Politica de Educación Ambiental, Colombia
Politica de Educación Ambiental, Colombia
Politica de Educación Ambiental, Colombia
DE EDUCACIÓN AMBIENTAL
SINA
Agradecimientos a los profesionales: Juan Manuel gonzález (CIDEr-UNIANDES), Judith Atencia Cárcamo (MEN), germán Beltrán
(MADS), Klaus Shütze, Myriam Corredor y a todos aquellos profesionales que desde los inicios del Programa de Educación Ambiental,
estuvieron vinculados al desarrollo de los lineamientos que dieron lugar a la formulación de la presente política.
Autoedición
MArÍA ÁNgELA NArVÁEZ
Colaboración especial para la Ilustración asociada a la celebración de los 10 años de la Política en la presente edición 2012
MArTÍN DUqUE ANgULO
Profesional Programa de Educación Ambiental – MEN
ISBN: 978-958-97393-0-3
La presente reimpresión del documento se realiza en el marco de la celebración de los 10 años de la Política Nacional de Educación
Ambiental (2002 - 2012), manteniendo sus textos originales e incorporando como anexo 1, la ley 1549 de 2012 –instrumento de
fortalecimiento de su institucionalización en el territorio nacional–.
Su realización estuvo enmarcada en los acuerdos de colaboración establecidos a través del Convenio 232
Universidad de Antioquia – Ministerio de Educación Nacional: Proyecto “Desarrollo de la segunda etapa de implementación
de los procesos formativos del Programa de Educación Ambiental, del Ministerio de Educación Nacional”, y contó con el apoyo
del Convenio 061 Universidad Distrital “Francisco José de Caldas” - Ministerio de Educación Nacional.
Tabla de Contenido
I. INTrODUCCIÓN ................................................................................................................ 7
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Política Nacional de Educación Ambiental
VIII. Recomendaciones.................................................................................................... 75
Anexos ............................................................................................................................ 77
Anexo 1: Ley 1549 (5 julio de 2012)................................................................................. 79
Anexo 2: Instrumentos importantes para la gestión de la educación ambiental.................. 82
Anexo 3: La dimensión ambiental y la educación formal.................................................. 89
Anexo 4: Los Proyectos Ciudadanos de Educación Ambiental (PROCEDA)........................ 95
Anexo 5: A Propósito de los Comités Técnicos Interinstitucionales.................................... 97
Anexo 6: Decreto 1743 (3 de agosto de 1994)............................................................... 100
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I. Introducción
U
na Colombia más justa, equitativa, solidaria y responsable con las generaciones presentes
y futuras. Ese es el país con el que todos soñamos y que el actual gobierno está empeñado
en construir, entendiendo que para lograrlo es fundamental reconocer e integrar a la
educación en todos sus propósitos de desarrollo como el instrumento más poderoso para reducir
la pobreza y el camino más efectivo para alcanzar la prosperidad y avanzar efectivamente hacia
la sostenibilidad ambiental.
Para estos propósitos contamos con la Política Nacional de Educación Ambiental (aprobada en el
año 2002), que como resultado del esfuerzo conjunto de los Ministerios de Educación Nacional y de
Ambiente y Desarrollo Sostenible promueve una propuesta para la incorporación del tema no sólo en el
sector formal, sino también en los sectores no formal e informal de la educación. El objetivo es fortalecer
el Sistema Nacional Ambiental (SINA), desde el cual se ha convocado a los diferentes actores vinculados
con el desarrollo nacional para la articulación de acciones que, en el marco de sus competencias y
responsabilidades, permitan construir una cultura ambiental sostenible para Colombia.
Esta Política –como se plasma a través del desarrollo del presente documento– recoge los
desarrollos conceptuales, metodológicos y de proyección, y los procesos llevados a cabo en
materia de Educación Ambiental en el país, y plasma un diseño estratégico que corresponde a
los propósitos de transformación de la problemática local, regional y nacional, detectada a través
de la implementación de proyectos, programas y actividades educativo-ambientales por parte de
ambos ministerios, desde la intención de incluir la dimensión ambiental en todos los ámbitos y
niveles de la educación básica y media del área rural y urbana del país.
Por otra parte, tiene en cuenta los esfuerzos y experiencias que diferentes organismos de
carácter gubernamental y no gubernamental vienen realizando, de tiempo atrás, para racionalizar
las relaciones de los individuos y de los colectivos humanos con el medio natural, al igual que
toma como referentes las políticas que en este sentido se han venido formulando, tanto a nivel
nacional como internacional, entendiendo que la problemática ambiental traspasa todo tipo de
fronteras, y se sustenta en una concepción del mundo como sistema.
Desde este planteamiento, es claro entonces que la presente Política busca coordinar acciones
con todos los sectores, ámbitos y escenarios en los cuales se mueve esta temática, y tiene la
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Política Nacional de Educación Ambiental
Hoy por hoy, y gracias a la vigencia que a través de su papel en el proceso de institucionalización
de la Educación Ambiental en Colombia ha venido ganando esta Política, ésta se posiciona como un
instrumento significativo para la inclusión del tema en todos los espacios de planeación y gestión de lo
ambiental y lo educativo y, por ende, en todas las agendas técnicas y políticas asociadas a las apuestas del
desarrollo del país, tal como se puede evidenciar en el actual Plan Nacional de Desarrollo (PND): “Hacia
la Prosperidad Democrática 2010-2014”, desde el cual se abren las puertas para el posicionamiento
articulado de lo educativo y lo ambiental, en el marco del mejoramiento de la calidad y la pertinencia
de la educación y su relación con las apuestas de gestión ambiental integrada y compartida.
Todas estas son razones suficientes para que hoy los Ministerios de Educación Nacional, y de
Ambiente y Desarrollo Sostenible, como entes rectores de la Política de Educación Ambiental,
pongan en manos de docentes, estudiantes, comités técnicos interinstitucionales de educación
ambiental y ciudadanía en general esta edición especial, que más allá de la celebración de sus
diez (10) años de trabajo, pone de manifiesto el compromiso serio de la institucionalidad del país
con su responsabilidad de apropiación de este instrumento de Política Pública; reconociendo que
un enfoque intersectorial e intercultural es vital para la vinculación de los diferentes actores y
sectores comprometidos con el desarrollo nacional y la realización de los ideales de sostenibilidad
de nuestra gran diversidad natural y sociocultural.
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II. Antecedentes y Justificación
T
res grandes temas hacen parte de las preocupaciones del mundo actual: la pobreza, la
violencia y el medio ambiente; no sólo desde la reflexión de teóricos, humanistas, políticos,
etc., sino también desde las agendas internacionales que los han posicionado como
prioridades básicas. En este sentido, las preguntas que hoy se plantean los ciudadanos del país,
no son distintas de las que en estos momentos recorren el mundo y no tendría por qué ser de otra
manera. No sólo se ha globalizado la economía; también ha ocurrido lo mismo con gran parte de
los problemas socioculturales: crisis ambiental, empobrecimiento de las poblaciones y crisis de
valores, entre otros, son asuntos de las agendas centrales de los países pobres y ricos.
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Política Nacional de Educación Ambiental
construcción de estrategias, que la hagan viable y que posibiliten la convivencia armónica de los
diferentes grupos sociales.
La participación abre caminos que deberán ser construidos colectivamente desde la familia,
la escuela, el trabajo, la calle, el barrio, el Estado. En este contexto, la educación ambiental es una
invitación a reinventar el papel de padres, maestros, alumnos, trabajadores, vecinos y funcionarios;
a perfilar una ética de la convivencia y de la responsabilidad; una ética ciudadana que reconozca la
pluralidad (nuestro carácter multiétnico) y facilite la comunicación fértil y fluida. Es imprescindible,
entonces, que iniciemos el cambio hacia un proyecto civilizador que, en palabras de la Misión Ciencia,
Educación y Desarrollo, «dé un nuevo sentido y significado a la vida colectiva de los colombianos, con
culturas de paz y convivencia y esto debe gestarse con la participación equitativa de toda la nación».
En este contexto, para Colombia es fundamental una política en educación ambiental que
oriente los esfuerzos de numerosos grupos que, de manera organizada o no, realizan acciones
tendientes a racionalizar las relaciones de los colectivos humanos con el medio natural o creado.
Necesariamente, esta política debe tener como referentes las agendas formuladas para los fines
particulares, tanto en el ámbito internacional como nacional, dado que la problemática que
pretende solucionar y las potencialidades que quiere desarrollar, rebasan las fronteras locales
y nacionales y se sustentan en una concepción del mundo como globalidad. Por tanto, resulta
importante revisar, así sea brevemente, las principales políticas internacionales y nacionales que
sirven de marco referencial a los lineamientos que aquí se están presentando.
1. El ámbito internacional
En 1968 el gobierno sueco recomendó al Consejo Económico y Social de la Organización de Naciones
Unidas (ONU) que incluyera un tópico nunca antes tratado por dicha organización en su agenda
de trabajo: el estado del medio ambiente y del hábitat. Este llamado de atención y las crecientes
manifestaciones mundiales sobre el deterioro ambiental, llevaron a que la ONU organizara en 1972
la primera reunión intergubernamental sobre este tema: la Conferencia de Estocolmo.
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Antecedentes y Justificación
Después de estos eventos se han realizado algunas reuniones, seminarios y talleres para evaluar
los alcances de la Conferencia de Río en todos sus planteamientos, incluyendo la educación
ambiental. Entre estos eventos se destacan los realizados por la UNESCO, en los cuales se empezó a
visualizar la necesidad de un enfoque mucho más integral de la educación ambiental, denominado
Educación para la Población y el Desarrollo (Chile, 1994; Cuba, 1995; Paraguay, 1995).
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Política Nacional de Educación Ambiental
Todas estas reuniones y los lineamientos de política que se han derivado de ellas, han contribuido
a generar múltiples eventos de carácter nacional y regional, con el propósito de desarrollar
propuestas mucho más específicas y localizadas, que respondan a las necesidades de los diferentes
países del mundo. Colombia no ha sido ajena a esta dinámica, y ha logrado acompañar procesos
de construcción de propuestas educativo–ambientales, que buscan avanzar hacia horizontes de
sostenibilidad natural, social y cultural, ubicando como eje fundamental la calidad de la educación
y, por ende, el mejoramiento de la calidad de vida.
2. El ámbito nacional
Sector ambiental
Los esfuerzos legislativos que en materia de educación ambiental se han venido realizando en
el país, han dado lugar a la formulación e implementación de instrumentos que, en diferentes
períodos del desarrollo de la temática, han jugado un papel importante en la apertura de espacios
formativos y de proyección para el manejo adecuado del ambiente. Entre estos instrumentos
se puede citar el Código Nacional de los Recursos Naturales Renovables y de Protección del
Medio Ambiente, expedido en diciembre de 1974, el cual estipula en el título II de la parte III, las
disposiciones relacionadas con la educación ambiental, y específicamente las del sector formal.
Este material, si bien presentaba limitaciones por cuanto su perspectiva era fundamentalmente
conservacionista (naturalista), por lo menos ubicaba el tema de la educación ecológica y la
preservación medio ambiental en la agenda de discusiones del sector educativo; así mismo, las
propuestas que en el ámbito de la educación no formal e informal venían implementando diversas
Organizaciones No Gubernamentales (ONG), que aunque también presentaban limitaciones
similares a las anteriores, en lo que a la perspectiva y al enfoque se refiere, eran un buen esfuerzo
por hacer consciente a la población sobre sus responsabilidades con respecto al ambiente. Sin
embargo, la inclusión de dicha estrategia educativa en el código mencionado, no logró impactar,
tal como se esperaba, al sistema educativo nacional. Las acciones en este aspecto siguieron
siendo aisladas, atomizadas y con gran énfasis en apoyos a los proyectos de intervención.
En la Constitución de 1991 se establecen, una vez más, parámetros legales que posibilitan el trabajo
en educación ambiental, con lo cual se demuestra que el país ha ido adquiriendo progresivamente
una conciencia más clara sobre los propósitos de manejo del ambiente y de promoción de una
cultura responsable y ética al respecto. Son varios los artículos de la Constitución que mencionan
12
Antecedentes y Justificación
Más adelante y luego de la organización formal del sector ambiental en el país, la Ley 99 de
1993, por medio de la cual se crea el Ministerio del Medio Ambiente, establece en sus lineamientos
políticos el mecanismo de concertación con el Ministerio de Educación Nacional, para la adopción
conjunta de programas, planes de estudio y propuestas curriculares en materia de educación
ambiental. Esto con el fin de aunar esfuerzos en el fortalecimiento del Sistema Nacional Ambiental
(SINA) y de lograr los impactos requeridos en cuanto a la construcción de una cultura ambiental.
En este mismo año se expide la Ley 70, la cual incorpora en varios de sus artículos la dimensión
ambiental, dentro de los programas de etnoeducación, dirigidos a las comunidades afrocolombianas
que habitan los territorios aledaños al mar Pacífico; elemento importante para la proyección de las
políticas nacionales educativas y ambientales y su contextualización, en el marco de la diversidad
cultural y atendiendo a las cosmovisiones propias del carácter pluricultural del país.
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Política Nacional de Educación Ambiental
del mismo Plan de Desarrollo, el Ministerio del Medio Ambiente redactara el Plan Nacional de
Desarrollo Ambiental, denominado “El Salto Social, hacia el desarrollo humano sostenible”. En
él, la educación ambiental se posiciona como la instancia que permite una construcción colectiva
de nuevos valores y garantiza un cambio a largo plazo, frente al estado actual de los ámbitos
social, económico y ambiental. Dicho plan precisa que para obtener un nuevo ciudadano se
necesita construir un proceso de sensibilización, concientización y participación, de manera
que mediante la educación el hombre mejore su relación con la naturaleza y aproveche en forma
sostenible los recursos de que dispone y a los cuales tiene acceso.
Entre 1998 y 2002, en el marco de la Política Ambiental del Plan de Desarrollo, “Cambio
para construir la paz”, el Ministerio del Medio Ambiente diseña y pone en ejecución el Proyecto
Colectivo Ambiental, el cual se posiciona como su carta de navegación. Este proyecto privilegia
los instrumentos y acciones que fomentan entre los ciudadanos la ética, la responsabilidad, el
conocimiento y la capacidad para preveer y enfrentar colectivamente la solución de los problemas
ambientales, y le da vital importancia a la participación y la educación ambiental. También
reconoce que lo ambiental tiene su concreción en lo regional y lo local, y que el estado del medio
ambiente está afectado por la acción de la sociedad y de los distintos sectores de la economía.
El proyecto gira en torno, a la restauración y conservación de áreas prioritarias, en ecoregiones
estratégicas, y busca promover y fomentar el desarrollo sostenible a escala regional.
Sector educativo
Desde 1991, Colombia ha venido desarrollando una propuesta nacional de educación ambiental,
cuyos esfuerzos fundamentales han estado orientados a la inclusión de la temática, tanto en el
sector ambiental como en el sector educativo específicamente. En el sector educativo, la educación
ambiental se ha venido incluyendo como una de las estrategias importantes de las políticas,
dentro de la reforma educativa nacional y desde los conceptos de autonomía y descentralización.
De esta manera se han logrado avances significativos en lo que tiene que ver con el proceso de
institucionalización, tanto a nivel nacional como regional y local.
* Por extensionista rural se entiende la persona que orienta propuestas de desarrollo comunitario y sirve de mediador entre las
comunidades y las instituciones de carácter público y privado.
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Antecedentes y Justificación
preservación se refiere–, tanto en el sector formal como en los sectores no formal e informal de la
educación, desde sus competencias y responsabilidades (Torres, 1998-1999).
Para concretar la misión, las estrategias y las metodologías de trabajo que se constituirían en el
eje central del mencionado Programa, en 1992 se firma un convenio con la Universidad Nacional
de Colombia, cuyo objetivo es impulsar un equipo interdisciplinario de trabajo, conformado por
profesionales tanto del Ministerio de Educación como del Instituto de Estudios Ambientales de la
Universidad Nacional (IDEA), y cuya función consistía en explorar las posibilidades estratégicas,
conceptuales y metodológicas, entre otras, de la educación; reflexionar críticamente en torno
al concepto de formación integral (campo específico de la educación ambiental) para detectar
avances, logros y dificultades, desde las acciones, propuestas, actividades y proyectos que se
venían desarrollando en materia de educación ecológica y ambiental, e indagar sobre caminos
para orientar a las regiones en sus procesos, de formación de nuevos ciudadanos y ciudadanas,
éticos y responsables en sus relaciones con el ambiente, uno de los fines principales de la
educación ambiental (Ministerio de Educación Nacional de Colombia, 1996).
La fase de profundización tuvo como uno de sus mayores logros, la inclusión de la educación
ambiental en la Ley 115 de 1994 (Ley General de Educación). Dicha Ley, en el Artículo 5, inciso
10, define como uno de los fines primordiales de la educación “La adquisición de una conciencia
para la conservación, protección y mejoramiento del medio ambiente, de la calidad de vida,
del uso racional de los recursos naturales, de la prevención de desastres, dentro de una cultura
ecológica....”. Ese mismo año, el Decreto 1860 de 1994 reglamenta la Ley 115, e incluye, entre
otros aspectos, el Proyecto Educativo Institucional (PEI) cuyos componentes pedagógicos ubican
el Proyecto Ambiental Escolar (PRAE), como uno de los ejes transversales del currículo.
