Por ello, en la primera mitad del siglo XX y tras las dos guerras
mundiales, el “monumento”, concepto referido a bienes fundamentalmente inmuebles y muebles, será el
objeto central de las políticas culturales y la restauración el eje de cualquier política de intervención, tal y
como se señala en las recomendaciones, declaraciones desde enfoques arquitectónicos, urbanísticos o de
la Historia del Arte producidas desde los años treinta a principios de los 60 del siglo XX: Conferencia de
Atenas (1931), Carta del Restauro (1934) , Convención de la Haya (1954) o en la Carta de Venecia (1964)
(Santamarina, 2005; González-Varas, 2003). Los cambios sociales y económicos producidos en el siglo XX
generarán y ampliarán las iniciativas de conservación de la cultura y la naturaleza. El interés por la
conservación de ambas surge a finales del XIX y se desarrolla durante el siglo XX, sobre todo de manera
conjunta en el último tercio del siglo (Santamarina, 2005b: 87).
Capítulo 2
55
mucho menos, por lo que el patrimonio se convierte al mismo tiempo en un espacio de cohesión y
de conflicto (Matta, 2011, Quintero, 2009).
El patrimonio no existe como una propiedad intrínseca de los objetos o de las acciones
si no es por el reconocimiento social por parte de sujetos y comunidades que sienten el derecho
de poseer su propia historia (Ariño, 200; Guillaume, 1990). Por tanto, el patrimonio, constituye
una selección de rasgos de una cultura determinada, dejando a otros en el olvido, que uno o
varios grupos activan con diversas finalidades económicas, identitarias (sociales) o políticas
como resultado de un proceso social (“patrimonialización”) a través del cual se activan
determinados bienes o elementos de una cultura. Es importante comprender quiénes lo activan,
qué objetivos persiguen, qué contenidos activan y qué comunidad de referencia se invoca
(Quintero, 2009; Ballart, 1997).
Capítulo 2
56
académica, actualmente otros grupos relacionados con movimientos sociales han convertido al
patrimonio cultural en una herramienta de transformación social, de resistencia a determinados
fenómenos por los que se sienten amenazados (económicos, turísticos, especulativos….). Los
procesos de patrimonialización empiezan a ser activados por otros colectivos antes invisibles y
ajenos a la tutela patrimonial. Los movimientos sociales se dejan entrever en las formulaciones
patrimoniales más avanzadas, convirtiéndolo en una herramienta para visibilizar la diversidad
cultural y las identidades colectivas (Albert, 2005; Ariño 2001; Gómez Ferri, 2004a;
Hernández Ramírez 2002a, 2002b, 2003, 2004, 2005; Albert 2005; Escalera Reyes 1998;
Quintero, 2005, 2009; Agudo Torrico, 2005, 2007; Prats, 2005; Frigolé y Roigé, 2006; Moreno,
2013; Tejerina, 1998).
El tercer factor, relacionado con los dos anteriores, que concurre en esta ampliación conceptual
del patrimonio tiene que ver con las políticas culturales y se da a partir de un punto de
inflexión en los años cincuenta, sesenta del siglo XX con el desarrollo de la teoría de los
Capítulo 2
57
Bienes Culturales como antes señalábamos, estando íntimamente relacionada con las anteriores
dinámicas o factores. Por tanto, el concepto antropológico de “cultura” y la toma de
consciencia cultural de determinados movimientos sociales ha servido, sin duda, para
enriquecer el marco conceptual, instrumentos legales y declaraciones de intenciones de muchas
instituciones internacionales, estatales, regionales o locales dedicadas a la tutela patrimonial.
21 véase capítulo 3
Capítulo 2
58
“El concepto moderno de patrimonio surgió junto con los Estados-nación como una
herramienta política para incorporar en los ciudadanos una cultura común más o menos
homogénea. Con el paso del tiempo se ha convertido en una forma de codificar la cultura que
ha salido del control del Estado y que es sujeto de disputa debido a su capacidad de estructurar
el espacio y las prácticas culturales” (Jiménez Ramírez, 2010: 5)
En primer lugar, nos encontramos con una visión esencialista e “inmaterial” del PCI.
Desde algunas visiones esencialistas se interpreta “inmaterial” en sentido literal produciéndose
una simplificación cultural deslocalizada y descontextualizada fácilmente manipulable. Sin
embargo, el término inmaterial no hace referencia a la ausencia de materia, sino a la parte
procesual de la cultura, al hecho de saber producir o expresar algo, heredarlo y transmitirlo de
forma fundamentalmente colectiva, siendo esta forma de producir o expresar algo compartido
por un grupo social que se identifica con esa manera de hacer o de expresar (cantar, bailar,
hacer cal, mariscar, sacar corcho, salir en una procesión…). Esta perspectiva explica la reciente
Ley 10/2015 de Patrimonio Cultural Inmaterial de España (capítulo 4)
En segundo lugar, persiste una visión materialista y objetual del PCI. Las prácticas
recopilatorias (fomentadas por la recomendaciones de 1989) han propiciado la fijación y
archivo de la cultura tradicional en soportes físicos, inventarios, grabaciones, etc.
Capítulo 2
59
entendiéndose el inventario como fin en sí mismo y como única forma de salvaguardar estos
elementos culturales, como si estos pudieran ser reproducibles fuera del contexto social y
temporal en el que se generan. ¿Convertir en soporte material permite la salvaguarda y la
transmisión? A veces, otra forma de convertir en objeto al PCI puede ser a través de su
museificación: convertirlo en pieza de museo, ya sea un museo al uso (introduciendo piezas
evocadoras, imágenes, sonidos o paneles de información) o un museo “vivo”, convirtiendo a
los sujetos que protagonizan una fiesta, una danza o un oficio (pesca, alfarero, …) en un actor
que se representa a sí mismo (Amselle 2004). Por muy vivo y vigente que sea un elemento
cultural, una de las primeras acciones que se piensan o programan sobre él es su museificación,
por muy participativa y abierta que se conciba su exposición y funcionamiento (museo de
identidades, museos de pesca, museos de la fiesta, museos de los patios...). Para algunos, esto
no significa salvaguardar la cultura viva sino sus representaciones reduciendo a sus intérpretes
a "archivos vivientes" (Kirshenblatt-Gimblett, 2004a). La protección, en la mayor parte de los
casos, se sigue relacionando con una idea de custodia, mantenimiento y conservación perenne
de estos objetos que deben transmitirse intactos a las nuevas generaciones.22 Por tanto, no hay
métodos, herramientas de protección bien adaptados a la naturaleza dinámica de este tipo de
expresiones culturales. Las herramientas instauradas por las instituciones no respaldan esta
dimensión evolutiva de la cultura. Se adaptan a las formas más conservacionistas de proteger e
patrimonio material (objetos, lugares y monumentos) o se emplea una forma de "protección
simbólica", basada en la documentación y en la investigación (Heinich, 2009). En muchos
casos se trata de una política de fijación sin tener en cuenta la dimensión dinámica de los
elementos y asegurar su viabilidad o continuidad como promueve teóricamente la Convención
(Bortolotto, 2014)
22La materialización o fijación en soportes materiales de las actividades y expresiones vivas es una de las
medidas de salvaguarda más recurrentes (registros sonoros o audiovisuales); o protección de los objetos y
espacios relacionados con los elementos del PCI (como ocurre en la legislación andaluza). Por ejemplo, la
protección de una actividad a través de la protección del espacio que ocupa un taller de una carpintería de
ribera (sin atender a aspectos educacionales, de transmisión, de comercio…). Esta medida de protección
del ámbito territorial de una actividad, se considera un gran avance de la ley 14/2007. Del mismo modo,
para no afectar al espacio y a los inmuebles relacionados, muchas veces se evita proteger una actividad a
través del CGPHA. No obstante, existirían otras medidas indirectas de salvaguarda que por afectar a
competencias de otras administraciones, no se suelen contemplar. La coordinación con otras normas
sectoriales producidas por otras administraciones que pudieran evitar los problemas de la producción
quesera con las normativas sanitarias, los problemas del marisqueo a pie, de la saca de corcho, de las
salinas de interior, de la recolección de recursos forestales, de la producción de cal con las normativas
medioambientales.
Capítulo 2
60
En tercer lugar, persiste un reduccionismo instrumental -economicista en el tratamiento
del patrimonio cultural inmaterial. La instrumentalización económica que se hace de estos
bienes por parte de diversos agentes es también una cuestión preocupante. La Ley de
Propiedad Intelectual está intentando regular este patrimonio para su “protección” y
comercialización. ¿Cómo instrumentalizan los diversos agentes, incluidos la comunidad, esta
propiedad de los bienes y conocimientos que heredan y transmiten?. ¿Cómo se puede pensar en
la cultura en términos de propiedad hereditaria o de patrimonio propiedad de un grupo o de un
estado? No paralizaría esto la dinámicas de creación cultural continua y libre relacionadas con
el préstamo cultural (Hafstein, 2011). En el mismo sentido nuevos conceptos creados o
generados en torno a la mercantilización de la cultura en su acepción humanística, “Industria
cultural”, “turismo cultural”, industrias creativas” y “economía de la cultura” (Adorno & M.
Horkheimer, 1998), basada en las producciones relacionadas con el cine, el teatro, la danza,
música, literatura, museos.. están afectando también a estas producciones culturales colectivas
adaptadas y reinterpretadas constantemente y transmitidas normalmente de forma oral y de
manera intergeneracional. Veremos de manera más extensa la relación entre la ley de la
propiedad intelectual y el patrimonio inmaterial a nivel internacional en el capítulo 3 y
observaremos algún caso al respecto en el caso andaluz (con la Semana Santa) en el capítulo 4.
Capítulo 2
61
2005; Salvador Clavé, A & González Reverté, F., 2007; López-Palomeque, 2009; Agudo, 2005;
Aguilar Criado, 1995, 2015; Greenwood, 1997; Schouten, 2007); ahora bien, este también
puede ser empleado sin reduccionismo y con resposanbilidad otorgando mayor capacidad de
adaptación (Gascón , 2009; Escalera, 2011)
Actualmente, como afirma Juan Agudo se da una situación paradójica en torno a este
patrimonio cultural:
Capítulo 2
62
En este sentido son numerosos los procesos de patrimonialización en torno al PCI con
el objetivo de introducir nuevas mercancías en el mercado terminando por turistizar,
museificar, espectacularizar y mercanitilizar las culturas que se pretendían salvaguardar. Los
sujetos pasan a ser objetos expuestos interpretándose a sí mismos (Pacheco Habert, G, Fuentes
Riquelme, H,& Henríquez Zúñiga, C, 2011; Santamarina, 2011, 2013; MacCannel, 2003, 2007;
Sánchez Carretero, 2005) o en artefactos metaculturales como Tesoros Humanos Vivos
compitiendo por generar interpretaciones de sí mismos capaces de constituirse en Obras
Maestras del Patrimonio Inmaterial (Kirshsemblatt-Gimblet, 2004). Estas expresiones son
funcionales a la oferta, mercado y consumo de lo “auténtico” y al desarrollo del turismo
globalizado. Algunos los denominan marketing experiencial23 (Schmitt, 1999). Europa está
repleta de objetos muebles e inmuebles ya suficientemente visitados por el turismo de masa y
cuya salvaguarda implica no sólo beneficios sino también una fuerte inversión económica. En
este contexto, la inflación patrimonial de los bienes “inmateriales” permite hacer frente a las
consecuencias de la terciarización económica actual y a la explosión del turismo a escala
global, incluyendo a otros continentes con culturas “más exóticas” en el mercado internacional
(Santamarina, 2013).
Capítulo 2
63
de estos elementos de la cultura en las Listas Unesco o en los catálogos estatales y regionales
puede llevar precisamente a conseguir los efectos contrarios de lo que en teoría se pretende con
su patrimonialización. A no ser que los objetivos latentes de las mismas sea precisamente los
de mitigar la diversidad cultural, homogeneizar lo diverso, y convertir en atractivo turístico los
rasgos “tradicionales” y “exóticos” de las culturas del mundo, sobre todo de aquellos que no
tienen bienes “materiales” que transmitir o mostrar (Santamarina, 2013). En Andalucía hemos
asistido a la reconversión del sector primario (reconversiones de los sistemas productivos
primarios por medio de la Política Agraria Común o de la Política Común de Pesca) y del
sector secundario (reconversión industrial). Al tiempo que se desguazaban embarcaciones
pesqueras, se eliminaban cultivos y se cerraban fábricas, han ido naciendo museos etnográficos
y oficinas de desarrollo rural que financiaban proyectos turísticos y patrimoniales. Poco a poco
se iniciaban procesos de patrimonialización vinculados al patrimonio inmueble, mueble e
inmaterial de tipologías de bienes antes no conceptualizadas como tal: patrimonio marítimo
pesquero, patrimonio etnológico vinculado a la arquitectura vernácula relacionada con
actividades agrícolas, ganaderas o de producción agroalimentaria (cortijos, haciendas, lagares,
bodegas, molinos, silos, puertos pesqueros, lonjas, almadrabas…), que tienden a desaparecer o
transformarse; o el denominado patrimonio industrial (fábricas, minas, salinas, astilleros…).
Las políticas y fondos de cohesión social europeos así como los programas de financiación
europea (FEDER, PRODER, LEADER, EUROMED, INTERREG, HORIZONTE 2020) han
ido trazando el camino para que este proceso de reconversión económica tendiera hacia la
patrimonialización-turistización de nuestros territorios (rurales, portuarios, pesqueros o
industriales). El Banco Mundial, la UNESCO y el Consejo de Europa aúnan sus políticas,
fondos y discursos para que esto se haga posible. Nuevos actores sociales y nuevos
profesionales “gestores culturales”24 comienzan a aparecer en los discursos patrimonialistas al
mismo nivel que las administraciones competentes en patrimonio. El patrimonio se convierte
en un “recurso” y en una mercancía en manos de muchos agentes y muy funcional a la
extensión de la globalización (veremos algunos ejemplos en el capítulo 6 dedicado al análisis
de algunos casos en torno a los oficios tradicionales).
Capítulo 2
64
de sustituir estos por valores de cambio. No es que no deban emplearse las potencialidades de
algunos bienes culturales para atraer a visitantes y beneficios económicos, pero creemos
censurable el que sean estas potencialidades las que conviertan a algunos elementos de nuestra
cultura en Patrimonio Cultural (Moreno Navarro, 2002b). Ello significaría reducir la cultura a
una posición subalterna de simple catalizador del crecimiento económico (UNESCO,1997) o
convertir el patrimonio en un bien de consumo en el mercado. Frente a una idea de desarrollo
entendida como mero crecimiento económico nos interesa subrayar la idea de desarrollo en el
sentido que se destaca a continuación:
“Es inútil hablar de la relación entre cultura y desarrollo como si fueran dos cosas
separadas, cuando el desarrollo y la economía son elementos o aspectos de la cultura
de un pueblo. La cultura no es, pues, un instrumento del progreso material: es el fin y
el objetivo del desarrollo entendido en el sentido de realización de la existencia
humana en todas sus formas y en toda su plenitud” (UNESCO, 1997: 399).
En este contexto, y con respecto a la sustitución del concepto de “patrimonio
etnológico” instaurado tanto en Francia como en España, el compromiso de la antropología
debe persistir para actuar de intérpretes o mediadores para la mejor comprensión de los
discursos de los agentes que participan en la producción y transmisión de conocimientos
tradicionales y aquellos que interactúan en los procesos de patrimonialización de los mismos y
de las contradicciones que esta interacción supone y produce (Bortolotto, 2014)
Capítulo 2
65
identidad cultural y la resiliencia de los socioecosistemas de los que estos forman parte. En
parte, algunos de los procesos sociales e institucionales de patrimonialización en torno a este
ampliado concepto de patrimonio surgieron para hacer frente a los efectos que la globalización
producía en las expresiones y manifestaciones vivas de las diferentes culturas del mundo. El
valor referencial e identitario del patrimonio, antes poco valorado y marginal, tiene especial
relevancia en el contexto actual de globalización-localización o “glocalización” (Beck, 1998,
Robertson, 1992). En estas situaciones se constata una respuesta recurrente de reafirmación
identitaria por parte de distintos tipos de actores sociales (Beck, 1998; Albert, 2005; Ariño,
2001; Hernández, 2003).
Entendemos en este caso la “resistencia social” como una reacción social ante el intento
hegemónico de la globalización de extender un único modelo económico, político, social y
cultural. En este contexto el patrimonio cultural inmaterial y los procesos de
patrimonialización activados desde lógicas no dominantes por colectivos sociales
cohesionados, se convierten en una forma de defensa del equilibrio ecológico y de la
diversidad cultural (Moreno, 1999, 2000; Florido 2003d, 2007b).
Como decíamos en la introducción de este trabajo, uno de los ámbitos temáticos o categorías
que más me interesan es el de los conocimientos tradicionales relacionados con actividades
productivas desde el punto de vista práctico y simbólico (que denominaremos como“oficios y
saberes”). A pesar de las dinámicas de transformación cultural relacionadas con los procesos de
Capítulo 2
66
Saca del corcho. Jerez de la Frontera Carrera Díaz, G 2015
globalización del mercado, hemos podido comprobar que en Andalucía aún siguen vivos muchos
conocimientos, oficios y saberes tradicionales vinculados directa o indirectamente con el
aprovechamiento de la naturaleza, debido a la capacidad de sus portadores de adaptarse
permanentemente a los nuevos contextos y a las estrategias para mantenerlos, cuyos objetivos
(explícitos o no), no son exclusivamente de rentabilización económica (según un único criterio y a
corto plazo), sino que de su gestión depende su reproducción simbólica y grupal. Esto es aún más
evidente en el caso de los oficios o actividades primarias relacionados con la explotación de
recursos del entorno (actividades primarias, como las agrícolas, pesqueras, ganaderas, forestales,
extractivas o recolectoras); actividades de producción agroalimentaria; y las relacionadas con la
transformación de materia vegetal, mineral, animal; así como las técnicas constructivas
tradicionales derivadas de las primeras. Es por ello que en el capítulo 6, me propongo analizar, la
doble y paradójica dinámica entre, por un lado, “desaparición” y desterritorialización debido a
las políticas económicas y a las tendencias del mercado y, por otro lado, “recuperación” o
territorialización gracias a otras formas de activación patrimonial en la que toman el
Capítulo 2
67
protagonismo determinados movimientos sociales u otros colectivos (Albert, 2005; Ariño,
2001; Gómez Ferri, 2004; Hernández Ramírez, 2003, 2004, 2005, Quintero, 2009).
Podríamos utilizar en algunos casos el concepto de movimiento socioterritorial que
utiliza el geógrafo brasileño Mançano Fernandes (2005) para denominar a los movimientos
sociales que convierten el territorio en un espacio de construcción social y de dotación de
sentido (Wahren, 2009). Así mismo resulta interesante el concepto de memoria biocultural que
emplea Víctor Toledo (2009) para referirnos a los oficios tradicionales relacionados con la
explotación de los recursos naturales. El autor denuncia que ciertos fenómenos de la
modernidad están amenazando la relación entre lo biológico y lo cultural de la memoria
humana. El autor realiza un análisis de la memoria humana teniendo en cuenta la perspectiva
agroecológica frente a la amnesia de los sistemas agroindustriales. Frente a la crisis ecológica
y social del mundo contemporáneo resulta fundamental reconocer la memoria biocultural de la
especie humana que permita adquirir una perspectiva histórica de largo recorrido y denunciar
los límites y sesgos epistemológicos, técnicos y económicos de la modernidad.
Aplicando la mirada global/local nos interesa destacar el papel de las actividades y oficios
tradicionales en el marco de sus posibilidades de reproducción económica, social y cultural, así
como las transformaciones en la identidad social de los colectivos artesanos, en el marco de la
globalización económica y política. Aunque evitaremos tratar esta relación en términos simples de
reacción u oposición de lo global asociado a la complejidad, al conflicto y la heterogeneidad,
mientras que lo local es entendido en términos opuestos (Moreno Navarro, 2001, 2002a, 2004).
Ahora más que nunca veremos como el patrimonio se convierte en un espacio de conflicto o un
espacio en el que se encuentran y enfrentan intereses contrapuestos (Agudo,2005, García, 1999;
Aguilar, 2003; Santamarina, 2005a; Quintero, 2005, 2009; Pérez, 2006, 2008; Sánchez Carretero,
2012, Quintero, 2009; Criado y Barreiro, 2013), y en el que se encuentran, complejamente
articulados y retroalimentándose, dinámicas de alcance global con otras de índole local.
Por otro lado, como hacen algunos autores, me interesa destacar la importancia que el
concepto de patrimonio inmaterial puede tener como factor de resiliencia socioecosistémica.
Las personas viven en espacios que son productos de relaciones sociales específicas entre el
medio ambiente y la creatividad humana (Katznelson, 1993). Parte de esta creatividad forma
parte de los procesos de patrimonialización que nos interesan analizar en este trabajo. La
gestión del patrimonio inmaterial no puede desvincularse de la gestión medioambiental, ni de
Capítulo 2
68
las políticas agrícolas, pesqueras, de ordenación territorial, comercial o artesanal (Criado y
Barreiro, 2013). Gran parte de los casos que analizaremos son un claro ejemplo de cómo los
seres humanos pueden incidir positivamente en los socioecosistemas25 de los que forman parte,
proveyendo de mecanismos que contribuyen al mantenimiento de sus funciones ecológicas
fundamentales, propiciando la diversidad biológica y cultura y favoreciendo la resiliencia de
estos socioecosistemas (Escalera y Ruiz, 2011; Escalera Reyes, 2013; Cortés, Quintero y
Valcuende, 2011)
Capítulo 2
69
Por otro lado, la falta generalizada de una visión holística de la cultura y la
sectorización de competencias produce contradicciones en la gestión que inciden muy
negativamente sobre los grupos sociales y sus conocimientos tradicionales y por tanto, en el
entorno, en sus actividades económicas y consecuentemente en su cultura. En muchas
ocasiones, las administraciones competentes en materias relacionadas con diferentes
actividades productivas (agricultura, montes o actividades forestales, medioambiente,
artesanía, cultura..)26 han aplicado políticas, planificaciones y normas desde visiones
reduccionistas de las diferentes esferas que les competen sin atender a las relaciones entres las
mismas. Ello ha complicado y obstaculizado las acciones sociales de resistencia de sus
protagonistas a las tendencias globalizadoras en nuestro territorio y ha favorecido, de forma
consciente o inconsciente, la implantación de estas últimas y sus consecuentes costes sociales,
económicos, culturales y ambientales, mermando notablemente su reproducción social.
26Todas ellas son parte de la cultura andaluza, pues son producto de conocimientos tradicionales que
deberían ser tenidos en cuenta en la gestión de sus respectivas áreas de competencias
Capítulo 2
70
Varios son los autores que señalan la falta de diálogo entre la perspectiva sociocultural
y la investigación ambiental. La conjunción de ambas perspectivas no se plasma como se
debería ni en la gestión ambiental ni en la cultural (Fernández, Pascual y Florido, 2005;
Santamarina, 2005c). El concepto de patrimonio cultural inmaterial podría contribuir a la
concurrencia de cultura y naturaleza como una dialéctica necesaria, pero ciertas activaciones
patrimoniales en tono a una y otra, están muchas veces ligadas a procesos de
instrumentalización y mercantilización de ambos aspectos (Santamarina, 2006). La continuidad
del patrimonio inmaterial depende de las personas, de sus hábitos y sus formas de vida en el
marco de los socioecosistemas de los que forman parte (Descola, 1996, 2003).
El concepto de resiliencia socio-ecológica 27 nos facilita el análisis de los
socioecosistemas y su relación con el conocimiento tradicional teniendo en cuenta los aspectos
naturales y sociales de los mismos. El concepto de resiliencia que emplean estos autores
aplicados a los socioecosistemas (Escalera y Ballesteros, 2011) nos resulta útil también para la
salvaguarda de los conocimientos tradicionales relacionados con la naturaleza y el entorno
(entendidos como un tipo de PCI, siempre sujeto a cambio y en constante dinamismo), siendo
la adaptación y el cambio, antes que la perpetuación y la conservación tal cual, la clave de su
salvaguarda. Estas expresiones, conocimientos y técnicas encuadradas en el concepto de PCI
permiten a los grupos sociales que las producen adaptarse mejor a situaciones de cambio
profundo como la globalización y la tendencia a la pérdida de identidad que generan los
procesos de homogeneización cultural o situaciones de crisis por algún tipo de transformación
profunda. Para muchos grupos sociales andaluces, la continuidad de determinadas prácticas
culturales consideradas como “patrimonio inmaterial”, la sociabilidad y la capacidad de
asociarse, de celebrar determinadas manifestaciones, de crear colectivamente, los hace más
resilientes. Por otro lado, la relación e interacción de parte de estas prácticas y conocimientos
tradicionales con su entorno, hace que los socioecosistemas donde estas se generan y en los
que estos grupos viven sean a su vez más resilientes (Florido, 2013). Desde esta perspectiva,
planteada por Escalera y Ruiz (2011), entendemos que lo que está vivo queda sujeto a una
tensión permanente entre estabilidad y cambio, así en las tradiciones culturales como en los
27 Entendemos por “resiliencia social” y la “resiliencia socioecológica" la capacidad tanto de los grupos
humanos como de los ecosistemas de los que estos forman parte de adaptarse a situaciones de cambio
profundo, para revitalizarse como grupo y regenerarse como socioecosistema.
Capítulo 2
71
socioecosistemas considerados “espacios naturales” o espacio agroganaderos, marítimo-
pesqueros o con otros recursos aprovechables (manantiales salinos, piedra caliza…).
Capítulo 2
72
Pensar en “equilibrio” antes que en el cambio es propio del pensamiento occidental y ha
llevado a los “conservadores” de la cultura y del medio ambiente a tomar decisiones desde
posiciones estáticas y esencialistas.28
Hace tiempo que la antropología subrayó la relación dialéctica entre naturaleza y
sociedad como parte de un todo (que pondría en entredicho las divisiones estancas entre
patrimonio cultural y patrimonio natural, como si fuesen dos realidades separadas). Un sistema
demasiado rígido que no permita cambios, carece de creatividad interna, de excesivo control y
asfixia y, por tanto, puede generar paradójicamente su propio colapso (Holling, 2001, citado
por Escalera y Ruiz, 2011). Este es el caso de los procesos de patrimonialización que en
ocasiones se han hecho desde el ámbito de la gestión medioambiental o cultural. En el caso de
los corrales de pesca de la costa noroeste, se da la paradoja, que los únicos corrales que
mantienen su actividad son aquellos en los que no se ha producido una patrimonialización
institucional relacionada con la protección, ya sea cultural o medioambiental.
En definitiva, la idea de la cultura como generadora de “equilibrio ecológico” puede ser
sustituido por el de “resiliencia" por lo que considero que muchos de los elementos culturales
que hemos estudiado y que analizaré a través de una selección de los mismos, permiten una
mayor sostenibilidad ambiental, cultural y económica siempre que se les permita,
paradójicamente, cambiar, mudar, modificarse y se limiten las visiones reduccionistas que
pesan sobre ellas, sobre rentabilidad económica de corta perspectiva y sacralizado
conocimiento científico. Los socioecosistemas, entendidos en su doble perspectiva biofísica y
cultural, favorecen procesos de retroalimentaciones, incluyendo a los grupos sociales que
forman parte de ellos mismos. En esta relación es fundamental la vigencia y continuidad de
determinados conocimientos tradicionales resultantes de la interacción entre el grupo social y
su entorno. Eso sí, siempre mutables y dinámicos.
Existen ya muchas contribuciones prácticas y teóricas sobre el patrimonio y su
aportación a la resiliencia de las comunidades y de los socioecosistemas a través de los
sistemas de conocimientos tradicionales y su papel en la prevención y mitigación de desastres
Capítulo 2
73
naturales, o de la conservación de la diversidad (Lilley, 2012; Altieri, M. A., Funes Monzonte,
F., Henao, A., Nicholls, C., Sicard, T., Vázquez, I., & Zuluaga, G. (2012), Silvetti, 2011;
Patrick-Encina, G., Bastida-Muñoz, M. C., & Bastida Muñoz, M. C., 2010; Mallarach, Comas y
de Armas, 2012).
“A pesar de que la penetración del mercado, la migración, el crecimiento poblacional,
las reformas políticas, la introducción de nuevas tecnologías y otros factores han
acelerado el ritmo del cambio en áreas rurales, muchos de estos sistemas
tradicionales han resistido el paso del tiempo atestiguando las estrategias agrícolas
autóctonas exitosas y resilientes, que representan modelos de sostenibilidad.
Promueven la biodiversidad, prosperan sin agroquímicos y sostienen los rendimientos
a lo largo del año en medio de perturbaciones socioeconómicas y variabilidad
ambiental. De hecho, muchos científicos reconocen que los agroecosistemas
tradicionales tienen el potencial de brindar soluciones a los cambios y
transformaciones impredecibles que enfrenta la humanidad” (Koohafkan y Altieri,
2010:5).
El patrimonio cultural, como hemos ido analizando es una construcción social que implica un
conflicto social entre diferentes apropiaciones, definiciones, delimitaciones y usos por
diferentes tipos de colectivos con diferentes fines que lo emplean ya sea como objeto de
investigación, como reflejo de la memoria y de la construcción de identidades, como
instrumento político-institucional o como recurso económico (Sánchez Carretero, 2012). En el
“patrimonio cultural inmaterial”, todas estas activaciones multifocales se han amplificado,
convirtiéndose actualmente en el centro neurálgico de muchos procesos de patrimonialización
en diferentes contextos culturales. Esta nueva forma de entender al patrimonio, también
complica su “gestión” a los que hasta ahora estaban legitimados para hacerlo (“conservadores”
del patrimonio como representantes del Estado). No basta saber qué es ni cómo protegerlo,
sino que además es necesario saber quiénes participan en su definición (Jiménez Ramírez,
2010). La Convención coloca a la sociedad civil, a través de las “comunidades” en el centro
del proceso de salvaguardia. Algunos afirman que se trata de la Convención de las
Comunidades29 .
29 Entendidas como “redes de personas cuyo sentimiento de identidad o cuyos lazos nacen de una relación
histórica compartida, anclada en la práctica de la transmisión de, o el apego hacia, su patrimonio cultural
inmaterial” (Unesco-ACCU, Tokyo, 2006)
Capítulo 2
74
Una parte importante de las apuestas actuales en los procesos de patrimonialización
consiste en la insistencia de aplicar el principio de co-participación (desde la administración y
desde los movimientos sociales), reconociendo los primeros la importancia de los segundos en
las dinámicas actuales de la gestión patrimonial y afianzando la ciudadanía su papel en la
misma de forma progresivamente más eficaz. El concepto de participación está presente en los
discursos académicos, en los movimientos sociales y en la administración pública. El
patrimonio debe seleccionarse, construirse y gestionarse entre los distintos agentes
involucrados (Aguilar Criado, 1999, Canclini 1999; Rosas Mantecón 1999, Carrera Díaz, 2005,
2009 b). La convención adopta este principio clave de participación como criterio fundamental
para la salvaguarda del Patrimonio Cultural inmaterial, ya que este precisa de la necesaria
participación de las “comunidades” y “grupos”. La importancia de la comunidad para la
identificación y salvaguardia del patrimonio inmaterial es fundamental para la convención de
2003: la propia definición del P.C.I. se hace en relación a la relevancia identitaria para la
comunidad, grupos o individuos (2003: art.2); la comunidad debe participar en los procesos de
identificación y definición de su PCI (2003: art. 11.b); en el marco de sus actividades de
salvaguardia del patrimonio cultural inmaterial, cada Estado Parte tratará de lograr una
Capítulo 2
75
participación lo más amplia posible de las comunidades, los grupos y, si procede, los
individuos que crean, mantienen y transmiten ese patrimonio y debe asociarlos activamente a
la gestión del mismo (2003: art 15).
No obstante, esta idea de comunidad tiene varias contrapartidas que desde nuestro
punto de vista deben ser tenidas en cuenta en cualquier proceso de activación patrimonial que
analicemos. En su formulación no se han tenido en cuenta los conflictos, tensiones y
desequilibrios de poder que hay en el interior de las comunidades, incluso dentro de las más
pequeñas y que pueden implicar conflictos de apropiación simbólica contrapuestas. Quizás,
ello se deba a una idea preconcebida de que el patrimonio inmaterial representa solo a las
clases “populares”, cuando en realidad la complejidad de este patrimonio radica en su
polisemia y en su capacidad para evocar significados diferentes dentro de una comunidad. A
veces, incluso, sirve para afianzar la propia estructura social desigualitaria y las relaciones de
poder vigentes. Ello hace que el riesgo de banalización, mercantilización, folklorización o
espectacularización a partir de la instrumentalización por parte de determinados grupos sea
más que probable. La asimetría en la definición de qué es patrimonio, entre quienes tienen el
poder de definir y quienes “portan”, convierte al patrimonio en territorio de conflicto (Agudo,
2003; Ariño, 2002, Rosas Mantecón, 2005), una expresión de poder de aquello que deciden
activar un elemento cultural como patrimonio (Prats, 1998). Por otro lado, en ocasiones las
comunidades son informales y no están organizadas para participar en los procesos de
salvaguardia. Además, la convención obliga a los Estados a garantizar la participación de las
comunidades pero son los Estado los que deben mediar entre la UNESCO y las comunidades.
Por lo que seguramente no se presentarán candidaturas de de grupos o comunidades que sus
estados no reconozcan o estos no otorgarán este poder de representación a un Estado que
consideran que no puede representarles. A veces no sólo se presentan candidaturas que son
construidas institucionalmente y apoyadas por los respectivos estados, sino que si es necesario se
crean también las comunidades portadoras (ONGs, asociaciones creadas ex profeso y convertidas
en representantes de la comunidad). Por otro lado, el hecho de que sean los Estados los que
deben realizar las propuestas de inclusión en la Lista de Patrimonio Inmaterial, incrementa aún
más el riesgo de instrumentalización política de los procesos de patrimonialización lo que puede
terminar por instrumentalizar la cultura de la comunidad que la Convención pretende proteger
(Bortolotto, 2008:34, 2014; Carrera, 2009). Este papel de intermediación estatal fue muy discutido
Capítulo 2
76
en la reunión de UNESCO en Valencia para la realización de un modelo de código ética del
patrimonio inmaterial, en el que tuve la oportunidad de participar. La mayor parte de las
contradicciones y manipulaciones que se dan en el marco de aplicación de la convención residen en
esta intermediación estatal entre un proceso de patrimonialización local global.
Capítulo 2
77
Cocedor. Morón de la Frontera, Sevilla Carrera Díaz, 2015
Capítulo 3
78
Despoja a este patrimonio de los expertos. Sin los colectivos que se identifiquen con él, no
existe patrimonio. Pero ¿qué colectivos son los protagonistas?,¿quiénes activan los procesos de
patrimonialización?, ¿cómo se participa en la creación de un inventario?, ¿cómo se puede
incentivar la continuidad de ciertas expresiones culturales si todas las políticas en torno reman
en sentido contrario?, ¿cómo se puede esperar que los pescadores, o los campesinos,
agricultores, ganaderos o productores agroalimentarios, artesanas y artesanos puedan seguir
transmitiendo sus saberes y practicando sus expresiones culturales?.
Capítulo 3
79
No obstante, y a pesar de nuestra visión crecientemente crítica sobre los objetivos
explícitos y latentes de las políticas culturales mundiales en torno al patrimonio cultural
inmaterial, creemos que este concepto también permite la defensa de una parte de la cultura
antes menospreciada y de una parte de sus creadores antes invisibles y minusvalorados. Ambos
discursos, aparentemente incompatibles, se perciben ya en la producción de documentos y
normas internacionales al respecto y no solo en los procesos de patrimonialización concretos.
Los discursos irán cambiando a medida que avanza, imparable, la globalización del mercado,
oscilando desde las visiones más críticas (años 70) e impregnándose cada vez más de un
discurso progresivamente mercantilista y economicista de la cultura a medida que avanza el
siglo XX.
Capítulo 3
80
TABLA .3.
.3.2. DOCUMENTOS INTERNACIONALES
1954 Convención para la Protección de los Bienes Culturales en caso de Conflicto La Haya,
Armado - 1954. Holanda
1968 Recomendación sobre la Conservación de los Bienes Culturales que la París, Francia
Ejecución de Obras Públicas o Privadas pueda poner en Peligro
1975 AFRICACULT: Conferencia Intergubernamental sobre las Políticas Culturales Accra, Ghana
en África
1992 Convenio sobre la diversidad biológica. Conferencia de las Naciones Unidas PNUMA, Río
sobre el Medio ambiente y el desarrollo. de Janeiro,
Brasil
Capítulo 3
81
TABLA
A .3.2.
.3. DOCUMENTOS INTERNACIONALES
Evolución
ución en UNESCO. Conferencias, Recomendaciones, Cartas, Convenciones
UNESCO
ESCO (1952-2005)
1994 “Estrategia Global” y s estudios temáticos para una Lista del Patrimonio
Mundial representativa (20-22 de junio de 1994)
1998 Informes sobre los criterios específicos para seleccionar los espacios
culturales o formas de expresión cultural merecedores de que la UNESCO los
proclame obras maestras del patrimonio oral e inmaterial de la Humanidad.
2003 Convención para la Salvaguardia del Patrimonio Cultural Inmaterial. París, Francia
2004 Conferencia Internacional sobre Globalización y Patrimonio Cultural Inmaterial Tokio (Japón)
Capítulo 3
82
3.1. De la protección jurídica del objeto a la salvaguarda de los
procesos sociales en el contexto internacional.
En los primeros años 50 y tras las guerras mundiales, los conflictos bélicos constituían la gran
amenaza para el patrimonio cultural en su acepción más objetual (sitios y monumentos), a la
cual responde la Convención de la Haya (1954) como primer documento internacional para
evitar el inminente peligro de desaparición física de elementos tangibles de la cultura (junto a
los valores inmateriales que a todos ellos se les otorga). Ésta reconocía en su preámbulo que
los “bienes culturales han sufrido graves daños en el curso de los últimos conflictos armados y
que, como consecuencia del desarrollo de la técnica de la guerra, están cada vez más
amenazados de destrucción”. Centraba su atención en las medidas de protección de los objetos
físicos, denominados “Bienes culturales”, entendiendo por ello, fundamentalmente a los bienes
muebles e inmuebles.
No obstante, se ha intentando evitar esta tendencia desde sus inicios hasta la actualidad
como evidencian las cartas, recomendaciones y convenciones emitidas por UNESCO hasta
Capítulo 3
83
desembocar en la Convención para la Salvaguarda del Patrimonio Cultural Inmaterial de 2003.
Ya en 1952, UNESCO encarga al antropólogo Lévi-Strauss, un documento que, en el contexto
de posguerra, sentaría las bases teóricas para la lucha contra el racismo: “Raza e
Historia” (Lévi-Strauss, 1952-1997:6). Con este texto se pretendía hacer hincapié en el
necesario relativismo cultural de las políticas culturales internacionales, negándose cualquier
supremacía racial-cultural y enfatizándose el valor y la riqueza de la diversidad cultural, siendo
esta la que debe preservarse como patrimonio cultural de la humanidad. El patrimonio mundial
debería “reflejar de forma global, multidimensional y no simplificada la historia de la
humanidad, y por tanto sus dimensiones intelectual, estética y religiosa…., incluyendo las
culturas vivas” (Lévi-Strauss, 2001:159).
A partir de los años 70, será otra la gran amenaza del patrimonio y ya no atentará tanto
contra la corporeidad de ciertos edificios y objetos de valor histórico artístico. El patrimonio
en peligro a partir de entonces, y dado los grandes cambios económicos, es la diversidad
cultural y la identidad de los pueblos y comunidades indígenas, no suficientemente
reconocidos por los Estados-Nación de los que forman parte, que serán ampliamente
cuestionados como garantes de esta pluralidad cultural. La gran amenaza actual, desde hace 40
años, es la imparable globalización económica y financiera y la uniformización cultural que
ésta conlleva imponiendo a través de los medios de comunicación de masas y de diversos
tratados comerciales una homogeneización de los gustos, comportamientos y modelos de
consumo a escala planetaria (Lezé, F., 2013), al tiempo que se intentan mercantilizar las
expresiones culturales que logran sobrevivir a la embestida global. Como afirma Isidoro
Moreno (2005) entendemos por globalización la extensión a todos los territorios y pueblos del
mundo y a todas las dimensiones de la vida social, de una lógica única convertida en absoluto
social y sacralizada, incompatible con cualquier otra lógica. Aunque tiene su origen en una
dimensión del sistema sociocultural (lógica capitalista) se extiende a todas las demás anulando
la diversidad cultural y sustituyendo las características culturales diferenciadoras. Se trata de
un modelo económico, político y de pensamiento “neoliberal” presentado como inevitable y
positivo. Se trata de la globalización del mercado, convirtiendo cualquier bien, material o
inmaterial, en mercancía para su venta en el mercado sin ningún tipo de reglas ni fronteras
(mercado “libre”) por encima de cualquier consecuencia cultural, social, ambiental y ecológica
(Moreno Navarro, 2005).
Capítulo 3
84
Ante tales amenazas, los organismos internacionales, de forma infructuosa, al mismo
tiempo que producían los instrumentos jurídicos para la protección eficaz del patrimonio
mueble e inmueble, fueron lentamente gestando la elaboración de un instrumento internacional
para la salvaguardia del denominado patrimonio cultural inmaterial. Quizás nunca debieron
desasociarse tales categorías porque ambas forman parte de la cultura y son necesarios
enfoques más holísticos para su abordaje. La patrimonialización institucional de la cultura en
sentido antropológico abre nuevas vías para la gestión patrimonial y sus políticas, pero éstas
también se insertan en estrategias económicas y políticas que demuestran intereses más o
menos enfrentados, dependiendo de dónde proceden, cuándo fueron formulados y de qué forma
son vinculantes o constituyen meros deseos y voluntades.
30Conferencia Intergubernamental sobre los Aspectos Institucionales, Administrativos y Financieros de las Políticas
Culturales, (Venecia, 1970). Fue la primera conferencia dedicada a las políticas culturales.
Capítulo 3
85
Figura 3.1. Registros de la Lista del Patrimonio Mundial por regiones
Capítulo 3
86
elementos, que tengan un valor universal excepcional desde el punto de vista de la
historia, del arte o de la ciencia;
Progresivamente se irá haciendo cada vez más evidente la necesidad de revisar una
Lista del Patrimonio Mundial, claramente eurocentrista y regida por un concepto decimonónico
del Patrimonio que no reflejaba los intereses de los pueblos y Estados en cuanto a la Cultura y
el Patrimonio Cultural. No será hasta 1994 cuando un Comité de experto se reúna a tal efecto y
emita la “Estrategia Global” para establecer una Lista del Patrimonio Mundial creíble,
Capítulo 3
87
representativa y equilibrada” (UNESCO; 1994)32. Revisaron los valores por los que los bienes
son incluidos en la lista de Patrimonio Mundial. Estos no debían basarse, como había sido
norma hasta ese momento, en criterios meramente estéticos sino también, históricos y
antropológicos, es decir, en el significado económico, social, cultural y simbólico de los
objetos, más que en la forma de los bienes. Para ello, el comité del Patrimonio Mundial llevó a
cabo una serie de medidas para identificar el patrimonio escasamente representado y revisar los
criterios de inscripción en la lista. En primer lugar, seleccionaron África y Oceanía, detectando
como patrimonios poco representados y abundantes, entre otros, los saberes y habilidades
tradicionales, rituales mágico-religiosos, asentamientos humanos, paisajes culturales e
itinerarios culturales.
32La Estrategia global para establecer una Lista del Patrimonio Mundial creíble, representativa y equilibrada, aprobada
por el Comité del Patrimonio Mundial en su 18ª reunión (1994) (http://whc.unesco.org/archive/global94.htm).
Capítulo 3
88
Como podemos ver en el gráfico 3.4, el objetivo de UNESCO de incorporar en su Lista
expresiones culturales de las distintas partes del mundo, aún no se ha logrado, siendo la
representación de registros europeos la más numerosa, incluso después de la reforma
”Estrategia Global” del comité en el año 1994. La región de Europa y América del Norte no
sólo no disminuye en número de registros aportados a la Lista del Patrimonio Mundial sino que
experimenta un incremento del 300% con respecto al período anterior. La distribución mundial
del denominado Patrimonio Mundial, hasta entonces compuesto por el natural y cultural,
ambos considerados “tangibles”, se reparten mayoritariamente en los países más ricos del
mundo y que mayor turismo reciben. África y los Estados Árabes no experimentan cambios
significativos desde 1978 hasta la actualidad permaneciendo escasas aunque constantes sus
aportaciones a la Lista del Patrimonio Mundial. Por tanto, podemos concluir que la Estrategia
Global auspiciada por UNESCO para elaborar una Lista más equitativa y representativa no
obtuvo los resultados esperados. Quizás ello se deba a que muchos Estados no se sienten
representados en este proceso “patrimonialista”, dado que los tipos de categorías, formularios,
instituciones, instrumentos y medidas de protección eficientes y demostradas, así como los
criterios y valores asignados por UNESCO, son vistos como expresión de la noción occidental
de la Cultura, no adaptándose por tanto a sus percepciones y concepciones de la cultura
(González Alcantud, 2012).
Capítulo 3
89
Figura 3.3. Registros de la Lista del patrimonio mundial
por categoría y región. Fuente: Datos de las Listas del Patrimonio
Mundial UNESCO. Elaboración propia
Capítulo 3
90
Matera. Italia. Carrera Díaz, 2010
Capítulo 3
91
como uno de los temas claves de la agenda. Esta conferencia fue importante por la profundidad
y calado de las reflexiones que en ella se plantearon, aunque las ideas que tan claramente se
expresaron tardaron mucho tiempo en plasmarse en un documento jurídico internacional. Por
ello abordamos este documento con más detenimiento.
El orden del día abordaba tres temas fundamentales: a) la dimensión cultural del
desarrollo; b) pluralismo cultural y unidad nacional; y c) preservación del patrimonio y
expansión de los valores culturales. Los delegados manifestaron su preocupación por
interrelacionar ciertos conceptos que no podían abordarse de forma aislada. Esto es:
“Patrimonio cultural, identidad cultural y diversidad cultural” (unido a los conceptos de
soberanía, independencia y dignidad) no solo a nivel regional sino en el contexto interno de
cada país. Los delegados ponían de manifiesto diferentes significados, enfoques y formas de
entender el desarrollo. Muchos afirmaron críticamente que dependiendo de la noción de
“desarrollo” aplicada se preservará la diversidad o, antes bien, todo lo contrario, se destruirá a
favor de un desarrollo entendido exclusivamente como crecimiento económico (punto 21-24 de
AMERICACULT, Bogotá, 1978). Se discutió también sobre las consecuencias de la Conquista
de América y se coincidió en afirmar que la identidad cultural de la región es producto del
mestizaje de diferentes culturas. Se valoraron las luchas de emancipación e independencia, así
como las luchas sociales, económicas y políticas como forma de reafirmar la voluntad de
soberanía como parte de la conformación cultural de la región.Algunos delegados reafirmaron
el carácter occidental de la región aunque en una forma “latinoamericana”. Otros rechazaron
las imposiciones occidentales y europeas, a partir de las cuales se conciben y analizan las
realidades de la región con un enfoque exógeno a su problemática (punto 27-34 de
AMERICANCULT, Bogotá, 1978).
“la cultura no puede ser considerada como algo añadido al hombre. No es una hora
en la vida del hombre. Es el hombre mismo. La presencia del hombre en la
naturaleza” “definieron la cultura en términos históricos y sociales y se manifestaron
contrarios a lo que llamaron la mitificación de la cultura, simplemente cultista,
Capítulo 3
92
elistista, que se inscribe en una estructura de desigualdades sociales”(punto 43 de
AMERICANCULT, Bogotá, 1978)
Los debates sobre el concepto de desarrollo fueron igualmente críticos y entendían que
un enfoque socioeconómico del desarrollo era insuficiente y que era necesario entender cultura
y desarrollo en términos dialécticos. El desarrollo no puede basarse en una sola tendencia o
concepción del mundo y la cultura no puede enfocarse en función del desarrollo. Pusieron en
evidencia que el concepto de desarrollo vigente y su aplicación había provocado graves
consecuencias de desigualdades sociales en la región y que sus frutos favorecían sólo a unas
minorías. La tendencia hacia el consumo estaba poniendo en evidencia el agotamiento de los
recursos en la región y su extrema vurnerabilidad. El modelo de desarrollo latinoamericano
debía permitir
Desde nuestro punto de vista, una de las aportaciones más interesantes es la puesta en
cuestión del Estado como garante de la salvaguarda de la cultura, en un contexto de crisis de
este modelo político en Latinoamérica y de aparición de movimientos sociales con
planteamientos reivindicativos en el ámbito de la identidad cultural:
“ningún Estado ha creado nunca una cultura y más bien el Estado es un producto
cultural. Lo que tradicionalmente se llama cultura se ha creado en contra del Estado o
al margen” … “destacó la importancia histórica de las que calificó como culturas
s u b t e r r á n e a s , m u c h a s v e c e s p ro s c r i t a s o p e r s e g u i d a s . ” ( C o n f e r e n c i a
AMERICANCULT, Apartado 68. Bogotá, 1978)
Capítulo 3
93
Se aportaron visiones y puntos de vista de gran contemporaneidad también en el ámbito
de la participación social (individual y colectiva) en las cuestiones relativas a las políticas
culturales, reivindicando con particular énfasis la participación de las comunidades indígenas.
El papel del Estado debe ser la planificación del desarrollo de la cultural y no la creación de la
cultura. Por otro lado, algunos delegados manifestaron ya una visión de la preservación del
patrimonio cultural muy cercana al concepto contemporáneo de salvaguarda, no entendida
como conservación perenne sino con una visión dinámica de la salvaguarda que no se plasmó
en un documento jurídico internacional hasta 34 años después:
La segunda parte del orden del día fue dedicada al “Desarrollo Cultural”, mientras que
la tercera parte se centró en la “cooperación cultural”. Finalmente se elaboraron 58
recomendaciones sobre todas las temáticas tratadas en la comisiones. Estas sentaron un
precedente en el diseño de políticas culturales internacionales.
Capítulo 3
94
“cada cultura representa un conjunto de valores únicos e irreemplazable, ya que las
tradiciones y formas de expresión de cada pueblo constituyen su manera más lograda de
estar presente en el mundo”; “la afirmación de la identidad cultural contribuye a la
liberación de los pueblos. Por el contrario, cualquier forma de negación niega o
deteriora dicha identidad”; “Todas las culturas forman parte del patrimonio común de
la humanidad. La identidad cultural de un pueblo se renueva y enriquece en contacto
con las tradiciones y valores de los demás” (DECLARACIÓN DE MÉXICO SOBRE
LAS POLÍTICAS CULTURALES (DMPC) Conferencia mundial sobre las políticas
culturales México D.F., 26 de julio - 6 de agosto de 1982).
Se señalaba así que los usos culturales presentes tienen tanta validez como los antiguos
y que las políticas culturales no debían depender sólo de los gobiernos sino también de la
participación de las comunidades y la sociedad civil. Se acentuaba de nuevo la cuestión de la
participación social en la gestión patrimonial.
Una definición amplia de cultura sirvió para justificar la ampliación del concepto de
patrimonio abarcando modos de vida y las formas de expresión por los que se transmiten los
valores culturales. Se nombró a “las obras no materiales que expresan la creatividad de un
pueblo” como una forma de patrimonio cultural. Se consideraba que para lograr un desarrollo
equilibrado era imprescindible la integración de los factores culturales en las estrategias para
alcanzarlo; en consecuencia, tales estrategias deberían tomar en cuenta siempre la dimensión
histórica, social y cultural de cada sociedad.
Capítulo 3
95
La Conferencia incitó a los Estados a convenir en un concepto amplio de cultura
relacionado con la identidad cultural:
“Todo ello invoca políticas culturales que protejan, estimulen y enriquezcan la identidad
y el patrimonio cultural de cada pueblo; además, que establezcan el más absoluto respeto
y aprecio por las minorías culturales, y por las otras culturas del mundo. La humanidad
se empobrece cuando se ignora o destruye la cultura de un grupo determinado.” (DMPC,
Principio 8. Apartado “Identidad Cultural”
Por otro lado, consideraban la dimensión política del patrimonio cultural al considerar
que la salvaguarda de este PCI era la forma de defender la soberanía y la independencia de las
comunidades pues defender el patrimonio cultural suponía la afirmación de la identidad
cultural. Es decir, se reivindicaba ya el papel del patrimonio cultural como forma de resistencia
y lucha social.
Capítulo 3
96
3.1.3 PCI, Mercado y propiedad Intelectual. La protección de los derechos
de autor y el PCI.
.
“Mi despacho ha revisado cuidadosamente la documentación existente sobre la protección
internacional del Patrimonio Cultural de la Humanidad. Ente los instrumentos
examinados debo menciona el Convenio Universal sabré Derechos de Autor, suscrito en
Ginebra en 1952; Convención Interamericana sobre Derechos de Washington, 1946; y
muy especialmente la Recomendación sobre la Protección de Bienes de Interés Artístico,
Histórico o Arqueológico, emanada de la Unesco en 1964. En todos ellos así como en
otras Convenciones de la Unesco, se han adoptado medidas protectoras sobre objetos
Capítulo 3
97
tangibles y no sobre expresiones como la música y la danza, que se hallan sujetas en la
actualidad a la más intensa comercialización clandestina y exportación, operándose un
proceso de transculturación dirigida a fines lucrativos,en desmedro de las culturas
tradicionales que ni siquiera se benefician con la señalización de origen.
La legislación boliviana con respecto al acervo folklórico llena en forma eficaz este vacío
que se advierte en la legislación internacional. De ahí que mi Gobierno haya decidido
elevar al señor Director General una consulta do orden técnico sobre la factibilidad de
incorporar en los instrumento de protección del patrimonio cultural de los pueblos
algunas medidas, que de obtener apoyo suficiente para convertirse en una determinación
de la Asamblea General, podrían complementar los instrumentos existentes y vigorizar la
plausible intención de quienes tratan de defender esta clase de bienes expuestos a toda
clase de depredaciones que no sólo van en desmedro de la cultura artística tradicional de
los pueblos, sino que afectan a posibles fuentes de legítimo beneficio económico. De ahí
que se trata de sustituir el concepto de dominio público de las expresiones folklóricas por
el de propiedad de los Estados.” (Ministerio de Asuntos Exteriores y Culto de la
República de Bolivia. La Paz, 1973)
Más tarde el proyecto de tratado UNESCO/OMPI (1984) que obligaba a los Estados a
proteger el folclore fue rechazado por ciertos Estados por lo que nunca llegó a aprobarse. Sin
embargo las disposiciones tipo han sido empleadas por muchos Estados para proteger “las
expresiones del folclore”. En el Artículo 2 de las disposiciones tipos se define “expresiones del
folclore” como “las producciones” integradas por elementos característicos del “patrimonio
artístico tradicional desarrollado y perpetuado por una comunidad en un país o por individuos
que reflejen las expectativas artísticas tradicionales de esa comunidad”. Utilizan las palabras
“expresiones” y “producciones”, en lugar de “obras”, para subrayar que las disposiciones son
sui generis y no forman parte del derecho de autor. Realizan una enumeración de posibles
formas de las “expresiones” agrupadas en cuatro tipos: “verbales”, “musicales”, “corporales” y
fijadas en un soporte material “expresiones tangibles”. Los actos contra los que se deben
proteger las expresiones del folclore según las disposiciones son “la explotación ilícita” y
“otras acciones lesivas” (Artículo 1). Según el artículo 3, la “explotación ilícita” de una
expresión del folclore es cualquier utilización que se haga con fines lucrativos y fuera de su
Capítulo 3
98
contexto tradicional o acostumbrado, sin autorización de la autoridad competente o de la
comunidad concernida.
Una de las objeciones a estas Disposiciones ha sido que sólo trataba el problema de los
derechos de propiedad intelectual como instrumento de protección. La definición de las
“expresiones del folclor” como “producciones” que debían ser reconocidas como tales por la
comunidad, hacía este texto inútil por falta de una definición clara del objeto de protección
(Lezé, 2013).
Entre 1998 y 1999 la OMPI realizó nueve misiones exploratorias como parte de un
nuevo programa de actividades con el fin de investigar y estudiar las propuestas actuales y las
posibilidades futuras de la protección de los derechos en materia de propiedad intelectual de
los titulares de los conocimientos tradicionales. Como resultado de estas misiones el Consejo
Económico y Social de las Naciones Unidas (ECOSOC), elaboró dos textos con el objeto de
proteger al Patrimonio Inmaterial de los grupos autóctonos: el Proyecto de Declaración de las
Naciones Unidas sobre los Derechos de los Pueblos Autóctonos y los Principios y las
Directivas para la Protección del Patrimonio de las Poblaciones Autóctonas. Las razones que
aportaba la OMPI para regular y proteger los Conocimientos Tradicionales (CCTT) por medio
de la Ley de propiedad intelectual eran, sin tapujos, fundamentalmente de tipo económico
afirmando que estos conocimientos son valiosos para el diseño, el sector farmacéutico,
agropecuario e industrias de biotecnologías; así como que los poseedores de los conocimientos
deben participar en los beneficios económicos generados por la explotación de los mismos.
Así, uno de los objetivos de las misiones exploratorias de la OMPI era “sensibilizar acerca del
valor comercial potencial de los conocimientos tradicionales y crear instrumentos para
calcular ese valor”. Por otro lado, una de las alternativas que ofrece la OMPI es que los
poseedores de CCTT puedan usar la Ley de la Propiedad Intelectual para defenderse de la
adquisición no autorizada de derechos de propiedad intelectual (especialmente las patentes)
sobre los conocimientos tradicionales recopilando y difundiendo estos conocimientos como
estado de la técnica susceptible de búsqueda. Desde nuestro punto de vista, esta opción
constituye una defensa contra la propia ley de propiedad intelectual. La OMPI denomina a esta
estrategia como “publicación defensiva” o “patente defensiva”.
Capítulo 3
99
Otavalo. Ecuador. G. Carrera Díaz, 2008
conocimientos tradicionales catalogados como una estrategia para hacerlos parte del
estado de la técnica reconocido. Por ejemplo, algunas iniciativas están divulgando
sistemáticamente las innovaciones recopiladas en sus bases de datos de conocimientos
tradicionales, con el fin de evitar posibles patentes futuras basadas en las
innovaciones” (OMPI, 2001: 113)
A partir de los años noventa la OMPI regula los “recursos genéticos, conocimientos
tradicionales y folclore” creándose en el año 2000 el Comité Intergubernamental sobre
Propiedad Intelectual y Recursos Genéticos, Conocimientos Tradicionales y Folclore. Este
comité define los “conocimientos tradicionales” como:
Capítulo 3
100
conocimientos, deberían seguir siendo libres, no comercializables por nadie de modo que
persistieran como fuente de creatividad constante. El proceso que se está llevando a cabo en el
seno de la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual con respecto a los “conocimientos
tradicionales y folclore” y la inclusión de estos, hasta ahora de dominio público, no propietario
y por tanto libre, en el “sistema de la propiedad intelectual” tiene graves consecuencias para
“nuestra diversidad creativa” (Romero Moragas, 2005; Clavero Salvador, B, 2012). La idea de
“global commons” o bienes globales suele ir últimamente acompañada de la identificación del
beneficio humano con el beneficio empresarial o del mercado mundial como tutor de estos
bienes globales, siendo considerados los Estados como las únicas partes contratantes (Estados
partes) que representan a cada uno de los pueblos que los componen. Muchos pueblos
indígenas no se oponen a la participación en beneficios sino al hecho de que la única forma de
participar en estos beneficios sea convirtiéndolos en bienes empresariales y produciendo
beneficios únicamente en el sentido económico a través del mercado. Esta globalización de los
conocimientos no responden a los intereses de los pueblos o de las comunidades indígenas,
sino de los estados y de las empresas (Clavero, 2012:156-157).
Capítulo 3
101
“Para gestionar esta nueva propiedad, una de las posibilidades que se baraja es
nombrar en cada país una autoridad competente que establecería mecanismos para
determinar el valor económico de los conocimientos tradicionales, autorizaría la
utilización de expresiones del folclore, fijaría las tarifas y cobraría por la concesión de
uso. Esa autoridad podría ser una sociedad de gestión de derechos de autor. Los países
menos desarrollados, a través de estas sociedades, no dudarán en comercializar
patentes, marcas, derechos de autor y todo aquello que se pueda vender en favor de
compañías multinacionales, tal como sucede con cualquier otro tipo de recurso natural
y o servicio. El resultado sería un nuevo expolio legal, esta vez de los conocimientos
tradicionales y del folclore de comunidades locales e indígenas, .., ya que los verdaderos
depositarios del patrimonio no estarían en disposición de defenderse a través de un
sistema de propiedad que les es ajeno y oneroso….. (Romero Moragas, 2005: http://
www.rebelion.org/noticia.php?id=25549)
Janet Blake (2002) explica que la propiedad intelectual está basada en la autoría
individual y la innovación y expresa un sistema de valores ajeno a los sistemas de culturales de
muchas sociedades. Esta ley responde al imperativo económico de alentar al desarrollo
económico por lo que entra en contradicción con las exigencias del Patrimonio Inmaterial y de
las comunidades que mantienen viva la tradición. Según esta autora los derechos de autor no
pueden aplicarse a la protección del patrimonio inmaterial por varias razones: el carácter no
original de la obra, debido a que la transmisión intergeneracional del patrimonio inmaterial en
base a conocimientos y prácticas tradicionales hace que no sea deseable, necesario ni posible
demostrar la originalidad de los mismos. En consonancia con ello, hemos de tener en cuenta la
imposibilidad de demostrar que la obra es de un autor individual identificable.
Capítulo 3
102
secretos de fabricación sólo pueden ser protegidos si se prestan a una comercialización. No
pueden proteger los conocimientos y la información que la comunidad no quiere divulgar, por
motivos espirituales o culturales. Más de 68 mil millones de dólares anuales reportan los
fármacos derivados de plantas en Estados Unidos. Con sólo alegar una transformación o
adecuación sobre un elemento existente, recursos que eran públicos y colectivos se convierten
en bienes patentados por las multinacionales como “descubrimientos” de CCTT.
Existe, no obstante, un movimiento a favor de la “cultura libre” que nace gracias a los
profesionales de otro campo bien distinto, el de las tecnologías de la información,
extendiéndose después a otros ámbitos de la cultura (Romero Moragas, 2005; Benkler, 2003;
Boyle, 2003). Un ejemplo de ello es la a organización denominada Creative Commons fundada
Capítulo 3
103
en 2001 por un profesor de la Universidad de Stanford (Lessig, 2004) con el objetivo de
desarrollar licencias que ofrezcan cobertura legal a autores que quieran publicar sus obras sin
limitar los derechos de copia y distribución ni renunciar a su autoría, limitando las
posibilidades de traficar y comerciar con ellos. Este puede ser un modelo aplicable al ámbito
de los conocimientos tradicionales para que no estén sujetos a ningún intento de apropiación
indebida ni comercialización.
“la Declaración Universal de los Derechos Humanos, esta norma global, establece
sucintamente que «toda persona tiene derecho a la propiedad, individual y
colectivamente» (art. 19). Dispone asimismo que «toda persona tiene derecho a tomar
parte libremente en la vida cultural de la comunidad, a gozar de las artes y a
participar en el progreso científico y en los beneficios que de él resulten» y «derecho
a la protección de los intereses morales y materiales que le correspondan por razón
de las producciones científicas, literarias o artísticas de que sea autora» (art. 27).
¿No falta algo? Falta el derecho humano a la propia cultura, a la cultura en la que la
criatura humana se individualiza y socializa, un derecho que, de haberse registrado,
hubiera sencillamente requerido el fin del colonialismo. Sería derecho a una cultura,
cualquiera de las múltiples humanas, en la que por supuesto se contienen
conocimientos, empíricos o elaborados, sobre recursos específicos del propio medio
potencialmente beneficiosos para todo el conjunto de la humanidad. El régimen
internacional imperante sobre propiedad intelectual suponía la situación
diametralmente contraria de apropiación y explotación de recursos y conocimientos
propios y ajenos por una parte de la humanidad en su beneficio exclusivo” (Clavero
Salvador, B, 2012:169)
Capítulo 3
104
3.1.4. Las Recomendaciones para la salvaguarda de la cultura popular y
tradicional.
Las "Folklore Society" nacen en el último tercio del XIX en toda Europa. Un siglo
después, en 1989, las Recomendaciones para la salvaguarda de la cultura popular y
tradicional (RSCPT) postulada por la UNESCO vendrían a ratificar la necesidad de recoger las
manifestaciones de la cultura popular como principal fórmula de salvaguarda de este
patrimonio cultural vivo que definía como:
Capítulo 3
105
las normas y valores se transmiten oralmente”. ”sus formas comprenden, entre otras, la
lengua, la literatura, la música, la danza, los juegos, la mitología, los ritos, las
costumbres…” (UNESCO, RSCPT, Apartado A. Definición de la cultura tradicional y
popular. París, 1989).
Es interesante señalar que explícitamente se decía que “la cultura tradicional y popular
forma parte del patrimonio universal de la humanidad”. Con esta afirmación se abría la puerta
a que los bienes inmateriales pudieran englobarse sin restricciones en el concepto de
patrimonio mundial. La definición de cultura tradicional y popular suponía la superación
teórica del materialismo y monumentalismo imperante en la construcción del patrimonio
(Santamarina, 2013). Mediante treinta y siete recomendaciones agrupadas en seis tipos de
medidas: de identificación, conservación, salvaguardia, difusión, protección y cooperación se
alentaba a los gobiernos a impulsar investigaciones sobre cultura popular (Aikawa, 2009). Se
recomendaba a los Estados miembros aplicar disposiciones relativas a la salvaguardia de la
cultura tradicional y popular, adoptando medidas legislativas o de otro tipo que fueran
necesarias como alentar investigaciones con el fin de:
Capítulo 3
106
técnicos. Tras tantas solicitudes y demandas de reconocimiento de estas expresiones culturales
por parte de Estados y expertos, el documento se limitó a ser meramente orientativo y no
vinculante. Esto le restó importancia y muy pocos países atendieron a ella aunque marcó las
legislaciones sucesivas de patrimonio cultural desarrolladas en los años 90 en lo referente al
patrimonio etnológico, limitándose estas a insistir en la necesidad de documentarlo. (véase
capítulo 4)
“dimos énfasis a la gama completa de actividades que abarca una determinada práctica
o evento en la dinámica de la creación, recreación y transmisión del patrimonio cultural
intangible” (Arizpe, 2004:24)
33República Checa (junio de 1995), para Europa Central y Oriental; México (septiembre de 1997), para América Latina y
el Caribe; Japón (febrero-marzo de 1998) para el Asia; Finlandia (septiembre de 1998) para Europa Occidental;
República de Uzbekistán (octubre de 1998) para el Asia Central y el Cáucaso; Ghana (enero de 1999) para el Africa;
Nueva Caledonia (febrero de 1999) para el Pacífico; y Líbano (mayo de 1999) para los Estados Árabes
34 Del 27 al 30 de junio de 1999 se realizó en Washington, D.C. (EU) la Conferencia Internacional “Evaluación Global de
la Recomendación sobre la Protección del Folclor y la Cultura Tradicional, de 1989: Potestación Local y Cooperación
Internacional” < http://www.folklife.si.edu/resources/Unesco/finalreport_spanish.htm>
Capítulo 3
107
Granada. Nicaragua G. Carrera Díaz, 2010
Durante los años noventa, tras la caída del muro de Berlín y el final de la Guerra Fría se abren
nuevas perspectivas de mercado a nivel mundial. Se intensifican los procesos de
homogeneización cultural y aumenta la consciencia de los procesos de transformaciones
glocales. Esta situación hizo que UNESCO llevara al primer plano de su agenda el tema de “lo
inmaterial” como una categoría nueva y pretendidamente relativista, no eurocentrista. Pero al
mismo tiempo las políticas culturales se iban sometiendo de modo mucho más evidente a las
reglas del mercado. Esta vez el mercado no sólo lo controlaba occidente. Una nueva
geopolítica patrimonial surge de la mano de un nuevo orden económico mundial. Esto va a
verse reflejado en la distribución de mapa de la patrimonio cultural de la humanidad.
Capítulo 3
108
(Fundsin-Trust for the Preservation and Promotion of the Intangible Cultural Heritage) en el
que Japón tuvo un gran protagonismo como mecenas de la difusión del Patrimonio Inmaterial
(empresas como Nippon Hoso Kyokai o Asahi Shimbum de Japón, o Samsung Electronics de
Corea forman parte de este fondo). Justo entonces, la cartografía del patrimonio de la
Humanidad comienza a extenderse un poco más hacia oriente, compensándose latitudinalmente
la concentración del patrimonio mundial en la región de Europa y América del Norte. El nuevo
orden económico internacional y la adhesión de Japón y otros Estados asiáticos a la
Convención de Patrimonio Mundial a partir de 1992 explica el significativo aumento que
experimenta esta región en cuanto elementos inscritos en la Lista en el segundo período
representado en el figura 3.4. Fue entonces cuando se revisó el criterio de “autenticidad”
acordado en la carta de Venecia (Conferencia de Nara, 1994). La conferencia de Nara resultaría
un paso fundamental en la conceptualización posterior del PCI como ruptura con el concepto
de autenticidad que propugnaba la Carta de Venecia (ICOMOS, 1964). La perspectiva oriental
donde objetos y conocimientos se renuevan constantemente, choca de frente con el valor de
autenticidad occidental ligada al patrimonio histórico-artístico, construida sobre la idea estática
de permanencia perenne mediante la lucha contra la degradación, la destrucción o la
desaparición, introduciendo medidas de recuperación o restauración de reliquias del pasado.
Una nueva concepción del mundo proveniente de oriente contrastaba con la visión occidental
del patrimonio. En el nuevo contexto global, una nueva convención, después de más de
cincuenta años en torno al tema, empezó a convertirse no solo en un objetivo cultural sino en
una estrategia económica y política de carácter global.
“Todos los juicios sobre valores atribuidos a las propiedades culturales así como la
credibilidad de fuentes de información relacionadas, puede diferir de cultura en
cultura e incluso dentro de la misma cultura.”
Capítulo 3
109
Tánger. Marruecos G. Carrera Díaz, 2009
Por lo tanto no es posible realizar juicios de valor o autenticidad con un criterio fijo,
por el contrario, el respeto debido a todas las culturas requiere que el patrimonio
cultural sea considerado y juzgado dentro del contexto cultural al cual pertenecen”
“Los Tesoros Humanos Vivos son individuos que poseen en sumo grado los
conocimientos y técnicas necesarias para interpretar o recrear determinados
elementos del patrimonio cultural inmaterial. Corresponde a cada Estado Miembro
escoger un título adecuado para designar a los depositarios de conocimientos y
técnicas, siendo indicativo el título de “Tesoro Humano Vivo” propuesto por la
UNESCO. Entre los sistemas existentes hay ya una gran variedad de títulos: Maestro
Artista (Francia), Depositario de la Tradición de Artes y Oficios Populares (República
Checa), Tesoro Nacional Vivo (República de Corea), Depositario de un Bien Cultural
Inmaterial Importante (Japón y República de Corea)” (UNESCO: Directrices para la
creación de sistemas nacionales de “Tesoros Humanos Vivos”)
Capítulo 3
110
La idea de excelencia, tan bien radicada en el imaginario colectivo a través de términos
como “tesoros” u “obras maestras”, predomina en la idea de patrimonio cultural vehiculada por
la UNESCO en estos dos programas. Esta excelencia va unida normalmente a la valorización
de un autor o genio creativo de una personalidad artística individual. La importancia de Japón
y de los países orientales en la conceptualizacón del patrimonio inmaterial ha hecho que su
elitismo haya penetrado en los programas elaborados por la UNESCO, importando también en
este caso la idea de la excelencia del genio creativo individual a través del programa de
Tesoros Humanos Vivientes; o más tarde en el programa de proclamación de Obras Maestras
del Patrimonio Inmaterial. Esta idea ha sido últimamente cuestionada porque se considera
inapropiada para la compresión de expresiones culturales que son el producto de prácticas
culturales colectivas, muchas veces amenazadas por considerarse “ordinarias”, con escaso
valor estético o de escasa espectacularidad y por alimentar una especie de competitividad
“patrimonial” entre sujetos autorepresentados y convertidos en objetos . (Bortolotto, 2008,
Henríquez, 2011).
Una de las medidas para paliar esta falta de representatividad de determinados países en
la Lista del Patrimonio Mundial fue, como hemos visto, la creación de la distinción Obra
Maestra del Patrimonio Oral e Inmaterial de la Humanidad. En 1997 la División del Patrimonio
Cultural y la Comisión Nacional de Marruecos para la UNESCO celebraron en Marrakech una
Consulta Internacional sobre la preservación de los espacios culturales populares en la que se
decidió crear esta distinción internacional con el objetivo de llamar la atención sobre los
ejemplos destacados de este tipo de patrimonio cultural, sensibilizar acerca de su importancia y
necesidad de salvaguardarlo; evaluarlo y documentarlo mediante inventarios; adoptar medidas
jurídicas y administrativas para proteger el patrimonio oral e inmaterial; así como fomentar la
participación de artistas tradicionales e intérpretes locales en la definición y revitalización de
su patrimonio inmaterial. Tanto el programa de Obras maestras como la posterior Convención
Capítulo 3
111
para la Salvaguarda del Patrimonio Inmaterial de 2003, se pensaron y orientaron para
representar el patrimonio “no occidental”.
En este mismo Informe Mundial sobre la Cultura se observa, no obstante, una deriva
hacia la mercantilización de la cultura entendiendo ésta como un producto sujeto a las reglas
del libre mercado como puede verse en el siguiente texto extraído de la Conferencia
Intergubernamental sobre Políticas Culturales para el Desarrollo de 1998 celebrada en
Estocolmo
35 Muchos de ellos son los actuales “Espacios Protegidos”, que en algunos casos, y eludiendo la importancia social en
la creación y mantenimiento de estos socioecosistemas están sujetos a políticas conservacionistas excesivamente
ambientalistas. A veces, romper este vínculo y proteger el “medio ambiente” sin tener en cuenta “lo cultural” conlleva
consecuencias lamentables. Un buen ejemplo de la unión entre cultura y naturaleza es el de las costas del Pacífico
colombiano, ricas en diversidad natural y cultural. Las comunidades negras que habitan las zonas fluviales se agruparon
en el “Proceso de Comunidades Negras” (PCN) solicitando al gobierno el control social del territorio como prerrequisito
para el fortalecimiento de la cultura y de la biodiversidad. Elaboraron una propuesta de ley de derechos culturales y
territoriales exigida por la Constitución de 1991 y aprobada en 1993 (ley 79/ 93 de Derechos Culturales y Territoriales)
Esta ley lleva consigo la consolidación de unos principios administrativos que destacan cuatro derechos fundamentales:
identidad / territorio/ autonomía política y etnodesarrollo. El gobierno invitó a estas comunidades y al PCN a participar en
el Proyecto Biopacífico (PBP) para la conservación de la biodiversidad de la región. Una de las aportaciones más
importantes del PBP ha sido demostrar que los sistemas de producción tradicional de las comunidades fluviales se
orienta más al consumo local que al mercado y que por ello, son sostenibles (baja intensidad, áreas amplias..). La
aportación conceptual más importante fue la de definir la “biodiversidad” como territorio más cultura, y el concepto de
“región-territorio” relacionado con la selva del pacífico como unidad que reúne las comunidades, sus actividades y su
medio natural. Algunos se forman en torno a actividades determinadas como la minería tradicional del oro, la recogida
de conchas por mujeres en las áreas de los manglares, etc., (Escobar, UNESCO, 2001)
Capítulo 3
112
mercado libre debían aplicarse a los productos de todo tipo.” (Conferencia
Intergubernamental sobre Políticas Culturales para el Desarrollo-30 de marzo al 2 de
abril de 1998- Estocolmo)
Capítulo 3
113
G. Carrera Díaz, 2010
Capítulo 3
114
3.2. La Convención para la Salvaguarda del Patrimonio
Cultural Inmaterial (París, 2003). La antropologización del
patrimonio.
La Convención para la Salvaguardia del Patrimonio Cultural Inmaterial fue aprobada por la
Asamblea General de la UNESCO el 16 de Octubre de 2003 y entró en vigor en abril de 2006
tras haber sido ratificada por 30 Estados. Actualmente, nueve años después de su entrada en
vigor, forman parte de esta Convención 161 Estados. Por lo que el proceso de ratificación de la
misma ha sido muy acelerado. En junio 2008 se aprobaron sus Directrices Operativas por
parte de la II Asamblea General de UNESCO.
Más allá de los valores, principios y normas que establece este texto, se optó por crear
un sistema de Listas: Lista Representativa y Lista de Salvaguarda Urgente. Así mismo se creó
un registro de Buenas Prácticas de Salvaguarda y un instrumento de Asistencia Internacional.
Entre todos los instrumentos, el más empleado por los Estados es la Lista Representativa.
Actualmente sus Listas recogen información sobre las características y programas de
salvaguarda de 364 elementos del PCI de una parte de los países que han ratificado la
Convención o están en proceso de hacerlo.
Capítulo 3
115
pueblos del mundo (De Cabo, E, 2013). A pesar de ello, lo cierto es que como podemos
observar la mayor parte de los elementos registrados en las listas se siguen concentrando en
Europa o región denominada por UNESCO como “Europa y América del Norte” (EA) (aunque
los países norteamericanos no han ratificado la Convención) y la región de “Asia y el Pacífico”
(AP).
120
80
40
0
A AC AP EA EAR
En el primer caso, 43 estados partes tienen inscritos 140 elementos siendo los Estados
europeos con más elementos inscritos España, Croacia (con 14 elementos registrados
respectivamente), Francia con 13 y Bélgica con 12 elementos. Los 35 estados partes de la
región Asia y el Pacífico acumulan 142 elementos en las Listas, siendo en este caso los países
con mayor número de registros, China con 38, Japón con 22, República de Corea36 con 17,
Mongolia con 12 e India con 11 elementos. Este nuevo mapa mundial de UNESCO que refleja
el PCI muestra mucho más que la diversidad cultural del planeta. La disminución ostensible
que se observa en los gráficos de la Lista de Patrimonio Mundial desde el año 2006 hasta la
36Corea propuso la creación de la figura del Tesoro Humano Vivo a la Unesco en 1993 y fue el décimo país en
ratificar la Convención de 2003. Este país fue pionero en el reconocimiento y protección de su patrimonio cultural
inmaterial a través de su ley de patrimonio cultural de 1962.
Capítulo 3
116
actualidad puede estar muy relacionada con la entrada en vigor de esta Convención en este
mismo año. A partir de entonces podemos ver la evolución del nuevo mapa mundial del
patrimonio creado a partir de la convención de 2003. Esto ha sido interpretado por varios
autores como una jerarquización global de valores (Herzfeld, 2004) o de un sistema global
taxonómico e institucionalizado (Palumbo, 2010, Santamarina, 2011, Kurin, 2004) en el que se
produce una visión asimétrica normalizada en cuanto a la distribución mundial de bienes a
escala mundial. Aunque también, desde mi punto de vista, refleja la aparición del nuevo orden
económico mundial mucho más escorado hacia oriente (Japón, China, Corea del Sur, India,
Indonesia..).
La propia UNESCO declara, sin que ello le suponga un problema, que las Obras
Maestras del Patrimonio Inmaterial y las Lista del Patrimonio Cultural Inmaterial de la
Humanidad ayudarán a compensar el desequilibrio territorial porque permitirá a zonas menos
representadas (África, América y países del Pacífico) a tener un espacio en el mapa de la
excelencia de la UNESCO (Santamarina, 2011: 267, Kurin, 2004)
Capítulo 3
117
Figura 3.6: Distribución de elementos del PCI por Listas
Fuente UNESCO. Elaboración Propia
2008
2009
2010
2011
2012
2013
2014
0 22,5 45 67,5 90
3%
10%
Lista Representativa
Lista Salvaguarda Urgente
Buenas Prácticas
86%
Capítulo 3
118
Gráfico 3.7. Distribución de elementos del PCI por ámbitos temáticos o tipologías.
Fuente UNESCO, Elaboración Propia
28% 26%
Artes del Espectáculo
Conocimientos/usos rel con entorno
Tradiciones artesanales
Tradiciones/expresiones orales
10% Usos sociales/rituales/actos festivos
18%
19%
Lista 90 75 45 18 27 25 34
Representativa
Lista de 0 12 4 11 4 4 3
Salvaguarda
Urgente
Registro de 0 3 0 5 2 1 1
Buenas Prácticas
Capítulo 3
119
3.2.2. La salvaguardia versus protección. La mirada amplia.
Aunque antes también existiera una concepción antropológica del patrimonio que había
comportado un cambio de enfoque desde la anterior idea estática de los objetos a una más
dinámica de lo procesos culturales y contextos en los que estos se producen, la Convención
introduce un concepto de salvaguardia que no se limitaba al conocimiento y la documentación
de prácticas culturales u objetos asociados.
Capítulo 3
120
Frente a la Recomendación de 1989 que se dirigía sobretodo a los expertos para el
necesario conocimiento e inventario de estas prácticas, la nueva convención se dirige a las
instituciones para que sostengan y promuevan la creatividad de los actores sociales. El
inventario se convierte no en un fin en sí mismo sino en un medio de identificación para la
consecución de la salvaguardia, entendida fundamentalmente como transmisión y continuidad.
(2008:22)
Por otro lado, otra de las modificaciones en la asignación de valor que produce este
concepto es la reivindicación del valor de “representatividad” frente al de “excelencia o
excepcionalidad”. La definición rechaza también el valor universal excepcional que era el
fundamento de la Convención del Patrimonio Mundial de 1972, así como cualquier tipo de
jerarquía entre expresiones culturales. Cualquier expresión del PCI es importante para quienes
las practican porque otorga a los mismos un sentimiento de pertenencia y continuidad. Es la
cultura en sentido antropológico frente a la cultura en sentido humanístico.
Sin embargo, la idea de excelencia tan bien radicada en el imaginario colectivo a través
de términos como “tesoros” u “obras maestras”, predomina en la idea de patrimonio cultural
vehiculada por la UNESCO en muchas de sus actuaciones y recomendaciones. Excelencia que
Capítulo 3
121
normalmente va unida a la valorización de un autor o del genio creativo de una personalidad
artística individual. Generalmente se asocia el valor patrimonial al valor de excepcionalidad y
singularidad: ser únicos y escasos. Con la Lista Representativa del Patrimonio Cultural
Inmaterial, frente a los programas anteriores a la entrada en vigor de la Convención, la
UNESCO se propone eliminar el valor universal excepcional como criterio de inclusión en la
Lista. (2008:29).
Capítulo 3
122
Articulado de la Convención para la salvaguarda del Patrimonio Cultural Inmaterial. UNESCO. París, 2003,
en relación a la Salvaguardia del patrimonio cultural inmaterial en el plano estatal
Capítulo 3
123
3.2.3. La “Participación” de las “comunidades” y “grupos”.
L o s “ G r u p o s ” c o m p re n d e n p e r s o n a s d e n t ro d e c o m u n i d a d e s q u e
comparten características como habilidades, experiencias y conocimientos especiales
y pueden realizar funciones específicas en el presente y el futuro mediante la práctica,
creación y/o transmisión de su patrimonio cultural inmaterial como, por ejemplo,
preservando la cultura como profesionales o aprendices (UNESCO; 2006).
“las comunidades, en especial las indígenas, los grupos y en algunos casos los individuos
desempeñan un importante papel en la producción, la salvaguardia, el mantenimiento y la
recreación del patrimonio cultural inmaterial, contribuyendo con ello a enriquecer la diversidad
cultural y la creatividad humana” (preámbulo).
La propia definición del PCI se hace en relación a la relevancia identitaria para la
comunidad, grupos o individuos (2003: art.2.1) ; la comunidad debe participar en los procesos
de identificación y definición de su PCI (2003: art. 11.b); en el marco de sus actividades de
Capítulo 3
124
Chef Chouen. Marruecos. G. Carrera Díaz, 2012
salvaguardia del patrimonio cultural inmaterial, cada Estado Parte tratará de lograr una
participación lo más amplia posible de las comunidades, los grupos y, si procede, los
individuos que crean, mantienen y transmiten ese patrimonio y de asociarlos activamente a la
gestión del mismo (2003: art 15). Esta es una obligación vinculante para los Estados que hayan
ratificado la Convención.
No obstante, esta idea de comunidad y el rol que realmente desempeña tiene varias
contrapartidas, que hacen menos creíble a la Convención y que denota una visión ingenua del
concepto de cultura que antes definíamos (Bortolotto, 2008:34) y que ya se han visto en el
marco teórico.
El rol central que esta definición otorga a los portadores del Patrimonio es fundamental
y central en la convención y tendrá implicaciones muy importantes en su aplicación. Este
malabarismo conceptual complejiza aún más el discurso patrimonial y le da nuevas
posibilidades. Frente a la Recomendación de 1989 que se dirigía sobretodo a los expertos para
el necesario conocimiento e inventario de estas prácticas, convirtiendo a las prácticas
culturales en productos u objetos tangibles susceptibles de ser archivados o expuestos, ya sea
para la investigación o para la difusión al gran público, la convención de 2003 se dirige a las
Capítulo 3
125
instituciones para que sostengan y promuevan la creatividad, el protagonismo y participación
de los actores sociales vinculados con este patrimonio.
El inventario, es también una obligación que deben cumplir los Estados parte. Pero
lejos de ser el fin de la política de salvaguarda, se convierte en un medio de identificación
para la detección de riesgos y la puesta en marcha de eventuales medidas de salvaguarda que
permitan la transmisión y continuidad de las prácticas dentro de los contextos en los que
tradicionalmente estas se producen (Bortolotto, 2008:22). Antes de crearse una foto fija, el
proceso de inventario debe adaptarse a estas exigencias, contemplando el dinamismo de estas
expresiones.
Expediente de registro de Patrimonio Inmaterial. IPHAN. Brasilia. Brasil. G. Carrera Díaz, 2006
Capítulo 3
126
CASO 3.1: ANÁLISIS DE CANDIDATURAS UNESCO 2012 Y 2013 A LA
LISTA REPRESENTATIVA DEL PATRIMONIO CULTURAL INMATERIAL DE
L A HUMANIDAD.
Durante los años 2012 y 2013, el Estado español formó parte del órgano subsidiario del
Comité Intergubernamental para la Salvaguardia del Patrimonio Cultural Inmaterial
(Comité 37) de UNESCO.
37El comité está integrado por representantes de 18 Estados partes (o de 24 cuando sean 50 Estados parte). Se eligen
en la Asamblea General teniendo en cuenta la distribución geográfica y la rotación equitativa cada cuatro años. La mitad
de ellos van cambiando cada dos años.
38 Según las Directrices operativas de la Convención, en los expedientes de candidatura, se requiere a los
Estados Partes solicitantes que demuestren que el elemento que se propone inscribir en la Lista representativa
del patrimonio cultural inmaterial de la humanidad reúne los siguientes criterios: R.1El elemento es patrimonio
cultural inmaterial, en el sentido del Artículo 2 de la Convención; R.2La inscripción del elemento contribuirá a
dar a conocer el patrimonio cultural inmaterial, a lograr que se tome conciencia de su importancia y a propiciar
el diálogo, poniendo así de manifiesto la diversidad cultural a escala mundial y dando testimonio de la
creatividad humana; R.3 Se elaboran medidas de salvaguardia que podrían proteger y promover el elemento;
R.4 El elemento se ha propuesto para inscripción tras haber logrado la participación más amplia posible de la
comunidad, el grupo o, si procede, los individuos interesados y con su consentimiento libre, previo e
informado; R.5 El elemento figura en un inventario del patrimonio cultural inmaterial presente en el(los)
territorio(s) del(los) Estado(s) Parte(s) solicitante(s), de conformidad con los artículos 11 y 12 de la
Convención.”
Capítulo 3
127
inscritos en la Lista Representativa del PCI en la anualidad presentada o revisada para la
siguiente candidatura posible, por lo que son de carácter público y pueden ser consultados
en la página web de UNESCO 39, aunque se habrán modificado formalmente en función de
las observaciones que reportara el órgano subsidiario en su conjunto.
Al-Taghrooda: poesía cantada tradicional de los beduinos de los Emiratos Árabes Emiratos 2012
Árabes
Unidos y del Sultanato de Omán Unidos-Omán
Washoku: tradiciones culinarias de los japoneses, en particular para festejar el Japón 2013
Año Nuevo
La artesanía tradicional del ger mongol y las costumbres conexas Mongolia 2013
39 http://www.unesco.org/culture/ich/index.php?lg=es&pg=00107
Capítulo 3
128
Según las indicaciones que nos fueron dadas, la evaluación de las candidaturas debe
hacerse exclusivamente atendiendo al contenido de los formularios y a su adecuación a los
criterios que se definen en las directrices operativas de la Convención. Por lo que no es
necesario conocer las realidades culturales que se describen en los mismos para evaluar los
formularios.
