Conceptualización, Hombre, Sociedad, Estado y Derecho
Conceptualización, Hombre, Sociedad, Estado y Derecho
Conceptualización, Hombre, Sociedad, Estado y Derecho
Se puede considerar a la conceptualización como una representación abstracta y simplificada de lo que cada
persona conoce de un tema o del mundo en general y que por alguna cuestión, desea representar.
El estudio del hombre tiene especial importancia
para el Derecho porque, como señala el tratadista
Hübner, el ser humano “es el centro de la actividad
social y jurídica; sin él, no puede existir la sociedad
humana ni el Derecho.
La Mettrie plantea el problema sobre la unidad del hombre con el resto del mundo
animal. "Hombre-Máquina" es una de las obras materialistas y ateas más combativas
del siglo XVIII. En ella se defiende abiertamente la necesidad del triunfo de la
concepción atea del mundo.
La Mettrie escribía: "Si el ateísmo obtuviera una. divulgación universal, todas las
formas de religión serían aniquiladas y cortadas de raíz. Terminarían las guerras
religiosas y dejaría de existir la horrible belicosidad religiosa; la naturaleza, contagiada
actualmente por el veneno religioso, recobraría nuevamente sus derechos y su
pureza".
Sociedad
En primer lugar, para que haya historia humana hace falta que existan hombres. Pero,
¿ha habido siempre hombres sobre la tierra?. La respuesta a esta pregunta es muy
interesante: "¿Quién ha engendrado al primer hombre y a la naturaleza en general?.
Se pretende explicar partiendo de la tesis evolucionista tomada de Darwin. En su
Dialéctica de la Naturaleza, Engels esboza una especie de historia del origen del
hombre a partir, del mono. Esa transformación habría tenido lugar gracias al trabajo y
a la necesidad del lenguaje.
Ahora, ¿es posible que Dios se valiera de la evolución para hacer al hombre a partir
de los animales? ¿Dirigió Dios el desarrollo de las bacterias transformándolas en
peces, y luego en reptiles y mamíferos, para que finalmente una especie de simios
llegara a convertirse en seres humanos? Hay científicos y líderes religiosos que
afirman creer tanto en la teoría de la evolución como en lo que enseña la Biblia,
alegando que el relato bíblico de la creación es simbólico. Puede que usted mismo se
pregunte si la teoría de que el ser humano ha evolucionado de los animales es
compatible con la Palabra de Dios.
Sociedad
La sociedad es el devenir histórico del hombre genérico
mediante el trabajo. Por tanto, para el marxismo, ese
"hombre" cuya generación mediante el trabajo es la historia,
es el género humano u hombre genérico: la sociedad, que es
la que se va transformando -construyéndose- en el devenir
temporal. Pero, entonces, ¿dónde queda la persona, el
individuo humano?. "El individuo es ente social. Su
manifestación de vida es manifestación de vida social. Vida
individual y vida social no son distintas“.
La sociedad se funda en el hecho de la producción; el hombre,
en su esencia, no es sino un ser productor, siendo ésta su actividad
humana por excelencia. Las relaciones de producción constituyen la
estructura de la sociedad y todos los otros fenómenos de orden
religioso, moral, jurídico, político o social son de segundo orden y están
determinados por la naturaleza y las relaciones de las fuerzas de
producción, constituyendo sólo superestructuras. El conjunto de estas
relaciones de producción, constituyen la estructura económica de la
sociedad, la base real sobre la que se levanta una superestructura
jurídica y política y a la que corresponden formas de conciencia social
determinadas. El modo de producción de la vida material condiciona el
proceso de la vida social, política e intelectual en general.
Esto significa que la historia del desarrollo de la sociedad, es ante todo, la historia del desarrollo
de la producción.
Las clases sociales son esencialmente, y no pueden dejar de serlo, contradictorias y, por ello,
esta constante lucha en que se encuentran, que ha existido durante toda la evolución de la
historia, constituyendo la más profunda que conoce la humanidad.