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Política Nacional de Educación Ambiental
siglo XXI, los medios para que la educación contribuya a la formación de personas que participen
activamente en el desarrollo, y ofrece un marco conceptual que garantiza el desarrollo de la
axiología de la educación ambiental.
Producto de los acuerdos establecidos entre los sectores ambiental y educativo para el
fortalecimiento de la institucionalización de la educación ambiental en el país, en 1996 se
inicia la implementación del Proyecto “Incorporación de la dimensión ambiental en la educación
básica, en áreas rurales y pequeño urbanas del país”, a través del Convenio MEN – MMA (Crédito
BID). Este proyecto se ha venido desarrollando en catorce departamentos (Amazonas, Antioquia,
Bolívar, Boyacá, Caldas, Cauca, Chocó, Córdoba, Magdalena, Nariño, Norte de Santander,
Quindío, Risaralda y Valle del Cauca) y ha centrado sus esfuerzos en la consolidación de los
Proyectos Ambientales Escolares (PRAE) y su contextualización en las propuestas ambientales
locales y regionales. En este sentido, ha venido apoyando los procesos de investigación -
participación, que desde la visión sistémica del ambiente son requeridos para lograr la apertura
de la escuela a la comunidad, y la ubicación de la misma como un actor social importante en los
propósitos de construcción de región.
Es importante subrayar que los planes estratégicos de educación en el escenario del Plan
Nacional de Desarrollo, Cambio para construir la paz (1998 – 2002), han hecho posible la
continuidad de los desarrollos conceptuales, metodológicos y estratégicos de la educación
ambiental, atendiendo a las políticas nacionales ambientales y al desarrollo de los acuerdos entre
los dos sectores para la realización de acciones conjuntas en el campo de la temática particular.
Dichos planes han reconocido la educación ambiental como parte importante de las estrategias
planteadas para el mejoramiento de la calidad de la educación, en lo relacionado con la formación
de docentes, el fortalecimiento de los Proyectos Educativos Institucionales (PEI) y la proyección de la
comunidad educativa en los procesos de apropiación de realidades ambientales y de autonomía; esto,
por supuesto, en el contexto de la descentralización educativa en la cual viene empeñado el país.
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Antecedentes y Justificación
En este sentido, el Ministerio de Educación Nacional integrante del SNPAD desde 1992, ha
venido definiendo las responsabilidades del sistema educativo, tal como se manifiesta en la Directiva
N° 13, que orientó la incorporación de la prevención de desastres en la educación e impulsó el Plan
escolar de prevención de desastres, y en la resolución 7550 de 1994, que orientó a las secretarías
de educación para la incorporación de la prevención y atención de desastres en el PEI.
Así mismo, el Plan Nacional para la Prevención y Atención de Desastres de 1998 y su estrategia
de implementación (CONPES 3146 de 2001), definen el marco de política en prevención y atención
de desastres que se fundamenta en cuatro estrategias entre las que se puede señalar la socialización
de la prevención y mitigación de desastres, como promotora de la educación para la prevención de
riesgos, como parte de los propósitos de construcción de una cultura ambiental en el país.
Desde los marcos legales que se han venido planteando, la inclusión de la dimensión
ambiental en el sector formal, parte del reconocimiento de la problemática ambiental local y de la
formulación de proyectos integrales e interdisciplinarios que permitan, desde la escuela, lecturas
contextuales para la comprensión de la misma y para la ejecución de acciones, orientadas a la
búsqueda de soluciones compartidas y de posible aplicación y proyección, por parte de todos
aquellos que están involucrados en la mencionada problemática.
En términos generales, la propuesta se puede plantear desde los siguientes tópicos: a) Trabajo
por problema ambiental a través de proyectos escolares (PRAE); b) Construcción de escuela abierta
con proyección comunitaria; c) Formación permanente de maestros y dinamizadores ambientales
a través de la investigación; d) Construcción de currículos flexibles; e) Formación para el trabajo
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Política Nacional de Educación Ambiental
En cuanto a la educación no formal y dentro de la misma visión que fundamenta los desarrollos
contextuales y conceptuales de los lineamientos políticos para la educación ambiental en
Colombia, se plantean los Proyectos Ciudadanos de Educación Ambiental (PROCEDAS), como
estrategia importante para el trabajo comunitario en el campo de la problemática ambiental. Estos
proyectos están íntimamente relacionados con la transformación de las dinámicas socioculturales
de las diferentes colectividades de una comunidad local, alrededor de la intervención ambiental.
Desde su concepción, esta estrategia se ha asociado a las propuestas escolares con el fin de
buscar la complementariedad en los procesos formativos y de capacitación de las comunidades.
No cabe duda, entonces, de que Colombia posee una visión sistémica del ambiente que
se traduce en reflexiones holísticas, a propósito de la aproximación interdisciplinaria requerida
para la construcción del conocimiento en contextos educativo-ambientales. La inclusión de
la dimensión ambiental en el sector formal, en el no formal y en el informal de la educación,
está enfocada desde una concepción de formación integral –interacción de las dimensiones del
desarrollo humano en procesos de comprensión de realidades ambientales–, compartida por el
Ministerio de Educación Nacional y el Ministerio del Medio Ambiente. Su desarrollo se lleva a
cabo a través de propuestas particulares, para cada uno de ellos (atendiendo a sus competencias
y responsabilidades en la temática), y de mecanismos de asociación, concertación y gestión
entre los mismos, con el fin de lograr los impactos requeridos en lo que se refiere a formación de
ciudadanos y ciudadanas éticos y responsables en el manejo del ambiente y, por consiguiente, en
la construcción de una cultura ambiental que responda a las necesidades del desarrollo del país.
3. A manera de diagnóstico
Los lineamientos para una Política Nacional de Educación Ambiental promovidos por el
Ministerio de Educación Nacional y el Ministerio del Medio Ambiente, a través de diferentes
programas, propuestas y proyectos, surgen entonces de la necesidad de recoger, fortalecer y
organizar los múltiples esfuerzos que numerosas entidades y organizaciones gubernamentales y
no gubernamentales, han venido desarrollando en el país, en los últimos años.
En el sector no formal, se destacan los trabajos realizados por el Ministerio de Gobierno, el Ministerio
de Salud, el Ministerio de Desarrollo, el Ministerio de Agricultura, las Corporaciones Autónomas
Regionales (CAR) y algunas universidades y ONG, cuyos desarrollos indudablemente han incidido, y lo
seguirán haciendo en las propuestas que se formulan en el sector formal con el cual estas organizaciones
también han trabajado (Escuela Saludable, Clubes Defensores del Agua, Programa de Prevención y
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Antecedentes y Justificación
Atención de Desastres Naturales, Caja Ecológica, entre otras). A nivel de este último sector, el Ministerio
de Educación Nacional, el Ministerio del Medio Ambiente y grupos de maestros y dinamizadores
ambientales, han intentado aproximarse de manera más sistemática al trabajo de incorporación de la
dimensión ambiental en las propuestas, programas y proyectos que en él se desarrollan.
Sin embargo, se requiere de una formulación estratégica que permita mayores impactos en
cuanto a la organización de la educación ambiental, y su inclusión en los diferentes sistemas
institucionales e intersectoriales se refiere y, en las diversas acciones ciudadanas que se orienten a
la formación de actitudes éticas y responsables, en beneficio de un manejo adecuado del ambiente.
Lo anterior se puede afirmar con base en los resultados de las fases de exploración,
profundización y proyección desarrolladas por el Programa Nacional de Educación Ambiental
del Ministerio de Educación Nacional (1992-2002), a través de los diferentes proyectos que con
el fin de fortalecer la institucionalización de la educación ambiental, ha puesto en marcha en las
diferentes regiones del país (algunos de ellos con el apoyo del Ministerio del Medio Ambiente).
Estas fases han venido mostrando las múltiples dificultades (nudos críticos) que presentan aún,
las acciones educativas denominadas ecológicas o ambientales, ejecutadas en contextos locales,
regionales o nacionales. Estos nudos críticos se pueden resumir así:
En cuanto a la conceptualización
♣♣ Ausencia de una conceptualización clara con respecto al ambiente y a la educación
ambiental, lo que ha llevado a la formulación de objetivos demasiado generales y al
desarrollo de estrategias imprecisas (dirigidas a la realización de acciones puntuales
y aisladas) por parte de las propuestas o proyectos, lo cual no permite el logro de los
impactos requeridos, en materia de formación para un manejo adecuado del ambiente.
♣♣ Tendencia a trabajar el tema ambiental, casi exclusivamente, desde los problemas (vistos
como crisis agudas e insalvables de los sistemas naturales), situación que ha permitido
que se promueva una visión catastrófica del futuro del país y del planeta. Rara vez se han
trabajado las potencialidades de los recursos existentes en las regiones.
♣♣ Dificultad para construir propuestas que conduzcan los proyectos educativos concebidos
o ligados directamente a la intervención ambiental, hacia proyectos de investigación en
educación ambiental, que redunden en beneficio de la cualificación de los sistemas
formativos para la construcción de una cultura ética en el manejo del ambiente.
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Política Nacional de Educación Ambiental
En cuanto a la contextualización
♣♣ Descontextualización de las acciones realizadas en materia de educación ambiental,
debido a que en la mayoría de los casos dichas acciones no parten de los diagnósticos
o perfiles ambientales regionales o locales, ni se relacionan con los planes regionales u
otros instrumentos de planeación (POT, Planes de Desarrollo, Planes Trianuales de las
Corporaciones Autónomas y Planes de Gestión Ambiental Regional, entre otros). Aquí
también se detecta la ausencia de proyección de la visión sistémica del ambiente a los
análisis de los problemas ambientales.
En cuanto a la proyección
♣♣ Debilidad o escasa implementación de proyectos o programas de capacitación–
formación (sistemáticos y secuenciales), orientados a la cualificación de los diferentes
actores que conforman el SINA, en materia de conceptualización y contextualización de
la educación ambiental. Esto trae como consecuencia la aplicación de concepciones y
de proyecciones diversas (contradictorias y en ocasiones opuestas), en las acciones que
estos actores desarrollan en la temática particular, contribuyendo así a la atomización y
los bajos impactos en la construcción de una cultura ambiental en el país.
♣♣ A pesar de que los Lineamientos para una Política Nacional de Educación Ambiental
(1994) han hecho posible el desarrollo de los Proyectos Ambientales Escolares (PRAE),
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Antecedentes y Justificación
en las instituciones educativas del país, todavía no logran posicionarse de manera clara
en su estructura curricular. En ocasiones, a través de estos proyectos se propicia el
desarrollo de actividades ambientales en educación formal, por fuera de la escuela y en
el contexto de las llamadas actividades extracurriculares. En este sentido, se nota una
falta de claridad en la ubicación de los procesos pedagógico-didácticos, como factores
clave en el campo axiológico de la educación ambiental y en la transformación de la
dinámica educativa del país.
♣♣ Reconociendo los avances desde la implementación de los Lineamientos para una Política
Nacional de Educación Ambiental, promovida por el MEN y el MMA, es importante
enfatizar que aún es necesario el fortalecimiento de equipos (actores) departamentales de
carácter interinstitucional e intersectorial (CIDEA)*, que puedan contribuir en el proceso
de descentralización de la educación ambiental, a través de su inclusión directa en las
preocupaciones de los diferentes Planes de Desarrollo, tanto local como regionalmente.
♣♣ Debilidad en la formación de la sociedad civil, en cuanto a las normas, las políticas y los
mecanismos de participación, relacionados con la problemática y las diversas dinámicas
ambientales, se refiere.
Es necesario advertir que la escuela colombiana ha estado marcada por una organización basada
en la estructura disciplinaria, que pone las primeras fronteras al proceso de integración, dado el
carácter vertical del trabajo en cada área del conocimiento; a pesar de la nueva propuesta de trabajo
por proyectos y de la flexibilidad que plantean los proyectos educativos institucionales (PEI). Las aulas
de clase han sido el escenario por excelencia de la enseñanza, en donde los problemas reales y
cotidianos se dibujan en el tablero, sin que para la comprensión de los fenómenos medie la realidad.
Esto ha dado lugar a la aparición y fortalecimiento de otras fronteras que separan al individuo
de su propia realidad, ésta la viven en su casa o en su barrio, con sus amigos, pero jamás en la
escuela. Además, este tipo de organización escolar ha generado unas relaciones de autoridad
verticales, en las que el maestro es el dueño del “saber” y el alumno de la “ignorancia”, en donde
obedecer está por encima de reflexionar y en donde la campana o el timbre les indica a los
estudiantes a qué horas deben pensar, y en qué.
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Política Nacional de Educación Ambiental
últimos, divorciados generalmente de las diversas áreas del conocimiento y la mayoría de las
veces alejados de la dinámica escolar.
Estos planteamientos han sido motivo de análisis y discusión en múltiples escenarios, como
talleres, foros, seminarios y encuentros desarrollados en el país a propósito de la temática ambiental,
y promovidos no sólo por el Programa de Educación Ambiental del Ministerio de Educación
y el Ministerio del Medio Ambiente, sino por múltiples organizaciones gubernamentales y no
gubernamentales. En estos eventos han intervenido actores importantes de los PRAE significativos,
de los Comités Técnicos Interinstitucionales de Educación Ambiental (que se han venido
fortaleciendo en diversos departamentos y localidades), de grupos, entidades y organizaciones
que desde diversas perspectivas trabajan por el manejo del ambiente y la educación ambiental.
A partir del análisis y la reflexión en torno a los planteamientos anotados, surge la necesidad
de formular una Política Nacional de Educación Ambiental que permita recoger los resultados de
los esfuerzos que hasta ahora se han realizado y, al mismo tiempo, unificar criterios a propósito
de la educación ambiental. No se trata de homogeneizar el trabajo que en este sentido desarrollan
diversos sectores y actores en el país, sino de orientar, con base en la concertación, las acciones en
este campo, para producir el impacto social que requiere una empresa de tan grande envergadura
como la educación ambiental.
Es en este contexto donde los Ministerios del Medio Ambiente y de Educación Nacional,
presentan esta política nacional. Para su formulación, además de tenerse en cuenta los espacios
abiertos por el Plan de Apertura Educativa, el Documento CONPES sobre política ambiental (1991
y 1994), la Constitución Nacional (1991), la Ley General de Educación (1994), la Ley de Creación
del Ministerio del Medio Ambiente (1993), la Política Nacional Ambiental (1995), el documento
“El Salto Educativo” (1994), el documento “Colombia: al filo de la oportunidad” (Informe de
la Misión de Ciencia, Educación y Desarrollo, 1994), el Plan Decenal de Educación (1996), el
Plan Nacional de Desarrollo “Cambio para Construir la Paz” (1998), el Plan Nacional para la
Prevención y Atención de Desastres (1998) y el Plan Estratégico de Educación (2000-2002), se
ha tenido en cuenta la experiencia de programas y proyectos anteriores, como la “Incorporación
de la dimensión ambiental en la educación básica en zonas rurales y pequeño urbanas del país”
(Convenio MEN – MMA, Crédito BID), los lineamientos curriculares en el sector formal y los
desarrollos alcanzados por múltiples organizaciones gubernamentales y no gubernamentales que
han venido trabajando en educación ambiental no formal desde hace varias décadas.
22
III. Objetivos
A. General
P
roporcionar un marco conceptual y metodológico básico, que desde la visión sistémica del
ambiente y la formación integral del ser humano, oriente las acciones que en materia de
educación ambiental se adelanten en el país, en los sectores formal, no formal e informal.
Esto, en el marco de los propósitos del sector ambiental, del sector educativo y en general de
la dinámica del SINA, buscando el fortalecimiento de los procesos participativos, la instalación
de capacidades técnicas y la consolidación de la institucionalización y de la proyección de
la educación ambiental, hacia horizontes de construcción de región y de una cultura ética y
responsable en el manejo sostenible del ambiente.
B. Específicos
♣ Propiciar la concertación, la planeación, la ejecución y la evaluación -intersectorial
e interinstitucional,- de las acciones de educación ambiental que se generen desde
el SINA, y particularmente, coordinar acciones con los Sistemas Nacionales de
Prevención y Atención de Desastres y de Ciencia y Tecnología, que propenden, por
la reducción de la vulnerabilidad socio-cultural, frente a los riesgos de origen natural
y antrópico y por la sostenibilidad ambiental del desarrollo.
23
Política Nacional de Educación Ambiental
24
Objetivos
Todos los planes, programas, proyectos y/o actividades educativo–ambientales, que se lleven a
cabo en el marco de la presente Política, deben promover la perspectiva de género e impulsar
procesos de formación, que cualifiquen la participación ciudadana en los espacios de decisión
para la gestión ambiental (intereses individuales y colectivos). Atendiendo al respeto de los
derechos humanos y su proyección en el respeto de todas las formas de vida. Además deben
propiciar la discusión a propósito del tipo de desarrollo y de sociedad que requiere el país y el
papel que al respecto debe jugar la educación.