En el caso del arte de tejer Jamdani del Bangladesh (2013) en la región de Dhaka, se
especificaban algunas medidas de salvaguarda puestas en marcha a lo largo de la historia,
limitadas a algunas escasas acciones de difusión. No se especificaban medidas acerca de la
relación entre productores de tejidos y empresarios distribuidores de los que se hablaba
frecuentemente en el formulario. Consideré que en este caso la información era insuficiente y
que se hacía necesario conocer más acerca del tipo de relación y el margen de los beneficios
40 http://www.unesco.org/culture/ich/index.php?lg=es&pg=00011#tabs
Capítulo 3
129
que los productores artesanos obtienen frente a los empresarios y el papel que estos han jugado
en la candidatura y así lo expresamos en la evaluación.41
41 Este mismo año se sucedieron varias tragedias en fábricas textiles de Bangladesh (de carácter industrial y orientadas
a la industria textil occidental). Desconocemos hasta qué punto este tipo de establecimientos puede guardar algún tipo
de relación con los talleres familiares de los que se habla en esta candidatura. No obstante, no deja de resultar
paradójico que el mismo año que se sucedieron estas tragedias se presentara la candidatura sobre el arte de tejer
Jamdani.
Capítulo 3
130
del evento y que éste se ha ido institucionalizando con el tiempo. Parece que antes que
fomentar la participación social (formal o informal) en la organización de la fiesta, se ha
intentado controlarla y normalizarla. Se critica el hecho de que durante años la fiesta se ha
caracterizado por "falta de profesionalidad en su organización" y falta de "recursos humanos
cualificados". Desde mi punto de vista, esto denotaba la progresiva institucionalización del
evento frente a las formas de organización comunitarias tradicionales que posiblemente se
dieron en el origen de la fiesta. El tipo de medidas de salvaguarda presentadas estaban
relacionadas básicamente con la promoción del festival. La afluencia excesiva de visitantes no
se ve como un problema para la fiesta sino como un problema de capacidad de acogida
turística y alojamiento. Las medidas se orientan a solventar este problema. Se detecta, por
tanto que uno de los riesgos que afectan a este festival es su excesiva institucionalización y
posible turistización. Según la información aportada participaban también las asociaciones de
productores, comerciantes, clubes deportivos, Etc. El festival se convierte en un momento de
autopromoción para ellos. No está tan claro que los participantes lo hagan solo por una
cuestión de reproducción simbólica e identitaria. No obstante, el festival, se ha convertido en
un contexto que permite la salvaguarda de otras tradiciones como la danza de los ahidous, en la
que participan mayores y niños, permitiendo la transmisión de conocimientos. Las mujeres
transmiten a las niñas los conocimientos sobre elaboración de botones de seda….(apartado 1
iii). Se hace referencia a la creciente afluencia de visitantes de ámbito internacional como una
posible ventaja para la convivencia y diálogo y no como un riesgo para el festival.
Probablemente, esto responde al interés que se otorga a la candidatura como forma de
promoción para el turismo.
Capítulo 3
131
continuidad. Se especifica quiénes son los portadores del elemento, quiénes lo practican, qué
roles específicos o categorías de personas tienen responsabilidades especiales para la práctica y
la transmisión del elemento. Se especifican quiénes son y cuáles son sus responsabilidades. Se
concretan qué funciones sociales y culturales y qué significados tiene hoy en día el elemento
para su comunidad. Se especifican cuáles son los conocimientos y habilidades relacionadas con
el elemento transmitido hoy en día, las formas y el contexto en los que se transmite el
elemento. Y por supuesto, se afirma que no es incompatible con los instrumentos
internacionales de derechos humanos o con la exigencia de respeto mutuo entre comunidades,
grupos e individuos, o con el desarrollo sostenible La solicitud describe cómo la inscripción
del elemento en la Lista Representativa podría contribuir a su visibilidad y aporta algunas
muestras de cómo podría aumentar la conciencia de la importancia del patrimonio cultural
inmaterial. Sin embargo, no destaca tanto los valores del elemento en sí sino las medidas,
actividades y programas que se llevarán a cabo por el Gobierno de Omán a nivel local e
internacional para promocionarlo: festivales, incorporación a planes estudios de colegios y
universidades, talleres, publicaciones.
Capítulo 3
132
de los "Tesoros Humanos Vivos” destacando la creatividad individual y a la "singularidad" en
el contexto de saberes de carácter colectivo, cuya principal característica es la
representatividad y no la excepcionalidad. En cuanto a las medidas de Salvaguarda (apartado y
criterio 3) se nombran algunas de las puestas en marcha por la comunidad. Una de ellas se
refiere, de nuevo, a un premio a la "excepcionalidad" en las artes populares y se insiste de
nuevo en la excepcionalidad de los profesionales. Entre las medidas de salvaguarda urgente
que se propone hay un código interno de control de calidad. Se trata de un tema no irrelevante,
pues se plantea el posible conflicto entre la comunidad y otros "practicantes" del elemento,
considerados "no auténticos" o ajenos a la comunidad.
En definitiva, en los diferentes ejemplos hemos podido ver que aunque el principio
básico de la convención es la participación de las comunidades en todos los procesos de la
patrimonialización y de la tutela, incluido el proceso de elaboración de la candidatura, en
varias ocasiones se da la paradoja que expresiones culturales con potencialidades para ser
inscritas no cumplen los criterios formales del formulario. Y viceversa, expresiones
culturales con menor representatividad para una comunidad y más institucionalizadas suele
contar con mayores capacidades para la redacción adecuada de la candidatura y realizan
una correcta formulación de la misma, lo que facilita su inscripción. En cualquier caso se
hace necesaria la intermediación de una visión experta que debería ser la de personas
especialistas en antropología con capacidad para aplicar técnicas participativas y de poner a
la comunidad, en toda sus heterogeneidad en el centro, aplicando un concepto
antropológico y no humanístico de cultura y atendiendo a la complejidad de los elementos
sin jerarquizar entre creatividad individual y colectiva; antigüedad o contemporaneidad;
arte o artesanía; objetos artístico frente a procesos sociales y conocimientos ; singularidad
y representatividad; perpetuidad o dinamismo…El Criterio R.1 que deben cumplir las
candidaturas de la Lisa Representativa del Patrimonio Inmaterial, es uno de los criterios más
importantes y aunque suele estar bien cumplimentado, a pesar del poco espacio para el
desarrollo del mismo (250 palabras) suelen producirse algunos errores recurrentes que tiene
que ver con la traslación de conceptos muy restringidos de patrimonio cultural y no adecuado
para el tratamiento de estos elementos culturales vivos, dinámicos, referenciales y producto de
la creatividad colectiva. En algunos casos las candidaturas dan demasiada importancia al
carácter individual de las expresiones frente a su carácter colectivo y representativo recalcando
Capítulo 3
133
las autorías o los aspectos excepcionales y singulares de la expresión, o bien demostrando la
antigüedad de la expresión como garantía de su “autenticidad” o centrándose en los aspectos
materiales de la misma. Esto demuestra que aún sigue vigente un concepto de patrimonio
cultural relacionado con la singularidad, con el carácter objetual y material de la cultura y con
la antigüedad y excepcionalidad como criterios de autenticidad. Sigue vigente un concepto
humanístico de cultura frente al concepto antropológico de cultura. En el criterio R.2.42 que
puede resultar bastante subjetivo y ambiguo en su planteamiento y en el criterio R.2.i43 se
comete un error generalizado confundiendo el objetivo del criterio acerca de cómo el elemento
puede contribuir a la visibilidad del patrimonio inmaterial con cómo puede la candidatura
contribuir a la visibilidad del elemento, otorgando notoriedad y promocionándolo
internacionalmente. Entre otras cosas para atraer visitantes a la misma, que suele ser el
objetivo latente, a veces explícitos, de muchas candidaturas. La mayor parte de los errores se
cometen en el criterio R344, referido a las medidas de salvaguarda aplicadas o propuestas. En
general, las candidaturas no aportan mucha información sobre las restricciones internas y
externas que afectan al elemento (3.a.ii) y en la mayor parte de los casos, se percibe que las
candidaturas se entienden como una oportunidad de promoción hacia el exterior y de atracción
turística más que como una fórmula de poner en marcha medidas de salvaguardas llevadas a
cabo por las comunidades de acuerdo con los criterios de la convención. En muchas ocasiones
no se tienen en cuentas los efectos contraproducentes que las medidas de difusión y promoción
de las expresiones pueden tener para la misma. En cuanto al criterio R1 (en su apartado ii) y
R4 responden a la importancia que la Convención otorga a la participación de las comunidades
y los grupos en la salvaguarda del patrimonio inmaterial tanto en la presentación de las
candidaturas como en los criterios que se siguen para evaluarlas. Sin embargo, en general, se
42 Para el criterio R.2 los estados deberán demostrar que “la inscripción del elemento contribuirá a dar a conocer el
patrimonio cultural inmaterial, a lograr que se tome conciencia de su importancia y a propiciar el diálogo, poniendo así
de manifiesto la diversidad cultural a escala mundial y dando testimonio de la creatividad humana”. Este criterio
únicamente se considerará realizado si la candidatura demuestra cómo la posible inscripción podrá contribuir a asegurar
la visibilidad y consciencia del significado del patrimonio inmaterial en general, y no sólo del elemento inscrito en sí
mismo, y a fomentar el diálogo que respeta la diversidad cultural. Esta última aclaración se ha realizado en el formulario
de las candidaturas 2014-15 debido a la confusión a la que llevaba el apartado y a que en realidad, la mayor parte de
los candidatos desean obtener mayor visibilidad para ele elemento cultural que presentan a las Listas.
43¿Cómo puede la inscripción del elemento en la Lista Representativa contribuir a dar a conocer el patrimonio inmaterial
en general y a lograr que se tome conciencia de su importancia a nivel local, nacional e internacional?
44Parael criterio R.3 los estados deberán demostrar que “se elaboran medidas de salvaguardia que podrían proteger y
promover el elemento’
Capítulo 3
134
aprecia una dificultad para la delimitación de las comunidades y los grupos que detentan la
expresión cultural de la candidatura (R1.ii) que muchas veces no coinciden con las
comunidades que presentan su libre consentimiento (R.4.b). Esto puede estar debido a que las
candidaturas, en algunas ocasiones, son demasiado genéricas y representan a todo un país
(Japón, Corea..) o varios países por lo que resulta muy complicado la participación real de las
comunidades. En estos casos las iniciativas suelen venir realizadas por instituciones y la
participación de las comunidades es difícilmente demostrable, quedándose en una declaración
parcial y formal de algunos representantes. El comité debería considerar el hecho de que a
veces puede darse el caso de que las comunidades no estén organizadas formalmente (ONG) y
que las ONG formales tampoco suelen ser representativas de las comunidades. Estas pueden no
tener la posibilidad o voluntad de organizarse formalmente. También suelen ser habituales los
conflictos, tensiones y desequilibrios de poder en su interior, incluso dentro de las más
pequeñas (Hungría, Marruecos) y esto puede implicar conflictos de apropiación simbólica
contrapuestas, lo que por otra parte es completamente lógico, pues no existen comunidades con
identidades homogéneas. En ocasiones, se aprecia el riesgo de banalización, mercantilización o
espectacularización a partir de la patrimonialización por parte de grupos institucionalizados.
La mayor parte de las veces, las comunidades son informales y no están organizadas para
participar en los procesos de salvaguardia. Estas cuestiones deberían tenerse en cuenta para
crear los mecanismos necesarios que hagan compatible la participación social en el ámbito del
patrimonio cultural inmaterial de los diferentes Estados partes con sus políticas patrimoniales y
la institucionalización de las mismas.45
45 La situación ha alcanzado un nivel de incoherencia tal que la propia UNESCO se planteó este año 2015 la
celebración de una Reunión de expertos para establecer un código de ética modelo para el Patrimonio Cultural
Inmaterial en el que también tuve la oportunidad de participar.
Capítulo 3
135
Cádiz. Carnaval. 2012 G. Carrera Díaz, 2012
C A P Í T U L O 4 . E L PAT R I M O N I O C U LT U R A L
INMATERIAL EN EL ESTADO ESPAÑOL Y EN
ANDALUCÍA
4.0. Introducción
Capítulo 4
136
Etnográfico, destacándose casi siempre los valores relacionados con la tradición y la identidad.
En muy pocos casos, (solo en Cataluña, Valencia, Cantabria, Navarra y, actualmente, Castilla
la Mancha) aparece el Patrimonio Inmaterial como categoría propia, al mismo nivel que lo
están el patrimonio inmueble o el patrimonio mueble, más allá de los enfoques disciplinares
que pudieran afectar a su detección, estudio, análisis o fórmulas de salvaguarda.
En el ámbito público administrativo, veremos que en muy pocas ocasiones se vislumbra
en los textos legales que generan las administraciones de cultura las aportaciones teóricas que
en materia de concepto, principios y medidas de salvaguardia propone la Convención de 2003,
y que sin embargo, desde que se ratifica por parte del Estado español, forma parte de nuestro
ordenamiento interno. Con anterioridad a la misma y a su entrada en vigor, existían ya algunos
programas como la de Proclamación de “Obras Maestras del Patrimonio Inmaterial” (2001,
2003, 2005) en las que el España ha participado en las diversas ocasiones habiendo obtenido
dos proclamaciones: El Misteri de Elche (Valencia) y la Patum de Berga (Cataluña), en el 2001
y 2003 respectivamente. En general, este tipo de patrimonio cultural ha tenido una presencia
exigua en la mayor parte de los catálogos autonómicos de patrimonio.
Sin embargo, por diversos motivos, algunos de los cuales tienen que ver con la
utilización política y económica que se hace de la cultura y del patrimonio por diversos actores
(empresarial, partidos políticos, administraciones públicas, ..), en la última década ha ido
creciendo el interés y la atención prestada a este tipo de patrimonio cultural desde diversas
instancias. Veremos cómo este interés se refleja en los instrumentos metodológicos y
normativos que se generan desde la Administración Central y desde las distintas CC.AA., en el
marco estatal. Este es el caso del Plan Nacional para la Salvaguarda del Patrimonio Cultural
Inmaterial. Pero aún mayor interés cobra en este proceso de inflación patrimonial que se está
dando en el régimen internacional y en el Estado español, analizar la reciente aparición del
Proyecto de Ley para la Salvaguarda del Patrimonio Cultural Inmaterial, en un contexto
político muy diferente al que había cuando se desarrolló la Ley estatal vigente de patrimonio
Histórico (Ley 5/1985) y las diferentes leyes autonómicas y finalmente, la aprobación de la
Ley 10/2015, de 26 de mayo, para la salvaguardia del Patrimonio Cultural Inmaterial,
publicada en BOE el 27 de mayo de 2015. Esta ley elaborada por el Gobierno Central (cuya
presidencia y mayoría parlamentaria ostenta el Partido Popular) no parece perseguir el objetivo
de diversidad y pluralidad, sino antes bien, todo lo contrario: la homogeneización de la cultura
Capítulo 4
137
a nivel de estado en un intento de fortalecer el centralismo frente a las autonomía y el
nacionalismo español frente a los nacionalismos “periféricos”. Su inconstitucionalidad parece
evidente porque afecta a las competencias exclusivas que las Comunidades Autónomas tienen
en patrimonio cultural. Los objetivos explícitos y latentes de esta ley distan mucho de poder
garantizar la diversidad y pluralismo cultural del Estado español que normativas anteriores
pretendían defender.
Atenderemos también a la legislación y políticas culturales al respecto producidas en la
Comunidad Autónoma andaluza en las últimas décadas, así como a la gestión del patrimonio
etnológico que se hace del mismo desde el ámbito institucional con un énfasis especial en los
elementos culturales patrimonializados bajo el paraguas conceptual del patrimonio inmaterial
aplicado por la Convención de 2003 y activados desde diversas instancias.
Hubiera o no una ley preparada para ello, en 1931 la Segunda República declaró la Festa
Misteri d’Elx como “monumento nacional” (Gaceta de Madrid Gaceta de Madrid no 259, de
16 de septiembre de 1931), empleando una figura dispuesta para inmuebles a una
manifestación cultural ritual y festiva que en Elche constituye , sin duda, un hecho social total.
Desde luego, este supone un hito en el derecho del patrimonio cultural y su arbitrariedad o su
capacidad mayor o menor de adaptarse a la realidad social.
46 Uno de ellos es el Real decreto- Ley de 9 de agosto de 1926. Juan Manuel Becerra (1999) señala este decreto como
un gran paso adelante en la protección puesto que sanciona la intervención directa de la administración pública en la
propiedad privada monumental e incorpora el interés cultural. Algo que también destaca Concepción Barrero (1990).
Otra de las legislaciones anteriores a la ley vigente es la Ley 13 de mayo de 1933 sobre defensa, Conservación y
Acrecentamiento del Patrimonio Histórico Artístico nacional. Esta ley implicará una ampliación de la intervención estatal
en la protección y un acrecentamiento en la amplitud de bienes a proteger, dada la incorporación del valor cultural.
(Becerra, 1999)
Capítulo 4
138
“edificaciones o conjuntos, sitios y lugares de reconocido y peculiar belleza, cuya protección y conservación
sean necesario para mantener el aspecto típico, artístico y pintoresco característico de España” (art. 2 Real
Decreto - Ley de 9 de agosto de 1926);
“El Inventario del Tesoro Artístico comprendería cuantos inmuebles u objetos muebles de interés artístico,
arqueológico, histórico y etnológico o folklórico haya en España” (Decreto de 12 de junio de 1953)
El primero de los artículos de esta pionera ley alude, además de a los bienes muebles e
inmuebles, a los conocimientos y actividades vinculados a formas de vida tradicionales del
pueblo español.
Capítulo 4
139
sino de las acciones frente a los objetos. Por el resto, ambos tienen valores materiales e
inmateriales ya que no hay acción sin materia, ni objetos sin valores, siempre inmateriales.
“Los objetos, en cualquier razonamiento científico, no se oponen a lo que no tiene materia, sino a
la acción, que también es material e inseparable por definición de los objetos que produce o
transforma. Como es inseparable el martillo del golpe en el funcionalismo husserliano” (Limón,
1999: 11).
El artículo 47 está integrado por tres apartados y prescribe en los dos primeros que el
régimen de los bienes inmuebles y de los bienes muebles de carácter etnográfico será el
establecido en los Títulos II, III y IV de la LPHE, referidos, respectivamente, a los bienes
inmuebles, a los bienes muebles y a la protección de unos y de otros.:
“Forman parte del Patrimonio Histórico Español los bienes muebles e inmuebles y los
conocimientos y actividades que son o han sido expresión relevante de la cultura tradicional del
pueblo español en sus aspectos materiales, sociales o espirituales.” (LPHE, art 46).
“Se considera que tienen valor etnográfico y gozarán de protección administrativa aquellos
conocimientos o actividades que procedan de modelos o técnicas tradicionales utilizados por una
determinada comunidad. Cuando se trate de conocimientos o actividades que se hallen en
previsible peligro de desaparecer, la Administración competente adoptará las medidas oportunas
conducentes al estudio y documentación científicos de estos bienes.” . (LPHE, art. 47.3).
A esta exigua pero pionera regulación en la norma estatal le sigue una variada
normativa autonómica que tendrán a esta ley como referencia además de contar con los
documentos internacionales recogidos en el capítulo anterior, en particular la Recomendación
Capítulo 4
140
de 1989 y los posteriores programas de Proclamación de Obras Maestras y Tesoros Humanos
Vivos de UNESCO así como, en el caso de las últimas leyes, los informes previos a la
Convención de 2003 y por último, el propio texto de la Convención. La primera Ley
autonómica, Ley 4/1990 de 30 de mayo del Patrimonio Histórico de Castilla La Mancha fue la
única que no incluiría en su articulado ninguna mención al patrimonio etnológico o
etnográfico. Deberá esperar 23 años para que se realice la vigente Ley 4/2013 de Patrimonio
Cultural de Castilla-La Mancha para incluir al patrimonio inmaterial en su texto. El País Vasco
(Ley 7 / 1990), Andalucía (Ley 1/1991) y la Comunidad Balear (Ley 12/1998) tomaron una vía
inclusiva y holística comprendiendo en sus definiciones a la totalidad de bienes culturales
(materiales o inmateriales) con valores culturales de diversa índole. (ibid, 2011)
“El Patrimonio Histórico Andaluz se compone de todos los bienes de la cultura, en cualquiera de
sus manifestaciones, en cuanto se encuentran en Andalucía y revelen un interés artístico, histórico,
paleontológico, arqueológico, etnológico, documental, bibliográfico, científico o técnico para la
Comunidad Autónoma.” (LPHA 1991, art. 2.1)
Cataluña optó por realizar dos leyes: la Ley 9/1993 de 30 de septiembre del Patrimonio
Cultural Catalán (LPCC)y la Ley 2/1993, de 5 de marzo, de Fomento y Protección de la
Cultura Popular y Tradicional y del Asociacionismo Cultural (LFPCPTAC). La primera divide
en bienes materiales e inmateriales el Patrimonio cultural catalán:
“el patrimonio cultural catalán está integrado por todos los bienes muebles o inmuebles
relacionados con la historia y la cultura de Cataluña que por su valor histórico, artístico,
arquitectónico, arqueológico, paleontológico, etnológico, documental, bibliográfico, científico o
técnico merezcan una protección y una defensa especiales, de manera que puedan ser disfrutados
por los ciudadanos y puedan ser transmitidos en las mejores condiciones a las futuras
generaciones.”.” También forman parte del patrimonio cultural catalán los bienes inmateriales
integrantes de la cultura popular y tradicional y las particularidades lingüísticas, de acuerdo con
la Ley 2/1993, de 5 de marzo, de fomento y protección de la cultura popular y tradicional y del
asociacionismo cultural.” (LPCCC, art.1)
La segunda ley está inspirada en las Recomendaciones de UNESCO para la salvaguarda
de la cultura Tradicional y popular (París, 1989), y define la “cultura tradicional y popular”
como “el conjunto de las manifestaciones de la memoria y la vida colectivas de Cataluña, tanto
pasadas como presentes” (LFPCPTAC art. 2.1)
Capítulo 4
141
puede estar vinculado a todas las tipologías de bienes (inmuebles, muebles o actividades) y a
varias figuras de protección (Monumento, Sitio Histórico, Lugar de Interés Etnológico…).
Esta última figura es una novedad con respecto a la ley estatal del 85. Asimismo la ley catalana
hace alusión a la sociedad civil y al asociacionismo como creadores de la cultura catalana y
sustentadores de su identidad (preámbulo de la ley). En el mismo sentido, la ley balear en su
preámbulo subraya el carácter vivo de la cultura popular y tradicional (Martínez, 2011).
“Forman parte del Patrimonio Etnográfico Andaluz los lugares, bienes y actividades que alberguen
o constituyan formas relevantes de expresión de la cultura y modos de vida propios del pueblo
andaluz.” (art.61. Ley 1/1991 de 3 de julio de Patrimonio Histórico de Andalucía)
47En el caso de Andalucía, hemos intentado paliar estas deficiencias mediante el Reglamento en cuya redacción he
colaborado como miembro de la Comisión de Etnología de Andalucía. http://www.juntadeandalucia.es/culturaydeporte/
web/html/sites/consejeria/areas/bbcc/Galerias/Adjuntos/proteccion/Proyecto_Reglamento_Patrimonio.pdf
Capítulo 4
142
Toledo. G. Carrera Díaz, 2014
contemporáneas por muy tradicionales que fueran y la indefinición de sus titulares resultaban
difíciles de gestionar desde una administración que contaba con un cuerpo de funcionarios,
normalmente denominados “conservadores del patrimonio” con formaciones académicas más
relacionadas con el estudio de los objetos (Historia del Arte, Arqueología, Arquitectura..) que
con el estudio de las personas, los grupos sociales, sus comportamientos, sus acciones y
conocimientos (la antropología y su método etnográfico). La gran mayoría de las leyes
autonómicas regulan el patrimonio inmaterial siguiendo el modelo establecido por la LPHE, en
el marco de los títulos dedicados al patrimonio etnográfico o etnológico. (Agudo Torrico,
2005)
Capítulo 4
143
Tabla 4.6.: Leyes estatales y autonómicas y títulos que tutelan el patrimonio
inmaterial
Ley Añ ESTADO / TÍTULO
o AUTONOMÍA
Como medida más extendida, se hace hincapié, siguiendo las recomendaciones de 1989,
en la investigación y traslado a soporte físico o material de las expresiones inmateriales. Es
decir, el registro alfanumérico, sonoro, fotográfico, o audiovisual suelen ser las técnicas más
recomendadas, sobre todo para el estudio de expresiones musicales y dancísticas, tradición
Capítulo 4
144
oral, romanceros (véase el caso de la ingente labor recopilatoria de la Fundación Machado en
Andalucía48), leyendas, etc. Esta labor archivística y folclorista ha sido vista como una
herramienta para atesorar la tradición y traspasarla a las nuevas generaciones pero también
como un proceso de fosilización y cosificación de la cultura (Amselle, 2004). Por ello, la ley
catalana optó por emplear estas técnicas de documentación al patrimonio etnológico
desaparecido mientras que para las manifestaciones vivas de la cultura propone el fomento y
protección (aunque no especifica de qué manera).
“Las actividades y los conocimientos descritos en el apartado 1.c) que se mantienen vivos en la
colectividad serán objeto de protección y fomento; los que se hallan ya desaparecidos serán objeto
de estudio y documentación y de eventual recuperación.” (LFPCPTAC, art 5.4.)
En cualquier caso, quizás para no caer en la museificación, fosilización, cosificación o
mera instrumentalización de estas actividades, o bien por no considerarlo importante o no
sentirse capacitados para ello, la mayor parte de las administraciones no intervienen de
ninguna forma. En el mejor de los casos, las administraciones más audaces actúan mediante
medidas directas ya citadas como la documentación o investigación, o de forma indirecta a
partir de la protección de los espacios físicos o inmuebles en los que se desarrollan o se
emplean para su ejecución.
En las siguiente tabla 4.7 y gráfico 4.8 puede apreciarse la distribución por
comunidades autónomas de elementos protegidos relacionados con el patrimonio inmaterial. El
total asciende a 85 elementos sobre un total aproximado de 61.400 registros. Catorce de ellos
han sido también presentados a las Listas de Patrimonio Inmaterial de la Humanidad de
UNESCO.
48http://www.fundacionmachado.com/index.php?option=com_content&view=article&id=19&Itemid=7
Capítulo 4
145
Tabla 4.7: Bienes del PCI protegidos en las CC.AA del Estado español
Comuniad Autónoma Nº de Expedientes Nº de Elementos UNESCO
Andalucía 8 23 3
Aragón 3 3 2
Islas Baleares 5 9 1
Canarias 9 9 1
Castilla La Mancha 3 3
Castilla León 3 3 2
Cataluña 44(fiestas) 4
Extremadura 1 3 1
Madrid 1 1
Murcia 9 15 3
Comunidad Foral de 4 4
Navarra
Comunidad Valenciana 13 14 4
59 85 14 (7 compartidas por
varias CCAA)
Capítulo 4
146
Figura 4.8. Distribución de Bienes Protegidos del PCI en el Estado
Español
50 Expedientes Elementos Cand. UNESCO
37,5
25
12,5
0
AN AR Bal I. CAN C_M C-L CAt EX M MU NA VA
CCAA
Sin duda, Andalucía, Cataluña, Murcia y Valencia son las CC.AA. con un mayor
número de elementos protegidos. Si bien, en Cataluña todos los bienes son los inscritos en el
catálogo de Patrimonio Festivo producto del reciente decreto 389/2006, de 17 de octubre, del
patrimonio festivo de Cataluña. Su importancia es insignificante si los comparamos con los
gráficos (4.9 y 4.10) en los que se representan también el número de bienes muebles e
inmuebles inscritos por las respectivas CC.AA. como Bienes de Interés Cultural. Es decir, sólo
hemos tenido en cuenta los bienes protegidos con el máximo nivel de protección por lo que la
falta de representación sería aún mayor si tenemos en cuenta todas las categorías de protección
de las respectivas legislaciones autonómicas vigentes. La mayor parte de los expedientes de
protección se han realizado en los últimos 10 años (2005-2015), por lo que el recorrido
institucional en relación a este tipo de patrimonio es prácticamente inexistente en lo que a
protección y salvaguarda se refiere. Puede apreciarse en la tabla 4.8 el número y título de los
bienes protegidos en las respectivas CCAA y las leyes y figuras empleadas para su protección.
Capítulo 4
147
Figura 4.9.Distribución de Bienes
protegidos por tipo de bienes
AN
AR
AST
BAL.
CAN
CB
C-L
C-M
CAT
CC AA
VA
EX
GA
M
MU
NA
PV
RI
Ce
Me
0 3500 7000 10500 14000
Capítulo 4
148
Tabla 4.8.: Leyes, figuras jurídicas y bienes protegidos por las CC.AA.
Capítulo 4
149
Islas Ley 4/1999, de 15 de Bic: 1. El silbo gomero (Ley 4/1999 )
Canarias marzo, de Patrimonio conocimientos BIC Local:
Histórico de Canarias, y actividades - Fiesta de los corazones de Tejina(2003)Librea de
modificada por la Ley tradicionales Tegueste. Tegueste, Tenerife (2007)
11/2002, de P Histórico de - Librea de Valle de Guerra. San Cristobal de la
Canarias Ámbito (de Laguna, Tenerife (2007
Canarias, - Fiestas Juradas de San Miguel Arcángel. Tuineje.
Insulares, Fuerteventura (2007)
Locales) - La Danza del Diablo. Tijareafe La Palma (2007)
- Fiesta de la Rama de las Marías. Santa María de
Guía. Gran Canarias.(2009)
- La Batalla de Lepanto. Barlovento. La Palma
(2009)
Bic Insular:
Romería Virgen de la Peña . Fuerteventura. (2007)
Las Alfombras del Corpus de La Orotava . Tenerife
(2007)
Capítulo 4
150
Convención UNESCO, Lista La Patum de Berga (2008)
2003 Representativa Dieta Mediterránea (2010)
Los castells (2010)
Extremadura Ley 2/1999, de 29 de BIC BIC: A Fala (conjunto de hablas del noroeste de
marzo, del Patrimonio • Bienes Cáceres)
Histórico y Cultural de Inventariados
Extremadura
Ley 3/2011, de 17 de • Los restantes
febrero, de modificación bienes del
parcial de la Ley 2/1999, de Patrimonio
29 de marzo, de Patrimonio Histórico y
Histórico y Cultural de Cultural de
Extremadura Extremadura
- Protección:
declaración y
registro para su
transmisión
Capítulo 4
151
Navarra Ley Foral 14/2005, de 22 de •BIC 1. Carnavales de Ituren y Zubieta (2009)
noviembre, del Patrimonio inmateriales 2. Carnaval de Lantz (2009)
Cultural de Navarra •Bienes 3. Tributo de las Tres Vacas en el Pirineo Roncalés
Inventariados (2011)
Decreto Foral 572/1991, de Inmateriales 4. Bolantes de Valcarlos- Luzaideko Bolantak
30 de diciembre, - Inventario de (2012)
Bienes
Inmateriales de
Interés
Cultural:
Plan del
Patrimonio
Inmaterial de
Navarra
Capítulo 4
152
4.1.2. La Ley de la Propiedad Intelectual- ¿una medida de salvaguarda?-. El
caso de la Semana Santa de Sevilla
Capítulo 4
153
que pudieran ejercer otras partes. Este es el caso de la Fiesta del Misteri d’Elx de la
Comunidad Valenciana o la Semana Santa Sevillana49.
49Véase al respecto el texto de los letrados Hidalgo Hernández, Martín Carrascal y Jiménez Díaz en torno a la Semana
Santa y la propiedad intelectual
50No podrían reproducirse la imagen de la Esperanza Macarena, de la Esperanza de Triana, o Jesús del Gran Poder,
de La Estrella, de Pasión, de los Gitanos, de la Cigarrera, de la Quinta Angustia, o de la Virgen del Rocío sin permiso de
sus propietarios, las hermandades. En el caso de la Macarena y el Gran Poder, las hermandades han protegido como
marca las reproducciones de imágenes de sus templos (Basílica de la Macarena y Basílica de la Hermandad del Gran
Poder) y han registrado las formas de representar a sus “titulares” en imágenes impresas (estampas, cerámicas.…).
Asimismo han registrado como marca los escudos y medallas de las respectivas hermandades.
Capítulo 4
154
organolépticas del incienso, o de los diferentes especies de naranjos posibles y lo relativo que
resulta la percepción olfativa por parte del género humano. También se preguntan por la
necesidad de proteger por este derecho la elaboración de productos alimentarios vinculados a
la Semana Santa sevillana como son los pestiños y torrijas (hábito de uso doméstico y
comercial). Así mismo proponen la protección de la indumentaria del nazareno. La necesidad
de originalidad exigida por la Propiedad Industrial hace que no se contemple esta posibilidad.
Por último, se preguntan si sería lógico registrar la “forma de andar” de los pasos, posibilidad
que igualmente ha sido desestimada por los propios juristas.
En definitiva, objetos como tallas e inmuebles y elementos tan inmateriales como los
olfativos, gustativos, las formas de andar, la música son susceptibles de ser registrados por la
ley de propiedad intelectual, patentes y marcas, permitiendo que lo que es patrimonio cultural
de todos se convierta en propiedad privada de unos pocos. Esta lógica del mercado que parecía
imposible que entrara a formar parte de una manifestación cultural que también constituye un
hecho social total en la ciudad de Sevilla, es ya una realidad. La importancia de casos como
éste radica en que ayuda a cuestionarnos cómo proteger a la cultura y sus manifestaciones
materiales e inmateriales sin tener que recurrir a registrarla como propiedad privada, por las
transformaciones socio-políticas, económicas y, previsiblemente, simbólicas, que de ello se
puedan derivar. En este caso, se trata, por tanto, de un derecho colectivo, atribuido
originariamente a una parte de la comunidad (la hermandad), que se apropia de él para impedir
una explotación indebida por parte de un tercero o directamente, para su aprovechamiento
económico. Desde mi punto de vista, parece que la propiedad intelectual no sólo no protege
directamente el patrimonio cultural material o inmaterial, sino que se ha convertido en una
práctica maniquea para “patrimonializar” elementos que estaban en el dominio público
(fundamentalmente en la tradición oral), y que son fijados por alguien, una parte de la
Capítulo 4
155
comunidad, en este caso la hermandad, reclamando la obra o el diseño como propio y los
beneficios que esta obra pudiera reportar (Garrote Fernández Díez, 2009). En este caso, las
hermandades, juristas y oficinas de registros de marcas, se benefician de esta protección en
todos los sentidos pero el registro se convierte en un obstáculo para el uso colectivo del bien
que pertenece a una comunidad que ahora es, en cierta manera, expropiada. Desde ese punto de
vista, por tanto, la propiedad intelectual, es muy funcional para quien pretende proteger y al
mismo tiempo obtener un beneficio económico de ello (Clavero, 2012).
Capítulo 4
156
4.1.3. El Plan Nacional de salvaguarda del Patrimonio Cultural Inmaterial
(2011) ¿Un instrumento metodológico o una herramienta de centralización?
Los Planes Nacionales de Patrimonio Cultural los realiza el Instituto de Patrimonio Cultural de
España (IPCE), Subdirección General, y pretenden, mediante la participación de diversos
organismos, entidades e individuos, definir criterios metodológicos comunes de actuación
sobre bienes culturales complejos. Al Plan de Catedrales (1990) le siguió el de de Patrimonio
Industrial, Arquitectura Defensiva, Paisaje Cultural, y Abadías, Monasterios y Conventos. Por
último en 2010, el Consejo de Patrimonio Histórico, celebrado en Santiago de Compostela, dio
inicio a la revisión de los Planes Nacionales existentes y al desarrollo de otros nuevos como el
Plan Nacional de Salvaguarda del Patrimonio Cultural Inmaterial, en el que he participado en
calidad de “experta nacional”.
En octubre de 2009 tuvieron lugar en Teruel51 las Jornadas sobre Protección del
Patrimonio Inmaterial organizadas por el Ministerio de Cultura. Resultado de estas jornadas
fue el Documento de Teruel para el Patrimonio Inmaterial. Una de las conclusiones de este
documento fue la iniciativa del IPCE de realizar el Plan Estatal para la salvaguarda del PCI.
Su objetivo era dar respuesta al compromiso adquirido por el Estado español con la ratificación
en 2006 de la Convención UNESCO de 2003. No obstante, a este fin ya venían dando
respuesta algunas CC.AA. que se han constituido en un referente para las otras como es el caso
de Andalucía, Cataluña, Murcia o Valencia.
A tal fin, el Instituto del Patrimonio Cultural de España realizó una convocatoria a las
Comunidades Autónomas para que formasen parte de una Comisión de Trabajo que se
encargaría de redactar el documento base del Plan. Las CC.AA. respondieron a esta propuesta
nombrando representantes para que se integraran en dicha Comisión. Este fue el caso de
Andalucía, Cataluña y Castilla La Macha (tres de las 17 CC.AA.). La Comisión formada para
el desarrollo del documento del Plan se reunió en cuatro ocasiones, tres de ellas en la sede del
IPCE y la cuarta y última, en octubre de 2011, en la Escuela de Patrimonio Histórico de Nájera
51 La salvaguarda del Patrimonio Inmaterial. Conclusiones de las Jornadas sobre protección del Patrimonio Inmaterial
(Teruel, 2009). Madrid: Ministerio de Cultura, 2010. 79 p.
Capítulo 4
157
(La Rioja)52, donde finalizamos la redacción del documento53. Aunque muy rico en contenidos,
este documento contiene ciertas contradicciones propias de las diversas visiones de sus
participantes, desde las más conservadoras hasta las más amplias y posibilistas. Estas
contradicciones iniciales, se han convertido en brechas prácticamente insalvables en el
momento actual, visto como se han ido desarrollando los acontecimientos.
Aunque los planes no son instrumentos jurídicos ni de tutela de los bienes culturales, el
contexto político en el que se ha producido este plan lo ha convertido en un instrumento
técnico desde el que justificar la actual tendencia a la centralización que se está produciendo
con el actual gobierno central, intentando convertirse en una instrumento con capacidad
ejecutiva y con una supuesta autoridad técnica en materia de documentación y protección del
PCI a nivel estatal. Algo que, por otra parte, el derecho internacional, a través de la
Convención UNESCO, 2003, ha suscitado, al colocar al Estado –como ente que en abstracto
viene encarnado por la Administración Central-, creando una indefinición en relación a
entidades que, siendo estatales, sin embargo, representan gobiernos regionales u otras escalas
(como las Comunidades Autónomas en el caso español) (Clavero, 2012). Este nuevo marco
político, por tanto, permite que el gobierno central pueda hacer uso de su posición reconocida,
facilitando la instrumentalización política del PCI desde este nivel gubernativo. De este modo,
las tendencias de uso y abuso de este recurso cultural por parte de los gobiernos regionales
quedan contrarrestadas o, al menos, contestadas desde el gobierno central –tendencias
amparadas en la distribución competencial definida en la Constitución y refrendada en los
52•Representantes del IPCE: María Pía Timón Tiemblo (coordinadora del plan), María Domingo Fomiyana, Cocepción
Cirujano. Representantes de la Dirección General de Bellas Artes del Ministerio de Cultura: Elisa de Cabo
(Subdirección General de Protección del Patrimonio Histórico); Alicia Herrero (Subdirección General de Museos
Estatales), Durgha Orozco(Área de Intervenciones en Bienes Culturales. IPCE). Representantes de las CC.AA.: Rafael
Foch (Servicio de Patrimoni Etnológico. Centre de Promoció de la Cultura Popular i Tradicional Catalana. Generalitat de
Catalunya); Fuensanta Plata (Departamento de Catalogación e Inventario del Patrimonio Histórico. Junta de Andalucía);
Lázaro Alonso Torre (Consejería de Educación, Ciencia y Cultura. Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha).
Expertos nacionales:• Antonio Muñoz Carrión (Facultad de Bellas Artes. Universidad Complutense de Madrid); Gema
Carrera Díaz. Instituto Andaluz del Patrimonio Histórico. Consejería de Cultura. Junta de Andalucía. Expertos
Internacionales: Paulo Ferreira da Costa. Departamento de Património Imaterial. Instituto dos Museus e da
Conservação. Palácio Nacional Da Ajuda (Portugal). Carmen Susan Tapia. Ministerio de Cultura de Colombia. Wenner
Medina Caller (CRESPIAL -Centro Regional para la Salvaguarda del Patrimonio Cultural Inmaterial de América Latina).
Centros UNESCOS ratificados como observadores del PCI: • Lluis García (Centro UNESCO de Cataluña); .Pero
Gómez Timón (Centro UNESCO de Melilla); .Francisco Javier Zulaica (Centro UNESCO de Navarra).
53 Una de las tareas en las me centré en mi desempeño en el marco del Plan “nacional” fue la redacción del apartado
sobre programa de investigación y documentación del Patrimonio Cultural Inmaterial (criterios para el diseño y ejecución
de proyectos de investigación y documentación del PCI) así como en la elaboración de un estudio sobre iniciativas y
actuaciones de interés sobre el Patrimonio Cultural Inmaterial en España. Participé también en la coordinación técnica
de otro estudio sobre el Estado de la cuestión del Patrimonio Cultural Inmaterial relacionado con la documentación e
investigación. Agradezco en este sentido a la labor realizada por Alejandro Peña de la empresa valenciana Render.
Capítulo 4
158
Estatutos de Autonomía y procesos de transferencia de competencias entre ambos niveles
político-administrativos-. El resultado, en el ámbito UNESCO, será la existencia de graves
conflictos de intereses en el seno del Comité Intergubernamental para la Salvaguarda del PCI,
en el que los Estados son juez y parte, ya que la presencia, o no, en las listas (en este caso de
Patrimonio Inmaterial de la Humanidad, ya sea la representativa, la de salvaguarda urgente o la
de Buenas Prácticas) son una forma muy eficaz de garantizarse apoyo político y económico
dado el impacto que estas tienen mediáticamente para la atracción turística.
El Plan para la salvaguarda del PCI (IPCE, 2011)54, la ley de tauromaquia55 y la reciente
Ley 10/2015 para la Salvaguarda del PCI56 han generado una situación de alerta en
determinadas CC.AA., entre ellas Andalucía, Cataluña, País Vasco y Comunidad de Canarias,
que temen porque estos instrumentos puedan representar un retroceso con respecto a las
competencias que sobre el Patrimonio Cultural tienen delegadas las CC.AA. como contemplan
los respectivos Estatutos de Autonomía. Además, si el patrimonio cultural inmaterial es un
claro exponente de la diversidad socio-cultural en territorio español, una política centralizadora
puede redundar en una limitación de iniciativas de reconocimiento y apoyo político a esas
formas culturales. Si bien hemos colaborado, como miembro de la comisión, sobre todo en los
aspectos metodológicos para la documentación5758 y salvaguarda del patrimonio inmaterial, en
55Ley 18/2013, de 12 de noviembre, para la regulación de la Tauromaquia como Patrimonio Cultural <http://www.boe.es/
diario_boe/txt.php?id=BOE-A-2013-11837>
56 El artículo 13 del Proyecto de Ley hace referencia al Plan Nacional de Salvaguarda del Patrimonio Cultural
Inmaterial. Sobre éste se indica que el Gobierno, a propuesta del Ministerio de Educación, Cultura y Deporte, y previo
acuerdo del Consejo de Patrimonio Histórico, lo aprobará para desarrollar con las distintas Administraciones Públicas
una programación coordinada de actividades en función de las necesidades del patrimonio cultural inmaterial. Se
establece que el Plan facilite la información y la habilitación a nivel estatal de acciones que permitan la interrelación
entre los distintos agentes, La función básica de la Comisión es la de validar y proponer las líneas básicas de trabajo,
los estudios sobre criterios y metodología y las acciones acordes a las líneas de trabajo establecidas. Particularmente,
la Comisión de seguimiento cumplirá las siguientes funciones: propuesta de líneas de actuación para el desarrollo del
Plan; Valoración y selección de proyectos y actuaciones que se acojan a los criterios del Plan Nacional; Seguimiento y
evaluación del desarrollo de los proyectos que se inicien en el marco del Plan Nacional; Elaboración de un informe anual
de seguimiento del Plan Nacional, para su presentación al Consejo de Patrimonio Histórico; Análisis de la viabilidad del
Plan Nacional y presentación de propuestas de modificación, en caso necesario.
57Colaboré en la gestación y redacción del Plan en calidad de “experta”. Entonces coordinaba el Atlas del Patrimonio
Inmaterial de Andalucía, considerado por el Instituto del Patrimonio Cultural de España (IPCE) y algunas CC.AA. un
proyecto cuya metodología podría ser extensible a otras comunidades autónomas que entonces solicitaban criterios
para la documentación y salvaguarda del Patrimonio cultural inmaterial. De hecho el modelo de datos y la metodología
de este proyecto, ha sido un modelo para una ficha de registro propuesta por este plan estatal y ha sido ya empleada en
otras comunidades como Canarias, Castilla la Mancha y la ciudad autónoma de Melilla.véase en la siguiente página el
modelo de datos elaborado en el marco del Plan Nacional.
58
Capítulo 4
159
diversas ocasiones y de manera progresiva hemos podido comprobar la instrumentalización
política que se ha hecho del mismo.
Capítulo 4
160
Capítulo 4
161
Modelo de Datos. Plan Nacional de Patrimonio Inmaterial.
IPCE.
4.1.4 La elaboración de una Ley estatal para la Salvaguarda del PCI
(2013-2015): ¿Patrimonio Inmaterial y nacionalismo de Estado?
60ElProyecto de Ley para la salvaguardia del Patrimonio Cultural Inmaterial se aprueba el 24 de octubre de 2014.
Puede consultarse en la dirección web: http://www.congreso.es/public_oficiales/L10/CONG/BOCG/A/BOCG-10-
A-121-1.PDF <http://transparencia.gob.es/es_ES/buscar/contenido/normaelaboracion/NormaEV18L0-20134101>
La Ley para la salvaguardia del patrimonio cultural inmaterial consta de una exposición de motivos y dieciséis artículos,
distribuidos en cuatro títulos:Título I, “Disposiciones generales” (artículos 1 y 2); Título II, “Régimen General del
Patrimonio Cultural Inmaterial” (artículos 3 a 9); Título III, “Competencias de la Administración General del
Estado” (artículos 10 a 14); Título IV, “Instrumentos de Cooperación” (artículos 15 y 16). Cuenta con una Disposición
Transitoria Única y cinco Disposiciones Finales.
61Actualmente han interpuesto recurso de inconstitucionalidad a la Ley 10/ 2015 para la salvaguarda del
patrimonio cultural inmaterial las CC.AA de Andalucía, Cataluña, País Vasco y Canarias.
Capítulo 4
162
Español (LPHE). El texto justifica la posibilidad de hacer esta ley al amparo de la Constitución
Española de 1978, respetando el orden constitucional de distribución de competencias entre las
CC.AA. y el la Administración Central62.
Basaré el análisis crítico de este texto en dos aspectos: por interferir en las competencias
delegadas a las CC.AA. en materia de patrimonio cultural y porque su contenido contradice los
principios de la Convención a la que pretende dar cumplimiento, por lo que para demostrar su
inconsistencia haremos referencia constante al texto de la Convención de 2003.
El objeto de la Ley (art.1) es regular la acción general de salvaguarda que según el texto
deben ejercer los poderes públicos y, en especial, la acción protectora que según el mismo
proyecto debe ejercer la Administración General del Estado sobre las manifestaciones que
integran el Patrimonio Cultural Inmaterial, así como el régimen de declaración de aquellas que
recaigan en su ámbito competencial. Este que se presenta como objeto del proyecto de ley
parte de unos principios erróneos y vulnera los poderes públicos autonómicos que tienen
competencias exclusiva en materia de patrimonio (artículo 68 del Estatuto de Autonomía de
Andalucía).
En el artículo 2 del la ley 10/2015 del PCI (LPCIE) se define “bienes del patrimonio
cultural inmaterial los usos, representaciones, expresiones, conocimientos y técnicas que las
comunidades, los grupos y en algunos casos los individuos, reconozcan como parte integrante de su
patrimonio cultural, y en particular: …….” (artículo 2. LPCIE). La definición de PCI empleada es
una copia incompleta del artículo 2 de la Convención de la UNESCO. Esta inexactitud supone una
interpretación errónea desde el punto de vista jurídico pues reproduce como propios conceptos de
62 Artículo 44 de la Constitución, que encomienda a los poderes públicos la promoción y tutela del acceso a la cultura, a
la que todos tienen derecho; Artículo 46 de la Constitución, que atribuye a los poderes públicos garantizar la
conservación y promover el enriquecimiento del patrimonio histórico, cultural y artístico de los pueblos de España y de
los bienes que lo integran, cualquiera que sea su régimen jurídico y su titularidad, señalando a continuación que la ley
penal sancionará los atentados contra este patrimonio; Artículo 149.1.1ª de la Constitución, que atribuye al Estado la
competencia exclusiva para la regulación de las condiciones básicas que garanticen la igualdad de todos los españoles
en el ejercicio de los derechos y en el cumplimiento de los deberes constitucionales; Artículo 149.1.3ª de la Constitución,
que atribuye al Estado la competencia exclusiva sobre las relaciones internacionales; Artículo 149.1.28ª de la
Constitución, que atribuye al Estado la competencia exclusiva para la defensa del patrimonio cultural, artístico y
monumental español contra la exportación y la expoliación; museos, bibliotecas y archivos de titularidad estatal, sin
perjuicio de su gestión por parte de las Comunidades Autónomas; Artículo 149.1.30ª de la Constitución, que atribuye al
Estado la competencia exclusiva para la regulación de las condiciones de obtención, expedición y homologación de
títulos académicos y profesionales y normas básicas para el desarrollo del artículo 27 de la Constitución, a fin de
garantizar el cumplimiento de las obligaciones de los poderes públicos en esta materia; Artículo 149.2 de la
Constitución, que señala que sin perjuicio de las competencias que podrán asumir las Comunidades Autónomas, el
Estado considerará el servicio de la cultura como deber y atribución esencial y facilitará la comunicación cultural entre
las Comunidades Autónomas, de acuerdo con ellas.
Capítulo 4
163
otra disposición normativa internacional sin remitir a ella como debería63 y lleva aparejada muchas
consecuencias en cuanto a la aplicación del concepto desde el punto de vista antropológico y
jurídico (al menos en Andalucía). Lo más importante es que elude la relación entre lo material y lo
inmaterial inherente a estas expresiones culturales definidas como patrimonio inmaterial
pretendiendo así convertir la ausencia de “locus”, en la excusa para atribuirse competencias bajo el
supuesto de “supraterritorialidad”. También elude la importancia de los grupos y comunidades
detentadoras del PCI en su salvaguarda y su contribución la diversidad cultural. Es decir, el Estado,
con esta ley, se distancia cada vez más de las comunidades y grupos sociales portadores del
patrimonio cultural inmaterial, que según la convención son los protagonistas de la salvaguarda de
este patrimonio cultural. El texto de la convención es un alegato a favor de la diversidad cultural,
siendo esta diversidad y su interés por salvaguardarla lo que constituye un patrimonio de la
humanidad. Sin embargo, la ley defiende una imagen homogénea de “España” entendida como
Nación, y una forma de concebir la gestión del patrimonio completamente alejada de criterios y
principios de participación social bajo un concepto amplio de patrimonio y salvaguarda, concebida
desde acciones dirigidas e impulsadas desde abajo hacia arriba (“bottom up”) y no al contrario.
Para la protección, según el texto, en el ámbito de las competencias del Estado (que serían
la defensa contra la exportación y la expoliación -art 149.1.28ª de la Constitución Española-), de los
bienes inmateriales de “mayor representatividad y relevancia cultural de España”, se ha creado una
categoría jurídica específica denominada “Manifestación Representativa del Patrimonio Cultural
Inmaterial” (en adelante MRPCI). Es decir, el Estado no solo pretende homogeneizar, sino además
jerarquizar.
Desde el punto de vista jurídico, la creación de la figura MRPCI es quizás lo más
contradictorio de la Ley, ya que la declaración supone un cambio cualitativo con relación al modelo
impuesto por la sentencia constitucional 17/1991, de 31 de enero, que retiró casi por completo la
atribución de efectuar declaraciones a la Administración General del Estado64. Sin embargo, en la
63 “Desde el punto de vista de la técnica legislativa, es un error reproducir como propio los conceptos o las
técnicas de otra disposición normativa, sea ésta nacional o internacional. O, si se hace, debe hacerse como
remisión explícita al Tratado internacional suscrito por el Estado y en ese caso debería reproducir toda la
definición de la Convención. Caben por igual las dos opciones: o introducir una definición propia (que no
podría estar muy alejada de la Convención) o asumir íntegramente la definición de la Convención
señalándolo explícitamente. Esto último exigiría dar un paso más y aclarar si estamos ante una remisión
estática (la definición tal como la ha establecido la Convención) o dinámica (que se reformaría si se
reformara la Convención)” (García Fernández, J. s/p)
64 Enlace a la sentencia del constitucional 17/1991 https://www.boe.es/boe/dias/1991/02/25/pdfs/T00018
Capítulo 4
164
Ley 10/2015 se intenta invalidar esta sentencia para el caso del PCI. Todo el proyecto de ley se
construye en base a esta intención de deslocalización de lo “inmaterial”, algo que por otra parte,
este calificativo ha facilitado. El estado, no entiende “inmaterial” en su sentido procesual sino en un
sentido de intangibilidad, de falta de materia, muy desacertado. Ello les permite emplear de manera
burda la doctrina de la “supraterritorialidad” 65 . Según la ley podrán ser declaradas como MRPCI
los elementos culturales del PCI que sean comunes en distintos territorios del Estado, “cuando
superen el ámbito territorial de una Comunidad Autónoma y no exista un instrumento jurídico de
cooperación entre Comunidades Autónomas para la protección integral de este bien” (art
12.1.a.)66, afirmando que no se incumple la sentencia 17/1991 del Tribunal Supremo para el caso
del PCI y que por tanto el Estado puede tener competencias en el mismo:
Lo que está en juego en la presente ley es, pues, que el Estado pueda cumplir con su mandato
específico, en relación con los valores comunes que le incumbe prioritariamente representar, en
relación con el patrimonio inmaterial. Es decir, que el Estado ponga en valor, siguiendo las
palabras de la Sentencia 49/1984, aquellas «manifestaciones culturales» de dicho patrimonio que
puedan ser representativas de la comunidad estatal, mediante su declaración como
«Manifestación Representativa del Patrimonio Cultural Inmaterial». Esto es claramente posible y
obligado en el caso del patrimonio inmaterial. Si bien, al interpretar la Ley del Patrimonio
Histórico Español, la Sentencia del Tribunal Constitucional 17/1991 optó por considerar que la
competencia de ejecución para la declaración de bienes culturales materiales es, con algunas
excepciones, básicamente autonómica, esta consideración descansa, como confiesa expresamente
la Sentencia, en el dato de que estos bienes están inscritos en un «locus» territorial: «la categoría
legal de los bienes de interés cultural dentro del Patrimonio Histórico Español está integrada por
los más relevantes del mismo, normalmente situados en alguna de las Comunidades
Autónomas» (F.J.10.º).
Sin embargo, y éste es también un dato fundamental, en el caso de los bienes inmateriales el
arraigo y origen territorial o local no impide que algunos de ellos presenten de forma simultánea
manifestaciones territoriales supraautonómicas, bien porque las comunidades portadoras se
Capítulo 4
165
extienden a lo largo y ancho de varios territorios autonómicos, bien porque se trata de
manifestaciones profundamente imbricadas en el imaginario colectivo general de los españoles.
(Ley 10/2015, de 26 de mayo, para la salvaguardia del Patrimonio Cultural Inmaterial.
Preámbulo. Apartado IV.B. La actividad de significación por el Estado de los valores y
bienes comunes del patrimonio inmaterial).
Capítulo 4
166
como un modo de vincularse y permanecer unidos a su lugar de origen aunque generando una nueva
realidad cultural. Otro de los valores fundamentales del PCI que se defiende en la Convención es su
aportación a la cohesión entre los miembros de un grupo social, al tiempo que propicia la
comprensión y el “respeto mutuo”67 entre culturas.
Como en el caso anterior, si se cumpliera el supuesto recogido en el artículo 12.1.c) “Cuando
la consideración en conjunto del bien objeto de salvaguardia requiera para su específica comprensión una
consideración unitaria de esa tradición compartida, más allá de la propia que pueda recibir en una o varias
Comunidades Autónomas”, algo bastante improbable y se considere necesaria una protección jurídica
unificada del bien, esta podría realizarse mediante una Ley armonizadora68 que no es el caso de esta
Ley.
Las competencias autonómicas en patrimonio cultural no están reñidas con que las CC.AA.
puedan asumir de forma coordinada la salvaguarda del PCI siempre que su población lo considere
como parte de su patrimonio cultural y siempre que les infunda un sentimiento de identidad y
pertenencia y convengan en practicar medidas conjuntas.69 La cuestión es que basar la ley en una
prerrogativa estatal de declarar MRPCI en los casos en los que haya manifestaciones que
transgredan el ámbito territorial de una comunidad autónoma (supraterritorialidad) resulta un
argumento inapropiado desde un punto de vista antropológico, mejor recogido en la convención que
en esta disposición. Primero, porque no por ello, este elemento ha de convertirse en representativa
de todo un Estado. Y en segundo lugar, si tenemos en cuenta los principios y valores de la
Convención, en la que supuestamente la ley se basa, son“las comunidades, los grupos y en algunos
67Podría llamarse “relativismo cultural” pero esta es una expresión prohibida. En una reunión de expertos en la que
participé recientemente para la elaboración de un código ético para la salvaguarda del PCI (desde el 30 de marzo al 1
de abril), mantenida con miembros de UNESCO y otros expertos internacionales, la secretaria de la sección del
Patrimonio Cultural Inmaterial de UNESCO, llamó la atención sobre lo denostada que está esta expresión “relativismo
cultural” en el seno de la UNESCO por considerarse que su aceptación puede significar un atentado contra algunos
DDHH.
68 Una ley armonizadora es la que establece los principios necesarios para armonizar las disposiciones
normativas de las Comunidades Autónomas, cuando así lo exija el interés general. El artículo 150.3 de la
Constitución Española atribuye esta facultad al Estado, correspondiendo a las Cortes Generales por
mayoría absoluta de cada Cámara la apreciación de la necesidad (http://www.enciclopedia-
juridica.biz14.com/d/ley-armonizadora/ley-armonizadora.htm)
69 Como ejemplo paradigmático, cuando ha sido necesario, las CC.AA. en las que el flamenco es considerado una seña
de su identidad, se han coordinado para candidarse a la Lista Representativa del PCI. No obstante, las medidas de
salvaguarda se ponen en marcha por las comunidades detentadoras en sus respectivos marcos culturales, territoriales y
competenciales. En una expresión musical relacionada con el espectáculo, el límite competencial, visto desde el
razonamiento territorial o espacial que promueve esta ley, sería difícil de establecer. No porque el flamenco se practique
y aprenda en Japón, se puede hablar de que el flamenco sea una manifestación cultural japonesa o que este país deba
erigirse en garante de la salvaguarda del flamenco como Patrimonio Cultural Inmaterial.
Capítulo 4
167
casos los individuos desempeñan un importante papel en la producción, la salvaguardia, el mantenimiento y
la recreación del patrimonio cultural inmaterial, contribuyendo con ello a enriquecer la diversidad cultural
y la creatividad humana” (artículo 2 de la convención). Sin su reconocimiento, el patrimonio cultural
inmaterial simplemente no existe, pues son quienes únicamente pueden asegurar que estas
expresiones continúen practicándose y transmitiéndose. La primacía de las comunidades, grupos o
individuos en lo relativo a la salvaguardia de su propio patrimonio cultural inmaterial se enfatiza en
el artículo 15 de la Convención, que afirma que “en el marco de sus actividades de salvaguardia del
patrimonio cultural inmaterial, cada Estado Parte tratará de lograr una participación lo más amplia posible
de las comunidades, los grupos y, si procede, los individuos que crean, mantienen y transmiten ese
patrimonio y de asociarlos activamente a la gestión del mismo.”
Según este argumento, el Estado no debería obligar a ningún grupo a conservar una
expresión cultural con la que no se sienta identificado o que no desea practicar. Es decir, deben ser
los grupos, las comunidades, los que reconozcan alguna expresión como parte de su patrimonio
cultural y los que se impliquen en su salvaguarda. En el mismo sentido, tampoco se debería prohibir
una práctica cultural con la que un grupo se siente representado, siempre que “sea compatible con
los instrumentos internacionales de derechos humanos existentes y con los imperativos de respeto
mutuo entre comunidades, grupos e individuos y de desarrollo sostenible” (art.2 de la Convención).
La ley no tiene en cuenta la “previa petición de la comunidad portadora” en el caso de la
declaración de un MRPCI. Sólo contempla “el trámite de audiencia a las comunidades portadoras
del bien, a los titulares de derechos reales sobre los bienes muebles e inmuebles asociados a la
Manifestación Representativa del Patrimonio Cultural Inmaterial, y a las Administraciones
autonómicas y locales del territorio en el que la manifestación tiene lugar” (art. 12.4. b de la Ley
10/2015).
No obstante, conscientes de la importancia de la “comunidad portadora” en la convención de
2003, y de la necesidad de integrarla como principal sujeto de salvaguarda, la LPCIE inventa en el
preámbulo una y grande “comunidad portadora” para todas las tradiciones que se puedan declarar
Capítulo 4
168
en el futuro: ésta es la “Nación española”70 . Y para ello hace referencia al preámbulo de la
Constitución (aunque ésta sí reconozca la diversidad cultural del Estado- los pueblos de España-)
De modo que para la LPCIE, los miembros del Estado se convierten al unísono en portadores de las
tradiciones concretas de cada una de los pueblos que lo conforman:
“En efecto, el Preámbulo (de la Constitución española) en su párrafo cuarto deja claro que “todos los
españoles”, así como los “pueblos de España” son portadores de manifestaciones culturales
inmateriales: “La Nación española proclama su voluntad de: (…) proteger a todos los españoles y
pueblos de España en el ejercicio de los derechos humanos, sus culturas y tradiciones, lenguas e
instituciones”. He aquí, pues, el todo social –el conjunto de los españoles- y las partes –los pueblos de
España- concebidos como sujetos portadores simultáneamente de culturas y tradiciones, lenguas e
instituciones. (Preámbulo IV. B relativo a la actividad de significación por el Estado de los
valores y bienes comunes del patrimonio inmaterial.)
70Se parte de una idea de “España” que pretende hacer extensibles a todo el Estado prácticas culturales
que pertenecen a un territorio concreto (en muchos casos, el andaluz) estereotipando, banalizando y
descontextualizando dichas prácticas. Esto mismo tuvo en otro momento (durante el franquismo) el efecto
de catalizar los nacionalismos regionales en algunas CCAA y mitigar algunos de los marcadores identitarios
andaluces asimilándolos a lo “nacional español” (Moreno Navarro,1984) y desactivando la potencialidad
política de la identidad cultural de Andalucía. Agudo Torrico, en relación a los significados y funciones de las
fiestas andaluzas y el proceso de homogeneización de las mismas destaca la utilización de las mismas por
parte del régimen franquista, como forma de atraer al turismo europeo señalaba que:“ Las razones de este
uso abusivo y folclorista, en el peor sentido de este término, no fueron nada inocentes o fortuitas, sino que
respondían a una lógica bastante precisa: por una parte se recuperaba la imagen de aquel españolismo sui
géneris del que hablara J. Caro Baroja y que tantas veces había acudido a unas determinadas imágenes
populistas andaluzas, solo que ahora se trataba definitivamente de definir y mostrar la imagen atractiva de
un pueblo y cultura española, en consonancia con la España diferente de la que entonces se hablaba; pero
también se trataba de revitalizar algunos de los mitos recreados por los viajeros de los siglos XVIII y XIX,
reviviendo de nuevo una Andalucía atrayente para la demanda de un creciente turismo que a partir de los
años sesenta buscaría, junto al sol, buena parte de aquellos rasgos pintorescos y primitivistas.” (Agudo
Torrico, 2001)
Capítulo 4
169
competencias el Estado en este patrimonio, como tampoco las tiene por la aplicación de un Tratado
internacional como el de la Convención del Patrimonio Cultural Inmaterial de 2003.
Por tanto el gobierno estatal, en el marco de sus competencias, solo podría declarar un
MRPCI a petición de una Comunidad Autónoma, ni siquiera si lo solicitara la comunidad portadora
(pues en este caso le correspondería su protección a la Comunidad Autónoma a la que esta
permanezca); o bien, si la manifestación estuviera asociada a los bienes adscritos a Patrimonio
Nacional (supuestos b y d). En el caso de Andalucía, y en el resto de los supuestos, cualquier
declaración es competencia exclusiva de la Comunidad Autónoma de Andalucía sobre protección
del Patrimonio Histórico, Artístico, Monumental, Arqueológico y Científico (artículo 68.31º del
Estatuto de Autonomía)
Por otro lado, la ley prevé la creación de un “Inventario General de Patrimonio Cultural
Inmaterial” (art. 14). En el apartado 6 de este artículo, se impone además una metodología común
de registro y un medio digital relacionable. “Las declaraciones, listas, inventarios y atlas de las
Comunidades Autónomas que deban ser incluidas en el Inventario deberán observar metodologías
comunes de registro, y deben relacionarse con el Inventario General a través de medios digitales
interoperativos” (art 14.6). Aunque hayamos, no sólo colaborado desde Andalucía, sino aportado
nuestro modelo de datos, así como la metodología seguida en el Atlas del Patrimonio Inmaterial de
Andalucía al Plan Nacional de Patrimonio Inmaterial, cuando en este existía un clima de
colaboración, actualmente sería inaceptable, desde el punto de vista competencial, adoptar una
metodología por imposición de ley.
Entre las medidas de Salvaguarda que se recogen en la Convención de 2003 se encuentra la
recogida en el Artículo 12 de la misma : “Inventarios” “para asegurar la identificación con fines de
salvaguardia, cada Estado parte confeccionará con arreglo a su propia situación uno o varios
inventarios del patrimonio cultural inmaterial presente en su territorio. Dichos inventarios se
actualizarán regularmente”. Por tanto, de este artículo de la Convención podemos extraer varias
conclusiones en relación a la propuesta del Estado de crear un solo inventario compuesto de
elementos del PCI declarado BIC o MRPCI. Por un lado, la situación del Estado español es la de un
Estado de las Autonomías con competencias transferidas en materia de patrimonio por lo que tiene
lógica que haya varios inventarios (al menos uno por CC.AA.). Muchas CC.AA., en mayor o menor
medida, han generado sus propios inventarios sobre PCI y algunos en concordancia con los
principios de la Convención. A nuestro juicio, la labor del Estado sería, en todo caso, la de invitar a
Capítulo 4
170
las CC.AA. y a los colectivos sociales a identificar su patrimonio cultural inmaterial, como ya está
haciendo el Ministerio a través del Plan nacional de PCI, sin que para ello sea necesario esta ley.
Según la Convención, los inventarios deben estar dirigidos a la identificación con fines de
salvaguarda, por lo que no tienen por qué ser lo mismo que los Catálogos de Protección del
Patrimonio Histórico. Las medidas de salvaguarda del PCI pueden ser mucho más amplias que las
que se recogen en los instrumentos de protección al uso. Por tanto, restringir el Inventario General
del Estado español sobre PCI a lo que está declarado en cada CC.AA., sería una representación muy
exigua e incompleta sobre el PCI del Estado español. Por otro lado en Andalucía la protección de
Actividades, muebles e inmuebles suele estar relacionada por lo que la imposición de dos listas
distintas sería del todo incoherente con una visión integradora de la protección.
Por otro lado, y de manera deslabazada, a lo largo de la LPCIE se hace también alusión a las
medidas indirectas de salvaguarda mediante la protección de elementos materiales (muebles o
inmuebles) (art. 4 del proyecto de ley; art 8 del anteproyecto). Con ello, de manera igualmente
indirecta, el Estado se otorga, ahora sí, competencias sobre los bienes muebles e inmuebles
localizados en los territorios de las CC.AA. y además de una manera un tanto basta, esta
materialización le permite poder introducir un artículo sobre “Expoliación y Exportación de bienes
muebles”, única competencia que tiene el Estado en materia de Patrimonio Cultural (art. 5.1 de la
Ley 10/2015).
No faltan alusiones a las intenciones explícitas y latentes de mercantilización de la cultura
cuando se mencionan los principios generales de las actuaciones de salvaguarda. Parece que de todo
puede “protegerse” el PCI menos del mercado: “Las actuaciones que se adopten para salvaguardar
los bienes jurídicos protegidos deberán, en todo caso, respetar los principios de garantía de la
libertad de establecimiento y la libertad de circulación establecidos en la normativa vigente en
materia de unidad de mercado.” (art. 3.j)
A través de un artículo dedicado a la transmisión, promoción y difusión se introduce una
fórmula para impedir la prohibición de expresión de determinadas manifestaciones culturales que
estén declaradas como patrimonio inmaterial (como por ejemplo las corridas de toros) “Las
administraciones públicas competentes deberán permitir y, en caso de que la normativa sectorial
las someta a este requisito, autorizar las actuaciones de difusión, transmisión y promoción de las
manifestaciones inmateriales de la cultura.” (art. 6.3. de la Ley 10/2015). Entre las disposiciones
finales, la sexta hace referencia a la regulación de la tauromaquia como patrimonio cultural (el gran
Capítulo 4
171
bastión cultural que ha defendido el PP en su última legislatura ante la iniciativa catalana de
prohibir las corridas de toros). Este constituye un indicador obvio de la instrumentalización de este
patrimonio para la lucha política en relación a la construcción de las identidades.
“Lo establecido en la presente Ley se entiende, en todo caso, sin perjuicio de las previsiones contenidas
en la Ley 18/2013, de 12 de noviembre, para la regulación de la Tauromaquia como patrimonio
cultural” (Disposición final sexta del Ley 10/2015)
La Convención mantiene como uno de sus valores fundamentales que “el PCI es crisol de la
diversidad cultural” (Preámbulo). En la definición del PCI, su alcance se limita al patrimonio
cultural inmaterial compatible con los imperativos de respeto mutuo entre comunidades, grupos e
individuos. Este valor se construye en la premisa formulada en la Declaración de la UNESCO sobre
la diversidad Cultural de 2001. Sin embargo, en el caso que nos ocupa, estos textos (anteproyecto ,
proyecto de ley y ley) basan su existencia en la base de un supuesto incoherente con la salvaguarda
de este patrimonio: el de la homogeneidad frente a la diversidad cultural. Un recuperado y renovado
Capítulo 4
172
nacionalismo71 español intenta imponerse utilizando como coartada un texto jurídico internacional
que, frente a sus intenciones de homogeneización, defiende precisamente la diversidad cultural y la
pluralidad. El Estado español, a pesar de tener reconocidas 17 Comunidades Autónomas CC.AA.-
competentes en patrimonio cultural, pretende regirse en el instrumento de defensa de expresiones
culturales inmateriales que supuestamente sobrepasan los límites de una comunidad autónoma.
Para ilustrar esta tendencia centralizadora y homogeneizadora que pretende la Ley 10/ 2015
para la Salvaguarda del PCI basta poner un ejemplo muy reciente: una moción del Grupo
Parlamentario Popular realizada en el Pleno del Senado el 16 de marzo de 2015, en la que se
propone iniciar las medidas necesarias para inscribir “la Cultura de la Semana Santa (española)” en
la lista Representativa del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad.
Desde luego en Andalucía, la Semana Santa constituye un patrimonio cultural diverso, rico,
complejo y polisémico. No existe una única Semana Santa andaluza (Moreno Navarro, 2006). A
partir de aquí, parece innecesario plantear siquiera la existencia de una única cultura de la Semana
Santa en el conjunto de España. Es un fenómeno vivido a través de manifestaciones formalmente
muy complejas, experimentadas con diversos significados e intensidad en cada municipio en el que
se celebra. Por lo tanto, no se puede hablar de la Semana Santa española como no es posible hablar
de ninguna otra tipología de fiesta a escala estatal pretendiendo unificar y homogeneizar lo que es
completamente diverso. Lo cual no significa ausencia de cohesión social o respeto mutuo. Esta
tendencia a la homogeneización cultural a través del PCI que pretende el actual gobierno, es justo lo
contrario de lo que, en teoría, pretende la Convención mediante el respeto a la diversidad cultural y
el protagonismo de las comunidades o grupos sociales en cualquier proceso de patrimonialización,
que debe ser siempre activado de abajo hacia arriba y no al contrario. Aunque quizás, todo el
discurso de la Convención sea realmente funcional a estas estrategias de los Estados centralistas que
no reconocen su diversidad interna, ya que son los Estados los mediadores entre las “comunidades”
y la patrimonializadora global: “UNESCO”. La homogeneización cultural a través de este
patrimonio y el uso de las instituciones gubernamentales para su patrimonialización (en el seno del
parlamento, cortes, senado por parte de grupos parlamentarios) parece ser una tendencia actual en el
Estado español. En este sentido no deja de ser llamativo que sean partidos políticos quienes inicien
71 En el anteproyecto de ley se hace referencia constante al Estado como “nación”. Resulta más que contradictorio e
incoherente con la pluralidad cultural que existe en el seno del Estado español y que se persigue con este concepto de
patrimonio, el uso del término “Nación” o “nación española” referida al Estado a lo largo de todo el anteproyecto de ley
(posteriormente subsanado en el proyecto de Ley, tras las alegaciones que se hicieron al mismo, entre las que se
encontraban las nuestras).
Capítulo 4
173
solicitudes para declaraciones patrimoniales en las instituciones, motu proprio y sin responder a
reclamaciones de colectivos sociales. Este modvs operandi no solo anula el papel primordial que
deben tener las comunidades, grupos e individuos que protagonizan los diferentes elementos del
PCI, sino que además desestima cuantas competencias sobre patrimonio cultural tienen las
respectivas CC.AA. que conforman el Estado. En definitiva, esta moción parece, más que un
informe sobre los valores de la cultura de la Semana Santa en España, una forma un tanto burda de
instrumentalizar políticamente las identidades culturales, homogeneizándolas, desvitalizándolas y
mercantilizándolas, utilizando el “patrimonio inmaterial” como coartada, aludiendo a un discurso
(el de la Convención UNESCO). Además, esta especie de preocupación por los valores culturales de
la Semana Santa no parece tener coherencia con las verdaderas intenciones de explotación turística
y económica de la misma. Por supuesto, sin que ello tenga un coste presupuestario adicional para
las arcas del Estado. Se trata de un patrimonio cultural “muy rentable” en este sentido. El texto
alude a la razón turística y económica para darle valor a estos fenómenos y manifestaciones
culturales que tienen una función referencial e identitaria para el grupo que lo celebra cuando la
propia UNESCO, siempre en teoría, desaconseja el uso de las candidaturas para fomentar el turismo
y la explotación económica de la cultura.
Capítulo 4
174
Montesión.Semana Santa Sevilla G. Carrera Díaz,
Entre las políticas culturales de la etapa autonómica de Andalucía hubo tres instrumentos
políticos fundamentales que han establecido y defendido la relación entre identidad, diversidad
cultural y patrimonio cultural en Andalucía: el primer Estatuto de Autonomía de Andalucía (20
de octubre de 1981); el Plan General de Bienes Culturales (1989-1995); y la Ley 1/1991, de 3
de julio de Patrimonio Histórico de Andalucía.72
72Así mismo, un documento que sin ser instrumento legal constituye un referente esencial es el Informe del Defensor
del Pueblo sobre la Identidad del Pueblo Andaluz (2001).
Capítulo 4
175
Autónoma.73 “Andalucía, como expresión de su identidad histórica y ejercitando el derecho del
autogobierno que la Constitución reconoce a toda nacionalidad, se constituye en Comunidad
Autónoma…”. (art 1. Estatuto de Autonomía de Andalucía, 1981). Uno de los objetivos de la
misma, y para cuya consecución, ésta ejercerá sus poderes es el de “afianzar la conciencia de
identidad andaluza, a través de la investigación, difusión y conocimiento de los valores históricos,
culturales y lingüísticos del pueblo andaluz en toda su riqueza y diversidad” (art.12.3); y uno de los
medios para lograr este objetivo es el que ordena en el artículo 19.2 “los poderes de la
Comunidad Autónoma velarán porque los contenido de la enseñanza e investigación en Andalucía
guarden una esencial conexión con las realidades, tradiciones, problemas y necesidades del pueblo
andaluz”.
Entre los instrumentos que la Consejería de Cultura generó en consonancia con estos
principios estatutarios para afianzar la identidad cultural andaluza y respondiendo a las
definiciones de patrimonio cultural más avanzadas según los postulados que la UNESCO
estaba defendiendo en aquellos momentos, se encuentra la Ley 1/1991, de Patrimonio
Histórico de Andalucía (actualmente modificada por la ley 14/2007). En la primera se reconoce
como parte del patrimonio cultural de Andalucía (el denominado patrimonio etnológico), los
“lugares, bienes, o actividades que alberguen o constituyan formas relevantes de expresión de
la cultura y modos de vida propios del pueblo andaluz”. Se incorpora así a nuestro concepto
de patrimonio un enfoque integral y moderno que abarca tanto lo material como lo inmaterial,
las herencias del pasado como las realidades contemporáneas. No sólo estarían representados
los objetos excepcionales, sino también aquellos que forman parte de la vida cotidiana,
culturas del trabajo, creencias, tecnologías, expresiones festivas….. Su interés viene dado, no
tanto por su singularidad o excepcionalidad, sino por su función social o su carácter de
marcador identitario. El valor del mismo no debería radicar en la aplicación de la “metodología
antropológica”74, sino en ser representantes de la identidad del pueblo al que pertenece este
“patrimonio”. Para identificar este aspecto puede resultar útil la teoría y técnicas
metodológicas de la antropología, pero no debería ser esta la que dé valor al elemento cultural,
73 No obstante el Estatuto de Autonomía de 1981 y 2007 no cubrieron las expectativas de lo que los andaluces
reivindicaron políticamente en las manifestaciones del 4 de julio de 1977 y en las urnas el 28 de febrero de 1980.
74 Este es el caso del patrimonio arqueológico: “Forman parte del Patrimonio Arqueológico los bienes muebles o
inmuebles de interés histórico, susceptibles de ser estudiados con metodología arqueológica, hayan sido o no extraídos
y tanto si se encuentran en la superficie o en el subsuelo, en las aguas interiores, en el mar territorial o en la plataforma
continental.” (Art 47. ley 14/2007) de patrimonio Histórico de Andalucía.
Capítulo 4
176
algo que se pretende con el término “patrimonio etnológico”, emulando otras acotaciones
disciplinarias como la arqueológica.
En definitiva, para declarar como bien cultural una escultura, un fresco, un paisaje, un
conjunto urbanístico, una fiesta, un cante, un poblado íbero, y difundirlo, ponerlo en valor, etc,
uno de los criterios principales debe ser su importancia como marcador de la identidad cultural
actual o de la memoria histórica de un “pueblo”, en este caso el andaluz, entendiéndolos no
como grupo homogéneo, sino en toda su diversidad (Moreno, 2002a, 2002b). Por último, otro
instrumento crucial de esta etapa autonómica de Andalucía fue el I Plan General de Bienes
Culturales 1989-95 (1993), que recuerda el mandato estatutario de afianzamiento de la
identidad de los andaluces y señala como uno de sus objetivos:
“no debe entenderse tan sólo en el concepto tradicional de bien histórico-artístico, sino que debe
incluir nuevas categorías de bienes que provienen de la investigación científica y tecnológica más
actual, incluyendo el marco de referencia antropológico y el medio ambiente como aspectos más
amplios de la riqueza cultural de un pueblo, que deben ser respetados en un momento de alto
desarrollo industrial que no tiene por qué ser incompatible con este legado” (Consejería de
Cultura y Medio Ambiente, 1993: 16).
Se atiende también a la relación entre las políticas patrimoniales y otras políticas
sectoriales, llamándose la atención sobre el impacto negativo que el mal uso del turismo puede
tener sobre los bienes culturales.
“los bienes culturales sobre el turismo son positivos en casi todos los aspectos, no puede decirse lo
mismo en sentido contrario, ya que una política turística conducida sin acierto termina por ser
agresiva para el patrimonio cultural, provocando la degradación del mismo cuando no su
desaparición” (Ibid.: 116)
No menos importantes que estas políticas culturales, y muy relacionadas con su
evolución, fueron los estudios que en el ámbito académico se han venido llevando a cabo en el
Departamento de Antropología Social de la Universidad de Sevilla y otras universidades
andaluzas, que contribuyeron a la construcción de un concepto de patrimonio cultural mucho
más amplio, menos elitista y más representativo de la identidad cultural andaluza. Por
supuesto, en gran medida, ha contribuido también a la incorporación del concepto
antropológico de cultura en el ámbito del patrimonio cultural la necesidad de dar respuesta a
las reivindicaciones sociales de muchos colectivos andaluces que solicitaban una mayor
Capítulo 4
177
representación institucional de sus propias expresiones culturales. La inscripción en el
Catálogo General del Patrimonio Histórico de Andalucía es una muestra pionera de los avances
que en este sentido se han hecho en Andalucía75...etc. Las reivindicaciones sociales que
representan muchos de los expedientes mencionados (v. nota 26), no han tenido siempre, o casi
nunca, soluciones completamente satisfactorias, no por falta de voluntad de los colectivos
sociales, sino más bien porque son gigantes los molinos con los que se enfrentan dichos grupos
sociales cuando pretenden “proteger” parte de sus vidas (espacios, oficios u otras expresiones
culturales): gentrificación de los centros históricos, recalificaciones de suelo, sobreexplotación
de acuíferos, especulaciones urbanísticas, transformaciones socioeconómicas, etc.. No
obstante, ha sido importante la labor que la etnología ha desempeñado a su favor desde el
departamento de protección de la Dirección General de Bienes Culturales.
75 Ejemplo de ello son algunos expedientes emblemáticos como la Huerta Noble (Isla Cristina); la Huerta de Pegalajar,
como un sistema complejo económico, social y cultural, asimilable al concepto de paisaje cultural que abarca ciudad y
terrenos de cultivo; el Corral de la Encarnación (Sevilla); la Fábrica de Vidrio de la Trinidad (Sevilla); el Corral de San
José (Sevilla); La Casa Palacio del Pumarejo (Sevilla); Las carpinterías de Ribera de Coria del Río (Sevilla) o de
Pedregalejo (Málaga); o las más recientes Danzas rituales de la Provincia de Huelva, Cabalgata de Reyes de Higuera
de la Sierra (Huelva); o las Fiesta de Verdiales (Málaga)
76El primer plan general fue aprobado mediante acuerdo del Consejo de Gobierno y por el Pleno del Parlamento de
Andalucía en 1989.
77 1. Música, danza y teatro. 2. Libro y biblioteca. 3. Bienes culturales. 4. Archivos y patrimonio documental. 5.
Flamenco. 6. Industrias culturales. 7. Museos. 8. Audiovisual
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tener un papel decisivo como dinamizador económico, especialmente en relación con el
turismo” (Consejería de Cultura, 1997, p. 1.1).
“el mundo humano que a lo largo de generaciones hemos ido construyendo mediante la acción
transformadora de la naturaleza, en lo que lo tecnológico y lo económico se interrelacionan
estrechamente, mediante la consolidación de instituciones y formas de organización social a través
de las cuales organizamos la vida en común, y mediante las formas de conocimiento, escalas de
valores y constelaciones simbólicas a través de las cuales ordenamos las redes de significados que
construimos y las situamos en la perspectiva de un horizonte de sentido. Todo ese mundo cultural,
que cada comunidad humana en muy diversas escalas, construye a lo largo de su historia, es el que
se modula muy especialmente a través de la lengua en que dicha comunidad se expresa. La cultura
siempre está lingüísticamente mediada, por lo que se puede decir que cada lengua conlleva una
forma de situarse ante la realidad, de ordenarla y de situarse en ella y ante ella. Cada lengua, con
la cultura que vehicula, es una acepción del mundo. La cultura como realidad antropológica se da,
pues, en la diversidad de las culturas que históricamente se han ido generando.” Tenemos, pues,
que mediando la formación que en una sociedad llega a sus miembros —con el ideal de que llegue
a todos la máxima formación posible, lo que supondrá una ciudadanía con un elevado nivel
cultural—, entre el patrimonio recibido y la creatividad que a su vez incrementa artísticamente ese
patrimonio, se sitúa todo un espectro de manifestaciones culturales a las que las políticas
culturales deben atender con especial cuidado. Éstas han de fomentar esas manifestaciones,
potenciarlas y encauzarlas, mas con la conciencia de que la acción política tiene en este caso una
destacada función de apoyo, de promoción, de aperturas de vías transitables y de dotación de
estructuras institucionales, las cuales en ningún caso han de convertirse en instancias en las que se
enquisten prácticas dirigistas que intenten manipular unas manifestaciones culturales que sólo en
un clima de libertad pueden ser fructíferas (PECA; Consejería de Cultura, 2007).
Esta participación de la antropología en la formulación del PECA es palpable78 y la
suma de perspectivas, enfoques y disciplinas es rica y plural, garantizando las potencialidades
de concertación del plan. Se concibe la cultura como derecho (individual y colectivo) al mismo
tiempo que se identifica como recurso (no sólo económico sino también social y político).
“No sólo queda para los derechos del individuo a la cultura, sino que apunta también a los
derechos colectivos a determinada protección jurídica y a una exigible promoción política de
ciertos componentes del patrimonio cultural de una colectividad, sea, en el caso que nos ocupa,
de la sociedad andaluza en su conjunto, sea de minorías existentes en su seno en tanto que
reivindican legítimamente la protección de elementos constituyentes de su identidad
cultural.” (PECA, Consejería de Cultura, 2007:13)
El PECA pone en cuestión la visión de la cultura como un mero recurso económico:
“Al valorar la cultura como recurso hemos de tomar conciencia de los requerimientos que
entraña un uso adecuado del mismo, siendo dicha conciencia la que debe marcar decisivamente
78Cristina Cruces Roldán, profesora de la Universidad de Sevilla aparece como coordinadora de la Mesa 5: Identidad y
Modernidad, en la que también participa la profesora de Antropología social de la Universidad de Sevilla, Assumpta
Sabuco i Cantó. En la mesa 8 sobre “Interculturalidad y diversidad cultural. Reconocimiento de los derechos culturales”,
participan Isidoro Moreno, catedrático de Antropología social de la Universidad de Sevilla, Emma Martín, catedrática de
Antropología social de la Universidad de Sevilla y Francisco Checa de la Universidad de Almería.
Capítulo 4
179
la política cultural, la cual debe incluir la sostenibilidad como criterio decisivo, entre otros, de
una política cultural transformadora y no meramente funcionalista o acomodaticia. A este
respecto, si no hay que satanizar la economía cultural, sí hay que hacer la crítica de un
economicismo culturalista que pone en peligro, por el abuso de los recursos, la misma realidad
cultural que quiere promocionar para servirse de ella. Desde el punto de vista de los sujetos,
convocados a una ciudadanía cultural que complemente las dimensiones política, social y
económica de la ciudadanía, no es cuestión de prescindir de su vertiente de consumidores, pero
sí de relativizarla. El consumo cultural se desfonda si la cultura no se vive, como se desvanecen
las ciudades cuando no se habitan. En relación a la cultura no vale el mero consumir, pues se
disipará sin sentido cuando no hay participación, recreación, disfrute.”(ibid: 14)
A pesar del esfuerzo realizado, un nuevo cambio de gobierno, desactivó la continuidad
y vigencia de este plan estratégico. Aparece entonces el III Plan General de Bienes Culturales
(2012) que redunda en la vinculación entre “patrimonio” y “desarrollo” entendido este como
crecimiento económico:
“en su conceptualización como una forma propia de “capital”. Así entendida, la gestión de los
bienes culturales debe provocar el progreso de la sociedad y contribuir a la redistribución de la
riqueza y al equilibrio territorial, al estar ocupándose de un recurso cuyo uso puede traer
consecuencias económicas y de empleo beneficiosas” (Consejería de Cultura, 2012:13).
No obstante, este III Plan incorpora una visión integradora de políticas sectoriales
relacionado con el patrimonio cultural (medioambiente, urbanismo, ordenación del territorio,
Educación…) y la necesidad de concertación social y colaboración con las asociaciones y
sociedad civil introduciendo el concepto de gobernanza como “proximidad e inclusión de la
sociedad civil” en la toma de decisiones.
Capítulo 4
180
4.2.2. El Patrimonio Inmaterial en La Ley 14/2007 de Patrimonio Histórico de
Andalucía y el Borrador del Reglamento de la Ley
Capítulo 4
181
del patrimonio etnológico al patrimonio inmaterial (actividades) excluyendo a las actividades
que sí aparecían en la definición de la ley 1/1991. En este caso, solo aparecen en cuanto
vinculadas a espacios, parajes o construcciones. Este error, suponemos involuntario, supone un
retroceso con respecto a la ley anterior:
“Son bienes integrantes del Patrimonio Etnológico Andaluz los parajes, espacios, construcciones o
instalaciones vinculados a formas de vida, cultura, actividades y modos de producción propios de la
comunidad de Andalucía” (art.61.1 Título VI. Ley 14/ 2007 de Patrimonio Histórico de Andalucía)
A veces, por considerarse demasiado rígida esta relación entre espacio o inmueble con
la actividad, se desaconseja la protección de una actividad por comprometer ésta la protección
de un ámbito territorial asociado (algo que, en la actual lógica capitalista relacionada con la
especulación inmobiliaria, se ve como un perjuicio). Desde luego esto denota cuáles son los
intereses latentes de quienes solicitan la inscripción y de quiénes la otorgan: a veces los
agentes interesados en la inscripción de una actividad de interés etnológico lo hacen por una
cuestión de prestigio y aumento de capacidad de atracción turística.