Así, toda la historia de la sociedad humana no ha sido sino la historia de las luchas de clases.
En las primitivas épocas históricas encontramos por todas partes una división jerárquica de la
sociedad, una escala gradual de condiciones sociales. En la antigua Roma hallamos patricios,
caballeros, plebeyos y esclavos; en la Edad Media, señores feudales, vasallos, maestros,
compañeros y siervos y, en cada una de estas clases, gradaciones particulares.
La sociedad burguesa moderna levantada sobre las ruinas de la sociedad feudal, no ha abolido
los antagonismos de clases. No ha hecho sino sustituir con nuevas clases a las antiguas, con
nuevas condiciones de opresión, con nuevas formas de lucha.
Sin embargo, el carácter distintivo de nuestra época, de la época de la burguesía, es haber
simplificado los antagonismos de clases. La sociedad se divide cada vez más en dos grandes
campos opuestos, en dos clases directamente enemigas: la burguesía y el proletariado.
ESTADO
Uno de los principales problemas objeto de estudio de los filósofos a lo largo de la
historia, ha estado relacionado con el origen del estado.
Podrían destacarse tres grandes momentos en la explicación del origen antes del
marxismo:
1. El modelo clásico aristotélico que partía de la dicotomía Familia - Estado y que
consideró el surgimiento de este como resultado de la necesidad natural.
2. El modelo iusnaturalista que estableció la dicotomía Estado - Natural y planteó
como causa de su surgimiento el contrato social.
3. Por último, la concepción hegeliana que explicó el surgimiento del Estado como
resultado del devenir de la Idea Absoluta, concibiendo la familia y la sociedad
civil como momentos necesarios en ese proyecto, pero dándole también a este
la función de conciliador de los intereses sociales.
La idea de Estado surge en la Italia renacentista del siglo XV como una
noción ideológica y política que da cuenta de las luchas políticas y de clases,
que a su vez, se encuentran en los orígenes remotos de las primeras
naciones europeas y de las primeras formas del capitalismo temprano.
Siguiendo la lógica marxista, primero son los procesos históricos y sociales
concretos y después surgen las ideas y nociones teóricas que describen y
explican esos procesos.
La idea o el concepto de Estado, en sí misma, es entonces también, una idea
de clase, un concepto de clase que encuentra su determinante en la realidad
histórica y contradictoria de los procesos socio - económicos y políticos. El
proceso de formación de las primeras naciones y de los Estados modernos,
va a atravesar todos los siglos XVI y XVII para hacer eclosión en las
revoluciones de la independencia de Estados Unidos y Francesa.
Según Engels, “el Estado no es en modo alguno un Poder
impuesto desde afuera a la sociedad; no es tampoco “la realidad de la
moral”, “la imagen y la realidad de la razón”, como afirma Hegel. El
Estado es un producto de la sociedad al llegar a una determinada fase
de desarrollo; es la confesión de que esta sociedad se ha enredado
consigo misma en una contradicción insoluble, se ha dividido en
antagonismos irreconciliables, que ella es impotente para conjurar. Y
para que estos antagonismos, estas clases con intereses económicos
en pugna, no se devoren a sí mismas y ala sociedad en una lucha
estéril, para eso se hízo necesario un Poder situado, aparentemente,
por encima de la sociedad y llamado a amortiguar el conflicto, a
mantenerlo dentro de los límites del “orden”. Y este Poder que brotó de
la sociedad, pero que se elevó por encima de ella, y que se fue
divorciando cada vez más de ella, es el Estado”.
El Estado es el producto y la manifestación del carácter irreconciliable de las
contradicciones de clase. El Estado surge en el momento en que las contradicciones
de clase no pueden, objetivamente, conciliarse.
En consecuencia, la existencia del Estado se halla vinculada a las clases. “En las
fases primeras del desarrollo de la humanidad, bajo el régimen de la comunidad
primitiva, no había clases y tampoco se conocía el Estado. La dirección de los
asuntos públicos corría a cargo de la sociedad misma”.