25
IV. Lineamientos conceptuales básicos
Visión
L
a construcción de una cultura ambiental ética y responsable frente al manejo de la vida, en
todas sus formas y en general frente al manejo del ambiente; respetuosa de la diversidad
nacional y que incorpore una visión de región, para la cual la sostenibilidad de los contextos
naturales y sociales sea un reto, y los propósitos de desarrollo sostenible tengan como principio
básico la equidad y sean acordes con las dinámicas socioculturales del país.
a) Aspectos generales
1. El ambiente
Diversas han sido las concepciones de ambiente que históricamente han acompañado los
desarrollos tendientes a racionalizar las relaciones entre los seres humanos y el entorno (ecologicista,
tecnologicista, economicista, entre otras). Esto, por supuesto, se ha visto reflejado en las diferentes
estrategias propuestas para la educación ambiental. Vale la pena, entonces, precisar un concepto de
ambiente que, por su carácter integrador, ilumine la formulación de esta propuesta.
El concepto de ambiente ha estado asociado casi siempre de manera exclusiva a los sistemas
naturales, a la protección y a la conservación de los ecosistemas, vistos como las relaciones
27
Política Nacional de Educación Ambiental
únicas entre los factores bióticos y abióticos, sin que medie un análisis o una reflexión sobre
la incidencia de los aspectos socioculturales, políticos y económicos en la dinámica de dichos
sistemas naturales.
Esto tal vez ha sido inducido por el hecho de que los problemas ambientales han sido
comúnmente puestos en evidencia, por medio de desequilibrios naturales que se presentan a la
opinión pública como catástrofes. De esta manera, la responsabilidad de la gestión ambiental se
ha delegado en las personas que de una u otra forma, tienen que ver solamente con el manejo de
los fenómenos naturales. No ha mediado, pues, un análisis crítico de las causas de los problemas,
entre las cuales se encuentran el resultado de las interacciones sociales en el espacio donde se
desarrollan los diversos ecosistemas, esto es, las estrategias adaptativas que para el manejo de los
recursos desarrollan los grupos humanos, los aspectos económicos y políticos que tienen que ver
con el desarrollo de estos grupos y la sociedad en la que se desenvuelven.
Una aproximación a un concepto mucho más global de ambiente podría ser la de un sistema
dinámico definido por las interacciones físicas, biológicas, sociales y culturales, percibidas o no, entre
los seres humanos y los demás seres vivientes y todos los elementos del medio donde se desenvuelven,
sean estos elementos de carácter natural, o bien transformados o creados por el hombre.
El concepto de ambiente abarca, entonces, nociones que relevan tanto las ciencias físicas y
naturales, como las ciencias humanas y sociales. Esto es justamente lo que enriquece el concepto,
aunque a la vez, lo hace complejo y dificulta su aprehensión. De allí que no se pueda reducir el
estudio de lo ambiental a espacios formales o no formales, o a la simple actividad sin contexto
y sin proceso, pues ello puede conducir a la desinformación, a la atomización y a la ausencia
de profundidad en el análisis. Esta última es fundamental para la comprensión y para la toma de
decisiones responsables.
28
Lineamientos Conceptuales Básicos
sistema social. En consecuencia, el análisis del problema ambiental debe hacerse local, regional
y nacionalmente, de acuerdo con la complejidad del problema abordado y según la dinámica
cultural propia de las diversas comunidades, para que las alternativas de solución tengan validez
y sean viables.
Por eso, el ambiente es el resultado de la interacción entre los sistemas sociales y naturales.
Para comprender su funcionamiento es necesario, por un lado, hacer una aproximación sistémica
en donde el todo dé cuenta de las partes y cada una de ellas dé cuenta del todo. Comprender
el ambiente cobra importancia en la implementación de estrategias que permitan construir el
concepto de manejo del entorno, en el marco de un desarrollo sostenible. Este tipo de desarrollo
debe pensarse en términos no solamente económicos sino también sociales, culturales, políticos,
éticos y estéticos para garantizar una gestión del entorno que, desde el presente, les permita a
las generaciones futuras la satisfacción de sus propias necesidades. Por gestión se entiende, en
este caso, la capacidad que tienen los diferentes individuos y comunidades para saber con qué
recursos humanos y financieros cuentan, y para desarrollar estrategias que les permitan acceder
a ellos y movilizarlos.
3. La educación ambiental
De acuerdo con el carácter sistémico del ambiente, la educación ambiental debe ser considerada
como el proceso que le permite al individuo comprender las relaciones de interdependencia
con su entorno, con base en el conocimiento reflexivo y crítico de su realidad biofísica, social,
política, económica y cultural, para que, a partir de la apropiación de la realidad concreta, se
puedan generar en él y en su comunidad actitudes de valoración y respeto por el ambiente.
En el contexto de estos lineamientos, lo ambiental se concibe como un problema social que refleja
un tipo de organización particular de la sociedad, y una relación específica de esta organización
con su entorno natural. Por eso, para entender la crisis ambiental que agobia a la humanidad, es
necesario mirar a la sociedad que la produce y padece. La crisis ambiental no se asume como un
problema más que el desarrollo debe superar, ni como una variable que ha sido omitida en los
modelos y los planes. Más bien se asume que hay algo inherente al modelo de desarrollo que sigue
el país y los demás países del hemisferio que está generando el deterioro de la base natural.
Con base en este planteamiento, se quiere trabajar la idea de que una perspectiva ambiental
permite repensar la sociedad en su conjunto. No se trata simplemente de conservar y proteger la
naturaleza para el desarrollo, sino de construir una nueva realidad, un nuevo estilo de desarrollo
que permita la manifestación de lo diverso, en lo cultural y en lo natural, y la realización de
potencialidades individuales y colectivas. En este escenario se entiende la educación ambiental
como un proyecto de transformación del sistema educativo, del quehacer pedagógico en general,
de la construcción del conocimiento y de la formación de individuos y colectivos.
2929
Política Nacional de Educación Ambiental
• Así pues, la finalidad del trabajo con el ambiente es lograr el mejor estado de desarrollo
posible. Esto hace referencia a sistemas de valores sociales, es decir, a las prioridades que
una colectividad decide para sus miembros y su futuro. El trabajo ambiental se relaciona
en forma directa con la construcción de un proyecto de sociedad. En consecuencia, su
preocupación no es solamente la calidad de vida de las diversas poblaciones, sino la
supervivencia de la especie humana sobre la Tierra.
Quizás todo lo anterior ubique mejor el carácter sistémico del ambiente y aclare por qué el
estudio del ambiente no es una disciplina científica, es decir, no es retomado totalmente por una
disciplina científica particular. El estudio del ambiente es, sobre todo, un dominio de investigación:
no hay ninguna ciencia privilegiada para emprenderlo. Por supuesto, existen ciencias a la luz
30
Lineamientos Conceptuales Básicos
El estudio de la dimensión ambiental es, entonces, una manera de ver el mundo. Las relaciones
que se establecen entre los seres humanos y el medio o entorno dependen esencialmente de los
modelos de producción y de consumo, así como del estilo de vida de una sociedad para satisfacer
sus necesidades. Detrás de estos estilos de vida están los sistemas de valores, que son los que
preocupan o deben preocupar a la educación ambiental, si ella se acoge como una de las estrategias
para cambiar las relaciones de los individuos y los colectivos con el entorno, en el marco planteado.
Una aproximación sistémica del ambiente revalúa sin duda el papel de las ciencias y de los
especialistas, haciendo que los saberes que manejan contribuyan eficazmente a la explicación
del funcionamiento del ambiente. La aproximación sistémica permite, entonces, conocer el
funcionamiento particular de los componentes del sistema y acercarse a la comprensión de su
funcionamiento global.
Todo lo anterior sirve para comprender cómo una aproximación sistémica debe contener otras
aproximaciones como la científica, la ética, la estética, la interdisciplinaria, cada una de las
cuales no es excluyente sino complementaria e interdependiente, cada una aporta elementos
fundamentales para el análisis de un problema ambiental y enriquece la argumentación, toda
vez que las aproximaciones se apoyan en disciplinas particulares que nutren las explicaciones
en lo particular y abren posibilidades para la comprensión global. En consecuencia, esto
permite entender cómo para la comprensión de todo lo ambiental se construyen y deconstruyen
permanentemente espacios interdisciplinarios en un diálogo permanente de saberes.
Perspectiva interdisciplinaria
Las situaciones ambientales resultan de las interacciones y contrastes de los diversos componentes
de un sistema. Estos componentes, de acuerdo con este planteamiento, son a la vez de esencia
3131
Política Nacional de Educación Ambiental
natural, es decir, de orden físico, químico, biológico, y de esencia social, de orden tecnológico,
económico, cultural, político. No es factible encontrar toda la información ni la conceptualización
o metodologías necesarias para la comprensión de un problema ambiental en una sola área o
disciplina del conocimiento.
Perspectiva social
Toda actividad educativa en materia de ambiente, debe tender a la formación de la responsabilidad
individual y colectiva, y buscar un compromiso real del individuo con el manejo de su entorno
inmediato, teniendo en cuenta referentes locales y globales. Esto debe lograrse por medio de
acciones que permitan evidenciar las relaciones ser humano-sociedad-naturaleza. Estas acciones
deben, a su vez, estar orientadas a clarificar críticamente el tipo de sociedad a la cual pertenece
el individuo, el papel que tiene en ella y el tipo de relaciones que establece con los demás y con
la sociedad misma.
32
Lineamientos Conceptuales Básicos
Para ubicar los anteriores planteamientos en un contexto natural, el individuo debe conocer
su espacio, su tiempo y, en general, su historicidad; elementos fundamentales en la comprensión
de sus límites y potencialidades. Es así como el individuo puede reconocerse y reconocer a
los demás dentro de unos criterios claros de diversidad, y comprender la dinámica social y sus
elementos de evolución, valorando su cultura y su mundo. Un criterio semejante le permite ser
consciente de la calidad de su participación en cualquier proceso de gestión, lo cual, a su vez, lo
conduce a una verdadera formación en la responsabilidad.
Perspectiva estética
Entendiendo que el ambiente no es sólo aquello que envuelve al ser humano en el sentido
biofísico, sino que es también el contexto que utiliza para desarrollar su vida material y construir
el tejido de relaciones con sus semejantes, con el objeto de que su vida social o individual sea
más o menos armónica, la educación ambiental debe hacer comprensible la relación ser humano-
sociedad-naturaleza y, permitir el desarrollo de una sensibilidad basada en la admiración y el
respeto por la diversidad natural y sociocultural.
Desde esta concepción se debe buscar que el individuo valore la diversidad de paisajes, la
diversidad de comportamientos frente a los espacios públicos y privados, para que a través de esta
valoración pueda contribuir de manera consciente a la conservación, adecuación o adaptación
de espacios en la realización de actividades cotidianas que le proporcionen placer y mejoren la
calidad de vida.
Perspectiva ética
La ética juega un papel primordial en el manejo del ambiente y, por ende, debe ser pilar
fundamental en cualquier proceso de educación ambiental. Incidir en la sensibilización y en la
concientización de los individuos y de los colectivos, para que su comportamiento genere nuevas
formas de relación con su ambiente particular y global, es uno de los propósitos más importantes
de la educación ambiental.
Las alternativas de solución a los diversos problemas ambientales deben ser el producto de
las decisiones responsables de los individuos, las comunidades y en últimas de la sociedad,
atendiendo a los criterios de valoración de su entorno, íntimamente relacionados con el sentido
de pertenencia, y por ende, con los criterios de identidad.
3333
Política Nacional de Educación Ambiental
Las perspectivas analizadas deben hacer posible un verdadero trabajo crítico que reoriente
la cultura científica para ponerla al servicio de los seres humanos, de suerte que en su reflexión
sobre el sentido de la vida y sobre su responsabilidad social, incluyan la utilización de la ciencia
y la técnica de manera adecuada a las necesidades propias de un desarrollo social autónomo, al
igual que los saberes comunes y tradicionales.
Los proyectos educativos en general, y en particular los que tienen que ver con el medio
ambiente, deben ser regionalizados y participativos, esto es, deben tener en cuenta las necesidades
de las comunidades locales y regionales, atendiendo a sus propias dinámicas como motor de la
construcción de verdaderos procesos democráticos.
En síntesis, la educación ambiental debe tomarse como una nueva perspectiva que permee
el tejido social y lo oriente hacia la construcción de una calidad de vida, fundada en los valores
democráticos y de justicia social.
34
Lineamientos Conceptuales Básicos
Lo anterior puede ser de gran utilidad para realizar lecturas encaminadas a la búsqueda de los
elementos, que en la construcción cultural den cuenta de la vigencia, la permanencia y la propia
viabilidad, no sólo de los diferentes grupos humanos, sino también de la multiplicidad de formas
de vida que coexiste con ellos, en sus contextos espacio-temporales; ya que estos elementos,
son la base fundamental del concepto de sostenibilidad ambiental y, por consiguiente, deben
ser pilares de la construcción de modelos de desarrollo adecuados a las necesidades de la gran
diversidad natural y socio cultural del país. Se ha enfatizado en diferentes escenarios, en que
esta visión de sostenibilidad debe ser tenida en cuenta en los debates y propósitos del desarrollo
sostenible; sin embargo, debido a la complejidad del concepto, un interrogante debe acompañar
los horizontes de dicha construcción: ¿Cuáles son los elementos del tejido cultural que garantizan
su sostenibilidad?
De la misma manera, las reflexiones anotadas deben ser importantes para reconocer, en el
trabajo educativo-ambiental que se ha venido desarrollando en el país, la calidad de los procesos
de apropiación de sus conceptos fundamentales (ambiente, visión sistémica, formación integral,
proyección comunitaria, gestión, entre otros) por parte de las poblaciones que han estado
vinculadas a proyectos y actividades en el campo específico, ya que estos procesos contribuyen
en gran medida, a los retos de comprensión de una visión de sostenibilidad y a largo plazo, a su
aplicación en la transformación de dinámicas ambientales particulares.
3535
Política Nacional de Educación Ambiental
actuar responsable, son en últimas los únicos garantes de una formación ética para el manejo
armónico y sostenible del sistema ambiental.
De esta manera, todo proceso que busque una formación del individuo para un manejo
adecuado del ambiente implica un conocimiento tanto de la dinámica natural como de la social
y cultural, ya que sólo este conocimiento puede clarificar las formas en que se relacionan los
individuos y los colectivos con los diversos sistemas. El conocimiento de las formas de relación
conduce a la comprensión de las actitudes y los valores que los individuos y los colectivos han
desarrollado con el entorno. Abona también el terreno para saber cuáles son las causas de esas
formas de relacionarse y permite saber cuáles son las actitudes que necesitan transformarse y
cómo se transforman sin que los sistemas culturales, sociales y naturales se alteren de tal manera
que no resistan estos cambios.
La educación ambiental, en consecuencia, debe ser una educación para el cambio de actitudes
con respecto al entorno en el cual se desenvuelven los individuos y las colectividades, para la
construcción de una escala de valores que incluya la tolerancia, el respeto por la diferencia,
la convivencia pacífica y la participación, entre otros valores democráticos. Por consiguiente,
implica una formación en la responsabilidad, íntimamente ligada a la ética ciudadana.
En cuanto a la escuela, la educación ambiental debe abrir espacios para este tipo de formación.
Debe dar prioridad a la construcción permanente de actitudes y valores sobre la transmisión de
productos o resultados del trabajo disciplinario. Por sus características, la educación ambiental
debe incidir de manera profunda sobre las formas de razonamiento, sobre los métodos de
trabajo, sobre las aproximaciones al conocimiento y, por consiguiente, sobre la manera de ver los
problemas tanto global como particularmente.
Como ya se ha planteado, la educación ambiental implica una mirada sistémica del ambiente,
una comprensión global del mismo y un actuar particular que propicie transformaciones signifi-
cativas de sus diferentes componentes, de sus interacciones y, en últimas, de su propia dinámica.
Tanto en la escuela como en otros espacios, la educación ambiental debe estar ligada a los
problemas y potencialidades ambientales de las comunidades, ya que estos tocan de manera
directa a los individuos y a los colectivos, están relacionados con su estructura social y cultural y
es por medio de ellos, de la sensibilización y de la concientización de los mismos, que se puede
incidir sobre las formas de actuar y de relacionarse de éstos con los diferentes componentes del
entorno.
36
Lineamientos Conceptuales Básicos
Para hacer que lo expuesto sea una realidad, se requiere el desarrollo y fortalecimiento de una
concepción de investigación (cimentada en la reflexión crítica), capaz de trabajar en torno a la
aproximación sistémica. Es decir, una visión integradora y orientada a la resolución de problemas.
Pensar en una concepción de investigación, desde la aproximación sistémica, obliga a volver la
mirada sobre un trabajo permanente de análisis y síntesis, en la lectura de contextos y en la
construcción de explicaciones para la comprensión de los problemas.