Capítulo 4
182
imperaran en todas ellas la lógica dominante del mercado. En estas circunstancias, las
activaciones patrimoniales realizadas por determinados grupos y movimientos sociales, todavía
no insertas de manera adecuada en los mecanismos de gestión patrimonial, constituyen, a veces
con el apoyo de “Cultura”, a veces, sin él, elementos de lucha social y formas de resistencia
social a la globalización (Agudo Torrico, 2003, 2005; Hernández Ramírez, 2003, 2006;
Gómez Ferri, 2004a, 2004b; Moreno Navarro, 2005, 2009; Quintero Morón, 2009). Como
afirma Pablo Martínez (2011: 94), la salvaguardia indirecta del PCI puede conseguirse
suscitando el compromiso de la ciudadanía y creando un marco institucional específico capaz
de articular los correspondientes incentivos y apoyos.
El I Plan General de Bienes Culturales tendría entre sus cometidos la creación del Instituto
Andaluz del Patrimonio Histórico, una de las instituciones de la administración autonómica
andaluza, que de forma más temprana incorporó la antropología como disciplina de su equipo
Capítulo 4
183
de especialistas80. Desde su creación por el Decreto 107/1989, de 16 de mayo, esta institución
ha venido ejerciendo, de acuerdo con sus artículos 1 y 2, actuaciones en materia de protección,
investigación, difusión, conservación y restauración del patrimonio histórico y sus
instituciones y ha contado, para ello, con un equipo multidisciplinar.
Desde 1991 y respondiendo a las competencias otorgadas por el I Plan General del
Bienes Culturales al Centro de Documentación del IAPH, se ha venido desarrollando el
Sistema de Información del Patrimonio Histórico de Andalucía (SIPHA- actualmente
integrado en el Sistema de Información MOSAICO). Este sistema se concibió como un
instrumento para mejorar el conocimiento del patrimonio cultural que resultase útil para las
funciones de la tutela, para la investigación y para la ciudadanía en general, así como para el
desarrollo de otras políticas sectoriales como las políticas ordenación territorial y
medioambiental. Desde su implantación en 1995 pretendía de una forma eficaz y operativa
integrar toda la información resultado de la investigación, documentación, conservación,
protección, difusión, etc. del patrimonio cultural y hacerla llegar a las personas interesadas en
la misma o a las instituciones que la necesitaran en el momento adecuado para la toma de
decisiones (planificación urbana, impacto medioambiental, protección, investigación…). La
puesta en marcha del SIPHA supuso algunos avances importantes como la creación de
estándares normalizados, integrados e informatizados sobre las distintas entidades
patrimoniales existentes en cada momento en Andalucía (actualmente 97.000 bienes
registrados).
80Desde el año 2000 trabajo en esta institución como antropóloga y desde el 2002 coordino el “departamento” de
patrimonio etnológico. El IAPH contaba con especialistas en antropología desde 1994.
Capítulo 4
184
cambios que se han venido dando en el concepto de patrimonio cultural en el contexto andaluz y
una apuesta por innovar y proponer nuevas metodologías para los bienes relacionados con
conceptos emergentes de patrimonio cultural (etnológico, industrial, inmaterial, arquitectura
contemporánea, paisajes culturales). Supuso la creación de un lenguaje documental normalizado
siendo pionero a nivel internacional por su complejidad, versatilidad y su gestación
multidisciplinar81, con más 17.500 términos normalizados hasta el momento (Martín Pradas, A.
1998, 2000, 2007). El SIPHA incorporó tempranamente los Sistemas de Información Geográfica
(SIG), tan necesarios para el análisis y ordenación territorial y la gestión medioambiental en
coordinación con la cultural, gracias en gran parte a la aportación que hizo la disciplina
arqueológica en este sentido a la gestión patrimonial (Fernández cacho y otros, 2000, 2002). Supuso
también la incorporación de la documentación fotográfica y/o audiovisual de los bienes y entidades
incluidos en el Sistema (con más de 130.000 imágenes en el Fondo gráfico del IAPH, siendo las
últimas 10.000 incorporaciones de patrimonio inmaterial) (De Juan Santo, 1999). Todo ello permite
transferir de forma ágil la información y el conocimiento a través de Servicios de Información, y
consulta online de las diferentes bases de datos82. La tendencia desde la sectorización hacia la
integración de enfoques, miradas y sistema de información ha sido una constante del instituto
(Muñoz Cruz, 2001, 2006). No obstante, estas bases de datos son también un reflejo del concepto de
patrimonio vigente en cada momento y de los bienes patrimoniales que preferentemente se han
protegido e inventariado por las distintas instituciones relacionadas con la tutela. Lo cierto es que
tanto las fuentes de información como los estándares diseñados para algunos bienes adolecían de
visiones aún muy objetuales y restringidas del patrimonio cultural. Y afirmamos esto desde el
respeto más profundo por el trabajo desarrollado por mis colegas del Centro de Documentación que
ha sido una fuente de aprendizaje para nosotros, de constante interacción y de crecimiento personal
y colectivo.
81El TPHA es un lenguaje documental doblemente integrador. Por un lado incorpora gran parte de las disciplinas
relacionadas con el Patrimonio Histórico Arte, Antropología, Arqueología, Arquitectura, Conservación y Restauración,
Museología, Geología, Archivística, Biblioteconomía, Documentación, etc. lo que posibilita el análisis del objeto
patrimonial desde distintas perspectivas disciplinares. Por otro lado, es aplicable a una gran variedad de objetos
(muebles, inmuebles, actividades, procesos técnicas, Etc.) y documentos (libros, documentos, fotografías, diapositivas,
planos, etc.) lo que lo convierte en apto para su aplicación en todos aquellos Sistemas de Información que tengan como
objetivo la integración de información patrimonial de diferentes ámbitos disciplinares y de diferentes tipos y soportes
documentales. Se partió del análisis de otras experiencias estatales e internacional: Tesauro de Arte y Arquitectura
(AAT) de la Fundación Paul Getty, Tesauro Iconográfico de F. Garnier (1981); Sistema de Clasificación de
documentación Etnográfica Española (1993)
82Ello ha permitido atender más de 31.500 solicitudes de servicios en línea y recibir más de 300.000 visitas anuales a la
web con más de 5.000 páginas de contenido, siendo las bases de datos los contenidos más visitados de las mismas.
Capítulo 4
185
En un principio, el ámbito de documentación fueron los bienes inmuebles y bienes
muebles.83 Más tarde, a partir de 1998 se amplía el ámbito de análisis y se desarrolla la
aplicación de Conjuntos Históricos (Pico et al. 1998) y posteriormente, entre el 2000 y 2003 se
elabora una aplicación de Ciudades Históricas Andaluzas (Díaz et al. 2001). En estos años se
hace un primer diseño de la base de datos de actividades etnológicas (Quintero y Hernandez,
2003; Carrera Díaz, 2007) que no se implantará en el sistema de Información Mosaico hasta
después de su prueba y reformulación en el Atlas 84. En el complejo proceso de elaboración de
este sistema hemos participado especialistas en Arqueología, Historia del Arte, Arquitectura,
Geografía, Antropología, además de expertos en técnicas gráficas, documentalistas, y expertos
en normalización lingüística (filólogos).
La primera en desarrollarse fue la base de datos de bienes muebles muy influenciado, en los
criterios de selección y de alta de bienes en el sistema, por la metodología seguida para la
elaboración del Inventario de los Bienes Muebles de la Iglesia Católica, en cuyo desarrollo se
establecen criterios específicos para la selección de los bienes muebles a inventariar (Martínez,
1994; Arenillas Torrejón, 2000), en los que prevalecen el enfoque de la historia del arte y de los
valores de antigüedad, excepcionalidad y originalidad de las pieza y la importancia de la autoría85.
Aspectos, en su mayor parte, irrelevantes desde el punto de vista etnológico y que pueden llegar a
ser contradictorios con los criterios de selección a seguir para el alta en el sistema de bienes
muebles de carácter etnológico, en absoluto contemplados hasta el momento. El objeto de registro
de la base de datos muebles, desde nuestro punto de vista, terminó por condicionar el tipo
información existente en la misma y su modelo de datos. Con la realización del Atlas del
Patrimonio inmaterial, sí nos estamos encontrando con esta necesidad por lo que se están
planteando discusiones muy enriquecedoras en este sentido. Desde el punta de vista etnológico, en
principio no nos interesa el objeto más que por ser representativo de un modo de hacer tradicional
que no es singular sino, todo lo contrario, muy extendido en un determinado territorio y
83El resultado son las bases de datos de Patrimonio Arquitectónico (SIBIA, 1993), (Tapia, 1999), Patrimonio
Arqueológico (ARQUEOS o DatARQUEOS, 1995), (Fernández Cacho et al. 2002), Patrimonio Etnológico (ETNO, 1997;
Hernández León, 1998; Carrera Díaz, 2004 a, 2004b; Carrera Díaz et alt; 2007), patrimonio Mueble (CATÁLOGO, 1993;
Bienes Muebles, Arenillas et al. 2002).
84 MOSAICO es un sistema de información que aglutina todas las actividades necesarias para la Gestión e Información
de los Bienes Culturales, integrando en una única herramienta el trabajo desarrollado por Secretaría General de Cultura,
el Instituto Andaluz de Patrimonio Histórico y las Delegaciones Provinciales de la Consejería de Cultura.
85 Se estableció como criterio específico la selección de bienes de excepcional calidad estableciéndose como límite
cronológico la década de 1920-30 (aunque se admitían también excepciones (MARTÍNEZ,1994).
Capítulo 4
186
característico del mismo; o bien, por sus valores simbólicos o funcionales, representativos de una
2%
23%
75%
forma de hacer, expresarse, festejar trabajar de un grupo social. Los objetos no tienen por qué ser
únicos, ni antiguos, ni realizado con materiales preciosos, ni obra de un autor en particular.
Integrar estas dos perspectivas está resultando en ocasiones muy complicado y hasta
contradictorio. Los escasos campos de análisis funcional de la base de datos de bienes muebles no
permiten emplear este estándar de forma adecuada para incorporar un enfoque antropológico de los
objetos. Desde nuestro punto de vista, el repertorio de bienes culturales carece de un valor
intrínseco, y su valor radica en el significado que cada sociedad le otorga en cada momento. Sus
valores no son inmutables ni intrínsecos a los bienes. Para muchos es indiscutible el valor
“patrimonial” de determinados objetos, y se sigue considerando necesaria y fundamental la mirada
y explicación experta de los mismos.
Capítulo 4
187
Actualmente el sistema está integrado por bienes muebles86 (79.000) desde una perspectiva
básicamente histórico artística; bienes inmuebles87 (25.653), dados de alta en el sistema por
diversos motivos y procedentes de activaciones patrimoniales fundamentalmente realizadas por
actuaciones administrativas (CGPHA o expedientes de intervenciones arqueológicas) o
investigadoras que revelaban una preeminencia de bienes arqueológicos (fundamentalmente
procedente de inventarios de yacimientos o) y de edificios protegidos de carácter eclesiástico,
nobiliario y militar pertenecientes en su mayor parte al periodo histórico de la edad moderna y a los
estilos artísticos renacentista y barroco. Estos bienes están analizados desde varios enfoques
disciplinarios: histórico artístico, arquitectónico, arqueológico o etnológico. Estos últimos
representan un porcentaje muy pequeño con respecto al total. Por último, se encuentras las escasas
actividades de interés etnológico o el patrimonio inmaterial (1800 registros incluidos a partir de la
elaboración del Atlas del Patrimonio Inmaterial de Andalucía, y las escasas actividades protegidas
que vimos al principio de este capítulo).
Progresivamente, a partir de los años noventa y dos mil, se irían incorporando nuevas
visiones a través de actuaciones como el Inventario de Arquitectura Popular (realizado por la
Dirección General de Bienes Culturales- 1993-1997-, sistematizado por primera vez en la base de
datos ETNO del IAPH, que recogía información sobre el patrimonio inmueble de carácter
etnológico); el Registro Andaluz de Arquitectura Contemporánea (González Martínez, 2007;
Fernandez Baca Casares y otros, 2012 ); o el Inventario de Cortijos Haciendas y Lagares
(Consejería de Obras Públicas y Transportes, 2000-2010).
86 “De los cuales 14.000 están inscritos en el Catálogo General del Patrimonio Histórico como Bien de Interés Cultural.
La principal fuente de información del sistema es el Inventario de Bienes Muebles del Patrimonio Histórico de la Iglesia
Católica, con más de 60.000 registros. Otras fuentes destacables son los inventarios de la Universidad de Granada, con
más de 1.000 registros y el de la Iglesia Catedral de Santa María de Sevilla, con más de 2.000 registros. A estas fuentes
principales habría que añadir las publicaciones especializadas y otras fuentes de información secundarias.” (WEB IAPH,
http://www.iaph.es/patrimonio-mueble-and“alucia/, )
87“14.500 registros se refieren a inmuebles de carácter arqueológico, de los cuales más de 2500 están incluidos en el
Catálogo General de Patrimonio Histórico. El resto de la información disponible procede del inventario de yacimientos
arqueológicos de Andalucía, el catálogo de yacimientos con pinturas rupestres, el catálogo de dólmenes de la provincia
de Sevilla, expedientes de intervenciones arqueológicas, publicaciones especializadas y otras fuentes de información
secundarias. Más de 7.700 registros se refieren a inmuebles del patrimonio arquitectónico, de los cuales casi 2.500
están incluidos en el Catálogo General de Patrimonio Histórico. Otro amplio conjunto de inmuebles se incluyen por
haber sido considerados de interés por el I Plan General de Bienes Culturales o por formar parte de inventarios
sectoriales como el registro andaluz de arquitectura contemporánea, inventarios de cementerios y jardines históricos,
publicaciones especializadas y otras fuentes de información secundarias; 127 registros relativos a los centros históricos
protegidos como conjuntos históricos cuya información procede de diferentes fuentes de información. Casi 5.000
registros se refieren a inmuebles del patrimonio etnológico de diferentes tipologías funcionales de los cuales más de 650
se incluyen en el Catálogo General de Patrimonio Histórico. El resto de inmuebles han sido inventariados en su mayoría
por el Servicio de Protección del PH a través del inventario de arquitectura popular de Andalucía”. (WEB IAPH, http://
www.iaph.es/patrimonio-inmueble-andalucia/)
Capítulo 4
188
El Inventario de Arquitectura Popular de Andalucía (Consejería de Cultura, 1992-1997),
primera acción de inventario de la Consejería de Cultura relacionada con el patrimonio inmueble
etnológico, constituye un modesto pero innovador inventario que incorporará a este conjunto de
inmuebles y a las bases de datos del SIPHA un enfoque antropológico atendiendo a la doble
dimensión material e inmaterial de los inmuebles, a la diversidad de la producción material de la
arquitectura vernácula andaluza y los valores inmateriales de la misma. Esto se reflejará también en
los estándares del SIPHA, y más tarde en MOSAICO. El Inventario de Arquitectura Popular de
Andalucía (1992-1997) incorporaría bienes inmuebles fundamentalmente contemporáneos,
relacionados con nuevas tipologías funcionales, antes no contempladas ni valoradas: edificios
productivos, agropecuarios o industriales; o viviendas que reflejaban toda la estructura de la
propiedad fundiaria andaluza, mostrándonos la diversidad constructiva, funcional y ornamental de
las diferentes tipologías de viviendas en función de las características socioeconómicas de sus
propietarios (jornaleros, pequeño, mediano o gran propietario agrícola) y de las características
ecológico-culturales de los territorios en los que se encontraban. En su última fase se registraron
edificios relacionados con actividades de sociabilidad (iglesias, fuentes, lavaderos, cementerios,
bares, casinos), todo ello analizado en el marco territorial y cultural de comarcas histórico culturales
que articulan Andalucía. Este inventario que albergaba actividades productivas, residenciales o de
sociabilidad (analizadas en el módulo de la base de datos ETNO- análisis funcional del espacio y de
las actividades) (……..), supuso un primer acercamiento a la documentación de las actividades de
interés etnológico o el actualmente denominado Patrimonio Cultural Inmaterial. (Agudo Torrico,
1999 b, 1999 c, 1999 d; Carrera Díaz, 2004b y 2004 c).
De hecho algunas de las actividades recogidas en el Atlas del Patrimonio Inmaterial de
Andalucía habían sido documentadas en el Inventario de Arquitectura Popular de Andalucía. En
definitiva, se trata de un viaje de ida y vuelta entre objetos-procesos y procesos- objetos que
constituye, sin duda, un interesante antecedente del Atlas del PCI de Andalucía.
En el caso del patrimonio inmueble de caracterización etnológica, su representación
numérica es muy pequeña como decíamos anteriormente. A pesar de que se trata de un patrimonio
muy extendido por toda la región al estar relacionado con la cotidianeidad (doméstica, productiva, y
modos de sociabilidad), existen relativamente pocos registros, debido a la tardía incorporación de
este patrimonio en el ámbito de la tutela y a la escasez de inventarios realizados. No obstante, su
presencia ha roto con varias tendencias desde el punto de vista metodológico, de localización de los
Capítulo 4
189
bienes, de la tipología funcional y del periodo histórico (edad contemporánea frente a edad antigua
o moderna). Frente a bienes fundamentalmente ubicados en las capitales, los inmuebles etnológicos
se recogieron, sobre todo, en núcleos rurales. El 90% de los edificios registrados como inmuebles
de caracterización etnológica son de época contemporánea frente a la preeminencia de bienes de la
edad moderna o anteriores, ligados a las tipologías constructivas relacionadas con las élites
políticas, nobiliarias, eclesiásticas o militares, cuyos valores artísticos (estilos renacentista y
barroco) han sido muy valorados desde la Historia del arte. Frente a la superioridad de edificios
religiosos o militares de los bienes inmuebles incluidos en el sistema, la mayor parte de los
inmuebles con valores etnológicos son edificios productivos (industriales o agropecuarios) o
residenciales de diferentes comarcas andaluzas. En el caso de las viviendas, los aspectos
constructivos (materiales, elementos sustentantes, cubiertas, elementos ornamentales, etc.) así como
sus aspectos funcionales responden a la diversidad de características ecológicas y socioeconómicas
de los territorios en los que se han construido (comarcas históricas) y a la diferente estructura de la
propiedad de los grupos que las habitan (Carrera, Mondéjar y Soro, 2007).
En cuanto a las fuentes de información para los bienes inmuebles etnológicos más
importantes que se incluyen en el sistema, se encuentran: el Inventario de Arquitectura Popular
de Andalucía (Dirección General de Bienes Culturales de la Consejería de Cultura, 1993 –
1997), que supone el 68% de la información, con un total de 3.353 bienes registrados. Sus
objetivos eran conocer, proteger y difundir los valores de la arquitectura vernácula andaluza,
en su doble dimensión material e inmaterial (Agudo Torrico, J. 1999); el Inventario de
Cortijos, Haciendas y Lagares (Consejería de Vivienda y Ordenación del Territorio), supone el
17% de los inmuebles, con 791 registros pertenecientes a Granada, Córdoba, Almería, Cádiz y
Málaga; y el Catálogo General de Patrimonio Histórico de Andalucía que representa el 11%
con 512 bienes protegidos.
Capítulo 4
190
jornaleras, de pequeño propietario agrícola, mediano propietario o gran propietario) suponen el
26%; y los espacios de sociabilidad (bares, casinos, cementerios, fuentes, lavaderos…)
representan un 16%. En general, la incorporación de un enfoque antropológico a la
documentación del patrimonio inmueble en el IAPH ha supuesto el reconocimiento de la
relación dialéctica entre los elementos patrimoniales y su entorno, así como entre estos y los
Capítulo 4
191
colectivos que lo han producido a lo largo del tiempo y para los cuales estos espacios tienen
significados, funciones y valores simbólicos.
16%
26% 58%
Por último, a través del proyecto del Atlas del Patrimonio Inmaterial de Andalucía
(capítulo 5), pudimos abordar la etapa más fascinante de nuestro recorrido como antropóloga
en esta institución. Una de las mayores virtudes de este proyecto y quizás su mayor dificultad,
es la de ser un trabajo permanentemente inacabado y vivo. Nos ha permitido realizar nuestro
principal objetivo: visibilizar y amplificar las voces diversas de miles de colectivos y personas,
antes invisibilizados y escasamente representados por nuestro patrimonio.
Capítulo 4
192
CASO 4.1. El Patrimonio Inmaterial de Andalucía en las Listas de Patrimonio
Inmaterial de UNESCO
Actualmente, y dado el impacto social que ha tenido la convención de 2003, muchos grupos y
colectivos sociales andaluces recurren, antes que a la protección jurídica del CGPHA, a
solicitudes de inclusión en algunas de las listas del Patrimonio Inmaterial de la Humanidad de
UNESCO.
En muchas ocasiones, las lógicas a las que responden estas candidaturas “globales” no
son del mismo tipo que las anteriores, sino que algunas de ellas pertenecen más a iniciativas de
carácter político y económico que a verdaderas reivindicaciones o activaciones sociales del
patrimonio cultural realizadas por colectivos sociales motu proprio.
Los Estados parte y las administraciones que los constituyen (en nuestro caso, las
Comunidades Autónomas) realizan todo tipo de malabarismos para demostrar una hipotética,
no siempre real, participación social en el proceso de la candidatura, en la identificación de los
bienes y en el diseño de las medidas de salvaguarda por parte de los protagonistas (algo a lo
que obliga la UNESCO en el plano meramente formal, porque no existe comprobación in situ
de las candidaturas).
Capítulo 4
193
Esta candidatura, como muchas otras, demuestra que asistimos a una mercantilización
de lo simbólico sin precedentes. Los elementos culturales, en este caso la fiesta de los patios de
Córdoba y los patios en sí, se convierten en una producción cultural impulsada por
determinadas instancias políticas o empresariales, o incluso por algunos propietarios, no por su
valor de uso sino por su valor de cambio en el mercado (Moreno Navarro, 2005).
“El alcalde de Córdoba subraya que la capital tiene "un buen producto y están llegando los
resultados" tras la gestión realizada, algo a lo que se suma el convenio de colaboración con la
Unesco, aprobado este viernes en Junta de Gobierno Local, con unos 22.500 euros para "la mejora
de la promoción, difusión y salvaguarda de la fiesta de los patios", como ha señalado la edil de
Fiestas y Tradiciones Populares.” .” [subrayado nuestro] (Europa Press, 2013)88
88 <http://www.europapress.es/andalucia/cultura-00621/noticia-cordoba-cultura-mas-300000-personas-visitaran-patios-
cordoba-dos-fines-semana-fiesta-20130510152159.html> (consultado el 17 de abril e 2015)
Capítulo 4
194
de euros entran en la ciudad durante esta fiesta. Por lo que el sacrificio de su valor cultural y
simbólico, resulta para algunos, en el marco de la lógica del mercado, incuestionable. El
ayuntamiento ha invertido 290.000 euros en la conversión de un patio en museo de la fiesta
(fórmula tradicional de patrimonialización más recurrente y más alejada de la concepción
procesual y viva de este patrimonio). Sin embargo el ayuntamiento es acreedor de una deuda
de 130.000 euros con los propietarios para ayudarles al mantenimiento de los mismos.
En cuanto a las solicitudes realizadas desde el año 2012 por ayuntamientos o por
colectivos andaluces a los que se ha debido prestar asesoramiento desde la Consejería de
Cultura con el apoyo técnico del IAPH, durante su iniciativa o proceso de elaboración de
candidaturas UNESCO, se encuentran diferentes casos. Algunos de ellos constituyen elementos
culturales que no podríamos encuadrar en la definición de PCI. Este es el caso que se dio con
motivo del bicentenario de La Constitución de Cádiz de 1812. El Ayuntamiento de Cádiz inició
los trámites para presentarse a la Candidatura de la Lista Representativa del patrimonio
Inmaterial de la Humanidad de UNESCO. El elemento no cumplía el primero de los requisitos
que exigen las directrices operativas de la Convención: que se ajuste a la definición de PCI que
aparece en su artículo 2. La instrumentalización política del evento y del proceso de
patrimonialización activada eran evidentes.
Capítulo 4
195
Tabla 4.10: Lista de solicitudes para las candidaturas UNESCO de Patrimonio
Inmaterial en Andalucía
Año Ámbito temático Denominación Agente de activación
principal
Capítulo 4
196
En otras ocasiones se trata de manifestaciones que podríamos situar preferentemente en
el ámbito temático “modos de expresión” como el “Toque de campana de salto, volteo y
balanza de los Campaneros de Utrera" realizada por un colectivo de campaneros que quiere
revitalizar la actividad a pesar de las prohibiciones realizadas por la parroquia, dado el peligro
que ésta entiende que comporta realizar este tipo de toque en los campanarios de sus torres.
Como estrategia de continuidad y revitalización del oficio este colectivo que está intentando
recuperar el toque, pretende convertirlo en Patrimonio Inmaterial de la Humanidad. Es por ello
que se preparó el formulario para la candidatura a Buenas Prácticas. Más allá de los intereses
iniciales que tiene el grupo que toma la iniciativa, estas candidaturas suelen iniciarse
socialmente y luego recurren a todo tipo de apoyo posible (político, empresarial, mediático)
para salir adelante. En este caso, se manifestó una vez más, de manera contundente una
práctica que viene siendo habitual: la intervención de los grupos parlamentarios en su apoyo.
Apoyo mediático que el grupo en cuestión ejerce a nivel local o regional. Pero actualmente se
acepta una candidatura por Estado y año por lo que las decisiones tomadas en el Consejo del
Patrimonio Histórico (estatal) al respecto no responden ni a los intereses y reivindicaciones
identitarias de las pequeñas comunidades locales ni a las presiones que puedan ejercer sus
representantes. Este es, sin duda, uno de los grandes problemas de la aplicación de la
Convención de 2003. El sistema de Lista se convierte así en una competición en la que entran
en juego fuertes intereses políticos y económicos a nivel de Estado que desplazan los
principios de la Convención a un plano muy secundario y por supuesto, dejan al principio
básico de participación de las comunidades (siempre heterogéneas y con conflictos internos) en
una mera declaración de intenciones. En otros casos, y dentro de este mismo ámbito, se
presentan solicitudes abstractas que no representan a ningún colectivo concreto. Este es e caso
de la solicitud realizada para incluir en la Lista Representativa del Patrimonio Inmaterial, “El
humor andaluz”. El objetivo del grupo de personas que hizo la solicitud, era realizar un
negocio a través del patrimonio inmaterial. Se trataba de una empresa audiovisual y querían
financiar un documental sobre esta temática. Por otro lado se encuentran las candidaturas
relacionadas con “oficios y saberes” (artesanías o formas de producción muy relacionadas con
un territorio) presentadas, en algunos casos, por los propios talleres artesanales (como es el
caso de la Guitarrería granadina Gil de Avalle que había visto en su paralelo italiano , la
lutería de Cremona, una posibilidad para declarar la guitarrería granadina. La falta de apoyo
institucional desalentó a este artesano. En otros casos, las solicitudes de actividades
productivas artesanales (La producción de vino de solera de Jerez de la Frontera; Producción
Capítulo 4
197
de embutidos y jamones de Jabugo, Producción de aceituna de mesa sevillana, Producción de
uva pasa de la Axarquía malagueña…) son realizadas por los propios productores para salvar
su actividad de una situación crítica como es el caso de la uva pasa de la Axaquía (véase
capítulo 6) debido a la Política Agraria Comunitaria y su falta de apoyo a la pequeña
producción de cultivos tradicionales o en pendiente. En otros casos, los grupos representativos
o que lideran la candidatura son los agentes productores o representantes de los productores,
como los consejos reguladores de determinadas producciones agroalimentaria (embutidos y
jamones de Jabugo o la producción de vino de soleras de Andalucía que reúne a todos los
consejos reguladores - Marco de Jerez, Montilla Moriles, Vino de Málaga, El Condado…-). En
este último caso, incluso son alentados y supervisados por grupos académicos (historiadores,
arquitectos locales) o por la propia Consejería de Cultura, que ve en una candidatura de este
tipo “muchas más posibilidades” que en la de los pequeños talleres artesanos. El interés de
estas candidaturas es la de promocionar el producto en sí y el territorio a través de un producto
alimentario cuyo proceso de elaboración, si no lo es, se reviste de artesanal.
Capítulo 4
198
Capítulo 4
199
Chacarrá Bolonia, Cádiz. G. Carrera Díaz, 2012
0. Introducción
A lo largo de este capítulo realizaré el inicio de una propuesta metodológica para la documentación
del patrimonio cultural inmaterial y haré permanentemente referencia a cómo se han desarrollado
estos aspectos metodológicos en el proyecto del “Atlas del Patrimonio Inmaterial de
Andalucía” (2008-2012), a cuyo diseño y coordinación técnico-científica he dedicado la mayor
parte de los últimos seis años de mi desempeño profesional e investigador (Carrera, 2009 a, b). El
trabajo en su diseño y seguimiento junto a la perspectiva temporal me permiten realizar un análisis
crítico de la metodología de partida a la luz de sus resultados y superar sus carencias. Los casos de
estudio tratados en los capítulos sucesivos, nos permitirán terminar esta propuesta metodológica
Capítulo 5
200
especialmente enfocada a los procesos de patrimonialización en torno a las actividades productivas
tradicionales y su vinculación con el desarrollo socio-territorial.
La propuesta abarcará diferentes facetas de este proyecto de documentación: fase de
gestación y diseño89; aspectos necesarios para su desarrollo y ejecución (marco teórico
metodológico que debe orientar el proceso de registro; los objetivos y criterios; el diseño de las
fases de trabajo; el proceso de levantamiento de información, desde los estudios previos, registro,
sistematización, validación de la información hasta la difusión de la misma; los ámbitos territoriales
del estudio; el tratamiento teórico que se le debe dar a los diferentes ámbitos temáticos y como se
debe diseñar el modelo de datos en función del mismo; así como el concepto de comunidad
empleado. En el caso del Atlas analizaré los impactos del proyecto en diferentes ámbitos (sociales,
políticos, administrativos y científicos). Este capítulo tiene una relación directa con los dos
capítulos sucesivos. En ellos trataré de centrarme en los oficios y saberes tradicionales para cumplir
nuestro objetivo fundamental de ofrecer una propuesta metodológica para la documentación y
salvaguarda del PCI, sobre todo en el caso de los oficios y saberes.
Considero que la tutela del patrimonio inmaterial debe orientarse al respaldo de las
condiciones necesarias para la reproducción cultural, práctica y simbólica del mismo (Kirshenblatt-
Gimblett, 2004: 53). Por ello proponer una metodología desde esta perspectiva se convierte en el
objetivo último de nuestro trabajo. Llorenc Prats (2005) realiza una diferenciación entre patrimonio
local y patrimonio localizado que me interesa rescatar para justificar el tipo de activación
patrimonial que consideramos más coherente desde la gestión patrimonial con una perspectiva
antropológica.
“Convertir, por tanto, lo que es significativamente importante para la comunidad en
patrimonialmente relevante, constituye una estrategia espontánea y eficaz de
preservación”
“El principal camino para convertir al patrimonio local en un instrumento abierto y
de futuro pasa básicamente, a mi entender, por dar prioridad absoluta al capital
humano: las personas antes que las piedras. Cuando hablo de capital humano y de
personas, me refiero, naturalmente a la población, pero a toda la población, autóctona
o no, y a procesos de participación activa. Pero me refiero también a técnicos.
Técnicos en gestión patrimonial que, en este caso, deben ser además, a la vez,
científicos sociales capaces de trabajar en la población y con la población, en el
ámbito de lo extremadamente concreto, es decir antropólogos y antropólogas
formados en el trabajo de campo”…” propongo que el patrimonio local no sea
tomado como un conjunto de referentes predeterminados por principios abstractos de
legitimación, sino como un foro de la memoria, en toda su complejidad, que permita
89 En el caso del Atlas expondremos los motivos por los que se ha generado un proceso de
patrimonialización socio-institucional de esta índole.
Capítulo 5
201
una reflexividad poliédrica sobre soportes diversos, que, partiendo de las
preocupaciones y retos del presente, reflexione sobre el pasado, para proyectar,
participativamente, el futuro.Esta es mi forma de entender el patrimonio como
“recursos para vivir”. (Prats, 2005:28)
Los motivos por los que se produce un proyecto de documentación del patrimonio cultural
inmaterial como el APIA pueden ser muy variados y en él suelen concurrir una gran diversidad
de factores. La aparición de la Convención de 2003 o una ley andaluza de patrimonio
etnológico, no son bastantes elementos explicativos. Si queremos encontrar una explicación
para ello, este proyecto se debe a la conjunción de motivos de diversa índole. Algunos de estos
motivos están relacionados con las políticas culturales, antes expuestas y el nuevo marco
conceptual90 y normativo que diseñaba la Convención de 2003, otros, con determinadas
reivindicaciones sociales relacionadas con la identidad andaluza y otros, con aspectos
académicos y conceptuales relacionados con la Antropología Social especialmente implicada
en los estudios de las identidades socioculturales en Andalucía (Moreno Navarro, 1981, 1986,
2008; Navarro y Torrico, 2012; Agudo Torrico, 1997, 1999a, 2003). Producto de todo ello, el
APIA se produce en Andalucía, en una institución como el IAPH a partir de una construcción
metodológica antropológica, con etnografía y trabajo de campo realizado por un equipo de
antropólogos y antropólogas en todo el territorio andaluz (Carrera Díaz, 2009). Su puesta en
marcha ha generado o activado otros procesos de patrimonialización del PCI por parte de la
sociedad civil que pueden resultar útiles para la reproducción simbólica y económica de ciertos
colectivos andaluces. Parte de una metodología que está basada en técnicas de investigación
antropológica, dando un papel fundamental a la variedad de significaciones que los
90La teoría de los Bienes Culturales (comisión Franceschini, 1964) señalaba que el valor de cualquier bien
cultural material realizado por el hombre como ser social y cultural, proviene de su valor simbólico y del
hecho de ser testimonio de una cultura presente o pasada. Se diría por tanto, que el patrimonio “material” no
se entiende ni tiene sentido sin sus valores “inmateriales”. Son estos los que le otorgan significado dentro de
una cultura definida a lo largo de determinados procesos históricos. Consciente de la dialéctica que alberga
y cambiando el punto de mira, enfocando las actividades y procesos por encima de los objetos, empleamos
el concepto de “Patrimonio Inmaterial” refiriéndonos, no a la ausencia de materialidad, sino a la importancia
de estos procesos, concordando así con la definición que UNESCO realiza del término en el artículo 2.1. la
deConvención para la salvaguardia del patrimonio inmaterial (París, 2003).
Capítulo 5
202
protagonistas de este patrimonio le otorgan, siendo ellos y ellas unas de las principales fuentes
de información y claves en el proceso de documentación, del diagnóstico de la actividad y de
las propuestas de salvaguarda generadas. El APIA constituye, por tanto, un proceso de
patrimonialización de tipo institucional-académico y social relacionado con las políticas
culturales que nacen bajo el auspicio del Estatuto de Autonomía, los estudios académicos de
Antropología sobre la cultura e identidad andaluza y la necesidad de dar respuesta a
movimientos sociales que reivindicaban una mayor representación a través de sus expresiones
culturales (Carrera, 2005, 2009, 2013). Estas circunstancias (interés político, social y
académico) no se dan en otros territorios del Estado, lo que explica la condición pionera de
este proyecto y su utilización como modelo para otras CC.AA. Podemos sintetizar estas
dinámicas concurrentes de la siguiente forma:
Capítulo 5
203
actividades a través de los ámbitos territoriales asociados que resultaron positivas pero cortas,
insuficientes y en absoluto adaptadas a los nuevos conceptos de salvaguarda de la Convención que
ya se había ratificado por parte del Estado.
b) Ausencia de medidas de salvaguarda y protección al respecto desde una perspectiva
dinámica y una gestión integradora
A pesar de la enorme importancia de la cultura y el patrimonio cultural vivo en Andalucía, cuando
se inicia este proyecto, casi no existían actuaciones desde la administración al respecto. Había un
escaso número de elementos del PCI documentados de forma sistemática y a escala regional y las
acciones de protección desde la consejería competente al respecto era prácticamente inexistentes.91
Las pocas que había, respondían en gran medida a la insistencia de algunos movimientos sociales al
respecto y su protección no garantizaba su continuidad. Ello se debía en gran parte a que las
medidas de protección diseñadas para este tipo de actividades reproducen las fórmulas de gestión,
conservación o activación diseñada para los objetos muebles e inmuebles, tendiendo a la
fosilización de estas actividades; a la ausencia de coordinación intersectorial y a la falta de
interacción con la sociedad civil.
c) La compatibilidad funcional del IAPH con el nuevo concepto de “salvaguarda”
El concepto de salvaguarda92 propuesto por la convención centrado, más que en la protección, en
los protagonistas y en las medidas y acciones relacionadas con la documentación y registro; la
difusión y puesta en valor; la transmisión, capacitación y formación; la cooperación y colaboración
podían abordarse como medidas de salvaguarda institucionales que respaldaran las iniciativas
sociales al respecto. La estructura orgánica y funcional del IAPH coincide con estas funciones.
91Cuando lo iniciamos sólo se habían incluido en el CGPHA dos Actividades de Interés Etnológico (las
carpintería de Ribera de Coria del Río-Sevilla- y de la Playa de Pedregalejo- Málaga-). No obstante, algunas
actividades se habían protegido a través de la inscripción de elementos inmuebles empleando la figura de
Lugar de Interés Etnológico que podía estar o no relacionado con alguna actividad vigente. Deriva objetual
de las prácticas de protección aún patentes en nuestro Catálogo y que al menos nos permiten afirmar el
holismo previsto por sus figuras de protección.
92 “Las medidas encaminadas a garantizar la viabilidad del patrimonio cultural inmaterial, comprendidas la
identificación, documentación, investigación, preservación, protección, promoción, valorización, transmisión
- básicamente a través de la enseñanza formal y no formal- y revitalización de este patrimonio en sus
distintos aspectos” . En el artículo 12 de la convención, se destacan los Inventarios como herramientas de
identificación del PCI. Cada Estado parte confeccionará con arreglo a su propia situación uno o varios
inventarios del patrimonio cultural inmaterial presente en su territorio. Dichos inventarios se actualizarán
regularmente. Registrar, documentar y difundir el patrimonio inmaterial es un medio para valorizar el PCI,
sensibilizar a la sociedad en general y reforzar el sentimiento identitario que tiene para los colectivos
protagonistas su PCI
Capítulo 5
204
5.1.2. Dinámicas académicas-conceptuales-técnicas
93 Grupo para el Estudio de las Identidades Socioculturales en Andalucía –GEISA- del Departamento de
Antropología Social de la Universidad de Sevilla, dirigido por Isidoro Moreno Navarro, destacando la labor
de Juan Agudo Torrico, Esther Fernández Paz, Isidoro Moreno, Javier Hernández, Cristina Cruces o la
propia autora en la línea de investigación de Patrimonio Etnológico.
94 No obstante, debemos reconocer que en el modelo de datos del patrimonio inmueble se contemplaban ya
las actividades tanto pasadas como actuales que los inmuebles albergaban y además existe un módulo
dedicado tanto al análisis funcional del espacio como de las actividades que en estos inmuebles se
desarrollan. Por lo que los aspectos inmateriales de los inmuebles, desde el punto de vista etnológico,
estaban ya contemplados en el SIPHA. Pero la necesidad de una base de datos de Actividades Etnológicas
fue considerada, coyunturalmente, como secundaria por la dirección del centro de documentación del IAPH
en aquel momento (2003-2008). Entonces se priorizaba, antes que el trabajo documental y sistemático, la
transferencia directa o salida web de la información existente sin la necesidad de que ésta estuviera
integrada en un sistema de información como SIPHA o posteriormente MOSAICO. Por ello, durante el año
2007, se decidió, adaptándonos a esta estrategia marco, iniciar en cualquier caso el camino de la
documentación del patrimonio cultural inmaterial a pesar de la falta de herramientas documentales.
“Rituales festivos” era uno de los ámbitos temáticos incluidos en el primer diseño de la base de datos de
“actividades” y nos permitía, en una aplicación web, establecer la relación con todos los demás (Modos de
expresión, oficios y saberes, alimentación y sistemas culinarios) así como con los objetos muebles e
inmuebles.
Capítulo 5
205
necesidad de gestión y tutela de la administración con la de los requisitos de información de la
antropología para la investigación (Quintero y Hernández, 2002; Carrera, 2007). Aunque este
estándar se había comenzado a diseñar, nunca se hizo realidad en el SIPHA desde el punto de vista
informático ya que la realidad de la tutela tanto desde el punto de vista de la protección como del
conocimiento no había avanzado en este sentido y, dada la ausencia de información al respecto, ya
aludida, (expedientes o inventarios), no se consideraba una urgencia su desarrollo. Su formulación
para este proyecto (Carrera, 2009) se convertiría en ejemplo para otras instituciones estatales que
han adoptado el modelo de datos diseñado en Andalucía (Plan Nacional de Patrimonio Inmaterial,
2011).
c) Las colaboraciones y proyectos de cooperación del IAPH
La colaboración del IAPH con otras instituciones paralelas en Latinoamérica y pioneras en el
tratamiento del Patrimonio Cultural Inmaterial como el Instituto do Patrimonio Histórico e Artístico
Nacional de Brasil (IPHAN)95 (AA.VV, 2000), permitiría intercambiar pareceres y metodologías
entre el IPHAN y el IAPH que han sido importantes para la gestación de este proyecto. En este
sentido también ha sido importante la colaboración con otras instituciones que han participado en el
proyecto financiando algunas de las acciones del mismo: Centro de Estudios Andaluces, Instituto
Andaluz del Flamenco, Dirección General de Bienes Culturales e Instituto del Patrimonio Cultural
de España.
95Decreto nº 3551 de 4 de agosto de 2000 por el que se instituye el registro de bienes culturales de
naturaleza inmaterial que constituyen el patrimonio inmaterial brasileño, crea el programa nacional de
patrimonio inmaterial. (traducción propia)
Capítulo 5
206
productivas relacionadas con el turismo, convirtiendo a los productores en meros actores de lo que
fueron. Por ello, convencidos de que existen otras formas de apoyar la continuidad de estas
actividades y de que son los grupos sociales, heterogéneos y dinámicos quienes conducen
fundamentalmente a su salvaguarda mediante su práctica, celebración, producción y transmisión,
situamos a los agentes (individuales o colectivos) en el centro de nuestro interés.
Creo que la acción de documentación del patrimonio cultural inmaterial, desde una
perspectiva antropológica y holística, puede servir como instrumento para descubrir, activar,
reactivar o colaborar en procesos de patrimonialización dirigidos a la salvaguarda de procesos o
actividades importantes para determinados colectivos, como la producción artesanal de cal en
Morón (Sevilla) y en Marruecos, a la actividad pesquera artesanal en la costa gaditana, la guitarrería
en Granada, la producción de embutidos y la matanza doméstica en la Sierra de Huelva, la
producción quesera en los Montes de Granada, la producción de pasas en la Axarquía, el toque de
campanas de Utrera o las salinas de interior en Andalucía. En torno a estas interacciones y
activaciones patrimoniales de la cultura seguramente intervengan también colectivos con otros
intereses diversos que el de la lógica identitaria o científica que es necesario distinguir, no siempre
con acierto.
Muchas veces, los ecos de todas estas voces interactúan y se retroalimentan. La ampliación
del concepto de patrimonio por parte de las políticas culturales, parte de la constatación de una
diversidad cultural no representada suficientemente por un restrictivo concepto de patrimonio y de
la constatación de la existencia de grupos sociales que reivindican efectivamente esta ampliación; la
creación de una figura patrimonial en Andalucía como el Lugar de Interés Etnológico, Actividad de
Interés Etnológico o el concepto de patrimonio cultural inmaterial, se convierten en una potencial
herramienta de reivindicación para un movimiento social; estos instrumentos pueden servir para
poder defender mejor, aunque no del todo, un barrio, un patio de vecinos, una huerta tradicional y
todo el sistema creado en torno a ella, un astilleros de carpintería de ribera, o una fábrica de vidrios
de la especulación urbanística o de la terciarización y turistización de la economía (Hernández
Ramírez, 2002a, 2002b; Quintero, 2009; Escobar, 2001, Florido, 2012); esas activaciones se dan
ante situaciones de riesgo provocadas por diferentes motivos (casi siempre relacionados con la
“globalización del mercado”: especulación urbanística, turistización y terciarización de los centros
históricos y de las zonas rurales y costeras o normativas sectoriales de diversa índole que impiden el
desarrollo de una actividad.
Capítulo 5
207
En Andalucía hay algunos casos paradigmáticos de este tipo de elementos culturales
afectados por estas causas y sujetos a activaciones patrimoniales realizadas desde la sociedad civil:
como la Carpintería de Ribera de Astilleros Nereo y Playa de Pedregalejo en Málaga, a su vez
relacionado con la prohibición del arte de pesca de jábega, o los corrales de pesca de la costa
noroeste gaditana, en los que se prohibió el marisquero a pie por medio ambiente, o determinadas
producciones fabriles o artesanales (fábrica de cerámica de la Cartuja, Vidrios de la Trinidad,
Azucarera de Guadalfeo…); o bien, algunos están afectados por la especulación edilicia y la
gentrificación producida a consecuencia de esta en los centros históricos que terminan por desplazar
a los vecinos tradicionales de las viviendas y locales comerciales, artesanales o instalaciones
fabriles: Corrales de vecinos de San José, La Encarnación y Plaza del Pumarejo (Sevilla); o bien
porque, siempre en la lógica del mercado, se favorecen determinado tipo de producciones frente a
otras a pesar de los costes ambientales, sociales y culturales que ello genera: hornos de cal de
Morón de la Frontera en (Sevilla).
Capítulo 5
208
Figura 5.12. Dinámicas políticas, sociales y científicas que influyen en la génesis del APIA
Como producto de todo ello, el Atlas del Patrimonio Inmaterial se convirtió así en un Proyecto-
Programa de amplia cobertura funcional y territorial para el registro, documentación, difusión y
salvaguardia del patrimonio inmaterial de Andalucía que constituye un referente metodológico a
Capítulo 5
209
escala regional, estatal e internacional. El proyecto- programa a redactar debía ajustarse a la
imposible temporalidad “política” de cuatro años, teniendo en cuenta la extensión territorial de
Andalucía (780 municipio), la importancia numérica de este patrimonio sujeto además al factor
tiempo y la contemporaneidad de los eventos y manifestaciones en diferentes lugares.
El APIA se inició en el IAPH en el año 2008 partiendo del trabajo de un exiguo equipo de
antropólogas y antropólogos alentados por una dirección que secundaba una perspectiva amplia del
patrimonio. Durante el año 2008 se comenzó a preparar las fases sucesivas de trabajo de campo que
se iniciaron en el año 2009. Parecía una empresa imposible a la que luego se añadieron varios
cambios políticos (2009, 2012) y las dificultades generadas por una crisis que afectó especialmente
al sector público y a la cultura. El proyecto se extendería hasta el año 2014 gracias al propio trabajo,
a la participación en proyectos paralelos (Proyectos Pocetefex y transfonterizos) y a la suma de
colaboradores (CEA, DGBC, IPCE, IAF).
En el año 2014 lo hemos dado por terminado aunque se trata de un proyecto
permanentemente inacabado vivo y dinámico como lo es el patrimonio cultural que hemos
documentado y analizado intentando dar a conocer sus valores a toda la sociedad. Este seguirá
permanentemente activo a través de la Red de Agentes del Patrimonio Inmaterial de Andalucía
que prevé la participación social en su continuidad y actualización.
Parto del principio de que la realización de un inventario de PCI, lejos de ser un fin en sí
mismo, es un medio de identificación para la detección de riesgos y la puesta en marcha de
eventuales medidas que permitan la transmisión y continuidad de las prácticas dentro de los
contextos en los que tradicionalmente éstas se producen (Bortolotto, 2008:22). Antes de
crearse una foto fija, el proceso de inventario debe adaptarse a estas exigencias, contemplando
el dinamismo de estas expresiones. De acuerdo con la Convención96, la salvaguardia debería ir
dirigida a permitir la creación y reelaboración cultural necesarias para la continuidad de las
96Aunque antes también existiera una concepción antropológica del patrimonio que había comportado un
cambio de enfoque desde la anterior idea estática de los objetos a una más dinámica de lo procesos
culturales y contextos en los que estos se producen, la Convención introduce un concepto de salvaguardia
que no se limitaba al conocimiento y la documentación de prácticas culturales u objetos asociados.
Capítulo 5
210
prácticas, reforzando de esta forma, la necesaria dinámica cultural. Pero esto significa ampliar
la mirada y el campo de actuación, convirtiendo a este patrimonio en principio rector de las
políticas públicas. Es decir, salvaguardar el PCI implica poner en marcha políticas y
operaciones indirectas (sociales, ambientales, económicas, políticas agrícolas, urbanísticas, de
agricultura, de pesca, de artesanía, educativas…) que permiten a los grupos reproducir la
práctica en cuestión (Kurin 2007), no por una cuestión meramente nostálgica, sino porque la
salvaguarda de la diversidad cultural garantiza también la biodiversidad y el desarrollo social.
Creo que el patrimonio cultural tiene un papel protagonista en este sentido por su
capacidad de aumentar la resiliencia social y ambiental (Escalera Reyes, 2013; Escaleras Reyes
y Ruiz Ballesteros, 2011). Partiendo de que el mantenimiento de determinadas actividades
tienen ventajas positivas para una colectividad y para el medio en el que ésta se encuentra, para
la cohesión social, para la reproducción económica y simbólica de un grupo, para ampliar la
resiliencia del socioecosistema del que este grupo forma parte y del grupo en sí considero que
el inventario debe ser una fuente de estrategias aplicadas al desarrollo social y territorial.
En el caso del APIA, cuando se trazaron los objetivos de este proyecto (Carrera, 2009),
se decidió que tendría un objetivo general y principal: determinar fórmulas de salvaguardia del
patrimonio cultural inmaterial andaluz, en el sentido amplio que entiende la Convención para
la Salvaguardia del Patrimonio Inmaterial (UNESCO, 2003) y de acuerdo con los principios de
la misma. Este concepto amplio de salvaguarda nos permite diseñar conjuntamente con los
protagonistas las posible medidas de salvaguarda y actuar en consecuencia. Al mismo tiempo,
nos proponíamos aplicar en Andalucía los principios de la Convención para la Salvaguarda del
Patrimonio Inmaterial (París, 2003):
Capítulo 5
211
- aplicar un concepto amplio de patrimonio cultural donde esté siempre presente la
interdependencia entre lo inmaterial (procesos, conocimientos y técnicas) y lo material
(objetos muebles e inmuebles de ámbito territorial o edificatorio);
- resaltar el valor del patrimonio inmaterial para establecer un diálogo renovado entre
andaluces y otros colectivos que conviven en Andalucía;
- reconocer y compartir el principio de que las comunidades, grupos y, en algunos casos los
individuos, desempeñan un papel fundamental e insustituible en la producción,
salvaguardia, mantenimiento y recreación del patrimonio inmaterial;
Capítulo 5
212
CUADRO 5.1. Objetivos específicos del APIA
1. Ampliar el conocimiento
- Desarrollar instrumentos de gestión, teóricos y metodológicos adaptados al PCI que puedan ser aplicados a diferentes escalas y
por múltiples agentes.
- Crear y poner a prueba un modelo de datos para la documentación de este patrimonio que relacione el territorio, el patrimonio
inmaterial, los bienes muebles e inmuebles relacionados, y los agentes o sujetos colectivo, o en algunos casos, individuales que
protagonizan estas expresiones y sus procesos de transmisión.
- Crear un sistema de información del PCI de Andalucía para la identificación, caracterización del PC., para detectar sus
amenazas y posibilidades de continuidad, que servirá de base para proponer planes de viabilidad de los elementos registrados.
- Diseñar un modelo de datos para la representación geoespacial adaptado al PCI, teniendo en cuenta el factor simbólico y el
criterio temporal en su elaboración, así como transferir esta información a los organismos responsables de la planificación y
ordenación territorial de Andalucía;
- Identificar territorios andaluces de valor ecológico-cultural cuya sostenibilidad dependa de la continuidad de su PCI
- Aplicar los métodos de la antropología visual a la documentación e investigación antropológica durante el proceso de registro de
este patrimonio cultural
- Detectar posibilidades de continuidad a partir de las fórmulas de transmisión empleadas (generacional, aprendiz-maestros,
cuadrillas, enseñanza reglada…) y a partir la participación de los propios agentes sociales implicados, plantear las medidas de
salvaguarda adecuadas (fomento, transmisión de saber, organización comunitaria, facilitar materias primas...) para que se haga
posible la continuidad y transmisión social de estas actividades.
3. Salvaguarda
- identificar valores, riesgos, posibilidades de continuidad, fórmulas y modos de transmisión de los bienes culturales
“inmateriales”.
- realizar propuestas y actuaciones para mejorar las condiciones sociales y materiales de transmisión y reproducción que hacen
posible su existencia mediante la identificación durante el registro las formas más adecuadas para su salvaguardia (fomento,
transmisión de saber, organización comunitaria, facilitar materias primas...) para que se haga posible la continuidad y
transmisión social de estas actividades;
- elevar al servicio competente (Servicio de protección del patrimonio histórico) las propuestas resultantes de cada fase de
registro para poder realizar declaraciones de Actividades de Interés Etnológico (según legislación regional) y apoyar y asesorar
a los grupos sociales y las administraciones competentes cuando se realizan candidaturas da las Listas del Patrimonio Inmaterial
de la Humanidad (UNESCO)- actualmente el requisito de inclusión en un inventario del PCI del territorio al que obliga la
UNESCO, se cumple en Andalucía mediante la inscripción del elemento en el Atlas del PCI o en el CGPHA
Capítulo 5
213
CUADRO 5.1. Objetivos específicos del APIA
- coordinar actuaciones con otras consejerías cuyas competencias y acciones puedan servir para fomentar la existencia de estas
actividades e intervenir cuando incidan negativamente en las mismas (Medio ambiente, Agricultura y Pesca…). Fomentar la
participación en actuaciones relativas al desarrollo social y territorial través de la colaboración con los agentes sociales
necesarios.
- Aplicar una metodología participativa, implicando al mayor número de agentes posibles en esta identificación y salvaguardia.
Un registro de alrededor de 2000 agentes sociales, informantes y colectivos implicados en las diferentes expresiones, nos
permitirá encontrar mecanismos consensuados para la viabilidad de expresiones especialmente amenazadas, teniendo en cuenta
las diferente formas de participar dentro de una misma comunidad.
Una de las mayores dificultades, en el marco institucional, que podemos encontrar a la hora de
formular un inventario de este tipo es la consolidación de otras visiones en la que persisten
atribuciones de valor basados en la excepcionalidad, singularidad o antigüedad. El patrimonio
inmaterial no se valora por sus exclusividad ni singularidad, sino por ser representativo y valorado
por una comunidad (valor identitario). El valor de estos elementos culturales no radica en la
excelencia de genios creativos individuales que crean piezas irrepetibles, ni en su singularidad ni en
su antigüedad (aunque puede tener todos estos valores). Su valor radica en representar y ser reflejo
de la identidad de los colectivos que lo mantienen vivo a lo largo del tiempo y transformándolo,
adaptándose a él, por la necesidad que tienen los grupos sociales, en cuanto tales, de reproducirse,
no solo económicamente, sino también simbólicamente, heredando saberes y transmitiéndolos o
compartiendo espacios públicos, objetos, alimentos, música, juegos, leyendas, bailes, Etc.. a los que
otorgan valor social y simbólico que les permite sentirse miembros de una comunidad. Los rituales
festivos, su organización y celebración cíclica, los oficios y saberes, la tradición oral y los
complejos conocimientos que ellos conllevan, son una forma de resistencia a los efectos
homogeneizadores de la globalización, lo cual, los convierte aún más en marcadores identitarios en
el marco de las dinámicas “glocales” (Moreno Navarro, 2010, 2013 ; Carrera, 2013). Por tanto, en
el caso del APIA; los elementos a registrar, en una fase proyectual, debían constituir « hechos
sociales totales » (Mauss, 1979). Esto es, una práctica cultural de varias dimensiones y altamente
significativa para la población.
Capítulo 5
214
5.3.2. Criterio Territorial, extensivo y abierto
97Desde mi punto de vista y siguiendo a determinados autores como Godelier (1989), J.L. García(1976), M.
Abelés (1990), hablar de “territorio” es hacerlo, por un lado a los aspectos que están ligados al imperativo
prioritario que toda sociedad tiene de satisfacer sus necesidades primarias; es decir, de la evolución de los
sistemas productivos en el sistema de la sociedad global y los procesos productivos que llegan a
singularizar el territorio en cuestión, generando culturas del trabajo específicas: cuencas mineras,
actividades pesqueras etc. Así como de las formas de apropiación del espacio: de los sistemas de
propiedad y tenencia imperantes. Pero “territorio” implica hablar también de una imagen generada o que
genera un sentimiento de continuidad histórica, de apropiación, una seña de identidad para el colectivo
social que lo habita y lo explota, lo que dota al territorio de un sentido mítico, de permanencia por encima de
avatares históricos concretos. Sin embargo, considero que el territorio no puede servir como argumento
explicativo de la identidad cultural de un grupo. El territorio, está subsumido dentro del principio étnico,
puede ser un marcador identitario, pero no es un factor estructurante de la identidad individual/colectiva
como la etnicidad, el sistema de sexo-género, o la cultura de trabajo, sino que se construye a partir de la
articulación entre estos tres factores.(I. Moreno, 1993).
Capítulo 5
215
territorial y sociocultural se han priorizado las expresiones culturales con las que más se identifica
su población. Por tanto en el proceso de selección e identificación debía atenderse a la distribución
territorial del PCI en cada territorio, atendiendo a qué este fuera representativo del mismo, aunque
no pudiéramos recopilar de forma intensiva todos los elementos existentes en la zona, sino algunos
que pudieran considerarse representativos de todos los demás, estando el registro abierto a ulteriores
incorporaciones. Por ello, el inventario debía ser de tipo extensivo, y en cualquier caso abierto y
actualizable (Carrera, 2009) . Esta zonificación ha planteado en ocasiones algunas contradicciones.
Por ello, su uso no debía ser condicionante de los resultados del trabajo, sino que ha servido de base
de partida para la selección de una unidad territorial, a priori, lógica y coherente, a partir de unas
características territoriales y una trayectoria histórica más o menos homogénea, que las ha definido
a lo largo de la historia hasta su configuración actual en la articulación del territorio andaluz.
Capítulo 5
216
Tabla 5.11. Comarcas por fase y provincia.
PROVINCIA FASE 1 FASE 2 FASE 3
Almería Alpujarra almeriense(01), Los Vélez (02), Filabres-tabernas(03), Levante Almeriense (05), Comarca
Almanzora (04) metropolitana de Almería (06)y
Poniente almeriense (07)
Cádiz Sierra de Cádiz (08) Campiña de Jerez(09) Campo de Gibraltar (10), Bahía de
Cádiz (11), La Janda (12), Costa
Noroeste de Cádiz (13)
Córdoba Los Pedroches (14), Valle del Guadiato Medio Guadalquivir (16),, Comarca metropolitana de Córdoba
(15), Subbética (17) Campiña sur (18), (21)
Campiña este(19), Alto
Guadalquivir(20)
Granada Alpujarra granadina (30), Huéscar (22), Comarca de Guadix (24) Costa Tropical (28),), Comarca
Montes granadinos (23); Comarca de Baza Poniente Granadino metropolitana de Granada (29)
(25) (26),Valle del Lecrín (29)
Jaén Sierra de Cazorla (37), Sierra Mágina (38), Campiña de Jaén (42), La Loma y Las Villas (43), Área
Sierra Sur-Martos (39), El Condado de Metropolitana de Jaén (44)
Jaén, Sierra Morena-Linares Sierra de
Segura
Málaga La Axarquía (47), Serranía de Ronda (51) Comarca de Antequera Área Metropolitana de Málaga (48),
(46) Valle del Guadalhorce (49) Costa
del Sol Occidental (50)
Sevilla Sierra Norte de Sevilla (53), Sierra Sur (59), Campiña Morón-Marchena Comarca Metropolitana de Sevilla
Corredor de la Plata (60) (52) Comarca de Écija (58), Aljarafe-Marismas
(54), Alcores (55), Bajo
Guadalquivir (56), Vega de
Sevilla (57)
Capítulo 5
217
5.3.3. Criterio de dinamismo del PCI
Las expresiones culturales entendidas como PCI no son estáticas, sino cambiantes y en continua
transformación. Se trata de elementos culturales vivos, en constante evolución que se mantienen,
transformados solo si sigue siendo pertinente, practicado y aprendido en el grupo social y por las
generaciones sucesivas. En este tipo de patrimonio se producen transformaciones de significados y
significantes que no tiene por qué ser negativas. A veces, por el contrario, las transformaciones son
necesarias para su salvaguardia que muestran su capacidad adaptativa y resiliente. Muchas
expresiones culturales perduran formalmente inalteradas, pero no hay ningún grupo o comunidad
que se identifique con ello, por lo que se convierte en una mera recreación formal que puede
constituir un espectáculo turístico o una museificación de la cultura, pero no tienen por qué ser
patrimonio cultural inmaterial (Kirshenblatt-Gimblett 2004). Sin embargo, algunas expresiones
culturales consideradas PCI, pueden haber cambiado sustancialmente en sus aspectos formales, pero
continúa siendo significativa para una comunidad o grupo social que la recrea periódicamente. La
concepción antropológica de la cultura y de la salvaguarda que propugna la convención precisa de
visiones amplias para su aplicación y de visiones integradoras de la gestión patrimonial. Partiendo
de la base de que la clave de la salvaguarda de este patrimonio depende en cada momento de la
existencia de grupos sociales que se identifiquen con él y que se sientan representados y que ello
depende de su capacidad de transformación y adaptación a la dinámica cultural, social, territorial y
económica, la documentación de este patrimonio debe convertir el hecho de la transformación y el
cambio en uno de los atributos fundamentales a tener en cuenta. Por ello, este criterio resulta
fundamental para orientar la forma de documentar que se debe emplear en estos elementos
culturales.
Capítulo 5
218
CUADRO 5.3. DINAMISMO Y TRANSFORMACIONES
• las transformaciones en las formas o en los significados no deben constituir un problema, al contrario, la
capacidad de transformación de formas y significados es una garantía de salvaguardia de este PCI.
• Las características formales del PCI pueden transformarse sin que por ello se alteren sus valores y significados;
y viceversa, los significados y valores asignados pueden modificarse a lo largo del tiempo sin que por ello se
alteren los aspectos formales de las manifestaciones en cuestión.
• Es necesario distinguir “transformación” de posibles distorsiones provocada por intereses de otro tipo ajenos a
la propia dinámica cultural (instrumentalizaciones políticas o económicas del PCI)
• las acciones de documentación del patrimonio inmaterial deberán actualizarse periódicamente o estar
continuamente actualizado (Red de Agentes del PCI de Andalucía)
Relacionado con el criterio anterior, los elementos culturales que tratamos, sobre todo los oficios y
saberes tradicionales vinculados con el aprovechamiento de los recursos locales, son fundamentales
en la creación y mantenimiento de diferentes socioecosistemas. El PCI tiene funciones sociales y
económicas y una visión holística del mismo, como hecho social total, implica la necesidad de
fomentar su integración en políticas de planificación económicas, medioambientales, de desarrollo
rural, pesquero, artesanal y comercial. Por tanto, la identificación del PCI y su reconocimiento
requiere de la articulación y conexión con estas otras políticas. Es por ello, que en el APIA
consideramos prioritario recoger los conocimientos y prácticas sociales cuya continuidad podría
aumentar la resiliencia de determinados socioecosistemas de los que estos conocimientos forman
parte y a los grupos sociales que los practican, así como al resto de elementos del ecosistema con
los que estos interactúan. Lo veremos fundamentalmente en el análisis que haremos en el siguiente
capítulo de los elementos recogidos en el ámbito temático de oficios y saberes, sobre todo aquellos
que se producen en el marco territorial de los espacios naturales y que en ocasiones no son
considerados adecuadamente por otras políticas sectoriales.
Capítulo 5
219
5.3.5. La gestión integrada del PCI y el protagonismo social en la salvaguardia del
PCI
Capítulo 5
220
(individuales o colectivos) a lo largo del proceso documental. El modelo de datos debe
permitir:
• Identificar a estos agentes individuales y colectivos
• Identificar y describir su papel en el proceso organizativo y desarrollo de los rituales o actos de
comensalismo; en el proceso creativo o interpretativo de los modos de expresión; o en el
proceso productivo de los oficios y saberes o de elaboración y consumo de alimentos.
• Describir el modo de actuar de los agentes sociales y los roles que desempeñan atendiendo a
variables socioeconómicas, de género, étnicas y de edad.
• Identificar las fórmulas de transmisión empleadas (generacional, aprendiz-maestros,
cuadrillas, enseñanza reglada…);
• Identificar las dificultades que detectan para la continuidad;
• Recoger las valoraciones realizadas por los agentes; y valorar las posibilidades de continuidad.
Capítulo 5
221
5.4. Desarrollo del trabajo y cronograma de un proyecto de
documentación del PCI
Experiencia en el APIA,
la distribución temporal por fase de trabajo fue la siguiente:
Fase 0- Diseño y preparación del proyecto (2008)
Fase de registro (I-II-III) (2009-2010-2011-2012)
Fase de Validación y sistematización 2013-14
Las fases del trabajo para la realización de un proyecto de documentación deben trazarse de acuerdo
con los objetivos y criterios metodológicos indicados. En el caso del APIA , primero se abordaron
las tareas preparatorias de la información, equipo, financiación, criterios; en segundo lugar se
abordó el trabajo de campo y el registro de la información unido a la sistematización continua. A
partir de la información obtenida y el contacto con los agentes sociales se diseñarán conjuntamente
las medidas de de salvaguarda que sean oportunas (Planes de salvaguarda).
Antes de empezar el trabajo de registro se deben a realizar algunas tareas previas y preparatorias:
redacción del proyecto, búsqueda de financiación y agentes colaboradores; acotación territorial
(dependiendo de los colectivos sociales que se impliquen o de la estrategia institucional);
recopilación de información atendiendo a algunos criterios (véase cuadro 5.5.); zonificación; diseño
del modelo de datos y elaboración de herramientas para la sistematización si no se cuenta con ella;
normalización y criterios, búsqueda de asesoramiento experto, formación y capacitación del equipo
de trabajo. En el caso del APIA, estas se describen en el siguiente cuadro (5.4.)
Capítulo 5
222
Fase 0
Recopilación Trabajo de Sistematización
Informe campo información
Comarcal
Recopilación de En el caso del APIA, en la fase 0, en primer lugar se prepararon los informes
información previa comarcales que pudieran servir de punto de partida para el posterior desarrollo del
(fuentes bibliográficas y trabajo de campo. y se elaboró una base de datos para la documentación de las
documentales). comarcas en las que se trabajaría en las fases sucesivas (Beca de Investigación,
Anjhara Gómez Aragón, 2008). De cada una de las comarcas se realizó un vaciado de
información de fuentes documentales, bibliográficas y de recursos electrónicos por
cada ámbito territorial y temático a estudiar y se elaboró un informe comarcal que
sirviera de punto de partida (véase cuadro 5.5).
Capítulo 5
223
CUADRO 5.4. Tareas de la fase preparatoria y formulación del proyecto (Fase 0)
Asesoramiento experto Recopilación de informes de expertos (Juan Agudo Torrico, Esther Fernández de Paz,
Pedro Cantero, Reynaldo Fernández Manzano, Alberto Alonso) y bibliografía por cada
ámbito temático a abordar.
Capacitación y formación En el caso del APIA, durante la fase preparatoria, realizamos un proceso de
del equipo capacitación (en colaboración con ASANA (Asociación Andaluza de
Antropología)) para preparar a un potencial equipo que pudiera trabajar en
las fases de documentación y registro durante los años sucesivos.
Características del medio físico (climáticas, geológicas, edafológicas..) del territorio seleccionado
Procesos históricos que han dejado sus huellas en los territorios y en la estructura socioeconómica de la población
de la zona de trabajo (asentamientos históricos, procesos de colonización, procesos migratorios, normativas de
protección, elementos culturales-inmubles, muebles y actividades-)
Información sobre los ámbitos temáticos de estudio y sobre los colectivos sociales protagonistas e informantes,
peñas, asociaciones, hermandades, grupos de desarrollo.Etc.
Capítulo 5
224
5.4.2. Fases de Registro ¿Cómo abordar un proyecto de documentación del
PCI en un territorio de 780 municipios en tres años?
Las fases de registro deben permitir abordar todo el territorio de estudio en la temporalidad prevista
siguiendo los criterios antes señalados. En el caso del APIA, estas fases debían ser, como mínimo,
fases anuales para que permitan abarcar todo el ciclo festivo y productivo del territorio estudiado.
Dependiendo de la extensión del territorio a estudiar y de las colaboraciones encontradas en el
territorio de estudio, las fases de registro deberán ser más o menos amplias y más o menos
extensivas. Durante estas fase se debe desarrollar el el trabajo de campo para el levantamiento de
información mediante observación directa y aplicación de un conjunto de procesos y técnicas
puestas en marcha a partir del esquema previo del desarrollo del proyecto para observar y recoger la
mayor cantidad de información posible en relación a la temática de estudio.
Mapa 5.2. Distribución del territorio por Fases del Atlas del Patrimonio Inmaterial de Andalucía.
Capítulo 5
225
En el caso del APIA, para el estudio completo, aunque extensivo, del territorio andaluz, el proyecto
se diseñó para ser realizado en tres fases anuales. En la fase 1 (2009), se seleccionaron las comarcas
de las zonas de sierra; en la fase 2 (2010), la campiña, vega, valle del Guadalquivir y altiplanicies
orientales; en la última fase (2011-2013) se estudiaron las áreas de costa y áreas metropolitanas.
Esta división en estructuras físicas se combinó con las características histórico-culturales de los
territorios a estudiar y ha permitido constatar la diversidad de respuestas culturales que se han dado
en Andalucía ante unas características geográficas similares. A partir de un esquema previo de
investigación, partiendo de los criterios establecidos y con la información recopilada en la Fase 0,
se inició el trabajo de campo en las zonas asignadas (tabla 5.12). Para ello se contó un equipo
especializado en antropología social98, preparado para aplicar una metodología integradora en
territorios concretos con características ecológico-culturales similares. Partiendo de que se debe
atender a a todo el ciclo festivo y productivo, la duración del trabajo de campo en el territorio debía
ser, al menos de un año completo. El trabajo de campo se compaginaría con períodos alternos de
análisis y cumplimentación de las bases de datos y reuniones de coordinación.
Para el desarrollo del trabajo de campo, se seleccionan informantes que representen todo el
abanico de roles que se desempeñan en la realización y mantenimiento de la expresión estudiada o
que puedan influir de forma positiva o negativa en el desarrollo de la mismas (representantes de
instituciones, grupos de desarrollo rural). Se emplean técnicas de estudio cualitativo como
observación participante, técnicas de diálogo (como cuestionarios y entrevistas en profundidad,
historias de vida, discusiones de grupo); consulta de archivos, fuentes documentales escritas,
gráficas y sonoras… Se debe promover la creación de ámbitos participativos en los que los grupos
interesados sean intérpretes y registradores de su patrimonio, a la par que sujetos activos en la
legitimación de las expresiones culturales inmateriales de la comunidad. La comparación de todos
estos datos con las fuentes secundarias consultadas previas al trabajo de campo y posterior al mismo
permitirán realizar una triangulación de datos y control de la información recopilada a lo largo del
proceso.
98Aunque realizamos este proceso formativo, las diferencias entre los miembros de un equipo en cuanto a
experiencia en investigación y en trabajo de campo antropológico pueden ser importantes. En el caso del
APIA resultaba complicado encontrar un grupo de once profesionales de la antropología con posibilidades
de estar durante un año completo en una comarca realizando trabajo de campo. La mayoría de los
profesionales de antropología con experiencia no podían compatibilizar este trabajo con sus dedicaciones
profesionales en el momento. La primera fase fue un proceso formativo práctico para todos (tanto para
quienes realizaban el trabajo de campo, por primera vez, como para la coordinación técnica del proyecto
que nos permitió más tarde realizar ajustes en el proyecto).
Capítulo 5
226
Deben emplearse técnicas y herramientas apropiadas para la documentación fotográfica,
sonora y audiovisual siguiendo unos estándares de calidad normalizados, tanto para la captura y
levantamiento de la información como para la documentación y metadatación de la misma. Debe
obtenerse el consentimiento previo, libre e informado de los informantes así como hacerlos
partícipes del proceso de registro, actualización y validación de la información generada. Debe
contarse también con un equipo multidisciplinar para el tratamiento de la información y su
adecuada difusión (geógrafos, expertos en técnicas audiovisuales y fotografía aplicadas a la
antropología, …).
En el caso del APIA Para la documentación de los elementos culturales identificados como
PCI hemos contado con personal técnico especializado en antropología social y un equipo
multidisciplinar (geógrafos, expertos en técnicas audiovisuales y fotografía aplicadas a la
antropología, …) ha colaborado en el tratamiento de la información recopilada. Es importante
evaluar periódicamente los datos registrados siendo conscientes de que el desarrollo del proyecto va
a producir variaciones que se deben tener en cuenta para no caer en análisis erróneos.
La falta de disponibilidad presupuestaria, de tiempo o de equipo, hizo que la la última fase
se prolongara en el tiempo y que aún queden algunas comarcas sin documentar de todas las fases.
La falta de presupuesto a partir de la segunda anualidad, ha dificultado la continuidad del proyecto
y su ritmo99. A pesar de ello, las colaboraciones de otras instituciones o la búsqueda de financiación
a través de otros proyectos han permitido su continuidad. Esto afectó a los resultados puesto que la
cuantía de los contratos de investigación debía disminuir y, por tanto, los resultados esperados,
siendo mucho mayor el número de registros de las primera campaña (zonas de sierra) que de las
sucesivas: zonas de campiña (fase 2), zonas de costa y áreas metropolitanas (fase 3).
No obstante, el hecho de que el criterio de estudio extensivo, se ampliara necesariamente,
permitió también una mayor calidad en las etnografías aportadas y en los análisis desarrollados.
Además el equipo comenzó a aplicar de forma más certera el criterio de sostenibilidad, de
representatividad identitaria y territorial.
En la tabla 5.12 se refleja el número de actividades recogidas y ordenadas por fase, zona,
comarca, provincia y ámbitos temáticos. Su distribución no es tan explicativa de la mayor o menor
99En la fase 1 no se documentó la zona 9 que abarcaba las comarcas de Sierra Morena Linares, Condado
de Jaén y Sierra de Seguras; en la fase 2, no se registró la comarca de Almanzora (Almería) y en la fase 3
no se han completado las áreas metropolitanas de Córdoba o de Sevilla.
Capítulo 5
227
presencia de actividades agrupadas por ámbitos temáticos en las diferentes zonas sino,
fundamentalmente, del modo en el que se ha desarrollado el proyecto. En la figura 5.13 he realizado
un recuento de registros por provincias, siendo la distribución bastante equitativa. No obstante, en la
primera fase hubo algunas zonas de sierra que no se abordaron como las comarcas de Sierra
Morena, Sierra de Segura y Condado de Jaén de la provincia de Jaén; y la comarca de la Loma y
las Villas (Jaén), programada para la fase 2, también tuvo que abordarse en la fase 3. Ello explica
que el número de registros sea mucho menor para estas comarcas y el porcentaje inferior de
información en la provincia de Jaén (172 registros, 11% de la información). En el caso de Almería
(183 registro; 13% de la información), aunque se haya abordado el registro en todo el territorio
menos en la comarca almeriense de Almanzora, se trata de una provincia eminentemente costera por
lo que la mayor parte del territorio fue abordado en la fase 3 lo cual supuso una disminución
considerable en número de registros, algo que se repite en el caso de la provincia de Cádiz (167
registro; 10% de la información). Granada y Sevilla fueron abordadas en su mayor parte en la fase 1
y 2 por lo que el número de registros es sensiblemente superior por la misma razón. En la figura
5.14, puede observarse la distribución numérica de registros por fase y por ámbito temático. El
número de rituales festivos es siempre mayor en todas las fases. Los elementos registrados en
“modos de expresión” y “alimentación” se daban en su mayor parte en el marco de los rituales
festivos.
En cuanto a esta superioridad numérica de las fiestas, considero que se documentaron más
fiestas de las necesarias incluso cuando estas no cumplían con los criterios metodológicos que se
marcaron en el proyecto. De modo que muchas de las fiestas registradas no constituyen como
habíamos planteado “hechos sociales totales”, sino que, a veces son activaciones locales
promovidas por alguna institución (como la fiesta de la siega y la trilla en Monteagud). No obstante,
hemos conservado el registro como fuente de información y conocimiento para la investigación, por
lo que estos pueden aportar al estudio de procesos de patrimonialización activados por diversos
tipos de agentes con diferentes objetivos y que suelen producirse, de forma no integrada, sino de
arriba hacia abajo con un fuerte protagonismo institucional y con fines reducidos a una sola faceta
(fundamentalmente de tipo turístico, económico, político, religiosos) por lo que suelen tener poca
continuidad en el tiempo y escaso respaldo social. En el capítulo siguiente analizaremos algunos
casos en torno a los procesos de patrimonialización de oficios tradicionales que ya han sido
Capítulo 5
228
completamente transformados en producciones industriales pero se siguen empleando como marca
de identificación territorial.
En cuanto a la proporción de oficios y saberes, estos solo superan a los rituales en las
comarcas de la Sierra Norte de Sevilla y Corredor de la Plata , campiña Morón Marchena y
Alcores100. Durante la fase 3 de registro, de manera general se aumentó proporcionalmente el
número de registros relacionados on el ámbito temático de oficios y saberes y de alimentación
debido a nuestra participación en paralelo en un proyecto transfronterizo con Marruecos en el que
nos planteamos como objetivo la documentación de este tipo de elementos culturales en toda la
región y fundamentalmente en le área de la Reserva de la Biosfera Intercontinental del
Mediterráneo.
En la figura 5.15 podemos observar como la distribución de registros por comarca cambia
dependiendo de las fase en las que se haya abordado su documentación. La Sierra Norte, la Sierra
Sur de Sevilla y el Corredor de la Plata fueron abordadas en la fase 1 por lo que su número es en
general superior, debido a la mayor partida presupuestaria dedicada a este proyecto durante esta
fase. No obstante, como podemos observar, en el caso del Corredor de la Plata, éste tiene muy
pocos registros en proporción a las otras dos comarcas de la fase 1. Ello se debe a una tendencia
generalizada en el proyecto. Cuando se asignaban dos áreas comarcales (en este caso Sierra Norte y
Corredor de la Plata) por formar parte de una misma unidad territorial con una cierta tendencia de
continuidad, normalmente la investigación tendía a concentrarse más en una comarca que en la
otra. Ello no se debía exclusivamente a una falta de tiempo o a una preferencia de la persona
investigadora sino también al hecho de la distribución territorial de las comarcas y a la importancia
de determinados municipios como cabeceras de comarcas (como es el caso de Constantina y
Cazalla en la Sierra Norte) que concentraban un mayor número de actividades representativas de
toda la comarca.
Durante estas fases se diseñó e inició el proyecto audiovisual del Atlas del patrimonio
Inmaterial de Andalucía. Para el proyecto Audiovisual del Atlas, la temporalidad, la metodología y
el faseado fue, en gran medida, diferente a la parte de investigación y registro alfanumérico. alta
Documentadas todas ellas por Alessandra Olivi quien mantuvo un criterio de proporcionalidad entre los
100
Capítulo 5
229
definición HD, sobre expresiones documentadas durante la fase I del proyecto (2009)101.
Actualmente se está realizando a partir de esta documentación y nuevos rodajes una serie
documental que se emitirá en RTVA con el objetivo de dar una imagen de la cultura andaluza más
heterogénea y menos estereotipada de la que actualmente nos propone este canal público de la
Grabación de la Sca del Corcho. Jerez de la Frontera. Cádiz. Carrera Díaz, G. 2015
101En el año 2010 en colaboración con la DGBC se realizaron varios registros en alta definición HD, sobre
expresiones documentadas durante la fase I del proyecto (2009)Estos pueden visualizarse en la dirección
w e b : h t t p : / / w w w. i a p h . e s / w e b / c a n a l e s / p a t r i m o n i o - c u l t u r a l / p a t r i m o n i o - i n m a t e r i a l / a t l a s /
videos_patrimonio_inmaterial.html. Los contenidos registrado corresponden a las siguientes zonas,
comarcas y registros de la fase I: Z 1 Almería / Alpujarra almeriense/ "Elaboración de Cerámica en Alhabía”;
Z 1 Granada/ Alpujarra granadina/ "Fiesta de Moros y Cristianos en Valor”; Z 2 Granada / Huéscar/ Castril /
"Vidrio Soplado en Castril" / "Toros de Castril”; Z 2 Almería /Los Vélez/ Vélez-Rubio/ " Encuentro de
cuadrillas de ánimas en Vélez-Rubio”; Z2 Granada / Baza / "Fiesta de la Virgen de la Piedad en Baza
(cascamorras)”; Z 3 Cádiz / Sierra de Cádiz / Prado del Rey/ "El trabajo de las salinas de interior en Prado
del Rey”; Z 3 Málaga /Serranía de Ronda/ Pujerra/ " Semana Santa y preparación del Huerto Niño en
Pujerra”; Z 3 Cádiz/ Sierra de Cádiz / Grazalema / "Fiesta de la Virgen del Carmen en Grazalema”; Z 4
Sevilla/ Sierra Sur/ Badolatosa/ "Romería de la Fuensanta de la Corcoya”; Z 5 Jaén / Sierra Sur Martos/
Alcalá la Real / "Viernes Santo en Alcalá la Real”; Z 5 Córdoba / Subbética Cordobesa / Carcabuey / "Fiesta
del Corpus Christi en Carcabuey”; Z 6 Sevilla /Sierra Norte/ Puebla de los Infantes/ "Fiesta de la Candelaria
en Puebla de los Infantes”; Z 7 Huelva / Sierra de Huelva / Santa Ana la Real / "Fiesta en honor a Santa
Ana”; Z 7 Huelva / Sierra de Huelva / "Almonaster la Real / "Fiesta de cruces de mayo”; Z 8 Granada /
Montes Granadinos /Campotéjar / "Fiesta en honor a la Virgen de los Remedios”; Z 8 Jaén/ Sierra Mágina /
Campillo de Arenas / "Fiesta de Moros y Cristianos”; Z 8 Jaén / Sierra Mágina / Albánchez de Mágina/ "
Fiesta de San Francisco en Albánchez de Mágina”; Z 10 Málaga / Axarquía / "Festival de Verdiales en
Málaga”; Z 11 Córdoba/ Los Pedroches /El Viso/ "Auto de los Reyes Magos en el Viso”; Z 11 Córdoba / Los
Pedroches / Pozoblanco / "Romería de la Virgen de Luna”.
Capítulo 5
230
televisión andaluza. Se pretendía crear una serie documental que contuviera entrevistas en la acción
con los agentes sociales y principales interesados de las prácticas filmadas a fin que ellos nos
propusieran una visión y un análisis “multivocal” de sus señas de identidad. Por otra parte, se han
producido microespacios exentos de entrevistas (las imágenes y el sonido ambiental hablan por sí
mismo con una factura más bien informativa y de acción) (Guiguere, H, 2010). Se contaba con la
colaboración de los especialistas de cada zona para que proveyeran la información necesaria, la
coordinación del proyecto estudia cada informe además de los datos de base para proceder a la
selección de los temas fundamentales para la serie y de las relaciones entre algunos de ellos si es
necesario, así como de temas de interés para los microespacios. Hasta el momento, además de los
registros audiovisuales aportados por los investigadores, el proyecto cuenta con diversos registros
audiovisuales realizados en DVC-PRO y en HD, además de un documental y un informe sobre las
orientaciones metodológica para la producción audiovisual desde el enfoque de la Antropología
visual orientado al gran público.
ALMERÍA 183
CÁDIZ 167
CÓRDOBA 184
GRANADA 302
HUELVA 219
JAÉN 172
MÁLAGA 225
SEVILLA 287
0 100 200 300 400
17% 11%
10%
13%
11%
10%
17%
13%
Capítulo 5
231
Tabla 5
5. 12.Distribución de registro por Fase, Zona, Comarca
FASE ZONA CÓDIGO COMARCA PROVINCIA RF OS ME AC TOTAL
comarca (01) (02) (03) (04)
1 Z2 22 HUESCAR GRANADA 19 5 6 5 35
1 Z5 17 SUBBÉTICA CÓRDOBA 20 13 14 6 53
2 Z1 03 FILABRES-TABERNAS ALMERÍA 34 17 3 4 58
2 Z7 33 ANDÉVALO HUELVA 23 16 13 7 59
Capítulo 5
232
Tabla
bla 5
5. 12.Distribución de registro por Fase, Zona, Comarca
3 Z1 05 LEVANTE ALMERIENSE ALMERÍA 14 5 5 4 28
3 Z2 12 LA JANDA CÁDIZ 10 3 5 1 19
3 Z5 59 ALJARAFE-MARISMAS SEVILLA 10 7 1 18
3 Z8 04 ALMANZORA ALMERÍA
Capítulo 5
233
Figura 5. 14: Distribución de registros del APIA
por fase y ámbito temático
RF OS ME AC
3% 10% 10%
19%
14% 15%
41%
51% 46%
26%
29% 34%
Capítulo 5
234
Figura 5. 15. Distribución de Registros por Ámbito temático y comarca en la provincia de Sevilla
Debido a la gran cantidad de información que se puede generar en un proyecto de esta índole, la
fase de validación o sistematización puede ser más o menos extensa. Para evitarlo, lo mejor es
contar desde el principio con un equipo adecuadamente formado en antropología social y en las
técnicas de documentación patrimonial y realizar el proceso de normalización y la formulación de
criterios de la forma más clara y consensuada posible entre todos los miembros del equipo. Pero
fundamentalmente, para evitar un proceso largo y costoso de validación de la información, desde el
principio es necesario contar con las herramientas documentales y los conocimientos para
manejaras.
Capítulo 5
235
MOSAICO) por lo que se tuvieron que desarrollar fichas en documentos de textos con campos no
normalizados. Esto, que se debe a la menor trayectoria de la antropología en el IAPH y a la menor
importancia dada a este patrimonio desde la gestión. Ello ralentizó y dificultó enormemente el
proceso de trabajo, puesto que luego hubo que transferir la información a una base de datos
provisional, aún no integrada con el resto de bienes del sistema de información del IAPH y de la
Consejería (MOSAICO). Por otro lado, la visión integradora de la antropología aplicada a la
documentación puesta en marcha por este proyecto, tiene como contrapartida el defecto de
complejizar el modelo de datos para analizar los elementos culturales y sus múltiples dimensiones.
El APIA incluye a todos los tipos de patrimonios (actividades, inmuebles, muebles)102 y sus
relaciones (entre ellos, con los agentes y con las fuentes). Esto complejiza aún más el proceso
documental y mucho más si no se cuentan con las herramientas necesarias para llevarlo a cabo.
Con objeto de de convertir cada registro en una herramienta adecuada de cara a su análisis y
difusión, durante esta fase de validación (2012-2015) se procedió en un primer momento a corregir
los problemas generados por la falta de informatización inicial y por el uso de una base de datos
provisional103. Por otro lado se ha procedido a validar la información alfanumérica recogida y
Capítulo 5
236
validación de la información registrada y la normalización en diferentes campos104. La ausencia de
una herramienta desde un principio también ha ralentizado el proceso de transferencia. No obstante,
y a pesar de todo, la Base de datos del Patrimonio Inmaterial de Andalucía105 está ya disponible en
la web, superando parte de estos inconvenientes, pues la transferencia de la información recopilada
era una prioridad urgente. La información de cada comarca se irá incorporando progresivamente a
la base de datos conforme vaya concluyendo el proceso de documentación y validación. En
cualquier caso, la transferencia de la información ha sido constante a lo largo de todo el proceso. Se
ha realizado a todos los niveles (jornada, congresos, ponencias, encuentros, presentaciones, videos,
radiodifusión, radiotelevisión, publicaciones en prensa, en la web del IAPH, publicaciones
divulgativas o o científicas sobre el proyecto o sus temáticas concretas (Carrera Díaz, 2009a, 2009
b, 2010a, 2010,b, 2011, 2012, 2013; Aguilar Manjarón, 2010a, 2010b; Mejías del Río, 2010;
Moreno navarro, 2010—; Cote Montes, 2011, Agudo Torrico, 2014; Carrera y Delgado, 2012;
Carrera y Olivi, 2014; Ortiz Amores, 2010; Ballester Torrents, 2009a, 2009 b)106, por parte de los
miembros del equipo o por colaboradores. Se han realizado convenios con las universidades
andaluzas para la realización de prácticas de masters en el IAPH en colaboración con las
Universidades de Huelva, Universidad Pablo de Olavide de Sevilla y Universidad de Sevilla, UNIA.