“Luego aparece la propiedad privada y con ella la desigualdad económica: la sociedad
se escinde en clases antagónicas y la dirección de los asuntos públicos experimenta
un cambio radical. Era ya imposible decidir esos asuntos por el acuerdo unánime de
toda la sociedad o de su mayoría. Las clases explotadoras se apoderan de los
puestos de mando. Pero siendo como eran una reducida minoría, estas clases sólo
podían mantener el sistema que les favorecía recurriendo a la coerción directa, a la
fuerza, que venía en ayuda de su poderío económico. Para esto hacía falta un
aparato especial: grupos armados (ejército, policía), tribunales, cárceles, etc.
En relación a la parte del Estado que corresponde al
gobierno, históricamente se reconocen dos formas
fundamentales: la monarquía y la república. La monarquía se
caracteriza por la concepción ilimitada del poder público en
una sola persona: rey, príncipe o emperador, quien lo ejerce
sin responsabilidad por sus actos, con carácter dinástico,
vitalicio y hereditario. Esta primera forma de Estado apareció
antes que la república, durante la fase de disolución de la
comuna primitiva y el comienzo del esclavismo. A ella
pertenecieron los grandes estados de la antigüedad: China,
India, Caldea, Asiria, Babilonia, Persia, Egipto, Grecia, Roma
y otros.
En contraposición a la monarquía, la república, es la forma
de gobierno en la cual éste aparece organizado como
expresión directa de la voluntad de algunos o todos los
individuos que integran la comunidad, considerados en cada
caso, en un plano de igualdad jurídico - potestativa. En el
sistema republicano la organización aparece inmediatamente
estructurada a partir de una base social, de una fuente
colectiva más o menos amplia, representada por toda la
comunidad o por parte de ella. La república se caracteriza
por el reconocimiento real o formal de los principios de la
democracia política, entre ellos la soberanía popular, la
alternación en el poder, la responsabilidad de los
gobernantes, la supremacía constitucional, la división de
poder.
Sobre la definición del Estado Ecuatoriano en términos de su evolución,
se han encargado connotados hombres públicos, investigadores,
historiadores, constitucionalistas, tales como: Manuel Agustín Aguirre,
Ramiro Borja y Borja, Rodrigo Borja Cevallos, Aurelio García, Pío
Jaramillo Alvarado, Julio Tobar Donoso y hasta José María Velasco
Ibarra y otros. Ora también, historiadores y cientistas sociales como
Enrique Ayala Mora, Agustín Cueva, Rafael Quintero, Patricio Moncayo,
etc. Pese a la diversidad del pensamiento de estos autores, por
ejemplo del Manuel Agustín Aguirre, Agustín Cueva o Rafael Quintero,
que optan por una concepción marxista del Estado, personajes como el
mismo Velasco Ibarra, Borja y Borja o Tobar Donoso, lo conciben como
una organización del poder de dominación sobre hombres libres,
conceptuándolo a partir de los elementos esenciales o estructurales del
mismo Estado.
El Estado de Derecho fue fundamentado filosóficamente por
Kant y por Wilhelm von Humbolt a fines del siglo XVIII y por
Benjamín Constant, a comienzos del siglo XIX, teniendo en
el siglo XX su mayor desarrollo jurídico. A comienzos del
siglo XX el concepto de Estado de Derecho fue redefinido
por el jurista austriaco Hans Kelsen como un Estado en el
cual las normas jurídicas están jerarquizadas de tal manera
que su poder se encuentra limitado. De acuerdo con este
modelo, de cada regla deriva su validez de su conformidad
con las reglas superiores. Este sistema supone, entre otras,
la igualdad de los sujetos de derecho ante las normas
jurídicas y la existencia de jurisdicciones independientes.
El Estado de Derecho es ante todo un modelo
teórico que se transformó en tema político, se
institucionalizó de modo coherente después de la
Revolución Francesa, que como revolución de la
burguesía, marca el fin del antiguo régimen
absolutista y determina el comienzo de los
regímenes liberales. Desde el punto de vista
institucional jurídico, la fórmula del Estado Liberal se
llamaría Estado de Derecho y que a pesar de sus
insuficiencias como fueron, el individualismo y su
apoyo a una sociedad burguesa-capitalista,
constituyó una gran conquista histórica innegable.
