La Ilíada V
La Ilíada V
La Ilíada V
Capítulo IV
El sacrificio de Ifigenia
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Los héroes y los dioses
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L os h é roes y los dioses
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Capítulo VI
La cobardía de Paris
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Lo « héroes y los dioses
Capítulo
Las hazañas de Diornedes
Capítulo VIII
Héctor y Andrólnaca
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Los héroes y los dioses
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—No tc preocupes —le (lijo I léctor—, Nadie pticdc CfiCapar
de su Illuerte así quede en casa y no combata cn la guerra. Mi fin
atín no ha llegado.
En ese apareció Paris que ya 5c había armado dc nuevo y
juntos salieron dc Troya y volvieron al campo dc batalla. Muchos
guerreros griegos cayeron moribundos frente al ataque de los
príncipes de Troya y Agamenón y sus hombres tuvieron que
retirarse de las murallas para evitar sus lanzas.
Atenea vio desde el Olimpo que los troyanos salían victoriosos
y quiso bajar en su ayuda, pero Apolo la detuvo y le dijo:
—No ayudes más a los mortales, porque aún no es tiempo de
que caiga la ciudad. Inspiremos mejor a Héctor para que rete a los
griegos y hagamos que acaben por hoy la lucha y el sufrimiento.
Los dos se pusieron de acuerdo e inspiraron a Heleno, el
adivino, para que animara a su hermano a enfrentarse con los
griegos. Así lo hizo este y por segunda vez aquel día Héctor
avanzó en medio de los ejércitos y dijo:
—Los dioses han roto la tregua entre nosotros, pero yo, que
soy el más valiente de todos los troyanos, prometo ahora que
combatiré con cualquiera de ustedes si juramos los dos respetar
el cadáver de aquel que sea derrotado.
Muchos griegos sintieron miedo al ver a Héctor tan valiente
y poderoso y ninguno se atrevió a aceptar su reto. Menelao,
indignado, los criticó entonces por $tl cobardía, —¿No hay
nadie capaz de enfrentar a este troyano? dijo—, Si nadie más
se atreve a hacerlo, lo haré yo,
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Soly
luna
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Capítulo IX
La voluntad de Zeus
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bajaban a la tierra y envió a Iris, la mensajera de los
dioses, para que las detuviera.
—¿Adónde vais, diosas del Olimpo? —les preguntÓ
Iris—. ¿Pensáis que podéis desobedecer a Zeus que es
el dios más poderoso de todos? Regresad ahora a
vuestros palacios/ pues Zeus no quiere que ningún dios
intervenga hoy en la guerra que libran los mortales.
Los héroes y los dioses
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Capít
ulo X
La batalla del rnuro
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Al ver cl valor de Agatnenón y la gran tuatanza que
hacía ent re los troyanos, Zeus tttvo lilicd() de que venciera
a léc_ tor y envió a Iris, para que le advirtiera que sc
alejara.
—Dile a Héctor —dijo Zcus— que no pretenda
vencer a Agamenón, pero que una vez este se retire, será
su tunidad de derrotar a los griegos y obtener una
gran victoria.
Iris fue rápidamente donde el príncipe troyano y le
dio el mensaje de Zeus. Héctor tUV0 entonces que
retroceder con sus hombres, temeroso de la furia del rey
griego. Pero no estuvo alejado del combate mucho
tiempo porque un guerrero troyano hirió al rey
Agamenón, clavándole la lanza en el brazo derecho.
Incapaz de seguir combatiendo, Agamenón tuvo que
volver a su campamento, dejando solos a sus hombres.
Al verlo alejarse, Héctor le dijo a sus amigos:
—El rey Agamenón se marcha herido. Ahora Zeus nos
da la ventaja y la gloria. Ataquemos ahora a los griegos y
destruyamos sus defensas.
Y cargó contra las filas de los griegos que no pudieron
resistirlo y huyeron de regreso al muro que habían
construido,
Sólo Diomedes y Odiseo fueron capaces de quedarse
en sus posiciones, esperando el ataque del príncipe de
Troya. Cuando vieron que se acercaba, Diomedes le arrojó
su lanza y esta golpeó a Héctor en el casco, haciéndolo
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caer al suelo, Diomedes y Odiseo trataron de matarlo, pero
Héctor escapo rápidamente hacia su lado del cannpo,
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Los héroes y los dioses
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El regresode Héctor
Muchos troyanos murieron bajo las lanzas de los griegos
mientras Poseidón los inspiró para que combatieran. Nada
pudo hacer Héctor, porque había sido herido por Ayax y se
encontraba adolorido y cansado. Nada pudieron hacer
tampoco Eneas ni Sarpedón, sino tratar de resistir el ímpetu
de los griegos y volver lentamente hacia Troya.
Pero el ruido de la batalla y los lamentos de los troyanos
fueron tan fuertes, que llegaron a oídos de Zeus que dormía
en la tierra de los tracios. Despertando de su profundo
sueño, el dios se dio cuenta del engaño de su esposa y
corrió en su busca.