Toda las acciones de transferencias pueden consultarse en las memorias anuales del IAPH.
Capítulo 5
237
5.5. Una visión holística de la documentación del patrimonio cultural. Los
ámbitos temáticos, tipos de bienes y sus relaciones.
“El mundo es una expresión replicada, una y otra vez, de los sujetos que lo componen y de los
productos de su actividad a ellos asociados. Las cosas, en términos sociales, son ante todo
significantes de relación social, significan porque hablan de las relaciones, y por eso las cosas,
cuando son socializadas, nunca son neutras, siempre significan y lo hacen con estilo, o, como
diría Bourdieu, con habitus. (Diaz de Rada, 2003)
La convención de 2003 establece cinco categorías dentro del concepto de patrimonio inmaterial107.
En el APIA se ha realizado una clasificación inicial en cuatro grandes ámbitos o categorías que
permiten generar modelos descriptivos y analíticos adaptados a temáticas muy diferentes (Rituales
festivos (01)108, oficios y saberes (02), modos de expresión (03), alimentación y cocinas (04)) 109.
107 1) Tradiciones y expresiones orales; 2) Artes del espectáculo; 3) Prácticas sociales, rituales y
festividades; 4) Conocimientos y prácticas relacionadas con la naturaleza y el universo; 5) Técnicas propias
de la artesanía tradicional
108A cada ámbito temático del Atlas se le ha asignado un código de dos dígitos y que forma parte del código
de identificación de los bienes, constituyendo los dos primeros dígitos.
109 Esta clasificación sigue, en buena medida, el referente brasileño (lugares, celebraçoes, saberes, formas
de expressao). Rituales festivos: (se corresponde con la categoría 3 de la UNESCO); Oficios y saberes
(incluye la categoría 4 y 5 de la UNESCO; Modos de Expresión (Incluye las categorías 1 y 2 de la
UNESCO); Alimentación / Cocinas: actividades culinarias que podrían estar incluidas en Oficios y saberes
pero su especificidad, lleva a su individualización. El objetivo es incluir los elementos culinarios que se
encuentran en las fuentes de alimentación asociados a actividades festivas o productivas. La aproximación
al mundo de las cocinas no debe significar una suma de recetas descontextualizadas (González Turmo,
1988: 22) . En este caso la documentación de las pautas culinarias andaluzas complementaría el estudio
de las actividades productivas o festivas.
Capítulo 5
238
Figura 5.16. Distribución de registros del APIA por ámbito temático.
Fuente: Atlas del Patrimonio Inmaterial de Andalucía (Base de datos de Bienes Culturales.
IAPH). Elaboración propia.
Entre los requisitos tenidos en cuenta para el diseño de un modelo de datos para la
documentación integrada del PCI se encuentran:
• El modelo de datos debe permitir la descripción etnográfica y análisis etnológico de las
actividades. Cada ámbito temático coincide con un modelo descriptivo con algunos datos básicos
comunes en los diferentes módulos diseñados (identificación, descripción, valoraciones y fuentes
documentales) y otros datos específicos. En el caso del APIA se emplean modelos descriptivos
diferentes para cada tipo de ámbito temático (Ritual Festivo / Oficio-Saber / Modo de Expresión
Significativo/ Alimentación-Cocina).
• El modelo de datos debe permitir dar de alta elementos de todos los tipo: actividades, procesos,
conocimientos o técnicas; muebles, e inmuebles (de ámbito territorial o edificatorio).
• Debe permitir dar de alta agentes colectivos e individuales (con atributos para su descripción y
análisis)
• Debe permitir relacionar los registros con las fuentes documentales de diverso tipo y formato
(gráfica, audiovisual, sonora, cartográfica…)
• Debe permitir establecer relaciones asociativas o jerárquicas entre los diferentes registros aunque
sean distintos tipos de bienes. Es decir, el registro debe desarrollarse de forma holística,
respondiendo de manera integral a la realidad cultural estudiada, considerando, en la medida de lo
posible, todas sus relaciones, dimensiones y significados. El modelo de datos debe permitir
Capítulo 5
239
realizar vínculos constantes entre los diferentes tipos de actividades y procesos documentados, así
como entre éstas y el patrimonio mueble e inmueble relacionado con los mismos; agentes y
fuentes.
- Relación entre los objetos y procesos: aunque importan los procesos sociales por encima de
los objetos, debe estar siempre presente la relación entre las actividades (usos, expresiones,
conocimientos, saberes…) y los objetos muebles e inmuebles (instrumentos, objetos,
artefactos y espacios culturales que les son inherentes. En el caso del APIA, los espacios y
lugares donde se ejecutan o se expresan y los objetos que le son inherentes están también
contemplados y son tenidos en cuenta en los cuatro ámbitos de estudio, considerándose así
mismo elementos patrimoniales, dado sus valores funcionales y simbólicos.
- Relación entre actividades se establecen relaciones constantes entre diferentes ámbitos
temáticos que se han empleado. Por ejemplo, a partir del registro de un ritual festivo, se
registran modos de expresión significativos que se dan en el marco del ritual (cantes, danzas,
músicas, toques: saetas, fandangos, cantos de ánimas, sevillanas, jotas, sandingas..); o bien,
actos de comensalismo o elaboración de alimentos de forma colectiva (comida de pobres,
roscas de San Blas, asados, peroles..) que cobran sentido en el contexto ritual y que
Capítulo 5
240
actualmente se dan de forma exclusiva y se mantienen gracias a éste. O bien, determinados
oficios cuya vigencia esté íntimamente relacionada con la existencia de otra actividad
(Ejemplo: arriería y saca del corcho; Verdiales y construcción de panderos; Semana santa e
imaginería, orfebrería, bordado, dorado…).
involucran o aluden a un determinado colectivo social que lo protagoniza y a través del cual se
expresan sentimientos individuales y colectivos. (Agudo Torrico, 2000; Moreno Navarro, 1993;
Escalera Reyes, 1992, 1999, 1997, 2007; Rodríguez Becerra, 1985). Más allá de los contenidos
ideológicos explícitos, a estos autores les interesaban las funciones latentes y la polisemia de
significados relacionados con las identidades sociales y las tensiones y rivalidades entre diversos
Capítulo 5
241
colectivos de clase, de género, étnicos o territoriales (Moreno Navarro, 1992, 1993, 1997, 2001
2006; Agudo Torrico, 1992, 1993, 1999, 2001, 2012; Agudo Torrico y Escalera Reyes, 1992;
Álvarez Santaló, Buxó Rey,& Rodríguez Becerra, 2003).
En general, las fiestas en Andalucía han sido tratadas desde muy diversas perspectivas, que
van desde las percepciones muy críticas y peyorativas del pueblo andaluz a su defensa como
representación de la diversidad y riqueza cultural de Andalucía (Moreno Navarro, 1982, 1990,
1995, Moreno y Agudo, 2012). Las fiestas andaluzas, han sido objeto de atención de quienes han
recorrido y siguen recorriendo Andalucía y en muchos casos han sido claves para interpretar de
forma arriesgada, el carácter del pueblo andaluz o de los colectivos que lo componen. Muchas de
estas arriesgadas interpretaciones tienen su origen en los viajeros europeos que recorrerán
Andalucía en busca de emociones en la segunda mitad del s. XVIII y buena parte del XIX, creando
y difundiendo estampas pintorescas y una imagen de predisposición de los andaluces para la fiesta,
dando pie a uno de los tópicos que más daño ha causado a Andalucía: la holgazanería, el fanatismo
religioso, la hipocresía, el derroche, o el primitivismo (Agudo Torrico, 2000)
No obstante, el movimiento folklorista andaluz (desde los años 60 a los 90 del XIX) se
esmeró por valorizar la fiesta como objeto de estudio, resultado de un trabajo escrupuloso y un
conocimiento profundo de la realidad socioeconómica del pueblo andaluz y de la riqueza y
complejidad de sus manifestaciones culturales. Antonio Machado y Álvarez (Demófilo) líder del
movimiento folklorista andaluz dedicó una buena parte de su vida a la recopilación de letras del
cante flamenco, y sin embargo afirmaba que las fiestas, por encima del cante constituyen contextos
inmejorables para comprender Andalucía:
“El que quiera conocer el carácter de Andalucía, verbigracia, creo que hallará muchos más elementos
para su objeto estudiando las fiestas populares religiosas que se celebran en los pueblos, bien en
ocasiones tan señaladas como las de Navidad, Semana Santa, Hábeas, días de San Juan, S. Pedro, la
Candelaria, La Purísima, la Cruz de Mayo y patronos de los pueblos, que en un libro de coplas, por más
que en éste pueda encontrar saetas y algunas canciones propias de dichas festividades”(Machado y
Álvarez, 1883)
Capítulo 5
242
en mayor medida el turismo a nuestra región. Las pocas fiestas que se ponen de relieve son
descontextualizadas, exaltadas y manipuladas, siendo escasas las fiestas presentes en el imaginario
colectivo, dada su difusión en los medios de radiotelevisión regional y estatal: la Semana Santa y
feria sevillana, la romería de la Virgen del Rocío, la Semana Santa malagueña, la Romería de la
Virgen de la Cabeza, el Corpus de Granada, o las fiestas de las cruces cordobesas y granadinas.
La realidad es que las fiestas son reflejo de la sociedad que les da vida, siendo aunque no lo
parezcan, dinámicas y vivas como muy pocas manifestaciones culturales. No todos los actos que se
denominan “fiestas” tienen los mismos significados para el grupo que las celebra. Algunas podrían
borrarse del calendario sin que ello tuviera ninguna repercusión social. Otras, sin embargo, sería
inimaginable su ausencia. En Andalucía como en otras regiones del mediterráneo, la fiesta es una
manifestación sociocultural. No hay fiesta sin sociedad, sin cultura (Escalera Reyes, 2001). De tal
forma que una serie de actos rituales secuenciados ligados a un espacio y a un tiempo concreto,
mezclan ceremonia y diversión, emotividad y tradición, entendida de forma dinámica, lo material y
lo inmaterial, lo corporal y sensitivo, lo público y lo privado, estructurando el orden vital, laboral y
social de los colectivos que la celebran.
Largas horas y jornadas de preparativos, juegos, símbolos, cantos, músicas, escenificaciones,
olores, códigos culturales y simbólicos son compartidos cada vez que se celebran. Por todo ello, los
rituales festivos producen en los participantes un sentimiento de pertenencia que ningún producto
de la sociedad de consumo individualista y homogeneizadora en la que se enmarcan puede cubrir.
Ni la antigüedad, ni el valor artístico de sus símbolos, explican la importancia de las fiestas que se
han venido celebrando históricamente y que se siguen celebrando en la actualidad. A veces, las
tallas religiosas empleadas en muchas de ellas, ha dado lugar a varias consideraciones
reduccionistas sobre las fiestas en Andalucía, como afirma Isidoro Moreno en su prolija producción
académica sobre el tema. Algunos la ven como hechos exclusivamente religiosos; otros, como
manifestación de iconodulia y fariseísmo religioso arcaico y primitivista; otros, como un medio de
legitimación del poder eclesiástico; y otras visiones utilitaristas ven en ella una oportunidad de
negocio económico o político. Ninguna de estas funciones, por sí sola, garantizaría la continuidad
de determinadas fiestas en Andalucía durante siglos. Por el contrario, las fiestas andaluzas
entendidas como rituales simbólicos, son reflejo de la diversidad, complejidad y riqueza cultural, de
expectativas, intenciones y aspiraciones de quienes la organizan y celebran. Para comprenderla se
deben aceptar sus múltiples dimensiones: religiosa, estética, social, urbana, rural, identitaria,
Capítulo 5
243
histórica. Su permanencia es reflejo de la capacidad de socialización de los andaluces; sus iconos,
cercanos y humanos, de la capacidad de relativizar lo que otros consideran verdades absolutas.
Lejos de ser arcaizantes, pocas manifestaciones son tan dinámicas como los rituales festivos en
Andalucía (Moreno Navarro, 1983, 2002, 2007; Agudo Torrico, 2000, 2001, 2012; Escalera Reyes,
1992,1997, 1999, 2007; Carrera Díaz, 2008,2009).
Por tanto, en su documentación como patrimonio inmaterial, debe atenderse a sus
características formales, funcionales y simbólicas siguiendo los enfoques y perspectivas que sobre
este tema se han realizado desde la antropología andaluza.
Hoy días muchos de los rituales festivos andaluces pueden considerarse como patrimonio
cultural de los andaluces, por constituir parte de lo que nuestra legislación denomina Actividades de
Interés etnológico o “prácticas, conocimientos, saberes, rituales y expresiones verbales, estéticas y
artísticas que constituyan exponentes significativos de la forma de vida del pueblo andaluz o de alguno de
los colectivos que lo forma”. Al igual que la mayor parte de nuestras fiestas se englobarían en ese
Capítulo 5
244
reproducción. Las fiesta pueden tener al mismo tiempo una dimensión simbólica y económica. En
las ferias de ganado, la concentración de personas daba lugar a reuniones y conformaba un contexto
idóneo para la celebración, por lo que las ferias de ganado han desembocado, sobre todo en
Andalucía Occidental en las actuales Ferias, lugar central del calendario festivo de muchos pueblos
y ciudades andaluzas.
También desde el punto de vista de la dimensión económica, las fiestas solían ejercer de
apertura o cierre simbólico de los ciclos de trabajo anual, actuando como demarcadoras de los
ritmos de mayor o menor intensidad de las faenas agrícolas (final de los períodos de labranza) y esta
función ha permanecido en la base del actual calendario litúrgico. Por otro lado, algunas fiestas
tienen su origen en el uso de los santos para la protección de las actividades agrícolas o las rogativas
que se hacían y hacen a alguna patrona, en caso de necesidad.
Otras fiestas, con una fuerte dimensión sólo económica y no simbólica, fueron propiciadas
por el gobierno autárquico franquista para fomentar ciertos monocultivos en Andalucía, destinados
al abastecimiento de todo el estado. Para ello se le daba un formato festivo a lo que pretendía ser
una reforma económica. Ejemplo de ello es la Fiesta del Algodón en Écija durante los años 60.
Mediante concesiones de agua del río en los 60 se sustituyeron algunos cultivos de secano por los
de regadío: remolacha y algodón. Se celebraba la fiesta del algodón en la plaza de la Virgen del
Valle, para bendecir las cosechas y se hacían ofrendas a la patrona por parte de la reina de la fiesta.
Se entregaban premios a la mayor producción, mejor selección del cultivo y premios a los capataces
de las explotaciones distinguidas, exhibición de maquinaria y productos. Todo ello acompañado de
una procesión de la reina y damas hasta el monumento de la virgen del Valle. Estas fiestas no tenían
gran calado social y carecían de dimensión simbólica para cualquier colectivo social ecijano,
aunque se hiciera uso de uno los referentes simbólicos más importantes de la ciudad: la Virgen del
Valle. Permanecieron mientras duraron las medidas municipales o estatales que las propiciaron
(1961 -1967). Algo que es extensible a muchos municipio andaluces. Actualmente se siguen
produciendo fiestas de este tipo orientadas al aprovechamiento económico de un producto local
(fiesta del atún en Barbate, Fiestas de las migas, Fiesta del vino….). Suelen estar organizadas por el
ayuntamiento o por los grupos de desarrollo rural pero no constituyen hechos sociales totales con
los que se identifique la población.
En cuanto a las funciones de las fiestas, ligadas a su dimensión social y simbólica podemos
diferenciar dos tipos: las fiestas para la afirmación del orden social y las fiestas que actúan como
Capítulo 5
245
contextos para ritualizar el desorden y que actúan como válvula de escape del orden establecido, en
gran medida restrictivo (Carnavales, Fiestas de Los Tosantos o Todos lo Santos,…).
En relación a las primeras, se trata de fiestas que en gran medida reflejan y legitiman el
orden y estructura social establecida. Estas ponen de manifiesto el papel jugado por los diferentes
grupos sociales que conforman una comunidad social: clases sociales (aristocracia y la nobleza
ecijana, los campesinos, artesanos, comerciantes...), unidades territoriales (comunidad, barrios..),
actividades gremiales (de la seda, platería..), los hombres o las mujeres, los grupos de edad (los
quintos). En ellas, a través de su modelo organizativo, se manifiesta el poder de determinados
individuos, familias: Hermanos mayores / mayordomos / camareras de las Vírgenes110.
Entre los rituales que manifiestan y legitiman el orden social se encuentra, como arquetipo,
la fiesta del Corpus Christi. Un ritual de origen barroco y por ende, contrarreformista que debido a
sus implicaciones institucionales sigue vigente en gran parte de Andalucía, alcanzado una especial
vistosidad por la riqueza del cortejo (calidad artística y dimensiones de sus custodias, presencia de
los estandartes de las numerosas cofradías de la localidad, altares en las calles, alfombras de serrín,
etc.). Y en ella, se hará ostensible la presencia y desfile ordenado de los representantes de las
diferentes instituciones civiles, religiosas o militares de la ciudad.
En el lado opuesto, se encuentran los rituales donde predomina la función social para la
ritualización del desorden o la inversión del orden establecido. Es decir, en ellas, por un breve
espacio de tiempo, existe una permisividad de comportamientos que en otros contextos serían
110Como ocurre, por ejemplo, en el caso de la Semana Santa, en la Fiesta patronal de San Pablo, en el
Corpus Christi de Écija. En ellas se produce una pugna simbólica por parte de la nobleza o aristocracia
ecijana para resaltar en los gastos de los actos ceremoniales públicos (bandas de música, adquisición de
objetos para el engalanado de pasos e imágenes) o por aparecer ocupando cargos de prestigio en las
hermandades. Incluso en la arquitectura ecijana se materializa esta lucha simbólica por el prestigio social a
través de la presencia ostentosa en los rituales centrales de la ciudad. Ejemplo de ello, son el Mirador del
Palacio de Peñaflor o el mirador de Benamejí, situado en la plaza de España junto al ayuntamiento.
Miradores que fueron construidos por la nobleza ecijana, para observar y ser observados durante las fiestas
y ferias que se hacían en la plaza.
Capítulo 5
246
considerados antisociales y se permite el juego de inversiones de roles sociales, de sexos, de clase,
parodias de personajes, de instituciones políticas o religiosas.111
Otra de las funciones simbólicas y sociales de las fiestas, es la de propiciar una imagen
comunal que se renueva anualmente. La imagen se emplea como símbolo identificatorio comunal,
en torno al cual se vertebra una parte del sistema festivo - ceremonial de la comunidad. Los rituales
y festejos en su honor tienen un fuerte carácter integrador. En estas fiestas se renueva cada año el
sentimiento de autopercepción como colectividad, como comunidad y es el momento para convocar
a los que viven fuera, y con su presencia en este tiempo ratifican el deseo de seguir perteneciendo a
la comunidad y seguir siendo considerado una parte de la misma.
En cuanto a las transformaciones y permanencias, las fiestas se reproducirán cada año
siempre que la comunidad social y simbólica, definida por la pertenencia a un territorio concreto
(barrio, pueblo, comarca) o a una clase o sector social (profesión, edad, género), se sigan
autopercibiendo e identificando con dicho festejo. Cuando esta vinculación cambie o desaparezca,
ya sea porque lo haga el universo social o simbólico que reflejaba (valores sociales, o
debilitamiento del colectivo incapaz de reunir los recursos económicos y personas que la hagan
posible) también lo hará la fiesta, en un proceso continuo de transformación, que como toda
manifestación cultural, nunca tendrá un final definitivo; salvo que la fiesta no pueda seguir
cambiando y termine por desaparecer como tal expresión social y simbólica.
Por tanto, la desaparición de un ritual puede deberse a varios factores:
- a la desaparición o de un colectivo o a la carencia de capacidad para autorepresentarse (Carnaval
o Fiesta de Locos, durante la dictadura franquista o las fiestas de origen ateneístas- Fiesta del
Árbol, Fiesta del zagal.)
- a cambios sociales y tecnoeconómicos, que llevaron a la pérdida de su función y luego
desaparición de las ferias ganaderas, debido a la mecanización del campo y desaparición de
111 En el caso de Écija, encontramos dos fiestas de este tipo: una desaparecida, la Fiesta de Locos (28 de
diciembre), y otra, revitalizada: el Carnaval. Esta fiesta, dejó de celebrarse en Écija durante la Guerra Civil,
al igual que el Carnaval. Esta última se celebró en Écija desde 1852 a 1936. En los años 60 hubo un débil
intento de recuperación por parte del Casino de Artesanos. Y En 1987, ya con la democracia, vuelve a
resurgir como en muchos otros pueblos andaluces. En el Carnaval de Ohanes (Almería) (código 0101003)
hemos podido comprobar que durante el franquismo solo existía como grupo la comparsa. Todas sus letras
pasaban la censura para así poder salir a cantarlas, y quien contradecía a las autoridades era perseguido.
La “murga” otra forma de agrupación del carnaval de Ohanes comenzó a participar en el carnaval con
democracia. En la primera murga que se realizó los componentes de esta se disfrazaron de campesinos y
de caciques, los campesinos portaban la bandera comunista y los caciques la bandera de la UGT. Esto
causó un gran revuelo en la localidad, suspendiéndose su salida durante varios años (García Muñoz, 2009).
Capítulo 5
247
animales en las faenas agrícolas. Sirva de ejemplo la Feria de Mayo de Écija, o las que se
celebraban en honor a las imágenes protectoras de animales o la agricultura (San Marcos, San
Isidoro)
- a procesos de transformación y estandarización que han provocado los medios de comunicación,
siguiendo las fiestas los modelos de fiestas andaluzas que a través de ellos se transmiten: Semana
Santa sevillana o malagueña, carnaval de Cádiz o Romería del Rocío.112
112 En Écija, la Semana Santa se ha ido asemejando progresivamente a la Semana Santa sevillana. En el
tiempo de celebración, en la forma de llevar los pasos, o en la pérdida de determinados rituales como por
ejemplo, los escopeteros del Sábado de Gloria en la Entrada de la Iglesia de Santa Cruz para el toque de
gloria; o la eliminación de las representaciones teatrales como la “Quema de Juda o matanza del traidor” en
la que los mozos apedreaban a Judas en las plazuelas y calles y el ganador invitaba a vino y aguardiente en
su casa por la noche…
Capítulo 5
248
técnicas y conocimientos transmitidos, que producen un sentimiento de identidad y continuidad a
gran parte de los andaluces de todas las clases sociales. Si hay fiesta, es que hay un colectivo social
vertebrado que la produce.
El modelo de datos113 empleado para la recogida de información sobre rituales festivos debe
responder a esta doble intención:
- reflejar los múltiples significados de las fiestas, sus aspectos formales, organizativos y
funcionales (atendiendo a funciones explícitas o latentes),
- así como a su capacidad de transformación, dinamismo y adaptación a los cambios sociales,
siempre que haya un grupo social interesado en su continuidad.
Es por ello que, en el caso del APIA; la ficha de rituales festivos se compone de cuatro
módulos: identificación / localización; Descripción; Valoraciones; Fuentes Documentales, que
agrupan a su vez otros tantos atributos que nos permiten analizar la fiesta en toda su complejidad,
pudiéndose evitar cualquier tipo de reduccionismo114.
En el primer módulo o de identificación se tienen en cuenta algunos atributos identificativos
del bien: (código115); datos de zonificación del Atlas (fase, zona, comarca), datos de localización
véase fichas del Atlas (Carrera Díaz, 2009a: 30-39) y modelo de datos adoptado en el marco del Plan
113
Nacional de Patrimonio Inmaterial a partir en gran parte del modelo de datos del APIA.
114 Los errores cometidos, durante el proceso de registro, no responden al modelo de datos sino a las
restricciones en la mirada o el enfoque que sobre la fiesta hagan quienes las estudian, documentan,
reportando en muchas ocasiones exclusivamente las visiones conscientes (Moreno Navarro, (1972) 1999)
de los informantes (colectivos o instituciones) sin ahondar en la polisemia explícita y latente de estas
manifestaciones culturales y sus sistemas organizativos.
115Cada uno de los registros del Atlas del Patrimonio Inmaterial tiene un código numérico de identificación
(código RAPI- Registro Andaluz de Patrimonio Inmaterial). Como al iniciar este proyecto no contábamos con
bases de datos para introducir la información, diseñamos una ficha en un documento de texto. Pensamos
en un código significativo para cada registro que nos diera información de partida (tanto temática como
territorial y numérica). El código RAPI se compone de: CÓDIGO COMARCA (dos dígitos)+ CÓDIGO
ÁMBITO (dos dígitos) + NUMÉRICO SECUENCIAL (tres dígitos). Por ejemplo, si quisiéramos asignarle un
código al registro del “trovo alpujarreño”, se asignará en primer lugar el código de la comarca: Alpujarra
almeriense (01); en segundo lugar el código del ámbito: Modo de expresión (03); y en tercer lugar el código
secuencial que dependerá del número de elementos que haya sido ya documentado en la misma comarca
para el mismo ámbito: (0103001). A partir del código RAPI se codifica la documentación adjunta generada a
partir de su registro: para la documentación gráfica (RAPI+F+ Secuencial), sonora (RAPI + S+ secuencial),
cartográfica (RAPI+M+secuencial), audiovisual (RAPI+V+secuencial). Este código permitirá también
establecer las relaciones con otras actividades registradas y con bienes muebles o inmuebles o con las
distintas fuentes documentales relacionadas con este registro.
Capítulo 5
249
(Provincia/s, municipio/s y entidades locales menores); identificación básica (denominación o
denominaciones asignadas, marco temporal o fechas de celebración -campo textual que permite
aclarar el carácter dinámico de esta información y su relación con diferentes factores- calendario
agrícola, litúrgico, retorno de inmigrantes, motivos turísticos-). Se atiende también al nivel de
integración del ritual, dependiendo de sus sistema organizativo muy relacionado con los agentes
colectivos que participan en su organización y desarrollo (Hemandades de diverso tipo) que reflejan
diferentes formas de integración social: comunal, semicomunal, supracomunal (Moreno Navarro,
1999: 50-142)
En el segundo módulo o descripción, se recoge información sobre los orígenes
documentados o atribuidos del ritual por parte de la población, se describen los preparativos (en
ocasiones más importantes que el propio desarrollo del ritual por los vínculos sociales y simbólicos
que permite crear entre los participantes-vecinos, familiares o amigos-); se describe el desarrollo
del mismo y los roles que en él desempeñan los diferentes Agentes (individuos o grupos sociales
agrupados en asociaciones formales o informales) teniendo en cuenta variables de género, posición
en la estructura social, edad y sistemas de hermandades. Se atiende a los aspectos formales y a los
significados de ritual para los diferentes grupos que participan; se recogen también las
transformaciones que se recuerden por las fuentes orales, que se observen que se hayan
documentado por otro tipo de fuentes.
Por otro lado, se describen también los espacios y lugares significativos para su desarrollo.
Es decir, se documenta el patrimonio inmueble vinculado a la actividad o importante para su
desarrollo. Estos pueden ir desde un espacio urbano como una plaza o un recorrido por ámbito
urbano o rural, o bien una ermita o una iglesia, de la que se tienen en cuenta varias de sus
dimensiones- material, funcionales o simbólicas- o la sede de una peña o de una asociación, o una
parada en el camino, una era..….).
Se tienen también en cuenta objetos muebles relacionados o significativos y vinculados al
ritual (imágenes titulares, indumentarias, tallas, banderas., instrumentos musicales, esculturas
efímeras u otro tipo de estructuras u artefactos importantes en el ritual por su función práctica y
simbólica…).
Igualmente, se describen otras actividades o formas expresivas, musicales, dancísticas,
juegos, cantes, representaciones teatrales, elaboración y consumo de alimentos- comensalismos-
que se desarrollan en el marco del ritual. Para ello se emplea la ficha adecuada al tipo de ámbito
Capítulo 5
250
temático que se describe y se establece la relación oportuna con la ficha del ritual a través de unos
campos identificativos ( a través del código RAPI se establece el vínculo con la ficha completa).
Todo ello nos permite establecer relaciones de ida y vuelta con otros patrimonios culturales
(muebles, inmuebles o actividades) constituyendo cada uno de ellos objetos de registros
independientes y relacionados entre sí o con otras actividades.
En este módulo también se describe el modelo organizativo del ritual, o las formas de
agrupación y organización social (formales o informales, colectivas o individuales, institucionales o
mixtas como hermandades de distinto tipo, mayordomías, o instituciones) creadas, mantenidas o
transformadas de generación en generación, que permiten su organización, financiación, desarrollo,
vivencia, transmisión, permanencia y transformaciones de rasgos y significados del ritual.
Esta información es fundamental pues son estos colectivos los verdaderos protagonistas de
la continuidad o desaparición del ritual (en el caso de que no exista ya una comunidad simbólica
que se identifique con él) y son ellos quienes transforman formas o significados adaptando la fiesta
a la dinámica cultural. Es importante identificar los roles que desempeñan los diferentes agentes en
su preparación, desarrollo, transmisión y revitalización en función de la edad, el género, etnia o
clase social.
También importan los significados o funciones latentes que la celebración del ritual tiene
para la comunidad, ya que esta pervive fundamentalmente por su carácter representativo y por su
valor identitario y simbólico y no sólo por su carácter religioso o devocional como pretenden
algunas visiones reduccionista. Asimismo se incluyen los datos relativos a los agentes e informantes
y el área de participación de la fiesta (ya sea desde el punto de vista de la participación social de la
comunidad protagonista como de la participación turística (la primera incluye desde el ámbito
comunal al regional; la segunda desde el ámbito provincial al internacional)
Todo ello se incluye en el módulo de Valoraciones, atendiendo tanto la perspectiva emic o
consciente (valoración de los agentes entrevistados) como la etic (del investigador), incluyéndose
elementos significativos relacionados, creencias asociadas, identificaciones construidas en torno a la
actividad, significación socioeconómica, simbólica, su dimensión estética, colectiva y relacional,
imagen de la estructura social, sus significados, por ser reflejo de las formas de vida, estructuras
sociales y comportamentales del grupo social que la protagoniza; los riesgos que le afectan; los
modos de transmisión y continuidad, y las fórmulas de continuidad empleadas para su salvaguardia.
Capítulo 5
251
En cuanto a las transformaciones, apariciones o desapariciones de determinadas fiestas o los
cambios y transformaciones que se dan en los ciclos festivos de cualquier territorio que estudiemos,
son reflejos de las transformaciones que se dan a nivel económico, político y social o cultural en el
interior del mismo (Carrera Díaz, 2008).
Negarse a estas modificaciones en pro de la conservación a ultranza de la tradición puede ser
muy contraproducente tanto para la fiesta como para la el grupo social que la práctica y celebra.
Otra cosa es la prohibición a pesar de la voluntad de organización celebración por parte de un
grupo. En cualquier caso, las fiestas son sustancialmente el reflejo de los grupos sociales que la
practican, organizan, revitalizan o eliminan. Por eso, para explicar las fiestas de cualquier municipio
de Andalucía deberemos comprender diacrónicamente algunas claves políticas, económicas y
sociales que han caracterizado a esta región a lo largo de su historia y en la actualidad.
Las apariciones o desapariciones de fiestas tienen además que ver con los significados que
ellas puedan llegar a alcanzar para un determinado colectivo, y con el hecho de que este se vea
representado o no a través de la misma. Sin embargo los cambios o transformaciones formales son
más habituales y constituyen un elemento de adaptación a los cambios sociales que nos hablan del
dinamismo de estas manifestaciones. Los significantes o aspectos formales de las fiestas pueden ser
muy variados y conforman uno de sus mayores atractivos, su exuberancia formal, integrando modos
de expresión muy diversos (danzas, vestimentas, ornato de las imágenes, espacios rituales,
comensalismos, modos de expresión musical, etc.) (Agudo Torrico, 2000).
Por el momento, en el APIA se han registrado 856 rituales festivos que representan
diferentes tipologías distribuidos a lo largo del ciclo anual y del territorio andaluz siendo muy
comunes en nuestra región las siguientes: Cabalgatas de Reyes, Candelarias, Carnavales, Romerías,
Cruces de Mayo, Ferias, Semana Santa, Corpus Christi, Santos Inocentes o las fiestas de Moros y
Cristianos (que se extienden fundamentalmente por Andalucía Oriental). En menor medida, se
repiten la ferias de ganado, Fiestas de la Inmaculada, Fiestas de Todos los Santos, Fiestas de la
Asunción, Santos Inocentes y otras actividades festivo-ceremoniales como hogueras en San Juan o
en honor a patrones locales relacionados en ocasiones con determinadas actividades productivas que
nos indican la existencia de ciertas culturas del trabajo vinculadas a la ganadería, la agricultura, la
minería, la pesca (San Isidro Labrador, San Antón, San Antonio Abad o San Antonio de Pauda, San
Marcos, Santa Bárbara, San Juan, Virgen del Carmen). Otros están relacionados con las creencias
mágico religiosas que otorgan poderes a los santos contra plagas, epidemias o enfermedades o favor
Capítulo 5
252
de casamientos y noviazgos (San Ana, San Sebastián, San Blas116, San Buenaventura en el Valle del
Zalabí- comarca de Guadix). En todas ellas tienen una gran importancia las formas en que se refleja
la estructura social a través de sus modelos organizativos y los grupos que las protagonizan e
indican el nivel de integración social (hermandades comunales, semicomunales o supracomunales)
(Moreno Navarro, 1974).
116 En la Sierra de Cádiz, Los Pedroches, Subbética, y Campiña sur cordobesa, Comarca de Guadix, valle
del Lecrín y Alpujarra granadina, Sierra Mágina de Jaén, Axarquía (Málaga); Sierfacewwwwwwwra Sur y
corredor de la Plata en Sevilla
Capítulo 5
253
Figura 5.18. Tipologías de Rituales festivos en la provincia de Sevilla
Capítulo 5
254
5.5.2. Los oficios y saberes tradicionales como patrimonio cultural Inmaterial
Recuperando la acepción original del término “arte”, no equiparable a valores estéticos sino con el
“método para hacer bien una cosa”, o con el “conjunto de reglas de una profesión”117 podemos
comprender mejor la evolución de los significados del término “artesanía” y de los oficios
enmarcados bajo esta concepción (Fernández de paz, 2006). Durante la Edad media y más tarde en
la Edad Moderna, la organización gremial era la encargada de asegurar el respeto del “buen hacer”
del oficio, controlando todo el proceso productivo (desde las materias primas hasta los precios y la
comercialización). La condición de “trabajadores” les supuso en este periodo la falta de
reconocimiento social, frente a la ausencia de trabajo que caracterizaba a los privilegiados nobles.
Algo que determinados gremios (pintores, orfebres, arquitectos) lucharon por conseguir,
reivindicando el valor intelectual de sus obras, frente a su consideración manual (nacerán así en el
siglo XVIII las Bellas o Nobles Artes y la jerarquización entre estas y las consecuentemente
denominadas “artes menores”). No obstante, en este mismo periodo, los ilustrados y sus
enciclopedias, comenzaron a valorar los trabajos artesanales y a otorgarles alta consideración social,
pudiendo su ejercicio ser compatible con el derecho a la hidalguía. Este valor otorgado por la
Ilustración sería reemplazado más tarde, a partir de la revolución industrial y el desarrollo del
capitalismo, con la rápida desaparición de las organizaciones gremiales cuyo férreo control de las
actividades artesanales podía significar una cortapisa a la libertad productiva y comercial que iba
imponiendo en Europa el capitalismo. La idea de progreso y modernidad que implicaba la
industrialización sirvió como nueva forma de menospreciar la artesanía y sus productos, por
obsoletos. Por otro lado, el individualismo y la desaparición del control gremial, había fomentado
además la consolidación del nuevo concepto de “Arte” ligado a la idea del genio creativo individual
y “libre”. Por lo que el desprecio por lo artesanal, pautado y falto de libertad, creció también en este
sentido. Por tanto, la producción artesanal llega a finales del siglo XIX y principios del XX
devaluada de consideración social y de utilidad. Solo los folcloristas y románticos, ven en esta
Esta acepción perdura aún en las denominadas “artes de pesca” (por lo que se entiende tanto la técnica
117
como la herramienta para pescar con dicha técnica- redes u otros aparejos-).
Capítulo 5
255
actividad “popular” en “extinción” un objeto de estudio que se afanan por documentar alertados por
el riesgo inminente de su desaparición (Fernández de Paz, 2006).
El desarrollismo del siglo XX ampliaría en los años 60 esta pérdida de valor de estos
trabajos artesanales con un fuerte componente manual o ligados a actividades agropecuarias,
forestales o pesqueras tradicionales. La industrialización de algunas zonas de España y de Europa y
la mecanización del campo llevarían al abandono de muchos oficios tradicionales. Desconsiderados
por el concepto humanístico de cultura que atendía solo a las “artes mayores” y, por tanto, ajenos a
los primeros procesos de patrimonialización, durante mucho tiempo, estuvieron descuidadas por la
ciudadanía y por la administración. La necesidad de buscar empleos más productivos, y esta
ausencia de valor de la artesanía afectaría también a los propios artesanos y artesanas, o depositarios
de estos saberes que dejarían de considerarlo como una opción de vida o trabajo válidos para las
nuevas generaciones, por lo que se perdía la cadena de transmisión. Sin embargo, no afectaría a
todos los trabajos artesanales, sobre todo a aquellos que de alguna manera podían seguir teniendo
una vigencia en la actualidad porque de ellos dependían otras actividades (rituales- bordado,
imaginería- o productivas, arreciría para la saca del corcho- producción de artefactos con funciones
decorativas- o alfarería, cerámica, tejeduría, espartería, elaboración de instrumentos musicales,
técnicas constructivas….) y que han perdurado hasta nuestros días.
No obstante, en los últimos años tal como hemos venido observando, debido
fundamentalmente a los procesos de homogeneización cultural producidos por la globalización y al
crecimiento del turismo, ávido de todo tipo de producciones culturales “tradicionales” que
contrasten con las sociedades industrializadas de donde proceden sus habitantes, estas actividades
productivas y culturales comienzan a ser consideradas desde otra óptica (De Lucas, 2003).
Englobadas en el concepto antropológico de cultura, pasan a formar parte de un concepto más
amplio de patrimonio cultural. Su valorización y en ocasiones, patrimonialización, parte de
activaciones producidas por diferentes tipos de agentes: colectivos sociales, administración,
científicos sociales, empresas que con diferentes intereses (identitarios, económicos, políticos,
académicos) van a activar procesos de patrimonialización relacionados con estas actividades.
La artesanía se convertirá así en un importante sector económico tanto a nivel de Estado
como de las CC.AA que estará bajo las competencias de la administración responsable de
economía, industria, de comercio o de turismo, que en la mayor parte de las ocasiones realizará una
gestión que atienda exclusivamente a su dimensión económica y no tanto a su dimensión cultural.
Capítulo 5
256
En el caso de las artesanías en Andalucía, las formas de protección aplicadas desde la
Consejería de Cultura han sido a través de medidas indirectas. Una fuerte coordinación
interadministrativa hubiera permitido actuaciones más eficaces. Como afirma Concha Rioja
(2006), la artesanía sigue siendo una actividad vigente en España que genera en torno a los
1000 millones de euros de negocio al año y según datos de la consejería competente, en
Andalucía hay 10.000 personas que trabajan en uno 2500 talleres artesanos. Y no se han
contabilizado todos los artesanos y artesanas que realizan trabajos de estas características en
los sectores agroalimentarios, ni tampoco los que no están registrados como autónomos.
La mayor parte de las medidas realizadas por la Consejería de Cultura, como describe
Rioja (2006), están relacionadas con medidas indirectas sobre las mismas a través de la
protección de los objetos (muebles o inmuebles) relacionados con los oficios artesanos extintos
o en vías de desaparecer como son las realizadas a partir de la musealización de bienes
muebles o a partir de la protección administrativa de bienes muebles e inmueble. La protección
directa mediante la figura de actividad de interés etnológico (patrimonio inmaterial) sólo se ha
empleado para dos oficios artesanos en el CGPHA, las carpinterías de ribera de Coria del Río
(Sevilla) y de Pedregalejo, Málaga.
Otra forma empleada ha sido la de proteger a través de un bien inmueble una colección
de bienes muebles ubicados en el mismo (Colección Histórica de la fábrica La Cartuja de
Capítulo 5
257
Sevilla y su archivo histórico; los bienes muebles de la la Fábrica de vidrios La Trinidad de
Sevilla; o los bienes muebles de las caleras de la Sierra de Morón de la Frontera) (Rioja, 2006).
Tabla 5.13. El sector artesano en España por comunidades autónomas. Número de talleres y de
empleos. 2003
La Rioja 79 191
Fuente: «Informe 1/2008 sobre el Plan de Ordenación y Promoción de la Artesanía de Castilla-La Mancha,» Consejo Económico y Social de
Castilla-La Mancha, 2008.
defensa. Por ejemplo, sin necesidad de intervenir de forma proactiva, sería conveniente
contrarrestar, mediante la concertación previa, las acciones emprendidas por otras
administraciones que dificultan la continuidad de estas actividades debido a la aplicación de
Capítulo 5
258
normativas sectoriales que no tienen en cuenta su impacto sobre estos elementos culturales por
atender solo a su vertiente económica o a la de su competencia en cuestión.
Sin embargo, las pocas iniciativas para proteger este tipo de patrimonio cultural por
parte de los catálogos estatales o autonómicos, sobre todo en Andalucía, vienen promovidos y
auspiciados por la sociedad civil en el momento en el que encuentran dificultades para
salvaguardarlas por sí mismos debido a causas de tipo económico o político. Son estos
procesos económicos y políticos, muchos de ellos auspiciados desde la labor normativa del
Estado (en sus escalas europea, española y andaluza), los que impiden que los colectivos
sociales no puedan seguir recurriendo a los métodos tradicionales de transmisión y continuidad
de actividades que de este modo han sido históricamente sostenibles
Capítulo 5
259
Tabla 5.14. Legislación y patrocinio de las artesanías y conocimientos tradicionales en el Estado Español
INTERNACIONAL
ESTATAL 1968 Decreto 335/1968 “Se considera artesanía, a los efectos de esta disposición, la
(INDUSTRIA) del Ministerio de actividad humana de producción, transformación y reparación de
Industria bienes o de prestación de servicios, realizadas mediante un
proceso en el que la intervención personal constituye factor
predominante, obteniéndose un resultado final individualizado
que no se acomoda a la producción industrial totalmente
mecanizada o en grandes series”.
AUTONÓMICA 1986 Libro Blanco de la Su acción clasificadora distingue según varios criterios:
(Economía e Artesanía de 1. Carácter manual (puras o sin máquinas, artesanas o con
Industria) Andalucía maquinas auxiliares; seiindustralizadas
2. uso (tradicionales, neoartesanas, industriales)
3. sus posibilidades de continuidad (en vías de extinción o no
promocionables; promocionales con el apoyo adecuado;
protegibles (por su valor artístico, histórico y cultural).
AUTONÓMICA 2005 LEY 15/2005, de "la presente Ley tiene por finalidad vertebrar el sector mediante
22 de diciembre, el Registro de Artesanos de Andalucía y el Repertorio de Oficios
de Artesanía de Artesanos; estimular la formación de asociaciones con objeto de
Andalucía. mejorar la necesaria comunicación entre los sectores
implicados; fomentar, mediante su otorgamiento, el
reconocimiento y dignidad social que implica la obtención de la
Carta de Maestro Artesano, y por último, otorgar un adecuado
marco jurídico a las distintas manifestaciones artesanales de
Andalucía mediante denominaciones de calidad y su correcta
utilización a través de la instauración de un régimen de
infracciones y sanciones. Por ello, estamos ante un nuevo
marco legal de la artesanía en la Comunidad Autónoma de
Andalucía, compatible con los planteamientos de la Ley 1/1991,
de 3 de julio, de Patrimonio Histórico de Andalucía, suficiente
para atender a la compleja problemática del sector artesano,
que intenta no sólo la identificación sistemática y estructural de
la actividad económica artesanal, sino que encuadra a la
artesanía en un contexto modernizador, proclive a las nuevas
demandas del mercado, abierto al exterior, coordinado con el
resto de las actividades económicas y con evidente vocación de
impulsar, actualizar y elevar la renta de los artesanos de nuestra
Comunidad Autónoma.”
Capítulo 5
260
AUTONÓMICA 2011 Decreto 352/2011,
(AGRICULTURA Y de 29 de
PESCA) noviembre, por el
que se regula la
artesanía
alimentaria en
Andalucía
118Fernández de Paz, Esther (Director), Fernandez Romero, Isabel (Autor Literario), Isla Palma, Cristina
(Autor Literario), Felizón Robles, Paula (Autor Literario): Fondo Andaluz de Recuperación del Conocimiento
Artesano: FARCA. Consejería de Economía y Hacienda de la Junta de Andalucía. 2004
Capítulo 5
261
intercambio y donación (Ej: carpintería de ribera, elaboración de vino amontillado, curtiduría, …).
Por tanto, además de las actividades artesanales o de transformación, en el APIA se han incluido
actividades del sector primario relacionadas con la extracción de materias primas o con la
actividades agropecuarias, pesqueras o de recolección; incluso con actividades terciarias como el
comercio o el transporte (arriería).
Atendiendo a todos los criterios anteriores, el diseño del modelo de datos del ámbito
temático de oficios y saberes es muy completo y está muy orientado a la realización de una correcta
etnografía, y al análisis de valores y riesgos de la actividad. Los diferentes atributos y campos se
distribuyen entre tres grandes módulos: identificación, descripción, valoraciones y Fuentes
documentales119.
En “identificación" se recoge la denominación o denominaciones y la tipología
(normalizada según el Tesauro andaluz del Patrimonio Histórico, que se ha ido ampliando a medida
que ha sido necesario). En el módulo de “Descripción” se recoge información relacionada con
temporalidad de la actividad (mensual, anual, estacional…); los procedimientos y técnicas básicos,
las materias primas, fuentes de energía y herramientas empleadas, así como lo productos que se
obtienen (su tipología y descripción)120; las características de los espacios vinculados a su
desarrollo (talleres o espacios de ámbito territorial-canteras, huertas, dehesas..-).
Fundamental es la documentación de los agentes que realizan la actividad. Los agentes son
los sujetos colectivos o individuales que producen y poseen un determinado conocimiento o
técnicas o que lo han heredado y lo transmiten, por lo que sus estrategias y formas de transmisión
de conocimientos son fundamentales para la comprensión y salvaguarda de estas actividades y
saberes. Desde mi punto de vista, los agentes protagonistas de estas actividades, son representantes
de saberes colectivos de los que constituyen una pieza fundamental y activa de la cadena, por lo que
deben ser los principales actores a considerar en cualquier política de salvaguarda al respecto para
que le sea posible continuar y transmitir su actividad. Son sujetos creativos y únicos pues han
119En el diseño de este modo de datos ha sido muy importante como referencia los trabajos realizados por
Esther Fernández de Paz (1999, 2005, 2006, 2008), destacando el Fondo Andaluz para la Recuperación del
Conocimiento Artesano (Fernández de Paz et al, 2005).
120Estos constituirían los bienes muebles en una documentación de tipo objetual y no procesual como es el
caso. No nos interesa tanto la descripción formal de una tinaja o de una barca de jábega sino el proceso,
conocimientos y las técnicas aún empleadas para su producción. Si estos conocimientos y actividades
desaparecen, las tinajas y embarcaciones desaparecerían o se convertirían en el mejor de los casos en
piezas de museos “etnográficos” u objetos para rotondas de carretera o anticuarios (como está ocurriendo
actualmente con este tipo de objetos).
Capítulo 5
262
heredado un conocimiento sobre el que han añadido su experiencia individual y de la que surgirá un
saber hacer adaptado al nuevo contexto socioeconómico y simbólico en el que desarrollan su
actividad. No pretenden, sin embrago, ni la singularidad ni el acto creativo individual, per se, sino
el seguir siendo representativos para una comunidad de los que se sienten herederos y con los que
se identifican como personas caleras, pescadoras, mariscadoras, ceramistas, arrieras, cocineras,
salineras, bordadoras, encajeras, costaleras, imaginaras, vidrieras, hortelanas, viñateras, “hachas”
del corcho, catadoras o corraleras,…..innovando, adaptando, creando y transformando pero
siguiendo pautas y patrones tradicionales con los que se identifican por haberlos recibido, por poder
transmitirlos y transformarlos. Desde luego, en ellos debe estar la clave de la salvaguarda de estos
saberes, y son auténticos tesoros por los conocimientos que detentan, pero no debe recaer en ellos,
la responsabilidad única de su salvaguarda (Tesoros Humanos Vivos). Desde mi punto de vista se
debe actuar no solo sobre el sujeto sino sobre toda la cadena de transmisión de conocimientos y
sobre todo el contexto que rodea a la actividad (normativas restrictivas, problemas de acceso a las
materias primas, problemas de instalaciones, de los modos de transmisión, de recambio
generacional, de la competencia que supone la producción industrial de los mismos productos
(agrícolas, ganaderos, alimentarios , artesanales…).
Por ello, en el módulo de valoraciones con objeto de realizar ulteriores planes de
salvaguardia, en el caso de los oficios y saberes, se describen y analizan las condiciones sociales y
materiales de producción de la actividad teniendo en cuenta variables como el acceso a las materias
primas, el estado de las instalaciones e instrumental, la organización de la producción y
comercialización, las fórmulas de transmisión del saber (padres-hijo; maestro -aprendiz, formación
reglada), la funcionalidad actual de los objetos producidos, las posibilidades de resignificar y dar
nuevos usos a los mismos objetos, rediseñar, etc. La documentación gráfica y audiovisual de estas
actividades se convierte en una fuente de información fundamental y en un instrumento de
salvaguarda. La producción de la misma debe perseguir los mismos atributos que la documentación
alfanumérica.
El objetivo de esta documentación debe ser identificar valores, limitaciones y riesgos para el
desarrollo de la actividad, analizar las estrategias puestas en marcha por los colectivos implicados o
por las administraciones u otros agentes y proponer estrategias de salvaguardia apropiadas. La
elaboración de estas estrategias deberían elaborarse posteriormente en los casos que fuera necesaria
Capítulo 5
263
y debería hacerse empleando metodologías participativas. Esto será el inicio de una nueva actuación
que debe ser siempre fruto de la concertación social e institucional: Plan de salvaguarda.
Por el momento se han registrado 480 elementos de esta categoría en toda Andalucía. Para proceder
a su análisis, he ordenado los registros por tipologías genéricas y específicas (algo que, como en los
otros casos, he debido realizar manualmente pues aún no están disponibles las consultas ni la carga
completa en la base de datos).
1. Actividades primarias: 94 registros de actividades relacionadas con la agricultura
(olivicultura, viticultura, arboricultura-almendros, cítricos, frutales- horticultura, cultivos de
tabaco, espárragos, algodón, caña de azúcar, arrozales..), la ganadería y el pastoreo destinado a
la producción cárnica, lechera o quesera o al aprovechamiento de sus pieles y pelaje; las
actividades forestales (descorche, recogida de castañas…); la pesca fluvial o marítima y el
marisquero a pie o en corrales de pesquería, la silvicultura y por último, las actividades
extractivas (salinas de interior o marina, minería del hierro, huya o carbón, canteras).
2. Producción Agroalimentaria: se han registrado aproximadamente 90 registros relacionado con
la producción de alimentos y bebidas (producción de aguardiente, producción quesera,
oleicultura o producción de aceite de oliva, vinicultura, repostería, matanzas domésticas y
producción cárnica)
3. Actividades de transformación de fibras vegetales: incluye 44 registros relacionados con la
cestería y otros trabajos que aprovechan las fibras vegetales como la caña, el esparto, la hoja de
maíz (farfolla), el olivo o la palma del palmito (ahora prohibida su recolección en muchas
zonas), así como la artesanía en corcho o los asientos de anea para la fabricación de sillas.
4. Artesanías textiles: incluye 48 registros relacionado con la costura, elaboración de
indumentaria para rituales (morriones de Loja, cortadillos en el Andévalo) elaboración de
alfombras, bordado (en oro, tul, malla, en blanco) encaje de bolillos, telares o tejeduría (en bajo
o alto lizo); elaboración de artes de pesca; decoración de alabadas; enrejado de mantones…
5. Actividades de transformación de la madera: se han realizado alrededor de 50 registros
relacionadas con la transformación de la madera (carpintería, ebanistería, imaginería, sillería,
tonelería, construcción de colmenas, taracea, construcción de instrumentos musicales,
Capítulo 5
264
carretería, carrocerías, arte pastoril, elaboración de astiles para herramientas agrícolas, taracea,
artesonados, titería ).
6. Actividades de transformación de minerales: se han realizado en torno a 45 registros
relacionados con la transformación de materia mineral como el carboneo, la cerámica o
alfarería, producción de materiales de construcción (cal, yeso, tejas, ladrillos, losas hidráulicas),
la pirotecnia, el vidrio soplado, la elaboración de vidrieras.
7. Actividades de transformación de metales: en torno a 40 registros relacionados con la
transformación del metal como la forja o herrería, la fundición de campanas, la elaboración de
herramientas, la hojalatería, la elaboración de jaulas, la orfebrería y platería (estas últimas muy
relacionadas con los rituales y fiestas y la capacidad de las hermandades de adquirir nuevos
ornatos para sus titulares).
8. Técnicas constructivas: en torno a 12 registros relacionados con el trabajo en piedra seca,
cubiertas vegetales, oficio de picador de cuevas, construcción de balates para la agricultura en
terrazas, empedrados de suelos, cantería, pintura decorativa, construcción en pizarra,
construcción de inmuebles efímeros (portadas de feria, chozos de romería)
9. Actividades de Transformación de materia animal: se han realizado en torno a 30 registros
relacionados con el aprovechamiento de las pieles de animales como la guarnicionaría,
talabartería y elaboración de calzado.
En la siguiente tabla he realizado una agrupación de los oficios registrados en el Atlas del
PCI en grandes grupos de los que luego se han concretado las tipologías específicas y los ámbitos
territoriales supramunicipales (comarcas) en lo que se han realizado la recogida de información.
Puede observarse, en primer lugar la agrupación de registros en tres grandes sectores (actividad
primaria; producción agroalimentaria y actividades de transformación) y, por otro lado, las
artesanías agrupadas en el sector de transformación. La mayor parte de la actividades documentadas
implican un proceso de transformación a partir de materias primas de diferente procedencia
(vegetal, animal o mineral), ya sea para la producción de objetos con diferentes funciones prácticas
o simbólicas o para la elaboración de productos agroalimentarios. Lo cierto es que que en todos los
casos, de forma más o menos directa, las actividades productivas tienen una relación con la
explotación o transformación de los recursos del entorno y su antropización mejorando las
posibilidades de explotación del mismo de modo racional, diversificado y con una rentabilidad
social, ambiental, económica y cultural a largo plazo.
Capítulo 5
265
Por encima de esta clasificación sectorial podríamos establecer otras más horizontales que
implican relaciones entre todos los sectores productivos. Por ejemplo, podríamos identificar
determinadas culturas del trabajo asociadas a las diferentes comarcas andaluzas :“Cultura forestal o
agro-silvo-pastoril”, “cultura marítimo pesquera”,“cultura minera”… a su vez relacionadas con las
otras esferas estudiadas en el proyecto y que afectan más a la esfera de lo simbólico (rituales
festivos y modos de expresión).
Capítulo 5
266
carecerían de significación práctica o simbólica para el colectivo que los reproduce anualmente en
su ciclo festivo. Por ejemplo la imaginería, talla, platería, dorado, orfebrería con la semana santa y
otros rituales festivos; la construcción de instrumentos (panderetas, guitarras, flautas, gaitas
gastoreñas, lutería, fabricación de tambores) orientados a la instrumentación de algunas
producciones musicales tradicionales (verdiales, cuadrillas de ánimas, auroros, carnavales,
flamenco, tamboradas en semana santa o tamboril para muchas romerías…)
Capítulo 5
267
Tabla 5.15. Tipologías de oficios y saberes y distribución territorial en el APIA
Agricultura
Cultivos tabaco, caña de azúcar (GRA), ajo (Sierra Sur-JA), patatas, naranjas, almendras,
melocotón (Comarca de Guadix-GRA), melones (Comarca de Antequera-MA); algodón
(Vega de Sevilla-SE)
Horticultura Cuenca Minera de Huelva; Sierra de Huelva (HU); Los Pedroches (CO); La janda (CA); Sierra
sur de Sevilla, Bajo Guadalquivir( SE)
olivicultura (cultivo, tala, recolección, Los Pedroches y Campiña este de Córdoba (CO); Aljarafe y Sierra Sur de Sevilla (SE),
Axarquía ,Valle del Guadalhorce y Comarca de Antequera (MA); Sierra Mágina y Campiña
verdeo)
Norte de Jaén (JA)
viticultura (cultivo, vendimia..) Alpujarra Almeriense (AL), Campiña de Jerez (CA), Comarca de Guadix (GRA); El condado
(HU); Montilla- Moriles (CO); Comarca de Antequera , Axarquía (MA)
Técnicas Agrícolas (repartición de agua, Filabres Tabernas (AL); Sierra de Cádiz, Costa Noroeste, Cádi (CA); Huéscar, Granada, (GRA);
La Guardia de Jaén (JA);Axarquía (MA);
cabañuelas, navazos, Agricultura en
terrazas, Oficio de acequiero, Oficio de
gañán, Trilla
Ganadería
Apicultura Andévalo (HU); Comarca de Guadix (GRA); Campiñade Jerez (CA); Sierra de Ronda, Axarquía
(MA); Sierra sur de Sevilla(SE); Filabres tabernas (AL)
Cría de caballo Fuentes de Andalucía (SE); Jerez de la Frontera (CA); Condado Doñana (HU)
Técnicas ganaderas (Esquila, pastoreo,) Pedroches (CO), Sierra de Cádiz (CA); Pastoreo (Pedroches (CO), Valle del Lecrín (GRA)
Actividades extractivas
Salinas de interior y salinas marinas Sierra de Cádiz (CA), Campiña Sur de Córdoba (CO)/
Minería (extracción de hulla, extracción de Peñarroya-Pueblobuevo, Valle del Guadiato (CO); Alquife, Comarca de Guadix, (GRA); Tharsis,
Cuenca minera (HU); Sierra Norte de Sevilla (SE) Axarquía (MA)
hierro; extracción de calizas)
Capítulo 5
268
Tabla 5.15. Tipologías de oficios y saberes y distribución territorial en el APIA
Arte menor(1.) artes de enmalle o de fondo, Garrucha- Levante almeriense (AL), Motril-costa tropical de Granada (GRA), Punta Umbría-
Área Metropolitana de Huelva (HU)
trasmallo, jibiera-; 2) artes de deriva-bonitera-;
3) aparejos -palangre, majarrera, potera y
voracera- 4) utensilios -nasas, rastro)
Arte mayor ( de cerco o traíña) Axarquía (MA)
Actividades Forestales
descorche, (Alcornocales, Jerez de la Frontera (CA), Sierra de Huelva (HU), Sierra de Ronda (MA)
Silvicultura: recogida de setas, cacería, Andévalo, Sierra de Huelva (HU), Pedroches (CO) Sierra de Ronda (MA)
2. Producción Agroalimentaria
oleicultura o producción de aceite Filabres Tabernas (AL); Montes de granada y Costa Tropical (GRA); Andévalo (HU); Sierra
Sur.-Martos (JA); Comarca de Antequera (MA); Sierra Sur (SE)
panadería, repostería, producción de Filabres tabernas (AL); El Condado y Andévalo (HU); Comarca de Antequera (MA); Corredor de
la Plata y Sierra Sur de Sevilla (SE)
mantecados, turrones, dulce de membrillo
matanza doméstica, embutidos y Axarquia (MA); Sierra de Aracena (HU), Sierra Sur y Norte de Sevilla (SE)..
producciónn de carnes
producción lechera y de queso (Subbética de Córdoba, Cuenca Minera, Andévalo y Sierra de Aracena (HU); Sierra Norte de
Sevilla y Comarca de Écija y Alcores (SE); Motril- Costa Tropical de Granada; Sierra Mágina y
Sierra Su de Jaén -Martos (JA); Comarca de Antequera y Axarquía (MA); Sierra Norte de
Sevilla (SE)
producción de aguardientes o licores (ron Filabres taberna; Sierra de Cádiz; Pedroches y Subbética (CO); Montes de Granada, Valle del
Lecrín, Alpujarras granadinas (GRA); Andévalo, Cuenca MInera y Sierra de Huelva (HU);
de caña)
vinicultura Alpujarra almeriense, Filabres tabernas (AL); Campiña de Jerez, Costa Noroeste (CA);
Pedroches y Campiña Sur (CO); Huescar, MOntes granadino, Comarca de Guadix, Comarca
de Baza y Poniente granadino (GRA);La Loma y Las Villas (Jaén); Axarquía , Área
metropolitana de Málaga, Costa del Sol Occidental (y Sierra de Ronda Málaga); Sierra Sur de
Sevilla y Sierra Norte de Sevilla (SE).
Espartería Alpujarra almeriense, Los Vélez, Filabres Tabernas, lvante almeriense(AL); Subbétcia de
Córdoba; Huéscar, Comarca de Guadix, Poniente granadino, Costa tropical (GRA); Sierra
Mágina (JA); Axarquía, Sierra de Ronda (MA); Campiña Morón Marchena y Sierra Norte de
Sevilla (SE)
Cestería en caña o mimbre Filabres tabernas (AL); La Janda (CA); Poniente granadino (GRA); Andévalo (HU)
Asientos de enea Sierra NOrte de Sevilla, campiña Este de Córdoba, Sierra de Cádiz
Cestería en olivo Pedroches; Sierra de Huelva; Campiña de Jaén; Axarquía (MA); Sierra Norte de Sevilla
Cestería en Palma Campiña de Jerez y la janda (CA); Montes Granadinos (GRA); Campiña de Jaén y La loma Y
las VIllas (JA); Sierra Norte de Sevilla (SE)
Capítulo 5
269
Tabla 5.15. Tipologías de oficios y saberes y distribución territorial en el APIA
4. Artesanías textiles
Tejeduría manual Alpujarra Almeriense, Filabres Tabernas, Comarca Metropolitana de Almería, Poniente
almeriense(AL); Alpujarra granadina (GRA)
Bordado en oro Campiña de Jerez (CA); campiña Sur (CO);Comarca de Antequera y Anarquía (MA); Comarca
de ‘Ecija (SE)
Bordado en Tul/ en blanco/ mantones o Costa Tropical, Comarca metropolitana de Granada, Poniente Granadino (GRA); Condado
(HU); Sierra Sur (JA) / Sierra Norte (SE)/ Condado Doñana (HU); Sierra Sur (SE)/ Sierra de
filigrana
Aracena (HU)
Encajes de bolillos Alpujarra Almeriense, Poniente Almeriense (AL); Valle del Guadiato, Alto Guadalquivir(CO);
POniente granadino (GRA); Andévalo y Sierra de Aracena (HU); Sierra Mágina y Área
metropolitana de Jaén (JA)
Confección de Indumentaria tradicional Huescar, Comarca de Guadix, Comarca de Loja (GRA); Andévalo y Sierra Sur Martos (JA);
Área Metropolitana de Málaga (MA)
5. Transformación de la madera
carpintería,/ ebanistería/ Alpujarra Almeriense, Campiña de Jerez (Cádiz), Comarca de Guadix (GRA); El condado
(Huelva); Campiña Este y Alto Guadalquivir (CO); Sierra de Aracena (HU); Costa tropical
(GRA); campiña de Jaén; Sierra Norte de Sevilla y Sierra Sur (SE)/
Costa Noroeste (CA), Montes Granadinos (GRA), Andévalo (HU), Comarca de Écija (SE) /
Artesonados /Taracea/ Arte pastoril / Valle del Lecrín (GRA); Comarca de Écija (SE)/
Comarca Metropolo de Granada (GRA)/
Títeres
Sierra de Aracena (HU)
Bahía de Cádiz (CA)
imaginería o talla, elaboración de Valle del Guadiato,, Subbética, Cmapiña Sur (CO); Comarca de Baza (GRA); Sierra deAracena
(HU); Sierra Mágina (JA); Axarquía (MA); Alcores y Vega de Sevilla (SE)
rostrillos,
Lutería- guitarrería Sierra de Cádiz, Costa Noroeste )CA) ; Campiña Este (CO); AM de Granada, Alpujarra
Granadina (GRA); Campila de Jaén (JA); C.Morón-Marchena (SE)/
otros instrumentos musicales (panderos, Los Vélez (AL); Axarquia (MA)/
zambomba, tambores, gaitas, tamboriles, El Gastor-Sierra de Cádiz (CA);
flautas) Baena (Campiña Este -CO)
Valle del Guadalhorce (MA)
Tonelería / Colmenas Alpujarra Almeriense, Campiña de Jerez (Cádiz); Campiña Este (CO); El Condado (HU)
miniaturas en madera
6. Transformación de minerales
alfarería, cerámica, Alpujarra Almeriense (AL); Filabres Tabernas, AMAlmería (AL); Sierra de Cádz (CA); Subbética,
Campiña Este (CO); Guadix, costa tropical, Valle del Lecrín, Alpujarra granadina(GRA); Cuenca
Minera, Sierra de Aracena (HU); Campiña de Laén, La Loma y las Villas (JA); Comarca de Écija
y Vega de Sevilla (SE)
producción de vidrio soplado, vidrieras Alpujarra (AL), Huescar, Alpujarra(GRA), la Loma y las Villas (JA)
Elaboración de material de construcción Pedroches, Subbética (CO), Sierra Sur-Martos, Campiña de Jaén, La Loma y las Villas (JA);
Axarquía (MA); Campiña Morón Marchena, Sierra Norte de Sevilla, Sierra Sur (SE)
(Calería, alfares, cantería, yesería,
elaboración de losa hidráulica. tejares
Capítulo 5
270
Tabla 5.15. Tipologías de oficios y saberes y distribución territorial en el APIA
7. Transformación de metales
Forja, herrería, Los Pedroches, Subbética,Alto Guadalquivir (CO); Comarca de Guadix, Valle del Lecrín,
Alpujarra (GRA); Sierra de Aracena (HU); Sierra Sur Martos, campiña de Jaén, La Loma y las
Villas (JA); Axarquia y Sierra de Ronda (MA)
hojalatería, Filabres Taberna (AL); Valle del Guadiato (CO); Axarquía (MA)
Platería, orfebrería Subbética, Campiña Este, campiña Sur (CO); Valle del Lecrín (GRA); Comarca de Antequera
(MA)
Fabricación de jaulas (cacería) Montes granadinos (GRA); Campiñade Jaén, Area M de Jaén (JA); Sierra Norte de Sevilla (SE)
elaboración de herramientas, cencerros, La Janda (CA); Los Pedroches (CO); Montes granadinos (GRA); Andévalo y Sierra de Aracena
(HU); Axarquía (MA)
cuchillos, hachas corcheras, romanas
8. Técnicas constructivas
curtiduría / guarnicionaría Sierra de Cádiz (CA); Valle del Guadiato (CO); Valle del Lecrín (GRA); Condado Doñana, AM
Huelva, Sierra de Aracena (HU); Sierra Sur Martos, (JA); Sierra Norte de Sevilla, Comarca de
Écija (SE)
Talabartería, Albardoneria Poniente almeriense (AL) Poniente granadino (GRA); Campiña de Jaén (JA); Comarca de
Antequera, Axarquia (MA); Sierra Norte de Sevilla (SE)
elaboración de calzado, Los Pedroches, Alto Guadalquivir (CO); Andévalo (HU); Sierra Norte de Sevilla y Aljarafe (SE)
Capítulo 5
271
5.5.3. Cómo documentar los modos de expresión y la tradición oral como
patrimonio inmaterial.
Los objetivos planteados para este ámbito temático no eran exclusivamente, como en otros estudios
de etnomusicología, los de recolectar materiales musicales, de danzas, bailes y de tradición oral,
realizar transcripciones y grabaciones de los mismos, catalogar y clasificar los materiales y proceder
al análisis musical, literario y etnográfico de los materiales (aunque todo ello se podría hacer y en
parte se ha hecho con el material recopilado). Son muchas los trabajos realizados en este ámbito y
las referencias con respecto a la recopilación de cuentos populares y el romancero andaluz o de la
tradición oral en general en toda Andalucía realizados de forma temprana por Machado y Álvarez
(1883-1886); Manuel Alvar en los años cincuenta, (Alvar (1948-1958), 1974) , y fundamentalmente
por otros autores en los años noventa del siglo XX (Agúndez, 1999; Baltanás y Pérez, 1996; Cid,
1916); Piñero, Baltanás y Pérez, 1999; Piñero y atero, 1986)). En la provincia de Córdoba se han
realizado estudios más generales de la provincia (Ramírez de Arellano, (1902), 2002); Porro
Herrera, 1999)o se ha estudiado expresiones de determinadas comarcas como la de los Pedroches
(Dorado, 1991; Lepe Crespo, 2008) ); o el municipio de la Carlota (Hidalgo Amat, 1994))( Alcalá
Ortiz, 2002, Alonso Fernández, Cruz Casado, Moreno, 2003; o en la provincia de Jaén (De torres
Rodríguez de Gálvez, 1972; Garrido, JM y Garrido V, 1991); en Granada (Escribano Pueyo, 1990;
Laguna Montoya y Belmonte, 1996, Martín y Tejerizo, 1997); o en la provincia de Almería
(González Arnada, 1998) o alguna de sus comarcas com la Alpujarra (Carrascosa Salas, 1992).
Entendidas como patrimonio inmaterial, interesa estudiar cuáles son las expresiones que aún
permanecen vivas y los contextos actuales de producción de estas expresiones, las transformaciones
de los contextos anteriores, analizar las fórmulas de transmisión de estos saberes, estudiar sus
modelos organizativos (cuadrillas, pandas, asociaciones), atender a las fórmulas de salvaguardia
adoptadas por los colectivos u otras agencias sociales, administrativas o privadas al respecto y por
último transferir esta información (Fenollosa Tejedor P., & Moncusí Ferré, A., 2009).
En general, es una evidencia que tanto la literatura oral como los bailes y músicas
tradicionales están sufriendo un fuerte proceso de relativa desvitalización ya que la vida cotidiana
familiar y los contextos laborales donde se generaron se han ido transformado, así como por la
introducción de nuevas tecnologías. Muchos de los contextos de trabajo en los que se cantaba,
bailaba y transmitía parte de estas expresiones ya han desaparecido (cantes de trilla, cantes de
aceituneros, cantes de mina…), por lo que la mayor parte de los modos de expresión se han
Capítulo 5
272
recogido en el marco de las fiestas o rituales festivos o forman parte de la memoria oral de nuestros
informantes (juegos, cuentos, leyendas…). Algunas de los factores que explican estas
transformaciones tienen que ver con los procesos de homogeneización relacionados con la
globalización y que también tienen sus efectos sobre la transmisión y continuidad de estas
expresiones culturales: paso de una familia extensa a la familia nuclear; incorporación de ambos
cónyuges al trabajo; escolarización temprana de los niños; mecanización del campo y de las faenas
pesqueras, agrícolas y marineras por lo que pastores, pescadores, artesanos, campesinos, pastores
han dejado de practicar y entonar repertorios que entonaban haciendo referencia a sus labores
(cantos de siega, trillo, aceituneros, marineros..); las tareas domésticas también se han transformado
y se han perdido los contextos y espacios de sociabilidad empleados por las mujeres que ya no se
reúnen para realizarlas (fuentes, lavaderos, calle).
Todo ello indica que tanto el texto oral y la música o los bailes han ido perdiendo sus
espacios tradicionales o se han ido transformando los contextos originales en los que se producía
(calle, campo, cortijo, plaza…). Junto a ello, se detecta una tendencia a la descontextualización de
bailes y cantes que se producían en determinados contextos rituales y familiares. Se han producido
también modificaciones en las formas de organización: pandas/ cuadrillas / cofradías que han dado
paso a otro tipo de agrupaciones como asociaciones culturales o juveniles (Alonso Fernández,
2008)121. Gran parte de las fórmulas de transmisión también se han modificado pasando de ser un
aprendizaje de tipo intergeneracional o en el contexto familiar a una formación más dirigida de
profesor-alumno, lo que inevitablemente ha conducido a la homogeneización y fijación de estas
expresiones culturales. También se produce una tendencia a la folklorización (en su sentido
peyorativo) o a la conversión de una manifestación social integrada en un espectáculo en el que
además se adoptan la formas “cultas” de las manifestaciones dancísticas (ballet clásico)
uniformizando la indumentaria y las coreografías.
En el APIA se recogen las expresiones que se dan en los contextos rituales de forma integrada y no
turistizada o descontextualizada o que forman parte de la memoria oral de los entrevistados. Se han
incluido las expresiones orales y de tradición oral así como las representaciones y escenificaciones
Alberto Alonso Fernández (2009) Informe como asesor científico del Atlas del Patrimonio Inmaterial de
121
Capítulo 5
273
teatrales tradicionales, manifestaciones musicales (instrumentales y/o vocales) y dancísticas, juegos,
cuentos, leyendas, romances, transmitidos fundamentalmente de forma oral. Entre los Modos de
expresión documentados encontramos expresiones clasificadas entre lo que se denominan los
etnomusicólogos denominan géneros “mayores” y “menores” de la tradición oral.
Entre los “mayores”122 se encuentran los romances123, la cuentística, las leyendas124 y la
lírica popular (Cantos de boda, de ronda, de trabajo -de siega, de siembra, de trilla-…), nanas y
canciones infantiles, canciones de fiestas determinadas (villancicos, mochileros, campanilleros,
saetas, coplas, mayas, coplas de carnaval, coplas de cruces, de rueda, auroros, cuadrillas de ánimas,
fandangos -parao, de pique, verdiales, chacarrá, charilla, trovos-), seguidillas, sevillanas125, Etc…).
Como ejemplo, se han recogido saetas en Paradas, Morón de la Frontera, la Puebla de
Cazalla, Constantina y la saeta marchenera en Sevilla; las saetas jerezanas; la saetas borrachunas de
Lucena (Córdona); o las Cuarteleras y coreadas en Punte Genil (Córdoba).
Se han registrado romances de ciegos en Almadén de la Plata (Sevilla), Romance de la
pérdida en Alhama de Granada; Romances en las zambombas de Arcos de la Frontera (Cádiz);
Romances sobre la vida y obra del santo Custodio en Noalejo (Jaén). La tradición oral ha traído
hasta nuestros días el romance en Arcos de la Frontera donde se ha mantenido con plena vitalidad al
menos hasta finales de los años setenta del pasado siglo. Como recoge Rosa Satué en el registro del
122 Se denominan “mayores” por su extensión y por su mayor complejidad poética y estética
123Los romances son poemas de extensión variable, compuestos para ser cantados o recitados, siendo los
más antiguos conocidos del siglo XIV y XV, “romances viejos” y anónimos de los que existen muchas
variantes. Su época de esplendor es el siglo XVI y principios del XVII. Han llegado a nuestros días de forma
escrita a través del Cancionero de Romances (1547) y el Romancero General (1600); o por tradición oral
con numerosas variantes en distintos territorios. Piñero y Artero (1986:18-19) desmienten algo que ocurre
con muchas otras tradiciones y que se repite desde el inicio de la recogida de romances en el siglo XIX
cuando los romancistas señalan que se encuentran “en las etapas finales de esa tradición” aludiendo a una
ironía sobre la agonía perpetua del romancero.
124Muchas narran los hechos maravillosos por los que aparecieron Vírgenes, santos o Cristos que son
representantes simbólicos de una sociedad local (Leyenda de Nuestro Padre Jesús de las Penas en
Encinas Reales (Córdoba), Leyenda de aparición de la Virgen de la Cabeza en Montejicar, Granada,
Leyenda de aparición de la Virgen de los Remedios en Campotejar, Granada, Leyenda de la Virgen de
Concepción, Montejaque, Málaga, Leyenda de la Virgen de Guadalupe, Algar, Cádiz…..; o narran hechos
milagroso como Leyenda del milagro del rayo en la Iglesia de la Villa de Montefrío, Granada…Muchas
leyendas se han teatralizado y cada año es representada por la población de manera que esto ayuda a su
continuidad.
125Sevillanasa la Reina de los Ángeles de Alájar (Huelva), Sevillanas a la Virgen de la Concepción en
Montejaque, Málaga, Sevillanas Bíblicas de Alosno, Huelva; Sevillanas corraleras de Lebrija, Sevilla;
Sevillanas de la Virgen de Palos de la Frontera, Huelva, Sevillanas rocieras de Almonte Huelva; Sevillanas
Romeras a la Virgen Cuatrovitas de Bollullos de la Mitación, Sevilla, Sevillanas y fandango en la romería de
de Piedras Albas del Almendro, Huelva y Villanueva de los Castillejos Huelva.
Capítulo 5
274
Atlas sobre el romance en Arcos de la Frontera, este es especialmente rico y extenso y ello puede
deberse en gran parte al hecho de que “Letra y música se han mantenido unidas a lo largo del
tiempo” (Piñero y Artero,1986:24). Se trata en su mayor parte de romances vulgares o narraciones
más contemporáneas popularizadas caracterizadas, como en otros lugares de Andalucía “por la
innovación decidida de sus versiones y el abandono de temas históricos y épicos que desecha por
no considerarlos suyos” (Piñero y Artero,1986:34). La transmisión se ha dado de manera formal en
las escuelas y, sobre todo, por tradición oral en juegos infantiles, en las casas y en determinadas
fiestas como las zambombas navideñas de Arcos del Frontera (actualmente declaradas BIC). Las
zambombas han servido para conservar gran parte del enorme repertorio romancístico de Arcos de
la Frontera, habitualmente, romances vulgares tradicionalizados126, un amplísimo repertorio de
romances que las mujeres de Arcos recrean cada fiesta navideña o durante las faena en casa, o para
entretener a nietos y nietas, que ya han aprendido los romances más populares.
En el caso del “romance de ciegos”127 su interpretación se ha mantenido vigente en la
comarca de la Sierra Norte de Sevilla (Alessandra Olivi, registro 5303007) hasta la primera mitad
del siglo XX. Así, en Almadén de la Plata las mujeres han mantenido estas formas literarias orales,
recitadas o cantadas en reuniones vecinales y fiestas locales, aunque poco a poco han ido
desapareciendo paulatinamente.
Entre las expresiones clasificadas “menores”, caracterizados por su brevedad, la simplicidad
de su estructura o por su liviandad o por las tres características simultáneamente, se han
126Las temáticas versaban sobre la conquista amorosa como “La bastarda y el segador” y “La dama y el
pastor”; o sobre la figura de la mujer en la estructura familiar, “Casada de lejas tierras” y “La malcasada”; o
de temática religiosa, como “Madre, a la puerta hay un niño”; temas profanos e historias erótico-burlescas
como “El cura enfermo”, “La mujer del molinero y el cura”, “La calle San Francisco”, “El maldito calderero”,
“La tonada de los huevos”, “El abuelo de los nabos” y “El corregidor y la molinera”, algunos de los cuales se
consideran propios de este municipio. Este tipo de romances reflejan la tendencia al igualitarismo de
Andalucía pues reflejan la vida cotidiana con protagonistas cercanos del mundo rural con problemas
habituales, tratados con sentido del humor y picardía;o mujeres astutas que burlan a los hombres sin recibir
castigo por infringir la norma moral establecida (adulterio, hijos ilegítimos, engaños o anticlericalismo).
127Generalmente son de autor anónimo y sus temas centrales proceden de la tradición barroca. Desdeñados
por los ilustrados a partir del siglo XVIII pervive gracias a la tradición oral. Nos relatan temas truculentos o
lacrimógenos, de cautivos, bandoleros, historias amorosas y crímenes, hechos históricos y acontecimientos
políticos os sociales actuales. Su función es informativa, utilitaria, de entretenimiento y simbólica. Aunque ya
no está ligado a la figura del ambulante ciego o invalido, sigue presente en la memoria de las personas
mayores.
Capítulo 5
275
documentado algunas expresiones. Este género incluiría el refrán128, la adivinanza, el pregón, el
dicho popular, los trabalenguas y las retahílas, el chiste129, el piropo.
En cualquier caso, en el Atlas no se ha hecho diferenciación entre géneros mayores o
menores durante la documentación, asignando sólo las tipologías concretas. Tanto unos como otros,
nos interesan, no tanto por su estructura formal, como por el hecho de ser expresiones orales
producto de la creatividad colectiva que se han venido manteniendo a lo largo de tiempo y
transformándose con nuevas aportaciones. Sus contenidos están casi siempre relacionados con la
exaltación de la identidad de la sociedad local o son un forma de reconocerse , cada vez que se
pronuncian o expresan, como un nosotros colectivo. Tal es el caso de los pregones adultos o
infantiles130 de las Fiestas de Moros y Cristianos de Mojácar. Tanto lo versos de uno u otro bando
cantan alabanzas a su pueblo y resaltan este sentimiento de identificación local así como el valor del
carácter multicultural con el que reinterpretan las fiestas de Moros y Cristianos:
128Durante las fiestas de carnaval en Albanchez de Mágina hay un refrán muy extendido que refiere al hecho
de llegar a casa cubierta de bordos, tan esperado por todas las muchachas pues era señal de que tenía
muchos pretendientes. El hecho de echarle los bordos a una muchacha llevaba intrínseco el deseo de
entablar relaciones con ella. Dicho refrán dice lo siguiente: “El carnaval ha llegado /la feria de las mujeres/
a la que no le salga novio/ que se espere al año que viene”. Los bordos son el fruto de la anea que tras su
recogida en el verano se guardan entre pajas, para que se sequen y e el domingo de carnaval se les arroja
a las muchachas. Este fruto cuando se pela desprende una pelusa blanquecina y melosa adherente. La
cantidad de bordos que se arroje a una muchacha es una 'demostración' de amor. Expresiones y usos de
este tipo servían para facilitar y normalizar la corte entre los mozos y mozas en determinados momentos del
año. También se han recogido refranes popularmente conocidos en toda la comarca de Sierra Mágina y que
pueden hacerse extensivos también a la provincia gienense. Es el caso de “Hasta San Antón, Pascuas son”,
“San Antón saca a los viejos del rincón”, “Llueva o rabie, San Antón en Cárchel” o “¡Que ande la pleita! ” .
Estos están muy relacionados con la celebración de determinadas fiestas (Las de San Antón) o con
expresiones musicales en el seno de las mismas (“que ande la empleita" se refiere a que empiece la
música de la banda) y su vez está relacionado con un oficio muy importante para esta comarca, ya que la
pleita es una forma de trenzado realizado con el esparto que sirve para hacer objetos con este material.
129Se ha registrado el chiste en la Fiesta de las Candelas de la Puebla de los Infantes. El chiste es recitado
por hombres y mujeres con buena capacidad de interpretación para que el chiste cumpla con su función
cómico-lúdica, y se reproduce de viva voz para otros, adquiriendo sentido como saber compartido por los
comunicantes (emisor-receptores). Se cuentan individualmente y adquieren sentido solamente a través de
su audiencia. Si bien se mantiene la estructura de base, cada vez que se cuenta un chiste se añade un
nuevo detalle y se pierde otro, se cambian los personajes adaptándolos al universo de significado del
público en cuestión, a los acontecimientos de la actualidad, etc. Dependiendo del tema, a la intencionalidad
cómica del chiste se le puede sumar cierta intencionalidad crítica con el mundo del que se habla. Por esta
razón, tradicionalmente el chiste ha encontrado espacio de lagunas fiestas en las que coadyuva la crítica y
la inversión del orden social establecido. Representan una forma de diversión colectiva todavía muy
apreciada en los contextos festivos. Como todos los años, las personas saben que tarde o temprano llagará
el momento del chiste, provocando una hilaridad colectiva contagiosa. La vigencia de este tipo de expresión
oral popular contribuye a mantener el sentido y la función tradicional de rituales como la fiesta de Las
Candelas. A través del chiste la gente se ríe de sí misma, del mundo en que vive, suspendiendo
temporalmente sus tabúes y sus principios.
130El hecho de que exista un pregón infantil es una forma de favorecer la transmisión y la salvaguarda de la
fiesta por parte de sus protagonistas. Este tipo de mecanismos de hacer partícipe al grupo de menores en la
reproducción infantil de la fiesta o del modo de expresión es muy habitual.
Capítulo 5
276
“ Hoy Mojácar se engalana/ resaltando su hermosura /con su impecable blancura/ y su traje de sultana./
La avanzadilla cristiana/ ha mandado un mensajero,/ no me siento forastero /Y la verdad no haré caso/
ni aunque venga Garcilaso/ porque yo soy mojaquero/ En este pueblo nací / y nacieron mis abuelos /
bajo el azul de estos cielos / también quisiera morir. / No me marcharé de aquí/ nunca dejaré esta sierra/
pues tanta grandeza encierra/ y tanto encanto atesora/ que hasta el alma se enamora / cuando visita
esta tierra. Para que me vaya lejos/ han cruzado la muralla,/ ¡como quieren que me vaya/ si soy de los
moros viejos!/ la verdad es que sus consejos/ no merecen mi atención/ que se aprendan la lección,/ lo
que digo lo mantengo/ porque en esta tierra tengo/ lo que guarda el corazón.” (Pregón de adultos ,
fragmento del papel del alcalde moro de la Fiesta de Moros y Cristianos de Mojácar (Levante
Almeriense, Almería)
“Desafiando la altura/ enfrente del moro manco/ vi mi pueblecito blanco/ y recordé su hermosura./ Todo
su encanto perdura/ en sus altos miradores/ es un mundo de colores/ de belleza transparente / pues
sencilla y llanamente/ así es Mojácar, señores./ Cuando de vera subía / al pasar junto a la fuente/
encontré un grupo de gente/ que alegre se divertía/ entre tanta algarabía/ pronto pude comprobar/ que
este bonito lugar / que conocí de pequeño/ parece vivir un sueño / y no quiere despertar. / Adalies,
califach / beduinos y moriscos/ sarracenos, berberiscos/ esto es el no va más / pues nunca vi nada igual /
en toda la morería” (Pregón de adultos,Fragmento del Papel del Cristiano Garlitos de la Fiesta de
Moros y Cristianos de Mojácar (Levante Almeriense, Almería)
131Estas danzas de la provincia de Huelva, han sido inscritas en el CGPHA como Actividad de Interés
Etnológico en marzo de 2011
Capítulo 5
277
Paulo en Dúrcal (Granada); Juego de la Jeringosa en La Puebla de los Infantes (Sevilla); juego de la
Quiebra de botijo y piñata en la Villa del Río (Córdoba), juegos de cinta, ….
Forman parte de este ámbito las representaciones teatrales (como es el caso de las
Relaciones de Moros y Cristianos en Cogollos de Guadix, Valor y Quentar (Granada); Benadal y
Benalauría (Málaga); Gergal, Paterna del Río y Bayarcal (Almería) o Benamahoma (Cádiz);
Representaciones del Cascaborras y de los Inocente en la Puebla de Don Fabrique (Granada);
Representación de los Pasos de Semana en Baena o en del Imperio romano, de las Figuras de
Semana Santa pontana en Puente Genil (Córdoba)…
Por otro lado se han registrado subastas, concursos y rifas. Un ejemplo de ello es la
“subasta del cuarto de Santuario de la Virgen de los Santos” en Alcalá de los Azules (Cádiz)132. En
el Santuario de la Virgen de los Santos existen dieciocho cuartos (estancias) que tradicionalmente se
subastan entre los alcalaínos. Su objetivo explícito es el de obtener ingresos para la hermandad y la
romería. Su objetivo latente son los de aumentar el prestigio de los mejores postores.
Por último, aunque el flamenco ya formaba parte del APIA, habiéndose registrado algunas
de sus manifestaciones durante los años 2009 y 2010, en las comarcas de Sierra, en las de campiña
y valle del Guadalquivir, respectivamente, a lo largo del año 2011 y 2012, el Instituto Andaluz del
Flamenco colaboró con el IAPH para que se incluyeran en el Atlas, de manera más intensiva,
elementos relacionados con el flamenco entendido como patrimonio inmaterial. Durante 2011 se
realizó el estudio en las Comarcas de Campiña de Jerez, Bahía de Cádiz, Campo de Gibraltar, Costa
Noroeste, Sierra de Cádiz y La Janda. El Flamenco se concibe y aborda en el Altas como una
expresión cultural compleja, producto de la multiculturalidad histórica de Andalucía. Siendo una
expresión cultural y un género artístico relativamente reciente, que cristalizó en la Andalucía del
siglo XIX, es producto de la convergencia de culturas musicales de larga trayectoria (música griego
-mediterránea, cantos hebraicos, mozárabes, herencias moriscas, escalas indo-pakistaníes, música
castellana, ritmos afrocubanos).Todas ellas han ido fusionándose para gestarlo. Aunando música y
132Se realiza el domingo anterior a la romería en el patio de la Iglesia de la Victoria. Los grupos de amigos y
familias pujan por ellos y estos serán los espacios donde recibe a los invitados después de la procesión.
Están dispuestos alrededor del patio del santuario y en su parte trasera. La puja, denominada “puja a la
llana” otorga prestigio a sus participantes sobre todo al grupo que consigue “El comedor” o cuarto más
grande y mejor situado. Se parte de una cantidad mínima y lo vence el mayor postor. Los ingresos se donan
a una congregación religiosa que se ocupa del cuidado de los ancianos. Los demás cuartos se subastan por
el procedimiento de sobre cerrado señalando el diez por ciento de la cantidad que se está dispuesto a
pagar. Tendrá preferencia la mayor cantidad en la elección del cuarto ya así sucesivamente. La cantidad
mayor se dona a Cáritas y el resto se utilizan para sufragar parte de los gastos de la romería.