Los orígenes de la fórmula Estado Social de
Derecho no aparece como tal hasta el turbulento
período alemán de la república de Weimar y
concretamente de la idea del teórico del estado de
orientación socialista Hermann Heller en su famoso
artículo - Rechtss oder Diktatur - en 1930.
El contexto histórico político del aparecimiento
del Estado Social de Derecho y del
constitucionalismo social, expresa la
transacción entre obreros y burguesía como
salida a las tensiones y crisis del Estado
Liberal de Derecho. El Estado Social de
Derecho consistirá entonces en la forma que
permitirá alcanzar al movimiento obrero y a la
burguesía un relativo equilibrio.
Bajo estas premisas el Estado Social de
Derecho no niega los valores del Estado
Liberal, sino que pretende hacerlos más
efectivos dándoles una base y un contenido
material, partiendo del supuesto de que el
individuo y sociedad no son categorías
aisladas y contradictorias, sino unos términos
de implicación recíproca de tal modo que no
pueden realizarse uno sin el otro, lo que
implica unos márgenes importantes de
interacción.
El Estado Social de Derecho surgió como una
respuesta a la crisis sociopolítica del Estado Liberal
que comenzó a mediados del siglo XIX debido al
marcado individualismo y abstencionismo estatal.
Una serie de elementos contribuyeron su surgimiento,
en primer lugar las luchas de la clase trabajadora
debido a la explotación de la masa trabajadora y la
clara reacción de estos trabajadores a través de
huelgas y revoluciones de tipo social lo cual provocó
grandes cambios institucionales.
El Estado Constitucional se caracteriza por tener una
norma suprema que rige sus actuaciones, que deja
de ser un documento meramente enunciativo y
programático, que no establece ningún tipo de
obligación directa para las autoridades estatales,
como ocurría bajo el esquema del Estado de derecho
clásico, y por el contrario, a partir de su carácter de
norma fundamental, ésta se puede aplicar
directamente, sin necesidad de un previo desarrollo
legal.
El Estado Constitucional está fundado sobre dos columnas
esenciales: en el principio político democrático, de acuerdo
con el cual le corresponde al pueblo como titular de la
soberanía el ejercicio del poder constituyente; y el principio
jurídico de la supremacía constitucional, conforme al cual se
obligan por igual gobernantes y gobernados, de acuerdo con
las disposiciones de la norma superior. Estos principios se
reflejan en la democracia directa o de la identidad, el primero
de ellos y el de la supremacía de la constitución en la
democracia representativa.
En el Estado constitucional el núcleo del ordenamiento
jurídico está conformado por la Constitución, en la que se
consagran los derechos fundamentales, se instituye la
limitación de los órganos creados por aquélla, se organiza la
representación política y se establece uno de los atributos
más importantes en el constitucionalismo actual: la distinción
entre el poder constituyente, cuyo titular es el pueblo y cuyo
atributo fundamental es la facultad de darse una constitución,
que a su vez establece –crea- el poder constituido, que
encuentra su objeto o razón de ser en las normas
constitucionales; por tanto, obra como poder delegado del
poder constituyente.
El Estado constitucional implica un proceso de
intromisión de la constitución en todos los
ámbitos estatales y privados, por lo que es
necesario que todos los órganos del Estado se
vinculen a este proceso, para que se pueda
hablar de la vigencia y afianzamiento del
Estado constitucional. La constitución como
norma suprema.
El Estado Social de Derecho es la segunda versión del
Estado de Derecho. Esta forma de Estado, asume
directamente, la satisfacción de una serie de necesidades
sociales de las clases trabajadoras que implican, en primer
lugar, la organización de un gran aparato administrativo que
actúa autónomamente y paralelamente a la ley, lo cual
implica la puesta en entredicho del principio básico del
Estado de Legalidad.