Desde esta manera de ver la investigación, ella debe propiciar espacios para el diálogo de
saberes, atendiendo al marco epistemológico de los mismos y seleccionando los instrumentos
conceptuales y metodológicos necesarios para el análisis de los problemas y la construcción,
tanto de argumentos como de explicaciones que faciliten su comprensión. Para este antecedente,
la aproximación interdisciplinaria es prioritaria ya que, como lo afirma Sauvé L. (1996), ella pone
a interactuar los instrumentos conceptuales y metodológicos de las diferentes disciplinas, en la
propia acción de resolución de problemas, y puede conducir a la construcción de nuevos saberes
y conceptos, enriqueciendo y favoreciendo la investigación en el campo ambiental.
3737
Política Nacional de Educación Ambiental
Una visión tan integral del ambiente y de su problemática requiere de procesos de formación
que permitan no solamente su comprensión profunda, sino el reconocimiento y el planteamiento
permanente de vías para cualificación de acciones concretas que redunden en beneficio de
la gestión para la sostenibilidad del ambiente. Estas vías se deben ver desde lo cognitivo, pero
también desde lo axiológico, para su proyección. Por supuesto, se tienen que mirar los criterios a
través de los cuales es posible hacer operativo lo anterior. Para esto es importante elaborar sistemas
investigativos propios, que puedan recurrir no sólo a los procesos fundamentales del paradigma
de la investigación experimental (flexibilizándolos a través de enfoques que integren ciencia-
tecnología-sociedad), sino también a los principios de la investigación-acción, entre otros, pues
no hay que perder de vista que en el trabajo educativo-ambiental los actores fundamentales de las
propuestas juegan un papel primordial. Además, es necesario tener presente que estos procesos,
como bien lo plantea Prades J. (1996), “(...) son de orden teórico (definición de una problemática),
de orden empírico (verificación de hipótesis), de orden crítico (evaluación normativa) y de orden
hermenéutico (búsqueda de sentido)”.
Desde esta perspectiva se puede ubicar la investigación crítica como eje central de todo
sistema de investigación que se oriente a los propósitos de la educación ambiental, en razón a
la pertinencia que para el efecto plantea desde su fundamentación conceptual, pues de acuerdo
con Sauvé L. (1996), en ella “El saber se construye socialmente y está en función del contexto
histórico, social y ético en el cual se elabora”. A la vez que “es coadministrada por los diferentes
actores de la problemática y se preocupa por el empoderamiento de los mismos”, lo cual, por
supuesto, sirve de escenario al trabajo de reflexión crítica para la interpretación de problemas
ambientales y para la profundización en el conocimiento contextual particular, aspectos que
contribuyen en los procesos de apropiación de la realidad.
Como instrumento importante de la investigación crítica, este tipo de reflexión permite realizar
un trabajo de codificación y decodificación permanente, y por supuesto, de análisis y síntesis,
38
Lineamientos Conceptuales Básicos
b) Aspectos particulares
En este proceso debe ser claro para qué, cómo y por qué se forma un individuo, con base
en el conocimiento de lo que quiere (valores e intereses), lo que puede (capacidades), lo que
debe hacer (responsabilidades) y tomando como referencia su problemática particular inserta
en una problemática global (familia, comunidad, región, país) resultado de las relaciones que se
establecen entre las dinámicas propias de los componentes de la sociedad y de la naturaleza. Esta
problemática está estrechamente relacionada con la transformación del ambiente y es lo que se
llama problemática ambiental.
La educación ambiental es importante en la formación del individuo, puesto que abre una
perspectiva vital a través del manejo de las diversas variables de la dinámica de la vida, y logra
ubicar al individuo como un ser natural y a la vez como un ser social. Esta doble visión es lo que
le permite al individuo ser consciente de su realidad y dinamizar los procesos de cambio, para
buscar siempre un equilibrio en el manejo de su entorno (dimensión ambiental).
En consecuencia, vale la pena preguntar qué tipo de escuela se requiere y cuál concepción
de apropiación del conocimiento debe estar implícita en ella para lograr vincular, de manera
3939
Política Nacional de Educación Ambiental
eficaz, al individuo con su propia realidad. Por supuesto, no puede ser la escuela tradicional,
memorística, repetitiva y verbalista, producto del paradigma instruccional basado en una relación
de enseñanza-aprendizaje en donde es el maestro el que “enseña” y el alumno el que “aprende”.
La educación ambiental requiere una escuela que permita la participación activa del niño y de
toda la comunidad en la construcción del conocimiento, para encontrar alternativas de solución
acordes con su problemática ambiental particular. Se trata de una escuela en la que los criterios de
integración e interdisciplina se hagan realidad a partir de proyectos participativos, cogestionarios
y autogestionarios que permitan desarrollar en el individuo no solamente conocimientos, sino
valores y actitudes que incidan en la construcción de una concepción del manejo del ambiente.
Esta concepción debe ser acorde con el desarrollo propio de la comunidad a la que pertenece
y de la sociedad de la cual hace parte, y debe participar en la formación de agentes de cambio,
multiplicadores conscientes de su papel transformador dentro de una comunidad.
La escuela que se necesita debe ser una cuya actividad tenga claros referentes en su contexto
natural, social, económico y político, entre otros, para que participe de manera consciente en el
diálogo permanente con la cultura para la solución de los problemas. Para este tipo de escuela
se requieren, entonces, unos maestros y maestras investigadores que sean guías, orientadores,
dinamizadores de los proyectos y que tengan claridad de su papel como vínculo importante entre
los diversos sectores que conforman su comunidad. Estos deben ser flexibles en su quehacer,
buscar el enriquecimiento de los procesos (mediante la participación) para incidir activamente en
la búsqueda de alternativas, y tener la capacidad de cuestionarse permanentemente y de buscar
el diálogo para la argumentación de sus explicaciones. Deben tener la posibilidad de asombrarse
y de reconocerse como entes en constante transformación.
Igualmente, el tipo de escuela que se busca obliga a volver la mirada sobre un currículo
flexible, en el que las fronteras disciplinarias no sean obstáculo para el quehacer del maestro, no
limiten su papel con los alumnos y con su comunidad y en el que se refleje la diversidad natural,
social y cultural. El currículo debe estar ligado a la cotidianidad de los alumnos y propiciar
situaciones de aprendizaje conectadas con su realidad. Debe, así mismo, dar paso abiertamente
a la construcción del saber y, por ende, a la construcción del mundo.
40
Lineamientos Conceptuales Básicos
recursos naturales. De tal manera que el esfuerzo se reduce a la incorporación de una asignatura
más dentro de los planes de estudio, sin contexto y sin proyecciones.
Otra de las estrategias a través de las cuales las universidades han abocado el trabajo en la
problemática ambiental, ha sido la de la conformación de grupos interdisciplinarios de investigadores
y docentes, y la organización de algunas redes temáticas. En el primer caso, los institutos de estudios
ambientales (IDEA), han adelantado proyectos de consultoría, asesoría e investigación en la temática
particular, y es tal vez una de las estrategias que mayor aceptación y consolidación ha tenido dentro
de las instituciones de educación superior.
Sin embargo, están todavía por sistematizar y difundir los aportes que estos grupos han hecho
al proceso formativo en el campo de lo ambiental en la universidad; en el segundo caso, la
Red Colombiana de Formación Ambiental (Ver anexo 3), ha sido quizá una de las experiencias
interuniversitarias que más ha intentado posicionar la dimensión ambiental, desde su carácter
sistémico e integrador, en todos los escenarios en los cuales ella ha podido tener incidencia. Sin
embargo, su estructura y accionar son todavía débiles y no logran impactar de manera importante
en los cambios estructurales que requiere la universidad para incorporar de manera adecuada el
tema ambiental.
Las estructuras administrativas y los procesos de decisión en las universidades, no han sido
permeados por una tendencia a la mayor flexibilidad y a la adaptación rápida a los cambios necesarios
para favorecer el trabajo por problema, a través de proyectos, y de una cultura interdisciplinaria
requerida para tal fin.
En este sentido, no se ha avanzado como se pudiera esperar en los procesos de formación para
la construcción de una visión holística que prepare a los estudiantes en el manejo de los problemas
propios de su profesión, lo cual dificulta sus procesos de adaptación y de participación en grupos
responsables de proyectos complejos, como son los proyectos ambientales.
4141
Política Nacional de Educación Ambiental
En este contexto, debe ser interesante para la universidad formularse esta pregunta: ¿Qué sociedad
queremos construir? Y confrontarla con otra complementaria: ¿Qué sociedad tenemos hoy? Ya que
elaborando respuestas a estos interrogantes, la universidad se puede ubicar en la comprensión de la
dinámica social, de sus principales conflictos, de los orígenes de la problemática ambiental y de las
interacciones que han dado lugar a la mencionada problemática.
Quizás, para elaborar respuestas provisionales a estos interrogantes, la universidad deba entrar
en contacto directo con la diversidad, tanto en lo natural, como en lo social y en lo cultural. A través
de este contacto, debe ser también posible detectar elementos importantes que le permitan construir
un marco fundamental para el desarrollo de un concepto de sostenibilidad acorde con las dinámicas
propias del país. Un concepto de sostenibilidad que se ubique tanto en contextos locales como
globales. Este sería un paso fundamental para empezar a plantear vías que conduzcan a identificar
las necesidades de las comunidades en el horizonte de su propio desarrollo sostenible.
Así mismo, mediante esta profundización, debería reconocer aquellas interacciones que desde el
punto de vista ambiental han conflictuado estos sistemas y los han conducido hacia la insostenibilidad
actual. Así, la universidad podría saber hacia dónde orientar la investigación y, por consiguiente,
hacia dónde orientar la formación en lo humanístico, en lo tecnológico y en lo científico.
Con base en la reflexión anotada, la universidad debe replantear las concepciones de ciencia y de
tecnología, que por años han acompañado la formación profesional. De la enseñanza de una ciencia
que da prioridad a los resultados y no a los procesos, que la mayoría de las veces se transmite sin
adecuación contextual y con muy poca relevancia para la significación permanente de la realidad;
de una ciencia carente de reflexión a propósito de espacios y tiempos, de una ciencia ausente de
historia. Debe, entonces, pasar a construir una ciencia para la comprensión de procesos, para la
significación de la realidad, para la explicación de fenómenos y su relación con contextos particulares
y universales. Una ciencia para la comprensión del concepto de interacción y para la cual los espacios
y los tiempos sean elementos fundamentales para la ubicación contextual; en fin, una ciencia que nos
muestre el pasado, nos ayude a comprender el presente y nos deje visualizar el futuro.
42
Lineamientos Conceptuales Básicos
La crisis ambiental, tal como lo plantea Augusto Ángel, no exige la renuncia a la tecnología pero
sí un cambio de signo. La tecnología no puede seguir siendo un brazo desarticulado del cuerpo
social. Debe basarse en una visión interdisciplinaria de los hechos naturales y sociales. La crisis
ambiental implica el replanteamiento del desarrollo tecnológico, no sólo en función del hombre y
de una mejor organización del sistema social, sino igualmente en función de las leyes de la vida.
Una nueva tecnología que replantee la racionalidad del sistema científico. Esto, por supuesto, debe
ser tenido en cuenta por la universidad para la construcción de una nueva concepción de tecnología
en los procesos de formación.
Vista la tecnología en los términos planteados, desde lo ambiental la universidad debe avanzar
hacia una cultura de la tecnología: debe entender que, como lo afirma Cerezo,1 “el mundo real del
desarrollo científico tecnológico y la intervención ambiental, es un mundo altamente complejo y
esa complejidad, que se traduce en incertidumbre en la caja negra de la ciencia-tecnología, debe
ser conocida por los estudiantes. La complejidad es algo que, en cualquier caso, debe resolverse a
través de la discusión conceptual y empírica así como a través de la toma de decisiones valorativas”.
De igual manera se debe replantear en la universidad la formación humanística, que debe estar
presente en todos los procesos, espacios, carreras tendientes a la profesionalización. Augusto Ángel
en su texto “Desarrollo sostenible o cambio cultural”2 hace una reflexión que permite ver hasta
qué punto desde lo ambiental es necesaria una nueva visión de la formación humanística en la
universidad: las ciencias sociales, dice el autor, “se han construido, sin embargo, al margen del
sistema natural, como si el hombre nada tuviese que ver con el resto de la naturaleza. Esto no pasa
de ser un paisaje para solazarse o un escenario de guerras. La historia que hemos aprendido ha
sido construida sin animales y sin plantas. Del descubrimiento de América sólo conocemos a los
héroes mitificados, pero nos olvidamos de sus caballos y de las plantas que traían en sus alforjas.
Se olvida fácilmente que en el encuentro de América y Europa no triunfó solamente el valor de
lo soldados, sino el neolítico del trigo y de los vacunos, contra el neolítico del maíz y del pavo.
Mientras que las ciencias naturales quieren explicar una naturaleza sin hombre, las ciencias sociales
prefieren un hombre sin naturaleza”.
1
LÓPEZ CEREZO. J. y Colab. Ciencia, tecnología y sociedad. Una introducción al estudio social de la ciencia y la tecnología. Edit.
Tecnos S.A. Madrid España. 1996.
2
ÁNGEL M. Augusto. Desarrollo sostenible o cambio cultural. Edit. Corporación Universitaria Autónoma de Occidente y Fondo
Mixto para la Promoción de la Cultura y las Artes. Valle del Cauca, Colombia. 1997.
4343
Política Nacional de Educación Ambiental
Entonces, el cambio en este aspecto debe ser radical. De una formación humanística atomizada,
desde las disciplinas y áreas de investigación, pasar a una formación para la comprensión de la
integralidad de lo social; de un análisis simplista de lo social, pasar a un análisis de lo social
desde la complejidad y desde su tejido y entramado cultural construido a través del tiempo; de la
enseñanza de una historia sin geografía y de una geografía sin historia, pasar a una contextualización
del hombre y de su cultura, en espacios y tiempos concretos para la reflexión crítica a propósito de
sus interacciones. “En el contexto anterior es necesario educar para una nueva comprensión de la
Ciencia y la Tecnología y de su papel en la construcción social”.3
Esta visión sistémica y compleja del ambiente que da lugar a cambios fundamentales en la
formación desde la universidad, requiere una aproximación interdisciplinaria para la construcción del
conocimiento y por supuesto implica una reorientación de la concepción de investigación. De allí que
sea urgente pensar en la construcción de nuevos espacios que flexibilicen la estructura universitaria,
para el trabajo de problemas y la permanente contextualización de los mismos. Igualmente es necesario
empezar a implementar currículos integradores que den paso a los conocimientos significativos,
desde su permeabilidad frente a realidades locales y globales. Lo anterior con una clara ubicación
de la conceptualización ambiental y de sus retos frente al desafío de la crisis ambiental a la cual está
abocado el planeta.
Visto así, el SINA tiene una cualidad muy importante consistente en poner en relación a
diversos actores (Ver anexo 2) en diferentes niveles y ámbitos, desde una preocupación común:
el ambiente y su sostenibilidad; a través del posicionamiento de la participación, no sólo como
mecanismo ordenador y generador de procesos, sino también como concepto en permanente
construcción. Es probable que sea esto lo que hace que el sistema sea altamente innovador
y garantice su vigencia dentro de la flexibilización de las políticas ambientales, a pesar, por
supuesto, de sus conflictos de origen y desarrollo.
Quizá por esto, su consolidación a través de los nueve años de existencia, no ha sido tarea fácil,
ya que integrar el Ministerio del Medio Ambiente con otros ministerios y organismos del Estado,
3
LOPÉZ CEREZO. J. Y Colab. Ciencia, tecnología y sociedad. Una introducción al estudio social de la ciencia y la tecnología. Edit.
Tecnos S.A. Madrid, España. 1996.
4
MINISTERIO DEL MEDIO AMBIENTE y Corporación Autónoma Regional del Valle del Cauca. Reportaje al Sistema Nacional
Ambiental –SINA–. Las Voces del SINA. Panamericana. Formas e impresos S.A. Bogotá, Colombia. 2002.
44
Lineamientos Conceptuales Básicos
pero a la vez con los institutos de investigación científica (en lo que al ambiente se refiere), con las
Corporaciones Autónomas Regionales (CAR), con las unidades ambientales de los centros urbanos,
con las entidades territoriales, con la sociedad civil organizada, con los diversos grupos étnicos del
país y con el sector privado, implica todo un proceso de negociación y concertación en torno a las
competencias y responsabilidades ambientales que tienen todos y cada uno de ellos, pero también
el compromiso y la voluntad política para reconocerse como parte del sistema, con sus sueños y
horizontes de sostenibilidad y con sus retos de construcción de región.
Pero esto encuentra grandes dificultades en la cultura de gestión estatal actual, centrada en el
fortalecimiento sectorial e institucional y en una cultura de gestión de la sociedad civil, construida
alrededor de proyectos y de acciones cortoplacistas en el escenario de programas “macro” (Ej:
Cooperación internacional); además, a esta situación se añade una visión instrumentalista de lo
educativo–ambiental por parte de la mayoría de los actores del mismo SINA.