Capítulo 5
278
narración oral, expresa las difíciles condiciones de existencia de los estratos sociales más
desfavorecidos de Andalucía, en forma de coplas, apelando al destino, la tragedia, al duro trabajo,
al desengaño y el hambre. De estas capas sociales, surgieron la mayor parte de los protagonistas y
artífices del flamenco: músicos, poetas e intérpretes anónimos. En términos patrimoniales
podríamos decir que el flamenco además de “género artístico” es patrimonio inmaterial porque
constituye un conjunto de usos, representaciones, expresiones y técnicas junto con una serie de
elementos materiales (objetos y espacios) que le son inherentes. Nace del soporte músico-oral y
dancístico de los sectores de población más modestos de la Andalucía de los siglos XVIII y XIX y
se ha transmitido a lo largo del tiempo de forma oral, de generación en generación, infundiendo un
sentimiento de identidad y continuidad entre los andaluces, manifestando su diversidad creativa y su
multiculturalidad. En esta parte radica su valor de uso, porque es practicado fuera de los circuitos
comerciales, dentro de contextos familiares, de amistad o de sociabilidad, no enajenables ni
mercantilizables. Sus múltiples significados, hace que se deba incluir en todos los ámbitos
temáticos del Atlas y en gran parte del territorio andaluz. Para su comprensión se emplea un
concepto de patrimonio en el que la tradición se entiende como un proceso y no como algo residual;
donde será importante destacar su dinamismo, su capacidad de transformarse, su contemporaneidad,
su funcionalidad actual, su continuidad en el presente y proyección hacia el futuro, la relación entre
lo material e inmaterial, su carácter multicultural y mestizo, y la diversidad y riqueza de sus
expresiones. Además de haber sido reconocido internacionalmente como patrimonio inmaterial de
la humanidad, en Andalucía existe un amplio consenso social acerca del flamenco como patrimonio
cultural de los andaluces. Es un patrimonio cultural polisémico, que implica, la existencia de
elementos culturales materiales e inmateriales: expresiones musicales y dancísiticas, oficios y
conocimientos, culturas del trabajo asociados, objetos y lugares relacionados, formas de integración
social, asociacionismo y sociabilidad, rituales festivos….El flamenco es un patrimonio que refleja
la multiculturalidad histórica y presente de Andalucía (Cruces Roldán, 2005, Carrera Díaz, 2013).
Capítulo 5
279
5.5.4 Cómo documentar la “alimentación y sistemas culinarios” como
patrimonio inmaterial.
Capítulo 5
280
La mayor parte de la veces se trata de platos elaborados con una importante base de cereal
(harina), agua y aceite o manteca, ya sean dulces o salados, horneados o fritos y condimentados con
determinadas especias (roscas de San Blas, Roscos de San Marcos, hornazos, bollas o dulces de
sartén de Semana Santa o Pascua- domingo de resurrección, lunes de gloria -del toro-; gachas para
todos los santos); en el caso de los dulces navideños suelen engrasarse con manteca de cerdo -
mantecados, perrunillas o torta; en la Alpujarra se confitan o se hacen en almíbar frutas y verduras.
En los carnavales es habitual aumentar el aporte de grasas y carnes con el popular embutido
denominado “relleno de carnaval”muy extendido por la geografía andaluza de interior, además de
otros dulces como los buñuelos y tortas. El aporte extra de grasas y carnes en platos salados se
restringirá justo después del carnaval con la entrada de la cuaresma y la Semana Santa (potajes de
verduras, platos a base de bacalao). Son muchos y variados lo dulces que se van preparando antes
de la Semana Santa como pestiños, torrijas, gañotes, hornazos y bolla en la Sierra Norte de Sevilla,
o el piñonate., en Navidad (nochebuenos en Sierra Mágina, turrón, roscos de vino,...), o bien dulces
de sartén sin calendarización específica y elaborados en cualquier momento del año (buñuelos,
roscos de vino, meloja, papaviejos o papajotes de Sierra Mágina, etc.).
Junto a ellos, destaca la producción de bebidas que se elaboran a base, generalmente, de
aguardiente (caso del resol, mistela, licor de cereza, crema de guindas,...) o vino (ponche, vino de
nueces, mosto,...), testigos de producción de estos caldos en algunas comarcas donde había
desaparecido o disminuido la importancia que tuvieron en los siglos XIX y XX y que hicieron
prosperar a determinadas comarcas como la Sierra Norte de Sevilla, Sierra de Alacena, Sierra Sur
de Jaén y Martos, etc. Su pervivencia y reactivación actual está convirtiéndose en una forma de
reactivar determinados territorios desde el punto de vista económico y simbólico. En ocasiones, y al
igual que con determinados dulces, hoy día la producción doméstica de algunas de estas bebidas
tradicionales ha disminuido y son adquiridas en establecimientos comerciales y fábricas locales;
otras siguen realizándose en hogares y ofrecidas, no sólo para el consumo familiar, sino para el
comensalismo comunitario durante las fiestas contribuyendo a reforzar la cohesión social. (Carrera
Díaz, 2009 c). Es el caso también de platos que son elaborados por vecinos u organizadores de la
actividad para el disfrute de grupos vecinales o la colectividad (como, por ejemplo, el asado de
productos del cerdo, la preparación de chorizos al vino, garbanzos tostados, habas de San Marcos,
caldereta de Santa Bárbara, salmorejo de pobre, migas, andrajos con bacalao, borullos de conejo u
hormigos, pencas de acelga en escabeche, las habas corchas de las Cruces de mayo etc.). También
Capítulo 5
281
se han recogido otro tipo de platos (guisos de carne o verdura, arroz, o diversos tipos de potajes o
cocidos a base de legumbres; o ensopados en frío como gazpachos, salmorejos, arranque, porra, ajo
blanco ) que también forman parte de la dieta cotidiana pero no se asocian a una determinada
actividad marco. Por otro lado, encontramos actividades culinarias asociadas a actividades
productivas como la recolección de la aceituna y castaña (mistela, tostón de castañas,...) o el
pastoreo (sopaipas, migas,...).
Capítulo 5
282
Tabla 5.16. Registros de Alimentación en actividades festivas en APIA
Potaje jornalero (con Cuaresma y Semana Santa El Madroño Corredor de la Plata Sevilla
verduras)
Capítulo 5
283
Tabla 5.16. Registros de Alimentación en actividades festivas en APIA
Ajo Blanco Jueves lardero Rioja Bajo Andarax (AM Almería) Almería
Cazuela de vigilia potaje de Jueves y Vienes Santo Deifontes, Guadahortuna, Montes granadinos Granada
vigilia olla de vigilia de Torrecardela
Hornazo del Lunes (niños) Lunes de pascua Olvera Sierra de Cádiz Cádiz
Palillos (Huesos de santos) Navidad El Pinar, Pinos del Valle Valle del Lecrín Granada
Albóndigas de San Miguel Nuestro Padre Jesús de las Encinas Reales Subbética Córdoba
Penas coincidente con las
fiestas de San Miguel
Capítulo 5
284
Tabla 5.16. Registros de Alimentación en actividades festivas en APIA
Bollo y Dulce de San Benito Romería de San Benito El Cerro del Andévalo Andévalo Huelva
Torta del Lunes (adultos) Romería del Lunes de Olvera Sierra de Cádiz Cádiz
Quasimodo (Octava del
Domingo de Resurrección o
lunes después del domingo
siguiente al de
Resurrección)
Olla de San Antón San Antón Beznar Valle del Lecrín Granada
Habas de San Marcos San Marcos Bedmar y Garcíez Sierra Mágina Jaén
Capítulo 5
285
Tabla 5.16. Registros de Alimentación en actividades festivas en APIA
Pavo con Fideos San Sebastián San Sebastián de los Campiña Sur Córdoba
Caballeros
Tostón de San ta Águeda Santa Águeda Villalba del Alcor Condado Huelva
Tortas del Toro Santa Ana Santa Ana la Real Sierra de Aracena Huelva
Caldereta de Santa Bárbara Santa Bárbara Cerro del Hierro (San Sierra Norte Sevilla
Nicolás del Puerto)
Potaje de santa Bárbara en Santa Bárbara Villanueva del Río y Minas Sevilla
Empanadillas con cabello Semana Santa Alcaudete Sierra Sur Martos Jaén
de Ángel
Pencas de acelga en Semana Santa Almadén de la Plata, Real Sierra Norte Sevilla
escabeche de la Jara
Capítulo 5
286
Tabla 5.16. Registros de Alimentación en actividades festivas en APIA
Roscos Fritos Semana Santa Rioja Bajo Andarax (AM Almería) Almería
manta castillera en Castillo Semana Santa , Fiestas Castillo de Locubín Sierra Sur Martos Jaén
de Locubín patronales
Gachas con cuscurrones Todos los Santos Lachar Vega de Granada (AM de Granada
Granada)
Gachas del diablo Todos los Santos Salar Poniente Granadino Granada
Chivo frito Virgen del Buen Suceso Los Corrales Sierra Sur Sevilla
133En los años 60 Ancel Keys realiza un estudio en 7 países del mediterráneo e introduce en los estudios de
medicina nutricional en concepto de “dieta mediterránea”. Después de él muchos estudios científicos y de
las ciencias sociales han avalado los valores culturales y nutricionales de la alimentación propia de los
países en torno a la cuenca mediterránea.
134 Esta fue una iniciativa institucional que partió de la Fundación Dieta Mediterránea (Barcelona) en
estrecha colaboración con el Ministerio de Cultura de España. Juntos toman la iniciativa de coordinar e
impulsar la candidatura transnacional de la Dieta Mediterránea a 4 Estados Parte: España, Grecia, Italia y
Marruecos. En 2010, el Comité Intergubernamental de la UNESCO para la Salvaguardia del Patrimonio
Cultural Inmaterial acuerda inscribir la Dieta Mediterránea en la Lista representativa del Patrimonio
Cultural Inmaterial de la Humanidad (16 de noviembre 2010) Kenia. [Decisión 5. COM 6.41]. En 2013 fue
ampliada a Chipre, Croacia y Portugal.
Capítulo 5
287
culturales de las comunidades de la cuenca del Mediterráneo. Es un momento de intercambio social
y comunicación, y también de afirmación y renovación de los lazos que configuran la identidad de
la familia, el grupo o la comunidad. Este elemento del patrimonio cultural inmaterial pone de
relieve los valores de hospitalidad, buena vecindad, diálogo intercultural y creatividad, así como un
modo de vida que se guía por el respeto de la diversidad. Además, desempeña un papel esencial de
factor de cohesión social en los espacios culturales, festejos y celebraciones, al agrupar a gentes de
todas las edades, condiciones y clases sociales. También abarca ámbitos como la artesanía y la
fabricación de recipientes para el transporte, conservación y consumo de alimentos, como platos de
cerámica y vasos. Las mujeres desempeñan un papel fundamental en la transmisión de las
competencias y conocimientos relacionados con la dieta mediterránea, salvaguardando las técnicas
culinarias, respetando los ritmos estacionales, observando las fiestas del calendario y
transmitiendo los valores de este elemento del patrimonio cultural a las nuevas generaciones. Por
su parte, los mercados locales de alimentos también desempeñan un papel fundamental como
espacios culturales y lugares de transmisión de la dieta mediterránea en los que la práctica
cotidiana de intercambios fomenta la concordia y el respeto mutuo.” (UNESCO, 2011)
La necesaria perspectiva integradora y holística de los bienes culturales implica atender también a
los objetos muebles (herramientas, peleles, esculturas-permanentes o efímeras- materias primas,
figuras, emblemas, estandartes, instrumentos, indumentaria…...) o bienes inmuebles, ya sean de
ámbito territorial urbano, rural o marítimo (eras, dehesas, huertas, canteras, plazas, recorridos,
135 Actualmente, gran parte de los productos que nos proporciona el mercado globalizado bajo la mirada
complaciente de las políticas globales, estatales y regionales relacionada con la alimentación son productos
alimentarios resultantes de una apuesta global por un modo de producción altamente industrializado que
considera la tierra como un mero soporte rentable. Al mismo tiempo se han ido reactivando en toda Europa
modos directos de relación entre productores y consumidores. Cada vez más consumidores identifican
calidad con formas de producción de alimentos tradicionales: agricultura ecológica, productos de la tierra,
comercio justo, movimiento slow food.. cuyo objetivo es la defensa de la soberanía y seguridad alimentaria.
Veremos de manera más extensa algunos de estos aspectos en el capítulo 6.
Capítulo 5
288
barrios, calles, plazas, montes, corrales de pesca, canteras, itinerarios urbanos o rurales…) o
edificatorios (iglesias, casas de hermandad, viviendas, talleres, fábricas, Edificios dotacionales ) que
constituyan referentes con valores documentales, históricos, ecológico-culturales, simbólicos e
identitarios para el colectivo que los crea u o utiliza ya sea con fines prácticos y/o simbólicos.
Los espacios y los objetos muebles podrían haberse incluido como información de la ficha
de la actividad, como se hace en otros inventarios donde los diferentes elementos patrimoniales no
están integrados. Nuestra función documental nos lleva a identificar estos elementos y tratarlos de
manera diferenciada estableciendo luego las pertinentes relaciones entre los mismos. Esta visión
integradora ya presente en el sistema se ha hecho particularmente fuerte y evidente con la
aportación del patrimonio inmaterial y el modelo de datos de actividades al sistema de información.
De esta forma, un mismo bien inmueble puede estar relacionado con varias actividades etnológicas
o elementos del PCI, y una misma actividad puede estar relacionada con varios inmuebles o
muebles. Por ejemplo la plaza del pueblo o una ermita son espacios empleados en fiestas distintas.
El tipo de relación que se debe establecer es asociativa, no jerárquica como sí se hace con los
inmuebles o los muebles dentro del sistema. Cada uno de ellos, sólo se dará de alta una vez en el
sistema y estará siempre abierto a la incorporación de nueva información y nuevas relaciones con
otras entidades patrimoniales. A su vez, una actividad puede y suele estar relacionada con uno o
varios inmuebles u objetos muebles.La función documental del sistema no debería convertirse en un
obstáculo ni en un impedimento sino que, por el contrario, debería facilitar la gestión y aumentar la
calidad de la información aportada136.
Muchos de los elementos inmuebles registrados en las fichas del Atlas del PCI de Andalucía
existían ya en el SIPHA, actualmente integrado en MOSAICO, pero habían sido descritos desde la
“caracterización” o enfoque disciplinar de la arquitectura y de la historia del arte, a partir de fuentes
documentales previas (Inventario de Ermitas, Catálogo General del Patrimonio Histórico de
Andalucía) por lo que aparecían datos relativos a sus características morfológicas, históricas,
estilísticas, de autoría y cronología. Sin embargo, es muy escasa la información acerca de sus
136 Sin embargo, desde el servicio de protección, entienden que si protegen una actividad se protegen todos
los inmuebles y muebles vinculados a a la misma, por lo que muestran ciertas reticencias a este tipo de
relaciones. Sin embargo, creemos que ésta no debería ser la lógica de la protección o salvaguarda del PCI.
La protección de los bienes inmuebles o muebles vinculados a una actividad solo tendría sentido si de ellos
dependiera la continuidad de la actividad. No por el hecho de que estos objetos se encuentren vinculados a
un proceso productivo, festivo o creativo, deben ser protegidos. Por otro lado, la falta de técnicos expertos
en la materia en las delegaciones provinciales, provoca falta de información o repetición de la misma al no
hacer las búsquedas previas para verificar si existen ya estos elementos en el sistema y los vuelven a dar
de alta varias veces, repitiéndose la información de forma innecesaria.
Capítulo 5
289
aspectos funcionales y simbólicos que sólo aparecían en el caso del Inventario de Arquitectura
Popular. Estas características se ha cualificado desde la “caracterización”etnológica y a partir de la
información relacionada con las actividades documentadas en el APIA137.
En cuanto a los bienes inmuebles, por el momento se han contabilizado 3674, de los cuales
existían ya en el sistema de información de SIPHA-MOSAICO 456 bienes (12% de los inmuebles
totales). De estos 456 bienes, 376 pertenecen a tipologías funcionales relacionadas con “edificios
religiosos” (iglesias, iglesias parroquiales, conventos, monasterios, santuarios y ermitas). La
existencia de tantos registros de esta tipología se debe a la importancia que han tenido este tipo de
bienes en el concepto de patrimonio “histórico artístico” y que aún permanece vigente. Su
importancia en el Atlas se debe a sus valores simbólicos e identitarios al ser espacios muy
vinculados al ámbito temático de Rituales Festivos. De estos registros preexistente, nueve
Preexistentes
12%
Nuevos
88%
137Para la realización del Atlas, al no estar aún integrado en MOSAICO durante su desarrollo, la situación se
ha complicado pues hemos utilizado otro sistema de información en el que hemos sistematizado el
modelado de datos que se emplea o empleará (para el caso de las actividades) en MOSAICO. Pero en
cualquier caso hemos tenido en cuenta esta información previa y tendremos que actualizar la información
en el sistema cuando el volcado de información en MOSAICO se haga efectivo cuidando de que no se
produzcan repeticiones de registros. No obstante el modelo de datos de los objetos de registro (OBR) de
MOSAICO, parten de la experiencia acumulada en documentación por el IAPH, siendo este el caso también
del modelo de datos de Actividades etnológicas, el más complejo del sistema, dada las múltiples relaciones
que contempla y la dificultad de documentar realidades tan distintas (fiestas, actividades productivas…).
Capítulo 5
290
pertenecen a tipologías vinculadas a edificios militares (alcazabas, castillos, torres) muchos de ellos
empleados como escenarios de las representaciones de las Fiestas de Moros y Cristianos. Algunos
espacios relacionados con actividades mágico religiosas o devocionales asociados a apariciones y
hechos milagrosos (fuentes, cuevas, parajes, monolitos, peñas, cerros, fuentes). Ejemplo de ello son
la Peña de Arias Montano en la Sierra de Aracena o el Cerro del Trigo en Sanlúcar de Barrameda,
reparo de las hermandades gaditanas que realizan el Camino de Sanlúcar en la Romería del Rocío.
Otro tipo de inmuebles de ámbito territorial preexistentes en el sistema son algunos espacios
urbanos como plazas y jardines importantes en el marco festivo de algunos municipios. Tras la
elaboración del Atlas se han incorporado 1234 registros de esta tipología que incluye plazas, calles,
itinerario urbanos de procesiones y romerías, retablos callejeros, hornacinas situadas en el exterior
de inmuebles. Asimismo se han incorporado 256 inmuebles de ámbito territorial rural o marítimo
algunos de ellos relacionados con las fiestas y rituales y otros con los oficios y saberes (Tierras
privadas o de titularidad municipal, eras, huertas, caminos de romerías, piedras o monolitos, salinas,
canteras, prados, corrales de pesca, cursos fluviales, playas o zonas portuarias). De los inmuebles ya
registrados en el sistema sólo se han vinculado dos de ámbito territorial relacionados con lo oficios
y saberes (actividades extractivas (salinas) o actividades marítimo pesqueras (corrales de pesca de
Rota y Chipiona). También existían 25 edificios dotacionales vinculados a las fiestas registradas
(Ayuntamientos, teatros, museos, ..). Actualmente, en el marco del Atlas del PCI se han aportado
183 nuevos registros de esta tipología de edificios dotacionales (centros cívicos, asilos, guarderías,
equipamientos municipales de uso cultural, deportivo o educativo, plazas de toros, colegios,
cementerios, recintos feriales, instalaciones deportivas…); edificios de servicios o comerciales
(bares, casinos, tiendas, tabernas, locales comerciales como pastelerías, panaderías, pescaderías…),
55 edificios asociativos (casas de hermandad, peñas, sedes de asociaciones de vecinos, de mujeres)
etc.. Todos ellos son importantes por sus sentidos prácticos o simbólicos dentro de la actividad
festiva, modo de expresión, elaboración de alimentos y comensalismo comunitario, por lo que los
hemos considerado patrimonio inmueble.
En cuanto a espacios o inmuebles preexistentes en el sistema relacionados con el ámbito de
oficios y saberes, estos son mucho menos numerosos. Solo 14 bienes inmuebles están relacionados
con actividades productivas o de transformación (destilerías, alfares, lagares, forjas); o algunos
locales comerciales como tahonas, panaderías. Actualmente, el total de estos inmuebles en el Atlas
Capítulo 5
291
relacionados con actividades productivas es mucho más elevado alcanzando la cifra de 441
registros:
- Edificios productivos (bodegas, lagares, fábricas, tonelerías, alfares, forjas, fábricas de cal,
talleres artesanos, de diversas actividades, carpinterías, orfebrerías, pirotecnias, secaderos,
hornos, caleras, salinas, molinos…).
- Edificios agroganaderos: Inmuebles asociados a oficios y saberes tradicionales de tipo
agroganaderos (cortijos, caseríos, granjas, viñedos, castañares, olivares, montes, abrevaderos,
acequias, presas, albercas, balsas, acequias..);
- Edificios relacionados con actividades de servicios (locales comerciales como carnicerías,
panaderías, confiterías,...). A ellos, hay que sumarles aquellas viviendas que cuentan con espacios
adaptados o destinados a talleres de producción artesanal y que constituyen espacios de
elaboración y/o consumo en actividades culinarias asociadas a las de tipo festivo o productivo.
Eran escasos los preexistentes porque los inmuebles patrimonializados normalmente respondían
a otros valores. La mayor parte de ellos pertenecen al Inventario de Arquitectura popular de
Andalucía (1992-97)
En algunos de los inmuebles registrados, ya sean de ámbito territorial o edificatorio se
producen varias actividades. Esta acumulación nos podría dar una idea de la importancia simbólica
de determinados espacios (plazas urbanas centrales, iglesias parroquiales, ermitas, eras). Por
ejemplo, la Iglesia parroquial del Cristo de la Expiración (Campotéjar, Granada) situada en la Plaza
de la Iglesia es un espacio fundamental en seis de las actividades registradas en este municipio.
Capítulo 5
292
Figura 5.20. Tipologías dominantes en
registros inmuebles preexistentes en el
sistema
6% 3%
6%
85%
E. Religiosos
E.Militares
E. Productivos
E. Dotacionales
A. Territorial Rural-Maritimo
vivienda / E. Asociativos
Preexistentes Atlas
Capítulo 5
293
Aunque empleemos el término “Inmaterial” para denominar a los bienes culturales objeto de este
registro, se trata, en la mayor parte de actividades que tienen un componente material claro, ya sea
por los inmuebles de ámbito edificatorio o territorial donde tienen lugar o se desarrollan o por lo
instrumentos que se utilizan para ejecutarlas (objetos muebles). A partir de los primeros, podemos
generar información espacial relacionada con el patrimonio inmaterial, ya que se pueden delimitar
espacios georreferenciables en las siguientes situaciones, teniendo siempre en cuenta la variable
temporal y los valores simbólicos que se les atribuye:
1. Si la actividad se realiza u ocurre en uno o varios lugares con límites definidos (inmuebles, calles,
plazas..), que pueden aparecer en un mapa en forma de puntos, polígonos o líneas.)
2. Si la actividad se realiza u ocurre en una o varias zonas amplias del territorio cuyos límites no son tan
claros en la práctica pero son posibles de delimitar de forma más o menos aproximada ( Ej.: zona
donde se practica un tipo de cante, aparición de una leyenda...). Este es fundamentalmente el caso de
los modos de expresión significativos).
Áreas de Cobertura Área geográfica con límites poco precisos: Se puede expresar mediante un
polígono que englobe el área de influencia de la expresión.
A partir de las fichas, se consignan algunos de los datos espaciales necesarios para
generar esta información de forma centralizada en el IAPH. Actualmente se está trabajando en
el diseño del modelo conceptual necesario y que servirá de referencia para crear un modelo de
representación cartográfica del patrimonio inmaterial y para generar información geoespacial
relacionada con el mismo que incorpore el atributo temporal y el valor simbólico.
En cuanto a los bienes Muebles, se han registrado alrededor de 600 bienes. La mayor parte
son obras de imaginería, pictóricas, textiles, etc, esculturas devocionales u objetos procesionales -
cruces de guía, altares provisionales, custodias, cetros o pinturas sobre óleo-, exvotos u objetos
textiles (banderas, banderines, gallardetes, pendones, estandartes, simpecados,...), asociados a
actividades festivo-ceremoniales; instrumentos musicales (bombos, pitos, zambombas, trompetas,
gaitas, tambores,...), armas de fuego (trabucos, carabinas,...), objetos recreativos (muñecos o
peleles, ruedas de cohetes, piñatas, columpios,...), de iluminación (velas, hachones o antorchas),
decorativos (gamones, trigo, juncias, ramos florales, aparejos para animales...) o vehículos de
tracción animal y motora como carrozas y carretas. Por ahora, no se han contabilizado ni los
Capítulo 5
294
productos obtenidos de los oficios artesanos, ni los instrumentos o herramientas que se emplean en
los mismos. El volumen de registro sería infinito, pero consideramos que el verdadero valor de
estos inmuebles reside en el proceso y en los saberes que los generan. No descartamos registrar
algunos de estos elementos como tipologías representativas con carácter documental. Pero
deberíamos hacer modificaciones considerables en el modelo actual del sistema de información.
Hasta el momento se han registrado en el mismo elementos muebles desde un enfoque
histórico artístico, en el que prevalece un valor de autenticidad y singularidad que se contradice con
el valor de representatividad de estos objetos.
Una vez finalizado este proyecto podemos decir que se han cumplido casi la totalidad de los
objetivos previstos.
Capítulo 5
295
En el ámbito del conocimiento:
- se han desarrollado instrumentos de gestión, teóricos y metodológicos adaptados al PCI que
pueden ser aplicados a diferentes escalas y por múltiples agentes (CC.AA, Ministerio,
Ayuntamientos, Grupos de Desarrollo Rural..).
- se ha creado y probado un modelo de datos para la documentación de este patrimonio que
relaciona el territorio, el patrimonio inmaterial, los bienes muebles e inmuebles relacionados, y
los agentes o sujetos colectivo, o en algunos casos, individuales que protagonizan estas
expresiones y sus procesos de transmisión.
- se ha creado un subsistema de información del PCI de Andalucía integrado en un sistema más
amplio de información y gestión del PCI (MOSAICO) que permite detectar sus amenazas y
posibilidades de continuidad, que servirá de base para proponer planes de viabilidad o
salvaguarda de los elementos registrados.
- Este sistema nos está permitiendo realizar propuestas y actuaciones para mejorar las condiciones
sociales y materiales de transmisión y reproducción que hacen posible su existencia mediante la
identificación durante el registro las formas más adecuadas para su salvaguardia (fomento,
transmisión de saber, organización comunitaria, facilitar materias primas...) para que se haga
posible la continuidad y transmisión social de estas actividades.
- Se ha generado un modelo de datos para la representación geoespacial adaptado al PCI, teniendo
en cuenta el factor simbólico y el criterio temporal en su elaboración, que nos permitirá transferir
esta información a los organismos responsables de la planificación y ordenación territorial de
Andalucía.
- Nos ha permitido identificar territorios andaluces de valor ecológico-cultural cuya sostenibilidad
y resiliencia depende en gran medida de la continuidad de su PCI, sobre todo de la continuidad
de los conocimientos tradicionales practicados por los grupos sociales que viven en ellos.
- Nos ha permitido detectar posibilidades de continuidad a partir de las fórmulas de transmisión
empleadas (generacional, aprendiz-maestros, cuadrillas, enseñanza reglada…) y a partir la
participación de los propios agentes sociales implicados, nos permite plantear conjuntamente las
medidas de salvaguarda adecuadas y llevarlas a la práctica (fomento, transmisión de saber,
organización comunitaria, facilitar materias primas...) para que se haga posible la continuidad y
transmisión social de estas actividades.
Capítulo 5
296
En cuanto a la transferencia138 del conocimiento, se han cumplido con creces los objetivos
planteados:
- La base de datos creada, el modelo de datos y el software, están siendo usados por otras
instituciones, locales, estatales e internacionales. Permite una gestión integrada del P.C.I., de
acuerdo con los principios y estándares recomendados y perseguidos.
- Se está difundiendo a partir de diferentes formatos la información alfanumérica y audiovisual
recogida mediante el registro u otras fuentes de información permitiendo el acceso a diferentes
Capítulo 5
297
tipos de usuarios (colectivos protagonistas, entidades públicas y privadas, investigadores y
público en general. esta es consultarle a través de la web del IAPH: http://www.iaph.es/
patrimonio-inmaterial-andalucia/frmSimple.do
- Actualmente se está produciendo el programa “Patrimonio Inmaterial de Andalucía”. El objetivo
es comunicar la riqueza y pluralidad de la cultura andaluza y romper con algunos tópicos y
banalizaciones de la misma generados por la falta de conocimiento y valorización de nuestras
propias expresiones culturales y por las tendencias homogeneizadoras favorecidas en ocasiones
por los medios de comunicación.
- Durante todo el proyecto se ha realizado acciones de transferencia y sensibilización en el plano
local, nacional e internacional (apéndice)
Otro de los resultados del APIA ha sido la multiplicidad de procesos de patrimonialización
que ha registrado y su vez activado a lo largo de su desarrollo desde el punto de vista
administrativo-institucional y social. Por un lado, ha conducido a un aumento de activaciones
patrimoniales realizadas desde el ámbito institucional. En este sentido ha sido importante su
aportación metodológica referida a las dos características anteriores desde el punto de vista
metodológicpo-documental y desde el punto de visto de el concepto integrador de salvaguarda
aplicado al desarrollo social y territorial. Ello ha permitido cumplir con el objetivo de aplicabilidad
metodológica y transferencia del modelo de datos y la metodología empleada.
Las constantes actividades de transferencias han permitido alcanzar este cometido habiendo
convertido el APIA en un referente a nivel estatal e internacional y en una herramienta útil para la
gestión. Algunos de los impactos que ha tenido en estos ámbitos y que nos permiten evaluar los
resultados del proyecto son:
- El modelo de datos del Atlas, una vez puesto a prueba en el proyecto, está siendo implantado en
el Sistema de Información y gestión del Patrimonio Cultural de la Consejería de Cultura
(MOSAICO). Por lo que la metodología de trabajo del APIA se ha convertido en el modelo de
datos de la Consejería de Cultura para la documentación y protección de las Actividades de
Interés Etnológico. Por otro lado, el sistema de información empleado debía posibilitar el acceso
a la carga y consulta de la información a diferentes tipos de usuarios (expertos o protagonistas)
como registradores y sujetos activos del PCI. A través de la Red de Informantes y
Registradores del PCI de Andalucía está garantizada la continuidad y actualización
participativa del Registro actual.
Capítulo 5
298
- El modelo de datos aplicado en el APIA se ha exportado a otras CC.AA. a través de solicitudes
de asesoramiento directo (como es el caso de la Comunidad de Canarias) o bien a través del Plan
Nacional de Patrimonio Inmaterial, para todas las CC.AA. que lo soliciten. En la elaboración de
una ficha modelo de patrimonio inmaterial en el marco del Plan Nacional de Patrimonio
Inmaterial ha sido determinante la aportación andaluza en cuanto a la metodología de
documentación así como en relación al modelo de datos documental aportado.
- En el ámbito internacional, la metodología del proyecto ha sido transferida y aplicada en
diferentes países en el marco de proyectos de cooperación para la realización de inventarios del
Patrimonio Inmaterial (Nicaragua, Ecuador, Marruecos)139 Esta experiencia ha sido
‑
139 Taller Internacional sobre Gestión del Patrimonio Inmaterial. Quito (Ecuador), 2010; Encuentro
centroamericano sobre inventarios de Bienes Culturales, Granada (Nicaragua), 2010 (Gema Carrera Díaz,
IAPH)
Capítulo 5
299
artículo 165 del borrador se hace referencia a los instrumentos específicos de documentación y
difusión del Patrimonio Etnológico. Y se afirma:
“Se considera la elaboración de inventarios como el instrumento sistemático esencial para el
conocimiento del Patrimonio Etnológico, siendo especialmente de aplicación esta práctica en el
caso de actividades de interés etnológico, de acuerdo con la Convención de 2003 de Unesco para la
Salvaguarda del Patrimonio Cultural Inmaterial, así como para el establecimiento de propuestas de
protección, salvaguarda y difusión de los bienes que lo integran a nivel temático y territorial.
En este sentido se constituye el Atlas del Patrimonio Inmaterial de Andalucía como el instrumento
en la Comunidad Autónoma para asegurar la identificación con fines de salvaguarda a los bienes
andaluces de naturaleza inmaterial, según dispone la citada Convención de Unesco en su artículo
12” (art. 165 del borrador del reglamento).
- Por otro lado, en relación con la instrumentalización política del patrimonio cultural inmaterial140
hemos podido comprobar este uso en diversas ocasiones de manera más o menos explícita.
Últimamente, los objetivos políticos con respecto a al cultura están progresivamente más
cercanos a los intereses del mercado y la utilización del patrimonio como reclamo turístico. Tanto
es así, que una vez publicada la base de datos de patrimonio inmaterial en la página web del
IAPH, esta noticia fue transformada en una estrategia de reclamo turístico durante la semana
santa:
“Alonso anima a disfrutar el nuevo Atlas del Patrimonio Inmaterial 'on line’ toda la información
recopilada sobre el Patrimonio Cultural Inmaterial de Andalucía, una "auténtica guía de
emociones", en palabras del consejero de Educación, Cultura y Deporte en funciones, Luciano
Alonso, que ha animado a disfrutar de ella. En una nota, Alonso ha destacado la contribución que,
a su juicio, realiza este recurso a la "salvaguarda y difusión del importante patrimonio inmaterial",
lo que "refuerza el reconocimiento de la diversidad cultural andaluza y amplía sus posibilidades de
proyección turística". Este innovador producto informativo se pone así a disposición de la
ciudadanía, "bien por ser los protagonistas y alma de estas expresiones culturales de gran valor, o
también por ser aquellos que tendrán la posibilidad única de disfrutar de una oferta singular a la
par que muy diversa", ha indicado el consejero. Para Alonso, esta herramienta será útil para todos
aquellos visitantes que quieran aprovechar la Semana Santa para conocer y disfrutar del destino
Andalucía, o aquellos que ya gozan de la suerte de vivir en Andalucía y desean 'navegar' en su rico
patrimonio. "El turista busca, elige y escoge entre la distintas posibilidades que ofrece el destino
140 En el año 2012 fue presentado, por segunda vez (la primera fue en 2009), por parte del entonces
Consejero de Cultura. Los objetivos explícitos de la presentación eran comunicar los resultados del proyecto
en aquel momento y así fue como se manifestó desde el punto de vista técnico.Las intenciones latentes e
implícitas de la misma, y el presupuesto empleado, denotaban que se trataba evidentemente de un acto
electoralista y propagandístico, en el que en la medida de lo posible, intentamos garantizar la calidad de la
aportación técnica y social. El consejero planteó presentar el proyecto en todas las provincias andaluzas en
colaboración con los Grupos de Desarrollo Rural, muchos de los cuales habían sido colaboradores del
proyecto. Finalmente solo se hizo una presentación en la capital andaluza. Y en el resto se hizo a través de
los medios televisivos locales e internet, puestos a su servicio. En el marco de esta presentación, la
consejería encargó la producción del Vídeo presentación del Atlas del Patrimonio Inmaterial de Andalucía y
la elaboración del vídeo sobre la Marca de la Consejería destinada a la difusión del patrimonio inmaterial
denominado “Tu pueblo Tu cultura”.Tras la presentación del Atlas, Canal Sur TV planteó realizar un
Programa de Reporteros de RTVA dedicado al Atlas del PCI en el marco de la celebración del día de
Andalucía (https://www.youtube.com/watch?v=hNc9XZvjqek.)
Capítulo 5
300
para generar emociones y experiencias", ha añadido Alonso antes de mostrarse convencido de que
esta herramienta se convierte en una "magnífica oportunidad para decidir dónde viajar".
"Estamos convencidos de que el nuevo Atlas del Patrimonio Inmaterial 'on line' despertará un
interés extraordinario entre los propios andaluces y visitantes, que en estas fechas, además de
apreciar las tallas y desfiles procesionales, también se podrán informar sobre el Flamenco,
Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad, los Patios de Córdoba o un sinfín de tradiciones,
costumbres y usos de Andalucía", ha abundado en esta línea ((c) 2015 Europa Press. http://
www.europapress.es/andalucia/cultura-00621/noticia-alonso-anima-disfrutar-nuevo-atlas-
patrimonio-inmaterial-on-line-20150329113845.html)
Capítulo 5
301
Pesca de Ribera. J. miguel Mejías del Río. APIA. 2010. Fondo gráfico IAPH
6.0. Introducción
En este capítulo analizaré los riegos y valores relacionados con determinados oficios y saberes
tradicionales vinculados con el aprovechamiento de recursos primarios o con su transformación
básica. Dependiendo de diferentes dinámicas, estos oficios tienen mayores o menores posibilidades
de continuidad. Parte de estas posibilidades están relacionadas con los colectivos o actores que en
torno a las mismas activan diversas formas de patrimonialización. Parte de sus limitaciones están
relacionadas con las acciones e instrumentalizaciones políticas y económicas que se realizan en
torno a ellos o los territorios en los que se encuentran.
Una parte de los oficios analizados han sido registrados en el ámbito temático de “oficios y
saberes” del Atlas del Patrimonio Inmaterial de Andalucía, fundamentalmente los relacionados con
Capítulo 6
302
la producción agroalimentaria y los aprovechamientos agrícolas, ganaderos o silvopastoriles. Estos
serán analizados en este capítulo. Otros, constituyen objeto actual de mi investigación a raíz de un
nuevo tipo de relación establecida con determinados colectivos (protagonistas o agentes políticos o
actores del ámbito privado), con quienes he iniciado un nuevo tipo de colaboración a partir de sus
solicitudes de asesoramiento debido a la situación de riesgo en la que se encuentran o porque inician
procesos de patrimonialización al respecto, con diferentes objetivos e intereses, solicitando su
inclusión en el Atlas, en el Catálogo General de Patrimonio Histórico de Andalucía y
fundamentalmente en las Listas de UNESCO. Dedicaré el siguiente capítulo al oficio de la
elaboración artesanal de cal en Morón de la Frontera.
El propósito de mi análisis es ofrecer una propuesta metodológica a partir de mi propia
experiencia en la gestión del patrimonio para la documentación y salvaguarda del PCI, sobre todo
en el caso de los oficios y saberes, que puede ser útil en el ámbito de la gestión cultural y ambiental
y para el desarrollo social y territorial centrado en los conocimientos tradicionales, teniendo en
cuenta los procesos de globalización y localización en torno a los mismos y los procesos de
activación patrimonial relacionados con ellos, ya sea desde el ámbito, social, institucional, político
o privado.
Especialmente importante ha sido la aportación realizada a través de Atlas en cuanto al
proceso de documentación y la metodología empleada, atendiendo al carácter integrador de la
disciplina antropológica aplicada y entendiendo el proceso de inventario, no como un fin en sí
mismo, sino como una forma de detectar valores y riesgos para la viabilidad de las actividades que
documentamos. Me interesan principalmente la relación de estas con los procesos de identificación
local y con las estrategias familiares y grupales de reproducción social y simbólica tan importantes
para su continuidad. Resulta fundamental en su análisis las relaciones entre actividades con los
objetos muebles e inmuebles y la relación de todos ellos con los territorios y socioecosistemas de
los que forman parte, poniendo el énfasis, antes que en los objetos, en los procesos sociales
generados por los colectivos que mantienen vivas estas actividades o los conocimientos a lo largo
del tiempo. Me interesa también la paradójica idea de salvaguarda ligada a la transformación, al
dinamismo y al cambio, pues la continuidad de estas actividades radica en esta capacidad continua
de adaptación a los cambios sociales, políticos y económicos que se producen en los contextos
globales y locales que afectan a sus protagonistas. Considero necesario valorar estas estrategias de
salvaguarda que, de forma consuetudinaria, basadas en la experiencia al tiempo que innovadoras y
Capítulo 6
303
creativas, por la necesidad de adaptación, se han venido poniendo en marcha por estos colectivos.
Detectar los límites y presiones que ellos mismos identifican y con las que se enfrentan es una tarea
prioritaria.
El objetivo es analizar las fórmulas de viabilidad de estas actividades por considerarlas un
modo de desarrollo social y territorial basados en los valores identitarios, de representatividad y
sostenibilidad de este patrimonio cultural.
La globalización del mercado, la tendencia hacia la terciarización de la economía, la falta de
relevo generacional en la transmisión de estos saberes, la dificultad para adaptarse a normativas
actuales, muchas veces contradictorias (ley de aguas, leyes de parques naturales y espacios
protegidos, registros sanitarios, leyes de costas, industrias, políticas agrarias, ganaderas o pesqueras,
planificación territorial, leyes de patrimonio, planes turísticos,…); la pérdida de funcionalidad
práctica o la competencia de los productos fabricados de manera industrializada a bajo coste, entre
otros, son algunos de los problemas que amenazan la continuidad de estas prácticas.
Aunque minoritarios, en los últimos años se asiste a una cierta revitalización de la demanda
de productos de calidad artesanal y ligadas al territorio y una mayor concienciación social acerca de
la necesidad de una relación de proximidad entre productores y consumidores donde prevalezcan
las relaciones sociales de vecindad, la relación respetuosa con los recursos del entorno, con las
relaciones sociales de producción y el trabajo y donde se fomentan los canales cortos de
comercialización sin intermediarios.
Además, los movimientos sociales y los colectivos protagonistas, conscientes de los valores,
culturales, ambientales agroecológicos o sociales -a partir de los cuales se generan procesos
identitarios- dan pie a la puesta en marcha de iniciativas de patrimonialización de diversa índole que
garanticen las posibilidades de continuidad económicas, sociales y simbólicas de las mismas.
Los procesos de regionalización económica y creación de nuevos mercados que acontecen
en el Estado español a partir del desarrollismo de los 60, de la entrada en la CEE o UE a partir de
los 80 y de la regionalización y terciarización han conducido a una consecuente desarticulación de
nuestra economía y, por tanto, a la eliminación de gran parte de nuestra cultura (Suárez de Vivero,
Rodríguez Mateos, Florido del Corral,2008; Florido del Corral, 2012, 2003c, 2004, 2008).
Capítulo 6
304
económicamente, desatendiendo los otros valores culturales, ambientales, sociales o económicos (a
largo plazo) de las mismos; o bien por regir visiones sesgadas y reduccionistas de las gestión en
cada ámbito. Pretendo analizar cómo se reflejan parte de estas dinámicas y conceptos expuestos
aplicados preferentemente a los oficios relacionados con las actividades primarias (agroganaderas,
pesqueras o forestales) o de transformación de los recursos del entorno (agroalimentarias o
producción de material de construcción) en distintas situaciones de riesgo o transformación.
¿Qué había de todo ello en el Sistema de Información y gestión del Patrimonio Histórico de
Andalucía? objetos inmuebles, inertes y, en su mayor parte, abandonados a su suerte por muy
inmateriales que sean sus valores recogidos por diversos inventarios como el Inventario de
Arquitectura Popular de Andalucía, 1992-1997 realizado por la Consejería de Cultura e el
Inventario de Cortijos , Haciendas y Lagares (Consejería de Fomento y Vivienda, iniciado en 1990)
recogidos en la base de datos de Inmuebles del IAPH. (Carrera, 2004, Carrera, Modejar y Soro,
2007; Carrera y otros, 2007). ¿Y en el Catálogo General del Patrimonio Histórico de Andalucía?
¿Qué se ha logrado proteger desde la administración de cultura acerca de estos oficios relacionados
con las actividades agropecuarias o agroalimentarias? Son muy escasos los ejemplos y poco
efectivas las medidas de protección o de otro tipo llevadas a cabo con respecto a los bienes
etnológicos relacionados con este tipo de actividades como lo demuestran algunas investigaciones
al respecto, a pesar de la gran cantidad de actuaciones realizadas en algunas zonas como es el caso
del Parque Natural Cabo de Gata- Níjar. En este caso, algunas de las actuaciones resultaron de la
coordinación entre administraciones (Cultura y medioambiente) pero sin embargo, la población
afectada permanece ajena, en la mayor parte de las veces, a la toma de decisiones (Quintero Morón,
2009).
“Andalucía concentra más del 25% del Producto Interior Bruto (PIB) agrario nacional y el 37% de
los afiliados agrícolas del país. En la comunidad autónoma hay más de 270.000 perceptores de
ayudas de la Política Agraria Comunitaria (PAC), de los que 205.000 perciben menos de 5.000
euros anuales. Las pérdidas anuales serán de 319 millones de euros en ayudas directas y 211
millones en desarrollo rural. El Ministerio de Agricultura aplicará desde este año una reducción
lineal del 8,64% a todos los agricultores.
Capítulo 6
305
Quedan fuera de las ayudas asociadas el olivar de montaña, el trigo duro o la uva pasa. También
están previstos recortes en la partida dirigida a los jóvenes agricultores y no hay incentivos para
las pequeñas y medianas explotaciones.
El recorte en los fondos europeos de la Política Agraria Común (PAC) va a tener en Andalucía un
impacto mayor del que se preveía en enero, cuando se conoció el presupuesto global. El Gobierno
andaluz estima que el modelo de regionalización propuesto por el Ministerio de Agricultura
provocará unas pérdidas del 18,65% en las ayudas directas del Régimen de Pago Único. Teniendo
en cuenta que este capítulo ascendió el último año a 1.711 millones, el recorte sería de 319
millones anuales durante el periodo de la nueva PAC, 2015-2020. Esa cantidad se uniría a los ya
conocidos 211 millones que Andalucía dejará de recibir en desarrollo rural, con lo que la
reducción total superará los 500 millones.” (Ginés Donaire, Diario El País, 2014)
En este contexto, en el que la nueva Política Agraria Comunitaria (PAC) 2015-2020 reduce las
ayudas a la agricultura andaluza y particularmente las ayudas dirigidas a los cultivos tradicionales,
me propongo analizar los motivos por los cuales los conocimientos tradicionales relacionados con
el aprovechamiento de los recursos naturales y la producción agroalimentaria (fundamentalmente
los agroganaderos y silvopastoriles) continúan o no vigentes en la actualidad.
Me interesan especialmente estos oficios porque la producción agroalimentaria en Andalucía
mantiene una fuerte vinculación con el territorio y sus recursos, siendo una de las actividades
productivas más importantes de Andalucía, muy afectada por la globalización agroalimentaria, la
gestión medioambiental y las políticas de agricultura y pesca, y turismo, todas ellas insertas en las
nuevas corrientes de “desarrollo rural”. La globalización agroalimentaria ha supuesto
transformaciones económicas, culturales y territoriales que han afectado a todas las actividades
tradicionales y a los territorios en los que se desarrollan (Florido, 2013, 2004). La denominada
Andalucía rural no lo es tanto, pues Andalucía cuenta con un sistema territorial fuertemente
articulado en torno a lo que ha venido a denominar agro-ciudades, definidas por su estrecha
vinculación con las fértiles tierras donde se emplazan y por su rica productividad agrícola (Carrera,
Delgado y Zafra, 2007). Estas urbes han jugado históricamente un papel determinante en la
articulación del territorio, generado, en muchos casos, la dependencia funcional de los municipios
circundantes, para los que constituyen importantes referencias urbanas. Como apunta J.L Díaz
Quidiello (2007), estos nodos medulares del territorio singularizan el sistema urbano andaluz, en la
que confluyen factores como sus altas dimensiones poblacionales a modo de ciudad, y una
economía históricamente vinculada a la agricultura a modo de centro rural. Es por ello, que en
ocasiones se confunde agrario y rural cuando hablamos de Andalucía, donde ambos conceptos no
son siempre idénticos.
Capítulo 6
306
6.1.1. Los conocimientos tradicionales campesinos en juego.
142Iniciada en EEUU tras la segunda guerra mundial basaba el incremento de la productividad agrícola en el
uso de variedades “mejoradas” de una sola especie y durante todo el año (monocultivo) y en la aplicación
de grandes cantidades de fertilizantes, plaguicidas y cambios en el sistema de riego.
Para mayor información sobre la marca de calidad territorial europea puede consultarse la URL: http://
143
www.ruralquality.net/es/content/show/&tid=137.html
Capítulo 6
307
profundamente arraigadas en el entorno local, asumen su destino como objetos generadores de
economía terciaria, a disposición del sector de los servicios turísticos” (Sánchez Martínez,
2010:142)144
Es decir, la falta de actividad agrícola generada por la desagrarización se tiende a cubrir con
otras actividades de servicios potenciadas por las políticas de Desarrollo Rural fomentadas por los
fondos de cohesión europeos y acompañadas de la PAC, aplicadas ambas en Andalucía a través de
la Consejería competente en Agricultura y Pesca en estrecha relación con la Consejería competente
en turismo. Además, se viene implementando mediante acciones potenciadas desde la Red de
Espacios protegidos de Andalucía (Medioambiente). ¿Qué papel subalterno juega cultura en todo
esto y qué papel debería jugar?
Aunque gran parte de los proyectos sobre los que han pilotado las estrategias de desarrollo
rural se basen en elementos relacionados con el patrimonio cultural, fundamentalmente etnológico,
la Consejería de Cultura suele estar ajena al desarrollo de estos planes o estrategias en el territorio
andaluz. Lo mismo ocurre con algunas de las políticas auspiciadas por la consejería de turismo. Tal
es el caso de un instrumento de reciente creación: la Estrategia Integral de Fomento del Turismo
de Interior de Andalucía, al cual tuve la posibilidad de informar en su fase final de redacción145,
pues antes no tuvo cabida la participación de Cultura en su desarrollo. Su objetivo es convertirse en
la estrategia que aglutine los esfuerzos de todas las consejerías que deberían trabajar conjuntamente
por la cultura en su más amplio sentido. Sin embargo, parece que ello solo es posible si se hace
relacionándolo con un mecanismo mercantilizador de la cultura a través del turismo cuyos objetivos
son:
144JuanAlonso Sánchez Martínez, en la fecha en la que escribió este artículo era director de Cultura del
Ayuntamiento de Loja y miembro del GDR del Poniente Granadino cuyo presidente, Miguel Castellano, era
también presidente de la Asociación de desarrollo rural de Andalucía (ARA) y principal interlocutor de los
Grupos de Desarrollo Rural y las Consejerías de Agricultura y Pesca, Turismo…
145La estrategia basa la potencialidad turística del interior de Andalucía (704 municipios, excluye solo los
municipios litorales y los núcleos urbanos superiores a 100.000 habitantes) en el patrimonio cultural
haciendo especial hincapié en el patrimonio etnológico, sobre todo, el patrimonio cultural inmaterial y los
paisajes culturales andaluces. La Estrategia basa su metodología en el principio de Gobierno participativo
siendo el proceso participativo uno de sus principios metodológicos. A pesar de las dos premisas anteriores,
en la fase de diagnóstico no ha participado un actor fundamental: la Consejería competente en Patrimonio
Cultural ni el Instituto Andaluz del Patrimonio Histórico. El diagnóstico adolece de ciertas lagunas en materia
de patrimonio cultural tanto desde el punto de vista conceptual como desde el punto de vista cualitativo y
cuantitativo de la información. Entre las fuentes de información consultadas para el diagnóstico se
encuentra la de los Datos Espaciales de Referencia de Andalucía (DERA) que incluyen sólo una selección
de Bienes de Interés Cultural, además de edificios “singulares” y museos (pág. 82) pero no se han
manejado fuentes fundamentales
Capítulo 6
308
“convertirse en el marco integrador y de referencia para los instrumentos de planificación turística, de
la Consejería de Turismo y Comercio, así como para las diferentes actuaciones impulsadas por las
Consejerías de Agricultura, Pesca y Desarrollo Rural y Medio Ambiente y Ordenación del Territorio,
Educación, Cultura y Deporte en materia turística….Proporcionar una orientación estratégica para
fomentar el desarrollo local, contribuir al asentamiento de la población, e impulsar y generar
economías de escala en el interior de Andalucía” (Portal del Plan Integral de Fomento de turismo
Interior sostenible de Andalucía)146.
Otras de las estrategias actuales que podrían considerarse más coherentes en estos espacios,
como afirman Lozano y Aguilar Criado (2010), es la producción de certificaciones de alimentos: las
Denominaciones de Origen Protegida (DOP) o las Indicaciones Geográficas Protegidas (IGP). Estas
certificaciones pretenden expresar el vínculo de estos productos con su entorno, convirtiéndose el
anclaje territorial en el elemento distintivo por el que el producto agroalimentario incorpora las
características del lugar (naturales y culturales), constituyendo una suma de elementos tangibles e
Capítulo 6
309
intangibles que identifican un territorio, constituyendo una suma de elementos tangibles e
intangibles que identifican un territorio.
Las últimas reformas de la PAC para el periodo 2015-2020 demuestran que en las
denominaciones de origen, a pesar de la fuerza que pueden ejercer localmente los consejos
reguladores, se impone la productividad y el bajo coste de la producción frente a la calidad del
producto, como es el caso de las pasas de Málaga. La PAC ha dejado de apoyar las explotaciones
minifundistas y familiares en Andalucía, favoreciendo la producción de otras regiones y la gran
explotación agraria en zonas de fácil manejo con maquinaria agrícola que implique bajos costes
salariales, quedando fuera de las ayudas, entre otros, el olivar de montaña (véase el análisis del
borrador del Plan Director del Olivar al final de este capítulo) o pequeños cultivos minifundistas y e
pendiente como el de los paseros de Málaga).
Al mismo tiempo, están surgiendo formas de producción ecológica de “multinacionales”,
certificadas sólo por no utilizar químicos, que suponen una amenaza para estas actividades
tradicionales que respetan muchos otros aspectos ecológicos en su producción. Además, sus
capacidades de marketing y comercialización dominan el mercado más lucrativo de la agricultura
ecológica (procesos de comercialización). La gran producción agroalimentaria emplea los atributos
de calidad artesanal o territorial de la pequeña producción ecológica como estrategia de marketing
compitiendo con ella. Por tanto, la marca de calidad territorial no puede por sí sola garantizar la
continuidad de una producción agrícola que deja de ser fomentada por cuestiones de “ineficiencia”
económica o falta de rentabilidad monetaria, a pesar de todos los valores sociales, culturales y
ambientales que esta actividad garantiza y por no poder competir con una industria agroalimentaria
a gran escala que controla el mercado y las estrategias de marketing basadas en falsa etiquetas
“ecológicas”, “bios” o “naturales” (Ortí García, 1999; Lozano y Aguilar, 2010).
Por otro lado, muchos de estos espacios relacionados con los procesos de “desagrarización”
y terciarización a los que antes hacíamos referencia se han convertido en las últimas décadas en
espacios protegidos por sus valores ecológicos y medioambientales147. La Red de Espacios
Capítulo 6
310
Naturales Protegidos de Andalucía (RENPA)148 integrada por 242 espacios, abarca
aproximadamente 2,8 millones de hectáreas en el territorio andaluz, lo que supone el 30,5% de la
superficie de Andalucía. La política ambiental en Andalucía, que tiene una gran importancia en la
planificación territorial y de desarrollo rural (frente a la política cultural), hace que se produzcan
procesos de patrimonialización de amplios territorios de Andalucía basados en su componente
natural y biofísica olvidando las implicaciones culturales de los mismos y la siempre presente
dialéctica entre naturaleza y cultura para entender y gestionar adecuadamente estos territorios. Las
primeras acciones de legislación medioambiental en el Estado español heredan la visión
anglosajona y norteamericana de la conservación de la naturaleza separada de la cultura y
considerando a los seres humanos presentes en esos socioecosistemas como desprovistos de
cualquier tipo de saberes y conocimientos aplicados o necesarios para los mismos. Paradójicamente,
estos espacios “naturales” se “conservan” para ser “explotados” con fines turísticos, cinegéticos
(Coca Pérez, 2010; Santamarina Campos, 2005) excluyendo de su gestión a los grupos más
legitimados para hacerlo: los grupos sociales que tradicionalmente vienen habitando estos espacios
y manejando sus recursos y tienen los conocimientos para hacerlo de la manera adecuada.
Los documentos para planificar y regular su usos en Andalucía (Plan de Ordenación de
Recursos Naturales- PORN-; Plan Rector de Uso y Gestión-PRUG) nos muestran los parques
naturales de una forma simplificada, produciéndose imágenes mixtificadas de lo “natural” y a
veces, en el mejor de los casos, de lo “tradicional”, casi siempre material y en desuso, sin tener en
cuenta la diversidad de miradas y percepciones sobre estos territorios (Florido del Corral, 2008)
sobre todo la de los “camperos” (Coca Pérez, 2008) y los conflictos generados en estos espacios.
Entre estos conflictos y tensiones hemos de tener en cuenta tanto los derivados de las políticas
medioambientales que silencian la presencia humana como los que son consecuencia de la
estructura social latifundista, la privatización de los montes de propios y otras reivindicaciones
sociales y culturales generadas en el seno de estos territorios. En cualquier caso, la norma en la
aplicación de estas figuras de protección es no tener en cuenta a la población y sus percepciones
(Coca Pérez, 2008, 2010; Quintero Morón, 2005, 2009; Hernández y Quintero, 2012). En cualquier
148"se configura como un sistema integrado y unitario de todos los espacios “naturales” ubicados en el
territorio de la Comunidad Autónoma de Andalucía que gocen de un régimen especial de protección en
virtud de la normativa autonómica, estatal y comunitaria o convenios y normativas internacionales” (artículo
1 del Decreto 95/2003, de 8 de abril, por el que se regula la Red de Espacios Naturales Protegidos de
Andalucía y su Registro.)
Capítulo 6
311
caso, la norma es no tener en cuenta a las poblaciones locales y sus percepciones (Pascual y Florido,
2005).
En este sentido tampoco se emplean adecuadamente algunas figuras de protección como las
de “paisaje cultural”149, ni por las administraciones competentes en medioambiente ni por la
competente en cultura, siendo las figuras de Lugar de Interés Etnológico (como la de la Huerta de
Pegalajar o el Ruedo de Cañaveral) o el de “zona patrimonial” la que más se le parecen (esta última
la veremos en el caso de la Vega de Granada).
Una metodología más integradora y una figura que reuniera todas las competencias, podría
ayudar a mejorar visiones reduccionistas y mejorar la calidad de vida de amplios territorios en
Andalucía (al menos todo el que se corresponde con los Espacios Naturales Protegidos). En este
sentido, resultan de gran interés las propuestas metodológicas para una gestión integradora del
patrimonio cultural a través del concepto de paisaje cultural realizadas desde el laboratorio del
paisaje del IAPH (Fernández Cacho y otros, 2008; Rodrigo y otros, 2012).
En todas estas normativas esbozadas y aplicadas a los territorios rurales en pro de su
“desarrollo” subyace una visión productivista ligada a una visión occidental sacralizada del
progreso por la que los individuos y los grupos sociales deben plegarse a los dictados de la ciencia,
la técnica, la modernización, el desarrollo de las fuerzas productivas y al mercado y su lógica. Una
visión economicista del desarrollo acompañado de un cambio social y cultural (“modernización”
para una pretendida mejora de la “calidad de vida”) (Naredo, 2003; Moreno Navarro, 2002). Los
patrones urbanos occidentales de desarrollo se imponen al medio rural mediante las políticas de
149 El convenio Europeo del Paisaje define el paisaje teniendo en cuenta esta dialéctica naturaleza-cultura;
la importancia de la percepción social; la necesidad de protección teniendo en cuenta su doble dimensión
natural-cultural; relaciona todas estas dimensiones de la gestión con el objetivo de garantizar su continuidad
guiados por una perspectiva de desarrollo sostenible. El Convenio Europeo del Paisaje (CEP) fue firmado
en Florencia en el año 2000 y ratificado por España el 26 de noviembre de 2007. Su entrada en vigor se
produjo el 1 de marzo de 2008. El convenio define el “paisaje” como “cualquier parte del territorio tal como
es percibida por las poblaciones, cuyo carácter sea el resultado de la acción y la interacción de factores
naturales y/o humanos”; Entiende por por “política en materia de paisajes” ”la formulación, por parte de
las autoridades públicas competentes, de los principios generales, estrategias y directrices que permitan la
adopción de medidas específicas con vistas a la protección, gestión y ordenación del paisaje” (art.1.b); Por
“objetivo de calidad paisajística” se entenderá, para un paisaje específico, la formulación, por parte de las
autoridades públicas y competentes, de las aspiraciones de las poblaciones en lo que concierne a las
características paisajísticas de su entorno (arti 1.c); Por “protección de los paisajes” se entenderán las
acciones encaminadas a conservar y mantener los aspectos significativos o característicos de un paisaje,
justificados por su valor patrimonial derivado de su configuración natural y/o la acción del hombre (art.1.e.);
Por “gestión de los paisajes” se entenderán las acciones encaminadas,desde una perspectiva de
desarrollo sostenible, a garantizar el mantenimiento regular de un paisaje, con el fin de guiar y armonizar las
transformaciones inducidas por los procesos sociales, económicos y medioambientales (art.1.f.); Por
“ordenación paisajística” se entenderá las acciones que presenten un carácter prospectivo particularmente
acentuado con vistas a mejorar, restaurar o crear paisajes. (art.1.g.).
Capítulo 6
312
desarrollo rural que implican el desprecio a formas culturales distintas y a los aspectos positivos de
la cultura campesina y su capacidad de resistencia y resiliencia sociocultural y ecológica. En este
sentido, sorprende, y éste debería ser el objeto de estudio principal de muchas investigaciones,
cómo muchos oficios tradicionales, que parecen estar eternamente en peligro de desaparición,
logran continuar vigentes y aportando formas societarias alternativas de éxito a aquellas impuestas
por la globalización del mercado y sus instrumentos.
Capítulo 6
313
debe a que la globalización agroalimentaria viene acompañada de un proceso de privatización
de los recursos fitogenéticos que actualmente se encuentran en manos de empresas
multinacionales que además patentan su uso. La mayor parte de la superficie cultivada en
Andalucía se sustenta sobre plantaciones de semillas “mejoradas científicamente”150 frente a la
mejora acumulativa propia del conocimiento campesino. Ello ha conducido a una
homogeneización de los cultivos que no pueden mejorarse si no es volviendo a comprar
semillas cada año y por tanto una pérdida de la biodiversidad cultivada en Andalucía151. Esta
pérdida de biodiversidad viene acompañada de la desaparición del conocimiento campesino
tradicional sobre las características, valores y usos de estas variedades y las formas de
producirlos. En la apropiación científica del conocimiento tradicional radica una de las claves
de la globalización agroalimentaria: la Propiedad Intelectual a través del patrimonio genético y
de la biodiversidad agroganadera mediante las normas UPOV (Unión Internacional para la
Protección de las Obtenciones Vegetales) (Sevilla Guzmán y Soler Montiel, 2010)
c) Externalización del mercado de destino: separándose la agricultura de las necesidades
alimentarias de su entorno y respondiendo a una lógica de acumulación que rige el modelo de
abastecimiento agroalimentario actual. Esto ha hecho que se haya mermado la capacidad de
satisfacer la demanda interna de productos por lo que actualmente más del 60% de los
productos agroalimentarios andaluces se importan (Delgado Cabeza, 2010). El mayor valor
añadido de la producción agrícola está en manos de las empresas de insumos y de la industria
de transformación de alimentos.
d) Separación entre la comunidad local y la naturaleza: las relaciones con el medio dejan de
ser socioecosistémicas para convertirse en relaciones de dominio y explotación. En estos
territorios de concentración de actividad agrícola se produce una explotación intensiva de los
recursos en función de estrategias globales que gobiernan los sistemas productivos locales.
150La mejora científica se basa en la “heterosis” o vigor híbrido que solo se mantiene si se siembra cada
año la semilla de primera generación lo que obliga a comprar semillas cada año. La producción de semillas
se encuentra actualmente en manos de grandes corporaciones transnacionales lo que ha supuesto una
pérdida de conocimientos y de autonomía de los campesinos.
151 La componente multicultural de Andalucía también es verificable a través de las actividades, técnicas y
tipos de cultivos agrícolas teniendo varias épocas en las que la introducción de nuevos cultivos, técnicas y
semillas fue particularmente intensa (presencia romana, presencia árabe y el comercio con América)
(Soriano Niebla, 2010). Sin embargo desde la segunda mitad del siglo XX, la pérdida de biodiversidad y del
conocimiento tradicional asociado a su manejo y producción ha sido la mayor en toda la historia de
Andalucía. En horticultura la pérdida de biodiversidad es casi total (Soriano Niebla, 2004, Valero González,
2009).
Capítulo 6
314
Estas estrategias están basadas exclusivamente en criterios de valoración monetarias que no
tienen en cuenta los daños ni los coste sociales, culturales y ecológicos producidos en el ámbito
local en el que se desarrolla la actividad. Algo que las políticas públicas deberían tener en
cuenta. Sin embargo, en gran parte de los casos, las políticas públicas parecen haberse orientado
a facilitar este tipo de explotaciones en nombre de la “eficiencia” y la “modernización”.
Por todo ello, creo que resulta crucial en este momento entender el porqué de la permanencia
del sistema artesanal en el ámbito agrícola y de producción agroalimentaria y atender a su
importancia en relación con la reproducción de una identificación local en el contexto global a pesar
de todas la vicisitudes que están sufriendo y que están relacionadas con las políticas comunitarias,
estatales y regionales y con las tendencias neoliberales del mercado y de la supremacía otorgada al
conocimiento “científico” por encima de los conocimientos tradicionales, algo que ha sido
manifiestamente contradicho por autores desde diversas disciplinas como la antropología ambiental,
la agroecología o la sociología rural (Acosta Naranjo,2007 y 2008; Escalera Reyes y Ruiz
Ballesteros, 2011; Santamarina, Altieri, M, Anderson y Derrick, 1987; Toledo, 2008)
Actualmente, muchas de las acciones en torno a estos oficios tradicionales se orientan a su
desconsideración y consecuente pérdida dado que están afectadas por las políticas de
“modernización” agrarias, ganaderas o pesqueras que no tienen en cuenta el “arsenal nemotécnico”
(Toledo, 2008; Coca, 2010) de estos conocimientos y la componente cultural y medioambiental de
estas actividades. Se basan en limitados criterios de rentabilidad económica sin atender a los
aspectos multifuncionales de estas actividades ni al análisis multicriterio que se necesita para su
abordaje (Mata Olmo, R y Fernández Muñoz, S, 2010; Reig, 2007; Pignault, 2004; Toledo, 2008).
Las políticas sectoriales de las últimas décadas (agrícolas, pesqueras, artesanales, forestales,
medioambientales o de planificación territorial o ambiental) han tenido en Andalucía graves
consecuencias sobre la cultura y lo que hemos denominado el patrimonio cultural inmaterial. Más
allá de su componente agrosocioecosistémica no contemplada ni por unos ni por otros, la que menos
voz tiene en todo esto es la administración competente en “cultura”, que aunque legitimada para
ello, no lo hace de forma sistemática, ni organizada ni con la agilidad que estas frágiles relaciones
bioculturales necesitan152.
Veremos en algunos ejemplos del Atlas cómo determinadas políticas sectoriales están
afectando a la desagrarización, desaparición o transformación de cultivos tradicionales. La
Capítulo 6
315
intensificación e industrialización agrícola y ganadera supone una pérdida de autonomía por parte
de los agricultores, ganaderos, campesinos, que se someten a los vaivenes del mercado y de la PAC,
perdiendo el control sobre sus sistemas y técnicas de producción, ya externalizada hacia un mercado
cuyas tendencias no controlan y al que hace falta un gran número de intermediarios para llegar. As ,
bajo el paraguas de la PAC153 y otras políticas regionales de “desarrollo” o “modernización
agraria”, la producciones agropecuarias tradicionales se han ido perdiendo (dadas las presiones
legales y la falta de fomento a la pequeña propiedad) o han sido sustituidas por una producción
tecnificada y sujeta a liberalización comercial agraria.
Ello lleva al abandono o pérdida progresiva de los sistemas de aprovechamiento
tradicionales pues no pueden modernizarse en el mismo sentido y no pueden competir ni en
volumen de producción ni en precios con las nuevas explotaciones de carácter intensivo. Con la
industrialización de los “socioagroecosistemas” (Sevilla Guzmán, Doñate i Sastre, Márquez Porras,
Romero i Noguera, 2008), los requerimientos del consumo doméstico fueron desplazados por los
del mercado y la “modernización” (Delgado Cabeza, 2006). La industrialización de la actividad
agrícola se fundamenta en una aplicación intensiva de capital y tecnología, lo que ha comportado
cambios del uso y ocupación de los territorios con lógicas insostenibles en el tiempo que no reparan
en impactos sociales, culturales económicos o ambientales.
153 La PAC incluye a sus productos en la Organización Común de Mercados (OCM) pensada para
explotaciones intensivas e industriales. En el Caso de las Frutas y Hortalizas, en el Primer Pilar de la PAC
no se contempla la protección mediante ayudas de los cultivos más característicos de las huertas, a
diferencia de otras orientaciones productivas como las cerealistas, ganaderas u olivarera.
Capítulo 6
316
de decisiones. Desde esta perspectiva, es prioritaria la participación de los agentes implicados en la
toma de decisiones de políticas y reguladoras, sin limitaciones jerárquicas que superpongan el
conocimiento científico-técnico a los conocimientos tradicionales.
En cuanto a su dimensión política, es evidente que contemporáneamente a la destrucción de
las formas tradicionales de producción, a los territorios, paisajes y cultura material vinculados con
aquellas, aumenta la consciencia social en torno a esta pérdida.
Esta conciencia se pone de manifiesto a través de movimientos sociales en su defensa, de la
demanda de productos saludables, ecológicos y territorialmente diferenciados y de los procesos de
patrimonialización en torno a la producción agroalimentaria. Algunos movimientos sociales han
activado procesos de patrimonialización o iniciado medidas alternativas de autogestión relacionados
con estas reivindicaciones: slow food, agriculturas de proximidad de bajo consumo energético,
Movimiento de los Trabajadores Rurais sem Terra (MST), Vía campesina, movimientos del
Sindicato de Obreros del Campo, Pacto Andaluz por la Naturaleza, Red Andaluza de Semillas…
Todos ellos se basan en una reivindicación común que les ha unido: “La soberanía alimentaria”. 154
Ello implica una concepción holística de la producción, de la comercialización y del
consumo de alimentos que redefine el sistema agroalimentario en base a principios
“agroecológicos” donde la producción de alimentos implique la defensa de la agricultura campesina
sostenible y de los sistemas agroganaderos tradicionales basados en el conocimiento empírico de su
entorno, que respeten y fomenten por tanto la biodiversidad cultivada y por tanto la diversidad
cultural (técnicas de cultivos, sistemas de riego, formas de organización colectiva, estrategias de
trabajo familiar..) que orientan su producción a la producción del entorno a través del mercado local
a través de la construcción de redes alimentarias que articulan producción y consumo de forma
equitativa y directa, sin intermediarios, sin grandes centros comerciales y que se fundamentan en
154 La soberanía alimentaria se define como el “derecho de cada nación para mantener y desarrollar su
propia capacidad para producir alimentos básicos de los pueblos respetando la diversidad productiva y
cultural. Tenemos el derecho a producir nuestros propios alimentos en nuestro propio territorio de manera
autónoma La soberanía alimentaria es una premonición para la seguridad alimentaria genuina.”
Capítulo 6
317
relaciones de sociabilidad directa y cotidianas (Sevilla Guzmán y Soler Montiel, 2010)
Fuente: Página del movimiento Vía Campesina. Mapa de acciones y campañas contra multinacionales
URL http://www.viacampesina.org/map/17april/2015/
También relacionados con la alimentación, son cada vez más numerosos los procesos de
patrimonialización más institucionales de “arriba a abajo” que implican, al menos formalmente, la
participación social de las comunidades implicadas, aunque en muchos casos esto no ocurre
realmente (declaraciones UNESCO como la la Dieta Meditarránea, la Dieta koreana, la Pesca de
Camarón a Caballo en Bélgica..”, Etc).; o bien, solicitudes en curso que se han dirigido al IAPH o al
servicio de protección de patrimonio histórico para su inclusión en el CGPHA o en las Listas de
UNESCO: la declaración de la Vega de Granada como zona patrimonial; la Declaración de los
Navazos de Rota; Corrales de pesca; la producción de aceituna de mesa sevillana; proceso de
elaboración artesanal de embutidos y jamón en Jabugo; producción de pasas en la Axarquía….
Capítulo 6
318
6.2. Análisis de casos.
Arriería y saca de corcho en los Montes de propio de Jerez de la Frontera. Parque Natural de Los
Alcornocales. Gema Carrera. 2015
Desde una perspectiva sistémica y holística de la cultura, más allá de las clasificaciones
sectoriales por las que agrupamos los oficios y saberes registrado en el Atlas en la tabla (….) del
capítulo 5, podríamos agrupar algunos de ellos y referirnos a la “Cultura Forestal o agro-silvo-
pastoril”155 en Andalucía. Numerosos oficios vinculados entre sí y relacionados con los recursos
del entorno forestal andaluz, nos permiten constatar un rasgo fundamentales de la resiliencia del
monte como socioecositema: a) su multifuncionalidad o diversidad de aprovechamientos y las
relaciones entre los mismos; b) la capacidad de adaptación al medio de las actividades y
conocimientos agrarios tradicionales y la contribución de esta relación a la diversidad cultural y
155Prácticamente perdida después de los procesos analizados en el apartado anterior y que desembocaron
en el movimiento social que llevaría a la Junta a elaborar el Plan Forestal Andaluz
Capítulo 6
319
biodiversidad de los montes andaluces; c) la falta de inversión o gastos en insumos y
aprovechamiento de los recursos del medio; d) relación entre aprovechamiento del monte y las
necesidades del entorno adaptándose los aprovechamiento del monte a la demanda local y al
autoabastecimiento de diferentes recursos (energéticos, alimentarios o de materias primas).; e)
relación entre la comunidad local y la naturaleza por lo que las relaciones con el medio son
ecológicas y no de dominio y explotación.
Capítulo 6
320
Por un lado, se encuentran las actividades primarias como el desbroce del monte, la saca del
corcho156, la ganadería extensiva, la apicultura, la dehesa, la caza, la recolección de frutos o
silvicultura (setas, espárragos, castañas), el pastoreo, la esquila….; junto a la viticultura,
olivicultura, horticultura de carácter extensivo y minifundista de los territorios serranos. En segundo
lugar, el aprovechamiento de los recursos del monte está también relacionado con actividades de
transformación de productos alimentarios que genera otras actividades manufactureras como la
producción quesera, cárnica, embutidos, miel, la elaboración de determinados platos con productos
del bosque, agrícolas o ganaderos; la vinicultura y oleicultura; la producción de aguardiente y
elaboración de licores macerando o destilando algunos frutos del bosque; la preparación de
determinados platos o bebidas que acompañan algunas labores o faenas del monte o algunos rituales
que se desarrollan en estos territorios. También formaría parte de esa cultura forestal, las oficios y
conocimientos artesanos registrados que implican la transformación de algunos de estos recursos
naturales o agrícolas del monte para la realización de determinados objetos (recipientes elaborados
a a partir de fibras vegetales (esparto, palma, mimbre, caña) o de madera (carpintería, arte pastoril,
astiles), técnicas constructivas a partir del aprovechamiento de recursos minerales o vegetales
(cubiertas vegetales, producción de cal, yeso, piedra seca); elaboración de jaulas para la cacería;
artesanía del corcho; guarnicionería, talabartería, carboneo.….
Por supuesto todas estas actividades productivas tienen alguna relación con las formas
rituales y modos de expresión de la creatividad colectiva más relevantes de cada territorio: cantes,
indumentarias, músicas, uso de las bestias en los rituales o escenarios para el desarrollo de los
156En el caso de la saca del corcho, he podido documentar personalmente un proceso de descorche en la Sierra Norte de
Sevilla (2000) en el marco de mi trabajo de suficiencia investigadora y otro en la Finca Monti Forti de los Montes
Propios del municipio de Jerez de la Frontera (Cádiz) en el límite con el término de Alcalá de los Gazules (Cádiz)
dentro del parque natural de los Alcornocales en julio de 2015 para la documentación audiovisual de la saca. La saca del
corcho es una actividad que se produce en muy pocos lugares del mundo (siendo Andalucía una de las regiones más
ricas en alcornoque y producción de corcho). Los oficios vinculados con la saca del corcho (capataz, “hacha”, corchero
o sacador, recogedor-rajador, arrieros, pesadores, refinadores y calibradores, cocedores, recortadores y escogedores) no
se han perdido gracias a la total vigencia de esta actividad vinculada a la producción vinícola en todo el mundo (aunque
ahora está encontrando serios competidores). La producción de los Montes propios de Jerez se vende a Portugal
(empresa “Amorim”), una pequeña parte aItalia y Francia; el refugo es vendido a Corchos Mérida en Badajoz para la
elaboración de tableros de aglomerado (Cote Montes, 2010). El tejido industrial de transformación del corcho ha
desaparecido de la geografía andaluza dada la tendencia a la desarticulación de los sectores económicos que se ha
producido en la segunda mitad del Siglo XX en Andalucía tendiendo, por causas políticas, a la especialización en el
sector primario y años más tarde en el terciario (Carrera Díaz, 2009). El mayor valor añadido que supone la
transformación de corcho en tapones no se queda actualmente en Andalucía, ni tan siquiera en Jerez de la Frontera
(tierra vinícola por excelencia) sino que la materia prima se vende directamente a otras zonas productoras de
manufacturas del corcho.
Capítulo 6
321
mismos (dehesas, eras, cerros, vías pecuarias, caminos, descansaderos, fuentes; modos de
organización social que producen y mantienen estos rituales).
Los beneficios de estas actividades tradicionales para los socioecosistemas en los que se han
generado casi nunca son tenidos en cuenta por lo que muchos de los oficios tradicionales son
desplazados o sustituidos por otras actividades económicas más rentables a corto plazo y
promovidas por las políticas económicas regionales, estatales o europeas, funcionales a los intereses
del mercado (como la industrialización de las actividades primarias, la intensificación productiva, la
reducción de costes salariales, o la máxima rentabilidad económica). Estos intereses, a su vez,
dirigen las estrategias de otras normativas sectoriales que se aplican en determinados territorios o
actividades productivas, sin tener en cuenta todas las dimensiones de éstas ni las aportaciones
positivas de las mismas desde el punto de vista socioambiental, cultural y económico a largo plazo.
En este sentido, nos interesa resaltar también la importancia de los movimientos sociales y sus
aportaciones a la gestión sostenible de los territorios teniendo en cuenta todas las dimensiones
implicadas (social, ambiental, cultural, económica).
Capítulo 6
322
Pastoreo en los Montes de Granada. (Cabra Murciano granadina) Fuente: Atlas del Patrimonio Inmaterial
de Andalucía Registro 23020024.Fondo Gráfico IAPH. Eva Cote Montes, 2009
En el caso del pastoreo157 para la producción de leche, quesos y carne en los Montes de Granada, se
manifiesta una de las problemáticas que viene afectando a la ganadería extensiva en Andalucía en
los últimos años y su aprovechamiento quesero, cárnico o lechero. En 2008 se creó la Federación
Estatal de Asociaciones de Pastores (FEP) para defender el oficio del pastoreo. La Asociación de
Criadores de la cabra murciano-granadina (ACRIMUR) es uno de sus miembros. Defienden la
importancia de la ganadería extensiva y su relación de respeto con el medio ambiente. Uno de los
riesgos de esta actividad detectada durante el registro (Eva Cote, 2009) son los altos precios de los
pastos, cuando no se tienen en propiedad, y principalmente, la excesiva normativa sanitaria, que
obliga a hacer frente a una serie de gastos derivados (vacunas, métodos de identificación forzosa,
baja remuneración obtenida ya sea de la leche, la carne o el queso, más aún, cuando hasta entonces
la normativa obligaba a la venta indirecta o a través de intermediarios). Gran parte de la
157 El pastoreo actúa eficazmente sobre la masa forestal, previene de incendios y mantiene una estructura
adecuada de la vegetación del monte. Los animales se alimentan a partir de la biomasa sin necesidad de
transporte, transformación o cultivo, sino que forma parte de la vegetación autóctona. No contaminan puesto
que no consumen hidrocarburos y es una forma además de conservar la biodiversidad a través de la
conservación de las razas autóctonas.
Capítulo 6
323
problemática de estas actividades de transformación han sido las normativas sanitarias vigentes158.
A partir del decreto 352/2011, de 29 de noviembre, por el que se regula la artesanía alimentaria en
Andalucía159 se da un paso adelante en cuanto a las explotaciones pequeñas de producción
agroalimentaria que se rigen por métodos artesanales porque se les permite la venta directa sin
necesidad de intermediarios.160 Las estrategias individuales y colectivas mantenidas por los agentes
protagonistas de esta actividad ( pastor y asociación con otros productores queseros) puede definirse
como una forma de patrimonialización integrada de “abajo a arriba” o “bottom up” que ha tenido
una respuesta positiva por parte de la administración competente en alimentación con la elaboración
del citado decreto que regula actualmente la artesanía alimentaria (Farré, Florido y Poblet, 2015).
158La Ley 15/2005, de Artesanía de Andalucía no incluía nada sobre la artesanía Alimentaria. A partir de la
Ley 2/2011 de Calidad Agroalimentaria y Pesquera de Andalucía se dispone que las Consejerías
competentes en materia agraria y pesquera y de artesanía, establecerán reglamentariamente las medidas
necesarias para el reconocimiento y regulación de la artesanía.
159 En el mismo año se da un paso adelante en esta materia con el El Decreto 352/2011, de 29 de
noviembre, por el que se regula la artesanía alimentaria en Andalucía. Según este decreto se entiende por
“Artesanía alimentaria”: La actividad económica de producción, elaboración, manipulación o transformación
y, en su caso envasado, de productos alimenticios agrarios y pesqueros que está sujeta a unas condiciones
que, siendo respetuosas con el medio ambiente, garanticen a las personas consumidoras un producto final
de calidad individualizado y características diferenciadas, que no sea susceptible de producción totalmente
mecanizada, controladas por la intervención determinante de la persona artesana de alimentación en el
proceso de elaboración y acabado.
160 Las empresas de artesanía alimentaria que comercialicen su producción de alimentos artesanos
mediante la venta directa definida en el artículo 3.g) podrán optar, en este caso, por indicar en la etiqueta,
además del distintivo de Artesanía Alimentaria y de las menciones específicadas en el artículo 8.3, la
mención «Directamente del productor al consumidor», que solo se podrá usar en las siguientes modalidades
de venta directa: a) Venta directa a la persona consumidora final en la explotación agraria o instalaciones de
la empresa; b) Venta directa a la personal consumidora final en mercados y ferias locales; c) Venta directa
«on line» a la persona consumidora final: venta mediante la oferta de productos por procedimientos
telemáticos o algún otro medio de comunicación como por teléfono, correspondencia postal, telecompra, u
otros, en las que las personas consumidoras formulen sus pedidos a través de dicho medio o de cualquier
otro y se proceda a la entrega del producto en el domicilio de la persona consumidora, sin que conlleve la
reunión entre las personas consumidoras y oferentes. (Decreto 352/2011, de 29 de noviembre, por el que se
regula la artesanía alimentaria en Andalucía Artículo 7. Requisitos para el uso de la mención directamente
del productor al consumidor.)
Capítulo 6
324
aparentemente contrapuestos si lo entendemos desde visiones reduccionistas que contraponen la
visión productivista con la conservacionista del monte o los bosques como si fueran contradictorias.
El contexto en el que se genera este pacto como resultado de un movimiento social un tanto
insólito era el que sigue. El campo llevaba soportando más de dos décadas de crisis, lo cual se
acrecentaba en el caso de la economía forestal tradicional. La política forestal del franquismo, desde
los 60 había fomentado las grandes repoblaciones con especies madereras de baja calidad y de
crecimiento rápido (con fines papeleros) en detrimento de dehesas y pastizales desestructurando así
la economía forestal tradicional. La caída de rentabilidad de montes y dehesas, el desvío de
inversiones a sectores más rentables económicamente y a corto plazo, supuso el abandono de
grandes superficies de las masas forestales, perdiendo estas su vitalidad y productividad. Parecía no
comprender que el bosque mediterráneo, aunque no sea fundamentalmente maderero, tiene muchos
otros usos que con esta política se terminaron por perder. Más adelante, entre 1981 y 1984, la
Comunidad Autónoma Andaluza recibe las competencias en materia forestal y de conservación de
la naturaleza, dividiéndose la competencia sobre montes entre diversos organismos161. Al mismo
tiempo, el 12 de junio de 1985 el Estado español firmaba el Tratado de Adhesión a la Comunidad
Económica Europea (actual Unión Europea). Justo en ese mismo momento, y no por casualidad,
surge este Pacto Andaluz por la Naturaleza resultado de esta confluencia entre movimientos sociales
jornaleros y ecologistas162. Quizás deberían haberlo llamado “Pacto Andaluz por la Naturaleza y la
Cultura Forestal”, ya que en sus principios estaba incluida la dialéctica entre naturaleza y cultura y
sus propósitos fueran mucho más holísticos e integradores de lo que luego ha sido la aplicación del
plan forestal de Andalucía (en aquel momento la Consejería de Medio Ambiente y Cultura estaban
unidas).
161 En 1981 Andalucía se constituía en Comunidad Autónoma siguiendo lo dispuesto en el artículo segundo
de la Constitución española de 1978 recibiendo entre otras las competencias sobre la gestión de los montes
(artículo 13 del Estatuto Andaluz). Por Real Decreto 1096/1984 se transfieren también las funciones y
servicios del Estado en materia de conservación de la naturaleza. Por ello en 1984 se pusieron en marcha
la Agencia de Medio Ambiente (AMA) y el Instituto Andaluz de Reforma Agraria (IARA).Más tarde se
aprueba la ley 2/1992, de 15 de junio, Forestal de Andalucía, norma que, junto al ulterior Reglamento de
1997 que la desarrolla, constituye el máximo exponente de la cobertura jurídica que ha ido tejiendo la
Administración autonómica en aras de la consolidación de la política forestal emprendida en 1989.
162Los promotores del Pacto Andaluz por la Naturaleza (1985-86) fueron el Sindicato de Obreros del Campo
(SOC), la Federación Ecologista Pacifista Gaditana y la Coordinadora ecologista de Huelva. A este pacto se
adhirieron 31 municipio gaditanos y la diputación de Cádiz, 20 municipios sevillanos y la Diputación de
Sevilla, un municipio onubense (Bollullos Par del Condado), uno almeriense (Albox), dos de la provincia de
Granada (Albuñol y Motril) y la Diputación de Granada; 6 municipios de Córdoba, 9 de Málaga y 6 de Jaén.
Además se adhirieron 25 asociaciones ecologistas, tres grupos políticos y tres sindicatos.
Capítulo 6
325
En el texto del Pacto Andaluz por la Naturaleza se hace una reflexión acerca de la
importancia del sector forestal en Andalucía y su carácter diversificado y sistémico. De forma que
eliminado uno de sus componentes se desarticula todo el conjunto. Precisamente, el carácter
diversificado de estas explotaciones forestales ha permitido a las poblaciones rurales, durante siglos,
cubrir necesidades, tanto alimenticias (caza, ganado, bellotas, algarrobas, miel, espárragos,
tagarninas, plantas aromáticas etc.), como de aprovisionamiento de combustible (leña, picón,
carbón), así como de material para elaborar objetos a partir de minerales, fibras vegetales o materia
animal para elaborar recipientes, aperos o material de construcción (cubiertas, morteros, cal). Todos
ellos, convenientemente explotados, son recursos renovables ya que su aprovechamiento es
compatible –y aún se convierte en un elemento para- su reproducción ecológica e histórica-,
convirtiéndose así en una garantía de continuidad para el mismo, al hacerlo más resistentes a los
cambios en el entorno, del mismo modo que estos sistemas de aprovechamiento históricos se
convierten en un factor de resiliencia y versatilidad de las comunidades locales, tanto frente a los
cambios ambientales como a los socio-económicos e institucionales –por ejemplo, los del mercado-
Así, la explotación de los recursos del bosque cumple una importante función social ya que la
temporalidad de los trabajos necesarios para la explotación de los montes y dehesas es anual y
mantiene un alto nivel de ocupación frente al paro estacional de las comarcas exclusivamente
agrícolas. La política forestal anterior había privilegiado no solo la producción maderera de especies
de baja calidad y crecimiento rápido, sino que también había conducido a la sustitución progresiva
de la ganadería extensiva de las zonas forestales por la ganadería intensiva estabulada. Ello condujo
progresivamente a la pérdida de las razas autóctonas perfectamente adaptadas a las condiciones
climáticas y al pastoreo de cada comarca (Pacto Andaluz por la Naturaleza, 1991; Acosta, 2008). La
ganadería intensiva respondía a varios intereses del mercado primando la mayor productividad con
especies extranjeras de rápido engorde, alimentadas con pienso estadounidense importado
aumentando así el déficit agrícola (en 1984 se importaban 250.000 millones de pesetas en maíz y
soja, 1/3 de las exportaciones agrarias).