—Malvada Hera —le dijo—, me has engañado y haz
hecho que Héctor huya herido del campo de batalla, pero
es la última vez que lo haces,
S o l Ju n o
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S o l luna O)
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Capítulo XIII
La Inuerte de Patroclo
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Los héroes y los dioses
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I, os héroes y los di oses
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SOI y I tono O)
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Capítulo XIV
La batalla de los dioses
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SOI y
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Los héroes y los dioses
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Capítulo XV
Héctor y Aquiles
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Capítulo XVI
Los ritos funerarios
S ol
Tercera parte
Capítulo XVII
La muerte de Aquiles
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Ivo Q héroes y los di oses
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Los héroes y los dioces
además tiene fama de ser muy astuto. Él es, sin duda, cl mejor de
los griegos.
Y todas las demás estuvieron de acuerdo. El espía rcgresó
entonces al campamento griego y le contó al rey Agamenón lo
que había oído.
—Así pues —dijo Agamenón—, las armas serán entregadas a
Odiseo, porque queda claro que es el mejor de todos nosotros.
Ayax no estaba satisfecho con la decisión del rey y quiso
vengarse de él y de Odiseo retándolos a combatir. Pero Atenea, que
protegía siempre a Odiseo, lanzó un poderoso hechizo contra Ayax e
hizo que perdiera la razón. Ayax ya no supo dónde estaba ni qué le
estaba pasando. Se alejó del consejo balbuceando enloquecido y
nadie se atrevió a seguirlo por miedo a que se enfureciera con ellos
y los atacara.
En medio de su locura, el héroe atacó con furia a los rebaños
de ovejas que apacentaban los griegos cerca de su campamento.
Creyendo que los animales eran en realidad Agamenón y Odiseo,
los hirió con su lanza y con su espada hasta acabar con todos
ellos.
—i Muere, Odiseo! —gritaba—. i Muere, Agamenón! Ahora
soy yo el mejor de los griegos.
De repente, el hechizo de Atenea se deshizo y el
desafortunado héroe se dio cuenta de todo lo que había hecho y
se sintió desolado.
me ha pasado ? —dijo avergonzado—. ¿Quién podrá
ahora alabar mi valor después de haberme visto actuando como
un loco y peleando con los animales?
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Sol y luna
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Los héroes y los dioses
Capítulo XIX
Las flechas de Heracles
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Los lié ro cs y los dioses
Inj
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Capítulo XX
La caída de Troya
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un plan para engañar a lo troyanos y poder entrar en la ciudad.
Odiseo reunió entonces a los griegos y les dijo:
—Ha llegado la hora de que tomemos Troya y yo tengo un
plan para lograrlo,
Les pidió a sus carpinteros que construyeran un enorme
caballo de madera y escribieran en su costado el nombre de
Atenea. Un grupo de héroes griegos se escondería en su interior
mientras el resto del ejército haría creer a los troyanos que habían
decidido marcharse. Los troyanos llevarían el caballo a su
ciudad, pensando que era inofensivo, y una vez adentro, los
griegos que iban en él podrían tomar las puertas y permitir la
entrada del ejército, que habría regresado durante la noche.
Todos estuvieron de acuerdo con el plan de Odiseo y al día
siguiente comenzaron la construcción del caballo de Troya.
Cuando estuvo terminado, Odiseo, Menelao y Diomedes se
ocultaron en él con sus guerreros, listos para enfrentarse con los
troyanos. El resto del ejército griego quemó su propio
campamento, subió a sus barcos y se alejó hacia el mar.
Al ver el fuego y los barcos que se alejaban, los troyanos
salieron de la ciudad y se acercaron temerosos a la costa. El
campamento de los griegos estaba en ruinas; por todas partes se
veían restos de armaduras y tiendas quemadas, y en medio de
todo estaba el enorme caballo de madera.
Al comprobar que los griegos se habían marchado, los
troyanos pensaron que la guerra había terminado y cantaron y
bailaron alrededor del caballo, sin sospechar que estaba lleno de
guerreros griegos.
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y los
Los héroes dioses
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héroes griegos esperaban en silencio, ocultos dentro del
caballo de madera.
Cuando terminÓ la fiesta y los habitantes de la ciudad se
quedaron dormidos, Odiseo y $tl$ hombres tomaron sus
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LOS lié ro cs dioses
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que todo estaba perdido, escapó con sus hombres al amparo
de la noche y dejó la ciudad en manos de los griegos.
A la mañana siguiente, los griegos despojaron la ciudad de
todos sus tesoros y se llevaron a las mujeres para que fueran
sus esclavas. Casandra fue sacada a la fuerza del templo de
Atenea y el pequeño hijo de Héctor fue arrojado por Odiseo
desde lo alto de las murallas que por tanto tiempo 10 habían
protegido. La ciudad de Troya fue destruida y con ella el
linaje de Príamo.
Los griegos obtuvieron la victoria, pero los dioses no
perdonaron las atrocidades que cometieron en contra de los
troyanos. Muchos héroes griegos perecieron en el mar cn el
viaje de regreso a sus hogares, muchos encontraron que
habían perdido a sus mujeres o a stl$ padres mientras estaban
ausentes,
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y los
LOS liéroee, d 1 0 s cs
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