4545
Política Nacional de Educación Ambiental
educación básica en áreas rurales y pequeño urbanas del país” (Ministerio de Educación Nacional-
Ministerio del Medio Ambiente), “La caja ecológica” (Convenio Ministerio del Medio Ambiente
y corporaciones de carácter privado), “El proyecto: capacitación continuada para extensionistas
rurales” (Ministerio de Trabajo - SENA), y las acciones y proyectos de muchas universidades
de diferentes regiones del país, entre otras, la educación ambiental en el SINA sigue siendo
atomizada, no sólo en acciones sino en visiones y metodologías y lo que es aún más complicado,
la mayoría de las veces se trabaja a través de concepciones opuestas, lo que genera desconcierto
y desubicación en las comunidades a las cuales se dirigen las propuestas.
Los lenguajes educativos que se desarrollan a través del SINA, entonces, no están mediados por
un trabajo de consenso, y cada institución u organismo llega a las comunidades lleno de intenciones
institucionales, sectoriales u otras, derivadas de las necesidades de sus proyectos (bien sea desde su
origen de formulación o de financiación), mas no de los horizontes de las políticas ambientales, ni
de los retos de la visión sistémica requerida para el logro de los impactos esperados.
Así se advierte en algunos de los proyectos educativos desarrollados, por ejemplo, por los
ministerios que hacen parte del SINA, por las corporaciones autónomas, por los institutos de
investigación, por las unidades ambientales urbanas y por algunas de las organizaciones
de la sociedad civil, entre otras; proyectos donde lo técnico predomina sobre lo social y la
educación sólo es un componente para desarrollar actividades puntuales y en ocasiones de poca
significación, para la transformación de realidades ambientales locales o regionales. Son muy
pocas las experiencias de incorporación transversal de la temática en la dinámica organizativa y
de proyección de dichas instituciones, tal como se analizará más adelante.
Además de lo anterior, en el contacto que establecen con los diferentes actores sociales (a
través de sus proyectos y propuestas educativo–ambientales), estas instituciones generalmente
dejan de lado el reconocimiento de los contextos socioculturales particulares y por tanto el de
los conocimientos tradicionales y/o cotidianos, que por años han construido las comunidades en
su interacción con el medio y en la aprehensión de sus propias realidades. Estos conocimientos,
la mayoría de las veces, ejercen mucha más influencia en las relaciones que los individuos y
los colectivos establecen con el ambiente, que el conocimiento técnico o científico desde el
cual se organizan las propuestas de intervención educativa. En este sentido, las Corporaciones
Autónomas Regionales, por ejemplo, tienen dificultades para lograr dimensionar el papel de
la educación en el desarrollo de sus propósitos, y para posicionar sus propuestas en marcos de
apropiación regional y de proyección hacia horizontes de construcción de región.
Tal vez por esto el concepto de autoridad ambiental que orienta parte de su accionar ha quedado
reducido a la aplicación de las normas, desde la sola idea de sanción, y no a su construcción
social en contextos ambientales: autorregulación de comportamientos, como es lo deseable en
materia educativa, para el logro de los impactos requeridos en cuanto a la construcción de una
cultura que garantice el manejo sostenible del ambiente. Quizá este concepto de autoridad y el
reduccionismo de la visión de la educación ambiental, es lo que ha llevado a que la evaluación
de la gestión ambiental en estas instituciones, se limite al cumplimiento de las metas físicas de la
planeación (para satisfacción de la ejecución) y no al alcance de metas cualitativas: fortalecimiento
de los procesos de participación, para el autocontrol, las cuales, en últimas, son mucho más
relevantes y constituyen la columna vertebral de los propósitos de apropiación de las políticas
nacionales ambientales.
46
Lineamientos Conceptuales Básicos
Visto así, entonces, es necesario que las corporaciones, como componentes del SINA,
fundamentales en los procesos de desarrollo ambiental regional, incluyan la educación ambiental
en todos sus proyectos y propuestas (tanto del sector formal, como del sector no formal e informal),
reconociendo no sólo la diversidad natural y su problemática, sino también la diversidad
sociocultural de los departamentos y de las regiones con las cuales están comprometidas. Para
esto es fundamental la permanente exploración del contexto y la inclusión de procesos de
participación-investigación, para hacer posible desde las culturas particulares, la construcción de
estrategias formativas a través de las cuales se pueda avanzar hacia la sostenibilidad ambiental
regional.
4747
Política Nacional de Educación Ambiental
formativos; bajar esta información y ponerla a disposición de las diferentes poblaciones, implica
un trabajo pedagógico y didáctico importante, por lo cual, antes que seguir realizando actividades
aisladas, es urgente que promuevan proyectos de difusión y de incorporación de sus trabajos en
las preocupaciones de todas las acciones educativas.
Pero quizá, lo más importante que deben trabajar estas instituciones en materia de educación
ambiental es la exploración sobre la viabilidad de: a) instalar el diálogo de conocimientos y
saberes como instrumento importante para comprender y cualificar las acciones ambientales,
tanto en espacios de educación formal, como no formal e informal; b) profundizar en la idea
de entender la naturaleza (los ecosistemas y su biodiversidad) como componente del gran
sistema ambiental y, por tanto, como parte de nuestro patrimonio natural y cultural; c) fortalecer
los procesos de formación, para incidir en el cambio de comportamiento necesario para la
sostenibilidad ambiental, y d) contribuir en la cualificación de la reflexión crítica por parte de las
comunidades, a través de estrategias de socialización de la información que se produzcan en el
campo investigativo.
En este mismo sentido, las Unidades Ambientales de los Grandes Centros Urbanos que se
han preocupado más por la promoción de proyectos de intervención, debido a su concepción
instrumentalista de la gestión y a sus necesidades de vincular las comunidades “efectivamente”
a sus propuestas, tendrían que reformular su visión no sólo de lo educativo sino también de
lo ambiental, si quieren obtener mayores impactos en sus propósitos, y si quieren que sus
instituciones sean reconocidas por las comunidades como organismos tanto de autoridad
ambiental, como de carácter socioambiental. Aspecto este que fue la base fundamental de origen
de dichas instituciones, pero que en su desarrollo ha sido poco reflexionado.
Estas unidades, al igual que las entidades territoriales, tienen un papel muy importante que
cumplir para la incorporación de la educación ambiental en los planes de desarrollo y en los
planes y propuestas de ordenamiento territorial, entre otros. Esto, desde la visión de sostenibilidad
ambiental y de construcción de región presentes en las apuestas políticas del SINA y tomando
como base fundamental la participación de las comunidades, derivada de sus propias dinámicas
en los contextos particulares en los cuales desarrollan su vida. Lo anterior, por supuesto, en un
horizonte de fortalecimiento de los procesos de gestión ambiental, y de su proyección efectiva
en la conservación y preservación de los recursos naturales y del patrimonio ambiental local o
regional.
El SINA ha venido abriendo espacios muy importantes no sólo a través de sus estructuras
formales de funcionamiento, sino también en sus diferentes formulaciones estratégicas y políticas
para el posicionamiento de las organizaciones o grupos comunitarios que hacen parte de la
sociedad civil (ONG, redes ambientales, organizaciones étnicas territoriales, entre otros). En
este sentido, vale la pena resaltar aquí cómo a través de toda la historia del ambientalismo en
Colombia, las ONG se han destacado por su trabajo en pro de las reflexiones y de las acciones
ambientales, como base de la toma de conciencia (individual y colectiva) necesaria para el
fortalecimiento de la participación de los diferentes actores sociales, en decisiones conducentes a
la sostenibilidad de los contextos ambientales. Esto desde sus propias dinámicas socioculturales,
locales o regionales y ubicando la naturaleza como un componente de la relación dialógica,
fundamental para las transformaciones sociales que desde los retos de construcción del desarrollo
sostenible, han venido ganando espacios en las políticas ambientales nacionales.
48
Lineamientos Conceptuales Básicos
De otro lado, los intereses prioritarios de intervención por parte de estas organizaciones, para
la resolución directa de necesidades básicas, hace que se descuiden los procesos formativos
requeridos para el empoderamiento de las comunidades en cuanto a la gestión ambiental, interés
importante de la educación ambiental. Además de lo anterior, las dificultades que han atravesado
estas organizaciones para la consolidación de mecanismos asociativos y organizativos, tanto
regional como nacionalmente, han contribuido en el fortalecimiento de acciones individuales de
las mismas y, por ende, en el debilitamiento de los propósitos de acción colectiva presentes en sus
bases conceptuales e ideológicas.
En toda esta dinámica, dichas organizaciones han generado también un activismo en materia
de educación ambiental, caracterizado por la puntualidad y la dispersión de las acciones, y en
ocasiones por la dislocación entre los discursos ambientalistas globales y las acciones puramente
tecnicistas, naturalistas o ecológicas. En el mismo contexto, cada una de las organizaciones
que hacen parte del espectro de esta sociedad civil, maneja razonamientos y argumentaciones
que difícilmente se socializan u orientan hacia la búsqueda de consensos de orden conceptual
y proyectivo, indispensables para la construcción del campo de la educación ambiental. Este
campo no ha sido suficientemente analizado por estas organizaciones, desde la complejidad
epistemológica y axiológica que conlleva y desde la transversalidad que requiere para su
enriquecimiento en conocimientos, en saberes y en aplicaciones hacia la construcción de la
cultura ambiental, que desde tan diversas concepciones aparece en sus planteamientos y
orientaciones.
Si se analiza el papel determinante que la sociedad civil tiene en los procesos de desarrollo
ambiental del país, en razón a su poder de intermediación entre los actores sociales y el Estado,
y a la posibilidad de construcción de mecanismos de participación que permitan la legitimación
de desarrollos locales y regionales autónomos (políticas ambientales y principios de equidad y
justicia social presentes en la filosofía del SINA), estos actores deben desarrollar entonces, acciones
de mayor envergadura en lo educativo-ambiental e incorporarlas en sus redes y organizaciones,
como el instrumento por excelencia para la formación de una sociedad crítica y cualificada,
en los procesos de negociación y concertación, para la búsqueda de resolución de conflictos
ambientales.
Es necesario recoger y poner al servicio del SINA el pensamiento ambiental construido desde
hace ya algunas décadas, como patrimonio cultural no sólo de estas organizaciones, sino de todo
el sistema y ubicarlo como parte de la visión de la sociedad civil y de sus propósitos misionales,
con el fin de plantear estrategias de mayor proyección en lo asociativo, lo relacional y lo proyectivo
con las demás organizaciones del SINA, tanto a nivel local como regional. Esto orientado por
4949
Política Nacional de Educación Ambiental
La educación ambiental, tanto para las comunidades indígenas, como para las comunidades
afrocolombianas, raizales y otros, ha estado relacionada directamente con sus propias
cosmovisiones, dentro de las cuales la naturaleza y la sociedad están íntimamente ligadas y
fundamentan la visión del mundo y la concepción del territorio de estas comunidades. Visto
así, entonces, en la cosmovisión de las comunidades afrocolombianas, el territorio es un
espacio integrador, mediado por la relación cultura – ambiente, desde el cual, a través de su
historia, ha conservado, desarrollado y recreado tradiciones ancestrales que han influido en sus
representaciones y por tanto han determinado sus formas de apropiación del entorno.
Así mismo, para las comunidades indígenas el territorio constituye una dimensión esencial de
dicha cosmovisión, ya que de él se derivan los conocimientos y el sustento de la vida. La historia
cotidiana y de origen de los pueblos indígenas se registra en el territorio y su entorno (lagunas, ríos,
pantanos, lugares sagrados, entre otros) y es allí donde la biodiversidad se manifiesta de manera
más explícita como parte de un sistema integral de vida. Por estas razones, en todo proceso
educativo-ambiental, es fundamental el reconocimiento y respeto de los saberes tradicionales
de estas comunidades y el impulso de su continuidad a través de la enseñanza a los más jóvenes
y de la recuperación de su concepción de territorio (geohistoria y biodiversidad), de su cultura
(cosmología, pensamiento, oralidad e integralidad), de su autonomía (consensos, acuerdos y
poder decisorio) y de su participación (autogestión y cogestión). Todo esto desde luego, como
base para el fortalecimiento de sus planes de vida.
5
MINISTERIO DEL MEDIO AMBIENTE, en colaboración con COLCIENCIAS, DNP y la Embajada Real de los Países Bajos. Política
Nacional de Investigación Ambiental. Editorial Fotograbado Cárdenas. Bogotá, Colombia. 2002.
50
Lineamientos Conceptuales Básicos
Igualmente, es importante que gremios y sector privado desarrollen líneas de formación orientadas
también a generar procesos de conocimiento y valoración de las potencialidades de la biodiversidad
local, con el fin de incentivar la producción de bienes y servicios ambientalmente sanos (productos
no maderables del bosque, agricultura ecológica, industria pesquera, ecoturismo, entre otros), de
manera que sea posible incrementar su oferta en los mercados nacionales e internacionales.
De allí que sea indispensable que estos actores del SINA contribuyan en el diseño
implementación y sistematización de procesos pedagógicos, que permitan incidir en la formación
de todos aquellos individuos y grupos humanos relacionados (directa o indirectamente) con las
cadenas productivas. En este sentido, es prioritario adelantar una educación ambiental para la
prevención de riesgos industriales, dentro de los sistemas de producción y fuera de ellos. Además
de lo anterior es también indispensable que desde sus desarrollos ambientales en la cadena
productiva y desde sus posibilidades de proyección en la comunidad (local, regional o nacional),
dichos actores promuevan procesos educativo–ambientales que propendan por la formación para
el consumo de productos, provenientes de sistemas limpios y ambientalmente sostenibles.
5151
Política Nacional de Educación Ambiental
apropiación de las políticas ambientales por parte de los individuos y colectivos del país, desde las
dinámicas naturales y socioculturales que les son propias, contribuyendo así de manera importante
en el logro de uno de los propósitos fundamentales del sistema: construir la visión de región. Este
posicionamiento implica un trabajo permanente de negociación y concertación entre los diferentes
actores del sistema, alrededor de la priorización de problemáticas, y atendiendo a intereses de
las propias políticas ambientales de los desarrollos sectoriales y de las dinámicas de los contextos
locales o regionales.
Por eso, es fundamental la formación permanente de todos los actores del SINA en materia de
educación ambiental, para la consolidación del trabajo asociativo y proyectivo, en cuanto a la
construcción de una cultura ambiental ética y responsable en el manejo sostenible del ambiente.
Uno de sus retos fundamentales, entonces, es el fortalecimiento de los sectores educativo y
ambiental; en este sentido, es importante que los programas y proyectos que estos dos sectores
han venido desarrollando, desde sus propósitos de institucionalización de la educación ambiental
en el país, se proyecten directamente en su dinámica y contribuyan a fortalecer los acuerdos
establecidos a través de la Ley 99 de 1993, la Ley 115 de 1994, el Decreto 1743 de 1994, las
agendas conjuntas de trabajo y de la presente política nacional, con el fin de disminuir cada
vez más la atomización de las acciones y de propiciar la organización, más eficiente, de una
comunidad cualificada para el acompañamiento local, y la construcción de una visión de región
que incorpore elementos de sostenibilidad natural, social y cultural, y que se funde en el respeto
por la diversidad nacional.
En este contexto, son numerosas las acciones que el SNPAD ha venido desarrollando en las
diversas regiones y localidades del país, a través de los respectivos comités regionales y locales,
creados para la prevención y atención de desastres. En el campo educativo se han desarrollado
estrategias de capacitación para promover la inclusión de la temática de riesgos en los diferentes
ámbitos educativos, tanto formales como no formales. Se han realizado campañas masivas a nivel
nacional, producto de esfuerzos de SNPAD con apoyo de organismos internacionales como el
PNUD, a través de la divulgación de la serie de cartillas de “Mi Amigo”: La Tierra, El agua, El Bosque,
52
Lineamientos Conceptuales Básicos
El Volcán, El Viento; “Cómo Vivir Aquí”; y el “Plan Familiar”. Recientemente, se han identificado
experiencias en el Eje Cafetero como “Los niños(as) en la gestión del riesgo”, “La organización
comunitaria en la gestión del riesgo”, “Educación comunitaria para la reducción de riesgos” y
“Fortalecimiento de la capacidad local de prevención y reducción de desastres”, entre otros.
Igualmente a nivel local, en Bogotá se han producido tres guías para la Incorporación de la
Gestión del Riesgo en el currículo de Preescolar y se ha venido implementando el plan escolar
para la gestión de riesgos en las temáticas de terremotos e incendios; sin embargo, estas iniciativas
no han estado inscritas en un proceso articulado y sistemático que permita lograr los impactos
requeridos en materia de fortalecimiento institucional, como lo prevee el sistema, y en materia de
construcción de una cultura de la gestión del riesgo por parte de las comunidades locales, como
es el propósito fundamental del propio sistema.