Capítulo 6
326
forestales andaluces –incluyendo en este concepto a los elementos culturales que también lo
constituyen-. Además, el ganado autóctono sería más tarde perseguido por una administración
medioambiental que asociaba la pérdida de monte al sobrepastoreo. Por tanto, una buena política
forestal, como planteaba este pacto, debía defender y fomentar la ganadería extensiva como forma
más efectiva de conservar los bosques. Producto de esta doble actividad era uno de los sistemas más
complejos para el aprovechamiento diversificado del bosque mediterráneo: la dehesa. (Pacto
Andaluz por la naturaleza, 1991: 11- 15; Acosta, 2000)
Ganadería del Segureño y Pastoreo. Freila. Comarca de Baza, Granada. Fuente: Atlas del Patrimonio
Inmaterial de Andalucía Registro 2502002 .Fondo Gráfico IAPH. Autor. JM Mejías del Río. 2009
Capítulo 6
327
los ámbitos (agrícola, pesquero, industrial, alimentario), tendiendo hacia la progresiva terciarización
de nuestra economía.
En este contexto, muy parecido al actual, este pacto nació para contrarrestar la ineficiente
política forestal vigente con una alternativa que intentaba superar el dilema explotación-
conservación y apostar por una acción integradora que aunara a todos los sectores. Algunos autores
señalan este pacto como un ejemplo de conflicto social en el que confluyen dos movimientos cuya
trayectoria hasta el momento resultaba aparentemente divergente: el movimiento campesino o
jornalero y el movimiento ecologista (Herrera, González de Molina y Soto, 2010)163. Su unión tiene
como objetivo la defensa de los montes andaluces y para ello presionan a la Administración hasta
que consiguen, a partir de la lucha social, que se ponga en marcha el Plan Forestal Andaluz vigente
hasta 2049 (60 años), más allá de las posibles fluctuaciones políticas e intereses partidistas. La
unión de ambos movimientos convirtió al movimiento ecologista andaluz en “transgresor” y capaz
de poner límites al, según su visión, insostenible modelo neoliberal. Y convirtió al movimiento
social jornalero en ecologista, reivindicando no solo mejoras en las condiciones laborales sino la
salvaguarda de la economía forestal andaluza como forma de mejorar las condiciones de vida y
laborales. Así lo recogía el lema con el que marchaban por la geografía andaluza, buscando
adhesiones al pacto y ejerciendo presión política: “El monte…Vida y trabajo”
Según Herrera, González y Soto (2010: 50) en este conflicto se demuestra que los
movimientos sociales andaluces en torno a estas cuestiones (patrimoniales, ambientales) implicaban
a grupos sociales subalternos de acuerdo con algunos autores defensores de la “ecología de los
pobres” (Martínez Alier, 2004; Sevilla Guzmán, 2006) y en contra de otras teorías sociológicas al
respecto, según las cuales los movimientos ecologistas suelen ser promovidos por clases sociales
acomodadas y con las necesidades básicas cubiertas (R. Inglehart, 1977, 1991, 1998).
163“aquellos elementos integrantes para la ordenación del territorio, que comprenden toda superficie rústica
cubierta de especies arbóreas, arbustivas, de matorral o herbáceas, de origen natural o procedente de
siembra o plantación, que cumplen funciones ecológicas, protectoras, de producción, paisajísticas o
recreativa” (Junta de Andalucía, 1999, 296).
Capítulo 6
328
forma de jornales. No creo tampoco que fuera cierta la ausencia de preocupación medioambiental
en su reivindicación. Entiendo que la preocupación medioambiental por el espacio forestal no era
evidente en el discurso explícito o consciente del movimiento jornalero como sí lo era para las
asociaciones ecologistas, pero lo era de facto en sus prácticas. Pues el conocimiento tradicional de
los trabajadores del campo en el ámbito forestal implica una apropiación cognitiva del medio,
heredado por tradiciones de interrelación y experiencia que les permite su adecuado manejo y
posibilita la resiliencia del socioecosistema del que forman parte y del propio grupo social. Además,
creo que las reivindicaciones jornaleras en aquel momento tenían otras implicaciones simbólicas e
identitarias que impulsaron esta defensa de lo que consideraban propio, más allá de las
reivindicaciones salariales concretas que, por necesidad, eran las más notables. (véase Moreno
Navarro, I, 1984, 2000; Talego Vázquez, 1995; Martinez Garcia, M.R, 1991;. Palenzuela Chamorro,
1990; Salvador y Honrubia Hurtado, 2015)
De hecho, y dado el número de actividades aún vivas relacionadas con la cultura forestal en
Andalucía, algunas de las cuales se han recopilado en la primera fase del Atlas del PCI, creo que su
vigencia actual y su continuidad –fuera de cualquier expectativa-, solo pueden explicarse si tenemos
en cuenta todas las dimensiones implicadas: identitaria o simbólica, ambientales, culturales, sociales
y económicas.
En cualquier caso, más allá de los objetivos iniciales de este pacto, lo cierto es que la
explotación tradicional del bosque quedó finalmente estrangulada por una explotación exógena
nada conservacionista y por una posterior política medioambiental y conservacionista que abandonó
la visión dialéctica de “naturaleza” y “cultura” presente en sus inicios (explotación racional e
integral de los diferentes recursos del bosque y matorral mediterráneo), interviniendo hasta tal
extremo en la relación del ser humano con este ecosistema que terminarían por restarle capacidad
de adaptación a unos y a otros.
Capítulo 6
329
6.2.1.b. La denominación de “un origen” y un proceso de patrimonialización
vertical
En una posición muy contraria a la planteada, nos encontramos con otros casos de
patrimonialización activados por agentes políticos o empresariales relacionados con una actividad
productiva concreta. Aunque los procesos de elaboración ya sean básicamente industriales e
intensivos, se emplea la tradición (matanza doméstica y elaboración de embutidos y jamones) como
forma de marketing y garantía de calidad y como forma de atracción turística al territorio en
cuestión.
Así, destacan que tiene múltiples significados que reúne oficios y saberes tradicionales, formas de
alimentación, rituales festivos, léxico específico, formas de aprovechamiento sostenible como la dehesa y la
ganadería extensiva del cerdo ibérico. Con un importante componente económico para la Sierra, implica a la
vez la pervivencia de vínculos de reciprocidad, intercambio de bienes y de trabajo en el contexto familiar y
vecinal. …(Diario de Huelva, 2014)
Capítulo 6
330
La activación patrimonial en este caso venía de manos institucionales y privadas. Previamente se
había librado un proceso judicial para conseguir modificar el nombre de la denominación de Origen
de “Sierra de Huelva” por la de “Jabugo” (marzo de 2015) que supuso tres años de pleito entre
varias entidades empresariales divididas entre sí. El nombre de la localidad de Jabugo aumenta la
capacidad de atracción a este territorio del actual turismo gastronómico tan potenciado desde este
tipo de activaciones patrimoniales auspiciadas en este caso por una empresa: “Sánchez Romero
Carvajal, SA”, propiedad de Osborne, el consejo regulador y el ayuntamiento de Jabugo”.
Capítulo 6
331
Capítulo 6
332
6.2.2. Actividades agrícolas de regadío, globalización y procesos de
patrimonialización.
Entre las actividades recogidas en el Atlas del Patrimonio inmaterial vinculadas directamente con
las agricultura he seleccionado para el análisis los cultivos de regadío porque se hallan sometidos a
una serie de dinámicas particulares que tienen incidencias muy negativas sobre la permanencia de
ciertas formas de cultivos tradicionales y los elementos culturales materiales, inmateriales y
paisajísticos relacionados con ellos.
Una serie de continuidades conviven con transformaciones y riesgos de diversa índole que
están desestructurando los cultivos y prácticas tradicionales (patrimonio inmaterial) y con ello
desaparecen multitud de “paisajes culturales” y de los elementos inmuebles asociados a los mismos.
Al mismo tiempo distintas estrategias de salvaguarda y acciones de patrimonialización son
activadas por diversos agentes y objetivos, destacando su carácter tradicional y su valor cultural o/ y
ambiental con fines identitarios, ambientales, científicos, turísticos, políticos o mercantiles o la
conjunción de todos o partes de estos componentes. Dentro del listado de registros vinculados con
los cultivos de regadío en el Atlas, he seleccionado algunos de ellos para este análisis que pretenden
Capítulo 6
333
ser ejemplos de dinámicas más generales relacionados con: a) continuidad y resistencia individual y
colectiva; b) desagrarización y terciarización c) intensificación y enclaves agroexportadoras y que
tendrán como respuestas activaciones patrimoniales de diversa índole que iré señalando.
Si hablamos de cultivos de regadío no podemos dejar de hablar de su elemento fundamental:
el agua. No se trata únicamente de un elemento importante por su componente funcional sino que
también tiene un importante valor simbólico, especialmente en los territorios en los que resulta un
recurso escaso (Cabo de Gata, Almería) o abundante (Sierra de Huelva). Entre los cultivos de
regadío registrados en el Atlas se encuentran ejemplos de horticultura y arboricultura tradicional
(véase tabla 6.2) sujetos a las diferentes dinámicas detectadas. Muchos cultivos ya han sufrido un
importante proceso de intensificación y tecnificación sobre todo en el litoral almeriense, onubense o
gaditano (costa noroeste y la Janda) o las zonas de marismas del Bajo Guadalquivir (Huertas de los
Palacios y arrozales).
Entre las técnicas relacionadas con los cultivos de regadío destacan los complejos sistemas
para el abastecimiento de agua y riego (redes de acequias, lievas, comunidades de regantes, oficio
del acequiero, terrazas….). La importancia del agua en estas actividades no solo está relacionada
con sus valores funcionales y territoriales o por ser reflejo de una compleja ingeniería popular, tanto
constructiva como organizativa basada en la autogestión, sino por los valores simbólicos asociados
al agua (Cantero, P,1999; Castillo y otros, 1996); (Carrera y Fajardo, 2007).
Las representaciones mismas del agua se han desplazado. La memoria del agua es efímera. No pueden
despertarla solamente las rehabilitaciones aisladas de fuentes y lavaderos, acequias y presas, norias,
molinos y albercas, la mayor parte de las veces reconstrucciones yertas. No son tanto los edificios como
los valores por los que existieron. Qué significaron, qué pueden aún significar. El vacío, tanto más que
la ruina, manifiesta una presencia dolida, apremia darle sentido, no reconstruir la ausencia. Más vale la
desaparición que la refección deshabitada.” (Cantero, P., & GISAP, A., 1999:1)
No obstante, la situación en la que se encuentran estos frágiles sistemas es una cuestión que necesita
de un abordaje inmediato desde una visión amplia:
“Las transformaciones de lugares de agua han sido tan radicales que inducen al visitante y al lugareño
a la confusión, imaginando formas de vida que nunca fueron y descargando otras en el olvido. La
memoria de funciones y valores no ha sobrevivido a dos generaciones: cauces enterrados, cañas
obstruidas, manantiales contaminados, pozos cegados, hontanares y albuheras convertidos en vacies,
turnos de riego despreciados, fuentes sin otro papel que el del ornato banal -sin otra connotación
espacial que la de la rotonda que aligera la vista del automovilista apresurado-. (Cantero, P., & GISAP,
A. 1999:1)
La importancia del agua y de los sistemas hidráulicos para los cultivos de regadío en
Andalucía tiene también su representación en el Catálogo General del Patrimonio Histórico de
Capítulo 6
334
Andalucía, con el caso de la Huerta de Pegalajar164, un sistema complejo económico, social y
cultural, asimilable al concepto de paisaje cultural que abarca ciudad y terrenos de cultivo,
activados por un movimiento asociativo vinculado a la huerta para defender el acuífero que la surtía
de agua del proceso de especulación urbanística que se dio en la zona165 (Fernández Zamora, e
Ibáñez Torrero, 2000; Quintero Morón, 2009). Algo parecido ocurre con la protección del El Ruedo
y Conjunto hidráulico de La Laguna (Cañaveral de León, Huelva)166 .
No obstante, su inscripción en el Catálogo no garantiza su protección. Los procesos de
urbanización incontrolada y la disminución de la intensidad productiva, unidos a las nuevas
políticas de modernizacón de los regadíos están llevando a la transformación y creciente
degradación de espacios de regadío tradicional como las vegas interiores metropolitanas de
Granada. Muchos de los problemas que afectan a estas actividades tienen que ver con los procesos
de desagrarización impulsados por las políticas agrícolas y de desarrollo rural de determinadas
zonas que conducen a la transformación de cultivos tradicionales mediante procesos de
“modernización” o a la progresiva desaparición y eliminación.
Una de las líneas de transformación principal del agro andaluz tiene que ver con la gestión
de los recursos hídricos. El paradigma hidráulico vigente en Europa expresado en la Directiva
Marco del Agua de la Unión Europea (2000/60/CE) tiene como objeto fundamental la eficiencia
técnica y económica del uso de este recurso. Ello ha llevado a que las administraciones andaluzas
que gestionan el uso del agua en la agricultura apliquen desde hace tiempo las denominadas
“políticas de modernización de regadíos” que suponen grandes inversiones destinadas a renovar las
infraestructuras de captación, transporte y distribución del agua de riego, así como a la innovación
de los sistemas de irrigación sustituyendo los sistemas de riego tradicionales a pesar del impacto
cultural, ambiental y social que ello supone (Mata Olmo y Fernández Muñoz, 2010)
A falta de políticas coherentes con suficiente fuerza como para hacer frente a las dinámicas
destructivas que afectan a los sistemas tradicionales –más bien ocurre lo contrario-, crece la
preocupación por el desorden territorial, paisajístico, ambiental y cultural provocado por la
dinámica socioeconómica actual. Al mismo tiempo, aumenta la sensibilidad de cierta parte de la
164 Inscrita en el Catálogo General del Patrimonio Histórico como BIC, Lugar de Interés etnológico. BOJA
del 22 de septiembre de 2001
165 idem
166Inscrito en el CGPHA como BIC, Lugar de Interés Etnológico en 2009, BOJA nº 79 del 27 de abril de 2009
Página 47
Capítulo 6
335
población por la degradación cultural-paisajístico-patrimonial, cultural o ambiental que conlleva
una pérdida de valores de los territorios que se ven afectados.
Ello ha producido la irrupción de un gran número de asociaciones y plataformas ciudadanas
que reclaman la preservación de estos elementos culturales inmateriales y sus espacios, inmuebles o
paisajes culturales asociados (Palenzuela, 2005; Paül Y Carril, 2007; Pareja, 2002; Florido, 2011).
Capítulo 6
336
Tabla 6.17. Actividades relacionadas con cultivos de regadío en el APIA
CÓDIGO DENOMINACIÓN MUNICIPIO PROVINCIA
Capítulo 6
337
6.2.2.a. Resistencia, resiliencia y autoabastecimiento: la horticultura y el
regadío tradicional en Campofrío (Comarca Cuenca minera, Huelva).
La horticultura ha sido una práctica agrícola necesaria y muy extendida en gran parte de Andalucía,
constituyendo su producción una de las bases fundamentales de la alimentación andaluza. Sus
productos se destinaban al abastecemiento de los grupos domésticos de frutas y verduras del
tiempo. Normalmente se realizaba en el ruedo de los núcleos urbanos y se compaginaba con otras
actividades (la pesca en la costa y la actividades mineras, ganaderas o de transformación en las
zonas de interior).
Horticultura en Campofrío- Comarca de la Cuenca MInera- HUelva. Autora: Rosa Satué. Fondo Gráfico
IAPH
Capítulo 6
338
Para la siembra, no se compran las semillas a ninguna cooperativa ni empresa multinacional,
sino que se usan simientes de sus propios cultivos en casi todos los casos. Y en el caso de las
simientes obtenidas a partir de los frutos (como en los tomates o en la berenjenas), el proceso es
muy selectivo, utilizándose los frutos de las mejores hortalizas que ha dado el huerto. El proceso de
la siembra es igualmente manual y se dividen las tareas que comporta entre las tres personas (padre
e hijos) que trabajan en él. El riego se hace por “regata” o surcos cavados en la tierra por donde
discurre el agua. Este es igualmente selectivo y no supone un derroche de los recursos hídricos.
Según el tipo de cultivos y de la necesidad de humedad de los mismos, se trazan regatas más menos
distantes de las plantas. El agua procede de un pozo y de una balsa que se abastece de varios
manantiales. El uso de estas aguas se adapta a las condiciones climáticas y a la fase de crecimiento
de la planta.
(Hortelano, 39 años, Campofrío, 2010). La huerta no era la única actividad económica que
desempeñaba la familia, sino que era una más de las varias actividades que realizan sus miembros.
Capítulo 6
339
Su padre empleaba la huerta como complemento a su actividad minera. Sus hijos la compaginan con
la cría de ganado y sigue siendo así para autoabastecerse.
Capítulo 6
340
6.2.2.b. “Salvemos el riego tradicional”. El riego y la repartición de Agua en
Abrucena (Filabres-Tabernas, Almería) y en la Vega de Granada (Área
Metropolitana de Granada)
167Registro realizado por Elena Ramírez. Atlas del Patrimonio Inmaterial de Andalucía. Fase II. Zona 1.
Abrucena, Comarca Filabres Taberna.(Almería)
168 Según un inventario elaborado para el Parque Nacional de Sierra Nevada, en la actualidad existen 142,5
kilómetros de acequias de careos y 412,5 km de riego o “madre”. Las de careo conducen el agua desde los
cauces naturales hasta zonas más o menos llanas muy permeables denominadas simas para que se infiltre
(donde el agua circula subterráneamente). Parte de ella aflora en manantiales tras un tiempo de retención
determinado. De esta manera se dispone durante el período de estiaje de una cantidad extraordinaria de
agua. Estas acequias siempre están a una altitud elevada, superior a los 1800 metros, cargándose desde
otoño a primavera, cuando los cauces naturales llevan agua excedente. Abla y Abrucena se abastecen del
agua proveniente del Barranco de Sierra Nevada. Mediante una balsa (de unos 5 metros de diámetro y un
sistema de salida compuesto por tres ventanas) situada en la zona norte del municipio de Abrucena. El agua
se distribuye a ambas localidades, recibiendo Abrucena dos partes y Abla una parte del agua acumulada.
Mediante acequias “madre” el agua es distribuída a los distintos pagos, mientras que los “regueros” lo hacen
a cada parcela o bancal, siguiendo el sistema de reparto establecido.
Capítulo 6
341
Hoy en día, permanece vigente este sistema de riego tradicional, no sólo desde el punto de
vista de la obra material de ingeniería (el sistema de acequias), sino también el sistema de gestión y
repartición del agua, el cual se realiza en proporción al tamaño de la propiedad del terreno a regar,
siguiendo unas normas de distribución basadas en el derecho consuetudinario y transmitido por
generaciones verbalmente y por la experiencia muy contrastada por su aplicación práctica. Este
derecho consuetudinario se convirtió en norma a través de unas ordenanzas municipales que datan
del siglo XVI (Castello Losada, 1990-91). Los propietarios pasaron a formar parte de la
“Comunidades de Regantes” arropadas actualmente por el marco jurídico que las reconoce y regula:
desde la primera Ley de Aguas (1866) hasta la vigente, ley 9/2010 de Aguas de Andalucía.169 El
“repartidor de aguas” normalmente compatibiliza esta tarea con otra profesión. Es elegido por
votación en la Comunidad de Regantes170. Esta tradición se extiende por el levante andaluz y por las
regiones de Murcia y Valencia171 (Rabal Saura, G. 2008; Gómez Espín, J. M.,2004)
Como ejemplo paradigmático del regadío tradicional registrado en el Atlas destacamos la
Vega de Granada (registro 2902013)172 y su singular sistema de abastecimiento de agua para el
riego que se realiza “a pie “ o “a manta”, aprovechando la inercia del agua que corre por las
acequias y que en el momento oportuno (a turno) llegarán a los surcos labrados por el agricultor a
tal propósito y según establece la norma consuetudinaria, ahora de ley, por la que se organiza la
distribución de agua entre la comunidad de regantes. Ya desde el siglo XI predominaba la
agricultura de regadío en la zona. Durante este período se construyó una de las primeras acequias, la
acequia Aynadamar que abastecía a la Medina de Granada; otras tomarían sus aguas del Darro para
abastecer a las viviendas y talleres artesanos de la zonas; y, por último, la acequia Gorda
Capítulo 6
342
procedente del río Genil, abastecía a las zonas agrícolas de la vega, además de otra serie de acequias
que aprovechaban el cauce del Genil. Más allá del ingenioso funcionamiento de la red de presas,
acequias y compuertas que siguen usando diariamente para el riego los agricultores, nos interesa la
forma de organización social que establece una serie de normas claras que coordina las actuaciones
(turnos, tandas, volúmenes) y, en su caso, impone sanciones para hacerlas efectivas . Es decir, todo
un sistema social, ya institucionalizado, que depende de factores que afectan a las relaciones
sociales, al espacio y al uso eficiente del agua y a la economía (Calatayud Giner, 2006: 56).
Sin embargo, la Directiva Marco del Agua de la Unión Europea (2000/60/CE), el Plan
Nacional de regadíos o la LEY 9/2010, de 30 de julio, de Aguas para Andalucía se rigen por el
principio , que se pretende contrario, de eficiencia técnica y económica del uso del agua. Esto ha
generado, entre otros el “Plan de Choque de Modernización de Regadíos (Real decreto 287/2006, de
10 de marzo). Las subvenciones otorgadas para la pretendida “modernización del regadío” exigen el
cumplimiento de una serie de requisitos en pro de la pretendida “eficiencia” y ahorro
“Igualmente se regulan posibilidades de sustitución del origen de los caudales concesionales, lo
que puede tener singulares efectos en el ámbito de las concesiones para usos agrarios, previéndose
la sustitución por caudales procedentes de la reutilización de aguas residuales regeneradas que
tengan las características adecuadas a la finalidad de la concesión. De la misma forma y en
relación a los usos agrarios, la Ley conecta la necesaria modernización de regadíos con el régimen
concesional, regulando, entre otras cuestiones, la modificación de concesiones tras dicha
modernización” (Ley 9/2010, de 30 de julio, de Aguas para Andalucía. Exposición de motivos. IV)
Capítulo 6
343
al no considerar otras variables como la paisajística, social, y cultural, algo que debería ser
fundamental en la toma de decisiones públicas
El ahorro de agua se convierte en una gran inversión en un sistema alternativo de riego
localizado (que hay que comprar a alguna empresa) y a la vez genera un impacto ambiental con
pérdidas de patrimonio cultural y natural relacionados con la cultura del agua (patrimonio
inmaterial, inmuebles y los paisajes culturales relacionados) junto a todo el socioecosistema creado
en torno a esa cultura.
La Vega de Granada es un espacio eminentemente agrícola que en las últimas décadas ha
sufrido grandes transformaciones territoriales por la fuerte especulación urbanística que se ha dado
en este territorio debido al crecimiento de la ciudad de Granada. Actualmente es una aglomeración
urbana de 32 municipios, razón por la cual hemos introducido este territorio en la comarca
denominada área metropolitana de Granada (Cano García, 2002; Sáenz Lorite, M., 1996, Rodríguez
Martínez & Jiménez Olivencia, 1993-94).
El crecimiento urbano no planificado ni estructurado ha producido una fragmentación de los
terrenos cultivados limitando su uso agrario, además de una proliferación de construcciones ilegales
y descontroladas que han modificado sustancialmente la arquitectura vernácula y el paisaje cultural
de la Vega así como los usos y técnicas agrarias y de riego de este agrosistema. Además, este
crecimiento urbano ha producido en algunos propietarios de tierra nuevas expectativas económicas
especulativas sustituyen su intereses agrícolas o ganaderos.
Frente a estas dinámicas y políticas movidas por el sacrosanto concepto de “modernización”
y rentabilidad, son muchas las iniciativas de puesta en valor y patrimonialización de la cultura del
agua en Andalucía. En el caso de la Vega de Granada, la Plataforma “Salvemos la Vega”, es
resultado de la unión de varios colectivos sociales que se han agrupado en defensa del territorio de
la Vega y sus valores culturales. Podríamos definirlo como un movimiento socioterritorial y como
un proceso de patrimonialización integrada. Sus objetivos son:
“(…) conseguir la protección y la dinamización económica y cultural de la Vega de Granada,
desde el área metropolitana hasta Loja. Al mismo tiempo denuncia el modelo de especulación
urbanística y destrucción del territorio imperantes. Salvemos la Vega defiende y difunde un nuevo
modelo de desarrollo sostenible e integral, que beneficie al ser humano y preserve los valores
económicos, culturales y ambientales para disfrute de las futuras generaciones” (página web de la
plataforma “Salvemos la vega”) 173
Es decir, aunque ha habido medidas de protección para recuperar los valores ambientales y
productivos relacionados con su uso agrícola (Plan General de Ordenación Urbana -PGOU- del
Capítulo 6
344
2000 y Plan Especial de Protección de la Vega de Granada), la mayor protección de la Vega se está
ejerciendo desde las acciones de movimientos sociales como el que mencionamos. Para evitar la
amenaza de que los municipios puedan cambiar el uso agrícola de la vega a través de
modificaciones en su planeamiento diferentes asociaciones han solicitado a la Consejería de Cultura
la declaración de la Vega de Granada como Bien de Interés Cultural (BIC), bajo la figura de
zona Patrimonial (véase solicitud y declaraciones de José Castillo).
“No obstante, la razón que motiva la urgencia y apremio de dicha declaración es el alarmante
proceso de deterioro, alteración y destrucción que actualmente sufren diferentes espacios y
zonas de la misma, en especial los más cercanos a la capital, así como las amenazas que se
ciernen sobre muchos otros. Al respecto se podrían señalar muchos ejemplos: el escaso rigor
de la disciplina urbanística en muchos municipios que está permitiendo la edificación de
numerosas viviendas ilegales; la construcción masiva e insostenible de viviendas,
equipamientos y zonas de ocio tanto en Granada como en los pueblos del área metropolitana,
lo cual va a reclamar la prestación de unos servicios y la creación de unas infraestructuras
que exigirán inevitablemente la aniquilación de parte de la Vega, tal y como está sucediendo
ya con la segunda circunvalación o el desdoble de la carretera de Córdoba; la presentación de
proyectos en los últimos años absolutamente irrespetuosos como, por señalar los todavía
activos, el Parque metropolitano del Milenio o el posible traslado del Ferial de Granada a la
zona de huertas del Cañaveral; el abandono y destrucción de huertas y cortijos; la
implantación de usos incompatibles con la actividad agraria, etc.” (riesgos que se exponen en
la Solicitud de declaración de la Vega de Granada como BIC bajo la figura de Zona
Patrimonial)174
Algo muy similar está ocurriendo con la Agricultura en terrazas175 de Castril (Registro
2202006 ), donde la abundancia de agua concentrada en un espacio muy pequeño y lo pronunciado
de los desniveles llevó, a los castrileños a aterrazar las pendientes con bancales y conducir el agua
que surgía de las numerosas fuentes a través de un complejo sistema de acequias176 hasta los
bancales. Tras los planes de modernización citados, ya se ha sustituido parte del riego a manta por
el riego por goteo.
174 <http://www.patrimonioagrario.es/pago/VEGA_DE_GRANADA_files/ARGUMENTOSVEGA..pdf>
(consulado el 19 de julio de 2015). Véase también la entrevista a José Castillo (Profesor titular de la UGR
Director Observatorio del Patrimonio Histórico Español (OPHE) y de la revista e-rph) en la URL: <http://
www.otragranada.org/spip.php?article353>
175 En Castril también existe una Comunidad de regantes que se encarga de organizar los tiempos y
volúmenes de riego de cada parcela. Originalmente era una agrupación de regantes que elegía a tres
“alcaldes de aguas” (uno para el día y dos para la noche), así como varios “regaores” (hasta seis o siete)
que organizaban y regulaban el flujo de agua a razón de dos “hilas” de agua (equivalente a 16 litros cúbicos
de agua por segundo) por regante. Con la construcción, a principios de los ochenta, de una balsa que
almacenaba el agua de la noche para ser utilizada al día siguiente, desaparecieron los “alcaldes de aguas” y
el número de “regaores” se redujo a tres. La agricultura en terrazas han constituido desde siempre un
elemento central en la economía de Castril, pues cada familia poseía al menos un par de parcelas, de las
cuales obtenían varias cosechas de productos muy variados a lo largo del año. (Mejías, del Río, 2009)
Regitro 2202006, realizado por José Miguel Mejías del Río. Atlas del Patrimonio Inmaterial de Andalucía.
176
Capítulo 6
345
En 2006 se aprobaron las obras para la conducción de abastecimiento de agua a municipios
de la comarca de Baza desde el embalse del Portillo (Granada) por orden del Ministerio de Medio
Ambiente que autorizaba la ejecución "por emergencia”, lo cual provocó la movilización de la
“Plataforma en Defensa del Río Castril”. Esta intentó frenar el proyecto que incluye la declaración
del Pantano del Portillo, ubicado en Castril, como zona de reserva para abastecimiento de agua
potable en la comarca de Baza, lo que impediría el aprovechamiento del agua para fines industriales
y turísticos y para el riego tradicional (Agencia EFE, 2015)177.
Algo similar está ocurriendo con el cultivo de árboles frutales como el melocotón en
Benalúa en la Comarca de Guadix, Granada (con RAPI 2402010) o el cultivo de cítricos en el Valle
del Lecrín (RAPI 2802005), donde aún se emplea el riego por inundación con el sistema hidráulico
de acequias y el sistema de riego por turno y tanda. El “cultivo de la patata en Nigüelas del valle del
Lecrín” (2802006) también encuentra dificultades de continuidad . Las estrategias comunitarias de
reciprocidad en el trabajo y la ayuda mutua mediante el sistema de “torna peón” no son suficientes
para superar la situación de comercialización del producto que se encuentra en un momento incierto
debido a la fuerte competencia de los mercados, lo que ha de sumarse al escaso relevo generacional.
Muchos propietarios de las fincas realizan esta actividad únicamente para autoconsumo o venta
local y por mantener una tradición familiar.
Capítulo 6
346
Horticultura y Agricultura en terrazas en Castril. Autor: J.M. Mejías del Río, 2009. Atlas del Patrimonio Inmaterial de Andalucía.
Fondo Gráfico IAPH
Fuente de Tubos en Castril. Autor: J.M. Mejías del Río, 2009. Atlas del Patrimonio Inmaterial de Andalucía. Fondo Gráfico IAPH
Capítulo 6
347
6.2.2.c. Desaparición de los conocimientos tradicionales: dependencia y
pérdida de soberanía alimentaria de la “nueva agricultura”: la huerta de Conil,
los “navazos" de Sanlúcar de Barrameda y las “casillas” de los Palacios.
A partir de los años sesenta, los navaceros acuden a nuevas estrategias: unos incorporan
nuevas tierras con la roturación de zonas de bosque; y otros allanan los navazos para ampliar la
superficie cultivable y se mecanizan, introduciendo sistemas de motobombas para el riego y
motocultores. En los años setenta se introducen cultivos más rentables, sobre todo la zanahoria, y se
crean nuevas formas de comercialización como las cooperativas. En los ochenta, muchos navaceros
se convierten en “nuevos agricultores”, con cultivos forzados bajo plástico y la producción de flor
cortada (Cruces Roldán, 1994, 1997).
Actualmente conviven los invernaderos con explotaciones a cielo abierto. Quedan algunos
navazos en Bajo de Guía y en los Llanos de Bonanza (Sanlúcar de Barrameda), muchos
abandonados y otros que se cultivan para el abastecimiento familiar y/o venta al por menor. Se trata
de pequeñas parcelas en las que se ha sustituido el “tollo” por un pozo a motor, el riego se realiza a
goteo y el suelo se prepara con la ayuda de mulillas mecánicas (Satué, R, 2013). Otros navaceros se
han incorporado a la “nueva agricultura”, con o sin invernadero, altamente tecnificada, con riego
automatizado. Es decir, como se detectó durante la realización de este registro, una parte importante
178 Explotaciones agrícolas excavadas en arenas con la finalidad de acercar los cultivos al agua del
subsuelo. Se sitúan en arenas finas que drenan con facilidad. Bajo estas, una capa de arcilla impermeable
retiene el agua y aporta humedad. Dependiendo de la zona donde se encontrara la explotación, y de las
peculiaridades atmosféricas de la temporada, los “hoyos” podían tener una profundidad de dos o más
metros. Al acercar el terreno de cultivo al nivel freático, se conseguía que las plantas accedieran al agua por
si solas, por ascenso capilar y aprovechando los flujos y reflujos de las mareas (Satué, R, 2013).
179Registro 1302009. Atlas del Patrimonio Inmaterial de Andalucía. Fase III.Zona 2. Costa noroeste de
Cádiz. Elaborado por Rosa Satué López, 2013.
Capítulo 6
348
de los conocimientos y de las formas de explotación del navazo no se transmiten ya de una
generación a la siguiente.
Ante los riesgos de desaparición definitiva de este tipo de cultivo, que forma parte de la
identidad local de los sanluqueños, se han activado nuevos y complejos procesos de
patrimonialización. Algunos provienen del interés académico de expertos en agroecología, o de
asociaciones ecologistas como la asociación La Borraja y la la Red Sanluqueña de Organizaciones
Ecologistas que proponen incluir a los navazos dentro del SIPAM (Sistemas Ingeniosos de
Patrimonio Agrícola Mundial)180 de la FAO en colaboración con la UNESCO.
“La Borraja cree que es el momento de elevar el navazo a la categoría de patrimonio agrícola de
la humanidad lo que nos ayudaría a rescatar y potenciar una de las riquezas locales más
amenazadas. El enfoque del proyecto de la FAO es el de aunar conservación, adaptación y
viabilidad económica. De esta forma se trataría de conciliar la producción agrícola tanto de Los
Llanos de Bonanza como de la Colonia de Monte Algaida con la restauración y preservación de los
elementos paisajísticos (tollos, vallado de pitas, etc). La Borraja asegura a los agricultores de estos
pagos navaceros que el SIPAM busca ese equilibrio entre producción y conservación y que pretende
ayudar a sus economías, cada vez más asfixiadas por los altos costes, incluyéndoles bajo un sello
de calidad respaldado internacionalmente, lo que debería de verse como una gran oportunidad
para el sector”.
Según la documentación que se ha recogido en el Atlas del PCI, otro de los ejemplos de
cultivos de regadío que tienden hacia la transformación en “nueva agricultura” es el de la huerta de
Conil de la Frontera, en la Comarca de la Janda. Este proceso implica, otra vez, pérdida de
autonomía y de capacidad de adaptación a los cambios, a favor de un aumento en la productividad
sin tener en cuenta los costes culturales y medioambientales que ello genera 181. En el caso de Conil,
como en otras zonas de la costa andaluza, la combinación de las actividades agrícolas y marítimo
pesqueras ha sido una constante histórica. La presencia de la huerta como cultivo predominante se
180 Los Sistemas Ingeniosos del Patrimonio Agrícola Mundial (SIPAM) son definidos como “Sistemas
destacables de uso de la tierra y paisajes, ricos en diversidad biológica, de importancia mundial, que
evolucionan a partir de la coadaptación de una comunidad con su ambiente y sus necesidades y
aspiraciones, para un desarrollo sostenibile" (FAO 2002).“Esto ha conducido a una acumulación de
experiencias durante generaciones, a un incremento del alcance y profundidad de sus sistemas de
conocimientos y, generalmente pero no necesariamente, a actividades de subsistencia complejas y de
diferente alcance, a menudo estrechamente integradas.” “son seleccionados en base a su importancia para
la seguridad alimentaria de las comunidades locales, la conservación de la agrobiodiversidad y diversidad
biológica asociada, el conocimiento autóctono y la inventiva en el manejo de los sistemas. Los recursos
biofísicos, económicos y socioculturales se han desarrollado bajo condiciones ambientales y sociales
específicas que han permitido crear paisajes excepcionales. Existen cientos de ejemplos de tales sistemas
del patrimonio agrícola mundial que albergan a miles de grupos étnicos, comunidades autóctonas y
poblaciones con una miríada de culturas, lenguajes y organizaciones sociales.” (URL < http://www.fao.org/
giahs/giahs/los-sistemas-del-patrimonio-agricola/es/>)
181Atlas del Patrimonio Inmaterial de Andalucía. Registro 1203003 (Gañán Álvarez, V. 2012)
Capítulo 6
349
acrecentó a partir de las desamortizaciones del XIX y la parcelación y colonización de algunas
zonas durante los años 20 del siglo XX (Roche, Las Parcelas, Barrio Nuevo) con la proliferación de
pequeños propietarios agrícolas hortelanos sobre antiguas dehesas latifundistas.
La cooperativa Nuestra Señora de las Virtudes, fundada en 1963, con 500 socios en la
actualidad y una importante facturación (19 millones de euros en 2010) hará de esta actividad uno
de los sectores productivos más importantes de la zona. En la última década, se ha producido una
transición de la huerta tradicional a la huerta intensiva mediante la introducción del invernadero y la
tecnificación de los procesos productivos. La productividad ha aumentado pero ha disminuido la
calidad y se ha modificado la independencia y grado de autonomía de los agricultores. Muchos de
ellos han incorporado nuevas especies y materias primas que suministran las grandes
multinacionales, lo que ha alterado su autonomía con el riesgo que ello implica. Se introducen
semillas modificadas para aumentar el redimiendo y se emplean técnicas de polinización mediante
el uso de un abejorro modificado genéticamente. Se introducen nuevos fertilizantes y productos
químicos para la disminución de plagas. La cooperativa es consciente del gasto que ello supone
pero lo asume dado el incremento de la productividad. Una gran parte de huertas al aire libre han
sido sustituidas por invernaderos que implica el uso de nuevas herramientas. La cooperativa provee
a los agricultores de semilleros y de productos fitosanitarios, abonos y materiales para la
construcción de invernaderos. La intensificación de la producción también está produciendo un
agotamiento de los acuíferos (pozos particulares) a pesar del riego por goteo (que las políticas de
modernización hidráulica han ido imponiendo como hemos visto anteriormente). La regularización
de este fenómeno mediante la CUMAS (Comunidad de usuarios de la masa de agua subterránea)
puede afectar de manera importante a la actividad. Esta regularización, necesaria dada la
intensificación de la actividad, puede suponer un problema para los hortelanos tradicionales.
Algo muy parecido ha ocurrido con el cultivo de tomates182 en la comarca del Bajo
Guadalquivir, concretamente en el municipio de Los Palacios y Villafranca (unidos desde 1836).
Sus tierras, ubicadas entre las marismas del Guadalquivir (“las arenas”) y la campiña utrerana dan a
sus fruto unas propiedades especiales. Las arenas constituyen un sustrato que mantiene una cantidad
óptima de humedad en el sustrato que protege a las plantas de las largas horas de sol y altas
temperaturas de la zona (simialr a la técnica de los navazos sanluqueños). La cercanía de esta zona
182 Atlas del Patrimonio Inmaterial de Andalucía. Registro 5602001 (Cote Montes, E 2010)
Capítulo 6
350
al puerto de Sevilla, hizo que a sus campos llegara de manera temprana uno de los frutos
americanos por excelencia: el tomate.
Las primeras referencias escritas de la comercialización del tomate entre Los Palacios y Villafranca
con los pueblos limítrofes y con la capital datan de 1836, la fecha de la unión de ambos municipios.
La alta salinidad de las arenas de las marismas no suponían un problema para este fruto y los
dotaban de un sabor particular. El método tradicional de plantación de tomate es el de “las
casillas”183.
El primer paso para la reconversión de la huerta de los Palacios se produjo en los años
sesenta del siglo XX cuando el Instituto Nacional de Colonización convirtió el Bajo Guadalquivir
en zona regable y se intensificó la mecanización y modernización del campo sustituyendo las
183 Consistía en preparar la tierra haciendo unos lomos de cultivo o hileras a lo largo del “manchón” (campo
cultivable), excavar en el lateral de cada lomo formando huecos o “casillas” para sembrar las simientes
protegidas de las inclemencias del tiempo. Los lomos se cubrirían de pasto para dar calor a la tomatera y
protegerla de la humedad exterior. Se trataba de una tomatera rastrera que se cultivaba en huertas
familiares. Las variedades manchones tenían nombres propios. Las variedades locales como la rastrera
tradicional se denominaba “sindicato” (pues las semillas se vendían en el SOC, o las “de Gómez”, “Robi”,
“Melero” que tomaban el nombre de los “manchones” que la introdujeron han sido sustituidas
progresivamente por las variedades “globales”.
Capítulo 6
351
variedades locales por otras más “productivas”. A partir de los años 80 la implantación de
invernaderos era generalizada y con ello las cooperativas convertidas en agentes promotores de la
globalización del la producción agrícola. Las cooperativas proveen a los agricultores, como
intermediarias, de todos los ingredientes que introducen las grandes multinacionales agrícolas en el
campo andaluz, terminando con la diversidad de variedades y técnicas locales de producción.184 La
percepción de este fenómenos por algunos agricultores de la zona es que tanto la conversión de la
zona del Bajo Guadalquivir en regadío a partir de los años sesenta del siglo XX como la sustitución
del cultivo tradicional de tomates en “casillas” por el cultivo en invernadero (años 70-80) ha sido
muy positivo. El mercado, a través de la cooperativa, les ha convencido de que se trataba de un
cultivo muy delicado y expuesto a una gran cantidad de riesgos, tanto de plagas como de hongos,
184 Ellas comercializan las planteras, semilleras, (tomates bond, procedente de la empresa PS Petoseed
(Barcelona) no siendo reutilizase sus semillas por lo que deben ser adquirida cada año); semillas “Genaro”
procedentes de la empresa Ruiter Seed; tabla de cultivo hidropónico (empresa Pelemix) o bolsas de fibra de
coco prensada, a la cual se le añaden por irrigación los fertilizantes, sustituyendo las propiedades naturales
de las arenas salinizadas de las marismas; abonos; tratamientos contra hongos, bacterias y virus; colmenas
de abejorros holandeses preparadas en Murcia (Natupol Kopper) se presentan como una caja que contiene
la colmena entera, incluida la reina. Estos tienen una vida programada adaptada a su función de
polinización, entre 6 y 8 semanas pues los venden con un año y 8 o 10 meses de vida.
Capítulo 6
352
que ahora les hace asumir grandes inversiones en materiales y perder el control de la calidad de sus
tomates, ya no de procedencia local sino de multinacionales agrícolas. En la actualidad se está
introduciendo el cultivo hidropónico de invernadero para sustituir al cultivo en tierra, aunque aún
tiene muchos agricultores detractores de este método, pues perdería por completo la única
propiedad local que adquieren los frutos a partir de su siembra en las arenas de las marismas.
A pesar de todas estas modificaciones adaptadas al mercado global, los Palacios utiliza el
tomate como una tradición agrícola local y el ayuntamiento, las cooperativas y las empresas
hortofrutícolas están abanderando una iniciativa en pro de la Denominación de Origen “Tomate de
los Palacios”, además de convertirlo en protagonista de ferias agroganaderas y gastronómicas.
Hay muchos otros ejemplo de cultivos, que aun habiendo sido my importantes para una comarca,
han ido desapareciendo, ya que actualmente son objeto de procesos de patrimonialización, bien por
ser actividades que han constituido la cultura del trabajo de una población y su territorio,
favoreciendo discursos de identificación en torno a los mismos, hasta el punto que hoy están siendo
empleados como formas de atracción turística de manos de diversos agentes (privados, públicos o
de la sociedad civil).
Tal es el caso del cultivo de la caña de Azúcar en el Valle del Guadalfeo de Granada185
(Díaz, 1988; Domínguez García, 1987; Sánchez, Sánchez, 2009; Lacomba, 2005). Los municipios
más importantes en la producción de caña de azúcar fueron Motril, Salobreña y Almuñécar. El
puerto de Motril será su centro de comercialización más importante, iniciado por los árabes e
impulsado por los comerciantes genoveses desde el siglo XIV. El Siglo XIX y la revolución
industrial supondría el auge de este cultivo y su transformación con la introducción de máquinas de
vapor. La necesidad de leña, la corta, monda, la recolección o “zafra”, transporte y cocción de la
caña, convirtió a esta zona en un referente de la industria azucarera. En el siglo XX la remolacha se
convierte en la gran competidora de la caña de azúcar, por lo que los diferentes “ingenios” o
185Atlas del Patrimonio Inmaterial de Andalucía. Registro 2702001 El cultivo de la caña de azúcar en Motril
(Granada) (García Muñoz, A, 2011)”
Capítulo 6
353
fábricas de azúcar irían cerrando en las últimas décadas. La presión urbanística en la costa
granadina haría también estragos sobre los cañaverales. El último azote a este cultivo vendría de la
mano de un nuevo competidor en el mercado: la irrupción de los cultivos tropicales que dieron un
nuevo nombre a la zona: “la costa tropical de Granada”. Con el cierre de la última fábrica en 2006,
Azucarera del Guadalfeo Nuestra Señora del Rosario, la caña de azúcar ha dejado de ser un modo
de vida para la gente del Valle del Guadalfeo.
A falta de medidas directas sobre el cultivo, restan las medidas de “puesta en valor” y
rememoración a la que estamos habituados: la creación de museos, donde las actividades se
convierten en piezas, objetos, una vez perdida su vitalidad. Varios museos en Motril han sido
destinados al conocimiento de la historia “pretérita” de la caña de azúcar: el Museo Preindustrial del
Azúcar, ubicado bajo los restos del ingenio azucarero “La Palma” del siglo XVI, en el cual se
reproduce el proceso de fabricación y de comercialización del azúcar entre los siglos XIII y XVIII y
que posee reproducciones a escala original de molinos y prensas, además de salas de cocción y
purga de los panes de azúcar. El Centro de Interpretación de la caña da a conocer la tradición
manufacturera del azúcar así como aspectos botánicos de la planta. Pero la costa de Granada es
ahora “tropical”.186
186 El cultivo de los frutos tropicales se extendió en la costa de Granada en la década de los 50-60, cuando
la producción de caña de azúcar comenzó a entrar en recesión. La adaptabilidad de esta tipología de cultivo
al medio distinguido por un clima templado y un alto grado de humedad, similar en cierto modo al de países
tropicales, favoreció su extensión integrándose en el paisaje de la costa granadina y llegando a constituirse
como un símbolo de identidad en la comarca, la cual pasó a denominarse “Costa Tropical” en alusión a esta
nueva variedad de cultivo. Antes de ésta época, tales cultivos se producían de forma más puntual, en
pequeños huertos y fincas para el autoconsumo de las familias.(Registro del Atlas del PCI,2702003. García
Muñoz, 2013)
Capítulo 6
354
6.3. Patrimonio inmaterial, políticas comunitarias y globalización.
La producción de pasas en la Axarquía. Almáchar, Málaga. IAPH. Atlas del Patrimonio Inmaterial de
Andalucía. © Instituto Andaluz del Patrimonio Histórico. Autor. Marc Ballester Torrents, 2009.
“Los cultivos más perjudicados en la provincia de Málaga son la uva pasa, el olivar en pendiente
o montaña, el trigo duro, que se han quedado sin ayudas acopladas -destinadas a apoyar la
producción y mantener el sector debido a su baja rentabilidad-, y el caprino, que sólo recibirá
siete euros de ayudas asociadas por cabeza, menos de la mitad que el ovino, con 18 euros por
cabeza. La uva pasa, que se concentra sobre todo en la Axarquía, perderá el 30% de las ayudas
que actualmente percibe de la Unión Europea (unos 1.250 euros por hectárea), al afirmar que
pasará a ser unos 800 con la nueva PAC. El delegado provincial del Gobierno andaluz acusó al
Capítulo 6
355
Ejecutivo del PP de «meter la mano en la caja» del campo andaluz y criticó especialmente al
ministro de Agricultura, el andaluz Miguel Arias Cañete.”(Diario Sur, 2014)187
Por tanto, es una actividad que actualmente se encuentra en riesgo de desaparición por
diversos motivos (limitaciones en las subvenciones europeas, competencia de cultivos exógenos,
formas de comercialización...). La desaparición de esta producción minifundista afectaría a más de
3000 familias y se perdería una práctica cultural transmitida de generación en generación desde
hace siglos y que es reflejo de la diversidad cultural de Andalucía. Nos encontramos ante un cultivo
multifuncional ya que su disposición en las pendientes y la construcción de paseros son frenos
antrópicos contra la erosión de las pendientes en las que las lluvias arrastran gran parte del suelo.
Es decir, que el cultivo de la pasa tiene importantes valores sociales, culturales, simbólicos,
paisajísticos, medioambientales, dietéticos , ecológicos y económicos para la comarca histórica de
la Axarquía, principal productora de uva pasa a nivel estatal. Desde finales del siglo XV hasta
principios del XIX esta comarca es eminentemente vitícola, alcanzando su máximo esplendor en el
siglo XIX. Además de suministrar a la Casa Real Española, exportaba 5.700 toneladas de pasas a
Europa y 7.300 toneladas a EEUU (actualmente sólo produce 2.550 toneladas de uva pasa). A
finales del XIX se inició una crisis marcada por las epidemias como el oidio y la filoxera además de
la competencia de las pasas de “corintio”. Su supervivencia inestable llega hasta la actualidad. Su
carácter minifundista no le ayuda ante la Política Agraria Comunitaria que además favorece la
producción de otros tipos de pasas como la de Corinto o Sultanina frente a la Moscatel malagueña
(Empresa Pública Desarrollo Agrario y Pesquero, 2002)188.
Capítulo 6
356
Andalucía desde 2010 donde se ha registrado este elemento con el código RAPI 4702017189. Desde
el IAPH también se incluyó esta actividad en el Inventario de la Dieta Mediterránea, iniciativa de la
la Fundación Dieta Mediterránea con la que colaboramos en el año 2014. 190 Este Inventario se hizo
como una acción de conocimiento una vez inscrita la dieta mediterránea en la Lista Representativa
de Patrimonio Inmaterial de UNESCO desde 2010191 siendo el Estado español uno de los países que
participaron en esta candidatura. La producción de pasas de la Axarquía constituye también uno de
los recursos patrimoniales del Paisaje de Interés Cultural de Andalucía de la Axarquía Occidental
(Laboratorio del Paisaje, IAPH).
189 Esta actividad está vinculada con otras actividades de la comarca consideradas patrimonio
inmaterial en el Atlas del PCI como la actividad vitivinícola, la arriería, la fiesta de verdiales, la
cestería en vareta de olivo, la indumentaria y el léxico de la zona etc, así como con el patrimonio
inmueble y la arquitectura tradicional de la Axarquía y el paisaje cultural que resulta de todo esta
conjunción de elementos. Su producción está regulada por la D. O. Pasas de Málaga.
Coincidiendo con las zonas de vid, las áreas de principal producción de pasa en la Axarquía son
en la zona occidental los pueblos de Almáchar, El Borge, Moclinejo, Cutar, Iznate y en la zona
oriental, Arenas, Corumbela, Sedella, Salares Canillas de Albaida y Cómpeta.
190 URL <http://inventariodietamediterranea.com/andalucia/> consultado el 24 de julio de 2015
191 (Decisión 8. COM, 2013). España, entre otros países mediterráneos, representa la Dieta Mediterránea
ante la UNESCO.
Capítulo 6
357
de Andalucía sobre este registro en la web del IAPH. Su consideración como patrimonio inmaterial
por parte de esta institución se convirtió en un instrumento de reivindicación en pro del
mantenimiento de esta actividad, ante las consecuencias que la reforma de la P.A.C. podía tener
para los pequeños productores agrícolas. Solicitaron información para iniciar una candidatura a la
Lista representativa de patrimonio inmaterial de UNESCO, así como colaboración institucional para
que este cultivo y la actividad agroalimentaria de pasificación no se pierda dados todos sus valores
culturales y económicos. Los interesados descartaron la inscripción en el Catálogo General del
Patrimonio Histórico, por temor a las limitaciones que pudiera comportar la protección de un
ámbito territorial asociado. Su interés se centró en la presentación de la candidatura UNECO a la
Lista Representativa del Patrimonio Inmaterial de la Humanidad (algo que dadas las limitaciones
actuales también parecía desaconsejable). Se trata de una estrategia de patrimonialización a la que
están acudiendo muchos agentes sociales como fórmula para dar “prestigio global”, o convertir en
marca territorial un elemento cultural determinado. Considerando que este cultivo y la actividad de
pasificación se incluyen ya dentro del elemento de la Dieta mediterránea reconocida por UNESCO
en 2010 y en el Atlas del PCI, se les aconsejó crear y trabajar en una mesa de concertación
intersectorial que identificara el mapa de actores y acciones necesarias para la salvaguarda de esta
actividad productiva (con representantes técnicos y políticos de las diferentes administraciones y
consejerías) para la creación de un Plan Integral de Salvaguarda de la producción de pasas en la
Axarquía en el que participaran los representantes de diferentes actores, realizar un diagnóstico
participativo del sector y de los procesos, consensos y pactos territoriales necesarios.
En el Borrador del Plan Director del Olivar192 se recoge la versión preliminar de noviembre de 2013
redactado como exigencia de la propia Ley del Olivar de Andalucía (Ley 5/2011 de 6 octubre). El
Plan Director (PD) se organiza en cuatro bloques principales. El primero aborda una caracterización
general del olivar andaluz; en el segundo se realiza un diagnóstico dividido en cuatro temáticas
(explotación, industria-mercado, I+D+i+F, construcción del territorio), que guían el apartado de
Capítulo 6
358
estrategias y actuaciones del tercer bloque, las cuales, finalmente, serán evaluadas conforme a unos
indicadores de seguimiento que se tratan en el último bloque. El documento expresa la voluntad de
disponer esfuerzos y herramientas al servicio de los agentes territoriales en favor impulsar el
desarrollo sostenible de los territorios del olivar. Se trata de una propuesta dentro de un modelo de
gestión coordinado y participativo, que intenta aunar esfuerzos entre diferentes agentes públicos y
privados. En segundo lugar, este Plan Director enfoca al olivar como una realidad sociocultural
compleja relacionada con múltiples factores históricos, económicos, sociales, ambientales,
paisajísticos, industriales, sanitarios, alimenticios o artesanales, que se enmarcan dentro de un
concepto amplio de “cultura del olivar” que afecta a amplios territorios de Andalucía y en la que
esta región es protagonista dentro del contexto global. En tercer lugar, en las estrategias y
actuaciones que se trazan en la página 104-106-107 se hace referencia al patrimonio cultural
olivarero y a la necesidad de su impulso (regulado además en el título V de la Ley 5/2011 del Olivar
de Andalucía).193 Sin embargo, en la primera parte del capítulo relacionado con la “caracterización
del olivar andaluz” algunas aportaciones suponen una contradicción. Si tenemos en cuenta el
concepto de cultura en sentido antropológico, como forma de vida distintiva de un grupo social, la
diferenciación entre cultura y economía carece de sentido, ya que la economía forma parte de la
cultura de un grupo social. Y en un sistema de aprovechamiento agrícola como el del olivar, esta
afirmación resulta aún más evidente. Sin embargo, en el documento sí aparece una apreciación que
expresa la dicotomía cultura-economía, como queda de manifiesto en los conceptos como
“externalidad”, definido como “todo aquello que no es regulado por el mercado”, “entre los cuales
se incluye el patrimonio cultural asociado al cultivo y sus productos , incluyendo su protagonismo
en la Dieta Mediterránea” (p. 79-96).. Desde mi punto de vista, y como hemos ido viendo, análisis
reduccionistas de la economía pueden terminar por afectar muy negativamente a estos aspectos
culturales y patrimoniales, que sin embargo este Plan Director pretende potenciar (pp. 92, y
193 En este sentido, la arquitectura tradicional relacionada con el olivar ( veáse Inventario de Arquitectura
Popular de Andalucía (Consejería de Cultura, 1993-97) y el Inventario de Cortijos Haciendas y Lagares
(Consejería de Fomento y Vivienda), así como los saberes y las técnicas y manejos tradicionales aplicadas
en el olivar tradicional -cultivo, poda, recolección-..que este PD pretende reformar para aumentar su
rentabilidad), y la variedad de paisajes culturales del olivar, constituyen un ejemplo del rico patrimonio
cultural de Andalucía relacionado con este aprovechamiento. Estos saberes tradicionales así como las
variedades de uso del aceite y las variedades de aceitunas en la alimentación tradicional andaluza y su
protagonismo en determinados rituales, usos sociales, modos de expresión, léxico, cancioneros... se han
recogido en el Atlas del Patrimonio Inmaterial de Andalucía. Así mismo, el cultivo del olivar, sus productores
y productos son protagonistas fundamentales de la Dieta Mediterránea, declarada Patrimonio Inmaterial de
la Humanidad por UNESCO.
Capítulo 6
359
104-107). Por tanto, cualquier herramienta, como este Plan Director, que afecte a un sistema
económico como el del olivar con tantos siglos de historia y que ha producido a lo largo de este
devenir histórico tantos elementos culturales materiales o inmateriales (inmuebles, paisajes,
prácticas culinarias, formas tradicionales de cultivo, recolección, producción, distribución,
alimentación....) debe ser consciente de que afecta a la cultura viva de amplios territorios andaluces.
Esta fue la primera consideración general que hice al borrador de este documento.
Por otro lado, en su primera parte, se aprecia que este plan director está realizado desde un
enfoque claramente economicista y realiza una caracterización del olivar desde una perspectiva de
rendimiento y rentabilidad económica que se contradice con su evaluación positiva de la diversidad
ambiental, paisajística y cultural relacionada con el olivar andaluz y con las medidas de salvaguarda
que pretende aplicar a los “territorios de olivar en Andalucía”.
En el apartado 2.4.2. se realiza un cálculo de costes y rentabilidad de las explotaciones que
no se hacen tanto en función de la calidad del producto sino del rendimiento y la cantidad de la
producción y la necesidad de intensificación de la misma. El olivar tradicional en Andalucía se
define en el documento como:
“el cultivado con técnicas tradicionales en Andalucía, en secano y en regadío, independientemente de su
situación fisiográfica, la agrología de los terrenos y la variedad cultivada.” (Borrador Plan Director
del Olivar. pag 19)
Sin embargo, la misma tradición nos confirma que la capacidad adaptativa de los grupos
humanos a unas determinadas características fisiográficas y climáticas, produce una gran variedad
de respuestas culturales y de técnicas tradicionales y variedades de cultivo. Esto a su vez influye en
la configuración de determinados paisajes agrícolas favoreciendo así la biodiversidad y por
supuesto la diversidad cultural (tipos de cultivos, tipos de molinos y almazaras, léxico,
herramientas, formas culinarias, aliños, recetas, rituales, ….). A este respecto, y como objetivo
prioritario de este Plan Director se encuentra el de modernizar y reformar los olivares tradicionales.
Es decir, eliminar los cultivos tradicionales de olivar, como se reconoce explícitamente en el
documento:
….”la Consejería de Agricultura, Pesca y Medio Ambiente promoverá el mantenimiento, la
modernización y la reestructuración del olivar tradicional para la mejora de su productividad” …. “
según el artículo 16 de la Ley del Olivar, la Administración de la Junta de Andalucía prestará una
atención preferente a los olivares tradicionales en zonas con desventajas naturales para que las
explotaciones olivareras obtengan rentabilidad...” “ ….mediante su adaptación para la recolección
mecanizada, la puesta o modernización del regadío y otras actuaciones estructurales”.
(Borrador Plan Director del Oliva. Pag. 20)
Capítulo 6
360
Debemos advertir que estas modificaciones afectarán notablemente al número de personas
que trabajan en las 1.442.171 hectáreas del olivar tradicional, reduciendo jornales y eliminando
saberes vinculados con el manejo de técnicas tradicionales de cultivo y recolección en determinados
territorios en los que aún no ha sido posible introducir la mecanización (por lo que se mantiene la
arriería, el arado romano, el vareo manual y el ordeño). Estas modificaciones afectarán también a
olivares centenarios y por tanto a la biodiversidad relacionada con este cultivo y a los paisajes
culturales resultantes del mismo. En definitiva, un Plan director que afecte al Olivar tradicional
entendido como un sistema complejo donde economía y cultura forman parte de una misma
realidad, afecta no sólo a la economía del olivar sino a la cultura del olivar de Andalucía y a todo el
patrimonio cultural vinculado con ella. Las normativas que se están generando en el ámbito
agroalimentario suelen restringir y limitar los manejos y prácticas tradicionales y considerarlos poco
rentables desde el punto de vista económico, por lo que es necesario poner en marcha medidas que
sean positivas para el mantenimiento de la actividad, no sólo desde el punto de vista de la eficiencia
económica (medible en rentabilidad mercantil), sino en términos sociales, culturales y ecológicos.
Por otra parte, hay que promover un modelo de gestión que tenga en cuenta los distintos grupos
sociales interesados en cada caso.
Capítulo 6
361
Tabla 6.18. Olivicultura y Oleicultura en el APIA
código Tipología MUNICIPIO PROVINCIA
Registro
5202007 Olivicultura (Verdeo) ARAHAL (EL) SEVILLA
Capítulo 6
362
6.4. Recolección en la mar: los corrales de pesca en la costa
noroeste de Cádiz
Hay veces que la memoria, el afecto, el aprecio, la identidad, se convierten en una forma de impulso
que estimula la voluntad de ser, de reproducirse como individuos, como grupo, como ecosistema.
Ello se convierte en motivo suficiente para activar patrimonialmente un espacio y una actividad y
recuperar la propiedad política y simbólica del mismo, enajenados previamente.
Ello ha ocurrido en el caso de los “corrales de pesca” de la costa noroeste de Cádiz, un arte o
artificio para la captura de distintas especies empleado en el mar, ámbitos fluviales, marismeños y
lacustres. Se trata de estructuras semicirculares de piedra local (ostionera) ubicadas en la zona
intermareal. Es un arte de pesca pasivo que aprovecha el movimiento de peces, moluscos y
Capítulo 6
363
crustáceos, según la evolución de las mareas. Estos entran en la trampa de piedra durante la pleamar
y en la bajamar los mariscadores recorren a pie la zona empleando distintos útiles de pesca y
marisqueo (Florido et al, 2014, 2015). Se trata de un medio de producción fruto de una una
experiencia prolongada y del conocimiento acumulado por los pescadores a partir de su relación con
el entorno que les hace atesorar conocimientos sobre: a) el comportamiento de recursos pesqueros-
movilidad, apareamiento, localización, estacionalidad; b) de los elementos físicos relacionados con
la mareas, corrientes, vientos, topografías, materiales del entorno y aplicaciones constructivas; c) e
interacción con estos recursos y el entorno ( Florido del Corral, 2011: 65). Es decir, los habitantes
del litoral han adquirido este conocimiento y desarrollado este artificio a partir de la observación y
del conocimiento vernáculo. Han apreciado el movimiento de las especies en los períodos
intermareales, sus hábitos de refugio, y la posibilidad de encerrarlos en espacios acotados
construidos para ello. No es sólo un instrumento específico de pesca, sino un conjunto de muros y
otros elementos estructurales que permiten su funcionamiento y en el que se trabaja con diversos
instrumentos, artes y técnicas pesqueras (Florido, 2011: 67). La escasa frecuencia de temporales
garantiza la regularidad del recurso y de la actividad pesquera con una cierta seguridad económica.
Hurgando con fija (bajo la roca) y francajo (en mano izquierda). Fondo portillo.Fondo Gráfico.
IAPH Víctor Gañán
Capítulo 6
364
Por todas estas condiciones, los corrales de pesquería fijos han permanecido activos en las
costas andaluzas desde, al menos, el siglo XIV, aunque con cambios de propiedad y de usufructo a
lo largo de todo este tiempo. La propiedad de los corrales desde el siglo XIV hasta mitad del XIX
estuvo en manos nobiliarias o eclesiásticas, beneficiarios de la gran parte de las capturas que se
producían en su interior, cuya explotación cedían mediante contratos de aparcería o de
arrendamiento en especie a un concesionario denominado catador, en Chipiona, o corralero en
Rota (Muñoz Pérez, 1972, 155 y ss.; Naval Molero, 2004, 37 y ss; Florido, 2011). Tras las
desamortizaciones nobiliarias durante el siglo XIX, pasaron a formar parte de los bienes de propios
de los ayuntamientos quienes conceden su gestión a empresarios agrícolas locales. Medianos y
grandes propietarios fueron dividiendo los corrales y dando acceso a pequeños propietarios. Estos
podían ser catadores propietarios o bien podían darlos en concesión a catadores no propietarios que
alternaban la actividad en los corrales con la actividad agrícola u otros oficios. En esta época ya se
había mermado su rentabilidad. Más tarde, en los años 80 del siglo XX, la empresa Ostras
Españolas SA adquiere algunos corrales de Chipiona ( Camarón, Longuera y Hondo) para extraer
ostiones y almejas, provocando un deterioro intensivo de las estructuras de los corrales al extraer el
elemento aglomerante de los mismos y no contribuir a su mantenimiento.Tras esta privatización
destructiva de parte de los corrales, unido a la intensificación del turismo y el consecuente deterioro
durante el periodo estivo, y a la disminución de los recursos pesqueros por la intensificación de la
pesca, se produce un gran retroceso de la actividad. Al mimo tiempo se produce otro cambio de
propiedad. Esta vez se convierte en un espacio de dominio público de competencia estatal. En
primer lugar, la Junta de Andalucía asume la competencia en pesca, aguas interiores y marisqueo
(Real Decreto 2490/1981 de 29 de Diciembre). En virtud de la Orden 19/1171984 y Resolución 12
de febrero de 1987, la administración andaluza competente regula la actividad marisquera. Su
objetivo era el de la profesionalización y regulación de la actividad que podría ser ejercida por
quienes generasen una vinculación a la misma mediante un censo de mariscadores zonificados. Por
lo que muchos mariscadores tradicionales estarían fuera de ley y serían conscientemente multados
por ejercer una actividad tradicional, y vernácula, necesaria para el mantenimiento de este
socioecosistema marítimo terrestre. Más tarde, la aplicación de Ley de Costas de 1988, en los años
noventa, lleva al Estado a la expropiación de los corrales, por invadir el dominio público marítimo-
terrestre (Florido, 2012).
Capítulo 6
365
Desde entonces, crece la necesidad de dar a conocer el legado (conocimientos, prácticas
sociales….) en este entorno repleto de incertidumbres y en un contexto de desvaloración social. Los
pescadores artesanales, en respuesta a estas iniciativas políticas que ponen en cuestión la
continuidad de esta tradición, defienden el valor de este socioecosistema y su aportación a la
conservación del medio marino y de su cultura.
Capítulo 6
366
Arreglando zarzos. Corrales de pesca. Chipiona. 2015 Carrera Díaz, G.
Capítulo 6
367
que su actividad de marisquero en corral no se correspondía con la actividad marisquera regulada
por la administración grabaron un video y se presentaron a la reunión con sus útiles de pesca.
Presentaron sus objetivos recogidos en los estatutos relativa a la asignación de corrales a catadores
y su función en relación con la salvaguardia de los valores culturales y naturales. En el año 2004 el
ayuntamiento de Chipiona recibe la concesión y ocupación del domino público marítimo terrestre
sobre la franja intermareal y la cede a la Asociación Jarife para que esta controle la gestión de la
actividad. Gracias a ello, nueve corrales de Chipiona siguen activos, así como los socioecosistemas
a ellos vinculados.
En definitiva, este arte de pesca o sistema de pesquería consiste en el manejo y
aprovechamiento de los movimientos mareales de flujo y reflujo (pleamar y bajamar) mediante la
construcción de corrales o muros semicirculares de piedra, lajas y rocas (encontradas en la orilla)
dispuestas adecuadamente mediante técnica de piedra seca, unidas entre sí por ostiones y otros
univalvos, que actúan de mortero natural al tiempo que filtran el agua. Gracias a la diferencia
intermareal y a la pendiente del talud, las especies quedan atrapadas en estas estructuras. Estas
entran con la pleamar, y durante la vaciante, el agua va saliendo por lo caños pero los peces quedan
atrapados por los zarzos enrejados dispuestos en los mismos (antes sarmientos, ahora de metal) que
es fundamental mantener limpios y sin roturas. Los muros que forman el corral o los que sirven para
formar piélagos o lagunas donde nadan las especies capturadas también deben mantenerse
continuamente. Se deben arreglar los posibles portillos o bajauras (roturas del muro). Estos harían
que la trampa y refugio de las distintas especies que vienen al corral a desovar, deje de funcionar,
por lo que es necesario mantenerlas en pie. Este trabajo exige de los cuidados y atención del catador
(antes propietarios, ahora usuario). A cambio de esta responsabilidad tendrá la precedencia o
derecho a la cata cuando se va de marea. El resto de mariscadores esperarán su entrada y su cata
para poder pasar al corral y a las diferentes lagunas del mismo, una vez que las abandone el catador.
La responsabilidad del catador es enorme y sólo está recompensada por la satisfacción que le
produce la actividad, que no son capaces de dejar de practicar aunque les cueste trabajo y dinero
(antes multas, ahora arreglos, mantenimiento, tiempo). Las capturas no se pueden vender. Las pocas
que se hacen ahora se destinan al autoconsumo. El catador será reelegido en asamblea siempre que
haya cumplido con esta responsabilidad y con la capacidad que tenga de implicar a otros
mariscadores tanto en las faenas de mantenimiento como en el ir de marea y repartir las opciones de
captura. Es decir, según su capacidad de convertirlo en un espacio colectivo y para el colectivo.
Capítulo 6
368
Concluyendo, los corrales de pesca de Chipiona constituyen un ejemplo de cómo para
sobrevivir, un grupo social, catadores y mariscadores, relacionados con el espacio en el que habitan,
el litoral, superan las transformaciones políticas y económicas de su entorno y continúan su
actividad resignifcándola y adaptándola a los discursos patrimonialistas medioambientales y
culturales actuales sobre su espacio para poder seguir realizándola, para continuar siendo lo que no
pueden dejar de ser (a pesar de su escasa o nula rentabilidad económica)
Capítulo 6
369
Corrales de pesca. Chipiona. 2015 Carrera Díaz, G.
Capítulo 6
370
TABLA 6.19. Corrales de Pesca en la costa gaditana. Ubicación y estado
Capítulo 6
371
TABLA 6.19. Corrales de Pesca en la costa gaditana. Ubicación y estado
De la Punta de MUERTO
Camarón
pavona Chipiona
Capítulo 6
372
De marea. Corrales de pesca. Chipiona. 2015. Carrera Díaz, G.
Capítulo 6
373
6.5. Propuestas de clasificación de procesos de
patrimonialización
Capítulo 6
374
rentabilidad social y ambiental que entrañan las actividades productivas relacionadas con la
agroproducción es uno de los riesgos que afectan a las actividades agrícolas tradicionales en
Andalucía. Por ejemplo, esta tendencia hacia la conversión de los regadíos históricos en
“nueva agricultura”, en busca de una mayor productividad se ha convertido en una realidad
muy costosa en todo el territorio andaluz, y sobre todo en el litoral. Ello ha producido una
pérdida cultural y de biodiversidad irrecuperable, al tiempo que una pérdida de autonomía de
los agricultores al desaparecer parte de sus conocimientos ambientales sobre la naturaleza y el
entorno al cual se adaptaban siguiendo múltiples estrategias. Ahora sufren una fuerte
dependencia de las fluctuaciones del mercado, ya que deben importar e invertir gran parte de
sus ingresos en tecnologías agrícolas y exportar parte de su producción a muy bajo precio,
perdiendo progresivamente las claves de su capacidad de adaptación así como las del
socioecosistema del que forman parte. Así, muchos campesinos quedan atrapados en la trampa
del “productivismo”.
Sin embargo, hemos visto como en respuesta a estas dinámicas se producen diferentes tipos
de activaciones patrimoniales o procesos de patrimonialización, a iniciativa de distintos colectivos
con objetivos igualmente diverso. Movimientos sociales, agricultores, instituciones y agentes
empresariales intentan dar una continuidad a su actividad no sólo por factores económicos sino
también culturales y medioambientales. Por un lado, se producen pequeñas resistencias individuales
o colectivas basadas en la diversificación y multifuncionalidad del “buscarse la vida” (como la de
los hortelanos de Campofrío o los productores queseros de los Montes de Granada). O bien, se
producen movimientos “socioterritoriales” que constituyen intentos de resistencia colectivas
basadas en reivindicaciones territoriales, culturales, económicas y ambientales (Martínez Alier,
2005) como la del “ Pacto Andaluz por la Naturaleza” o “Salvemos la Vega” en Granada; o la
asociación Jarife que ha recuperado y mantiene la actividad de marisquero a pie en los corrales con
un sistema de organización colectiva que mantiene al mismo tiempo los valores culturales y
ambientales atribuidos a este espacio desde diversas instancias. Estas iniciativas sociales pueden
estar tan bien estructuradas que son capaces de llegar a transformar positivamente la organización
del Estado y el orden económico dominante. Se trata de una reacción social local a las estructuras
“globales” de poder generadas por la articulación transnacional de los estados y la economía
(Sevilla Guzmán y Soler Montiel, 2010). En otros casos, se producen acciones de
patrimonialización en el marco de la gestión patrimonial, más o menos participativa, con o sin
Capítulo 6
375
coordinación con los agentes necesarios, por lo que la protección desde cultura no tiene por qué
garantizar en la mayor parte de los casos la continuidad de un oficio si no se producen otros
mecanismos de participación y coordinación necesarios (como es el caso del Corral de pesca de
Merlín en Sanlúcar de Barrameda -protegido por cultura como Lugar de Interés Etnológico- ,
completamente abandonado; o los corrales de pesca de Rota, que si bien siguen activos, encuentran
más problemas para autogestionarse, al haberse protegido como monumento natural). En otras
ocasiones, siempre en representación de la supuesta “comunidad” toman el protagonismo
activaciones patrimoniales que provienen de agentes políticos, insititucionales o empresariales que
interpretan este patrimonio como recursos para crear nuevos “modelos de negocios” para el
“desarrollo rural” o como instrumento político.
Como resultado de este análisis querría proponer la siguiente clasificación de procesos de
patrimonialización. Para ello he tenido en consideración diferentes criterios: a) Dinámica política
(actores involucrados / formas de participación); b) Objetivos / Racionalidad de las mismas; c)
Relación con el marco contextual. Nos resultan tres tipologías fundamentales: a) patrimonialización
integrada-resiliente; b) patrimonialización vertical-desintegrada; c) patrimonialización coparticipada
-concertada.
a) Procesos de patrimonialización integrada o resiliente: a través de formas de resistencia
local individuales o colectivas, en los que predominan procesos de patrimonialización
participados socialmente “de abajo a arriba” (bottom up) por parte de la comunidad portadora
cuyos objetivos son fundamentalmente identitarios, formulados en torno a reivindicaciones
culturales, ambientales o con la defensa de determinadas culturas del trabajo que sienten
amenazadas (Hernández Ramírez, 1999). Pueden o no emplear los contextos de transformación
o cambios locales (como por ejemplo los vinculados al turismo) como un nuevo contexto
adaptado en el que redefinirse como un nosotros colectivo. Se trata de procesos de resiliencia
(Escalera Reyes, 2011) desarrolladas localmente de forma más o menos consciente para
adaptarse a las transformaciones externas.
Capítulo 6
376
políticos o empresariales), con objetivos relacionados con el aprovechamiento económico o
político de determinados elementos culturales convertidos en recursos económicos o electorales
(Jabugo)
Capítulo 6
377
Tabla 6.20. Clasificación de procesos de patrimonialización
Capítulo 6
378
Isidoro Gordillo. Horno da cal. Morón de la Frontera. Carrera Díaz, G. 2013
En el capítulo anterior analicé los riegos y valores relacionados con determinados oficios y saberes
tradicionales vinculados con el aprovechamiento de recursos primarios o con su transformación
básica a partir, fundamentalmente, de la información recopilada en el Atlas del Patrimonio
Inmaterial de Andalucía. Ello me permitió manejar el suficiente número de casos como para
establecer una casuística entre procesos de patrimonialización en torno a los oficios tradicionales en
las dinámicas actuales de globalización y localización. En este capítulo, sin embargo, me centraré
Capítulo 7
379
en un caso concreto al que he dedicado una labor etnográfica y de investigación especialmente
profunda en los últimos años: la producción de cal en Morón de la Frontera.
En primer lugar trataré de explicar el ciclo de la cal y su importancia de Andalucía,
analizando fuentes de diversa índole que demuestran la presencia de hornos en todas las provincias
andaluzas hasta hace relativamente poco tiempo e identificaré algunos de los factores que conducen
a su decadencia y abandono.
En segundo lugar, trataré de contextualizar territorialmente e históricamente esta
actividad en Morón de la Frontera. Su elaboración está muy vinculada a los recursos del
socioecosistema en el que se produce y muy relacionado con otras actividades productivas que le
son o eran complementarias. Haré también un recorrido por su historia reciente para lo cual he
tenido que manejar fuentes documentales de diferente tipo (archivo, bibliografía e información oral)
¿Por qué y desde cuándo sabemos que se produce cal en Morón de la Frontera? ¿Cuáles han sido los
momentos de auge, desarrollo y decadencia de la actividad y cuáles los motivos? ¿Cuál es la
historia de la sierra de Esparteros o Montegil, antes tierras comunales concedidas a los caleros?
¿Cuál es la relación de los caleros con la Sierra de Esaparteros actualmente? ¿Qué está ocurriendo
actualmente en este socioecosistema? ¿Qué procesos de patrimonialización se están produciendo en
torno al mismo?
En tercer lugar describiré la actividad artesanal de producción de cal en la actualidad que
se realiza en Morón comparándolo con otras formas de producción semiindustriales o industriales
de la zona y los tipos de hornos que se emplean para ello. Prestaré especial atención a la
importancia del conocimiento tradicional, basado en el habitus, la experiencia y cómo éste forma
parte del discurso del calero artesanal acerca de su propio trabajo. Por otro lado, no menos
importante que las características de los modos de producción de este material, es la importancia
simbólica que tiene para los artesanos su oficio, o para los habitantes de las caleras, ¿qué significa
para ellos ser calero y por qué quieren seguir siéndolo?
En cuanto lugar trataré de identificar los problemas que actualmente se encuentran los
artesanos de la cal para subsistir, centrándonos en el caso de Morón y las estrategias que ellos
mismos han diseñado para continuar siendo vigentes en un nuevo contexto. Veremos cómo la
introducción en el mercado de productos industriales para la construcción y la creación de
normativas que facilitan su uso en la construcción y limitan el uso de la cal ha hecho que
progresivamente hayan ido desapareciendo los centros de producción artesanal de cal de toda la
Capítulo 7
380
geografía andaluza. ¿Que circunstancias se han dado en Morón para que esta actividad, contra todo
pronostico, perdure? ¿qué reacciones se han producido localmente ante las dinámicas globales?
Un fenómeno, que si no es reciente, al menos se ha aumentado en las sociedades
contemporáneas es la articulación de los procesos característicos de la globalización política y
económica con las sociedades locales y territorios que reciben estas mismas políticas y procesos
económicos. Evitar la idea de deslocalización presente en los discursos tópicos acerca de la
globalización y reorientar el debate sociológico hacia la reterritorialización son dos de las ventajas
de este enfoque (Robertson, 1992; Beck, 1998)
Es por ello, que atenderé a varios procesos de patrimonialización, entendidos como
fenómenos de reterriorialización, activados por diferentes actores sociales en torno a tres ejes
íntimamente relacionados entre sí:
a) La Sierra de Montegil o de Esparteros, por constituir un símbolo identitario para Morón y
otros pueblos de la comarca, dada su visibilidad y por ser parte de este socioecosistema, siendo
la cantera de la que históricamente se extraía la piedra caliza para la producción de cal. Esta ha
sido enajenada a los caleros y a los moronenses por diferentes actores desde el siglo XIX hasta
la actualidad, lo que ha servido para activar diversos procesos de patrimonialización más o
menos conscientes. En este contexto, la producción artesanal de cal se emplea como ejemplo de
práctica que permite un aprovechamiento responsable y que no lleva al colapso del ecosistema
como el que sí esta produciéndose por parte de empresas industriales asentadas en la zona.
b) Las caleras de la Sierra (hornos, viviendas, cantera y actividad….) o lugar donde se desarrolla
el oficio. Este complejo fue declarado Lugar de Interés Etnológico en 2009 por la Consejería de
Cultura, al tiempo que, parte de él, fue convertido en Museo de la Cal por una asociación local.
c) La propia actividad u oficios relacionados con la producción artesanal de cal y su producto,
registrados en el APIA en 2010 junto a los espacios artefactos que le son inherentes; así como
las medidas de salvaguarda y las medidas tomadas para la revitalización del oficio de la cal
por parte de diversos agentes (agentes institucionales, el Museo de la cal, los propios caleros,
movimientos sociales, la UNESCO…). La acción social de salvaguarda secundada por la
administración de cultura fue registrada por UNESCO en la Lista de Buenas Prácticas de
Salvaguarda de Patrimonio inmaterial de 2011. La conjunción de todas estas acciones (unas más
que otras) han tenido consecuencias positivas para la continuidad del oficio y para el uso
Capítulo 7
381
efectivo de la cal artesanal de Morón, siempre más demandada para la restauración de edificios
patrimoniales, e incluso para la nueva edificación.
Capítulo 7
382
fundamentalmente al aprovisionamiento de materiales constructivos, ha sido una constante
fundamental en toda la geografía andaluza. Su uso en la arquitectura ha sido fundamental como
mortero y como enlucido (con o sin pigmentos) hasta la segunda mitad del siglo XX, cuando se
introduce masivamente en el mercado la pintura plástica y el cemento “Portland”, inventado en
1824 en Inglaterra por el constructor Joseph Aspdin (Gomà, F,1979).
La producción industrial de cal en la actualidad persiste en algunos lugares (como en
Morón, donde se encuentra la Industria Andaluza de Cales, SA -ANCASA-194) ya que la cal tiene
múltiples utilidades195 además de la de servir como material de construcción (Navarro Domínguez,
J.M., 2008).
En Andalucía aún existen canteras de las que es posible extraer la piedra caliza para producir
la cal. Y lo que es aún más complicado, a pesar de la industrialización feroz que ha sufrido el sector
de la construcción y la producción de materiales, sustituyendo los industriales a los artesanales a
una velocidad vertiginosa, todavía existen caleros que saben cómo se produce la cal artesanal y que
siguen ejerciendo de caleros. Algunos de ellos no sólo conservan los saberes, técnicas y
conocimientos necesarios196 sino que además aún disponen de las herramientas y los espacios
194 ANCASA pertenece al grupo Calcinor, que cuenta con 14 fábricas en el Estado, siendo la de Morón de la
Frontera, la segunda que se abrió en 1983. Se dedican a la explotación, fabricación y comercialización de
áridos calizos,dolomía calcinada, cal viva y cal hidratada. Cuenta con una cantera propia, instalaciones de
trituración y clasificación de áridos y tres hornos verticales MAERZ para la fabricación de cal viva. (http://
www.calcinor.com/sevilla.htm)
195 Hierro y Acero; Procesos de hornos eléctricos,Fundición; metalurgia no Férrica (Producción de oro,
cobre, cobalto, zinc..,Producción de aluminio); minería de carbón; industria química (química orgánica e
inorgánica, plástico/ caucho, Adhesivos y siliconas, Hidróxido de Sodio, Carburo de Calcio, Petroquímica);
Industria de Pasta y Papel (pasta de papel, cartón…); medio ambiente (tratamiento residuos sólidos,
tratamiento de aguas potables y residuales, tratamiento de residuos animales, plantas desalinizadoras,
incineración de residuos industriales y domésticos, tratamiento de gases industriales); Industria
Agroalimentaria (industria del azúcar, alimentación animal, agricultura, fertilizante); vidrio y cerámica; Obra
civil y carreteras, Estabilización de suelos, Asfalto); Ingeniería civil (industria de la Construcción, Pinturas,
Prefabricados (Hormigón y Yesos), Revestimientos, Revocos, Estucos, Enlucidos, Ladrillos silico calcáceos,
Hormigón,
Morteros, Ladrillos refractarios, Masas refractarias
196Mariano Beltrán Gutiérrez y José Antonio García Cantón, Alicún, (Almería), José Fernández Ariza (Vejer
de la Frontera, Cádiz); Rafael Jesús Bermar Aguilar (Puente Genil, Córdoba); José Pulido Díaz (Rute,
Córdoba); Francisco, (La Calahorra, Granada); Rafael , Corpa García, Atarfe (Granada); Juan Antonio
Jiménez Frigole y Francisco Álvarez (Ayamonte, Huelva); José Diezma Toyano y Manuel Latorre Linde
(Bédmar, Jaén); José (Cómpeta, Málaga); Miguel Escudero Reina, Isidoro y Antonio Gordillo, José Salas..
(Morón de la Frontera, Sevilla); Florencio Rodríguez Martín (Estepa, Sevilla); Antonio Martínez (Cazalla de la
Sierra, Sevilla) son algunos de los caleros de los que hemos podido recopilar información oral en el marco
del proyecto Red de Cal en colaboración con la Asociación Hornos cal de Morón y con el Ministerio de
Cultura; o en el marco del proyecto Atlas del patrimonio Inmaterial de Andalucía (IAPH) y Transhabitat
(proyecto transfronterizo de fondos europeos que hemos realizado en colaboración con varias consejerías
de la Junta y la Asociación Patrimonio, Desarrollo y Ciudadania (Tetuán, Marruecos).
Capítulo 7
383
(hornos) para realizar de forma artesanal esta alquimia. Muy pocos, siguen produciendo cal
artesanal, siendo Morón de la Frontera (Sevilla) un ejemplo vivo de este oficio y de las fórmulas
empleadas para su salvaguarda.
Para obtener la cal viva se debe calcinar la roca caliza. Este proceso y su aplicación como
material de construcción produce una serie de reacciones químicas que se denominan “ciclo de la
cal”, pues consiste en un recorrido que va de la roca a la cal y de la cal a la roca. Es decir, de lo
crudo (naturaleza) a lo cocido (cultura) y viceversa. Este ciclo implica la puesta en marcha y control
de tres procesos químicos: calcinación, hidratación y carbonatación. El tercero es el único que se
produce de manera natural una vez aplicada la cal. Para los otros dos, es imprescindible la
intervención humana y la aplicación de determinadas técnicas o herramientas.
A. Calcinación: la piedra caliza (Carbonato cálcico -Ca CO3-) se calcina a una temperatura que
oscila entre 900 y 1000º hasta transformarse en cal viva (Óxido de Calcio- Ca O-) al haber
expulsado el dióxido de carbono (CO2) durante la calcinación.
B. Hidratación: para emplear la cal como base para el mortero o para encalar es necesario
apagarla o hidratarla. Es decir hay que añadir agua a la cal viva y así obtener cal apagada,
en pasta o en polvo, (Hidróxido de calcio- Ca (OH2). Dependiendo de cómo se apague la cal
también variará la calidad de la misma.
C. Carbonatación: en contacto con el aire, se produce un proceso de carbonatación. Es decir,
la cal absorbe de nuevo el dióxido de carbono (CO2) o se carbonata. De esta forma, la cal
vuelve a convertirse en piedra caliza (carbonato cálcico - Ca CO3).
Capítulo 7
384
D. !
Capítulo 7
385
ejemplo de cómo el conocimiento tradicional ha aplicado soluciones ecológicas y bioclimáticas
obtenidas de su relación con el medio: empleo de los materiales locales, adaptación al clima,
integración en el paisaje, manejo equilibrado de los recursos locales. El empleo de la cal en
construcción tiene importantes ventajas sobre los materiales actuales, dada la demostrada vida útil
de los edificios construidos con mortero de cemento. Sin embargo su producción y uso, a pesar de
su importancia material y simbólica, fue rápidamente mermada de la geografía andaluza hasta casi
su desaparición a lo largo del último tercio del siglo XX. Los nuevos materiales constructivos
industriales (cemento y pintura plástica) desplazan a los morteros de cal y a la cal para encalar
como material de construcción.
Muchos de los hornos de cal de Andalucía que han ido desapareciendo o quedando inactivos
y convirtiéndose en ruinas eran de carácter doméstico o servían para cubrir una demanda local o
municipal o surtir de materiales a los caseríos o cortijos cercanos. En Cazalla de la Sierra existía un
horno de cal que fue documentado en el Atlas del Patrimonio Inmaterial de Andalucía en su última
hornada. Una familia de caleros ha estado produciendo cal durante cuatro generaciones,
transmitiendo el saber de padres a hijos, en la finca “El Mármol”, donde su propietario permitía que
se ubicaran los hornos a cambio de que los caleros mantuvieran el monte limpio de tarama o leña.
Antes de que se desarrollara la producción de cal industrial, esta actividad permitía mantener la
economía familiar. El padre del actual calero llegó a hacer hasta dieciocho “caleras” al año. Hoy en
día, el proceso ha dejado de ser rentable por el largo tiempo que necesita, por su estacionalidad y
por encontrarse en el mercado cal de producción industrial a un precio muy inferior (Carrera y
Olivi, 2014; Olivi, 2009).
En Cómpeta y en la Axarquía malagueña, en general, la elaboración de la cal y la ubicación
de los hornos para su producción se concentraba principalmente en el actual Parque Natural de
Sierra Tejada y Almijara de donde se extraía la piedra caliza. Las limitaciones planteadas por la
legislación medioambiental en este espacio protegido ha hecho inviable el mantenimiento de los
hornos de cal y con ello se ha acelerado su desaparición. Se mantiene solo un horno de cal que se
encuentra situado a más de 500 metros del parque. No obstante, la extracción de la piedra caliza
está también limitada, pudiéndose recoger sólo las piedras que se desprenden, haciendo imposible la
selección de la misma en función de sus propiedades minerales y volumétricas, lo cual tiene
consecuencias muy negativas para la correcta cocción en el horno y para la calidad de cal resultante.
