INOCUIDAD Y ETA S. LADY RODRIGUEZ - RICARDO INSUASTY
INOCUIDAD Y ETA S. LADY RODRIGUEZ - RICARDO INSUASTY
INOCUIDAD Y ETA S. LADY RODRIGUEZ - RICARDO INSUASTY
ALIMENTARIA
MANIPULACIÓN DE ALIMENTOS
SERVICIO NACIONAL DE APRENDIZAJE
SENA
19 de septiembre de 2024
Las enfermedades transmitidas por alimentos (ETA´s) representan un problema de
salud pública de gran relevancia a nivel mundial, preocupación abiertamente
expresada por la OMS (Organización Mundial de la Salud). Se estima que cada año
millones de personas se ven afectadas por estas enfermedades, que pueden
provocar desde síntomas leves como dolor abdominal, diarrea, malestar general
hasta complicaciones graves como deshidratación, ulceras e incluso la muerte. La
inocuidad alimentaria, por lo tanto, se convierte en un tema crucial para la
prevención y el control de estos brotes.
Las ETA son infecciones o intoxicaciones causadas por el consumo de alimentos o
agua contaminados. Los agentes patógenos responsables incluyen bacterias, virus,
parásitos y sustancias químicas. Algunos de los microorganismos más comunes
son Salmonella, E. Coli, Listeria y Norovirus. La contaminación puede ocurrir en
cualquier etapa de la cadena alimentaria: desde la producción agrícola hasta la
preparación y servido de alimentos, recordando que todas las personas que
intervienen en este proceso son manipuladores de alimentos.
Los factores que contribuyen a la contaminación de los alimentos son variados. La
falta de higiene en la manipulación de alimentos, el almacenamiento inadecuado, la
cocción insuficiente o la ruptura de las cadenas de frío y la contaminación cruzada
son algunas de las prácticas que pueden facilitar la propagación de estos
patógenos. Además, el cambio climático y el aumento del comercio global de
alimentos han complicado la situación, haciendo más difícil el rastreo y control de
los brotes.
Las ETA tienen un impacto significativo en la salud pública y la economía. Según la
Organización Mundial de la Salud, se estima que 600 millones de personas se
enferman cada año a causa de alimentos contaminados, lo que se traduce en
millones de hospitalizaciones y miles de muertes, alrededor de 420.000
defunciones. Las poblaciones más vulnerables, como niños, ancianos y personas
con sistemas inmunitarios comprometidos, son las más afectadas.
Además de las consecuencias físicas, las ETA también generan un considerable
costo económico. Los gastos derivados del tratamiento de enfermedades, la pérdida
de productividad y la carga para los sistemas de salud son aspectos que deben ser
considerados, ya que estas son una de las principales causas de ingreso a centros
médicos, y como se aprecia a través de diversos medios de comunicación en
muchas ocasiones suele darse de manera masiva, como lo ocurrido en algunos
colegios y jardines donde se ha servido comida en mal estado a los niños y jóvenes.
La confianza del consumidor en la seguridad alimentaria se ve afectada, lo que
puede impactar en la industria alimentaria y en el comercio, ya que suele difundirse
información que daña la reputación de restaurantes o expendios de alimentos.
La inocuidad alimentaria es fundamental para prevenir las ETA. Implica una serie
de prácticas y políticas diseñadas para garantizar que los alimentos sean seguros
para el consumo. Esto incluye la implementación de las cinco claves para la
inocuidad de los alimentos: como mantener la limpieza de los alimentos y de las
superficies y elementos con los que se va a manipular, separar los alimentos crudos
de los alimentos cocinados, cocinar completamente los alimentos ya que así se
aumenta la probabilidad de eliminar agentes externos, mantener los alimentos a
temperaturas seguras (aquí vuelve a tomar fuerza la cadena de frio y utilizar las
temperaturas adecuadas, no es lo mismo el agua caliente que el agua hervida por
ejemplo) y el uso de agua y materia primas seguras, revisando el párrafo anterior,
por simple sospecha no sería correcto ir a comprar carne en un local donde supimos
que vendieron un producto dañado o que afecto la salud de alguna persona.
Las buenas prácticas de higiene en la manipulación de alimentos, la capacitación
de los trabajadores del sector alimentario y la realización de inspecciones regulares
son esenciales. Además, es crucial fomentar la educación del consumidor sobre la
manipulación y cocción adecuada de los alimentos en el hogar. El uso de
tecnologías avanzadas para el monitoreo de la calidad alimentaria también puede
contribuir a la reducción de riesgos.
Las enfermedades transmitidas por alimentos son un desafío significativo que
requiere una atención constante y un enfoque multidisciplinario. La inocuidad
alimentaria no solo protege la salud de los consumidores, sino que también sostiene
la economía y promueve la confianza en el sistema alimentario. Es responsabilidad
de todos —gobiernos, productores, trabajadores de la industria alimentaria y
consumidores— colaborar para garantizar que los alimentos que consumimos sean
seguros y de calidad. Solo a través de un esfuerzo conjunto se podrá minimizar el
impacto de las ETA y proteger la salud pública.