Además de lo planteado, y a pesar de que desde 1988 se crea la Comisión de Educación dentro
del SNPAD, no se ha logrado incorporar de manera clara la temática en los procesos educativos
de las instituciones que hacen parte del propio sistema, ni la articulación con otros sistemas
como el de Ciencia y Tecnología y el Ambiental, fundamental para los propósitos educativos,
en lo que a la comprensión de la problemática particular se refiere, ya que estos Sistemas son
responsables de la investigación, la generación y la apropiación de conocimientos específicos,
desde la problemática local hacia las regiones y en general hacia el país.
Atendiendo a este planteamiento es importante señalar aquí, que para el campo educativo
el concepto básico que se debe desarrollar, a través de las propuestas que se construyan para
la capacitación-formación, en la temática particular, debe ser el de gestión de riesgos ya que
permite la reflexión permanente sobre las formas culturales adecuadas a un manejo de los
riesgos del entorno natural y sus debilidades frente a ellos, en la búsqueda de la sostenibilidad
ambiental. Entendiendo que este manejo se puede aprender, en la medida en que el ser humano
y las comunidades puedan desarrollar sus capacidades, ayudados con instrumentos técnicos y
sociales, para ser menos débiles o vulnerables ante las amenazas.
5353
Política Nacional de Educación Ambiental
Para lo anterior, es fundamental asociarse a planes, programas y/o proyectos de carácter nacional
e internacional, que como el Plan hemisférico de acción para la reducción de la vulnerabilidad
del sector educativo a los desastres socio-naturales (OEA), (cuyo propósito es el de aumentar la
participación en programas y actividades para la reducción de los desastres, dentro del sector
educativo, en los países Latinoamericanos y del Caribe), permiten aunar esfuerzos para el logro
de los impactos requeridos, tanto a nivel local como global.
54
V. Principios que orientan la educación ambiental
Todo trabajo en educación ambiental debe:
♣ Ofrecer las herramientas para una reflexión crítica sobre los presupuestos epistemológicos
y éticos que soportan el paradigma dominante de desarrollo, con el fin de que a partir de
esa reflexión se pueda construir un modelo social y ambientalmente sustentable.
♣ Preparar a los individuos y a los colectivos para el saber, para el diálogo de los saberes,
para el saber hacer y para el saber ser. Para esto es indispensable desarrollar la investigación
en los campos de la pedagogía y la didáctica ambiental, así como en los mecanismos de
gestión ciudadana factibles de incluir en los procesos de formación en el campo educativo.
♣ Contribuir en la construcción de una cultura participativa, tomando como base los principios de
equidad. En este marco, la participación ciudadana debe tener en cuenta las particularidades
de las regiones de manera diferenciada, de acuerdo con las diversidades culturales y los
procesos históricos de las comunidades en los contextos donde ellas se ubican.
55
VI. Estrategias y retos
D
e acuerdo con la experiencia obtenida a través de los procesos desarrollados desde las
diversas propuestas y proyectos educativo–ambientales, que han permitido visualizar
aspectos del orden conceptual y contextual sobre la situación de la educación ambiental
en el país, con los lineamientos conceptuales expuestos en capítulos anteriores y con las
competencias y responsabilidades de cada uno de los sectores y entidades comprometidos en
esta Política, se proponen las siguientes estrategias:
Retos
Superar la atomización de esfuerzos en la consecución de los objetivos de la educación ambiental
y propender por su inclusión en los planes de desarrollo nacional, departamental y municipal,
teniendo en cuenta los perfiles ambientales locales y regionales a partir de la priorización de
problemáticas y alternativas de solución. En este sentido, la Política se propone:
57
Política Nacional de Educación Ambiental
58
Estrategias y Retos
Retos
Superar el activismo y la espontaneidad en las acciones que se llevan a cabo en educación
ambiental, para consolidar procesos integrales que tengan en cuenta los aspectos naturales,
culturales y sociales, y que tiendan hacia el mejoramiento de la calidad de la educación y, por
ende, de la calidad de vida de las comunidades que conforman la nación. En este sentido la
Política busca:
2.1 Implementar y fortalecer los PrAE en las zonas rurales y urbanas del país, en el sector
oficial y el privado, ubicándolos como una dimensión fundamental de los Proyectos
Educativos Institucionales y con proyección a la gestión ambiental local.
Retos
Implementar y promover los PrOCEDA en todo el país, fortaleciendo sus mecanismos de
participación ciudadana y de proyección comunitaria y generando mecanismos de asociación
con los Proyectos Ambientales Escolares (PRAE), en el horizonte de la cualificación de la gestión
ambiental; para lo cual la Política propone:
59
Política Nacional de Educación Ambiental
3.2 Propiciar la orientación de recursos financieros y técnicos por parte de los gremios y
el sector privado, al fortalecimiento de procesos investigativos y pedagógicos que en
el campo de la educación ambiental se desarrollen, en los sectores formal, no formal e
informal de la educación.
Retos
Superar las debilidades de formación y actualización de los educadores y dinamizadores
ambientales del país, en el campo de la investigación y en el de la intervención, fundamentales
para la cualificación de los procesos educativo-ambientales, desde la conceptualización y
proyección de la presente Política. Para alcanzar este reto es necesario:
60
Estrategias y Retos
4.3 Conformar una red de educadores o dinamizadores ambientales, que permita la interacción
conceptual, metodológica y estratégica, con pares nacionales e internacionales, en el campo
de la educación ambiental. Es importante que esta red, a su vez, interactúe con la red de
formación ambiental y con otras redes que se han venido instalando alrededor de la temática.
Esta estrategia debe permitir el acceso ágil y oportuno a la información y posibilitar las
instancias de diálogo entre los diferentes actores del SINA, desde sus competencias
y responsabilidades y teniendo en cuenta los diversos escenarios de proyección de su
quehacer, en el campo de lo ambiental y de lo educativo–ambiental.
Retos
Superar la atomización de recursos humanos, técnicos y financieros, y el puntualismo en la
realización de las campañas de comunicación que tienen como referente el tema ambiental.
61
Política Nacional de Educación Ambiental
5.1 Fortalecer las unidades de comunicación en las entidades y organizaciones que trabajan en
ambiente y en educación ambiental. Promover una forma de comunicación institucional
con una clara intención pedagógica, y que reconozca las diferencias culturales, regionales y
étnicas.
5.3 Apoyar a los medios de comunicación promovidos por las organizaciones de la sociedad
civil y organizaciones comunitarias que trabajan en ambiente y en educación ambiental,
y particularmente a emisoras de radio y programas estudiantiles que tengan por tema la
educación ambiental.
5.5 Apoyar las campañas en pro del ambiente promovidas por los medios masivos de
comunicación y, las que tengan en cuenta el componente educativo del tema.
62
Estrategias y Retos
Retos
Institucionalizar la educación ambiental para ubicarla como eje transversal de los planes de
gestión y desarrollo de las diferentes instituciones u organismos que hacen parte del SINA. En este
sentido los ministerios, las corporaciones autónomas regionales, las corporaciones de desarrollo
sostenible y las unidades ambientales urbanas, así como los institutos de investigación, las
organizaciones de la sociedad civil, los gremios y el sector privado deben:
6.1 Promover planes de acción en educación ambiental en los cuales participen todos los
actores del SINA, y definir los mecanismos de coordinación para el acompañamiento de
las acciones de la presente Política.
63
Política Nacional de Educación Ambiental
E n lo que se refiere a los grupos étnicos, si bien es cierto que la dimensión ambiental
también debe trabajarse con arreglo a los lineamientos generales planteados en la
Política Nacional de Educación Ambiental, debe tenerse especial cuidado de ligarlos a
los procesos productivos, sociales y culturales, con el debido respeto de las creencias y
tradiciones de dichos grupos y/o etnias, teniendo en cuenta sus cosmovisiones particulares.
Desde lo educativo ambiental, la etnoeducación debe entenderse como una forma
de educación que se aproxima a la lectura del carácter de integración (naturaleza,
sociedad y cultura) presente en la dimensión ambiental de dichas cosmovisiones y a
su reconocimiento para la incorporación en los procesos formativos.
Retos
Fomentar el desarrollo y difusión de los conocimientos, valores y tecnologías, entre otras, sobre
el manejo ambiental y de recursos naturales de las culturas indígenas, afrocolombianas, raizales
y demás grupos étnicos del país. En este sentido, la presente Política se propone:
7.1 Promover los PrOCEDA que desde los diferentes grupos étnicos del país se vienen
desarrollando, y fortalecer el componente de sostenibilidad ambiental de los mismos.
7.2 Lograr que en todos los colegios que brinden etnoeducación se implementen PrAE
que tengan en cuenta los valores y tecnologías propios de las culturas indígenas,
afrocolombiana, raizales y de los grupos étnicos en general. Los núcleos de etnoeducación
(Amazonia, Cauca, Nariño, Chocó, Sierra Nevada y San Andrés, entre otros), se deberán
incluir en los grupos objetivo de los proyectos que se promuevan, tanto a nivel nacional
como regional o local, para el desarrollo de la presente Política.
64
Estrategias y Retos
intencionalidad de satisfacer las necesidades y los intereses de la gran diversidad sociocultural del
país, razón por la cual es fundamental que en ellas se posicione con claridad la perspectiva de
género.
Género
Retos
Fortalecer el discurso y la práctica de la educación ambiental, desde la perspectiva de género y
abrir espacios de participación de hombres y mujeres para los análisis que favorezcan no sólo la
comprensión, sino los procesos de apropiación de realidades, y por ende, la toma responsable
de decisiones ambientales ciudadanas; esto atendiendo a sus roles, perspectivas y posibilidades
de proyección en la gestión ambiental, en el marco de un desarrollo sostenible que de cuenta
de la lectura de los diversos contextos ambientales, en los cuales se dinamizan las interacciones
específicas: sociedad-naturaleza-cultura. Para desarrollar esta estrategia desde la Política se
propone lo siguiente:
8.2 Mejorar la oferta de espacios de participación y equidad de los individuos y los colectivos
del país para la reflexión y la acción ambiental incorporando de manera transversal la
perspectiva de género, en planes, programas y proyectos educativo-ambientales, tanto
en el sector formal, como no formal e informal de la educación.
65
Política Nacional de Educación Ambiental
Este servicio podrá estar orientado, al acompañamiento de los PRAE, de los PROCEDA
y del servicio social obligatorio, así como a la formación ciudadana para el reconocimiento
de la legislación ambiental y sus mecanismos de aplicación y control, entre otras.
Retos
Lograr que los bachilleres presten el servicio militar ambiental, de manera que promuevan e
impulsen, desde sus competencias y responsabilidades, las estrategias educativo-ambientales en
los sectores formal, no formal e informal de la educación, según lo estipulado en el Decreto 1743
de 1994. Para esto la Política propone:
9.1 Coordinar las acciones del servicio militar ambiental con los diferentes sectores,
instituciones y organizaciones del SINA, a nivel local, regional y nacional.
9.2 Promover la participación de las instituciones responsables del servicio militar ambiental,
en los Comités Técnicos Interinstitucionales de Educación Ambiental (CIDEA) que se
organicen a nivel local, regional y nacional.
9.3 Apoyar acciones educativo-ambientales desarrolladas por los PrAE, los PrOCEDA, las
emisoras comunitarias, los grupos ecológicos y las propuestas de ecoturismo, entre otros.
9.4 Apoyar planes, programas y proyectos, que impulsen tanto el sector ambiental como el
sector educativo, encaminados a la autorregulación de los comportamientos ciudadanos
en lo que al ambiente se refiere.
66
Estrategias y Retos
E sta estrategia debe permitir posicionar el tema del manejo de riesgos, desde una
visión educativa integradora, en todas las instituciones o entidades que hacen parte
del SNPAD, del SINA y del SNCyT, de manera conceptual, metodológica y estratégica.
Retos
Coordinar e implementar los planes, programas, proyectos y/o actividades relacionadas con la
educación ambiental y la gestión de riesgos naturales, buscando la interacción permanente entre
los sistemas: Ambiental (SINA), de prevención y atención de desastres -SNPAD- y de ciencia y
tecnología -SNCyT-, para la cualificación de las acciones educativas y de sus impactos en los
contextos particulares, y para la eficiencia en los procesos de gestión técnica y financiera.
67
Política Nacional de Educación Ambiental
• Concertar con los diferentes sectores e instituciones y con los diversos actores
sociales, con competencias y responsabilidades en la educación ambiental, acciones
de capacitación-formación que incorporen los conceptos de apropiación y de
autorregulación, y que contribuyan en la construcción de una cultura ciudadana
ética, conducente a la sostenibilidad del ambiente.
68
VII. Fuentes de financiación
A
partir del análisis y la evaluación de las fuentes de financiación que en la actualidad
constituyen el soporte financiero para los temas ambientales1, se detectaron algunas de
las fuentes viables para el impulso y ejecución de las estrategias de educación ambiental,
contempladas en la Política Nacional de Educación Ambiental y el diseño de las propuestas
derivadas de ellas.
Internacional
Norte-Sur Entre
BID BM CAF País-País GEF UE
Sur-Sur países
1
La investigación de las fuentes de financiación se realizó a partir de la versión actualizada del Manual de Consulta para las
Entidades Territoriales “Fuentes de financiación y sus condiciones”, elaborado por el consultor Felipe Merlano De La Ossa en
1996, y el “Manual financiero para las entidades del Sistema Nacional Ambiental” de la Unidad de Política Ambiental del
Departamento Nacional de Planeación, DNP, publicado en 1998.
69
Política Nacional de Educación Ambiental
Las fuentes de financiación de crédito externo que son inherentes a la Política, tienen dos orígenes
diferentes: bilaterales, como los que se han establecidos con Estados Unidos, Holanda y España,
entre otros; y multilaterales con organismos internacionales de fomento. De estos, son viables para
la financiación de algunas de las estrategias propuestas: el Banco Interamericano de Desarrollo
(BID), la Corporación Andina de Fomento (CAF) y el Banco Mundial (BM).
Las fuentes de Cooperación Técnica Internacional que pueden hacer viables algunas de las
estrategias planteadas en el documento tienen dos orígenes: multilateral y bilateral. La cooperación
de origen multilateral puede ser de recursos financieros a través de organismos como el Fondo
Mundial para el Medio Ambiente (Global Enviromental Found -GEF-) o de la Unión Europea
(UE), que además brinda capacitación técnica. La contribución bilateral engloba procesos de
transferencia de tecnología e intercambio de técnicos para la investigación y capacitación en
temas ambientales, desde países industrializados (Norte-Sur) o países en el mismo estado de
industrialización (Sur-Sur).
NACIONAL
Entidades adscritas
Las fuentes de financiación nacional corresponden a los aportes que el Presupuesto General de
la Nación (PGN), a través del BPIN, hace al Ministerio de Educación Nacional y sus entidades
adscritas, y al Ministerio del Medio Ambiente y sus entidades adscritas.
La otra fuente de financiación nacional que aplica a esta Política es el Fondo de Compensación
Ambiental. Los recursos de este fondo se destinan a la financiación del presupuesto de funcionamiento
(55%), inversión (45%) y servicio de la deuda (5%) de las Corporaciones Autónomas Regionales y
de Desarrollo Sostenible (CAR) con bajo presupuesto; su objetivo primordial es cubrir actividades
de conservación, seguimiento y monitoreo en el área ambiental.
70
Fuentes de Financiación
REGIONAL
Sistema General de
Transferencia
Prioridad de Educación
Los recursos provenientes de fuentes regionales son los de mayor importancia para la financiación
de los diversos programas, proyectos y actividades que dinamizan las estrategias de la presente
Política, ya que ellos constituyen el 86% de los ingresos destinados a temas ambientales. Sumado
a esto, ellos contribuyen al fortalecimiento de los procesos de descentralización y autonomía
regional, en lo referente a la educación ambiental y a la construcción de una cultura ética para el
manejo sostenible del ambiente en el país.
Las fuentes regionales más viables para financiar los proyectos de apoyo al desarrollo de la Política,
corresponden a los recursos administrados por las Entidades Autónomas Regionales (RAPES) y a los
asignados por el Sistema General de Transferencias para el mejoramiento de la calidad de la educación.
71
Política Nacional de Educación Ambiental
Fuentes Externas
Fuentes Nacionales
Ministerio de
Educación
Presupuesto General Aportes Nación
de la Nación
Ministerio del
Interior - DPAD
Fuentes Regionales
♣♣ Recursos administrados por las entidades, como las Corporaciones Autónomas
Regionales (CAR).
♣♣ Fuentes gestionadas a través de las ONG y los grupos de base. (Fondo para la Acción
Ambiental).
72
Fuentes de Financiación
LOCALIZACIÓN: Nacional.
LOCALIZACIÓN: Nacional
LOCALIZACIÓN: Nacional.
73
VIII. Recomendaciones
♣ A la Oficina de Investigación, Participación y Educación del Ministerio del Medio
Ambiente y al Programa de Educación Ambiental del Ministerio de Educación
Nacional, se les recomienda la elaboración de un manual de fuentes de financiación
para la educación ambiental en Colombia, donde se especifiquen los requerimientos y
mecanismos de operación para facilitar la localización de dichas fuentes. Se recomienda
incluir en este manual las posibles fuentes para financiar los procesos de educación
ambiental, en prevención y gestión de riesgos, que promueva el SNPAD.