Todo ello, sumado al duro trabajo que supone, a la falta de transmisión generacional y a la falta de
Capítulo 7
386
competitividad de la cal artesanal frente a la industrial y a otros materiales empleados en la
construcción, hace que mermen continuamente las posibilidades de continuidad de la actividad,
estando hoy en día en vías de desaparición (Carrera y Olivi, 2014; Ballester, 2009).
En este contexto, el calero de Cómpeta, continúa haciendo cal más por su valor simbólico y
sentimental que por su valor económico:
“La cuezo porque me gusta y si me deja cinco duros, me los encuentro, pero para buscarse la vida, no.
Había muchos caleros en Cómpeta. Antes se cocía muchísimo cuando la obra gastaba cal. Al menos tres
diarios. Todo se vendía o para blanquear o para la obra. Las canteras con piedra negra se cogía para
la obra. Antes se quemaba con monte. Ahora con madera, con palé (José, calero. Cómpeta. Red de cal.
2012)
“Ya no hay quien lo haga porque no hay salía de cal. Yo no he hecho más que hacer cal. Empecé con 12
años. Me lo enseñó mi padre, mi abuelo, y mi bisabuelo. 45 años haciendo cal. No sé hacer otra cosa
que hacer cal.”
Los hornos están abandonados pero en condiciones para reiniciar la producción. Sus saberes
permanecen y podrían ser transmitidos como los de muchos otros caleros andaluces y reactivar así
una industria artesanal de cal197:
“Yo podría transmitir cuando quiera desde que se empieza a cargar hasta que se acaba el horno. Mis
hornos podrían empezar a funcionar en el día”.
En Ayamonte (Huelva), dos caleros llevan 60 años produciendo cal y aunque les ha
permitido vivir de ello, actualmente no le ven ningún futuro a esta actividad ante la competencia
que ejercen, tanto en el mercado como en las prácticas culturales, los materiales industriales. La
producción en hornos pequeños (pucheras) no les permitió a los caleros de Ayamonte tanta
versatilidad como sí se ha producido en Morón.
Nací en Ayamonte y en Ayamonte estoy. Nunca he emigrado. Empecé con 23 años. Mi padre era calero.
A mí me gustó el oficio porque se vivía pero hoy no porque no se vende. Con la pintura no hay quien
quiera la cal. Aquí se cocía en Lepe, se llevaban la cal de aquí. Por lo menos había 40 hornos. A los
pequeños le llamaban puchera. El futuro no va a ninguna parte porque no se vende y no se consume. La
profesión tiene que gustar.” (Juan, Calero. Ayamonte, Huelva. Red de cal)
Los 15 hornos de cal inventariados por Javier Hernández (2011) en Santa Ana la Real
(Huelva), como parte de la documentación técnica de un expediente para la protección de este
197 Objetivo que nos paleteamos con el proyecto Red de Cal en colaboración con Manuel Gil, presidente de
la Asociación Hornos de cal de Morón
Capítulo 7
387
complejo productivo de cal onubense ya no tienen actividad. La documentación técnica se realizó
pero los hornos aún no están incluidos en el CGPHA. La actividad calera se mantuvo en esta
población hasta los últimos años del siglo XX, pero como en los demás casos, no resistió la
embestida de la industrialización de los materiales constructivos cuyas últimas víctimas caleras
cesaron su actividad por esas fechas.
En la misma campiña de Morón, aunque ya inactivos, también fueron productores de cal los
municipios vecinos de la comarca, Montellano y Arahal (Sevilla), pero su importancia y capacidad
productiva fue muy diferente. El pequeño poblado calero de Montellano cercano a Morón y los
restos de sus hornos demuestran la existencia de una actividad calera que se mantuvo vigente hasta
entrados los años 80, empleando básicamente las mismas técnicas y la misma tipología de horno
que en Morón y dando origen a un producto muy parecido.
Foto 1: Horno de cal (Montellano). Gema Carrera Foto 2: (Casa de familia calera, Montellano). Gema
Carrera
Capítulo 7
388
tenemos constancia documental a partir de distintas fuentes de información198, todos ellos recogidos
en el Base de datos del Patrimonio Inmueble o en la Base de datos del Patrimonio Inmaterial del
IAPH o en otro tipo de fuente documental o bibliográfica. Una parte (Red de Cal) se corresponde a
un proyecto de documentación de caleros de Andalucía producto de una colaboración entre la
Asociación Cultural Hornos cal de Morón, el IAPH y el Ministerio de Cultura.
198
Capítulo 7
389
Tabla 7.21. Caleras artesanales documentadas en Andalucía y Fuente de
Información
Denominación Municipio Provincia Activo producció Fuente
n.
Calera de Santa Ana la Real Santa Ana la Real Huelva NO 41000-570 IAPA-DGBC
(15 hornos) 00
Capítulo 7
390
Tabla 7.21. Caleras artesanales documentadas en Andalucía y Fuente de
Información
Denominación Municipio Provincia Activo producció Fuente
n.
Elaboración Propia.
Capítulo 7
391
Proyecto Red de cal. Fuente: Asociación Cultural Hornos de cal de Morón- IAPH-
Tabla 7.22. Caleros. Proyec
Ministerio de cultura. Imágen
Imágenes: Manuel Gil Ortiz
Paco Álvarez
Capítulo 7
392
Proyec Red de cal. Fuente: Asociación Cultural Hornos de cal de Morón- IAPH-
Tabla 7.22. Caleros. Proyecto
Ministerio de cultura. Imágen
mágenes: Manuel Gil Ortiz
José
En la tabla podemos comprobar que existían hornos de cal en todas las provincias andaluzas y que
los hornos de cal discontinuos con mayor capacidad de producción eran los hornos de cal de Morón,
que por sus dimensiones podían producir en cada cocción alrededor de 90.000-120.000 kilos de cal
cada horno, seguidos por las caleras de Estepa (Sevilla) y las de Santa Ana la real (Huelva) que
producían alrededor de 45.000 kilos de cal.
Desafortunadamente, y a pesar de todos los valores que ello implica, en casi todos los
municipios se ha perdido la actividad calera aunque en muchos aún permanecen en pie los hornos
en los que se realizaba esta alquimia, así como los testimonios orales y la memoria de quienes
ejercían esta actividad o hacían uso cotidiano de la cal.
Capítulo 7
393
7.2. Las caleras de la Sierra. Territorio calero: entre la Campiña y la sierra de
Montegil
En las caleras de la Sierra de Morón llegó a haber activos hasta 25 hornos artesanales de producción
discontinua de cal. La concentración de hornos artesanales y sus dimensiones con capacidad de
producir suficiente cal como para surtir a las provincias de Sevilla y Cádiz nos delatan que en este
lugar se dieron unas circunstancias especiales que propiciaron el nacimiento del complejo calero
artesanal más importante de Andalucía. Primero por contar con una cantera que proporciona una
piedra caliza de gran pureza. Y en segundo lugar porque, como muestra la dimensión de sus hornos,
mucho mayor que la de otros centros de producción calera, su producción no se orientaba solo al
autoabastecimiento sino al mercado provincial y regional. Hoy quedan cuatro hornos discontinuos
de producción artesanal y dos de producción continua, además de una fábrica industrial de cal.
“La llamada sierra de Montejil ó de Morón, dist. como 3/4 leguas del pueblo, cuya circunstancia
deshace el error que han cometido la mayor parte de los geógrafos, situando esta v. al pie de ella, es un
gran peñasco que se eleva al S. en el camino de Cádiz, como de 700 á 800 varas de altura, de 4/2 leguas
de largo, de figura oblonga en dirección de E. á SO. y con 2,800 fan. de tierra. Es una gran masa de
verdadera piedra de cal sin que haya en su superficie ninguna otra especie de mineral, escepto algunos
moldes y petrificaciones do ciertos vivientes marítimos: de ella se estrae la mejor cal que hay sin duda
en toda España”. (El Diccionario geográfico-estadístico-histórico de Pascual Madoz, 1845-50)
Morón de la Frontera se encuentra situado en el límite entre las tierra llanas de la campiña
sevillana y los relieves de las serranías béticas. La franja serrana, denominada Sierra de Montegil,
de Esparteros o de Morón se caracteriza por la presencia de importantes yacimientos calizos que
hicieron de Morón, de la Frontera, desde época temprana, un importante centro de producción de
materiales para la construcción.
A los pies de la sierra, dadas sus características geomorfológicas, se desarrolló un sistema de
Capítulo 7
394
aprovechamiento diversificado y complementario de los recursos del territorio que combinaba el
uso pedrero y calero con el cuidado del olivar, que proveía de leña como combustible; así como con
la actividad de pastoreo de ganado caprino dando vida a un peculiar socioecositema, del cual
quedan algunos retazos (olivicultura, ganadería, producción de cal, aprovechamiento de los recursos
geológicos para la alfarería o la yesería o de las fibras vegetales para la cestería, todos ellos
documentados en el APIA).
Durante varios siglos y hasta ya bien entrado el siglo XX, los artesanos extraían de las
canteras locales la piedra caliza que transformarían más tarde en cal viva y en cal apagada. A finales
del siglo XVIII se forman en Morón dos asentamientos estrechamente ligados a la producción de
cal: “Las Caleras de la Sierra” y “Las Caleras del Prado”. En ellas vivían trabajadores de los hornos,
llegándose a contar, en 1960, una población respectivamente de 160 y 100 habitantes. La
proximidad de la cantera y la necesidad de facilitar el transporte de piedra hasta los hornos, explican
el asentamiento de las Caleras de la Sierra a cinco km. de distancia del núcleo urbano de Morón.
Las Caleras de la Sierra aún mantienen la actividad, por lo que nos centraremos en ellas para
este estudio. Esta aldea forma parte fundamental de este socioecosistema. A un lado de la carretera
que divide a este asentamiento se encuentra la sierra y su cantera que aportaba la piedra caliza a los
caleros; al otro lado, los terrenos de olivar de las fincas circundantes, proveían de trabajo y
combustible a los caleros cuando la labor de la cochura cesaba. En algunos casos se combinaba el
Capítulo 7
395
trabajo de calero con el pastoreo y con la cacería.
“Antiguamente se iba al campo donde se cogían en los olivares la leña resultante de la limpia del
desvareto después de haber realizado la recolección de la aceituna pero en la actualidad nosotros
utilizamos leña de olivo del tronco, leña gorda. Antiguamente los mismos caleros eran los que recogían
la leña de los olivares” (Isidoro. Calero, Morón de la Frontera)
“
7.3. La cal en la Historia de Morón
Fuentes documentales como “Libros de Cuentas” del ayuntamiento en los que consta el detalle de
una compra de cal; “Actas capitulares” que regulan el precio de venta de la cal y del yeso (1529,
1551, 1871) o concesiones generalizadas para producir cal (1544), nos delatan la importancia de la
cal en Morón durante el siglo XV y XVI.
Igualmente, otros documentos permiten calibrar el peso de esta actividad productiva durante
los siglos sucesivos hasta bien entrado el siglo XX. Algunos de ellos son los libros de ramos
concertados o de matrículas industriales, o las solicitudes y concesiones individualizadas para
“labrar hornos” y explotar una parte de las canteras; subastas del arbitrio de la cal (1846), etc.
Algunos de los documentos del archivo municipal de Morón más interesantes para
comprender la historia reciente de la producción de cal en este municipio se refieren a todo lo
sucedido en el siglo XIX. En este periodo se produce el auge de la producción de cal en Morón y
posteriormente la enajenación de las canteras de la sierra al común de los vecinos y a los caleros en
particular a raíz de la ley de desamortización promulgada por Pascual Madoz (1855) que finalizará
con la apropiación particular de la Sierra de Morón. En la siguiente tabla hemos recogido algunos
datos de estos documentos a los que haremos referencia a continuación.
Capítulo 7
396
Tabla 7.23. Documentos consultados en el Archivo Municipal de Morón de la
Frontera, Sevilla
AÑO DOCUMENTO SIGNATURA
1461 Libro de cuentas. Compra a diversos caleros Libro 1085. Folio 38 recto
1477 “En sábado 11 día de marzo que di a un hombre e aun Libro 1084. Folio 299 vuelto
asno que trujeron cal del molino de Alonso Gil para el
Forno. 20. maravedíes”
1551 Actas capitulares 13 de julio. Regulación del precio de Libro de Actas 4. Folio 112 vuelto
la cal y el yeso
1853 Escrito del Cabildo que convierte a la Sierra en dehesa Libro 8º folio 31 vuelto. 7 de
para los vecinos Febrero de 1583
1583 Libro de Actas capitulares del cabildo de 7 de febrero Libro de Actas 8. Folio 31 vuelto
de 1583
1645 Auto del Gobernador civil de la Real Audiencia de Libro de Actas (1645-49). Fecha
Sevilla 22 de Diciembre de 1645.
1873 Actas Capitualres Solicitud de enmienda del Alcalde Libro de Actas Capitulares 19 de
de Morón enviado a Hacienda por e anuncio en el enero. 19 de enero e 1873. Libro.
boletín oficial de propiedades y derechos del Estado 93
del remate en venta para el día 5 del próximo febrero
de la Sierra de Montegil
Capítulo 7
397
Tabla 7.23. Documentos consultados en el Archivo Municipal de Morón de la
Frontera, Sevilla
1874 Matricula industrial (Isidoro Gordillo) 1573
1881 Actas capitulares: los caleros ofrecen la cal gratis para Libro de Actas 101
la elaboración de un puente.
1886 Actas Capitulares. Defensa de las caleras por los Libro de Actas 106: Folio 126
ciudadanos por la previa venta de la sierra de montegil vuelto- 128 vuelto
a Vallejo. 17 de noviembre de 1886
La etapa dorada de la producción de cal en Morón de la Frontera es la que se produce a partir de los
acontecimientos sucedidos en los años 60 del siglo XIX. En 1874 ya había 22 hornos activos. Uno
menos de los que se contaban a finales de 1990 cuando la producción de cal artesanal de Morón
estaba casi desaparecida.
Un estudio sobre los caleros de Morón del siglo XIX realiza un vaciado de información
sobre la identidad de estos caleros, sus direcciones y evolución histórica a través de diversos tipos
de documentos. El autor señala dos etapas de la producción de cal en Morón durante el siglo XIX
(Giráldez Fernández, 2009). La primera etapa se extiende desde 1803 hasta 1846. En este período el
número de propietarios de hornos de cal oscilaba entre 10 y 15 propietarios. Aunque existe una
continuidad durante toda esta etapa, hay un momento destacable en el que se produce un ligero
aumento: en 1838 con 15 propietarios de hornos. Ello podía deberse al plan de mejora de caminos
iniciado por el gobierno de Isabel II. Durante la segunda etapa (1860-1874) se produce un
crecimiento gradual en torno a los 15-17 propietarios por año hasta que en 1874 el número de
propietarios aumenta considerablemente hasta llegar a 22 caleros. Es decir el número de caleros casi
se duplica. El motivo fue la construcción del ramal de ferrocarril Morón-Utrera (que en principio se
Capítulo 7
398
pretendió que fuera el ferrocarril Sevilla-Cádiz). Este trazado ferroviario, de menor calibre que el
ideado en inicio, permitió, no obstante, la ulterior expansión de la industria tradicional de la cal,
facilitando el transporte y comercialización de la producción (Giráldez Fernández, 2009).
22
16,5
11
5,5
0
1803 1838 1846 1860 1870 1874
Capítulo 7
399
comisión municipal realizaba el informe favorable o desfavorable una vez inspeccionado el terreno
teniendo en cuenta que no se vulnerara ningún otro derecho (por entorpecer la nueva construcción,
el trabajo o acceso a las materias primas de otro calero o interrumpir el acceso a una vía pecuaria).
Expediente de concesión de calera: Solicitud para construir un horno de Cal e Informe del Ayuntamiento.
Año 1855. Terrenos comunes
Capítulo 7
400
Expediente de concesión de calera: Solicitud para construir un horno de Cal e Informe del Ayuntamiento.
Año 1855. Terrenos comunes
Transcripción:
“Antonio Gómez, vecino que es de ella….expone: que es de oficio calero y estando precisando de
continuar en él, desea tener calera propia, para de este modo evitar cuestiones con otras personas de
igual ocupación, para lo cual está pronto a edificarla a su costa al sitio de la sierra en el que hay un
espacio a propósito sin perjudicar en modo alguno ni a las veredas ni a previos confinantes; pero necesita
para llevar a efecto su empresa que ustedes se dignen a concederle su permiso y licencia a fin de verificar
la indicada edificación en media fanega de tierra al indicado sitio de la sierra. Y al intento
sumisamente a ustedes si dignan concederle su superior permiso y licencia….”
Capítulo 7
401
Expediente de concesión de calera: Solicitud para construir un horno de Cal e Informe del Ayuntamiento.
Año 1855. Terrenos comunes
Se manda cerrar y adehesar la Sierra de Montegil para yeguas por orden del rey don Felipe II,
rey de Castilla y de Jerusalém”…podéis acotar, cerrar y dehesar la Sierra de Montegil para que
en ella se críen y conserven y pasten las yeguas de los vecinos de dicha villa sin que en ella se
pueda tener ni tenga otro aprovechamiento ni ninguno más censo y lo cual podáis hacer sin por
ello caer ni incurrir en pena alguna…” (Escrito del Cabildo que convierte a la Sierra en dehesa
para los vecinos. Libro 8º folio 31 vuelto. 7 de Febrero de 1583. Archivo Municipal de Morón de
la Frontera)
Capítulo 7
402
(Desamortización de Mendizábal 1836- 1837), los ayuntamientos tienen la facultad de vender en
pública subasta las tierras de sus bienes propios, creando grandes lotes inaccesibles a los labradores
o pequeños propietarios y favoreciendo el aumento o acrecentamiento de la gran propiedad agrícola.
Como consecuencia de ello, en 1843 se inicia en Morón uno de los primeros pasos hacia la
desamortización de bienes comunales con la venta de las primeras diecisiete fanegas de la Sierra de
Montegil en terrenos entre las veredas de Montellano y Jerez, inmediato a las Caleras de la Sierra.
Más tarde, será definitiva la Ley de Desamortización promulgada por el entonces Ministro
de Hacienda Pascual Madoz en 1855, que ordenaba la venta de los bienes del clero, del Estado y de
los propios comunales de los pueblos, quedando exentos la venta “los montes y bosques
pertenecientes a los mismos”. A raíz de ella, en 1873 se produce el primer intento de
desamortización de la Sierra de Montegil. El entonces Alcalde de la Villa de Morón de la Frontera
paralizó la venta con un escrito dirigido a la autoridad competente y argumentando que debía
tratarse de un error puesto que la Sierra de Montegil era patrimonio de los vecinos de Morón y que
se dedicaba al aprovechamiento comunal:
“formando parte del patrimonio común desde tiempo inmemorial viene dedicada al
aprovechamiento procomunal cuyo uso se halla autorizado y consagrado por la Superioridad…Este
Cuerpo Capitular hace justicia a la Administración, quien sin duda al declarar desamortizable la
finca en cuestión ha procedido por involuntario error basado en inciertos o equivocados datos y
como al mismo tiempo abriga la seguridad de su instantánea reparación a Vm respetuosamente
suplica que tomando en consideración lo expuesto en méritos de justicia se sirva decretar la
suspensión de dicho remate; y al mismo tiempo determinar que este pueblo siga pacíficamente en el
uso y disfrute por común aprovechamiento de la Sierra de Montegil, cuyo hecho esta villa tendría
en muy grande estima.” (Libro de Actas Capitulares 19 de enero. 19 de enero e 1873. Libro.
93)
Capítulo 7
403
posible subasta pública de esta Sierra de Montegil y que podían haberlo hecho pues con la venta de
quince hornadas de cal, los caleros podían haber comprado las canteras que explotaban y no tener
solo, como hasta el momento, los derechos de explotación. (Giráldez Fernández, 2009)
En respuesta al proceso de privatización de un bien público y compartido por muchos, los caleros
de la época (17 de noviembre de 1886) según consta en el acta de una sesión extraordinaria del
Pleno del ayuntamiento, se dirigen al mismo y a su Alcalde José Villalón y Villalón, haciendo
referencia al derecho adquirido a explotar las canteras de las que hasta ese momento eran tierras
comunales del Ayuntamiento de Morón y temen no poder demostrar con documentos este hecho
porque los mismos hayan podido desaparecer del archivo municipal.
“ Que vendida por el Estado la Sierra de Montegil de este término perteneciente a la propiedad
procomunal de este Municipio, se pretende por el rematante lanzar de las caleras que en el expresado
predio radica, a quienes por virtud del derecho adquirido por todos los vecinos del mismo vienen
explotándolas por sí o por sus causahabientes que desde la fundación de estas y otras poblaciones
tuvieron y ejecutaron sobre las canteras referidas, por cuya causa las cédulas Reales de corrección no
han podido referirse ni hacerse extensivas a esta propiedad primitiva obtenida por ocupación antes de la
individualización de la propiedad por los medios que posteriormente establecieron las leyes….. (Actas
Capitulares. Defensa de las caleras por los ciudadanos por la previa venta de la sierra de Montegil a
Vallejo. 17 de noviembre de 1886. Archivo Municipal de Morón de la Frontera. Signatura: 106: 126v -
128v)
Estamos, desde nuestro punto de vista, ante una primera acción de patrimonialización
realizada por los propios caleros, que no dudan en hacer referencia a la tradición y a la huella
material de su trabajo como fuente que atestigua este derecho y que forma parte de su identidad:
“recibida de sus padres…Las lagunas que puedan dejar las testificaciones de documentos y testigos las
llenarán en demasía con caracteres imperecedero las líneas que en los transcursos de los siglos han ido
formándose por las piquetas de las generaciones de Canteros.” (idem)
Aluden a la propiedad colectiva de la sierra, del derecho de los vecinos a solicitar que se
cancele la venta y del deber del ayuntamiento a defender este derecho “sagrado”:
“Y esta propiedad del vecindario, heredero de las generaciones anteriores no puede dejar de ampararse
y defenderse por los actuales representantes del Municipio que tienen, no el derecho, sino el deber de
hacerlos sin omitir medio alguno de los muchos establecidos en las Leyes, en evitación de que la codicia
extremada de los remanentes pueda por causa de omisiones lamentabilísimas lesionar o molestar
siquiera tan sagrados intereses……” (idem)
Capítulo 7
404
vida y para seguir cumpliendo la importante función social que la producción de cal tiene en la
comarca y en Andalucía. Afirman que la Sierra es naturaleza que provee a una importante cantidad
de vecinos de trabajo y de materias primas imprescindibles para varios oficios que viven de ella:
canteros, caleros, arrieros y que esta es importante dado el consumo “universal” de la cal en esta
zona para todos los vecinos. Por lo que consideran injusto y sinsentido el que pueda privatizarse un
bien colectivo de estas características por lo que solicitan que no pueda el “rematante” apropiarse de
ella y menos a precio de 15.000 pesetas.
No obstante, y a pesar de esta legítima solicitud de los vecinos de Morón, la Sierra cambia
de siglo siendo propiedad privada, preparándose ya para el segundo proceso que llevará a la
decadencia de la producción de cal artesanal en Morón de la Frontera y a la práctica desaparición en
el resto de Andalucía. Podemos intuir que esta reivindicación del colectivo calero que se produce a
finales del siglo XIX fue un tipo de reivindicación socioterritorial realizada por un colectivo que se
sentía identificado como tal y heredero de un patrimonio transmitido por las generaciones
anteriores, cuya huella material en la naturaleza era la evidencia de su trabajo del que además
dependía la manutención y subsistencia de un importante número de morenenses de la época. Tal y
como definimos en el el capítulo anterior se trata de un proceso de patrimonialización integrada a
través de formas de resistencia local, colectivas, activada por la comunidad portadora de
conocimientos (caleros), directamente afectada. Un proceso social de patrimonialización activado
“de abajo a arriba” cuyos objetivos, en este caso, son la lucha por la base material, pero que pueden
estar formulados en torno a reivindicaciones culturales, ambientales y en defensa de determinadas
culturas del trabajo que sienten amenazadas (como la cultura de la cal). ¿Influirá esta primera forma
de resistencia social calera en la posterior continuidad y patrimonialización futura de la actividad?
Capítulo 7
405
7.3.d. La decadencia: industrialización de los materiales constructivos y
la destrucción de la Sierra de Esparteros
La actividad calera de Morón empieza el siglo XX con 24 centros de extracción y producción de cal
(Carrillo Lobo, 2005: 14-16) según el censo industrial de 1911. Tras superar la crisis económica de
los años treinta, periodo durante el cual permanecieron activos solamente dos o tres hornos
artesanales, la producción de cal de Morón recuperó su nivel de producción con una media anual de
doce hornos en funcionamiento, cifra que se mantendrá sustancialmente estable hasta los años 80.
En estos años, en 1983, asistimos a la implantación de la industria de cal ANCASA
(Andaluza de Cal, SA) a pocos metros de los hornos artesanales. La industrialización de la cal se
produce a nivel estatal y en Morón la presencia de esta fábrica desde los años 80 cambiará el curso
de la historia de la producción artesanal de cal. La mayoría no podrá hacer frente a esta fuerte
competencia.
“El proceso de cal artesanal frente al industrial varía también en el tiempo. Un horno de cal artesanal
como los nuestros con una capacidad de producción de unas 100 toneladas de cal y para lo cual vamos
a utilizar unas 120 toneladas de leña, el producto final es muy puro. Pero para ello necesitamos del
orden 45 días. Ello incluye el tiempo de la extracción de la piedra, el tiempo del ahornado, el tiempo de
la cocción del horno (10-15 días) y el vaciado del horno. Con un proceso industrial, esas 100 toneladas
se pueden fabricar en 6 horas.” (I.G. Calero, Morón del Frontera, 2013)
“Nada más que hay que ver que aquí habíamos más de 10 fabricantes de cal hace 15 o 20 años y en la
actualidad hemos quedado nosotros solos. ¿Por qué ha caído en crisis? Muy sencillo, fabricar cal
artesanal y cal de calidad es muy difícil, es un trabajo muy duro. Te tiene que gustar mucho tu oficio
para quererlo hacer. Partiendo de ahí, los precios que tendrían que tener en el mercado no son reales.
Se está vendiendo a un precio muy por debajo de lo que realmente vale. ¿Por qué? Por la competencia
que se ha presentado con estas cales industriales que han ido aditivando las cales para que se pegaran
ala pared. Cosa que con la cal artesanal no era necesario: eso ha llevado hasta que el cliente final se le
caía la cal. ¡Uy que mala es la cal! “Pues para esto la pintura”. Los precios de la pintura son incluso
mas competitivos. Eso ha desbancado mucho al fabricante de cal, al calero” (idem)
“yo no sé por qué no se usa la cal para labrar la obra. Eso es lo más bendito que hay. Tú haces una
pared de cal y arena. Y que llueva. Eso no dilata como el cemento. El cemento dilata y se parte. Antes se
Capítulo 7
406
gastaba mucha cal en Morón. En donde se gasta mucha cal es en Lora del Rio. Le pregunté al del
polvero porque me hacía falta la tela asfáltica y me dijo: “¿ y tú calero, para una azotea le vas poner
tela asfáltica?¡ con cal!!” (J.S. Calero. Morón de la Frontera, 2015)
Por otro lado, en el mismo periodo, durante los primeros años 80, se produce otro cambio
estructural y radical en este socioecosistema moronense. Desde entonces, la historia de la cal
artesanal y de la sierra de Montegil o de Esparteros (su cantera) van a discurrir por vías separadas.
Los caleros, a pesar de sus reivindicaciones pasadas por la enajenación de su cantera, adquieren la
cal de otras canteras de la provincia.
Ahí hace ya unos pocos de años que no se saca piedra. Yo la he sacado siempre. Antes la sacábamos
todos. Los caleros de aquí, cuando empezamos a meter la piedra de Estepa, ¡no protestaba la gente
nada con la cal!. El cambio de la piedra de aquí cuando empezamos a meter las de otros sitios. Y mira
que la cal salía unos terrones muy blancos, muy bonita. Este no era tan blanco, tiraba a otro color pero
la derretía y no es blanca, no es pastosa, es muy distinto. La piedra de allí se queda como una lagareta,
no tiene cuerpo y está de aquí se queda más pasta (Calero de Morón, Morón de la Frontera, 2015)
“Los ecologistas están en contra de eso. Nosotros sacábamos piedra pero no se notaba. Además la
piedra buena de cal no va por lo alto, va por debajo, que va honda. ¿Tú ves la cantera esa? la piedra
buena está abajo. Lo de arriba tiene mucho magnesio. Van arriba porque no la usan para cal. No sirve
ni para cemento. Eso para las plantas de árido.” (Pepe. Calero, Morón de la Frontera, 2015)
199 Me ha llamado notablemente la atención que entre todos los nombres que aparecen de concejales
implicados en esta trama se encuentra el de la directora de la empresa “Arenales de la Maza S.A” que
desde 1983 a 1987 fue una de las concejalas del ayuntamiento. Curiosamente, esta empresa, aparece
como copropietaria de varios de los inmuebles de las “Caleras de la Sierra”, declarada como Lugar de
Interés Etnológico en 2008.
Capítulo 7
407
(1982-2012) y ha renovado la prórroga de esta cesión por 30 años más otorgada por la Dirección
General de Industria, Energía y Minas de la Junta de Andalucía. En todo este tiempo ha estado
extrayendo piedra de esta cantera sin licencia municipal a la que le obligaban las Normas
Subsidiarias de Morón de la Frontera, aprobadas por la Comisión Provincial de Urbanismo el 7 de
octubre 1982:
“...Asimismo, es necesaria la obtención de licencia municipal para la apertura de caminos
y senderos, la realización de cortafuegos, la excavación y extracción de áridos, la tala de
árboles…” (Normas subsidiarias de Morón de la Frontera. Ayuntamiento de Morón, 1982)
La empresa obtuvo la licencia municipal sólo en 2011, un año antes de que finalizara el
plazo de la concesión. Para ello interpuso una demanda al ayuntamiento de Morón por silencio
administrativo ante las solicitudes de concesiones (algo que era imposible hacer dada la naturaleza
de la actividad, no permitida por el propio ayuntamiento). La sentencia del tribunal fue favorable a
la empresa. En todo este tiempo, la actividad no ha cesado en ningún momento y ningún organismo
competente lo ha evitado a pesar de incumplir con diversas normativas.
Como informa el defensor del pueblo andaluz ante la queja presentada por “una asociación
ecologista”, el ayuntamiento de Morón obvió información sobre la situación urbanística de los
terrenos afectados por la prórroga de actividad minera incumpliendo el principio de buena
administración en su informe dirigido a la Consejería de Medio Ambiente y Ordenación del
territorio. Por su parte, el Defensor del Pueblo le recuerda a la Consejería el carácter transversal de
algunas competencias como la estrecha relación que existe entre urbanismo, medioambiente,
patrimonio y aguas.:
El Defensor del Pueblo Andaluz, tras la tramitación de una queja en la que se ha puesto de manifiesto
que el Ayuntamiento de Morón de la Frontera ha obviado en su informe a la Consejería de Medio
Ambiente y Ordenación del Territorio, la situación urbanística de los terrenos afectados por la
prórroga de una actividad de explotación de recursos mineros, ha formulado Resolución dirigida a
ambas Administraciones consistente en: al Ayuntamiento, Recordatorio de que debe ajustar su actividad
y el ejercicio de sus competencias municipales al principio de buena administración, facilitando
información veraz y sometiéndose al principio de legalidad, de seguridad jurídica y colaboración y
Recomendación de que, en lo sucesivo, evite obviar datos o circunstancias de naturaleza urbanística u
otras que puedan tener trascendencia medioambiental cuando se le pida un informe de esa naturaleza a
los efectos de una actividad con impacto en la naturaleza, procediendo a subsanar la omisión de
información en el caso concreto de la queja.
A la Consejería, por su parte, se le ha Recordado que la evaluación de impacto ambiental es un proceso
de recogida de información y datos que tiene por objeto anticipar, corregir y prevenir efectos adversos
de algunas actividades en el medio ambiente, sin olvidar la estrecha e íntima relación entre urbanismo y
medio ambiente, debiendo respetar el planeamiento en vigor; además, se le ha dirigido Recomendación
para que sea reconsiderada la declaración de impacto ambiental concreta que motivó la queja, que se
dictó sin tener en cuenta en dato urbanístico omitido por el Ayuntamiento…..Conviene hacer un
paréntesis para recordar que la indicada competencia sobre el medio ambiente tiene un carácter
transversal y polifacético por la incidencia que la misma tiene sobre otros sectores materiales de la
Capítulo 7
408
actividad administrativa, como el urbanismo, aguas, patrimonio histórico, u otras, pues este carácter ya
fue señalado por la STC 102/1995, de 26 de junio.” (Resolución del Defensor del Pueblo Andaluz
formulada en la queja 14/0174 dirigida a Consejería de Medio Ambiente y Ordenación del Territorio,
Ayuntamiento de Morón de la Frontera (Sevilla)201
Capítulo 7
409
Tabla 7.24. Normas, leyes o recomendaciones incumplidas por la Actividad Extractiva
industrial en Sierra de Esparteros
Año Norma Contenidos de interés
1978 Constitución Española. Aprobada. Art 2. Los poderes públicos velarán por la utilización racional de
45 todos los recursos naturales, con el fin de proteger y mejorar la
calidad de la vida y defender y restaurar el medio ambiente,
apoyándose en la indispensable solidaridad colectiva.
3. Para quienes violen lo dispuesto en el apartado anterior, en los
términos que la ley fije se establecerán sanciones penales o, en
su caso, administrativas, así como la obligación de reparar el
daño causado.
2007 Ley Orgánica 2/2007, de 19 de marzo, 1. Todas las personas tienen derecho a vivir en un medio
de reforma del Estatuto de Autonomía ambiente equilibrado, sostenible y saludable, así como a disfrutar
para Andalucía. Art. 28. de los recursos naturales, del entorno y el paisaje en condiciones
de igualdad, debiendo hacer un uso responsable del mismo para
evitar su deterioro y conservarlo para las generaciones futuras,
de acuerdo con lo que determinen las leyes
2007- Ratificación de España del ConvenioEuropeo del Paisaje (2007). Art. 5 sobre medidas generales
2012 Estrategia del Paisaje de Andalucía, 6 de marzo de 2012, publicado en el BOJA nº 62 de 29/03/2012
2008 Resolución del Defensor del Pueblo Recordamos al Ayuntamiento que debe facilitar toda la
Andaluz formulada en la queja 14/0174 información sobre actividades urbanísticas que tengan impacto
medioambiental
dirigida a Consejería de Medio Ambiente y
Ordenación del Territorio, Ayuntamiento de
Morón de la Frontera (Sevilla).
2012 PGOU de Morón de la Frontera . (Art. Suelo No Urbanizable de Especial Protección por Planificación
0.2.42 del PGOU. Adaptación parcial
Urbanística (SNU-PU)
de las NNSS de Morón de la Frontera)
BOP del 21 de enero de 2012 c. Usos prohibidos. De forma general se prohíbe cualquier
actividad constructiva o transformadora del suelo. Se entienden
incluidas en esta prohibición las siguientes actividades y usos
(…)”
(url: http://www.ayto-morondelafrontera.org/opencms/docs/
PGOU/06_RE/RESUMEN_EJECUTIVO_MORON.pdf)
Capítulo 7
410
A pesar de todo ello, la empresa acaba de prorrogar la concesión hasta 2042. Para el
otorgamiento de esta prórroga se aplicó una ley derogada, la Ley 7/94 de Protección Ambiental de
Andalucía, en vez de la Ley 7/ 2007 de Gestión Integrada de la Calidad Ambiental (Ley GICA)
vigente desde 2008 y mucho más exigente con las medidas medioambientales.
Foto 6: Cantera Histórica (615 años de explotación Foto 7: Cantera Actual (30 años de explotación).
documentados. Caleros de Morón) Empresa SIDEMOSA.
Evidentemente el tipo de relación que se establece con el territorio por los caleros históricos
de Morón y la empresa extractiva SIDEMOSA o la industria de cal ANCASA es completamente
distinto. El socioecosistema creado en este territorio se ha visto fuertemente alterado por la
implantación de esta empresa (SIDEMOSA) cuya extracción se basa exclusivamente en criterios de
rentabilidad económica creando un sistema de explotación intensivo y desordenado, causando
graves daños geológicos y con consecuencias irreversibles sobre la diversidad biocultural, pasando
por encima de todo tipo de restricciones legales al respecto, a veces, con la complicidad de quienes
ejercen estas responsabilidades. Y aunque esto puede suceder también en los sistemas artesanales,
las dinámicas ecosistémicas instauradas por sendas actividades productivas, es bien distinta. La
implantación de empresas extractivas de carácter intensivo en este territorio implica consecuencias
muy negativas para el mismo pues no se respetan ni se tienen en cuenta las condiciones locales de
adaptación al medio.
Así, la externalización del mercado de destino hace que las necesidades de extracción y de
producción no estén adaptadas a las necesidades de consumo del entorno próximo, respondiendo a
una lógica de acumulación que rige el modelo de abastecimiento actual.
Capítulo 7
411
El hecho de que los caleros artesanales no extraigan piedras de sus canteras y de que en las
mismas se haya implantado una empresa extractiva exportadora de carácter intensivo hace que las
relaciones con el medio se conviertan para unos (los caleros) en relaciones de dependencia de las
empresas que le surten de materia prima, al tiempo que pierden el control sobre la misma y su
capacidad selectiva. Para otros (la industria extractiva) se convierte en una relación de dominio y
explotación del territorio en cuestión ya que la explotación intensiva de los recursos geológicos, no
renovables, responde a una estrategia exógena que gobierna un sistema productivo local, en este
caso de Morón de la Frontera, basada exclusivamente en criterios de valoración monetaria sin
contemplar los daños ni los costes sociales, culturales y ecológicos producidos en el ámbito local en
el que se desarrolla la actividad. Algo que las políticas públicas, aunque lo tengan en cuenta
(legislación restrictiva), no controlan adecuadamente puesto que su incumplimiento sistemático no
se traduce en el cierre o fin de la actividad, sino que parecen haberse orientado a facilitar y permitir
de facto este tipo de explotaciones.
Por tanto la forma de inserción del sector calero artesanal andaluz en el sistema económico
global a partir de la segunda mitad del siglo XX y fundamentalmente a partir de los años 80- 90 ha
sido atravesado por dinámicas de mercantilización e industrialización muy intensas, que han puesto
en jaque su reproducción social y cultural a medio plazo afectando a los colectivos sociales que
desarrollan su experiencia vital en torno a estas actividades extractivas y de transformación
primaria. Al mismo tiempo, la mercantilización de las políticas públicas ha producido la
desprotección del sector artesanal ante estas dinámicas.
La situación se agrava cuando los organismos competentes, o algunos de sus miembros, se
muestran laxos en la aplicación de sus normativas con las grandes empresas extractivistas y mucho
más rígidos con los pequeños productores artesanos, causando impedimentos al desarrollo habitual
de su actividad. Las Caleras de la Sierra están sujetas a la Ley 7/94 de Protección Ambiental
(reglamento de Calidad del Aire 74/96 de 20 de febrero y de Evaluación de Impacto Ambiental
292/95 de 12 de diciembre). Por lo que, a pesar de su escaso nivel de impacto, se les exige estar
dados de alta como actividad contaminante y necesitan realizar Evaluación de Impacto Ambiental
para renovar sus licencias.!
“En la actualidad no estamos explotando nuestras propias canteras porque ya no es rentable por la
normativa de minas. Entonces utilizamos canteras que ya están en explotaciones industriales” (Calero,
Morón de la Frontera, 2013)
Capítulo 7
412
“Costaba un dinero, cada año una revisión de la cantera. Venían los de mina. Teníamos que pagar el
taxi. Venían un vez y le pagábamos el taxi todos varias veces. A veces no subía ni a las canteras. Para
nosotros mejor porque a lo mejor te podían poner pegas……
Minas nos exigía muchas cosas. La dinamita. Con la bicicleta he ido yo a la estación por la dinamita
que me la traía en el transportí, una caja de dinamita. El rollo de mecha colgado en le manillar, y los
fulminantes metíos aquí en el bolsillo. Y ya de cuando la eta, la dinamita se puso tu sabes. Ya no podía
tener aquí la dinamita. Exigía un polvorín. Ya echamos manos de otras canteras (Calero, Morón de la
Frontera, 2015)
Además, otros factores, como la descoordinación entre los caleros, o la dependencia de otras
empresas suministradoras, provocan, entre otras causas la crisis de este sector: la actividad artesanal
de elaboración de cal en Morón.
“Aquí no hay unión. Si la hubiéramos tenido, las canteras las podíamos haber explotado nosotros. Eso
fue lo peor. Teníamos cada uno una cantera asignada. Peleándose unos con otros porque si se había
pasado la linde. Ahí arriba teníamos la cantera. Nos querían tener divididos..” (José. Calero, Morón de
la Frontera, 2015)
“La Sierra de Esparteros es un Patrimonio Histórico, Cultural y Natural de Morón. El paisaje que su
PERFIL proyecta hacia toda la campiña sevillana se ha quedado fijado en la retina de todas las
generaciones de ciudadanos que a lo largo de la Historia han habitado nuestro pueblo y constituye, al
igual que la leyenda del Gallo, el Castillo o la Iglesia de San Miguel, una SEÑA DE IDENTIDAD de
todos los moronenses. El proceso de destrucción que actualmente está sufriendo Nuestra Sierra por
parte de la explotación minera SIDEMOSA es totalmente IRRACIONAL E INSOSTENIBLE y por tanto
incompatible con el espíritu y la letra del artículo 45 de nuestra Constitución.” (Plataforma Ciudadana
Sierra de Morón, manifiesto del 17 de enero de 2004. La mayúscula es suya)
Hacen también alusión a una serie de instrumentos de protección que les amparan (recogidos
en la tabla 7.3) y denuncian el hecho de que todos estos sean sistemáticamente desatendidos por
unos y por otros:
“No podemos ignorar la situación sin renunciar a nosotros mismos y no vamos a cesar en nuestro
empeño cuando nos legitiman la razón y la ley; porque no son pocas las convenciones internacionales y
leyes españolas que precisan de manera clara el derecho que nos asiste” (Plataforma ciudadana
“Salvemos Sierra Esparteros”)!
Capítulo 7
413
7.4. Tipos de hornos en Morón de la Frontera
A pesar de todo este entramado y enajenación de la materia prima fundamental de la que proveía la
Sierra de Esparteros (antes de Montegil), en Morón de la Frontera quedan varios hornos de cal que
demuestran la resiliencia o capacidad de adaptación a los cambios de sus caleros, sobreviviendo a
modificaciones profundas y estructurales del contexto económico, político, social y ambiental en el
que se desenvuelven. Las diversas estrategias puestas en marcha por los caleros, además de
conservar su oficio, les permite su superviviencia en el mercado. Consideramos que parte de ellas
son las medidas más eficaces de salvaguarda que puedan plantearse para un oficio tradicional
aunque ello suponga modificaciones en las estructuras físicas de los que se han considerado bienes
inmuebles por el expediente de protección de las Caleras de la Sierra como Lugar de Interés
Etnológico (Consejería de Cultura, 2009)
Para la realización del proceso de calcinación en Morón de la Frontera encontramos varias
tipologías de hornos (desde los más industriales a los más artesanales, continuos, discontinuos, en
llano, o en desnivel). Javier Hernández, a partir de su estudio en Santa Anal la Real, diferencia entre
hornos industriales y los artesanales. Entre los industriales se encontrarían: a) verticales, b) de
corrientes paralelas, c) Horizontal o rotatorio. Entre los artesanales: a) los de llama corta o de cepas
(semicontinua), b) de llama larga (discontinua) (Hernández, 2011).
Otras autoras en estudios realizados sobre las caleras de la Sierra de Morón de la Frontera o
por su trabajo en la documentación técnica del expediente de declaración de BIC de las caleras de la
Sierra, clasifican estos hornos atendiendo a varios criterios (Canillas y Martínez, 2007; Robador
González, 1999, Consejería de Cultura, 2009).
Según el proceso de producción, estos pueden ser:
a) de producción discontinua, con tiempos muertos en la producción (ahornar-calcinar-
descargar). Los hornos de producción discontinua, aunque sean los más artesanales han
sufrido transformaciones en su estructura original cuando mediados del siglo XX e empieza
a introducir maquinaria (camiones y tractores con pala mecánica) para la carga de leña y
piedra hasta la puerta del horno o para la descarga de la piedra caliza.
b) de producción continua (carga de leña y piedra-calcinación-descarga-calcinación-
desecarga…) que pueden no tener pausa en el proceso.
En función de las características formales o constructivas, los hornos de Morón se clasifican
en:
Capítulo 7
414
c) hornos aislados,
d) hornos que comparten meseta
e) hornos que comparten meseta y pecho
Por último, según su ubicación, los hornos pueden ser:
f) ubicados en ladera (que aprovecha mejor el desnivel para la carga de piedra y para el
acceso a la caldera).
g) ubicados en llanura.
En la siguiente tabla puede observarse el listado de hornos activos e inactivos que existen en
Morón de la Frontera, elaborado a partir de la documentación técnica del expediente de protección
de las caleras de la Sierra como BIC (Lugar de Interés Etnológico)202.
Capítulo 7
415
Tabla 7.25. Hornos activos e inactivos de la Caleras de la Sierra
Fuente Documentación Técnica. Inscripción en el CGPHA de las caleras de la sierra como BIC- Lugar de
Fuente:
Interés Etnológico. Elaboración Propia.
Interé
Capítulo 7
416
Tabla 7.25. Hornos activos e inactivos de la Caleras de la Sierra
Fuente
uente: Documentación Técnica. Inscripción en el CGPHA de las caleras de la sierra como BIC- Lugar de
Interé
nterés Etnológico. Elaboración Propia.
Capítulo 7
417
Tabla 7.25. Hornos activos e inactivos de la Caleras de la Sierra
Fuente
uente: Documentación Técnica. Inscripción en el CGPHA de las caleras de la sierra como BIC- Lugar de
Interé
nterés Etnológico. Elaboración Propia.
203 Según la tipología descrita por Catón (Catón, 1982-original 175-149 a.c)
Capítulo 7
418
desenvuelven, sólo dos familias propietarias de hornos se han mantenido activos como caleros en
esta zona: la familia Gordillo y la familia Salas (uno de sus miembros). Como estrategia
fundamental, ambas familias han diversificado su actividad y se han resignificado como caleros.
Unos se ha especializado, entre otros cosas, en la producción de cal artesanal para la restauración,
innovando enormemente sobre las cales producidas estableciendo relaciones y alianzas con otras
instituciones de carácter científico o con otras empresas del sector y con agentes sociales e
institucionales con los que ha participado en el proceso de patrimonialización de la actividad calera
artesanal. Se trata de la familia Gordillo propietaria de los hornos 1, 3, 4, 14, 15, 16 y 17. De los
cuales están activos el 3, 4, 14 y15. Mientras que el 16 y 17 se utilizan como almacén de cal o
cochera (véase tabla 7.4 y fotos 9-13).
Otra familia de caleros (Salas) que se define igualmente como calero “artesanal” y “el más
antiguo” junto a Miguel Escudero, fabrica cal en dos hornos verticales continuos, industrializados.
Se ha especializado en elaborar un tipo de cal (cal expansiva) para su uso como barreno en canteras
de mármol cuya producción vende en su mayor parte a una industria vasca exportadora ubicada en
Vitoria. Este calero no dio acceso a los verdaderos hornos continuos de los que es propietario a
quienes documentaron sus hornos para el expediente de protección. En las imágenes del expediente
aparecen dos hornos discontinuos e inactivos (que habría que sumar al total, llegando a 27 hornos)
empleados actualmente como almacén. En mi caso pude acceder a documentarlos por lo que los
hornos continuos pueden apreciarse en las fotos de la 15 a la 18.
Por otro lado, varios espacios de este complejo calero forman parte del Museo de la cal de
Morón que, como veremos más adelante, ha participado activamente en los diversos procesos de
patrimonialización realizados en torno a los hornos de cal y la actividad calera en Morón a partir de
su casi su desaparición en los años 90 del siglo XX. Dos de los hornos están musealizados junto a
una vivienda calera. Se trata de dos hornos aislados, no adaptados a la mecanización y ubicados en
llano (Hornos 18 y 19 de la tabla 7.4). En este caso, en el expediente de protección se hace una
razonable crítica, dada su función pedagógica, a las intervenciones realizadas en los hornos que
desvirtúan parte de sus características estructurales y materiales, así como una serie de
recomendaciones al respecto que en su mayor parte no han sido aún efectuadas:
“En la restauración se han desarrollado una serie de acciones que repercuten negativamente tanto
en la lectura global de inmueble como en la de cada una de sus partes” (Consejería de Cultura.
Descripción del horno nº 18. Caleras de la Sierra. BIC. LIE)
Otros grupos familiares han readaptado los hornos para otras actividades como la ganadería,
Capítulo 7
419
utilizando los hornos como corral, pajar o perrera, como es el caso de los hornos 2, 9, 10, 11 y 25
(véase tabla 7.4 elaborada a partir del expediente de protección de las caleras. Se respeta la
numeración del mismo). En el caso de estos hornos usados como corrales, las instrucciones
particulares del expediente de protección como Lugar de Interés Etnológico limitan estos usos pues
prohíben las modificaciones hechas en los hornos para adaptarlos a los mismos. Sin embargo,
tradicionalmente la actividad calera se ha compaginado con otras actividades para hacerla posible,
sobre todo para quienes trabajaban en los hornos aunque no fueran propietarios, y los espacios
productivos del ámbito rural en Andalucía han sido siempre dinámicos en este sentido teniendo este
carácter multifuncional que les ha permito sobrevivir al paso del tiempo, albergando otras
actividades cuando la anterior ya no tenía vigencia o había finalizado (Carrera, 2009).
Aunque ello pueda distorsionar la imagen original del horno, permiten su mantenimiento y
su dinamismo. Desde mi punto de vista, este nuevo uso es un factor de resiliencia para este
socioecosistema. No comprender este dinamismo como un valor para la conservación es uno de los
mayores problemas que tiene la protección cultural (aunque también la ambiental) que termina por
fosilizar los elementos culturales que pretende proteger bajo el criterio de “autenticidad” o de
“originalidad”. Esta supeditación de la actividad o el proceso al objeto es tan evidente que incluso
se superpone la integridad de los objetos (hornos) a la propia actividad calera que es la que les da
vida. La diversificación de la actividad hacia procesos más industriales permite mantener la
actividad artesanal:
“Los usos industriales relacionados con la producción, almacenamiento y distribución de la cal
como muestra de la dinámica cultural propia de este ámbito productivo, que ha evolucionado
desde fases artesanales hasta su plena inserción en el sistema económico global, siempre que no
afecten negativamente a la preservación de los valores del conjunto.” (Consejería de Cultura.
Instrucciones Particulares. Caleras de la Sierra. BIC. LIE)
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Foto 8: Piara de Cabras en las caleras de la Sierra. G. Carrera
“El dueño de la piara solía ser calero. Cocía 4cuatro hornos cuando se encartaba. Llenaba cal por
cuenta, para acá para allá. Tenía ya críos con 8,10, 12 años, recogía las cabras y los críos eran los que
le mantenían la piara de cabra. Y él era calero. Entonces ya entraban dos sueldos en la casa. Pero
claro, gracias a dios, no les irá tan mal cuando ya come toda la familia de las cabras. Hay tres familias
que son ganaderas. Más el padre que come de las cabras” (Antonio. Calero. Morón de la Frontera)
Sin embargo, el expediente, más centrado en los objetos que en los procesos, prohíbe
expresamente estas construcciones anexas a los hornos para facilitar la actividad ganadera, sin
contemplar que ello podría llevar paradójicamente llevar al abandono y pérdida total de la
construcción, así como a la pérdida de vitalidad de la aldea:
“Queda expresamente prohibida la construcción de edificaciones anexas a los inmuebles catalogados,
como cobertizos, corrales e instalaciones de similar índole que alteren la lectura global del bien. La
construcción de nuevas edificaciones no relacionadas con la producción, almacenamiento y distribución
de la cal en los espacios que engloba la delimitación del bien.” (Consejería de Cultura. Instrucciones
Particulares. Caleras de la Sierra. BIC. LIE)
El resto de hornos o bien se usan como almacén o bien están abandonados. Tres de ellos, los
más antiguos (1850), pertenecen a Miguel Escudero Reina, perteneciente a dos de las familias
históricas de caleros de hornos tradicionales de Morón (Los Escudero y los Reina). Este calero, uno
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de los más ancianos, no trabaja como calero pero participa activamente en el procesos de
patrimonialización y en la musealización de las caleras, actuando como guía para el Museo de la
cal. Por tanto, tipológicamente, entre los hornos activos en Morón encontramos tres grandes tipos
de hornos: los industriales continuos, los hornos semicontinuos y los hornos discontinuos
artesanales
En Morón nos encontramos con cuatro hornos artesanales activos, troncocónicos, de producción
discontinua, pertenecientes a la familia Gordillo. Según el proceso de producción, estos son hornos
discontinuos o intermitentes puesto que cada vez que se debe producir cal, en función de la
demanda o de las condiciones meteorológicas, se vuelve a repetir el proceso de llenado de piedras y
leña, cocción, apagado, enfriamiento y extracción de la cal viva (Robador, 1999). Últimamente,
dado el proceso de patrimonialización activado por el museo de la cal, en la que el propio calero
participa, teniendo entre ambos una clara relación simbiótica y de ayuda mutua, se hacen coincidir
las cochuras con momentos que no tienen una función estrictamente productivas, como las visitas
al museo de la cal o durante los cursos de formación.
En cuanto a su ubicación, dos de los hornos activos comparten la “meseta” (3 y 4) y están
ubicados en las laderas aprovechando el desnivel natural que facilitan las tareas de carga y descarga.
Los otros dos están ubicados en llano (14 y 15) pero comparten una meseta o montículo creado
artificialmente para facilitar labores durante el ahornado y la descarga.
Los primeros, además de estar cercanos a las canteras de piedra caliza y a la leña que les
sirve de combustible están cercanos a los yacimientos de arcilla caliza que se emplea para revestir la
cabeza del horno y para proteger el horno durante la cocción. La naturaleza y este socioecosistema
creado provee de este material utilizado para ello: la arcilla caliza, conglomerante esencial que sirve
para recomponer (compostura) durante la cocción e ir restaurando el horno después de cada cocción
o para hacerle el crecido de la cabeza del horno para evitar pérdida de temperatura “que los fuegos
se escapen”.
“Donde hay yacimientos calizos normalmente hay arcillas calizas y nosotros la tenemos aquí a pie
de los mismos hornos. Esa arcilla caliza mezclada con agua es la que usamos para revestir tanto la
cabeza del horno una vez que está terminado como las paredes interiores del horno después de
cada cocción para que no se deteriore el vaso” (Isidoro. Calero. Caleras de la Sierra, Morón de la
Frontera, 2013)
Estructuralmente estos cuatro hornos están conformado por dos cuerpos centrales: vaso de
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cocción y el pecho.
1. El “vaso de cocción”, enterrado de 1,5 a 2 metros debajo de la cota del terreno puede
alcanzar en Morón los 6 o7 metros de diámetros y los 7 u 8 m. de altura. El vaso del horno o
caldera está realizado con mampostería de piedra caliza204 conformando una estructura
troncocónica truncada. Las paredes del vaso se reparan cada tres o cuatro cochuras par que
mantengan su verticalidad y eficacia (Gordillo, 2015; Carrera, 2015; Carrera y Olivi, 2014).
En la base del vaso se encuentra el poyo o poyete de unos 50. A partir de él arranca la
bóveda empleando las piedras más grandes al centro y las piedras más pequeñas en los
bordes que se cierra arriba con la piedra llave. Una vez alcanzado el nivel de la superficie,
se construye el colmo, estructura a forma de cono truncado que sobresale de la cota del
terreno hasta los dos metro y medio de altura, que es la parte externamente visible del
horno. La construcción del colmo sigue el mismo sistema de vueltas concéntricas, dejando
entradas de aire, los respiraderos o caños del horno, que cumplen la función de aumentar el
tiro de la caldera. El colmo se termina con un murete de ripios y chinos, piedras pequeñas, y
se recubre enteramente con una torta de barro que aísla la estructura. Terminado el colmo se
rodea el perímetro de la estructura con unos cables de acero para evitar que se desplome con
la dilatación de la piedra. El colmo se recubre con chapas y vigas de madera, para
resguardar del aire a los respiraderos. Por último, en la parte inferior o boca del horno, se
construye el pantallón o peto, muro de piedra y barro en la cual se dejan tres aberturas: la
puerta del horno, por la cual se introduce la leña durante la cocción; la puerta terriza,
situada a ras del suelo, por donde entra el aire al interior para su ventilación además de
servir para extraer las cenizas; y el caballo, un conducto que va desde la boca del horno al
centro de la caldera para que el aire circule internamente. Antes, el peto era una estructura
fija que no se volvía a hacer cada hornada. Ahora se destruye para facilitar la carga desde
abajo y se vuelve a construir en cada hornada.
2. El “pecho”es un pasillo o galería cubierta que permite el acceso a la boca de alimentación
del vaso y sirve también como almacén de leña durante la cocción o de almacén de cal tras
la cocción. El pecho suele estar en pendiente, habiendo una diferencia de 1,5 m desde su
exterior a la boca del horno. Está formado por dos muros laterales y una cubierta que suele
204 En otros lugares se realiza con ladrillo refractario pero, según el calero, éste no conduce tan bien el calor
como la piedra caliza, sino que mantiene el calor del horno más tiempo que la cal, pudiendo estropearla tras
la cocción.
Capítulo 7
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presenta una sección con 3 ó 4 arcos de medio punto205 que sostienen la meseta y que
descansan sobre contrafuertes. Las paredes del pasillo solían estar construidas en
mampostería de caliza, más tarde en ladrillo. En las paredes del pecho se realizan huecos,
las taquillas, donde el calero apoya enseres personales o herramientas
Como decíamos, en Morón, el dinamismo, el cambio, la transformación han hecho posible,
entre otros factores, que la actividad calera continúe viva. La innovación ha sido una constante en
este grupo de caleros. El acceso de los camiones de leñas que descargan en la boca del horno y el
uso de palas mecánicas para transportar las materias primas, no resta calidad a la producción del
horno artesanal, pero sí facilita el trabajo del calero y disminuye el esfuerzo y el tiempo dedicado a
algunas tareas (Canillas y Martínez, 2007; Consejería de Cultura, 2009; Carrera y Olivi, 2014;
Gordillo, 2015)
Fuente: Documentación Técnica. Consejería de Cultura. Dirección General de Bienes Culturales. Servicio de
Protección del Patrimonio Histórico.
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Hornos artesanales activos en Morón de la Frontera
Foto 9: Hornos 3 y 4(activos), 5(inactivo). Discontinuos ubicados en ladera, comparten meseta. pecho
ampliado. El 3, sin pantallón. El 4, con pantallón, preparado para cocer. Gema Carrera
Foto 10: Horno 3. Cabeza del Horno. durante la Foto 11: Horno 4. Vista del pecho, contrafuertes, y
cocción. colmo. Carga de leña durante la cocción.
G. Carrera Manuel Gil
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Foto 12: Horno 14. Discontinuo, construido en llano Foto 13: Idem. Vista del pecho, Pantallón, Puerta
con meseta artificial compartida con 15. del horno, terriza y caballos. Taquilla a la izquierda
M. Gil Durante la cocción.
Gema Carrera
Los hornos de producción continua que encontramos en Morón incorporan modificaciones técnicas
que permiten aumentar la producción de cal y satisfacer una mayor demanda. Son de estructura
cilíndrica con un diámetro de 2,20 metros, construidos con ladrillo refractario y ubicados en ladera.
Su capacidad de carga es de 40.000 kilos de piedra caliza y su producción continua se adapta a la
demanda. En ellos que se cuece piedra caliza con carbón y leña:
“Ahora el horno es un horno vertical. Un tubo. Tiene un diámetro de 2.20. Este horno tiene mucha
más altura y aprovecha más los fuegos porque no lo apaga. En este horno metes el fuego por lo
alto. Se le va echando la piedra ligada con la leña y el carbón y va bajando por aquel. La misma
cantidad de cal que saca, se lo echa por arriba en piedra.
Tú sacas por aquí mil kilos de cal pues por arriba le tienes que echa 1500 kilos de piedra. El
horno tiene que estar siempre lleno. Tampoco te puedes llevar los fuegos muy abajo porque se funde
el hierro.”
Los antiguos hacen 90.000 o 120.000 kilos. Estos llenos de piedra hacen 40000 kilos pero todos
los días vas metiendo piedra y sacando cal. Por abajo lleva una turbina que sopla para meterle
oxigeno al horno. El carbón no sale nada, la leña tampoco. No hay una producción exacta. Haces
según la demanda que tengas. Que es lo bueno que tiene esto…..
Es mejor con leña. Es lo suyo de la cal. Ahora uso carbón y leña- Un camión de carbón te cuesta
alrededor de 5000 euros. (Calero. Caleras de la Sierra. Morón de la Frontera, 2015)
En la comarca de Morón había otros hornos de este tipo en otros municipios como Alcalá o
Estepa, que se empleaban en las azucareras para usar la cal para blanquear. El calero nos habla de
sus pequeñas diferencias en cuanto a técnicas empleadas, y de sus ventajas con respecto a los
“antiguos”.
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“En Alcalá le echan una tonga de carbón y una de piedra. Pero yo lo ligo todo. Lo pongo todo en la
cinta y en otra va entrando un chorizo de carbón…..” (idem)
Son hornos mecanizados por su propietario que, como estrategia, ha introducido maquinaria
elaborada por él mismo que facilita los trabajos de carga de la materia prima (piedra y combustible)
y descarga o vaciado del horno extrayendo la cal viva resultante de la calcinación con cintas
transportadoras que activa a través de un cuadro de mandos. Entre las innovaciones introducidas por
este calero cabe destacar su capacidad innovadora para facilitar y minimizar el esfuerzo pero
aplicando su sabiduría y experiencia que garantizan calidad en el resultado en función del producto
que quiere fabricar. Según nuestro informante, tanto el sistema de mecanización ideado por él,
como el sistema de hidratación de cal creaban gran expectación entre los fabricantes y técnicos
industriales. Así pues, resulta muy destacable su capacidad innovadora y de adaptación:
“El montaje de los hornos que tengo ahí arriba lo he hecho yo. El perito que hay ahí en la fábrica me ha
preguntado, a ti quién te ha enseñado. Una cantidad de vascos que se venían de Bilbao a ver los hornos,
el montaje, cómo yo lo tenía, las cintas, lo que yo hice en las cintas. No me pedían ni permiso ni nada.
El sistema de carga de los hornos es my sencillo, yo los cargo sentado igual que aquí, sentado en un
taburete. La máquina es una cinta que se mueve. Pero todo lo he sacado yo….
Y lo del hidratado, me dice el perito, ‘eso está mal’. Y yo le dije, ‘porque tú le digas’. Yo le dije: ‘yo
tengo para hidratar nada más que 40 CV. Tú tienes más de 100CV’. Venía un ingeniero al lado de él.
(Pepe, Calero. Caleras de la Sierra. Morón de la Frontera, 2015).
El calero confronta su sistema de hidratación para apagar la cal con el de la vecina fábrica
de cal y critica la calidad de la cal que se produce en la fábrica industrial. Desde su punto de vista
los hornos de la fábrica industrial de Morón producen una gran cantidad de cal pero de muy mala
calidad, tanto que niega que sea cal. Desde su punto de vista, una vez realizadas las pruebas
oportunas, no sirve más que como árido obtenido a partir de la piedra caliza (cabonato cálcico
molido) puesto que no ha pasado adecuadamente por el proceso de calcinación, no se ha cocido,
sigue siendo piedra. En este caso, resulta interesante también la confrontación entre el conocimiento
tradicional y el científico que él mismo establece.
“Yo me he traído la cal de allí y eso era piedra. Eso necesitaba para hidratarlo,…El hidratador pegaba
gruñidos y es piedra. Tú haces la prueba del hidróxido y la mitad es carbonato cálcico. No lo pueden
cocer bien porque eso dicen a cocerla se le pega el horno. Yo he intentado hidratar la cal de allí y no he
podido. Los hornos de allí dan mucha cantidad pero muy mala. Lo que pasa es que la gente no saben de
cal. Ven la cal y en el momento que le echa una chispita de agua ya está hirviendo. Y no saben que esa
que hierve así de momento, que es reactiva, eso no sirve para nada. Ni para blanquear ni para nada.
Para las carreteras, carbonato cálcico molido, sin cocer”(idem)
Nos habla de su condición de calero por herencia generacional y aprendizaje desde niño. El
también se considera calero artesanal aunque no ha participado en el proceso de patrimonialización
Capítulo 7
427
de la cal en Morón.
“Estos hornos tienen siglos y siglos. Hombre claro. No los he inventado yo y este sistema viene de hace
siglos. El calero más antiguo que queda aquí soy yo… Mi abuelo tenía tres hornos. Cuando murió mi
abuelo hicieron las partes. Mi padre hizo los dos que hay aquí porque a él no le tocaron hornos.
Aquellos hornos que hay allí, que son los de Gordillo, eran de mi abuelo. Y el que tiene allí también era
de mi abuelo. Todos los hermanos de mi padre tenían dos hornos cada uno. Ya se pusieron por separado.
Mi tío Eduardo , mi tío Enrique y el marido de una hermana de mi padre también era calero….Nosotros
éramos, mi tío Enrique, mi tío Eduardo, Martín, que es el que le decíamos Miseria y estábamos nosotros
y mi padre, Antonio. Yo estoy aquí desde que me salieron los dientes. Yo estoy contento. Porque después
de lo que trabajamos si no vienes contento…” (idem)
Produce también cal viva en terrón y cal en pasta. Pero ha desistido de fabricar morteros por
no sentirse capacitado para ello.
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Foto 15: Horno Continuo. P. Salas Foto 16: Hornos Continuo
Foto 17: Proceso de calcinación en horno continuo Foto 18: Mecanización de la carga y descarga.
En cuanto a los hornos industriales continuos ubicados en Morón, pero de capital vasco, nos
encontramos con una sede fabril del grupo CALCINOR. Se trata de los hornos de la fábrica de cal
ANCASA, que desde 1983 cuentan en Morón con tres hornos verticales MAERZ y una plataforma
de hidratación. Producen 200.000 toneladas de cal al año. Su producción está destinada a muchos
usos. En la fabricación de cal para morteros, aunque en cantidad no tienen competencia con los
caleros de Morón tradicionales, su calidad no es comparable.
“Isidoro hace oro. Nosotros no podemos competir con Isidoro. Nosotros lo que queremos es
hacer lo más parecido al oro que hace Isidoro pero con los volúmenes que fabricamos
nosotros.” (Gerente ANCASA, 2013)
No serán objeto de nuestro análisis más que para establecer comparaciones con los procesos
artesanales.
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Foto 19: Sistema Industrial de producción de cal. Foto 20: Depósitos
Hornos Maerz ANCASA.
Foto 21: Sistema Industrial de producción de cal Foto22: Cintas transportadoras de cal viva y tamizo
con cal viva recién salida del horno
La elaboración artesanal de cal en Morón, dada las características de los hornos discontinuos
descritos, consiste en combinar las fuerzas físicas, los recursos naturales y el sabio empleo del
fuego para seleccionar y calcinar la piedra caliza extraída hasta hace poco de las cercanas canteras,
en un horno alimentado con leña durante 12 o 15 días a 850-1000º C de temperatura hasta
transformar la piedra caliza en cal viva. Para la elaboración de cal viva con procedimientos
artesanales en horno discontinuo se siguen los siguientes procedimientos: hornada, cochura,
enfriamiento, vaciado y apagado.
En cuanto a la división del trabajo, hay una cierta especialización: ahornadores o cargadores,
Capítulo 7
430
cocedores, quien realiza la compostura y quien el tratamiento del producto final (apagados,
envasados…). Actualmente, en los hornos de Gordillo, trabaja un grupo familiar compuesto por dos
hermanos, mujer (oficina) y el hijo de uno de ellos (envasando, compostura…), y 3 o 4 personas
contratadas (cargadores, cocedores, vaciado, elaboración de materiales), normalmente hijos de
antiguos caleros de las Caleras de la Sierra.
“Nosotros solo no podemos realizar todas la tareas que se necesitan. Tenemos trabajadores que se ha
especializado en lo que es el llenado del horno o ahornado. Otros que llevan mejor lo que es el proceso
de la cocción, la cochura; y otros que elaboran las pastas o materiales. Porque a cada uno le va
gustando más un tipo de trabajo. Hay quienes les gusta poner las piedras y ahornar y otros a los que le
gusta poner la compostura y el barro y otros lo odian. Eso porque ellos mismos se han ido adaptando y
también hay que entender que los trabajadores que tenemos han sido y son hijos de anteriores
trabajadores que ha tenido mi familia. Por lo que va pasando de padres a hijos tanto l que es la
propiedad de los hornos y los conocimientos pero no solo los conocimientos del maestro calero sino
también los de los distintos trabajadores que están llegando. Y hay una unión no solo laboral sino
también familiar después de tantísimos años. (I.G. Calero. 2013)
Más tarde, los caleros dejaron de extraer ellos mismos las piedras de sus canteras debido al
endurecimiento de las normas impuestas por las diferentes administraciones (minas, ejército…) para
206 La cantera histórica de los caleros también fue incluida en el expediente de protección de las Caleras de
la Sierra como Lugar de Interés Etnológico por forma parte del proceso productivo completo. “Consta de
cuatro secciones de extracción situadas linealmente a lo largo de la Sierra de Esparteros, con una
orientación este-oeste. Cada una de ellas posee una boca de entrada y están comunicadas entre sí por
veredas que las hacen accesibles. La corta, situada más al sur-oeste de la sierra, presenta un camino
acondicionado para el tránsito de los camiones, lo cual ha dado lugar a que se haya utilizado puntualmente
como vertedero. Por el contrario, las otras tres secciones de extracción presentan un buen estado de
conservación, manteniéndose limpias y cercadas debido a su profundidad.” (Consejería de Cultura, 2009)
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431
el manejo de dinamitas o goma 2 (prohibido por su uso como explosivo) o para la concesión de
licencias para el desarrollo de la actividad minera o extractiva. Este cambio de material supuso una
pérdida importante de la calidad puesto que la piedra caliza de las canteras de Morón era de gran
pureza. Aunque evidentemente el calero debe seguir teniendo acceso a la piedra de las canteras de
Morón:
“Aquí en Morón tenemos unas buenas canteras de roca caliza muy pura con un 99 % de carbonato
cálcico como riqueza y esto nos da a nosotros la calidad en el producto que después conseguimos. En la
actualidad no estamos explotando nuestras propias canteras porque ya no es rentable por la normativa
de minas. Entonces utilizamos canteras que ya están en explotaciones industriales” (I. G. calero. Morón
de la Frontera, 2013)
El proceso artesanal, frente al industrial, es muy selectivo desde el principio, lo que sirve
como garantía de calidad del producto finalmente obtenido. El conocimiento empírico y la
experiencia acumulada por el aprendizaje es el que permite hacer una adecuada selección de la
piedra. Esta selección se hace por orden, en función del lugar que las piedras van a ocupar en el
vaso del horno para formar la bóveda. Esta delicada selección de la piedra por el calero más experto
es fundamental para poder ahornar o llenar el vaso del horno colocando las piedras del tamaño
justo en el lugar correcto.
Lo primero que tenemos que hacer es ir a seleccionar la piedra en cantera. Cada frente de cantera nos
da un tipo de piedra y nosotros seleccionamos allí. Por tanto el proceso es muy selectivo desde el origen,
desde que empezamos a escoger la materia prima que es la roca caliza. Cada frente de cantera nos da
un tipo de piedra y nosotros seleccionamos allí. Por tanto el proceso es muy selectivo desde el origen,
desde que empezamos a escoger la materia prima que es la roca caliza. Siempre vamos seleccionando
piedras grandes. Primero las armaderas que son las piedras más grandes con las que vamos a ahornar
y vamos a hacer las bóvedas. Después las más pequeñas que van a ser los matacanes con los cuales
vamos a calzar esa bóveda y por último los ripios que son los más pequeños y que van pegados a las
paredes. Todo ello va en función de la resistencia y de la finalidad que ocupan para crear esa bóveda
perfecta y segundo porque mientras más cerca esté del fuego, lógicamente las más grandes se van a
cocer antes y las más pequeñas las dejamos detrás porque necesitan menos fuegos para cocer. Entonces
sabemos distinguir que piedra puede ser buena, que piedra no es buena, cuál es saltona, cuál tiene veta,
cuál nos va a dar tapizo, cuál tiene contenido mineral de hierro o tiene mucho magnesio. Y son las
piedras que nosotros vamos a ir descartando. Ese conocimiento lo hemos ido adquiriendo a lo largo del
tiempo. Igual que nuestros padres tampoco tenían ningún manual en el cual enseñaban qué tipo de
piedra era la buena o la mejor o la peor para la fabricación de cal. Pues nosotros seguimos con la
mismas técnicas” (I. G. calero. Morón de la Frontera, 2013).
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no ha habido más que unos mandos, unos controles, le van metiendo el combustible fósil (carbón de coc,
full oil, y va a la parte final del horno y pasa a los molinos donde se muele todo y está todo micronizado.
Eso puede llevar parte de roca micronizada o parte de cal micronizada. Eso no ocurre en el proceso
artesanal” (idem)
El tamaño de las piedras seleccionadas dependerá del lugar que ocupan en la bóveda y del
calor que van a recibir durante la cocción (armaderas, matacanes, caminales, ripios y cobija).
También se distinguirá el tipo de piedra en función de sus componentes minerales -buena, saltona,
con o sin veta- con más o menos cantidad de hierro o magnesio.
Para el llenado del horno o ahornado es necesario tener preparados los dos elementos
fundamentales: piedra y leña. Se empieza el llenado colocando las piedras ordenadamente sobre el
poyo, parte inferior del vaso. Las primeras van a las armaderas (las de mayor calidad y tamaño, con
forma de losa amorfa); luego por los matacanes, un poco más pequeñas, son las que van a ir
calzando y evitando que se caiga la bóveda; y por último, los ripios que van a ir pegados a la pared.
Conforme va subiendo la bóveda, con andanadas concéntricas de piedra, se va construyendo
el peto o pantallón (pared frontal del vaso), donde se sitúan la puerta terriza, a ras del suelo y sobre
ella, a una distancia de 1,5 m, se abre la puerta del horno por donde se alimentará el fuego. Cada
seis o siete andanadas de piedra, se rellena de leña, de forma que, además, ésta sirva de andamio
para facilita la colocación de las piedras. Así hasta llegar a la parte superior del horno (vuelo) donde
se cierra. Finalizada la bóveda, se empieza a construir la cabeza del horno o colmo, de 3 o 4 m de
altura, que además de facilitar la calcinación del horno, aumenta la capacidad de producción del
mismo. Se debe ser muy preciso para no dejar huecos en esta operación, que es como una hornada
pequeña: primero las armaderas de menor tamaño, colocadas al contrario que en la construcción del
horno, de fuera hacia dentro evitando el desplome y sobre ellas, los matacanes y ripios.
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“A partir de ahí empezamos a subir y a crear la cabeza o colmo, con lo cual vamos a aumentar
enormemente la capacidad de producción del horno. Ya no hay huecos, sino que va macizo. (I. G. calero.
Morón de la Frontera, 2013)
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Imágenes del Ahornado o llenado del Horno
Foto 23: Primeras andanadas de piedra sobre el Foto 24: Peto o pantallón abierto durante la primera
poyo. Manuel Gil. parte de la carga del horno. Manuel Gil.
Foto 24: Pantallón o peto construyéndose conforme Foto 25: caga del horno. Manuel Gil.
se carga. Puerta terraza y puerta de alimentación
del horno. Manuel Gil.
Foto 26: vuelo de la bóveda. Manuel Gil. Foto 27: Carga a ras del suelo. Manuel Gil.
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Fotos 28 -32
Proceso de elaboración del colmo
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7.5.b. Cochura, calcinación de la piedra caliza y producción de cal viva.
La cochura o cocción es la acción de calcinar la roca caliza (carbonato cálcico) y convertirla en cal
viva (óxido de calcio). Ello implica para el calero artesanal varios procedimientos técnicos:
preparación y acopio de combustible; introducción de la leña de en la caldera; encendido del horno;
alimentación continua; control de la cocción constante; dos labores de compostura diaria; apagado y
enfriamiento del horno.
En cuanto al primer proceso de preparación y acopio de combustible (leña de olivo), se
debe preparar en torno a las 100-140 toneladas de leña. La cantidad de leña que se necesita para
finalizar una cocción es generalmente igual a la cantidad de piedra que se introduce en el horno.
Tradicionalmente, la leña empleada como combustible para la cocción provenía mayoritariamente
de las fincas del entorno y generalmente se intercambiaba por cal (Canillas y Martínez, 2007). La
producción de cal ha servido, de tal manera, para el mantenimiento y limpieza de la vegetación
sobrante del territorio circundante. Por ello, el tipo de leña empleada para la combustión dependía
del tipo de cultivo arbóreo y vegetación del entorno. En el caso de Morón se empleaba leña de
olivo, del desvareto (leña fina) o de la tala (leña gorda). Al ser un cultivo muy extendido y
abundante en la zona era el más empleado en Morón. Además mejora el proceso de cocción porque
su combustión produce poca cantidad de ceniza y carbón facilitando el llenado y la limpieza del
horno. También mejora el producto, la cal viva, puesto que la leña de olivo proporciona más grasa a
la cal permitiendo que esta adhiera mejor a la superficie a la hora de encalar (Carrera y Olivi, 2014;
Carrera, 2015). Además de los caleros, las mujeres también han participado en algunas labores del
proceso como el aprovisionamiento de leña:
“buscaban la leña, acumulaban la leña, los haces. Que no había olivo iban a los campos buscaban
retama, lentisco. Yo al campo no he ido pero mi nuera sí. Lo hacía con el camión. Iba a buscar
leña a donde la hubiera (J. C. Mujer de familia calera. 2015)
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“En cuanto al combustible seguimos utilizando leña de olivo, de pino o madera reciclada o palé que
aquí en la fábrica vamos desechando. Antiguamente se iba al campo donde se cogían en los olivares la
leña resultante de la limpia del desvareto después de haber realizado la recolección de la aceituna pero
en la actualidad nosotros utilizamos leña de olivo del tronco, leña gorda. Antiguamente los mismos
caleros eran los que recogían la leña de los olivares. En la actualidad no necesitamos hacer ese trabajo
porque ya hay gente especializada nada más en la corta y en la tala y ellos ya nos la traen servida a los
tamaños que nosotros le pedimos para poderla manejar y meter dentro del horno. Ni puede ser muy
pequeña porque entonces suelta muchísimo forraje, no es rentable, ni tampoco muy gruesa que no
quepan por las puertas del horno” (I.G. Calero. Morón de la F, 2013)
Uno de los argumentos más empleados por el calero para diferenciar la calidad de las cales
artesanales es el combustible que se emplea para la cocción. Las primeras se calcinan con leña
frente a las industriales para las cuales se emplea combustible fósil (carbón, fuel…). La absorción
de este combustible dada la porosidad del material calcinado, cambiará sus propiedades.
“Por otro el combustible que empleamos le da unas propiedades que no tiene el combustible fósil. La cal
es un material poroso y absorbe del combustible las propiedades que tiene. La leña le da elasticidad y el
combustible fósil le da aspereza.” (I.G. calero, 2015)
“Es mejor con leña. Es lo suyo de la cal” (J.S. Calero de horno continuo que usa carbón. Morón, 2015)
El proceso de calcinación no es fácil……. Hay que tener el conocimiento y el saber para saber cuándo
hay que alimentar el horno, cuando no. Si lo has alimentado mucho puedes meter la pata y si poco
también. El cocedor que es el que alimenta el horno puede estar diez o quince minutos alimentándolo y
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luego dejarle que descanse otros 15 o 20 minutos. Pero claro, tiene que ir controlando él la temperatura
que va tomando el horno. Porque en la actualidad podemos medirlo con barras pirométricas pero como
un mero dato curioso para nosotros. Nosotros no necesitamos eso. Nosotros sabemos perfectamente si el
señor que ha estado por la noche como cocedor alimentando el horno se ha quedado dormido o no, si le
ha metido más o menos y en qué punto está. Y eso se adquiere por conocimientos de nuestros padres a
nosotros” (G. Calero, 2013)
“ Si está o no cocido nos lo va dando el fuego, el color de lo fuegos, la roca, los caños o troneras por
donde se expulsa el fuego y el humo. Esos conocimientos que sabemos cómo van es lo que nos va a
garantizar que el horno está cocido. No nos podemos permitir dejarnos una parte sin cocer. Los
primeros días todos los gases tienen que echarlo pa fuera. Hasta que el horno no empieza a darte humo
blanco, no se está el horno cociendo. (idem).
Día Se cuece la parte inferior Las piedras tienen un color negruzco. El Alimentación del fuego
1 -4 del horno. humo es negro hasta que empieza a
cocer y cambia a color blanco
Día 5-6 se cuecen las partes Las piedras van tomando un color Alimentación /
intermedias anaranjado compostura
Día 7-8 se cuece la parte superior Las piedras tienen un color amarillo oro Alimentación /
del horno. Piedra cocida. y no desprende humo, solo calor y compostura
fuego “limpio” que indica que la piedra
está cocida. Llega a su temperatura
máxima
Capítulo 7
439
A la mitad de la cocción, el horno llega a su temperatura máxima. Casi al final de la cocción,
empieza a salir una llama limpia, mostrando una piedra de color rojo claro o amarillo oro. Cuando
de los caños superiores la llama sale limpia es el momento de dejar de alimentar el horno.
También se va controlando la cocción por la altura del colmo pues este va bajando durante la
cochura (desde 7 metros de altura hasta tres). Según el calero esto no se debe a una pérdida de
volumen de la piedra, siendo éste constante, sino a una reubicación de las piedras en su interior
debido a la temperatura y la calcinación de la leña que ha desaparecido.
“lo mismo que el cocedor necesita saber cuándo el horno necesita más o menos leña, nosotros también
sabemos cómo va el proceso de cocción. El horno va a ir bajando, se va hundiendo en sí mismo, va
mermando, las rocas se van haciendo su hueco entre sí. No es que pierda volumen. Hay quien piensa que
la roca va perdiendo su contenido de agua y que eso la hace mermar. No, el volumen es el mismo, lo que
pasa es que con la temperatura las piedras se van recolocando. Luego la bóveda que llega a alcanzar
siete metros de altura, se queda en tres metros de altura. Todo ha mermado pero no se ha caído la
construcción que es lo importante de esto. Esos conocimientos que sabemos cómo van es lo que nos va
a garantizar que el horno está cocido. No nos podemos permitir dejarnos una parte sin cocer” (idem).
Cuando la cocción está casi terminada se van tapando paulatinamente los caños (alrededor
de 40) con piedra y barro para que el fuego deje de cocer en esa zona y se dirija a otras en las que
todavía no está terminada la cocción. Entonces empieza la cocción del colmo. La última parte que
se cuece de éste es la clave o parte central del colmo. Para ello, puede ser necesario perforar la
superficie del colmo para dirigir la llama hacia los puntos en que la piedra resulta menos cocida. A
tal fin, el calero sube en la superficie del colmo y, en base a la experiencia acumulada con la
práctica, identifica los puntos exactos donde practicar la perforación (dejando una distancia
aproximada de 50 cm entre los mimos) para la salida del fuego con la ayuda de una barra. Una vez
cocidas las piedras, el calero los irá tapando estos orificios.
“si dejáramos una parte de piedra sin cocer es como si tuviéramos una manzana podrida dentro de un
canasto de manzana. La roca caliza guarda la temperatura más tiempo que la cal. La roca caliza
guarda la temperatura más tiempo que la cal. Ese contraste de temperatura es lo que va a hacer que se
desborone el resto de la cal. Ese polvillo fino, cal viva puede estropear quinientos kilos de cal.” (idem)
Una de las técnicas necesarias para garantizar una buena cocción, y una de las más
arriesgadas para el calero es la compostura. Esta consiste en reparaciones del colmo cubierto de
arcilla durante los días que dura la cochura. Se hace dos veces al día (primera hora de la mañana y
última de la tarde). Consiste en colocar arcilla nueva sobre la ya agrietada por el calor. El calero
debe ser muy rápido en esta labor porque de lo contrario corre el riesgo de provocar un enfriamiento
en el horno. Esta labor se realiza manualmente, subido en el colmo. Los operarios que ayudan al
calero van trayendo la arcilla y asentando la ya colocada sobre las grietas.
“Se empieza a partir de que el horno va rompiéndose a partir del cuarto o quinto día, depende de lo que
se rompa así se va haciendo la compostura. La compostura es simplemente romper aún más las grietas
Capítulo 7
440
que se van haciendo con el fuego y volverlas a tapar con el barro que inicialmente se le puso para que
los fuegos no se le vayan y permanezca ahí el calor. La compostura implica mucho calor, se quema uno,
el peligro que tiene subirse ahí en el horno, el polvo que suelta cuando se le pegan los palos.” (Antonio
Gordillo. Calero, Morón de la F. 2013)
Imágenes de la cochura.
Foto 33: Alimentación del horno Foto 34: Puerta terriza con horno encendido
Foto 35: Colmo durante los primeros días de Foto 36: Calero descansando hasta la próxima
cocción carga
Capítulo 7
441
Foto 37- 38: tronera o caños
Foto 40
Foto 39
Foto 41 Foto 42
Una vez que se ha terminado, la cocción se procede al apagado del horno que consiste en el cierre
de la puerta de alimentación de la caldera, de la puerta terraza y del caballo para que no entre nada
de aire y se deja enfriar durante unos días. Una vez enfriado se procede al vaciado de la cal viva
obtenida, que es de una gran pureza (98% de óxido cálcico).
Primero se extraen las piedras que formaban la cinta del colmo y las arcillas empleadas en la
cocción. Queda así descubierta la cal viva de la cabeza del horno. Con la ayuda de máquinas
excavadoras se extienden en el suelo las piedras aún calientes. Cuando se enfría se van apartando en
función del tipo de material: cal viva en terrón, cal apagada en polvo o cal apagada en pasta.
Capítulo 7
442
Por tanto, como hemos ido viendo, el proceso artesanal es selectivo desde el principio con la
roca hasta el final, con la cal. Una vez extraída se eliminan los terrones “feos” (porque tengan hierro
o porque no se hayan calcinado bien y conserven parte de roca).
“Una vez que está el horno cocido, luego seguimos seleccionando. Hay terrones de cal que no nos
sirven para hacer la pasta porque puedan llevar un contenido de hierro que no hemos apreciado
cuando lo hemos metido en el horno. Esos terrones los vamos apartando, es lo que llamamos
terrones feos. Incluso si quedara algún terrón que llevara una parte de roca. Todo ese proceso de
selección que anteriormente lo hemos hecho con la roca ahora lo hacemos con la cal. Por eso
nuestros productos cuando llegan al mercado son de cal pura, son óptimos. Se lo pueden llevar tal
cual, terrones grandes para el encalo y ya luego el cliente hace su cal en pasta.Nosotros la
molemos para darle al cliente el producto que el vaya a necesitar.
La hidratamos por aspersión para hacer la cal de obra para el mortero. O por inmersión para
fabricar la cal en pasta. En todos esos formatos, la calidad va a ser la misma porque hemos ido
seleccionando. Todas esas opciones no va a tener nunca nada que ver con el sistema industrial.
Cierto es que nosotros no vamos a poder mover los volúmenes en toneladas que puedan mover los
sistemas industriales pero ellos no van a llegar a las calidades que nosotros podemos
llegar.” (Hermanos Gordillo, Morón de la Frontera, 2013)
Capítulo 7
443
Extracción y separación de la cal por tamaños, separación de arcillas (43-44). Hidratación o
apagado por aspersión para cal en polvo para morteros (46); apagado por inmersión para
elaboración de cal en pasta (47-48), envasado de cal en pasta (49)
Autores: Manuel Gil (43-46); Gema Carrera (47-49)
Foto 43 Foto 44
Foto 45 Foto 46
Foto 47 Foto 48
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Extracción y separación de la cal por tamaños, separación de arcillas (43-44). Hidratación o
apagado por aspersión para cal en polvo para morteros (46); apagado por inmersión para
elaboración de cal en pasta (47-48), envasado de cal en pasta (49)
Autores: Manuel Gil (43-46); Gema Carrera (47-49)
Foto 49
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siempre más complejas. Los aspectos materiales y simbólicos de su trabajo ya no podrán separase.
El habitus207 calero en término bourdierianos (Bourdier, 1993)208. A veces, lo atribuyen al sentido
común, a la lógica, otras al aprendizaje de sus mayores.