75
Anexos
Anexo 1:
Ley 1549 (5 julio de 2012)
El Congreso de la República
Decreta:
Artículo 1°. Definición de la Educación Ambiental. Para efectos de la presente ley, la educación
ambiental debe ser entendida, como un proceso dinámico y participativo, orientado a la formación
de personas críticas y reflexivas, con capacidades para comprender las problemáticas ambientales
de sus contextos (locales, regionales y nacionales). Al igual que para participar activamente en
la construcción de apuestas integrales (técnicas, políticas, pedagógicas y otras), que apunten
a la transformación de su realidad, en función del propósito de construcción de sociedades
ambientalmente sustentables y socialmente justas.
Artículo 3°. Objeto de la ley. La presente ley está orientada a fortalecer la institucionalización
de la Política Nacional de Educación Ambiental, desde sus propósitos de instalación efectiva en el
desarrollo territorial; a partir de la consolidación de estrategias y mecanismos de mayor impacto,
en los ámbitos locales y nacionales, en materia de sostenibilidad del tema, en los escenarios intra,
interinstitucionales e intersectoriales, del desarrollo nacional. Esto, en el marco de la construcción
de una cultura ambiental para el país.
79
Política Nacional de Educación Ambiental
Artículo 8°. Los Proyectos Ambientales Escolares (PRAE). Estos proyectos, de acuerdo a como
están concebidos en la política, incorporarán, a las dinámicas curriculares de los establecimientos
educativos, de manera transversal, problemas ambientales relacionados con los diagnósticos de
sus contextos particulares, tales como, cambio climático, biodiversidad, agua, manejo de suelo,
gestión del riesgo y gestión integral de residuos sólidos, entre otros, para lo cual, desarrollarán
proyectos concretos, que permitan a los niños, niñas y adolescentes, el desarrollo de competencias
básicas y ciudadanas, para la toma de decisiones éticas y responsables, frente al manejo sostenible
del ambiente.
Artículo 9° Fortalecimiento de las estrategias a las que hace referencia la Política Nacional
de Educación Ambiental. Todos los sectores e instituciones que conforman el Sistema Nacional
Ambiental (SINA), deben participar técnica y financieramente, en: a) el acompañamiento e
implementación de los PRAE, de los Proyectos Ciudadanos y Comunitarios de Educación Ambiental
(Proceda), y de los Comités Técnicos Interinstitucionales de Educación Ambiental (Cidea); estos
últimos, concebidos como mecanismos de apoyo a la articulación e institucionalización del tema
y de cualificación de la gestión ambiental del territorio, y b) En la puesta en marcha de las demás
estrategias de esta política, en el marco de los propósitos de construcción de un proyecto de
sociedad ambientalmente sostenible.
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Anexos
Artículo 10. Vigencia. La presente ley rige a partir de su promulgación y deroga todas las
disposiciones que le sean contrarias.
81
Política Nacional de Educación Ambiental
Anexo 2:
Instrumentos importantes para la gestión
de la educación ambiental*
Para la formulación de los lineamientos y mecanismos que deben orientar las relaciones
intersectoriales e interinstitucionales en materia de educación ambiental, es necesario tener en
cuenta una conceptualización al respecto, planteada en esta propuesta de Política Nacional de
Educación Ambiental. Además de estos criterios fundamentales y, teniendo en cuenta que para
la consecución de los objetivos de dicha Política es necesario contar con diferentes recursos que
permitan logros consistentes con la propuesta, se plantea como esquema de trabajo la asociación
y la cogestión.
Por asociación y cogestión se entiende aquí la realización de trabajos conjuntos que pueden
ser de distinta índole, en los que los diferentes socios tienen objetivos y agendas comunes y en
cuyo logro o desarrollo cada cual aporta recursos propios que pueden ser de carácter tangible
o intangible. Este esquema de trabajo está mediado por la concertación y el acuerdo entre las
partes y se aplica a las relaciones del sector y las instituciones educativas con otros sectores o
instituciones, gubernamentales o no gubernamentales, que tengan que ver con el trabajo en lo
ambiental y, particularmente, con la educación ambiental.
De la Ley 115 que reforma la concepción y las prácticas educativas en el país, es de particular
importancia, en este punto, retomar lo relacionado con:
♣ El papel de las instituciones educativas, las cuales trabajan con base en la formulación
de Proyectos Educativos Institucionales (PEI), que las ligan a las realidades locales y
* Tomado de los Lineamientos generales para una Política Nacional de Educación Ambiental. Ministerio de Educación Nacional.
1995.
82
Anexos
En cuanto al sector ambiental, actualmente se cuenta con el Ministerio del Medio Ambiente,
creado por la Ley 99 de 1993, cuyo fin es propiciar la aplicación de los principios generales que
deben regir la política ambiental colombiana y concertar, coordinar y organizar lo relacionado con
esta materia. Este Ministerio es el ente rector del SINA (Sistema Nacional Ambiental), conformado
por instituciones estatales y organizaciones de carácter social, que de acuerdo con la filosofía de
dicho Sistema, deben dialogar permanentemente para la búsqueda de consensos y acuerdos, en
cuanto a una gestión ambiental organizada y orientada a resolver la problemática ambiental del
país. Este Sistema, de acuerdo con lo estipulado por la Ley y ampliado en el documento del año
2002, “Las voces del SINA”, está integrado por:
1. Actores Institucionales:
Autoridades ambientales:
♣♣ El Ministerio del Medio Ambiente, rector de la gestión y la política ambiental en el país.
Hace parte de él la Unidad Administrativa Especial del Sistema de Parques Nacionales
Naturales.
♣♣ Las autoridades ambientales urbanas, con jurisdicción en las ciudades con más de un
millón de habitantes. Dentro del perímetro urbano deben asumir las mismas funciones
de las corporaciones en lo relativo al medio ambiente.
83
Política Nacional de Educación Ambiental
Entidades territoriales:
♣♣ Los departamentos, que asumen funciones de apoyo a las corporaciones y de ejecución
de obras tendientes a la protección ambiental.
♣♣ Los municipios y distritos, con un papel crucial en la gestión ambiental como ejecutores
de la Política y con funciones en materia de protección del medio ambiente, así como
de ejecución de las obras de recuperación ambiental y de saneamiento básico.
♣♣ Los organismos de control del Estado cumplen funciones vitales como vigilantes del
cabal desempeño de la autoridad ambiental. A ellos pueden acudir los ciudadanos en
casos de incumplimiento o ineficiencia de las entidades estatales.
2. Actores Sociales:
♣♣ Actores de la sociedad civil, representados por las Organizaciones No Gubernamentales
(ONG), las organizaciones comunitarias y ciudadanas, y las comunidades negras
e indígenas. Constituyen un poder social que cuenta con legítima autonomía,
convirtiéndose en límite y también en vehículo de enriquecimiento de la administración
pública, a través de su participación en la gestión ambiental.
En el contexto del SINA, la Ley 99 de 1993 estipula que el Ministerio de Educación Nacional
y el Ministerio del Medio Ambiente, deben adoptar conjuntamente los planes, programas y
84
Anexos
proyectos en materia de educación ambiental formal. Así mismo, plantea que ambos ministerios
deben promover programas de divulgación y educación no formal y reglamentar la prestación
del servicio ambiental.
♣♣ Consejo Nacional Ambiental (CNA): en este organismo participan los ministerios (en
cabeza de los ministros), que tienen que ver con el sector ambiental, al igual que
representantes de las organizaciones no gubernamentales, de los gremios, de los
gobernadores y alcaldes, de los grupos étnicos, de las universidades y de las instancias de
verificación y control de la gestión pública y de los derechos ciudadanos (Procuraduría,
Contraloría, Defensoría del Pueblo), entre otros. En lo relacionado específicamente con
la Educación Ambiental, el Ministro de Educación participará en el Consejo Nacional
Ambiental con el fin de orientar las políticas generales relativas a esta materia. Además,
el CNA consultará permanentemente a la Junta Nacional de Educación (JUNE), con el
fin de trazar coordinadamente las políticas nacionales y proponer las reglamentaciones
legales a que haya lugar. Ambos organismos, Consejo Nacional Ambiental y Junta
Nacional de Educación, a través de sus tres secretarías técnicas (de educación formal, no
formal e informal), diseñarán e impulsarán mecanismos de comunicación, información
y concertación eficaces y oportunos que permitan la retroalimentación de doble vía
entre ambos organismos.
El CNA tiene como una de sus funciones designar Comités Técnicos Intersectoriales (CTI)
en los que participen funcionarios del nivel técnico de las entidades que correspondan.
Estos comités tienen como fin adelantar tareas de coordinación y seguimiento de
acciones, propuestas y proyectos que se derivan de las políticas generales. En este
sentido, se crea un Comité Técnico de Educación Ambiental.
85
Política Nacional de Educación Ambiental
Según este criterio, en los CAET participarán por el sector educativo las secretarías de
educación respectivas en cabeza de los secretarios de educación. Su participación en
dichos consejos tendrá como fin orientar y coordinar las políticas regionales y locales
en educación ambiental. Los Consejos Ambientales de las Entidades Territoriales
mantendrán una estrecha coordinación con las juntas departamentales, distritales y
municipales de educación, según sea el caso, para la verificación del desarrollo de las
políticas propuestas tanto a nivel nacional como departamental, distrital y municipal.
Lo anterior requiere que se diseñen y establezcan mecanismos de comunicación e
información eficaces y oportunos.
Tal como se plantea a nivel del CNA, en los CAET se creará un Comité Técnico
Intersectorial de Educación Ambiental. En este Comité participará el funcionario del
Centro Experimental Piloto (CEP) o del organismo que haga sus veces, encargado de
la educación ambiental, quien ejercerá la Secretaría Ejecutiva de dicho Comité. Su
participación tendrá como fin coordinar las acciones que en materia de educación
ambiental adelanten organismos gubernamentales y no gubernamentales en el contexto
de las políticas nacionales, regionales y locales. La participación del Secretario de
Educación y del Técnico del CEP, o el organismo que haga sus veces, es relevante en
la concertación y en la gestión, en tanto que ellos recogen el trabajo realizado por las
instituciones educativas desde los Proyectos Ambientales Escolares.
En lo que tiene que ver con las Corporaciones Autónomas Regionales (CAR) o la unidad
que haga sus veces en los grandes centros urbanos (poblaciones de un millón de
habitantes o más), su Director General debe participar en los Consejos Ambientales
de las Entidades Territoriales. A su vez, un funcionario de la unidad encargada de la
educación ambiental en la CAR, o en la unidad de los grandes centros urbanos que haga
sus veces, debe participar en el comité técnico de educación ambiental de la respectiva
entidad territorial.
86
Anexos
Los proyectos en educación ambiental, formal y no formal, que antes eran remitidos
al Banco de Proyectos de la Dirección Nacional de Planeación y que, en adelante, de
acuerdo con la Ley 99, pasan al Ministerio del Medio Ambiente o las CAR, recibirán un
concepto técnico y de viabilidad por parte del Ministerio de Educación Nacional o las
secretarías de educación pertinentes según sea el caso, en asocio con las unidades que
el Ministerio del Medio Ambiente o las CAR designen para esta función.
Dado que se trata de dar coherencia a las políticas y acciones que se adelanten en
materia de educación ambiental, en el ámbito formal y no formal, es necesario recordar
que el esquema organizativo aquí presentado, debe estar atravesado por el eje de la
asociación como forma de trabajo en los términos en que esta se ha definido.
87
Política Nacional de Educación Ambiental
♣♣ ICFES, SENA, ICETEX y CESU: para el diseño, evaluación y ejecución de los proyectos
relacionados con la inclusión de la dimensión ambiental no sólo en cuanto a la
educación básica y media, sino a la educación superior, para la formación, actualización
y perfeccionamiento de docentes y otros profesionales o miembros de la comunidad que
trabajan en educación ambiental, para la realización de acciones de comunicación en
el campo ambiental y de educación ambiental y para el impulso de la investigación en
estos campos.
88
Anexos
Anexo 3:
La Dimensión Ambiental y la Educación Formal
Es interesante mirar con detenimiento la posibilidad de plantear proyectos que, desde el aula
de clase y desde la institución escolar, se vinculen con la solución de la problemática particular
de una localidad o región. Se requiere una solución que permita la generación de espacios
comunes de reflexión, el desarrollo de criterios de solidaridad, tolerancia, búsqueda de consenso,
autonomía y, en últimas, que prepare para la cogestión en la búsqueda del mejoramiento de la
calidad de vida, propósito fundamental de la educación ambiental. Esto implica, por supuesto,
que los PrAE deben trabajar en forma conectada con los PrOCEDA en lo que tiene que ver con
todos los aspectos involucrados en la resolución de problemas.
Los Proyectos Ambientales Escolares (PrAE) se pueden plantear desde una unidad programática
(los Proyectos Institucionales Educativos), desde un tema y desde un problema. Lo fundamental
es que sean interdisciplinarios y busquen la integración con el ánimo de que su proyección tenga
incidencia directa en la formación integral de los estudiantes y los prepare para actuar, consciente
y responsablemente en el manejo de su entorno.
De acuerdo con este criterio, los proyectos escolares en educación ambiental deben estar
involucrados en la problemática ambiental local, regional y nacional y deben concertarse con las
entidades que de una u otra manera estén comprometidas en la búsqueda de soluciones.
Una vez que la escuela concerta y se asocia con las diversas entidades comunitarias y con
grupos de apoyo externo, públicos o privados, los proyectos escolares adquieren una dinámica
propia que puede validarse con instrumentos de la política educativa como el currículo, y que
se va enriqueciendo en la medida en que los mecanismos de interrelación con los proyectos
globales generen o legitimen actividades, metodologías y espacios de gestión.
Los materiales de apoyo para el maestro y los alumnos en este tipo de concepción no pueden
limitarse a los textos escolares. Se requiere una información mucho más concreta y proveniente
de diversas fuentes. Dado que la argumentación es fundamental, cuanto más variada sea mucho
más sólida será la explicación.
89
Política Nacional de Educación Ambiental
En lo que tiene que ver con las granjas integrales o las huertas escolares que, de acuerdo con
la Ley 115 funcionarán en el área rural, estas deben tener en cuenta los lineamientos generales
(conceptuales y curriculares) planteados en la Política Nacional de Educación Ambiental.
Desde los primeros años es importante formar a los niños y las niñas para la gestión, la
autonomía, la responsabilidad y la ética. Contribuir al desarrollo de valores como la tolerancia,
la solidaridad, el respeto por los otros, la convivencia y la resolución pacífica de conflictos,
entre otros, es quizás el mayor aporte que puede dar la educación ambiental en este nivel. Por
supuesto, no hay que olvidar que cualquier actividad o proyecto que se desarrolle en materia de
educación ambiental con estudiantes de este grado de escolaridad, debe tener como referentes
la edad, las aptitudes, el desarrollo cognitivo y las habilidades para demarcar los logros que se
pretenden obtener con ellos.
90
Anexos
♣♣ Dado que las instituciones de educación superior deben asumir un papel de liderazgo
en la actualización y perfeccionamiento de los docentes, es necesario que estas tengan
claridad sobre la problemática ambiental, sobre las características específicas de la
educación ambiental y las estrategias que deben desarrollar para los cambios de actitud
y construcción de valores propios de un desarrollo sostenible y de un mejoramiento
de la calidad de vida, objetivo último de la educación ambiental. En la universidad
deben abordarse, como objeto de discusión e investigación, temas relacionados con la
problemática ambiental colombiana, tanto a nivel nacional como regional y local, con
el fin de dar paso a la construcción de un concepto de gestión ambiental acorde con las
necesidades del país.
91
Política Nacional de Educación Ambiental
♣♣ Además, es necesario que la universidad abra espacios para la difusión de los resultados de
las investigaciones y de las acciones interinstitucionales intersectoriales y de proyección
que desarrolla en el campo de lo ambiental y de la educación ambiental. Para esto, es
fundamental que ella se replantee las estrategias de divulgación y comunicación que ha
venido utilizando, ubicándolas en el contexto de la relación ciencia-tecnología-sociedad.
♣♣ Este organismo hace parte de la Red de Formación Ambiental para América Latina y
el Caribe, del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) y
fue creado como un sistema de cooperación, vivo y operativo, entre las instituciones
* Parámetros de Calidad:
- Fortalezas tanto en lo conceptual ambiental, como en lo conceptual educativo y particularmente en educación ambiental.
- Fortalezas en el campo de la investigación.
- Fortalezas en trabajos de proyección y producción teórica significativa.
92
Anexos
Atendiendo a lo anterior se puede afirmar, entonces, que la Red tiene un potencial para
implementar cualquier estrategia de investigación, educación y participación comunitaria que se
proponga, si se tiene en cuenta que de ella forman parte activa la academia, las universidades,
los centros de investigación, las ONG y algunos gremios de la producción. Así mismo, ella puede
ser una herramienta fundamental para el avance del conocimiento del diagnóstico ambiental
nacional; en particular en los sistemas ambientales locales, puede promover la construcción
de mapas biofísicos y sociales realizados por profesores de secundaria, estudiantes de escuelas
primarias y otros miembros de la comunidad local que sean reconocidos como trabajo de tesis
por las diferentes universidades que pertenecen a la Red.
93
Política Nacional de Educación Ambiental
94
Anexos
Anexo 4:
Los Proyectos Ciudadanos de Educación Ambiental
(PROCEDA)
Es posible afirmar que la educación ambiental no formal tiene tanto una conceptualización como
unos objetivos que no se diferencian, en su generalidad, de los de la educación formal. Por el
contrario, estos deben servir de marco para las estrategias y acciones que en esta modalidad de
educación se desarrollen. Cabe enfatizar, en este sentido, que la educación ambiental no formal
también debe guiarse por los mismos criterios que orientan la educación formal, es decir, debe
trabajar por proyectos, en este caso Proyectos Ciudadanos de Educación Ambiental (PrOCEDA),
que tengan en cuenta el diagnóstico ambiental de la comunidad en la que se pretende intervenir;
debe ser intersectorial e interinstitucional, interdisciplinaria, intercultural, propender por la
formación en valores y ser regionalizada y participativa.
En este punto cobra especial relevancia la gestión ambiental. Vale la pena destacar la
importancia que tienen los organismos no gubernamentales y gubernamentales diferentes del
sector educativo, propiamente dicho, en la formación de ciudadanos y ciudadanas éticos y
responsables frente al manejo de los recursos naturales renovables, conscientes de sus derechos y
deberes ambientales dentro del colectivo al cual pertenecen y capaces de agenciar la construcción
de la cultura. Ser éticos y responsables implica, en este contexto, contar con herramientas de
análisis, administración y evaluación de la gestión ambiental. Por lo demás, en lo que se refiere
al campo ambiental, es cada vez más apremiante y necesario abrir y consolidar espacios de
participación, asumiendo la toma de conciencia de la responsabilidad colectiva para el ambiente,
la cual debe involucrar decididamente a los diversos actores de la sociedad civil, al Estado y a los
sectores formal, no formal e informal de la educación.
En el contexto de los PrOCEDA, entonces, las aulas ambientales se constituyen en una propuesta
importante, ya que buscan propiciar cambios radicales en los comportamientos ciudadanos, en
zonas determinadas, de tal forma que se tienda hacia la transformación “ejemplar” (en términos
95
Política Nacional de Educación Ambiental
ambientales) de la vida cotidiana del lugar. Esto debido a que las aulas buscan posicionar como
ejes de la educación, la participación de las comunidades, la concertación y la voluntad política,
para constituirse así en procesos de educación ciudadana de carácter no formal. Dicha propuesta
pretende que mediante la participación activa y comprometida en la gestión ambiental, los
actores sociales involucrados reconozcan las características dominantes del deterioro de su
entorno ambiental inmediato, sus causas y consecuencias, y comprendan y acepten (a partir de
sí mismos y en interacción con otros) la necesidad de transformar o redirigir sus orientaciones de
acción, en función de los valores ambientales y de las normas imprescindibles para la concreción
efectiva de tales valores.
96
Anexos
Anexo 5:
A Propósito de los Comités Técnicos
Interinstitucionales
Naturaleza
Estos comités están concebidos como la estrategia fundamental de descentralización y autonomía
de la educación ambiental en el país. A través de ellos se busca aunar esfuerzos conceptuales,
metodológicos, financieros y de proyección (en los diferentes departamentos), con el fin de definir
planes de educación ambiental que propendan por la contextualización de los lineamientos de
política nacional y por la adecuación de sus grandes propósitos a las necesidades ambientales
de las regiones, con el propósito de participar en la construcción de una cultura para el manejo
sostenible del ambiente.
Misión
La misión está relacionada con la dinámica ambiental de la región y lo estipulado en los
lineamientos para una política de educación ambiental y en la legislación ambiental. En términos
generales debe diseñar, asesorar, orientar, acompañar y evaluar los planes, programas y proyectos
de educación ambiental en los departamentos y municipios.
Visión
Está orientada a incluir y dinamizar la educación ambiental en los planes de desarrollo
departamental, regional y municipal y en las entidades o instituciones, que por su carácter
deban planearla y ejecutarla. Otro aspecto de la visión está relacionado con la flexibilización de
políticas de educación ambiental en los diversos sectores y niveles, de acuerdo con los contextos
ambientales particulares.
97
Política Nacional de Educación Ambiental
Escenarios de proyección
La función principal de los Comités Técnicos Interinstitucionales, será la de asesorar territorialmente,
acciones intersectoriales e interinstitucionales en este campo.
Motivar para que se incluya la educación ambiental en los PED, PEM y en las demás instancias
competentes en asuntos ambientales y de educación ambiental de las regiones.
Conformación
Delegados y especialistas en educación ambiental de las mismas instituciones y organismos
que hacen parte del Consejo Nacional Ambiental y delegados técnicos de organizaciones
gubernamentales y del sector privado, que desarrollen trabajos en educación ambiental (formal,
no formal e informal), a nivel local, regional y departamental entre otros.
Contexto ambiental nacional. Ley 99/93 (Funciones del Ministerio del Medio Ambiente):
Artículo 5, numeral 9: “Adoptar conjuntamente con el Ministerio de Educación Nacional,
los planes y programas docentes y el pénsum, que en los distintos niveles de la educación
se adelantarán, en relación con el ambiente y los recursos naturales renovables; además,
98
Anexos
Contexto educativo nacional: Ley 115 de 1994; Decreto 1743 de 1994. Artículo 11
(Comité Técnico Interinstitucional de Educación): “El Consejo Nacional Ambiental creará
y organizará un Comité Técnico Interinstitucional de Educación Ambiental, integrado
por funcionarios especialistas en educación ambiental, representantes de las mismas
instituciones y organismos que hacen parte del Consejo, que tendrá como función
general la coordinación y el seguimiento de los proyectos específicos de Educación
Ambiental. El Comité Técnico tendrá una Secretaría Ejecutiva que será ejercida por el
funcionario que represente al Ministerio de Educación Nacional”.
99
Política Nacional de Educación Ambiental
Anexo 6:
Decreto 1743 (3 de agosto de 1994)
Por el cual se instituye el Proyecto de Educación Ambiental para todos los niveles de educación
formal, se fijan criterios para la promoción de la Educación Ambiental no formal e informal y
se establecen los mecanismos de coordinación entre el Ministerio de Educación Nacional y el
Ministerio del Medio Ambiente.
Considerando:
que la ley 99 de 1993 entrega una función conjunta a los ministerios del Medio Ambiente y
de Educación Nacional, en lo relativo al desarrollo y ejecución de planes, programas y proyectos
de Educación Ambiental que hacen parte del servicio público educativo;
que el artículo 5o. de la Ley 115 de 1994, consagra como uno de los fines de la educación,
la adquisición de una conciencia para la conservación, protección y mejoramiento del medio
ambiente, de la calidad de vida, del uso racional de los recursos naturales, de la prevención de
desastres, dentro de una cultura ecológica y del riesgo y la defensa del patrimonio cultural de la
Nación, y
que de acuerdo con lo dispuesto en la misma Ley 115 de 1994, la estructura del servicio
público educativo está organizada para formar al educando en la protección, preservación y
aprovechamiento de los recursos naturales y el mejoramiento de las condiciones humanas y del
ambiente.
DECRETA
Capítulo I
Del Proyecto Ambiental Escolar
Artículo 1°.- Institucionalización. A partir del mes de enero de 1995, de acuerdo con los
lineamientos curriculares que defina el Ministerio de Educación Nacional y atendiendo la Política
Nacional de Educación Ambiental, todos los establecimientos de educación formal del país,
tanto oficiales como privados, en sus distintos niveles de preescolar, básica y media, incluirán
dentro de sus proyectos educativos institucionales, proyectos ambientales escolares en el marco
de diagnósticos ambientales, locales, regionales y/o nacionales, con miras a coadyuvar a la
resolución de problemas ambientales específicos.
100
Anexos
En lo que tiene que ver con la Educación Ambiental de las comunidades étnicas, ésta deberá
hacerse teniendo en cuenta el respeto por sus características culturales, sociales y naturales y
atendiendo a sus propias tradiciones.
Artículo 2°.- Principios rectores. La Educación Ambiental deberá tener en cuenta los principios
de interculturalidad, formación en valores, regionalización, de interdisciplina y de participación
y formación para la democracia, la gestión y la resolución de problemas. Debe estar presente en
todos los componentes del currículo.
A partir de los proyectos ambientales escolares, las instituciones de educación formal deberán
asegurar que a lo largo del proceso educativo, los estudiantes y la comunidad educativa en
general, alcancen los objetivos previstos en las leyes 99 de 1993 y 115 de 1994 y en el proyecto
educativo institucional.
Además los establecimientos educativos coordinarán sus acciones y buscarán asesoría y apoyo
en las instituciones de educación superior y en otros organismos públicos y privados ubicados en
la localidad o región.
Capítulo II
Instrumentos para el desarrollo del Proyecto Ambiental Escolar
Artículo 4°.- Asesoría y apoyo institucional. Mediante directivas u otros actos administrativos
semejantes, el Ministerio de Educación Nacional conjuntamente con el Ministerio del Medio
Ambiente, definirán las orientaciones para que las secretarías de educación de las entidades
territoriales, presten asesoría y den el apoyo necesario en la coordinación y control de ejecución
de los proyectos ambientales escolares en los establecimientos educativos de su jurisdicción y en
la organización de los equipos de trabajo para tales efectos.
Así mismo los Ministerios y secretarías mencionados recopilarán las diferentes experiencias e
investigaciones sobre Educación Ambiental que se vayan realizando y difundirán los resultados
de las más significativas.
Para impulsar el proceso inicial de los proyectos ambientales escolares de los establecimientos
educativos, los Ministerios de Educación Nacional y del Medio Ambiente impartirán las directivas
de base en un periodo no mayor de doce (12) meses, contados a partir de la vigencia del presente
Decreto.
Artículo 5°.- Formación de docentes. Los Ministerios de Educación Nacional y del Medio
Ambiente, conjuntamente con las secretarías de educación de las entidades territoriales, asesorarán
el diseño y la ejecución de planes y programas de formación continuada de docentes en servicio
y demás agentes formadores para el adecuado desarrollo de los proyectos ambientales escolares.
101
Política Nacional de Educación Ambiental
La evaluación tendrá en cuenta, entre otros aspectos, el impacto del Proyecto Ambiental
Escolar en la calidad de vida y en la solución de los problemas relacionados con el diagnóstico.
Artículo 7°.- Servicio social obligatorio. Los alumnos de educación media de los establecimientos
de educación formal, estatales y privados, podrán prestar el servicio social obligatorio previsto en
los artículos 66 y 97 de la ley 115 de 1994, en Educación Ambiental, participando directamente
en los Proyectos Ambientales Escolares, apoyando la formación o consolidación de grupos
ecológicos escolares para la resolución de problemas ambientales específicos o participando en
actividades comunitarias de educación ecológica o ambiental.
Artículo 8°.- Servicio militar obligatorio en educación ambiental. Según lo dispone el artículo
102 de la Ley 99 de 1993, un 20% de los bachilleres seleccionados para prestar el servicio militar
obligatorio, deberán hacerlo en servicio ambiental.
De dicho porcentaje, un 30% como mínimo prestará su servicio en Educación Ambiental. Los
bachilleres restantes lo prestarán en las funciones de organización comunitaria para la gestión
ambiental y en la prevención, control y vigilancia sobre el uso del medio ambiente y los recursos
naturales.
Para prestar el servicio militar obligatorio en la Educación Ambiental, los bachilleres que así lo
manifiesten deberán acreditar una de las siguientes condiciones:
102
Anexos
Capítulo III
Relaciones Interinstitucionales e Intersectoriales
El Comité Técnico tendrá una Secretaría Ejecutiva que será ejercida por el funcionario que
represente al Ministerio de Educación Nacional.
La función principal de los Comités Técnicos de Educación Ambiental de las entidades territoriales,
será la de coordinar las acciones intersectoriales e interinstitucionales en este campo, a nivel territorial.
103
Política Nacional de Educación Ambiental
Artículo 13°.- Relaciones con las juntas de educación. El Consejo Nacional Ambiental
mantendrá una comunicación permanente con la Junta Nacional de Educación, con el fin de
coordinar la formulación de políticas y reglamentaciones relacionadas con Educación Ambiental.
De igual manera, los consejos ambientales de las entidades territoriales mantendrán una
comunicación permanente con las juntas departamentales de educación, las juntas distritales de
educación y las juntas municipales de educación, según sea el caso, para verificar el desarrollo
de las políticas nacionales, regionales o locales en materia de Educación Ambiental.
En general, las secretarías de educación de las entidades territoriales coordinarán las políticas
y acciones en Educación Ambiental, que propongan las entidades gubernamentales de su
jurisdicción.
104
Anexos
En todo caso los conceptos deberán emitirse en un plazo no mayor de treinta (30) días, contados
a partir de la fecha de su radicación.
El procedimiento antes indicado se aplicará también para los Proyectos de Educación Ambiental
que se presenten a la aprobación y financiamiento del Fondo Ambiental de la Amazonía.
Artículo 19°.- Vigencia. El presente Decreto rige a partir de la fecha de su publicación y deroga
todas las disposiciones que le sean contrarias.
Dado en Santafé de Bogotá, D.C. a los 3 días del mes de agosto de 1994
Firmado por:
CÉSAR GAVIRIA TRUJILLO
EL MINISTRO DE DEFENSA,
Firmado por:
RAFAEL PARDO RUEDA
105
Obras consultadas
ÁNDEr Egg, E. Cómo elaborar proyectos sociales. Editorial Humanitas, Buenos Aires, Argentina,
1992.
BANCO MUNDIAL. Informe sobre el desarrollo mundial 1992. Desarrollo y medio ambiente.
Banco Mundial, Washington, D.C. U.S.A, 1992.
BANgUErO de TEgUE, L. y otros. Tiempos de vida para una educación humanizante. Colegio
Fernández guerra, Santander de quilichao, en serie estudios, Ministerio de Educación
Nacional, Programa de Educación Ambiental. Bogotá D.C., Colombia, 1997.
107
Política Nacional de Educación Ambiental
COLOMBRES, A. Celebración del lenguaje. Hacia una teoría intercultural de la literatura. Ediciones
del Sol, S.R.L, Buenos Aires, Argentina, 1997.
COLOMBIA, Ministerio de Educación Nacional. El Salto Educativo. Bogotá D.C., Colombia, 1994.
COLOMBIA, Ministerio de Educación Nacional. Lineamientos generales para una política nacional
de educación ambiental. Serie documentos de trabajo, Bogotá D.C., Colombia, 1995.
COLOMBIA, Ministerio del Medio Ambiente - Corporación Autónoma Regional del Valle del
Cauca (CVC). Reportaje al Sistema Nacional Ambiental –SINA–. Las Voces del SINA.
Panamericana - Formas e impresos S.A., Bogotá D.C., Colombia, 2002.
108
Obras Consultadas
COLOMBIA, Ministerio del Medio Ambiente. Cultura para la paz: Hacia una política de educación
ambiental. Oficina de divulgación y prensa – MMA, Bogotá D.C., Colombia, 1995 –
1996.
COLOMBIA, Ministerio del Medio Ambiente - Programa de las Naciones Unidas para el Medio
Ambiente - Red Colombiana de Formación Ambiental - Instituto Colombiano para el
Fomento de la Educación Superior - Universidad de Medellín, Seminario Nacional
de Desarrollo y Territorio y Primera Asamblea Nacional de la Red Colombiana de
Formación Ambiental, Medellín, Colombia, 1999.
COLOMBIA, Ministerio del Medio Ambiente. Ley 99 de 1993 por la cual se crea el Ministerio del
Medio Ambiente, Bogotá D.C., Colombia, 1993.
COLOMBIA, Ministerio del Medio Ambiente. Proyecto Colectivo Ambiental – Plan Nacional de
Desarrollo, Bogotá D.C., Colombia, 2000.
COLOMBIA, Ministerio del Medio Ambiente – Consejo Nacional Ambiental. Políticas Ambientales
de Colombia, Bogotá D.C., Colombia, 1999.
ECOFONDO. Boletín No. 23. El Fortalecimiento Regional: propósito del 2002, Bogotá D.C,
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GIORDAN, A. Les disciplines ont-elles un avenir? En Lettre Cecsi, No. 7, Géneve, Suisse, 1992.
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Política Nacional de Educación Ambiental
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PALOS RODRÍGUEZ, J. Educar para el futuro: temas transversales del currículum. Editorial
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UNESCO. Conferencia Internacional sobre Educación Ambiental, Informe Final. Tbilisi, octubre
14 a 26 de 1977.
111
Esta Política es el resultado del esfuerzo conjunto de los
Ministerios de Ambiente y Desarrollo Sostenible y de
Educación Nacional, en el proceso de construcción de una
Propuesta Nacional de Educación Ambiental, no sólo para el
sector formal sino para el no formal e informal, en el marco
del fortalecimiento del Sistema Nacional Ambiental – SINA.