“No hace falta ni conocerla al máximo A veces cuanto menos sabes más grande es la satisfacción
porque vas aprendiendo. Hay un refrán que dice: “no corras por saber que el tiempo te lo dirá que
es más bonito saber sin tener que preguntar”. Eso es muy grande y cuando estás trabajando te vas
dando cuenta de lo que te decían los mayores. Te das cuenta de por qué lo hacían así. Nosotros,
hemos tenido a nuestro padre, a un tío nuestro pero yo de chiquillo recuerdo que había mucha
gente trabajando en este oficio y mucha gente mayor y todos eran maestros. Aquí hay veces que
nos preguntamos, ¿lo estaremos haciendo bien o no? porque estamos solo ya, porque somos los
únicos. Yo lo he aprendido con la experiencia, muchas horas y tragar mucho.” (Antonio Gordillo,
Calero y transportista. Morón de la Frontera, 2013).
“La lógica, el sentido común. Yo creo que no hay persona con el sentido común más desarrollado
que un artesano porque hay cosas que si hoy día nos paráramos y hubiéramos usado menos teoría
y más el sentido común nos hubiera ido mucho mejor. Hoy en día en la sociedad nos falta sentido
común. Y eso es lo que te lleva a pensar, no puedo poner esta piedra así, ¿por qué? pues por
lógica, porque si piensas un poquito tienes que ponerla de otra manera. Cuando ya has quitado la
piedra tres veces, dices ‘ya no la muevo más. Ya voy a pensar antes de ponerte’” (I.G. Calero.
Morón, 2013)
“En aquellos tiempos era donde de verdad los críos aprendían el oficio. Aquí nos ponemos a
nombrar a gente mayor que ya por desgracia no están y se nos saltan las lágrimas”. (A. G.
Calero. Morón de la Frontera, 2013)
207 El habitus serían las formas socioculturales objetivas que pertenecen a un colectivo, pero hechas cuerpo,
mente y espíritu por cada uno de los integrantes del mismo, que la asumen sin formas externas de
imposición y que son puestas en juego de forma cotidiana. Pero el habitus, aunque sea producto de la
historia y asegure la presencia activa de experiencias pasadas en cada organismo bajo esquemas de
percepción, pensamiento y acción, permite que los sujetos produzcan la respuesta adecuada a la urgencia
de la situación, improvisando. Muy relacionado con el habitus se encuentra la racionalidad práctica o sentido
práctico- “Este permite jugar el juego de la urgencia del tiempo a partir de esquemas incorporados mediante
la práctica continuada del mismo juego.
208
Capítulo 7
446
allí’ o ‘¡amárrate a la soga que te vamos a subir por aquí!’. Los trabajos que uno podía hacer.
Desde pequeñitos siempre hemos estado en el tajo. Muy malo tiene que ser uno para que no se le
pegue algo” (IG. Calero. Morón de la Frontera, 2012).
“Yo empecé con 12 o 14 años. No quería estudiar, pues venga a trabajar. Antes venía aquí uno
como si fuera de recreo y ya te enganchaba, enganchaba. Yo me voy para el campo. Cuando yo
empecé me venía para acá. Yo tengo tres hijos. Uno está aquí conmigo. Pero este no sabe ahornar
los otros hornos. Eso no te enseñan. Se aprende solo. Aquí todos los trabajadores lo mismo. Yo
cogía mi lado y yo ponía a las armaderas a un metro. El otro tenía otro metro. Aquí te andabas
también con picardía. Yo cogía una armadera buena y me la echaba a mi lado a donde yo me iba a
poner y el otro hacía lo mismo.” (P.S. Calero. Morón de la Frontera, 2014)
El modo en que estas lógicas locales hacen posible la pervivencia y continuidad de un oficio
artesanal como el de la producción artesanal de cal en el contexto global, no responde ni puede ser
analizado desde una visión reduccionista que atienda exclusivamente a las actividades productivas
teniendo solo en cuenta sus aspectos materiales o atendiendo exclusivamente a cuestiones de
rentabilidad económica, aunque debe contar con ello.
“Me gusta, no lo sé, eso no lo puedo yo explicar. Me gusta porque lo siento y yo disfruto. Hombre,
hay veces que no disfruta uno mucho pero como no lo haga cada cierto tiempo lo echa ya uno de
menos. Para mi es importante. Yo resumo lo que es el conjunto. Hay ratos buenos y ratos malos.
Los buenos son estos primeros días que enciende uno el horno, está uno con la ilusión. Está viendo
como el horno evoluciona. Los ratos malos son los últimos días porque ya es mucho trabajo
mucho peso, ya está uno más quemado, salimos discutiendo, por el celo del trabajo… Lo más
importante es que llevamos la casa para adelante. Lo esencial no nos falta nunca”. (AG.Calero.
Morón de la Frontera, 2013)
“Si esto lo tuviéramos que hacer contando las horas con un horario de 8 a 3 era inviable. No sé
las horas que he echado hoy, y mi hermano tampoco y el otro tampoco. Si me dices cuantas horas
echamos no te lo sé decir. No miramos eso. Es un conjunto, cuando termina el año dices he hecho
tantos hornos, lo he vendido de esta manera, no me han engañado y todo me ha salido bien. No
hemos tenido problemas, ni accidentes.” (IG.CaleroMorón de la Frontera, 2013)
“esto no es duro, esto lo que pasa es que da de comer. Esto se aprende y ya no se olvida. Esto no
se olvida nunca” (Juan, cocedor. Morón de la Frontera, 2013)
“estoy aquí desde que me salieron los dientes. Yo estoy contento. Porque después de lo trabajamos,
es que si no vienes contento….” ( P.S. Calero. Morón, 2014)
Capítulo 7
447
producir o vender cal y ganarse la vida (Florido del Corral, 2002; Bourdieu, 2000)
“Es muy bonito porque tú has creado algo. Tú has hecho un proceso químico en el cual tú has ido
a seleccionar una roca, has llenado un horno, te has encargado de hacerlo bien, y ahora has
transformado una roca caliza en cal, óxido cálcico y lo has puesto al servicio de los demás. Si te
sale bien, una vez que has terminado dices, chapó, ahí quedó.” (I. G. Maestro Calero. Morón de la
Frontera, 2013)
Hay un refrán que dice ‘el que con veneno se cría el veneno le da la vía’. Y eso es verdad. Yo
mismo me fui a otro gremio 10 años y podía haber hecho otra vida menos trabajosa y sin embargo
volví aquí. Y mi hermano igual, y le preguntas a mi sobrino ‘¿ tú qué quieres ser de mayor?’ y
ellos dicen: ‘yo calero’”. (idem)
Por otro lado, la cultura del trabajo calero en una aldea denominada “Caleras de la Sierra” ,
donde todos sus habitantes vivían directa o indirectamente de la cal, total o parcialmente, trasciende
al trabajo y al propio hecho de ser calero. Los aspectos materiales y simbólicos están íntimamente
relacionados también en el caso de la actividad y la cultura del trabajo calera. La cal era de todos y
el horno, cuando estaba encendido ( mucho más a menudo) era un lugar de reunión, un espacio de
encuentro, de sociabilidad, un espacio doméstico, donde se comía, se planchaba, se secaba la ropa,
se festejaba (Palenzuela, 1995209; Moreno, 1997).
“Las noches ahora son de otra manera. Antes esto era una feria. Era una fiesta, cualquier horno
que se estuviera cociendo e iban los litros de vino de un horno a otro y el cante y la guitarra y se
hacía de todo menos cocer. Y se comía en la puerta del horno. Todo el mundo celebraba. De hecho
todavía cuando le metemos fuego a un horno, se llena esto de críos. No solo los críos sino mujeres
viudas, mujeres de caleros y trabajadores antiguos de aquí de la aldea y vienen el día que se le
mete fuego al horno a empaparse del olor del humo del horno. Y se alegran y no se van y son
mujeres de 80 años y no se van hasta que el fuego no ha roto. Empiezan a recrear y a recordar:
‘¡Ay si mi marido estuviera aquí!’. Y ‘¿tú te acuerdas cuando tu padre hacía esto?’ y son vivencias
de aquí. Eso está muy arraigado. Aquí lo llevamos en las venas. Antes es lo que había. Se encendía
un horno y eso es lo que había. Si era el tiempo de las castañas a poner las castañas en lo caños
del horno. Si era bellota, bellota. Si ponían percha o tenían algo de caza aquí se venían. Si era
invierno por las noches, aquí recostados en la chapa esta hasta que ya se iban a dormir a su casa.
Aquí era donde se hacía todo. Era el centro de reunión, el centro social. (Hermanos Gordillo.
Caleros. Morón de la Frontera, 2013)
“Yo ponía la plancha y con la tabla. Y con los caños del horno planchábamos, en los boquetes de
arriba se ponía la plancha de hierro y la calentábamos allí. Secábamos la ropa en el horno. La
vida era bonita. Más bonita que hoy. Había más gente, más unión, más trabajadores, más
movimiento. Todo se hacía manual pues había más movimiento que hoy. Hoy coge una máquina y
en dos días hace lo que tenga que hacer pero antes no. Nos íbamos a echar los ratos. Una cantaba
otra bailaba. Hacíamos lo que nos parecía. Esa vida era my bonita. Por lo menos a mí me
gustaba. (J. C. Vecina de las caleras de la Sierra. Viuda de calero. 2015)
209 Retomamos el concepto de las culturas del trabajo según viene siendo aceptado en el grupo de
investigación al que pertenezco (GEISA), que Pablo PALENZUELA define como “Conjunto de conocimientos
teórico prácticos, comportamientos, percepciones, actitudes y valores que los individuos adquieren y
construyen a partir de su inserción en los procesos de trabajo y/o de la interiorización de la ideología sobre
el trabajo, todo lo cual modela su interacción social más allá de su práctica laboral concreta y orienta su
específica cosmovisión como miembros de un colectivo determinado” (1995:13)
Capítulo 7
448
En estos relatos, se percibe cómo se han desterrado los elementos negativos de la
experiencia vivida ligados al duro trabajo o la convivencia con una actividad productiva molesta,
pero aceptada. Se va aquilatando una memoria compartida en la que se destacan los momentos de
comunicación, de conexión dentro del grupo, el compartir una cultura (espacios, saberes,
objetivos….). Todo ello convertía a la cal en propiedad colectiva de todos lo habitantes de las
caleras de la Sierra (caleros o no).
yo muchas veces llegaba a los hornos y decían, ‘¿vas a encalar?’ ‘Sí, ¿me va a dar cal?’. ‘Ya
veremos’. ‘Pues en el horno que vea más lleno me meto y la cojo’. Claro. Cuando él no tenía cal, le
quitaba la cal a los caleros. Lo mismo me daba que fuera Escudero, que fuera Gordillo que fuera el
que fuera. El horno que yo viera más cerca que yo podía entrar pues allí entraba. ¿Yo voy a
comprar cal estando en las caleras?. Ni mijita. ¿Yo voy a comprar una arroba de cal y voy a está
aguantando el humo, el barro y el polvo? No, yo te lo quito. No me la das, te la quito. (risa)”(J. C.
Vecina de las caleras de la Sierra. Viuda de calero. 2015)
Foto 50: Cocedor descansando a las puertas del horno acompañado de niños de la aldea
Autora: Gema Carrera
Capítulo 7
449
mercantilista no debe de ser entendido como un anacronismo en vías de desaparición. Su vigencia
simbólica y práctica están más que demostrada y la idoneidad de su continuidad es una garantía
para el desarrollo social y territorial. En un mundo donde se imponen visiones hegemónicas y
globalizadas basadas en una racionalidad político-económica omnipresente y unívoca, es necesario
resaltar y reconocer las prácticas culturales y conocimientos locales que permitan demostrar que
hay otras lógicas, marginales, pero practicables y posibles que se reproducen en el marco de
aquellas
Es decir, ser calero no es solo producir cal artesanal de una calidad extrema y saber hacerlo
de forma muy precisa. Ser calero comporta un conjunto de saberes, de vivencias, de aprendizajes y
experiencias que se adquieren con el tiempo y que trascienden el propio proceso productivo para
alcanzar otras esferas de la vida. Ser calero es una forma de ver y entender el mundo y a veces no
se puede prescindir de ser calero (Palenzuela, 1995, Moreno, 1997).
Capítulo 7
450
privatización total de la Sierra de Montegil, proveedora de materias primas; se desarrolla una
industria de cal (ANCASA, 1983) a pocos metros de la aldea que produce 200.000 toneladas de cal
al año; se generaliza el uso del cemento y la pintura plástica; se desarrollan normativas que no
facilitan la labor al artesano aunque sí a la industria extractiva de la zona (SIDEMOSA) pese al
incumplimiento de cualquier restricción ambiental o de ordenación territorial.
Todos ellos, junto a la dureza del trabajo físico del calero, no fueron suficientes motivos
para eliminar el oficio artesanal de la cal en Morón. Además de su valor cultural y simbólico,
algunas estrategias relacionadas han permitido a sus artesanos continuar con el oficio. Una de ellas,
es la emprendida por uno de los caleros que aún hacen cal en las Caleras de la Sierra. Decidió
abandonar los hornos discontinuos y poner en funcionamiento un sistema productivo más cómodo,
aunque casi completamente automatizado, donde continuamente calcina cal con carbón y leña, con
la ayuda inestimable de toda una ingeniería mecánica elaborada por él mismo. Aunque él se sigue
sintiendo calero, más que ningún otro, ha abandonado los procedimientos artesanales para producir
cal viva. Su estrategia de supervivencia ha sido la “semiindustrialiación” de su producción,
inventando y creando herramientas automatizadas por él mismo; así como la elaboración en sus
hornos de un producto único: la “cal expansiva” para ser usada en canteras de mina, cuya
producción vende al por mayor a una industria vasca. Los morteros de cal no le interesan y
desaprueba las estrategias locales basadas en esta especialidad porque tienen mucha competencia y
es muy complicado hacerlo.
“La cal para la restauración es muy difícil. Hay mucha gente ahí, lo importante son los preparos.
Como se equivoque un día. Hay mucha gente buena para eso” (J.S. Calero. Morón del Frontera,
2015).
Capítulo 7
451
“como se debe”. No como, según ellos mismos, esa otra industrializada que se despega de la pared y
que termina por desprestigiar el trabajo artesanal bien hecho, por ser aún piedra (carbonato cálcico),
por no haber sido bien cocida, por haber absorbido el combustible fósil, por faltarle la plasticidad
que le da la leña de olivo; por no haber sido bien seleccionada la piedra con la que se produce; por
no haberse hecho la selección apropiada tras la cochura, por no haber sido bien apagada (hidratada)
y por tener aditivos químicos que la descomponen.
En este caso la estrategia ha sido aprovechar las dinámicas que han concurrido en la zona y
que han llevado a diversos agentes a convertir los hornos de cal de Morón en Lugar de Interés
Etnológico; y aun más importante, la conversión de la producción artesanal de cal en Morón en
patrimonio cultural inmaterial realizando una serie de medidas conjuntas que permite a los caleros
seguir produciendo cal. Los artífices principales de estas medidas y de este proceso de
patrimonialización ejemplar, dado sus resultados, han sido los propios caleros, pero en el mismo
han intervenido una importante diversidad de agentes que lo han hecho posible.
7.7.1 El Diagnóstico
El calero artesanal de Morón de la Frontera conoce la causa fundamental de la decadencia del uso
de la cal: la industrialización de los materiales y la expansión del uso del cemento portland y la
pintura plástica relacionadas con las formas de producción globales del capitalismo y, como
consecuencia, la pérdida de procesos de producción propios adaptados a formas locales de construir
y de vivir.
Desde su punto de vista, el uso del cemento no solo ha llevado a la desaparición de la mayor
parte de los caleros artesanales sino que también ha hecho que desaparezcan los artesanos
aplicadores de materiales tradicionales. La pérdida progresiva de conocimientos tradicionales
aplicados al uso de estos materiales ante una dependencia creciente de los productos industriales
fáciles y cómodos de manejar ha hecho que desaparezca la cualificación profesional también en el
desarrollo de técnicas constructivas, muchas de ellas funcionales a la restauración del patrimonio
histórico inmueble. Por lo que la pérdida de este patrimonio inmaterial (los conocimientos) tiene
una consecuencia inmediata sobre el patrimonio “material” (los inmuebles históricamente
construidos con mortero de cal o enlucidos con cal en pasta). En este sentido su estrategia va a
consistir en subsumir las posibilidades de continuidad de un patrimonio inmaterial: “el oficio
tradicional calero” en las estrategias de conservación de un patrimonio socialmente e
Capítulo 7
452
institucionalmente más reconocido: el patrimonio inmueble “histórico-artístico”. Su discurso será
insistente en este sentido. El uso del cemento u otros materiales de poca calidad han tenido
consecuencias nefastas no solo en la edificación contemporánea sino igualmente en la arquitectura
vernácula y “monumental”, creando importantes “patologías” en unas y otras:
“El mercado del cemento ha creado muchos problemas al mundo de la cal. Pero no solo al calero,
al haber hecho de desaparecer comunidades de caleros como aquí en Morón que estaban
conviviendo con una fábrica de cemento. Sino el uso masivo de un sistema constructivo muy rápido
muy veloz, muy poco tiempo para construir y no darle ese tiempo a las obras para que se asienten
han creado una serie de patologías y problemas que las estamos viviendo hoy en día. Muchos
edificios de los que se están arreglando, pueden ser de lo años 60, que realmente tienen muy corta
vida comparados con los edificios tradicionales o con los monumentos históricos. Están teniendo
graves problemas de aluminosis, estructurales, desprendimiento de paramentos de fachada. Eso no
ocurre con los edificios de construcciones tradicionales, tipo caserío. Necesitan un mantenimiento
como todo en la vida…” (I. Gordillo, Calero, Morón de la Frontera, 2013)
Por otro lado, desde el ámbito científico hay una falta de directrices adecuadas en los
cuerpos técnicos de arquitectura, en cuyos estudios universitarios parece haberse silenciado casi por
completo el conocimiento de materiales tradicionales y su uso en la arquitectura contemporánea o
histórica. Aunque últimamente, se está intentando recuperar este vacío científico en el mundo de la
enseñanza universitaria, incluyendo la visita al museo de la cal y la participación en los Talleres del
centro de formación del Museo de la cal de Morón entre las prácticas ofrecidas al alumnado de la
ETSA (Rodriguez y González, 2014). Así, muchos arquitectos y restauradores, reivindican
progresivamente el uso de los morteros de cal en la restauración patrimonial tras haber demostrado
un comportamiento correcto a lo largo de siglos. Su baja retracción, lento endurecimiento, fácil
adaptación a deformaciones, su capacidad de facilitar la transpiración de los muros, su baja
conductividad térmica y su estabilidad al fuego, su plasticidad y su múltiples posibilidades
decorativas como revestimientos son algunas de sus ventajas reconocidas en el mundo de la
restauración (Calama Rodríguez, 2014: 133): La experiencia de su aplicación en la restauración en
diferentes edificios patrimoniales es la mejor prueba de ello (Sánchez Romero et al, 2014, Utrera y
Tabales, 2009). Desde el ámbito de la geología, los estudios de los morteros de cal realizados por
técnicos del IAPH, demuestran la idoneidad de los mimos para la intervención en patrimonio
histórico (Ontiveros, 2007; Luque et al, 2006; Alejandre et al. 2011; Espinosa, 2014). En cualquier
caso, los restauradores insisten en la necesidad de intervenir con criterio y ello implica respetar las
recomendaciones de la carta del Restauro, recogidas por diferentes legislaciones como la Ley
14/2007 de Patrimonio Histórico de Andalucía:
“los materiales empleados en la conservación y restauración deben ser compatibles con la
tradición constructiva del bien y con sus materiales constituyentes. Se insiste en que sean
Capítulo 7
453
reversibles, o al menos, que no aporten el origen de futuras alteraciones” (Núñez Guerreo, 2014:
204).
“Nuestros productos aunque sea una empresa muy pequeña tienen todos los certificados y estudios de
toda la normativas que se exigen en la actualidad como cualquier industria. Lo estamos consiguiendo,
todo a nuestro coste. Yo creo que falta un poco de implicación. Porque es penoso que vengan estudiantes
de arquitectura y no sepan lo que es la cal. Eso es tremendo. O que te diga algún arquitecto que no sabe
distinguir una cal de otra, o que te digan que la cal es mala por esto o por lo otro, o que te vengan con
una cal del extranjero, que no vamos a decir marca, que eso es lo que hay que utilizar porque la cal
aérea que se usa en España le ha hecho mucho daño a todas las construcciones de patrimonio. Todo
nuestro patrimonio monumental está hecho con cal aérea. O te confunden salitre con cal, Si en una obra
hay un problema, el problema es de la cal. Si has utilizado cemento no, o si has utilizado componentes
químicos eso es imposible porque eso ha salido de un laboratorio. Ahora, lo que haya salido de la
marmita del calero, eso sí da problema”. (I.G. Calero. Morón de la Frontera, 2013)
Por todo ello, entre otros muchos problemas para la industria artesanal de cal, hemos
detectado algunos que son explicativos de la desaparición general de este saber. La actuación sobre
algunos puntos de este mecanismo de deterioro es una de las claves de la estrategia de los caleros de
Morón y de la revitalización del oficio en Morón de la Frontera como patrimonio inmaterial.
Algunos de estos problemas serían:
- Pérdida de competitividad ante la pintura plástica, el cemento portland y la cal industrial que han
desbancado a la cal artesanal en un mercado cada vez más industrializado y globalizado.
- Problemas de acceso a las materias primas, normativas que limitan a la pequeña producción de
cal en algunas zonas (y a veces, no limitan, la gran actividad extractiva).
- Pérdida de valor en el imaginario colectivo de la cal artesanal para la construcción y pérdida de la
cultura de la cal.
- Falta de personal cualificado en la producción de cal artesanal. Los maestros artesanos no tienen
relevo generacional. Trabajo muy duro y socialmente poco valorado
- Falta de conocimiento general del producto y sus aplicaciones por el propio calero por lo que no
se pueden posicionar adecuadamente en el mercado, siendo invadido éste por los productores de
cal industrial.
Capítulo 7
454
- Ausencia de una normativa para la edificación nueva que contemple el uso adecuado de este
material o incumplimiento de la legislación vigente por parte de algunas intervenciones en
patrimonio histórico.
- Falta de formación en las Escuelas de Arquitectura acerca de la importancia de este material y
sus usos.
- Desconsideración del conocimiento tradicional en este ámbito por parte del conocimiento
técnico-científico.
Figura 7.28. Esquema del análisis y estrategia local de continuidad de la actividad calera
Fuente: oral (I.Gordillo)
Elaboración propia
En este gráfico podemos observar una esquematización del razonamiento del calero Isidoro
Gordillo sobre los problemas que la crisis del sector artesanal provoca sobre el patrimonio Inmueble
(que parece interesar más a quienes gestionan el patrimonio cultural). Por ello, hemos añadido a
este razonamiento, el último proceso: el de la patrimonialización de la cultura calera en Morón
de la Frontera.
Capítulo 7
455
7.7.2. La Estrategia: La patrimonialización de la cultura calera
en Morón de la Frontera.
Elaboración propia.
Capítulo 7
456
7.7.2.a. Los hornos de cal en el Inventario de Arquitectura Popular de
Andalucía (1992) y Lugar de Interés Etnológico (2009)
Como hemos podido ver a lo largo de este capítulo, los hornos ya habían sido incluidos en el
Inventario de Arquitectura Popular en el año 1992 y más tarde se incluyeron en el CGPHA como
Bien de Interés Cultural bajo la figura de “Lugar de Interés etnológico” por la Consejería de Cultura
(Decreto 304/2009, de 14 de julio). Los elementos patrimonializados eran en este caso objetos (por
muy inmateriales e íntimamente relacionados que estos estuvieran con la actividad calera): un total
de veinticinco hornos de cal, junto a sus construcciones anexas destinadas a almacenaje y apagado
de la cal, cuatro casas-albergue-cuadra-almacén o casillas junto a sus respectivos hornos cada una, y
una muestra representativa del poblado calero: seis viviendas, así como la cantera de la que se
extrae la materia prima, la piedra caliza. El Complejo Calero se dividió en veintidós áreas
patrimoniales para su mejor delimitación y descripción, estando separado por la carretera A-361 que
comunica Morón de la Frontera con Montellano.
“Los criterios utilizados para la delimitación del Bien han sido los valores etnológicos e históricos.
El Complejo Calero de Morón se halla compuesto por una serie de inmuebles, muebles y espacios
que están, todos ellos estrechamente relacionados con la actividad de la cal y una forma de vida y
cultura específicas. Tanto inmuebles como actividad calera forman un continuum espacial,
arquitectónico y cultural que ha ido adaptándose a los cambios tecnológicos, es decir han ido
evolucionando desde fases prácticamente artesanales de producción a otras donde la plena
mecanización y capitalización los muestran como ejemplos plenamente insertos en el sistema
capitalista global y referente andaluz de la producción de cal. Son partes integrantes de este Bien
los veinticinco hornos, las cuatro casillas caleras anexas a los hornos, una cantera y seis
viviendas del poblado calero que conservan la configuración arquitectónica original, y sus
espacios vinculados, así como las herramientas asociadas a los procesos de producción de la cal e
íntimamente vinculadas a los inmuebles citados y a la actividad productiva. Dicho conjunto calero
se conforma por veintidós unidades o "áreas patrimoniales" que contienen las distintas partes
anteriormente mencionadas, que son una selección discontinua de los elementos inmuebles más
representativos y mejor conservados que permiten comprender el funcionamiento del complejo
calero en su doble vertiente extractiva-productiva y residencial……De este grupo de hornos siguen
en funcionamiento cuatro. En el margen norte de la carretera de Morón de la Frontera a
Montellano se localizan las seis casas del poblado y los dieciocho hornos caleros restantes, estando
sólo dos de ellos en funcionamiento, ubicados en el área 9, bajo la denominación de los hornos
números 14 y 15. (Decreto 304/2009, de 14 de julio, Boletín Oficial de la Junta de Andalucía
- Histórico del BOJA número 144 de 27/07/2009).
También hemos podido observar como la cantera de cual se extraía antes la piedra caliza para su
transformación en cal viva se ha convertido desde hace treinta años en zona de extracción masiva
por parte de una empresa que incumple sistemáticamente cualquier restricción normativa con la
Capítulo 7
457
connivencia de algunos responsables del cumplimiento de las mismas. Posiblemente, como
consecuencia de ello, la Sierra de Esparteros se ha convertido en un objeto de patrimonialización
por parte de un movimiento social ecologista denominado “Salvemos Sierra Espartero” que
considera la actividad artesanal de la cal como un ejemplo de “sostenibilidad” ambiental y cultural.
Esta plataforma hace referencia en sus reivindicaciones (ya vistas en apartados anteriores) a
otros de los procesos de patrimonialización surgidos en la zona, centrándose más en los aspectos
culturales relacionados con el asentamiento calero “Las Caleras de la Sierra”. Consideran positiva la
declaración de Las Caleras de la Sierra como Bien de Interés Cultural (BIC) y a la actividad
artesanal como un claro ejemplo de industria sostenible haciendo referencia también a su
reconocimiento por UNESCO como buena práctica de salvaguarda del patrimonio inmaterial :
!!!!“desde entonces se puede visitar en la aldea el Museo de la Cal, que recoge información precisa sobre
la elaboración artesanal de la famosa cal de Morón. De esta industria han vivido numerosas familias
moronenses desde el siglo XV, sin que la actividad extractiva de la piedra haya producido daños a la
Sierra de Esparteros, en un claro ejemplo de industria sostenible. Posteriormente, en el año 2011, la
UNESCO declaraba la Cal de Morón como Patrimonio Cultural Inmaterial de la
Humanidad·(Plataforma Salvemos Sierra Espartero210)
Capítulo 7
458
7.7.2.c. El Museo cal de Morón y sus buenas prácticas de salvaguarda
(2007-2015). El reconocimiento de UNESCO (2011)
Museo Cal de Morón. Manuel GI Museo cal de Morón. Interior Horno. G. Carrera
Capítulo 7
459
caleras y las políticas de desarrollo rural de la zona (Grupo de desarrollo rural de la Sierra Sur de
Sevilla) llevaron a la creación de la Asociación de Hornos de cal de Morón, montada ex profeso
para el desarrollo de tal proyecto. Finalmente, la puesta en valor de la cultura de la cal y de la
actividad calera en las Caleras de la Sierra, se convirtió en el objetivo vital y laboral de uno de los
miembros de la Asociación (Manuel Gil Ortíz-director del museo-), uno de los principales agentes
de patrimonialización de las caleras de la Sierra en la actualidad. Su actuación en los hornos para la
futura actividad museológica ya aparece registrada en el expediente de protección (redactado en
2007) aunque por esa fecha el director del museo, aún tenía un largo recorrido de exploración sobre
las propiedades de la cal y su uso (como se detectó en el expediente dado el tipo de intervenciones
que se había hecho en los hornos recién adquiridos).
La llegada a Morón de un experto en conservación del patrimonio en tierra y en formulación
y aplicación de hormigones y morteros de cal, fue el tercer ingrediente para que la simbiosis entre el
calero artesanal de Morón, Isidoro Gordillo, el nuevo director del Museo Cal de Morón, Manuel Gil
Ortiz, y el nuevo director de Formación del Museo de la Cal, Laurent Coquemont, apoyados por
otras iniciativas institucionales de la Consejería de Cultura (Servicio de Protección del Patrimonio
Histórico y Centro de Documentación y Estudios del IAPH), convirtieran esta iniciativa y la
revitalización de su oficio en un ejemplo para “la humanidad” desde que en 2011 se reconociera sus
medidas y su actividad como Buena Práctica para la Salvaguarda del Patrimonio Inmaterial por
UNESCO211.
El objetivo primordial del proyecto de revitalización que se puso en marcha en Morón es
concienciar de la importancia que reviste la práctica de la fabricación artesanal de la cal, así como
mejorar las condiciones de vida de los artesanos caleros. Para ello, se fundó la Asociación Cultural
Hornos de Cal de Morón, que ha creado un museo vivo donde se presenta in situ el procedimiento
de fabricación artesanal.
El museo consta de sal de proyecciones, oficina, dos hornos tradicionales de cal restaurados
y una pequeña vivienda calera “La casilla del Calero”.La Asociación Hornos de ha restaurado los
hornos y todo este espacio y se está fomentando activamente la transmisión de las técnicas de
producción a las nuevas generaciones a través de actividades varias: cursos de formación, visitas
211La Revitalización del saber tradicional de la cal artesanal en Morón de la Frontera (Sevilla, Andalucía) fue
inscrito por el Comité UNESCO en la Lista de Programas, proyectos y actividades para la salvaguardia del
patrimonio que reflejen del modo más adecuado los principios y objetivos de la Convención para la
salvaguarda del patrimonio inmaterial (UNESCO, 2003). URL: http://www.unesco.org/culture/ich/index.php?
lg=es&pg=00011&Art18=00511.
Capítulo 7
460
guiadas, edición de videos y material gráfico, así como material didáctico para las escuelas. Las
actividades de divulgación y sensibilización se centran en la recuperación de técnicas de fabricación
para su uso en la bioconstrucción y se hace en colaboración con los artesanos caleros. Entre las
acciones realizadas por la Asociación se ha recuperado una parte de los objetos y espacios
vinculados a la actividad: los hornos de cal, las herramientas de los caleros para la extracción de
piedra caliza y los muebles de la “casilla del calero”.
Existe una relación simbiótica entre la Asociación y los artesanos de cal (Cales Gordillo y
algunos artesanos jubilados del complejo de cal) que contribuyen a la difusión y promoción de su
propio oficio a través del Museo de la Cal de Morón y a su vez el museo de la cal, incorpora esta
actividad viva a su discurso expositivo e interpretativo, haciendo hincapié en la necesidad de
mantener este oficio por los beneficios que comporta el uso de la cal artesanal, incluyendo su
calidad y respeto del medio ambiente en comparación con otros tipos de materiales. La visita está
dirigida y adaptada a públicos de diferentes edades y grados de especialización en la materia
(escolares, universitarios, profesionales). La visita se estructura en un itinerario en el que se sucede
una proyección audiovisual, visitas a las instalaciones y talleres didácticos (hacer un pequeño
horno, a pagar cal, encalar). A lo largo de la visita a las instalaciones se explica el proceso de
elaboración de la cal. En primer lugar, se señalan los espacios de dónde se extraía la materia prima
(la cantera de la sierra de Esparteros y los campos de olivar en torno a la aldea de donde se extraía
respectivamente la piedra y la leña por parte de los caleros). Para explicar la estructura del horno y
el el proceso de llenado del mismo se emplean los hornos originales musicalizados (el “pecho” de
uno de ellos, que permite el acceso al horno, sirve además como espacio expositivo de fotografías
de los caleros y su trabajo así como herramientas empleadas para el desarrollo de los distintos
procedimientos). Dentro del vaso del horno se explica también cómo se produce el llenado del
mismo, cómo se van disponiendo las piedras de diferente tamaño para construir la bóveda.
El proyecto de revitalización del saber tradicional de la cal artesanal de Morón de la
Frontera sigue además los principios de la Convención en tanto en cuanto vela por la salvaguarda,
el mantenimiento y transmisión de este patrimonio inmaterial. En la elaboración del formulario de
la candidatura al Registro de Buenas Prácticas se tuvieron en cuenta estos aspectos:
“i) La recuperación de parte del patrimonio material, es decir de instrumentos, objetos,
artefactos y espacios culturales que les son inherentes (art. 2.1 de la Convención),
como testigos documentales en sí mismos del oficio artesano, son los hornos y las
herramientas de calero y de extracción de piedra caliza, así como el mobiliario de la
casa calera anexa al horno, piezas originales cedidas por los maestros caleros.
Capítulo 7
461
ii) El conjunto de hornos y la aldea son un documento vivo pues sirve para hacer una
lectura de la evolución experimentada en las formas de acarreo y transporte de la cal,
siendo posible observar in situ la existencia de hornos de distintos tipos, desde los más
tradicionales y antiguos a otros artesanales, pero adaptados para la extracción
mecánica de la cal.
iii) El discurso de divulgación del conjunto calero está basado en la investigación y
consulta de documentos históricos que certifican la antigüedad de estas instalaciones,
desde el siglo XV y en elementos originales como el desarrollo en vivo de la actividad.
iv) Con motivo de su inventario (art. 12 de la Convención) y para asegurar su
pervivencia e identificación se ha protegido legalmente, por la Administración como
Bien de Interés Cultural (Decreto 304/2009 de 14 de julio), tanto la actividad de la
cal como el patrimonio material asociado.
v) La actividad de la cal está incluida en el Atlas del Patrimonio Cultural Inmaterial de
Andalucía con una ficha registro que se ha elaborado con la colaboración de los
caleros y la asociación.
vi) Al mismo tiempo, la Asociación ha logrado implicar tanto a los protagonistas, tanto a
artesanos caleros en activo de Cales Gordillo como a algunos de los artesanos
retirados del complejo calero que participan en la difusión y promoción.
vii) La valorización del oficio calero y de las caleras propiamente dichas se ejerce a través
del Centro de Interpretación de la Cal que da conocer las utilidades de la cal y la
calidad y adaptación ecológica que supone su aplicación frente a otros tipos de
materiales tanto al público en general (incluido escolar) como a profesionales
dedicados principalmente a la nueva construcción, rehabilitación y restauración
arquitectónica.”
“La práctica de la fabricación tradicional de la cal ha sido durante mucho tiempo una fuente de
empleos para Morón de la Frontera, y también un signo distintivo de su identidad. Cuando la
fabricación industrial de la cal hizo declinar la producción artesanal, los hornos caleros se dejaron
de utilizar y la transmisión de conocimientos cesó. El objetivo primordial del proyecto es hacer
cobrar conciencia de la importancia que reviste la práctica de la fabricación artesanal de la cal,
así como mejorar las condiciones de vida de los artesanos caleros. Para ello, se fundó la
Asociación Cultural Hornos de Cal de Morón, que ha creado un centro de etnografía y un museo
vivo donde se presenta in situ el procedimiento de fabricación artesanal. En el marco del proyecto,
se han restaurado los hornos y se está fomentando activamente la transmisión de las técnicas de
producción a las nuevas generaciones. Realizadas en cooperación con los artesanos caleros, las
actividades de divulgación y sensibilización se centran en la recuperación de técnicas de
fabricación expertas para su uso en construcción sostenible. También se ha impulsado la edición de
publicaciones audiovisuales y la realización de demostraciones en ferias, y actualmente se está
preparando la organización del Congreso Ibérico de la Cal, cuya celebración está prevista para
2012. La Asociación ha participado en un proyecto nacional de sensibilización sobre la pintura al
fresco, así como en el proyecto internacional “Transferencia a Marruecos (África del Norte) del
modelo de Centros de Promoción de la Artesanía”. El proyecto ha involucrado a las partes
interesadas y los vecinos de Morón de la Frontera en el proceso de adopción de
decisiones.” (UNESCO, 2011)
“Yo pienso que Manolo (director del Museo) ha sido el alma. Que le hemos ayudado pero quien
realmente ha movido esto ha sido él. No sólo desde el punto de vista administrativo, sino la
capacidad de moverlo en todos los órdenes: mover al calero, a los antiguos caleros, a la
Capítulo 7
462
administración, mover a la administración del tema internacional. Ha sido él. Muy comprometido
con el tema.” (I.G. Calero. Morón de la Frontera, 2013)
El objetivo formativo y divulgativo del proyecto va más allá de los fines expositivos y de
sensibilización de un comienzo (en la que no me voy a centrar), y se centra en ser motor aglutinador
de iniciativas de revitalización del oficio y de cooperación con los artesanos caleros, a través de la
formación para la recuperación de saberes y técnicas de la cal artesanal para la bio y eco-
construcción sostenibles. Participa también en foros y jornadas técnicas con el IAPH, el IPCE u
otras entidades (Universidad de Sevilla, FICAL.)… Su objetivo es lograr el reconocimiento que el
patrimonio y aportación ecotécnica de la cal artesanal merecen a nivel nacional e internacional. El
museo de la Cal de Morón y su centro de Formación basan en la transmisión de saberes gran parte
de su actividad pero saben que la transmisión de conocimientos solo es posible si la cal tiene una
salida en el mercado.
“Lo que sí está claro es si hay demanda del producto se fabricaría más cal. Se harían más hornos.
Ojalá se hiciesen más hornos. Haría a los caleros más fuertes. Podrían transmitir esos
conocimientos. Transmitir esos conocimientos ahora en un trabajo tan esporádico porque no hay
una producción fuerte. Si no hay venta no hay producción y si no se produce no se transmite.
Entonces la marca de calidad podría ser bueno para concienciar a la gente de que el producto es
extraordinario y que se produjera mucho más cal. En Huelva una chica me dijo que quería ser
calera. Que dónde aprender. Pero con los pocos hornos que se cuecen es difícil aprenderlo
empezando de cero” (M. Gil Ortiz. Director. Museo Cal de Morón, 2013)
Capítulo 7
463
Exposición en Horno. Museo de la cal Carrera Díaz, G. 2013
valor del patrimonio en una actividad productiva susceptible de convertirse para el director del
museo en una actividad profesional complementaria que además es apoyada por las nuevas políticas
de desarrollo rural vinculadas con las políticas europeas y puestas en marcha en la zona a través del
grupo de desarrollo rural Estepa Sierra Sur de Sevilla.
La pieza fundamental y central de todo este engranaje cultural y patrimonial es sin duda la de la
figura del calero que se ha erigido en representante de un colectivo y de una forma de saber hacer
cal de manera tradicional.
Por el método artesanal se tardan 45 días en hacer lo que el horno industrial hace en seis
horas. Pero el resultado del artesano, según los fabricantes de cal, es “oro”. Y ésta, se convierte en
la mejor estrategia del calero para su supervivencia: la calidad del trabajo artesanal y su
valorización para poder llegar al mercado de la restauración del patrimonio inmueble. Esta será la
clave de su nueva estrategia de salvaguarda para dar continuidad a sus propios conocimientos y a su
actividad productiva. Ello le permitirá reorientar su producción en el nuevo contexto económico
social y cultural a través de su resignificación como artesano calero. ¿Podemos hablar así de
resistencia o de resiliencia patrimonial y socioecosistémica. ¿Podemos hablar de un proceso glocal
de patrimonialización?
El contexto social, político-cultural, académico, administrativo, le han facilitado las palabras
y los términos para denominarlo: “Maestro artesano” (por la Dirección General de Artesanía de la
Junta de Andalucía); o “Lugar de Interés Etnológico” y “patrimonio cultural inmaterial” por la
Consejería de Cultura; o miembro de la Red CIE (Centro de Innovación Etnográfica) por la
Consejería de Innovación. Ello le permitirá desarrollar su estrategia fundamental en el ámbito de la
restauración del patrimonio histórico.
Por otro lado, este calero, siguiendo técnicas y procedimientos locales está inserto en el
desarrollo de una estrategia “innovadora” y vanguardista en el ámbito de la nanotectnología
aplicada a la bioconstrucción. Sus productos tradicionales son el ingrediente fundamental de
pinturas ecológicas compuestas de cal artesanal y “grafeno” (cristal de carbono en el que los átomos
están dispuestos en un plano de forma hexagonal). El producto elaborado con estos ingredientes se
aplica tanto en obra nueva como en restauración y actualmente, gracias primero a la “tradición” y a
la innegable capacidad de adaptación e innovación de los oficios tradicionales, se ha convertido en
Capítulo 7
464
un producto de última generación comercializada por una empresa denominada “graphenstone”
completamente inserta en el mercado global.
“Desde mediados del siglo XIX, producimos cal de alta calidad para satisfacer las necesidades del
mercado más exigente, tanto en construcción, ganadería, agricultura…, como en restauración.
Nuestro sistema de fabricación artesanal, partieno de la utilización de hornos de leña de origen árabe y el
buen hacer, heredado de nuestros antepasados, nos permite optimizar el resultado final de nuestros
productos”
También definen su equipo humano aludiendo a su carácter familiar y artesano : “Por nuestro carácter
familiar y artesano contamos con un personal altamente cualificado, con muchos años de experiencia en
el sector, unidos todos por el entusiasmo en nuestro trabajo y por estar convencidos de que los mejores
resultados sólo se consiguen con el mayor de nuestros esfuerzos y dedicación”.
Capítulo 7
465
Página web la web de la empresa Gordillo’s cal
I m a g e n d e l a p á g i n a w e b d e l a e m p r e s a G o r d i l l o ’s C a l . U R L : < h t t p : / /
www.gordilloscaldemoron.com/nosotros.html> Consultado el 24 de agosto de 2015.
Los caleros interpretan los reconocimientos que ha tenido su oficio, sobre todo, por parte de
UNESCO, como un reconocimiento de la cultura de la cal y los caleros de Morón. No lo toman
como un reconocimiento individual, sino colectivo. Por otra parte, este calero es consciente de los
efectos que este reconocimiento está teniendo y puede tener en la mejora económica de su empresa.
Algo que efectivamente forma parte de su estrategia de supervivencia en el oficio.
“A mí la satisfacción y la ventaja de un reconocimiento pero no sobre mí. Es que eso le tenía que
Capítulo 7
466
haber llegado a las generaciones anteriores que las nuestras. Yo lo tomo igual que el
reconocimiento por parte de la UNESCO, como una antorcha que se ha recogido, pero realmente el
mérito no es solo nuestro o mío o mío y de mi hermano porque es de toda una trayectoria una
historia entera de siglos atrás. Y que ya era hora de que se hiciera este reconocimiento. Nos ha
servido porque nos da una tranquilidad a la hora de estar en el mercado. Porque aquí el artesano
todavía no está valorado Porque si miramos a mercados exteriores: Alemania, Europa, EEU, está
reconocido y se busca ese valor añadido del artesano. Podemos beneficiarnos, todavía no. Ya
llegará. Puede beneficiar a nuestra empresa económicamente. Pero vuelvo a repetir. Yo me veo
como un Portador. Un portador de un reconocimiento a generaciones anteriores. Ojalá que en un
futuro esa antorcha la pueda recoger mi hijo. o la pueda recoger mi sobrino o la pueda recoger mi
hermano o la pueda recoger cualquiera” (idem)
Este calero tradicional y su familia, secundado por otros caleros que trabajan con él, además
de basar su estrategia en la calidad de sus productos: morteros tradicionales, como resultado de un
proceso totalmente artesanal y selectivo, es un artesano innovador (como ya ha demostrado a lo
largo de la historia de su actividad y la adaptación de sus hornos). Incorporando en su discurso de
manera completamente armónica, los valores de la “tradición”, la “Innovación” y la
“sostenilbilidad”. Vende la cal como un producto “ecológico” apto para la bioconstrucción. Además
ha patentado un producto único en el mercado de materiales denominado “graphenstone”. Con estos
materiales han intervenido ya en diversos edificios patrimoniales (Catedral de Cádiz, Iglesia del
Santo Cristo de Málaga, Iglesia de Santa Catalina de Sevilla…).
Actualmente está inmerso en proyectos de I+d+I con los laboratorios de materiales más
prestigiosos de Andalucía y elabora morteros a la carta, empleando los áridos utilizados en las obras
originales, y la “mejor cal posible”, la que él hace en sus propios hornos “como se hacía hace 200
años”.
“Nosotros lo que hacemos desde que empezamos a recuperar la línea de morteros tradicionales,
recuperando las técnicas antiguas, es optimizar el material a utilizar en la obra. Esto quiere decir
que si vamos a restaurar un edificio en alguna zona como Granada, lógicamente los áridos que se
empleaban en ese edificio diferirán mucho de otros edificios que se haya hecho en Huelva. Nosotros
trabajamos a la carta. El conglomerante sigue siendo igual porque tenemos el conocimiento y
sabemos que la única manera que había de hacer cal hace doscientos años es con el sistema que
nosotros estamos utilizando. Entonces la cal va a ser muy parecida. Va a ser un poco mejor o un
poco peor pero va a ser más o menos igual. Lo que hacemos es que nos trasladamos a obra, vemos
qué áridos son los que hay en la obra, buscamos esos áridos a ser posible de la misma zona y
formulamos el mortero igual que el que había originalmente. (idem)
Capítulo 7
467
hace catas. Al hacer esas catas ya está creando una ficha de esa obra en sí. Entonces vamos viendo
los pro y los contras. Antes de ponerlo ya hemos estudiado esos materiales. La idea es optimizarlos
materiales y los resultado. Si ha estado construido con un sistema constructivo y ha durado 200,
300 o 500 años vamos a intentar que dure otros 200, 300, o 500 años. Porque no estamos
cambiando nada. Con respecto a los áridos, es que todo el mundo piensa que con una buena cal
como conglomerante se hace un buen mortero. Tan importante es el conglomerante como son los
áridos. Entonces hay que tener los conocimientos para tener una buena cal, optimizar el uso de esa
cal, pero a la vez, formular una buena curva granulométrica y utilizar unos buenos áridos para
ello” (idem)
Tanto su trabajo como el proceso de patrimonialización activado por todos los agentes que
han participado está teniendo sus frutos:
“Tenemos un producto muy bueno pero no hay un un marketng inteligente, bien enfocado. Hace falta.
Estamos haciendo pequeñas incursiones en el mercado extranjero. Necesitamos un poco de tiempo un
poco de suerte /(Antonio). En la calidad estamos super tranquilos porque no hay quien nos iguales ni
quien nos mejore. Es la ilusión que tenemos. Para otras empresas nosotros somos referentes). Ahora
somos ocho, antes éramos tres” (Hermanos Gordillo. Caleros. Morón de la Frontera, 2013)
Capítulo 7
468
7.7.2.e. La elaboración artesanal de cal en el Atlas del Patrimonio Inmaterial
de Andalucía y su inserción en un plan de salvaguarda integrador a través de
el desarrollo funcional y horizontal del IAPH.
En 2010, la “Elaboración artesanal de cal en Morón de la Frontera”, fue una de las actividades de la
campiña de Morón inscritas en el Atlas del Patrimonio Inmaterial de Andalucía (IAPH), motivo por
el cual nuestra colaboración es estrecha y enriquecedora desde entonces. Aunque éste no sea un
instrumento de protección, se ha convertido en un instrumento eficaz de salvaguarda. Desde una
institución como el IAPH pueden abordarse al mismo tiempo diferentes acciones relacionadas con
el concepto amplio de “salvaguarda” definido por UNESCO. El objetivo sería conocer y
diagnosticar conjuntamente (con los agentes necesarios-institucionales, sociales, empresariales-) los
problemas que les afectan y tomar medidas que puedan servir para su continuidad como actividad
artesanal y productiva, teniendo en cuenta la necesaria implicación con diversos agentes. Dentro
del IAPH, ello ha significado la interrelación de diferentes tipos de acciones:
1. Documentación de patrimonio cultural (Atlas del Patrimonio Inmaterial de Andalucía; Red de
Cal; Transhabitat)
2. Investigación en el ámbito de la geología y del comportamiento de los materiales;
normalización del usos de materiales para la restauración; aplicación a las intervenciones en
patrimonio histórico;
3. Recomendaciones en materia de paisaje cultural;
4. Acciones de formación mediante colaboraciones con los agentes implicados (Asociación
Hornos de cal de Morón; caleros..)
5. Proyecto de colaboración transfronteriza con Marruecos (documentación de la actividad en
Andalucía y Marruecos; difusión de la ruta transfronteriza de la cal; análisis participativo de la
actividad en Marruecos.…)
6. Acciones de difusión212 (Jornadas europeas de patrimonio, jornadas de Puertas abiertas,
Jornadas Técnicas, colaboración en publicaciones, elaboración de rutas.…)
212Por último desarrollamos desde hace algunos años medidas conjuntas de difusión: como las Jornadas
de Puertas Abiertas con motivo del décimo aniversario de la Convención para la Salvaguarda del Patrimonio
Inmaterial con la celebración de un taller sobre la cal dirigido al alumnado de primaria. Personalmente, y
dado mi conocimiento de otros colectivos sociales relacionados con procesos de patrimonialización, me he
implicado en la puesta en contacto y participación de un curso de formación desarrollado en la Casa del
Pumarejo de Sevilla con la intención de establecer lazos de colaboración entre ambas asociaciones y
formar a los componentes de la plataforma social y vecinal del Casa del Pumarejo en el manejo de la cal
para algunas intervenciones menores de mantenimiento de la casa.
Capítulo 7
469
En el marco del proyecto transhabitat, una de las acciones realizadas por el IAPH ha sido la
elaboración de un plan de salvaguarda del oficio calero en Andalucía y Marruecos (2012-2014).
La Ruta de la Cal ha permitido conectar las caleras de la Sierra de Morón de la Frontera (Sevilla)
con los hornos de cal activos de Marruecos, que siguen practicando las mismas técnicas de
elaboración artesanal de cal con algunas pequeñas e interesantes variaciones. Dos realidades
espacio-temporales que han sufrido o están en vías de sufrir modificaciones profundas en sus
sistemas de producción artesanal, o de desaparecer, si no se adoptan las medidas necesarias desde
todos los ámbitos (Carrera Díaz, 2014)
Capítulo 7
470
Figura 7.30. Esquema del Plan de Salvaguarda del oficio de la cal en Transhabitat
Elaboración propia
Imágenes: Visita, Documentación de la actividad calera y Reunión para elaboración del Plan de
Salvaguarda. Tetuán. Junio 2014
Autores: Gema Carrera (Fotos. 50-53): Manuel Gil (54-55)
Foto 50: Visita y documentación Hornos de Cal. Foto 5: cargando leña. Solo puerta terriza.
Colmo sin caños. Tetuán
Capítulo 7
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Imágenes: Visita, Documentación de la actividad calera y Reunión para elaboración del Plan de
Salvaguarda. Tetuán. Junio 2014
Autores: Gema Carrera (Fotos. 50-53): Manuel Gil (54-55)
Foto 54- 55 : reunión en Tetuán: Gema Carrera, IAPH, Manuel Gil, Asociación Hornos de cal de Morón,
Asociación Patrimonio, Desarrollo y Ciudadanía (Tetuán) y Caleros de Tetuán.
Algunas de las razones que se han manejado para la selección de este oficio es que se trata
de una actividad común en ambos territorios y siguen prácticamente las mismas pautas y técnicas de
producción pero en los que las dinámicas globales han tenido efectos en momentos diferentes sobre
contextos locales muy diferentes entre sí a pesar de las similitudes. Sin duda la experiencia de una
puede ser referente para la otra. También importan las consecuencias positivas que la continuidad de
esta actividad puede tener en ambos territorios. La producción artesanal de cal, se convierte en un
elemento fundamental para el mantenimiento de la arquitectura vernácula, urbana o rural a ambas
orillas del mar de Alborán. Podría contribuir al mantenimiento de los centros históricos andaluces y
de las medinas marroquíes en mejores condiciones que las que proveen otros materiales
constructivos menos versátiles, adaptativos, resilientes y sostenibles que se han introducido antes en
Capítulo 7
472
un territorio que en el otro. A su vez, la potenciación del uso de este material en las políticas
patrimoniales y de conservación de edificios, barrios o ciudades debe ser una prioridad de las
entidades e instituciones responsables y competentes en patrimonio y vivienda en ambos
territorios.” (Carrera, Díaz, 2014)
Por otro lado, y en el mimo sentido, una de las principales medidas de salvaguarda para esta
actividad es el desarrollo de un proyecto en curso que secunda una de las estrategias fundamentales
del calero. Se trata de un proyecto en el que estamos trabajando actualmente, liderado por el
Laboratorio de Geología del IAPH con la participación en materia de patrimonio inmaterial del
Centro de Documentación. Los objetivos generales del proyecto son establecer un control de
calidad sobre la cal de Morón de la Frontera que permita optimizar la producción artesanal de este
producto como una Cal de referencia; diseñar morteros en laboratorio controlando su calidad
adaptada a los requerimientos de uso y funcionalidad en las fábricas a restaurar haciendo especial
énfasis en la puesta en obra; apoyar el Plan de salvaguarda y reactivación de la actividad artesanal
Capítulo 7
473
como patrimonio inmaterial que permita la innovación biotecnológica y la sostenibilidad territorial
dada su proyección comercial futura; redactar un documento normalizado de recomendaciones para
la aplicación de la cal en la conservación de BBCC (Esther Ontiveros. Plan Anual, 2014. IAPH).
La formación también es una de las estrategias fundamentales tanto del IAPH como del
Centro de Formación del Museo de la cal y del propio calero. En este caso, la acción formativa del
IAPH secunda una de las medidas de salvaguarda fundamentales del Museo de la cal e
indirectamente actúa sobre las estrategias y medidas de salvaguarda planteadas por el calero. La
actividad formativa permite la cualificación profesional de técnicos superiores y aplicadores en el
uso de este material y en el manejo de técnicas constructivas tradicionales. De hecho, desde el año
2013, la Asociación Cultural Hornos de Cal de Morón de la Frontera organiza cursos sobre la cal en
la rehabilitación del patrimonio en el IAPH. Se han impartido varias ediciones con notable éxito de
asistencia y muy favorable valoración por el alumnado que se reflejó en la continuidad de una
constante colaboración formativa entre las partes. En el año 2014 se celebraron tres cursos en la
sede del IAPH, de las siguientes temáticas: “La cal y la Tierra en el Patrimonio Histórico:
protección y conservación de los edificios de tierra”, “Pintura al Fresco” y “El Estuco tradicional y
su espacio en el patrimonio”. Finalmente esta colaboración se ha formalizado mediante un
convenio de colaboración específico firmado recientemente. Para la Asociación,
“la participación en el proyecto permite el desarrollo de uno de sus fines propios, como es la
sensibilización de la opinión pública en la necesidad de conservar y difundir el patrimonio de la
cal, hoy por hoy, en desuso, manteniendo así su memoria histórica y dar a conocer la cultura de la
cal, promoviendo su puesta en valor.”213. (IAPH, 2015)
213En el marco de este convenio en el año 2015 se celebrarán tres cursos de formación “Taller: construcción
en tierra en el patrimonio histórico”, “Taller: el Estuco tradicional y su espacio en el patrimonio. II edición” y
“Taller: cubierta vegetal, técnicas tradicionales en el patrimonio histórico”
Capítulo 7
474
Horno de cal. Marruecos. Carrera Díaz, G. 2014
Capítulo 7
475
12. Lograr la articulación institucional en temas de competencias y criterios comunes en torno a la
producción artesanal de cal como una actividad relacionada con la cultura, la economía, el
comercio, la innovación, la vivienda, el paisaje, la construcción sostenible, la restauración
arquitectónica, el medio ambiente, o la agricultura…. Para ello, es necesario revisar la
legislación vigente, eliminar contradicciones y difundirla. Regular las limitaciones impuestas
para el acceso a las materias primas: piedra caliza y combustible por las administraciones
competentes
7.8. Conclusiones
Podemos concluir que este oficio constituye una forma singular de adaptación a las condiciones
ambientales del entorno y las estrategias emprendidas para mantenerlo vigente por sus protagonistas
fundamentales, los caleros, y constituye un ejemplo de resiliencia socioecosistémica. Dada su
perdurabilidad en la actualidad, a pesar de las dinámicas que les afectan, algunos caleros de Morón
han conseguido mantenerse activos aunque se hayan modificado radicalmente los contextos
económicos, políticos, sociales y ambientales en el que surgió su actividad y se mantuvo a lo largo
del tiempo. Supone un aprovechamiento de los recursos del entorno cuyas técnicas se vienen
transmitiendo de generación en generación. Tenemos constancia documental de su existencia en la
zona desde hace algunos siglos (XIV-XV). Se ha ido transformando y adaptando a los cambios
mediante estrategias de diversa índole y altas dosis de creatividad y sigue vivo en el presente
cumpliendo funciones económicas, culturales, identitarias y ambientales.
En segundo lugar, desde el punto de vista de la gestión patrimonial, me interesaba analizar
las claves de su continuidad, a pesar de estar sometido a graves tensiones en el contexto global:
transformaciones económicas producidas por la globalización e industrialización, la actividad
extractiva con carácter intensivo, los cambios en la dinámica cultural, así como la descoordinación
de la gestión administrativa y sus normativas (minas, artesanía y comercio, cultura, medio
ambiente, obras públicas, administración local..). Como planteábamos al inicio, la falta de holismo
y una visión estática y objetual del patrimonio en la gestión patrimonial institucional, así como la
jerarquización entre el conocimiento técnico-científico y el conocimiento tradicional, puede
conducir a una descoordinación entre los organismos competentes en cultura y patrimonio y otras
administraciones cuyas actuaciones repercuten en la cultura y en el patrimonio cultural pues actúan
sobre el espacio o territorio donde la actividad se desarrolla, o prohíben y limitan su propio
Capítulo 7
476
desarrollo mediante instrumentos administrativos de control (Minas, Medioambiente….) que no
tienen en cuenta su componente cultural y ambiental. Este caso nos ha permitido realizar un examen
de la articulación de procesos a nivel macrosocial y comportamientos y lógicas a nivel local o
sectorial, que era una de las aspiraciones de este estudio atendiendo a la importancia de culturas
vernáculas y su patrimonialización.
En este contexto territorial, la campiña y sierra de Morón, se han producido en las últimas
décadas procesos de patrimonialización vinculados con esta actividad o su entorno inmediato, la
Sierra de Montegil o Esparteros que resultan de gran interés y que pueden constituirse en estrategias
de viabilidad de la actividad calera artesanal al tiempo que en formas ejemplares de gestión
patrimonial. Como siempre, en estos procesos interactúan diversos agentes y se han dado las
condiciones para que ello ocurra tanto a nivel social como a nivel de las políticas culturales,
produciéndose una activación patrimonial que ha partido del grupo social protagonista (caleros)
junto a otros agentes sociales interesados en su mantenimiento (asociaciones, museo, ciudadanía,
movimientos ecologistas, administración…). Esta confluencia ejemplifica como el patrimonio
inmaterial puede convertirse en eje de proyectos societarios alternativos tanto en el plano
económico como en el social, ambiental, político y simbólico y de cómo los conocimientos y
saberes tradicionales y sus activaciones patrimoniales pueden influir positivamente en los
socioecosistemas de los que forman parte, proveyendo de mecanismos que contribuyen al
mantenimiento de sus funciones ecológicas fundamentales, propiciando la diversidad biológica y
cultural y favoreciendo la resiliencia de estos socioecosistemas y de los grupos humanos que los
integran.
Por ello, he tratado de analizar este oficio, aplicando la metodología diseñada para el APIA,
teniendo en cuenta el territorio en el que se producen; los agentes que participan en su desarrollo;
los procesos históricos que le han influido, desde cuándo lo practican y cómo lo han ido
transformando, las formas de aprendizaje y transmisión de conocimientos, las herramientas y las
materias primas que emplean, las razones por las que siguen practicando este oficio, las estrategias
que han seguido para mantenerlos o, en términos patrimoniales, qué fórmulas de continuidad o
salvaguarda han empleado para ello. Y por otro lado, he atendido a los procesos de
patrimonialización activados en torno al mismo desde una lógica identitaria por parte de
determinados agentes; así como las lógicas institucionales, académicas, conservacionistas,
Capítulo 7
477
mercantilistas, turísticas, promocionales aplicadas desde otros colectivos que participan en el
proceso.
En definitiva, en este capítulo hemos podido observar diversos procesos de
patrimonialización en torno a un oficio tradicional. Diversos agentes han participado en
activaciones patrimoniales en torno a la elaboración de cal y los espacios necesarios para desarrollar
este proceso en Morón de la Frontera, con importantes valores culturales.
Unos lo han hecho centrándose primero en el espacio o en los objetos fundamentales de este
complejo calero, aunque relacionados con una actividad productiva entonces en decadencia
(declaración BIC como LIE), pero haciendo mayor hincapié en los aspectos de conservación
espacial que en las posibles medidas directas o indirectas que pudieran tomarse para dar continuidad
a una actividad en declive. Las únicas que se contemplaban en el expediente de protección eran las
relativas al fomento de la actividad mediante ayudas económicas que nunca se hicieron efectivas
por ningunas de las administraciones competentes; o las relativas a las acciones de puesta en valor
de los objetos, la actividad o su entorno por parte de iniciativas que ya se estaban produciendo de
carácter museístico. Por lo que, a pesar de la amplitud conceptual del expediente, las medidas
directas o indirectas del mismo podrían considerarse insuficientes para la continuidad de la
actividad, tanto desde el punto de vista de los usos permitidos como desde los expresamente
prohibidos, al menos a corto plazo.
Aunque la formalización de la protección es de carácter administrativo e institucional, su
puesta en marcha se debió a una solicitud por parte de un colectivo social preocupado por la
desaparición de este oficio. Su formalización, en aquel momento, no contemplaba seguramente la
revitalización que se ha producido más tarde de la actividad productiva, sino que se movió más por
la preocupación de una inminente pérdida (la última hornada y cochura). En cualquier caso, esta
activación patrimonial de carácter más institucional tuvo sus efectos positivos en cuanto a la toma
de conciencia por parte de algunos colectivos de la importancia cultural de las Caleras de la Sierra.
Y sin duda fue referente para otras activaciones patrimoniales en este y otros contextos.
Otros agentes se centran en el espacio “natural” del cual se extraía la piedra caliza hasta los
años 80 o 90 del siglo XX, sin que esto supusiera ningún problema o colapso ambiental (Plataforma
Social “Salvemos Sierra Esparteros"). Sin embargo, actualmente, éste se ha convertido en uno de
los problemas fundamentales desde el punto de vista ambiental de la comarca. Algo que ha
catalizado un fuerte sentimiento identitario entre algunos colectivos sociales de Morón y de otras
Capítulo 7
478
zonas de la comarca para los cuales la Sierra de Esparteros constituye un referente paisajístico que
reúne importantes valores culturales y naturales. Convirtiéndose este en un proceso de
patrimonialización de carácter socioterritorial que ejerce una fuerte presión sobre los grandes
detentadores públicos y privados de los poderes políticos y económicos locales y regionales.
Por último, y siempre en relación con la idea del patrimonio como una construcción social
cuyos contenidos van cambiando y modificándose según el contexto social, político, legislativo y
académico, actualmente, una de las activaciones patrimoniales más potentes, en la cual concurren
todas las demás, se ha producido en relación con la actividad productiva de la cal de modo artesanal
(activada como patrimonio inmaterial). Por supuesto, esta actividad está relacionada con los
espacios y objetos que le son inherentes. Pero lo interesante de las fórmulas de salvaguarda
activadas es la continuidad de los procesos y no tanto la conservación de los objetos. Estos últimos,
dependen básicamente de la continuidad productiva, sin la cual los hornos abandonados son meros
testimonios materiales, rápidamente deteriorables o reciclables para otros usos214.
El protagonista fundamental de este proceso de patrimonialización ha sido el colectivo
calero representado por la figura de uno de ellos (Isidoro Gordillo). A pesar de que en torno a esta
actividad han surgido activaciones patrimoniales de carácter socio-institucionales muy importantes
como la del Museo de la cal, o institucionales como la del Atlas del patrimonio Inmaterial de
Andalucía, o la inscripción en el CGPHA como LIE o su reconocimiento por UNESCO como buena
práctica, sin el saber hacer del calero y su empeño por mantener esta actividad, ninguna otra
activación patrimonial (institucional o académica) en torno a la misma hubiera sido suficiente para
darle continuidad práctica y simbólica a este oficio. Quizás se hubiera conservado la actividad
calera solo de forma simbólica, como una recreación de lo que fue, como demuestran algunos casos
de patrimonialización paralelos a este que se están produciendo en otros lugares como es el caso de
los caleros de Orgaz en Toledo215 o el calero de San Justo en Euskadi, que se convierten en objetos
de atracción turística sin que el oficio tenga realmente vigencia como actividad productiva con valor
simbólico y económico. Extrañamente, y quizás como estrategia de supervivencia, el discurso del
calero “artesanal” y el del conocimiento científico sobre la cal y sus propiedades, estratégicamente,
214 Estos últimos no tienen por qué ser prohibidos en todos los casos, pues podrían servir para mantener
tanto estas estructuras como las formas de vida vinculadas con ellas (como la actividad ganadera, uso que
el expediente de protección prohibió). Lo que de haberse hecho efectivo habría restado capacidad de
resiliencia a este espacio. Las instrucciones particulares solo permitían el uso calero artesanal o en su lugar
el uso para la “puesta en valor” (musealización, en este caso).
215 URL <www.villadeorgaz.es/orgaz-calero-la-reata.htm> consultado en agosto de 2015
Capítulo 7
479
han terminado por converger. Coinciden así algunas de las medidas que se plantean tanto desde el
ámbito científico- institucional como desde el ámbito de los conocimientos tradicionales con el
objetivo de normalizar el uso de una cal de propiedades óptimas (la artesanal) para la restauración
de inmuebles construidos históricamente con mortero de cal o para la edificación nueva. Quizás
porque en este caso el conocimiento tradicional se ha puesto al servicio, estratégicamente, de un
patrimonio cultural cuyos valores no se cuestionan desde ningún sector: los bienes inmuebles
patrimoniales con valores “histórico-artísticos”.
Capítulo 7
480
Lele. Catador de corral. de pesca. Chipiona. Cádiz. Gema Carrera Díaz, 2015
Llegados al acuerdo de que el patrimonio es una construcción social del presente, creada a
partir del afecto o aprecio que hacia él presentan los sujetos desde contextos culturales
actuales, nuestra aportación metodológica fundamental es cómo atender de manera ordenada y
completa a la multiplicidad de sus valores y dimensiones, transmitiendo todas las posibles
voces de quienes se sienten representados, reflejados e identificados por él y reforzando, o
tratando de no limitar, sus propias estrategias de salvaguarda. Me he centrado en los elementos
culturales designados como “Patrimonio Cultural Inmaterial”, analizando las ventajas y
problemas que este nuevo concepto comporta. En este marco, mi objetivo fundamental ha sido
responderme a la pregunta de cómo es posible desde la gestión y documentación del
patrimonio convertir lo que es significativo culturalmente para un colectivo, en
patrimonialmente relevante, sin reduccionismos ni conservadurismos de ningún tipo. En
Conclusiones
481
palabras de Joan Prats esto “constituye una estrategia espontánea y eficaz de
preservación” (Prats, 2005).
He intentado aclarar que culturalmente significativo, no tiene por qué ser lo mismo ni
exactamente lo contrario que económicamente relevante, tendencia ciertamente reduccionista y
generalizada de gran parte de los procesos de patrimonialización actuales desde todos los
ámbitos con el principal objetivo de introducir nuevas mercancías en el mercado, terminando
por mercantilizar a los elementos culturales al tiempo que a los propios sujetos que los
producen. Este reduccionismo material-instrumental parte de una visión de desarrollo
igualmente limitada al mero crecimiento económico como si cultura y economía fuesen cosas
separadas. Hemos podido comprobar a lo largo de este trabajo que los fenómenos económicos,
como las actividades productivas artesanales, no pueden ser entendidos al margen de los
sistemas de valores, percepciones y cosmovisiones de los contextos sociales en los que nos
situemos (Florido, 2007). Para poder entender las claves de continuidad y salvaguarda de
determinados oficios artesanales en el marco del sistema económico global y de las
posibilidades que tienen estos de aportar otras racionalidades diferentes a las impuestas por las
leyes del mercado, es necesario atender al hecho económico de la artesanía como un hecho
social total de múltiples dimensiones. Por ello, las medidas de salvaguarda del PCI deben
orientarse, al respaldo de las condiciones necesarias para la reproducción cultural, práctica y
simbólica del mismo (Kirshenblatt-Gimblett, 2004: 53) y no exclusivamente a unas de sus
dimensiones, convirtiéndolo así, no en algo culturalmente significativo, ni patrimonialmente
relevante, sino en un recurso económico más o una mercancía para el consumo. En este
sentido, como Isidoro Moreno, insistimos en la necesidad de dar prioridad a los valores de uso
del patrimonio frente a la tendencia actual de sustituir estos por valores de cambio para no
reducir la cultura a una posición subalterna de simple catalizador del crecimiento económico o
convertir el patrimonio en un bien de consumo en el mercado. En cualquier caso, la fiebre
patrimonial e hiperpatrimonialización que se detecta en la actualidad, incluidas las que se
producen con miras a estar en el mapa de la excelencia patrimonial de UNESCO, no se
explican únicamente por este fin económico.
Conclusiones
482
premisa de que la patrimonialización de determinados oficios tradicionales o culturas del
trabajo relacionadas con territorios concretos, pueden llegar a constituirse en ejes de proyectos
societarios alternativos tanto en el plano económico como en el social, ambiental, político y
simbólico para algunos actores, mientras que para otros puede constituir un recurso al servicio
de sus intereses políticos y económicos. El valor referencial e identitario del patrimonio, tiene
especial relevancia en este contexto de “glocalización”. El patrimonio se convierte en el
espacio en el que se encuentran, complejamente articulados y retroalimentándose, dinámicas
de alcance global con otras de índole local. He intentando evitar una oposición de términos
simples de reacción u oposición de lo global asociado a la complejidad, al conflicto y la
heterogeneidad, mientras que lo local es entendido en términos opuestos (Moreno Navarro,
2001, 2002, 2004, 2006b 2008, 2011). Entre las dinámicas que se suceden en esta dialéctica,
me interesaba ver cómo potenciar aquellas en las que se emplea el PCI como un instrumento de
resistencia social y de resiliencia para los grupos sociales y ecosistemas de los que estos
forman parte; y como mitigar parte de las instrumentalizaciones político-económicas del
mismo; las visiones reduccionistas del PCI (materialistas, esencialistas o mercantilistas-
instrumentistas) por parte de diversos agentes; y la falta de coordinación o concertación entre
los mismos.
Conclusiones
483
La experiencia en la gestión del patrimonio cultural me han servido como herramienta,
como sala de máquinas y base desde la cual poder analizar, desde una perspectiva
antropológica y directa, algunos de los avances y problemas conceptuales, jurídicos, políticos y
sociales que conducen a estos procesos de patrimonialización, intentando siempre aportar
otras visiones, desde la mirada atenta y la actitud crítica y constructiva. Ello lo he ido
exponiendo en los capítulo 3 (ámbito internacional) y 4 (ámbito estatal y regional). Este
análisis me ha permitido confirmar la existencia y continuidad o acrecentamiento de algunos
de los problemas fundamentales que se producen en el ámbito de la gestión relacionados con el
patrimonio cultural en general y el PCI en particular, derivados de posiciones reduccionistas de
diferente tipo: esencialistas-inmateriales, materialistas-objetuales, y mercantilistas-
instrumentales.
En primer lugar, hemos visto cómo la UNESCO con la Convención del Patrimonio
Inmaterial (2003), después de 30 años de la del Patrimonio Mundial (1972) pensando y
reflexionando sobre el eurocentrismo y el desequilibrio global presente en su primera Lista,
con documentos generados en esta trayectoria que reflejaban los cambios que se producían en
las políticas culturales de todo el planeta (Tabla 3.2.), nos aporta una reformulación total del
concepto de Salvaguarda y aboga por una gestión del patrimonio mucho más participativa,
centrada en las “comunidades” y sus conocimientos. La Convención, sin embargo, deja sin
protección y en manos de la OMPI, las cuestiones mucho más lucrativas, relacionadas con la
protección de la propiedad intelectual y los conocimientos tradicionales (muchos de ellos, con
réditos que benefician a las grandes multinacionales farmacéuticas, entre otras; o mucho más
cercanos, a las hermandades de Semana Santa Sevillana). Por otro lado, UNESCO con esta
nueva convención vuelve a crear la dicotomía ya superada de patrimonio material-inmaterial,
nada positiva para una gestión holística e integradora del patrimonio. Además, instaura el
sistema de Listas independiente de la otra convención, intentando con esto aumentar en sus
listas la representación de la diversidad cultural del planeta (resultado de la Estrategia Global)
y de los países menos representados en la otra lista (África, latino América) ¿Pero con ello qué
ha conseguido? La Convención da un gran paso hacia adelante, colocando y reconociendo a la
sociedad civil, a través de las “comunidades” como el centro del proceso de salvaguardia. Pero
este avance es muy relativo, más cosmético que real y plantea varios problemas dada la
intermediación administrativa estatal. Las comunidades deben participar también en la
elaboración de las candidaturas y del inventario necesario para estar presente en las Listas
(representativa, de salvaguarda urgente o de buenas prácticas). He podido analizar algunas
Conclusiones
484
de las contradicciones de los grandes avances de la Convención216 que traigo a las
conclusiones de este trabajo pues estas son extensibles a otros ámbitos relacionados con el
PCI. Es decir, algunas de estas contradicciones se producen también a nivel regional y local:
- Otras causas pueden ser el hecho de que las comunidades tampoco están representadas, ni
participen tanto como debieran, ya que no son reconocidas por su propio Estado; o bien por
ser activada o apoyada por un grupo o representante no afín al gobierno regional,
responsables de guiar la candidatura, o del estatal, responsable de elevarla a UNESCO.
Razones todas que manifiestan el riesgo evidente de instrumentalización política.
216A partir de mi participación en la evaluación de Candidaturas de UNESCO por encargo del Ministerio de Cultura
cuando éste formaba parte del órgano subsidiario del Comité Intergubernamental del PCI (2012-13) o en mis labores de
asesoramiento a la Secretaría General de Cultura y Dirección General de BBCC en relación a la Convención y las
candidaturas que se presentan a las Listas de UNESCO desde Andalucía.
Conclusiones
485
- La mayor parte de las veces, las comunidades son informales y no están organizadas para
participar en los procesos de salvaguardia. Estas cuestiones deberían tenerse en cuenta para
crear los mecanismos necesarios que hagan compatible la participación social en el ámbito
del PCI de los diferentes Estados partes con sus políticas patrimoniales y la
institucionalización de las mismas. El comité debería considerar el hecho de que a veces
puede darse el caso de que las comunidades no estén organizadas formalmente (ONG) y que
las ONG formales, que sí reconoce, tampoco suelen ser representativas de las comunidades.
Estas últimas, además, pueden no tener la posibilidad o voluntad de organizarse
formalmente.
- En la mayor parte de los casos, se hace evidente la vigencia de una visión monumental,
singular y estética del patrimonio destacando los valores individuales sobre los colectivos,
los aspectos excepcionales y singulares de la expresión, o los valores de la antigüedad de la
misma como garantía de su “autenticidad” o se centran en los aspectos materiales de la
misma. Esto demuestra que aún sigue vigente un concepto de patrimonio cultural
relacionado con la singularidad, con el carácter objetual y material de la cultura y con la
antigüedad y excepcionalidad como criterios de autenticidad. Sigue vigente un concepto
humanístico de cultura frente al concepto antropológico del mismo, incluso para estos
elementos.
Conclusiones
486
para ser realizados desde una visión experta). Y viceversa, expresiones culturales con
menos representatividad para una comunidad y más institucionalizadas suelen contar con
mayores capacidades para la redacción adecuada de la candidatura y realizan una
correcta formulación de la misma, lo que facilita su inscripción.
En el caso del Estado español (capítulo 4), he analizado los discursos de legislaciones
estatales y autonómicas al respecto y el impacto de la Convención sobre los procesos de
patrimonalización en los ámbitos público-administrativo, académico y social. Aunque la
Convención para la Salvaguarda del Patrimonio Cultural Inmaterial de UNESCO se ratifica en
2006, en España ya existían instrumentos jurídicos que regulaban este tipo de patrimonio
cultural como la Ley estatal 16/1985, de 25 de junio, del Patrimonio Histórico Español y las
legislaciones autonómicas posteriores (tabla 4.6, 4.7 y 4.8), que en su mayor parte son
anteriores a la Convención. En muy pocas ocasiones se vislumbra en los textos legales que
generan las administraciones de cultura las aportaciones teóricas que en materia de concepto,
principios y medidas de salvaguardia propone la Convención de 2003, aunque la mayor parte
de los expedientes de protección se han realizado en los últimos 10 años (2005-2015), por lo
que el recorrido institucional en relación a este tipo de patrimonio es prácticamente inexistente
en lo que a protección y salvaguarda se refiere en la mayor parte de las CCAA (Figuras 4.8, 4.9
y 4.10). Por otro lado, últimamente el patrimonio inmaterial, está siendo instrumentalizado
políticamente por el gobierno central que ha aprobado, después de la ley de tauromaquia, la
reciente ley ley 10/2015 basándose en un reduccionismo habitual: el esencialista-inmaterial.
Para la protección de los bienes inmateriales de “mayor representatividad y relevancia cultural
de España”, ha creado una ley especial (eliminando la perspectiva integrada de nuevo). Esta
categoría denominada “Manifestación Representativa del Patrimonio Cultural
Conclusiones
487
Inmaterial” (MRPCI) se construye en base a una lectura errónea del calificativo “inmaterial”
que se aprovecha para deslocalizar o esencializar y así, atribuirse competencias, sobre los
aspectos más “españolizados” y “españolizables” de las diferentes regiones del Estado.
Argumento que estimo altamente inapropiado porque, aunque ello fuera posible, no es razón
para convertirse en representativa de todo un Estado. En cualquier caso las CCAA pueden
asumir de forma coordinada la salvaguarda de un PCI siempre que su población lo considere
como parte de su patrimonio cultural y convengan en practicar medidas conjuntas. Además de
otras cuestiones, que han sido tratadas en el capítulo 4, con mayor detalle, esta ley, desde mi
punto de vista, se aleja del texto de la Convención de 2003 y su alegato a favor de la
diversidad cultural, siendo esta diversidad y su interés por salvaguardarla lo que constituye un
patrimonio de la humanidad. Defiende una imagen homogénea del Estado español y una forma
de concebir la gestión del patrimonio completamente alejada de criterios y principios de
participación social impulsadas desde abajo hacia arriba (bottom up) y no al contrario, como es
el caso.
Conclusiones
488
supone (Plata y Rioja, 2005; Rioja, 1996, 2006) no han sido suficientemente eficaces para
garantizar la continuidad de la actividad a pesar de la voluntad y esfuerzo de sus protagonistas
y de los expertos-técnicos implicados. Por otro lado, hemos observado en general, no sólo en
Andalucía, la persistencia de la verticalidad en la gestión con la preponderancia de las visiones
expertas, con una atribución de valores que continúa haciendo énfasis en lo monumental,
material, singular, y estético y con un concepto de protección y unas herramientas legales
adaptadas a estos valores. La presencia de etnólogos en las DDPP de cultura es igualmente
inexistente. La gestión, más allá de los discursos, sigue presentando una tendencia al mero
reconocimiento simbólico o permanece más vinculadas al mantenimiento de los objetos que
con las acciones emprendidas por o para los grupos sociales, sus conocimientos, sus
expresiones, sus técnicas, sus formas de vida…
Conclusiones
489
este trabajo, haciendo referencia a la experiencia del APIA desde una perspectiva crítica, que
termino de realizar con el resto de capítulos y estas conclusiones.
Llorenç Prats (2005) realiza una diferenciación entre patrimonio local y patrimonio
localizado que es trascendental en la gestión patrimonial desde una perspectiva antropológica.
Es decir, la patrimonialización, por un lado, ha de dejar de ser vertical: realizada de arriba a
abajo y debe darse mayor protagonismo a la acción social: de abajo a arriba. Nuestra estrategia
metodológica de documentación y gestión debe ser fundamentalmente participativa y debe
permitir atender a “la población, pero a toda la población, autóctona o no, y a procesos de
participación activa” (Prats, 2005:28). Para ello es necesario dejar de hablar de “comunidades” en
Conclusiones
490
multiplicación de voces, de pareceres, de representaciones, de significaciones, de conflictos
para evitar mixtificaciones, banalizaciones e instrumentalizaciones reduccionistas de la cultura.
“Técnicos en gestión patrimonial que, en este caso, deben ser además, a la vez, científicos sociales
capaces de trabajar en la población y con la población, en el ámbito de lo extremadamente concreto, es
decir antropólogos y antropólogas formados en el trabajo de campo(…) (Prats, 2005:28)
Algunos autores aconsejan para ello utilizar la cadena de valor del patrimonio como
modelo de investigación y gestión de los bienes patrimoniales (Criado-Boado 1996; González-
Méndez 1999; Barreiro 2003; Sánchez-Carretero 2012). En este sentido la aportación
metodológica realizada a partir de trabajos precedentes, del APIA y de mi reflexión actual, es
cubrir todas las dimensiones de esta cadena de valor patrimonial. Entendiendo que con la
documentación estamos convirtiendo a estas entidades primarias, los elementos culturales
registrados -actividades, muebles o inmuebles- significativos culturalmente, en bienes
patrimoniales relevantes dado el acto de identificación, documentación, significación,
valoración, difusión, circulación y recepción (Criado y Barreiro, 2013). Esta metodología debe
cumplir con los siguientes requisitos:debe ser sistemática, clara y completa: es decir, atender a
la generación de conocimiento, a su aplicación y a su transmisión; ser reflexiva (con criterios
de autoevaluación); ser transdisciplinar, pues el proceso de valorización del patrimonio puede
ser objeto de estudio para otras disciplinas; ser participativa, abriendo el proceso completo y
dando protagonismo a la valoración no experta; ser integradora y holística; instrumental y
analítica: debe permitir detectar valores y riesgos para la viabilidad de las actividades que se
documentan y la relación de éstas con los procesos de identificación local y,
fundamentalmente, con las estrategias familiares y grupales de reproducción social y simbólica
tan importantes para su continuidad; concertada y coordinada: nuestro objetivo último debería
ser analizar las fórmulas que desde el ámbito institucional se podrían aportar y poner en
marcha para apoyar la viabilidad de las mimas por considerarlas un modo de desarrollo social
y territorial basados en los valores identitarios, de representatividad y sostenibilidad de este
patrimonio cultural, reconociendo así la importancia y utilidad del conocimiento tradicional,
tantas veces minimizado por el conocimiento científico.
Por todo ello, el APIA, al haber sido diseñado como un inventario cuyo objetivo no era
el de ser un mero inventario, sin más, sino que pretendía convertirse en un instrumento o una
herramienta eficaz, su aplicabilidad y utilidad comienzan ahora: una vez detectados los
elementos culturalmente relevantes y colectivos sociales identificados con ellos e implicados
Conclusiones
491
directamente en su salvaguarda y con los que podemos colaborar en Planes de Salvaguarda217
conjuntos. Es ahora cuando comienza el segundo gran reto de este proyecto. Esta investigación
es producto de esta nueva etapa. Ahora, pueden realizarse, previa petición o detención de
necesidad, planes de salvaguarda de actividades significativas culturalmente y
patrimonialmente relevantes. El APIA y la mirada amplia que plantean disciplinas como la
Antropología pretende ser útil para estos colectivos así como para las administraciones implicadas en
la gestión de las distintas esferas administrativas en las que se ha dividido el territorio y la cultura
(ordenación de territorio, medio ambiente agricultura y pesca, artesanía, turismo). Las medidas de
salvaguarda al respecto deben ser el resultado de una visión amplia de la cultura y de la economía
como parte de la misma y de la coordinación y concertación entre los sectores sociales, públicos y
académicos interesados por los valores bioculturales de todas estas actividades en contraposición a los
intereses limitados del mercado y de las instituciones que lo respaldan.
217 Las fases de un Plan de salvaguarda deben ser: a) Identificar y documentar- b)analizar y diagnosticar-
c)realizar plan de actuación y diseño de medidas de salvaguarda de forma participativa para apoyar las
condiciones sociales y materiales de transmisión y reproducción que hacen posible su existencia y limitar
las que no lo permiten; d) validación de las medidas con los agentes afectados(institucionales y sociales); e)
aplicación.
Conclusiones
492
De manera secundaria, también se han visto las actividades de transformación derivadas de los
mismos para no perder la relación de continuidad entre ellas y su carácter sistémico, algo que
pretende el instrumento que me sirve de sala de máquinas de todas esta reflexiones. Analicé el
suficiente número de casos como para establecer una casuística entre procesos de
patrimonialización en torno a los oficios tradicionales en las dinámicas actuales de
globalización y localización. Por ello, como resultado de este análisis realicé la siguiente
propuesta de clasificación de procesos de patrimonialización, considerando diferentes criterios:
dinámica política (actores involucrados / formas de participación); objetivos / racionalidad de
las mismas; y relación con el marco conceptual. De ello, me resultan tres tipologías
fundamentales: a) patrimonialización integrada-resiliente; b) patrimonialización vertical-
desintegrada; c) patrimonialización coparticipada -concertada (tabla 6.16).
Por último, en el capítulo 7 me centré en un estudio de caso al que he dedicado una labor
etnográfica y de investigación especialmente profunda en los últimos años: la producción de cal en
Morón de la Frontera. Este se convierte en un ejemplo de cómo la salvaguarda del PCI depende de
medidas activas que permitan el desarrollo de la actividad atendiendo a criterios múltiples de
rentabilidad de los oficios tradicionales: social, ambiental, identitaria y económica. Lo más
interesante del caso de Morón, es comprobar que el cambio, la modificación, la transformación, no
suponen ningún problema de salvaguarda sino todo lo contrario, una forma de resiliencia
socioecosistémica y de resistencia social, como han demostrado los principales protagonistas de
esta activación patrimonial: los caleros artesanales de Morón a través de su capacidad de adaptación
y de resignificación ante los cambios contextuales, utilizando en los últimos tiempos el discurso
patrimonialista, aunque no sólo218, para dar continuidad a su oficio a través del principio de calidad
artesana y orientándose al mercado de la restauración del patrimonio cultural o innovando con las
últimas tecnologías en materiales (nanotecnología) en el ámbito de la “bioconstrucción”.
Es decir, el hecho de salvaguardar el PCI debe conducir preferentemente a operaciones
indirectas sobre los procesos (sociales, políticas) y no tanto sobre los objetos, que permitan a los
grupos continuar y reproducir la práctica en cuestión y no solo mostrarse como reflejos o
performance de lo que fueron (Kurin 2007). Este calero y otros caleros de Morón se convierten en
218No hay que olvidar tampoco que en el mismo contexto, otro calero innovador se distanció de este
proceso de patrimonialización, sin dejar de sentirse calero, e inició otro tipo de estrategia, de
“semiindustrialización” y producción de una cal con usos diferentes (cal expansiva), que le garantiza
igualmente la posibilidad de vivir de la cal.
Conclusiones
493
protagonistas de este proceso de patrimonialización “concertado” o participado en el que convergen
diferentes iniciativas patrimonializadoras, tanto desde el ámbito privado como institucional,
socioterritorial y académico.
Aún queda mucho camino por recorrer, pero podemos considerarlo como un modelo de
“plan de salvaguarda del patrimonio inmaterial”, en el que a partir del protagonismo social en la
toma de decisiones, se ponen en marcha otras acciones de carácter técnico, académico, institucional
y administrativo, en un contexto político y conceptual que lo permite y que conlleva una serie de
medidas coordinadas y diversas para apoyar la continuidad de unos bienes culturales “inmateriales”
y materiales mejorando las condiciones sociales y materiales de transmisión y reproducción que
hacen posible su existencia práctica y simbólica, permitiendo al calero, seguir siendo calero. Lo que
significa, no solo producir cal artesanal de una calidad extrema y saber hacerlo de forma muy
precisa. Ser calero comporta un conjunto de saberes, de vivencias, de aprendizajes y experiencias
que se adquieren con el tiempo y que trascienden el propio proceso productivo para alcanzar otras
esferas de la vida. Ser calero es una forma de ver y entender el mundo y a veces no se puede
prescindir de ser calero.
“propongo que el patrimonio local no sea tomado como un conjunto de referentes predeterminados por
principios abstractos de legitimación, sino como un foro de la memoria, en toda su complejidad, que
permita una reflexividad poliédrica sobre soportes diversos, que, partiendo de las preocupaciones y
retos del presente, reflexione sobre el pasado, para proyectar, participativamente, el futuro. Esta es mi
forma de entender el patrimonio como “recursos para vivir” (Prats, 2005).
Conclusiones
494
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